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EMPLEO Y DESEMPLEO: de la coyuntura hacia la estructura Un análisis desde Risaralda Oscar Arango Gaviria Profesor UTP Pereira, diciembre 15 de 2002

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EMPLEO Y DESEMPLEO: de la coyuntura hacia la estructura

Un análisis desde Risaralda

Oscar Arango Gaviria Profesor UTP

Pereira, diciembre 15 de 2002

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TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCION 1. ELEMENTOS METODOLOGICOS (5) 1.1 CONCEPTUALIZACIÓN DEL DANE 1.2 ALGUNOS ENFOQUES TEÓRICOS 1.2.1 El libre mercado y el trabajo 1.2.2 La teoría de la dependencia y la estructura ocupacional 1.2.3 Algunos mitos 1.2.4 El desempleo-subempleo frente a las crisis económicas 1.2.5 Desempleo y calidad de vida 2. CAMBIOS EN LA DINÁMICA ECONÓMICO-SOCIAL (12) 3. PRINCIPALES INDICADORES REGIONALES (13) 4. EL DESEMPLEO (17) 4.1 Edad y sexo 4.2 Desempleo y educación 4.3 Desempleo por ramas de actividad económica 4.4 El grupo de ocupación buscado 4.5 La duración del desempleo 4.6 Tipo de desempleo 4.7 Empleo y desempleo cafetero 5. EL SUBEMPLEO (32) 5.1 El contexto nacional 5.2 Subempleo por sexo 5.3 Razones del subempleo 6. EL SISMO DE 1999 Y LA DINAMICA DEL EMPLEO-DESEMPLEO (34) 7. OPCIONES PARA UNA POLÍTICA DE EMPLEO (35) 7.1 CONSDERACIONES PREVIAS 7.2 PROPUESTAS GUBERNAMENTALES 7.3 LAS PROPUESTAS DEL PROYECTO DE ECORREGION

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INDICE DE CUADROS

1. Eje Cafetero. Valor del consumo de hogares por producto. 2000 2. Ecorregión Eje Cafetero. Síntesis social 3. Ecorregión Eje Cafetero. Pobación ocupada por sexo, según rango de

ingresos laborales. 2000 4. Areas Metropolitanas de Pereira y Manizales. Indicadores laborales.

1986-2002 5. Areas metropolitanas de Pereira y Manizales. Población desocupada

según grupo de edad y sexo. 2002 6. Ecorregión del Eje Cafetero. Distribución porcentual del desempleo por

nivel educativo. 1999-2000 7. Pereira A.M.-Manizales. Población desocupada por grupo de ocupación

buscada. 1986-2002 8. Pereira A.M.-Manizales. Población desocupada por semanas buscando

trabajo. 1986-2002 9. Manizales-Pereira. Desempleo según tipo. 2002 10. Manizales-Pereira. Subempleo según tipo. 2002 11. Colombia. Empleos a generar por la reforma laboral. 2003-2006

ANEXOS 1. Ecorregión Eje Cafetero. Indicadores laborales por departamento. 2001 2. Ecorregión Eje Cafetero. Tasas de empleo, desempleo y subembpleo. 2001

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INTRODUCCIÓN El presente informe tiene como objetivo central conseguir un mejor entendimiento del contexto departamental, y particularmente del contexto metropolitano, en el que se desenvuelve el programa del INFIDER con las micros y las pequeñas empresas. Para ello se

Presentan recomendaciones de política pública dirigidas a reactivar el aparato productivo y a generar empleo;

Analiza, específicamente, la dinámica del empleo y del subempleo, utilizando información específica que permite comprender el impacto sobre las dimensiones de edad, género, nivel educativo, rama de actividad económica y posición ocupacional, y

Sintetiza el comportamiento esencial de las principales variables relacionadas con el mercado laboral.

El informe se ha organizado partiendo de una referencias metodológicas donde aparece la conceptualización básica utilizada por el DANE en su Encuesta Continua de Hogares y de la revisión de los principales enfoques teóricos con los que se ha interpretado la dinámica del mercado laboral. Si bien el trabajo tiene como centro de atención lo sucedido en el departamento de Risaralda, y más específicamente en el Area Metropolitana Pereira-centro occidente, en muchos casos se ha hecho un esfuerzo por diseñar cuadros de entrada de información que faciliten la contextualización del problema en los límites de la denominada Ecorregión Eje Cafetero. A partir de ese momento se describe la estructura de la población ocupada atendiendo la posición ocupacional y los principales sectores económicos donde ella se desempeña. El siguiente ítem da entrada a los análisis del desempleo colocando el énfasis en las dimensiones de la edad, el sexo y la educación de los desocupados. Luego se introduce una información específica y algunos análisis sobre el subempleo describiendo el contexto nacional y desagregando la información en algunos de sus componentes más relevantes. Se juzgó importante escribir unos párrafos que consignan referencias a los impactos del el sismo de 1999 y la dinámica del empleo-desempleo Por último, se construyeron unas opciones para una política de empleo en el Eje Cafetero que pueden servir como referente al momento de revisar los planes de desarrollo y los programas de gobierno.

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1. ELEMENTOS METODOLOGICOS 1.1 CONCEPTUALIZACIÓN DEL DANE A partir de 2001, con la aplicación de la Encuesta Continua de Hogares, el DANE tiene un nuevo dominio de estudio para las principales variables socio-económicas. Este Dominio se caracteriza de la siguiente manera: • 13 áreas metropolitanas (Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Bucaramanga, Manizales, Pereira, Cúcuta, Villavicencio, Pasto, Ibagué, Monteria, Cartagena) que cubren el 48% de la población total del país. La periodicidad de la Encuesta es bimestral en las cuatro primeras y trimestral las 9 restantes; • En 1062 municipios, que cubren el resto de cabeceras, y representan el 21%, de la población colombiana, la periodicidad de la Encuesta es semestral; • Para la población que habita en el Resto (zona rural), que agrupa el 27% de los colombianos, se dispone de una periodicidad bimensual en la aplicación de la Encuesta. • Por último, queda como no cubierto un 4%, correspondiente a 54 municipios. DEFINICIONES Los principales conceptos utilizados por el DANE para efectos de los estudios laborales son los siguientes: Población total (P.T.): se estima por proyecciones con base en los resultados de los censos de población. Población en edad de trabajar (PET): está constituida por las personas de 12 y más años en la parte urbana, y de 10 años y más en la parte rural. Población económicamente activa (PEA): también se llama fuerza laboral y son las personas en edad de trabajar, que trabajan o están buscando empleo. OCUPADOS 1.Trabajaron por lo menos una hora remunerada en la semana de referencia; 2.No trabajaron en la semana de referencia, pero tenían trabajo; 3.Trabajadores familiares sin remuneración que trabajaron por lo menos UNA HORA en la semana de referencia. DESEMPLEO ABIERTO 1. Sin empleo en la semana de referencia;

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2. Hicieron diligencias en el último mes; 3. Disponibilidad DESEMPLEO OCULTO 1. Sin empleo en la semana de referencia; 2. No hicieron diligencias en el último mes, pero sí en los últimos doce meses y tienen una razón válida de desaliento; 3.Disponibilidad DESEMPLEO: RAZONES NO VALIDAS 1. Se considera muy joven o muy viejo; 2. Actualmente no desea conseguir trabajo; 3. Responsabilidades familiares; 4. Problemas de salud; 5. Está estudiando; SUBEMPLEO POR INSUFICIENCIA DE HORAS Ocupados que desean trabajar más horas, ya sea en su empleo principal o secundario y tienen una jornada laboral inferior a 48 horas semanales. SUBEMPLEO POR CONDICIONES DE EMPLEO INADECUADO Dos razones principales: por competencias o por ingresos Principales indicadores que se pueden obtener:

Porcentaje de PET: PET / PT x 100

Tasa global de participación: TGP = PEA / PET x100

Tasa de desempleo: TD = D / PEA x100

Tasa de ocupación: TO = O / PET x 100, es la relación entre los ocupados y la población en edad de trabajar.

Tasa de subempleo: TS = S /PEA x 100 1.2 ALGUNOS ENFOQUES TEÓRICOS1 1.2.1 El libre mercado y el trabajo Una de las teorías que ha hecho carrera para definir las políticas laborales tiene que ver con la necesidad de fomentar el libre mercado y permitir que sea el juego de la oferta y demanda el que termine definiendo los equilibrios y reequilibrios indispensables para conseguir los puntos ideales de encuentro. En el equilibrio del mercado de trabajo no debe intervenir ninguna fuerza extraña. Según este enfoque, en el mercado de trabajo se debería llegar a un precio de equilibrio, que sería el salario. El trabajador tendría que escoger entre el ocio y el trabajo.

1 Una relación de la bibliografía utilizada para estos comentarios aparece al final del infomre.

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Todo el planteo anterior invita a creer que en el equilibrio del mercado de trabajo no debe intervenir ninguna fuerza extraña a la de las propias relaciones oferta-demanda (laboral, en nuestro caso), de donde resulta una caracterización de los sindicatos como agentes distorsionadotes que se proponen imponer salarios y prestaciones pactados por fuera de las leyes del mercado. Y, por supuesto, tampoco debería existir un salario mínimo, fijado por la acción legislativa o gubernamental dado que una decisión de este tipo no debe corresponder a nadie más que al propio mercado. Bajo estas premisas, es realmente patética la comparación entre esta construcción teórica y las realidades sociales de los millones de desempleados y sunbempleados que deambulan por el mundo entero en busca de un presunto punto de equilibrio. 1.2.2 La teoría de la dependencia y la estructura ocupacional En los años 70 hizo carrera en América Latina la teoría de la industrialización dependiente. Con ella se transplantó el análisis de los países industrializados, encontrando un proceso desviado, con sobreterciarización y sobreurbanización. De lo que se trataba, en esencia, era de corregir las desviaciones y promover una relación de mercado más equilibrado entre los países. Gran parte de este propósito se frustraba por el enorme peso de la industrialización con capital extranjero. O, dicho en otras palabras, la variable que explicaba buena parte de las debilidades del mercado laboral en estos países era la incipiente acumulación de capital. 1.2.3 Algunos mitos Dados los enfoques anteriores se han difundido no pocos mitos acerca de la dinámica de la desocupación en Colombia. El primero de ellos tiene que ver con las responsabilidades que al creciente desempleo le cabe la inflexibilidad de nuestros códigos laborales. En cuanto a los lugares comunes que repiten no pocos observadores, preocupa que se conviertan en políticas contra el desempleo que, por buscar el ahogado río arriba, no van a solucionar el grave problema que enfrenta el país. Unos ejemplos ilustran esta preocupación. En primer lugar, la opinión según la cual la inflexibilidad del mercado laboral colombiano es la causa del desempleo, de la cual se derivan las propuestas de reformas laborales para combatir el problema. Esta interpretación superficial puede ser confrontada con dos hechos elementales: en 1994 el desempleo en Colombia era inferior al 8% y las normas laborales eran igual o más inflexibles que las actuales, de manera que no existe ningún fundamento lógico para atribuir a esa supuesta inflexibilidad el brutal aumento de la tasa de desempleo hasta el 20%.

