Epoca de Descubrimientos

459
JUAN ,' ,t: .:. I' RIVANO - .'. r¡:i: t ,,,r;'i¡'-. " '* : '!-i'3"-¡1; ri : .' Eooca, de Descübridentos Fqw{r${re{ ltr f Y I ALHAMBRA

Transcript of Epoca de Descubrimientos

Page 1: Epoca de Descubrimientos

JUAN,'

,t: .:.I'

RIVANO-

.'. r¡:i: t

,,,r;'i¡'-. " '* :

'!-i'3"-¡1; ri : .'

Eooca, deDescübridentos

Fqw{r${re{ltr f Y IALHAMBRA

Page 2: Epoca de Descubrimientos

JIJAN RIVANO

EPOCADE,

DESCUBRIMIENTOS

Alhambra

Page 3: Epoca de Descubrimientos

rsBN 9l - ¡t76n() - t9 - x@ Juan Rivano l99l

Título: Epoca dc clcscu brinricll losPortada: Da C()stil M¡tv¡t

Fotografía: Pcr Óvcnt¡ iinrImpreso en Hungrfa lt)91

Redactor de serie: Emilio l{iv¡lro:t

ALHAMBRA DE I,I.JNI)Box 273

5-244 02 Furulunti / SuccirrTel. +46-(0)4617380 I {)Fax. +46-(0)46173t10óll

Page 4: Epoca de Descubrimientos

-l-

Jorge Pollak, el gigante cordobés exiliado en Suecia, solíadecir, soltando esas espantables risotadas suyas, que lo primeroque le ocurrió a Ismael Zabala al llegar a Estocolmo fue Ioúltimo que le ocurrió a Descartes. Se referia a Ia congestiónpulmonar que tuvo al chileno al borde de la tumba. Era plenoinvierno. también. iY con esos huesos de alacalufe en lasúltimas !

Nadie lo conocia en el hotel a Ismael Zabala. Ni siquiera losuruguayos del piso, que metían en todo las narices, sabian quehabia un recién llegado en el departamento vecino. Si no hu-biera sido por Birgitta, el ángel de la guarda que le asignaronlos de Ia Oficina de Inmigración, seguro que el desventuradoultraizquierdi sta termina sus dias a oscuras, sin quién le rece unpadrenuestro siquiera.

il-o que es Ia vida! Entonces, no hubiera conocido a JuanEduardo el ex-empleado bancario y actual despanzurrador decerdos, ni al mando medio de Educación, Humberto Henn-quez, que no lo hacía nada de mal despanzurrando tonterias. Nia Eliana de Atacama y su Alberto trotskista, que después sepasó al Partido Verde. Ni al mismo Jorge Pollak, el giganteexterminador del Cono Sur, y su Marina, a la que llamaban laVenus de Córdoba. iPerderse todo esol Bueno, en compensa-ción, tampoco tuviera que darse el trabajo de ir y venir a matara Barcelona en venganza de Mónica, ni aguantarse tardes en-teras para conseguir el arma, tomando café con galletitas y tra-gándose la mazamorra marxista-leninista de Carmen de Berlín,a la que llamaban algunos Carmen Mata Hari.

iCuántas cosas quedaran sin ocurrir! No hubiera recibido lahonrosa amistad y tutela espiritual de Lars Mossberg, el gransociólogo sueco que le enseñó a poner orden y humildad en susideas. iNo hubiera conciliado tanta desesperación! Pero sobretodo, no descubriera a Birgitta, a quien llegó a amar casi tanto

Page 5: Epoca de Descubrimientos

corro a la inolvid¿blo Mottitit. lttttr¡tt(. l.r rt¡I'r,r , ,,rrr,I¡tr,trrrlltcrl. en iigura y a Ia lc(rit, ¡ntor tlc lrts ;tttlt¡'r'rl,t'

I)e ser asi, la otra Mr:rtliclL, cl rtrtgtlito rlc l)ro" ,lul, ¡r,' "r,,,r.no hubicra venido al nlundo. ¡Y t'slt si t¡ttt lt¡r'rrt I'r'tr't l't.trrrlrr

'fan pronto salió dc la cntriivislit trrtt l;t ¡',,1t, r.r ,lr'l .r( rr)puerto. se encontró rodcado dc unir ve¡ l( nir rl(' rlr¡lcr¡o' tlrilloncs. lban forrados conro csLlL¡inrill(s. (;ulll)irr rl ir r/quierda unida jamás será vcnc¡dü!"

Sus miradas negras, dcsafiantes. I t r I t r t i t t l t I ¡ r t t t rt tttrt 1lrtlr'trtescasa de viajeros rubios, guardias rulrios. t t t t ¡

, I r ' I t , I r r ' , ttrlrro:..plra los cuales parecia igual Llu0 los ('s(luirlirlr", r'tt',ltclr¡r tomo que no.

Habia tantbién un par de periodistlls totr 1 ' t r r I r r t , | , r r r t ' . Iltr lrrtógrafo apuntaba con su cám¿ra sultitkr ctr t¡¡r I'rttttr' ,,1)r'rl,rrldc le venia tanta notoriedad? ¿Dcl birlirzo cl l;t trxlill;r r'u;ttttloliquidaron la célula? ¿De los nrcscs tlc itrtotrrttrtir rtr ron ! lr)r'

tura en las mazmorras de Pinochct'? l'l)c lirs ittlcttlos cs¡rr'i'taculares de los anticomunistas argcn{inos |ol rlt'slrrtt lrtt lo','

Después de algunos fogonazos y uttas cttlltrlils lrt('l'.1¡rrlir\ (()rt

slbidas a nombre de quizás qué pasquilt, lo gttirttotr rt trtr , t't llt'que aguardaba a la salida. Destacaba un llitlltlrl'c lttott lto. llt¡t'sudo, alacalufe coÍno é1, pero con nrits bigrt(t's r¡ttt t'l trtciiirtttoZapata. Hablaba y hablaba nrctióndole lu crtTlt t'ncirrt. Lo srtlpicaba de saliva, farfullando análisis y l)rolra)sti(os l)()lrlicos.Isnrael tenia que echar Ia cabeza atris para tlt'jirr'lt' cs¡rrcio v rtotener que olerlo tanto. iDiosito, uno d0 ósosl St'gttto r¡ttc rlormia sobre las maletas, listo para tonrilr cl itviort rtl ¡rt irttt't lclc-fonazo.

iHacia un friol Dos jóvenes chilcnas cirl)cllcrit lisrt. tllrts'cluilla de colegialas" ojos almendrados- lro so rt¡ltrlitlxtn tlclanalista bigotudo. Mascaban chicle, saltirbitn trrlcrrllrrtrIrsc litspiernas, echaban vaho por la boca y sorbian por lits nrtritcs tlttccra un asco. Su interés por el recién llegatlo sc llitbiu cottsLlnri-do al primer minuto.

"iVámonos ya, José! El compañero se ve cans¿ttkr y lo cstlnesperando.. . "

iAsi que ésta era la famosa Escandinav¡a! A nritad de la tardecra cle noche. [¡ temperatura ba_jo cero venia cntr,rndole por laspantorrillas, punzándolo en la zona sensiblc que devastó la bala

Page 6: Epoca de Descubrimientos

aquella tarde cuando salió brincando entre ráfagas de metralle-ta.

"iVámonos ya, José! iMira el frío que hace!"Pero José queria, con toda el alma quería que no quedaran

dudas sobre "el estado real y objetivo de las cosas en Chile".Sin perder una cuenta del rosario ultraizquierdista bombardeabacon situaciones irreversibles al conrpañero recién llegado que

sc estrujaba en muecas, tratando de ocultar un fastidio más in-soportable que las dos chilenas almendradas juntas.

iDe qué fracción vendría éste? iAh, el blablabá! cSeguía en-

tonces la chuchoca en Estocolmo tal como en ese conventillo-refugio de Buenos Aires, atestado de mujeres revolucionarias,humo de cigarrillos, sacos de dorntir, botellas de cerveza, es-

tufas de parafina, ropa tendida y comisarios politicos buenosprra nada?

"Es evidente y palmario, asistimos a una versión inédita de lalucha de clases... "

l,tsran techos de autos hundidos en la nieve lo que veia en laplaza de estacionamiento? iNo puede ser!

Las dos chilenas protestaban, hacían flexiones, saltaban.Llyuyuy, qué frio. lsmael protestaba por ellas igual que ellasprotestaban por é1. El analista bigotudo seguia imperturbable.Agitando un frio abominable de tinieblas y estepas venian elata progresista de la Iglesia Chilena, el ala progresista delCongreso Norteamericano, el ala descontenta de las FuerzasArmadas Chilenas, la solidaridad internacional de los trabaja-clores, 1a solidaridad de los intelectuales europeos, los prime-rizos pero inconfundibles brotes de insurgencia revolucionaria,h bomba a punto de estallar de la deuda extema, el desempleo,la superexplotación, la evasión de capital, las Naciones LIni-clls, los derechos l'rurnanos, el bloqueo mundial... ah, sí, el re-rjuste también, el reajuste mental de los burócratas, los secta-rios, los termocéfalos, los reformistas, los ultraizquierdistas,istas. istas...

"iMejor la sigues mañana José!"iUf, si, si! iMejor mañana, José! iJosé, mañana mejor!De pronto, cerca, casi encima, en close-up, iun rostro bellí-

simol ¿Estaba soñando? El ascenso de la lucha de clases iba a-pagándose entre murmullos y vagas despedidas. Una rubiasonriente, en colores, recién salida de una película de Berg-

Page 7: Epoca de Descubrimientos

nnn, Ie indicaba la puerta de un pcqucno crx lrt'. lrn t'l sr'1',tttttkrpleno se apagaba triste la belleza aborigcn rlt' lrrs tIrs cltilc¡t¡ts.

Su pierna izquierda, la buena, hrbia cnt¡rttkr vrt crt cl cotlrt.¡rero ia derecha resistia.

"iUy, me estoy poniendo tieso con el lriol"Desde fuera, las nlorenas alÍncndrr(Lls tlit'tort ¡rot firr cl ¡rrr

tazo y el analista con los bigotes dc Zal)utlr si¡lttio tccilrtttrkrlc ulili¡e la caterva de los derechos huntarlos. llt rlct¡rl¡t trlt¡rrt. lrt

superconcentración de capital."iEs siempre así?"...¡Quiero decir!...c1 lrio..."Sonriendo, la rubia inició la carrera hltt:ilt lrslotolrto Irot t¡tta

carretera flanqueada de alta nieve y tcchittlrt rlr' c¡:.tr,."¿No habla usted español?"Nueva sonrisa de pelicula, esta vcz ttcgitttrlrt cr¡tt llr iltlrt'zrt.

No sólo hermosa es, pensó Isnrael. Ilizo ttn tslttctzo. stts¡rirando.

"Yo hablo un poco de inglés...""iOh, yo también... un poquito...""Mi nombre es Ismael Zabala.""Sí, 1'o se. Yo soy Birgitta Mrgnusson.""cMagnusson, B irgitta? "Birgitta se volvió un segundo a nrirarlo."Si... Estoy reemplazando por un ticnrpo rt lrt pr'tsirllt rluc se

cncargará de atenderlo. Con ella poclrit hablirl cn ts¡ltnrtl.""¿A dónde vamos, B irgitta?""A un hotel en las afueras de Estocolr¡o.""¿Un.. . hotel?""Si. Hay reservado un pequeño doparlllrllcttl{) l)irrit ustcd.

I)ormitorio, saloncito, baño. La conricll sr silvr crr cl ¡rritlerpiso, donde hay un comedor común."

Ismael. extrañado, hacÍa una Li invcrtitla t:ott los lrtbios. iUnhotel? Birgitta, mirándolo, no pudo Ír.lcno:.i qLlc rcir. illstabaleyendo sus pensamientos la bella escandilritvit'/ Angelical, in'teligente Birgitta. áDe dónde saldri¡? l,Scria írnic¿'l Los del re-fugio en Buenos Aires ya le habian dicho: lrn listocolmo, lassuccas de Bergman hacen nata en las callcs.

Ismael sintió en la garganta el prinrer anurrcio scgut'o de con-gestión. iLo único que faltaba! Sentado en el coche, igual per-di¿l ccnestesia, como si empezara a flotar. FIizo intento de a-

Page 8: Epoca de Descubrimientos

clarar sus percepciones sacudiendo la cabeza. Birgitta reacc¡o-nó en el acto.

"ZSe siente mal?"Su voz, respondiendo, le sonó lejana, ajena."Nada... va a pasar... ¿Dijo usted hotel?... ¿Hotel común?

cSin...refugiados políticos?""Hotel común, sí. Pero no hay más que refugiados políticos.""¿Chilenos?""Hay chilenos, argentinos, uruguayos. Casi en partes igua-

les.""iUn Cono Sur!""iPerdón?""¡No tiene importancia!"A setenta kilómetros por hora, volando a Estocolmo por una

carretera amplia ahora y barrida de nieve por el viento, Birgittasonreia comprensiva. ¡Hasta parecía entender qué significabaeste Ismael Zabala con Cono Sur!

-2-

Ya esa misma madrugada, agitado por la fiebre y el delirio,Ismael no sabía de su alma. Siguió así por más de una semana.Al comienzo, Birgitta, inclinada junto al lecho, le humedecialos labios. Ismael queria besar sus manos de ángel. Pero nodemoraban en irrumpir los verdugos de Pinochet. Uno lo cogradel cuello revolviéndole un cuchillo entre las costillas. Otrosdos secundados por una enorrne matrona venida especialmentede una pelicula de Fellini violaban a Birgitta en el suelo asque-roso, entre orines y sangre, moviendo y levantando sus tr¿serosdesnudos.

"iContesta, hijo de puta! iQué hacías en ese departamento?"Birgitta sonreia, los cielos se abrian. Ahora, iban en una am-

bulancia. Sonaba estridente la sirena por las calles de Santia-go... no, de Estocolmo...no, de Santiago... iTan grave estaba?I-uego, rodando en una camilla, veia a Birgitta, ahora sí, tanclaramente allá arriba. Sin dejar de mirarlo, de sonreirle, el

Page 9: Epoca de Descubrimientos

rostro de Birgitta a lo largo de un túnel. ¿lban a un hospitul Ic-gcntrdo por médicos siniestros en las mazmorras de Pinochet'/iScguro que sí! iEse túnel no iba al paraiso precisantentel Bir-gitta no soltaba su diestra... iy allá venían otra vez los verdu-gos! Arrastraban a Mónica de las piernas, como angarilla san-grante, la cabeza azotando contra los adoquines. iLa habienvaciado del hijo que esperaba! Déjenla, déjenla, no la toquen!iDéienla, canallas! iAy, madre de los cielos, manténme vivo,que no muera, madre de los cielos!

"iQué hacias con esta puta, desgraciado, qué hacias con es[aputa?"

¿Estaba muerta Mónica, era un cadáver lo que arrastraball?Birgitta junto a la ventana conversaba con un médico. áMononucleosis? ¿Hepatitis? cQué lengua era ésa? iEso no es lengua! if)e qué demonios hablaban?

Los interrogadores no habían terminado todavía y alli, anteBirgitta y ante el médico, seguían restregando sus botas en in-testinos desparramados por el suelo. Lenguas calientes y he-diondas se retorcian reptilescas en su garganta, en sus oidos.

"Confiese, Ismaelito, no se haga el héroe, confiese si no sequiere ir cortado usted también. iSi no fuera porque conozco asu mamita, Ismaelito!"

Ahora venia Mónica, radiante, triunfante... No, no era Mó-nica, era Birgitta, ángel de oro... No, no era Birgitta... Mónicrera, morena linda, cabellera negra negra... áCómo va a serMónica? iMónica está muerta! iLa acribillaron bestias sin en-trañas! Embarazada, de seis meses embarazada, igual la acri-billaron... iQué quiere éste con esa jeringa?.. ¡Este la entrególiA ella y a todos los de la célula! Por el dinero fue... ¿Médicosueco? iQué médico sueco ni médict-r sueco! Este es un traidor,un infiltrado, un... Con esa jeringa... iQué no ven que viene a

matarnos a todos? ¡Birgitta, ten cuidado! iQue no te mate a títambién... iSuéltenme, suéltenmel

Cuando recobró la lucidez, se encontró como un recién nlci-do en manos de dos enferneras. De pelicula, tan.rbién las en-

fermeras. Frotaban su cuerpo con toallas que empapaban en a-gua tibia. Reian a escondidas, viéndolo consciente de pronto ysin saber qué hacer con su bochorno. Justo ahora, para colmo,abría la puerta Birgitta trayendo un ramo de flores.

Page 10: Epoca de Descubrimientos

"¿Despertamos, por fin?"Vino hacia la cama, se inclinó y estuvo largos segundos mi-

rándolo intensamente. Mónica no miraba así, pero miraba tam-bién intensamente. Ismael sintió el corazón. Le dolía igual quecuando Mónica se estaba mirándolo bajo los eucaliptos.

Pero, ¿no se daba cuenta Birgitta de que estaba desnudo? Sí,se daba cuenta. iDónde estaba el problema? Débil y todo,Ismael tuvo su primera percepción. ¿Cuántas veces oyó decirque Suecia era una sociedad civilizada? Ahora, desnudo anteBirgitta, lo palpaba. El primer bochorno era reemplazado porotro. iPedazo de alacalufe! iQuién le pegó ésa de "ialacalu-fel"? Su profesor de preparatorias, allá en la lejana Talca de suniñez. No sólo é1, todos eran unos alacalufes para su profesorde preparatorias.

"Fue cosa seria. Inflamación pulmonar con complicacionesen Ia sangre. Pero ya pasó."

"¿Cuánto tiempo llevo en cama?"Ismael se extrañó de la voz que le salía y de que el

esfuerzo de hablar casi le produjera un desmayo."Unos diez dias... Pero hay por lo menos para otros

reposo. "Birgitta se dedicó a adomar el velador con las flores. Se vera

lamiliarizada con las enfermeras. Estas se retiraron cuando en-tró otra que estuvo informando a Birgitta del estado del pa-ciente.

lsmael observaba el cuarto. Le dolía mover la cabeza. Hastarl mover los ojos sentía dolor. Habia todo un equipo técnico deatención junto a su cama, aparatos para el control del corazon,camaras de oxigeno, recipientes con suero y sangre. Ahorarcparó en su brazo izquierdo y las cintas adhesivas sujetandolos tubos. Sintió un dolor agudo en el fondo, en la cuenca delos ojos. iEsta vez sí que se desmayaria! Todo comenzó a gi-r¿r. Hasta los pensamientos giraban. Entonces... entonces...il)ejenme ver! He estado muriéndome entonces... Si no fue-nr... si no fuera por Birgitta, si no fuera por un hospital comor'ste...

[,¿ enfermera se retiró. Birgitta vino hacia el lecho. Miro aIsrlael y sus ojos se llenaron de pena. Tomó asiento y estuvocrr silencio mirando hacia la ventana. Ismael sin saber por qué

¡rcnso en su madre. iQué diria su maCre viendo a Birgitta? Que

simple

diez de

Page 11: Epoca de Descubrimientos

la virgen había enviado un ángel a salvar a su hijo de la muer-te.

¡Ahí estaba su madre! iAl pie del lecho estaba! ZCómo hizopara venir a Suecia? Corrian las lágrimas por las mejillas de sumadre que retrocedia como sobre ruedas hacia el fondo ahoranegro del cuarto. ¡Madre, madre, vuelve, no te vayas!

ZLo dijo en voz alta? Birgitta estaba de pie, inclinada sobreé1, interrogante. lsmael, consciente de nuevo, sonreia. Intriga-do sonreía. iQué veía el ángel nórdico mirando al mestizo delCono Sur? En las películas de Bergman las mujeres eran inso-portablemente racionales. iSería verdaderamente asi? ¿Cuántotiene de racional esa mirada? Mónica no miraba asi. La miradade Mónica era también tierna, pero fiera y dolorosa. La nriradade Birgitta mansa y superior.

"Dentro de uno o dos días, puede tener visita.""Que yo sepa... no tengo amigos en Suecia...""Alguien querá verlo. Alguien del hotel. Había algunos del

hotel en el aeropuerto... "Ismael trató por segunda vez de incorporarse. lmposible. Por

un momento había dos Birgittas mirándole curiosas. Respiróhondo, a pesar de los alfilerazos en las costillas.

"El analista político... el de los mostachos enormes... ieseno, por favor!"

Birgitta se echó a reir, Ismael se echó a pensar. iQué dudapodia caber? La atracción de esa belleza nórdica no era másque un detalle de su alienación, su inferioridad, toda la basuralatinoamericana consabida. ¡,O no era asi?

-3-

A Birgitta le telefonearon una tarde a su despacho en el Centrode Refugiados Políticos. Los de la Oficina de Inmigración ha-bían recibido una llamada urgente desde Buenos Aires esamisma mañana. Preguntaban por un refugiado politico chilenode nombre Ismael Zabala. iEstaba ella a cargo como les habianinformado unas horas antes? Birgitta venía llegando en ese

t2

Page 12: Epoca de Descubrimientos

momento del hotel en Sódertálje donde había dejado a Ismael.Formalmente, ya no estaba a cargo, pero ni por nada iba adecirselo al funcionario que le hablaba. cQué ocurria con suconvalesciente Ismael? Por sus conversaciones en estos diashabía llegado a conocerlo bastante y a interesarse por é1, sobretodo por un fondo de sufrimiento que Birgitta adivinaba,aunque parecia que nunca conoceria en detalle. ¿Sabria algoinesperadamente, justo ahora? Acomodándose en su silla ytomando lápiz y papel, contestó que sí, que estaba a cargo.

"...por ahora. Reemplazo a la titular.""iQué ha pasado? Tengo aquí anotado que Zabala llegó a

Estocolmo hace...déjame ver...veinte días. iEs así""Veintidós, exactamente. Lo que ocurre es que cayó enfermo

la misma noche de su llegada. Pero,...iyo he estado infor-mando todo el tiempo!"

"No por aqui, que sepamos...""Ayer dejó el hospital.""Enfermo... ¿de?""Neumonia, y fuerte.""¡Pfiú!...""óQuién lo llamó desde Buenos Aires?""No. a él no lo llamaron. A nosotros. El Comisario de las

Naciones Unidas a cargo de los refugiados chilenos en BuenosAires. El hombre está bajo mucha presión, por lo que parece."

"¿Presión de quién, de la familia?""iNo, son los del refugio. Preguntan por este Zabala y nadie

sabe nada. Parece que ha habido manifestaciones de descon-tento en estos días. Temen que al hombre se lo tragó la tierra,por no decir otra cosa."

"áManifestaciones? ¿Será persona de importancia?""Tendría que ser, pero no sabemos. En Buenos Aires, han

¿ltentado contra su vida más de una vez. Los pistoleros de lasrurganizaciones anticomunistas que hay allí. La gente del cam-po de refugiados murrnura contra el encargado. Ven fascistaspor todas partes. Claro, en este caso se entiende. iVeintidósdías sin saber nada! Ahora, se nos vienen encima a nosotros."

Birgitta quiere saber más. Está excitada y asustada. áHantratado de eliminarlo en Buenos Aires? óMás de una vez? Lasimpresiones calzan. Con Ismael ha caminado por los jardinestlel hospital. Por las afueras también, mientras convalece. Hoy

13

Page 13: Epoca de Descubrimientos

llt,,ltl .,( llt rrllr.r'lrlo l llr.rlrlo lrl t.rlttro dc listocolmo para,lrr' \irvir r,r¡r,rr'rL rrrhr lrr i iurllrtl. lllut blrjlrckt del coche cn la| ,,lrrt ¡or ('r'rrl¡trl, Ilr¡¡ rlcscclrrlirlit tri nrctro. IIan caminado porlrri ¡'.;rlr'rlrs t o¡rrcrt ilrlcs vct irr¡s n lt Scrgej Torget, por la Wa-\;t/:t(:t,l.t KunFsB:rlx. Ilirgittü sabe ahora qué sentido tienencsos ojos tlc Islnael cscrutando ávidos y aterrados cada vez quesc cncucntran en lugar abierto. Quiere saber más, pero ¿comohaccr? Al otro extremo de la línea parecen pensar que le handicho bastante.

"iTuvo visitas en el hospital?""Un par de veces. Un chileno que conoció al llegar. Habla de

política todo el tiempo. iUn fastidio!""iQuién más?""Vino un argentino tambión. Con una mujer que parece su

esposa. [¡ conocian de antcs, desde los tiempos de Allende cnChile. Universitarios los dos, pero gritones y descorteses_ El,sobre todo."

"Te entiendes con Zabala... ien español?""iYo no hablo español! iAlli tendría¡ que saberlo!""iSi, si, claro! cEn inglés, entonces?""Sí, para lo que se requiere no hay problema. Habla pasable-

mente.""Es universitario también, por si no sabes. Egresado de so-

ciologia y... iDéjame ver!... Si, estudios de Economia tam-bién... treinta años... soltero... "

Birgitta vió la abertura y no perdió el tiempo."üQué ocurrió con él en Chile?"Silencio por unos segundos en el otro extremo. áConsulta de

verdad o puro simulacro de consulta? Cuando el funcionario dela Oficina de Inmigración reinicia la conversación parece otro.

"Nos informan que tu relación con Zabala es muy buena."cQué quieren éstos? ZEnrolarla en alguna aventura de novela

de espías?"Es persona ensimismada, pero... agradable...""ZEnsimismada? iSerá por el inglés!""cPor el inglés?... No sé... No creo...""Tampoco has tenido mucho tiempo para conocerlo.""Si, cierto..."Larga pausa al otro extremo."iQuerrías seguir tú a cargo?"

Page 14: Epoca de Descubrimientos

"t,Seguir yo?..."Ahora, la pausa es francamente teatral. Hasta murmullos se

oyen. Por fin viene la voz, apagada, conspiradora."Esto es confidencial, muy confidencial..."Birgitta no sabe decir si le arde la oreja en el teléfono o el

teléfono en la oreja. Desde el otro extremo le refieren una his-toria que conoce al dedillo. Una historia de terrorismo en Sue-cia: los hechos de Estocolmo, la Embajada Alemana. Abril de1975. iQue quieren éstos, por fin?

"El terrorismo, querida Birgitta, no está con nosotros... to-davia. Ni eso es seguro. Está y no está con nosotros. Tenemoskurdos, tenemos palestinos, tenemos croatas. Hasta armeniostenemos. No que molesten aquí, pero los tenemos. Ya ves loque ocurrió en esa Embajada Alemana. Entonces, iqué nopuede ocurrir? Mejor tenerlos bien a la vista. Para saber¿verdad? Saber dónde viven, quó hacen, a dónde van. No sepueden perder las pisadas del más insignificante. Por todo loque se sabe, este Ismael Zabala muy bien podría ser un hom-bre-bomba. Entiéndelo bien: podría ser. Estas son cuestionesde seguridad. No hay por qué incurrir en riesgos. Hay un sila-bario de la seguridad. Donde hay terroristas de izquierda, sur-gen terroristas de derecha, y vice-versa. El terrorismo interna-cional de Pinochet es peor que el de Arafat. Ahi lo tienes: enBuenos Aires, en Roma, en Washington. Hasta por estos ladosandan pistoleros suyos. Tenemos que cuidarnos, Birgitta. Nin-guna sociedad puede aceptar locos sueltos."

A Birgitta le duele la oreja, le sube un barullo dentro de lacabeza. áQué están diciendo, qué cosa están diciendo? ilsmaelterrorista? iCuidado, Birgitta, cuidadol Quitada la bomba, to-dos los terroristas son iguales a nosotros. Comen sus espaguetiscomo nosotros, resuelven sus palabras cruzadas como nosotros,se enamoran, hacen el amor como nosotros.

4-

Casi al mismo tiempo que Birgitta conversaba por teléfono conel funcionario de la Oficina Estatal de lnmigración, en la ca-

l5

Page 15: Epoca de Descubrimientos

l,rt,rl ,f¡ { lrrlr.. Srrrrtlrl'.o lrkrntlc cran pasadas las ocho de larr.rr,rr.r) rr ,,,t,)l(.1 rlc llr I)irccción Nacional de Detenidosl',rltllr ,,,. Ncl.,o¡ ( ¡¡rits((), tcnia Su reunión de rutina COn su.t\rtrl.rtrl1' r' lr(rzo rlc¡cclro, cl teniente Sergio Herrera. El cOro-rr,l ( : tirs( (), vrnilr inco4torándose recién a su trabajo despuesrll rrrr tit.nrpo cn Washington, donde el asesinato, perpetradoIlrr'¡rr r¡rros t¡uincc meses, de un diplomático chileno de lostir'rrrpos rlcl Gobicrno Popular, estaba volviendo a crear serios¡rrrblcrnas. Nuevas revelaciones sobre connivencia de la canci-lleri¿ chilena tenían las relaciones diplomáticas en un punto detcnsión intolerable. Se consideran ya medidas en contra de al-tos oficiales chilenos. Desde Ia embajada chilena en Washing-ton pedian auxilio. El público americano seguia sin poder di-gerir lo ocurrido. ¿Un asesinato ordenado por los militares chi-lenos? ZEn Washington, a la vista de todos? La verdad, ierapara no creerlol

EI teniente lJerrera daba cuenta de la información más rc-ciente procedente de fuera: Buenos Aires, Caracas, Madrid.Nueva York, Estocolmo. De la larga lista de hechos y perso-najes, la parte que se refiere a Ismael Zabala decia así: Chile-nos amenazan con huelga de hambre en refugio de las Nacio-nes Unidos en Buenos Aires. Motivo: aparente desaparición deun refugiado, Isnrael Zabala que partió a Estocolnto en avionSAS hace 22 días. Se sabe que Zabala llegó a Estocolmo al díasiguiente de partir. Se sabe que se albergó en un hotel de refu-giados latinoamericanos en las afueras de Estocolmo. Al diasiguiente, no estaba en su cuarto y no se sabe más.

El coronel Carrasco alza la diestra. Un bichito lo pica en lamemoria. Se pone de pie, va hacia una estanterja en la partemás oscura de su oficina. Vuelve con uno de los nunterososarchivadores que hay alli y está hojeándolo sobre el escritoriohasta encontrar lo que busca.

"lsmael Zabala... Zabala...ZQué pito toca éste?"El teniente Herrera, la cabeza inclinada sobre el pecho, re-

corre en su cuaderno de notas los puntos que siguen."Ninguno... Un marginado de la juventud soci¿rlista.""iMarginado?... Huelga de hambre, cpor un marginado?""iBah, ésos se agarran de lo que sea para hacer alharaca!""iHm!"

16

Page 16: Epoca de Descubrimientos

Ahora, el coronel Carrasco que sus maneras de páj aro enjau-lado tiene, ha ido a pararse ante la enorme ventana de su ofici-na que en sus buenos tiempos sirvió a la presidencia del Sena-do Chileno. Se está un rato tratando de recordar mientras sehace masajes bajo la quijada. Finalmente vuelve a su asiento.coge un lápiz rojo y una regla cilíndrica transparente con la quesiempre juega como si fuera una batuta. Comienza a traba-iarsobre el tarjetón en que están los datos de Ismael Zaba|a. Sacala lengua subiéndola hacia los bigotitos mientras trabaja. El te-niente Herrera sonrie al niño haciendo sus tareas. El niño gru-ñe.

"Hay cosas aqui que tendrian que haberse subrayado cuandose preparó esta ficha... "

El teniente Herrera estira el cuello torciéndolo. Trata de leerlo subrayado, aunque sea al revés. cQué le pasa a su coronel?cQué bicho lo picó ahora? rSubrayar? Subrayar áqué? iNo haynada que subrayar! iAhi si que estariamos bien! Subrayar a los"intelectuales" de izquierda. iEl trabajito que se armarial r,Sub-rayar socioencéfalos, tontútiles, cafécuántos? iNo hay nada quesubrayar! il-as que se pega mi coronel! iBuscando pumas enlas ratoneras!

Ahora, el coronel Carrasco está alargándole el tarjetón bajoel nombre "lsmael Zabala" con flamantes rayas rojas debajo detres o cuatro frases. El teniente Herrera levanta la nariz como situviera entre los dedos un pescado podrido.

"Mi coronel, con todo respeto, esta tarjeta se puede tirar altarro de la basura sin ninguna consecuencia."

El coronel Carrasco está dando golpecitos nerviosos con laregla sobre su carpeta. Afuera, en las calles Catedral y Moran-dé los buses destartalados aceleran haciendo un ruido comopara destemplar al más paciente. Sin contar que el coronelCarrasco, regresando recién de Washington, no termina de su-perar elshock del regreso a sus tristes orígenes. iVaya un con-traste! ¡Vaya paisito! iY lleno de comunistas y democristos,como si no bastaran las miserias naturales!

"Al cajón de la basura? ¡Mi teniente! Según reza aquí, a estecaballero se le sorprendió en un nido de ultras. iA balazo lim-pio, mi teniente! Cayó un soldado en ese operativo, dos fueronheridos. Claro, de ellos no quedó uno, fuera de éste. pero, nome va a decir usted..."

Page 17: Epoca de Descubrimientos

I ;,,i !,... ! I t,,l¡,r, nri (oroll0l! iEn tOda la ]inea!.. ! ,,,,,¡rr, 1,, ¡,r.rl ll) inttrrogamos. Se allanó su casa.i, | ,¡ | ul, rt¡ , ,,rr,, :rrrrigOs. No quedó ratón sin allanar.t, r,,, , r l,¡¡ \ .r)'r¡ir. Inlncrsión, picana. De Ia pierna heri_

¡, i,,,,,1r,r,,¡ ¡ll¡rl)r(rir oido usted los alaridos! Cuando salió,1, I rrrt írrr'llt(, tr.rlllr l()s tcsticulos de este porte. No, nri coro_r' I ,, lr,rr rlr¡i(.D illlLlilnte una aSi. Ese estaba de paso. Lo pillóI r rr,rl.r ,,lt.rlc. I:staba alli por... vinculos sentimentales_ Con lat ,rrrlr( rit rlel grupo. Una que destriparon a balazos..."

l.¡rtlr un ordenanza, trayendo café para el coronel.''i lltiigalc a nti teniente tambjén."" iA la orden. mi cr¡ronel !"

.Irl coronel apoya las paln.tas en los brazos de su asiento, peroilccide seguir sentado. Los horrores descritos con desapego yhesta fastidio por el teniente Herrera tampoco le dan a él-nifríórri calor. clnterrogatorios?... iBah, en los que ha participado él!llueno. tampoco iba a venirle con estos detalles cl ienienteIlerrera si no fuera porque él se encontraba en Brasil en lostiempos de Isnrael Zabala.

EI teniente está devolviéndole el tarietón."Usted ve, nti coronel. Cuatro mesés despues el honlbre es-

t¿ba libre. No habia vuelta que darle.". El coronel vuelve a los golpecitos con su regla. Coge el tar_jctón, recorre de nuevo sus detalles.

"Pero, pasó a Argentina... ""iQué quiere que hiciera? En las circunstancias...'," iNada de circunstancias ! iMire aqui ! En Argentina han tra_

tado de eliminarlo los de la triple A. iDos veies! iEn plenocentro de Buenos Aires! iCon granadas de mano, mi teniente!Me pregunto a qué persona inocente alcanzaron en lugar suyo.iAsesinos. canallas l"

"Esos son encargos de los discretitos de patria v Libertad.iTipico! Rencillas irresponsables entre viejas con li cabezr llena de películas. Las vie.jas nazistas contra las viejas marxistas.,'

El coronel Carrasco endereza la cabeza, mudó por unos se_gundos. Mira al teniente Herrera conteniéndose. pór fin, sueltaIl carcajada. Con todas sus ganas.

"iViejas marxistasl iEsa si que estuvo buena. mi teniente!Viejas marxistas contra viejas nazistas. iJa,ja,ja! Cuando laoiga mi general! iJajaja! ¡Viejas marxistas!"

lrJ

Page 18: Epoca de Descubrimientos

Ilrrtrr tle slborear la frase otra vez con su café, pero le vienerrnrr tos ric todos los denronios con la risa. Mientras se reponerlr'l rrturluc, cl teniente Herrera carraspea murrnurando que tienerrll1o c¡r-rc agregar. ¡Ojalá pase sin más discusión!

"...No csta en esa tarjeta, mi coronel, pero por ahí debe es-tiu... Clomo le digo, son enredos entre ellos; pero, para su ¡n-lolnritción..."

l:l coronel Carrasco está secándose los ojos y sonándose lasnlrrices con un enorne pañuelo a cuadros.

"il)esembuche. mi teniente, desembuche !"Iil teniente tiene dificultades sobre el punto de partida. Se

trltaba de uno de esos, uno de esos... De pronto está golpean-tlo con el puño en el escritorio, dando rienda suelta a una re-¡rugnancia que el coronel busca por todas partes en la oficinr'irr poder encontrarle Ia razón.

"iQué le pasa, mi teniente?""iEs que son unos pelusas, unos buscones que no valen la

pena, mi coronel! iNo podemos darles tanta importancia!... ""óA quién, pues, mi teniente, a quién? iDe qué está hablan-

do?""iSomos inteligencia militar o qué?""lnteligencia militar, claro, pero, idesembuche de una vez!""Lo que importa, digo yo, es ponerlos en su sitio. A esos pi-

jes, digo. ¡En su sitio! Asi como vamos... Se pierde perspec-tiva, mi coronel. Y yo le digo, cóbreme la palabra: asi comovarnos, un buen día tendremos que eliminar a esos hijos de sumamá con más violencia que la que hemos empleado connuestros piojos de izquierda... iEn este país tiene que haberorden!"

El coronel Carrasco, resignándose ante los desahogos de susubordinado, ha dejado su regla y está trabajando con su pipa.Se le aguzan los ojos escrutando en el rostro del teniente He-rrera. Todos 1os visionarios son fanáticos. La cuestión era sitodos los lanáticos son visionarios.

"iQué tienen ellos que ver?""il-os de Patria y Libertad?""áQuiénes si no?"El teniente Herrera considera que basta de preámbulos."Había uno de los suyos infiltrado en ese grupo que hicimos

saltar. Por lo menos, así lo cuentan ellos. Si era de verdad un

19

Page 19: Epoca de Descubrimientos

infiltrado, hay que reconocer que es un maestro. Llevaba lacaja. Por lo que dicen, también. Unos seiscientos mil dólares.La célula era..."

Allí salta como disparado el coronel, agarrando al vuelo lapipa que ha salido volando cuando abre la boca.

"¡Seiscientos mil dólares!... óDijo usted seiscientos mil dóla-res?... Y... todo este tiempo... iseiscientos mil... Y ese, ese,ese infiltrado, Zdónde está?..."

"En Barcelona,... podría ser en Barcelona, si...""iPodria ser? ¿Me dice usted...""Con otra identidad... También por lo que dicen ellos... No-

sotros admitimos que al hombre lo dieran por muerto en laprensa. Muerto en el enfrentamiento. ¡Ese si que no tiene másproblemas !"

El coronel Carrasco no puede hacer nada que le permita ce-rrar la boca. Mira al teniente como si se encontrara ante la mu-sa de la imbecilidad.

"Por muerto... ique lo dieran por muerto?"Va hacia la ventana. iQué revoloteo de palomas es ése?

iMalditas palomas! iDéjenme pensar! Pasa un minuto entero yel coronel no deja de sobarse las costillas frente a Ia ventanacon la diestra bajo la guerrera desabotonada.

"Seguro que ése sabe...""úQuién, mi coronel?""iQuién va a ser! ilsmael Zabala, pues, mi señor!"El teniente Herrrera resiente el enojo expresado en ese "mi

señor". iSi pudiera él expresar el desprecio suyo!"iSabe qué, mi coronel?""iSabe de Ios seiscientos mil, pues, mi señor! Los seiscientos

mil dólares! Y sabe del que se los embolsó. iSe cae de madu-ro!"

"iDe dónde iba a saber si era un pájaro de paso?""iAsi que en Barcelona...""Pero, mi coronel...""No hay que ser muy Sherlock Holmes para estas cosas.

Seiscientos mil dólares... Al único que se salvó del tiroteotratan de eliminarlo a bombazo limpio..."

El coronel ya ha retomado control. Seiscientos mil dólares.ZSe podrán recobrar? Si el sujeto en Barcelona es efectivamen-

Page 20: Epoca de Descubrimientos

to de Patria y Libertad, basta ponerse duro y ivengan los seis-cientos mil!

"¡No tiene nada que ver, mi coronel!""iPor qué tratan de eliminarlo, entonces? Dos intentos, a la

luz del dia, granada en mano. ¡Está más claro que el agua!I lasta podria ser que lo hayan eliminado ya, en Estocolmo."

Está dando sus zancadas de militar encerrado en una jaula.Va y viene seguido por la mirada atónita del teniente Herrera.Se detiene. Lo está mirando con soma, con furia también, porunos segundos.

"iAsi que usted no puede tragar a las viejas nazistas? Lo quetengo que decirle es que no se le nota. Bueno, no se le notarnucho... iVálgame Dios! iSeiscientos mil dólares! iLo que nopueden hacernos esas viejas nazistas con seiscientos mil dóla-res!"

"Pero, mi coronel...""Era un infiltrado, mi teniente. Se lo doy con mi firma. Era

un infiltrado y ese Ismael Zabala sabe de él y sabe del dinerotambién. O sabia. Pero el pájaro se voló con toda la caja. Seis-cientos mil de los verdes. Sin contar el dinero chileno. Aho-ra... decíamos... el muy bandido se encuentra seguro en Bar-celona, o donde sea, con otra identidad. La sola cuestión es...iAnote, es la cuestión clave! úPor qué tratan de eliminar a Za'bala? No hay más que una hipótesis: el hombre está al tanto,pero se lo guarda. Para él solito se lo guarda. ZPor qué se loguarda para él solito? iQuiere hacerse de los seiscientos mil?Plausible, plausible. ¿Está decidiendo a cuál de los gruposentregar la información sin optar todavia por ninguno? Plau-sible, plausible. Estos tipos están más divididos que una tortaen cumpleaños. En fin, iallá ellos y sus peloteras! A nosotroslo que nos importa son esos seiscientos mil. iSi, señor! Muchomás importante Barcelona que Estocolmo. Pero, de todos mo-dos, iojo con Estocolmo! iQuién nos dice que nuestro desapa-recido no anda recogiendo la parte que le corresponde en Bar-celona? Nunca se sabe. iSeiscientos mil! cA quién expropiarianestos ladrones? iMi teniente, hay que expropiar a los que ex-propiaron a los expropiadores! iJaja,ja! Hágame traer ahoramismito a esa eminencia de Patria y Libertad. iCómo se llamael huevón? iQue me lo traiganl iTrotando, mi teniente!"

21

Page 21: Epoca de Descubrimientos

I ,,,,, I rl, ¡l ¡ I r , !,r r, ri,l,, , ,t,,l,rrlrr rlr. r'olllcrO rOCiadO COn;,,., rir,r,, ,,¡ , I ,1, I, rt rr, rl,, ,1,. l('., l\llrllnez. Casi no puede, ¡ I r.r,rrt'r1,, Irrr,i,,rr:¡Ir(rIiI Sc lc llena de recuerdos

! ,r¡ !:r .t,, l,r rr, rr,,¡.r ,,,1 ll r,lor v cl slbor de la comida. Ser r,r in rrl ',1,, r 1,,,1,, r, )t.rl() (.r¡ rl l)atio de Su casa familia¡, enI rl r ,,,,rr' r'1,, l,,rt,, r'l ¡'1¡¡¡1¡¡¡. I-os Martinez, Eliana y Alber,, ! rj, r , r ,I t,r',,',1r. lrrillr. clt un departamento doble. Estánr ,I lrir,,r¡ ¡1r.,¡ll l¡rrrL. (ilsi un año. Vivieron también por un

r! rrl'¡ ' { r \rJ,r'rtrrit rlcs¡rucs del golpe del 73, en el mismo re-Irr1,r,, r'rr r¡rrr. r'rvio lslrr¿rcl. No pensaban que tenian que volarrrrr.. 1,,¡,',, l.l 11rrl¡rc (lc Marzo del 76 que derrocó a Isabel PeronI,r', i11'ro ¡rir(licalltcnte en despoblado y, conto tantos otros,lrl, r,,s. luvicron que salir a la carrera en cualquier direccion,r ,,rr lrr tri¡rlc A (la Acción Argentina Anticomunista) pisándolesl( )s lilloncs.

Asi llegalon a Suecia y llevan largos meses en el hotel que la(onruna de Estocolnro pone a disposición de Ios refugiados. l)eIos uruguayos y argentinos han aprendido todas las tretas: quehly que hacer, que hay que dejar de hacer: dónde está el dinero, cómo se reparte: cómo dan fe las autoridades de las histor¡as que cuentan sin que haya necesidad de papeles; cuáles sonlas historias que producen mejores dividendos; cuáles son lascarreras univeritarias que cuesta menos simular. Sobre esta úl-tima pilleria, corre como advertencia Ia frase "cirujano del tó-rax." Un cubano llegó a Copenhague pidiendo asilo politico.En la entrevista de rutina con la policía danesa dijo ser cirujanodel tórax. La cosa podia pasar sin más ruido, ntientras el hom-bre no se fuera a meter a un hospital. Desgraciadamente, cuan-do llegó este cubano, habia en Dinamarca una gran denandade cirujanos del tórax, por lo que no costó mucho averiguarque el hombre no sabia ni lo que era un bisturi. Moralcja: unopuede contar el cuento que se le ocurra a las autoridades,mientras no le salga con que es cirujano del tórax.'Iienen sus tretas propias también, los Martinez. Un ejen.rploes la cocina eléctrica portátil en que prepararon el rico estofadode cordero con el que se están chupando los dedos. La mantie-nen oculta en uno de los closets. Alberto instaló el cable. Des-

Page 22: Epoca de Descubrimientos

( iendc Llcsde la terraza de su departamento, por entre las enrerlrrtlcras hasta el subsuelo donde hay arranques eléctricos a dis-¡rrsición. Muchas veces preparan comida en el departanento, asu gusto y a la chilena. Apenas aguantan los platos suecos pre-¡lrraclos en enormes cocinas industriales, desde donde se distri-lrLrycn a escuelas y hospitales. El olor de las salsas suecas, pe-nctrante y recargado, el gusto a nada de las salchichas, la insi-¡riclez de la legumbre, la carne, la fruta, le quitan el apetito al:liana. A veces no puede resistir, todavia no ha entrado al co-nrcdor y ya sale echando pestes contra el almuerzo sueco.

Iln tales ocasiones, Albefto baja al jardín que rodea el enor-nrc edificio. saca de su escondite el extremo enrollado del ca-l)le y lo entrega a Eliana que espera en el subsuelo, junto a untnlgaluz. Muy dificil que a los suecos se les pase por la cabezarrna pilleria así y tracen hasta su departamento la diferencia encl gasto de energia eléctrica. Lo que Eliana y Alberto ni sueñancs que en el pabellón de los jardineros durante la kaffepaus *la pausa del café- los suecos encargados de mantener elcdificio se mueren de risa comentando sus chiquilladas.

lnstalada la cocinilla, Alberto pone una casete con tangos delaño de la cocoa

-"Portero, suba y dígale a esa ingrata"- y se

pone a la tarea de pelar papas y cortar cebollas. Eliana que hasalido a trotar por los senderos de un bosque vecino luciendoun buzo rojo, botas y guantes de nieve y un gorro bolivianoque Ie cubre hasta las orejas, pasará de regreso a comprar eicordero frigorizado al superntarkef que esta semana lo vendeen extra-pris. Los extra-pr¡s son precios rebajados hasta unc¡ncuenta por ciento, y cuando se aplican a la carne quiere de-cir que el plazo terminó, que se come hoy o se pudre mañana.

Ahora es cordero estofado con papas y arvejas. El viernespasado fue un almuerzo de pato a la cacerola con puré y congrandes advertencias de parte de Eliana:

"¡No se te pase por la cab'eza invitar a Birgitta!"Después, relamiéndose, le dieron las explicaciones. Tenran

que ver con la procedencia del pato."De repetirse el plato, ¿verdad?"Alberto estaba casi sin contenerse sonriendo a Eliana."¿Le contamos o no le contamos?"Ismael fue informado, con una presa de repuesto y un

cucharón de puré. Los patos, porque eran dos, no uno, veni¿rn

Page 23: Epoca de Descubrimientos

directamente del Iago vecino al bosque por el que trota EIianatodos los dias. Sólo Eliana, porque Alberto todavía duda que

exista el colesterol. La pareja no podía creer cuando al día si-guiente de llegar al hotel salieron a dar una vuelta. Lo primeroque vieron al llegar al lago fue una bandada de patos silvestres,graznando, nadando, volando sobre el agua.

"Venían a nuestro encuentro, ¿te das cuenta? ¡Patos silves-tresl Aqui están acostumbrados a que los suecos los alimentenen inviemo. Vienen a comer de tus manos."

Mientras Eliana contaba, Alberto abria la boca mostrando to-dos los dientes. reía siniestro retorciendo las manos empuñadas

como si tuviera agarrado el pescuezo de un pato."iCrac, crac! iDos patos al saco! Ni cuenta se han dado los

otros de la banda. Cada vez que volvemos con el saco vienencorriendo como si les Ileváramos el desayuno."

Ismael se queda a medio mascar. ¿Estarán bromeando? iPoreso eran tan categóricos sobre no invitar a Birgitta? Eliana co-

menta riendo, llenando de nuevo el plato de Alberto:"Si Birgitta llega a saber, es capaz de llevamos a los tribuna-

les. "Eliana y Alberto cambian miradas y ríen a dúo como tantas

veces lo hacen. No, seguro que están bromeando.Ahora comen cordero estofado como la gente, se sirven en-

salada chilena como la gente, beben vino tinto de Mendozaporque no hay otro, y para redondear la cosa escuchan músicachilena que unos parientes de Eliana que viven en Concepciónle enviaron en casete en los tiempos de Buenos Aires. Mientrasmondan las últimas costillas con las últimas barbaridades de

Pinochet, suena la guitarra y canta Margot Loyola:

Toma tres cuartillos,cómprate un zorzal,si te sale malolo echáis a volar.

Después de los duraznos en conserva con el conchito de tin-to, Ismael y Alberto se levantan dándose palmaditas en la pan-za. De la limpieza de la loza hay que ocuparse en la tina delbaño y le toca al invitado. Eliana baja al comedor con un termoa preparar el café.

24

Page 24: Epoca de Descubrimientos

"iCómo anda ese curso de sueco?"Alberto habla a gritos desde la terraza mientras inicia la ce-

remonia de meter la cocinilla en su caja. Opera mirando ner-

uioso y sospechoso hacia las otras terrazas, hacia el jardin, ha-

cia la plaza'donde juegan niños suecos y niños exiliados, . cabe-

',r, nag.u, y cabezás rubias. Cualquiera diria que la cocinilla es

un trañsmisor clandestino lsmael' fregando y enjuagando, no

oye nada. Lista ya la caja con la cocinilla para ocultarla en el

rincón más oscuio del cioset, Alberto viene a la puerta del ba-

no, enciende un cigarrillo y repite la pregunta.';¿El

"urto de suéco? Lento me parece, lentísimo.''

Como casi en todo, tratándose de Suecia y de los refugiadospoliticos, Alberto parece persona al tanto de la situacióncompleta.

"Si, si, muy lento. Son cursos pensados para trabajadores' no

nrrra universitarios.""Bueno, el que yo sigo está planeado para los extranjeros que

van a ingresai a la univeridad. Eso me dijeron cuando me ma-

t riculé. "'isi, .ro dicen siempre. Pero no es asi. La mayoria de los

¡rrofesores que enseñan sueco a extranjeros fueron preparados

i.,,rra enseñailo a inmigrantes: a italianos, griegos, yugoslavos,

iinlandeses... gente qre viene aquí a trabajar, no a estudiar en

las universidades.""Así me han dicho que es la cosa. Pero a mí. ""iAsí es y punto! A nadie le importan los refugiado-s- politi-

cos. La buioóracia sueca los considera inmigrantes' Y asi se

r¡uedan, sometidos a las reglas que se crearon para los que vie-

nen a trabajar.""¿lnmigrantes?"Alberto aspira Y se infla Patemal."Si, seRor. Lo descubrí apenas llegué. iPara lo que- cuesta!

No só si los demás son tontos o se hacen. iFigúrate! Muchosllcgan aquí con estudios universitarios. Hasta con titulos' Abo-gráos, eionomistas, psicólogos' sociólogos. Pero,.ólos hacen

valer? iQué va! Se hacen la ilusión, pero la verdad es.que si-

gu.n "oño

borregos el mismo camino que se estableció^en los

lnos 60 para un montón de campesinos analfabetos de Grecia,

Yugoslavia, Finlandia, pobres diablos que vienen aquí a reunir

25

Page 25: Epoca de Descubrimientos

un capitalito dándole a un latón con un martillo mecánico. iAsies, el mismo camino! Dime tú, ison imbéciles o se hacen?"

ismael se siente sacudido por la revelación. Avergonzadotambién. Lleva ya cerca de cuatro meses en Suecia y parece

que ni la nieve ha descubierto todavia Es cierto que ha estado

estudiando sueco. Además... todo ha sido sueco y Birgitta'Birgitta y sueco. Mucho más Birgitta que sueco. Al teatro con

Bir"gitta que traduce las réplicas para é1, muy despacio.en el

oidó. besándolo casi, pero sin besarlo en absoluto, racional,eficiente, deliciosa. A la ópera con Birgitta que tiene la parti-

tura en la falda sobre los muslos largos, largos, y que disciemelos instrumentos mejor que el mismo director de la orquesta'Al museo con Birgitta que le refiere las andanzas de un Rem-

brandt por Europa en el siglo XIX o los problemas casi inso-

lubles que plantea la reparación de un Rubens. Al bosque con

Birgitta quó anticipa los colores de los brotes todavia cerrados,

la especie de las mariposas que aguardan la primavera en sus

crisáiidas. Al parque con Birgitta que sentada en un bancorepasa su sueco, cáyéndole el gorro del abrigo de piel sobre laespalda, sonando cristalina su risa en el aire helado al oir el

sueco de su pobre alacalufe que dice "repollo" en lugar de"carbón", "prostituta" en lugar de "renta" sin que se le muevaun músculo de su cara huesuda y perpleja. Sí, Birgitta lo ha

conducido a otros mundos en estos meses, igual que él condujoa Mónica a otros mundos en los años caóticos del GobiernoPopular cuando estaban mirándose extasiados bajo los pinares

en lo alto del Cerro San Cristóbal y Mónica reia, y lloraba de

pronto, resentida, furibunda, enamorada hasta los cielos de su

pequeño burgués bueno para nada que la sacaba de la co¡rientede ias cosas. de la calle saturada de gases lacrimosos y el com-promiso histórico con el proletariado, llevándola a la estratós-iera de los problemas etemos. Birgitta, entonces... y Mónica ..

Alberto eitá mirándolo con aires de triunfo, desafiándolo aque se saque un gorro de burro que le cae por encima de las

orejas. Ismael se oye decir."Algo así tendria que denunciarse...""Denunciarse? cQué crees que fue lo primero que hice al

llegar aqui? Fue en una reunión de tutti quantti. En el comedor,abá;o. estaba lleno de revolucionarios. iLes hubieras visto las

caras! Tal como la tuya ahora. Se miraban, me miraban' se

16

Page 26: Epoca de Descubrimientos

volvían a mirar. ¿Era posible? ¿Era concebible? El trato de in-nrigrantes, ia ellos? Primero, todos querían hablar' Después,

no habló nadie.""No entiendo.""Pero, si es tan simple. iNo me digas que no 1o pensaste tú

tarnbién?""¿Qué?"Bieno, entonces no lo pensaste. Pero ellos sí, y después de

¡rensarlo se quedaron callados. ""cDe qué eitás hablando tú? iNo entiendo nada!""Pero. hombre, ino ves que con esa denuncia separo a los

intelectuales de los obreros?""Bueno... iy qué?""Es lo mismo que pregunto yo. áY qué? Pero no ellos A e-

llos no vas a venir tú a separarlos de los obreros. Esa es una

Drovocacion que no van a tolerar' iPedazos de imbéciles! Antes

Lue afirmar su identid¡d de clase y su superioridad son capaces

,.ie estar toda la vida dándole a los latones con los martillos'iDiosito lindol ¡Estos son los jueguitos que nos han hundidoliMe creerás que hay algunos que se sienten felices con el

cxilio? Por eso, precisamente, porque han podido identificarse

con los trabajaáores. Realizan su sueño: ser obreros' il-osidiotas !"

Alberto, seguido ahora por Ismael que ha terminado con los

platos, trae dó la terraza la pequeña cocina en su caja Mientras

habla ciuzando el living ha ido a parar sin darse cuenta al rin-

cón que forma el sofá con uno de los sillones. Atascado, aga-

rrandb con los dos brazos la cocinilla contra el ombligo, mira a

Ismael."iRecontras, parece que estoy embarazado! cQué será, obrero

o intelectual?"Eliana vuelve con el termo del café. Ismael no puede sustra-

erse del espectáculo de verla caminar. Una belleza atacameñaque ya se quisiera Gauguin. La cabellera negra, abundante, le

cie iobre lá espalda y los pechos. Sus ojazos parecen arder en

el rostro cobrizo, firme y anguloso Goza Eliana adivinando el

gozo de Ismael."iPor qué tanta risa?""Le coñtaba, aqui, al caballero recién llegado' la historia de

los tipos con el complejo obrérico."

27

Page 27: Epoca de Descubrimientos

Eliana está poniendo las tazas y una bandeja con galletassobre la mesita del living. Sonríe a Ismael.

"Si... Esas... expansiones suyas son lo que nos da más fanra.El complejo obrérico es una."

Ismael ya está al tanto de esa fama. Y los Martinez saben queestá al tanto. Más de uno, a Ia sobremesa, en el comedor o enla amplia sala de entretenimientos que hay en el mismo primerpiso, se ha acercado a advertirlo acerca de los agentes y soplo-nes de la DINA que abundan entre los refugiados. Son las mis-mas historias de Buenos Aires. De los Martínez le han dichoque se ande con mucho cuidado. La CIA llega a todos los rin-cones, pero a ninguno con más facilidad que al de los trotskis-tas. Las "expansiones" de Alberto como las Ilama Eliana, seproducen a veces en el mismo comedor; el agente trotskista dela CIA disfruta y le da codazos a Eliana cuando los comisariosy las comisarias cambian miradas de sobreentendido untandocon mostaza las albóndigas suecas.

"Si, nos dan fama. Pero con ésta de que nos tratan como sifuéramos inmigrantes griegos nos ganamos un pasaje a Goten-burgo."

Ismael siente curiosidad. Gotenburgo, en su imaginación deniño criado en Talca con cuentos junto al brasero, es lugar re-moto de historias góticas. Todavia debe haber elfos, gnomos,duendes y hadas madrinas en Gotenburgo.

"l,Gotenburgo? iA qué fueron alli?""iOh, un congreso... No recuerdo el nombre. iCómo era,

Eliana? Algo sobre trabajadores y estudiantes extranjeros enSuecia. Por eso que te contaba nos enviaron... por esa expan-sión... ia Gotenburgo los boletos!"

Alberto y Eliana se miran jugando como siempre a los niñospicaros. Apenas contienen la risa. iNo será verdad que son a-gentes de la CIA? Alberto enciende otro cigarrillo, se entusias-ma con sus historias. l-as cuenta a la chilena, más como chistesque como historias. Es de rostro pálido y enjuto Alberto; lamelena entre negra y castana le cae lisa hasta las orejas. Viveacariciándose una barba que hace tiempo se afeitó y sus ojososcuros, pequeños, penetrantes, no se avienen con su voz quees suave y femenina. De mediana estatura, casi en los huesoscomo Ismael, parece un Aramis de mosqueteros politicos es-

2IJ

Page 28: Epoca de Descubrimientos

grimiendo sus argumentos en el aire porque no hay quien se

rlreva a enfrentarlo."Allí estaban todos los burócratas, los de la oficina de inmi-

gración al centro, flanqueados por los del -mercado de. trabajo y

ios de la universidadl ios représentantes de los estudiantes da-

l¡¿r¡ vueltas como mosquitos; los de los trabajadores finlande-scs, yugoslavos y griegos, veteranos en esta especie de tomeos

rue"ó., l"t tiraban manotazos para que se fueran a sentar a otra

¡.r".t". Éo. fin, cada uno ante su botella de gaseosa, su tacita de

café, su platiio con galletas y su carpeta con toda la informa-ción y 1á agenda, estaban los burócratas sin faltar uno' muysentaáitos. Eliunu y yo, representantes de los refugiados politi-

cos, sentaditos también en un rincón mirando a todos lados sin

iÁiitar. vie"en los discursos de rigor, de bienvenida, de soli-

claridad, de buenos augurios. Luego, el objeto de la c-onvoca-

ioiio, "i plun general y la formación de comisiones iJaja,ja!

I-as que sudé en la comisión mia tratando de colocar mi propo-

sición sobre los refugiados políticos. El presidente de la comi-

sión, un estudiante sueco socialdemócrata, me miraba sin en-

iendór. ZRefugiados politicos? iDe qué está hablando éste?

- Pero, camarada presidente, Zque no ve que formamos tres

categoriasi Trabajadoies, estudiantes, refugiados políticos Su

modilo tiene que modificarse. No son dos categorias, son tres'

V"u .i "uro,

yo no toy ni trabajador ni estudiante, soy refu-giado político."

El cámarada presidente sigue turnio como al comienzo'-¿Có*o, que no es usted irabajador ni estudiante?-.áDe dónde

salió con ésá? O es usted trabajador o es usted estudiante'

Camarada presidente, ino me venga con escolásticasl-Yo no le uéngo con esco... esco... ¡es usted el que me viene

con esco... esco... iJajaj a!

En fin, que después-dé las disputas de comisión vamos al

pleno. Cuando le tonesponde hablar al camarada presidente de

nuestra comisión, comiénza su informe... áCon qué, crees tú?

.lusto con mi ya célebre doctrina de la división en tres, no en

Jás, del géneró sumo. Lo hace como pidiendo disculpas y va al

pizarrón -a dibujar el modelo. Antes de llegar, los de la mesa

iirectiva han recuperado el habla y lo devuelven a su asiento a

gritos. iY ahí terminó la historia de los refugiados politicosl"

29

Page 29: Epoca de Descubrimientos

-6-Ismael está todavía con la boca abierta y los Martinez en lomejor de la risa cuando suena el timbre de la puerta. Elianacorre a abrir. Exclamaciones en el vestíbulo. Saludos, abrazosy besos. Son Marina y Jorge, una pareja de argentinos de Cór-doba que viven en un campo de refugiados a unos cien kilóme-tros al sur de Estocolmo. Llevan más de un año alli estudiandosueco y preparándose para "entrar al mercado de trabajo." Nose complican mucho en este intento. Es sólo un recurso paratener apoyo económico mientras tratan de ser admitidos en laUniversidad de Lund, en el sur. Marina tiene el tipo atacameñode Eliana. Una se crió al este de los Andes, la otra al oeste.Son a cual más guapa y cuando van juntas por el centro de Es-tocolmo dan el espectáculo del dia. Muchos fines de semana,como éste, Jorge y Marina viajan a Estocolmo para sacarse deencima todo el fastidio, el aburrimiento y el pelanrbre del cam-pamento donde hay cada caso, dice Jorge, como para llevar auna docena de psiquiatras al manicomio. Jorge un cordobéscon proporciones de gigante se aproxima a la treintena al mis-mo paso que Alberto; Marina y Eliana no han sabido establecertodavía cuál es la que tiene 25 años y cuál 26. Se conocen des-de los anos del Gobiemo Popular las dos parejas, cuando en elsur de Chile trabajaban codo a codo con los mapuches con laesperanza de incorporarlos a la lucha de clases. Alberto teniasus reparos teóricos y prácticos con los mapuches; Marina yJorge ni siquiera se detenían a pensar.

"Hay que echarle p'alante, como dicen ustedes, se hace ca-mino al andar, como canta Serrat, y en el camino se arregla lacarga como dijo ... iQuién fué?... iCaupolicán?"

En cuanto a los mapuches mismos, los soslayaban con másrecelo que si se tratara de los godos de Pedro de Valdivia meti-dos en sus armaduras.

Marina y Jorge salieron arrancando hacia Chile en el 70 conlos militares pisándoles los talones; de Chile, volvieron a Ar-gentina, en el 73, otra vez con los militares detrás de ellos; deBuenos Aires volaron a Tel Aviv, esta vez corridos por la tripleA. De Israel volaron a Estocolmo con cierta premura, aunquenadie ha podido averiguar de qué arrancaban. Todo esto lo

30

Page 30: Epoca de Descubrimientos

(:ucntan repartiéndoselo las dos parejas, -para información de

i;';;;i, .t; gritos y risotadas miéntras Eliana cuelga los abri-

g,,l y Éoirorluucia los ceniceros' corre al departamento vecino

I peáii prestado otro termo y baja de nuevo al comedor por

'.rrir, ""ié, ¡orge huc" el resumen de la odisea estrechando con

su brazo derecho a Marina::'rlos iAealistas de la legua rajando de una parte a otra por el

nrundo"' il nu"¿un mirando a Ismael que tiene una conlribución que

r,,,..r]áunqua vacila óNo lo iran a tomar por un pedante? Ios

latinoameriianos rajados, dice sonriendo nervioso' se conten-

ii " "ü .i ""-¡re -i'refugiados"

Todas las iglesias les dan el

;lli;"-^";*ü;;, "refugiaJos" Pero los suecos los llunan "poli-

tiska flvktinga;tr. " iY bien? 'Ejeml "Flykt" es huir' escapar" '

irujar!'Ñ¡uiinu y Jorge se han quedado en silencio, asimilando' Al-

berto no "n"uañtru

nada que asimilar' Va y vuelve con la mira-

,-la desde el alacalufe a los argentinos'"Bien...cY?""¡ó.

"leó que sirva el cursillo de sueco! Un hombre va a-

tr";;;J":bt; va persiguiéndolo' Un tercero abre la puerta de

r;;;;u ¡;r" que el 'que

árranca se refugie en ella' iCómo va a

lár.rluifu" el'que viene arrancando? ZEscapado' perseguido'

refugiado? Loi suecos nos nombran, no como tendrian que

ito,r"bautno, ellos, sino como tendriamos que nombrarnos no-

sotfos."''Áio..to sigue sin entender. lo que lo- t:tl: T.Yv.

m,olesto'

, ó;;;;;;.';;te alacclule recien llegado? íPolitisk flvk ns!

iñ.h. l;r;r;; iPotitisk flvktiry! Seguro que esle mono sahio

lrizo un curso general de tonterias con esos pala-breros Duenos

,r,"á ""¿,

qre"rangan*uban en la universidad iEran unos im-

ir¿.i.t r-iu'nu¿u eia el ser y el ser era la nada iY les pagaban

nor eso!;;;i;", en gruesa chomba de lana marrón, amplia falda es-

.,o".iu v talceiines de Chiloé' se echa atrás en el sofá.juguete-

""io ""'. l.t dijes mapuches de su collar y un cigarrillo.sin en-

;;;;.;;; ;i regazo. Éstá mirando a Ismael como una alfabeti-

zadora a su ahlmno aventajado. Se vuelve a Jorge, que se pone

,l""oii.Áp"t" el fondo dé los bolsillos de su chaleco con las

',",ioi-*óuÁu¿as y va dando con el pie a una pelota imagina-

l1

Page 31: Epoca de Descubrimientos

ria. En la puerta que da a 1a ferraza se detiene, gira su cabezaredonda y semicalva y revuelve unos ojos brillantes y furiosos.Habla a toda la asamblea mirando por encima.

"L,o que quiere decir que ni para nombrar servimos"Alberto cruza una mirada rápida con Marina. Quiere alzarse,

ir al encuentro de Jorge."iMe vas a decir que. .."Pero Jorge está mirándolo con ojos de sorna y amenaza que

dicen: iVamos a correrla de nuevo por la vez enésima? Ismaelno tiene idea de 1o que está ocurriendo ahora. Estos tienen unpasado común, iqué duda cabe y qué sabe él?

Marina se endereza y enciende su cigarrillo como si oyerallover. Hay una operación archisabida que llaman entre ellos"aterrizaje ideológico". Las causas del aterrizaje ideológico noson sólo los fracasos de la izquierda en Brasil, Uruguay, Chiley Argentina. También hay que considerar el choque traumáticocon las sociedades europeas. En esto del aterrizaje, Alberto,Eliana y Marina consideran que llegaron a tierra firme y que en

tierra firme pisan. Es Jorge el que sigue descendiendo sin que

nadie sepa dónde irá a parar. Para las comisarias y comisariosdel hotel que han tenido oportunidad de tomarle los puntos, es-

te Jorge es, lejos, el más nihilista o más agente de la CIA delos cuatro. iDice unas barbaridades iSi supieran estos ingenuosde los suecos los monstruos que amparan!

La pareja argentina se marcha. Los otros se han levantadopara acompañarles al coche cuando suena el timbre. Es Bir-gitta. Viene resoplando, ha subido a salto las escalas. Se dis-culpa con Eliana; viene a hablar con Ismael y como no lo en-

contró en su departamento ha pensado que podria estar aquí.Habla en sueco con Eliana, pasa al inglés con Ismael. Trae no'vedades: la petición de Ismael de ser aceptado en alguna uni-versidad sueca para revalidar su título en sociología ha sidotramitada con buenos resultados. Puede preparar su doctoradosueco en la Universidad de Lund. Allí lo esperan a partir delinicio del año académico. Se levanta un griterio tal que Birgittase lleva las manos a los oidos. Jorge y Marina no pueden creer.Van a estar juntos y en el mismo departamento universitario.Alberto está palmoteando a lsmael.

"sociología en Lund. iEso quiere decir Lars Mossberg!""iQué?"

32

Page 32: Epoca de Descubrimientos

llirgitta va a decirle qué, pero Jorge se adelanta';'¿Ño oitt. todavía di Lárs Mossberg? iMarxista, maoísta'

lcministal iEl teórico número uno de la izquierda en Suecia!"

E.liana y Marina cambian miradas que Birgitta sabe interpre-

tar. A la prirrera brisa, saltan y danzan sus hombres como en

krs buenos tiempos.irInu"l quiere^saber cómo hará para financiar su doctorado'

I arnui¿n tiae noticias sobre esto Birgitta Con su aceptación a

1,, Üniuárrl¿a¿ de Lund,llegó la concesión de un préstamo de

"itr¿iot. lsmael está mirañdo a Birgitta sin saber que decir'

ij" io "i ¡.LU..to quien interviene. Reconoce la eficacia de la

burocracia sueca, reconoce el esfuerzo y la generosidad en la

,,,.r"iOn a ios reiugiados políticos, reconoce la paciencia y laii:ll".n"iu de los s"uecos, iobre todo cuando entre los latino-

,,i".ri"unot es casi rtniversal la ingratitud y frecuente el abuso'

i;.ro Áiu.rto igual se fastidia cuando confronta el paternalismo

,1" tu ¡utoaru"L sueca. El caso de Ismael es una muestra míls:

ios burócratas han hecho un paquete consultándose por teléfo-

,-. f¡t "ste

oyendo a los burócratas: de la oficina de inmigra-

lüná Uun"o ástatal, a la universidad, al departamento de so-

"iár.giu. Después de ponerse de acuerdo, comuníquese al.soli-

.iiu"É-, ¿"u. '¿.ctorar;e, debe doctorarse en Lund, debe finan-

;i;;;con un préstamo del estado. Punto' Birgitta siente casi

con los oídos el rechinar de los dientes del rebelde;Corno si estuvieran de acuerdo, ieh? L¿ Oficina de Inmigra-

ción, la Universidad de Lund, el Banco del Estado ". .

Á'nirgitta nunca le resultó muy simpático Albe¡to Martinez'

Ni ningino de estos cuatro, para decirlo todo. il-os conoce a

estos c"uatro! Bueno, por conocer, casi no hay lat¡noamerlcano

en los alrededores qré no conozca. Pero conocerlos es una co-

ia; comprenderlos, otra muy diferente Ni siquiera a Ismael 1o

"o-pr"na", con todo el tiempo q-ue le-dedica Lo hace' en par-

te, por la áisión más o menos iniormal que le han asignado los

cle inmigración. Sólo en parte. Los sentimientos cuentan"'iCuenta"n siquiera por esta vez! Con este hombre que la atrae'

""v" p"iio" ie entra en el cuerpo c-uando siquiera lo,roza " Pe-

ro-iesa distancia. esa reserva! .. tO será pura estolidez primiti-

va, pura carencia de civilización? áSerá que trata de -compren-d;;ig; donde no hay nada que comprenderl iVendrá de allil" ir;;, el calor que la atraei iPodnan ser amantes ya! z'Y si

Page 33: Epoca de Descubrimientos

fuera, contra todas sus intuiciones, un terrorista? ZNo es. pro-

UoUl"f iuU" cosas terribles de la vida de Ismael, cosas de las

óu..rt. no habla una sílaba con ella.' Y ahora, las suspicacies

i" nl¡..to. . . iQué quiere sugerir?. . isospechará lo mismo

ou" *ifu sospechal Birgitta decide no haber oido y pasa a in-

formar clel Prestamo a lsmael.--;gi pt..tá.o se concede de seis en seis meses' Hasta el tér-

r.t.'ino be los estudios. Administrándolo bien, el dinero alcanza

prro .l uno sin problemas. Si no. no queda más que trabaiar

clurante las vacaciones. ""Trabajar ien qué?""No faita. Los trabajadores suecos tienen sus vacaciones en

verano. Hay trabajo de reemplazo. De toda especie "

Alberto tiene una acotación que hacer' Birgitta sonrie apenas'

"Tanto como de toda especie' no. Digamos mejor toda espe-

cie de trabajo... inespeciiicado. No cualificado, como se dice

ium¡i¿n. Yendo más ul d"tull", cortar el pasto, sortear la ropa

en ia tuuuna"riu, hacer las camas en el hospital, lavar los platos

.n "i

rittuu.unt", fregar pisos' cambiar los pañales a los viejos

en el hospicio... iCosas asi!"Birgittá considera que tiene que decir algo, no sea más que

nor reDeto de si mislna.' ""Que hay de malo en trabajos como ésos?".

"Ñiáu a"'mato. Son la honra de quien los ejecuta' Me saco el

sombrero ante el que me saca.'. la mugre' Pero eso no quiere

ili; qr; iea traoá¡o cualificado. Eso es todo lo que estov di-

ciendo. La pura Y simPle verdad."''siicitá "iá

tinti"ndo palpitaciones en las sienes' iQué se ha

.t.iá5 .tt", este... Pero, cuidado, la civilizad¿ es ella.'.áver-

á"áiltrnu"r siente rabia contra Alberto iQuó agresividad es

ásta? iY Eliana y Marina sonriendo tan satisfechas! Veamos'

hugá.ot las cuentas. Van cuatro meses en Suecia' No ha gas-

iuío u.t ""ntuuo

de su bolsillo y hay teléfono, agua caliente'

calefacción y hasta televisión en colores en su departam€nto'

L" rrán oür"áuiudo excelente ropa de inviemo,-material de es-

tu¿io, ti"n" ónseñanza gratis, hóspital gratis, diversión gratis'

Se propone adquirir un coche. De segunda mano, cierto; pero

." brliia tendria que trabajar por anos para conseguirlo'- si es

áue-to consieue. Átbeno". ique no venga con historias Alher-

ill ta*poco-et ha gastado nada de su bolsillo en todo el tiem-

Page 34: Epoca de Descubrimientos

tx) que lleva en Suecia. Ni é1, ni Marina, ni Eliana, ni nadie'

il" iodos los que están en el hotel y en los campamentos, lna-

rlic ha gastadó un centavo! Viven todos en departamentos tan

bucnos'como el suyo, atendidos como no lo serían en Latino-

lnrérica si gastaran en ello todo su sueldo' Pero se conducen

,',,n.rn orrn""aat rusos emigrados de sus palacios' iQué está

ir,,.i.náo Alóeno? iAleganáo por que le den trabajo calificarlo?

i.,t ett aque traba¡o cálificaáo puede realizar é1 en.Suecia?

Aou¡ llesi Birsitta con noticiás de matrícula gratis en latl"i".rr¡¿"u¿, coñ prestamos de estudio. áY qué hacen -Albertoy Los demási Escupen a Birgitta, eso es lo que hacen' Y él' ¿'no

cstri haciendo lo mismo?tlirlitta mira a Ismael. iQué gente es ésta? Ella ha tenido que

u"i-"6n iefugiados de distintoi lugares. Americano.s hlyendo,tc la juerra áe Vietnam, judíos escapados de.Polonia,. hindúes

..l^orlíuJot de Uganda. cñinos huyendo de Vietnam' de Jr4ala

.irl .iiLr*t perse"guidos en Etiop¡a. Pero. esta gente" uQue le

ocurre a esti genté? ¿Será cierto lo que dice la literatura popu-

i,"i ¿S.ra cie"rto que el trato que le damos ofende su machis-

,r,,,r, su honor, su condición de señores? iSerá que detestan

nuestra social democracia? áSerá... será que inventan razones

l)irrl comer tranquilos de nuestra mano como si nos hicieran un

i,,uáti- ii.aUaio calificado! Y el señor Ismael Zabala ¡tan dife-

r."nG uho.a! tQuién es, al fin de cuentas? Uno más de estos iz-

,niiLroitot coi pedrigee ? iUno más de estos buenos para nada

,j ,.o no sea tomar café, fumar y darle a la lengua con cargo a

"u.ri.ot servicios sociales? I-os de la Oficina de Inmigración

sie;." torn¿n¿"lo con pinzas. óUn terrorista? iBah, no se le

,,,iia! iPor eso lo están sacando de Estocolmo? t'Sospecha algo

ilsí este otro que me fastidia con su trabajo calificado? Dicen

t¡rrc han entrado agentes de Pinochet, que le siguen los pasos'

ilÑ" riia fantasíaiiPor qué no habla el señor lsmael Zabala1

LSerá un cobarde? áEstoJ son los apasionados amantes latino-

rrnrericanos? ¿Estos son los temibles terroristas latinoamerica-Ittl s?

Llirgitta no se guía por las novelas ni por las películas cuando

sc traia de estas-cosás. Eso también tendrían que saberlo los

tlLrc Ia enrolaron en esta aventura. Algo habrá, entonces ' sólo

ijrre hasta aquí parece que no hay nada.

35

Page 35: Epoca de Descubrimientos

La risita suficiente y triunfante en el rostro afilado y pálidode Alberto está quemando todavia en el alma de Ismael cuando

se amontonan todos en el pequeño vestíbulo del departamentoponiéndose las botas, los abrigos, los gorros. Bajan por las es-

calas del hotel a despedir a Marina y Jorge. Birgitta va a la za-ga con ganas de llorar. ¡Meterse en éstas, con éstos!

Está oscuro ya, aunque es temprano. Apenas se distingue lapareja argentina que se aleja por entre los coches estacionadoscontra parapetos de nieve. Jorge grita invitaciones a comer conellos en el campamento.

"Para despedir a Ismael... Le preparamos un asado a la ar-gentina... Pero iustedes llevan el vino!"

Hay gente todavía en el comedor. Al lado, en la sala de en-

tretenimientos se juega ping-pong, ajedrez Hay grupos frenteal televisor y mesas donde se juega a las cartas. Alberto se

vuelve a Birgitta y Ismael que se están poniendo de acuerdopara lo mucho que hay que hacer la próxima semana. Alguien,desde una mesa donde se toma café, hace señas a Eliana. Al-berto pone una mano conciliatoria en el brazo de Birgitta

"áUn cafecito?"Birgitta se echa a caminar hacia su coche, diciendo no con la

cabeza y las manos en alto. Va bailando su no Birgitta. ¿Uncafecito? óUna conversacioncita? áSobre qué? áSobre el trabajocalificado y la revolución permanente? ¡Estos tipos! iNo los va

a entender nunca!

.1-

Ismael se vuelve dando la espalda a la ventana de su dormito-rio. Es una noche de luna que tiene el cuarto a media luz. Hayque concentrarse de nuevo. Se le va la cabeza, se le pierde en

asociaciones sin sentido. El arma primero, concentrarse en elarma. EI arma tiene que estar esperándolo en Barcelona. Otrasolución no hay para el arma. iNi pensar en adquirirla en Sue-cia, ni pensar en salir de Suecia armado! l-os dólares los tieneya. De banco en banco y de cien en cien ha ido comprándolos

36

Page 36: Epoca de Descubrimientos

lla enviado cartas certificadas a Berlín. Recomendadas, dicen

cn Suecia. Alguien tiene que encargarse en Barcelona Alguien..le entera conf]anta. ¿Quién? El que sea tiene que dejar el arma

en un casillero. Si posible, en el mismo aeropuerto l-a llave en

un sobre a ru nomb.". Trabajo simple. Viaje turistico de una

i"-*u u Costa Brava. Se parte un sábado, se vueive el sábado

siguiente. La víspera entonces, el viemes en la- noche Si es

nóesario aguardárá en el subsuelo hasta la madrugada, entre

los coches iparcados allí. La perfección de la simplicidad A-guarda en la oscuridad El canalla que entreg-ó-al grupo, esta a-

¡r,,.iunao el coche. Ha dejado en la entrada del enorme edificioite departamentos a su amante,la que trajo de Buenos Aires'Mieniras estaciona el coche, en el garage del subsuelo, la mu-

¡ur ha subido a preparar la tina del baño, los tragos de whiskycon hielo. Ahora, dando un portazo' tarareando una samba y

.rstañeteando el llavero que cuelga del pulgar. el canalla viene

como mandado a posar ante el cañón de la automática Si, un

.iqu"-u más o menos así. Pero faltan los detalles' Muchos

tlcialles. Ismael se vuelve de nuevo en el lecho' Un silencia-(lor. Automática y silenciador. Tiene que ser a boca de jarro'

Ño pue¿o darme il lujo de fallar. ¿Cuánto tiempo desde la úl-

timá vez que disparé? A boca de jarro, sin la menor posibilidad

,i. qr" t.'esquive. iLa salidal iHay que asegurar la,salida!LSubir al depártamento? No, no vale la pena. El dinero.lo tiene

todo en el banco. iBse sí sería un broche de oro! Recobrar los

ttólares. Devolver el paquete entero' iNo, entero no! Una parte

¡rara la tumba de Mónica. Una tumba romántica en el Cemen-

icrio Católico rodeada de sauces y él bajo la lluvia' Mónicarcvolucionaria se reiría, si, pero con los ojos llenos de tiernas

lugrimas. Las aceras desoladas de El Salto, los pinares oscuros

cn"las faldas del Cerro San Cristóbal. . El y Mónica para siem-

l)rc en su corazón bajo la lluvia... Se vuelve otra vez de espal-

r.la a la ventana tragando sus lágrimas. iCómo decia ese vene-

zolano recién llegado a Estocolmo? Lo encontraron con Bir-

Éitta en el restauñnte del Teatro Nacional. Anda también muy,¡rimado a su sueca de Bergman ese venezolano' Habla de

Nietzsche y ZaralvsÍa. Birgitta se ríe, pero él lo toma en serio'

¿,Si fuera verdad? Dibuja sobre la servilleta el venezolano y

turbla como los charlatanes de Avenida Franklin'

37

Page 37: Epoca de Descubrimientos

"Siendo el tiempo disponible infinito y cambiando sin cesartodas las cosas, la configuración primera de las particulas queforman el universo no puede menos que repetirse vna vez."

Birgitta se queda mirando al venezolano: iSerá un payaso,será un loco, un idiota? Termina por reirse Birgitta. Pero elvenezolano no se inmuta.

"iTe digo que se repite! Las partículas tenian una configura-ción al comienzo. Si están pasando de configuración en confi-guración, itodo, sin faltar un detalle, se repetirá otra vez! Y o-tra vez y otra vez y olra vez en una serie sin término. iEl eter-no retorno!"

El venezolano se zampa de un trago la cerveza que le quedaen el vaso. Entonces, ZMónica volverá a existir? iToda la vidade Mónica como una pelicula que se proyecta de nuevo! iMó-nica otra vez! La cabellera oscura, rizada, brillante, cayendoentre sus pálidos dedos, los ojos tristes recorriendo las páginas,los labios ávidos moviéndose silenciosos como si rezaran losultra-argumentos de Marcuse. iMónica otra vez! Apasionadacomo un discurso de Guevara. Mansa y tiema, acariciándoloincrédula en la mejilla, en esa escalinata de Plaza Nuñoa. Aba-tida en sus brazos, murmurando para si, desconcertada, deli-ciosa, sin saber qué hacer con su felicidad pequeño-burguesa yla urgente revolución del proletariado. iMónica otra vez! Ca-minando descalza a su lado por las playas de Llolleo, por lasriberas del Maipo. úVolvería Mónica a llorar desesperada y ar-diente golpeando en su pecho, insultándolo, besándolo, bajolos eucaliptos en las quebradas de Peñalolén? Todos los instan-tes tan intensos de amor, ivolverían y volverian etemamente?Pero, entonces, eternamente volverían los otros instantes...Mónica con el hombro destrozado, el hijo en el vientre...

"iHuye, Ismael, huye!... Si me amas, ihuye!..."Sintió ese ahogo de todas las noches, ese dolor en el cora-

zón... Dio vuelta de nuevo. Pasó el brazo bajo el almohadón yabrazó con fuerza. ZNunca, nunca más?... iVoy a llorar comoun enclenque, maldita sea! iHay que concentrarse, hay queconcentrarse! Hay que planearlo todo con mucho cuidado yhasta el último detalle. Llegó por fin la carta. De Berlín llegó.Nada nuevo, sólo confirma lo que ya sabía, pero ahora estáseguro. Los de Berlín saben de estas cosas y no se andan conbromas. Hay que concentrarse. Esto hay que hacerlo para que

lrJ

Page 38: Epoca de Descubrimientos

rctornc también eternamente. Hay que hacerlo por ella Lo

hcrmoso debe concluir hermosamente. Es muy simple' Aunque

Mónica no exista más, no sienta más, no sea más que oscuro

olvido, hay que hacerlo. Con mayor fuerza hay que hacerlo'

llsto tiáne qui u., .on el amor. Es pura devoción de amor' Hayque hacerlo. No es iusticia ni venganza ¡Pero tengo que salir

vivo! iTengo qu" tálit entero de Barcelona! 'lengo mucho que

hacer todaiía.'Tengo que vivir. Por Mónica tengo que vivir'querer por ella, ob.-rar por ella. Tengo que salir e¡tero, saltar

"'rrte.o fuera de esta conlusión' de este desorden"' Por eso salté

fuera del departamento cuando vinieron... Fue por eso, adora-

da Mónica, iue por "to.'.

Tú lo sentiste asi inmediatamente" '

l,Así?... i,Qué eitoy mintiendo? iAh, malditos, malditos sean

todos! iMaiditos se;n!... Patria o Muerte... it-os imbéciles, los

imbéciles!... Mónica estaría viva. Madre y viva" Pero, ihayque concentrarse! Sé dónde vive, qué hace^, a. quiénes, frecuen-

ta. Fue pura suerte encontrarme con ese fotógrafo alemán en

Buenos ^Aires. A su manera alemana, también amaba a Móni-

ia. iCómo no amarla? Gracias a él se desenredó el hilo que loilevó a Bercelona... iQué fué lo que dijo Birgitta? Extraña, de

pronto, distante. Comó si recelara' como si calculara' iCómocambiaba! En la estación de Estocolmo ya no la conocia'Cuando llegó la carta de Berlin, cuando por fin llegó, Birgittala cogió de-i casillero del hall y subió con. ella' Esperaba que

abrieia el sobre. Como si supiera qué decía la carta, como si

supiera que é1 no iba a abriila en su presencia ni -por nada'

iserá paianoia? Hubo insinuaciones, eso sí' Muchas veces'

Con frécuencia. todo iba a parar al mismo punto, qué ocurria

en Buenos Aires, qué ocurría en Santiago. iPobre Birgitta! Ra-

cional y cándida como un profesor de Geometría iVas a res-

oondei al terrorismo de Pinochet con terrorismo? iCómo se

reiria Mónica! iCómo la odiaríal iQué dice esa mirada de Bir-sitta? Bueno, todo eso pasó. Atrás quedó' Estoy solo en Lund

ierminaron los problemas de ubicación. Estudiante de sociolo-gía en la Universidad de Lund financiado por dos, tres, cuatro

iñor "on

tal que rinda un mínimo. Tengo que planearlo bien y

tengo tiempo. Ese se instaló en Barcelona para quedarse Con

una" nueva -identidad.

con una amante argentina. iSabe que yo

sé? lsmael se vuelve otra vez. iCómo pudo engañarlos a todos

un canalla como ése?... Mónica viene por un sendero que sube

39

Page 39: Epoca de Descubrimientos

entre los eucaliptos. Se detiene y sonríe. ZDe dónde le vinometerse con este buen mocito talquino? Su burguesito con pro-blemas trascendentales, lo llama. Lo muerde en la oreja y loinsulta dulcemente en el lecho, mientras se desvanece en susbrazos. Echa a andar de nuevo Mónica. Las sombras raleadasde los eucaliptos esmirriados se escurren sobre su piel ardiente.Otea, se desliza, se escurre como gato montés. Viene de la ca-sa de sus padres donde se ha retirado a meditar su embarazo.Mientras jadea abrazándose a Mónica ardiente y traidora declase que gritando lo golpea y rasguña en el pecho desnudo,comienza Ismael con los detalles de la adquisición de la auto-mática y el silenciador.

.8-

Vienen las Fiestas Patrias y hay que celebrarlas. HumbertoHenriquez -mando medio en el Ministerio de Educación duran-te el Gobierno Popular y resentido con su partido desde esemediodía del I I de Septiembre cuando en la secretaría centralle cerraron las puertas, dejándolo expuesto a las balas, gritán-dole de dentro que se fuera a su casa y no provocara- se ha he-cho amigo de Ismael Zabala que por lo visto atrae a los agentesde la CIA como la miel a las moscas. Humberto Henríquez,que cuenta con obispos y cardenales en su familia y llegó aSuecia en el 73 con una bala alojada en las inmediaciones delcorazón, tiene mil anécdotas que referir sobre Chilito. No hayuna, eso sí, que no esté viciada por dentro, poblada de pela-fustanes, tartufos, buscones y arañas peludas. Oyéndolo, danganas de quedarse sentado en Lund tomando café con crema yno volver a Chile nunca más. Conoce, también, a medio mun-do en Suecia y no hay personaje que aparezca en la televisiónsin que Humberto Henríquez tenga un comentario que hacer,una historia que contar.

Mientras camina con Ismael hacia el local de la AsociaciónLatinoamercana de Cultura, donde será la celebración del 18 deSeptiembre, el mando medio de Educación suelta una andanadasobre la colonia chilena en su totalidad.

,10

Page 40: Epoca de Descubrimientos

"ltn estas ocasiones solemnes se manifiestan claramente las

,livisiones de nuestra colonia lundense: los comunistas y su pe-

rilcria, los socialistas y la suya. Los restantes: socialdemócra-rrrs, ultras, nTarginadoJ, despistados, agentes de la DINA y a-

llc,rtes de la CIA se identifican mediante el procedimiento in-

iirlible de la exclusión. En tiempos ordinarios, los limites no

son lrr.¡y definidos. Cambian según la persona qr:,e.los traza oscgún lá práctica del momento. Un agente de-la CfA puede en-

.,intro.r.'excelentemente ubicado en la periferia socialista Se

rlrrn todas las combinaciones. Por ejemplo, hay un agente de la

I)lNA que es de la periferia comunista y se encarga de la aten-

cion psiquiátrica de la colonia entera.""iDéjate de bromear!""iTe digo que s í!"IIa llegádo' mucha gente al local, pero Ia ceremonia. no em-

¡rieza. A'ígo no funciona con los altoparlantes. Todo el equipo

iu p.attu Iu .o-unu y son técnicos suecos los que están insta-

lindolo. l¡ comuna se encarga de los gastos de funcionamien-lo de la Asociación: local, mobiliario, materiales, teléfono ysueldo para un fulrcionario. Hay también presupuesto variable

tle actividades: deportes, cursos, conferencias, conciertos, ce-

lcbraciones.Ismael es informado de todo esto por Humberto Henríquez

tluien le cuenta la corta historia de la Asociación La fundarontls chilenos, que la controlan. Por ahora. Ya soplan vientos de

lronda. Se murrnura que los uruguayos de un momento a otro

irrumpirán y nadie vé cómo contenerlos. Están mucho mejorurganizados que los chilenos. No fallan nunca Saben dóndeha! asistenciá económical están siempre primeros en la. cola'

Ilumberto no oculta que no los puede ver. En el exilio los ha

conocido, dice, y nadie va a venirle a é1 con el mito de Ilru-guay la Suiza de Latinoamérica."

Ván de casa en casa los uruguayos, pidiendo ropa de segunda

rnano y la venden en ferias donde promueven su causa princi-pal: la defensa y solidaridad con los presos políticos que pade-

ccn en las cárceies uruguayas. Venden a domicilio mermelada,

salchichas. Van a los óampos y compran pollos y huevos a los

campesinos que revenden en la ciudad. Aprenden a prepararlonginizas, piietas y empanadas y se las venden a domicjlio alos

"mismos ihilenos. Editan un diario que venden a toda la co-

Page 41: Epoca de Descubrimientos

lonia mediante suscripciones. Colectan dinero a la entrada delos supermercados, de los emporios de bebidas alcohólicas, enplazas, ferias y mitines. Con todo este esfuerzo asisten a lasfcmilias de los presos polilicos en su pais.

Estas son impresiones del mismo Ismael, impresiones que loschilenos corroboran, aunque muchos no lo hacen de buena ga-na. Para la mayoría, los uruguayos son pretenciosos y egoístas.Algunos dicen que en ésto son peores que los argentinos: otros,que los detestan más, dicen que son iguales y que ello no pue-de extrañar porque Uruguay no es más que una provincia ar-gentina al otro lado del Rio de la Plata.

Ismael, a propósito de los uruguayos pregunta a Humberto si,conro a é1, le parece que los grupos chilenos aunque peor orga-nizados son mejor atendido por los suecos. Sí, a Humberto leparece. Cuando lsn.rael le pide la razón el mando medio de E-ducación se reclina doctoral en la silla que ha ocupado al fondode la sala de actos. El asunto no es simple, aunque para mu-chos es simple. Ejem, l,cómo decirlo? Para esos muchos, todose reduce a que los argentinos, los uruguayos, los finlandeses,pólacos, griegos, yugoslavos son unos prepotentes, pero loschilenitos no.

Humberto tiene algo que decir a este respecto. Junta lasmanos como si fuera a rezar y bate los dedos. Ismael está mi-rándolo apreciativamente, comparándolo con Alberto Martinezque parece gemelo suyo en ingenio y maneras dialécticas.iCuando se encuentren estos dos! No falta mucho, porque losMartinez siguiendo los pasos de Jorge y Marina ya están tra-mitando su traslado a Lund.

Lo que Humberto tiene que decir sobre la prepotencia es, di-ce é1, para niños de la enseñanza básica. l¡ prepotencia, a losargentinos y uruguayos les viene por sus mitos culturales, porllamar así a las estupideces que les enseñan en sus años de e-

ducación primaria. Por el contrario, la prepotencia de polacos,finlandeses, yugoslavos y griegos, no es propiamente prepo-tencia sino desprecio. Hay que saber identificar Ias premisasbásicas, dice Humberto, que no por eso deja de apreciar taln-bién el busto de las chilenas que van y vienen entre el prosce-nio, donde hay mucho ajetreo, y el fondo de la saia dondetambién se trabaja con prisa y a gritos preparando los mesonesdel buffet.

Page 42: Epoca de Descubrimientos

"Nunca olvidar que los suecos no participaron en ninguna de

lrrs <Jos guerras mundiales. iNunca! De tales hechos no es a-

vcnturad"o decir que resulta todo lo que es actualmente este

¡lr is. "' 'ir-a"t se queda mirando a este historiador de Suecia' surgido

(lc Dronto. Piro. si es por mirar' el historiador de Suecia tam-

lricn lo está mirando a é1. Y fieramente. iQue no se le pase por

i,i "uU"*

al alacalufe talquino que va a entender la sociedad

tlue han construido los sueios sin esas dos premisas fundamen-

tirlcs !

"En Suecia, amigo mío, hay que darlo vuelta todo para en-

tcnder. Suecia estthecha y se hace desde fuera hacia adentro'

¡li"-"r" desde fuera hxcia dentro! Pero... ádónde estaba yo?

iAh, si, esos polacos' esos finlandeses! Su arrogancia no es ar-

*""iiní iQué estoy diciendo! Bueno, sí' es 1o mismo" ' Lo

iu" qul.to decir es -que

no hay que,confu¡dir la prepotencia

ilon "i

d.tpt."io. Ni si trata sólo de finlandeses, polacos'- grie-

ilos y jrrgóstuuos. Hay que agregar-los noruegos' los,ingleses'iur dun"i"s... para empezar. Cuando uno no ha estado en una

g*.4 V no sólo no ha estado sino que ha hecho negocios a

ii*ti" v siniestra con los que estuvieron y cayeron por millo-n.,

"n éllu, yo le digo' mi amigo. que el desprecio""'.

Pero la ceiemonia está por empezar de manera que Humberto

t" ;;;;;". Ti*n. qu. .altu.se ona cuestión espinosisima' Elcomplejo sueco de culpa. De todos modos la teoría de la pre-

potencia es muy pero muy insuficiente."iAcaso no son prepotentes los chilenos también? Sí que lo

son, mi amigo. Múy én especial los marxistas-leninistas ' Véa-

ior- "on

tut ó¡ot, und- peidonándoles sus desviaciones de de-

réchu a los trábajadores iuecos, su anibismo y aburguesamien-

to que tiene a eita sociedad hundida hasta las orejas en " la,tu'n¿*"iu capitalista, ijajaja! Pero' en fin, de aquí resulta'iiara y rotundámente, que la teoría de la prepotencia no sirvepuia eipfic- el trato caii matemal que la burocracia sueca da a

sus chilenitos marxistas-leninistas..."Ahora, Humberto abandona su pantomima magisterial, mira

u io¿as burtet por si hay agentes de la CIA o soplones de laóIÑÁ, i" inclina hacia el lado metiendo su boca hedionda a

café y tabaco en la oreja de Ismael, hace pantalla con la diestray musita:

13

Page 43: Epoca de Descubrimientos

" L,a explicación es otra..."Ismael, el rostro concentrado, la cabeza Iadeada, está espe-

rando la revelación de todas las revelaciones. Pero no vieneninguna revelación- Mira entonces a Humberto que lo está mi-rando transfigurado, como ocurre siempre con los detentores dela verdad. De nuevo. mete Humberto su boca rufianesca en laoreja de Ismael.

"Se trata de un mito...""iSi? áCuál es el mito?"Pero Humberto vuelve a las mismas. Brillan picaros los ojos

en el rostro mapuche (aunque Humberto insiste en que des-ciende de numantinos por parte del padre y de fenicios porparte de la madre). Se ha quedado en suspenso, extático. ls-mael clava los ojos en el iluminado. ZTendrá lagunas en el ca-letre? ¿Olvidó lo que estaba diciendo? No, no lo olvidó. Vuel-ve otra vez a la carga, pero ahora el susurro es casi inaudible.iSi lo oyera uno de los ya numerosos agentes de la CIA quellenan el local!

"El mito de Pinocho...""¿De Pinocho? ZCuál Pinocho?""iCállate, burro!""¡Pero..."Humbefto pros igue:"Como estaba diciendo, los suecos desterraron la guerra. iA-

mantes de la paz los suecos! Figúrate, llevan casi dos siglos sinpelear. üNo son un paradigma? iClaro que si! La pena es queno hay tabema en Inglaterra, Alemania, Polonia o Dinamarcadonde no se ..¡sienten en el pacifismo de los suecos! iPaci-fismo? iOportunismo y cobardía, eso es lo que es! Te cuento loque he experimentado yo mismo, con mis propios huesos. Casime sacan a patadas de un bar en Copenhague donde, imbécilque soy, se me ocurrió hablar del pacifismo de los suecos.iHubieras estado alli! Se me vino encima una jauria. iEsos,pacifistas ésos! ¡Entregaron Finlandia a los alemanes! iPornegociar con los alemanes! ¡Entregaron Finlandia a los rusos!iPor negociar con los rusos..."

"Bueno, bueno,...ipero qué tiene que ver todo eso con lo queestábamos hablando de los exiliados chilenos?"

Lo último lo dice Ismael en voz muy baja como si se hubieratragado la de los agentes de la CIA. El mando medio de Edu-

Page 44: Epoca de Descubrimientos

c¿rción, mapuche descendiente de fenicios y obispos' está.mi-

;i;Joi; ;'rat. como si preguntándose áserá cierto que viene

,i.] i"i." *t," animat? áNo será que viene de otra pane?

"Cierto. Mejor dicho: no sólo con los exiliados chllenos tlene

,',r.: ,;;. r.¡ iiá, l,iare bien. Basla que aparezca un.perseguido

,,,,ii,i.n oo, estos-lados, venga de Uruguay' venga de vletnam'

""it-" ¿!"L"J A*ni"t.t, ¿. ódessa, básta que sea per.seguido

;;ii;;".- iÓ'¿ áiÉ"t... Basta que sea perseguido J^^l] l:t""tel cuadro. No hay un sueco que se respete al que no,se te es-

' ':',i" .ti' ."i"t""l no t. le déspiene uñ sentimiento de culpa'

,','"'"r'1" *t.1. uo nuy un,üe"o que no diga en su cabecita

urkinga y racional... l¿s dos cosas al mismo tiempo' vlxlnga y

r':rr:ional. porque esto es muy importante No hay sueco' digo'

(ruc Jl ve; a un perseguido llegar a sus playas boqueanoo no

,]r.rr.., ¡¡rt, tt;i;;='t". lo qui son las paradojas'.tú estás mal

I\)rque yo estoy bien y yo estoy bien porque tu estas mall '

"Todavía no veo...""p.ü iá¿Já." rtablar! Yo te digo que en este país Freud se

l'ruii.u tt"cio multimillonario' La cultura sueca comc puro

,:"rrl"i"io de culpa. EI Premio NÓbel, complejo de culpa La

,';;;;ilil ;l.t-;;i;.; subdesarrollados' complejo de culpa La

;;;l,ii;; ¡. refugio politico' complejo de culpa .Las,peliculas,1" Betgmun. complejo de culpa Puro comp.leJo de culpa:"'

''orilre entoncei decir que los chilenos" ""Ñ;.-l;r-;hii.;"s no. Vu te dije El trato de los chilenos se

t rDlica con el mito de Pi..."'i;Pinochet no es ningún mitol""iCállate, animal! iNo ves que"'"

. -Ismael baja la voz, pero no tanto iQué se cree este numan-

tino araucano, el oráculo de Delfos?;'¡Digo qu" Pinochet no es ningún mito!"'¡óiíÁ í". es un mito! Lo que pasa es que tú "

¡;;"hii;;"t que recién vilnen entranáo han escuchado la

ulil.á pu.t" de li conversación' Se incorporan al diálogo sin

;'";i;Hñ;;". ¡on puttl¿u.iot de que Pinochet sea un mito v lo

t'r'itan en coro.''lür-" qr. .t un mito! iUn cobarde metido en un uniformel""iEso esi iUn traidor y un cobarde!"" gittu u tu. compañeros de armas por delante para que tan-

l('c n. "

45

Page 45: Epoca de Descubrimientos

"iSí, para que tanteen! iPor si hay minas, claro! iUn cobar-de!"

"Si resulta, se atribuye los méritos.""Manda a otros para que le hagan el trabaj o sucio.""Y después los jubila.""l-os jubila y saca pecho.""A matar los manda""iClaro!""iEso, eso mismo! Los jubila o los mata.""Tome los casos de Arellano y Bonilla.""Un cobarde, un traidor y un asesino.""Y un ladrón. iEl departamentito que le instaló a su hiia en

Panamá! "Escucho Radio Moscú? ;El depanamentito:""óDe dónde sacó los dólares, ah? l,De dónde los sacó?""Vea las cuentas que tiene en Paraguay.""Ahí le están construyendo una hacienda- fortaleza. "Están pidiendo silencio desde el proscenio. Humberto dice a

Ismael que lo del mito de Pinochet se lo va a explicar después,cuando no haya idiotas en la costa. En el proscenio suenan lasguitarras y cuatro parejas de niños vestidos de peones y cam-pesinas inician una resbalosa:

iA la resbalosa, mi almalcantaba José Miguel. . .

Los del conjunto musical son tres: dos con guitarra y uno concharango y caramillo boliviano que le cuelga del cuello. Losdos guitarras son unos barbones tan grandotes que las guitarrasparecen charangos.

Terminadas las danzas y los aplausos hay un discurso del co-misario cultural. Suda al comienzo sin poder hablar, pero salepor fin tartamudeando como micro Gran Avenida abajó. Ismaelestira la piema coja y comienza con sus masajes contra eldolor. A Humberto le cae la cabeza hacia el lado de Ismael. enéxtasis bobalicón. El discurso es sobre la patria lejana perocercana, materialmente ausente pero espiritualmente presente.

"áEstarán igual las empanadas?"Ismael se muerde los labios para aguantarse la risa. El comi-

sario_cultural tiene varias opciones. La postración económica ysocial de nuestro pueblo, la lucha por la democracia, Ia solida-

16

Page 46: Epoca de Descubrimientos

ridad internacional, el bloqueo americano, el apagón cultural,Ios presos politicos, la CIA, la dictadura fascista, los militares¡rrogresistai, la superexplotación, la deuda extema... Pasa de

unas a otras, da vueltas, se atropella. iTiene un enredo en lactbeza el pobre!

"Compañeros, debemos luchar... La democracia, compañe-los... la cultura nos dice que la democracia..."

'lermina con la cara escondida detrás de un pañuelo. Lacnroción lo embarga, no puede seguir. tlO está sudando? Hum-hcrto tiene un hecho grave que denunciar en el oido de Ismael.

"Se le olvidaron los dos Nobel chilenos al pelotas."Ahora, suenan las guitarras y la quena. El de la quena canta,

ll ratos. Suavito, melodioso, boliviano.

Salgo a caminarpor la ribera cósmica del sur...

Alguien comienza a murnurar en la fila del fondo, donde es-

tán Ismael y Humberto. Dos de la fila anterior se vuelven mo-lcstos. El primero aprovecha su molestia para levantar la voz

''"Y la Canción Nacional?"" iChis, chis !""iCómo que chis? iSomos chilenos o qué?"Se suma otro que habla más alto."iLa Canción Nacional la arruinaron los militares, compañe-

ro!"Humberto no se puede aguantar. Con la voz saliéndole por

tun lado, sin dejar de mirar a los que cantan, deja caer su leñocn la gresca que está por arrnarse.

"No hay una sílaba de la Canción Nacional que aguante a losrlictadores. "

"iQue canten la Canción Nacional!""iTe digo que los militares la arruinaron!""iQué tienen que ver con 1a Canción Nacional esos hijos de

puta?"I-as mujeres empiezan a asustarse, los pequeños miran a to-

(las partes."iNo vamos a peleamos ahora!"" iBuena estaría!""iVámonos, papá!"

Page 47: Epoca de Descubrimientos

"iTranquilos, tranquilosl"Hay un ruido de sillas atrás, suben las voces. Los cantantes

siguen como si no ocurriera nada. En el fondo hay gente ya depie y amenazando. El que la empezó no está dispuesto a sol-tarla. O cantan la Canción Nacional o aqui se arma la grande.áQué se han creido?

Canta conmigo, canta,hernreno americano...

"O cantamos la Canción Nacional o somos todos unos hijosde perra!"

"iAquí no hay más que un hijo de perra!""iOiga compañerito...a usted..."Pero ya se ha hecho dueño de la situación el comisario cultu-

ral, que no servirá para los discursos, pero que en situacionescomo la actual vale por cinco. En unos cuantos segundos hadistanciado a los dos que ya se iban a las manos, se ha subidoen una silla y grita.

"iCompañeros, compañeros!... Es una hermosa canción laque hemos escuchado... Una canción que los pueblos america-nos han hecho suya... Después de este acto de comunión, desolidaridad con todos nuestros hermanos latinoamericanos, va-mos a nuestra angosta faja y cantemos juntos ila canción máshermosa del mundo, el himno glorioso de nuestra lejana pa-tria !"

El vino lo llevan por su cuenta los que quieren beber. Haytambién vino a la venta. Más caro que en las botillerias dondees carísimo. Los suecos tienen una alkohol politik tan rigurosaque se lleva la rechifla unánime de los inmigrantes. Alcoholsólo se puede adquirir en botillerías del Estado. Hay tres en to-da Lund. Atienden de 9 a 6 y cierran los sábados y los domin-gos. Ha sido necesaria toda una operación para no quedarse sinvino en la fiesta. ¡Esa sí que seria grande! Las empanadascuestan l0 coronas, que es más de dos dólares. Hay cervezatambién, que según los turistas alemanes, autoridades en lamateria, es la más mala del mundo. [¡ dicen haciendo un ges-to... En un rincón, tras los mesones donde se sirve el vino, doso tres damas chilenas, muy compuestas se han colocado delan-

48

Page 48: Epoca de Descubrimientos

tirles sobre sus vestidos de fiesta y están preparando sand-wiches a la chilena: de lomito y salchichas calientes con chL¡-(rut, tomate y mayonesa. Se mueven diligentes pero modosascntre una cocinilla eléctrica y el mesón, aguantando estoica-rnente los estragos que hace el sudor en su maquillaje. Desde elscgundo piso, dos morenas gritonas bajan con nuevas fuentesile ensaladas, pan recién salido del homo y un azafate delricandelas gordas que todos saludan con aplausos. El grupolblklórico está danzando otra vez la resbalosa para unos suecostlue acaban de llegar y que arrasaron con las empanadas. Me-rros mal que trajeron más vino. Se ven felices los suecos, maslelices que si fueran ellos los que se independizaron de España.

Las sillas forman una montaña en un rincón. Ahora comienzal¿ cueca en serio.

"¡Esta tendría que haber sido con ramadas!"" iRamadas con calefacción!""iAlguien tendria que escribir la cueca de los vikingos!""¡Súbete arriba'el pingol, dijo un vikingo!"" iEsa es mi alma!"Humberto, en un rincón, está enseñándole a bailar la cueca a

una sueca despampanante a la que tiene que mirar como sicstuviera en el techo. Un grupo los rodea avivando.

"iVuelta mi alma!"

iA la cueca, con la sueca!iVoy a ella, dos botellas!iVoy a é1, un clavel!

En el rincón vecino a la puerta de entrada hay un grupo capi-taneado por el comisario cultural que se atraganta con los dis-cursos. Tratan de poner en línea al patriotero que reclamabapor la Canción Nacional. Sujetos así tienen que disciplinarse,no pueden andar sueltos por Lund haciendo y diciendo lo quese les ocurra. iLucidos estaríamos! Por desgracia, el patrioterono ha perdido tiempo y se ha echado su media botella al buchea cargo de un sueco, su compañero en los astilleros de Malmó,que ya está empezando a corcovear. Ahora mira haciendo suscálculos al comisario cultural y su patota. iPuchas, por qué vi-nieron tan pocos! Tendrían que ser el doble para empezar. El

49

Page 49: Epoca de Descubrimientos

patriotero empieza a echarle encima su tufito al comisario cul-tural golpeándole su comisaria pechuguita con el dedo índice.

"¿Patriotero? iYo, patriotero? iBuena, huevónl iVos soi elpatriota, yo soy el patriotero! iAnda con ésa donde comprenmierda!"

Humberto, sin dejar de zapatear alrededor de su Anita Ek-berg que no sabe de qué lado dar la vuelta, está oyendo la quele llueve al comisario cultural, porque le hace guiños a Ismaelmoviendo la cabeza hacia el rincón.

"iEse parece que se la puede!"El problema que tiene el patriota con el patriotero es el que

ya se dijo: que trajo a otros tres para ponerlo en línea mediantepersuasión por presencia, para encontrarse con que el patrioterotiene a su entera discreción a un vikingo de dos metros queaunque no entiende nada por el ruido se guía y ya estáeligiendo la ventana por la que va a sacar al patriota con supatota. Los sentimientos de solidaridad y devoción suben alcorazón del vikingo. Son puros como el alcohol de la botellaque saca cada vez más seguido del bolsillo interior de su casacay que mete primero en la boca de su chilenito patriotero comomamadera sin chupete y que después de echar miradas desvas-tadoras al comisario patriota y su patota se hunde por entre losdientes hasta el gaznate. iAy del que le roce un pelo a su chi-lenito!

Viene Juan Eduardo Lobos, de enorme bigote, pero calvohasta las orejas a sentarse junto a Ismael. Se conocen ya. JuanEduardo trabaj a faenando cerdos en un matadero industrialrecientemente instalado en las afueras de Lund. Faenando es undecir. A él le toca cortar los cerdos en dos. tirar las mitades enun mesón gigantesco y que pase el siguiente. Siendo bajo ydelgado, nadie se imagina como puede aguantar un trabajo asi;y más todavia si se agrega su atuendo que le envidiaría GeorgeRaft. Dicen que su pulcritud y elegancia las heredó de su tra-bajo en Chile, en la sección Cuentas Corrientes del BancoSudamericano. Humberto Henriquez considera que la formatajante y neta que Juan Eduardo emplea en sus conversacionestiene la misma explicación: le viene de su pasado con los librosde contabilidad y su presente con los cerdos que despanzurrasin parar.

Page 50: Epoca de Descubrimientos

l)or uno de estos despanzurramientos verbales se fijó Ismaeit.n -luan Eduardo y se fue haciendo su amigo. Se lo presentaronrnr sábado en la plaza del mercado, la vieja Mártenstorg dondetotlas las mañanas se venden flores, plantas en sus maceteros,lruta y verdura de Israel, España, Sudáfrica, chucherías de In-rlia y Pakistán, libros viejos y ropa de segunda mano. Hayt'norme gentío los viemes y los sábados en la Mártenstorg. [-osr¡niversitarios la desbordan. Grupos de todas las tendencias

¡ilitan sus consignas y despliegan sus pancartas. Por la libera-r'itin de los presos políticos en Uruguay, por el bloqueo econó-rrico de Chile, por la supresión de la tortura en Irán, en Tur-,1Lria, en Argentina, por el desmantelamiento de las plantas nu-r'lclres en Suecia, contra la discriminación en Sudáfrica, contrar'l genocidio en Uganda, en Cambodia, por el sufragio univer-:,rrl en Rodesia, la autodeterminación en Namibia, el frente,,rndinista en Nicaragua. Los iranios que están por el Shah se

rrlrican al lado de los que gritan por Khomeiny. Los "alkis"(luc son el equivalente sueco de nuestros borrachitos- vocife-rrlr contra la alkoho! politik y los del Ejército de Salvación allrrtlo de los alkis hacen sonar sus alcancías para tenerles camaslirnpias y desayuno decente. Los grupos evangélicos cantanrrcornpañados de guitarras eléctricas y pianolas electrónicas lasrrrismas canciones que cantan en las esquinas de los pueblos de( tlile aserruchando la mandolina: "En la cruz, en la cruz, do

¡rrinrero vi la luz." La diferencia está en el equipo electrónico ylrrs doncellas angelicales que el mismo Beato Angélico ya se

, ¡rrisiera para pintarlas.|ue, justamente, mientras Juan Eduardo le tomaba a ojo las

rlcclidas a uno de estos angelitos que un chileno de la colonialr' presentó a Ismael Zabala. Tanto gusto, el gusto es mío. Elr¡rrc lo presentó agregó, mientras los angelitos lavaban en corolrrs rranchas de su alma y los miles de asesinados por Idi Amln,,rrbian de la centena.

"l)octorando de Ciencias Sociales en la Universidad.".luan Eduardo que, de punta en blanco igual parece un mon-

1,ol a caballo cuando mira, tumio y terrible a pesar suyo, lo, slrrvo apreciando sus buenos segundos sin soltarle la mano.

"/,(liencias sociales o ciencias...ocultas?lsrnael soltó feliz la carcajada, tanteando con su mano exten-

' lrrlrr por cncima de su cabeza.

Page 51: Epoca de Descubrimientos

"iSe me olvidó el turbante!"Juan Eduardo, resintiéndose de la reacción demasiado pronta

de Ismael, se volvió a mirar su rubia evangélica cuyos dedos

aleteaban sobre la flauta traversa isueca rica, rica! iMe la co-

meria entera, sin desPanzurrarla!"No, no es por el turbante... Es por las ciencias, mire us-

ted... Por las ciencias que estudian por años de años algunos

vivos, mientras los demás echan el bofe cargando barcos, arre-

glando coches o acarreando basura "" La patadita de las ciencias ocultas no la iba a olvidar Ismael

Zabaía. La patadita precisa en el lugar preciso. Como en unaráfaga de la-imaginaóión vio con sus turbantes y bolas de cris-tal icasi la mitaá de la colonia de Lund. iDiosito lindo!

Juan Eduardo se sienta junto a Ismael resoplando con fasti-

dio. Hace gestos de sobreentendido guiñando y moviendo la

cabeza hacia el grupo que rodea al patriotero con su vikingo'El comisario culiurál no disputa ya. Todos sonríen. Se trata de

que el vikingo pruebe las últimas empanadas calentitas que tra-jLron del t.grÁdo piso especialmente para é1. El vikingo des-

pacha dos J-panudas de un sopapo y recibe el vaso de vino

que le alarga 'el

comisario patriota. Pero, ino se crean que lohun

"o-p.ido con empanadas y vino! A la primera movida los

tira al pátio con ventana y todo. Juan Eduardo le da vueltas al

llavero."Sin trago, ipuchas que es aburrida la cosa!"Ismael se pone de Pie de un salto."iYo te consigo! iTraje dos botellas!""iPero si no es por eso!...iYo traje tres!"Juan Eduardo alza el llavero agitándolo. Está manejando esta

noche. Los que vinieron con él en el coche pueden beber' Elini un dedal! En Suecia, al que sorprenden guiando con alcoholen la sangre le quitan inmediatamente la licencia hasta el diadel tribuñal. Si es reincidente, simplemente no hay día del

tribunal. Los latinoamericanos echan chispitas. A/kolro I polit¡k!Pero igual tienen que someterse.

La fGsta está en lo mejor. Son pasadas las once de la noche,

pero iqué importa! Mañana es sábado Se han colado los brasi-

ieños,'los argentinos, ilos uruguayos! El local revienta-y hay

gente bailando en ios pasillos, fumando y bebiendo en las te-

irazas, discutiendo a gritos sentados en las escalinatas Hasta

Page 52: Epoca de Descubrimientos

irlrora ningún sueco ha llamado a la policía para silenciar a esta

i,,,"¿, J.l"¿¡* y mulatos paridos todos en camaval La cueca'

],;;;;1", ;i taágo qr"daion atrás Los jóvenes irrumpieron

;i'r;l;;;;; y ,. uáitu'ro"t con luces rutilantes v multicolores

i.:,; ¡;;; áe las salchichas v los sandwiches de lomito fuman

i-irrrii"t.-is" vendió tod-ol ¡Exito total! No queda una

('nrDanada de muestra' se acabó el vino y muchos han tenido

,';;,j;;; "-u".io.

sus refrigeradores de la cerveza que queda'

i.,;;, ;ri" del mundo t.á. pe'o a falta de pan' buena: son

lirs tortas. Y a propósito de tortas. bajaron tres tortas mll noJas

..i".'i"t .'rtii"""', ie relamían y los suecos hacian asco- d-e^ sólo

,ierlas. Se fueron como un suspiro, a l5 coronas el .trozo' Se

,rr.nu.un cho.izos ahora, chorizos con pan y consomé con hue-

i,'"ió""i""t¿i Má, ur.o de los suecos' En un rincón' dos

.ürr"*i v r" argentino danzan alrededor de una ponchera gi-

u,,nte oue estan ilenando con vino blanco, duraznos en conser-

l, virlt Uot.ffus de pisco iTres botellas de piscol Aparecieron

.nti. uiua, y aplausbs que ni los brasileños ni los uruguayos

i.rr¡nun á. "nr.n¿.r.

uQue tiene el pisco de especiall'i;;;;;i t Juan Eduardo- se vuelven hacia la entrada' donde se

"rtll;;;i;Jo un griterio. Por la escala que desciende al sub-

;;J;;;;¡;;; la fÉsta, alguien viene bajando entre exclama'

lion", v silbidos. Es una mujer que ahora.se detiene en-mitad

tie la eicala conversando con alguien Desde el lugar en.que se

;;;;;; i;"el v Juan Eduardo solo se ve una falda violácea

i" i".r.u oleeada iobre un par de piernas tan hermosas que

i'i";;;":;;lc;¡o como sigue de su Anir¿ Elberg' se quede

.on lu bo"u abñrta. Juan Eduardo se pone de pie' ...--;¡pu"ttltotl

iParece un aviso de fábrica de medias!"

iriirgiii",- sligitta! Ismael no puede creer' Pero' isi es Birgi-

,,"ii,é" dónde"salió? Hay mucños que la conocen y -corren

al

"""r*ttto. Abrazos y besos Birgitta sonrie radiante lsmael la

.rárnirunao como un sueño. Se disolvieron las cosas y las

,,,".ron", v los ruidos en tomo de Birgitta' Un dolor físico em-

;i;;; ;;.";i. en el pecho a Ismael' Tal como cuando Móni-

i'u.- ¿Ou. viene a hácer a Lund? óViene desde Estocolmo?

;ñ"ri.-Eit.iól*o, a una fiesta de los chileno en Lund? Bir-

"ii* ""*-i"á hacia Ismael sonriendo Todos miran al alacalufe'

¡;ü, ;;;;;d" t, como si fuera poco, cojo' ilndio afortunado!

Ü;';c*ii"; t#nbién de pelícuia é1, espigado, de temo azul v

Page 53: Epoca de Descubrimientos

a rayas con chaleco abotonado y dijes de plata colgándole de lacadena y un brasileño morocho trajeado como para afiche decigarrillos "Malborough", miran desde los mesones del buffetcon las copas a medio camino. ZQué demonios ven las suecasen estos esperpentos chilenos? Juan Eduardo se pone de pie, seatusa los mostachos de mongol y mira tumio. iAsi que ésta esBirgitta? Mal empaquetada no está. Ismael avanzando la piemacoja tropieza con una silla. ¡Birgitta otra vez! La rubia deBergman, el ángel de la guarda de sus primeros días, cuandoestaba muriéndose. Birgitta se desprende de tres cargantes amedio filo que insisten en que baile con ellos. No deja de son-reir mirando a Ismael. üSu Ismael? Mira en torno Birgitta porsi entra en territorio ocupado. ZQuién es ese mongol con ojoslibidinosos? Humberto ha dejado de bailar y se acerca inquisi-tivo, admirado, pero sin soltar a su Anita Ekberg. Juan Eduar-do está mirando con más descaro que Humberto las caderas, elbusto, los altos hombros de Birgitta. Ismael, at¡sbando la mi-rada de esos dos, pero sobre todo la del despanzurrador de cer-dos siente una sacudida de repugnancia.

"Sí, para sueca standard, no está mal."iPedazo de... iCon cerdos tenías que trabajarl Humberto

siente que le viene un hipo alcohólico por ahogar la rabia yvuelve a la pista con su elevada pareja. Birgitta llega por finjunto a Ismael. Sube la sonajera de los parlantes. iAhora sí quevendrá la policia y a acostarse todos! La música eléctrica, lasluces rutilantes, los mugidos de Elvis Presley, e1 coro de losque bailan, la alienación babilónica de la fiesta producen unailusión paradojal, como si Birgitta estuviera entera y única-mente en el alma de Ismael. ZSerá el amor? Don't be cruel,don't be cruel! Hay cuarenta Elvis Presley meneándose borra-chos en el subsuelo. Don't be cruel, don't be cruel! Birgitta, unángel en Babilonia. rQué ha ocurrido? Ha tomado sus manosen las suyas tan dulcemente. ZDime, qué ha ocurrido? LSonlágrimas de alegría, de simpatía, de compasión, de amor lasque decoran brillando el azul profundo de sus ojos?

54

Page 54: Epoca de Descubrimientos

.9-

Llnos dos meses después de haber llegado a Suecia IsmaelZabala, corrió el rumor en la prensa, la radio y la television.l.Jn oficial de marina al mando de un piquete habia arrestado enLrn barrio de Buenos Aires a Eva Sjóberg, joven sueca de 2lrrños. A comienzos de Febrero de 19'77, la cancillería en Esto-colmo tuvo la certificación del hecho. No sólo eso. La embaja-tla sueca en Buenos Aires comunicaba el rumor, sólo el rumor,de que se trataba, no de arresto, sino de asesinato. Se decía queel oficial de marina había disparado a matar cuando la jovenintentó desprenderse vivamente de sus captores. Habia testigosdel hecho. Uno de ellos dio la noticia al embajador con el a-gregado de que por nada del mundo identificara la fuente nicsperara más de lo mucho que ya arriesgaba. A mediados deAbril, un oficial de la embajada sueca en Buenos Aires, des-pués de recorrer secretarías, conversar con colegas del cuerpodiplomático y altos oficiales de las Fuerzas Armadas, habiasido citado por un general del Ejército Argentino. El militar se

mostraba atento, pero frío. La entrevista no duró más de unosrninutos: pero lo que en ella escuchó bastó para que el diplo-rnático sueco se inclinara por la "tesis terrorista". Según ésta, si

algo había ocurrido a esta... señorita... Sjóberg... no iba a serporque fuera un angelito. La resolución de un oficial de inteli-gencia ultimando en plena calle a una persona que intenta es-capar no debiera dar lugar a equívocos en ninguna cancilleriaclel mundo. Además, jugando como se estaba haciendo, la-mentablemente, en este asunto, a las especulaciones, lo másprobable era que esta... señorita... Sjóberg... había sido elimi-nada por sus propios cofrades o entrado en la clandestinidad.

"Vaya a saber uno si en este momento no está en Nueva Yorko... en la misma Estocolmo donde... imejor no hablemos! Vealo que les pasó en esa embajada alemana".

Pero, en fin, el general no quería decir que supiera ni que nosupiera quó había ocurrido efectivamente.

"A lo mejor no ha ocurrido nada, absolutamente nada".No era el momento de salirle al atajo a las investigaciones

que se estaban cumpliendo seria y minuciosamente. Si lo habíacitado no era para eso. De ninguna manera. [¡ que quería de-jar en claro, aunque fuera ello en la atmósfera reinante de pura

55

Page 55: Epoca de Descubrimientos

especulación, se referia a un punto de honor, competencia yresponsabilidad de las Fuerzas Armadas Argentinas.

"No va a pensar usted que los soldados de nuestra inteligen-cia son niños que andan jugando a la gallina ciega."

Hasta bien entrado Agosto, la cancilleria sueca no veía llegara sus manos nada que contradijera la "tesis terrorista". Todo locontrario. Se habia establecido que Eva Sjóberg frecuentaba elcentro de refugiados politicos que Naciones Unidas mantenraen Buenos Aires. En especial, se la veía en contacto con gru-pos trotskistas y ultraizquierdistas chilenos. Una secretaria dela embajada sueca a la cual sonaba el nombre Eva Sjóberg,terminó por encontrar una hoja archivada en que se tomaronnotas sobre la solicitud de visa de un refugiado chileno, IsmaelZabala. En el papel constaba la recomendación de Eva Sjó-berg. Tal hallazgo puso la oficina de la secretaria en estado debúsqueda febril, con el resultado de otros dos recomendadospor la misma Eva Sjóberg: Alberto Martinez y Jorge Pollak.Todas estas personas se encontraban asiladas en Suecia. iSecombinaban estos datos con la "tesis terrorista"? El caso deZabala se tomaba serio desde este nuevo ángulo: único sobre-viviente de una célula terrorista desbaratada por la policia poli-tica chilena y al que en dos oportunidades los grupos argenti-nos anticomunistas habian tratado de eliminar. El caso de Al-berto Martínez se veia menos claro; por la información recogi-da, podía ser también un terrorista. De Jorge Pollak no habíanada.

Este ángulo sacado a luz por la embajada sueca en BuenosAires coincidia con el que desde un comienzo habia adoptadola Oficina de Inmigración respecto de lsmael Zabala. En Esto-colmo habian examinado su historia con lente de aumento. Detodos modos, las medidas que habian tomado eran mínimas.Como enrolar a Birgitta para que lo observara por un tiempo.Sólo que Birgitta había sido enrolada con retraso. Hondamentetocada en su primer contacto con un hombre que se sentia entrance casi seguro de morir, delirando horrores de infiemo ensus brazos, suscitando en su corazón una compasión, una ter-nura y entrega nunca antes sentidas, Birgitta se resistia a con-siderar las sospechas de los de la Oficina de Inmigración comomás que exageraciones de novelas.

Page 56: Epoca de Descubrimientos

Asi habia llegado Agosto. Y en Agosto habían aparecirlo

rr,)\ personajes de lnte)igencia y Seguridad que parecian, venir

,lc orio rrunáo. Se turnaban con la regularidad de un reloj si-

¡'rrien<Jo los pasos de Ismael. Desde la Oficina de lnmigración.',,,',unicaroi a Birgitta que quedaba libre de su pequeño servi-

r'io.'l ambién habia llegado de pronto la aceptación de Ismael co-

,,,,, "iiu¿iunt"

post-g1ado en el Departamento de Sociologia de

l¡ tJniversidad de Lund. Lo sacaban de Estocolmo, donde es-

rrl)a el grueso de los refugiados peligrosos. iEra también esto

ttlnteria de novela?I'ero la "tesis terrorista" no duró mucho. Los padres de trva

Sii;berg que vivian por años en Argentina, no demoraron en

,rl,.rnclo"nai el país. Daba la impresión de que venian.huyendo'lrl impacto qúe produjeron en et público sueco desde el mo-

nrc,rto de su arri-bo ariasó con todas las especulaciones y reti-

rcncias. Esta era una honesta familia sueca' iQué persona ra-

,,,nrüI" ibu a poner al otro extremo de la balanza una banda de

,,r.iinor qu" ámparados por la dictadura mataban a la vista del

rnundo? I)irigenies respetables de la iglesia sueca en ArgentinahrLbían venid"o también a dar su versión. Todo lo que podian

i',rfutat los militares a Eva Sjóberg era su extraordinaria de-

\ ooión cristiana de caridad.t-a cuestión retórica esgrimida en la prensa iVamos a creerle

rr una pareja madura y ñonesta de suecos o a un montón de

rrrcsinos y iascistas? términó con las reservas en la cancilleria'l\rr otra parte, por todas las señas' Eva Sjóberg seguranente

',o estaba más entre los vivos. No cabia, pues, sino un requeri-

rniento enérgico sobre su paradero.El asunto

"no dejaba de iener un lado flaco' Una máquina de

nlirtar operaba a la luz del dia sobre un pueblo indefenso Mi-llures dÉ argentinos, jóvenes en su mayoría, caian sin que nadie

l,rut"rturu. Áhora toóaba el turno a una ciudadana sueca y toda

iuccia se levantaba indignada' las autoridades de inmigraciont'scuchaban los relatos de miles de refugiados argentinos'i,Oian lo que escuchaban? El probable asesinato de una mu-

chacha suéca tenía un efecto tan inconmensurable por compa-

ración que no cabía menos que pensar que miles de argentinosrrsesinados eran como si nada para el público sueco

57

Page 57: Epoca de Descubrimientos

Los refugiados argentinos echaban chispas También las e-

chaba el ministro sueco del exterior. El jefe de la junta militarargentina reaccionó de inmediato. Prometía investigar. EI olorde la cosa comenzaba a expandirse y la "tesis terrorista" se vinoal suelo. La foto de Eva Sjóberg, una joven de pelo castaño,tristes ojos azules y mansa sonrisa no iba a dejar de aparecerpor años de años en la televisión entre protestas y denuncias.Ño había en el país quien no tuviera bien grabado en su mente

el rostro de la pobre Eva.Así las cosas, todo cambió en la Oficina de Inmigración.

Birgitta triunfaba. Había disentido desde el comienzo, pero los

de lnmigración pensaban que se dejaba llevar de sus senti-mientos. Las recomendaciones que Eva Sjóberg dio en Buenos

Aires en favor de tsmael Zabala habian sido consideradas fal-sas en la época de la "tesis terrorista". Ahora, cuando todo loocurrido en esa época parecía mezquino y vergonzoso a losfunciona¡ios suecos, los sentimientos de Birgitta se apreciabanbajo otra luz. iQué más quedaba por hacer? iHabría riesgo en

dai a una muchacha seria y perceptiva, que antepuso despuésde todo su deber a sus afectos, toda la información que se te-

nía, aunque no fuera mucha, sobre el perseguido político Is-mael Zabala'l

El funcionario con que tenía normalmente contacto, el que lallamó por primera vez para enrolarla, le dió cita una mañana a

la hora de la primera kaffepaus. Después de prometer con re-

verencias y cruces que la conversación a seguir quedaria entreellos y después de escuchar el sermón burocrático ritual sobre

la intangibilidad de la vida privada, Birgitta tuvo un cuadro que

ya anticipaba sobre la historia de Ismael en los años más ne-

gros de la dictadura. Los de Inmigración se habían informadoáquí y allá en los centros de refugiados. Tenían también un in-formé del encargado del campo de refugio en Buenos Aires.Hasta recortes de la prensa chilena y argentina habían llegado a

sus manos. La embajada sueca en Buenos Aires cooperó tam-bién. Pero, sobre todo, estaba la investigación hecha por los

centros suecos de inteligencia y seguridad. Incluso, los de in-teligencia y seguridad seguian sus rutinas, sin considerar mu-cho que se tratara de falsa alarma. En fin, el resultado de todoeste ajetreo era un cuadro de las andanzas de Ismael Zabala y

Page 58: Epoca de Descubrimientos

su embrollo, más romántico que político en las actividades de

Ut)a célula extremista." 'ür rr""Ll"ir" que por fin ve Birgitta de cuerpo.presente -,,r*-¿.áÁ. áá un Áetró noventa, joven' pero e¡trado en carnes'

lá-unuut¿u en su estrecha oficina y de alli se dirrgen por

'*"i.iñ"üiJt oátiiüt-ttátt' la sala dei café' Hav una^ veintena

,1. ñersonas dispersas, conversando en voz baja' fumando'

,i,r^á" ," "it,rtó a la prensa Birgitta es invitada a una mesa

',,"iu uf u.n,unul. El funcionario lse presentó diciendo "Ma-

,,.,; S;"";;"'- va al mesón y trae una cafelera' lazas y una

:f;l; il;;il."t. Todo en una bandeja. que coloca :l-"1:-"-""',l;'i"-ris, á"ltuda. se sienta y está laigos segundos mirando

;'.;;r;;;";-Biieitta. Súbitámente., dá un golpe secl-;3n la

;;,1;;;; ia superfióie de la mesa y hace un gesto versallesco

indicando la cafetera."Var sá god!"gi*itiu Etu sonriendo de vuelta' Echa café en su taza' agre-

,,,'"",'i'irl.ii" ¿" u)¡iut v Ientamente revuelve el café'. Fspera

l;."üil;;;i;;. ü ha cilado para contarle una.-historialü'.;';";i.;;;,-uii"J.¿o'. de las ñueve"' le dijo' "Hav una

I'ii..iu ou"'not'páiece ¿euei conocer'" Matias no parece dis-

i';i;; ;;' i" o"urion. chasquea' sorbe asquerosamente como

llcostumbran los suecos y se apodera tapi.do y ávido de la.cafe-

i;;'S;;;;; cigarrillo. Ño, Birgitta notiene nada en contra de

que fume."Var sá god!"Matías refiere escuetamente los hechos Pero Birgitta no es

,.,.';;;';"'i;;;inu"i¿n. rooo lo contrario' Ha oido mucho'

i,'"'üi¿".-v rt" iisto mucho Desde que -T:",t-:.1?::ter como

ir.of"ro*"¿" sueco para inmigrante-s y como interprete,ha esta-

(lo en contacto con persegu'dós politicos de todas las latitudes'

ii" "i"j"¿.

también; conoce las pestes politicas de Africa' India

v el Sudeste asiático.' i; hú;;i" ¡; ismael no es peor que decenas de historias que

1,"1;;;h;J.. P;io Ismael ha estado a un paso de la muerte

',i.," " ilru. Noches largas y tristes iunto a un desconocido que

r"i..."N-..rt.t de vigilia' pensando y desesperando' ante un

,rrunJo¿" crueldad que amenaza arras¿r con todas- las certezas'

i;ruáü" fi.ur de una iarga experiencia de horrores han sido esas

59

Page 59: Epoca de Descubrimientos

,,t,l!, ,, I

I' ,, ,r ! ,, , , ,,, ,,,'IIIrtItkl que Se aferraba a,,1,,,,,,,,' t,!,, ¡ ¡ r. r¡,,1,rr¡,1,, .r , r¡,,rrrrllo. I¡ historia comenzó en¡ , I I I , trrrr ,,lrl.r rzr¡Urcrrlista ha sido rastreada por..= I ¡,, rtrr, r1t, rrll,, ,1,. l{)s lt()rnbres de pinochet la penetra.r;i' ,l rr,,ü1,,, ,l¡ | r,l,(.¡irlivo con toda la ventaja. No es una

. i,,t r rr ¡l t,, r,, r.,, Íll¡\]T(a¡ttc. Tienen armas y dinero. Muchor,., , , r ,, ,..,.r.rrt¡,,¡r rh. Ia remida y detestadá DINA rodea eltrr, rr ll,, \,rr il (.rr(.ontrar ni armas ni dinero. pero resistencia,r I't ,i .I)( IiI(III rcsistencia. Furiosos porque las balas han al_,.rr,,,r¡l.¡ ir tlts tic sus hombres, los de la DINA irrumpen final_lllf I( y )rrslrcran a todos los que quedan. No, a todós no. Enr¡r ( uilt{) pcqueño, al fondo de un pasillo se encuentra unarrrrrjcr. Llla.estado_ disparando ella támbién? No, seguro c¡uero. I;stii embarazada, está aterrada. Tiene un hom6ro ?estroza_ilo. []no dc los que han entrado la agarra del pelo y la lanzasotrre la. cama. "ieué encinta ni encinla! Esra tiene lás áótaresdcbajo de las polleras!" Cuando ve que el embara;o.i ár,

"lnl¡smo militar apunta con la metralieta y la descarga rabiososobre el vientre. Uno de los que están fuera llama u g"iitor. Uuncogido al último de Ia banda tratando de saltar Ia paied del pa_tio trasero. Corren los de dentro gritando que no io mat;;. Nohan encontrado nada. Ese tiene que saber áónde se encuentranlas armas y el dinero.. .

Birgitta está mirando hacia los jardines que rodean el edifi_cio. Asoma triste el otoño en las aiboledas junto al gran canal.."¿lsm¡el Zaba1a2... ZEI padre del pequeño acribillado'en et

vrentre de su madre?.. - "Matías asiente. Menos mal que no está al tanto de los detalles

que siguen.

.."Se dice que lo tonuraron por meses... por las amlas. por eldrnero... 5in resul¡ado... Toda su relación con el grupo tieneque haber sido esa chica... Terminaron dejándole ir... ¿pu.oseguirlo?... Si no. "por qué no Io el¡minaro;?... Lo deiaron enlrberlad despues de medio ano de incomunicacion rotai... Apa_reció en Buenos Aires a comienzos del 76... Antes de Vidéla,ya habian intentado asesinarlo... Los grupos anticomunlstasargentinos... Tres veces... Hasta una granida le lanzaron enuna calle central de Buenos Aires... ipor que?... Aquí en Es_tocolmo estuvieron siguiéndolo también.. . lo. un ti.-po, t"

Page 60: Epoca de Descubrimientos

lrcnte de Pinochet... Sí, no te asombres, la gente de Pinochet(n Estocolmo... Después, cuando tomaron cartas en la cosa los(lc nuestra seguridad, los agentes chilenos desaparecieron. Yrrhora está en Lund, estudiando yo no sé qué en un departa-rrcnto de yo no sé cuánto... Pero, tú sabes... Ahora, si es

ricrto que el hombre no tiene que ver con esos grupos. iverdadt¡ue es trágico? iEsa joven, ese niño por nacer!.... l,Qué ocu-rrirá en el alma de Ismael Zabala1..."

Ahora es el tumo de Birgitta de mirarlo largo, intensamente.Matías presiona y retuerce con fuerza sobre el cenicero la coli-lh de su segundo cigarrillo, el último de la mañana porque en

su oficina está prohibido fumar. Se levanta, sorbe ruidoso y a-

¡roya la diestra en el hombro de Birgitta que sonrie su recono-cimiento.

"Bueno, vuelvo a mi rutina. Parece contradictorio, pero mehace bien hablar sobre estas cosas..."

Ha desaparecido enteramente de su rostro la mediocridadoficiosa que habia al comienzo. Birgitta se ha quedado vueltalracia la ventana. Está sola ya en la sala del café. Una mucha-cha sale del fondo, donde está la cocina, y viene recogiendo elservicio ruidosamente. Taza sobre taza, bandeja sobre bandeja.

"áMás cafó?"Birgitta no entiende qué le pregunta. La muchacha retira las

tazas y la cafetera mirándola curiosa. Va al lavaplatos junto a

ta cocina y allí se queda observando a Birgitta por entre lasalacenas donde están los pastelillos y los sandwiches Sentada,las manos sobre la falda, sigue mirando por la ventana Birgitta.Finalmente se endereza tratando de ahogar un suspiro. Mira en

torno suyo, busca en los bolsillos de su chaleco, comienza a a-gitarse afligida. t¿ muchacha viene corriendo desde la cocina,coge al pasar por el mesón un par de servilletas que alarga a-

cercándose a Birgitta."iQué ocurre, pobrecita, qué ocurre?"Pero Birgitta no puede hablar. Acceso sobre acceso, el llanto

termina con ella exhausta en brazos de un ser hasta hace unossegundo extraño que la estrecha contra su pecho acariciandosus cabellos.

"iPobrecita, pobrecita! "

6t

Page 61: Epoca de Descubrimientos

-10-La ciudad universitaria de Lund está situada hacia el extremosur de Suecia. En estos años se expande hacia el norte, haciasinuosas colinas desde las cuales, en noches claras, se divisa lailuminada Copenhague a través del estrecho que une el Bálticooccidental con el Mar del Norte, el óresund. Tiene casi milaños de existencia la hermosa Lund. Surgió, parece, en el en-cuentro de rutas comerciales que iban de una costa a otra en elextremo sur de Ia peninsula escandinava. Otros la datan en unacto político militar de uno de los grandes capitanes vikingosen los_tiempos en que los daneses se apropiaron de Inglaterra yaprendieron allí el arte de establecer el poder. Hay quienes sei¡clinan por otra explicación de su origen, arguyéndo que"Lund" es por "Offerlund", es decir, una arboledá donde sehacen Ias ofrendas a los dioses. A éstos les responden algunosque si fuera así, Lund no tendria que estar donde está sinomucho más al este. Otros afirman que "Lund" no es por,'lund,,que significa "arboleda", sino por London,lo que réfuerza latesis de Ia creación de Lund como un acto politico y estratégicodel rey danés Knut el Grande. Lástima que, con tal idea deLund como el London del sur de Escandinavia uno busca envano el Támesis correspondiente. Por no decir nada de lasorillas del Oresund, que son bajas, tan bajas que hasta los botesencallarian en ellas, y que, por si fuera poco, distan unos diezkilómetros de la ciudad. Esta disputa sobre los origenes deLund no sería completa sin dar parte en ella a los orfébres queacuñaban monedas en el lugar y en tomo de cuya muy impor-tante actividad se fueron concentrando otras: ni sin considerarlos claustros y misiones católicas que existian por ese tiempoen las vecindades. Los reyes daneses poseían tierras también enel lugar; y daban en ellas amparo a los mercaderes. y comooptaron por monopolizar en sus territorios la acuñación de mo_neda, tenemos ahí otra razón para el surgimiento de Lundcomo acto politico y militar. También fueron daneses ricos ypoderosos los que dieron espacio y protección a las misionescristianas. Y fue decisión de otro rey danés, Knut el Santo.

62

Page 62: Epoca de Descubrimientos

lunrlar la famosa Catedral de Lund en el siglo XI, la sola y¡,rrndiosa construcción románica en todo el sur de Escandina-\iir, cn torno de la cual se desarrollaría y prevaleceria por si-

1,krs la Lund del periodo medieval.'li)do esto lo sabe Ismael por instrucción paciente de Birgitta,

llricntras caminan por las calles adoquinadas de la vieja Lundt()nlrdos de la mano como dos adolescentes. Se besan cadarrrL'rlia cuadra en estrechas aceras del siglo XVII, sin reparar en

r¡rrc obstruyen el paso de damas de sobrio atuendo y arcaicorrlrolcngo que aguardan, molestas pero imperturbables, que es-

r()s seres venidos quizás de dónde terminen sus escandalosascrlribiciones.

"1..n Lund hubo grandes y violentas conmociones en el siglo\VL Las guerras intestinas por el poder en Dinamarca trajeronrrrrcha desgracia sobre esta ciudad. Vinieron también los cho-(lues entre Copenhague y Lund por causa de la Reforma. Fi-rrrlnrente, Lund, bastión católico, fue saqueada por los lutera-ros. Con excepción de la Catedral y el Claustro de San Pedro,torlas las iglesias fueron destruidas. Vinieron después los años,ie la primera guerra entre suecos y daneses, a mediados delsiglo XVI. Luego, los años de la segunda guerra, a comienzos,le I siglo XVll. t¡s de la tercera, la cuarta y la quinta. A me-rliudos del siglo XVII Lund parecia hundida para siempre..."

llirgitta se yergue orgullosa. Están ante la hermosa fuente en( l centro de la plaza que se extiende ante la fachada palaciegatle Ia casa universitaria.

"...¡Entonces llegamos los suecos al rescate! iFuera los da-ncses! iY qué hicimos? Fundamos la Universidad de Lund que

llcna el segundo capítulo de su historia milenaria...""jTrescientos años de gorros volando por los aires, murga

tstudiantil, blusas escotadas y faldas plisadas!""iEso te quisieras! Al comienzo, era todo negro. Negras las

sotanas, negros los corredores, negras las materias. Empeza-nlos con teología: ibuuuuh! seguimos con filosofía ibeeeeh!"

Birgitta y Ismael está'n aullando y balando con ojos desmesu-lados, embistiéndose con las manos a modo de cuemos en laclrbeza. Asi los ven desde lejos Humberto Henríquez y Juanl:duardo t¡bos que vienen a su encuentro. Se detienen a unosrlretros, se miran atónitos y chuscos.

"iQué les pasa a esos dos?"

63

Page 63: Epoca de Descubrimientos

l',1,, r'rIlr' .r' r',,t,lr lllr',r¡rrlo, \ t.rrrl,, l, ¡,lr llrl,,t¡ (.1 illll¡)t r"

',,,rr, |, 1,,,1,r,ll,,,l¡. l r¡¡rrl\ ¡ lr,

',r,1, '11,,,,¡¡, ¡¡ .¡.. l'1,r,,,r', v l,i¡(lr¡rs fIOtandO."rl,,,ll, r l¡ llr rlt¡(' \'(.¡ 1"\ I'r,1,'. l.,, rlt,r,, \'rr no llay pareja de jubilados que no los

Ittr,'rr.r v lr,rrrrcl cstun admirando abrazados la fachada de la, ir'.,r , (.ntrtl t llrrrrkr cscuchan tras ellos una voz entre de Hum_l¡r.rtr¡ llr.rurtltrcz y guia turistico que describe para Juan Eduar_¡l¡r l¡r rr'lr lrlr icrtl.

"fr\tir (fu0 veis aquÍ es la Universitelsl¡us o Casa Central uni-vc¡si(u¡ia como entiendo que la llamáis en vuestro Chile. Fue(or)(:cbida por el gran Helgo Zettervall en 1gj4 y construidaurtrc los años 1878 y 1882. Esta bella fuente que ensalza lalachada es famosa más que por si m¡sma porque no se puedecoÍnparar con la que Zeltervall proyectó. Era una columna en_cumbrada, con una Minerva plácida en el tope pero con la lan_za en la diestra, un plinto con cabezas leonlnai por gárgolas,cuatro poderosas quimeras en la base cilíndrica arrójañdo elagua en chorros. Era una articulación del agua en cincó planos,un ensueño de hadas... Pero un mundo hecho con ;ueñoscuesta caro... De modo que..."

Juan Eduardo está mirando a Humberto con la boca abierta;pero con la boca abierta de verdad, no en pantomima.

" LZette qué. . .'!""iPerdón! ¿Decía usted?""Que Zette cuánto...""iAh, claro,... iZettervall !.. . iHelgo Zettervall... Helgo...

lDéjeme ver!... Helgo es como si usted dijera beato... Eñ su_ma, Beato Zettervall... sí, eso es."

