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  • Escritos1929 - 1930

    Tomo IVolumen 2

    León Trotsky

    4 agosto 1929 - 22 diciembre 1929

  • Edición OriginalWritings (1929)Writings (1930)Pathfinder Press, New York, 1976

    Traducción deAlba NeiraSusana Malekin

    CarátulaRodrigo Cortés

    © by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1977Printed in ColombiaImpreso en Colombia

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    El conflicto sino-soviético y la oposición1

    4 de agosto de 1929

    El 22 de julio publiqué la siguiente declaración enrespuesta a las preguntas de una agencia noticiosanorteamericana:

    Por supuesto, mis opiniones sobre el conflicto sino-soviético son personales. No tengo informes fuera delo publicado por los diarios. En estos casos, lo que apa-rece en los diarios siempre es insuficiente.

    No cabe duda de que el papel de agresor lo cumplióel gobierno chino y no el soviético. El aparato adminis-trativo del Ferrocarril Oriental de China existe desdehace años. Las organizaciones obreras atacadas por elrégimen chino también existen desde hace tiempo. Lasdisposiciones administrativas para el Ferrocarril Orien-tal Chino fueron elaboradas cuidadosamente por unacomisión especial, que yo presidí. Y sus resolucionesfueron ratificadas en abril de 1926 tomando en cuen-ta, como es debido, los intereses chinos.

    La conducta del actual gobierno chino obedece a

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    5que éste se fortaleció con la aplastante derrota sufridapor los obreros y los campesinos. No me detendré aquíen las causas de la derrota de la movilización revolu-cionaria del pueblo chino porque ya las analicéexhaustivamente en trabajos publicados anteriormen-te. El gobierno, surgido de una revolución totalmentederrotada, se siente débil, como siempre ocurre en estoscasos, frente a las potencias que esa revolución com-batió, sobre todo el imperialismo británico y el japo-nés. Por eso se ve obligado a tratar de incrementar supoder e influencia con actitudes aventureristas haciasu vecino revolucionario.

    ¿Es inevitable que la provocación, fruto de la de-rrota de la revolución china, desemboque en una gue-rra? No lo creo. ¿Por qué? Porque el gobierno soviéticono quiere la guerra y el gobierno chino es incapaz delibrarla.

    El ejército de Chiang Kai-shek triunfó en 1925-1927[contra los señores de la guerra] gracias a la insurrec-ción revolucionaria de las masas. Al volverse en contrade éstas, perdió su fuente principal de poder. Comoorganización puramente militar, el ejército de ChiangKai-shek es extremadamente débil, y él no puede des-conocer que el gobierno soviético está muy al tanto dela debilidad de su ejército. Es inconcebible que ChiangKai-shek pueda declararle la guerra al Ejército Rojo sinayuda de otras potencias. Más precisamente, ChiangKai-shek sólo podría hacer la guerra si su ejército fuerael destacamento auxiliar de otra potencia. No creo queesta combinación sea factible actualmente, sobre todoen vista del deseo sincero del gobierno soviético debuscar soluciones pacificas a los problemas [...]

    Sobra decir que, en la eventualidad de que el pue-

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    6blo soviético se vea obligado a ir a la guerra, la Oposi-ción participará plenamente en la defensa de la Revolu-ción de Octubre.

    Yo creía que en esta declaración expresaba la posi-ción de toda la Oposición de Izquierda Comunista. La-mentó decir que no es totalmente cierto. En la Oposi-ción surgieron individuos y grupos que, en su primeraprueba política seria, tomaron una posición equivoca-da o totalmente errónea, extraña a la Oposiciónrevolucionaria o muy próxima a la socialdemocracia.

    En el número 26 de Die Fahne des Kommunismusapareció un artículo firmado por un tal H.P. Según estearticulo, el conflicto fue provocado por una violacióndel derecho de autodeterminación de China por partede la república soviética. En otras palabras, era esen-cialmente una defensa de Chiang Kai-shek. No medetendré en este articulo, ya que el camarada KurtLandau,2 quien encaró la cuestión como corresponde aun marxista, refutó acertadamente el artículo.

    El director de Fahne des Kommunismus lo publicócomo articulo polémico, precedido por una nota en laque declara que no se solidariza con el autor. Es in-comprensible que haya que iniciar una polémica entorno a un problema tan elemental para cualquier re-volucionario, sobre todo en un momento en que esnecesario actuar políticamente. La situación empeoróaun más cuando el director del periódico publicó tam-bién el artículo de Landau como artículo polémico. Elartículo de H.P. expresa los prejuicios de la democraciavulgar combinados con los del anarquismo, el de Landauformula la posición marxista. ¿Cuál es la posición deldirector?

    Algo mucho peor sucedió en uno de los numerosos

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    7grupos de la Oposición francesa. El número 35 de Contrele Courant (28 de julio de 1929) publicó un editorialsobre el conflicto sino-soviético que es, del principio alfin, una miserable sarta de errores, en parte de tiposocialdemócrata y en parte de tipo ultraizquierdista. Eleditorial comienza con la afirmación de que la políticaaventurerista de la burocracia soviética es responsabledel conflicto; en otras palabras, el periódico se hacecargo del papel de abogado de Chiang Kai-shek. El edi-torial ubica la política del gobierno soviético sobre elFerrocarril Oriental de China en la categoría de unapolítica capitalista imperialista que recurre al apoyo delas potencias imperialistas.

    La Oposición comunista - pontifica el editorial - nopuede apoyar la guerra de Stalin, que no es una guerradefensiva del proletariado sino una guerra semicolo-nial. En otro pasaje dice: La Oposición debe tener lavalentía de decirle a la clase obrera que no irá a la zagade los burócratas stalinistas, que no apoyará su guerraaventurera. Esta oración esta subrayada en el origi-nal, y no es casual. Expresa el eje del editorial y colocaal autor en oposición implacable con la izquierda co-munista.

    ¿En qué sentido es responsable la burocracia stali-nista por el conflicto en curso? En uno solo: con todasu política anterior ayudó a Chiang Kai-shek a destruirla revolución de los obreros y campesinos chinos. Ya lodije en un artículo contra Radek y Cía.: La provoca-ción de Chiang Kai-shek es la liquidación de las cuen-tas contraídas por Stalin con la derrota de la revolu-ción china. Dimos la voz de alarma en cientos de oca-siones: en cuanto Stalin ayude a Chiang Kai-shek aafianzarse en la silla, éste le dará un latigazo. Así fue.

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    8La raíz del conflicto sino-soviético esta en la provo-

    cación de Chiang Kai-shek, la cual fue precedida por elaplastamiento de la revolución china. Ahora estamosfrente a una aventura de la potencia militar bonapartistaque dirige Chiang Kai-shek.

    Según el editorial, la causa principal del conflictoreside en las pretensiones imperialistas de la repú-blica soviética sobre el Ferrocarril Oriental de China.

    ¡Fuera las manos de China!, gritan los defensoresinvoluntarios de Chiang Kai-shek, repitiendo las con-signas y los argumentos fundamentales de los social-demócratas. Hasta ahora creíamos que sólo la burgue-sía capitalista como clase podía representar una políti-ca imperialista. ¿Hay algo que indique lo contrario? ¿Oacaso alguna clase por el estilo tomó el poder en laURSS? Si es así, ¿desde cuando? Combatimos el cen-trismo de la burocracia stalinista (recordemos que elcentrismo es una tendencia dentro de la clase obrera)porque la política centrista puede ayudar a la burgue-sía a conquistar el poder, primero a la pequeña y me-diana burguesía y, eventualmente, al capital financie-ro. Ese es el peligro histórico, pero es un proceso quede ninguna manera está a punto de culminar.

    El mismo número de Contre le Courant incluye unpresunto proyecto de programa. Allí leemos, entre otrascosas: No podemos afirmar que el termidor ya es unhecho consumado. Esto demuestra que la repeticióncontinua de las fórmulas generales de la Oposición deninguna manera revela una comprensión política dedichas fórmulas. Si no podemos decir que el termidores un hecho consumado, tampoco podemos decir quela política soviética se ha vuelto capitalista o imperia-lista. El centrismo oscila entre el proletariado y la pe-

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    9queña burguesía. Identificar el centrismo con el grancapital es no entender nada y por consiguiente apoyaral capital financiero, no sólo contra el proletariado sinotambién contra la pequeña burguesía.

    La sabiduría teórica de los ultraizquierdistasberlineses y parisienses se reduce a unas cuantas abs-tracciones democráticas basadas en la geografía, noen el socialismo. El Ferrocarril Oriental de China atra-viesa Manchuria, que pertenece a China. Esta tienederecho a su autodeterminación; por lo tanto, la pre-tensión de la Rusia soviética de quedarse con este fe-rrocarril es imperialista. Hay que entregarlo. ¿A quién?¿A Chiang Kai-shek o al hijo de Chang Tso-lin?3

    Durante las negociaciones de paz en Brest-Litovsk,4

    von Kuehlmann exigió la independencia de Letonia yEstonia, con el argumento de que los Landstag insti-tuidos allí con ayuda alemana le habían dado instruc-ciones de exigir la separación. Nos negamos a aceptar-lo, y toda la prensa oficial alemana nos denunció comoimperialistas.

    Supongamos que estalla una contrarrevolución enel Cáucaso que con ayuda digamos - de Inglaterralogra la victoria. Supongamos también que los obrerosde Bakú, con ayuda de la Unión Soviética, logran man-tener toda la zona de Bakú en sus manos. Demás estádecir que la contrarrevolución transcaucásica exigiríala entrega de este distrito. Es perfectamente claro quela república soviética no lo aceptaría. ¿No es igualmen-te evidente que en ese caso el enemigo acusaría deimperialista al gobierno soviético?

    Si la revolución de los obreros y los campesinos chi-nos hubiera triunfado, no habría la menor dificultadcon el Ferrocarril Oriental de China. Se habrían entre-

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    10gado las líneas férreas al pueblo chino victorioso. Peroel hecho es que el pueblo chino fue derrotado por laburguesía dominante asistida por el imperialismo forá-neo. En tales circunstancias, entregarle el ferrocarril aChiang Kai-shek habría significado ayudar y fomentarla contrarrevolución bonapartista china contra el pue-blo. Esto es, de por sí, decisivo. Pero existe otra consi-deración de idéntico peso. Chiang Kai-shek jamás po-dría hacerse cargo de esa línea por sus propios mediospolítico-financieros... ni que hablar de mantenerla. Noes casual que tolere la independencia de Manchuriacomo protectorado japonés. En manos de Chiang Kai-shek, las líneas férreas se convertían en prenda de lospréstamos extranjeros recibidos. Pasarían a manos delos verdaderos imperialistas y se convertirían en susmás importantes puestos de avanzada económica yestratégica en el Lejano Oriente... en contra de unarevolución china potencial y de la república soviética.Sabemos que los imperialistas conocen perfectamentela forma de valerse de la consigna de autodetermina-ción para sus sucios fines. Pero no creo que los marxis-tas tengan la menor obligación de ayudarlos.

