“El panfleto: medio legítimo decomunicación alternativa en la Dictadura”

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO ESCUELA DE PERIODISMO “El panfleto: medio legítimo de comunicación alternativa en la Dictadura” Gabriel Ignacio Bajo Valdivia Gustavo Andrés Rojas Ayala María Fernanda López Grasset Profesor Guía: Pedro Santander Molina Viña del Mar, junio, 2008

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Esta investigación se enmarca en un contexto institucional determinante, la dictadura militar, por lo tanto, el fenómeno que nos interesa revisar de ésta agitada época histórica de nuestro país, dice relación con tratar de explicar cómo un medio de comunicación, un soporte de índole tan simple como el panfleto (como puede ya suponerse y como veremos más adelante) tuvo una importancia funcional y simbólica no menor, dentro del contexto de la dictadura misma y también de la lucha por la recuperación de la democracia. Como ya hemos sostenido, no cabe duda de que durante la dictadura uno de los aspectos más complicados para quienes no estaban de acuerdo con la llegada y la permanencia de los militares en el poder, fue tener que lidiar con un mutismo involuntario, forzado, incluso violentamente, y al cual se veía obligado todo aquel que tuviese algún tipo de visión distinta a la “oficial”.

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE

VALPARAÍSO ESCUELA DE PERIODISMO

“El panfleto: medio legítimo de comunicación alternativa en la Dictadura”

Gabriel Ignacio Bajo Valdivia Gustavo Andrés Rojas Ayala

María Fernanda López Grasset

Profesor Guía: Pedro Santander Molina

Viña del Mar, junio, 2008

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Índice 1. Introducción 6

1.1. Reflexión previa y motivaciones 6

1.2 Antecedentes preliminares 9

2. Problematización 13

2.1. Pregunta de Investigación y Objetivos 13

2.1.1. Tema 13

2.1.2. Pregunta de Investigación 13

2.2. Objetivos del Estudio 13

2.2.1. Objetivo general 13

2.2.2. Objetivos específicos 13

2.3. Objeto de Estudio 14

3. Marco Teórico 15

3.1. Paradigma guía o gran teoría 15

3.2. Teorías intermedias o de medio rango 21

3.2.1. Teoría de la Comunicación 21

3.2.2. Filosofía política 27

3.3. Conceptos Claves 31

3.3.1. Ideología 31

3.3.2. Panfleto: Marco Histórico y Referencial 35

3.3.2.1. El panfleto: definiciones y proposiciones 41

3.3.2.2. El panfleto y experiencias análogas en la historia 45

3.3.2.3. El panfleto y su uso histórico 49

3.3.2.4. El panfleto en la década de los ochenta 52

3.3.3. Propaganda 52

3.3.3.1. Características del discurso propagandístico 54

3.3.4. Contrainformación 56

3.3.5. Comunicación Alternativa 57

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3.3.6. Legitimidad 60

3.3.6.1. Poder social 63

4. Diseño Metodológico 64 4.1. Metodología de redes sociales: conceptos previos 66

4.1.1. Concepto de red social 69

4.1.2. Características de la metodología de redes 70

4.1.3. Tipos de relaciones desde la metodología de redes 71

4.1.4. Enfoque de la metodología de redes sociales 72

4.1.5. Aplicación de la metodología de redes 73

4.2. Metodología de Recolección: Entrevistas semiestructuradas 75

4.2.1. Sobre el diseño de las entrevistas 77

4.2.2. Sobre la preparación de las preguntas 78

4.2.3. Sobre los entrevistados 79

4.3. Criterios de selección de los entrevistados 79

4.4. Recolección de documentos escritos 83

4.5. Categorías de documentos escritos 84

5. Análisis de entrevistas 86

5.1. Experiencias de Comunicación Alternativa 86

5.1.1. Vivencias personales durante la dictadura 86

5.1.2. Panfleto y comunicación alternativa 92

5.2. El panfleto como un medio legítimo 94

5.2.1. Legitimidad en el uso del panfleto 94

5.2.2. Otras ideas respecto a la legitimidad 97

5.3. Las características del panfleto(…) 100

5.3.1. Características generales de los panfletos 100

5.3.2. Desde la creación a la panfleteada 103

5.3.3. Los propósitos del panfleto 107

5.4. El Panfleto desde la Comunicación 109

5.4.1. Modelos Comunicacionales alternativos 109

5.4.2. Panfleto en rol comunicativo y alternativo 111

5.5. Los rasgos políticos y sociales en el panfleto 115

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5.5.1. El panfleto como herramienta política en la dictadura 115

5.5.2. El panfleto como un agente articulador 117

6. Conclusiones finales 119

6.1. Reflexión final 126

7. Bibliografía 128

7.1.Bibliografía recursos web 129

8. Anexo Panfletos 131 8.1. Anexo Entrevistas 142

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“Esta puede ser una función efímera. Pero la cumplo.

Y recurro a las armas más antiguas, de la poesía al canto y al

panfleto usado por clásicos y románticos y destinados a la

destrucción del enemigo.

¡Ahora, firmes, que voy a disparar!”.

Neruda, Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución

chilena

A Jorge Contreras Wood

Por su incansable deseo de hacer lo prohibido

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1. Introducción

1.1 Reflexión previa y motivaciones

La Dictadura que se inició en Chile después del fatídico martes 11 de

septiembre de 1973 trajo consigo una gran cantidad de situaciones injustas,

injustificables y dolorosas para miles de compatriotas; cuestiones que a estas alturas

ya no son un misterio para nadie y que, afortunadamente, han logrado salir a la luz

para que todos podamos aprender de ellas, con el fin de no volver a vivir nunca más

en nuestra historia un episodio de esas características.

La violencia física y psicológica utilizada por el régimen militar encabezado por

el general Augusto Pinochet -principal mecanismo de obtención del combustible que

mantuvo funcionando la dictadura por más de treinta años: el miedo- marcó para

siempre la vida de muchas personas y sus familias, muchas de las cuales, hasta el

día de hoy, aun viven las terribles consecuencias de las torturas, las detenciones, las

desapariciones y los asesinatos en que se incurrió.

Pero como casi todo en este mundo (o al menos como el Vizconde

Demediado de Calvino) tiene dos caras, la presencia de la dictadura, con todo lo

negativo que implicaba, generó también las condiciones para que el país entero

presenciara, gracias a la valentía y la solidaridad de su propia gente, asombrosos

ejemplos de organización y de lucha colectiva con grandes niveles de participación.

Mas hoy, cuando al parecer todas las condiciones están dadas para ser parte activa

del juego político, bien cabe preguntarse ¿qué fue lo que salió mal?

Y es que en aquel entonces, derechos constitucionales que hoy forman parte

inalienable (se supone) de la condición de ciudadanos de cualquier chilena o chileno,

como por ejemplo reunirse libremente con otras personas y expresar con absoluta

transparencia ciertos pensamientos e ideas, fueron en su momento, causas lo

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suficientemente “justas” como para incluso tener que pagar con la vida el

quebrantamiento de la política prohibicionista llevada a cabo por el régimen.

Y sin embargo, a pesar de este difícil escenario, surgieron de entre las

rendijas de la clandestinidad una gran cantidad de experiencias de resistencia

política, ideológica, cultural y un largo etcétera, que abarcaron tanto la realidad

cotidiana de la vida de las personas, ya fuere en sus lugares de trabajo o en sus

mismos hogares, así como también una realidad de convocatoria general a escala

nacional, en la cual se pueden incluir desde las barricadas nocturnas de cualquier

población, hasta protestas colosales.

