El realismo como Vanguardia ANTONIO BERNI
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COMO
VANGUARDIA.B
ERNIYLAMUTUALIDADENLOS30.
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Fantoni, GuillermoEl realismo como vanguardia, Berni y lamutualidad en los 30. - 1 aed. - Buenos Aires:Fundacin OSDE, 2014.100 p. ; 22x15 cm.
ISBN 978-987-9358-84-9
1. Catlogo de Arte. I. Ttulo.CDD 708
Fundacin OSDECiudad Autnoma de Buenos AiresAbril 2014
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Del 25 de marzo al 18 de mayo de 2014 Rosario
Del 5 de junio al 26 de julio de 2014 Buenos Aires
FUNDACIN OSDECONSEJO DE ADMINISTRACIN
PRESIDENTEToms Snchez de Bustamante
SECRETARIOOmar Bagnoli
PROSECRETARIOHctor Prez
TESOREROCarlos Fernndez
PROTESORERO
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VOCALESGustavo AguirreAlejandro Condom AlcortaHoracio DillonLuis FontanaDaniel Eduardo ForteJulio OlmedoJorge SaumellCiro Scotti
ESPACIO DE ARTEFUNDACIN OSDE
COORDINACIN DE ARTEMara Teresa Constantin
GESTIN DE PRODUCCINBetina Carbonari
PRODUCCIN
Micaela BiancoCarolina CuervoJavier GonzlezTatiana KohanNadina MaggiSusana NietoGabriela Vicente Irrazbal
AUTORIDADES FILIAL ROSARIO
APODERADOSAntenor EllenaRaimundo GonzlezMarcelo RomanoRoberto Terr
REPRESENTANTESFrancisco RidleyJuan Carlos Stein
GERENTEDaniel Peppe
EXPOSICINY CATLOGO
CURADURA Y TEXTOGuillermo Fantoni
ASISTENCIAJanina Aragno (Rosario)Carolina Cuervo (Buenos Aires)Carla Labasti (Rosario)Susana Nieto (Buenos Aires)
EDICIN DE CATLOGOBetina Carbonari
DISEO GRFICOAngela Pilotti (Rosario)Oscar Rodrguez (Buenos Aires)
CORRECCIN DE TEXTOSVioleta Mazer
DISEO DE MONTAJE
Guillermo Fantoni (Rosario)Liliana Pieiro (Buenos Aires)
MONTAJENicols Boni (Rosario)Horacio Vega (Buenos Aires)
La Fundacin OSDE y el curador agradecen lagenerosa colaboracin de los coleccionistas einstituciones que facilitaron las obras y docu-mentos que han hecho posible esta muestra:
Virginia Agote, Adriana Armando, Ana Ber-tollo, Josefina Biagosh, Jorge Busnelli, LinaCalabrese, Laura DAloisio, Emanuel Daz Ruiz,Mara Rosa Espinoza, Celia Fontn, familiaGambartes, Indiana Gnocchini, familia GrelaCorrea, Aldo Guidotti, Viviana Guzzo, GabrielKargieman, Sergio Krasniansky, Mara Isabel deLarraaga, Gabriela Leiva Cullen, familia Mag-nani Robasto, Ral Alcides Mansilla, familiaMntica Fontn, familia Milillo Stazzone, FabioMiniotti, Betty L. Mondino, Norberto Moret-
ti, Lorena Mouguelar, Ral Notta, MarceloNusenovich, familia Ouvrard, Natalia Pendas,familia Piccoli Puzzolo, Laura Rey, FernandoRodrguez, Marcela Rmer, Hugo Sanguine-ti, Leonardo Scheffer, Alberto Sileoni, FamiliaSvori, Mara Ins Stefanolo, Cristina Torrano,Clementina Zablosky y Julieta Zuzaga.
Agrupacin Bomberos Zapadores UR II deRosario, Galera Krass Artes Plsticas, Mu-seo de Artes Plsticas Eduardo Svori de laCiudad Autnoma de Buenos Aires, MuseoCastagnino+macro de Rosario, Museo Mu-nicipal de Bellas Artes Manuel Belgrano dePergamino, Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto, Museo Municipal de BellasArtes de Tandil, Museo Nacional de BellasArtes, Museo Provincial de Bellas Artes RosaGalisteo de Rodrguez de Santa Fe, MuseoProvincial de Bellas Artes Emilio Pettorutide La Plata, Museo Provincial de Bellas ArtesFranklin Rawson de San Juan, Pinacoteca delMinisterio de Educacin de la Nacin, Secreta-
ria de Cultura y Educacin de la Municipalidadde Rosario y Secretara de Cultura de la Munici-palidad de Pergamino.
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Prefacio
Como la mayor parte de los movimientos artsticos modernos, la Mutualidad fundada
por Antonio Berni en Rosario, junto a un grupo de jvenes creadores y estudiantes,
en la primera mitad de la dcada del treinta, tuvo una existencia efmera aunqueverdaderamente relevante en la vida cultural de la ciudad. La gestacin del nuevo
nucleamiento fue rpida y su historia puede sintetizarse en unos pocos pasos. Pri-
mero, el encuentro de los nuevos artistas con Berni en unos cursos de dibujo en
el Museo Municipal de Bellas Artes y, como consecuencia, la reunin con otros
creadores en la heterognea Agrupacin de Artistas Plsticos Refugio, en agosto de
1932. Luego, la tensa convivencia que desemboc en un cisma precipitado por la
llegada a Rosario, en julio de 1933, del polmico muralista David Alfaro Siqueiros.
A partir de aqu, la conformacin de un taller libre en el que el grupo disidente
de Refugio inici las primeras experiencias con nuevas tcnicas, se preocup por
la actualizacin bibliogrfica sobre las tendencias modernas y se dedic al lanza-
miento de textos programticos como el Manifiesto de la Unin de Escritores y
Artistas Revolucionarios, publicado en el mes de septiembre en la revista Contra,
y la declaracin que acompa la Exposicin de Plsticos de Vanguardiarealizada en
diciembre. Finalmente, en marzo de 1934, se realiz un llamamiento pblico para
la fundacin de una Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos, cuyas
actividades centradas fundamentalmente en una escuela taller se extendieron
con intensidad hasta 1936, ao en que la definitiva radicacin de Berni en Buenos
Aires llev a una inevitable declinacin y dispersin del grupo.
Guillermo A. Fantoni
El realismo como vanguardiaBerni y la Mutualidad en los 30
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Al cumplirse, en el mes de marzo de 2014, ochenta aos del llamamiento inicial
para el establecimiento de la escuela taller y habindose reunido un conjunto de
obras de los principales miembros del grupo, se realiza esta muestra que, por pri-
mera vez, da a conocer al pblico de Rosario y Buenos Aires uno de los aconteci-
mientos capitales de la historia plstica argentina.1Se trata de un grupo heterog-
neo de pinturas y dibujos, grabados y esculturas, a lo que se agregan fotografas,
documentos y piezas grficas que permiten armar diversos ncleos temticos. En
primer lugar, las adhesiones a la realidad manifiestas en la representacin de
tipos y ambientes populares, de escenas del trabajo y temas revolucionarios que
muestran la preocupacin y el compromiso de los artistas con las situaciones ms
candentes de la poca: obras inscriptas en variadas formas del realismo y resueltas
en escalas que abarcan desde los tradicionales cuadros de caballete hasta composi-
ciones de gran formato influidas por el muralismo de David Alfaro Siqueiros. Luego,
la devocin por el ensueo que se desarrolla invocando lo cotidiano pero siempre
en el dominio de lo misterioso, extrao e improbable, de acuerdo con las influyen-
tes consignas del realismo mgico alemn teorizado por Franz Roh. Finalmente, el
deslizamiento hacia los dominios encantados del surrealismo, donde la reflexiny las crticas de la realidad se manifiestan por medio de imgenes que muestran
situaciones imposibles. Estos conjuntos, relativamente diferenciados a pesar de
compartir profundas afinidades, permiten un nuevo acercamiento a los artistas y a
sus obras, a las ideas y tendencias estticas cultivadas por este significativo grupo.
Tambin se trata de una aproximacin a creadores como Luis Ouvrard y Amadeo
Lpez Armesto que, respectivamente, actuaron como amigos y aliados de Berni y
de sus compaeros en los convulsionados aos treinta y cuarenta; o como Aldo
Magnani, un genuino heredero que, al conocer posteriormente a varios miembros
del movimiento y frecuentar intensamente a algunos de ellos, recuper y proyect
los compromisos estticos e ideolgicos de la Mutualidad en los aos cincuenta y
las dos dcadas siguientes.
En funcin de lo planteado, el primer ncleo de la muestra comienza con las obras
de Ouvrard quien, sin compartir la radicalidad poltica y el extremismo esttico de
Berni y sus compaeros, supo interpretar en claves muy personales las ideas del
momento realizando cuadros de gran formato y experimentando con nuevos ma-
teriales. En este sentido, La trilla es la nica pieza de escala heroica que an se
conserva del conjunto de murales transportables presentados por los artistas de
la Mutualidad en el XIV Saln de Otoo de Rosario. Entre las piezas representa-
tivas de este carcter, incluidas en esa excepcional edicin libre de 1935, Mitnde
Hermenegildo Gianzone, Manifestacinde Juan Grela y Hombre heridode Antonio
Berni y Anselmo Piccoli, slo pueden ser evocadas a travs de las reproducciones
del catlogo o de diez impactantes fotografas. Estas imgenes con el mismo Pic-
coli como modelo y en poses que recrean un drama social siguiendo la iconogra-
fa cristiana constituyeron los apuntes de la pintura sugestivamente subtitulada
Documentos fotogrficos. Pero a diferencia de estas obras que aluden a episodios
polticos, el cuadro de Ouvrard nos sumerge de un modo elegaco en el mundo
del trabajo rural. Su contraparte urbana en la exposicin es la vista del cuartel de
bomberos y de los objetos utilizados en arduas y abnegadas tareas, pintados con
precisin y detalle por Medardo Pantoja. Tambin lo es la representativa, aunque
tarda, escena con obreros monumentales sobre un trasfondo de silos y edificios
industriales plasmada por Juan Tort. Ubicada en un emblemtico barrio obrerode la ciudad, con la Refinera Argentina que lo identifica, esta pintura evoca el es-
cenario donde Berni situ su conocida Manifestacinrealizada en 1934. Los tipos y
ambientes populares estn representados por dos temples: Campesinade Piccoli y
Linyerade Svori ambos expuestos en el XIV Saln de Otoo. La obra de Piccoli
se vincula con los modos de representacin de Giorgio De Chirico: personajes re-
cortados sobre vanos rectangulares y muros de ladrillo la tpica iconografa urbana
de la pintura metafsica. En tanto que la otra se inscribe en la tnica de los poten-
tes retratos de Siqueiros: rostros inmersos en fondos abstractos y construidos con
luces y sombras de fuerte dramatismo. A estos cuadros se suman los de personajes
y escenas de conjunto realizados por Juan Grela, como S/T (Aid) y Escuchando
al lector, que por sus grandes formatos, volmenes escultricos y espectaculares
escorzos se sitan en la estela de las realizaciones murales. En el extremo opuesto
a este monumentalismo, Andrs Calabrese opta por una resolucin ms austera,
con sobrios modelados, preanunciando de este modo su progresiva tendencia al
plano, como se pone de manifiesto en la pequea Maternidadrealizada a comienzo
de los aos treinta. Y as como esta galera de personajes populares nos propone
un pronunciado arco de soluciones formales, los autorretratos de artista y la gama
de paisajes urbanos y rurales nos remiten igualmente a las variadas modalidades
Las exposiciones La sociedad de los artistas. Historias y debates de Rosario, Rosario, Museo Municipal de Bellas ArtesJuan B. Castagnino, 2004, curada por Andrea Giunta, y Figuras de mujeres, Imaginarios masculinos. Pintores rosa-rinos de la primera mitad del siglo XX, Rosario, Fundacin OSDE, 2009, curada por Adriana Armando, abordaron apartir de sus recortes temticos a algunos artistas y significativas obras de este agrupamiento.