    El punto de partida de los ultraizquierdistas es elhecho de que el Ferrocarril Oriental de China le fuearrancado a ese pueblo por el imperialismo zarista,codicioso y ladrón. Este es un hecho discutible. Sinembargo, se olvidan de señalar que este mismo impe-rialismo dominaba al pueblo ruso. Sí, este ferrocarrilse construyó con el propósito de robarles a los obrerosy campesinos chinos. Pero fue construido mediante laexplotación y robo de los obreros y campesinos rusos.Luego vino la Revolución de Octubre. ¿Se modificaroncon ello las relaciones reciprocas de chinos y rusos?

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    11Sobre la base de la revolución, que terminó con la re-acción, se reconstruyó la estructura estatal. ¿Puedevolver Rusia al punto de partida? Desde el punto devista histórico -independientemente de Stalin y Molotov,del exilio de la Oposición, etcétera -, ¿podemos imagi-nar algo más beneficioso para el proletariado interna-cional y la revolución china que el hecho de que elFerrocarril Oriental de China esté en manos soviéti-cas? Así se debe plantear el problema.

    Los guardias blancos exiliados encaran este proble-ma con un enfoque clasista, no nacionalista ni geográ-fico. A despecho de sus diferencias internas, los princi-pales grupos de emigrados rusos están de acuerdo enque la internacionalización del Ferrocarril Oriental deChina, es decir, que se lo ponga bajo el control delimperialismo mundial, seria más ventajoso para la Ru-sia futura, o sea burguesa, que dejarlo en manos delestado soviético. Con ese mismo criterio, podemos afir-mar que a una China independiente le convendría másdejarlo bajo el control del gobierno soviético, que suentrega a cualquiera de los que lo reclaman actual-mente.

    ¿Significa esto que el aparato administrativo del fe-rrocarril es perfecto? ¡De ninguna manera! El imperia-lismo zarista dejó sus huellas. Todos los zigzags de lapolítica interna soviética, indudablemente, se reflejantambién en ese aparato. La Oposición también debeocuparse de estas cuestiones.

    Quisiera referirme a mi experiencia personal en estaCuestión. Más de una vez tuve que pelear para quemejorara la administración del ferrocarril chino. La ul-tima vez que trabajé en este problema fue en marzode 1926, en una comisión especial presidida por mí. La

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    12Comisión estaba formada además por Voroshilov,Dzershinski y Chicherin.5 De común acuerdo con losrevolucionarios chinos, no sólo con los comunistas sinotambién con el Kuomintang de aquella época, la comi-sión consideró absolutamente necesario mantenerestrictamente el aparato del Ferrocarril Oriental de Chinaen manos del gobierno soviético; en la próxima etapa,ésta será la única manera de proteger al ferrocarril delos imperialistas []

    Respecto a cómo se administraría en el ínterin, laresolución aprobada al efecto decía: Es necesario adop-tar inmediatamente amplias medidas de carácter polí-tico-cultural que apunten a la chinificación del ferroca-rril.

    a) La administración debe ser bilingüe; los cartelesen las estaciones y las instrucciones escritas en vago-nes, estaciones, etcétera, deben ser bilingües.

    b) Hay que crear escuelas chinas para los obrerosferroviarios que combinen la capacitación política y téc-nica.

    c) Fundar, instituciones culturales y educativas paralos obreros chinos y las colonias chinas que están a lavera del ferrocarril en lugares apropiados a lo largo dela vía.

    En cuanto a la política de los representantes rusosrespecto a China, la resolución decía: No cabe la me-nor duda de que en las acciones de los distintos repre-sentantes departamentales se manifestaron inadmisi-bles actitudes de gran potencia que comprometen a laadministración soviética y crean la impresión de impe-rialismo soviético.

    Es necesario inculcar a las agencias y personas co-rrespondientes la importancia vital que reviste para

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    13nosotros esa política y aun la forma externa de esapolítica en relación a China, de manera que se eliminetodo rastro de sospecha de que nuestras intencionesson las de una gran potencia. Hay que poner en prác-tica en todos los niveles esta política basada en el másestricto respeto por los derechos chinos, en subrayarsu soberanía, etcétera. Cada caso de violación de estapolítica, aun el más leve, será castigado y el hechopuesto a consideración de la opinión pública china.

    Además, tengo que señalar que los dueños chinosdel ferrocarril, incluido Chiang Kai-shek, no opusieronal aparato de administración del ferrocarril un aparatochino sino guardias blancos a sueldo de los imperialis-tas de todo el mundo. Los guardias blancos empleadosen los escuadrones policiales y militares de las ferrovíaschinas cometieron frecuentes actos de violencia contralos obreros. Frente a esto, la resolución aprobada porla comisión decía:

    [...] Es necesario abocarse ya mismo a la recopila-ción (y posterior examen) de todos los casos de tiraníay violencia perpetrados por los militaristas chinos, lapolicía y elementos rusos blancos contra obreros yempleados rusos del Ferrocarril y también todos loscasos de conflictos entre rusos y chinos motivados porproblemas de tipo nacional y social. También hay queelaborar la política y crear los medios para defender ladignidad personal y nacional de los obreros rusos, demanera que los conflictos que obedezcan a dichas cau-sas, en lugar de inflamar los sentimientos chovinistasde ambos bandos, revistan, por el contrario, un carác-ter político y pedagógico. Es necesario instituir comi-siones especiales de conciliación o tribunales de honoradjuntos a los sindicatos, con participación igualitaria

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    14de ambos bandos, orientados por comunistas seriosque comprendan la gran importancia y gravedad de lacuestión nacional.

    Esto no tiene nada que ver con el imperialismo. Creoque los ultraizquierdistas tienen una buena oportuni-dad de aprender algo. También estoy dispuesto a reco-nocer que no todas nuestras resoluciones se pusieronen vigor. Probablemente se producen más actosdelictivos en el ferrocarril que en Moscú. Precisamentepor eso, la Oposición libra una lucha implacable. Sinembargo, es un mal político el que arroja al bebé juntocon el agua sucia de la bañera.

    Ya demostré en qué sentido la fracción stalinista esresponsable de las provocaciones de Chiang Kai-shek.Pero aun suponiendo que los burócratas de Stalin vol-vieran a actuar insensatamente, ayudando así al ene-migo a asestarle un golpe a la Unión Soviética, ¿Quéconclusiones tenemos que sacar? ¿Qué no debemosdefender a la república soviética? ¿O que debemos li-berar a la república soviética de la dirección stalinista?Es indignante que el editorial de Contre le Courant hayaarribado a la primera conclusión. Afirma que no tene-mos que apoyar a la burocracia de Stalin y su guerraaventurera, como si en caso de guerra lo que se juegafuera la burocracia stalinista y no la Revolución de Oc-tubre y sus posibilidades. En un alarde de sabiduría, eleditorial dice: No le corresponde a la Oposición en-contrar un remedio para la crisis en desarrollo. Nopodemos imaginar una posición peor. Este no es el en-foque de un revolucionario sino el de un espectadorindiferente. ¿Qué hará el revolucionario ruso? ¿Quéharán los combatientes de la Oposición en caso de gue-rra? ¿Asumirán, quizás, una posición neutral? El autor

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    15del editorial no parece pensar en eso. Y se debe a queno se guía por la posición de un revolucionario que seenrolará incondicionalmente en la guerra, sino que ac-túa como un escribano que registra las acciones deambos partidos sin intervenir.

    Los stalinistas nos han acusado más de una vez deser derrotistas o defensistas condicionales. Me referí aeste tema en un plenario conjunto del Comité Centraly de la Comisión Central de Control, el 1° de agosto de1927. Arrojamos esa mentira del defensismo condi-cional [] a la cara de los calumniadores.

    De esta manera repudié la idea de neutralidad y dedefensa condicional, la califiqué de calumnia y arrojéla calumnia a la cara de los stalinistas. ¿Acaso el autordel editorial no se percató de eso? Y si lo hizo ¿porqué no me atacó? El discurso al que me refiero apare-ció en mi último libro, publicado en francés con el títu-lo La Revolution defigurée.

    No me referí a una guerra especifica sino a cual-quier guerra que se pudiera lanzar contra la repúblicasoviética. Sólo un ignorante podría desconocer que dela combinación de los acontecimientos arriba mencio-nados surge el antagonismo básico entre las potenciasimperialistas y la Rusia soviética. Sí, en lo concernien-te a mi visa los imperialistas se complacen en concor-dar con Stalin. Pero en lo que se refiere a la repúblicasoviética siguen siendo sus enemigos mortales, inde-pendientemente de Stalin. Cualquier guerra desnuda-ría este antagonismo e inexorablemente pondría enpeligro la existencia misma de la Unión Soviética. Poreso dije en mi discurso:

    ¿Acaso nosotros, la Oposición, abrigamos la menorduda respecto de la defensa de la patria socialista? En

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    16absoluto. Tenemos la esperanza de participar en sudefensa y de poder enseñar algunas cosas a los de-más. ¿Tenemos dudas acerca de la capacidad de Stalinpara elaborar una línea correcta para la defensa de lapatria socialista? En efecto: tenemos las más grandesdudas.

    La Oposición está a favor de la victoria de la URSS;lo ha demostrado y seguirá demostrándolo en la ac-ción, y en primera fila. Pero no es eso lo que le preo-cupa a Stalin. Lo que Stalin tiene en mente es unacuestión esencialmente distinta, que no osa expresar:

    ¿Cree la Oposición realmente que la dirección deStalin es incapaz de garantizar la victoria de la URSS?Sí, eso creemos.

    Zinoviev: ¡Exacto![...] Ni un solo militante de la Oposición renunciará

    a su derecho y a su deber, en vísperas de la guerra odurante la guerra, de luchar por enderezar el rumbodel partido - como siempre sucedió en nuestro partido- porque ésa es la premisa principal de la victoria. Enresumen. ¿Por la patria socialista? ¡Sí! ¿Por el cursostalinista? ¡No!

