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Catálogo de pintura

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DEL 20 DE SEPTIEMBRE AL 11 DE NOVIEMBRE

CARMEN DE LA FUNDACIÓN RODRÍGUEZ-ACOSTA

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HOMENAJE A ELENA MARTÍN VIVALDI

GRANADA 2007

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La Fundación Rodríguez-Acosta no podía permanecer ajena a la celebración delcentenario de Elena Martín Vivaldi, a quien en 1993 otorgó su medalla de honor. Estainstitución no debía ni quería dejar pasar la oportunidad de sumarse a los homenajesque con tal motivo se han organizado en el presente año 2007, y qué mejor manerade hacerlo que de la mano de la Universidad de Granada y CajaGranada, patrocina-dores y colaboradores generosos.

Tradición ha sido para la Fundación Rodríguez-Acosta, al margen de sus anualesmuestras de paisaje, organizar exposiciones temáticas. Exhibiciones capaces de articu-lar miradas transversales a una época o tiempo artístico. En esa tradición se enmarcaésta que presentamos. El color amarillo como pretexto, como tema, como sentimien-to. Un sentimiento soberbiamente expresado por Elena en su muy conocido poemaAmarillos, y más concretamente en uno de sus versos: SERENA de amarillos tengo elalma.

Con esta premisa se encargó a Antonio García Bascón, experto de reconocidoprestigio al que agradecemos su inestimable colaboración, la selección de un conjun-to de obras realizadas por quince artistas españoles en los últimos cincuenta años.Obras que abrieran una ventana al exterior, que posibilitaran miradas distintas, diver-sas, impacientes de amarillo. Artistas de nítida y valiosa trayectoria en nuestro ricopanorama artístico. Artistas vinculados a diversas corrientes y, aún, artistas difícilmen-te clasificables en oportunos compartimentos críticos. Artistas, todos, cuyas obras des-tilan, cada una a su manera, una profunda carga poética, obras que vienen a reafirmar,en pleno siglo XX, el famoso ut pictura poesis horaciano. Una muestra que comple-

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mentara y completara las notables exposiciones y actividades que la Comisión encar-gada de esta conmemoración ha organizado con la colaboración de artistas, poetas,escritores y profesores granadinos que conocieron a Elena, o que la han conocido através de sus poemas.

De esta manera, el Carmen de las Torres Blancas se llena en homenaje a Elena deamarillos diversos, amarillos cargados de poesía, arrebatados, vívidos, tristes, calidos,melancólicos, fríos y serenos. Diversos registros artísticos y un solo vehículo: la pintu-ra. Una muestra que nos habla de sentimientos y de silencio, y de poesía que emanalimpia de una pintura limpia. Trasunto mental en un mundo de sensibilidad humana,demasiado humana, como nuestra querida poetisa.

Paralelamente, para ilustrar el catálogo, el profesor Antonio Sánchez Trigueros–cuyo entusiasmo no queremos dejar de agradecer– ha realizado una selección detextos críticos sobre la obra de Elena que entendemos son extraordinariamente escla-recedores sobre su pensamiento poético.

No nos queda más que expresar a todos cuantos han colaborado en esta exposi-ción nuestra más sincera gratitud por haber hecho posible este modesto pero senti-do homenaje a quien tanto se distinguió por su amor a la poesía, a los libros, a las his-torias.

FUNDACIÓN RODRÍGUEZ-ACOSTA

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amarillos

(Elena Martín Vivaldi)

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QUÉ plenitud dorada hay en tu copa,árbol, cuando te esperoen la mañana azul de cielo frío.Cuántos agostos largos, y qué intensoste han cubierto, doliente, de amarillo.

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TODA la tarde se encendíadorada y bella, porque Dios lo quiso.toda mi alma era un murmullode ocasos, impaciente de amarillo.

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SERENA de amarillos tengo el alma.Yo no lo sé. ¿Serena?Parece que entre el oro de sus ramas

algo verde me encienda.Algo verde, impaciente, me socava.Dios bendiga su brecha.Por este hueco fértil de mis ansiasun cielo retrasado me desvela.Ay, mi esperanza, amor, voz que no existe,tú, mi siempre amarillo.

Hazte un sol de crepúsculos, ardiente:ponte verde, amarillo.

(Arco en desenlace, 1963)

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Que yo siempre améyo te traigo la prueba

que hasta que améyo nunca viví -bastante-

EMILY DICKINSON

La poesía de EMV es un rico muestrario de experiencias, experiencias sentidas conautentico exceso, su contundencia emociona e hiere por igual, su poesía es humani-dad expuesta a la intemperie, eso la hace grande, no sólo como escritora, tambiéncomo ser humano.

En 1958 aparece un libro de EMV cuyo nombre evoca algo más que un acertadotítulo. “Cumplida soledad” será cumplida premonición de una existencia que intuimos,los que no la tratamos en la intimidad de su casa, agridulce, manifestada, afortunada-mente sin pacatería en una poesía tremendamente sincera. Ese año coincidirá, en losanaqueles de las librerías, con dos publicaciones esenciales en la trayectoria de otrogran poeta –ahora apostillaríamos de culto- en el marengo, que no pobre, panoramacultural español de posguerra.

Ese año, de 1958, se dan a las máquinas dos hermosos textos de su mano: “ArteContemporáneo” y “Diccionario de símbolos”, ambos son creación del crítico, y poeta,Juan Eduardo Cirlot. Traemos a colación dicha coincidencia pues, como si de “vidasparalelas” en el ámbito de la poesía se tratara, no fueron correspondidos nuestrosprotagonistas con el dulzor de una fortuna crítica acorde con su calidad poética.

En el primer libro del barcelonés, encontraremos la formulación, desde un cabalconocimiento de las últimas tendencias artísticas, de lo que estaba por venir, y cree-

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Wolfgang Laib Blutenstaub von Haselnuss. 1986

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mos que de eso, de lo que estaba por venir, intentamos dar cumplida cuenta en laexposición que presentamos.

Lo que estaba por venir era un arte más espiritual y menos social, un arte que enocasiones se postulaba en la trinchera política para contentar a unos y al par acudía alas grandes citas oficiales bajo el ala del régimen, y que venía a situarse de lleno encomportamientos, al menos formales, en el terreno de la espiritualidad, cerca de pos-tulados cercanos al expresionismo abstracto, al informalismo europeo y a creadoresde obras monocromas como Klein o Fontana, por citar dos trayectorias canónicas.Lejos quedará todavía el sutil y emocionante resultado que Wolfgang Laib logra consus estremecedoras instalaciones en las que emplea polen recolectado, ejemplo porexcelencia de la espiritualidad más profunda.

Pero volvamos al otro título del poeta e historiador, el “diccionario”, pues es aquídonde al cobijo de la entrada “colores” nos apunta:

Desde la somera división establecida por la óptica y la psicología experimental en dosgrupos, el amarillo pertenece al de los colores cálidos y avanzantes, que se correspondena procesos de asimilación, actividad e intensidad, frente a los fríos y retrocedentes, quecorresponden a procesos de desasimilación, pasividad y debilitación, situándose en medioel verde como matiz de transición y comunicación entre los grupos.

El color amarillo es el color de la intuición, aquella función que ilumina instantáneamen-te los orígenes y tendencias de los acontecimientos

Eludiremos cualquier consideración al valor simbólico del amarillo, sinceramente nonos parece tan decisivo, a la hora de valorar la obra de EMV ni la de nuestros pintores.

Es por tanto un valor emocional y vital el que otorga EMV al amarillo y de estaforma tan rotunda lo afirmaba en certeras palabras, susurradas a Emilio de Santiago,

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el 17 de diciembre de 1991, dentro del ciclo “el intelectual y su memoria”, encuentrocelebrado en la Facultad de Filosofia y Letras de Granada:

El primer poema de mi libro, casi el único que he dejado que era del año 36, que esuno que se llama “Amarillo”, que es malillo pero que lo he dejado un poco como recuer-do… Está inspirado en Federico; tiene mucho de Federico. Es sobre un limonero que habíaen mi jardín…

No sé por qué me identifiqué con aquel limón al que se le habían secado las hojas, queera amarillo y que después ya no lo era. Primero es una sensación de tiempo (siempre esta-mos con el tiempo), luego es una sensación de color que me agrada porque cuando yo escri-bí “serena de amarillos tengo el alma”, estaba ese árbol que hay en el Campillo. Yo iba adar clase, y ese árbol, como lo digo en el poema, brillaba y relucía a través de ese amarilloque era color para mí, y al mismo tiempo que era color era vida. Le pedí a ese amarillo quese volviera verde, como le pido en el poema, por que al mismo tiempo que me sentía asíverdaderamente en el otoño, no como en el primer amarillo, al mismo tiempo, sentía unanecesidad de vivir. Me sentía como el verde que había existido en los agostos que nombroen el poema. Ese amarillo me gusta además por eso, porque no lo puedo explicar, quizá seauna cosa fisiológica, he leído que algunos colores aceleran el pulso, suben la tensión… enton-ces cuando yo veo el amarillo (un árbol veía hace pocos días de un amarillo como el de migingko) me emociona, me siento emocionada como el que oye una música.

