El relativismo en sociología de los conocimientos del ...del conocimiento Emilio Lamo de Espinosa 1...

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21 El relativismo en sociología del conocimiento Emilio Lamo de Espinosa 1 1. Sociología del conocimiento y epistemología; génesis y validez de los conocimientos u no de los temas cruciales a la hora de definir el estatuto teórico de la sociología del conocimiento es el re- ferente a sus relaciones con la epistemología. Sa- bemos que ese ha sido el tema constitutivo hasta el punto de que la tradición alemana de los años 20 ha sido definida por J. J. Toharia como socio- logía «para» el conocimiento más que sociología «del» conocimiento 2• Por el contrario, Merton, Stark, Berger, Luckmann y otros ~, siguiendo la opinión de Florian Znaniecki, se han negado a conceder ninguna relevancia epistemológica a la sociología del conocimiento argumentando que la génesis nada tiene que ver con la distorsión y menos con la validez de los conocimientos. Efectivamente, el nucleo del problema que vamos a analizar en este capítulo es la relación entre la génesis (social) de los conocimientos de una parte, y su validez teórica y/o científica, de otra. Pues la esencia de la sociología del conoci- miento es afirmar que los conocimientos emer- gen en condiciones sociales particulares y con- cretas, es decir, que el sujeto del conocimiento es un sujeto empírico e histórico. En resumen, que cada forma social genera sus propios cono- cimientos. Pero si esto es así, habrá que concluir que for- mas sociales diversas deberán generar conoci- mientos diversos y que, por lo tanto, esos cono- cimientos lo son sólo contextualizados a (o en función de) las formas sociales específicas en que emergen. Pero la consecuencia inmediata es que no son conocimiento para otras formas socia- les distintas para las cuales serían error, supersti- ción o fetichismo. Así, de esta correspondencia biunívoca entre formas sociales y conocimien- tos parece deducirse que, para cada forma so- cial, los conocimientos de las restantes formas no serían válidos. Pero entonces, ¿qué conoci- miento es válido? Es más, ¿tiene sentido en ese marco de pensamiento la pregunta por la vali- dez de los conocimientos, ya que todos serían válidos sólo en cierto contexto espacio-tempo- ral? ¿Qué queda entonces de la objetividad, que debe ser característica esencial del conocimien- to, cuando ni siquiera la intersubjetividad pare- ce ser alcanzable? Emilio Lamo de Espinosa. Catedrático de Sociología, Instituto Ortega y Gasset, Universidad Complutense de Madrid. Política y Sociedad, 14/15(1993-94), Madrid (PP. 21-33)

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El relativismoen sociologíadel conocimiento

Emilio LamodeEspinosa

1

1. Sociologíadelconocimientoy epistemología;génesisy validez

de losconocimientos

u no de los temascrucialesa la horade definir el estatutoteórico de lasociologíadel conocimientoes el re-

ferentea susrelacionescon la epistemología.Sa-bemosqueeseha sido el temaconstitutivohastael puntode quela tradiciónalemanade losaños20 hasidodefinidapor J. J. Tohariacomo socio-logía «para»el conocimientomásquesociología«del» conocimiento2• Por el contrario, Merton,Stark, Berger,Luckmanny otros ~, siguiendolaopinión de Florian Znaniecki, se han negadoaconcederningunarelevanciaepistemológicaa lasociologíadel conocimientoargumentandoquela génesisnadatienequever con la distorsiónymenosconla validezdelosconocimientos.

Efectivamente,el nucleo del problemaquevamos a analizaren estecapítulo es la relaciónentrela génesis(social) de los conocimientosdeuna parte,y su validezteóricay/o científica, deotra. Puesla esenciade la sociologíadel conoci-miento es afirmar que los conocimientosemer-gen en condicionessocialesparticularesy con-cretas,es decir, queel sujetodel conocimientoes un sujeto empírico e histórico. En resumen,que cadaformasocialgenerasuspropioscono-cimientos.

Perosi estoes así,habráqueconcluir quefor-mas socialesdiversasdeberángenerarconoci-mientosdiversosy que,por lo tanto,esoscono-cimientos lo son sólo contextualizadosa (o enfunción de) las formas socialesespecíficasenqueemergen.Perola consecuenciainmediataesqueno sonconocimientoparaotrasformassocia-les distintasparalas cualesseríanerror,supersti-ción o fetichismo.Así, de estacorrespondenciabiunívoca entreformassocialesy conocimien-tos parecededucirseque,para cadaforma so-cial, los conocimientosde las restantesformasno seríanválidos. Pero entonces,¿quéconoci-miento esválido? Es más,¿tienesentidoen esemarco de pensamientola preguntapor la vali-dez de los conocimientos,ya que todos seríanválidos sólo en cierto contextoespacio-tempo-ral?¿Quéquedaentoncesde la objetividad,quedebeser característicaesencialdel conocimien-to, cuandoni siquierala intersubjetividadpare-ceseralcanzable?

Emilio Lamo de Espinosa. Catedrático deSociología, Instituto Ortega y Gasset,Universidad Complutense de Madrid. Política y Sociedad, 14/15(1993-94), Madrid (PP. 21-33)

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Así, y sin aparentesolución de continuidad,pasamosdesdela determinaciónexistencialdelsaber,al relativismo del saber.La génesissocialpareceviciar profundamentela validez. Y conello la sociologíadel conocimientoseadentraenlos vericuetosde la epistemologíay la teoríadelconocimiento.Puessi todo saber es relativo aunaformasocial,si todaverdadescontextual,laVerdad,la únicacierta,bien no existeo resultaráde la suma(¿cómo?)de todaslas verdadespar-ciales,unasumaquesólo la sociologíadel cono-cimiento puedeproducir analizandoempirica-mente las verdades parciales y poniendo demanfiestosubasesocial. Con lo que se llega alparadójico resultadode que sólo la sociologíadel conocimientopuedeproveemosde los ver-daderoscriterios para delimitar lo que es Ver-dad o no, sólo la sociología del conocimientonos dará una epistemologíarealistay empírica,en contrastecon las tradicionalesepistemologíasapriorísticas,y esta rama de la ciencia acabasiendo,ella misma,juezyparte,partede la cien-cia (pues es, al fin y al cabo, sociología)perotambién juez de ella (pues estaríacreando lanueva epistemologíade la que dependecomociencia).

La ortodoxia académicaneopositivistadelCiculo deVienasolucionóesteproblemadistin-guiendo—con HansReiehenbach—entreel con-texto social del descubrimientode los conoci-mientos y el contexto de su justificación, endefinitiva entrela génesisde los conocimientoysu validez Con ello se tratabade señalarque sibien los conocimientosemergenen formasso-cialesconcretas,suvalidaciónteóricacomo co-nocimientosciertos (o falsos)quedaal margende análisissocialespuesrespondeaargumentosabstractoslógico-experimentalescuya elabora-ción correspondea la epistemologíao la filosofíade la ciencia.El análisissocialde la génesisna-da podríadecir sobrela validezde los conoci-mientos.Estaopiniónfue ya formuladaa raízdela publicaciónde Ideologíay Utopíay en el am-plio debatealemánsubsiguiente‘~, y otro tantoocurrió en los EstadosUnidos a raízde la tra-duccióninglesaen 1936 de Ideologíay utopía5.Como señalóVon Schelting, «el sinsentidoseoriginaantetodo cuandoseaceptaqueel origenfactual y los factoressociales[. . .] afectanenal-gunamedidael valor de las ideas y conceptosasí originadosy especialmente,sus logros teóri-cos» ~. Y concluiaSpeier:«Lavalidez de un jui-cio no dependedesugénesis»

La aceptaciónrígida de unanítida separaciónentre el contexto del descubrimiento(ámbitoque sería propio de la sociología del conoci-miento) y el contextode la justificación(ámbitopropio de la epistemología)parecíagarantizarlatndependenciamutua de ambas indagaciones.Porello, cabíaunasociologíade la cienciacomoinstitución, o inclusouna sociologíade los pro-cesosde innovación,pero no una sociologíadela validaciónsocial del conocimiento,puesestoquedabamás allá de determinacionessociales.En consecuencia,se afirmabaque la sociologíadel conocimientosólollega a serlo cuandoaban-dona definitivamentetoda pretensiónde entraren el ámbitodela validaciónde los conocimien-tos, dejandoestaproblemáticaa la filosofíade laciencia.Y asísecerróel caminodurantemuchosanosa una posiblesociologíadel conocimientocientífico —en contrastecon unasociologíade lainstitucióncientífica—.

