El Perseguidor, Román Hernández

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Número 75 Miércoles, 7 de diciembre de 2011 El perseguidor 8 EL AUTOR ANTE SU OBRA El círculo platónico por MARIO GAMBÍN 7 EL VUELO DE ÍCARO ZODORÍS VORIÁS. DIEZ POEMAS por TRADUCCIÓN Y NOTAS: MARIO DOMÍNGUEZ PARRA 2 a 6 ARMARIO DE LUCES Y SOMBRAS , DE ROMÁN HERNÁNDEZ EL ESPACIO ALBAR, EN LA LAGUNA,ACOGE DESDE EL VIERNES 16 DE DICIEMBRE AL 30 DE ENERO DE 2012 LA ÚLTIMA EXPOSICIÓN DEL ARTISTATINERFEÑO EL PERSEGUIDOR

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Armario de Luces y Sombras de Román Hernández

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Número 75

Miércoles, 7

de diciembre

de 2011

El perseguidor8

EL AUTOR ANTE SU OBRA

El círculo platónico

porMARIO GAMBÍN

7EL VUELO DE ÍCARO

ZODORÍS VORIÁS. DIEZPOEMAS

porTRADUCCIÓN Y NOTAS: MARIO

DOMÍNGUEZ PARRA

2 a 6

ARMARIO DE LUCES Y SOMBRAS,DE ROMÁN HERNÁNDEZEL ESPACIO ALBAR, EN LA LAGUNA, ACOGE DESDE EL VIERNES 16 DE DICIEMBRE AL 30 DE ENERODE 2012 LA ÚLTIMA EXPOSICIÓN DEL ARTISTA TINERFEÑO

EL PERSEGUIDOR

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EDUARDO GARCÍA ROJAS

- Armario de luces y sombras. ¿Le asaltaalgún tipo de pudor ahora que presenta lasluces y sombras que contiene?

- Pues francamente no. Pienso que, enese gesto o acto inefable que supone lapráctica artística, hay que partir siemprede uno mismo para llegar al otro, a losdemás. Como podrá imaginar el especta-dor, que necesariamente tendrá que sertambién lector, Armario de luces y sombrases una obra autobiográfica en la mismamedida en que para Antonio Gamonedasu obra Un armario lleno de sombra es unrelato autodiegético basado en la recupe-ración del pasado para explicar las cir-cunstancias del presente, de su presente.En mi armario de luces y sombras, pasadoy presente viven en comunión y solo esnecesario abrir sus puertas para acceder ami interior. J. Ramón Jiménez escribió unaforismo que recoge muy bien lo quequiero decir: “El poeta: autorretrato” y eneste sentido llegó a manifestarse tambiénJ. Pollock: “yo pinto lo que soy”. Recuerdoen mi visita a la iglesia de Santa Felicitá enFlorencia, ante un fresco, un hermoso des-cendimiento de Pontormo, la cuidadorade la iglesia se me acercó y señalando lapintura, me dijo: ogni di pintore dipinguese[todo pintor se pinta a sí mismo]. En pri-mer término, mirando al espectador seencuentra el autorretrato del pintor.Pienso que todo lo que hacemos es reflejode nosotros mismos y si la obra de arte essentida, mucho más.

- ¿De dónde viene el armario? ¿Qué histo-ria guarda y hasta que punto ha sido clave ensu producción creativa?

- Armario de luces y sombras fue adivi-nando la luz tras distintos momentos defecundidad creativa, con él llegué a recor-dar aspectos de mi trayectoria vital que mi

memoria casi había borrado. Con Armariode luces y sombras se ha abierto una ven-tana al alma del hoy y del ayer para pre-sentar hechos y recuerdos materializadosahora a través del gesto en la re-creaciónde aquel objeto cotidiano que me acom-pañó desde mi infancia, desde los 6 añosde edad. Una serie de coincidencias en eltiempo, mi encuentro con un armarioarrojado a la basura en una calle de SantaCruz hace unos dos años y la lectura delas memorias de Antonio Gamoneda reco-gidas bajo el título Un armario lleno desombra (Galaxia Gutenberg, 2009) queadquirí en una librería, fueron determi-nantes para el alumbramiento. A medidaque me sumergía en sus páginas descu-bría muchas similitudes y vivencias que,aunque distantes en el tiempo y el lugar,sentía muy cercanas. La lectura de susmemorias, además de su legado poético,ha sido compañera fiel en todo el procesocreativo de esta obra. Sin esa serie de coin-cidencias creo que la obra no hubiese vistola luz.

- En esta colección ¿investiga nuevas pro-puestas estéticas o es una reflexión sobre sutrabajo?

- No me ha interesado tanto la búsquedade una propuesta estética, pero sí es ciertoque hay, en algunos de los objetos insertosen el armario, una sucesión morandiana,pues las formas creadas convocan encierta medida, una belleza callada. Nadadisuena y suena a la vez, el color, la luzque incide en los objetos, muestra la armo-nía de las cosas. La correcta disposición seencuentra incluso en la presencia de lamuerte, en las estructuras cranealeshumanas y de animales que nos trasladanal territorio del memento mori. En todocontraste (luces y sombras, aquí), hay unavoluntad barroca, una tendencia al claros-curo. A. Gamoneda en uno de los versos

escritos pertenecientes al poema que llevapor título “Hablo con Román ante suarmario de luces y sombras” dice “la luz esmédula de sombra”. Más que una pro-puesta estética, se trata más bien de unaprofunda reflexión sobre mi experienciavital y trayectoria artística. En el caso delarmario, los objetos fabricados y los escri-tos realizados en él no suponen otra cosaque derivaciones del transcurrir del pen-samiento basadas en la experiencia y en lamemoria, teniendo en cuenta que “lamemoria –como dice Gamoneda- se hacetambién de olvidos”. Esos objetos, reinter-pretados, construidos y los textos que losacompañan guardan una estrecha rela-ción con conceptos propios de la tratadís-tica antigua sobre el arte, sobre lecturasdiversas. La exégesis de formas percibi-das de nuestra propia naturaleza insular(penca-balaustre, penca fálica...), lossiniestros instrumentos de medición y cál-culo, las estructuras craneales y geométri-cas y los fragmentos de maniquíes semuestran una vez más. Todo un reperto-rio de elementos, un túmulo de objetosdispuestos cuidadosamente a modo demoderna vanitas en un espacio que dejaver, como viene siendo habitual en mi tra-yectoria, un contenido cargado de ironía ymelancolía que no es más que puraarqueología de la memoria. Lo que anun-cia el armario en su interior es lo que estárepresentado: una afirmación de lo exis-tente, del mundo físico y psíquico porquecomo dijo John Berger “lo que parece unacreación no es sino el acto de dar forma alo que se ha recibido”. Por ello, y enla-zando con su primera pregunta, no sepuede hablar de pudor, más bien de reali-dad y asimilación en el sentido de com-prender lo que se aprende.

- Y sea así o no, ¿qué constantes cree quese revelan en ella?

