El pensamiento social en el Documento de Puebla

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Sergio Silva G., SS.CC. El pensamiento social en el Documento de Puebla 11. El puesto de la Iglesia en la sociedad En el articulo publicado en el número anterior de esta Revista, he presen- tado lo que los Obispos latinoamericanos reunidos en Puebla piensan sobre la nueva sociedad que necesita AL. Ahora, recojo y sistematizo lo que dicen acerca del puesto que ocupa la Iglesia como actor social en la actual sociedad (1) y acerca del ideal que proponen para su misión evangelizadora en cuanto ésta incide en los procesos sociales y culturales y puede, por lo tanto, contribuir al logro de la nueva sociedad (2). Se trata, entonces, no de exponer toda la Eclesiologia de Puebla -la "verdad sobre la Iglesia" (titulo de la 2~sección del capitulo 1 9 de la 2~parte del Documento)-, sino sólo sus aspectos referidos al puesto que ocupa en la sociedad latinoame- ricana y a su misión evangelizadora con respecto a la sociedad y a la cultura. 1. LA SITUACION DE LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD LATINOAMERICANA Los Obispos no hacen sólo un diagnóstico de la sociedad LA.; lo hacen también de la Iglesia LA. Lo exponen fundamentalmente en un capitulo titulado "Visión de la realidad eclesial hoy en AL." (número 72-126), que es el 3'! de la la parte, "Visión pastoral de la realidad latinoamericana". Pero se pueden recoger también otros elementos del diagnóstico en el resto del Documento, sobre todo en la 3~parte, dedicada a la tarea evan- gelizadora de la Iglesia en AL. Mucho de lo que Puebla dice de la Iglesia puede chocar a los que acostumbran ver en ella sólo el Misterio del Amor de Dios; pero también a los que sólo la ven desde fuera, con mirada puramente sociológica. Quizá previéndolo, los Obispos se detienen a justificar y fundamentar el juicio que hacen de la Iglesia en AL, justificación que recojo en un primer párrafo. Los párrafos siguientes presentan el pensamiento de los Obispos sobre tres temas: la repercusión de los cambios sociales y culturales, tanto sobre la recepción del mensaje del Evangelio como sobre ciertas actitudes en la Iglesia; lo positivo de la Iglesia latinoamericana; lo negativo.

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Sergio Silva G., SS.CC.

El pensamiento social en el Documento de Puebla

11. El puesto de la Iglesia en la sociedad

En el articulo publicado en el número anterior de esta Revista, he presen-tado lo que los Obispos latinoamericanos reunidos en Puebla piensan sobrela nueva sociedad que necesita AL. Ahora, recojo y sistematizo lo quedicen acerca del puesto que ocupa la Iglesia como actor social en la actualsociedad (1) y acerca del ideal que proponen para su misión evangelizadoraen cuanto ésta incide en los procesos sociales y culturales y puede, porlo tanto, contribuir al logro de la nueva sociedad (2). Se trata, entonces,no de exponer toda la Eclesiologia de Puebla -la "verdad sobre la Iglesia"(titulo de la 2~sección del capitulo 19 de la 2~parte del Documento)-, sinosólo sus aspectos referidos al puesto que ocupa en la sociedad latinoame-ricana y a su misión evangelizadora con respecto a la sociedad y a lacultura.

1. LA SITUACION DE LA IGLESIA EN LA SOCIEDADLATINOAMERICANA

Los Obispos no hacen sólo un diagnóstico de la sociedad LA.; lo hacentambién de la Iglesia LA. Lo exponen fundamentalmente en un capitulotitulado "Visión de la realidad eclesial hoy en AL." (número 72-126), quees el 3'! de la la parte, "Visión pastoral de la realidad latinoamericana".Pero se pueden recoger también otros elementos del diagnóstico en elresto del Documento, sobre todo en la 3~parte, dedicada a la tarea evan-gelizadora de la Iglesia en AL.

Mucho de lo que Puebla dice de la Iglesia puede chocar a los queacostumbran ver en ella sólo el Misterio del Amor de Dios; pero tambiéna los que sólo la ven desde fuera, con mirada puramente sociológica.Quizá previéndolo, los Obispos se detienen a justificar y fundamentar eljuicio que hacen de la Iglesia en AL, justificación que recojo en un primerpárrafo. Los párrafos siguientes presentan el pensamiento de los Obispossobre tres temas: la repercusión de los cambios sociales y culturales, tantosobre la recepción del mensaje del Evangelio como sobre ciertas actitudesen la Iglesia; lo positivo de la Iglesia latinoamericana; lo negativo.

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"Hasta entonces, la Iglesia permanecerá perfectible bajo muchosaspectos, permanentemente necesitada de autoevangelización, de ma-yor conversÍJóny purificación" (228). "En este mundo, la Iglesia nuncalogrará vivir plenamente su vocación universal a la santidad. Per-manecerá compuesta de justos y pecadores (Cfr. LG 8c). Más aun:por el corazón de cada cristiano pasa la línea que divide la parte quetenemos de justos y pecadores" (253; ver 1184).

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1.1. algunos principios para un juicio de la Iglesia

Los principios que permiten a los Obispos enjuiciar a la Iglesia sondos, intimamente relacionados: la Iglesia ya es lo que está llamada a serpor Dios, pero todavia no lo es en plenitud. Porque ya lo es, se descartatodo criticismo sistemático; pero porque todavia na lo es en plenitud, nocabe el triunfalismo:

"La Iglesia de hoy no es todavía lo que está llamada a ser. Es im-portante tenerlo en cuenta, para evitar una falsa visión triunfalista.Por otro lado, no debe enfatizarse tanto lo que le falta, pues en ellaya está presente y operando de modo eficaz en este mundo la fuerzaque obrará el Reino definitivo" (231).

El equilibrio de esta dialéctica del "ya" y el "todavia no" no impideque los Obispos insistan sobre todo en el todavía no. Refiriéndose al tiempoescatológico, al término de la historia, en que Dios será todo en todos, dicen:

La última frase me parece de la mayor importancia. Sólo quien haexperimentado humildemente su propio pecado, puede mirar con justiciay con amor cariñoso el pecado de los miembros de la Iglesta, porque losentirá suyo y buscará superarlo con la fuerza del Espíritu de Dios. Eslo que hacen los Obispos:

"La Iglesia peregrinante en cuanto institución humana y terrenareconoce con humildad sus errores y pecados que oscurecen el rostrode Dios en sus hijos (Cfr. UR 6 y 7)" (209).

1.2. la repercusión de los cambios sociales y culturales en la Iglesia

Los Obispos señalan sobre todo las repercusiones que afectan a larecepción del mensaje evangélico, haciéndola más dificil que en la épocapremoderna:

"Hasta cuando nuestro continente no había sido alcanzado ni en-vuelto por la vertiginosa corriente de cambios culturales, sociales,económicos, políticos, técnicos de la época moderna, el peso de latradición ayudaba a la comunicación del Evangelio: lo que la Iglesiaenseñaba desde el púlpito era recibido celosamente en el hogar, enla escuela y era sostenido por el ambiente social" (76)."Hoy ya no es así. Lo que la Iglesia propone es aceptado o no en unclima de más libertad y con marcado sentido crítico. Los mismoscampesinos, antes muy aislados, van adquiriendo ahora ese sentidocrítico, por las facilidades de contacto con el mundo actual que lesofrecen principalmente la radio y los medios de transporte; tambiénpor la labor concientizadora de los agentes de pastoral" (77).

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Incluso el crecimiento demográfico, sobre todo si va unido a unadisminución del clero y los agentes pastorales, es una nueva dificultad (78).

Se habla, globalmente, de una amenaza a la fe de nuestros pueblos,causada

"por la presión secularista, por las sacudidas que traen consigo loscambios culturales, por las ambigüedades teológicas que existen ennuestro medio y por el influjo de sectas proselitistas y sincretismosforáneos" (342).

Se habla también de interrogantes y confrontaciones que afectan alos creyentes:

"La secularizacLán de la cultura y los progresos de la tecnología yde los estudios antropológicos y sociales ponen una serie de interro-gantes sobre el hombre, sobre Dios y sobre el mundo. Esto produceconfrontaciones entre ciencia y fe, entre la técnica y el hombre,especialmente para los creyentes" (1052).

Esta situación provoca distintas reacciones entre los cristianos. LosObispos describen dos "reacciones extremas":

"Los 'pasivistas', que creen no poder o no deber intervenir, esperandoque Dios solo actúe y libere. Los 'activistas', que en una perspectivasecularizada consideran a Dios lejano, como si hubiera entregado lacompleta responsabilidad de la historia a los hombres, quienes, porlo mismo, intentan angustiada y frenéticamente empujarla haciaadelante" (275).

1.3. los rasgos positivos de la Iglesia latinoamericana

El más señalado de los rasgos positivos es el compromiso que la Iglesialatinoamericana ha ido tomando con los pobres, desde que lo proclamarasolemnemente en Medellin.

Algunos textos designan este compromiso como "la función profétícade la Iglesia":

"En los últimos diez años comprobamos la intensificacLán de la fun-ción profética. Asumir tal funcLán ha sido labor dura para los Pasto-res. Hemos intentado ser voz de los que no tienen voz y testimoniarla misma predilección del Señor por los pobres y los que sufren.Creemos que nuestros pueblos nos han sentido más cerca. Cierta-mente logramos iluminar y ayudar. Ciertamente, también, pudimoshaber hecho más" (268, ver 1309).