La posturade Mannheimen esteterreno noera sin embargotan radical como parecenque-rer achacarlealgunosde suscríticos.Desdelue-go Mannheimcreíaquela sociologíadel conoci-mientopodíay debíacontribuir a la elaboraciónde unaepistemologíaampliamenteempírica,encontrade la tradicionalepistemologíaidealistaypasiva; el carácteractivo y colectivo del conoci-miento requeríatener en cuenta que éstesólosurgeallí dondehay intereses,de modoqueunaepistemologíarealista y radicalmenteempíricaexigida tomaren cuentala lógicaen usoemplea-da por el pensamiento.En estesentido,Mann-heim creía que la sociología del conocimientopodíacontribuir auna renovacióndela epistemo-logía tradicional, aunquede ningún modo iba asustituirla.PeroMannheimjamássostuvoqueladeterminación o funcionalización del pensa-miento implicara su falta de validez; más bienconsiderabaéste un terrenocomplejo de modoque, si bien la génesissocial nadadicecon segu-ridad acercade la validez, sin embargosi quelanza unasospechasobreel ámbitode dichava-lidez. El procedimientode «particularización»nosenseñabaqueciertosconocimientoslo eransólo en relación (o funcionalizados)a ciertoscontextos,de modoque,si no la validezmismasí que se veía afectadosu ámbito. Finalmente,Mannheim mantuvo una opinión vacilante encuantoal impacto que la sociologíadel conoci-miento pudiera tener sobre el conocimientocientífico-natural.Porunapartedefendióla tesistradicionaldel positivismo alegandoquesólo el

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procedimientológico-experimentalpuededeciralgosobrela validezsi bien mastarde,y basadoen una interpretacióningenua—muy propiadela época—del principio de indeterminacióndeHeisenberg,tuvo,en algúnmomento,laesperan-zade quetambiénel conocimientocientífico-na-tural podíaserincluido en el campode la socio-

8logia del conocimiento

Con todo, unacosa es clara: ambasposturasexistenlógicamentey, aúncon matices,hansidomantenidaspor autores diferentes. Así, porejemplo,y en un extremo,Merton —siguiendolareglade la «modestiaincondicional»de FlorianZnaniecki—arguyequela sociologíadel conoci-miento no llegó a ser una indagaciónfructíferahastaque abandonópor completo toda preten-sion epistemológica9; de otra parte MichaelMulkay y todos los teóricosde la modernaso-ciologíadela ciencia,haciendousode la másac-tual epistemologíade la ciencia (desdeKuhn aLakatos,Feyarabend,Laudany otros)argumen-tan ensentidocontrario:inclusolosconocimien-tos de la ciencia naturaldebensometersea la in-dagación sociológica si se pretendeconstruirunaepistemologíarealista

Es más,la radicalidaddealgunosde lossoció-logos de la ciencia contempoTáneos,qnenieganradicalmentela objetividadde todoconocimien-to (no sólo en las cienciassocialessino enlas na-turalese inclusoen la matemática),poniendoenserio entredichoel mismo ideal regulativo de laverda4, y afirmando que toda verdad es unaconstruccionsocialcorno cualquierotra, ha reno-vadoel debateque,sinembargo,reproduceconfrecuenciaviejosargumentosignorandoquetie-nendécadasde existenciatrasdesí.

a) El argumento anti-epistemológico

La cuestiónesdeunagrancomplejidadlógicahastael puntode que,ya a raiz de la publicaciónde Ideologíay utopia en 1929,dió lugar adiver-soscuestionamientosdela mismavalidezteóricade la sociologíadel conocimientobien negándo-la radicalmente—como hicieron Julius Kraft,Heinz O. Ziegler y GdntherStern— o bien ne-gandoquepuedaser unaciencia,como afirma-ban, no sin buenosargumentos,Helmuth Pies-snery Ernst Griinwald

Efectivamente,de un lado estáel argumentode los quellamaréanti-epistemólogos,(en el sen-tido restringidode que consideranque la socio-

logia del conocimientonadapuededeciracercade la problemáticaepistemológica),argumentoque se le dirigió a Mannheim,y que puedefor-malizarseen elsiguientesilogismo:

1. (Mannheim afirma que) todo conoci-mientoes relativo y dependedecondicio-nessocialesconcretas;

2. (Pero) la sociologíadel conocimientoesun tipo deconocimiento;

3. luego la sociología del conocimientoesrelativay dependede condicionessocta-les concretasi2

Nóteseque trás la claridady sencillezformal,el argumentotienevariossentidos.Desdeluego,y por reducciónal absurdo,es unanegacióndelproyecto central de la sociología del conoci-mientocomo cienciaobjetiva,válida puestrans-culturalmente,un argumentoque se desarrollacomo una paradoja.La lógica de la sociologíadel conocimientoparecenegarsea sí mismay lasociologíadel conocimientono podríaaplicarsea la sociologíadel conocimiento.Es el argumen-to que se ha denominadodel tu quoque,del tútambién.

Porello el silogismopuedeutilizarse,no paranegar,sino para reformular el proyectomismode la sociologíadel conocimiento.Efectivamen-te, paranegar la conclusión,esdecir, parapoderaceptarla validez de las afirmacionesde la so-ciología del conocimiento,habríaquenegarbienla premisamayor, bien la premisamenor.De ha-

Teoria social dei conocimientoConocimiento

2

Criterios de demarcación

4>Conocimientos

Ciencia

Sociologia del conocimientoConocimiento,

POL!T!CAy

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cer lo primero estaríamosdiciendo que los co-nocimientosno soncontextualesy entoncesla so-ciología del conocimiento, al negar su propioprogramade investigación,carecede objetoy desentido.Pero si negamosla premisamenorpo-demosestardiciendo dos cosas.De una parte(1)quela sociologíadel conocimientono es co-nocimiento, sin más, que es, en definitiva, unasupercheríao cualquierotra cosa,perono cono-cimiento.Perotambién(2) podemosargumentarque la sociologíadel conocimientono es un co-nocimientocomo los demássino deotro tipo, demodo que habría que distinguir entre conoci-miento1,la sociologíadel conocimientoen senti-do estricto,quesíes contextualizable(quecum-ple la premisa mayor); y el conocimiento2,propio de la sociologíadel conocimientoenestenuevo sentido, que no sería contextualizable,queal no cumplir la premisamayor sería,pro-piamenteun metaconocimientoo unaTeoríaso-cial del conocimiento.