Por supuesto, en este contexto, de censura ideológica, el mensaje y la

intención era claro: había que derrocar al régimen y al tirano. Así, y como es bastante

lógico, la existencia de medios de comunicación que de alguna manera actuaran

como la voz de aquellos que luchaban diariamente por el fin de la dictadura, era un

factor que no podía obviarse. Y es que la comunicación, independiente de su raíz

filosófica como componente constitutivo y esencial de lo humano, puede también a

veces ser, aparte del principal mecanismo informativo, un buen método de

organización y coordinación.

A causa de esto, surgieron entonces aquellos medios de comunicación -

específicamente medios de prensa- claramente identificados con la oposición al

gobierno militar, como las revistas APSI, Análisis y el periódico Fortín Mapocho,

hasta otras experiencias de comunicación menos masivas, como lo fue, al interior de

la misma universidad de la cual hoy comenzamos a despedirnos, El Quiltro, un

periódico estudiantil bastante precario1 que se las arregló para sobrevivir durante

muchos años y que, al igual que muchas otras iniciativas, terminó siendo

fundamental para el proceso de recuperación de la democracia.

1 El Quiltro consistía en una hoja tamaño A4 en la cual se montaban diversos textos breves y a pesar de su simplicidad, logró ser, en palabras de una de sus creadoras, Berni Cancino, “como El Mercurio de los estudiantes contra la dictadura”.

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Pues bien, tomando en cuenta que esta investigación se enmarca en un

contexto institucional determinante, el fenómeno que nos interesa revisar de ésta

agitada época histórica de nuestro país, dice relación con tratar de explicar cómo un

medio de comunicación, un soporte de índole tan simple como el panfleto (como

puede ya suponerse y como veremos más adelante) tuvo una importancia funcional y

simbólica no menor, dentro del contexto de la dictadura misma y también de la lucha

por la recuperación de la democracia.

Como ya hemos sostenido, no cabe duda de que durante la dictadura uno de

los aspectos más complicados para quienes no estaban de acuerdo con la llegada y

la permanencia de los militares en el poder, fue tener que lidiar con un mutismo

involuntario, forzado. incluso violentamente, y al cual se veía obligado todo aquel que

tuviese algún tipo de visión distinta a la “oficial”.

Y es que lo que el autor británico George Orwell retrata tan bien en su novela

1984, Pinochet y sus asesores (públicos y anónimos) parecían tenerlo bastante claro:

con la censura y la represión como pilares fundamentales, podría ser posible

asegurar la posesión del poder y, a partir de allí, mantener la estabilidad política de

un país, un estado y una nación, fuertemente convulsionados.

Pero lo que no se alcanzaba a demostrar en el mundo de la literatura, lo

terminaría mostrando la realidad misma, porque a final de cuentas, fue la existencia

de un régimen de características como las que tuvo la dictadura de Pinochet, las que

hicieron posible que naciera un movimiento de resistencia que, en definitiva, dio lugar

a la aparición del panfleto como uno de los mecanismos para por una parte exponer,

poner en común un mensaje político e ideológico reprimido y por otra, coordinar

acciones concretas como concentraciones y protestas, sin las cuales quizás el

proceso de vuelta de la democracia hubiera tardado mucho más.

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1.2 Antecedentes preliminares

El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española define al panfleto –

mezquinamente a nuestro juicio- como un “libelo difamatorio o una obra literaria, de

poca extensión, de carácter agresivo”. Sin embargo, y sólo desde una mirada

preliminar, es evidente que como herramienta propagandística de difusión y

convocatoria, el panfleto ha jugado un papel relevante, sobre todo en escenarios

históricos en que los medios de comunicación tradicionales, han estado bajo el

estricto control de unos pocos, como sucedió en el país durante diecisiete años.

Para comprender esto, no es ni siquiera necesario ir demasiado lejos. En el

Chile de mediados del siglo XIX, por ejemplo, específicamente en aquella etapa en la

que, producto de transformaciones sociales importantes, como el aumento de la

clase obrera ilustrada y de una burguesía con posibilidades de enviar a sus hijos a la

cuna de las ideas, como lo era en ese entonces Europa, el panfleto ya era utilizado

como un mecanismo de difusión de ideas sociales y políticas.

Sociabilidad Chilena, fue un panfleto publicado por Francisco Bilbao2 en el año

1844, documento que “atacaba en forma directa al régimen autoritario y a la Iglesia”3

gracias al cual Bilbao fundó junto con Santiago Arcos, la Sociedad de la Igualdad,

definida por Brignardello (2006) en su libro Valparaíso Anarquista como la “primera

organización de carácter libertario en la historia del país”.

Y es que, como podemos entrever, pareciera ser que quizás exista la remota

posibilidad de que, a través de estos pequeños y sencillos textos impresos en un

trozo de papel, sea posible leer la historia de un país dividido desde siempre entre

quienes ostentan el poder y quienes se ven oprimidos por dicho poder.

2 Intelectual que por esos años retornaba el Viejo Continente, empapado de las influencias de autores como Rousseau y Lamennais, asesinado durante el represivo gobierno de Montt, y al cual hoy se honra con un monolito en Avenida Brasil, Valparaíso. 3 Puño y Letra, pag 21.

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Esta opción, tan dudosa como lo es también posible, abre un gran abanico de

interrogantes y se perfila a la vez como un gran desafío, como un tema de

investigación inmenso, que en el fondo tiene que ver con reconstruir la historia del

país desde una perspectiva que recién hoy comienza a ser tomada en cuenta: la

historia de aquellos que desde siempre han constituido el grueso de la población, la

de una clase popular ignorada, invisibilizada y oprimida por las clases dominantes.

Este tema, por supuesto, es demasiado amplio para un trabajo como el que en

esta ocasión debemos realizar. Sin embargo hoy tenemos al frente la posibilidad de

develar al menos uno de los capítulos de esta nueva historia. Una que gracias al

rescate de fenómenos como la poesía popular, en manifestaciones como el Canto a

lo Divino y la Lira Popular, o bien en el estudio de las experiencias libertarias y

anarquistas parece encontrar su camino a la luz y que, seguramente, acogerá esta

exploración en lo que fue el panfleto durante el contexto de la dictadura militar en

Chile, de la mejor manera.

Evidentemente, nuestra aproximación teórica, por razones obvias, tendrá que

ver más que con los aspectos que desde el plano de los estudios en comunicación

puedan desprenderse, mas eso no implica necesariamente, que los resultados de

esta investigación puedan tener en cierto grado, un valor histórico aplicable a los

campos de lo social y lo político.

Complementando lo anterior, la perspectiva de investigar el panfleto como un

proceso comunicacional y social, no es azarosa. Consideramos primordial poner el

acento en las dimensiones de la producción, distribución y consumo de panfletos, ya

que con esto siempre en mente, generaremos e intentaremos responder las

preguntas, que sean necesarias para encontrar las características que subyacen en

la utilización del panfleto como un medio de comunicación alternativo legítimo para

los grupos de oposición a la dictadura de Pinochet, durante los años que duró el

régimen.

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Como puede presuponerse de estas primeras reflexiones, lo que nosotros

detectamos es que el panfleto puede potencialmente ser valorado como un

testimonio histórico y que, por lo tanto, se hace necesario –al menos para partir-

explorar en búsqueda de aquello que motivó a los actores sociales involucrados en

los hechos de dicha época, a utilizar el panfleto de las formas y con los objetivos con

los que se utilizó, que también es algo que deberemos esclarecer con este trabajo.