    Creo que esta posición sigue siendo perfectamenteválida.

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    Carta abierta al consejo de redacción deLa Verité6

    6 de agosto de 1929

    Estimados camaradas:Ustedes se encuentran a punto de iniciar la publica-

    ción de un periódico semanal basado en los principiosde la Oposición de Izquierda comunista. Los felicito, detodo corazón. Esto es exactamente lo que se necesita.

    En Francia, la influencia de la Oposición es dema-siado escasa. Se debe a que allí existen demasiadosgrupos de oposición. Muchos se estancan. De vez encuando publican un número de una revista con docu-mentos de la Oposición Internacional o artículosepisódicos sobre problemas aislados de la vida france-sa. Cuando por fin recibe un número nuevo, el lectorha olvidado el contenido del anterior. Es indispensableponer fin a esta situación y ofrecer a las masas carac-terizaciones marxistas correctas y sistemáticas de to-dos los aspectos de la vida social. La política exige con-tinuidad en el pensamiento, las palabras y los hechos.

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    18Por eso, hace falta un diario.

    La Oposición carece todavía de los recursos necesa-rios para publicar un diario. Ustedes no tienen másremedio que comenzar con un semanario Este ya esun paso adelante; siempre y cuando, claro está, queno se detengan allí sino que intenten tenazmente pu-blicar un diario.

    Las ideas que representan - las ideas del marxismo,enriquecidas por la práctica del partido de Lenin y todala lucha revolucionaria de posguerra del proletariadointernacional - se abrirán camino. De ello no cabe lamenor duda. Lo único que hace falta es que esas ideasestén íntimamente ligadas a los hechos reales, res-pondan a los acontecimientos del momento y fructifi-quen con la experiencia viva de las masas. Su sema-nario servirá a este fin.

    Así se convertirá en un instrumento irremplazablepara la elaboración de la plataforma de la Oposiciónfrancesa, una plataforma viable y coincidente con nues-tros principios. Sólo los pedantes pueden creer que esposible inventar una plataforma en una oficina paraproclamarla luego como premisa prefabricada para laactividad política. No, un programa de combate sólopuede tomar en cuenta y generalizar la experienciapolítica ya realizada, y así crear las condiciones pararealizar experiencias más amplias y fructíferas en elfuturo.

    Marx dijo una vez que un solo avance del movimien-to es más importante que una docena de programas.Se refería a los programas elaborados fuera de la ver-dadera lucha, con el fin principal de servir de consueloa quienes los elaboran. Desgraciadamente, las pala-bras de Marx son perfectamente válidas para la situa-

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    19ción actual de la Oposición comunista francesa. ¿Enqué consiste su debilidad? En que no dio la batalla po-lítica, o los casos en que lo hizo fueron episódicos. Estoconduce inexorablemente a la formación y perpetua-ción de círculos cerrados, autosuficientes que, comotodos saben, jamás salen airosos de la prueba de losacontecimientos. De proseguir esta situación, se com-prometerá cruelmente la Oposición francesa y durantemucho tiempo tendrá cerrado el camino al futuro. Esindispensable concentrar todas las fuerzas de la Oposi-ción de Izquierda. Su periódico La Verité debe conver-tirse en el órgano de esa concentración.

    Es inamisible seguir perdiendo el tiempo; ya es su-ficiente con el que se perdió hasta ahora.

    Los errores del comunismo oficial no son casuales.Tienen su origen en la naturaleza misma de la fraccióndominante. El centrismo es una tendencia intermedia,situada entre el comunismo y el reformismo. No tieneni puede tener una línea independiente, propia. Siem-pre busca su política al tanteo, sometida a los golpesde la derecha y la izquierda. Corre de aquí para allá,oscila, gira en circulo y salta de un extremo a otro.Habría que agregar que el centrismo contemporáneoestá totalmente burocratizado y sometido a las órde-nes de la cumbre de la fracción stalinista. Esto da acada oscilación de la dirección una envergadura inter-nacional, independientemente de la situación reinanteen el movimiento obrero de cada país. En consecuen-cia, observamos cómo se debilitan progresivamente lasposiciones del comunismo mundial. Los individuos dela catadura de Semard y Monmousseau son los repre-sentantes más acabados del centrismo burocrático enFrancia. El último zigzag aventurero hacia la izquierda

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    20- cuyo objetivo inmediato es ocultar a los obreros losataques físicos contra la Oposición comunista - se ex-presó en una serie de aventuras y demostró, desdeCantón hasta Berlín, tanto el heroísmo del sector obre-ro de vanguardia como la bancarrota política de la di-rección. Como resultado de este zigzag convulsivo, quetuvo el único desenlace posible, o sea la derrota, es deesperar un mayor debilitamiento del centrismo y unfortalecimiento de las alas derecha e izquierda.

    Comienza una etapa claramente favorable para acer-car a los obreros revolucionarios a la bandera de Marxy Lenin.

    La Verité debe repudiar el espíritu de secta, con susintereses y ambiciones mezquinos, para agrupar a sualrededor a todos los elementos viriles, sanos yauténticamente revolucionarios de la Oposición de Iz-quierda comunista. Para la vanguardia obrera esta ne-cesidad es hoy tan apremiante como el pan de cadadía.

    La actitud de la prensa revolucionaria hacía sus lec-tores es la prueba más importante de una línea políti-ca. Los reformistas mienten deliberadamente a sus lec-tores para mantener el sistema burgués. Los centris-tas emplean la mentira para disimular sus vacilacio-nes, incertidumbre, capitulaciones y aventuras. No con-fían en sí mismos y por lo tanto no confían en suslectores. Opinan que la única forma de dirigir al obreroes vendarle los ojos y guiarlo de la mano. Hoy en día,ése es el espíritu que predomina en la prensa oficial dela Internacional Comunista. Esta no tiene fe en los obre-ros, ejerce una tutela sobre ellos, como si fueran ni-ños. Cuando hacen preguntas embarazosas, los amo-nesta severamente, lo que engendra apatía en las filas

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    21del partido y un vacío creciente a su alrededor.

    ¡La masa obrera no está formada por lactantes! Laintegran personas con una dura experiencia de vida.No tolera nodrizas, cuya severidad es, por regla gene-ral, directamente proporcional a su idiotez. El obrerono pretende que se le ordene sino que se lo ayude aorientarse políticamente. Para eso, es necesario, antesque nada, decirle la verdad. No distorsionar, no elegirtendenciosamente, no embellecer, no endulzar sinodecirle honestamente la verdad. La aclaración veraz dela realidad sólo puede beneficiar a la política del comu-nismo. La mentira es útil para salvar reputaciones fa-laces, pero no para educar a las masas. Los obrerosnecesitan la verdad como instrumento de la acción re-volucionaria.

    Su periódico lleva el nombre de La Verité. De estenombre, como de todos los demás, se ha abusadomucho. No obstante, es un nombre bueno y honorable.La verdad siempre es revolucionaria. Poner al desnudola verdad de la situación de los oprimidos es conducir-los al camino principal de la revolución. Decir la verdadsobre las clases dominantes es socavar los cimientosde su dominio. Decir la verdad sobre la burocracia re-formista es condenarla en la conciencia de las masas.Decir la verdad sobre los centristas es ayudar a losobreros a garantizar una conducción justa para la In-ternacional Comunista. Esa es la tarea de su semana-rio. Debe iluminar cuidadosamente todas las formas ymanifestaciones del movimiento obrero. El lector atentotiene que convencerse de que si quiere conocer losverdaderos hechos de la lucha proletaria en Francia yel mundo entero debe buscarlos en La Verité. De estamanera adoptará nuestro punto de vista, porque se le

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    22presentará a la luz de los hechos y las estadísticas.Sólo la tendencia que, junto a los obreros y encabe-zándolos, busque una orientación correcta, puede crear-se partidarios conscientes y abnegados que no conoz-can la desilusión ni la desmoralización.

    ¡Queridos amigos! Estoy con ustedes, de todo cora-zón. Acepto con alegría su propuesta de colaborar. Harétodo lo que esté a mi alcance para que dicha colabora-ción sea regular y sistemática. Trataré de enviar paracada número artículos sobre la situación en Rusia, losacontecimientos mundiales y los problemas del movi-miento obrero internacional.

    Con cálidos deseos de éxito,

    L. Trotsky

    Posdata. Algunos camaradas me llamaron la aten-ción sobre el hecho de que, paralelo a su semanario, sedice que aparecerá otro semanario de Oposición, y pre-guntan a qué se debe. Permítanme responder breve-mente. Si la segunda publicación se propone difundirexactamente las mismas ideas que nosotros, sus edi-tores no deberían multiplicar empresas paralelas sinoocupar el lugar que les corresponde en las filas comu-nes. Es distinto si sus ideas son tan diferentes de lasnuestras que justifican la publicación de un semanariorival. Pero, en ese caso, son adversarios, y contra losadversarios se lucha. Sea como fuere, mi simpatía yapoyo pertenecen exclusivamente a La Verité.

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    Una declaración de La Verité7

    Agosto de 1929

    Nuestra publicación se dirige a los obreros de van-guardia. Nuestro único objetivo es la liberación de laclase obrera. Para alcanzar este fin, no vemos otro ca-mino que el derrocamiento revolucionario de la bur-guesía y la instauración de la dictadura del proletaria-do.

    El estado democrático contemporáneo es el instru-mento del dominio burgués. El sistema democráticotiende a perpetuar el dominio del capital. Cuanto me-nos sirven los medios democráticos para garantizar estadominación, más necesario se vuelve el empleo de laviolencia.

    Los socialistas franceses siguen repitiendo que lle-garan al socialismo con métodos democráticos. Peroya vimos y seguimos viendo cómo actúan los socialde-mócratas en el poder. El Primero de Mayo pasado, enAlemania, asesinaron a veintisiete obreros porque lavanguardia del proletariado berlinés quiso salir a la calle

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    24en la fecha fijada por el congreso de fundación de laSegunda Internacional como jornada de grandes mo-vilizaciones proletarias. En Inglaterra los laboristas searrastran ante el capital e incluso ante la monarquía, yno comienzan la democratización del país disolvien-do la Cámara de los Lores sino elevando a esa dignidadridícula al viejo fabiano Webb.8

    La posición marxista sobre la democracia fue plena-mente ratificada por la experiencia. El hecho de que lasocialdemocracia esté en el poder ni siquiera significaque se obtendrán reformas. Cuando la burguesía sesiente obligada a aceptar una reforma social, la realizaella misma, sin concederles ese honor a los socialde-mócratas; cuando permite que los socialistas le sirvan,los priva hasta del dinero que necesitan para cubrir elcosto de su actividad reformista.