"iY quién es ese beato Zettervall, si se puede saber?,'Humberto extiende en cruz los brazos y suelta un suspiro.

Juan Eduardo Despanzurrador le despanzurra el corazón.. "Ah, mi querido señor, esa es una pregunta que podría con_

ducimos a profundidades más oscurai que la ciiptá de nuestracatedral... Profundidades oscuras e inhóspitas, muy inhóspi_tas..- iCómo le dijera? Aquí en esta pequ¿ña y milénaria ciu_dad nuestra, en esta Lund paradójica, medieval'y cosmopolita,

Page 64: Epoca de Descubrimientos

I'rov¡nciana y universitaria, usted puede ir por sus callejas de( r¡( r)to y preguntar al primer gigante, a la primera bruja, al pli'rr, ¡ clfo o silfide que encuentre colgando de una cornisa o pei-rrrnrlose frente a una ventana: áQuién es Zette¡vall? Y yo le a-',('lr,rrro no solamente que no le van a dar una respuesta, sino,¡rrr lc van a lanzar una mirada... una inconfundible mirada que

t,rrllunta a su vez: iDe dónde viene éste que ni siquiera saberlriL'n es Zetterv alll "

"lii, pero, Zquién es?"''l'irscmos a otra... De la fuente decia... iVe usted esos cuatro',;r¡xrs vueltos hacia el surtidor? iVerdad que de ese porte misrlrr('s¿rpos parecen iguanas? Pues, bien, fueron puestos en lugar,it' csas quimeras a que me referí. Dicen algunos que son un,,rnrbolo más adecuado de la actividad académica. t,Los sapos?,,lrn lugar de las quimeras? ¿Más adecuado los sapos? iAh, que,hrilu cabe de que cualquier cosa se puede decir, cualquierr'osa! Si me preguntan a mi, los sapos son la mitad de lalristoria. Faltan las culebras. Así quedarian redondeados los,,rr¡ros y culebras que habrá echado Zettervall cuando los ri-( irchones de Lund le comunicaron que no habia plata para sucoltrrnna y mucho menos para su Minerva."

.lu¿n Eduardo está caminando en rededor hasta que encuentracl iingulo para fotografiar uno de los sapos. Acomoda el foco.Lrr máquina suya es una Leika de los años cuarenta.

"l'uchitasl, si los sapos son de este porte, las culebras ten-,h iun que ser más grandes que las que desenrolla Pinochet."

'lodos se echan a reir menos Birgitta que, aunque ha progre-.,rrrlo bastante en español, está muy lejos de comprender laslrr¡las de los latinoamericanos. No termina de captar el sentidorlc su humor. Se asombra de la velocidad con que intercambianr¡r:Llrrencias que a ella nunca se le pasarían por la cabeza. Pero,lo que menos entiende es que casi de todo tengan que hacerlrt¡rla. iBstará aquí, en esto que nunca va a comprender y quernris le choca, la clave para entender la diferencia con ellos? Delrs cosas más serias y dolorosas terminan haciendo chistes yr!óndose. Hasta de su propia condición de exiliados sin espe-rilnzas, se ríen. iY con cuánta frecuencia! Esto último, que sont'xiliados sin esperanzas, es certeza cada vez más firme de Bir-,1itta, aunque no se permite expresarla. iSerá igualmente certe-zir para ellos, certeza que igualmente se callan?

65

Page 65: Epoca de Descubrimientos

lt

f ,,., ' r¡ rtr,, ., ¡ f r, ¡¡¡t¡¡¡r ¡lrorl, Cruzand6 eI LUndagárd -ell,.rltiii ,1, l,rt,irrrr,,,r,,', olnros y tilos que separa la Universitets-/¡r¡. ,1, l.r r ,rrr'rlr,rl lnth cl Storkállaren, el Bodegón, enor_r¡r' , ¡1, 1,,¡¡ \ r(.r,linrlilnto de techos levantados y grises que,¡1,r, . '. l,rrr'rtrr,, rrl coslado norte de la Stortorget o plaza Ma-,,,r lr rrtil, cilcundan el ábside de la Catedral y descienden¡,,'¡ l,r ( rrllL'tlcl l{ey, la Kungsgatan, que no tiene aceras y que.r r..,:r lrolr cstá llena de palomas pidiendo de comer a los sue-,,,:, r¡rrt dc pie junto a un kiosko comen sus hamburguesas con( i)(ir.('ola o tontan su café con crema y galletas. Antes de de-st'rrrlrr:rcar enlaStortorget hay un pequeño boliche donde ven-tlcn ccrveza, empanadas y salchichas con mayonesa los socia-listas del "Comitó Salvador Allende". Birgitta quiere ir a ver sihay empanadas. Juan Eduardo, ante la sola idea de entrar albollche quiere echarse a llorar.

"Pero, ique no íbamos aI Storkállarcn ?""Si, al Storká|la¡e¡. Veamos antes si hay empanadas.""áY si hay empanadas?""Si hay, compramos. Y las comemos en el Storkállaren.,'"Pero, icómo! iQué ideas son ésas, Birgitta! Ni aquí te van a

vender las empanadas para que vayas a tomarte la cerveza en elStorkállaren, ni en eI Storkállaren te van a vender la cervezapara que te comas las empanadas."

Birgitta se queda pensando un par de segundos ¿Cómo decir-lo en espanol?

"Bien... si... Entonces, si hay empanadas aquí, comemosaquí."

"iPero si íbamos al Storkállaren, Birgitta linda! iMaldita sea!iA quién se le ocurrió venirse por esta callel"

Lo que pasa con Juan Eduardo, y todos lo saben, es que haestado en más de una ocasión en el punto de irse a las manosco¡ un un¡guayo que frecuenta el boliche. No es que le tengamiedo al uruguayo. Todo lo contrario. Con la facilidad que haadquirido para zanjar cerdos por la mitad tiene mieáo depelearse. i.Figúrense que salga dividiendo en dos al uruguayo!iY es un tio antipático! Como si se lo hubieran mandado a La-cer a propósito. tQué ocurre con el uruguayo? La cuestión es

Page 66: Epoca de Descubrimientos

r¡rr! simple. Por lo menos, a Juan Eduardo le parece simple. Si,lrlz nrillones de trabajadores le dicen no al gobierno polaco,, r¡tor)ccs es no, y se acabó el asunto. Diez millones de trabaja-¡l()r(]s polacos, dice Juan Eduardo, son todos los trabajadorest',,llrcos. No hay dónde perderse. Lo que quiere decir que su

I'rrlubra es La Palabra. iQué más discutimos? El gobierno po-lrrto cntero tienen que abdicar si los trabajadores lo deciden.r(-)Lr¡ 5g uutun a zurcir calcetinesl El uruguayo que ha estadorroldiéndose la lengua estalla por fin. Todo tiene su límite., ( onlo se pueden escuchar estas... pendejadas? iSí, pendeja-,Irs, qué carajo! Ni un pibe aprendiz de comunista, un pañueli-trr lojo de esos que no han pasado de verle la pelada a Lenin,l,rrcde salir con una huevada así. El léxico panamericano que, rrr¡rlca el uruguayo

-moreno, flaco como galgo hambreado,

,lrc fuma de pucho en pucho y sorbe como los suecos, por silr¡er¿ poco- se explica porque ha estado en Chile después dellol¡rc en Uruguay, en Argentina después del golpe en Chile y, n C'aracas después del golpe en Argentina. Algunos dicen quer'l trruguayo solo es un dominó completo, que Kissinger le diórrn cmpujoncito y salió tropezando consigo mismo hasta venir at,rrrar a Suecia. A Juan Eduardo lo que más lo sulfura no sonlos insultos sino el tonito teórico y perdonavidas del uruguayo.Lc comen las manos por mandarle un telegrama por el hoci-rlrrito marxista-leninista que se le estira y recoge haciendo as-, os con los gusanos polacos, los agentes del imperialismo, losl,rovocadores y los boca de ganso...

"iA quién le decis boca de ganso, desgraciado!"l-a silla en que estaba equilibrándose Juan Eduardo fue a dar

( n la mesa de un sueco que con su sueca olían curiosos y sinnrucha convicción el pebre del hot-dog con mayonesa mientrasrr .luan Eduardo se le venía encima trabándolo y cerrándole el¡lLso toda la solidaridad internacional y la sensatez revolucio-rlrria que había en el lugar.

"¡Birgitta, Birgitta linda, olvídate de las empanadas y yo teinvito a un sandwich de langostinos con mayonesa, repollo yl)ctarraga con una cerveza de la buena de este porte en el S¡or-k iillaren \"

Llegan los cuatro a la desembocadura de laKungsgatan sobreli\ Stortorget. Brilla el sol aunque hace un poco de frio, y laplaza se agita colmada de hombres y mujeres que cantan, cir-

Page 67: Epoca de Descubrimientos

culan, conversan y libran mil peleas. Se oyen todas las lenguasen lastortorget; se alegan en parlantes todas las causas: iMueraIdi Amin! iTerminar con la Tortura del Pueblo Iranio! iArribaAngola! iAllende Vive!

A pesar de Octubre y el frio siguen de verano en el Storká-. llaren y mantienen servicio en la Ierraza. Birgitta y su cohorte

acaban de ocupar una de las mesas cuando se les unen Jorge yMarina, los amigos argentinos de Ismael que recientemente sehan instalado en Lund. Con ellos viene Carmen Rodríguez, unachilena que vive en Alemania Oriental y que de vez en cuandovisita a sus parientes en Lund. Los argentinos no salen de suasombro al ver a Birgitta con Ismael. áSon verdad entonces losrumores?

Humberto está mirando a Carmen como para que ésta se o-fenda.

"iDónde en Alemania?"La chilena no está cómoda. t,Quién Ie da a este marginal de-

recho para interrogar? Sonríe a tirones."En Berlin. ""iEn Berlín Oriental?"Este cargante está dispuesto a fastidiarla. Se vuelve a Jorge

interrumpiéndolo en su intercambio con Birgitta."iTienes un ciganillo?"Humberto se adelanta con su cajetilla de americanos."iNo, suecos no! iPermiteme! iEstos son de tabaco!"Carmen opta a regañadientes por el cigarrillo que le ofrece

I"lumberto. No caben dudas a nadie en Ia mesa: es un caso deamor a primera vista.

Juan Eduardo interviene, conciliatorio."Cigarrillos suecos, malos, mucho pésimos."Carmen aprovecha el tono de broma para dejar en claro sus

afectos."úSó1o cigarrillos suecos?"Todos miran a Humberto que conoce estos juegos. También

comienza a fastidiarlo la "alemana". Responde, objetivo, comosi hablara consigo mismo.

"La cerveza también. iPuah, malisima! iY la comida! Sal-chichas insípidas, chuletas insipidas, queso insípido..."

"iEl queso no !"

68

Page 68: Epoca de Descubrimientos

''iSi, insípido, insipido! Papas insípidas' mo.staza' tomate'

I.rr()n... ;Üh. el jamóni... iMejor no.hablemos!" ,

Ahora, tantea ]ortuna Juan Eduardo Ha estado mlrando a( lnlcn'con ese descaro suyo de mongol-despanzurra-cerdos ',,,',,,,-rl

""Ltlándol. tu edád, el número de los -zapatos'

los

nrrrsculos abdominales y, por fin, ese ángulo agudo tan lmpor-

i,;;';;;;Ñá; ;n iu góoÁet.ia de Juan Eduardo como ángulo

;;,iii;;';i a;; suele áar también el nombre más picante de a-

I't'rtura erótica.'',',Ari qu. en Berlin? óY se puede saber--" ..l,rrg" V tututinu están conveisando con Birgitta Mej o.r dicho'

';;;.";sá";;i;.-icuanto tiempo piensa

^esl1 9n Lund? ¿Está

.r,Ilr Dor sus vacaciones? iDónde... vive? B¡rgitta les sonrle y

i',1"',i" ¡iiri. ."iá.nt. a. felicidad en sus ojos De felicidad'

I'i'l,rir¿ u itiu"fo' piensa Marina que no oculta su rabia' ¡Estas

'',',..ril ii,.lrá"ri -iliberadas

o degeneradas? Birgitta pronuncia

,',"r-ül.t .i ispañol. Hasta ahora su problema es la sintaxis'

l\l iia francamente a Marina.iYo uiuo con lsmael .. Juntos. con mucho amor" ."Marina casi de propósito vuelve la mirada hacia los Jovenes

,1.' i;;;; rut ,u^i, de todos los ángulos eróticos v todas las

',;,';;;Ut;;Jás estrecho sobre el sexo que pululan por la

.;;;,;r;;;.¡.-H;,'á; los dedos entre sus cabellos rizados agitán-

,l,,los sóbre su espalda. isueca impúdical.mael grita desde la cola que se forma frente al bullet':ó"...1"-, b"""en, óquierés pastelitos o prefieres un sand-

rr ich de came?",t ltÁu.l ,i que lo quiere Carmen A primera vista.lo quiere

', .i" irn"ár,"rlÉ Birgitia. Ni Humberto ni Juan Eduardo pueden

i.;;;ü;ii;;"; el iexo bello en ese alacalufe desguañangado'

i'r¡ál ""-lil fuera po"o iQue ven. que ven? iEl James^Dean

,l.ií....i rtlun¿o? SUna meicla entre lord Byron y Galvarino?

i'i;;;l;;;;;ia diestra. Sonríe' iCambia entera sonriendo a

i'';;ll j;; Eduardo la recorre de arriba a abajo brillándole

i,,l; nin, u tuUi.ndole el bigote. De los muslos a la sonrisa' de

i,''#;iJ ; bt ;;;i"r. iPárece que se equivocó al medirle el

.rnp.ulo erótico!llli, á. came! iGracias' Ismael, muchas graciasl"

tiirnitiu .onu"rta con Jorge. pero mira a Carmen' - t'Quien

'', 'árl!'i.igi".tru, la mirada'Íimpia de Birgitta? Pues' Humber-

Page 69: Epoca de Descubrimientos

to. El cínico de Humberto lo intenta. ¿Siente celos Birgitta?iConoce las claves, los códigos que regulan el discurso cñilenointersexual? ZSabe, sabe la pobre Birgitta interpretar los...?iDe qué estoy hablando! Códigos, discurso chileno intersexual.iToda la mierda fra¡cesa! Esta basura se pega sin darse cuenta.Pelo más y me inscribo con [-ars Mossberg. Tesis: Transaccio-nes Chilenas Heterosexuales: el Texto y su Código. iLa quefaltaba!

Ismael está pidiendo auxilio. No le cabe en una bandeja todolo que tiene que traer. Jorge se Ievanta excusándose con Bir-gitta al mismo tiempo que, viniendo de la Plaza del Mercado,una docena de iranios e iranias partidarios de Khomeinv irrum-pen por el rincón noreste de la Stonorget I_as mujeres van cu-biertas que no se les ve la punta de la nariz. Gritan iKhomeiny,Khomeiny! Los hombres amenazan con el puño en alto. pasanjunto a la tenaza negando ostensiblemente siquiera un soslayode percepción a ese mundo satánico, corrompido. Una de lasiranias se da el trabajo de lanzar una mirada cuchillera que alazar encuentra los ojos de la guapa Marina. Esta se lleva lamano al pecho echándose hacia atrás. iEn lugar despoblado,ésta me mata! A la docena de iranios pro-Khomeiny está espe-rando en la Stortorget una docena de iranios anti-Khomeiny.iViva Khomeiny! iAbajo Khomeiny! Las iranias anti-Khoméi-ny, descubiertas, vestidas a la europea, gritan ¡Khomeiny ca-vemario! [-as iranias cubiertas de la cabeza a los tobillos gritaniKhomeiny liberador de la mujerl Humberto está apreciañdo alos contendores que no pasan de los gritos y las coniignas.

"Una cosa no se puede discutir: la democracia suecá.¡Miren!"Carmen también está reflexionando, haciendo cálculos, com-

parando. Una cosa no se puede discutir: la estupidez sueca. A-quí las están dando. [¿ chilena de Berlín sonrie. A Humbenose le ocurre que el cambio de humor es por la atención que leestá deparando Ismael y que intriga a Birgitta. Carmen se avie-ne, mirando a todos lados, a confiarle a Juan Eduardo sus re-paros sobre las condiciones del socialismo alemán.

"No. Hay que reconocerlo, compañero. El socialismo enAlemania Oriental tiene mucho por andar todavía. El socialis-mo. . escandinavo... iClaro que Ia experiencia alemana es másreciente! Hay reductos de la burguesía que... Los resabios delfascismo. . . "

7A

Page 70: Epoca de Descubrimientos

"iFascismo? iYo creía que era nazismo! ""llueno... Fascismo, nazismo...""¡Pero es que no son igualesl..."(-armen. dlsde luego, iabe que no son iguales iCómo no va

'r rJ"li Árnq"", cla"ro, iqué va a saber! Juan Eduardo se ha

,'f"iJoá" *ti enteramente del ángulo erótico de Carmen y está

:rrirando el indice izquierdo casi en las narices de una alumna

'ir"i""áiá" en falta gravisima. Todos atienden iQué bicho

i stn picando a Juan Eduardo?:;ú;;ti;." es la cosa!... iHay que tener n)ucho' mucho

r'nidadol... iNo ha¡ que confundir los tigres con- los gatos! '

¿;;"; abre eno-rmes ojos. Está fastidiada' Sabe que todos la

rniran y no vino de Berlin para eso' iNo podrá comerse su

r""á*i"ft de carnel Sonríe cón pucheritos a Ismael que está de

I,i,'. a su derecha, sirviendola como s¡ fuera uno de los mozos

ili Storkátlaren Birgitta en lugar de Carmen ve una pequ.ena'

lunruneando como una gatita, coqueta. intima, en brazos de su

rnol. Hunrbeño. que hace rato levantó las orejas' no puede re-

l'"-r,"ir. " un .utóio de miradas picaras con Jorge. y.Marina'

l¿i;;;";.;;t contra diez a que Birgitta no tiene. ni idea de.lo

Lrrrrr €stá ocurriendoi Juan Eduardo coge su taza de cale y mrra

:il;;;; C"t-en acorralada con aires de mongol a caballo'

tl"iou"t, su mirada va de uno en uno, condescendiendo' ven-

'i1""'¿o i"r. un montón de ignorantes las astucias lingüisticas

tle Stalin, la sustitución para tontos del nazismo por el lascls-

ll10.'"iHé aquí, mis amados, los frutos del poder

-hermanado con la

"rtuo¡Oe). Todos dicen fascismo. áPor qué? Primero: por el

'r.¡i; á. no asresión entre Hitler y Stalinl segundo: por la mi-

i.J'á" Ál.rlrriia que pasó al pdder soviético despues de la

L*rtá munOiuf y que hay que iratar con sumo cuidado iSi'

Lnor, no hay que confundir a los tigres con los gatos!" . ."-óá"""n

.tiá -irándolo sin saber qué hacer con el cuchillo y

el tenedor. iY si le tira el sandwich por la cara! Peores cosas se

hun "itto. Fascismo. nazismo. iDe dónde sacó este cabeza de

i,ri.n ou.... iA lo meior es cierto! La verdad es que todos

decimos fascismo... Pero este, éstos" ' ¡Tienen tiempo- para

Já.i" :r f" lengua ciertos tipos! Sí, ella conoce la cosa' el, trato

á""i.i áu" eítos... demóciatas suecos Departamento calefac-

Ji"""áo. cocina. refrigerador. A la vuelta de unos meses tienen

Page 71: Epoca de Descubrimientos

televisión en colores, teléfonos en el living y el dormitorio,coche. ILeciben dinero para estudiar, para comprar muebles,para turistear. ¡Hasta psiquiatra les ponen si se les estáncorriendo las tejas! Fascismo, nazismo... iSe ve que éste tienela cabeza de vacaciones!

No hay que decir lo equivocada que está Carmen. Pero, isifuera por los que están equivocados en ese minuto mismo, enesa mesa misma! Juan Eduardo, como se dijo, se equivocó alrnedirle el ángulo erótico. Humberto está equivocado al inter-pretar de acuerdo a los códigos, el texto y el discurso culturalchilenos, la mirada que Birgitta está dando a Carmen. Marinaestá equivocada de medio a medio dándole a Jorge con el codoy mirando para el lado de Ismael que sonrie a Carmen. Y, yase dijo. Carmen está equivocada como para echarse a llorarcuando está aplicando justamente a Juan Eduardo lo que si novale para alguien en la mesa es para é1. iSi no va a pertenecer ala clase trabajadora! Cierto, va de punta en blanco y podríasentarse en una vitrina de modas de la Quinta Avenida con unapierna sobre la otra. Pero, isi lo viera Carmen sudando, la co-tona sebosa y sangrante, despanzurrando cerdos en la SkánskaSlakteri.

Ahora, cuando las cosas han cambiado un poco en laStortorget y los charlatanes de todas las capillas enrollan suscables, sus afiches, y empacan sus micrófonos, parlantes yguitarras eléctricas, cuando Humberto considera evidente quealgo existe entre Carmen y Ismael, que no es ningún azar quese encontraran justo alli y a esa hora, y que esos dos argentinosvenidos del norte también saben, aunque ivaya uno a saberl,Juan Eduardo pega un salto como si los verdugos de Pinochetle aplicaran una magneto nuevito en salve sea la parte.

"iSaben la nueva?"No, no la saben. Juan Eduardo queda inmediatamente en el

centro del cuadro, pero antes de empezar se ve obligado aechar mano a su monedero ante la alcancia que agita en susnarices una dama sueca del Ejército de Salvación. Todos seestrechan sobre la mesa. El ruido que hay en la terraza ahoraque los demagogos de la Stortorget han venido a remojar elgaznate apenas deja oir. Carmen encuentra que ha llegado eimomento de ocuparse en serio de su sandwich suculento, untorrejón de pan con rebanadas de tomate, mayonesa, lechuga,

7l

Page 72: Epoca de Descubrimientos

r)r( kles v asomando por los bordes dos rosadas rebanadas de

', ',',¡.Ji Á¡tJitiu no tab" cómo pudo adivinar lsmael el apeti-

i,''J"-óui-1n] i,i".n qu" viene llegando de Bertin iBerlín?

it,J,rn rian,a unu re.r.tu implicación entre la pareja argent¡na'

; ,;ril; ;-i;;;;i. L-n pat.ja venia con carmen' Parecen viejos

,,"'''i*li. 'giiliii" miá'a gumueno que la está mirando a ella'

,.lriman algo iuntos todos éstos' o me estoy contaglanoo con

';;;;;É'niños espias? carmen sabe que un sandwich

;;; ;i6; tiene al frente cuesta un ojo de la,cara'.No puede

,,,,|-i,iitJ un sxsto asr. Sonrie agradecida a Isma-el qut .está

iriríndola, pero estrechando a su amada Birgitta Juan hduar-

,i;.;;h;á"'"t la alcancía todas sus monedas masculla en sue-

;;'" ü ¡;" del Ejército de Salvación sus congratulaciones por

:,;;;;r; á; bs uik¡t,los atorrantes v todos-los piojentos de

l;;á.';;;;r" qu.¿o mirándolo sin entender una jota de lo

,r"" Ji"". Juan Eduárdo no se inmuta Con Humberto ya han

,.i..ráiiá ;;" .;¡; un chileno habla sueco es como cuando

,;;";;;;; habla espaRol en las peliculas de .cowbovs' Bir-

;ii,;ñiü;a* tá ¿ama. viene sú amable réplica: le agrade-

;"';;"h" su iyuda, pero no es para Lund, líbrenos el cielo' es

urra los muertós de ñambre del Tercer Mundo'

luun -EJuu.Oo

suelta Ia novedad como una bomba' y como

una bomba cae.-' ; un-"ttit"no encontró un revólver en un avión'"Ismael da un respingo que no escapa a Birgitta' Humberto'

r";";;l;r; iu mósa,-la óabeza en las palmas' abre tamaños

ojos."iNoooo!"I-a cónmocion es total. Juan Eduardo mueve sus redondos

oios con sal¡sfacción Y Picardia."'iÜt s.itft and Wesson. Cargado. listo para matar"'

:t'J.ilii?[l't'abaja en el aeropuerto' con una.española v

"r ioruóá- t"-*"utgun d.l ¿seo dé los aviones de la SAS' En

-Láü ¡o." ¿"tpacñan un.¡et' El otro día, el miércoles' el chi-

i;;;;;;;;";áo tu uottu d" los papeles sucios en uno de los

excusados. Siente un peso, mucho peso' Mete la mano'.menos

áuiqt"- á"g"uttada, intre los papeles mugrientos.y"' lUn re-

vólvórl iUn Smith and Wesson! iCargado' con toda su car-

EA-. ."

Page 73: Epoca de Descubrimientos

Viene el coro de las exclamaciones:"iUn Smith and Wesson!""iUn Smith and Wesson cargado!""iQué hizo, qué hizo?""Cuenta, úqué pasó?"Juan Eduardo está feliz con la asamblea. Como en sus tiem-

pos de empleado del Banco Sudamericano jugando en el bar alcacho. i[¿ pelicula que está contando!

"El polaco lo vio. Al chileno. Lo cachó el polaco. Justocuando sacaba el 'mitihueso', lo cachó. Dando gritos, saltandopor los asientos, se le vino encima. El polaco al chileno. Laespañola paró la oreja. iQué pasa aqui? Y allá los tienen a lostres a grito pelado tratando de agarrar el 'mitihueso'. El revól-ver cuelga del indice del chileno. Lo mantiene en alto, fuera dealcance del polaco. La española es la primera en proponer unalinea de acción.

-iDéjalo donde estaba, déjalo donde estaba!

AI polaco se le sube toda la sangre a la cabeza.

-iCómo, que lo deje donde estaba? ZEstás enferma de la

huvud'l iHay que dar cuenta! iHay que dar cuenta inmediata-mente!

El chileno se encarama alataza del baño empujando a la es-pañola contra el polaco.

-¿Y si me lo llevo, ah? ¿Y si me lo llevo?El polaco quiere matar al chileno.

-áA dónde te lo vas a llevar?La española comienza a excitarse porque el polaco la abraza

por los senos tratando de alcanzar el revólver.

-iDejalo donde estaba! iDéjalo donde estaba! ieue loencuentre la azafalal.

El polaco la aparta con rabia.

-Pero, ino te das cuenta que somos nosotros los que lim-piamos el avión? ¡Nosotros, española bruta!

-úQué tiene que ver?

-iPedazo de burra!

-¡Déjalo donde estaba!

-ZPor qué? ¡Yo lo encontré, es mio, yo lo encontré!

-Llévatelo y te meten preso. iVoy a la policía!

-iPolaco tenías que ser!

71

Page 74: Epoca de Descubrimientos

¡ l erroristallJueno, a mi no me metan. iYo no he visto nada!" "

lllrmberto está echado en el respaldo de la silla riéndose a

( illcrj¿das que se va de espaldas. De las otras mesas miran cu-

,i,,r.lis a Biigitta. iEntenderá las tonterias de que se ríen los

,t:trta skallarf';i.lr,¡"¡u,iu! iEl cuentito! El chileno, la española, la Snrith

,,,,,t Ñ.iron y el polaco... iJaja'jaja! iMe dan el Nobel!.l.r.i;r.je.ja!"

Los'otios están esperando que Juan Eduardo, que está secan-

,lrisc las lágrimas y sonándose, siga con la historia Jorge no

¡rL rcde aguantarse.' "llucnó,... úy? ZQué pasó con la Smith and Wesson?""No, la Smiih ana Wesson no. El Smith and Wesson Era un

rr'volver. no una pistola. Un revólver de este porte'""¿,Cómo sabes si no lo viste?""No lo ví, pero era un Smith and Wesson Magnum iSon de

( slo porte!"¿Quién te dÜo que era Magnum ?"''La española, áquién iba a ser?"",lJueno. buenoi Pero, ique Pasó?""Lo primero se lo pueden imaginar. Se atrasaron en el aseo

,lcl avión. Mientras más se apuraban, más se iban a los gritos'

lr4icntras más se iban a los giitos, más tenían que apurarse El

polaco, desde Ia cabina del piloto gritaba garabatos e¡ su len-

lL¡a al chileno que corría enire los asientos vaciando los ceni-

ceros. El chilenó en la suya, se los devolvia doblados al pola-

co. La española limpiandb el baño de proa los garabateaba a

los dos.

-iChileno de los rediablosl Djávlar chilenare! iPolaco de

Ios infiernos! Fy fan, potakerl iCállense, cojonudos, cállense

v trabajen! Vamos a ie-t inut cuando el avión esté en Bangkok'

El pólaco y el chileno seguían disparándose'

- iTerrorista de Pacotilla!

-iGusano de Varsovia!

-iQuieres llevarte el revólver para dejarlo secuestrado en un

lroliche de empeño!

-iY tú quieres entregarlo para cobrar

-iAgente del Servicio de Aseo!

- iLimpia-silenciosos de la CIA!

la comisión!

Page 75: Epoca de Descubrimientos

r( 'rrr tr lclug,ilda!r(;l\lr)1) y Ia que te tiró de las patas!

l rr c,P¡tnolu ya no aguanta. Se tapa los oídos.iAy. lry, ay, cállense, cállense de una vez!

l)r' l)ro¡tto agarra el revólver la española, le toma el peso. Lar':,prrrolu ouando. pesa es que pesa de verdad. El polacó saca lacrrlrcza de la cabina. El chileno asoma por entre l;s asientos.

-iNo! iNo!

. Ahora, la española alza el Smith and Wesson en una mano yl¿ escoba y el balde en la otra. iMadrecita mía! Se ianzá-esca_l.eras abajo por la salida trasera a gritos y que se la iteva eldiablo.

.E I _polaco viene por la escalá delantera

"on ia ¡otsa ¿e

basura bailándole de un hombro al otro como joroba de came_llo. FI chileno aparece en la plataforma, "on

iu urpi*áü "nbandolera gritando a grito peládo.

. -iEspera, espera! ipara, goda de las recanijas! úeuieres quete maten: iPara. idiora. para!...'.

Jorge abrazado a Marina está llorando de risa. Carmen hacerato que dejó de lado su sandwich. Humberto ha abierto losojos que se le salen.

"Nooooo...l iEstás bromeando !""iTal como te lo cuentol ¡Los tres corre_que_te-pillo por la

Iosa del aeropuerto intemacional de Sturup! i.la¡a¡at- Éspanaen punta, Polonia atropellando, Chile último. Saiiilos mec¿_nicos, los cargadores, los señaleros, los bencineros. ;qu"'frru,que pasa? lAy, mamita mía! A la española ya no la pi.aUl ,,o_die, ijajajaja! Corre, loca de siere suelas gritanOo'cáÁo piefroja, el Smith and Wesson castañeteando .in unurnuno y to,otros corriéndola de atrás con una sonajera de bártulos. iMa_mita mia, mamita mía, la baraúnda llegá hasta Ia torre áe'"on_trol, jaja,jaja!

-iEspera, espera! iGoda cojonuda, goda huevuda. esoeralEl polaco_ ya se ve cargado de cadenai rumbo a Vu.roiü. tn_

ternación ilegal de armas, secuestro aéreo. El chileno vi a laespañola ac-ribillada por la policía de aduana. nspanota acriUi_ltada en enlrentamiento a mano armada.. La espanola... Ja. ja,ja... la.española, de pronto,... de pronto... ise'paru en-se"o taespañola!,...ja, ja... iQue hace, qué hace? suélta la ercoUa,suelra el Dalde... agarra el revólver a dos manos... y va dandola media vuelta... en cámara lenta... ilgual que

"n lás ,e¡.s O.

Page 76: Epoca de Descubrimientos

rcltvisión!... Se envara la española... abre las piernas bajo lalrrlrlu gitana y como en las películas, igualito que en las pelícu-lrrs. lcvanta el Smith and Wesson y ¡apunta!.. iJajajaja!

iNo, no!l:l polaco se tira al suelo y el chileno que viene con todo el

lrrr:kr de atrás le cae sentado encima. ta aspiradora sale volan-,to. Ia española se ha quedado inmóvil. Una estatua gitana eri-

¡,.itlu en un campo de tiro al blanco. iJajajaja! áVa a dispa-rrrr'l iA quién va a matar primero? ¿Al chileno, al polaco?llincha todo su generoso pecho la española. iPum, pum! hace

l.n la boca y se iae con todo su culo en el medio de la pista de

irt( rr¡zaje, muerta de la risa... ijajaja!""Ahora, quítale lo que inventaste.""l)cro, isi ocurrió tal como lo cuento!... iY eso no es nada!

il)e pronto, cambia la banda del sonido! iTun...tun. .

l tutún¡ ¡Entra la policia! ¡Tun....tun...tututún! Tres suecos de

l;r policía de aduana...""it-a policía?""(iuaidándose las espaldas, agazapándose tras las ruedas de

los aviones, tras los carros porta-equipaj es, tras las escaleras

rrriviles avanzan los tres... Igual que soldados americanos en-

trrndo en una aldea vietnamita, con las metralletas levantadas,listos para... Zpara disparar? ¡No! todo lo contrario... Listos

l)lrro arrancar... Si la española se levanta en ese momento y les

rr¡runta, salen volando y van a parar en Estocolmo iJajaja!iMuertos de miedo los pobres suecos... Cuando la española losllunra sin darse cuenta que lo hace abanicando el Smith andWcsson -kom, kom hár! Duktiga poikar, kom! - los suecossc echan planos al suelo... Se levantan, vuelta a llamarlos lacspañola -kom, kom, kára gubbar! - vuelta a echarse, alsrrclo, ijajaja! Por fin, por fin establecen contacto. [-os suecos

no están muy seguros de sus pantalones. La española,iiuja,jaja!, la española en su mejor sueco, se adelanta aguan-tlndo el ataque de risa que amenaza otra vez y alarga el revól-vcr:

-En avión revólver, revólver en flygplan, en los papeles delrxcusado, smutsiga paper, rcvólver con caca.

Pero, claro, los de la policia no se van a quedar con ésa.

iAndando a declarar! Ahora si que se han puesto valientes losr.lc la aduana. Frente al comandante y el que tomaba la declara-

77

Page 77: Epoca de Descubrimientos

, r,,r ' I 1,,11.r, ,, t¡ rr.¡ t¡lil cllrJ de importador de arm¿rs oue le11,,,rl,r rt,,. r¡,,rr,,,, lrl chilt-no la tenla de ¿rndaluz buenó paraI 1",1 , ¡ lr,,l,l,, ,,u S¡¡ritlr and Wesson y subo... idos Akas ! El¡ t , t, ¡',,1r, r,r lrrr rligcrido también sus peliculas. Conduce a la,

t , rtr-l.r ,r un (.lli l() pcqueño, siniestro, con una lámpara sobre

r¡trr.trri.,,.r (l(.], U(jil. I)espués de la española, pasa ;l polaco.¡ lril, r¡ltrr¡() l.u cspañola dice que supo del aima cuando los,1,',,:,1,,., ( olrc¡)zilron a gritar en Ia parte delantera del avion,,1,,r,1.. lrr,, ult baño. EI polaco dice que iba a entrar en Ia cabina,l¡ l t,rlrlo il rcponer las bolsas de deiecho cuando vio al chiieno,rr ( l l)it¡ro con un revólver. El chileno dice que nl ,ucu, la bol-',rr ilrl t¡upcl usado en el baño, noto el peso, ievolvió tos pup.-Ics y alli habia un revólver. La lástima es que nadit l;;i; en-t olr tritr el revólver. Zy si -se pregunta ei comandante áe lapolicia de ad_uana- y si el chiléno estaua oe¡anJo ei-i"uátu..r'rr rrn luglr del bxno acordado de anremano pr.o qr" ¿arpuar,hab iendo^ despegado el avión, los secuest.adt.e; ü-,";i;i;.

"nrrno? "Que me dicen. eh. qué me dicen? iTate! ¡n este cf,ile

nrto hay que ¡n vestigarlo !"Juan Eduardo se echa hacia atrás,

cLllo de las bocas abierlas y rermina"iY lhl estamos!"

mira satisfecho el espectá-abruptamente:

.Todos están riendo, menos Birgitta que está por preguntarlealgo a Ismael cuando Humberto IJpregunta u iliu, ' ----

"¿Y,. Birgitta, qué te parece? ZCómo'lo contaría un sueco./,,. Birgitta se queda mirando incrédula a Humberto. ¡" Hr._bertopasa a Juan Eduardo que la m¡ra ugruraunAá, ;or¿: O.Jutn Eduardo vuelve a Humbeno. ieue juegos son éstosl ,,Deque se trara? Siente simpatra por los dos

"ni.!'ittu. No ión

"u_oros otros que conoce. para ella, forman un trio con Ismael. Losdemás son superficiales, incoloros. Viuen aanaole- vueiios yvueltas al rosario de su doctrina. para ellos, Su"ciu ,"pier.ntuun limbo, un.lugar de paso que no tiene importancil.

-iquégente extraña! iSerán mecanismos defensivos

-los suyos? áÁs_tucia de.buscones profesionales? Esa Carmen, poi'.¡.mpto.

Basta oirle una frase. Está cortada con la misma't¡".u1 a¡rolula mente, pre.visible. y vacia... ta revolución, i^ Ui.g""riq .fprotetana^do. la revolución, la burguesía... iy estos d-os, Jorgey Marina? No, éstos son como Ismael, también. L;;;"liputicos son Alberto y su mujer Eliana. Ántipáti"o, *. ñárno

78

Page 78: Epoca de Descubrimientos

'l, t ir'J Son también como Ismael. Articulados, con humor,',r'¡rtido de sus límites. Pero, ilos otros! ¡Esos aires ridículos,¡r('sc dan! ¿De dónde salió toda esta gente? Parece que esta-l'¡r¡r haciendo cosas de enorme importancia antes del golpe del'¡nochet. Muchos líderes suecos que los apoyan asi lo dicen:un proceso de enorme importancia se estaba desarrollando en( lrilc. De pronto Nixon y Kissinger se metieron en medio. Lo,liccn y redicen. ZSerá verdad? A ella no la impresionan las

¡rrlabras. Se guia por los hechos. iQué otra cosa puede hacer?l.os cuentos son para los niños. Pero estos... estos... áQué ha-r cr'? iTendrá que avenirse a esta frivolidad, esta retórica decirco? Es el mundo de Ismael... Cierto, son también gente( r'itica, gente lúcida... Pero son tan cínicos... iNo, cínicos no!llso... no!... Pero... 8s... es como si se quedaran en el disfruterlc su lucidez y de allí no pasaran... áSerá eso? Si, eso parecescr... Son hedonistas de la lucidez... Como las mariposas...

Birgitta quiere sostener en español la conversación hastarlonde pueda. Marina y Jorge quisieran retirarse. Juan Eduardorcpasa abstraído el ángulo erótico de Carmen.

"iQué quieres tú decir? óCómo haría un cuento con ello una¡rcrsona sueco?

"iEso mismo!""Pero, entonces,... ¿no estaba verdadero?""iCómo que no estaba verdadero! iClaro que estaba verdade-

rol [¡ que te pregunto es como lo contaría un sueco."

-12-Media tarde del primer lunes de Octubre. El coronel Carrascoviene subiendo a zancadas largas la amplia escala de la Secre-taría Nacional de Detenidos. Hora desusada para é1. El orde-nanza del teniente Herrera que vigila desde arriba, corre a avi-sarle-

"iMi coronel Carrasco, mi teniente!"No hay que ser adivino para anticipar chubascos con el coro-

nel. Cuando no mira a nadie y tranquea largo, iprepárense! A-

79

Page 79: Epoca de Descubrimientos

hora. justamente, pasa sin decir una sílaba. El teniente Herrerasabe que tiene que volar detrás de é1. Disparando su gorra alvetusto sofá de cuero negro que enfrenta su escritorio, el coro-nel comienza a dar paseos napoleónicos mientras desabrocha suguerrera. Va hacia la ventana. Está unos segundos contem-plando los jardines que enfrentan el costado norte del enormeedificio que en tiempos ya pasados fuera sede del CongresoChileno. Algo ocupa su atención. El teniente Herrera se acer-ca. iQué hay allá abajo? Un viejo envuelto en amplio abrigo degabardina, con un sombrero hundido hasta las orejas, sentadoen uno de los bancos. Con manos trémulas, desmigaja pedazosde pan que saca de un bolso de papel. Las migas caen a suspies, donde decenas de palomas se mueven diligentes, aletean-do, subiendo a sus rodillas, comiendo las migas de sus manosantes de que salten al suelo. los ojos del coronel Carrasco es-tán fUos en la figura del anciano que, sin conciencia aparentedel mundo de ruidos, tránsito y gente en tomo suyo, hunde unamano blanca y huesuda en el bolso de papel y saca otro pedazode pan. Las palomas siguen amontonándose, descienden en pi-cada desde los techos y comizas. El coronel Carrasco está pen-sando. iEn su abuelo, en su padre? Pero, iéstas no son horaspara temezas! Viene hacia su escritorio.

"áSabe 1o que acaba de ocurri¡, teniente Herrera?"El teniente ha estado observando al coronel mientras mira por

la ventana. El tiene también sus asociaciones que hacer. iCuá-les serán las del coronel?

"ZSabe usted...?"No, el teniente no sabe. El coronel vacila nervioso, farfulla

algo, pero no puede contenerse y vuelve a la ventana y al an-ciano que le recuerda a su querido padre. Sí, a su querido pa-dre le recuerda. Si todo fuera asi de sencillo... Esperar lamuerte en paz, dando de tu pan a las palomas a la sombra delas palmeras. Si después de una vida al servicio de la patria lodejaran a uno morir tranquilo. Si su pobre padre... iAh, maldi-ta sea! iMalditos comunistas! iPervertidos hasta la pared delfrente los degenerados! Por ellos... por ellos su querido pa-dre... iPero... pero... iNo va a quedar uno! iNo va a quedar nila sombra del último de estos hijos de puta! A ese viejo no lovan a tocar... A ese viejo me lo van a dejar tranquilo alimen-tando sus palomas... iAy del que lo moleste, ay del que le roce

80

Page 80: Epoca de Descubrimientos

r,) ser más que el ala del sombrero!... El coronel se vuelve, r,rr krs ojos nublados. Mira fiero al teniente Herrera. Le cuesta,l;rsc cuenta de que es el teniente y no un comunista hijo de

I'utrr. Sonrie nervioso.''iAoérquese, mi teniente! iAcérquese, mire!..."Ahora están los dos atisbando como niños cada uno de los

rrrr¡vinrientos del anciano que está entre las palomas como si

r",luviera en su cama, como si estuviera en la gloria, feliz,,rrr1lclical. Ya está por terminar con todo el pan que habia en elI'olso de papel. El teniente mira su reloj.

"l.lega y se va todas las tardes a la misma hora.""i, lodas las tardes? Pero... pero, ¿usted lo había visto ya?""Si mi coronel, todos los dias. Usted puede saber que ha lle-

¡,.rrrto por el aleteo de las palomas. O mirando los techos. iVerrlli arriba? ¡Mire cuántas hay! Otean aguardando su turno. Ylos gorriones también."

"'lodas las tardes... Y yo, iprimera vez que lo noto!... iDe,lr rnde saca tanto pan?"

"Del restaurante, allí al frente. Le guardan los restos en bol-srrs de papel."

lll coronel mira ahora al teniente por largos segundos. Lonrira como si no lo viera, como si estuviera soñando. Podríascr su hijo, sí, su hijo. Se vuelve otra vez al viejo y las palo-¡lls. iSi su pobre padre hubiera pasado sus últimos dias en esa

¡ruz! iEsos bolcheviques desgraciadosl Se apoderaron de larlistribución de los alimentos en el barrio. Rodeaban la casa de

sus viejos gritando sus consignas. "iEl golpismo no pasaráliMueran los momios!" Así murió su pobre viejo. Ese anciano,rrllá en el jardÍn manteniendo sus palomas... Tragando saliva a

Iirlta de un comunista donde escupirla, el coronel se vuelve a

su subaltemo."Por esa paz, por esa tranquilidad de nuestros ancianos...

¡ce rramos filas, mi teniente!""iDesde luego, mi coronel!"Ahora, cuando vuelve a su escritorio, ya no taconea tan duro

el coronel Carrasco."Déjeme ver... ¿En qué estaba yo?""Decía que algo acaba de ocurrir...""Sí, claro... iY cómo hace los fines de semana?"

8l

Page 81: Epoca de Descubrimientos

. El teniente, por un segundo, piensa que al coronel le cstá pa_tinando el carro, pero en el siguiente, se da cuenta de que setrata del viejo y las palomas.

"ilos fines de semana? iAh, sí...ciano... Bueno, he dado órdenes alentrar. ZEstá bien?"

"iBien? iExcelente, mi amigo,ted..."

por fecuperarse."Bien, como decía. acaba de

ción.""úDe asociación?"

Quiere usted decir, el an-respecto... Que lo dej en

excelente! iAh, veo que us-

ocurrir un proceso de asocia-

Cambió de un sopetón el humor del coronel. Ha llegado alextremo de poner su diestra sobre el hombro del ténienteHerrera. cHay lágrimas en sus ojos? Algo le ocurre. pocas ve-ces palmotean al teniente. iAh, éstos son los hijos, los verda-deros hijos de la Patria! Nuevo paseo del coronél que termina

"Si, asociación... encadenamiento...icon-ca-te-na-ción! pero,no de ideas,... De ideas, no. Asociación de hechos. mi tenien_te. iUsted sabe! Ocurre que tiene muchos hechos sueltos... Depronto, un hecho nuevo y iFiat lux! Un hecho, un hechito asi,chiquitito, y el rompecabezas se con-ca-te-na. iJaja,ja! Dichoen términos investigatorios, allanatorios, si me Io permite,usted abre una puerta y se encuentra con dos puertas; abre lasdos puertas y se encuentra con cuatro puertas; abre las cuatropuertas y se encuentra con ocho puertas... dieciséis puertas...treinta y dos puertas. Es la tabla del dos, mi teniente. un sololaberinto de puertas."

El coronel se para, corre a la ventana, mira hacia el jardÍn.La boca abierta, los labios recogidos.

"¡Ya terminó, se fue...! iAllá va saliendo! ipobre viejo! Sefueron las palomas también... iNo quedó ninguna!... iLasgrandísimas... iPalomas tenian que ser! iJajaja!"

El teniente está sentado junto al escritorio rayando en su cua-derno. Habrá que esperar hasta que el coronel retome el hilodel asunto.

"iLlamo para que traigan un cafecito, mi coronel?""-..iSi, gracias!... iNo quedó ni una paloma! iNi un go-rrión !"

Viene hacia el escritorio. cavilando.

Page 82: Epoca de Descubrimientos

'i,Sabe cuál es la más grande de las virtudes, mi teniente?''llrn.., l-a valentía, supongo."''llstcd lo dice... Zporque nosotros somos militares?"''illucno..."''N0, mi teniente. La valentia es importante, cierto. Pero,

rrirr: Cualquier indio es valiente. Hasta los ultras son valien-rr'.,. Serán unos comunistas hijos de puta, pero valientes son.N(r, nri amigo. La más grande de todas las virtudes es la pa-( r ( n cia. Anote lo que le digo. Mire la naturaleza. Mire elrr( n)po que le toma resolver sus problemas. óQué es la evolu-, r,rr de las especies naturales sino una paciencia astronómica?:irr paciencia, ¿cree usted que hubiera hecho puerco-espines larrrlrrraleza? Y si de la naturaleza vamos al espíritu, chabría fe',rrr peciencia? Piense en su fe y piense en su paciencia. A ver,J'i,. nse atentamente y digame: ¿Tiene usted paciencia porquerrr'¡re fe? óNo le parece que es al revés, que tiene fe porqueri(ne paciencia? iY qué me dice de la esperanza? iPodríamost( ncr esperanza sin paciencia? El que desespera, mi teniente,¡,or falta de paciencia desespera."

lil coronel parece que no cabe en si después de esta elucu-l,r'rLción. Menos mal que se desabotonó la guerrera.

"r,Por qué le digo todo esto? Yo sé. Usted piensa que se mellcnó la cabeza de humo, que hasta me olvidé de la con-cate-rrrr-ción. iNo. mi teniente! iNo me olvidé nadal Todo esto se lo,liuo precisamente por la concatenación. Por las puertas que serrrn abriendo y abriendo hasta que izas! se abre una puerta chirlLrita, más un agujero que una puerta, iy seiscientos mil dóla-rcs. mi alma!"

"Perdón, icómo dijo mi coronel?""iSeiscientos mil dólares dije! Pero, usted tendría que acor-

ilurse, úno? iSeiscientos mil dólares! Hace... Déjeme ver...llace diez meses... Diez meses que aguardo pacientemente...llasta que izas! se abrió la puerta justa y todo se concatenó."

"Usted quiere decir el caso aquel... ¿el depósito de armas, detlinero?"

"El mismito. Diez meses de paciencia. Y ahora iseiscientosrnil dólares! El coronel se queda esperando que el teniente ha-ble. Pero no, no habla nada. Hay unos segundos de silencio(lue interrumpe el ordenanza trayendo dos tazas de café. El co-ronel se zampa la suya en dos sorbos.

Page 83: Epoca de Descubrimientos

''| )orrlr. r..,lirr (.s()s l)apeles? ZCómo se llamaba el sujeto?"''r rr.r r ( llr(. Z¡rllrlu... Si, Ismael Zabala-"''N,,, r.',r. r¡o, llri teniente. Me refiero al de Barcelona, el que

lrl,'r' /¡r,¡ ¡¡.s /)()(:¿ri con la pasta."''I'r.lo, llti coronel, usted mismo conversó con ese... fulano

rk' l'irlriu y Libertad... I-os seiscientos mil dólares son purorrilo. lgual que las armas. Media docena de revólveres y un...iWinche ster 73! Dólares, no eran más de treinta mil. Ni esor'¡co. Además, al tesorero ése, lo fueron pelando de paso enpaso. Falsificación de certificado de impuestos intemos, certi-l icado de nacimiento, cédula de identidad, pasaporte... Mejorno sigo. Muchas gracias si salió con cinco mil."

"Se le olvida la concatenación, mi teniente. Tenemos prue-bas. Papeles, recibos, cuentas, ilibros! No se preocupe. Eranmás de seiscientos mil dólares. Sin contar el dinero chileno. Deése tenían sacos."

"l,Papeles, libros?""Ese tipo que se las da de capo de Patria y Libertad me cayó

torcido desde que le apareció el hocico en la televisión. Quieremetemos el dedo en la boca. O se lo están metiendo a é1. ¡perono se nos va a escurrir! Va a soltar toda la platita. Si no dio élel golpe, y estoy seguro de que lo dió, igual se metió en éstahasta el cogote. Va a tener que responder con la plata que tie-nen ellos en caja, que no es poca. ¡[,os tenemos en el saco, miteniente! i,Quedó escrito todo lo que se conversó, verdad?"

"Sí, mi coronel, pero...""iNada de peros! ¡Tráigame esos papelesl""Esos papeles no obligan, mi coronel. No lo vamos a llevar a

un tribunal con esos papeles.""ZA un tri... Pero, imi teniente!... iVaya con usted! ¡Un tri-

bunal!... Bueno, sea. Ponga que Io llevamos a un tribunal.Tengo aquí en este portadocumentos... iMire, con los docu-mentos que hay aquí... iTribunal! Déjeme que le muestre a ésela punta de los documentos que tenemos aqui. iTribunal! iSeva a ir de culo, mi teniente! iDéjeme ver, déj eme ver... iAquí!iVea! Seiscientos cuarenta y ocho mil quinientos dólares. y eldetalle, mire. Cuántos de mil, cuántos de cien... iHasta los deun dólar están detallados! Y lea aquí, lea cómo mi teniente,cómo se adquirieron... iYo le voy a mostrar!... Esto sólo serefiere a los dólares... sólo es un memorándum que fue de una

84

Page 84: Epoca de Descubrimientos

( ( lula a otra... ¡Qué sé yo!... Pero, mi amigo... iDéjemercr!... Mire, ¿ve este librito... Aquí, en este librito... ¡está to-,l,r!... Aqui hay un tesoro... Estamos recién empezando. iQué¡,,l¡rc de suerte!... iNo, no suerte! La paciencia que le digo, lat,rrt:icncia... la concatenación... Nuestro sujeto en Barcelonallcvuba la caja. Con él desaparecieron todos los verdes. Ni unor['nruestra quedó. Ahora, viene este... Goering a decimos que( rirr una pizca. iY usted le cree, que conste! Bueno, bueno...¡No se me enoje!... Y de ahi, Za dónde vamos? Muy simple.l stlin de acuerdo en que es un hombre de ellos y que sigue sulrrrbajo en el extranjero. iDe acuerdo, muy de acuerdo! iConrrrrr caja de treinta mil dólares? De acuerdo también. ¿Detr('inta y cinco mil, de cuarenta mil, de cincuenta mil? No muy,k acuerdo, pero en fin ide acuerdo! Pero, ino de seiscientosr incuenta mil, pues, mi amigo! En eso no están de acuerdo.lntonces, óqué? Entonces, ivenga la diferencia! iVengan los'.( iscientos mil enteritos! La Patria los necesita. ¿No es ustedrlc l)atria y Libertad? iNo me va a decir que se va a tomar esas

lil)crtades con la Patria! iJajaja! Asi que, ivengan los seis-r'icntos mil dólares! óQue los va a traer de España? iTráigalosrlc España. ZQué los va a traer de Miami? iTráigalos de Mia-rri! iQue los va a traer de Samarkanda? iTráigalos de Samar-Lrrnda! ZQue el tipo se hizo humo con el tesoro? óPor qué, avcr, por qué tendríamos que creerle? iPorque lo dice él? iY lortue ya nos había dicho? iNo, mi señor! iVengan esos seiscien-tos mil! O por las buenas o por las malas."

fll coronel está otra vez ante la ventana. Ni una paloma en elirrrdin, ni una paloma en las comizas. iA dónde se fueron? ElIrniente va hacia su oficina en busca de las notas que tomó enlrr ocasión de marras. Cuando vuelve oye al coronel que mueveh cabeza buscando palomas en el jardín. Su voz suena grave,rcposada.

"No es por el dinero, teniente. Aunque es mucho dinero y anosotros no nos queda más que confiscarlo. Usted lo sabe tanlrien como yo. Es por el daño que pueden hacer al país estos...nacionalistas. Lo reconozco, usted me inspira en esto... No serne achique ahora... Hace falta imaginación, pero no mucha...Al presente, estos personajes y grupúsculos representan unairnlenaza pintoresca... Pero ahí está la lección de la historia.Andando el tiempo, pueden llegar a penetramos, corromper-

85

Page 85: Epoca de Descubrimientos

nos, humillarnos... Debemos mantenerlos a raya y no olvidarnunca el objetivo final: aplastarlos. Primero los comunistas,después ellos. Este es un pais de clase media, mi teniente, node locos mezclados con yunkers."

El teniente se ha detenido a mitad de camino, como caído entrance de pronto. Escucha reverente y a la orden. iSí, cien ve-ces sí, mi coronel! iNo pase cuidado, mi coronel! iDéjemelos ami! iYa verán esos fanáticos de opereta!

"iAh, otro detalle! cBajo quó identidad se ampara el fulanoése en Barcelona?"

"No tenemos ese dato.""Pero, icómo! ¿No se extendió un pasaporte?""¿Nosotros? áA ésos?, iNi por nada del mundo! El pasaporte

y los papeles son falsificación a cuenta de ellos. Nosotros noscomprometimos en hacer la vista gorda. Nada más.

"Pero, al Goering, ése, Z,no le preguntó usted por el nombredel fulano?"

"Más de una vez. Se hace el sordo. Habla... habla de reglaselementales de seguridad. Que la autodefensa, la sobrevivenciade la Organización. Habla hasta por los codos. Con la retóricade ese gallo nosotros parecemos boys scout ''

"iJajaja! iBoys Scout!... Bien... Averigüe en el aeropuerto,averigüe en Barcelona. Esa identidad tiene que estar registradaen alguna parte."

13 -Los Martinez, Eliana y Alberto, decidieron también trasladarsea Lund. La ciudad está en el sur, vecina a Copenhague que escomo decir vecina a Europa. Es pequeña, pero de actividadcultural rica y cosmopolita. Hay en Lund entre veinticinco ytreinta mil estudiantes venidos de toda Suecia y todo el mundo.Cierto, los Martinez han oído de ambientes académicos rea-ccionarios, de facultades aristocráticas, excluyentes y hasta conoior a medievo. Han leido ataques virulentos de los estudiantesrevelando el pasado nazista, antisemita, de algunas vestales

lta)

Page 86: Epoca de Descubrimientos

.r( ir(lcmicas. Pero, todo esto y más, si se compara con las uni-,,, r'sirlacles de Buenos Aires, Santiago o Montevideo, resulta, (,nlo si nada. Además, en el Departamento de Sociología al,¡rrt' Irliana y Alberto quieren incorporarse, impera sin oposi-, t()n Lars Mossberg, intelectual que desde los años 60 se halrcclro notar por su identificación con los movimientos estu-,lirrntiles, las luchas de liberación nacional en Africa y Asia ylirs causas todas de la nueva izquierda europea. Mossberg atraer los estudiantes latinoamericanos porque da continuidad a sus, ,,tutlios: en su bibliografía incluye los autores con que se for-rro esta generación: Marcuse, Lukacs, Althusser, Sartre, A-,l, rr'¡ro. Leiébre. En el caso de Eliana y Alberto, hay que agre-1,rrl que Ismael, Marina y Jorge llevan ya un semestre estu-,lrrrndo Sociologia.

A las semanas de iniciarse la actividad académica, el grupo,',li dando qué hablar. En especial, a los demás chilenos y la-{rroaÍnericanos que están de antes, de años ya, en los Departa-rllL'ntos de Sociología, Economía y Ciencias Politicas. Ya haytrrrrbién anticipaciones ominosas, diagnósticos de cuidado enlrrs células politicas de la colonia latinoamericana en Lund. Se

lrrr cliscutido... Bueno, no tanto como discutido... Se ha con-rcrsado off the record "el caso de los siete"

-porque a los

, inco matriculados en Sociologia se agregan sin más consulta,)rros dos "anarquistas", Humberto y Juan Eduardo. Es JuanI rluardo quien ha tenido el privilegio de oir, gracias a amigos\uvos que piden no ser citados, la frase empleada por uno delos comisarios ideológicos socialistas a propósito del "grupo de

l,)s siete". Frase que no deja de tener sonoridad de zarzuela:''lrs demasiada inteligencia, demasiada disidencia como pararrcutralizarlas o siquiera contrastarlas en el nivel universitario,,,icrrpre tan significativo para las masas." Cuando ha venidor'on la noticia, el mismo Juan Eduardo se ha encargado delt ornentario.

"llay sapiencia y prudencia en esta sentencia."Irliana y Alberto salieron de Chile a comienzos de 1974. Ha-

(c casi cuatro años. En los dias del golpe, Alberto fue encerra-(lo con otros funcionarios del Gobierno Popular en las pesebre-ns de un regimiento, en Santiago. Desde el patio, los soldadosr¡rrc les traian el rancho cantaban marchando con los cucharo-n( s como fusiles:

87

Page 87: Epoca de Descubrimientos

t\ , ll, , I, 1 ,,, \ r' ( (.t(.nl()S!"i ,, t, r,Lt,, rr ,,r.r¡1.r., liratran las raciones de pan por sobre lasr ¡¡ rrr, t, r.t ('tit irrl de inteligencia del regimiento tuvo

r¡, rrl',, 1,,,r lrrr rlr.pr.occder con las interrogaciones se reveló.t,,, 1r r.r'tt r¡t(. ¡tO tenian noción del arte. euebraban costi_ll , , ,,¡r l,r', r rrlrr(ls de los fusiles, se les ',pasaba la mano,, conIr l, r\,,rrr'lir. to¡l las inmersiones, con la corriente eléctrica. La, rLlL r¡r( rir estllta llena de comunistas traidores con los huesos,¡rr, l,rrrlos. orinando y escupiendo sangre. Nuevos detenidos, r'r¡r:rr llcglndo por camionadas y los interrogatorios marcha_

l)rur (()l paso de tortuga. T'res personas habían muerto en losI'rirrrcros djas de los interrogatorios, uno ahogado, dos electro_cLrtrrtlos. El oficial de inteligencia echaba gaiabaios hasta porlos codos.

"i f neptos, saboteadores!"[.os soldados sacaban los cadáveres tirándolos de las piernas

¡, haciéndose pipí de risa con los gritos histericos del ofióial."Mi cabo, cqué hacemos con este par de huevones? iSe nospasó la mano, mi cabol"

Después de dos semanas largas de pesadillas _que en losprirleros tiempos contaba con todo detálle y que después, dán_dose cuenta de que hacia el idiota, que no ie óreían, no lé oiano les importaba un pito, borró de uha plumada_ Álberto f uepuesto en libertad quizá por que razón. Seguro que por puroJLochrm¡enlo. porque despues de seis o s¡et. s.rnunui uoiuie_ron a buscarlo. Por suerte, lo habian puesto sobre aviso estavez. No le quedó más que huir del pais, dejando a su madreabandonada en Chile. Eliana lo siguió, dejando con sus padresuna hija y

_un_ hijo de su primer matrimonlo. Florence, d^e tres

años; Ariel, de dos. Después de un tiempo, habiendo iallecidode cáncer intestinal el padre de Eliana, do¡a Blanca Valáés, lamadre de Alberto, se trasladó a vivir a la casa de la madre deEiiana, doña Susana de Bastias. Asi, los pequeños hijos de E_liana se estaban criando con sus abuelas.

Desde los primeros días de su llegada a Suecia, Eliana v Al_berto comenzaron a buscar trabajo negro para enviar dinÉro aChile. Un polaco de los escapaáos

"f56, "nt"ru-"nte de a-cuerdo. con la tesis de la explotación del hombre por el hombre,se hacía cargo, bajo cuerda, de algunos contrat¿s de una em-presa de aseo. Para cumplirlos rec;rría a los refugiados políti_

Page 88: Epoca de Descubrimientos

(()s carentes todavia de permiso de trabajo. Prefería a los afri-, rrnos el polaco; hambreados como viven, se contentan con, rralquier sueldo. A falta de africanos no estaban tan mal losr'lrilcnos. Argentinos y uruguayos ino! Esos tipos no estaban derrtr¡erdo con la explotación del hombre como no sea por ellosnrismos.

Alberto y Eliana compraron un coche de segunda mano alllcgar a Estocolmo y todo el tiempo que esperaron por su per-rrriso de trabajo se enrolaron con el polaco. A toda carrera en( normes bloques industriales hacían el aseo de oficinas, come-,loles y baños. Recogían también ropa de segunda mano quer'¡rcontraban en los containers y en los subsuelos de las pobla-liones residenciales de Estocolmo. Eliana lavaba y reparaba larrr¡ra; Alberto 1a enviaba por barco a Chile. En Santiago, DoñaItlanca y doña Susana se encargaban de venderla en ferias ovcndo de casa en casa.

I'or el tiempo de su traslado a Lund desde el hotel de refu-¡'iados en Estocolmo donde vivieron por más de un año y me-rlio, Eliana y Alberto estaban ya en condiciones de traer a suslrrnriliares desde Chile. Doña Blanca quería venir inmediata-r¡rcnte. Era doña Susana la que tenia reparos. Eliana enviabalirrgas cartas con los más nimios detalles: la temperatura, lalrumedad, la fruta, la verdura. Doña Susana queria saber enr¡rré condiciones estudiarian los niños, si tendrían clases en\L¡eco o en español, a qué distancia estaba la escuela. Eliana lerrscguraba que no había problemas de ninguna especie. Educa-cicin, vivienda, salud, todo resuelto. Tan pronto llegaran ten-rlrian un departmento con cuatro dormitorios, living, comedor,cocina amplia y completamente instalada, teléfono, televisión,coche. Doña Blanca y ella tendrían dinero mientras no trabaja-rlrn, tendrían clases de sueco, vacaciones. Visitarian otros pai-scs europeos. Todo iría bien. Eliana insistía. Que Suecia es un¡raís rico, que en Suecia no hay mendigos, que nadie puedevivir en Suecia por debajo de un mínimo, que si no se disponerlc ese mínimo se tiene derecho a exigirlo. Mientras más serxtendía Eliana en los detalles de la atención social en Suecianás se entusiasmaba doía Blanca y más escéptica se tornabarkrña Susana. iNo iban a venirle a ella con patrañas! Suecia erarrn nido de comunistas y punto.

89

Page 89: Epoca de Descubrimientos

Los problernas scrios eran otros para Eliana y Alberto. paraEliana principalmente. Su madre no militaba entre los que sequedan runtiando sus difcrencias en la cocina. ya podia co-nrenzar la colonia entera de Lund a afilar sus hachas. A la ma_cire de Eliana mejor no se las busquen con monsergas colecti_vistas ni estupideces parecidas. Ha sido siempre el pilar de lafanrilia. Vcluntariosa, emprendedora, aunquJ no háy negocioque le haya resultado en grande. Tiene su propia experiercia,doña Susana, su propia experiencia de los hombres y los nego-cios para demostrarle al más tozudo de los idealistas, utopistasy cristianoides que el mundo es ¡tal como dicen esos eiono_mislas en la televisión! iSi, señor, el mundo es una torta de Iaqr.re cada uno trata de agarrar lo que puede! ¿Los politicos?iBah, ésos son los cantpeones del reparto! Cuando no lo son,¡l)ios tenga misericordia de los tontos que les prestan oídos!I)orque entonces se trata de tipos lanáticos, enfennos de noder,falsos profetas que llevan a la muerte a millones de seres, se-guros de que no son crimenes masivos los suyos, sino revolu-ciones, cambios sociales, cambios en la mentalidad de Ioshombres o alguna idiotez de mat¡née pü el estilo. En cuanto aEliana, doña Susana considera que es el mayor fracaso de suvidl, y que lo peor que Ie ha ocurrido y pudo ocurrirle iamás aesa pobre oveja tonta es haberse encontrrdo con Alberio Mar-tínez que pertenece a otra categoría: la de los loros de café.

Doña Blanca, no considera a su hijo un loro dc café sino unalma extraviada. Siempre está conversando con la Virgen ro-deada de flores artificiales y encandilada por una vela eiéctricaen el rincón de su dormitorio, preguntándole qué pecado honi-ble ha cometido para esta cruz que ha puesto el Señor sobre sushombros y qué debe hacer para sacar a su hijo de las tinieblasdel ateísmo en que se ha extraviado. Lo único bueno que le haocurrido en estos años de separación y sufrimiento a doñaBlanca es su encuentro con doña Susana y el calor que los pe-clueños Florence y Ariel traen a su vida. ¿Serán ellos, será sucrianza católica y piadosa la prueba que espera la Señora de losCielos? Doña Blanca reza con ellos todas las noches despuésde contarles del pueblo israelita en Egipto, del pueblo israelitaen Babilonia, de la fuerza de Sansón que vale menos que nadasi no está al servicio del Señor. La pequeña Florence no puedequedarse dormida angustiada por su madre que resiste ü ad-

9A

Page 90: Epoca de Descubrimientos

\ ¡ r\i(krd en un lugar lleno de monstruos, peor que el jardin in-Lrrrtil donde se burlan de ella porque su madre es comunista,, rt( nriga de Dios y vive encarcelada en un país llamado Exilio,lr( sc encuentra lejos, muy lejos. úCuándo irá, llevando a.\r icl de la mano, a esa cabaña hecha de troncos, en medio dell,,)s(luc y la nieve, donde resiste su madre el asedio del ogro| 'rrr rchet?

l)orra Blanca y doña Susana se dividen las tareas. Mientrasrnrr nr¿ntiene viva en casa la llama espiritual la otra sale a gol-

t,(lr puertas. Desde antes de casarse, desde sus años de liceo yrrrr ¡roco sacándose estudios sin ton ni son de encima, doña Su-,.;r¡ur ha descubierto un campo invisible, un campo disperso e

rrrlornral, de la actividad económica que todavía explota: cobra, r¡('ntas atrasadas, letras y cheques protestados sin esperanza,i, nrle a nombre de terceros menesterosos que prefieren quedarL r ll sombra, persigue deudores de arriendos en peligrosos cu-,l)ilriles, desempeña y empeña objetos a nombre de damas pu-, lr r tosas.

llsta es la pafte más dura de relatar cuando Eliana recuerda sur irla adolescente junto a su madre. Su modo de entender lar itla -su darwinismo social, como Alberto le enseñó después,luc se llamaba- no hubiera tenido tan desastrosas consecuen-, irrs en la vida de Eliana si su madre lo hubiera aplicado insta-lrrrdo una casa de modas, una sala de exposiciones o una ofici-rrr cle corredora de propiedades. Contando su vida adolescente,l()s ojos se le nublan de lágrimas rabiosas a la pobre Eliana. Nol,rrecle olvidar las tardes yendo con su madre a casas severas

¡rrrr fuera, corrompidas por dentro, donde doña Susana pasaba

lrrrras yendo de cuarto en cuarto, estipulando aplazamientos,r,'itcrando porcentajes, mientras contaba dinero, devolvía reci-lros, empaquetaba objetos. Eliana aguardaba en oscuros y des-

vcncijados salones, en rincones de dormitorios donde un viejorrtonizaba, en pasillos por los que se escurrían, semidesnudas,rrujeres fláccidas y pálidas. iCuántos perros falderos decrépitos( n tardes de agonía espiritual, de desesperanza y abandono,vinieron a olfatear los zapatos de Eliana mientras su madreIt'vantaba la voz ante mujeres histéricas en sus batas de baño,LI.^sgreñadas, espantadas, bajo amenaza de juicio, de allana-rricnto, de cárcel. Eliana corría detrás de su madre que subia ylirjaba escalas golpeando puertas en oscuros rellanos, de-jando

91

Page 91: Epoca de Descubrimientos

recados, recibiendo dinero, devolviendo collares, brazaletes,relojes. Subiendo y bajando, maldiciendo y resollando, no per-día oportunidad de instruirla sobre su arte.

"Hay que mantenerse firme, poner cara de palo, golpear ygolpear las puertas de los morosos, cercarles cada vez más."

Segura de estar formando una discipula la instruia sobrecuándo sonreir, cuándo amenazar, y volver y volver y volver.

" ¡Hasta que revienten !"A ese precio tan alto de rebajamiento y desilusión, nunca

faltó dinero en casa de Eliana. Ni faltaba ahora. Los pequenos,Florence y Ariel se habian criado bien durante cuatro años deorfandad. Pero Eliana no los queria más con su madre. La i-magen de Florence yendo con su abuela a esos ambientes sór-didos, padeciendo en tardes de pesadilla esa náusea que pudriósu adolescencia la sacaba de sus casillas, la espantaba.

Eliana y Alberto han conversado con mucha gente para vercómo obrar. Y se han encontrado con una división como parapensarlo un poco. Los que están por traer los familiares, eso si,no son tan enfáticos como los que se oponen. Para éstos, nohay más que considerar los ejemplos, que abundan. Las per-sonas de cierta edad no aprenden la lengua, no resisten elclima, pretenden seguir su vida como si estuvieran en Chile. seaíslan en sus departamentos. Son un cuadro de nostalgia ysufrimientos, sin contacto con sus hijos, viendo crecer a unosnietos que hablan una lengua extraña y adquieren costumbresque los viejos aborrecen. Pasan las tardes mirando una tele-visión sin saber de qué están hablando en la pantalla. No tienenmás esperanza que volver a su pais, a sus barrios, a sus veci-nos, amigos, costumbres y habladurias. Cuando se reúnen porun cumpleaños, por un aniversario de matrimonio, por unadespedida, están horas y horas haciendo recuerdos, compara-ciones. Como se hace la mayonesa en Chile, iésa es mayo-nesa!. Como se prepara el pan en Chile, iése es pan! El tamañode la fruta chilena, la calidad de los mariscos chilenos. iEl vinochileno! iLa hospitalidad chilena! Los sentimientos, el contac-to, el calor, ila alegria de vivir! La vida vuelve a ellos cuandose encuentran. O una sombra de la vida que la memoria agitaen transeúnte cotorreo y que desvaneciéndose al volver a lasoledad de sus departamentos, los convence tan dolorosamentede que no existen más. il-os pobres viejos! úY qué se busca

92

Page 92: Epoca de Descubrimientos

rrirv['ndolos? A ver, iqué se busca? iseamos sinceros! iNo será

;';;':,, ";;;-; irieponsable? áNo será pura importación de

,,rrició sraris para la cocina. para el aseo' para el cuidado.de

r,,. ¡riñoi el culdado de las plantas y los gatos-cuando los.hUos

,' ,,rn ¿a vacaciones? Y respóndasé a esto: iCómo se entiende',,,j

l nJ"n ü¿ot- hablando áe Chile, de la Patria' de la lucha

],,r' ir... á"to.racia, de Ia destitución del tirano, el regreso'

Li,'"""r qu. ü qu" de verdad se hace es conar lodos los vin-

, rrlos y trátar de integrarse a otra cultura?:i:,,¿á

"rio v mucho'más se argumenta a.propósito de los ma-

r,,,.jt ¿V qué decir de los menóres, los hijos que han quedado

,rr ('hile? isacarlos de un ambiente cultural propio -para

me-

,,lrrri án r:no extraño, tan diferente? iPara qué? lSólo para

;,i,";.-;i -ii.o pto"óto al revés al cabo de unos años? Eso'

,,,i,,trién, no ", -'á, que egoísmo de los padres, . desconcierto

,',",, lár'rt¡.j"t, perdidá de t'iempo y una deformación de la que

runca se van a recuperar.:i:"á".tto, variadb hasta el infinito, han escuchado Eliana y

,rll¡erto de ias muchas personas que no están de acuerdo con

it,'.r'"1* i"Áliiuret. p.to hay personas que están de acuerdo'

licnen otras consideraciones que hacer' Las economlcas en

t,r'imer lugar. Las hacen todos puntualmentg. Pot^T.1: !u-t -,Y-,lros sólo-las hagan para sus adentros Ven¡r de Lhlle a Juecla

, s salir de pobñ y-entrar a rico' Allá, en Chile' iquién no

,1,rieie salir iorrien-do de la miseria? Doña Susana lo cuenta en

,,',,s cartas. No hay persona que encuentre en la calle que no le

r lina:' :iÑo lo piense dos veces, doña Susana! Si yo tuviera su

\lrcfte me iría ahora mismo."A ¡"ñ" Blanca. los conocidos que la encuentran de vuelta de

1,,'óotJuio iu illesia de Santo bomingo donde no se pierde

novena, la miran sorPrendidos:;';¿ór;;l iio tu ttuóiu en Suecial cQué espera que no se-va?"

Illiana considera también los años que han pasado ^áNo

lo

"ril'ft""i"tá" p.o, qu" lo hizo su madre con ella? óQué

i,,i"n"iu uun a iecordár sus hijos? Una madre ausente y dos

rrbuelas. Una madre -como ya se Io ha dicho doña Susana con

i,,Jui *t-ráttu, y estará repitiéndolo a sus hijos con los padre-

rruestros de doñá Blanca- que no vaciló en abandonarlos para

;;i;;';;; t; ioio a" cut¿ a hicer la revolución turística pasada

93

Page 93: Epoca de Descubrimientos

por las Naciones Unidas. iAsí es capaz de hablar doña Susana!iTiene o no razón?

iCuatro años! iCuántos más pasarán? Están muv bien losdiscursos. El derrocamiento de la tiranla. la insurgencia de lostrabajadores, el bloqueo económico, la restauracón de la de_mocracia. Pero, ison más que discursos? Todos hablan delf¡ente unido contra Pinochet, del objetivo principal, de la abo-Iición del sectarismo. iAhí tienen! EI exilio está lleno de secra_rios. iQué frente unido, ni frente unido! Eliana se enfurece. Enesto les lleva la delantera a todos los del grupo.

"Los demócratas cristianos gritan por el frente unido detrásde los generales; los comunistas gritan por el frente unido cje-trás de Breznev; los socialistas gritan por el frente unido la vis-pera de la nueva división; la ultrizquierda grita por el frenteunido a bombazo limpio... iFrente Unido!"

Alberto trata de reducir un poco Ios arranques de Eliana. Es-t¿in en el Departantento de Juan Eduardo que nadie sabe dedónde ha sacado los locos y erizos para el chupé que se hanservido con vino blanco francés y marraquetas héchai en casa.

"Bueno, con nuestros pequeños problemas personales...""iCómo? ¿Pequeños? iNo son pequeñosl,'"¡Está bien, está bien! iCálmate! No son pequeños.,'"Es que no son pequeños!""iEso es lo que te digo!"

,,"iNo_, no es eso lo que me dices! iNada de ésas conmigo!...He dicho que no son pequeños iy basta!"

"Pero, Eliana, si ya está bien. iCálmate!""iHasta cuando, digo yo, hasta cuando!... Mis hijos son cosa

muy seria para mezclarlos en estupideces ideológicas."Humberto y Juan Eduardo se ponen a aplaudir. Eliana los

mira con el ciganillo en suspenso, desconcertada. Humbertopalmotea a Alberto. Hace ademanes de cátedra.

"iEjem! Cuando el discipulo supera al maestro...',Juan Eduardo se ha quedado con el encendedor a medio ca-

mino de Eliana."iChutitas!"Alberto con todo respeto tiene que dejar su posición en claro.

_ "Quería decir algo que empecé mal. iMil perdones! Se trata

de esto. La falta de orientación en todo lo que se refiere anuestros asuntos personales demuestra que sobre el exilio no

94

Page 94: Epoca de Descubrimientos

r( r)('nros doctrina. Todos, desde la Iglesia hasta los ultras ha-I'lrur sin parar de los exiliados. Pero no tienen idea de qué es elliilio ni quiénes son los exiliados. Ni tienen idea ni les im-¡,or1a. Se puede decir que lo que les importa es justamente 10

r ontrario: que nadie tenga idea ni a nadie le importe. He dicho,v ¡xrr favor no aplaudan."

llliana que se ha puesto otra vez a echar humo como chime-rt rr levanta la diestra con el encendedor de Juan Eduardo em-

¡'rrnirdo.''l,o que nos lleva al comienzo... Este pequeño problema fa-¡rriliar lo resolvemos nosotros... No tenemos que consultar a

rrrrilic, porque no tenemos nadie a quien consultar.".lLran Eduardo va con la mirada de Alberto a Eliana, de Eliana

rr Alberto. Se levanta a buscar la cafetera para la segundarr¡cda.

"i l'ipos brillantes !"

14-

lsnrael está dando vueltas y vueltas en su cama. Birgitta no estár'on é1. Hace más de tres meses que volvió a Estocolmo. Tratarlc conciliar el sueño como siempre: contando sus corderos en

lltrcelona. Aguarda en el garage del subsuelo. El canalla vivecn el edificio hace más de tres años. Se mueve en Barcelonarrrmo Pedro por su casa, sin el menor recelo. Lo visten losnrcjores sastres, lo sirven los mejores restaurantes, va al teatro,cscucha conciertos de cámara, veranea en Capri, juega enMontecarlo. El asesino de Mónica sale de su coche tarareando,vicne agitando las llaves como castañuelas y ensayando unt)aso de rumba cuando se da cuenta del cañón, del rostro detrásttcl cañón... Ismael va a apretar el gatillo, pero se detiene...l.ils cosas se complicaron desde que Carmen volvió a Berlin'..linvian señales rojas... Con Birgitta, las cosas se complicarontlrnbién... No quiso el aborto ni por nada, Birgitta... ¿Cómono voy a querer el hijo que ella quiere? iQué diría Mónica?...Scis meses de embarazo... l,os mismos seis meses que llevaba

95

Page 95: Epoca de Descubrimientos

Mónica... Diría "iSí, sí!..." la hermosa Mónica. Aguantando eldolor, sentada contra la pared... "iHuye, Ismael,'huye!" Losojos. oscuros, la angustia de los ojos de Mónica... "iÉuye, Is_mael,.huye! Si me amas, ihuye!"... Sí, sí... Tú vivirás Én mr,y algún día. .. Carmen se está transformando en Mónica. . . pe-ro, isi..es igual! Hay que transar dice Carmen... Transar paraconsolidar... Mensaje entero... Comunicado... Comunico austed... iNada de réplicas! Esto decidió el partido... Te quedastranquilo, por ahora. Al hombre se le puede eliminar, si, peromás adelante... Ismael se vuelve del ládo derecho. Mira pór laventana. Una redoma de luz en la calle. Todavia cae nieve enLund. Carmen no fue tan categórica, haciendo las cuentas. Fuedespués, cuando volvió a Berlín, que comenzaron a llegarseñales rojas. Perenlorias. sin explicación. S¡op., eue habia unproblema administrativo. ¿Administrativo? El diner-o, sin duda.Todos esos dólares. Mónica le habló, riendo, de más de mediomillón- áSabes cuánto hay en caja? iSólo en dólares! Carmen,mirándolo con la temura y la superioridad de Mónica. Le dijoque el terreno se había puesto peligroso. No están las cosaspara tí, burguesito teórico. I_os de la DINA andaban rondandoal hombre. Los de Patria y Libertad andaban rondando alhombre. Algo ocurría. Con el dinero tenía que ver. El partidono decía que no, pero no ahora. El partido istaba inteñsado,pero por

_razones, no por bobadas. Al partido no le gustaba latraza de historieta romántica que el cómpañero Zabála estabadando al asunto... iQué se ha creíado esie... partido! ¿piensaque no sé quién es? Estudió conmigo el partidb, fumó v bebióconmigo, se sentó a mi lado y me copió en las óruebasescritas... iY ahora se Ias da de partido ei desgraciado! Carmenestá abrigada que no hay manera de adivinarlJ el cuerpo. Tienela mano izquierda entre las pantorrillas. Con las rodillis aprietael a¡tebrazo, fuma y toma su café mirando a los clientós, sevuelve y la temura de sus ojos le llena el corazón... iMónicaofra vezl El partido, incluso, está dispuesto a suministrar el ar_ma en Barcelona. Pero, más adelante... Carmen lo mira conanuncio de borrasca en el entrecejo, igual que Mónica. El amordoliente, agresivo, rabioso de Mónióal iTi van a matar. bur_guesito teórico! El partido no dice no... pero más adelante...Ahora, cuando Carmen ha informado en Berlín, el partido dice:iNo, nada, nada de nada! úIsmael Zabala? iNi hablar! ieue

96

Page 96: Epoca de Descubrimientos

'l,.,rr¡lrrezca! ilnmerso, dormido, muerto para el mundo! Querrr;rn¡rre el paso, que estudie. iYa nos traerá las nuevas ideoló-

l,r,lrs! Por ahora, ifuera de circulación! Este es asunto para

u,solr'os. Que estudie, que estudie. Tiene todo el presupuesto

',u('(o para estudiar. Cuando tengamos que ahorcar a los suecos

1,, lnrómos con las sogas que nos han regalado. iJa, Jal Que,lrrclnra, que estudie, que se busque una sueca. Dicen que están

rrrrv bien, que hacen nata, que caen de los manzanos. Que se

I'us(lue una, si no la tiene ya. iEsta es la mano insidiosa, celosa,k ('armen! Carmen no tiene idea de que Birgitta... iSi supie-lrl No le gusta Birgitta a Carmen... iNo, no es que no le guste!

lirbia le dá de su belleza de película, su cultura de enciclope-,lrrr. su racionalidad, su independencia. Seguro que Carmen,tlr('rria venirse conmigo. El lugar de Mónica. áY por qué norlrr a querer? Está hecha igual que Mónica. Buenamoza, apa-.,i,nirda. amante de armas tomar, de gritos y puños cerrados.¡ licirccionario maldito. contrarrevolucionario adorable! Hastarr n conmigo a Barcelona. . . Como si fuera Mónica, igual que

1\lonica, igual de graciosa, igual de entera, posesiva y tierna,tit'rnisima. Y cuando hubiera que disparar sobre el maldito,rllrrm, bum!, sin vacilación, ni la que menos. Birgitta... Bir-¡1ittr no podría imaginar siquiera... iSi Birgitta sólo imagina-rrr!... iBárbaros, salvaies, brutos! Allá, en Chile, allá, en Tal-( r, la provinciana y aristocrática Talca, óqué dirian sus tias y

l,rimai si supieran que convive, que su conviviente Birgittal\ltgnusson, hermosa como un ángel, embarazada de seis me-\cs, en su sommarstuga a orillas de un lago al norte de Esto-r olmo, teje meciéndose en la silla en que tejió y se meció su

nradre, en que tejió y se meció la madre de su madre? iQuérliri¿n en Talca, que dirian? iBárbaros, salvajes, brutosl. . iEsonrismo diríanl Si, Birgitta ni siquiera podria inlaginar... ZSerá

cicrto? iserá cuestión de pura racionalidad, de civilización? iOsrrá cuestión de cultura? Ahora sólo se habla de cultura, de(lcterminismo cultural... Lars Mossberg se está volviendo lococon la invasión de los culturólogos. Que Mao es incomprensi-lrlc fuera de la cultura mandarina, que los postulados culturalesrlcl marxismo... Entonces, ¿qué? Birgitta obedece sus postula-,los culturales. Carmen y yo obedecemos los nuestros. Enton-ccs, iqué? iTonterías! Yo amo a Birgitta igual que a Mónica...iNo, igual no! Con la misma fuerza, con la misma hondura'

97

Page 97: Epoca de Descubrimientos

t,L il' rL' | llill i\,Iónica viene a mi encuentro por ent¡e los cu_,.r rli1L,,, SL'lte cnccrrado en la casa cje sus padres en peñalo_l, r I'()llccitl Monica, quiere tiempo para pensar si va a te_r, r r.l lrijo o no... En Ia sontntarstuga de sus padres en unaI,,rIrIrrtiorr callampa de peñalolén... iSi supieraÁ en Talca suslrir\ \'sus printas con arrope y manjar blancol... Toda la luz del:ol crc sobre los hombros cie Mónica que camina al encucntro,,'rrcil:utdo. echando miradas dc pantera acorralada. Se esta ennris brezos Mónica, llorando. Zunrban los tábanos en mis o¡ilos. l.lrtra con rabia. con ¡abia cle tener que llorar como unalontita, dc clase media atrapada con su cosita, con su problemi-ta... ¡Mjs padres no quieren! iMis hemtanos no quióren! Misc¡nraradas... iNadie quiercl... iyo quiero. Mónic;l ¡Tú qu¡ercsl... l,as lágrimas se le han esparciclo por toda la cara. l_lo_rando. rabiando, odiándoÍne. iquc bell.r es!... I-.stá gritando,golpeirndonrc con sus puños como si nri pecho fueia''un tim_l¡al... il'e amo, Mónica. con toda mi alma te anto!... iNo eresnr:is que un pequeño burgués despistacjo! ipero te qLliero tanro,lanto! iMaldita sea la revoluciónl iTe quiero tanto! Isntael sevuclve tragando saliva. I-os ojos ntuy abicrtos, f.ijos en lapared... Por fin desciende dcl coche el can¿lla.'fiene todo ellicmpo necesario para aferrar con las dos ntanos v adelantar IaSnrith and Wesson ... Sin decirle urrl pnluhra a Birgittl quepinta la .sonrnrarsl¿rltá cantando, aguardándo feliz su icuentrorn el verano, se ha tomado una semana de clescanso cn la Citst¿tllrava... Suena el port¿tzo. tjl trsidor viene silbmdo. ensavantlosu paso de rumba, el lJavero colglndr) tlel pLrlgrr derccho. dán_clole a las llaves con las yemas de los decloi como si fueranc¡stañuelas. cAsi que Iuces ro.jas desde Berlin? iAsi que histo-ricta ¡omántica? iAsi que patria o Muerte cuando se les ocunea ellos? iAsi que Mónica muere porque patria o Muerte? ¿Asique eJlos los objetivos, los cientificos, Ios responsables? iHijosde puta, aguántense éstal ¡Cómanse su siglo que viene connrostaz:l alemanr, chucrut y pepiniilos acldoit Sóbre una torre_tr de ptn nep.ro. con unr salchicha y medio litro de cervezl isez¿lmpan su siglo que viene!

... El canalla se detiene. iHusmea algo? Echa a andar otravez danzando, silbando, tintineanclo. iT'iene que ser a boca dejarro! iAhora o nuncal El canalla se detiene... el silbido se de_tiene... las llaves tintinean todavía... siguen tintineando porque

9ll

Page 98: Epoca de Descubrimientos

( l cuerpo entero del canalla tirita... Ismael apreta el gatillo..i(Jue se vayan todos al cuerno! Patria o Muerte querian porque.,c le metió en la cabeza a quizás qué cretino, porque llegaronrrl pináculo de su inmadurez, su... infantilismo, su... su... iAhitir:nen Patria o Muerte!

15 -Al sur de Lund, a unos veinte minutos por la autopista, se en-

ctrcntra el puerto de Malmó, el de mayor importancia en

SLrecia, después de Estocolmo y Gotenburgo. Su pasado del)uefia y forlaleza del sur de Escandinavia sobrevive en cana-lcs, muros y castillos todavia en pie. Se extiende al oeste del( xtremo sur de la península y enfrenta a Copenhague que estásirurda al este de Sjóland. Ia isla principal de Dinamarca.

De Malmó se va a Copenhague cruzando el Oresund' aunquerro por la parte más estrecha. Esta se encuentra más arriba, casi( n el extremo norte del Oresund, donde Elsinore la antiguaclpital del reino danés enfrenta al puefo sueco de Helsinborg,ilc pasado también grande. Por esa parte angosta del Oresundno toma más de quince minutos el ferry que une Suecia conI)inamarca, contra una hora más o menos que demora el de

Mrlmó a Copenhague. Entre Helsingborg y Malmó se encuen-tra Landskrona, el puerto militar de los suecos; y al sur del\4almó, en la punta misma de la peninsula enfrentando a Ale-rrunia y Polonia están Ystad y Trelleburgo por donde fluyetlrrrbién en incesante ir y venir de gigantescos camiones el trá-lico industrial entre Escandinavia y Europa.

Vale la pena en primavera, cuando abundan las ferias y

exposiciones en Elsinore y sus contomos, subir desde Lund attilsinborg y cruzar por allí el Óresund. Cierto, no alcanza unorr servirse un café cuando ya está al otro lado. Pero, iqué es-

¡rcctáculo! El frío y casi plano paisaje de la costa danesa, elr1)ooso promontorio donde se alzó una vez la ciudadela vikingarlcl rey Hamlet. Hay un castillo allí, frio, vetusto y despoblado,

99

Page 99: Epoca de Descubrimientos

r'r)rrr) (.1 lcctor dc Ia tragedia famosa imagina que fue el de lalxxi(.t()sil l)it]ilutarca de esos tiempos.

I'or los subterráneos de este castillo de Eisinore caminan;r¡rirlrtlos tras de una guia danesa rubia y corpulenta que serrviclrc a contar en sueco horrores antiguos de los que no hayrriis tost¡gos que abisrnales mazmorras, los turistas del exilio(conxr los llamaría el general que ellos llaman el esbirro de laconcentración del capital) Eliana Martinez, Alberto Martinez.Isnrael Zabala, Juan Eduardo Lobos y Humberto Henriquez.Vienen en caravana desde Lund a Kastrup, el aeropuerto inter_nacional de Copenhague. A las 8 de la noche llegará el aviónque desde Rio trae a la familia de los Mafínez en la segundaetapa de su viaje desde Santiago. La caravana partió de úund alas 7 de la mañana, tomando la ruta de Helsinborg en lugar dela de Malmó con el fin de pasar por Elsinore donde ademis delcastillo famoso pueden ver en estos días una exposición de artepompeyano.

Caminan por túneles cavemosos y fríos. Aunque hay un sis-tema de iluminación para los visitantes que permite apreciarhasta el detalle de la piedra horadada, no cuesta imaginar lacondición de esas cárceles en la época feudal. Caminan. mudostodos, mientras la walkiria danesa da cuenta de cepos, horcas,calabozos, cadáveres, resumiendo las cosas, mientlas descien-de peldaños canteados en la roca y avanza, viva y oficiosa, portúneles cada vez más estrechos y siniestros.

Eliana no sabía hasta ahora qué es claustrofobia. Los túnelesse estrechan, se escu¡re el agua por las grietas, el frio entrahasta los huesos. La walkiria, lacónica y gutural, les cuentahasta dónde se desciende siguiendo por la derecha. ¿A cu¿intosmetros de profundidad se encuentran? Bajaron en un ascensordesde la tercaza aI subsuelo. Pero los túneles descienden y des-cienden. I¿ iluminación se toma escasa. Ismael quiere ver loscalabozos que hay al fondo de un enonne espacio ábovedado alque se baja por una escala estrecha, sin pasamanos, que siguela curva de una roca cilíndrica. La walkiria asiente, sonrieñdoprofesional y pidiendo cuidado. Eliana se queda rezagada, su-dando hielo, respirando con dificultad. Alberto la aómpaña.Juan Eduardo, los ojos de plato y la came de gallina, pareie unpequeño de preparatorias apretado a las polleras de Iá señoritaWalkiria. Pregunta susurrando y tiene que mirar a lo alto para

100

Page 100: Epoca de Descubrimientos

l,rcguntar. Los calabozos son norias profundas. Sus bocas;rlricrtas, parte en el suelo, parte en la pared, tienen tiritando de

rrsombro y horror al pobre Juan Eduardo. Quiere saber la pro-Iundidad de los calabozos. Tres o cuatro metros, responde laWrrlkiria-

"A los condenados los empujaban desde aquí, encadenados.Lo común era encierro hasta morir."

lsmael viene aleteando desde el fondo. Tropieza con Juan E-rlrardo que suelta un grito. Un pelo más y hubiera ido a dar al

Iorrdo del hoyo a cuya boca negra se asomaba."iAnimal, quieres matarme!"La walkiria sonríe impasible. ¡Estos latinoamericanos ! áSe le

Inn erizado los pelos a Juan Eduardo? La walkiria comienza el

rrscenso. A Ismael, que ha estado en las mazmorras de Pino-clrct por meses, aislado en oscuros sótanos, torturado en letri-rrrrs, én parrillas, colgado por horas, pateado y asfixiado, no lecrrcsta tiasladarse al pasado y poblar las mazmorras con sus doscspecies: los guardas aburridos, soñolientos; los prisioneros

¡,r'iclriéndose en la inmundicia. Ei corazón lo ahoga, aprieta losirjos, busca aire. Juan Eduardo golpea en sus hombros con ma-no insegura, traposa. La walkiria va subiendo lenta, erguida,

¡xrr la estrecha escalinata de altos peldanos, la cabellera de oroinde¿indole sobre los hombros, los pechos y la espalda, el cortette la falda abriéndose de pantorilla en pantorrilla. Alcanzadot'l último peldaño, se vuelve. Ismael emerge del infiemo. Juanlrduardo ásciende al Walhalla por el ángulo erótico de la wal-kiria que mira ahora hacia el grupo rezagado. Alberto y Hum-bcrto ávanzan sosteniendo a Eliana casi desvanecida. La wal-kiria, impasible, echa a andar por un túnel a la izquierda iquerrsciende, gracias a Dios!

Al salir del castillo, Alberto corre a su coche y trae dos ter-rnos de café, una botella de whisky y vasos plásticos. Lo pri-rnero es Eliana. Pasado un momento al aire libre la palidez vayéndose de su rostro. Juan Eduardo viene de su coche consundwiches de queso y jamón que ha preparado la noche an-tcrior. Caminan hacia una terraza elevada sobre el canal que

t:ircunda el castillo. Hay allí mesas y asientos fijos de maderatlcsnuda y musgosa. En las mesas del centro pulula un gruporlc suecos tullidos que preparan su merienda entre gritos, risasy giros expertos de sus sillas de ruedas. Los encargados del

101

Page 101: Epoca de Descubrimientos

grupo se ven atentos, profesionales. Un bus gigantesco los es_pera a unos metros de la terfaza.

Eliana, todavia resentida de su descenso a las mazmorras,contentpla. allá abejo, un grupo de turistas apiñados junto a lasbarandas de uno de los puentes de acceso al castilló. Japone_ses, la mayoría. ¿O son coreanos? óO chinos de Taiwani Conla primavera, Ios cisnes han vuelto a Escandinavia. Manosblancas, manos morenas desgranan diligentes enormes migajo_nes de pan fresco sobre la baranda. Loi cisnes ,a u.onünunaleteando y graznando. Eliana mira a Ismael, a Juan Eduardo.Están todos mirándose en silencio y mirando el espectáculo decisnes y turistas en el puente. Una dama japonesa, casi una an_ciana, delgada y elegante, está entre doj bellezas que parecendibujadas 9on lápiz. Otra, enfrentando el grupo, tiaia'áe en_marcarlo de modo que los cisnes estirando ius'cuellos hacia elpuente y la gente amontonada alargando sus manos hacia loscisnes lormen el trasfondo de un recuerdo que enreiecera¿dónde? ¿Prendido con un alfiler en un ficheró de ofliina enKyoto, Nagoya, Nara? Eliana sonrie levemente. ópiensan todoslo mismo? Las prisiones, los infelices sin nombre y sin memo-ria que se pudrieron en las frías tinieblas; los cisnes que vienenen bandadas del sur a recibir el pan de los turistas que vienenen bandadas del este. ¿y nosotros? Nosotros vinimts, sieui_mos viniendo, también en bandadas, huyendo de la tiránía mi_litar. Hoy llegan mis hijos y mi madre, a Dios gracias. -uatroaños después, pero llegan.

Alberto está mirando hacia las terrazas atalayas del castilloque enfrentan el espejo gris del óresund. Con primavera ytodo, el paisaje marino escandinavo es frío v desoürjo."iAsi que eslos son los prrajes qr.,.corr," Hamlet con suOfelia!"_ Juan_ Eduardo, que sabe siempre más porque llegó primero aEscandinavia, tiene un consuelo que darie.

"Estos son... iEn inviemo tendrias que verlos!"Fliana suspira... Piensa otra vez én sus hijos que vienen

volando, que vienen soñando como ella so¡O iiendb pequenaen la.nieve escandinava, el invierno escandinavo, ta nócü. ur_tica de la que sale Santa Claus en su trineo tiraáo por renos,cargado de juguetes.

101

Page 102: Epoca de Descubrimientos

16-lrrrn I:duardo ventila sus pareceres mientras guía hacia Copen-lrir)'r¡c. Pertenece al partido de los que votan no cuando se trata,l( lrler los familiares desde Chile. Mucho sufrimiento, mucha,i, r't'pción. Mejor no. No hay que ser doctor en ciencias ocul-r,r., l)ura saber de estas cosas. Las costumbres en Suecia sonrir rv. pero muy diferentes.

'' lorna un simple ejemplo. Considera el caso de la sueca

',.tt¡ttnanboende. tQué quiere decir sammanboende ? iPero, si

1,r ¡lLlubra misma lo está diciendo!Samma es como dccir'Jun-t,i'. boende es como decir "habitante". Sammanboende eslrtrl que "conviviente". Vas a una fiesta. Te presentan a una.ueca. La sueca estira su linda mano: Mucho gusto, Lena Per-',,o¡, samnanboende. LTe figuras? iTe figuras una situacionrsr cn Chile? iTe figuras que en una fiesta te presentaran a una

,,( norita y que te dijera muy suelta de cuerpo: Mucho gusto,l\llrria Pérez, conviviente? Con lo que queda dicho todo. EnSrrccia, te avienes con una vikinguita y te vas a vivir con ella.No tienes más que comunicarlo a la comisaría del lado y en.r(lelante eres Juan Eduardo Lobos, samnranÉ:¡oende. Listo. Si el,llL de mañana a Lena Persson le parece que basta de Juanlriluardo Despanzurra-Cerdos avisa a la policia, hace sus male-lirs, se manda ¿ cambiar y filmen ár slut, se acabó la pelicula.,,le imaginas algo igual en Chile? ilnmoralidad pura!"

No, Juan Eduardo puede estar de acuerdo en llevar a su de-

t)irrtamento una vikinguita sammanboende los fines de sema-nl, pero no en esto de traer a los familiares... Si no hay otrasolución, porque de lo contrario a usted lo encarcelan, lo matano lo mueren de hambre, entonces, pase. iY eso!

"Ver a las personas que uno más quiere cambiar del cielo a lalicrra es cosa seria, compañerito, muy seria. Tiene que haberrrlgo firme en la vida, ¿no? Pero cuando usted va de Chile a

liscandinavia, iasujétese! iEse sí que es terremoto!"Juan Eduardo trajo a su mujer y su hija desde Chile a los

t)ocos meses de llegar a lúalmó. Se trasladó con ellas a Lund

¡ror el tiempo en que se instaló allí el matadero industrial masgrande de toda la región. Su hijita adorada, su Helena, de 4itnos, era un ángel venido de los cielos en tiempos tan duros.

101

Page 103: Epoca de Descubrimientos

iCómo ia queria! Se estaba horas y horas con ella en la plazade .juegos cuidándola, mirándola entrar timidamente én elmundo de los otros pequeños, ángel moreno rodeado de ánge-les rubios. Caía en éxtasis Juan Eduardo contemplando a suHelena en medio de las Lisa, las Lena, Kerstin, Britt. peroRita, su mujer, no demoró en tomar el ritmo de la vida sueca.Helena al colegio en las mañanas y al hogar de tiempo libre enlas tardes; Rita a su trabajo en la Biblioteca Juriáical JuanEduardo a despanzurrar sus cerdos. Los deberes domésticosdebian dividirse. Juan Eduardo se puso a pelar papas, a lavarropa, a pasar la aspiradora sin chistar. pero su hijita se iba, seiba... úQué demonios estaba ocurriendo? ¿Serián verdaderaslas cosas que escuchaba sin oir mucho a los brujos de las cien-cias ocultas, que las culturas son más reales que los estadios defútbol, más duras y exigentes que las cárceles? iBah. idioteces!iMi hija es mi hija! Todo esto es mcteria de energia, razonabaJuan Eduardo. Lo contrario es tontería de pusilámines. No hayque dejarse arrastrar, ésa es la cosa. Fácil de decir. Las cultu_r¿s no se despanzurran como los cerdos. Un mal día. JuanEduardo se encontró en el subsuelo del edificio en que viviasudando la gota gorda entre el cuarto de las lavadoras y el delsecado, acarreando canastas de ropa, sorteando blue jeáns, ca-misas, calzoncillos, beatles, toallas, polleras, sábanas y cuantaropa mugrienta había apiñado Rita. Fue entonces cuanclo sinningún aviso, tuvo su revelación. En el subsuelo silencioso delenorme edificio, en las catacumbas, como quien dice. Era elnromento inconfundible, el momento crucial que decian losbrujos sociales. Las cosas venian acumulándoie desde muyatrás. Meses y meses de aguantarse mordiéndose la iengua, depadecer observando ofendido cómo cambiaban sonrisaJde so-breentendido Rita y sus amigas. Que este argentino esculturalaqui, ese brasileño inquietante allí, aquel sueco de comérselo.Meses y meses tolerando las vanidades cada vez más costosasde su mujer que se echaba todo el sueldo encima en vestidos ala última, abrigos de pieles traídos de polonia bajo cuerda,perfumes y afeites contrabandeados de paris. Así cóntaba ella.por lo menos. Telefoneaba el viemes: Esa noche comeria conur.]a compañera sueca. "Muy culta, muy interesante." O tenia,forzosamente tenía, que ir a un party en Malmó. A veces lla_mó desde Copenhague para avisar que pasaba allí el fin de se_

104

Page 104: Epoca de Descubrimientos

niulr con una familia de chilenos que había salido huyendo del(unrania y que contaban horrores que ella por nada del mundo,,r' iba a perder. O se iba a Mallorca Rita, a Mallorca por "una',r'rrlna de cultura y mar." Vino, pues, finalmente, el momento, rrrcial en el subsuelo, el momento de las ropas sucias, las la-rrrtloras atascadas, las secadoras ocupadas, el momento de la,x¡rlosión después de la acumulación. iOh...ándate a la...!lrrur Eduardo salió dando de patadas a los cestos de ropa, se

rrrtió en su casaca y fue a la comisaria: En adelante era Juanlrluardo Lobos ensamstáende que, como la misma palabra lo,lrcc, quiere decir que el hombre estaba solo, s\n maka. Ende,:lt , finíto. Rita no cabía en su abrigo polaco de pieles de zor-tt¡. iEnsamstáende, por fin ensamstáende! Lloró unas lágrimas,lt cocodrilo que no podia aguantarse. Aprovechó para pedirI,t rmiso. Un mes lo menos para reponerse de su kritiska situa-/l(r?. Acudió a un psiquiatra pagado por su empleador, la Jurl-tl¡ska Institution, que la calmó con drogas bastante divertidas ytr'n'ninó su luna de miel de ensamstáende, bebiendo champañav llirteando en bikini con un sueco bastante bueno el tonto, ytlnrbién ens¿mstáende, con el que fue a darse una vuelta porlrrs playas y bares de pelicula de [¿s Palmas de Canarias

"¿Te das cuenta? Quienes conocieron a Rita en Chile, óla re-t onocerían? Y la pequeña... iNo, mi amigo! Este asunto detlucr familiares a Suecia hay que manejarlo con pinzas."

Juan Eduardo presenta su exposición de motivos ante Ismaelnrientras deian atrás Elsinore por la carretera de la costa. Casino durmió la noche anterior. Hablando se mantiene despierto.No ha cabeceado una sola vez pero está cansado. Ismael no¡ruede evitar sus asociaciones. iSi no hubieran cercado el de-

t)rrtamento justamente esa tarde! iTodo, todo sería diferente!Ni iría en este coche por las costas danesas, ni tendría idea de

lu existencia de Juan Eduardo Despanzurra-cerdos. iMónicaviviría! iSu hijo viviria! Se habrían refugiado en Talca como

¡rlaneaban. Ahora es inviemo en Talca. Mónica estaria en unotle los dormitorios interiores de la casona, tomando mate ,untorrl brasero con su madre, mirando llover, tejiendo para una

¡rcqueña Mónica de cuatro años. Una Mónica linda, con losojos negros de su madre, tan tiemos y profundos, con las cejas

ruriscas y revolucionarias de su madre. Birgitta... tlqué sería dellirgitta? Se ha puesto tan gorda y envarada. Un ángel encinta

Page 105: Epoca de Descubrimientos

esperando la hora del parto, vagando descalza por los bosquesque rodean el lago, tejiendo coronas de flores en praderas queparecen postales, pintando la casa de verano para cuando vengasu Ismael.

Humberto ha estado dormitando en el asiento trasero. Elianay Alberto los siguen en su coche. Desde Elsinore, Albertotelefoneó a Kastrup, pidiendo confirmación de la hora de arri-bo. Lo sienten mucho, le dicen, pero el avión trae unos cin-cuenta minutos de retraso. Han estado calculando. Andaranmuy estrechos con el tiempo para regresar a Lund. Tendránque reservar lugar en el ferry que va de Copenhague a Malmó.Eliana se está poniendo muy nerviosa. Fuma sin parar. iHayque estar a las nueve! iEl avión se retrasa! ¿Y si se adelanta?Todo puede ser, ¿no? iAlcanzarán el ferry? iEsas mazmorrasde Elsinorel t,Qué cara traerá su madre? iCara de palo como laponía al corretear sus deudores en esos prostíbulos sobrios porfuera y hediondos a creolina por dentro? Sus hijos... iSus hijosno la van a conocer! iNo, no la van a conocer! iCuatro años, esr.nucho cuatro años! No hay psicólogo, no hay libro que no lodiga: los seis primeros años de la vida lo determinan todo.rDios mio!

Junto a Juan Eduardo que tararea un tango mientras guía, Is-mael chasquea con disgusto. Descender a las mazmorras delcastillo de Elsinore no fue una ocurrencia de lo más feliz.

"Pudimos saltarnos las mazmorras, pasar derechos a los fres-cos de Pompeya... iPobre Elianal..."

Humberto que ha estado estirándose en el asiento traserogruñe su de>lcuerdo. Las mazmorras son una expresion privi-legiada del poder. Juan Eduardo le da un vistazo por el espejoretrovisor y sonrie. Claro, como el lindo viene saliendo de subuen sueñecito se puede dar el lujo de una gravedad doctoral.No hay lección politica que se compare con un tiempo a Iasombra, sigue Humberto. El que no ha estado en las mazmor-ras, ique por lo menos las vea!

"Ya vendrá el tiempo en que Eliana saque partido a esasmazmorras de Elsinore. Por lo demás, no son ninguna cosa delotro mundo. En cuanto al estado actual de la afectada... iApe-nas vea a sus hijos apareciendo en la puerta del avión se va aponer a saltar como una cabrita local"

r06

Page 106: Epoca de Descubrimientos

\r'r:nts entran los cinco amigos al enorme hall de Kastrup'

rli' iirn,tt a la "señora Eliana Maninez" por los parlantes'

r il,,'r,, pofiJa"", se lleva una mano a la qarganta y abre la boca

'\llrL'rto v Juan Eduardo la toman de los brazos'"lt:ro "Eliana.

ino seas niña! .."i,r ú p"ii"lá de Aduana.. seguro que tienen problemas de

,,,nrunicación... Te necesitan de intérprete "

if i';;;;;; ;"iesura. nn la ventanilla de 1a policía de adua-

,. r'iirár indiia que Alberto es su esposo' iPuede entrar con

,jtl,,'¡ Son introducidos a un pequeño bureau aislado por pane-

l, s tje vidrio. Eliana no s" .""oü'a de su palidez Esti sudando

t,',,-Alberto le ofrece su pañuelo' Se encuentran ante el escri-

;;;r;..,;;;;"*Jo funcionirio en uniforme oscuro que mira

rr".i.uliundo ce¡udo dos pasaportes abiertos sobre su carpeta'

lllrirla en inglés, leyendo en un cuademo de notas"¿Señora. .. Eliana Martinez?""SÍ... yo soy...""senoia Susana de Bastías ies su madre?""si. "''Sus hiios. óson. .."''l Iorencc Mcninez y Ariel Martinez "

"ic".t".,"i... i"ngo también aquí a miss" Blanca Valdés'"" iEs mi madre !"rjlári"ioi oit" Ia mirada por encima de sus anteojos v la fija

¡,r,ii.iionol*ente en Alberto por unos segundos'"El señor es...?"Alberto Martínez.""¡Correcto, todo correcto! iTienen ustedes su pasaporte o

r r lruna identidad?""?ii;;; Alilo -como Ismael' como todos los refugiados

,';;;;;"" ooi lui Nu.ion.t unidas- no tienen pasaporte sino

,,,rlltÑlJl.tg"nzante de salvaconducto internacional que

'1t".-uñ"n"t, y n"o siempre, para transitar como un paria de una

lronteá a oúá. ,A.t¡"tto se adelanta para evitar que Eliana re-

.Llrra a este documento que sólo sirve para crear- sospecnls'--:;vanirnot de Lund a buscar a nuestras madres y nxestros

trijos. Sólo trajimos nuestros camets suecos de identidad "

" iBasta con esol"

Page 107: Epoca de Descubrimientos

Después de revisar los dos camets mascullando iCorrecto,correcto! el oficial se reclina en el respaldo ¿" r, ,iiü. eh"*su.expresión es calida. pero preocupadá'-Tenemos un problema. Los familiares de ustedes viaian conpasaje simple. Nuestras instrucc¡ones ,on p"."ntorior.Xu po_demos dejar entrar a personas que viajan O.r¿" láiináa_e.¡"a

sr no mueslran pasaje de ida y vuelta..'Fiiana está aterrada. Aferra dei brazo a Albeto. ueue ramos

a^hacer ahora? pero Alberto está sonriendo mu, ;""i;;; "

,"oficial que también sonrie.. "Nosotros estamos en Lund como residentes. puede usted te_lefonear a Ia policia. Esta es nuestra dirección. Usted vc: notendríamos camet sueco si no tuviéramos p.""iro á"i"ri¿.n_cia. Nuestros familiares vienen a quedarse con noroi.or.

"u_oes nuestro derecho de acuerdo al trato de refugiáJo.- páliti.o,en Suecia. "

El oficial ofrece toda su simpatia, pero nada más.,-l)e esos derechos yn no r.. senoi. Aqui ná't,uu ru, or..*_

911: pum ta enrrada y la salida de Ia gente. De aiuerdo a esasregtas, estas personas no pueden entrar...'.

..r.rcuseme, tal vez mi ingles no es su[iciente....,,l,o-. ::lu. Trt bien su inglés, lo entiendo perfectamente...,,\rr¡u ulrcrar. con Ia mtsma cara de pocos amigos con que losrecibió el primero, se acerca al escriiorio. eiie-" á¡*" 1".r.renciando en danés los dos oficialer. efU".to no^náJ."n'i ,i-quiera amago de entender lo que dicen. ef A""¿i.orn" ,.ru .lsarcasmo, no es una lengua sino una enfermedad de la gargan_

ta.

.Eliana no da más. Abre su bolso, saca su encendedor. suscigarrillos. Alberto le señata el..signo -N; f"-;;.i;;;i""i!.i",a espaldas del oficial. ipobre Eliañal en uoi6uju V

"Urazá"¿"_la la tranquiliza:

_",No hay que preocuparse, linda. no hay que preocuparselEsro no dura cinco minurosi ;ncrer¿utei'r-J-i.i'q". "or.o.ocurrir es que perdamos el ferry y tengamos qu" pusuf ü'noct"en ef aeropueno - Ingen panik! ,,

Ingen panik! es la fraie con que los suecos dicen iNo perderel

,conrroli ,pero e¡. iusto lo quÉ l. o.;;;;"Eiiu";."ü;?.r,::]::::ll^"].: 1ch¡ie. encerrados en las cárceles de la DrNA,¡r¡rcrrogaoos. torturados por pinochet en persona.

108

Page 108: Epoca de Descubrimientos

lil segundo oficial se dirige a Alberto. Su inglés es de profe-.,,l de liceo.

"l,l derecho de reunificación familiar existe, sí. Pero, ¿tienerstcd el visto bueno de las autoridades suecas de inmigración?"

"l'ero idesde luego que sí! Con decirle que nuestros parientesriilian con pasajes pagados por el Estado Sueco. Pero, Zpor quérro llama por teléfono a las autoridades en Lund?"

lrl oficial piensa unos segundos mirando y volviendo a mirarIrs pasaportes chilenos. Cambia unas frases en danés con su, olcga que aprueba y alza por primera vez la cara abiertamentev sonriendo a la buenamoza Eliana que hace lo mejor por de-volverle la sonrisa. El funcionario toma un timbre que estampa;rlcgremente sobre los pasaportes.

"iCorrecto, correcto!"Mientras abandonan la pequeña oficina Eliana se aferra al

lrr¿zo de Alberto."iCrei que me iba a desmayar!"Vuelven al hall donde los otros esperan. Humberto y Juan

lrduardo han estado peleando todo el tiempo, calculando posi-lrilidades. áTienen o no tienen derecho las madres a reuniónf amiliar? úEstarán los suecos cambiando su politica respecto desus regalones, 1os refugiados chilenos? iQué tienen que ver losrlaneses? Bueno, Kastrup es la puerta sur de Escandinavia,l,no? Juan Eduardo habla que nadie lo para.

"No sólo en la prensa, sino en la televisión. No sólo la dere-cha, sino el centro y hasta la misma izquierda están cambiandode lenguaje. Dicen... los desgraciados dicen que los que estiinllegando a Suecia en este tiempo ya no son politiska flyktingar,sino ekonomiska flyktingar. iEso dicen los infelices! Dicen quecl tiempo de |os politiska flyktingar ya pasó. iYo veo muybien lo que buscan! Cerrar las puertas a los chilenos, ieso bus-can! Porque, dime tú, iquién no tiene problemas económicosen un pais lleno de muertos de hambre?"

Humberto no se deja arrastrar por las protestas de JuanEduardo.

"Hay que andarse con mucho cuidado en estas cosas. Muchagente de la que llega en estos días, viene porque las están dan-do. iYo conozco unos casosl Nada que ver con política. Llegany al día siguiente están pidiendo plata en el servicio social.iHay unos tipos! ¡Lumpen, puro lumpen!"

109

Page 109: Epoca de Descubrimientos

_ Eliana viene gritando como disparada. Del retraimiento y el

desmayo ha cambiado a una histeiia que todos lo, ór. pu.un,"vuelven a mirarla. Se dobla riendo y m.te tu cuUerá-.n elpecho de Alberro. eue los pasaport"s, jujaja, qu" i-i *tuoconoucros. que tos camets, jajaja, que había un oficial iconuna cara! que los boletos de ida y vuelta y prohibido fumar,que Alberto sujetándola. y un susro que s. u'enia al suelo. Rie yne y habla a gritos y sin parar la pobre Eliana. Todos sabenque ni idea tiene de lo que está diciendo, mientras rniru'"unoJos asustados que le saltan de la cara las puenas auromáticasde la.aduana. En cualquier momento se abrirán Ounáo puro usus hijos. Zl.a reconocerán, la querrán? ay, uirgen J"-tás,an_tos cielos, ála querrán? ¿Cómo ios habrá iriado"su mud."l? ¿g_nemigos para siempre? áComprenderán? ¿perdonaián

- ianto

tiempo de abandono?Juan Eduardo también tiene una ansiedad. ZTraerán pisco?

-17_Tan- pronto supo la noticia bel golpe militar en Chile, elprofesor Lars Mossberg se puso en acción. por días enterosestuvo. escribiendo y telefoneando a colegas en Estocolmo,Gotenburg, Uppsala. Al poco tiempo dislponiá ¿"-urár'"in_cuenta plazas en universidades sueias pará estudiantei v do_centes universitarios perseguidos por piñochet. Un antiguo es-tudiante suyo, chileno, se encargó de establecer to, cán?Ltos.Lars Mossberg tenía que dictar ilases en Berlin y ¿.rñi .nBoston por €se tiempo, pero le pareció qu" tur'"áiui turtudonde las había llevado seguirían un curso fácil. eliilu, ¿.:¿.Ahora, icómo se resiente de haberlo hecho! Sugieie i;;;u".sando .con Ismael que recién en Noviembre,

""ín¿o i)r-i"L ,u

::g.r"d: año de docorado, consigue una entievista "on

¿ij qu"hay una conspiración en este.¿sunto. Sólo unos pocos, muypocos pocos universitarios chilenos se ¡nteresaron por venir aSuecia, y de ésos casi todos volaron Aesae aqui a

-tioi puir., uIa primera oportunidad. A España, Francia, ¡rtuAor" úniior.

110

Page 110: Epoca de Descubrimientos

',¡ ('ncoge de hombros lars Mossberg, tuerce displicente losl,rl,ios, ironía y despecho en las comisuras. Habla un inglésrrrr¡rccable en léxico, pésimo en pronunciación. Se atropellalr;rlrlundo, deja las frases sin terminar o las termina con las¡r:uros. No hay quien no lo conozca en Suecia; pero no haytrrl)oco quien, aunque lo admire, no tenga tacha que hacerle.lo (ildan de anarquista, vociferante, subversivo, inconformista;¡'r'r'o. sobre todo, y dicho con una enorme exclamación, es, ,\ r ('l?sk

-que es como decir: Sí, es sueco, pero nO eS SueCO.l)c las cincuenta plazas universitarias y su trámite en manos

,l( comisarios polÍticos chilenos Ismael no sabe qué decir.llircc tiempo ya que su experiencia, sobre todo con Birgitta, loll, vu a la misma conclusión: que hay un núcleo último en larr¡rnera del chileno que el sueco no podrá comprender jamás. Y\ r( cversa. Mira a través de los amplios ventanales de la vieja,lr¡ir y enorme sala en que están el escritorio, la biblioteca, larrrsa de seminario, el pizarrón y hasta el closet y el diván en,¡rrr duerme Lars Mossberg cuando se le hace tarde trabajandov rro alcanza el ferry a Copenhague donde vive con su terceralrIicr, pintora, escritora y periodista. iUna oferta de cincuenta!rcantes para universidades suecas! Mandada asi, por mano., l'lrra hacerla circular entre los miles de estudiantes y docentes, x¡rulsados, perseguidos, encarcelados por Pinochet? iY dicen(luc es un crítico social este Lars Mossbergl Ingenuo no es.l'cro, ¿critico social? Más allá del parque que enfrenta el an-riJruo edificio donde están Sociología, Ciencias Politicas y( icncias Económicas (las ciencias ocultas que ponen los pelosrlc punta a Juan Eduardo) se extiende vasto, ordenado, geome-trico uno de los cementerios de Lund, con su capilla a la entra-,lrr y al fondo los edificio de cremación. Blanquea ya de nieve( l cementerio. ¿A cuántos chilenos exiliados incinerarán enl.rrnd? Juan Eduardo sabría responder. iEse sí que es crítico.,ocial. t Qué diría si le contara de Mossberg y sus cincuentaVuoantes? Lo está oyendo Ismael.

"lCincuenta vacantes en las universidades suecas! ¿Lasl,ropuso para sólo un partido o para repartirlas en cuotas? iArluién le confió la tarea'l ZAI arcángel Gabriel?"

Si, ha leido a Mossberg. No ha escuchado sus clases todavia,l)ero ha estudiado dos libros suyos que parecen básicos. Untórico, un filósofo. Original, incluso, aunque poco conocido.

111

Page 111: Epoca de Descubrimientos

l;rrrl,r,,rr r.,, olrvio. iQuién va a venir a buscar filósofos a Sue_

Al,,,,,lrr.rg ostá ahora reclinado en su viejo sillón giratorio.lrr.rnrhrst' los pelos que le salen de las orejas, va y viene, conr¡rrr rrirada despierta pero ya vidriosa, po; las páÁinas que ha¡'¡i l,irrüdo Ismael con el detalje de sus estudios be-sociologia ycconomia en la Universidad de Chile.

"l-Im... iAh, un seminario sobre Lukacs!""Si, tomó dos años. ""iQué textos de Lukacs?"

,. "Sólo uno.IÍstoria y Conciencia de Clases. El profesor ana_

lizaba como un escolástico: línea a línea.""No es mal método, para empezar.""Nos concentramos en la noción de alienación.',Mossberg mira a Ismael sin saber qué pensar. Mejor dicho:

piensa lo peor. No puede olvidar sus iincuenta vaca;tes. Ade-más, los pocos que vinieron no valian gran cosa. por no decirque no valían nada. Tira las hojas del curriculum sobre el es_critorio, gira en su sillón con las manos en acto de orar y sequ_eda mirando, él también, los cipreses allá en el cementerio.¿Habrá escolares en Chile? iNo bastará con encargarle a estecaballer¡to que investigue alguna huelga famosísimá en la his_tor¡r slndical de su peis? Es lo que quieren hacer casi todos,historia del movimiento obrero. áAsí que Lukacs?

"óLee usted alemán?""N...no.""Hay un texto mio sobre alienación publicado en españo1.,,"Si. He estado estudiándolo estos meses.""iLe interesa?""Sí, bastante. También he estado estudiando la versión en

inglés de su libro sobre lenguaje y dialéctica. He tomado norasy estoy . discutiendo un poco sus ideas con discipulos suyos.

Para mi es tan diferente, tan original. Me interesa muchomás_... Quiero decir... la aproximación entre filosofia dialéct¡cay t¡losofia del lenguaje. Hasta donde yo sabía, Wittgenstein eraanatema para los escritores de orientación marxista. Despuésde leer y estudiar ese libro suyo me vienen ganas de ar""iUi.,de poner en orden mis ideas."

_Brillan Ios ojos de Lars Mossberg. Comienza a revolversc enel sillón. iSerá cierto, habrá escolaies en Chile?

1ll

Page 112: Epoca de Descubrimientos

lrntonces, iempecemos por ahí! Veamos. A comienzos del

l,rrr\inlo semestre uno de mis ayudantes lo examinará... Hm,,,r rni libro sobre alienación. sí... También, sobre Lukacs...lrrur cxposición de Io que estudió en Chile... De dialéctica yllrrguaie verá conmigo, después. Siga con sus notas... Ya ha-l,ltrr e rlos. "

1\,lrrssberg se levanta. Mira en el bazar de su enorrne escrito-rro buscando quizás qué. Todo un personaje, Mossberg. Nolr:rv tlonde encajarlo. Viejo pero al mismo tiempo joven. Le',,rlcn pelos grises por todas partes. Llegó a la entrevista tro-t,rrilo, haciendo temblar los pasillos del viejo edificio. Es bajo(l, cstatura, de rasgos caidos de bull-dog cardíaco. Las cejas, nonnes y gruesas se le enroscan diabólicas en las puntas. Pasó

l,)s scsenta, pero es considerado un peligro sexual. Un sátiro,,lrr'c la leyenda, un sátiro con pelos hasta en las uñas. Viaja derrrr ¡rais a otro y no hay mesa redonda, seminario, conferencia.,rlrre aborto, minorias nacionales, homosexualidad, drogas,lrlrcración sexual, donde no esté golpeando la mesa debajo delrr cual deja puntualmente una bomba antes de despedirsellLvándose la más sexyde las participantes. Ahora, cuandolsnrlel se va, el profesor Mossberg saca del último cajón de su| ome escritorio, en cuya cubierta están amontonados en un.nlcn que sólo él conoce originales a medio escribir, pruebas,lc iÍnprenta a medio corregir, libros a medio leer, panf letos',inciicales, archivos de correspondencia destartalados, vasos

¡rlristicos para el café, floreros atestados de bolígrafos, paquetes,le pañuelos de papel, tarros de mermelada y cartones de yogurtrr nredio vaciar, un cambucho de papel en que hay un par denrirnzanas rojas de navidad que debe haber encontrado en elsuelo mientras trotaba por los parques de la Universidad. Suena( l teléfono. Mossberg inicia una conversación en danés mien-rrüs estudia por donde hincarle el diente a su redondo almuer-zo. Dice adiós a Ismael agitando la manzana como un trofeo.,,Sabrá algo de Lukacs el latinoamerikansk indian'l

Afuera, en el hall central del rojo edificio de ladrillo que unavcz fue seminario de la Iglesia Sueca, hay un ambiente más delcria que de universidad. Apiñados al centro los alumnos lati-noamericanos hablan y gritan interrumpióndose sin considera-cion. Que Massera supera a Idi Amin, que Pol Pot es un chi-r¡rrilin de teta al lado de Videla, que en Argentina todos los co-

113

Page 113: Epoca de Descubrimientos

nrutlistas son buenos porque no queda ninguno, que ta, ta, ta.ll¡r un rincón, despatarrados en sus asienios, ioi "rtrd¡unt",succos, gigantes tacitumos con acné galopante y con el Tercer

Mundo a cuestas, (por no decir nada Ae Ia polución, la crisis dela energia, el desempleo y la carrera nucleir) miraí a través denresas cargadas de textos maltratados, cuadernos llenos degarabatos, vasos plásticos, latas de 7-Up y Coca_Cola. No haynada que hacer, nunca va a caberles en lá cabeza cómo haceneslos djávla indianer

-que es decir, indios de los redemonios

-.plra hablar y hablar. gritar y reir. en horas de rrabaio v sinhaberle tomado :iquiera el olor a una cerveza. Es cieno. hayque tener en cuenta la diferencia cultural y todo el taca taca.Pero, tendría que servir para entenderlos óno? Bueno, ieual no.los entie¡rden. Dj ta indianer!

Ismael se sienta a la mesa donde fuman y beben café espe_rándolo Marina, Jorge, Eliana y Alberto. Eitán más tacitumosque los s.uecos. Al.tiempo que Ismael, llega Humberto que estátrabajando a destajo por las noches cuidando ancianos. Hum_berto, que algo entiende de relaciones públicas en Suecia, haestado preparando a lsmael para su enirevista con Mossberg.Es muy importante que Ismael encuentre financiamiento parasu doctorado ahora que Birgitta ha tenido su hija. Una beca dedoctorado en_Sociologia es cosa imposible de óonseguiiiin elvisto, bueno de Mossberg. Hay que irabajar duro pará logiarlo.Humberto sabe de. las decepcionés reiterádas de üossbel! consus estudiantes latinoamericanos y sabe que el "gran sueó' esmás obstinado que un alemán cuando ha llegado-a una conclu_sión. iPodra ponerlo de su parte Ismael? Hu-mberto piensa quesi. que la linea de ideas del "gran sueco" está que ni mandadá ahacer para Ismael."Con tu curriculum no vas a tener ningún problema. iAcuér_date de mí! Prepara un detalle con todo lo que has hecho. Des_taca los cursos teóricos. ¡Ahí está él! Hay un libro suyo enespañol sobre alienación. [,o vas a leer de una tirada, aúnquepesa un kilo. También hay montones de artículos en inelés. iyun libro último! Sobre dialéctica y lenguaje. jAhi te íalva tubackground. Para tí va a ser fácil. MosJbeig es un grun ,u."o,no te olvides, un gran sueco, Io que quieie decir*que no essueco. Osye¡sk osvensk! "

rt4

Page 114: Epoca de Descubrimientos

llrrn sido excelentes consejos de Humberto. No olvidar: invt-r,r¡lo a un almuerzo de caballeros, con maitre, mantel y vino enl,()tclla con corcho. No olvidar. Tampoco olvidar que... olvidar,¡rrt'... iNo olvidar a Mónica nunca!... Sí, no está oontento Is-rrlrcl. Le ronda una inquietud. Cada vez se aleja más de Móni-rrr... de un pasado que desespera por no olvidar. iQué queda, |' l¿ dulce, la rebelde Mónica si él olvida? Ama a Birgitta,I'r'ro... il-a ama de verdad? Porque el amor de Mónica...,.1'rrcde haber diferentes maneras de amar? Han estado juntos,trrrr profunda y apaciblemente juntos, él y Birgitta. En Estocol-r¡o, en Lund, en Norrtálje donde viven sus padres. Han cami-rrrrlo de la mano por los bosques de Skánia, por las costanerasrrrtcrminables de la bella Estocolmo. Han pasado fines de',r'rrrrna lluviosos acariciiindose, soñando frente a la lumbre enr';rblrñas de cuentos fantásticos... Birgitta vino a su vida para,trcdarse... Birgitta y Mónica... Y ahora hay una hija que va a',t r hermosa como la madre... iMónica!... iCómo hacer con su,rnor, con su fidelidad?... iHuye, Ismael, huye! Si me amas,Irr¡ve!--.

18 -tJn uruguayo viene corriendo desde el vestíbulo que da a las( scalinatas de la entrada principal. Corre dando gritos y saltos.Los que están apiñados en el centro del hall se vuelven. Esta-ben aguardándolo.

"iAhi viene, ahí viene!"l)os del grupo, como si escucharan una orden corren que los

llcva el diablo al muro del fondo donde cuelgan afiches de¡rropaganda, paneles de información, boletines, avisos de con-lcrencias, sesiones de kárate, de judo, terapia de grupo, hipno-tismo en un desorden en que Sadat amenazante, Khomeiny su-

¡rlicante, Juan Pablo II flamante se hacen la competencia con.lim Jones y los 900 suicidas del People Temple, las masacresrlc Somoza en Nicaragua, los disturbios en Teherán y las de-rruncias ciel "Gang de los cuatro" de Deng Hsiao Ping. El que

115

Page 115: Epoca de Descubrimientos

llcga primero al fondo está desprendiendo con nervioso cui-rlldo la hoja en que se han publicado las notas del último exa-nrcn sobre Transferencia de Tecnología. Se trata de un semina-rio a cargo del asistente de investigación Torsten Adelsson, unvikingo de dos metros que también lleva el Tercer Mundo acuestas y que llega a hacer clases en camisa cuando ya no hayalumno que aguante el frío del edificio sin pantalones forrados,calzoncillos largos, botas y casaca con piel por dentro. No hayque decir: con sus lecciones sobre la transferencia de tecnolo-gía Torsten Adelsson goza ante los alumnos africanos, latino-americanos y asiáticos del prestigio de imbécil que no sabedónde está parado.

"iApúrense!""iApúrense, apúrense!"Ahora los dos que operan en el muro de los anuncios, denun-

cias y aquelarres (hay un dibujo de Pinochet que un gorila sal-drÍa arrancando no más verlo) están fijando una hoja que hanpreparado para la ocasión con todas las calificaciones idénticas,menos una, precisamente la calificación del personaje cuya ve-nida anunció el uruguayo. Los otros del grupo se han movidohacia la entrada del hall por si se requieren operaciones de di-versión mientras sus compinches terminan con el trabajo. Is-mael mira sin entender, pero los otros de su grupo sí entienden,y contribuyen pasivamente a la broma fumando sus cigarrillos,tomando sus cafés y conversando como si tal cosa. TambiénIos suecos que no pierden detalle, entienden de qué se trata. Ladiferencia con ellos es que no le encuentran la gracia. Han te-nido sus cursillos sobre humor y cultura, sobre cultura y cos-quillas, sobre orgasmo y cultura, etc. etc. Pero, hay un límiteen todo, iverdad? Entonces, úde qué se rien estos indianervándalos? áCómo, cómo se les puede pasar por la cabeza se-mejante barbaridad? ¿Cambiar las calificaciones? ilncreíble!

La operación se termina a la perfección. La víctima no apa-rece todavia en el hall. Los latinoamericanos se ubican otra vezen el centro y siguen sus discusiones con calor, a gritos y atro-pellándose. No les incumbe un pelo de lo que ocurre alrededor.

La víctima, que viene también con su mundito a cuestas,ernpuja por fin la pesada mampara entre el vestíbulo y el hall.Es un mulato cubano, delgado, de mediana estatura. Caminatorciendo el tronco, balanceándose. Más parece que estuviera

Page 116: Epoca de Descubrimientos

( ¡) un ring que en el hall. Rodea el grupo de los parloteros.,onriendo irónico. A estos, ¡si no va a conocerlos! Se detiene,rrrira hacia los chilenos, hacia los suecos. Levanta la manosrrludando alegre. los suecos viendo marchar al mulato con un

¡nsito de rumba hacia su perdición, no saben dónde meter suscrrras espinillentas. Fy fan! Djávla indianerl El cubano comot¡ue no quisiera la cosa, como si para él esta vaina de los exá-rrenes y las califaciones no fuera más que basura, impostura yrrlienación pequeño-burguesa, se dirige al fondo pasito con pa-sito a dar un vistazo distraido a las novedades del día.

Se llama Miguel Balaguer. Nadie termina de averiguar dóndelrly que colocarlo, si en La Habana o en Miami. Los viernes,cn las noches de parranda, en el café-bar-restaurante universi-lario del Edificio Sparfa que se alza monumental a la salidacste de Lund, lleno de estudiantes de todas las naciones,cuando ya no hay más diferencia que disputar ni cerveza que

tomar, baja en pantuflas el mulato Belaguer nadie sabe de quér:uarto misterioso con un abrigo de piel sobre el pijama, pesta-rieando, tiritando, silencioso, rascándose sus cosas con descarosimiesco, buscando cigarros que fumar, café que tomar, suecoque hablar. Entonces, alguno que puntea soñoliento la guitarra,suele cantarle al son:

iMamita, que viene vacilandoel mulato Balaguer!Unos dicen: lArranca, que la CIA!Otros: ¡Cuidado que la KGB!

Nadie le conoce trabajo ni fuente de ingreso al cubano. Apa-rece, después de un tiempo, volviendo de Berlin, de Paris, de

Caracas. Las sabe todas, dicen, para sacarle plata a las asegu-radoras. Un uruguayo que se encontró con él el último dia deun chárter a Mallorca cuenta que estaba tomándose el whiskyque le sableó en un bar cuando se pegó una palmada en lafrente.

"iChico, me olvidé de perder mi reloj !"Y salió corriendo. Tiene fotografias en las que se ve muy

claro un "Omega" con pulsera de oro en su muñeca, anillos,también de oro con rubíes y esmeraldas en sus dedos, una Ko-dak o una Leika colgándole del hombro. Tiene fotos para pro-

Page 117: Epoca de Descubrimientos

bar todas las posesiones' No va al extranjero sin perder algún

;;t¿';. seniiment"l y comercial valor que luego cobra co.n su

.;;';;; viaie. Le roban maletas' chaquetas de cuero' srem-

l)-liI"I'r","'"t"tls ,aiienao de aeropuenos por si en el seguro

í. l" ir..^ t-u. pot.ia un equipaje de play .boy Y {e 1s1e no

ñi;;; "i bajar en caracas Gracias a el hav muchos ya en

i;ü;;;;" ;iiin perdiendo maletas' máquinas totograricas

" t"iái", "Jr"¿"

uiuján. con l'c que les da ei seguro costean el

vir¡e I hesta les sobra-ÉL áulato Balaguer no es mtrv nooular entre sus complneros

J;;. i;;'riJ; se lo pelean'uÉor qué serál Habla de los

i:#;'; i""?tiie"i"*t áe Sociologie como de. chavales ¡r l^os

;;;;1";'rt"" ,"i0" todavia los dientes' A cada- intervencton

esLú oerdonándoles sus Investigaciones' sus conferencias' sus

:";;í,"t;;;'i;-puniu"lttnt"l comprende sus li.mitaciones'

"t 'r^ri. iJá¿rciá. de originatidad ison suecos' él compren-

de!-"'iB.r"no, chico, qué quieres que hagan con esta lengua.que les

dió;i;;.'d;f"diJto' u to mejor' iran rudimentaria' chico' tan

i""rJ"l pi.¿*t: iY esta fatalidad geogrnf ica! Boquean los po-

É;;;;;'";-o;; en el Báltico v el ótro-ien el polo norte! 'Son

una ligura trágica de Toynbee' chico: 'Atasc¿loosl."'I" i,fi"i""ó" del cubano (en opiniÓn de Humberto^ es-mas

i"3oü",,ür. á*"la de todos los árgentinos lu:t:^'l h:^t.::ido

-,'- l-.;,,r.. momentos en lugares no tan oscuros ) modestos

".-" "i-o"t".tamen(o de Sociologia Miguel Balaguer. vlve en

i;i;i. ilffi;';; ilá u u".'1on laiueca que lo importó'

-";;';';";.;' "irarto en Malmó. Con su color' ni la boca nece-

íi,;r;;i;;; "t medio donde hasta los holandeses son morenos'

ü;;"';;; lo ugu"ná*n sin chistar en los bares v tabernas del

ñ,rFrrñ ten.lria oue vestlrse oe marino norteamericano Cuandot'.r?;"';'ü l;;; " '" "i"' ti va solo' imejor echa mano del

nrimer nrovectil aue encuentre! Pero, ino se achica el mulato

'u;i;;;ii-Ñ;;" á mostrarles la espalda a estos vikingos tara-

,il.i"'?i"" riuui turi.n¿o de a uno! En plazas' ferias y mani-

;;'1.;;;;';;;i.iá. lu opo'tunidad de irie a las manos.con los

suecos chaquetas negras, motocicleteros' raggars' nacionalis-

tas, ultraderechirtur, neonu'"ia' y toda la caierva de. alcohóli-

cos, desempleados y vagos que én Malmó andan echando in

;;i¿;;;;;upo'a lós nJgros, gitanos' pieles rojas' guarantes'

Page 118: Epoca de Descubrimientos

, . r u ca n os. á rabe s v t ?d1 :"lll"or:""#i,'i";"'.T' 0"";.S,1

^i::,lrrs ¡ las estepas a th"pu:.::: !'."riii"i t* calles y robarse, ,,'r su; rubias desPamPanante

i ll bl:i.i ;ü;' i'üü"1 .nir 3c;;;l;*T ff#'ff 'Tii'

ii''lllr,,, ll hospital estos nazls ll-" n. ,u. noticias. con ta caoera,,r,lreció una noche' " li Yi"";.i;i ;;;;;;.;; del racismo,, rdada y los ojos que, no ::*.";:i; o""ri'"i" O. lt¿"1.0.,r,. rr. derecha sueca v er l1:'':i:ü ;"fi;;;y y dónde no hay

"No vas a enseñarme a ml-'

rrrcismo. Aqui,-en su::i1::^rnn decir al contuso Balaguer. Pe-

lr\o fue todo lo que le deJaron u(rr' ^a' "-],1"".^

'".ñ'¡nan de,,,1

"."""i*" v i"¿..,., i' yllSl

f :,"i::p "rr'fi ,l3J,.jiilL.n",,',,qorlo. Demasiado petulante ftt",'::: j"'-*.--,.^

"'r" uca¡ull.'"ai"i;;;-;;;'e"d"i":i_l-dJilli;":"fl?,;'lf #1i,.L".""'^'l. sustituir la hoj.a que Lrtzo :::;-;;. orra en que el mulato. ,li[icaciones oel urrrrrtu """iri. iri-a¿"s panes con la prue-llirl]suer' que anda dándose

iliÉ;H *r l:ili ri*ii¡Ég :l{u *'"'"¿#ir' ""r*

,,ue nunca. Sólo por luera' Irur ""'l'l:-:;-:;ñlicoan en stts

, ili""."n"ir "

." reban adas. l-os

"* il::T.'.: J'¡ri';"tilui ruui

i,,urmullos v sus humos il;iri;";"i"; detalles del espectá-,lildos que nunca' pero tgt, - ,^r ^-,^n de tlrrladores. Tam-,,rlo. lsmael no quita

'"t "i:td':r?;"fiLr;Jr *ni¿o.u su..iu.L,ien esla disgustado lsmaeL. ¿'"' :'l:,l''-:::":t;;;i-.t

^.e media

: li" ;ri;';"; ;8;"ti f icamos? clase media superf icial' cr ase

lrrvola. Leyó *n unu "u'ttu'ti"iitnu

-t'utt unos dias las declara-

, iones de un exiliado '*o*il'qut pasa por escritor' Le parece

.rlar ovendo al siútico .do. soy el mismo que salió.",'

"Pasé Por el exilio intoca

iPedazo de bruto! ltnrocádo ei animall Aunque" anda a sa-

'";;iu?ff:ll,?'Jil':l'":" mirar ra nota rrente a.su,,nombre'

No ouéde creer' Pestanea "Si'no

ttrnittu ser observado' se res-

i;:s#;i"; ;i"; M i 11,!e ilJ*:J :l'*",.Ti:ti üd'i l"'fi¡rriia el membrete' mrra'1 'tt'ii--::'-^: ""^.''.^¡'". el hombro,

(.sDeio se miraria para ver si es el mismo' Pgt:t?t"^^"]-l

li "ii,", rir..' "",^ o. l:.i %*',,;1".:ñt": $'fi ,.':'ff ^l'#',r:soaldas. Si. parece que roou,srÉuv ^r-;.-:;;' miedo de es-

iiifiñ iii,in v tltn"n que dejár de mirarse por mreo'

119

Page 119: Epoca de Descubrimientos

tallar en carcajadas. Humberto observa a los suecos como siestuvieran escritos en un pizarrón. l-as voces en el grupo cen-tral siguen que se desgañitan. Idi Amín es un asesino másgrande que Videla por leve mayoria. Balaguer está alejándosede la hoja fatidica. Los suecos tienen la acné a flor de piel queparecen geranios. Balaguer haciéndose el desimplicado da unvistazo a Jim Jones y la tapa del Newsweek con la vistahorrenda de la inmolación colectiva en Guayana. ¿Se habráequivocado la secretaria de Torsten? Eso debe ser, itiene queser! Porque, ino le van a decir que ese reaccionario, ese...neocolonialista de Torsten se atreveria a descalificarlo! iA micon transferencias de tecnologiasl En toda la regla, con datos,con es-ta-dis-ti-cas le he demostrado que su transferencia detecnologias no es más que explotación, colonización, patema-lismo. iTransferencia de tecnologías! Y ahora... iesto! descali-ti... ia mii... ése... Lo que pasa es que ése...

Miguel Balaguer viene tomando un pasito de ventolera haciala escala que da al segundo piso, donde está la oficina de Tors-ten Adelsson. Apenas desaparece, los mismos que hicieron elcambio corren al fondo. Ante el fichero iluminado se muevencomo los cómicos de las películas mudas. En tiempo record,sacan la hoja falsa y vuelven a fijar la auténtica. Uno que haido a vigilar al pie de la escala vuelve en puntillas, arqueandolas piemas por delante, pisando entre huevos. Todos están otravez en el centro del hall, comentan el suicidio colectivo delPeople Temple,los crimenes de Somoza, de Pinochet, la huel-ga general en Irán. Eliana y Marina vuelven a mirarse. Apro-vechan mientras el mulato no está para reirse a sus anchas.Humberto y Ismael fueron a comprarle a la máquina monstruo-sa que hay en un rincón del hall otra corrida de café con paste-litos. Ahora, áquó va a pasar? Los suecos con el Tercer Mundoa cuestas están levantándose para ir a la sala de clases, perovuelven a sentarse al ver a Torsten, que ha tenido que traer supequeña de ocho meses en su coche a la oficina porque a ladagmamma, la mamá del día, la cogió un virus y su mujer seencuentra en Florencia en gira de estudios con su curso de his-toria de la pintura, viene bajando con el coche por delante tra-tando de mantener el equilibrio y tranquilizar al mismo tiempoa la pequeña que llora hecha un quique y al cubano que dejóhace mucho rato de ser negro ceniciento porque hasta los pelos

120

Page 120: Epoca de Descubrimientos

,.( lc han puesto rojos de rabia tartamudeando y escupiendo, ('ntril la tiansferencia de tecnologias, la transferencia de eco-

rr,'nrias, dependencias, ideologias y vaguedades de Torsten vi-lrrr¡:,o que je hace el sueco, que se acongoja, que sacude el co-

,lrri cn mitad de la escala, que no recuerda, no, no recuerdalrrrbcr reprobado al cubano ni, para completar la idea' haber re-

t,r',rb:¡do a nadie en todos los años de su existencia." I)esgraciadamente, dejé las pruebas escritas en casa, pero yo

t( ilseguro que... "t.ostel giupo uruguayo-argentino están destruyendo el regi-

rrcn de Uganda. Han desembarcado en Dar es Salaam, han,rterrizado en Nairobi. Vienen cerrando unas pinzas mortales.,r rbre las huestes degeneradas de Idi Amín, el Videla africano,rrrrnque algunos insisten a gritos que es al revés, que Videla es

cl Idi Amín argentino."iMedio milión, che, medio millón se despachó el Amín!

,,Viste el reportaje? ¿Viste los cadáveres? ¿Viste el mosquerío?rIlly que tener estómago, che, estómago!"

lórsien con su coche sigue al mulato al fondo. Pinochet los

nrira icon una cara! El Papa bendice hacia el otro lado, como si

nlcla. El uruguayo ruidoso, el que entró a gritos cuando llególlirlaguer, se les acerca distraído. Torsten apunta triunfante a lalrLlifi,cación del mulato, sin dejar de mecer el coche.

"iAprobado! iNo ves aquí? iAprobado!"Baláguer se hace masajes en la oreja derecha con la mano

izcluierda. La cabeza se le hunde en el pecho y le sube toda la

tcta por encima de la nariz. Se frunce entero el mulato. MirasinieJtro. No se la van a pegar así no más. Aquí hay gato en-

t crrado. Pero. údónde? Le sale un son cubano por el lado de laboca a Balaguer. Entre pitazo y quejido. Comienza a echar mi-rldas de sospecha por el rabo de los ojos mientras recorre todoslos bordes dé la hoia, las chinches que la fijan, los ángulos con

cl entomo, con el conjunto, yendo desde las torturas de la Sa-

v¿k a las masacres de Soweto, desde la rebelión de los astille-ros de Gdansk a la liquidación de los sindicatos en Chile, desde

lireud en Marx y Nietzsche hoy a las 6 P.M. a Nietzsche en

lireud y en Marx, a Marx en Nietztzsche y Freud la semana{llre v iene.

Torsten está sufriendo estoico un ataque ahogado como de

rrlergia sueca específica, que le pasa de la cabeza a los brazos,

121

Page 121: Epoca de Descubrimientos

de los brazos al coche de su pequeñita que se ha puesto achillar que se Ie sale el alma. Balaguer Jigue rascándose laoreja. t,Dónde se metió esa vaina de hoja? porque esta vaina dehoja que hay aqui no es la misma váina de hoia. Marina vElirnl purecen dos estluas con el cigarrillo enire los derjoi.Pero la ve¡dad es que las dos estatuas se están mordiendo elpulgar y apretando las piemas. áeuién dijo que hacerse pipi derisa es pura figura literaria? El uruguayo, con un desciro desuizo de latinoantérica, ha llegado como quien anda distraidoremando por ahi a las vecindades a la liita que examina elcubano. iQué ocurre? óOcure algo? áCómo? ieué? iNo puedeser! El vio ya Ia lista, si, la misma lista, pero no recuerda...