De esta forma tan rotunda dejó claro nuestra poeta lo que era para ella el amari-llo. Era un color, pero era un color capaz de trasladar la sensación del paso del tiem-po, y por ende, de la vida. Así como un color capaz de de crear estados de animo,capaz de emocionar y sobrecoger como la poesia, como la pintura, como la música.Interesante apostilla: como el que oye una música

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Otro de los senderos que nos marca EMV en este entrañable texto será el pesoque en su obra posee la experiencia vital.

Sostenía Evelyn Waugh en su deliciosa autobiografía “Una educación incompleta”,en alusión a las semejanzas que podamos encontrar entre personas reales y persona-jes en obras de ficción, que existen algunas similitudes puramente accidentales. Elnovelista no se sienta ante su mesa de trabajo desprovisto de experiencia y de memo-ria. Su materia prima está compuesta por todo cuanto ha visto, por todo cuanto hahecho. Dicha actitud es inherente a todas las artes y a todos los creadores

Gustavo Torner, citando a T.S. Elliot, comentaba que el creador, literato o artista,cuando se dispone a empezar una obra, tiene sobre sí todo el peso y la sabiduría detodas las obras anteriores de la Historia, y aún su propia historia personal, y cuandola termina, ésta es fruto no solo de todo el arte de la historia, sino también de todoslos personajes, los rostros, los colores, las texturas, las puestas de sol, los sentimientos,las montañas, los acontecimientos, etc. que han pasado cerca

La vivencia, la experiencia vivida o mejor revivida es una constante en las obras quecomponen esta exposición y es una constante en la poesía de EMV. Es tarea del artey la literatura preservar el mundo de la caducidad, del olvido y de la muerte, dotán-dolo de un sentido de perennidad.

Algunos historiadores del arte, tan sagacez como Miquel Molins, han señalado sudecepción por la generalización de una creencia: la desaparición de las artes, y en par-ticular de la pintura, como práctica intelectual relevante capaz de aportar significadosreales. El estigma que soporta la pintura: su ociosidad, o incluso que su efecto espiri-tual e intelectual (de la pintura como arte) fuera algo próximo a la publicidad, el turis-mo o el deporte. ¿Tiene mayor consideración, en la sociedad actual, la poesía?

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Vincent van GoghCafé Terrasse en la Place du Forum,

de noche. 1888

Cartel del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. 1994

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Durante años venimos escuchando de forma machacona la celebración, por partede cierta crítica artística, de la muerte de la pintura. Sobrevenida por la inutilidad comomédium capaz de trasladar mensajes acordes con la modernidad. Nuestra opinión alrespecto es rotunda y la salud de la pintura no es hoy peor que hace cincuenta años.Es más, algunos de los proceso más interesantes del siglo pasado se han desarrolladoen este clima de hostilidad.

Como sabiamente apuntaba Juan Manuel Bonet, en un prologo a la muestra Líricosdel fin de siglo, celebrada en 1996, uno de los fenómenos característicos de nuestrosaños setenta fue la pintura-pintura, de base francesa y, sobre todo americana.

Se podían establecer, según Bonet, dos grupos: aquel al que pertenecían los quevivían en términos hiper-teoricistas: Broto, Grau y los demás redactores de Trama; yun segundo, que compartían devociones con los anteriores, y que se plantearon lascosas de un modo más espontáneo: Jordi Teixidor, Gerardo Delgado, Miguel ÁngelCampano o Manuel Salinas.

En paralelo cabe pensar que en ese proceso regenerativo de oposición a la muer-te de la pintura, tantas veces profetizada y nunca consumada, se van a generar solu-ciones varias en otros grupos: la tradición informalista y la minoría expresionista, poruna parte, en la que artistas más veteranos, no están tan lejos en postulados y enresultados, y en paralelo, el de creadores que mediando la década de los ochenta, sevan a alinear en posiciones cercanas a la pintura, tras haber, no obstante, cursado bri-llantes carreras en el terreno de lo conceptual o el realismo social.

Elena Martín Vivaldi fue una poeta tardía, nada precoz, al menos a la luz del cono-cimiento crítico y editorial. Sus primeros libros salen a la luz en los años cincuenta, yabien entrada nuestra escritora en la cuarta década de su vida. Por ello hemos queri-

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do que la obra de los artistas seleccionados fuera obra madura, la obra de un corre-dor de fondo, obras de plena madurez creativa.

No hemos pretendido que sea una exposición de nombres, sino de obras concre-tas, algunas pasarán por no ser tan siquiera canónicas en la producción de estos artis-tas, sin embargo ilustran a la perfección la principal intención de esta exposición, mos-trar de manera ejemplar la profunda relación entre poesía y pintura.

Como apuntábamos antes, para EMV el amarillo era un estado de ánimo. Era tam-bién naturaleza en estado puro. Era el paso del tiempo y de las estaciones. Algunos delos poemas aportados por el profesor Sánchez Trigueros al contenido de este libroilustran de manera meridiana la obsesión de EMV por el color, por los colores, másallá del amarillo.

Presencia de la naturaleza que en la exposición queda reflejada en algunas obrascomo la de Gustavo Torner, fiel traslado de la misma al lienzo, no en vano su trabajocomo ingeniero forestal le iniciará en la creación artística al realizar un minuciosoálbum de botánica. Por su parte, Gerardo Rueda realizó gran cantidad de collages depapel y cartón antes de lanzarse e la realización de ensamblajes de madera muchomás barrocos. Tres amarillos que pueden ser tres hojas de otoño.

Algo similar a lo señalado por Pablo Palazuelo cuando se le preguntó que había enel Cartel del Festival de Música y Danza de Granada que realizara a mediados de losnoventa: Todo, todo y nada, el mundo entero, la noche, las constelaciones, la música.

En la superficie del cuadro puede estar todo, como en “Casa Amarilla” de JuanNavarro Baldeweg, tan lejana y tan cercana de su otra “Academia amarilla”, encontra-mos ecos de vivencias en esa casa amarilla construida por el arquitecto en Jalón, ecosque irremisiblemente nos llevan a la casa arlesiana del holandés loco. Y es que la obra

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que se presenta en Granada pertenece a la serie de las nayas, obra que también senos antoja providencial, esas nayas, lugares de la casa donde metían a secar las uvaslos días de lluvia en otoño guardaban el calor.

La formulación de analogías entre la poesía y la pintura se remonta a la afirmaciónde Simónides de Ceos en el siglo V a.C., recogida por Plutarco, según la cual «la pin-tura es poesía silenciosa, la poesía es pintura que habla». Y así como se ha atribuidotradicionalmente a Aristóteles el origen de la teoría literaria, también durante siglos sereconoció el origen de la teoría de las relaciones interartísticas en Horacio, que bebióde las fuentes griegas. Su Epístola ad Pisones —que ya Quintiliano consideraba una ver-dadera ars poetica, título con el que luego ha sido conocida— enfatiza y reitera lacorrespondencia entre ambas artes.

El lema horaciano, ut pictura poesis, -como la pintura, la poesía- y la idea aristotéli-ca de que la intriga de una tragedia se asemeja a una pintura, proporcionaron desdeel Renacimiento hasta el siglo XVIII una constitución al sistema de las artes, constitu-ción basada en la asimilación entre poesía y pintura.

La reacción lessingiana forzaría el progresivo abandono,a partir del consiguiente cuestionamiento, de nuestro lema. Poetas y pintores han hecho un largo camino juntos. Desde el manierismo y el

barroco la relación entre pintura y poesía gozó de enorme solidez. En el siglo XX hayun momento en el que cierta pintura abstracta se predica lírica. La influencia de lapoesía en la pintura moderna es mucho más decisiva de lo que cabe pensar, quizá deforma inconsciente, pero decisiva. Por una parte la poesía como tema y pretexto seráuna constante, una vuelta de tuerca más invertirá la formula clásica: como la poesía, lapintura. Ut poesis pictura.

