El Pueblo Mexicano Vencerá

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El pueblo mexicano vencerá Felipe Cuevas Méndez Introducción La época del México actual marca al capitalismo como tragedia humana, a la cual no solo hace falta resistir, hay que vencerla por todos los medios que reafirmen el interés y la aspiración de vivir otra civilización verdaderamente libre. Lo que prevalece en el país es el afán de lucro en todos los procesos del sistema sin reparar en el horror. Para las elites México es sólo un bien económico del cual hay que apropiarse sin consideración alguna, al fin y al cabo la dictadura de los monopolios es para eso. Si bien al pueblo le asiste una inconmensurable legitimidad política y social con la cual reclamar sus derechos, entre ellos el de dotarse de otra estructura de gobernarse, no bastan el racionalismo como recurso exclusivo para fomentar una nueva situación por nuestra confianza en la razón o el de convencer a las clases gobernantes de un cambio de actitud, ni basta el romanticismo de que llegaremos a un punto sin retorno en el cual surgirá de la nada una solución providencial que ponga en alto un interés general de la nación. Vivimos una enconada lucha de clases, la beligerancia caracteriza a quienes lo tienen todo pero quieren mucho más, sus agresiones depredadoras laceran al pueblo, que entre tanto se ve en la obligación de contener estas tormentas y vendavales de autoritarismo, violencia y explotación sin límites. Quien siembra terror debe esperar una cosecha de rebeliones populares en todas sus expresiones –de hecho para eso se prepara engrosando sus armas e instrumentos represivos–, de rechazo a cada cosa que implemente, a cada atropello que comete, ante cada desdicha que lleve a nuestro valiente pueblo mexicano cansado de llevar tantas injusticias sobre sí, decidido a repensar los medios de hacerse oír, de no caer en las trampas de toda esa política. No hay palabras para describir todo el tormento sufrido en este régimen obtuso, responsable de todo tipo de daños al pueblo y de “crímenes perfectos”, resguardado por los imperialistas. Es la vida misma del pueblo mexicano la narración continuada del drama nacional; pero a partir de la realidad cabe proponernos, procesos que vayan resolviendo las grandes dificultades encarando el cambio social.

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crisis del estado y capitalismo en México

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Bandidos

El pueblo mexicano vencer

Felipe Cuevas Mndez

Introduccin

La poca del Mxico actual marca al capitalismo como tragedia humana, a la cual no solo hace falta resistir, hay que vencerla por todos los medios que reafirmen el inters y la aspiracin de vivir otra civilizacin verdaderamente libre. Lo que prevalece en el pas es el afn de lucro en todos los procesos del sistema sin reparar en el horror. Para las elites Mxico es slo un bien econmico del cual hay que apropiarse sin consideracin alguna, al fin y al cabo la dictadura de los monopolios es para eso.

Si bien al pueblo le asiste una inconmensurable legitimidad poltica y social con la cual reclamar sus derechos, entre ellos el de dotarse de otra estructura de gobernarse, no bastan el racionalismo como recurso exclusivo para fomentar una nueva situacin por nuestra confianza en la razn o el de convencer a las clases gobernantes de un cambio de actitud, ni basta el romanticismo de que llegaremos a un punto sin retorno en el cual surgir de la nada una solucin providencial que ponga en alto un inters general de la nacin.

Vivimos una enconada lucha de clases, la beligerancia caracteriza a quienes lo tienen todo pero quieren mucho ms, sus agresiones depredadoras laceran al pueblo, que entre tanto se ve en la obligacin de contener estas tormentas y vendavales de autoritarismo, violencia y explotacin sin lmites.

Quien siembra terror debe esperar una cosecha de rebeliones populares en todas sus expresiones de hecho para eso se prepara engrosando sus armas e instrumentos represivos, de rechazo a cada cosa que implemente, a cada atropello que comete, ante cada desdicha que lleve a nuestro valiente pueblo mexicano cansado de llevar tantas injusticias sobre s, decidido a repensar los medios de hacerse or, de no caer en las trampas de toda esa poltica.

No hay palabras para describir todo el tormento sufrido en este rgimen obtuso, responsable de todo tipo de daos al pueblo y de crmenes perfectos, resguardado por los imperialistas. Es la vida misma del pueblo mexicano la narracin continuada del drama nacional; pero a partir de la realidad cabe proponernos, procesos que vayan resolviendo las grandes dificultades encarando el cambio social.

En este texto describimos una sntesis de anlisis y reflexiones sobre dicha realidad y los diversos aspectos que dan sustentacin a los tantos dilemas y recovecos de la lucha revolucionaria. Son cuestiones que venimos presentando aportando al debate revolucionario y las crecientes tareas que se le presentan junto a las clases explotadas y oprimidas. Es mucho ms lo que debe hacerse, nos hace falta organizacin revolucionaria clasista y masiva, madura, enfocada a los retos del proceso democrtico y revolucionaria, que as como dibuje su geometra de la lucha de clases surja y bregue en todo tipo de luchas y a todos sus planos sin perder la perspectiva que le da su carcter particular, tan flexible como lo ameriten sus labernticos fenmenos y coyunturas.

Al mismo paso es necesaria una verdadera fuerza unitaria, audaz, consecuente, con liderazgos que afronten la tarea de crear nuevas condiciones de lucha, que aporte todo lo que tenga en s, que emplee todo lo que le resulte posible disponer hacia la cohesin de las clases y sectores componentes del pueblo a una lucha tenaz y consecuente contra el aparato poltico-econmico. Mientras eso no ocurra, lo peor ser destino inmediato, pero se requiere un horizonte transparente que especialmente las fuerzas revolucionarias debern distinguir.

Son posibles y factibles los cambios en nuestra sociedad, desde los reveces contra la democracia de los monopolios y las estructuras hasta hoy inamovibles del aparato poltico, hasta su transformacin radical cuando hayamos acumulado las victorias, conciencias y capacidades organizativas suficientes que asienten otras perspectivas de democracia de las clases explotadas.

Cobra relevancia el refuerzo de las revolucionarias y los revolucionarios a todas las luchas populares, la asimilacin de las nuevas condiciones e interacciones de las batallas sociales y sus vertientes lo mismo sobre los temas de la esclavitud salarial, los derechos humanos, la lucha periodstica, y tantos movimientos que surgen reclamando justos derechos, en todos los cuales no hay nada que defenestrar, al contrario, hay mucho que aprender.

El hecho es que hay que contestar y revertir con la movilizacin a cada golpe dado al proceso de luchas del pueblo para ubicar la naturaleza del sistema poltico. Nadie echar de menos el sectarismo quijotesco que se complace con resaltar todo aquello que no coincida con sus frmulas. Afrontemos un cambio de actitud consciente, tenemos que abrir los ojos ms all de los esquematismos clsicos, reconocer los nuevos destacamentos del combate que de uno u otro modo vigorizarn la labor revolucionaria, lo cual no disminuir las tareas proletarias, sino que las desarrollar en nuestra realidad concreta amplificando el radio y condiciones del debate revolucionario sin cerrarnos los escenarios. Nuestros criterios tendrn que compenetrarse con el principio de insercin, propsito y desarrollo de la lucha de clases bajo cualquier circunstancia.

I. Un desolador panorama capitalista

Quin nos domina?

La burguesa nacional mexicana no existe ms en su condicin de clase hegemnica, ya que ella mut a su transnacionalizacin; aunque parte de ella y su concepto socioeconmico persisten, aplicndose a otras categoras. La burguesa nacional se sustenta en un marco de supeditacin al imperialismo.

Con esto esa parte de la burguesa nacional que transit a los grupos de la gran burguesa mexicana de los 70s y 80s se convirti en una oligarqua financiera transnacionalizada. No es que el grueso de sus recursos no los extraiga del pas, sino de que lo hace conectada orgnicamente a la internacionalizacin del capital.

Sin embargo existe una burguesa menor que es doblegada por aquella oligarqua financiera y constantemente sometida a procesos de transnacionalizacin y despojo de sus mercados, esta burguesa nacional lo es por la condicin fundamental de sus negocios. Estos restos ya no la hacen erigirse en clase dominante en sentido de que no maneja las riendas del poder, ni mucho menos que deje de ser propietaria de algunos medios de produccin de considerable importancia. Su condicin de dominacin est confinada bajo la preponderancia de las posiciones oligrquicas.

Escasamente pueden encontrarse sectores monopolistas regionales de dicha burguesa, siendo lo ms notorio el cambio de poder entre las esferas de la burguesa con su propia reintegracin subordinada. No obstante la burguesa nacional existe como burguesa cuyos negocios fundamentales tienen un rea restringida a lo nacional de entre 500 a 50 trabajadores y trabajadoras. Se desenvuelven en todas partes con un capital nacional, en la agricultura, la ganadera, el comercio, construccin, transportes, servicios, alimentos, licores e industrias; aunque realicen exportaciones e importaciones, el monto de sus capitales con ventas anuales entre 100 y 2 mil 500 millones de pesos, no le da opcin a capitanear los rumbos econmicos del pas. Parte de la mediana burguesa puja por ocupar ese lugar como burguesa nacional pero va siendo sometida ms y ms a los imperativos de la penetracin monopolista internacional adems de que mucha de ella termina por encontrarle el gusto a este escenario.

Histricamente ese traspaso de la hegemona de la burguesa nacional a la oligarqua financiera sucedi por el cambio de economa nacional de competencia para el dominio de la burguesa nacional asociada al imperialismo, al trnsito de economa neocolonial para el saqueo y extrema explotacin del pas y sus recursos. Es el giro que el capital financiero internacional con preponderancia norteamericana le ha dado al pas.

As que efectivamente al pas ya no lo gobierna ms la burguesa nacional, no tiene ms nada que ofrecer dentro del horizonte burgus, se mantiene en pie subordinada a los ejes de nuestra nueva condicin econmica, carece del mando central del Estado y hasta del control total de sus negocios sea por procesos internos o por las nuevas condicionantes del mercado.

No hay tal burguesa nacional que sujete o pueda sujetar las riendas de la economa y el Estado, estas riendas las tiene el imperialismo, la oligarqua financiera internacional y por supuesto esa clase burguesa re-categorizada en su transnacionalizacin. Esta ltima es una burguesa u oligarqua financiera propiamente dicho, que administra una cuota de poder poltico-econmico de la mano del imperialismo, la oligarqua financiera mexicana es en cuanto a sus posiciones a estas alturas pro imperialista. Entonces, la burguesa nacional ya no es hegemnica, sus reductos tienden a ser socavados por los rigores del ciclo capitalista internacional.

Esto nos obliga a referirnos al concepto de burguesa nacionalista, que no necesariamente significa lo mismo que burguesa nacional. La burguesa nacionalista es un concepto poltico-ideolgico, firmemente deslizado detrs de la oficializada ideologa de la revolucin mexicana y la unidad nacional.