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cultivadas por el grupo; confirmando de este modo que Berni en sus enseanzas, y
tambin en su propia obra, no haca del realismo una estricta cuestin de estilo. As
se puede transitar por los enfoques ultra precisos perceptibles en los autorretratos
de Berni, Grela y Berlengieri que siguen las tipologas propuestas por los realistas
alemanes y, en cierta medida, por Giorgio De Chirico cuyo estilo ptreo y sinttico
fue evocado por el primero en el Autorretratorealizado en Pars, en 1929, y en el
Autorretrato con cactuspintado en Rosario, entre 1933 y 1934. Luego, por las vis-
tas del noroeste con fugas pronunciadas y acusadas perspectivas donde Calabrese
sigue el modelo magistral de los paisajes de San Juan de Spilimbergo; tambin
por las visiones libres y abocetadas del frigorfico Swift plasmadas por Juan Ber-
lengieri y por los frisos del Cruce Alberdi y el Arroyo Luduea, mucho ms planos y
despojados, realizados por Grela y Gambartes. Finalmente, en un pequeo sector
estn los temas revolucionarios, aquellos que denuncian los grandes problemas
de la poca como los avances del fascismo, el flagelo de la guerra y la lucha por la
libertad ante el peligro de un control totalitario: sealamientos que se despliegan
en Antorcha, la escultura de los hermanos Guillermo y Godofredo Paino, una de
sus tpicas tallas activistas donde una manifestacin rodea la superficie de unbrazo levantado; o en los elocuentes linleos y aguafuertes de Berlengieri. Y as
como Ouvrard abre este segmento dedicado a las realidades ms tangibles, Aldo
Magnani lo cierra con su serie de paisajes suburbanos y fabriles, con sus retratos
de obreros y con sus versiones sobre los pequeos habitantes de los descampados.
Este artista, conocedor del universo de la Mutualidad a travs de Alfredo Cartegni,
cuyo hermano haba pertenecido al grupo de Berni, tom contacto con las obras
de sus miembros a travs de una exposicin organizada por la AIAPE Agrupacin
de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores en los aos cuarenta. Tambin
conoci personalmente a varios de ellos por compartir actividades polticas, y fre-
cuent con asiduidad a Gambartes, Grela y Svori; influido particularmente por este
ltimo, cultiv un realismo matrizado por la geometra que sostuvo largamente y
con una conviccin militante en tiempos de la Guerra Fra a pesar del triunfo de
la abstraccin y de las nuevas vanguardias, hasta mediados de los aos setenta.
El segundo apartado de la muestra, dedicado a la presencia de la ensoacin y el
misterio, se inicia con las melanclicas y estticas figuras femeninas de Berni. Se tra-
ta de La nia del balny La nia de la guitarra, basadas en los retratos aristocrticos
de Agnolo Bronzino y cuya modelo es Lily, la hija del artista y de la escultora francesa
Paule Cazenave, que fue retratada en innumerables y representativas pinturas de
la poca. A estas obras se suma una pequea cabeza de Lily, el nico estudio de
la nia que, con rasgos ms criollos, aparece acunada por su madre en la signifi-
cativa Desocupacino Desocupados: una produccin monumental pintada en 1934
y ambientada en un escenario tpicamente rosarino, las barrancas que bordean el
imponente ro Paran. A continuacin, se despliegan las extraas y atormentadas
nias que Piccoli sita en paisajes suburbanos y rurales, o las mujeres pensativas y
ensimismadas que Berlengieri, Calabrese y Garrone resuelven con un sereno clasi-
cismo. Del mismo modo, la naturaleza muerta y el paisaje constituyen gneros pro-
picios para expresar el componente misterioso que suele habitar las cosas reales.
En relacin con el primer tipo de obras, Aldo Cartegni y Cayetano Aquilino muestran
frutas y paos, plantas y fragmentos de cuadros que conviven en imperturbable
silencio. Sobre el segundo de estos gneros, Gambartes se detiene en los callejones
de tierra caractersticos del suburbio y los envuelve en una atmsfera onrica; a su
vez, Aquilino ilumina y colorea los rboles y casas de una manera extraamente
artificial creando un clima de irrealidad y sosiego; por su parte, Alberto Mntica
representa fragmentos de la ciudad habitados por personajes pensativos y solita-rios, a veces prximos a lo inerte. Pero aun estas obras sumergidas en el enigma y
la ensoacin no dejan de inquietar por su alusin a las problemticas polticas y
sociales. Es lo que ocurre con Lunes, la pequea acuarela de Gambartes tambin
presente en el XIV Saln de Otoo donde sobresale en primer plano un poste con
la convocatoria a un mitin, o con la Calle de Victoriade Mntica que recrea una
temprana pintura de 1932 donde el artista, a partir de la confrontacin de la calle
de tierra y la nueva calzada de cemento, parece aludir a las incertidumbres de la
modernizacin y el desarrollo.
Finalmente, el tercer ncleo rene las obras de Juan Berlengieri, Lenidas Gambartes
y Amadeo Lpez Armesto, tres creadores que a partir de los ltimos aos de la
dcada del treinta y ms all de sus inscripciones realistas, muestran las influencias
de lo onrico y el surrealismo e incluso de lo fantstico y sobrenatural. En estas
producciones, la reflexin y las crticas sobre la realidad muy explcitamente de
la guerra y la violencia poltica se desarrollan por medio de imgenes inslitas y
situaciones imposibles propias del movimiento de Andr Breton.
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Ciertamente, como puede leerse en estas sucintas descripciones, se trata de un
conjunto significativo y variado, aunque indefectiblemente incompleto. Un impor-
tante segmento de obras, por su naturaleza efmera, estaba destinado a desapare-
cer; otro grupo, si bien no tena este carcter, se fue dispersando y perdiendo a lo
largo del tiempo por los avatares experimentados por los artistas y sus familias.
Tambin, un importante conjunto de obras monumentales de Berni que hoy son la
atraccin de grandes museos y colecciones por otra parte, ampliamente conocidas
a travs de libros y catlogos resulta, por razones materiales e institucionales,
prcticamente imposible de incluir en su totalidad en esta muestra. Finalmente,
otras realizaciones que podran haber integrado esta seleccin no estaban dispo-
nibles. Por tales motivos, esta es una muestra conformada, vale aclarar y reafirmar,
a partir de lo posible; aun as, y ms all de los condicionamientos, se han hallado
obras inditas e incorporado autores apenas conocidos o, incluso, desconocidos;
mostrarlos por primera vez junto a sus pares ms identificados con el arte de la
ciudad es un orgullo.
Esta exposicin, como lo expresa el propio ttulo, parte de un supuesto fuerte: lafirme inclusin de Berni en el mbito del modernismo esttico y de las vanguar-
dias,2una formulacin a su vez asociada a otro supuesto: numerosas formas de
figuracin y de realismo del perodo de entreguerras integran el cuerpo de lo mo-
derno.3Por lo tanto, y ms all de las rupturas formuladas por el propio artista con
respecto a los primeros ismos, se trata de enfatizar los planos de continuidad entre
sus experiencias europeas y la elaboracin, al instalarse nuevamente en el pas, del
Nuevo Realismo, una concepcin que bien puede considerarse como una forma
especficamente americana del modernismo,4ya que refunde sugestiones y proce-
dimientos de algunas de las tendencias ms operantes de su tiempo y cuya puesta
se realiz en el marco de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos:
movimiento que funcion en Rosario como una avant-gardebeligerante en el terre-
no del arte pero tambin como una avanzada en el espacio de la poltica. A partir de
esa doble militancia, sus realizaciones ms cumplidas no fueron pensadas como
objetos de delectacin para circular por galeras y museos y menos an para
insertarse en el mercado artstico, sino como manifestaciones a menudo efmeras e
inestables que incluan una crtica institucional al mundo del arte y a la produccin
de obras autnomas, escindidas de la vida social. Me refiero fundamentalmente a
pinturas de escala mural y a decoraciones para actos polticos, e incluso a carteles
y volantes impresos que funcionaban como propaganda. En cualquiera de estos
casos, se trataba de piezas realizadas grupalmente con nuevos materiales y dispo-
sitivos tcnicos, y destinadas a circular por fbricas y sindicatos donde se pondran
en contacto con otro pblico: obreros y militantes que se cohesionaran y activaran
a partir de esta presencia. Sin embargo, pensar las producciones de la Mutualidad
exclusivamente en estos trminos sera reductivo y nos confinara a una visin uni-
lateral y monoltica. Paralelamente a esas expresiones contestatarias desplegadas
en grandes formatos y medios no convencionales, sus integrantes tambin reali-
zaron, por ejemplo, temples y tallas, carbonillas y linleos, concretados en escalas
ms reducidas y con un carcter ms contemplativo, que constituyen un cuerpo
de obras no menos fascinante y suscitador. Pero aun en el marco de estas diversi-
dades, uno y otro conjunto influidos mayormente por el muralismo de Siqueirosy los realismos alemanes al estar inmersos en un clima de crisis y conflictividad
resultaban canales igualmente idneos para traducir plsticamente los problemas
ms urgentes que afectaban al pas y el mundo. De igual modo, la exacerbacin de
los climas enigmticos e inquietantes alentados por el realismo mgico o el despla-
zamiento de los artistas hacia los dominios del surrealismo constituan alternativas
tambin radicales en las que estaba implcita una visin crtica de la realidad y, por
ende, una idea de transformacin de la misma. Ciertamente, estas expectativas ya
se haban planteado, en enero de 1932, a raz de la polmica que Berni sostuvo con
un viejo compaero de Pars, el pintor Horacio Butler, a escasos meses de regresar
a su ciudad natal. Formulada a travs de la revista rosarina Brjula, implicaba un
tajante rechazo a la domesticacin de los primeros movimientos del arte moderno
y, en consecuencia, la apelacin a las tendencias ms radicales de ese momento
dadasmo, surrealismo, nuevos realismos; por otro lado, y fundamentalmente, la
idea de que la revolucin artstica estaba unida, de manera inevitable, a una trans-
formacin del mundo. Una consigna que, de hecho, Berni puso en escena en su
exposicin surrealista en Amigos del Arte de Buenos Aires, realizada en junio de
1932: la radicalidad esttica e ideolgica de las obras, la censura aplicada a varias de
ellas y las duras sanciones de la crtica, pusieron de manifiesto lo que los sectores
Tal es el principal supuesto de mi libro Berni entre el surrealismo y Siqueiros. Figuras, itinerarios y experiencias de unartista entre dos dcadas, Rosario, Beatriz Viterbo, 2014.Esta cuestin, inserta en buena medida en los debates sobre la modernidad, se manifest en una serie de expo-siciones en cuyos extremos temporales pueden situarse Les Realismes, Pars, Centre Georges Pompidou, 1980y Mmesis. Realismos modernos, 1918-45, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, 2006, con textos de Jean Clair yToms Llorens respectivamente; cabe incluir tambin Encuentro con los aos 30 , Madrid, Museo Nacional Centrode Arte Reina Sofa, 2012.Tomo la temprana y certera expresin formulada por Dawn Ades a propsito de los movimientos de vanguardiasurgidos en el Nuevo Mundo, en Arte en Iberoamrica 1820-1980 (cat. exp.), Madrid, Turner, 1989, p. 125.