    La diferencia entre nuestra época y la de preguerrase refleja políticamente, con mayor relieve, en la suer-te de la socialdemocracia. Hasta la guerra, estuvo encontra del estado burgués; ahora es su puntal más fir-me. En Inglaterra y en Alemania el dominio del capitalno podría perpetuarse sin la socialdemocracia. Es ab-surdo poner un signo igual entre la socialdemocracia yel fascismo, como suele hacer la dirección actual de laInternacional Comunista;9 no obstante, es indiscutibleque la socialdemocracia y el fascismo son instrumen-tos, diferentes y en algunas cuestiones opuestos, queen última instancia sirven en distintas etapas al mis-mo fin: mantener a la burguesía en la época imperia-lista.

    El Partido Bolchevique realizó el derrocamiento re-volucionario de la dominación burguesa. La Revoluciónde Octubre es la conquista más grandiosa del movi-

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    25miento obrero mundial y permanecerá como uno delos acontecimientos más grandes de toda la historiahumana. Nos ubicamos resueltamente y sin reservassobre la base de la Revolución de Octubre: es nuestrarevolución.

    La Revolución de Febrero demostró que la democra-cia recién creada por ella lanzaba una implacable re-presión contra los obreros apenas éstos comenzaron aamenazar la propiedad privada. Por su parte, la Revo-lución de Octubre demostró que, aun en un país atra-sado donde el campesinado es abrumadoramente ma-yoritario, el proletariado puede tomar el poder agru-pando en torno suyo a las masas oprimidas. El PartidoBolchevique, dirigido por Lenin, dio esta lección histó-rica al proletariado internacional. La política de losbolcheviques en la Revolución de Octubre es la máxi-ma aplicación del método marxista. Marca un nuevopunto de partida para la clase obrera, en su marchahacia adelante.

    Los sueños de posguerra y la realidadPoco a poco, Francia sale de la embriaguez de la

    victoria. Los fantasmas huyen. Las divagaciones fan-tásticas se desvanecen y queda la dura realidad. Elaltivo sueño del capital francés, la dominación de Eu-ropa y del mundo a través de ésta, se derrumbo.

    En los primeros años de posguerra, los gobiernos deInglaterra y Estados Unidos todavía creían necesariohalagar de tanto en tanto el orgullo nacional de la bur-guesía francesa con alguna satisfacción simbólica. Peroese momento pasó. La burguesía norteamericana mi-dió la profundidad de la caída de Europa y dejó de pre-ocuparse por ella. La burguesía británica descarga so-

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    26bre los franceses su ira por la brusquedad con que latratan los norteamericanos. La situación de la burgue-sía británica se caracteriza por la contradicción entresus tradiciones de hegemonía mundial y su decadenciaen la economía mundial. La burguesía francesa no cuen-ta con esa tradición de poder. La paz de Versalles10 esla fantasía delirante de un pequeño burgués advenedi-zo. La base material de Francia es absolutamente in-adecuada, según las pautas contemporáneas (es decir,norteamericanas), para desempeñar un papel mundial.

    El avance importante de la industria francesa es unhecho incontrovertible, como lo es la racionalizaciónde los procedimientos industriales. Pero precisamenteeste crecimiento coloca a la burguesía francesa demanera cada vez más apremiante ante el problema delmercado mundial. Ya no se trata de la ocupación delSaar o del Ruhr sino del lugar que ocupa en el mundoel imperialismo francés. La primera prueba importantepondrá al desnudo la insuficiencia del imperialismo fran-cés: población demasiado escasa, territorio demasiadopequeño, excesiva dependencia de sus vecinos, deudademasiado onerosa y un militarismo más oneroso aun.No intentaremos predecir aquí las fechas de los inexo-rables fracasos, reveses y derrotas del imperialismofrancés. Pero los prevemos y no dudamos de que pro-vocarán crisis y convulsiones internas. En discursosemocionantes se pueden barajar cantidades ficticias,pero en el mundo político real los sofismas de Poincaré,el patetismo de Franklin Bouillon o la elocuencia deBriand suenan como aullidos lastimeros.11 Estados Uni-dos dice, ¡Pague!; Inglaterra dice, ¡Pague!;Snowden, representante laborista de la City,12 utilizalos términos más groseros de su vocabulario para refe-

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    27rirse a Francia.

    La Internacional Comunista previó este desenlaceen la época en que tenía una dirección capaz de com-prender el significado de los procesos y prever sus re-sultados. Ya en 1920, cuando la hegemonía de la Fran-cia victoriosa parecía indiscutible, el manifiesto delSegundo Congreso de la Internacional Comunista de-claró: Intoxicada por los humos chovinistas de unavictoria que obtuvo para otros, la Francia burguesa seconsidera comandante de Europa. En realidad, Franciay los cimientos mismos de su existencia jamás depen-dieron tan servilmente como hoy de los estados máspoderosos (Inglaterra y Norteamérica). Para Bélgica,Francia dicta un programa económico y militar especí-fico que transforma a su débil aliado en una provinciaesclavizada, pero en relación a Inglaterra, Francia des-empeña el papel de Bélgica, aunque en escala un pocomayor.13

    La década de posguerra fue más pacífica en Franciaque en la mayoría de los países restantes de Europa.Pero no fue más que una moratoria que se apoyó en lainflación. Esta reinaba en todas partes: en los cambiosmonetarios, en los presupuestos, en los sistemas mili-tares, en los planes diplomáticos y en los apetitos im-perialistas. La gran reforma monetaria de Poincaré sóloreveló este secreto: el vino de la burguesía francesa secompone en sus cuatro quintas partes de agua. Lamoratoria está por vencer. Hay que pagar las accionesnorteamericanas, la amistad de las potencias mundia-les, los cadáveres de obreros y campesinos franceses.Francia entra en el período de la rendición de cuentas.Pero será el proletariado francés quien presente la cuen-ta más voluminosa.

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    28La crisis del Partido Comunista

    La crisis que acecha a la burguesía francesa al en-frentar al mundo y, con ello, su crisis interna que ape-nas comienza, coinciden con una profunda crisis en elPartido Comunista Francés. Los primeros pasos delpartido habían sido muy prometedores. En esa épocala dirección de la Internacional Comunista combinabala perspicacia y la audacia revolucionarias con la másprofunda atención a las particularidades concretas decada país. Sólo esa actitud hacia posible el éxito. Loscambios en la dirección de la Unión Soviética, ocurri-dos bajo la presión de fuerzas de clase, repercutieronen forma perjudicial en la Internacional Comunista,incluido el partido francés. La continuidad en su desa-rrollo y su experiencia quedó automáticamente inte-rrumpida. A los dirigentes del Partido Comunista Fran-cés y la Internacional Comunista de la época de Leninse los sacó de la dirección y se los expulsó del partido.Sólo los que siguen con la necesaria ductilidad las os-cilaciones de los lideres moscovitas pueden dirigir elpartido.

    La línea ultraizquierdista de Zinoviev (1924-1925)remplazó el análisis marxista por la frase ruidosa, laacumulación de errores y la transformación del centra-lismo democrático en su caricatura policíaca. Tras sufracaso, la dirección ultraizquierdista fue remplazadapor empleados dóciles sin personalidad. Fueron elloslos que se orientaron hacia Chiang Kai-shek y Purcell ala vez que iban a la zaga de los reformistas en losasuntos internos. Y cuando la dirección stalinista, bajola doble presión del peligro creciente de la derecha y elazote de las críticas de la Oposición, se vio obligada arealizar un viraje hacia la izquierda, ni siquiera fue ne-

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    29cesario cambiar el equipo de dirección francés. Loshombres que se limitaron a seguir la líneasemisocialdemócrata de 1926-1927 se convirtieron conigual facilidad en políticos aventureros. El 1° de agostolo demuestra con toda claridad. En China, en Alemaniay en otros países, la política aventurera ya causó san-grientas catástrofes. En Francia, se ha reflejado hastael momento en una farsa grotesca. Pero si hay alguiena quien puede matar el ridículo, es sobre todo al parti-do revolucionario.

    Un gran peligroComo hemos dicho, existe el peligro de que una

    nueva crisis del capitalismo francés tome despreveni-da a la vanguardia del proletariado, de que se desper-dicie una situación favorable tras otra, como ocurrió endistintos países después de la guerra. Nuestra tarea esimpedir este peligro mediante un llamado urgente einsistente a la conciencia de clase y la voluntad revolu-cionaria de la vanguardia proletaria.

    De ninguna manera queremos minimizar el hechode que existe un abismo enorme entre lo que es elpartido y lo que debería ser. En algunas cuestiones,inclusive, la oposición es total. Ya hicimos una caracte-rización sintética del Partido Comunista Francés. Losdeplorables resultados de su política son espectacula-res: caída de su prestigio, merma en la cantidad demilitantes, reducción de su actividad. Pero todavía es-tamos muy lejos de hacerle la cruz al partido y aban-donarlo.

    El partido oficial tiene ahora unos veinte o treintamil militantes; controla - de manera muy lamentable -a la Confederación General del Trabajo Unitaria (CGTU)

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    30que cuenta con alrededor de trescientos mil afiliados yen las últimas elecciones obtuvo más de un millón devotos. Estas cifras reflejan que el partido decae, nocrece. Al mismo tiempo demuestran que el partido,formado en los avatares de la guerra, bajo la influenciade la Revolución de Octubre, nuclea a un sector mayo-ritario de la vanguardia proletaria a pesar de los increí-bles errores de su dirección. Lo que muestra, sobretodo, la imperiosa necesidad que siente el proletariadode contar con una dirección revolucionaria.

    No somos hostiles ni indiferentes hacia el PartidoComunista. No simpatizamos con sus funcionarios, porsupuesto; pero en él hay obreros valientes, dispuestosa cualquier sacrificio: a ellos los queremos ayudar paraque elaboren una línea política correcta y establezcanun régimen interno sano y una buena dirección comu-nista. Además, en la periferia del partido hay algunasdecenas de miles de comunistas, o simplemente deobreros revolucionarios, que están dispuestos a con-vertirse en comunistas, pero se lo impide la política deimpotencia, convulsiones, saltos mortales, luchas decamarillas y revoluciones palaciegas. Una de las tareasesenciales de la Oposición comunista es impedir que laindignación justificada contra una dirección perniciosase convierta en desilusión del comunismo y de la revo-lución en general. Eso sólo puede lograrse medianteuna comprensión marxista de los hechos y una deter-minación de las tácticas que corresponden a la reali-dad de la propia situación.

