Es Tiempo de Alabar a Dios 140713

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En Memoria de Carmen Martínez Iglesia CASA DE PAN 14 de julio de 2013 soledad no es una condición naturalmente aparejada a la vejez. No hay razón para que la soledad sea el precio a pagar cuan- do se llega a viejo. Por el contrario, la vejez es un espacio de oportunidad para reducir las distancias que la vida ha generado. El viejo puede volver a los suyos y estos pueden ir a su encuentro. La vejez es, puede serlo, un espacio para la reconciliación. Para acercar los ánimos desunidos. Nuestros viejos se están yendo. Llegará el momento en que ya no podamos ir a su encuentro. De ahí la importancia de que nos ocupemos de propiciar el reencuentro y de fortalecer los vínculos de amor que aún nos unen. Ello implica, desde luego, el ejercicio de la humildad, del perdón y del interés que se vuelve compromiso. Acompañar a nuestros viejos, a más del placer de su presencia nos brida la oportu- nidad descubrir lo mejor de ellos y de no- sotros mismos. Soledad, ¿el Costo de la Vejez? Hacerse viejo sale caro. Se tiene que pagar por lo que antes no era necesario hacerlo: medicamentos, alimentos especiales, servi- cios domésticos, etc. En no pocas veces, también hay que pagar para no estar a solas, para tener compañía. Con tal de no quedarse so- los, los ancianos tienen que pagar con su dinero, su ser- vicio y sus bienes, la compañía de otros, incluyendo, a veces, la compañía de los que los aman. Dado que la vejez resulta incómoda tanto para el viejo como para quienes lo rodean, no resulta fácil de acompañar. Por ello es que resulta tan normal que la soledad sea el costo de la vejez. Que los viejos se vayan quedando a solas. Aunque la soledad de los viejos resulte, o parezca, normal, no por ello es natural. La Este domingo dedicamos nuestro culto en acción de gracias por la vida de nuestra her- mana en Cristo, Carmen Martínez Contreras, a quien el Señor llamó a su reposo el diez de junio pasado. La vida fue difícil para Carmen. A la pérdida de su esposo y de su hijo tuvo que sumar una serie de enfermedades complejas que le afectaron significativamente. Sin embargo, gracias a su fe en Jesucristo, la vida de Car- men fue mucho más que dolor, enfermedad y pesares. En efecto, la fe que anidó en su corazón ex- plica el que haya, no sólo sobrellevado sus dificultades, sino que haya podido compartir el amor de Dios con otras personas. Además, su confianza en el amor y el cuidado del Se- ñor le permitió enfren- tar los retos que la vida le presentara una y otra vez. La muerte de Carmen ha venido a ser como la lluvia que, al regar el suelo, hace germi- nar las semillas. En efecto, en el corazón de los que la conoci- mos y amamos está dando fruto el todo de su vida. Cada quien está descubriendo lo que lleva en sí mismo de su memoria y de su ejemplo. Por ello es que damos gracias a Dios por Carmen y esperamos confiadamen- te el día en que junto con ella nos gozare- mos en la presencia de nuestro Dios.

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Boletín Dominical de la Iglesia CASA DE PAN

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En Memoria de Carmen Martínez

Iglesia CASA DE PAN 14 de julio de 2013

soledad no es una condición naturalmente aparejada a la vejez. No hay razón para que la soledad sea el precio a pagar cuan-do se llega a viejo. Por el contrario, la vejez es un espacio de oportunidad para reducir las distancias que la vida ha generado. El viejo puede volver a los suyos y estos pueden ir a su encuentro. La vejez es, puede serlo, un espacio para la reconciliación. Para acercar los ánimos desunidos.

Nuestros viejos se están yendo. Llegará el momento en que ya no podamos ir a su encuentro. De ahí la importancia de que nos ocupemos de propiciar el reencuentro y de fortalecer los vínculos de amor que aún nos unen. Ello implica, desde luego, el ejercicio de la humildad, del perdón y del interés que se vuelve compromiso.

Acompañar a nuestros viejos, a más del placer de su presencia nos brida la oportu-nidad descubrir lo mejor de ellos y de no-sotros mismos.

Soledad, ¿el Costo de la Vejez? Hacerse viejo sale caro. Se tiene que pagar por lo que antes no era necesario hacerlo: medicamentos, alimentos especiales, servi-cios domésticos, etc. En no pocas veces, también hay que pagar para no estar a solas, para tener compañía.

Con tal de no quedarse so-los, los ancianos tienen que pagar con su dinero, su ser-

vicio y sus bienes, la compañía de otros, incluyendo, a veces, la compañía de los que los aman.

Dado que la vejez resulta incómoda tanto para el viejo como para quienes lo rodean, no resulta fácil de acompañar. Por ello es que resulta tan normal que la soledad sea el costo de la vejez. Que los viejos se vayan quedando a solas.