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tradicionales podan tolerar y lo que las instituciones modernizadoras podan llegar
a asimilar. El surrealismo de Berni fue la primera brecha abierta entre los propios ar-
tistas modernos, una cesura que se profundizara y ampliara considerablemente al
ao siguiente con la llegada del muralista David Alfaro Siqueiros. En este sentido, la
organizacin de la Mutualidad impulsada por esa presencia y, consecuentemente,
la compleja elaboracin del Nuevo Realismo fueron las respuestas que Berni, de un
modo polmico y audaz, dio al modernismo formalista y a todos los que crean que
era posible crear al margen de cualquier exterioridad.
Quiero sealar, por otro lado, que los textos desplegados a continuacin dos
fragmentos y una coda son slo una parte de un artculo extenso escrito en el
transcurso de 2008 para un volumen colectivo sobre arte y poltica; este trabajo fue
publicado luego, en el ao 2013, por la revista Avancesde la Universidad Nacional
de Crdoba.5Su restringida circulacin, eminentemente acadmica, y la buena dis-
posicin de los responsables de la revista me habilitan a difundir en esta oportuni-
dad esos segmentos a raz de la exposicin. Ellos dan cuenta de algunos aspectos
del recorrido de Berni en las dcadas del veinte y del treinta, y se refieren tambin algrupo de jvenes creadores que lo acompa en el proyecto que puso en prctica
al poco tiempo de regresar de Europa e instalarse en Rosario, a fin de octubre de
1931. Tratan fundamentalmente del surgimiento de la Mutualidad y del origen de la
concepcin esttica que el artista denomin Nuevo Realismo, desarrollos vincula-
dos a la llegada de Siqueiros al Ro de la Plata, en 1933, y a sus reformulaciones del
muralismo mexicano que haba comenzado a ensayar un ao antes en la ciudad de
Los ngeles, en California.
Me gustara agregar, antes de transcribir los mencionados fragmentos, una idea
ms a la que di forma en los ltimos aos: la gravitacin del realismo mgico ale-
mn en las obras de Gambartes y Grela6y luego en los escritos del propio Berni.7
En su artculo sobre el Nuevo Realismo, Berni haba observado los sntomas de
una falsa modernidad visibles en la evasin del mundo objetivo y de la realidad
viviente a favor de la imaginacin y la improvisacin.8Pero tambin, en otra
oportunidad, destac cmo jugaban en su obra estas polaridades definiendo una
tensin constante: aquel fue un perodo muy analtico, pero no debe creerse que
me plegaba ciegamente a la realidad objetiva; tambin explor la imaginacin, nun-
ca dej de ser surrealista del todo.9Esta fascinacin por aquellos planos que estn
ms all de lo estrictamente visible explicara tambin el inters por la concepcin
de Franz Roh, condensada en una de las frases iniciales de su libro: Con la palabra
mgico, en oposicin a mstico, quiero indicar que el misterio no desciende
al mundo representado, sino que se esconde y palpita tras l. 10Ms adelante, el
crtico alemn esboz ciertas oscilaciones en la historia y precis el linaje de la in-
quietante pintura ms reciente; a partir de estas declaraciones, es posible trazar un
paralelo con el itinerario berniano y reparar sobre los componentes vanguardistas
que se refundan en su propuesta de un realismo moderno:
La humanidad parece indefectiblemente destinada a oscilar de continuo entre la devocin
al mundo del ensueo y la adhesin al mundo de la realidad. Y en verdad que, si alguna vez
se detiene este ritmo respiratorio de la historia, no parece quedar otra cosa que la muerte
del espritu.
Los reaccionarios creen equivocadamente que con el arte nuevo ha llegado su hora. Pero
bien mirado, este nuevo mundo de objetos sigue siendo ajeno al concepto corriente del
realismo. Como que provoca en los rezagados la mxima estupefaccin, y casi les parece
tan inadecuado como el mismo expresionismo! Como que dispone de mltiples medios,
herencia del anterior perodo, que confieren a todas las cosas una significacin ms honda
y rozan los misterios que estn amenazando siempre la tranquila seguridad de los simples
e ingenuos: cuerpos excesivamente grandes, yaciendo con pesadez de bloques sobre un
raqutico csped; objetos que no pretenden moverse lo ms mnimo y que, sin embargo,
resultan inauditamente reales, extraos esquemas misteriosos, y, sin embargo, visibles has-
ta en sus nfimos detalles!.11
Por esa tensin sustancial y por algunas de sus cualidades tales como la indife-
rencia, la frialdad metlica, la inmovilidad, la inexorable ejecucin y la belleza de la
forma cincelada, entre otras, los realismos alemanes independientemente de los
nombres que se utilicen para designar un arte ms verista y poltico bajo la forma
Modernos y revolucionarios en los aos 30. Berni y los arti stas de la Mutualidad rosarina, en Avances, Centro deInvestigaciones de la Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad Nacional de Crdoba, n 22, 2012/2013,pp. 11-37.De estos sealo solamente Travesas del realismo mgico. Lenidas Gambartes entre la realidad y el ensueo,en SeparataCaminos hacia Gambartes, ao III, n 5 y 6, CIAAL/UNR, octubre de 2003, pp. 1-27; Alucinanterealidad: la cotidiana presencia de lo sobrenatural en los grabados de Lenidas Gambartes, en Terica , Crdoba,Fundacin Rosala Soneira, n 0, 2004, pp. 19-31; Juan Grela y el arte americano: entre el orden constructivo y lacreacin de una nueva naturaleza, en Separata Arte moderno, referentes precolombinos y objetos etnogrficos ,ao VII, n 12, CIAAL/UNR, octubre de 2007, pp. 3-33.La pura objetividad y lo ms ntimo de los seres: claves de un nuevo realismo, en Mara Cristina Rossi (comp.),Antonio Berni. Lecturas en tiempo presente , Buenos Aires, Eudeba / EDUNTREF, 2010, pp. 3-15.
Antonio Berni, El Nuevo Realismo, en Forma. Revista de la Sociedad Argentina de Artistas Plsticos, Buenos Aires,ao 1, n 1, agosto de 1936, p. 8.Berni: cmo desollar la realidad, en Primera Plana, Buenos Aires, ao III, n 127, abril de 1965, p. 42.Franz Roh, Realismo mgico. Post Expresionismo. Problemas de la pintura europea ms reciente , Madrid, Revista deOccidente, 1927, p. 11.Ibd., p. 37.
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de una Nueva Objetividad u otro ms contemplativo e idealizante en la perspec-
tiva de un realismo mgico terminaron a menudo confundindose y situndose
en las inmediaciones del surrealismo y sus dominios encantados.12Ese territorio
fronterizo que en muchas oportunidades el propio Berni parece haber transitado en
distintas direcciones.
En funcin de lo desarrollado en estas notas preliminares y dado que la propia
exposicin remite en buena medida a las obras ms contemplativas y melanclicas
de la Mutualidad y, por lo tanto, a los aspectos mgico-realista y metafsico que
impregnan buena parte de ellas, me pareci pertinente volver a esos fragmentos
ya editados que refieren a cuestiones ms polticas. Si bien es imposible restituir las
obras ausentes y, ms an, el clima histrico que las impuls slo rememorables
a partir de imgenes impresas y fotografas, esos escritos dan algunas claves de
lectura que permiten acercarnos a esa escena crtica, compleja e inestable. Una
poca en la que el arte oscilaba fuertemente, al margen de otras opciones estticas,
entre la confrontacin con la realidad y la apertura hacia lo imaginario; y tambin,
dramticamente, entre los avatares de la revolucin y las amenazas de la reaccinque, como una tormenta y bajo la forma de una nueva guerra, se abalanz sobre
el mundo.
Marx y la vanguardia
En la segunda mitad de 1933, el grupo de artistas nucleado en torno a la figura de
Antonio Berni comenz a tener una actividad pblica, reconocida y diferenciada en
el arte de Rosario. Como agrupamiento laxo e informal, protagonizaron una serie
de manifestaciones colectivas que concitaron el apoyo y la participacin de intelec-
tuales comprometidos: los mdicos Lelio y Artemio Zeno, el psicoanalista Emilio
Pizarro Crespo, el filsofo Sigfrido Maza, los escritores Arturo Fruttero y Roger Pl,
entre los ms prximos. Una alianza entre intelectuales y artistas que se manifest
como una relacin entre arte de vanguardia y poltica radicalizada. Roger Pl, en
Encuesta a la literatura argentina, recuerda su encuentro con Berni, que acaba de
regresar de Pars, y cita a Marx y la vanguardia como referencias inescindibles
en la formacin del grupo con algunos jvenes pintores entre los que incluye a
Lenidas Gambartes, Ricardo Svori, Juan Grela y Anselmo Piccoli.13De esos pri-
meros encuentros que ocurrieron a partir de 1932, Berni destac su participacin
en actividades culturales que tenan un sentido de lucha y esclarecimiento, como
la organizacin de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos y la
creacin de una orientacin esttica que llam Nuevo Realismo. Si bien sus nuevos
compaeros carecan de la experiencia artstica que l haba adquirido durante su
estada en Europa, en el orden ideolgico y poltico ellos compensaban esa ca-
rencia asumiendo posiciones definidas. Esos jvenes, en su mayor parte hijos de
intelectuales o de trabajadores con una trayectoria en las luchas polticas y sindica-
les,14rpidamente se convirtieron en artistas experimentales e intelectuales que se
consideraron revolucionarios. Por su pertenencia a organizaciones avanzadas,
como el Partido Comunista y las agrupaciones antifascistas y pacifistas vinculadas
a ste, fueron capaces de participar en distintas estrategias. Primero, la deliberadaoposicin de clases sostenida en la idea de un inevitable derrumbamiento del siste-
ma capitalista. Despus, los acercamientos coyunturales a otras fuerzas polticas y
sectores democrticos que, al promediar la dcada, impulsaron los debates sobre la
democracia y el fascismo, culminando en la conformacin de los Frentes Populares.
