“La educación es la clave del éxito de las personas y la lectura es el fundamento de la educación”

Crear o Morir – Ensayo Crítico

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CULTURA DE LA INNOVACIÓN, ¿UNA UTOPÍA LATINOAMERICANA?.-

El libro Crear o Morir ratifica la premisa planteada en Cuentos Chinos

y Basta de Historias, respecto a que la educación es la clave del éxito de los países; no obstante, este libro deja en evidencia que Andrés

Oppenheimer quiso utilizar una perspectiva diferente para analizar el éxito de naciones como Estados Unidos, en orden de detectar alguna

variable catalizadora del progreso que se le pudiera haber escapado en sus dos investigaciones previas.

Bajo su nuevo enfoque, corroboró que la buena educación sigue

siendo el principal motor del progreso, pero concluyó que por sí sola no es suficiente para sacar a Latinoamérica del subdesarrollo, ya que

en la región existen bastantes personas preparadas y talentosas,

pero a pesar de ello, éstas no tienen mucho campo de acción para aplicar en la práctica sus conocimientos en orden de darle solución a

problemas e idear tecnologías que empoderen a nuestras sociedades. ¿Y qué es lo que les impide hacerlo? Una serie de deficiencias sociales

y estructurales de nuestros países… es decir, los sistemas que imperan en la región limitan exponencialmente la capacidad

innovadora de los Latinos.

En Cuentos Chinos y Basta de Historias, Oppenheimer compartió ideas para mejorar la calidad de nuestros sistemas educativos; en

Crear o Morir, nos presentó 5 secretos que ayudarían a que nuestros países innoven y ganen competitividad en la economía del

conocimiento en que vivimos.

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Los ingredientes de la receta para la innovación de Oppenheimer son:

Crear una Cultura de la Innovación, Fomentar la Educación para la Innovación, Derogar las Leyes que Matan la Innovación, Estimular la

Inversión en Innovación y, finalmente, Globalizar la Innovación. Si

analizan bien este plan de acción, se darán cuenta de que es algo muy grande y que para salir adelante requiere de la participación

ciudadana y Estatal simultáneamente… es decir que esto debe ser un proyecto en el que nos involucremos TODOS.

El primer ingrediente de esta fórmula es el más importante, ya que

su existencia es la que viabiliza la materialización de los otros cuatro. Antes de seguir analizando dicho planteamiento, es importante que

tengamos en claro cuál es el significado de la palabra “cultura”... Cultura, según la Real Academia Española (RAE), “es un conjunto de

modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico y científico, que son característicos de una población

específica.”… es decir que nuestra identidad nacional es moldeada por la cultura que prevalece en nuestros países. Habiendo aclarado eso,

veamos de qué se trata la “Cultura de la Innovación” de la que habla

el libro: “Es aquella en la que existe un clima que produce entusiasmo colectivo por la creatividad y en la que se glorifica

a los innovadores productivos de la misma manera en que se glorifica a los grandes artistas o a los grandes deportistas – o

a las reinas de belleza en su defecto – y que desafía a la gente a asumir riesgos sin temor a ser estigmatizados por el

fracaso.”

La idea de fomentar un ENTUSIASMO COLECTIVO POR LA INNOVACIÓN es muy importante porque significa que todos en

Latinoamérica deberíamos tener la convicción y el deseo de superarnos constantemente en el campo intelectual y cultural, así

como la voluntad de asumir riesgos para emprender e innovar sin temor.

Ahora, ¿Existe en Latinoamérica una cultura de la innovación actualmente? Para responder esta pregunta analizaremos la

definición que da Oppenheimer por partes.