Lo queello quieredeciresque—como puedeverseen la ilustraciónadjunta—cabepensarenla sociologíadel conocimiento,no como unara-ma especializadade la ciencia,sino como unacienciade la ciencia,existentepuesen un planológicamentesuperioral del conocimientocientí-fico, de modo semejantea como la teoríade lacienciao la epistemologíasehallan lógicamentejerarquizadasen relación con la ciencia. Estametacienciao metaconocimientose encontraríaen la cima de la jerarquíalógica, en un planosu-perior inclusoa la epistemología,ya queunadesusfuncionesseriajustamentela de elaboraryre-elaborarla epistemologíacorrecta,definiendolos criteriosde demarcaciónentrelo quees o noconocimientoo ciencia.

Desdeluego tal era la opción de Mannheimcuandoconsiderabaque la función de la socio-logia del conocimientoera elaboraruna teoríasociológicadel conocimiento:

«De esta manera, la sociología del conoci-miento,en un momentodado,por medio desu análisisdel métodode la particularización,penetratambiénen el reino de la epistemología,en el queresuelveel conflicto entrelas diver-sas epistemologíasconcibiendocadauna deellascomo unainfraestructurateóricaadecua-da solamentepara unadeterminadaforma deconocimiento.La soluciónfinal del problema,entonces,aparecepor sí sola:únicamentedes-pués de la yuxtaposición de los distintos

modosde conocimientoy de susepistemolo-gías respectivaspuede ser construida unaepistemologíamás comprensivay fundamen-tal” 3

Queesteplanteamientono carecede sentidolo pruebael quefueraaceptadonadamenosquepor C. Wright MilIs en sudebatesobreLas con-secuenciasmetodológicasde la sociologíadel co-nocimientoen el que,defendiendoa Mannheim,argumentabaquela sociologíadel conocimientodeberíacontribuir a clarificar los presupuestosteoricosde la metodologíade las cienciassocia-les: «En su función epistemológica,la sociologíadel conocimientoes especificamenteunaprope-deutica a la construcciónde una sensatameto-dologíaparalascienciassociales»~

Perode este modollegamosa la siguienteal-ternativalógica Bien colocamosla sociologíadelconocimientodebajode los criterios de demar-cación y como otra ramamás de la ciencia, encuyo casoellos la constituyeny debeaceptarlosapodígticamente—so penade dejarde sercien-cía. O bien la elevamosal rangode metacienciay,como teoríasocial del conocimiento,le asigna-mos la tarea—obviamenteextra-científicapueses precientífica—de elaborarlos criteriosde de-marcación.El problemaespuesquien constituyea quien, si la sociologíadel conocimientoa loscriterios de demarcacióno estosa la sociologíadel conocimiento.

La opción de Mannheim-Mills implica puesqueel métodorelacionalpropio de la sociologíadel conocimiento,aplicadoen el plano episte-mológico,conduciríaa unaepistemologíao teo-ría general del conocimiento.Ello ha sido engran medidaasí, y por ello Wirth afirmabaquefrecuentementela sociología del conocimientoha sidogeneradacomo un subproductode deba-tesy discusionesmetodológicas½ Pero,paradó-jicamenteello implica tambiénque la sociologíadel conocimiento no forma parte del conocI-miento pueses previo a él; y ello es lógico, puesel ojo que ve no puedeversea sí mismo (Witt-genstein)y la sociología del conocimiento nopuederealizarel milagro de levantarsea si mis-ma tirándosede los pelos siendo al tiempojuezy parte. La sociología del conocimiento seriauna indagación(no una ciencia,pues el camposemánticode la cienciaseríaaquíobjeto y no su-jeto del conocer)acercade las condicionesdelconocimientocorrecto.Unadisciplinapues,ne-cesariamenteantipositivista y, aún más, anti-

POLITICSy

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cientifista, puesno podría aceptarlos criteriosde verdady falsedadde nadani nadie. Sus afir-macionesestaránmásalládel campodelo ciertoy lo falso y serán,como mucho,plausibles,razo-nables, inteligentes,brillantes o elegantes,o alcontrario, oscuras,incomprensibles,burdas osimples 6• Ello essin duda posiblepero parecequedar mas allá de los modestosobjetivos deunaramadela sociología.

La formulación de un silogismo tal muestraasí unaambigúedadparadójicay casiparalizantepor debajode la claridad formal, puespuedeserutilizadocontresfinalidadesdistintas:

1. paranegarpor completola sociologíadelconocimiento.

2. paradar lugar a unasociologíadel cono-cimiento, no en cuanto ramade la cien-cia, sino comometateoríao metaciencia.

3. parasepararla validezde los conocimien-tos de su génesis,ámbitoúnico dondepo-dría entrarla sociologíadelconocimiento.

De las tresalternativas,sólo éstaúltima mere-ce seriaconsideración,permitiendo,creo,acla-rarla confusión.

Efectivamente,el enigma se resuelvesi nosdamoscuentade quela palabra«relativo» utiliza-da en el silogismo anterior estájugando en élcon un doble —y contradictorio— sentido.Si lorelativo es la génesisde los conocimientos,nadaespecialocurre;los conocimientosdependenencuantosu génesis(problemas,dirección,elabo-ración de hipótesis, etc. ) de circunstanciasso-ciales concretas(los interesesprácticos de laépoca,la imagendel mundo, el contexto socialde los innovadores,etc. ). Y otro tanto ocurriríacon la misma sociologíadel conocimiento,quetambiénemergeen circunstanciassocialescon-cretas.Si por el contrario,lo relativo es la valideztodose complicapuesentoncesla mismasocio-logía del conocimiento solo sería válida en (oparticularizada,o funcionalizadaa) contextosparticulares,viendose forzada entonces(perosóloentonces),a optarentreseruna ciencia—re-nunciando a si misma—o a erigirseen unateoríasocialde la ciencia.Nadaimpide puesquela so-ciología del conocimiento afirme la relatividadde los conocimientossiemprequeesa relativi-dadse prediquede sugénesissocio-históricayno necesariamentedesuvalidez.

Ello es lógico. Al igual que las técnicas,losconocimientos—que no son sino técnicasabs-

tractas— emergensometidosa presionesy de-mandassocialesde diversaíndole. Pero produ-cida la innovación,su validez o eficaciasecon-servaen los más diversosámbitossociales,aúncuandosuutilidad prácticaseamenoro nula.

La distinción entre relatividad de la génesisyrelatividad de la valideznos permite así una re-construccióndel silogismoanterior,del cual sehaneliminadolosproblemas:

1. La génesisde todoconocimientoes rela-tiva puesdependede condicionessocia-les concretas;

2. La sociologíadel conocimientoes un tipodeconocimiento;

3. Luego la génesisde la sociologíadel co-nocimientoes relativay dependedecon-dicionessocialesconcretas.

Y así reformulado,el silogismono hacesinoreafirmarel objetivo propio de la sociologíadelconocimiento,aplicándolo reflexivamentea símisma.

Pero además,así reformulada,la distinciónentregénesisy validezadquiereahoraun carácterdistinto que quedabaencubiertoen el ámbitoepistemologíco.Puesla génesis de un conoci-miento engloba,masallá de la innovación,la gé-nesis de su aceptacióncomo conocimiento,esdecir, el proceso(social) a través del cual unaparticularopinión llega a seraceptadacomoco-nocimiento válido. Un conocimiento científicosolo llega a ser cienciacuandosufreel contrastedela comunidadde científicosdequese trate.Yun conocimientoya aceptadopor la comunidadde científicos no llega a ser etnocienciasinocuandosufreel contrastey aceptaciónde la opi-nion pública. De modo que cabetambién unasociologíadel conocimientodel procesosocialdevalidación de los conocimientos.El quid es, unavezmás,queeseanálisissociológico nadadice ynadapuededecirsobrela validezobjetiva de eseconocimiento,quedebeserjuzgadasóloyúnica-mentea supropio nivel y por los científicosco-rrespondientes.