"A ver, idé.jame verl"No, no recuerda. Busca ahora el uruguayo, eJ también, por

todas partes."iDos listas? iNo puede ser!"Solidariza con el cubano. iEstos vikingos! ison capaces de

cualquier cosa estos vikingos! Ahora, en lugar de esirutar dellado del grupo uruguayo-argentino, el cubanó comienza a mirarfuribundo hacia los suecos jorobados con el Tercer Mundo.¡Estos... transferenc¡stas de tecnologias! Viene de medio ladoel cubano. Gato botado a pantera el ntulato. iVacilando. nra_nrita, vacilando, viene Baiaguerl Los suecos miran sus tazas decafé, sus cuadernos garrapateados. Sorben sus narices comosólo los suecos saben hacerlo. iAy, mamita, las dif erenciasculturalesl Tres o cuatro suecos se levantan haciendo un ruidode car¡etoneros con la sillas y las mesas. Torsten arrastra sucoche con su nena escalas arriba guardándose para ei viernesen la noche toda su furia vikinga. EI cubano sé detiene agre_sivo,.diminuto, frente a los gigantes melancólicos que pasin asu lado rumbo a sus clases. iEsto no va a quedar asíi

Ya comienzan las clases. El grupo chileno_argentino se Ievanta también. A nadie le caben los dientes en Iá boca. Desfi_ian todos hacia la misma sala. Eliana y el uruguayo que parecehaber fraguado él solito toda la broma van.¡un1os, los úlilnos.I)an miradas fuftivas al cubano que se ha quedado a )a zaga yque ahora vuelve decidido con paso de marcha al fondo y siguebuscando la hoja misteriosa. iDónde diablos se metiói pino_chet sigue tan gorila como sienrpre; el papa un poco más viejo.nrirs picaro. El uruguayo no puede aguantarse cuando Balagucr

Page 122: Epoca de Descubrimientos

,,lrier)za a desprender hojas investigando a fondo. iDónde

l,rrtrrs r.:stá la hoja?i.l¡..jaja,ja! iSigue buscando la transferencia tecnológica el

1,, 'lrrtlol iJa ja,ja j a!"I I grupo ie

"ariemolina. Eliana y Marina están llorando de

', ,,, ,inr'.n brazos de la otra. El uruguayo tose, agachándose,

, ,, cl estómago en las manos. El docente que da la primera

1, r ciLrn de la iarde levanta la cabeza de los papeles y librosrrrontonados en su pupitre. Entre los suecos que ya se han

., nril(lo y que siguen igual de melancólicos' sorbiendo sus na-

,, ,. r. .arcándosJla maia de su pecho' abriendo sus cuadernos.,,lrrc no saben qué, porque igual que no entienden de bromas

L¡'rrrl lcs revientan las idéas sóbre el Tercer Mundo en general,

', rlcrr¿ma en tropel la murga latinoamericana, haciendo que

trnrl¡le toda la sala con sus pisotadas y risas.

,.lrstá movienclo la cabezá el docente o es sólo un parecer?

l,( rncaja unos lentes enormes que deforman- sus ojos azul-

t,rrliclt¡ iransformándolo en otro Torsten Adelsson' lgualito'i ,,nrienza su clase con las dudas de siempre. iPodremos hacer

rrlrlo con estos alegres compadres? ¿O vamos a tener que

t,,ir"rno, toda la vida transfiriéndoles la tecnología?

t9-'',,Vió. mi teniente? üQué le decia yo? ¡Son seiscientos mil!is0iscientos mil por parte baja! iSe lo doy firmado!"

l:l coronel Cairasóo está golpeando con las yemas sobre un

r'hcque en dólares extendido al New York City Bank, cancela-

ble a su nombre. Toma el cheque entre sus manos, le tantea la

tc\tura, lo mira al trasluz."iMire los putitas! ¡El chequecito que nos trajeron! Lo com-

l)raron... déjeme ver... sí... en Los Angeles. Le apuesto mi

sueldo a que no tiene ni las huellas digitales del cajero' Págue-

sc a... ¿Sabe? iQuerian recibo los perlas!"

Page 123: Epoca de Descubrimientos

"¿Recibo? iQué se han creido!... iNo me diga que les firmónada, mi coronel?"

El coronel Carrasco hace esa mueca caracteristica suya demandril que se le ven las muelas del juicio, levanta la manoizquierda formando una O con el pulgai y el indice, y deja caercon fuerza la palma de la derecha enóimá. r_o qr" éj llrou una"tapa", cosa de rotos, no de caballeros

, "iSe quedaron con una jeta de este porte!... iAh, tendria quehaber estado usted, mi teniente! pero las niñas no querían tes_tigos. iLas caritas, mamita linda, les hubiera visto ias caritas!iJa,jaja!"

"iCien mil dólares!""Y los soltaron, iasí! isin chistar! páguese a... üeué le decía

yo? Apenas empezamos a apretar las luercas en iarcelona y;ahi tiene, mi coronel! iCien mil! iSirvase!... Zeué me dicei¡Son seiscieitos mil los que agarraron!... Vaya ujted a saber sino son más"

"Y si son más, inos varnos a conformar con cien?""iAsi se habla, mi amigo! iAsi se habla! iClaro que no! Esa

es plata del fisco! Vea: iAsí, dijo el colibrí! iVamoi a recupe_rar el paquete entero!"

_ Fl teniente Herrera está pensando. El coronel Carrasco tam-bién está pensando. En lo mismo están pensando los dos. Elteniente Herrera traza rayitas con su boligrafo en su cuademode notas. El coronel ha ido a la ventana iver si llegó el viejoque le recuerda a su querido y malogrado padre, qu"e le da decomer a las palomas. iComunistas hijos de puta! Éor culpa deellos murió como murió. pero iya veián los

^desgraciadosi ¡No

va a quedar uno! iSu pobre padre, su pobrecita madre! iya ve_rán, ya verán los hijos de perra!

Después de unos segundos, el teniente se levanta. Va a pa-rarse junto al coronel.

"Te,ndría 9u9 habel llegado ya. ¡Es como un reloj!',"ZNo se habrá enfermado?... iMire! il-as paloÁas se están

poniendo nerviosas!""iAllá viene!... Déjeme ver... iI_a hora exacta!',"iSi, señor! Nosotros tendríamos que funcionar así!""iClaro, con las palomitas que nos toca cuidar!"El teniente vuelve a su lugar frente al escritorio. Toma el

cuademo de notas y se sienta.

124

Page 124: Epoca de Descubrimientos

",.No le parece... no le parece que hubiera sido mejor unrr'cibo?"I l coronel viene hacia el escritorio con la cabeza llena de pa-

l,,rrrrs. Vuelve ajugar con el cheque'''Yo también lo pensé... Pero, vea usted, negándome a dejar

¡()ost¿ncia, los tipos van a pensar que me... que nos vamos a

, rnlrolsar nosotros los cien mil y asunto terminado. iAsi van a, ,,tru rnás confiados!"

"Si, pero si le damos un recibo, queda la copia y asi los te-

r¡r'nros más seguros. "''¡Mi teniente, mi teniente, me extrana! Si es por tener copia'

ll('namos un recibo, lo quemamos y dejamos la copia. iNo mer rr u decir que ésa no la conoce!"

"l)ero, es que...""iNada, mi teniente, nada! iCon bandoleros no hay formali-

,lrrLlcs que valgan! Este es un negocio con gangsters. Vamos ar(cuperar todó el dinero. iA mano armada, mi teniento! Los( ()nrunistas son la cosa seria, no se lo voy a discutir. Pero estos,,on ladrones y si les damos larga se roban el pais. iMucho,rjo!"

"Yo decía que... ""...iY yo 1á digo que no! iYo sé, yo sé! Usted quiere apli-

.arle a eitos... názistas para llamarlos como los llama usted, el

rnanual de Carreño. ¡Y justamente ahora! iSe pasa de caballeronri teniente! No es la pata la que metieron en el guachi. ¡Lacrbeza, metieron! ¡Cien mil dólares! iJajaja! Creen que so-

rnos de las chacras. Creen que nos van a tapar la boca con cien

rnil dólares. iDéjelos que lo crean! iDéjelos sueltitos! Así, no

se van a dar ni cuenta. iDójemelos a mí no más!"El coronel se levanta, va a la ventana, se está mirando largos

segundos al viejo que alimenta sus palomas- Vuelve al escrito-rioi. Está de pie', tamborileando con los dedos sobre el doradocheque. iQué costará más extirpar, el cáncer de izquierda o el

cáncer de derecha? iMenudo problemita!"Estos pipiolos no van a salir nunca del kindergarten. Creen

que estamol para su servicio, para defenderles sus fundos' sus

fábricas, sus capitales. Hasta argolla en las narices creen que

nos pueden colgar. ilns benditos!"

125

Page 125: Epoca de Descubrimientos

EI teniente HerreraáEs brillo celestial ellimpios?

"iAhique nos

Suelta"iY en

pués !"

está mirando hacia la enorme ventana.que arrojan sus ojos claros. todavia

es donde tenemos que agradecer al Dios de los Cielosenvro a nuestro general!"un suspiro largo el coronel Contreras.el momento preciso! iNi un dia antes ni un día des-

,.Otra vez se quedan silenciosos, pensando lo mismo los dos.I-[errera vuelve a] escritorio y se pone a golpear en la cubiena.F f,,coronet dr un respingo.

"que úicho p¡Fá I * ü"1*i.:La oponunrdad la pintan calva.-fenemos que ponerles no_:otros a ellos Ia argolla en la narices. ¡ahora o [rn.ul"U..pu€s. no nos quedaril mJS que marlrlos. ¡A todosl.,hi coronel sonne siniestro. Acribilla en la im:lginacion acuanto pije nazi le sale al camino. Vuejve a ¡ugni.?nl-l'"ne-que.

"iCien mil dólares! iSi serán imbéciles!,,"La Parria por esre chequecito....."ilmbeciles redondos! iV todo el tiempo que han duraclo!,,"Da que pensar, iverdad?""áCónro se llamaba la señora ésa?""iCuál? ila de esta mañana?',

. "Sí, la del hijito terrorista que nunca, nunca más volveria alas andadas. ""i,El.que le corrompieron en esa univeridad de rotos?..-si.-"Ese--es su pequeño terrorista de izquierda. Tiene otro de de_recha. ""áQué quería?"

- "Que se Io empaquetáramos en celofán y lo enviáramos aLo_1dres A su terrorisra de izquierda.'."En l¡ndres Io espera su amorcito.""Con una beca en Ciencias políticas mientras pasa el chubas-co."El coronel y el teniente están mirándose. Aparentemente. es_peran que pase el chubasco. Después sueltan la carcaiaáa atmismo tiempo. Esrán riéndose ¡uita Ilo.ai. Ei .;.;;;l;;; .,pañuelo que parece mantel.

126

Page 126: Epoca de Descubrimientos

'l.o que quiero decir... lo que quiero decir... Pero, isi es lor¡rsnro! La señora ésa... ¿cómo se llamaba?"

''I )oña Graciela de la Cuadra del Río.""iliso es! Doña Graciela de la Cuadra al cuadrado. iJajaja!

ll. tligo que es lo mismo, mi teniente. La señora ésta, doñat irrr:iela al Cuadrado y los señoritos de Patria y Libertad que.rlrrban de venir con este chequecito. iLo mismo y lo mismo!I r rs grandes señores columpiándose y los milicos de mierda, rirlundo. ¡Vomitan en el país los desgraciados! iVomitan a su, rt('ro placer! Los milicos después, ivamos limpiando!"

''Y cuando está todo limpiecito, ivuelta a vomitar!""SÍ, cierto... Pero, inunca, nunca más!... Yo le digo a usted

,¡rrt'... En fin, basta, no nos hagamos mala sangre. iDónde es-rirl)llmos?... Sí, Barcelona... ZDice usted que el tipo se esfu-rrll'/"

"llsa es la secuencia. Detectaron a nuestro agente en Barce-lorrl. El tipo de los dólares desapareció. Ahora vienen con ese,lrcque. Esa es la secuencia. Falta la concatenación."

"i[-a concatenación! iEso es! i[¿ concatenación""tjsted lo dice.""lil tipo desapareció... Pues, itiene que aparecer de nuevo!

No creo que cueste mucho. Tiene que hacérmelo aparecer, miI('niente... I-a concatenación... Déjeme ver... Como no sea...(i)mo no sea que lo desaparecieron del todo... iBah, da lornismo! Con este chequecito ya está el chancho en la batea.r\hora agüita hirviendo y no les va a quedar pelo en el peliejo."

20-

lrs consenso general en Lund que los problemas - el comisa-rio ideológico socialista dice la problemática y Juan Eduardot uando lo encuentra en la calle, le pregunta óy cuái es la solu-t ionática? - con que Humberto Henriquez ha terminado por¡'oner todo el ambiente patas arriba comenzaron a plantearse enkL época en que los Martínez deliberaban y consultaban sobre sirraer o no a su gente de chile. Por ese tiempo, a Humberto,( ontra toda costumbre, se le vió asistiendo a reuniones políti-

127

Page 127: Epoca de Descubrimientos

(rs. ( ic[to, no intervenía. Se estaba sentado en el último csc¿l_n(), los codos huesudos en las rodillas huesudas, la cabeza en_r'rrjrrrlr cntre las palmas, los ojos entornados, escuchando lasir)tclv0nciones como si fueran áreas de ópera. pedía humilde_nrcn(c pcrmiso, ora a los socialistas moderados ora a los socia_listas pro-Moscú, para asistir a sus reuniones en calidad de o_ycnte, como persona neutral, pero seriamente interesada. Nopodian negarse a admitirlo, incluso cuando los asuntos perte_necian a la categoria "a puerta cerrada." Estaba su pasado poli-tico, habia sido un mando medio en el Ministe¡io de Educa_ción. No iban a nivelarlo con los agentes de la CIA o los so_plones de la DINA - que ahora era Centro Nacional de Infor_mación. CNI.

- También por esa época, se vio a Humbeño Henriquez confrecuencia inusitada en las manifestaciones callejeras. Sientpreala zaEa, ciertoi por allá, alejado, pero presente. El comisarioidco.lógico socialista no podia creer. iVolverán las oscuras go_londrinas en su balcón sus nidos a colgar? Algunos dijeron queen Malmó, donde se encontraba el grueso <je la colonia chilenadel sur de Suecia, se habia visto a Humberto Henriquez en lamañana helada y nevada de ese l. de Mayo, no se sa-bia si ma_nifestando o provocando con una pancarta blanca donde conletras rojas decía "Solidaridad... con los Trabajadores Chile_nos." También, cada vez que algún antiguo per¡onaje del Go_biemo Popular vino a Malmó por aquel intonces, a exponer aun público escaso y bastante repetido la solucionáticá de laproblemática, nunca faltaba Humberto Henriquez. Hasta hubooportunidades en que se sentó en primera fila y. col¡o si fuerapoco. Ianzó se puede decir que sin querer unr pregunla - in-solente para los comisarios, refrescante para "lis ñrasas traba_jadoras"- a más de una de las estrelias erráticas del exilio chi_leno.

"Creo que nadie Io discute ya, compañero: Los dias de pino_chet están contados. La cuestión ahora es: "¿Cuántos días son?"

Pero, para ser justos, circunstancias como ésta eran las me_nos.. Humberto Henriquez se estaba quieto, ntuy quieto, ateso_rando cada palabra emitida por estos hombres éminentes comopepita de oro. Cuando terminaba la ceremonia cambiaba unapresurado adiós a la salida y ya estaba camino a la estación v

r2t

Page 128: Epoca de Descubrimientos

l,rll(ualmente en el bus que lo dejaba a la media noche en unalrntl oscura y desierta.

¡\si ocurría también con las reuniones culturales. charlas.,,rDIerencias, repre s entacione s teatrales, conciertos, misas,llr( sus redondas. Humberto Henríquez no se perdia evento cul-trrrrl por aquella época. Claro, no iba él a tejer bufandas paral,)\ l)resos políticos de Pinochet, ni chombas y calcetines paral,r Vicaría de la Solidaridad. A esos extremos no habia llegado.N(' iba tampoco a cortar la cebolla de las empanadas calentitas,lu( los suecos saboreaban en los politiska parties, ni a batir larrirvonesa de los sandwiches de lomito que devoraban, ni si-,¡rricra a preparar el borgoña con frutillas polacas y vino húnI'ilro que se quedaban mirando como si fuera una pena. Del pi-r,r. llumberto sabia que iba adentro de las empanadas y mu-,lrrs gracias. Pero, ignorante como era, indiferente como fue',r( nrpre a las expresiones populares de su cultura, ahora mani-l( stxba cierta curiosidad meticulosa que nadie entendía. NolrrltrLba a la más insignificante de las jomada culturales de soli-,Lrridad. Escuchaba conferencias sobre folklore chileno. sobre,()nlo visten los campesinos, cómo se teje el mimbre, cómo setrrrc la lana, cómo se afr:na una cazuela, un pastel de choclo,unir torta de manjar blanco. Como se vio después y como se'.,tlba viendo ahora, lo que ocurria es que a Humberto Henrr-,¡rrcz le estaba lloviendo por dentro. No torrencialmente, perotrr¡rido.

lambién vagaba mucho en ese tiempo. Doblado contra el\iento con la capucha de su casaca austriaca metida hasta los¡'los, se le divisaba ascendiendo por las colinas desnudas alrrr¡r'te de Lund, más allá de las poblaciones populares, el ghetto

'l, Norra-Fálladen donde los burócratas del servicio social ha-I'rrn dispuesto que habitaran mezclados yugoslavos, gitanos,lirtinoamericanos, polacos, griegos, formando lo que Juan E-,lrrlrdo llamaba el "Tercer Lundo" y agregándole, por si fuerat)()co, la caterva sueca de los "casos sociales" - drogadictos,rrlt:ohólicos, recalcitrantes, locos pacíficos. De las colinas ne-r;rdas, cruzando carreteras y potreros escarchados donde toda-rlr arreciaba la furia de las tempestades del Óresund. descen-,lrr Humberto Henriquez, judío enante del exilio chileno, hacia(l Ehetto de Óstratorn, hacia las casuchas de madera hundidasln la nieve donde anidaba la otra parte de la colonia latino-

129

Page 129: Epoca de Descubrimientos

irnrcricana, mezclada con hipp¡es, suecas fastidiadas de sersuecas, aves inconformistas de paso y estudiantes de un cuantolr:ly.

áQué demonios Ie ocurria? Hablaba en español de siiabariocon los niños en plazas de juego pedregosas, frigorizadas, sinmás paisaje que el sarmiento desnudo de los matorrales. Lospequeños, forrados hasta Ia orejas en sus buzos de inviemo, ensus botas y gorros y guantes de esquimales, se quedaban mi_¡"ándolo, boquiabiertos. No entendian la mitad de sus palabras.No tenían remota noción de qué les preguntaba, si ejtaba ha-blánd-oles o delirando quizás qué pesadillas. Temerosos algu-nos, fruncido el entrecejo, retrocedían. iNo querría tocarloscon sus manos este trasgo grotesco, narigudo, flacuchento,barbudo, encantarlos con triquiñuelas verbales, huir con ellosen brazos hacia el l{eino del Hielo? "Konst¡g, faktiskt konstig!'.comentaban los pequeños alacalufes retirándose a territorio se_guro. Si los hubieran abordado en el pais donde sus padres losparieron, hubieran chiflado "iPucha, oh!" Humberto les devol-vía la mirada casi viéndolos doble. Konstlg, faktiskt konst¡g!repetia, clavado de pies en las arenas escarchadas, alelado enmisteriosos temblores existenciales.

"Padece su crisis de identidad. A todos nos ocurre, tarde otemprano".

. Era el diagnóstico del comisario cultural del partido socia_lista, el cual -de acuerdo a la doctrina de la identidad culturalde Juan Eduardo- la única identidad que conocía al salir deChile era la de su camet. Dicho sea al pasar, la doctrina de laidentidad de Juan Eduardo era asÍ: que el problema de identi-dad reducido a su identidad rigurosa no era más que otra de lascartas marcadas del naipe mugriento de las ciencias ocultas,

Juan Eduardo sacó a lucir su propia explicación de las tribu_laciones de Humberto. Según é1, no guárdaba restos de rela_ción con suposiciones brujas sino que se afirmaba "en la pura ysanta verdura".

"Señores, yo les digo que lo que hay aquí es una comezón: lacomezón del quinto ano."

Cuando Juan Eduardo mencionó por primera vez su ,,teoriade la comezón del quinto año", todos se echaron a reir v ahacer bromas. Era una mañana de domingo y el grupo de lossiete esperaba su hora de tumo en las graderias dJ una cancha

Page 130: Epoca de Descubrimientos

,1, l)r(lnrington en el gimnasio cubierto del Edificio Sparta, el, n() r)c compleio deportivo, cultural, comercial, recreativo.r,lrrrinistrativo y habitacional que como ya se dijo los universir.rr()s de Lund poseen al este de la ciudad. Juan Eduardo no, rrlt'lilia de qué se reían los muy ignorantes.

''I'cro, isi es cierto! Pregúntenle a los griegos, a los yugosla-\¡'.,. il los italianos. Hasta los finlandeses están de acuerdo. Al,' , .¡"ao años comienza la coi¡ezón. Du¡a meses y neses. Lart,rrc comúnmente un estado de calma, de armonía, tan per-

l, ( lrr que ustedes podrían dormir en la misma canra con el nris-lr,, l)inochet. iDe qué se rien! iLes digo que es asi! Yo tam-l,rcn me reia al cornienzo. cuando los brasileños me vinieron,,'¡r su historia de la comezón. Pero ahora... Esto no tiene nada,tll( ver con ciencias ocultas. 8s... es... iuna ley de ]a natura-l, zrr! iSi, señor, una ley de la naturaleza!"

lsnr:rel creía ver algo serio en la broma. A él le ocurría lorrrisrno que a Humberto. Lo ridiculo era que no podía decir con,lrrriclad qué le pasaba. Contribuía con su granito de arena.

''No creo que sea nada personal. Con el exilio tiene que ver.,.lrn qué ensalada nos encontramos metidos? Esta es materix¡,;rlrr sociólogos. Mossberg diria que estamos en la época en

¡rrc se sale a buscar agua con un canasto."

2t-( uando terminó su largo período de gestación y descendió porlin de la montaña. Humberto no tuvo dificultades en enrolar al.liana y Alberto. iY ahora andaban los tres haciendo de las',uyas por toda Lund! Planteaban sin el menor rubor preguntasI LI) -da-men-tales. iQué es el exilio? iQuiénes son los exilia-,krs? iExiste el exilio en efecto? ¿Hay realmente exiliados?llublaban de supuestos, de cosas previas que tienen que estar( lilras antes de responder a las cuestiones fundanrentales. Có-rrro purgar de mitos el exilio. Porque el exilio habia criado nrasrnitos que piojos un vikingo del tiempo de Carlomagno. cQué,ltrcdaba tlel exilio cuando lo despioiábamos de sus mitos? Los

Page 131: Epoca de Descubrimientos

.,(.¡(.s nlis ntitológicos del exilio eran los propios hijos. Véan_los. tlccia EIiana, mitad alacalufes mitad vikingos. Los padresrk, cstos hijos eran los grandes creadores y administradoies derrritos. Según Humberto, estos padres mitógenos secretabanrrrre papilla mitica con Ia que alimentaban a zus hijos. La papi_lla consistia en una especie de miel disuelta.n agúu qr" úrrrr_berto llamaba Ambrosía de la Era de la Unidadpopulu., qu"era por su parte la época mítica en que Chile se traniformó enla Arcadia de Latinoamérica donde lós perros se amarraban conlonganizas y los cerdos iban con un cuchillito colgando de lacola para que el caminante le sacara el pedazo delamón quemás le gustara. A la Era de la Unidad popular siguió la Era delTerror. Asi como en la Era de la Unidad popularlmarraban losperros con longaniza, asi también en la Era del Terror losagentes de la DINA recibían a los turistas en el aeropuerto conuna picana eléctrica y dos magnetos per cápita.

.. No hay. que decir que los comisariós de iodos los grupos po_Iíticos. echaban chispitas. Hasta Juan Eduardo, que énía senti-do del humor para repartir, se había quedado óon la boca a-bierta al escuchar a Humberto y sus apóstoles. Era mucho a_sombro. no le cabia en e¡ estómago.

"iNo les parece que están exagerando?',Se contaba que el comisario ideológico socialista habia pro_

testado en una reunión a puerta cerráda en que se discutió elvirus de la mitología del exilio.

"iVen? iQue dije yo? iDemasiada paciencia, demasiada in_dolencia!"

"iBueno, bueno!... Pero, óqué son estos tipos? iUnos paya_sos. unos imbéciles!"

"¡Cuatro gatos!""iCuidado compañeros! Con esos argumentos tendríamos que

cerrar el boliche. iCuatro gatos? Sea, cuatro gatos. Cuatro ra_tones si quieren. Precisamente cuatro ratonei fueron los quetrajeron la peste bubónica a Europa.',

"A mí me parece que sólo asustan a las vieias. iy eso!""H.ay que dejarlos que se achurrasquen en sus propias bra_

SAS. "

, _I b19n,_ iahí estaba la peste bubónica! Haciendo estragos enMalmó, de viaje ya por boca, por carta, por teléfono, u óot.n-burgo y Estocolmo.

132

Page 132: Epoca de Descubrimientos

l'L ro la cosa seria empezó cuando en Lund, Ismael Zabala a,Ill{ n comenzaba a infectar el apostolado de Humberto y Cia.,,r¡r'rnció nada menos que a Lars Mossberg para que fuera a la

l,'lAlrus. o Casa del Pueblo, a decirle unas palabras a losI rlrroaÍr'rcricanos residentes en Lund sobre el exilio en nuestra, ¡,r,r'lr. I-a iniciativa de Ismael adquirió las proporciones de unr, ()¡rtccimiento. Primero, habria danzas folklóricasl despues,

rrrr toniunto de cámara interpretaria a Frescobaldi y Pergolesi.\t,ruecieron avisos en la prensa. Se colgaron afiches en losr r'stibulos universitarios. En ellos fruncia el entrecejo un\l()\sberg peludo estampado en blanco y negro, al que no faltó' l lirscista que le sellara la boca con una hoz y un martillo.

Irran Eduardo, entre cerdo y cerdo, casi se fue a las cuchilla-,l,r', con un vikingo al que se las habían dado más de una vezLt,r¡n se infería por las muchas cicatrices que tenia en la cara.\ lu mierda con el exilio y los exiliados", habia dicho el vi-

lrrrgo escupiendo al leer la noticia en el "Arbetet", el diario',rrt to de los trabajadores, sin siquiera tener idea de un polaco yrrrr griego que a sus espaldas sujetaban a un chileno que peda-, irl)r en el aire rugiendo por venirsele encima.

I )esgrac iadamente, a Ismael no se le ocurrió nada mas, ,l,ccifico que "el exilio en la época actual" como título para larrtcrvención de Mossberg. El resultado de este descuido orrrnplitud de miras" como explicó después Ismael, fue que

lrr,.'go de las palabras de presentación, los clichés de inmereci-,Ir honor, de incondicional admiración, dirigidos por el comi-',:rrio cultural socialista que ansioso de cosechar los dividendos,k l evento se había abierto paso poco menos que a golpes conl()s cxtremistas, disidentes y agentes de la DINA que cercaban,l ¡rroscenio, el público, escuchando a un Mossberg reducido aI'r irneras letras por un lacónico intérprete sueco, se encontró, on millones y millones de exiliados huyendo a través de las,ltrcadas del siglo XX desde Armenia, desde Kurdistán, Ukra-¡riu, Grecia, los países bálticos, Hungría, Checoslovaquia, A-lr'nrania, Polonia, Yemen, Argelia, Etiopía, Cambodia, Sudá-lrica, Vietnam, Bangla Desh, Afghanistán, en fin, de todasI'rrrtes, sin faltar una, merros de Latinoamérica. A Humberto,,¡rrc se había sentado con sus seguidores en primera fila, a larista de todos, no le cabian los dientes en la boca y buscabaI'or dónde salir antes de reventar conteniendo la risa. Juan E-

Page 133: Epoca de Descubrimientos

,l , (lo e ti:r que la lengua se le recogía en la garganta mien_rrir,, l\nrircl volvia Ia cabeza para que todos le vilera-n la cara deL.rlrrsis clLrc tenia. A los comisarios y comisarias les subía lalrilis ,y cl que habia presentado a Mosiberg cre¡a esüi colgandoi[' r¡nr horca mientras desde el fondo nJgro del proscenio, alcorrjuro del peludo y oreju<Jo conferenciañte, salíin mlilo.,", ynrillones de exiliados desde el norte de atiica trocia eLl.upo,desde la Peninsula Ibérica hacia America, ¿"s¿" Eu.opu C.n_tral.hacia Europa Occidental, desde el subcon tinenie-'ai i¿t;cohacia el Medio Oriente, desde el Sudeste asietico iracia ei oeste;rmericlno, desde .cualquier parte hacia cualquier parte, menosoesoe Larrnoamenca. pero, idónde estaban los exiliados lati_noamericanos? iDónde? y fueran como nada los cientos ycientos de millones de exiliados si Mossberg se t uUieia-queOa_do en eso. Pero comenzaron a aparecer los"millones, las-dece_nas.de millones de deportados, lorturados, -nru"*dor, qr"_nrados, gaseados, incinerados y ahogados en Asia, Áiri"u, ¡uropa,Central. iLa verdad, Mossberg se estaba saliendo áel te_

ilil Lr:, mujeres abriar.oj.os.de aniquilación y t o.ioi. -lá,

po-Irtrcos xbr¡an ojos de jubiJación y pavor. De pronto, se dabancuenta de que en la sala no se orl una mosca.'y no se oia unar.r.losca, no por la obvia razón de que en Suecia no hay moscas,sino.porque la magia de Mossbeig yendo de pui,

",i poir, o.continente en continente, de decádá en décaáa, ."u.iibo tulenormidrd de cnmenes, sufrinrientos y atropcllo de puebL, s,n

numero. que por comparación todo el alegato de ios que loescuch¡ban era cero. nihil. nu . Si el mism"o pinocllei ñubieraIlegado en ese entonces con toda la sangre aet Aia cotianOotede las charreteras a sentarse en primer-a fila, seguro"lue lehu.bieran.hecho un hueco pensando que erc el pon.?o.

- --Ilesultó, pues, que cuando todo terminó, lai col,cnias latino-

americanas se arremolinaban por las esquinas de Ia plaá Va_yor huciendose Ils mismas preguntas que Humberto esperabaque se n¡creran: "euienes somosl oDe dónde venimoil ¿Adonde vamos?La peste^bubónica, pasó más.allá de Lund. Llegó a Malmó y

¡somó en Cotenburgo y Estocolmo. pero en Estoiolmo __don-oe se conaba el queso según reconocian todos_ sabían siem-pre más. La cuestión de si sabian siempre más porqo. ulii ,.cortaba el queso o si allí se cortaba el queso óo.q]r. ,uüiu.

t.l+

Page 134: Epoca de Descubrimientos

,,icmpre más fue planteada por Marina que estaba ya experi-rnentando las infuencias dialécticas de Juan Eduardo, quienrli.jo:

"Mira, lo claro e indisputable es que allí se corta el queso y

rrlli saben más. La reiación de estas cosas es materia de las

,. icncias ocultas. "l-o que sabian en Estocolmo calzaba perfectamente con la

lcoria de la comezón del quinto año. La comezón se estaba

¡rresentando en Francia, en España, en Méjico, Venezuela, Fl-

cuador. Eran los mismos síntomas: iQué es el exilio? se pre-

{untaban en Caracas. iA dónde vamos? clamaban en Madrid'i)eben.ros despiojamos de mitos, murmuraban en Nueva York'l'orque tambión había casos de "virus del quinto año" en larnisma capital del capital. También en Australia, donde adqui-ria el carácter de epidemia, aunque las razones de acuerdc a

informes independientes eran otras. No había datos de Ruma-nia, Bulgaria ó lugares así, porque en ellos la comezón del año

v n.redio habia sido tan mortifera que no quedaba allí nadie para

¡rrobar la existencia del "virus del quinto año".En fin, fue la época del triunfo de esos dos, Humberto Hen-

riquez y Juan Eduardo Lobos. Nada menos que el mismo LarsMossberg pidió que le llevaran a Humberto para darle unvistazo; y es fama que estuvieron esos dos tanteándose sus co-

sas ocultas durante la Iunch-paus de un día viernes mientrasIlumberto mondaba la roñosa manzana que Mossberg habialccogido haciendo jogging y el gran sueco mordía la suya sin

monáarla porque las fibras y las vitaminas estaban justo en lacáscara que ef alacalufe estaba desechando. No hay que decir:I)iscutierón en esos treinta minutos el ser y el no ser del exilio'llumberto, a quien ideas generales no le iban a faltar viniendodel Cono Sur encantó a Mossberg cuando concluyó suspirandoque el plato del exilio y los exiliados era para que se 1o sirvie-

'in "nfre Lewis Carroll y el doktor Wittgenstein. En el mo-

mento de despedirse, Mossberg no pudo evitar el aparte de los

oincuenta caigos conseguidos para cincuenta universitarioschilenos que nó podia entender cómo, cómo se derrocharon- Se

lc hacían poco los ojos y hasta agua la boca a Mossberg miran-cjo a Humberto. iEste valia por los cincuenta académicos chi-lcnos juntos! iO... o sería otro bluff del Cono Sur?

135

Page 135: Epoca de Descubrimientos

I-u cxplosión en todas partes de las preguntas fun_da_men_ta,lcs probaba la existencia de un virus sin que importara el tama-iro ni Ja ltrocedencia de los ratones que lo transpor-taban. Enl:stocolmo.cortaban el queso y sabían más. pero en Santiago,sin hablar del quesito que cortaban, sabian mucho más.

Surgieron. asi, dos escuelas o doctrinas del exilio. La de loscolnisarios izquierdistas, vino en forma telegráfica. En dos pa_l¿bras, era asi: cQuiénes somos'? Los chilénitos. ¿De dóndevenintos'l Pues, de Chiliro. iA dónde vamos? iA Chile, mier_da! iA qué otra parte querian que fuéramos? y esa fue la es_cucla .dcl. retorno, que prendió no mucho después. pero, la otracscuela, la que prendió inmediatamente y siguló prendida, fuela del sufrimiento, Ia caridad y la esperanza.luan Eduardo de_cía que la escuela del retomo no podia triunfar sob¡e la escuelade la iesignación ¡, el sufrimiento por una razón muy simple: Iacscuela dci retorno exigia que cada uno por su p.o[io y p.rro_n¿l cuenta pagara el pasaje de vuelta al pais Oei Oesempieo, tapersecuciirn. y ias cárceles politicas, dejándolo todo por nada ysin contar ei ensuecamiento de los hijos que no iban a tolerar elretorno asi conto asi no más. por el contrario, Ia escuela de lalesignación y el sufrintiento (asi llamaban tanrbién algunos a lacscuela del sufrimiento, la caridaci y ia espcranza)

-no tocaba

ninguno de estos interesesi sólo requeria úe uno o dos curasuna o dos veces al año que vendrian a bautizar, confesar, co_nrulgar y casar a los chilenitos que asi Io desearan v no ui..oncontradicción

-que no la habia- entre sub pUstuludos rcvolu-cionarios y la igiesia de Cristo. Adenrás, el pasaje de ios curaslos pagaba la Santa Madre lglesia y todos tan contentos.

lin respuesta a estas murmuraciones sobre una escuela delretomo v una cscuela de la evangelización, las personas seriasy responsilbles, es decir, Ios comisarios encargados de losexili¿dos politicos (que no habia que conlundir cón los econo_micos), dejaron nruy en claro lo que pensaban: no se tratabarnils que de^.inmundicia excogitada por el cerebro de gente ob_sedrda nor fiantbrcs del siglo pasado. De estos volterianos tras_nochrJus se dijo... iOh, que no se dijol Se dijeron muchas co_sas con ntuch¿ razón. pero, nada de lo que se di.jo intportabagran cosa. La comezón del quinto año estaba ahi. ya l-a genteno se scntaba nras en los calés a escuchar el análisis Je laúltinra coyuntura, de las nuevas contradicciones entre loi ofi_

116

Page 136: Epoca de Descubrimientos

, rirl(s y los soldados, entre la Marina y el Ejórcito, entre ell¡r'r'cito y la Aviación, entre Carabineros y las Fuerzas Arma-,t,r,,: y¿ nadie más creía en la confabulación de los generales

t,r)tlrcsistas, el colapso de la linea económica, el bloqueo dell , ¡n(lo Monetario Intemacional, el punch mortifero del Carde-rr,rl. dc Eduardo Frei, del general Leigh o el mismo Jimmy( .rrtcr. Ya ni los tontos volvian de las discusiones políticasrr,¡¡ic¡d6 a asegurarse de que las maletas estaban bien cerradasr lon todas las cosas dentro. Ya nadie sintonizaba "Radiol\t()scú" contando el dinero para el pasaje. Los politicos yirrurrlos medios de Allende envejecían, enfermaban, se dedica-I'rrr a los negocios. Los más jóvenes andaban doctorándose,t,r'rrs¿ndo en hacer sus arnas en Angola, Mozambique, o en.rl1,irn país centroamericano. los trabajadores, para horror deIt,\ comisarios, se estaban aburguesando como trabajadores',rrr'cos. Departamento alfombrado, televisión en colores, telé-l,rrro, refrigerador, coche de cuatro puertas, cuenta en el banco,rrclLciones en España. En las conversaciones de sobremesa, enlrrs liestas de cumpleaños, en las invitaciones a cenar los vier-rrcs. en todas partes surgian preguntas sobre adquisición de¡'ro¡riedades, de acciones, bonos estatales. Hasta había consul-t rs sobre jubilación. Lo sorprendente era que todos estaban alt:Irto, aunque comenzaban posando de ignorantes de las distin-Lrs cspecies de jubilación, sobre cómo habia que hacer para te-rcr la fórtidspensior, muy investigada por todos porque es ju-lrilación antes del tiempo en que normalmente se jubila. Los, onrisarios se miraban. ¿Estaban pensando todos en jubilarseln Suecia?

l:n fin, asi estaban las cosas. Lo que pasaba -insistía

JuanLrlrrardo que seguía en sus siete- era más que simple: habiantrirnscurrido cinco anos de exilio.

"Se llama la comezón del quinto año. No cuesta descubrir,.os efectos. [¡ único que hay que hacer es sumar cinco años.Si una pareja llegó con su niño de un año, a los cinco años el, hico es sueco. Entonces, icomezón! Pero si el niño tenia dos,rrcs, cuatro años, es lo mismo. A los cinco años transcurridos,isueco! ¿Y qué me dicen si la pareja trajo una hija de trecerros? A los cinco años la hija parirá un suequito. rY qué me,licen si trajeron a sus padres, digamos, de 60 años? Bueno, a

Page 137: Epoca de Descubrimientos

Ios cinco años los padres están en un cementerio sueco. No haypor donde escapar. Después de cinco años. icomezón!"

Humbeno saltaba indignado."iQué tonterias dices! iEl exilio es un mito!,'"Pero, isi es lo mismo!"t,Córro que lo mismo?""Te tonró cinco años darte cuenta.""Darme cuenta ide qué?""De eso, que el exilio es un mito.""iQue... cQue me... iBah, tonterias! No porque me haya to_

nrado cinco años deja de ser un mito desde io pá.tiaa..." "

Juan llduardo se encogia de hombros. Zeué ganaba con dis_cutir? También eso le tomó cinco años. Deipuéi de estar cincoaños discutiendo con los comisarios Ilegó a la conclusión deque no saca nada con discutir. Durante cinco años estu\/ierondemostrándole todos los dias que al dia siguiente reventabaPinochet. Lo único irrefutable son los cerdós que ha despan-zurrado durante esos cinco años. La destrucción de su familia,ieso es real! Su hija, cada vez más distante, más extraña. ¿Noserá eso el exilio? Que su mujer ya no es más lo que fue, quesu peq_ueña se evaporó, se hizo nada, Ia volatilizaron las brujasescandinavas. iSerá eso el exilio? áCómo fue esa frase queescuchó de Marina? úO fue de Jorge? Ellos huyeron de Argen_tina a Israel. Mataban en las calles de Buenos Áires. prendia elnazismo; y con el nazismo el antisemitismo. Los judios deizquierda hacian cola en las agencias aéreas. [a gente pasandopor la acera se reia y amenazaba: iViene el crico, uiene IaGestapo! iMira, todavía no se han puesto Ia estrella amarilla!Pero tenian Israel para ampararse. Sólo que también pasabancosas en Israel. No se necesitaban cinco años para que pasaran.Apenas llegados a Israel, Ios perseguidos poi Via"ia, lt Árn,nargentino, comenzaban a sentir la comejón. Ahi entraba lafr¿se de Marina Poilak que se habia quedado muy grabaáa enlr mente de Juan Eduardo: "Las familias latinoamericanas queIiegan a las granjas colectivas se disuelven como sal en agua".iQué cierto era en Suecia también! Si no fuera cierto úd1ndeestaba entonces su mujer, tan amante en sus brazos en lasnoches del Parque Forestal? iDónde, estaba su hija? ZSeria,entonces, eso el exilio? iUna pena peor que la óárcel o lamuerte? Sacarlo a uno de su mundo para úisolverlo en otro

Page 138: Epoca de Descubrimientos

,, r() sal en agua. ¿Sería asi de complicado, de metafisico el

' \rlro o era esta confusión un caso más de esos enredos con

t1r( se entretenian los brujos de las ciencias ocultas con cargorl l)¡1'supuesto sueco de investigación?

ll rrccidente automovilistico de los Martínez, del que Alberto..rlrir ileso, pero que dejó a Eliana por meses en la Sección del.lcrrlología del Hospital de Lund, se grabó en todos como un,llo cle esos tiempos en que Humberto Henríquez descubria el

, rrlio y junto con Lars Mossberg sembraban el desconcieño en

Lr tolonia. Ismael, con nuevas directivas de Berlín, seguia,,'ntrndo sus corderos en Barcelona, aunque suspicaz. Ni Car-rr, rr era de fiar a estas alturas. Además, faltaban el arma y el

t,r\rrporte. El problema grande era otro, Birgitta y su hija. El.rrrr de permiso maternal lo pasaba Birgitta en casa de sus pa-

,lrt's, en Norrtálje al norte de Estocolmo. Ismael la visitaba to-, l,,s los fines de semana y soñaba cada vez más con Birgitta yLr ¡requeña que no tenia nombre todavia. Algunas noches ibar irriando a Barcelona a liquidar al canalla y se enoontraba sin' rbcr cómo en Norrtálie. Un domingo en los comienzos de esa

t,rinlavera, estando con la pequeña en brazos, mientras viaja-l,rur en barco por los canales de Norrtálje, vino Birgitta desdelrr cafetería y por largos segundos estuvo mirándolo.

''Sc llamará Mónica... iTe parece?"Iiue en la época del accidente de los Martínez también, cuan-

,Ir .lu¿Ln Eduardo contra toda expectativa y hasta escandalizan-rlo a muchos formó parej a con una enfermera polaca que huyó,lc Gdansk donde la buscaba la policía para aplicarle las mis-nrirs tratativas de Pinochet. en los meses más turbios del año()(). Los comisarios políticos, en especial las comisarias, esta-l,lrn felices con la "caída" de Juan Eduardo en brazos de una''gusana polaca" "iAhí tienen! ¿Qué más prueba quieren?",,lccían con regocijo las comisarias. "Dios los cria y el diablolos junta". Pero muchos se resentian de estas habladurias, por-

Page 139: Epoca de Descubrimientos

que la polaca era buenamoza, muy seria de conducta y dulce delrato. Justo al reves de muchas comisarias.

[¿ otra novedad de esos dias tan malos para Eliana, se referíaa Jorge y Marina. El cordobés se habia marchado a Estocolmoy no volvía. Cuando le preguntaban por é1, Marina se encogiade hombros y la genre no sabia qué pensar.

La noche del accidente automovilístico habían advertido en elboletín del tiempo: bruma espesa, pavimento resbaladizo. Al-berto y Eliana volvían de Dinamarca. Habian cruzado el óre-sund en la tarde llevando a un camarada trotskista que vino averlos desde Inglaterra y que seguía rumbo a Roma después dedos días de sumo desencanto en Lund. No eran los mismos quehabia tratado en Argentina estos amigos. Eliana se habia vueitomedio hippie. Estaba más hermosa, cierto, más hermosa y másjoven que en su recuerdo de los tiempos del refugio en BuenosAires. Le caía una negra cabellera ahora rizada sobre loshombros y miraba y se movia que daban deseos de estrecharlapor la cintura y bailar con ella hasta rodar por el suelo. peroeso no tenía nada que ver con la conciencia de clase ni con larevolución permanente. ZY de Alberto, qué habia sido de Al-berto? El Volvo que tenia era como para quedarse pensando.Vestía como play boy y decía que había dejado atnís ,'la

etapadel marxismo ordinario". iAsi mismo! Hasta le había cambiaáoel acento del castellano.

"iHombre, el mundo avanza! iY cómo y con qué velocidad!Las grandes cuestiones del momento tienen que ver con losimpactos ecológicos de las transnacionales. iLos impactos eco-lógicos! Las contradicciones del modo transnacional de pro-ducción, ¡ahí tienes las contradicciones que cuentan! y cquiénlas agita? EI green movement, no el proletariado. El proieta-riado, mi amigo, el proletariado se va transformando en unanueva clase: la de desempleados etemos que atiende el serviciosocial. iVamos hacia la automación! iAdiós al proletariado!"

El camarada trotskista pasó inmediatamentá a la lucha declases, los oropeles engañosos del mundo burgués, el pseudo-proletariado sueco, apoltronado y decadente. Al seguñdo diadió un último vistazo al confortable departamento de los Mar_tínez, movió la cabeza y cogió su valija.

Tan pronto como se sacaron de encima al camarada trotskistaen Copenhague volvieron Eliana y Alberto a un asunto domés_

Page 140: Epoca de Descubrimientos

llL¡r (lue habia quedado suspendido durante esos dos días derrt)rskisnlo versus ecologismo. El asunto era doña Blanca, 1a

'rr, 1,,ra de Eliana. óTenia que seguir viviendo con ellos? Lalr,rrllc de Eliana no habia demorado un par de meses en formarrr( n(Lr aparte. cPor qué entonces no la madre de Alberto? Al-l,r'rlr insistía en que no era lo mismo. En primer lugar, era larrrrtTc de Eliana quien había querido llevar su vida indepen-

'lrr.rrtL' Nadie la habia echado de la casa. I-a discusión fue re-rr,rnlndo su tono y vehemencia en el coche. Siguió como si

rr,r,lrr en los comedores del ferry, entre Copenhague y Malmó,llr'¡'rrndo a veces a tal violencia y griterio que se volvian a mi-r r no sólo los silenciosos jubilados que acarreaban diariamente',r,' scis botellas de cerveza danesa de pasable grado alcohólicor lilrrc de impuesto sueco, sino hasta los corpulentos y ceñudos¡,ülrii)neros que regresaban del continente y se apiñaban en sus

r1n(ones reservados. Cuando, dejando atrás los trámites de a-

,lrrrna y los canales todavía helados de Malmó, tomaron por finlir rutopista hacia Lund, ninguno de los dos había cedido un, ( nt¡métro de terreno. Alberto, que ya estaba considerando lar,lclr de irse con su madre a un departamento y que Eliana se

lor'ra a la punta del cerro, tenía que adivinar el camino bajorrlr bruma cada vez más espesa. Eliana seguía con la candinga',in irnportarle un bledo del camino. No iba a tolerar, no iba aIolcrar la infuencia nefasta, si nefasta de esa señora olor a in-r ionso.

illabÍa perdido los estribos Eliana! Alberto se aferraba a los,,uyos apretando los puños sobre el volante. No veia nada, ni

¡ror dentro ni por fuera. Eliana siempre temió la influencia que

t)rdiera tener su madre sobre sus hijos. Pero no había sido asi.I r amenaza vino de otra parte y como caida de las nubes.Ilrbia aparecido esta vieja santurrona que con sus patrañas de

lrr histoiia sagrada y sus rituales cavernarios se adueñaba de

tod¿ la autoridad sobre sus hijos. iNo, esto no lo iba a tolerar!"iEs una vieja beata y una hipócrita! Está estropeando a mis

lri jos. Me revienta y no la aguanto más. O la sacas por tut Lrcnta de la casa o... o voy a la policía para que la saquen a laIrrcrza.,."

Alberto no estaba seguro de haber sentido el golpe. Era como.,i el coche hubiera alzado el vuelo. No recuerda casi los deta-llcs del accidente mismo. Los gritos y amenazas de Eliana eso

Page 141: Epoca de Descubrimientos

,,r lrr r1.1 ¡¡1.¡ii¡¡ claramente. Se ve casi como si lo hubieran fil-rrrrrrlo Alcrrado al volante, tratando de ver el camino, mor_,lrL.lrtLrsc los iabios. Si tiene tanto que reprocharle a mi madre,,.¡ror qué no se va con cama y petates dónde Ia sraya? jEsa si(¡uc.cs una vieja hipócrital Viene con risitas a tomar el té, a¡redir que le traduzcan los comunicados del servicio so;ial, elbunco, la oficina de.¡mpuestos, de seguros, y A"rpre, ,ut" adenrgrarme por todt la colonia: que malversé fondoi, que teniaun deposito de armas. que nego¿ié mi libertad con'la ótNe."ue donde ha sacado todas esras calumnias? iVieje intriganre!ilntrigante, .codiciosa, materialistal ¡Maldira uíelui Ll qu.busca es indisponerme con Eliana, llevársela u Ct,il"

"on ,u,

n ieto s.Si le hubieran dicho que volcó el coche por evitar la camio_

neta al e¡trar en la rotonda, se_ hubiera qujdudo con esa expli_cación. Con ésa como con cualquier otra, porque no r."oidobunada. .Sólo el juego fanrástico <le luces cuando el coillé satiOvolan_do. Dos dias después, cuando fue a declarar anie-una oti_cial de policía que hablaba un inglés igual al de la -rrr-J" ,u,años de liceo, se vio abordado por media docena de expenosque le hacían preguntas técniccs sobre el coche, la visiU¡'iiOaC,su estado psiquico, sus percepciones antes, durante y despues,pero especialmente sobre sus reacciones motoras. parecíá queel grupo de inquisidores viniera saliendo ¿. u.ro

"iár"'ioUr.accidentes en la carretera y entrando al laboratorio. lu t.onoque manejaban la_tenlan por firme: el coche que lo habiachocado por atrás lleVaba una velocidad que en el momento dela colisión doblaba la suya. El conductor -un oUoluáo ,u."osegún supo Alberto al dia siguiente leyenclo el diarió en el nallde neurocirugía- murió en"el u.to. S,

"rp"i" qr.

"iir"" "rgunas horas. inconsciente y que seguia en obseivación en lamrsma secclon en que se encontraba Eliana, corroboró despuésde..algunos dias las anticipaciones de la policia.. "No se veía nada, nada. De pronto, había un coche delante

de nosotros."Albeno iba de una enfermera a otra por el hall, por Ios prsi-

llos y oficina de Neurocirugla. De loi medicos ni-¡ut,iu'unoque asomara las narices. Hasta de los enfermos que rodabansus.siilas o caminaban pálidos conduciendo un atril rodanü conel depósito de suero y |os tubos insertos en sm br-oi y qu"

112

Page 142: Epoca de Descubrimientos

l, r¡rrllrr.r y subían enormes ascensores comprando sus diarios,r, \r\llrs, cigarrillos en el café del primer piso o eligiendo sus

lrl,ros cíl la biblioteca, trataba Alberto de obtener alguna infor-lr,rr ion. alguna seña sobre el estado de Eliana. No se iba a,,r l()nrar con las frases escuetas, que repetía la recepcionista, r cl lrall de Neurocirugía. Eliana seguía semiconsciente en la',,rlrr dc atención especiai. Todos escuchaban con simpatía las

l ,r( ¡luntas de Alberto pero nadie rompia un límite que casi se

r,,rrrba. El médico jefe dijo su palabra: estado de seria grave-,l,rrt, sin nada que anticipar. Sólo esperar.

l)oña Blanca Valdés contactó un sacerdote católico tan pron-t,, Ilrgó a Lund. Asistia a misa en su capilla todos los domin-¡,,,s con Florence y Ariel. No le iba a pasar por la cabeza a do-

ur Illanca que la manera de pensar de Eliana y Alberto fuera a

irrtcr[crir con la educación católica de los pequeños' El cural;rlsro¡ -¡¡ sueco cuarentón de un nretro ochenta, semicalvo,,rtos azules, juguetones y radiantes- estaba encantado con lalllgada de doña Blanca. Mujeres asi, abuelas que vinieran a

rL'tnrplazar a unos padres que no habian llegado a crecer para,,r'rlo. eso necesitaban las colonias latinoamericanas. Toda esta

I'rcy era católica. Las cosas que estaban ocurriendo en Latino-,rrórica desde que la Iglesia comenzó a tomar en sus manos la, irusa de los menesterosos mostraba que se trataba de pueblosr rrtolicos, católicos hasta los tuétanos del alma. Muchos lo eran.,in saberlo. Millones y millones de católicos que no conoclan,,u propia condición. Era el caso de los rebaños sin pastor dis-

I'rrsos en el exilio. Hacian falta pastores. Hacían falta tambiénrrrrjeres firmes en la fe, constantes en el ritual. Como donalllanca. iQué beata extraordinarial

iQué oasis de vida espiritual la humilde pero luminosa capilla,lcl cura Larsson! Con otras mujeres se reunían alli los sábados.llabía dos damas suecas, refinadas, delicadas, como para re-trltarlas al óleo; una española sevillana, gruesa, metida en raso

rrcgro, de hablar sabroso y maja todavia; dos chilenas que po-(lrian estar en la cocina de doña Blanca en Saritiago. Chata, re-rlonda y casi negra una, huesuda, espigada y abrujada la otra.l'0ro, notaba doña Blanca, durante años de contacto con la vidasueca, estas mujeres del pueblo se veian rejuvenecidas, hastarcfinadas. Como si las dos damas suecas fueran sus prototipos.Vcstían muy bien y conversaban sin tropiezos sobre los temas

143

Page 143: Epoca de Descubrimientos

del dia. l,Qué diferencia habia ya entre ellas y doña Blanca?Ninguna. Venian _¡óvenes también, que conversaban y jugaban¡ror horas con Florence y Ariel mientras las damas iepaiabanropas acarreadas en sacos plásticos a la capilla por dónantcssiempre sonrientes. Doña BIanca de-jaba de coser, miraba comoen sueños. El cura Larsson se sentaba, cogia una guitarra y conuna voz alta, increible. cantaba las más hermosas canciun.,iatinoarnericanas. Doña Blanca enroiecia. Como José Muiica elpJdre Lirrs\on. ; F \tos suecüs:

Juramé que aunque pase mucho tiempopensarás en el montentoen que yo te (onoci...

Pcro, ahora no había lugar para kaflé pttus. Con Eliana enestado comatoso en el hospital doña BIanca comcnzó a apare,cer por la capilla a horas inusitadas. En las mañanas. en lastardes, hasta en la noche. Habia mucha angustia en el corazonde doña Blanca. El cura Larsson que se enteró del accidente deEliana a las pocas horas escuchando las noticias de la mañana.venia de vez en cuando a arrodillarse junto a doña BIanca queconcenrrabl todo \u fer\or en lr Madre de los Cielos.

"iSálvala, Señora de los Desamparados, sálvala para sus hi_jos y para su esposol"

El cura Larsson la secundaba ante la efigie de la VirgenMaria en un español de acento centroamericáno. Habia hcchosus primeras armas en El Salvador y hacia mucho tiempo yaque habia perdido la cuenta de los viejos, niños, mujóres yguerrilleros baleados que murieron en sus brazos. Los ciínlenesde los hacendados salvadoreños y sus escuadrones de la mueneno demoraron en empujarlo a la teología de la liberación. Sinteologia de la liberación hubiera terminado quizás de espaldasal sol en un barranco, como Guevara o Torres. cadáver cubier-to de moscas, metralleta en mano. Habia vuelto a Suecia paraactivar la ayuda a sus pobres indios salvadoreños, pero tambiénpara reemplazar al cura Peter Haldén que tenia los indios suvosabandonados en Ecuador y que le habia escrito sobre las coio-nias latinoamericanas en el sur de Suecia. El cuidado evangé_lico debia llegar a todos los rincones. l,No era el caso de esa

Page 144: Epoca de Descubrimientos

t,r)[)re madre, Eliana, luchando entre la vida y la muefte alla en,l hospital?

"l)ios es infinito en su misericordia y pródigo en sus gracias,,lona Blanca. El corazón de las madres dolientes es primero encl corazón de la madre del crucificado, nuestro Señor."

l)oña Blanca salió de la capilla suspirando, pero llena de es-

t)cranza. Con Eliana en el hospital y Alberto sin poder sepa-rrrse de su lado, tenia que encargarse de todo. Del aseo y el,icsayuno de los niños por la mañana; de las compras y la co-rrida; de los niños otra vez, por la tarde. iCuántas cosas quellrcer en la jomada! ¿De dónde le nacian fuerzas para sobrelle-vlrr tanto trabajo? il-a Virgen se las daba! Los huesos y losnrusculos comenzaron a dolerle agudamente a los pocos días dellcgar a esta ciudad tan fría y húmeda. Pero ya no le dolían. Derrn dia para otro se fueron los dolores, gracias a la Virgen.

Doña Blanca subió por Sódergatan hacia la Stortorge¡. A es-(rrs alturas, le sobraba su sueco elemental para saber que 'Só-Llcrgatan" significa "calle del sur" y que'Sforfo¡ge¡" es comorlccir en español "plaza mayor". Pero caminaba agachada, te-nrerosa, eludiendo hasta el encuentro de las miradas de esosscres extraños que no parecían hablar sino mascullar. áApren-rleria a comunicarse alguna vez con ellos en esa lengua impo-sible? El padre Larsson le decia que con paciencia si. Todo eracuestión de ejercicio le decia el padre larsson que le había ob-sequiado una libreta de bolsillo para que fuera formando ellarnisma su pequeño diccionario. Le enseñaba a hacer juego de¡ralabras para recordar.

"Pescado es 1,ísk, pecado es synd;el pecado del pescado esliskens synd. óCómo es el pescado del pecado?"

Doña Blanca se quedaba mirándolo, la mano sobre la boca.IJI padre Larsson abría redondos sus ojos azules, como pesca-do.

"Masa es deg, mesa es bord, misa es mássa, moza es flick4musa es rlusa. iMasa, mesa, misa, moza, musal"

Aunque no hacía frío de acuerdo al termómetro sueco, helabapara doña Blanca que iba enfundada en botas y abrigo negros.Una bufanda también oscura le daba dos vueltas al cuello hastalas orejas. los que pasaban la miraban incrédulos. óEn un diaasi tan arropada? iSerá una beduina? Y era cierto: si se hubieraquitado el gorro de piel que le compró su Alberto y echado la

Page 145: Epoca de Descubrimientos

bufanda sobre el pelo pasaría por una de esas mujeres del Me-dio Oriente que abundaban en ese barrio tan extraño en que v¡.v ia.

Se detuvo.junto al farol,candelabro que se alza al centro de laStortorget. Tenia que llamar al hospital, preguntar por el estadode Eliana. iCómo comunicarse? En la casa se le ponian los pe-los de punta cuando sonaba el teléfono. En medio de Ia plazaMayor mira en torno doña Blanca. Ese que está sentado ahi,¿será árabe o latinoamericano, persa o chillanejo? Le han di-cho que hay un café por allí donde se reúnen los chilenos. ¿Será ése de enfrente?

Doña Blar.rca se acercó a una de las entradas del café. Habi¿mucho ruido adentro. Si, hablaban español en las mesas de laentrada. Una docena o más de hombres jóvenes fumando v be-biendo cerveza. Iba a cruzar la puerta cuando s¡ntio qr. ia to-caban del brazo. iAve Maria Purisima! i Lo que más temía! Unenorme vikingo de piel virulenta, ojos azul-vidriosos. cabelleracn greñas, estaba agachado casi encima de ella diciéndole...iqué, Señora de los Cielos, qué? Alargaba una mano enornrc ysucia el vikingo en la que habia algunas monedas y un billetede diez coronas. f)oña Blanca, aterrada, iba con los ojos desdeel dinero sobre la palma a una sirena de cola azul y abultadospechos que parecia sonreirle desde el antehrazo del gigante clueladraba ahora. iQué quiere, Dios mío, qué quiere? ZSerá di-nero? Pero, isi en Suecia no hay mendigos! Un tufo de alcoholterminó por imponerse en el caos que hervía en la cabeza dedoña Blanca. iPadre Larsson, padre Larsson! Masa. mesa. mi,sa... iA éste sí que no le entiendo nada! El enorme vikingo vi-rulento, tatuado, alcoholizado, tenía sus intuiciones de últimornomento y seguro que habia sido marino.

"Tú, tú hablar español. iBuenos días! iMuchas gracias! Túdarme idiez coronas ! iOlé?"

Doña Blanca sintió que se iba a desmayar. áCómo no venianadie en su auxilio? En pleno día, en plena Stortorget. El vi-kingo la apretaba fuerte. Sería capaz de triturarla entera consólo una de sus manazas. Insistia. La sacudía. Se le iban las i-deas con las boqueadas alcohólicas que soltaba. por fin la em-pujó lej os.

"Fy fan! Djávla zigenerska!" itJn cuemo, gitana de los re-diablos !

146

Page 146: Epoca de Descubrimientos

l),)nil Blanca no fue a dar con la cabeza en los adoquines de

t.t \rt,rtorget gracias a uno que talia en ese momento del'cale r

, '. 1', ¡noiÁ tiferalmente al vu;lo Se produjo un cambio de

:lli,,";i,.:""";;;';; ';i;;;;'l ei rikingo que 'e rue '91liql."d"l; ,,;:;'-;; ;ü;¿¡tes iEn que lengua estaban consolandor3 l' ' 'il; ü.rrq;e '.onruelos t'un' uur'"qut parecla que estab¡ ll-

,lr :r r,l, r los. r^, ^^r.1 ¡t onducida a la primera mesa a la entrada del café' doña

liliurca estaba bebiendo un 'oiUo

de agua entre hombres mele-

li'illl:, b"i;ffi;-ián puntuton"t estrechos v casacas de' cuero'

,l'rlrn negros, o sólo le potttiun Átg'ot "n

una cludad llena de

,,, ,'i,",'""--úi"l iHablaran espanol?-iNo ladrarten le:l,:q^ti" "l',it:',,l"ri Ño t"niu idea doña Blanca de hs arenas que prsaba'

:i,r*ür.i iton ustedes latinoamericanos?"ll;,;.l t;;;;;* lleno de reverencias ojos muy abiertos' mo-

, ;,, i.';;"';;á;; q t3" " l' "ffi, [:li: l.]T :, ;liJ:l::' #;:llrt)\. Pero vest¡a como Sl (

ltl. )cJ no ibl a decrr que se encontraba ante un caballerol pe-

r,,. tlrnlpoco ílnte un roto'-. irn qu¿ puedo servirla' señora?"

l;"t'i.;;;;;;;"i,' el hospital por el estado de una persona

',t:;;. M; ;úe mucho Péro' mi sueco "':liÑ"tit"u" *'ás ! ivenga conmigo por aqui! Al fondo hav un

t,lr:lono Público."Ya no le cabian dudas a doña Blanca' No sólo se trataba de

rrn chileno, sino de un s¿l¿llero'':';'"t lo"i i."so el número Se trcta de mi nuera Sufrio un

:rct:ldente en la carretera nut" unot dias Está de cuidado en la

Sccción de Neurocirugia'"l.sa noche, el comisario socialista le daba las últimas noti-

, irrs a su compañera."Parece que la cosa es seria' Sigue como al comienzo "

147

Page 147: Epoca de Descubrimientos

-23-iVlrr¡ irra tiene tiempo de venir a olvidar sus penas junto a Elianat'n cl hospital. Después de un par de semanas, Eliana está re_cotrrándose, aunque siente todavia dolores agudísimos en elcuello y la cara. No los puede soportar sin drogas. Eliana sequeda dormida mientras Marina le habla, vuelvi a despertar,mira a la cordobesa como preguntándose iqué cosa es ésla?, lare_conoce por fin, sonríe, y vuelve a dormirse. Velando junto aEliana, Marina rumia sus pesares. Le vienen impulsos áe me_terse en la cama de su amiga, drogarse como ella y quedarsedormida en sus brazos. Mientras Eliana sonríe, soñándó quizásqué aventuras, Marina viaja en tren expreso a Estocolmo. Co-rre por los andenes de la estación jadeando desconsolada labuenamoza Marina. Observa el rostro, contrayéndose a ratos,de_su pobre amiga. iNo, no viaja en tren! Mejoi viaja en avión.Sólo toma tres cuartos de hora el avión de Lund á la capital.Eliana suspira y contrae la frente. Marina baja en Arlánda,corre a tomar un taxi que la lleva al hotel de refugiados. Elianase vuelve, se queda mirando el aire como si fueia una pared.No, no va al hotel de refugiados. Va directamente al departa-mento de esa sueca que le roba su Jorge como si fuera un obje_to sexual. ¡Pobrecita Elianal stackars dul Estas suecas! iEstosmitos escandinavos! ,Slacka¡s Eliana, duerme encanto. Rubias,racionales, monumentales. iDuerme, duerme, kára du! iMari_na está contigo! Devuélveme a mi Jorge, Britt, Lena, Ulla, E_va, Lea o como sea que te llames, diablo de ojos azules! iEstascosas no se hacen! Así, así, duerme, encanto, duerme. El amorno es una receta de cocina! El amor es... iOh, maldito practi-cismo sueco! tVoy... voy a compartir a mi Jorge como si fuerauna torta? ZQuó se han creído? iDuerme, pobrecita, duerme!

A veces, cuando entra Marina por el pásillo central de Neu_rocirugia sonando sus tacones, cimbrando sus caderas, alboro_tando a los módicos y a los enfermos, escandalizando a la mi-tad de las.enfermeras porque la otra mitad mira al soslayo ycon regocijo a la morena linda, la está esperando una Eliana desorpresa que desde la carna le devuelve la mirada radiante. En-tonces, icómo ríen las dos, cómo se abrazan y acarician conojos que rebasan de lágrimas! Marina se olvida de todo, de to-

148

Page 148: Epoca de Descubrimientos

l,) nrcnos de su Eliana, y está peinándola, frotándole el busto, .n irgua aromática, pintandole los labios y las cejas.

l'('ro esta mañana es distinto. Las técnicas de examen de le-'.r,rncs al cerebro son en Lund tan avanzadas como las más,rrrrlzadas del mundo. La lesión se encuentra en la zona occi-

l,rtlrl, cn la base del cerebro. Como el choque fue por atrás y altrrr¡l velocidad la inercia produjo una seria dislocación entre la,.lrrnna y el cráneo. Hay un complejo de funciones afectadas,',r'rrsitivas en especial, y los médicos han decidido intervenir,,rll¡ ir el cráneo-

lrn casa de Alberto, mirando la televisión sin entender mucho¡,r'ro dando por seguro que hay convulsiones muy serias en Iránl cn Polonia, doña Blanca zurce los calcetines de Ariel suspi-rrrrclo. No se atreve a pensar lo que está pensando. En su es-

, ritorio. instalado en un rincón del living, Alberto traduce al',rrL'co el esquema que ha preparado. Su tesis de doctorado ver-',rr sobre la historia del monetarismo en Chile. Tampoco quiere

l,L'nsar lo que está pensando. Ha visto a algunos pacientes en

Ncurocirugía que convalecen de complicadas y largas inter-vtnciones al cerebro. De ninguno puede decir que, en esto o en

l{) otro, no sea ya un baldado para toda su vida. iQué será del.li:rna? Menos mal que están en Suecia, donde en caso de...l'r.ro, imejor no pensar!

lrl dia en que se ha decidido la fecha de la intervención qui-rrrlgica, vienen al hospital Alberto, Ismael, Juan Eduardo yI lrrmberto. Al llegar encuentran a doña Susana y Marina de-

l)lrrtiendo con Eliana. Doña Susana se pone de pie y toma su

lrolso. De pronto aparecen diligencias que debe hacer. Elianarro puede ocultar el efecto de la tensión creada por su madre,irunque parece más de parte de ella que de la pandilla. Son lasrliferencias con Alberto, su disputa a gritos por causa de doñalllonca en esa noche desgraciada del accidente, las que pesan

cn favor de doña Susana.Las relaciones de doña Susana con su... yemo no pueden

cnrpeorar más. Así lo ve también Alberto. A las calumnias que

lu madre de Eliana importó desde Chile se agregan las insinua-eiones que hace entre las mujeres de la colonia cada vez que

lrabla del accidente. l-o peor de todo es que Eliana parece darlerrliento con detalles ambiguos que le ha dado sobre la discusiónt¡ue sostenian en el momento del choque. Que las miradas ase-

149

Page 149: Epoca de Descubrimientos

sinas, que las antcnazas veladas, que su violencia en los últi-nros nrescs, sus frustraciones, su resentimiento. Cosas así diccl'.liana. ¡\lberto no ha hablado casi con eila del accidente. Noes(á en condiciones de resistir la memoria de algo asi ni dcaceptar Io que tiene que decirle. Es ¡odo lo contrario de lo qucanda insinuando su madre. Lo siente en el alnta. pero si suenanesas dos, ntadre e hija. que le van a engendrar un sentlmicntode culpa por las lesiones psiquicas acaso definitivas cie EIiana.sólo tiene que decirles que se equivocaron de cliente.

[-a madrc de Eliana se ha retirado casi sin decir palabra. I{abcsado con mucho calor a Eliana, también a Marina, y con unalria reverencia al resto y una sonrisa a Humberto ha salido alpasillo. Hurnberto, que la encuentra por printera vez despuesde nreses, oorre tras eila insistiendo en acompanarla hasia elilscensor. Estas cosas no tienen nada que ver con las idec¡lo-gías, ha dicho Huntberto cuando los del grupo han querido to-mar a broma su conducta ilena de reve¡encias para con donaSusana. Fue asi desde que la vio por prirnera vcz y así seguirasiendo mientras él se¿ Humberto Henriquez. Muchas veces,clona Susana se queda mirando a Humberto con ojos de liceanaintrigada. A todos estos... politicos los remite al mismo molde¿rchrsabido. Pero no a Humberto. Se lo dijo a Eliana en el ae-ropuerto, cuando HLrmbefto la saludó con una reverencia en esecnorme hall. tomando su valija de mano y escoltándola al co-, lr c.

"El es un caballero, basta una mirada."Pero un diablito le susurra a doña Susana que Humberto

siente atracción hacia ella. Y ella, ique siente hacia él? Hum-berto se desvivia atendiéndola en Ios primeros meses de su lle_gada. La acompañaba y ayudaba en las diligencias que habiaque haccr ante las autoridades. Oficiaba de intérprete para ella.lambién en ese primer tiempo, le mostró Lund, con gala dedetalles, sus parques y jardines bellisjrros, sus museos t pala_cios, sus iglesias y claustros. Juntos recorrieron Malmó. unpuerto escandinavo de altas y arcaicas fachadas de ladrillo rojocnlrentadas a muelles colmados de barcos venidos ¿de dóndi.de dónde? se preguntaba soñando doña Susana. Siguieron alsur: Trelleborg, Ystad, Falsterbo desde donde se dominan pai_sajes tristes, escuetos, que se confunden con los relievesescasos de las rocas hasta hundirse en el Báltico. Humberto la

r5c

Page 150: Epoca de Descubrimientos

,rvr¡dó con sus papeles en Ia policía, en el banco, en el consu-lrrto, en Inmigración. No es que doña Susana quiera estable-, r.Tse en Suecia. Pero, los papeles hay que arreglarlos. TienerrLgocios en Chile que mantener, cuentas que acleLrar, poderesr ¡ c conceder.

llumberto abrió todas las puertas para doña Susana hablando,o¡r funcionarios siempre eficientes, siempre sonrientes, en esa('\traña lengua que ella no entendería aunque naciera de nuevo.lluy cosas que doña Susana no podía entender. Derechos su-vos. sonreia Humberto, un sueldo mensual que recibiría sinIrrcer nada, dinero en cantidad que su marido en Chile no ganó

¡rnás, ni en sus mejores momentos. Humberto le exponÍa susrl.^rechos de asistencia social. Doña Susana escuchaba la pala-I'ra "derecho" y se quedaba mirándolo como Alicia en el paisrlc Ias maravillas, pero haciendo cálculos muy concretos.

''iDerechos? iMis derechos?"llumberto se extendía, experto historiador, sobre el sistema

rlc servicio social establecido en largas luchas desde comienzosrlc siglo por la social democracia, la máquina de guerra politicarnís grandiosa de toda Escandinavia. Doña Susana seguía sincntender. iEn qué país estaba? O había aqui un enorme gator'ncerrado o los tontos andaban sueltos. Para ella no había másley de la propiedad que la apropiación con las manos, ni másttcrecho que el derecho de los que tienen. áDerechos de los queno tienen? iCómo van a tener derechos los que no tienen?

"¡Qué gente! iEsta es una sociedad al revés! iCómo hacen

¡rara financiar estas... utopías?"Ahora está mirando a Humberto mientras espera el ascensor.

llrilla de nuevo en sus ojos negros la mirada de liceana intriga-rle. Un descaro entre coqueto y matemal que a su edad puede

l)ermitirse. iPor Dios, qué locuras le pasan por la cabezal"Cuánto hace ya que no nos vemos?""Seis meses, diría yo.""iSeis meses?.. ¿Cuánto tiempo llevo entonces en este país?""Le falta poco para el año, doña Susana.""iUn año! iUn año perdido..."Humberto se aproxima, quiere protestar, pero ha llegado el

üscensor."Bueno... iAdiós!... Y no sea tan ingrato...""ilngrato, yo!"

151

Page 151: Epoca de Descubrimientos

Sonrie picara doña Susana. Se ha puesto joven y buena mo-za. Como ocurre con toda las chilenas que vienen a Suecia.Ismael dice que se liberan, se saqan de encima toda beateria, eltabú sexual. Sin habla¡ del maóiismo. Marina tiene una expJi-cación todavia más sencilla. Se debe a que dejaron la cocina,dice. El maquillaje, la ropa, el nivel de vida las cambia ente-ras. Las mujeres latinoamericanas están metidas en Ia cocinacomo las mujeres rnusulmanas están ntetidas en el chal. Si sa-len de la cocina van a ser vistas. Entonces, ivaya, se vistenl Semaquillan, se adornan. Eso es todo. Lástima que la explicacionno vale para doña Susana que nunca estuvo en la cocina.Siempre estuvo afuera, activa entre Ia gente. por si no bastara,se rie de la beateria y Ias beatas. Su única excepción es doñaBlanca.

Doña Susan¿ es... Humberto no quiere entrar en profundida-des. Pero. iel ascensor se va!

"...cLe parece que esta tarde?"Siente una sacudida sexual, cuando doña Susana responde

con ojos brillantes, insinuantes, que dicen ipor fin!"r,Por qué no?"

-24 -tQue ies pasa a esos... cibeméticos de Berlin? ¿Estarán maienchufados? Ahora resulta que el canalla no está en Barcelona.l)e un día para otro, no está. rQuien nre mandó confiar encstos buenos para nada? iDónde habrá ido a nteterse csedesgraciado? iSeguro que Io espantaron los de Berlin! Lo únicoque les intporta es el dinero... ¿Será cierto que no está enBarcelona? ¿Y cómo verifico? Tendria que ir yo mismo. Encuatro dias voy y vuelvo. Este mismo fin de sentana podria ser.O el próximo... No, tendria que ser ahora que Birgittá se quedacon sus padres. Si no es cierto lo que dice Carmen, si elcanalla sigue en Barcelona, podria... iDe dónde saco un arma?Juan Eduardo ha dado a entender que entre sus compañeros detrabajo... iNo, eso nol Nada con suecos ni nada con Suecia.

ti.l

Page 152: Epoca de Descubrimientos

\,r rne compliqué bastante con Berlin! iY para qué?... iEsoslrr(nos para nada! Como si fuera poco, me vienen con el,rl)ilno... ZQué monos pinta el cubano?... Carmen lo conocia¡l( nrucho antes... iEsa Carmen! Carmen Mata Hari. Fumando,l,rrjrrrrdo la voz, indagando como si se tratara de los planos del,r tlcfensa de Estocolmo. Que si he oido de un cubano, uno,¡rrc vive en Malmó, que estudia isociología?, si, sociología enI rrnd, uno que anda con una sueca drogadicta. Si, ése es,

t,r(¡luntan por él en Berlin. iQué andan averiguando? Por las

t)rcguntas de Carmen parece que el hombre recibe encargos.Son las salidas y las llegadas del cubano las que les importan.,,Y qué voy a saber yo? iCómo quieren que averigüe? iQue le¡,rcgunte a él? Todos dicen que va y viene. De pronto se en-i ucntra en Paris, de pronto en Caracas, en Londres. iPor esosnrovimienlos pregunta Carmen? iTodo el mundo lo sabe! Car-rrrcn aspirando su Dunhill a la Marlen Dietrich. We want toLnr¡w... Parece que viaja por el extranjero con frecuencia. ¿A,krnde va? Hace una o dos semanas que regresó, Zde dónde?,,('uántos dias estuvo fuera? iSe puede averiguar? We want toknow. LY cómo voy a saber yo? iQuieren que le escriba unar'urta? iEstos tipos! Algo he oído. Caracas, Ciudad de Méjico.llay un par de amigos, hay esa sueca drogadicta que loirnportó. Andan siempre a los besitos y las patadas. Carmenirrició la encuesta vagamente, chupando su Dunhill. ¿Y si Iercgalo una boquilla de carey? We want to know. iEsta Carmen!Ioda de cuero negro y metida en sus botas. Terminó con unabocanada de Expreso Oriente y una pregunta a boca de jarro.r.Bstuvo Balaguer ausente de Suecia la segunda semana deMarzo? Mientras yo averiguo elios se comprometen a ubicarmerLl canalla. Que no me preocupe, ellos lo ubican. óPor quelcndría que creerles a estos irresponsables? ¡Patria o muerte!illijos de puta! iQuieren noticias de Balaguer? Conforme.I)ero, tres cosas en cambio. Me averiguan dónde está, mesuministran el arma y ime dejan obrar a mi antojo! iBasta deserrnones revolucionarios y hocicos comisarios!

Ismael se vuelve del lado de la ventana. óEs ése Júpiter?iCómo brilla en el cielo! A Mónica la entretenía nombrándolelas estrellas. iCuántas veces la aguardó en las noches junto alos eucaliptos más allá de los límites de la población! El cieloapiñado de estrellas estaba al alcance de la mano. Mónica se

151

Page 153: Epoca de Descubrimientos

acercaba sigilosa. Pantera negra entre los eucaliptos. Los pa-

dres dormian, los hermanos no estaban para vigilarla. Con los

camioneros en huelga y toda la ultraderecha al ataque no les

quedaba tiempo para la casa. Mónica escapaba por la ventana'i'Si la pillaran sus hermanos! il-a brisa de la noche de veranosubienáo por las faldas de la Cordillera! El a horcajadas sobre

un tronco de eucalipto caído a través del estero. Mónica en mi-

nifalda y blusa señtada delante. El busto trémulo, cálido de

Mónica entre su pecho y sus brazos. Toda Mónica suya, apun-

tando al cielo. ¿i ésa es Aldebarán? Sí. iY ésa Sirio? Si iQuégrandes sonl iCómo brillan! Una roja, la otra azul. iY-aquéllasáos? I¡s mellizos, Cástor y Pólux. ¿Cuál es Cástor? Tanto no

sé. Si Dios existe, no tenemos problemas. Pero Dios no existe,

sólo me tienes a mí... Ahora se cruza ese cubano. iQué diablosocurre? Quieren saber si estuvo fuera la semana... antepasada'

Quieren iaber dónde estuvo. iPuedo averiguarlo? Si, de mu-

"i.ro, ,llunatut. iAsí que el cubano! IJnos dicen iarranca, que la

CIA! otros icuidado, que la KGB! Ese salió a hacer algo iUncontrato, como en laC peliculas? ¿A eliminar a alguien? iAquién? iA dónde? áY si lo investigo entero? Por mi cuenta,para mi archivo personal. Esos de Berlín no me van a soltar

una. Tampoco Carmen Dietrich Mata Hari.Ismael éstá de espaldas. Alarga la diestra hacia el velador'

Tantea buscando los cigarrillos y el encendedor. iQué monospinta el cubano? Por descontado que es de Mi-ami.- Si no" '

iien" qre ser de Miami, pero, iqué monos pinta? Si ha estado

fuera de circulación todo este tiempo, hay que reconocer quc es

un profesional. iLas peleas que arma con los vikingos ultra-rreaccionarios en Malm6! Esos pegan fuerte, quiebran huesos,

te despachan en un muelle y vuelven al bar tragándose sus mo-

cos cómo si hubieran ido a orinar. No, la cabeza vendada del

cubano en la televisión no era ninguna faramalla con ketchup

Ni sus contiendas ideológicas tampoco. Conoce su Marx, co-

noce su Althusser. Está de vuelta de la problemática del mar-

xismo. No sólo de la problemática: se ríe y se sienta en la so-

lucionática. Se pasea óomo Pedro por su casa entre los baches

de la economia soviética, china, centroeuropea. iY esas dispu-tas con Torsten Adelsson! La verdad es que ninguno de ellosvuela a esas alturas. iCuánto dominio de estadísticas! Le cierrala boca a Torsten con las inversiones de las transnacionales

Page 154: Epoca de Descubrimientos

', ( rs cn Estaclos Unidos, las multinacionales suecas en'Ale-

,. ir'ilrñinlcionale: suec:ls en Sudufrica' en' Braqil' en

r',,rrlnl. Srca del Uotsirro oeil¡aleio la bal¡n^za de prgo dc

: '.1,

",,'f""-i'"l"nia.

de Suecia con Ia Unlon sovietic''^ct)n

t'i, ;,,;";;'b;ili,'con'ranzani'r' N¡rmibia' vietnanr' rara-

],',r.'r.li 'r.

i"istln Adels'on no sabe dónde meter5e 'El'cu-

, 'i il, 'i,,irü".t

t.*b"'deu ¿t'it't' uunto' desde el fondo de l:r

rlrr v el curso entero, se agacha sobre los pupitres para' que

' .,,, lihre la and:rnrda eurugu;i-tuntu rayos' chico' y sc le du

,rrr t.rrulo le ceramb¡ y zamba

'()ue tran[erencia de tecnálogra ni trans[erencie-9:.,tti- "t''''"fi:.i;;';;i;irl' J" ttuu'iJiesa es la transrerencil:' r-rrer

. r trlificada de rrabujo' intpoiieda-de Grecia' ltalir' Finlendie'

;"',',;'t".'i;;;; no .ititituau de trabajo imponada de Alr¡cr v

L,r roxmerica, exploración o*"iu'iu.ii" de irabejo en Ponugrl.

i ;,l:Jiii: i;A;i;,'.*pio*"i0" del me rcado automotri z am9l-

, irro. el mercado europeo' el mercado so'vietico" explotaclon

r.li';;;;.;á;';;ndirl áe u''u' J' todos los calibres v roda-

, s .. iv vacacion", dt'p"ti-Vicacione' servi<ias por los do'

; ', 'it.¿r';'i;t p-'rituti' de Espina' crecia' ltalia' Tunisia'

t l liandia.' Ustedes, ustedes '""Á;;i;*;; ;" le desarma el discurso con la rabia' pero se

''. u*ir.iott,.n se vuelve a agachar'' ::il.":;;ü;;

'uár e' "l

;;;;; á' ustedes con su socielis-

'',, i';;.i;d.;on lu t*protitián ¿tl *"ttudo-tnundial? iBrh'

.o es ninsun dilema nuevot ÉJ át áiltrnu de occidente' made

;;'' ;;;;?;;iJii"'* ¿t occidente en extracto' en'quintaesen-

l'i,:;"::; ;;;# ¡; ialea socialdemócrata U.stedes¡stan en-

r,.nnos de una hipocresla auu ii.pt., espiritualismo de dientes

iil]:i".:;;;;,i;iii'á ¿' diÉntes adentro ustedes,son ra en

!rtrnacion del idell grecocrisliano' una sociedad de' larlseos'

',;u';;:i¿¡;i'.;;iinÉuu¿',*i"no',Ld.,,'":**11""t,J';'",0o,Torsten Adelsson tlene als() uuc us!¡r' v\rv" r"- -

t,'i;';'i;; ¡'iiitli' t'n¿'u^"i' il u u" al preste que lo metio en

(5ta en la época de ta conr''maiiOn cuandb lo que el queria era

trasladarse a china v t*uiiui-tl habitat del ot9^l:111 No'

,"fü "u

,rr psiquiatia, no' mejor se toma unas vacacrones en

Mailorca. Tartamudea Torsten '":i'.;;-p.;';sted no. puede' no puede. decir eso Nosotros

hemos cons... nosotros nemos construido la mejor democracla'

155

Page 155: Epoca de Descubrimientos

hemos constru... Vea la dis... la distribución del ingreso, vellos servicios sociales. "

A Balaguer no lo va a traquetear un sueco con esas vainas,ch ico.

"Bah, el tigre cuando fueron los de la televisión a entrevis-tarlo dUo lo mismo. Vea como reparto el producto anual entremis tigrecitos. iPor partes iguales!"

Arranca carcajadas el cubano, arranca aplausos. Va de ungrupo a otro en el Café Universitario, en el Café de las Nacio-nes, en el Café del Sparta. Mete sus narices en las discusiones,sonríe, pasa a otro grupo. Husmea alli, sigue de largo. Loscapos intelectuales le tienen un miedo... A Foucault. a Derri-da, a Sartre, a Gluckmann. Ecco, Feyerabend los tiene en elbolsillo del chaleco. Si alguien menciona a popper, Wittgen-stein, Rosa Luxemburgo. el mulato Balaguer rie que no secontiene. "¡El paleolítico, chico, Ios fósiles. uf!" y corre algrupo que sigue tapándose las narices. Muchos dicen, iarranca.que la CIA! muchos, icuidado, que Ja KGB! áSerá por eso, porodio, por envidia? lsmael da la última pitada a su cigarrillosueco. iEnvidia? iQue por envidia manden <iesde Berljn ¿r

Carmen Mata Hari? Bueno, se han visto muertos ca¡gandoadobes, úno? iY si fuera de verdad que... iNo! iEsa si que se-ria buena! que el cubano no sólo se sonara ias narices con elDepartamento de Sociologia entero, sino que... sino que...icómo dice Juan Eduardo? iPuchitas!"

25-En la época del descubrimiento del exilio -que duró todo eltercer año de exilio de Ismael en Suecia- no sólo el exilio sedescubrió. Hubo muchos descubrimientos. para dar ejerrplos,se descubrieron: la crisis del marxismo, la radiación. Ias IslasBaleares, la aristocracia chilena. Humberto, que fuc uno de losgrandes descubridores y que escribia a Chile cartas donde refe-ria sus descubrimientos y los de Jorge, Marina, doña Blanca,Ismael y Juan Eduardo, tenia siempre mucho cuidado en insis-tir que no le tomaran los descubrimientos conto otras tantas i-

156

Page 156: Epoca de Descubrimientos

r.nlrs, porque eran genuinos descubrimientos, y que no consi-,l( rirran como cosa ridícula el descubrimiento de la crisis delnr;rrxismo

-para tomar este ejemplo aunque muchos decian

,l (' no era crisis sino otra cosa- por haberla descubierto otrosl rruchas décadas atrás, porque hay cosas que cada uno debe, ['scubrir por sí mismo y que si no las descubre él mismo im-l¡)rt¿ muy poco que las hayan descubierto otros. De estas lar-l,irs cartas, dicho sea al pasar, resultó otro descubrimiento,¡'orque Humberto ni acuse de recibo recibía y cuando le conta-l,rr de esta ausencia de cultura postal a l¿rs Mossberg, el gran,,ucco se ponía de pie y echaba a dar zancadas por su estudio-rrula dormitorio, viniendo por fin a parársele al frente cogién-,lolo de los hombros con la desesperación desbordándole sus,,ios azulvidriosos. iCómo era posible? iCómo podia Humber-t() cnviar esas cartas incendiarias, llenas de descubrimientos?scguro que Pinochet era el único que las leía y se las tendriaJlrrardadas en una caja de zapatos amarrada con cáñamo para( ogerlo, torturarlo y matarlo el dia que se apareciera por Chile.Asi haria Pinochet, como patriarca de García Márquez que era.

Juan Eduardo, que a veces, entre cerdo y cerdo, caía en el

rlcporte de las generalizaciones y los juegos de ideas que tantorllsgustaban a sus colegas suecos, decía que los descubrimien-los no eran más que otro sintoma de la comezón del quintolño. Para empezar, fue durante la comezón del quinto año que

rlescubrió dos pájaros de un tiro: a Rita, su decepción y a Son-ja, su polaca bielorusa católica. Y con Sonja, icuántas cosas

tiescubrió |

La crisis del marxismo se descubrió al comienzo de la época

de los descubrimientos. Las malas lenguas decían que los que

tlescubrieron la crisis del marxismo fueron los mismos que

ciescubrieron que si iban en sus coches a comprar los alimentosa Alemania ahorraban un sesenta por ciento. El whisky afueracostaba la cuarta parte y los cigarrillos la mitad' Este descu-brimiento, hay que reconocerlo, se hizo mucho antes. Se con-

taba que los brasileños y los uruguayos entraban el whisky porarrobas. Ellos mismos se jactaban. Lawhisky-teori de los uru-guayos era muy elegante. Según ella, los suecos en la aduanatrajinaban todo buscando drogas, no whisky. iQué iban a bus-

car whisky!"¡Entren todas las botellas que quieran! Los suecos y sus

perros están buscando cocaína, no alcohol."

157

Page 157: Epoca de Descubrimientos

A los chilenos les brillaban los ojos. pero no se atrevian. ^lo ntás, pasaban una botellita de contrabanclo.

Por toda Lund corria entre los latinoamericanos una historiatlc whisky y uruguayos. Tal como entre los turistas corría esaotra historia, la del rey sueco Karl XII que inauguró, a caballoia escalera de caracol que daba acceso alos claustros del anti_guo edificio de la universidad. Esta historia del rey Karl XII semezclaba siempre con Ias historias de uruguayos porque éstosdaban.con frecuencia la impresión de andaiba¡ndó y iubiendoa caballo por la escalera caracol de la burocraiia sueóa.

La historia del whisky era asi: un grupo de uruguavos se en_contró una noche, después de cruzar el óresund con el male_tero del Volvo lleno de botellas, con que lawhisky_teori teniasus límites. Como toda teoria. Era noche negra y fria. En laAduana un par de suecos gigantes los alumbrában en las carascon enormes lintemas. Una sueca, con el gorrito del uniformeladeado, les hacía con el indice señas de que fueran bajando.Los uruguayos no podian creer. jCómo! úDónde quédó lawhisky-teori ?

"iVamos, abriendo el maletero!"áA esto llaman Europa civilizada? iEsto es la Edad Media!"ZAbrir...el maletero?""Si, el maletero. "iComo si fueran delincuentes! iTal como suena!"iEsto es inaudito, otroligt, increiblel"Tampoco podian creer los guardas cuando se abrió el malete_

ro. Contaban y volvían a contar las botellas. Otrotigt! Se ayu-daban con los dedos. ¡Treinta y cuatro botellas áe whisiy.Lindas botellas de todas las marcas, Johnny Walker, LongJohn, Chivas Reagal, Grant.

"Ia, tja!"Los guardas suecos, sombras en la noche glacial no tenian

caras para vérselas. iQué estarian rumiando en silencio?jTreinta y cuatro botellasj úeué se han creído estos s/ar¡askallar? Los uruguayos murrnuraban entre sí dándose con loscodos. iCuidado! Cuando en la Aduana te toca un sueco fas_cista mejor amárrate los pantalones. Lo que es un decir v unat¡gura, porque lo que hay que hacer de verdad es bajárselos,agacharse y aguantar las inspecciones anales de los didos en-guantados, sadísticos. Un guarda saca el habla.

"Ustedes son cuatro. Sólo tienen derecho a cuatro botellas.,'

158

Page 158: Epoca de Descubrimientos

Lrr guarda sueca interrumpe tajante."¿,('uatro? iNinguna! Están en delito ln fraganti. iNinguna!"l.os uruguayos se miran. El más pequeño es al mismo tiempo

, l rlás audaz. il-a mejor defensa es el ataque! iQué se han cre-rrIr cstos megaterios antediluvianos, brutos sin civilización?rAl ataque! iGuerra psicológica! iNo olvidar la carencia vikin-ll clc imaginación! iNo olvidar el complejo vikingo de inferio-rrrlld! iAdler y a ellos! Aquí a este pedregal inmundo, ni losr()nrdnos se tomaron el trabajo de venir. Este país fue hechor on las piedras que le sobraron a Dios cuando creó el Everest.t rrando Miguel Angel pintaba la Capilla Sixtina estos bárbarosnrugrientos se despiojaban unos a otros y se comían los piojos.

"liste whisky es para una fiesta..."La vikinga casi se paró arriba del diminuto cabeza-negra." iPara qué!""Ett momenL lilla gumma, ett moment!"Que declarado en uruguayo es ¡Un momento, viejita, un mo-

rrento! Se trataba de una fiesta uruguaya, iu-ru-gua-yal iOye-rnn? En primer lugar, iba a haber mucha gente en la dichalie sta. iUn acontecimiento cultural! ¿Estamos? iKulturell! So'nlos uruguayos, no suecos. iEstamos? iQuieren impedir nues-trr fiesta kulturell2 áSaben, acaso, cuál es el destino de todo eltlinero que va a recolectarse en esa fiesta, con ese whisky?,',Saben lo que es una cárcel política? iSaben las atrocidadest¡ue están ocurriendo en las cárceles políticas de Uruguay?r,saben qué ocurre con los familiares de los presos politicos,las madres, las esposas, los pequenos, en la Suiza de Latino-rumérica? ZQuieren interferir, quieren obstruir? l,Quieren hacercl juego a los fascistas... uruguayos? Ustedes tienen su alko-hol-politik. Bien, nosotros respetamos su alkohol-politik. Pero,¿,tienen o no tienen ustedes una kulturell-politik ? Esta es unacuestión cllltural, capito 'l

Cuando el diminuto uruguayo terminó la sueca había desapa-recido. Los dos guardas cerraban la puerta del maletero dondehabían puesto tal como las encontraron las treinta y cuatro bo-tellas de whisky. Ni una para ellos se dejaron.

Pero, en fin, esta es pura habladuria. Exageración, segura-mente. Digamos, treinta botellas. Por lo demás, nada de estoviene al caso aquí, aunque tenga algo que ver con la época de

los descubrimientos, la época en que los disidentes socialistas

159

Page 159: Epoca de Descubrimientos

descubrian a Popper con su sociedad cerrada y los clisidentcscomunistas a LenÍn v la insurgencie lrm.rda; l'a apo*"a., quaJorge pollak, el corcjóbés mire j gaucho, .ii"ü i "j,i,, j.r*ur¡.i

vja Ataske tst¡ndia-Noruega lqui fue ro .riá-qu...rlgr]J or.un-canoo de Ia guerra de Vietnam el americano qüe Ie "suministrt!

los libros) le psicologia transaccional. que ire en.¡ rnirrnuuempo en que su herm¡no menor. Alejrndro. que se hrbia ca-s_ado en Estocolmo con una sueca empleada.en el iomisariat<lde refugiados de las Naciones Unldas, ¿escuüiiO, pár'_.Ola_cion de Ie dicha suecl

-que rl comienzo,.-qu.¿'oú, .¡rr"-uoro cuando te contaba sus torturas, moviendo la cabeza y!!1r1enao sin q.ue el supjem por qué__ a tos

"i"nt, ¿. iiil", ¿.cntnos escapados de Vietn¿tm flotando en barcos hacinados,muriendo ahogados, infectados o asesinados poipi.ului'.n lo,mares del sudeste asiático: tiempo en et cuat, laJmuieres oelpueblo chileno que se deslornaban limpianclo piiár' u-,e"s*1".u,en Jos prbellones ciel hospiral de Luná. ¿"r.,iUri.ro'n, -uá.rnu,

de la esclavitud y h servidumbre. .l p""Uio ¿. lri,.iu'"iJ.¡u,,unos negrito_s muy Iindos, espigadojy educados qr. i. ¿.rlontaban el doble. Rita, la ex_eipósa Oe luan gOuardo- ou. .*uuoun tjempo no muy largo poniéndole *l un.u .orno .lürrl,rruoecra a sus fxntcs¡as sexueles con un sueco peludo y chulo quele descubrio un masoquisrno que tenía y que se lo tiutaUu'"u_ot,

lu*lo.yn3 puta de Mclmó. hizo un descubrimienro hisrorico:oescuDrro ta tort¡dspensiol? que es jubilarse antes del tiempoestipulado. Juan Eduardo no hillaba'dónd. ..;;r;

"uunjo oiulcs que hecia-.Rim parr qlre tos meoicoi y i;; ;;j;rj;;, ,..mrnarsn por lin de ponerle el vislo bueno. que éra rna mrnerade dec.ir,_ porque se trataba de que le prriJiun

-"i "iri"'_ur",mala de la columna vertebral, rnilo d" io .intriu, _áiu"¿"r

",tómago, mala de ta cabeza. Cierro, n ran;aipiiiiitl 'ü i"ui*descubieno ya ios uruguayos. que prrecian mas propicios a la( omezon at l¡ro-'que a la "Comezón del quinto año.,. Se decla-y casi no es necesario cubrirse aqui de

'acusaciones -iiiustasp.orque ise dicen tantas cosas!_ qie habia ugrupu"loné, ¿"fortidpensionados.( los GPAT por Grupos ¿" p"n-rio'nuáo'.'nnt.,uc l rempo) consttlu¡das con sólidos estatutos, que la mavoriade los agraciados vivían en espana tománJo-.i JJ-, ,"'ii1"u-las pelotas en sus países de oiigen.o-o ri t;l ";r;;'";;; "."uno de los_ argumentos más sólidos que hacián q"i.,i", lár,"nían la imbecilidad estructural ¿" Ios ,ue"os,

'p.i" -i".ti¿, ""

160

Page 160: Epoca de Descubrimientos

,rtlrnrcnto poderoso en manos de grupos suecos que sin discu-rr¡ (lc n¡nguna manera la tesis de su imbecilidad estructural la

'.,1'r'irrian por el contrario gritando en sus mitines: ZSomos im-I', ( iles estructurales o vamos a sacar de aquí a patadas a todos

'.,tos sinvergüenzas?lr¡r fin, esto es aledaño y muy escabroso. Lo claro es que

Irrrlro muchos, muchos descubrimientos como consecuencia in-rrrlrliata del descubrimiento de la fórtidspensio¡. Esa fue la¡,rrrrdeza de Rita: quitó una enorrne mole de en medio causan-

'Ir ¡¡5i qus se precipitara un aluvión de descubrimientos quenrrtlic entendía cómo no se habían descubierto antes. Lo otrot,urrbién claro se refiere a la pensión que se consiguió para do-rrrr lllanca que es caso aparte y justificado, aunque hay que,ulnritir también en aras de la objetividad que no habia un fd¡-tttlspensionerad que no dijera de sí justamente eso, que su ca-',( ) cra aparte y justificado.

I'cro, importa mucho hacer aquí una distinción que Ismaellrrr el primero en ventilar en el Storkállare¡ en rueda de co-nrcntarios y cerveza. Se trata de la distinción entre descubrir y,lrscubrir. Descubrir es descubrir, como 10 sabe hacer cualquierlrijo de vecino. Pero descubrir... Lars Mossberg, Humbertollcnríquez y Ismael Zabala junto con alguno que otro comisariorrlcológico estaban de acuerdo en que descubrir es un acto derloble negación: consiste en negar y después volver a negar, talt tlmo hacen los cabros chicos. l-as cosas en un comienzo -enl()s tiempos, parece, del comunismo primitivo- estaban des-rubiertas (así, sin guión); poco a poco, nuestra desidia, nuestrotlcscuido, nuestra estupidez, las cubrió; finalmente, viene algúnllumberto y las descubre. Así descubrió Rita la fórtidspension.Y como se dijo, vino el aluvión de los descubrimientos. Porquettnla f6rlidspension se descubrieron las depresiones del exi-lio, las tensiones, las resquebrajaduras y colapsos del cultural.shock, las parálisis, durezas y calores psicosomáticos, las an-p,ustias y alergias del equinoccio nórdico o punto de no retorno,I tortura psicológica, la tortura cultural (los suecos comían lost)orotos con azúcar y del cilantro sólo empleaban la semilla), la(odura social (los suecos no saludaban, no reían, iban del tra-lrajo a la casa, de la casa al trabajo y los svartskallar no pare-cian existir para ellos o si existían no eran más que detalles enlas letrinas, en el lavaplatos o detrás de los carros de la basu-ra).

161

Page 161: Epoca de Descubrimientos

Lu r erd;rd. etr el óoo./?7 rltqrien er t" g,cln;;;;i;"1": l:', descubrinr ien tos Jorse. -cJe que ;r cl lo e.r¡r.. ;,,-'."- j:t'u" It crbezl. sin icjea ellul..rrode qu.e 1cl-to e.rr¡r ;,;;;";:' :. :-'.' crDezr. sin idea el mutrttncs rirñrdr- .x oll.,,¡,,,,",',']."^:lt^nlllt"l,. Isnr¡rel, si n perdcrlcSir tr¡n\üccionrl , Jur,,-;;;;::"' iu' erenlenlos de h psicolo-dijo. ie tjcscubri"-r"- rri""lJ',llo-

de\cubrirniento qr.. iuro ,.lrtslJ ltLrtcndo ¡. 1,, ",,^'-j.,",-ut,Los

Angeles e.condido en A-,Ltskr hLr¡ cnrlo ¿e i, guciñ"¡ l',,Lo5 Ang-eles e'condido en A-l/Jri,, donde se dier¡. ., ^^lt ^u'tt',rnt;

Es¡:rbrn en el Srcrkit-c'e, ticn)l\o: l;-.;1i,,.,, ;.:,:'l:t:t nruchos descubrimientos dcblllcnrs. t, gtou,,ti)rii,,i'njr,cronat la . omunlclción de Ilsh e n ü s rcri os .:.;;;;i:,: ;;, ilJl.::?l?,iJ;"t ni, ?1,; j", j

",,Tran....uccionell i ls ico l,

, 1"j:: ii ih:,:n:jl,xlti*: itjjxHijl ,;ix"j;,t;.,,"Lrs co.rr .r,,n ,,,j ;i','',;:r..''''1,

o']tl X\ I Gusrrv uuerro iLr.;o.u\'s prTsonir\. El sl5tcma psiquico consirtra cn-l l:r¡ trcs nt'r\onirs en unr...Juln Ftjulrrdo. .on ,, ooicio'.-t ¡ crrrbrr.,rz,,o,i,

""rLir" I i:rida.

dcl cielo' haccndoso. pre-,,es. rcnsioncs )-d;;;,.;;',;;".ji;,::.j:'l"d:",:grs rus .depresio-bu [eliz en a.*',i",npo.-e,oi\urdr\r us ta Iontd\l'ens¡on andJ-urro (.hitenilo_r).t".^ ,.^,-l.nlo la prontr llegrda de su here_pcrtlerse po'" i,i loñi,,,'"]l:T.::l^:::1: v, en zapr¡ili¡s hasraStorkill;irttt p.d;;;i,,r1;,: .ri¡(uIlorDcn el ostr:tghetrc. En elrcttirr pcrmiso ,1" ,, i;;; ."-:ervezl.

dc l¡ buena. Los viemesItriso: A:r. It pri.Jü1J ,lll1^0'5ot"t ¡lsta trrde con susIo pilló volando b.i,.,

',.i"',:::1':-::l?"."1 de Jorge el cordobes,l¡.. uTres ;.;;,-.]..:;;;;;

Irs percepc¡ones un poco rrcsrrocr-

..1{_\o t.ne v¡s a venir ahora¡,\o. pcro rnira! iSi .. nrrf3n,1' Srntisimr Trinidadl '

ii";; . 1 ;. ; J'';""::' ;:ilXI.''JJ:l: ;

j Til

": ?ff l:?:: :: gf

, ". jI lr"y una persona esruL.cr:li ¡l-\las ciencils ocul¡;¡cr)ir;tu

slnlo. iJa.ic.jaial iQue te

..tero. ,dejrre rJe chacotal'¿Se puede habiar?..¡uueno, bueno !..*Enlre estas dos e5¡¡¡",u rr,. ...-... ¡un cural,'

"iEste boludol iAriende!..lAtrendol..

162

Page 162: Epoca de Descubrimientos

l'.rltrc el padre y el hijo está la tercera persona que es el ser

, ,r,,,,"Li.,'álom'ure de sentido común ZEntiendes? Todo en

t,,,',,, ," i""io giuu., ,n sensiblero bueno para nada y una per-

',r,nrr sensata cón la que se puede hablar'"'' il'uchitas l"li,"]J..to t.niu una observación que hacer' Desde. q-ue vivia

,,r vicla secreta, aunque no tan secreia en brazos de doña.Susa-

" , .;"1-;;;;"ii.i.nto tácito v hasta benep.lácito de Eliana v

',.,,., "r.un¿uto de Albeno y doÁa Blanca se habia olvidado de

1."''',, 'i,ii.i."i. r" "ol,"nio

v'hasta de su descubrimiento del exi-

1,,, A lo oue habta que agregar su doctorado' que exigía mon-

i',,,.'s de investigación y discusiones semanales con el gran

:,'".á. Br á.t"uuíi¿o. dól exilio no le encontraba la gracia a la

¡,.,icología transaccional. Miró a Balaguer'''iNo"es el paleolítico otra v ez? Esas tres personas parecen

t.r¡riliares. El superego. el ePo y el ello "'"iNo es lo mismo, no es re-"moiamente Io mismo!-Y. si fuera el

,,,, i"oji,i"o. ¿óu.i Lut tablas de multiplicar también son del

l',iii"riii"".' ¡É}t' to unico que importa áquí es la transacción!"

,;;;;;;;;;, eiiiuu"" .n "'pánol'

r-os 1u9c9s' que también

t',,üian sufridó su óomezón del quinto ano' bebían sus cervezas

r r¡r oe rturbables.' jil-;d";;J" terminó por aceptar aunque a regañadientes

,,',".i cor¿oUe, le hiciera una dimostración de Ia psicologia

,i:,,;;.;i;;i-Poi lá, .utu, de los otros' parecía ser el único

cliente.' ;€trnuv simple. A veces actúas desde el nivel-de arriba' a-

,,',,:;i'¡!l páái"; otrat, lo haces desde este de abajo' el hijo;

,1il':;;;;J;i;niio, "l niu"t del vo razonable' el vo social'

l,comprendes?""Bueno, Y entonces, áqué?""to que importa es la transacción'""¿Sí?""La transacción.""iSe te trancó la Película?""Éálil".i". s". l,os elemen-tos, ino?-Hay que grabarlo.s muy

l)ien. Tenemos, pues, una personalidad triestructurada" '

rL onatal"ioirru i" -it-u polaca. Tú actúas con respecto a e^lla' como

p"d;.'Y';ü;;;po'nd. .oto hUa' Perfecto' ¿r:tlXd^?,,o "' ul

ievés, ella actúa como madre. Iú respondes como n¡o'

161

Page 163: Epoca de Descubrimientos

"iPuchitas!""Todo eso está muy bien. Pero, i,te figuras qué ocurriria si .

actuando tú en un plano práctico ella responde como responde-iria una niña a su padre o como responderia una madre a su hi-jo? iTe figuras el enredito, ché? Tú estás actuando a partir delos hechos duros de la realidad, no hay plata para esas vaca-ciones en Grecia!"

"iSonja! iTú no la conoces!""Pero, isi es un ejemplo, animal! i,Ves? Ahora mismo estoy

tratando de intercambiar ideas contigo, de persona razonable apersona razonable. iY cómo reaccionas tú? iComo un pibe!"

"iPuchitas! rAsi que ésa es Ia psicología transaccional?""Las transacciones se cruzan, úentiendes? Se producen des-

vios. A uno que se dirige a nosotros como adulto 1e responde-mos como si fuera un niño. Nos dirigimos a alguien como a unigual y nos responde dándonos golpecitos como si fuera el pa-pá. rComprendes? El mundo de las transacciones humanas estálleno de transacciones cruzadas. "

Juan Eduardo está mirando, fascinado, por entre los ojos deBalaguer. No ve ningún Balaguer, no ve nada. El despanzurra-dor está pensando. De pronto, da un golpe sobre la mesa. Unsueco de la mesa vecina se vuelve con cara de pocos amigos.Juan Eduardo grita su intuición. Le salta la saliva, agarra lacerveza a dos manos. Vacila entre escupir o beber.

"iLos comisarios, los comisarios !"Balaguer mete la cara entre las palmas, Jorge mete las uñas

de la mano izquierda entre los dientes, Ismael está sujetando sulaza de café.

"cQué ocurre con los comisarios?""Pero, ino te das cuenta? Los comisarios actúan siempre

como papás. iJa,jajaja! iSiempre como papás! iJajaja! iEs-tas ciencias ocultas!"

Humberto que ha estado tolerando de mala gana las obvieda-des del catecismo transaccional, se suma medio en broma me-dio en serio.

"Los comisarios-papás y las masas-niños...""iSí, si! iEspera, espera! Y...y... ilos burócratas suecos!

iJajaja! Los burócratas suecos también. Son los papás de losrefugiados políticos. iJajaja!"

"iPapás de los comisarios l""iSí, sí, papás de los papás! iJajajaja!"

161

Page 164: Epoca de Descubrimientos

''¿.Y Pinochet?"''l'lpá también, claro, papá Pinochet. El imbécil, siempre ac-

Irr;rrrrlo como papá."''Y los imbéciles siempre tomándolo por imbécil.""i.lajaja! ¡Cierto, también, cierto! iDiosito lindo, para, por

l;rvor, para que me voy a ensuciar de la pura risa! iJajajaja!".lorge los mira con la boca abierta, como gallina clueca que

',rrcr) patos en vez de pollos y que se tiene que quedar en la o-rlll. iEsta si que está buena! lQuién fue el que descubrió la¡ rs i cología transaccional?Ilabia muchos, muchos descubrimientos más. Los Martinez

,tt scubrieron el peace movement. Eliana iba a los lugares de, oncurrencia con un botón en la solapa que decía Nej tack!((llrc es como si dijéramos iGracias, no!) a quien viniera con

l,royectos de aumentar el número de las estaciones nucleares.('on el peace movement Alberto y Eliana descubrieron nuevoslr0¡izontes. La gente murmuraba que a esos dos eI peace mo-r {'r}?ert se les habia metido en la cama. iPobre Eliana! Débil yvrrcilante como caminaba del brazo de Marina por los parquesrlc Lund, icómo hablaron de ella en la época de los descubri-rnientos! iY qué sexy se había puesto! Según las envidiosas,t'n el Café del Lundagárden habia estudiantes de todos los( ontinentes tratando de descubrirle el angulo erótico.

'fambién los comisarios políticos habían descubierto cosas.l)cscubrieron, como se dijo, que los militares chilenos no erantontos. Habiendo, además, comisarios argentinos, uruguayos ylrrasileños, no fue difícil descubrir la geopolítica. iDescubrie-ron que Pinochet era geopolítico! No sólo eso, descubrieronrlue los argentinos y los brasileños eran unos expansionistas yunos hijos de puta. iQue fueran pasando de a uno los desgra-ciados! Algunos comisarios culturales argentinos descubrieront¡ue Dios no era argentino, que la luz eléctrica no era inventollrgentino y que tampoco habían inventado los argentinos labomba atómica ni descubierto la Patagonia. Hubo muchos des-

cubrimientos de estos últimos, que en sueco (Ismael había des-cubierto el sueco y en el mismo empellón descubridor des-cubrió que hablaba español) podrían nombrarse negativa upp-l¡ickfe¡, descubrimientos negativos y que son konstiga comotlicen los suecos, áa¡ok como dicen los daneses, queer comotlicen los ingleses, bizarre como dicen los franceses y estram-bóticos como decimos nosotros, porque son descubrimientos en

165

Page 165: Epoca de Descubrimientos

que uno destapa la cacerola para descubrir en su fondo sucio unespejo negro donde está la propia cara negra de uno mirándokrque dan ganas de echarse a llorar. Ismael comenzó a descubrirel sueco casi en el momento mismo en que llegó a Estocolmo,cuando le dijeron en el hotel de refugiados que era pol¡tiskflykting y que flykt quería decir "huida". Quienes más pade-cian con este descubrimiento erxn Florence. Ariel y Helena. Lltio Isrnael no los dejaba vivir con sus raices y sus par.ticulas. Sise aparecia a Ia hora de Ias tareas, mejor armarse de paciencia.

" Hentlig Zquiere decir...""Secreto, tío.""iEso es! Secreto. iY cuál es la raiz?""Henl . tio""óY qué es ierl ?""Hogar, tío. ""lEso es! Hogar. De donde resulta que las cosas son secretas

cuando se quedan en el hogar, cuando no salen del hogar,cuando quedan entre las personas de la familia y no se le dicena nadie que no pertenezca a la familia. Hemlig. Ese es todo elsecreto del secreto. Y rlklng rquiere decir...

"Vikingo, tío""l,Cuál es )a raiz?""No sé, t'o, no sé.""Piensa, piensa un poco. Viking. Ll raiz es...""¿vik?"iEso es! No hay como mi Florence. Vik. ¿Y qué significa?""Cuando se dobla el papel.""Sí, cierto. Pero vik es ent¡ada de ma¡. En Chile las llana-

mos asi. También brazos de mar o lenguas de mar. Fíjate, estaes la costa de Noruega. El mar va por la costa y de repente do-bla y avanza tierra adentro, áves? Por eso se dice vik al braz,¿de mar. Ahi es donde dobla el mar, corno en una esquina. Enel pasado los navegantes iban muy tranquilos navegando frentea las costas de Noruega. ¡De repente salian barcos de lasentradas de mar y los asaltaban! Como aparecian saliendo delvrk les dieron el nombre de vikingos."

"iTú sabes mucho tío!""Tú vas a saber mucho nás cuando seas grande.""Y djávlar, tío? ¿Cuál es la raiz?"

Page 166: Epoca de Descubrimientos

''r.lrr,ia,ja! Mejor pregunta cuál es la cola. Diávlar! es idia-l,Irs! Pero esa palabra viene del latin, no es sueca.

lln descubrimiento especial (se le atribuyó a Jorge, pero mu-, lr,s aseguraban que su verdadero descubridor fue Humbertollcrrriquez) fue la muerte de Descartes. No se trata de que doñeItlir)ca, con todo 10 que tenía que hacer, a cargo como estabalrr ¡robre de Florence, de Ariel, del departamento y de Elianalrulriera descuidado a un gatito suyo que se llamaba Descartes

¡,,'r lo perspicaz, con el resultado de que el minino yendo desde,l norraghetto a cazar ratones al óstraghetto amaneció tieso un,lrlr con sólo la punta de las patas asomándole sobre la nieve.Ni sc trata de un cachorro de pastor alemán llamado con esel()nlbre, Descartes, por algún pastor sueco y que fueraLrlrontrado por Helena flotando con la panza inflada en las,,rillas del Kranksjón. Ni se piense en un agente de la CIA o delrr I(GB con ese nombre operando en el área escandinava y al¡luo despacharon en la cripta de la Domkyrka, empaquetaron enrrn tubo de aire comprimido y echaron al fondo del Oresundrnarrándole una rueda de ferrocarril. Ni mucho menos en unlibro titulado "iHan matado a Descartes" leido a ratos en ellrrrño por Humberto y que se le escurriera a doña Susana entrelrrs tibias sábanas en el momento de dormirse esperando a suirnante y que allí lo descubrió Humberto Henríquez al desli-/lrse entre los muslos de la cuarentona a las tres pasadas de Ianudrugada. Se trata del genuino Descades, del filósofo francéstlue murió en Estocolmo el 11 de Febrero de 1650 en circuns-lirncias nunca aclaradas.

Los que decian que Jorge descubrió la muerte de Descartestlccian a renglón seguido que fue esa la razón de que viajara a

l:stocolmo. Pero es casi seguro que no fue é1, y que todo elcrédito le correspondió a Humberto Henríquez. En fin, de estetlescubrimiento ya se hablará y también del descubrimiento de

ll clase media chilena que lo llevaron a cabo entre los tres,lsmael, Humberto y Juan Eduardo, y que comenzó a producir-se, cuando Jorge, mirando de reojo al mulato Balaguer porrniedo del ridiculo, les expuso los rudimentos de la psicologiatransaccional, es decir, que en todos nosotros hay tres perso-nas, el padre, el hijo y el adulto y que una trinidad normal es

aquélla en que el adulto está en control y que una transacción

16/

Page 167: Epoca de Descubrimientos

normal es aquélla en que no hay cruzamientos como cuand()uno no toma en serio a la gente, la gente no lo toma en serio iluno, o, como ocurre con frecuencia en el Storkállaren, nadictonra en serio a nadie.

Jurrn Ecluardo inició la cosa."La sociedad chilena consiste en tres clases; la alta, la media

y la baja. cTiene algo que ver aquí la psicologia transaccio,nal?"

Jorge no sólo no tenía nada que decir, sino que se quedó mi-rando con los ojos un poco turnios al despanzurrá-cerdos.cQuién se creía que era este tal por cual? ilá velocidad de laluz? lsmael m jró a Humberto, aunque seria más adecuado decirque Humberto miró a Ismael que, ocupado con espiar a Bala_guer, miraba pcro no veia nada.

"Yo dirÍa que en nuestras clases altas prevalece el"iMuy cierto! Un padre dilapidador, un fantoche

cho.""Bueno, tanto como eso... ""iUn fantoche y un borracho! iSí, señor! Un

Iuz, podrido por dentro, amanerado por fuera.un puto l"

padre."y un borra-

caballero anda-lUn fantoche y

" iFlombre, tendriamos que. . . ""iNada! iNo tendriamos que nada!""Bueno. en cierto modo.. -""¡En todos Ios modos!""iMe permites seguir el hilo de la psicología transaccional?'lú, ahora ntismo, te estás conduciendo contó un hUito con su

papi. iVes?""iPuchitas!"

. "Pura reacción edipiana. El papá tiene las mujeres, el papi

tiene las riendas, ia platita, los viajes a Europa, ias francaihe_las. Envidia del padre. iTipico!"

Humberto de su lado seguía el hilo del discurso ponderando,recorriendo y volviendo a recorrer con la punta de la lengua lasuperficie interna del labio superior, sin saber que Ismae-l res_pondia mecánicamente a los ataques furibundos áel destripadormientras muy, muy al soslayo estudiaba a unos tipos que

-Bala_

guer de tanto en tanto observaba como si vinieseñ del infiemoy que bebian cerveza de la buena en jarros grandes allá, al fon-

l6s

Page 168: Epoca de Descubrimientos

'1,, r'rr el nresón, acaso muy conscientes de que los observaban.lrrrr litluardo bajó la presión.

I nlol'rccs, ¿la clase media seria nuestro adulto social?",.{lrrc? iLa clase media? El adulto social, ¿la clase media?

,luLstrsdelirando!"',,( Llál es el adulto entonces? No te olvides que nuestros dos

¡,r,nrios Nobel son de la clase media."'NLrestros dos cqué? iTambién tú vas a salir con ésas? iDe

,¡rr.. tc han servido todos estos años en Suecia si ni siquiera has,1, ,( rrbierto 1o que es el premio Nobel?"

lrrrn Eduardo, tragando saliva puso su jarro en que quedaban,1,r,, d"¿or de cerveza entre las tazas de café de Balaguer yllu¡nllcrto. Jorge, resentido con los chilenitos y con ganas de

r1':rrlrr la psicología transaccional y mandarse a cambiar, tomór,, trcs monedas y las echó al monedero de su cartera de gran

'., ror, negra y con iniciales de oro.''lrntonces es así. La clase alta es el padre, la clase media es

, I lrijo y el proletariado es el adulto."''i,l)e dónde sacaste esa estupidez?"''i(--ómo! Pero, ino quedamos en que..."''LY los militares? iDónde vas a meter los militares? ZEh?"'',r,Quó tienen que ver los militares?"''l,Que no tienen que ver?''¡llsto es pura chacota!"'''l'ú no tienes idea, eso es lo que pasa."Asi se inició el descubrimiento de la clase media chilena. El

,,tro descubrimiento, anexo, fue que la clase alta no tenía nin-1,Lrn exilio que descubrir. Juan Eduardo se puso a gritar que lerriricran cerveza. La rubia rolliza que le servía le conocía losruodos de memoria. Era una islandesa cuarentona que a veces.onversaba largo con é1. Le preguntaba sobre Chile, sobre Pi-nochet, si era tan sanguinario como decían. Juan Eduardo 1e

¡rrcguntaba de Islandia y los baños naturales de agua caliente.,,lira cierto que se podía poner la tetera a hervir en la calle?Ilablaban y hablaban en un sueco a cual más malo cada uno de\Lr tierra como si tratara de vendérsela al otro. Se cuenta que en

rn tiempo suspiraron en la misma cama, pero en Copenhague

f ura no tener que dar explicaciones. La rubia rolliza también

Page 169: Epoca de Descubrimientos

tenÍa sus l]todos, y estil vez atendia aen la cara. Juan Eduardo no le quitaba

"El exilio ahora es masivo. Esa es lacren cuat¡o gatos los exiliados."

Hunrberto tenra und pu-nlitt queL uarfo g3tos.. . ptJes.

"Bucno, s i... "

Juan Eduardo riéndoselt.el ojo fiero a Isntael.diferencia. En el pasaclo

meter.

"Esa es otra dife¡encia. El exilio no sólo es masivo. Ademases popular. Afecta a la clase medja y al pueblo.',

"Bueno, si... ""Fijate bien. Los exiliados pijes vuelven como si nada. Vie_

nen pijes, vuelven pijes. En cambio, las masas populares a,prenden mucho en el exilio."

"Si, cierto... ¡Pe¡o, se ponen pijes también! Vienen rotos vregresan pijes. iLos desgraciados, los arribistasl"

"Espera un poco que no es lo mismo.,'"iCómo que no es lo mismol ¡Vienen rotos y se vuelven pi_

jes!, iSon unas mierdas! Llegan a Santiago y se las dan cle pi_piolos, de extranjeros, de turistas los desgraóiados. En las con-versaciones mezclan el inglés, el alemán, el francés. Hasta elruso mezclan. Los estoy oyendo. iperdónerle, no puedo ex_presarlo en español! iLos rotos de mierda! iMe revientan!"

"lMuy cierlo, muy cierto! pero fijate. Esas cosas ocurren enPiaza Chacabuco, en Avenida Franklin. No vuelven al Bar¡ioAlto, aunque se hayan doctorado en Alemania. Las clases altasperdieron el n.ronopolio de Europa. ya no pueden aplastar a lasclases populares en inglés o en francés. Lós exiliados de pino_chet hablan de verdad en inglés, en alemán, en francés, no confrasecitas sacadas enteras de un almanaque y aprendidas dememoria. Conocen Europa porque viven y se las pelan en Eu_ropa, no porque salgan a darse una vuelta. Los cientos de milesde. exiliados de las clases populares van a dejar en ridículo a lospijes que en el pasado se daban pisto con Europa."

"úPiensas tú?""Pero, isi está a la vista!""A mi me parece que los militares...""¡Ya saliste con los militares! ieué tienen que ver los milita_

res.'"iMe vas a decir que no tienen que ver?"

17C

Page 170: Epoca de Descubrimientos

| ,truros hablando de otra cosa, no de los militares óPara

'rr, rrrtL-s a los militeres?"\",, ',,; lós meti. iNo te das cuenta? Los militares son los

, ¡,, Ein., la verdadera transacción Los militares son los

¡,.,j,i, y nosotros unos mocosos de mierda "lljr) que lener pJciencia con(igo."

,\si'sc'cer¡ó la iiscusión, casi al mismo tiempo que el S-¡o¡-

t,.,ll,,tien: con Humberto, de pronto, muy enojado; con Juan

L lrrrlclo más enojado todavia; con Jorge cada vez más conven-

; ,t,;:Üq*l"; áíacalufes descendian de andaluces; con Bala-

,,,,l. niiándo tres tipos que bebian cerveza de la buena' allá en

' I n,csón, riéndose como condenados quizás de qué, quizás de

rr,rrll y por puro aparentar'

26-ll prsajero, en impecable atuendo de ejecutivo multinacional',,rrlio clel "lúeria" á un aeropuerto desmantelado, circundado de

rrrtorrales resecos. montañas descubiertas y ariscas Sonrió e

lrr rzafata morena y llenita que le devolvió la sonrisa con un

i,tiloli qre pareciá iolél cánrinando por Ia lo.sa entre los es-

, ,rros paclje;os reprsó sus instrucciones para la policia de a-

t lr¡ana.i,i ofi.iul de policía miró el pasaporte y buscÓ en un libro

.r,rtlo v volunlinoso musitando "Bárrenechea' Barrenecher"

'ii""t.á. ¡ecorria con el dedo del corazón la apretada y borro-

riienta lista. Aparentemente, algo no le gustaba del pasaporte'

No terminaba nunca de verificar."i Barrenechea o Barranechea?""Barrenechea, con e.""Porque esta e Parece a."d.r¡-ÁaÁ, uttóó y volvió a buscar en las páginas finales del

'rüp"ii.-"á." si iudiera encontrar alli el nombre del anal-

i;b;i" qr. lo había extendido. Barrenechea aguardó sonriente'

ii;;;d;, ioáo iba sob¡e ruedas. El oficial miró a través del

;';;;-¿;;" si aguardara una seña desde los mesones de

t7l

Page 171: Epoca de Descubrimientos

aduana. Volvió al pasaporte, flexando ahoru sus tapas. .Habri;rirlgo.oculto entre el cuero y la canulina? Volui¿ a'mlrai o rr,rves det meson. "eue ocurrial por fin Ievanro la vista. Sus ojr,rde gorila cansado estuvieron por unos segundos escrutando elrostro de Barrenechea. porque ese pasaporte... El oficial scprrso de pie y echó mano a una cajetilia arrugada. iMaldiia serliNi un cigarrillo de muestra! Barienechea nó ,. o.Ááiá .n ,l_canzarle su cajetilla de americanos. El oficial alzando viva_mente el _brazo hizo un gesto a alguien, allá le.ios, a espaldas d0Barrenechea. Su actitud cambió ¡e pronto, hastr quiio J.uolver la cajetilla, pero Barrenechea dijo que no, ¿e ninÁun:¡ ma_nera.

"Usted no se puede mover de aqui y está sin cigarrillos.,,"Muchas gracias, señor. "El oficial no dejaba por eso el pasaporte. Iba de la foto al

rostro de Barrenechea que contra sus déseos se estremeció. Lasnovelas de Graham Greene no tenian nada de novelas en puda-huel.

"Ha estado usted un buen tientpo afuera.,'"Estoy domiciliado en... Barcélona.""Si, ya veo... Contador... l,Viaje de negocios?',"No. Mi padre está enfermo... muy grave.,'El oficial juntó los talones devolviénáo el pasaporte."Que Io encuentre mejor, señor BarrenechÉa."'"Gracias, oficial. "

, El.chofer mirabe por el espejo retrovisor haciendo sus cálcu_ros, buscando Ia manera de entrar en conversación. t,pagaria endólares? Pero_el pasajero no dejaba encajar una pofu-Uiu. l_ofrente contraída, Ias gruesas cej ai engrifadás, fo, láUios irf."dos en rerorcido disgusto. No quitabilos ojos de las p"Ulu.¡ones extendidas a la orilla de la ruta. La ventanilla dei texi eraahora tal como el ecrán de 26_ pulgadas en su espacioso"livingen Barcelona cada vez que daban noticias de óhile: ie iUansucediendo las casuchas hechas con tablas, Iatones y Io quefuera, en medio de barriales, acequias de agúas estancádas. rc_sumideros. Niños mugrientos, desgreñados ]jugaban fútbol en_tre perros samosos y gallinas famélicas. Se suledian mancho_nes de poblaciones miserables cruzados por callejas y ián¡asque se alejaban hasta hundirse en pantanos, estercoleros v a_rro¡os. Flraxista lomaba su tiempo. O el taxi no daba mus.

172

Page 172: Epoca de Descubrimientos

\lrora. le estaban naciendo aceras a las calles. Por las aceras

'l,.rr¡ l¡1¡¡.16."r atildándose, al tranco, mujeres echando trapos alr¡, ¡r l'oda esa gente salía de sus pocilgas, de desayunos der¡,rr:r tlc té y pan rancio tostado sobre la estufa a parafina. Ibanrl trrbajo. A la bodega, al boliche, al mercado, la oficina,1,,r¡([' se ganaban la vida en rincones fríos llenando recibos, entrrtrrtcs de soda destapando botellas y enjuagando vasos, enl',,rlrgas pesando carbón, acarreando sacos, en cocinerías pe-lrrrrlr papas, lavando cacerolas. Ahora aparecían calles pavi-rrrr'ntadas, aceras a medias embaldosadas, habitaciones colecti-r.r,, rlc dos y tres pisos con balcones cargados de ropa colgando| .,( (:rr, mllros desnudos, chorreados, jardines que nunca flore-

, r, ron, pisoteados, matorrales resecos en los rincones, escalas,,',i¡ucbrajadas, terrazas baldias, antenas destartaladas, basuraI .,rrcicdad por todas partes.

''iNo vas a conocer Santiago!"iNo lo iba a conocer! Por entre grupos de gandules estirados

, oltra las paredes, fumando, alardeando, tirándose golpes a laI'rinrera, atropellándose a las patadas tras una pelota de plás-trto, pasaban las muchachas con sus faldas escolares, piemi-,,rrtls, deformes, la cabellera negra cayendo en las espaldas, elI'rrlso colgando del hombro, el delantal doblado sobre el brazo.( r)ntemplando el paisaje y la fauna del barrio popular, Héctorllrrrrcnechea se veia a si mismo en el pasado. Flamante conta-,Irr de veintidós años caminando por el maicillo de jardines,lcsmantelados. viniendo desde el altillo subarrendado a un,rrstre de San Pablo al departamento frío y sin muebles dondevivía con su madre, donde lo esperaba su almuerzo de carbo-¡rLda, ensalada de lechuga y arroz con choritos. iLa queridarulrmá!

Por ese entonces todavía era un inocente lego en materias de( ontabilidad. Mantenía los libros de media docena de comer-r'iantes de la calle San Pablo. No demoraron sus mismos em-¡rlcadores en imponerle el arte verdadero, el de la contabilidadlrruja, la falsificación de facturas, la anulación de recibos, lainflación de los costos, la contracción de precios. Fue entrandor'n un mundo de amigos oficiosos, una corte de los milagrosrLledaña a las oficinas de los impuestos intemos. Aparecian¡rersonajes de novelas picaras, parásitos de los resquicioslcgales, explotadores de los aplazamientos, las renovaciones,

Page 173: Epoca de Descubrimientos

enmiendas, modificaciones. Corri¿in del Congreso al Ministeriode Hacienda, de la Contraloría a la Tesoreriá. iCuántas lecclo_nes le dieron los comerciantes! eueriendo y sin querer. Sabíancuándo y por cuál ventanilla entrar los libros, óuándo y porcuál ventanilla sacar las facturas. Miles y miles robados á erario por.una botella de tinto y mediJ docena de empenadas fri_tas. Coimas a pobres diablos sin trago que tomar, ion rodilleres en Ios pantalones, calcetines sin zurcir.

Pero eso fue después, mucho después de la carbonada y elarro.z con choritos, después de esos tiempos cuando su pobrcmadre arrastraba los pies por el frío departamento, toda fórradae1 d.ia¡io9 la pobre, adelgazando, tosiendo con el pucho col_gándole del labio, palideciendo, imuriendo la pobre mamál

El taxi cruzó frente a la Estación Central. Un hervidero dctránsito a esa hora. El chofer seguía echando sus miradas devez e¡ cuando por el espejo. ¡Mal trajeado no va el desgracia-d,o,! iPar¿ esa cara de pehuenche amárgado que se gasta! Dijo"Hotel Conquistadores". A lo mejor paga eñ dólañs. Dondemenos se espera salta la liebre. El viajero tuvo un respingo.

"iNo vas a conocer Santiago!"ZCómo no iba a conocerlo Más limpio quizás, en esta parte

de la Alameda por la que avanzaba ahóra el coche, más Iimpioque cuando liando bártulos a la carrera salió en el año 75, en elmomento preciso. Por esta misma ruta salió. En taxi tambiénesa vez, hacia el aeropuerto. Nueva identidad, pasaporte, do,micilio en España. No hubo problemas con el dinero. Vaii¿ tapena tener amigos en el banco. Un uno por ciento de comisión.Pudieron decir un diez por ciento y habiía aceptado sin chistar.iCon gente asi se hacen los negocios! También valió la penadefinirse políticamente. iA dónde hubiera ido a parar con esostiteres de partitura? ¡Patria o muerte, patria o muerte! iBnmedjo del matadero se pusieron a gritar patria o muerte ! . . .iPedazo de animales!... O sea, estos irreiponsables querranque... iBueno, ya los enterraron! ipatria o muerte! No ñs voya,disputar el honor. Ni les voy a pedir que me disputen el mio.No quedó uno de muestra. Hasta la loóa que griüba más quetodos... Dicen que estaba embarazada... ique iUa a estar!...áPerras como ésa, embarazadas?... I¡ echiron a correr porfastidiarme, por asustarme con la venganza del tontito, el pije_cito talquino que le lamía los pies. Diien que en Suecia, casa,

Page 174: Epoca de Descubrimientos

l',, r'()n húo, feliz. iQue le vaya bien! iQue se le enderece la,.rlrczr al imbécil! Ese no es peligroso. Eran Ios otros..., t rrnro decía, ése, el rubio pije botado a Lenin? iEsos son mis

', rrrlos! iPatria o muertel I¿ muerte para ellos, la patria parar¡,:,()tros. [¡ acribillaron contra la pared al Lenin huito de surr.rnri. Era el más peligroso. Resentido de clase alta, hombre-¡ rr() con voluntad de poder, nietzscheano. Leninista de yapa.

rI ios son los que hay que eliminar! iSin piedad! No los salvaI r\to a esos desgraciados. iArañas, reptiles, felinos! Tenialr,rscs el infeliz. Sarcásticas, lapidarias, a flor de labios siem-

¡,rr'. iA flor de jeta! Se reía del mundo burgués, de los valoresI'urgueses, de la podredumbre burguesa. iCómo dictaba cátedra,'l ituminado! [a podredumbre burguesa lo pudría todo, no se

',,rlvuba nada. iHasta su madre estaba podrida! iEl degenerado!rNi que hablar de lo que ocurria con la mía!... iMonstruo mal

l,rrido!... Sí, ieso fuel iHay que ser un tarado! ¡Meterse conLr rnadre de uno! iCon la madre!... ¿Qué te trajo a la revolu-, ron? iA ti, afí, a ti...? Rueda nocturna, fumando, tomando,rrlú, tomando pisco. Rueda de confesiones con el comisarioronrando nota. Todavía creía yo, a pesar de todas las estupide-, cs, la retórica irresponsable de los guevaristas, los foquistas,r()(lavía creía... iMis motivos? Bueno, para empezar... Mi ma-,lrc, lo que ocurrió con ella en el hospital, la explotación de su

rr¡,.onía... iCómo revoloteaban los buitres en el hospital en tor-rro de su cuerpo moribundol iCómo negociaban con sus dolo-rrs!... El rubio abrió la boca, Lenín abrió la boca: Tu madre...l.()s otros reían ya, aguardando lo que sentenciaría el oráculo".lu madre... Sí, mi madre. Mi madre agonizando en ese pabe-

lkjn de miserias y carroñas, plagado de buitres! Sí, mi madre.Y habló Lenin del Banio Alto.

¿,Cómo... iAh, ésos, ésos... Esos también tienen sus moti-vos, dijo el rubio leninista mirándose las uñas. Lenín criado en

l.as Condes.. l,Irian a reirse, a festinar, a trarnitar mis motivosv que pase el siguiente? iAsí que los cuervos rodeando elcuerpo de mi pobre madre tenían también sus motivos? Tieneusted que pagar las inyecciones, tiene usted que pagar al que

las aplica, éste es tratamiento especial, tiene usted que pagarlas tabletas, los lavados, la vigilia... Entonces fue cuando em-

¡recé de firme con las contabilidades brujas..' ZQué iba a ha-

cer? iTodos tienen sus motivos! Yo acelerando con las conta-

175

Page 175: Epoca de Descubrimientos

bilidades brujas para pagar, ellos preparando sus diagnósticosbrujos para cobrar. iLos miserables! Les convenia multiplicarlos capitulos de su agonia, chupar hasta la última gota de susdolores. iEsos son mis motivos! Entre mis visitas, los desal-mados la sacaban al pasillo a helarse con las otras pobres an-cianas abandonadas y ponían en su lugar a otra que se estabitmuriendo, que seguía en la cola. iMi pobre madrel il-a pobrcmadre de otros pobres diablos como yo! De la sala al pasillo,del pasillo a 1a sala. Diástole y sístole de ordeñadores infer-nales. Ampollas vacías de inyecciones nunca puestas, sábanassucias que lavar ensuciadas en la sala del lado, camisones qucmudar, sopas especiales que prcparar... iLos nriserables, losbuitresl Esos, esos son mis motivos, compañeros... iPero,no!... La lógica de la cosa, comenzó el rubio... iAsi mismo!iSi lo iba a olvidar!... Lo que importa es la lógica. Los senti-mientos obnubilan, no dejan ver... En todas las cosas hay logica... En los buitres y sus buitrerias hay lógica. Y hasta habiaalgunos angelitos que tomaban apuntes de lo que decia! iLalógica de 1os buitres! iAhí si que estamos jodidos! ¡Estos matancon 1a lógica! iEstos han echado a los hornos crematorios, a lasestepas de Siberia a millones de seres humanos con la lógica!iAh, eso fue lo que terminó con mis alternativas de izquierda!En correcta lógica dijo el rubio, dirigiéndose a los or¡os yponiéndome de nral ejentplo, tendría que aprender a tomar coÍlhumor estas buitrerías de hospitales, tendria que aprender a¡eirme de esas cosas. iAsÍ mismo! A reirme de la agonía de mimadre en manos de esas sanguijuelas. .. Ah, mis motivos...Prototipo de comisario el rubio! Huesudo, lampiño, Iúcido,crespo, procaz, disolvente, disoluto.. De mi madre, reirme demi madre... iAhi fue donde terminó la alternativa! No, la ver-dad es que hay tipos que se pasan de listos, que no tienen ideade la que están de.iando de puro listos que son... Los otrosaguardaban ávidos Ia sentencia del rubio. iQué iba a decir elLenin de Las Condes de las motivaciones pequeño-burguesasdel tesorero? El rubio habló: Hay mil motivos para una con-signa y hay mil consignas para un motivo... Asi dijo, asi mis-mito... iAh, las palabrasl iLos hijos de puta educados en elSaint George, en el Grange, en el San ignacio! Te tomo la pa-Iabra, rubio disolvente, rubio inteligente. Mil consignas paraun motivo. Elijo la que r.ne parezca, la que borre de la tierra a

Page 176: Epoca de Descubrimientos

r,,¡1,,s los vampiros que explotan la agonia y a todas la-s-bestias

,,,,. , rol,otan ias palabras Y si fuera sólo un motivo Miles rle

,i,, 'r,.lt, miles y miles de motivos. iPara una consigna? Lo

.,,,, t',,r, ou" hacór con ustedes es iexterminarlos, borrarlos de

,', ,,,, É.'la tierra. no dejer uno! iJa' jajal Te llenaron de ¡lo-,,,,, ,uUio leninista, te dejaron estampado contra la.pared' te

i,, .'.j ¿. un viaje con todá tu lógica a la misma El general'

i,, r ¡,, ¿aJ. un comienzo. lntrínsecamente perversos, lacra de

¡, ..,rciedad, cáncer humano. Para que la imagen.sublime de

,,,', 'uu¿*, urrustrándose, dándolo todo, hasta el último cobre

,i,l ru tr.rir.iuUt" montepío' pelando las papas, fregando.las ca-

,', ',,i"i, turpir*ndo con las espaldas quebradas' pudriendose'

,, rir que tu hi¡o... iAh. no. no merecen vivirl iEstan enlermos

i',. n.'grcion y de muerte ! . . . iNo vamos a parar hasta que el

rrltinto. hasta que el último..."'i,.i"ü-" "tt"

la entrada del Hotel Conquistadores' El chofer

,l,j solo verle la cara en el espejo retrovisor salio a la carrera y

',,,. ,,,,l" ut,á. del coche hasta liacera a abrir la puena' Culndo

',l.itü.f Uiff.t. de veinte dólares queria echarse al suelo y be-

'.¡rlte sus lindos zaPatos.

21 -Nliguel Balaguer sentado en un banco contempla las aguas

','iio*t Oa ño Mapocho. Cae la luz de la luna sobre los lomos

,.,r"uU.itu¿ot de lá cc¡rriente. Viste de punta en blanco el

,'ruloio' truj" azul gris brillante, zapatos de charol, camisa azul

,;;;i; ¿" anchos rr-uñot encollerados. Su mirada va desde las

l,lrm arit"as hacia la luz que brilla en los balcones de casonas

.ínoriales que asomarl entre el follaje al otro, lado de la avenida

"irstanera. i*""" un play boy de Miami Miguel. Balaguer' un

,rtuitirniLton-io del tiefico de drogas que ha salido en horas

,',,,tisrosas de una recepción diplomática a supervisar una en-

ir.g? ¿. cocaina en lugar despoblado' a orillas del arroyo'

,londe pueden asaltarlo o ensuciarse los zapatos' () un moderno

,'"-uiii "on un encargo de la yakuza envuelto en un panuelo

177

Page 177: Epoca de Descubrimientos

de seda y qlle se toma el tiempo que exige su disciplina zcrrpara una meditación nocturna prcsidida por la luna ante lasaguas tumultuosas. O un terrorista cubano, trasladado para urr

asunto de trámite breve desde Caracas, elegante, mulato, fascinante, in.rpávido por largos minutos entre cortinas de sauces vabedules presto a saltar como un puma a la yugular de suvictina, desaparecer con ella entre los matorrales y aqui no hlrpasado nada.

Balaguer mira hacia el puente arqueado sobre el río. Por allidcbe venir el hombre con el arma. Casi no ha tenido contactosdesde que llegó, hace dos dias. Un hombre vendrá en cincominlltos, se sentará en el banco iniciando una conversacion,escuchará una frase clave, dejará el arma y desaparecerá. Ar-rnado, Balaguer volverá a la fiesta en la embajada. La pistoluestá registrada a nombre de la víctima. Balaguer mueve lircabeza. iEn este pais si que es fácil operar!

Ilasta ahora todo ha marchado sin dificultades. Barrenecherrestá cumpliendo su parte a la perfección. En la fiesta de recep-ción se encontró casualmente con su amigo Valladares que vi-no hacia él con los brazos abiertos. "iHombre, Carvallo, cuan-tos años! iEduardo Carvallo! ¿Dónde te habías metido todo es-te tiempo?" Allí los dejó. Es lo único que sabia de Barrene-chea, que su nombre real era Eduardo Carvallo. iOjalá estu-viera igual de en blanco respecto de Valladares! El coronelCarrasco tampoco lo había hecho mal. Importaba que Balaguerestuviera con Barrenechea du¡ante el encuentro con Valladares.El coronel Carrasco arregló las cos¿ls con los guardias en lapuerta para que lo dejaran transitar tranquilo. iTodo un solda-do el coronel Carrasco! Siempre igual, sea en Washington, enBuenos Aires o en Santiago. "Voy a tomar un poco de aire",dijo Balaguer saliendo por Ia puerta Iateral de la enrbajada.Los guardias saludaron amables.

Balaguer vino al lugar convenido para la entrega del armacon anticipación, para preparar su espiritu y para reducir a unmínimo su contacto con Valladares y su asociación con Barre-nechea-Carvallo que ya tendría meciio borracha a su víctima.Cruzó una piema sobre la otra el mulato y echándose atrás ex-tendió los brazos sobre el respaldo del escano.

iAsi que éste era Chilel iAsi que en esta larga y angosta faja,como dicen esos... eunucos de Lund, vino a estructurarse por

Page 178: Epoca de Descubrimientos

lLr nucstra vanguardia! iQuién lo hubiera pensado! porque,, ,tL si que es el último rincón del mundo! ¿Será precisamenteI'L,r ( so, porque es el último rincón? iAqui nació y se criorrr, stro líder! Por estos pedregales corrió de pequeñito, el muy1,.r¡riliclo. Belén y Nazareth al mismo tiempo. Lo he visto, porlrrr. solo que desde lejos. iJajaja! Mirado al pasar, a la ligera,li rlce un viejito a medias cascarrabias a medias bonachón.ll,rstlr altos dirigentes del movimiento anticastrista han caido enlr ilLrsión. Unos manipulan su nombre como puro sintbolo,trrn propaganda; otros lo tienen por uno de esos dictadores,i tirldos de García Márquez, jugando al dominó con los nietosr ¡rintandoles metralletas de madera en el patio trasero. "UnI,rusi¿rno mapuche medio obtuso," dicen algunos. úObtuso?rlrr,jaja! iLas apariencias, chico, las apariencias! Se metió all,,rlsillo del chaleco a todos los tipos agudos de este pais.,()l)tuso, jiji! Algunos dicen que este país es la Europa lati_rr,rrntericana. Entonces el mapuche obtuso se metió al bolsillo,r llr Europa latinoamericana. Ni que discutir. Enterita se larrri'tió, chico. iY qué val Ha purgado a las Fuerzas Amradas det,rrkrs sus generales "progresistas". Ha descabezado a la oposi-, iirn con partido comunista y todo. Ha puesto en línea y en es-trrtlo de alerta a todos los militares del continente. iEl obtuso,ll obtusito, jijiji! No hay a la vista entre los líderes occiden-tilles uno solo que le llegue a los talones. La izquierda intema-t ional lo ha transformado en el enemigo número uno. iObtuso!r(.)ué carajo, chico, qué carajo!

Ilalaguer se endereza en su asiento y comienza a ajustar sur orbata. Alguien ha descendido de un coche al otro lado del rioy se acerca lento, atravesando el puente. Mira escrutando hacialos escaños junto a la ribera. El mulato aguza también lanrirada. Z,No es el mismo que lo contactó en Nueva york hacevir algunos años? Hay tipos que traen mala suerte, y ése esüno. Ojalá no sea el mismo. Pidió un silenciador. ieue no levcngan ahora con sorpresas!

El mulato se prepara para la acción como un samurai zen.llay un centro en torno del cual gira todo, un centro decquilibrio infalible, que reza así: ¡Nuestro líder está aquí! Unal¿lla se cometió al eliminar a ese... descentrado, ese ieñoritonrarxista malo de la cabeza en Washington. El mulato participóen esa operación. Se enorgullece de la parte que le tocó, aun-

179

Page 179: Epoca de Descubrimientos

que casi le produce asco físico el personaje removido. pero,iun error se cometió! Es el momento de repararlo. Balaguer esun soldado. No tiene noticias del error ni ha creído del casoindagar al respecto. Basta que el conducto por el que viene Iaorden estó despejado de provocadores y venga de tan arribacomo viene. Los americanos están investigando desde hacetiempo. Están furiosos. úQué se han creído estos indios patacosque vienen a dirimir sus diferencias en el corazón mismo delimperio del mundo? Finalmente, tienen una pista los del FBI,una pista que puede llegar nadie se atreve a decir dónde. iHayque cerrar filas en torno al líder. Ese es el tema, ese es el cen.tro en tomo del cual gira todo. Todos solidarios, todos de pie ycodo a codo formando una coraza invulnerable en rededor de lapersona del líder. Parece que ese Valladares no está dispuesto,parece que se va de la boca. Y ahora que lo piensa, parece quelo vió en Buenos Aires, sí, ese era secretario en la embajada yandaba metiendo las narices en todo... Valladares.. Ahora estáhaciéndole señas a los del FBI. Un infiltrado, entonces, unenemigo. Y en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

El hombre, un rinoceronte resoplando, ha llegado junto albanco, y después de recobrar e1 habla mientras hace un estudiocuidadoso del mulato ha pedido permiso para sentarse. El mu-lato se relaja. No es su contacto de Nueva York. Aquélla sí quefue una operación delicada. Mientras menos sepan unos de o-tros los responsables de la eliminación de ese general menosriesgo de desaparecer.