Fue en este momento que fenmenos internacionales como la guerra civil espaola
y la expansin nazi en Europa, se transformaron en factores capaces de convocar
y cohesionar internamente las fuerzas polticas locales y, tambin, de distinguir y
trazar divisorias ntidas que se proyectaron hasta mediados del decenio siguiente.15
A comienzos de 1961, poco tiempo antes de su muerte, Gambartes evoc sus ini-
cios en la pintura apelando a uno de los temas ms frecuentes en el arte de Rosario
de las primeras dcadas del siglo XX: el de la ciudad trabajadora y materialista,
carente de linajes sociales y tradiciones culturales. Sin embargo, esa caracterizacin
Simn Marchn Fiz, Contaminaciones figurativas. Imgenes de la arquitectura y la ciudad como figuras de lo moder-no, Madrid, Alianza, 1986, p. 167.
Roger Pla, en Encuesta a la literatura argentina. Historia de la literatura argentina , vol. 6, Buenos Aires, CEAL,1982, p. 465.Jos Vials, Berni, Buenos Aires, Imagen, 1976, pp. 57-58.Para una visin abarcativa de los fenmenos sociales y econmicos, polticos y culturales sucedidos en el pas,remitir solamente a dos compilaciones que muestran el inters y los aportes historiogrficos en sus respectivascoyunturas: el Suplemento/3: La Argentina de los aos 30. Momentos y figuras de la crisis, en La Ciudad Futura,Buenos Aires, n 4, marzo de 1987, pp. 13-24 y Crisis econmica, avance del Estado e incertidumbre poltica (1930-1943), el Tomo VII, dirigido por Alejandro Cattaruzza para la Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudameri-cana, 2001.
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a la que recurrieron los artistas ms diversos, asume aqu una dimensin nica al
combinarse con una afirmacin que recuerda los comportamientos vanguardistas
asumidos por el pintor en l os aos treinta y, en ese marco, la aparicin de la pers-
pectiva americana que constituy la orientacin ms significativa de su obra:
La formacin de un joven en Rosario, por lo menos cuando yo era joven, era ms que
harto problemtico, era una cosa descabellada. Ya que, dnde estaban las expresiones
artsticas en Rosario para que uno tuviese fervor por el arte? Con toda esta ciudad que vino
al ro, edificada frente al ro, contiene un aspecto secreto. Algunas huellas han quedado an
de su cercano pasado. Es muy joven y, en realidad, no se debe ms que al esfuerzo de sus
hijos, que no son otros que el campesino gallego y el contadini[sic] italiano, de all su falta
de euforia aristocrtica.
Pero en 1932, un grupo de muchachos tombamos en serio esa proposicin de ser pintores
a pesar del medio y a pesar de todo cuanto nos rodeaba. Calabrese, Medardo Pantoja, Juan
Grela, el extinto Domingo Garrone, entre otros, nos propusimos ahincadamente conocer
por dentro lo que suceda por los talleres del Viejo Mundo. Entonces acudimos a revistas
y libros especializados, que lgicamente estaban escritos en idioma extranjero. Se hicieron
traducciones que circularon entre los interesados. Para nosotros todo aquello fue un gran
trabajo, sobre todo porque no contbamos con el medio ambiente. Durante aos tratamos
de encontrar una coherencia entre aquellas formas de expresin extranjera y nuestro mun-
do que naca por fuerte vocacin profesional. 16
De esta manera, la impugnacin de l as tradiciones artsticas inmediatas la de las
academias y los maestros extranjeros, la de sus discpulos y los artistas deudores
del impresionismo y los estilos finiseculares produce el hiato que desembocara en
la experimentacin con los lenguajes modernos y, poco despus, en la exploracin
de un pasado y sus supervivencias. Sin embargo, ms all de esas impugnacio-
nes, Gambartes haba frecuentado el crculo de discpulos de Fernando Gaspary,
donde habra adquirido importantes destrezas como el dominio de la acuarela que
tanto asombrara a Siqueiros cuando visit la ciudad. Tambin, en ese crculo se
habran gestado los lazos y las afinidades ideolgicas entre algunos de esos jvenes
hijos de intelectuales o de trabajadores que mencionaba Berni. Paralelamente,
en mbitos ms alejados y menos acadmicos, Juan Grela iniciaba sus modestos
aprendizajes en el arte. Con algunos compaeros eventuales sala a pintar el ro y los
descampados del barrio de Arroyito, donde tambin llevaba adelante una militancia
poltica en un partido de avanzada.17Al igual que otros estudiantes y nveles artistas,
ambos coincidieron en los cursos de dibujo dictados en el Museo Municipal de
Bellas Artes, donde Berni, en funcin de la experiencia adquirida en Europa, comen-
zaba a brillar como un consumado artista moderno y a asumir el carcter de gua y
de maestro que desplegara intensamente durante los aos siguientes. Fue en ese
espacio, donde aquellos que seran sus compaeros tiempo despus comenzaron
a vivenciar las primeras identificaciones con las vanguardias y a descubrir tambin
las simpatas compartidas con la izquierda poltica. Sin embargo, esa aspiracin de
ser tan modernos como revolucionarios, desarrollada ms adelante como parte de
una doble militancia, no origin inmediatamente un nucleamiento sesgado por el
modernismo y la radicalidad. En cambio, como resultado de una asamblea a la que
haban acudido all artistas de otra procedencia esttica e ideolgica, lo que surgi
fue un movimiento sin tendencia,18la Agrupacin de Artistas Plsticos Refugio,
cuya amplitud y heterogeneidad qued formalizada en un conocido lema difundido
desde un primer momento: Refugio, ser el hogar donde podr exponer sus obras
el aficionado, el cultor o el artista, nacional o extranjero, al margen de toda escuela
o tendencia artstica, libre en el sentido ms amplio de la palabra.19
La existencia en ella de diferentes sectores y la abrumadora mayora de pintores
intimistas y paisajistas20cuya obra, en algunos casos, no estaba exenta de mo-
dernidad llev a una tensa convivencia que finalmente desemboc en un cisma
precipitado por la presencia en Rosario del polmico muralista David Alfaro Siquei-
ros. En los ltimos das de junio de 1933, la prensa anunciaba la llegada del pintor,
invitado por un ncleo de artistas locales, para dictar conferencias en diversas
instituciones y para realizar tambin, una exposicin de sus obras en el saln de La
Artstica. Quizs respondiendo a las ideas del ncleo de anfitriones, los diarios
vieron a Siqueiros como propiciador de un arte indito que se aproxima a las aspi-
raciones sociales del momento y a su propuesta esttica como la expresin ms
clara del significado social que encierran las nuevas tendencias artsticas.21
Sin embargo, Luis Ouvrard, un representativo artista de la ciudad, dio una versin
ms matizada sobre las percepciones que tenan en el mundo de la plstica fuera
Abel Rodrguez, Amrica en la pintura de Lenidas Gambartes, en La Capital, Rosario, enero 12 de 1961.Guillermo Fantoni, Una mirada sobre el arte y la poltica. Conversaciones con Juan Grela, Rosario, Homo Sapiens,1997, p. 14.
Ibd., p.15.Los artistas locales se asocian, en La Capital, Rosario, agosto 31 de 1932, p. 8.Silvina Rabinovich, Paisajes y estrategias: Refugio en los aos 30, en Separata Un mundo Prximo, CIAAL/UNR, ao V, n 9, octubre de 2005, pp. 19-46.David Alfaro Siqueiros ser husped en nuestra ciudad, en La Capital, Rosario, junio 27 de 1933, p. 8.
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del exaltado crculo de Berni: Como era izquierdista y ya de nota, porque haba
hecho una serie de decoraciones famosas, vino presagiado de bastante temor, pero
irrumpi entre nosotros como una cosa nueva. Haciendo gala de su extremismo
militante Siqueiros hablaba en contra de la pintura de caballete causando cierta
desazn entre los artistas como Ouvrard, a quienes la tensin entre modernidad
y tradicin los haca oscilar entre la curiosidad y la sorpresa. Nosotros cambiamos
un poco, deca el pintor asumiendo la voz de esos independientes, y recordaba
que Berni hizo con Gianzone, Piccoli y otros de sus compaeros una pintura de
avanzada para el momento.22Ouvrard, que comparta con Berni una entraable
amistad, siempre haba manifestado un genuino inters por las ms diversas for-
mas de la renovacin esttica y, tambin, por su familiaridad con anarquistas y so-
cialistas, haba declarado una verdadera simpata por la izquierda poltica. Por estas
razones, a pesar de su distancia frente al radicalismo comunista y de sus reparos
ante el vanguardismo destemplado de los que integraron la Mutualidad, fue capaz
de procesar las nuevas sugestiones explorando acotadamente las posibilidades de
los grandes formatos, los temas del trabajo y las nuevas tcnicas pictricas a partir
de los silicatos. As realiz algunas obras de gran escala, entre ellas, una con el temade la trilla y otra con una fiesta campestre, que fueron presentadas en el XIV Saln
de Rosario de 1935. Gracias al carcter libre de ese evento, fue posible el ingreso de
estas obras y de las monumentales telas del grupo de Berni caracterizadas como
de avanzada para el momento. En medio de un tenso debate entre las diferentes
franjas de artistas23y entre los crticos que vieron en ese saln las marcas de Siquei-
ros por la apelacin a la gigantomana y por la presencia de temas que reflejaban
conflictos sociales y antagonismos de raza, que slo tienen lugar en la estepa rusa
o la selva mexicana,24la nica obra vendida result ser una de l as composiciones
de Ouvrard. En una fiesta organizada por la Mutualidad para celebrar la ocasin, el
pintor fue exaltado por Lenidas Gambartes que desde el escenario ley un discur-
so en un papel interminable y finalmente fue coronado por Berni con las ramas de
laurel que decoraban la sala: una performancemediante la cual la nueva vanguardia
reconoca a sus contados aliados y tomaba distancia frente a sus adversarios.
