72 s

EN LAS AMERiaEN LAS AMERICAS

BOSQUEJOQUE LIBRA EL

TERMINAR CON

DE LA BATALLAHEMISFERIO PARAUN VIEJO ENEMIGO

ORGANIZACION PANAMERICANA DE LA SALUDOficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la

ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD

La malaria impone una pesada carga a la economía de todos los paises afectadospor esto enfermedad, pues, cuando no mata, esclaviza. Desde los primeros tiemposde la historia, la malaria ha despoblado e invalidado naciones. Las poblacionesmaláricas suelen vivir a un nivel de mera subsistencia, sin ninguna aportación al biencomún, y aun en los casos en que la incidencia de infección es relativamente baja,se observa una inhibici6n general de esfuerzos físicos o mentales.

En septiembre de 1954, representantes de 21 Repúblicasamericanas se reunieron en Santiago, Chile, y acordaron por una-nimidad llevar a la práctica una campaña que hasta entonces nohabía sido sino un sueño: la erradicación de una enfermedad trans-misible de todo un continente. Dichos representantes asistían a laXIV Conferencia Sanitaria Panamericana, y la enfermedad que sepropusieron eliminar del Hemisferio fue la malaria, dolencia que,transmitida por mosquitos, produce escalofríos y fiebres altas y haarruinado la salud y prosperidad de incontables generaciones entodo el mundo.

Antes de la reunión de Santiago, la erradicación de la malariao de cualquier otra enfermedad importante se había intentado sola-mente en unos pocos países. La palabra "control" era el términofundamental en el léxico de enfermedades transmisibles de lamayoría de autoridades de salud pública. Ahora bien, con respectoa las enfermedades transmisibles, control significa reducción delnúmero de casos a límites tolerables. También implica la constantenecesidad de sufragar año tras año los gastos que dicho controlrepresenta, manteniendo, por decirlo así, un frente estacionario. Elcontrol no elimina la enfermedad, ni la carga financiera que la mismaImpone al país. Lo que los hombres reunidos en Santiago propusieronfue algo muy diferente. Su propósito era eliminar de una vez parasiempre, en todo el Hemisferio, una enfermedad tan antigua comolos anales de la historia. Por consiguiente, añadieron una nuevafaceta a la medicina moderna: el concepto de erradicación.

Los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud,a la cual pertenecen todas las Repúblicas americanas, reunidas enla ciudad de México, en la Octava Asamblea Mundial de la Salud,dieron carácter mundial a la campaña de erradicación de la malaria,a partir de 1955.

En la época de las conferencias de Santiago y México, unos250 millones de personas de todo el mundo sufrían anualmenteataques de malaria. Dos millones y medio, o más, de personasfallecían todos los años a causa de ella. Solamente en las Américas,los dominios de la malaria abarcaban 23 millones de kilómetroscuadrados, o sea, más de un tercio de la superficie total del Hemis-ferio. Dentro de estos vastos territorios maláricos, 100 millones dehabitantes estaban expuestos anualmente a la enfermedad. Además,este espacio infestado de malaria comprendía algunas de las tierrasvirtualmente más ricas del Hemisferio, cuya explotación económica

es de necesidad apremiante en un continente que presenta el índicede crecimiento de población más alto del mundo.

El famoso historiador británico Arnold Toynbee ha dicho queprobablemente el siglo veinte será recordado no tanto como la edadde guerras que conmovieron al mundo y de conflictos ideológicosgenerales, sino como la centuria en que el hombre puso por primeravez sus inmensos conocimientos científicos al servicio de la tarea deresolver en todo el globo los inmemoriales problemas relativos a laenfermedad, al hambre y las necesidades materiales. De ser esto

AREA MALARICA MUNDIAL, 1912

cierto, indudablemente la campaña para librar de la malaria almundo es una de las grandes empresas de nuestro tiempo. Porquela malaria ocupa el primer lugar entre las causas de invalidez en elmundo. De los 215 países y territorios existentes en nuestra tierra,por lo menos en 140 la malaria representa una gran rémora parael desarrollo económico. Y, todos los años, más de mil millones depersonas siguen todavía expuestas al ataque de la enfermedad.

Este folleto trata de la historia de la malaria en las Américas.Se ocupa asimismo de la campaña que se está llevando ahora a cabopara librar al Hemisferio de dicho azote y de lo que ésta significapara todos nosotros.

EL CICLO DE LA MALARIALa malaria es una enfermedad

parasitaria que debilita e incapa-cita mediante el envenenamientoy destrucción de los hematíes in-fectados de la sangre del paciente.En su forma epidémica grave esfatal. El parásito que la causa esun animal unicelular, no una bac-teria o un virus como en tantasotras enfermedades transmisibles.De este parásito de la malariaexisten cuatro especies, llamadasPlasmodium.

En 1880, Alphonse Laveran,médico militar francés destinadoen Argelia, descubrió el parásito ydemostró que causaba la malaria.

El parásito de la malaria setransmite de una persona a otrapor medio de mosquitos. Ahorabien, no de toda clase de mosqui-tos, sino únicamente de las hem-bras de ciertas especies del géneroAnopheles. El Anopheles macho es PERSONA SANA

inofensivo. No puede transmitir el parásito porque no pica alhombre ni a los animales; prefiere una dieta de jugos de plantas ala sangre que constituye el alimento favorito de su compañera. Así,pues, el anofelino hembra es el único portador o vector de laenfermedad.

En 1898, Sir Ronald Ross descubrió la forma en que la malariase transmite, y aclaró un misterio que existía desde los albores dela civilización.

Hipócrates, el gran médico de la Grecia clásica, especuló acercadel origen de la malaria. Antes de él, los médicos hindúes de laAntigüedad hicieron cábalas sobre la causa de las fiebres periódicasque ocasionaban tanto sufrimiento en su país y que todavía siguenempobreciendo la salud de la India actual. De un solo golpe, SirRonald disipó las nieblas de la ignorancia en lo relativo a la cadenade transmisión de la malaria y, por ello, en 1902, le fue otorgadoel Premio Nobel de Medicina.