- Constantes derivadas de la propianecesidad de orden compositivo, físico eincluso psíquico. Ante todo constantesvitales, pues creo que la vida es, aunquepueda parecer paradójico, una maravi-llosa pesadilla que necesita del arte. Y aese gesto único y a la vez complejo, medebo de forma inevitable pues noentiendo mi existencia sin esta actividad.De prospectiva pingendi, por ejemplo, conel flexible símbolo de la verticalidad quela caracteriza es una vuelta a la razón y alorden. Cabeza pensante para un ballet triá-dico, Cabeza y homúnculo, La fábula deAdán o el misterio de Magritte, son piezasque forman parte de una serie de ocho pie-zas, cabezas-vitrina, una especie de arma-rios-relicarios que vienen a reafirmar estaobstinada búsqueda por hacer visiblesaspectos relevantes de mi trayectoria per-sonal, artística y docente.

- Por lo que he podido observar, uno de loselementos recurrentes de su creación esproponer una reflexión sobre la muerte. ¿Porqué?

- “… la muerte sea [es] la madre de lavida” escribe Gamoneda en uno de sushermosos versos del poema dedicado aesta obra titulada, como señalé antes,“Hablo con Román ante su armario deluces y sombras”. Recuerdo ahora elpasaje bíblico de Job en el Antiguo Testa-mento que leí con mi abuela en algúnmomento de mi infancia y que he releídodespués tantas veces: “yo digo a la putre-facción y a los gusanos: vosotros sois mimadre y mi padre”. ¿Cómo no va a estarpresente el tema de la muerte en mi obracon esos recuerdos y vivencias? ElMemento mori, el “acuérdate de que hasde morir” aparece una y otra vez. En esarealidad, la palabra, la escritura, la crea-ción artística, de algún modo se convier-ten en flotadores y me salvan de morir

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ROMÁN HERNÁNDEZ /ESCULTOR

“A VECES PIENSO QUE ELDIBUJO Y LA ESCRITURASON UNA MISMA COSA”

El espacio Albar, en La Laguna, acoge el próximo viernes, 16 de diciembre, la inauguración de la exposición Armario de luces y sombras

acompañado de testamento ológrafo y otros enigmas del escultor Román Hernández (Tenerife, 1963). La muestra, que permanecerá en esta sala

hasta el 30 de enero, recoge alguno de los trabajos más audaces del artista, aventura en la que han colaborado con sus textos en el libro-

catálogo escritores y poetas como Antonio Gamoneda, María José Alemán, Bruno Mesa, Sabas Martín, Rafael Amor, Verónica García, Ricardo

Ugarte, Valerio Nardoni, Julia Otxoa, Agustín de Julián, Coral García, y Antonio Puente, entre otros. Armario de luces y sombras acompañado

de testamento ológrafo y otros enigmas es una colección que “retoman conceptos de mi trayectoria artística e incluso docente de los últimos

veinte años”, expresa Hernández, quien coincide con el crítico J. Luis Puerto al afirmar que también “hay algo en el armario que lleva al

espectador al desasosiego.”

A VECES PIENSO QUE EL DIBUJO Y LA ESCRITURA SON UNA MISMA COSA

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ahogado. Por eso creo que los que se pri-van de la lectura, del arte… de algunamanera, yacen muertos en vida. Aquí pro-pongo un “homenaje a los libros”, a sussecretos y enigmas. Se hace visible en estamuestra con los denominados objetos“portadores de palabras”. Realizados enmadera policromada llevan escrito depuño y letra los títulos de aquellas obrasque fueron determinantes en mi infancia,mi adolescencia y mi formación artística ydocente hasta hoy. Algunos de esos textosa los que he dedicado algunos pensamien-tos sueltos que el espectador podrá leer enla exposición son: Aforismos de Nietzsche;La tijera de Jünger; Charlas de Café deRamón y Cajal; Elogio del calígrafo deValente; La Divina Comedia de Dante; lasSagradas Escrituras; Confesiones de SanAgustín; Arte de la prudencia de BaltasarGracián; Libro de los veinticuatro filósofos;Movimiento perpetuo de Monterroso; Ladanza de la muerte seguido de un texto deJohn Ruskin y del Códice del Escorial deHans Holbein; Los números oscuros deClara Janés; Apuntes sobre el dibujo deYves Bonnefoy; Vivir es una obra maestrade Jorge E. Eielson y otros tantos de unalarga lista. Se trata de textos a los queacudo con cierta frecuencia y a los que vol-veré más adelante, sin duda.

- ¿Y qué imagen tiene de la muerte? - La muerte tiene la imagen asociada a

lo que hemos percibido a lo largo de nues-tra vida, de nuestra relación y experienciavital con ella. La aparición de este tema, -tan recurrente en la historia del arte, dichosea de paso- en mi obra es evidente y posi-blemente tenga que ver con vivencias muypróximas a ella y que experimenté a edadmuy temprana: a los 7 años tuve mi pri-mer acercamiento en el velatorio de miabuelo materno, después vinieron otrasexperiencias como la exhumación de sus

restos y años más tarde la de sus dos hijosque abrazaron la muerte con seis mesesde diferencia. Ese encuentro con lamuerte, más bien con sus despojos, surgede nuevo en mis pensamientos cuando leoen las memorias de Gamoneda, su expe-riencia en la exhumación de los restos desu padre, pues anduvo, a petición de sumadre, “escarbando en la tierra” pararecuperar los dientes de oro del cráneo desu padre, piezas que vendrían a paliar lapobreza familiar en aquellos difíciles tiem-pos de la posguerra civil española. La ima-gen de la muerte y sus consecuencias estátan grabado en las pupilas del poeta queen su poemario Arden las pérdidas recoge:“[…] volví a ver frutos petrificados por elsilencio y, en mis manos, la dentadura demi padre (fue una excavación de la hume-dad terrestre). Hube de calcular el valorde la bisutería negra recibida de amantesdesconocidos y, un día, se manifestó lamelancolía cableada del corazón al intes-tino”. ¿Cómo no va a estar presente la ima-gen de la muerte en mi conciencia si, ade-más de esas vivencias, se suma la cercaníade haber podido quedar al margen de lavida en tres ocasiones distintas? Quizáhable de esto en algún momento. Sientoverdadera fascinación por las estructurascraneales, por esos andamiajes de lacarne, “la arquitectónica del cuerpo” comodefinía la estructura ósea la academiafrancesa del XVIII. De hecho, tengo unacolección importante de huesos humanos,de diversos animales, de conchas mari-nas, de formas caprichosas que nos hadonado la naturaleza. ¿Existe algo másimpresionante que la caja craneana, suinterior, su topografía, su textura envol-vente, ese espacio, “morada del pensa-miento”? ¿A quién no le ha fascinado lavisión de esa caja? El crítico G. Didi-Huberman aporta en su bello texto titu-

lado Ser cráneo, una mezcla de críticaartística, de ensayo y de poesía en el queleo por primera vez un poema de S. Bec-kett: “fuera del cráneo solo dentro /enalguna parte alguna vez / como una cosa/ cráneo último refugio / cogido desdefuera”. Se trata de un tema que siempreha despertado el interés del artista. Unejemplo que para algunos podría conside-rarse oscuro, morboso y autorreferenciales la obra del artista escocés Douglas Gor-don pues desde hace años, colecciona crá-neos en los que talla una estrella de cincopuntas por cada año cumplido, cráneosque aparecen en contextos variables. Lafigura de la estrella tiene que ver con lacuriosa foto que Man Ray tomó de MarcelDuchamp en 1919, en la que se apreciauna tonsura en forma de estrella de cincopuntas, un gesto al parecer anticlericalpues la iglesia católica interpreta la ton-sura como apertura simbólica de la cabezaa la comunión con lo sagrado. Pondré otroejemplo y, para ello, tenemos que remon-tarnos al siglo XVI: en el pequeño cuadrode Barthel Bruyn “el viejo” tituladoMemento mori, una de las primeras natu-ralezas muertas alemanas, aparece la ima-gen de un cráneo en el que el artista mani-fiesta una gran habilidad en su ejecucióny debajo, en alemán antiguo reza: “No hayningún escudo que te pueda defender dela muerte, cuando llegue tu turno mori-rás, créeme”. Este cuadro me sirvió de ins-piración para realizar mi obra Mementomori, en hueso y madera, de tamaño natu-ral. Una pieza que, a mi juicio, está lejosde cualquier pretensión morbosa. Todo locontrario, la ironía, -bueno, una cierta iro-nía diríase melancólica-, me persiguiópara elaborarla. La pieza está compuestapor una tibia y un peroné insertados en la