El concepto de burguesa nacionalista se refiere a las posiciones en este tenor que suelen tener algunos de sus sectores, sin que por ello siempre se deba excluir su carcter de clase opresor-explotador. El nacionalismo la burguesa lo aprende en el mercado en su poltica proteccionista y su ideologa de control social sobre las masas, sin refrenarse ante sus instintos de clase. Como vemos, la vieja burguesa nacional hegemnica no se refren para constituirse en oligarqua financiera aunque tuviera que ceder ms ante el imperialismo.

Toda la burguesa vocifera ser nacionalista, pero su crculo dominante no lo es ni de broma, toda su prctica habla de renuncia a este canon, de entrega al imperialismo y los apetitos privatizadores. Sus polticos que ms se desgaitan de nacionalistas pretenden hacer ver que las posiciones nacionalistas dominan el panorama, gobiernan o estabilizan el pas, pero en todo caso su lnea se mantiene dentro de lmites tolerables a las nuevas condiciones de la sujecin neocolonial. Existen sectores de burguesa nacionalista y de polticos burgueses nacionalistas, eso no hay duda, que rechazan la poltica pro imperialista de las capas superiores, pero estn lejos de ser determinantes de los procesos que conducen al pas y ms lejos an de ser consecuentes con su nacionalismo, pues tienen en sus programas un horizonte de acumulacin capitalista con dinmicas propias.

Lo importante aqu es que esto nos permite observar las distintas esferas y estratos de la burguesa, sus conflictos y lo que estos ocasionan como vlvulas de presin del capitalismo. No es que los revolucionarios y las revolucionarias, o que el pueblo mismo, pueda confiarse de la burguesa y la mediana burguesa, en particular de sus sectores nacionalistas, sino que se debe aprovechar tales conflictos para detonar sus propias luchas.

La burguesa nacionalista y sus polticos no son antiimperialistas consecuentes. En ocasiones asumen posturas antigringas, antieuropeas, antichinas, antineoliberales o antioligrquicas; sin embargo tales posturas cuando salen a la luz posibilitan el despliegue de acciones contra el estatus social desde otras posiciones revolucionarias. Esencialmente en esto consiste el uso de dichos conflictos entre lo que queda de la burguesa nacional frente a la oligarqua financiera. Una de sus principales expresiones es la va electoral, de alianzas burguesas de grupos entremezclados que al final poco avanzan debido al sistema estatal y econmico imperante, otro aspecto de sus luchas es la accin de algunos sectores de burguesa nacional media y pequea para presionar al Estado la toma de posturas subvencionistas de importancia incuestionable dentro de los complejos procesos de la lucha de clases.

Los sectores ms dispuestos a enfrentar a la oligarqua financiera dibujan programas nacionalistas de nuevo ascenso al poder para su sector con algunas concesiones a la poblacin, pero sin que esta ose reclamar su derecho al mismo. Estos programas generalmente caen en manos de grupos polticos encumbrados que los capitalizan en alianzas diversas y de la mano de sectores econmicos dominantes, con lo que resulta imposible a la burguesa nacional y a sus nacionalistas esbozar ya un programa propio, tendiendo comnmente a combinarlos bajo el peso de su muy particular descomposicin tal como ocurri al proceso perredista, navegan en la indefinicin frente a un mundo que se les ha escapado de las manos.

Algunos grupos que se consideran a s mismos de la burguesa nacional reclaman ms bien tajadas de la dominacin actual. Por esto en el fondo de su postura nacionalista no pueden desconectarse de ver a la gran burguesa oligrquica como un gua al que podran controlar sin arrebatarle necesariamente los recursos econmicos a su disposicin.

Otros programas izquierdistas pretendieron ganarse a la burguesa nacional con posiciones nacionalistas y patriticas consecuentes, pero dicho sector no confa en ellos, hasta donde puede los utiliza como propagandistas sin comprometer nada. No hace falta ponerle cuernos a la cabeza del caballo, varios de sus sectores entablan una confrontacin contra la oligarqua financiera bajo sus propias intenciones de poder, su accionar hace presin desde sus intereses, vindose confrontada con la faccin burguesa dominante, influyendo a distintos grados sobre las problemticas, lo cual hace parte de la actual inestabilidad del sistema.

Un Estado en crisis

Pero nuestra sociedad es ms que la pura estructura de sus clases opresoras. El moderno Estado mexicano es una organizacin jerarquizada de las relaciones generales de dominacin en el territorio, basada en instituciones, constitucin, normas, aparatos, dinmicas, burocracias y modos de ejercer preponderancia la clase capitalista y sus segmentos afines, forjando un orden y encuadre de una sociedad sometida a determinadas condiciones. Dichas relaciones as instaladas en el cuerpo del aparato estatal proyectan la autoridad regulatoria y el control social indispensables a sus relaciones de poder econmicas y polticas, sobre el eje de administrar la lucha de clases a favor de aquella constituida en dominante. En apariencia el conjunto de la sociedad crea el Estado actual, en los hechos es bajo las relaciones econmicas del capital y la preponderancia burguesa en todos los rubros sociales, que se forman los patrones de la estructura y estatus social, tal situacin es catalogada como el fetichismo del Estado como separacin del poder poltico respecto del econmico.

El moderno Estado mexicano inscrito en su geometra capitalista, ms all de la simplificacin que alude la separacin de la poltica de lo econmico; asienta la ejecucin de la dominacin poltica por los criterios, principios y racionalidades de las relaciones econmicas. Guindose a s mismo por los juicios de la clase burguesa y las condiciones histricas de cada etapa del capitalismo, se fundamenta en elementos tales como:

1. El mantenimiento sociopoltico y cultural de la relacin de explotacin entre el trabajo asalariado y el capital para afirmar la ley del valor y el proceso de acumulacin de riqueza.

2. La salvaguarda del mercado capitalista llevado al grado de subordinacin de las relaciones internacionales que en su aspecto imperialista neocolonial nos oprimen y quebrantan.

3. La organizacin poblacional y del espacio territorial en base a los fundamentos del capitalismo socavando toda serie de formas alternativas y en contradiccin con este, destruyendo a nuestros pueblos.

4. El fomento de las relaciones de dominacin burguesas piramidalmente estructuradas en el tejido social con sus lgicas y racionalidades para generalizar sus perspectivas.

5. El control de nuestras diversidades culturales e indgenas mermando la integridad nacional de los pueblos, clases y sectores oprimidos.

6. La proyeccin al infinito del sistema de desarrollo del capitalismo, en tanto su papel planificador, como patrn de la conducta de las clases sociales por encima de sus contradicciones.

7. La permanencia de un estatus social apoyado en fuerzas econmicas y coercitivas para dar una supuesta estabilidad a las clases poseedoras, consumando pactos sociales de subordinacin de las clases populares en la correlacin favorable a la explotacin y opresin.

8. La comisin regular y espeluznante de crmenes de Estado, guerra sucia, institucin de la violencia contra la poblacin y el armamentismo tanto de sus cuerpos represivos como de los grupos afines a la estructura de dominacin.

Pero las consecuencias de todo ello deterioraron al Estado llevndole a su crisis estructural y sistmica. Su propio concepto de Estado de derecho se enfrenta a un hecho: no existe en tanto tal, siendo un narco-Estado carece de esa frmula, siendo en esencia un Estado corporativizado a disposicin de las ms grandes influencias financieras la norma es la ruptura de sus normas para acatar las disposiciones de la plutocracia, pero principalmente en cuanto categora socio-burguesa est delimitado a lo que pudiese cumplir dentro de normas jurdicas de las que viene desentendindose en su proceder.

No existe democracia general, no existe referndum popular, no hay congruencia en sus polticas administrativas excepto las del latrocinio, no existe eleccin democrtica, no existe imparcialidad de los poderes, prevalecen las irregularidades en sus funciones, sus garantes estn subordinados a la oligarqua predominante, todo es corrupcin de sus instancias pblicas, impera el contubernio con los grupos de econmicos; siendo estos ejes en torno a los que en teora se constituye el Estado de derecho. No hay Estado de derecho sino un Estado deslegitimado desde sus propios puntos de referencia por todos sus costados, es un Estado rechazado por las mayoras. Los polticos y clase dirigente lo llevaron a la descomposicin e identificacin con sus caractersticas de fondo como medio de dominacin sobre nuestros pueblos.

En su cima el Estado se asienta y presenta como ente social estructurado, orgnico y unitario, con expresin poltica, econmica, militar y jurdica bajo la forma de una junta que detenta el ejercicio del poder poltico con sus usos y abusos. Por otro lado, el Estado se articula en complejas relaciones sociales que homologan: poblacin, territorio, mercado nacional, estructura jurdica y soberana en base a la dominacin social moderna. En las condiciones de la crisis poltica y del Estado, estos fines se quieren establecer en el marco de instaurar un protectorado yanqui que ya opera de facto, desinstalando totalmente al viejo Estado nacional con los pactos sociales precedentes a que renunci la oligarqua financiera. El paradigma del Estado es trazar las rutas del despojo, la privatizacin a ultranza y el arbitraje beneficioso para los monopolios.

Son nulas las capacidades de aprendizaje del Estado ms all de sus prcticas. Si alguien tena esperanzas de que alguna reforma desde arriba pudiera mejorar la suerte de los de abajo, es momento de deslindarse del espejismo. Es el Estado quien reprime, encarcela, asesina, ultraja, despoja e incrementa el mando de los monopolios; no puede romper sus esquemas y cuadraturas de opresin porque son su sustento, es el Estado quien se hunde en la depravacin de su propio juego burgus. El Estado slo aprende en una lnea: la de sus propsitos como ente socio-poltico de la dominacin capitalista. El Estado capitalista practica una justicia burguesa que es injusta para las mayoras, que junto a la desigualdad social, proviene de las bases del sistema de propiedad privada al cual representa.

Estamos en esta estructura del Estado ante un sistema poltico que todo lo distorsiona en pro del capital, de intereses imperiales, coludido con todas las agencias yanquis, manipulado por todas las dependencias del gran capital, el cual pretende que el pueblo renuncie a su legtima lucha.

Los hechos vueltos de cabeza, un Estado criminal que criminaliza al pueblo, una plutocracia ofendida por los reclamos populares frente a la miseria escandalosa producto de sus polticas, unos partidos polticos parasitarios que se creen destinados a gobernar por siempre, una burocracia pomposa apegada a un patrn de corruptelas, unos aparatos represivos contrariados ante la resistencia popular, una meditica embustera que desautoriza toda verdad.

El Estado es factor estelar de las tragedias sociales que le ocurren, que es una maquinaria al servicio de los capitalistas de toda calaa, que simboliza una autoridad opresiva a espaldas de los intereses populares, que va contra la naturaleza y condicin de una sociedad verdaderamente libre, que es un arsenal de violencia institucional contra el pueblo.

