¿ES EXPLICABLE LA CONSCIENCIA SIN EMOCIÓN
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¿ES EXPLICABLE LA CONSCIENCIA SIN EMOCIÓN?: Una
Aproximación Biológico/afectiva a la Experiencia Consciente DIEGO A. LEÓN
R.(s/f).
León (s/f), menciona que al revisar la literatura sobre conciencia se puede
encontrar una falla consistente al momento de dar cuenta de la experiencia
consciente, la atribuye a la construcción de modelos incompletos que no tienen en
cuenta los procesos emocionales en la construcción de la experiencia consciente.
Hace evidente también que los estudios en consciencia y emoción se observan de
manera separada y cada una de las partes ha dejado de lado los avances de la otra, no
se ha se logrado una articulación coherente entre las dos teorías.
Muchos investigadores se han dedicado a estudiar y explicar la consciencia
desde diferentes campos, pero no han llegado a respuestas concretas, por el contrario
cada vez se ve más intrincado el tema y parecen más distantes las explicaciones
coherentes y medianamente completas.
Se han podido explicar algunos mecanismos de percatación, detección de
estímulos y procesamiento a bajo nivel, mostrando entonces pequeños avances.
Probablemente los errores que han llevado a esta encrucijada, son debidos a
una mala conceptualización de lo que significa ser consciente, los errores al definir
los límites y fundamentos de la consciencia no han llegado a una teoría esté acorde
con las evidencias. La formulación conceptual alrededor de los estados conscientes
fue contaminada por la postura modernista racional donde lo que prima es la razón y
el conocimiento explícitamente construido que solo es permitido para los humanos
(León , s/f). Cuando se retomaron con seriedad los estudios en el campo de la
consciencia se hizo desde la postura antropocéntrica, diciendo que este era uno de
los aspectos humanos más elaborados que nos hace racionales y nos permite
reflexionar y actuar de forma voluntaria, y para su adecuado estudio era necesario
apartsrse de las pasiones e interferencias afectivas que se consideran primitivas.
Definición de Experiencia Consciente
De acuerdo con David Chalmers (1995a, 1995b, 1996) “No hay cosa que
conozcamos más íntimamente que la experiencia consciente, pero no hay cosa más
difícil de explicar... se ha explicado de diferentes formas, pero la explicación siempre
parece fallar en su objetivo”. Muchos científicos creen erróneamente que la
conciencia es un término unitario y del cual solo podemos tener un tipo de datos: el
término consciencia es ambiguo y dentro de él se agrupan una gran cantidad de
campos de estudio y los datos que tenemos de ellos son de diversa índole.
Chalmers (op. cit) incluye dentro de los problemas fáciles:
1. La habilidad para discriminar, categorizar y reaccionar al estimulo ambiental; la
integración de información por un sistema cognitivo; el acceso a los estados
mentales propios; la reportabilidad de estos estados; el foco de atención; el
control deliberado del comportamiento; la diferencia entre sueño y vigilia, entre
otros. Estos fenómenos son asociados con la consciencia y son susceptibles de un
abordaje neuro-computacional, pero no todo lo que se agrupa bajo el término
consciencia lo es.
El problema duro2 es el problema de la experiencia consciente, Chalmers lo
propone de la siguiente forma:
Cuando nosotros pensamos y percibimos, existe una cuenta de procesamiento
de información, pero también un aspecto subjetivo. Como Nagel (1974) lo ha puesto,
hay algo que es ser como un organismo consciente. Este aspecto subjetivo es la
experiencia (Chalmers, 1996, p. 4)
Otra división importante para mi conceptualización es la propuesta por Antonio
Damasio (1999), Damasio que postula dos tipos de conciencia, por un lado esta la
consciencia nuclear que es el sentimiento del estado interno de un organismo, un
objeto y los cambios que causa tal objeto en el organismo. La consciencia nuclear se
presenta en un aquí y ahora, no requiere lenguaje, memoria a largo o corto plazo, ni
razonamiento, es una consciencia primitiva que está presente en todos los mamíferos,
es continua y permanente sin importar el estado de vigilia del organismo, le da la
sensación de Yo al organismo, condición necesaria para su adaptación. Por otro lado
esta la consciencia ampliada, que se presenta en diferentes grados, depende de
procesos como memoria, atención, lenguaje y estrategias de razonamiento, permite
hacer planes y prever hechos, no depende del tiempo y en su forma más elevada es
exclusiva de los humanos.