La escultura es el

camino que conecta

con lo inefable, con

mis pensamientos y

sensaciones. El músico

y poeta Fermín

Higuera, en su

Religare, poemario

que tuve el honor de

ilustrar y que acaba

de publicar la

editorial madrileña

Polibea en su serie Los

conjurados, escribió:

“no olvides que sólo

eres real cuando tocas

y te tocan” y ahora

mismo, la escultura

es, sin duda, el lugar

íntimo y reservado

donde he sido y soy

capaz de tocar el

pensamiento

EL ARTISTA Y SU OBRA

Aquellos que me conocen, descubriránen esta exposición aspectos de mi vidahasta ahora desconocidos para ellos.Sólo decir para finalizar, que en estosmomentos de plenitud, de lecturasdiversas y de fecunda actividad crea-tiva, me invade la idea de que dedi-carme a la escultura y a su enseñanza,si es que semejante acto se puede ense-ñar, no supone otra cosa que narrarmi propia existencia, con sus luces y sussombras. Es más, la necesidad expre-siva de la imagen, unida a la necesidadde reflexionar sobre los propios actoscreativos y sus productos, requiere tam-bién de los demás, su propia interpreta-ción, tal vez un juicio de valor, un pen-samiento, eso que Rodríguez de la Florha denominado “el esfuerzo de exégesisplural que la imagen demanda infinita-mente”. Por ello, y para acercar alespectador al interior del armario,quien deberá abrirlo con gesto de alqui-mista, escribí la frase que figura en suexterior que procede del poema de JoséBento titulado Si quieres saber de mí.Acaba este poema con unos hermososversos que podría hacer suyos todoartista: "[...] Por más esquivo, más dis-tante que yo esté, / siempre ahí meencontrará quien me busque". Miarmario construido y habitado -y engeneral toda mi escultura- es hoy unespacio de meditación.” FIRMA FOTOS:

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A VECES PIENSO QUE EL DIBUJO Y LA ESCRITURA SON UNA MISMA COSA (II)

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zapatería de mi abuelo materno (con-servo horma de madera que perteneció ala buena parte de sus hormas en mi colec-ción de objetos). La peana sobre la que seasienta, contiene una dedicatoria quepuede leerse tras la apertura de lapequeña gaveta de su parte frontal. La rea-licé con motivo del 57 aniversario del naci-miento de un amigo y lleva la siguientededicatoria: “Querido amigo Claudio, conzapatos o sin ellos, memento mori, portanto, comamos y bebamos juntos en estedía tan señalado y en todos aquellos querestan. Memento mori es una frase latinaque significa recuerda que morirás en elsentido de recuerda que eres mortal. Sueleusarse para identificar un tema frecuente,o tópico, en el arte y la literatura que tratade la fugacidad de la vida”. Es sorpren-dente cómo, en ocasiones, esa dualidad,la ironía y la melancolía, se adueña de misactos y pensamientos. Podría contarlenumerosas anécdotas, experiencias trági-cas y grotescas que he vivido relacionadascon restos humanos, su visión y manipu-lación que, en ocasiones, han llegado arozar lo sarcástico y absurdo.

- En otras exposiciones ha recurrido tam-bién al apoyo literario y poético. ¿Por quéesta atracción hacia la palabra?

- Así es, la palabra escrita es un pode-roso medio de expresión, igual que lamúsica escrita es, además de un gesto her-moso, un gesto riguroso en toda su exten-sión. A veces pienso que el dibujo y laescritura son una misma cosa, una pro-yección rigurosa del pensamiento. En estesentido uno de los textos que he escrito yque aparece, entre otros, en el libro-catá-logo lo confirma: “¿No es el gesto deldibujo transfigurado en escritura unauténtico acto de fe, de religiosa fe?. Lavisión que el poeta, el historiador, el crí-tico o el músico pueda ofrecernos en suinterpretación de una obra creada, me hainteresado siempre. Así, el armario y sucontenido, se propaga y trasciende por laaportación de voces muy diversas, vocesque han sido recogidas en su interior, bajoel rótulo de advertise here (“anúncieseaquí”). Sus palabras, como si de un dibujose tratara, han sido transcritas por mí ensu interior, participando de la obra en lamisma medida que cualquier otro objetoinserto en ella y formando parte de su dis-curso expresivo y compositivo. En miobra, la palabra escrita es un recurso queestá casi siempre presente. Hago uso deella cuando quiero poner mayor énfasisen el objeto, necesito reforzar la idea quequiero expresar, o simplemente porqueme ayuda en la composición. Por ejemplo,una obra que nos recuerda precisamentela fugacidad de la vida es la que lleva portítulo Los pequeños monstruos de lacaverna, una pieza realizada con técnicamixta (madera y terracota policromada)que lleva escrito el siguiente texto:“Cuando el tiempo haya intervenido lacarne te asistirán los pequeños monstruosde la caverna y el purgatorio. No descon-fíes de las palabras del anciano. Yo he aca-bado por comprobarlas” (Román Hdez.)

- Se atrevería a definir su escultura?

- Compleja pregunta. La escultura es elcamino que conecta con lo inefable, conmis pensamientos y sensaciones. Elmúsico y poeta Fermín Higuera, en suReligare, poemario que tuve el honor deilustrar y que acaba de publicar la edito-rial madrileña Polibea en su serie Los con-jurados, escribió: “no olvides que sólo eresreal cuando tocas y te tocan” y ahoramismo, la escultura es, sin duda, el lugaríntimo y reservado donde he sido y soycapaz de tocar el pensamiento. Supongoque debe ser algo parecido a lo que sienteel poeta cuando se dispone a escribir,cuando se enfrenta a la página en blanco yllega incluso a pensar que el “poema aúnno escrito” es ya un poema (Jorge E. Eiel-son). Pienso que la escultura es un pode-roso objeto cargado de energía, un mediode expresión que debe tocar el senti-miento. Soy consciente de que lo que voya mostrar en esta exposición, tras las puer-

tas del armario, puede llevar al lector-espectador a visiones incompletas y par-ciales de los objetos vividos, pero hay eneste habitáculo algo concluyente: los obje-tos son los únicos posibles. Aquel niño des-lumbrado que fui, en ocasiones ausente,inmerso en sus propios pensamientos, medejó claro para siempre que el lenguaje delos objetos se posee, se interioriza comolos propios avatares de la vida. En micolección de objetos, guardo el molinillocon el que hace más de 40 años, molía elcafé a mi abuela por las tardes, después demi salida del colegio. Todavía hoy, eseobjeto conserva impregnado en la maderael olor a café y acudo a él de vez en cuandopara sentir el aroma y vivencias de la

infancia. Gamoneda en sus memoriasescribe algo tan emotivo como esto: “Hiceentrar mi cabeza en la oscuridad delarmario y entonces ocurrió algo que meenvolvió en su realidad física: sentí el olorde mi madre. Viva” y en otro poema deArden las pérdidas:

“[…] Ahora aparto crespones y cánulashipodérmicas:busco las manos de mi madreen los armarios llenos de sombra”

Hoy las apariencias son volátiles y, porello, necesitamos de los objetos físicos, yla escultura lo es, necesitamos de los cuer-pos sólidos contra las máscaras vacías,aunque no deben multiplicarse más alláde la necesidad, como bien aconsejó Gui-llermo de Occam (Entia non sunt multipli-canda praeter necessitatem).

- ¿Qué le atrae de la escultura? - Me atrae su materia-

lidad, me atrae porquees un medio muy eficazcon el que puedo expre-sarme y sobre todo, mepermite explicar lo queno puedo o me atrevo adefinir con palabras, espalpable, táctil y ejerceen mí un tremendopoder de atracción queno lo hace otra formade expresión. Quizássea porque la esculturala siento como unanecesidad, tal y comoreflejé en uno de lostextos que reza en laobra Los pequeñosmonstruos de lacaverna: “Es la escul-tura lo que ahora nece-sito para vaciarme depensamiento. ¡Ah, lanecesito para refle-jarme, para descar-garme de obscenidad yesperanza!”.

- Reconoce maestrosque hayan influenciadoen su trabajo.

- Las influencias seencuentran ahí, en todala historia del arte, ensu tratadística, en laliteratura, en la natura-leza… Mis maestros

están en los museos del mundo y aquímismo. Por eso llegué a escribir “Quenadie se equivoque: hablo con los libros[cum libellis loquor, Plinio el joven], laherida sana en ese vicio impune”.

- Armario de luces y sombras acompa-ñado de testamento ológrafo y otros enig-mas. ¿Testamento ológrafo?, ¿otros enig-mas?

- Hasta ahora, sólo hemos hablado de laobra central de la exposición, del armariode luces y sombras. La pregunta es, portanto, pertinente. Sí, el título es másamplio por la sencilla razón de que incluyotanto en el libro-catálogo como en la expo-sición otras obras relacionadas con elarmario y que retoman conceptos de mi

trayectoria artística e incluso docente delos últimos 20 años. Inquietante títuloseñala usted. En el mismo sentido pareceque se expresa el poeta y crítico J. LuisPuerto cuando afirma que también hayalgo en el armario que lleva al espectadoral desasosiego, “… que nos lo provoca. Nosólo las calaveras. La presencia del astrá-galo o taba, al tiempo que nos lleva a lamemoria de los juegos infantiles, es unapieza más de ese recuento, de esa nóminavallejiana de huesos que nos estructura. Yla careta o máscara nos lleva a lo que fingenuestra especie, al mundo de las aparien-cias (de nuevo el barroquismo; otro signobarroco)”. Puede parecer inquietante,tanto el título como la obra, pero yo no loveo así. No todo es inquietud y sombra.También la ironía es una invitada dehonor en este dueto y la que tiene la llavepara despejar las sombras, los interrogan-tes, los enigmas. Quiero decir que “hay luzdentro de la sombra” como escribióGamoneda en Arden las pérdidas, es más,diría, mucha luz sobre las sombras y losenigmas. El título y subtítulo es apropiadoa su contenido. Me explico. Tanto en elcatálogo-libro como en la exposiciónexiste una obra titulada “Testamento oló-grafo”, políptico desplegable, un testa-mento en toda regla del que no quieroadelantar nada, pues será el lector-espec-tador quien deba descifrarlo a través de sulectura en la sala. De todas formas, quieroadvertir de que no tengo la menor inten-ción de que las moscas me visiten prontoy, para tranquilizar a familiares y amigos,sólo hacer mías las palabras del poeta ben-galí Rabindranath Tagore: “A mis amadosles dejo las cosas pequeñas; las cosas gran-des son para todos”.

- ¿El público conocerá mejor a Román Her-nández a través de sus obras?

- Sin duda, incluso aquellos que meconocen, descubrirán en esta exposiciónaspectos de mi vida hasta ahora descono-cidos para ellos. Sólo decir para finalizar,que en estos momentos de plenitud, delecturas diversas y de fecunda actividadcreativa, me invade la idea de que dedi-carme a la escultura y a su enseñanza, sies que semejante acto se puede enseñar,no supone otra cosa que narrar mi propiaexistencia, con sus luces y sus sombras. Esmás, la necesidad expresiva de la imagen,unida a la necesidad de reflexionar sobrelos propios actos creativos y sus produc-tos, requiere también de los demás, supropia interpretación, tal vez un juicio devalor, un pensamiento, eso que Rodríguezde la Flor ha denominado “el esfuerzo deexégesis plural que la imagen demandainfinitamente”. Por ello, y para acercar alespectador al interior del armario, quiendeberá abrirlo con gesto de alquimista,escribí la frase que figura en su exteriorque procede del poema de José Bento titu-lado Si quieres saber de mí. Acaba estepoema con unos hermosos versos quepodría hacer suyos todo artista: "[...] Pormás esquivo, más distante que yo esté, /siempre ahí me encontrará quien me bus-que". Mi armario construido y habitado -yen general toda mi escultura- es hoy unespacio de meditación, en íntimo contactocon mi existencia.

ROMÁN HERNÁNDEZ /ESCULTOR

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A VECES PIENSO QUE EL DIBUJO Y LA ESCRITURA SON UNA MISMA COSA (III)

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El perseguidor

EL ARMARIO DE LUCES

Y SOMBRAS DE

ROMÁN HERNÁNDEZ

FERMÍN HIGUERA

Dentro de la tradición escultó-rica de Canarias podemosdistinguir escultores cuyoobjeto no sólo es la figurahumana sino su trascenden-

cia. Este linaje de autores ha tenido quehacerse acreedor de una técnica capaz deacometer la complejidad y el desafío delas formas, de superarlas en el más allá dela expresión o del querer decir. LujánPérez (1756-1815), Fernando Estévez(1788-1854), Borges Salas (1901-1994) o,más cercanamente, Manuel Bethencourt(1931), Juan Bordes (1948) y Ana LiliaMartín (1963), entre otros, ilustran, deigual modo que nuestro autor, el fervorescultórico por el cuerpo de la mujer y elhombre, la pasión del creador que busca através de sus realizaciones esculpidas lapalabra certera que habilite una comuni-cación. Para ellos el continente de laescultura es portador de una emoción oun pensamiento inasibles antes de sertrasladado al rostro o las manos, el torso oel vientre. El escultor confía parte de susanhelos al cuidado y la nobleza de la eje-cución que ha de superarse a sí misma poralcanzar al otro. Hermosa encrucijada delque asume los trabajos y las cargas de suoficio como camino para el vuelo.