El verdadero arte y el verdadero artista
Durante la segunda mitad de la dcada del veinte, Berni haba realizado una serie
de ensayos de estilo que abarcaban desde recuperaciones de los procedimientos
fauvistas y poscubistas hasta la incorporacin de lo extrao y de lo inslito que,
entre 1928 y 1932, abri paso a una indagacin sobre lo onrico y el surrealismo.25
Si las obras de su primer perodo europeo fueron consideradas por el artista como
ejercicios de plstica pura, donde la sensibilidad se ha despojado de todo conven-
cionalismo estilstico para buscar el contenido sugestivo manifiesto en una natural
seleccin y ordenamiento plstico,26el descubrimiento del surrealismo signific
para l encontrarse consigo mismo y al mismo tiempo enfrentar un contenido ex-
trao y distinto. A travs del surrealismo declar haber ingresado a la realidad,27en
un proceso donde el cmo pintar fue cediendo lugar a las preocupaciones del
qu pintar.28Dicho en otros trminos, haba finalizado la etapa de las exclusivas
actualizaciones para penetrar en las propias realidades y en las del campo social.
El resultado de esta indagacin, presidida por la bsqueda de una relacin entre
renovacin esttica y radicalismo poltico, fue la formulacin del Nuevo Realismo,una variante del realismo moderno adaptado a las crueles situaciones vivenciadas
por el pintor al regresar al pas. Como otras manifestaciones representativas del arte
comprometido de los aos treinta, se trataba de una propuesta de fuerte iconicidad
potenciada por procedimientos tcnicos y formales modernos, y que se integraba
en prcticas grupales que, en muchos aspectos, evocaban el clima del vanguar-
dismo histrico. Para Berni no era cuestin de imitar a los grandes modernistas
como Czanne o Picasso en sus maneras de pintar, sino de interpretar como ellos
mismos lo hicieron:
Guillermo Fantoni, Aproximacin a la historia de vidas: conversaciones con Luis Ouvrard, en Anuario N 11, Se-gunda poca, Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Humanidades y Artes, Escuela de Historia, 1985, p. 305.Silvina Rabinovich, Refugio ante la Mutualidad: un debate por la proyeccin social y poltica del arte en los aos30, en Anuario N 21, Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, UNR/Homo Sapiens, 2006, pp.363-385.El XIV Saln de Otoo de Rosario, en La Prensa, Buenos Aires, mayo de 1935, p. 14.
Una lectura sobre las obras de impronta surreal y metafsica realizadas por Berni en Pars y Rosario entre 1928 y1932, su posible contenido poltico y sus articulaciones con la propuesta del Nuevo Realismo aparece en GuillermoFantoni, Berni y el surrealismo: imgenes del viaje, visiones de la ciudad, expuesto en las 2dasJornadas del Institutode Teora e Historia del Arte Julio E. Payr. Estudios e Investigaciones en Artes Visuales y Msica , realizadas en la Facul-tad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en noviembre de 1996, y publicado dos aos despusen el volumen respectivo. Las fluidas vinculaciones entre surrealismo y realismos crticos las trat inicialmente enUna revaluacin de los aos 30 a partir de la obra de Antonio Berni. D e la experiencia surrealista a la formulacindel nuevo realismo, en Estudios Sociales, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, n 4, 1 semestre, 1993, pp.175-185. Esta tensin tambin fue tratada por Diana Wechsler en Impacto y matices de una modernidad en losmrgenes. Las artes plsticas entre 1920 y 1945, en Jos Emilio Buruca (dir.), Arte, sociedad y poltica, tomo 1 dela Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. 269-314, y tambin en Territorios de dilogo,Espaa, Mxico y Argentina , Buenos Aires, Fundacin Nuevo Mundo, 2006.Andrs Muoz, El pintor Antonio Berni, en Mundo Argentino, Buenos Aires, 17 de septiembre de 1947, p. 14.Berni: Cmo desollar la realidad, ob. cit., p. 41.Antonio Berni, Berni expone 22 obras en la Galera Viau (cat. exp.), Buenos Aires, del 18 al 30 de agosto, 1952, s/p.
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los nuevos fenmenos de la realidad, las nuevas leyes que influencian el espritu y la origi-
nalidad del momento en que se vive. El verdadero artista y el verdadero arte de un pueblo
es aquel que abre nuevos caminos impulsado por las cambiantes condiciones objetivas []
Un nuevo orden, una nueva disciplina, apoyados por una crtica inspirada en la realidad
concreta que vivimos debe sustituir todo lo caduco que hoy soportamos.29
Este ncleo de ideas que tiene su primer antecedente en un escrito publicado en el
primer nmero de la revista Formade 1936, reaparece en un prlogo de comienzos
de los aos cincuenta incorporando otras precisiones:
El Nuevo Realismo es un determinado concepto esttico y un profundo y determinado
tipo de humanismo. Esta escuela afirma lo humano pero simultneamente, para conte-
nerlo, afirma lo representativo realista como nica y posible envoltura. Lo humano que
ms sugestiona en Amrica Latina, en este siglo que andamos, es el drama de los pueblos
hundidos en el coloniaje, con su cadena de miseria y de incultura.30
Sin embargo, en estas prcticas que suponan un fundamento revolucionario, los
procedimientos experimentales y las herencias del repertorio moderno y de van-
guardia se refunden en la envoltura realista, dando como resultado obras que
adems de su eficacia poltica eran tambin estticamente suscitadoras. Ms allde las diversas sugestiones provenientes de l a escena europea como el surrealismo
y la pintura metafsica italiana, la Nueva Objetividad y el realismo mgico alemanes,
las aportaciones ms decisivas para la elaboracin del Nuevo Realismo provienen
del muralismo mexicano en la peculiar versin de Siqueiros. De todos modos, Ber-
ni asimil muy selectivamente la propuesta del pintor mexicano recuperando, en
primer lugar, la indagacin sobre las realidades latinoamericanas y la sugestin de
los grandes formatos y, en segundo trmino, los nuevos mtodos de trabajo y la
aplicacin de materiales y recursos tecnolgicos hasta entonces inditos.
Berni, que paralelamente a la realizacin de Ejercicio Plsticohaba desarrollado con
el grupo rosarino los primeros ensayos de arte mural y fundamentalmente las telas
de gran formato que se incorporaron como una de las soluciones ms representati-
vas del programa de la Mutualidad, hizo pblicas sus diferencias con el pintor mexi-
cano al despuntar 1935 en Siqueiros y el arte de masas. El artculo, difundido a tra-
vs de Nueva Revistauna publicacin dirigida por Crdova Iturburu, quien haba
sido integrante del peridico Martn Fierroy luego asiduo colaborador de Contra,
se organiza sobre la crtica de tres cuestiones: el carcter corporativo del Sindicato
Revolucionario de Pintores y Escultores de Mxico que tendi al perfeccionamiento
tcnico de una rama de las artes, el exclusivismo de la pintura mural como medio
revolucionario y la estrategia del Block de Pintores cuya labor podra conducir a una
actitud meramente oportunista en el arte o situarse en un terreno donde la prctica
artstica fuese desplazada por la funcin poltica. La contrapartida berniana fue, por
un lado, la reivindicacin de todas las alternativas posibles dentro del sistema arts-
tico y fundamentalmente de la pintura mural transportable, y por otro, el rol de la
Escuela Taller como medio de capacitacin esttica e ideolgica para operar junto a
los sectores sociales que se suponan polticamente ms activos y capaces de llevar
adelante cambios revolucionarios. Ambos, puntales del programa de la Mutualidad
desde su fundacin, en 1934, y desarrollados hasta su extincin alrededor de 1937.
La principal falla del sindicato sostiene Berni fue su carcter corporativo inadaptable a
las necesidades del proletariado moderno, fue una escuela para el perfeccionamiento de las
artes tradicionales en decadencia, varindolas solo en parte de su contenido. La formacin
de una escuela taller de plsticos que surge apoyando a las masas laboriosas en sus luchas,
debe ser el centro de formacin de cuadros capacitados en todas las formas de manifesta-ciones grficas, el cuadro, el dibujo, el peridico, el muro, el affiche, el aguafuerte, cuadros
para salones individuales y colectivos, foto, cine, etc., medios por los cuales se hacen llegar
a las grandes masas nuestros conceptos aplicados a la esttica. [] El sindicato se ocup
principalmente de la revolucin tcnica, su lucha se limit a imponer la pintura mural al
fresco dando a entender que en ella reside el mayor inters revolucionario de las masas.
[] La pintura mural no puede ser ms que una de las tantas formas de expresin del arte
popular. Querer hacer del movimiento muralista el caballo de batalla del arte de masas
en la sociedad burguesa es condenar el movimiento a la pasividad o al oportunismo. La
burguesa en su progresiva fascistizacin no ceder hoy sus muros monopolizados para
fines proletarios. [] La actuacin por equipos de pintores muralistas revolucionarios en el
terreno del arte de clase, reduce la labor a un grupo conspirativo sin grandes posibilidades
de desarrollo ni aplicacin concreta y efectiva de la ideologa sustentada, siendo condena-
dos a la larga, a una labor puramente poltica o al oportunismo.31
En los primeros meses de 1934, Berni y sus compaeros realizaron un Llamado
a todas las organizaciones culturales y artsticas para la creacin de la Mutuali-
dad, agrupacin que organizara con sus propios medios una escuela taller. Tal
como se enuncia en algunos puntos del programa, la formacin de verdaderas
personalidades plsticas y la adquisicin de una experiencia tcnica y cientfica
Antonio Berni, El Nuevo Realismo, ob. cit ., p.14.Antonio Berni, catlogo exposicin Berni expone 22 obras en la Galera Viau, ob. cit., s/p. Antonio Berni, Siqueiros y el arte de masas, en Nueva Revista, Buenos Aires, enero de 1935, p. 11.
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capaz de cimentar una formacin plstica y profesional de carcter integral, era tan
importante para el grupo como la realizacin de trabajos colectivos sobre la base
del estudio de modelos vivos y en movimiento y la enseanza y la labor colectiva
de pinturas murales y monumentales al fresco y sobre cemento. 32As, la Mutualidad
Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos no slo despleg una indita experiencia
pedaggica que incluy tanto disciplinas artsticas como la participacin de intelec-
tuales que procedan de la literatura, el psicoanlisis, la filosofa o la medicina, sino
supuso una doble actuacin en el campo del arte y de la poltica que se manifes-
taba en las temticas, y adems en los formatos y soportes de producciones que en
muchos casos excedan la plstica autnoma. Paralelamente a la realizacin de obras
de caballete en distintas escalas y registros formales, el realismo cultivado por el gru-
po se despleg a travs de experiencias murales, cuadros de formato heroico y rea-
lizaciones grficas que oscilaban entre la estampa tradicional y la propaganda poltica.