    Partido y sindicatosEs estúpido y criminal transformar a los sindicatos

    en una segunda edición levemente aumentada del par-

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    31tido, o convertirlos en apéndices del mismo. Es com-pletamente licito que un partido obrero revolucionariotrate de ganar influencia en los sindicatos. De otro modose condenaría a caer en la charlatanería vana yseudorrevolucionaria. Pero debe hacerlo con métodosque surjan del propio carácter de los sindicatos y losfortalezcan, que atraigan a nuevos elementos, aumen-ten el número de afiliados y ayuden a desarrollar losmétodos de lucha contra los patronos. Para los obre-ros, los sindicatos son en primer término un medio dedefensa contra la explotación del patrón. Para atraer-los a los sindicatos, consolidarlos y hacerlos avanzar,desarrollando su conciencia de clase, es necesario, enprimer término, que la dirección sindical se demuestrecapaz de defenderlos en los problemas inmediatos:salarios, jornada de ocho horas, persecución o brutali-dad de los patronos o sus ayudantes, distintas formasde racionalización capitalista. Tratar de mantener altala moral de los obreros en huelga con aburridos discur-sos sobre la inminencia de la guerra sólo puede pro-ducir resultados catastróficos en todos los aspectos ypara todos los obreros, el partido y la CGTU. Esta acti-tud revela una absoluta incomprensión del trabajo arealizar y la ilusión de que se puede alcanzar en formainmediata un objetivo que sólo ha de ser fruto de unesfuerzo prolongado y tenaz.

    El resultado es el panorama que se despliega antenosotros. En la medida en que el Partido Comunistaextiende su influencia sobre una organización, ésta pier-de fuerza. El Partido Comunista copó la ARAC.14 Perocuando lo consiguió el grupo ya estaba moribundo. Lomismo ocurre con la CGTU. Por cierto, ésta es másresistente; afortunadamente es más difícil aniquilarla;

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    32para ello no basta una mala política. Pero sí se puedereducir el número de afiliados, desmoralizar a la base einfundirle desconfianza hacia una dirección que siem-pre comete errores y vuelve a cometerlos. Y eso esprecisamente lo que viene haciendo el Partido Comu-nista en los últimos años.

    La consecuencia de todos estos zigzags es que sevuelven confusas las ideas más claras y correctas. Nose solucionó ni un problema importante. Incluso seperdió mucho terreno. Pero los problemas siguen exis-tiendo. Resolverlos sin recordar los errores fun-damentales de la Comuna15 y sin tener en cuenta lacolosal experiencia de la Revolución Rusa es negar loshechos más fidedignos y preparar nuevos desastres.

    Las tres tendencias de la InternacionalNuestra posición respecto a la Internacional Comu-

    nista se basa en los mismos principios que nuestraactitud hacia el Partido Comunista Francés.

    Desde fines de 1923 la Internacional viveencañonada por un revólver, que primero empuñó elaparato de Zinoviev y luego el de Stalin. Todos fueronobligados a pensar, hablar, y sobre todo votar,monolíticamente. Esta destrucción de la vida ideoló-gica redunda en un espectacular crecimiento de lasfracciones y los grupos. Creemos que las tendenciasfundamentales se pueden caracterizar de la siguientemanera:

    La Izquierda comunista expresa los intereses histó-ricos del proletariado. Tras las derrotas del proletaria-do y el reflujo revolucionario, la estabilización de laburguesía y las victorias de la burocracia, la izquier-da vuelve a ser una minoría que lucha contra la co-

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    33rriente, como lo era durante la guerra.

    La tendencia de derecha en el seno del comunismotiende, conscientemente o no, a ocupar el lugar de lasocialdemocracia de antes de la guerra, es decir, laoposición reformista a la sociedad capitalista, mientrasque la socialdemocracia se convirtió, y no por casuali-dad, en uno de los partidos principales de la burguesía.Es indudable que la derecha no podrá ocupar este lu-gar durante mucho tiempo. En nuestra época impe-rialista, que plantea los problemas de la manera másdirecta, la derecha evolucionará hacia la burguesíamucho más rápido que lo que lo hizo la socialdemocra-cia.

    La tercera corriente, el centrismo, ocupa un lugarintermedio y se caracteriza por su política de oscila-ción entre la línea proletaria revolucionaria y la líneanacional reformista pequeñoburguesa. El centrismo esahora la tendencia dominante en el comunismo oficial,lo que se explica por razones históricas inherentes a laépoca que nos toca vivir. El centrismo representa en laURSS la forma más natural de la degeneración del bol-chevismo en el reformismo nacional. El predominio delcentrismo es un síntoma político, porque si bien eltermidor penetró profundamente en la dictadura delproletariado, dista mucho de haberla destruido. En laURSS el poder no pasó a manos de la burguesía, y esono puede suceder sin que medien violentas batallas declase. Los ultraizquierdistas que afirman con ligerezaque el termidor es un hecho consumado sólo ayudan ala burguesía a desarmar al proletariado.

    Nuestra posición respecto de la Revolución de Octu-bre y del estado que surgió de la misma se desprendeclaramente de lo anterior. No permitiremos que los

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    34burócratas nos sermoneen sobre la necesidad de defen-der a la URSS frente al imperialismo. La defensa comu-nista de la Unión Soviética significa sobre todo defen-der a la dictadura del proletariado de la política radical-mente errónea de la dirección stalinista. En lo que hacea la defensa de la Unión Soviética, decimos con nues-tros camaradas rusos: ¿Por la república soviética? ¡Sí!¿Por la burocracia soviética? ¡No!

    El socialismo en un solo paísSomos internacionalistas. Esta no es para nosotros

    una frase convencional, es la esencia misma de nues-tras convicciones. La liberación del proletariado sólo esposible mediante la revolución internacional, dentro dela cual las revoluciones nacionales se enmarcaran comocírculos sucesivos. La organización de la producción yel cambio ya es de carácter internacional. El socialismonacional es teórica y políticamente imposible.

    Rechazamos la teoría stalinista del socialismo en unsolo país como utopía pequeñoburguesa reaccionariaque conduce inexorablemente al patriotismo pequeño-burgués.

    Repudiamos absolutamente el programa de la Inter-nacional Comunista aprobado en el Sexto Congreso.Es contradictorio y ecléctico. Lo rechazamos principal-mente porque consagra el principio del socialismo enun solo país, fundamentalmente opuesto al del inter-nacionalismo.

    La Izquierda comunista pasa a ser una corriente in-ternacional. Nuestro próximo objetivo es agruparnosen una fracción internacional basada en la comunidadde ideas, métodos y tácticas.

    Consideramos que la Oposición rusa es la continua-

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    35dora directa del Partido Bolchevique y la heredera de laRevolución de Octubre. Nos solidarizarnos con las ideasdirectrices de la Oposición rusa, que se expresan ensus documentos y en su actividad. Estamos vinculadospor una indestructible solidaridad a los camaradas dela Oposición exiliados, deportados o encarcelados porla burocracia stalinista.

    Sin embargo, solidaridad con la Oposición rusa nosignifica copiar todo lo que ésta hace. En suelo fran-cés, en el marco de una república capitalista, quere-mos servir a la misma causa que la Oposición rusasirve en la tierra soviética. Aun así, el método de ladirección burocrática no es tolerable ni viable dentrode la Oposición. Somos partidarios del centralismo,condición elemental para la acción revolucionaria. Peroel centralismo debe responder a la situación real delmovimiento, debe basarse en la verdadera indepen-dencia y la plena responsabilidad política de cada or-ganización comunista y, más aun, de cada sección na-cional.

    Llamado a la juventudEl trabajo que nos aguarda no es de un mes ni de un

    año. Hay que educar y templar a una nueva genera-ción revolucionaria. No faltarán problemas internos niexternos. A muchos, el camino que conduce a la forma-ción de un auténtico cuadro revolucionario proletarioles parecerá demasiado largo. Habrá vacilaciones ydeserciones. Para garantizar de antemano la continui-dad de la marcha, hay que comenzar con un llama-miento a la juventud. El debilitamiento de las organi-zaciones oficiales de jóvenes comunistas es el síntomamás peligroso del futuro del partido. La Oposición co-

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    36munista se abrirá camino hacia la juventud proletaria,es decir hacia la victoria.

    Para elegir la buena senda no basta con poseer unabrújula. Hay que conocer bien la región, o contar conun buen mapa. Sin ellos, aun con una buena brújula,uno se puede quedar atascado en una ciénaga sin sali-da. Para formular una política correcta, no basta contener algunos principios generales. Hay que conocer lasituación, las circunstancias y los hechos, y las relacio-nes entre los mismos. Hay que estudiarlos atenta yhonestamente y seguir sus variaciones. No podemoshacerlo día a día: todavía no poseemos un diario. Loharemos semana a semana. Solo los cobardes puedencerrar los ojos ante los hechos, sean o no agradables.No es casual que le hayamos dado a nuestro semana-rio el nombre de La Verité.

    En Francia, la Izquierda comunista está dividida endiferentes grupos. Se debe - y no nos excluimos deesta crítica - a que la Oposición francesa permaneciódemasiado tiempo en la etapa preparatoria antes deiniciar su actividad política entre los obreros. Tenemosque advertir claramente que si esta situación se mantie-ne la Oposición corre el riesgo de convertirse en unasecta o, más precisamente, en varias sectas.

    Queremos hacer de nuestro semanario el órgano delconjunto de la Oposición de Izquierda. Creemos que laorientación del periódico está bien señalada en estadeclaración, lo que no impedirá a la redacción abrir lascolumnas del periódico a los distintos matices de pensa-miento dentro de la Izquierda comunista. El prejuiciohacia tal o cual grupo nos es completamente extraño.Queremos garantizar un esfuerzo colectivo sobre ba-ses más amplias que las existentes hasta el momento.

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    37Contamos firmemente con el apoyo de los verdaderosproletarios revolucionarios, sea cual fuere el grupo alque pertenecieron ayer o pertenecen hoy.

    Depositamos nuestras principales esperanzas en losobreros conscientes ligados directamente a las masas.Hacemos este periódico para ellos y les decimos:

    La Verité es vuestra publicación.