Carolin Saarni (1984) propone que la conciencia es simplemente el sentir o
experimentar la actividad electroquímica del cuerpo, principalmente la del cerebro. . .
La posición de Saarni es que los contenidos más fundamentales de la conciencia y
aquellos que le dan su organización y direccionalidad esencial son las emociones y
orientaciones cognitivo-afectivas..
Aproximación de Watt: “la emoción es uno de los procesos básicos para
construir estados conscientes”
Duglas Watt (1999a) se mantiene en la línea de Carolin Saarni y Antonio
Damasio acerca de la emoción como un proceso organizador central para la
conciencia. Para él la emoción no solo es necesaria para la conciencia: es el requisito
más importante y sobre ésta se coloca la actividad consciente, la emoción no solo la
acompaña, es su fundamento tanto en estructuras cerebrales como en función y
desarrollo.
Para Watt la emoción, junto con la función ejecutiva y atencional, es uno de los
procesos fundamentales que constituyen la consciencia
¿ES EXPLICABLE LA CONSCIENCIA SIN EMOCIÓN?
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Evidencias desde el desarrollo neuronal. Watt cree que la verdadera medida de
la relación entre emoción y consciencia solamente será revelada por una más
profunda comprensión del desarrollo neuronal, la gran frontera desconocida en
neurociencia (p. 20). Al revisar el mapa mielogenético del cerebro, los
investigadores se han encontrado con una progresiva evolución de las áreas
siguiendo la arquitectura neuronal descrita por Watt, las áreas más profundas son las
primeras en mielinizarse y son las implicadas en los primeros procesos afectivos
como el apego y la evaluación afectiva primitiva de eventos, a raíz de este desarrollo
va apareciendo la consciencia y el Yo como una entidad.
u acción y prever las consecuencias de ésta.
Los modelos actuales sobre conciencia son los que proponen un
funcionamiento de acceso global a la información, como el modelo de Baars (1993)
sobre el espacio global de trabajo o el de Dennet y Kinsbourne (1992) y Dennet
(1996) de los bosquejos múltiples, lo que no se incluye en estos modelos es que los
estados de función global se encuentran embebidos de valor dentro de una estructura
de memoria de trabajo y objetivos conductuales (Watt 2003.) Sin emoción generando
o formando una representación central del valor, las funciones ejecutivas y
atencionales son colapsadas en su base
En los últimos años ha surgido un grupo de trabajos, desde los cuales se puede
gestar un importante avance en la conceptualización de la relación entre procesos
emocionales y estados de experiencia subjetiva. Este nuevo abordaje está encabezado
por los trabajos de Ellis y Newton (2000), Ellis (2000 y 2004), y Walter Freeman
(2000), en los que emoción acto intencional y consciencia hacen parte de un cuerpo
conceptual articulado a partir de los sistemas que se autoorganizan y los mecanismos
que sustentan la vida.
teoría y Propiedades de la Conciencia.1
Gerald M. Edelman
G.M. Edelman. Wider than the sky. The phenomenal gift of consciousness.