Si bien es cierto, en la historia existen antecedentes acerca del uso del

panfleto, lo único que queda claro es que tenía el fin de dar a conocer un mensaje

determinado Pero, en el caso chileno ¿tenía como único fin desacreditar al régimen

imperante o tuvo como objetivo generar algún tipo de acción social? ¿Obedeció a

lógicas de producción coordinadas o se trató de una reacción espontánea? O ¿Por

qué el panfleto tuvo mayor visibilidad que otros medios de expresión alternativos o

populares?

Todas estas preguntas, motivaron en algún momento la elección del panfleto,

o más bien del fenómeno del panfleto en su determinado contexto, como centro de

nuestro trabajo. Por lo tanto, son las preguntas que intentaremos ir respondiendo, en

base al diseño y la ejecución de nuestra investigación.

Por último, las motivaciones personales hacia el tema también juegan un rol

preponderante. Como equipo nos hemos sentido transversalmente motivados por el

carácter no tradicional de la experiencia del panfleto, sobre todo en un contexto de

lucha política y social por recobrar la democracia usurpada, más allá que lo que

dicho concepto pueda significar actualmente y del análisis crítico que de él podamos

hacer.

Así, en definitiva, este trabajo tiene que ver con responder al llamado de

nuestra curiosidad ante un fenómeno bastante especial, de cómo la lucha entre lo

que el panfleto era y representaba –una resistencia eminentemente davidiana, en

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aparente desventaja- contra el totalitario, colosal, represivo y violento Goliat que

representaba la dictadura y cómo, al igual que en el mítico relato, a fuerza de piedras

y buena puntería se logró derribar al gigante.

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2 Problematización

2.1 Pregunta de Investigación y Objetivos (General y Específicos)

2.1.1 Tema:

El panfleto como medio legítimo de comunicación alternativa en el periodo de la

Dictadura.

2.1.2 Pregunta de Investigación

¿Cuáles son las características que hicieron del panfleto un medio legítimo de

comunicación alternativa durante la dictadura de Pinochet?

2.2 Objetivos del Estudio

2.2.1 Objetivo general

Explorar las características que hicieron del panfleto un medio legítimo de

comunicación alternativa durante la Dictadura.

2.2.2 Objetivos específicos

Explicar desde el ámbito comunicacional por qué el panfleto puede ser

considerado como un medio de comunicación alternativo.

Explorar en la evolución histórica del panfleto, así como también en sus rasgos

políticos (tanto en la bibliografía como desde los testimonios de expertos), para

explicar porqué el panfleto puede ser considerado como un medio de

comunicación alternativo legítimo.

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Identificar las características y principales funciones que cumplió el panfleto

durante la dictadura, material y simbólicamente.

Reconstruir, en parte, los procesos y las redes sociales que hicieron posible la

producción, circulación y consumo del panfleto durante la Dictadura.

Analizar los testimonios de quienes pertenecieron a tales redes con el fin de

encontrar las características que hicieron del panfleto un medio legítimo de

comunicación alternativa durante la dictadura de Pinochet.

2.3 Objeto de Estudio

El panfleto: un medio legítimo de comunicación alternativa durante la dictadura

militar.

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3 Marco Teórico

3.1 Paradigma guía o gran teoría

Antes de proseguir con el detalle del diseño metodológico que subyace a esta

investigación, es necesario exponer sucinta pero precisamente, ciertos aspectos que,

siempre desde el plano de la teoría, servirán como carta de navegación, para que

quien se encuentre con este trabajo pueda comprender a cabalidad el camino que

recorreremos, que parte con las preguntas y los objetivos ya planteados y esperemos

termine por entregar resultados satisfactorios.

En este sentido, la definición clara de un paradigma guía que englobe tanto los

conceptos así como también el uso que de ellos se hace, será fundamental para

poder entender y comprender el verdadero sentido de este análisis. Esto, porque la

afiliación a un determinado paradigma guiará en gran medida la visión de realidad

que tenemos como investigadores y como ésta trascenderá en la forma de

enfrentarnos y aprehender determinados hechos, para llegar así a lo que

corresponde a nuestro objeto de estudio.

Pues bien, tanto en las preguntas de investigación como en la presentación

del objeto de estudio, es posible darse cuenta de que en nuestro trabajo, el papel

más relevante será el que jugarán los sujetos que actuarán como fuentes, como

informantes, y de quienes podremos obtener los datos claves para, tras el análisis

necesario, determinar cuáles fueron las características que hicieron del panfleto un

actor comunicacional importante de la lucha contra la dictadura.

Así, por el hecho mismo de construir una investigación en base a los

testimonios de distintos seres humanos, está definitivamente implícita la necesidad (o

la obligación) de aceptar y respetar la valoración subjetiva que los sujetos

seleccionados hacen del panfleto en su multiplicidad de dimensiones. Esto, por ende,

deja en claro para nosotros no existirá una realidad unidimensional positivamente

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objetiva, sino que una construcción social compleja basada en los aportes que,

desde sus distintas subjetividades (con todo lo que aquello pueda implicar: opiniones,

creencias, valores, gustos, sentimientos, compartidos y contrarios) hagan quienes

seleccionamos como fuentes de información.

Es esto lo que, a nuestro parecer hace interesante esta investigación: en un

periodo de tiempo donde una realidad -la de los militares y sus aliados- quiso

imponerse como la única y verdadera, aparecen en forma clandestina pero

espontánea, fenómenos como el panfleto, los cuales confirman que, aunque se

hagan los esfuerzos más excesivos y, en casos como el chileno, se eche mano a

recursos tan terribles como la violencia y la muerte, pensar que existe una sola

verdad, o inclusive una visión de aquella verdad (tratemos al menos por ahora

verdad como sinónimo de realidad) para imponérsela a otros es, sin duda, el más

grande de los errores.

Esto último, afirmación que enunciamos hoy tras milenios de incansable

trabajo filosófico y también lo que ella implica (que hoy, después de todo, aun no

podamos estar plenamente seguros de nada) nos obliga, como investigadores

éticamente responsables a aceptar la contradicción y la paradoja como componentes

fundamentales del camino de la búsqueda de la verdad.

Y es debido a esto que hemos optado por elegir como nuestras matrices

teóricas tanto el Constructivismo como el Pensamiento Complejo, pues como a

continuación detallaremos, los dos nos dan la posibilidad de tratar la realidad como

algo no predeterminado, ni estático, sino que como un algo dinámico y en el cual los

sujetos, con sus trayectos de vida, y las relaciones entre ellos, son el componente

principal para poder, al menos intuir, desde lejos lo verdadero.

Guba y Lincoln (2000), construyeron una propuesta que propugna la existencia de

diferentes realidades como construcciones sociales de los individuos, considera la

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interacción entre lo observado y el observador. La posición ontológica del

constructivismo según Guba y Lincoln :

“Entrega el mandato para considerar las interpretaciones de los interesados

como legítimas más bien que como simples percepciones sesgadas. Las

reivindicaciones, preocupaciones y problemas de los interesados, junto con lo que

podría esencialmente implicar, constituyen el “material” del cual están hechas sus

interpretaciones”.

Como ya habíamos dicho anteriormente, quienes nos entregarán sus

testimonios, no lo harán con la idea de que las historias que nos cuentan y los datos

que de ellas podamos seleccionar, serán una ilusión, ni mucho menos una mentira.