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El segundo mito está referido a aquella explicación que sitúa la causa suprema del desempleo en los presuntos altos costos laborales que terminan desmotivando cualquier esfuerzo de inversión por parte de los empresarios. Para confrontar dicha afirmación puede recordarse que el sector productivo donde ha sido mayor la destrucción de empleos es el de la construcción, donde son totalmente flexibles los contratos laborales y donde los salarios en muchos casos ni siquiera cubren el mínimo legal. Es cierto que los salarios de los empleados y profesionales aumentaron un poco en la década pasada, pero no sucedió lo mismo con el salario mínimo ni con el de los trabajadores cuyo incremento fue inferior al del PIB. y el grupo más afectado por el desempleo es el de quienes perciben estos salarios, que son los jóvenes menores de 25 años que tan sólo tienen educación secundaria, dentro de los cuales más del 35% no ha podido encontrar trabajo. El dramático nivel de desempleo en Colombia sólo se reducirá con la recuperación de la demanda y con políticas oficiales de estímulo a la creación de empleo. No se puede negar que algunas reformas son necesarias para eliminar ciertas rigideces del mercado, pero no se puede caer en la ilusión de que esta sea la solución para los tres millones de desempleados. El último mito está relacionado con aquella hipótesis que se volvió dogma en el sentido de admitir que la Junta del Banco de la República no debía ocuparse del tema, pasando así por encima de la elemental consideración del conjunto de impactos que sobre el empleo-desempleo tienen, entre otros factores, la política macroecnómica, el control del crédito público o las tasas de interés. Entre los aspectos destacables de un Foro convocado por El Tiempo, llamó la atención la intervención del gerente del Emisor, donde afirmó de manera clara que “como responsable de la política monetaria, el Banco de la República obviamente también debe contribuir a minimizar el desempleo”. Es un avance muy significativo frente a la equivocada interpretación de la Constitución que siguió el Banco durante varios años, según la cual su mandato exclusivo era el de controlar la inflación. Con este nuevo enfoque será mucho más fácil la coordinación de la política monetaria con la política económica general, tal como lo dispone la Carta Política2. 1.2.4 El desempleo-subempleo frente a las crisis económicas Existe una gran coincidencia entre los analistas del tema al aceptar que frente a las crisis económicas las variables de mayor notoriedad son precisamente el crecimiento del desempleo y del subempleo. Ellas representan la primera expresión social del deterioro en la actividad productiva cuando se entra en períodos de estancamiento o de franca recesión.

2 Cfr. Portafolio. 20.04.01

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No obstante, es importante admitir que el desempleo-subempleo estructural es un proceso que se gesta en períodos relativamente largos y que los cambios leves en las coyunturas no afectan sustancialmente sus tendencias básicas. Puede suceder, incluso, que simultáneamente crezcan el empleo y el desempleo en atención a los comportamientos de la población económicamente activa, el crecimiento de la demanda de empleo y el propio desempleo. También es posible la coexistencia de tasas positivas del PIB, incremento en el número de ocupados y, al tiempo, un aumento del desempleo absoluto y relativo. Esto no implica, por supuesto, que estemos frente a signos positivos del desarrollo. Cabe precisar, por otra parte, que un aumento en el empleo no significa, per se, mejoramiento de la calidad de vida pues podría tratrse simplemente de una precarización del empleo en términos de estabilidad, ingresos y condiciones laborales generales. En una investigación publicada hace cuatro años sobre la dinámica general de desempleo y del subempleo3 las cifras hacían pensar que más lejos no se podía llegar y que en adelante la curva de quienes buscaban empleo empezaría a retroceder. Pero no solamente no fue así, sino que entre 1999 y hoy han aparecido graves y preocupantes factores que, juntos, configuran unas tasas regionales de desempleo y subempleo superiores a los de 1986. Es de prever, en todo caso, que mientras no se supere la crisis del sector de la producción real se tendrá una gran oscilación de la demanda laboral y un sector informal de gran magnitud. Es indispensable, por consiguiente, mantener una cierta cautela para no improvisar conclusiones sobre el comportamiento del mercado laboral con base en las solas tasas de desempleo. 1.2.5 Desempleo y calidad de vida Pero el desempleo es sólo una de las variables que deben ilustrar la real calidad de vida de una población determinada. Otra de las variables de mayor significación en la medición de la estructura socio-económica de un territorio, se expresa en el consumo de los hogares, el cual representó el 27% del destino de la producción bruta del Eje Cafetero en 1998. El 64% de los gastos de los hogares está concentrado en diez productos4.

3 Cfr. ARANGO, Oscar. Sociología del desempleo y del subempleo en el Eje Cafetero. UTP-Fundación

Espiral. Pereira, 1998 4 Ver Corporación Alma Mater y otros. Ecorregión eje Cafetero: un territorio de oportunidades.

Pereira, 2002

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Cuadro 1 Eje Cafetero. Valor del consumo de hogares por producto. 2000*

Ranking

Productos Consumo hogares

(Mill. de $)

% sobre el total del consumo

1 Servicios inmobiliarios y alquiler vivienda 727.081 14,5

2 Otros productos alimenticios 599.261 12,0

3 Intermediación financiera 361.881 7,2

4 Transporte 334.482 6,7

5 Hotelería y restaurantes 295.877 5,9

6 Prendas de vestir 270.390 5,4

7 Productos químicos 244.879 4,9

8 Otros productos agrícolas 173.770 3,5

9 Correos y comunicaciones 168.375 3,4

10 Bebidas 165.846 3,3 *: Información correspondiente a Caldas, Quindío y Risaralda. Diez productos principales. Fuente: con base en CIR.

Es importante señalar la débil participación que muestran los gastos en salud y educación, ocupando el primero de ellos la posición número doce (12) y el segundo la posición (22) en el ranking de consumos. En estas dos variables se refleja el deterioro de los ingresos de la mayoría de los hogares. La salud y la educación son sacrificadas privilegiando otro tipo de consumos en los cuales la gente tiene la percepción de obtener mayores oportunidades de progreso dichas variables de soporte para el desarrollo de cualquier sociedad que busca avanzar. De otro lado, la región presentó en 1993 un Índice de Calidad de Vida de 73, superior al nacional que era de 71. A la vez, se exhibió un porcentaje de Necesidades Básicas Insatisfechas del 25%, mejor que el promedio nacional que era del 37%. En el mismo sentido, la comunidad rural presentaba para 1999 índices de condiciones de vida superiores (72) al promedio nacional (69.9). Aún así, a raíz de la crisis económica es evidente una tendencia al empobrecimiento generalizado de la población, la cual se agudizó con el terremoto de 1999 en los 28 municipios afectados. La calidad de vida ha tendido a deteriorarse a raíz de la prolongada crisis de la caficultura que comenzó a gestarse desde el rompimiento del Pacto Cafetero en 1989 con unas deprimidas cotizaciones internacionales del grano, afectando sensiblemente las finanzas del Fondo Nacional del Café que deriva sus ingresos de la exportación y que lo lleva a mantener precios internos de sustentación que distan de garantizarle a los caficultores adecuados niveles de rentabilidad. El resultado es un creciente nivel de desempleo en las zonas cafeteras. Tal como se amplía más adelante, los ingresos laborales mensuales de las mujeres siguen siendo, en promedio, muy inferiores a los de los hombres. Según la Encuesta Continua de Hogares, el 84% de ellas ganan menos de dos salarios mínimos, mientras el 66% de ellos ganan menos de dos salarios mínimos.

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En los municipios del Eje Cafetero se identifican, así mismo, desigualdades en las coberturas de la prestación de servicios públicos, especialmente los relacionados con la dotación de agua potable y saneamiento básico, lo que genera bajos niveles de calidad de vida en la población afectada y grandes problemas ambientales. Para una parte importante de los municipios de Risaralda, Caldas y Quindío los cambios institucionales producidos por la aplicación de la Ley 142 de 1944, sumados a las dificultades económicas de la población para sufragar el costo de sus tarifas, han ocasionado serias dificultades para sostener un proceso de mejoramiento continuo de cobertura y calidad en la prestación de los servicios públicos domiciliarios. Incluso, en algunos casos, la preocupación no está centrada en ampliar la cobertura y calidad de los servicios, sino en garantizar al menos la que ya se tiene. Bajo estas circunstancias, las relaciones con las comunidades en los barrios de estratos 0, 1 y 2 son cada vez más conflictivas, incrementándose de paso las condiciones de distintas amenazas naturales. En la tabla adjunta aparece una síntesis de los principales componentes sociales y demográficos que dan sentido a las variaciones del empleo y del desempleo en la región. Cuadro 2 Ecorregión Eje Cafetero. Síntesis socio demográfica.

Indicadores Población

1993 3.348.046

2000 4.095.365

2005 4.342.085

Tasa de crecimiento

1993-00 2.9

2000-05 1.2

Habitantes indígenas 1993 40.000

Habitantes negros 1993 7.000

% población en 2000

Menor de 5 años 19

Mayor de 60 años 9

Esperanza de vida 2000 69

Familias desplazadas 2000 5.000

Tasa de desempleo dic./2000 Ibagué

Manizales Pereira

21,3

21,1

21

Municipios con población urbana superior al 90% en 2000

Manizales, La Dorada, Armenia, Dosquebradas,

La Virginia, Ibagué, Cartago

Municipios con población menor de 10 mil habitantes

19/92

Municipios con pérdida neta de población

46/92

Fuente: Corporación Alma Mater y otros. Ob. cit.