La malaria inicia su ciclo de transmisión cuando una hembraAnopheles pica a una persona que lleva el parásito de la malaria

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en su sangre. Al succionar una pequeia cantidad de esta sangre,el mosquito hace entrar al parásito en su propio cuerpo. Una vezen él, el parásito, enquistado en la pared del estómago del Anopheles,debe pasar por su periodo de desarrollo, y por lo tanto, no puedeser transmitido inmediatamente. Antes ha de alcanzar su madurez,lo que requiere de 12 a 14 días. Entonces el mosquito puede infectarde malaria a una persona sana, transmitiendo a ésta, mediante supicadura, el parásito maduro.

Debido a que su transmisión depende de los mosquitos y a queéstos deben vivir lo suficiente para que el parásito madure una vezque los propios mosquitos han quedado infectados, la malaria sueleser considerada como una enfermedad tropical; sin embargo, se laencuentra entre los 300 de latitud norte y los 300 de latitud sur.En zonas más templadas se transmite únicamente durante el verano,cuando las condiciones son favorables a la reproducción de mos-quitos. No obstante, la malaria cubre una extensa zona geográfica.En 1922-23, una epidemia, desatada en condiciones muy especiales,alcanzó en Rusia el Círculo Polar Artico. La malaria invadió laregión del rio San Lorenzo después de la guerra civil estadounidense,cuando el regreso de las tropas de la Unión procedentes del maláricoSur coincidió con una serie de veranos largos y cálidos en el Norte.Y la malaria se ha descubierto en altitudes de hasta 3.000 metros,en las Américas, Africa y Asia.

En tanto, pues, que el parásito de la malaria pueda sobrevivir enla corriente sanguínea humana y existan mosquitos anofelinos paratransmitir dichos parásitos de una persona a otra, aun las tierras

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pueblo d Brasil, mientras el ama de ja ca a smueblesn la acera para facilitar e rociami de lashabitaci es.

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actualmente libres de la enfermedad corren un riesgo muy real dereinfección. Para erradicar la malaria hemos de romper su cadenade transmisión.

Pero ¿cómo lograrlo? ¿Cómo puede quebrarse de una vez parasiempre este ciclo fatal? Una forma consistiría en descubrir y tratara todas las personas infectadas, para que, una vez eliminados losparásitos de malaria de las corrientes sanguíneas de dichas personas,ningún Anopheles pudiera infectarse y continuar transmitiendo laenfermedad a individuos sanos. Esta forma, por sencilla que parezca,puede ser tan difícil y costosa que resulte irrealizable en países dondela malaria está muy extendida.

Otro posible método consiste en añadir pequeñas cantidadesde cloroquina (una droga que mata a los Plasmodium) a la sal demesa consumida por los habitantes de las zonas maláricas. Sin em-bargo,. el parásito llega algunas veces a tolerar bien esta droga, yentonces el método resulta ineficaz. En el interior de la GuayanaBritánica se realiza actualmente un experimento en gran escala conuna mezcla de cloroquina y sal de mesa.

El método más factible es el ataque directo al portador de laenfermedad: el mosquito Anopheles. En este caso, el objetivo noes matar todos los anofelinos-tarea imposible-sino romper lacadena de transmisión de la malaria matando los mosquitosque hayan picado a seres humanos. Los insecticidas modernos deacción residual, como el DDT, dieldrín y otros, nos facilitan las armasidóneas.

Sabemos que la mayoría de los Anopheles pican de noche, enel interior de las casas, y que les gusta descansar después de cebarse.La hembra Anopheles descansa de ordinario en superficies con-

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venientes al respecto-paredes, muebles, parte inferior de lascamas-donde no puedan molestarla mientras digiere la sangrehumana con la cual se acaba de alimentar. Si se rocían estassuperficies con insecticidas, el mosquito morirá antes de que elparásito de la malaria madure dentro del cuerpo de dicho insectoy, por lo tanto, éste no podrá transmitir la enfermedad a otravíctima. De esta suerte se rompe la cadena de transmisión de lamalaria.

Desde luego, el romper esta cadena en escala nacional requiereun planeamiento y una organización muy minuciosos. Por consi-guiente, la campaña de erradicación de la malaria se ejecuta encuatro fases.

La primera de éstas se de-nomina fase de pre-erradica-

f- : ción. Tiene por objeto determinarla incidencia, naturaleza y exten-sión del problema de la malaria enun país. Con la información reu-nida durante esta fase de pre-erradicación o estudio, los minis-terios nacionales de salud puedenplanificar científicamente las tresfases siguientes de la campaña.

Mientras se estudia la extensión de lazona malárica en las estribaciones andinasde Bolivia, se obtienen muestras de sangrepara determinar con el examen micros-cópico la presencia de parásitos de laenfermedad.

Entonces es cuando se inicia la fase de ataque de la erradica-ción antimalárica. Esta segunda fase consiste en la aplicación siste-mática de insecticidas residuales en las superficies interiores detodas las casas del país en que existan probabilidades de que losAnopheles piquen a seres humanos. Los insecticidas conservan sucapacidad de matar mosquitos aún meses después de haber sidoaplicados, siempre y cuando las superficies rociadas no se pinten,laven o sean sometidas a otro tratamiento que debilite la accióndel insecticida.

Seguidamente viene la fasede consolidación. Se interrumpeel rociamiento en masa, para dedi-car todos los esfuerzos a rociarúnicamente los focos donde per-siste la malaria. Esta fase durahasta que todos estos rociamientos"de limpieza" queden terminadosy todos los casos de malaria deorigen local hayan sido descubier-tos y curados. Durante esta fase re-sulta esencial una organización delocalización de casos lo bastanteeficaz para demostrar que la ma-laria realmente no ha existido enla zona en cuestión por un períodode tres años consecutivos.

Un tendero boliviano que se ofrecióvoluntariamente a colaborar en la campañade erradicación. Su labor consistirá enobtener muestras de sangre de los habi-tantes del pueblo que manifiesten fiebre yen administrarles drogas antimaláricas.

Una colaboradora voluntaria, maestrade escuela rural en Costa Rica, obtiene unamuestra de sangre del dedo de uno de susalumnos.