No sólo los Obispos se han acercado a los pobres; también

"innumerables sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros y laicos"(965) (1).

( 1) Ver talllhii'n 8:3, l47, H23, 113F¡.

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Este compromiso no se ha quedado en una mera cercania o convi-vencia con los pobres; ha llevado a la Iglesia -como lo decia el reciéncitado N? 268- a la denuncia profética:

"Este testimonio incipiente, pero real, condujo a la Iglesia latinoame-ricana a la denuncia de las graves injusticias derivadas de mecanismosopresores" (1136; ver 83).

No sólo se ha quedado la Iglesia en la denuncia verbal; ha pasadotambién a la acción de promoción del pueblo (2).

Esto no ha dejado de traer consecuencias para La Iglesia. Por una parte,

"La Iglesia, poco a poco, se ha ido desligando de quienes detentan elpoder económico o político, liberándose de dependencias y prescin-diendo de privilegios" (623),

lo que no es más que el reverso de su acercamiento a los pobres. Por otraparte, este mismo movimiento de acercamiento al pueblo ha producido enalgunos

"la impresión de que Ella deja de lado a las clases pudientes" (147).

Asi, la Iglesia

"ha sido objeto de incomprensión o alejamiento por parte de algunosgrupos sociales" (83).

Más aún,

"La denuncia profética de la Iglesia y sus compromisos concretos conel pobre le han traido, en no pocos casos, persecuciones y vejacionesde diversa índole: los mismos pobres han sido las primeras victimasde dichas vejaciones" (1138; ver 1139).

Todo esto no ha quedado sin repercusiones al interior de la Iglesia,sino que

"ha producido tensiones y conflictos dentro y fuera de la Iglesia"(1139) .

Pero el balance final es enormemente positivo: como consecuenciaúltima de este compromiso con los pobres la Iglesia ha descubierto lafuerza evangelizadora de los pobres:

"El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento delas Comunidades de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir elpotencial evangelizador de los pobres, en cuanto la interpelan cons-tantemente, llamándola a la conversión y por cuanto muchos de ellosrealizan en su vida los valores evangélicos de solidaridad, servicio,sencillez y disponib1lldad para acoger el don de Dios" (1147).

(2) 83, 147, 1138.

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Un segundo rasgo positivo destacado por los Obispos es la participaciónde los laicos en la tarea de la Iglesia, tanto ad intra, esto es, en la cons-trucción de la propia Iglesia (125), como ad extra, en la Evangelización delmundo, sobre todo en los aspectos de promoción de la justicia (777).

Sin embargo, los Obispos encuentran que

"el compromiso del laico en lo temporal (. . .) ha sido insuficiente"(125) •

Se detecta que

"en el espacio de 'construcción de la sociedad' (obreros, campesinos,empresarios, técnicos, políticos, etc.) la presencia es muy débil; casitotal la ausencia en el espacio de creación y difusión cultural (inte-lectuales, artistas, educadores, estudiantes y comunicadores sociales)"(823) (3).

Buscando las causas de esta deficiencia del laicado en el cumplimientode su papel transformador de la sociedad, los Obispos detectan

"un insuficiente esfuerzo en el discernimiento de las causas y condi-cionamientos de la realidad social y en especial sobre los instrumentosy medios para una transformación de la sociedad" (826).

Anotan también que

"no todos los miembros de la Iglesia han sido respetuosos del hombrey de su cultura; muchos han mostrado una fe poco vigorosa paravencer sus egoísmos, su individualismo y su apego a las riquezas,obrando injustamente y lesionando la unidad de la sociedad y de lamisma Iglesia" (966)

y que

"grandes sectores del laicado latinoamericano no han tomado concien-cia plena de su pertenencia a la Iglesia y viven afectados por la in-coherencia entre la fe que dicen profesar y practicar y el compromisoreal que asumen en la sociedad. Divorcio entre fe y vida agudizadopor el secularismo y por un sistema que antepone el tener más alser más" (783; ver también, en el mismo sentido, 902 y 1300; perotambién 979, que constata "un esfuerzo sincero para integrar viday fe").

Por otro lado, la conflictividad de la sociedad latinoamericana harepercutido en los movimientos laicales, quitándole eficacia transformadoraa su acción social:

"Hay crisis que han afectado, naturalmente, al laicado latinoameri-cano y, en especial, al laica do organizado que sufrió no sólo losembates de la conflictividad de la propia sociedad -represiones delos grupos de poder- sino también los producidos por una fuerte

(3) Ver 785, que lamenta sobre todo la ausencia de un laicado obrero y campesino activo.

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ideologización, por desconfianzas mutuas y en las instituciones quellevaron, incluso, a dolorosas rupturas de los movimientos laicos entresí y con los pastores" (780).

Se han reproducído también en los movimientos laicos las polariza-ciones sociales, que han sido en ocasiones más fuertes que la fe que sedice profesar; de ahí que los Obispos constaten una

"persistencia de laicos y movimientos laicales que no han asumidosuficientemente la dimensión social de su compromiso, tanto poraferrarse a sus intereses económicos y de poder, como por una defi-ciente comprensión y aceptación de la enseñanza social de la Iglesia.Se percibe también otros laicos y movimientos de laicos que, porexagerada politizaci.ón de su compromiso, han vaciado su apostoladode esenciales dimensiones evangelizadoras" (824).

Estrechamente conectado con lo anterior, señalan los- Obispos untercer rasgo positivo de la Iglesia latinoamericana: el florecimiento de lascomunidades eclesiales de base (= CEB).

Refiriéndose a la incorporación más participativa de los laicos en laIglesia, constatan los Obispos que

"En muchos países las Comunidades Eclesiales de Base son pruebade esta incorporación y deseo de participaci.ón" (125).

La valoración que de ellas hacen los Obispos es claramente positiva,como lo muestra este texto

"Las Comunidades Eclesiales de Base que en 1968 eran apenas unaexperiencia incipiente, han madurado y se han multiplicado, sobretodo en algunos países, de modo que ahora constituyen motivo dealegría y de esperanza para la Iglesia. En comunión con el Obispo ycomo lo pedía Medellín, se han convertido en focos de evangelizacióny en motores de liberación y desarrollo" (96; ver 640).

Aquí tampoco falta el matiz; en las CEBs,

"el influjo del ambiente secularizado ha producido, a veces, tendenciascentrífugas respecto de la comunidad y pérdida del auténtico sentidoeclesial" (627).

Otros rasgos positívos que señalan los Obispos tienen que ver con losprocesos de renovación vividos por la Iglesia latinoamericana desde elConcilio y Medellin. Cíertamente, los tres rasgos anteríores san tambiénfruto de estos mismos procesos de renovación; pero en Puebla encon-tramos, además, la conciencia cada vez más clara y profunda de la Iglesiade que la evangelización es su misión fundamental (85), el descubrimientodel aporte de la Iglesia como factor unificador de la cultura latinoame-ricana al fecundarla con la savia evangélica y al encarnarse ella mismaen las diversas culturas del continente (234), la renovación del modode ejercer la autoridad en la Iglesia acentuando su carácter de servicioy de sacramento y su dimensión colegial (260).

La visión que tienen los Obispos de la Iglesia latinoamericana no esidílica. Reconocen sus defectos, como hemos podido comprobar en los ma-

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tices que acompafían a algunos de los rasgos positivos resefíados. Pasemos,ahora, a recoger las restantes manifestaciones del pecado que empafíanel testimonio evangélico de la Iglesia latinoamericana.

1.4. los rasgos negativos de la Iglesia latinoamericana

En el Mensaje inicial dicen los Obispos:

"El cristianismo que trae consigo la originalidad de la caridad nosiempre es practicado en su integridad por nosotros los cristianos. Esverdad que existe gran heroísmo oculto, mucha santidad silenciosa,muchos y maravillosos gestos de sacrificio. Sin embargo, recono-cemos que aún estamos lejos de vivir todo lo que predicamos. Portodas nuestras faltas y limitaciones, pedimos perdón, también noso-tros pastores, a Dios y a nuestros hermanos en la fe y en la huma-nidad" (M2).

En el Documento mismo se reconocen algunas de estas "faltas y limi-taciones" :

- las que se han cometido en el pasado y que, de alguna manera,afectan también el presente de la Iglesia:

"La Iglesia en su labor evangelizadora tuvo que soportar el peso dedesfallecimientos, alianzas con los poderes terrenos, incompleta visiónpastoral y la fuerza destructora del pecado" (10).

Por eso, los Obispos dicen que la experiencia histórica de la Iglesialatinoamerícana está "llena de luces y de sombras" (13).

- las que provienen de una cierta inmadurez de la fe de los cristianos,es decir, del hecho que

la fe, como vivencia total y norma de vida, no tiene la incidenciaque sería de desear en la conducta personal y social de muchos cris-tianos". Dicho de otro modo, "la fe no ha alcanzado aún entrenosotros su plena madurez" (ambas citas 1300).

las que se refieren al no cumplimiento de sus propios compromisosy opciones, en particular con los pobres:

"No todos en la Iglesia de América Latina nos hemos comprometidosuficientemente con los pobres; no siempre nos preocupamos por ellosy somos solidarios con ellos. Su servicio exige, en efecto, una conver-sión y purificación constantes, en todos los cristianos, para el logrode una identificación cada día más plena con Cristo pobre y con lospobres" (1140).