Para comprobar esto, basta sólo con detenerse a pensar un instante en la propia

vida personal, sobre todo en aquellas ocasiones en las cuales, frente a una misma

situación, frente a un mismo hecho (para ponerlo en jerga periodística) existen

interpretaciones que incluso llegan a ser contradictorias. Mas, ¿eso implica que una

de las dos va a ser la verdadera?

El espíritu del constructivismo tiene que ver con dejar de pensar en la realidad

como esa unidad espacio temporal unidimensional, estática y rígida, para dar paso a

una forma de comprender las cosas de este mundo que toma como sustancia

germinal, la experiencia vital en su construcción diaria y subjetiva, y en cómo al

entretejer varias de ellas (tantas como sujetos se vean implicados) se puede llegar a

encontrar matices en las cosas que, desde una visión unilateral, tendrían una

apariencia absolutamente distinta. En este sentido, el panfleto, no será la excepción.

Y es que la epistemología constructivista parte de la premisa de que,

independiente exista o no una realidad externa al observador, el significado de ésta

es sólo accesible mediante la construcción de diversas dimensiones de

interpretación.

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El conocimiento, desde la definición más básica y tradicional que pueda

hacerse de ese concepto -y que inevitablemente va de la mano con el de “verdad”-

se concibe como una construcción (no como revelación inequívoca) y la relación

entre ésta y la realidad es de adaptación entendida como viabilidad, tal como lo

afirman Botella y Feixas (1998 pág. 36).

“Comprendemos que esta resignificación cognitiva se produce en el marco

contextual posmoderno en el que se desarrolla un cambio radical en la manera de

concebir el conocimiento humano y el proceso de conocer”.

Por supuesto, compartimos las perspectivas planteadas por estos autores, ya

que cuando pensamos en el camino que tenemos por delante para, en algún

momento, llegar a responder la gran pregunta de esta investigación, y tras eso en

cómo el investigador se relaciona y conoce el objeto de estudio, creemos que se

tratará siempre de una relación de carácter subjetivo y que los descubrimientos se

verán siempre mediados por valores de las más distintas naturalezas, pudiendo

éstos incluso variar durante la investigación. En definitiva, investigador y objeto, con

todo lo que hay entremedio, estarán siempre ligados recíprocamente.

Por lo tanto es en este punto donde creemos en la viabilidad y consistencia

teórica de la investigación, en el entendido de que parte sustancial del análisis será

rescatado de la capacidad de crear significados y valoraciones de los actores que

participaron del proceso histórico-político en el cual se cobija el panfleto como

fenómeno comunicacional.

Ahora bien, anteriormente, ya habíamos dejado entrever que además del

constructivismo, también serían importantes para nuestro trabajo los postulados del

pensamiento complejo, matriz epistémica de reciente aparición en el mundo de las

ciencias sociales y que tiene al francés Edgar Morín, como su autor fundacional.

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Ya en el año 1974, un aun joven Morín publicaba en Francia un texto llamado

“No soy de los vuestros” en el cual, como su nombre lo indica, tenía una clara

orientación individual, un sentido de reafirmación motivado por la insistencia del

mundo de la academia de hacer forzosamente, caber ciertas convicciones e ideas en

moldes preconcebidos y legitimados.

Y es que para el autor, aunque los individuos puedan compartir rasgos en

común, lo cierto es que el ser humano, como investigador, siempre tendrá un

thémata4, un conjunto de ideas que animan la investigación y el pensamiento

científico, el cual determinará en un grado importante, el devenir de su trabajo. Y este

valor, del cual en definitiva terminarán emanando la gran mayoría de las preguntas y

las posibles respuestas que puedan ser encontradas, siempre será de carácter

subjetivo e individual.

Esto, constituye quizás el momento germinal del pensamiento complejo:

dentro de la vida y, por supuesto, la actividad científica en general, es imposible

hacer caso omiso del recorrido de vida que ha llevado al ser humano-científico a ser

lo que es, pues como el mismo Morín (1995 pág 20) nos dice:”(...) No escribo desde

una torre que me sustrae a la vida, sino en el interior de un torbellino que me implica

en mi vida y en la vida”.

La última parte de esta cita, es muy reveladora por cuanto sirve para

comprender porqué la elección de trabajar con el constructivismo y con el

pensamiento complejo: desde un plano general, ambas epistemias reconocen que la

realidad se compone de distintos planos, distintas dimensiones, pudiendo estas ser

individuales y subjetivas, o bien colectivas e intersubjetivas, y que el lugar en el cual

hay que prestar atención es en las relaciones complejas que se dan entre dichas

dimensiones.

4 Término utilizado por Morín en “Mis Demonios”.

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Aceptar esto, hace necesario aceptar también cuestiones como la falibilidad

del intelecto humano “reconocer aquella parte inexplicable de nosotros mismos para

nosotros mismos” para terminar por entender que para aprehender las cosas del

mundo en sus verdaderos sentidos, tenemos que conocer nuestros sentimientos,

nuestras ideas y, a partir de allí, poder discriminar la ilusión del error.

Y esto mismo, deberemos también aplicarlo a la hora de pensar en cómo

trabajaremos con nuestras fuentes de información; personas que al igual que

nosotros, han vivido durante largos años sus propias vidas, relacionándose entre sí y

con otros de múltiples maneras y acumulando experiencias que hacen que sus

testimonios, aunque en lo superficial sean similares, guarden en lo profundo,

diferencias que pueden terminar por ser fundamentales.

En el sentido práctico, el pensamiento complejo aportará a nuestra

investigación la posibilidad de reunir herramientas de contextualización5 que no

necesariamente tengan que ver con el mundo exclusivo de las ciencias de la

comunicación para tratar un tema con rasgos evidentemente comunicativos, como el

panfleto. Así, la teoría de la comunicación, la filosofía política y también una dosis no

menor de sentido común y de empatía personal, serán todos ingredientes que, a

través de una clara “voluntad de unir”, que es lo que propugna el pensamiento

complejo, nos permita llegar a saber cuáles son las partes y luego el todo que

permitió que el panfleto fuera un medio de comunicación alternativo legítimo durante

la dictadura de Pinochet.

5 Término utilizado por Morín para definir a la verdadera cultura “aquella que permite al espíritu contextualizar, globalizar y anticipar” los fenómenos de un mundo auto-eco-organizado formado por distintos nudos de saber, que ojala nos sirva para llevar nuestro trabajo a buen puerto.

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3.2 Teorías intermedias o de medio rango

3.2.1 Teoría de la Comunicación

Hoy, en un mundo en el cual la gran mayoría de las cosas pareciera tener tras

de si una explicación científica y una posterior aplicación práctica funcional, o en

otras palabras, una utilidad6, la comunicación no es la excepción. Sin embargo, hay

algo que sí llama la atención, y es que con la comunicación pasa algo distinto a lo

que sucede con otras cuestiones de la realidad que también poseen su teoría.

Esto, porque en la gran mayoría de ellas, teoría y práctica parecen siempre ir

en una relación lineal, en la cual va siempre primero una de ellas (aunque siempre

se sepa -conciente o inconcientemente- algo de cada una), mas en este caso...

¿impide el no conocer la teoría de la comunicación, e inclusive el no ser siquiera

consciente de que la comunicación tal como hoy la conocemos no es algo natural,

que tengamos la capacidad de comunicarnos?