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Vincent van GoghLa casa de Vincent en Arles

(la casa amarilla). 1888

Juan Navarro BaldewegAcademia amarilla. 1988

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Nuestra pretensión última es la de mostrar la obra de quince artistas españolesque han desarrollado su tarea en la segunda década del siglo pasado y que puedenser considerados, con matices e individualidades, pioneros de una abstracción lírica deenorme calado.

Son referencia para la generación posterior y son origen, la mayoría, de la prácticaabstracta en nuestro país.

Como certeramente ha señalado Santos Amestoy, la pintura –cosa mentale- esuna vieja práctica que continuamente vuelve, renace, resucita. Pintar es tañer, interpre-tar pintura.

No hemos querido polarizar la totalidad de la obra seleccionada sobre la abstrac-ción más rigurosa. Hemos querido deliberadamente que algunas obras figurativas par-ticipen del proyecto e incluso que artistas con una determinada filiación participencon obras un tanto heterodoxas en relación a su trayectoria.

Una muestra enriquecida si hacemos caso a las palabras de Ángel González cuan-do cree que la pintura tiene un desafío permanente y enriquecedor, que es la figura-ción. Le parece que es muy saludable volver a plantearse la captación o aprehensiónde la realidad. Es una reflexión brillante, y a mi juicio, una salida planteada por no pocosartistas que sin embargo han desarrollado solventes carreras en el terreno de la abs-tracción más ortodoxa.

Entregarse a ver el mundo que nos rodea y preguntarse cómo sería uno capaz de apre-henderlo.

Las sensaciones de estar en el mundo provienen, en gran medida, de la voluptuosidaddel mirar. Cuando te expresas en pintura, generalmente estás rehaciendo ese estado, y estan abstracto como figurativo. Pero ayuda mucho el tratar de rehacer esa experiencia.

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Quisiera terminar señalando que el fin último de esta exposición ha sido intentarestablecer ciertos puntos de contacto entre poesía y pintura. No entre poesía y artes,cuidado. Cuando, como bien ha apuntado Juan Manuel Bonet refiriéndose en estecaso a la pintura de las últimas décadas, tantos siguen cayendo en las trampas concep-tuales o conceptistas, y en que no pocos críticos y comisarios jalean sobre todo esaclase de propuestas, parece esperanzador el que haya artistas dispuestos a seguiravanzando, en orden por este camino, en el que sus principales aliados, sus “aliadossustanciales”, por decirlo con un término de René Char, son los poetas.

ANTONIO GARCÍA BASCÓN

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obras

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SOLEDAD SEVILLA (VALENCIA, 1944)

Hotel Triunfo, 1996

Óleo sobre lienzo

200 x 400 cm

Banco de Valencia. Valencia

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CARMEN LAFFÓN (SEVILLA, 1934)

Mar abierto, 1992

Óleo sobre lienzo

72,5 x 120 cm

Colección de la artista. Sanlúcar, Cádiz

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JORDI TEIXIDOR (VALENCIA, 1941)

La confusión de los días (1), 2000

Óleo sobre lienzo

190 x 190 cm

Colección del artista. Madrid

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GERARDO RUEDA (MADRID, 1926 – 1996)

Tres amarillos, 1980

Óleo sobre lienzo

130 x 97 cm

Colección Aena de Arte Contemporáneo. Madrid

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PABLO PALAZUELO (MADRID,1916)

Virtus marin II, 1995.

Acrílico sobre lienzo

220 x 152,5 cm

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Sevilla

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JOAN HERNÁNDEZ PIJUÁN (BARCELONA, 1931 – 2005)

Folquer, 1980

Óleo sobre lienzo

162 x 272 cm

Colección particular. Barcelona

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GUSTAVO TORNER (CUENCA, 1925)

Amarillo – chatarra ocresiena, 1961-1962

Papel pegado a lienzo / técnica mixta sobre lienzo

162 x 130 cm

CAC Accenture España S.L.

Museo Patio Herreriano. Valladolid

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MANUEL RIVERA (GRANADA, 1927 – MADRID, 1995)

Espejo mutante nº 4, 1971

Técnica mixta sobre madera

100 x 81 cm

Familia Rivera. Madrid

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RAFAEL CANOGAR (TOLEDO, 1935)

P-39-79, 1979.

Óleo sobre lienzo

200 x 200 cm

Colección del autor. Madrid

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JAIME BURGUILLOS (SEVILLA,1930 – 2003)

Sin título nº 17, 1973

Óleo sobre lienzo

146 x 114 cm

Colección particular. Sevilla

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LUIS FEITO (MADRID, 1929)

nº 494, 1965

Óleo sobre lienzo

97 x 130 cm

Colección del artista. Madrid

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JOSÉ GUERRERO (GRANADA, 1914 – BARCELONA, 1991)

Lateral negro, 1974

Óleo sobre lienzo

162 x 130 cm

Colección Centro José Guerrero. Diputación de Granada

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ALBERT RÁFOLS CASAMADA (BARCELONA, 1923)

Albaicín, 1995

Acrílico sobre tela

100 x 100 cm

Galería Joan Prats. Barcelona

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JUAN NAVARRO BALDEWEG (SANTANDER, 1939)

Casa amarilla, 1999

Óleo sobre lienzo

200 x 300 cm

Galería Luis Adelantado. Valencia

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MARÍA GIRONA (BARCELONA, 1923)

Frutero amarillo, 2004

Óleo sobre lienzo

72 x 92 cm

Galería Juan Gris. Madrid

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biografías

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Artista de obras emotivas, sensuales y pausadas, recorre un silencioso camino enel que pronto se liberará del academicismo sevillano para llegar a la más pura abstrac-ción. Fallecido en 2003, con setenta y tres años, es un pintor al que la crítica y el éxitono han correspondido.

En el comienzo de su trayectoria, con estudios realizados en la Escuela de Artes yOficios de Sevilla y, más tarde, en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabelde Hungría, donde conoció a Carmen Laffón, va a realizar una pintura figurativa de pai-sajes, pero su espíritu le llevará a la búsqueda de sentir un lenguaje propio, y para ellose verá en la necesidad de dejar su tierra natal.

Llegado a Madrid, donde vivirá durante veinte años, encontrará una ciudad demiradas más amplias, punto de encuentro de los últimos movimientos. Aquí, será deci-siva la relación con la galerista Juana Mordó que le hará entrar en contacto con losartistas más relevantes del panorama contemporáneo. Su pintura, en estos momentosemplea pinceladas cargadas de color que construyen espacios, un lenguaje en el que,partiendo de una realidad concreta, se depura lo anecdótico para llegar a expresar laesencia de la sensación producida, llegando así a la culminación del arte abstracto.

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JAIME BURGUILLOS

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Artista precoz, nacido en 1935, en Toledo; pronto sentirá la necesidad de pintar,entrando con catorce años a estudiar en el taller madrileño del pintor onubenseDaniel Vázquez Díaz. En 1957, con un lenguaje artístico personal y bien definido, serámiembro cofundador del Grupo El Paso en Madrid.

Las bases de su obra van a ser materia, gesto, volumen y color, que siempre unidasen un hilo conductor van a experimentar continuos cambios con el fin de adecuarsea una mayor comunicación según la idea o sentimiento que el artista pretende trans-mitir. De esta forma encontramos una primera etapa esencialmente informalista,pasando en los sesenta a expresar una dura crónica de la realidad social, en la quenecesita introducir formas figurativas y fragmentos de otros medios de expresión,como la fotografía, creando obras a medio camino entre la pintura y la escultura.

En los años setenta vuelve al plano pictórico, con obras de superposición de frag-mentos, donde aún perduran planos monocromos y figuras en relieve, resultado deun proceso maduro de conocimiento y reflexión acerca de las capacidades comuni-cativas de la propia materia en conexión con la necesidad de expresión del artista.Evolucionando, en los últimos años hacia posiciones de extrema pureza donde gran-des planos de color ocupan de forma limpia la totalidad de la obra.

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RAFAEL CANOGAR

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Nace Luis Feito en 1929, en Madrid. Es en esta ciudad donde comienza sus estu-dios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Inquietudes juveniles le llevarán aParís, donde vivirá más de treinta años alcanzando rápidamente un reconocimientointernacional no habitual entre sus compatriotas.

Mantiene, sin embargo, el contacto con el arte español, siendo en 1957, otro delos miembros fundadores de El Paso, movimiento que junto a Dau al Set, en Barcelona,sirve para dinamizar el arte de nuestro país. En 1981, se trasladará a Montreal y, dosaños mas tarde, a Nueva York, donde vivirá casi una década hasta su vuelta a Madrid.