También se lamentan los Obispos de una falla en el cumplimientodel compromiso de la Iglesia con la mujer, que es una de las categor1asde pobres y marginados en América Latina (839).

- las que son producto de divergencias al interior del propio clero,como la "desorientación de las conciencias" en materias de moral familiary social (574).

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- las que provienen de no preocuparse aún seriamente de

"formar al pueblo de Dios en la comunicacLón social: capacitarlo paratener una actitud crítica ante el bombardeo de los 'MassMedia' y paracontrarrestar el impacto de sus mensajes alienantes, ideológicos, cul-turales y publicitarios" (1077; ver también 1074).

- por último, las que provienen del delicado campo de la politica yque afectan tanto a sacerdotes como a laicos. En cuanto a los sacerdotes,dicen los Obispos:

"Fenómenos nuevos y preocupantes son también la participación porparte de sacerdotes en política partidista ya no solamente en formaindividual como algunos lo habían hecho (Cfr. Med. Sacerdotes 19),sino como grupos de presión, y la aplicación a la acción pastoral enciertos casos por parte de algunos de ellos de análisis sociales confuerte connotación política" (91).

En cuanto a los laicos, la preocupación es que a veces leen el Evangelioa partir de lo politico (559) (4).

1.5. algunos diagnósticos sectoriales

En función de lo que aqui nos interesa, que es el pensamiento socialde los Obispos de AL, es conveniente añadir todavia algunos elementosdel diagnóstico que el Documento de Puebla hace de la Iglesia latino-americana.

La preocupación de los Obispos acerca de las instituciones educacio-nales de la Iglesia es coherente con su visión de la relación que la educa-ción tiene con la difusión de la cultura.

Los Obispos constatan que

"las relaciones entre Iglesia y Estado en materia educativa varíande país a país (. . .). El diálogo depende, en general, de la situaciónpolítica. Algunos gobiernos han llegado a considerar subversivosciertos aspectos y contenidos de la educación cristiana" (1017).

Señalan luego que el desafio desborda ampliamente la llamada "edu-cación convencional" (Colegios y Universidades), por la importancia quetoman la educación no formal ligada a los medios de comunicación socialy la educación permanente (1018).

Toman nota de que

"Entre los religiosos educadores surgen cuestIonamientos sobre lainstitución escolar católica, porque favorecería el elitismo y el clasis-mo; por los escasos resultados en la educación de la fe y de loscambios sociales; por problemas financieros, etc. Esta ha sido unade las causas que han llevado a muchos religiosos a abandonar elcampo educativo a cambio de una acción pastoral considerada másdirecta, valiosa y urgente" (1019).

(4) Ver, además, 560 y 561, que se refieren a dos formas extremas de lectura delEvangelio a partir de lo político: la del integrismo tradicional y la de los que creenque deben ser marxistas en nombre de la fe.

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Por último, aplauden la idea de convertir a los colegios en "comunida-des educativas" integrando familia y colegio:

"esta concepción está transformando algunos colegios en verdaderosagentes de evangellzacLón" (1023).

También se refieren los Obispos a la religiosidad popular o piedadpopular. Destacan dos valores, uno de directa repercusión social, el otromás in traeclesial:

"Esta rellgión del pueblo es vivlda preferentemente por los 'pobresy sencillos' (EN 48), pero abarca todos los sectores sociales y es, aveces, uno de los pocos vínculos que reúne a los hombres en nuestrasnaciones políticamente tan divididas" (447);

la piedad popular es un "valor de evangelización" (895).Sefialan también los Obispos sus rasgos negativos:

"falta de sentido de pertenencia a la Iglesia; desvinculación entre fey vida; el hecho de que no conduce a la recepción de los sacra-mentos; (. . .)" (914).

Sobre todo se preocupan por las amenazas que se ciernen sobre lapiedad popular por el cambio de la sociedad agraria a una urbano-industrial (456, 460).

Un último sector que conviene tocar es el ecumenismo y las relacionesde la Iglesia católica con las otras Iglesias cristianas de AL, en particularcon las numerosas sectas protestantes.

Los Obispos afirman que

"La Iglesia católica constituye en Amérlca Latina la inmensa mayoría,lo cual es un hecho de carácter no sólo sociológico, sino también teo-lógico muy relevante" (1100).

Reconocen luego que el interés por el ecumenismo "crecíó" en AL"sobre todo después del Vaticano II" (1107).

Sin embargo, detectan que hay "en muchos cristianos" ignorancia ydesconfianza con respecto al ecumenismo. Es curioso que la causa de estadesconfianza sólo se vea en los otros:

"Desconfianza que en nuestras comunidades se origina en gran parteen el proselltismo, serlo obstáculo para el verdadero ecumenismo.Otro hecho negativo con respecto a éste es la existencia de tendenciasalienantes en algunos movimientos rellgiosos, que apartan al hombrede su compromiso con el prójimo. Pero también se dan, so pretexto deecumenismo, aprovechamientos o instrumentaciones políticas que des-virtúan el carácter del diálogo" (1108; ver 80).

Lo menos que se puede decir es que estos textos reflejan una ciertadificultad para aceptar el ecumenismo, motivada, quiZá, por la realidadde los "hermanos separados" latinoamericanos. Pero quizá también enparte por esa afirmación que he citado acerca de que el carácter mayori-tario del catolicismo en AL es un hecho "teológico" muy relevante. Los

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Obispos desgraciadamente no han precisado qué querian decir COnello.Puede, en efecto, interpretarse como la ideologización de un hecho, cuyoscondicionamientos históricos negativos -algunos aspectos de la conquistay la colonia- son conocidos.

2. LA DIMENSIONSOCIAL (Y CULTURAL) DE LA MISION EVANGELI-ZADORADE LA IGLESIA

Los Obispos tienen clara conciencia de que la tarea esencial de laIglesia, la que constituye su razón de ser, es la Evangelización. Citando aPablo VI afirman que la Evangelización

"es su vocaciónprimordial, 'su identidad más profunda' (EN 14). Essu gozo.El Pueblode Dios (. .. ) existe para evangelizar.El dinamismodel Espíritu de Pentecostés lo anima y lo envía a las gentes. NuestrasIglesias particulares han de escuchar con renovado entusiasmo elmandato del Señor: 'Id. pues. y haced discínulosa todas las gentes'(Mt 28, 19)" (348) (5).

Si la misión esencial de la Iglesia es evangelizar, es decir, "anunciare instaurar el Reino en todos los pueblos" (227), entonces se planteaineludiblemente la pregunta por la relación que tiene con esta misiónesencial la preocupación que muestran los Obispos por la construcción deuna nueva sociedad en AL (2.1.). Una vez despejada esta interrogante,podremos analizar con algún detalle el papel que los Obispos le asignana la Iglesia como colaboradora en el cambio social latinoamericano (2.2.a 2.5.).

2.1. la misión evangelizadora de la Iglesia tiene una dimensión social (ycultural) .

Los textos de Puebla que hablan de la misión evangelizadora de laIglesia (ver nota 5) subrayan su carácter universal, destinada a toda lahumanidad. Esta universalidad no hay que entenderla sólo cuantitativa ogeográficamente sino también cualitativa o antropológicamente: la Iglesiadebe evangelizar no sólo a todos los hombres sino también a todo elhombre. LO dicen expresamente los Obispos:

"La evangelización, que tiene en cuenta a todo el hombre, buscaalcanzarlo en su totalidad, a partir de 5U dimensión religiosa" (390).

Dentro de esta totalidad del hombre están también su sociedad y sucultura (362). Citando a Pablo VI, los Obispos insisten en

"la necesidad de hacer penetrar el vigor del Evangelio hasta loscentros de decisión, 'las fuentes inspiradoras y los modelos de lavida social y política' (EN 19)" (345) (6).

(5) Ver, además, 227, 237, 267, 270.(6) Ver también 288, 338, 380, 381, 395, 466, 1215.

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Esta ineludible dimensión social, pol1tica y cultural de la evangeliza-ción ha sido reconocida claramente por el Magisterio universal de laIglesia; el Documento de Puebla lo cita abundantemente(7).

Por otra parte, los mismos problemas de la sociedad y la cultura lati-noamericanas son a su vez un desafio a renovar la misión evangelizadorade la Iglesia latinoamericana:

"La Iglesia se encuentra asi ante el desafío de renovar su evangeli-zación, de modo que pueda ayudar a los fielos a vivir su vida cristianaen el cuadro de los nuevos condicionamientos que la sociedad urbano-industrial crea para la vida de santidad; para la oración y la con-templación; para las relaciones entre los hombres, que se tornananónimas y arraigadas en lo meramente funcional; para una nuevavivencia del trabajo, de la producción y del consumo" (433; ver tam-bién 320, 864).

2.2. el contenido de la dimensión social de la evangelización

En el Mensaje inicial, los Obispos expresan el núcleo del aporte de laIglesia a la sociedad y a la cultura, con palabras de Juan Pablo II:

"¿Qué tenemos para ofreceros? Juan Pablo 11 en el discurso inauguralde su Pontificado nos responde de manera incisiva y admirable, alpresentar a Cristo como respuesta de salvación universal: '¡No temáis,abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadoralas puertas de los Estados, los sistemas económicos y políticos, losextensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo'" (M3).