El Estado est degradado por las consecuencias de sus acciones, en estos aspectos simplemente brotan las pugnas de clases, pero eso lo hace ms peligroso porque en su desestabilizacin general, las mismas clases dominantes lo conducen a la mxima forma represiva frente a cualquier situacin que se les salga de control.

Su geometra poltica que siempre llevaba la voz de mando, que conduca la vida nacional y marcaba la opinin pblica, hoy es prdica de laboratorios, le hace dao el sol, no soporta la crtica popular; en breve tiempo est siendo desplazada del centro gravitacional de la accin poltica para replantearnos la lucha de clases en un contexto especial.

Todo el pas sufre esta suerte de desmoronamiento del Estado capitalista, tal como ha debido soportar la situacin econmica y las distintas ofensivas de la clase dominante, en consecuencia las prcticas criminales e inadmisibles se conectan volvindose crnicas, rebasando toda posibilidad de cura en las actuales circunstancias, slo las elites con sus pensantes orgnicos apuestan al sistema con sus interminables reajustes.

La crisis estructural del modelo de acumulacin neoliberal y la crisis cclica que llev a Mxico al agotamiento son usadas por sus artfices para desestabilizar la economa entregndonos al capital trasnacional. Estos son fenmenos causantes de buena parte de las condiciones que hoy se viven, ya que se inscriben en una catstrofe mundial cuyas resonancias siguen repercutiendo bajo las presiones del imperialismo; sin embargo explicarnos todo lo que acontece por estos hechos es insuficiente para entender el universo de problemas actuales y su profundidad. Hoy la explicacin es ms global, el capitalismo toca fondo, toda su formacin social aparece inmersa en una contradiccin indita, formulando la decadencia civilizatoria en que el Estado involuciona al absolutismo monopolista, el antagonismo del orden establecido frente a la suma de las clases y sectores oprimidos.

Es la totalidad de elementos (econmicos, polticos, estructurales, ecolgicos, culturales, militares, policiales, etc.) con que opera el capitalismo la que est en entredicho, la que se encuentra en otro espacio de crisis general de todos sus procesos, conducindonos a un mundo turbulento capitaneado por la irresponsabilidad de las fuerzas hegemnicas. Esta situacin se caracteriza porque desarticula nuestro tejido social, descompone las bases fundamentales de la existencia en sociedad y porque extrema el orden piramidal de dominacin social. En Mxico el largo proceso de acumulacin nos trajo estas consecuencias ms temprano, en forma trgica y a la vez apremiante.

Por otra parte, el imperialismo yanqui para encubrir su irresponsabilidad y reclamar nuevas injerencias, design a los traumatismos de este tipo como estado fallido, para este resulta la explicacin idnea de lo ocurrido en Mxico. En resumen que se contaba con un Estado ineficiente, mal formado e incapaz para caminar por s solo, teniendo que ser intervenido para corregirlo, pero si se mira la historia del pas se ver los esfuerzos de un pueblo por desarrollarse, la trayectoria en la formacin del Estado nacional adaptable con una burguesa que se asent hasta su transformacin en apndice del capital internacional rompiendo con sus ejes sociales de anteriores condiciones capitalistas. Es un Estado removido de sus viejas funciones, dislocado intencionalmente por el gran capital y golpeado por la lgica de los factores poltico-econmicos que fortaleci. De aqu la derecha sugiere varias opciones: desmantelarlo, reemplazarlo por un protectorado, adelgazarlo, dejar que navegue en su caos a merced de la rapia, o reformarlo para ponerlo a tono con la nueva era indispensable al sostenimiento de la hegemona yanqui que usurpa funciones estatales en nuestro pas.

Pero tambin el concepto de Estado fallido tiene expresiones crticas contra el capitalismo, partiendo del simple reconocimiento de los dilemas gubernamentales, hasta las reflexiones profundas que esbozan la seria degradacin del mismo, es el argumento que apuntala toda la inconsecuencia de este viejo Estado burgus. Por tanto abunda en el cuerpo de ste, ausculta sus enfermedades desde el ngulo de todo lo que le impide o le hace imposible dar los resultados esperados en circunstancias de estabilidad, volvindolo un aparato del que se ha frustrado en su papel de Estado-nacin, que fall pues en las funciones normales de control. Hay mucho de cierto en ello, en las funciones que le han reasignado y la derivacin de sus instrumentos que ha tenido lugar en la internacionalizacin del capital y el ejercicio de prerrogativas del actual bloque dominante para hacer viable una reordenacin adecuada a sus fines; pero aunque las posturas crticas son positivas ante el problema, la denominacin requiere una definicin precisa y transparente en torno a la condicin del Estado, sin lugar a las componendas con el sueo de un Estado democrtico-burgus que enmiende sus fallas.

Antes que nada resulta oportuno ir a la sntesis, sin ms adjetivos: la crisis del Estado. Que se refiere al resquebrajamiento de esta forma de organizacin social, econmica, poltica coercitiva, una debacle del conjunto de instituciones, el derecho burgus, la comunidad de las clases y la soberana, una degradacin de la jurisdiccin de regular la vida social nacional encumbrando el reino de la fuerza, ausencia de confianza del pueblo mexicano con respecto de la actuacin del Estado. Por esto la burguesa monopolista mandat a sus polticos a un nuevo pacto por el Estado de derecho, para que a cualquier precio sostengan todo el aparato dictatorial de control cerrando filas contra el Mxico bronco. A fin de cuentas, depresin de la sociedad capitalista tal como est organizada en el pas, tanto de los ltimos oficios que le han asignado, como del conjunto de funciones histricas en que se ha desenvuelto en el desarrollo del capitalismo. Cabe hacer el recuento de esta ruina porque con esto al pueblo se le presentan sus deberes y obligaciones

As tenemos que este crac afecta el modelo de acumulacin de capital con su complejo de relaciones econmicas, de regulacin y propiedad que cimentan un Estado de los monopolios, maniatado al complejo econmico imperialista internacional con preponderancia norteamericana. Con la consabida prdida del control de su propio desarrollo econmico, proletarizando a las mayoras, condenando a millones a la migracin y en general hundiendo al pueblo en la miseria.

En la misma forma se presenta la prdida del control sobre las funciones generales del Estado, haciendo que el orden poltico se aboque a los pactos de cpulas, la mercantilizacin de la poltica, el contubernio de los poderes fcticos, el rejuego burocrtico, la carencia de perspectivas polticas amplias, la compra de influencias, las cortapisas a las demandas populares, la fetichizacin de las relaciones de poder antes que la mediacin para resolver los asuntos sociales, la corrupcin e impunidad. Transfigurando lo poltico en mandato abierto del disfrute de intereses superiores del gran capital.

Subsiste la inclinacin del control social por los mtodos violentos de detenciones, encarcelamiento, represiones, matanzas, desapariciones y todo tipo de arbitrariedad. Estamos ante el desarrollo exponencial de la inseguridad, el terrorismo y derechos humanos en el espacio abarcador del Estado, donde sus personeros se tornan amos amenazantes en todos sus discursos. En su soberbia no resisten ms dilogo que el suyo, prometen la tolerancia como ddiva, deciden encarar los atascos con nuevas dosis revanchistas de agresin estatal afirmando el despliegue de su violencia de clase.

Se extiende la crisis de la soberana proveniente de factores tales como el intervencionismo yanqui (TLC, trasnacionales, Pentgono, Embajadas gringa y de las grandes potencias afines, CIA, FBI, Departamento de Estado), la actuacin desptica de las trasnacionales, las ordenanzas de instituciones financieras internacionales, la operacin rampante del crimen organizado, y el control territorial del narcotrfico. Con ello adelanta la imposibilidad de aplicar polticas regulatorias de resguardo a la soberana y economa frente al capital internacional, permitiendo que el pas quede a merced de sus apetitos.

Reconfiguracin del cuerpo del Estado debido al control que ejerce el narco y crimen organizado en funciones paraestatales, la alteracin de sus equilibrios con el crecimiento de la narco-poltica, y el paso de los componentes militares a sus respectivos caciquismos y cuotas de poder. Cuestin que remat en la conformacin del narco-estado dentro de la esfera de dominacin burguesa.

Anulacin del Estado de derecho restaurado en Estado sin consensos, sin legitimidad, sin autoridad, con una legalidad retrgrada, encumbrado por el puro control de sus aparatos represivos y sus distintos medios, distancindose en la aplicacin de sus leyes precedentes, negndose a todo tipo de consulta popular, reformndose slo entre sus rganos cupulares.

Presenciamos la derrota de la vieja alianza de clases entre burguesa nacional y capas medias, lo mismo del Estado, la patronal y el sindicalismo charro; para confirmar una alianza estratgica internacional del capital financiero global con la burguesa mexicana trasnacionalizada, imponiendo la subordinacin de intereses y el clientelismo poltico ante sus antiguos aliados.

Fractura del nacionalismo burgus como ideologa dominante para cimentar las posiciones pro imperialistas de aceptacin del neocolonialismo con el replanteo ideolgico del consumismo en materia econmica, el apoliticismo respecto del alejamiento de las masas de la actividad poltica propia e independiente, el guerrerismo como idolatra al saqueo y la salida a los dilemas del imperialismo y el fascismo como seudo-filosofa del modo de pensar.

Una ruptura de la democracia burguesa representativa electorera, cuyos principales ejercicios se resuelven en las mansiones, agencias, la embajada yanqui y otros sitios de control. Debacle con todo el sistema poltico y de partidos incapacitado para la gobernabilidad, sin alternativas sociales ms all de su resguardo al gran capital, canjeada por la democracia del lobby monopolista y de los distintos grupos, agravante de la estructura vertical de la supremaca y su ejercicio.

As tambin se manifiesta en la crisis ecolgica de la cual es responsable el capitalismo depredador, ante la que el Estado mexicano fue omiso en unos casos y cmplice en otros, prefiriendo los actos perjudiciales para el ambiente. El Estado y los monopolios han hecho del territorio, espacio areo, ros y mares nacionales inmensas zonas de desastres ecolgicos.

En este engranaje se encuentra el estatus crtico de la relacin del Estado frente a la mujer, caracterizada por la preponderancia del patriarcalismo, la degradacin de la feminidad y su condicin social, el solapamiento del feminicidio y los patrones de opresin contra la mujer.

Otro elemento es la beligerancia obsesiva en torno al degradante rechazo a la condicin indgena de nuestro pas, propiciado desde el aparato poltico por la violacin sistemtica de los derechos y la negacin institucional de sus formas de organizacin social que oponen en resistencia al gran capital.