En su obra encontramos un fuerte protagonismo de la materia; el óleo se mezclacon arenas, dando una fuerza y brillo de especial belleza. La gama cromática es redu-cida, blancos, ocres y negros que, en una evolución basada en la experimentación,entrará en contraste con el rojo, para desviarse a un único color : el blanco, que tras-pasa los límites del lienzo. Es una obra enérgica, pero a la vez controlada, donde cadagesto es conocido, meditado y depurado, para traspasar la apariencia que percibimosy llegar a la esencia. En un proceso de evolución de enorme coherencia creativa, intro-ducirá cambios en la gama cromática con la entrada de colores base de enormepotencia, amarillos, naranjas y rojos, para, años después, cambiar a un arte de fuertecarga geométrica y monocroma.

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LUIS FEITO

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Perteneciente a una familia de artistas, desde muy joven comenzará a interesarsepor la pintura. Un aprendizaje al principio autodidacta, donde empieza a mostrar supropia visión y expresión del mundo, libre de toda tendencia.

En 1946 se integrará en el grupo Els Vuit, en Barcelona, ciudad en la que verá la luzen 1923, y será aquí dónde conocerá al que será su marido Albert Ráfols-Casamada,también presente en esta muestra. Entre 1950 y 1954 vivirá en París, estancia que lepermitirá entrar en contacto con la contemporaneidad europea, reflejada en su obrapor una búsqueda de la esencialidad y libertad de formas reales, así como del colori-do, que siente en su inmediatez. La pintura de María Girona es una pintura pausada,armoniosa, aparentemente sencilla, pero que lleva consigo un proceso reflexivo acer-ca de la capacidad de sugerir la realidad más íntima que rodea a la artista, siendo losbodegones y vistas de interiores sus composiciones más frecuentes.

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MARÍA GIRONA

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Es sin duda este granadino uno de los artistas más internacionales del siglo XX.Nacido en 1914, falleció en Barcelona en 1991. Contumaz inconformista, abandonaGranada tras servir en la Guerra Civil y comienza estudios en Madrid. Tras su paso porRoma y otras ciudades europeas, acabará su periplo en Estados Unidos, merced almatrimonio con una ciudadana estadounidense. Su vida en Nueva York será la que lepermita alcanzar la plenitud dentro de la corriente más genuinamente americana, elexpresionismo abstracto, para derivar, años después, en un cuidado y sutil minimalis-mo. De esta forma, en su obra podemos intuir tanto las influencias de Rothko o elaction painting, como las influencias que provienen de la belleza del paisaje vivido ensu infancia. Así crea grandes planos de color, con amarillos, rojos, ocres, violetas, negros(“el color de los colores”). Color obsesivo, presente en cada una de las diversas seriesque comienza, y que alcanza en la fosforescencias una maestría que llegará hasta elfinal de sus días.

Los límites del cuadro van a ser una continua preocupación en nuestro artista, bor-des que no se limitan, que se expanden, llegando a dar como resultado obras de granformato que consiguen envolver al espectador. Granada posee un estimable fondo deeste artista en el Centro que lleva su nombre.

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JOSÉ GUERRERO

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Nacido en Barcelona en 1930, es, sin lugar a dudas, un artista capital para enten-der el arte español de nuestro siglo. Su fallecimiento en 2005, tras realizar una hermo-sa serie sobre Granada y su paisaje, expuesta en las salas del Carmen de la FundaciónRodríguez-Acosta, ha dejado un enorme vacío.

Cautivado desde joven por la comarca de La Segarra, va a reelaborar de continuoun mismo paisaje, que siempre puede ser distinto. Su labor, ya en la madurez profe-sional, como Catedrático de Pintura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidadde Barcelona, va a ser de extraordinaria importancia no ya sólo en su trayectoria, encuanto a la concepción y exteriorización de su lenguaje artístico, sino en la profundahuella que dejará en sus alumnos.

El lenguaje pictórico de Hernández Pijuan siempre debe ser entendido desde símismo. No obstante, como cualquier artista, recibe influencias: Lucio Fontana, CyTwombly o Giorgio Morandi están en su peculiar parnaso.

Un concepto propio de espacio, “como elemento vivo del cuadro y no comofondo sobre el cual uno dibuja o sitúa algo”, y colores y luces reales de la tierra, quepinta en texturas densas y alisadas, son elementos que entretejen su pintura, partien-do y finalizando en una verdad, donde no existen significados ocultos, donde todo espura tensión y sensualidad.

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JOAN HERNÁNDEZ PIJUAN

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El paisaje concreto del Guadalquivir, desde Sevilla, donde nació en 1934, hasta sudesembocadura en Sanlúcar de Barrameda, donde pasó la infancia Carmen Laffón, vaa ser un espacio que, por el sentido de pertenencia, le hace descubrir infinitas sensa-ciones y posibilidades pictóricas, desarrollando un lenguaje artístico profundamentepersonal.

Será en Sevilla dónde inicie sus estudios de pintura, más tarde en Madrid acudiráa la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y fundamental será su estancia por unabeca del gobierno español en Italia, aportándole esta experiencia una particular mira-da clasicista, que reflejará en toda su obra. La capacidad de dotar a paisajes y objetoscotidianos de vida humana, con sentimientos, inquietudes y pretensiones, por mediode un proceso reflexivo e intelectual, es una de sus características más propias.Consigue, por medio de un mecanismo depurado, sugerir un universo extenso en rea-lidades aparentemente sencillas. Estas formas concretas con contornos difuminados enun espacio que también es protagonista, representado por medio de líneas horizon-tales, verticales y paralelas, muestran la complejidad artística que supone desear supe-rar los límites de lo material y plasmar un mundo íntimo, el mundo de Carmen Laffón.Desde hace unos años pertenece a la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando.

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CARMEN LAFFÓN

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En 1939 nace este arquitecto, escultor y pintor en Santander, ciudad dondecomienza su formación artística en pintura. En el año 1959 se traslada a Madrid paracomenzar estudios de grabado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, mástarde comenzará los estudios de arquitectura, doctorándose en 1969. En este campomuy pronto va a gozar de gran reconocimiento con grandes obras, llegando en 1998a tener la máxima distinción europea con la Medalla de Oro Heinrich Tessenow.Debemos destacar además su labor como profesor, en 1970 se trasladó a EstadosUnidos, Massachussets, imparte clases en el Center For Advanced Visual Studies, y asu regreso a España ocupará la plaza de Catedrático de Elementos de Composiciónen la Escuela de Arquitectura de Madrid.

Al igual que en sus contemporáneos, el lenguaje pictórico de Baldeweg va a estaren continua evolución, partiendo de la abstracción geométrica llegará, en los añossetenta, al terreno de lo conceptual, expresado mediante instalaciones. Será a partirde los años ochenta cuando ofrecerá mayor dedicación a la pintura, con series dondeel color y el paisaje cobran protagonismo.

En esta trayectoria de experimentación va a existir siempre un lenguaje personal,caracterizado por un deseo de libertad de expresión. Los límites figurativos son difu-minados y, por medio de una sucesión de planos, se crean espacios transitables, dondeuna escena da lugar a otra.

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JUAN NAVARRO BALDEWEG

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Los estudios del pintor y escultor Pablo Palazuelo en arquitectura, iniciados en lacapital española, ciudad en la que nace en 1916, y continuados en el Royal Institute ofBritish Arquitects de Oxford, ayudan a entender la importancia del orden en su obra.Amante sin sosiego de la geometría, las matemáticas y la filosofía, su obra alcanza cotasde una depuración formal fuera de lo común.

Será en París, tras la segunda contienda mundial, tras pasar por una etapa figurati-va y el neocubismo, cuando llegue a la abstracción. No obstante, esta debe ser enten-dida de manera única, pues el componente geométrico resultará en su obra de excep-cional relevancia. Esa geometría es estudiada a partir de las ciencias exactas, la músicay la filosofía oriental. De esta forma el paso de unas formas a otras, a través de las líne-as, junto con la idea de un encuentro entre polos contrarios - el mundo interior yexterior- le hace crear un lenguaje en movimiento que le sirve para acercarse almundo en el que vive. Proceso creativo de enorme riqueza y profunda reflexión inte-lectual, fiel reflejo en teorías y planteamientos de enorme valor artístico. Una impeca-ble trayectoria jalonada de éxitos y de reconocimiento internacional que ha tenidofeliz colofón en la consecución del Premio Velázquez.

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PABLO PALAZUELO

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Artista cosmopolita de reconocida importancia, tanto en el campo de la pintura,como de la poesía en catalán, nació en la ciudad condal en 1923.

La inclinación por la pintura le viene directamente por vía familiar, con su padre elpintor Albert Ráfols i Culleres realizará sus primeros estudios continuándolos en laAcademia Tárrega, donde conocerá a la que será su mujer, María Girona, inseparablede su vida y de su obra.