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Así pues, el estudio del mercado laboral en Risaralda no solamente debe contextualizarse en estas tendencias al empobrecimiento de la población, sino que es de gran importancia mantener una perspectiva regional en el análisis de las diferentes variables. 2. CAMBIOS EN LA DINÁMICA ECONÓMICO-SOCIAL El siguiente es un resumen de aquellos componentes que están asociados a los cambios más importantes de la sociedad y la economía nacional y regional en las últimas dos décadas y que ayudan a explicar la dinámica del desempleo. Por el lado de la oferta: la transformación rural-urbana, la disminución del ritmo de crecimiento de la población (en particular la PEA), la acelerada irrupción de la mujer en el mercado laboral o la ampliación de las tasas de escolaridad son aspectos que confluyen para darle forma a la oferta de trabajo en las épocas actuales. Por el lado de la demanda figuran: el estancamiento prolongado -con expresiones de efectiva recesión- de la industria, la consolidación de algunas actividades del sector terciario, ciertas acciones empresariales para la adaptación y modernización de sus firmas, lo mismo que adecuación de la legislación laboral a esas prácticas en desmedro del número de población ocupada. Por el interés particular que tiene en este trabajo se destaca una paulatina disminución de la producción cafetera en el PIB nacional y regional. En 2002 las principales cifras del mercado laboral colombiano son las siguientes:

Población total (millones) 42.3

Población en edad de trabajar 32

Población económicamente activa 19.5

Población ocupada 16.5

Población económicamente inactiva 12.5

Población subempleada (millones) 6.8

Tasa de subempleo 34.8

Urbano 33.5

Rural 38.6

Población desempleada (millones) 3.1

Tasa de desempleo 15.8

Urbano 17.5

Rural 10.8

En Colombia la tasa máxima de desempleo en los últimos 20 años ha sido de 19.9% (1999) y la mínima ha sido de 8.6% (1993). El desempleo estructural se calcula en 9.5%. El desempleo por grupos de edad y sexo muestra diferencias de interés y se concentra en la población preferencialmente femenina de 12 a 20 años. Las mayores tasas corresponden a las personas con más altos niveles de

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escolaridad. La tasa global de participación ha ganado aproximadamente diez puntos porcentuales desde comienzos de los ochentas. ”La combinación de este aumento de participación en el mercado de trabajo, junto con una no muy dinámica generación de nuevas ocupaciones, son los elementos que explican buena parte de la resistencia del desempleo a ceder”, explica un especialista en el tema5. En cuanto a la calidad del empleo, el incremento del empleo temporal ha sido una constante a partir de 1980 y en 1999, en las cuatro principales ciudades del país, esta modalidad representaba casi el 23% del total de población ocupada. Además, el nivel de insatisfacción6 de los trabajadores con su empleo, que representa una forma de subempleo, se mantiene en un promedio del 13%. Y, por otra parte, las posiciones ocupacionales de trabajador familiar sin remuneración o empleado doméstico, que se reconocen como una forma precaria de empleo, suman un 6% de la población urbana ocupada en los años 90‟s. En estas condiciones el mercado laboral colombiano “evidencia problemas en la estructura económica para absorber la creciente masa poblacional que se incorpora a la actividad, pero además para solucionar los aspectos de calidad en los empleos a los cuales ésta puede acceder, entre los cuales se cuentan los de la no correspondencia entre los grados de calificación demandados por las empresas y aquellos con que cuentan los trabajadores”7. En estas condiciones, los problemas laborales colombiano, en términos de desempleo y subempleo, son los más graves de América Latina y, lo pero es que “no se trata apenas de un fenómenos coyuntural, ni en su origen, ni en las secuelas que dejará”8 3. PRINCIPALES INDICADORES REGIONALES El peso específico de la Población en Edad de Trabajar (PET) sobre la población total (PT) representa el 80% y 78% para Manizales y Pereira respectivamente. Una primera consecuencia del incremento absoluto y relativo de la PET es el crecimiento paralelo de la Tasa Global de Participación (TGP) que, como se sabe, expresa la relación porcentual entre la PEA (Población Económicamente Activa) y la PET. En efecto, tanto a nivel nacional como a escala regional entre 1986 y 2000 la TGP pasa de 56% a 65%. Ahora bien, “el aumento en la TGP es, sin duda, uno de los factores que está incidiendo más fuertemente en los niveles de desempleo. Es decir, la reactivación económica no solo debe ser suficiente para recuperar los anteriores niveles de empleo, sino que debe generar nuevos empleos para absorber una oferta

5 ZERDA, Alvaro. Política activa de empleo en El Salto Social: una evaluación. Viva la

Ciudadanía. Bogotá, 1997, p. 4 6 En términos de desear otro empleo, poder trabajar más o tener ingresos insuficientes.

7 ZERDA, Alvaro. Ob. cit. p. 6

8 LORA, Eduardo. El desempleo: qué hacer? Libros de Cambio. Bogotá, 2002

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Cuadro 3

Ecorregión Eje Cafetero. Población ocupada por sexo, según rango de ingresos laborales. 2000

SEXO Y GRUPO PRINCIPAL DE OCUPACIÓN

TOTAL NO

INFORMA

RANGOS DE INGRESOS MENSUALES

DE 0 A MENOS DE MEDIO S.M

MEDIO A MENOS DE 1

S.M

DE 1 A MENOS DE 1,5 S.M

DE 1,5 A MENOS DE 2

S.M

DE 2 A MENOS DE 4 S.M

DE 4 Y MAS S.M

TOTAL NACIONAL* 6762234 1354915 1022724 1185195 1535256 598655 696985 368504

Hombres 3715955 862579 409115 612499 845587 357218 397576 231381

Mujeres 3046279 492336 613609 572696 689669 241437 299409 137123

MANIZALES

TOTAL 148036 33099 27479 21341 32547 11754 15186 6630

Hombres 82374 22997 11321 10609 17414 7358 8407 4268

Mujeres 65662 10102 16158 10732 15133 4396 6779 2362

PEREIRA

TOTAL 230776 11932 45940 44849 70529 22963 25748 8815

HOmbres 135602 8769 22564 24186 41951 15627 15869 6636

Mujeres 95174 3163 23276 20663 28578 7336 9879 2179

IBAGUE

TOTAL 161407 35619 31043 26105 34670 13279 14155 6536

Hombres 88672 22657 10719 13458 19661 8710 8585 4882

Mujeres 72735 12962 20324 12647 15009 4569 5570 1654

*Corresponde a 11 Areas Metropolitanas

Fuente: con base en DANE. Encuesta nacional de hogares 2000

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creciente de mano de obra. Y, aunque es posible que parte de esta mayor oferta regrese a la inactividad cuando mejore la situación (niños y jóvenes que han tenido que abandonar sus estudios, personas mayores que han tenido que salir en busca de ingresos), su componente mayor es permanente y, por efectos de la transición demográfica, seguirá presionando el mercado de trabajo”9. La PEA en las principales áreas metropolitanas del país subió a nivel nacional de 4.5 millones de personas en 1986 a 8.4 millones en 2000, o sea, se obtuvo un aumento de 3.9 millones de colombianos activos económicamente. En el mismo período en Pereira, Manizales e Ibagué se pasó de 375 mil personas a 685 mil, siendo relativamente equilibrado el aporte de cada una al total regional. Así las cosas, la Tasa de Ocupación (TO), síntesis del porcentaje de la PEA ocupada sobre el total de la PET, en 2000 fue de 52% en las 10 áreas metropolitanas estudiadas por el DANE a nivel nacional, de 53% en Ibagué, 49% en Manizales y de 50% en Pereira. En su orden, los porcentajes citados corresponden a 6.8 millones, 161 mil, 148 mil y 230 mil ocupados en 2000, cuando las cifras tres lustros atrás habían sido de 3.9 millones, 95 mil, 104 mil y 118 mil ocupados respectivamente. El máximo histórico de esta tasa se había presentado en 1993 con un 55%. Para esa fecha, las áreas metropolitanas con las tasas de ocupación más elevadas fueron Bucaramanga con 59%, Pasto y Bogotá con 55%; las de menores tasas de ocupación Manizales y Barranquilla (48%). En las otras áreas y ciudades investigadas Cúcuta presentó la más elevada tasa de ocupación (63%). La discapacidad es otra de las variables que afectan el comportamiento global del mercado laboral. El censo de 1993 reportó a nivel nacional 600 mil discapacitados (40% son ciegos, 29% sordos y 20% tienen deficiencias mentales). En la Ecorregión se contabilizaron 46 mil personas con diferentes discapacidades. Con muy pocas modificaciones en la última década, la siguiente es la composición sectorial del empleo colombiano: 23% industria, 25% comercio, 27% servicios, 9% transporte, 8% sector financiero, y 7% construcción.

9 VALLEJO, César. La economía colombiana del año 2000. Una visión alternativa. Manizales,

2001. p. 11

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El empleo industrial Históricamente en el Eje Cafetero el sector manufacturero ha sido débil generador de empleo. Según la Encuesta Anual Manufacturera (EAM), para 1990 la industria pereirana contaba con 16.500 trabajadores, la de Manizales con 11 mil y la de Armenia con 1.300 operarios. Al finalizar la década este número de trabajadores industriales había descendido y difícilmente se aproximaba a los 23 mil en las tres ciudades. Estas cifras globales ocultan otros fenómenos asociados al ajuste que se ha producido por el lado del empleo. No consideran el empleo generado en los establecimientos menores de 10 trabajadores; es decir, por las micro y famiempresas donde posiblemente se ha ocultado en parte la creación de nuevos empleos. Al respecto solo se cuenta con las cifras del Censo Económico de 1990. Según esta fuente, cerca de 4 mil trabajadores se hallaban vinculados en este tipo de firmas en Caldas; es decir aproximadamente el 20% del empleo industrial total. En Risaralda el número de trabajadores era cercano a los 4.500, equivalentes al 24%. En Qundío, el número era más bajo situándose en cerca de 2.800, equivalentes al 55% del total de ocupados por la industria. De otro lado, las cifras globales también ocultan la inestabilidad del empleo. Según la misma EAM tanto en Caldas como en Risaralda ha venido creciendo el empleo temporal respecto al permanente. En Caldas, entre 1990 y 1995, años para los cuales se tienen cifras (y muy probablemente, si nos atenemos a la dinámica nacional de esta variable, las cifras serían mayores en 2000), la participación de trabajadores temporales pasó del 6.4% al 19.5% del total de ocupados por la industria; en Risaralda los porcentajes fueron respectivamente de 5.7% y 18.8%. Así, el número de trabajadores temporales se multiplicó por tres veces en Caldas y por dos veces en Risaralda. El empleo temporal ocupado por la industria de estos departamentos es superior a todo el empleo ocupado por la industria del Quindío en los establecimientos mayores de 10 trabajadores. El mayor incremento en el número de temporales es generado por el sexo femenino. En Risaralda el empleo temporal femenino creció a una tasa del 37% para los años citados. Por último, la mayor proporción de temporales se concentra en industrias de desarrollo temprano o productoras de bienes livianos, menos complejas tecnológicamente que las de desarrollo tardío. De esta forma, la industria regional no se sustrajo al proceso de destrucción de empleo y de flexibilización del mercado de trabajo que aconteció en todas las regiones y en el país en general entre 1992 y 2000. Ello se debió básicamente al lento dinamismo industrial para generar empleo; a la inestabilidad y rotación de la mano de obra y temporalización de la misma con el fin de evadir la reglamentación laboral vigente hasta 1991, y a la utilización de mano de obra femenina en actividades intensivas en trabajo y en ciertas labores, debido a que ella, aún con ciertas salvedades, por lo general es remunerada con salarios más bajos que los hombres. En suma se puede establecer que en los años 90‟s, la industria de la región redujo su capacidad de generación de empleo y utilizó formas como las de la temporalización para flexibilizar el mercado de trabajo.