Aunque la soledad de los viejos resulte, o parezca, normal, no por ello es natural. La

Este domingo dedicamos nuestro culto en acción de gracias por la vida de nuestra her-mana en Cristo, Carmen Martínez Contreras, a quien el Señor llamó a su reposo el diez de junio pasado.

La vida fue difícil para Carmen. A la pérdida de su esposo y de su hijo tuvo que sumar una serie de enfermedades complejas que le afectaron significativamente. Sin embargo, gracias a su fe en Jesucristo, la vida de Car-men fue mucho más que dolor, enfermedad y pesares.

En efecto, la fe que anidó en su corazón ex-plica el que haya, no sólo sobrellevado sus dificultades, sino que haya podido compartir el amor de Dios con otras personas. Además, su confianza en el amor y el cuidado del Se-

ñor le permitió enfren-tar los retos que la vida le presentara una y otra vez.

La muerte de Carmen ha venido a ser como la lluvia que, al regar el suelo, hace germi-nar las semillas. En efecto, en el corazón de los que la conoci-mos y amamos está dando fruto el todo de su vida. Cada quien está descubriendo lo que lleva en sí mismo de su memoria y de su ejemplo. Por ello es que damos gracias a Dios por Carmen y esperamos confiadamen-te el día en que junto con ella nos gozare-mos en la presencia de nuestro Dios.

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mos como el niño: Lo siento, Señor, es tu moneda la que se ha perdido.

Pero, la Biblia dice:

“Cada uno de según lo que decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza,

pues Dios ama al que da con corazón alegre. Y poderoso es Dios para bendecirles de mil maneras, de modo que

nunca les falte nada y puedan al mismo tiempo cooperar en

toda obra buena” (2 Corintios 9,8)

Y tú, ¿estás perdiendo las monedas de Dios?

Hacer Común, ¿Qué? No pocas parejas consideran que su principal problema es la falta de comunicación. Simplemente, no podemos comunicarnos, aseguran una y otra vez. La vehemencia y la sinceridad con la que creen y afirman tal cosa no hace que la misma sea verdad. Porque, lo cierto, la verdad es que todas las parejas se comunican… de una o de otra forma. Co-municar no es otra cosa sino hacer común, compartir con el otro lo que está en uno: pensamientos, emociones y sentimientos, convicciones, dudas, etc. Así que, debemos insistir, todos compartimos lo que tenemos. De tal suerte, la cuestión no es si nos comu-nicamos o no lo hacemos. La cuestión es qué y cómo compartimos lo que está en noso-tros.

El qué compartimos determina la importancia del cómo lo hacemos. Si lo que hay en nosotros es desinterés, re-sentimiento o cualquier otra cuestión negativa, sería mucho mejor que no aprendiéramos a compartirlo de mejor manera, a no comunicarlo más eficientemente. En cambio, si lo que hay en nosotros contribuye al bienestar de la otra persona, al crecimiento de nuestra relación como pareja y a la salud familiar, entonces, ¡claro que conviene que aprendamos mejores cómos, para así com-

partir mejor lo que está en nosotros!

Nuestro Señor Jesús asegura: El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca. Lc 6.45. Así que, si nos interesa mejorar nuestra comunicación de pareja y familiar, empecemos por ocuparnos de lo que está en nuestro corazón. Recordemos que al qué, sigue el cómo.

Pastor Adoniram Gaxiola

Cuando alguien habla demasiado, sus palabras suenan sin oírse. Konrad Adenauer

Las Monedas de Dios

Una mama dio a su hijo dos monedas un domingo por la mañana y le dijo que una moneda era para la ofrenda en la iglesia y la otra era para que la gastase como más le agradara.

Cuando iba por la calle cami-no del templo, el niño iba jugando con las monedas. En una de tantas veces, se le cayó una de las monedas y empezó a rodar veloz. Aun-que corrió tras ella no pudo

evitar que cayera en una alcantarilla y se perdiera.

Se puso muy triste por un momento y de pronto se le iluminaron los ojos y dijo:

“Señor, lo siento mucho, pero se me ha extraviado tu

moneda.”

Y sin duda, el Señor pierde muchas de sus monedas de esta manera. Frecuentemen-te damos al Señor lo que nos sobra. Muchas de las mone-das que le corresponden al Señor son usadas en infini-dad de cosas que nos atraen y nos gustan. Y cuando tene-mos las manos vacías, deci-

El Rincón de los Niños

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En la Presencia del Señor El jueves pasado, poco antes de la media noche, nuestra hermana Ma de Jesús Ramírez Rosas fue llamada al descanso en la presencia del Señor. Su cuerpo fue se-pultado ayer sábado en Jardines del Re-cuerdo.

Damos gracias a Dios por la vida y el testi-monio de Ma de Jesús. Su fe, su confianza y su fortaleza quedan como semillas que llevarán mucho fruto entre nosotros. Ora-mos por Ángeles y Sahida, sus sobrinas a quienes acompañó como si fuera su ma-dre.