Sólo unas grandes dotes y una gracia, aprueba de desfallecimientos, podríanlibrarnos de la reflexión a la que nos obli-gan nuestras expresiones y mapas corpo-rales. Es un objeto demasiado complejo enlo puramente formal y peligroso en loemocional, porque nos somete al laberintode los espejos. Es común oponer el críticoal talento realizador del artista. Se sueledecir que el crítico es un artista frustrado.Pero la autocrítica (y sus herramientassubalternas) es también un don recibido,una potencia que se nos ha entregado, lomismo que la facilidad. La autoevalua-ción, el sometimiento al control crítico (yasea reflexivo o transitivo), la apertura a lootro y los otros, incluso la enunciación y elcanto autoafirmativo de las poéticas, sonformas y estrategias del análisis que puedeacudir, en ayuda, como parturientas, delbuen fin del alumbramiento. Es difícilhallar un artista que prescinda de la refle-xión sobre su propio arte. El caso deMozart es extraño, parece prescindir detodo tipo de pensamiento sobre su obra, éltrasciende directamente, se sitúa en la ori-lla de los frutos entregados, sin meditar niel por qué ni el cómo. En otros la medita-ción sobre la creación permanece implí-cita, existe pero no se evidencia, una éticadel pudor la oculta, Sin embargo, en artis-tas como Miguel Ángel, el arquetipo delescultor superdotado, el análisis se expli-cita alcanzando una intensidad igual a las

propias esculturas, y nos deja, gracias almismo, el testimonio estremecedor de susplanteamientos y dudas, al fin y al cabo,de su relación pensante con su obra, de sudiálogo consigo mismo. ¿Por qué no iba aser de este modo si su pasión por la escul-tura le ocupó su vida? A esta estirpe delescultor que se ocupa de la complejidadhumana y alumbra al mismo tiempo el dis-curso sobre su propia obra perteneceRomán Hernández (Tenerife, 1963), Enél, la forma contiene, además de la formaen sí, su discurso y su reflexión autocrí-tica, Román se sitúa en la tradición y,actualiza, traslada la materia de sus escul-turas al ahora de sus experiencia y testi-monio vital. Así supera el peligro desumarse al discurso de lo ya dicho, demirar hacia atrás y autocastrarse en elpasado. Si Alberti fue la voz en la sombra,el talento insuficiente, incapaz de crear, elbiógrafo indispensable y el teórico clarivi-dente, la confirmación del desligamientoentre el crítico y el artista, Román es elcreador que armoniza al uno y al otro. Susdiscursos no sólo son poéticas sino pene-traciones escrutadoras y, por el contrario,sus inscripciones no sólo líneas, sino vocesdestacadas, canto y a veces poema, y, porsu puesto, sus esculturas cumplen el requi-sito del escultor, se bastan a sí mismas pararesistir el espacio y el cuestionamiento delos otros. En este sentido es un heredero,en parte, de Duchamp, en quien el dis-curso crítico, su invisibilidad provocadoraes elevado al primer plano, pero en detri-mento del objeto artístico, en él la obra dearte está herida de muerte para revelar eltejido de discursos que la rodean. EnRomán, sin embargo, la obra de arte siguesiendo amada y perseguida, pero ha asu-mido la enseñanza de Duchamp: que elobjeto de arte es por sí mismo, pero quetambién es por sí misma la sintaxis que lorodea promoviéndolo, incentivándolo,castrándolo, sacralizándolo, humanizán-dolo. Al fin y al cabo la obra se gesta en elser de la intimidad de un individuo quehalla su ser en la palabra y los otros.

El Mago, en el tarot, tiene sobre su mesadispuesta las herramientas necesariaspara realizar sus alquimias y magias, sabeque es susceptible de mejorarse a sí mismoy ese saber lo salvaguarda de su pulsiónmanipuladora. La mesa es un encuadra-miento en el que expone los elementoscon los que cuenta para emprender suacción mágica. En realidad la mesa es unaventana. Mesa y ventana, cuadro y ven-tana, altar y ventana, libro y ventana, catá-logo y ventana, isla y ventana y, ahora,armario y ventana. Todos estos encuadra-mientos se cumplen a lo largo de su tra-yectoria, afirman la vocación encuadra-dora de Román: la hornacina de cristalencierra la escultura. La escultura guarda

un botiquín y un costurero, la cajaenmarca el discurso sobre las bondadesdel rostro. En verdad todo enmarca elámbito de un pensamiento o una emoción.La cabeza acuna la escritura. Las puertasde las alacenas exponen los dibujos de lahija. Sobre el pedestal descansa el cráneo,el compás, la esfera de fluidez, la pluma yla plomada con su cadena respectiva. Lamesa expone la llanura y el horizonte dela mirada. El altar yergue las presenciaserectas, los gigantes. El armario, comootro gigante, opone sus puertas codicia-das por el deseo de entrar y descubrir, sucierre y apertura, la salvaguarda de lospasadizos interiores y el paraíso del jardíncerrado que al fin se abre y se nos mues-tra. Pero antes de llegar al Armario de lucesy sombras hallamos un camino de objetos:cántaros y moldes, maquetas libros y atri-les, balaustres y cactus, pinceles y encéfa-los, tuneras y pomos, pájaros y pergami-nos. El plinto y la peana se vuelven diáfa-nos, se ahuecan para almacenar los atri-butos de las cabezas que sostienen: unhomenaje irónico a un movimiento pictó-rico hispanoamericano, un monumentoal baile de la trinidad. El espacio ha deestar flanqueado por Las repisas de lamemoria, en ellas ordenados los libros pre-feridos e incluso los fetiches. Todo ha deconducirnos al Armario de luces y sombrasque es la apoteosis de la intimidadexpuesta.

El Mago, el manipulador por antono-masia, para su liturgia dispone de la mesade su taller. En el caso de Román su mesade operaciones es la de un escultor quetambién es pintor. En la mesa de Román,junto a las gubias, cinceles, punzones ydiscos de diamante y widia, además haypinceles de pintor. Él entronca con la tra-dición de la imaginería y curiosamente,esta inclinación le abre un camino hacia laescritura y el lirismo, hacia lo abstracto. Sisus policromías al comienzo fueron bús-queda de la verosimilitud y la encarna-dura, poco a poco se convierten en testi-monio, signo conceptual del autor pen-sante. Reniega del estofado y el adornode los vestidos. Las superficies de susesculturas aparecen entonadas por el afánde decir, así que la policromía, una técnicadestinada, en principio, a imitar la carne,la destina a mimetizar en la materia la vozde los textos entregados. A veces, en susesculturas más severamente abstractas,no hay policromía sino laqueados blancos,superficies inhóspitas. El blanco con susimbología ambigua de luz y fría devasta-ción se apodera de los pequeños objetos ylos altares. Pero la policromía no sóloconecta las formas con la palpitación crí-tica y poética de Román, sino que, por elcolor y el juego del diseño y la línea, lodevuelve a la alegría. En la exposición Tes-

