ELECCIONES CABA: El 05.07 MARIANO RECALDE -FPV-

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En las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay una sola candidatura que puede servir para devolverle la ciudad a sus habitantes y al país. Es la candidatura del Frente para la Victoria, encabezada por Mariano Recalde.

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EN LAS ELECCIONES DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES HAY UNA SOLA CANDIDATURA QUE PUEDE SERVIR PARA DEVOLVER-

LE LA CIUDAD A SUS HABITANTES Y AL PAÍS. ES LA CANDIDATURA DEL FRENTE PARA LA VICTORIA, ENCABEZADA POR MARIANO RECALDE

Del otro lado, hay dos alas del mismo partido único del atraso y el retroceso: la candidatu-ra del Pro, encabezada por Horacio Rodríguez Larreta, y la de Eco, encabezada por Martín Lousteau.El Pro no es más que un carnaval de gorilas disfrazados con la falsa seda de una “gestión” que es más publicidad que otra cosa.Su manual es simple: no digas lo que piensas, muestra algunas obri-tas y sonreí mientras esperás el momento de pegar el zarpazo.De todos modos, se les ve la pata a todas las sotas. La gestión del Pro se formula a partir de dos tipos de arreglos: * “Arreglos” urbanos, muchas veces mal hechos, que duran lo que dura un nuevo contrato para las em-presas constructoras; * “Arreglos” empresarios “bien” hechos, que –esos sí- son eternos: el de la recolección de la basura, o la recolección de automóviles (como si fueran basura), que ni siquiera es legal pero igual se mantiene.Estas dos columnas generan los siguientes resultados, empezando por los que dan risa para terminar con los que hacen llorar.

En realidad, no. Por un lado, a nivel nacional Lousteau y Rodríguez La-rreta comparten la alianza que lidera Mauricio Macri. Así que por más que pre-tendan diferenciarse “por abajo”, son dos alas del mismo buitre.Por otro lado, Lousteau no nos muestra ningún programa destinado a combatir las múltiples fallas y rajaduras con que el macrismo va dejando tullida a la ciudad de Bue-nos Aires. No lo tiene. Su único programa es, como fue el de la Alianza, seguir con lo mismo pero con “manos limpias”.No es posible, sin embar-go, desarrollar una política antipopular sin buscar el apoyo de los intereses del estáblishment. Y el está-blishment cobra caro sus ayudas. Aquello que para ellos es una oportunidad de negocios, para nosotros es un mecanismo de expo-liación, extorsión y estafa.No hay tercera posibili-dad. Ya tuvimos la expe-riencia de la Alianza. Si lo deseamos, la podemos re-petir. Allá quienes piensen que votar por Lousteau es “mejor” que hacerlo por Macri. Entendemos que en la desesperación de sacarse de encima a estos depredadores seriales haya quienes busquen “cortar con el hacha Lousteau las piernas del dinosaurio Rodríguez Larreta”. Pero tendrán que hacerse cargo de las consecuencias.

Empecemos por algunas de sus múltiples intervenciones ridículas: pasos bajo nivel por los que no puede pasar una ambulancia, “mo-numentos” a… las bicicletas, “homenajes” a las cataratas del Iguazú que las igualan a un mingitorio callejero, “puntos” seudoecologistas donde tirar chicles usados así los usa la empresa GumPoint, que es el verdadero beneficiario, “recibódromos” para empastelar estudiantes recién graduados. En realidad, la gestión del Pro es una verdadera es-tudiantina irresponsable, frívola y tilinga que va asfixiando el paisaje urbano con sus “genialidades” urbanísticas.

Es la continuación, adecuada a los tiempos actuales, no solo de los años 90 sino también de la dictadura cívico-militar iniciada en 1976. No por nada prefiere no hablar de “cosas raras” como la historia, la economía, y, por supuesto, esa cosa tan rara como es la Patria.Si se le pregunta a Macri quiénes son sus héroes, señala al tirano urbanístico de Videla (Cacciatore) y al gran traidor Carlos Menem. Pero nadie se lo pregunta, y su hada madrina, el publicitario Durán Barba, le tiene prohibido mencionar esas cosas (y prácticamente ninguna otra que indique algo más que una bondad falsa y mediática que sirve solo para vender)Quien vota al Pro, vota todo lo que acabamos de relatar. Y mucho más, porque son gente insaciable. Quieren recuperar el control de la Argentina para destruirla nuevamente, como lo supieron hacer década tras década desde el golpe de Estado de 1955.

“Metrobuses” que solo son carriles exclusivos, pero además son un modo baratito de decir que no van a construir una sola línea de subte. Compras de coches de subte usados a los tránsfugas del PP de Madrid, tan corrompidos que acaban de perder la inten-dencia pero antes y gracias a Macri nos encajan vagones que no entran en los túneles, obligan a reformar toda la línea B, y, cuan-do tienen que empezar a funcionar… resulta que necesitan una energía que la línea no tiene.

Gestión despótica y punteril de los reclamos de los vecinos, espe-cialmente de los más desposeídos, que son humillados sistemáti-camente hasta cuando se les otorgan sus derechos.