Para ms ruptura del pacto social desde las instancias del Estado, caracterizada en que ahora ste asesina a nuestra juventud, la persigue o condena a la miseria, as mismo en que el Estado desprecia a la clase obrera y ejerce toda su fuerza para esclavizarla ms, tal como arruin al campesinado y subyuga a los sectores populares medios. Para quienes nos dominan la cuestin se orienta a la disolucin del viejo Estado nacional, la desintegracin del pas con su plena incorporacin colonial al imperialismo yanqui, el caos controlado de una nacin que se desintegre sin un Estado que la sostenga, esa poltica imperialista permanente de balcanizacin de los pases y sus recursos.

El desmoronamiento del viejo Estado y las condiciones econmicas nos llevan finalmente a la polarizacin social, los conflictos recurrentes y las contradicciones antagnicas entre las clases populares frente al Estado y la burguesa, otro Estado es posible, de carcter proletario y popular, un nuevo poder popular es indispensable para resolver los tantos temas de Mxico. Las relaciones de dominacin pasan por un momento de desestabilizacin, desembocan en una crisis poltica cuyo manejo depender de las clases y fuerzas que logren ponerse a la vanguardia del proceso, que enfrenten en el da a da cada artimaa del rgimen dando la debida respuesta contundente.

El capitalismo es un desastre

De esta suerte, entre ms se observa la realidad, ms se hace patente el hecho de que nuestro pas mantiene los rasgos tpicos de la dependencia y el neocolonialismo frente al imperialismo internacional. Tenemos un Mxico desgarrado por los antagonismos de clase, sujeto a las leyes del capital, postrado ante los monopolios y el capital financiero.

El desarrollo del capitalismo en el pas se basa en la supeditacin a los procesos productivos de los grandes centros del imperialismo, la produccin de mercancas para el consumo de las grandes metrpolis, un mercado interno expoliado y deprimido por los grandes monopolios nacionales y extranjeros, con un consumismo dependiente de las mercancas de las trasnacionales. Se presentan estos rasgos generales: suplantacin de la libre competencia por la dominacin de los monopolios y el capital financiero, control de la oligarqua financiera nacional e internacional, sujecin a los dictmenes del imperialismo y sus organizaciones financieras, reparto de nuestro pas por los monopolios yanquis en primer plano, los monopolios nacionales y europeos, disputa del mercado interno y el territorio por estas burguesas.

La fusin de empresas industriales, comerciales, agrcolas y bancarias, configuran el predominio del capital financiero en estrecha vinculacin y subordinacin al capital financiero internacional con la penetracin de las sociedades multinacionales, transnacionales e instituciones bancarias extranjeras lideradas por los yanquis. La anexin econmica del imperialismo norteamericano y de otras potencias imperialistas se observa en la condicin de nuestro pas bajo los rasgos del: endeudamiento, la dependencia tecnolgica, el comercio desigual (Tratado de Libre Comercio y otros convenios internacionales que subyugan al pueblo), el papel preponderante de las inversiones extranjeras, los enclaves monopolistas internacionales para la exportacin y el control del mercado nacional, el saqueo de los recursos nacionales, intensa explotacin de las masas en el pas y en el extranjero (emigracin), el narco-poder, la inseguridad, la violencia desenfrenada, la opresin poltica, social y nacional. A este respecto pasamos de la colombianizacin como referente de las influencias del narcotrfico en la vida poltica de un pas, a la mexicanizacin como escalamiento de la fusin del capital del narcotrfico con el resto del capital monopolista y estructuras de lo poltico y militar.

Se ha implantado firmemente una dictadura de la oligarqua financiera donde poco importa el origen de sus riquezas. Aqu el Estado se encuentra subordinado a los grandes grupos de capitalistas para asegurar las ganancias mximas y reforzar la omnipotencia del capital financiero. Las relaciones sociales de produccin capitalista dominantes han derivado en la extrema explotacin de la clase obrera, su pauperizacin y opresin poltica. Producto de esa explotacin, existe una alta concentracin y centralizacin del capital en manos de unos cuantos monopolios nacionales y extranjeros, en consecuencia un puado de magnates y empresas controlan la economa del pas. Las leyes y rasgos del capitalismo operan tal cuales, crudamente, arrolladoramente, creando las ms desastrosas condiciones de vida para las masas, son esos cimientos los que sostienen toda la estructura del orden burgus.

El marco de dominacin del imperialismo hacia nuestro pas se ve esclarecido con innumerables aportes a su documentacin y estudio, esto nos ayuda a concentrarnos en su ordenamiento, la proyeccin de la dialctica del proceso y la definicin del sentido de la lucha de clases.

Hacemos nfasis en estos mecanismos y conductos que colocaron al pas a merced del imperialismo internacional:

a) Mxico es un pas tpicamente neocolonial, con la frmula de la penetracin en gran escala del capital internacional, que se manifiesta en la deuda externa e interna (seis billones de pesos, ms de 460.000 millones de dlares), representa ms del 40% del PIB, desembolsndose para pagos anuales el 71% del presupuesto estatal, con lo que en el pas en los ltimos 20 aos la deuda externa se ha pagado cinco veces, de esta manera puede darse una idea de la sangra que se hace a las masas trabajadoras y en general a la economa del pas; el neocolonialismo tiene otras expresiones, tambin se manifiesta en la inversin extranjera directa, la inversin extranjera en las reas especulativas, el control del mercado internacional de Mxico, la fuga de ganancias al extranjero, la hechura de reformas estructurales a favor de empresas trasnacionales, y la consolidacin de todo el ciclo de polticas neoliberales reforzadas ahora a la acumulacin por despojo y extrema explotacin.

b) La condicin neocolonial de Mxico se ha profundizado a favor de las superpotencias, particularmente como patio trasero de los yanquis. Del capital extranjero que penetra a nuestro pas el 58.5% corresponde a los EE.UU., Japn (13.1%), Canad (8.2%), Alemania (5.9%), Pases Bajos (5.7%) y Francia (2.6%). Las trasnacionales han alcanzado un alto control de ventas al exterior provenientes de la produccin del pas.

c) EL orden y concierto de los monopolios internacionales y nacionales marcan el paso del capitalismo en la actualidad. Apenas 500 patrones dominan los ejes de la economa capitalista en Mxico, de stos, concentran las posiciones claves de la supremaca econmica nicamente 12 magnates mexicanos y sus monopolios Decimos que el control del pas recae en estos magnates subordinacin con otros tantos imperialistas (Citigroup de Rokefeller, J. P. Morgan, General Motors, Volkswagen, DaimlerChrysler, Ford, Dupont, etc.) insertndonos en la red de empresas capitalistas que dominan el mundo.

d) Las finanzas del pas son controladas por los grandes bancos internacionales de Estados Unidos y Europa (90 % del sistema de pagos est en manos de la banca extranjera, que es a su vez el principal destino de inversin en Mxico), que todava para colmo de males se ven capitalizados desde el gobierno a travs de instrumentos como lo fueron el FOBAPROA e IPAB; la Bolsa Mexicana de Valores depende de Wall Street; la deprimida industria nacional controlada en gran medida por las trasnacionales depende del mercado norteamericano; el comercio exterior mexicano lo controlan de igual forma los yanquis no solo por su destino, sino por tarifas preferenciales, menores impuestos, comercio desigual, control de compaas comerciales norteamericanas, etc., as es como la gran burguesa mexicana se subordin y se fundi con los oligarcas internacionales por un capitalismo direccionado hacia el rentismo, el parasitismo y el saqueo de nuestros recursos.

e) A las posiciones econmicas claves del imperialismo en nuestro pas se agregan las posiciones e intervencionismo poltico y militares en su control, pues Mxico est inserto en una serie de organismos panamericanos especialmente diseados para mantener al pas bajo la bota de los imperialistas.

Plenamente se ve que en las condiciones de la fase de predominio del capital financiero, las posiciones del imperialismo internacional se fortalecen y se erigen en determinantes para la continuidad del proceso de acumulacin de capital. As sea bajo la permanente fuga de ganancias hacia el exterior o en su retencin local, ya fuera esto ltimo ampliando el mercado nacional contra los intereses de ciertos sectores imperialistas o vende-patrias, pues es el gran capital el poseedor de los medios de produccin el que en todo caso se vera mayormente beneficiado. La funesta direccin del pas por la oligarqua financiera nacional e internacional da cuenta de la trascendente crisis estructural del sistema capitalista en Mxico, de los antagonismos y contradicciones a que ha llegado el propio capitalismo.

Por estos parmetros Mxico vive una constante pauperizacin de las condiciones de vida; las condiciones de ruina econmica son superiores, imponindose una intensificacin de la explotacin, en algunos casos con estndares comparados a los de la gran superpotencia pero con salarios equiparados a los de los pases de frica. El desempleo sigue incrementndose drsticamente, los salarios siguen cayendo, la emigracin a los Estados Unidos llega a los 12 millones de mexicanos y mexicanas, este factor que si bien es consecuencia de las terribles condiciones de miseria, en cierta manera vela las repercusiones de la recesin por el envo de remesas que pese a cierta reduccin en el monto, compensan las difciles condiciones del pueblo mexicano. Remesas que son varias veces superiores a las de la inversin extranjera anual. Por algo se abalanzan a la rapia los monopolios y el aparato poltico para aduearse de estos importantes recursos que tan caro cuestan al proletariado y sectores populares mexicanos en el extranjero.

Metidos en esa dinmica, eran de esperarse las repercusiones para la oligarqua financiera y su rgimen despus de la gran depresin, pues la dependencia se acentu y los imperialistas se encuentran ya en mejor condicin de imponer nuevas condiciones a la integracin econmica. A eso y no otra cosa es a lo que han contribuido los ejes centrales de la poltica econmica: 1.- Poltica fiscal agravante para las masas y solvente para los monopolios, 2.- Sostenimiento de una alta burocracia y sistema poltico opresivo, reduccin de presupuesto social y refuerzo de incentivos a la burguesa, 3.- Institucionalizacin de la corrupcin a semejanza de Estados Unidos de Norteamrica para que sta aparezca como asunto corriente de la democracia monopolista, 4.- Rescate financiero y pago puntual de los intereses de la deuda, 5.- Paralizacin de la industria nacional, desmantelamiento de las empresas estatales estratgicas siguiendo los dictados del FMI, el BM, la oligarqua financiera y las compaas petroleras, 6.- Mantenimiento de las condiciones atrasadas de la industria y del dominio retrgrada poltico burgus.

El escenario econmico se torna desesperado para la burguesa e insiste en las reformas econmicas con la finalidad de darnos el mismo purgante en aras de que sta salve sus riquezas y las acreciente aprovechando la miseria de nuestro pueblo.