La cuarta y última fase de la erradicación de la malaria es lafase de mantenimiento. Cuando la campaña llega a este punto,la malaria ha sido en efecto eliminada y queda únicamente elproblema de evitar que la enfermedad entre de nuevo en el paísprocedente del extranjero. Este último problema es de gran magnitudy no admite que nadie reduzca sus esfuerzos. La reintroducción

de la enfermedad desde el exteriores un riesgo que amenaza a todoslos países que han erradicado lamalaria dentro de sus fronteras.No habrá naciones libres de estepeligro hasta que el mundo enteroesté libre de malaria.

En este laboratorio del Perú se exami-nan semanalmente unas 2000 placas con

:o,:~1 ~muestras de sangre, procedentes de cola-boradores voluntarios, para determinar siexisten parásitos de la malaria.

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y:

He aquí, pues, las cuatro fases de la erradicación de la malaria.Se basan en nuestro conocimiento de que el lapso de vida delparásito de la malaria en la corriente sanguínea humana es relativa-mente corto, de unos tres años más o menos. Por consiguiente, silas campañas nacionales de erradicación logran evitar nuevas in-fecciones durante tres años consecutivos, la malaria se extinguirá.Las costosas medidas de control podrán entonces abandonarse.Cuando esto se consiga en escala mundial, el viejo flagelo de lamalaria desaparecerá para siempre.

ERRADICACIONsi -----

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DE LA MALARIA EN LAS AMERICAS, AGOSTO 1962

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ISLAS TURCAS Y CAlCOS

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moj AREAS EN LA FASE DE ATAQUE

_ AREAS EN LA FASE DE CONSOLIDACION

ISLAS VIRGENES, E.U.A.

ISLAS VIRGENES BRITANICAS

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NIEVES

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GUADALUPE

DOMINICA

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SAN VICENTE

BARBADA

GRANADA

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AREAS DONDE NUNCA HUBO MALARIA ac ?O DE LAS QUE HA DESAPARECIDO '

La opinión está dividida encuanto a la existencia de malariaen la América precolombina. Al-gunos investigadores creen queera común entre las poblacionesde las civilizaciones indígenas yque esto pudo haber contribuido alfácil derrumbamiento de las mis-mas ante los reducidos ejércitos delos invasores europeos. Otros in-vestigadores de la historia de lamalaria en América sostienen quela enfermedad era desconocida enel Nuevo Mundo hasta que fue in-troducida en el Caribe por los

españoles o por los esclavos africanos que ellos trajeron.Los que afirman que la malaria era endémica en la América

indígena se fundan en el conocimiento que los Incas tenían de laspropiedades terapéuticas de la corteza del árbol de la chinchona,ingrediente con que se hace la quinina; en la referencia a una "granfiebre" hallada en la literatura de algunas de las culturas aborígenesmás importantes, y en varios éxodos misteriosos de pueblos pre-colombinos, que bien podrían obedecer a brotes de malaria epi-démica. Los partidarios de esta escuela creen que la malaria fueprobablemente introducida en el Continente, en fechas que se pierdenen la noche de los tiempos, por oleadas de emigrantes que, proce-dentes de Asia, cruzaban el Estrecho de Bering hacia el nuevohemisferio.

Los defensores del segundo punto de vista mantienen el criterioopuesto. La malaria-afirman-no pudo haber existido en lasAméricas antes de la conquista, ya que cualquier infección existenteen las filas de los emigrantes asiáticos hubiera sido eliminada porel frío, durante el largo viaje de estos pueblos a través de los glacialesdesiertos del extremo septentrional de América. Seialan, asimismo,otros varios hechos de la historia americana. Por ejemplo, antes dela llegada de Colón, muchas zonas costeras tropicales del Hemisferio,hoy altamente maláricas y poco habitadas, estaban entonces densa-mente pobladas, lo cual difícilmente hubiera ocurrido de existirmalaria en ellas. Además, la falta de exposición previa a la enferme-dad pudo ser causa del gran tributo de vidas que la malaria impusoa las poblaciones indígenas después de la aparición de los europeosy sus esclavos. De haber sido la malaria autóctona en las Américas,las epidemias poscolombinas hubieran resultado considerablementemenos virulentas.

F-TANTU 4 1

Independientemente del criterio que se adopte en cuanto a losorígenes de la malaria en las Américas, no puede caber la menorduda de que, al menos desde poco después de la llegada deeuropeos y africanos hasta nuestros días, la enfermedad ha cons-tituido un problema sanitario constantemente grave, y con frecuenciatrágico, en el Hemisferio. Harto bien registradas están las sucesivasepidemias que asolaron la América colonial y la del siglo XIX, desdeel Río de la Plata hasta Nueva Inglaterra y de Valparaíso a PugetSound.

Una mujer india acarrea agua para mezclar el insecti-cida con que se va a rociar su vivienda, en las estriba-ciones de los Andes.

En realidad, la malaria ha llegado por el sur hasta la Patagoniaseptentrional y por el norte hasta el Canadá meridional. Tampocosus estragos contra la salud y la economía se han limitado a lastierras bajas americanas. Su capacidad de ascensión es a vecesimpresionante. Con funesta frecuencia ha subido desde las lluviosasselvas tropicales, sabanas y llanuras costeras de la tierra calientelatinoamericana, hasta los climas más benignos de la tierra tem-plada y, en ocasiones, hasta las alturas de la árida tierra fria.La malaria es un azote habitual de las cálidas tierras bajas deAmérica Latina. Pero en modo alguno es desconocida entre lasgentes de las regiones montañosas.