"Por favor, ¿me permite?""Var sá god!"iEsa es la frase! El toque sueco del mulato. Después de unos

segundos en que ha hecho aspavientos mendigando un cigarri-llo, buscando en bolsillos vacíos un fósforo que no tiene, elhombretón se ha retirado. Junto al mulato en un bolso de plás-tico hay una flamante automática metida en una vieja funda.Aunque está en la sombra y sólo tantea el contenido del bolso,Balaguer maldice. Está perdiendo rápidamente el centro de e-quilibrio infalible. Tendrá que sacarse el vestón para colgarsela funda. De pie, otea en redondo. iMaldito idiota! No trajo si-lenciador y más encima lo carga con una funda que para lo quele sirve. l,Dónde botarla? Por suerte no se ha aparecido un alma

180

Page 180: Epoca de Descubrimientos

, ll (()do ese tiempo por el parque. Balaguer desaparece entrel'

' , rirboles.Alrora, el mulato viene por el puente con ese pasito de baila-

rrrr t¡ue toda Lund le conoce. Si Lars Mossberg estuviera, qu¡-

.'rr,, ¡ror qué azar, en una de las suntuosas terrazas que nliran,lcstie la costanera hacia el empingorotado San Cristóbal, ex-,l¡rnr¿ría: "iMiren, miren quién viene allá! Pero isi es Bala-

Irrer'!" Se detiene a mitad del puente. Mira hacia Ia alta cordi-ll( rir bañada por la luz de la luna. Es la hora. Barrenechea ya

lrrrbrá sacado a Valladares de la residencia diplomática. Estarán

!( ndo al coche. Balaguer se hará el encontradizo.I.ris órdenes: Octavio Valladares, encargado de la Sección

I \tranjería del Ministerio de Relaciones Exteriores: suicidarlo.

28-lrl descubrimiento de la muerte de Descañes -o descubri-rrricnto del Cono Sur, porque se puede decir así también como,,( verá más adelante si es que hay necesidad de verlo- cubreL l cuarto, quinto, sexto y hasta para algunos, séptimo y octavoscnrestre de la larga permanencia de lsmael en el f)epartamentorlc Sociología donde, ahola que Birgitta y la pequeña Mónicei ¡taban definitivamente en Lund, tenia cada vez más proble-nrrs tratando de redondear su tesis de doctorado sobre "Dialéc-ric¿ y Filosofía del Lenguaje en Lars Mossberg". Se dijo ya(lue este descubrimiento lo atribuyeron unos a Jorge Poilak, el

iLrclio corclobés, en tanto que para otros todo el mérito es de

llumberto Henríquez, el socialista disidente que descubriotan.rbién el exilio y con ello, la poesÍa del exilio, la novela del

cxilio, la música del exilio, la cultura del exilio, la clase mediacn el exilio, el pueblo en el exilio y, sin contar mil descubri-rlientos más, la genial oposición entre Exilio y exilio que casi

tcrminó con Jorge de Córdoba en el manicomio y cuyas varia-ciones por miles de miles hizo Ismael de Talca

Durañte esa larga época del descubrimiento de la muerte de

l)escartes que coincidió en parte con la época del retomo y en

Page 181: Epoca de Descubrimientos

parte con la época del reto¡no del retorno -porque

así ocurrlraunque nadie lo creyera y los que retornaban a riesgo de mo_rirse de hanrb¡e y decepción tenían que volver a ietornar_Humberto cambió dos veces el asunto de su tesis de doctorado.Primero, trató de exponer y coutentar el concepto de alienaciolten N4ossberg, el gran sueco; de allí se deslizó sin que él niMossbe rg lo notaran a la psicología de ladátigt sara rere -quces nrala conciencia en sueco- asunto en el que estuvo en untris de ahogarse y dejar ia universiciad. Todo esto se debió alretorno del retorno. Ahora, superada la crisis, trataba cle es_trLlcturar una "Dialéctica de la Identidad en Lars Mossberg,,conla vist¿r puesta cn la enonre cantidad de problemas de ictentidadcluc se estaban planteando en el no¡¡a y óstraghetto.

La ll¿rm¿da "paradoja de Mossber.g" valia igual para Ismaelquc para llumbcrto. Era muy sinrpie de entender decia JuanFduardo que no entendía por qué la llamaban paradoja. Moss-berg apreciaba a lsm¿el y Ilumberto y despreóiaba al resto dclos estudi:rntes venidos del Tercer lr4undo. O no se le notabaclue los aprecilra. Pero, Ínientr¿rs estos últimos no tcnian problcmas en sus exilntenes y promociones, Huntberto y Ismael¡rarcaban el paso entre la crjtica despiadada de Mossberg, porun lado, y r-rnx montaña de libros que iba subiendo al Gcño,por el otro. iCómo pueden llanar paracioja a esta obviedad?,preguntaba Juan Eduardo.

Entret¿into, crecieron y nacieron en Ia colonia chilena deLund hijos de parejas anfibias fomadas con todas las culturas.Habia, para elnpezar, pequeñas y pequeños chileno-suecos.chileno-f inlandeses, chileno-nigerianos, chileno-colontbianos,chileno-franceses, chileno-polacos, chileno-griegos, chileno-nejicanos, chileno-alentanes. Salir a dar una vuelta por laMártenstorget los vientes y los sibados no sólo era salii a unaensalada iiliputiense cle lechugas, cebollas, tomates, rabanitos,repollos, pepinos, betarragas, papas veniclas de Bulgaria,España, IIolanda, Sudáfrica, Italia, de paltas, naranjas, caquis,limones traidos de Israel (aunque en este caso icuidádo con lasin],ecciones arsénicas del PLO o con que algún comisario losorprenda a uno comprando!) ntezclado todo con piátanos yrurangos de Colombia, ntelones de Argentina, uvas de España,sandías v mclones de Tunisia, a lo que se sumaban en ristrasgLlantes de China, calcctines dc Taiwán, collares de pakistán.

IU']

Page 182: Epoca de Descubrimientos

,r1l( tcras de lndia, camisas de Korea, camisetas de Portugal,, rrtLrrones de España, sin contar las consignas que se repartian

r,r rtis mediante altoparlantes, importadas de lrán' Namibie''.,rlrrra, Eritrea, Uruguay, Punjab, Shri-Lanka, Perú' mezcla-,l r., con las pomadas mesiánicas de los Testigos de Jehová, los

rr()r nrones, barbones pesados, tontos en contraste con las don-,, llrrs rubias, rosadas v de ojos azul-radiantes que cantaban por, ( nta del Ejército de Salvación, sino que era tan.rbién afrontar, I rcto de una Babel cultural, lingüística, racial donde no aca-l,rrlrr uno de tragarse el thritler del parto en la tina que habia, rrsrryado exito;amente una amiga finlandesa para traer al

rrrrrrtlo su chilenito, la meditación trascendental combinada con

¡,rrrnasia yoga que había practicado una chilena morocha para

¡,'rrir su aleniancito, cuando iallá venian los mellizos González-NrLi¡rur que habían llegado a la edad en que decían "quiero pa-

lrr" cn chileno y "quiero papa" en palí.Ilumberto Henríquez que había descubierto el exilio gracias a

l,r ¡tciencia y hasta el apoyo económico de Juan Eduardo y que

.rlr()r¿1, en compensación, tenía que soportar y hacerse entera-rr('nte cargo niuchas veces de la pequeñita chilena-polaca rlel, 1r'sp:rnzurrador, a la que pusieron por nombre Marja y que sa-

lr,r igual de linda que su madre Sonja, hizo por segunda vez su

rrrrjc a la montaña. Entraba de lleno el duro invierno' perollrLrrberto no cedía caminando contra el viento y la nieve porlirs colinas desoladas del norte de Lund, negociando sus dudas, ()n las tempestades del Óresund, los hielos del Sfadspa¡k, las

,rrr(oridades cancerberas de las bibliotecas de Uppsala, Amster-,lrrnr, Copenhague y Berlin que respondían inones! a sus cartas,v secrificando en aras de su intuición cartesiana horas preciosas,['l calor y la confortación tan necesarios durante las heladas ylrrrguísimas noches del invienro sueco que le brindaban las sá-

l,;rnas bordadas, perfumadas, límpidas y el cuerpo generoso yrrrdiente de doña Susana. Ad maiorem Dei gloriam, como con-!cndria ciertamente el mismo Descartes que vino a entregar el

rrlrna en Estocolmo.Veamos, veamos, musitaba Humberto escupiendo la arena

(tLre le metía en la boca haciendo iba.ba,ba! la graciosa Marja.l,a pequeña gateaba sin parar en una plaza infantil cercana al()straghetto y Humberto tenía que seguirla como perro guar-rlian. Su padre estaba despanzurrando cerdos a esa hora y su

Page 183: Epoca de Descubrimientos

rnadre, a quien lils autoridedcs polacas vacilantes y a la defesiva arlte un alud de trabajadores en marcha, habian permitidoviajar a Elblag pero sin detenerse ni por nada en Gdansk, veluba a su padre rroribundo orando en torno al lecho con toda litfanlilia, incluso los que vivian cn Chicago.

Ve¿mos. r,earros. La muertc de Descañes era cosa evidentc.lorge, que est¿be en Estocolmo o quizás dónde, desde hacia yircasi un ¿rño, le h¿bia contado las intuiciones suyas; o, contodecia tanrbión cl gigante cordobés sin terminar por decidirsc,los antecedentcs dc su inluición de la muerte de Descartes,Para empezar, cn Clórdoba ¿r comienzos de los 60, en esos Iejlnos años de adolcsct-ncia, Jorge había leido con su profeso¡a dcinglés en t¿rdes Lle siesta. itbejas y tllbanos, bajo un parrón ulfonclo de un jardin rbondon¿do a su suefte, l¿ Kristina clc

Strindberg. No hly que decir que su profesora -ntorena,

dclnch¿s cuder¿s. nelena gargon, cngominada, cabeza de Íncni-qui, flotando en v¿porosas golas de o¡gandi, inglés oxoniensc,Ialda incons[ltil cono decía su profesor de literatura tragandosaliva, es decir, sin costuras, de una pieza, sólo trabada arribl,cn la cintura poderosa de ¿Lr.n¡rzona- pasó a ser Kristina parirJorge. Pero, años de años después, en la adoquinada, escandi-n:rva y décimoni¡nica Lund, cuando su ¿111igo hippie norteame-ricano le daba lecciones de psicologia tr¿lnsaccional mientrasjugaban al ajedrez lamentándose del tienrpo, dcl dolor de loshuesos y la fauna chejoviane circundante, Jorge se dio cuenta,que Ia Kristina de Strindberg saltaba dc madre a hija y de hija u

madre sin n.rostr¿lrse jamas conro una persona adulta, sensata,de sentido común por n]ás que su m¿restro Descartes hubienrdlcho quc el sentido común es la cosa mejor dist¡ibuida delmundo. En cu¿lnto al tercer anteccdel)te, las cosas ocurrieronen Santiago, a comienzos de los 70. Tapándose las narices conun pañuelo y lagrimeando con el aire asfixiante que subiadesde la Alamcda hasta la mism¿r sala de clases en el edific¡ocentral de Ia Universidad Católica, Jorge habia escuchado unaconferencia sobre Dcscartes de un jesuita civil, todo de gris, dccara alargada y exquisitos modos que, nrás adelante, en elmomento del golpe militar, gritando hosannas, perdida la com'postura, echó a correr tras los generales rnás camiceros, abdi-cando las órdenes de su orden. El cuarto y último componentetiene que ver con Ia visita quc hizo con Marina y un grupo dc

Page 184: Epoca de Descubrimientos

rüristas a Riddarholmen, iglesia preferida por la dinastía Vasa,l, sde el primer Karl Gustav adelante para reposar allí sus

r|stos. Sentado en la cripta, justo en el lugar donde comienza.rliristina de Strindberg, Jorge se había quedado por unos mi-r¡Utos meditando, sin ninguna estufa en la que calentarse, tiri-t:rodo al final con tal violencia que tenía que sujetarse las man-,l¡l¡ulas con al¡bas manos para no quebrarse los dientes. Des-

1ilrrciadamente en esa ocasión la intuición cartesiana no había,,,. rLe cido de súbito y como en un reiámpago, como dicen los

crtcndidos que es común que acaezca, sino que tuvo a su pa-

( icnte en vilo por largos y casi casi fatales minutos. O sea que

rrl cordobés vino a ocurrirle también lo primero que le ocurrió a

ls¡¡ael al llegar a Suecia y lo último que le ocurrió a Descartes.lll frio que suele ser muy insidioso en las criptas, donde todo, s ¿fin á sus emboscadas, habia aprovechado el entrevero delrordobés con avatares pasados de equívoca implicancia para

r¡retérsele bien adentro, por las costillas, por los riñones, porlils entrepiernas, el escroto y los testiculos, con tal despliegue,lc acuciósidad que cuando el acto de percepción infalible, de

inclubitabilidad apodíctica como decia en Santiago del Nuevolrxtremo casi orando aquel jesuita largo de semblante, se hubocLrrnplido en toda su extensión gnoseológica, le comenzaron a

lorgé tales sacudones de todo el cuerpo que no sabía de -dónde,L¡ótarse para que no se le desarmara' Si no hubiera sido porMarina que, sin poder estar cinco minutos sin su Jorge' se

lrabia separado dél grupo de turistas y venido a ver qué le,,curria que se rezagaba tanto, no es seguro que el trotskistacordobés saliera con sus propios pies de la iglesia de Riddar-lrclm. Asi y todo, se había llevado un resfrío con fiebres que larfligida Márina, después de llevarlo al campamento de refu-giaclos con toda la velocidad que daba el coche y acostarlo bajotodas las frazadas que encontró, trataba de aminorar con tazas

de vodka y limón en agua hirviendo y con compresas frías'il)uerme, duerme, pobrecito! murmuraba cariñosa a un Jorgecon piel como esperma de vela y ojos de fuego y horror que no

cesaba de gemir y de tanto en tanto gritar tan alto que se oiapor todo ef campamento de refugiados politicos incoherenciasde cierto tamano.

"iLo han asesinado, lo han asesinado! iCuidado, ahora vie-nen! iMe van a arrancar el cráneo a mí también!"

I1l5

Page 185: Epoca de Descubrimientos

Lo del cráneo era porque en el delirio de Jorge se habia des-lizado uno de los antecedentes de la intuición de Humberto -con lo que queda claro a quién corresponde la prioridad dcldescubrimiento de la muerte de Descartes. Pero vamos porpartes. Como Jorge, también Humberto tuvo su congelación,pero no en la cripta de los Vasa sino en una sala alargada, en-cumbrada y más oscura que iir Teología, de una arcaica biblio-teca que descubrió en Uppsala. EI frio le calaba las canillas, lasnarices se le cerraban. se desdoblaban las letras de los cuader-nos amarillentos que consultaba. Flabía retratos de fieros pas-tores luteranos colgando de las paredes, de rectores metidos en

blusones negros y pellizas prctensiosas y ridiculas que mirabandesafiantes, profesores de r.nejillas hundidas, bocas displicen-tes, narices intrusas todavía. Una comparsa en fin de tortura-dores profesionales dei alma. Humberto tenia que contenerscporque le venían vivas ganas de sacar cuchillo y arremeter a

taios no fuera más que con la sombra de la sombra de esa ca-n:rlla ilustrada. tiránica, dogmática, paftera de todas las mise-rias del alma adolescente. Era en tal estado de indignación yfuria que escarbaba gruñendo del lado de una mujer de lentesgruesos y ribeteados de plata, una enorme bibliotecaria suecade melena plateada, que no le quitaba los ojos de encima, nofuera que este sv¿¡¡sk¿,/,ie saliera a¡rancando quizás a qué lugarignoto y bárbaro del Tercer Mundo con los escasos documentosque tenían sobre la correspondencia de Descartes en sus mesesde Estocolmo y Kristina.

En cuanto a retratos de Kristina no es seguro cuál de los dosvió más de ellos o estuvo r'r'rás tiempo contemplando los quehay en el Museo Nacional de Estocolmo, en los de Copenha-gue, Hamburgo, Madrid y en la Biblioteca de la Universidadde Lund. Jorge, eso sí, le llevaba a Humberto la ventaja de ha-ber estado en Roma, en San Pedro, meditando y rumiando susintuiciones junto o mejor dicho bajo la uma de la misma Kris-tina, que está allí, entrando a mano derecha, en una bóvedaencumbrada abiefta en la primera columna de la nave central.

A Humberto no fue un jesuita el que le expuso la indubitabi-lidad apodictica del ego cogito caftesiano sino un profesor derrúsica que tenía el hobby de la filosofía y las emprendia a

gritos contra el realismo ingenuo de la gente de la calle, paraentrer sin muchos prolegómenos en unos trances gnósticos que

llll¡

Page 186: Epoca de Descubrimientos

.r.r¡\tilban a los de las primeras filas mientras los de las últimas

,,,,ibun. No eran, claro está. recovecos y exquisiteces como

Lr irrnferencia aquélla que escuchó Jorge en la sala lacrlmogena

' l, lrr Universida-d Católica Apostólica, pero la sustancia y nue-

',,,s tlc las excogitaciones era la misma y se puede decir que el

,, ,^o-ioüi. lá p.rronu de Humbeno Henriquez fue tambien

,l I'i¡sÁo: uunqu. la exposición de Descartes la hacía un ama-

r, r¡r gritón, fue suficiénte para que Humpgrto, tlpi.ul¡t "n

lI scirtes la figura de un pensador con sentido deportlvo' un

i i:Á*"gL" ¿.-ia esgrima dialéctica que arremetía contra los

,, ,rr..?^".g.ot áel infierno y que voivia.de,esos abism,os de

'l.scsoeración nada menos qúe con la perla de la indubitahili-,i.,,t ,bsoluta colgando radiante de la punta del florele'.

l.oáel cráneo áe Descartes representa una experie.ncia. e x clu-

",,,,-'.,r; l"r"ris de Humberio Dicho con retórica de efe-

',', ¡i"t

"tía itterta indeleble en la época del Gobiemo Popu-

l;rr. Más particularmente, en Junio de 1971, cuando gracias a

,';' ;;;Ái;;;de intelectual de izquierda v mando medio del

m ¡nlstóio de Educación fue invitado a París, a desasnarse co-

','. i"-á""- tát rotos del partido' en un Seminario de Educa-

' ',,"'" S"'U¿.t^tolio ventiládo para negros' caribes y. alacalufes

,l, todas las layas en la sede de la Unesco OcuÍlo alll' en

i;;ri;, ;;;l""do por las salas del Museo del Hombre v sin

it,,iriiro^t ya ¿on¿e meterse todos los descubrimientos, que ha-

,:,r, r"á'"ó"i¿ Humberto Henríquez sin más aviso' de manos

,, bt"u "o-o se dice, ante una vitiina donde se exhibía' mondo

; ;."á;"d", iaáiante aniba' cavemoso abajo, nada menos que el

,rineo de Descartes. Esta experiencia no la olvidÓ nunca más

.l oobre Humbeno. La estupidez. el mal gusto' la nausea que

i,, 5iJ"iá'Ji .ió..uicuto. s;n embargo, sin esta experiencia del

;;,i;;á; ó.r"á.., ridiculizado en una vitrina en París' Hum-

;;;i;drd;;;; iuera posible su intuición de la muerte de

llescaries. Un antecedente necesario, como reza la frase' aun-

tlue no suficiente.llumberto piensa que su intuición la debe a muchos i-ngre-

(lientes o cómponentes, a mucha acumulación, igual que Jorge:

'r";;:-; *;;. iúgur, el, Humberto Henríquez' sociotrotskista

iii;i;ñ; t .aiien^les en su ascendencia' mapuche por el

i"¿" ¿"i74i", numantino por el- de la. madre- mando medio

;;i-c;úi.ñ Pópular, baleaáo en las calles de Santiago por los

Page 187: Epoca de Descubrimientos

esbirros de Pinochet y traido a Suecia en prospecto de cadaver,debe su intuición de l¿L muerte de Descanes a ia ltcina Kristinlr,infantii, cruel, coqueta, intrigante, caprichosa que interpretó litactriz sueca Lena Nyman; y por encima de todo, como ¿l gollrque descorrió los velos y liberó la luz hasta el punto de cegai|,casi co¡no quien dice camino de Damasco, iue esa frase. csrrsonrisa, ese tonito entre ronco y pueril de Lena Nyman cu:rndoen una entrevista concedida a la televisión sueca con motivo dcdicha serie sobre Kristina consideró que era ésa la opor-tunidrrlde espetar una óouladeque seguramente todos los suecos espc.raban y que todos también conocían -pero Hur.nberto hastitese momento no- sobre I)escartes, sobre ese juguete ftloso_fico que para hacerse envidiar y posar de inteligenté y cultivacJirante sus detestadas rivales ellropeas y todas las mujercitas bicrrde la realeza continental, habia llevado a su corte Kristina conel encargo de darle sus clases ternpranito, de noche todavia. ellpleno invierno y en un¿r biblioteca que debe haber tenido Iatemperatura de nLlestros modernos refrigeradores. y lo que dij0Lena Nyman (y la muy picara parecia retomar su papel dcReina Kristina mientras lo decia) fue lo siguiente:

"Descartes, sí,... Entiendo quc la única contribución de Sue-cia a la historia de la filosofia fue la muerte de Descartes.,,

Tal fue la boutade de Lena Nyman, que para Flumberto Hen,ríquez no fue nada de eso sino un martillazo en la cabeza d l?/e¡¡re. Se quedó sentado, lelo, mirando sin ver a Lena Nymanque sonreia con sus modos de cocotte de medio pelo. y des-pués que Lena Nyman desapareció de la pantalla, Huntbertocontinuó mirando sin ver todo el progranra; y siguió sin mo_verse de su asiento, como una estatua sentada, si las hay, hastaque el canal dejó de transmitir y los puntos luminosos del ecránse reflejaban como haciendo cosquillas en su cara de alacalufecatatónico. Y así hubiera seguido Humberto Henríquez, nadiepodria decir hasta cuándo si no ocurriera que en el departa_mento vecino donde un grupo de argentinos, brasileños y pola-cos jugaban al póker se acabaron los cigarrillos y uno dé losjugadores vino a la puerta de Humberto y dio los golpes, pata-das y gritos necesarios que pusieron punto final a su intuición._ No sólo su cuerpo castigaba Humberto anacoreta bregando enla intemperie invernal escandinava. Desde el altó nortelundense, desde las colinas nevadas y heladas barridas por el

Page 188: Epoca de Descubrimientos

.rt rlto silbante del Óresund que no contento con frigorizar,ri l',,i;, l""oit.na, Lund y Esióv, empujaba su- gelida maldi-, r,u, lutcia el noreste, Skáne arriba, trasmutando en nieve y

l', I,, iiri to.r"nt", que caían del cielo y cubriendo de un blanco

l, ruerte los muelies bloqueados de Kristianstad, los lagos de

lf , ri.'¡olrn, de Broby. de Osby. de Almhult' subiendo hacia

, ir,,',.i, CoiiunA, cruiando audaz el Baltico, frigorizando el

'l t,;';" Fi;i;"dia hasta sepultar los muelles de Helsinski v las

' ,

' tlrüi"ut todas de Leningrado y avanzando r,esle]io' la

, ,.i,..n su corazon. h:icir las estepas sin luz de S-iberia'

l,lr..n¿iu Humberto, también siniestro con la muerte de Des-

,,,"." .n el alma, hacia los poblados escarchados de Hjárup'

rl..,rp l Sraifanstorp. dando tumbos por las cuestas de Dalby'

', 't,rllndo sobre los lagos helados de Genarp' arrastrandose

,',,' r.t'p"itá"i alelado"s de Svedala, las arenas compactas de

i ,url,.,.ta, "i.culundo

con ojos de lechuza en torno de enormes

i',,,1.ou. u oabellones de distribuidoras transnacionales instala-

l, ' -il;J

rüul.o v Lund, fontanas del consumo desaforado'

','J."áát áe extensos espacios de estacionamiento ' hormi-

,','"ior ¿" Volvos, Saabs, Fiats, Toyotas, Mercedes' Citroen'

Volkswagen.iirr"u.?á Henríquez habia profundizado asr su intuición de

lil n.luerte de Descartes. Yendo por colinas nevadas' dando con

lri cabeza contra el viento, interrogando a las timidas urracas' a

i:'.-;;;;;";. grajos. corneias. totdos v gorriones que resistirn

I()s veinte grados bajo cero entre los matorrales,--a las lleDres'

;,;r;;;;*"J* quÉ bu¡ubun por desavuno a.l os,tragh,etto' a

krs igeikottai redóndos como pelotas de. agujas plateadas que

,,,, oódflun resistir et inviemo sin sus platones de leche con

i;;.;;;;¡", a los alces bobalicones que no han tenido una in-

(uición en la vida pero que asi y todo enfrentan en las carrete-

¡ls a los automovilistas polutivos y sin conciencia ecologlca;

,-o. toU." todo, la habia profundizado en las plazas de esta-

l'i;;;;i;"i., enire los hoimigueros de coches estacionados'

ante las legiones de perros neuróticos, estiticos, estrambotlcos'

rn cenlros gigantes de distribuciónPero sus iniuiciones con perros vienen de antes' Comenzaron

en sus primeros meses en Lund' Como se dijo' Humberto

Hen.iqü"t llegó desde Santiago directamente..a Lund con una

üufu uioiu¿u e"n la cavidad toiáxica, por arriba del corazón'

Page 189: Epoca de Descubrimientos

T'omó horas desalojar la bala, de la que nunca quiso decir corrclaridad la procedencia y qu. .o.r,in ,.., u.üion.i-or. :;.encontró con ella por casualjdld en la calle, qu. ,. iu rnJti.n,,,sus mismos coulpañeros para impedir que 'dist¡ib;v;;a lasarntas que le habían confiado. que se la disparó el mislno cjcrabia y despecho. Los médicos lundenses ,r¿uUul, io Oolu ,.escurría, volaban las horas y no podían extraerla. ó"ipu.r,

pasado ei peligro, I-lumberto entretenia sus tardes tratunáo d.aprender algo dc Sueco en un Ie¿clr yourself qu. t" p..iio ,n.enferntera. Coni,alecia conjugondo uerUo, v -u,o"un¿u

diccionario en mano los titularésl nasta tos ¿rt,cuior-¿l"tond,,del diarioA¡óetef_ I-e habían asigrudo un p.quá¡o á"ounulrl."l?.,"1 rerrrrr ) i;rrdrn en unr poblrción veiina ul hospirul.Lo rtendlít unl s;lrl;lrr¡. dc lrs que en Sueci:r ha1 mile, cuc seencargan-de ancianos e inrpediclos que i,iven solós. Su s,rnt¿Íler¿r una finlandesa, cuarentona, maiiza, chata,

"on "ubaro ,lapapa, ojos collto botones de clLr.l.lisu. pero, ntas Uuen, que elpan la.finlandes:r. Venia por hs nrrñanus, p..pá.uU"

-.falrry,no. orrlenrrbu cl Iiving. lirnpirbu el b¡ulo h:rrrr'qu" ,e.plrilOe.,,y (irtrJ dc col|pr.r5. Sc ibrr desprre. de dejar el ajmucrzopreplrado. H.urnbcrto, tpenas es necesario áecirlo, tuvo suspnnlerils LntLrciones en SL¡ecia con méclicos, enfernteras v sa,ntariter. Pero también por ese mismo tiempo le uini.ion intuiClonrc COn perro\.

-COn UnO. pJrt Ser e\JCIuS y,.le llr e.OeCiCSan Bernardo- que t¿lnto le:ryu<jlrran aarpu..'r r- tr",.r.rii", rulruerte de f)esc¿lftes.

Fn_ esos largos nteses de lecluras y sjestas en la terraza quemirab¿ hacia el este de la ciuclad por donde.ruru io oi,tJpi.toque une Malmó con Oska¡shantn, un estudiante bolivianb demedicina que vivia al frente en un departamento turnUiJn'.onterr¿lza y jardin se habia hecho arrigo de Humberto V puro¡o uconversa¡ con él por las tardes, de rueltl ciel hospiiai. Era Iahora en que también volvia del trrlb.úo l. io".ñ ,u.i' ¿.fdepartamento vecino al del bolivi¿no. óon.fiu.rno.ruü, iu,intuiiiones. perrunc\. Ere ¡elirrojrr. ¿. rno. ierre'"1"_, á.U.1rü, oe sonrrs;l trJnca. dltlce, de una belleza del cuerpo y el ros_tro que parecía mandada a hacer para toda clase de intJiciánes.E5tJ \ccinJ lleglbt:r .u deplnumenro corriendo;v .afia cr:i cnsr acro :lrrf,\tmda por urr San Benllrdo que Jpcnts c;rbi¡ por llpuerta y que tiraba aÍrsioso deJ dogrl. El'perrazo ,e habia'pasa-

190

Page 190: Epoca de Descubrimientos

'1,, rreve horas de una sentada incomunicado, mirando la pared,1, I living. Aquí eran las apuestas de Humberto y su vecino bo-

l,r,'rno, iobre los segundos que tomaría a la pelirroja después,lt (nlrar. salir con su San Bernardo. A veces no podían deci-,lrr. ¡rorque la joven no abria todavia la puerta cuando el animall, , riia encin-ra, le daba los dos lengüetazos de ibuenas tardes! y'..rlr:r que se 1o llevaba el diablo sin importarle mucho los gritos,l. srr ama que corria a descolgar el dogal antes de salir a la si-

1,rr. C'or.r.ro fúera, con o sin dogal, volaba la pelirroja subiéndole

r lxrjándole los lindos senos que era una fiesta detrás de su

,l, scomunal hund que no se aguantaba más con sus urgencias

I srr claustrofobia después de tener que resistir toda una ioma-

'lt sin kaffe-paus, sin nadie con quien hablar, sin televisión,,,rrr poder responder a las llamadas telefónicas, isin pulgas! en

,',r clcpaftamento que no podía ensuciar ni por nada del mundol tlonde nunca podía encontrar el destapador de perros para a-

luir las latas de conserva con hundestofado. La pelirroja, en-,,:tt¡tstáende, perfecta en su blue jeans, su blusa, sus zuecos, su

,lctlartamento, su antejardin con tulipanes, juncos y siemprevi-vrLi. trotando detrás de su perro y sonriendo al pasar, culpable,

¡rrtleante, al convaleciente de la frustrada revolución chilena y

rrl escapado del enésimo golpe militar boliviano, y el San Iler-n:Lrdo énorme, babeando, resoplando, tirando afligido del do-

tal para llegar por fin a aliviarse de sus tripas' allá, en las ori-ll¿s de la cairetera, alivio del que su ama no le dejaría disfrutarIos olores lista como aguardaba con su palita y su cambucho de

l)lástico para recoger las salchichas sanbernardinas, dándolecmpujonóitos con los dedos si necesario, todo esto -a la ma-

,,erá de esos antecedentes como los llamaba Jorge de la intui-ción de la muefte de Descartes que ya se enumeraron- confi-guraba, sino el todo completo de la intuición con perros por ¡o

irenos todo lo que contaba para las primeras aproximacionesque tuvo Humberto por ese tiempo y que ya se las quisiera,pensaba é1, cualquier aventurero de las intuiciones.

Otro elemento o componente de la intuiciÓn en el caso de

llumberto lo forn.raban las imágenes de la televisión. Se trataba

de una visión doble o, mejor dicho, de la unión de cosas dis-pares en una misna visión. ZCómo hacer para que se entienda?

Úno está mirando por la televisión y al nismo tiempo está mi-rando por la ventana. Al comienzo se liene la impresión de una

r9l

Page 191: Epoca de Descubrimientos

visión turnia, pero andando el tiempo el cerebro ejecllta las dospartituras al mismo tiempo -un miiagro de adaptación neurofisiológica que permite mirar a la vez por las dos ventanas co-mo si estuviéramos mirando por una. En una palabra, una intuición. Por ejemplo, uno ve una sueca que lleva por la corretra un San Bemardo y al mismo tiempo uno va por San Bernardosin zuecos que corre que se las lleva.

De estas cosas. conversaron más de una vez Jorge y l{um-berto en el Storkállaren. entre alkisar, suecas solitarias de ar-mas tomar, jarros de cerveza de la buena y cafe del ipuafl,mientras que Juan Eduardo, cansado de despanzurrar cerdos ysoportar las escenas que acarrcaba la insoportable liberacionfemenina de Rita, cabeceaba, se enderezaba de pronto y mira-ba fiero del Iado que estuviera vuelto. Mejor que no se ie atra-vesar¿ un vikingo en esos nlomentos.

Asi y todo, no hay que olvidar que fue Juan Eduardo el qucdescubrió el contexto. Lo descubrió solo, sin ayuda de nadie,sin necesidad de los antecedentes o contponentes del cordobés,en un acto de alumbramiento sin njnguna matrona socrática.Acto inusitado también, porque ni él misnto con todo Io ex-per1o que era en interiores, se dió cuenta de que todo ese tiem-po habia estado embarazado. Casi no hay que añadir que lo queeJ despanzurrador descubrió fue el contexto, no el Contexto.Este último lo habian descubierto por él hacía muchos, mu-chos, quién sabe cuantos años "El Mercurio", "l-a Nación", "ElDiario llustrado", la "Revista Ercilla" sin contar los demagogossin número del Teatro Caupolicán, la Plaza de Artesanos. laPlaza Bulnes. En sus tiempos de entpleado bancario con cha-quetita huasa blanca, de bigotito fino, de cacho hasta las diezde la noche jugándose el tinto y las empanadas fritas, cuántasveces oyó en sus discusiones sin ton ni son que no habia quesacar jamás las cosas del contexto en que estaban. Pero esecontexto era el Contexto. Lo que quiere decir que el contextoestaba cubierto y habia que descubrirlo. Pero, a nuestra histo-ria.

Ocurrió una tarde y no duró más de media hora. Después deestacionar su coche, el despanzurrador entraba silbando alOstraghetto feliz. El café con torta lo esperaba porque era elcumpleaños de Helena. Entonces una amiga chilena le salió alcamino. Bajita, feita, bien svartskalle y pehuenche por donde

192

Page 192: Epoca de Descubrimientos

, lrr nrirara. Po¡ su actitud y movimientos, Juan Eduardo set

,r , ¡lrrrri para una buena porción de confidencias. La dama mi-r.rl)ir l todos lados, vacilaba. Hasta enrojecia la pobre. Juan E-lr;rrrlo la sostuvo por el codo tratando de darle ánimos y con-lt,r\/it

,.(lue pasa, compañerita?"N(). no ocuriia nada. Sólo se trataba de una consulta que

, rrlll que hacerle.''i le vas a reir!"'' ILcinle, ¿yo?"l .r'.r sanntanboende. Yivia con un sueco que casi la doblaba

r n cstatura. Un buenazo que manejaba grúas en Malmó, tenia1,r (asa que era un chiche y se estaba mirándola en la piscinal,rs lines de semana como si fuera una perrita pekinesa det,crligree imperial. Pero eso no tenía nada que ver, la cuestiónL rl otra. Se acercó a Juan Eduardo sin deiar de atisbar hacia las\\'lrlirnls y rerrazas del ÓstragheLto. Irradirbl un per[unre que, l tlespanzurrador se sentia en Versailles. Queria saber, querra,rrber..."i'fe vas a reir!""iTe digo que no!"LQué demonios queria? La cuestión... Bueno, la cuestión te-

rriu que ver con todo ese jaleo que había de Ios descubrimien-tos. Habia conversado con su psiquiatra, pero no la compren-,lia. La distancia cultural era iinfinital La chilena sammanbo-r'nde habia pasado las suyas en los primeros tiempos de la dic-Ilrdura. Juan Eduardo le sacaba el sombrero. iEstas son nues-tras mujeres, mi alma! Había resistido codo a codo con su ma-rido y a balazo limpio a los militares fascistas. Su marido cayóherido y ella fue a dar en las manos de los esbirros de pino-chet. Buscaban arrnas por todas partes. [¿ torturaron, Ia vio]a-ron, le hicieron de un cuanto hay. Por fin, una noche la empu-irLron al Río Maipo.

"¡A ver se sabís nadar, puta comunista!"(luando volvió al cuarto en Avenida Maruri donde vivía con sunrarido fue para descubrir que esos degenerados iban a allanar-la y violarla cuando se les ocurriera. Se amparó en una emba-iada de la que los otros refugiados la expulsaron. Decían que sehabia pasado al servicio de Pinochet y espiaba para la Inteli-gencia Militar. Finalmente, pudo salir del país y yendo de Bo-

r93

Page 193: Epoca de Descubrimientos

gotá a Caracas, de Caracas a Madrid siernpre corrida por sttr'

propios con.rpañeros había venido a rematar en Lund. De stl

-arido qu. cayó en el tiroteo no supo nunca más. Ni se atrevioo preguntar siquiera. En el Óstraghel¡o no había cambiatl<r

mucho la situación politica en que la pusieron en aquella ent

bajada de la que tuvo que huir una madrugada en pleno toqtlcde queda y bajo estrecha vigilancia. Seguía en la lista de so

plones de la CNI la Central Nacional de Inteligencia. Cuandtr

istaba cle alta la pasaban a agente de la ClA. La consulta por lrt

que esperaba a Ju¿,n Eduardo entre los arbustos del Ostraghellrtera un asunto de sí o no.

"Pero, prometido Zeh?""Pronetido. De esta boca no saldrá."El asunto era que a poco de llegar a Suecia y comenzar a gr'

na¡se la vida con su trabajo -culdaba

niños en una fritidshus '.'casa de tiempo libre- un bichito comenzó a escarbarle en lrr

conciencia. Estaba siempre complrlndo su situación con la dir

sus amigos en Chile. Vivia bien, más que bien con su sa/]r-ntanboénde. Sus vacaciones las pasaban en Venecia' Lisboa,Bruselas, París; estaban ahorrando para comprar una cabañljunto a un lago; los dos tenían coche; en verano pasaban los fi-nes de semana en Copenhague. No recordaba un mes de su vi-

cla en Chile que pudiera compararse con un día de su vida en

Suecia. Un drc. .. un dia le ocurrió..."N4e encontré.. . ¡cómo te dijera!... Me descubri' si, me des-

cubrí ponderando en un negocio del centro entre dos espe-cies... ipor favor no te rias!... entre dos especies de papel con-

fort. tjno con clavelinas sobre fondo rosado, el otro con tuli-panes oro y granate sobre azul. Uno de textura granulada, el o-

iro ifresco y esponjoso! Estaba, tal como oyes, olfateando los

rollos. tomándoles el peso, tratando de ver cuál combinabamejor con el empapelado del baño de visitas cuando sentí"'áQué me dices? Una veterana de la revolución . iDónde estará

el cadáver de mi marido? ZTe das cuenta?.'. Mi pregunta es...

es... Dime, Juan Eduardo, porque no entiendo nada, ¿tieneesto algo que ver con los descubrimientos de que tanto se habla

últimamente?"Juan Eduardo se quedó mirándola con la boca abierta y los

ojos rebasados de iágrimas. Había descubierto el contexto'Ñunca, en jamás de los jamases iba a permitir en adelante que

194

Page 194: Epoca de Descubrimientos

l, \ircaran las cosas del contexto. Todo lo que habia ocurrido,,r llita era precisamente eso. La habían arr¿rncado (esos mili-,,,, hijos de puta, puta empezar' y esos oliga-rcas de ,ll putu que

L. rrr.iJ, tln'"nntar a los'nazis áe Patria y Libertud inf iltredos

,,' ,"1 tsun.o Sudamericano. a los agentes de la CIA y lo' trai-

,lore s de clases) del contexto de Ñuñoa y, como si no bastara

,,'"-lto, iu ttuúlun encajado después en otro-contexto' el de

',:.i". lÉto Lio to qu" había ocuiridol iNo solo con Rita habia

,,,,',lriáol A pesar de sus penas' Juan Eduardo hasta sus arreba-

r,,s <le júbilo teórico tuvo cuando gracias a esas dos .especies de

1,',¡,"1 ioilet descubrió el contexto. Se sentaba en el más apar-

,,,,iri ,ln"On del Storkállaren' a solas con un litro de cerveza de

,, i,r.;",-t iumiaba sus elucubraciones' iQue culpa' a ver' quc

,,f,xr t.nt* Rilx que ll hubieran tacado y con tantl violclrcir'l

.l l contextol uPodla la pobre proceder cn el Ituero conlcxto,,rrno si no hubiera salido nuncl del primer conte\to'l Pero- eso

, " io qu. trataba de hacer. prescindir.del contexto Juan

l,tluardo echaba miradas a los vikingos circundantes no tuera

,1rrc ie notaran el halo que le estaba apareciendo en la cabeza y

llr'.o"uiun a patadas dei contexto del Storkállaren Porque' ha-

l,f ,Ño .n ptutu, ique trataban de hacer esos turcos inlbéciles'

, t"iliu¡"t' "r¡.za

de chorlito, esos griegos primitivos cuando

.ncerraban a sus mujeres' a sus hijas, a sus hemlanas' .pon ien-

(lole barrotes a las ventanas' bajando las cortinas' echándole

tendado a sus departamentos? Mantenerlas en el contexto de

tiir'oiá.ut en Asia Menor. il-o mismo, lo mismo pasaba con

riii cárniso.lott iQuieren sujetarnos en el contexto los desgra-

ciados! Esto lo decía en voz alta' gritando casi' y dejando caer

iu rtlonuto despanzurradora sobre la mesa' Los vikingos' entre

lclornlilados y agresivos, se volvian del lado del despanzurra-

rior. iQué mosca te picó jávla ch¡lenare 2

p.-l io recordado aqui sobre Humberto y Jorge fue despucs

.luan Eduardo iquién pudiera creerlol olvidado casi enteramente

del contexto de'Ñuñoa se estaba acostumbrando' se habia a-

.ástumb.ado ya, ia la cerveza sueca! ¡a los porotos con azúcarl

ia la came usuda "on

mermelada encima! ial ketchup! y por si

.ito iu..o poco al pescado podrido' a las galletas de -pimienta'

ia iatsa trrca y el agua azucarada con anilina gusto a fresas'-É;;il "ntón."t"-p.opiamente,

la época de los descubri-

,.r.riantor- Jorge tenia intuiciones a cada rato El fue el primero

195

Page 195: Epoca de Descubrimientos

que clescubrió que Dios no es argentino' por lo menos.en Skil

nia. También una tarde, yendo por un paso bajo nivel dcsct¡

brió a un pcqueño, negro col.l.lo ei azabache, que con una hotl

da de elásiicós se aplicaba cuiciadosamente a quebrar una dcs

pués de otra las lámparas del túnel. Sc tomaba su tiempo cl

moroch,¡, naciie lo apuraba. En.rpleaba tuercas de media pulglde, nuevitas. Tenia los proyectiles en su estuche de plástitlrr

junto a un bolso en uno cle los extremos del paso bajo nivc:l'

Ronpia una lhrlpara derrumbándola entera con cuatro o cinctr

dispáros, votvia por tuercas y caminaba tranquilamente a borr-boicle"r ia lámpaia siguiente. Jorge iba en bicicleta y viendo cl

espectáculo caii pasó de largo porque un poco-no creia lo quc

esiaba viendo. El pequeño vivia en el Norraghetto, vestia za-

Datillcs cie stletir v buzo celeste. Las tuercas las había com-

prrdo con el dinero dt su Lrolsillo le gritaba 9 Jo-rge que.lo h!r-

tia agarrado de un brazo. iQué se creia él? iQué tenía quc

ver? i=Quería ir a la policia'i iQuc no se atreviera a ponerle una

nrano e]rcima el viejo de m...! Pcro Jorge no lo soltaba por misque pataleaba gritando que había recibido recién su asignaciónpe.sónal, qre óon su asignación personal habia comprado las

iu"r"ur, qua con sus tuercas estaba quebrando las lánp,aras,

iqué se cieíal Conversando con Humberto de intuiciones' Jorgc

reconocía que sin el impulso de ag¿rrar a patadas a ese pibe

insolente dÉ la gran putt y de no dejarlo levantarse mientras le

quedara un hueso bueno, sin la realidad punzante de ese

in.rpulso cornbinada con su inhibición igual de compulsiva, no

hubiera tenido nunca su intuición con niños africanos'Comenzó a tener cada vez nrás de estas intuiciones Veia u

un pequeño en la pantalla, cadavérico, lleno de moscas en laboca y-en los ojos. el vientre saliéndole como si estuviera en-

cinta, las mejillas hundidas, la mirada de viejo de tres años que

lo ha sufrido todo y a esa imagen contra su voluntad se le so-

breponia la del pequeño disparando sus tuercas nuevitas contra

los focos en esé túnel. Y allí comenzaba para Jo¡ge la vibra-

ción que amenazaba descalabrarlo todo. I-lumberto y Juan E-

duardo le pcciían que se explavara, pero Jorge hacia gestos, su-

daba como un caballo y se enoogía de hombros. iNo impona,che, no impofial Y volvÍa a su cerveza.

Pero. con el descubrimiento de la rnuerte de Descartes todo

fue distinto. Jorge desapureció de Lund. Así' de un dia para

Page 196: Epoca de Descubrimientos

,irr(). Marina -la había llamado a toda prisa desde la t:t-ft:it,ll lc.ro"atril diciéndole frases incoherentes que pareclan oc

;,: i,;;;; ;t;onái., q"" el tren salia dentro de dos minutos'

l,:,1:''::il;.i";;'d;,i; un n'u,o de silencio que va oirir, i:l', "i-*#;#;ii"-iu-.^pr i'o"ión era muv simple' f aldas'

i i, "\,rr.ná'.tr^ú"

iguÁ ¿t que habia ido a investigar'la muerte

lr,:' ii"r."r,át'.í"i-i"rr"no mismo Le escribía v volvia a escri-

]ll' ñil;il;. -ó"spuet

de un tiempo empezaron a volver to-

,i;'r't;-;;;;r, en el misno orden de despacho En el No¡¡a-

,,'1,"- ¿*i"" que Jorge estaba m¿rl d.esde el l.:ll:,T^o, tl^ q'"ii;r;;b.ió, ;"t"'"scándalo v repudio de Ia casi t"1i"oj9^1.: :i.:., ,rro.riiü,it. que Dios no es arqentino Que en la re\ elrclon

;i."ií;;;;;;"li;idcd de Dios' d-ebra buscarse todr la explicr'

,:¡,". il""ir?, i""tui¿n qu" la buenenroza Mlrina lo nrenos que

;,;t";;;;;'.; inventar r,lstorias de faldas En cuanto a los

(ucntos de Humberto sobre la investigación de.la'muerte de

i;;;;;.; no eran más que palabreria'- cortina de h.uT-:,.potu

;,.;li;;'i; iimple verdad: que Jorge estaba en.un nranrcomro' en

' ,. h,,..,r. va- v más seco que filete de bacalao de tanta LlroPJ

l"'"" i. "uíig"úln

a ingtrir los psiquiarras suecos que' colllo se

:;ü;"; ;;; Etcandinávia v st tumorea con un ruidito cada

i;;,i*;;;"-;i;;" la iorte Europer de los Derechos Hu

rr;;;, "; creen en el psicoan:rlisis ni en ningunr lorrla oe ac-

ción a distancia.Fl mismo Humbeúo que se habra quedado solo con la muerte

¿Jb.i.ott." p"rque Márina y Eliana hacran vida de reclusas o

ciesaparecÍan por semanas íunque, nunca- f1l*i^:1:..q,Y" l^había visto muy alegres por Copenhague o un buen-dla^telefo

',;;;"'á;;á; tr''tadrid múertas áe risa gritando por el.teléfono

oue en ese momenlo mismo iban por lá calla de Alcrli'.con lr

]iü"''lr,-,-''oá":j' I'p"tqu" Juan Eduardo viajrba todo Agosto

oiii uriu .on su Sonja I su Marja haciendo :an)f118 :,1 col],

.'eñi¡ de lsmael v la bella Birgitta que sentaoa a rrs.urrr¡d\ u(r

ffi;."..;"'i;'l:;;á ü0"1.. pu'áiu 'nu

Madona Nordic¡' en lin'

nor todo este abandono que hasta sus dejos tena de conspi

i""ii" J *itn- Hut¡.ttó miraba de reojo a dona Susana que

teiia con doña Blanca para iás ninos poúres salvadoreños del

:;;; L;;r;;;i''i"ntt",'lot nietos pasaban las vacrciones con

Riüñ';;¿;t,u ¿.t sol ¿No seiia cierto' no rendrirn 137otr

197

Page 197: Epoca de Descubrimientos

lo., r'or¡risru ios'l iNose le habria pasado... la mano... al mismol )(.\( iltt(.s'¡ ihsa si que seria grande!

I'cro. fcliznrente, las tinieblas se disiparon. Alguien vino delrst()t0llno donde según consenso unánime se cortaba el queso.Sr' llrtaba-nada menos que del conocido compañero AlelándroNuvasal, famoso por sus "Cartas desde el Eiilio... que én esao¡rortunidad venia a esparcir la buena nueva entre la colonia deLund y Malmó, es decir, la respuesta que tomó su tiempo peroque se encontró por fin a la comezón del quinto ano: el ietorno.Navasal gozaba de gran autoridad, espécialmente entre lasdamas. De manera que todo lo que se murmuraba sobre Jorge,el gran co-descubridor de la muerte de Descartes. se vino alsuelo por su propio peso. La cosa fue asi: una archienemiga deMarina tuvo la idea de preguntarle a Navasal a la salidá delacto público en que habló del retorno, con el esperado tonitoins.r¡ugnt-e, f venenoso, qué se contaba en Estocolmo de JorgePollack. Navasal estuvo mirándola desconcertado durante unossegundos. Luego se volvió hacia Marina como si la consultara:

"r,Jorge Pollack? Pero... icómo!... ¿No está en Argentina?',

-29 -

El capitán Herrera (ex-teniente Herrera porque desde hace unosmeses ha sido ascendido) lleva ya minutós sentado ante suescritorio. Su oficina es amplia, pero interior y mal iluminada.Un viejo tubo fluorescente pestañea con maloi modos sobre unejemplar de "El Mercurio" de esa mañana extendido sobre sucarpeta. El capitán tironea nervioso Ia punta de su bigotito, dagolpes con el boligrafo sobre el ejemplar del matutinol A ratos,sin contenerse y revolviendo sus botines bajo el escritorio, ieemascullando, chasqueando con un fastidio que mejor no se lecruce nadie por delante. Se endereza, agita la cabe)a. Subrayaun texto. largo, sigue leyendo, vuelve a subrayar, vuelve a su_brayar. iNo, no toiera más esa lectural Tira el boligrafo sobrela página y se pone de pie. Ahora está desabotonanáo ,u gr"r_rera de verano, de un blanco impecable.

Page 198: Epoca de Descubrimientos

'' i( ) rdenanza!"I l suboficial viene también en guerrera de verano, al trote,

lr,rr icndo retumbar el parquet del viejo edificio.''iA la orden, mi capitánl""iQue me preparen café!"''Si, mi capitán! iCafe! iA la ordenl"lrl capitán Herrera se echa a dar zancadas por el amplio hall,

rr:rnsformado en una bodega de archivos. iCuánta investiga-r r()n. cuánto interrogatorio, cuánto bandido comunista interro-lrrrlo. cuánto tontútil puesto en cintura! Aqui está todo. O clsit,,rlo. Maldito 1o que vale todo el trabajo, todo el esmero. Bastarrrrlr metida de pata para traerlo todo al suelo. Se detiene en elr t ntro del hall. se vuelve mirando su escritorio, se vuelve atrrrlos lados. Pero, iesto es una cueva! El general Carrascor¡,orque ahora es general, general por méritos, aunque disputa-lrles) tiene ventanales en su oficina, amplios ventanales ante los( llllles ventilar los humores. Con los ventanales tiene el cielo,ricne los jardines que flanquean el enorme edificio, tiene las

t,rrlomas, allá abajo, con su viejo echándoles pan. áTiene o te-nr¿? iMaldita sea! iEn la que se metió mi general Carrasco!il:n la que nos metió a todos! No hay un piojo en el mundo queno esté al tanto. 'Iodo el FBI metido en el país. El pais enrnnos de la justicia americana. iQué humillación! iMi general,rri general! Dentro de un par de días tendremos que responderrr csos americanos. El pueblo Ios sigue y los ovaciona por todas

¡rartes. Chile se transformó en una provincia romana. Se nosvinieron encima. ¡Dos de nuestros hombres nos piden! Con

¡rclos y señales. iDos de nuestros hombres! Y nada de mieles:"...para establecer la responsabilidad del gobiemo chileno en ellLsesinato en Washington de un ex-embajador chileno." ¿Cómose las ingeniaron para conseguir esas fotografías? iCómo?i'fiene que haber sido en Paraguay! En la embajada americanaen Asunción tiene que haber sido. La CIA tiene que habersido. iEl embajador, ése! iY ahora lo tenemos de embajadoraquí! El mismo hüo de puta autorizó las visas sin siquiera pedirconfirmación a Washington. Esa. .. esa mierda vestida de em-bajador tiene que haber fotocopiado los pasaportes. Ahora loscntrega al FBI. Nuestro técnico americano en explosivos y unoficial de ejército. iDe nuestro ejército! iAhora sí que la hizogrande mi general! iA quién se le ocurre ir a meterse en Para-

199

Page 199: Epoca de Descubrimientos

gu¿ry! Ilsa cueva de contr¿bündistils y dcgenerados! ipor r1rrr,no nrandó Ia gente dcsde aqui? iCuál era el problena? ipanrguay! iPrefer-ible el ivfato Crosso! iQué crcia mi general? r,eucsi los del I-'BI descubrian la pista en Washington iban a pensulquc fue Stroessner? iQue iban a scguir clesde Asunción a Johannesburg? LCon cse enbajldor, con esos mafiosos de parirguay? iMi general, nti generall Podría haberme preguntaclo.illa visto unas pclículasl iTop secret! iClassified! ilJndisclos:tble! iUt't oficial dc e.iército y nuestro técnico americano ellexplosii,osl iQué no va a contar el gringo si Io entresamos,/Esos... puritanos de la gran putr tien(n un3 justicia dc nlerct-drres. Negocian con los crin¡enes y Ios criminales. Tienen unmercado clel crinten. iSupernrercados de justicia! "Si me dicesquiénes actulron en llonta cor.)tra esc lider demócratacristian(,te rebajo dos años; si me dices cómo fue la cosa en BuenosAires conlra ese general, tres años." iA eso liaman tribunalcsde justicia! lMatcri¿listas, l.]tercantilistas, lacayos del becerrocle oro! Preferibles, sí, ntil veces preferibles las confesiones clclos comllnistlls... Esos por lo menos son honrbres, se aguantan.r,Y yo? r,Qué hago yo ahora con mi muie r? I lasta en la Cochinchin¿ han salido l¿s noticiils sobrc ei "suicidio" de Valla-dares. t,Qué hago con r.r.r i nujer, qué le digo? ieué ie digo a Iafamjlia de Vallacllres? iMi general, cór.r.ro puede hacern.le uniri¡ribonada asil N4ltar, ntatar coÍtlo en Chicago, fríamente, enpuro trámite . iY a los parientcs de unol... "Este, éste puede dartestin.lolrio en contra, imatenlo!" iDónde hemos venido a parar!iCónro puede conleterse un acto así! Y a mis espaldas, delibe-radanrentc a mis espaldas. Porque no me va a salir, mi general,con que no sabía qr:e Octavio Vallad¡rres era cuñado de minrr:jer. Elintinarlo asi, como un perro. Ni a mi se me pasó porla cabez¿ que no fucra suicidio. áCómo iba a pensar que... ¡yahora!... andan grithndolo por las calles. "iLo suicidaron. losuicidaron! il,os de la DINA lo suicidaron!"... ieué le digo,l)iosjto santo, qué le digo a nti mr_rjcr? iMaldita seal ¿Cómo vaa creer que no tengo nada que ver?...

El capitán Flerrera está de pie entre su asiento y el escritorio,tirhndose su bigotito de oficial, repasando la crónica irritantede esos filisteos de "El Mercurio". iTambién habrá que encar-garse de esos maricones un buen día! Entra el ordenanza con el

200

Page 200: Epoca de Descubrimientos

ri, v c¿si encima de é1, el general Carrasco que pasa tronando

I'r, rr su despacho./Vcnga a servirse su café a mi esc¡itorio, mi capitán! ¡tlno

¡ r rr r¡ri también, ordenanza! iCorriendo!"r\ la orden, mi general!"

I I ciLpitán Herrerá se ha abotonado su guerrera y equilibran-lL, su taza de café va tras un general Carrasco que parece

rlobiuclo con.ro nunca. Está de pie, las manos atrás' los dedos

r.rrrlro¡ileando en el aire. ante la alta ventana a la de¡echa de su

..( ritorio. Mira hacia el jardin. Ni una paloma de muestra'r.)Lr(n]a el sol, ya casi en el cenit. El general se vuelve hacia el

, ,Ll'itin Ilerrera. Hace su mueca caracteristica, desnudandolr:istl el fondo su dentadura de mandril Resopla. Desde que

ll( pronovido a general con atropeilo exagerado.de la jerar-L1ulii y pof unos núritos en el mejor de los casos. dudosos y en

,lt trcó.'.:le asesino múltiple e impune, le está lloviendo .cada

', i mns fuerte. Ahora mismo, caen rayos y centellas del cielo"l-a hora de las ratas, mi capitán, la hora del desembarco de

lirs ratas. No hay una en el barco del Estado' ni de muestra "''iQué se va a hacer?""l'alrece que vamos para chivos expiatorios, rni capitán l'os

viejos macucos y cobardes de la Corte Suprema se están pa-

',Lndo a los ameiicanos. iLos hijos de puta! iCobardes y nlari-

Lones! Desde Washington, los gringos insisten en esas cartas

l)etitorias. Van a interrcgar a nuestros hombres...""iNo pueden! ¡No tienen jurisdicciónl ¡Esto no es una pro-

vincia...""iCálmese, mi capitán, cálmese! No ganamos nada con sul-

lurarnos. ..""Pero, iNo tielten autoridadl...""iLa tienen, Ia tienenl Están sacando la voz porque tienen

respaldo de arriba. iSe lo digo yo!""Pero, pero... ¡esto es inaudito!..."El capiián tantea los bolsillos de su guerrera. El general le

indica la cajetilla sobre la carpeta. Hay un largo silencio mien-

tras el capiián chupa nerviosamente su cigarrillo. iSerá este el

momento de aclarárlo todo? iQué habrá ocurrido en la Canci-

liería? ¿Estarán fletándolos? iA encargarse de inteligencia nri-

litar en Chimbarongo? Esto se está transformando en un infier-no. Toda la prensa, toda la opinión en contra. No sólo aquí La

201

Page 201: Epoca de Descubrimientos

prensa an'rericen¿i, la europea. No se puede encender la radio,salir a la calle. I-os cornunistas están de plácemes. La ONU cncontra, la OEA en contra. No hey tontútil que no ande despo-t¡icando. Ilan desatado la canrpaña ntirs feroz contra el Gobicr.no N.'lilitar, contril el Ejército, coll.to si la institución gloriosa dcO'lliggins no fue¡¿ mhs que una banda de asesinos, un pulposiniestro, sus teutáculos llegando a Washington, a Ron]a, ¿r

donde sea con tal de asesinar al enenigo. iAparecen unos arti-culosl La conexión neofacista, la conexión cubana, el largobrazo de la DINA, el largo brazo de Pinochet, el Chacal delCono Sur. iY no es cicrto? ¿Y no es, por la reverenda cresta,ciento por cicnto cierto?... Y por si no bastara, su casa, sumujer, su flnrilie. Porque alejirndose no sea más que un po-quito para tomar perspectiva, él mjsmo está hasta el cuello. Enel misrno rcsunticlero. iCónto no vx a sentir repugnancia sumu.jcr'/ Asesinar friunrenle al esposo de su pobre hermana...Destruir una fantilia fcliz, honracla. iAsil como se revienta urlpulga. iQuién puede tolerar una canallada como ésta? Su mujerno io c1r:iere ccrca. iSe ha encerrado en un mutismo! Nunca l¿r

habia visto ¿si. Por dias de días abstraida. conto si hubierlperdido el juicio, cavilando sepa Dios qué pensamientos.Vue lve tarde, no cla explicaciones. iNo habla! Pasa horas in,terrninables cn casr de su hc¡ntana. la viuda de Valladares.I-loranjuntas rodeadas dc los tres huérfanos que quedaron y uncoro negro cle famili¡rres qlle murnluran venganzas cargados deodio. iQué cara poncrl iHay quc estar siempre escurriéndose?iNo puede seguir asi! Aqui ntc llan ocultado hechos que afec-t¿n en la carne a los mios. iEs o no usarlo a uno como unaesoupidera? ¡lt{e ticncl.t que clejar al tanto y me tcngo que poneren limpio!

El ordcnanza entra con el café del general y una carta.Carrasco da un vistazo al sobre, gruñe y lo abre con violencia.Basta un gesto ptra que el ordenanza salga casi volando, no sinantes agarrar h taza vacia del capitán. EI general está leyendocasi sin poder contenerse de espaldas a la venlana.

"iLo decia yo! Estos de la Cancillería están haciéndose en lospantalones! Ayer, ayer no más venían corriendo a cuadrarse.iFirmcs y a la orden! iJa, naval tenia que ser ése! El capitánAraya, embarca a la gente y se queda en la playa. iDesgracie-do! Pctinrerre y cobarde. ¡Esto es Io que le decía yo! ¡No hay

Page 202: Epoca de Descubrimientos

1'L r)lvidarse nunca, nunca, con ésos, mi capitán! iNunca! La

t,r ,t,,rir los retrató para siempre Ahora, hasta se dan el gusto

r p,"t"i "llot

n.tit.o, las tuercas Con el visto bueno del

¡ , ¡,,i, tnrento de Estacio... iEse hijo de puts!..Habla. con el, ho-

' ',,ll,,, fruncido el nlrricon. El honor de Chile' Ia lronra dc la\lr1',rrh. Desde el cornienzo lo dije a quien quiso oirme Ese es

,,,iii"0", un figurón, ni buenó pera pegarlo en hs prredcs'

il" io ii"Á.1 Cuindo necesitábamos resprldo rque hizo? iSe

,,,1i',, "n

lu "o,.'.tu.

eso hizo! iSe resfrió el caballerol Pisquito

' iin-n. iNo estoy! iDigan que no estoy! Pisquito con li-r,,,n. ¿Las castañas? Pues. icon las patas del gatol Para eso es-

r r r'l sato. iAh. ese... Estamos con los comunistas al cuello' en

l'..rtlie hrcen nltl los conlunistas y ése" ése"' iEse pinta pa-

,r traidor! ... "lrl capitán He¡reta ve que se abre una brecha en la perorata

,l, l general.';¿,iu, putut del gato? iMi general quiere decir, el pellejo de

V rrlhdares?"::iCju. i,"port, el pellejo de quién mientras no sea el suyo!

,t', r, yo le digo... "Eh. que dijo. mi c;tpitanl "

-Vailadares, cj'je, Octavio Valladrres, encargrdo de extran-

t, rie en Relacionis Exteriores' muerto hace ocho meses' cuña-

,1,, J. -i Áu:.t... iQué me decía usted de las patas del gato?"

silencio laigo en il despacho del general Carrasco' Flerrera

L stí dr: pie, aóusartdo. Cairasco ha ido a la ventana Busca pa-

runroi .n los techos, viejos en los iardines iNo hay ni vieios'

rr p¿lomas! Estl unos segunclos dando cuerda a su reloj por

i;,'.:.;;l;;. iLo L¡nico que"frltabal iotra vez la misma historia!

¡iioiia "?n¿ol

Sigue él silencio. El general espera que el ca-

¡ritán se aburra y sé uaya a su oficina. Pero el capitán no se va'

i,stá esperando 'también'

esperando como nunca' Esta vez se

ii.n"n qu" aclarar las cosas. Carrasco viene a su escritorio'

vr.i""ái .""roje que le enviaron desde la Cancilleria' Está de

i*. lrent. "t cap;ten Herrera que agurrda con semblante rigi-llo. Ei e.u.irl rira el papel sobie la ierpeta suspirando hondo'

iErt. ru?o del asunto ii qu" et. . morboso! Enredos personales'y-na¿u -"no, que con su brazo delecho ¿Cómo iba él a ima-

*inoi qu. ése eia et Valladares .. iMaldita, maldita sea! Ten-

tiiu q,i" rt"u., informado de la operación a Herrera Si lo hu-

bieraiecho, Herrera lo hubiera puesto al tanto de que se trata-

20.1

Page 203: Epoca de Descubrimientos

ba del cuñado de su mujer... Il¿rbrian encontrado otra salidlr.Entre parientcs icónto no iba a ceder Valladares? ilba a ceclcr',Ese cstaba en una ratonera tambicn. EI ministro lo había cleiatIrhur'er con los p.r:rponcs ) 1,, ¡an,,., en el holsilj,). 4tjc :;rs,aclcmás... iquc contaba todo csto? jEse Vallaciares era r¡llrpiezal Servia en la embajada de Chile en Buenos Aircs cuantftrhubo que proceder cont¡a un ex-gcneral clcl Eiército. Valladlrrcs -y Carrasco tenía informlcion segur¡- lubra rccogicio srratadito de papeles cuando se anl¡ó la grancle en Buenos Aircr.Lo envió al Canciller. O sea, ia la Armada! [nformación cor¡roésa, ia la Armada! Se sentia seguro el tal Valiadarcs. Muy pronaval, muy Patria y Libertad. Un lipo asr no \e .o,ru.n.a ornque él rnisrno jure que lo convencicron. A sLrjetos de esa espccie hay que taparles la boca para sienpre. ieuinientos cin.cuenta mil dólares costó tapárselu! El error, el unico cl.r.or lur,no razonarlo con Hcrrera. r,Y si lo hago ahora'?

Carrasco alarga la diestra hacia la caietilla <ieIlerrera se la alcanza con fria cortesia.

" jMi capitán, ya hablamos de este asunto!aqui en esos dias, ya le expliquó."

cigarrillos.

Usted no estabrr

_ "Hablamos hasta por ahi no más... Me aseguró usted que e IEjército no está implicado... iQuien está implicado ento;ces,1Fra el único hontbre que podia dar cucnta de esos pasaportes...Sc suicidó de un modo muy apropiado, r,no le parece?',

"Era de Iratria y Libertad, ino?""Y eso, iqué tiene que ver?""iSe acuerda de los quinientos cincuenta mil cjólares?.,"t Los qué...""No iba a ser tan fácil recuperarlos, de todos ntodos... En-

tiendo que siguen en las nrismas manos... Descontando lo quese habrá gastado el bicho con sus amantes..."

"cY qué tiene... ""Ya le dije. El Canciller se resfrió. No habia forma de que se

encargara él de los pasaportes. Para serle franco, tampoCo megustlba que vinieru a meter sus narices en nuestras opert(.¡ones. Eso es todo lo que nos afecta, capitán, créame. El acuerdofue olvidanros de ese fulano en Barcelona si el capo de patria yLibertad conseguia que nos extendieran los pasaportes y laisolicitudes de visa sin chistar y olvidándose complétamenti delasunto. EIlos tienen sus hombres en la administración. ellos se

Page 204: Epoca de Descubrimientos

I r iLr ('gl¿rron. Nosotros inada que ver! iSe lo juro, mi capitánl, ,,,',,,1t,1 r saber yo, mi que rido amigo, cómo iba a saber que

l lrrnrbre de ellos én la Cancllleria . Después, vino ese suici-,ln i,Qué quiere que Ie diga? .. Para mi, sigue siendo suici-,1,,, . Nó enóuentro'otra explicación... Créame, siento profun-,lrrLnte que una lamilia cristiana, una familia chilena en el

,,rr'. rLLlténtico sentido quede huérfana... Que su señora esposa,

,rr:r r[ln.]¿t tan sensible y distinguida . iAh' mi capitán' que

l, ,rlucia, qué desgracia!"'l'clo... pero, ¡Ñted no ne había dicho nada de esto!" De

l'.rtria y Libertad Y..."'',.('ambia algo ahora que se 1o digo?"''i(-ómo! iC-lai'o clue cambia! Digane, usted, ¿'qué no

¡,,rrlr'ia estar pensanclo yo a propósito de esos quinienos nlil dó-

I Lr r's',"'''I'cro, imi an.rigo!... iNo ne va a decir usted que" iNo! '

, I'cÍrsar algo asi de mí? iVamos mi capitán! LCómo voy a

,,1¡nderle c'on la sombra siquiera de una sospecha así? iQué, ntido ciel humor, qué barbaridadl iNi con el pensamiento, mi

( irl)itatn, ni con el pensamientol"l llsoi nazistas de Patria y Libertad.'. t'Cree usted que

lllos..."lil capitán, horrorizado y furibundo' piensa que el general

, sti pensando Io mismo que é1. El general, con esa expresion

''Lr¡,a de nrandril que sabe tod¿rs las canalladas que pueden co-

nrcter ciertos animales, le deja pensar que es asi, que están

¡rensando 1o mismo los rJos Pero la verdad es que el general

cstá pensanclo en otro capitulo de la misma historia' No nluy

,listinto en conteniclo, peio otro capítulo. Para empezar, el ge-

ncral está pensando eri el general suyo, su lider' iSu general

(lue no haie muoho y sentá;dose en la jerarquia lo ascendio egcnerall Si é1, su 1íd'er, su comandante infalible, lo abandona

cn estas apreturas... bueno... isus razones tendrá! iAltas razo-

ncs, razo;es de Estaclo! De eso no puede haber una pizca de

,Juda y todo lo que hay que hacer es apretar 10s.-dientes, doblar

lrL cabeza y qri lo q,ie iiene que cüer. caiga. Si hay que de-

sen.rpeñar el triste papel de chivo expiutorio' pues. ¡s€.desem-

peña! Pero, hay uñ :rsunto nlás innlediato, hay un deber que

cun.rplir sin dilación. Es el deber más doloroso de su carre¡a'

Pero. también, el que se asume y se cumple sin palabras por-

Page 205: Epoca de Descubrimientos

que es, scncillantente, subjinte. El generrl de Ia Republicl rdel lrjercito de Chile, Nelson Crrruico, tie,r. qua eii.,ir,rr. ,,dos de sus propios subalternos, dos ¿. ,i,, .","oi"jui'j. 'u.n,r,y gucrra en la larga, costos¿r, pero también victoriosa trcl,,,contra Ia subvcrsión bolchevique. Esos dos ¡on.,t iei"lon t,,,que los americanos quieren intérrogar. t_, .rtobiiiaoj"aái ,.gimen está en juego. No hay otra srliclo. podria t.,aleitos^ocrltado inde finidanr ente en algún rerJucto a.f , r..

-ñ"rol"unor,,,con esas fotografírs que han circLrJrdo y vuelro

" a,r.ui".io, .lnrundo entero, no tiene dónde. En lr-última iilu a.l'!"liri.,,los encontrarán. O los agentes ¿e la CrÁ á-ios'lñ,.i'd" r,,KCB iNo hry n:rd.r qLrc"huceri Terrdr:Ln qu.... -á.rrf,,r...l.

l,esll:ire((T. 5t. fcro n,,. iJh. eso llol. con:o l:t glLngren;r>ocirrl lr prrrriJez lrurrr:rn.r. Irt ,..rrronr ¡lrrrri,i"-¿"'la'iui t,.,,(5tJOo OeSnJCt rdo.C tOdo e.te tirntno ¡ de lr quc OtrO. lt.rOa,runo.ninros tenLJrün que se-sui¡ deshlcién¿or. l¿io"óiur'rurr.rr:t\lJ CU.tndu. l-.to. (.J tlrJdJ. s(Trii¡¡¡5 Cle lJ ptlliJ. e5(Osadalides y m¿irri¡cs de la sonrbr¡, ,.r",, lnlrlul"¿ol,

'"l..ii. "n

r,,pertc traser¿ de sus altares. ipero en sus lltures! Ha,oar-iaraonocidos, pasaritn a la historia conro ilventureros, desequilibra-dos, indignos del unifo¡nte clue osaron vestir; agentes de iaClA.,prorocrJor,\. .gcnres üe tr t(GIJ. ¡; .r;:;j;'r*;" ,.',\orx llptoJ dtgnJ dcl nonlbre, sobre la que escupirán el Des_t,r..io.y la Indignación. pcro, en lo, u,iat.s-in,i¡ii¡i.r'¿. LlellrA V l¡ J.u.ricir qLrcclur..rrr :rr. norrbrcs in.crir.rr nlur ¡lto.VU( o:rr,tn grrDitdo\ cn prigirr:r: JonJe reza: lnnlol.rci.rn

-Srrbli_

me... ¿Y el? iAh... éll Este serh su último ¿rctá en-ei'seiu,c,o1:tl\o de lu p¡rrir ¡. lr. liqLridación ¿. ,u, .n.Árüos:

"rá". "uos compilncros de luchu. u dos canaradas. Los tiene ya bajo:::'?dill :s!t1

s:guro Cc quc Virn I nrorir fcticc, por su Frrri:1.Ijor su Uencr:lt. ( rn'pcon Jel Anti(.ontUniSmo.

E^l general. Carrasco pestañea, pero apcnas se Ie nota. iser¿rasi? ¿O tend¡¿i todavia su Iicicr aiguna .".tu-* f, É"""""r""g"1Levanta la. cabeza y ve a un capi'ián Hen.era ;bsl;id;';;'susl::p-:',,:1.:l:' ) c\rr.rp,,t.rciones

"C.rnro r" nr,"rü,, .i",ip".r5c. et ltpO Con \lLrc.e en\.orrlró VuJj¡drrc, cn lr re.cpcion cJela embajada? Le die¡on esa informlcion .r""¿" .an'r.rá ¿alsur._ Fue Ia misma noche del sLricidio. El ;.;.rJi?;;;r."también estaba alli. Era un r:rt.. . un taf Ciiv¿iilo. Eirr.¿"Ca¡vallo, si. iCómo pucio escaparsen,.l S*no, ¿"ó,;;;" "

Page 206: Epoca de Descubrimientos

i, 11..r (lue no era suicidio? iAhora se va aclarando la cosa! Elr,¡"' rle llarcelona, el que salió con los dólares bajo el nombrel, llirrcncchea. era un Carvallo, un Eduardo Carvallo. iCómor,,, i i Il relación ¿tl tiro? ¡lmbécil de mi! iAhí está la cosa!

,l'.rrr iu y Libertad! iFueron los de Patria y Libertad! iCómolrr,'rr ¡rlia entrar ese Barrenechea? iNo será que mi general...l , lurrrrto Carvallo. .. sí... Me informan que en esa ocasión se

. rlrrrlrrron con gritos y abrazos... Como grandes amigos...I , lrrrrrcio Carvallo. .. Andaba con un cubano.. . iAsí que mi

) r( rill! ¡Asi que t.ni general y Patria y Libertadl...

30-

"(rl)ltba con fuerza sobre Lund un viento de esos que silban y

,rrrllun. Arremolinaba y amontonaba la nieve contra las casas.

N,r iba Sonja a abrir la puerta así, de buenas a primeras, sin,rrricsgarse á que el viento se la llevara con puerta y todo .Fs-rrrlrr oscuro ya, aunque no eran todavia las cinco Birgitta llcgo

t,rirnero que nadie, con Mónica pegada a su falda. Apenas,rrornaban los ojos y nariz de la pequeña metida en su buzo de

invierno forrado en piel. Sonja se arrodilló para quitarle las

l)otas y el buzo, llamando a Juan Dduardo que todavía tenialrlrndejas que llenar en la cocina. Birgitta sacudía sus botas so-

lrre la aspillera del vestibulo. Con Sonja habla en sueco."iY Marja?""Durmiendo todavía. Pero en cualquier

Ya es su hora.""Mejor que siga durmiendo, para que no

tld de la fiesta."

momento desPierta.

se nos canse en mi-

El comedor resplandecia de luz y colores. Habían alargado larnesa. Sobre ella lucían dos ramilletes de rosas y claveles en

grandes floreros de mayólica, un candelabro de plata con sus

siete velas blancas, vasos y copas de cristal de las que salíancomo bouquets servilletas de papel blancas, azules y rojas. Delas lámparas colgaban racimos multicolores de globos. Lasguirnaldas iban de una pared a la otra, orlaban cuadros y ven-

247

Page 207: Epoca de Descubrimientos

lrnts. Sohre 9] Irutt., 1l no c:rbrr nlrr. Brrndej¡r de Irulr,.,bornbones. pullcrrrs. .rldrviclre. ¡6¡ 16¿¡'' l;rr uniurr.' y cllll,r¡tidos,

, mayonesa, paré, palta, atún, salamc, ¡u-án.- doü.. r,,

mcsa habia tambien tres poncheras enormes aón lugo áa'nrr,,zana, naranja y frutilla. Lucian frcnte " un aonal""labao

",,,,velas rojas, dos tortes, una de n.lrz;rp.ln otr,, ,ie |rutiiiui; ler,, l,r

i?l l l!111, lr, dc crrrnplerr'ros. ¡:r rrttcrlJ doñr BlrnciL. [iirgrrr;roio unil nl rtdat y se trJgo una exciamación como sólo los suc

cos saben tragarlas."iOjojoj! cQuién se va a comer todo esro?,'

.Colpcrron I la puertr. Apareció doña Blanca en un nimbo rjcr'reve, con un bujto enontre bajo un poncho mapuche que lcllegaba a Ios pies."iAbran, por favor, abran que nre Iieva el viento!,,Florcncc.y Ariel que venian sujethnclola cJel poncho entrarorr

coÍ¡to trontba, sacLrdiendose la nieve. Se deshiiieron d" sr, ,,patos. gorros y casac¿ls, y se dirigieron sin más cerenlonias rrestudiar lo que había sobre l¿r mesa y el buffet. entre etils yahablaban mhs en sueco que en espariol. También, nlái-'"on.,usuecos que como chilcnos decidieron, inspeccionando las ban_dejus con urrr objctividltl qLle a Juan Eduardo lo so.aUu'¿" tas;cJsl irs. qtle.corneriiln y_qLré no. lfe allí, FlOrence pasó a verque se podrJ lttccr cn el firing. Birgittl entre r:rnto liregllrbe enlos coigadores del vestibulo la .opá que .onr"nr"O" u?"un utürse

No.demoró cn apilrecer Ritr. Venie con su nueva pareja )con Helenr. que hrbir crrmplirJo no hrcia mucho sus ¿ie, anos.r\o temrntba de quitrrse el abrigo la pequeña y ya estaba enaninada discusión con Florence comparando sus-chombas deil.1 I"::,y crprichoso dibLrjo. La de Fiorence u.niu á. iri-Oiu,lr de llelcnt de Bolivi:r. Juun Edurrdo lls dcsalio c que cn.contraran Islandia y Bolivia en el globo terraqueo iluminadoque había en el living, lo que las se;ó de la ci.irlu"ün po. unmomento. Ariel ya habia irrurnpido en el I iving por su cuenta,a la sueca, encendiendo todas ias lámparas y ;"!i;"d" d.l .,tante de Ios libros un enorme estuche én qu"-.rt"iun tá, oi'"ru,dcl ajedrez de Jurn Eduerdo. Ab5rmido i.f rnr"Já. J¡ino",ulas piezas sobre una mesita que trajo desde ,n ,incán y'cuyacubierta era un precioso tablero d"e aje¿re.. fo¿á-et'ju"goincluido un sarnov.lr. lo hrbir rrardo .luin E¿uer¿o Je ir-iJr¡a,

208

Page 208: Epoca de Descubrimientos

| ,, r¡ ) ( L¡rrndo quiso lucirlo como cosa exótica ante Humberto,

' r. tc djó la noticia de que esas especies se fabricaban en Tai-rr,rr v en serie.

I I ruevo sammanboende de Rita, Bengt Huldt, era un sueco

'1, l¡rrclo, de un metro ochenta o más, de ojos claros y saltones,

¡,r'lo rizado y rojizo, cara redonda y bondadosa. Sin mucha di-lr, ultrLcl, hablaba en polaco con Sonja y en español con Juanlrlrur¡clo. Rita lo miraba y hacía gestos a doña Blanca que not, rlinaba de acostumbrarse a su estilo de humor.

'lrste juega ping-pong en dos mesas al mismo tiempo. iJa.ja.l,rr Y hasta en tres y en cuatro, porque habla inglés, además del'' ( co con que lo parieron."

llengt Huldt, sin que doña Blanca supiera dónde poner larrsla, miraba a Rita con adoración, la boca abierta, los ojosrriursos y cálidos. Tal como esos perrazos San Bernardo sólo,¡rrc flacuchento hasta la lástima. Vibraba la idolatria ante Rita, rr los ojos de Bengt. Doña Blanca se preguntaba si ese sueco,¡rrc casi llegaba al techo no hablaria español sin entenderlo,rJlutl que los loros. Porque... ipor las cosas que estaba dicien-rlr l{ita! El lenguaje agresivo, chusco y hasta soez de la ex-, s¡'nsa de Juan Eduardo lo conocian todos. Tampoco vacilabat n aplicarlo y a veces hasta extremos insoportables para los( ircunstantes en el trato de Bengt - que era abogado y hasta se( staba especializando ahora que vivía con Rita y por puralrLrmanidad en la asistencia legal de los chilenos que pedianÍcfugio político. El tono y las palabras de Rita ni una empleadatloméstica los hubiera tolerado en Chile. Ella era la primera enseberlo. áQué le inspiraba esta laya de abusos con el manso ybuenazo de Bengt?

"iAndate a fumar a la terraza!""iAnda a buscarme un cenicero!""iDeja esa came para Helena!""Anda tú a buscar a la niña, tengo hora en la peluquería!"Pero esto era como nada. Muchas veces, en su presencia y

comentando con otros el respeto de costumbres, la considera-ción de los semejantes, la obediencia de las disposiciones másnimias que Bengt, como sueco y como abogado, no iba a in-fringir ni por nada del munco, Rita se le reía en la cara.

"iSueco tarado! iSueco tenía que ser el idiota!"

249

Page 209: Epoca de Descubrimientos

Clómo recibia Bengt en su fuero interno la violencia gratLttt,r

y soez de Rita era un enignra en la colonia. La teoría del peltrrSan Bernardo, fiel. boquiabierto, infinitamente paciente eril l(r

que se venia primero a la cabeza de todo el mundo. iEstossuecosl iEmpezar como vikingos y terminar como San Bctna¡dosl Pero circulaban otras teorias y de todas echaban manosios habitantes del No¡ra y Óstraghetto. En primer Iugar, estrr

tlan l¿l teoría del sentimiento de culpa de los suecos. favorita tlcHumbeno y de casi todos los alkis,y la del paternalismo tcrcermundista que contaba con el apoyo incondicional de MigLrclBalaguer y el grupo uruguayo. Corria por sociologia esta última y hacia trinar de rabia a los estudiantes africanos, aunqttt'para éstos también era cierto que los latinoamericanos no erlrrlni chicha ni limonada, muchos menos teóricos. flabia más terr

rias. Por ejenrplo, la que se fundaba en une supuesta timidez v

hastn cobardia de los suecos. Una prueba de esta teoría, argüian muchos, estaba a la vista en la relación de los sexos vque fueran los suecos y nos las suecas quienes se ocupaban cltla cocina. Un ecuatoriano que habia dedicado años de años e lltlectura de Strindberg terminó por dejarlo de lado porque en stt

opinión Ia leoria de los suecos gallinas era carrera corrida, esc

Strindberg puro fagot, chaval que se moría de miedo ante llr

sola idea de matrimonio y que sudaba angustias ante las tinicblas de la patemidad.

"Uf, una porqueria de hornbre ese Strindberg. iA caballo y

en h sierra lo qui-ierl vcrl '

Algunos argentinos gritaban en el café del Ostraghetto sLt

opinión sobre la teoria de los suecos gallinas. Para los ¿rrgent¡-nos, la actitud de los suecos ante sus mujercitas era una con l¿

alkohol politik y la prohibición de la violencia en el cine y Ia

televisión donde ni al pato Donald le aguantaban usar pistolas.Lo que ocurria, la verdad de lo que ocurria, no era que lossuecos fueran unos miedosos. El miedo que los suecos tenian,nriedo de ellos mismos era, miedo de la tranquilidad con quepodian salir al patio, coger el hacha y izás! resolver la diferencia cortándole la cabeza a su mujercita. Asi argüian los argen-t inos :

"iSos un zonzo, che! iQué boludez! Estos lo único a quetienen miedo es al hacha."

.2 r0

Page 210: Epoca de Descubrimientos

', tuerr crerto, ila pobre Rita! iEl león en cuyo hocico metia. l.r lr c¿beza. la pedazo de Caperucita Rojal Pero, la teoria de

1 lL ()rrsi la teoria grande, la que todos escuchaban con res

L, i,i \ convicción suma y transmitian cuchicheando' la teorir

',',r,, ¡r rLrLjculada en público pero sabida por todos -alacalufes,

'rL.rrurics, caribes y chonos- desde que ponían los pies en',r,, irr cra la tcoria de los genes o del mercado genético inter-

', rrnal. con-to la llamaban los teóricos uruguayos que here-

lr L)n cste explicación de los brasileños. Los b¡asileños habiln,, r,, rxdo ca;i todos a Brasil. Según la teoria del merc¿Ldo,, nt'rico internacional. Ios suecos estarian llegando a un pllnto

'1, \iltLrración en lo que respecta a su población de disléricos d"r,,rlirs les varieclades, mongoloides, autist¿ls, daltonianos' es

rrzofrénicos, alérgicos, ciegos, tullidos' morones' en fin, de

L r ( LlrÍrto hay en li feria de las taras. 'fambien, de acuerdo e la

'lr.,nra lco¡ia, los suecos estarÍan llegando a un punto, debido a

I r lrrltu de sol, en que seria hasta cientifico decir que no tienen,rL l. Apcnas una pelicula transparente Por lo demás' no. hay

,,,,,, qué ua. la acné en sus car¿ls que parecen paredes mal en-

I Lrlrillacias con esperma. Así, están expuestos estos suecos co

llr,r natlie ai mundo externo, y a los virus y bacilos que vienen

rLsirs latitudes en número infinitanrente mayor que ei de los

r,lrrgiados politlcos. Expuestos tanlbién a la polución cada vez

l)(or que lei está llegando con los vientos de Alemania' con las

,,,rrientes marinas d; Inglaterra, con los descalabros nucleares., on los naufragios, incendios y derrames de los supertanques

t,rrtloleros. En fin, un desastre. En tales condiciones, sigue la

tr'oria, ha surgido un nlovimiento, unos dicen espontaneo. o

Lros dicen controlado y secreto, unos hablan de politica de lalrLrrocracia sueca, otros de conspiración sueca archiesotéricu,rrtros han ilegado al extremo casi increíble de afirmar que de io

rlLle en verdad se trata es de una conspiración de los genes sue-

( os mismos que desde muy adelltro del organismo sueco ac-

cionan palanCas que mueven a estos vikingos como si fueran

.,rormei grúas electrónicas. Estos genes serian los que dictaben

rr los clemagogos suecos de izquierda sus consignas sobre la

nccesidad dé importar svartskallar. Los otros genes' los genes

contrarios o genes del instinto de muerte seri¿rn los que dictan a

los demagogos de derecha sus gritos de iFuera con los 'svar¡.ska1la¡ ! isuecia para los suecos! Svenskt Sverrye/

l

Page 211: Epoca de Descubrimientos

Pero, sea como sea, lo que cuenta es que este movinticnttlgcneralizado tiene como objetivo importar genes, desde el 'l'crcer Mundo -es decir, genes que están con su ADN y sus pr()granras nuevitos, que casi saltan de frescos que están, y quc tlser combinados con los genes suecos van a sacar barrierukrtodas las taras, defectos, malos humores, propensiones melalt.cólicas, derrotistas y morbosas que han estado acumulándoscpor siglos entre sus intersticios. Incluso, más de un uruguayoha llegado a decir que hay en esto una inversión sensacion¿tldel desarrollo y el subdesarrollo, que Ios subdesarrollados sonIos suecos y los desarrollados los zulúes, los guaranies y losalacalufes. Como sea, el hecho indiscutible es la demanda dcgenes del Tercer Mundo, su valor incontrastable en el mercadogenético mundial. cualquiera sea. su especie o procedencia: gc"nes yaquis, genes caribes, viet, tamiles, bengalíes, sabras, pcr-sas, egipcios, yemenitas. Su incorporación al pool genéticosueco es asunto tan de primera prioridad según esta teoría quccosas como Ios insultos, improperios y atropellos del caso encuestión son para el afectado como besitos que le dan compa-rados con el tremendo y sustancial aporte de los genes mapu-ches de Rita que en el momento menos pensado puede decidirquedar encinta y vaciarlos en el dicho pool. De acuerdo a estateoria no podia extrañar a nadie que, por ejemplo, en ese mis-mo mon'rento Bengt corriera al primer chasquido de los dedosde la señora de sus genes a inflar los globos que trajo para elcumpleaños de Marja y que eran la última palabra en globos.

Con la llegada de Ismael y Humberto, que ese día tenían sureunión quincenal de lectura de Wittgenstein con Lars Moss-berg, la partida estaba completa.

Pero, se habian colado, sin avisar y sin siquiera un chocolatepara Ma¡a, Ios Sánchez que vivían a sólo unos pasos de Sonjay Juan Eduardo. Golpearon timidamente en la puerta vidrierade la terraza que daba al jardín común y Ariel fue a abrirles.Estos Sánchez, Luis, Adriana y sus dos hijos, sólo llevabanunos meses en Suecia. No tenian razones politicas para pedirasilo. Su caso era el de casi todos los chilenos que estaban lle-gando últimamente. Para la colonia, las cosas no estaban enabsoluto claras. üPerseguidos politicos? Quizás qué serian,quizás a qué venian. En la prensa comentaban algunos suecos

2i2

Page 212: Epoca de Descubrimientos

.ti¡, liL ópoca de la persecución politica había quedado atrás Se

,,,', i,rt,J la época -de

la persecución económica' El gobierno,, ,,, no -odifi.aba su política de asilo y amparaba igual a

, .r,)s Perseguidos econónjicos. Pero, cierto es también que.ha-

l,' ' Lrria disfinción y los perseguidos politicos la hacían: ellos, r,rr los verdaderos'perseguidos. áQuiénes eran estos persegui-

,1,,.' económicos? Unos logreros y unos oportunistas, eso eran'',rr contar que muy bien podía ser otra cosa y mejor no ha-

l,lt nros. De id.ioná y Luis, en los comienzos, no cupo duda a

.,ri" áe que eran ot;a cosa. Juan Eduardo, que por casualidad

',,,,i lu fo.iliu Sánchez el día de su llegada y sobre todo a los

,l, )\ pcqueños -José

y Antonio, de entre cuatro y seis años-1,, 1,,i,1oi o la falda de Adriana se indignó cuando oyó estas

lr. rlrladurías."i,l)erseguidos políticos? iEllos perseguidos políticos? I'De

,l,,nde salíeron con ésa? Si es por perseguidos politicos, verda-

,l( ros perseguidos políticos, icuántos hay en Lund? iAhí está la

lrsta que puilicó Pinochetl ¿Cuántos hay en Lund, a ver, cuán-

r,,, hay? iPerseguidos políticosl üQué dife-rencias hay entre los

srrnchóz y los políticos que hay en Lund? Si me preguntxn a,'ri, yo se las digo: Los Sánchez son de la clase trabsjadora y

l,rs folíticos de la clase de los buenos para nada "I'iro la colonia no se movió un jeme. Pasó juicio y astrnto

, oncluído. Los Sánchez eran individuos sin conciencia politica',i,.r conciencia de clase. Sólo venian a hacerse la América al

l)lrraiso sueco como tantos otros oportunistas. que se colaban

rr¡rrovechando el pánico. Que fueran a contarles sus cuentos a

Iris autoridades suecas, pero que no soñaran que se los iban a

lr¿gar en Ia colonia. Juan Eduardo no hizo caso'":ilumpen? iUstedes serán lumpen! ¡A mí no me vienen con

i'sas!"Ásí fue en el primer tiempo de la ilegada de los- Sánchez' Pe-

ro, tratando de encontrarlea trabajo. Juan Eduardo iba de sor-

r)resa en sorDresa. No lceptaban nada de lo que se olrecia'\obre todo, no querian trabajo que los rebejara No' gracias

l'referían "i din.io que les daba el Servicio Social Además'

tenían asignación de estudio, de arriendo, de alimento y ves-

tuario poisus dos hijos. No veían razón pata apurarse en tra-

bajar. i{abia que taniear con cuidado, explorar todas las^posi-

triiidu¿"s. Juan Eduardo tenía que morderse la lengua' iQue se

213

Page 213: Epoca de Descubrimientos

creian éstos? En este últinto tientpo, Aclriana habia enpezatl,,,renferrnerse con sospcchosa frecuencia. Nacjic sabia que cJcrrr,,nios ocurria en su organismo. Sentia cloiores que no iabÍa itcr,cribir ni ubic¿r. I-e vcnian desr.nayos en los buses. elt el corlcoVivia noches de angustia, de insomnio..luan Eduarclo es(ll¡¡rseguro de que Ilita ie contagió todas cst¿ls '.cnfernteclaclcs.,Iiasta ¡Ltcnción psiqujátt.ica estaba tratando cie conseguir ulliÍnamcnle. Sulria fueftes neuralgias, caia cn profunclis cic¡,n.siones. Llegó a ocurrirsele que las autoridades succ¿rs debirlrlr¿lcr a sus padres 1, sus hernranas dc Chilc, porque no poclra l,rcon l¿l toftura, si, la tortura que le causaba la burocraiia sc¡.,,,rirndola de 1os suyos. Entpezó a h¿blar cle "cc¡nflictos de idcnlidad", de "desgarrarniento cultural". Juan Eduarclo no sabia r¡rrr.hacer con ei papelón en que lo rletian. La colonia enter¿ sc lrreiria en ia cara. IIabia caido redondo, apadrinancio a un par tlt.piojentos del lurnpen chileno. Lo peor de todo era que nir sólohabia instalado a los Sánchez acarreando en un carn¡ón to(lltespecie dc muebles y cachivaches amontonacjos en los clesvanes de esccpticos amigos, sino que les habia conseguido unircasa prícticamente al lado de Ia suya. iLos veci¡los quc habirrinstalado él rnismo, el anintaj! Dios santo. iqué hacei con escpar de sinr,ergüenzas'i Si, pero haciendo las cuentas con sincc.ridad, i,cluien era más sinvergüenza? ¿,Aclriana, l¿r victinra clcldesgarramiento cultural o Rita la descubrirjora de la l'órticlspension? L.c habia hecho la pregunta a Sonja una nochc. No por-quc tuv¡era dudas. sino por abrir su alnta ciecepcionada a l¿rclulce polaca. Sonja lo miró, se levantó, trajo café caliente dcla cocina y después de servirlo se aconrodó.junto a él en el softipidiéndole que la abrazara. iSi fuera por sinvergüenzaslJuan Eduardo vino desde la cocinl con fo enomte tort3 prcpa_rada por doña Blanca en alto. Lo escoltaban todos ios nruu,,..,rnenos Luis Sánchez que moviendose de un lado o ,úu usubiéndose en sillas tomaba las fotos de la ceremonia con uÁrenornte cállara de repórter que nadie sabia cómo hizo paracon'rprar.

_ Los pequeños se pusieron a aplaudir. Marja quc

recién habia despertado en una casa llena de luces, nrúsicu,regaios y globos y que sentadr ahora en su sillr altr cn lacabecera de la mesa y rodeada de toda la pandilla lanzaba aintervalos unos chillidos de aiegria que destemplaban, se quedómirando el cortejo de los mavores y la enorme tona con su vela

2t+

Page 214: Epoca de Descubrimientos

,, , r(lidl con la boca ablefia de par en par. La pequeña Mó-,,r r trcnsó que era ei momento de subirse en la silla y chillar, .r trrrtrién con todos sus pulmones La tofia quedó frente atlrtir (lue no sacaba ei habla y fue Birgitta quien empezó con

I rl, ( \'oz a cantar la canción de cumpleaños.

,Ojala que viv:tshasta cumPlir los cien años!,Oh, si. qur.'viva:hasta cumPlirlos!

Nlientras c¿lnt¿ban Birgitta miraba a su Ismael y su Mónicit:lrrrrn Erluarclo, a su Sonja -v su Marja. i,En que pensaría Rita,lrL tujo el brazo protector de Bengt cantaba contemplando a

tr,, ¡rcquchas'l Habia lágrimas en los ojos de Rita que no las

r, rrL [Lciles. Marja y Mónica, biijo el coro atronador de losrrir\ores, cal.ttbiaron de los chillidos al asombro y el susto'rl)ios cle los cielos, qué pasa aqLli! Toda esta gente gigantesca

rnonlonad¿l. iY se hin puesto a chillar todos al mismo tiempo!,,(.)ué hacer, que htcer? iseguir chillando con ellos o ponerse a

l,rlr? Pero yi est¿rban Birgitta y Sonja junto a ellas alzándolasr lrbruzándolas.

i\I¿rja no necesitó que le mostraran dos veces lo que teni:l,1,,e hácer con l¿i vel¿r y la apagó de un soplido. iOtra vez el

lliteríol Ahorr con aplausos ¡' risas Marja iba de asombro en

,,rc,,lbro. cQLré ocr-Lrre ahora? ¿Por qué se levantan todos con

L,rs platos en alto y grltan colno locos? Pero iqué está haciendo

lrr rramá! iEsta gcnte se va ¿l comer mi torta! if)ónde se fue larcla? iFlabía rina vela aquil cDónde está la vela? Una vela rojaiYo quiero la veia! iYo quiero la vela roja encendida! iYo,¡Lrieró fiuuir, soplar la vela, liuuirl iFiuuú, fiuuú, fiuuú! La

rlela está adcntró de la tofta. Hay que saltar, hay que chillar'lrry que chiiilllar para que la torta se abra, para que la vela.,riga-a uc. qué pasa, hay que chiiii, chiiii ..llar, hay que

l,cg"arle a la torta. l-f oma, torta, toma! Hay que embadurnarse.ui to.t^, hay que entbach,Lrnar al papá' a la mamá' a la Móniclcon torta. ¡'I'a,ta, ta,tal iY¿r estál ¿No querian torta?

Los niños ternlinaron con el chocolate y las galletas justo

cuando conlenzó en 1a televisión el espacio infantil, lo que

significaba unl hora por lo menos para que los mayores se

215

Page 215: Epoca de Descubrimientos

s.enta¡an tranquilos a la mesa. Sonja y Birgitta habían preparirdo cafe, echándolo en termos como es costumbre en Suecitrpara tenerlo a mano. Juan Eduardo con grandes manera¡ saq)del refrigerador un jarro de pisco con lirrión que ¿¡itrituvo

",,tragos rigurosantente igualcs. Bengt ocupaba un extremo"de llrnrcsu. A su derechil. Rira y a su iiquieráa, Birgitta. Ismael scubrco eJtlre BirsittJ y Humbefto, al que hubo que conuoca.,gritos abstraido como estaba enseñándole a Ariei los

"i...n,o*del ajeclrez. Vino hacia el comecjor nti¡ándolos o toJoi,-áun¿o-se golpecitos con el indice en la sien y significando'con Iosojos y la cebeza el :tjecirccista grande que ibi a salir de Aiiel.

Rita h¿bia hecho ser.rt¿rse a Adriana a su lado, repudiándo ula vista de todos la ve.:indad dc I_uis que, demasiaJi

-'.-oti' por"

ell:r. quedo cnte Adli.rn:r ¡ Sorrjr. Eir el exrrenlo oouar,o "13cngt. Jrr:rn Edulrdo rnlretentJ I \l.rrju que p;rtrlcrbl de ,cz

,^n cuando con giln¿ls de ir al living ctoncle'estába la gente inte,rcsante. A Ia der.echa de Juan Eduardo, junto a Éumberto,son¡eía leliz doña Bl¡nc¡, lu nrLry clrolic,r nradre de Aibenof;1u1

riaic :rh11 ...n q1r9 l-iure cje [5p]ñl rnclrbr en ,n "ongr.roüc ecotoAtirt. I)o¡r Bl.rn\.il ib:r dc Mlrrje a Scnja. de Son¡e uBi¡gitta. Sc senti¿r feliz en una casa doncje no tÉnio-qu."rufri.

l¿ls frccllentes granizadas del materialjsno ut.o. O,'rilroniru_br, no irnporl.rhu nrLrcho. porque la dulce Sonji q,i. i.áto u l,vlrgcn coDto clt.r.5ur'trciJ I los hlrcedorcs dcl granizo y el cielosc abrÍa radianre en cl corazón de doñl Blrnü. Bireítt; tum_bién Ie producia esos est:rdos de aima. Tenía que r.ao-nó*. qu.ni el padre l-arsson con sus ojos radiantes y su mistlca euange_lica le prociucia sentinriorroi tan hondosl ¿i;;i;';;. ü..,,santisinla nunca_h¿blul¡a ntcjor al corazón que cuando lo-l.,ac,acon el corlzon de trn.r rnLtjcr..'

No sc hubirn srnt.rdo tod:rvia y ya estaba Rita examinandot-l]eticulosaÍnente a Aclri¿nl.

"Es slress- nina. No cabe cluril, s¡ress. pero una fornra ntuyespecial de s¡ress. Los nrécjicos, los pobres, no atinan. i)icenesto. diccn-lo otro. Y¡). nienso que es el clim¿. El frio, ni¡a; tahunredtd. l)cro, ino srrlo el clinta, no c¡eas! iTodos estos añosliTodos estos horribles anos! El aislanlienro, I; i;.;;;;;..,los i.rijos que ya son LrÍros extranos... Se ale_jan, i"

"f .C'L¿.

vez más. iHasta se rjen! De sus parires, si, ie iien... ó."nu.r_tras costumbres, de nuestra cuitura..."

Page 216: Epoca de Descubrimientos

lrrrir llablaba tratando de sentar prestigio, especialmente, anteltrr¡'ittl y Sonja. Claro, esos dos... criticones que estaban all¡, rlt . I lumberto y lsmael, eran asunto serio y mientras ha-l,l,rl'rr no dejaba de mirarlos. Sobre todo la fastidiaba Humberto¡ r { r¡yos ojos de coyote buscón estaba asomando ya una lla-rllrrrr saldónica que a Rita le hacía hervir la sangre. Seguro quelr.r, ir'rdo como que le atraían los balbuceos de Marja escucha-l,.r v sopesaba cada una de sus palabras. iAhi Io tienen! iAhora,,rrrcil! Rita sentía que se le envenenaba la sangre. iQué se ha

, r, rilo éste, qué se ha creído! Rita seguia con su perorata sobre

'l t rilio, la pérdida de identidad, Ia disolución de la familia, la¡,, (lida de todo, todo, niña, sin que Humbefto por su parte -llrnrberto que, cor1lo era conocimiento universal en Lund ylr,rsLrL en Malnó, no sólo habia descubierto el exilio, sino que,l{ sl)ués de descubrirlo lo habia vuelto a cubrir, en un acto de

',, s,icióh de la negación que en su tiempo dejó desconcertadosL lsrnael, a Jorge, a Marina, al mulato Balaguer y alegrementefririrvillados a Lars lt4ossberg y Torsten Adelsson- se dignaralrrccr siquiera el comentario: iVes este diente que tengo aquí?

Irl caso de Bengt era enteramente opuesto. Sonriendo com-,llLcido, se mostraba, igual que Ad¡iana, en todo de acuerdo,on llita. Más todavia: diez doctores no iban a bastar para en-(irlgarse de los casos que él conocia. iLo que no habia visto él!llclesconcierto, la confusión, la caída incluso de personas res-

lretables, educadas, en conductas... erráticas... disparatadas...rrrcriles... idiotas... Si, icliotas. No iba a entrar en detalles, por\ulluesto. iEsas cosas I .. .

"Sólo un estado de radical alienación, puede explicar que

l)crsonas civilizadas, entelamente normales, padres de familia,rr:rdres, se encuentren dc pronto en situaciones de cruel expo-rición, de, de... No, mejor no entrar en detalles..."

llita suspiraba. Adriana suspiraba viendo que Rita suspiraba.iQué delicado de parte de Bengt no entrar en detalles! CadaLrno de los presentes conocia iunos detalles! Luis miraba conlos ojos de par en par a Bengt sin entender de que m... estabahablando el caballero. Juan Eduardo, defendiéndose de Marja.lr polaca-chilena de un año que trataba de colgarse de susorejas, repafií:r miradas de soslayo entre Humberto y Rita. Nole iba tan mal en la cabecera de la mesa: tenia a Marja para reirlranquilo y que los otros se atrevieran a decir de qué. Doña

2t7

Page 217: Epoca de Descubrimientos

Blanca, eneniga silenciosa de las honduras, no terminaba (ttasombrarse de todo el españoi de que hacia gala Sonja en t npo_co tienrpo de practiclrrlo y sin más profesor que JutnEduardo.. ¡Fstos europeos! iT'ienen el talentó de las Ienguas, nocabe duda! Sonja y doña Blanca reian intercambiando- frasesque distorsionaban piadosarrente el discurso de Bengt a unpaso de precipitarsc en Ias cataratas del shock cultriral, lupérdida de identidad y la disolución de las fanrilias chilenas enIas selvas ntaterial¡st:ls y consumistas del mundo industrial.

A estas alturas, Isntaci contenzaba a ponerse tieso. Miraba uBirgitta, a Bengt, rrttando de tomar distancia. Humberto queadelantando el cucrpo sobre la nresa invadía sin consideraciónel campo visual de cloñu lllanca, ntiraba a Bengt con la boca anredio abri¡. Pero, ino er¿ sueco 13engt? ZeuJ cosas sugeria,de qué estaba hablanclo? Si no fuer¿r por-su pronunciációncaracterístic¿rntente slleca dcl español, lo hubieia tomado porun argentino, un ufttguayo, un chileno, ¡un tonto del Cono Sur!iY Birgitta! iCónro poclÍa Birgitta estarse ahí sonriendo,alentando tamañas touterias'? Ismael buscaba qué hacer. Seacabó el jugo dc frutillas, se acabó el jugo dó naranjas, demanzanas_ No ha¡, .jugo. l,Será necesario decir algo aqui?Parece que si. iQuién es cl que está estudiando -cienciasocultas? ¡Maldita seal No queda ni un pedacito de torta en suplato con que ocupar ia boca. y este tiumberto, Zpor qué seestá tan callado? cQr-rién descubrió el exilio, quién descubrió lamuerte de l)escartes'l Silcncio absoluto clel Iádo del gran des-cubridor. iQué se hizo el crle? iSe comieron todas Ias galle_titas? En cualquier nrorrcÍrto, el gran descubridor se pariy se¿rranca al living con el pretexto de que tiene que seguir ense_ñado al prodigioso Aricl l¿s itberturas más conocidas:"

"Cada vez se habla mirs dc culturas... de códigos culturales,de reglas culturales, ique sc yo! Uno pertenece iuna cultura ysigue sus reglas casi sin da¡se cuenta de que las sigue... Ni si_quiera sabe que esta siguiendo reglas...,'

Ismael se detuvo. iBrillaban los ojos o eran sólo los anteojosde Bengt lo que brillaba? Birgitta aguardaba sonriendo. alén_tándolo. Rire eru rrnu colc3illr ¡sperendo su justificativo.,."iCómo.decir! iEs tan conplicado!... Cuando tú, Bengt, ha-blas de alien¿ción... iNo sé!..."

21IJ

Page 218: Epoca de Descubrimientos

\ llengt le quedaba tofta todavía y su segunda taza de café, .r.rl,rr siir en.rpezar, pero no tenía problemas en que la conver-.rr r1)n qlre ha6ia empezado con Rita y tomado velocidad.con él

r1,r¡i( nl rdelante. Separaba sus bocados que daba envidia con, I t ilnto del tenedor, envolviéndolos casi enteros en blanca

' r( nrir rluc sacaba a cucharadas de la fuente que le alcanzaba

lrrlir.', (.)Lrc es lo quc no sabes?"llir-qitta también queria saber qué era Jo que Ismael.no- sabía'

tlrrrficrto y Juan Eduardo estaban empezando a disfrutar-,l irstinra que no pudieran fumar en el comedor! Sobre todo con.r ¡,t t1ucñá Marja en medio de la charla. Luis seguia sin enten-

,1, i rtc que hablaban los caballeros y miraba intranquilo haciu'.rr nrlquina fctográfica con flash aguardándolo sobre una silla, rr cl rincón. iNó se podría tomar una foto al Sáock cultural?.N() seria hora de jugar a las cartas? Doña Blanca se habiar¡rocierado por fin de Marja que recién estaba dándose. cuenta,l, qLre Ia torta era para comerla. Rita que respondia sin

t,,,,trltma a los códigos culturales no escritos de que hablaba

i.,nrlel, sabia perfectamente lo que éste quería decir cuando,lL cia que no iabía. iAh, el muy imbécil de Bengt! iCuándovrin a éntender estos suecos! ison más retardados que los ale-

rrunesl El mandato de Rita dejó a Mónica con el dedo en lal)oCA.

"lDejalo terminar!"Ilengt casi se tragó el tenedor adelantándose a ofrecer sus

.r"uri, " lsmael. iLo habia interrumpido? iCómo ha podido

scr tan impertinente! Adelantó su diestra sobre el brazo de

llita, la portadora de los genes mapuches preciosos. Enrojeciacuda vez más el pobre Bengt. trsmael vacilaba entre seguirhablando o callarie. Podia hacer lo último gracias a la inter-vención furibunda de Rita. Además, había que pasar la fuente

con lo que quedaba de crema para Marja que pataleaba en lalrlci:r cle la f¿liz doña Blanca. Ismael comenzó a divagar mi-rando la mano de Bengt apretando la muñeca de Rita. Marja se

¡ruso a dar chillidos agudos como alfileres. iEsta Rita! Verda-deramente era como para creer en lo que fuera. Hasta en lateoria del pool genético. Pero ¿en qué estaba él? iAh, sÍ! con-

siderando él uso y abuso que se hacia a la vuelta de la esquina,

e n [,und. en Malñó, en Gotenburgo, en Estocolmo' ien dónde

Page 219: Epoca de Descubrimientos

no? de lo que forstcn Adelsson llamaba el argumento cultunl¿En qué idioteces se cnrbarcaba Bengt? áTenñ idea de qué estaba hablando? iCultural iNi Torsten Adelsson tenia ideal Es.taban inventanclo patr¿lñ¿rs. Como siempre. iEstos europeosliVuelta a la misnral ilnvcntándonos y uóluiéndonos a inventarpara arreglars_e la cabez¿... y para explotarnos sin problemas clcconciencia! iCultr-rral iArguntento culturall iAsí qúe viniendo uSuecia los chilenos cluedaban radicalmente aliinados de sLrcultura? áAsi que ulienados dc su cultura caian en comportamientos ¿rbsurdos. siÍ) oricnt¡ción, sin regla? Los padres chile_nos pueden, cn su alicinción cultural, llegar a la violencia cri_nrinal,.dcst¡uir a kts sLr¡os, dcstruirse, caér en la apatia, aban-donándose a la droga, la clisipación, la delincuencia, piiotean_do su propia inugen, su p:lsado, sus valores. pueden... iBah,lo.que.19.van a lrodcrl

-fodo por culpa de... iel desarraigocultural! ila alieneción cultLrrall iVaya ion estos bandidos! Lasque inventan pura seguir agarr.iLndo a dos manos. Juegan a lapelota con la cultura, la iclcnticllcl cultural. En eso viene"a parartodo. Nos invenlun por Il vcz enésima, nos descubren. ñoso_tros, por la vez enésinlr nos dcjamos descubrir con alegrecomplicidad. Ilita cstá cs¡terancio eso, ni más ni menos: quejuegue yo.tantbién ltt; p¡rlccita de la complicidad que mecorresponde para usi scntirse ratificada por mí, justifióada enIodo su egoismo, su vidjtu cn Luncl, su infidetiáai, sus frivoli_dades igualcs aqui c'1uc cn la qucbracla del ají, la pérdida de díaen dia, de ¿rño en año, cir. sLr licl¡r. ieuerrá eso

"también Bir-

gitta, querrá qLrc le ponga lu lim¿ ai argumento cultural deTorsten Adelsson, a lu :rlienación cultu¡ai de Bengt? y bien,áhablo o nte c¿llo? it_e di-qo a llengt lo que pienso"de su alie_nación cultural? ¿,1_es cligo e totlos lo que pienso de todos, quesorlos unos canallas cllicos cónrplices de unos canallas gran-des? iAh, este Hulrbcrto! r,l)or qLré no se hace cargo él?

iTerminó el programa infantil! Los niños cJmenzaron ainvadir el comeclor. Corrian ¡, gr.itaban como si el departamentofuera un gimnasio. Sin ponersc cle acuerdo estaban jugando alas escondidas, ocultándose cn los closets, en el cu;rt; de la_var, detrás de los sillones, bujo lu mesa del comedor.

Cuando las visit¿rs se fueron, no sin antes ordenarlo todo ylavar la vajilla, JLnn EdLrnrdo al¡razaba a Sonja en el vestibulo.

"¿Cansada? "

220

Page 220: Epoca de Descubrimientos

I )onde está Marja?"Srrnja fue al living, baió al subsuelo, fue al dorrnitorio y ll

l,,rrro. Volvió al living. ¿Dónde se habja nletido Mrr-ia? 'lLtrtn

Llrrrrclo la descubrió detrás del sofá, durmienclo de rodillas'',,,1,¡c los codos, chupltndose el pulgar entero' sill pet'derlr:

r:r t lrt .

3l -l o rlue son las cosas! iCólro nos canlbia la vidal"lui el comentario feliz de -lu¡n Ecluardo cuando su1'rcl clLte

I r¡is Sánchez, el fotógrafo lunlpen bueno para nacla. tcrnritlLr

l,( )r torl.rar las herramientls.('orro se dÜo, Luis Sítnchez encontraba que las cstlbilll

,lrrndo y con lá pura asistencil social y h¿cerse el stteco podiarl

llt'var con la Ádriana y los cabros una vidita qLle yll sc

r¡rrisieran sus compañeros del enlpleo nlinlttlo alla. cn ll¡rrblación, en Santiágo. Tenian una casita que no soñaban los

Iutres de la poblacién Santa Julia, dondc a Luis le tocrrb¿t

lirnpiar cuneias y cortar el pasto para sus ¡11s¡sgdg5 i.l sirr

rrtbajarle un veinte a nadiel La casa era nueva. cott ante-jardin'

tt'rra-za, calefacción central. Tenia recibidor v livirrg alfont'l)r¿dos, dormitorio para los niños' para ellos, pieza dt' lavrr'co¡.nedor y cocina instalada, refrigerador' freczer. televisi(rrl'tcléfono. Tenia... iPuchas' qué no tenial Si lo vierall stts

compañeros del emplco mininlo arregJando su jardin. cortln(locl césped, upor"undo las plantas, podando los ritrles.' crccrirrrt

que hibía conseguido pega de iardinero cn.casii clc ,ltlgLtnrlamilia sueca. iTendrÍa que s¿lc¿lr fotos de todo v Illitntlltrles ¿

Chile! iPara que vean, los huevoncslHabía seguido clases de succo. clases de ct¡nducción. No lc

tomó much-o hacerse de un aLlto, gracias il clon Juatr Edltltldo'lPucha que lo habia ayudado don.luan Eduardo! C-on los ttlue

bles, con la televisión. Hasta ollas para la cocina. Y ull ltuto de

segunda mano, también. barato I que no teniu qtte !tpLllirrsc cn

paigar. áCuándo iba a soñ¡Ll en Chile n1¿lÍrej¿rr l-iilt propio'l iYdel 76!

221

Page 221: Epoca de Descubrimientos

iY la Adrianal iCómo la habian atenclido a la Adrian¿l N.hubo ex,anen médico quc no le hic;eran. iToclo gruiis, ilc l.rme.jor! La señora chilena y la señora polaca di don -lLrurEduardo Ie dieron montoncs rle ropa y co;as p"i" tr.rr,i. iq,,.no consiguió Birgitta, la cor.nprñera sueca de Isntaell

Dcspués, eso si, la Adriana cornenzó con las frescurts. ljltambién se puso fresco, tcnia que reconocerlo. por ntcses vn.reses a cucryo de rey sin hlcer nacla. Hasta parl nttntcltcr clauto sacaban, sin trab¿ú¿r. pero, il¿r Adriana se pasi.rbal ilnventaba unos. cuentos! Que habia perdido la billetera, que lchabian robado una radio. ieue radio, qué biiletcra? t.asseñoritas del servicio social le creian a pies juntillos. iCuantotenia en Ia billetera, cuánto le costó Ia radiol euizás quién lcenseñaba. Apenas llcgó contó que habÍa perdiilo sus n.laletls.Que en ChiJe, en el aeropucrto, Ias habia pcrdiclo. euc al srlirle quitaron los ¡rocos cióiares que traia. ipúchasl y li crcverony le dier-on sus doiares y sus rlalctas sin chistar.

Al corrienzo, se hacia cl tonto. Después comenzó éi con ltsnrismas. Hasta sus lágriÍnas solt¿ba hablilndo con lls scñorltrsrubias, ojitos azules, sonrienres que palecian cle pelicula, c¡uetenian un corazón del porte dc una sandia. Tomiban nota lasseñoritas, se Ievantaban, venian a consolarlo, suspirancio. di_ciendo quizás qué dulzuras en sueco y extendiéndoie un pilslrcque puntualmente convertÍa en la caja.

. iLa pura. verdad que en Suecia amarraban Jos pcrros conlonganizas I

Doña Rita habia llevado a la Adriana a coÍttar quizas qLrúhistorias, puras cabezas de pescaclo, lloranrlo a mar;s, en cir_culos de señoras muy finas que hacian itja, tia, tja! le servruncafé, pasteiitos con crenla y la traian rJespues'en iLls coches delujo eL casa con paquetes cle ropa de seguncla nlano pero ele_gante. Al irse le daban besitos, palmaclitas en l¿ls nreilllas cjes-lizlndule por 5i luCrJ poco ¡¡ \obrc q¡c I v(.ce\l¡lrl lllieLLopor la cantidad de pllrt:L quc rnrrri.

Cuando Adriana tomó la de inventar enfermedacies. Luis co_menzó a sentirse enfermo dc verdad. La luz iue hrciéncioscpoco a poco. Al contienzo, creia que nadie se daba cuenta, queno habia sueco en Lund qrre no creyera al pie de l¿ lctra tocjlslas pa'Lr¿lñas que inventaban con Aclriana, ni clue tuviera coslrque reparar a la vida sin costos que se claban. C_.ierto. los

Page 222: Epoca de Descubrimientos

. LLIL os ponian caras. Pero, la Adriana lc decía que era de pu-,r,rriitiia, puro odio, porquc no eran "politicos", porque nolr rl,rur salido corriendo conlo ellos. los cobardes, que habiui,lL, jr csconderse en las entbaiadas el primer dia del golpe. Asi,l ,rrr ll Adriana. Pero las caras que algunos ponian al conrien-,, \l lils ponian todos. hasta el nrisnlo Juan Eduardo.Iut'cuando trató de inveÍrtar que le chocaron el coche nlien-

rr r', ('stabo cstacionado quc las cosas Ilegaron a su tórnrino. [-a

t,LllLrir la habia hecho ya un par de veces, a Ia perfección.rl"l,rL[r que hacer, Ias establn dando! Esta vez Jlanró a dos poliI r r\ l)¿lra que vieran el desastre con sus propios ojos y le ex-r, rrrlicran una nota p::Lra cobrar el seguro. l-uis sabi¡ ya sueco,rlicicnte para entender lo que el policia que llenaba el papel

, lr'r' irr a su con'rpañero.''i('hileno! Estos and¿rn robanclo y estafando por todos los

t,.rses del t.nundo con el cltcnto de Pinochet. iPobre Pinoclret!"Lsc fue el golpe en la nuca. iDe dónde habia sacado la

\rlliana que Ios suecos eratr tontos! Volvicndo a su casa, LuisL llrl)iccía a oscuras y a solas cn un coche que ni suyo era. Ilas-trr ¡rlaneaba apropiárselo sin pagar. ¡Esta cuestión se cortab¿rrlrora mismo! Comenzaria a trabajar en lo que fuera. iNo habia.,itlo basurero en Chile? iPor qué le iba a hacer asco en Suecilrr lir basura? Si habia que barrer, barreria.

lls¡L misma noche, ilegando a casa, enfrentó a Adriana. Los

lrcrnos entran mejor sobre caliente. La perla estaba en canla,(on su temro de café, sus galletas de chocolate, sus cigarrillosv su "Dallas" en la televisión.

"Mañana misnro voy a la oficina por trabaio, icualquicr tra-baio !"

"iQué pájaro te picó?"Luis se tomó su tiempo. Dio una vuelta por la cocina, totlló

rrn vaso de agua, volvió al dormitorio. Parado junto a la caÍl.la

doble estuvo mirando a Adriana. Luis se acercó a la pared,tlesenchufó el televisor.

"iEstoy diciendo que mañana voy a buscar trabajo!""Bueno, iy qué? iBusca trabajo, puh!""En esta casa las cosas cambiaron. Desde que entré por esa

puerta cambiaron.""áY qué te creis vos, que estai en Chile?""iNo me creo nada!"

Page 223: Epoca de Descubrimientos

"¡,Y entonces? ""iAqui se acabaron las linosnas, se acabaron los cuentos!'."r,Qué Iimosnas? ZI)e qué estai hablando?',"iSe acabaron las enfernredades!""iLo que faltaba! iAhora te las vai a d¿r de médico!,'"No hay que ser médico, basta con no ser tonto.""Pcro. isi estoy enferma! t,No vis que estoy enferma?',"Dc flojera cstai enferÍna. De comodidad. Estai enferma r

gual que ia fut¡e ósa. Ella te pegó las enferntedades. Una poruna. Enferntedades dc lutre."

" "iAsi que los ntédicos me dan remedjos por las puras hLri

I ltS

Ellos lo saben mejor qrrcnrédicos? iTe creis q Lrr.

que en este pais no huy

"iAsi mismitol Por las puras huifas.nadie... t,Creís que son huevones losson huevones los chilenos? ¿,'fe creisnras que huevones?"

"iNo cs pa'que grit¡s tanto!""Esta cuestión nturió aqui lno sigue más! Mañana nrisnto

enrpiezo a trabajar. iSe acabaron las sinverqüenzuras!", Luis no contenzo I trabajrr I la nrañ:Lnaliguicnte. pero si rria semana sigujente: limpieza de oficinas duánte la nochc enuna enornte fáb¡ica de cartones. Juan Eduardo no demoró ultsegundo en cambiar la cara que Ie estaba poniendo últimamen,te. No sólo eso. Vino a su casa con Sonja. Trajo una botella d0r ino húngaro y sllanre para picar mientias coñversaban acc.c¿rdc su trabtjo. Sonja fue con Adriana a enseñarle el punto de lachomba que llevaba. En un cuademo, Juan Eduardo tomó notade todo lo que se refería al trabajo de Luis: el pago por hora, elpago extraordinario, el rendimiento por hora. Al dia siguientefue con Luis a ver Ias cosas en el térreno. De alli, paíó a laoficina del contratista con el que habló golpeándoíe'la mesa:Que ro creyera que el chilenska indian"qie habia eÁpieadoandaba como un alacalufe huacho por el mundo. -laviist, Javrssl./" exclamaba el sueco sonriendo asustado a su diminutoinlerlocutor y corrigiendo aqui y allá el contrato de trabajo deLuis.

Birgitta también estaba feliz con el cambio de los Sánchez.No demoró en sumarse a Sonja. En corto tiempo, las dos for_maban trío con Adriana. La.llevaron con los niños, Jose yAntonio, al Tivoli de Copenhague, salieron a escuchar loscoros de la Catedral de Lund, los conciertos y representaciones

224

Page 224: Epoca de Descubrimientos

, ,rr.rl( \ (lc Malnró. Birgitta le tejió una chomba dccorada con! ,, ,lc ¡ravidad. igual que la de Sonja, y Adriana se movia,rrr' r I cspejo sin poder creer mi0ntras Birgitta la ayudaba conI L l( ll('

\ I'oco andar, Sonja iniciaba a Adriana en el trabajo deu¡t.ttit. Era su actividad antcs de casarse con Juan Eduardo.

I r ,ronrpañó los primeros dias, turnándose con Birgitta quer url)r( r tcnia mucho que enseñarle. Adriana, en los comienzos,1, ,r (lcsempeño como santarit. tenia a su cargo un anciano y,,rrr joven impedida. Esta vivia en un departamento en el centro.1, lr¡nd. Habia que asearla, vestirla, sacarla en su silla de

',r, ,l:rs a mirar vitrinas y recorrcr mercados. Le encantaban lrsrirrlcrias cargadas de productos envasados. Se entusiasmaba

, , rrsi salia de la silla tratando de agarrarlo todo, rugiendo' rrurtlo Adriana Ia sujetaba para que no se vinieran al suclo ellar lrrs ¡rirámides de tarros de men.nelada. Habia muchos deta-ll(., rluc tener en cuenta le advertia Sonja. De costumbres sue-,.r',. tle lo que se conversa y lo que no se conversa, de los pe-rr,rrlicos y revistas, del correo, de los alimentos, de las plantasr¡t( r¡ores, de los enchufes eléct¡icos, de la ternperatura arn-l,rr'rrtc, de la televisión. de máquinas de lavar, de las cosas querlrilrn que quedar al alcance de la mano de sus pacicntes, de la,,,rnida y la bebida dispuesta en el refrigerador y sobre Ia mesa

l,;r¡l el resto del dia.Lc empezaron a nacer amores a Adriana. Con su viejo, en

, s¡rccial, se sentia cada vez más ligada. Vivía en un departa-nrento enorme y señorial, siempre oscuro. Sólo estaban sepa-lrtias las cortinas de una de las ventanas del dormitorio ante la,¡tre había un escritorio cargado con Iibros y papeles. Extático y,,onriente, derecho sobre su silla de ruedas, Ia cabellera de plata,)ndeándole a medio camino sobre el cuello. el anciano con-tcrrplaba los jardines tapizados de juncos y tulipanes, el follajerirdiante de los castaños contra el azul intenso del cielo deverano. A veces, lo encontraba cabeceando sobre periódicos yrevistas; otras, recorriendo con una enorme lupa y murmurando¡rara sí quizás qué descubrimientos en viejas carpetas con per-gaminos grabados. Adriana sentÍa un estremecimiento desco-nocido yendo por la alfombra que cubria todo el living hacia larrlcoba del anciano. Comenzando a quitar las frazadas y sába-nas se serrtia embargada de pena y placer. Se llamaba Staffan

225

Page 225: Epoca de Descubrimientos

Strómberg. Herr Strómberg, lo llamó desde el comienzo y par.u

siempre. Estaba por cumplir los 90 años. Sobrevivía por caslcinco a su esposa, de la cual habÍa un óleo inmenso en el lugulde honor del living. Era bellisima, digna pareja de herr Strón),berg que en sus años fue apuesto como un noble de novela,Sobre una mesa de arrimo había fotos del matrimonio. En unmarco de plata herr Strómberg todo de blanco como un explo.rador africano en una terraza llena de luz. Adriana se quedaburnirando el rostro plácido de herr Strómberg, vestido impecablccon chaqueta acolchada de rojo oscuro y un pañuelo de seditabrigándole el cuello. Se había instalado al amanecer sin ayudude n¡die en su silla de ruedls y miraba sonriente, incred'trlo,encendidos los ojos, el despliegue de todos los colores ante suventana. úEstaria pensando en su bella? Oh, seguro que si. Ensu bella en el bosque, en el lago, en el jardin; en su bella dctiempos remotos, en días lejanos de felicidad sólo por él recor.dados. Adriana echaba las frazadas y sábanas hacia atrás, sa-cudía los almohadones de la alcoba matrimonial. Herr Stróm-berg giraba presto sobre su silla.

"iAh,... Adriana! iCómo está, querida Adriana!"Estaba mirándola intensamente unos segundos. Finalmente

levantaba la mano derecha y giraba hacia abajo el pulgar."Ned med Pinochet!"Adriana empujaba la silla de herr Strómberg por los senderos

de uno de los cementerios más antiguos de Lund. Era un rinconde paz junto a una avenida de árboles gigantes al pie del JardinBotánico. Por horas estaban los dos trabajando alrededor de latumba de Karin Strómberg preparando los bouquets de flores,limpiando los floreros de cristal, arrancando la naleza. Adria-na se quedaba mirando las manos trémulas de herr Strómberg.De sus manos iba a su frente, tan hermosa. a su cabellera blan-ca y delicada. Y de allí a la copa encumbrada de los árboles, alas nubes radiantes flotando en el cielo azul. Sentía que le a-pretaban el corazón. i,Quién se ocuparia de la tumba cuando elcuerpo de herr Strómberg descansara junto a los restos de suesposa? iQuién amaría, quién recordaria a Karin Strómbergcomo él? Los días lejanos de felicidad, muertos para siempre.Yendo por los senderos de ese viejo cementerio le venía una

Page 226: Epoca de Descubrimientos

L, t(./lr dcsconocida, muy honda, una tr¡steza que ponía tocjasL, r'()sls, todas sin faltar una, sus hijos. su Luis, su fanrilia cnI lrl(. sLl pasado, sus nuevos anrigos en Succia, en un iintbo de,,rrl)¡rs casi sin esperanzas. Empujaba la silla de herr Strór¡

t, r1, rrirando los follajes radiantes del Jardin Botánico, los ro-.rlr's lloridos, las muchachas descalzas danzando en el césped.

, ¡ , r¡ro no Se volvian a mirarlos siendo COmo eran bajo la plenalrr. lrrs inrágenes de la soledad y Ia muerte? Miraba y ntiraba enr,,h tlor Ia triste Adriana con herr Strómberg dando cabezadasr¡ sL¡ silia después de tanto sol y agitación. iPor qué nadie

r, rir. por qué no aceptar que no había scntido en las cosas, que¡r rrlrr tcnia valor, todo se escurriria igual sin dcjar huella? l,Qué., ¡rr de todo? Lo que iba a ser de herr Strónrberg, ieso serja!

Al pasar una tarde a visitarlo, habia encontrado una diLma, rrllrda junto al lecho leyendo. El anciano, sobre sus ¿rlnroha-

,i,rrrcs atendia sonriendo con los olos ccrrados. Era una nru.jcr,l, ojos profundos y cabellos rubios todavja que se volvió con, ',Prcsión severa. iSería su hija, una sobrina? Herr Strómberglr rr il esfuerzos por incorporarse.

''iAh, Adriana!... iQuerida, querida Adrianal"Si. con herr Strómberg extático ante las puenas de la ntuerte,

,rrle esa ventana en que se sucedian sin prisa las ilusiones deltir'nrpo, le estaba cambiando Ia vida a Adriana. Estaba cam-l,irurdo toda ella. Se le afinaba la silueta, Ia tristeza Ie ennoble-, riL los rasgos; la conmiseración le ahondaba la mirada. Los delrr colonia percibieron el cantbio. Comenzaron a aparecer por\r¡ casa con cualquier pretexto nuevos rostros. Luis no cabía en''rr pellejo de contento. Entraban en la colonia por fin. El son-¡icndo sus excusas, Adriana suspirando.

32-lrl retomo no fue un descubrimiento. Fue una invención poli-tica. Habia que hacer algo con los ntiles y miles de exiliados ose perderian para la causa. Conro una esponja, como un vanr,piro, los absorberia la sociedad industrial. El descubrinriento

227

Page 227: Epoca de Descubrimientos

ilcl exilio, tan cac¿rcado por esos disicjentes i1e Lund, signilrcaba que no había ningún cxilio. La sola manera dc exprtn,.rtamañe falsedad consistia eÍt el retorno. iCóno se iba a ictornar_del cxilio si no h¿bia ningún exilio? l.a verdadera negaL:¡()lcle ia ncgación era cl retorno, y los que cuestionaran esia olrt icdrd crrlt uno5 (leipi,lJdos.

Se discutió, 1' acaloradantente, si el rctorno era o no era L ltinvención. En el c:rfé deia Stadsbiblio¡ek. en el café de ia,!¡rciolctgiska Insl¡tution, en el café de la Akaclentiska Fórcnin¿,en cl café Stork¿illttren, en el Sparte-Kafé, el Lundagárd, Ka i,,para sólo nontbrar algunos, los intelectuales del Cono Sr¡rgolpe:rban las ntesas, queLrraban las tazas, daban vueltas losceniceros. decian, Jáyla problent! Fy f'an! y barbariclades rsrde intraducibles. discLrtiendo cl exilio y eJ rciorno a grito pelirdo. [Jnos dccian que las invenciones alguien las inventa nticntras que el retorno no lo invcntó nadie. iC-ómo que nadie? grit¡ban los otros. ¿conto que nadie? Los clerrotistás, los avudistas. Jos entreguistas, jesos lo inventaron! iy scbcnlos ,.,.,uv bicn( IU iellci' 'On:

LIabi¿ un uruguayo barbón, sucio, flaco como perro callejerLral que .luan Eduardo llantaba el Santo Espiritu porque se apa,rccia en todas parles y sientpre con su peculiar olor. Según é1,si alguien invcntó el retorno fue el retomo mismo.

"Se hace camino el ¿indar, che, se hace camino al anclar. Es_tlrs cosas Íto se inventan. No se hacen, nacen. Es conto los piretas. che. "

.luan Dduardo escuchaba haciéndose el sueco. La discusionsobre si "hacerse el sueco" era con "s" o con "2", se habíaelectuado antes. Un argentino que voló a Buenos Airesd.iciendo que el retorno se prueba retornando, sostcnia quc"hacerse el sueco" era con z, que bastaba ver un zueco en unrincon del vestibulo para darse cuenta.

"iBasta ver un zueco, che, basta verlo! ZViste esos zuecos deVan Gogh, viste el cuadro, ése? ¿Leiste a Heidegger? El útil sedesutiliza en la inutilidad. Vos, te digo, cuanáó te hacés clzueco te estás a lo que se da en el barullo cotidiano de lo i¡rau-tóntico. "

Para otro, argentino tantbién, hacerse el sueco era con ',s,' ydataba de la Guerra de los Treinta Años cuando la cosa máscomún del mundo era que los suecos se hicieran los suecos.

228

Page 228: Epoca de Descubrimientos

l, r,r. cl primero, cl que volvió a Buenos Aires, seguia iirtre en

ll , \iot(].le digo que este es un problcnla de ortografia' de fonética'

I r¡rr¿ confusión de fonemas, che."lrrrrr L-duarcio recuerda, ¿rhora' cuando han pasxclo t¿tntos

,r,,,s cn el barullo cotidiano de la inautenticidad lundense' que

, rr lrr época del retorno se hablaba también mucho de unidirr,, rrsic¡nalidad y multidinrensionalidad. Luis, cuando oia contar, ,trrs barbaridádes, se quedaba mirándolo, se ponÍa dc pie', ,,r ria a buscar su máquina iaponesa y Io desafiaba'

''i(lien coronas a qué l" ton1o tres fotos nientras pronuncia la

t ,, rlrtbrita !"llirsta en los informes y los corlunicados que corrian cie ma-

llr) u-n mano, en los análisis socio-politicos de la situación en

r lrilc, los diagnósticos y pronósticos sobre la gestión nrilit¿r' la

¡',rlitica agraña, el colipio inminente del milagro chilcno' cl1,,,."so dJl proyecto geopolitico de Pinochet apiuecian cada

rr'z con mái frecuencia él "sinlplisnlo unidinlensionrLl" de la,lict¿dura, la necesidad de un "enfoque nrultidirllension:rl"' "la

,,,genuidad unidireccional" de ciertos grupos enquistados en las

,iiiectivas del movimiento revolucionario' La "mentaiidad rrni

,,ricntada" de los viejos cuadros ideológicos dcbia dar paso al'',.'nfoque multiorientádo" cle las nuevas generaciones

. El "gap

l,rner;cional" podia reducirse a una simple fónlula: "anquilo-i,rLr.niento uniorlentado versus dialéctica multidireccional"'

Para Juan Eduardo están ligadas la epoca del retorno y le de

lrr unidimensionalidad. Cuando conversaba de estirs cosas con

rLrs compañeros suecos de trabajo, éstos se- quedaban miránclo-

tu. Hasá un cura vino de Chile a hablar de los peligros de la

logica lineal o unidimensional; y poco despues llegÓ otro con la

.o"nvergencia y la divergencia. Mientras la divergencia era he-

ccr el j-uego dé los militares, la convergencia era precisamcnte

.so. lá cJnve.gencia. Cuando de la convergencia y la diver-rencia el curale saltó sin más aviso a la congruencia y la in'iong*.n"iu, Juan Eduardo se levantó en medio de la cherla

thabla pagado treinta coronas a los de Ia solidaridad) pidicndo

't.i-itó o"u* ir "a las casit:rs". iCura huivergente!" iba diciendo

cl despanzurrador mientras bajaba de a cuatro peldaños las es-

crleras arrancando a Perderse.

229

Page 229: Epoca de Descubrimientos

Clon las nuevas ideas cambió el lenguaje. Hasta los insL¡jr.,cantbiaron. " I Cál late unidimensional !',1 .l LlanA"t. u urr"gl,,r.,,tángulo de convergencia!",'iHuevón incongruent"!,;'"r"i'i,,r,,1tos que se oian con frecuencia en Lund, aunque escaseaban clrMalnó por la concentración de trabajadores d;. ;; ¿;i;n ,,,,, ,(onvcrgencia quc le crsa dc algun compudre de cumDleJ r,\donde ceiebraban bailando.u."bi:ls y t,jneor, ó.r;jái 1,,,,sandwiches de lomiro, Ias empanadas ¿e cime',¡oLi¿á-il"l ui,,,,búlgaro. 'fanbién, el resentimiento

"on Io,

"rto"oi..ir., qu.cortaban el queso, ilevaba a los lundenses u inrrtturlÁi-ái",.,,do que eran todos una banda de unidimensionalerl qu...'lrrrr,,el i¡ucso lo corraban asi sie ndo más cllro qr" .t- Jel.i;-ou. t,,un¡cl lonrl cienrrlica cie cortarlo e, mutri¿imenrionr-t.-'

I)espues. de. un liempo, Ia unidimensionaliAaA y ia muttiAimensionalidad, se fueron conto vinieron. Tal conio la conucrgencia y Ia divergencia. pero, el retomo no..u tolnlrnio. t_.unidimensionalidad se iba como habia venido, la.on".ii.n.i,,se.ibu conro hlbrl venido. pero uno no podia a"toano,-"r,,,unJn¡ir \eDrdo. Aunque esro lrmbien se discutió un tientpo. Etl1o ¡rrue:o. los que se querlabrn alegrban qr. ,u J".ilün"r. c..ott J que no quelan volver como habian venido. Los que sciban, les replicaban que eso era una pura pi .ria pa.i no i,otv",nuncJ. forquc lu nronl aunque :e vistl de ,eda nionu se qucdl.Fslr pelcr. 'fe querclh de h vesridura O. l¡ ,on"ll áiuJn,, ,los suecos que, de acuerclo a la teoria O"l nr.i"o¿o u"n¿,i.ointernacional no estaban interesados para nadi * lo, i,"iiioo,rlc il nlunl. sino en sus genes.

Pcro lr dircusión de todus lJs discusiones. ll que se rclcnJ Jquién.inventó el retorno, no tenia nada de puro'birrnill"nro.Uno-de los conrpinches de Juen. Eduerdo q,i. ,iri, u iroü".¡"uui'l Nllll'ló: cu¡rs relrciones polrricrs egrbarr a f", rli", irpuras. re conrunreo une noche en que después de asistir a un con_cierto de piano dado por un vinúoso chileno * .L ñ*o-rr."osc comian unas albóndigas con papas saltadas enjuagánáolascon cerveza en el restaurante de la estación de fórro-"carriles.que el retorno era Ia línea de Moscú. Así, con tod;; ;;l;;.or,la linea de Moscú. Juan Eduardo, po, Io ó;t;l; n"lj"

"i",0t_ig f11 s.ncfgi cl¡yos compañeroi d. truúu¡o'e.u; ;;;;;;,ur.JJsr no nccc\t(tb.r cstr con[irm¡.iun. pero simujo que eri, pri_me ra noticia para é1.

-t.tc

Page 230: Epoca de Descubrimientos

',r lir orden viene de Moscú seguro que muchos van a co-

,,r' r,/ilr l liar bártulos."\1 rlilr siguiente, por la tarde el despanzurrador pasó a tomar

,' ¡.Lrro cie ce¡veza de Ia buena en el storkállaren- En una mesa.r rl,rrl I Iumberto, Ismael y Albeno que habia aparecido para,rt,rcsrr dc todos con una española habladora y descarada que

t,,r l() que decia llevaba años preparando un reportaje sobre

¡,,,lrrrion cn las costas de Vizcaya. Se habjan acercado tambienI rrrrrlrto Balaguer y su sueca hippie -

que lo importó y conl, (tur' se peleaba dia por medio. Ismael estaba encantado y les

1,.,, rrr cspncio. Cuando Juan Eduardo dijo que el retomo era lalrL, rr rlc llloscú, la española iba de uno a otro sin entender que

,' Lrlilr. sobre todo por qué enrojecia de esa manera Humberto,

'rrlrczrinclole el rojo por la nariz, invadiéndole el rostro yr, r'rinnncjole en las orejas. Hasta tuvo el impulso de agarrar la

rlrlrclor¿ la española y le pasó por la cabeza la ide¿ de unr, l)(rrtrÚe " Latinoamericanos en Lund". A Humberto le,,,,,"nró a subi¡ la reacción hasta unos altos que nadie le

, t,nocia. Balaguer que seguia siendo investigado por Ismael sin

',',rcho rcsultádo aunque algún poquín de información había, rrviirclo con Carmen a los de Berlin, sentia un impulso de

t,r'inlcros auxilios, de abrazar a Humberto y sujetarlo firme.r'i( gún ci, se trataba de síntomas ya identificados

-"iEstás.listo¡,,rrr el nrrnicomio, chico!"- propios de unos ataques de luci-,ler que se formaban con algo de epilepsia y algo de paranoiall cipañola casi se cayó de culo (ella misma lo expresó así) de

lrr risa. Humbeño estaba descompuesto. Le brotaba espuma porl()s rincones de la boca y se le daba un bledo de 1a saliva que

( scupi¿r cr.] la cara a la sueca hippie que no entendia nada.llirsta los clientes suecos del Storkállaren, acostumbrados ya alos gritos de los latinoamerikanska indianer se volvieron a:rl'rrcilr el lJmaño del rtaque.

"il-inea de dónde?.. üQué dices? iLínea, linea de Moscú?..¡llasta cuándo.. Pero.. ¡Hasta cuándo! . iMe van a decir hasta

cuándo?.. iNo van a terminar nunca los imbéciles... iLinea de

Moscú!.. La línea de Moscú es una cir-cun-fe-rencia!.. Es lavuelta del perro... Empieza en Moscú y termina en Moscú."

Estos ataques de lucidez como decía Balaguer que se llama-ban

-Balaguer seguía mirando con ojos que le salían, sobre

Lodo ahora que habia aparecido esta española bocona con una

tremenda máquina filmadora y esa risita antipática de tipa que

2ll

Page 231: Epoca de Descubrimientos

está de vuelta de todas las calles_ no los tenía con frecucrt r,rHumberto Henriquez. Lucidez _tenia y.u"úo. Son'lo, ir*¡,,.,de Iucidez los que tenía poco. Ismaei qr. no t...iniüu*,f. u.ponerse-de Ia sorpresa, sólo recordabá uno igual .n1t .,,t,,Lundagirrd, cuando le habló del argumento

"íiirini'"oru r,,exponia'lorsten Adelsson en sus clases de trunrÍbran""¡u ,1.tecnologias. iCultura!, había saltado Humberto tni-"á_á-on,,r,rhabia saltado con iLinea de Moscúl y

"n; J;o';lri,ijnáol. ,,,,pastel de nranzana con crema y cafe con tecne á un oáoái..,,,,nrelena ¿i la. Mistinguette, collar granate .on fr.Uiifi"¿"." u- ncapa, de terciopelo gris peria, se hibía quedado "on-.ii"n.¿,,r.en el aire. El poodle miraba con la btca a."áio-oüiir, r,,lengua ro.ja saiiéndole corlo una obscenidad

"nt.. ioJ"Uigo,"srcrrdo. tle creml. Humbeno aglrrlba un va(o de aAul .ln

saber si bebcrlo o echárselo en "h

cabezr " rr,r_"f. ü-nlancl,,mandobles a ia buena de Dios sobre la cul... la ¿;i...t;;;:

Ahora era igual con la línea de Moscú que "án

iá'iJ..,rrucon la dilerencia de que, aunque la hippie'ru.* frlro áilugo ,rcomienzo, nadie salió arrancándo .o.o u.ron"á ñ d;;; p.,,testando con su poodle en brazos, sino que pár-

"f""o,i.u.iupidieron cerveza de Ia buena para emborricharle et aiaque dclucidez al descubridor del exilio y Oirof u.rr.-"f - J"e;}r. f"producia Ia linea cle Moscú atravesada como la te"nia 'en

lagarganta.En fin, fuera o no fuera inventado el retorno, viniera cleMoscú, del Vaticano o de Berlín, lo que naAie óueáe'Jis"uri,es que en esa época

-cuando Luis Sánchez volvia de Malmócon ia c.rr,r lergr porque se estaban instalandt iun -Ui.n

.n)Lrccrt con Adlanx y IoS pequeños cuando iallá venian losc:urlrJoir\ .ü decirle que este era el tno del retorno y el pro_xr¡o. ct urio decisivo y que ntejor se apuraba enroúando la

canales de la radio sueca un tango ¿e Carlitos Caiá.i, iJ"¿. .lzorzd criollo decia! 'yo adivinó el parpadeo d;lu;-i;; ;r. ulo lejos r rn m¡rcrn<lo m¡ rerorno..: r"rnoi¿" -."" 'irüJn.¡o

inusitada aparecieron en la televisión "f gr;; ;;ir;óril,,

rrics lrr-ecnrinos y urugu:lyos. pero no p"eleánd"r. l" or"oi.¡rouc.LJt'Itos. 5tno C5pigtndo en la letre de eSe rango inrnOrtll Iuniv.ersal, a la búsqueda cje l¿ fitosofra ¿.1 ..iÁ?no, iu'rrp"¡ación del cxilio, Ias raices cultu¡ales. r_o, org.irtinoi ilo;r".los uruguayos tanrbién. Carlitos Gardel r..l.io¡o r*'u".r]'_¡.:.12

Page 232: Epoca de Descubrimientos

L,r, sLrs ojos. Ahora, nada menos que como el már1ir, el apos-i ,l y cl profeta del retomo. ¡Cantaba unas profundidadesl

Tengo miedo del encuentrocon el pasado que vuelvea enfrentarse con la vida

l.os uruguayos escuchaban como sólo ellos saben hacerlo,,,ogidos, nlisticos. iEs un profeta, che, es un profeta. ¿Te das

, r( r)tr, te das cuenta? iEs que no tenés miedo del encuentro.,n el pasado? iVuelve, che, vuelve el pasado! iEscuchá, no se,r'rtle una Carlitos!

Volver con la frente marchitalas nieves del tiempoplatelron mi sie n...

l.os argentinos se levantaban del living, iban al espejo delrr'cibidor a mi¡arse las sienes. Volvían pasándose la peineta porlrs nieves del tiempo. iBs un profeta, che, un zorzal vidente!LrLs mujercs, nostálgicas, melancólicas, románticas, abrazabanrr sus pequeños guaraníes escandinavos mientras trinaba Carlil( )S:

Pero el viajero que huyetarde o temprano detiene su andar.Y aunque el olvido que todo destruyehaya matado mi vieja ilusión,guardo escondida una esperanza humildeque es toda la fortuna de mi corazón.

llabía que apretar los dientes, sonarse las narices, ir a llorar:LI baño. iMi vieja ilusión! iMi peronismo, mi marxismo! iHannratado mi vieja ilusión! Huyendo, huyendo, el viajero perse-guido, llevando consigo su vieja ilusión, agonizando hasta caercie bruces sobre las piedras de las estepas géiidas de Escandi-navia. Tarde o temprano, sí, más temprano que tarde, detienesu andar. El olvido que todo destruye ha matado mi vieja ilu-sión revolucionaria. Pero, ¡Veinte años no es nada! Aunque lanieve y el tiempo platearon mi sien llevo escondida mi espe-

2:l ]

Page 233: Epoca de Descubrimientos

ranza humilde y vuelvo, vuelvo. Adivino el parpadeo de lrr,,luces que a lo le-jos van marcando mi retomo. Vuelvo, vuelvo,

Eliana no sabra qué pensar, como es tan frecuente que ocul.riten estos cesos. ¿,Era ella la tonta o los otros? Caminando dcscalza, en blusa y short, por las playas estrechas de Lomnur,hacia las cuentas del retorno con Marina.

"¿A donde va a volver Ia gente? iTe imaginas? ceué van lrhacer? iQuien les va a dar trabajo?"

Marina que también iba descalza pero sólo en short, roporque se hubiera vuelto sueca, decia, sino porque no estabitdispuesta a.pcrder un rayito de sol (lo que eia lo mismo t¡uehaberse vuelto sueca), hacia las veces de abogado del diabio."Dicen quc hay asistencia económica para Jos primerosmeses, mientras la gente se integra."