Porejemplo,esposibleestudiarno sólola gé-nesissocialde la teoríaevolucionistadarwiniana(influencia de Malthus, liberalismo ricardiano,etc. ) sino tambiénel procesosocialquecondujoal triunfo y aceptacióngeneralizadade dichateoríacomo explicación científicamenteválidadel origen de las especies,pues sólo entoncespuedeserconsiderada,desdeelpuntode vistaso-

POLITRCAy

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ciológico, un conocimiento.Pero siempreacep-tando que,cuanto se diga sobre la génesis(so-cial) de la validez (social), i. e. sobreel procesosocial del triunfo y aceptaciónde unateoría,na-da dicesobresuvalidezcientífica,nadadicesobresieso no válidaperse.

En definitiva, la sociología del conocimientollega más allá de la simple innovacióno descu-brimiento,parapenetraren el procesosocial dela validación,perosin llegarjamása éstaúltima.

b) ¿Sociología del conocimiento y sociologíade la epistemología?

Estacomplejidadse agudizamás aúnsi tene-mos en cuentala contra-críticaque Mannheimformuló ya en 1931 enlo quehoy aparececomocapítuloúltimo deIdeologíay Utopía:

«En principio, sin duda,la epistemologíapre-tendeserel fundamentode todaslas ciencias;de hecho, estádeterminadapor las condicio-nesdela cienciaencadaépoca.Deestemodoel problemasehacemásdifícil, puestoquelosmismosprincipios a la luz de los cualesel co-nocimiento debe ser criticado, resultanestarcondicionadossocialehistóricamente»VI

Con ello introducíaen el debateuna distin-ción crucial, que serátambiénaprovechadaporC. Wright Milis: la distinción entrela sociologíadel conocimientopropiamentedicha, y la sociolo-gía de loscriteriosde validezcienufica.Y así,con-tra los antí-epistemólogos,Wright MilIs constru-ye un argumentoque puedeformalizarseen elsiguientesilogismo:

1. el conocimientoes relativo;2. los criteriosde verdadsonun tipo de co-

nocimiento;3. luegoloscriteriosdeverdadsonrelativos.

De ello deducíaMilis quela sociologíadel co-nocimientodebeincluir dentrode suobjeto (i. e.debeconsiderarcomo conocimiento)los crite-rios deverdady falsedady por lo tantola propiaepistemología (¡incluyendo por supuesto, laepistemologíaqueniegacompetenciaepistemo-lógicaa la sociologíadel conocimiento!):

«Cuandose hadecidido y elevadoal reino delosa priori quedel mundode loshechosem-

píricos no puedesalir nadaquetengaimpor-tancia para la validez de las afirmaciones—afirma Mannheim— se llega a estar ciegoparala observacióndequeéstemismo a priorifue originalmente la hipostatizaciónde unaafinidadde hechoquefue derivadade un tipode afirmación particular y formulada en unaxiomaepistemológicocongranceleridad.¡...~El resultadoes que se deja de ver que estateoríade la autosuficiencia,estegestode au-toconservación,no sirve a otro propósitoqueel de fortalecerun tipo determinadode epis-temologíaacadémicaque, en sus últimas eta-pas,estátratandode salvarsedel colapsoquele podríasobrevenirdeun empirismomásde-sarrollado»iS

C. Wright MilIs desarrollaríael mismo argu-mento:

«Es evidenteque“verdad” y “objetividad” tie-nen aplicacióny sentidosólo en los términosde algúnmodeloaceptadoo sistemadeverifi-cación. Quien afirma la irrelevancia de lascondicionessociales para la verdad de lasproposicionesdebieraafirmar las condicionesde las que cree que dependela verdad. ¡...fQuienesafirman quela investigaciónsocioló-gica del pensamientono tiene consecuenciaspara la verdad o falsedad del pensamientoconfundenla fuentey el carácterdelos crite-nosenbasea los cualesverdady falsedadde-penden»it>.

Y así(argumentaMilIs) Conzesugirióque elnominalismotuvo un origenclaramenteburgués;es posible elaboraruna indagaciónsociológicasobrela epistemologíaprotestantede Descartesy los cánonesde verificaciónutilitarios y experi-mentalesestánen relacióndirectacon el purita-nismo, citando para ello, paradójicamente,laobrade Merton 20 En definitiva, si la sociologíadel conocimientoseocupade poneren relaciónexistencial todo aquello que pasapor conoci-miento y verdad en una cultura cualquiera,nopuedemenos que considerarcomo su núcleocentral el análisis de los criteriosque delimitanlo queesconocimientodeloqueno lo es.

El problemapuedeparecerbizantino; no loes,sin embargo,cuandosurgeen la investigaciónempírica.El caso,sin dudamásnotorio,es el delmaestrode Merton y fundadordel Departamen-to de Sociologíade Harvard, Pitirim Sorokin.

P~LIT5CSp

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Este,en su Socialand Cultural Dynamicsllegó ala conclusiónde quehabíatres sistemasde ver-dadcorrespondientesa tresmentalidadesdistin-tas: la ideacionalo idealista,la sensoriao empi-rista y un tipo mixto o idealista.Estostrestiposde culturasonomniabarcantes:

«Cadauno, tiene su propia mentalidad; supropio sistemade verdady conocimiento;supropia filosofía y weltanschauung,su propiotipo de religión y normas de “santidad”; supropio sistemade lo correctoy lo incorrecto;sus propias formas de arte y literatura; suspropiascostumbres,leyes y códigos de con-ducta; suspropias formas predominantesdereiaciones sociales; su propia organizacióneconómicay política; y finalmente,su propiotipo de personalidadhumana,con sumentali-dady conductapeculiares»21•

Ahora bien, si la diferenciaentrelas diversasculturasimplica tambiéncambiosen loscriteriosde verdad y falsedad,uno no puedemenosquepreguntarseacercadel criterio que utiliza Soro-kin ensupropia indagación.Es decir,el discursode Sorokinescapazde mostrarla vigenciadedi-versoscriterios de verdad y, por lo tanto, y enprincipio, no aceptaríaningunode ellos.Sorokinexpresaasíel problema.

«Porsorprendidoquepuedequedarun parti-dario contemporáneodel cientifismo antemíimparcialidad al “observar y comprobar” laexistenciade varios sistemasde verdad, 4]debeaprobarla,porquese tratade hechosem-píricos verificadospor el testimoniode nues-tros órganossensoriales,como sedemostrarámásadelante.En otraspalabras,en mi estudioseguiréel “sistemaempírico de verdad” quedebe ser convincentepara tal partidario delcientifismo>’ 22

Es decir, si somos empiristas,nos veremosabocadosa reconocerquehay diversoscriteriosde verdad,por mucho que nos aferremosa unode ellos.IrónicamenteSorokinconduceahoraalempirismoa un callejónsin salidaa travésde unargumentoparadójicosimilar al de antes.Utili-zandosuspropios argumentosle hacever queexistenotros modosde definir lo ciertoy lo fal-so, de modoqueel empirismopareceanularseasímismo.