En Norteamérica, la malariaha asolado los mariales, bosquesy tierras bajas del Sur de los Esta-dos Unidos y desde allí ha tomadorumbo al norte hasta que su som-

1bría estela se ha extendido desdeel Golfo de México a los GrandesLagos. Durante la fiebre del oroen 1849, los incansables busca-

_,~ o -_ dores de fortuna llevaban frecuen-=j_ o temente consigo, desde Baltimore,

Charleston y Nueva Orleans, estasegunda fiebre, codo a codo con su ansia de riquezas fáciles,cuando cruzaban el Istmo de Panamá o, navegando a lo largo delas costas brasileñas, doblaban el Cabo de Hornos, prosiguiendopor las costas del Pacífico hasta la lejana California. La fiebre seextendió hacia el oeste en los carros entoldados de los colonizadores,y los errantes tramperos canadienses la llevaron a su país desde eldelta del Mississippi a través de las Grandes Llanuras hasta loscampos de Ontario y Manitoba.

Por fortuna, es cierto que algunas zonas del Continente-Alaska; Canadá, salvo sus regiones meridionales; la mayor partede la Pampa; el Medio Oeste de los Estados Unidos y unas cuantasislas del Caribe-han escapado a las miserias que la malaria infligea la salud y bienestar de un pueblo. Sin embargo, estas zonasrepresentan la excepción a la regla. En general, dondequiera elhombre haya ido en las Américas, la malaria lo ha acompañado.

Especialmente en los períodos de guerra y posguerra, la malariaha asolado el Hemisferio. Por ejemplo, durante las diversas guerrasde la independencia americana, tropas británicas, de Hesse yespañolas, así como las de sus adversarios americanos sintieron delleno el látigo de la malaria. Nada menos que un héroe militarcomo el Libertador, el gran Simón Bolívar, sufrió un ataque demalaria durante una de sus múltiples campañas. La malaria y suhermana, la fiebre amarilla, mataron más hombres que las balas enla guerra hispano-norteamericana de 1898. En Norteamérica, laenfermedad alcanzó su máxima propagación inmediatamentedespués de la terminación de la guerra civil, cuando los soldadoslicenciados la extendieron por el norte, este y oeste.

En el curso de la segunda guerra mundial, más de medio millónde soldados norteamericanos fueron hospitalizados a causa de lamalaria. En algunas campañas del Pacífico, la enfermedad llegó aser una amenaza mayor que el enemigo japonés. Solamente enNueva Guinea, la prevalencia de la malaria entre las tropas aliadas

se dijo que había alcanzado casi al cien por ciento. Y a continuaciónde todas las guerras ocurridas en el siglo XX, en las que participaronsoldados de este lado de los mares-primera y segunda guerrasmundiales y guerra de Corea-casos de malaria no indígena fueronrepetidamente importados en el Continente, muchos de ellos en zonasen que la malaria había sido erradicada o no constituía ya unproblema importante de salud pública.

Sin embargo, para traer la malaria a las Américas desde otroscontinentes no es necesario que haya guerras y licenciamientos detropas. Durante la cuarta década del siglo, uno de los vectores demalaria más mortíferos, el mosquito Anopheles gambiae, invadió elBrasil procedente de Africa causando muchos estragos en el Nordestedel país, antes de que la consiguiente epidemia fuera sometida acontrol y el vector quedara erradicado. Esta singular epidemiacausó más de 100.000 casos y casi 20.000 defunciones. En 1942,el mismo mosquito desató en el Norte de Egipto una violenta epidemiade malaria que costó la vida a 135.000 personas. Epidemias tancrueles como la de Egipto no han atacado a las Américas desde laépoca colonial. Pero no hay razón para confiarse. Mientras cualquierparte del Hemisferio-en realidad mientras cualquier parte delmundo-viva diariamente bajo la amenaza de la malaria, todosnuestros países corren el mismo riesgo.

Aparte del sufrimiento humano que causa, quizá la característicamás terrible de la malaria sea lo que la misma cuesta a la economíade un país. A continuación se exponen tres ejemplos, tomados de

otros tantos países, de cómo la malaria ha gravado con una doblecarga de dolor y ruina la salud y el bienestar de las Américas.

Antes de la segunda guerra mundial, la prevalencia de malariaen el sur de los Estados Unidos era tan elevada que cada año senotificaban, por término medio, seis millones de casos. Durante lasestaciones excepcionalmente cálidas, muchas zonas de esta "franjade fiebre" eran casi inhabitables. Las pérdidas económicas anualescausadas al país durante estos años se calcularon en 500 millonesde dólares. Las pérdidas de mano de obra y producción debidas ala malaria se calcularon en un tercio de la productividad obreranacional.

En México, todavía en 1950, se notificaron muy cerca de 100.000casos de malaria. En 1956, año en que México inició su campañanacional de erradicación de la malaria, el Gobierno mexicano calculóque la enfermedad costaba al país 400 millones de dólares anuales.

Personas que reciben adiestramiento en erradicaciónde la malaria realizan una excursión práctica en S$oPaulo, Brasil.

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A mediados de la década 1950-1959, los economistas peruanosestimaron en 26 millones de dólares la pérdida anual que la malariacausaba al país. Y, además, la enfermedad dificultaba una mayorcolonización y explotación de la selva, la exhuberante zona tropicalsituada entre la vertiente oriental de los Andes y el borde occidentalde la cuenca del Amazonas. Aunque la selva representa el 56 por

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ciento del territorio nacional, sólo alberga una población de menosde 800.000 habitantes de los 11 millones con que cuenta el Perú,y nunca ha contribuido a la economía peruana en la proporción queera de esperar.

Desde los tiempos inmemoriales, la malaria ha abundado enla selva. No obstante, la región es rica en recursos naturales yestá atravesada por ríos lo bastante anchos y profundos comopara convertirse en importantes arterias de transporte. La explotaciónde la selva podría suponer la gran bendición para la economía delPerú. Pero ha de estar libre de malaria para que dicha explotaciónsea factible. Una campaña encaminada a conseguirlo se lleva acabo actualmente y el Perú espera terminarla en 1966.

Estos tres ejemplos del sombrío legado de la malaria podríanmultiplicarse por todo el Hemisferio-en el Caribe, en Centroamérica,en todas las tierras americanas que han sufrido los efectos de laenfermedad. Desgraciadamente, aun hoy, tan sólo unas cuantasestán libres de su azote.