Las condiciones generales, el imperialismo y la oligarqua financiera llevaron al pas a una catstrofe empatada y ligada orgnicamente a la economa del hegemn estadounidense, y ahora a la total supeditacin de la nacin mexicana. El pas tiene peores condiciones para enfrentar la bancarrota econmica ante: el deterioro de su industria, su atraso tecnolgico, la pobreza de las masas, la dependencia del imperialismo, el sistema financiero y el desmantelamiento anterior de importantes empresas paraestatales. La visible insolvencia frente a los acreedores internacionales, la anarqua en la economa, la especulacin financiera, la competencia feroz de los monopolios, el poder del narcotrfico y el lento crecimiento en el mercado interno que se refleja en la insatisfaccin de las necesidades materiales de la poblacin.

Las ciudades y el campo estn en ruinas, el pas se ha convertido en el primer exportador mundial de fuerza de trabajo. Del entorno latinoamericano Mxico es el pas donde ms se ha contrado el salario de las masas trabajadoras (70%) en las ltimas dcadas, tal es el sentido de la poltica de productividad y flexibilidad laboral, mayor productividad, menor salario e incorporacin de 2.5 millones de infantes al trabajo; tales son las consecuencias del dominio burgus.

La compleja crisis poltica

La esencia de la poltica de arriba en la actualidad se cie con fuerza al mantenimiento del seoro gran burgus e imperialista sobre el pas, agudizando las contradicciones del sistema y llevndolo a una grave crisis poltica.

El sistema est desprestigiado ante el pueblo en principio debido a estas mismas razones de la poltica econmica que sustenta al dedicarse a mantener bases inamovibles a la acumulacin capitalista neoliberal y especialmente de las trasnacionales a costa de los intereses del pueblo. Aun cuando no pueden gestionar dicho deterioro, los personeros del rgimen crean una atmsfera meditica de encantamiento en torno suyo, aunque solo se trata de homenajes por encargo. La democracia representativa burguesa con su sistema de partidos se ha revelado como un sistema altamente operativo para el dominio de los monopolios aplastando los intereses de las masas; pero ahora esta misma legalidad burguesa es reajustada a las nuevas condiciones del dominio imperialista.

La complacencia y complicidad de las instituciones pblicas, y de los oligarcas que los sostienen (en primer plano por la gran burguesa exportadora, los grandes financistas, los monopolios comerciales y los narcotraficantes), con respecto de las relaciones con el hegemn del norte profundizan las relaciones de dependencia y subordinacin con los imperialistas norteamericanos. Los yanquis sostienen directamente al aparato con el menor desenfado, sin importar el descrdito o cuanto tenga de ultrajante el gobierno mexicano a la vista de todo el mundo.

Para todo esto, desde las tribunas oficiales naturalmente se desorienta al pueblo trabajador con respecto a los objetivos del capital, y hasta se predica que se acta en sentido contrario a lo que son las cosas, lo cual no deja de ser una burla mediocre y pattica de una clase incapaz de decir abiertamente sus fines depredadores, cuya divisa poltica son la perfidia y la corrupcin. Y no faltan los que con toda hipocresa llegan a atribuirle al gobierno un sentido patritico, nacionalista y popular, pero las evidencias son sobradas en la direccin de que patentizan su pro imperialismo.

Sin duda alguna entre la oligarqua financiera nacional y los imperialistas mantienen conflictos de cierto nivel, tanto por su naturaleza de clase como por los procesos encontrados de la acumulacin de capital; sin embargo lo que prevalece son los grandes puntos de acuerdo en torno al futuro del pas en la pretenciosa integracin panamericana a merced de los imperialistas. Aunque son claras las coincidencias de principio, las contradicciones interburguesas se manifiestan en el campo de la aplicacin de las recetas fondomonetaristas, del control imperialista de los recursos petroleros, del gas, de la generacin de energa elctrica, la privatizacin del agua, la eliminacin de aranceles, la emigracin y el ingreso de los recursos que estos envan al pas. La discrepancia ha estado para las clases poseedoras de Mxico y Estados Unidos, en lo que se pueda obtener de la negociacin, el chantaje, las provocaciones, etc.

El gobierno trata de negociar su sostenimiento, a cambio de nuestros intereses y de los recursos del pas, o mejores condiciones comerciales para la burguesa, solo que sus clculos son poco realistas, la posicin de los imperialistas ante los grandes dramas econmicos que se les presentan es de quedarse con todo el botn.

As pues, el Estado burgus juega con los intereses de las masas trabajadoras, colocndolas en las ms brbaras condiciones de explotacin y opresin frente al capital financiero internacional. El foxismo solo propugna por los intereses del imperialismo y de la oligarqua financiera nacional, el gobierno ha cedido sobre el control estratgico de las fronteras, el espacio areo, el control de los mares nacionales, la misma seguridad de las masas queda amenazada con el padrn electoral secuestrado por los imperialistas, la utilizacin moderna de bancos de datos sobre la actividad de cada individuo. En los hechos, el gobierno ha cedido sobre el comercio, energa, poltica exterior e interior, soberana de su territorio, inversin extranjera en nuevos rubros, legalidad interna, o control del trfico de drogas.

Para mejorar la relacin con los imperialistas, abri el sector energtico hasta ahora reservado mayoritariamente a la burguesa nacional (petrolero, electricidad, gas), casi nada, solo la columna vertebral de lo que fuera la economa nacional. El gobierno tiene el pretexto de las presiones imperialistas (entre ellas la del pago de la deuda, la lucha contra el terrorismo, el narcotrfico, la emigracin uso de las pensiones en la bolsa de valores de Nueva York, la urgencia de recursos), para volver a la cargada con su poltica privatizadora, empujando nuevas reformas constitucionales o bien otra constitucin entreguista que reacomode el pas a los intereses de la oligarqua financiera al precio de pulverizarlo.

Transformaciones estructurales de las que se habla con insistencia en los medios de comunicacin, en la que la prioridad ser entregar al gran capital los recursos naturales, mejores condiciones de inversin de capital extranjero, bajos salarios, restricciones a la organizacin sindical, educacin, industria. Este es el sentido de la incorporacin a la produccin norteamericana.

La cesin del pas, sus recursos, su industria, su mercado interno, su fuerza laboral y sus potenciales a los imperialistas es obra de la burguesa trasnacionalizada y su Estado, para quienes la alternativa es asociarse con ellos aunque sea en calidad de subordinados, sin importarle la ruina de las masas, algo que hemos constatado sobradamente durante bastante tiempo. La burguesa mexicana funda su seguridad como clase en una poltica criminal sin principios, sin escrpulos, para saquear al pas, en su santa empresa de acumular riquezas. Las posibilidades del capitalismo se agotaron y la burguesa es consciente de ello, por eso cierra filas con los imperialistas, todas sus tendencias son incapaces de ofrecer otra cosa que no sea ms explotacin y opresin, su declive como clase es un hecho.

Entre los partidos polticos se agrav la crisis poltica, la llamada gran poltica deriv en luchas de presiones, destape de sus respectivas cloacas, la compra de esbirros a todo nivel, las artimaas y argucias para atolondrar y desorientar a sus enemigos, el desplazamiento de algunas figuras polticas, los asesinatos, subterfugios, complots, la compra-venta, y otros enjuagues tan caractersticos de la burguesa. Dicha situacin introdujo al Estado en una espiral de graves consecuencias para el ejercicio de su control sobre el pas, ya que los resultados son pobres, crean incertidumbre, aceleran el desgaste de sus instituciones y el enrarecimiento del ambiente poltico burgus.

El fenmeno de la corrupcin del aparato estatal es de cabo a rabo un elemento de la actual condicin poltica, que demuestra la naturaleza del sistema imperante y las formas en que el capital se abre paso. La corrupcin afecta todos los rdenes de la poltica burguesa y el gobierno, ningn partido poltico, ninguno de los poderes constituidos, ningn monopolio pueden estar exentos de este mal, se trata de una cadena que llega hasta las estructuras locales que soportan el poder en todo el pas.

Una parte sustancial de esta mutacin poltica consiste en que las instancias parlamentarias se encuentran inmersas en el decadentismo poltico y las poses aristocrticas, el despilfarro de recursos por medio de altos honorarios y otras subvenciones (hasta en las presidencias municipales).

Hoy hasta la participacin poltica de las cpulas eclesisticas metidas de lleno en la defensa de la propiedad privada, del gobierno, de los narcos, de los oligarcas y de sus violadores con sotana, tienen serias limitaciones para generar ecos entre las masas, cubrindose del desprestigio pblico.

Un factor que influye en la crisis poltica es la integracin del narcotrfico en el poder con sus dosis de violencia y gangsterismo, agudizado por su insercin en una serie de ramas de la economa, contribuyendo a la alteracin y desequilibrio de las industrias y otros sectores econmicos, a la descomposicin del ejrcito, las policas y de la legalidad burguesa.

La miseria en que la burguesa ha hundido al pas repercute en el sentir de la poblacin, a cada momento saltan las luchas populares en base a unos u otros problemas sociales, no podra ser de otra forma puesto que, la poltica oficial no ha logrado convencer a las masas, que instintivamente ubican los graves daos que vienen para su economa. Es notorio que las masas no simplemente se resisten a la poltica del Estado, va cobrando forma la proclama de sus derechos polticos, contra la inseguridad, por los derechos humanos y contra las constantes matanzas. El pueblo va destrabando los candados de la legalidad burguesa que oprimen y constrien su accin, cuando la burguesa repudia sus manifestaciones y trata de imponer criterios ultra reaccionarios contra toda tentativa de lucha, el pueblo llano empieza a plantear su inconformidad y su conviccin de protegerse. Esta es una situacin que se seguir desarrollando, propiciando su beligerancia frente a la burguesa, a la vez que la incapacidad de sta para hacerse imponer escalando los baos de sangre.

Dicha crisis es compleja y general, afecta todos los rdenes de la poltica burguesa. Se acrecientan las dificultades para que la oligarqua financiera pueda continuar bajo el mismo patrn de accin, y lo sabe, por eso se prepara para dar paso a la plena fascistizacin del pas. La poltica del Estado encierra una lucha frontal contra el proletariado y sus aliados, pero esto no es lo nico, por todo el pas se ha emprendido una ofensiva contra el pueblo y sus conquistas histricas, la burguesa no da tregua a los obreros que se movilizan hasta por las ms insignificantes demandas, se combate los derechos sindicales, se enfrenta ideolgicamente contra las manifestaciones populares, mantiene a raya a los maestros y maestras bajo la fuerza policial, los engendros del corporativismo y el charrismo sindical, no da respiro al movimiento estudiantil, las desapariciones no cesan. Lanza continuamente sus amenazas, busca hacer retroceder las leyes, tipifica viejos derechos del pueblo como nuevos delitos contra la propiedad privada, fortalece a las policas, las unifica, moviliza al ejrcito para las tareas represivas.