Los argumentosmutuosse muerdenla cola y

pareceque conjuntamentecondenanla sociolo-gía del conocimiento,una vezmás,a un dilemainsoluble: bien al dogmatismo,bien al relativis-mo. Al dogmatismoporque, si rechazamosdelcampode la sociologíadel conocimientoel temade los criterios de demarcación,entoncesnosencontramoscon que el factor delimitadorfun-dantede su propio objeto (la ciencia,el conoci-miento) se le escapa,y la sociologíadel conoci-miento se veríasometidaal mismo dogmatismoqueel restodel conocimiento;en definitiva seriauna sociologíadel conocimientoque no podríaanalizarpor quéunacultura específica—la suya,la cultura occidental— define esto o aquellocomo conocimiento.Al relativismo, porque si,por el contrario,aceptaque partede su objetode análisis lo forman los criterios de verdad yfalsedad,ello quiere decir que no los aceptayque,al contrario,lossometea análisis y críticay,por lo tanto,careciendode criteriosde verdadyfalsedad,no podríadecirsi sus propiasafirma-cionessonciertaso falsas.

Dicho deotro modo, parapoderserunacien-cia tiene que aceptarlos criterios de demarca-cion científicos,pero entoncesno puedeserso-ciología de la ciencia como tal (sino a lo sumosociologíade la organizacióninstitucional de laciencia,comoes la de Merton);y si pretendeseruna sociologíade la ciencia entoncestiene quesometera análisis los criterios que definen laciencia,pero entoncesella misma no se sabesies ciencia.Para sercienciatienequedejar deserloy sólo cuandono lo espuedesería La ambivalen-cia puedequetengautilidad en el análisis psico-lógico y social,peroaquí resultasimplementein-soportable.

Teoría social del conocimiento 4—

4,Criterios dedemarcacion

4,Conocimientos

Ciencia

4,Sociología dci conocimiento

POLITICa>-

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28 Emilio Lamo de Espinosa

Ambito de actuación de la sociología del conocimiento

Criterios de demarcación

¿De dónde deriva esta enorme dificultad que parece prima fucie inhabilitar a la propia sociología del conocimiento? Una vez más, de una impropia definición de los conceptos. Cuando aparece la palabra “conocen, en la etiqueta «sociología del co- nocimiento» lo hace aludiendo indistintamente a ambos niveles (conocimiento y criterios de demarca- ción o validación del conocimiento), y es esta con- fusión la que origina el embrollo. Cuando habla- mos de una sociología del conocimiento aludiendo a este strictu sensu, no hay dificultades lógicas, como veíamos en el apartado anterior. Pero cuan- do introducimos los criterios de demarcación en- tonces todo salta por los aires, pues una ciencia no puede impunemente volver sobre sí misma y anali- zar sus fundamentos sin que ello ponga en entredi- cho la propia ciencia. La línea de la ilustración ad- junta que identifica la base de la pirámide con la cúspíde es pues, lógicamente, un imposible que ge- nera un cortocircuito introduciendo la paradoja en el argumento.

Y por ello tenemos que volver de nuevo a la distinción entre génesis y validez, aplicada esta vez a los dos tipos de conocimiento que estamos discutiendo. La validez de los criterios de demar- cación debe establecerse a su nivel lógico y, por lo tanto en un discurso pre-científico; la sociolo- gía del conocimiento, como cualquier rama de la sociología o de la ciencia no puede dejar de usar el criterio lógico-experimental por cuanto que es éste lo que le da sentido como ciencia, lo que la constituye y, por lo tanto, el único que tiene vali- dez para ella. Pero nada impide que indague la génesis socio-histórica de los criterios de demarca- ción y así estudie, por ejemplo, cómo el modelo neopositivista de Viena-Berlín se impuso a la academia occidental hasta la crisis kuhniana, o las causas sociales del rápido triunfo de éste últi- mo. La génesis socio-histórica de las diversas

epistemologías es un hecho social analizable como cualquier otro. La delimitación, sin em- bargo, del criterio de demarcación válido es un problema externo al nivel lógico en que se debe mover la sociología del conocimiento.

En definitiva, nos encontramos con que todas las paradojas de la constitución teórica de la so- ciología del conocimiento derivan de no haber tomado suficientemente en consideración la dis- tinción entre génesis y validez de los conoci- mientos, distinción que se concreta en los dos sentidos en que puede usarse la palabra «conoceT» y los dos sentidos en que puede usarse la palabra «relativo». A partir de esa doble línea de demar- cación hemos podido concluir que la sociología del conocimiento puede abarcar elproceso de va- lidación cient@a y así entrar en el terreno de la producción de conocimientos nuevos, de una parte, y de la producción de criterios de demar- cación, por otra, pero no la validación misma de los conocimientos o de los criterios de demarca- ción. Cabe pues una sociología del conocimien- to científico pero &ta no tiene por qué inmis- cuirse en temas epistemológicos. El cuadro adjunto resume estas conclusiones.

2. La imposible sociología de la razón

a) Relativismo y reflexividad en la Sociología del conocimiento científico

El problema se ha replanteado recientemente en el contexto de la nueva sociología del conoci- miento científico, cuyos avatares parecen confir-

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mar empíricamentelas osciiaciones,dilemasyparadojasa que llega un pensamientoque no seatengaa las limitacioneslógicas que mostraba-mosen el apartadoanterior.

Efectivamente,estacorrienteha desarroladoun extraordinariointerésen la críticaepistemo-lógicade la cienciaapartir de la obrade Kuhn y,sobretodo, de la filosofía de la cienciapost-em-piricista de Rorty y Feyerabendqueha radicali-zadoel escepticismodel autorde La estructurade las revolucionescientíficas. Así, por ejemplo,para Rorty la verdadnadatiene quever ya conla realidady las cosasmismas,y se tratasólodeunarelación entrepersonas,de unaconvenciónque,por lo tanto,puedey debeserde-construi-da 23.Una gran partede la nueva sociologíadelconocimiento científico ha tratado de funda-mentareste relativismo argumentandoque loscientíficos construyenla realidad natural delmismomodoquelosactoressocialesconstruyenla realidadsocial cotidiana,comportándosepuesmás como «contructoresde sentidogarfinkelia-nosquecomo seguidoresde reglaspoperianosolakatosianos»24 El conocimientono es un <‘es-pejo de la naturaleza»dice Rorty, sino una in-venciónpráctica,contingentey contextuala cier-tosambientesculturales.

En la estelade estecontextofilosófico la so-ciología del conocimientocientífico ha tratadode fundamentarempíricamenteel relativismo.Así, por ejemplo, el ProgramaEmpírico delRelativismo (Empirical Program of Relativism,EPOR) desarrolladopor Collins y otros,anali-za el modo como se cierran los debatesy lascontroversiascientíficas,llegando a la conclu-sión de que,lejosdebasarseen procedimientoslógico-experimentalesindiscutibles,son «facto-ressociales»como el poder,la retóricay otros,los determinantes25 La conclusiónes obvia: larealidad natural es también una construcciónsocial.

El problemaconel queseenfrentaesteinten-to defundamentarempiricamenteel relativismoes similaral queencontróel relativismodeSoro-kin. Efectivamente,«si las descripcionescientífi-casde la realidadno son reprentacionesobjeti-vasde la realidadsino, másbien,construccionessociales,¿quédeciracercade las descripcionessociológicasde la ciencia como una construc-ción social?»26 Evidentemente,si se puedede-construir la ciencia, igualmentese puede de-construirlacienciaqueniegavalideza la ciencia.Esteargumentoconocidocomo el tu quoque el

«tú tambien»,puedegenera]izarsecomo ha he-cho Ashmore: una lectura kuhnianade la obrade Kuhn deja éstamuy mal parada;una lecturaetnometodológicade la etnometodologíaerosio-na sus propios fundamentos27• En definitiva,una lecturarelativista del relativismo parecere-ducirloanada.