En un deseo de constante renovación, la obra de Ráfols-Casamada es la expresiónde un mundo intermedio entre lo material y lo espiritual, y dentro de éste, según lanecesidad de transmitir una idea u otra, se vale de los diferentes medios que le brin-dan los diversos movimientos de la pintura contemporánea, sin que al tiempo estosle supongan un condicionante en la elaboración de un lenguaje propio. De esta forma,en sus inicios, practica un arte figurativo que sosegadamente se va a dirigir hacia posi-ciones constructivistas; su estancia en París (1953-1954) le hará tomar rumbo hacia loabstracto, teniendo cada vez mayor importancia por sí misma la materia y el color, enel mas puro informalismo, para volver a una reconstrucción figurativa, donde el obje-to no es una simple copia, si no el medio para interpretar y descubrir la realidad quelo rodea. En todas sus etapas el fin a lograr es una obra bien acabada, en color, mate-ria y forma, plena de coherencia interna, con un perfecto equilibrio y armonía entre latécnica y el impulso más personal del artista.

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ALBERT RÁFOLS-CASAMADA

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El malogrado granadino nació en 1927 y falleció en Madrid en 1995.El traspaso de lo aparentemente real es un fin que encontramos en toda su tra-

yectoria artística. Recibe su primera formación en Granada y más tarde en Sevilla, enla Escuela de Bellas Artes hispalense, para posteriormente pasar a Madrid y Paris;conocerá de esta manera las experiencias contemporáneas, y se integrará de formasignificativa en los distintos grupos que buscan romper los caducos moldes académi-cos de la posguerra. Es en esa línea donde le encontraremos integrado como miem-bro fundador del Grupo el Paso. Sin embargo, siempre va a tener una actividad expe-rimental propia, en una constante búsqueda del lenguaje que le permitiese descubrirel verdadero mundo que se esconde tras la apariencia.

Fue en 1956, año crucial en su vida, cuando consigue liberarse de lo pictórico tra-dicional y descubre la tela metálica. Partiendo de una nueva emoción, esta técnica lepermite trabajar con diferentes planos, creando nuevos espacios, transparencias y pla-nos de luz reales dentro de una misma obra. Estas telas metálicas siguen a su vez unaevolución, desde las primeras telas planas, simples, sobre el soporte casi desnudo, ycon el color de la propia materia, llega a crear efectos sorprendentes a través demallas superpuestas sujetas al tablero mediante clavos y con una gama cromáticaamplia y natural por derivar de oxidaciones fortuitas. Obras que se van cargando deprofundo lirismo y poesía.

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MANUEL RIVERA

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Vinculado desde la década de los sesenta al llamado grupo de Cuenca, se le debeun apoyo decidido a la consideración y difusión de la abstracción en nuestro país.Madrileño de extremado refinamiento en su producción, cercano en ese aspecto aFernando Zóbel y a Gustavo Torner, nacerá en 1926 y morirá en 1996, dejando unade las producciones más sobrias y elegantes del arte español.

En la búsqueda de su propio camino, Gerardo Rueda consigue una pintura razo-nada, donde la claridad, la geometría y lo esquemático están muy presentes. Rechazalo ilusorio y busca la pura sencillez de los objetos, sencillez que es más que suficientepara la transmisión de sensaciones o conceptos reconocidos por el intelecto.

La elegancia y la contención, junto con el toque provocativo e ingenioso, son carac-terísticas que se perciben en todas sus obras.

Encontramos en su obra, vinculada por completo al arte abstracto, una visión incli-nada hacia lo conceptual, y esta alusión queda remarcada por la preocupación dedotar a sus lienzos de un espacio tridimensional, por medio de diversas técnicas ymateriales, cambiando de soporte, de lienzo a madera o incorporando objetos encon-trados y restos de muebles sin acabar.

La obra siempre consciente de Rueda está en lo más alto de la vanguardia inter-nacional, con la que mantuvo a lo largo de toda su trayectoria una estrecha vincula-ción.

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GERARDO RUEDA

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Nació en Valencia en 1944 y vive y trabaja a caballo entre Barcelona y Granada,ciudad a la que se siente profundamente vinculada, sobre todo después de su perio-do docente en su Facultad de Bellas Artes.

Las vibraciones de luz y el color de la tierra son expresados de manera única enesta artista. Inició sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, enBarcelona, continuándolos en Madrid. Allí participará de experiencias ligadas al primerarte generado por computadores.

Moviéndose dentro de un territorio poético de dualidades, entre lo material einmaterial, tras una breve etapa figurativa, llegará a la abstracción geométrica. Las infi-nitas posibilidades de trazos de color sobre el plano pictórico y la autonomía de lamateria llegarán a su culminación en los años ochenta cuando descubra la capacidadenvolvente que es capaz de crear con un nuevo medio: las instalaciones. Entre tanto,realizará una serie de series: Meninas, Alhambras, Toros que van definiendo una extre-ma depuración formal que llega a la producción de grandes telas, como la que se pre-senta en esta muestra. Grandes telas llenas de variaciones cromáticas, donde los espa-cios se van superponiendo, sugiriendo al espectador ir mas allá de la materia repre-sentada.

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SOLEDAD SEVILLA

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El acercamiento a la obra de Jordi Teixidor debe hacerse desde la concepción máspura del arte abstracto. Es su obra la quintaesencia de la pintura, resultado de un pro-ceso creativo donde hay un menosprecio de toda forma figurativa y una continua dis-ciplina; autoexigencia que le lleva a formalizar un lenguaje personal, en el que las basesson la geometría y la lírica, marcando éstas el más insospechado, intenso y eleganteequilibrio. En su obra podemos contemplar ecos lejanos de los grandes maestros dela abstracción, entre los que no hay que vacilar encuadrarlo. Ecos que demuestran unamagistral lección aprendida en veneros tan solventes como Ryman o Rothko.

Ha trabajado en su ciudad natal, Valencia, en donde nació en 1941, y en Madrid,donde ha desarrollado trabajos vinculados al diseño editorial. Ello no ha sido obstácu-lo para consolidar una trayectoria impecable en el ámbito de la pintura.

El ritual de su creación queda de manifiesto en las series, agotando en ellas todaslas posibilidades de expresión de un mismo tema. Los medios, por los que el artistaalcanza una pintura digna y trascendente, son los materiales tradicionales, y una gamacromática reducida, encontrando en el negro una máxima tensión expresiva, lo másprofundo del espíritu y experiencia humana.

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JORDI TEIXIDOR

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Cuenca es la cuna de los más interesantes artistas españoles del siglo XX. Allí estáquizás su obra más depurada y concreta: la que realizara con los artistas FernandoZóbel y Gerardo Rueda, el Museo de Arte Abstracto Español. Indudable referenciapara entender y contemplar el altísimo nivel alcanzado por el arte español en los últi-mos años. Allí nació en 1925 y allí trabaja todavía.

La mirada siempre rigurosa, en donde las emociones siempre han estado revisadaspor la inteligencia, es una singularidad de Gustavo Torner presente en toda su trayec-toria artística que le viene en gran parte por su formación universitaria comoIngeniero Técnico Forestal, y el ejercicio de esta profesión antes de dedicarse a la pin-tura, a la escultura, al interiorismo y a la museografía.

Su obra va a tener como misión la transmisión de los más altos valores morales ala sociedad. Conseguir lo sublime mediante la presencia de la memoria del arte pasa-do junto con la ilusión de una mirada hacia el futuro, el reflejo del espíritu mas huma-no, la creencia en los valores que poseen por sí mismos los materiales, y un procesode creación totalmente intelectual y libre.

Es, sin lugar a dudas, un artista con una obra de fuerte carga intelectual y concep-tual, sin que por ello dicha producción pierda un ápice de belleza. Granada alberga enla sede de la Diputación Provincial la irónica escultura “La rectitud de las cosas, XVI”

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GUSTAVO TORNER

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algo más que amarillos

(tres poemas de Elena Martín Vivaldi)

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la música callada

Se quedó el mundo solo, sin aroma,solo en su inmensidad,desposeído, sin dolor. Callado.Como sonido mudo,roto arpegio,apagándose, huyendo, desangrándose. Inerme.Sin un ritmo, en sigilo de palabras y voces.Solo.Sólo quedó el color –arco iris, promesa–.Oculta sinfonía.

Azul.Azul de los silencios imposibles,nocturno azul. Recuerdos.Inundación de cielo y mar, entrelazados, vírgenes.Mañanas transparentes,altos presagios. Ecos.Antorchas de la noche:oscuridad visible.Nombre y azul.El aire.