El gobierno simula dilogos, juega a la concerta-cesin con el puo cerrado, naturalmente esto lo lleva a confrontarse con algunas capas de la burguesa y sus representantes, tanto como estas lo confrontan, pero bajo los mismos lineamientos de la poltica burguesa. Especialmente se agudiza la disputa entre las fracciones oligarcas y entre sus ambiciosos partidos polticos, en las pretensiones de control del aparato estatal y la negociacin sobre las reformas, aunque todas son parte de lo mismo.

La consistencia del Poder

Nuestro pueblo debe tener preciso qu es el poder ahora que con tantas posturas posmodernistas se reduce la idea de ste a cosa de capacidades posedas por toda la poblacin, ocultando el centro gravitacional de la cuestin. Hay que salir al paso a estos asuntos.

En las actuales relaciones generales de dominacin la cuestin del poder se hace presente en todas y cada una de ellas, es un hilo conductor por medio del cual suelen hacerse efectivas para sostener la sociedad capitalista moderna. Aqu cabe acotar que ms all de una postulacin subjetiva sobre la inmanencia de los privilegios en lo humano, estamos frente a un mecanismo de estructuracin de las relaciones sociales de acuerdo a condiciones histricas afines a la divisin social. En este respecto la tendencia a la preponderancia recorre y administra las relaciones sociales para fijar determinados objetivos de construccin social afines a los procesos de acumulacin y compactacin de los grupos humanos.

As arribamos a la parte ms simplificada del poder como interacciones en que los individuos imponen su voluntad unos a otros, estableciendo micro-relaciones de poder que seran las bases creadoras de toda la estructura poltica. La propaganda demcrata suele insistir que nosotros el pueblo tenemos el control, que decidimos libremente, que nuestro poder ya est establecido en una voluntad individual de hacer lo que mejor nos place con la vida, que finalmente hasta los actos del actual gobierno son producto de este ejercicio. Sombras nada ms, tanto la potestad, la soberana y este tipo de voluntad se encuentran a merced de autoridades superiores de las clases dominantes y su sistema de relaciones. Sin lugar a dudas que existen manifestaciones en lo micro, series que siguen las relaciones de dominacin expandidas en el seno de la sociedad, las conducen siempre en torno a los procesos sustanciales del capital.

Por lo que respecta a lo que se conoce como la voluntad, es tambin natural que detrs de cada relacin siempre se formen tendencias hacia construcciones alternas en la organizacin popular en conflicto con el estatus. Pero la voluntad es mucho ms que esto, estando siempre suscrita a circunstancias histricas apegadas a parmetros y paradigmas de ordenamiento de la conducta social e individual. No obstante tambin se proyecta la voluntad de poder de todas las clases sociales, es indudablemente un forjar posiciones y decisiones respecto de las condiciones generales para cambiarlas o adecuarse a ellas.

En resumen, las manifestaciones de potencia a los planos de la capacidad de hacer o tomar unas u otras decisiones cotidianas en lo sustancial no alteran las supremacas establecidas, si bien pueden dar motivo al desarrollo de otra perspectiva del poder poltico, necesitan orientarse a estos fines en una lucha muy superior. El poder como exhibicin de capacidades no cambia la sociedad capitalista y la mayora de las veces transcurre como parte de esta, cuando hace lo contrario requiere romper todo el sistema de dominacin.

Otra particularidad conceptual del poder se manifiesta en la competencia de las condiciones de contexto, es decir, en el poder de las condiciones y relaciones consolidadas. Este poder que nos han querido presentar como algo lgico, producto de una sociedad libre y sus condiciones generales viene a resultar la forma en que se presenta la actividad social bajo relaciones determinantes tales como las de produccin y acumulacin capitalista. La actual jurisdiccin de las condiciones no es lo inevitable, es nicamente lo determinante por el escenario dominante y las condiciones de la lucha de clases, pero puede ser alterado por una movilizacin general a otros fines.

Ahora pasemos a lo que es el poder como supremaca estructural social, el poder poltico y econmico de la clase dominante a travs de su preponderancia monopolista, el control y organizacin del Estado y el perfil de la sociedad construida en sus trminos y medidas. El predominio del que venimos hablando lneas arriba. El de las ventajas reales de la posesin de capital, medios de produccin, mercados, instituciones, partidos, tecnologas, armas y leyes. Con esto se mide el poder de clase social, entre explotadores y explotados, opresores y oprimidos. Lo que da paso a las capacidades de obediencia, gobernanza, representatividad y direccionalidad social, juegos y ejercicios de poder, as como a la razn de Estado como forma peculiar en que se condensan las aspiraciones histricas de las clases hegemnicas. La supremaca de clase de la oligarqua financiera en Mxico se redefine para controlar a las mayoras, elevar la opresin social, extremar el control social, generar completa subordinacin social a los designios yanquis y su protectorado, y en general reestructurar la dominacin burguesa neoliberal.

El poder burgus es la sntesis que articula el mando y direccionalidad en la relacin social, se concreta y discurre a travs de toda la sociedad capitalista, tiene que ver con sus realidades, presenta a su vez rganos y mecanismos propios de lo que cabe destacar:

1. Estructuras que vehiculizan la dominacin capitalista, estas son el Estado, la propiedad privada, el patriarcado, el poder econmico monoplico, que no son otra cosa que relaciones sociales solidificadas, institucionalizadas y organizadas ampliamente en el tejido social.

2. Relaciones de poder propiamente dichas que funcionan a travs del llamado campo poltico, los partidos, grupos e instancias de organizacin social del sistema, las cuales discurren en el establecimiento de estatus, controles y medios de preponderar determinados intereses antagnicos.

3. Presencia de predominio en las relaciones generales, como el seoro en la produccin social-apropiacin privada, la organizacin jerrquica del trabajo, las burocracias, la familia, la salud, educacin, religin, para forjar el orden y otros sistemas de control social.

Por otra parte hoy se retoma tambin el poder como autoridad de la comunidad y como fuerza de la sociedad, estos son fundamentos de gran importancia para revolucionar la sociedad, puesto que reubican el origen de otro tipo de poder social. Pero pretender que su simple existencia hace la diferencia respecto de la realidad que prevalece es confundir una condicin subyacente con la cuestin del poder. Sus mrgenes de maniobra siguen subordinados a la sociedad capitalista y para ser una realidad hegemnica las clases explotadas y oprimidas deben empoderarse, es decir, tomarlo y cambiarlo en sus manos. Estas nociones se reafirmarn en la medida en que cobre vida la cuestin del poder popular y proletario en perspectivas de replantearse una nueva sociedad de mujeres y hombres libres.

Hegemona de clase

Con el podero poltico-econmico concentrado en la oligarqua financiera y sus lites polticas que gobiernan este pas, es natural que el escenario, siga tornndose dramtico para las amplias masas explotadas y oprimidas. Una y otra vez percibimos todo aquello que dicta la voluntad de esa gran burguesa, que le es inherente en su desenvolvimiento histrico de acumulacin de riquezas y poder en contra de la clase obrera y el pueblo.

Por las condiciones objetivas del capitalismo, que la propia oligarqua no tiene ms que seguir impulsando sin alcanzar a controlarlas ni remotamente, tanto como por la extensa penetracin de las trasnacionales, el imperialismo y la oligarqua financiera llevan al pas a la catstrofe.

Las consecuencias son terribles para la clase obrera y el pueblo, porque la burguesa no tiene posibilidades para enfrentar su propia debacle fundamentalmente por: 1.- La actuacin de las leyes capitalistas en funcin de la maximizacin de ganancias a costa de la pauperizacin de las masas, 2.- El deterioro de la industria capitalista nacional, sujeta al proceso de internacionalizacin capitalista que la lleva a hacer del pas una zona de maquilas, 3.- El atraso tecnolgico y cientfico en que se encuentran las fuerzas productivas, 4.- La dependencia y control del imperialismo, 5.- La privatizacin y el desmantelamiento de importantes empresas o servicios pblicos 6.-La anarqua en la economa, 7.- La especulacin financiera, 8.- La competencia feroz de los monopolios, 9.- El estancamiento del mercado interno, 10.- La grotesca corrupcin en el seno del aparato estatal, as como la rapia de los recursos estatales que lleva a cabo la burocracia con toda desfachatez.

Esta hegemona nos lleva a crisis econmicas, polticas y sociales. La oligarqua financiera que dirige y decide sobre el pas, el aparato estatal, los partidos polticos y todas las fuerzas reaccionarias, desprecian la vida y los intereses de las masas en su insaciable sed de riquezas.

Tal es el rostro de la hegemona oligrquica, este desprecio criminal y las grandes presiones del capital internacional, les ha llevado a la supeditacin al imperialismo, agudizando las contradicciones de la sociedad, sembrando grandes desequilibrios en la propia actuacin de los rganos del Estado capitalista, obligados a abrazar el campo del fascismo.

La oligarqua financiera no se detiene ante cualquier crimen, por el contrario, est concentrando toda clase de elementos que le faciliten la salida ms reaccionaria para esclavizarnos, la burguesa busca imponer su llamado paquete estratgico de reformas que atentan contra el pueblo y que a toda vista. Tratamos con una oligarqua represiva y sus dirigentes de los tres partidos principales (PRI, PAN, PRD), ensoberbecidos por el mando que detentan, enfrascados en la poltica de los grandes jerarcas (televisada para la poblacin), dispuestos a hacer de esta lo que les plazca para bien de la sacrosanta propiedad privada y la ley de acumulacin capitalista.

La supremaca del gran capital en el terreno poltico se asemeja al de una hidra tricfala, entre las cuales se pueden desgarrar las vestiduras, golpearse, desplazarse, etc., pero siempre conservan esa relacin tan vital a la repblica del capital que permite desorientar a las masas, perpetuando el privilegio de los monopolios.

Reconozcmoslo, haciendo cuentas por cuanto hacen y dejan de hacer la oligarqua financiera y sus representantes, no cuentan para nada positivo en lo que respecta a los intereses del pueblo. Por supuesto que sus contradicciones son necesarias de utilizar en beneficio de la acumulacin revolucionaria de fuerzas, as como las posibilidades que abre a cierto nivel, su propio rejuego, que es uno de los elementos en que se manifiestan no solo sus actuaciones polticas, sino aquellas contradicciones que sostienen en su seno sus distintas fracciones y contra el pueblo en general.

En efecto, va quedando claro un camino comn para todas las tendencias de la oligarqua financiera que es, destruir la anterior vida republicana burguesa por otra de relumbrn que ponga en primer plano y a la vista de todos, el mando del gran capital, la dictadura de los monopolios, la condicin de esclavos asalariados para las inmensas mayoras, la negacin de derechos elementales para el pueblo, la reaccin poltica y el fascismo como lo nuevo en poltica. Unos ms abiertos que otros, pero al final los tres grandes partidos de la burguesa compiten por los favores del gran capital, ofrecen sus propias versiones e interpretaciones del gusto ms retrgrada, los hay de los descarados y sinvergenzas, tanto como de los vergonzantes que recurren a la demagogia populista.