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    Carta al Consejo de Redacción de LaLutte de Classes16

    11 de agosto de 1929

    Estimados camaradas:Con mucho gusto respondo a la carta del camarada

    Naville,17 que toca los problemas más importantes queenfrenta la Oposición francesa. No me detendré en elpasado de la Oposición francesa. Se necesitaría dema-siado tiempo. Dado que el pasado nos interesa princi-palmente desde el punto de vista de las tareas prácti-cas presentes y futuras, me limitaré a sacar las con-clusiones más generales de la carta del camaradaNaville.

    Hasta el momento, la Oposición francesa no se hadedicado al trabajo político en el verdadero sentido dela palabra. Como consecuencia de ello, sigue en estadoembrionario. Pero es imposible permanecer impune-mente en ese estado por mucho tiempo. En su seno secristalizaron alas derechas e izquierdas casi desvincu-ladas de la lucha del proletariado francés y, por consi-

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    39guiente, con no poca frecuencia siguen lineamientosfortuitos. El hecho de que la Oposición francesa hayapermanecido demasiado tiempo en la primera etapade su desarrollo provocó la proliferación de grupos quese ocupan, ante todo, de su autopreservación.

    Esto es cierto. Pero de ninguna manera puede servirde argumento contra la necesidad de caracterizar a cadauno de los grupos desde el punto de vista de las trestendencias fundamentales de la Internacional Comu-nista y su periferia, a saber: la izquierda (marxista oleninista), el centrismo (stalinista) y la derecha (Bujarin,Brandler, etcétera).

    Estos criterios fundamentales no surgen de las par-ticularidades del desarrollo de los distintos grupos ygrupúsculos de la Oposición francesa, sino de las condi-ciones objetivas: las relaciones entre las clases, el ca-rácter de la época, el carácter de la etapa dentro de laépoca, etcétera. Precisamente por esa razón las tenden-cias fundamentales revisten un carácter internacional.Si no queremos enredarnos en la evaluación de gruposde la Oposición que se osificaron antes de desarrollar-se plenamente, debemos ir de lo objetivo a lo subjeti-vo, de lo internacional a lo nacional, de las clases a lospartidos y fracciones.

    ¿Pero vale la pena prestarle tanta atención aBrandler o a Souvarine cuando el comunismo enfrentatareas de tanta magnitud? Este es uno de los argu-mentos predilectos, profundo en apariencia, pero queen realidad sólo refleja superficialidad e indiferencia.Las personas que razonan así demuestran con ello quede ninguna manera están dispuestas a resolver en lapráctica tareas de tanta magnitud. Ocultarse trasperspectivas colosales para no hacer nada es uno de

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    40los ardides predilectos de los escépticos y los diletantes.Es imposible influir sobre los acontecimientos histó-ricos con las manos vacías. Se requiere un instrumen-to. El instrumento fundamental es el partido y, en estaetapa especifica, la fracción. Esta se unifica sobre labase de ideas y métodos de acción específicos. La des-preocupación ideológica de hoy entraña la bancarrotapolítica de mañana. Cuando un aviador se prepara paracruzar un océano, debe multiplicar los cuidados queprodiga a las tuercas, los tornillos, los remaches y eltimón. Para él nada es demasiado trivial. Nosotros ape-nas comenzamos a construir el aparato para los vuelosdel futuro. En esta instancia, la despreocupación esmás criminal que nunca.

    Souvarine se perdió sin remedio precisamente por-que rompió con el método marxista, tratando deremplazarlo por observaciones, especulaciones y estu-dios subjetivos y caprichosos. Todo grupo que en es-tas condiciones intente atar su suerte a este métodoestá condenado a la aniquilación.

    Pero, además de la tendencia de derecha, existe otropeligro, sumamente grave en esta etapa del movimien-to. Yo lo llamaría el peligro del diletantismo pequeño-burgués. En Rusia la Oposición lucha en circunstanciastales, que sólo los revolucionarios auténticos puedenpermanecer en sus filas. No se puede afirmar lo mismosin reservas respecto de Europa occidental ni, sobretodo, de Francia. No sólo entre los intelectuales, sinotambién en el estrato superior de los obreros, existenno pocos elementos dispuestos a llevar el rótulo derevolucionarios más extremos siempre y cuando estono les imponga obligaciones serias, mientras no se veanobligados a sacrificar tiempo y dinero, someterse a la

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    41disciplina, cambiar sus hábitos y perder sus comodida-des. La convulsión de la posguerra hizo surgir muchosrevolucionarios por equivocación, esencialmentefilisteos descontentos que llevan la máscara comunis-ta. Algunos de ellos fueron a dar a la Oposición, porqueen las circunstancias imperantes, militar en la Oposi-ción impone todavía menos obligaciones que la afilia-ción al partido oficial. Demás está decir que estos ele-mentos son un lastre, para colmo un lastre muy peli-groso. Están muy dispuestos a aprobar el programamás revolucionario, pero se resisten ferozmente cuan-do se trata de dar el primer paso hacia su realización.Desde luego, en los momentos difíciles utilizarán elprimer pretexto para abandonar nuestras filas. Se debesometer a todos los militantes a una prueba dura y auna estricta selección, basándose en el trabajo revolu-cionario entre las masas.

    La tarea de la Oposición francesa consiste en abrir-se camino para realizar ese trabajo. Para empezar senecesita, por lo menos, un periódico semanal, y esosin la menor demora.

    No es ningún secreto para ustedes que algunos gru-pos e individuos se lanzaron a combatir el semanarioaun antes de su aparición. En aras de esta lucha seconcentran rápidamente las alianzas más inverosími-les. Ayer no mas X escribió y dijo: No es posible traba-jar en común con Y, porque lo único que sabe hacer esarruinarlo todo. Por su parte Y, escribió: X no merececonfianza política ni moral. Hoy los dos escriben: Lamejor solución es X más Y. Otros agregan que cual-quier otra decisión seria burocrática. Como todos sa-ben, los cazadores de burócratas más expertos y prolí-ficos son los burócratas frustrados de la escuela de

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    42Zinoviev.

    Los camaradas Naville y Gerard18 tuvieron la opor-tunidad de conversar extensamente con Rosmer y sa-ben por él mismo que ni él ni sus amigos consideranque las agrupaciones actuales sean definitivas. Solo setrata de empezar. Será posible y necesario corregir,complementar y mejorar en la acción, atraer constante-mente a fuerzas nuevas y, por supuesto, dejar de ladoa aquellos elementos incapaces de salir airosos de laprueba. Esa es la única manera de construir un proyectovigoroso.

    ¿Cómo se originó el grupo Verité? Se formó en unlapso relativamente breve, pero no en forma acciden-tal. Bajo la bandera de La Verité se agruparon camara-das activistas de varios grupos, sólo porque fueronvanos todos los intentos de obtener apoyo de algunode los grupos existentes para la creación de un sema-nario. En todos los casos, la respuesta fue invariable-mente la misma: Carecemos de fuerzas, carecemosde recursos. Como si fuera posible sentarse en unahabitación a esperar que lleguen las fuerzas y recursosde quién sabe dónde. Como si las fuerzas y recursoscayeran del cielo en lugar de generarse con el trabajoenérgico. Estas personas se daban por satisfechas publi-cando de vez en cuando alguna recopilación de docu-mentos de la Oposición, sin percatarse de la notoria ydevastadora incongruencia entre las ideas que acepta-ban de palabra y los métodos que empleaban en loshechos.

    El camarada Naville escribe que la Oposición rusa esresponsable de esta situación porque apoyó a los dó-ciles, que no siempre son los más activos y revolu-cionarios. No expondré aquí las circunstancias que di-

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    43ficultaron en extremo nuestras relaciones con paísesextranjeros y nos obligaron frecuentemente a estable-cer con la Oposición extranjera vínculos aislados, for-tuitos y no siempre por intermedio de camaradas ap-tos para ello. Por supuesto, se cometieron muchos erro-res. No obstante, ese no es el meollo del problema. Silos representantes de la Oposición rusa en el extran-jero ejercieron una influencia desproporcionada, sedebió a que los grupos de la Oposición francesa erandemasiado débiles, sus vínculos demasiado endeblescon el movimiento de su propio país. Existe una solasalida: fortalecer la Oposición en suelo francés. Decir,como Souvarine, que corremos el riesgo de transferirlos métodos de la Internacional Comunista a nuestrasfilas es afirmar algo que no guarda la menor semejan-za con la realidad. Los métodos que emplea la Interna-cional en la actualidad presuponen en primer lugar es-tar en posesión del poder y las finanzas estatales. Alno ser ésa la situación, sus métodos son inconcebi-bles. Sólo puedo repetir aquí las palabras de G. Gourov:Los cuadros revolucionarios de cada país deben for-marse en base a sus propias experiencias y pararsesobre sus propios pies. La Oposición rusa no dispone -hoy casi podría decirse que ésta es una circunstanciafavorable - de instrumentos de represión estatal ni re-cursos financieros gubernamentales. Es pura y exclu-sivamente un problema de influencia ideológica, deintercambio de experiencias [...] Cada sección nacio-nal no debe derivar su influencia y su fuerza de arribasino de abajo, de sus propios obreros, atrayendo a lajuventud, mediante una militancia incansable, enérgi-ca y realmente abnegada. [Tareas de la Oposición.]

    Podría decirse que yo también soy responsable de

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    44haber demorado los asuntos, ya que di mi apoyo a pu-blicaciones que reflejaban el pasado y no se prepa-raban para el futuro. Puede ser que en los últimos meseshaya aguardado demasiado pacientemente una mues-tra de iniciativa de parte de personas incapaces de ello,que haya prolongado excesivamente mis intentos deconvencer a las personas a través de correspondencia,etcétera. En ultima instancia, esto provocó una demo-ra de dos o tres meses, nada más.

    Pero estoy totalmente de acuerdo con que ya es horade llamar a las cosas y a las personas por su nombre yhacerlo de viva voz. La diplomacia de círculos cerradosno nos permitirá avanzar. ¿Qué significa hoy democra-cia en la Oposición? Que toda la Oposición sepa qué seestá haciendo y por qué. Los viejos métodos de sectaestán agotados y desacreditados. En un momento decoyunturas críticas es importante observar y verificarla actividad de los grupos e individuos. No se trata derepetir frases hechas, sino de que cada grupo o susrepresentantes demuestren en la acción de qué soncapaces. La breve historia de cómo se preparó el sema-nario es muy instructiva. Todo oposicionista activo debeconocerla a través de los documentos y las cartas. Estaes la única manera de forjar cuadros, de eliminar mag-nitudes ficticias y destruir falsas reputaciones.