Pero este aporte los Obispos lo van detallando y concretando segúnlos diversos sectores de la sociedad y la cultura.

En lo que toca a la sociedad y a sus estructuras económicas y poltticas,los Obispos hablan de una "evangelización liberadora" (490).

- Esta evangelización liberadora encuentra su orientación en la en-sefianza social de la Iglesia (472), que tiene elementos permanentes y otroscambiantes; que es dinámica, porque debe estar respondiendo a las siem-pre nuevas circunstancias (473).

Entre los elementos de valor permanente están la dignidad y losderechos del hombre (475, 1270), "objeto primario de esta ensefianzasocial" (475).

Pero los Obispos nunca separan la dignidad del hombre de su dimen-sión trascendente; el mismo número recién citado continúa:

"La finalidad de esta doctrina de la Iglesia (, . .) es siempre la pro-moción y liberación integral de la persona humana, en su dimensiónterrena y trascendente, contribuyendo así a la construcción del Reinoúltimo y definitivo, sin confundir sin embargo progreso terrestre ycrecimiento del Reino de Cristo (Cfr. GS 39)" (475) (8).

(7) Del Vaticano 11, se cita es 76 (1238); de Pablo VI, EN 20 (385) Y 30 (26); deJuan Pablo 11, su Discurso Inaugural de la Conferencia de Puebla (42) Y otraspalabras suyas (1254). Se cita, además, el Sínodo de Obispos de 1974 (1254) Y elpropio Magisterio latinoamericano desde Medellín (12).Ver, además, 132, 146, 306, 316, 320, 325, 466, 4'90, 706, 1206, 1275, 1283.(8)

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Una parte integral de esta dignidad del hombre es la fundamentaligualdad de todos los hombres:

"Ante Cristo y María deben revalorizarse en América Latina losgrandes rasgos de la verdadera imagen del hombre y de la mujer:todos fundamentalmente iguales y miembros de la misma estirpe,aunque en diversidad de sexos, lenguas, culturas y formas de reli-giosidad, tenemos por vocación común un único destino que -porincluir el gozoso anuncio de nuestra dignidad- nos convierte enevangelizados y evangelizadores de Cristo en este continente (Cfr.Gén. 2, 18-25)" (334).

- Los Obispos se detienen en el tema de la liberación. Dejan en claroque se trata de una "liberación cristiana, integral, auténtica" (895; ver479.)

Esa acumulación de adjetivos se explica porque quieren distinguir lomás precisamente que se pueda esta liberación de otras concepciones deliberación que circulan en América Latina y que pueden llevar a "ambi-güedades y reduccionismos" (488); por eso quieren "dar criterios que ema-nan del Magisterio y que sirven para el necesario discernimiento acercade la original concepción de la liberación cristiana" (481) .

Entre estos criterios se nombran los siguientes:

a) "dos elementos complementarios e inseparables: la liberación de todaslas servidumbres del pecado personal y social ( ... ) v la liberación parael crecimiento progresivo en el ser, por la comunión con Dios y conlos hombres" (482);

b) "es una liberación que se va realizando en la historia (... ) y queabarca las diferentes dimensiones de la existencia" (483) ;

c) la utilización de medios evangélicos (486).Los Obispos citan también a Juan Pablo n, que señala algunos

"signos que ayudan a discernir cuándo se trata de una liberacióncristiana" (489).

A pesar de las ambigüedades contra las que ponen en guardia, el tonode los Obispos es, sin embargo, positivo y de aliento, como lo demuestra eltexto siguiente:

"Los pastores de América Latina tenemos razones gravísimas paraurgir la evangelizacLón liberadora, no sólo porque es necesario re-cordar el pecado individual y social, sino también porque de Medellínpara acá la situación se ha agravado en la mayoria de nuestrospaíses" (487).

- En el contexto de esta evangelización liberadora toma toda sufuerza la opción de la Iglesia por los pobres. Para proclamarla, el tono sevuelve solemne:

"Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificantedel Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo unaclara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres (. . .).

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EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 337

Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para unaopcLón preferencial por los pobres, con miras a su liberación inte-gral" (1134).

Si los Obispos hablan aquí de una necesaria "conversión" de la Igle-sia (9), es porque esta opción por los pobres es profundamente evangélica:

"Para el cristianismo, el término 'pobreza' no es solamente expresiónde privación y marginacLón de las que debamos liberarnos. Designatambién un modelo de vida que ya aflora en el Antiguo Testamentoen el tipo de los 'pobres de Yahve' (. . .) y vivido y proclamado porJesús como Bienaventuranza (. . .). Este modelo de vida pobre se exigeen el Evangelio a todos los creyentes en Cristo y por eso podemosllamarlo 'pobreza evangélica'" (1148)."La pobreza evangélica une la actitud de la apertura confiada enDios con una vida sencilla, sobria y austera que aparta la tentaciónde la codicia y del orgullo" (1149).

- La evangelización liberadora no puede dejar de plantear el pro-blema de la relación de la Iglesia con la pol1tica. Dos textos son particular-mente esclarecedores:

"(La Iglesia) proyecta la luz de su palabra sobre la política y lasideologías, como un servicio más a sus pueblos y como guía orienta-dora y segura para cuantos, de un modo u otro, deben asumir res-ponsabllidades sociales" (512)."La Iglesia contribuye así a promover los valores que deben inspirarla política, interpretando en cada nacLón las aspiraciones de suspueblos, especialmente los anhelos de aquellos que una sociedadtienda a marginar. Lo hace mediante su testimonio, su enseñanza ysu multiforme acción pastoral" (522; ver también 514).

Se trata, en definitiva, de lograr como Iglesia

"una presencia crítica y orientadora ante las ideologías y políticasque condicionan la suerte de nuestras naciones" (164) (10).

Tanto la evangelización liberadora como la evangelización de la cul-tura proceden en dos momentos: el anuncio del Evangelio y la denunciaprOfética del pecado social y cultural (además del personal). Por eso, losObispos, en nombre de lo que la Iglesia es por vocación divina,

"exigen (... ) una Iglesia evangelizadora que testimonia proclama ycelebra esa Palabra de Dios, el Evangelio, Jesucristo en la vida yayuda a construir una nueva sociedad en total fidelidad a Cristoy al hombre en el Espíritu Santo, denunciando las situaciones depecado, llamando a la conversión y comprometiendo a los creyentesen la acción transformadora del mundo" (1305) (11).

(9) Ver también 1157 y 1158.(10) Ver, además, 511 y 515. Sobre la evangelización de las culturas, que debería ser

tratada en este lugar, me permito remitir a mi estudio "Evangelización de la cultura:de Puebla en adelante", en TV XXlII, 1982, 217-239, especialmente pp. 226-233.

(11) Ver además 15, 338, 747, 1213, 1283.

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338 SERGIO SILVA G., SS. CC.

Respecto de la denuncia, los Obispos hacen las siguientes precisiones;

"Frente a la situación de pecado surge por parte de la Iglesia eldeber de denuncia que tiene que ser objetiva, valiente y evangélica;que no trata de condenar sino de salvar al culpable y a la víctima.Una tal denuncia hecha después de previo entendimiento entre lospastores, llama a la solidaridad interna de la Iglesia y al ejerciciode la colegialidad"(1269).

2.3. agentes y medios de la evangelización de la sociedad (y la cultura)

En un estudío anterior (citado en la nota 10), he tratado COnalgúndetalle acerca de los agentes y los medíos de la evangelización en elDocumento de Puebla, con especial referencia a la evangelización de lacultura. Aqui puedo ser más breve. "La misión evangelizadora es de todoel pueblo de Dios" (348), dicen los Obispos y lo repiten insistentemen-te(12). Pero la Iglesia, Pueblo de Dios, es en su esencia sacramento dela comunión que anuncia (1302). Por eso, para que su acción evangeliza-dora sea eficaz, la Iglesia debe vivir la comunión que anuncia (13). Enconsecuencia, la Iglesia debe estar en actitud permanente de dejarse evan-gelizar (1305), en actitud de revisar su propia vida (338), en "continuaauto critica, a la luz del Evangelio" (972). De otro modo, creen los Obispos,"sin el testimonio de una Iglesia convertida, serian vanas nuestras palabrasde Pastores" (1221). Porque sólo en el seno de una comunidad -y la Iglesiaes comunidad- se puede aprender a vivir de una manera nueva, lo queconstituye lo central de la evangelización de la sociedad y la cultura(273, 274).

Aunque es la Iglesia como un todo el agente de la evangelización, notodos sus miembros tienen el mismo papel (853). Los Obispos detallan lopropio de los pastores, de los religiosos y de los laicos.

- En el término "pastores" se incluye a Obispos, sacerdotes y diáco-nos. Su papel en la evangelización está marcado por el hecho de que ellosson la autoridad de la Iglesia. pero no una autoridad al modo humano nioriginada según los cánones del mundo. Se trata de una participación sa-cramental en la autoridad de Cristo sobre la Iglesia, única autoridad queella reconoce, que brota del hecho de ser El "su autor", "la fuente de suvida. y unidad, su Cabeza" (257). Por eso, la autoridad de los pastores enla Iglesia

"es mucho más que una simple potestad jurldica. Es participaciónen el misterio de su capitalidad. Y, por lo mismo, una realidad deorden sacramental" (257; ver 1295-1296).