Desde la época de los conquistadores hasta la fecha, la malariaha marcado con rasgos negros algunas de las páginas más significa-tivas de la historia americana. Está inextricablemente entrelazadacon la salud y la economía de las regiones en que continúa siendoendémica. El tributo que ha impuesto en vidas, nivel de vida yenergías de generaciones enteras excede de todo posible cálculo.

La malaria es el tizón de los campos americanos y resulta difícilconcebir un futuro de América más grandioso y brillante en tanto lasombra malárica se cierna sobre nosotros como siniestro presagio, ala vez que amenaza, reproche y reto.

Antes de 1954 no se había ejecutado labor alguna de caráctercontinental para erradicar la malaria. La campaña americana seinició porque algunos de estos países y territorios que habíanerradicado la enfermedad dentro de sus propias fronteras, deseabanprotegerse contra la reinfección, mientras los restantes deseabanseguir el ejemplo de los primeros y librarse de la enfermedad.Actualmente, por lo que respecta a la malaria, podemos dividir elHemisferio en tres categorías:

Países y territorios en los cuales la malaria nunca ha aparecido,o donde ha desaparecido sin campañas específicas de erradicación:Canadá, Uruguay y 11 territorios isleños;

Países y territorios en los que la malaria ha sido eliminadamediante medidas de erradicación: Barbada, Chile, Martinica, PuertoRico y los Estados Unidos de América, y

Naciones y territorios en los cuales las campañas de erradicaciónde la malaria se encuentran en diversas fases de progreso, pero

ISLAS T.ll S 1 CA COS

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_________ PAISES Y TERRITORIOS DONDE SE HA ELIMINADO LAMALARIA MEDIANTE MEDIDAS DE ERRADICACION

PAISES Y TERRITORIOS EN QUE LAS CAMPANAS DE ERRADICACIONSE ENCUENTRAN EN DIVERSAS FASES PERO DONDE LA

I ' I t.ENFERMEDAD CONSTITUYE TODAVIA UN PROBLEMA DE SALUDPUBLICA DE MAYOR U MENOR IMPORTANCIA

donde la enfermedad sigue constituyendo un problema de saludpública de mayor o menor volumen. Este grupo comprende todaslas zonas no incluidas en las dos primeras categorías.

COSTO E IMPORTANCIA DE LA ERRADICACIÓN

La erradicación de la malaria en cualquier país requiere, deordinario, un mínimo de ocho años: un año para la fase de pre-erradicación o estudio, cuatro años para el rociamiento o fase deataque y tres años para la fase de consolidación. Sin embargo,este plan de erradicación es general y puede variar mucho de unpaís a otro, o de una zona a otra dentro de un mismo país, segúnlas condiciones locales.

Igualmente, el costo per capita de la erradicación de la malariavaría de un continente a otro. En las Américas se calcula en 55centavos anuales, aproximadamente. Se estima que el costo totalde la erradicación en todo el Hemisferio será de unos 165 millonesde dólares, desde 1961 hasta que la campaña quede totalmenteterminada. De esta suma, alrededor de 115 a 120 millones seránaportados por los países en que la erradicación está en marcha. Elresto del costo procederá de fuentes externas: la Agencia para elDesarrollo Internacional, de los Estados Unidos de América (AID), elFondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organi-zación Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de laSalud se encuentran entre las principales.

Durante el quinquenio 1956-1960, las naciones americanasgastaron 141 millones de dólares en erradicación de la malaria.De esta cantidad, 106 millones fueron invertidos por los Gobiernosde América Latina en la financiación de sus diversas campañasnacionales. La OPS/OMS, el UNICEF y la AID facilitaron los 35millones restantes.

Los costos de erradicación resultan demasiado altos para lamayoría de los países latinoamericanos. En muchos de ellos, el dinerogastado en erradicación representa una parte considerable del pre-supuesto nacional. Para estos países, las fases de estudio y rocia-miento son particularmente costosas. Sin embargo, el precio total dela erradicación es cosa baladí comparado con lo que la malariacuesta al Hemisferio todos los años.

Las pérdidas que la malaria causa a la economía de un paíssuelen medirse en función de los siguientes factores:

1. Costo de la atención médica a los pacientes demalaria:

Esta cifra varía de un país a otro, según el precio de los medica-mentos y hospitalización, la existencia de servicios médicos locales

y su nivel de perfeccionamiento, pero en todo caso resulta elevada.Y, desde luego, a lo largo de un período de ocho años, períodorequerido para completar una campaña de erradicación típica, puederesultar astronómica.

2. Pérdida de mano de obra y producción nacional:La malaria impone una onerosa carga a las economías en lucha

causando defunciones prematuras, reduciendo el tiempo de trabajoproductivo de la mano de obra y disminuyendo durante el año lacapacidad de trabajo de todos aquellos que han sufrido anterioresataques de malaria.

PORCENTAJE DEL TOTAL DE DEFUNCIONES QUE OCURREN ENNIÑOS MENORES DE UN AÑO Y DE 1-4 AÑOS, EN LAS TRES

REGIONES DE LAS AMERICAS, 1959

AMERICA DEL NORTE MESOAMERICA * AMERICA DEL SUR * *

7,0%

Aclar o28,9% 28,6%

19,6% 13,7%

MENORES DE UN AÑO E 1-4 AÑOS E'jj 5 ANOS 0 MAS

* EXCLUYENDO HAITI

* * EXCLUYENDO BRASIL Y BOLIVIA

Las defunciones que ocurren a la edad de 15 años o menos,representan una pérdida neta para una economía nacional. Si unobrero vive hasta la edad de 40 años, su vida supone una gananciaeconómica neta. para la sociedad en que vive. Cuando la defunciónno sobreviene hasta la edad de 65 años, la vida del obrero repre-senta para la economía nacional una ganancia dos veces mayorde la que hubiera obtenido si el obrero hubiera fallecido antesde los 40 años. En la actualidad, la malaria es uno de los grandes

exterminadores de niños de corta edad. En algunas zonas delmundo, constituye la causa directa del 10 al 15 por ciento deltotal de defunciones de niños menores de cuatro años. En todas laszonas en que es endémica, la malaria contribuye indirectamente aaumentar la mortalidad infantil debilitando la salud de los niños yhaciéndolos presa fácil de otras enfermedades. De este modo robaa los países su tesoro de vidas humanas.

