Enseñanzas del papa francisco no.96

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Enseñanzas del Papa Francisco . No.96

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Enseñanzas del Papa Francisco. No.96

El 16 de marzo dijo en parte de su homilía:

“La fe es hacer espacio a este amor

de Dios, es hacer espacio a la potencia, al poder de Dios pero no al poder de uno que es muy

potente, sino al poder de uno que me ama,

que está enamorado de mí y que quiere la alegría conmigo.

Esta es la fe. Esto es creer: hacer espacio al Señor para que

venga y me cambie”.

“Encontramos que el Señor tiene mucho entusiasmo: habla de alegría y dice una palabra: 'Me deleitaré con mi pueblo'.

El Señor piensa lo que va a hacer, piensa que Él, Él mismo estará en la alegría con su pueblo.

Es como si fuese un sueño del Señor, el Señor sueña. ¡Tiene sus sueños!

“Dios piensa en cada uno de nosotros” y “piensa bien, nos

quiere”, 'sueña' con nosotros”.

“Sueña con la alegría con la que se deleitará con nosotros.

Por eso el Señor quiere 'recrearnos', hacer nuevo nuestro

corazón, 'recrear' nuestro corazón para

hacer triunfar la alegría”.

“¿Lo han pensado? '¡El Señor sueña conmigo! ¡Yo estoy en la mente del Señor, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz

de cambiar mi vida!'. Y hace muchos planes: 'Construiremos casas, plantaremos

viñas, comeremos juntos... ' todas estas ilusiones que se hace solamente un enamorado... Y aquí el Señor se hace notar

enamorado de su pueblo.

“…En el momento de la

tentación, debemos mirar a Jesús y

decir: ‘Señor, mírame, no me dejes

solo’. Si después caes, levántate”. Esto es “la moral cristiana,

alzarse rápido y seguir adelante”.

Y cuando le dice a su pueblo: 'No te he elegido porque seas el más fuerte, más grande, el más potente. Sino que

te he elegido porque eres el más pequeño de todos. También puedes decir:

el más miserable de todos. Te he elegido así. Y esto es el amor”.

“creo que no existe ningún teólogo que pueda explicar esto:

no se puede explicar. Solamente esto se puede pensar, sentir y llorar. De alegría. El Señor nos puede

cambiar”.

“creer que el Señor puede cambiarme, que Él tiene poder: como ha hecho ese hombre que tenía el hijo enfermo en el

Evangelio”, El hombre que le pidió ayuda a Jesús para que curase a su

hijo“creía en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en

camino”...

El 17 de marzo dijo en parte de su homilía:

…El agua de la piscina de Betsata, descrita en el

Evangelio, cerca de la cual hay un

paralítico desde hace 38 años entristecido…

que no encontró nunca la forma de hacerse sumergir

cuando las aguas se movían y por tanto buscar la sanación.

Jesús sin embargo lo sana, y lo anima a “ir adelante”,

pero esto desencadena la crítica

de los doctores de la ley porque

la sanación tuvo lugar un sábado. Una historia que

sucede muchas veces también hoy.

…Cuántas veces hoy, “en las comunidades cristianas se encuentran

las puertas cerradas. ‘Pero tú no puedes, no, tú no puedes. Te equivocaste aquí y no puedes. Si quieres venir, ven a Misa el

domingo, pero quédate ahí, no hagas más’”.

Lo que hace el Espíritu Santo en el corazón de las personas, lo destruyen

los cristianos con psicología de doctores de la ley.

… “¿quién eres tú para cerrar la puerta de tu corazón a un hombre, a una mujer que quiere mejorar, volver

al pueblo de Dios, porque el Espíritu Santo tocó su corazón?”.

Que la Cuaresma ayude a no cometer el error de quien desafió el amor de Jesús hacia el paralítico solo porque

era contrario a la ley.

Pidamos al Señor en la Misa “por nosotros y por toda la

Iglesia”, o sea “una conversión hacia Jesús, una conversión a Jesús,

una conversión a la misericordia de Jesús. Y así la ley será plenamente cumplida,

porque la ley es amar a Dios y al prójimo, como a nosotros mismos”.

El 18 de marzo dijo en parte de su Audiencia general: Los niños son los grandes excluidos,

pues muchos de ellos viven en condiciones que no son dignas e incluso

“a veces ni siquiera les dejan nacer”.

…“Me vienen a la mente tantos niños que he encontrado durante mi último viaje en Asia: llenos de vida, de

entusiasmo pero, por otro lado, veo que en el mundo muchos de ellos viven

en condiciones que no son dignas”.

“a la sociedad se la puede juzgar por cómo son tratados los niños, pero no sólo moralmente, sino sociológicamente,

si es una sociedad libre o esclava de intereses internacionales”.

Los niños recuerdan a todos que “somos totalmente dependientes del cuidado y de la benevolencia de los demás”.

Algo que “el Hijo de Dios no se ha ahorrado” porque también se hizo niño.