De aqui que la función de los pastores al interior de la Iglesia sea elservicio de la unidad. Esto implica una particular actitud ante lo politico(que es tema inevitable, como hemos visto, de la evangelización libera-dora) ;

( 12) 338, 474, 562, 1305.(13) 243, 272, 280, 476, 478, 647, 968, 1301.

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EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 339

"Los Pastores, (. . .) puesto que deben preocuparse de la unidad, sedespojarán de toda ideología político-partidista que pueda condicio-nar sus criterios y actitudes. Tendrán, así, libertad para evangelizarlo político como Cristo, desde un Evangelio sin partidismos ni ideo-logizaciones" (526).

En lo que respecta a las Conferencias Episcopales,

"se recomienda la colaboración entre Conferencias Episcopales parael estudio de problemas pastorales, especialmente en cuanto a lajusticia, que desbordan el nivel nacional" (1288).

A los sacerdotes, por lo mismo que son ministros de la Iglesia, y a losdiáconos se les pide igual renuncia a la politica partidista (527). Y aunquese reconoce, con el Sino do de los Obispos de 1971, que hay "circunstanciasconcretas y excepcionales" que pueden exigir una actuación politica delsacerdote. opinan los Obispos que

"ciertamente la tendencia actual de la Iglesia no va en este senti-do" (527).

Pero la intención de los Obispos no es primeramente negativa: exigiruna renuncia. Les interesa destacar y favorecer el aspecto positivo: el sa-cerdote actúa evangélicamente, y es esto lo que lo lleva a renunciar alquehacer pol1tico partidista:

"Como Pastor que se empeña en la liberación integral de los pobresy de los oprimidos, obra siempre con criterios evangélicos (Cfr. EN18). Cree en la fuerza del Espíritu para no caer en la tentación dehacerse líder político, dirigente social o funcionario de un poder tem-poral; esto le impediría 'ser signo y factor de unidad y de frater-nidad' (Juan Pablo 1I, Alocución Sacerdotes, 8. AAS LXXI, p. 182)"(696)(14).

- Los religiosos también tienen un papel en la evangelización libera-dora, independientemente de si son o no pastores:

"Los religiosos, por su forma de seguir a Cristo, según la funciónpeculiar que les cabe dentro de la misión de la Iglesia, de acuerdocon su carisma especifico, también cooperan en la evangelización delo político. En una sociedad poco fraternal, dada al consumismo yque se propone como fin último el desarrollo de sus fuerzas produc-tivas materiales, los religiosos tienen que ser testigos de una realausteridad de vida, de comunión con los hombres y de intensa rela-ción con Dios. Deberán, pues, resistir, igualmente, a la tentación decomprometerse en política partidista, para no provocar la confusiónde los valores evangélicos con una ideología determinada" (528)."(Los religiosos) son especialmente llamados a vivir en comunión in-tensa con el Padre, quien los llena de su Espíritu, urgiéndolos aconstruir la comunión siempre renovada entre los hombres. La VidaConsagrada es, así, una afirmackSn profética del valor supremo de

(14) Ver tamhién875; el NQ 697 dice 10 mismo refiriéndose a los diáconos.

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340 SERGIO SILVA G., SS. CC.

la comunión con Dios y entre los hombres (Cfr. ET 53) Y un 'eximiotestimonio de que el mundo no puede ser transfigurado ni ofrecido aDios sin el espíritu de las Bienaventuranzas' (LO 31)" (744).

Los Obispos destacan el valor evangelizador de la sociedad y la culturaque tienen los tres votos de la vida religiosa, cuando son vividos intensa-mente: pobreza (747, 769, 1148), celibato o castidad consagrada (749) yobediencia (748).

Citando a Juan Pablo JI (Discurso a los Superiores Mayores Religiososdel 24.11.78), los Obispos recuerdan a los religiosos que la raiz de su vidaestá en la consagración total de su ser a Dios y que, por lo tanto,

"un rato de verdadera adoración tiene más valor y fruto espiritualque la más intensa actividad, aunque se tratase de la misma activi-dad apostólica. Esta es la 'contestación' más urgente que los religiososdeben oponer a una sociedad donde la eficacia ha venido a ser unídolo, sobre cuyo altar no pocas veces se sacrifica hasta la mismadignidad humana" (529).

También a los miembros de los Institutos seculares les cabe un papelespecifico en la evangelización de la sociedad y la cultura:

"Es importante recordar que su carisma propio busca responder demodo directo al gran desafío que los actuales cambios culturalesestán planteando a la Iglesia: dar un paso hacia las formas de vidasecularizadas que el mundo urbano-industrial exige, pero evitandoque la secularidad se convierta en secularismo" (774).

En lo que toca a los laicos, los Obispos manifiestan una clara con-ciencia de lo insustituible de su papel en la acción evangelizadora de laIglesia y les reconocen -en lo que dice relación con sus funciones pro-pias- su madurez:

"Los laicos han de ser no pasivos ejecutores, sino activos colaborado-res de los Pastores, a quienes aportan su experiencia cristiana, sucompetencia profesional y científica" '(473) (15).

Lo propio del laico, lo que le da un valor insustituible, es el hecho deque está a la vez en la Iglesia y en el mundo, en ambos plenamente:

"La fidelidad y la coherencia con las riquezas y exigencias de su serle dan su identidad de hombre de Iglesia en el coraron del mundoy de hombre del mundo en el corazón de la Iglesia (Cfr. LO Cap.IV)" (786).

"En efecto, el laico se ubica, por su vocación, en la Iglesia y en elmundo. Miembro de la Iglesia, fiel a Cristo, está comprometido en laconstrucción del Reino en su dimensión temporal" (787).

De ahí le viene su aporte propio a la Iglesia, particularmente en loque se refiere a la Doctrina Social de la Iglesia:

( 1.5) Ver también M7, 154, 827.

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LL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 341

"El laico debe aportar al conjunto de la Iglesia su experiencia departicipacLón en los problemas, desafíos y urgencias de su 'mundosecular' -de personas, familias, grupos sociales y pueblos- paraque la Evangelización eclesial arraigue con vigor. En ese sentido, seráaporte precioso del laico por su experiencia de vida, su competenciaprofesional, científica y laboral, su inteligencia cristiana, cuanto pue-da contribuir para el desarrollo, estudio e investigación de la Ense-ñanza Social de la Iglesia" (795).

Pero de aquí surge también la exigencia de una espiritualidad ade-cuada a su condición de laico:

"Dimensiones esenciales de esta espiritualidad son, entre otras, lassiguientes" (796):"- que el laico no huya de las realidades temporales para buscar aDios sino persevere, presente y activo, en medio de ellas y allí en-cuentre al Señor.- Dé a tal presencia y actividad una inspiración de fe y un sentidode caridad cristiana.- Por la luz de la fe, descubra en esa realidad la presencia delseñor" (797L"- En medio de su misLón, a menudo conflictiva y llena de tensionespara su fe, busque renovar su identidad cristiana en el contacto conla Palabra de Dios, en la intimidad con el Señor por la Eucaristía,en los Sacramentos y en la oración" (798).

Por su doble condicíón de hombre de mundo y hombre de Iglesia, losObispos reconocen al laico una doble competencia:

- pueden desempeñar "ministerios laicales" orientados a la construcciónde la comunidad de Iglesia. Pero estos ministerios "no clericalizan" (811)y "se orientan a la vida y al crecimiento de la comunidad eclesial, sinperder de vista el servicio que ésta debe prestar en el mundo" (813) (l6).- es decir, que, en definitiva, es su tarea en el mundo "la misión queles es propia": al mundo la Iglesia los envía

"como su vanguardia (. .. ) para rehacer las estructuras sociales, eco-nómicas y políticas, de acuerdo con el plan de Dios" (154).

porque

"en la misión evangelizadora de la Iglesia (. . .) la promoción de lajusticia es parte integrante e indispensable y la que más directa-mente corresponde al quehacer laical, siempre en unión con lospastores" (827) (17).

Dentro del amplio campo de las estructuras del mundo, la politicatiene un puesto especial:

"La política partidista es el campo propio de los laicos (GS 43).Corresponde a su condición laical el constituir y organizar partidospolíticos, con ideología y estrategIa adecuada para alcanzar sus legí-timos fines" (524; ver 791).

( 16) Ver 815, que pone en guardia contra la tendencia a la c1ericalización de los laicos.(17) Ver además M7, 789, 790, 793, 962, 1216.

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342 SERGIO SILVA G., SS. CC.

No se trata sólo de política como gestión de las estructuras dadasde la sociedad, sino sobre todo como búsqueda de una nueva sociedad,inspirada en los "contenidos de la antropología cristiana":

"es indispensable el compromiso de los cristianos en la elaboraciónde proyectos históricos conformes a las necesidades de cada momentoy de cada cultura" (553).

En el ejercicio de su tarea politica, los laicos deberán tener en cuentados cautelas: deben inspirarse en la Doctrina Social de la Iglesia para suacción pol1tica (525, 553) Y "los laicos dirigentes de la acción pastoral nodeben usar su autoridad en función de partidos o ideologías" (530).