timonio de una ausencia, en la Galería ElPalacio (Palacio Coveri, Florencia) y elMuseo de San Agustín (Génova), de Sep-tiembre a Noviembre del 2010, Románinaugura su ahondamiento en el color y loalegre. Su sistema de contenciones, el dela forma frente al discurso crítico y vice-versa, que le ha servido para templar superplejidad ante la muerte, y exponerlade modo asimilable, le da un vuelco, y nossorprende con un estallido de naranjas yazules, verdes y fucsias. Policromía ydiseño, carcajada del color y la línea quebusca la fijeza celebrante de los motivostextiles, las dentaduras de los puzzles o ladescripción de las neuronas. El diseño enel festín de la línea y el primor de suspublicaciones. Sus libros y catálogos, otrafiesta en la que invita a los amigos escrito-res a caminar junto a su obra. Ventanas departicipaciones. Después de este afloja-miento inesperado de la tensión trágica enFlorencia, Román regresa a su testimonioanterior, quizás para cerrarlo definitiva-mente con una apoteosis. ¿Qué otra cosapuede ser el acantilado simbólico delArmario de luces y sombras frente al des-tino? ¿Será el final de un discurso, el frutosazonado de una singladura que llega a sufin para renacer de otra forma? ¿Será lasuperación de una ventana de isla, de lamelancolía de la insularidad y del azoguede la identidad? ¿Él que ha alcanzado lautopía de la felicidad en la isla de las mal-diciones, junto a su mujer y su hija, en sucasa esforzadamente construida como unbalcón sobre el mar, su casa que es un pár-pado sobre la inmensidad del océano,habrá superado la ventana de la isla?

Necesidad de una suma poética. Lo quefue piedra afilada sobre el lecho, resistentea la corriente del río, canto, voz destacada,se convierte en cierre, en liturgia y con-juro del ave que se quema para volver anacer. En ello creo que reside la intensi-dad del Armario de luces y sombras, de estemueble desechado que Román recoge dela calle y recupera. Ese armario tiradotambién cantaba, también destacabaentre los desechos de una casa de no sesabe quién. Él hubo de rescatarlo y restau-rarlo, embellecerlo con policromías ocresy marfileñas, aderezarlo con los conceptosde las frases y sus poemas. Él decidió intro-ducirlo con un camino de objetos, fran-quearlo con las repisas de la memoria y lascabezas de las esfinges que coronan losrelicarios para proteger los límites, él hubode habilitarlo como una mesa vertical deaguas, como una ventana erecta, pararecordarnos que se alza igual a un acanti-lado, a un sagrario que guarda y protege,en sus islas y encuadramientos, nuestrostesoros.

Madrid, marzo 2011

EL ARMARIO DE LUCES Y SOMBRAS DE ROMAN HERNANDEZ

Page 6: El Perseguidor, Román Hernández

Miércoles, 7

de diciembre de 2011

6 El perseguidor

En las sombras del tiempoHemos vivido en las afuerasde no se sabe qué lugar.Los años han ido entregandosombras, retales, páginas, exvotosque han resultado ser emblemas de otrassombras.

Desde los estériles y altoscalveros de la nadacontemplamos ahora la memoria del már-mol,la sien encanecida, la blancura del hueso.Dejemos que una lenta luz, un rastrose imprima en las vacías,las despojadas cárceles del pájaro.

Régulo Hernández Santa Cruz de Tenerife, enero 2011

Elegía

Lo profundo es la sangre aquí dentro,cintas y más cintas de glóbulos errantes,discos que fluyen intramuros con lavascaudalosas,el líquido hormigueo de las venascomo galería de espejosdonde vida y sueño se replicaneternamente.El muchacho que leía en la luz aterida delnortesigue leyendo bajo acacias africanasy ve cómo su sombra es su hija, la sombrade su hija.Las palabras se hicieron savia,nervadura,áspera corteza bajo la cual bullíanesquinadas metamorfosis: él mismo.Entretanto, la sangre siguió girando aciegas,abriendo espacio en el espacio de uncuerpo

—páramos, ciudades, dormitorios yoficinas,demonios y esplendores.¿Qué importa si hubo vértigo, si el bailefue a veces aquelarre,premonición de ruina?Ahora sólo escucha el parpadeo de lasramasy la carne de su carne ensanchando elpresente.

Lo profundo es la luz aquí dentro.

Jordi DoceMadrid, mayo 2010

Casa de alma

¿Cómo podríamos habitar una casa, resi-dir en el mundo, sin el amparo de unarmario? ¿Dónde guardar los rastros y losrestos imprescindibles de la vida sino en lacálida, acolchada oscuridad de su protec-ción? ¿Qué memoria caudalosa o parcasería capaz de recrear tu biografía sin abriro cerrar las puertas de un armario y recu-perar un relámpago oloroso de plantasaromáticas o frutas secas del árbol fami-liar, naftalina de infancias, el temblor deobjetos y tesoros de tu nomadeo espiri-tual, cuya resonancia hibernada sólo apa-gará la muerte mientras su exhumaciónvale toda una vida ya inaprensible?

Los reconocemos como un pliegue mágicoy misterioso de la existencia porque, enalgún momento, nuestro ser estuvo den-tro de su geografía y aun hoy sale yregresa, inesperadamente, del mundo asu interior. Recuérdalo: de su entrañaluminosa, el prodigio de una mano resca-taría el secreto celosamente protegido yallí defendías de la visibilidad tus pasiones

o acumulabas universos sellados, frag-mentos del destino, que la mirada alpasado celebra ahora con la ternura deuna sonrisa: el lugar de la fidelidad, laalcoba de la memoria, la casa de la sangre,donde siempre comenzó la segunda reali-dad de las cosas y, en la actualidad, silbanlas desapariciones como un eco sin fin.

Era tu armario. Hoy, después del cansan-cio y las despedidas, cuando tu cuerpo yano cabe en mundos físicos diminutos queun día fueron infinitos para tu concienciay la pureza apenas es un don imposibleque sólo convive con la evanescencia y laceniza, has aprendido a pronunciar sunombre verdadero: almario. Así lo dices,sílaba a sílaba, al-ma-rio, y, repentina-mente, se abren sus puertas para que tucuerpo y tu voluntad, con sus heridas,entren, de nuevo, en su misterio original yseas, por un momento, el que fuiste y, aduras penas, regresa.

Fernando Gómez AguileraTeguise, julio 2010

Avara es la musacuando nada traspasa las puertas del sueñoy todo es geometría opacade peso aplastada y de sombra.Pero cuando inicia su danza!ah,cuánta cosa se suelta y transmuta!El mismo lomo del libro cabalgaentre estantes,las piedras –¿son piedras?– se rajan en fiestacomo si un gran sol las ablandara.Yo misma ¿no estoy debatiente mandíbula?¿No guardo una esquina para mi con-

tento?¿No estamos acaso volandoa un extremo de puerta aferradosriendo y llorandosin pesocomo trajes secándose al vientoencantados de tiempo

sostenidos de manosde memoria tomados?

Márgara RussottoAmherst, Massachusets

octubre 2010

Diálogo entre Elena y Rusvan

Elena. –¿Qué guardas en ese armario?Rusvan. –Cosas inútiles.E. –¿Si son inútiles por qué las guardas?R. –Por miedo.E. –No te entiendo. Lo que nos da miedono se guarda.R. –Yo sí.E. –No tiene sentido. Si fuera mío lo que-maría todo.R. –No, es mejor guardarlo aquí, ponerloen su lugar y conocer bien cada cosa. Esoque guardo en el armario soy yo mismo.Aquí está lo que ignoro, los errores que notienen remedio, las ciudades que no visi-taré, las bocas que no me aceptaron, laspalabras que no me atreví a pronunciar,aquí guardo cada detalle de cada fracaso,todo lo que perdí y todo lo que ya nuncaseré.