Con ello se pone de manifiesto la profundadiscrepanciaexistenteentrela concepciónrelati-vistade la cienciade los relativistas(deunapar-te) y la concepciónempiricistaqueellosmismosaplicana sus propios trabajos28• Comoel pro-pio Collinsindica, la cienciaesunaconstrucciónsocial,pero no así la Sociologíadel conocimien-to científico que se limita a describir la ciencia«tal y como ocurre».Es lo quedenomina«relati-vismo especial»,posición para la cual sólo larealidadnaturalesproblemática,perono la rea-lidad social:

«Mi consejo—dice Collins— es tratar el mun-do socialcomo realy como algo acercade locual podemos tener datos seguros, mientrasque debemostratar el mundo natural comoalgo problemático, una construcción socialmasquealgo real»29•

Unaafirmaciónqueconsideratotalmente«na-tural» para el científico social pero que,aparteser provocadora,no parece fácil de sustentar.Pues¿quéargumentospuedenjustificar aplicarla perspectivarelativista a la realidad natural ylas cienciasnaturales,pero no a la realidad so-cial y las cienciassociales?Collins reclamaparasusestudiosde ciencia social lo que niegaa losestudiosde ciencia natural. Más de un siglo dedebatesepistemológicosparecenabonarla hipó-tesis contraria: que es más fácil determinar laverdady la objetividaddeunaafirmación relati-va a la realidadnaturalque de otra relativa a larealidadsocial. Así, el «relativismo especial»deCollins y otros sociólogosdel conocimientocientífico resultaser una versiónmáselaboradade lo que Adorno llamabala «metafísicapor laranura»:al parecertodo es relativo menoslo queyo digo, menoslos estudiosque muestranla re-latividad. Ello es tanto como decir: la sociologíadel conocimientomuestrala relatividadde todoconocimiento,pero ella misma no es relativa;estamospuesde lleno en la contradicciónqueseíialabamosanteriormente...

Sin duda la opción de Co]]ins (tambien loveíamosantes)tiene una ventajalógica: al ex-

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traerel discursosociológicodel ámbitodel rela-tivismo escapaigualmentea la paradojadel tuquoque;perolo hacea costade excluir la cienciasocial de suspropios modelosexplicativos.Porello la otra alternativaconsisteen profundizarenal argumentoreflexivo con la esperanzade en-contraren ello unanuevalógica para la cienciasocial,como hacenAshmore,Mulkay y otros30

Como señalanJ. Ruben Blanco et al, «mientrasel relativismo del ProgramaFuerte relativizabala cienciay reservabaunaepistemologíarealistaparael estudiosociológico,el relativismo refle-xívo sebasaenunapreconcepciónepistemológi-eaquerelativizatanto la ciencianaturalcomo lareflexión sociológica sobrela ciencia»31 Acep-tando hastasus últimas consecuenciasla posi-ción relativista,argumentanqueningúndiscursopuedereclamarun especialestatutoepistemoló-gico o cognitivoy que,en consecuencia,tambienel discurso relativista estáabiertoa la relativi-dad.Ello significa queno hay diferenciaalgunaentreel discursocientífico y cualquierotro dis-cursoque tratede describirla realidad.Es más,puestoquela realidades inalcanzable,no haydi-ferenciatampocoentrelos discursoscientíficosy los literarios:

«Quizásno hay unahistoria únicay coherente

1... 1 ¿Porquéno relajarsey aceptarqueningu-no de nosotrosse dedica realmentea descri-bir elmundosocial?Somoscreadoresde sen-tidos adecuadosa las ocasiones,como losdramaturgos,los novelistas y los hablantesnormales»32

Pero,como señalaFuchs,«enestepuntola so-ciología del conocimientocientífico reflexiva setransformaen unaversiónespecialde la críticaliteraria deconstruccionista»~ cuyo objetivo escriticar las ilusionesde facticidad,objetividad yrealismode las convencionescientíficasusuales.Puestoqueningún discursopuedereclamarparasí la consideraciónde objetividad,puestoque,en defitiva, no hayobjetividad,el problemasólopuedeseranalizarcómo seproduce,se sostieney seconservala ilusión de objetividad al tiempoque éstaes deslegitimada.La sociologíadel co-nocimiento científico deviene un metadiscursocuyo discurso-objetoestaformado por las «ilu-sionesdel conocimiento».Y paraevitar caerellamismaen la acusaciónde objetivismodebeutili-zar «NuevasFormas Literarias» (New LiteraryForms, NLF) en sustituciónde la escrituracon-

vencionalcientífica: la ironia, el dialogo, el dra-ma, permitenjugar con los textosde modo queestoscritiquensin sera suvezcriticables.El ob-jetivo no es puesya el de resolverel problemadel relativismo sino, al contrario,el de «festejaral monstruo»,como señalaAshmore.

Ahora la sociologíadel conocimientocientífi-co aceptala reflexividad,sin duda,peroconellodejapor completode ser cienciay, al igual quela opción del «relativismo especial»,no dejadeserunaopción incoherente.Puessi efectivamen-te el discurso—incluido el discursorelativista—carecede referenteobjetivo, debemosconcluirquees un discursoacercade nadae igual de ilu-soqueel de aquellosqueconstruyen—ilusamen-te— discursosobjetivistas.Una vezmas no se verazón algunapara deconstruiry reducira la ilu-sión el discurso(pseudo?)-objetivistay no hacerlo mismo (tu quoque)con el discurso(pseudo?)-relativista.

El problema,por supuesto,es que una vezaceptadoquelas palabrasno tienen relación al-gunacon las cosas;aceptadoqueno hay referen-te objetivoen el discurso;aceptadoquetampocoel discursosobreel discurso puedetener refe-rente objetivo; aceptadoque unos y otros sonsólo «construccionessociales»y, por lo tanto(sic.) ilusiones,aceptadotodo eso, el discursocarecesimplementedeobjeto, carecede sentidoy lo único quepuedetenersentidoes el silencio.Puestras la afirmación «no hay verdadalguna»,quesumeal discursoen la paradoja,sólo el si-lencioparecelegítimo.

b) Lo imposible y lo imprescindiblede la sociología de la razón

No es el momentode estudiarsi puedeo nosostenersela total indiferenciadel discursoa larealidad, la inconmesurabilidadabsolutade lasteoríasen relacióncon los hechos,y en quéme-dida puededecirse que la teoría o el conoci-miento científico es unapura “construcciónso-cial». Sorprendesin embargoesanegaciónde laobjetividad por personasrazonablesque se pa-san la vida, la vida de verdad,entreobjetosy ha-blandodeobjetos.