Cuando los Obispos se plantean el tema de los medios adecuados parallevar a cabo las dimensiones social y cultural de la tarea evangelizadorade la Iglesia, parten reconociendo una doble humildad de la Iglesia, anteDios que la envía y ante el mundo, destinatario del Evangelio.

La misión de la Iglesia es llevar la Palabra de Dios a América Latina;pero el éxito no depende en definitiva de los esfuerzos humanos:

"sabemos que es Dios quien la hace crecer" (893).

Pero esto no lleva ni puede llevar a la pasividad; el mismo númeroprosigue:

"sin embargo, el Señor de la mies espera la colaborac1ón de susservídores. Por eso, queremos reflexionar acerca de los medios prin-cipales de evangelizaclón, con los cuales la Iglesia crea comunión einvita a los hombres al serviclo de sus hermanos" (893).

Ante el mundo, la Iglesia no se presenta con recetas o soluciones parasus problemas; pero se sabe portadora de un valioso aporte y pone almundo ciertas exigencias para poder darlo:

"Sabemos que la Iglesia, aportando una valiosa colaborac1ón a laconstrucción de la sociedad, no se atribuye competencia para pro-poner modelos alternativos (Cfr. as 42 y 76). Adoptamos, así, lossiguientes criterios doctrinales" (1211):"a) No reivindicamos ningún privilegio para la Iglesia; respetamoslos derechos de todos y la sinceridad de todas las convicciones enpleno respeto a la autonomía de las realidades terrestres" (1212)."b) Sin embargo, exigimos para la Iglesia el derecho de dar testi-monio de su mensaje y de usar su palabra profética de anuncio ydenuncia en sentido evangélico, en la corrección de las imágenesfalsas de la sociedad, incompatibles con la visión cristiana" (1213).

De aquí se deducen dos actitudes básicas: la búsqueda de Dios, queímplica un esfuerzo de oración asidua, de meditación de la SE y de des-prendimiento evangélico (975), Y la búsqueda de "comunión y diálogo conlos hombres que buscan la verdad en nuestro continente" (894) (18).

( 18) Ver también 145 y 1226-1228; los 3 últimos números hablan del necesario diálogocon los constructores de la sociedad pluralista en AL.

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EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 343

- En cuanto a los medios mismos, Puebla los quiere, en general, evan-gélicos (486) y pobres (148, 1235). Los Obispos no se muestran amigos delas prohibiciones:

"La Iglesia confía más en la fuerza de la verdad y en la educaciónpara la libertad y la responsabilidad, que en prohibiciones, pues su leyes el amor" (149);

y expresan su convicción de fondo:

"Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunión y de laparticipación, para generar la creatividad, promover experiencias ynuevos proyectos pastorales" (M9).

Detrás está la conciencia de que la acción de evangelización liberadorade la Iglesia está destinada "a transformar desde dentro las estructurasde la sociedad pluralista" (1206).

- Entre los diversos medios de evangelización destaca la palabra,en sus diversas formas. La tarea evangelizadora consiste en proclamar

"la buena noticia de la persona de Jesucristo a los hombres deAmérica Latina, llamados a ser hombres nuevos con la novedad delbautismo y de la vida según el Evangelio (Cfr. EN 18) para sostenersu esfuerzo y alentar su esperanza" (197).

Proclamación y anuncio que buscan la "conversión a la justicia yal amor" (1206), que invitan a todos

"a transformar su mente y sus corazones, según la escala de valoresdel Evangelio" (148).

Frente al desafio de la construcción de la nueva sociedad, la misiónde la Iglesia está en relación con

"una concientización general de responsabilidad común, frente a undesafío que exige la participación de todos" (1220).

Dentro de este ministerio de la palabra, los Obispos, citando a JuanPablo n, afirman que quieren hacerse

"la voz de quien no puede hablar o de quien es silenciado" (24),"la voz de los desposeídos, aún con el riesgo que ello implica" (1094).

La fundamentación de esta tarea la ven los Obispos en el hecho deque la Iglesia es experta en humanidad:

"La Iglesia, experta en humanidad, tiene que ser voz de los que notienen voz (de la persona, de la comunidad frente a la sociedad, delas naciones débiles frente a las poderosas) correspondiéndole unaactividad de docencia, denuncia y servicio para la comunión y laparticipación" (1268).

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344 SERGIO SILVA G., SS. CC.

En particular, a los Obispos les parece importante que en el cumpli-miento de este ministerio de la palabra la Iglesia intensifique el uso delos medios de comunicación (1090), incluso teniendo canales propios deinformación y de noticias, que permitan evitar

"las continuas distorsiones del pensamiento y de los hechos de laIglesia por parte de las agencias" (1092),

- Pero no basta con la sola palabra, se requiere también que la Iglesiaactúe:

"Para que nuestra enseñanza social sea creible y aceptada por todos,debe responder de manera eficaz a los desafíos y problemas gravesque surgen de nuestra realidad latinoamericana. Hombres disminui-dos por carencias de toda índole reclaman acciones urgentes ennuestro esfuerzo promocional que hacen siempre necesarias las obrasasistenciales" (476) .."La Iglesia, además del anuncio de la dignidad de la persona hu-mana, de sus derechos y deberes, y de la denuncia de los atropellosal hombre, tiene que ejercer una acción de servicio como parte inte-grante de su misión evangelizadora y misionera. Ella debe crear encomún con todos los hombres de fe y buena voluntad una concienciaética en torno a los grandes problemas internacionales" (1283) (19l.

Sin embargo, cuando llega la hora de recoger las acciones mediantelas cuales la Iglesia se propone acompañar su palabra evangelizadorade la sociedad y la cultura, nos encontramos con obras casi puramenteintraeclesiales. En efecto, dejando de lado la participación de los laicos enpolítica partidista y en cargos de gobierno (que, como hemos visto, losObispos promueven, pero desligándola de un compromiso de la Iglesiaoficial) y considerando que la educación católica (la otra gran acciónsocial y cultural que los Obispos mencionan) suele concentrarse en elinterior de la misma Iglesia, sólo se encuentra la siguiente mención:

"(La Iglesia) establece en su ámbito organismos de accJ.ón social ypromoción humana" (1285);"suple en la medida de sus posibilidades las lagunas y ausencias delos poderes públicos y de las organizaciones sociales;" (1286)"convoca la comunidad humana para que se revisen y orienten lasinstituciones internacionales y se creen nuevas formas de protecciónque, basadas en la justicia, garanticen la promoción auténticamentehumana de la creciente muchedumbre de los desamparados" (1287),

- Entre las acciones de la Iglesia que tienen, de alguna manera, unarepercusión social y que los Obispos quieren que la tengan en el sentidode esta evangelización liberadora, se encuentra en primer término la for-mación de personas, tanto en la catequesis como en la variada acción edu-cacional de la Iglesia:

"La catequesis 'que consiste en la educación ordenada y progresivade la fe' (Mensaje del Sinodo de Catequesis, nQ 1), debe ser accLónprioritaria en América Latina, si queremos llegar a una renovación

( 19) Ver también 624, 826, 975, 1226.

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EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 345

profunda de la vida cristiana y por lo tanto a una nueva civilizaciónque sea participación y comunión de personas en la Iglesia y en lasociedad" (977)(20).

En lo que respecta a la educación, luego de sefialar que la educacióncatólica debe buscar prioritariamente servir a los pobres, los Obisposafiaden:

"Igualmente es prioritaria la educacLón de líderes y agentes decambio" (1044; ver 1033).

En los números 1026 a 1033 los Obispos dan orientaciones sobre el con-tenido de la educación católica, que ha de ser evangelizadora y liberadora.En Medellin se habia dado carta de ciudadania a la educación liberadora.Ahora dicen los Obispos:

"La educación evangelizadora asume y completa la noción de educacLónliberadora, porque debe contribuir a la conversión del hombre total,no sólo en su yo profundo e individual, sino también en su yo perifé-rico y social, orientándolo radicalmente a la genuina liberación cris-tiana que abre al hombre a la plena participación en el misterio deCristo resucitado, es decir, a la comunLón filial con el Padre y a lacomunión fraterna con todos los hombres, sus hermanos" (1026).

Dentro de las acciones de educación está también la universidad. Lapreocupación por ella les parece a los Obispos

"una opción clave y funcional de la evangelización, porque, de lo con-trario, perderia un lugar decisivo para iluminar los cambios de estruc-turas" (1055).

dado que en ella se forman

"verdaderos líderes, constructores de una nueva sociedad" (1054).

Lo anterior vale para cualquier universidad. Los Obispos también serefieren a las universidades católicas, a las que llaman

"vanguardia del mensaje cristiano en el mundo universitario"· (1058).

Les piden, además de excelencia académica,

"la búsqueda de soluciones a los más acucian tes problemas de AméricaLatina" (1059)."En esta misión de servicio, la universidad católica deberá vivir enun continuo autoanálisis y hacer flexible su estructura operacionalpara responder al reto de su región o nación, mediante el ofrecimientode carreras cortas especializadas, educación continuada para adultos,extensLón universitaria con oferta de oportunidades y servicios paragrupos marginados y pobres" (1062).

(20) Ver además 1000, 1008, 1232.