En el marco de esa militancia, Berni se aboc a un relevamiento de los aspectos
ms inquietantes de su propio entorno y el resultado fue un gran friso en el que
alternaban manifestaciones y desocupados, obreros cados y alegoras de la guerra,campesinos en asambleas y descripciones de la vida suburbana, t al como aparece
en Manifestaciny Desocupacin, Hombre heridoy Medianoche en el mundo, Cha-
careros, Primeros pasosy Club Atltico Nueva Chicago, por mencionar algunas de las
pinturas ms emblemticas de esos aos. Las producciones del naciente Nuevo
Realismo, que oscilan entre el retrato monumentalizado y el drama contempor-
neo, la pica de la vida cotidiana y la crnica periodstica, proponan una recupera-
cin de verdades sociales capaces de convertir la obra en un espejo sugestivo de
la realidad. Un espejo que, al revelar tanto las dimensiones materiales como las
espirituales,33abra la posibilidad de un dilogo productivo y transformador. Por
estas razones el artista planteaba:
En el nuevo realismo que se perfila en nuestro medio, el tejido de la accin es lo msimportante, porque no es slo imitacin de los seres y cosas; es tambin, imitacin de sus
actividades, su vida, sus ideas y desgracias. El nuevo realismo no es una simple retrica o
una declaracin sin fondo ni objetividad; por el contrario es el espejo sujestivo [sic] de la
gran realidad espiritual, social, poltica y econmica de nuestro siglo.34
Este realismo y las propuestas igualmente crticas desarrolladas por otros creadores
en Buenos Aires y en el resto del pas, no tardaron en generar una fuerte tensin
en el campo artstico; una de sus consecuencias ms visibles fueron los rechazos
del Saln Nacional de 1935, entre ellos, una tela monumental de Antonio Berni, lo
que dio lugar a su inclusin en el Saln organizado por la Agrupacin de Intelectua-
les Artistas Periodistas y Escritores.35La AIAPE era una de las tantas agrupaciones
culturales a travs de las cuales el Partido Comunista no slo se redimensionaba y
afianzaba su accionar en el campo de la poltica, sino tambin, una de las formas
de trazar alianzas con integrantes de otras fracciones democrticas para conjurar
el desmesurado avance del fascismo y, por lo tanto, parte de la nueva estrategia in-
ternacional de los Frentes Populares. El saln, que reuna a un heterogneo conjunto
de artistas, fue considerado por Anbal Ponce como la primera muestra homognea
de un arte que reclama su puesto entre las fuerzas de izquierda36y dentro de este
universo, la Mutualidad rosarina percibida por Aroz Alfaro como el organismo ms
destacado de nuestro pas, por su orientacin y la obra ya realizada. 37Efectivamente,
la presencia de Siqueiros que dictaba conferencias en Rosario, las lecciones de Berni,
la asistencia ocasional de pintores como Spilimbergo, Castagnino y grabadores comoFernndez Chelo, que participaban brevemente con sus enseanzas en la novedosa
Escuela Taller, fueron algunos de los hechos que posicionaron a la Mutualidad en el
sector de los artistas politizados y radicalmente modernos.
En el mes de mayo de 1935, cumplido el primer aniversario de su fundacin, Berni
declaraba ante un cronista que en la Escuela Taller se realizaban obras de pintura
popular, aprovechando las conquistas del arte, sin distincin de pocas ni escue-
las. A continuacin, para enfatizar esa amplitud ante las opciones que ofreca la
historia y el mundo contemporneo, expres que se trataba de una enseanza que
parta del conocimiento clsico hasta arribar a los ltimos maestros adscriptos
al vanguardismo y cuyo objetivo era propender a que la obra colectiva defina las
ideas consubstanciales del siglo, manteniendo el ms slido espritu mutualis-
ta.38Un ideario que Grela identific con el cultivo exclusivo de aquellas tendencias
y prcticas artsticas que planteaban el problema poltico y revolucionario,39desde
Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plsticos. Llamado a todas las organizaciones culturales y artsticas, en LaCapital, Rosario, 12 de marzo de 1934, p. 8.La dimensin metafsica del Nuevo Realismo aparece en Adriana Armando, Entre telas: las mujeres en las obrasde Alfredo Guido y Antonio Berni, en Separata Textiles precolombinos, coleccionismo y pintores modernos , CIAAL/UNR, ao IV, n 7 y 8, octubre de 2004, pp. 37-57.Antonio Berni, El Nuevo Realismo, ob. cit., p. 14.
La exposicin AIAPE atrae mucho pblico, en Crtica, Buenos Aires, 27 de octubre de 1935, p. 11.Anbal Ponce, El primer ao de la AIAPE, en Dialctica, Buenos Aires, ao I, n 6, agosto de 1936, pp. 329-334.R.A.A., Primer Saln AIAPE, en Izquierda, Buenos Aires, noviembre de 1935, s/p.El Paseante Solitario, La Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos: obra promisoria de inquietudesjuveniles afanosas de realizaciones artsticas, en Monos y Monadas, Rosario, ao II, n 50, mayo de 1935, p. 12.Guillermo Fantoni, Una mirada sobre el arte y la poltica. Conversaciones con Juan Grela , ob. cit., p. 23.
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el realismo mgico,40con su adhesin simultnea a la realidad y el ensueo, hasta el
inquietante muralismo cultivado por Siqueiros y su modernsima tecnologa.
Nosotros sostiene Berni, exhibiendo an la aspiracin a una pintura mural descubierta
desearamos que se nos brindara la oportunidad de sacar nuestra obra del reducido marco
al que estamos constreidos. Los clubs, las escuelas, todos los lugares, en fin, que pueden
ser dotados de pinturas murales, seran los medios ms directos para fraguar nuestra as-
piracin total de obra, nuestra y de todos. No pedimos remuneraciones descabelladas ni
modestas; nada de eso. Nos conformaramos con salarios de obreros.41
Para acceder a otro pblico, a lo que muy genricamente denominaban el pueblo,
estos artistas consideraban que era necesario movilizar las pinturas, esculturas y
piezas grficas, excediendo los circuitos tradicionales. Esto es, ponerlas en movi-
miento por fuera de los talleres, los museos y salas de arte, aunque algunas de
ellas, por razones coyunturales, fueran exhibidas en salones. El carcter libre del
XIV Saln de Rosario de 1935, fue la fisura que permiti el mayor despliegue de las
obras de la Mutualidad y su confrontacin pblica con otros creadores de diversas
partes del pas.
Clasificados en equipos, hemos acometido la realizacin de pinturas murales dentro de las
restricciones que necesariamente nos provocan las dificultades econmicas que trabajos de
esta naturaleza siempre traen. Hemos realizado algunos mediante el empleo del soplete de
aire, utilizando colores industriales como el duco, las lacas y silicatos de sodio, mtodo este
que sustituye a la pintura al fresco permitiendo efectuarlo sobre el revoque seco. Hemos
enviado al prximo Saln de Otoo algunos envos individuales, esculturas, leos, tmpe-
ras de Pantoja, Berlengieri, Gianzone, Piccoli, Garrone, Svori, Hermanos Paino y del que
habla. En su mayora nuevos valores que se presentarn al pblico y a la crtica artstica en
una exposicin de la importancia de la que est por inaugurarse, a la que concurren repre-
sentantes de casi todos los crculos artsticos del pas.42
Cuando Berni defini su propuesta de una pintura mural transportable como una
de las alternativas posibles a la difcilmente aplicable pintura mural descubierta, la
dimensin ideolgica implcita en las grandes escalas y en la temtica de las telas,
las convirti de hecho en una produccin inaceptable para las instituciones cultura-
les. Ante los rechazos de los salones nacionales, la eventual organizacin de mues-
tras alternativas y l a eliminacin excepcional de las selecciones restrictivas, fueron
las nicas variantes que matizaron la suerte de las pinturas del Nuevo Realismo en
la monoltica poltica de los circuitos especializados. Si el Saln de la AIAPE mostr
a la Mutualidad en el seno de la izquierda poltica, el XIV Saln de Rosario exhibi
la obra del grupo inserta en el juego de tensiones estticas propio de la dcada:
la trada representada por lo que un diario de la ciudad denomin populistas,
fauvistas e impresionistas,43que podra traducirse como los polos de una trama
en la que los primeros se definen, tanto frente a las derivaciones formalistas de lo
moderno como ante los artistas conservadores aferrados a los estilos naturalistas
e impresionistas.
Coda
Como lo muestra la labor de Antonio Berni y sus compaeros de la Mutualidad
Popular de Estudiantes y Artistas Plsticos, fue recin en los aos treinta cuando
las preocupaciones polticas encontraron su formulacin en clave vanguardista. La
presencia simultnea en Buenos Aires de revistas, creadores y agrupaciones queadheran a tendencias como el surrealismo, las nuevas vertientes del realismo o
el muralismo de Siqueiros, o que procesaban los debates internacionales sobre
el arte puro y el arte revolucionario, son algunos de los indicadores capaces de
abonar esta hiptesis.44En el ambiente cultural de los veinte, polarizado en torno a
las posiciones excluyentes del arte por el arte y el arte comprometido, la discu-
sin poltica se desarroll fundamentalmente por fuera de la zona de vanguardia; y
aunque el fin del ncleo renovador ms relevante de esos aos, el peridico Martn
Fierro, se vinculara a un problema de definiciones partidarias, las preocupaciones
de orden ideolgico estuvieron alojadas en las editoriales y publicaciones de Boedo
frecuentadas por los escritores y artistas sociales.45Por otra parte, si durante esa
dcada Buenos Aires prcticamente monopoliz la renovacin de la vanguardia,
en los aos treinta esta responsabilidad fue compartida con otros centros como
Rosario, que continu gravitando y adquiriendo una importante visibilidad. Es un
El libro de Franz Roh constituy una de las lecturas de cabecera en la Mutualidad. El subttulo, Problemas de lapintura europea ms reciente, revela una de las razones capaces de suscitar tal inters.El Paseante Solitario, ob. cit., p. 12.Ibd.
El XIV Saln de Otoo de Rosario, en La Capital, Rosario, mayo 27 de 1935, p. 13.Muchas de las hiptesis sobre el vanguardismo de esta dcada aparecen formuladas en Guillermo Fantoni, Van-guardia artstica y poltica radicalizada en los aos 30: Berni, el nuevo realismo y las estrategias de la Mutualidad,en Causas y azares, Buenos Aires, ao IV, n 5, otoo, 1997, pp. 131-141Un interesante episodio de los tempranos 20 que matiza esa polaridad fue abordado por Daniela L ucena, Por elhambre en Rusia. Una ofrenda de los artistas argentinos al pueblo de los soviets, ponencia presentada en las IV
Jornadas Nacionales Espacio, Memoria e Identidad, organizadas por el CONICET, la Facultad de Humanidades yArtes y la Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la UNR, los das 4, 5 y 6 de octubre de 2006.