Estaremos de Fiesta El domingo próximo realizaremos el bau-

tismo en Lupita Jiménez. Será un día de fiesta, tanto para CASA DE PAN como para los ángeles en el cielo. Al terminar el bautismo, comeremos juntos con el mismo espíritu y regocijo que lo hacían los primeros

cristianos. Trae tu comida y un poco más para compartir.

Tan especial acontecimiento lo llevaremos a cabo en casa de los Gaxiola Macías. Adjunto encontrarás un volante con la información para llegar. El culto empieza a las doce de la tarde. ¡Ven acompañado!

No Dejes de Leer la Historia

CAPÍTULO VEINTIDOS

Hacer Discípulos Hacer discípulos no es un

proceso fácil. Es fatigoso. Es

complicado. Es lento, tedioso y

hasta doloroso porque se basa

en relaciones. Jesús no nos ha dado una

fórmula fácil que se sigue paso a paso

para impactar a las naciones para su gloria.

Nos ha dado gente y nos dicho: Vivan

para ellos. Ámenlos, sírvanlos y guíenlos.

Guíenlos para que me sigan y guíenlos

para que lleven a otros a seguirme. En

este proceso, multiplicarán el evangelio

hasta los fines de la tierra.

Debemos ir y hacer discípulos a todas las

naciones. Luego, debemos bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Santo. Y debemos enseñarles a obedecer

todo lo que mandó Jesús.

Todo esto trae como

resultado la multiplicación

de gente que disfruta de la

gracia de Dios y extiende

su gloria por el mundo.

Platt, David. Radical. Unilit

Iglesia CASA DE PAN Pastor Adoniram Gaxiola

Tels. 5528-8650 y 01 800 719-2272

Cel. 044 55 4822-9024

Email. [email protected]

WWW. www.vidaypalabra.com

Lugar de Encuentro Calzada de Tlalpan 1112

Col. Nativitas

35000 México, D.F.

Una cuadra al Sur del Metro Nativitas

ServiDoulos Si necesitas u ofreces servi-

cios domésticos, llama a: Lulú Varela (5426-2921 y

044 55 1257-3295), y Esther Arteaga (3612-7214 y 044

55 2503-6217).

Toma Nota

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Cantemos Alabad a Jehová Alabad a Jehová, él es bueno, Alabad a Jehová, él es bueno, Para siempre es su misericordia, Alabad a Jehová, él es bueno.

Dame Más de Ti Vengo a ti, hoy Señor, a rendir mi corazón, Quiero más de ti. Toma mi necesidad, dame tu preciosa paz, Quiero más de ti. Dame, dame, dame más de ti, Bendito Señor; Dame, dame, dame más de ti, Quiero más de ti.

Cuando Allá se Pase Lista Cuando la trompeta suene en aquel día final, Y que el alba eterna rompa en claridad; Cuando los llamados lleguen A su patria celestial, Y que sea pasada lista allí he de estar.

Cuando allá se pase lista, Cuando allá se pase lista, Cuando allá se pase lista, A mi nombre yo feliz responderé.

En aquel día sin nieblas, En que muerte ya no habrá, Y su gloria el Salvador impartirá; Cuando los llamados entren A su celestial hogar, Y que sea pasada lista, allí he de estar.

Trabajemos por el Maestro, Desde el alba al vislumbrar, Siempre hablemos de su amor y fiel bondad; Cuando todo aquí fenezca Y nuestra obra cese ya, Y que sea pasada lista, allí he de estar.

Más Allá Del Sol Aunque en esta vida no tenga riquezas, Sé que allá en la gloria tengo mi mansión; Cuál alma perdida entre la pobreza, De mí Jesucristo tuvo compasión.

:Más allá del Sol, más allá del Sol, Yo tengo un hogar, hogar bello hogar, Más allá del Sol:

Y si por el mundo yo voy caminado, De pruebas rodeado y de tentación; Sé que Jesucristo que me está llamando Me llevará a salvo hasta su mansión.

A todas las razas del linaje humano, Cristo nos ofrece plena salvación. También una casa no hecha de manos, Que está preparada allá en su mansión.

Tu Bandera Como en un país extraño me encontré sin ti, No entendía el idioma ni las cosas que viví. Y corrí a buscar, sin ver Tu rostro entre la gente, Y aún sin conocerte, convencido estaba de Encontrarte a ti, de encontrarte a ti.

Y en medio de mi confusión Se alzaba tu bandera, Se enarbolaba como el Sol Diciéndome que fuera y a ti te siguiera, Y así me refugié en la cruz Y en tu bendito amor.

Nunca imaginé a la vida Que ahora tengo en ti, Ni la gracia que me diste cuando a ti volví. Más ahora sé que en ti Yo tengo lo que tengo, Tengo vida eterna, tengo paz eterna, Si te tengo a ti, si te tengo a ti.