“Dios no tiene dificultad en hacerse entender por los niños, y los niños no tienen problemas en entender a Dios” …

“Los niños son en sí mismos una riqueza para la humanidad y para la Iglesia,

porque nos recuerdan de manera constante la condición necesaria para entrar en el Reino de Dios: la de no considerarnos autosuficientes,

sino necesitados de ayuda, de amor, de perdón”.

Pero, a su vez, los niños nos recuerdan “que somos siempre hijos:

también si uno se convierte en adulto, o en anciano, también se l lega a ser padre, si ocupa un lugar de responsabil idad.

Bajo todo esto permanece la identidad del hijo”.

“Esto nos hace ver siempre el hecho de que la vida no nos

la hemos dado nosotros, sino que la hemos recibido”.

“A veces corremos el riesgo de vivir olvidando esto, como si fuésemos

nosotros los dueños de nuestra existencia, y al contrario,

somos radicalmente dependientes. En realidad, es motivo de gran alegría sentir que en cada edad de la vida, en

cada situación, en cada condición social somos y

permanecemos hijos”.

Entre los dones que los niños aportan a la humanidad, se encuentran

“su modo de ver la realidad, con una mirada confiada y pura. El niño tiene una confianza espontánea en su padre y su madre;

y tiene una espontánea confianza en Dios, en Jesús, en la Virgen”.

Al mismo tiempo, “su mirada interior es pura, todavía no está contaminada de malicia, de la ambigüedad, de las ' incrustaciones' de la vida que endurecen el corazón.

Sabemos también que los niños tienen el pecado original,que tienen sus egoísmos, pero conservan una pureza,

un simplicidad interior”.

A su vez, “no son diplomáticos, dicen aquello que escuchan,

lo que ven, directamente, y muchas veces ponen en dificultad a los padres... pero dicen aquello que ven, no

son personas ambiguas, no han aprendido esto que los adultos sí hemos

aprendido”.

“Llevan con ellos la capacidad de recibir y dar ternura. Ternura es tener un corazón 'de carne' y no 'de piedra',

como dice la Biblia. La ternura es también poesía: es 'escuchar’ las cosas y los acontecimientos, no tratarlos

como meros objetos, solo para usarlos, para que sirvan...”.

Pero también “tienen la capacidad de sonreír y de llorar”.

“Cuando me encuentro con algunos, unos me sonríen y otros me ven de blanco y creen que soy el médico

y que vengo a ponerles la vacuna y lloran”.

“No somos capaces de sonreír, muchas veces

nuestra sonrisa se convierte en una sonrisa de cartón,

que no tiene vida, una sonrisa que no es

vivaz, artif icial, de payaso, pero los niños sonríen y lloran espontáneamente”.

Preguntémonos qué tipo de sonrisa y de comportamiento tenemos,

la de los niños o la de los adultos con la sonrisa acartonada. “Depende siempre del corazón, nuestro corazón se bloquea y

pierde a menudo esta capacidad”, y ante esta situación “los niños pueden enseñarnos de nuevo a sonreír y a llorar”.

Esta es la razón por la que “Jesús invita a sus discípulos a

'ser como niños' porque 'el Reino de Dios les pertenece a

ellos'”.

“Además de llevar alegría y esperanza los niños “traen también preocupaciones y a veces problemas,

pero ¡es mejor una sociedad que tenga estas preocupaciones y estos problemas a una sociedad triste y gris porque no ha tenido

niños!”.

“Y cuando vemos que el nivel de nacimientos de una sociedad apenas llega al 1 por ciento podemos decir:

'esta sociedad es triste y gris porque no tiene niños'”.

El 21 de marzo en Pompeya ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario pronunció la siguiente

oración: Oración del Papa Francisco a Nuestra Señora del Santo

Rosario

«Virgen del Santo Rosario, Madre del Redentor, mujer de nuestra tierra encumbrada por encima de los

cielos, humilde sierva del Señor,

proclamada Reina del mundo, desde lo profundo de nuestras miserias

recurrimos a ti. Con confianza de hijos miramos tu

rostro dulcísimo.

Coronada con doce estrellas, tú nos llevas al misterio del Padre,

tú resplandeces de Espíritu Santo, tú nos donas a tu Niño divino,

Jesús, nuestra esperanza, única salvación del mundo.

Brindándonos tu Rosario, tú nos invitas a contemplar su Rostro.

Tú nos abres su corazón, abismo de alegría y de dolor, de luz y de gloria, misterio del Hijo de Dios, hecho hombre por

nosotros. A tus pies sobre las huellas de los santos, nos sentimos familia de

Dios.

Madre y modelo de la Iglesia, tú eres guía y sostén seguro. Haz que seamos un corazón

solo y un alma sola, pueblo fuerte en camino hacia

la patria del cielo.

Te entregamos nuestras

miserias, los tantos caminos del odio

y de la sangre, las mil antiguas y nuevas

pobrezas y sobre todo nuestro pecado.

A ti nos encomendamos, Madre de misericordia:

obtennos el perdón de Dios, ayúdanos a construir un

mundo según tu corazón.