¿HAY UN ENTUSIASMO COLECTIVO POR LA CREATIVIDAD

EN LA REGIÓN? No lo hay; de hecho muchas cosas en Latinoamérica suelen mantenerse bastante estáticas con el

correr de los años; tristemente, aquí es como si no nos interesara mucho que las cosas funcionen mal, que vivamos en

medio de un sistema corrupto, que tengamos un pésimo sistema educativo que acentúa la inequidad social, o que

contemos con un sistema de salud que sólo funciona para los

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ricos. De los pocos avances que se dan en la región, la mayoría

guardan relación con el desarrollo de la infraestructura mediante fondos del Estado o dineros ilícitos que están siendo

lavados, o están relacionados con la sofisticación de los

mecanismos bajo los cuales nos explotan nuestras clases dirigentes (banca, compañías de productos de consumo masivo,

empresas de servicios públicos, empresas agroindustriales, empresas de la salud, cadenas de supermercados, impuestos

nacionales, órgano judicial, entre otras). Es triste ver que quienes generalmente progresan en la región suelen ser las

personas que pertenecen a las clases dirigentes políticas y empresariales, o a sus círculos de influencia; las historias de

éxito de personas talentosas e innovadoras, de origen humilde, son escasas en nuestros países. De igual manera, para nadie es

extraño el hecho de que si se desea vivir bien en Latinoamérica, la meritocracia no es precisamente el factor determinante para

lograrlo; lamentablemente, dicho honor se lo lleva el tráfico de influencias y la corrupción, realidad que a muchos les fulmina

las esperanzas de crecer en la vida a través de su propio

talento y aplaca sus deseos de innovar en la región… el sistema latino trata de diezmar nuestro espíritu.

¿GLORIFICAMOS A LOS INNOVADORES PRODUCTIVOS DE LA MISMA MANERA EN QUE GLORIFICAMOS A LOS

GRANDES ARTISTAS, DEPORTISTAS Y REINAS DE BELLEZA? No lo hacemos; en realidad los innovadores

productivos son desconocidos para la mayoría de la población debido a que, o no existen a causa de que vivimos en un

sistema que no respeta la meritocracia, o ya se han ido de nuestros países a buscar oportunidades de crecer en el primer

mundo.

¿DESAFIAMOS A LA GENTE A ASUMIR RIESGOS SIN TEMOR A SER ESTIGMATIZADOS POR EL FRACASO?

Tampoco sucede eso; a los latinos se nos dificulta asumir riesgos porque las instituciones públicas ponen tantas trabas

para emprender un negocio formal, que sencillamente la mayoría de la gente opta por emprender con cosas pequeñas

informales o por buscar carrera como dependiente laboral. Además, en nuestros países existe la creencia generalizada de

que los grandes emprendimientos sólo pueden ser efectuados por personas que sean adineradas o formen parte de algún

círculo de poder predominante, paradigma que se arraiga fuertemente debido a que en la región la gente no puede

acceder a fuentes de financiamiento con facilidad; esta falta de

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acceso al crédito obedece a que, por un lado, el sistema

financiero local no le presta dinero a jóvenes talentosos con proyectos ambiciosos porque éstos muchas veces no cuentan

con las garantías tan altas que exigen para mitigar el riesgo del

financiamiento; por otro lado, los inversionistas de capital de riesgo son prácticamente inexistentes, lo que lleva a pensar

que nuestros líderes no están dispuestos asumir riesgos por las ambiciones de las generaciones más jóvenes… Al parecer, el

crowdsourcing es una de las pocas alternativas de financiación riesgosa en Latinoamérica y lo irónico de todo es que esas

comunidades en línea ni siquiera se originan en nuestros países. En cuanto al tema del fracaso, a diferencia de lo que

sucede en Silicon Valley, en donde la gente se enorgullece de todos sus emprendimientos fallidos y los grita a los cuatro

vientos, los latinos solemos desestimar la importancia que éste tiene como experiencia; por lo general, la quiebra de una

empresa afecta fuertemente las aspiraciones laborales del emprendedor que cayó en desgracia porque socialmente se lo

tilda de ser incapaz; también deriva muchas veces en su ruina

financiera porque las obligaciones resultantes de la bancarrota son muy grandes y no hay ningún tipo de amnistía;

lamentablemente, los emprendedores latinos que fracasan, difícilmente logran volver a levantar cabeza para intentarlo otra

vez.