Liquidación sistemática del patrimonio edilicio de la ciudad para construir edificios de baja calidad y alta ganancia para las “de-sarrolladoras”. Enrejado sistemático del espacio público, que no respeta ni siquiera los accesos para discapacitados, ni las rampas a las veredas altas, ni los espacios verdes. Entrega de espacio públi-co al interés privado incluso en violación de todas las leyes y sin cumplir determinaciones de la justicia, como en el “regalo” que se le hizo al Grupo Clarín de una calle entera.

Completo desinterés por la educación pública, que sufre agresio-nes permanentes de todo tipo y calibre, desde la destrucción del espacio físico hasta la degradación de los programas de estudio y la penetración de policías de civil para averiguar antecedentes de estudiantes “molestos”. Destrucción programada y mal inten-cionada del sistema de salud pública, del cual además se dice que debería atender solamente a los vecinos de Buenos Aires y no a los habitantes de la periferia suburbana. Constitución de una

Policía Metropolitana de uniformes a la inglesa y cerebro repre-sor, a partir de sujetos –como el famoso Palacios- expulsados de las fuerzas de seguridad por sus vínculos con los peores tiempos de la vida política argentina. Liquidación de cualquier forma de participación activa de la ciudadanía en las Comunas, que jamás fueron dotadas de las menores herramientas para ser órganos de gobierno local.

Desinterés por la inspección y protección de las obras y edificios públicos y privados, que encuentra su mejor ejemplo en el incen-dio intencional de Iron Mountain que costó la vida de diez ar-gentinos para que haga negocio una empresa dedicada a encubrir crímenes financieros. Desinterés por la inspección de trabajo, que lleva a la proliferación de talleres con trabajadores reducidos a la servidumbre, y que también cobra un costo en vidas humanas.

Reordenamiento discriminatorio y racista de la ciudad, a través de una política de desalojos despiadada, un sistema de redefinición de usos urbanos y una revalorización especulativa del uso del sue-lo que busca “blanquear” Buenos Aires para hacerla “europea”. Creación intencional de una escasez de viviendas que permite lle-nar la ciudad de adefesios de hormigón para uso especulativo o como reserva de valor.

Endeudamiento colosal en moneda extranjera, que se cuadruplicó desde que Macri “gobierna” la ciudad más rica del país. Manejo del banco público de la Ciudad como si fuera un banco privado, con todo lo que ello implica en términos de parasitismo social y económico.

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El voto por Mariano Recalde es un voto por la Argentina industrial, la única que puede recuperar a Buenos Aires de las manos de la especulación y la ilegalidad. Es un voto para preservar lo logrado desde que el 19 y 20 de diciembre, los argentinos (y los porteños en primera línea) le pusimos fin al régimen de liquidación nacional instaurado en 1955.El Pro empezó a hacer agua en Santa Fe, y votar por Mariano Recalde es ayudar decisivamente a que se hunda en el seno de la misma ciudad donde nació, esa ciudad que ahora estrangula con su abrazo de anaconda hambrienta. Si el Frente para la Victoria pasa a gobernar Buenos Aires, el mazazo será definitivo y se asegurará la continuidad y profundización del modelo iniciado en 2003, sin acechanzas de la rosca que Macri y los suyos representan y encabezan.El proyecto del Frente para la Victoria hermana a los porteños con todos nuestros compatriotas y nos une frente a las dificultades que todo el país enfrenta en un complejo escenario mundial.Buenos Aires no puede seguir gestionada por gente que la desea aislar del conjunto de la Nación, a no ser que se someta a su voluntad, el viejo sueño oligárquico que no pocas veces se impuso, literalmen-te, a sangre y fuego contra todos los argentinos.Pero no se trata solamente de “alinearse” con una política nacional.

Lo que distingue la propuesta del Frente para la Victoria de las del Pro y de Eco es la posibilidad que nos brinda a los porteños de recuperar nues-tro papel orgánico como núcleo dinámico de esa gran urbe mundial.El Frente para la Victoria propone un gobierno integrado, y no enfrenta-do, con el de sus vecinos. En vez de enrejar la ciudad contra el “extran-jero”, plantea abrirla a una organización coordinada y racional de los intereses de todos los habitantes de nuestra inmensa aglomeración.Esa política pasa por todos los niveles.Desde la tajante negativa a seguir endeudando a la ciudad hasta la recu-peración del papel creador de viviendas hasta la reinserción de la política del distrito federal en un plan urbanístico global. Desde un creciente con-trol de la codicia especulativa hasta la reindustrialización de Buenos Aires como parte de la reindustrialización del país. Desde la reconstrucción de la instrucción pública hasta la reconstrucción y potenciación de la salud pública. Desde la planificación conjunta de un sistema de transporte pú-blico que empiece a terminar con la asfixia del tránsito porteño hasta la rediscusión de la gestión ambiental del área metropolitana. Y, esencialmente, desde la voluntad de incorporar a la ciudadanía a la toma de decisiones otorgándole las herramientas votadas alguna vez pero mantenidas en el frigorífico por un Pro que en el fondo de su alma añora, como siempre lo harán todas nuestras clases dominantes, los bue-nos tiempos en que al que protestaba se lo podía liquidar impunemente.

Votar por Mariano Recalde es votar por el único candidato que imagina la ciudad de Buenos Aires como lo que realmente es, el centro neurálgico de una inmensa ciudad de catorce millones de habitantes.

BOLÍVAR 1511

CABA ARGENTINA

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