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4. EL DESEMPLEO La estructura ocupacional del Area Metropolitana Pereira-centro occidente presenta el siguiente panorama: la población en edad de trabajar en el período 1986-2002 pasa del 75% al 77%; la población económicamente activa asciende Cuadro 4 Areas Metropolitanas Pereira-Manizales. Indicadores laborales. 1986-2002

Items Total nal Maniz. A.M. Pereira A.M. urbano*

% de pobl. en edad de trabajar

1986 75.2 77.7 74.7 1996 76.8 77.7 78.4

2000 79.1 80.1 78.2

2001 75.3 76.8 77.3

Tasa global de participación

1986 56.1 52.1 54.9

1996 59.9 55.3 61.5

2000 64.5 62.5 63.2

2001 61.9 62.2 65.1

Tasa bruta de participación

1986 40.6 42.7

1996 42.2 45.6

2000 50.1 50.1 49.3

2001 50.8 50.3 50.6

Tasa de ocupación 1992 55.3 49.7 52.2 1996 52.8 47.7 51.1

2000 51.9 49.3 49.7

2001 52.6 50.7 53.0

Tasa de desempleo 1986 13.6 14.8 16.1

1996 11.9 13.8 16.9

2000 19.5 21.1 21.0

2001 15.0 18.6 18.6

2002 17.9 18.7 17.7

Tasa de subempleo

1986 15.5 13.9 15.8

1996 16.2 11.5 12.1

2000 16.4 18.2 19.5

2001 31.3 36.2 33.2

2002 32.3 35.1 38.5 Población total

1986 10,780 302 343

1996 15,187 365 517

2000 15.832 374 592

2002 18.423 377 611 Población en edad de trabajar**

1996 11,826 284 406

2000 13.024

300

462

2002 14.131 291 474

Poblacion económicamente activa

1986 4,550 122 140

1996 7,087 157 249

2000 8.405

187

292

2002 9.052 179 295

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Variable Nacional Manizales A.M. Pereira A.M.

Desocupados

1986 664 18 22

1996 841 22 42

2000 1.643

40

61

2002 1.622 33 52

Ocupados

1986 3,886 104 118

1996 6,247 135 207

2000 6.762

148

231

2002 7.431 146 242

Subempleados

1986 705 17 22

1996 703 18 30

2000 1.381

35

57

2002 2.928 63 113

Inactivos

1986 4,189 109 141

1996 4,739 127 156

2000 4.618

112

170

2002 5.079 111 179

Hasta 2000 cifras para 10 Areas Metropolitanas, desde 2001 cifras para 13 Areas Metropolitan de 140 mil a 295 mil personas, y la tasa de desempleo (17.7%) para el año 2002, se equipara a las de la Nación (17.9%). La encuesta de hogares aplicada en junio de 1986, contabilizó 58 mil desempleados en las áreas metropolitanas de Ibagué, Manizales y Pereira. Una década más adelante este número ya superaba las 84 mil personas, sólo que el crecimiento básico lo había aportado Pereira. Entre 1996 y 2000 el aumento de desempleados se distribuye casi por igual en las tres ciudades. Sumadas las cifras de las ciudades de Manizales y Pereira, a junio de 2002, se tenían 85 mil desempleados y 176 mil subempleados. Aunque en Armenia el DANE no realizaba sus encuestas de hogares en 2000, la administración municipal estimaba que allí el desempleo abierto no era menor del 30%, una cifra explicable, en gran medida, por los efectos del sismo de 1999. Ahora bien, la Tasa de Desempleo (TD) presenta una evolución superior en las ciudades del Eje Cafetero frente al total nacional urbano. En 1986 el desempleo abierto estas ciudades correspondió al 16%, mientras que a nivel nacional la cifra fue 14%. Quince años después estas cifras fueron, en su orden, de 21% y 19,5%. Ibagué, Manizales y Pereira sumaron a diciembre de 2000 145 mil personas buscando empleo, cuando en 1986 este grupo sólo había representado 58 mil personas. Los desempleados de esta región representaban el 9% del total nacional. Aunque el crecimiento del desempleo es notable a escala nacional, llama la atención que en la región, no obstante el crecimiento sistemático de las cifras,

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no se tenga noticia cierta de ningún plan o programa específico destinado a combatir con realismo este flagelo. 4.1 Desempleo por edad y sexo Las mujeres continúan incrementando su participación en el total de la oferta-demanda laboral y mantenían en 2000 un promedio de ocupación del 60%, cuando en 1986 esa cifra difícilmente se ubicaba en un 40%. A escala nacional prácticamente todas las observaciones conducen a señalar que el grupo social más vulnerable al desempleo a partir de 1988 ha sido el de las mujeres10. En 1996 el desempleo femenino en el país era del 15%, mientras que en Manizales y Pereira esta tasa sumaba, en promedio, 18%. En diciembre de 2000, estas cifras fueron, en su orden, de 23% y 26%. Ahora bien, la lectura de la información sobre el desempleo con perspectiva de género muestra que a nivel nacional urbano el número de mujeres que buscan trabajo crece en mayor número al de los hombres. Ellas pasan de 349 mil en 1986 a 936 mil en 2000 (un aumento absoluto de 587 mil mujeres desempleadas). En Ibagué-Manizales-Pereira, las cifras fueron de 53 mil desempleadas en 1996 y 56 mil mujeres buscando ocupación en 2000. Pero nótese que en estas ciudades en este último año las mujeres copaban el 22.9.% del total de desempleados, cuando en 1996 esta cifra era del 17.5%. En el conjunto nacional urbano, estos porcentajes fueron, en su orden, del 23.5% y del 15.1%. Además, en Manizales las desempleadas se incrementaron en un poco más de 11 mil, mientras que en Pereira este aumento fue de 18 mil. Según se observa en el siguiente cuadro, las mujeres ya aportan el 51% del total de desempleados en Pereira-Manizales La información del DANE también muestra cómo el desempleo se distribuye en los diferentes grupos de edad en forma bastante desigual. La población de 12-24 años, si bien es la que continúa aportando el mayor número tanto a nivel nacional como a nivel local, ya empieza a mostrar una pérdida de participación relativa.

10

Cfr. DNP-SISD. Boletín 13. Empleo. Santa fé de Bogotá, 1996. Ver también LORA, Eduardo. Ob. cit.

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Cuadro 5 Areas metropolitanas de Pereira y Manizales. Población desocupada según grupo de edad y sexo. 2002 (en miles)

SEXO Y EDAD

TOTAL NACIONAL

MANIZALES PEREIRA

TOTAL 1,622 33 52

DE 12 A 17 114 2 6

DE 18 A 24 564 9 16

DE 25 A 55 855 20 26

DE 56 A 99 88 2 4

HOMBRES 755 15 27

DE 12 A 17 58 1 4

DE 18 A 24 253 4 8

DE 25 A 55 374 9 13

DE 56 A 99 71 1 2

MUJERES 866 18 25

DE 12 A 17 56 1 3

DE 18 A 24 312 6 8

DE 25 A 55 481 11 13

DE 56 A 99 17 1

Fuente: DANE. ECH. Junio, 2002

En sentido contrario, el grupo etáreo de 25-55 años es el que presenta un mayor crecimiento absoluto y relativo frente a la estructura general de los desocupados. Esta información advierte acerca de un mayor incremento relativo de los desempleados sobre la base de pérdida de empleos (desempleados-cesantes) y remite claramente al precario desempeño nacional y regional de la economía. Por supuesto, también aparece información confirmando un aumento del número de desempleados que por primera vez desean ocuparse (o sea, los contabilizados como aspirantes). Específicamente, en el grupo 12-17 años (aquel que sirve de referente para estudiar el trabajo infantil) se mantiene una participación del 48% en el total del desempleo tanto a escala nacional urbana, como en Pereira. Pese a que las cifras absolutas no son muy elevadas (114 mil niños buscando trabajo en las zonas urbanas de Colombia en 2002, y 8 mi en Pereira y Manizales) ellas sí comportan el drama de una sociedad que no solamente no es capaz de evitar el trabajo infantil según lo recomendado por la OIT11, sino que acepta explícitamente que los niños adquieran la condición de

11

Cfr. OIT. El trabajo en el mundo. Nueva sociedad. Caracas, 1995

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desocupados. Esta situación se agrava con la disminución de las tasas de escolaridad en la educación básica secundaria y media vocacional reconocidas oficialmente12. En el extremo opuesto, la población mayor de 56 años sigue aportando -y de manera creciente- colombianos que buscan trabajo. En efecto, en las 13 principales áreas urbanas del país sumaron 88 mil personas en 2002 con esta característica. De ellas 6 mil se encontraban en Manizales y Pereira. Como en el caso de los niños, estos datos revelan el problema de quienes en vez de estar disfrutando su pensión de jubilación y haciendo uso del sistema general de seguridad social, deben procurarse su sustento merced al trabajo diario. Sorprende, en todo caso, encontrar cómo mientras a nivel nacional el desempleo femenino en la población de 12 a 17 años es del 55%, en Manizales y Pereira esta cifra es de 72%. De igual manera, confirmando las difíciles circunstancias sociales por las que atraviesa la región, al tiempo que el desempleo entre las mujeres mayores de 56 años es del 8% a escala nacional, en estas dos ciudades promedia en el 14%. 4.2 Desempleo y educación Después de las mujeres y los jóvenes, las personas con educación secundaria son las más vulnerables al desempleo. En el conjunto nacional estas últimas tuvieron una participación en la masa de desempleados que pasó del 57% al 58% entre 1986 y 1999. En el Area Metropolitana de Pereira estas cifras subieron del 50% al 57% en el mismo período. Por supuesto, el peso específico de estas personas es mayor en las zonas urbanas que en las rurales, aunque en estas también ya es notoria y creciente su presencia13. Para este grupo poblacional la sensación de frustración suele ser doble pues no consigue en qué emplearse y por lo general carece de recursos para financiar su ingreso a la universidad. a. Niveles educativos Quizás por el método de medición aplicado por el DANE, tanto en las zonas rurales como en las urbanas, la desocupación de personas sin nivel educativo o con solo primaria es relativamente baja14.

12

Cfr. Gobernación de Risaralda. Boletín del Observatorio social y de derechos humanos. No 1. Pereira, 2002 13

DNP-SISD. Ob cit. p.1 14

En estos grupos poblacionales no es frecuente que el encuestado declare no tener ninguna actividad ocupacional, al menos parcialmente y sin que se juzgue su nivel de ingresos.

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Cuadro 6 Pereira A.M. Distribución porcentual del desempleo por nivel educativo. 1986-1999

Sección Total NIVEL EDUCATIVO %

Ninguno Primaria Secundaria Superior

Total nal.

1986 664 2 28 57 13

1999 1,529 2 23 58 17

Pereira A.M.