Y es que si bien es cierto ésta es una de las primeras cosas que aprendemos

a hacer a medida que vamos creciendo, la comunicación es una capacidad que, en

los seres humanos, deja de ser exclusivamente instintiva (como parece serlo en el

resto del reino animal) para adquirir matices que inevitablemente van ligados a la

capacidad humana de generar aquello que recibió por nombre cultura.

Antes de seguir adelante, cabe manifestar que el lenguaje es, en nuestra

opinión, el hito que termina por establecer el límite entre lo que separa lo humano de

lo animal, pues, hasta el momento no se sabe de otro tipo de lenguajes7 distintos al

humano. Pero el lenguaje es el sustrato principal de la comunicación y es por ello

que a lo largo de nuestra investigación, el lenguaje y la comunicación -en aquella

6 La palabra no es azarosa; son al menos dos las acepciones de ella que nos sirven en este caso. 7 Dejando, por supuesto, afuera todo tipo de comunicación y de lenguajes corporales, físicos, que no involucren la utilización de un código creado artificialmente.

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relación simbiótica y difícil de aprehender en que se imbrican- serán elementos

claves.

Sin esta capacidad, por ejemplo, sería imposible estar en estos momentos,

nosotros, emisores, escribiendo nuestro mensaje para que ustedes, receptores,

hagan con él lo que deben hacer y dar inicio así a lo que desde la definición más

tradicional y breve (pero efectiva) es la comunicación. Y siguiendo en la misma línea

¿podríamos acaso acercarnos y entablar relaciones con nuestros entrevistados, con

nuestras fuentes, si no fuese por la capacidad de manejar un lenguaje en común y

poder, por lo tanto, comunicarnos?

Estas afirmaciones e interrogantes, que a estas alturas del partido parecieran

ser absolutamente innecesarias y fuera de lugar, son a nuestro juicio, algunas de las

principales razones para incluir la teoría de la comunicación como parte importante

de nuestro trabajo. Pues en definitiva, la comunicación no es sólo un accesorio

teórico usado para adornar las concienzudas reflexiones a las que podamos llegar

tras observar la realidad a nuestro alrededor, sino que se trata del componente

fundamental que subyace, justifica y posibilita no sólo esta coyuntura en particular,

sino que la vida humana en su generalidad más absoluta. Y por supuesto, la

experiencia del panfleto formó y forma hoy, parte de esa experiencia vital humana en

la cual existe la comunicación.

Ahora bien, con esto en claro, proseguiremos con una exposición precisa

sobre los principales rasgos de lo que dentro de la academia se ha construido como

Teoría de la Comunicación y que será fundamental para abordar al panfleto como

fenómeno comunicacional, desde las experiencias y testimonios que nos transmitirán

nuestros informantes, lo cual, por supuesto, es la médula de esta tesina.

La Teoría de la Comunicación tiene, como la gran mayoría de las teorías,

distintos puntos de vista sobre los diferentes tópicos de los que se ha preocupado.

Con el paso de los años, sus estudios han evolucionado desde la perspectiva

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positivista de la industria norteamericana -abarcando la teoría crítica de la escuela

europea (escuela de Frankfurt), que producto de los autores que formó y que

influenció nos será de gran importancia como veremos más adelante- hasta la visión

que se origina en los Estudios Latinoamericanos que centran su atención en el polo

de la recepción. De cualquier manera, nos parece importante hacer un sucinto

recorrido por estas etapas, así que, a continuación ahondaremos en cada una de las

perspectivas recién nombradas.

El estudio norteamericano o Mass Comunication Research (MCR) –nacida en

gran parte a causa de las necesidades que un mercado informativo a nivel global

cada vez más grande sobre el cual no había la cantidad necesaria de conocimientos-

tomando como punta de partida una actitud decididamente positivista, postuló tras

años de trabajo y estudios de distinta índole, que los medios de comunicación de

masas tenían una efectiva, determinante y unilateral influencia en las audiencias.

Pero previo a eso, y para comprender porqué investigaciones con tales

resultados pudieron encontrar respaldo y legitimidad en la comunidad científica, cabe

decir que fue recién en los principios del siglo XX que, producto de investigaciones

en otras áreas científicas como la cibernética8, se propone el primer modelo

explicativo de lo que era la comunicación, el clásico modelo de Shannon y Weaver

de Emisor (E), Mensaje (M), Receptor(R).

Como puede suponerse, la relación entre el modelo E-M-R y los resultados a

los que llegó la MCR era bastante estrecha. El mundo enfrentaba momentos

agitados, de un vértigo económico que junto con constantes e intensos conflictos

bélicos, generaba que el área de la ciencia funcionara a ritmos a veces poco

aconsejables cuando se piensa en aquella ya casi nostálgica visión de la ciencia

8 Área del mundo de la tecnología que, curiosamente, no sólo inspiró el primer modelo de comunicación, sino que fue fundamental para que Edgar Morín diera forma al Pensamiento Complejo.

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como el camino a la verdad, para estar más que nada al servicio del poder político y

económico imperante9.

Años más tarde, principalmente por el aporte de Paul Lazarsfeld surge la

llamada “Teoría de los dos pasos”, que deja de ver la comunicación sólo como el

instante de transmisión de un mensaje de parte de un emisor, por un determinado

canal, para poner atención en el polo de la recepción, cambiando el enfoque de la

pregunta que subyacía a la corriente anterior, de qué hacían los medios con las

audiencias para llegar a la siguiente ¿qué hacen las audiencias con los medios?

Pues bien, este estudioso encontró que si bien es cierto, los medios tenían

una influencia masiva en las personas, no determinaban absolutamente la conducta

de las audiencias, puesto que en realidad éstos se veían mayormente persuadidos

por ciertos miembros de sus grupos primarios o referenciales, los llamados líderes de

opinión. Por lo tanto, la comunicación masiva parecía perder terreno ante el plano de

la comunicación interpersonal que se generaba entre las comunidades y aquellos

que identificaban y aceptaban como sus líderes de opinión.

De esta manera, Lazarsfeld en conjunto con otros investigadores desarrolló el

enfoque de la influencia personal, el cual proponía que los medios de comunicación

masivos, más que determinar y cambiar la actitud de los receptores acerca de

ciertas personas, intereses o ideas políticas, eran los mediadores (líderes de opinión)

quienes reforzaban disposiciones, actitudes y valores existentes en los sujetos con

anterioridad a la llegada de los mensajes comunicados desde los medios.

Por otra parte, surge bajo un contexto y con objetivos completamente distintos

lo que terminaría por conocerse como la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt,

corriente que se vio influenciada intensamente por la doctrina marxista, y que, como

su nombre lo indica, se caracteriza por marcar claras diferencias con lo que hasta

9 Por lo mismo, no debe sorprender que producto de las investigaciones de la MCR se llevaran a cabo las primeras y luego se consolidaran la mayoría de las experiencias de propaganda política –negra y blanca- del siglo pasado.

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ese entonces, habían sido las escuelas filosóficas de pensamiento e investigación

ligadas en ciertas ocasiones a la comunicación.

Fue en ella donde algunos teóricos, por ejemplo, Habermas, Adorno,

Benjamín, Marcuse y Horkheimer realizaron en dos etapas históricas, una severa

crítica a la Razón Instrumental (Iluminismo) y luego también a la Industria Cultural

norteamericana, con todo lo que aquello implicaba: acusar a los medios de

comunicación de masas, por ejemplo, de ser instrumentos puestos al servicio de los

grupos de poder para validar la desigualdad económica y sociocultural y perpetuar

relaciones de dominación, que es lo que en definitiva sucede también en el Chile de

los años ochenta10.