En definitiva, la cultura de la innovación no existe en Latinoamérica

porque vivimos en países que operan bajo sistemas extractivos diseñados para servirle a los intereses de nuestras clases dirigentes

políticas y empresariales, a la vez que limitan las posibilidades de crecimiento para la población en general (cita del libro “Por qué

fracasan los países, escrito por Daron Acemoglu y James A. Robinson”); los países que operan bajo sistemas extractivos no

tienen ningún interés en fomentar el progreso humano en forma

generalizada… por ese motivo nunca se esfuerzan mucho por mejorar la calidad educativa de la población, por crear instituciones públicas

que faciliten los trámites para la creación de empresas, por crear condiciones de financiamiento para emprendimientos liderados por

jóvenes talentosos y ambiciosos, por pagar buenos sueldos, etc. ¿Y por qué no lo hacen? No lo hacen porque el crecimiento de las demás

personas tiene el potencial de alterar el balance del poder y de la distribución de la riqueza en un país, lo cual, como se podrán

imaginar, no es un escenario deseado por quienes ostentan el poder y la riqueza actualmente. ¿Pero acaso en nuestros países no existe

una democracia que nos permita cambiar a los gobernantes después de cierto tiempo? Si la tenemos, “el problema es que los distintos

partidos políticos son como los radios de una misma rueda diseñada

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para pisotear al pueblo; es decir, la rueda gira, los partidos alternan

su posición en la cima, pero al final de cuentas todo el sistema fue diseñado para explotar a la gente” (cita de Daenerys Targaryen, de

Game of Thrones).

Como podrán darse cuenta, Oppenheimer tiene toda la razón cuando

dice que en la región se necesita de un “entusiasmo colectivo” para promover una Cultura de la Innovación, ya que la única forma de

revertir la explotación a la que nos tienen sometidos, es logrando que la colectividad civil trabaje en conjunto por sus propios intereses, lo

que le permitirá generar el suficiente poder coercitivo para obligar a que las clases dirigentes se integren a dicho esfuerzo posteriormente.

La cuestión es que generar ese entusiasmo colectivo no es nada fácil, ya que a los Latinos nos han mantenido sumergidos en la ignorancia

por tanto tiempo que sencillamente nos sentimos impotentes y nos dedicamos a esperar que las deficiencias de la región sean corregidas

por quienes nos gobiernan… hecho que está muy mal, ya que como muy bien lo dijo Jaime Garzón (un destacado periodista colombiano

que fue asesinado), “es tonto creer que quienes crearon el problema

lo vayan a solucionar.”

La cultura de la innovación de la que Oppenheimer habla, con seguridad generaría un impacto muy positivo para el progreso

humano en la región. Crearla será la tarea más difícil de todas las planteadas en los 5 secretos para la innovación; no obstante, eso no

significa que sea imposible, ya que en el mundo tenemos ejemplos de países como Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Finlandia e Israel,

entre otros, que han logrado hacerlo en poco tiempo.

La Cultura de la Innovación lleva a que los países funcionen bajo sistemas inclusivos que valoran y promueven el progreso humano; en

ese contexto, las clases dirigentes fomentan la educación para la innovación y trabajan por sustituir al sistema educativo prusiano

citado por Salman Khan en el libro; derogan las leyes que matan la

innovación y crean instituciones públicas que facilitan el progreso humano, en vez de obstaculizarlo; fomentan la investigación y la

inversión en innovación, ya que los líderes políticos y empresariales están dispuestas a invertir en proyectos riesgosos de alto impacto,

dándole así oportunidades de surgir a jóvenes emprendedores que no cuentan con recursos para materializar sus sueños; globalizan la

innovación fomentando la circulación de sus talentos en las mejores instituciones educativas del mundo, y abren las puertas de sus países

para que dichas instituciones operen y otorguen títulos libremente, mejorando así la calidad del sistema educativo local.