Por la naturaleza misma de la situacin que ha creado el dominio de los monopolios en Mxico, la amenaza de recolonizacin imperialista, la negacin y anulacin de los derechos e intereses de los trabajadores; la ascensin del fascismo ya no solo a un sitio, sino al conjunto del aparato estatal, son procesos actuales. Por ello la oligarqua financiera y todos sus siervos se encuentran en plena faena, trabajan continuamente, extirpan cualquier elemento titubeante (an a los ms fervientes defensores del capitalismo, por el solo hecho de ser demcratas o liberales a la antigua), desintegran cualquier institucin u organismo estatal que an se encuentre dentro de los umbrales del viejo nacionalismo revolucionario burgus.

Lo que apremia a la oligarqua financiera a destruir algunos de los viejos elementos del aparato estatal y la estructura republicana burguesa del pas, es su inminente desesperacin y ansia por aumentar sus riquezas, en cumplimiento de dictmenes imperialistas, en inters de cortar las posibilidades a otras capas burguesas para controlar ciertas reas del aparato estatal, en inters de destrabar por todo el pas algunas normas no monoplicas en la vida de las masas.

Una enorme muchedumbre de plumferos clientes del imperialismo y la oligarqua financiera nacional, se han dado a la tarea de reunir argumentos que demuestran la magnificencia de los de arriba, con lenguaje ampuloso agreden a los trabajadores, les tachan de privilegiados sin el menor juicio, ni la menor piedad, velan la mezquindad de clase con que actan, a travs del monopolio informtico quieren si no convencer, por lo menos abrumar al pueblo e impedir su actuacin, para que todo quede en manos de los de arriba.

Nosotros no podemos tomar partido por contradecir simplemente a los de arriba, o pretender convencerlos de su error como buscan algunas capas medias y sus representantes en el forcejeo interno del PRD, entre sus jefes y algunos grupos pequeo burgueses; eso sera soslayar el papel de las masas, adems de ser una empresa intil que revela la vieja fe en los amos, la creencia en la imparcialidad del sistema democrtico burgus.

El bloque dominante se rene, concierta acuerdos de alcoba, procura bienquistarse entre los jefes, mantener su vida suntuosa, concederse beneficios mutuos, otorgarse nuevos deberes ante el Estado, rendirse honores, capitalizarse por todas las vas, relegar a los agresivos, darse sus agasajos a costa del presupuesto estatal, y muchas cosas ms que vemos a diario a travs de la prensa sin que nadie de los polticos burgueses se inmute en el fondo de las cosas, aunque algunos simulen cierta inconformidad, al fin y al cabo es como se manifiesta la hegemona de clase.

Las elites han sembrado nuevas formas del llamado terrorismo de Estado; han roto con las normas burguesas de hacer poltica; han comprado no solo con sus altos salarios, sino con otras prebendas a las cmaras parlamentarias, hundindolas en la corrupcin y el adormecimiento comodino. As tambin en el seno del pueblo se han dedicado con mucho celo a crear una atmsfera artificiosa de bonanza; a presentarse con una faceta humanista que resulta de lo ms falaz y ridculo, pero que atrae a ciertos sectores; a minimizar tamao rompecabezas; a ridiculizar las protestas populares contra el rgimen; a crear una opinin favorable a su poltica pro imperialista.

Dicha hegemona oligrquica est encontrando un punto de apoyo en un sector de la pequea burguesa dispuesta a todo con tal de no descender en la escala social. Se trata de una capa social que el capitalismo est destruyendo, es una capa que en su estrato superior cree ser capaz de restablecer y ascender sus fortunas en el mismo tenor que la gran burguesa, ese estrato est separado del pueblo, no le interesa las causas de las crisis que vive Mxico, ni sus responsables, sino la salida que para ella solo pueden conducir los grandes oligarcas. Es un estrato parasitario que espera (y ahora acta) por que el rgimen reaccionario se sostenga a como de lugar y le asegure algunas migajas. Ese estrato en desesperacin, que se engaa y se deja engaar con las promesas de arriba, es una materia prima del fascismo.

Para los manejos del pas, la burocracia se ha hecho de grandes recursos provenientes de los fondos del Estado y de los generosos magnates nacionales e internacionales, se ha dedicado a acrecentar los recursos a su disposicin para imponer sus reformas, para darle a los imperialistas, una base ms segura al neocolonialismo y las posibilidades posteriores de la recolonizacin.

Cuando la burguesa y sus polticos reputan de noble sus propuestas de reformas, no hacen ms que mostrar la ms ruin mezquindad a la hora de abordarlas en concreto: impuestos, sustraccin de recursos, bajos salarios, miseria, explotacin extrema, apropiacin de las empresas estatales, etc.

La salida a las crisis que propone la oligarqua financiera es que sus ganancias sigan creciendo a travs del arrebato de la mayor parte de los recursos pblicos del Estado mexicano. Bien pensada la tienen los magnates y el gobierno!

La inestabilidad del pas

El mayor problema nacional del capitalismo en Mxico es el de la gran propiedad privada de los medios de produccin, la escandalosa riqueza de unos cuantos. Este empuja otros acuciantes dilemas, los determina, los exacerba y los agrupa. Si bien algunos males son histricos y anteriores al capitalismo, es bajo este sistema de explotacin que cobra un inusitado rigor en los sufrimientos del pueblo.

Cuando a los idelogos burgueses de todas las tendencias resulta imposible ocultar los el escenario orwelliano, ellos se desviven en una doble moral por demostrar que el mal fundamental es la mala distribucin de la riqueza, lo que sin dejar de ser verdad, no es ms que una repercusin del asunto. No es necesario ir demasiado lejos para percatarnos de cul es la intencin: en ltima instancia acusar a una fraccin burguesa pero preservando de toda crtica al sistema de propiedad privada.

El conflicto de la propiedad privada y su contradiccin con la produccin social es determinante, la causa directa y fundamental de la prxima revolucin poltica. Los grandes males de hoy da en el pas son:

Econmicos:

Superexplotacin y apropiacin burguesa de todo recurso del pueblo.

Lacerante deuda pblica, lazo de neocolonialismo, que absorbe la mayor parte de los recursos del pueblo que ingresan al aparato estatal.

Crisis econmicas recurrentes.

Dependencia econmica y poltica respecto del capital financiero internacional y del mercado internacional.

Pauperizacin y deterioro de la vida material de las masas, que se manifiesta en la caresta de la vida inflacin, elevacin de impuestos, bajos salarios, hambre, 72% de la poblacin del pas en la pobreza.

Sistema fiscal agravante para el pueblo, elevada cuota de impuestos.

Desempleo generalizado de por lo menos.

Catstrofe econmica en el campo que afecta directamente a 25 millones de proletarios y campesinos.

Escasez de productos para abastecer el mercado nacional y particularmente las necesidades populares.

Polticos:

Prdida de derechos democrticos, laborales, sindicales y de seguridad social de los trabajadores y las trabajadoras.

Fascistizacin orwelliana del Estado.

Integracin plena de la democracia burguesa a los apetitos oligrquicos.

Corrupcin extrema del aparato estatal a todos sus niveles y en todas sus formas.

Constitucin del narco-poder a todos los niveles del aparato estatal y del sistema de partidos.

Inseguridad, violencia generalizada, represin sistemtica, desapariciones, asesinatos, matanzas, violaciones, encarcelamiento de las masas, de sus activistas democrticos, progresistas y revolucionarios.

Intervencionismo y dominio poltico del imperialismo yanqui.

Sociales:

Desplazamiento de nuestra civilizacin, por las formas de vida que promueve el imperialismo.

Concentracin excesiva de la poblacin, aproximadamente 75 millones de personas viven en los centros urbanos.

Inseguridad para el desarrollo de la vida social.

Persecucin del periodismo consecuente con la verdad como profesin de alto riesgo.

Emigracin masiva de trabajadores a las grandes ciudades y el extranjero.

Falta de vivienda, con un dficit de 4 millones 291 mil viviendas para cubrir las necesidades inmediatas del pueblo, a lo que se suma una demanda anual de 731,500 nuevas viviendas a los ritmos de crecimiento poblacional actual, cuyos costos estn por los cielos, y el 70% de la vivienda instalada en malas condiciones.

Escasez de servicios y educacin por polticas impuestas desde el extranjero, recorte del gasto pblico, desviacin de recursos a favor de los monopolios.

Degradacin de las condiciones de salud debido a la vida en el capitalismo, sus formas de consumo, enfermedades laborales, crisis del sistema de salud y otras deficiencias en su atencin.

Irrupcin poltica capitalista que deniega toda forma de inversin social, servicio pblico u organizacin colectiva. Modo de pensar y actuar disocial de las jerarquas que rechaza todo principio econmicos-social cuyo fin sea salvaguardar derechos fundamentales del pueblo.

Dados los fenmenos de interconexin relacional, en la composicin de estos males tienden a la interdependencia sus causas y expresiones sin perder su raz. Al estar regido por la ley de acumulacin de capital, el mundo burgus solo puede encerrarse en una serie de medidas paliativas y de refuerzo de estos achaques. Por ejemplo, este pas ha sido orientado a que los procesos de reproduccin del capital se den cada vez ms en el marco de la especulacin financiera, el endeudamiento pblico y el juego burstil, metindolo en una espiral de despojo de sus recursos, en consecuencia, la acumulacin de capital se sostiene a base de la sper explotacin y ruina material de las masas, a base de la venta velada del pas al capital internacional por va del endeudamiento, la disposicin de acciones de las empresas en las bolsas de valores del mundo, la especulacin financiera en general, y de manera ficticia subsidiando a la burguesa a cuenta de los ingresos estatales.

A la oligarqua financiera poco interesa preservar la estructura productiva, el mercado nacional ni desarrollar ampliamente las actividades productivas del pas, en s la economa nacional, salvo cuando esto puede representarle jugosas e inmediatas ganancias sin conflictos de inters con el imperialismo, a base de la inversin estatal, pero hoy da est ms desesperada por hacerse con los recursos estatales que utilizarlos en aumentar la base econmica y social del pas. La ley econmica de maximizacin de las ganancias, encarna con toda su virulencia, las clases en el Poder solo buscan ensanchar el patrimonio de los monopolios an a sabiendas de que su poltica destruye conquistas de las masas, dandolas adems en sus ingresos con la disminucin salarial de casi el 80% en 30 aos. Para la burguesa, sus empresas son su patrimonio, sin que importe que esas riquezas se obtuvieran a costa del sufrimiento de los trabajadores a lo largo de la historia.