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346 SERGIO SILVA G., SS. CC.

- Entre los medios para una evangelización liberadora se señala tam-bién la religión o piedad del pueblo latinoamericano, llamada habitualmen-te "religiosidad popular".

Para lograr la evangelización de la cultura, afirman los Obispos que

"es de primera importancia atender a la religión de nuestros pueblos,no sólo asumiéndola como objeto de evangelización sino también, porestar ya evangelizada, como fuerza activamente evangelizadora" (396).

Dos condiciones ponen los Obispos a esta piedad popular y a la pastoralque se ocupa de ella:

- "Para que constituya un elemento eficaz de evangelización, la pie-dad popular necesita de una constante purificación y clarificación yllevar no sólo a la pertenencia a la Iglesia, sino también a la vivenciacristiana y al compromiso con los hermanos" (937).

- "Buscar las reformulaciones y reacentuaciones necesarias de lareligiosidad popular en el horizonte de una civilización urbano-indus-trial. Proceso que ya se percibe en las grandes urbes del continente,donde la piedad popular está expresándose espontáneamente en modosnuevos y enriqueciéndose con nuevos valores madurados en su propioseno" (466; ver 464).

Los Obispos señalan también la urgencia de ocuparse de la piedadpopular:

"Si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano,se producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismospolíticos secularizados, el consumismo que produce hastío y la indi-ferencia o el pansexualismo pagano" (469).

- En relación con la evangelización de la cultura, aparece un últimomedío: asumir los valores culturales de los destinatarios de la evangeli-zación, tanto en la transmisión del mensaje como en la celebración litúrgicay en todas las manifestaciones de la vida de la fe (20 bis).

2.4. destinatarios de la evangelización de la sociedad (y la cultura)

La acción evangelizadora de la Iglesia -tanto en su vertiente propia-mente religiosa como en su vertiente social y cultural- se dirige a todoslos hombres, sin excepción (205). Y, sin embargo, se dirige de una maneraespecial, prioritaria, a los pobres. Los Obispos lo afirman repetidas veces.

Hablando del servicio de evangelización que la Iglesia presta, dicen:

"Dicho servicio evangelizador de la Iglesia se dirige a todos los hom-bres, sin distinción. Pero debe reflejarse siempre en él la especialpredilección de Jesús por los más pobres y los que sufren" (270; vertambién 12).

Por eso, entre las actitudes que "nos revelan la autenticidad de laEvangelizacíón" figura:

(20 bis) Ver 404, 425, '936, 940 Y 996.

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EL PENSAMIEl'iTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA 347

"El amor preferencial y la solicitud por los pobres y necesitados (Cfr.Lc 4,18; EN 12)" (382) (21),

La Iglesia ha hecho en Puebla una "opción preferencial por los pobres"(titulo del primer capitulo de la 4· parte del Documento de Puebla). Ladefinen asi:

"La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anunciode Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudaráen sus esfuerzos de liberación de todas sus carencias y los llevará ala comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia dela pobreza evangélica" (1153),

Esta opción preferencial marca de hecho todo el Documento de Puebla.La encontramos, por ejemplo, cuando se habla de la acción educacionalde la Iglesia (1034, 1043), del trabajo de los presbiteros (711), de los pobrescomo destinatarios privilegiados de la acción social de la Iglesia (22), dela pobreza real como el rasgo negativo más marcado por los Obispos en laactual situación de AL. (23). Otros textos de Puebla aplican esta opciónpor los pobres a diversas categorias de personas en situación de pobreza (24).Los Obispos señalan que el servicio de la Iglesia y los cristianos a lospobres no debe ser superficial sino que debe ir al fondo:

"Es de suma importancia que este servicio al hermano vaya en lalinea que nos marca el Concilio Vaticano II: 'Cumplir antes que nadalas exigencias de la justicia para no dar como ayuda de caridad loque ya se debe por razón de justicia; suprimir las causas y no sólolos efectos de los males y organizar los auxilios de tal forma quequienes lo reciben se vayan liberando progresivamente de la depen-dencia externa y se vayan bastando por si mismos' (AA 8)" (1146).

También para los pobres del mundo es la pobreza evangélica una exi-gencia liberadora: los pobres no son sólo obj eto de la preocupación prefe-rencial de la evangelización liberadora, sino sujetos llamados también aconversión:

"La exigencia evangélica de la pobreza, como solidaridad con el pobrey como rechazo de la situación en que vive la mayoría del continente,libra al pobre de ser individualista en su vida y de ser atraído yseducido por los falsos ideales de una sociedad de consumo" (1156).

Este llamado a la pobreza evangélica se dirige, pues, por igual a pobresy a ricos. Sin embargo, reconocen los Obispos que

"el Reino que Cristo nos trajo (es) a veces confusamente intuido porlos más pobres con fuerza privilegiada" (132);

(21)(22)(23)(24)

Ver también 1130, 1142.Ver en el primer articulo de esta serie (TV XXV, 1984, p. 180) la nota 15.Ahí mismo, toda la 1~ parte del párrafo 2.1. y las notas 19 a 22.365 a 367, 1132, 1191, 1289 a 1291; ver todavía, en general, 1141, 1144 Y la notadel NQ 1135, que elimina de raíz la posibilidad de entender los "pobres" privile-giados del Evangelio y de la acción evangelizadora de la Iglesia en un mero sentidofigurado, que escamotea el problemá de la pobreza real.

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348 SERGIO SILVA G., SS. CC.

y afirman que

"el testimonio de una Iglesia pobre puede evrrngelizar a los ricos quetienen su corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberán-dolos de esta esclavitud y de su egoísmo" (1156).

Junto a la opción preferencial por los pobres, los Obispos en Pueblahan hecho una opción preferencial por los jóvenes (títulO del capítulo 2?de la 4~ parte del Documento final de Puebla).

La razón que dan los Obispos de esta opción es que

"La Iglesia (. . .) ve en ellos una fuerza transformadora de la sociedad"(1218; ver 1186), un dinamismo "capaz de renovar las culturas" (1169).

En la Iglesia, los Obispos quisieran que los jóvenes se sintieran

"pueblo nuevo, el de las Bienaventuranzas, sin otra seguridad queCristo; un pueblo con corazón de pobre, contemplativo, en actitud deescuchar y de discernir evangélicamente, constructor de paz, portadorde alegria y de un proyecto liberador integral en favor, sobre todo,de sus hermanos jóvenes" (1184).

Por eso,

"La pastoral de juventud ayudará también a formar a los jóvenes deun modo gradual para la acción sociopolítica y el cambio de estructu-ras, de menos humanas en más humanas, de acuerdo con la DoctrinaSocial de la Iglesia" (1196 (25).

La fundamentación que da Puebla de la 0pcIOn por los jóvenes hacede ella algo radicalmente distinto de la opción por los pobres. En efecto,esta última no se fundamenta en los valores o las circunstancias demo-gráficas de los pobres, ni siquiera en su posible papel transformador de lasociedad o en el potencial evangelizador que de hecho se les reconoce.No se trata de una opción politica ni cultural, sus fundamentos no sonestratégicos ni tácticos, sino estrictamente teológicos. La opción prefe-rencial por los pobres se fundamenta en el amor de predilección que Diostiene por los pobres. Por eso, contra nuestra tendencia espontánea a pre-guntarnos cómo son los pobres o qué hay en ellos que motive esta opción-lo que haria de la bienaventuranza evangélica de los pobres una afir-mación antropológica- tenemos que reconocer en la opción de la Iglesiapor los pobres la raiz estrictamente teológica: ese amor de predilecciónque Dios tiene a los pobres no dice nada acerca de los valores de lospobres -no sería amor gratuito sino debido-, sino fundamentalmente algoacerca de Dios: el Dios de Jesucristo es el Dios que ama a los pobres;quizá, porque así puede revelar mejor la gratuidad absoluta de su amor alos hombres, nunca basado en ningún "mérito" propio que podamos exhibir,a la vez que su afán de dar vida a los que la tienen disminuida. Por eso,porque es una opción fundada en Dios, la opción por los pobres se imponea la Iglesia de todos los tiempos y lugares, con las adecuadas modalidades

(25) Ver también 1187, 1188.

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EL PENSAMIENTO SOCIAL EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA

que inspiren la historia y las culturas de cada tiempo y lugar. Mientrasque la opción por los jóvenes procede del discernimiento de una situaciónhistórica concreta.

2.5. cautelas y riesgos en la evangelización de la sociedad (y la cultura)

El gran riesgo que señalan los Obispos es el de ideologización de laIglesia.

- A menudo vuelven sobre el tema:

"La tentación de otros grupos, por el contrario, es considerar unapolítica determinada como la primera urgencia, como una condiciónprevia para que la Iglesia pueda cumplir su misLón.Es identificar elmensaje cristiano con una ideología y someterlo a ella, invitando auna 'relectura' del Evangelio a partir de una opción política (Cfr.Juan Pablo n, Discurso inaugural 1,4. AAS LXXI, p. 190)" (559).

Los Obispos se oponen a esta ideologización, afirmados en su con-vicción de que

"ni el Evangelio ni la Doctrina o Enseñanza Social que de él pro-viene son ideologías. Por el contrario, representan para éstas unapoderosa fuente de cuestionamientos de sus límites y ambigüedades.La originalidad siempre nueva del mensaje evangélico debe ser per-ma.nentemente clarificada y defendida frente a los intentos de ideo-logización" (540).