Perointeresaahorarecalcarque estacomple-ja y enredadaproblemáticade la reflexividaddeldiscursoderivade que, lo que Mannheimpare-cía prometer,lo que tambiénDurkheim sugiereal sociologizarlas categoríaskantianas,y lo que

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la sociologíadel conocimientocientífico tratadealcanzar,al menosinicialmente,es algo másqueuna sociologíadel conocimiento,y mucho másque unasociologíacientífica de la epistemologíapuesuno y otro explicitan el último sueñode laIlustración: unasociologíade la razónquefunda-mentede nuevola mismarazón,unanuevay mássólidafundamentaciónde la razóna partir de laciencia,en definitiva, una reconstruccióncientifi-caysociológicadela razónoccidentaL

Ahora bien,tal pretensiónconduceunatemá-tica, másquecompleja, imposiblee inabarcable.Pues¿desdequé punto de vista se critica la ra-zón?¿Quérazónesesaquequiereseral tiemposujeto y objeto de la crítica y del pensamiento,juez y parte,constituyentey constituida?~< Parapoder hacertal cosael pensamientotendríaqueser capazde pensara ambos lados del pensa-miento,demodo no razonable,sercapazde de-cir lo indecible. Una norma elementalde todadefinición estableceque lo definido no debeen-trar en la definición ¿No viola tal proyectoesaelementalnorma lógica? ¿Estaríamosante dosrazoneso anteuna sóla que se muerdela cola?Recordemosque ante una paradojasemejante(la clasede todas las clasesque no son miem-bros de si mismas,¿eso no miembro de sí mis-ma?. «No creasnuncaa los cretenses»,dijo uncretense;«siempremienten»)BertrandRuselítu-yo que elaborarla teoríade lostipos lógicosquedió lugar a la distinción entre lenguajeobjeto(aqueldel cual se habla)y metalenguaje(el quehabla,el sujetode la acción).La sociologíade larazón incurre en unaseriaconfusiónde nivelesal pretenderusarla razónparafundamentaría.

Perounatal labor—y es éstala paradojasumaquejustifica aDurkheim y a Mannheimy hacealmenoscomprensiblela sociologíaradical del co-nocimiento científico— es al tiempo imposibleyabsolutamentenecesaria.Imposibleporque taldiscursocarecede valor y es, literalmente,im-pensable,indecible, conduciendoal silencio ló-gico, como hemos podido comprobaranterior-mente.Necesariosin embargo,porquesin ello larazón seríaincapazde superarsea sí misma,enuna reflexividad infinita. Por ello, si llegados aestepuntohay quetirar la escaleray callarsobrelo que no se puedehablar o, por el contrario—como indicabaAdorno en DialécticaNegativa—hay queanalizarconceptualmentelo no concep-tual y elaborarun discursoque sugiera,indique,apunteo muestre,esoesya unaopción personal.La propuestade Mannheim es excesivamente

ambiciosay sedevoraa sí mismay quiental pre-tendadebierarecordarel consejode MarcuseaNorman Brown:«estanuevaalma debierahabercantadoen vez dehablar»~ puessuespaciodeacción está más allá de la ciencia. Por ello lasnuevasformasde escriturason,no sólo válidas,sino imprescindiblesparacriticar la razón cons-tituida de la ciencia,peroen tanto se sepany seconsideren no-cientificas, en tanto seanjusta-menteun intento de ir más allá de su lógica. Yen tanto acepten—en segundolugar— el sentidodel discursopropiamentecientífico.

En todo caso,una ciencia de la epistemologíaes un imposible lógico que confunde lenguajeobjeto y metalenguaje.Solo los lenguajesnatura-les son reflexivosy por ello unasociologíade larazón, por muy razonabley saludableque sea,no puedeserunaciencia.

Llegamospuesa la conclusiónde que si pre-tendemoshacerafirmacionescuyo contenidodeverdad puedaser contrastado,no tenemosmásremedioque reconocerquela sociologíadel co-nocimiento no debieranuncaentrara discutir lavalidez teórica de los criterios de demarcaciónde la ciencia,y en generalno debieraocuparsedel tema epistemológicomás que a travésdelsesgode sugénesissocio-histórica.Ello no quie-re decir que esta cuestión no es relevante;alcontrario, lo es y mucho,sólo que no puedein-cluirsedentrodel discursocientífico dela socio-logia del conocimiento.Tampocose deducedeello quelas investigacionesquepuedarealizarlasociologíadel conocimientocarecende relevan-cia epistemológicapues lo contrario ocurrirácon frecuencia;la obra de Merton y la más re-cientede Kuhn muestranlo contrario.Perono lecorresponderáa ella evaluarla importanciaepis-temológicadesusindagacionesy muchomenos,como quería Mannheim, construir una teoríaepistemológicageneral.Finalmente,no cabedu-da que el sociólogo del conocimientopuedeaprovecharsus investigacionespara plantearydiscutir cuestionesepistemológicas,perolo harásiempremas alláde su específicaesferade com-petenciacientífica.

NOTAS

1 Este trabajo se corresponde parcialmente con el Capí-

tulo Sexto del libro Sociologíadel Conocimientoyde la Cien-cia que, junto con José María Gonzalez y Cristobal Torres,estamos preparando para Alianza Editorial. Es, a su vez,una versión ampliada y (sustancialmente) corregida dci

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apartado IV de mi artículo El estatuto teórico de/a sociologíadel conocimiento,RevistaEspañola de Investigaciones Socio-lógicas, 40(1987)7-44.

2 Véase el trabajo de Ji. Toharia Para una reorientaciónde la sociología del conocimiento, Papers,6 (1977), p. 123 Ss.Toharia incluye —en mi opinión acertadamente— dentro dela sociología «para» el conocimiento, tanto la sociología dcla verdad (Scheler y Mannheim) como la del error (Marx).

Así,por ejemplo,el historiador de las ideas G.l-1.Sabine enLogic andSocialStudies,PhilosophicalRevíew,48( 1930)173.

Véase Hans Freyer, Sociologieals Wirklichkeizwissens-chaft (Leipzig, 1930), Ernst Grúnwald, Das l-’rohlem einerSoziologiedes Wissens(Viena, i 934); Alexander von Sehel-ting, Mas WeberWissenschaf¡slehre(Tubinga, 1934).

Véase Schelting,Aiexander von, Besprechungvon KarlMannheims«Ideology und Utopia», American SociologicalReview 1(1936)616; Speier, H., Tite Social De¡erminationof Ideas, SocialResearch,V <1938) 182-205; H. Speier, co-mentarios del libro de Grincuald, Das Problem ciner So-ziologie des Wissens, American Sociological Review, 1,4(1936)682; T. Parsons,comentario al libro de von Sehel-ting Max Webers Wissensschaftlehre, American Socio/ogicalReview,1(1936)675; R. FC. Merton, Tite SociologyofKnow-ledge, Isis; 27 (1937), p. 493, argumento que repetirá mástarde en su Sociology of Knowledge en O. Gtrvitch y W.E.Moore (edits.) Tweníie¡h Century Sociology (PhilosophicalLibrary, Nueva York, 1945); También Werner Stark, TiteSociologyofKnowledge(TheFrec Press, Chicago, 1958); T.Geiger, Ideologie und Wahrheit(Humboldt, Stuttgart, 1953)(hay traducción en Amorrortu) y 1’. Berger y Th. Luck-mann, La construcción social de la realidad (Amorrortu,Buenos Aires, 1979), prólogo.

6 Alexander von Scheiting, Besprechung von Karl Mann-iteims «Ideologyund Utopia”, AmericanSociological Review,op. cit., pag. 634.

H. Speier, comentario al iibro de Gríinwaid Das Pro-blem einer Soziologiedes Wissens American Sociological Re-v,ew,op. cit., pag. 682.

Véase, sobre todo M. Mulkay, Scienceand tite Sociologyof Knowledge, George Alíen and Unwin, Londres, 1980, p.10-16.