En sntesis los males acuciantes en el pas son resultado de la dominacin del capital sobre el trabajo, del predominio de la propiedad privada sobre los medios de produccin y el capital en general, de la preponderancia poltica afn al capitalismo.

La cuestin indgena

Esta cuestin describe condiciones especiales de nuestro pas y algunos otros en Latinoamrica y el caribe. En la historia de nuestro pas se le ha querido suprimir sistemticamente desde las altas esferas, pues tal supresin es condicin para asegurar el establecimiento de los modos de explotacin y opresin y las formas de hegemona burguesa de que somos objeto. El estado-nacin mexicano a veces puede permitirse todo tipo de discusin al respecto, pero siempre mantiene imperturbable su condicin de alienar toda agrupacin social y mxime las de nuestras races, a sus preceptos de dominacin burguesa occidentalizada. Estn en su propia construccin una batalla histrica por destruir y desposeernos de lo indgena en tanto tal, cultural, poltica, econmica, racial y polticamente. A la vieja costumbre, aunque por otros medios, para la burguesa el mejor indio es el indio muerto.

Pese al esfuerzo persistente de los potentados del capital, sus aparatos y personeros, la cuestin es un tema actual al que se han proyectado distintas perspectivas de clase. La existencia de un movimiento indgena en lucha y resistencia sustentado en doce millones de personas ligadas directamente a lazos indgenas, y rodeada por unas mayoras mexicanas vinculadas en variadas formas a dicha condicin es la evidencia irrefutable de la cuestin indgena.

Las alternativas que se plantean a este escenario corresponden segn los intereses de clase que se ponen en juego. Es sabido que las clases altas empujan la lnea de siempre, que sus relaciones de dominacin lleguen al extremo en torno a la formacin indgena, el etnocidio a ultranza por todo tipo de medios posibles violentos, legales, diplomticos, migraciones, desplazamientos, fragmentacin territorial, violaciones, feminicidios, trata de mujeres, neomalthusianos (control de la natalidad y esterilizacin forzosa). Por su parte algunos sectores en una abigarrada gama de sesudas propuestas humanitarias se empean en la solucin mediatizada de derechos polticos, culturales y educativos, etnocentrismo blanco y racismo declarado sobre la vida y mentalidad indgena: civilizar al indio.

Estas posturas no desconociendo el conflicto fundamental procuran anularlo o desincorporarlo de los otros aspectos de la cuestin para restarle trascendencia y sustento, para hacer prevalecer precisamente intereses bien definidos y del mismo orden de lo que consideran lo menos importante, la propiedad de los medios de produccin y la condicin indgena de la sociedad mexicana en los sentidos centrales de su vida social y su composicin humana.

En este bregar con dicha problemtica vemos cmo se han formulado ideologas que obscurecen el carcter, la naturaleza de las etnias y la nacin, una relacin llamada a la subordinacin de las primeras en la segunda, que a lo largo de la historia conllev a la opresin de la clase dominante sobre nuestros pueblos y la proliferacin de mecanismos de despojo. Tales fueron las condiciones histricas del desarrollo de esta integracin a todas luces hegemnica de una burguesa blanca y mestiza desligada del real proceso de formacin del pueblo y la sociedad mexicana excepto por el ngulo opresivo.

Lo cierto es que prevalece un principio firme respecto a las condiciones materiales e histricas de esta cuestin. En el alumbramiento del sistema capitalista la mayora de las naciones se han establecido en distinto grado partiendo de una variada composicin clasista, racial, tribal y tnica de sus hombres y mujeres, pero las formas de dominacin generalmente tienden a establecer todo tipo de medios y procedimientos para el control de nuestros pueblos, y para nuestro caso, este fue un instrumento de la burguesa para imponer su pregonada superioridad.

La etnia sera as segn la antropologa eurocntrica un grupo humano tambin histricamente formado sobre una base racial y tribal y con su comunidad de idioma, territorio y civilizacin propios, aunque limitadamente locales o disgregadas en regiones un tanto ms grandes, a manera de mosaico tnico, en comparacin con las caractersticas nacionales. Por ende toda etnia tendra un estatus, una estratificacin social de pertenencia dentro de la pirmide del poder burgus, hasta debajo de la escala. Tmese en cuenta que las diversas etnias en nuestro pas (62) oscilan de entre varios cientos de habitantes, otras con una base de algunos miles, unas con decenas otras ms con centenas de miles, y as, muy diferenciadamente en cuanto a la magnitud de sus integrantes, hasta llegar a las dos mayores que son la nhuatl con un poco ms de dos millones disgregados principalmente por la zona central del pas, y el poco ms de milln y medio de mayas en condiciones semejantes; todo ello exhibira su condicin general de minoras subordinadas, sin perspectiva en los marcos de la estructura del sistema capitalista y sus relaciones de poder. Lo que en el fondo demuestra que estamos ante un pas multinacional, agregando adems la multiplicidad cultural de sus regiones con especiales acentos a lo indgena en la mayora de la poblacin.

Los pueblos indgenas vistos como etnias, es decir, separados del conjunto de una poblacin mayoritariamente integrada a los carriles hegemnicos, pero contradictoriamente ligada a esta cuestin cmo negar el fondo indgena en la pintura de Siqueiros o Rivera?, cmo esconder la trasfusin indgena a la lengua espaola en palabras, formas y acentos?, de qu forma comprender el sentido particular que dimos al ejido?, cmo rechazar el espaol indigenizado del habla mexicana?, cmo anular la cosmovisin y organizacin social de nuestros pueblos? se han sostenido en resistencia en los mrgenes de una unidad nacional mayor, manteniendo una propia y peculiar especificidad, aunque no por ello al margen de las dinmicas clasistas e histricas de la nacin jugando en estas un elevado papel.

De las formaciones tribales, confederaciones tribales y las sociedades explotadoras indias; a la actual configuracin de los pueblos indgenas en Mxico existe todo un proceso histrico en que se asimila formas no originarias de produccin, distribucin e intercambio, as como a nivel superestructural incorporan formas de organizacin social, religiosa, manifestaciones artsticas y de escritura entre muchas otras que vinieron a imponer su control. El hecho de que las as llamadas etnias se constituyeran en tales, y no en naciones como ha sido el curso histrico de otros pases, es bastante claro, la colonizacin europea rompi dicho curso establecindose posteriormente la nacionalidad mexicana dominante de fuertes lazos para su dominacin por las potencias e imponiendo a las etnias una condicin de disolucin constante en el sistema capitalista. No obstante Mxico es un pas pluritnico, plurinacional si se quiere, que mantiene una forma de sujecin sobre sus pueblos muy conveniente a la acumulacin capitalista, y es ello lo que mantiene al pas en esas circunstancias en cuanto a la no solucin de su cuestin indgena, no permite se desarrollen elementos de nacionalidad indgena ni que estos se eleven en rectores de sus intereses.

La nacin mexicana en tanto relacin para la hegemona burguesa sobre los explotados y oprimidos de las clases laboriosas y pueblos indgenas; al igual que algunas otras de Amrica y el mundo, tiene una peculiaridad histrica derivada de la presencia de una multiplicidad de pueblos colocados en situacin de subordinacin dado que sus diferencias y condiciones sociales llevaron a su opresin, lo cual ha sido una circunstancia histrica, que no es definitiva de cara a la lucha de clases. Pero hay que aclararlo, la nacin mexicana es inconcebible sin sus races indias, europeas, asiticas y africanas, no simplemente por el mestizaje y la variedad de sus grupos o razas segn la vieja jerga de conquista, sino por sus aportes dados al desarrollo nacional e internacional (una de las lenguas indgenas con mayores aportes al lenguaje internacional viene a ser el nhuatl) en todos los sentidos. Ni debemos desentendernos del hecho irrefutable de que la raz indgena est presente en la mayora de la sociedad mexicana.

En el desarrollo histrico de la nacin mexicana, no podemos hacer abstraccin de ste hecho, aun cuando los pueblos indgenas existentes mantengan caractersticas propias y no compartidas con el grueso de la sociedad mexicana, como algunas formas de produccin, vida colectiva y propiedad, el idioma y una envoltura cultural especfica; ya que con ello no se debilita los rasgos ms notables de nuestra nacionalidad como pretende la burguesa para provocar el rechazo a lo indgena y marginarlo en lo artesanal y lo arcaico, al contrario, se alimentan continuamente de esos caracteres especficos. Y por lo que concierne a las etnias, no dejan de reflejar muchos de los rasgos de la mexicanidad si se ve a esta ltima como integracin de todas las venas indgenas del pas bajo la denominacin de uno de sus pueblos ms avanzados de nuestra historia. Esta es una caracterstica no general, pues en otros pases los pueblos indgenas estuvieron y estn al margen de todo desarrollo de nacin, en muchos casos las etnias permanecen al margen de cualquier nacionalidad, aun cuando su territorio sea incorporado a algn Estado-nacin, ello depende de las circunstancias histricas en las que el tipo de dominacin se cierra completamente al proceso de integrarlas o de verse condicionados a aceptarla dada su rebelda y resistencia como grupos humanos oprimidos aspirantes a la emancipacin social.

En nuestro pas, la contradiccin entre las etnias y el Estado nacional burgus est claramente definida por el dominio de las clases explotadoras, en la base y superestructura del sistema capitalista implantado.

Cabe sealar tambin que algunas naciones en sus orgenes, como parte del proceso de su integracin, han roto con el tema tnico sin forzar o violentar su especificidad. En el caso de nuestro pas, entre la burguesa ha prevalecido hasta nuestros das, la integracin forzosa de los pueblos indios a la vida nacional eliminando sus peculiaridades, condicionando su desarrollo social al abandono de estas. Lo anterior es un punto de diferencia con las tendencias humanitarias indigenistas que lo enfocan sin su debido contexto histrico, es decir, haciendo a un lado la naturaleza del desarrollo social, sus leyes econmicas y sus contradicciones de clase, para dolerse de la crueldad de los conquistadores, los colonialistas y todos los representantes de las clases explotadoras y hasta fomentar actitudes reaccionarias contra las masas trabajadoras no indgenas.

Esta situacin se da a causa de un asunto nodal, el de la propiedad, y especficamente aunque no nicamente, la cuestin de la propiedad de la tierra, No es un secreto el hecho de que la rapaz sustraccin de la tierra hecha a los indgenas, la creacin de la gran propiedad terrateniente, el establecimiento del aparato poltico de la democracia burguesa y la imposicin de la vida social propia del sistema capitalista, son los pilares de la cuestin indgena.

Este asunto de la propiedad destaca lo siguiente: en primer lugar se pone de manifiesto la gran propiedad de la tierra, extendindose por un lado a la propiedad terrateniente de los grandes ganaderos y agroindustriales (caeros, viticultores, madereros, cafetaleros, productores de maz, jitomate, forrajes, etc.) y a las grandes empresas que desplazan