1986 23 2 42 50 6

1999 67 2 30 57 10

Fuente: con base en DANE

En las ciudades el desempleo ha estado por debajo del promedio para las personas con educación superior, si bien las cifras que se presentan tienen el inconveniente de incluir a los estudiantes universitarios -que sufren un desempleo elevado. En el campo, en cambio, el desempleo de las personas con educación superior ha estado por encima de la media lo que indica las dificultades de inserción laboral de esta población. La evidencia empírica muestra que, por una parte, el desempleo profesional tiene un carácter transitorio y afecta principalmente a los recién egresados. La tasa de desempleo de la cohorte de profesionales menores de 25 años es la más elevada (11%) y disminuye para las cohortes siguientes: 8% (25-29 años); 4% (30-34 años), 3% (35-44 años). Por otra parte, se indica que la mayoría de profesionales se desempeñan como tales. El 68% están vinculados a oficios compatibles con su calificación profesional. En opinión del investigador Hugo López “se puede afirmar... que los recursos humanos formados en el exterior a nivel de postgrado, tienen mejores condiciones para competir en el mercado de trabajo que el resto de profesionales, y su ingreso laboral potencial en el largo plazo es aún mayor”15. Por el contrario, los datos disponibles sobre las relaciones entre desempleo y educación en la Ecorregión no permiten llegar a conclusiones tan alentadoras. Expliquemos porqué. Las estadísticas oficiales16 indican que en Caldas, Quindío y Risaralda durante 1996 se matricularon 35 mil alumnos, trabajaron 16 mil docentes y se contó con 16 instituciones de educación superior. Tres lustros atrás las cifras fueron

15

LOPEZ , Hugo. Ensayos sobre economía laboral colombiana. Fonade-Carlos Valencia editores. Santafé de Bogotá, 1998. p. 127 16

Cfr. ICFES. Estadísticas de educación superior. Santafé de Bogotá, 1999.

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respectivamente, de 3 mil, 330 y 11. Es decir, estamos frente a un crecimiento importante del sistema de educación en el nivel superior, pues los alumnos se multiplicaron por 12 veces en el período, y los docentes por 46. Conviene hacer algunas precisiones: primero, la demanda de cupos sigue siendo insatisfecha en gran medida, pues en 1999 se contabilizaron 26 mil inscripciones para optar por 12 mil cupos. Segundo, el aumento de estudiantes se distribuye desigualmente según el sector y departamento: al tiempo que en Caldas la proporción de alumnos en los sectores privado y público es 1:1, en Quindío la universidad pública alberga 2.6 alumnos por cada uno matriculado en las instituciones privadas; en Risaralda es donde menor proporción de estudiantes en educación pública se tienen (0.8), frente a la matrícula privada. Tercero, la oferta de las instituciones se concentra en programas con discutible aporte al conocimiento científico y tecnológico17. Cuarto, el vertiginoso ascenso en el número de profesores universitarios es explicado, en gran medida, por los docentes de hora cátedra (ellos cubren la mitad del total) y por los de tiempo parcial (son 15 de cada 100). Y quinto, la mayor dinámica institucional la presentan los centros educativos que no tienen el carácter de universidades como tales. Cinco de las 16 instituciones reportadas en 1996 no son universidades al tenor de la Ley 30. Todo para no mencionar el caso de programas duplicados y triplicados, como ocurre con Medicina, las ciencias de la educación, Economía, Contaduría y varias ingenierías. O el caso de los postgrados: en el Eje Cafetero aún no se tienen ofertas académicas propias de doctorados, y mientras sólo se disponía de 8 programas de maestría, el número de especializaciones ya pasó del medio centenar, lo cual no significa, por supuesto, que ello sea una respuesta metódica y planificada a reales reclamos de la sociedad y su desarrollo, pues entre los observadores existe la generalizada evaluación de estas especializaciones como programas de muy precaria calidad académica, realizados casi todos en fines de semana o en horarios nocturnos y sin nexo alguno con reales programas de investigación. El número de desempleados en Pereira con nivel de educación superior pasó de 1.300 en 1986 a 7 mil en 1999. Pero, dramáticamente, las mujeres desempleadas con educación superior crecieron de 500 a 4 mil en el mismo período. Situación que, además de consideraciones estructurales, quizás se explica por la proliferación de programas de baja calidad académica y débiles vínculos con las perspectivas ocupacionales. Este índice de desocupación entre profesionales no deja de preocupar, por cuanto en estas personas se ha realizado ya una inversión pública cuantiosa y las expectativas del país con sus eventuales aportes son de un gran significado. Entre esta franja de la población sobresale el caso tanto de los recién egresados18, como de los graduados pues ellos terminan siendo

17

Aunque la apertura de programas como Ingeniería de sistemas, Ingeniería Física e Ingeniería Electrónica por parte de la UTP tiende a matizar esta afirmación. 18

Según el ICFES, en 1996 egresaron un poco más de 5 mil estudiantes del sistema de educación superior en el Eje Cafetero y se graduaron aproximadamente seis mil profesionales,

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víctimas de un proceso circular donde no es posible conseguir empleo por falta de experiencia, pero se carece de la misma porque no se ofrecen empleos suficientes para quienes apenas terminan sus estudios. No son pocos los analistas que asocian el alto nivel de desempleo entre los profesionales con una igualmente alta tasa de migración de profesionales al exterior. Lo dicho coloca de presente no sólo que estas ciudades reflejan como espejo la realidad nacional en este caso particular, sino que efectivamente debe desmitificarse la noción mecánica de asociar invariablemente un mayor nivel educativo con un mejor nivel de vida. Según se prueba con las cifras aquí descritas, lo primero es condición necesaria, pero no suficiente de lo segundo. b. El rol del SENA En el Eje Cafetero la educación técnica y tecnológica sigue siendo bastante reducida. El bachillerato académico concentra el grueso del total de alumnos, mientras que el resto de modalidades (industrial, comercial, agropecuaria, pedagógica, de promoción social y el INEM) solo cubren una mínima porción. Y según lo advierten los especialistas del tema, “lo más grave... es el fracaso laboral de las otras modalidades, el hecho de que sus egresados experimenten tasas de desempleo mayores que las del bachillerato clásico”19. Esto sugiere que la formación especializada en el nivel secundario de educación no representa, por sí misma, una solución contra el desempleo o contra la baja remuneración obtenida por sus egresados. Salvo excepciones, este tipo de enseñanza debería colocarse al nivel postsecundario. Es de esperar que los cambios operados por la nueva legislación educativa produzcan efectos significativos sobre las relaciones con el mercado laboral. En cuanto a la capacitación técnica, las estadísticas suministradas por el DANE para las principales ciudades del país indican que sólo el 17% de la población en edad de trabajar y el 21% de la fuerza laboral reporta haber recibido cursos de capacitación de cualquier tipo. En la Ecorregión el SENA habría logrado impartir capacitación al 6% de la actual población en edad laboral y al 8% de la fuerza de trabajo. Las demás instituciones serían responsables del 11% y del 13% respectivamente. Estos cursos (cuya duración es de 120 horas y se realizan en no más de tres meses) atienden hoy el 97% de los alumnos\curso del SENA y su importancia viene en ascenso, pues en 1991 cubría el 91%. Se trata de cursos muy heterogéneos, algunos de los cuales incluso pueden hacer parte de un programa mayor. Son cursos desarrollados en horarios compatibles con el trabajo. Al estudiar las características de la población matriculada, se encuentra que sólo el 27% es inactiva, el 39% tiene educación secundaria y el 12%

de los cuales sólo 80 lo hicieron en ciencias agropecuarias y afines, pero 2300 obtuvieron título en ciencias administrativas y afines. 3600 consiguieron su diploma en instituciones privadas. 19

LOPEZ, Hugo. Ob. Cit. p. 135.

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universitaria. Unicamente el 13% es enviado por las empresas (estas dejan en sus trabajadores la obligación de reciclarse laboralmente). De esta manera, el SENA ha terminado por convertirse en un instituto de educación técnica continuada. Sus cursos largos han perdido demanda y mientras sigan abiertos a personas de cualquier nivel educativo continuarán siendo desplazados por la educación tecnológica que ofrecen los politécnicos de nivel superior. A la inversa, sus cursos cortos se fortalecerán aún más al atender a una demanda de quienes desean reciclarse laboralmente. Según el Centro de Información para el Empleo20 un 72% de los inscritos en 1999 tenía menos de 30 años y un 88% de las vacantes inscritas solicitaba personal en ese grupo de edad. La precariedad de los ingresos laborales se descubre al observar que un 48% de las vacantes registradas sólo ofrecía un salario mínimo, y que la oferta laboral de hasta dos salarios mínimos cubría un 82%. Atendiendo las consideraciones precedentes, convendría recomendar al Sena cambios de orden institucional (profundizar la descentralización administrativa) y curricular para que la definición de sus programas pueda atender con mayor flexibilidad las reales demandas socio-económicas de la región. 4.3 Desempleo por ramas de actividad económica La información disponible sobre las ramas de actividad económica en las que dicen buscar ocupación los desempleados deja pistas importantes para la definición de políticas socio-económicas en el Departamento de Risaralda y en la región cafetera. A nivel nacional la rama del comercio, restaurantes y hoteles concentró en 1996 el interés de 219 mil desempleados sobre un total de 703 mil, es decir, casi uno de cada tres. En Pereira-Manizales estas cifras fueron respectivamente de 14 mil sobre un total de 48 mil. Aún más, se trata de información con alto ritmo de crecimiento: en 1986 eran 2811 personas, y ya para 1996 la cifra fue de 14205, es decir se multiplicó casi por seis veces este grupo. Sin duda, aquí se suman las expectativas ocupacionales que esperan ser satisfechas en las actividades propias del comercio informal. En el otro extremo, mientras en 1986 aún se registraban cifras importantes de desempleados urbanos que deseaban ocuparse en actividades agropecuarias, en 1996 bien podría suprimirse la columna respectiva, lo cual no solamente confirma las rupturas rural-urbanas, sino que advierte sobre cómo los

20

Este Centro no captura ni sistematiza toda la información relacionada con el desempleo. Allí

se tabulan únicamente los datos de las personas que se acercan a llenar los formularios respectivos y de las empresas que hacen lo propio. Aún así, la información disponible es cada vez más amplia y representa una interesante muestra de las relaciones empleo-desempleo desagregada por edades, experiencia laboral, situación ocupacional, niveles de preparación y expectativas salariales.