R.K. Merton, La sociología del conocimiento, en Teoría yestructura sociales; Fondo de Cultura Económica, México,1964. La posición de Znaniecki aparece en Tite Social Roleof tite Men ofKnowledge introducción de L.Coser, HarperTorchbooks, New York, 1968, e. o. 1940. Traducción en Elpapel social del intelectual, Fondo de Cultura Económica,México.

lO M. Mulkay, Science and tite Sociology of Knowledge.Op. cit.

Véase J. Kraft, Soziologie oder Soziologismus?, Zetis-chr,ftfdr Vólkerpsychologic und Soziologie5, 4 (1929) p. 406;HO. Ziegier, Ideologienlehre, Archiv flir SozialwissenschaftundSozialpolitik 57,3(1927) p. 689; 0. Stern,tiherdie sog«Seinsverbundeiteiz des Bewusstselns», Arcitiv fíi~- Socialwis-senschaft undSozialpoli¡ik, 64,3(1930), p. 492: H. Piessner,Abwandlugen des Ideologiegedankens; Kólner Vierreljaitsitefteflir Soziologie 10,3 (1931), p. 168; E. Griinwaid, Das Pro-hlems der Soziologie des Wissens (Viena y Leipzig, 1934).Una discusión general sobre este tema puede verse en losdiversos trabajos que publicó Arthur Chiid a partir de su te-sis doctoral, Tite Theoretical Possibiity of tite Sociology ofKnowledgey que aparecieron en Etities a partir de 1942.

12 El silogismo fue formulado por vez primera por von

Schelting y es analizado por C.Wright MilIs en Methodologi-cal Consequences oftite Sociology of Knowledge,enAmericanJoarnal of Sociology,46(1940)316, reproducido en Power,Poliuics and People. Tite CollectedEssaysof C WrightMills4i-rección e introducción de 1. L. Horowitz, Oxford UniversityPrcss, Nueva York, 1963, por donde se cita (hay traducciónen Fondo de Cultura Económica, México, 1964).

‘~ K. Mannheim, Ideología y Utopía Introducción a la so-ciología del conocimiento, Aguilar, Madrid, l9

66,p. 296.Op. cit., pag. 464.

‘~ Vease Wirth, Introducción a Ideologia y utopia, Agui-lar, Madrid, 1966. (l.ed.1936).

> Por ello Speier, al comentar este tema, distinguia entreun pensamiento «promotivo» que sugiere pero carece de va-lor de verdad, y un pensamiento «teorico» cuyo valor de ver-dad es conocido y que no podría ser objeto de análisis so-ciognoseologicos <Vease de H. Speier, comentario aGriinwaid, op. cit., pag. 682). No estamos de acuerdo conesto último pues —como veremos—, una cosa es que el pen-samiento teorico pueda ser objetode la sociología del cono-cimiento y otra, muy distinta, que esta determine su valor deverdad.

17 K. Mannhcim, Ideologíautopía, op. cit., p. 292. Nótesesin embargo que las citas corresponden al cap. V que fuepublicado en 1931 (por lo que recoge ya algunas criticasformuladas a Ideología y Utopía desde 1929) e incluido en laedición inglesa que hicieron Shils y Wirth en 1936.

>» K.Mannheim, ideologíay Utopía, op. cit., p 291.ti Wright Milis, Metitodological Consequences of tite

SociologyofKnowledge,op. cit., p. 454 y 457.20 C. Wright MilIs, op. cit., p. 455. La referencia a Merton

alude a su Science Tecitnology and Society in Seventeenth-Century L’ngland(Erujas, Bélgica, 1938).

21 p~ A. Sorokin, Social and Cultural Dynamics, AmericanHook Co., Nueva York, 1937, vol. 1 p. 67.

22 lbidem, vol. II, p. 11-12 n.23 Richard Rorty, Pitilosophy and tite Mirror of Nata-

re,Princeton University Press, Princeton, Nueva Jersey,1979. Vease tambien, del mismo autor,Contingency, ¡ronyand Solidarity, Cambridge Univers¡ty Press, Cambridge,1989. De Feyerabend vease su clásico Against Metitod NewLeft Books, Londres, 1975.

24 Stephan Fuchs, Relativismand Reflexivityin tite Socio-logy ofScienuflcKnowledge en O. Ritzer (edit.), Metatiteorí-zing Sage, Londres, 1992, pags. 151 ss. La cita es de la pag.153.

‘ Harry Collius, Citanging Order. Replication and Induc-don in ScientiflcPractice,Sage, Londres, 1985.

26 ~ Fuch, op. cit. , pag. 154.27 Maicom Ashmore, Tite Reflexive Titesis. Writing Socio-

logy of ScientzflcKnowledge, University of Chicago Press,Chicago, 1989.

28 Steve Woolgar hasido quizás el primero en manifestaresta contradicción. Vease Laboratory Studies.A Commenton tite Suite of tite Ar4 en Social Studies of Science,12(1982)481. Tambien 5. Woolgar (edit.), Knowledge andReflexivity.New Frontier in tite Soeiologyof Knowledge,Sage,Londres, 1988.

29 R. Collins, Stages in tite Empirical Program of Relati-visti, SocialStudiesofScience, 11(1981)216. Una posiciónsimilar mentienen M. Mulkay y O. N. Gilbert en sus estudiosde análisis del discurso cientifico. Vease Mulkay y Gilbert,ioking Apart Sorne RecommendationsConcerning titeAnalysys of Scient,flc Culture, Social Siudies of Science,

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12(1982)585; Gilbert y Mulkay, Opening Pandorar Bat ASociologicalAnalysisofScientists Disco urse,Cambridge Uni-versity Press, Cambridge, 1984. Una critica de ambos puedeverse en P. Halfpenny, Talking ofTalking Writing of Writing.Sorne Reflections on Gilbert and Mulkay’sDiscourseAnalysys,SocialStudiesofScience,18(1988)169.

30 M. Ashmore, op. cit.; S. Woolgar, Reflexivityis tite Etit-nograpiterof tite Tenen 8. Woolgar (edit. ), KnowledgeandRefiexivity,op. cit. , pp. 14 Ss.; Miehael Mulkay, Tite Wordandtite Worl4 Alíen & Unwin, Londres, 198%

~‘ J. Ruben Blanco, A. Cotillo-Pereira, 1. M. Iranzo y C.Torres, Ciencia, científicosysociologías:¿Por dóndeempezar?en EscritosdeTeoría Sociológica en Homenajea Luis Rodri-

guez Zúñiga, Centro de Investigaciones Sociológicas, Ma-drid, 1992, p. 157.

~ M. Mulkay, Tite ScientistsTalksBack SocialStudiesofScience14(1984)278.

~ 8. Fuchs, op. dl. , pag. 157.~‘ Hace tiempo estudié un intento similar—si bien cons-

truido a partir de la teoría crítica— e igualmente ambicioso,el de Carlos Moya en De la ciudad y de su razón. Vease, De larazóncrítica y desuslímites,RevistaEspañoladeOpinión Pú-blica, 50(1977)173-195.

“ H. Marcuse El amor misíijYcado (crítica a NormanBrown, El cuerpodelamor) en La agresividaden la sociedadin-dustrial avanzada, Alianza Editorial, Madrid, 1971, Pp. 83 y ss.

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64Octubre Diciembre 1993

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05é Maria Maravalí,Juan Díez Nicolás, Jesús M. de Miguel.Ludolfo Paranijo, Alfonso Pérez-Agote,José F. Tezanos, Angeles ValoroRedacción y suscripcionesCentro de Investigaciones SociológicasMontalbán, 8. 28014 Madrid (España>TeIs. 58076 14/5807607Fax: 580 7619

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