Como ya habíamos dicho, la Escuela de Frankfurt se vio fuertemente

influenciada por el Marxismo, razón por la cual toda investigación sobre temas de

comunicación estaba necesariamente enraizada con las explicaciones de mundo que

el padre del socialismo había propuesto con anterioridad, generando que la

comunicación no fuese vista como un fenómeno en sí mismo, sino que como parte

de un todo determinado fuertemente por el capitalismo y otra serie de ideas que

detallaremos cuando nos preocupemos de revisar más detenidamente los

planteamientos de intelectuales de la escuela europea y herederos de dicha tradición

que plantean discusiones muy importantes sobre conceptos que en el caso del

panfleto son de mucha importancia, como por ejemplo ideología o dominación.

Por último, ante la necesidad de generar visiones de comunicación propias

que reflejaran la realidad concreta de América Latina, es decir, de una teoría que

tomara en cuenta desde los procesos iniciales de mestizaje sanguíneo y cultural,

hasta llegar a temas como las eternas relaciones de dominación entre los pocos

opresores y los muchos oprimidos, para poder así dejar de reproducir estructuras

10 Esto es muy importante para comprender el porqué de la elección de los atores con los que trabajamos: si bien es cierto nuestra base epistemológica parte desde el constructivismo y el pensamiento complejo, la escuela crítica, a través del trabajo realizado por los autores que en ella se forman, influencian directamente nuestro

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que sólo resultaban convenientes para aquellos que hasta el momento habían

ejercido influencias hegemónicas sobre este sector del mundo, podemos identificar la

llamada Escuela Latinoamericana.

Es en ella, y gracias a autores como Néstor García-Canclini, Jesús Martín

Barbero, Mirta Varela, y Humberto Maturana, que se comienza a gestar una

tendencia teórica que apunta claramente a rescatar todo aquello que se vio

invisibilizado por siglos de involuntario sometimiento político económico y cultural y

más específicamente aun, a la forma en que la identidad latinoamericana, producto

de características ricas en cuestiones como variedad y solidaridad cultural, por

ejemplo, podía ser la principal fortaleza de un modelo de comunicación que aportara

las bases de una nueva sociedad dinámica, unida y ávida de salir del subdesarrollo

en el cual, lamentablemente, aun tenemos que sobrellevar.

Así se comprende, por ejemplo, el nacimiento de conceptos como hibridación

cultural, tendientes a asignarle a la relación de los medios con la cultura popular un

valor preponderante. Lo mismo sucede, por ejemplo, con la Teoría de la unidad de

percepción e interpretación mínima de grupo, donde cada persona lee los textos

comunicados según sus grupos de pertenencia, también llamados comunidades

interpretativas, implicando esto que cada lector re-escribe dicho texto según sus

percepciones, quedando atrás aquella noción del medio de comunicación como una

entidad omnipotente y todopoderosa.

La Escuela Latinoamericana, fomentó entre otras cosas, todas aquellas

iniciativas que tuvieran que ver con plantear nuevas alternativas de comunicación,

sobre todo cuando éstas fueran tendientes a revertir los órdenes tradicionales en

nuestras sociedades, para procurar siempre, preparar el terreno para la construcción

de una sociedad capaz de responder a las necesidades reales del pueblo de América

Latina.

trabajo, a la vez en el detalle del desarrollo conceptual así como también en lo general, en la visión de las cosas del mundo que pueda emanar de nuestro trabajo.

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Y es por eso, por ejemplo, que como explicaremos más adelante, el panfleto

puede ser analizado desde la Teoría de la Comunicación, y específicamente a través

de conceptos como el de Comunicación Alternativa, pues se trata de una experiencia

de respuesta popular y espontánea ante un orden hegemónico impuesto

antidemocrática y violentamente.

3.2.2 Filosofía política

Producto de la necesidad generada y respaldada por la utilización del

Pensamiento Complejo como una de nuestras matrices teóricas principales, hemos

decidido incluir como parte de esta sección de nuestra investigación a la filosofía,

rama importante del árbol del saber humano que, como veremos luego –y sobre todo

en aquella vertiente más cercana a lo político- resulta de vital importancia toda vez

que aporta categorías conceptuales y teorizaciones fundamentales, de las cuales

surgen y maduran, muchas de las reflexiones existentes en las corrientes

intelectuales detalladas con anterioridad, además de ciertos conceptos que también

forman parte clave de nuestro trabajo.

Y es que si observamos con detención, en la misma Teoría de la

Comunicación, hay elementos que tienen relación con un discurrir filosófico orientado

a resolver problemas eminentemente políticos, lo cual se ve reflejado, por ejemplo,

en el caso de la Escuela de Frankfurt, donde muchos de los intelectuales que

formaron parte de ella, iniciaron sus propuestas en base a categorías conceptuales

desarrolladas con anterioridad dentro del campo de la filosofía. Política y filosofía

son, definitivamente, campos del saber que se entrelazan y que comparten en esta

ocasión, la presencia del elemento comunicativo como istmo teórico.

En una definición por cierto enciclopédica del término, pero útil de situar la

discusión en un lugar concreto, podemos decir qué se entiende por Filosofía:

“conjunto de consideraciones y reflexiones generales sobre los principios

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fundamentales del conocimiento, pensamiento y acción humanos, integrado en una

doctrina o un sistema, tradiciones filosóficas como la clásica, la kantiana. Conjunto

de principios que se establecen o suponen para explicar u ordenar cierta clase de

hechos”11.

Como podemos apreciar en esta definición, algo hay oculto tras los velos del

lenguaje que lleva a intuir la relación entre lo que la filosofía puede ser, como

concepto, y lo que luego puede ser considerado como su utilidad práctica dentro del

mundo de la acción, puesto por cierto en oposición dialéctica con el de las ideas. Y

es que lo que en determinado momento se plantea como “consideraciones y

reflexiones generales” pasa a ser luego una guía, una carta de interpretación de los

hechos mismos.

A estas alturas, ya podemos sugerir que, de una manera un poco compleja y

por lo demás bastante lejos de resultar clara, dentro del concepto de filosofía (sobre

todo a la hora de referirse a su estrecha relación con el concepto de política),

podremos encontrar una multiplicidad de visiones y posiciones, todo lo cual nos lleva

a proponer trabajar para estos efectos con una visión conciliadora que diga relación

con lo que hasta el momento ya hemos expresado como nuestro soporte teórico. Y

con lo último en mente, debemos partir por decir que las significaciones que han

rodeado y rodeaban a la filosofía se deben a su orígenes y a la historia en general.

En un principio sinónimo de saber -en la medida que estudiaba lo que

actualmente ocupa a las ciencias exactas y a las ciencias humanas- la filosofía ha

sido (¿y sigue siendo?12) la continuación de la política por otros medios. Estos

medios son, por una parte, las categorías –distintas de los conceptos científicos-

como las de estado, virtud, práctica, etc., que la filosofía elabora esforzándose en

separarlas de las opiniones confusas, y por otra parte, los métodos, como la

11 Diccionario Enciclopédico, Larousse. Vol.4 12 Planteamos este comentario como pregunta, pues aun se nos mantiene como una interrogante frente a la cual sólo guardamos suposiciones, ya que en algunos momentos pareciera que

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dialéctica, a la que en tiempos muy distintos se adscriben pensadores como Platón,

Hegel o Marx o otras como el orden geométrico planteado por Spinoza.