    Es la única forma de lograr que quienes se merecenla confianza de los demás, la obtengan, y de pasar dela diplomacia de claustro y las rencillas de secta a laverdadera democracia dentro de la Oposición.

    Luego de atravesar una serie de crisis, que se pare-cen un poco a una tormenta en un vaso de agua, laOposición -a través del semanario- estará armada depies a cabeza y también se sentirá más unida, fortale-

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    45cida y madura.

    El Consejo de Redacción de Contre le Courant plan-tea ahora un argumento nuevo en favor del manteni-miento de la actitud pasiva: es necesario, en primertérmino, aprobar una plataforma. Cuesta imaginar unademostración de doctrinarismo más moribunda. Mesorprende que Contre le Courant, grupo en el que tam-bién militan obreros, no comprenda que es insensatoexigirle al proletariado, o a su vanguardia, o a la Opo-sición -que aspira a ser la vanguardia de la vanguar-dia-, que deje pasar el tiempo hasta que alguien escri-ba, en sus horas libres, una plataforma salvadora. Endos meses nos entregaron dos fragmentos que no nospermitieron avanzar ni un solo paso, se nos promete lacontinuación para dentro de un mes y la conclusiónpara el mes siguiente; y sólo entonces comenzará ladiscusión. ¿Estarán dispuestos los otros grupos a acep-tar como base de la discusión el proyecto que salióprefabricado de la cabeza de su autor?19 Como conozcolas dos primeras entregas, yo votaría en contra. No esuna plataforma sino una pieza literaria y, además, node las mejores. Espero demostrarlo en las columnas denuestro futuro periódico internacional, La Oposición.

    Para iniciar el trabajo político, la Oposición cuentacon una base programática perfectamente adecuada,garantizada por toda su lucha anterior. Esta base debeser el punto de partida. Y sólo la participación en lavida política activa puede crear las condiciones para laelaboración de una plataforma y no sólo eso, sino tam-bién un programa marxista para la Internacional Co-munista. Será nulo el resultado de los intentos de Pazde crear la plataforma en un laboratorio. Esperamosque una vez que esta experiencia se haya realizado y

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    46hayan comprendido su inoperancia, la mayoría de estegrupo apoyará la iniciativa de la acción, es decir, ocu-pará su lugar bajo la bandera del grupo Verité. Seránrecibidos fraternalmente, a pesar de sus errores de hoy.

    Ahora tengo que decir unas palabras sobre el cama-rada Treint. Hay que poner los puntos sobre las íes. Porgrandes que hayan sido las diferencias entre los distin-tos grupos de la Oposición, todos están de acuerdo enuna cosa: nadie considera que se puede trabajar conTreint. Todos señalan su pasado. Opino que, a pesar desu pasado, hay que mantener la puerta abierta paraTreint. Fue en ese sentido que le escribí. Traté de expli-carle que, antes de mostrarse tan estricto con los de-más, primero debía ganarse su confianza. El camaradaTreint no comprendió mi consejo. Ahora proclama queel Consejo de Redacción de La Verité no le merece con-fianza. Naturalmente, en política no cabe la confianzaciega y absoluta. No se puede realizar un trabajo polí-tico serio si no se lo somete a control y verificación.Pero es necesario afirmar categóricamente que, de to-dos los candidatos posibles para el puesto de directordel semanario, Rosmer es el que merece más confianza,y Treint el que menos la merece. Con esto no quierodecir que Rosmer nunca cometió errores. En general,no hay en este mundo personas enteramente libres depecado. Me refiero a la conducta política en sentidogeneral. Rosmer estuvo entre las pocas decenas derevolucionarios de preguerra que permaneció inque-brantablemente leal al internacionalismo durante laguerra. Fue el primero en responder al llamado de laRevolución de Octubre y fue a Moscú a colocar las pri-meras piedras de la Internacional Comunista. Cuandohacia fines de 1923 los epígonos iniciaron la revisión

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    47del marxismo, hizo oír su voz de protesta sin dejarseamedrentar por los furibundos ataques de los agenteszinovievistas, entre los que había un gran porcentajede arribistas.

    Los hechos de esta clase son verdaderos hitos enuna biografía política, hitos que permiten determinarla senda de un revolucionario.

    En la biografía del camarada Treint no aparecen he-chos por el estilo. Se hizo revolucionario después de laguerra. Su nueva visión del mundo todavía no ha sidosometida a grandes pruebas. En 1923 Treint se convir-tió en instrumento de una política errónea y un régi-men funesto de los que tanto el partido francés comola Internacional Comunista no han podido librarse has-ta el día de hoy. Hasta casi mediados de 1927 Treintapoyó la línea oficial de la Internacional y la lucha con-tra la Oposición. En mayo de 1927, en el plenario am-pliado del Comité Ejecutivo de la Internacional, Treintpresentó algunas criticas aisladas, pero no obstantevotó a favor de las resoluciones de Stalin-Bujarin so-bre la cuestión china, el Comité Anglo-Ruso, el proble-ma de la Oposición. Sin embargo, Treint había vividodurante un año y medio en Moscú y tuvo amplias opor-tunidades de seguir y estudiar la lucha de la Oposicióncontra Stalin. Aunque entró en la Oposición en el oto-ño de 1927, siguió siendo un zinovievista, es decir,una mezcla de centrista y ultraizquierdista. Por ultimo,todavía hoy, la facilidad con que modifica sus aprecia-ciones y su disposición a participar en cualquier intrigapara obstaculizar nuestra causa, toda vez que él noparticipa en la dirección, demuestran que Treint quiereaplicar métodos zinovievistas dentro de la Oposición.No lo podemos permitir. Si quiere ocupar su lugar en

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    48nuestras filas y demostrar en la acción que lo que leinteresa son los avances de la Oposición, y no sola-mente el puesto que él ocupa en ella, todos nos ale-graremos mucho. Sólo por esta senda se puede con-quistar la confianza moral, sin la cual es absolutamen-te inconcebible pretender un papel dirigente en la lu-cha revolucionaria.

    Pero es necesario poner fin a esta carta.Me parece que el programa de la Oposición francesa

    para el próximo período puede formularse, muy sinté-ticamente, de la siguiente manera:

    1. Comprender bien y explicar a los demás que latarea más importante e impostergable del momentoes la creación de un semanario de la Oposición de Iz-quierda comunista.

    2. Comprender y explicar a los demás que el grupoVerité, con el apoyo de todos nosotros, es el que ofrecemayores garantías de que el semanario estará libre deprejuicios e intrigas personales y será el auténtico ór-gano de toda la Izquierda comunista.

    3. Apoyar abierta, firme y enérgicamente, la inicia-tiva de La Verité: mediante contribuciones escritas,creando una red de corresponsales obreros, reuniendofondos, etcétera.

    4. Repudiar franca y enérgicamente todo intento decrear un órgano rival, denunciándolo como acto moti-vado por maniobras de secta, no por los intereses de laOposición.

    En esta plataforma falta incluir muchos puntos.Pero responde al problema más vital y critico, que siqueda sin solución condenará todos los grandes pla-nes, proyectos y plataformas a permanecer en el rei-no de la fraseología.

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    49De la carta del camarada Naville y mis discusiones

    con el camarada Gerard se desprende que ustedes tam-bién están de acuerdo en que, dadas las circunstancias,La Verité tiene la mejor oportunidad de crear el sema-nario que necesitamos. Este es un segundo paso, nomenos importante que el primero. Quiero creer quepronto darán el tercer paso, o sea que declararán quela causa de La Verité es su propia causa.20

    Con saludos comunistas,

    L. Trotsky

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    Al círculo Marx y Lenin21

    22 de agosto de 1929

    Estimados camaradas:Su organización lleva el nombre Marx y Lenin. Este

    nombre impone una responsabilidad. ¿No les parececontradictorio que la actividad actual de Souvarine, unode los fundadores de vuestro grupo y su militante másprominente, sea directamente contraria a las ideas deMarx y Lenin?

    En todos los problemas de los últimos años, Souva-rine, con sus posiciones, prestó apoyo directo a losadversarios y enemigos de la Oposición de Izquierdacomunista. Aunque permanece formalmente en sus fi-las, Souvarine ha evitado cuidadosamente hacer unaexposición clara y completa de sus posiciones. Des-pués que se lo exigí reiterada e insistentemente, meenvió un largo manuscrito con sus posiciones más re-cientes, manuscrito que no tiene nada que ver con unacarta personal. Es un largo panfleto que rompe no sólocon el bolchevismo, la Revolución de Octubre y los

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    51principios fundamentales de la Tercera Internacionalsino también con las premisas teóricas del marxismo.Este trabajo es directamente contrario a las ideas deMarx y Lenin, bajo cuya bandera su circulo dice cobi-jarse.

    Permítanme preguntar: ¿Conocen este trabajo re-ciente de Souvarine? ¿Han tomado alguna actitud res-pecto de este asombroso producto de la filosofía de unindividualista escéptico?

    ¿Consideran lícito tolerar un solo día más el hechode que bajo la bandera Marx y Lenin aparezcan perso-nas que libran una lucha a muerte contra el marxismoy su expresión práctica, el bolchevismo?

    Espero que no negarán que todo revolucionario, todomarxista y todo obrero consciente tiene derecho a ha-cer las mismas preguntas que planteo con la mayorbuena voluntad en esta carta.

    Atentamente,

    L. Trotsky

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    Preguntas a la Leninbund22

    24 de agosto de 1929

    Estimados camaradas:Esta carta no fue escrita para ser publicada. Es un

    intento de clarificar ciertos problemas fundamentalesde la estrategia de la Oposición. No es el primer inten-to. En una serie de cartas traté de verificar la líneaprincipista del Volkswille y la Leninbund porque no sepuede obtener un panorama claro en base a artículosextremadamente contradictorios.

    Hace poco -el 13 de junio de 1929- dirigí un pedidooficial de informes a la dirección de la Leninbund y meprometieron una respuesta. Pero, nuevamente, la es-pero en vano. Desde luego, no se trata de un asuntopersonal. El conjunto de la Oposición comunista, tantoen Alemania como en otros países, tiene derecho aconocer las posiciones que asume la dirección de laLeninbund sobre los problemas fundamentales de larevolución internacional.