"Supón que si, supón que les pagan el pasaje y ies dan <iineropara comenzar. ¿Y despúes? iQue pasa después?,'

"Bueno. en algo ernpezarán a trabajar. Añesanía...""i'lú también con la aftesania! iHasta los ratones están ha_

ciendo artcs¿rnia en Chile!""Y.... nunce falta qué hacer para el que quiere trabajar...

Agricultura. . . ""iAgricultura! iEsa tarnbién, la agricultura! pero, ino ves quc

sc trata de gente que ni distingue un buey de una vaca? ¿y nohas oido de la ruina de los agricultores?"

"Yo digo que si hay apoyo económico al comienzo...',"iQuisiera ver ese apoyo! Son miles, ósabes? Decenas de

miles, cente¡las de miles...""iNo todos van a regresar!...""¿No todos? ZCuántos entonces? ¿Cien mil, cincuenta mil?

iTe imaginas? Apoyo para cincuenta mil, trabajo para cin_cuenta mil. Ilay un treinta por ciento de desemplec alií.',

"Bueno...si...pero...""ZNo te das cuenta que todo esto es puro sinsentido? iy tie-

nen a toda la gente hablando de retomo.""Pero, Eiiana,...""iPropaganda! iNada más que propaganda! Uno va a comprar

una parcela para exportar frutas, otro va a llevar un camionpara dedicarse al transporte, otros van a instalar una panaderia,un restau¡ante. Los de las botillerias hacen nata. il{asta decomprar fundos hablan algunos! Ahora que están baratos, di_

Page 234: Epoca de Descubrimientos

' r l)iircce que corre la plata para formar capitales Chile bajol'rr.r'llc[ se ha vuelto la meca de los inversionistas. iY fíjate!l" r',()nls que se han pasado la vida hablando de socialismo,¡Lr, el socialist.tto aqui que Ia explotación al1á. no piensan más

tll( ('n instalar un negocito, sentarse a la entrada y que le echen

lr t,lu¡valia en la registradora. iEse es todo tu retomo!":r(]uc negativa te has puesto! iHaz como los suecos, ¡ánk

'' Itink positivt 2 iDónde voy a ir yo, me dices? iDónde voy a

r '' i,Qué voy a hacer en Chile?"''rl'cro si no se trata de ti!"''llntonces, ádónde van Alberto, Ismael, Juan Eduardo? A

itr. ¿dónde van? Están condenados a morirse de hambre si

r( rlrcsan. Sin contar la CNI que los está esperando."''¡Si yo no hablo de ellos!""i,De quién hablas tú, entonces? iNo, espera! iYo te voy a

,lrcir! lú no hablas de nosotros, tú hablas de ellos.""i,Que hablo de quién?""l)é los trabaiadores, de los obreros. No me vas a decir que

ro. 'lú hablas de Luis, Adriana, de los estibadores de Malmór¡rre no has visto en tu vida. Nosotros somos los profesionales'lrrs universitarios de Lund, los intelectuales."

"Pero, itú no crees!...""No creo, iqué?""Lo que estás diciendo, nosotros y ellos.""Aqui, si algo nos sobra es tiempo para pensar. Mira como lo

vco yo...""Pero, dime... iEllos retornan, nosotros nos quedamos?""iQué cosas dices, tonta! iQue no ves? Los obreros que lle-

gan de Chile donde vivian en el barro, bajo un techo de cartón.iin trabajo, ntuertos de hambre, tienen aqui casas de primera,

coche. televisión. vacaciones de cinco semanas en Esplña.iCómo se 1e ocurre que van a regresar? ¿Crees que estánenfermos del nate?... iUy, me duele el mate a mí! cSerá por el

sol o por las estupideces en que perdemos el tiempo?"

Como se ve, fueron Eliana y Marina las que descubrieron el

retorno, aunque el descubrimiento propiamente tal lo hizo Ma-

rina un¿r mañana en que viajaba en el trencito local a Malmóclonde la aguardaban como intérprete oficial de una pareja que

venia huyendo con sus pequeños del último golpe militar en

Page 235: Epoca de Descubrimientos

Bolivia. Se dccia que en La paz estaban apiicando Ios métotIr,,de la CNI: cogirn al interesaclo en la calie, lu,r,.tian er, u,,,rcamioneta sin patente y ibuenas nochesl

I-a buenantoza cordobesa iba Ieyencio una novela sob¡.r,exiliados chilenr¡s en España. La tcnia en ascuas la novela. S,.mordia los Iabios, dejaba de Iecr tratando de calma¡se, de haccrcon.ro su Jorge ingrato y nralo, eJ can;rlla. y ver los clos la<ior,que hay en todas las cosas. De tanto cn tanto fastidiacia con ltrlectura, nriraba por la ventanilla el paisaje radiante ¿.

-i,i

"rn,piña de Skánia. Pero, inútilmente. ño Iá abandonaba la furiiriQué ganas de asesinar al autor. iAristocratu ,.on,porn! ior. ,,,permitan estas barbaridades! En el libro, fos peiseguidots clclregimen milit¿r de Pinochet jro crrn ntus qué un ironton clrdiscutidores, hiios <1e su mamita, padres de a.oga,ti.toi, s"qucldores de dcspcnscs. ptrásitos, borrachitos] cesantcs vbuenos nJril nud:r. Marina. sin dur.,c (ucntr, rnJ\cullrbJ ilIproperios cn voz alta. Su vecina de asiento que la nriraba corrojos sensuales, resultó ser una succa cuya iamilia vivió poraños en Bogotá. Hablaba un español _dccia ella_ de diecisesaños. "Necesito mucho vocabulario", decia apreciando el bustode Marina. Pero bastó un signo pu., qua t..mina.oo losavances. La sueca suspiró. ieué le vamos i hacer! y se puso aconversar en neutro.

, Drstle que Jorge la dejo -por una sueca de Estocolnto, esta_br segurl y estrba viendoios a los dos, aunque naclie podíaprobarlo, aunque le telefoneaba muy misteriosa;tente v muv dt:vez en cuando el adúltero, no sabia de dóncle, uunqua'r" ,,i"rureaba que estaba en Buenos Aires, que estaba ,'en'el frioij, enBerlín, que recibia instrucción militai en Israel, en Libano, enArgelia- .no sabía por qué, ni cómo, un moclelo a" Áu¡.,sueca, intel€ctual, civilizada, cultivada, iba tomando cuerpo ensu mente. iDe dónde venía ese modelo? Tampoco sabiá conexactitud. Acaso fue formándose con detalles dé aqui y aliá: dela prensa, la televisión, el cine, la calle, las relacioneí.

-pero etmodelo estaba allÍ, cada vez más en control, emitiendá sus

señales desde la pafte de atrás de la cabeza. No s" t aUia ¿.ia¿oestar por_ la perdida de Jorge. perfeccionó su ingles. Un fii¿to-go americano la ayudaba. practicaba con él h;ras de horas.iEra un amor! [a seguiría de rodillas desde las u".*, uáoqulnadas de Lund hasta las escarchas perennes ae napa.anja.-if.aun amor, un verdadero amor! iTendría que terminar cambián_

236

Page 236: Epoca de Descubrimientos

t',1,, r lc linitivamente por Jorge? Ya veria' ya vería' Entre tanto'.l,,lrr rrbl su tiempo libre al arte, a la música. Leía sin descan-

,, Lil)ros ferninistas sobre todo, aunque no iba a renunciar ja-

,,,,,, r adornarse como un "objeto sexuol" y caminar en sus ta-

' 'r,( \ irltos cimbrando las caderas. Albeno y Eliana l¿r habian

rtr:rrrkr hacia los "verdaderos problemas" del mundo moderno'l r ,.ot icclad post-industrial como declan, los problemas de hoy,

r,, (lc anteayer. Asistia a conferencias y discusiones en grupo

,,,l,rc la energia, la polución, la entropía, e1 equilibrio ecológi-, ,, Iba también a charlas sobre el Medio Oriente' Centroame-

r, rr. Suclálrica. Se esforzaba por discutir racionalmente' porL L r r¿rcionalmente. Tal como ahora mismo que trataba de leer

r.rcionalmente ese maldito libro abierto sobre su falda iLolrrie papilla si no fuera que... Ponia, sus anteojos

-e-normes',,,,, n,"rtn, gruesos de ca;ey y automáticamente adaptables a la

lur- entre Jllu y t, interlocutor' sin importarle de qué tiendavcnia. Aqui, en esta capacidad de interponer los anteojos'r, sidia quizás la mayor áeuda de Marina a la sociedad sueca'

t litna tÉnia otra deuáa igual. En los comienzos, ninguna de las

,1,,s se avenia en especiai con la burocracia sueca Venían hu-

vcrrclo de Argentiná. Mataban en las calles en Argentina' E-

, hrban los ci'dáveres al mar' los tiraban en las plazas, en los

lrrrsurales, en fosas clandestinas abiertas por las noches' Jóve-

,,.:s profesionales, estudiantes universitarios' liceanos, iguall,omüres que mujeres, lo más granado de la generació1, ulti-rrrrdos todts .onio p.t.ot rabiosos. A la menor denuncia desa-

PlLrecían por las noóhes madres con sus crios, mujeres embara-

)adas de'las que no se sabía nunca más' Ella, Eliana' y los

otros salieron de Argentina en medio del terror para llegar aSuecia, a las oficinas, al tarjeteo impecable de unos-burócratas

l't"mani"s, sonrientes, educádos, serenos. ¡Demasiado .serenos!l'ero, ique no sabían de la carnicería? Sin inmutarse iban ha-

.ienáo ius preguntas, llenando sus formularios' Igual podía

demrmbarse el mundo, ellos seguian tecleando como si transa-

ran valores bursátiles. La serenidad en persona escribiendo a

rláquina, ceñida a su rol, a sus formularios' Marina, conte-

niendo Ia furia que sentía ante esta frialdad de autómatas, salía

de las entrevistai con las uñas clavadas en las palmas A Eliana

ie ocurria 1o mismo. cQué gente era ésta? tCómo podían des-

entenderse de los sufrimientos, de los seres deshechos que te-

nían ante sí? Pero. isi venían escapando del matadero!

237

Page 237: Epoca de Descubrimientos

Pasaron años antcs que EIiana y Marina adoptaran cllrr,,rnismas el modo de los suecos. Maiina seguia cluuánJár. 1,,,,uñas c¡r las palnras de vez en cuando p"-io ul ,o.pÁnd"rr.haciéndolo sabia también inmediarmente qr. nuUio ir" pon.,atención y ajustar Ios anteojos. Si se cjar¡ba las uñas iodavirrera en cierto modo al revés de antes. No poáiu"toi".". f,,,iuicios sectarios y a ia carrera de los refugiaáos páliti"áJrnfrn.Suecia y los suecos. Llegaban algunoi a .ónt."oon". 1,,sociedad sueca a las ,o"i"¿,ia., á.iéon;"su;. ;;;io#;';o,l,,,si los suecos tuvie¡an todavia mucho que upr"nd.i.-rJi" to,t,,de las so.ciedades suyas. Justo los ntismos'que grituUon-,J. t,,tortura, la mas¿lcre en las cárceles de Argentina, Chile vUruguay eran los que más desde arriba mirabín u I;;'.;";; '.

"ilos imtrcciles].,f en h p.t_ia en Estocolmo p".o no io uleo.uSJnt ritqo, decia hliJnt.

iEra tan ridiculo! pero también tan explicable. La infe¡lori,dld..el resentinriento de los pobres. Marina ,;rpi.ub. "o,i',unt,,rucroet y pregunlaba e su emiga.

"¿Estaremos volviéndonos materialistas?"Ll.irr,n:r. solrlha la clrcliacjl. Se rolvia ¡ Marinl ¡ estlba nri,rlndol¿ lurso rlto"iQué estuecia para ti?""illm.-. Balance... Si, balance. iy para tí?',"Yo diria objetividad.""iY no es lo mismo?""¿Te sientes un poquitín sueca a veces?""Para qué te voy a negar, muchas veces. ¿y tú?,,

, En el últinro tiempo el trabajo de Marina como interpretc sehacia más intenso. Gracias a su ingles, ,u ,u."o y'"ri"ij, .r_taban siempre llamándola. Con frecuencia via¡aUá a-?:áoenna_gue para.recibir refugiados latinoamericrnos,-iranios, kurdos,chinos vietnamitas, sudafricanos. Asi fue

"ono"ianJo oa.r"guidos politicos de otras latitucjes, razas, culturai, ,ir,.rnl p"liticos. Su trabajo la ponía en vivo conracto c".-üi ""il.o"o vcrntidad de rtropeJlos y crimenes _pillaje,

"*p.opiul-l-Of .*_putsr.on. mtsacre de pueblos enleros. odio raciál, persecucion

relrgtost. loñura. encarce lam ien to_ que a veces no entendiacasi,los alegatos de sus amigos latinoamericanos. ¡Si qr"-..""unidimensionales ! Le venían ganas de reirseles

"n iu "o.o,ins.ultarlos, restregarles encima su estrechez, su ignoranciá, suindiferencia, sus obsesiones de pobres infeiices ;;;;6 p"_

238

Page 238: Epoca de Descubrimientos

'tr( r)rs magulladuras sin idea de lo ocurria en el mundo. ZQué

',,rl,rrrn, qué leian de Pakistán, Punjab, Bangla Desh, Ceylán,lil,rrrrLr, Cambodia, Eritrea, Kurdistán, Mozambique estos

,t' Vlllecientes de nada. No hacian más que tomar café, gastar-

',r'r'l préstamo de estudios y rascarse las... cantando tangos y

lr, rlr [Lndo de Argentina.Ihrcno, ya se habian zafado de esa reyerta de aldea, gracias a

lrr,,s. Gratias a Suecia. Gracias a Eliana también. ZQué hubie-

r,r siclo de ella sin Eliana? iMejor no pensar! Como buena lec-

r,)rir, Eliana la tenía al tanto de la literatura americana y latino-,rrrcricana. En Córdoba le parecÍa que no habia más literatura,rrrericana que la argentina. Gracias a Eliana superó sus límites,I lcctora. Conver¡aban horas y horas tendidas al sol en lar( rrrza sobre Hemingway, Bellow, Sinclair, Carpentier, Garcial\lrrrouez. Borges, Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa. Iban juntas

.,t ,.inc. Hasti el Óresund cruzaban a veces para saltarse la( cnsura fílmica beata de los suecos. En la televisión, no se

lrcrdian clásico de la historia del cine. En los conciertos de

i.und v Malmó nunca faltaban las dos en las primeras filas..lustó a instancias de Eliana leía ahora esta... novela que la

lcnia tan enojada. Había una sueca a su lado comiéndosela con

los o.jos. Peró estas cosas ya no le importaban, le ocurrian con

lrccuencia y sabía que ninguna sueca, por lesbiana que fuera,

iba a desconocer el signo ¡stop! Marina se agitaba sin poder

contenerse. iEste escritorl iEra de verdad un escritor? A ver'

i,qué se espera de un escritor? úQue nos entretenga' que nos

instruya, qu. nos entretenga instruyéndonos? áEs culpa delpobre hombre esta irritación que 1e causan sus..personajesirivolos? Pero, qué decir de su esteticismo, su exhibicionismo,su erudición de almanaque, su falta de oficio, sus indirectascobardes? iCuidado! No olvidar los anteojos, la objetividad'Dio un vistazo a la solapa. El escritor la miraba sentado en su

escritorio en una pose de vieja loca, de gallina clueca. Tambiénél tenía lentes. iÉra injusto en 1o que describia? üDeformabalas cosas? Tanto como deformarlas, no Las personas y situa-

ciones descritas podía encontrarlas iguales y hasta peores en su

propia experiencia del exilio. iConocia unos casosl Ladrones,

estáfadorés, degenerados al por mayor. Pero, iera necesario el

exilio, el sufrimiento de tanta gente, para cargarle encima taras

que son las mismas a la vuelta de cualquier esquina? iBah, si

fuera por parásitos, por depravados, por carteristas y sableros!

Page 239: Epoca de Descubrimientos

No, no se habia quitado los anteojos de la obtetividad. tr:,,rnovela mentia sobre el exilio. Ment"ra por J.*il;'."ür,, ,1,,crrgar. Ias rinrrs. ;euien podia discutii ro. prÁlii.or' a."ir,,,,,. ren Ia Universidad? A Hunrberto te puolicaüan-iurln]"riol; ",,revistas suecas, anrericanas, españolas. t_um Uorrt-aig t,,,

1:,:lglll con su.amisrad v i, tüt.iu. p.,"1üjí"*á"""".1,,ros rerugtldo\ ('hilenos no errn más que escorá arrojlda Icjorpor.ta ota mititarista. De acuerdo u erü n;;;lu,';;r"é;ili..,.,*nazis estaban Iimpiando el continente. ¿Sro" .inn"io,

"f;.ro, ,1.la literarura, ta libertad det escritor,-li";;;;i¿;" lt?irrr,,,r¿Dónde estaban en esa novela fo, ,*Uu¡u¿o..r-;; M;i;ó

",,,gando barcos, las mujeres de Lund ".";ir;;d" i;;';j;.""_vancosas, restregando de noc}e los pisos deJ hospitai par;renvirr dincro a sLrs r iejos que hnguioecr,n .n-Cr,l ¡jÉi'X' ,oa,,,,eilos. sutrie¡do por eñós lr separación, apretando los dientes yponiendo el honlbro. "jos boió^ n ola:'"gran ¿;;;;;;;"r,drogadictos, tadrones, buscones? ¿y .il" i Eli;;i"ño'"Jr,urr,,nada pintar la destrucción de sus matrimonios con colores cjcescándato. ieué iba a costar! e"

"l órtriinitn l;l;;i;"" ",,da. rato. Pero, ZpoclrÍa nadie comparar la Eliana ae u¡,orl'con 1,,Eliana que saiió de Chite? iSi bastab¿r

".rlrj SJ'frlüiu'Du".,,,hermosa, habia rejuvenecido..Como l" ,";;; ,;;uol"u ,ílu¿o,sin ir más le_ios, pbr más lesbiana q;;l;;;"";;;"b""ji;"^De¡nqé¡

de aporrar a la conversición ,r, irnp.É, ion""* io or"García. Márquez y Roa Bastos _los Leia-en .rí"¡áj'""r*" l.resultaba dificil- su vecina estaba interrogáni"Lo u..iJu O.l¡1t"o,1o.-,t

Iu!ru lerdo algo al respecro y no podra creer. iComor¡du¡¿1¡ srqllert oe retorno en Ias condiciones desastrosas dclli:.j:o"ro Ch.ile, Uruguay, n.gentina. Haüia';r}á;;"il ,"tsurlrc ct magaztne abierto sobre sobre su lalda. Se alterabatanto qu,e no parecia sueca. Cualquie, .oro, .*ol-rü". rv"err.por frrlt:r de esprnol que rartrmudelbr.

o( onto. como... ,Es increlblel..No le cabia en la cabeza. El cuadro tie lriseria, de desempleoque veían a cada rato en la televis¡on. p"ul".¡""!. .ri"i'i",!g",abandonadas,. sin agua, sin electricidad, i"rulu¡..r.' N"i¡o, ,i"atención medic¡. iy la persecuciónl ajlu*_i"nior'*r!i"rr,

expuls¡ones. encarcela mientos, ases inatos.

ua

Page 240: Epoca de Descubrimientos

, ( i)rro pueden hablar de rctorno a un pais asi? I-as jóvenes

t,r,,,liluyéndose, los muchachos en la deiincuencia infantil. l;ls

,l,,,,lrrs.'Las calles dc Santiago atestadas de nlendigos y ce-

rntcs. iQuién puede pensar en retornar? Que retornen los po-

I rr, os. lo entiendo. AI fin de cuentas es su deber. iQué hacen

1Lr, lr. sjn ningún contacto con el pueblo que sufre? iQue vuel-r.rrr cllosl Ellos si. Que organicen la oposición, que dirijan'l', r, r. .. ilos otros!"I Lr( con esa sueca enojada en correcto español que M¿rrina tuvorr intuición- iEso era el retorno? La sangre le subia a Ia cabeza

,rrr vez, como en los buenos tiempos, matando conrisarios,lrrlelices, desalmados! iHabrÍa que colgarlos hasta que se se

, ¡ lrn I

33-lotlo marchó a pedir de boca. Una hora en bus desde el

t,ueblito balneario y dcscendia en Barcelona. No lejos de Ia, stnción encontró un hostal donde arrendó un cuarto con baño

I )!'ió la pequeña n.laleta sobre la cama y salió a su primera

r Lrclta de reconocimiento.Ilabía un café con mesas en la acera frente al señorial edifi-

Lio. Los amplios ventanales y balcones dejaban ver cuán espa-

( iosos eran sus departamentos. Eligió una mesa y se sento ex-

tcndiendo su periódico. Vino el mozo. Ordenó un vaso dc

(crveza y un cógnac. Hojeando distraído el periódico comenzo

'r clar su primer vistazo. Quitado el t¡ánsito recargado y ruidoso

rlc la avénida. todo era como lo habia imaginado. Un parque-

ilrrdin anterior cercado por balaustradas' amplia escalinata de

rnármol blanco, mampaias de grueso cristal, amplio vestíbulo'cntrada y salida laterál al parque de estacionamiento -en

el sub-

suelo. Álcanzaba a divisar el mesón del conserje a 1a derccha

tlel vestíbulo. Estuvo observando sin premura.Pasada meclia hora, pidió otra cerveza. Mujeres elegantes,

institutrices atildadas, pequeñas con sus delantales blancos'

¡rerritos regalones, doncellas de servicio entraban y salian.

241

Page 241: Epoca de Descubrimientos

Un coche se detuv.t frcnte a Ia escalinata y un chofer en irrrrlbrnre abrió la puefta a un colegial que sclió disparado gritiLnrIrh¿cia los jard ines.

itjna residencia de scñores! Fuentes con suilidores en el cc¡rtro de las dos mitades del parque que dividia la rotonda dc itcceso a la suntuosa entrada. En torno de las fucntes y a lo liirl',odel césped, bajo árboles jóvenes todavÍa, asientos blancos tk'netal, de alto respalclo. Scntados. forntando grupos. departíirrrpersonajes de ostensible rango social, otros iban y venrilrpaseando entre los pequeños que corrían seguidos a saltos yladridos por perros de rango tambión ostensible. ¿'lendrian ir[,lldel canalla que vivía entre ellos, que se codeaba con ellos todos los dias'l

Conrenzó a refrescar. Pidió un café. El _iardin iba despoblrrrdosc de gente menuda, pe¡ros y servidores. Finalnrente, sijlrcn algunos bencos negreaben dos o tres siluetas.

'l'uvo tiernpo pera vcr bastante. Sobre todo. se hizo un cuacl¡.r,ciaro de la actividad en el vestÍbulo. tlabia un conserje ck.ciena edad. I)e vez en cuando. aparecia un mLlchacho rec¿tdLrr()que entraba y salia. [Jn halJ amplio se extendia más allá de lirll¿lnrpara. El acceso al parque de estaciontmicnto no estllbltvigilado por la pane que quedaba a su vista. Se levantó. Hizoun gesto al ntozo quc vino con Ia cuenta. Volvería ntás tardc.después dc conter en algún bodegón del ba¡rio gótico, comr)recomendab¿rn en la guia turistica.

Al regresar por la noche el café seguia abierto. Las mesas drfucra todavia atendidas. Eligió la misma de la tarde.

"¿Estamos de vuelta?"La misma ntesa y el nrismo nlozo. Tomó nota. No debia ni

por nada resultar conspicuo. Habia lántparas encendidas en c¿rsitodos los departamentos de los seis pisos del edificio. No nlasde ocho departamentos por piso. Debian ser enormes porque eledificio ocupaba una ntanzana. En coche llegaban y salian losresidentes. Ocho departarnentos por piso. Un coche por depar-tamento. Hasta medianoche tendria que haber actividad en esesubsuelo. Por la noche, el conserje era otro. A esa hora habiapoca actividad en la porteria. ¿Dónde estaría el muchachorecadero? Se volvió hacia el interior del café. iCómo para nocrecrlo! El muchacho estaba encaramado en un taburete, en clextremo del mesón. Pidió al mozo otro café, con coñac.

242

Page 242: Epoca de Descubrimientos

I I niño. ése, ¿lleva recados?"llr. y bultos también. Da vueltas por aquí todo el día. ¿Lo

lrrr, rc usted?"rA vcr si sirve I"'rlrh, Juan Josél iAquí, el señor te quiere una palabra!"I I ruchacho vino arrastrando los zapatos de mala gana. Es-

r rl':r comiendo una marraqueta con gruesas torrejas de salante.I r, , irliii dejarla en el mesón junto a su taza de chocolate.

'',,1)ccia usted?"'' lc he visto hacer recados para el edificio de alli."''Si que los hago."''Voy a darte un papel para el departarnento de un señor,

ll, r'tor Barrenechea. No es para é1, icomprendes?"''iAh, el chiieno! iNo está, anda en su país!""i,No está... "''I-leva... Dé-jeme ver... Unos cuatro meses... Si, cuatro

rir( scs. La señora tampoco está. Se fue a Madrid el mes

| 'r tsldo. "''l]ntonces ino hay nadie en el departarnento?""(lerrado. Si quiere, dcjo el recado con el conserje."''No. En ese caso, no. Pero, icuándo vr-¡elven?""lil. no sé. La señora, la próxima semana. iQuiere que le

,liga? Abajo, los del garage saben. Saben el dia y la horal\)rque tienen que Ilevarle el coche al aeropuerto."

"¿Los del garage?"Fingió contrariedad, mirando a través de la avenida de peli-

llroso tránsito. Sacó un billete de cincuenta pesetas y lo alargórrl lnuchacho que se volvió todo mieles.

" iQuieres preguntarles por mi?""iVolando. señor!"Estuvo observando al muchacho mient¡as corría zigzaguc-

lLndo a saltos entre los coches que hacían sonar rabiosas boci-n¿rs. iCincuenta pesetas! iSi supiera el chico cuánto hubiera¡ragado a los de Berlín por cada item de inforntación que lehabia dado! iEstaba de suene! ¿La aprovecharia para darse unavuelta por el subsuelo? Ese era el terreno y estaba a unos pa-sos. No, mejor volvía al dia siguiente. Hay tiempo, se dijo.Sintió entre el cuello y la clavicula la mordedura ligera y deli-ciosa de Mónica.

243

Page 243: Epoca de Descubrimientos

Ei muchacho regresó, a saltos y zigzagueos otra vez, enlrcinsultos y bocinazos. Jadeaba, mirando hacia el rincón dclmesón por si había desaparecido su merienda.

"Ya se iba el garagista, pero lo alcancé. Vuelve el próxinroviernes, señor. Linea "lberia". A las cinco hay que dejarle clMercedcz con doña Isabel en el aeropuerto."

iAsí que doña IsabellSe fue caminando hasta alcanzar la famosa Avenida de las

Ramblas. Mane.ja é1, maneja un Mercedez. El del garage se vaalrededor de las once. Mañana hay que ver esa entrada. Elcanalla está a alcance de tiro desde el próximo viemes. Cuatromeses en Chile. úEn qué andaria? Cuatro meses y con pasa.porte falso. El departamento está cerrado. Eso quiere decir quolas llaves de la conserjería cuelgan en el tablero. iAqui esdonde necesito apoyo! cCómo hago contacto aquí sin quesepan en Berlin? iNecesito copia de esa llave! Alguien regarálas plantas de ese departamento. Quizás hasta haya un perroque cuidar. iHay que volver mañanal

Era cercana ya la medianoche, pero la Avenida de las Ram.blas bullia de turistas y noctámbulos. A esta hora en Lund yano habria un alma en el Storkállaren y los a/kis del Sparta es-tarían roncando bajo las mesas. Ismael se echó a caminar porentre un gentío de feria. En todas las lenguas, los turistas re-gateaban exóticas transacciones.

"iMucho caro, no! iCinco cientos, cinco!Había vendedores africanos de Tunisia a Marruecos. de

Argelia a Senegal. Sobre baldosas de diseño ondulante, ex-tendian clrales y estaban gritando ofertas en todas las lenguas.Articulos de cuero, laca, marfil, colgantes de plata, collares deágata, cajitas incrustadas, mandarines de jade, elefantitos paradestapar gaseosas, jirafas para sacar corchos, un sin fin dechucherías de gusto dudoso seguramente importadas deHongkong. llabía dibujantes haciendo retratos y caricaturas.Una holandesa, paciente y gorda como una vaca, posabarodeada de transeúntes que daban un vistazo a sus pechos, aldibujo, y de nuevo a sus pechos. En un rincón, al lado de unmesón ambulante donde freían churros, un viejo con turbante,barba de chivo y anteojos planos, preparaba horóscopos bajo laluz bermeja de un farol. iSi pudiera llevarlo tal cual a Lund, ala Sociolog¡iska Institution! A un alemán sentado en un piso,

:

I

Page 244: Epoca de Descubrimientos

, r slrort y camiseta, con cara de pocos amigos y cicatrices de

rrr slblazo que le había caido oblicuo y en plena cara partien-,Irlc la ceja, la nariz y el mentón, un asiático meticuloso y

',o¡niente que murmurando para sí quizás qué jerigonza rituairrlrnipulaba sobre una mesilla cargada de potes, tintas' es-

rrletcs, agujas, trapos y algodones, estaba tatuándole en el an-

r,lrr¿zo una Marylin Monroe que se sujetab{r la falda levantada

¡,or el viento. Media docena de suecos entre los que circulaba a

¡,rrnto de perecer una botella de "Johnny Walker" banda rojrj,rrrñian su aprobación. Pero el espectáculo de los espectáculos,, l clue am.raiia el barrullo del siglo si pudiera transportarlo en-

rr'ro o siquiera en parte ala Sociologiska Institution y que

rolvería lócos a Lars Mossberg, a Torsten Adelsson y a toda la( irterva melancólica y con el Tercer Mundo a cuestas de iosvikingos de sociologia, lo formaban las prostitutas a lo largo de

lrrs aciras del Paseo de las Ramblas. iSi pudiera disponerlas en

h Bredgatan, f¡ente a la Domkyrka, a. la entrada del S¡orkállaren,6ajo los tilos y los olmos del Lundagárd ! iLa que se

rrnnaria! iNo quedaría un viejo sin rejuvenecer, los alkis se

r¡uedarian con la borrachera frigorizada! Las damas lun-,ie,rses... imejor no hablar! iQue espectáculo el de las prosti-

Iutas de Las Ramblas! Las había de toda las layas, para todoslos gustos y fantasias. Vestidas, desvestidas. En bikini, en

,,ronbkini, desnudas bajo amplios abrigos de piel. En va-

t)orosos overoles de muselina, en trajecitos sastres de ofici-nistas pulcras, en uniformes militares a medio cerrar sohre

cnormes senos, en blue jeans, enteramente liberadas. Rubiasplatinadas, pelirrojas de cabellera a Ia Magdalena, damiselaswestem con sombrero tejano, pañuelo al cuello, short de cueroy botas de media pantorrilla; negras con peluca nivea LuiskV, en vestidos de raso carmesi a punto de estallar; rubias de

piernas largas embutidas en medias caladas. l-as había de todas

ias razas, de todos los portes y caprichos. Nórdicas' balkini-cas, eslavas, gitanas, etiopes, hindúes, congoleñas, caribetlas.Ofrecían unos tratamientos que hacían cosquillas chapurreán-dolos en inglés, en sueco, en alemán' en holandés. En un

rincón, a la entrada de un negro zaguán, titilaban luces sobreuna figura... Pequeña, morena, cabellera negra, ensortijada'Sus ojós radiaban furia en las tinieblas. Mónica en minifalda de

plata y blusa de violetas. Mónica en Barcelona, en Babilonia.

Page 245: Epoca de Descubrimientos

Stacka.rs lsntael! Se quedó clavado en tierra, los ojos de par crrpar, el corazón en la garganta. Bajo la falda ra-diante'de llrprostituta calrbiaron los muslos de posición. La hechiccltrcaptó el flechazo al vuelo, alzó la diestra y con la vema clrlrneñique estuvo trabajando sobre el labio inferior coÁo si hubiera alli una pizca de tabaco. iDios santo, igual como haclrMónical La bella hizo con Ia cabeza un gesto ñacia el zaguan."¿Y... iNos vamos de fiesta, guapo1... iEh. qué ocurrc!iEspera! iPara dónde escapas?"

Llegó a los muelles buscando la estación de buses. En Ia sallrde espera echó un vistazo al plano de Barcelona que llenabauna pared. Si, seria la cosa más simpie del mundo. Ejecutacioel sujeto poclría dejar la ciudad en cosa cle minutos. Ántes dcque llegara la noticia a Ia policia se habria esfumado. No iba uquedar rastro, y los sabuesos catalanes poclian ir preparándoscpara el puzzle del año.

Retornó por el Paseo de las Ramblas, llegó a la plaza de laCatedral y anduvo por el laberinto del Barrio Gótico. Volvio entaxi al hostal. Se desnudó y antes de entrar en la ducha llenó elbidé de agua caliente y echó en él su ropa interior tirandoencima un panecillo de jabón. Después del baño se metió en supijama, fue a la mesa de arrimo y abrió la botella de coñac"Veterano". Se echó un trago largo, larguisimo. Si lo vieran enLund bebiendo asi Ie retirarían Ia licenóia de conclucir, lo pon_drian en la lista de los alkis y no le permitirian co-piai ni elolor del vino, Volvió al baño, lavó s¡.r camiseta y calzbncillos ylos tendió sobre la estufa. Encendió un cigarilló y siguió dán_dole en serio a la botella de coñac hundidó en la óami y en laspáginas de las Philosophical Investigations. pasada una horarpago lJ lurnprrilla de velador.

iAsí que cstaba en Barcelona! iRealmente en Barcelonal Enel terreno mismo, no en la fantasía. Seguro que Wittgensteinharía sus malabarismos de costumbre cón la bistincióñ. ,,quesignifica est¿lr en Barcelona? En primer lugar, que tengo alcanalla al alcance de la mano. l¿ cósa era obvla corno una"bolade billar. iComo una qué? Miró en la oscuridad hacia la ven-tana. Daba a una calle estrecha, iluminada, ruidosa todavia.Conciliar el sueño en Barcelona. Entre Wittgenstein v esaprostiru.ra de falda de plara y bucles de angel moreno. áño po_dria volver y traerla a su cama? A pesar <ill alcohol v el can-

216

Page 246: Epoca de Descubrimientos

., rr( io, su imaginación no descansaba caminando, vigilando¡",r si allá en las dunas de Llo-lleo aparecian los asesinos de lal)lNA mientras su Mónica descalza corría chapoteando por lasqlr¡lrs hacia la desembocadura del Maipo. Por años estuvo ali-rrt rrllndo la memoria almacenada en sus neuronas con los mil,I trrlles de la adorable Mónica. Mónica en marzo, Mónica en

,rli()sto, septiembre, Mónica en Conchalí, Mónica en PlazaNturoa. Mónica furibunda, Mónica amante. El cerebro suyo,,rrtoridad como ninguna en Mónica. Millones y millones ynrillones de circuitos neurofisiológicos que contienen el tesorol\lonica. La hacen surgir entera, mirar al soslayo, sonreir,:r( crcarse, pantera maoista, la tempestad en su frente y toda lat,rrsión en sus ojos. Mónica en sus neuronas, idónde más?N{cn'roria programada, memoria química. Hay que respirar, hayr¡Lrc beber, hay que alimentarse. Asi fluye la sangre al cerebrov lo oxigena y lo desintoxica. Así sigue viviendo en sus neu-ronas, axones, dendritas y sinapsis Mónica que se devuelvelrotando por la playa y jadea mirándolo en los ojos. LCómo se

loria en el cerebro un milagro así de vividez? Puro impulsoncrvioso, pura quimica, puro programa y cómputo. Mónica re-

vcrbera, idónde, dónde más está? Cada vez más arisca, más

rleliciosa también mira por encima del hombro de Ismael.i,Vienen los de la DINA? El mar más allá de los cabellos ne-gros de la bella no es el Pacífico. Es el Báltico. La imagen de

Mónica enfrenta la imagen radiante de Birgitta. No se perdo-

nan mirada las dos iEl destino mío! gime Mónica sin saber ellarnisma si las lágrimas que le llenan los ojos son de rabia, de

lisa o de amor. Está perdida para la revolución permanente.Ilasta para la lucha de clases está perdida. Todo por culpa de

cse pequeño burguesito con problemas trascendentales. LQuérnás es el amor que unas cosquillas? ¡Maldita seal Y como si

fuera poco, tener que rivalizar con una sueca de Bergman,hermosa y culta como para agarrarla a palos de pura rabia. iYesto? óQué es esto? Mónica trata de sacudir a la pequeña que

se le cuelga de la minifalda. ZDe dónde salió esto? Mónicamira asombrada. No puede creer que exista un ángel igual de

hermoso y de chillón. La guerrillera urbana de los bucles ne-gros mira a Birgitta, mira a la pequeña, ilo mira a él!

"iSe llama Mónica? iPor quién le pusieron Mónica?"

Page 247: Epoca de Descubrimientos

Sin más aviso, toclo canrbia. A ntedio levant¿rse, jultto a l,rventana, la diosa de su vicia Io mira intensonreni.,'.i friir,¡r,sangrante, ac¡ibill¿do. iSus ojus,. ef fuego O. ,r, o¡orl iUry.,[\n)re]. hu] c: \i llc unlrr,, ,ltu\cl

-3.1 -Do¡ta Susana, tarareanclo una canc_ión de sus años aciolescentcs,adornaba sus ojos sentada ante el espejo. ¿" ,u .o",rúl"u.¡",,celeste con encajes bli,Lncos, sus .medi"as O" ,.ár,

"irl'nr¡gasgenerosas sobrándole sobrr cl trburet". ,u, ,.nu, JLno, .].:^eJl

c ,(odr\

rr., i,,s rizu-r cr¡cncJulc ,tt oro,iJ* i'"ü-njrn,..;5,)r'¡c IJ esp3lOJ. d,,nJ SU\il J \e \CtJ COI])O Unl d¡llllt bUrgUeSllclc pinlurl dcl siglo pr5¡Ju. e\cr¡ldrl"r, ." ,, liJ"rrr; Ii:;;i:icn norr. 5e lc :¡cjurlh,r lr roz. Adquirrr frcra J i"r,r-.¡.n,impostación profesionai. iC.uantos años que no cantaba asi!

|;iti or. eru unr coleg];ria. iSi Ia "vü" ,rr-r",ie", o.

yo sé que nunca besaré tu boca,tu boca de púqtura encendida.yo sé que nunca liegaré a la locay apasionada fuente de tu vida.

. Asi,nrismo, sin ninguna vergüenza, Ia apasionada fuente de,-i. y!: L" venrrna que d¡ba i los ¡"r¿t""ív "Áiii^';;i';.rrgtr(rr.o ntSs que ventinJ pJrecil unx enorme ] luminusr:,:i:r.]1 de jrrdines aprcrrdo5 ¿e ftorei. ioliá¡.,,- á"' ",ii rn,::i^.: y.: veroe y lnrrnllo- colinls dc siembra florecienre derrrgo. arvcJJ. rernol:rchu. y el prolundo azul del cielo ,ljpicadode cumulos rrdirnres. ingrjridrs a;t;;;".j;";; ."loíi"0",hccie el Bltitico por las bi.as dci ¡ll¡nso Oresund. iOue con_l::,: 9: ]os escasos pero beilrsimos ¿ia, ¿.i "eli"o'riliu', on,..,1"-.1: tn I erm tntb^le.io5ca. 5in¡e5tra del hrgo inr icrno!¿lenorrt que trse'/ iTentlrra,que cambiar el verano sueco y elamante que la colmaba, por Sanriago,

"ru "iu¿uJ'.itálrál t"o.

2.r8

Page 248: Epoca de Descubrimientos

.rr( cnvcncnado? Desde hacia unos meses venía madurando,, \riric I Clhile. No porque hubiera escuchado el iVolver,',lrL ¡l dc Carlitos Cardel. Sus razones eran económicas. Para

'1,, rl(J col'no Ismael. eran económicas. no Econónicas. TenrtnLrr' \cr-con rentas, bienes raices, bonos del Estado, deudas,,,,rs lsi. Su olfato le decia que habia que apresurarse, que

l,.rl,rir quc liquidarlo todo, reducirlo todo a dólares. No sólo suli,Llo. Sus rclaciones tanrbién. Dos amigas, una emparentada

' ,r cl nrismo ministro de economia y otra casada con un gene-rrl rle il Fuerza Aérea le habian hecho los mismos vaticinios.1,,r lclófono, via satclite, a grito pelado.

r liencs qr:e pasarlo todo a dólares, niña! iValores, acciones,, ril ntrs de ahorro, todo, todo! ¡Viene el reajuste! iAquí se va arrrlrr la griLncle!"

llrrbiir t¿rlbién una querella por resolver. La casa que dejó en

'.Lrrtiugo, con todos sus muebles y dependencias, en arriendo a,'rrr Ianrilia muy recomendada por su abogado. Este mismo, rri'do a cargo de los cob¡os. Pcro habian pasado ya casi dos

rros y dcl tal abogado no habia recibido una letra. Bueno, der,Libir habia recibido, pero hasta ahora no habia visto ni la',,rnrtrra de un dólar. ¿Qué estaba ocurriendo?

I.us habladurías que corrian en Lund sobre los abusos,,rnetidos en Chile con las propiedades de los exiliados subran:rl cielo. Doña Susana que por principio no creia nada a esosrr'scntidos que repetian lo que fuera mientras dañara a Chile,t(nrinó por scntir en came propia que tan habladurías no eran.,l:sos abogados, esos ladrones profesionales!

IIabia otra razón, también de peso, para trasladarse a Santia-lo. Su anciana madre había muerto algunos meses atrás. DoñJSusana no había liorado mucho, pero había llorado. Lalrcrencia -dos casas y un departamento- no era cosa de des-t,reciar. Pero, la parte suya por lo menos, se haría sal y agua si,lcjaba el asunto en las manos y la buena fe de sus dos her-nranas. No eran como ella sus dos hermanas. En cambio. sustkrs cuñados... iEsos sí que eran cosa seria con las platas! iElzorro y el cuervol No le dejarían ni los refajos de su madre.

Con tan contundentes motivos, no terminaba de decidirse,tloña Susana. No es que se hubiera instalado por fin en Lund a:u regalo. De ninguna manera. No estaba mal, cierto. Satis-lacia todos sus gastos con el dinero que recibia mensualmente,

2+9

Page 249: Epoca de Descubrimientos

Incluso, a veces no gastaba un centavo en todo el ntes. 'lir r

poco tenia que pagar arriendo por su departantento, pequell0pcro excelente. VivÍa en un barrio de estudiantes. bohemio valgo cosmopolita, donde su vida loca del último tientpo puLlrrplsrr inltivertidl. Como ,.i todo e.re fin¡ncianliento de grrrt.i;rfuera poco, entraba en su cucnta en dólares en Chile la renta rlcsu casa mes a nres. Bueno. por lo menos. teóricamcnte. Si il)ita Santiago y ponia todo en orden -lo que queria decir tocio crrdólares- podria regresar y dejar que sus ent¡adas se fueriuracumulando sobre su capital. No como cosa definitiva. eso no.Podria regrcsar por un tiempo, por algunos años. O tambii,naltcrnar entre Chile y Suecia: el buen tiempo de Chile, cnChile: el buen tientpo de Succia, en Suecia. ¿No seria ideal? ASuecia, hablando la verdad, no Ia ligaba nada. A su hi.ja, nru.ypoco. Sus nietos, l'tlás eran hijos de doña Blanca que de naciiti,y se estaban transfor¡lando en personitas djstanies. hasta rn-tipáticas con esl Iengulr en que sc habian puesto a hablar contosi fuera propia y quc ntás que lengua parecia una colecciunin¿ñiculada de ruidos. No, ni Suecia, ni EIiana, ni sus nietos lirligaban. Só1o por lJuntberto se resistia a volver. Se hat¡ia cjc-sarrollado con él una relación trn especial. Una relación es¡.ri-ritual completa en si misnll. Al lado, coÍlto en tiendt ap¿rte vclandestina, esa delicia carnal que ja colntaba, que, adicticomo se habia vuelto, c¡da \ez necesitaba más. nt¿is.

. T)oña Susana interrogabu a su inragen coquet¿ en el espcjo.iCónro pudo vivir todos sus años sin disfrutar carnalnrente,liSi, carnalnlente, cantaln'tente! Que lo oyeran todos. t_n flhilrsobre todo. Que toclos supicran quc sin faltar un clia, :l la ntccliunochc, a la hora dei lobo, ascendia en puntillas su ¿lntJntc porla escala extcrior de hierro que claba acceso ¿ su departalltento.Por en puntillas que fuera, eso si, puntualmentc Io escuchaba llanciana sueca. una nonagcnaria que vivia en el depafttntentodebajo dcl suvo y que parecia no dorrnir en toda la noche. Seguro que lo notaba tantl¡ién con Il rrisnta puntuaiidaci esa po_laca ca¡a de hontbre que vivia como ella en el scqundo plso ycr,yo living forrrando ángulo recto con el suyo le perntititvigilarla sin perder detalle. Tenia que andar atenta coÍt lascortinas porque la polaca carl de hontbre se crcia cc¡l.l tocjo eIderecho del ntundo. El ruido de las pisatlas de su Ilullbcrtosonaba distinto sobre eJ piso clc abajo. Tencfria que ser un Íngel

Page 250: Epoca de Descubrimientos

rrrirvido para que la vieja sueca no supiera que arriba habiall, ¡,rrtlo compañía a la medianoche. iY si sólo fuera el ruido deI r, ¡risadas! Las persianas que bajaba sobre las ventanas de su,l,,rritorio eran señales de escándalo que enviaba sin d¿rrse, rL rta a la polaca. Doña Susana escandalizada ella misma con, l r Lritlo. al día siguiente de su primera noche de amor aÍnon-r, ir() todas las allombras del departamento bajo su cana. 'I'odar,,¡rr y sintiéndose descubierta y ridicula ante Eliana y doñllllrulc¿, buscó en el garage de Alberto una llave francesa y se,l, rlic(r

-despues de dos dias de experimentar aterrada ¿l

tr( nrpo que los goces inefables del sexo, los chirridos denun-, |rntes de Su marquesa- a asegurar con todas sus fuerzas losj' rnos que trababan sus patas. Pero, aunque la marquesa re-.r\tix lnejor la prueba, igual crujia con escándalo en los últimosrr()nrentos. cuando no había más control, cuando las inhibi-, r()r1cs postreras, todavia poderosas -la imagen de la polaca, illit de hombre haciendose cruces ante el icono de la MadonaNt'gra pugnando entre corrientes de placer sexual. si, placer,,r'rual, por fin, con la imagen de la anciana sueczi nonagenaril,lt ojos diáfanos sentada en su silla de ruedas parando la orejl,rrlcndiendo al crescendo allá arriba, con el pincel en el airc,'lvidado de esas llores, hierbas y animalitos pintados con cle-lillles que a doña Susana la dejaban con ia boca abierta pen-srrndo que la vieja dama descendí¿ de Durero por una rarno se-r'reta escandinova- cedían a los desbordes cada vez mr:,lcscarados de doira Susana que jadeando después en los brazosrle su amante se preguntaba si habia gritado quizás qué y si noseria eso y nada nás que eso Suecia para clla, Ja aceptación deun éxtasis natural, la liberación de las ataduras c¿tólicas, elcolapso de la hipocresia de una nroral de beatos inrpotcnt0s )¡srdistas que tanto había despreciado en sus anos de corrcrr¡scobrando cuentas en prostibulos, en casas de cita, y en-derezando entuertos de equivocas señoras caídas en manos dcLrsureros y chantajistas, sin saber que su desprecio erl superfi-cial, que estaba hundida hasta las orejas en la nrisma hipocre-s ía.

Ahora lo sabía. Eso significaba Suecia para ella. iOh, quc loshjpócritas se fueran con su lrirsica a otra parte! iY allá bajabacloña Susana, libre y juvenil, a la manana siguientel Hunrbertodorn.ria todavia dc tanto trabajo corno le daba al pobrc o se en-

r5 t

Page 251: Epoca de Descubrimientos

ggfifr!" ya en sus clases, seminarios y disputaciones de cali..iAIlá bajaba doña Susana nreneandosé oro;da, cad¿r vez nt¿r\tranquila, cada vez rnenos retraida, menos pacatal iMás buen;tmoza tantbión! Ya no Ia asaltaban loj reproches y rc_rnordimienro' tJcl prinrer tiempo. cuündo clll ritisnl¡ sc con¡ideraba una loca, cuando pensaba que las mir¿clas cle ü polacireran de acusacion, no tle sana envi<jla, y las sonrisas de lirartista sueca nonagenaria de s¿tirico censoi y no de ninfa jubilada que ahora, ntientras pintaba sus flores miniatureicas yllerfectas, ntientras su cjintinuta sarlarrl ceylandesa cle pelirde:grerrrdo. tez dc.bl.once y dientes de teneáor, le preparabulJs nJtJ\ (on s(.rnojJ. sc mlftlrilfrb:r de los ¡nisterios ,, tlcrj_hilld¡dc', d. l:r llbicjo qur poJru inducir orgrsmos r"n ,jcli..lior.,,mediante unos pies que se nrovlün en cl

"piso de arribi v unl

marquesa que contenzaba a chirrirr diciendo ino, nÁ, noc¡uiero_! para pasar depués a los requiebros hasta terminar enchirridos, quejidos y gritos desvergonzados que hasta eslucf,a_ban los estudiantes del frente. acostumbrados ciet-taÍnente a undisfrute asi pero ino toda la noche!

cQué clecia Ilumberto ante Ios proyectos de rctorno de doñ¿lSus:rna? Porc¡ue doña Susana, por una curiosirlad que le habianacido accrca de ios quilates reales Ce su anante, ,blo hrblob,de volver a Chile, no de ir a Chile y volver. nasta enionces nodecia nada, ¿runque su silencio mái que contrariedad parecrarsentimicnto lleno de comprensión. Doña Susana tampocodecil nada de est:r comprensión tan generosa! tan demaiiatjogenerosa. Estaba loca, por descontado. pero no tanto comopara sacarJe la Iengua a las Ieyes del espejo. Cuando se encon-traba con su Humberto a Ia hora dei óafé con torta

-en eiI.undagárd, por muy hermosa que se hubiera puest; y muy

elegante que vistiera, no se le esóepabe que por la o"".á. rn,.los arnplios cristales de la cafeteria desfiliiban bellezis de con_curso. Humberto se conducia como si no existieran. Otra cosano se espera de un caballero. por nada del mundo iba a mirarHumberto_ en su presencia del lado que no Oebia. tei.,...pe_ro... iAh, que toitura permanente s.. vie.¡a! ieué celos, Diosmío, que celos! ¿eué sería, qué seria a lá ho; de la v;;daddoña Susana para este caballero de clase nredi¿, siempre áefe_rente, considerado y tan apasionado que a veces le vinran ga_nas no sólo de mirarlo, después, mieñtras se duchaba sino de

t5.2

Page 252: Epoca de Descubrimientos

ll, urlselo de vuelta al dormitorio, bajar las persianas y que la1,,,lr(ir cara de hombre y la anciana miniaturista dijeran lo que

, l( s pasara por la cabeza de la chilena con fiebres uterinas,¡rr, llrtria llegado al Norraghetto ? Le venían ganas de llorar yrll()rr( ilba con rabia Ia peineta. ZQué pensaria, cómo la juzgaria,L verdad en su fuero interno este intelectual revolucionario,lrrc lc habia caído del cielo y a la penúltima hora? áQué haria

rrr¡tri era donde Ie zumbaba la cal:eza y perdia el sueño doña',r\lLnrr- qué haría Humberto tan pronto tomara ella el avión?t rrllaba aquiescente ante sus proyectos de volver a Chile

l,r)r(luc una sueca, una de esas escandinavas esculturales que

,rrloquecen a los latinos, tomando su café con torta en el

trtntlagárd, aguardaba paciente su turno? iQué martirio, que

r;rlrit nrás grande!l)oñ¿r Susana volvia a su figura ante el espejo. En todo este

lrrnrpo de deliciosas libertades la tenía bastante ocupada el es-

¡'.. ¡o. No estaba mal, pero ¡ante una de esas walkirias despam-

l,rirrantes! iOh, no, no se iría, no se iria! iQue siguiera ese

rrhogado, tramposo y ladrón como todos los de su gremio,,rguriando los dólares de sus rentas! iQue se llevaran sus her-r¡rlnas y esos dos angurrientos de sus maridos toda la herencia,lc su madre! iEsos parásitos y todos los parásitos de los pobres

r'xiliados! iTramposos y estafadoresl Pero, ique no se cre-vcran, que no se creyeran esos buitres que no conocia sus

rricticasi iAh, se sabia de memoria a toda esa canalla! iEsosrlos y ese abogado! iCanallas los tres! Sus amigas le escribiantrjmo andaban desprestigiándola, dejando caer sus gotas de ve-

ncno, preparando el terreno. iTramposos y calumniadores! Portodas partes sembraban la insidia. Que estaba en Suecia, ese

¡uis de comunistas emboscados. Que su hija aqui, que su yerno

allá. Que estaban en la lista de la CNI. Terroristas, claro- Aclla, yá la nombraban la "sueca", la "exiliada", ila "comunista"!Sus hermanas, isus hermanas! habian osado escribirle que losque se proponian regresar a Chile desde Suecia, mejor lo pen-

saban dos veces. iA eso habían llegado las...! iNo, tendría que

volver! Tendría que ir a Chile no fuera más que para ponerlelas peras a cuatro a esa cáfila de ladrones. Porque eso eran, si,iladrones! Pero a ella, a ella no iban a escamotearle un cen-

tavo, tratárase de cuñados, tratárase de abogados, tratárase de

quien se tratara. iQué se creían!

Page 253: Epoca de Descubrimientos

Mientras doña Susana se embellecia ante su peinador. Hunr.beno lndabr rramitando para ella el pasaje ,r, lánu"n,.n,".tsto tanlhten tue toda una historia. A doña Susana rlguien lcdio un folleto_donde se promovlan los servicios a. unu E_p..raturistica en Estocolmo. Estaba en manos de

"*itiuOái-tuti-noantericanos. Doña Susana quiso consultar con Humbeno.Era*riernes en la tarde y los dei grupo estaban invitJos j casaoe L¡tana. tJonil tsjanca habia preparado arrollado y cazuela dcgallina. Los ausentes eran Jorgé y Alberto. Ert. 1u áono iuronuno la iba a engañar) habia partiáo con la española

"in"urtu -,

cont¡nuar sus reportajes de polución". ipoluciOn! Mientras losd€l grupo_ se servian un ponche en Ia terraza doña Susanarlargo ej lollcto ruflsrico a Humbeno. Era sólo unr hoia y co-rrió de mano en mano. En lineas mal impresas y ae'Jjtintotipo gráfico venian ofertas: "pase sus finei de aío

"n éirif"","iQuiere que st-ls pacires conozcan a sus nietos?.. ..pague

aplazo h visirr a sus seres queridos". '.pasrjes con crediü-s conprectos especiüles a la patria."Doña Susana no entendía qué ocurria. Todos miraban el pa_pel y se miraban como si salieran de una película á"-f,á..o..

Con brusquedrd quitó la hoja de manos de üarina. -- "*iQue

tiene? cEs_por el papel?... iya sé! iEs por la redac-cronl ,Peores cos¡s he visto vo!"

^Pero a ella no le importabide redacciones ni de impresioncs.( uanto era el in¡eres. eso era lo único que contaba. Cuando

Jr¡an Eduardo terminó por decirle que se trataba á. ot* "oru,dona Susana comprendió por fin y si echó a reir.

.."iPero si todo es negocio! teué no ven? iVaya con ustedes!iTodo es negocio! ZCuándo van a terminar ¿. .á".f in, puiu nocreerlo! Estos señores están haciendo negocios. ¡rtoi i"¡o.",saben lo que están haciendo. icon gente-así m" entienao yotiGente seria! Todo lo que me tieneñ que aclarai

", "i inL.¿r.iEsa es la cosa! ¿Saben ustedes cuánto'es el interés?,,. Humberto apenas escuchaba. Eliana queria que la tragara latierra. Birgitta miraba a Ismael con o_¡os' interroganter.' i-Ou. f .ocurria ¡ Humberto? por fin, Juan Eduardo ¿e"c¡¿i¿ qu.- erun

rooos unos rmbeciles. "No habían descubierto el exilio haciabuen,tiempo ya? Marina estaba llegando u fu -irrnu "ón.frrlonque Juan Eduardo. pero doña Susána que nun"u t..-lnu.á O.aceptar las tonterías idealistas de su Humberto, se a¿etanto a

254

Page 254: Epoca de Descubrimientos

r,,,|'\ Ahora hablaba sin poder evitar la risa y rnirándolos unor rro. il)isfrutaba doña Susana!

'¡\'r sé lo que les ocurre a ustedes! iJajaja! iYa séI"lil lmante de Humberto vuelta una chiquilla que era un con-

r¡rto, sacudía el papel como si bailara la cueca. Luis que había

',nirlo corriendo al olor del arrollado con Adriana y los niños

Ir,uo clel comedor una copa de ponche que le presentó en una

l,,rrrrlcja con reverencias y piropos. Doña Susana la bebió de un

rr.r'o. Los niños cantaban una ronda sueca girando en el césped, n torno a Mónica que daba vueltas en sentido contrario losl,rrros por delante y los ojos cerrados. Ismael se puso de pie'llrrnbeito iba a iniciar un discurso con fingida ampulosidad,

t,( ¡o la dama no había terminado. No, no, que no la inter-i,,rrpieran. Se atropellaba por seguir. Adriana y Sonja llegaron,t, l iiving, donde eitaban coftando organdí para los vestidos de

lt niclsóntmarfes¡ de las pequeñas Luis ponderaba si salir( ()rriendo a su casa por la máqujna japonesa para sacarle una

loto a doña Susana. iSe estaría incorporando al grupo la',1 ñora? ZEra por eso el arrollado que doña Blanca estaba ya

lx)r sacar de li cacerola de hierro, la grande, que hervía en la, ocina? Doña Susana casi chillaba.

"Pero, isi no hay ninguna contradicción! La contradicción la

ticnen ustedes metida en su cabeza..."Juan Eduardo intervino. iDe qué contradicción hablaba doña

Susana? iNo estaria descubriendo el exilio? Era interesantesirberlo.

"¿Usted lo dice por los negocios que hacen con los pasajes

que compran los exiliados?"'Doña Susana miró de arriba abajo al despanzurrador' Más

que chileno parecia un mongol con sus bigotazos y desmante-lida como ténía la cabeza. Notó que Marina y Eliana la mira-tran suplicando. Eliana sobre todo. Ismael parecía alentarla'¡Entre, arrase, no le importe que quede todo patas arriba! Doña

Susana revolvía los ojós. iEstaban tratando de seducirla' de

rneterla en el grupo estos anarquistas? iLo único que faltabalt-a "exiliada", la "sueca", ila "comunista"!

"Zt-os negocios con los pasajes? iLos negocios son los nego-

cios! iNo ils parece? Si alguien va a hacer el negocio con los

viajes de los óxiliados, iqué mal hay si son ellos mismos? '

iQué les parece, tengo razón o no?"

255

Page 255: Epoca de Descubrimientos

,.1rlib"i,9 c;t:Lbr comprendiendo por tin. .eue le p¡srba h,rtora. ¿ I Jn ¡nlher.¡l er¡,' ,,euien habra descubieno ef e¡,ili¡,..,Miró e F.lirnu. .No hlbria un trrguito ntjs dc ponche? I)orr;rSusana votvió al fo eto turístico dil qr. M;ri;;;';ri,ubo 1,,l'ojos corno si ltrera un ta jismán del dir'blo."Dice aqui... iA ver?... Sí... Escuchen: ,,pase

sus fines draño en iChitel" ;la, jal . Sus. fines a" ono .n.._-úu,]a¡ui't,.r,,,"no es grlcioso?... En Chile. )g. fines ¿. ,no...''Ja.¡.r.Pcrdónennli,.. Es que. es que... iJa.ja.jal..

" i-rli-". srn exptjcrrse por qué, veía sentada junto a dona

],i:lil . lr sueca con que habra hab¡xdo en ,ú esprnol dcorecrsers Jno. sollre Crrcra Mlrques. Roa Rl¡tos I ai l-atrrnu,en el tren a lvtalmó. Con la suecl nrolesta, qr. nÁ poJ,o-.n,.n_der que retornaran Ios exiliados ,rt inficrno i,i"o.i.iiJo u o"¡,Susana descubriencjo el exilio entre

"r.q"!i i. ¡j]á.¡¿'.¿, ,.mezclaban en su menre los recuerdos ¿e lá pur.¡a ú"ii"i"*. ¡,que. habia asistido ese dia como inrérprete'oi¡"lol. ii ilu,irnr"1:A:'i^"::,,.::brrc roclo., y ias

-caras' sin eip;;;;"l"' i;' o.quenos pegrrlos a sus ¡olleras. Marina habi¿t preguntado en uncparte sj era electivo Io que se decia, que l" p"ill, i".*ü U"rvrtnl ntelrJ cn clnlionetus sin pltente J joi Jdrercrrrior de jlrdictrdurr y los_desrpr rec ia. Un iuspiro i"igá

"i.*.j'¿l "tmu( ¡ü csposJ. tt ntílrjdo. ¡nanandola ) en vol hlja. le dijo :tMurina quc cr:r nrcc¡samenr; to que hrú,o ocui¡¿o iin'.liror.de,su mujc,r. todavra le rpriera el .orur;;;ü;;,r-e"'u;enlo.looror en et rostro de lr exiliada boliviana y le viene un re_proche por su lrivolidad. iMeter sin más deúcaleza iorl.,io,l,l Il1"l":d^.l ll:ridl. sangrando ¡oaau¡rl ;nios-n:,o.

"i, n],¡.r.su_ptore.tse5tntdol ceue está ocurriendo en Latinoantérica?r r.s? rtnrtrr, esos pequeñosl iHay exiliol jCómo no va a haberex ilio, conro ne serlo !

Doña Susanala ido a sentarse junto a Birgirta que no sabequé pensar. Se esrá creando f,¡nc"r.nt. u?'.r;ii" iJ i.,cubrimiento. Sonia termina con su ponche y nliru curioia v Oivertida el foilero en manos de do¡a Susinir y ,obi. .i"o,i" r"dama restriega el indice. soni, v s"!lii" ,'rn.""''u"' .rl"o"l::llo,n,,r" dirrle. clr\es de gremeiicu a'lo, ct iLenosl-ni¡l'Susilna Ot un re:n¡ngo ante los ojOs limpios. Irrncos. de l¡ pol¡cay la sueca. Sicnte vergüenza.

-;qu. p"niao": ¡ijr. oi."i." r"

l5(,

Page 256: Epoca de Descubrimientos

,tu( les parezca! Lo que importa es denunciar las idioteces'

.rlrgcrar a los idiotas de su idiotez.'liNai.o uqui, Birgitta, mira! Pase sus fines de año en Cbile'

,.t ,,nrprendesi Pasé sus fines de año en Chile con créditos ', Vcs? iEn Chile!"

Iri pobre Birgitta no termina de comprender' Mira a Ismael'',( r)ruerde las u"ñas. vuelve a mirar a doña Susana' iDe que se

rrrrl¿? Todos parecen entender de qué se trata Hasta Sonja que

r'\ curopea igual que ella.''lrstos son-los exiliados, ccomprendes? Pasan sus vacaciones

, r Chile... iLos exiliados van a Chile a veranearl"''llueno... Si me preguntas... Yo tengo que decir que no' que

o comprendo... iClaro que no comprendo!. iCómo voy a

,,,nrprender? iCómo va a comprender nadie? S.upongo',,,,p,rngo qu" habria que preguntarle a Wittgenstein "

"Perdón, La quién?""A Wittgenstein. Ismael sabe..."tlona Su'sana mira a Ismael dándole con la mirada pernliso

l)irra que vaya "a las casitas" mientras pone un par de puntos

l,,t'ri.-iur íei. Juan Eduardo está que le cae la baba iQué lás-

{iDla que no llegue Bengt todavia! Si Luis trajera la máquina y

,.''r u.i Aa fotografiarlos, como lo hace siempre el muy vulgar'.,,n los t"nedoés y los cuchillos en la mano, le hiciera una foto

rr cloña Susana en pleno descubrimiento del exilio iEsa si que

,.iiu ,nul Humberto porfía por decir algo, pero doña Susana

no se mueve del centro del escenario Sabe que sus comenta-

'¡nr to¡.. la Unidad Popular, su responsabilidad en el golpe

,uiiitu., po. llamar respónsabilidad a las estupideces de los i-

ii.rponriUf"t, circulan entre los chilenos de Lund y de Malnró'

iii"ñ, .lfá miima los echó a circular! Alguien tiene.que decirl,rs cósas claras. ¿no? La reacción a sus "cosas claras" no se ha

lrecho esperar. Le llega por correo' porque la verdad es que

,irái" t"'utr"u. a enfieniarla, ni las comisarias Pero' ique

sacaban con toda su furia si doña Susana agitaba cosas como

cse papelito donde se proponía a los exiliados que pasaran sus

uacici'ones en el infiémó d: Pinochet con cómodas cuotas

ntensuales?Doña Susana tenía todos los hilos en los dedos, ya no nece-

sitaba el folleto famoso. Se lo dió a Luis que queria sacarle una

.opiu. e.un esas dos, Birgitta y Sonja, las que contaban ahora

257

Page 257: Epoca de Descubrimientos

Las cosas tenian que quedar claras.bién. A ell¿ no la iban a estafar losLa pcrsona a la que estafan cs unadelinición de la cosa.

"iCómo era cl nonrbre? ¿Witt. . .."Wittgenstein."

Por eso iba a Chile tanrabogados ni los cuñados,idiota. Eso entra en lit

"Ah, si, Wittgcnstein. Humberto me ha contado. Es un senorexperto en contradiccion es, ino es eso?',

"Bucno, eso supongo... Aqui, los señores...,'"ltejl :r.Jos scñores. Birgi(tx. E5r:lntos en plena liberlciól:lenlen inl. "

" ¡Cierro, ja j a..ia I"."Es porque no contprendes iverdad? euiero decir las vaca_

cioncs en Chile de los exiliados en Suecii...""iEs verdad que no lo comprenclo!',"Justo eso. Fijate, cuando un chileno te dice que no com-

prende una cosa asi, eso es sólo una manera de habiar, porqucio comprende muy bien_.. "

..!i, nero yo, yo realmente no lo comprendo...',, "!laro, cso cs Io que te digo. isabes por qué no lo compren_

des?""No- r,Por qué?"

,,"Muy simple con]o seguramente cjiria ese señor Wittgenstein.No lo conrprendes porque para ti el exilio es una cosa"reai. yolo comprendo tirl como lo comprenden los que venden lospasajes a Ios exiliados en Estocoimo. Lo comprendo porque nohay ningún exilio. iSe acabó la contradicción! ¡UocuJpolusl,,. .lurn Edurrrlo se puso ] arivar aplaudiendo. Sonja'sonrela.La pequeña Mónica habia venido deide el jardin Aoná. ,"gu,nncantando los niños y le pedia a Ismael que Ia tomara en báros.Luis fue a la cocina donde trabajaba doña Blanca mefiáa en undelantal y sudando.

"iSeñores, ia cazuela de gallina está lista!""Cazuela? iNo era arrollado?""Cazuela de gallina, primer plato. Arrollado con puré, se_gundo.""lSe pasó doña Blanca! ipalabra que se pasó!',

. Humberto. terminó por ubicar en 4almó a un agente de via_jes. Un hindú que vendia pasajes casi a mitad cle irecio.-ñadie

258

Page 258: Epoca de Descubrimientos

rl,rir con.lo se las arreglaba. Corría el rumor de que se trataba,1, ¡r;¡5¿j95 Sobrantes. otros, que parecian más al tanto, conta-l,.rr tlue los conseguía de cancelaciones que se hacían a últimalr,,¡rr. Cr.rSi encima de la fecha del vuelo. Alguna extraña expli-,,rr ion tendria que haber, porque se trataba de pasajes medioI'rr¡o:i. No iban a nombre del que los adquiria, y ahí calzaba lalrl,otesis de que se trataba de boletos cancelados a última hora.',, ('ntrcgaban a última hora también. Muchos chilenos viaja-l,.rr con estos pasajes y a todos les hacian el mismo chiste al,l, slrcdirlos en Copenhague: si el avión caia por lo menos susrr.¡rbres resultarian ilesos. Otra peculiaridad de estos pasajes'rr cl itinerario. Podia variar de cualquier manera. Los,lrilcnos que viajaban a Santiago se encontraban con que teniut, ¡rrt ir primcro a Islandia, o cambiar de avión en Miami, o.rl,rlrrclar mcdio día en el aeropuerto de Lisboa o Bruselas.t ulndo doña Susana supo que iba de Copenhague a Moscú, deItLrscú a Rio. de Rio a Buenos Aires donde tendria que pasar,I la linea rusa Aeroflot a Lan-Chile, se quedó sin habla.lrliraba el pasaje, miraba su pasaporte, miraba a Humberto.

"¿, Moscú?""Moscú"."l)ero, óqué va a ocurrir en Santiago cuando sepan que he

t,rrs¿do por Moscú?""iEn Santiago? iNada! cQué va a ocurrir?""Pero... iMoscú!"iTe van a comer en Moscú? ¿No te da vergüenza? Esas son

lonterias. Las tonterías son para los tontos.""iPero...""Pero, iqué? ¿Dónde se fue tu sentido común? Piensa un se-

lundo. iTe figuras una linea aérea en cuyos aviones entra latlcnte y no sale más? iEl negocio que haría!"

"Si, pero en Santiago...""iEn Santiago iqué?, Susanita linda!""Bueno...""i,La van a encarcelar, la van a poner en lista, la vaÍl a matar?

¡l-¿s cosas tuyas! Tu misma lo decías el otro día y ahora vienescon ésas. Los exiliados en Suecia van a pasar sus vacacionesen Chile. áDe acuerdo? Se agotan los pasajes. Yo no sé cuán-tos van, pero hay que reservar pasajes con meses de antici-¡ración. iCómo los reciben? Bien, mientras vayan y despuésvuelvan. Dejan su montoncito de dólares. Cada uno un mon-

Page 259: Epoca de Descubrimientos

toncito. Entre todos un montón. Se endeudan aquí, se gastilr l',que no tienen en comidas y tragos con los amigos. iPar¿r r,:.,'son chilenos! Vuelven feliccs a su exilio escandinavo des¡rLr.,,de un verano de mar, mariscos y vino blanco. Asi es. iSi rrlIos va a querer todo el mundo! Te aseguro que la orquesta clc ltr

CNI les toca cuando llegan y cuando se van. iVuelvan pronlo,traigan platital Pero,,:qué estoy diciendo? iSi sabes las coslr,mejor que yo!"

Doña Susana recobró el sentido común. iEs que este nrisrrr,rhombre hacia que lo perdiera! Bien, viajaria a Santiago vlrMoscú por la mitad del precio. iNo se hablara nrás! Sólo qLrt.

daba un detalle... ese detalle que no Ia dejaba vivir, que lrr

tenia loca, Ioca de celos. Pero. se resolvió al final la noche (lcIa vispera de su partida. Jadeando todavia y riendo de srilrpensar en Ja polaca cara de hombre y la sueca nonagenaria qrrt.estarian dcspiertas y muertas de envidia, miraba a través dc lrr

ventana el cielo estrellado por arriba del follaje. Desnudl,satisfecha, feliz. Sólo que mañana, a esta hora... cCónto podilrdejar a este hombre que clevaba su alma y rejuvenecia y enloquecía su cuerpo? ¿No estaria comet;endo el disparatc de strvida? iPor unos dólares, por una basura de herencia? Porqucde una cosa estaba segura. Su cuerpo se lo aseguraba a gritos:Yéndose, aunque regresara después, lo perdía para siempre. ScJo repetían su silencio, la dedicación que el muy bandido habi¿rpuesto en Ia tramitación de todos los detalles de su viaje desdcque manifestó deseos de ir a Chile. Hombre extraño este FIum-berto Henriquez. Amante y caballero. Y en lo restante, unenigma. iQué veia en ella, qué le atraia? áAlguna fantasia in-confesable, depravada? iBahl iY las fantasias suyas? iCon quipasión la poseíal ¡De cuántas maneras! iSi mirara la polaca!No, estaba loca, loca. En fin, iria a Chile... iría... iHabría otramujer? iSi iba a faltar en Suecia una mujer que la sustituyera!iY cómo!... iOh, qué celos, Dios mio, qué celos!

Pensando así, a punto de echar el boleto ahora mismo alcesto de los papeles, casi le pareció una ilusión oir a su amantecaballero que comenzaba a besar su vientre subiendo con loslabios otra vez ardientes hacia sus senos. E1 goloso, el muygoloso, quería saber si volvería. iPor finl Doña Susana, prác-tica contadora, experta en intereses, en cuentas perdidas y bo-letos de empeño como era, no iba a requerir la inspiración de

260

Page 260: Epoca de Descubrimientos

I ¡ r'slrcllas titilando allá arriba en el firmamento del verano, ,,,rrrrlinavo, para saber que no tenia que contestar, sino pre-

r,llrrtrI clla a su vez. Tenia que preguntar pero el deseo, tan in-r, n,,( '. tan impostergable, había venido a inmiscuirse, tenía que

I'r( 1,.r¡nt¿¡r, iay!, si su Humberto quería que volviera tenia que

t,r lllr¡ntar. Sus labios se unían, sus manos se buscaban. ¡Como¡¡,' rlr¿ a querer!

35-.\rlriana teje nerviosa, de espaldas al sol que irrumpe por las\( ntilnas del living. Vista desde el césped interior común a to-,l.rs las casitas del entomo en que vive, no podría saberse qué

crtu haciendo. tLimpiándose las uñas, desgranando arvejrs,l,rrI'dando cartas? De tanto en tanto, saca un pañuelo del bol-,,ilto izquierdo de su chaqueta, la que tejió Birgitta para ellaron lana de Islandia. Toda la mañana ha estado así: tejiendo,llorando, teiiendo, llorando.

Se levantó a las cinco y media, como todos los dias a

¡rrcparar el almuerzo para Luis. Después, bañó a sus pequeños,losé y Antonio, les dio desayuno y pasó a dejarlos al jardin in-llntil. A las ocho en punto, abría la puerta del departamento de

lrcrr Strómberg. Iba a gritar su iGod morgon, herr Stróntberg!f)ero se contuvo. La puerta de la alcoba, entornada como siem-

l)re, pero el interior oscuro. Apenas percibía los reflejos de laroja ampolleta de vigilia sobre la superficie de la puerta. Adri-ltna se acercó en puntillas.

"iHerr Strómberg..."No, no era Staffan Strómberg dormitando. Los ojos de par en

par, livido el rostro. Adriana acercó la mano lentamente sobrela frente helada. Estuvo largos segundos, perpleja, los dedossobre la boca. Luego, gimiendo y a punto de desvanecerse,bajó los párpados de herr Strómberg. Haciéndolo, sintió porprimera vez que no dejaria nunca de quererlo.

Tomó el teléfono, marcó el número de emergencia. Sólocuando vino la voz del otro extremo se dio cuenta de que tenia

Page 261: Epoca de Descubrimientos

enteramente seca la gargaÍtta. No podia hablar. por printerl rt..en su.vida le ocurría algo asi, trataba de hablar. y sólo chirrit|,,,le salían. Por fin pudo decir:'.Herr Srrómberg, n"ii.Sialt,,,,Strómberg..." Se echó a llora¡ con tal fuerza qú.

"i oi- ",tremo no necesitaron ntás informaciónSe sentó dcspués junto al cadáver inclinándose, nreciéncktsr,,

recitando "klire, káre, herr Strónberg" mientras dcilizat,,rsuave y compulsivamente ia palnta de su diestra por Ios Lrllrrrcos cabellos. l)esde el velador, enmarcada en piata bruñitlrrsonreia plácida y juvenil Ia esposa del anciano.

Ese fue el espectáculo que sc ofrecio il los e¡llcrnteros eLrc rrotardaron en aparecer: el cad;rver dc un ancilno ¿..ciniand,,sobre los edredones de una antigu¿r alcoba en ,n ,l.p"riiiir.,.nr,,vasto, lujoso y sombrio donde se anlontonaban los trofeos ttcuna larga y plena existencia

-diplontas, mcdalloncs, est¡tui-llls, c:rrdehbros. plarerrr, l)orceljnas, estantes cargljoi-cle libros. p3redes cubiertrs de óleos y gobelinos, fotógrafÍas c1cgrlndes. pcr5ontie5. de reccp..iones en corte, y enrhIi,Ld,rr_ rrncltnJda sobrc é1. uclricilndu sus cJbello: ¡ c.Lnturrcl.,lcarrullos, una indiansk flickaventdt de los nrares iel sur. salicilrde un cuadro de Gauguin.

Adriana pidió que la reemplaza¡an por el dia. Se scntia débily confusa. Lloraba y volvia a ilorar. áeuién sabria u.l"."il" ,u,sentimientos'i Veia a herr Strómberg en su silla de ruecjasdesmigajando el pan para los cisneJ junto a la tagrnri detStad.spark;lo veia podando o tratando el pobre de ioclar Iosrosales del jardin. Se agitaba, manoteaba, reia leli) cuancloAdriana aparecia abriendo la puerta de Ia terraza:

" Kára, kára Adriana!"

-Y-luego.su juego de pulgar arriba y pulgar abajo.

" Ley Allende! Ned ntecl pinochefl CIVO ldi Antin, k¡i¡¿Ad¡ianal iCayeron Pol l,ot, Sonroza! isigue einochetl tc.r,Allende!"

iPobre, pobre herr Strómberg! Subía de nuevo con é1, entretilos, olmos, castaños y pinarcs enrpujando su silla po¡ lossenderos del Parque Botánico nrientraj lis nluchrchrs eir Iargosy blancos vestido,s reían y danzaban descalzas sobrc el cespéd.De pronto,

.herr Strómberg nino otra vez en sus norenti airos,se enderezaba apuntando a lo alto, hacia las bancladas en lor_mación de los cisnes que regresabarr.

Page 262: Epoca de Descubrimientos

'rl\4¡r'a, Adriana linda. mira! iVuelven los cisnes!"'\rlliana sacaba su pañuelo y sonaba su nariz. iQuién, quien

l, r'x ¡rlicaría esta tristeza?llirgitta no demoró en aparecer con Mónica. Más tarde

rl'rove chando la pausa del almuerzo, vinieron Ismael y Hum-l,, rlo. Birgitta con Isntael y Mónica estaban viviendo en elN')rrtghetto, en el departarnento de Humberto que estaba

, ir.,lrrnible mientras doña Susana estuviera en Chile. Una amigalrilcne telefoneó a Birgitta. cQué ocurria con Adriana? Su

¡rrrlido la habia divisado en el bus, en la mañana. con unos,¡rrs hinchados que no se le veían y tan ensimismada y do-

l,,r'osa que no se atrevió a molestarla. óSabía Birgitta qué ocu-u rr'l iUn niño enfen.r.lo, una mala noticia de Chile? Birgitta, rrlgó para llamar inmediatantente. Adriana levantó el teléfono.,,vri que era Birgitta y se echó a llorar a gritos. Trataba delrrrblar pero la congoja no la dejaba. Birgitta le prometió venir,o¡riendo. Telefoneó después a Sonja oue vivia a unos metros,lr' Adriana, dejó recado a lsmael en la Sociologiska Institutio,//(yr, tomó a Nlónica en brazos y fue al coche. Antes de Birgittai inieron Sonja y Rita. Rita habia pasado a dejar a Helena "enL rrsa de su padre" porque tenía un par de compromisos para eselin de sernana. lba ya camino de su coche por el césped interior, rrando divisó a Adriana en el iiving, de pie, retorciendo unl)rrñuelo entre las manos. Rita volvió sobre sus pasos y gritó aSonja que en ese mismo momento contestaba a Birgitta, corrióllrcia la terraza de Adriana y sin más aviso entró a zancadast)or la puerta del living. Más irritada que preocupada preguntó:

"iQué pasa?"Adriana no hizo más que mirarla asustada. Apenas se

sostenia sobre sus piemas trémulas. Sin muchos miramientos,l{ita la llevó al sofá. En Chile, Adriana podría haber sido em-pleada doméstica en su casa. A Rita por lo menos esa nociónno se la iban a sacar asi no más de la cabeza. Sonja que dejó aIlelena cuidando a Marja en \a plaza de juegos vecina no de-rroró en llegar. Después de abrazar a Adriana y estar unos se-gundos sonriéndole, fue a la cocina a preparar café. En esemomento llegó Birgitta con Mónica que corrió gritando alcuarto de Marja feliz de tener todos sus juguetes para ella solay poder saltar en su corral. Birgitta fue a sentarse iunto a A-driana.

"Kára, kára du!"

Page 263: Epoca de Descubrimientos

iAllá estaba Adriana llorando otra vez! pero en brazos ¡rlgos..Rita, de pie, torcia la boca. No adnritiría por na<Ja tlrlmundo el resentimiento que le nacia. Su trato de Ádriana era r.lque correspondía, el trato natural. El de Birgitta no era n.til!que tonteria de Cruz Roja.

"Kára, kára dul... Zeué pasa?"Birgitta acariciaba a Adriana apenas implicándose coroonrl

mente, deslizando el dorso de dos dedos sobre sus cabellos,Adriana levantó sus ojos enrojecidos, hinchados. áeué pasutiSi. pudiera

^saber ella qué ocurrÍa! Rita comenzó u -otu".r" p,,,

el living. ¡Qué tanto llanto, qué tanto asunto! Tuvo una intuición. Fuc a pararse delante de Adriana. Las manos en lascaderas, la voz de patrona.

"áDónde está Luis?""En su trabajo. ""¿Y los niños?""En el dagls . "Se quedó como estaba, había fallado su intuición."Bueno, entonces, áqué es lo que te pasa?""Murió... herr Strómberg murió... murió..."Birgitta se lleva la mano a los labios."llerr Stróntberg !... ZCuándo?"

. "Hoy, si... En Ia mañana, cuando llegué... cuando llegué al

departamento... il)ios mío, qué frío estiba!,iotra vez se echó a llorar la pobre Adriana! Ahora abrazada a

Sonja que había venido de la cocina al oir la noticia.-nitaseguía de pie con sus modos inquisitivos.

"ZQue murió, quién?"Adriana estaba en brazos de Sonja. Rita sentla envidia y des_precio. ¡Estas europeas! No iba a term¡nar nunca de enténder_

las. Birgitta informó sin mirar a Rita."Staffan Strómberg. Un anciano al cuidado de Adriana. Muy,

muy anciano. iQué edad tenía, Adriana?""lba... iba a cumplir los noventa en Agosto.,'"i[¡s novental"Rita f¡e al

-ventanal que daba a la teÍaza. iHabía que tenerpaciencia! iNoventa años! Su coche estaba allá, espérándola.

No tenía mucho tiempo. Esa noche cenaban con'n"ngt "n "urude una pareja sueca. Después, a un concierto de" rock en

Page 264: Epoca de Descubrimientos

rrl,rlrrrii. Tenía compras que hacer. Había una blusa color' '1,r,,

jx) en una vitrina del centro. Viajarian con Bengt a Copen-1,.r1'rrt rnañana. Habia dos días de Humphrey Bogart en Copen-lrr1,rrc. iEsa blusa! De brocado el escote, ancha en las axilas.,( i)staba sus coronas, eso sí! Con la falda floreada marengo

r.r lr rcina dcl rock. Se volvio.'l'cro, inoventa añosl iQué más querían que viviera?".\tlriana nriraba a Rita en los ojos. Era su primer intento de

,,'|runicación. iAclararÍa Rita sus sentimientos? Noventa años., r( r(o, noventa años... ¿Por qué esta pena entonces?

''No es por su muerte."'',',No es por su muerte? iSe puede saber entonces por qué

'' lrs.. . eS. .. "Adriana estaba haciendo pucheros como una pequeñina en

l,¡ rizos de Sonja. Ahora miraba en los ojos de Sonja y miraba, rr Ios ojos de Birgitta. Rita no entenderia jan.rás. Pero, Sonja yllirgitta... Adriana sabía que nunca tendría palabras.

A Rita no la iban a desalentar con pucheritos. Si habia gato, rrccrrado ella se encargaría de desencerrarlo. Vino haciendo',onar sus tacones al sofá. t¿ patrona otra vez.

"8s... es... iQué es lo que es?"Adriana quería huir del acoso. t,Por qué no la dejaba tran-

r¡rrila esta mujer? Rita daba golpecitos con la punta del pie.Sonja cambiaba miradas con Birgitta.

"¿Vasacontestarono?""8s... es... la soledad..."Sonja estrechó fuerte a Adriana. Rita se quedó doblada,

tomo si la hubieran colgado del aire. LLa soledad? Pero quesrbía esta... cocinera de soledad? áLa soledad del hombrei:ontemporáneo? iJa ja,ja! Esta repite como un loro. Deb e

habérselo oído a Ismael. iJaja,ja! iLa soledad! La arrolló talsentimiento de desprecio, de superioridad que giró maquinal-nrente y se alejó hacia el ventanal de la terraza. iEstaba buenoya! No iba a tolerar que siguieran con la candinga esas dos, la¡rolaca y la sueca, con su humanismo que daba asco de purolalso y podrido. iHipócritas progresistas europeas! iBeatashipócritas! Pero, con ese impulso le vino otro que no podíafaltar. Su momento característico, su infaltable granito defrivolidad, como decía Juan Eduardo que la conocia. No habia

265

Page 265: Epoca de Descubrimientos

reunión a la que asistiera Rita que no estuviera salpicacju rl,,estos moÍnentos característ¡ cos. Sl una macjre orgrt t oJu irl U I,, t,,,d€ s,r pequeño que rocaba ei organo, R,t;.;Ji;ü':;i;i".,,,LP.::,.?,i.:. ,r.:, edadl ieue no v¡ a hacer cuando conriencc rrru¡r(¡on:triet Jl atguren llcgaba que había que pararlc el carnr trPinochet, llita nrovia la cr-beza: iA ese no'r. l'.-fro* uolil".i,,que cnvidiaba a Fidel Castro y cuan.io t. pr"gunirt,un' io. q,,.respondrr: iAy, por esos puros enormes que chup:r. CuanrlrAlberto. hablebe.de la entropia atenrjia conienie"áo!.. ioo" 1,,que ent¡e Íne interesa, decrr. entroprJ, anrronraii¿u, antretenido, entre no más. iCórno reian en ei norruy ol'¡ll)n¡"1,,,cor tos in[ulr¡bles graniros cte frivolidad d; Ri;i i;i;';, ,,,,rcrrr grJr puDrrco pJrs SuS Srlidas. Que púbrico iban a forr.r'estas dos rucias nrás desabricjes qu. .)

"utiá-J. .h;;;.;;;", ),,,lo..conta¡ia y se reirÍa a sus anchas

"on to, oiiorl "ñi, .r,,ridícula la sola idea de un¿ chi¡ra a. pofrir"lon

"n".ü"j. i,..,lar en Lund sus cuentos de soledad ó";;;;ir;;;;i;'"ü".r,..,

dos gringas con sus corazoncitos Arrresrl iÁir'ri,,i¡Jrl,il vi^.,olrt \e,/ a pJrtr\e lr\.ntc r Adriilt.tr ) linÁiendo ,n" a*rrrl..¡.,,,dc scrir prencuplciorr prcgunro. s¡¡'¡ I \r-lr\""1.:r soleJrd?

"Curi 'solidu<il

"Lu Solcd:r,i Slróilbr.rs:...llirgitta que por n.ruy suec¿t qur rr.r"

"rt"u" f"";i."urtirn,¡r"¿,lrl nlodo chilelto. n lr frirolid:rd y l._,, n,onl.ntór-."rrai.rir, _.1:,5]r_:l

.ln. et sercrsnro. .f a.ip...io por-l'oir*¡"rü",", .t./\oTJt a. por su\ Irent( ) cuit¡.. CJplo n.tJ\ todlvrr. Riru poclillverlo en su mirada de horror y d. ;.p;o;;;.'s;;j"-ná''.",5,,¿i,tanto español para conrprenclcr cl juego a. prLutrr,,r" i .i'c.,preclo, pe¡o con Adriana todevrr en sus bnrzos nlir,ib. aon,._ricdld u Rira. ieuc mujer err csrr?

Adriana se habru relinrdn nlurho cn toJo cste riellDo. ucronu lf,nto con)o prrt no reirsc dcl chi\le. lrrl crnlo;i :r,;r:.;;en San,Miguel, en casa de sus paclres y ,ui lr"i"ii".r,comiendo cazuela de vaca, oyendo iace.-riia ¿" ,"j","¿'. r",fflas v las desgrucias en prinrer lugar. Adriana il;;;;¿',.:i-11, .:i en brrros. de Sonj:r nrirrntlo cc,n pic.rrdr" .lc l,iii::,::,: jil:-q::_.e hrbiu

,rguchrJ.r y lc hacra ,,,,,r.i.q,i.r,.,r¡rJroote.lt nlrrz. Aprovech¡bl el molllentu. Con Arjrirn.r ¡cconrprendían frente a estas dos europeas sin sentido del hunror,sin picardia, sin frivoliclad ni ntomentos caracterist¡cos. Ahorase adueñaria de la situación. .r.niu qu.- áon,i"rl, -i*lá''qr.

Page 266: Epoca de Descubrimientos

I rrrrles su empleada dontéstica a ese par de tontas sofist¡cadasr I'rctcnciosas. Puso toda su carita pintada encima dc Adriunl.rrr lrien abrazada en el seno de Sonja que casi casi se rnetia elt, rlriirr en Ia boca. Ahora Rita tenia otra intuición, francamente|'L IvcTsa.

''i, | .o querias mucho?"''iOh. si. -. "''i.Mucho. ntucho?"''Nf ucho, si, nrucho..."''Irl te queria también... ¡Te apuesto! iSi no voy a saber yol

¡() estoy viendo a herr Strómbcrg, pulcro en su pijarna. en su,.rll acolchada de raso... "''iSi, si... iPobrc, pobre herr Strómberg!..."liita la pellizcaba en la nte.jilla. Sonja miraba otra vez a []ir-

l iltl. ¿Qué ocurria?''Iil te qucria también, pillita, él te queria. Ivlientras est¿rbas

lrrrciéndole la cama entraba sonriendo, rodando su silla quc le',:rlia la lengua. ¡Lo cstoy viendo a herr Strómbergl ¿Noventarrrros dijiste? iPillita, pillital iSoñaba contigo, herr Strómbcrg,,,oñaba contigol K.17e, Adriana, k¿r¿ Adriana!..."

"Ss..i... el pobre. el pobrecito... itan solo el pobrecjto!""iTan solol Piilita, p¡ll¡ta! Te te¡ria a ti, su k:iia Adriana."''Sí... A mi... iNo, qué cosas dices!... ZQuién soy yo? El era

rrrr gran señor. Ibantos al cenrcnterio... El óst raA y rlo-et rclen ...'\lli está el mausoleo de la fanlilia... Alli pasábanros hor¡s delrol'as desnralezando. linrpiando, trasplantando tulip:rnes... I llvrlos cipreses en su n¡ausoleo... iOh, tengo tanta pcna, tantapena..."

"iCómo te habrá qucrido! iComo te habrá... desc¿dol""iOh, no, no! ilrso no! iPor I)ios, qué cosas dicesl illcrr

Strómberg... ? iNo, por Dios!..-""iBah, yo conozco unos viejos! ¡Pillita, pillit¿! iPor quc no

conf iesas? Mira, acuérdate de mi, en su testan'tento te ha de-irLdo un regalito. ¿Que te apuesto? ll,a mitad para mil"

Adriana se abrazó ntás a Sonja rnirando:r Birgitta roja y hor-rorizada. Birgitta no sabi¿ cónlo reaccionar. La pcrversided enle mirada encendida de ILita echando su aliento en i:¡ car¿ dcAdriana no entraba en ll esfera de sus anticipaciones. lEstanrujer! iNo teni¿r r¿zóÍt Huntbeno cuando la desprecilba y .luanIlduardo tenia que morderse h lengua, asintiendo?

267

Page 267: Epoca de Descubrimientos

"iPillita, pillita, cuéntame qué te pedia! Eh, cuéntame t,qut. l,hacías ?"

Adriana metió la cara en el pecho de Sonja para ahoqar hr,,chillidos histéricos que le salian. para ella. no habra en i r1,,,,,más que cisnes en bandada cruzando el firmamento azul, ¡.lrsales en flor, Jápidas levantadas entre cipreses, nubes navcgando radiantes sobre los tilos y ella en ian remotos paisljc.,rumiando.su melancolia, empujando la silla de herr Stiómbi,rgcon su soledad.

iQué iba a creer Rita en esas patrañas! Menos todavia cuanrlrlas repiten como loros las chinas de San Miguel. Rita ha leirkrIibros, también. No tantos como Birgitta J Marina. pero hrrleido libros ¡r iha visto unas peliculasl pornográficas, muchlspeJiculas pornográficas. En el barrio porno áe Copenhagucicuántas peliculas! Los hombres, Ias mujeres... iBah, basta yulNo le cabe en la cabeza la santurronería de Sonja. No cree nr¡sen esas estupideces. iVenirle a ella con santjtasl ¡Las conoce lesas santitas! El mundo, ntira, el mundo... Está lleno cie anl-males depravados. Anda a Malmó, anda a Copenhague, anda lrBruselas, a Hamburgo, ia Amsterdam! y si es pór viejos...ihay unos vicj os !...

Adriana ve venir ia que viene. Rita quiere terminar de urravez con esta farsa.

"iQué le hacias, di, qué le hacias? iCómo...,'"iPor Dios, él está muerto!... EI...""iYo no pregunto qué le hacias cuando estaba muerto, tonta!

A ver, di, iqué Ie hacias?...Sonja mas sospechaba que entenciia, pero entendia más quc

suficiente. r,Qué podia hacer? Rita eia la ex-mujer de sumarido. Birgitta tenia otras razones. Frenos culturales, losfrenos dei contexto, diria Juan Eduardo. Terreno vedado. Éodias€ntir. toda la indignación que sentia, pero asi y todo no teniaderecho a inntiscuirse. Eso, simplemenle, no se hace.

Adriana no sabe cómo responder. No tiene ni siquiera losnombres de la perversidad de Rita.

"Yo no... iSuciedades!... Otros las harán, yo no...""ZHerr Strómberg, por ejemplo?...,'"No iba a soñar con suciedades...é1..."Birgitta se resuelve. Este interrogatorio obsceno no tiene mas

fin que solazarse con el dolor de una pobre chica. Esta mujer

Page 268: Epoca de Descubrimientos

unrr canalla. itJna canalla y una bruta! 'Iodo lo que andan1', r, nLlo de ella es poco. iEs...es...

,.srrcicdades, qué suciedldes?"l(rlil sc endereza triunfante. iPor fin picó esta mojiglta!sr¡cicdades, si, suciedadesl i1-ipicas suciedades suecasl"\ llirgitta le tiemblan los labios, le zumban los oídos.lr¡ricas suciedades suecas... iQué es eso?"

',.(Juc es? Lo sabes muy bien. No te hagas la inocente."'No me hago la inocente. áDe qué hablas tú? De, de..

, rrursturbar a un anciano?"',,Vcs como lo sabias todo el tiempo?"'',,l ú dices que es una sucicdad?"'',,Me vas a decir que no, que no es una suciedad?"s()nja tiene la mano en la boca mirando a Rita. áCómo se

t,,,,,tci ser tan pervertida? Adriana estalla. ¿Estará pensando

ll ll p,itta que ella...''iYo no he hecho nada, yo no he hecho nada! iDios mío .."''iCalma, Adriana, calma! iClaro que no has hecho nada!

rl'obrecita, pobrecita! iCrees que se me va a pasar por la, rrbcza que lo has hecho? Ilablo de otro asunto "

I{ita sé viene furiosa sobre Birgitta que sigue sentad¿.''r,Cómo que de otro asunto? iQué enredos los tuyos? lDe

, tue otro asunto?""No estamos hablando de Adriana. Yo no me nleto en las

, ()sas de Adriana, ni en las tuyas, ni en las de nadie Lo que

( stoy diciendo es que masturbar a un anciano no es ninguna:Lrciedad."

"iNinguna sucieciad? Bueno... Esto'...iesto es el colmo!

',Srbes qué más? Eso mismo, eso que estás diciendo ahora es

( )tra tipica suciedad sueca."Ln ése momento entró Humberto; después Ismael que venie

(on Helena y Marja en brazos de la plaza de juegos. Humbertolue inmediaiamente donde Adriana. Rita, sabiendo que estaba

cn minoría, empezó a componerse ante su espejo de bolsillo¡rreparando la retirada. Sonja se levantó y fue a preparar-café

¡,ara todos... menos esa Rita. iEstaba enojada Sonjal Humbertoiuiró a Rita, a Birgitta. Si, parece que habian llegado en mediotlcl shock cultural.

"Típicas suciedades suecas...áSe puede saber qué es eso?"

Rita se lanzó en picada.

269

Page 269: Epoca de Descubrimientos

. "Que la sama t y Ias enfernteras soben las partes scxualcs rlrlos viejos. r,es o no es una suciedad succa tipica?"

"l,Quién te dijo eso? iEso es falsol""¿Pondrias las manos al fuego? yo misma Io he visto cn ll

televlston

^ "Cada quien ve lo que quiere ver. yo te digo que es falso

Pcro si fuera verdadero no tendria por qué seisuóio. iCon krrprejuicios de cieñ¿s personas hasta la higiene es sucial". _-Rita fue a la puerta de la terraza poniendose los guanttsiCon estos h¿rblaselotodo no hav nada que hacer! iLa hlgienc r.ssucial iPalabre¡-os! Voy a dcci¡le a esta Biblia antbul¿rnt-c... vovr dceirle dc un¡ vez...

Pero en ese luomento, Rita ntiraba hac¡a el parque de estllcionanriento, al otro |ado de la plaza infantil; y iqúién iba allrrsino el misnto l\4iguel Balaguer nteneándose con toda su gnrcia? Rita cantbió entera, se lc encendieron los ojos, salió ¿ lirterraza, se puso a saltar como una colegitrla.

"iBalaguer, Balaguerl iMiguel!"Echó a correr por ei césped la ex-muier de Ju¡n Ecluardo v

actual sr¡¡tnta.nó oende del./rrrlst Bengt Éuldt. iBelrguer, Bali,guer! Linda y apetecible coÍlto nunca va corriendó I{ita a lusiga del mulato que se ha detenido y grita a su vez levantandolos brazos sacudiéndose entero. l_e sale un gemido de placer&nticipado a Rita que va volando. Si pudierá, ay, si pudier"unir la seriedad y competencia de Bengt con el ;alero v la fo_posidad de Buhguerl

"iEspera, espe¡a, morocho ardiente! iVas para el ccntro? iyote llevo en nri coche!"

. iPor qué será tan injusta la vida? iCon lo bueno que es parala^ cama Balaguer y lo serio y responsable que es Bingt en suoficinal iCómo tener un Bengt Balaguer! iy si me io llcvoahora al departamento? Bengt no viene hasta después de lascinco. i-Oh, cómo hacer para tener a Bengt siempre en ia of;cina y a Balaguer siempre en la carna. Tan sin gústo Bengt, tantrotamundos Balaguer. Dicen que es agente dé la CIA.

-'Como

en.las peliculas, mulato elegante, mukto caliente, valientc,siniestro, traidor. ¡Me io llevo a Ia cama! iAhora mismito melo llevo a la canta y nos vamos traqueteanclo, chico, traquete_ando, traqueteando. iserá ciefto? Unos diccn icuidedo que laCIAI otros, iarranca, que la KCB! Cada vez que lo hcrnos he_

270

Page 270: Epoca de Descubrimientos

lr,, r'¡¡6¡",.r¿" un puro, se pone a averiguar. Igual que en lasr', lriülas. Que dónde está Jorge, que quién es Carmen, que, r rrrlo vuelve ismael, que si es cierto que a su primera mujcrlr .rr ribillaron embar¿zada los de la DINA. iUy, ntulato sinuo-,, nrLrlato insidioso, igual que en las peliculas! iEspera, Mi-

' rr, l Ilalaguer, espera!Nlicntras Rita acelera riendo como una loca con Balaguer al

Llkr. Ilumbedo consuela a Adriana..Asi que faileció Staffan Strónrberg... El último varón de

Lrrr ilustre familia lundense, isabias?... Tú te habias enca-rn:r(lo con é1.,. Yo te veía a veces empujando su silla por eilrrtlrn Botánico... La nieta venida de tan lejos a alegrar el,'rrrzón del abuelo en sus últimos dias... iComo un milagro,\,lri¿na!..."Arlriana abrazada a Sonja, mira a Humberto gimiendo y son

r( ndo. El conrprende, oh, sí, él conrprende. El sabe tambien,ll, s¿be todo. Va a decirle qué le ocurre, por qué esta tristezatirrr honda, qué hay en el parque y el lago, en el cementerio yIt)s cipreses, en los cisnes que vuelven llenando el cielo con susI' r'rrznidos lúgubres.

"iMira, Adriana Iinda, mira! iVuelven los cisnes!"

36-lrn la amplia extensión de césped en ntedio del parque quellanquea el Norraghetto, los chilenos, uruguayos, yugoslavos,¡rolacos, griegos y "casos sociales", aireándose al sol sin ntasrcparo que el short, levantan gritando órdenes en todas laslonguas el símbolo de la midsommarfesf, un poste de maderarie entre dos y tres metros de alto entorchado en lianas y re-rnatado arriba por un madero transversal de cuyos extremosouelgan dos redondelas trenzadas con guirnaldas de flores. Quela midsommarfesl es fiesta pagana, que sus símbolos y juegosson residuos de ritos arcaicos de fecundación es cosa que ni 3doña Blanca habria que demostrarle. "iVamos a ensartar ellalo!" gritaban los uruguayos. El símbolo de la midsommarfest

271

Page 271: Epoca de Descubrimientos

para quien tuviera ojos para ver, era un falo ensartado cn l,r

madre tierra con sus dos testículos al aire. En la ntidson¡n¡,ttr¿¡l¿, la noche de todas las noches en el calendario sueco, (lrres nuestra noche de San Juan pero que no es oscura sino hct llrentera de crepúsculo y amor, todos los diablos andan sueltos v

las succas salen a danzar y a que los diablos les hagan to(lr\sus diabluras. Cuando Florence cye de Rita que todos los tlirrblos andan sueltos en la ntidsontntarn¿¡l piensa que se tratr (ll,

todos los extranjeros que salen a asustar a los suecos. Por csocs quc los niños suecos le dicen a ella y Ariel en los patios rh'Ia escuela: jiivla ínvandrarel iExtranjeros del diablo!

El norraghctto hacía todo lo que podia por apropiarsc 1a nlirlsol?r/rr¿¡Fe.t¡ para dar a los pequeños un sentimiento de participación, de comunidad cultural. Las niñitas polacas, chilenus,griegas, uruguayas. yugoslavas, argentinas, gitanas gritaban vdanzaban felices, vestidas con trajes almidonados, blancoscanrisoncs, polleras dc ruedo. Se descalzaban sobre el césped vcorrian en blinclad¡s a coger flores silvest¡es. Las madrcs, scntadas en alfombras y choapinos tendidos sobre el pasto charla'ban trenz¿rndo l¡is flores en coronas a la manera escandinav¡.Los uruguayos se instalaban para vender jugo y salchichascalientes. IIab¡ia cerveza tanrbién para los mayores y un polacode fiera catadura hacia circular entre los que alzaban el enonlcposte una botclla de vodka clandestino. Las muchachas acar-reaban disfraces para las representaciones. Los muchachosinstalaban la pista de tablas para baiia¡ Ia polka. Se rayaban lascanchas dc carrcras, se ubicaban las vallas.

Mar_ja y lvlónica correteaban alrededor de Ilelena y Florenccque tejian sus coronas. Ninguna de las cuatro se alejaba muchode doña Blanca que había traido su silla de sol y bordaba dili-gente una blusa para el envío mensual a los huerfanitos sal-vadoreños dcl padre l¡rsson. Florence. en especial, no se iba a

apartar asi no más de los alrededores de doña Blanca. No de-jaba de echar mi¡adas de reojo hacia el grupo que capitaneabaun muchacho sueco pelirrojo y pecoso. Florence odiaba contoda su alma al pelirrojo. No la dejaba tranquila du¡ante losrecreos. A la menor oportunidad se le venia encima con suJávla svartskalle,/ No sólo en el recreo la asediaba. A la salida.el pelirrojo se emboscaba con su patota. Cercaban a Ariel juntoa un estacion¿lmiento de bicicletas. Ahi se quedaba el pobre,

Page 272: Epoca de Descubrimientos

' tjr¡nos cerrados, aguardando. iCómo iba a huir si el pe-l¡,r,, () lcri¿ a su hermana? Florence se mo¡dí¿ los labios, pero

'r', ¡,,,rlitr evitar que ias Iágrimas le subieran. Entonces venia el¡', lrrrrrjo, la cara asquerosa de pecas, los dientes amarillos, elrlrr'rrto... iUgh! Venia a meter sus manos... Florence no enr' r,lrr tluc Ariel, después de los sacudones y puntapiés, des¡',r, ,, rlc los manoseos del pelirrojo, se quedara como si no hu-t, , r:r ¡tsado nada. ¿Cómo podia Ariel? iDespués de lo que le

r, rr :r clla el pelirrojo! Llegando ai departamento, Florence.,r ril r sLl cuarto, se metia vestida bajo las frazadas. Allill,,r;rl)ir por fin. mordiéndose los labios, clavándose Ias uñas,lrrrrlo con sus llanitos a Ia almohada. Chispas de fuego salta-

l, rr l\)r todos lados mientras se desahogaba Ia pobre Florencerrr('lls sábanas, en el cuarto que todavía compartia con ese,lr:r¡cle de su hermano. Ariel se sentaba tal como había lle-

'L,l() en su n]esita escritorio a estudiar su tablero de ajedrez.I r', torrcs barrcn, arrasan con todo a lo ancho y a lo largo. Los, rlrrrllos son como hoces que saltan y giran cortando cabezas.I I tro Humbcrlo dice que son como cruces swásticas, remoli,r,,r lr¿icioneros. El pelirrojo

-Nilsson es el apellido del hijo

l, su madre- es Llna torre. Bruto y desvastador. Pero yo...lrr ese momento Florence saltaba fuera de la cama. Corria al

l,iuro a componerse la cara o la abuela Blanca no la dejarrarrrnt¡uila con sus preguntas. Ahora estaba ante el espejo', irrando su cabellera negra. Sentia ganas de llorar otra vez,

rr..c de Suecia, volver a Chile. iMaldita Suecia, maldita! El tioIlrrrrel dice que el retorno es cuando se áterkommer y blirÁr:r¿ cuando uno regresa y se queda en su pais para siempre.l'r'ro. la mamá no quiere áterkontntma. La abuela Susana, sr.llla está ahora en Chile. iFeliz ella! La abuela Blanca tambienttriere áterkomma. iQuién no va a querer! Yo también. ¡Y norolver nunca n.lás a este p^isl Aldrig, aldrig igen!

lilorence vuelve a su peineta. iQué pálida está! iEse pelirro-lol El tio Ismael cuando viene a almorzar con su plaga de lasrrrices y las particulas suecas se queda mirándola. Parece querrlivina. iSi supiera de ese pelirrojo, cómo abusa de ella!rAsqueroso, ácklig! La raiz es ¿áck? iQué quiere decir áck?rljna mugre tiene que ser! Ese pelirrojo tiene que tener una ralzrrrugrienta. El tío Ismael se da cuenta. Seguro que se da cuenta.

"iQué r,rcurre, Florence? iQué pálida estás!"

Page 273: Epoca de Descubrimientos

iSi supicra el tio Ismaell Florence son¡ie ante su inragerr,vuelr.e a sus cabellos. [,a abuela Blanca dice que es el pelo ttr'gro más hermoso que ha visto en toda su vida. Dicc que ni clmás grande pintor con toda ia pintura negra del mundo poclnrrpintar un negro como el suyo. En la escuela, la froken Lcrrrr

siempre está mirando su pelo. La abuela Blanca dice que tto

sólo Birgitta sino que todas las suecas, de un cabo al otro rlcSuecia, darian el azul de sus ojos por tener un pelo asi de ncgtocomo el mio! Sólo mi mamá, dice la abuela Blanca, tiene rrrpelo que se puede comparar con el mio.

Florence se ha quedado en éxtasis contemplando su pelo cnel espejo. Olvidacla para siempre del pelirrojo sucio y susmanoseos nauseabundos.

"iSabes, Ariel, sabcs? La abuela Blanca dice que cuandooperaron a la nramá... ¿me estás oyendo?...Ariel, ¿me estilsoyendo? iAriel, Arie ll"

"iQue?"Florence viene desde el baño. Apoya la mano izquierda en cl

respaldo de la silla de Ariel que está encorvado sobre eltablero, mete ei pie en el travesaño de la silla, coge un alfil ne-gro y está agitiLndolo excitada.

"iTonta, danre el alfil!""La abuela Blanca dice que cuando operaron a la mamá tu-

vieron que pelarla entera...""Si, yo sé. iDevuélveme... ""iNo. no sabes !""iSi sé! I-e coñaron todo el pelo porque tenian que ab¡ir eI...

el... ¿cómo se dice?... el skall... aquí, en la cabeza... ise latenían que destapar!"

"iVes como no sabes?""Si sé. l)espués que la operaron le cerraron el skalle igen,

otra vez, y... y le dieron una peluca negra. iVes que sé?"iNo sabes. no sabes!""iSi sé! iDame mi alfil! iDame mi alfil!"Ariel se puso de pie, pero ya Florence se ha encaramado a la

cama alta de la litera, la de Ariel. Rie chillando, sentada en elrincón, escudhndose con la almohada de Ariel, en territorioajeno, pero feliz.

"iDame mi alfil o saco la escalera!"Doña Blanca vino resoplando desde la cocina.

274

Page 274: Epoca de Descubrimientos

¡Niños, niños, no peleen! il¡s hemtanos no pelean!,'¡ llariate de mi cama, dame mi alfil!"

I l()rence estaba arrodillada en la cama, abrazad,a de la almo_lr,r,llr

'( rrrndo llegó la hora de operarla... el lákare... bah, el doc_r,'r sc encontró con que la mamá tenia todo su pelo...',

¡\r'icl se olvida casi en el acto de su alfil v su cama.rNoooo!"

'','.Ves, ves que no sabías? iPregúntale a la abuela Blanca!l,'rl<r su lindo pelo. Entonces... el lákare... ino!... el doctor.,,rrli'nó: iCórtenle el pelo inmediatamente! La enfermera que,,,lilba primero no quiso ni por nada. iNo, es muy bonito, yorro lo corto! Y se fue. Entonces le ordenó a la enfermera que,,,lirba... ¿cómo se dice andra, abuelita?

''Segunda"''Segunda. El doctor también le ordenó iCórtale el pelo in-

rr( d¡atamente. iNo! le dijo la enfermera andra, segundá quiero,lt cir, ies muy bonito, yo no lo corto! y también se fue. y el,1,'(tor le dijo.r la enfermera...

"...tercera...""Sí, tercera. Le dijo el doctor: icórtale el pelo inmediata-

rrcnte! Y la enfermera...tercera le dijo: iNo, es muy bonito, yoro Io corto! Hasta que se le acabaron las enfermeras, porqueninguna_ quería cortarle el pelo a la mamá porque erá muylnnito. Y el doctor, estaba pateando en el suelo de pura rabia( on el cuchillo en la mano listo para la cabeza de la mamá v no¡rodía porque no había enfermera que le quisiera cortar el pelo.iAsi fue! Pregúntale a la abuela!"

Ariel se quedó mirando a Florence, allá arriba, abrazada a surrlmohada y chupando el alfil. Con la boca a medio abrir sevr¡lvió a la abuela Blanca. iEl pelo negro de su mamá, el peloncgro de Florence! El pelo sucio de zanahoria de ese suecó as-(lueroso...

"úCierto, abuelita?""Nadie quería cortarle el pelo a tu mamá. Cierto. Ta¡r lindo

Io _encontraban. Fue muy dificil encontrar un peluquero quequisiera cortárselo. Pero, iya le creció otra vez! iEl pelo máshermoso del mundo... después del de Florence.

"ZY el de la tia Marina?"

275

Page 275: Epoca de Descubrimientos

, "Primero_ el de Florence, segundo, el de la mamá, tercero r.lde_la ti¡ Mlrina. primero. segindo y,"ri"ro... '* -'''"r.torence tnuntante, bajo de la litera y devolvió el alfil. Arit.lestuvo todavía un rato ante el tablero. Caballero n"gro .n ,,,caballo,negro. Todos los peones syarlska llar avanzín-. En h¡arru ue ra.rorre btanct, por entre las almenas, asoma el castc¡rrno pel¡rroio. EI caballo negro del c¡ballero negro pil[lrrelinchando.co¡ furia iBaja de Ia rorre p.ti*1o a. ii'Jfron"r,,,

l^1. _t:-!il: i iBaja peJirrojo sucio, cobaide! Ei caballero-negn,,ros penachos de su casco invencible agitados por jos vient()s

F:]!::-9"1 óresunrt. sujcra tas ,i."dn;"¿. i;;;b-l'.'üJrri,, n,,Dtemente turjosa. y exl¡ende. serena y comandante, Ia ciiestr;rque porta el cetro de Ia noche. I os pe-ones "orni".riur,

o io.g,,r.las catapultas y a instalar los arietes al urnpo.o i. iui'ri,rrU.rr.En lo alto de.la blanca torre, Ias

"au.ru, "rpéturnoni" "Jriro¿,,*

conlra un cielo negro de borrascas, el pelirrojo y su panlitta clcvikingos desgraciados otean et horizont. ,in';.;";lJ;u". .rt¡nviendo.con s.us meros ojos. iLos .nb.ra, n.gius .,ái- ¡nur_orenoo ¡os retnos de hscandinavia! Avanzan descendiendo pol.las costas del Bálrico las huestes sombrías ¿" gii-rt-ri'rU,rridas ya de beber sangrc rlenrana y ansiosas de walkiries vi_Krngas, Ias huestes de persia de magnifico arreo musulmán de_seosas de cobrar las cuentas impagai ¿"t o.o nee.o, ioi'ti"u.,griegas, las de la risa sardónióal to, ¡u"te, E" lr"úá"¡".iTodas las cabezas, sin faltar una, negras como las maquina_ciones del pelirrojo. negras. negras, como Il noche que des_crenoe oet art¡co. bnlretanto, desde ei africano infiemo. atra_

I^.^ri",t",:l Med irerrán eo.^ su ben los ranzan¡or. ior-náiliu¡or,ro5 angolos, ilos zuluesl Suben por los pirineos, suben oor elEIba. suben por el óresund. peró e:tos gu.rr;-i Áo i.qíi.*"de. escudos para ocultar sus cuerpos en la noche, porque nosólo son.syar¡skallar. ison pieles negras.

".gÁi'"íüürl L,rercera oleada que cae sobre copenhague desde enormes avio_nes se ha apoderado de las lancfias dJ asalto ¿. fo, áun"r., Vdesembarcan en Limhamn. en Landskrona..n fr¿ulniO u"U.lsrngDorg. Son jos r.aribes de fleches venenosas. los guáraniesde voladora piola, ilos a¡aucanos de arcaico

";.;rt.; i üi r"dente masa! De _sólo verjos. el pelirrojo v * p""áiif " ii.*Ul_.

lremD¡an por ellos. por sus mujeres. por el fururo de los reinosescandinavos. iPelirrojo racistal

276

Page 276: Epoca de Descubrimientos

,\lrora, Ariel camina entre el tio Humberto y el tio Ismael. Elrr,' llumberto va entre él y Helena, el tío Ismael entre él y Flo_r{ rcc. Florence toma de la otra mano a la abuela Blancá, He-l.r¡rr ¿l tío Juan Eduardo. La tía Rita no ha llegado todavia y latr;r Marina con la mamá están preparando los sandwiches.,,( Lrindo volverá el papá? úQué será del tío Jorge? De España,r'l ¡rapá va a traer una mantilla para Florence y un ajedrez tomo,l tlcl tío Eduardo para mí. ieué ronda, qué giganiesca ronda!l\lt'nos mal que el pelinojo está en la parte opuesta. ieué ruedalirg,antescal iQué hermosa está la cruz de Ia sommaifest! Larrlrucl¿ g1un"u dice que es una cruz pagana. La abuela Susanarlt'cia que se sentía pagana pellizcándole la meiilla al tío Hum-Ir( rto, mientras el tío Humberto se bañaba en su tina! El los vio,lcsde el living. iAhora hay que cantar! ieué rueda gigantesca!rAllá va el pelirrojo! ZCómo no se cae al suelo maieáda la tiaIi irgitta, coronada de flores girando y girando con esa gritonarlc la Mónica pataleando por arriba de su cabeza? iMiia, pe_lirrojo, mira para acá! iEspérate no más, pelirrojo! iTe tengor¡na con caballo y alfil! iVuelve a tocar a mi hermana, vikin"go;rsqueroso! El tío Humberto dice que la sorpresa no es para elr.jedrez. iNo es? il-arari, larará! iVas a uer ia que te voy a dar,peiirrojo! iCon caballo y alfil! iVas a quedai con la cabezarnetida en el estanque, lararí, larará! iCon las patas al aire, conlos testículos al aire! iComo la cruz pagana de la noche de San.luan vas a quedar, larari, larará! i,Crees que me voy a olviclar?iNunca, nunca! Tus esbirros piojosos, samosos paializándomecn un rincón del tablero. Tus esbirros babosos, pecosos, ipuaf!il,ararí,larará! Tú levantándole Ias polleras a Fiorence..mano_\eandola... ,Te voy a matar, pelirrojo. te voy a matar! iLarari,larará! Mi tío Humberto dice que'una pieza se mueve, quebasta que una pieza se mueva y cambian las relacionós defuerza. No sé, puede que sí, puede que no. Mi tío Humbertodice que hay que tener mucha pacienCia, que no hay que perderde.vista nunca, nunca, las relaciones de iuerza, láraií, larara.Ocho por ocho, sesenta y cuatro. El mundo es un tablero deajedrez. El tío Juan Eduardo dice que es un cabaret. Las torresson vikingos borrachos, violadores, saqueadores. Vikingos sinDios ni ley. Vikingos brutos de dos métros de altura. .,ibin, ud_e ojos azules. iPero, el caballo. tlo Humberto, el caballoiiLararí, larará! A mi me rodean, los desgraciados. Los peones

277

Page 277: Epoca de Descubrimientos

del pelirrojo me rodean mientras ese mugriento manosea u r¡lhermana. iDejenlos venir, delenlos veniri jEl martillazo rrr(. t(,voy a pegar en la cabeza pelirrojo maldito! Ocho por ot:ltrrsesenta y cuatro, el mundo es un tablero de ajedrez. Todo. to(1lles ajedrez ¿De ntanera que no hay sorpresa en el ajedrez? ¡l\41tío Humberto! iQue no va a haber sorpresa! Se ván a quctlirrcon Ia boca abierta. Ocho por ocho, Iarárí, larará.

Ahora se han sentado todos en torno a la cancha de cont¡rt.tencias. Los jucces disponen los premios sobre un ntesón. Loshandicapados corre¡án en sus sillas. Los hijos de los gitanosquieren competir, pero los padres no los déjan. Los a"1kls vlrestán dun.niendo la mona. Roncan botados so-bre el césped corrla guata.al aire y a pleno sol. ieué pintoresco se ha puesto clparque del Norraghetto! , ieué claro, qué limpio, qué variado yradiante el vrrde_en el follaje, el aroma y coloriáo de lilas ymagnolios, el azuJ profundo del cielo! iCuándo nacerá el terccr.Nobel chileno? EI se hará cargo de la poesia del Norraghettoque no son capaces de ver los a1kls, los handicapados, Los gi_tanos y casos sociales.

Birgitta viene equilibrando una bandeja con jugos de todoscolores y pastelitos con crema qre co-pió a loj uiuguayos porun ojo de la cara. La solidaridd se micle en coronasl Marina yEliana traen,galletitas con queso y paté. Rita y Bengt que lle_garon con Helena contribuyen con un termo giganté d'e cafe.Mónica se pone a chillar y a patalear. pensaba qúe los pasteli_tos que trajo Birgitta eran para ella y han irio desaparéciendouno por uno. Quiere matar a Helena, a Florence. Indecisa, optapor arremeter contra Birgitta, la gran traidora que, como sifuera poco, iestá haciendo una coiona de flores paia Marja!Mónica se va a despertar a un alkis sentándosele sbbre la pan_za. El alkis va a dar su manotazo demoledor ala jávta ciile_nare pero cuando ve que se trata de un angelito escandinavo,se ríe mostrando una empalizada de dienteJ podridos que Mó-nica se va de espaldas de la impresión. El álkis se vuelve decostado y sigue roncando su midsommarfest.. Ismael, Juan Eduardo, Bengt y lv{iguel Balaguer se han em_barcado en una discusión sobre las andanzas-recientes de IaEfA con dos españoles que Balaguer encontró en Malmó ytrajo a Lund para que se pelearan con los chilenos tal como lo

278

Page 278: Epoca de Descubrimientos

,,r:rrr haciendo. Ismael se asusta. ¿Responderá Bengt si se vanr lrr: nranos? iserán españoles? iNo serán de la ETA? Cara de

r r,,r os tienen, pero la verdad es que tiran bombas de puro blal,l,r l¡la. Rita se ha puesto para mirar a gusto sus enormes an-

t,'rios cle sol. Estudia a los españoles y decide que no valen la

¡ ,, rrrr. Marina y Eliana intercambian miradas, sin saber que Rita1,r,, ve y sabe lo que están pensando las envidiosas. Sonja, no

rr;rs ver que apareció Rita, corrió a prote€ier a Adriana que se

, r¡, ontrabá en un grupo vecino donde un comisario cultural leiar{)r) "ritmo pedagógico" (como dice Juan Eduardo) un artículo,lLl ¡rasquin "El Rebelde" para las masas socialistas del Nor-¡.tthcttó. Luis anda muy atareado tomando fotos del eventol,rs hijos de Adriana apenas llegaron los sandwiches y Ios

I'rrstclitos se lanzaron encima como langostas. Mónica, dejando'¡t ;tlkis a su suerte se lanzó de atrás al ataque pero no ganó

rrirs que caer de cabeza en la falda de doña Blanca. La dis-, rsión sobre la ETA sube de tono. Los españoles gritan y es-

r u¡ren. Parecen a un paso de las bombas, aunque Balaguer se

rr..: que le duele el estómago. Rita, fresca como una lechuga'¡rrir¿ral mulato entre las piernas y después a Birgitta que la está

llrirando a ella. Rita quiere preguntarle a Birgitta si le gustan

lrrs salchichas calientes de los uruguayos, porque ella prefierelrrs de los cubanos; pero se desiste. iQué va a entender de

srrlchichas esta sueca tonta!iPartieron los handicapados en sus sillas de ruedas! Todo el

rlundo está de pie gritando. Hasta la ETA pasó a segundo

I'luo. Uno de los handicapados que tomó la delantera viene de

vuelta ya, pero cae con silla y todo en medio de los que aún

itran dé idá. Luis no da abasto con las fotos, cambia rollosromo un loco. Ahora llegan los periodistas, fotógrafos y

cquipos de la televisión a cubrir la integración cultural, la ver-

sión-handicapada tercer mundana de la noche de San Juan. Ritasale corriendo con Helena, grita a los de la televisión que se

vuelvan los tarados, grita a Bengt que se saque los lentes el

lnimal. Se ha transformado en una directora de escena Rita,poniendo a los uruguayos en su sitio, a los argentinos en su

,itio, a Helena al frente de todos después de enderezarle lacorona y estirarle el vestido. Corren los gitanos, corren losgriegos, ruedan los handicapados. iLa televisión' la televisión!Hasia un alkis se despereza y viene rascándose las costillas.

Page 279: Epoca de Descubrimientos

Doña Blanca no cabe en si. Eliana tampoco cabe en si. ¡parilqué hablar de Arie j ! Los fotógrafos y io, "rnlu-Áiuto, ¡f,r,,descubierto a Florence! Dan vueltas filma"¿oii,

- Fot,rgrof¡an

dola. Florence que no sabe qué ocurre, qr. ,éio fl"?.u .nmantener a raya al pelirrojo está encantadoia como nunca. t_ossuecos no pueden creer. iEl pelo, la piel, los ojos nrás her_mosos del nlundo! iFlash, flash, flashi Florence irunce el en_trecejo, se lleva las yemas de los dedos a los hbios v la faldaplisada lc.ube por arribu de Ias rodillas. no¡¡ girn'ca p¡ens,lque se v¿r a.desntayar de gozo. Rita piensa que se va, d'".rnu_yar de envidia.

* il-a carrera de sacos, la carrera de sacos! Humberto v JuanIlduardo ha¡ estado preparando a Ariel que esti i.,teiesáOo enparticipar. llay que meterse en el saco, ñacerle ore.;ai a'la at_tura de las axilas, aferrar las orejas, no soltar el üco'ni pornada. Hay que saltar dando botes, como una pelota.'Tienes que pensar que eres una pelota."

Florence llega corriendo. Ella iambién está interesada enparticipar. Pcro la asustan las pruebas en mitad ¿e la cái.".r.Son tres: prinrera, soplar toda ia harina de un ptaio f,uriu'.fa¡u,a la vista..un caramelo que hay en el fondo, te,.anta.lá' tintp,oco¡ Ios dientes y comérselo; iegunda, ,r-u, núnr.io, á. tr",cifras anotados en un cuademo que hay junto uf plaio; t"i"..u,enhebrar dos cuartas de hilo en una aguja. Flecio tódo esto,hay que volver saltando dentro del ,a"o" nlrta lu -eá-Éremioal ganador: una caja de bornbones. Florence se retirá, ioiciendolos labios.

"iNo voy a ensuciar mi falda!"Helena ya está en su saco recibiendo las instrucciones de supadre. Rita que relrocede enfocánclola.on ru rnoquinu tiop¡eza

con un a,/kls que está roncando como un bendito y cal detrasero con las piernas al aire. Se ríe con toda el aimi ¡<itanr¡entras los argentinos y los uruguayos toman nota del colorde sus ctlzones. Marina rre que le saltan las lágrimas sacu_diendo con los brazos a Eliana. Ariel se mete.n íu,uao u.n_saya los primeros saltos. Dos niñas yugoslava, qua

-u'naun

siempre peleándose por Ariel erp.ron en lilinea de portl¿á. Ungnego y un xruguayo gritan a Florence que deje de hacerse Iainteresante, Ei pelirrojo y dos de sus compinchis i,u".n-ii."lones en la linea de partida. Los de la teievlsión se instalaron al

Page 280: Epoca de Descubrimientos

l,'rrrio de la pista. Ariel, el griego y el uruguayo ¡también estánlrrrr icndo flexiones! Todo el público se aprieta en torno de la(,ll¡cha. El tio Humberto y la tía Birgitta están convenciendo allorcnce que mira al pelirrojo, mira al griego que tiene ojos delrrz rnediterránea y cabellos ensortUados, mira al uruguayo que,',lri lanzando golpes de kárate, mira a su tío Ismael.

I\rr fin Florence se decide. Corre el cierre de su falda, desa_l,()lona su blusa, se desviste y pasa en paños menores a un,,rcrall de nylon amarillo que trae doña Blanca. Los fotógrafos¡()r'fcn y Ie hacen una foto en plena transición. Doña Blanca setiil):r los ojos. iAllá va Florence corriendo!

l-os uruguayos están haciendo sonar una sartón¡,r rl¡reándola con un cucharón."iA las salchichas, a las salchichas calientes

de aluminio

con el rico¡rrgo!"

iClómo se llenó de suecos el parque del Norraghetto | ¿Derhrnde salió tanta gente? iHay que subir el piecio de las',rrlchichas! iHay que sacar empanadas de los fréezers v calen-tirrlas a toda carrera! Los uruguayos gritan haciendo bbcina alr rs uruguayas.

"iTraigan vino, tra¡gan cerveza!"A Ariel le vienen las ensoñaciones otra vez, pero logra con_

trularse. iAhora o nunca! iAprovechar la televisión! El tío Is_¡rlel dice que la televisión integra. iEl tío Ismael! reué querrailccir? No sé, pero no es caballo, ni torre, ni alfil,-ni peón.,'.Cluándo van a dar la partida? ieué se trae Florencei Esa¡rlanea algo. úCon el griego, con el uruguayo? Ese overall...l.o trajo porque sabía. iOjo con el pelirrojo! iMenos mal queson tre_sl_ El griego no me puede fallar ahora, el uruguayo sáberrl dedillo lo que tiene que hacer. Caballo, alfil,

'peón.ilntegración cultural! Chileno, griego y uruguayo. Si Fiorencesc combinó con el griego... reina con peón... Ojalá los de latclevisión capten todo.

iAllá partieron! y comienza un griterío de todos los demo_nios. Mónica con la boca abierta en los hombros de Ismael,Marja sin entender mucho en los de Juan Eduardo. Balaguer,;rllá en lo alto de una colinilla bebe cerveza en lata con loi es_¡rañoles, Bengt y dos comisarios socialistas. El público fluyede todos lados hacia la cancha de carreras. Van saltando loscompetidores. Un argentino delgado y alto como el poste de la

281

Page 281: Epoca de Descubrimientos

midsommarfest que está ayudando con la venta del jugo a loruruguayos coge el cucharón de la ponchera conro si-fu-era nlicrófono y comienza a trasmitir la óarrera subiendo la ioz, gritando, las palabras no le caben en el tiempo disponible.."Se han clasificado, señoras y señorei, tres suecos, trcs

chilenos. dos ¡ugoslavas. un griego y un urxguayo. Inieeioci,,,lcultural pura. ipartieron! iAllá vienén corrie"ndó, quiero"decir,qaltando! iCrecia en punta a salro\ increibles segu'ida por unirce ras yugostavrs. la orra. última con dos chilenas. El rerccrlugar ocupado por lJruguay. Cuarta Suecia en forma ¿e pelir_ro1o que escupe por un colmiljo. ieue escupos señores. qui,escuposl Quinto Chile con anteojos, sexto y séptimo lai dosSuecias restantes. No se puede anticipar na¿a, to¿o pueOcccurrir. Allá tropieza Chile penúltimo. ¡Le cce encimá otroChile! iEs Chile con overall que se levanta! ¡Airemete,señores, arremete Chile con overall! iDeja atrás a yugoslavia,la Yugoslavia del octavo lugar! Avanza Chile con

-overaf l,ideja atrás a Suecia séptima, deja atrás a Suecia sexia!- iSe_

ñores. esto es increible, espectacular! Chile con overall corre ala plr.con Chile con anteojos. iAvanza Suecia escupiendo porun colmillo. iUruguay cae, señores, cae Uruguay! lUiuguayrelegado al quinto lugar. Grecra srempre en punta seguida porSuecia. iSe levanta Uruguay viene recuperando t.i.óo_- iQu"carrera,

_ señores, qué carrera! iEstán alcanzando la zona de los

obstáculos! iQuiero decir, las pruebas, seRores! ieué Derby,qué despliegue! llay un Chile sentado en la mitad de'ia cancha.Veo a dos jueces tomando nota. iSe levanta Chiie nllu."Oopor una multitud delirante! En. la zona de Ias pruebas están yaen su tarea Suecia, Grecia, Chile con overali, Chile con an_teojos.... iUruguay llegó! iLlegó Uruguayl Chile último-estasaltando detrás de Suecia penúltimu !u"'coge u ir!ártuuiupor... por... ¡pero esto es foul! ieue increrblel Sueciá oenúl_tima y Yugosfavia octava caen de cabeza. Chile ulr¡mo'v¡enede. atras y cae... ide culo, señores! iCae Chile con toáo .l cutosobre Suecia_ y Yugoslavia. Hay una pelea, una p.queña Alfe_rencia... _iAllá está Suecia pelirroja...- ¡lncreible, señoresl iDeun resoplido voló toda la harina! Los dos ChiJes, Grec;a yahora.

^Uruguay están soplando. iSe levanta CniLei ¡óae otravez! iSe le-vantan. Suecia y yugoslavia! iTodos caen!'-iUay

puñetes, señores, iHay in te-gra-ción! En la zona de pruebas...

Page 282: Epoca de Descubrimientos

,,r((i¿r. G¡ecia, grita el público! Suecia está chupando su

' .u rrrclo. iTanbién lo chupa Chile con anteojos, tambienI rr!,uay y Grecia! iTodos están chupandol rQué está haciendor lriic allá atrás? Algo pasó adentro de ese saco. iChile con anL)i()s toma el cuademol iChile con overall toma el cuaderno!,lrri reible. señores! Casi sin mirar los dos Chiles han anotadoI rL'sultado. óLo sabrian de antemano? iAhora Grecia deja el

' rrrtlerno! iAllá está Uruguay haciendo las cuentas! áQué,,, rr|rc ahora? iA Chile con overall se le cayó el overall! iSe le,,rro cl overall y... iQue cuadro señores! iRuge la multitud!,strip tease o carrera de sacos? iEl overall en los tobillos de{ lrilr.! ¡Avanza la televisiónl Fogonazos. Los jueces se cubrenl,)\ oios. EI público grita iChile, Chilel Suecia pelirroja estárr,rtllndo de enhebrar la aguja. Vienen los jueces. iSuecia pelir-r,'jrr se habia saltado la suma, señores! ilnaudito! Se habia'irl(¿do la suma y itan campante! Los jueces le imponcn elLrllderno y Suecia... iahora sí que está en dificultades Suecia!rt hile deja caer a sus pies Ja combinación! iQué cuadro,,,1'nores! Chile al desnudo. Está pasando por el ojo de la aguja.l's un Chile de pelicula. iChile, Chile! También Grecia, tam-l,it'n LJruguay pasan la aguja por el ojo, no, el ojo por el hilo,rrl! iQué carrera, señores, qué carrera! Suecia sigue en aprietosrsubrá cuánto es dos más dos! Llegan las otras dos Suecias!il.lcga el tercer Chile! Los dos Chiles, Uruguay y Grecia tienenlrrs agujas enhebradas. Si Suecia no suma los dos números detrcs cifras quedará descalificada. il-as tres Suecias están metir lus en el mismo brete I No dan pie con bola, no saben sumar.i()ué ocurre ahora? iEsto es inaudito! Yugoslavia ha dejadocuer el saco y ahora se desviste. iYugoslavia, Yugoslavia! Us-tr)dcs oyen los gritos, los aullidos. iAhora se desviste la otraYugoslavial iQué cuerpos! iEsto es un campo de nudismo,scñores! iAliá... increible... allá viene corriendo Hungriurlesnudándose! No se habia calificado Hungría, pero igual entratlesnudándose. iYa está! iSe desnudó Hungria! Ahora entranrlos Grecias piluchas! ¡Absolutmente piluchas! ¡Esto es eltlelirio, señoresl iQué más, qué más puede ocurrir! Se ha al-c¿nzado... iAllá viene Polonia como Dios la echó al mundo!iOtra Polonia! iDos Polonias más! iEsto es un concurso debelleza! La carrera de sacos... Pero no, no crean. Esto recienempieza. G¡ecia, los dos Chiles y Uruguay deliberan. Suecie

I rJ3

Page 283: Epoca de Descubrimientos

cn trio sigue rascándose la cabeza. iCuánto será dos más cior..Pero inadie rctonta todavial ieué ocurre? Uruguay no reror¡rirChile no.retorna.. r,Dónde quedó el rctorno? iñstán esperan,l,,-que

Suecia haga las cuentas? No, no es eso. Algo o.rr... Chil.desnudo^viene con un plato de harina y ise Ió pone de sonrbrero a Suecia pelirroja! iListo, señorei! iCaen los sacosl Scyergue Suecia pelirroja, ahora pálida, blanca dc harina hasta clorrhligo. Se rcstrtrga Ios ojos Suecia pelirroja. ieué hace Chilr.oesnudo thorü., loh, todl ll aguja por el trasero! iEse si quclue un agujazo! Lanzando un auliido inenarrable, señr¡res,Suecia se agacha. iZas! iNuevo agujazo! ieué le pasa a Chilrdcsnudo? jAho¡a viene Chile con anteojos! ipataáa de kararr.en ci trasero de Suecia! ipobre lrasero! ilas otras dos Sueciasadoptan posición de combate! ilrruntpe Grecia, irrumpe Grccial iZas! iClodazo en las costillas a una Suecia, paiada etrlos... colgantes a ¡a otra! Suecia pelirroja tiene ágariaJa lasnalgas con las nranos. Las nalgai suya.s, desgracfadamente.iZas! iNuevo agujazo! iZas, zasl puneie ai ,"nión y pataaa atcstómago ntientras se agacha Suecia. Las cámaras-TV no scpicrdcn una..¡Zitsl otro agujazo. Ahora,iahora si que se arnró!iSrlió rolendo scñoresl ilncreible! Salió volando un juez deuna arremetida a patadas de Uruguay. iOh, señores, ohi Sueci¿pelirroja ha cogido a Chile desnudo del cuello, la multitud est¡en su\penso. i(-hile dernutlo se ahogr. se ahogal ueue ocurrirúen este inonlento dramático de integrac¡on cultural? iEntra(jrecia, entra Chile con anteojos, vuelve Uruguayl Rumor enlas galerias, ominoso rurnor... ¡patada de Greci-ial lnod¡ uro O.Chile! iSuecia vacila...l jpatada de Uruguay! ¡RodilLaz; deChilel iSuecia trastabillea... ise zafa Chlle desnu¿o! iVteneUruguay! ¡La multitud ruge, señoresl iEscuchen! La multitudpide sangre... jChiie levanta la agujal iZas! ipatadá deUruguay! iPatada de Grecia! iRodillaio de Crecia! iVioiencia,señores, violencia! iSuecia trata de levantarse! Tambalea Sue_cia... Chile viene derecho izas! iAgujazo! iZasl iRodillazollUltimo esfuerzo de Suecia! Cae, sJ levanta, cae... ¡Toáavraescupe por un colmillo la valiente Suecia pelirroja! iSe yergueSuecial iViene Umguay! iZas! ipatada ¡i mentón! ¡Se"ianza$re9i1l iZis] iDos patadas al estómago! Un, dos, tres agu¡azosde Chile! iHay una lección, una moñl en todo esto, sJ¡óresliViene Suecia otra vez, bufando, sangrzmdo,

"r"rpi"ndo lu,

2 ¡l+

Page 284: Epoca de Descubrimientos

rrrt',r., iZas! ¡Patada uruguayal iZas! Rodillazo chileno. iEstast,r, r()r llrs últimas de Suecia! iPero no, no son las últimas! iSeI' r,r¡trr Suecia, se levanta! iNo es llegar y poner fuera de com-l, rr, ir un gigante multinacional! iViene Suecia que no ve nada,1,,,.jos dos bofes, los labios un asco... iViene Suecia! iChile,1, '.rrr¡ikr se le pone al frente! ¡El momento de la verdad! Suecia,,(,rl)l cl polvo, Chile desnudo levanta la aguja. iSe lanza',rrr'r'irr! Manotea en un último intento... iCoge a Chile,1, ',rrrLlol iNo, pero... rQué hace Suecia pelirroja? iEse no esr lrlt'! iEs Yugoslavia! iYugoslavia sale volando, va a caer, rr, riunente pilucha en la mesa de los jueces! iQué carrera,, r r( )rCS, qUé Carrera!

31 -l\'jo a los pintores representaros el rostro de la Reina de Sue-

, irr que ha cumplido ya su año vigésimo primero. Lo han lo-¡irrrdo cumplidamente, en particular en un gran retrato querrt rrba de enviar a Francia esta primavera como un presente a lalicina. Allí veréis, monseñor, lo que conozco menos que nadie:rrris ojos no han tenido j amás la libertad de contemplar a regalor'l rostro de esta princesa. Lo que sí puedo decir por el juicio deotros es que de ordinario quienes la ven por primera vez no en-( uentran el esplendor que descubren después. Ciertamente, unrctrato no basta para representar un rostro que cambia tansúbitamente..."

Jorge iba y venía frente a la cripta de los Vasa, en la Iglesiarlc Riddarholm. Recorria el piso formado casi entero de lápidasrrrortuorias como si estuviera midiéndolo. Murmuraba para sirLgitando en su diestra las páginas fotocopiadas de la carta deM. Chanut a Monseigneur de Brienne fechada en Estocolmo ell" de Febrero de 1648. Eso sí, esta vez no lo iba a coger porsorpresa el frío del lugar. Llevaba consigo una botella dewhisky hecha para el bolsillo de atrás. La empinaba con pru-dente frecuencia. La botella, subiendo y bajando, llamaba la

285

Page 285: Epoca de Descubrimientos

atención de alguien que asonraba de vcz en cuando desde clctrás de una columna. ZUn guarda o un cura? Volvia a los trancos frente a la cripta.

"iVeamos, veamosl Desca(es lue educado por -iesuitas rono? Seguro que era diestro en ejercicios espirituales. Aqui, clreste sitio, comienza la acción de la Kristina, de Strindberg,Esta no es composición de lugar, este es el lugar nrismo. No clcla tumba, claro. La tumba de ella está en Roma: la de RencDescartes, en Paris. ¿En Saint Germain de prés? Siempre laconfundo con la de Pascal. iPor qué será? iBah, no importalLo que importa, como diría éi misnro, es que recuerdo sinningún género de duda que visité ambas tumbas. La de é1. enParis; la de ella, en Roma. Ningirn problema con las tumbas.Sobre los restos mismos, eso es ya otro... ieué es lo que esptrese sujeto? iHasta cuándo me fastidia? ipensará que voy a le-vantar una lápida y meter una bomba? iLa bomba me la colo-caron a mi, guardacriptasl iAquí, en la cabeza! pienso, lucgo,existu. iQue c¡enol Los tipos que no piensln. creen que existen... iQué van a existirl Son otros los que los existen!,'

Volvió a la carta buscando luz junto a una claraboya."En efecto, monseigneur, no puedc aprobar, si se me permite

expresarme así, que esta princesa, que habla perfectamentelatin, francés, flamenco, alemán y sueco, se ocupe además dela lengua griega en la que avanza a grandes pasos haciendo surecreo de un estudio tan difíci1. En mi opinión, bastaría que sehiciera entretener en las horas de ocio por personas que ¿ono-cen lo que hay de más curioso en las ciencias y que su espirituávido de conocimiento se informe de todo. pero, cuando me heatrevido a decirle algo, me ha replicado que se ocupa de estalengua por diversión en las horas perdidas, como si áprendieraajedrez, y que ello no turba sus lecturas más serias.,'

Sacó la botella de whisky y se echó un trago. ieuién era esteChanut? El embajador de Francia en Estocolmo cuando vinoDescartes en 1649. Gran admirador y amigo del filósofo. Jorgeprefiere a madame Chanut. Para é1, madame Chanut vale diézKristinas. iOtro trago! No ha tenido tiempo de hacer el eierci-cio espiritual "Madame Chanut". Siente afecto, ternura.. . amorpor Madame Chanut. Por eso no ha querido hacer el ejercicioespiritual, por no caer en la desesperación viéndola retorcerselas manos, orar llorando a la Virgen María, con el credo en la

286

Page 286: Epoca de Descubrimientos

i ,,t ir cntre Ias criadas por los pasillos del caserón oscuro donde,r ,,rriza M. Descartes, acarreando .iofainas, bacines,t,r, trrrlndo lavativas, acercándose en puntillas al lecho en los, ,,rtii(los momentos de sueño del infeliz monsieur Desc¿rtesr .nro hab¡á sido la cohabitación de esas dos figuras Kristinu

,, l\lirdame Chanut, en la imaginación del filósofo? La l{einarrrrrstríndolo, si arrastrándolo, que no quepan dudas, al friorr',,r¡roftable de Estocolmo, sacándolo de noche de su cama

¡t,r)r(lue las cinco de la mañana son la plena noche en el in-r r, r'no sueco) a una biblioteca oscura y fria sabiendo cot.no todaI rrlopa sabe que el pobre filósofo no resiste el clinla. En cam-L¡,,. ila se ncilla, la noble Madame Chanutl

''...dcspués de haber reiterado en medio de tantos amigos los.L rli|n;entos de reconocimiento que tenia por Ia anristad y porr,,(lirs las bondades de monsieur Chanut, se volvió a Madame,,r rsposa, para hacerle notar el asontbro suyo desde su llegade.r Srrccia, y la confusión en que estaba todavía, de verla sienl-

r,¡t trn celosa de prevenir a todas sus necesidades. Ni habiar,rll)oco en lo tocante a cuidado, educación, honor' buenos,,lir:ios y testimonios de afecto nada que no le hubiera rendido,

¡,ol sí misma y por los suyos; y desde que estaba enfermo habia,I jlrdo todo aparte para estar presente, servirle ell¡ misnla conr,,irluidacl. cuidarle en Ias noches con una delicadeza y vigilan-

L rr cn todo semejante a conro lo hizo antes por su r]larido en

lcnno.".lorge todavia siente un nudo en la garganta y tiene que

,n.uantarse cuando repite de menroria este pasaje de la relacion,lc llaillet. Esta es la razón de que haya pospuesto todos estos

nrcses el ejercicio espiritual que le debe a esa ve¡dadera Reinr'nlrdame Chanut.

"Pero, iotro trago! No nle va a pescar otra vcz el friotllicionero de Estocoln.ro. Este Brienne... ¿quién es este Bri-cnrre? No cuesta mucho it.naginar la función de estas cartas(liplomáticas con retratos hablados. iBah, si fuera por darselrLrlos de mitos y mitologiasl iAsí que hablaba fluido latin,llLrido alemán, francés, sueco, flamenco? En las horas de ocio.pura diverlirse, se dedicaba al griego. Lengua cn la que

rrvanza, hum... Veamos qué dice aqui Chanut... iEso esl . A¡rlrsos agigantados. ¿Será cieño? ¡Hay ullos casos y hay unos

Lusuistas! Si me guío por lo que Chanut dice de l¿ belleza de

Page 287: Epoca de Descubrimientos

Kristina., por Io que hasta con groseria diplomática dice quc lr,han dicho, y por los retratos que hay en el Museo áe l.sr,,colmo. enlonces. a ver. uin¡ la lluida Kri5rin¡ a prin*

"g,g,,,,tados más allá de Ia primeru declinacjon? Si la f?irtinu ir" f,.visto en tanto_s retratos pintados, no hablados,., t,"Ji"ro .n "¡código versallesco de Chanut, ipor que no podrie ,á, gii.go r,,prirrrera dcclinlt.lon. por nu decir el áflabero:..

El tipo que espiaba desde atrás del primer pilar entrando a lrrzquierda, salió por fin a campo abierto. Se'acer*, ;ni".p.l,iQueria saber si Jorge creia qué ,'Riddarholm" ., .i no_i." ,1.una taberna. Jorge que era tan alto conro cualquier-rr"l, q,,,.se le pusiera delante y que no estab:r

"n u"nu j. ii.oot,o.,r,,

esta subespecie escandinava dcsde que descubrio io ñu".t. ,f.I)escaúes, le soltó un tufo en h cara sin dccirle ,iqri..; ¡¿¿,ilnrlg.' .Con unr mirrdl d¡5pl¡c(.nle. regia y encimei.r, n,.r¡*n.

oose et manoJo de prpeles en el bolsillo interior de su chaquelilcordobesa forrada en cuero cle cordero y bastanie o aoi ,.uar,Jorge dio un vistazo final a la cripta, d-estapó ,, ü"i.liu v ruvació de un trago. Ilizo sonar Ia garganta.on un.-.iá'¿. oolsatisfecho en las narices del guarda.

"skát !"_ iSk¿i1, sueco mata-filósofos! Luego, camino hacia el lusar dcla nave central donde el mausoleo'de fo, vor" v foi

'i!*.n].":qj r. enfrenra_n, se agachó,

"olo"O "uiáaA'or'u"-ñ" ro

:^"1:],i:1,trl.9i",de ta tapida centrat y la despachó de un pun_(f,p¡e htc¡t cl lltlr por en-tre los sarcófrgos de MagnusL,aduxlas incólume y Karl Knutsson AonO.'i.pe.t".rliá Elguarda- s acristán abrió Ia boca, echó o "o.r.i, ;; á"ruuovolviéndose, corrió de nuevo, se dejuvo otra "., y ¿""¡üá q*nrejor seguia los pasos del svartskalle. r_u Uot"ilu pÁáiá

",perar.Lento, ensimismado, hablando a solas, deteniéndose depronto y de pronto echándose a trotar, sohando hipos v sotito_

t:t^:l^l1T]:l seguido por su potonio u,rrrnairo.'iariolorg.Irnarmente.por.la puerta principal de la lglesia de Riddarhoim.Er guaroJ to srguro por un tiempo sin perderlo de vista hastaque desapareció más allá del puenti ¿.f No.t" iob.. foNorrstrónt.