Yale University Press, 2004
(Traducción: Carlos Muñoz Gutiérrez)
Mi primer presupuesto ha sido que una teoría de la conciencia debe descansar
en una teoría global sobre el cerebro,
Mi segundo presupuesto se basa en el reconocimiento de que los principios de
la física deben respetarse estrictamente y que el mundo definido por la física está
causalmente cerrado. No se puede incluir ninguna fuerza misteriosa que contravenga
a la termodinámica. Mi argumento, que no contradice a la física, ha sido que los
modelos computacionales o mecánicos del cerebro y la mente no funcionan. Una vez
que abandonamos la lógica y el reloj, necesarios para el funcionamiento de los
ordenadores digitales, debemos proveer un principio organizador para el
ordenamiento espacio-temporal y la continuidad del cerebro. Ese principio queda
incorporado en el proceso de reentrada.
La conciencia primaria surge como resultado de las interacciones reentrantes
entre las áreas del cerebro que median en la memoria valor-categoría y aquellas que
median en la categorización perceptiva. Una consecuencia de tales interacciones es la
construcción de una escena. El origen principal de estas transacciones es el núcleo
dinámico (dynamic core), cuya base hay que situarla en el sistema talamocortical
La conciencia de orden superior (v. Figura 3), que permite a su poseedor ser
consciente de ser consciente, tener un yo nombrable definido socialmente, y tener un
concepto del pasado y del futuro, surge por la evolución de capacidades de
reentradas adicionales..
Denett (1995) refuta la teoría tradicional de la conciencia basada en el sentido común
y explica un nuevo modelo basado en una gran cantidad de datos, tomados a su vez
de campos muy diversos (la neurociencia, la psicología, la filosofía y la inteligencia
artificial). Esta visión, considerada es antiintuitiva pero convincente. El autor
menciona que la conciencia humana es el último de los grandes misterios, para el
cual no hemos hallado todavía una manera de pensar: seguimos sumidos en la más
profunda de las confusiones. Hoy en día hablamos de nuestras decisiones conscientes
y de nuestros hábitos inconscientes, de las sensaciones conscientes que
experimentamos , pero ya no estamos tan seguros de qué queremos decir cuando
utilizamos tales expresiones.
En la concepción de la conciencia que Denett (1995) desarrolla se observa que
ésta, como el amor y el dinero, es un fenómeno que depende de los conceptos que se
le han asociado. Aunque, como el amor, posee una compleja base biológica, alguno
de sus rasgos más significativos, como el dinero, se transmiten junto con otros
valores culturales y no son simplemente inherentes a la estructura física de sus
realizaciones particulares.
El autor menciona que si el concepto de conciencia acabara por “caer del lado
de la ciencia”, ¿qué pasaría con nuestros sentidos de la acción moral y del libre
albedrío? Si la experiencia consciente quedara “reducida” a mera materia en
movimiento, ¿qué sería de nuestra apreciación del amor, del dolor, de los sueños y de
la felicidad? Si los seres humanos conscientes fueran “solamente” objetos materiales
animados, ¿cómo podría estar mal o bien cualquier cosa que les hagamos?
Señala también que el problema de los eventos cerebrales es que aunque éstos
estén próximos a los eventos de nuestro flujo de conciencia, siempre tienen una
desventaja insalvable: nunca hay nadie que pueda presenciarlos. Los eventos que se
producen en el cerebro, al igual que los eventos que suceden en el estómago o en,
no suelen producirse ante los ojos de nadie. Los eventos de la conciencia, por otra
parte, son “por definición”, según Denett, presenciados; son experimentados por un
experimentador, y es eso precisamente lo que hace que sean lo que son: eventos
conscientes.
Así pues, la mente consciente no sólo es el lugar donde están los colores y los
olores que percibimos, ni tampoco es solamente la cosa pensante. Es el lugar donde
se lleva a cabo la apreciación. Es el árbitro último que decide por qué algo es
importante. Quizá todo ello sea consecuencia del hecho de que se suele asumir que la
mente consciente es el origen de nuestras acciones intencionales. Es razonable
suponer que si hacer cosas que importan depende de la conciencia, atribuir
importancia a algo (disfrutar, apreciar, sufrir, preocuparse) debe también depender
de la conciencia.
Lo que nos falta añadir es la conciencia, el ingrediente especial que convierte
los meros acontecimientos en actos.