La malaria ocasiona asimismo grandes pérdidas económicas in-capacitando trabajadores y, por lo tanto, reduciendo su productivi-dad. Todas las formas de malaria son recurrentes o "con recaídas"y causan enfermedades periódicas durante un lapso de tiempo quefluctúa de un año y medio a dos años y medio después de la primeraInfección. E, indudablemente, las personas que sufran esta forma demalaria pueden reinfectarse después de haber sido curadas de suprimer ataque. Solamente en México, la pérdida anual de jornadasde trabajo correspondiente a 1955 y debida a recaídas de malaria,fue de cuatro millones de días-hombre. El total relativo a todas laszonas maláricas de las Américas debe llegar a decenas de millones,cuando menos.

Además, la malaria disminuye la capacidad de trabajo de losque han sufrido un ataque de la enfermedad, reduciendo su vigorgeneral. Un trabajador que ha padecido un ataque de malaria norecobra con rapidez su punto de mayor rendimiento. Su producciónmengua en proporción a su grado de agotamiento. En escalanacional, el descenso de producción debido a este hecho puedellegar hasta un 33 y 1/3 por ciento.

La malaria incapacita también a los escolares para estudiar,aumentando así el analfabetismo y reduciendo aún más la productivi-dad de la población adulta.

3. Daiño que la malaria causa a la explotación agrícolay al crecimiento industrial:

El hombre no puede prosperar en una tierra muy malárica. Sugrado de desarrollo económico, su nivel de vida y sus probabilidadesde labrarse un porvenir mejor dependen a menudo de su capacidadpara combatir la malaria. En muchos casos, el problema puedeadquirir tales proporciones que su solución resulta imposible sin laayuda exterior. En toda la América Latina tropical y subtropical,vastas extensiones de terreno fértil permanecen Incultas o abando-nadas por causa de la malaria. La necesidad de tierras más pro-ductivas para albergar y sustentar la población, que tan rápidamentecrece en Latinoamérica, agrava esta infortunada situación y losprogramas de reforma agraria están condenados al fracaso en tantola malaria siga siendo una amenaza.

La enfermedad no solamente detiene la explotación fructíferade las posibilidades agrícolas del terreno, sino que hace doblementedifícil y costosa la construcción de puentes, ferrocarriles, canales,centrales hidroeléctricas y sistemas de comunicación. En múltiplescasos, la realización de estas mejoras añade leña al fuego, puestoque atrae a nuevo personal cuyos miembros, al llevar la malariaen sus organismos, introducen la enfermedad en nuevas zonas.

La malaria retarda el progreso de la minería e industrias ma-dereras, e imprime un ritmo lentísimo a la colonización, negando asía millones de latinoamericanos las riquezas naturales de áreas ex-tensas del interior.

En las tierras en que la malaria sigue siendo endémica, la necesi-dad de librarse de la misma es obvia: la enfermedad causa extensossufrimientos y grandes pérdidas económicas. Pero, ¿por qué lasnaciones libres de malaria han de preocuparse por la erradicaciónde ésta? Indudablemente, la primera respuesta es de carácter humani-tario: no podemos ser indiferentes a la miseria del prójimo. Perotambién existen otras razones de carácter más profano.

Mientras la malaria exista en cualquier lugar, las tierras nocontaminadas corren el riesgo de reinfección. La historia indica quela malaria ha desaparecido casi por completo de vastas extensiones,para reaparecer siglos después en epidemias violentísimas. Y enestos días de transporte cada vez más rápido y de viajes inter-nacionales en masa, ¿quién puede ser indiferente al estado de saludde su vecino?

También hay que tener en cuenta los perjuicios que la malariacausa a los patrimonios particulares. Todo aquél que toma cafépaga un tributo a la malaria, lo mismo que quien gusta de los

plátanos, el té o el chocolate, porque si una granjanecesita el trabajo de 100 braceros para cosechar susproductos, debe mantener 200 a fin de compensar lapérdida de jornadas de trabajo por causa de la malaria.Indudablemente, todo el que compra cualquier productode una tierra malárica paga el referido tributo y, sinembargo, nadie se beneficia del mismo. Para el paísproductor, representa únicamente la desventaja que lamalaria supone para la economia nacional; para los países con-sumidores, supone que han de asumir, en dólares y centavos, partede la carga de miseria y alza antinatural de los costos de producciónque la malaria impone tanto a los países productores como a losconsumidores. Para ambos representa dinero desperdiciado, por elefecto de la malaria en la salud y la economía.

AREAORIGINARIAMENTEMALARICA

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Las áreas maláricas del Hemis-ferio abarcaban originariamenteuna extensión de 16.028.976kilómetros cuadrados (6.190.000millas cuadradas), habitada poruna población de más de 147.-000.000 habitantes. A principiosde 1962, ocho años después dehaber aprobado por unanimidad,la XIV Conferencia Sanitaria Pana-mericana, la erradicación continen-tal de la malaria, la enfermedadhabía sido erradicada de áreashabitadas por el 38,7 por cientode la población malárica de lasAméricas. Otro 12,1 por cientohabía quedado prácticamentelibre de la enfermedad, pues losprogramas habían llegado ya a lafase de consolidación, y otro 26,5por ciento estaba protegido porprogramas que se encontraban enla fase de ataque. En 1962, todoslos Gobiernos de los países delHemisferio Occidental afectados

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Estos rociadores salen/"ii~~~g·";~~ ~para sus tareas diarias, a

primeras horas de la ma-iana, en una ciudad delNordeste del Brasil.

Un equipo de rociamientoprepara la mezcla de insecti-cida en un pueblo costero deColombia.

por la malaria, llevaban a cabo actividades de erradicación de laenfermedad en sus respectivos territorios.