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hecho destacable que producciones altamente significativas de la dcada, como el
surrealismo practicado por Berni a su regreso de Europa, hayan sido desplegadas
en esta ciudad y que su f ormulacin del Nuevo Realismo haya sido teorizada y reali-
zada en contacto con los jvenes artistas experimentales, polticamente motivados,
que actuaban bajo su impulso.
Tambin, otros indicadores revelan que los aos veinte, como una primera fase
de la renovacin argentina, haban quedado atrs. La profunda conmocin poltica
inaugurada por el golpe de 1930 y el amenazante contexto internacional provoca-
ron en los artistas un desplazamiento de la discusin del proyecto esttico a
la del proyecto ideolgico,46de la tensin entre cosmopolitismo y nacionalismo
a la discusin sobre las relaciones ideolgicas entre arte y sociedad. A la vez, el
cosmopolitismo cultural cedi ante el internacionalismo poltico de la izquierda
comunista y, en algunos de sus miembros, el gusto por lo nuevo se articul con
la pasin revolucionaria, inaugurando de este modo una instancia diferenciada en
la vanguardia plstica argentina.
Como ha planteado Herbert Lottman, la organizacin de masas en los ambientes
artsticos y literarios propiciados por los comunistas se desarroll efectivamente
despus de 1930, con la realizacin del Congreso de Jarkov y la formacin de La
Unin Internacional de Escritores Revolucionarios. En Francia, una Asociacin de
Escritores Revolucionarios se convirti rpidamente en Asociacin de Escritores y
Artistas Revolucionarios (AEAR), formada por creadores de diversos pases y cuya
labor en la literatura, las artes plsticas, el cine o la fotografa estaba comprometida
con la lucha del proletariado. El comit de patrocinio contaba con personalidades
como Louis Aragon, Andr Breton y Paul Eluard, pertenecientes al grupo surrealista
frecuentado por Berni en los ltimos aos de su estada en Pars, y por figuras como
Barbusse, al cual haba estado ligada su esposa, la escultora Paule Cazenave, con
quien el artista regres a Rosario a fines de 1931. En sus declaraciones de principios
se estableca:
No hay arte neutro, no hay literatura neutra [] Una literatura y un arte proletario est
naciendo [] La crisis, la amenaza fascista, el peligro de la guerra, el ejemplo del desarrollo
cultural de masas en la URSS, frente a la regresin de la civilizacin occidental dan en la
hora presente las condiciones objetivas favorables para el desarrollo de una accin l iteraria
y artstica proletaria y revolucionaria en Francia.47
La similitud de los programas y la simultaneidad de los debates polticos y cul-
turales muestran la influencia que tuvo la izquierda intelectual francesa, y muy
particularmente la prdica de Henri Barbusse y Romain Rolland, sobre los inte-
lectuales y artistas latinoamericanos. Durante los primeros aos de la dcada del
treinta, y ante los peligros de un control totalitario, ambos escritores promovieron
numerosas reuniones que comprometan a los miembros del campo intelectual;
esto desemboc en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la
Cultura contra la guerra y el fascismo, realizado en 1935 en el palacio de la Mutuali-
dad parisina. El resultado de esta poltica de frentes en el campo cultural argentino
fue la fundacin, ese mismo ao, de la AIAPE y, especficamente en el espacio de
las artes plsticas, la realizacin de su saln con la participacin de gran parte del
grupo de Rosario. Su culminacin: la celebracin del 1 de mayo de 1936 con la
colaboracin del ms amplio espectro de las fuerzas progresistas, desde los gran-des partidos mayoritarios tradicionales hasta las pequeas agrupaciones polticas
y culturales. Sobre estas ltimas Agrupacin de Jvenes Escritores, Escuela de
Estudios Superiores, Comit Antifascista Argentino, Mujeres contra la Guerra, entre
otras Mara Calderari sostiene:
Con la misma eficacia que en los inicios de la dcada el PCA que slo visualizaba como
protagonista histrico al proletariado logr fundar e incluirse en organizaciones sindicales
de peso nacional, a partir de mediados de la dcada arma un entorno poltico-cultural con
la creacin de instancias culturales, de solidaridad, [] consiguiendo as una presencia so-
cial que no condeca con su real dimensin partidaria. Presencia que oper efectivamente,
por un lado en el campo de la lucha antifascista y, por otro, en su insercin en las luchas
nacionales por la democratizacin.48
En concordancia con estos procesos, el grupo de Berni fue capaz de llevar adelante
esa doble militancia por la renovacin esttica y la revolucin poltica exhibiendo,
ms all del carcter laxo propio de los movimientos culturales, la disciplina de los
Jorge Schwartz, Las vanguardias latinoamericanas. Textos programticos y crticos, Madrid, Ctedra, 1991, p. 31.
Herbert R. Lottman, La Rive Gauche. Intelectuales y poltica en Pars 1935-1950 , Barcelona, Blume, 1985, pp. 75-78.Mara Caldelari, De la secta a la poltica, en La Ciudad Futura, ob. cit., p. 18. Sobre estos desarrollos vasetambin Hernn Camarero, Comunismo y cultura obrera, en A la conquista de la clase obrera. Los comunistas yel mundo del trabajo en la argentina, 1920-1935, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, pp. 217-283.46
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sindicatos y partidos reclamada por Raymond Williams a los grupos de artistas.49
Asociado a este tipo de organizacin, puede detectarse aqu la aparicin de un tipo
de artista o intelectual que habla pblicamente de los asuntos del mundo y cuyo
modelo se sita en la escena parisina del perodo de entreguerras. El impacto del
fascismo, las amenazas de guerra y el clima de confrontacin ideolgica generaron
durante los aos treinta un tipo de creadores y pensadores cuyo rasgo principal fue
la internacionalizacin de las inquietudes. Los artistas de la Mutualidad no slo se
inscriben en ese modelo sino que el surgimiento y desarrollo del grupo tambin
puede pensarse en relacin a los lineamientos polticos, las estrategias y las re-
des de solidaridad internacional comunistas que enlazaban espacios tan distantes
como Pars, Mosc y las ciudades argentinas.
Adhesiones a la realidad
Raymond Williams, La poltica de l a vanguardia, en La poltica del modernismo , Buenos Aires, Manantial, 1997,pp. 71-87.
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30 31
Luis OuvrardS/T, ca. 1942
leo s/cartn99 x 70
Luis OuvrardS/T, 1937
leo s/arpillera94 x 91
Luis OuvrardLa trilla, 1935Imitacin fresco (pintura s/madera)155 x 180
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32 33
Juan GrelaS/T (Aid), 1939leo s/arpillera
121 x 73
Juan GrelaNaturaleza muerta, 1939leo s/tela68,5 x 120
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34 35
Juan GrelaEscuchando al lector, 1945leo s/tela110 x 160
Antonio BerniAutorretrato, ca. 1938
leo s/tela90 x 60,5
Museo Municipal de Bellas ArtesManuel Belgrano de Pergamino
Juan GrelaAutorretrato, 1940
leo s/arpillera101 x 71
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36 37
Lenidas GambartesLunes, 1934Acuarela s/cartn24 x 31Museo Castagnino+macro
Juan BerlengieriAutorretrato, 1936leo s/tela48 x 38Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto
Juan GrelaAutorretrato, 1937
leo s/madera41 x 38,8
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38 39
Medardo PantojaConjunto, 1937
Temple s/madera68,5 x 62,5
Medardo PantojaS/T(interior de cuartel de bomberos), 1937Temple s/arpillera100 x 80
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40 41
Anselmo PiccoliCampesina, 1935Temple s/cartn87 x 69
Anselmo PiccoliS/T (retrato de Giusto Piccoli), 1935Temple s/cartn69 x 49
Ricardo C. SvoriLinyera, 1935
Temple s/arpillera130 x 93
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42 43
Andrs CalabreseS/T, ca. 1933
Tmpera s/papel41 x 25,5 cm
Andrs CalabreseS/T, ca. 1940leo s/cartn28,5 x 36,5
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44 45
Andrs CalabreseS/T, ca. 1945
leo s/chapadur35,5 x 43,5
Andrs CalabreseS/T, ca. 1940leo s/tela,29,5 x 40
Andrs CalabreseS/T, ca. 1945leo s/tela28,5 x 38
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46 47
Anselmo PiccoliLa quinta (N 101), 1942Tmpera s/papel24 x 48
Juan TortS/T, s/f
leo s/cartn34,5 x 50
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Juan BerlengieriLa chimenea roja, ca. 1942
Acuarela s/papel34,5 x 47,5
Museo Castagnino+macro
Juan TortS/T, 1951leo s/cartn48,5 x 59
Juan GrelaCruce Alberdi, 1946leo s/tela57,8 x 85
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Guillermo y Godofredo PainoAntorcha, s/fTalla en madera62,5 x 20,5 x 22,5Museo Castagnino+macro
Juan BerlengieriPresos, ca. 1935
Aguafuerte22 x 31
Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto
Juan BerlengieriIlustracin para El huerto
de Ricardo Llusa Varela,Revista Paran, 1943
Linleo s/papel20 x 13,5
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Lenidas GambartesPaisaje Luduea, s/fleo s/hardboard40 x 60
Lenidas GambartesPaisaje suburbano, s/fleo s/tela50 x 75
Lenidas GambartesAdivinas, 1947
leo s/tela60 x 70
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54 55
Devocin por el ensueNo
Aldo MagnaniS/T, s/fleo s/cartn55 x 35
Aldo MagnaniS/T, s/fleo s/hardboard57 x 90
-
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56 57
Antonio BerniLa nia de la guitarra, 1938leo s/tela100 x 70Museo Provincial de BellasArtes Franklin Rawson