_,"Tiemblo todavía cuando recuerdo un dra, en los potreros deUppsala, en que Su Majestad habiendo rn'ontu¿o í"'láóorro

288

Page 288: Epoca de Descubrimientos

rr,rlrirlo blanco como la nieve que Su Eminencia le ha obse-t|rir(lo, que ella quiere en extremo y que parece COnocer SuAl,rcslria, habiendo hecho que montáramos cuatro caballos de1,,, nlis hábiles de sus establos se alineó con nosotros para una, ,r¡ rt rl de unos quinientos pasos, y Ilegó la primera a la meta.',,rl,t' 5¿s¿¡ de un caballo toda su capacidad; y todo ello sin.rl( ( tlrción, de

'nodo que es claro que está lejos de gloriarse de

,Ilo".iSrrbc sacar de un caballo toda su capacidad! iDe un caballo!

, \ t¡uó de un filósofo? Le venían ganas de hacer pedazos lasl.trrcopiaS y arrojarlas al canal. iQue se las llevara la corriente!r(.)uc se las pelearan los patos con las gaviotas tomándolas por

'rrt',lrs de pan! ZIba a sacar nada en limpio? El hombre murio,,,,¡rrt' más? l,Dónde iba a ir con las cuentas pendientes? iDónde

"rrrr l)edro? ¡A qué tanto ruido! Son millones y millones de im-

I'( ( ilcs. ¿Vas a cambiar el mundo?''Lo que me fastidia son los imbéciles del Cono Sur. jEso es

l, t¡ue me fastidia! Los millones y millones de imbéciles del{ i)no Sur. Pero... áy los millones y millones de imbéciles eu-r,r¡rcos? Basta Hitler, basta Stalin, basta la Segunda Guerral\f rrndial para probarlo. Millones y millones de imbéciles..'\rrtcs, durante, después. iSobre todo después! iY los muertos?rbe sacar de un caballo toda su capacidad. ZQué somos

n()sotros si esto es Europa? ¿Cómo dice aquí? ¡Tiemblo to-,Lrvia! iPor qué tiembla monsieur Chanut? áPor lo difícil que lelr¡c sujetar el caballo para que ganara Kristina? iKristina! Traer l)escartes a enseñar filosofía a las piedras de Estocolmo ys:rbe sacarle toda su capacidad a un caballo italiano. Es paral.cwis Carroll. Disputaba en griego con un caballo blanco ita-liirno mientras corria una carrera con cuatro caballeros montada( n Descartes. "

.lorge se habia instalado con su ejemplar del Dagens Nyhetercn una de las mesas de un café vecino al gran canal. Cuandolssy lo viera sentado leyendo su diario, sabría que una llavet'staba esperándolo tras el espejo del W.C. Unos minutos des-¡rués apareció el Fiat. Issy descendió y con paso deportivo0ntró al café. riQuién conducía el Fiat? Bajo el ala de un negrosombrero andaluz asomaba una cabellera rubia y larga. Issy fuerrl mesón, pidió cigarrillos. Se iba ya cuando se detuvo, vacilóy fue al baño. Volvió de prisa y subió al Fiat que partió por

Page 289: Epoca de Descubrimientos

donde vino girando con bulla ostentosa. Jorge se puso de ¡rir.doblando el periódico. Cumplía sus instruccioneJ al dediilo,aunque no terminaba de encontrarle el gusto a tanta seguidillltde pelicula. z,Querían impresionarlo, marearlo, estafarlo? Casino tenía contactos personales. Las instrucciones llegaban porescrito, por teléfono, por partes, por diferentes correos. CoIssy, a excepción de una entrevista que tomó horas, sólo haintercambiado pgstañeos. iVaya una rutina! En fin, su parte dclcontrato estaba cumplida ya. iBuenos meses Ie había tomado!No mucho riesgo, pero icuánta paciencia! Ya no daba mis.Ahora, la tercera y última remesa de la información requeridlrsobre ese batallón de libios que se adiestraban en Váxjó.iCómo lo hubiera hecho el habilidoso Chanut?

"Sobre sus costumbres, monseigneur, hay un café bohentirren la calle mayor del pueblito de Váxjó -la Storgata comollaman aquí a las calles que los ingleses llaman Main Street -en donde nunca faltan los más conspicuos entre ellos. Unoscinco o seis que se divierten con mujeres y cerveza entre las 9y 12 de la noche. Sobre el entrenamiento que reciben en elmanejo de las armas que les venden aquí, iqué os diré n.ron-seigneur? Por lo pronto, estos jóvenes libios no son comoKristina quien, de dársele la oportunidad se hubiera ocupado deestos misiles en sus horas de ocio dejando las de trabajo paraconstruir bombas de hidrógeno; pero son como ella, eso sí, enel prurito que tienen de pavonearse donde se dé la oportunidad.Así, les oís aseverando que hablan latín, que hablan alemán,flamenco, francés, y que se meten a Israel en el bolsillo delchaleco para tener allí algo en que entretener los dedos. y sontambién como esa famosa Kristina en esta vanidad de excederen todo, de manipular los dichos misiles con el meñique, correra caballo más rápido que nadie, filosofar, en fin, tanto y contanto rigor y disciplina que el mismo Descanes tendni tluebuscarlos antes del desayuno para encontrar audiencia. Con lacual inclinación y prurito han caído

-como es tan común enpersonas de esta complexión- en creer sus propias inven-ciones, y ello hasta el extremo de apartar con desdén y hastacon violencia como me han contado de algunos, a los expertosinstructores suecos tratando de manejar por si solos sin rrasasistencia que la de su fantasía los dichos misiles, lo que hacausado la destrucción de una elevada proporción que se

294

Page 290: Epoca de Descubrimientos

' (,ns¡gna en folio aparte con la consiguiente molestia del go-I'r( n)o Iibio porque debe pagarse dólar sobre dólar hasta com-I'lrlrrr millones. Todas estas cosas y muchas otras de enorme y,,l,r. il inrplicación para un analista las gritan de una mesa a otra, rr cste café que parece como si construido a propósito para es-,rrtharlas todas sin darse el curioso de ellas más trabajo quel,r'lrer tranquilamente su cerveza y parar la oreja. Sin contar lasrrnrcrosas oportunidades que ofrecen ellos mismos para tirar-l, s de la lengua y que me perrnito referir, monseigneur, a larrorlerna psicología transaccional. En efecto, jugando ellos'r( nrpre como niños que andan de vacaciones lejos de los ri-r',r¡cs cle ese padre tan freudiano que tienen en Trípoli, no hayrrrt jor táctica para sonsacarles todo que hacerse el niño con e-llos. Y allá los tenéis chanceándose, dándoos con el codo ylrrrr'iéndoos partícipes de mil fechorías suyas, dejándoos inducir, on indubitabilidad apodíctica quiénes son, cuántos son, quéIrrcen y qué se proponen. Con deciros que con uno de ellosllL vé este procedimiento psico-transaccional al punto de con-tiunre qué piensan hacer cuando caigan sobre las mujeres del¡rlel el día inevitable de la victoria final. A lo que se agregarrronseigneur ese profesor canadiense del que os hablé en mir rr¡ta de Abril, que enseña inglés a esta tropa de beduinos, conr'l que no me costó tomar contacto gracias a su afición al aje-,lrcz y también a cierta transacción psicológica en que yo',iruulo el hijo y él se siente todo un padre. Por mi relación concslc profesor he llegado a ser como un detalle más del edificioln que tienen sus clases estos libios y he podido fotocopiar eltlt¡sierd,e cada uno de ellos en los dos rollos adjuntos que no,hrtjo será un placer para monseigneur hacer desarrollar.

(lreo que esto es todo lo que tenia que deciros y no me quedat)(,r agregar sino que habiendo yo cumplido con la parte de mir'onretido espero que os apresuréis a cumplir con la vuestrairrtcs que, como se dice, vuele nuestro pájaro de esa embajadar¡rrc vos sabéis en Estocolmo y no haya ya en el mundo monedat orr la que podáis pagarme."

No había pasado media hora cuando regresó el Fiat dando unI'ocinazo. Jorge, inclinado sobre la balaustrada del puente, ontemplando los cisnes de grupa alada, ensayaba el tema''I\ristina en su caballo blanco italiano." Tuvo que interrum-¡,irlo en el momento en que la Reina amazona amenazaba a

Page 291: Epoca de Descubrimientos

Chanut con dcvolvello a Paris con vientos frescos si no Ia rlt.jaba ganar la carrera. Issy hizo un gesto de aprobación con rlpulgar, lo que significaba que habia que subir las pesadas rscalinatas del Museo Nacional, sentarse frente al retrato (lrKristina

-pintado por David Beck en 1650- y esperar el paso

siguiente. t,Qué paso, maldita sea? iSi sólo pedia que le facilitaran el arma! iEstos israelíes! Primero con sus suspicacius.después con su suficiencia. iQué se creían? ZEI puebkrelegido? iLos inspectores de la galaxia? Ahora, estaba en sr¡smanos. Le exigieron toda la información, el historial complelode ese nazi. Le radiografiaron sus motivos: políticos, personales. ¿No se trataria de una identificación subconsciente colIa causa de su pueblo? El era un judio, aunque no lo supiera.Su identidad... iOh, váyanse a la m...!

"Aqui hay un nazi. Aquí en Estocolmo hay un nazi. Un car'nicero. Ahi, a un paso. Ese asesino, en Córdoba, en el cuerprrindefenso de dos n.ruchachos judios, solamente porque eranjudios, cometió atrocidades iguales, peores que las de los car-niceros de -lreblinka, de Auschwitz. Con mis ojos lo vi. Ustedes saben. iNo me vengan con que no están informados! Es-tos crímenes los conoce toda la colonia judia en Argentina. Yopresencié dos de estos asesinatos. iSólo porque eran judíos!Los desnudaron. Eran compañeros mios de colegio. Amigosmios. Hermanos mios. Los torturaron por una semana. Des-pués, por dias estuvieron colgados. De los pies, de los brazos.Cada vez que pasaban los guardias los pateaban. En la cabezalos pateaban. Hasta que vino ése, el que está ahora en la em-bajada, ahí a un paso. iEstos sonjudÍosl dijo y vació la pistolaen sus cabezas a boca de jarro. iAbranlosl gritó mientras seiba. iMañana los echan en los helicópteros! iLo vi yo! iNo sóloyol iY ustedes saben lo que pasa en Argentinal No me vengancon politicas. Me c... en la politica de ustedes. Dénme unarma. Acuérdense de Auschwitz. Acuérdense de los judíoscorderos. Me tienen que dar un ama o les juro que..."

iTodavía no se la daban! Seis meses recogiendo inforrnacionsobre los libios. ¿Cuándo iban a lograr lo que él solito logró?iTendrian que haber montado una máquina! Y ni asi hubieranconseguido la mitad de lo que consiguió é1. iEl arma, dénme elarma de una vcz! iSi siguen tramitándome voy a reventarl

Page 292: Epoca de Descubrimientos

t rrando Jorge entró a la sala mordiéndose los labios se llevorr;r s()rpresa. Issy estaba ya sentado en el centro del banco que, rlr('ntaba la Kristina de Beck, las manos extendidas a ambosLr(lr)s sobre el asiento. Tan pronto divisó a Jorge el agente is-r, rrli se puso de pie. Caminaba con aires de conocedor de pin-Iuril. Se detuvo ante la Bacanal de Rubens y estuvo escrutrndo¡ ¡r la tela. en las vecindades de Ariadna dormida, conro si de-I( ( lirra algún desastre debido a un descuido en la reparacion.,\llil estaba el cordobés. Cogería la llave sin problemas. Es-

¡'r'r'irndo todavía unos segundos tomó distancia del cuadro conrrrrr:cras apreciativas. iVaya una bacanal! El mismo Baco y elr r)rtcjo de faunos, sát¡ros, bacantes! Encima de la pobre Ariad-rr¡r abandonada a su suerte por ese badulaque de Teseo. ¿Por,|lrc no la dejan dormir un poco más? iCómo se va a se lttir, rlrndo despierte? No está mal el cordobés. En seis rneses,k's¡rachó el asunto que no se puede pedir mejor. Que no se let)irsara por la cabeza que sus servicios terminaban aqui. 'fiene,l()tos innatas para recoger información. Además, la continencial)ctlecta: gentil por fuera, judio por dentro. Tiene nervio tam-lricn y sabe contenerse. Apretó los dientes, se aguantó,, rrrnplió su parte. Tiene nervio y es noble. iHay que insistir, on la central! Dos amigos le mataron esos nazis argeÍrtinoslrijos de puta. Todos estos años se ha aguantado. Llegada la,'lxrrtunidad está listo, resuelto como si las cosas hubieran,,currido ayer. iEso es nobleza pura! iY este último paquete dern formación que nos entrega! iCómo me gustaría estar en lat cntral para sentir el sacudón! Allí van a estar hablando delr ordobés por meses. iTodos los hombre de Kadafi en Suecial

Cualquiera podía notar a un joven feliz después de contem-t)lar tantas obras maestras al ver a Issy bajando por las es-( lleras del Museo Nacional. La verdad, no cabía en su pellejo.SLrbió al Fiat haciéndole ojos a la rubia que lo esperaba y quellcvaba un sombrero de señor andaluz inclinado sobre los ojos.

"iPartimos!"Issy se echó hacia atrás. Soltó una carcajada, palmoteó a la

ltrbia en la espalda, abrió la guantera. Tanteó el sobre con lasvcmas y se las llevó a los labios extasiado. Bien, ahora habiaL¡ue cumplirle al cordobés.

Jorge había permanecido en su asiento frente a la Kristinrrrn.rpulosa y rubicunda de David Beck. iCuántas Kristinas habia

Page 293: Epoca de Descubrimientos

visto y cómo las conocia a todas! No sólo las dc Beck.'l irnrbién las de Bourdon, de Signac, de Falck, van de Velde. Nr'ander, Elbfas. Habia estado de pie por horas, hundido casi Lrr

la desesperación, ante la Kristina de Bourdon en el LoL¡vr(.Había estado confidenciando con la Kristina antazona. taml¡irinde Bourdon, enfermiza, rigida, sobre un espléndido corcel oscuro en el Museo del Prado, preguntándole cuánto cra cierto r|r,

lo que decia monsieur Chanut de esa carrcra en su caballo i(lrliano. No habia tenido casi de qué hablar con esa gortlrrKristina de Hamburgo, pintada por Beck, una Kristina a los 2.)años que más parecia una foca a los 50: pero casi se h¿lbillpasado al bando Kristiniano viendo a Ia pobrecita princest tlUrindefensa y tan enfernta en Lond¡es y en Bysta. Fue en clMuseo Universitario cie Lund gracias a una Kristina burlona vrespingona pintada por Beck a los 24 años que pudo liberarscde esta tendencia. En Copenhague, por fin, se pasó al partidoopuesto para no recuperarse n]áS. A entenderse en los tcn¡inosque fuera con esa Kr¡stina ntonstruosa y cruel de Copclrl.ragr-ri.simplemente no volveria jamás.

Ahora estaba ante su Kristina preferida para consiclcr¿lr litmuerte de Descartes con perspectiva y no desviarse porcaminos que no lJegaban a ninguna parte. Una I(ristina que drrtodo de si, que no puede dar ntás. Pintada unos dias después dcla muerte del stackars Descartes. Le han retocado la múltiirlcbarbilla, le han recogido su nariz, sus redondeces se pier<ien enun anrplio y magnifico vestido dorado, de anchisimas ntangas yfalda que cae en pliegues ampulosos aunque rígidos. La luzdesciende desde arriba, a la izquierda, como desde un vent¿1n¿llo claraboya en el techo, más ccrcana del pintor que del n1o-delo, y se dispersa brillante sobre el raso en un concierto dematices de oro, jade, rosa y plata. Kristina de pie ofrcce sucostado derecho al espectador, al que mira girando la cabeza.Su expresión da al cuadro el rango de obra maeslra: sonneapenas a un amante intruso que irrumpe en su intimidad mien-tras lee una carta.

Jorge contemplaba a Kristina restregando en sus dedos lasfotocopias de la carta de Chanut a Brienne. Separó una hojl ydejó las otras a su lado, sobre la llave que Issy deslizó hacia elrincón del banco. Estas cosas hay que pensarlas con calnla.Debe haber orden en los pensamientos. Debe haber un punto

291

Page 294: Epoca de Descubrimientos

l, ¡rrrr(ida y una regla. Esta mujer... Pero, iqué mujer? iSi esrr.r niñr! iNo cumple los veinticuatro años! iUna niña y una

' ,,¡rscntida! iCalma, calma! iNo hay que precipitarse! Hay que¡\,rrr¿r por partes. Dividir la cuestión y avanzar desde las más.rrrr¡rlcs hasta las más complejas. Esta cuestión se divide en,1,,,, ¿,8s una niña? iEs una consentida? úCuál de estas dos es1.r rrris simple? áEstá mirando a alguien? iA quién está mi-r,rrrrkr? áA Beck? ¿Se fue Issy? iQué espera que no se va?

' (.)uo tome la llave y me la guarde? iEstos israelies! ¡Son peo-

r,,, r¡ue Descartesl Stackars Descartes! iEste pedazo de mu-l,¡1... iCalma, orden, método!... No precipitarse... Estas cosaslr,rv que pensarlas con tino y en perspectiva. Después de todo,(luó es un rostro? A ver, ¿eres capaz de definir un rostro?

¡ ,)r)ro dice, oportunístico y diplomático el picaro Chanut, unrrrstro puede cambiar súbitamente. Apariencia y realidad. So-I'rrn las apariencias, falta la realidad. Esa llave hay que cogerla.rl lcvantar una hoja. iEso es! iCuándo se va por fin ese nari-.,olirs? iCree que no soy capaz de coger una llave? iNi larrrisrna K¡istina que me está mirando lo va a notar!

llstudiaba un pasaje de la carta de Chanut. Volvía al vestido,lL Kristina. Strindberg tenia razón. Esta mujer nació para serlrombre. üQué hace con un bicho así la psicologia transac-, ional? Chanut tenía razón. Esta mujer nació para correr a ca-I'rrllo. iPor qué despachó a Beck? iPor cómo la pintó? Un ros-tlr cambia de un instante a otro. ¿Dónde está el problema?,,1)ónde está Kristina? Uno se pinta para que lo vean propia-)ente tal. iDónde está Kristina? iDónde se metió la llave?

i('alma, método! Si se escurrió tiene que haber una rendija.iAqui está! iPfiú!... Pero, iqué Kristina es ésta? Ese destelloln la mirada, ide dónde salió? Ahí hay una pincelada que yono le habia visto. Strindberg está equivocado. Esta mujer naciót)lrra mujer. iCómo hago ahora para coger la llave? Ese vestidovicne saliendo del baúI. iQué increible descuido! Tendrian quelreberle pasado la plancha. Se ve que los criados no la podíanvcr ZCómo pudo Beck...? Strindberg tiene razón. Nació paracorrer a caballo. iCómo habrá bostezado en la misma cara denronsieur Descartes cuando escuchaba sus lecciones de...,',qué? iA quién se le ocurren estos pases de llave? Se me es-curre cada vez que trato de cogerla. Esta mujer... ies de armasromar? Una fastidiosa fastidiada, eso es. Tenía quince abriles y

295

Page 295: Epoca de Descubrimientos

&ndaba dando pataditas por el palacio dc Estocolmo. Corrrprando amantes con el erario público. Riéndose de metliomundo en alemán y del otro medio en sueco. Mandó un barcr¡especial para monsieur Descartes. El gran hombre no quenirvenir. A:nigos su,"'os lo disuadían. ¡Descartes, Descartes, diez,quince años de tu genio echados por la borda! Que el pobrccstaba viejo y gotoso, dicen. Que no había quien lo separarirdel mosto español. iBah. si fuera por lo que dicen!

Jorge ya habia puesto la m¿Lno donde debia. iMaldita sea! Notenia uñas para cogerla. Kristina la hubiera levantado de unagarrón infalible. En un abrir y cerrar de ojos. lssy segur;rcontemplando la famosa Bacanal de Rubens. Metia su nari,/.semita entre los senos cretenses de Ariadna. Rubens las metiirtambién en su tiempo. iQué sabe ese de pintural iYa está!iAhora si que la cogió junto a una hoja de Ia carta de Chanut!Esta mujer... Se levantó, fue a examinar un detalle de la falduampulosa. Justo cuando Issy moviendo la cabeza con desen,canto se alejaba de la Bacanal. Jorge no sabia qué pensar pre-sionando sus labios con la llave, mirando a Kristina en los ojosy volviendo a la carta de Chanut. ¡Estos pintores cortesanos!il)ónde está la apariencia, dónde la realidad? iEstos agentesisraelies! lHan visto unas películas! iAsi que esta piba querrrrestaurar el catolicismo en Suecia? Burlándose. remedando atoda la corte de Estocolmo, cojeando como los cojos, bizque-ando como los bizcos. Mandó por Descartes. cPara qué, Vir-gen de los Santos Cielos?

"...a veces, en las horas de ocio, hace burla de sus defectos.y los que entienden la lengua, con excepción de Ios servidoresmismos, dicen que no se puede oir cosa más agradable. Llegaincluso a reírse de dichos defectos, y aunque lo haga en buentalante, y aunque parezca evidente que no hay ni aspereza niaversión en contra de quienes ridiculiza, tal vez fuera mejorque se abstuviera, porque su risa refleja por lo menos unaaprensión de desprecio en quienes son así burlados, cuandollegan a saberlo. "

iEste Chanut! iEstos diplomáticos franceses! Se echó la llaveal bolsillo y vino de nuevo al banco. Mientras se sentaba al-canzó a ver a Issy que desaparecia más allá de la sala de lospintores flamencos. Tomó las hojas que habia dejado en elasiento. Estuvo revisándolas todavía, subrayando aqui y allá

296

Page 296: Epoca de Descubrimientos

',rr (lL'iar de echar miradas a Kristina. Desciende en linea di-r,, trr de Gustav Vasa pero tiene un sello bovino en el mentón y1,,., ()ios como para quedarse pensando. Esta mujer se creía en¡rcrl)o y alma las dos cosas en una: l-a Marylin Monroe y la'i¡nr()ne de Beauvoir de su época. Encamaba a Minerva, encar-n.rllr a Venus en bailes y mascaradas costosísimos. Suecia le,¡rrttlaba chica, no le alcanzaba el erario nacional para financiar,rrs caprichos. iTráiganme a monsieur Descartes para que me¡rl\rñe filosofia! iNo, no y no! iYo quiero a monsieurl\'scartes! iNo, no y no! iYo quiero que me enseñe anles del,llsrryuno! Si no n.re lo traen antes del desayuno idoy vuelta lal,ihc con fresas y tiro las papas con tocino a la chimenea!lrrlgc está doblando su caña de Chanut, dando un último vis-rrr¿o a la más pasable de sus Kristinas. iCuándo te volveré a

rr'¡'J ZHabrá más clave para entenderte que la psicolograrrursaccional? Niña díscola, padre tiránico. ¿Política? Menosr¡rrt' nrediocre. Jugando, haciendo la niñita chica, la amante, rr¡rrichosa entre un montón de viejos verdes y parásitos, unnrontón de buenos para nada, haciendo pucheritos, posandorrrros de Paris, otros de Adonis. iUf!

Sc puso de pie el agente cordobés. Le vuelve a la merroria larrngen anodina, canosa y vaporosa, del jesuita que dictaba su,onferencia sobre Descartes y la indubitabilidad apodictica delltuo cogito en esa sala de la Universidad Católica a la que lle-

l,rLban resabios ácidos de los gases lacrimógenos expandiéndoseln nubes sobre la Alameda. ¡Qué tiempos! La Babel ideoló-¡,ica. El Santiago de la Unidad Popular, el MIR, la CIA y Pa-tr¡a y Libertad. Los carabineros bajaban las viceras de fibr¿¡rlástica, adelantaban los escudos y preparaban los bastones.il'alos a la izquierda, palos a la derecha!

iAllende, entiende,el pueblo no se vende!iLuchar! iCrearpoder popular!

La griteria, tamizada por las palmeras y las ventanasremachadas, se inmiscuía insidiosa en los argumentos del je-suita. A ratos, el ruido era apenas perceptible, apenas un co-nrcntario dubitativo sobre la indubitabilidad del Ego cogito.El

297

Page 297: Epoca de Descubrimientos

coltfcl'cltci¡t.ltc, los cocfos :oL¡l.c cl prrpitlc, Ias ntan()s (.rlolaciór scguía cor.r srls lc1¡rnrrs ..,t.rii,iJr.' f"urg""l ',a1.u.,.,1,,bajó Ilotanclo p.r. la cscali,rr" qu. o"r",lilJ.,"Jo .,r"it l,,,ll,para encontrarse sin nrás en l¡ rnies:rlu oa ,n trorf t"i o". .,,,,,plña. I_os enfermcros gr¡tando por via libre volaban con lo.,nras graves en ca¡.nillas hacia la Clinica CrtOhcu, ai'.¡or,¿-o ¿c 1,,Casa Centrat. Dc tos patios .nl,,,,, J;;;.- ;;;, ji_?., i n""'a,*,,,res y agitadores, venian Ias voccs tlegatonicas ije furiosos clr.rr:lgugos crigienJo fu h uejq¡.

"Nuestra Universidad no-pue.rc pernranecerindiferente. corrpañeros. Nuestra universi¿r,b "o

pr.o. óon.ir. ,i'rnj.*i" o. ,,hi:tOrir. CcrmplnerO\. I \ti'lt{,S r iviendo ,rn ,..,r,-.,,i.,', '''.i'"

cQué hacian esras alnras .onr,i,,¿iáli j'p5.'ori"". ," u.¿,:.:ibii ^i_ :-"-"1:.' i t,or que esra precip jraci ón, esre desorcjen ttt,rrs prisrones'., .No podrun sentarse en Ios p"i¡or, .n'r"'ii"l¡"d;r, poblrdorcs y esrLrdiünrcs, int.l..tu"i"r' y- i_b;j";";,, .,,rrbineror ¡ conrirrrrio.. nirrjr

,c5cuL.hrr rl jerL.,ir, ;r;::;rn;. p,lr,rdrrse curnra de .r nri.rros. ¿. 1,, in¿ruiráüiili"j ,nriilii,:, ¿.1l:go co¿ito ! el ,,¡¡jc¡ rrrciolllrl cle fl. ¡6r,, tnd¡s áel u.tiveTs,.,,,:f"'_qi., no dividiun er ¡robiema g;;",1.;;'ñ;;llJ,liil .r,¡cos que Io fornrubrrn,.'

Jorge dobló minucioso l, (iilrtl dc Chanut y la volvjo al bol¡ilio interior de .u ..hrqLrcr.r. l)iu uno. goip.J rr, i,,"".r,1. io" 1,,¡uln:.r izquierdl s.rbre cj h¡rtru lorm¡dó pó, f,..rnr. li,, q,,,,,,,.lr vi\tr de lo: ojos rjcrnor r burlrrnes ;. l(;;,;;"", :r","d¡crcndole cn )u n)jsllrJ carr regordetr: ;Aqu, re'i;u;;.-. .

Mirando por si habia n,..os "en t; .";;l-;;:r."uot.llo oewhisky. Si, no podi an caber dud,. -

-ii-ñ"ilan i."r. "r",ill'

"l i¡,

:n,"] lgno Sur! Pero, ills dc esejesuita cartesianol iO seria un.T)?::ll:.?::i rrue rienen un rugá, poia

""J""r"jj"¿"i"il ,"r::lu.o qar¡.ydi tug3r. A¿ ntriorcnt Deí gloriant. C¿ra áe in.,f¡¿c¡t teniü. M¡s eunr rle inrbccil q". l" r:;irii;;.i;i*.;:",..Lntonces. "quel EJ cordobcs se encogió de honrbros. Habiacosn' :crius que hacer. .llebseguirian t.,-ii¿"¿olor "i#:';,

"'Xi,Xi:"T"l:il;::'il.i,i:j ;P:t:ri,_.., err ,un-gotoso af icionrJo :ll mo..ro .,p"¡"i ';O.

qtlren era la culpal ,l ode Ie rlien¡cinn -^",;;--.;:::ii- '

descargad,,s,;'ü; "r'¿;"'sil'.ll;':;,"T;i,':#; 11,.;,1.:::',"".uita hijo dc pur;r corr l, i,,¿rr-'j,rf,li¡O"rJ;;;:,;."";.[l:

cogito! Esta mocos¿r pretenciosa mandó ," i;;;;';;;-;;."

t93

Page 298: Epoca de Descubrimientos

| rr lruu). todo para él y con órdenes de esperar hasta cuandolr, rt slt capricho. iQué queria ésta de él? ZEmplear sulrl,,,,()lia para su politica? ¡Politica! Dio una mirada en rc-,1,'rrrkr. ¿,No habría por ahí un retrato de Descartes? iTendria,¡rr, lrabcr uno! ¿Qué estoy diciendo? iClaro que no haylru'rrro! iCómo va a haber! ¿Vino, él también, por purar.rritluci, por puro darse aires? Porque sus amigos le ad-rrrticron. iNo vayáis, oh, no vayáis! Oscuro asunto, feo nego-, r,' ,'.lrsperaba algo... interesante de esta joven rolliza que co-rr,r rr c¿ballo y daba vueltas riéndose de medio mundo por las

'¡,( urils y frías galerías de su palacio? áLo envenenaron los en-r r,lrosos, los políticos, los protestantes, los rivales? Se ha di-,lr,r i¡uc fueron los grantmairiens, que fue el despecho, el vino,,l lrio, el arsénico. Jorge ensaya una representación conl.rstina. Ella no fue. Puericia, irresponsabilidad, omisión,, ¡Lrt lrlad, egoismo, sí. Pero que ella... ¡No, eso no! Aunque..., ¡rrrr eué no? Jorge se pregunta si Beck no estaría esbozando, ',tc su más famoso retrato de Kristina justo mientras Descartes,l, rolvÍa con el vomitivo sangre negra a borbotones. Pero la¡ l)rescntación de .lorge no era con Kristina posando para quel( l)intaran sus lindos ojos mientras el campeón de lasrrr(c¡ráticas, la fisica y la metafísica se purgaba las tripas. Larr'¡r'esentación favorita de Jorge era una Kristina muerta derrrirclo, arrinconada en su alcoba, mordiéndose las uñas y per,',i1lnrndose. iAhora si que la había hecho! iAvemariapurísima !

i\lonsieur Descartes traÍdo a Estocolmo para dar lecciones a sul\lljcstad y todavia no llegaba cuando ya estaba agonizando.r(.)ué no se murmuraría! iEstocolmo! iAh, Estocolmo.iclgüenza sobre ti! Por toda Europa cundirian la calumnia, el,['scrédito, la indignación y la mofa. iLIoro y vergüenza! iAh,lrstocolmo, Estocolmo! iQué pérdida para Francia! iQué per-,li(ir para el mundo! iEsa es la contribución de Suecia a lalilosofia! Ya oía hablar en los pasillos, tras las cortinas. Mon-,,ieur Descartes agonizaba por los caprichos de una estúpida,rrrrl irresponsable que sometia su naturaleza delicada y preciosarr Ios rigores de Estocolmo. iOh, nunca la perdonarian!( rrirlquier cosa borraría el tiempo, menos esta necedad sinnombre. ¿Y si no había tal neumonia? iSi era cierto lo quer rcía adivinar en ciertas miradas? ¿Si estaban sus enemisos

299

Page 299: Epoca de Descubrimientos

sirviendose de su vanid¡d para eliminar a un campeón cle lrrlglesia de Roma?

-38-I legó una hora antes, como se pedra en el ticket, pero va nohabia dónde poner pie en el hall de partida. foOo .i Oiuseguiria asi, y todas las semanas, hastá fines de Julio. Fucleyendo los carteles con anuncios de vuelos sobre loi estantesde despacho. Rhodos, Atenas, Chipre, Cairo, Creta, San;tol,Ibiza, Costa del Sol, Madeira, Mállorca, Canarias. Mi"'ntrmaguardaba en la larga cola, miró en tomo suyo. aHarÍan con-tacto aquí? No. Suecos, suecos, nada más que. suecos, en trajesde lino, de seda, blancos, celestes, u¡naiillor, an'au-irol;flo,readas a la americana, en shorts descoloridos,,iputiiiu, ¿.cáñamo, con enormes mochilas a Ia espalda,

"on ".io. "n ru,

coches, gorros de paño, de paja, botes áe caucho, artefactos depezca submarina, sacos de dormir, cámaras fotográficas, fil_madoras, toca-casettes.

Cruzó la policia de aduana sin tener siquiera que mostrar ellls.anorte En el Free Shop adquirió cigarrillos y una botella deChivas Regal. De allí fue al café- restáurant., ihgiO rn-ian¿wich de langostinos con mayonesa, una botelli de cervezaalemana y el "Dagens Nyheter,' de la mañana. No se'habiasentado y ya estaba mirándolo con todo descaro una rubia deojos brillantes, pícaros, de sonrisa ae propaganaa áeniat.Vestía falda estrecha de tocuyo azut, sandaiiaí de cuerá sintccos y blu.sa de seda.oro-pálido que le caia encima de la ialda,ab¡ena arriba. Tomaba café, fumaba, y tenía una piema tanencima de la otra que no quedaba donáe más mirar. Trátó deconcentrarse en su sandwich, su cerveza y su "Dagens Ny-heter".

No había encuentro como este de ahora con una mujer que nole trajera a la mente a su Marina. Zeué sería á".úáf '¿ü"epensaría? iQuizás qué! pero no podíi implicarla. No, esá-no.

Page 300: Epoca de Descubrimientos

l.lr rrir pizca de información. Demasiado peligroso. No era quer¡¡, ( onfiara en su Marina. El solo pensamiento de que por, llirl(lLriera circunstancia llegaran a saber... iNo, no había más\r(llr! Este asunto empezaba con él y terminaba con é1. Yalr,¡l,crse metido con lssy lo tenía nervioso. Estos nazis eran

',,,,rr seria. A éste tenía que eliminarlo. Cuestión de lealtad y,lr¡1ridad. Pero si lo lograba, no iba a volver por otro. iPobrel\lrrrina! Seguro que no ha creído una silaba de todas sus lla-rrrrLllrs. La está viendo después que se despide, con el teléfono, ¡r lrr mano mirando al vacío desconcertada. Cada vez que lall,r¡ua ha sido igual. No le sale la voz a la pobre Marina. ZQuél,r'rsuria? iQue estaba engañándola? iQué pensaba é1, ahora?lrr ¡renúltima y la última llamada a Lund habian sido respondi-,l,rs por la misma voz, un americano sin duda. Marina no e s-t,rlrrr, iquién llamaba? iquería dejar un recado? Cuando la cosar'( rrrrió por segunda vez estuvo unos instantes con el teléfono,r¡ l:r mano. Ahora era él quien miraba al vacío desconcertado.

l,a rubia le sonríe cada vez con mayor descaro. Seguro que,,,'n su facha de latino, la rubia apuesta a la autoestimanr:rchista. Menos mal que faltan sólo unos minutos. Porque norl,rr a ocurrir que viajaran en el mismo avión. Se embarcó en lallttura del Dagens Nyheter. En Teherán la revolución shiita,lcsbordaba las calles. La Embajada Americana seguia enrnlrnos de los guardias revolucionarios de Khomeiny. Por todoslos signos, Reagan iba a sacar a Carter volando de la CasaItl¿nca. ¿Y en Buenos Aires? Si ocurria algo en Buenos Aires;tl l)agens Nyheter no le alcanzaba el espacio. La rubia se le-v;rntó, ipor fin! y fue hacia la cafetería. iEsa rubia no era\r¡cca, por más que pareciera! Las suecas no se mueven asl.l.rrs suecas simplemente no se mueven. áQué sería de su Ma-rina? Sintió al mismo tiempo en la garganta y entre las piemaslu ausencia de Marina. Volvió a la primera página. Doscientoslrrscistas casacas negras chocaban en las calles de Norrkópingr'on la policia. áNo había algo de un asalto a un banco ent irpenhague? l¿ crónica iba al final. El día anterior alguienlr¿bía asaltado un banco en Copenhague... ¡por teléfono! ¡Estoscscandinavos! No pasaba día sin que apareciera en los diariosrrlguna historia absurda. Una prostituta se negaba a pagar im-¡ruestos. ¿Cuántos chulos quieren que tenga?, argüía. Unal)rostituta no puede tener dos chulos. O mi chulo de siempre o

301

Page 301: Epoca de Descubrimientos

me mandan a uno de los iinpuestos intentos quc pegue duro \con un par de cuchilladas en Ia cara. O la historia de la ¡rrrrrsalvaje. I{abia criado sus siete patitos en la laguna de un ¡rrrque universitario en Lund. Vino el dia de la recepción a Ir,,doctorados del año. iGran acontecimiento! lVeiirtiún cañonrrzos! Los estudiantes disparaban encima del Iugar en que la ¡1rlrrtenía su nido. Pero aÍltes se discutió el asunto v t¡iunfaron.iinaudito!- los que estaban por Cisparar Ios ciñonrzos y t¡rr,.la pata se tapara los oÍdos o se ntandara mudar. La pata hi./(,esto último al segundo canonazo. Cruzó el l_unclagáic1. siguropor la Kungsgatan. xtravesó la Stortorget y ba¡ó pór la Sódcrg¿tan hasta el lago del Stadspark seguida por ius siete patitosiY todo el trlinsito de Lund a la vuelta de Ia ruecla nrientras llrpata hacía su cambio de residencial

El asaltante habia llamado al gercnte:"Atienda bien, herr Gerente, no dé muestras cle alarma. no

nrire hacia los Iados, no levante la voz. Está usted brj,.,vigilancia. Proceda col.l toda normalidad. Vaya a la bóvecju.Retire 450 ntil coronas en billctes de 100 y 50. Iróngalas en csebolso que hay frente a usted, en cl hall. ¿Lo ve? Bien, procecllrnorma¡mente. iVaya, qué torpe soy, me olvidaba! Hay unbomba que puedo detonar cómodamente desde aqui. No ie voy3 decir si la bontb¿r está en su oficina o en su casa para no po_nerlo nervioso. Pero, cualquier movimiento falsó ibunll Elbolso entréguclo a su secrctaria. Que se ponga el abrigo y sceche a camin¡r hacia el canal. Alguien se áccrcará. Je diráHello, dear! y tomará el bolso. Ella seguirá cantinandol y sókrdespués de llegar al canal regreslrr. y enLonces qucd;r usicd enIibertad de llantar a la policia. iEntendjdo, eniendido todo?Bien, ia abrir esa bóvedal"

Seguia leyendo los detallcs del atraco por te)efono en Japuerta de embarco cuando sintió el perfume de Ia rubia. Sesintió obligado.

"iA Canarias ?""sí. ¿Y rú?"En un nesón a la entrada una áosless chequeaba los tickets y

asignaba los asientos. Eligió uno junto a la ventana y eclto acaminar por e1 pasillo de embarco. La rubja vino corrienclo trasel. Habia elegido asiento a su lado. pasaron por toda la rutinüde Ia partida. Deshacerse <ie chaquetas, inrperrreables,

Page 302: Epoca de Descubrimientos

!¡,,¡jr¡rrrs fotográficas, acomodar los bolsos de viaje bajo losr r, rrtos, ajustarse el cinturón. Las azafatas iban y venian| ,.rr{n(lo a los viajeros. El SAS comenzó a rodar hacia cl ex-l' rrr,r rlc la pista. Una voz de rnujer primero en sueco y des-

¡,', , rr irrglés dio la bienvenida, el número del vuelo, el nom-1,,, (l('l capitán, el tien.rpo del viaje y las condicionesrrrr¡,,ltilicas en Canarias. Su vecina parecía haber disminuido

, rr ,¡r rrsiento, recogida y agachada. No pudo resistir un im-¡

,r rl ,o rle simpatía y volviéndose hacia ella adelantó las manos' L'rr. un experto en cinturones de seguridad.

:'r. lo que me parecia, no estaba suficientemente finne."( ,)¡r (los movimientos lo ajustó por ella y entonces sintió que

I ' t,,,1)rc tiritaba aterrada. Estaba pálida y un sudor de muerte le

1,, rlrrlrr la frente. Instintivamente la estrechó con el brazo, ,¡rrrt'rclo y sintió cuánto la confortaba con su cuerpo. Cuandol ¡, t cnrprendió la carrera por la pista no sabia qué vibraba

''r.r',. si todo el cuerpo del avión o el cuerpo de la rubia. Sólo, r,rrilo alcanzaron la altura de vuelo col.nenzaron a volvcrie los, ,,lorcs al rostro.

'rNO lo puedo evitar! Trato pero no puedo."'rl'ero si no importa!"l\4c parece tan absurdo. Soy alpinista, ásabes?"

''rAlpinista!"',,No te parece ridiculo?"t rrlndo el jet descendió en el aeropuerto al sur de la isla,

, rrrinando hacia la aduana en medio de un rebaño de succos,lr(' no se parecían mucho a los que se embarcaron por culpr det,rrlo el champán y el whisky que habian bebido durante larrrvosia, sabian algo ya uno del otro. Ella, que se liamabaI,rrgc. El, que se llamaba Deborah. Estaban de acuerdo col.l.lo',r sc tratara de la luz del dia sobre la tinidez de los suecos, su

rrrscguridad, su tremendo sentimiento de inferioridad. Tanl-l'¡tin, sobre la transmutación característica de estos rasgos eÍlr¡lrcsividad capitalista. El síndrome de David, decia -lorge, yl)el)orah lo miraba apartándose de las carcajadas que soltaba.{.)rrc en el fondo los suecos seguían siendo unos pobres, rrrrrpesinos, también les parecia evidente. Asimismo, queI'lstaba hacer sonar las palmas delante de sus narices para de-l:ulos desconcertados. lodas estas cosas las intercantbiaban,,lvidados del alpinisrro de Deborah y lo qr-re iba a pasar con

Page 303: Epoca de Descubrimientos

clla cuando el gigantesco SAS comenzara a descencjer y.,planear sobre Ia Gran Canaria.

Tal era la dedicación en torno de ellos al whisky, el coirtrr.vel vodka desde que el avión tomó altura y tal la diligencil rlr.las azafatas corriendo por el pasillo, sonriendo, llenando k,rvasos, volviendo por botellas de repuesto, que Ia conversacirrrrde Deborah y Jorge no podia cambiar de asunto.

"Tienen un sentimiento de culpa. también... iUn enonrlr.sentimiento de culpal No cabe en toda Estocolmo."

"Si, jaja,ja, yo pienso lo nrismo.""Pero, isi no es pensar! Es ve¡los. Todo va a parar a su scl

timiento de inferioridad. Cuando la agresividad es innata r)ohay sentimiento de culpa. cEs de Nietzsche eso? Cuando urrose compadece de Ios pobrecitos que explota, mejor va lrlpsiquiatra. "

"¿A ti te parece?""Si, pero no nte agrada. Estas cosas me repugnan. DestlL.

Nietzsche para aba.jo.""Asi que toda esa a¡ruda a los paises del Tercer Mundo..."Aqui, Jorge se apropiaba Ia ¡etórica de Nliguel Balaguer, cl

rnulato cubano."iBah, las migas! iL-as puras migasl iMiralos! Bien vestidos.

bien equipados, con sus /¡a ye1 cáecks en Ia billetera y Ia con-ciencia limpia para los dos primeros dias. Sus serviclores es-pañoles están aguardando con la mesa puesta, los vinos a lutemperatura debida, la servilleta en el brazo.. ¡Ja,ja,ja! ¡Estossuecos, no hay nada que hacer con estos suecos! iJajajaja!"

Jorge reia, tosía, se ahogaba."Pero, áqué te pasa?""Perdóname... iEs que son tan fáciles de armar v desannar!

uA quien creen que enganln?"A mitad de viaje, después del lunch, Deborah reclinó su

asiento y dormitó unos minutos. Mirándola, dormida, Jorgepensaba en su Marina... Ese fulano americano que había res-pondido al teléfono las dos últimas veces que llamó a su de-partamento daba vueltas en su imaginación como un mosco alque tenía que tirar manotazos a cada rato. No. no le cabía en lacabeza que su Marina... Pero, en fin, todo estaba ya a punto determinar. No tenia idea de cómo terminaria, pero parece quesobre el lugar no cabian dudas. iNo iban a tramitarlo otra vez

Page 304: Epoca de Descubrimientos

lcnia que ser aqui, lo que significaba que el tenientito,rl,l,rl'rr rlc vacaciones por estos lados. Los de inteligencia mili-r.¡r r'¡r llrrcnos Aires quedarían haciéndose cruces. Hasta podía'l, t, llAunos insolubles detrás para que se pusieran nerviosos1,,,, ¡ll()s de puta.

lrcl,olirlr despertó como si bajara del cielo. Llevó las manos a1,,, r'¡os cnrojeciendo. Jorge se encontró con la sorpresa de unarrrr, rrr I)cborah, como si el sueño le hubiera disuelto algúnr',\r,() que le abrumaba el cerebro. Como si le hubieran con-lr,rrlt) un borrador retomó, desarrolló y remachó todo lo quel,,r¡'t había estado sugiriendo sobre los suecos, su timidez, sur¡r,'sividad, su culpa y el mercado mundial. Todo eso estaba

r¡rr¡v lricn, pero lo que a ella le parecía más caracteristico de los.r( r'(,s consistia en que no eran tontos en un mundo demasiado, r r¡'r'r¡roblado de tontos, si Jorge entendia lo que quería decir.lr,r)lc supuso que entendia, pero la miraba abriendo la boca.ll, l)ol'ah, de pronto, no era sólo una revelación en minifalda,tt;t ltippie de piel cálida, ojos brillantes y labios como para,'.trr¡ saboreándolos a la orilla del mar toda una tarde, sino querlvcllba maneras de analista de Harvard en inglés de Oxfoid.I I cs¡rectáculo cada minuto más orgiástico de los suecos can-Lrrrrlo, brindando, gritando a las azafatas por más whisky, másrrrrlka, anticipando de un asiento a otro la fiesta grande que losr¡irlrrdaba en la Gran Canaria, le parecía como un escenario,tllc contrastaba con este otro: Deborah iluminando las concu_I'rstcncias de Ia sociedad industrial como un ángel en Babilo_r[r. Ijn este tren de impresiones y discursos siguieron con tanto,rlusiasmo que a Deborah se le escapó que estaban aterrizandov .l susto le vino después, cuando cruzaban las puertas de la,rlLrana habiendo ya firmado con Jorge una declaración con-¡rrrrta: El mundo es el carro de heno de dos imperios; los politi-(()s son unos hijos de perra, vengan de donde vengan; HenryNliller y Sartre fueron grandes icarajo!; Africa no tiéne remedior¡uizás hasta cuándo; los arsenales nucleares se forman parar'rrrplearlos; la unidad árabe es un mito de pe a pa; a lost,irlestinos hay que devolverles su territorio. Sobre Aiia y Lati-rlramérica, Deborah pidió ser excluida hasta el tercer semestrerlc su curso de ciencias políticas en la Universidad de Esto-t olmo donde estudiaba sin préstamo del Estado y a medionrorir sahando.

Page 305: Epoca de Descubrimientos

En el hotel. se encontraron con novedades. No habia cuartosindividuales. Los pocos succos que viajlban solos, aguardabitttal compañero que le tocaria en suerte sin problemas. Cuandollegó su turno y le dieron la llave, supo que ya habia una pcr.sona en su cuarto desde la semana anterior. Deborah fucprimero al ascensor con la compañera sueca que ya conversabtlcon ella como amiga de arios. Antes de cerrarse la puerta, sc

encontraron sus miradas. No cabian dudas, los dos habian es-

rado pensando lo mismo.Hacia las diez de la mañana bajó Jorge al bar-restaurante dcl

hotel en short, camisa ligera y sandalias. iSol por fin, sol dcverdad, rayos que caen desde arriba haciendo arder la tierralJardines tropicales de verde intenso y flores enormes, encendi-das. Grupos de suecos descalzos y en shorts, pálidos y timidos,andaban repasando sus lecciones de botánica. Jorge saludó y

aspiró hondo cuando una mujer morena, sonriente, puso antcsus ojos la bandeja con el desayuno. iHm, hm, desayuno porfin! Huevos rojos y frescos, leche gruesa, café aromáticoliHm, hm, eso era jamón! La mantequilla amarilla y sabrosa,como en Córdoba. iY verdadero pan, crujiente y de miga ge-nerosa! Hasta la prensa era nrejor, itoda en castellano! Mirópor los ventanales hacia las piscinas. La de niños llena de pe-queños alborotando el agua. En la otra había ya algunos suecosnadando y otros en sus flotadores neumáticos tostándose al sol.Bellezas no había. Estarian todavía en sus camas o ya en laplaya. Sólo mujeres de media edad untando aceite sobre suscames. En mesitas vecinas, a la sombra de enormes qultasolesdepartian y bebían los a1k¡s ante vasos llenos de whisky.

áQué seria de Deborah? En cualquier momento las cosaspueden tomarse peligrosas. Lo más lejos posible de seres en-cantadores como Deborah. Miró hacia el bar. iDónde hariancontacto? ¿Cuándo? Era extraño, su compañero de cuarto nohabia venido en toda la noche. Al despertar, encontró que lacama a su lado estaba tal como la noche anterior. Una maletaseguia a sus pies y junto a ella un impermeable. áQuién seriosu companero de cuarto? ¿Su contacto israeli?

Salió a dar una vuelta por la playa. Mejor se sacaba de lacabeza la preocupación. Toda iniciativa ahora estaba en manosde Issy. Tendría que ser Issy. De no ser é1, le hubieran dadouna contraseña. tQuién sabe? Todavía podían dársela. En un

106

Page 306: Epoca de Descubrimientos

i,',,11r ¡1¡¡11¡-¡¡0 el "Flerald Tribune" y fue a sentarse en la ter-' r.,r ,l(' r¡r.r café. En Teherán la temperatura terrorista scguril¡¡l,rr'r¡rkr. (larter tendria que hacer algo; aunque para algunos

, ',nr{ rlrT¡stas. hiciera lo que hiciera ya tenia perdida la elec,, r,rr (t' veia venir el golpe militar en Polonia. EI FondoItl,,rrcllrrio Internacional ya no estaba tan optintista sobre elrrrrlrrllro chiJeno". La transnacional sueca Electrolux se em-

l"r. lr.rlrr n ll alemanl Progress.'\l rkrblar la hoja, vio las piernas doradas, una sobre la otra.

Ir lirl(lu estrecha y desteñida. Pero no, no era Deborah.'M,r ilu sea! Estaba deseando encontrarla. Buscó con la nti-, r,l,r;r lo largo de la vereda costanera. ¿Cuándo harian con-r r, tr''' iAh, más adelante, seguramente! La vispera del regreso,'Irr;rrs. No iban a e-jecutar a ese miserable y sentarse despues I' ,l,r'rirr que la policía cercara el aeropuerto. Si, la vispera era elrr, rrr¡ro apropiado. Allá, en la Estación Central de Estocolnto,' r.rrrlo abrió el box se había encontrado con una sorpresa.!l,rrlrr tle armas, sólo un sobre con un ticket a Canarias y una¡,,1¡ (ltrc debia destruir después de leer: "El asunto se resuelverllrr ' ilrstos israelies !

-39-llrJlitta vino ai teléfono desde el jardín donde leia tomando el, 'l sin nada encima. La llamaba Mattias S-ióberg. el misnto

Irrrr'ionario que l¿ enroló en su tientpo llenándole la cabeza dert,r('nsiones que pararon en nada. iQué queria ahora? Primero,¡uc nada, saber de Birgitta y de Mónica. iCuándo volvia a surrirl)ir jo en Estocolmo? ¿Cómo iba de salud la pequeña? Brr-rrrllr escuchaba asombrada. áDe dónde le llegaban noticias de,u ¡rcqueña Mónica a un funcionario de Inmigración? Mattias',tirl)crg se echó a reir, agregando que hasta la habi¿ divisadorrn ¡rar de veces de paseo por el centro de Estocolmo, con suj,, (lLleña y con Ismael Zabala.

'',,Córno anda Ismael? iSe doctora o no se doctora?"

l0/

Page 307: Epoca de Descubrimientos

Esta especie de ironía no hacía falta que se la aclarara¡r ;rBirgitta. La excepción era que los aspirantes lutinourn!.i"r,,,,,,se doctoraran. La regla erá que floüran .n .l i¡_Uo

'0. 1,,.ciencias ocultas lsrrael y Humberto pe.tenecíal o'm!¡"or'Cir,t,,,

estaban a un paso de pertenecer a la clase de las excepcioncsRirgitta sabía que "estar a un paso" tenía también ius pn,bienras.,No .hlbrl _quien no esiuviera u un puro.--O."tod,^nrodos, Mtttias Sjóberg silbó admirado cuandó oyó la noticilbaDrt que e¡ protesor Lars MoSsberg, aunque fuera un notorillanarquista, no se avenía a patrocinár tesi; de do;t;;;;; ¡lstc-omo asi. iCómo se llamaba el otro? Si, algo habia-oiclo.Habra Ilegldo a Suecia gravemenre herido poio desoues tlclgotpe nlrlttar. Si. "Hubla rleuien mas doctorindose cón M.,r,b erg ? N-o, B i rg i tta no sabia." ZEsp.."rí; ;;;; ;;;;;; JJ' luio,, t,,,,Sjóberg? Estaba desnuda, mejor se ."nufrn uf!Á?"l;;:'^d,, s,desde que Mónica cumplió dos años estaba c8nsiáeranáo

".1

".greso a su trabajo oficial. Estaba (pero nada de esto le-di1o,rMattias Sjóberg) también hasra la coroni á J.iiráúu"¡o oJ. r,,,ras y a destajo que realizaba en Lund. Se lo naUia tlÉcn[-sat:r.,a Ismael y estaban ya de acuerdo en que ellá,"-inrtuiárl.,,casa de sus padres con Mónica, en Noirta¡e, ul no.t. J.'¡rr,,99lmo v que retornaría a su trabajo or¿iÁario J"'lnüoi.,"Viviendo en Lund y observando a los latinoaÁeii"u"o,

'iá" .lpacienre m,étodo que le enseñaron .n lo .r.uilu páiu oUr.,",,,

l1t ]lo,..r.,tos insecro5 y los pájaros del campo. Éirgitta se clconrrtDt rt tanlo de muchas cosas. A veces. viaiando a Chilcen su imaginación, ensayaba I¡s cosas qu. ,uU,l v-.t ori, ,.avenia tan bien con ta Latinou'''..t"l ü H;ti;;il fi; ,,,asustaba y suspendia el ensayo. Los relojes puúfi.* ü-'fr,,cioneban. .tos.rrenes egaban con horas ,i. ;i";;,'i;; rri?br.,

DeDran y.hablaban sin parar en bares y restaurantes hasta lilmaorugada. tos trabajos se empezaban y terminaban a la buenirde,Diosl venian las lluvias y los puentes se hundian. venían loscarores y tos asftltos reventaban, venían los terremotos y ¡o¡hombres salían de los restaurantes a mirarse la, "uri, coí lsmLrjeres que s¡lran de las iglesias. ¡er",

-f

uti""""i".iü""_ Ir-arectan mas ho jlywoodenses que los latinoameri canos (l(.I{olJywood. durmiendo bajo sus enorrnes sombreros. No habirren,Lund^uno.de ellos que supiera si iba a vivir el resto de suv¡oa en Juecra. en su pais o dónde. Birgitta miraba a Ismacl

108

Page 308: Epoca de Descubrimientos

lrr, lrrso é1, áno dejaba que las cosas ocu¡rieran por sí solas?N() cr¿ lo mismo con Humberto, con Juan Eduardo? Birgitta,r v('cos, no sabia si reir o llorar oyéndolos hablar y hablar del.rrino¿lmérica, del latinoamericano, del desgano y el fatalismoL ¡ 'nro lormas de vida. Si, la imagen hollywoodense de esos in,lr,rs rrrcjicanos durmiendo al sol bajo sus sombreros no era allrr (lc cuentas tan idiota como podría pensar quien frecuentara

' I t¡irto de hombres cultivados como Humberto o esforzados, r)nro Juan Eduardo. El indio durmiendo baio el sombrero es-r.rl,rr ahi, estaba en eilos también. Birgitta habia visto al indio,r.rrtrrs veces. iQué aguardaba a la inocente Mónica si se atenix.r l()s proyectos inciertos de este hombre, pasado ya de larr( Irtcna, que no sabia ni parecía importarle qué iba a ser de su

rr,Lr después de la Universidad? Unas veces, parecia estar enr Irilc, otras en Mozambique, en Centroamérica, en España.rllirsta en Estados Unidos se imaginaba vivir! Por unos años,,l( c[r. ¡Por unos años! Por unos años aqui, por unos años allí.t olsideraba que estos años aqui con estos años de allá eran

r,rrbién años de importancia suma en la vida de Mónica? ¿Y,lllc iba a hacer concretamente, en Mozanlbique, en Cen-rrorrnrórica? A veces, Birgitta se decia que todos estos proyec-rl,\ no eran más que diversión, que lsmael dejaba en la sombr¿L,¡ (lue ya tenía decidido por su cuenta. Dificil entenderlo. cSe'rrtenderia él mismo?

i,llabría relación entre los atisbos suyos y lo que estaba pre-1'rrntándole ahora este Mattías Sjóberg de la Oficina de Inmr-1'rrción, qué hacía Ismael, cómo vivian en Lund, si habiur rrrjlLdo, dónde, qué tal eran los amigos, las relaciones? Porque,rlllo habia en esta repentina llamada. ¿Qué quería Mattias:, ti,l)crg?

"llan estado ocurriendo cosas últimamente. Hay quejas. Lar'( rlte entra y sale de Suecia como si fuera una plaza pública.( rculan tipos peligrosos, y si aqui no ocurre nada es sola-rrcnte porque esos mismos tipos se ponen de acuerdo para quen() ocurra. La gente de seguridad ha vuelto a ponerse pregun-Ir)ll1t..."

''Y eso, iqué tiene que ver... iNo veo qué..."''iEspera, espera, calma!... No tiene nada que ver... Tenlo

l),)r' seguro. Sino, ite parece que estaria llamándote?.. Ocurre,¡rrr ósos de Seguridad andan preguntando, metiéndose en todas

Page 309: Epoca de Descubrimientos

las puertas. .Flay que tener las cos¡s al dla por si apareccn crr rlolicina. Cada vez que hay problemas.on i..rr*ijor'ooi,,,.,,

v¡cnen como si fuerurno¡ unl blnd¿ de continistr¡s,'int,l:irr.rcionalislas y traidores. por ellos, qu"

"a.r.nlor'"i nagu.,,, onos mandcnlos muJrr. iLo que te digol.."Pcro. enronr.cs... "Hln picgunradb por lsmrcl?..¡r\1,. nu hJn prcguntldo. ni creu que pregunrcni Ni 1,or cl rrrpor ninguno_de los que viven en Lu;d.'ya'te ¿ij.. ñj es,,,,,,que rutina. lvlás tiene que ver conmigo, con mii r..t,iurr. ¡.,,pregunto por si tre preguntan a mi. áEstá claro,l y.tc prcnunt,,

a ti... ¿comprcndcs'.)"L)ices que han ocurrido cosas. ieué cosas?,,

. "'fe dije Io que me han dicho, FIan estado ocurrienclo cosas vla gente de Seguridad ancla haciendo pr"gunt"r- p",f""""r.r,i,uqt,i. l\tr lo r.rcu. ptr,, pudnJn vanir...

"lQue quie rc: quc t!- d¡gr _vol Ismael es la persona ntás rrln.quil.r del munclo. Ni c¡r lrs rcunione, pulir¡..s- J..l rr-irop,,,gente se mete. Se burla. pienso que hasta los dcsprccil. Iistrrsientpre estucliando. Ahi esrá su carrera de doctoraio pu." pru-b.rlo. Ahi esta el profesor Mo:sberg qu. lo oi.tingue.'ñJ ¡,r..',un mes hizo que lo invitaran a Berlrn_':"¡,A Bert rni,"

"Si , un C-'ongrcso sobre lJtnograf ia y Elnigración.,,"iQue bienl... ill¿ iclo a otra parte fuera Je BerlLn?,,t\()_

''L,A ninguna parte'/"" lú dices, ¿,por razones de estudio?',"llucno, si, ...también...""lla estado un par cle veces en Espana.""oContigo?""No. L¡r ItirliJ c5tu\ irnus junto-. Fl v(rJno pr5Jd;. Virirurrus

:,:". :i^1 ,i¡x,fr i.hilcnu_poi,acr.. A Esprne hr ido s,rlo. urr ¡,¡ru.. f:,r:, I J fúqucnr,cu¡)lplir':r lrr co\üs \ \ül(' rlru) rrro..

i,l )On(le CS¡U\,rr Cn ESOlne."" Llort-t ci.. l\f rrr ""l-lo¡'et ile N1ar. Lso es en...'.'(laralunl. al none de Blrcelona.""cY la segunda vezl,""!olvio al mismo lugar. Descansa bien alli.,,"i l-o i:o¡.¡1p¡1;¡¿¡¡¡"

I10

Page 310: Epoca de Descubrimientos

lirllilta colgó el teléfono. estiró los labios y movió la cabeza

,,,,,,1,, nricnfas volvia lentamente hacia la terraza En el

' , ,¡,r'tl Mónica. a punto de estallar trataba de cambiar e I

,,,rrlo de su ir.ruñeca. Birgitta sacudió la toalla de baño y

',,lrio a cxtendcrla sobre el pasto. Se sentó cruzando las pier'r.r,, sc caló la ancha chupalla que doña Susana le había traído

'l¡'( hile al regresar y sonriéndole a la imagen del indio meji-, ,r¡r,, tlormitando al sol cogió la novela chile na que Eliana le

lr,rl,rr rccomendado dias atrás. Casi no tenia dificultades con el

' ,.¡,rrrol. Cuando empezó a leer la novela se dio cuenta de

, ,i,rrrto habia aprendido de la lengua por su contacto con los, lrlcnos de Lund. Leia sin tropiezos, no había consultado uno.,,lrr vez el diccionario.

rNo podia concentrarse en la lectura! iMattías Sjóberg! An-,lrl,rr frusmeando, no cabían dudas. Han ocurrido cosas últi-rrirrcnte. iQué cosas? ¿Dónde? áEn Chile? iBah' en Chile,,,rrrban ocuriiendo cosas todos los días! iPor años estaban,,( rriendo cosas! Asesinatos, masacres, desapariciones, tor-rrrrrs, deportaciones. iNo sólo en Chile! En Washington, en

li,rrra. en Buenos Aires. Cualquier dia, podían ocurrir en las

, .rlles de Estocolmo. t,Por qué no? Pero, si los agentes de la

"r'llLrridad Sueca andaban investigando a personas como Is-

'rriel. iestaban lucidos! ilsmael? r,Por qué no Juan Eduardo,Ir,rgc, Humberto? ¿Por qué no Marina, Eliana, Adriana?rlrr.jaja! iCielos santos, pero si esos no son más que unas

rvcs di Dios! Hacían análisis de Chile, de Latinoamérica, del

rrrrurclo entero. I)espués, abrian una lata de cerveza y se senta-

l,rur cn el living a ver Dallas, Dinasty o el Show de los Mup-

l,rrrna. iEran uños... como los personajes de la novela que lela't orniendo. bebiendo, hablando sin parar. La diferencia era que

los de la novela estaban del lado de los que ganaron, en tanto,luo sus pobres amigos cayeron del lado de los que perdieron.l.os de la novela eran servidos por criado con guantes, se

lnc:ian traer los vinos de acuerdo al plato. Se sentaban en mesa

lrrlga con candelabros. Acaso, lucían abolengo más largo. Pero

¡xrraban en lo mismo: indios de retórica larga y sustancia corta.lio estaban hablando y hablando por horas, por noches enteras.

si. tendría que agradecer a Eliana El escritor mostraba una

,'lite de dericha que, quitadas las etiquetas y algún refi-rrrriento de escaso cuño, era del todo idéntica a la de

111

Page 311: Epoca de Descubrimientos

izquierda. Por lo menos, a la elite que elJa habia llegat|r .rconocer tan bien en Lund.

. Había trabajadores, estudiantes y profesionales. Los tralrrjadores trabajaban. iy cómol Sin -chistar,

se hacÍan cargo ,t,.los trabajos más sucios y más duros. r_o, proi"ri-ui.rllon,,1guna.excepcion trabajaban [uera de su rango de corrrpetent.¡.rArqurteclos lregando plaluc. tbogados fregando .uelós. :r.r,,togos trmpiando ventan:ls. Los que tenían suei-te, acarrcal,¡rrrIibros en una biblioteca, servran de in,..p."t.i,'fttoüoirt.,,,,,doculnentos en un desván. Birgitta habra I'legado a co"m"p'renrlr.,rei resentimiento de Alberto que tanto ia fasi¡dió un" uii. t,r,,cierto: la elite de Ios refugiadbs era cultural y

""oné_i"_rl",,,.marginada. De su marginación social me_¡or Áo naUür. Oe ugnificar una vez, pasaban a no significar náau erto .iá Iu'g.n,.Seguro que protesrxbrn por las condicion., qu. ilrlp.riU'rn.,,su reJano.y lrn querido pais. Milirabun rodos, en la cruz¡.1,,contra el fascismo chileno. Zy qué si militaban? Lo áiornO.or,,serÍa que no lo hicieran. pero, ide alli al terro¡ imái' Hat ¡,,chilenos en Inglaterra, en Españe, en Francia, elenlania, ltali,r,Ausrria, portugal, ódónde no hsbra chitenoii ;4.;;ü,; p.,,ducido un acto de terrorismo en alguna pu.t.t ieuionol.ort¡lsmael terroristal Con esas ocurrenclas icuando iban a perdcrei empleo? Pero, mejor se dedicaba a terminai ,, -u.ti. ¡y.se reirían los dosl

. P_or ese tiempo, Ismael no daba más trabajando en los textosdc.Wittgenstein y Mossberg. empujando como Sisifo-enornesDolas de togomitquirs filosóficas. Las noticias rJe Birgitta nodejaban de _drrje un giro prdcrico u .., .rp*"i. ¿*

-h¡ni.n.Ingur5tlca. ¡l)e los dispJr es de la lilosofta a los :insen"tidosoe ros

-aparatos suecos de seguridad! No pudo aguantarse v fucar re¡etono con su taza de café. LIamó a Huntberto que irrtl_poco podia creer. por ntás de una hora estuvieron i,it.rco-

biando. ingenio cor carcajadas. Humberto ro"oUo-aonaiuriun.,tan nd¡cul¡s que Ismael tenia que rogarle que no siguiera, rroaguantaba más. EI heroe de la época áe tos

'¿escuurií.lienüs tepreguntaba si no Ie parecÍa una paradoja que se d;er..ei no_Urede Inteligencia a una función de la-seguridal q;"-;;:i'pr.

de.finicion renra que ser cunrplida por" un iqripo O.-Liu,Ji',. a"a nu vtslo en la ridl mejor representlda Ia idiocir que por13 carx de un tipo de lnteligenciu?.'

312

Page 312: Epoca de Descubrimientos

, \.,r t¡rrc estaban investigando a los chilenos en Lund?:'r (s(iin investigando a los chilenos en Lund, entonces se-

lr¡ri,(luL: no pasa cangrejo ni sardina en un sentido u otro delt it, ,,untl sin que suene un ibip, bip, bip! en el almirantazgo."

.\ lsnracl le parecía que lo seguro era lo contrario.:,r lr inteligencia sueca anda colando a los chilenos de Lund,

,,,lllr() cxtrañarse si por el Óresun d cruzan entre los cangrejos1,", ,,ul)r)l'lr'nos del Pacto de Varsovia para allá y los del Pacto,1, ,\ llllntico para acá?"

¡lur)rl)crto gritaba desde el otro lado enumerando las cosas,t¡¡( rcsultarian si el presupuesto empleado en inteligencia se,¡rl,l(irra con inteligencia. Ismael le respondia enumerando lasLlr{ rcsultarian si en lugar de emplear el presupuesto en in-r, lr¡'t'ncia se empleara la inteligencia en el presupuesto.'rl.l inteligencia y la dialéctica! iLa transformación de la,.r¡tiilaC en cualidad, la ley de Parkinson y el principio de lar,l, r)ti(l¿rd de los contrarios! iJajaja! iFigúrate! El presupuesto,l, lrtcligencia ha aumentado tanto, tanto, que se ha formador¡r (onjunto burocrático cad,a vez más grande de seres in-l' lrliontes, tan grande que ha alcanzado el punto critico, elt,r¡nto en que el conjunto más pintiparado de seres inteligentes,( trirnsforma en un conjunto pluscuamperfecto de idiotas,r¡,r.ju,.ja,ja!"

l'cro la risa de Ismael no era tan entera como la de Hun-I'r'r to. Había dos Ismaeles. Un Ismael se reia con la pata cojx, ,tirxda y Ia dulce Birgitta pensaba que se iba a desarmar. El,'tro. no era nada de cojo: estaba pensando y en control. Este',r'1lrrndo Ismael habia llamado a Humberto, preguntándose que¡,,rlia haber de grave en la noticia con que lo habia recibidoItrgitta y de la que el primer Ismael se reia a pata suelta.llrrrnberto tenia sus contactos que llegaban hasta la cúpulat¡r()soviética del partido socialista. En su tiempo, habia sido un¡lrrnde de la Juventud Socialista y además era uña y carne conlr¡rrn Eduardo que estaba siempre al tanto de Io que se discutia, ¡r las células comunistas de Malmó. La reacción inmediata ylcstiva de Humberto mientras Ismael le contaba las paparruchas,lt lnmigración parecia un buen signo. Aunque, puestos a pen-',¡r, no seria ninguna cosa del otro mundo que al otro lado deltL l.^fono hubiera dos Humbertos, uno riéndose de InteligenciaSLreca y el otro haciendo cálculos de los mismos que estaba

-lll

Page 313: Epoca de Descubrimientos

haciendo Ismrel sólo que en sentido contrario. Habia estlil,,dos vcces ¡ra en Barcelona y C-armen venia por cuarta v(./dcsde Berlin. Aijemírs, Hunrberto habia estado preguntánckrlcqué pasaba con l3alaguer que no le perdia pisada, con qurchilenos se habia encontrado cn Barcelona y si Carmen I{oclriguez tenía que ver con una Clecilia Rodriguez, muy parccit|re ella, que se pasó a la I)INA cn ci año 7¿1. Ismael habia salvado limpia y prontamente este amable interrogatorio, llevarloa cabo por HurnbeÍo un dia con otro y mediante el recurso rlclas asociaciones libres. Por ejenrplo, empujando el colurnpio tlcMuriu distrlrd:'nrenlc lt' l.rcgunl() un vez:

"Esa amiga tuva de Berlin, Carmen l{odriguez, ¿tiene ülgoqüe ver con una Clccilia Rodriguez que trabajaba en el Ministcrio de Lducación? iSe parcce basttnte!"

Si se ponia a dudar de un anrigo como llurnbeno. entr)nccstodas las ocurrencias Llue éste andaba excogitando coltDescartes y la r¡uerte de Descartes quedaban pálidas. Adcntls,itcnia alguna cuenta quc rendir'r' ¿Estaba ntetido en algunuconspiracion no fuera nrás que de sobrcmesa? Entonces, ¿quó'¡[:n Berlin: una pistola de plástico. En Barcelona: como un gatoal lado afuera iic Ia carniceria. iSe las habian c¡.ntado claras clBerlinl Si querja hacer algo teni¿ que incorporarse almovimiento; y cn cl nrovimiento ¡no soñara que iba a hace r'

cualqu¡er tonteria que le paslra por la cabezal Carnten sonrci;t.casi igual quc Mónica sonreia dcspidiendo burlona a la s¿liclude la Facultad de Filosofia al pequeño burgues con probler.nastr¿lscendentales.

A nis solcdade s voyde mis solcdades vengo.luc nrrJ vivir connr igolre bastan nr is pcnsantientos.

En eso est¿L¡a, en los puros pensamientos. l.lamlet era unaalpargata vieja al lado suyo. ¿Por sus pcnsamientos lo iban ¿r

scguir sin perderlc pisada desde Estocolmo, desde l\4oscu,desde Berlin'l iPorque conciliaba el sueño despachando a untraidor cn fl{rrcelona que acarreaba millones de dó1arcs enpréstamos brujos desde las arcas fiscales a las cuentas en elextruniero de Patria y l-ibertad? Bah, asi como él mataba todas

Page 314: Epoca de Descubrimientos

tr, rrr¡ches. sin faltar una, a la hora señalada en ese garage de

ll.r( !'lona icuántos Pinochet mataba cada exiliado para en

rr¡ r( ncr el insomnio de sus noches de exilio escandinavo? Fui u

lt,rrr r'lona...iy? Fui a Berlin... iy? i,Ha ocurrido algo? iCon, ,,r\ vicnen a tirarle la lengua a Birgitta? flan estaclo ocu

rrrt n(lo cosas últimanlente. i'Dónde, cuándo' qué cosas han es-

r.r,l., ocurriendo? ¡No ha estado ocurriendo nada! iMaldita seal

,l'l.r(lrr. absolutamente nadal No van a venir con que esos tlos

'l, llcrlin han hecho algo. Calentarse las pelotas es lo que hrrn

lr, r lro. Sentaditos en ellas dándole a la cerveza y a la lengua, ,¡,it:rnes del no hacer nada. iNo hagas nada! iNo te precipitcsl\ ( \os podria contratarlos la Inteligencia Sueca. C:rrmen v-ir.i]

,l, ,,rlc Rerlin. atraviesa el Báltico. Ordenes archisecretas. Corr-

It'lcnliel, ctassified, top secret. Hay que vigilar al .. icublino!,l )¡os de los cielos!

''iAl cubanol iVigilar al cubano?"'Sr. al cubano."'l'rro, pero... pero si el cubano es un..."( lrm'rcn mira hacia todos los rincones del Café Lundrgllrcl'

l',:rs viejas suecas que posan de aristócratas comiendo torta con, r(rDu y bebiendo café con sus perros perfumados seguro quc

,,,n lLgentes. informantes. La CIA está cn todas p¿rrtcs.'lrl cubano... iPero, no! iNo puedo decir nada por al;otll

,l'r inrera prioridad! No perder paso del cubano."lrt' Maimó a Lund. de Lun<i a Malmó. iOjo por si cruzr cl

trrcsund! iOjo por si vuela a Estocolmo!"lIrn estado contactándolo dcsde España y desde Miami. fin

, rrrlrluier momento se mueve. LlaÍna a este telefono. Se espcre, ¡rrc lraga contacto en estos dias."

,,( ontacto? iEl cubano? cCon quién va a hacer contacto'¡ ¡Si

, , rrn mulato más botado que cola de cigarrillo! Ni los ¿/kis cle

l\lrrlrrró lo toman en cuenta. Vive a las patadas con una hi¡piclri,qrdicta que lo impo¡tó a Suecia de pura lástima lls el

l, rzirerreir de Sociología. áCon quién va a hacer contrcto el

, rtlr.tllo',)r( on sus verijas! Se lo pasa rascándoselas, sablelndo a lrls

r,r'ien lle¡¡ados a Sociologia, hurgándose las narices nlienlras,,rnie a sus lranceses enredosos en la biblioteca, pele:inclose,r) sll sueca esntirriada. iContacto! iBelaguer contactol iEn lot1r(' se gastan la plata! Los de la Inteligencia Sueca inventrndo

ll5

Page 315: Epoca de Descubrimientos

terroristas para instalar sucursales en la universidad. Los rl,Berlin inventando cubanos. Carmen Mata Hari. contonerrrrdose, comprando los cigarrillos y el whisky en el F¡ee Slrop, rlperfume tax free. De bote en bote Carmen Mata Hari. úeuicrrpaga? La socialdemocracia alemana. eue pague el que pigLrc,pero que pague. Hay que vigilar a un mulato vagabundo, a rrrrgusano hippie que arrastra las zapatillas por Malmó de bar elrbar insultár.rdose con los vikingos nacionalistas, un piojosonruerto de hambre que baja a la boite del Sparta por las madrrrgadas a recoger pitillos, a tomarse los conchos dé cerveza. IIavque vigilar al cubano sábelotodo, poftento latinoamericano rlcla sin hueso que no deja dorntir a los auxiliares de Sociologrrrcon las maravillas de su saber, el saber de sus maravill¿is.agente de la CIA, agente de pinochet, pimpinela escarlata de lilcaramba y samba. iPedazos de animales!

Ismael corre donde su Mónica que grita y patalea en clcésped. iQué ocurre? La pequeña será como su madre, perotambién una alacalufe de armas tomar. Está tratando sin resul,tado de quitarle el collar a un bulldog pasado de años y de gor-dura que resopla sentado junto a ella. El perrazo ha sido porsemanas un ntaestro de budismo para Mónica. Casi un mes lle_va de huésped en la casa, sin chistar, esperando que sus amosvuelvan de Ceylán. Aún no ha dado señas de deicender a losplanos de existencia de la pequeña que ahora mismo trata contodas sus fuerzas de abrirle las mandíbulas.

Los ojos de Ismael sonríen a Birgitta absorta en su lectura.iQué lee? iSigue en el mismo libro? ceué interés puede en_contrar en una novela chilena? ipero si los escritores chilenosno tienen nada que decir! ZCómo no se da cuenta Birgitta? ¡ycon lo que hay que hacerl Podría ayudarle un poco. Una vein_tena de libros con papeles entre las páginas aguardan en su es_critorio. Hay que poner en inglés dos artículos de Mossberg.Hay que responder cuatro cartas hoy día sin falta. Sin deci¡nada de los asuntos domésticos. Doña Blanca los espera en latarde. Con Humberto y Juan Eduardo tienen que llevar lascosas de Alberto al departamento de doña Susana que quedavacante porque la dama al regresar ha decidido irse a vivii conel amor de su vida. iHay un escándalo en la colonia! Además,mañana tienen que ir a esperar a Eliana que vuelve de Españacon Florence y Ariel. Alberto se quedará allá por unos meics y

316

Page 316: Epoca de Descubrimientos

, r rr(l() vuelva ya estarán divorciados. Adriana de samarit ha, rrr¡lrirrrlo t dagmamnta y quiere inaugurar un departamento

¡,.rr,r los cinco niños que ha tomado a su cuidado y hay que

,r u,l¡r¡ u Luis con la pintura. iTiene que ir a Gotemburgo tam-I'r, rl ( armen viene de Inglaterra y tomó esa ruta. Birgitta

'¡rrr, rc trasladarse a Norrtálje la próxima semana. Hay que

| '¡ ( l)irlrr un informe a Torsten Adelsson sobre todo lo que se

l,,rl,[r r,rn Berlín acerca de emigración y etnografía. Tiene quellr ¡rrl los papeles que deben presentar con Humberto al Banco,l, srrccia para el financiamiento de un libro Que escribiriin los,[)', 5obre la educación en Chile durante la dictadura. iY hay

'¡rrc instalar a doña Susana! Desde que volvió de Chile-la dama

',,' ,¡rricre oír hablar más del país. Ni de indios ni de basuras'

',,,r',llr nás. Ya convirtió a dólares contantes y sonantes todo Io

,¡rrc lc pertenecia, hasta el último centavo. De la renta que le, i,,,' cn

'el mismo Chile no dice nada Ni a Humberlo. Piensa

r,'r[t)rar un departamento en Costa del Sol y pasar alli los in-

\¡¡nos suecos con su amante. Juan Eduardo, que tampoco,lrrrcrc atender al llamado de Carlitos Gardel y que espera otro

lrr¡o de la dulce y católica Sonja, cada vez que encuentra a

,1,,¡ra Susana se déshace en reverencias. Pero a Humbeúo no lo,h irr vivir haciéndole bromas. Dice que nacieron el uno para el

',tro. indudablemente; pero que tampoco puede negarse que

rr¡ro nació un poquitín antes y el otro un poquitin después'

lsrrael se aóe.éa a Birgitta, se arrodilla tras ella y besándola, rr cl hombro lee por entre los cabellos aspirando su perfume

I'r'ro, lUyuyuy!, basta una mirada a la página que lee Birgitta

¡'rrrr que le vengan tiritones. Leyendo, se siente instalad-o entre

i,,s que están háblando en la novela. No se puede pedir niás

,culiimo. iUgh, la porquería! áQuó le ocurre? ¿Habrá un

rrrrtropólogo, un psicólogo social, un filósofo que le diga qué le,,cLrrie? iPor qué sintiéndose tan hondamente ligado a su

t)Lrcblo, a su pais, a sus costumbres le choca sin embargo hasta

i,, ."pugnan"iu la forma como habla el chileno, el acento, el,,,,nrón."t", la muletilla? Está leyendo, está solamente leyendo

lx)r encima del hombro de Birgitta, el diálogo de tres o cuatro

ti¡ros de clase media alta que conversan sobre la oportunidadrlcl golpe militar, ide la que se salvaron!, la deuda imborrable,¡u"iien"n con el heroico Ejército Chileno y el acatamiento del

,lstaclo de sitio. Pero no es el asunto del diálogo, sino su vi

Page 317: Epoca de Descubrimientos

bración, la resonancia acústica que tiene en su imaginación, loque da una sacudida violenta a Iimael. lDios ,onio,-"i ünru soyera, conto si estuviera en Chile! La náusea, el ahoeo sonconnrociones fisicas. iCómo puede ocurrir algó asii SGnt" lrr

l':p_uClln:¡r., :o. Io puede erirar. Esr¡ chi. en el esrómagc,, crrra gJrganta. No le ocurre ¡horl solamente. Conoce c¡e estrrtl,r,ha pasado por éJ con frecuencia y en las .¿i áiu.irur"rituciones. Yendo por ei centro r.le Lund,

"o.prunJo .n iár'_.r,cados, en el hall de los cines, asistiendó a conferencias,conciertos, fiestas. Le ocurrió en Barcelona, i. ;;;;;;. .,,Rerlín. En rodas pafes hay chilenos, "n

toJuip"rt.r" iJ'ásatta,,esas voces chillonas, destempladas, huecas que nabian- de to,i,,y de nada con esc falsere insuf¡ible qu. i.r sit. A.-iu g,iüon,u(-orno s¡ no ruvicrrn rorer. ipaptr.gayo. inroñon.r,l.il";1j'. qr"no hrbtrn. en que no escupen!-Hábia

"to" t"t i"i'"" cl;'ie ¿ccxpeTrencrir\ J\r. pero no lu. h¡bla tenjrjo cl ¡nismo. Al venir trEu1one,s9 dio.cuenr:r. "eue sabe el pez de,r.-ueuri'ri.n,rr,.

rro iJS ocJ3.'LlcgJbJ J srrs ordos l¡ voz de dos chilenos quc eltun supermarker conversaban de precios. cle calidad, á; ;;."._Í:""::1 jlr,l,:.. oe curlquier canr¡¡rd d. .;;o;r.;l "ló. o.rJS contr¡dtcc'oncs del consumismo, compañero. O en ei foyerde un teatro, en la antesala a" una

""po!i"ián, o lu'ruli¿u o.una charla cant¿rban cantadito los picoi ¿. lo, .f,irio, lilonrnde todo, de vuelta de todo, ahitos de nada."Mira, si es por literatura decadente...',

"iFehulo.so! iTe juro que no Io hubiera soñado, fabulosol,,,un anatrsrs crhausrivo. viejito. iel despipel.....LOS petos se te paraban. Como si estuviera hundiéndose e¡tuna rrazan.torra de frivolidades. Emergia de las cuerdas vocalesmismas, iba de boca a boca, le escupian

"n i"-.".u JJi or"inr..oque pasaba. Suciedad de todrs las bocas y toJ",

-iir-no.or.Pulpa entre de tabaco v chicle que.se masca y se ntasca. pulpade sup_erficialidad, obscenida¿, Aespre'cio,

--uiiJn.r,u,desvergüenzr,. desrrruigo. bajeza. iDe'¿¿"¿.'

"".i""' "r,",oo¡osos sentrmientos'1 ,,listrrh¿ enfermo? Si lo estaba nO era elúnico. Alberto y Eliana ya en Estocolmo comentaban:xf:rlenci?s ...ójon,.r. Humbeno hrcia gestos de que no tcnrDtJrJ. a la rl]enor alurion. Tanrpoco le oiurria solo'con rcs_pecto a los otros. Oyendo su propia uo, gruU"aa-"on olurinnde conferencias y diicusiones tuvo la miJma ;;;r;;i;;;; ,.

IIS

Page 318: Epoca de Descubrimientos

|'rrI'rr.rrr( iir. l)eor todavía siendo repugnancia de si nrisnro. iQué'l,lrrrrr'iin podia tener una experiencia asi, deprimente, in,,1¡,l,rrrrr'.' ¿,No anaba a su pueblo? iCómo no iba a amarlo!l|, ,t'riu sólo una abstracción lo que amaba? iBah, tonteras!

lrr,rrr Irrlrrarilo, Florence, Luis, doña Blanca no eran abstrac-r',¡rls. Il voz de los argentinos y los uruguayos le producra

llr,r r( rcci(;n parecida. A veces peor. Asco, rechazo de una

' rrrl,rrlrrgosa suficiencia, superficialidad, pose, cliché. En esos,lr,r , r'irro un chileno invitado por los comisarios culturales de| ,r, 't olrno a hablar sobre la Cultura Rasca. Habia publicado unlrl'r,, t'r ('llile y se decía que todos andaban locos con é1. Por lo, r.,rr,. cl nral empleo de la televisión estaba transformando ¿ll

¡'r' l'lo en un montón de rascas. Ismael que habia descubierto, 1 ,,rrr'r. o y simultáneamente el español tenía ya sus hábitos./i.rrr';¡/,'se gritó y corrió a los dicciona¡ios. Rasc¿?1 en inglés,t t\\';tillc en francés. Cuando el descubridor de la cultura rasca

t1.r ,() lx)r [-und, aunque aqui no se corta el queso, Ismael salió,,,llr('rdo a escucharlo. iEste chileno le daria la respuestal Pero.,,1,r Pagó su entrada para encontrarse con un rasca más. Muy,rtr rtlo, muy clase media alta, muy a la medida arribista del,', (onrisarios culturales, muy en sus pantalones y chaqueta der\\ r'( (1, cn su corbata Carnaby, muy empaquetado como es de-l,r¡lo. sus zarandajas verbales ntade in France, puro igual der.r,,(1, rasca hasta la pared del frente. Un repudio asi, tan,lr'lirldante, un sentimiento que no sabia resistir ni analizar,. t¡()(lr¡a transmitírselo a Birgitta? iClaro que no! Ni a Birgitta,rrr rr llengt, ni a Lars Mossberg. Pero, ese sentimiento lo sus-, rrirl)il tan sólo la oieada por encima del hombro dc una páginl,I la novela que leia Birgitta. tSe podia decir que estabal, vcndo algo? Stackars Birgitta! Le ocurria lo mismo que a éli llir¡rdo en Chile leía a Strindberg o veia a Bergman. áQué leie,, ¡rrc veia?

Sr: Ievantó preguntándose a medias iA ese país queremosrr'(o¡nar? Mónica estaba a punto de abrirle la boca a su filoso-lrr'o vecino bulldog que seguía babeando por encima de las, rrltingencias de este mundo. Ismael sonrió. ¿Y si les encargo,r cstos dos la vigilancia del cubano?

319

Page 319: Epoca de Descubrimientos

_40_Los codos sobre la carpeta de su escritorio, Ia barbilla sobrr Lr,,pulgares, Héctor Barrenechea arqueaba ias cejas espeias sotrr.sus ojos redondos. Hacía cálculos sorteando-riesgós que cstlvez no tenían nada de finanzas. Ni de divertido. po.-r el ventur¡rrlque enfrentaba el estudio entraba plena la luz del atardecer r.llcendiéndose ya sobre los muelles de Barcelona, reflejándosc crrlos cristales v barnices de antiguas estanterias, lluñinan¿u ,.1amarillo y el rojo de los gobelinos, trastrocanúo de mármot rrnarfil el cuerpo de una Venus coqueta que sosteniendo en irllola punta del manto admiraba sus Áalgas'reflejuao,

"n "t-ui¿r¡,,de una mesa redonda torneada todien nogol. EI ertu¿io ,t,.Barrenechea perteneció, como todo el ampllo d"pu.toÁ"ntu vsu amoblado señorial, a un caballero de Ii alta sbciedad clrrrlana. Su viuda se lo cjio en arriendo en buenos OOtaies, p.,,,valia la pena.

. Barrenechea, la vista perdida mas alla de los muelles leianos.

siguiendo un supertanque petrolero apenas visible enire lirniebla de oro sobre el horizonte, daba golpes lentos sobie 1,,hoja en que ha estado haciendo unotuóion"s Ua.;o et"iátut,r"Estrategia". lsabel volvería en cualquier n,oménto de .ra*clases de gimnasia y meditación que la tenian áUroiUidu ucomo en el séptimo cielo. ipobre Isabel! No sabia que tendriuque olvidarse de su gurú y sus ejercicios nloñono niirrno. t r,,tenían sus negocios, expuestos siémpre a la intrusión á" Uru,ur;mafiosos._ Primero Santiago, despüés Miami, ahora Serlin.Medio millón de dólares es mucho dinero. para que el menospintado.se ponga a pensar por cuenta propia. Sabrian ya que noera medio millón. Se preguntxnan yu

"uunto se habia t.uántu,lu

con ese empujoncito de medio millón. iSi sólo supieran lo qucentraba especulando con el valor del dólar en'Chile!

-iLas

guent_as en Nueva York, en Buenos Aires, en Barcelona, enZurich! iLos créditos obtenidos! iEI interés que tos Uan"oi Au_ban sobre el mismo dinero que prestaban! irero nada áe

"roaveriguarian. T'odo legal, todo a[ropiado, todo fuera dei'pars,al amparo de leyes sacrosantas. iEl acaudalado ¡o-¡..-á.'.,.gocios Héctor Barrenechea! pero, iese medio millón! ¡Cuántoshabrán revoloteando sobre ese medio millón! El Vfin, i"

"*DINA, los cubanos del Frente Anticastrista. Esi g.n.rui Cu

32A

Page 320: Epoca de Descubrimientos

!,,'i rlrora que lo habian despedido del Ejército por susr,,llrl,i)r¡l(llrs en Washington, tenia a sus órdenes una patota

. ¡ ,' t rlrlc (le cllatreros temibles, experimentados. Habian es-

, ' 1,, l.rlrrrirndo y asesinando por años a lo largo y ancho del

' ,r . rSrrt¡rreando también! iMedio millón de dólareslI ,,1,, ¡rrr culpa de ese imbécil de Fuentes_ iNo, no debió

' tL , r rr (lhile! Ahí. el imbécil era él imaldita sea! ¡Eselrr,,rtr",! iY dejarse manejar por Carrasco! iQué carta habria¡,,r'r,l', ('irrrasco para convencerlo? Y de todos, ¡Octavio\ rll.rrhrcsl Reventarlo asi, como un guatapique. ZQuién lel', L.r ( nlonces que en cualquier momento no le tocaria a él?,l , I r¡('ntes! iY se cree Maquiavelo ei estúpido! En el bolsillo, 1,, lltbia metido el general Carrasco. A él y a todos.1,, ,t'rrchar a Valladares! iUsarme a mí para acarrearlol Sin,,, . rnrc, asi, con un pistolero cubano de bajos fondos., \ r¡uicn se le ocurre viajar a Chile? iEl imbécil, el imbecil!

\11,,rr se han inmiscuido los cubanos. Esos, cuando oyen del,'l rrcs vienen bailando la conga con sus pistolas. Los r.nismos

,¡rr, lr;rbian volado por los aires a ese termocéfalo socialista en\\.1 ,lrir)Aton. Andaban eliminando evidencias ahora. iQuién lel, , rir (luc no se aparecieran por aqui en cualquier montento?I r rrisnta mañana se habia dado cuenta de uno que lo segutr

,lr( n(lo del banco. Estaba seguro de conocerlo, pero no podia,,,,'rrlrrr de dónde. iNo, mejor desaparecia! Mañana mismo yt,,'r ticn.rpo indefinido. Menos mal que el departamento se

r, r rir r los cinco minutos de decidirlo y todo sigue como si

',.r,1¡ husta regresar. iEse imbécil de Fuentes! Como si fuerat,,',.. ('arrasco expulsado del Ejército. En cualquier momento1,, . nrilicos se les venían encima y iadiós Patria y Libertad!

,.( i)nro pudo Fuentes confiarse en Carrasco? Un masón de,,,rrVcniencias, un oportunista, un gánster. Dicen que con susr',,rrirrdos ha instalado una agencia para vender iseguridad!,l ',( cs Carrasco! Y el movimiento lo ha tomado como un vin-rr|r de hierro con Pinochet. Un matón y un gánster que se ha

lr, , lro con la mitad del archivo de la DINA y que ahora estár,)Jirldose el índice, repasando uno a uno los mil papeles con

r r',1:rs a cobrar, chantajear, expoliar. En cualquier momentoLl)irccc por Barcelona a cobrar sus dólares.

l.rrs nubes enrojecían sobre el horizonte. Sangre y crepúsculor li¿rcelona. Le vino otra vez a la memoria la carrera trásica

32t

Page 321: Epoca de Descubrimientos

de ese profesor alenrán. Aqui y allá, habia estado pensanrkr lrél toda la tarde. Surrergido, tambien, ntuerto para su pucblo r

los suyos. Aparecia a la hora cxacta, colocaba su reloj sobrc r.l

pupitre, dictaba sus lecciones impecables, ejemplares, de tcorr.reconómica y se iba como habia llegado, sin cruza¡ una fnrslcon nadie. I-o encontró una noche, por pu¡o azar, en llrircervecería alenrana en las vecindades de la Estación CentlrrlEn un rincón, fumando un cigrrro ante un vaso enornrc rlr.cerveza. I)escubrió que en ese ambiente no habia probJemas crr

aproximárseJe. Ba¡renechea no podia crecr. Una perla de slt,,quilatcs en ese lugar. iSi la Escuela Militar hubiera contathrcon un profesor como él! ¡Entonces sabría ese huaso brutcl rlr.Pinochet qué hacer con la economial Nacionalsocialista de lrr

cabeza a los pies el profesor Schreider. Pulcro, competent(.,con sentido de la jerarquia y Ia autoridad. Yunker acadéntieu¡Si Patria y Libertad hubiera tenido un teórico como él! Por clcontrario, ¿,que tenian? Unos siúticos arribistas, unos acot'nplejados delirantes buenos para el whisky, las putas y pare tl.contar. Hablaban de sabotaje hasta por los codos en tierrpos rk.Allende, sin idea de cómo se construye una bomba caserir.Hablaban de comunicaciones sin saber la let¡a "a" cn rnors('.iHablaban de economial áQué sabian de economia los tarados'lSi no supliera sus cuentas cn Santiago, Buenos Aires, Caracus.no estarian en condiciones de pagar la bencina. itiablaban dcNacionalsocialismo ! iEsa sí que era buena! Ni una página dclMein Kampf habian leido. iQué se creian! El Nacionalsoci;rlismo era una concepción de Europa, una concepción del hont-bre y los avatares de su historia. No sabian escribir el nombrcde Nietzsche y se llenaban la boca con Nacionalsocialismo.Ahora estaban penetrando el Gobierno Militar, el Ejército.ilgualito que los del Cobierno Popular! También ellos estabanpenetrando el Ejército. Sólo que el Ejército estaba penetrándo-los a ellos y icataplún.r! no quedó ni uno. Ahora había unostipos penetrando el Ejército a los que el Ejército tenía penetra-dos hasta el intestino delgado, ijaja,ja! Los usaba el Ejército,los viraba sin que se dieran cuenta y ya estaban matándose en-tre ellos. Como viraban a este Fuentes, como lo hacian dispararardiendo de entusiasmo patrio sobre sus mismos compañeros,amigos de toda la vida. iPero las pagaría ese infeliz, las pa-garía! Si habia eliminado a Octavio Valladares iqué escrúpulos

322

Page 322: Epoca de Descubrimientos

il,, .r t( n('¡. cn eliminarlo a él? Con el cubano ése, el mismo quer, , ' (,( cr ¡ledio a Valladares como si fuera una mosca en la

',1.rl,rtll,,tor llrrrenechea veia sobre los bordes sangrientos del

1,,'r,'.¡rlo. cntre las puntas grotescas de la Sagrada Familia yI r. , rrt,rrlus del Palacio Nacional, el cuerpo desnudo del profe-,,r Lt lrrcider. Viéndolo suspendido, ahorcado del cielo, su-

,lrl'r sin d-rse cuenta... y el corazón le subió a la garganta de,,r \r¡(lco cuando sonó el portazo. iQuién era? Isabel, segura-

'r, rtr'. Isabel que volvía de sus gimnasias y su gurú. ¿Estos,,1,r( sirltos le aguardaban? A Schreider, ese portento de Teoria

1,,,n()nrica, lo dejaron por muerto en un basural de Barrancas.,r rinren Ritual!" decia en caracteres rojos y en prirnera

t,rr'rrir. Lln torno al cuerpo habian formado un circulo de pe-

'¡r, rrrs ¡ricdras colocadas sob¡e billetes alemanes. ¿Era elr, ., 'rL |o traidor del movimiento? iEra el movimiento querr,r¡r ionlba a su tesorero? La puerta del señorial estudio serl'rro ,.rpo'Oo, de Héctor Barrenechea que ya se habia vueltolrinrr. lsabel respiraba apenas, sonriendo feliz.

'r( lv, qu6 agitación! áCómo estás, amorcito? iNo me vas ar,,r! lSabes con quién me encontré en el centro? iNo lo vas a

I lrr illlr nunca, nunca!,,( 'on quién?"

"rlrspera! iDeja que me cambie! úQuieres que te traiga unrrlrrsky?"

'llicn me vendria. "''iVuelvo volando!"I ir puena se cerró a sus espaldas. La linea de fuego del hori-

.'rrrrlc iba perdiendo luz, ganando sangre. Barrenechea en-,, ¡rr.lio Ia liimpara de pie, a su derecha. y como siernpre dio unr,',¡ringo al encontrarse con la mirada penetrante y hasta acu-,.rl()r¿r de su madre que hurgaba desde el marco de plata, como.r ;r través de una ventana, en el enorme estudio de gran seño¡,l, su hijo en Barcelona. También como siempre le vino derrrrrv adentro la ternura, la excusa dolorosa. iMadre, madre,¡rrcrida! Si hubiera podido... Volvió al papel con rótulo'I \lr¿tegia".

;,()ué se creian ésos? iQue iban a sorprenderlo? Los nego-, ros seguirian como siempre. Su oficina en Barcelona estabaI'r,rgranrada y sus empleados seguirian en su trabajo aunque él

Page 323: Epoca de Descubrimientos

volJra con su rruier a nrrcticar la. meditación trascendent¡¡l :rlTihet..Habre que-dejar'oroenes sobre algunos contríltos de i¡lponacion a chile, t,iimer.r",,"". "1*i-l:l':i,:Yi i' 11"t,tr r ; ¿, J-¿. qi.' i;' Jüffi ;' i::";,!l!.j"1;l,il lil T;, :.iJ::rmas, Nueva york. Buenos ei..i,. cu.u.,ii iorio ll#0r.. n,,,telelono o aprreciendose por allr de ".;-;;'";¡"o

".,"ur\roct vrno srn mucho ruido. En panru as. la blusa abicl.trrcayendole sobre sus amn.o,,,." onio"",i. ;;.,JJ",]"l'uir;;x, ;Jft ,,ff :;"ff ,

[:l;l:runto at e\crirorio. puso "t whisky ;."É;;;; .n in"o,".,.crisrut :ohrc Ia carpera. H¡ciendolo rü

"on

'ir.r.#i loor" ,,

iff,"":t"'"1:'.; "i:13'¿'n,3

j:'q;rru J. ', á'unt. iu."',J,pin¡.,,.r..1.'o J";iré. oii"!'',i.jl¡""r1'

lrnimento todevia fresco en tlli u y tus gimnusiasl. ,.

-Bien. que !e riruen. mlf rgradecido......:o-.l,Jo

enderez¡ndose. Ajusró su_blusa dejancio bien en cleroque sus senos e\rlban como los de la v.irr''i,.ní¡üii", rll,,rtras. Tomó el vaso de whihre er brazo r;q;i;;;:.r ;:kv

:rc()modcndose como pudo sr'-

doie et c;beiio'."r".iijáJt'tito de Hecror' Esturs ¡¡f,g¡x¡co r o'" Lo, ; -á;' il;;'J' ;:", j "":l;:? Jj#::;;;.""t,. :" l?Í:,:lgentesfiensajes, pero Hector no parecia dispuesto a abandonat.su faprz y su estr:ttesia.

"Pero...ino tienes"curiosidad,.,..'Hnr... iCónro dices?.."¿Si no te interesa saber?,,

^..,llll.l que?... iA,h, sí, tu encuentro de esta tarde! ¿y... conqulen te encontraste?,'

"iNo Io vas a creerl... iCorru quieres decir cl caoit:in.el

coronel Arm¡ndini!""iE. que rhora es .oron"l-i:l.."^Armandini: iComo prsa el riempol..Anda en una comisjón de militañr argenl¡nos. No se cuan_tos. Se ven por todas panes.,.

,,"Se puede saber a que viniercn?..

_ ¡5Uper\ecreto. supersecretol..

Hector Brrrenechec esluvo saboreando su whisky unos se_sundos mienrrr, rsaber asiraba ros cu¡iüs;. iji;il j¿i:rr"como brdrjos conrra las

"pareoes oei uaiá. ,_"i"l"" rl.u*t ,",

324

Page 324: Epoca de Descubrimientos

r r\los de su an.tante. Conrenzaba a mover las nalgas sobre su. \,). acariciándolo, relolviéndole los cabellos. Siñ aguantarsc\,r lru(o el vaso sobre el escritorio y se <ledicó a mJrderle eil,'lr¡¡11¡ ¡lg la oreja derecha. Héctor se dejaba hacer sin soltar ell.r¡rr¿ 1lL' h estrategia. Le venia en oleadás el gozo. Hasta la fe_lr, rr|rtl. iEsa henbra suyal Si supieran en Birlin o en Miami,¡rrl bastaria secuestrarle a Isabei por unas horas para que les,lrr, r:r tle re'scate.u_n millón, y sobre el miilón dos millones, y,,1,¡c fos dos ntillones cuatro, y así adelante hasta quedar sinrrr cobrcl Habia trabajado duro en Buenos Aires pari trae¡se a.r¡ lsubel. I-a habia paseado a su placer po. ..dio mundo.

ll.rlrra pasado las de Otelo para sa¿ar de en meclio a ese Ar_rr.r¡rrlini todavia a ntedias su rival y ahora con galones de coro_,r, l Isubel dejó por él en Argentina no sólo al{rmandini _elli'rkrllir Valentino del Ejercito, le decian_ sino a los dos hiios' i, srr prirner nratrimonio. eueduron irl cuidlclo ,le tr aUueia.¡l,r¡clcchea Iinanciaba todo, el colegio de los niños, el coche,,I r iroler, la institutriz. Un cheque dé cuatro cifras en dólarcsllr'11rrba religiosamente cada mes a las manos de su suegra-

,\r'lriciaba distraido las ancas de su hentbra. ¿Era"el monrrrlo de comunicarle Ias nuevas? No era para tanto pánico, allrr rlc cuentas. Estaba pensando en un iugar idilióo en las|lr,'nlunas de Luxemburgo, Mónaco. La pobre tendria quet'.r,,;rrse sin su gurú, sus sesiones de nteditación trascendental.I'r'ro no faltarian en Mónaco. y más entretenidas. Isabel estabatr rl,rriirndo con los botones de su camisa, la boca gimiente, ei¡'r'lo (i¡¡ls alborotado. Suavemente tomó sus manoslosando en,ll,rr sus gordos labios.

.. ,,Supcrsecretos? iEi Ejército Argentino con supersecretos enll.¡rcc'lona? cY quién le va a confiár supersecretos a tu Arntan_, lr ti ,"'

lsrrl¡cl sonrió encantada. isentia ceios Héctor. Estaba otra vez,, loso como en Buenos Aires. Coqueta, queria volver a la'.rris¡, pero no la dejaba sujetándole los dedos con la came de, ,r,s llbios que la volvían loca.'rNo sólo el Ejército, amorcito! Anda un piquete de navales\ (ltro de aviadores. iTodos rnuy majos! Loi ves por el centro'..rlrr'¡ldo de las tiendas con enorrnes bolsas de plásiico llenas deL (,rr¡)lirs. Enrojecen cuando los miras. iAndan por todas partes!

325

Page 325: Epoca de Descubrimientos

Hay una fragata argentina en el puerto... parece que se reu¡tr.en Madrid cc¡n altos mandos españoles...,,

"iAltos mandos?,.. áSerán problemas con Chile?,,"Parece que no es con Chile.""aCon quien entonces, monita, con quién? r,Le dijo algo cl

capitán Armandini a mi monita trascendental?""iNo, no le dijo nada! iNo tengo importancial iNo sov... alto

mlndoi Pero algo huele ja cos¿. Armandini se echo u rcircuando le pregunté si venian en ese barquito a coiaborar en lirtoma de Gibraltar. "

"A propósito de Gibraltar...áte gustaria que nos retiráramospor un tiempo a Luxemburgo? ¿A una cabañita en la mon_t¿rña?"

A Isabel se le fue¡on de un sopetón todos los fluidos sexua_les. Se enderezó, los ojos inquietos, brillando aleftas sobre elrostro de Héctor

"Luxemburgo? áRetirarse...a Luxemburgo? ipor qué?,'Estaba de pie ahora, ajustándose la faláa. Héctoi abotonaba

su camisa sin quitar la vista del esbozo de su estrategia dcdesaparición. En principio, Isabel no sabra nlda cie sus pasossecretos. Héctor no iba a olvidar jamás su expresion. tan comola de su madre mirando desde el marco de plita, aqúella tardeen que irrumpió en su estudio volviendo de la péluqueria yconteniéndose apenas puso ese ejemplar viejo de ';El Mircurio,'ante sus ojos. Encerrada en un circulo resaltaba la insignifi_cante nota de crónica contenida en cuatro lineas.

"A primeras horas de Ia madrugada fue encontrado aver elcuerpo de Octavio Valladares. empleado de Relaciones Exte_ricres. Presentaba una perforación en la sien derecha con salidaen Ia izquierda. El cuerpo del suicida fue encontrado por su es_posa que volvia de la playa."

, Hector se dio tiempo mientras leia. i,eué actitud tomar? ConIsabel y el matrimonio Valladares, icuántas fiestas, cuántosdías de playa no disfrutaron en Buenos Aires! En eie tiempoOctavio Valladares era secretario de la Embajada Chilena.Empujando lejos el periódico y dando po,,eg*o que Isabelrelacionaba su fecha con el tiempo en que estuvo en Santiago,la miró.sintiendo un nudo grandé en la garganta y ,e encogiode hombros. Isabel retrocedió con horroi, piro enten¿lin¿o ta

326

Page 326: Epoca de Descubrimientos

,rr.r(l:r (lc esos ojos de animal agotado por el insomnio no dijo''r.r .,¡lrrbll. Esta era la ocasión de retomar el intercambio.

ll:rv gcnte informada de... ciertas operaciones.", (.)tt(. llcnte?"'( ;( ntc clt... Santiago."l n Santiago, sí, pero iqué gente?',{ ;rntc de aquí y allá.",.( ilnlo que de aqui y allá? tQue quiere decir eso?"(.)u¡cre decir CNI. Central Nacional de Informaciones."¡l'r'ro si la CNI supo siempre!"

''s¡, pcro ahora, por esas investigaciones en Washington...,'',,(.)ué tienen que ver las investigaciones en Washington?¡¡ ,,irs lonter¿s no son más que circo para la prensa! áVes Ió que' ,trr pusando en Argentina? iAllí si que está pasando! y lo',,r1)( ¡r nruy bien, en Washingtonl ipero no mueven un dedo!r(.)uc van a nrover!"

¡\si será en Argentina. En Chile, Carasco salió volando.,''' i, Y qué?"''¡lrspérate! iCrees que se fue a podar los rosales de su

¡.rrrlrn'1 Salió con todos sus gánsters. iFíjate bien! Una banda de¡rirlrcros acostumbrados a matar de dia. Han estado matandor,xl()s estos años. iAhora vende seguridad! óTe das cuenta? ;En'.r clcmento por fin el general Carrasco con sus boys! piensa en1,,(lirs las que pueden armar y desarmar. Tiene información en'.r., irrchivos sobre medio Chile."

''llueno, sí. Pero no me vas a decir que..."''lise se cree el arcángel tutelar de pinochet. Odia a nuestro

rr()virniento más que a los comunistas. Somos la única altema-t¡vlr civil de gobierno. Nos mataría a todos si nos tuviera arrrrrno. Sujeto peligroso, sumamente peligroso. Armado. obse-'.¡\,nirdo y sin nadie a quien tener que rendir cuentas."

''¿,Vendria tras de ti?"''iNo te quepa duda! No sólo é1, mi monita. Otros grupos no

lrrltan. Algo olfatean de nuestros metodos de financlamiento.N() como para preocuparse tanto. Tenemos nuestras reglas de,,r'guridad. Hay que desaparecer de aquí. Es cosa deiidlda.,,Vicnes conmigo? Porque, si prefieres volver a Buenos¡\ iles. . .

Page 327: Epoca de Descubrimientos

Sentado junto a la estatua del joven Linneo en la petriplatsen

-tal como está sentado ahora Jorge bajo el debil sol óe Sep-tiernbre hrciendo t¡empo en rueda de amigos que beben CocaLota en late v comen sandwiches de embutidos, escabeche ytomate adquiiidos a cinco coronas cincuenta la'piezá e.n unasalchichería que hay al frente y que más que sandwlches pare_cen entradas servidas sobre torrejas de pan_ el visitante deLund se siente entre el siglo XVII y el XVIII. I_u iiurlon .,casi completa. En cualquier momentó se abren las puertas delcafe-libreria de Ia esquina y en vez de dos activistas áL1-p"r",Movetnent salen dos espadachines \anzando juramentos y es_tocadas, la capa volando atrás o amagando t.ái"ion.ru,

"l flo-rete en ristre, Ias altas botas dobladas arriba taconeando sobrelos.adoquines. las plumas del sombrero .n.uU.luáui-po. Iosasaltos ágiles del duelo a muerte por decidir ta ulrgini¿aO ¿eMaria, la rent¿i sueca del Tratado de Westfalia o el ilÁnopoliode Ia I'lansa en Malmó. O la muerte de Descartes,

"uyo ".unao,según corre el rumor, salta de mano en mano y vuela también ainrpulso de paradas como pelota de rugby, enire no¡tLi-ru."o,de dudoso,rncestro que pagan saquitos de riksdaler por elpr¡vrtegro de esttmprrle encima su rúbrica con tinta indeleble.

Flotando sobre el palabrerío y griterío ¿e sus coiááes aeexiJio que se han puesto a discuiir nadie sabe por -e¿iáci¿n O.que genio maligno Ia soberania del Beagle, la patágonia

vhasta el mismo Estrecho de Magallanesl fo.g. Áuitiiu ,usandwich pensando en Marina, en Descartes, "'n

f.iitinu. tnDeborah, tanrbién, la anti-Kristina que lo tiene "o.i-"rti..oinaudito de revisar la muerte de Desóartes.

Issy apareció por fin en la extensa playa de [,as palntas por Iaque iba y venia el cordobét es".utanbo intre los baRisias'todaslas mañanas. Cuando, el último dia, le estaban t"¡á"J" i", ,""dores y Ia rabiJ de tener que regresar como habia paft¡do des_pues de unt ser¡ena drndo vueltas enlre animales que 5e haclanllamar turisras, apareció Deborah. oe nippie ie hiiiu 1iu*ro.:¡ado úen qué? Falcia dorada, blusa Ulánca, Uolna g;;;i;r"-mente ladeada sobre la cabellera de miel. gacia viseri-con unamano.

"iJorge, Jorge !"

-41 _

318

Page 328: Epoca de Descubrimientos

I I r)ritr a sus espaldas, toda la luz cayendo en torno suyo. Nol r lr:rbia visto en toda la semana. Vino hacia é1, y ,n fresen_rIr('nlo Ie estaba naciendo cuando sintió una mano sobre ellr,,¡ l)Io. iEro Issy! Tostado como si viviera en la isla. sonrela.ll|rrrba un gorro de lienzo cubriéndolo hasta la mitad de los,,¡,,., Solo vestia short. Deborah ya estaba junto a é1. Con surr,rro tlcrecha lo aferraba de la izquierda sonriendo radiante.l, ,r ltr' iba de los ojos luminosos de Deborah a los pequeños yr,, r:rilos de Issy sin saber si pensar o no lo que estaba pen_rrr,l,r. il)cborah! iDe todos, Deborah! pero, isi le tenÍa miedo

, lr,:, itviones! iY ahora! La sonrisita irónica de Issy dejaba enI rro 11¡¡g estaba pensando correctamente, pero que era mejor

t,,,r rhora que no pensara más. iDeborah! isupongamos que,¡,rr() con ella, se hubiera equivocado también de medio ¿r

rrr, r llo con Kristina?I I 5ol quemaba y la evidencia ardía. Deborah fue al pequeño

,,, lrt. abrió la puerta del volante, adelantó el asiento y ¿ogioL,r l,olso de cuero del asiento de atrás. Vino hacia ellos son_r, rrrkr, ¿úustando el colgador sobre el hombro. Jorge miraba arr.r\( de liamas. [-os ojos ardian, el sol no lo dejaba ver. t,euél, r':,trrba ocurriendo? Embrujos de diosa. iEl amaba a Marinal

\rrrb¿ a Marina? ¿Cómo no la iba a amar? iNo sería el amor'1, Nlirrina parte de ese estado fantástico, continental de aliena-! r'ir (iue le habia vedado por años de años percibir obviedades,'rr,r ll muerte de Descartes? Deborah llegó donde estaban,'rricltLlole... iLe dolía el corazón al cordobés! Años que no le

' l,,lr¡r rrsi. iPobre Marina!\ rrhora, cqué iba a ocurrir? Dentro de tres horas regresaba

' I ,r\i(ln. iViajaría Deborah con él? Había un asunto feo entre"rr¡,rs. ¿,Estaria ese nazi abominable entre los miles de turistas¡r, llcnaban la playa? ¿Estaria fomicando con su prostituta derrrr() ct.l alguno de los lujosos yates del embarcadero?lulrurtlo al póker en algún garito? iDurmiendo la borrachera

' rr rrlrli¡r'r hotel? Caminaron unos cien metros por la costanera.l ..r s(' detuvo, miró distraido hacia Ia playa. Ahora Za dónde?l r, l,orillt lo cogió firme de la mano arrastrándolo casi entre los,,, l¡('s ¿imontonados en Ia avenida. "por aqui,,' dijo Issy, r.rnrlo cstuvieron en el lujoso hall, "Hay un bar al fondo.,'I I lrrrllicio subia de tono en rededor de Jorge. Linneo segura., rro si nada con un ramo apretado de tusilagos entre los dédos

Page 329: Epoca de Descubrimientos

de su izquierda examinando las corolas con una lupa entre clindice -y.

el pulgar de su derecha. ique eUst.aiao i'jisünte c¡joven Linneol podian hacer el ,uiai que lriri.ran." ¡"S'i rr.rrtpor clasificar indios latinoame.¡cunos t Salag;e.,- "onro

i" Oi.a,tomaba palco mientras dos trgentinos y un'u.uguuyá- ru.rrt un

1^lrT1*1, .iErr el uruguryo el Iue mis io i".rur?'li, "r-,ilrrl¿ror que tenta que meterse ese quiltro? ZAcaso le iban a dar a

:l ::1 9: tas rstas del,Beagle? aorugr.r'i"-i;;ü;l;; ;r""r,se ecnaba.en el respaldo del banco y levantaba las patas que entun escándalo. Una pelea asi no era cosa de todos los dias. lilmrsmo que andlba met¡endo las nerices en Iodas pan15 nohabia visto una de éstas en su vida. ¡Er¡; ,; q;;-.; ir.""r rr"Tl"] :rjrbi rojo de ponerte una hoz y ," -o,iillo-".iiu'ir.",../{rr(ature at Jttque. "('enal dej Beagle? ieue les pasrba con clCanal del Reagte? Ese canat erarni, .r,iÉná quJlái"Joro,or.Los argentinos se miraban. rweeoteoie y :fñ"áiij,i,i.'

u^"con la parte arriba de la cara enojada y li mitad ¿" uUo¡o ,on_riente; el otro todo ai revés enojráo uuálo v ,on¡ñ...iriióo."¿Porotos?""Quiere decir frejoles.,,"iFrejoles'/""Tú sabes. alubias. ""¿Alubias?""Che, ijudiasl""iCómo que judías? Las alubias. Ziudias?,,Balaguer le daba con el codo a un'boliviano sombrio que se

::.:ry^r-1?:11d? de que to merieran .n un, unlOrlnn.-ia"tru1"

:l ,"' :..l,tq de La Paz y hasta aqui no más llegaste. El mulaioro tncttat¡a b:tlo cue rdx.

..iP¡"Srntut. por Tarrp:tcn, pregúntale por Tarapacá|..¿ I arapaca? Tu querrás decir por Aniofagastá. Son los pe-ruanos los que tienen oue..-..-iBah. pregunrale poi Anrofagastc. enronces!.,

Ismael miraba en rededor. Estaba rodeaáo por toda Lati-lo, m"ri:o

. A estos desgrac¡ados no les voy a óJ.i-u]iri",.ooer rerr¡tono. Linneo sigue observando sus florecillas. Estávestido de fotografiarlo. Más parece un joven Werther áesho_jando margaritas que el científico -u. gán¿. qr" ¡"u"

"ir"O"nunca Lund. Jorge esla haciendo ,u, óbr"ruuiion"iiu nlüi"n.Con lupa, pero en sentido figurado. r,De que áii*t*'.rto,

330

Page 330: Epoca de Descubrimientos

¡,rrrrlr'\':) Isntael no va a soltar un codo, una cuarta, un jenrc,,!rlr.r t)r¡lguda! iAquí sí que se armó la grande! ¡Pinochet y ail,',r lr'¡ldria que defenderse solo. No hay un chileno a la¡.1,t( rtrnrc un arbitraje, iuno! que no se pronuncie categóricJ-

,r, rrr. clt favor nuestro. No hay un...".\rlritrajes? iSi fuera por arbitrajes!"

N,) lrly un criterio, iuno! que no establezca inequívoca-,ll, lrlI rlU C... "

,.{ r i(cr¡os? iOíste lo que dijo? ZDijo criterios?"( ¡rt(rios dijo, si, iincreíble!"rlrrcreible! iDe qué criterios estás hablando? iA ver? iDe

,¡rr, , rilcrios?"Nr) t(' vengas a hacer el vivo conmigo. isabes perfectamente

' 1, ,lU( ( riterios!"N, r. no sé."llrvision de las aguas, altas cumbres, océanos. iMira el

rrr.rt,rr! LI)or qué no miras el mapa? iBasta con una clase de

'',,,¡,r rrl ia elemental?"

,.1\' qué mapa está hablando éste? ¿Oiste, che, oiste? ¡Habla'I' I rnrr¡ra! iDel que imprimen ustedes en Santiago?"

,.(.)uicres que hable del que imprimen ustedes en Buenos

¡l\lontento, momento! iPongamos una base de discusionlr, r illsto no es ping-pong! iSeamos serios!"',.(.)uó vienes a hablar tú aqui de base de discusión?...

, I '.¡x lu, esperal iDéjame hablar! y ideja de reirte tú! ¿Vamos a, r ..t'r'ios? ¿Vamos a damos una base de discusión? Toma lo

,¡rr, lrlrn decidido los tribunales internacionales, toma lo quel,,rrr rlccidido los ingleses, toma lo que ha decidido el Vaticano.r \lr licrres bases de discusiónl"

rl.()s ¡ngleses, los ingleses! Pero, Zestás oyendo lo que dice, I r lrilcnito, che? iL¡s ingleses!"

',,(.)uó tienes con los ingleses?"''rl'cro si ésos llevan velas en el entierro! Pero, si las Malvi-

l,r', . -"',,(.)r¡é tienen que ver las Malvinas?"'',,No estás hablando de mirar el mapa? lMira el mapa en-

l, rlt( ( \l"'',.(.)Lró tienen que ver las Malvinas?"

ll1

Page 331: Epoca de Descubrimientos

"iJusto! áViste? ¡Ahi tienes a los ingleses! jLas que no scsaben los ingleses! iAhi te tienen a ti aLgando qu. iái Uulu¡nas no tienen nada que ver'! ieué manera Jutil de'...1,,

"¡Métete tus sutilezas donde mejor te quepan! ieué voy ahablar contigo! jNo eres más que un charlátán y uniiumposotEstamos hablando del Canal del Beagle ¡y má sales cán lasMalvinas! iPor quién me tomas? ¿por un imbécill;;

"iUn momento, un momento... ieué te crees... iNo voy apermitir..."Balaguer, sin aguantarse más el gozo que le asomaba hastapor las orejas, había corrido al encuentro de otroi grupos

latino-americanos que salían de la biblioteca u ,u Jri"¿ ¿.Coca Cola con sandwich. El mulato se retorcia, danzaü,-no lccrbian los dientes en la boca.

"jSe están peleando, chicos, se eslán peleando?""iQué pasa? iDónde?""iDos argentinos con un chileno? iEstán hechos un caraio!,,"áDos argentinosi ,,eue pasa? ,,por que....."iDos contrr unoi iEsa hay que verlai.'"Pero, ,,por que se peleen. viijo, por qué?.."P^or unas islas, islillas, islotei que hay quizás dónde.,,"iSerá por el Beagle!""iEso.es, el Beaglel parece que hay un canal con ese nombrey unas islitas en é1. iCómo se las pelean! ZHabrá uranio alli?

iD_os para mi! iNo, dos para rní! iNb, lus t."s ,on rniaiill-, Cuando Balaguer llego al ruedo con el grupo iu-'á¡rcurionnaDta tomado un giro peligroso. Jorge seguía sentado con sulata vacta de Coca Cola. Linneo no se iba a meter por nada conestudiantes. No estaba para que lo volcaran oi.a uer-y t.partieran la nariz como lo habían hecho ya repetidamenie estoslunde¡ses desagradecidos. iTodo porquó .u-Ui¿ úplrufu po,Lund! [¡s argentinos trataban de .n.olu. u:o.g"

";-lu *tau.Ismael buscaba inútilmente un chileno .nt.. to, iu. il.ea'bun al

fll1 ;Nl gf jeme. ni una putgada de nueslro t#irori6i iqu.se han. creido estos... expansionistas? Jorge canaspeó. Los dosargentinos se miraron felices. El titán de

-Córdoba^recobiaiia el

Beagle de un manotazo. Miró la lata de Coca Cofa "i corJoO¿s.

Miró -a-l

mulato Balaguer. iNo le habia gurtaao n,rncu ei"_u-Iato.! Ni et mutato. ni su jeta. ni la hipiie áioeáJi.," ár. l"trabla importado. Ni roda la cohorle de nulidadeJ francesás que

Page 332: Epoca de Descubrimientos

l, r.r cl mulato. Ni el Café Sparta con toda su basura de borra-,lrt.ls. Ni el Departamento de Sociologia. Y ya que estábamos, r lirs cosas que a uno no le gustan, no le gustaba Lars Moss-l', r11. no Ie gustaba Torsten Adelsson. iNi Linneo, ni elI tttttltt¿1tird, ni la Kungahus, ni la Stortorget ni toda la malditaI rrrrl rnedieval, minúscula, grupúscula, pedrúscula! if)e que,,,t.rlrrrn hablando éstos? iDe qué se peleaban? ¿En estas tro-¡,, lrrrs idiotas habiamos venido a parar?

''\'(). ohe, milito en la Cuarta Intemacional...No, no milito.hlrl¡lti. De todas formas... áDisputas limitrofes? cDisputas ter-rrr,,¡ilrles?... ¡Más ¡espeto, che, más respeto!... Esto no es mls,¡rrr i irco para el pueblo, justificación del presupuesto nrilitar,,lr r;irin de la causa del proletariado... iTrabajadores de todos1,,. ¡r;¡i.."'¡Ah. cállate! ¡Esta es una cuestión de territorialidad, de.,,l'L rlrn ia !"

l,rrgc comenzó a levantar el labio superior, es decir, mostrarl,',, (licntes. áDe qué hablaban estos animales? iEsta era la glo-rr,,',rr izquierda del Cono Sur? lHabia oído bien?

'I\'rclón... una cuestión ide qué?"'¡( ir¡talá, che, no vengás a pegarla con nosotrosl"'¡( irmo! óNo es un hecho que..."l', r'o el cordobés se desinfló antes de empezar. La discusicrn

', lrrc alejando de la querella limítrofe, pero parx peor. Isntaelrrrr¡rrlrr a todos lados. Una marejada de latinoamericanos, pcro.,,r rftrrrde se habian ido a meter los chilenos? iNi uno asi delrrrr'strr! iPodria contar con Jorge? Contar contar, no¡ pero el,,,rrlobés se veía fastidiado. La marejada subia. El talquino¡rr'.,ticulaba, ponia ojos de película muda con discursos apartes.il,,tos uruguayos! óQué vela les toca en el entierro a estos des-

1'r rrr'ilrtlos? Será cierto que no son más que unl prol incirt ar-¡', rrlinu disfrazada de pais para meterle una cuña al Brasil'lrlrrlt'liccs, no son más que gauchos con disfraces de guardias.rrzosl ¿Y si se lo digo a este petizo alharaquiento? ¡Calma,,,rlrrrr! Iln peores me he visto. Colgado, parrillado, con losr,,,trculos de este porte. He aguantado a Pinochet )'no voy a

rriuirl(ilr este malón de pehuenches. iManos a la cachiporralr{ )t() rl charqui y duro en la mollera! Si no los paro ahora estoslrrrrros y la puta que los parió son capaces de arrancarse con elt ,rrrrrl tlc Beagle.

333

Page 333: Epoca de Descubrimientos

, jAhora si que estaba l¡stol De iirs dern¿ndas de un puerto ,.1ei Pacilico qLrc reniirn con ¡os.dienres ,fr;;;'; jo:; uoiíuirn,,, ,un frcTutno.r! irTrerdu: pur Balrguer .n *j ,,,oni.li,o lr..ir,,. .csluban dcsliz.rnJo I f:r cuesrlon... ,( olno dccirlol... iEsl., tr.rsenciltame-nte una canalladal... ¿Dó;;.-r.-l;'¡ü' uirli' nrn.,,cosa iguar? Er pctizo uruguayo con Ia risita anuente cre ros urgcntrnos, con el silencio role;:lnte. dc to¿oi, .rtll,,' rü1ri.",1,,.aludiendo, ciando a enrenctcr... ;efr, et-inicf izilioi?n,t"r¡.,..lodos, los hipircritas... ilr

pcd,rzo ros i,.1e"".,1.. r i'i;"il:,'J'::if:'.J;l:;Ji fiX",lthilcno,.,quc Io. prcsrr¡uesr05-dc.r\ilu n"ll iü..' jó*.1. n",ponia el hocicón? HabÍan qucdüdo, cra sobreentendido dc tOdos. que csras cosas no... pe.o, ¿¿on¿e ,. lrJi,,"'l"".lii" I",chiienos? Puros bolivjanos, peruanos, argentinos. Ni unchileno para que ie valiera a. t.riü .""1""."i""ir. ,iurugur\o r:riri,l.ir cl lr,,cico. ,,,r.,. lo, l:,.¡o.. rri,n.ir'ir,r',...;rr.t)ccrr qur. to, ..t,itL,no. re 1,, lle,rúrn"roi;. i ];.'j.;,,;1 ,. ..taban.caltados. iLos infanrcsl.. :¿;;-;,j,;;J,ijjliir" r,,ciedades asi? iOue se crcí¡ esta sanguijucla. iDccir cosas asil

l^:^n?: ,r: picns;in. hruro. pero nacJie las dicc, animal. ¡y esrosson los suizos clc Lutinorrr¡ericol ¡n p..i.,r.l,i 'á.

,o¿" l"gaie ría de indios lo clecia. Ilolir iuol *i."i¿*,'o..rJli, .._sentidos. porque tos indenendiz:rmos -;;;

;;Jri;r".i;,rrr,l i-:)'i"' h"r¡¡5,"'. nue5lrir pji¡lr: porqr. t.,'¡"rnoi'lr"l.rir,,cJda vez que \( Dteten con nosotrosi porque tenernos lasrrejore: nrujeres, l.s ¡1siq1¡g5. vinos. dos

"oir.l .""iii"]r,r.r,cobrt y srlitrc ¡rru ririLr rl techo. iN;.rt- ;"";;,""r..','.,i r"li_trcl Porque sonros los errroneos d" Lutin;;;;;i;';;;;;;, o,r,indios buenos ¡urr nrda. t o.qu.... pero, iésta no se las iba aT:lllT'l iNo, janrás, janrás! Lo rrgri. irrriii""i";fi; ur.f'resent¡r públicrs expiicucione.s. igue ie cicianl^ l'J. i"¿"r,lo;-uruguu1c.... euc ruroridrd,.r;. ;;. ;;;ri¿áoi''"JUrBe 5Jcuotil tils ntig¿rs de sus pantalones. N,firaba con cu_rio:idad etoiogica a.Baláguer que se habia enc¿ramado conro el:l:ll:^,1,1. r-nr rt plinro det .loven Linneo y poniu .i"rr"n'lonorzqLrerdr

-conro f o h.rcen --n l_un¿. to¿os" tós á. ir 't

"i¿o p.oLinneo- un gcrrnio rojo p:ira que clescansara de mjra¡ tusila_gos.. Jorgc no dcscuid¡br íLrs cátiuios ¡;; ;; ,"r"irjá ii. t"rur icrr ei .r//rirr., J\f :rrrnr. "(Juien erJ á. ,;;;ji"r;.';],,ti,..,.,

- \gcrrrc dc lrliu,rr? 1.,, nr,L.'¡rob.Lblc.-iqr" ;*;rn;;it.,ri:

Page 334: Epoca de Descubrimientos

| " llirlir4Ller, via Linneo, el cordobés fue a parar a Uppsala, a¡ rr'.rrrir. u Issy. La deuda adquirida con lssy y Deborah si que, r.r ( r)\il seria. Se estaría toda Ia vida tratando de pagarla. Esar ,tr( crlt deuda. Tendria que ir a buscar otra Coca Cola. No,

,r, r,)r ur) café. Para despejarse el calor y la batahola que arma-l,rr,..,1()s tipos. ¿Por qué peleaban tanto? Frente a é1, de pie,,lflr¡l.) l)ataditas de impaciencia y rodeado de guaraníes, gau-, 1r,,, y q¡¡ss¡rrs, Ismael alacalufe -io era huiJliche, pi-, rrrr, lrr., ¡tehuenche?- decidia que esta era la primera y última,,. ,¡rrr lo sorprendian. T'enia que defender Arica y pisagua,,,rrrr los peruanos, Antofagasta entera contra los bolivianos yl, r.t,r L I []strecho de Magallanes contra los argentinos. pelear,,rrrrr los peruanos, pase; contra los Argentinos, pase; cont¡a

1,, , ¡r1 ¡ ¡¡¡¡11¡5 y los bolivianos, pase; los umguayos. de postre.l', r. ino ataquen todos al mismo tiempo los cobardes ! Ni,,r! ri)\ on el exilio. iQué cuadro! ieué ejemplo! Bien, quelrrl'lcr¡. que hablen los uruguayos, los argentinos. ieue hablen,11,,,,1 i('on la boquita que tienen! Bah, que hablen todo lo que,lrr¡( ri t. hasta que se les pele la lengua. Que el tango es ar_r,' rrtllr(), que el fútbol es argentino, que Dios es argentino. La,lr¡r' t( l)arió también es argentina. Que hablen Ios peruanos.,.\rrcr y Pisagua peruanas? iPeruanas! cAntofagasta boliviana,/ll,'lrvilrna. áQué más quieren? iY ese petiso uruguayo! Llévate, I l,r(slrpuesto de perseguidos politicos, petiso, llévate todo elt,r",rl)ucsto. Si, claro. Ustedes son los verdaderos asesinados.I l',lr'rlcs sí que la sufren. Uruguay es una cárcel, una sola car-,,1. ri¡tlos presos. ¡Y Argentina, che! ¡Allí sí que matan, che!I'rrr'r'ltct es un soldadito de plomo comparado con Videla,\ r,'lit. Massera. iEstos si que matan!

l',¡r;rcl veia los rostros enrbutidos en burbujas llameantes. iEl,,,r,r tle los canallas! Jorge no decia nada, ni una sílaba. Elrrrllr¡ilyo estiraba los labios, untuoso, sardónico, intrigante,lr, )( l( ( )l).

"1.() quc yo digo... lo que yo digo con seriedad y responsa-l,¡lr,lrrrl... después de observar, después de experimentar, des-l,r, s rlc soportar..."

'¡('o¡ta la lata y suelta la mierda de una vez!"'' lrxlos los compañeros... no sólo los compañeros de aqui...r(, krdos los compañeros... No sólo los compañeros en Sue-

( lil

Page 335: Epoca de Descubrimientos

"¡Guárdate tu basura retórica para las masas suecas!... iA nrrno me vengas con tus paquetes de mierda!"

"Hay una imagen compañero, una imagen distors ionada... lilsufrimiento de nuestro pueblo... Somos humanistas, col'll-pañero.. Y yo digo que hay que denunciar las mitologías vcrr.gan de donde vengan... Yo responsablemente digo que loschi... Que se me entienda bien: digo que Pino..."

Miguel Balaguer se había zampado ya dos latas de cerveza tlcla mala, pero tenia igual de seca la garganta. Sentado junto itJorge que cabeceaba hipnotizado por el geranio en manos dcKarl von Linné, el mulato se restregaba las manos, buscaba clrlos bolsillos cigarrillos inexistentes, masajeaba sus muslos,iUyuyuy, tendría que llevar un diario! iSiempre se prometi{lllevar un diario! Pero nunca lo hacía. Los intelectuales dctCono Sur, los europeos de Latinoamérica en el exilio. Podriirpublicar en Miami un libro así. ¡Best seller, millones de ejenr-plares! iLlueve mierda en Europa!

Ismael seguia buscando un chileno. No fuera más que unpedazo de chileno. El público aumentaba y aumentaba. Comosi estuvieran vendiendo el quitamanchas del siglo. ¿De dóndcsalía tal manada de svartskallar?La Statbibliotek estab0pariendo latinoamericanos que era un gusto. Pero no aparecilun chileno ni por error de imprenta. Inútil sonreir. Ni unpedacito siquiera de simpatía por Chile y su calvario bajo loscilicios y alambres de púas de Pinochet. Ni una notita así depiedad por Ia cruz sobre los lomos lastimados de Chile. Purascruces bolivianas, peruanas, argentinas, iuruguayas! Todos,todos cerraban un circulo de agresividad en torno suyo. Cristoentre los fariseos, escribas y saduceos, como quien dice. Encualquier momento se le venían encima, lo hacían pedacitos yse lo comían bajándolo con Coca Cola y cerveza de la mala.

Por fin, cuando el uruguayo fruncido, retórico, hijo de unagrandísima, se deshacia de su amor a los universales y entrabaen materia más personal refiriéndose a las reglas que se estabanempleando -si podia decirse que había reglas- para otorgarlas asignaciones de doctorado, negándolas a las personas alta-mente calificadas que lavaban bacinicas en el hospital mientrasque otros nadie sabía con qué títulos estaban por años de añosdándose ínfulas con las ciencias ocultas -así mismo- y nohaciendo nada como no fuera viajar por ltalia, por España,

J)6

Page 336: Epoca de Descubrimientos

,i.r l'l¡is. Roma. Berlin, Barcelona, era llegada la hora de'', 'r, r lrr rrcción a otro terreno. fsmael que estaba en el estadoi, lLllrr rlcl toro que no ve nada y que no tenia tierra que es-rl,.rr r.n cs0 redondel cerrado de enemigos apretó ios puños y.l .rr¡,l.) los dientes. ¿A ese extremo tendria que llegar en pars{r r.l, c¡ltrc extrañOS, entre aparentes compañeros de univer-

r,ir,l rtur rcve;aban de pronto envidia, odio, hostilidad unáni,,r, ,, , L rlltrclc?

l', r) lorrc se puso de pie. ¡Por fin! Más de un metro ochental, ,,'r,|rbós entre el chileno y el cerco expectante de los /a¡l¡-t1¡t, n^:trr.\kt indianer. Los argentinos se volvieron a mirarlo.t ¡ r r . r ¡ r I ; r I r I r r I quizás qué. t,Que lanzara la bofetada ultimante al1,,1, rr, rtrritandole de un solo aletazo las tres islas del Beagle?\l rr¡¡1r¡lyo, dejándolo sentado en los brazos de Karl von

l,',,,, ' lsntacl s¡ntió el alivio de la enomre mano amiga. Ahorat rl,.r ..¡g¡¡¡¡ de que los limites reales de Chile no sólo com-

¡r, rr,lr:rrr toda la Patagonia, Mendoza, Salta y Tacna, s;no quett, I rl'iur htsta la misma Córdoba. Sin decir palabra y con',, llr¡ ' s('ltLrrr, Jorge lo sacaba de en medio de la jauria. iUf ,

'¡rr, .rlivio! Un segundo más y se va a las manos con el,,1ri'u,rvo. Ilubiera tenido que entregar Arica, Pisagua,\',r,,lirl,.:lsta, la Isla de Pascua y el Canal del Beagle entero con

,,,,r r,)r('jit de Antártica jugosa de petróleo, uranio y quizás que,,r¡. Sir conta¡ Ia asignación de doctorado para el uruguayo yr r l,rtir (luc lo parió.

IIruculo cerrado y agresivo se rompió, Balaguer se fue con,", 1,,'liviirno recién arrancado de Cochabamba, que lo invitó aL'll r ( lrveza- Los argentinos se quedaron conversando con los'irrJ'r¡irvos en torno a Linneo. iEse cordobés era un traidor! La,,,r\¡)¡ir Iue a comprar el sandwich del lunch a la salchichena.lrrrrrco trriraba su geranio bajo un sol que no estaba tan mal¡, rr.r St.¡rtiembre.

l ,rrrtl y Jorge caminaron por la Bredgata que es como decirl1r,'.rrlwliy, Calle Ancha. Pero, de ancha no tiene mucho laltt"lt::tl:t con los autos que corren en los tiempos que corren.

I ¡ 'l,lrrrrr¡r a la izquierda en la Paradisgata. Volvieron a doblart Lt .\i!rrdgata, Ismael caminaba inseguro. Su cojera que se le

l,rl,r.¡ ir(cntuado con la rabia por la canallesca imputación del,1ll'r' lvi) que lo hacia pensar que el suelo estaba más arriba del, '¡rrr. cstaba. A lo que se agrega su vergüenza, considerando

337

Page 337: Epoca de Descubrimientos

el papel tan bajo que le había tocado y ante tanta gente, el r[.,,concierto ¡r clesazón que lo aplastaban ."iendo córno cje ur s,.gundo para otro ¡l después de tÍlntos apos de conducta crvrJizada y tranquila en la Lund nredieval podia transforntarse (.1un animal tan despreciable conlo el que rnás. Toclo esto. srlconsiderar lo que le estaba diciendo Jorge y los ruegos quc [.hacia, que sólo a ntedias oia, que se olvid;ra de esá gentur,,,quc le ertrañaba que se dejara llevar por nimiedades i que 1,,acompanera, por favor, porque tenía que encont.a.se con M,,rina después dc todo este tiempo. iEI curso que podian tonliulas cosas! Vaya uno a saber si no tendria quc kxrirlo ijcl brirz,,Ismael asi conto él lo habia tomado sacándolo de cse:lbisrr,rpor el que iba ca¡,cndo. iQue mejor Marjna no se le at¡¿ves;r¡.trcol] sus costs!

'fodo esto lo oia Isntael sin nrucho escuchar. rurniando aruuguras, apretando los dientcs, reprochlindose no haber ;lolicjo rr

bofetadas a esc uruguayo, nteloso, insolente, provocador, (.lrlumniador. Envidiosos, todos, nada ntás que unos nrerliocrcrcnvidiososl iN{oler al urugu¿vo y ponerle encima los caclávert,:hechos papita de esos dos argentinos dueños del mundo. a¡rogantes, palabreros y huecos los infelices! pero, iya verian, yrrverian! iSu tesis publicada verian! Wittgenstein y Mossber1.r,.no, Mossberg y Wittgenstein, Dialécrica v Filosolia dclLenguaje. To¡sten Adelsson recl¿m¡bl ej h-onor de lu prcsentación. iYa vcrian, ya verianl Aqui mismo, alli. en la úriversitetshLls, en Ia Sala Magna estarian el Rey y la Rein¡.iPurn, purrl Sonarian los cañones y no quedaria ún'gorrrón qLrcno saliera a ver a los docto¡aclos del año. ¿,eué le estaba iridiendo su querido Jorge? Que Jo acompaña¡a, iclóncje?

"Pero, ino falt¿ba más! áTe espera Marina? iVantos. vanroslYo quiero ntucho a Marina, eso si. iCuidadito! No me Ia vclgas a tocar no sea ntás que con un arqueo de cejas, porqutentonces no rcspondo de mí. Estoy muy, muv excitado.';

EJiana y h4arina fumaban en un rincoñ del cafe de llrAkadentiska Fórening. Cambiaron miradas de alerta cuandovieron que Jorge aparecia en ia entrada. Esperaban que vinicr.rrsolo. ¿Por qué Ismael? iQué tenia que ver Ismael? lt4arina rc_torció nerviosa el cigarriilo sobre el cenicero. ¿Era para preocuparse? Que supiera, lsmael no tenia nada contra el]a ¿Orr(iocurria? iVendria como mediador? Jorge fue dcrecho a lu rntesrr

lls

Page 338: Epoca de Descubrimientos

r,r, t,rl)nto las divisó entre el humo casi irrespirable de la sala.I .rr¡,liiurlcs de todas las razas, colores y lenguas se un.,Ánrono_I' rrr cu ei.local.. Ilablaba a gritos: decenio i-nte.nacionui- O" lurrr 1r'r. solidaridad con los damnificados de Argelia, *uro"..r, ( ;urlcntal¿I, ocupación de las fábricas en potónia,'plebiscito

' ,r ( lrrlc. invasión de lrán. De todo. en todas Ius i"niíar-.ro.g.tr1, rir lllfr¡rse las ore-¡as. ZLo habian citado para c"onversar o¡,rr.r rrr: di:rlogo de sordos? La hora cie más ruido .n

"i "uf"l,r,l..so reunia lo ntás ruidoso de la universidad. ismaet si_' r¡rL ¡rri. tnrs Jorge se preguntaba si el corclobés habia;;lJ;o der,l,rrl cn su defensa en el altercado junto a Linneo o ,i'r¿to ,a' 'l r srrr ir.nd,r de el ¡url recobrur i Marin:r. Si ..r ui,. n.,.¡or., .u,lrrba con cuidado el cordobes. porque el tiro poJia'saliriet r lir (.ulltttt.

\ lr¡lrrel no se le iban toclavia las serlales en la cara de Iar" t,..r nrulrinacional_ en que.habia estado metido y d; l; qr.Ull ll( rrnlcnte no iba a salir por nteses. Mariná, que porr'r rr(.¡ir vcz habia concedido sólo por la insistencia ¿é glianar"lL r.r'l.lorge en sus alredetlores, trato de rpun", ,ui i,"n_r, r¡ ,, (oncentr¿lndose en Ismlel. Este se vei:ra punto de rlan_lrr r'rr 11¡¡11[i¿¡¡ y que los tres se las arreglaran

"o_o puái".on., ,r ¡lt¡(. lo estaban usando!

Alllinl se encogia, retraida, triste, tan triste que daban ganasl, ,rl)rir,,rrl¿1, de consolarla. Sus_dedos nerviosos h;;;;b; p..,r,,, r irlrrrrillo en la cajetilla de Ejiana. Enrr" ,us" jiána",l, r,.r',(,s sc contaba la renuncia al tabaco. Se volvió a IslÁaet.

, (.)U( lc pllsa?"I ,rrrrr'l rniró a Jorge. iA quién le estaban hablando?, \ r¡ri'l iNadal ieué me va a pasar?"r\ :ttr conlo contestas! Algo ocurre.',, N, , or.Lrrre nadal,'

, llr,r¡rr.trrir¿rba aJorge que no quitaba unos oios piadosos yr¡t' , . ,.r i\{rrina. iCuál de los dos estab¿r en faltá? ¡Ésa mira¿al, l,'rl'r'! l.(lu¿rl de los dos empezaria? iA dónde i.lan a parart¡l ' rlc rlcsbordaba de estudiantes. Subia la algarara en?aasrr l, ¡tlrirs. Pero el cuarteto se habia encerradó an unu JOu.,,1,, y ¡icg6 para el mundo. Marina miraba V fra¡ü¡u "o_u' lr.l'r,.r,r t¡i.\ personas en la mesa. como si en toda la qala.lia

',,, \r' ti('r'l la cuarta persona. iAhora si que se estaba oo"nianOor! i rr,,.,:r i\,f tir¡na! Con un sufr¡miento de melodrama qua i.ru

319

Page 339: Epoca de Descubrimientos

diaba por todo su cuerpo. iLinda, preciosa Marina triste! Conloen un tango, como en un bolero. Marina, la que murió c rr

París.Marina no quería saber de otra explicación que e1...

iadulterio de ese marrano de Jorge! No pensaba mirarlo. Todolo hacía por Eliana. Pero, que no se figuraran... No, no iba Imirarlo. iEse adúltero! Se le metió bien en la cabeza desde l¿r

primera vez que la llamó por teléfono. ilrse así! iDejarla asilSola en la soledad. Esas cosas se hacen sólo por una razón,iEse falso, ese burlador! iNo lo perdonaria nunca! Habia llo.rado mil veces en brazos de Eliana, la pobrecita con toda sucabeza vendada. ZCómo perdonar jamás? Que así, en un paisextraño, con Eliana en el hospital, entre la vida y la muerte, schicieran esas cosas.

Jorge, en sus conversaciones con Eliana al volver a Lundnunca sugirió lo que pensaba: que la obstinación de Marina consu teoria del adulterio, podia explicarla hasta un niño de pecho.

Que ella misma era la primera en saberlo, y que no viniera consus pucheros. Venirle con ésas, hacerse la burlada, darle famade adúltero por toda Ia colonia cuando el único adulterio a luvista era el de ella. Que le diera un vistazo a la psicologilrtransaccional, que admitiera de una vez que era una niña, unacaprichosa y que si él se avenia a que lo fuera no era másque... Pero los abrazos y lloros de Marina en brazos de Elianaque nunca, nunca perdonaria a Jorge adúltero, se replicabancon los abrazos y lloros de Eliana en brazos de Marina porcausa de Alberto que se quedó en Madrid con esa aragonesaque cantaba en americano, más fea que la Barbara Streisand,pero igual de sexy y atropelladora la estúpida. Lloraban asi eldoble y el recíproco Eliana y Marina. Pero eso ya habíapasado, había quedado atrás. Eran mujeres liberadas, mujeresnuevas. Conciencia prestada, adquirida, muy cierto. Artículoeuropeo. Pero mil veces mejor que andar vendiéndoles a esosmachos bigotudos sus posturitas de Maria Magdalena, MariaCenicienta, María Dolorosa. iQué se creian!

Marina terminó dando gritos iNunca, nunca más! iQue nosoñara ese... marrano adúltero que ella... iNo, nunca, nuncamás!