Este distanciamiento de las ideologías vale, incluso, para las que seinspiran expresamente en la fe:

"ningún partido político, por más inspirado que esté en la doctrinade la Iglesia, puede arrogarse la representación de todos los fieles, yaque su programa concreto no podrá tener nunca valor absoluto paratodos (Cfr. Pío XI, La Acción Católica y la Política, 1937; Juan Pablon, Discurso Inaugural 1, 4. AAS LXXI, p. 190)" (523).

- El riesgo es grande, porque está dentro y fuera de la Iglesia. Fuera,en los que pretenden utilizar o instrumentalizar a la Iglesia al serviciode sus intereses ideológicos y politicos (26). Dentro, en los cristianos -in-cluso en los pastores- que mutilan el Evangelio (329, 485). Esta mutila-ción proviene de dos lados principalmente:

- de los que son victimas de una "asimilación acrítica de ideologías"(826).

- Y de los que practican "un espiritualismo de evasión" (826) o"anuncian un Evangelio sin incidencias económicas, sociales, cul-turales y políticas", mutilación que "equivale a cierta colusión-aunque inconsciente- con el orden establecido" (558; ver 515).

Los Obispos señalan expresamente el riesgo de ideologización marxistaque acecha a la teología:

( 26 ) 51I, 558, 1I80.

349

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SERGIO SILVA G., SS. CC.350

"Se debe hacer notar aquí el riesgo de ideologización a que se exponela reflexión teológíca, cuando se realiza partiendo de una praxís querecurre al análisis marxista. Sus consecuencias son la total politiza-ci.ón de la existencia cristiana, la disolución del lenguaje de la feen el de las ciencias sociales y el vaciamiento de la dimensión tras-cendental de la salvación cristiana" (545 (27).

- En un tono menor, los Obispos constatan que la situación de in-justicía socíal de América Latina

"no ha dejado de acarrear tensiones en el interior mismo de la Iglesia;tensiones producidas por grupos que, o bien enfatizan 'lo espiritual'de su misión, resintiéndose por los trabajos de promoción social, obien quieren convertir la misión de la Iglesia en un mero trabajo depromocLón humana" (90).

Se alude también el problema de la "Iglesia popular" o "que nace delpueblo". La posición tle los Obispos es matizada:

"El problema de la 'Iglesia popular', que nace del Pueblo, presentadiversos aspectos. Si se entiende como una Iglesia que busca encar-narse en los medios populares del continente y que, por lo mismo,surge de la respuesta de fe que esos grupos den al Señor, se evitael primer obstáculo: la aparente negación de la verdad fundamentalque enseña que la Iglesia nace siempre de una primera iniciativa'desde arriba'; del Espíritu que la suscita y del Señor que la convoca.Pero el nombre parece poco afortunado. Sin embargo, la 'Iglesiapopular' aparece como distinta de 'otra', identificada con la Iglesia'oficial' o 'institucional', a la que se acusa de 'alienante'. Esto impli-caría una división en el seno de la Iglesia y una inaceptable negaciónde la función de la jerarquía" (263),

- La raíz última de este riesgo de ideologización hay que verla enuna pérdida de

"la riqueza transformadora del Evangelio, con su aporte propio yespecifico, el cual hay que salvaguardar. De lo contrario, como loadvierte Pablo VI: 'La Iglesia perdería su significacLón más profunda;su mensaje no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser aca-parado y manipulado por los sistemas ideológicos y los partidospolíticos' (EN 32)" (483),

Positivamente, los Obispos quieren a la Iglesia desligada e indepen-diente de las ideologias, los sistemas y el poder.

Con palabras de Juan Pablo II:

"La Iglesia quiere mantenerse libre frente a los opuestos sistemas,para optar sólo por el hombre" (citado en 551).

Con palabras propias:

(27) Ver 486, que rechaza la dialéctica de la lucha de clases.

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EL PENSAMIENTO SOCIAL E1\' EL DOCUMENTO DE PUEBLA 351

"La Iglesia requiere ser cada día más independiente de los poderesdel mundo, para así disponer de un amplio espacio de libertad que lepermita cumplir su labor apostólica sin interferencias: el ejercicio delculto, la educación de la fe y el desarrollo de aquellas variadísimasactividades que llevan a los fieles a traducir en su vida privada,familiar y social, los imperativos morales que dimanan de esa mismafe. Así, libre de compromisos, 0010con su testimonio y enseñanza, laIglesia será más creíble y mejor escuchada. De este modo, el mismoejercicio del poder será evangelizado, en orden al bien común" (144).

Por lo ya dicho, se comprenden las cautelas de los Obispos cuando tra-tan del compromiso de los laicos en movimientos ideológicos y poltticos,máxime si se trata de miembros de movimientos apostólicos.

Para el caso del cristiano corriente, los Obispos plantean "ciertas exi-gencias de fidelidad perseverante que facilitarán su papel evangelizador"(554): "a) discernimiento eclesial, en comunión con los Pastores, segúnOA 4; b) fortalecimiento de su identidad, nutriéndola en las verdadesde la fe y su explicitación en la Doctrina o Enseñanza Social de la Iglesiay el soporte de una rica vida sacramental y de oración; c) concienciacritica de las dificultades, limitaciones, posibilidades y valores de estasconvergencias" (555-557). Para el caso del militante de un movimientoapostólico, la cautela se refuerza porque, además, hay que tener en cuenta"el criterio de evitar comprometer su movimiento apostólico con un partidopolitico determinado" (810),

(O (O (O

En este articulo he reunido y sistematizado lo que dice el Documentode Puebla sobre el papel que juega la Iglesia en la sociedad latinoame-ricana. En el próximo articulo, que es el último de la serie, sistematizo lajustificación teológica o de fe que los Obispos dan de su pensamientosocial y termino proponiendo algunas reflexiones criticas que se refierenal conjunto de ese pensamiento.

SUSCRIPCIONES:

R E V 1ST A ;\1 E N S A J E

"Un mensaje cristiano para el mundo de hoy"

Almirante Barroso 24 - Santiago, Chile

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ANALES DE LA FACULTAD DE TEOLOGIA

VOLUMEN XXVIII _. 1977

Realidad y fe cristiana. Una aproximación desde la teología de D. Bonhoeffer, por el P.JosÉ J. ALEMANY,S.J., Profesor visitante de nuestra Facultad y estable de la UniversidadP. Comillas (Madrid).Juan Ignacio Malina, talquina de cuna y de alma. Exposición de los vínculos fundamen-tales del Abate Malina con Talca, por el P. JULIO JIMÉNEZ BERGUECIO,S.J., Profesor dela Facultad.

VOLUMEN XXIX - 1978

El /aicado católico de /a Sociedad Chilena de Agricultura y Beneficencia, 1838-1849.La evolución del Catolicismo y la Ilustración en Chile durante la primera mitad del sigloXIX, por D. MAXIMILIANOSALINAS CAMPOS, Licenciado en Teología y ex alumno dela Facultad.La fórmula de fe "Creo en el Espíritu Santo", en el siglo II. Su formación y significado,por la M. ANNELIESEMEIS Wi.iRMER, S.S.p.S., Profesora de la Facultad.

VOLUMEN XXX - 1979

La igualdad fundamental de los fieles en la Iglesia, según /a Constitución dogmática"Lumen Gentium". Estudio de las fuentes, por el Pbro. FERNANDORETAMAL FUENTES,Profesor de la Facultad.

VOLUMEN XXXI - 1980

Pensamiento teológico en Chile. Contribución a su estudio. II: Epoca desde 1840 a 1880.Estudios de VARIOS integrantes del respectivo "Seminario" de la Facultad, coordinadospor el P. JosÉ ARTEAGALLONA, S.l, Profesor ele la misma.La dynamis de Dios en San ]ustino, por el P. EDUARDORODRÍGUEZANTUÑANO,S.J., Li-cenciado en Teología y ex alumno de la Facultad.

VOLUMEN XXXII - 1981

"El Congregante Perfecto" del Padre Ignacio GarGÍa Gómez, S.]., manuscrito chilenodel siglo XVIII. Estudio y edición, por el P. CHARLES HALLET, S.J., ex Profesor de laFacultad.La Misión en la Isla Dawson (1889-1911), por el Dr. FERNANDOALIAGARo] AS, ex Pro-fesor del Instituto de Teología de la U.C. de Valparaíso.

VOLUMEN XXXIII - 1982

Homenaie al Profesor Dr. Julio ]iménez Berguecio, S. l, por AA. VV., volumen diri-gido y editado por la comisión designada por la Facultad de Teología, formada porsus Profesores MARCIANO BARRIOSVALDÉS, ANTONIO MORENO CASAMJT]ANA y JUANOCHAGAVÍALARRAÍN.

VOLUMEN XXXIV - 1983

El P. Louis Lallemant, S.]., 1588-1635. Estudios sobre su vida y su "Doctrine Spiri-tuelle", por el P. JULIO JJMÉNEZ BERGUECIO,S.J., Profesor de la Facultad. (De próximapublicación) .

Hay ya otros tres cuadernos en avanzada preparación, para ser publicados en este o elsiguiente volumen.