De cualquier manera, lo que sí está claro es que el desarrollo de las ciencias y

las transformaciones culturales, sociales y por sobre todo económicas, han logrado

disfrazar a la filosofía, o al menos alejarla de aquel exclusivo y elevado ejercicio

intelectual atento siempre a la posibilidad de atrapar los significados y las esencias

de las cosas del mundo, para dividirse hoy en dos caminos posibles.

El primero, que la postula como una incansable postuladora de tesis -como

por ejemplo la de la primacía de la materia sobre el espíritu- y el segundo, que tiende

a preocuparse más sobre los procesos que han llevado al establecimiento de ciertos

conocimientos científicos, la forma en cómo son elaborados los conceptos, su

empleo y las relaciones que mantienen entre ellos y con el campo al que pertenecen.

Así, podemos comprender que dentro del mundo de la filosofía, encuentren su origen

epistemias como el Positivismo (A. Comte) o corrientes filosóficas políticas como el

Proudhonismo y el Marxismo, reacción crítica frente a la obra de Proudhon que

termina por decantarse en uno de los grandes hitos de las ideas.

Pues bien, es precisamente esta última dimensión que adquiere o que se le

atribuye a la filosofía, y que la une inevitablemente al mundo de lo político, la que

haremos nuestra para más adelante, reflexionar sobre conceptos como poder,

ideología y otros que reflejan situaciones que se dan dentro de lo social y que

nosotros daremos a conocer en base a categorizaciones que se vinculan

tradicionalmente con las corrientes intelectuales marxistas, como lo es por ejemplo,

la Escuela de Frankfurt la obra del italiano Antonio Gramsci, quien por su puesto

también tiene su propia visión de lo que es la filosofía; una visión eminentemente

materialista y por sobre todo, práctica, pues para este intelectual “la gran mayoría de

los hombres son filósofos, en cuanto que actúan prácticamente y su actuar práctico

efectivamente, filosofía y política hoy se funden en una mezcla que parece indisoluble, para luego volver a retomar sus caracteres individuales.

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(las líneas directrices de su conducta) contiene implícitamente una visión de mundo,

una filosofía”13.

Empapado de un espíritu evidentemente político determinado por las

conocidas circunstancias de su vida, Gramsci nos dice sobre la filosofía, y

específicamente sobre el papel de ésta en la historia de la humanidad que “la historia

de la filosofía como usualmente se la entiende, es decir como la historia de las

filosofías de los filósofos, es la historia de los intentos y de las iniciativas ideológicas

de una determinada clase de personas para cambiar, corregir y perfeccionar las

concepciones del mundo existentes en cada época determinada y para modificar, por

tanto, las normas de conductas inherentes a cada una de ellas, o sea, para alterar la

actividad práctica en su conjunto”14.

Y precisamente por esta proposición es que creemos pertinente respaldar una

investigación sobre un fenómeno como el panfleto bajo el marco de la filosofía

política, específicamente en la tradición marxista decantada en autores como

Gramsci u otros de la Escuela de Frankfurt (y sus herederos), puesto que el panfleto

fue una iniciativa práctica, orientada a cambiar una situación con características

materiales e inmateriales determinadas como la Dictadura de Pinochet, que fue

llevada a cabo por hombres y mujeres quienes concientes de su posición y su rol

dentro de la historia, se opusieron a aquello que consideraron como un gran error.

13 Antologia Antonio Gramsci, selección, traducción y notas de Manuel de sacristán, siglo xxi editores argentina. P.423 14 Ibid. P.424

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3.3 Conceptos claves

En esta etapa de nuestro trabajo, desarrollaremos un poco más

detenidamente todos aquellos conceptos y estableceremos todas las definiciones

que resulten necesarias para que esta investigación resulte coherente con los

aspectos teóricos ya presentados y no se diluya en el camino producto del problema

que representaría no establecer bien la señalética que permitirá tanto a nosotros

como investigadores así como también al lector, seguir adecuadamente el trayecto

hacia los resultados esperados.

Con esto en mente, procederemos entonces a revisar todos aquellos rasgos

del panfleto que desde una visión preliminar ligada a lo teórico puedan ser de interés

y representar un aporte al objetivo general, aunque, por supuesto, siendo esta una

investigación sobre un fenómeno, ¿o un caso? inserto en un contexto histórico,

partiremos por realizar una breve descripción de aquellos detalles sobre dicho

contexto que sean relevantes15 a la investigación para luego llegar a la descripción y

la reflexión acerca del panfleto mismo, y terminar con la definición de los conceptos

claves de las líneas teóricas mencionadas. 3.3.1 Ideología

Hasta el momento, hemos dicho una gran cantidad de cosas sobre el panfleto

y sobre la teoría que actúa como marco referencial para dicho concepto, más dentro

de lo esencial, y específicamente en lo que tiene que ver con las funciones del

panfleto, el punto central, como ya hemos visto, es que éste sirvió como mecanismo

de expresión para mensajes acallados por el peso de la censura; mensajes que

llevan por apellido la palabra “ideológicos” y que hacen necesario entonces que

definamos qué es ideología, y qué rol jugará dicho concepto en nuestro trabajo, para

así proseguir luego con el resto de esta etapa.

15 Por ejemplo, para nuestra investigación no será central conocer las causas de la llegada de los militares al poder, ni las principales características de las RR.EE. del gobierno u otros, puesto que no cuentan con una relación tan directa con el tema a investigar, como sí sucede con oros aspectos.

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Lo cierto es que sobre ideología mucho se ha dicho y mucho se ha escrito,

pero por alguna razón, este concepto siempre mantiene matices un tanto

misteriosos, y es que, al tratarse de una palabra vinculada generalmente a nuestro

quehacer cotidiano -pues la ideología se manifiesta y repercute necesariamente en la

vida- nadie parece querer dejar pasar la oportunidad de reflexionar sobre qué es

ideología y qué no.

Entonces, lo primero que deberíamos decir es que si hay algo claro sobre la

ideología es el hecho de que ella no determina las nociones de lo verdadero y lo

falso, pues lo que importa no es el contenido de ésta, “sino el modo en cómo este

contenido se relaciona con la posición subjetiva por su propio proceso de

enunciación”16. Pero luego también está la posibilidad cierta de que la ideología sea

una forma de legitimación de las lógicas de dominación social, como lo demuestra la

realidad del Chile actual, en el cual una gran parte de la ciudadanía demuestra

relaciones subjetivas bastante similares con el poder, lo cual lleva a que la

enunciación de aquella relación, sólo sea expresada a través de un voto una vez

cada 4 años. ¿Y es eso ideología? Puede ser, pero sigamos revisando más

profundamente este interesante y desafiante concepto.

La noción inmanente de lo que es ideología es presentada por Zizek (2003)

como “una doctrina, un conjunto de ideas, creencias y conceptos destinados a

convencernos de su verdad”, sin embargo, luego el mismo autor reconoce que al

final “la ideología es una comunicación distorsionada sistemáticamente” en la cual

puede subyacer el juicio de algún poder (dominación) inconfeso. Vemos entonces ya

una relación que de manera un poco confusa, comienza a generarse entre el

concepto de ideología, poder y luego una alteridad, o una identidad anónima y

masiva que está entremedio de los dos conceptos anteriores y que vive entre ellas y

sin la cual no podría existir ninguna de ellas. Pero, desde el punto de vista

pragmático ¿para dónde va todo aquello?