A Mª Teresa Vivaldi

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Y el amarillo fue. Armonía total,rama del entusiasmo,del llegar a la cima,de alcanzar la alegría.Gozo de la nostalgia y el nacer de un otoño.Amarillo triunfante.

Y el verde.Llama de amor y síntesis –¡ay azul y amarillo!–.Y se abrían las hojasde aquel árbol, llegando casi a un cielo perdido.Recientes primaveras, entre un bosque de brazostendidos a una altura.Verde.Toda la gracia única de la tierra en tu nombre.

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El rojo. Intensidad.Gritos de plenitud, ascendiendo en su audacia.Palidecen los ocres, los rosas se deshacen,los morados se esfuman,a su fulgor vencidos.Rojo. Fuego escondido entre cuerpos desnudos,abrasando los miembros,alzados hasta un muro:y, nuevo, el blanco ardía sosteniendo el espacio.

Sin aromas…Sólo vibra el color.La música callada.

(Distinta noche, Granada, 1999)

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Tranquilo verde, y mar. La tarde prendeun oro transparente y leve brisaen la quietud del agua. Allí, precisa,blanca y airosa vela el aire enciende.

Un suavísimo rosa al mar se tiende,desnuda carne o flor, alma o sonrisa,florece y vive. Cálida y sumisala hora en el azul arde y desciende.

Rosa y oro se turnan en su celopor desvelar al verde su ternura,solícitas espumas de aquel cielo.

Y antes que cenicienta, presurosa,huya la luz frente a la mano oscura,tiernísimo violeta vence al rosa.

(Durante este tiempo, Barcelona, 1972)

acuarela

A Antonio Moscoso

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Un cuchillo, ya carne, se me clavapor el doliente ensueño que goteauna caricia pálida de sangre.

Grises y gris arremetiendo al sueño,con sed de alcobas lívidas,tapiando el sol en muros de sospechas.Gris que es hierro y nostalgia,que no es día ni es ciencia;solo, como las casas de un domingo,donde han quedado solas preguntas sin respuestas.

Gris riendo en cabellos defraudados,casi hoguera y ceniza;humo y gris que no es fuego de nubes ni de grito.Gris cerrando las puertas, labios, librosde grises versos, donde el ritmo es llanto.

gris

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Gris que nubla los árboles,segándoles la fiebre de un otoño,que mantiene seguros y evidentes los pájaros.Gris campana sin hombres,para la gris presencia de un secretoarrancado al perfil de la mañana.

Grises momentos, lunas;revés de los espejos,aromas grises por el pie ofendidos.Grises palabras, olvidadas, huecas,sin que una luz sostenga su ternura.

Gris moneda, gastada,para comprar los nombres y la dicha.

Grises nubes, ya muertaspor la venganza inútil de la noche.

(Cumplida soledad, Granada, 1958)

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polifonía en clave de Vivaldi (Testimonios sobre colores y Elena)

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Elena se ha extasiado muchas veces ante los árboles en flor, ante el melocotón,ante los árboles concretos que le van cerrando el paso o la despistan (¡los despistesde Elena!) o le barruntan una clave. Busca y aguarda “esa luz enternecida / y en las últi-mas hojas, dulcemente, / con un temblor de llama detenida”. Busca y, al fin, se topa conel árbol sin ramas. Nada le impresiona tanto como esta mutilación talidomida. Hojasque cayeron o que no encontraron el sitio justo para nacer. Hojas que “no dicen niuna seña”. Es un otoño delicadamente mudo, con la palabra enquistada por el pasmo.¿Tiene miedo, también? Ella lo niega: “No me siento cobarde, acorralada”. Queda,sucinto, el pasmo, como digo, esa voz en silencio, ese canto crepuscular, la cara vueltay como soñando no sé qué luces, esa canción desnuda, almidonada, para el árbol enflor, agradeciendo por cortesía, por un airón de fe, por una leve esperanza decantada.

Carlos Muñiz Romero (1973)

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El tema de su obra es el amor, su encuentro y su definitivo alejamiento, que no pér-dida, pues sobrevivirá para siempre en el recuerdo. El pasado será reiterada fuente deinspiración y, para contemplarlo, vivirá aferradamente vuelta hacia él, a sabiendas deque en el tiempo pasado, como expresó T. S. Eliot, está incluido también el futuro, eltiempo del que se alimenta la esperanza. La soledad de ese pasado –tanto más trági-ca y amarga cuanto más imperiosamente retorna la compañía espectral del recuerdo–y la esperanza del porvenir –puesta en un horizonte inlograble– conforman el templevital y poético (ambos términos se identifican aquí) de Martín Vivaldi. Lo singular esque, pese a constituir estas características la base conceptual común de toda la poe-sía elegíaca, la autora ni pretende rehuir tal limitación ni tampoco, a través de su esti-lo, significarse en modo alguno más que por su naturalidad: ninguna distorsión de laforma, ningún recurso inhabitual, expresivo o léxico, se advierte. Y sin embargo –genui-no misterio del arte– sus poemas muestran una impronta, una marca propia, intrans-ferible, distinta.

Alejandro Amusco (1976)

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La aguda intuición crítica de Villar Ribot ha sorprendido el valor del “amarillo” con-tagiando esta lírica que siempre vibró con vocación de “otoños” que es cuando elárbol se ve más nítido por más desnudo. En la historia de la poesía hay árboles y árbo-les, unos vienen de Ovidio y adquieren el “tempo” de los dibujos animados y otrosque vienen de Virgilio son simples descansos para que canten los ruiseñores de MaríaRosa Lida. Pero hay otros árboles, los árboles concretos que se insertan en la obra delos poetas como un día el ciprés de Silos en la lírica de Diego o ese otro árbol delJardín Botánico –Ginkgo Biloba– en la lírica de Elena Martín Vivaldi: lo de menos esque Goethe también llevase a sus versos la misma hoja de este árbol del Oriente; por-que ese árbol se queda arriba, ordenado en la estantería de la Biblioteca GeneralUniversitaria en la que Elena fumaba pitillo tras pitillo; su tema literario está vivo abajo,entre los cuadros del boj, en el árbol concreto bajo cuya sombra cruza cada día o sor-prende desde la ventana de esa misma biblioteca. Cada árbol le sugiere un grito, lecomunica un deseo, le contagia una vivencia. Ante el árbol del Jardín Botánico la excla-mación “¡Otoño!”.

Antonio Gallego Morell (1977)

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Con el amarillo surge en el mundo lírico de Elena M. Vivaldi la preferencia por elmundo de los colores, que llegarán a constituir lo que Mª Romano Colangeli destaca-ba como “acentuado cromatismo”. Mas este cromatismo no es el de la mera pincela-da pictórica que colorea el poema. El color remite en Elena directamente a las basesde la poesía simbolista, a través de la fuente poética –Juan Ramón Jiménez– ya relati-vamente distante en su próxima lectura. Acercarse al amarillo, al gris, al verde y a tan-tos otros colores, comporta sin duda, por parte del lector, el recordar aquella fraseque E. Swedenborg escribía en su Heaven and Hell, y en donde se encuentra uno delos puntos capitales del programa de la literatura simbolista: “En la palabra hay un sen-tido literal y otro espiritual”. En concreto, el poema “Amarillo”, con el que se abre ellibro El alma desvelada, confiesa con una sencillez esclarecedora esta influencia quehabría que trasladar del campo literario al de toda la actitud vital de nuestra autora.Mirar es ver aquí y más allá. El amarillo se convierte en símbolo del tiempo, de lo tran-sitorio, y se centra en la pérdida. El árbol escogido es el limonero y del que su amari-llento fruto, caduco en la soledad de la vida, es la ilusión.

Fidel Villar Ribot (1977)

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Mientras Luis Rosales escribe y publica en Madrid, el ambiente poético granadino vadespertando de su letargo. Así, en esos años cuarenta surgen nuevos valores, el másimportante, sin duda, una mujer, Elena Martín Vivaldi, que entre 1945 y 1981 ha publica-do ocho magníficos libros en los que ha ido desvelando sus cumplidas soledades y frus-tradas esperanzas a través de un lirismo puro, fuente de su sentir, que busca el otoño, lalluvia, la primavera, los tonos amarillos y los árboles en flor no para contemplarlos enéxtasis nostálgicos, sino para fundirse íntimamente con ellos en palabras palpitantes ytraspasadas de una tristeza estremecida que mana cansada y serenamente. Elena MartínVivaldi llena con su personalidad y con su obra treintitantos años de poesía granadina, osea, todo el periodo que por su circunstancia política podemos llamar de posguerra; sureconocida calidad viene avalada por la presencia de sus poemas en las mejores antolo-gías de poesía española y por la publicación de obras suyas en colecciones tan prestigio-sas como “Ínsula” y “El Bardo”. Por otra parte, su sinceridad poética y su independencialiteraria, unidas a sus dotes personales de humanidad y comprensión, han hecho que deun tiempo a esta parte sea la poeta (a ella no le gusta que la llamen poetisa) más admi-rada y querida por los jóvenes escritores granadinos […]. Y es que Elena Martín Vivaldive quizás en esos jóvenes la materia de esperanza, los hijos imposibles que al nombrar-la fundan su maternidad poética.

