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El Valle de las Siete Luminarias (Mxico)

El Valle de las Siete Luminarias (Mxico).

Otro paraje de este increble planeta encantado es el valle de Santiago, en el centro de Mxico. All, al recorrerlo, tuve la oportunidad de adentrarme en un nuevo enigma, ntimamente vinculado a las estrellas que dan forma a la llamada Osa Mayor. En realidad no debera hablar de un enigma, sino de varios... Pero arrancar por el que me condujo hasta el citado valle, en el estado de Guanajuato. En una superficie de siete kilmetros cuadrados se alzan siete volcanes extinguidos. Antes de la llegada de los conquistadores la regin reciba el nombre de Cammbaro que, justamente, viene a significar Pas de las Siete Luminarias, en recuerdo, siempre segn la tradicin, de las antorchas que manaban de los mencionados crteres. Y con los espaoles, Cammbaro fue sustituido por valle de Santiago, fundndose la ciudad del mismo nombre a poco ms de 1.700 metros de altitud. Esto ocurra en mayo de 1607. Pues bien, por aquellas fechas, los misioneros y cronistas recibieron detalles en torno a algunos de los misteriosos sucesos que se registraban en el interior de los dormidos volcanes, cuyo magma haba sido reemplazado por lagos de aguas profundas y turquesas. En uno de ellos, conocido hoy como La Alberca, habitaba un monstruo que reciba el nombre de Chan. En le de Yurira, la laguna cambiaba de color poco antes de los terremotos...Pero fue en nuestro siglo cuando, al sobrevolar y fotografiar las Siete Luminarias, las tomas areas pusieron de manifiesto algo sorprendente: los siete volcanes principales del valle de Santiago se hallaban distribuidos a imagen y semejanza de la famosa constelacin de la Osa Mayor. Y en honor a la verdad, cuando uno examina estas fotografas tiene que reconocer que la coincidencia, cuando menos, es desconcertante. Los siete crculos coinciden casi a la perfeccin con las siete estrellas fundamentales de la referida constelacin. Por supuesto, para una mente medianamente racional, este hecho slo puede ser considerado como una simple y curiosa casualidad o como un capricho de la naturaleza. Y puede que est en lo cierto. O puede que no... Porque hay algo ms. Algo que contribuye a complicar el misterio. Me fue comunicado por la investigadora Guadalupe Rivera de Iturbide.Alertada por estas imgenes y por los estudios del ilustre pensador mexicano Ignacio Ramrez en el siglo pasado, la directora del Instituto de Investigaciones Histricas de la Revolucin Mexicana puso en marcha un ambicioso proyecto, consistente en el levantamiento topogrfico de la totalidad del pas. Partiendo de la base de que numerosas ciudades del viejo continente, en especial las grietas, haban sido diseadas de acuerdo con los mapas zodiacales, fue inspeccionando los asentamientos del territorio mexicano, verificando con asombro cmo cada uno de los poblamientos se corresponda con una determinada constelacin. Y segn la doctora Rivera, el valle de las Siete Luminarias constitua el centro geogrfico-matemtico de la gran espiral que cubre todo Mxico. Y sus hallazgos fueron ms all de lo imaginable. Porque, al estudiar y relacionar el antiguo calendario azteca con este asunto, Guadalupe Rivera lleg a la conclusin de que cada 1.040 aos, la Osa Mayor termina situndose en la vertical de los mencionados siete volcanes. Otra casualidad?Pero, como insinuaba anteriormente, en este paradisaco lugar se dan otros fenmenos, a cual ms extrao.Centrar mi atencin en el crter de Yurira. Cuando lo inspeccion, el nivel de la laguna que lo llena desde tiempo inmemorial haba descendido notablemente. Y los nativos se mostraban preocupados. Porque las aguas de esta caldera, segn la tradicin y las ms modernas observaciones, disfrutan de una singular virtud: cambian de color antes de los terremotos.Desde hace aos, atrados pro semejante circunstancia, numerosos investigadores, en especial bilogos y vulcanlogos, han ido desfilando por las orillas de este lago interior, a la bsqueda de una explicacin. Y, en efecto, algunos han sido testigos de excepcin del sbito y siempre alarmante proceso. De pronto, las verdes y apacibles aguas adquieren una coloracin rojiza. Y en cuestin de das o semanas, bien en Mxico o en cualquier otro punto del planeta, se registra un movimiento telrico. As ocurri en julio de 1985. Los habitantes del valle de Santiago descubrieron con horror cmo el Yurira haba modificado el color de sus aguas, ofreciendo una amenazante tonalidad sanguinolienta y un intenso y pestilente olor. Aqulla era la seal. Mes y medio despus, el 19 de septiembre, la ciudad de Mxico era azotada por un violento sesmo. Y otro tanto aconteci en 1989. En septiembre, el lago amaneci teido de rojo sangre. Das ms tarde, en octubre, sendos movimientos ssmicos asolaban China y California. El crter, una vez ms, lo haba advertido.Y aunque es ahora, merced de la moderna tecnologa, cuando se ha empezado a tomar en consideracin el inslito proceder del Yurira, la verdad es que las noticias sobre tan extraa virtud se pierden en la noche de los tiempos. Naturalmente, como sucede con harta frecuencia, siempre