Las estadísticas que abarcan el período de 1958-1961 indicanel volumen de la labor realizada. Durante este período, 111 pro-fesionales asistieron a cursos internacionales sobre técnicas de erra-dicación de la malaria en cuatro centros docentes internacionalessituados en Brasil, México, Jamaica y Venezuela, y todo el personalnacional de los servicios de malaria ha sido debidamente adiestradopor personal profesional local e internacional. Además, se exami-naron en el microscopio 13.696.071 muestras de sangre para deter-minar la presencia de parásitos de la malaria: se han establecido73.167 puestos de colaboradores voluntarios y, a comienzos de año,

el personal a tiempo completo de los servicios nacionales de erra-dicación de la malaria ascendía a 16.596 funcionarios.

El esfuerzo realizado colectivamente por las naciones americanasy el notable progreso logrado hasta ahora en las campañas, Inducena los expertos a creer que, al final del actual decenio, las Américasquedarán libres de la malaria.

No sería justo pasar por alto los "beneficios marginales" que lacampaña de erradicación de la malaria ha producido al Hemisferio.En primer lugar, la erradicación ha obligado a la recopilación yestudio de datos relativos a la prevalencia de la malaria y esto, a suvez, ha dado por resultado la compilación de más datos estadísticosútiles para el mejoramiento de los servicios de salud pública. Engeneral, lo que tal vez sea lo más importante de todo: la campaña de

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Guatemala. Bombeo del com-presor antes de proceder alrociamiento de una casa.

México. Rociamiento de unacasoa.

Un epidemiólogo del servicio de erradicación de lamalaria de Costa Rica visita a una colaboradora volun-taria, maestra rural.

erradicación ha sido el medio de obtener mayor cooperación entrelos técnicos y la población, a nivel local, nacional e internacional.

La ayuda voluntaria a la campaña ha ido en constante aumentoen las localidades y a este respecto tienen particular relieve las redesde colaboradores voluntarios que se establecen en las zonasmaláricas, al objeto de recoger muestras de sangre procedentes depersonas con fiebre o historia de fiebre reciente, y de administrardrogas antimaláricas en determinadas condiciones. El examen almicroscopio de las placas recogidas hace que los epidemiólogos seenteren de todos los hechos relativos a la existencia de transmisiónde la enfermedad. Los colaboradores voluntarios no pertenecen al

tro d o volu

Otro coloborodor voluntario,tendero de una aldea, extrae

·1 ~ ~~ ~~una muestra de sangre.

servicio nacional de erradicación de la malaria de sus respectivospaíses, ni reciben emolumento alguno por su trabajo. En sus filashan ingresado todos los médicos, instituciones sanitarias, hospitales,personal paramédico y público en general, que se han prestado arecibir instrucciones y material procedentes de los servicios nacionalesde erradicación de la malaria. Estos colaboradores están orgullososde participar en un esfuerzo nacional y su aportación merece lagratitud de sus compatriotas. Sin duda, constituyen la espina dorsalde la fase de consolidación de las campañas de erradicación.

PROBLEMAS

A pesar de las muy notables victorias conseguidas hasta la fecha,la campaña de erradicación ha de afrontar aún problemas graves.Estos se reducen, principalmente, a tres:

1. Resistencia a los insecticidas. En ciertas zonas, algunasespecies de mosquitos Anopheles han adquirido resistencia a uno uotro de los insecticidas que se utilizan para matarlos. En 13 sectoresdel Hemisferio, separados entre si, cuatro de dichos vectores anofe-linos han demostrado ser resistentes. Sin embargo, tan sólo enpequeñas zonas de Centroamérica el vector anofelino muestra re-sistencia a los dos insecticidas principales.

Un entomólogo delServicio de Erradicaciónde la Malaria de Panamácomprueba la capacidaddel mosquifo anofelinopara resistir a la acciónde insecticidas residualesaplicados a una pared.

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La resistencia plantea un problema serio. Prolonga la erradica-ción al imponer un cambio de insecticidas y en algunos casos lacreación de otros nuevos. Esto resulta costoso y a veces obliga a lascampañas locales y nacionales a salirse del plan previsto, pero noes fatal para la campaña. En la mayoría de los casos, el problemade la resistencia del vector se resuelve mediante el simple uso de unnuevo insecticida. Y los insecticidas fundamentales siguen dandobuen resultado en la mayoría de los lugares. La cuestión estriba ensaber cuánto tiempo continuarán dando buen resultado; por esto esurgente terminar la erradicación.

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Se espolvoreo con larvicida "verde de Paris", desdeun avión, una zona de El Salvador donde la resistencia

de los anofelinos al DDT de acción residual, junto con

otros factores, han retrasado la erradicación.

En diversos países del Hemisferio, particularmente en El Salvador,México, Panamá y los Estados Unidos de América, se vienen llevandoa cabo, con toda la rapidez posible, estudios sobre la resistencia delmosquito. Estos estudios permiten adquirir numerosos conocimientosútiles para formular y adaptar las técnicas destinadas a resolver losproblemas que plantean las especies de mosquitos anofelinos re-sistentes al insecticida, y las cepas del parásito de la malaria re-sistentes a las drogas.

2. Poblaciones migratorias. En los países occidentales deSudamérica, los trabajadores que viven en las regiones montañosas,fuera del alcance de la malaria, se trasladan anualmente a lastierras bajas maláricas para trabajar en la recolección del maíz,algodón y otros productos. En las tierras bajas contraen la enferme-dad, transmitiendo el parásito a zonas erradicadas o libres del mismocuando viajan de un lugar a otro en busca de trabajo. Otros habi-tantes de las montañas fuera del alcance del mosquito anofelinovan a las tierras bajas a hacer plantaciones y allí quedan expuestosa la malaria. Viven fuera de las zonas maláricas conocidas y, enconsecuencia, sus casos son difíciles de descubrir; por consiguiente,pueden escapar al tratamiento y constituir una amenaza en tantoalberguen el parásito.

En algunos países latinoamericanos, las festividades religiosasatraen peregrinos de las comarcas vecinas, algunos de los cualesrecorren distancias considerables. Personas infectadas de malariatraen el parásito en su sangre y otras personas que asisten a lasfestividades quedan expuestas a la infección por parte de los mos-quitos anofelinos siempre presentes. Estas nuevas víctimas se llevanel parásito a sus lugares de residencia y, a lo largo de su ruta,reinfectan pueblos y aldeas distantes. Los mercaderes que viajanpor las vías fluviales del valle del Amazonas u ofrecen tenazmentesu mercancía en los campamentos de mineros y trabajadores de laregión interior, pueden también propagar la enfermedad de unlugar a otro.