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trabajadores urbanos desestiman la opción del trabajo rural quizás como una expresión indirecta de la propia crisis agropecuaria. En Manizales-Pereira este aspecto merece estudiarse más a fondo, pues en estas dos ciudades las fronteras rural-urbanas son cada día mas difusas y no solamente los corregimientos adquieren verdaderas dimensiones urbanas, sino que son conocidos los procesos de empleo rural de personas que viven en las periferias urbanas con todas sus implicaciones para la estructura de los mercados laborales locales. Atrás se mencionó el caso de las aspiraciones laborales alrededor de la rama industrial. Reiteremos que ella sigue agrupando el interés de una quinta parte de quienes buscan empleo, no obstante ser inequívocos los síntomas de pérdida de ocupaciones industriales. Incluso, en Manizales-Pereira las cifras pasan de 5.436 personas en 1986, a 8.395 en 1996. En estas dos ciudades es igualmente notorio el caso de las actividades de la construcción. En esta rama, caracterizada históricamente por ocupar grandes cantidades de empleos -esencialmente masculinos- sin mayor calificación, esperaban ocuparse en 1996 un total de 7.901 personas en Manizales-Pereira, cuando en 1986 la cifra cerró en 1.648. No caben pues dudas de la recesión que a partir de 1994-1995 se produjo en el sector. Para cerrar este subtema destaquemos que las ramas económicas correspondientes al transporte y a los servicios financieros no parecen interesar mayormente a los desempleados de estas dos ciudades. En efecto, entre 1986 y 1996 se disminuye de 5 mil a 2.264 el número de desocupados con expectativas de ubicación laboral en el transporte, y de 6.128 a 4.505 el total de quienes declararon estar buscando ocupación en servicios financieros. 4.4 El grupo de ocupación buscado En el cuadro siguiente se consigna la información de los principales grupos de ocupación buscados por la población desempleada. Llama la atención el crecimiento de las apiraciones laborales en la ocupación de servicios que en el Area Metropolitana de Pereira pasa de 3 mil personas en 1986 a 11 mil en 2002.

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Cuadro 7 Pereira A.M.-Manizales. Población desocupada por grupo de ocupación buscada. 1986-2002 (en miles)

Grupos de Profes. Y Personal Comerci antes

Trabajad. Trab. no

edad y sexo Total Técnicos. Admvo. y vend Servicios Agric.

Total nacional

1986 664 46 157 117 109 227

1996 703 50 153 143 117 224

2002 1.113 122 254 238 226 262

Maniz. A.M. 1986 18 1 4 3 7

1996 18 2 3 3 4 5

2002 33 2 5 7 9 9

Pereira A.M. 1986 22 5 3 9

1996 30 1 5 6 5 12

2002 52 2 8 13 11 17

Fuente: con base en DANE.: ENH y ECH.

También es representativo el crecimiento en las opciones ocupaciones para comerciantes y vendedores y los trabajadores no agrícolas. En el primer cso, se pasa de 5 mil a 13 mil personas y en el segundo de 9 mil a 17 mil personas. 4.5 La duración del desempleo En Colombia quienes están afectados por eld esempleo enfrentan períodos cada vez más largos para encontrar ocupación. La duración promedio del desempleo se ha duplicado prácticamente en las dos últimas décadas y en la actualidad es de 7 meses al año. De otro lado, Hugo López21 también ha hecho notar que la duración del desempleo en Colombia tiende a crecer entre las personas con mayor nivel educativo, dado que ellas prefieren esperar un poco más antes que aceptar una oferta laboral que les satisfaga. En el grupo de desempleados-profesionales el tiempo promedio de búsqueda de empleo fue en 1999 de 33 semanas.

21

Ensayos... pp. 111-112

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Cuadro 8

Manizales A.M.-Pereira A.M. Población desocupada según

Semanas buscando trabajo. 2002 (en miles)

Semanas Total nacional Manizales Pereira

Desempleo coyuntural

Total 440 11 17

hasta 4 178 5 9

De 5 a 8 131 3 4

De 9 a 13 131 3 4

Desempleo crónico

Total 1,113 21 34

No informa 360 6 9

De 14 a 21 195 4 7

De 22 a 30 189 3 7

De 31 a 39 48 1 2

De 40 a 47 12 1

de 48 a 52 248 5 6

52 y más 60 1 2

Fuente: DANE-ECH. Junio, 2002 Pereira A.M. Desocupados según tiempo buscando empleo. 2002

Semanas buscando empleo %

Total 61.367

Hasta 4 27

De 5 a 8 9,6

De 9 a 13 6,9

De 14 a 21 8

De 22 a 30 11,2

De 31 a 39 2,7

De 40 a 47 1,9

De 48 a 52 19

De 52 y más 1,2

Fuente: con base en Dane

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El DANE explicita una diferenciación entre los conceptos de desempleo coyuntural y de desempleo crónico. En el primer caso se trata de las personas que invierten menos de 13 semanas en conseguir empleo; en el segundo se clasifican a aquellos que deben buscar trabajo por más de 14 semanas. En el Area Metropolitana de Pereira, en 2002 se tienen 17 mil desempleados coyunturales y 34 mil (el doble) desempleados crónicos. Las cifras en Manizales son, en su orden, de 11 mil y 21 mil, lo cual mantiene la tendencia. 4.6 Tipo de desempleo Igualmente, el trabajo estadístico del DANE permite diferenciar el desempleo entre el tipo de desocupación considerada como abierta, y el desempleo oculto. Según se mencionó atrás, las personas que hace parte del desempleo abierto estaban sin empleo en la semana de referencia; hicieron diligencias en el último mes, y expresaron disponibilidad para trabajar. En Pereira, en 2002, estas características cubren al 15.9% de los desempleados y en Manizales al 14.6%.

Cuadro 9

Manizales-Pereira. Desempleo según tipo. 2002

Desempleo

Ciudad Total Abierto Oculto

MANIZALES 15.8 14.6 1.2

PEREIRA 17.7 15.9 1.8

Fuente: DANE. ECH. Junio, 2002

Los desempleados ocultos son quienes estaban sin empleo en la semana de referencia; no hicieron diligencias en el último mes, pero sí en los últimos doce meses y tienen una razón válida de desaliento. Estas particularidades cubren el 1.8% de los desempleados pereiranos y el 1.2% de los manizaleños. 4.7 Empleo y desempleo cafetero La dinámica del empleo-desempleo en la producción cafetera está asociada a múltiples variables que van desde la situación general de las cotizaciones internacionales y el precio interno del grano, hasta los fenómenos climáticos y las enfermedades del cultivo. Aún más, las dificultades de planificación laboral en esta región tocan con variaciones extremas en la oferta-demanda para los ciclos de siembra, zoca y -muy especialmente- de recolección. Pero, además, se relacionan con variables externas a la producción cafetera propiamente dicha y que escapan por completo a cualquier esfuerzo de planificación regional. En consecuencia, al observador desprevenido puede causarle gran extrañeza que

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mientas en un momento se denuncia el crecimiento del desempleo rural, en la siguiente coyuntura el llamado público sea por la carencia extrema de mano de obra para actividades de recolección. Nos referimos, por ejemplo, a la paradójica situación de departamentos con elevadas tasas de desempleo -según hemos visto- y que simultáneamente deben importar mano de obra para ocuparse en la cosecha del grano. A mediados de abril de 1998, por ejemplo, parte de la recolección peligraba porque hacían falta 18 mil trabajadores en Quindío y 22 mil en Risaralda, sin que se vislumbrara con claridad solución diferente a la de importar mano de obra de otros departamentos. Para un dirigente de la Federación de Cafeteros, esta situación se explica, entre otros motivos porque “los trabajadores van a zonas con altos ingresos por las actividades ilícitas y se muestran renuentes a desplazarse a las zonas cafeteras”22. Estas circunstancias deben comprenderse en el contexto general de la peor crisis de que se tenga noticia para la producción cafetera y de la cual nos ocupamos en otra sección de este trabajo. Recordemos, no obstante, algunas cifras relacionadas con la magnitud y los cambios de la tierra cafetera, el número de fincas y árboles sembrados. Según la Encuesta Nacional Cafetera23 -ENH- de 1997 esta Ecorregión cuenta con 162 mil hectáreas sembradas en café. En 1980 se contabilizaban 1.009.579 hectáreas sembradas con el grano y en 1970 esta cifra era de 1.070.430. Mientras en este último año el tamaño promedio de las fincas era de 18 has., ya en 1997 era sólo de 7.9 has. Si se considera el área promedio sembrada en café estas cifras son, en su orden, de 3.5 has. y 1.5 has. La disminución de la tierra cafetera es un hecho, con el agravante de que las tierras no están siendo sustituidas con cultivos intensivos en mano de obra, sino con procesos de potrerización en donde el número de asalariados se ve reducido a su mínima expresión. Para 1997 la Encuesta Nacional Cafetera sumó casi 600 mil productores de café en Colombia. De ellos el 58% estaban en los municipios de esta Ecorregión. A nivel nacional el 60% de las unidades de producción sólo agrupan el 16% del área cafetera. En el extremo opuesto, el 0.6% de las UPAs concentra el 12% de la tierra. En el Eje Cafetero estas cifras no son muy diferentes: las UPAs menores de una ha. son el 44% del total pero sólo disponen del 7% de la tierra, mientras que las UPAs mayores de 20 has. representando sólo un 2% del total de unidades, tienen a su servicio el 19% de las tierras dedicadas al cultivo de café. Sobre un total de 609 mil hectáreas reportadas a nivel nacional en café tecnificado, estos departamentos y municipios contabilizan 167 mil hectáreas, es

22

Cfr. Arango Diego en La Tarde. Abril 15 de 1998. 23

Los cuadros finales derivados de la ENC no aportan información específica acerca de los

problemas del desempleo cafetero, y éste es un vacío que los críticos le han formulado a dicha encuesta. Esta hubiera sido, por ejemplo, una excelente oportunidad para acopiar información acerca de los asalariados del café.