    La Oposición es una pequeña minoría. Su única ga-

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    53rantía de éxito radica en una línea clara. La Leninbundno la tiene. Esto es lo que hay que decir, lamenta-blemente, en primer término. Tanto en lo que se refie-re a los problemas internos de Alemania como a losproblemas internacionales, Volkswille oscila entreBrandler y Korsch.23 Espero dedicar un artículo espe-cial a las posiciones de la dirección de la Leninbundsobre los problemas internos de Alemania. Aquí sóloquiero reiterar y precisar las cuestiones que he plan-teado repetidas veces, aunque en vano, a los directo-res de Volkswille y a la dirección de la Leninbund.

    Ustedes han acusado más de una vez a la Oposiciónrusa de no ir lo bastante lejos porque, dicen, no com-prende que el termidor ya es un hecho. Les he pregun-tado una y otra vez: ¿Qué significa eso? ¿Qué opcionesle quedan a la Oposición Internacional respecto de laURSS?

    Si el termidor es un hecho, el proceso ruso ha en-trado definitivamente en la senda capitalista. Su tesisno puede significar otra cosa. Siendo así, ¿cuál es suopinión sobre la economía planificada y la legislaciónque restringe la expansión capitalista y la acumulaciónprivada? ¿Cuál es su actitud respecto del monopoliodel comercio exterior? Desde el punto de vista del de-sarrollo capitalista todas estas instituciones, decretosy medidas constituyen obstáculos utópicos y reaccio-narios para el desarrollo de las fuerzas productivas.¿Cuál es su opinión?

    Reivindica la libertad de organización en la URSS,igual que en los países capitalistas. Nuevamente, esimposible desentrañar el significado de esta actitud. Lalibertad de organización jamás fue ni puede ser unareivindicación aislada, es un componente del régimen

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    54democrático burgués. Es inconcebible la libertad deorganización sin libertad de reunión, de prensa, etcé-tera; en otras palabras, sin instituciones parlamenta-rias y lucha partidaria. ¿Cuál es su posición al respec-to? A pesar de todos mis intentos, no he podido averi-guarlo hasta el momento.

    Su posición sobre la defensa de la URSS frente alimperialismo es igualmente confusa. La importanciaexcepcional de esta cuestión se reveló una vez máscon el impacto del conflicto sino-soviético. Una seriede publicaciones de la Oposición asumió una posiciónclaramente errónea al respecto. El artículo de fondo deContre le Courant, N° 35, fechado el 28 de julio, llevóeste error hasta sus últimas consecuencias.

    ¿Qué hizo en este caso el Consejo de Redacción deVolkswille y Die Fahne des Kommunismus? No se com-prometió. Inició una polémica. Al korschista H.P. y almarxista Landau se les concede idéntica oportunidadde intervenir en la misma. Pero el Consejo de Redac-ción se eleva por encima del marxismo y del kors-chismo. Por un lado, Die Fahne des Kommunismus pu-blica el artículo groseramente erróneo de Contre leCourant, y por el otro se preocupa de subrayar quedicho artículo es la posición oficial de la redacciónfrancesa. ¿Acaso una publicación comunista tiene de-recho a callar el hecho de que este artículo, aunquefuera diez veces más oficial, constituye una flagranteruptura con el marxismo? En un momento critico, deconflicto internacional, los lectores de su publicaciónquedan desarmados ideológicamente. Se les ofrece unaopción: las posiciones de la Oposición rusa o las posi-ciones de Korsch, el que a su vez se limita a repetir losargumentos de la socialdemocracia.

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    55No puedo imaginar siquiera que toda su dirección, y

    especialmente todos los militantes de la Leninbund,comparten esta posición o falta de posición. Desgracia-damente, es imposible formarse una opinión de la vidaideológica interna de la Leninbund sobre la base deVolkswille. Ni por un instante se me ocurre pensar queno existe vida ideológica interna, pero debo llegar a laconclusión de que Volkswille no la refleja. Este sínto-ma es, de por sí, en extremo alarmante.

    Una mayoría dominante en un estado o en un parti-do, que disponga de un aparato poderoso, de abundan-cia de fondos, de una prensa bien financiada, puedevivir mucho tiempo de omisiones, vacilaciones y ambi-güedades. El centrismo burocrático stalinista es la me-jor prueba de ello. Pero toda minoría opositora que imitea este centrismo mancha la bandera que la cobija y secondena inexorablemente a la destrucción. En su posi-ción actual, la Leninbund no puede dirigir a la van-guardia del proletariado alemán, ni siquiera a la van-guardia de la vanguardia. La Leninbund debe rearmarseideológicamente y a la vez reconstruir sus filas. Paraeso, en primer lugar, es necesario que se clarifiquensus principios. No creo que ustedes puedan seguir sos-layando las cuestiones planteadas más arriba. De nin-guna manera agotan toda la gama de problemas queenfrenta la revolución internacional, pero la respuestaa los mismos sentará la premisa necesaria para enca-rar correctamente otros problemas.

    La Leninbund necesita una plataforma. Sus publica-ciones, en lugar de dedicar sus columnas a JimmieHiggins y las noticias espectaculares del momento,deberían ser un instrumento para elaborar una platafor-ma marxista para la izquierda comunista alemana.

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    56Con saludos comunistas,

    L. Trotsky

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    De una carta a un oposicionista de laURSS24

    24 de agosto de 1929

    Estimado camarada:Recibimos su carta del 8 de agosto el 22 de ese

    mes. Cierto que no es tan rápido como cruzar de Euro-pa a América en el Bremen; así y todo, no nos pode-mos quejar.

    Me escribe que el espíritu de capitulación hizo presainclusive de algunos buenos muchachos. Lo sorpren-dente sería lo contrario. Hoy la Oposición sobrevive sinvínculos ni literatura. Lo único que lee es Pravda. Paramuchos de nuestros correligionarios, el vuelco de losstalinistas y su persistencia en ese curso resultan ines-perados. Se pierde de vista la perspectiva internacio-nal. Bolchevique proclama últimamente el comienzode una época de conflictos revolucionarios decisivos:primera etapa, el Primero de Mayo berlinés; segundaetapa, las jornadas de agosto en todo el mundo, y asísucesivamente. Es inevitable que esta perspectiva tran-

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    58quilice la conciencia de algunos viejos ensemibancarrota, y también atrape a los buenos mu-chachos, es decir, a los jóvenes sin relaciones, ni in-formación, ni literatura, etcétera.

    Me habla de las vacilaciones de I.N. [Smirnov], diceque él difunde su proyecto de manifiesto al ComitéCentral, proyecto que incluye una cantidad de deseosy esperanzas muy loables que - como usted dice - des-de luego, le obligarán a abandonar. Todos conocemosmuy bien a I.N., su lado bueno y su flanco débil. Másde una vez corrimos el riesgo de perderlo por el cami-no. Pero la conclusión siempre fue satisfactoria. ¿Loperderemos esta vez? No lo sé; pero aunque así sea,tarde o temprano lo recuperaremos. Y recuperaremosa muchos más; claro está, si no los acompañamos ensus vacilaciones.

    En cuanto a que estamos dispuestos a apoyar cadapaso de los centristas hacia la izquierda, lo hemos di-cho diez veces. Es cierto, podemos repetirlo una undé-cima vez. Pero esto no resuelve el problema. Necesita-mos nuestra propia literatura; la claridad teórica esindispensable; debemos crear vínculos políticos a es-cala internacional: así se plantea el problema ahora.Pero es imposible establecerlos ya mismo. Por ahora,debemos movernos en medio de las mayores dificulta-des, contra la corriente, paso a paso. Los menos perse-verantes y experimentados vacilarán y se separaran.

    Para un marxista serio resulta claro que este virajede los centristas hacia la izquierda se debió exclusiva-mente a nuestra lucha. Esta fue y es de apoyo revolu-cionario auténtico, genuino. En los momentos más crí-ticos, el centrismo hace equilibrio en la cuerda floja,sin saber para dónde dar el próximo paso. Si en 1926 y

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    591927 la fracción de derecha hubiera desplegado la dé-cima parte del empuje perseverante demostrado pornosotros en aquel momento, el viraje stalinista de 1928hubiera sido hacia la derecha, no hacia la izquierda,bajo el impulso de las mismas causas objetivas. El queno lo comprenda -¿cómo decirlo cortésmente?- mere-ce que se lo califique de tonto rematado. ¿Qué mayorapoyo se les puede exigir a los marxistas para lospasos hacia la izquierda del centrismo? No conozco nin-gún otro. En cuanto a Radek, Preobrashenski y el clande capituladores en general, ven el asunto de estamanera: uno se abraza a Iaroslavski por la derecha, elotro por la izquierda y ambos lo apoyan, susurrán-dole al oído dónde debe colocar los pies. Veremos, vere-mos cómo resulta esto en la práctica.

    Me pregunta qué artículo sobre China publicó el ca-marada Urbahns, que le hizo tanto daño.25 Un articuloindigno de que se lo tome en cuenta: una combinaciónde ultraizquierdismo y socialdemocracia. Apareció co-mo material para la discusión. Junto con éste se publi-có un artículo absolutamente correcto del camaradaLandau, también como material polémico. La posicióndel Consejo de Redacción sigue siendo una incógnita.Si recibe el Volkswille, entonces no es ningún secretopara usted que este tipo de errores de parte del Conse-jo de Redacción no son casuales. El camarada Urbahnsha dicho más de una vez que no está totalmente deacuerdo con la Oposición rusa. No se puede esperarnada de él. Sin embargo, en una serie de problemas,todos de gran importancia, está de acuerdo con noso-tros en menos de un cincuenta por ciento. Pero eso noes nada. El camarada Urbahns nunca formuló de ma-nera clara y explícita sus posiciones sobre los proble-

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    60mas en debate. No hay que consolarse con la idea deque la Leninbund es una organización ideológicamenteoficial, que representa los mismos principios que noso-tros. Le falta mucho para llegar a eso. A la Oposición leaguardan batallas internas numerosas y muy duras.No necesitamos una política ornamental. Necesitamosclaridad revolucionaria. Vamos a luchar por ella; y lalograremos.

    Desgraciadamente, el camarada Urbahns no es elúnico que comete errores. El camarada Paz escribió unarticulo absolutamente inaceptable sobre el mismotema, demostrando así que, definitivamente, repetirlas fórmulas generales del marxismo, no es lo mismoque aplicarlas en