Antonio Sánchez Trigueros (1981)

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Y decía Antonio Machado, a propósito del individualismo romántico, que éste “noexcluía la universalidad, antes por el contrario aspiraba siempre a ella. Se pensaba quelo más individual es lo más universal y que en el corazón de cada hombre canta lahumanidad entera”. Elena Martín Vivaldi, qué duda cabe, aspira a esa universalidad;saliéndose de lo puramente localista, tiende un puente con el mundo, elabora su poe-sía con la clara conciencia de quien se sabe poeta en el mundo, y en él escribe y conél vibra y sólo en él alcanza su verdadero sentido. Si el poeta, en palabras de GeorgesBataille, es “el individuo que se comporta como una colectividad”, en el caso de Elenaesta afirmación cumple su verdad, puesto que en su poesía se dan cita constantes sen-saciones y experiencias alcanzables a todos los humanos, los sentimientos que nosconforman y el espacio natural que nos acoge con sus presencias y sus dones; salva-do el escollo del estrecho entorno localista que caracteriza tantas veces a una poesíaprovinciana, ridícula y ramplona, va dejando constancia de todo lo que los sentidos soncapaces de percibir o la mente puede imaginar, intuir, desvelar : máxima tarea del poeta.

José Gutiérrez (1982)

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Unos versos de Novalis sirven de pórtico a estos Nocturnos de la poetisa granadi-na Elena Martín Vivaldi, que en su otoño desolado y tierno ha querido acercarse a lasmanos trémulas y amadas de la noche, caminar a su encuentro para dialogar con ellay salvarse con sus voces oscuras. La personificación de la noche domina todo el poe-mario. Encontramos ya en el poema 2 a la noche desnuda que camina libertandodeseos y tendiendo “sus manos antiguas con un temblor de vida”, “recorriendo cora-zones” y “dejando una respuesta inédita a los hombres”. Aparece la noche azul, tras-pasada de amor, gritando al mundo “su soledad sin llanto”, buscando los caminos dealma y “llegando hasta el centro de dolor”. Porque quiere ser la palabra que nos hieray nos salve, “testigo y vigía de sus insobornables sueños”. Pregunta el poeta –o la poe-tisa, si queréis– dónde estará la noche que pregone su sangre. Esa noche que suscitaen el poema abundancia de imágenes y metáforas: la noche–primavera, la noche comoun labio (que nos trae resonancias aleixandrinas), la noche–voz, eco y límite de lo quefue recuerdo, noche como puerta–espejo y como túnel… puente hacia un paraíso.

José Luis Cano (1982)

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Antes he dicho que sólo la contemplación de lo vegetal abre, para Elena, un res-quicio a la alegría. Tal vez no sea a la alegría, sino a una serenidad que de la sólita mati-dez de la tristeza levante un fulgor amarillo parecido a la alegría: “Serena de amarillostengo el alma”. Goethe asocia al amarillo claro –evidentemente, el de Elena– la ideade nobleza, y al violeta –que no aparece en estos poemas vegetales– la de alegría.Elena ve su amarillo en el ocaso, pero sobre todo en los árboles, unos naturalmentecoloreados así, otros teñidos por el otoño, por la luz matutina, por la ilusión misma enque se envuelven para el poeta. Placidez, más que alegría, es para Elena el blanco, queella ve sólo en dos árboles en flor : el almendro y otro que en el poema no se identi-fica y cuya presencia urbana anuncia la vida y la esperanza a la agradecida poeta. Perono es cuestión, aquí, de hacer inventario de especies vegetales ni de establecer corre-laciones entre sus colores y los sentimientos/cualidades, en la poesía de Elena. Lo quesí me parece pertinente es hacer notar que esta poesía, tan espiritual, es radicalmen-te sensorial. Para Elena, nada hay en el sentimiento quod prius non fuerit in sensu.

Enrique Molina Campos (1985)

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Elena Martín Vivaldi construye su cosmos poético, libro a libro, con una rotundidadformal que sólo es comparable con la contención fervorosa de su espíritu. Es román-tica por desasida de elementos brutos o interesados, despojados de accidentes car-gantes o ilusorios. El amor ha perdido para ella todo lo que no es pasión esencial, paraabrirse a una realidad inmensa –“tú y yo, los dos, la noche nos une”, dirá en un verso–de la que no es posible otra cosa que la confidencia. Ello explica que los interlocuto-res sean la luna o el silencio, la lluvia, libres de determinadas urgencias existenciales[…] Creemos que la edición de Tiempo a la orilla va a remediar uno de los olvidosmás flagrantes de la vida literaria española. En el caso de Elena Martín Vivaldi, que eli-gió una vida retirada por propia voluntad, nada hay que reivindicar, pero sí apoyar unalectura total de esta poesía, porque gana con el paso del tiempo. Iluminadora y salva-dora de una experiencia, la concisión e intensidad de su registro verbal, pasado por lalucidez de una mente de alguna manera clásica, nos toca también y nos confabula porsu intimidad. Elena Martín Vivaldi tiembla estremecidamente con toda su alma. No hayramas parasitarias en el árbol de su amor.

Florencio Martínez Ruiz (1987)

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De femenina, sin duda, se puede calificar la poesía de esta poetisa en la que noencontramos ni el menor atisbo de reivindicación. Autora de grandes poemas deamor, Elena Martín Vivaldi parece entender que se es mujer con todas sus consecuen-cias, y entre tales consecuencias está, aun sin quererlo, la expresión, a veces específicay a veces común con el hombre, de una determinada posición ante el mundo en suvariada complejidad. El libro de Elena Martín Vivaldi que ha venido considerándose“más femenino” es Materia de esperanza (1968) aunque por razones puramentetemáticas. En él, la autora centra su atención en el hijo deseado cuya presencia en elmarco literario de la obra da lugar a un soliloquio de gran intensidad poética. Si elamor se presenta en más de una ocasión como fuente de soledad y nostalgia, el hijoproduce reacciones semejantes a través de “metáforas e imágenes bien dosificadas ymuy certeras, rica presencia del mundo natural […] equilibrio de agitados movimien-tos y templado clasicismo, de pasión y serenidad” (Emilio Miró). La intensidad del sen-timiento maternal en este libro se puede parangonar con el sentimiento paternal deMiguel Hernández, salvando las diferencias motivadas por las circunstancias históricasy personales que vivieron ambos poetas.

Genara Pulido Tirado (1992)

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Quienes tuvimos la suerte de ver a Elena trabajar su poesía, quienes aún gozamosel privilegio de poder examinar sus manuscritos sabemos bien que estas aparentespiezas menores [de Distinta noche] están elaboradas con el mismo rigor, la misma ten-sión y compromiso estético con que produjo el resto de su obra. […] El lector queavance por estos poemas que se le ofrecen observará cómo se va enriqueciendo elperfil de nuestra poetisa: hay aquí piezas de juego literario, bromas amistosas, efusiónfamiliar, garbo formal y siempre, siempre, la misma hondura; algunas piezas aportanchispas de su gracejo natural, conservan y transmiten el halo de simpatía que la rode-aba y nos iluminaba a cuantos nos acercábamos a ella; incluso una obrita, la dedicadaa Rosario Porras, es una prueba de su capacidad de improvisación que le permite, depaso, trazar una de las metáforas más bellas sobre el río Darro en su ámbito de pasopor Granada: “Río de voces blancas”.

Antonio Carvajal (1999)

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Del mismo modo, los colores –“serena de amarillos tengo el alma”– apenas seatreven a constituirse en símbolos. Si acaso, ante unos almendros en flor, se pregunta:“¿Fue casi un suspiro / lo que entre el blanco, rosa, nieve y cielo / escuché a vuestropaso?”. El valor de símbolo aparece más bien en segundo grado, como conclusión dellector que comprueba su diseminación en una serie de apariciones concretas, enmar-cadas en un escenario familiar, la ciudad (la voz de Elena Martín Vivaldi es sobre todourbana) recorrida y reconocida por la voz poética. Sólo entonces el acorde de loscolores se convierte en signo de temporalidad, al enfrentar sin énfasis el tiempo cícli-co de lo natural –los brotes de ese árbol, la caída de esas hojas precisas– con el tiem-po interno y tormentoso de la voz poética: “El tiempo del reloj, y –yo te saludoBergson– / el tiempo tiempo” dice una vez, acordándose del Machado de“Meditaciones de un día”.