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decir, el 27% del total. Esto significa que además de la subdivisión de las fincas, también se ha producido una importante tecnificación de la producción. La misma Encuesta estableció que la mitad de los productores cafeteros tiene más de 46 años, y que el 22% tiene más de 61 años. Es decir, asistimos a un progresivo envejecimiento de la población campesina de estos departamentos, pues los productores menores de 30 años sólo cubren el 18% del total. Estos datos son quizás los primeros llamados de atención acerca de la necesidad de una política de población enderezada a garantizar, en el largo plazo, una adecuada relación entre la dinámica demográfica y la producción cafetera. En cuanto al nivel educativo, la información disponible indica que el 68% de los productores cafeteros sólo han asistido a la primaria, el 7% a la secundaria y el 2% a la educación universitaria. Confirmando la difícil situación social del sector, la información de prensa local en los años recientes consigna diversos casos donde los potenciales asalariados de las fincas cafeteras ofrecen su trabajo a cambio exclusivamente de la alimentación. Tal es la gravedad de la crisis y el drama de la supervivencia. Ahora bien, con la profundización de la crisis cafetera a partir de 1993 las estadísticas muestran que para 1999 ya el desempleo rural de la Región Central colombiana ascendía a 8%. Estas cifras se contrastan con los resultados del Censo de 1993, en donde la zona rural de Caldas mostró una tasa de desocupación del 3.2%, la del Quindío fue de 3.8% y la de Risaralda del 3.2%. Sobre el empleo y los ingresos de los trabajadores, las estimaciones coinciden en advertir la disminución de la ocupación en un 30% de la PEA en el sector rural del Eje Cafetero. Y los cálculos más conservadores indicaban un descenso del 35% en los ingresos salariales de los trabajadores que permanecerían en sus puestos durante 1999. Es decir, se tenían menos trabajadores rurales y pagados con jornales reales mucho menores. En todo caso, es preciso recordar que las actividades agrícolas de la producción cafetera se caracterizan por demandar mayoritariamente una mano de obra no calificada y por tal razón no son muchas las opciones de las que se dispone al momento de estructurar una estrategia de lucha contra el desempleo en este sector. No es claro, en fin, cómo la economía cafetera pueda aportar soluciones específicas más allá de su propia estructura. Es decir, bajo las anteriores consideraciones, la producción de café a lo sumo podría ensayar a disminuir al mínimo el desempleo rural, pero difícilmente puede estimarse como una opción para combatir el desempleo urbano. En esta dirección parece importante estimular las actividades adicionales destinadas a trabajar no solamente con el grano del café, sino con los demás componentes en la perspectiva de cero contaminación y cero desechos24 tal y como ahora se promueve por parte de

24

Cfr. PAULI, Gunter. Avances. Lo que los negocios pueden ofrecerle a la sociedad. EAFIT. Medellín, 1996 y UPSIZING. Ciencia generativa. Instituto ZERI. Santafé de Bogotá, 1997

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algunos cultivadores para que la productividad cafetera pueda acompañarse de la efectiva generación de nuevos empleos. 5. EL SUBEMPLEO 5.1 El contexto nacional La tasa de desempleo sólo registra parcialmente el fenómeno global de la desocupación. Tanto o más preocupante es el proceso del subempleo, es decir, el de aquellas personas que están ocupadas en actividades no muy productivas o que no están recibiendo ingresos acordes con su trabajo o que tienen un trabajo „disfrazado‟. Planteado en los términos de Hernando Gómez “el desempleo es sólo la punta del iceberg. No porque a la gente no la echen, sino porque a falta de seguro (de desempleo) tiene que rebuscar algún ingreso en vez de darse el „lujo‟ de andar buscando puesto... Así que nuestro sector informal es un esponja que achica el desempleo”25. Para empezar valorando la magnitud del problema, digamos que en 1986 en Colombia se contabilizaban oficialmente 705 mil subempleados, hombres y mujeres obligados a trabajar en labores diferentes a su profesión, o que recibían ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Ellos representaban el 17% de la población ocupada, una cifra que viene incrementándose significativamente, pues a partir de junio de 2002 este grupo poblacional había crecido en 33%, correspondiente a csi tres millones de personas. Este crecimiento exponencial, que se multiplica por cinco entre 1986 y 2002, hace pasar el número de subempleados de 22 mil a 113 mil en Pereira, y de 17 mil a 63 mil en Manizales. El deterioro en la calidad del empleo también se percibe en los trabajadores por cuenta propia que no obtienen los ingresos necesarios para sufragar los gastos de la canasta familiar. Según cifras del Dane, el 68% de los trabajadores colombianos percibe menos de dos salarios mínimos26. Además, se estima que hoy uno de cada tres trabajadores colombianos en las ciudades labora en forma independiente, una cifra que puede estar llegando a los dos millones de personas. Las actividades que más absorben subempleados son la construcción, la industria y el comercio. 5.2 Subempleo por sexo A la tradicional discriminación laboral contra las mujeres se añaden las complejidades propias de un mercado laboral donde cada día se incorporan nuevos contingentes femeninos a la búsqueda de trabajo27. Según la

25

En El Tiempo. Abril 4, 1997. 26

Cifra que sirve de límite al Gobierno Nacional y al Congreso para incorporar en el texto del referendo una propuesta de congelación salarial. 27

Hay quienes como el BID piensan, sin embargo, que la expansión demográfica y la incorporación de las mujeres a los mercados de trabajo a partir de 1995 se ha empezado a

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Consejería Social para la Mujer y la Familia, entre 1970 y 1990 el crecimiento de la PEA masculina fue de 62%, en tanto que la femenina aumentó en un 168%. Como tantas mujeres buscan un cupo el mercado formal de trabajo sin conseguirlo, hoy es muy superior la tasa de subempleo femenino. Se considera, por ejemplo, que en 1993 de cada 100 trabajadores del sector formal sólo 35 eran mujeres. Pero en la economía informal este fenómeno es contrario: por cada 100 trabajadores informales 62 son mujeres, la mayoría de las cuales están la denominada „economía del rebusque‟. Esta circunstancia tiene un agravante: aunque la ley tiene elementos progresivos en esta materia, siguen existiendo muchas dificultades reales para acceder a la seguridad social, tanto en salud básica como en pensiones. Tampoco tienen el beneficio del subsidio que dan las cajas de compensación familiar y la atención que ofrecen en casos de maternidad. Seguramente la reciente disposición de la Corte Constitucional garantizando la estabilidad laboral de las mujeres embarazadas se convertirá en otro argumento soterrado para que algunos empresarios continúen rechazando las solicitudes femeninas de empleo y contribuyan así al aumento del subempleo de las mujeres. 5.3 Razones del subempleo El cuadro adjunto muestra que las razones que esgrimen los subempleados para aspirar a trabajar en otra ocupación o más tiempo en la misma, son básicamente los ingresos insuficientes y la posibilidad de poder trabajar más horas. Específicamente en Pereira, sobre unta tasa de subempleo de 38.5%, el 30% argumenta la primera razón y el 19% la segunda.

producir a ritmos menores que los observados en la década de los años 80‟s. Ver Semana Económica. El Espectador. Abril 12, 1998. p. 10-B.

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Cuadro 10

Manizales-Pereira. Subempleo según tipo. 2002

Subempleo

Insuficiencia Empleo inadecuado Empleo inadecuado

Ciudad Total horas por por ingresos

competencias

MANIZALES 63.212 31.710 5.393 51.593

Tasa 35.1 17.6 3.0 28.4

PEREIRA 113.475 56.372 9.430 88.231

Tasa 38.5 19.1 3.2 29.9

Fente: DANE. ECH. Junio, 2002

6. EL SISMO DE 1999 Y LA DINAMICA DEL EMPLEO-DESEMPLEO Ahora bien, según se ha expresado en la primera parte de este trabajo, es un hecho que los desastres (en nuestro caso el producido por el terremoto) impactan de múltiples formas la estructura regional del empleo-desempleo. Desde este punto de vista, puede afirmarse que el siglo XX finalizó en la Ecorregión del Eje Cafetero de la peor manera posible. Al terremoto de enero de 1999 se sumaron las cifras negativas más altas conocidas en materia de comportamiento económico y social. Como siempre ocurre frente a desastres similares, el sismo contribuyó a agravar las ya de por sí preoupantes tendencias del desempleo y del subempleo, pero, por otra parte, pudo representar una oportunidad para desplegar iniciativas que permitieran transformar el proceso de reconstrucción en un puente hacia la generación sostenida de empleos productivos. El riesgo implícito en la manera como la reconstrucción enfrentaría sus responsabilidades con la política de empleo consistía en que los municipios afectados se quedaran con una oferta laboral restringida a los temas propios de las reparaciones y reconstrucciones físicas de vías, edificaciones públicas y viviendas, es decir en una oferta laboral ajena a las perspectivas reales de reactivación del aparato productivo pensado integralmente y ya no sólo en su componente del sector constructor. Bajo esta consideración puede afirmarse que en esta región se vive un complejo proceso socio-laboral donde, en primer lugar, en 1999 se presentaron las más altas tasas de desempleo (promediaron el 36% al incluir Armenia en los balances). En segundo lugar, una región donde con la reconstrucción se esperaba ofrecer una cantidad tal de empleos en áreas relacionadas con la construcción que muy probablemente sería necesario importar fuerza de trabajo de otras regiones del país28, con lo cual se estaría produciendo un significativo descenso en los niveles del desempleo abierto, particularmente

28

Aunque no solamente por este factor, las autoridades municipales calculan que en Armenia llegaron entre 1999 y 2000 no menos de 60 mil personas.

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entre los grupos de población laboral no calificada o medianamente calificada. Y, en tercer lugar, una región que, de no poder garantizar una política integral de desarrollo económico y social, muy probablemente volvería –como en efecto lo está haciendo- a registrar tasas de desempleo abierto superiores al promedio nacional. Según se estableció en la Agenda de Concertación para el Fortalecimiento del Componente Social de la Reconstrucción del Eje Cafetero, todos los actores que intervendrían en la ejecución de los diferentes planes zonales de reconstrucción estrían obligados a diseñar y ejecutar una política de atención a las demandas de empleo que trascendiera los límites de la reconstrucción física y se ocupara de modelos y propuestas de desarrollo económico y social donde estuviera, en primer término, el progresivo fortalecimiento de la calidad de vida de la población. Atendiendo las diferentes reclamaciones de la comunidad, el FOREC y las gerencias zonales defendieron “una contratación que, en igualdad de condiciones, privilegiara la mano de obra residente en cada zona” y respaldaron diferentes acciones de vigilancia y control para que contratistas y subcontratistas “cumplieran a cabalidad con la legislación laboral”. En su momento, las autoridades locales, las gerencias zonales y otros actores de la reconstrucción se comprometieron a “apoyar la empresas existentes, a ofrecer estímulos a la creación de nuevas empresas; proyectos agroindustriales regionales; fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas generadoras de empleo; mejoramiento de productos; encadenamiento de procesos productivos; agilización de las líneas de crédito, y modernos y eficaces procesos de comercialización”29, pero de esta oferta quedan todavía más promesas que hechos cumplidos. 7. OPCIONES PARA UNA POLÍTICA DE EMPLEO 7.1 CONSDERACIONES PREVIAS De cara al desarrollo de esta Ecorregión, es necesario entonces reconocer que “el desempleo sigue siendo el peor problema de la actual situación económica. Se da una relación inversa entre tasas de crecimiento del producto y nivel de desempleo, y se puede esperar con razón el descenso en la elevada tasa de desempleo, este solo cede con rezagos cuya duración depende, de tres factores principales: en primer lugar, la aplicación de políticas públicas para facilitar la incorporación „fácil‟ (y probablemente transitoria) de mano de obra poco calificada; en segundo lugar, la velocidad con que se recuperen los índices de capacidad instalada en el sector productivo; en tercer lugar, el comportamiento de la tasa global de participación u oferta de mano de obra que, como se sabe, no solo está asociada con la transición demográfica, sino que tiende a aumentar en momentos de crisis por la necesidad de las familias de conservar sus niveles de ingreso”30.