Algunas personas vinieron de muy lejos paraCosta Rica.

asistir a esta fiesta religiosa en

3. La vivienda. Algunas casasno son casi más que cuatro postesque sostienen un tejado de paja uhojas de palma. En estas moradasno existen paredes donde el mos-quito pueda reposar después deingerir sangre; otras casas conparedes de hojas de palma necesi-tan reparaciones constantes. Nuevashojas de palma se emplean parasubstituir las quebradizas por ha-berse secado o las dañadas por laintemperie; por consiguiente, el In-secticida residual rociado en lasparedes interiores desaparece conlas hojas desechadas. En algunaszonas, principalmente del Caribe,es una costumbre muy popular pin-tar por fuera y por dentro todas lascasas con ocasión de ciertas fiestasnacionales, y pueblos enteros hantenido que ser rociados de nuevodespués de dichas efemérides.

Estas fotografías muestran algunas delas diversas clases de casas que constituyenun problema para las brigadas de rocia-miento en las áreas maláricas de lasAméricas.

' La Sección de Logistica yla sala de mapas de la Comi-sión Mexicana de Erradicacióndel Paludismo.

Un aspecto del almacén delServicio Nacional de Erradica-ción de la Malaria de Hon-duras.

4. Organización. La erradicación de la i:malaria es una guerra sin cuartel contra una delas enfermedades mejor atrincheradas delHemisferio. Por consiguiente, requiere unidad r :de mando, estrategia y una administración taneficiente como el Estado Mayor de un ejército ien el momento de la batalla. Cuando se inició 'la erradicación, muy pocos países tenian gran -experiencia en esta clase de organización. Sólounos cuantos países contaban con mós de mediadocena de elementos adiestrados en erradica- ,,ción de la malaria y aun eran menos los quedisponían de los suministros y equipo necesariospara operaciones en gran escala. Esta expe-riencia y organización se están adquiriendopacientemente.

El adiestramiento de personal para las aclividades deerradicación de la malaria debe proseguir hasta la termi-nación de cada fase de la campaña.

La buena conservación de3 . .- los vehículos constituye una

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5. Fondos. los fondos especiales de la OPS y la OMS para

que representan el 10 por ciento restante.

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la erradicacin de la malaria no disponen Bode la cantidad neesarivia.

para financiar la parte internacional de la campaña de erradicación.Todas las aportaciones son de carácter voluntario y, hasta la fecha,una sola nación, los Estados Unidos de América, ha contribuido conel 90 por ciento de las aportaciones al fondo especial de la malariade la Organización Panamericana de la Salud. Colombia, Haiti, laRepública Dominicana y Venezuela han contribuido con aportacionesque representan el 10 por ciento restante.

Todo el Hemisferio ha contraido una gran deuda con la Agenciapara el Desarrollo Internacional, de los Estados Unidos de América,por la generosa asistencia prestada por este organismo a la cam-

paña durante estos primeros y durosaños de ensayos y realizaciones. ElUNICEF también ha prestado a lacampaña inapreciable ayuda me-diante la provisión de suministros y

> ,. ^ B 00 | Insecticidae suministrados por el UNICEF

:; ,.-\ .g:: para la campaña de erradicación de la":7H;;0 \ ,. malaria en Bolivia.

En vísperas de la guerra civil norteamericana, Abraham Lincolndijo a sus compatriotas: "Ninguna nación puede existir medio librey medio esclava". Aplicado a la salud, exactamente lo mismopuede decirse del mundo actual: no puede continuar existiendo medioenfermo y medio sano. No puede haber prosperidad general dura-dera en nuestro globo, cada vez más reducido, en tanto un gransector de la humanidad se dobla bajo las cargas aplastantes de lamala salud y la miseria económica.

Una salud mejor no sólo significa alivio del sufrimiento físico,sino también mayor vitalidad, más capacidad de estudiar y aprender,un desarrollo económico más rápido y firme, un aumento del nivelde vida y las aspiraciones humanas. Librar de la malaria al mundoes el primer paso indispensable hacia el mejoramiento de la saludmundial. Cuando la erradicación se consiga, las gentes habránavivado sus energías y dispondrán de más tierras que habitar. Laerradicación de la malaria no significa necesariamente que volveránlos tiempos en que una taza de café valía unos cuantos centavos, nique bajarán inmediatamente los precios del chocolate y los plátanos,pero asegurará a los habitantes de tierras anteriormente maláricasla posesión de más dinero con qué adquirir más artículos y servicios.Por tanto, la erradicación dará auge al comercio nacional e inter-nacional. Ya solamente desde este punto de vista, la erradicaciónconstituye una inversión muy sólida.

Los países y organizaciones internacionales que han aunado susfuerzas para combatir la malaria, ya han demostrado que la erradica-ción es enteramente posible. La eliminación, de una vez para siempre,de esta antigua enfermedad se encuentra ahora al alcance de lamano del hombre. Asimismo, se ha demostrado que el concepto deerradicación-uno de los más importantes de la historia de lamedicina-es válido tanto teórica como prácticamente. El conceptodará resultado en tanto prosigamos la campaña de erradicación condiligencia, imaginación y apoyo del público.

En resumen, la malaria puede erradicarse y será erradicada. Enlugar del ineludible azote que fue durante incontables siglos, lamalaria se ha convertido en el mundo moderno en un lujo, un lujoque ya no podemos permitirnos.

El personal de los servicios nacionales de erradicación de la malaria llega hastalos lugares más remotos de las áreas malóricas de America Latina.

Fotografías de

Maxine Rude,

Dr. Donald J. Pletsch,

Consuelo Reyes

y Claude Inman.

Ilustraciones por:

Nick Carbo

V. Pierre Noel

y Marina Suárez

Publicaciones Varias No. 72 Abril de 1963