Asi y todo, algo de esta "estrategia de liberación", de estas"enormidades de Marina que no eran más que sucias raciona-

340

Page 340: Epoca de Descubrimientos

lr..r, rr¡1e s" -puesto

que ya antes de salir con el filólogo¡llr, ¡r(illto habia aparecido más de una vez a altas horas de la

¡r',, 1¡r' clr el café del Sparta con un pakistano que estudiaba',,rrr¡rrrllrción en Linkóping y antes con un argentino que se es-lr¡rrro tr¡¿ndo vino la ola del retomo- le habia dado a entender1,,¡,tc rr l.snrael, Humberto y Juan L,duardo una noche, poco,1, ,¡'rrts dc regresar, cuando lo encontraron matando sus penas' t ,'l .\torkállare con un vaso de medio litro de cerveza cie lal,r, rrr Ilumberto se había encogido de hombros riéndose de lairl,r'rri irjn importada antes de que el cordobés apurara sus con_Ir,l, rcius. Después, cuando Juan Eduardo se encontró oonllr.rrr saliendo del Tempo donde habian llegado unas paltas, r.r, lrr.s de medio kilo y los chilenos sin preocuparse más del,', rontisarios y el expansionismo sionista se las peleaban,¡r¡rflls los suecos agarrando una y dándole vueltas se pre_,,orlr,rl)ln si serian peras especiales para svartskallar. tambien, ll.r ,,t cncogió de hombros, como hab¡a hecho Huntberto, pero'rrr'r(lio quc Jorge tenia esa construcción en su cabeza: queAlrr¡rrr había comenzado gritando iadúltero, adúlterol paral,,,,li r sitlir después a abrir las piemas con quien se Ie antolara.t r,rr,l(r liliana le dijo todo esto ¿ Mar¡na sin dejar de mirarla¡rl rlrtr lo hacía, aunque la miraba como si no lo hiciera, sin_r¡,, l()s tir¡tones que le venian a la cordobesa por mucho que,,ll.rr:r ricndo despectiva su iAh, herr Sigmund Freud, ésas

r, rr, rros ! i El marrano, el marrano!ll,rl,l;ulrlo la verdad, Jorge pensaba mucho más, pero eso no

,1,.r ,r tlccirselo a Humberto ni a Juan Eduardo ni a nadie. Ni enr¡ ,rrrlisis psicotransaccional entraba ese pensamiento. iEra tan

,1,,1,,¡oso siquiera rozarlo! Pensaba... Ah, ¿cómo podia pensar.rl,',, :r\t¡ l)ero igual Io pensaba. Amaba todavia más a Marina.rr ¡'r't¡Lrrña, su nenita, cuando lo pensaba. ZNo era una pe_

't,r, r.r, ulra hijita adorable su Marina? Zpor qué entonces no ibar , ,,r,U lt l¿ ntanera de una fantasia en su cabecita todo lo que

,,1,r, , r li.s¡rués con ese compatriota que había retomado con lal¡, l( lltirrchita, con ese pakistano computador, con ese filó_l,,r ,, l, cilista americano y quizás con cuántos más? y estando' rr r',,ro. ¿,cuál era el problema? ieue era su hija? ieue todoI' r,lrl rtrrc sc respete quiere su hüa para él y nada más que para

| ' l'r'r0, sealros psicólogos transaccionalistas, respetemoj lost,lrr, rpi()s que hemos sentado. El padre no es quien está en

Page 341: Epoca de Descubrimientos

controi, el padre es un tarantbana iqué carantbal EI paclrc v l.rh ijr. cro: do'...

Asi estaban las cr¡sas con Jorge, con un agregacio práctico rlr,cierto tamano. iY qué :rgregaclo! para h¿cei reventai en l¿ nrrricita de Marin¿ como una pompa sus acusacjo;.lcs cle aclultcri,rtenia quc contarle una hjstoria. Lástirna que esta lristorir n0podia contársela a nadie. y ¿r ella menos quc a nadie.

El nazi, ese, el asesino que. dcspués de dirigir fria y brutalmente, po¡ sculan¿s. la tonura dc sus dos compañeros, despucsde viola¡ cn su presencia a sus hernranas mieÁtras ellos colrilban de los pies, los llenó de balas ordenando que los abriciitrren canai y los cnsacaran para el h.'licóptero que pasaria cn lrrmañana, ha sido qjecutado como el pcrro que era. Lstá ntuert()l plena satisfrcción. iMuerto y rcntucrto el hijo de putal pe|rrno a setisflcción de ias autor¡dacles nrilitares tirgentinas. Sobrt.todo, porque no srjlo él está mucfto. Se encontra¡on su cadjvcly el de su supcrior -un oficial cien veces peor quc é1, le in-formó Deborah- destrozados en un barrancó en la parte sur dt.la Gran Canari¿t. Por lo que clijo la policia. habian saltado osido expelidos fue¡a del coche cuando este salió tle la rut¿ enuna cur!a estrecha precipitándose al barranco. iRecojan la ca-rroña de esos cltacales con cucharital úCreian que poclian irscsinar impuneirente? iAhi tiencn para.luo e,.,.,piecen a pensar!Los restos !ueron trasladaalos a Buenos Aires. Jorge lera v¡-eleia la noticit en el periódico local que Deborah-le hrblldado sac¿indolo de su bolso. Sentia scc¿ hasta bien tdentro lugarganta. Issy ordenaba al ntozo Coca Col¿i, ron v lirnonacla.Las fotografias y los titulares del pcriódico br¡il.tñun unte losojos de Jorge. El sudor no lo dejaba ver. lssy claba golpes dchermano m¿lyor en sus espaldas. iBendito Isiy, bendita'I)cbo_rahl Esto no lo olvidaré nunca. Hay iusticia, hav iusticia. El¡ccidente se habia producitjo dos sentln,is irntei que cl cordobés llegara a Ia Gran Canaria. Issy seguia dándolegolpecitos. Lo sentia mucho, pero tut,ieron quJ actuar sin é1.F-ue necesario operar antes cle la fecha planeácla. a l¿ carrera.improvisando rnil cosas. Los dos nilitáres lrgentinos habrananticipado su regreso a Estocolmo. Menos nt¿l que pudieronaveriguarlo a ticntpo. Fue toda una lección de entergencia.Clasi se frustra el asunto entcramente. pero, en fin, ya eia cosaprisada. archivada. Bien, tanto conto archivada no. pero esos

Page 342: Epoca de Descubrimientos

,l' r,, ¡r¡¡¡¡5 por lo menos ya no ladrarian más, ni morderian nirrlr ( litri¿ln con su rabia. Nubes de insectos hervian sobre sus, rlxrs cuando los encontraron destrozados, desparramados,,lrrr'lls aristas volcánicas del barranco.I I cordobés clavaba los ojos en las fotografias. Miraba aL.r. u Deborah. La vista se le nublaba otia vez. Ahi en la

rrL ,,ir. r.ncerrados en circulos, los rostros de los dos carnicerosll,,riul(lo sobre las fotografías de Ios restos del coche incen-,lrrrl.r y las dos urnas envueltas en blanco y celeste en los hom_l,r,'. (lc los soidados que ias transportaban al "Hércules',. l)el,', r¡tul¿res, "Restos de Dos Oficiales del Ejército ArgentinoI n, () lTados en...", el cordobés con el corazón haciénd"ole to_,l ri rr lbum, bum! volvía a los o.los limpios y radiantes del', 1)onlh. Trataba a media conciencia de intaginarla conto lal,rnr(nr vez, en el hall de partida de Arlanda, óruzada de pier-,,r,,. ltrnrando, sonriéndole con descaro, ¡r cómo después tiri-trl',¡ 1, 5¡d¿19¿ estrechándose contra sus coitillas cuanclo el SAS','rrrr.n¿ir a despegar. pero no lo lograba.

1 ,,,v se habia puesto taciturno. Sorbia a desgano su Cocar,'1,r,(()n.ron con una paja. eueria decir aigo, piro no querra.\lr,rlrr al mozo, allá en el mostrador que silbaúa sacandt lus_r, ,r \r¡s vasos. iNo serja otro agente israeli,/ Deborah habiat,r, ,,l() rres cubitos de hielo en su limonada. No dejaba de mir.a¡, l,,rrc. Ilabia un dejo de piedad y reproche en la mirada <le la,' , rl('. Ilst¿ls cosas no se hacen asi, decia su mirada. ¿Conlo¡,rr,,lt rlolcr el corazón bajo el impacto de una nrirada? porqucr lr,rl|lr un c¿so de pura causa y puro efecto, aqui se producra:l, rrrir(l¿ de Dcborah y el corazón de Jorge. Iisy esiaba em_

t,' .'.rrrrlo ¿ rezongar_ No estantos eliminanáo nazis argentinos.'"' .r l.'v. no estrntosjugrndo a lo5 bandido,. Esro ño e¡ ojot',,r ,'io. rcplicaba Jorge, esto es ojo por cien ojos. Deborah _,,rrr,r si lro pudiera resistir un impulso_ cogió su nrlno. Con' r finncza y ese calor que le eran ya faniiliares. La mano

l!, rrirrir y contprensiva. Issy gruñia cada vez más. Llsto no cral lrtulil. esto no era subjetivismo estúpido, esto no eru el,,,rr,ll Montecristo. Que Ie agrldeciera, decra IssV, quc le,',r.r,lL cicr¿r, si tenia sentido enrplear una palubra asi, I bebo_' rlr (.)r¡c los dos, Jorge y Deborah, venia; a ser los solos res_,rl',.rlrlr.s clc lo que se había obrado. eue no se hablara más,le'lr lstrr historieta infantjl. eur rezaran porque lls cosJS no

Page 343: Epoca de Descubrimientos

pasaran más allá de donde habian quedado. eue quedara t:lrrr,de una vez por todas: el Estado de israel no indaúa liquiclur,l,,nazis. Que no volvicran con otra asi. eue no era politica tk,lEstado de Is¡acl ni lo habia sido hasta aqui .rrlp..nj., este trl,.de acciones contra los nazis argentinos.'eue éstaban infornrrdos de todo lo que ocurria con herntanos judios en Argenti,r,r,pero que... Its cos:ls no hrbr:rn llcanzudo ef punlo.,iqu.. ,,,siquiera una acción diplonráLic¿ luera rrronable... Ilubia qrrr.mirar las cosas con perspectiva, con sentido de totalidad, tlcfuturo, de sobrevivencia... illabia una coJonia judia cn Ar.gentina!. iMedio millón de judíos! ¿No se ciaban óu.nto? eg,,.surgia el antisemitisnto en Bucnos Aires? ceue el neonazisntoinfiltraba.las filas del Ejército argentino? ieue se esraburrcomet¡endo atrocidades? iQué diablos, qué diablos querian! lrlera.un soldado de la Seguridad Israeli, no un cagaideas ique novinieran ellos dos a tontarlo por un cowboy!-Aqui se habiuobrado..- iEn fin, pase, pase por esta vezl iÁqui se han hechogastos! iAqui se lta puesto una máquina respetable, arrras,gente,. inte-ligcncia, equipo, para hacerle el gusto a dos, ¿r

dos... iEn fin, no se h¿ble más!Jorge miraba con la boca abierta a un issy que se habia

llen¿do de pecrr5 con cl sol y que cmpujaba neivioso cl puentcde sus rnteojos cDntril ef puente de su nariz. pero Deboiah nole soltaba la nrano; y miránclola encontró un brillo de solidari_dad y silnprtia v un rictus de burla sutilisima en los lablos,como si las palabras de Issy fueran una fonnalidad de la que nose podia prescindir entre burócratas, de la que quedaria con_stancia.en un infornte que ina I parur quizús a quc areud dcJerusalén. Pero habia rnás: ei ntcntón voluntarioso y firrre.terso y amoroso, se lo decia. y erJ que conliaru en élh y r"dejara cuidar y guiar por ella tal como ell¿ se aferró confiaia ael cuando el avión despegó. eue tuviera confianza, que cuandohubiera oportunidad de retribuir, los dos retribuirian, y contoda la capacidad de fuego a su disposición. Despuéi, esatarde, cuando Jorge entró al café del aéropuerro de la'Gran Canaria y se encontró ante Deborah, su mochila junto al asiento,sus piernas cruzadas, la minifalda a mitad dé los musios, lablusa sentiabierta, fr:mando y sonriéndole con el nlisrnocescaro i¡pprc' dc la sentana anterior, sintió por primera vcz

.j1+

Page 344: Epoca de Descubrimientos

' tr' ,,r lulor por Marina, la amante deliciosa y señora de su ju-,,tr(l sc cncontraba en el extremo de una balanza...\lr,lr. ¿rl entrar al café y ver a Marina junto a Eliana, verla

' rrr. luccs y sombra como retraida y tímida junto a su hermana,rr\()r. le vinieron al alma mil recuerdos de amor adolescente,rt,.r ,ronlrclo, los momentos sin término de embelesos nocturnos,I r, rrilrrlas abrasadoras de deseo, los atardeceres de éxtasis enI, , . l)Jrllucs de Córdoba, en los lagos de Chile, las caminatast,r1,r t'l oro del cielo entre los avellanos de Llanquihue y de\ rllrrr ricl.

Nlirrr¿ cstaba cada vez más en la sombra, allegándose a

I lr,rrr:r y lanzando miradas furtivas, cada vez más intensas.\l1',, llrbia ocurrido a Jorge, y Marina buscaba en su rostro.

'l ,.r' rtolor de su mirada, esos sufrimientos en su expresión! ¿O

' r,rl'rr ocurriendo ahora, desde que Jorge volvió y supo todo?',, u¡r clla la causa?l,'r1,1 t""¡6 ' el café que Ismael trajo desde el mesón. No

r, rrr.r r|.nde poner los ojos. No queria acusar, no queria herir.\t.rrrnrr, rhora, no quitaba la vista de su rostro. Por entre losrr.'i), ncgros que caían cubriendo la palidez de sus mejillas., nrir unu mirada encendida y doliente que no perdia detalle en1,,. ,rlos cle Jorge. iCómo pudo dudar nunca? iDios mio! iPero.r ',,,1o bastaba con el recuerdo de esa mirada! iCómo pudo.lrr,irr¡'l iLa... la amaba todavía? ZQuerria volver a amarla?,l ,,( sulrimiento, esa seriedad! iQué había ocurrido? iSerta, ll,¡' Si clla era toda la causa, estaba perdida para siempre.l',rl,r' te rrninó por mirarla nuevamente. Los ojos del gigante,,,rrIrbcs limpios y tiemos. Marina llevó sus dedos a los labios,¡,, r,r cl gemido escapó antes. Eliana le ofreció los brazos yll, ,rr, ¡xrr f in con toda su alma. No habia en el mundo perdón

1'.rr,r c lla.

345

Page 345: Epoca de Descubrimientos

_42_Ju¡ll fdu.rrdo. que e\tJndo a punto Je Jumentar su progcni(.o5ci.f{lbJ entrc scntilr de un¿i rcz c¿bez¿i } scgu¡r rc\olotta (l()los li¡les de senllnl enlre cl SÍor{il l:tren t etvasos de las ciencias

"",rür, i;;;i';;i;i"i"';;íiJj[ i:J;jl]:cils. Venltn dc Estoculnlo,\ta I4ullnó. anexas ü unl denunr.ilrun poco rayada clel fraude ci-e I plcbisc.ito.n Sun,i"iolin 1".g,,]":",,ii!:. unrli.is dc polrric¡ econom¡cc rjc pinochct. El uncroerJ lO tnleri5iln tc. (Onr:ern,io'.' d. io;

-;;.;;ü;ii; ;;i:: H:'.'J';:' il'll:.;,, il S;;:lol'"lo., fi¡s¡r6r¡n'¡anlos err un m¡lo.

¡q LF¡u

. Vcnian en forntato cie .,Cartas del Exilio,.. Se distribuian fb_tocr-rpiudrs y brr.io nrenrbretes semioficialei. s"c¡;';r,;'

"rn",lo mrts quc podrr uccorrrre conro dercubiir¡i."i" "" .i r"",¡0,pro¡io de ll ¡lrlrbra. er:r el descubrimicnto del c¡,ilio. Ln es,rhabia que ser honesro y conceder ," p;;l;. ñ.ro'¿",oiui" r.,comienzos Jet cxitio nrisms. 1¿¡ pion,o .tnlá i",""ilili,rl,dieron el golpe y comenzaron su camicerio ,in noÁt."'i¡,o..

:l.rol,.l Suecj:r ios primeros .*ii¡udo;. ¡.';u;;;'i."i. "on

segurJdad que ellos fueron los. prrmeros en descubrir el exilio...

Agregab:rn los prnfteristas ¿é grto"ot_á q".i i"'¡i"'irri,l,n" o.tiquismiquis en .'sro de to, (s'¡¡5¡¡¡¡ jf",;l 'ü;i";';;" *"Lund últimanrente se esraban codific¿ndá'JüviíiJ.,

"",1 r",guaje esotérico, afrancesado p¿lra que la gente _las masas, elpueblo- no se dieran .u.nir. pu"rt., Lr-;;;u, ;]"r;;",",cn rus lugares legitimos. no sc lrJrabt mJs que dc burradar de

l:,::: -.1.1'l dr r,ej empros. en vez de d.;; d; ; h"bii"."*,, i"en n¡ngun sentido de lr oat¿¡bra ,,"*ilio,, .É"u.iá

'ii"i,iri.u.toj.::|:.:r^l _"

une,rri qu iñ ueia caracreristica ¿. ár,uriutui"r. lnt.,\q¡,,u,dud¡¡. (5ros exqurstlos entre cap:r y sombrero por las el_lles rorluosas y feudales de Lund. entré n¡eb¡r". "'."iir.r, Vnevazones. fruss5 y 5¡5pi¡6s., ipor [in r,rra,r" :i.r.rüiJ,l" .lexilio"i jPo¡ fin lograbin ..uarse cuenla del exilio... ..tornlr

conciencia del exilio,,! Todotanao ra, c.¡os,'¿"¡i"0" iii,lltL;"r""fi::iJ ##ixi, lffipor s_obrentendido el resro y.produciendo ar,';;;;ü;;.':r,,rusron y senrimienro de interioridad.n lu, rnriui"b"*i, ir,r"táclicas manose¡dcs no ihan a.producirles ningun tiividendo.No habra exitio. de ccuerdo. iy qué? lir"rn?"lr"""JiJr¿:

,1,1É,

Page 346: Epoca de Descubrimientos

I .r,, l1) \upicron siempre las personas serias y responsables..r 'rn,¡().no Io iban a saber yendo siempre a la vanguardia del¡,rr,.trl1¡') Q¡s no vinieran a dárselas de descubriáores unos,ll¡)r(.s hi.¡¡tos de su nramá que no habian descubierto nada. ni

.Jrrr, r;r lJ sorrrhrl que ibl con ellos a lodas pJrtes. L,L gente,lLr, r'slrrbl en conrando, ios lrderes. la conciencia y lr van',u.r¡ri¡rr dcl pueblo chileno exiliacjo no eran los ignaros que' .r.rl,rr sugiriendo con insidia ignominiosa toda esti mitologÍa'1, l,r lrl)ocu dc los Descubrim ientos. Sabían que no habia exiir', ,,¡.',,,r.. lo supieron. pero eso no significata que ignoraran' t', lrirl)ia person¿s exiliadas. porque añi estaba ;l n.,óllo, d"r,,,lr r.s(lr.ridicula disputa: la "escuela lundense.. sosteni:r quc noI rl,r¡ r'xilio: en tanto que los lrderes, ll vrngurrdir del ploleta_r.r,Ir. sostenia seria y responsablcmente que habia

"*¡ljodor.lr,'r¡tlc cstaba la contradiccion? En ninguna pxne. porquc no, . l,' 1¡¡¡r'no "exilio" que ',exjll¡clos... Cuálquier tonro, hrsta un,,, rirl(lcntócrata sabe que no es lo mismo. Todo ló cual seI r{ ,,tir ¡lera den:ostrar de una vez y en modo inconfutable la di_l, r, rrr'.il.tajante €ntre Ia responsabilic-lad estocolmina y la irres_1,,,rr:,rlrilidad del idealismo en su última etapa de degeneracionlrrrrlL rse. Porque era increible qu. con ca.go o los lmpulstosrrr,rrr,.ltlos de los salarios de los esforzados y solidarios trabar r l,rr15 5¡ss65 anduvieran estos zahoríes planteando de nuevoI r r¡rrcrcll:r de los universales, problematizando la realidad delr \rlir) cn cuanto exilio" y elevándose a la estratósfera de laslr,¡'rr1¡¡c;6¡ar escolásticas para rehuir la verdadera problema_'', r,luc L.rr lr prublentatica de los exiliados, no la problema_

rrr,r (lc una. entidad abstracta, forma sustancial o esencia plató_rLr,rr lllulada Exilio, así, con ma¡,uscula. iErll Io único oue fal_.,l'.¡r I.n lruso nlrs. ) esro5 sicofantts de Ir Razon pur",t,|,-lnalt"r¡ (luc "el Exilio exilia", que "el exiliado y el exiliante son

, ',rrL.lrrtivos" y que "el rey de los exiliadoris se quiere des_, rrlrrr "Ir;rrr liduardo se frotaba las manos, no le cabían los dientes

rr l;,r lroca. iAhora sí que se iba a arrnar la grandel Cuancjo,,L n(i() ot su Volvo a su diaria masacre de cerd-os pasaba fiente,l r'nornte caserón de ladrillos rojos que albergabá en sus ] osr , rt rrrrrbrados pisos a la Escuela de CienciaJsociales, la Es_, r, l:r rlc Ciencias Politicas y la Escuela de Ciencias eóonOmi-, .1, cn una palabra, la crema y trivium de las Ciencias Ocrrl_

Page 347: Epoca de Descubrimientos

tas- se le salia sin querer toda la dentadura. iAh, por lirr rlBóreas gólido comcnzaba a soplar desde Estocolmo! No po,lr;rser ve¡dad tanta palabreria, no podia continuar indefin idanrcrrl,'impune tanta pirueta, tanta pirotecnia. E] rojo bastión medicvrrlde las ciencias ocultas conenzaba a crujir. Al primer sopliil,'del Bóreas de Estocolmo se le congelaban las bisagras. Y corrr,ranticipación del colapso total ¡ahí tenian borrada de unrrplumada la entera Epoca de los Descubrim ientos ! iAguántcnsr'ósa mientras voy a buscar otra!

Humberto, que habia estado en España por dos meses segLridos con dona Susana, sin atreverse todavía, sobre todo por l;r

fanra de gigoló que le podian fabricar si es que no se la habrrrrfabricado ya, a vivir alli los seis nleses anuales que su amanl('le pedia alternar con seis meses de Wittgenstein y Mossberg,volvió al Norraghetto en la plena sazón de la "Querella de los[)escubrimientos".

Ismael no habia regresado de Norrtálje donde pasaba sc.nanas de excursión, de pesca, caza y de instrucción elementllcon el padre de Birgitta que conocía a Strindberg en todas srrs

facetas y al dedillo. O sea, curiosamente y justo cuando l¡Epoca de los Descubrimientos no existia más. Ismael estat¡rrdescubriendo ¿ Strindberg a la luz del crepúsculo boreal en losbosques y lagos dc Dalarna.

En cuanto a l\4arina. había descubierto su verdadero anor poIJorge y para alegria de todos y para ve¡ificación de ciertos descubrimientos de los psicólogos suecos, que también descubrillsus cosas, se habia puesto muy embarazada y cada vez rn;Lrlinda. Estaba ent¡e su tercero y cuano mes y por esos antojosque caracterizan estos estados se le habia metido en la cabezaque tenia que p¡sear por los balnearios de Crinrea, al atardecer,con vestido largo, sombrero atado a la cabeza con pariuclo dcseda y quitasol lidiando con el céfiro, tal como esa dama delperrito de Chejov. Queria después visitar esas aldeas holly'woodenses de T¡ansilvania con tabernas somb¡ias y campcsi-nos petrificados al verla entrar esplendorosa, colno una palomllista para la cena del conde Drácula. Asi andaban esos dos,Marina y Jorge, de luna de miel por Rusia, Rumania y Bulga-ria de donde llegó una carta para Eliana contando que en loshoteles no habia luz ni agua tibia, que en las tjendas no habianada, pero que todo era muy barato y muv rontántico, sobre

Page 348: Epoca de Descubrimientos

r',,1', l,rs trabajadores que te mirabar con un odio de clase que

r,,, r,,r,,,i "nté,

sangriéntamente, la Europa Central será la pri-

', r., , n ll.grr ll cómunismo' ja'ja'ja!"

',', ,titr"?", que había vuélto de Madrid sin t',:i"Y:l:

' ,r, rrr \ir 1 q¡g'vivia solo en el depanamenlo que deJo oons' "

' ' , .il,i:";"-i;;i"l'i t"" Hunrbeno como sunm:tnboende'

' Ll',r' {, que de atguna manera respondió al bonlbardeo de las

,', ' ,r.ltr,o.ol-mo y las proc;cidades de Malmó Desde

r,, ,,, llirna (que otras cosas no le perdonaba) en esto lo se

' I'' :,';;;;;;i¿n 'l-o .it'o Adriana' Luis v hasta Juan F

r.',,,i,' I)rr:r hrcerle iusticla El apoyo consisLió en apretar las

,,, 'r' Lrl,rrlrrr. morderse la lengua' no decir nadl' cerrar tt t-:rs y

¡,, 1,,', ,:rrír de Dalo cada vez'que llegaba una nueva cafia de

] i, ,, r 'rn

.on .ro, cuchillazos con minúscula que comenzaron

,, t,,1,,r t,"ro oue terminaron en francas obscenidades A Juan

, i',',r,,'ie fi iotta¡a la mitad de una carcajada' pero se

,, ,,',,r'',t f" o,ta mitad no más ver la cara de Eliana'

,1,,',1.. irJii" á"iir si la asombrosa respuesta d.t -Alb^til "t"

, ' ,'', \l:r rl bombrrdeo eslocolmino mismo' ni si err en abso-

;; I ;'.,:;;;,;-t qué d..oniot era Pero unr cosa.fue clarr para

, , nlt .uó fue el que saco la cara cuando los demas

r1r r,,l( ll)ln Por EuroPa.i , ,,,r,l ¿5 Ár¡erto -el Diomedes de la "Escuela lundense"'

, ,,rr,r kr llamó Bengt que se dispuso a-combatir.con tl p.nt lo

',r, r,,s lt)s fines de semana, porque con la inversiÓn de la epoca

i, r ',:i,,t'r" ii.tino del retomo'o doble negación de acuerdo al

i ,,,,;,,,;i; ie Lars Mossberg) se le multiplicaban los chilenos

' ,,.,.'.¡1.6..¡ auxilio legal para ser admitidos como relugla-

.i., ;',""i;;';".l oatuitJ escandinavo- se divide en apaflc-

; ; i;',,:";;; ;;';';;;n.. Lo primero -en que colaboraron

' ''.,

'l'.' ,.rit.'áá0. 'ei."tt v Adriana- fue un respingo de

i;;,;i,;i,.,;;;;*iio v hasta iepugnancia' Siguieron haciendo

r'. ,lL scubrimientos como en el -me¡or de los tiempos Eliara

, ,r',," ',,Jo,

Eliu.,u qu. descubrió ia Historla en el acto mlsmo

', ,'l',1 ,t.'rcubrió la hisroria y que después estuvo. en teramen te

'l l,l,'. ':i;';;; H;;h;;" 'úun..to """

le demostró que el des-

r,, ',',i"',rt"

á" la Historia no era mas que el comp.endio de

,,rr' 1r,,. tlescubrimientos y que' bien mirado' se podra consi-

,i,l;,';'..,,;;i;;eneralización del descubrimiento de la. muerte

,r, i ,,*,;;";-:";ia llevada a cumplimiento por su humilde

Page 349: Epoca de Descubrimientos

serv¡dor. Por este descubrimiento de Eliana se comprenclr lirsorpresa que le dio a Jorge con una tarjeta postai que lo alc:rnz0justo cuando en Transilvania él y Marina ascendian ateridos ¡/hollywoodenses hacia las cumbres peñascosas doncje rezaba lirleyenda que estaban las verdaderas ruinas del verdadero castillodel verdadero Drácula. En esa tarjeta, Eliana decía que lo t¡rrcpropiamente se descubria cuando se descubria la muerte tlcDescartes era Ia Muerte de Descartes, aunque lo mismo scpodia decir al revés y que descubrir la Muerte en el acto misnt0de descubrir Ia muerte no era más que un detalle del dcs.cubrimiento de la Historia en el acto mismo Ce descubrir llrhistoria.

Adriana, entre tanto, al instalar su jardin infantil descubrió ltrfamilia chilena, la cultura chilena, Ia piel sueca, la dignidad yIos derechos de los niños, sin decir nada de la Familia"Chilen¿i,que descubrió también en el acto mismo de descubrir la famililchilena, junto con la Cultura Chilena, la Dignidad, y el Dere.cho. Era la instalación de este jardin que Adriana ilevó ade_lante por su cuenta, sin pedirle parecer ni asistencia a nadie, loque tenía desconcertado a todos haciéndose preguntas sobrcqué _demonios era el exilio, de dónde diablos venimos y udónde putas vamos, y qué se proponian esos buenos para nadade Estocolmo, y si iban a seguir hasta el día de las calendasgriegas preocupándose por el Futuro y olvidándose enteramentcdel futuro.

Lo segundo que hizo Alberto fue adquirir una kotonitráclgár_den, un sitio de 150 a 300 metros cuadrados que los munici-pios arriendan por una suma simbólica a sus miembros intere-sados en plantar clavelinas, tulipanes, petunias, lechugas, pa_pas, tomates o lo que sca que el clima tolere, que no es mucho,por el placer de recordar su pasado campesino y escarbar latierra y ver como crecen.

Alberto consiguió después de larga cola uno de estos huertosy cantando sus consignas sobre el 2. principio de la Termo_dinámica comenzó a desmalezar primero, a rémover la tierra ylimpiarla de piedras después, y luego a acarrear sobre sus es_paldas sacos de estiércol desde una caballeriza cercana al nor-raghetto, donde pagaba el abono en trabajo de limpieza quehacía cantando también contra la entropía entre los pónnies quelo miraban sin acertar qué lengua era éia en la que ielinchaba.

350

Page 350: Epoca de Descubrimientos

I', r,, [r tluc se consideró el golpe maestro de Alberto fue.lai. r.r1,r( r(Jn clel Fondo General de Basura Orgínica en el Os-tt ¡"ltt'ttt¡ y que consistia en un fondo o barril petrolero insta-l

',1,, tlll¡rt() .tl containet de la basura con un letrero bilingüe quc,l', r,r "lltsura orgánica aquí." Lleno el barril, hacia fines de, r,lr ',r'rrlrnr. lo acarreaba con ayuda de Bengt o Luis y lo va, rrl,,r crr rr¡r pozo horrÍfico, hediondo y oscuro, abierto al fondo

'1, l,r lrrloni. AIli se iba fraguando el más mugriento de los,r, rturi('s que a Alberto y Bengt les sabia a miel y que micn-rrr, (.rrlubiln en un dúo también horripilante "Si a tu ventanail r,,r urir ¡ltloua" iban revolviendo con tierra que era un asco.t', ,rllr. (!ccirn. se originaría un olor y color inódito en las

r,',r" \r n gusto nunca antes sabido en las zanahorias, los to-,r rt' . v l)ctrrragas. Cuando los atónitos.chilenos, urugu¿lyos,r¡l', ntrros. griegos y casos sociales del Ostraghetto pregunta-l,rrr l¡¡r cl barril expuesto al sol echando su hedor hacia los, r.rt!(l rir)cones del barrio, Alberto los llevaba a la koloni y

illr irl)()rcando sus lechugas, repollos y patatas con Bengt yl rrr', lcs dictaba clases sobre el 2' Principio de la J'ermo-,Irrr,rrrrii:r, la crisis de la energía, el peace novement y el green

/,////. (lue tcrminaban con los conlisarios pifiando tildhndolosl, l,r,,r'istus emboscados y el trio de Alberto, Bengt y Luis

, llrl,rtt(l():

Si a tu ventana llega una Palomacielito lindo.lrrtalr con caguino que es mi persona.

I r rlrrs de la integración cultural, l-uis y Alberto pronuncia-I'rrr lrr prrlubra "cariño" igual que Bengt que era flojo en la ¡;t,, r¡, los cor.nisarios decian que el caguiño no era otra cosa que

I r lr,r',rrlu orgánica que estos vendidos al imperialismo le echa-

l',rr ¡r llrs ztnahorias.llrrrl)crto y doña Susana regresaron en otoño de Ia Costa del

'.,,1 ,krrttc habian dado ya los primeros pasos para adquirir una

' .r'.(,!rir ('n las afueras de Málaga en la que podían veraneal to-

'1,,. l,rs rlcl grupo si se lo proponían. Doña Susana ya parecia

'r,r', lrrir tlama de Granada que de Santiago. Se vestia como si

lr, r.r rr ir a los toros y las envidiosas del Nor¡a y Óstragheüo,

't,,¡ r¡() encontraban palabras para describir tanto escándalo, se

151

Page 351: Epoca de Descubrimientos

atragantaron y ahogaron cuando oyeron de "Ja compra r1e rrrrhuerto en España". Del huerto se dijo que .ru unn quintu, ,1. 1,,quinta, que una hacienda.

Corrieron rumores sobre la riqueza de doña Susana. sus orrgenes y sus "coyunluras". Llegó a decirse que practicaba ¡lusura, que poseia en Santiago agencias clandesiinas de cnrpeño, que regentaba elegantes casas de cita en el Barrio Alkr vhasta se esparció la calumnia de que eila misma administrubriprostibulos, que en el Santiago de pino¿het "Madame Suzannt,.,ofrecia sus pimpollos sifilÍticos en elegantes burdeles dei B¡rrrio Alto.. La gente hacia preguntas. ZCómo era posible? Doña Susallrhabia vuelto al Chile del Terror pinocletista. aA quei e tiquidar sus negocios en oro contante y sonante justo in la hortrundécima, la víspera del descalabro del "nrilagro económico.,,iusto antes de que se declararan en quiebra lraudulenta Iosgrandes consorcios industriales y en bancarrota jugosa los brncos, justo cuando el dólar se fue a las nubes.-ET refugio dcdoña Susana en Suecia no era más que una fachada rn ii-n"lnd,,concebido con mucha astucia y anticipación para pasar-mi_llones de dólares de Santiago a Madrid.'

Por el mismo tiempo que Humberto y doña Susana regre_saron de la Costa del Sol, volvió tsmael del norte y llegarontambién Jorge y Marina de Bucarest.

De un día para otro Jorge volvió a desaparecer. Todos semiraban las caras sin atreverse a pensar lo que estaban pensando. l¡ más extraordinario y deiconcertant¿ era el ¿nim'o ¿cMarina. Se la veía cada vez más feliz, más inocente. l_ai -u_jeres dei Norraghetto estiraban los labios y decían que no eranada del otro mundo, que se había pr"rto tontu

"ón "l "rn_barazo. Eliana ni pidió ni recibió uni sílaba de in¡ormaclon,pero con su intuición atacameña sabia que Marina sabía dondeandaba Jorge, en qué andaba y con quien, y que lo meior eradejar las cosas asi, sin removerlas. Marina"bébia te"ÁJ

"rp"_cial, hacía ejercicios de natación y respiración son.lenal "nig_matica. y rezando por dentro por su Joige. qu. l".graruru oan,o

de Noruega. que no Ie ocurriera nada y que en aáelanre'lo de-jaran tranquilo como le habían promeiido ahora que iú.á,.,padre.

Page 352: Epoca de Descubrimientos

I ', 1,, sLrcedido en la Gran Canaria Marina no sabia nada.r¡rr¡ ,r slbria. Jorge, que aceptó de Issy una misión en Noruega'tr, l( scntaba a la perfección como argentino refugiado en',r,, rir. sc preguntaba si todo el asunto de la Gran Canaria, que¡,,rl,rrrr lc causaba un estado de levitación y plenitud con eli,l¡' r( (ucrdo, no lo habrían borrado de su memoria Issy y

I r' 1,, ,rrlt colt]o trazo sin importancia. No podía pensar lo'rr'.rr, {lc los oficiales de Inteligencia Argentina. por distintos. r,rr,lrrr'los le llegaron señas seguras y numerosas de lori¡r\rr\os que se habían puesto los hijos de puta. En casi todal.r, , ¡1¡lr¡¡i¡¡l¿5 argentinas, en Europa y Latinoamérica, habian,,l,,r,r(l() cl aparato de seguridad. Sobre todo en Estocolno.',,',¡,,.r llrban una conexión sueca y por Ios artículos que¡t,rr'r r('rotl en Buenos Aires en la época del accidente parecra' lrr,r r¡rrr' la versión de la policia canaria mejor se la contaban arr rl'rrrli(lt.lrr,r¡ lrtluardo se llevó la sorpresa de su vida cuando se en-

¡,,rrrt) (()n que el ataque frontal de los comisarios de Esto_' , 'lrr, sol¡re la "Escuela de Lund" no le sacó una silaba de co_,r' rr.r rr) lti a Humberto ni a Ismael. En cuanto a Jorge, no sólo'r,,,lrtrr r ur palabra sino que Juan Eduardo tuvo la certeza de'Í¡, r¡, ()rit ntientras le contaba de las cartas de Estocolmo. FueI rl Lr r':, tr ll)c facción del despanzurrador ante tanta indiferencia'¡rr, llr'1to u dudar que hubiera existido nunca una Epoca de losl¡, ., rlrrinlicntos como no fuera en el hueco de su cabeza. Leia; ', 'lr rr rr lcer las fotocopias de las cartas de Estocolmo. Arru,e.rl,,r l.r llente y se hacía también preguntas fundamentales.I rrr,.r soy? ¿Dónde estoy? iPara dónde voy?l" ,,r ,,1 q¡¡11¡o Juan Eduardo cuando Humberto se acontodó

l' ' .lrtr.o jos entpujándolos con el índice, como era común quelrr, rr r,¡ 11¡11¡ vez que iba a "elevar la conversación',, y le dedicór¡rr l,rr'rr'ill)arte con relación a esa frase suya sobre las',ciencias',rrlt,r',

',,,n ()( lrltls, mi querido despanzurrador. Y si quieres que te, r lr,rrco y no te oculte nada, la bola de cristal y el turbante

r¡.1r, nl,¡ r'on que nos pintas ante tus compinches matarifes y' ', . rr¡,', sin rcmedio de Malmó son símbolos muy apropiados.'lr. ,r¡'r,¡rii¡165 de lo que sueñas. Cuando sabes seguirle lar,, rrr.r. rro (c imaginas cuánto pueden revelarte esos simbolos!l, t,.¡rrcc tlLre las cosas que se descubren se descubririan si no

153

Page 353: Epoca de Descubrimientos

estuvieran ocultas antes de descubri¡las? cEh, qué me clicc ,despanzurador? Todas las ciencias se o.rpon á.-lo álrlto, ,,,iamigo. Si no fuera así el mundo estaria ileno A" Uuiio, ",,,,prerrio Nobe l. "

_ Después de recitar Io cual, Flunrberto continuaba su canlltohacia el fondo de la koloni, a ptanrar ,r, p,,ñoil"irijo .1.Marja.

.. A Ismael, ha¡r que reconocer que las frases que h¿bía en llrs"cartas de Estocolmo" sobre "el e.r,ilio "on

,"nuur"rio,; u ,.1,,,exiliados con minúsculas" Ie slcaban los chorós ¿.1 .rárrr,,.Luis le daba con el codo a Juan Eduardo y éste'no ]erclirr1¡,oyrlni,UL<l

de rcperir lr., ¡ugnrs esrocolminr\.je lr. rn:,yu,curas y llls nlnltsculls como si le hicier¿rn un efecto en el cstómago que no sabia identificar. iy ahi era ¿onJ. i" ¿ol¡r,,Ismael que se mordia los labios! porque... f" u"iáu¿...1..,

"¡colmo! iQué se creían esos g.aniófonos de Estocolmo,ll,Pensaban que porque vivian donde se cortaba at quaro tan,r,,,derecho los imbéciles a irrumpir en la casa ¿.t

".irtli..ot ly ¿.noche, por si fuera poco! óomenzaba a enro¡ e cei -lsmael.

Humberto se enderezaba con una papa en la nant y l,luiino ,.quedaba con la raza de Ieche a miiad de cam¡no. JuaÁ Ejuur¿,,se deleitah¿. iPor fin responderian a las cartas de estácolrr.,o tascartas de Lund! iSe annó la rosca dijo la ntosca! Ismael it¡trlevantando la voz y hasta Marja cerraba la boca.

"r,Así que exilio con mayúscula y exiliados ion minúscula,1iEsas traen los altoparlanres bipedosl ¡ i"i-rn"vlr.rlr, "" lir-sminúscuiasl ¡Nosorros, ios alienados a. t", nloyúicrtuil"¡Érror.los iluminados de las minúsculasl Los objetivor, ior-"¡""tiiicos, Jos guardianes de Ia verri.ad. ipor qué no se áealcal me.¡..,,a analizar la Constitución politica con mayúsculá -n oua fn,nrilitlres se los... se los... forniccron .on *inur*lC :ü, qu.a ver, por.qué? iYo les voy a decir por quél porque no son ca_paces de leer boleto de un bus, _ipor esol iCon irayuscria, yminúsculas! iSi ni son capaces de distinguirlas! V Vá qr"

"rt.mos, icómo son los militares para elloi? e ver ¿cOmo son,¡iCon mayúsculas, con unas mayúsculas a..rt po.t.i' Vilitares de opereta, militares marchando detrás del üo.Uo, .il¡tares con la cabeza cuadrada, nilitares con jeta de gorilas,brutos, insensibles, analfabetos. En suma, nrúi,ur". ¿1".u.icatura. iY éstos nos vienen con sus mayúsculasl ieue son-sus

l5+

Page 354: Epoca de Descubrimientos

irirrres. x ver. qué::lly lY::'"iliffii"¿litÍf1': ;i'¿i.xi'',ro ¿. "t,ot

eucaristones i^1'"':::;;; una mayúscula del

i;:ll:::";"'l'.L* :::Ti:'':;;LJü,*:"il**"';;' m: ".""';

', rio, ou. riren detrás o'' li'jj'ilit,ir;:,.o'11'l:."::l: ':J;:i,,pices de c-olores mtenlras^l n.,. aan,r.-,,r,,,:r,,rn Dor las arm3s en '"],.I]' , L)..',,,'" no t" echan un vts-

I rcrtnoi! En lugar.d: t"t :1:';';';#órui .on que pelear para

l,:í:.il,i.':'.:""..J1:'üllH;;il:ül{"'üi:T:1fi "..r"ir rcucia su plxtito de alDC) (

,¡istno. iAhr tienen' el que5l

lll';["*Jf; :.""¡t#."1[;H;{llixil ji:íi¡,ti:*"T:,,1t,1.,r'ru, l.r.ur y ."..n,:.:f ,::n"t','"T""ürJ *r" et cretinos de

v¡nranr trasmitirtl .de'PUe1...,.. ^,,,.n de las mayuseura' y las

ü,rlmó con el nom.bre ot , :.1)::"";nriuuu in la glorieta

rinúsculas". _g.uttio..:-u:^ t:i

'j .r""' i" qr. oia. ilsmeel em-

irrnto a doña-Blan:t 11t-,n:r'::':**".i, ¿" los niñosl Lo que

,rlerndo Plllbrrs luertesl I

i,,r, ra Luis era conar '"" 'l^lüilü.*{**S"n::t:'Í':i rlx 6'ql¡;,'* i$;;.1::Í:Ik' r:i':ii;'.:;""",.:.,mprñar Ia crrcajada::::i';;"r; se Ie metió en la tráquea

t,i otñ. el resultado, l"^?""t";r;t;;;. nr¿1. t. daba cuenta' ja-

,.,'i carcejada y todo A t^c u"' '-"n"'aon t"t mayúsculas y las

i,,icandose en coro como-(':l:il;; vez míi rojo y {urioso

,,"*{jild*;i*t'$sTiíhititu$$[?t*-!T,,'áí"u, 'utl"n¿o

d'.li P"'"',"'5'¿;i'r"iá irtiiu'^ de ceboltas',irndo vueltas al luntun tti]::::"-'^:; la boca abiena y la gar'

r,..' ..leat de porotos -yL\tomartl#r¿i. lá. o.lo, blancos y la

¡rnta chirriando como DO(rrrd i::'.;; ouisiéran los tomates

irF':''u':tidJdi*dd{i*.*:,'"l:l;"::'*.d*üu ino corriendo Y grltan(

.15 5

Page 355: Epoca de Descubrimientos

caer redondo sobre las matas de siemprevivas. Florence, He-lena, Antonio y José no sabían si reir o ponerse a llorar a gri-tos. Adriana gritaba ise ahoga, se ahoga! y ya corría Ismael enbusca del coche para llevarlo a[ hospital cuando Alberto tuvo labrillante idea de darle un puñetazo al pecho con el resultado deque el queso salió volando de la garganta de Luis y casi le en-tró a él por la boca. Luis comenzó a respirar como si vinieranaciendo recién, sostenido por Humberto y Juan Eduardo. Ibapasando del rojo al azul y del azul a un verde de lagartija quele subía en franjas por las mejillas. Tenia unos ojos de ternerononato que daban lástima, sudaba y no podía sujetar los tiri-tones que le venian como si fuera a estirar la pata. Adriana,Eliana y los niños comenzaron a enderezar las varas de lasplantas de tomates y porotos, a recoger y colgar de nuevo lasristras de cebollas. Alberto fue a la glorieta y estuvo reco-giendo el queso, el cuchillo, las tazas y todo lo que se habiavenido al suelo con la conmoción. Doña Blanca estaba blancacomo su nombre, sin sacar todavía el habla, aunque los labiosse le movian automáticamente agradeciendo a María Santisimasin pecado concebida que no se les hubiera muerto Luis enplena koloni dejando a una viuda y dos huérfanos, sin amparo,sin jubilación, sin nadie a quien volverse, condenados a lacalle, a la limosna, la búsqueda de restos en los tarros de labasura, la enfermedad, la corrupción, la delincuencia, ila cár-cel! Y todo esto porque doña Blanca no terminaba nunca deentender que vivía en Suecia donde hasta los alces tienen a-signación familiar, y creía que seguía en Chile y que Luis semoriria antes de llegar al hospital, si es que no se moría antesde que llegara la ambulancia, si es que había ambulancia, si esque habia teléfono para llamar la ambulancia, si es que habíaplata para pagar el teléfono, sin contar el dinero que había quepagar para el sepelio y de cómo iban a hacer para enterrar aLuis siendo que no había qué vender, qué empeñar, dónde en-contrar amparo y iDios nos libre y nos favorezca!

I¡ último fue que habiendo Adriana, Eliana y los niños or-denado todo mientras el sol encendido y gigantesco rodaba so-bre el horizonte de oro sin querer acostarse y con gran asombrode Marja, vinieron Humberto, Juan Eduardo y Luis, primero, ydespués Eliana y Adriana, a reparar en Alberto que de rodillascon el trozo de queso en una mano y el cuchillo en la otra, iba

:,56

Page 356: Epoca de Descubrimientos

del cuchillo al queso y del queso al cuchillo y de aquí a Ismaelque se había quedado paralizado igual que doña Blanca es-

perando que Luis echara el alma. Y viendo primero Alberto ydespués Juan Eduardo y Humberto que todo habia sido por lospedazos enormes de queso que Luis, el muy glotón, cortaba yengullia a toda carrera como si se los fueran a quitar, comen-zaron a reirse, quedo al principio y contagiándose unos conotros poco a poco. Y apuntando con el dedo a Luis, y exhi-biendo el queso, Alberto hacía mimos simulando que cortabaenorrnes trozos de queso que con el cuchillo de plano se metíaen la boca abierta que se le veia la campanilla, lo que produjotal hilaridad en el grupo que Eliana pensaba que se iba a des-

mayar de la risa y Humberto y Juan Eduardo querían coger delas piemas a Luis y sacudirlo boca abajo para que devolvieratodo el queso que había engullido. A Luis se le atascaba lanariz todavía, pero habia vuelto a la vida y estaba ya riendo ypidiendo que le dieran cerveza por favor, aunque fuera de lamala, porque tenia la impresión de que se le había quedado unpedazo de queso en el gargüero. Doña Blanca desde su asientoen la glorieta, feliz con la resurrección de Luis se preguntabaqué ocurría ahora, riéndose a saltos y poniéndose seria entrerisa y risa. Los suecos de la koloni vecina que también teniansu kaffepaus después de regar sus flores y aporcar suslechugas, torcian de vez en cuando la cabeza del lado de losindianska svartskallar sin entender qué les ocurría, de qué se

reian ni cómo podían tomar las cosas de la vida tan a la cha-cota, descuidar las clavelinas, apelotonar el cilantro, anegar losporotos, no tener termómetro ni barómetro en la glorieta, nomedir la distancia entre papa y papa que plantaban, la acidezde la tierra que empleaban, no comprar sus propias herramien-tas, usar las palas como si fueran azadones, las tij eras como si

fueran rastrillos y más encima reirse como enfermos mentalesnadie sabía de qué, quizás de la puesta de sol, de la ruina y eldesempleo en su lejano país, o de las torturas a que habían sidoexpuestos en la mazmorras de Pinochet, vaya Dios a saber.

Adriana que daba la impresión de estar encinta aunque anadie se lo decía, ni siquiera a doña Blanca, se abrazaba a Luisen medio de una ronda de chanzas y gritos que los pequeños

habían formado. En el último tiempo, estaba cariñosa comonunca con é1, y el incidente la había dej ado con el corazón en

Page 357: Epoca de Descubrimientos

Ia.garganta. Le hacia mimos a la.vista de rodos. secándole Iasll,cj,Iur,y ordenandote et peto lJena o. uir"ur*ilri,t.orr,rnll"_Tl9r pu"not para Adr¡ana: ro¿o, .rtnU"n' lon*,.iiorr .on ,,tardrn rnlanl¡l y eila confiaba.n qr" Hun,ui." l'.1"",it¿""r¿"terminarian por convencerMa rm o y le' Jin,ü' ; .;;i

"i'.:"0.. l,:. r0"?1,'i'[ j :iráj :, r;

!ffi ,T'H:::il# o'ffi '1.".', o. üi . i"ü q,i ;;;;,,.",u,Flspaña. i;;;t "0""'o"J|''l'

!."ntte los dos v comprar una casa en

a", r g,noi an Js* ;1; ".fi111 í ::::X ijj,iT:[ j',; j.f# i;cuando se les ocurriera v,darles un tapaboca u tobo, .ro,momios asesinos qr. pen*ban qu. ¡o, .lil¡*J, l.,ii,i'r,u" .nei extlto cuando eran ellosm_..¿on¿e ioñü; #; ,"";,J,\;.,|:Í,l#,.i :T"iJ,j ,r.:rencra entre los ricos v los

r:*ru;mii'."j;i,*fi :i^Tjq*,'?r:r':"::il;i:;,r,T;:con eso Ies cambiaba l, .u.rltl^tl-ooto

y el suelo cre¡endo que

""Hi#[:iT;i j:lT"*:1ül,"!nlx.o:Til,"."::.,.,

g:.bni"o ;;;ffi; iliiíü F?;,li':T.i,::: :H: ?":tj,;:prrcados archipiétagos de Suecia. Em vl-ilü'í# ,?or¡,uAdr¡ana. Se interesaba en lrrales. las

"",i.¡ri, i"r"i,já"iYt-llPlTnj"l'. Ios programrs cultu-con rarr es r., páüi"á,,i ll i'J; i"i fi ] 1,r,, : I'i üii:;"l ir.T,¿#,:nat tan campanre. lguai oue .n srn rr¿¡Jrrl iu"'ri,il,)d.r"Soto que aqui acarreaba lihros en su_ bolso ) rlla huesos pell_:::?1* et catdo. iSi que esraba,cambjando i"-;;;;;Ib1..,.comenzar un curso de instés. rrrui"ul .i "r;;;,,;lJ. y..",melor.que él..Ahora que esiaba abrazándola notlbu lo que renraen er vrenrre la morena linda.y hacia ¿l ,rrüi."

"riJri$ ,obr.IXJ#J:,ffi j:::l;i:;ilÍ;' 1de¡ando er traba¡" ." üir i'",compras en el mercado. ir,

ooto a poco' empezcndo orrr lasaprendiendo i. Áiii",

"l'ii.cosas'de la cocina v el rseo.

de urgencia, i"i i.iÉi""1,'!l' :f "t,.;.i,Tl.,::.ff i;Jf il,;ij:Í:oe Juego, en hospitales. a ¡a t

como jiugar .;;';ii;;:';;;;.;:"'i.d:r l.unc.h' de ra siesra. sobre:nventán-dotas. s;ü;..;;;"fn", nrslor¡as Ie¡ endotas a meriias.corumpios .i;'q;;";;,:;;:j;?:Í'::'i,:ilil$. subirros a ros

158

Page 358: Epoca de Descubrimientos

Todo lo cual se fue haciendo con la venida del invierno quecse año superó en crudeza a todos los que recordaban los habi,lantes del Ostraghetto y que en los campos llegó a sepultarcasas bajo la nieve, matando a algunos que se descuidaron enla noche, cerrando los caminos, rugiendo sobre las fortalezasde Malmó, golpeando a Lund, espantando a las cornejas, urra-cas, grajos y_tordos que no tenian dónde trasladar sus nidos,hclando el Oresund de punta a punta, el Lundagard, elStadspark, el Klostergárd y arrinconando a medio mundo enIts fábricas, oficinas, laboratorios, clínicas, bibliotecas hasta(tue pasaron Enero y Febrero, Marzo y Abril y llegó Mayo sintlue a la tierra Ie saliera el habla ni a los árboles les verdeara unhrote -

Finalmente, cuando los svartskallar del Norra y Óstraghettosc preparaban para saltarse el verano despidiéndose del sol y delas flores y volviendo a poner el disco de Carlitos Gardel(iVolver, volver! la nieve y el tiempo piatearon mi sien, volvercon la frente marchita pero volver ivolver! salir de este paisrlue ni los renos del viejo pascuero se aguantan en él), hé aquique los cieios se abrieron, los hielos cedieron, los alcessalieron a las carreteras, los lobos y los osos se sacudieron Ianieve, los gorriones, los tordos y los grajos se fueron a loscan']pos a ver si habian quedado larvas y lombrices y los /atl-noamerikanska indianer vieron que también en Escandjnaviaverdeaban las colinas y florecían los juncos, los pensamientosv Jos jazmines. Vióse también que las morenas embarazadasque invernaban no se habian quedado estacionarias, frigo-rizadas, sino que salian blancas, como suecas de los cuadros deI(arl Larsson, con largos vestidos y una trenza de azabachecolgándole por atrás, con sombrero de paja sombreándoles suscilras ccn la mirada radiante, empujando sus cochecitos ynretiéndoles el biberón a sus pequeñines venidos al mundo enla plena oscuridad y el aburrimiento, canturreando, parlo-teando, descubriendo Suecia en primavera, Suecia en las flo-rcs, en los cisnes y gansos silvestres que volvían de,Africa aIos lagos de Upplandia y Dalama, en el cielo azul, las nubescandidas navegando lentas hacia el Mar del Este, en la alegríarle vikingos y vikingas que de nuevo sonreian, saludaban, se

¡rreparaban para remar en las correntosas aguas del deshielo,tlue pintaban sus yates para salir a recorrer los archipiélagos,

159

Page 359: Epoca de Descubrimientos

sacaban sus salchichas de los freezers para asarlas en el bosquecantando alrededor de sus fogetas, preperando sus traies Dara elcamaval, para Ias danzas de la somtnár[es¡, la orgia áe I'a mid_sonmarnatt.

Los svarfskallar seguian descubriendo. Contra todas las car-tas de Estocolmo, seguían descubriendo. Descubrían Suecia,descubrian los sueños, ilusiones y obsesiones del verano es_candinavo, descubrían las obviedades del determinismo geo_gráfico, la importancia de los patos salvajes, de las flores sil_vestres y de cómo dos más dos efectivamente son cuatro. Osea, que la Epoca de los Descubrimientos volvía con toda sufuerza, justo al revés de los osos que volvian en los huesos.Con tanta fuerza volvia que la "Escüela de Lund" se cubria deprestigio conto los bosques se cubrían de un verde que dabanganas de cantar en sueco aunque parezca una biasfemia.

Tal fue la irrupción que csta vez la Epoca de los Descubri_mientos _trascendió de Lund, trascendié de Malmó, orilló elOre¡uyd..y subió al norte por Landskrona, Helsingborg, Halm_stad, Falkenberg, hasta desembocar en Góteboig o"óotem_burgo como la llantanros nosotros y de cuya ilustrñima estirpese piensa que salieron los vikingos gó1 que bajaron por el óre_sund, crszaron el Báltico, entraron poril goifo de-Finlandia,bajaron por el Volga y se desparramiron poi la Europa Centralen las ramificaciones de los pueblos góticos. Todo isto juntocon el mapa mundi, que lo descubrió Luis, que se lo trasmitióa Ariel, que se lo contó a Florence y HeJená en esta segundaparte de la Epoca de los Descubrimientos que, si se la ánsi-!9r.a nor el lado del Báitico, subió de Lund a Váxjó, de alli aKaimar, de ahÍ a Nykóping, a Sodertálie donde iábia tantosvartskallar, que Ios choferes de los buses cuando parabananunciaban "ilstambul!" o "iTeherán!,,, de ahi finaúnente aEstocolmo donde, estaban cortando el queso los comisariospoiiticos, culturales y expertos a quienes ia Epoca de los Des_cubrimientos termjnó por hacer tal impacto que borraron elpizarrón, canlbiaron las regJas y empezarnn de nuevo llegandoa descubrir solitos la Caída de pinochet, el Año Decisiio. elRetomo de la Democracia, todo con mavúscula.

160

Page 360: Epoca de Descubrimientos

43-

lin cualquier momento podía imrmpía el general Valdivieso; yno más hacerlo, lo primero sería clavar su mirada radioscópicacn los papeles sobre el escritorio del capitán Herrera. En'tonces... iAhí sí que se armaría la de San Quintín! Pues bien,ique de una vez por todas se armara!

Esta mañana el capitán Herrera estaba por soltar los nu-merosos hilos del complicado y peligroso asunto que hacía un

luño había tomado en sus manos por su cuenta y riesgo. En sus

adentros una vocecita cada vez más histérica gritaba ¡basta,basta ya, esto no puede seguir, que salte todo, que si tiene que

irse todo al diablo, se vaYa!Mirando el manojo de papeles sobre la carpeta, los codos

apoyados en los brazos de la silla giratoria, el puente- de lanariz en la punta de sus índices, el capitán Herrera subcons-cientementt se hacia la representación de una bomba atómicacsférica, negra, con el ombligo detonador conectado al legajocie papeles. La hazaia consistia en deslizar el manojo de pape-

Ics -tiiando

suave, cuidadosamente, milímetro a milímetro sinque estallara el artefacto y volara con él toda la ciudad de San-

tiago. úsantiago? iNo sería nada Santiago! Todo Chile, toda lageopolítica, toda Latinoamérica."

iQué haría si en ese mismo momento entrara el general Val-diviéso -que sucedía a Carrasco y no tenía deseo más fuerte

cn su alma militar que ver a ese camicero y saqueador ente-

rrado con todos sus sucios galones y la caterva de asesinos que

habia reclutado para su terrorismo de torturadores y violadoresnoctumos? óQué diria al general Valdivieso cuando preguntara"iQué significa esto?" ¿Qué respondería cuando le preguntara

Oe ¿On¿é venían esos papeles, a quién comprometían, quéhacían en su poder sin ser reportados? iPodría explicarle qué

hacían en sus manos por más de un año esos papeles, espe-

cialmente los seis informes de autopsias que, por todo lo que elgeneral y el mundo entero sabían nunca se practicaron, mien-iras que estaba a la vista allí firmado y sellado que se practi-caron efectivamente y con meticulosidad profesional?

it¿ habia hecho grande el general Carrasco! El Fouché de laInteligencia Militar lo habia llamado uno de los oradores en el

banquete de "despedida". Los comensales se pasaban sus

361

Page 361: Epoca de Descubrimientos

opiniones soto voce : Volveria, los sobreviviria a todos. iosenterraría a todos. Fln este ntismo instante, con una llamadatelefónica, en un minuto podia hundir al Fouché, ponerlo a Iasombra hasta que se secara, fusilarlo, perderlo en ia larga colade los que él mismo perdió... ipara qué había pedido

"!o, ou_

topsias el Fouché de la lnteligencia Chilena? Habia dos in_formes de occisos civiles y cuatro de occisos militares. Decoronel para arriba. Autopsias de camaradas que habian pasadoa nrejor

-vida sin que se practicara ninguna autopsia, segun

habia informado la prensa. Zeué se próponia el general Ca_rrasco con extintos de esta condición? Habían muóño de unanranera de acuerdo a las historias de Ja prensa y de otra seeúnesos informes. ¿Dónde estaba el nu<Jo de está embrollo? ElFouché de la Inteligencia Militar habia olvidado los inforrnes.iEm así o queria que pareciera asi? ieué lograba Carrascoprobando que ei coronel Zutano había sido ,'accicj¿ntado', ell unhelicóptero, que al general Mengano se le habia ordenado uninfarto cardíaco a toda carrera? y si iba a probar cosas detamaña consecuencia, l,cónro podía dejar olvidada la pruebamisma'l iHum, aqui había gato encerrado! Un gato del p'orte deun puma. Casí se oian los maullidos. Con estas oscuias artimañas no se levanta la moral <lel Ejército. A un sujeto asrhabria qua.. Veamos, supongamos... Si es preciso, por ra-zones de Estado, eliminar a un car.narada, un compaiero dearmas, entonces... bien, ise le elimina y punto! isilencio en laNoche y Adiós al Séptimo de Línea! ieue hacÍan estos docu_mentos en el archivador que se le olvidó al Fouché de la In,teligencia Militar? iNo alcanzó a quemarlos? ZNo alcanzo atrasladarlos a su famosa bóveda privacia? ¿Los deió deproposiro? Como deLonadores entonces de esa bomba aíomictque le paralizaba las neuronas, que lo inmovilizaba haciéndoloacaso cómplice, aparato accesorio de quizás qué siniestras as_tucias. iAsi que el Fouché! iEl muy hijo de puia! La verdad seadicha, al hombre no lo conmovia toda la fuerza del Depana_mento de Estado. Estos documentos... ieué otros como éstosy aún más delicados estarian en su poder? iNo, este hombre craun peligro!

El capitán Herrera se puso de pie bruscamente. Mejor que nose le oruzara nadie en ese momento. Fue y vino frenie a su es-critorio mordiéndose los labios. Sacó su ilavero y estuvo por

Page 362: Epoca de Descubrimientos

largos segundos agitando entre el pulgar y el índice la llave desu caja fuerte. iQué cabía hacer, ahora que habían venido a susrnanos? ¿Destruirlos? Movió la cabeza sonriendo con anrar-gura. iLa ironia suele inmiscuirse en los lugares más inespera-dos, frustrar los intentos más puros! LCómo va a quemar nada?llntre esos informes de autopsia que el general Carrasco dejóatrás, probablemente debido a la velocidad extrema con que sedesencadenaron los acontecimientos que terminaron con la in-vitación por parte de su propio patrón a que le presentara la re-nuncia dentro de una hora, habia dos que se referían a civiles.L-lno de los dos a un sujeto llamado Octavio Valladares, esposoclc la hermana de su mujer, suicida según la prensa, pero nosegún los médicos que hicieron la autopsia y el peritaje. iAsison ias cosas de la vida! Unos informes se sostenian con otroscn las manos del capitán Herrera que vio otra vez la enormebomba negra sobre su escritorio. Tiró el legajo en el cajoncillosccreto y cerró la caja fuerte.

iQué ocurrió la noche que asesinaron a Valladares? EIcapitán Herrera no estaba en Santiago en esos dias. Antes,¡rensaba que este hecho fue pura coincidencia. Ahora, cada veznrás, le parecia que el general Carrasco le habia asignado esanrisión en provincias precisantente para tener a mano una ex-plicación si las cosas no iban bien. El capitán presionó el botóny casi en el aclo apareció su asistente haciendo resonar el pisotie madera.

"iA la orden, nri capitán!""iCafe y un vaso de agua!""Café y agua, ia ia orden!"Seguro que algo anduvo mal. Carrasco no contaba con la ini-

ciativa de ia viuda. iQuién se atrevía con la DINA en esosdias? En todo Ch¡le, de capitán a paje, no habia uno que seiltreviera. Pero, ahi estaba la viuda de Valladares, la hermanarle su mujer. El cadáver se sepultó sin practicar la autopsia. Asise dijo, después, cuando vinieron los americanos del FBI v Ia(lorte de Justicia Americana. Tenian preguntts que hacerie aValladares, pero se encontraron con que se había suicidadoconvenientemente. l-a eposa de Octavio Valladares, su cuñada,cuando Herrera la visitó e interrogó en presencia de su propiarlujer que no se apartaba de ella aunque a él no queria mirario,rrsando el pañuelo no para secarse Ias lágrimas sino para tener

l6l

Page 363: Epoca de Descubrimientos

con qué morder Ia rabia y el odio que le roian el aima mientrasrecordaba, Ie gritó que eran todos unos mentirosos, unos ase_r]n9L.yn9r desalmados, que si hubo auropsia, isi hubo aurop_sia! Ella fue a los jueces, esos hipócritas, esos cobardes, fue ala Morgue, esa cueva de cómpiices y facinerosos. OidenO,exigió golpeando en la nresa de una mujer rubia, huesuda, confacha de carnicera,.un peritaje forense. ño recoráaba notrlbr.r,pero estaba viéndolos a todos ésos. por lo demás, ahora, des_pues. de lo que habia pasado estaba todo claro para ella. ieuénombres Ie iban a dar ésos! ¡Maricones todor! ¡No hubierapensado nunca que magist¡ados, que médicos se prestaran paraencubrir crirnenes.

. "Ah, esos reptiles inmundos... ipero autopsia hubo, peritajehubo!... Después la eludieron, la tramiüron. iA'todo leecharon t¡erra los rufianes, los miserables!"

En ese tien.tpo, llerrera no dio intportancia al detalle de laautopsia. Daba por seguro que a Octavio Valladares lo entre_garon empaquetado ya y asi lo sepultaron. Fue tiempo despuesde la venida del fiscal americano y todo el revuelo que se armocon el ntundo entero pidiencio la cabeza de los asesi¡r<.rs,cuando ya el general Carrasco no era más que una leyenda paraunos y una pesadilla olvidada para otros, que, saliendo del edi_ficio una tarde de regreso a su casa abanáonada, sin mujer ysin hijos, vió venir corriendo al suboficial que estaba a árgode _la incineración. eueria consultar primero sobre unosarchivos. que llcgaron para ser quemarios. cNo querría elcapitán darles un vistazo?

iY alli estaban! Un minuto más y hubieran desaparecido para:iempre.. Y con lr. copias por añadidura. Entre ellos, el in_torme sobre Octavio Vllladares. Herrera nriraba y volr la a mi_rar los papeles. Miró al suboficial a cargo de inciieración. ¿Noseria un agente del Fouché chileno? ZUña coincirjencia? pero elinforme sobre Valladares era una alpargata vieja en

"ornpu.o-ción con los otros. No se va a compaiar el "iuicidio', de unGeneral de la Rrpública con el de un paniaguado de nelacionesExteriores. Pero, vistas las cosas desde el"otro extremo _porejemplo desde el punto de vista de la mujer y la familia deValiadares- la proposición tenia que daise vuelta, justo alrevés: los paniaguados eran Ios generales. Unos cuadiados yunos parásitos. Que se mataran entre ellos hasta la saciedad los

-)6,{

Page 364: Epoca de Descubrimientos

carniceros. iParabienes! Pero que no soñaran con que iban a

salir impunes matando a un Valladares. Y así estaban las cosas:llerrera boqueando entre los generales y los Valladares, que

contaban con la alianza imbatible de su mujer.Herrera interrogó a los médicos que firmaron los informes de

rutopsia. Eran dos: uno bordeaba los cuarenta anos, sanguíneo,grueso, calvo, de mediana estatura; el otro alto, cabellera gris,rnaneras elegantes, flemático y displicente, pasaba los cin-cuenta. Fueron citados los dos y encañonados inmediatmentepor Herrera que no quiso ni mostrarles los papeles, limitándoseir dar golpecitos sobre ellos con la punta de los dedos. iQue nose creyeran fuera del circulo infemal! iQue no se imaginarant¡ue iba a vacilar en encarcelarlos si no declaraban ahora mismoqué habia ocurrido!

"iBl Ejército es cosa seria, mis señores! Tengo aquí seis in-lormes de autopsias, firmados por ustedes. Fueron entregadoscon todas sus copias, ia quién? Ustedes han sido silenciadosl,por quién? iHabrá que suponer que los usaron a ustedes sinque tuvieran idea de la conspiración en que estaban colabo-rando?"

El gordo que bordeaba los cuarenta se puso a llorar. Elllemático que pasaba los cincuenta tuvo sus arrestos, pero ter-minó llorando también. Los preliminares se los sabia d e

rnemoria Herrera. iEstos cagones! iQué haúan si llegaran loscomunistas? iBah, lo mismo que están haciendo ahora! iQuéotra cosa iban a hacer! El gordo llevaba el alto chillando comoun cerdo; el flemático el bajo con hipos de protesta. Se tratabade los hijos, de la esposa, de su carrera y su nombre. Enningún momento dudaron que prestaban un servicio a la Patriarumenazada por el comunismo. ¿lCómo se les iba a pasar por lacabeza que un coronel del Ejército... Ellos, sí, claro, firmarianuna declaración, pero que entendiera el capitán que no podíairnputárseles nada ilicito, nada contrario a su ética profesional.l'll coronel... óPodrían nombrarlo sin riesgo de que mandara

Por la noche a sus asesinos?..."Mire, usted, este mismo caso del señor Valverde...""iValladares!""iEso es, Valladares!"iPor qué había muerto el señor Valladares? óSe daba cuenta

cl capitiín? iCómo no iban a entregar los médicos todos los pa-

365

Page 365: Epoca de Descubrimientos

l)elcs a un coronel y callar para siempre? Ellos podian declarar

t¡ue las firmas eran auténticas' que hicieron las. autopsias, que

,.l¡llaron cuando vieron que no habia noticia de las autopsias en

lrr prensa pero que lo hicieron con la conciencia tranquila, por

,"r.nnes de segúridad interior, de amenaza externa, de estado

(lc guerra. Uná declaración asi, iclaro que la firmarian! iQuéruéáico no haria otro tanto, como no se tratara de un comu-

nista, de un traidor?Terminó decidiéndose un mediodía. TelefoneÓ a su cuñada

soguro que su esposa estaría alli como todos los dias diciéndoleque t"nía cosas importantes que comunicarle. Fue primero a su

.:asa, se duchó y afeitó, eligió su mejor uniforme, puso-en su

lxrlsillo una fotocopia del documento y subió al coche Cuando

cntró en el living que por lo visto iba a permanecer a oscuras

¡ror los siglos dJ lós siglos, las dos se arrullaban en el soiá'iComo doi p:rlomas de Becquer! se dijo Herrera' Callaron en

su presenciá, no iban a mirar siquiera a ese verdugo de su

propiu "uaa.

Se estrecharon más. Sombras gemelas' amadísi-

irrai las dos por el capitán que en sus años adolescentes vacila-

ba sobre cuál elegir. Ahora, susurraban en el sofá, listas para

rlefenderse lloranáo, para protestar y expulsar al villano a laprimera seña de que-veniá con la cantilena de siempre El

tapitán Herrera, que cuando se decidía era porque se dec-idia,

paió al asunto inmediatamente, poniéndolas al tanto del docu-

nrento encontrado, de las investigaciones que había estado ha-

ciendo sin descanso y por más de dos meses antes de dar el

paso que ahora daba."Efectivamente, hubo autoPsia."iPero, por favor, ique no pensara su amada cuñada que du-

daba de élla! iNi por un segundo! Lo que pudo ocurrir es que a

ella le dijeron qué harían una autopsia sin hacer- nada de nada'

I'ero, eniin, yatenía las pruebas. No sólo el informe de la au-

topsia. Habíi interrogado a los que la practicaron. Ahora, en

cuanto a estas evidencias... Sí, efectivamente se trataba de

un... crimen, un asesinato frio y repudiable. Aquí tuvo que

detenerse Herrera y aguardar largos minutos antes de que laviuda que había caído deshecha en brazos de su hermana reco-

brara un mínimo de compostura. Herrera que seguía de pie ymiraba el suelo sin saber cómo iba a salir del remolino en que

se habia metido, alzó después de un tiempo la cabeza para en-

367

Page 366: Epoca de Descubrimientos

contrarse con que en el sofá allá en lo más oscuro del livingeran tres sombras las que rebullían ahora. Su mujer, su cuñaday su.su€gra. Dio unos pasos hacia el centro del lñing. áLe res_ponderia la señora madre de su esposa si se dirigía-a ella conun saludo? Ahí estaba el pobre capitán Herrera,-en medio deuna sala oscura donde gemian, suspiraban y hasta echaban unalarido de vez en cuando las tres mujeres qúe más quería en elmundo, porque no tenía ni madre ni hermañas. Cuando se hizoel silencio -que tenia que hacerse para saber toda la historiade estos carniceros sin nombre, inóluido ese que estaba ahíbajo.Ja lámpara que ojalá le cayera encima- Sergio Herrerales dijo que ya no dudaba de que en el tiempo de].. de... loshechos... lo alejaron con propósito y cálóulo anticipado.iCómo iba a pasarle la sombra de una sospecha por la cábeza?Para é1, se trataba de una misión más en provincias, como tan_tas que había cumplido antes y que cumplió después. Los...responsables lo habian alejado... Sabían que si húbiera estadoen Santiago les iba a ser más... más difícil... Si, si sólo hu-biera sospechado... entonces... ¡no, no lo hubiera permitido!_

Nuevamente tuvo que esperar Herrera que c"ruia., los alari_dos de su cuñada, ahora en brazos de su madre. óAparecía unacuana, una quinta sombra allá en ej fondo del living? Despuesde unos minutos retomó su historia. Habia interrolado a nu_merosas personas que asistieron a esa recepción. Sabía el nom_bre de uno de los dos individuos que acompañaban a Octaviocuando dejó el edificio de la embajada. Se trataba de unchileno amigo suyo. r)Un amigo? iUn canalla! Lo tenía ubi_cado, aunque no estaba en Chile. Este chileno se había hechoel encontradizo y le había presentado un cubano a Octavio. Losdos, el chileno y el cubano, habían entrado a Chile en esosdías. Después no habían demorado en desaparecer. No tenía yadudas sobre qué habia ocurrido esa noche ni sobre quién era elasesino material...

9rg y.¡ tuvo que detenerse Herrera. iAhora sí que gritaba sucuñada! Queria soltarse del abrazo matemo, corrér i la calle,arrojarse al primer vehículo, no, ir al palacio presidencial, de_n-unciar, apuntar con el dedo, iEse, óse!, reunir a la prensa.Hcrrera aguantaba, de pie, tirándose su bigotito de iapitan.lDe dónde habían salido tantos Valladares? Era la famiiia en_tera congregada en torno del sofá. Todos de riguroso luto.

366

Page 367: Epoca de Descubrimientos

Seguian entrando Valladares desde los dormitorios, el come-dor, el patioi hombres, mujeres, niños; tios, tías, cuñadas.iHabía un barullo en el living, una atmósfera de odio, de rabia,de guerra abierta! La casa estaba oscura y silenciosa cuandollegó. Seguía oscura, la casa del furor a oscuras. A donde se

daba vuelta se encontraba Herrera con rostros duros, de retraí-da pero temible expresión. En cualquier momento sonaba lacampana y caían todos sobre é1, la gran bestia en medio de losofendidos. Pero, tquién venía allá? Su mujer se había puesto

de pie. iSe acercaba! El clamor, el llanto, las acusaciones ibandesapareciendo mientras ella avanzaba. iLa mirada dolorosa,pero encendida y apasionada de su amante, su única amante yde toda la vida! Herrera sintió que las rodillas le flaqueaban y

tuvo que hacer un esfuerzo de soldado para recibir a su mujeren sus brazos ipor primera vez después de más de un año de

ostracismo! sin exteriorizar sus sentimientos en medio de esa

familia de pronto extraña y enemiga. Pero, sus cuerposestrechados entre sus brazos que querian estrujarlos, sus

miradas buscándose hasta el fondo con ansiedad, dolor, re-proche, ternura, tenían toda la elocuencia de su amor y su de-

seo.Entró el ordenanza con la bandeja. Puso la tacita de café, un

platillo con galletas y otro con el vaso de agua sobre la carpeta.Mientras se retiraba, sonó el teléfono. El capitán estuvo asin-tiendo y gruñendo durante unos segundos. Luego, cogiendo un

lápiz comenzó a tomar notas mascullando nombres, números'direcciones y datos financieros. Pedía que le repitieran, que

precisaran. No estaba de humor el capitán Herrera"iCuánto fue eso?... óCómo se distribuyó?... dEstá toda la

contabilidad?... iTodavía otro banco en Nueva York?... Bien,bien... iFotocopia de todo... de todo... iNo, no! iNada sin fo-tocopiar!... Si, la reunión es mañana... Ahí veremos quién se

encarga... Si, esa parte se completó... No, todavia no... Enesto, Io principal es la paciencia... Hay que saber esperar,como el gato al ratón... No, itodavia no, 1e digo!...iTampoco... tampoco!... No vamos a echarlo a perder todoahora... iTrabajo que nos ha costado!... Si, sí, bueno, adiós..."

Dejó caer el teléfono y se quedó mirándolo, moviendo lacabeza. iNo hay remedio! Recién había puesto el legajo de

documentos sobre el escritorio. Rogaba por que apareciera el

l6lJ

Page 368: Epoca de Descubrimientos

,,(ncral Valdivieso y que todo se fuera al diablo' iY ahora es-

I,rr" i*Oi.""ao peciencia! Pero' pacicncia habia.que lener(,,1¿rlu" adelanLe. llev¡ri¡n a los iulpables a los tribunrlcs,;,,'iotio" el respeto de los demás y el respeto de. st ¡ltsmos'

i,rr'táür" t¿á,'el respeto de si mismos' Quien-sabe si .no lle-

;,,;-;;t;li;. t-i.piu, al mismo Eiército de 11 py"1l1 :o,1.

, r'rosa oue le l,abia s:rlido Porque la leorls parecla lrrelutilDrc'

,,,r."ftul", el lrabaio 5¡ci6 sin ensuciarse se reclutJ gente sucrll

ii::J;r';; i;;;;i. ;".i. hace el trabajo sucio'.se .la licencir'

,, iIl"uiili. se lá enc¡rcela o simplemente s€ la elim¡na .' Y eso

t uti ti"úuio limpiol iPuede haber trabajo mrs limpro quc

, i¡'"i""i-i"iti" luiiot ro¿o esto está muv bien' pero sólo en

i""ri".-i¡'i"t" "*ía la práctica! Y iahí la teníanl iCómo decia

i l general Valdivie so?'tru,'tAo el lumpen se mete dentro del Ejército' el lumpen es

rIrminante v e] Fiército recesivo ""'iii':i-"\i"ñffi'ái "" r'"ui" estado mal Eran un montón de

',,."riii,ui *to sr. Cobardes también y lramposos lns¡cir-

l:i;'.'";;;;¿;;;;;";¡i;, Asarraban a manos ll:n.:: :'n"ni.,,Jó ""i.io.utt"

ahora que est;ba en trato frecuente con ellos'

S,: oueiaban de lo poco que agarraban' pero agarraban todo lo

:':.';;';;. ó;;"*i ';;'¿ Vaiadares"' que se habie transror

;i;;¿;"; bien en el "caso Barrenechea"' estaban ¡1¿¡x¡do rlos

;;;;;r';; un tiro: alegaban una cuestión de honor' de dignidad

li,:'i""ür"lri"'v *r titltá-,i.*po penetraban una, est ructu*^ {i-

;;;;;;;" nudu d. d"sp,e"iable' Nada menos que los consorcros

,i" lát'fi."""itt"s de Patria y Libertad' otros saqueadores con-

;;ñá;;;;;;'créditos u ihil' 'uv' casa central parecic estar

.""ii"r*r""". foi vulludu'"t que -habian

dado su -ayudn,y

he-

:i"";;;";Ñ;,;s por "Patria v Libertad" 'l ]9' llo-,'^9-'] G*

hicrno de Allende y que manienian aún relaciones dentro del

',t;;i;;;, ;" eian'malos candidatos para ocupar 'el

vecio

,"'"'""ál"iii.i"r Barrenechea Trataban de levantar el catastro

, ,ll'"ti"i"t"' a" :'p"rriu v iit"'tu¿" en la Edad de oro' cuando los

r)restamos v las inversiones llovian' las rentas subran al cielo'

i,,r-uáuunui estaban abienas de par en par ) el dol¡r Dqo y

rrbundante." ;i'.;;;i;. Herrera no le fastidiaba tanto la voracidad como la

, 'r-.,;rd';';l;' i;ion i, áe tos Valladares' llenos de indigneción v

,,''rtü, ¿.'¡riti"ia de dientes para afuera No había uno que se

)6.)

Page 369: Epoca de Descubrimientos

atreviera a sacar la cara. El "suicidio" de Valladares que tantolos enfurecía ahora, pasó en su tiempo sin más asunto. No sesabía de protestas, sólo las de su esposa. Investigando en lapolicía, los tribunales, la prensa, Herrera no había encontradoel nombre de ninguno estampado ni en el último rincón. Nohabian hecho nada por aclarar las cosas, por secundar a la viu-da, y si no fuera por ese fiscal americano, Octavio Valladaresno sería más que una lápida en el cementerio. Ahora, icómoexplotaban el cadáver del pobre diablo! iCómo corrían ha-ciendo aspavientos, amenazando con enormes acciones!iGeneraciones de cobardes! Desde los abuelos hasta los nietos,todos venían a ver a Herrera a la casa, a la oficina, al club,mirando para los lados, pidiéndole que prometiera, que pornada del mundo repitiera a nadie lo que le decian, que lesguardara el nombre. Unos a otros se hacian zancadillas, seacusaban con el triste resultado de una familia sin principios,sin moral, carcomida entera. Cada uno se creia dueño ya de lainsula financiera creada por ese villano, ese estafador y asesinode un hombre honesto y reputado, ese traidor y antipatriota quesuccionaba las escuálidas arcas del país. Herrera no sabía quéespecie de malabarista o Merlín pensaban que era é1. Cierto,había mucho que comentar discutiendo las maromas económi-cas del especulador de Barcelona, pero poco podría lograrse enlos tribunales, si se lograba algo. Dificultarle los accesos a lasoperaciones financieras que explotaba parecía cosa másfactible.

Dejando que los Valladares imaginaran lo que mejor calzaracon sus ilusiones, sin decir ni sí ni no, mirando ausente cuandohacian sus anticipaciones, Herrera habia logrado gracias a ellosreunir información más que suficiente para coger del cuello aFuentes y Barrenechea. A Fuentes lo tenia en barbecho porahora. No queria poner al ex-general Carrasco más en guardiade lo que ya estaría. Habia rechazado sus intentos de encon-trarse con "su viejo compañero de armas, grande amigo y brazoderecho suyo" más de una vez. Le había dado una razón bas-tante respetable: que le prohibian expresamente todo contactocon é1. Además, le hizo saber (era más verdadero que lo ante-rior) que no las tenía todas con el general Valdivieso. En estosdías, el cuerpo de seguridad del capitán más parecía célula ad-versaria de inteligencia. A pesar de estas razones, Carrasco

37A

Page 370: Epoca de Descubrimientos

sospechaba. Sobre todo, sospechaba por ese cheque de cien milclólares que recibió una vez de "Patria y Libertad" del que He-rrera sabía y del que nadie más sabia salvo Fuentes y susrnafiosos. El capitán no preguntó jamás por el cheque ni habiadicho una palabra a nadie. t,Quería Carrasco tener una entre-vista con él para hablar de ese cheque, para ofrecerle unacomisión? ZSospechaba que Herera urdia algo en su contra? Elcapitán no sabia cuánto sabia Carrasco de lo que estaba inves-tigando.

El ex-general parecia capítulo pasado en la historia de la In-leligencia Militar. Si lo era, tan atrás no estaba todavía. Algolondría que hacerse para liquidar definitivamente toda influen-cia suya en el Ejército. Entregarlo a los tribunales americanosscria ideal. No era asunto fácil, pero tampoco muy difícil. El¡rroblema era otro. üCuáles fechorias terminaban en Carrasco.cuáles seguían más arriba? iEsa era la verdadera cuestión! ParaIlerrera, por lo menos. ¿Le temia a Carrasco? Había llegadolrasta la misma Washington. No meramente con pistolas, iconlrombas! De lo que había sido capaz en Buenos Aires, mejor nohablar. Carrasco no iba a vacilar ante... iAnte qué iba a va-cilar Canasco? Sólo un límite había. El hombre era un fanáticotlc Pinochet, un fanático del anticomunismo y un fanático de lal)atria. No vacilaba en salir a matar donde fuera bajo cualquieratlc estos rubros. ZPor su propia cuenta? iAhí estaba toda lacuestión !

Si Carrasco supiera que estaban en su poder esos informes deirutopsias, tan comprometedores, ya los hubiera recuperado.l'ransando, intrigando, sacando cuchillo, como fuera. Sisupiera lo que había bajo llave en su caja de seguridad, iquéiliferencia había entre él y Octavio Valladares? iBah, Io"suicidaban" a la vuelta de la esquina los matones de Carrasco!lJn par de ellos bastaría para secuestrar a su mujer, a sus hijos.Si supiera...

Pero, ácómo no iba a saber? ZCómo dejar tras de sí eviden-t:ias sobre la muerte de cuatro altos oficiales? No, el hombresabía, tenía que saber. Sacó las carpetas más importantestuando se fue. Quemó el resto. Pero, los informes de autop-sia... iNo, esas cosas no las olvida un Carrasco ! iNi las quemallmpoco! iQué las va a quemar! Sabe que están aquí. ¿Queriahablar corr él por eso, por los informes de esas seis autopsias?

371

Page 371: Epoca de Descubrimientos

iO su juego era otro? iQuería que llegaran a poder del generalValdivieso? Que pensaran: "iVaya, el archivo que debe tenercuando olvida estos documentos!"

ZPor qué no se movia Carrasco? t,Esperando que el generalValdivieso se moviera primero? áY por qué podría quedarparalizado Valdivieso? Porque la cuest¡ón iba más arriba queCarrasco. iSería asi? En USA el Washington Post, llegada lainvestigación a cierto punto, había pedido la renuncia dePinochet. ¡Con todas sus letras! iTenia pruebas el WashingtonPost? ¿Y el Departamento de Estado? Ahora estaban pidiendopor segunda vez la extradicción de Carrasco y el ex-coronelPineda. El Gobiemo Chileno, también por segunda vez, decianones. iPor qué? áNo era evidente por qué?

El teléfono sonó. Herrera casi salió del asiento del salto quedió. iMaldita sea! Era el mismo pelotudo que habia llamadorecién. aQué queria ahora? iHasta cuándo iba a decirles lomismo! Creían que estaban hablando con John Wayne. Quebastaba quitar el nombre de Barrenechea y poner el de ellos ensu lugar. ZSe creen que ésta es la Conquista del Oeste? ¿Porqué destruimos el gobierno comunista? iPor la propiedad,caramba! Si no respetan ustedes la propiedad icómo quierenque la respeten los comunistas? Especularon, aprovecharon laventaja, coimearon, exportaron el capital, quebraron. Ahora, elpais tiene que pagar por ellos. Pero eso no sólo Io hicieron e-llos. iSiguen haciéndolo todos! iUstedes también! ZCreen quesomos imbéciles? No, no vamos a hacer ningún escándalo conestas cosas. Entran en la cosa que estamos defendiendo, vienencon los animales que estamos defendiendo. Los ladrones, losestafadores, todo entra. Estamos defendiendo el darwinismoLno? La pelea de todos contra todos, la sobrevivencia del másapto. ¡Una horda de ladrones todos! Con levita, sin levita,ihasta con uniforme si quiere que se lo diga todo! iA mí no mevengan con... retóricas! Todo el asunto, todo el asunto, miseñor, es que un asesino anda suelto. Bueno, isi se tratara deuno! Pero éste que le digo es el que me toca a mí, el que tieneque ver conmigo y el respeto que le debo a mi señora madre demis hijos y a su valiente hermana; y con el atropello que sepermiten ciertas bestias que confunden las estrellas de generalcon los incisivos de las ratas. Con ése tengo que ver yo. Sédonde está. Meses de rastreo de Buenos Aires a Nueva York,

372

Page 372: Epoca de Descubrimientos

cle Buenos Aires a Barcelona, de Barcelona a Madrid' a Roma,

a Luxemburgo. Supieran todo el trabajo que me ha dado ese

llarrenechea alias Carvallo. Supieran todo lo que he tenido que

conceder para que me diera las señas del cubano Si sólo hu-

bieran montado -guardia

como yo esperando dias y dias bajo lanieve frente a esa cabaña hasta que 1e bajara el capricho de re-

gresar a ese tal Barrenechea. Supieran lo que concedí a ese

óanalla entre los gritos, desmayos, insultos y acusaciones de

esa amante sr-lya que no paraba denunciando el cinismo. el

<jescaro de unos ineptos que andaban matando a su propirlgente para borrar suJ propias chambonadas. iCónro sudaba y

I.-agrimiaba Carvallo- Barrenechea! iMiraba con unos ojos!iC"omo si el cubano ya lo hubiera degollado! Se retorcir,protestando y llorando. El no tenia nada que ver, nada de qLIe

dar cuenta ante tribunal ninguno. iConcedido! Todos sus nego-

cios eran limpios como la nieve ahí fuera. iConcedido! Todo Io

que había obrado en finanzas tenia por objeto dar lustre a lelinea económica del gobierno chileno. iConcedido! Desarrollodel subdesarrollo. iConcedido! Sus papeles, sus nlovit.nientos

eran todos Iegales, no habia ley ninguna atropellada en toda su

limpia trayecloria. iConcedido, concedido! Cuando quisierrL

podria regiesar al país asi como regresó en Marzo del.79. con

motivo dé la enfermedad de su señor padre. iConcedidol Notuvo nada que ver, nada que pueda aflorar en la investigaciondel suicidió de su querido amigo, su entrañable y queridoamigo, suyo y de Isábel, aquí presente, Octavio Valladares'iCoñcedido! Su encuentro con él aquella noche en aquella em-

bajada fue casual, completamente casual, como pueden testi

móniar muchas personas conocidas presentes. El encuentro del

cubano también fue pura casualidad. Por lo menos' asi fue en

su caso. Si alguien estaba manipulando tras la escena. él no

sabía. áCómo iba a saber? Viajó a Chile por la enfermedad de

su padre y nada más. Todo el resto, pura coincidencia, puro

azir. Habia estado bebiendo con ellos ese cubano. Un tiposimpático, algo snob. Se lo habia presentado.. óquién?'.. No,no iecordaba... Definitivamente no recordaba. Pero pareciaque conocía a Octavio Valladares Hablaron de Buenos Airesen los tiempos de...

"Sí, de antes del pronunciamiento militar... iDéjeme ver! Norecuerdo bien, pero hablaron de Buenos Aires, de la embajada

I7.1

Page 373: Epoca de Descubrimientos

chilena y el griterío de los exiliados que se concentraban frentea sus puertas por Ia menor cosa. iSe conocían de antes, estoyseguro! [-os dejé en el centro esa noche. Media hora antes déltoque de queda."

Fso era todo en lo que se referia a é1. euien implicara algomás que esa pura coincidencia suya con los dos en horas ante-riores al, aI... crimen, estaba calumniándolo vilmente,canallescamente. iEl cubano? Si, el cubano... áeuién se lopresentó? ¿Se llama... cBelaguer?... iBalaguer, sí, MiguelBalaguer!... iDónde se encontraba?... ieué sabía él!

Se habia tomado tiempo con Carvallo- Barrenechea para lacuestión del dónde. Ahí estaban las concesiones grandes quetuvo que hacer. úPodría mantenerlas? Bueno, cqué importabasi no, con un rufián como ése? Entretanto, no le perdia pisadaa Balaguer. Un mulato de cierta versatilidad. pasaba un largotiempo de invernación en Malmó, un puerto en el sur de Sue-cia. De cuando en cuando recibia encargos. Anticastrista de lacabeza a los pies. Otro fanático del anticomunismo. Más se leveía en Lund que en Malmo. Daba vueltas por la Universidadcomo Pedro por su casa. En Lund vivia su amante sueca que leservÍa para aparentar un status entre de esrudiante y gigoló.Todo dependía ahora de que el cubano volviera a Miami.-Conla declaración de Barrenechea-Carvallo podía pedir la extradi-ción del cubano. Tenía pasaporte americano y había cometidoun crimen en territorio chileno. Habia que proceder con muchocuidado. A la primera pifia, el hombre pediría refugio politicoen Suecia y iadiós mi plata! La interrogación de Balaguer porlos americanos les suministraría más evidencia sobre Carrasco.lo que les permitiria insistir quizás con éxito en la extradicciónde Carrasco y Pineda, su compinche en las operaciones enBuenos Aires y Washington. Carrasco por Balaguer, Balaguerpor Carrasco.

Page 374: Epoca de Descubrimientos

44 --Mónica Zabala Magnusson que había cumplido tres años encasa de sus abuelos en Norrtálje vino a pasar el verano en Lundcon su papá. Es un decir, porque vivía en casa de Sonja dondeIsmael venía a verla en las tardes y los fines de semana.Mónica entendia perfectamente las cosas que Marja Ie refenade sus muñecas que mudaba y mudaba de ropa de la mañana ala noche, a pesar de que empleaba una mezcla inconexa de es-pañol, polaco y sueco. Mónica escuchaba a Marja con pacien-cia inusitada en ella y le respondia en un sueco de Uppsala tanbien articulado que Humberto se quedaba mirándola como siluera Strindberg. Ella también abria la boca cuando Humbertohablaba y se estaba mirándolo como si fuera Cervantes. Se en-tendia casi mejor con él que con Marja, sobre todo por las ba-rras de chocolate que el tío Humberto traia los sábados, el diade los dulces en Suecia. Pero, con toda su curiosidad y talento,Mónica Zabala no decia más que "Buenas días" o "Graciastanto por tus chocolates, tío."

Ismael llevaba a su hijita a los juegos mecánicos que se ins-talaban en verano en Ia Stortorget. Disparar con todas susluerzas a la cal¡eza de los muñecos porfiados era lo que masgustaba a Mónica. Después seguian las loterias en que nuncaganó nada. El carrusel, ini lo tomaba en cuenta! No entendiacomo todos esos tontos gastaban dinero en marearse en lugarde darle en la cabeza a los monos porfiados. Hacia elnrediodía, orillando el Jardin Botánico, subiendo por Tunavá-gen, sujetando de las piemas su preciosa carga.encajada a ca-ballo sobre los hombros, regresaba Ismael al Ostraghetto. Lahacía reir con su sueco skánska, nasal, inentendible, yrguantaba con resignación que la rubia más preciosa del mundolc embadumara el pelo con helado de chocolate gritándole en Iaoreja: "Ijo, tjo, sóta pappa!" que es lo más dulce que labio al-guno vertió jamás en los oidos de un alacalufe talquino.,\t¿tckars Ismael! [.o rebasaban los pensamientos avanzandobajo el sol del mediodía por entre los tilos gigantes del Tuna-park, balo sus glorietas envueltas en lila y en jazmín, a lo largorle sus espejos de agua, sus plazas encendidas por el amarillo ircl rojo de sus rosales, sus senderos cruzando y serpenteandobujo bóvedas de abedules y sauces.

Page 375: Epoca de Descubrimientos

iDe todos..los iugares, venir a Lundl iDc todos los a¿ares,recibir el miiagro <ie la pequena Monical "euién poá.,,i n.gu.que en todo hay azar. azar <lej mus .orr,.n,.l a.t Árá. Uu.aro yhasta estúpido'l Como cuando rno," p."!unü.n"iu JJquinu,¿Por cuál calle me voy? Simple y t.,ortu'ot"-*iuo orn.l S". rt"",ouno en Buenos Aires frente a un funcionario ¿. lá dñu qu"pudo ser orro. El funcionario mira ." ,";;.1, ;;.lujo ,.,l1lo, u" el pr¡cl hu¡ unr tisra de vi5rs ,'o¡ri¡ntJ, pl¡1i,. trrurr(rontno etrge al buen luntún enlre las vislts all¡ cnunlerudas.'"lenemos aqui una visa a Suecia, iAue fe p¿r"a"2;;'-"'-'. iY uno pudo no haber ido esa ntañána, sino la anterior o lasiguiente^o la.subsiguientel Azar, puro'";;;. ñ;;;;';"

",ganillo. Pero_, iquién seria capaz de conmou.. "t-*rloi ¿i gi.

gitta y el milagro de Mónicai acomo pueJen'c;r;';;;._.,arraigar en arenas tan movedizas? ¿V'rl I" "ir" frrii;;;;,'ü";Y,:,T..rii1? El solo pensumienro Io hizo uf".ru. lr, *n,orrr cs det angel que ahora cantaba aires suecos agirrndosesobre sus hombros.

Desde la fria casona de Talca donde su madre estaria ya enpie a esa hora, hablando con bu vteJa mama que tendrra ya lal.:{,. ul ,,r.r9 y rodo.a punro prrr .i ¿.ruyr"ol ¿".rj"lri',i¡r,*,(r cs itcnJttdas del barrio donde jugabr ll rrompo V encum_brubu. vohnrines en sus años ¿. n¡Áo] u iu ,.iiáp"oii,'r'rá' ,n Iversldrd. a Ir conquista del mundo V ol *"r-Jnt.o l"iof

"cionario cun Món¡cJ. la rje los ojos oicuros. "na"n¿"iAor.,¡at.nos y fieros, la maoista anarquista ¿el amor'nándo,-ti,iionoo

que. no .se puede pedir más. Desde las descargas ¿et gotpen.riliLur hasrr ll: enrboscrdas de la tripie ;-;; ?;;; Á;,.,Desde.el refugio de tas Naciones U";¡;, ;;'irr";;li;.,

"Estocolmo donde Birgirta consultaba ,u ..lo¡ unt.i'¿l" l.^u lmcarlo al aeropuerto. Desde las cumbres borrár.;r;; ;;i;;.r,ticismo latinoamericano a las estepas del rigor "raanjinuuo."Que dirra Mónica si lo viera en tan lejana y extraña región, siIo.oyera. chapuceando en exórico ¿iui."lo, rr¿"ri"'5á.' t*

:-oliii:,d. Lund con un ángel sobre ,;;;;rú;;;';;:;;," ,rr'5 ( retos con Derrrdos de rodos los demonios? iQue dirialál{eiria, lloraria, besaria a la pequeña, venaria fracü Jt.-'porenJre ]9s. tilos giganres del Tunapárk,

"."a¡u ¡,u.iu ¿fl "" '

^La Monica pequeña pedia bajar oe ros ¡oÁ¡iÁ

-de su SanCristobrl.

)76

Page 376: Epoca de Descubrimientos

"Ned, pappa, ned !"Había mariposas blancas en Ios rosales y la pequeña queria

¡nvestigar."T¡tta, t¡tta, pappa! Fjárilar! Canska mánga pappa, titta,

t itta!"Ismael sentado en un banco, mirando correr a Mónica tras las

rrariposas, se preguntaba cuántos padres chilenos en AIemanir,en Francia, en Canadá, Inglaterra, España, Italia, Belgica,IJolanda, estarían como él mirando a sus pequeños correr porplazas y parques, gritando en todas las lenguas, creciendo entodas las culturas. mezclándose con todas las razas. Cuántospadres a esta misma hora en los pueblos más apartados delr.nundo, moviendo la cabeza incapaces de avenirse con el azar,con la ruptura del curso ordinario de las cosas según ocurnanen Valparaiso, Rancagua o Temuco, esa ruptura en que mu-chos no querian creer aunque se materializaba ante sus ojos enla figura de una pequeña colgada de sus barbas revolucionariascncantándolos en ruso, en alemán, en danés. Cuántas vecescuántos amigos sentados al fondo de un jardin infantil enMalmó, un teatro de titeres en Sódertálje, una sala de actos enEstocolmo no le habían hecho la misma pregunta mirando j u-gar a la pequeña Mónica?

"Si te hubieran dicho mientras hacias bailar tu trompo en.l'alca que te ibas a casar en Lund con una sueca, ZIo creerias?"üCómo iba a creerlo, cómo? Tampoco hubiera creido, mien

tras abrazaba a su Mónica adorada en los anocheceres dePeñalolén bajo el cielo apiñado de estrellas, si le hubieran di-cho que iba a perderla dentro de unos meses, a ella y al hijosuyo que ya esperaba...

Ismael no se cansaba de mirar a su pequeña Mónica co-rriendo tras las blancas mariposas, gritando y chillando entrelos rosales, saltando como las mariposas bajo la plena luz. Yqueria, icómo quería! ver corriendo tras Mónica un hermanitosuyo, un hermanito pálido, de rizos negros y mirada profunda,un hermanito suyo que pudo haber existido y no existió porqueuna tarde... áDónde, dónde está Mónica? Miraba al cielo Is-rnael, hacia el suroeste con la ilusión de que miraba haciaChile, hacia Santiago, hacia el Cementerio General, hacia elnicho donde estaban los restos de su pobre amada. De ella y desu hijo. iSi la guerrillera urbana de los ojos fieros y tiemos, de

377

Page 377: Epoca de Descubrimientos

los rizos rebeldes de azabache cayéndole sobre el cuello esbeltoavanzara como en Peñalolén entre los eucaliptus, pantera sigi_losa, embarazada, resentida, prendada de su pequéño burgulscon problemas trascendenta Ies ! Si se detuviera alli, entre losrosales, la blusa negra a medio abrir cayéndole sobre lascaderas poderosas, los muslos apretados en sus pantalones deterciopelo, la sonrisa del saludo amoroso, iluminándola el soldel mediodia en el paraíso multicolor del Tunapark I

Mónica se cansaba de perseguir mariposas y estaba llanrán_dolo intperativa. Birgitta quiso llamarla Mónica. porque loamaba, por Mónica. Por Mónica que había muerto gritándoleque huyera, que huyera, si la amaba. porque Mónicá lo habíasa)vado para ella con ese grito. Porque intuyó desde siempre elintrincado sentimiento en el corazón de Ismael. Haber huído,haber optado por huir, dejándola abandonada entre bestias sinaima, alli, junto a esa ventana, con el hombro destrozado,tratando inútilnlente de ponerse de pie, con un ser queridodentro y el otro fuera, desgarrada, impedida.

"iHuye, Ismael, huyel... Si me antas, ihuye!"La pequeña Mónica venía hacia él corriendo. con los brazos

extendidos."Kotn, pappa, kon!"Contemplándola entre las mariposas, tocia de blanco v corcr

nadr de oro bejo el cielo azul. sentia a un r¡empo teliciá¡d sinlínrites en el jardin llorido y un dolor tan hondo, siempre ahí,tan pronto viera a su pequeña Mónica vivir y sonreir. Birgittaquiso, porque comprendía. Que se Ilame Mónica. eue se llameMónica el dolor, Mónica la felicidad. Birgitta sabía porqueMónica, el hombro destrozado, sin poder alzarse, lo mirara conesos ojos suyos de doloroso amor, de posesión y piedaci, irn_plorando, casi amenazando.

"iHuye, Isn.raeJ, huye!... Si me amas, ihuye!"La pequeña Mónica estaba entre sus piemas mirándolo pen-

sativa. Adelantó Ia diestra y con sus deditos indagó, curiosa,objetiva, palpando bajo los ojos de su padre. Llevó las yentas asus labios. Sí, eran Iágrimas. Apoyó el dorso de su mano sobrela mejilla surcada ya de arrugas y, sueca como era, la lrotómirando intensamente en los o.jos de Ismael.

"Stackars pappa..."

-l7s

Page 378: Epoca de Descubrimientos

E.l pobre papá estuvo abrazándola tan largo y fuerte que mas

¡rarecía oso que pobre papá. Mónica chillaba encantada. iPorItn \a abrazaba un verdadero osol Un riktig, riktig bjóm I Pero,no demoró en decidir que era bastante.

"Nu rácker det verkligen, pappa!"Ismael, de pie, la alzó otra vez sobre sus hombros. La verdad

t¡ue tenía toda la razón del mundo la pequeña Mónica. Nuriicker det, pappa! iHasta cuándo! Habia muchas cosas queIracer y habia que hacerlas. De nuevo cantando sobre los hom-lrros de su San Cristóbal, empinándose para alcanzar las ramastlc los magnolios, cayéndole los pétalos todavía fragantes sobrell cabellera. Nunca sabria. Ni Birgitta.

Ismael enderezaba hacia el este del Tunapark, hacia el pasobirjo nivel a través de la autopista que yendo de norte a sur se-

¡raraba Lund del Ostrachetto. Lars Mossberg estaría derrcuerdo, Wittgenstein estaria de acuerdo. Hasta los comisariostulturales estarían de acuerdo. No hay contradicción en aca-lrcar un ángel sobre los hombros mientras se pesan y contrape-san los pasos necesarios para sacar con violencia a un asesinotlcl mundo de los vivos. Y si hay contradicción, ócuál es el¡rloblema? l,En qué quedamos, murió o no murió Descartes?illah. hasta los cibeméticos de Berlín estarían de acuerdo!

Ni Carmen Mata Hari tendria qué decir. Había cruzado elIliltico por vez enésima. Con sus consignas y sus Dunhill fax/7ce. Golpeaba con los nudos de sus deditos en la mesa delLundakafé. Las galletitas de chocolate saltaban de entusiasmorc volucionario.

"llay que ir a la lucha en todos los frentes y con todas lasrrrnras. Ese soplón, ese ladrón, asesino y traidor, idebe morir!(i)n todas las armas, Ismael, en todos los frentes. Los dias del'inochet están contados. iComenzó la cuenta regresiva!iVenceremos! Berlin ha juzgado y sentenciado a ese canalla.il)ebe morir!"

Carmen enrojecia, se le paraban los pechos, daban ganas deviolarla en pleno Lundakafé, sobre las bandejas cargadas de

lrusteles, entre los aplausos de las damas lundenses. Igual quecn las películas, gritando iMurió Descartes, murió Descartes,lc climos su merecido al bastardo! Y siempre a la moda, entre('ltít¡ns and Ballsy punk. Las casacas, los pantalones, las bo-(ls, todo de cuero negro, los collares, las zarandajas. Todo de

379

Page 379: Epoca de Descubrimientos

farneblr. Esas ci¡sas cuestan. Ese maquillaje, esos cortes ypeinados. Perfumes dc Paris, buf¿indas de seda auténtica. il)edónde sacaba la plata'l

"A csc hay que elinrinarlo. iSin piedad!"Carmen informaba entre nubes de tabaco americano. El

canalla apareció otra vez. En Barcelona estaba. Los negocios,viento en popa. A la sonrbra de los gangsters de Patria yt-ibertad.

"iSaquean el pais en progresión geométrice!"La CNI habie introducido en sus filas cambios estructurales.

l)atr-ia y Libertad habia aprovechado la coyuntura. Penetrabantorlos los aparatos dc cont¡ol y sacaban los dólares de Chile portclófono. via saté lite.

"Volvió a Barcelona ese traidor. Se da la gran vida con elsudor, la sangre y las lagrimas de nuestro pueblo. iCerdo asqueroso!"

Habia nris y muy sugestivo. Algo habia ocurrido, una seriacrisis en las altas esferas. Barrenechea tuvo que salir de la cir-culación de un dia para otro. Pero ya estaba de vuelta. Si, porfin. luz verde en Berlin. ¡Muerte al traidor! Habria un arrna es-perándo lo.

Estaria en l.und hasta fines de Julio. No habia tenido ocasionde celebr¿r su doctorado a la chilcna. Lo harian hoy domingo,con Birgitta que llegeria en su coche dentro de unas horas deEstocolmo y todos los del grupo. Birgitta estuvo presente en elexamen de doctorado. I-e pareció largo y tedioso. Debió volverinnled ¡atamente a Estocolmo, donde la aguardaban colas de fa-milias ansiosas. Los refugiados politicos que huían de Kho-meiny corrian cruzando la frontera hacia Turquia; y desde'fur-quía ia Europa! Habia estallado la guerra entre Irán y lrak.Aurnentabe día a día Ia caravana de los perseguidos políticos.Los refugiados fluian de Afghanistán, Eritrea,sudán, Viernam,Sudáfrica, Bolivia, Perú, El Salvador. Las sequías de Africa,la guerra civil de Mozambique, Angola, Cambodia, Chad.Etiopia, rebasaban la capacidad de asistencia a reiugiados. Laemig¡ación hacia Europa desde Asia Central, el Sudesteasiático, Noráfrica, Africa Central. nadie sabía cuándo cesaria.

Los del grupo se quedaban mirando con ojos un tanto es-peluznantes la impecable publicación de la tesis de doctoradode Ismael. "Dialéctica y Filosofia del Lenguaje en el pen-

lsc

Page 380: Epoca de Descubrimientos

\ilmiento de Lars Mossberg". No terminarían nunca de ave¡irse

.:;;il;;r-p-;. Pero coñ ellos mismos, ise avendrian?.Ridi-

.."ilráú- "l ¡ienación cultural, sus monerías y. arribismo'

,-ui,ur* tuU¿.rarrollrdas. europeizanles' plsmadas'. iescorie

ile la tierra! i,Qué quedaba de ellos si tomabln en serlo lo que

tLr,,i"" qr. .r";na iu*u? Farsa doble, decía Jorge-' codescuhri-

..ltri á" f'u muerte de Descartes. La farsa de pretenderse europeo

v la farsa de ser euroPeo.' ilrr"p""tr Ño hav'que decir que tambien habian a9sc1U¡e!9

Iruropa. Fue Balaguer, habia que-reconocerlo L¡. 9:t-tlftto,"1.,lJot v de un iirón. lorsten Adelsson no encontraba dóndc

1,r.,""*L'¿. l"i dirp"ro, del cubano que lo bombardeaba con

:;;i.;i;;t; u.ti.ulot del Economist v el Financial rimes' L¡, ii.iiJtiá -ilr,ái "'t.tii.nn

t. hacia más iepresiva Fl número de

'"iü"¿"i pÁtliicos chilenos aumentaba en Suecia El monto

,r" i"-r li""tá*i"nes económicas también Nunca habían estado

;;,"i;; i;';;e;¿io, "n,r. chile v suecia' S.e habían duplicado

u,r'v se antic"iprbr que seguirian aumentando''"tii i;;;ü;;;l.n'o o" E"u,opu comenzó a rendetse.en rodcs

l.¡s esouinas del Norraghetto. Cuando Juan hdulrdo qulso

,ii,rt.tb u la cara a uno de los alkisde MartensforÉ:el se.encon-

"J^ñ""i"t¿" el payaso sin querer' I-os alkls se revolcaban de

lisa sobre los adoquines y los vómitos'';1¡l¡l¡ir ib.tcutrió Europa! iJojo,jo! Chilensk indiandes-

, ubre EuroPa iJo,jojo jol"'gr" Áit." taroé iuañ Eduardo fue a emborracharse €n- casa

,1. -ñi;.';;;g;,

los dos borrachos' fueron a seguirla al depar-

i;J""t" á" irb".to. A las dos de la mañana los vecinos

,,,,.rt"a f f u-- a la policta. Hablaban a gritos los tres' muertos

,i. iu .iiu v quitándose ta palabra en un barullo que no ter-

nrinaba nunca.;:ñ'ptn;; ¡; partida en Bit"'guenstain no es lo mismo que el

r)unto de Dartida en Jéguel "::it or-.ltp"ra es;l punto de partida en Khomeinyl"'ióirill- Y ;i funto de ilegada dé los ranques perroleros "

"iü"" "G.t.i

Y no ha! que confundir la filosofia del

lcneuaiá en Mooos...berg. ''''':.;á;

eitonetaje de lÁ refinerias en Saudiarabia "

"iBebamos por la crisis de la energía!"-iFoi tu ¿iui¿"ti"a del mercado mundial en Bit guenstain!"

l8l

Page 381: Epoca de Descubrimientos

, ]for e] descubrimiento de los europeos que nunca antes sehabian descubieno... anle nad ie....'"iMomento, momentol Esto se tiene que hacer con un tragoesp..ecial... imuy... especial!... fropongo... ;-o;"...;

"". "iDéjame a mÍ!... ¿Cuánto, ..tugluoói ,iJt"Lli", caben enla punta..."

"... idel cerro! iJa... hip!.._ "Yo digo que no hay que confundir el punto de partida enDescartes con

"...iel punto de llcgcda del muy bruroi.."iUn momenroi La muene de bescanes...,."¡Cállate que al lado hay suecos!".'ta"Lll dijo que la critica empezaba matando a todos loscríticos?""iNi para basura orgánica sirven!',"iPor la basura orgánical""iPor Europa y la puta que la parió!.....run momento. un momento! No hay que ofender....."iA las putas! iJ¡, ia. ia.ia l"

¡Muy c¡erto! se dicia-lsnlael a punto de caer en la deses_l:11"¡9", El punto de parrida de Khorneiny

"* .l pr"," i" lf"gaoa oe tos lanques petroleros. Sin considerar el óunto de lle_gada de las armas suecas que salian "in sl"glprr,-"iu iin¿.",sepa Dios si para Teheran y Bagdad ut ñ;;;'tiári". r,orcientos de miles caian los kurdos,"los i.;qr;;; i;.'i;;ío"r. tr-ropa fabricaba las armas. El neocoloniaiis_o ,u_úi¿n"oooiu

definirse por las sangrientas tuchas id.;üsl;;; ;;'i;;";i;r",colonias financi¡das con nuevos "i".1;;;.- ;;;i;';:i"".

ilyrgoat .Que hacia en Europa? "eué hacia "n-Su.i¡u

,in ufu_c'alure tatqurno ¡nvestigando el principio de identidad enY,,^,:g-1T,:*,

versus eJ -princiUo ¿. i¿lniiAuá ;;'ü;;;".s

mrentras c¡entos de miles de refugiados vietnamitas ," uÁlgu_ban en los mares de China o moríil. a ."r"r'J"'l"r"pi.""rl r*epidemias, el hambre? iReducclonlsmo neopositivista versusf::::litf? neohegetiano! ZNo merecia qr.-j"", i"ár".j" r"corgara de ¡as palas y lo abriera en canal para ver qué mierdatenia adentro? L.os confticros d" w;b.," t ü;;- ."'r#r"irjll ¿.*fg9li, :1.tr"tatus..y tas rnvestisaüóns., ior-r..""LrJ, a"n'onvra. ¿y tos conllictos suyos? La pequeña Gran Guerra deIsmael Zabala. Las noches cálentitas iá?áu"r"-"."ü;il ,,

Page 382: Epoca de Descubrimientos

conciencia y vengando a su amada en Barcelona a balazolimpio. Los dias iñterminables de Zabala arriesgando el pellejo

¡ror echar un puente sobre el Óresu¡d que separaba a Wittgen-stein de Mossberg. Habia sudado su doctorado. iCómo lo habia

sudado! La rabia que sufrió cuando supo que el especialista en

Wittgenstein que io examinaría era ese profesor austríaco de

¡,asaáo nazi to-davía le duraba. Lars Mossberg buscando como

iiempre papeles que no encontraba nunca en ese mercado persa

qu. ilumibu escritorio, se encogia de hombros.y soltaba unos

iichos! y unos itchas! como para prender con ellos un-.cig-arro'

No habia nada que hacer, nada que hacer. No dependía de él'I)recedentes así no se podían crear. Ni por nada del mundo l'atradición, las reglas dil ¡uego, el juego de las reglas iSe fi-guraba Iimael si el criterio se aplicara en sentido conlrario?lEh, se figuraba? Pero Ismael no se figuraba más que al pobre

Witigenstéin perseguido a muerte por esos infelices que ahora

se ganaban invitaciones con é1.

"iEr" aurt.ia"o, ese nazi! iEse y los de su especie!¡Hipócritas del vals y el kuchen calentito con mantequilla! Per-

siguieron a sus mejores hombres. Ilustres pensadores, es-

cñtores, artistas, científicos. Tuvieron que emigrar con lo que

llevaban puesto. El cabo Hitler daba las órdenes. iQué ntás

podían haier ellos que seguirlas? Y ahora, vea usted, profesor'

i-os victimarios a li vista de toda Europa se transforman en los

cspecialistas sobre la vida, obra y pensamiento de sus victimas'Añora pueblan sus conferencias y publicaciones con los nom

bres de Freud, Adler, Weissmann, Popper, Canetti."Y t¿rs Mossberg se quedaba callado. áQué esperar entonces

si el gran sueco, el trueno de los años 60, se quedaba callado?

iEsoi austríacos, esos hijos de puta! Pelearon codo a codo con

los prusianos, invadieron con ellos, exterminaron con ellos!Ahoia venian a contar el cuento del país anexado. Mossberg

tenia que calmarlo. El gran sueco, los ojos acuosos le dabagolpecitos en el hombro que parecian martillazos. Era su dis-

"ipulo, s, gran discípulo alacalufe. óQuién en Europa podia

.ihibir uno? úCuándo iba a encontrar otro? Porque ese Hum-l)crto, negro y filudo, puntas de Atahualpa como tenia, no era

llacalufe. Bastaba mirarle el cráneo y el ángulo facial.Antes del examen, Lars Mossberg calmaba a Ismael que

scguía sin poder contenerse:

I {t3

Page 383: Epoca de Descubrimientos

"iNi una palabra se le oyól Callado y estoico cocia sus cas-tañas. iY vea usted! Nos tiene ocupados a todos pelándolas,iverdad? Bah, si fuera por ventilar diferencias, poi exorcizarnazistas y restregarles en la cara sus iheil Hitler! de los buenostiempos no quedaria ratón vivo en Lund. Habría que tapiar launiversidad, demoler la domkyrka. iHasta las cornejas y losgrajos tendrían que salir volando de Skáne!"

Asi que ¡tuto, tuto! óQuería una manzana? ¿No? ¿Unanaranja?

Igual hubo pelea durante el examen de doctorado. Sólo quese produjo bien por arriba de las nubes, en el mismo Walhalla.Ismael y el austriaco nazi-wittgensteiniano blandian balmungasy tizonas que apenas se podían. Nadie las veia, pero eranenormes. Alberto sobaba con gravedad la parte colgante de suoreja derecha. Marina veía dos Ismaeles en lugar de uno.Adriana se habia puesto triste que daban ganas cle hacerle unretrato al óleo. Nadie podria creer que estaban asistiendo a undebate ni saber a cuál debate. Y cuando Mossberg que hablódesde la primera fila del aula magna repleta de cabeza! rubias ycabezas negras dijo que él también, como el candidato dok-torand herr Ismael Zabala, dudaba que hubiera dos Wittgen-stein, que el primer Wittgenstein fuera más que un simple casoparticular del segundo. Juan Eduardo, que se habia sentadoaparle del grupo de los siete, dejando asi en claro su disidenciay que indicaba a Luis cuándo debia tomar las fotos delhistórico acontecimiento, sentia ganas de salir corriendo alLundagárd a echar culebras a la fuente de los sapos, ganas quese le transformaron en ansias, que se le pasaron a los intestinosy que lo tenian aguantándose y sudando cuando el austríacowittgensteiniano que hablaba un inglés que hasta la mismaMarja se lo perdonaría, golpeando en el pupitre con la punta delos dedos dijo que quería dejar en claro tres cosas: primero,qué era punto de partida de acuerdo al diccionario; segundo,qué era punto de partida en Wittgenstein; y tercero, cómo enlos escritos del distinguido profesor Mossberg él no encontrabaningún punto de partida a no ser que a las nebulosas se lastomara también como puntos de partida parándose para ellosepa Dios en qué nube.

Ismael, Eliana, Humberto, Jorge, que había regresado deNoruega después de cumplir con Issy, Alberto, Juan Eduardo y

Page 384: Epoca de Descubrimientos

Marina (para quien l-ars Mossberg arguyó especialmente,tirándose los pelos de las orejas y comiéndosela con los ojos.las limitaciones absurdas, contrarias a la naturaleza y a lahigiene, verdaderas lacras culturales del matrimonio católico)hicieron grupo aparte durante el banquete a la sueca que era derigor ofrecer.

Cuando se encontraban en ruidosa conversación y un pocochispos vino hacia ellos el gran sueco haciendo también sus

cses. Levantando su copa riendo que no le cabian los dientes y

rnascullando por el lado un par de disparates dirigidos a los noiniciados y a los vikingos sin capacidad de abstracción y brutoshasta la pared del frente, brindó por la quinta o sexta vez en

honor de Ismael, su alacalufito bienamado, y su lucha jacobina

con el ihipl án-gel en las escaleras empinadas que unen lassinras ten e-tene - bro sas de la filosofia del len-guaje con lascumbres borras-quises de la diá-lectiká. Luego. arreglándose lacorbata que le caía torcida y arrugada, y sonriendo una por unaa Adriana, Eliana y Marina, repasándolas con todo descarodesde arriba hacia abajo, desde abajo hacia arriba, les hizo una

¡rrofunda reverencia de vividor todavia en funciones y par-tidario y servidor irrestricto de la revolución sexual, tras lo cualse volvió a Juan Eduardo, cuyos antecedentes de matarifeconocia aunque se hiciera el sueco, el cual no sabia ya por cuálludo tomar al Gran Jefe de las Ciencias Ocultas que sonreía ahífaunesco, vaudevillesco y que guiñándole un ojo le decia sin

¡ralabras pero clarito: "Nosotros, isi no vamos a sabernosotros!" y "¡Con esta basurita de Wittgenstein nos van a im-

¡;resionar!" mientras se zampaba de un trago la copa de vino y¡rcdia que por favor le llenaran otra, hecho lo cual y encami-nándola en la misma dirección, obsequió al grupo primero conuna copla del siglo XIX que le salía como si la hubierangrabado en el siglo XVIII y luego, aceptando los aplausos conuna inclinación, con el aforismo de que a su parecer, las cosastJc Europa se veían demasiado grandes desde Latinoamérica yvice...versa, las cosas de Latinoamérica se veian demasiadochip!...cas desde Europa: lo cual no quería decir que las cosasde Europa no fueran grandes ni que las cosas dep! Lati-noamérica no fueran chicas sino que... hip!

"Perspektiv, mina kára viinner, perspektiv!"

185

Page 385: Epoca de Descubrimientos

Cuando llegaron a los prados que rodean el óstraghetto,Mónica desde su andante atalaya no demoró en divisar aMarja. La chilena-polaca trataba de sacar adelante el coche desu hermanita atascado en la arena. Pataleaba y chillaba.Mónica comenzó a tamborear con los talones en las costillas desu pappa. iQuería que Ia bajara, que la bajara! Salió disparadaofreciendo ayuda a gritos

"Viinta, Marja, vánta, vánta!"Ismael se acercó al grupo donde Sonja sentada en una este-

rilla lo aguardaba ya con una tacita de café.Estaban casi todos los del grupo, sentados en el césped o ju-

gando en Ia plaza con los niños. Sólo faltaban Alberto y Luisque en ese momento acarreaban el Fondo de la BasuraOrgánica desde el centro del Óxraghetto a la koloni. Ya nadiese reía de Albeto en su lucha contra la entropia y la polucion ysu maloliente negocio de la jalea fertilizante. Hasta habltnabierto una fosa común donde se preparaba la tierra negra queempleaban iodos los del Óstraghetto en el cultivo cada vezmayor de papas, zanahorias, lechugas, fresas, clavelinas ynomeolvides. La "conciencia ecológica" con Marina, Eliana,Alberto y Juan Eduardo a la vanguardia prendía de tal maneraque algunos uruguayos Ilegaron a compararla con la"conciencia de clase". Uno o dos comisarios socialistas que sepasaban tumbados en el living leyendo el Rebelde,el Arbetet,llenando sus cartillas de la lotería, fumando y gritando a suscompañeras que les trajeran café en el mejor estilo turco, seavinieron a reconocer la existencia de la basura orgánica. Cosaaún más increíble, la separaron de la basura inorgánica. Otrospermanecían horas contemplando los fondos de jalea fertili-zante como si fueran cacerolas de blasfemias y herejías. Paraellos, la basura habia sido siempre inorganicc y por eso elmundo capitalista no era más que pura basura, porque era unmundo inorgánico, conflictivo, prehistórico.

En fin "la conciencia ecológica" irrumpía. La jalea fertili-zante se podría. Los abejorros no podÍan creer. Todos en elOstragetto empezaban a atesorar sus basuras orgánicas, a me-terlas en tachos de plástico antes de echarlas en el Fondo. To-dos codiciaban la tierra negra para abonar sus petunias, gera-nios y pensamientos, regándolos, cuidándoles su temperatura,quitándoles sus parásitos y, como se llegó a saber, hablán-

186

Page 386: Epoca de Descubrimientos

(loles, algo que desde luego hacian con sus perros, sus gatos y

,u, "anuiios

-y desde tanto antes que ya hablaban estos anima-

litos mucho mejor el español que el sueco. Pero, hasta aqui, no

kr habían hechó con sua plantas. l-o que fue un triunfo grande

rlcl subgrupo ecológico en el Óstraghefto, un triunfo que sin

rnás se ixtindió al Ñorraghetto y a Malmó. Se decía que hasta

rn Estocolmo, donde se cortaba el queso, había ya algunos

t¡ue, mirando cautelosos por la ventana por si había un soplón

,ie Éinochet espiando que podía correr con el cuento de que

cstaban cucú. ñablaban a sus cactus y peonias. iFigúrense el

lriunfo de Alberto y el subgrupo ecológico! iLos comisarioshablándoles a sus plantas! Claro' sólo les hablaban en español

v sólo les decían "lVenceremos!" y "iLa izquierda unida jamas

5cri vencida:", pero por algo se empieza'La hija de Marina no cumplia todavía los tres meses, pero se

lrubierá dicho que tenia seis Era grandota de cabeza, conrrrejillas de ríanzana, y se estaba mirándolo a uno desde su

coóhecito. tratando de recordar dónde lo habia visto antes y

con los brazos arriba igual que si la amenazaran con una

Kalashnikov. Había disputas sobre si tenía la nariz de Jorge,

los fabios de Marina. loi deditos del pappa' las orejitas de lañamma;Tampoco se habían puesto de acuerdo sobre el nom-

bre. Jorge decia que Deborah -nombre que se le habia ocur-

rido a R"ita sin la más leve sugerencia de parte suya- no leparecía mal. Incluso, le parecía bien. iDeborah Pollackl Ma-

iina sonreía distraída miéntras trataba de recordar. óHabía al-guna Deborah en Córdoba? Porque algo ocultaba el nombre

ileborah que Jorge se guardaba. Estaba segura, desde el mo-

nrento que Rita ló propuso y Jorge se puso pálido, no mucho,

¡.,ero páiido. iEstaúa Rita en el secreto del nombre Deborah?

itengi decía que la guagua era una rosa por donde se la miraray Juán Eduardo asociaba Deborah con "devorar".

"iQuieren que sea una devoradora de hombres?"Jorle sentiá ganas de despanzurrar al despanzurrador'"Lo que pasá contigo es que has estado mucho tiempo en

contacto con cerdos.""iTú lo dices! iCon cerdos!""Yo lo digo, Pero tú lo haces.""iAy, niñól iY se puede saber qué haces tú, fuera de darle a

la sin hueso!"

387

Page 387: Epoca de Descubrimientos

"Pero. cqué tienes contra Deborah? iEs un nombre hermoso ycomo suena! I-as tres vocales más fuertes, la primera conso-nante ¡mperativa, la segunda explosi'/a, la tercera, como aguaque se escurre entre guijarros. iDeborah!

"iPuchitas! iEste se volvió loco! Un paso más y nos sale conlas mayúsculas y las minúsculas!"

"¡Tú...-"Bueno... bueno... Deborah. Deborah... si. mal no está...

Bonito nombre. iDeborah !..."La segunda hija de Sonia y Juan Eduardo iba a cumplir los

cinco nreses. Se llamaba Anna. Juan Eduardo se estaba sinchistar cuando las bromas le caian a é1. Asi como iba no de-moraria mucho en completar la Sagrada Familia.

En el momento en que llegó Ismael se comentaba que en elgrupo nacian sólo mujeres. Rita se mordia las uñas y arrugabala frente. iSólo rnujeres! iNo seria eso un signo? ceué quérriadecir? Bengt Ia miraba con ojos de buey gemibundo. iTanhermosa todavia su Rita! ¡Si supiera la sorpresa que le teniaRita, muy pequeñita y muy escondida todavía, para dársela enla ntidsonunarnatt I Para entonces, según sus cálculos, podríarevelárselo sin que se notara todavia.

Sobre el curioso fenómeno que sólo nacieran mujeres en elgrupo, Humberto tenia, como en todo, una teoria.

"El grupo tiene que crecer. Pueden venir intrusos a procre-arnos todo lo que quieran. No tienen más que dos alternativas:o se integran al grupo o se van previo depósito de sus genes encl poo1. iElemental!"

Juan Eduardo, de pie, las manos a la espalda, comenzaba adar vueltas en tomo del círculo. Bengt, habituado ya a la charlachilena miraba por arriba de sus anteojos con marco plateado.i,Qué chanza tramaba el despanzurrador?

"iCierto, muy cierto! iMujeres! iMuchas mujeres! Nuestrosnietos, iellos colonizarán !"

"Ellos iqué?""iColonizarán!... iQue no entiendes español todavía? Colo-

nizar, kolonisera... De ska kolonisera. euiero decir. ellos,nuestros nietos. "

"iNietos? No comprendo."

Page 388: Epoca de Descubrimientos

"Pero cqué te pasa a ti'/ ¡Si está tan claro! Nosotros hemoshecho los descubrimientos, nuestras hijas harán la conquista,nuestros hijos establecerán Ia koloni."

"iDescubrimientos?""Si, descubrimie ntos, upptáckter... iQué pasa contigo? l-e

caiste del catre anoche?""Descubrimientos... ¿De cuáles descubrimientos hablas tú?""Uuuuh! ¡Montones. de descubrimientos ! iCuéntale tu.

Humberto! Mira. no te van a alcanzar los pelos para contarlos.I{umberto solo. en un acto de visión infalible que lo dejó turu-lato toda una noche, descubrió la muerte de Descartes. l)es-cubrió el exilio. El solo lo descubrió sin ayuda de nadie. Sobre

la muerte de Descartes hay discusiones, pero sobre el exilio noY cuando descubrió el exilio, iqué no descubrió! iUn chorro de

descubrimientos ! Marina descubrió el retomo y Córdoba. P.itatlescubrió el descubrimiento de los descubrimientos ' descubriól't fórtidspen... Pero eso, mejor te Io cuenta ella misma. Hu-mildemente, hemos descubierfo el kontext y la perspektiv. Alo que hay que agregar el descubrimiento del Cono Sur, delque cada uno ha descubierto un poco. La estupidez conrnayúscula de los militares la importaron a Estocolmo desde

Buenos Aires. Fuimos nosotros los que descubrimos la estupi-<lez de los militares con minúscula. La crisis dei marxismotambién la descubrimos nosotros y si alguien viene a decirleclue no, está confundiendo la crisis del marxismo con mayús-cula con la crisis del marxismo con minúscula. También des-cubrimos la Constitución del 80. Ismael, nuestro flamantedoktor descubrió el sueco, tambien solito. Quiero decir, el

lenguaje sueco. A los suecos mismos no los hemos descubienotodavía, aunque se han hecho serios intentos. Cuando Ismaeltlescubrió el sueco, descubrió el español. Y el griego también.Yo en un viaje por España descubrí sin ayuda de nadie que los

chilenos somos andaluces, o luces que andan. La clase mediala descubrimos entre Jorge y un servidor en el Storkállartomando cerveza de la buena. También expuso allí Jorge su

célebre curso de psicología transaccional, descubierta por él no

sé dónde. Jorge descubrió el cono que nos tienen metido ene1... sur, y la muerte dé Descartes, que viene a ser lo mismo'runque se dice que de la muerte de Descartes sólo las mayús-culas las descubrió é1. Todo esto ocurrió mientras se descubria

Irl9

Page 389: Epoca de Descubrimientos

la televisión, no como ventana abierta al mundo. sino comomundo abierto a la ventana, en lo que hay un munclo de dife-rencia a pesar de que algunos alegan que es Io mismo, sólo quedicho "a la manera de Lund". El equilibrio ecológico y el amoruniversal lo descubrieron Alberto, Eliana y Marina, aunquesólo con mayúscula. iAh, me olvidaba! Las mayúsculas y lasminúsculas las descubrió Ismael mientras se limpiaba el conosur con las cartas de Estocolmo. Birgitta, Eliana y Marina des-cubrieron el boom latinoamericano o "mermelada inorgánica',que es otro nombre que le dan... iQué estás haciendo?"

"Trato de anotar...""iAnotar?.. áOyeron? Este nos quiere robar los descubri-

mientos, explotarlos, registrar la propiedad... isueco tenrasque ser!"

Los niños, cansados de jugar y muertos de hambre, estabanregresando de la plaza de juegos. Clamaban por comida.iCuándo iban a almorzar! iEra cierto que había empanadas, eracierto que el tío Juan Eduardo iba a preparar un asado? ¿Dóndeestaba el fuego? iPero si ni fuego habia todavía! iJugo, másjugo! gritaban Sonja y Marina, peleándose las pocas galletitasque quedaban. Florence fue la que empezó con la cancioncita:iEmpanada, empanada! que fue auntentando hasta retumbarpor todo el Óstraghetto. Luis que venia con Alberto desde lakoloni los hacia callar.

"iCállense, cállensel Cuando los suecos oigan que hay em-panadas, ise acabaron las empanadas! iCállense!"

Florence pateaba en el césped. Quería empanadas ahora, in-mediatamente. José y Antonio estaban de acuerdo, protestabantambién. Todos protestaban, hasta Marja. Todos, menos Ariel.Cuando dijo algo, fue que la tía Birgitta no llegaba todavia yque no iba a haber ni asado ni empanadas para nadie mientrasla tía Birgitta no se duchara y descansara un rato, porque veniaen auto desde Estocolmo y era mucho tiempo manejando ypeligroso porque miles y miles de alces estaban cruzando lacarretera a la hora que se les ocurria y si un auto choca con unalce ni el auto ni el alce quedan buenos para nada, así quemejor se callan todos hasta que llegue la tia Birgitta. y asl nomás fue. Todos se quedaron mudos, con los ojos como lám-paras vueltos a Ariel que ahora era el centro de un semicírculoperfecto.

190

Page 390: Epoca de Descubrimientos

"iSon grandes los alces?""iAsi!""iComo un caballo?""A veces más grandes. Hay

carretera detrás de la manlá. Sireventados en el pavimento..."

alces chiquitos que cruzan lalos choca el auto ipuaf! quedan

"iComo los... ¿Cómo se llaman?""iComo los conejos !""iNo!.. como los... úcómo se llaman, papá?"iComo las liebres !""iNo, no! iCómo se llaman?""iComo los gatos!""Si la tÍa Birgitta aplasta un gato negro la abuelita Blanca

dice que trae mala suerte...""Si lo aplasta, no! Es cuando cruza un gato por delante que

trae mala suerte. ¡Siete años de mala suerte!""¡I-a tía Birgitta si ve un alce chico, lo recoge y lo trae!"Doña Blanca, que había ido a calentar empanadas en la casa

de Luis, donde prepararian el asado, llamó a gritos a los pe-

queños que corrieron todos gritando con Mónica y Marja a lazaga.

"iEmpanadas, empanadas!"Birgitla no demoró en aparecer. Una larga bufanda blanca de

seda [e caia del cuello. Orlaba un elegante tapado negro de telaligera, abierto sobre un overall gris. Venia apenas con su

cuerpo, alicaída como si hubiera corrido la maratón. Rita nopudo resistir su nlomento caracterjstico.

"áTe viniste de a pie?"Ismael fue a abrazarla, pero Juan Eduardo llegó primero."stackars Birgitta! Ár du trótt lilla gumman?"

Que es como si le dijera: iPobre Birgittal iCansada lacabrita? Ahora estaban todos abrazándola, besándola, sacu-diendo para ella el choapino más lindo. Sonja le servía cafécon crema y galletas. Rita, que tenía un corazón enormecuando menos se pensaba, la miraba como si bajara del cielo.Birgitta no se aguantaba las lágrimas. iQue enorme y queridafamilia le había crecido en estos años! iCómo los quería! Hastaa Jorge y Alberto. Eran como estrellas todos en una mismaconstelación con Ismael. Habían cambiado, desaparecida laantipatía que tanto la fastidiaba, esa suficiencia con que juzga-

391

Page 391: Epoca de Descubrimientos

ban a los suecos en los primeros años. Apenas comenzaba a

sorber su café cuando se abrió la puerta de la lerraza de Adria-na, donde tenderian la mesa del almuerzo, dando salida a unabanda de gente menuda.

"¡ Birgitta, Birgitta!"Se habían comido su empanada pet capita y querian saber

cuántos alces aplastó Birgitta viniendo de Estocolmo, dóndeestaba el coche, si trajo un conejo. Marja y Mónica se peleabana manotazos un lugar en su falda.

En medio del asado que duró cinco horas desde que se en-cendió el fuego hasta que se lavaron los platos, los pequeños,cansados de oir el parloteo sin ton ni son de los mayores, se

fueron con Juan Eduardo de chofer y Luis y Alberto de sal-vavidas a la piscina del Norraghetto. Rita y Bengt desa-parecieron sin que nadie lo notara. Doña Susana y Humbertoprometieron volver a la hora del café. Marina se retiró con supequeña a la que ya era hora de bañar y dar la papa. En el li-ving, doña Blanca recibia informaciones de Birgitta, Sonja yEliana sobre los vestidos campesinos de los niños para la som'marfest. Comenzaba el interminable atardecer de verano y todoel Óstraghetto respiraba más tranquilo porque se habian idocon la brisa los olores del asado que llenaron los patios y se

colaron por las ventanas durante toda la tarde.Doña Blanca había sazonado la came de cerdo y vacuno a la

chilena. No se hubiera imaginado lo que iba a causar con su

aliño. Un grupo curioso de argentinos y uruguayos apareció"preguntando". Juan Eduardo y Luis dando vuelta a Ia camechisporroteante se miraban, formaban palabras con las cejas.Los curiosos querían "saber" qué manera de condimentar eraésa que suscitaba cada una de las papilas de la boca y la nariz,qué secreto guardaba doña Blanca que se insinuaba tan apeti-tóso por todos los rincones del Óstraghetto. No hay que decirque doña Blanca no cabia en su cotona azul. Los argentinos yuruguayos fueron tomando asiento y no había manera desacarlos. Si uno se levantaba, llegaban dos en su lugar. Estu-vieron "probando" el asado en todas sus manifestaciones,acompañando los grandes trozos que cortaban y masticaban ados carrillos con largos tragos de vino tinto hasta que nopudieron ni levantarse siquiera. iHabía que oirlos! ¿Dóndecompró el vacuno, doña Blanca? iCómo hace usted para con-

392

Page 392: Epoca de Descubrimientos

seguir estas chuletas, doña BIanca! ¿Y este aliño? iSeguro que

,e"lo envian desde Chile! iFenómeno! Pero, ide dónde salici

.ite uino? iEsto es la fábula, doña Blanca, la fábula! A cada

pregunta Juan Eduardo y Luis se daban codazos en las costi-

itor] gn ru rincón, los dós hacian la parodia, uno preguntandoy el otro respondiendo con la voz de doña Blanca' lsnrael y

Alberto escuchaban conteniendo la risa.'i¿Có-o hace usted para conseguir estas chuletas' doiJ

l] lanca?""Nada más simple. Las compro, huevón ""il-e envian desde Chile el aliño?""iPero niño, si no es aliño! iEs jalea orgánica!"Los uruguayos se turnaban para ofrecer brindis al "egregio

,krktor Zalbalá." No habia manera de contenerlos Juan E-

rluardo, espantado, hacia las cuentas con Luis."Por'cada brindis vacian dos botellas los desgraciados El

negocio se arruina a razón de 8 botellas por hora Vamos a

québrar antes de que se ponga el sol."Cuando aparecieron los a1lris la cosa pasó de castaño oscuro'

Se hizo neóesario correr al Norraghetto en busca de todo el

vino, la cerveza y el spri¡ que se pudiera encontrar' Juan E-

duaiáo tocaba y tocabá el timbre en el departamento de doña

Susana. Finalminte, la dama apareció en bata, encendida col.l.lo

una rosa, descalza y sudando que era una vergüenza Despues

de abrir volvió a saltos al dormitorio, drmdo grititos'"isaquen lo que necesiten, pero déjenme dormir nli siesta

tranquila!"Loi al,kjs agurrdaban dando vueltas por el jardin de ['uis en

cstado de soná¡bulos. Metian las narices oliendo las parrillas'i;Dónde estaba el asado? Se quedaban estáticos ante el montónde botellas ivacias! iCómo podÍan comer y beber tanto los

svartskallar ! iNo habian dejado ni el olorlEl sol rodaba ya por el horizonte, pero sin ponerse nunca'

lsmael y Jorge '-que

quedaron a cargo mientras los demrs

tlormian. miraban televisión o jugaban con los pequeños que

llabian vuelto de la piscina- se preguntaban si no habría que

¡roner más carbón al fuego ya ceniciento preparado en el rincóll

tlel jardín. Parece que tendrian que asar más. carne' En

cualquier momento se despertaban todos los hambrientos que

habián estado alimentando la tarde entera alegando cada uno

Page 393: Epoca de Descubrimientos

que no había comido mucho ni bebido nada. Fue entonces,mientras Jorge soplaba el carbón y Ismael .rrlororl, f",chuletas y cosr¡llarcs en l¿r salsa fabulosa pr"priuju !o"r'¿o¡,BIanca, cua¡do se produjo un extraño diálógo entre tis-¿os alque asist¡o Bengr que volvia con los o¡os hLírdidoi y U.ittont.,oespues de deJar a su Rita reposando feliz, satisfecha en todosIos senr ¡dos.

Que Bengt asistió al diálogo cifrado entre Ismael y Jorge,más es figura del habla que descripcion a. un t."lo, po.qr"aunque oia y conocia todas las pliabrrs que ahr se Oi¡.iun ycomprendía. la sintaxis y los modos de Ias frases qu. ,'.-int.._:j.l]?,1:l (a¡so que podra jurar con la mano soUó lu eiUrio;rguat se enconlrtblt enteramenle en ayun:ts de lo que alll sehubio. No solo ero: lcrnpoco podria reiordar ninguna de c.a,rrases aunque Ritil trrtara de.asistirlo con un tirabúzón. En fin,fue el,caso que_ Jorgc soplando el fuego con ,,

"o.tál trri"*uu nlsmael Oar vuelta lls chuletss en el azafate con un tenedor y unno sé qué de filósofo sufriente Io intrigó porque no i. u.iu for:azón por,ningún lado. Birgitta era li mas ü"itu,-¡ui.ioro ygenerosa de Ias mujeres; Lars Mossberg, ,, rnu"rtro o oio,a"-tor. el pensador ml\ ¡nreresünle de Sueiia: su pequeñá üonicr

sana y feliz; v corlro si no bastara ibrillaba el ,ó1, iár¡.nloiu.lverano! Además, habia nrás de un editor .n Sai".tona,'lni.re_sado en la pubiicación en español de su tesis, ualu-uan-"ondistinción unáninre aún habiéndo enemigoi tJ."i"el""ii, t"comisión exarninadora. Hasta se hablaba áe un .u.gJ ouiu ¿t .nel.Depanamenro de Sociologia. Asi y todo. i.ru ""?ul-'"'I u lendrrts que sentine feliz.'

Ismael lo miró. :ollriendo curioso."iTendria?""Digo, porque no se te nota...',Ismael seguía dando vuelta a las chuletas en el azafate. Bengt

se había.acercado a ayudarlo con la salsa qra ua.tio ion unucuchara de mrdera. Sonja. la polaca ideal. sÉ rrornO u eriio.l.,sr tes trata cJle. S¡. cllro. gracias. Bengt lue a echar m'ás c¡r_Don y despues se errodillo restregando sus manos en el césped.Jorge dijo lo primero que se le ocurrro.""Alguno de los erjnlenes no re gusto?..

^ Entoices

.lsmaeJ respondió comJsi nunca hubiera salido del\ ono 5ur et mu) rrnbccil. Clrro. est¡ba un poco achi:prrio.

Page 394: Epoca de Descubrimientos

" [.a verdad es que tengo un examen pendiente."Bengt arrugó el entrecejo y comenzó a tirarse de la patilla

como hacia cada vez que escuchaba a estos indíaner. iQué es-taba diciendo Ismael? r,Qué examen pendiente si era doktor?Jorge no iba a perder su tiempo haciendo preguntas estúpidas.

"iUn examen? iQué curioso !...""iNo me vas a decir que tú también...""No... Tenía...""ZTenías? C) sea...""iExamen rendido !""¿Te tomó mucho... prepararlo?""ZY a tí... ?""iLlevo años!"Jorge también se sentía suelto de lengua con el alcohol."Si necesitas algo..."Los alkis estaban despertando. Uno fue rascándose hacia el

fondo del patio. Cuando vio que se preparaba más fuego paranrás asado, lanzó un rugido que debia interpretarse comornuestra de alegrÍa, porque se puso a danzar a la rusa encucli-llándose en una pierna y tirando la otra por delante. Bengt miróla botella con salsa picante como preguntándole si había oidoalgo. Ismael vió venir a Sonja sonriendo con las tazas de caféen una bandeja y cerveza para los Ires alkis que la rodeabanpataleando y gritando como condenados. Con la alegría y laborrachera que parecía venirles con solo oler la cerveza secaían en sus traseros a cada paso. iAh, óstraghetto, ós-traghetto! El sol daba botes sobre el Óresund. no tenla paracuándo ponerse.

"ZLo dices en serio?"Jorge miró a Bengt que movia Ia cabeza tomando una de las

tacitas y zampándosela de un trago. El único testigo pareciaestar en las nubes. Se volvió a Ismael y mirándolo en los ojosse dió cuenta que desde siempre, desde la primera vez que selo presentaron en aquel hotel de refugiados en Estocolmo, tuvoIa impresión de estar ante un solitario como é1, un pelele de suspesadillas y su insomnio, una víctima de su propia memoria dehorrores, un resentido de su impotencia con imágenes in-sufribles de culpa y cobardía. Tal como é1, un animal con deu-das que saldar, con espectros que satisfacer. Su examen pen-diente. ¿Estaría pasando en este mismo momento el mismo

395

Page 395: Epoca de Descubrimientos

pensamiento por la cabeza de lsmael: que se daba cuenta quesiempre había pensado otro tanto?

Jorge sonreia. También despachó de un trago su copa decafé. Tenía que sonreir a Sonja, esa excelente mujer. iMalditasea! Recién saliendo de una iy ya se habia metido en otra!

-45_Cuando terminó el verano ocurrieron cosas en Malmó quellenaron de horror a toda Suecia. Fueron también una nuevaprueba para la pobre Adriana, en medio de su embarazo.

Raquel Rodríguez la psiquiatra espanola que se encargaba dela atención mental del Óstraghetto tuvo una entrevista conHumberto Henriquez, quien en su opinión tenia algo de figurapatema en el alma de Adriana. Después, la psiquiatra amplióeste contacto, considerando que todo el grupo funcionaba encierto modo corno una familia de Adriana. con hermanos rna-yores, hermanas buenas, primas envidiosas. Lo que ocurriocon Staffan Strómberg y Adriana entraba en un cuadro que lapsiquiatra trataba de esclarecer. Las cosas, no eran de fáciltramitación. El padre de Adriana equidistaba

-estas y otras

del mismo estilo son expresiones de la psiquiatra- de personascomo Humberto Henríquez y Staffan Strómberg en varios i.es-pectos que el análisis habia sacado a luz. Adriana tenia un sen-timiento de culpa profundamente arraigado que vino a encon-trar caldo de cultivo al interior de la cultura y la sociedad sue-cas. La psiquiatra, en su cotona blanca, grave y oficiosa, ex-plicaba a Humberto Henríquez.

"iQué quieres! Cuando se vive poco menos que escarbandoen la basura para mantener a los hijos, articulos como el sen-timiento de culpa resultan un lujo y un ridículo. Pero,iatención, eh! Eso no quiere decir que no esté ahi. No te voy adecir que reprimido. Simplemente dejado de lado. Si lascondiciones materiales y culturales cambian, muy bien puedesorprendemos con todo su despliegue, toda su dinámica el sen-timiento de culpa. Estaba como en un rincón icomprendes?

196

Page 396: Epoca de Descubrimientos

Ahora emerge y viene al centro. No estoy segura todavía, perocreo que con Adriana podría darse una situación asi. iMuy in-structiva, muy instructiva!"