Bruno MesaSanta Cruz de Tenerife, noviembre 2010

(*) Extraídos del texto-catálogo de laexposición Armario de luces y sombrasacompañado de testamento ológrafo y otrosenigmas de Román Hernández.

PALABRAS (*)

ARMARIO DE LUCES Y SOMBRAS

PALABRAS

Page 7: El Perseguidor, Román Hernández

7Miércoles, 7de diciembre de 2011

El perseguidor

TRADUCCIÓN Y NOTAS: MARIODOMÍNGUEZ PARRA

La Grecia del sueño

Cogí la piedra,cogiste la brisa del alba.Cogí la rama seca,cogiste la llama del mediodía.Cogí el barro desecado,cogiste el exantema de la tarde.En la playa de Skotina me sentéy en la cumbre del Olimpo (1) tú, para soñar,para crear una nueva Grecia.

Y soñamos toda la nochey soñamos bajo cielos estrellados¡aún soñamos con aquella Grecia!

Huyeron nuestros sueños

Huyeron nuestros sueños,los dispersó el viento.En las calles se borraron nuestras huellas,se olvidó nuestra silueta,se perdieron los carteles.Detrás no quedó nadieo muy pocos.

Huyeron nuestros sueños.Nuestros hijos, jueces,no tendrán mucho que escuchar,nos condenarán.

El fragmento

En un terreno un trozo de bombaherrumbroso esperabaencajarse en mis nervios

Arrojo desde la mañanafragmentos a los culpables.Aquella herrumbre,sangre desecada,secó hoy el color por doquier.

Cuento las víctimas que destrocé,el fragmento sobre la mesaadmite la responsabilidadde la matanza.

Espejo

Se evadió la lunapor el cieno de la calle,se embelleció la carretera general,se endulzó su oscuridad.

Los espejos,pasada la medianoche,devienen charcosllenos de estelas,

turbios por el aliento apestoso de los borrachos.

Bien lo sé, y no me miroal espejo por la hora que es.

Muros de Salónica

Palabras antaño clavadas sobre losmuros debaten ideas en voz baja.Consignas que un día fueron escritasenardecen la conversación…aliento de lucha, de fanatismo,aliento de fervor, de ansiedad.

Algunos muros en Salónica reviven,la tapia del puerto,el acueducto de Kalizea,la valla de los monumentos de AyíaParaskeví.

Palabras, consignas, hálitos hechizan,asustan a los incautos,vociferan el ayer a los proto-agonistas.

Sientes las paredes

Sientes que con mis ojos te miran las paredes de la habitación

Fuera escuchas los gatoslamentar las calles desiertas,los árboles producir brotes.

Combates la soledad con el lápiz,mi aliento cura tus heridas.

Si te desmayaste cogeré en brazospara extenderte sobre otro poema.

Sobre mí yo oculto lo robado

Sobre mí yo oculto fragmentos robadosde poemas extranjeros que en algún sitiocayeron,fragmentos robados de frías huellas,que antaño ardían.

Quieres apagar tu cigarrillosobre mis peores costumbres.

¿Por qué tienes miedo?Dejé de robarhermosos ídolos de los espejos.

Me dan miedo las aceras,los muros escritosy los carteles mal pegadosque se sometían.

Temes mirar en mi corazón,arrancarme las espinas una a una.

Lo sabes bien, años ha que sangro.

Acaricia mis rojas marcassobre el botín,táchalas, para sentirme.

Epidemia

Nos paramos en lugar erróneo,poco a poco nuestros zapatos amarillean.

Bajemos,tanto tiempo frente al escaparate que quizás reflejamos señuelos.Medio verso más y lo reventamos.

Quítate la ropa, verás,cómo trepa por tu cuerpoel amarilleo.

Quítatela, no la diseminaré, ahora estamos entre la gentela sostendré con cuidado.

Bajemos,nos mira un amarillísimo mendigo

…tu pecho no perdió su bello color,aún tienes un corazón rojo.

Bajemos,los sueños del escaparatenos exterminan.

En derredor huele a mar muerta

La cadena hallé que veía en sueñoscon su pesada áncoraque se sujeta a la cancelade la playa, en Aretsú (2).

En soledad me consuelanlos desiertos vestuarios eróticos, el arenal que busca cuerpos sudorosos,húmedas huellas de pasos quecambiaron de rumbo.

Vociferarépara arrancar una esquirla de renunciay una esquinita de luna angulosa,para con ellas fabricar una daga idéntica a los graznidos de las gaviotas,para cortar en tiras mi infancia,para extenderlas aquí y allá sobreesterillas.

En derredor huele a mar muerta como una vieja fotografía.

[f] Ángeles asesinos (de «Anili-nas»)

Ángeles asesinos, en noches de sexo,

desean la ropaarrojada a tus pies.

Se escurren por su interior,exterminan tu último aliento.

Ardes y te consumes,sobre tu ropa muerta,babeas sobre los ojos que te miran desde sus polvos, desde las cremalleras rasgadas.

NOTAS AL TEXTO(1) La playa de Skotina está en las faldas delMonte Olimpo, muy cerca del yacimientoarqueológico de Skotina.El Olimpo es la mon-taña más alta de Grecia, con 2.917 metros.Está enclavado entre las regiones de Tesalia yMacedonia Central.(2) Traduzco la información sobre este lugarque el poeta me envió por correo electrónico:«Es un barrio de las afueras de Salónica,cerca del mar, en la parte oriental (región deKalamariá). Tomó su nombre de Aretsú, enAsia Menor, ciudad de la que provenían losrefugiados griegos expulsados por los turcos,que se establecieron en dicha región. Hastala década de los setenta, Aretsú era la playaapta para el baño (ahora ya no lo es) más pró-xima a Salónica, a la que sus habitantes ibanen verano».

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICAZodorís Voriás nació en Salónica en 1970. Larevista Endojora y las páginas web Léxima,Peri-grafís, Anemoloyio e Istros publicaronalgunos de sus poemas.Hasta la fecha ha publicado tres libros depoemas: El techo agujereado (To trypiotavani, Salónica, Ekdosis Erodios, 2005, alque pertenecen los cinco primeros), Compli-caciones nocturnas (Nyjterinés epiplokés,Salónica, Ekdosis Erodios, 2008, al que per-tenecen los cinco restantes) y Luciérnagas:33 haikus (Pygolampides: 33 jaikú, Peanía,ToOktasélido tu Bilietu, 2011).Publicó en la red versiones en griegomoderno de dos tragedias de Eurípides: Andrómaca (fragmentos), 2009: http://www.ebooks4greeks.gr/forum/view-topic.php?p=128.Medea (fragmentos), 2010: http://www.ebooks4greeks.gr/forum/view-topic.php?p=129.Publica poemas propios en su blog, To ergas-tiri: http://vorias.blogspot.com/. Edita otroblog, Logotejniká Epíkera, http://logotex-nika-epikaira.blogspot.com/. En él se incluyela revista digital Logotejniká Simiómata, quese ocupa de la difusión de la poesía griegacontemporánea (cada número se dedica a laobra de un o una poeta).