29

FOREC-Fundación Espiral. Agenda de concertación para la reconstrucción social del Eje Cafetero. Pereira, 1999. p. 22 30

VALLEJO, César. La economía... p. 10

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Recordemos que estamos frente a un problema cuyas soluciones de fondo escapan a la „jurisdicción‟ meramente local o regional y se proyectan, como mínimo, hacia lo nacional. En este sentido, debe reconocerse que la crisis del desempleo en Colombia está ligada a factores de tipo estructural relacionados con el patrón de (des) acumulación de la economía. No tiene lógica buscar solución sin prestar atención a las causas. Para decirlo con Mauricio Uribe, “se pueden estudiar alternativas como las de modificar en algunos aspectos la financiación de los costos no salariales asociados a la parafiscalidad, ensayar esquemas de flexibilidad salarial como los de la economía participativa (salarios participativos), incluso mejorar la pertinencia y calidad de la educación y de los sistemas de capacitación, pero sin las reformas de fondo no es posible construir una economía que genere empleo productivo en forma sostenida y garantice las condiciones materiales para el ejercicio universal de la ciudadanía social. En este sentido, las políticas de empleo deben ser un instrumento para la superación de la pobreza y no un paliativo para su perpetuación. Por ello es necesario adelantar una verdadera reforma redistributiva en Colombia... es necesario eliminar las ventajas inmerecidas en la sociedad a partir de una democratización de los activos, y de una estructura tributaria que sin destruir la eficiencia, castigue fuertemente los comportamientos rentisatas... La democratización del mercado de capitales y la desconcentración del sector financiero son requisitos para la construcción de una economía con empleo”31. 7.2 PROPUESTAS GUBERNAMENTALES Al momento de entregar este informe se adelantan en el país y en el Congreso de la República sendos debates que tocan con los temas relacionados con una reforma laboral (pago de horas extras, dominicales, formas de contratación, recursos parafiscales, seguro al desempleo, entre otros) y pensional (incremento en el número de semanas a cotizar, eliminación de regímenes especiales, aumento de la edad de jubilación), y simultáneamente se congela cualquier incremento salarial para quienes perciban más de dos salrios mínimos. Estas iniciativas en gran medida fueron defendidas por el Presidente Uribe en su campaña y sirven como fundamento para la estructuración del Plan Nacional de Desarrollo32. En su campaña electoral el Presidente Uribe ofreció desarrollar un conjunto de iniciativas para generar empleo, muchas de las cuales se relacionan con respaldos específicos a la pequeña y mediana empresa y a las diversas formas de economía solidaria.

“La economía solidaria, el cooperativismo, construye fraternidad, tiene todas las posibilidades para servir los intereses generales de la comunidad sin ánimo individual de lucro, sin burocratismo y sin politiquería.

31

Ibid. p. 39 32

Cfr. DNP. Hacia un Estado comunitario. Bases para el Plan nacional de desarrollo 2002-2006. Bogotá, 2002

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“Necesitamos cooperativas para vivienda, obras públicas, educación, nuevas empresas, comercialización interna de insumos y productos de microempresas y sus exportaciones. El campo, en lugar de pretender regresar al IDEMA o a los antiguos almacenes de la Caja Agraria, necesita un gran desarrollo cooperativo. Particular énfasis haremos en el Fondo de Garantías para apoyar el crédito cooperativo. “El desarrollo agropecuario es esencial para la seguridad alimentaria y el empleo. “Los fondos de cesantías y pensiones deben financiar patrimonios autónomos, con las debidas garantías, para generar empleo a través de la construcción, las obras públicas, la agricultura. “Las tasas de ahorro e inversión en Colombia han caído sustancialmente. Ofreceremos 2 años al aparato productivo para que importe maquinaria y bienes de capital sin arancel y sin IVA. También exenciones de impuestos para actividades productivas a partir de la investigación en genética y biología, para la madera comercial y sus industrias derivadas a fin de convertir en beneficio real la ventaja potencial. “Cualquier punto de reforma laboral debe ser equitativo entre empleadores y trabajadores. Para frenar la discriminación a los jóvenes y adultos en materia de generación de empleo debemos eliminar los impuestos parafiscales relacionados con trabajadores menores de 25 años o mayores de 50. Lo mismo y transitoriamente a quienes dejen de ser empleados públicos y pasen al sector privado. Se mantendrían las obligaciones salariales, prestacionales y de seguridad social, con el buen cuidado de que no haya trampas”33. En otro de sus discursos propuso “crear una exención tributaria para las industrias que trabajen y procesen la madera y la guadua en la zona cafetera y generen empleo en la región”. En resumen, para el Gobierno Nacional los siguientes son los temas de la agenda a través de la cual se buscará disminuir los índices de desempleo: Fortalecimiento del Fondo para PYMES y del Fondo de Garantías; Economía solidaria. Nuevo rol de cooperativas;. Nuevas funciones a las ONGs; Más espacio para los fondos de pensiones y cesantías; Importaciones productivas sin aranceles y sin IVA; Excenciones para investigación en desarrollo forestal; Eliminación de los impuestos parafiscales relacionados con trabajadores menores de 25 años o mayores de 50; Impulso a las Zonas Especiales de Exportación; Transporte masivo con participación de transportadores; 100 mil viviendas por año;

33

Ver URIBE, Alvaro. Programa de gobierno. En www.votebien.com

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Reforma pensional. En términos de metas, el Gobierno se propone generar los siguientes empleos para los próximos cuatro años:

Cuadro 11

Colombia. Empleos a generar por la reforma laboral. 2003-2006

Concepto total 2003 2004 2005 2006

Total 501,503 258,320 98,276 80,571 63,886

Recargos 61,112 31,560 12,092 9,763 7,697

Régimen especial de aportes 98,252 49,707 19,044 15,377 12,123

Indemnizaciones 152,782 78,900 30,229 24,409 19,243

Aprendices 190,908 98,153 36,911 31,201 24,823

Fuente: con base en DNP

Estas proyecciones están determinadas, en gran medida, por lo que suceda con la reducción del costo de los aprendices del SENA. Por lo pronto, en el proyecto de reforma laboral que hace cursos en el Congreso ya se aprobó darles a los aprendices un apoyo de medio salario mínimo sin que ello implique prestaciones. Por este motivo podrían vincluarse no menos de 190 mil personas al mercado laboral. Otra fuente prevista de empleo para 310 mil personas se relaciona con la ampliación de la jornada diurna y la reducción del pago por horas extras y recargos nocturnos, lo mismo que el no pago de aportes parafiscales para quienes contraten reinsertados, expresidiarios y personas entre 18 y 25 años y mayores de 50 años.

Por último, a lo anterior se adicionan las 153 mil contrataciones previstas por la

disminución de los costos de despido sin justa causa34

.

7.3 LAS PROPUESTAS DEL PROYECTO DE ECORREGION Ahora bien, en el trabajo ya citado de Ecorregión Eje Cafetero aparecen, por su parte, algunos lineamientos dirigidos a enfrentar el agudo problema del desempleo y subempleo regional. En esta investigación se destaca la importancia del empleo productivo; se defiende la necesidad de conseguir, como mínimo, un crecimiento económico por encima del 5% en el PIB, lo cual se asume como un reto estructural para empezar efectivamente, con realismo, a bajar las tasas de desempleo.

34

Cfr. El Tiempo 081202.

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También se comparte la importancia estratégica de la ampliación de la cobertura educativa, especialmente la relacionada con la educación básica secundaria y media vocacional, y de la educación superior, pues ello no solamente contribuiría a consolidar el capital humano regional, sino que evitaría las inmensas presiones que hoy se tienen sobre el mercado laboral por parte de la población entre 12 y 24 años. Desde el punto de vista productivo propiamente dicho, se defiende un lineamiento dirigido a obtener la reconversión socio ambiental de las actuales actividades productivas como alternativa de sostenibilidad económica en el corto y mediano plazo. En general la reconversión socioambiental es una política de cambio en las actividades productivas que busca la intensificación para incrementar las contribuciones alimentarias, económicas y sociales, y a la vez incorporar los sistemas agroforestales como parte sustancial del proceso de cambio. La reconversión es viable con la tecnología disponible, la organización de los productores y macropolíticas que descincentiven negocios de especulación de tierras. Al aplicar principios del ordenamiento territorial y la biodiversidad es posible hacer coincidir los beneficios socioeconómicos con los ambientales. Con estos lineamientos se busca implementar la reconversión ambiental en las principales actividades económicas de la Ecorregión, especialmente en la ganadería y la caficultura. Por lo demás, en el trabajo es explícita la necesidad de adecuar parte importante del aparato productivo y comercializador del departamento de Risaralda y de la Ecorregión a fin de colocarlo en condiciones de responder adecuadamente a los retos del ATPA y del ALCA. Tener cuidado, en todo caso, con una actitud que sobrestima o que menosprecia estos instrumentos. Se trata, en fin de poder construir concertadamente una institucionalidad y unos procesos educativos en los que la lucha permanente contra el flagelo del desempleo y del subempleo aparezcan como una evidente prioridad de las políticas públicas.

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Anexo 1

Ecorregión Eje Cafetero. Indicadores laborales por departamento. 2001 (en miles)

Departamentos PT PET PEA Ocupados Desocup. Abiertos Ocultos Inactivos

Caldas 1.121 867 539 463 76 65 11 328

Quindío 573 440 279 230 49 45 5 161

Risaralda 961 741 470 390 80 73 7 271

Valle 4.247 3.258 2.120 1.751 369 325 45 1.138

Tolima 1.301 988 648 545 103 89 14 339

Total Nacional 41.284 31.071 19.247 16.354 2.893 2.638 255 11.824

Departamentos Subem.

Insuficiencia de horas

Empleo inadecuado por competencias

Empleo inadecuado por ingresos

Caldas 223 10 14 183

Quindío 89 34 1 77

Risaralda 159 71 11 127

Valle 755 379 51 577

Tolima 238 118 18 196

Total Nacional 6.029 2.719 602 4.845

Fuente: con base en DANE. ECH, 2001

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Anexo 2

Ecorregión Eje Cafetero. Tasas de empleo, desempleo y subembpleo. 2001

Departamentos

% población en edad de trabajar TGP TO TD

T.D. Abierto

T.D. Oculto

Caldas 77,4 62,2 53,4 14,1 12,1 2,0

Quindío 76,8 63,4 52,2 17,7 16,0 1,7

Risaralda 77,1 63,4 52,6 17,0 15,5 1,5

Tolima 75,9 65,6 55,2 15,9 13,7 2,2

Valle 76,7 65,1 53,7 17,4 15,3 2,1

Total Nacional 75,3 61,9 52,6 15,0 13,7 1,3

Departamentos Tasa de subempleo

Insuficiencia de horas

Empleo inadecuado por competencias

Empleo inadecuado por ingresos

Caldas 41,4 1,9 2,6 34,0

Quindío 31,9 12,3 0,2 27,7

Risaralda 33,9 15,2 2,3 27,1

Tolima 36,6 18,2 2,8 30,3

Valle 35,6 17,9 2,4 27,2

Total Nacional 31,3 14,1 3,1 25,2

Fuente: con base en DANE - Encuesta Continua de Hogares