Ensayo

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Jesús Enrique Cruz

“El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.”

Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.

“…Supe que nada se sabe, y no sé qué es lo que supe, si volar

es irse abajo o si cae aquel que sube…” lenguaje poético del

trovador Facundo Cabral, que me viene a colación dada la

lectura del discurso filosófico de Karl Popper, sobre el

conocimiento de la ignorancia. Inequívocamente emerge a mis

sentidos esta poesía, por la merecida reverencia a Sócrates, con

que inicia Popper la disertación. Quizás al no saber qué es lo

que supe, es el punto de partida para reconocer la profunda ignorancia en que nos envuelve la

modernidad, la tecnología y la complejidad de este tiempo. La Alejandría y la Babilonia de hoy andan a

velocidad de la luz, por esa ruta invisible que llaman red, wind worl wide, Internet. La primera

referencia es la biblioteca del mundo real, situada en Grecia, destruida en la antigüedad y reinventada

por la Unesco en el 2002 y la segunda es la que Borges concibe como: universo-biblioteca configurado

por salas hexagonales, figuras geométricas que se proyectan a lo infinito. Es de imaginarse que con tal

magnitud de conocimiento, lo poco que creemos saber, es insignificante. Es como un segundo en la

inmensidad del tiempo transcurrido o una gota de agua en el océano. De allí que ante la evidente falta

de conocimientos que poseemos como individuos y como ciencia en general, Popper propone en cuatro

comentarios las limitaciones inherentes al conocimiento científico: (a) el científico no sabe, solo

supone; (b) el conocimiento es finito, la ignorancia es infinita; (c) interpretamos el saber en sentido

subjetivo y (d) el conocimiento personal se limita a pequeñas áreas del conocimiento objetivo. Al

expresar estos comentarios Popper, señala que la idea de Sócrates “Sólo sé que no sé nada” es una

idea de actualidad, incluso más que en su época.

También propone el filosofo Británico de origen Austriaco, en el conocimiento de la ignorancia, tres

principios éticos a saber: (i) fiabilidad, donde comenta que lo seguro en dos opiniones es que uno

puede llevar la razón y el otro estar equivocado pero que también puede que los dos estén equivocados;

(ii) principio del diálogo racional, que intenta poner a prueba nuestras razones, y (iii) acercamiento de

la verdad a través de un debate, pues las opiniones subjetivas y discusiones críticas nos permitan

mejorar y entendernos mejor. Principios estos de aplicación básica para buscar el camino que nos

permita acercarnos a la verdad, o a lo que creemos es la verdad. Desde luego, en esa constante

búsqueda, hay que reflexionar sobre nosotros mismos. En una estrofa de “con una flor en la mano”,

Cabral canta: “..y solo el que va muy lejos, puede encontrar su destino, es decir lo que está cerca o el

lugar donde a partido…”.