fueron tomadas como fantasas del populacho o supersticiones propias de pueblos incultos y atrasados. Y la ciencia ha tenido que doblegarse ante la abrumadora realidad, reconociendo, en definitiva, que las viejas leyendas y tradiciones no eran slo fruto de la imaginacin popular. El propio nombre del antiqusimo asentamiento humano existente junto al volcn (Yuririapndaro) nos habla ya del conocimiento de estos hechos por parte de los indgenas. Porque Yuririapndaro significa lago de sangre. Y qu opinan los cientficos sobre tan asombroso enigma?Hoy por hoy se muestran cautelosos. Los anlisis de las muestras extradas en pleno cambio de tonalidad han arrojado una importante pero todava insuficiente pista: el rojo sangre de las aguas se debe fundamentalmente a la presencia en la superficie del lago de un microorganismo protozoario flagelado de color rojizo. No cabe duda, por tanto, que la modificacin de la tonalidad natural del lago obedece a la irrupcin, posiblemente desde el fondo, de esta suerte de microorganismos. Pero, qu es lo que provoca el repentino desplazamiento de estas colonias de seres vivos? Quizs una serie de ondas subterrneas, desconocidas an para la Ciencia, que precede a los terremotos propiamente dichos? Y por qu en las aguas del Yurira y no en las de los volcanes prximos? Podramos aceptar que, en el caso de los sesmos de la ciudad de Mxico o California, la proximidad de dichos lugares pudiera provocar un fenmeno previo de distorsin en las profundidades del referido crter. Pero, y en el caso de China?Y para cerrar estos breves apuntes en torno al enigmtico valle de las Siete Luminarias quiz debera hacer mencin del no menos misterioso efecto de los frutos del paraso. Porque, quin puede imaginar una col de cuarenta y tres kilos? Cmo aceptar que la tierra pueda ofrecer matas de apio de un metro de altura, caas de maz de cuatro, jojas de acelga de 1.85 metros o que, de una sola semilla de cebolla, nazcan hasta doce ejemplares, con un peso total de quince kilos?S que puede parecer una fantasa, muy propia de libros y pelculas de ciencia-ficcin. A las imgenes me remito. Ellas hablan por s solas.Todo empez en los aos setenta y justa y misteriosamente en los dominios del valle de Santiago. Varios campesinos y vecinos del lugar, entre los que destacan Jos Carmen Garca Hernndez y scar Arredondo Ramrez, sorprendieron a propios y extraos con unos frutos gigantescos, como jams se haba visto en la historia de Mxico y, si me apuran, del resto del mundo.Como es natural, la noticia vol, conmocionando a las autoridades y estamentos oficiales. Y una legin de expertos se person en los terruos, verificando la realidad de semejante revolucin agrcola. Pero, desconfiados, sometieron a los artfices de las gigantescas cosechas a una prueba de fuego. Y en 1977, en un campo experimental prximo a Tampico (Tamaulipas), ingenieros agrcolas del gobierno y los campesinos de Santiago se enfrentaron en un curioso reto. Los unos sembraron las hortalizas siguiendo los mtodos tradicionales. Los otros, pared con pared, segn su secreto saber y entender. El resultado fue espectacular. Mientras los ingenieros obtenan una produccin media por hectrea de ocho toneladas, el campo de los revolucionarios superaba las cien... Y la mgica frmula, segn los depositarios del preciado tesoro, era extensible a todo tipo de productos: cereales, flores, tubrculos, etc. Y lo demostraron. Las formidables cosechas comenzaron a invadir los mercados de la regin. Y durante un tiempo, los hogares de los santiaguinos se vieron beneficiados por este regalo de los cielos. Baste decir que, por ejemplo, con dos monumentales hojas de acelga poda alimentarse toda una familia. Y algo similar ocurrira con las patatas, maz, cebollas, coles y dems verduras.La esperanzadora noticia, sin embargo, no agrad a las multinacionales. Tal y como haban demostrado los impulsores de este sensacional hallazgo, la siembra y los cuidados de los productos sometidos a la secreta frmula no requeriran de fertilizantes ni pesticidas. El proceso se desarrollaba de forma natural, y sobre cualquier tipo de suelo y bajo unas condiciones climticas y de riesgo enteramente normales. Y surgieron las amenazas y presiones. Y los campesinos se vieron obligados a abandonar sus experimentos y sus tierras. Uno de ellos, incluso, terminara en prisin. Y la gran revolucin agrcola fue abortada.Las multinacionales, sin embargo, no consiguieron arrancarles el secreto de tan prodigioso sistema. Un secreto que ha sido transmitido a un escogido grupo de amigos incondicionales de los revolucionarios mexicanos. Un secreto que guarda una ntima relacin con el noble arte de la astrologa y que, segn mis confidentes, fue legado a estos habitantes del enigmtico valle de las Siete Luminarias por seres no humanos.S que estas aseveraciones pueden hacer sonrer malvolamente a los incrdulos y escpticos. Estn en su derecho. Pero, pueden ellos, de la mano de la ciencia oficial, obrar un milagro semejante?Y puede que llegue el da, cuando los valores espirituales del hombre hayan madurado, en que ese secreto se abra de nuevo al mundo, en beneficio de todos.