Raquel Rodríguez resultaba un adversario demasiado contun-dente para Rita. En una entrevista, mientras Bengt no sabiadónde poner sus zapatos, la chilena se atrevió a insinuar que

los análisis, la psiquiatria y todas esas cosas valian de clasenredia para arriba, y eso. Raquel sabia que no tenia que mirar allengt para que éste averiguara con qué animal se habia casado.I-o que no Ia inhibió de dar su martillazo. Si Rita creía -se lodijo con esas mismas letras- que el sistema nervioso y el sis-tema psíquico de Adriana tenian un detallito, un tornillito,nrenos delicado que los de la misma Reina de Inglaterra, lo que

tcnía que hacer era darse una vuelta de nuevo por las

¡rreparatorias.Bengt escuchaba a Raquel mirando a su adorada Rita. Burra

como era, igual la adoraba. iAnda a saber si no era por eso quela adoraba! Pero, iesta Raquel! Se le pagaba por lo que hacia,nruy cierto; pero no dejaba de asombrar que en unas pocas ho-ras dedicadas al caso supiera de Adriana cosas de las que lostlel grupo no tenian idea. iQuién, primero que ellos, tendriaque saberlas? iY eran tan importantes! áCómo podía ser quenadie las indagó cuando murió herr Strómberg? iCómoninguno las indagó después en lugar de hacer comentarios vul-gares y hasta frívolos cuando alguien contaba que había visto aAdriaña con su parvada de gritones saliendo del Óstrakyrko-¿,ltrden donde habian estado todos arreglando la tumba de losStrómberg? En el grupo, todos sabían de todos. Jorge tenía unainfancia de colegios, salones, lecturas, amigos y excursionest:n la lejana Córdoba; Ismael estaba siempre contando de sunradre, su pueblo provinciano, su sociedad cerrada, encopetadav marginal. Sabían del mundo en el pensionado de señoritas deMarina, de la sociedad promiscua y decadente que conoció larrdolescente Eliana yendo tras su madre, de los padres católicosrrpostólicos de Humberto, de sus hermanas solteras para siem-t)re, expertas en manjar blanco y bordado de sábanas. Qué nosrbían de la vida entera de Alberto por doña Blanca que estaba

¡xrr horas hablándoles de su infancia y juventud de la Plazallrasil que Bengt imaginaba como una plaza de García Már-(¡uez, con señoritas muy donosas, muy arremilgadas, muy bea-

397

Page 397: Epoca de Descubrimientos

tas po.r.fuera y volcánicas por dentro yendo del brazo, riendo ahurtadillas, mirando de soslayo a sus pretendientes dáspués dela misa_en esa Iglesia de Santa Ana en que do¡a gtanca'pasaUasus tardes rezando también ella todo un personaje de novela la_tinoamericana. Pero, de Luis y Adriana, áqué sabían? El-trato,el desprecio de Rita, ino era también de ellós? Sólo despues deRaquel se hizo sentir la obviedad de que Adriana no haUiallegado al mundo viniendo de los matorriles.

El padre de Adriana, un obrero metalúrgico que a los cin_cuenta años parecia tener setenta y que sufría de ierias compli-galgnel cardíacas, fue apresado uná noche por los agenies dela DINA. No lo buscaban a é1, sino al hijo, el h.*uío-áoyo.de Adriana que resistió con otros en la fábrica y que ya-iaUlaescapado a Argentina. Lo buscaban po. ar-a,

-qu. nó ,e

"n_contraban y para matarlo. Contra lai protestas y gritos de lamadre de Adriana, los de la DINA vendaron y ma"niataron alvie.jo. y arriándolo a empujones gritaron desde íu cu-ion"to.

Dtgale a su hijo, señora. que si no se entrega pronro, mejorse vaya despidiendo de su papacito.'.

Cuando Io metieron en la camioneta donde apenas cabían losque habían recogido esa noche, el padre de Aáriana sintió oo-lores en el corazón y se acordó de su medicina. l" n"ili" ¿.jado en casa. Se lo dijo al guardia.

"iNo te preocupes de la medicina, viejito! Donde vas, nonecesitas ninguna medicina."

Todo esto lo supo Adriana al día siguiente, cuando su madreangustiada, sollozando entró al cuarto en que vivía con Luis ysu primer hijo, José. Adriana pasaba tambi¿n las suyas en esosdias. No.habia trabajo. Luis ixpulsado de la Mu;i;ip;iidaddonde guiaba un carro-cistema, salía a ganar unos pesá, en foque fuera, reparar muebles, encerar piús, podar ilantas. Loque fuera y por lo que le dieran. Ella-consiguió poi un tiempoempleo de ayudanta en la cocina de un restáuranie. Jose habiavenido al mundo en esos tiempos tan duros y Luis si io iraiaenvuelto.en.el chal por la puerta t.ar".a pu.á que le diira demamar. Adriana hasta pensó en "salir a la calle';. A la solá in_sinuación reaccionó Luis con tal violencia qu. no p"nró-Á^ .nello. l¿ madre, llena la cara de lágrimas Ié contaü ;¿;; ."_traron en la noche los de la DINA, cómo gritaban v uu"iubunlos cajones y volcaban las camas. iCo.o go"lpeáron á ,"

"1..¡"f

Page 398: Epoca de Descubrimientos

"El pobre se olvidó de las píldoras que le dieron para elcorazón. ZCórno hacer para hacerle llegar sus pidoras? iDóndecstá, Dios mío, dónde está?"

Gemía, sus ojos vidriosos, cenicientos, yendo del frasco ensus manos al rostro de su hija. No sabía que su marido nonecesitaria nunca más sus píldoras, nunca más nada. Dos diasdespués apareció una mujer gruesa, casi cuadrada, con manerasde mando en su casa. Entró mirando por todos los rincones sin¡redir permiso ni dar explicaciones a nadie. Después de con-vencerse de que no habia huellas de ese comunista hijo deperra y antipatriota que buscaban por toda Santiago, se volvió ala pobre vieja que la esperaba en la puerta con la frazada de surnarido y el frasco con las pildoras para el corazón.

" LFrazada? Frazada Zpara qué?""Para la noche, por el frío.""iQué noche ni qué frío! iYo vengo de la Morgue, señora!

No tengo nada que ver con cárceles ni con comunistas. Sunrarido murió anoche de un ataque al corazón. iEso Ie pasó pornreterse a revolucionario! Vaya a buscar el cadáver hoy mismo¡rorque si no, mañana lo echamos a la fosa común! iTenemoscl edificio lleno de fiambres comunistas!"

Luis y un hermano suyo se encargaron del cadáver que detodas maneras fue a una fosa común. iDe dónde iban asacart)ara pagar un nicho! Adriana pelaba papas y destapabacircerolas mientras Luis le daba estas noticias. Después de lanruerte de su padre no hubo ningún trabajo para Luis. Adrianatt'mblaba. Cualquier día se decidía a salir a robar y lo mataban.lrl pobre venía a buscarla por las noches. Traia al niño envueltotn ese chal que Adriana, en sus entrevistas con Raquel Ro-,lliguez y sin poder explicarse por qué, describia y volvia a,lt'scribir en sus minimos detalles, sus colores desleídos, su di-.,cno, sus zurciduras. Igual ocurría con el frasco de píldoras¡rrra el corazón de su padre, que describía como un objeto;unenazante, con vida propia moviéndose en los dedos huesu-'krs y arrugados de su madre. Adriana se estaba mirando largos',r'riundos sin hablar, se volvía a Raquel como si fuera emisária,l, los cielos. Sus ojos llameaban fieros por un segundo. iDón_,lL' cstá mi padre? gritaba, y volvia a callar.

l.o que ocurrió a fines de ese verano en Malmó y que mostró,¡rrt Adriana no se había curado de la crisis vivida en los días

399

Page 399: Epoca de Descubrimientos

de la muede de herr Strómberg ha sido considerado como Ianrasacre más horrible en la historia criminal de toda Escandi-navia. A Raquel

-que insistia en desembrollar de las fantasias

de Adriana la imagen del padre y que pasaba horas y horas es-cuchando sus recuerdos de niña que siempre volvian sobre elpadre borracho golpeando a la madre o resoplando sobre ellaen la cama que llegaron a compartir con sus tres hijos y que niuna caricia, ni el menor gesto patemal manifestaba hacia ella-le tomó su tiempo darse cuenta y relacionar una cosa con otra,los crimenes del hospital de Malmó y la nueva crisis de Adrir-na. Por todo lo que Raquel investigaba, Adriana no tenia lamenor idea de las atrocidades de Malmó. Lo que era un seriolapso de información por parte suya. Aunque iquién podriaculparla? Sin embargo, si alguien habia al tanto de la masacrede Malmó, por lo menos de todos los detalles que se hicieron¡ublicos. c\c persona erc Adriana.

Mucho se hizo por apartar la atención pública de Ios hechos,pero lo que se publicó parecia más que suficiente. Un auxiliarde enfermero de dieciocho años, reemplazante de verano, habiaestado asesinando pacientes ancianos en un hospital de Malmo,cl Óstrasjukhus. Cuando lo sorprendieron, al término de unosmeses, habia eliminado a veintisiete ancianos y tratado deeliminar a otros quince. Empleaba veneno. En el interrogatoriodijo que sus razones eran humanitarias, que el sufrimiento delos ancianos que eliminó o trató de eliminar no tenia nombre.El juez instructor, en la entrevista que dio a la prensa declaróprimero que nada su desconcierto: se trataba de un muchachosensible, afable, normal. No veía manera de combinar loobrado por él y su comportamiento en horas y dias de obser-vación e interrogatorio. Como es costumbre en Suecia, nohubo en la prensa ni fotografias ni identificación alguna delhomicida.

[¡s sintomas de Adriana comenzaron en forma de lapsos yconductas erráticas. Luis pensaba, al comienzo, que lasmuchas preocupaciones del jardín infantil la tenian agotada. Sele caían los objetos de las manos, se quedaba mirando el vacrocon las cosas a medio hacer, respondía lo que fuera, menos loque le preguntaban. Una noche, Luis se dio cuenta de que noestaba durmiendo a su lado. Se levantó y la encontró en ellardin, de rodillas sobre el césped, mirando hacia la luna y tiri-

Page 400: Epoca de Descubrimientos

tando mientras cantaba con voz baja, llorosa' y como si sólo

fuera para sus oídos. Entonces se asustó Luis y fue corriendo a

despertar a Juan Eduardo.Adriana estuvo meses en el mentalsjuklrus, pero nadie del

grupo se preguntaba todavia qué hubiera sido de todos ellos en

óse'tiemp'o tán oscuro si doña Blanca -que habia venido al

exilio con doña Susana y que había ocupado su lugar por años

encargándose de la crianzade Florence y Ariel, del cuidado de

La poúre Eliana todo el año en que no pudo valerse por sí sola y

turnbién d" Helena cuando Juan Eduardo y Sonja se fueron de

luna de miel y otra vez de Helena cuando tocó el turno de Rita

con Bengt, sln "ontu.

los huérfanos del padre [¿rsson-, los

niños de-que era madre adoptiva en Bangla Desh, Mozambiquev Aneola v los que vestia en las poblaciones marginales de

bh ile"recogiendo y remendando para ellos la ropa de.los con-

¡alne¡s suJcos- no se hubiera encargado también de las tareas

de Adriana en el jardin infantil que tambaleaba en las manos

todavia inexpertai d" Luit. Florence, que se estaba ,transfor-Áando ya en una mujercita la ayudaba por las tardes'. Y .cuandoAdriana salió por fin del hospital y Luis casi casi se decidia a ira encender una docena de velas a María Santísima con doña

Blanca, todas las tardes estaba Florence con la convalecienteleyéndole novelas y cuentos suecos en la-glorieta de.la kolonio en los bancos de la plaza de juegos del Ostraghetto' Los

svartskallar que pasaban de vuelta de sus trabajos ya no sabían

de quién era-hijá la hermosa Florence, si de Eliana, de doña

Blanca o Adriana.

Al mismo tiempo que los hechos horribles del Ostrasiukhusde Malmó tendríán que contarse los de Barcelona. No fueron

tan horribles, cierto, pero bastaron para ponerle los pelos de

punta a mucha gente én Santiago, en Buenos Aires y..hasta en

Mlami. todaviise habla de ellos en Lund como prodigios del

cielo, extraordinarios y secretos, aunque para Humberto, Juan

Eduaido y Luis no tenían nada de extraordinario ni menos de

secreto que los gansters anduvieran matándose unos a otros'Por lo minos, así veian las cosas ellos desde su humilde ata-

laya lundense.ismael se encontraba en Barcelona cuando se revelaron los

crímenes del Óstrasjukhus. Venía todas las mañanas a sentarse

401

Page 401: Epoca de Descubrimientos

en un café de la Plaza España esperando que los cibernéticosde Berlín hicieran por fin contacto. Carmen le había dicho que

esperara allí unas dos horas a partir de las once y que tuvier:rpaiiencia y volviera al día siguiente si nadie venía. Algo habría

ocurrido en alguna parte, suponía Ismael entre café y coñac-De é1, no podÍan quejarse. Había informado de la desaparicióndel cubano. su sueca drogadicta y dos chilenos que se habianhecho conspicuos en el último tiempo. No sabia si vigilaban al

cubano o si simulaban hacerlo siendo colegas suyos. Por lodemás, ino sabía nada ni le importaba! El cubano habia desa-parecido de Lund al parecer definitivamente. Eso era todo. Nohabía café ni bar de los que frecuentaba el mulato embo-rrachándose y dándose de trompadas con vikingos tatuados,racistas y tarados, y donde era más conocido qoe el Oresund'en que supieran de é1, su sueca drogadicta y el resto de sus

alrededores.Carmen apareció al segundo día del envío de Ismael.

Inspeccionó meticulosamente la covacha que el cubano dejóabandonada y el departamento vacío de su hippie en el Sparta.

En el Departamento de Sociología no tenian noticias de

Balaguer. Su nombre no aparecía en ninguna de las listas de

los cursos y seminarios de ese semestre. El mulato se habíaesfumado. Desaparecido, sparito, fórsvunnen. Ni que se lohubiera llevado Pinochet.

Ismael movía la cabeza sin entender todas las maromas que

hacia Carmen buscando hasta debajo de las mesas del Storká'llarren. AI final de una búsqueda meticulosa por toda Lund yMalmó, comenzó a relajarse. En su rostro pugnaban mil ma-tices de asombro, incredulidad, jolgorio. Pero no se convenciay volvía a la carga subiendo y bajando las escalinatas de socio-iogía, recorriendo los pasillos del hospital, las salas de las bi-bliotecas académicas, los cafés universitarios. Preguntabahaciéndose la distraida a las comisarias del norta y el ós-traghetto, a los gitanos de Norrafálladen, a los alkisar de laMártenstorget a las camareras del Plaza Hotel, a los porteros

del Sparta y las secretarias de la Akademiska Fórening.Cuando se convenció de que era cierto, de que esta vez pareciaque en Lund no había más mulato Balaguer, batió palmas,gritó, cogió de las orejas a Ismael y se puso a darle besitos en

medio de la Stortorget. Se marchó a los tres días. En laestación ferroviaria sacó una libreta y repasó todos los detalles

Page 402: Epoca de Descubrimientos

por si Ismael olvidaba alguno. úHabia ocurrido algo digno demención en los últimos días del cubano? No. ¿Nada? Nada,excepto esos dos chilenos.

"ZDos chilenos? óQué dos chilenos?""Pero, si ya informé! ¡En su tiempo informé!""úA... iSí... si...!"Era evidente que Carmen estaba en ayunas sobre los dos

chilenos. No era la única. Nadie sabía dónde encajaban, quehacían en Lund. Aparecieron un buen día y cuando Balaguerdesapareció, también ellos desaparecieron. Siempre coincidíancon Balaguer y a Ismael le parecía que tan imbéciles no podíanser si le seguían los pasos. iY é1? Bueno, no era lo mismo: siél coincidía a cada rato con el cubano era porque el cubano lohabia decidido así. Estaba fuera de toda sospecha. Pero, esosdos chilenos... O estaban en un mismo bote con el mulato o noeran más que dos pájaros al garete. Todo eso lo informó aBerlín en su momento. Carmen Mata Hari, a punto ya de subiral tren, se había puesto tan pálida que más parecía una AnnaKarenina que una Mata Hari. Tartamudeaba, no sabia cómopreguntar, en qué tono hablar. No podía perder sta¡us ante Is-mael. Toda Lund estaría riéndose de ella esta misma tarde. Is-mael le ahorró el trabajo que se daba.

"Esos desaparecieron al mismo tiempo que el cubano. iQuéme dices?"

Carmen optó por no decírselo y subió al tren hecha unquirquincho. Volvió de Berlín a la semana siguiente. Esa vezestuvo sólo un dia y voló a Roma. Fue el turno de Ismael dequedar desconcertado. ZQué estaba ocurriendo? áQuión demo-nios era ese Balaguer? Pero, isi Rita lo empleaba para divertira sus visitas! Esos tipos de Berlín no estaban más que pegán-dola con Balaguer. iEsos buenos para nada! Andaban jugandoal Orient Express con un mulato que no hubiera servido ni pa-ra conserje en un hotel de [¿ Habana. iO estaria equivocado?úNo sería el agente del siglo pasando su veranito en Suecia? Aese ex-ministro de Allende lo eliminaron en Wahington entreun americano y tres cubanos. Un equipo de primera. En plenoWashington habían detonado a distancia una bomba ajustada alchasis. iBum! Ni en una película se veían cosas así. Misiónimposible. En plena avenida de las embajadas en la capital delmundo. Del team habian cogido al americano y dos cubanos.

403

Page 403: Epoca de Descubrimientos

Les tomó cuatro años a los del FBI. Si no fuera por los cham-bones de la DINA no los descubren ni en el siglo XXI. Elamericano y dos cubanos. Falta un cubano... ZBalaguer? iElespía que vino del frío! iHay que ser imbécil! Estaba en lasmismas que los comisarios y comisarias de Lund, viendoagentes de la CIA y de Pinochet debajo de los adoquines de laKungsgata.

Ismael pidió una reunión con Jorge, Humberto y Juan E-duardo para una conversación a fondo sobre el cubano. A JuanEduardo, que desde que llegó Balaguer notó los cambios demiradas del mulato con Rita no se le iba a escapar detalle sialgo se hubiera comentado en las reuniones de Malmó. Tam-poco Luis sabia nada. Por todas partes igual, rumores, m-mores. iBalaguer? iEse chulo hippie'l iUn mulato que no valeun dólár, inrportado por una drogadicta que no vale unacoronal iA ése lo echaron de Cuba por antisocial! Humbertoque llegaba alto en sus contactos socialistas tampoco sabianada. Jorge se encogía de hombros. Parecía que el único quetendria algo que decir era Ismael, el que había pedido la re-unión. Bien, ide qué se trataba? Ismael se asustó.

"No, nada definido... Z,No les parece que hay algo extraño?No recibe asistencia social, no tiene préstamos de estudio..."

"Pero, isi es estudiante extranjero!""iDe eso se trata! Estudiante extranjero, pero lo trajo una

sueca...""iY qué? Tipos asi hay por cientos en Suecia... Aqui en

Lund solamente...""Pero, ifijate! No tiene nunca dinero... ¡Y todos esos viajes!

iQuién paga? iA dónde va?""Bueno,... no faltan amigos... amigos que te quieren ver y te

mandan un t¡cket de ida y vuelta. A mi mismo me han llegadopasajes de Madrid."

"Si, pero una vez o dos, no a cada rato. Y te invitan aMadrid, no a Roma también, ni a Berlin, a Paris, a Lisboa,Nueva York..."

"Un playboy bohemio...""Un hijito de su papá posando de vagabundo...""Si, pero...Humberto puso punto final con fastidio. áPor quién los

tomaba?

Page 404: Epoca de Descubrimientos

"Mira, por lo que todos dicen, el mulato no es más que loque parece. Lleva años aquí. No hay nada en que no sea comocientos de otros fulanos. Vagos como é1, estudiantes eternos,chulos intelectuales. Hacen nata en todas las universidades.iQué más?... Yo tengo mis fuentes, Juan Eduardo las suyas.No hay nada sobre el mulato, nada. ¿lTienes algo tú?"

Ismael con toda la presión, igual se calló lo que tenia. Ni aJorge, su compañero de armas recién reclutado, le habia dichouna palabra.

Jorge se contactó con Deborah. No se la imaginaba, en Esto-colmo. Sólo podia verla en islas mediterráneas plenas de sol,saliendo de las aguas, refulgentes los ojos, casi desvanecién-dose en la luz. Pero alli estaba, al otro extremo del teléfono, su

dulce voz besándole el oido. No, mejor no hablar de nada porteléfono.

Asi fue como tuvo su última sesión con Kristina, en lasgalerías del Museo Nacional, esperando a la agente israelí.

Cuando apareció el cordobés sintió que se le derretían lasrodillas. iCómo haria para levantarse? Venia flotando, ritmica,sensual, sonriendo a los desnudos barrocos, a las redondecesde esas diosas de Rubens. iMortales veleidosos, cómo cambiansus gustos! parecía decir en su blue jeans estrecho, su blusa deseda árnbar, sus hawaianas y nada más. Se detuvo, se acercó aun desnudo de Jordaens y se llevó la mano a la boca. Tenía quecontenerse para no soltar la carcajada ante los noventa kilos dedesnudo de una Casta Susana con trasero de rinoceronte ofre-cido con todas sus redondeces a la mirada de los viejos las-civos.

Del museo fueron a la Iglesia de Riddarholm y mientrascaminaban por las costaneras de Norrstróm, Jorge se inspirabacontando a Deborah las fábulas de Kristina en Strindberg viaCórdoba, de Descartes en Bréhier vía Santiago, de la muerte deDescartes en Córdoba, la muerte de Descartes en Paris y lamuerte de Descartes en Estocolmo. Deborah se detenía, sonreiaa los yates surcando el canal, a los cisnes y gaviotas, que se-guro que la reconocían porque no cesaban de seguirla graz-nando, a las nubes de blanco radiante, desde donde vigilaríanlos guarda-espaldas israelíes por si les venia encima un terro-rista palestino, y después mojando con su saliva la yema de susdedos frotaba las sienes del cordobés para que le bajara la

405

Page 405: Epoca de Descubrimientos

fiebre. iDéj ar.r.re explicarte! porfiaba Jorge y contaba con Iosdedos las diferentes Kristinas, cada una más pobrecita que laotra: la susodicha Kristina de Strindberg chupándose el pulgar,gastándose la plata del fisco, sin idea de lo que es un bono es-tatal; la Kristina de EIfbas en la S¡ads¡lus de Estocolmo metidaen rígidas polleras de reina gótica como castigo por no hacerlas sumas de ese dia; la Kristina de Beck a los veintidós años.gorda como una vaca, estrecha de cráneo y monstruosa de na-rizl la Kristina de Bourdon a los veintiséis, flaca, desgreñada,oligofrénica, peligrosa; la Kristina de Descartes a los veinti-cuatro, pretensiosa, discola, altanera, irresponsable.

"ZTe figuras? No entiende como se sirven las deudas del Es-tado, pero cree que puede habérselas con Ia metafísica carte-siana antes del desayuno. iHay que tener paciencia! Y si hu-biera sido en el lecho, juntos, después de servirle a él la deudaexterna. iQué iba a serl iSlackars Descartes! Tenia quetrasladarse desde su casa a Ia biblioteca de Su Alteza. A lascinco de la mañana, en pleno inviemo, ien Estocolmol iBrrr!"

Todo esto -decía

Jorge cruzando el canal por el Vasabro-no era más que una introducción a la muerte de Descartes queno era más que una introducción al Cono Sur que no era masque un enorme cucurucho lleno de idiotas, de capitán a paje.Pero, en la cripta de los Vasa ie explicaria.

Alli, en la cripta, mientras le contaba dónde y cómo lehabían venido los primeros tiritones de su parto espiritual De-borah lo miraba sonriendo piadosa y comprensiva, y conti-nuando sus masa.jes con saliva en las sienes. El mismo guarda,cura, sacristán, agente de la SAPO o lo que fuera. que lo habíaahuyentado la vez anterior estaba detrás de la misma columna yasomaba de vez en vez las mismas narices. Jorge flotaba por lacripta explicando la escena en la obra de Strindberg.

"iAquí comienza la acción! áCómo decine? En primer lugar,hay tres lugares. iNo, no, déjame seguir! iTe digo que estoybien! iNo tengo ninguna fiebre!"

Deborah se sentaba en una saliente junto a un nicho. Jorge nopodía creer. iHabia encontrado por fin su interlocutor! Deborahentendía la muerte de Descartes en toda su extensión Cono Sur.El cordobés abria los brazos, avanzaba, retrocedía. La nariz delguarda aparecía y desaparecía.

Page 406: Epoca de Descubrimientos

"¿Has estado en Jerusalem? iBn el Santo Sepulcro? A mí me

ocurrió... ¡Cómo decirte! Bueno, igual puede ser en BeerSheva, en Hebrón. Es la misma cosa. Lo que quiero decir...Estás junto al sepulcro que te digo... iVen, colócate aqui! Aquícomienza la acción de la "Kristina" de Strindberg... En primerlugar, hay tres lugares... Pero, ¡no te rias!... Lo que quierodeiir... En todo, ientiendes?... iQué estoy diciendo! ¡Claroque entiendes! No sólo entiendes. Me tomas el pelo."

"Bien. de acuerdo, hay tres lugares...""Era una sabra muy hermosa la que nos llevó al Santo Sepul-

cro. Se parecía a tí. Sólo que, bueno, digamos,... remota-mente."

"óQué tiene que ver con los tres lugares?'"Pero, isi para allá voyl Estamos con Marina, tú sabes, nri-

rando el Santo Sepulcro. No nos dice nada. Bah, un sepulcro,eso es todo. De repente, la guia apunta, al pasar, antes de salirdel lugar, sofocante, atestado de turistas, una Babel de todoslos demonios, hacia un peñasco de este porte junto al sepulcroy nos dice: iAh sí! En esta piedra estaba parado Gabriel cuandouinieron las mujeres a untar el cadáver... iTal como suena!

Entonces. entonces... me ocurre que... me quedo mirando esa

piedra... iAsí que ahí estaba parado Gabriel con su dedito en

alto?... Entonces, entonces... iVeo!... iEse es el lugar!... ZTe

das cuenta?... Hay tres lugares. Siempre hay tres lugares Este

lugar, el lugar en Strindberg y el lugar en el Cono Sur'.. iMeexplico?... Pero, ieso no es nada! iEspera! Cuando veo el lu-gir, el primer lugar, donde estaba Gabriel con el dedo en alto'al mismo tiempo veo... Es una intuición, Zsabes? Tú ves en unacto simple de percepción dos cosas al mismo tiempo: la es-

tupidez áe unos pobres diablos de hace dos mil años y la es-

tupidez de unos imbéciles de ahora mismo..."bespués de visitar la cripta de Riddarholm se sentaron en la

tenaza de un café vecino a la Stadshus. Café para él' jugo de

naranjas para Deborah. Había que pasar al asunto y el pobre

cordobés no sabia por dónde empezar' Necesitaba un arma. Noaquí, en Barcelona. Un arma, sólo un arma. Si fuera posible,dós. Deborah quería preguntar. No lo hacía esperando toda laexplicación. Pero no salía de las vaguedades. La amistad, el

suirimientos, los crímenes de la dictadura, crímenes que De-borah no podía imaginar. Estamos enfermos, le decia. La élite,

407

Page 407: Epoca de Descubrimientos

lo más precioso de nuestras fuerzas, paralizada, deprimida.Frustración, impotencia, resentimiento. Debemos recuperamos,le decía, no podemos actuar con cargas como éstas en la con-ciencia. Debemos recobrar la fe en nosotros mismos, la digni-dad pisoteada, ganar con nuestras propias manos siquiera unsimulacro de justicia. iDeborah querida, si no ganamos noso-tros mismos el suelo que pisamos, lquién va a hacerlo por no-sotros?

Deborah se despidió prometiendo. t¡ besó largamente, enplena Estación Central.

Ismael estaba por cumplir una semana en Lloret de Mar. To-dos los días viajaba de Lloret de Mar a Barcelona. El contactose haría en la Plaza Espana. Jorge apareció a mitad de semana,como acordaron. El cordobés era la segunda y última instancia.Así como iban las cosas parecia la única. Ismael dudaba cadavez más de Berlin. ¿Habrían hecho algo esos desde que se ins-talaron allí con el teléfono y el megáfono? Una cosa era segura:después de todos estos días de espera, hasta las moscas dePlaza España lo conocían. iPedazos de animales!

Cuando se apareció el cordobés por Lloret de Mar, Ismaelbebía un coñac en una de las terrazas vecinas a la playa En lamesa del lado, tres españoles peleaban a gritos por la disolu-ción del Parlamento, la dimisión de Calvo Sotelo y la libertaddel teniente coronel Antonio Tejero.

"iTú eres un fascista!""¡Y tú un oportunista!""¡Los comunistas no pasarán, por rosados que vengan!"Habia estado hojeando stt Herald Tribune y volviendo a la

primera página descubría una nota de crónica casi invisible.Malmó, Suecia: Veintisiete ancianos envenenados por unjovenasistente. iHonenda masacre! Justo entonces apareció Jorge.

Los españoles vecinos estaban por irse a las manos."¿,Viste esto? iVeintisiete ancianos asesinados!"Jorge traía todo el detalle de la historia. Un hecho horrible,

pero no lo que sugería la nota del Herald Tribune. iCabezas deCono Sur! Iba a aplicar su regla de los tres lugares, pero pre-firió dejar el asunto para otro momento. Miró al grupo vecinoiSe armaria la grande?

Mientras almorzaban, se pusieron de acuerdo: si Ismael nohacía contacto dentro de dos días, icambio de armas !

Page 408: Epoca de Descubrimientos

Eso es lo que harían ahora. Cambio de armas Que los

ciu"em¿iicoi de Berlín se guardaran las suyas Con Jorge. les

;;;ñi;;. Ya verían. Se lés iba a caer la jeta de la impresión'.. El d" tenía que ir preparándose era Ismael' Cuando Jorge se

acercé venia más blanco que su camisa'"iQué ocurre?""iCómo? ¿Que no sabes?"f¡niO ef diirio sobre la mesa. Ismael miró, volvió a mirar'

S" atf*Áu por ver lo que miraba, pero algo en la cabeza no

L ü o"..iii". Miraba el'titulo: "Chileno Financista Asesinado

;; B;;;i";", pero no lo veia. Miraba las fotos: el edificio¿orá.

"iuiu g;rienechea visto desde el lugar en que por horas

u ho.u, "rtuuo

en paciente y detallada observación' miraba el

ir;;; ¡; un est;dio donde tres figuras de pie rodeaban

"""Uir¡"i* Io que se suponía el cadáver sobre la alfombra y

u"ió r"á-i"u*á. miraba el retrato tipo pasaporte de una muier;

;it;ü i volvía a mirar, pero no veia Como si le hubieran

;;ñ;"; un combo de cáucho en el cerebro' Como si fuera

;;.1;; oidos le zumbaban. las multitudes yendo v viniendo

tor las terrazas de la Plaza España fluctuaban con el palsa1e

entero, oscilaban y se desvanecian como ilusiones de espe1lsmo

ú"iá'.i áiái."t" sól. Levantó la cabeza buscando la mirada de

;;';.. .a;;;; i. áseguraba que hubiera existido ¡adie llamado

¡orÉe poitak? Pero, Jorge no lo miraba; hacía señas a un mozo

ordenando cerveza."'it;iñ; lás titulos bajo las fotografías El asesinato estaba

ru"uái*¿o a Barcelona áesde la madrugada' Y-é1 sin la menor

il;;. T;¡; iu prirn"ru página del diario estaba llena con los tí-

irioi v un ,.rú-.n de io que iba en las páginas centrales''-tuieu". identificado esta madrugada", "Acribillado a que-

rnu..ópu;, ;¿C.imen Pasional o Crimen Politico?" "Esposa bajo

"itri"-áligif uncia médica v policial", "iHerida o paralizada por

colapso nervioso?"--L.:;ino la ocurrencia de encontrarse bajo sus frazadas' en

L;r¡. Ñi Birgitta, ni su pequeña Mónica habían ..exi,stidojamás, puro sueño' iJorge? Bah, Jorge era otro detalle oe sus

iuaotui ensoñaciones, sus incontables viajes noclurnos a

it;.;-"-1t.". iCómo podría ser de otra manera? Esto le pasaba

oor obsesivo. por tonto romántico, por no comer suficiente' ni

ñaier girnnaiiá. Pero ese Jorge ante é1, bebiendo su cerveza'

Page 409: Epoca de Descubrimientos

chasqueando con fastidio, no tenía nada de ilusorio. Hasta se leolían la irritación y el desconcierto.

"Bien, y ahora, Zqué?"Tartamudeaba tratando de decir cualquier cosa. ZCómo podía

ser? Todo, los titulares, las fotografías, la desorientación de lapolicÍa, la prensa, todo lo había ionstruido una y mll veces ensu imaginación. iAhora resultaba real! pero ¿dónde entraba el?Todo se había producido como si él lo ejecutara, co,r ia soladiferencia de que él no habia eiecutado naáa_

Jorge lo sacudia de un brazo y con las sacudidas del cordobésla realidad comenzaba a imponerse en su cabeza. Con la reali_dad venía el juicio, con el juicio un sentimiento de burla yfrustración. Todo se desmoronaba. Mónica,

"on ii to-U.o

destrozado estaba mirándolo, fiera como nunca. iHuye, ls_mael, huye,!-iHuir? iPara que, para qué huir? ¿para estói ¡No,morir con Mónica! iMil veces morir!

Miraba a Jorge, miraba el diario.. . Financista Chileno Asesi-nado..-^ úCrimen pasional?... iCómo se llamaba esa mujer?¿lsabel?.,. iQué diría Mónica! jReiria de rabia! Ahí estaba surostro, ahí estaba su nombre: Isabel prado. ZHerida o oara_Iizada por colapso nervioso? Sacudió su cabeza .orno ii 'ir.r:uun árbol del que pendian imágenes. Ahrió el diario en las pagi_n-as .centrales. úQué había dicho Jorge? Algo habia dicho.iMaldito ruido, maldita gente, malditJhervidiro ¿o ptaia ¡spaña! iNo lo dejaban pensar! reue no se daban cuenta de él yMónica?. . .

.M.ás fotos en las páginas centrales. Los de la asistenciapública trayendo la camilla con el cadáver. En un ángulo unafoto borrosa de Barrenechea. iEl canalla, el traidor,

"iur"sino{e M91ic.a y su hijo! por lo menos estaba muerto "r" o...u.Acribillado. En plena fiesta de robos y desfalco.,

"n jtén?-atru

del dólar y orgía bursátil. Con las tripas trancadas d; b;;u, yacciones, acribillado el perro. iTomaf desgraciado, toma! Unáoleada de satisfacción subía, subia. iEstá ñruerto, ii¡O"i"u: Nolo.maté yo. Se me escapó por un pelo, pero está -u..toi'al_guien se_nos adelantó, pero está muerto. iAcribillado, Mónica!Oirlá quiera el cielo que hayan sido Ios nuesrros._ Un título sobre un párrafo atrajo su atención: "¿CrimenI'o1ítico?" En el texto se decía que más de una u", upu.a"i".onextraños haciendo encuestas en el vecindario. Indiscutible-

Page 410: Epoca de Descubrimientos

mente averiguaban los movimientos del occiso Parecía estar

"i"ó"1"á. "ón g-pot ultras chilenos y argentinos Sus ac-tivi-

dades casi exclilsivamente especulativas' la protección oficial

J. qr. áitf-tu¡a de las dictaduras del Cono Sur se prestaban a

"it.i."".do.ot presunciones. Se preguntaba el redactor qué

ñ"üá ¿. t"tt"n.ia, qué de pura faóhada en las operaciones fi-

nun"i".at de Héctor Barrenechea. iEra "Empresas Financieras

i.Á.; nu¿u más que un biombo para sacar dineros de las.arcas

tir.¡at J" esos países, dinero para las cuentas .suizcs de los

inlii,.r*, golpistai o para quizás que turbios propositos? Seguir

.i iii"r"' ;¿ó CriIn"n Pasional?" Baio éste, sólo se agregaban

ma, iuion"t para la primera hipÓtesis Se denun-cia.ba que la

nolicra no eniregaba ia rnenor información sobre lsabel Prado'

:il;d. t; "ncoñttubu

actualmente? iEn qué condición? iHabia

sido herida? Por lo que se sabía igual podrÍa encontrarse en una

iala de operacion.s, "n

rna clínica psiquiátrica o bajo severo

int"t.ogatotio. ¿Estaba Isabel Prado presente en.el momento

J-iltiñl""1 ¿Quien encontró el cadavcr? Los vecinos del piso

no oyeron dispiros, ni gritos, ni forzamiento de puertas o.ven-

t"nuí. ¿Corno entraron"en el depanamento el o los asesinos?

Ñun"u o"u.riO nada de notar en el departamento de los Ba-

...n"ctt.u. Ni visitas, ni recepciones' ni efusiones' La idea de

un triángulo amoroso no se le ocurrÍa a nadie'- Lá l"Etutu de la crónica terminó con el estado de atur-

dimiento de Ismael. Seguía aturdido, pero de otra manera'

Tendría que pensar largo, tendría que pasar mucho tiempo para

ór" á.."pu*ii"tu "ro

To.rnu de aturdimiento' Jorge seguía be-

Uiendo a sorbos su cerveza y consultando nervioso su reloj'

iuliu *L griterío en la ferraza' los jóvenes se amontonaban

"ñ"0"¿".?" lu, -"rur, los costados de la Plaza España reba-

saban de coches que apenas se movían lsmael volvió a la pri-

rnera página del biarió y estudió atentamente el resumen en

i;i; ;ñ;"t baio las foiografias. La policía, cqué sabía? Qui-re, qu?. La preñsa no sabia nada. Eso estaba claro' Los que

;i;.;;;; a Barrenechea Io hicieron tal como pensaba hacerlo

;i;;;j;;il tras sí pura confusión. tEn qué direcció¡ buscar?

¿Á qüi¿n o quiénei responsabilizar? E[ factor que Ismael no

rr"tiá-".it"¿o en su cálóulo era la antipatía de la prensa hacla

sujetos de la especie Barrenechea."Y tú, iqué Piensas?"

,+ l1

Page 411: Epoca de Descubrimientos

Jorge había tenido sus pensamientos un poco antes. no ahora.Fueron de muy corta duración. Tampoco habia hecho contactoy sus correteos por Barcelona le empezaban a recordar su se_mana en la Gran Canaria. Cuando, en la mañana, subiendo albus que lo traeria desde Lloret de Mar, vio en el kiosko los ti_tulares y conió a comprar el diario, le vino el pensamiento deque la historia se repetía, que alguien estaba haciendo el tra_bajo por Ismael como lo habian hecho por é1. Llegó a pensaren Issy. iQué estupidez! Zlssy? Pero, si no tenia la más mínimaseña, ni del hombre ni del domicilio. Tendría que ser brujo.Barrenéchea, como fuera, por quien fuera, habia recibido elplomo que merecia. iotros habían hecho el trabajo por ellos?Ni eso estaba claro mientras no se supiera quiénés éran estosotros, cuáles eran sus motivos. podrían ser los mismos queeliminaron a Mónica y entonces... iBah, qué vuelta darle! Eltipo estaba muerto, acribillado a balazos. Sólo era una pena nopoder escupirle encima.

Volvió a su reloj. Era el momento de llamar como acordaroncon Deborah. Aunque no importara ya, igual había que ha_cerlo. Ismael tenía una cara como para echarse a llorar.

"Tengo que telefonear. Pídeme otra cerveza mientrasvuelvo."

Ismael abrió de nuevo el diario. áeuién podría ser? r,euién?iPor qué?,Iba de un párrafo a otro del articulo en las piginascentrales. Volvía ese sentimiento de haber fallado, de ha-berlefallado a Mónica. Entonces, sintió el golpe tímido d" unu -unofemenina en su muñeca. Carmen le hábia ¿ictro que se sentaraen este Cafe de la Plaza España entre las once de la mañana yla una_de la tarde. Alguien se acercaríá por un fósforo y cam_biaria la caja. En la nueva caja estaría lallave de ,rnu

"uiillu .n

la estación del metro. El arma, después de empleada, debíadejarse en el mismo casillero y la llave entregarsipor el mismoprocedimiento.

"óMe dejas un fósforo, majo?"iTendría que ser pura coincidencia! Se trataba de una

muchacha. No más de quince años. Además, había estado todoel tiempo ahí, en la mesa frente a la suya, hablando v riendoque era una fiesta con sus compañeras. Seguro que hician lacimarra. iNo podía ser! Pero, era. La chici encendió su ciga-

412

Page 412: Epoca de Descubrimientos

rrillo con grandes aspavientos, chupó, aspiró mientras apagabael fósforo sacudiéndolo, sin dejar de gritar a sus compañeras.

"Pero, isi son españoles! iDigo que son españoles!""iQue va! iSon catalanes, catalanes enteros!""iCatalanes! Pero, ique no les vieron el aspecto?"Volvióse a Ismael sin dejar de reir. Lo pellizcó en la mejilla

con todo descaro y puso la caja de fósforos junto al cenicero.Era otra caja. Fue fácil tomarla y echarla al bolsillo de sucamisa mientras doblaba el diario. En ese momento volviaJorge. Sonreia moviendo la cabeza. i[¿ ironía de las coses!

"¿Y?""Sí, todo estaba dispuesto. No me quedó más que darles las

gracias. Chao, para otra vez será."Ismael podía guardarse la noticia del contacto suyo. áEra

pura coincidencia o les estaban tomando el pelo a los dos almismo tiempo? iEsos desgraciados de Berlinl

"iNo me vas a creer!""No te voy a creer cqué?""iNo mires! Mientras telefoneabas, hicieron contacto con-

migo. Hay un anna a mi disposición. iQué me dices? Ahoraque al cerdo le están haciendo la autopsia. Por años me trami-taron los infelices. Ahora, vienen corriendo. iAhora!"

46-" iI-o mataron ellos mismos!"

Se dijo en muchos lugares a la vez. I¡ escuchó Birgitta enEstocolmo de labios de Ismael que lo había escuchado delabios de Deborah. Jorge le presentó a la joven cuando regre-saron de España. Se le había metido er la cabeza que Deborahtenía que conocer a Ismael. El alacalufe tenía sus ideas bienpuestas. iHasta conocía a Wittgenstein, quién lo creyera! De-borah tenía que escuchar a ese portento. Así se olvidarían unpoco. El pasado pasó y sus muertos no podían quejarse. Tomótiempo, pero ahí estaban los cadáveres de los victimarios, alpie de la tumba de sus víctimas.

413

Page 413: Epoca de Descubrimientos

Ismael estuvo de acuerdo en regresar vía Estocolmo. Cami-naron con Deborah por las avenidas costaneras de la hermosaciudad, asistieron a una pasable representación de Fróken Julie,se pelearon con Strindberg, con fróken Julie y con Bibi An-dersson. Jorge se puso del lado de su Deborah y le espetó a Is-mael su iCerdo machista! Deborah se puso en contra de los dosy les dijo que no eran más que unos pobres reaccionarios, unosdarwinistas sociales antediluvianos. Por fin, sentados en el cafépreferido de Jorge, soportando a las palomas y gorriones queles quitaban las galletas de las manos, Deborah les dijo que es-taba autorizada para comunicarles la conclusión a que su gentehabía llegado sobre los hechos de Barcelona. Firme como lamejor. La comunicación de Deborah tenia que ver con una "úl-tima asignación" que Issy tenía pensada para el cordobés. Que-ría tenerlo en deuda. Hasta ese alacalufe chileno podría serlesde utilidad. Nunca se sabe. Con este motivo hicieron sus ave-riguaciones. Tomaron su tiempo pero no fue dificil. Deborahsonaba autorizada, no cabía abrigar la más minima duda.

"Se investigó el asunto en Santiago, Buenos Aires y Miami.Nuestras fuentes son las mejores. Fueron ellos mismos."

Birgitta llegó a saber que fueron ellos mismos, en una largaconversación con lsmael, al comienzo de la cual no tenia lamás vaga idea de quién era Barrenechea, no ya de quienes lohabían asesinado ni por qué. Ismael sudaba confesando su vidasecreta a la mujer que más amaba en el mundo de los vivos.Birgitta no dudaba de una de las palabras de Ismael. Esuchabasin muestras de alterarse. Mientras más detalles conocía d¿ lalarga historia, del oscuro subsuelo donde debatía Ismael suspropósitos, su lealtad a Mónica, su amor y sus remordimientos,su cuidado de no comprometer a nadie, de actuar sin impli-carla, sin rozar el futuro de la pequeña Mónica; mientras másdetallaba su amor a Birgitta por sobre todas las cosas y supropósito invariable de cumplir lo que consideraba el último ysacrosanto gesto de entrega a un ser que amó como no amonunca ni amaría jamás, más se apiadaba y lo amaba Birgitta.i Stackars Ismael! Pero mientras hablaba aumentaba la torturade Ismael. Sufría, seguro de que su confesión lo desnudabacomo un ser estrafalario, egoista, insincero y monstruoso. Nocomprendía, se ahogaba y tenía que contener las lágrimas sin-

4l+

Page 414: Epoca de Descubrimientos

tiendo la mano de Birgitta apretando fuertemente la suya sobre

la mesa del rincón en que conversabanTambién fue esa lá conclusión que vino desde Berlín

cruzando el Báltico. iLo mataron ellos mismos! Carmen Mata

Hari no demoró en aparecer luego del regreso de Ismael yJoree a Lund. Llamó á Ismael por teléfono y le dio cita en el

Tulapark al anochecer. Viéndola venir hacia él entre los sauces

y abedules, sinuosa y alerta, mirando a todos lados por si hu-

biera soplones al aceiho, Ismael sintió un dolor súbito y agudo

en el córazón. Pero... isi era Mónica! Avanzando, oteando,

deteniéndose en la sombra, olfateando enemigos invisibles'Como Mónica se acercaba Carmen, contenida, lista a saltar,

peligrosa. El corazón le subía a la garganta a Ismael' De Mó-

ni"u" aauat esos ojos oscuros y torturados, ese rostro redondo,pálido, esas cejás enarcadas y tormentosas. De Mónica esa

manita delicada, fría y temblorosa que Carmen puso sobre sus

labios, mirando todavja hacia los rincones oscuros, pidiéndoleque callara. De Mónica esa cabellera de rizos rebeldes que

brillaban ante sus ojos mientras la enviada de Berlin escrutaba

amenazas, pidiéndoie que no dijera nada, que mejor no habla-

ran aqui, que tenia la certeza de que espiaban, que mejor se

.nconi.aban dentro de una hora en el departamento de una

amiga, vecino aI TunaPark."E"l áepartamento

"siá d.socupado. Mi amiga anda en Chile'

Me han dado la llave. Es alli en Hammarskjódsvágen, nimeto17. En el segundo piso, a tu derecha. Mira primero si hay luz

en la ventaná. Sube si no hay luz. No te olvides' si no hay

luz."Ismael se quedó mirándola mientras se alejaba. áQué hechi-

zos eran .toi? ¡Si hasta olia y vestía como Mónical Cuando

llamó a la puerta abrió una nueva Carmen, también como Mó-

nica, recién salida del baño, tibia, aromática, envuelta en una

bata que dejaba ver todo su cuerpo a la media luz. Hablaba en

voz bi¡a, entrecortada, empujándolo al sofá. Fue a la puerta

entrea6ierta y estuvo largos segundos escuchando, como,si hu-

biera espías en el rellano, en el vestibulo, en la acera' Cerró y

vino donde é1. Todavía vacilaba en medio del living mirando

hacia la ventana por donde entraba la brisa y la luz de la noche'Se sentó en el sofá volviéndose hacia él doblando su pantorrilla

415

Page 415: Epoca de Descubrimientos

derecha bajo el muslo izquierdo. La bata se abria y todo sucuerpo desnudo se inclinaba sobre el pálido Ismael.

"iAhora voy a besarte por fin!"iY cómo no iba a besarla y estrecharla y poseerla si era Mó-

nica, si como ella gemia y se quejaba y lo estrujaba, separán-dose de pronto, nrirándolo herida y asombrada, los ojos encen-didos en la penumbra, el entrecejo furioso, la boca anhelante,las manitas empuñadas, golpeándolo, quejándose, abrazándolocon todo el ardor y todo el fuego! Terminaban y volvÍan a em-pezaf.

"iTe amo, oh, cómo te amo! iComo odio a Birgitta! il-a ma-taria, la mataria! iT'e amaré siempre, siempre! ¿Sabes? Con to-das tus prendas de burguesito decadente siempre te amé. iTan,tan hondamente! iOh, cómo odio, cómo envidio a esa sueca!Eres un enemigo de la revolución, ásabes? Te odio con toda mialma. iTe odio y adoro! úSabes que pierdes a una mujer revo-lucionaria? iTe odio, te odio!"

Todo esto entre jadeos, orgasmos, besos y rasguños. Ismaelolía el aroma de los eucaliptos de Peñalolén. Escuchaba aMónica venida de nuevo al mundo, celosa de muerte con Bir-gitta, odiándose por amarlo tanto.

El éxtasis y Ia ilusión duraron horas. Hacia Ia madrugada, laenviada de Berlín, exhausta y satisfecha, fumaba reclinada so-bre los almohadones del lecho. Con el humo y el clarear deldía se disipaba la ilusión. Carmen aspiraba feliz, las piernasrecogidas y abiertas.

iPor qué todo ese preliminar de pelicula de espias en el fu-napark ? quiso saber Ismael. Carmen, volviéndose, acarició suscabellos compasiva. áPelícula? No, qué cosas pensaba. No eraninguna película. Era casi seguro que estaba bajo vigilancia. Ely Jorge. ¿O no habían estado en Barcelona el dia que elimi-naron a Barrenechea? Tampoco era la primera vez que viajabaa Barcelona. iSe creía que la Inteligencia Sueca era pura cha-cota'! La policía española seguia pistas. Miraban hacia Escan-dinavia los españoles. l-o primero sería preguntar por ellos. áYa quién iban a preguntar? iAl rey?

"Pero eso no es nada, queridito. Te tienes que cuidar. Te tie-nes que cuidar mucho. De Patria y Libertad, de Carrasco y susboys. Eslán siguiendo pistas. Han jurado cobrarse. En cual-quier momento aparecen por aquí. Seguro que saben que tú y

416

Page 416: Epoca de Descubrimientos

Jorge anduvieron por Barcelona. Además, están esos chilenos,los que seguian a Balaguer. iCrees que lo seguían a él? Hayargentinos también dando vueltas por ahí, haciendo preguntasmuy precisas. iNo, queridito! Tienes que andar con muchocuidado. Nada de viajes a Estocolmo. Ni siquiera a Malmó.Nosotros te informaremos si hay movimientos peligrosos.Advierte a Jorge también."

Ismael reía, pero no por dentro. il-o único que faltaba, que lecargaran el muerto! ¿Sería cierto que andaba Carrasco detrás

suyo?

"iqué tiene que ver Jorge? iY yo? iOjalá tuviera que ver!"No tuvo que agregar mucho para que Carmen quedara satis-

fecha. Ni Jorge ni Ismael tenían relación con el asesinato de

Barcelona. Carrasco andaba buscando del lado que no era.

iVaya! Ia explicación del asesinato de Barrenechea tendría que

buscarse en otra parte. Asi fue como llegó por el conductoBerlín a oídos de Ismael la misma información que le dio De-borah en Estocolmo. Lo mataron ellos mismos. Sólo que Is-mael no sabía que él mismo era la fuente de la información que

le llegaba. Berlín no sabía tanto como aparentaba'También al capitán Herrera le llegó la noticia. Los hombres

que seguían los pasos a Balaguer en Lund, habían llegado tras

él a Barcelona. Hicieron guardia por horas frente al edificio en

que vivía Barrenechea. Cuando el mulato salió a toda carera ytómó un taxi tuvieron que hacer mil figuras para seguirlo. Ibaal aeropuerto. Trataron de cenarle la salida pero, iqué iban ahacer? El mulato cruzó la puerta de la policía de aduana sinproblemas. Pasaporte americano, ticket en el bolsillo. Hasta laconfirmación de vuelo había hecho ya. Pasó de un tirón hasta

la puerta de embarco."iSeguro que telefoneó desde la casa de Barrenechea al

aeropuerto ! Tiene que haberse entendido con la viuda' Estuvohoras allí dentro."

"ól¿ viuda? óQué viuda?""Bueno, la prensa decía viuda."El capitán Herrera torció la boca con gesto despectivo.

iViuda, ésa! [¡s agentes seguían con su explicación. tQué otrapodía haber? El taxi esperaba a la puerta cuando salió'

"iUn verdadero profesional!""iDejó un solo queso detrás !"

417

Page 417: Epoca de Descubrimientos

"iEscapó riéndoseles en la cara!""Vuelo a Nueva York."No tuvieron tiempo de nada. El aparato entero de la policia

en Barcelona estaba en alerta. Tuvieron que permanecer dossemanas en la ciudad hasta que aflojó la vigilancia. El capitánHerrera no se la iba a tragar asi no más. Iba y venia detrás desu escritorio.

"iAsí que el cubano? iNones!""iFue é1, mi capitán, fue el cubano! iCon nuestros propios

ojos lo vimos! iEntrar y salir! Cuando salió, Barrenechea eradifunto. Entró, isi lo hubiera visto usted!, como en su casa en-tró. Hasta lo saludó el portero. Tiene que haberlo preparadotodo. Con la viuda. Trabajo limpio. La viuda se saltó el inter-rogatorio a pies juntos. Queda heredera de todo. Las cosas si-guen tal como antes. Sale Héctor Barrenechea entra Isabel Pra-do. Enviarán a alguien que reemplace al difunto. Lo mataronellos mismos, ellos mismos mi capitán."

"iQué monos pinta el cubano si fueron ellos mismos?""No es más que un pistolero, mi capitán. De los buenos, pero

pistolero. ""iPistolero! Luciéndose en la Universidad de Lund, iun pis-

tolero! Es un hombre del Frente Cubano Anticomunista.""Cierto, mi capitán. Pero así y todo, puro pistolero. Lo he-

mos seguido por los bares y lupanares de Malmó. Psicologia depistolero, costumbres de pistolero. Puro gangster, mi capitán."

"Bueno, pero es cubano anticastrista. Le importa un cuescoPatria y Libertad. Por aquí anduvo, no por encargo de Patria yLibertad. No tiene nada que ver con ellos."

"Patria y Libertad se entiende con ellos en Miami...""Sí, pero aqui...""Aqui también fue por encargo de ellos, mi capitán.""iNones!""Sí, mi capitán. Yo estaba aquí. Del cubano no se oyó una

sílaba. Mi general Carrasco... acaso les dió una mano. Pero,ifueron ellos! iSe matan entre ellos mi capitán. Por unos cuan-tos dólares se matan igual que en las películas."

El capitán Herrera los despidió fastidiado. Que se fueran consus cuentos donde el Fouché de la Inteligencia Chilena. A élsólo le interesaba el informe escrito.

418

Page 418: Epoca de Descubrimientos

"¡Con todo detalle!... iAh, sí, también los movimientos de

ese chileno que les encargué! ZCómo se llama? Ismael Zabala,sí, iése es!

En Miami, Miguel Balaguer llegó en la mañana a la casa deljefe de su grupo. Mientras éste tomaba un desayuno queparecía almuerzo, el mulato se había sentado sobre la mesa ybalanceaba las piernas como un colegial. Parecía el niño re-galón del jefe quien con una servilleta enonne con los cachos

ásomándole por detrás de la melena atacaba una paila dehuevos con tocino y a cada intervalo trataba de darle al mulatoen la cabeza con el pedazo de pan que le sobraba. Así seguian,riéndose y chanceándose hasta que se acabaron los huevos contocino. A Armando Monreal le brillaban los ojos y soltaba gri-titos de felicidad mirando a Balaguer.

"iAh, chico, qué alegría! iSe acabó Suecial iAhora vamos a

trabajar de verdad! Hay mucho que hacer, chico. No nos cabe

en las manos todo el trabajo que hay aqui.""¡Esto es más grande que toda Cubal""Más grande, chico, más rico y anda tú a saber si no más

importante también. Se nos están volviendo americanos loshijos, chico. Vamos para Estado Cubano Americano."

"áTú crees?""¡No necesito creer! iSi lo estoy viendo! Con nosotros, ¡se va

Cuba, chico! iSe va Cuba!""iQué cosas dices, jefito!""Se va con nosotros. iSe va y ya no vuelve más! iSe va con

Castro! Nosotros funcionamos con la nostalgia. Castro, con elpetróleo soviético. iJajaja! ¿Hasta cuándo le va a durar?"

"¡Los soviéticos no van a abandonar Cuba!""Yo te digo que van a abandonar Afganistán, no ya Cuba."" iAfganistán!""Marca mis palabras. El Vietnam de los rusos. Los ameri-

canos fueron a meterse donde no debian. Afganistán va a ser lamejor lección para los rusos."

"Pero, isi están entrando en Centroamérica!""iMarca mis palabras! ¡Ya te darás una vuelta por Nicaragua!

Una cosa son las guamiciones militares, otra el desarrollo. Losdos desarrollos, el material y el de aqui, de la mollera. Loscubanos de Miami son los que se están desarrollando. Marca

1t9

Page 419: Epoca de Descubrimientos

mis palabras, chico. Nuestros nietos van a tomar Cuba como

lugai de balneario. Van a ir corriendo a servirles el ron con

Cóca Cola los nietos de Castro. iJajaja!"El mulato se estuvo unos segundos haciendo lo que se le or-

denaba, marcando las palabras de Armando Monreal. El jefeque haúía gritado a la cocina por más café se escarbaba. los

dientes miiando a Balaguer. iCómo quería a su Miguelito!iQué hombre más seguro con la pistola! iQué pieza de astucia,

inieligencia y culturál iUn pimpinela escarlata su Miguelito!iDe novela!

"iCómo estuvo eso en Barcelona?"El mulato, las manos apoyadas sobre la mesa dio un impulso

y fue a caer de pie junto a la ventana que daba al patio interior'Üno de los hombrei de Monreal limpiaba de hojas e insectos lapiscina. Al fondo, en el césped, habia otros en short, .tendidosen sillas de playa, bebiendo su ron con Coca Cola. Balaguer se

volvió y estuvo sonriendo antes de hablar."iQué cosas, jefe, qué cosas! iEsa Inteligencia Chilenal""tlnteligencia Chilena? iSí? ZQué cosas?""Por culpa de ellos, dos de nuestros mejores hombres en la

cárcel.""Sí, y media docena arrancando. Ese americano, preso tam-

bién.""Ahora, mira tú. Para arreglar sus desarreglos se les ocurre

matar a su propia gente. ¡Y tenemos que hacerlo noJotros por

ellos! Cada-vei eniiendo menos de dónde les salió Pinochet a

ese montón de tarados."

_47-

Los dos agentes del CNI que vigilaron por largos meses a. Ba-

laguer, siluiendo las órdenes del capitán Herrera, muy bienpJdíun .Jtu. siguiendo las órdenes del general Carrasco'^Cuando al día si-guiente entregaron el informe ya habiantecholiegar copia al gJneral que no entendía qué hacia Ismael Zabala

metido con Miguel Balaguer.

Page 420: Epoca de Descubrimientos

Pero, si el capitán Herrera pensaba que podia obrar sin ser

detectado por el general Carrasco y la inteligencia de Patria y

Libertad, habría que incluirlo sin vacilación en la especie de

los tarados de que hablaba Balaguer. Lo mismo tendría que

decirse de Carrasco si pensaba que podía saltarse a "Patria yLibertad" a pie juntos. Y viceversa. "Patria y Libertad", desde

los años de la Unidad Popular, había desarrollado su propioaparato de inteligencia.

t¡s de Berlín tampoco eran de despreciar por ridículos que

parecieran a personas como Ismael. Tenían conexión con LaHabana, y lo único que parecía importarles de Suecia era

Balaguer. La Habana les había suministrado la informaciónmás porque entretuvieran y ejercitaran sus facultades de análi-sis que por otra cosa. Asi, les dieron buena parte de la infor-mación sobre Balaguer. Balaguer en Buenos Aires, Balagueren Washington, Balaguer en Santiago. Si los de Berlin notenían nada sobre Balaguer en Barcelona, se debia simplementea que La Habana tampoco tenía. O no quería que ellossupieran. L¿ verdad, se habían asustado en La Habana viendooperar a "esos jóvenes de Berlin."

La linea de La Habana sobre los militares en el Cono Surhabía cambiado. Una cosa era Pinochet y otra el EjércitoChileno. Tan importante era el Ejército Chileno en el contextolatinoamericano que hasta la figura de Pinochet repensaban en

La Habana. El primer resultado fue sacarse de encima todos los

espejismos y obsesiones que la izquierda chilena tenia conPinochet.

AsÍ, al comienzo, el caso Balaguer había sido una manera de

tener ocupados a los de Berlín. Pero a poco andar se estaba

transformando en un problema ocasionado por "esos jóvenes de

Berlín." No se daban cuenta de que si Balaguer estuvo por años

donde estuvo -durmiendo

con sus suecas, fumando sus pitosde marihuana- era justamente porque el Ejército Chileno nose tocaba, y así era aceptado desde las alturas del Kremlinhasta las llanuras de Tierra del Fuego. iQué era lo que pre-tendían los jóvenes en Berlin? Aquí empezaban los tiritones de

La Habana. iHay que ser unos cabezas de chorlito! Lo que

pretendían era iincreíble! Querían coger al mulato Balaguer,someterlo a un interrogatorio "científico". Pero no lo iban ainterrogar sobre Washington, eso no. h de Washington 1o es-

42r

Page 421: Epoca de Descubrimientos

taban investigando los del FBI. Además, óqué importanciatenía lo de Washington? iNinguna importancia! Era lo deBuenos Aires lo que importaba en Berlín. A Balaguer querian.No les interesaba la eliminación de un político. iQué cuenta laeliminación de un politico comparada con el asesinato del quefue general en jefe del Ejército Chileno?. Así razonaban enBerlín. Interogar a Balaguer, destapar la olla de Buenos Aires,hacer estallar la bomba atómica. úDónde se vieron imbécilesiguales? Una cosa era apuntar al que había eliminado a esepolítico en Washington; otra muy distinta era apuntar al quehabía asesinado al ex-jefe de las Fuerzas Armadas chilenas enBuenos Aires. Aunque fuera la misma persona. En t¿ Habana,en Moscú, estaban muy de acuerdo: dos cosas enteramentediferentes. Sólo un miope pasaría por alto el rol del EjércitoChileno en la futura instauración del Socialismo en Chile unavez que desapareciera Pinochet y sus grupúsculos reaccionariossin trascendencia.

Todo esto, tan encumbrado, tan clasificado y confidencialcomo puede parecer, no consistía en más que conversacionesque se siguieron después de la desaparición de Miguel Bala-guer y los acontecimientos de Barcelona que llegaron a co-mentarse abiertamente en el Norr¿ y el Óstraghetto sobre todoporque Ismael ya no tenía más razones para viajar a España to-das las noches. Hay que tener también en cuenta que comen-zaba la "comezón de los diez años", que es como decir segundaquinquenal, comezón de la comezón o período de la doble ex-posición en que se descubrió por fin que no se había descu-bierto nada, que era tonto pensar que los militares eran tontos yque la mejor manera de descargar la carga es cargándola,poniéndole el hombro.

Carmen aparecia también de vez en cuando. Ya no era laCarmen de antes interesada en todo lo que ocurriera en elgrupo. Más parecia una Carmen trasplantada, hasta su poquitíndrogadicta. Miraba a Ismael, miraba a Jorge. iCómo, vivostodavía?

Aunque nadie tenia noticias más concretas, trascendió por elSparta y la Sociologiska Institution que Balaguer habíamuefo. Se decía que cayó en un tiroteo entre el FBI y la mafiade la cocaína, en Miami. Otro rumor era que lo mataron enWashington, otro que en Caracas, en Barcelona. Por todo lo

422

Page 422: Epoca de Descubrimientos

que de verdad se sabía, igual pudo ser ahorcado en Teherán porIos guardias revolucionarios de Khomeiny. O sea que la histo-ria de Balaguer la vendian todos pero no la compraba nadie. Laincógnita que lo siguió a todas partes como su sombra en sustiempos de Malmó y Lund se fue con él a la tumba, alParaguay, Crimea o Alaska. De acuerdo a las especulacionesde Humberto, si Balaguer era lo que tantos suponían y no,como suponía é1, un gigoló mulato lleno de zarandajas ychiches existencialistas, estructuralistas, postmodemistas, su-rrealistas que le colgaban por Ia delantera y el trasero que erauna lástima, un pobre diablo exótico importado por una suecatarada, hippie y cocainómana, un etc, etc, entonces, podriasuponerse que el tipo se había transformado en pedruzco en elzapato tanto para Oriente como para Occidente. De allí queipum, pum!

En Santiago corrió el rumor que la eliminación del mulatoera acción exclusiva e impecable del capitán Herrera que conello había tumbado no se sabía todavía cuántos pájaros de untiro. Por lo menos, algo así dio a entender el mismo Herrera enconversación con su mujer, su cuñada y su suegra que seguiande luto y que no se lo quitarían como habían prometido a laVirgen del Carmen hasta que no se hiciera justicia pagifudole alasesino en su propia moneda.

Desde Washington, a pesar del enorme ajetreo que había conla guerra Iraklnín, la guerra civil en Afganistán, la invasióndel Líbano por Israel, los alzamientos en Varsovia, la con-frontación de ingleses y argentinos en las Falklands-Malvinas,la toma socialista del poder en España, la guena de guerrillasen El Salvador, la amenaza comunista en Centroamérica, igualseguían insistiendo en la extradición de Carrasco como si setratara del mismo Himmler. Esto hacía pensar a algunos que laeliminación de Balaguer era pura invención del FBI que por finhabía cogido al mulato y que gracias a los informes de Heneralo habian interrogado y careado con los dos cubanos y elamericano que habían puesto la bomba en Washington. Parecíaclaro, los americanos habían negociado con los tres cubanos ymontaron el "asesinato" de Balaguer en un prostibulo de Miamipara despistar a Carrasco y caerle encima con la ventaja de lasorpresa. Todos estos rumores se avenían con la nueva petición

423

Page 423: Epoca de Descubrimientos

de extradicción que se presentó en esos días, y con el arrestodomiciliario de Carrasco.

Humberto, que entretenia a los del grupo con estas intrigas,no las sacaba todas de su bola de cristal. Hacía sus investiga-ciones y había llenado media docena de carpetas con recortesde la prensa internacional, la americana y la chilena. Grababatodas las transmisiones radiales que podia provenientes deMoscú, La Habana, Berlín y Washington. Cuando comenzó suinvestigación, Jorge le sugirió que encargara a una agencia enI-ondres todo el material aparecido sobre el ya legendario ase-sinato en Washington. A vuelta de correo le llegaron dos kilosde material y tuvo que pedir un préstamo a doña Susana parapagar la cuenta. Se puede decir sin exagerar que se olvidó en-teramente de la muerte de Descartes, del exilio y el Cono Sur.Se quedaba por las noches hablando sobre el asesinato enWashington, sus secuelas en Santiago, en Miami, en Barcelonahasta que 1o echaban del Storkállar y se trasladaba al Spartadonde los argentinos y uruguayos. Tenia diagramas sobre elcurso de la investigación, análisis estadísticos, estudios com-parados y curvas con inflexiones y entrecruzamientos. Llenabalos vacíos de sus gráficos con unas hipótesis que dejaban sinhabla a Ismael y hacían reir a Juan Eduardo y Jorge.

Según Humberto el Departamento de Estado, el Pentágono yla Corte Suprema Americana 'Jugaban una dialéctica" quehacía saltar en la sartén a ese poroto mapuche que obedecía enel mundo de los pobres diablos al nombre de Nelson Carrasco.Pero, las cosas no podían seguir así indefinidamente. Alguien,viniera de donde viniera, tendría que cruzar el limite algunavez. Las reglas del juego no podían seguir iguales con ese in-cremento de la temperatura. No era posible que dos gobiemossoberanos estuvieran haciendo malabarismos con barras de di-namita indefinidamente, cada vez más dinamita y cada vez conmayor velocidad. iFigúrense! Carrasco sabia demasiado, deacuerdo. Pero no se va matando a medio mundo porque unporoto mapuche sabe demasiado. Las cosas estaban aproxi-mándose a un punto en que la alternativa era entre los dosporotos: Carrasco o Pinochet. El poroto chico y el porotogrande. Carrasco tenía sus días contados.

Juan Eduardo miraba con sus ojos redondos de mongol ban-quero y camicero a esos tres charlatanes sin remedio de las

Page 424: Epoca de Descubrimientos

ciencias ocultas. Jugaba con su vaso donde quedaba el últimotrago de cerveza de la buena.

"iStackars Carrasco! iMás le valiera huir a Paraguay y com-prarse una hacienda con sus dólares suizos!"

Jorge, que también bebía cerveza de la buena desde que se

resolvieron sus problemas en la Gran Canaria, atemperaba lasteorías de Humberto con una pepita de escepticismo. No iban atocar asi no más a Carrasco. Ese no era lobo solitario. Por añosya, los americanos sabían muy bien quién era el responsable deese asesinato en Washington. No sólo del asesinato en Wash-ington. Si hasta ahora no habían salido del jaque la razón nopodía ser más obvio. Era ijaque y mate! iTal como el asesi...como la muerte de Descartes. No costaba mucho entender aCarrasco. Habia una foto de é1. Había estado estudiando esafoto detenidamente. Camicero y astuto, con perdón de JuanEduardo. Maestro de la sobrevivencia. Un Fouché. En el exte-rior estaban bajo doble llave los documentos que dejaban ex-puestos a los altos responsables de los crímenes en Washingtony Buenos Aires. iQuién iba a intentar nada contra Carrasco?

"Ese está más seguro en Chile que en ningún otro lugar delmundo. Ahí se hunden todos con é1. iNo lo van a tocar ni conel pétalo de una rosa!"

48-

Pasaron las tempestades, nevazones y borrascas del Óresund yvino, una vez más y siempre ansiado, el deshielo, hacedor deprimaveras. Al revés, en Chile, el frio, las aguas y la represiónde la dictadura cayeron otra vez sobre la población. Subía lamarejada de exiliados políticos que iban a desembocar en lascostas de Canadá, Australia, España, la lejana Suecia.iExiliados políticos? Los comisarios los repasaban de alto a

bajo torciendo la boca. No, éstos no eran exiliados politicos.iQué iban a ser! No iban a confundir al exiliado político autén-tico con los oportunistas, los muertos de hambre y los que se

suben al iren andando. Hasta más allá llegaban los comisarios.

425

Page 425: Epoca de Descubrimientos

Que no es posible confundir con exiliados politicos a los dro-gadictos, pinganillas, asociales, lumpen en suma. Sin contar alos soplones de Pinochet. Habia que andarse con cuidado.

Ariel, de año en año, iba revelándose como un portento delajedrez. No h.abía ya quién oponerle en el Norragheffo y losmejores del Ostra no se atrevían a formalizar un desafio pormiedo de quedar en ridículo. iQue un mocoso alacalufe lesdiera jaque mate! Humberto que se dejaba crecer pera y bigotesa la Pedro de Valdivia, se pasaba atusándolos por horas mien-tras contemplaba sus dudosas posibilidades en el tablero, al-temándolas con la muerte de Descartes. Ariel, pequeñito é1,habia estado descubriendo sus cosas. Lo malo es que no tenla aquién contarle. Ni siquiera el tío Humberto se interesaba. Elpequeño movia su reina. Según sus cálculos, dos jugadas másy el tío Humberlo no tendria vuelta.

"¿Verdad tio que hay un punto más allá del cual ya no haynada que hacer?"

"Hm. .. ¿Cómo? iQué dices?""En el ajedrez, tio. Se llega a una posición y ya no hay más

que hacer.""Depende. El otro puede cometer errores, Zno?""No, tío.. . Quiero decir. . . Mira: si llega un momento en que

tú sabes que estás perdido, puedes esperar por si el otro nosabe. Pero si es el otro el que está perdido y tú lo sabes, r,queimporta que él no lo sepa? iVes?"

"Sí, así sí...""iY cuándo llega ese punto, tio?""aCuál punto?""iCómo! ¡El punto de que estamos hablando!""ZDe qué punto estamos hablando?""iPero, tíol Cuando ya no hay nada más que hacer.""iTe vas a concentrar en el juego?""iEspera tio, espera! La Florence dice que el tío Juan E-

duardo le dijo que si no fuera por Pinochet, no habría ningunaMónica."

"Qué dice iqué?""Que no habria ninguna Mónica si no fuera por pinochet. Ni

ninguna Marja, ni tio Bengt, ni tia Sonja...""áFlorence dice eso?"

426

Page 426: Epoca de Descubrimientos

"...ni tía Birgitta, ni Lund, ni Suecia... iOh, la cantidad decosas que no habrian..."

"iNo habria!"

. "...no habría si no fuera por pinochet. pero, sobre todo, nohabría Mónica ni Marja. ZTe das cuenta tío? Ni Mónica niMarja..."

"iUn momento, un momento!""Me da ángest, tio...""iAngustia!"...angustia. En las noches me Ca. Mucha angustia... por eso

te preguntaba por ese punto...""iCuál punto, Arielito lindo, cuál punto?"

- ,"Porque antes de ese punto, igual podia haber que no haberMarja, óverdad?"

"Tú dices, Zen el ajedrez? El punto en que ya no hay nadamás que hacer ¿en el ajedrez?"

"ZCuándo se alcanza ese punto, tio?',"iAy, Arielito lindo! iDéjame que te abrace, mi pobre

Arielito!"

Florence el pasado inviemo fue elegida para representar elpapel de Lucía en la Domkyrka. A las siete de la mañana eratodavía negra noche afuera. pero la iglesia rebasaba de gente.En blanco vestido de raso y encajes que le llegaba a los'tobi-llos, coronada de luces, Florence avanzaba leñta con su velaencendida por el pasillo de la nave central. Tras ella, un corode doncellas suecas, hindúes, vietnamitas, namibias, urugua-yas, griegas cantaba ¡Santa Lucía, Santa Lucía! t¡s focos i lascámaras de Ia televisión. los flashes de los reponeros lá si_guieron hasta el altar. Cuando se volvió hacia el público allá enlo alto del podio, una exclamación colectiva de isombro llenóla Domkyrka. iQué belleza, qué increible belleza! Doña Blancatuvo.que sujetarse de Eliana porque se desmayaba de gozo y la{!"\alt Florence que nunca entendía que anduvieran-fotogra_fiándola en todas partes hizo como se había propuesto hacer lanoche anterior para resistir el miedo y el impulio de salir co-rriendo y se puso a buscarle partículas a todai las palabras co_mo le enseñaba su tio Ismael que había descubierto el sueco.Al Óresund, ala Domkyrka,a Lucía.

Las dos, doña Blanca y Eliana, cuchicheaban cómo hace¡¡rara defender a la bella Florence de eventuales ataques gitanos,

Page 427: Epoca de Descubrimientos

vikingos o turcos en el Norragheffo. iQuién podia asegurarcontra las ocurrencias de un alkis o un drogadicto? óQué ban-dido no iba a tentarse viendo a Florence venir dando sus saltoscruzados por las aceras de Norra Fáladen ? Especialmenteahora ante los peligros d,e Ia sommarfest, la midsommarnatt,cuando todo puede suceder y de hecho sucede. Lo mejor seriallevarse a Florence a España, a la casona que doña Susanahabía adquirido cerca de Málaga. Estaba ya instalada para darcabida a todo el grupo.

Así partieron al terminar las clases, a mediados de Junio, conFlorence, Helen y Ariel.

Doña Susana, doña Blanca, Juan Eduardo y Luis habían es-tado en Costa de Sol todo ese mes de Marzo preparando la casapara el verano. Pintaron, empapelaron, removieron la tierra delhuerto, arreglaron el jardin. Repararon las instalacioneseléctricas. Refaccionaron la cocina y los baños, instalaron ungigantesco termo eléctrico para el agua caliente y construyeronun homo campesino en el patio para el pan y las empanadas.La vajilla y la ropa se llevó desde Suecia. Los muebles seadquirieron de segunda mano en casas de remate. Doña Blancay doña Susana volvieron felices hablando de la casa, la canti-dad de cuartos, la cocina donde podían comer todos de unavez, los parrones, el enorme jardin, el huerto con olivos ynaranj os.

Hacia fines de Junio, además de Eliana, doña Blanca y losniños, habían llegado doña Susana, Humberto y Adriana consus hijos.

Adriana se había recuperada ya. No sólo eso, otra vez lenianovedades. Para fines del próximo inviemo. Llegó en la nochey a la mañana siguiente ya andaba cantando por el jardín estu-diando plantas y flores en un manual ilustrado a todo color.Eliana que sabía bot¿iL¡rica como si fuera sueca salió con suchupalla vietnamita a darle las primeras lecciones. Lo malo eraque no conocían el nombre español de muchas plantas.

Birgitta, Ismael y la pequeña Mónica irian en Agosto; y tam-bión Sonja a la que llevarían con sus dos pequeñas en el cochede Luis que era el más grande. Bengt y Rita que viajaban porItalia irian también en Agosto. Juan Eduardo, Luis y Albertoque también había estado en Costa de Sol en inviemo ayu-dando en las reparaciones, no tuvieron vacaciones ese verano.

428

Page 428: Epoca de Descubrimientos

A Alberto vino a visitarlo la española de las películas ecológi-cas y los conflictos insolubles de la era tecnotrónica. Con eltriunfo socialista y ese majo de Felipe González en el poder,venía más lanzada que nunca y se llevó a Alberto a navegar porlos fiordos de Noruega. Por una semana, que era 1o más quepodia sacarle a su escapada nórdica por ese año. Juan Eduardono se guardaba lo que pensaba de la española.

"No sólo es una perra caliente sino una tonta posera."Le daba un poco de razón la española. Gritaba de gozo en la

cama. Quería que la oyera todo el Norraghelfo la desvergon-zada. Hablaba a voces en el Storkállar, el Sparta: que iba a losfiordos, que quería bañarse en los paisajes de Ibsen, dejarsepenefrar por los gansos salvajes, ser Hedda Gabler, soñar,amar en las noches claras del ártico, bajo los manzanos en floro en la terraza de remotos faros, abierta a todas las furias delhuracán. Las obscenidades le salían a borbotones, con talenredo de palabras y frases acuñadas que tenia acomplejados ymudos a todos los indianer del Norraghetto.

Además de atender a su española Alberto tenia que asistir auna semana de campamento en Jámtland. Alli harían la guerraa los cerdos industriales que estaban envenenando las aguasmás puras del mundo. Pensaban escalar encumbradas paredes,encadenarse en terrazas, en chimeneas, con trajes fosfores-centes para que hasta en la noche pudieran fotografiarlos los dela televisión. Ia española se moria de ganas de hacer el repor-taje, pero tenía que filmar otra pelea ecológica en la India poresos mismos dias.

En ese verano, mientras trabajaban en las kolonier -porqueel grupo poseía ya cinco "huertos" y el producto de la tierra en

lechugas, papas, cebollas, arvejas, frutillas y zanahorias estabatransformándose de pura diversión en parte importante del pre-supuesto de todos- Alberto trataba de mostrar a Juan Eduardoy Luis el sentido profundo, dialéctico, de la ecología.

El mejor tiempo lo pasaban aporcando, desmalezando yacarreando agua mientras le sacaban el cuero a los ocultistas,esos buenos para nada que después de pelearse las interpreta-ciones de la sociedad, la cultura, la política y de un cuanto haydurante el inviemo andaban d¿indose la vida del oso en la Costadel Sol mientras ellos pelaban el ajo en las lomas del ós-traghetto. A Juan Eduardo no le cabían los dientes en la boca y

Page 429: Epoca de Descubrimientos

Luis arrugaba la frente aburrido de reirse sin saber muy bien dequé, tal como se reia doña Blanca más por llevarles la corrientea esos ateos intrínsicamente perversos y por salvar a Florence,a Ariel, Helena, José, Antonio y toda la caterva de suecos-ala-calufes de las garras del marxismo. Alberto hablaba desde laglorieta con su taza de café en alto. Que no confundieran susarengas en contra de la decadencia industrialista con la polu-ción de las ciencias ocultas. iEso jamás! Pero, después detodo, las ciencias ocultas también salían con su pedacito.

"Tomen, sin ir más lejos, la muerte de Descartes. Hay quereconocer que allí se anotaron un poroto."

Luis que estaba al fondo aporcando las papas, se apoyó en lapala y estuvo secándose el sudor y resoplando. Aclaró la gar-ganta y escupió. Por fin iba a salir de dudas con su compañeroJuan Eduardo de testigo. r,Que era un ignorante? iClaro que eraun ignorante! Mientras no lo supieran los svartskallar del ós-traghetto.. -

"iOye!, ya que estamos en esto, ¿qué mierda es la chiva ésade la muerte de Descartes?"

Alberto lo miró con ojos de iNo puedo creer!, después miró aJuan Eduado con ojos de ZPuedes creer? y se encontró con queJuan Eduardo lo miraba a él con ojos de iSí, puedo creer!

"iCómo! ¿Me vas a decir que...""iNo, no te voy a decir nada! ¡Me estoy calladito aqui! Eres

tú el que tienes que decirme qué es la muerte de Descartes.iMe tienen tumio con la muerte de Descartes! aQué es?"

Juan Eduardo dejó de desinfectar los rosales. Hasta los sue-cos que trabajab an en la koloni vecina se quedaron escuchandoaunque no entendian una jota de español. Luis había planteadola cuestión y Juan Eduardo no podía creer. iPor fin habiaaparecido un borrico detrás del cual escudarse sin que se notarael borrico que era él!

"iMuy justo, muy justo! El pueblo debe también conocer laverdad. tQué es la muerte de Descartes? Bueno, para empezar,no es simple..."

"iYa saliste con ésa!""Sabes o no sabes qué es la muerte de Descartes?""úQuieres emborrachamos la perdiz?""ZQuieres correrte por la tangente?"

430

Page 430: Epoca de Descubrimientos

"ZCómo que no sé? iClaro que sé. Lo que les digo es que noes simple."

"Tenemos toda la tarde.""Si. sentémonos.""Trae el termo del café. Trae cerveza. En la heladera hay!"Luis que no se iba a perder un detalle de la muerte de

Descartes fue corriendo a la heladera instalada en la glorieta,gritando hacia atrás iEsperen, esperen! ¡No empiecen todavía!iAhora sí que iba a darse pisto! Estaba seguro de que no habíauno en el Ostraghetto que supiera, que verdaderamentesupiera, qué era la muerte de Descartes. iLos dejaría con la jetaasí de abierta! Volvió jadeando con el termo de café, los va-sitos de plástico y las latas de cerveza de la mala. Se sentaronen el fondo d,e Ia koloni de Eliana, en la que trabajaban esatarde, la más cáic de todas las del Óstraghetto. Juan Eduardo yLuis encendieron cigarrillos suecos que es como decir paja en-vuelta en papel. Alberto, frente a ellos, Quijote con dos San-chos, comenzó con tono grave, casi funerario.

"Hay muchas muertes de Descartes, no sólo una..."Luis levantó el dedito como en sus años de escuela rom-

piendo la solemnidad inicial antes de que comenzara. iPedazode bruto!

"Perdón, iquién es Descartes, de qué murió?"Alberto se estuvo mirando por unos segundos a Luis con un

no só qué de profunda piedad y despierta suspicacia en susojos. Con estos rotos mugrientos, sobre todo con estos obrerosmunicipales que se han pasado la vida limpiando las cunetas,quitando el sarro de los resumideros, barriendo las colillas enlas plazas públicas, acarreando los tachos de la basura, amon-tonando la mugre noctuma de los parques y en fin cuanta por-quería expele la ciudad de día en día, hay que andarse piano,piano. La escoba no es más que una prolongación de estos ala-calufes. No hay que ser doctorado en entropía para estas cosas.I]stos piensan. Piensan más que el común de los rotos igualesque ellos, mucho más. Primero, porque no tienen que prestarmucha atención a lo que hacen. Segundo, por lo que hacen, los¡nugrientos. Sacan con sus manos, huelen con sus narices, vencorr sus ojos cuanta inmundicia y vergüenza nos cabe expelerrle dia en día. Ahora, si por un azar que sólo un Pinochet puedecomprender, el dicho empleado municipal ha dejado de serlo,

431

Page 431: Epoca de Descubrimientos

vive en casa propia, con Volvo a la puerta, vacaciones enParis, la cosa es francamente de cuidado. Este basurero puededarse lujos. Por ejemplo, su conciencia de basurero puedó des_pertar y armar la grande. iNi más ni menos! iAh, él basurerocuya conciencia de basurero ha despertado!

Alb_erto siente ganas de dejar la muerte de Descartes paraotro dia y dedicarse al esbozo de la psicologia, la sociolologia,la ecología y ipor qué no? la filosofia def basurero. ieuiéncomo él nos ve de cuerpo enrero? áeuien como él ve su piopiacondición en la condición del prójimo y la condición áelprojimo en su propia condición? Dime tu basura y te diré quieneres, conócete a ti mismo en tu basura, la basura nuestrá decada dia, dadnos, el cojo le echa la culpa a Ia basura, hechos yno basura, desde lo alto de estas pirámides cuarenta siglos débasura os contemplan. Basurero, embasura a tu prójimó comoa tí mismo. El Sermón de la Basura. La Basura dél Sermón. I_aMontaña de Sermones. Si, algo asi, algo fuerte, fétido, sacudira estos escandinavos tan limpios que ni idea tienen de la canti-dad de basura que producen. Con un Tratado de la Basura, no,Ensayo sobre la Basura, no, Introducción a la Basura, ieso es,introducción! ¡Vayan tapándose las narices! puritanismo y Ba-sura, De la Basura en Lund, Algo Huele muy mal en todá Es_candinavia, De Io que Hablaron Hamlet y el Basurero de Elsi_nore, el Otro y la Basura, Basura y Seguridad Interior. ¿porqué la Real Academia no acepta "Embasurar"? Basura, Ba_surero y Basural. Tercer Mundo y Basural. Tercer Basural delMundo...

Se volvió a Luis porque la cabeza, mientras divagaba sobretanta basura, se le había torcido hacia el pozo donde échaban labas rra orgánica y cogiendo la lata de cerveza que le corres_pondia en el reparto, comenzó a destaparla sin piisa, doblandoprimero el anillo en que se introduce el indice pira tirar y des_gajar la tapa adherida al orificio de salida, coiocando dóspuésla lata_ entre las rodillas y tirando con firmeza pero tam'biéncontrolando (tal como dice Jorge que ha de transformarse elCono Sur) para tirar con la fuerza precisa y no derramar unagota_de cerveza aunque fuera de la mala, porque hay que aho_rrar la energia y disminuir la polución y nó ensuciar-el iuelo niotender a mamá Naturaleza. cosas todas. además, que habianllenado con creces la habitación en la mente de Álberto dedi_

432

Page 432: Epoca de Descubrimientos

cada a la Preocupación (o Frau Sorge, como la llamaba tam-bién) y que determinaban la totalidad de sus cuidados que ibandesde recoger toda colilla de cigarrillo, cáscara de naranja, latade Coca Cola, boleto de bus o bolso plástico que algun svart-skalle sin conciencia ecológica o un tarado de los que nuncafaltan y más bien abundan hubiera botado en las aceras impo-lutas de la arcaica Lund, hasta negarse a usar preservativos oder¡amar la sustancia sagrada del amor fuera del recipiente de-licioso que mamá Naturaleza había preparado con tanto ingenioy tanto amor para ella, para ella que dejada fuera de lugar y re-ducida a vergonzosa polución constituía el más odioso de losmales, el más ruin de los atropellos al orden natural. Apropósito de orden, ¿qué le preguntaba este ex-basurero de lacaramba, este atorrante de San Miguel que ahora manejaba suVolvo y administraba su jardín infantil donde cuidaba svartaskallar pequeños por poco precio? Ah, sí...

"iVaya que coincidencia! Has formulado las dos preguntasprecisas. Has desglosado el problema en su problemática.úQuién es Descartes? iDe qué murió? iAhi está el todo deltodo!... ¿Sabes quién es Descartes?"

"iPuchas! Pero, isi eso es lo que te estoy preguntando!""Era sólo una pregunta retórica... iSabes lo que es una pre-

gunta retórica?"Juan Eduardo explotó. De pie, apuntando con la diestra, el

índice estirado como un cañón, el pulgar levantado como ungatillo, la lata de cerveza aferrada entre la palma y los tres de-dos restantes como la empuñadura, disparó a boca de jarro so-bre Alberto.

"iGuárdate tu retórica! ¡Métetela... métetela en el hoyo de labasura orgánica!..."

Los suecos de la koloni vecina que iniciaban su kaffepauscon galletitas y torta con crema, miraban divertidos. iYa seagarraron de la lengua otra vez estos chilenos chillones!

"iCuidado, Juan Eduardo! iNo hay que sulfurarsel iEsto espura polución acústica, gástrica, endocrinica! t¿ retórica tam-bién tiene sus cosas, mi amigo..."

"iQue las tenga! iA mí qué me importa! iVamos, venga,venga la muerte de Descartes! iTe apuesto cien coronas a queno sabes ni siquiera de qué murió!"

433

Page 433: Epoca de Descubrimientos

Alberto se dirige a Luis con toda la pompa de un ecologistailustrado para quien Juan Eduardo no existe, no es ni siquierabasura orgánica.

"El hombre, René Descartes, nació en I596, el 3l de Marzopara ser más exacto, en un pueblito llamado La Haye, enTouraine, provincia occidental de Francia. De niño, aunquedébil y enclenque, corria que era un diablo desde donde elCreuze se junta con el Claise, hasta donde los dos van a jun-tarse con el Víenne. ¡Ah, tendrias que conocer Ia comarca,tendrías que ver en Mayo y en Abril las campiñas floridas, laluz radiante del sol, las aguas cristalinas! Ninguna polución enTuraine por aquel entonces. iAh, lo estoy viendo al pequeñoRené !"

"iA quién?""iAl cabrito Descartes, pues burro! iA quién más va a ser! El

muy pícaro metido en sus calzones estrechos, en sus botines decharol, en su casaca jesuita abotonada hasta el cuello de dondele cae impoluto el encaje holandés. iCorre, René, corre. alcán-zalas! Las mariposas danzando en la plena iuz son lemniscatasdanzando sus parábolas. El pequeño alargando sus dedos deli-cados las resuelve in mente en funciones de segundo grado."

"¡Puchitas!""...Tal como nuestro Ariel que corre encumbrando sus

volantines por las colinas del Norraghetto o manchándose laspatas con petróleo por las playas de Lomma que ensucian quees un asco los industriales hijos de puta, urdiendo in mente susjugadas geniales de ajedrez. iSabes? La memoria del Creuzcsiguió por todas partes al joven Descartes, al sabio Descartes.ial gran Descartes! Porque fue grande entre los grandes, de esono te quepa duda. La nrayoría de los hombres grandesprovienen de pueblos chicos. Tal como Ariel que nació no sé sien Melipilla o en Talagante. En lo pequeño está la grandeza..."

"...y en la grandeza está lo pequeño.""iNi más ni menos !""Entonces, tno podrías hacer la clase un poquito ntás chica?,,"cNo querías saber quién es Descartes?""¡Está bien, está bien l""Decía que en lo pequeño está la grandeza. Te podria poner

mil ejemplos...""iNo, basta con uno! El gran Descartes..."

4l.t

Page 434: Epoca de Descubrimientos

"iEl gigante de La Haye! Porque gigante fue. Uno de los

hombrei más grandes de todos los tiempos. Grande en física,muy grande en matemática, grandisimo en metafisica".

"iEn meta qué!""No, no es uno de esos tullidos de las ciencias ocultas iNo

era de ésos el gran Descartes! Se batia a duelo por sus damas'

Duelo con cuchillo y espada, no con la silla del psiquiatra y los

tranquilizantes. ""iEse es Descartes, mi alma!""Anduvo peleando la Guerra de los Treinta Años, en

Holanda, en Dinamarca, en Baviera.""iPuchitas!""Eso no es nada. A los veinticinco años habia revolucionado

las matemáticas, la óptica, la anatomía. Nadie meditó como él

en los misterios de la metafísica. Pero no descuidaba las cosas

concretas de la vida. Ni se dejaba explotar el muy bandido' Se

levantaba tarde, comía bien, le gustaban los buenos mostos,departía con la gente. isabes lo que hizo con un intelectual que

quería ver la biblioteca de un cientifico y letrado tan excep-cional como René? t-o llevó a un bodegón al fondo de su casa

y le mostró un buey abierto en canal en el que había estado

ástudiando anatomia esa mañana. iAhí tenéis mi biblioteca,monsieur \"

"iPuchitas!""Eso le dijo, tal como suena. iAh, era todo un Descartes ese

Descartes! iEl maestro de Europa! Todavía vivimos de lo que

enseñó... o. bueno...""iQué?""I-a muerte de Descartes. iAhí está!""iDónde? iNo la veo!"Juan Eduardo había vuelto a sentarse junto a Luis y atendia

bebiendo a ratos de su lata de cerveza. Los dos estaban senta-

dos ante el ecólogo como colegiales cabales, que quiere decircon toda la boca abierta.

"l¡s últimos meses de su vida los pasó Descartes en SueciaEn esta misma Suecia en que estamos nosotros. ReinabaKristina en ese entonces. una muchacha de veinte y tantos años

que tuvo el capricho de estudiar filosofía con el filósofo más

grande de Europa. Que es como decir...!""r,Cómo decir qué?"

,+l5

Page 435: Epoca de Descubrimientos

"iL¿ verdad que no se me ocurre!... ¿lHan oído ustedes el di-cho: Echar margaritas a los cerdos?"

"No. El que yo he oído es: Echar perlas en el chiquero.""Yo he oído: Tirar perlas a los chanchos.""iY oyeron: Cazar mariposas con cañones?""No. Pero, áno es como gastar pólvora en gallinazos?""Supongo que por ahi anda la idea...""Bueno, óy?""iAy, amigos míos! iEn esas murió Descartes!""óPor gastar pólvora en gallinazos?""iAy, ay!""LPor cazar mariposas con cañones?""iSí, si! Pero, ino mariposas! iAy,ay,ay!""áCuándo murió?""A los pocos meses de desembarcar en Estocolmo, la Fu-

nesta.""aDe qué murió?"" iBuena pregunta!""iDe qué?""Ahí es donde empiezan a ponerse difíciles las cosas. Si me

preguntaran a mi, aunque soy consciente de mi insignificanciaante autoridades como las de monsieur Jorge y monseigneurHumberto diria que murió de politica.

"tiDe qué !?""De política.""¡Con que ésa es la famosa muerte de Descartes!""iNo, de ninguna manera! óQuién les ha dicho eso? áVen,

ven? iAsí es como surgen los mitos! ¡Yo no he dicho tal cosa!iQue no oyes? ó cQue se te metió la polución en las orejas? l,oque dije ... Bah, qué importa! Lo que cuenta es que haymuchas muertes de Descartes, muchas."

"iCómo que muchas?""iNo te dije? ¡Métete con estos gallos!""Cállense, ignorantes, y atiendan. Para empezar hay la

muerte alcohólica de Descartes. Era alkis, iSabían? No lorepitan, pero alkis era. Desgraciadamente, en ese entonceshabia estanco de cualquier cosa en Suecia, menos de alcohol.Si Descartes hubiera venido hoy día a Suecia no hubiera habidoninguna muerte alcohólica. Sencillamente, no le hubieran ven-dido alcohol."

436

Page 436: Epoca de Descubrimientos

"ih que son las cosas!""A la muerte alcohólica de Descartes hay que agregar la

muerte católica. O sea que los imbéciles de los jesuitas lo de-jaron venir sabiendo que aqui se iba a producir la muerte lute-rana de Descartes... "

"iUn momento, un momento!...""iJesuitas tenían que ser!""ZEn qué quedamos? ZQuién lo mató? ¿Los jesuitas o los

luteranos?""Ios jesuitas y los luteranos. iNo entiendes? Herodes mandó

a Pilatos.""iPuchitas!""iJesuitas tenían que ser!""Con lo que llevamos cuatro muertes.""iCu¿furtas?""Cuatro, fíjate bien. La politica, la alcohólica, la jesuítica o

católica y la luterana o protestante, por gracia de los mismosantedichos desgraciados."

"iQue el diablo se los lleve!""A las cuales cuatro muertes hay que agregar la muerte go-

tosa de Descartes...""iGotosa?""Porque el gentilhombre se daba sus banquetes. De comer,

comía y de tener gota, tenía. A la muerte gotosa se suma la¿morosa-"

"úla qué?""La amorosa. Seguro que ustedes están pensando que es

sifilítica. No, la muerte amorosa n'est pas mal de France, maisntal de tristesse o muerte caballeresca que le vino porque tam-¡rcco le decía no a las damas el noble Descafes."

"iY entonces?""¡Ahí está la cosa! Desgraciadamente, no se le presentó la

o¡'nrtunidad de no decirle no a su alumna Kristina. De alli la( i stesse. En relación con la misma Kristina -por favor, aKristina no se atrevan a nombrarla siquiera en presencia delrrrge- está la muerte neumónica del stackars Descartes."

"iNo tan rápido, no tan nlpido ! Tristónica, gotónica y ahorarrcumónica."

"l.a muerte neumónica se debe a que el filósofo tenía quelrvantarse a las cinco de la mañana a dictar sus clases que

437

Page 437: Epoca de Descubrimientos

maldito para lo que servian. O sea, en relación con Kristina laReina Metafisica, hay tres muertes: la politica, la amorosa y laneumónica. De la muerte neumónica pueden pedir detalles aIsmael y Jorge que conocieron la neumonía muy de cerca enEstocolmo. A todas estas muertes, se agrega..."

"áMás muertes todavía?""ZMe van a dejar que siga o lo dejamos para otro día? Tene-

mos que regar la koloni de doña Blanca todavía.""iNo, sigue, sigue! Yo me encargo después de la koloni.

Terminemos siquiera con las muertes...""Iba a referirme a la muerte gramática o gramatical, que se

dice así por lo que se dice: que fueron los grammairiens losque lo mataron, por envidia y rivalidad. A esta muerte la lla-man algunos la muerte arsénica de Descartes, porque de estasustancia se habrían servido los susodichos grammairiens. Eldefecto de esta designación de muerte arsénica -por lo cualprefiero la expresión muerte gramática- es que muerte ar-sénica vale tanto para la muerte gramática como para la muertepolítica, la muerte católica o jesuítica y la muerte luterana oprotestante. De manera que tenemos hasta aquí ocho muertes:la política, la alcohólica, la católica, la luterana, la gotosa, laamorosa, la neumónica y la gramática. Algunos cuentan sólosiete muertes, alegando que la muerte católica o jesuitica..."

"¡Espérate un poquito! ¡Déjame anotar! Muerte católica úojesuítica?"

"iEso mismo! Lo que dicen algunos es que los jesuitas lodejaron venir, los imbéciles, y los luteranos lo dejaron llegar,los bandidos, pero que estas dos supuestas muertes no son másque una y la misma muerte vista, por decirlo así una vez desdeParís y otra vez desde Estocolmo y que hay que ser más que unjesuita para ver dos cosas donde obviamente sólo hay una.Pero, no crean que sea tan así. Si admitiéramos este razona-miento, no costaría nada probar que sólo hay una muerte deDescartes, siendo evidente que son muchas. No sólo las ochomencionadas sino muchas más."

"iMuchas más!""iPuchitas!""Está, por ejemplo, la muerte médica de Descartes que fue la

que le ocasionó monsieur Weulles un partidario át outfance dela sangúa, que lo mató, no por sangría sino por omisión; a la

418

Page 438: Epoca de Descubrimientos

que se agrega la muerte filosófica ocasionada por los peri-patéticos que tan pronto se extendiera el virus cartesiano iban aperder su empleo no sólo en Uppsala sino en todas las univer-sidades del mundo civilizado."

" iReaccionarios, momios hijos de puta!""Pero, ejem, todo lo dicho no es más que una introducción al

tema de las muertes de Descartes. Son muchas, muchisimas lasmuertes de Descartes. Las que he enumerdo son las más evi-dentes, las que se le ocurren a cualquiera en primera aproxi-mación. iHasta a un sueco se le ocurrirían!"

Luis anotaba como podía tratando de mantener en la punta delos dedos las muertes de Descartes que todavía no había ano-tado en su agenda. Le quedaban tres muertes que anotar ytrataba de repetirlas en voz alta al mismo tiempo. Todo estotenía que contárselo a Adriana. iPor fin tenia una idea no fueramás que aproximada de la muerte de Descartes. Se veía tancómico, tan alacalufe Luis haciendo sus deberes escolares queuna sueca gorda de Ia koloni del lado había corrido a su casa abuscar su máquina japonesa que sacaba tres fotos al segundo.iNo te muevas, no te muevas! le gritaba a Luis. Juan Eduardo,que había pedido permiso para ir a buscar más cerveza se hizorepetir la última parte. Luis con autorización de Alberto repitiófielmente. palabra por palabra.

"iCómo! ¡Diez muertes de Descartes y todavía hay másl"Alberto hizo un gesto de enormidad, que en su caso consistía

en tragarse un suspiro abriendo la boca y levantando los ojos ylos brazos al cielo. Les pidió que se acercaran, mirando a todoslados por si habia svartskallar espiando. Como uno de los sue-cos de la koloni vecina entendia un poquin de español y habiaparado la oreja tan pronto oyó la frase "muerte de Descartes",Alberto pensó que mejor bajaba la voz. Después de todo, lamuerte de Descartes era la gran contribución de Suecia a lahistoria de la filosofia.

"Estas diez muertes, repito, son como nada en comparacióncon la totalidad de las muertes. Para empezar, ninguna de estasdiez muertes es considerada muerte en sentido propio ni porHumberto ni por Jorge. Para ellos, si éstas fueran en sentidopropio las muertes de Descartes, Descartes seguiría vivo, vivitoy coleando."

"¡Cortalá!"

439

Page 439: Epoca de Descubrimientos

"¡Ya saliste!""iTal como oyen! La muerte de Descartes... iCómo les di-

jera2 La muerte propiamente muerte de Descartes... Pero,iesperen! Si quieren que siga me tienen que prometer que nipor nada del mundo les van a decir a esos dos que les he estadohablando de estas diez primeras muertes. iEntendido? iNi pornada!"

Juan Eduardo no quería prometer. Aquí había gato encerra-do.

"áSe puede saber por qué?""Por qué, iqué?""Por quó no quieres que les digamos que nos hablastes de las

diez primeras muertes?""óQuién te dijo que quiero eso?""óQué es lo que quieres, entonces?""Pero, rque no lo dije claramente?""Puchas, iesto es más enredado que la muerte de Barrene-

chea!""iQue la muerte de quién?""De Barrenechea.""óQuién te dijo que Banenechea murió?"" iCómo! iClaro que murió! I-o despacharon, lo acribillaron.

Uciso, linito l""¡Las tonteras que dices! iBarrenechea está vivol"" iEstá muerto!""¡Está vivo! ¡Es Descartes el que está muerto!"" iDescartesl""Bah, ustedes no entienden una jota. Ni para echar genes en

el pool sueco sirven. iVáyanse a aporcar las papas mejor!"

49-

Cuando nació el hijo de Rita y Bengt, Lund estaba furibundade viento, pálida de nieve. Se decia que los diez grados bajocero que había eran un veranito comparados con la que venia.Mientras Rita se hacía cruces sobre de quién era la nariz de sumapuchito sueco, e,l Nona y et Óstraghexo disputaban sobre

440

Page 440: Epoca de Descubrimientos

sobre si desmantelar o no las plantas de energía nuclear insta-ladas en tiempos de conciencia ecológica menos desarrolladaen la península de Barsebáck. [-os daneses estaban poniéndosecada vez más nerviosos con estas plantas que enfrentabanCopenhague. iQué se creían los suecos? Ya tenian bastantecon los a1k,ís que cruzaban eI Óresund a emborracharse enCopenhague sin alkohol polirik. Que les exportaran sus proble-mas sociales, pase, por los fines de semana. iPero no su ra-dioactividad! I¡s daneses levantaban los puños. En cualquiermomento se producía un desastre como los que estaban ocu-rriendo en los Estados Unidos. ¡Esto era la guerra, la guerraotra vez! Recobrarian Malmó, recobrarían Lund, Kalmar.iHasta Estocolmo llegarian.

Había tres altemativas para la energía nuclear. Sería simpli-ficar decir que una era de derecha, otra de izquierda y la ter-cera, sueca. Pero, icómo se votaba por ellas? Como si unafuera de derecha, la otra de izquierda y la tercera, sueca. Laprimera alternativa decia que si, la segunda que no, la terceraque hay que ser un imbécil para decir no y un bruto para decirsi. No hay que agregar que era la altemativa sueca la quetriunfaba. A ios daneles lés rechinaban los dientes, el Óresundestaba lleno de sapos y culebras.

El problema de la energia se ponia de moda en el Óstra yNorraghetto por dos razones: primero, ya no quedaba un almaque no hubiera descubierto el exilio; segundo, hacia un frío detodos los rediablos. iCómo, a ver, cómo pasarían el inviemolos svartskallar si no fuera por las dos plantas nucleares deBarsebáck, sobre todo con lo escaso que estaba el petróleoahora que los iraquíes y los iranios se había¡r ido a las manos?

Algo que se discutió mucho en ese tiempo fue la tesis del E-rror Monumental. Fue Alberto el que la formuló, aunque al-gunos dicen que fue la española de las películas antipolutivas.El Error Monumental Nórdico, El EMN, era muy simple ymuy erróneo: Los vikingos querían un círculo polar ¿írtico conla temperatura del norte de Africa. Eran unos... No costabanada probar con curvas y ecuaciones que si persistían en elEMN iban a terminar sin ozono, sin fauna, sin flora, sinpetróleo, sin nada los cabezas de alcomoque. I¿ tesis del EMNnunca llegó a ninguna parte. Alberto explicaba el fiasco recu-rriendo a la paradoja del EMN, la PEMN, que rezaba así: nadie

111

Page 441: Epoca de Descubrimientos

discutía el EMN porque era indiscutible, por lo tanto, nadie lodiscutía.

Rita, al día siguiente del parto cuando la visitaron doñaBlanca, Marina y Eliana, se encontraba al borde de una erup-ción volcánica. Ya comenzaba a soltar chispas. Lo que ocurrió,justo minutos antes de que llegaran sus visitas, fue que una en-fermera -"si se podia llamar enfermera a esa sueca estúpida ytarada"- se habia permitido decirle, a ella, en su cara, con to-das sus letras, que tener un hijo a su edad no sólo era una obs-cenidad sino un crimen. Pero... ¿se imaginaban? iEso le dijo!Marina se habia llevado la mano a la boca para sujetar la ad-miración que le iba a salir y estaba mirando a Eliana. iDiossanto, a cuántos años de civilización estaban los suecos delresto del mundo! Por su parte, doña Blanca daba golpecitoscariñosos en la mano de Rita. iQué cosas! Dios da hijos a lamujer que quiere, joven o vieja. l,No era vieja Sara?

Bengt, a quien la airada Rita llamó inmediatamente por telé-fono echando gritos que se oian en toda la clínica, acusando,denostando, amenazando marcharse inmediatamente de ese lu-gar, con su hijo, salió corriendo de su oficina después de gritarél también, pidiendo a su Rita querida que se calmara, que es-taría ahi en minutos. iPobrecita! iA quién se le ocurre! ¿Queno se dan cuenta de que es otra cultura? iDios de los cielos, sele puede cortar la leche, esa leche abundante que le estáfluyendo y que tiene con la boca abierta a todos los de laclínica! iLo único que faltaba! Mientras guiaba que se lo lleva-ba el diablo hacia la clínica Bengt veia a su Rita mustia, sinleche! Esa misma mañana cuando la visitó antes de ir al tra-bajo, encontró a su mapuchito durmiendo plácido, con el pezona medio salírsele de la boca. Se le iba a salir ¡y allá lo agarrabaolJa vez el mapuchito! Más parecía vikingo que mapuchecuando lo agarraba. Le daba sus dos o tres chupadas y seguíadurmiendo en el paraíso escandinavo. Tres madres suecas queestaban en Ia misma sala con Rita, mustias las pobres, sentadasa la Buda, miraban con envidia al pequeño, gordo como élsolo, durmiendo en el más celestial de los establos. iCuántaleche! Y sin necesidad de hacer gimnasia yoga. Bengt acelera-ba. Si no llegaba a tiempo ese manantial podría secarse y ahi srque estariamos listos.

Page 442: Epoca de Descubrimientos

Irrumpió como una tromba y sin reparar en Marina, Eliana ydoña Blanca corrió a arrodillarse junto al lecho.

"Stackars, stackars, Nta! Kára du!"La descubridora de la fórtidspenslo¿ lloraba como alma sin

consuelo. Marina y Eliana se fueron a conversar un ciganillo a

la sala de fumadores. Unos minutos después pasaba Bengtjunto a ellas con una determinación en la cara que no leconocian. Iba donde el director de la clínica. iPobre de él! Allí,en la dirección, se calmó un poco. Qué diablos, con el café ylas galletitas que le ofrecieron tenia la boca llena. Pero exigióuna explición. Su mujer no iba a recobrar la tranquilidad quetanto necesitaba el pequeño, si esa enfermera imprudente noiba donde ella y se excusaba. lNada de medias tintas! I-a en-fermera iría donde Rita y le pediría excusas por sus palabrastorpes. Así mismo. Aqui habia una cuestión cultural. Hasta unciego la veía. Si, señor, hay que responder con cultura a lacultura.

"Ella va, pide excusas y ise traga sus argumentos! Porqueaquí, si hay una persona torpe, es esa enfermera. El bebe..."

iBien, bien! Se haría como esperaba Bengt. Pero, por favor,que dejara de golpear cofl la laza si no quería quebrar elplatillo. iCalma , calmat Ingen panik! La enfermera se arrodi-llaría. iConforme, conforme! Tonteras asi no cuestan un cen-tavo. Pero, herr juristen Bengt Huldt debia reconocer que sibien estas zalemas se avenian con la latinoameri kanskultur-politik ello no removía una tilde de lo que había dicho la en-fermera. El señor abogado tenía que estar de acuerdo que a laedad de Rita Huldt habia que agradecer al cielo que el niñonaciera normal. Esas no eran edades para andar multiplicán-dose y ibuenos dias, señor abogado!

Adriana que estaba a menos de dos meses de alumbrar, llegódetrás de Bengt como si la hubiera enviado el cielo. Marina yEliana que ya habian fumado su ciganillo vinieron con ella a lasala de Rita. Todo ocurría como en escena: entraban y la en-fermera salía después de dar sus excusas "a la sueca", son-riendo y guardando su opinión para el siglo siguiente.

Adriana besó a Rita que todavia tenía el rostro mojado de lá-grimas y no podía aguantarse mirando el paquete en manos deAdriana. Lo abrió toda nerviosa.

"iNiña, para qué te fuiste a molestar!"

143

Page 443: Epoca de Descubrimientos

Hacía todavía pucheros dirigidos a su Bengt. Doña Blancaseguia sentada junto al velador. Marina quería salir afuera a

reirse de Bengt que si no se le caia la baba era por el pañueloque no soltaba. El regalo de Adriana era una blusa china de

seda natural, azul turquesa, bordada con tulipanes amarillos.I-a compró en España y se aconsejó con dona Susana. La ex-clamación admirada de todos en la sala, las otras madres y vi-sitas incluídas, tenía a la pobre Adriana casi sin respirar. iNoera para tantol Rita extendia la blusa sobre la colcha de su

camá para que la viera y admirara todo el mundo. El habla nole salía. Los ojos se le llenaban de lágrimas. Cuando se abrazóa Adriana se puso a llorar de verdad, aunque fuera por unossegundos, susurrándole al oido dulzuras y amrllos, pidiéndolequé le perdonara todas sus tonteras de mujer tonta, tanto las

venidas como las por venir, que era una hueca de cabeza, unaestúpida sin remedio y sin perdón y que hablaba muchas veces

sin pensar lo que decia, la tonta, por puro reir, por puro man-tener el humor, el ánimo, en este mundo tan frío, tan encerra-do, con estos suecos tan callados y graves los burros, tan sinafecto, niña, tan buenos para nada que una no puede entenderde dónde han salido la Volvo, la Saab, la Bofors, la SAS' AlfaLaval, Ericsson y todas esas enormes multinacionales quetienen desparramadas por todo el mundo estos suecos explota-dores, handicapados, faltos de imaginación, niña, y no comonosotros los chilenos que no seremos ricos pero tenemos dos

Nóbel en poesia no más.Adriana, reia y lloraba y decía que el niño estaba saltándole

ahora mismo en el vientre, lo que era una buena señal de que

ellas serían amigas para siempre y hermanos sus hijos. Bengtfue a un rincón a llorar, haciéndose la promesa de no descansar

hasta encontrar un quitasol japonés para Adriana' pintado amano, con geishas con quitasoles en los que hay geishas conquitasoles, en los que hay geishas con quitasoles hasta no ter-minar nunca y que lo traeria con un r¿uno de rosas el dia en que

naciera el niño de Adriana.No fue un niño, eso sí. Ni vino sin sus asociaciones omi-

nosas, descontados los augurios del Óresund. El mismo dia enque Adriana dió a luz, doña Blanca sufrió un infarto alcorazón. Luis le había pedido que se encargara del jardín in-fantil mientras llevaba a Adriana a la clínica. f€s contracciones

444

Page 444: Epoca de Descubrimientos

habían comenzado hacia la mitad de la mañana. Fue una suerteque Eliana tuviera la idea de pasar a ayudar a su suegra en eljardin infantil. Entonces la encontró. Los niños jugaban co-rriendo y gritando de un cuarto a otro. Los más pequeños

lloraban en coro y el jardín infantil más parecía manicomio.iCómo podía haber tanto desorden! Eliana, con un presenti-miento, corrió a la cocina. t-a pobre doña Blanca, sentada en el

suelo, junto al lavaplatos, trataba inútilmente de levantarse.Eliana sintió el golpe en el corazón ante los ojos desorbitadospor el terror. iCómo es posible amar tanto a una persona sin

darse cuenta? Quería anodillarse y llorar. iDios de los cielos,sálvala! La alzó como pudo y sosteniéndola por la cintura lallevó al living. los pequeños seguían con su desorden. Elianacorrió al teléfono, llamó al hospital de emergencia y después a

su madre y a Sonja. Las dos estaban en sus casas y no demo-raron en aparecer. Doña Susana telefoneó a la Universidadpidiendo que avisaran a Humberto, que corrió al hospital conismael a los pocos minutos. Jorge vino también con ellos' yluego Bengt. Marina y Luis asistían a Adriana en el parto aunos doscientos metros del lugar en que sin saber ellos, doñaBlanca se debatía entre la vida y la muerte'

Se puede decir sin exagerar que el infarto cardíaco de donaBlanca fue la primera conmoción real que sufrió el grupo. En-tonces fue claro que formaban un grupo. Se vió también que

doña Blanca no sólo era madre de todos ellos, sino el respeto yafecto que toda la colonia le tenía, hasta las comisarias que se

irritaban hasta morderse los dedos con sus maneras de monjacivil, sus avemaríapurísimas, sus métomentodo que la teniande la mañana a la noche esparciendo diligente, incansable, elopio de los pueblos desde Lund a Malmó con esa cara de már-ti dolorosa que para ellas no era más que máscara de odiosahipocresía. [¿ noticia de doña Blanca en el hospital de urgen-ciá con un infarto cardíaco conmovió a la colonia. En el hall se

juntaron personas venidas de todas partes y la telefonista estaba

iin creer atendiendo a toda la gente que llamaba preguntando"por el estado de doña Blanca Valdés". Con un ataque de in-fárto desapareció como por arte de magia toda esa telaraña de

límites formada con la suspicacia, la envidia, el desprecio y ese

cemento tan fácil de mezclar que Juan Eduardo llamaba "lamezquina cosilla doctrinaria". Fue una comunión formada con

445

Page 445: Epoca de Descubrimientos

el afecto y la ansiedad. Seguramente transitoria pero real. Condecir que hasta el cura Larsson se olvidó de su sotana (lo quees un decir porque con su casaca de cuero y sus pantalonesestrechos más que cura parecía punk ). No ocultaba sus lágri-mas el cura y se volvía a mirar el cielo con cara enemiga.iMejor que no le ocurriera nada a doña Blanca!

Por fin, cuando los médicos salieron de la sala de emergenciacon la noticia de que doña Blanca podría vivir, pero que habíaque cuidarla mucho y apartarla de trabajos y preocupacionespor tiempo indefinido, se acercó Juan Eduardo al rincón en queconversaban Bengt, Humberto y Ismael. El problema que traiaera el mismo que cuchicheaban sus amigos. iQué seria delgrupo sin doña Blanca?

Vino la primavera. El año se habÍa llevado a IngridBergman, Peter Weiss y Leonid Brezjnev, pero tuvo piedad dedoña Blanca. Estaba por las tardes tejiendo en \a koloni deEliana que tenia una glorieta defendida con paneles plásticos dela lluvia y el viento. Con Sonja y Florence cuidaban las cuatrocriaturas venidas al mundo en el último año.

La sola idea de que la gente comenzara a morir ponía lacame de gallina a los comisarios. ZQué más querría Pinochet?Dos habían muerto en los primeros tiempos: uno que no fueposible salvar de las heridas que traía y otro que había enlo-quecido con las torturas de la DINA y se suicidó en el HospitalPsiquiátrico de Lund. Años después, murió de cáncer la mujerde un obrero socialista. Fue cosa de tan escasos días que elhombre no podía creer y andaba a encontrones con los médi-cos. Se emborrachaba por las noches en los bares de Malmó ymiraba turbio a sus compañeros de trabajo iMurió de cáncer sumujer o de conejillo de indias? No hacía mucho, también enMalmó, un viejo trabajador comunista había sufrido un ataquefatal al corazón. Juan Eduardo, que estuvo con Luis en el fu-neral, regresó tarde y en lugar de ir a casa fue a matar las penasal Spartakaffe. Tragaba sus lágrimas con cerveza y sprit ne-sistiendo sin chistar pero tozudo los tirones de Luis que bre-gaba mirando a todos lados.

"iVamos ya! iSe hace tarde! La patrona estará preocupada."Juan Eduardo mascullaba amenazas con miradas siniestras

que Luis no le conocia. Era inviemo, duro invierno, cuandomurió el compañero Rodríguez. La tarde oscura, los cipreses

Page 446: Epoca de Descubrimientos

enornes y espectrales, los senderos entre las tumbas cubiertosde nieve endurecida. Detrás del ataúd los compañeros y com-pañeras se sujetaban unos con otros para no resbaiar. No pasa-ban de la docena. El que dijo el discurso fúnebre hablaba roncoy quedo, impostaba un habla de ultratumba.

"No has muerto en vano, compañero Rodríguez. Con tumuerte alertas nuestra conciencia revolucionaria, nuestra deudade solidaridad..."

Juan Eduardo conocia a Rodríguez. Lo acompañaba por losmuelles del puerto, contra el frío y el viento. Respiraba con di-ficultad, pisaba como si le clavaran cuchillos entre las piemas.Miraba los barcos cargueros, las gruas gigantescas, el cielosiempre amenazante, las gaviotas chillando sobre las ráfagasdel Oresund. Se detenia, se volvía a mirarlo con los ojoshúmedos.

"ZRegresaremos alguna vez? iRegresaremos a la patriaquerida?"

iUn viejo luchador! ¡Un comunista de pura cepa! El del dis-curso fúnebre, iera un cuervo oportunista y un hijo de puta!Juan Eduardo, golpeando la mesa, miraba que daban ganas desalir arrancando.

"No has muerto en vano... iDesgraciado!"Rodriguez no vivió en vano mientras luchó entre los suyos

por los suyos, en su pueblo por su pueblo. El golpe militar lohirió de muerte. Muy viejo ya para recuperarse. El exilio loremató. Murió quizás cuántas muertes. Derrotado, sin fuerzas,sin causa, sin patria. iPuro fracaso y puro olvido!

"iOlvido total, olvido entero!"Juan Eduardo miraba a Luis con ojos fulgurantes, asesinos."Ese discursero decía que su muerte no fue en vano. iPara

qué murió? iPara que me emborrache? iPara eso murió?"Jorge estaba terminando su tesis de doctorado después de

haber estado por años saltando de un tema a otro. Sus activi-dades eran de una regularidad que tenía a todos controlando elreloj cuando pasaba. Llegaba el primero a la koloni por lastardes. Seguían Marina y Eliana que habían conseguido trabajode intérpretes en un campo de refugiados latinoamericanos porunos meses. Jugaban con los niños, se estaban en la glorietapreparando la merienda mientras los demás iban llegando.Comenzaban la rutina de aporcar, desmalezar, acarrear agua.

447

Page 447: Epoca de Descubrimientos

Eliana y Marina gritaban sus noticias. La corriente de exiliadospoliticos chilenos aumentaba una vez más. Con ellos llegabanlos rumores sobre los años interminables de la dictadura, au-mentaban los sospechosos, aumentaba el cisma entre el lumpeny los perseguidos políticos auténticos.

Humberto y Juan Eduardo no quitaban los ojos de la co-rriente inmigrante. En cualquier momento se reiniciaba la Epo-ca de los Descubrimientos. Sentados en la terraza del Storkállarmiraban ir y venir por la Stonorget a los picunches, huillichesy alacalufes recién llegados. Las parejas con sus dos o tres ala-calufitos a la siga andaban metiendo las narices por todaspartes. Mirando precios, reduciendo las coronas a dólares y losdólares a pesos. Cuando hacian la cuenta se ponian a gritar:

"iPuta que es caro, puta que es caro!"El despanzurrador, sabiendo que tenía más facha de mongol

que de picunche, los miraba en la cara como si hubieran salidorecién de una película. No se les iba a pasar por la cabeza queera más chileno que los porotos. Algún alacalufe que se en-contraba con sus ojos le daba con el codo a su alacalufa

"iQué es lo que mira este turco huevón?"Esta era la parte más dificil para Juan Eduardo porque

habiéndolo entendido todo tenía que poner cara de no haberentendido nada. No eran pocas las veces que le ocurría algoasi. Por sólo este hecho y su manera de habérselas poniendoesa cara de sordo sublime podría sostenerse que fue él quiendescubrió el lenguaje chileno "en su realidad cotidiana de todoslos días" para decirlo con una frase de Luis que ya estabacomenzando a tomarle sus pelos a los cientistas ocultos. Estefenómeno cultural, al parecer chileno típico, fue llevado por eldestripador a los altos escaños de las ciencias sociales. Calvo,mazacotudo, bigotudo, libidinoso de ojos y boca, todos lotomaban por mongol de las estepas. Si ocurria por azar que enel mercado adelantara su mano para elegir un melón o unalechuga, haciéndolo entre chilenos recién llegados que estabanen lo mismo, no era raro que escuchara un comentario de unalacalufe a su alacalufa o viceversa.

"iPutas con el conch'a su madre! iSe lleva la mejor lechuga elturco maricónl"

Y como Juan Eduardo se las arreglara para dar a su rostro esaexpresión tan difícil de lograr y que era su orgullo y según la

448

Page 448: Epoca de Descubrimientos

cual efectivamente no era otra cosa que un turco maricón, héaquí que al mirar a la compañera del alacalufe ésta le espetabaen sus mismas narices:

"aY qué mirai, huevón?"Lo cual era ya cosa imposible de tolerar sin descubrir en el

acto mismo no sólo el lenguaje chileno en "su realidad cotidia-na de todos los días" sino cuántas cosas más. Juan Eduardoconocía la explicación que las ciencias ocultas daban de estefenómeno, pero después de tomarse un j arro de cerveza de labuena no aguantaba pulgas en los lomos y le parecia una purahuevada. Eructando le gritaba a Luis que é1 no tenia un pelo de

ocultista, que el que insulta pensando que el otro no entiendeque lo insultan es un huevón, por descontado, pero ello noquita que en primer lugar es una mierda y un cobarde.

Ahora, bebiendo con Humberto en la tefiaza del Storkállarmiraba a los alacalufes y sus alacalufitos dando vueltas con laboca abierta por la Stortotget.

"óCuríndo descubrirán el exilio?""Un dia de éstos.""l,Crees tú?""No creo, estoy seguro.""Yo no. Para mi que estos tipos descubrieron el exilio antes

de venirse. Por eso vinieron.""No seas cínico.""Ya te he dicho mil veces que no soy cínico. Soy marxista.""Y yo te respondo por milésima vez que ésa se la vayas a

contar a tu abuela."Luis que al comienzo insistía en trasladarse a Chile con su

Adriana después de juntar un capitalito gracias al jardín infan-til, se habia dejado convencer. Muy cierto, era preferible Es-paña a Chile. úQué posibilidades tenian volviendo a la miseriade San Miguel? óY dónde más podian volver? Chile se alejaba,se alejaba. Doña Susana estaría feliz con ellos en esa enornecasa. Allí si que habia trabajo. El turismo aumentaba y au-mentaba en la Costa del Sol. Millones y millones de turistas.Tenía razón Eliana. Establecerse en España y dejar Chile paralas vacaciones.

Asi, la patria lej ana se hacía cada vez más lejana. Más ex-traña también. Llegaban noticias que escandalizaban a loscomisarios. ¿lCómo era posible? l,a sociedad chilena cambiaba.

449

Page 449: Epoca de Descubrimientos

iLas consecuencias increibles de la dictadura! Las noticias quellegaban en cartas y grabaciones, las impresiones que traianquienes visitaban el pais coincidían ampliamente. Una sociedadmaterialista, cruel, darwiniana, sin más norte que el dólar. Unaclase media sin conciencia politica, roñosa, arribista.

"Como si no hubiera sido siempre igual", comentaba Eliana.Una pregunta circuló en ese tiempo. áQué significaba el re-

tomo de los exiliados para la sociedad chilena, para el Chile dehoy?

Doña Susana fue de las primeras que se encargó de encuestarpor su cuenta a cuantos encontró en las calles de Santiago. Elresultado la tenía en un estado de hilaridad que fastidiaba amedio mundo y horrorizaba a la otra mitad. Según doña Susanala gente no se mordia la lengua en Santiago como lo hacia enotras partes. ZQué significaba el retomo para ellos?

"Retorno, retorno... Perdón, no entiendo.""Usted dice el retomo ide los que salieron arrancando?""óPodría explayarse un poquito más?"Algunos se cogían las patillas, se tiraban los bigotes,

chasqueaban impacientes. De los que se aparecían por alláhacían siempre los mismos comentarios.

"ZA qué viene éste? iA quitarnos el poco trabaj o que hay?""iCómo! áSe cansó ya de turistear?""ZNo le basta con el sueldo en dólares?""¿Dónde estaba cuando las papas quemaban? A ver,

idónde?""¿Retomo? cPor qué no se retorna donde estaba y manda los

dólares mejor?""iAhora vienen! iQuién los necesita ahora?"Doña Susana decia que éstos eran sólo unos pocos. La

mayoría no tenía idea. Creían que se trataba de gente que habiaido a buscar oro a Australia o a talar bosques en Canadá. Tam-bién procesó sus descubrimientos doña Susana. Había cate-gorías. Los que iya quisieran ellos ser exiliados y darse la granvida! formaban la mayoría. Seguian los que consideraban elexilio un mito, una invención de los curas comunistas. Luego,los que abrian los ojos y alzaban los brazos. No podían creer.iCómo, por Dios! Toda esa gente que dice usted, óexiliada?iQué horror! iCómo es posible! Todo esto lo decían al pasar

Page 450: Epoca de Descubrimientos

porque iban muy apurados. Otra clase también extendida laformaban los que disfrutaban.

"iUsted se refiere a esos que se escondieron bajo las camasde los embajadores al primer disparo? iNo sabe el placer queme da!"

Doña Susana formaba una clase especial con los que eleva-ban preces al cielo. iPor fin Chile se abría al mundo! iCientosde miles de chilenos en el extranjero! Más de uno ganaria elNóbel otra vez.

"iTres Nóbel! ¿Se da cuenta?"Pero la categoría más divertida era la de los distraidos, abs-

traidos, olvidadizos. Así los nombraba doña Susana, pero JuanEduardo lo hacia con otro nombre que ni por nada iba aemplear en presencia de la senora.

"Con estos se encuentra una en todas partes. Preguntan portodo, se interesan por todo. Hasta por el último detalle. Al en-contrarlos por segunda vez se han olvidado de todo. iAh, si,usted es la señora que viene de Suiza! No, de Suiza no, deSuecia. iEso es, de Suecia? ¿Hay mucha gente en Suiza? Yotengo un sobrino en Canadá. Déjeme ver, ¿en qué ciudad es?

Pero, Zsigue en Canadá? Porque, a lo mejor volvió, isabe? iYcuánta gente hay en Suiza? No sé. iCómo! pero, ino vieneusted de Suiza? De Suecia. iOh, Dios, se me hace un enredocon los paises! Pero, dígame, usted que sabe, ipor qué se van?¿Qué encuentran de malo en este país? t,Qué tiene Suiza de es-pecial?"

Doña Susana contaba de una obra de teatro estrenada en eltiempo en que estuvo en Santiago. El título era "Retomo sinRazón" y doña Susana no más leer el anuncio salió corriendo ala representación. La obra trataba de una pareja que retomabaprecisamente de Suecia. No había manera de resolver el re-tomo. f,a pareja con sus dos pequeños ni pertenecía a Chile nia Suecia. Al final de la acción, el actor se dirigía al público yclamaba iAyúdennos, ayúdennos!

En fin que tales eran algunos signos de las cosas en la lejanapatria. Unos decían que no habia más clase media en Chile.Para otros, la clase media se levantaria, sería la sepulturera delrégimen. No faltaban los iracundos que denunciaban el mito dela clase media, la impostura de la clase media, la canallada sinnombre de enmascarar como clase social las letrinas de los

151

Page 451: Epoca de Descubrimientos

militares. Entretanto, las tuercas de la dictadura seguían apre-tando. Sobre los trabajadores caían el desempleo, la sobreex-plotación, la persecución. Sus líderes eran encarcelados, de-portados, asesinados. Apenas comenzaban a levantar cabezassus organizaciones y ya caían sobre ellas la CNI. Los es-cuadrones de la muerte de la ultraderecha afianzaban su do-minio con los años. Al amparo de la impunidad que les ase-guraba la dictadura perfeccionaban sin apuro sus métodos. Sólose daban prisa en marcar a los enemigos. Tiempo para elimi-narlos les sobraba. No mataban a destajo como en los primerosaños sino a los que no quedaba más remedio que matar. De-gollaban, incineraban, acribillaban. Preferian las sombras, perono rehuían el día. Los enemigos desaparecían. Que fueran apreguntarles por su paradero a los comunistas de las NacionesUnidas o del Vaticano. Alli sabrían de sus andanzas. Los ma-estros del terror sabían dónde estaba el peligro: en la organi-zación de los trabajadores. iAllí golpeaban!

Del boom económico se decia que era todo un boom. lbamás, mucho más allá de Chile. Comenzaba con los créditos delFondo Monetario Intemacional y terminaba en los bolsillos delos capitalistas de Taiwan y en las cuentas secretas de los ban-cos suizos. Del Ejército Chileno también había noticia. Paraunos no era más que una cáfila de logreros con uniformes. Paraotros idiotas a la Patton para quienes Esparta era la sociedadideal, aunque se conformaban con la república autoritaria delsiglo pasado. Decían que la geopolitica de Pinochet era puronazismo disfrazado de seguridad interior. Y suma y sigue.

Estos rumores, entre paparuchas y consejas, circulaban por e,l

Norra y Óstraghetto. Sólo entre los más viejos y ni entre elloscirculaban mucho. Habia todavia personas que no podian con-ciliar el sueño sin un p,lol de pelicula para eliminar a Pinochet.Pero no eran muchas. Aumentaban en cambio los que se dedi-caban a la glosa y tratamiento de los dolores reumáticos.

Así, contra toda expectativa, la Epoca de los Descubrimien-tos se perdía en la nebulosa de un pasado sin más asunto que elruido por entretenerse, por hacer ruido. I¿ sucedía una épocaque no tenía nombre todavia. iA dónde vamos? preguntaba al-guien de vez en cuando. La respuesta venía entre bostezos ysorbos de café: A ninguna parte, nos hundimos en el Nor-raghetto. Pero Humberto no se daba por vencido. Que se

452

Page 452: Epoca de Descubrimientos

hundieran en la asimilación cultural los incapaces, los ineptos,los carentes de voluntad de identidad. El seguia con sus pere-

grinaciones y sus búsquedas. Trajeron la pregunta iQuó era el

ietomo para la sociedad chilena? Pues bien, él tenía otra. ¿Qué

era el eiilio para la sociedad sueca? iHabía un sueco, uno de

muestra, al que se le diera un comino del exilio chileno? Pero,

se decía Humberto, ¡triunfaría, triunfaríal iDescubriría el ver-dadero exilio, ni con mayúscula ni con minúscula! El exilio del

corazón, el exilio del alma, el exilio interior del exterior y elexilio exterior del interior. A él no le iban a contar cuentos.iDespués del Óresund le iban a venir con ésas! las ráfagasgélidas lo descarnaban todo. El desamparo quedaba en losñuesos del desamparo. Las verdades tiritaban desnudas y ateri-das. El huracán dél ártico aullaba sobre los mitos. Iban a dar de

cabezas sobre las rocas. El exilio era una palabra del Óresund,un ulular del Bóreas, un acuchillar de la nieve. Había unamentira enorme congelada sobre una verdad todavía másgrande. iSi sólo fuera cierta una parte minúscula del calor soli-áario! iCómo deshielar el alma para saber los quilates de tantafrialdad!

Jorge movía la cabeza con pena viendo al hombre que-des-

cubrié el exilio ascender a tientas aplastado por el peso de su

descubrimiento, seguido de cerca, cada vez más de cerca, por

Ariel que recogía pedruscos paleolíticos y estaba estudiá¡doloscon loi ojos turnios y el cabello volándole sobre la frente.Humberto se detenía girando sobre sus pasos, Ariel corría a su

encuentro. Humberto reiniciaba el ascenso, Ariel se agachaba a

escarbar. No se sabía cuál era Tobías y cuál el ángel.Ismael acariciaba el proyecto de trabajar en Angola por un

par de años. los del grupo no podían creer.- "ilAngola? úQué vas a hacer en Angola? ¡lDiscutir a Lukacs?""Te vas a tostar como maní.""Te va a penar el mulato Balaguer, chico."Antes dei proyecto Angola, trató de tantear en Chile con al-

guna organización internacional. Pero cuando tomó contactoóon el Ministerio del Interior mediante un condiscípulo de sus

años en la Escuela de Economía se encontró con que tenian allímuy frescas sus noticias. Con todas sus letras le mandarondecir que mejor tanteara en otra parte, como no quisiera tantearlos dientes de un fiscal militar que estaba esperándolo por un

453

Page 453: Epoca de Descubrimientos

proceso sobre armas. Sin hablar de otras cosas... Tampocopodía regresar Humberto. Proceso por armas también. Letenian preparado un dosie¡ de cierto volumen. Habia huídoamparado por la Embajada Sueca. El despliegue para sacarlode Chile fue tan espectacular y publicitado que en su prontuariode guerrillero urbano se le describía como un Guevara en po-tencia.

El Guevara en potencia se habia doctorado ya con distinciónunánime en la Universidad de Lund, tal como Ismael, peronadie le ofrecía trabaj o como no fuera acarrear libros en uncarrito o fotocopiar documentos en alguna biblioteca. DoñaSusana no hallaba dónde esconder su felicidad por el fracaso desu amante en el mercado sueco de trabajo. iPor fin saldrían delfrío! iA Espa.ña, a España! iAdiós a las nevazones y huracanesdel maldito Oresund I

Hasta el prudente Bengt hacía sus cálculos ante la posibilidadde trasladarse a España. A futa le encantaría. Con eso quedabatodo dicho. Ya veía a su Rita como una nueva Carmen zapa-teando arriba de una mesa con un clavel rojo entre los dientes.iOlé, Carmen Rita, olé! [¿ colonia sueca en España aumentabade ano y no le faltaría qué hacer a un svensk iurist. Otra razónpara salir del frío era doña Blanca, la madre de todos los pe-queños del grupo, nacidos y por nacer. Juan Eduardo se entu-siasmaba también y zapaleaba con Luis.

"iSalgamos del frío! iSalgamos del circulo vicioso! iSalga-mos del círculo polar ártico!"

Ismael tuvo su entrevista con el organismo sueco que finan-ciaria su trabajo en Angola. No se tomaron mucho tiempo. Supreparación era excelente, su curriculum de primera, referen-cias óptimas de respetables profesores suecos. Desgraciada-mente, cuestiones de indiscutible importancia como los aspec-tos teóricos, o las implicaciones culturales de la instalación denuevas técnicas, todas esas cosas, no se encontraban en la líneade lo que importaba en este momento para la República de An-gola.

La entrevista de Ismael consistió en exámenes y conversa-ciones que duraron dos días. Se realizaron en la sede central deEstocolmo. Terminaba el año académico y Birgitta sepreparaba para venir con Mónica a Lund. En Estocolmo Ismaelle refirió su aventura con Carmen. No hubo la menor reacción

454

Page 454: Epoca de Descubrimientos

de parte de ella. Ismael no creia que no le importara, eso no.iQué pensaría? Estaba casi seguro de que Birgitta se resentíahondamente. No tanto por ella como por la farsa de su fideli-dad al pasado, a Mónica. óQué era entonces para él esa mujerque murió acribillada con un hijo suyo en el vientre? ¿Y cómose atrevía a ofende a con historietas de identificaciones y ton-tas mentirillas?

Pero, claro, Birgitta no trasparentaba una pizca de sus pen-samientos. Sonreía afable, como siempre, bondadosa, razona-ble. Había perdido algo de su esbeltez en el último tiempo.Salía a trotar todas las mananas. iEngordaría como tantas sue-cas que daban risa vistas desde atrás, con sus jamones embuti-dos en estrechos pantalones? iNo, por favor, eso no! Cuandoya se despedían en un café del aeropuerto, Birgitta lo sor-prendió con algunas nuevas sobre Balaguer. En Suecia, elcubano estuvo siempre bajo vigilancia. Se suponía que residíaen Alaska. Cuando desapareció de Malmó lo hizo de maneratan inesperada que por meses estuvieron sin rastros de é1. Losamericanos terminaron por ubicarlo, pero habian perdido in-terés. ¿De dónde sabia Birgitta todas estas cosas? óCuánto mássabría? ¿Sabría si lo seguian a él los de Patria y Libertad? iNo,eso se lo diría inmediatamente! Ismael, sin que se le ocurrieraconscientemente, hizo una asociación a distancia. áDebía en-tender que el rechazo de su postulación a Angola tenia que vercon. ..

Birgitta no dijo que no; se encogió de hombros y sonriendose puso de pie. Viéndola alejarse Ismael se preguntó por qué lehabía dicho todo eso. óQuién se lo había dicho a ella? Lo únicoque faltaba era que... Pero no, mejor no pensar!

Terminado el verano quedaron en España doña Susana con suHumberto, y Eliana con Florence y Ariel. Eliana encontró tra-bajo de profesora en Málaga, en un colegio de señoritas bien.Sólo faltaba el empleo de Humberto que habia encontrado a-migos. Estaban a un paso de conseguirle colocación en un ins-tituto de investigaciones pedagógicas financiado por la Unesco.Juan Eduardo le golpeaba la espalda al despedirse.

"iRinden las ciencias ocultas, eh, rinden!""Sí, pero en Lund, ini una palabra!""áPor qué?""Nunca se sabe. No hay que quemar las naves todavia."

155

Page 455: Epoca de Descubrimientos

"iHabrá algo para Ismael, para Jorge?""iSe verá, se verá! Para Marina es cosa segura. En el mismo

colegio de Eliana. Pero, no te olvides ini una palabra!""iSoy una tumba!""Lo que importa ahora es trasladar a doña Blanca. Tan pronto

lleguen le embalan todo y la ponen en el avión."Ese fin de verano, cuando doña Blanca estaba ya instalada en

Costa del Sol, feliz cuidando el huerto y el jardin y rezando porque el resto de sus niños en Suecia volaran pronto a España, enla lejana ciudad chilena de Talca murió doña Luisa Carvajal deZabala, la madre de Ismael. La carta la trajo Luis un fin desemana viniendo de Lund a Kivik un pequeño pueblo junto alBáltico donde Ismael, Birgitta, Adriana, Marina, Jorge y lospequeños pasaban unos días de playa.

Luis vino con Juan Eduardo. Traian el correo de la semana,bolsos de alimentos y cajas de bebidas. Comentaban a gritoslas últimas noticias con los demás mientras vaciaban elmaletero. Habían recogido en el centro de Lund a unos refu-giados chilenos que pasaron a dejar al campo de refugiadospoliticos vecino a Malmó.

"Llevan más de dos años en el campamento esperando supermiso de residencia. Todavia no saben si los van a aceptar osi los van a fletar de vuelta."

"Si, y andan muertos de la risa. ilncreíble!""iHacen unas preguntas! iCualquiera se pone cachudo!""iQue no han visto "[-a Tercera" en los puestos de diario!""iQue en Malmó no hay ninguna estatua de Arturo Prat,

ja,ja ja!""lQuieren saber dónde venden mote con huesillos!""Si estos gallos no son agentes de Pinochet les va a tomar un

siglo descubrir el exilio. ¡Se van a morir antes que Descarteslos cabezotas !"

Birgitta, Marina y Jorge acarreaban los bolsos a la cocinagritando sus comentarios.

Birgitta fue la primera en darse cuenta. Ismael habia visto eltimbre del sobre y se quedaba atrás. ¡No era la letra de sumadre! Le escribía su nana, la mujer que lo crió. Se le detuvola respiración. [¿ letra redonda de preparatorias de su vieja yquerida nana escrita en una gruesa hoja arrancada a uncuademo. Le decía a su muy recordado Ismaelito que esperaba

456

Page 456: Epoca de Descubrimientos

que al recibo de ésta se encontrara bien, que tenia una triste

ioii.iu, qu. su madrecita querida, la pobre. doña Luisa' se

il;;;iáJ; "iie

mundo v s.tbido al cielo a unirse con su padre

u-áu" lot restos descansaban iuntos en el cemenlerio- para

ii.rpr.. como ella quiso y asl quedó escrito en la.laptda' y

Áárá ," "n"onttaba

sóla en casa y rezaba todos los dias porque

él volviera y Dios le diera vida para verlo siquiera. una, vez

án,.i ¿" .oir, a la señora Birgittá también v a la linda Mónica

oue siemDre miraba su retrato y doña Luisa mur¡o bendlclen-

á"ü-u Jái"a.á"re mucha felicidad a todos ellos que estaban

i* l.íot que la pobre vivía suspirando y esperando .'*Biüil"-;" ;";caba. Ismael óaminaba lento por el sendero al

f";ü ¿J juráin q* subía a un promontorio rocoso frente a la

rf""u. i.iá v volvia a leer. Se detenía, volvia a caminar' El"Btíñ", azui plateado bajo toda la luz, se extendía manso

;;;;;lü;.'tirgitta lo alcanzó. Tomó la hoja que colgaba

;;i;; ; de?os- ¡'s"tuvo levéndola v la entregó a.Marina que la

r.grf" ót ¡".ge, Luis y Juan Eduardo' No había más ruido

ár-"- rur uo".t láanas de ios niños jugando en la playa' La carla

;;;ü; ;;;; ú mano. Ismael se vólvió' lI¿ mirada serena de

Éiierttár"ii" -iiada de amparo de la amada! iY los amisos!

üaiiñ n¿iiuna, Luis. Jorge, Juan Eduardo- -óQue haria sin

ellos? iCómo seria el dolor sin Birgitta' sin Marina' sin. Luls'

rir iir.u.¡ór La soledad, el frío, ios paisajes remotos de Es-

;;;i;;;1". Subía el griterio de los niños Antonio, José' He-

i.ni r"roni"" chapoteiban felices en las aguas tranquilas Luis

á"ñr"io la carta i Marina que no sabía si tenían que irse todos

an ara aornan,o o justo en ese momento aproximarse más'

tuis, miran¿o hacia la playa masculló algo La pequeña

rtl""i"u .nit"uu en zona de peiigro. o parece que entraba' iCon

solo tener algo en que ocuparse! Bajó saltando entre las rocas y

gritando."iMónica, Mónical iJosé, fijate en Mónica!" -iMaldita iea! No hay uno que entienda cristiano' Ensuecados

hasta las orejas. Suecos todos. Estos se ahogan antes de tra-

ducir lo que les están gritando."iJosé,José, fijate en Mónica. José!"

iPobre Ismael! Se murió sola su s¡ac*a¡s mama' sola la po-

¡r."itu tin-tá¡.. de su hijo, de su nietecita, de la vida que les

;ñ;;. S; quedó huérfano Ismael, huérfano en Suecia' Murió

457

Page 457: Epoca de Descubrimientos

su madre, sin hUo que le cerrara los ojos. iMalditos fascistas,malditos perros! iCómo hacer para matarlos a todos de un solotajo!

"iMónica, Mónica! iEspera, quédate donde estás! ¡No temuevas !"

* lsmael_ miraba a la pequeña Mónica entrando en las aguas delBáltico de la mano de Luis. Su abuelita habia -u".to ii? L,r.,o_cerla, sin estrecharla en sus brazos. Su madre agoniranáo en etlecho de ese cuarto enorme y sombrío. s" iñ"oipóiáu" ¿"pronto su madre. La nana corria a sostenerla. ipobre mamá!Los ojos le brillan con la sola esperanza de verlo, de-ver aMónica. Colpean a la puerta.

"óQuién es? iVino Ismael?.. . ¿Vino Birgitta?,'

- La pequeña Mónica chapoteaba feliz coigando de la mano deLuis. Su madre agonizando entre el chispórroteo ¿e tas vetas.E¡ ese cuarto. que fue de sus abuelos. Las cortinai

"""n O" lo

alto frente a las ventanas guamecidas po. Uur.otes.-La^ tiuuiutriste de agosto murmurando sobre los tejados

"nn"eil"i¿or.[-as viejas tías rondando en puntillas con"velas "n..-n¿]iá., vpadrenuestros. iHágase, Señór, tu voluntadl S, -u¿-..1eo-ni-za¡do en la vieja casa y su nana rezando junto al lectro.

¡lsmael. Ismael! cLlegó mi Ismael?... ZLlegó mi nietecita?,,. iCómo. hacer para soportar todo el dolorl i.pu.u.r.-* tutemura piadosa de los ojos de Birgitta, de Adriana. Abrazarse aMarina. Su madre había muerto, Mónica irabia mue.to. l-aacribillaron sobre ese pobre lecho en que durmieron tuniu, u"-ces, en que se amaron en las noches, en que cuchichearon suamor de sobresaltos, su amor incrustado Ci metralla, üombaslacrimógenas, panfletos revolucionarios, ret¿rica aáol!scente...Sobre ese pobre lecho el pobre amor... iEl amor de su diosamaoista, simple como un plato de arroz, certera como uncuchillazo !

"ilsmael, Ismael!"Sí, madre, Ismael."Huye, si me amas. huve!"Si, Mónica, si... La acribillaron... y al hijo de los dos, en

sus entrañas... Birgitta, Mónica, Marina, doña Luisa... iHuye,Ismael, huye!.,.. La pequeña Mónica patálea f.li,

"oigun¿á ¿.

tos brazos de Luis y Jose sobre las aguas del Báltico].. Fuiste

Page 458: Epoca de Descubrimientos

baleado, fuiste torturado, fuiste encarcelado, exiliado... iAlláva Mónica, chillando y chapoteandol...

"óIsmael? ZQuién llegó? ¿Birgitta, Ismael?"iNo, madre, no llegó nadie... iTantos años, tanta esperanza,

tanta oración! iEn vano, en vano! Espero que al recibo de éstase encuentre bien. Querido y siempre recordado Ismaelito: Sumadrecita, la pobre doña Luisa...

459

Page 459: Epoca de Descubrimientos

¿Qué ha sido de los cientos de miles de perseguidospo1íticos exiliados durante las dictaduras sangrientas de

Latinoamérica? ¿Cuántos regresaron, cuántos se integra-ron en otras sociedades, cuántos murjeron o vivencomo si hubieran muerto en culturas extrañas y hasta

adversas?

En esta "Epoca de Descubrimientos", su primera no-vela dada al público, el pensador chileno Juan Rivanoensaya los dital)es de est¿ odisea en amplio cuadro de

confrontación cultural. tomando la perspectiva de la

ciudad universitaria sueca, Lund, donde ha vivido doceaños de exilio.

"Epoca de Descubrimientos" ha sido descrita por críti-coi rrrecos como novela de "amplitud, fuerza y riquezaverbal" y destacada para.u pubJicación por el StatensKultunád (Consejo Estatal de Cultura).

lJn cuadro del exilio y los exiliados se despliega ante

nosotros mientras dos hombres jóvenes, Ismael ZabalayJorge Pollak, suben y bajan entre Estocolmo y Barce-iona,topetrhagr,e y Berlín, obsesionados por el pasado,rrastornados por la o'ueldad de tortur¿dores desalma-dos. ¿Qué haier? ¿OJvidar. disolverse en el anonimatode la métrópoli industrial? ¿Retornar a la patria lejana?

¿Seguir disciplinados las reglas de lareal politik o to-mar las armas por sus manos y matar, matar como ma-taron ellos, sin piedad?

ALHAMBRA

de Lund