Oh Rosario bendito de María, cadena dulce que nos anuda a Dios,

cadena de amor que nos hace hermanos, no te dejaremos jamás.

En nuestras manos serás arma de paz y de perdón, estrella de nuestro camino.

Y nuestro beso a ti,

en nuestro último respiro, nos sumergirá en una ola de luz, en la visión de la Madre amada

y del Hijo divino, anhelo de alegría de nuestro

corazón con el Padre y el Espíritu Santo».

En Nápoles dijo, comentando el Evangelio:

“A veces un contraste interior se enciende también

en nuestro corazón; esto sucede cuando advertimos la

fascinación, la belleza y la verdad de las

palabras de Jesús, pero al mismo tiempo la

rechazamos porque nos pone en discusión y nos cuesta demasiado observarlo”.

“… ¡Jesús es el Señor!”. “Él tiene solo palabras

de misericordia que puedan curar las heridas de nuestro

corazón. Él sólo tiene palabras de vida

eterna”.

“la palabra de Cristo es potente:

no tiene la potencia del mundo, sino que es la de

Dios, que es fuerte en la

humildad, también en la debilidad”.

“Su potencia es la del amor: un amor que no conoce confines, un amor que nos hace amar a los otros antes que a nosotros

mismos. La palabra de Jesús, el santo Evangelio, enseña que los

verdaderos beatos son los pobres en espíritu, los no violentos, los trabajadores de la paz

y de la justicia. ¡Esta fuerza cambia el mundo!”.

Los cristianos están llamados a anunciar esto y a llevar a todos

“la ternura, la amistad de Dios”. Algo que, sobre todo, “deben realizar los sacerdotes”,

llevando la misericordia a todo hombre.

“Cada parroquia y realidad eclesial debe convertirse en santuario para quien busca a Dios y debe ser casa de acogida

para los pobres, los ancianos y cuantos se encuentran en la necesidad. Id y

acoged: así palpita el corazón de la madre Iglesia y de todos sus

hijos”.

“Cuando los corazones se abren al Evangelio, ¡el mundo comienza a cambiar y la humanidad

resurge!”.

No nos dejemos robar la esperanza,

así como “no ceder a la tentación del dinero fácil o a los ingresos

deshonestos. Reaccionen con firmeza a las organizaciones que explotan o corrompen a

los jóvenes, los pobres y los débiles,

con el cínico comercio de la droga y otros crímenes”.

“La corrupción y la delincuencia desfiguran el rostros de esta bella ciudad”, dijo al tiempo que envió un mensaje a los criminales y a todos sus cómplices:

“¡Convertíos al amor y a la justicia! ¡Dejaos encontrar por la misericordia de Dios! Con la gracia de Dios, que perdona todo, es posible regresar a

una vida honesta…

El 22 de marzo dijo antes del rezo del ángelus:

…tres consejos para aquellos que “quieren ver a Jesús” y a todos los que “están

buscando el rostro de Dios”. También a “quien ha

recibido una catequesis de pequeño

y después no ha profundizado más y a

muchos que no han encontrado todavía a Jesús

personalmente”: el Evangelio, el crucifijo y el testimonio de nuestra fe, pobre, pero sincera”.

“En el Evangelio podemos encontrar a Jesús, escucharlo, conocerlo.

El Crucifijo es signo del amor de Jesús que se ha dado a sí mismo por

nosotros. Y después, una fe que se traduce en gestos simples de caridad fraterna”.

…“Existen también personas, como aquellos griegos

(refiriéndose al Evangelio del día), que tienen curiosidad por verlo

y por saber más sobre su persona y sobre las obras que Él realiza,

la última de las cuales –la resurrección de Lázaro-

produce muchas sensaciones”.

El deseo de “querer ver a Jesús” “es algo universal, revela un deseo que atraviesa las épocas y

las culturas, un deseo presente en el corazón de muchas personas que han

escuchado hablar de Cristo, pero no lo han encontrado todavía”.

Jesús responde de manera profética: “Se acerca la hora en la que el Hijo del hombre será

glorificado”. “¡Es la hora de la Cruz!”. “Es la hora de la derrota de Satanás, príncipe del

mal, y del triunfo definitivo del amor misericordioso de

Dios”.

Cristo será “elevado” porqué sería crucificado y “exaltado” por el Padre en la Resurrección, para atraer a todos a sí y

reconcil iar a los hombres con Dios y entre ellos”. “La hora de la Cruz, la más oscura de la historia, y también la fuente de

salvación para cuantos creen en Él”.

“encontramos otro aspecto de la Cruz de Cristo(refiriéndose a Jn. 12, 24 si el grano de trigo que cae en la

tierra muere produce mucho fruto) el de la fecundidad. La muerte de Jesús, en efecto, es “una fuente inagotable de vida nueva que lleva en sí misma la fuerza regeneradora del

amor de Dios”.

Así, “los cristianos pueden convertirse

en estos pequeños granos “y llevar mucho fruto, como Jesús,

que perdió su vida por amor a Dios y a los

hermanos”.

En twitter dijo:Dejemos que Dios nos colme de su bondad y

de su misericordia.

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