Antonio BerniLa nia del baln, 1937
Temple s/madera88 x 70
Pinacoteca del Ministeriode Educacin de la Nacin
Antonio BerniNio(estudio para
Desocupados), ca. 1934leo s/madera
34 x 28,5Museo de Artes Plsticas
Eduardo Svori
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58 59
Antonio BerniPrimeros pasos, 1936leo s/tela200 x 180Museo Nacionalde Bellas Artes
Antonio BerniEl gato gris, 1936
leo s/tela92 x 75,5
Museo Municipal deBellas Artes de Tandil
Antonio BerniRetrato (la mujer de los guantes) , 1938
leo s/tela109 x 87,4
Museo Provincial de Bellas ArtesEmilio Pettoruti
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60 61
Anselmo PiccoliCalle de Rosario, 1942leo s/tela57 x 77
Anselmo PiccoliNias, 1942
leo s/chapadur80 x 60
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62 63
Anselmo PiccoliNia sentada, 1943leo s/chapadur82 x 52
Anselmo PiccoliPaisaje, 1954
leo s/chapadur49 x 68
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64 65
Juan BerlengieriRetrato, 1935
Tmpera s/cartn101 x 69,5
Museo Castagnino+macro
Andrs CalabreseS/T(Retrato de
Josefina Biagosh), 1943leo s/tela60 x 50
Juan BerlengieriPaisaje, 1942leo s/ cartn23 x 29
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66 67
Domingo GarroneMujer sentada, 1943
leo s/tela86 x 63
Anselmo PiccoliMuchacha, 1945leo s/cartn59 x 44
Domingo GarroneFigura, 1942leo s/tela
89 x 69
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68 69
Domingo GarronePensativa, 1939leo s/arpillera
100 x 70
Aldo CartegniNaturaleza muerta, 1933leo s/cartn35,5 x 49,5
-
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70 71
Anselmo PiccoliPaisaje, 1940
leo s/cartn59 x 44,5
Anselmo PiccoliNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn50 x 35
Anselmo PiccoliNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn28 x 42
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72 73
Luis OuvrardS/T, 1940leo s/madera18 x 23,5
Luis OuvrardS/T, 1944leo s/cartn28,5 x 21
Luis OuvrardS/T, 1944leo s/cartn28,5 x 21
Lenidas GambartesPaisaje de barrio, ca. 1947
leo s/chapadur40 x 61
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74 75
Alberto MnticaS/T, 1952
leo s/cartn46,5 x 64,5
Alberto MnticaUrquiza y Corrientesal anochecer, 1976
leo s/cartn50 x 60
Alberto MnticaS/T, s/fleo s/cartn35 x 50
Alberto MnticaS/T, s/fTmpera s/papel37 x 51
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76 77
Cayetano AquilinoCalle de suburbio, s/fleo s/cartn34,5 x 49
Cayetano AquilinoLa casa del botellero, 1970leo s/madera49 x 57,5
Cayetano AquilinoS/T, s/fleo s/cartn25 x 34,5
Cayetano AquilinoS/T, s/fleo s/madera25,5 x 39
Cayetano AquilinoEl chalet de enfrente, s/f
leo s/cartn59 x 76
Cayetano AquilinoContraluz, 1970leo s/madera
49 x 57
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Anselmo PiccoliS/T (N104), 1942Tmpera s/papel25 x 37,5
Anselmo PiccoliS/T (N111), 1942Tmpera s/papel24,5 x 35
Anselmo PiccoliS/T (N131), 1942Tmpera s/papel24,5 x 32
Anselmo PiccoliS/T (N133), 1942Tmpera s/papel25,5 x 36,5
Anselmo PiccoliS/T (N137), 1947Tmpera s/papel
35 x 44,5
Anselmo PiccoliS/T (N152), 1947Tmpera s/papel
28 x 43
Anselmo PiccoliS/T (N136), 1948Tmpera s/papel
27 x 33,5
-
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Imgenes imposibles
Luis OuvrardS/T, 1953leo s/arpillera95 x 93
Cayetano AquilinoNaturaleza muerta, s/fleo s/cartn46,5 x 70,5
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82 83
Lenidas GambartesEl ltimo viaje deSimbad el Marino, 1939Tmpera s/papel43 x 29
Lenidas GambartesProyecto de sueopara oficinista, 1940Tmpera s/papel37,2 x 28,7
Lenidas GambartesSbado ingls enNaipelandia, 1938Tmpera s/papel42 x 31
Lenidas GambartesPrehistoria, 1942Tmpera s/papel
50 x 36
Lenidas GambartesEstudio sobre la timidez, ca. 1939
Tmpera s/papel43 x 30
Lenidas GambartesCartn para la vueltade Mambr, 1941Tmpera s/papel47 x 33
Lenidas GambartesCirco, 1940Tmpera s/papel44 x 30
Lenidas GambartesKindergarten dePepe Parlante, 1938Tmpera s/papel43 x 29
Lenidas GambartesMotivo no apto para mayores , 1941
Tmpera s/papel49 x 37
Lenidas GambartesItinerario de sueos, 1942
Tmpera s/papel49 x 32
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Lenidas GambartesEl dolo, 1944
leo s/hardboard76 x 56
Lenidas GambartesEl callejn, ca. 1943leo s/hardboard42,5 x 65Museo Castagnino+macro
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86 87
Amadeo Lpez ArmestoS/T, 1941
Tmpera s/cartn37 x 37
Amadeo Lpez ArmestoRetrato de Lenidas Gambartes, 1941Tinta s/papel13 x 14
Amadeo Lpez ArmestoPenltima tentacin de Maquiavelo,1941Lpiz s/papel33 x 18
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88 89
Amadeo Lpez ArmestoAsilo para pjaros, 1975Lpiz s/papel70 x 28
Amadeo Lpez ArmestoS/T, s/f
Lpiz s/papel43 x 25
Amadeo Lpez ArmestoPaloma, s/fleo s/tela
28 x 50
Amadeo Lpez ArmestoS/T, s/f
Lpiz s/papel43 x 28
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90 91
Juan BerlengieriS/T, 1943
Lpiz s/papel33 x 21
Juan BerlengieriS/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5018 x 16,5
Juan BerlengieriS/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5014,5 x 10
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92 93
Juan BerlengieriS/T, s/fTcnica mixta s/papel33 x 22
Juan BerlengieriS/T, 1942
tcnica mixta s/papel32 x 20
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Cayetano Aquilino (1896-1973)
Contraluz, 1970
leo s/madera49 x 57Coleccin particular
La casa del botellero, 1970leo s/madera49 x 57,5Coleccin particular
Calle de suburbio, s/fleo s/cartn34,5 x 49Coleccin particular
El chalet de enfrente, s/fleo s/cartn59 x 76Coleccin particular
Naturaleza muerta, s/fleo s/cartn46,5 x 70,5Coleccin particular
S/T, s/fleo s/madera
25,5 x 39Coleccin particular
S/T, s/fleo s/cartn25 x 34,5Coleccin particular
Juan Berlengieri (1904-1945)
Presos, ca. 1935
Aguafuerte22 x 31Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto
Retrato, 1935Tmpera s/cartn101 x 69,5Museo Castagnino+macro
Autorretrato, 1936leo s/tela48 x 38
Museo Municipal de Bellas Artesde Ro Cuarto
La chimenea roja, ca. 1942Acuarela s/papel34,5 x 47,5Museo Castagnino+macro
Paisaje, 1942leo s/ cartn23 x 29Coleccin particular
S/T, 1942Tcnica mixta s/papel32 x 20Coleccin particular
Ilustracin para El huertode Ricardo Llusa VarelaRevista Paran, 1943Linleo20 x 13,5Coleccin particular
S/T, 1943Lpiz s/papel33 x 21
Coleccin familia Grela Correa
S/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5018 x 16,5Coleccin familia Grela Correa
S/T, ca. 1944Aguafuerte 14/5014,5 x 10Coleccin familia Grela Correa
S/T, s/f
Tcnica mixta s/papel33 x 22Coleccin familia Grela Correa
Antonio Berni (1905-1981)
Nio(estudio paraDesocupados), ca. 1934leo s/madera34 x 28,5Museo de Artes PlsticasEduardo Svori
S/T (Retrato de AnselmoPiccoli), ca. 1934Tiza y carbn s/papel60 x 43,5Coleccin Piccoli-Puzzolo
Autorretrato, ca. 1938leo s/tela90 x 60,5Museo Municipal de Bellas ArtesManuel Belgrano, Pergamino
Listado de obras
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La nia de la guitarra, 1938leo s/tela100 x 70Museo Provincial de Bellas ArtesFranklin Rawson, San Juan
Andrs Calabrese (1914-1973)
S/T, ca. 1933
Tmpera s/papel41 x 25,5Coleccin Lina Calabrese
S/T, ca. 1940leo s/tela29,5 x 40Coleccin Lina Calabrese
S/T, ca. 1940leo s/cartn28,5 x 36,5Coleccin Lina Calabrese
S/T (Retrato de JosefinaBiagosh), 1943leo s/tela60 x 50Coleccin Josefina Biagosh
S/T, ca. 1945leo s/chapadur35,5 x 43,5Coleccin particular
S/T, ca. 1945
leo s/tela28,5 x 38Coleccin Lina Calabrese
Aldo Cartegni (sin datos)
Naturaleza muerta, 1933leo s/cartn35,5 x 49,5Coleccin Mntica-Fontn
Lenidas Gambartes (1909-1963)
Lunes, 1934Acuarela s/cartn24 x 31Museo Castagnino+macro
Kindergarten de PepeParlante, 1938Tmpera s/papel
43 x 29Coleccin familia Gambartes
Sbado ingls enNaipelandia, 1938Tmpera s/papel42 x 31Coleccin familia Gambartes
El ltimo viaje de Simbad elMarino, 1939Tmpera s/papel43 x 29
Coleccin familia Gambartes
Estudio sobre la timidez,ca. 1939Tmpera s/papel43 x 30Coleccin familia Gambartes
Circo, 1940Tmpera s/papel44 x 30Coleccin familia Gambartes
Proyecto de sueo paraoficinista, 1940Tmpera s/papel37,2 x 28,7Coleccin familia Gambartes
Cartn para la vuelta deMambr, 1941Tmpera s/papel47 x 33Coleccin familia Gambartes
Motivo no apto paramayores, 1941Tmpera s/papel49 x 37Coleccin familia Gambartes
Itinerario de sueos, 1942Tmpera s/papel49 x 32Coleccin familia Gambartes
Prehistoria, 1942Tmpera s/papel50 x 36Coleccin familia Gambartes
El callejn, ca. 1943leo s/hardboard42,5 x 65Museo Castagnino+macro
El dolo, 1944leo s/hardboard
76 x 56Coleccin familia Gambartes
Adivinas, 1947leo s/tela60 x 70Coleccin particular
Paisaje de barrio, ca. 1947leo s/chapadur40 x 61Coleccin familia Gambartes
Paisaje Luduea, s/fleo s/hardboard40 x 60Coleccin particular
Paisaje suburbano, s/fleo s/tela50 x 75Coleccin particular
Domingo Garrone (1908-1951)
Pensativa, 1939leo s/arpillera100 x 70Coleccin particular
Figura, 1942leo s/tela89 x 69
Coleccin particular
Mujer sentada, 1943leo s/tela86 x 63Coleccin particular
Juan Grela (1914-1992)
Autorretrato, 1937leo s/madera41 x 38,8Coleccin familia Grela Correa
Naturaleza muerta, 1939leo s/tela68,5 x 120Coleccin familia Grela Correa
S/T (Aid), 1939leo s/arpillera121 x 73Coleccin familia Grela Correa
Autorretrato, 1940leo s/arpillera
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