Andrés Soria Olmedo (2000)

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La colección “Veleta al Sur” publicaría también el siguiente libro de Elena MartínVivaldi, Arco en desenlace (1963). Los poemas fueron escritos entre 1953 y 1962, enplena eclosión de los poetas de los 50, luego llamados de la experiencia. Pero Elenapermanece fiel a su voz y a su acento inconfundibles. El dolor y la tristeza se intensifi-can al reconocerse en elementos de la realidad circundante: el color amarillo delotoño (las hojas, los frutos…), la lluvia, la tarde, la luna, etc., pero sobre todo los árbo-les, cobran aquí una presencia destacada. El amarillo cruza el libro de parte a partecomo una llamarada de asombro; no olvidemos que el amarillo encierra un doblevalor para Elena: por un lado es el color de la plenitud; por otra, como sucede tam-bién con el otoño, es símbolo del acabamiento –los tres “sonetos en amarillo” tienenaquí la segunda connotación al mostrarnos el paisaje emocional de un alma domina-da por el “dolorido sentir”–. El diálogo vegetal –los árboles se convierten en confiden-tes de la poeta– se establece a partir de la constatación de un estado de ánimo quelleva al sujeto poemático a transmutarse, como Dafne, en ramas y hojas de un árbol.La mirada panteísta adquiere así su mayor grado de paroxismo.

José Gutiérrez (2002)

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Momento de la existencia que, por tanto, puede relacionarse con el otoño y conel color amarillo de las hojas de los árboles, que fueron en su día verdes y frescas peroque ya han iniciado su decadencia. En “Árbol sin nombre” árbol y yo poético son/sesienten amarillos en medio del paisaje otoñal, y ambos, a pesar de existir “sin nadie”,de vivir en soledad, se empeñan en seguir “cantando”: “Por qué, / si eres árbol sin nadie/ derramas tu canción / de estrofas inmortales”. Lo que nos importa destacar es queel color amarillo aquí es el color de la plenitud antes de la decadencia completa. Noestá cargado, ni mucho menos, de connotaciones negativas, en todo caso nostálgicas:“ya” no es verde, ha pasado la juventud, la época de la ilusión y el deseo, pero “toda-vía” no tiene el color pardo de las hojas podridas en el suelo, no ha llegado el momen-to de la disolución total, y eso es algo que hay que celebrar mientras se pueda, asícomo el hecho de que, si ahora es amarillo, se debe sin duda a que antes fue verde.De ahí el tono fundamentalmente gozoso de esta poema: el color amarillo de las hojasdel árbol “vence” el plomizo gris de la tarde otoñal, es “triunfante”; el corazón del yopoético “arde” también amarillo, y se encienden en su interior algunas emociones quese creían muertas (“apagadas cenizas”).

Eva Morón Olivares (2002)

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Uno de los rasgos más sobresalientes de su poesía radica en la incorporación a suspoemas de la nota cromática, en su dimensión verbal. La policromía que en ocasionesofrecen sus poemas convierte a estos la mayoría de las veces en una especie de lien-zo en el que se funden totalmente los colores, como ocurre por ejemplo en “Mi vozquiero amarilla”, donde se produce una combinación total del amarillo –sauce–, rojo–sangre–, azul –cielo– y verde –ciprés– […] Otra combinación idéntica es la queencontramos en “La música callada”, uno de sus últimos poemas escritos antes demorir, donde se van sucediendo a lo largo del poema los colores azul, rojo, amarillo yverde, simbolizando aquí el azul el color del recuerdo, mientras que el amarillo seríael color por antonomasia de la armonía. Al verde lo considera llama de amor, anunciode la inminente primavera, mientras que, por último, el rojo vendría a representar laintensidad total, simbolizada en el fuego […] Así pues, los colores que se repiten conmás profusión en su poesía son el verde, el azul –que casi siempre se presenta enestrecha relación con el cielo–, y el amarillo, color por antonomasia de las hojas secasen otoño, pero también, como hemos podido comprobar en los versos anteriores, esel color con el que ella asocia en ocasiones su dolor.

Manuel Martínez Gómez (2002)

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Hubo siempre algo de magia de pinceles en su rica gama de poética acuarela.Pintaba de palabras el papel esplendente de su obra cuidada y rica, tal que lo hubie-se hecho un diestro pintor de inefables armonías: vegetales insomnes, olas de una ple-amar de caricias, lloviznas melancólicas donde lágrimas y nubes alternan su llanto.Peregrina de atardeceres y de vagarosas aromas, buscaba la voz definitiva y pura.Nunca hallada. Siempre en el horizonte o las estrellas. Testigo fiel de verdes, azules, gri-ses malvas… repetía su amarillo prodigioso, divino, como quien reiterara un cantoconocido hecho de esas hondas voces que nos habitan, que nos hablan desde unaignorada orilla del mágico río interior que serpentea las entrañas, que no viene en losmapas ni los tratados de geografía registran. Esos gritos escondidos que oímos en elpecho al amar o cuando, súbito, arriba el traidor olvido, el desamor impune.

Emilio de Santiago (2007)

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referencias bibliográficasde los textos

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PRESENTACIÓN 5

AMARILLOS 7ELENA MARTÍN VIVALDI

UT PICTURA POESIS. 13ANTONIO GARCÍA BASCÓN

OBRAS 25

BIOGRAFÍAS 57

ALGO MÁS QUE AMARILLOS 75(TRES POEMAS DE ELENA MARTÍN VIVALDI)

POLIFONÍA EN CLAVE DE VIVALDI 83(TESTIMONIOS SOBRE COLORES Y ELENA)

índice

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fundación rodrígez acosta

PRESIDENTE

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VICEPRESIDENTE

Antonio Sánchez Trigueros

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Luis de Angulo RodríguezJosé Manuel Rodríguez-Acosta Carlström

Domingo Sánchez-Mesa MartínFederico Pérez-Padilla YanciMiguel Ángel Revilla Uceda

José María Rodríguez-Acosta MárquezJerónimo Páez López

José Luis Yuste Grijalba

DIRECTOR

José María Luna Aguilar

SECRETARIA GENERAL

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fundación rodríguez-acostaconvenios institucionales 2007

fundación rodríguez-acostaproyecto XXI

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exposición

COMISARIO

Antonio García Bascón

COORDINACIÓN

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SECRETARÍA

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TRANSPORTE

CORZÓN S.L.

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RÓTULOS

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catálogo

COORDINACIÓN

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DISEÑO Y MAQUETACIÓN

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IMPRESIÓN

Copartgraf

ENCUADERNACIÓN

Encuadernaciones Olmedo Hnos.

© de la presente edición: Fundación Rodríguez-Acosta© de los textos: Sus autores© de las imágenes: VEGAP, Madrid 2007

ISBN: 978-84-611-9411-7Depósito Legal: GR-2160-2007

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La Fundación Rodríguez-Acosta y la Obra Social deCajaGRANADA quieren dejar pública constancia de suagradecimiento a las siguientes personas e instituciones:

Luis AdelantadoFrancisco Baena Banco de Valencia Rafael CanogarAntonio Carvajal MilenaCentro Andaluz de Arte Contemporáneo. Junta de AndalucíaCentro José Guerrero. Diputación de GranadaPilar CimarraAlberto CorzónElia DuroLuis FeitoDavid Fernández-BrassoFestival Internacional de Música y Danza de GranadaFundación AenaGalería Joan PratsGalería Juan GrisGalería La NaveGalería Luís AdelantadoGalería Rafael OrtizMaria GironaCarlos Gollonet CarniceroPablo Hereza LebrónMarisa JiménezCarmen LaffonJosé Lebrero StalsSoledad LorenzoElvira MaluquerJosé Vicente MonzóMónica Morales MoleroMouliaá Map SLMuseo de Bellas Artes de GranadaMuseo Patio HerrerianoMarisa Navarro de RiveraMaría José Osorio PérezRafael OrtizGloria PérezYolanda Romero GómezAntonio Sánchez TriguerosSoledad SevillaPablo Suárez MartínJordi TeixidorRicardo Tenorio VeraAlfonso de la Torre VidalLuis TorresUniversidad de Granada

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