ZODORÍS VORIÁS.

DIEZPOEMAS

EL VUELO DE ÍCARO / Coordinación: Coriolano González Montañez

Número: CLIX

ZODORIS VOIRAS

Page 8: El Perseguidor, Román Hernández

Miércoles, 7

de diciembre de 2011

8 El perseguidor

MARIANO GAMBÍN

Al igual que Ira Dei, El CírculoPlatónico es una novela que notiene otra pretensión queentretener y divertir al lector.Porque eso es precisamente lo

que he tratado de conseguir, un relato conel que intento conectar con el lector a tra-vés de su trama, sus personajes y sus esce-narios.

Una trama de suspense, con pinceladasde novela policíaca, de acción, hasta depolítica-ficción, todo ello aderezado,como a mí me gusta, con unas gotas dehumor, elementos que considero indis-pensables en los relatos que me gusta leer.

Repito muchos personajes de la anteriornovela. Son tipos humanos cercanos, coti-dianos, a los que el lector les puede ponercara de forma inmediata, sin que tengannada que ver con los superdetectives oinfradectectives que pueblan otras obrasdel mismo género. Y junto a los personajesprincipales, una serie de entrañables per-sonajes secundarios, algunos de ellos nue-vos, que cobran vida y protagonismoabriéndose paso a empujones con los queprovienen de la novela anterior.

Junto a la trama y a los personajes, elescenario. A poco que comience la lectura,

queda claro que la protagonista principalde la novela es la ciudad de La Laguna, ydentro de la ciudad, sus edificios religio-sos, verdaderos tesoros por lo que son ensí mismos y por lo que custodian en suinterior.

Cuando lean la novela, espero que lessurja la tentación de rastrear los pasos delos protagonistas por sus calles e iglesias.No luchen contra esa tentación, déjensevencer por ella y den un paseo. El escena-rio lo merece.

En esta novela he intentado variar elenfoque utilizado en Ira Dei. Se trataba decrear un relato en el que los personajes seencontraran sometidos a una tremendapresión, la del tiempo. Una historia con-trarreloj. Ello ha provocado que me metie-ran en el berenjenal que supone escribiruna historia que transcurra –en su esen-cia- en cinco horas, y además, que provo-cara una crisis internacional que levan-tara de la cama al Papa y al Presidente delgobierno español e interrumpiera el ociodel presidente norteamericano. Esta licen-cia –que pertenece en exclusiva a los escri-tores- de provocar que un asunto lagunerodé dolor de cabeza a estos estadistas meha resultado bastante gratificante, sobretodo porque es una pequeña venganza–imaginaria-, de un ciudadano de a pie

sobre ellos, que son los que tienen la capa-cidad real de darnos dolor de cabeza a losdemás.

El Círculo Platónico es una novela quetranscurre en La Laguna --a lo largo deuna fría y húmeda noche de viernes alsábado--, que intenta hablar no sólo de susatribulados personajes, sino también deeste magnífico escenario que son suscalles, de algunas cuestiones simbólicasque siempre la acompañarán porque sonparte de su historia, como la teoría de laformación de la ciudad en un círculosiguiendo las enseñanzas de Platón –deahí el título de la novela-. Teoría sobre laque los personajes discuten, aportandoargumentos que la defienden y otros quela combaten, pero dejando al lector en dis-posición de decir la última palabra.

Y esta novela también habla de ese cír-culo de edificios religiosos que rodea laurbe primitiva. Un grupo de iglesias, con-ventos y capillas de cruz que poseen unariqueza ornamental tan rica, que ha per-mitido a este autor elegir entre la multitudde piezas en ellas conservadas las necesa-rias para crear un intrincado enigma cuyaresolución ha provocado dificultadeshasta a quien lo había creado.

El Círculo Platónico cuenta con una ven-taja sustancial, y es la de tener a favor amuchos lectores que disfrutaron con IraDei. Pero esta ventaja conlleva el riesgo dela responsabilidad de que la segundanovela iguale al menos el listón de la pri-mera. A ello me he dedicado durantevarios meses, y de los lectores dependeque compruebe si lo he conseguido. Loque sí les aseguro es que escribiéndola melo pasé igual de bien que con la primera.

Y sin más, les invito a subir al Mercedesnegro de Ariosto, con Olegario al volante,y dar un intrigante paseo nocturno por LaLaguna junto al Inspector Galán, laarqueóloga Marta Herrero y la periodistaSandra Clavijo. No se preocupen, les ase-guro que cabemos todos.

Nuevo ensayo deNilo Palenzuela

R.C.

La colección La Caja Literariaha publicado recientemente ellibro de ensayos Pasajes ypartidas de Nilo Palenzuela,obra que se presentó elpasado miércoles, 30 denoviembre, en el EspacioCultural CajaCanarias.Pasajes y partidas desarrollaun pensamiento intenso yfragmentario sobre la épocaen que las creencias máspersonales tratan de

suplantar la caída de lasutopías. Su autor indaga asíen las raíces de la culturamoderna y del proceso de“babelización”contemporánea; y en lasrespuestas poéticas, artísticasy literarias de creadores delos siglos XX y XXI.Con esta obra, NiloPalenzuela retorna al lenguajeaforístico de El espectador ylos signos (Dador, Málaga,1989) y Parada para salir alcampo (Asphodel, Tenerife,2004) y se aparta de la líneade Los hijos de Nemrod(Verbum, Madrid, 2000) oBabel y los peligros del

intérprete (Fondo de CulturaEconómica, México-Madrid,2007) donde mostró suvertiente más ensayística. Ensu nuevo libro, interpreta

ahora motivos que tienen quever con la creación estética, lapolítica o la vida: la amistad yel amor, el tiempo, la pasión ola necesidad de alzarse conrespuestas que den sentido ala existencia.Con más humor y mayordistanciamiento crítico, conuna escritura que explora enlas encrucijadas, Pasajes ypartidas busca un diálogosiempre aplazado con lo otroy con los otros, como expresaen el siguiente pasaje: “De latragedia…, al mundo feliz delos aeropuertos y de lasesperas, a lo que está a puntode decirse, tan cerca de lo que

se tiene en la punta de lalengua. ¿No tenemos siemprela esperanza del beso másgrande de los besos? Elturista y el ciudadano,confundidos, se detienen enla escalinata, se reconocen”.Nilo Palenzuela (La CruzSanta, Los Realejos, 1958) esescritor y catedrático deLiteratura Española en laUniversidad de La Laguna yha desarrollado a lo largo de25 años una intensa actividadcrítica en revistas de arte,literatura o filosofía, comoAtlántica, Revista deOccidente, Quimera o Er.Revista de Filosofía.

A PROPÓSITODE EL CÍRCULOPLATÓNICO

PORTADA DE PASAJES Y PARTIDAS, ENSAYOSDE NILO PALENZUELA EDITADO POR LA CAJA

LITERARIA.

PORTADA DE EL CÍRCULO PLATÓNICO.

EL AUTOR ANTE SU OBRA

En esta novela he

intentado variar el

enfoque utilizado en

Ira Dei. Se trataba de

crear un relato en el

que los personajes se

encontraran

sometidos a una

tremenda presión, la

del tiempo. Una

historia contrarreloj,

que transcurre en

cinco horas

A PROPOSITO DE EL CIRCULO PLATONICO