Actualmente existen movimientos sociales de gran alcance que están

trabajando por crear una cultura de la innovación y del amor por el

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conocimiento en países en donde hasta la fecha no ha existido; los

brasileros, con su movimiento “Todos por la educación”, al igual que los israelíes con su movimiento “La educación es todo”, han logrado

unir a los dirigentes políticos, empresariales, académicos, artísticos y

científicos en una lucha por concientizar a la ciudadanía sobre la importancia que tiene una buena educación dentro de la lucha contra

la pobreza y el subdesarrollo. Para ello están bombardeando a la población con campañas mediáticas que transmiten dicho mensaje;

crearon programas de incentivos económicos para las familias pobres que se aseguren de que sus hijos asistan al colegio regularmente y

rindan bien en sus materias; están construyendo colegios y universidades en los lugares más remotos para que esas poblaciones

tengan una mayor facilidad de acceso al sistema educativo; los dirigentes públicos y privados se están ofreciendo para viajar

periódicamente a las regiones remotas y dictar personalmente las clases en orden de asegurar un buen nivel formativo. Como podrán

darse cuenta, estos movimientos están siendo impulsados por las clases dirigentes de Brasil e Israel; eso quiere decir que la cultura de

la innovación puede ser promovida desde la cima o la base de la

estructura social.

Los dirigentes brasileros e israelíes han entendido que se requiere de sistemas más inclusivos para salir adelante y alcanzar niveles de

desarrollo propios del primer mundo; después de todo, los sistemas extractivos lo único que hacen es diezmar a nuestra gente y

ahuyentar a nuestras mejores mentes creativas, como lo fue el caso de Jordi Muñoz, Rafael Yuste, Elon Musk y Zolezzi, quienes se vieron

estancados en sus propios países y tuvieron que irse a EE.UU., un país que opera bajo un sistema más inclusivo que el nuestro y que

fomenta el progreso humano enormemente, hecho que lo ha convertido en el líder mundial en el campo económico, académico,

tecnológico y científico.

En un mundo, en el que más del 70% de la economía se origina en

bienes y servicios sofisticados de gran valor agregado, los cuales sólo pueden ser creados por personas bien educadas e innovadoras, es

inminente que en Latinoamérica replanteemos el sistema bajo el cual se está conduciendo a nuestros países y busquemos una mayor

inclusividad en la región, pues sólo así podremos sacar a nuestros pueblos de la pobreza y el subdesarrollo en que se encuentran.

Afortunadamente los países sí pueden hacer la transición de un régimen extractivo a uno inclusivo (o viceversa); para ello, lo único

que se necesita es la voluntad política y civil de hacerlo.

En la región necesitamos despertarnos y darnos cuenta de que nuestros países se están incendiando y de que nuestros bomberos

(las clases dirigentes) no están actuando con la debida diligencia. La

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necesidad de que actuemos es urgente, ya que en la economía del

conocimiento hay que innovar o exponerse a quedar estancados, o como diría trágicamente Andrés Oppenheimer, “hay que crear o

morir.”

Dichosamente, para nuestra tranquilidad, la esperanza de que

logremos hacer el cambio es grande, ya que como muy bien lo dice Chumel Torres, conductor del programa “El Pulso de la República”,

“por suerte, en Latinoamérica los buenos somos más.” ------------------------------------------------------------------------------

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CLV - ENSAYO CRÍTICO DEL LIBRO “CREAR O MORIR” DE ANDRÉS

OPPENHEIMER.-

Escrito por: Juan Carlos Rodríguez Laguado – En CLV hemos contamos con

dos clubes de lectura (uno para niños y

uno para mayores) que buscan fortalecer el hábito de lectura de nuestros usuarios;

la vinculación a los mismos es gratuita y puede hacerse incluso después de haber

terminado el curso. La clausura de los libros que leemos en el club implica la elaboración de un Ensayo Crítico que refleje el aprendizaje

personal que cada integrante del club logró con la lectura. Este artículo que les acabamos de presentar es uno de los ensayos

elaborados para la clausura del libro Crear o Morir de Andrés Oppenheimer. Los ensayos escritos por otros integrantes del club,

sobre este mismo libro, serán publicados en nuestra página web en los próximos días.

Link al artículo original en CLV: http://www.centrodelecturaveloz.com/crear-o-morir-ensayo-critico