16 Zizek, Slavoj, Ideología, un mapa de la cuestión. P. 14

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Y como el pragmatismo obliga, recurriremos, gracias al siempre bienvenido

comodín del Pensamiento Complejo, a una corriente intelectual como el post-

estructuralismo, que en primera apariencia no tiene mucho que ver con nuestro

trayecto teórico, pero que, sobre todo gracias al hecho de que algunas de las

“obsesiones filosóficas” de este grupo tienen relación con las de la Escuela de

Francfort, y más específicamente con la fijación de Adorno por el modo en que los

rasgos aparentemente más marginales y fortuitos de los aparatos culturales –como el

panfleto- pueden revelar sus más profundas verdades.

En pocas palabras, y basándonos principalmente en lo que plantea Althusser,

siempre desde una visión marxista del mundo, la escuela, la familia, y todas las

instituciones, las estructuras que existen en el núcleo de la realidad social “terminan

por entregar a los sujetos las habilidades, las competencias para adaptarse o más

bien “someterse” a la ideología dominante”17.

Evidentemente, y más que nada debido a la raíz marxista de este autor y sus

ideas, al hablar de ideología dominante, se está hablando necesariamente de la

relación de dominación que existe entre el estado y la nación, compuesta por sus

ciudadanos (sociedad civil, también vale), siendo aquella una relación en la cual la

represión se presenta como el elemento constitutivo central, toda vez que el objetivo

central del estado sería el de alcanzar el éxito en el proceso de explotación

capitalista.

Más en la experiencia chilena, algo hay con este uso del término ideología que

no cuadra, puesto que, a pesar de que la represión funcionaba a niveles casi

exagerados sobre la gran mayoría de las estructuras de la sociedad (civil), de

cualquier manera terminó por gestarse un núcleo de resistencia que, por supuesto,

fue también contra - ideológica y que tuvo manifestaciones de enfrentamiento que

nada tuvieron que ver con aquella “aceptación” de la ideología dominante.

17 Ibid. P.117

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Quizás, y esto es sólo una suposición producto del sentido común, al tratarse

de un contexto enrarecido por el aire turbio de una dictadura, el análisis hecho por

Althusser quede un poco descuadrado, pero de cualquier manera, es cierto que al

menos de parte del estado, del estado militar, existía esa voluntad de lograr imponer

su ideología, y lograr con ello dominar para producir.

Ahora bien, lo que según nuestra opinión pudo haber contribuido a que este

proceso haya encontrado un alto grado de resistencia, tiene que ver con el hecho de

que, como ya expresamos en algún momento, el golpe de estado sucedió en un

Chile que dividido en dos posiciones absolutamente antagónicas, ideológicamente.

De esta manera, el gobierno militar se encontró con una población dividida

entre aquellos dispuestos a aceptar su ideología y quienes violentamente dejaron de

ver la suya reflejada en el aparato estatal. Y como, producto de lo que sostenía

Zizek, más que un tema de verdad o mentira, la ideología tiene que ver con un

posicionamiento individual, subjetivo, el hecho de que haya surgido una resistencia y

un enfrentamiento ideológico al régimen de Pinochet -reflejado por cierto en lo que el

panfleto significó- era algo absolutamente lógico.

En todo caso, una cuestión importante a tener en cuenta a la hora de

reflexionar sobre el porqué de la aparición de experiencias de oposición ideológicas,

tiene que ver con el hecho de que, desde esta matriz teórica, lo cierto es que el

horizonte de acción de lo meramente ideológico, más que estar vinculado con el

Aparato de Estado (AE) está vinculado a los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE)18,

pues el primero funciona primordialmente en base a la violencia, mientras que los

segundos, actúan en el ámbito de lo privado.

18 Entre los AE se encuentran el gobierno, la administración central, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc. Por otra parte, los AIE podían ser religiosos, escolares, familiar, jurídico, político, sindical, de información y cultural.

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Es por esto que, a pesar de la determinación exacerbada de los militares (y

aquellos cuyos intereses los militares protegían) de dominar ideológicamente, es en

el plano de lo cotidiano -que es el plano de los AIE- en donde podía efectivamente

generarse un enfrentamiento ideológico, puesto que “en ellos (los AIE) las antiguas

clases dominantes pueden conservar posiciones fuertes durante muchos años y

además porque las clases explotadas pueden encontrar en ellos un medio de

expresión y lucha encarnizada”19.

Vemos entonces que el panfleto, fue efectivamente parte de un proceso

ideológico a una escala generalizada y que, por lo tanto, al ser parte de dicho

proceso, era efectivamente canal de mensajes totalmente ideológicos, de mensajes

que, como diría una visión más constructivista sobre este tema, acarrean consigo

“las construcciones simbólicas que dominan el espíritu de un hombre o un grupo

social”20 que en el caso que concita nuestro interés, fue el de quienes se opusieron

rotundamente a la ideología que desde el estado, reprimía intensamente. 3.3.2 Panfleto: Marco Histórico y Referencial

Los largos años que trascurrieron después de la llegada de los militares al

poder, cuentan con la singularidad de ser unos de los que en la totalidad de la

historia criolla, registran la cantidad de transformaciones sociales, políticas y

económicas más diametrales. Esto, básicamente porque, de partida, se volcó el

tablero de la democracia cayendo con él todas sus fichas, obligando al país entero a

vivir bajo una dictadura sobre la cual hoy todos tenemos por lo menos el mínimo de

información que se requiere para comprender que Pinochet y sus secuaces, de

presidente y gobierno respectivamente, no tenían nada.

Pero más allá de eso, lo realmente importante fue que Chile, de un momento a

otro, dejó de transitar un camino que apuntaba claramente (aunque producto de

19 Ibid p.128 20 Ibid. P. 136

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diversas razones, esta voluntad no fuese por todos compartida) a la construcción de

un país socialmente integrado, con una soberanía y una democracia participativa y

dinámica, lo cual, por supuesto, hoy, quienes no vivimos aquellos años, estamos muy

lejos de poder comprender.

Más allá de la banalización mediática de su imagen, producto de intereses y

razones la mayoría de las veces despreciables, Salvador Allende fue el primer

presidente en el mundo en proponer y lograr, tras un proceso democrático legítimo –

aunque no por ello libre de la mano negra de los Estados Unidos- en lo constitucional

y en lo social, la instauración de una república socialista.

Aquello, por supuesto, fue un suceso de impacto mundial en aquel entonces.

Conocido es el discurso que el presidente pronunciaría un tiempo después de su

elección en una asamblea de la ONU, por el cual recibió una masiva ovación. Sin

embargo, junto con aquel reconocimiento, vendría también la presión asfixiante de un

gobierno que, como el propio Nixon y su estratega Kissinger señalaron, se sentía

atemorizado ante la posibilidad de perder el patio latinoamericano producto del

sándwich rojo21 que allí se instalaba.

De allí, y sobre todo gracias a la intervención del FBI y otros personajes y

organismos que no viene el caso mencionar, al golpe de estado propiciado por los

serviles monigotes que tanto desde las Fuerzas Armadas así como también desde la

fronda política agacharon la cabezas ante el gigante del norte, había un corto y

repentino paso.

Pero aquél fue un corto y repentino paso que dio fin a un proceso y que

propició la transformación gradual del país en lo que hoy, gracias a una casi mayoría

de edad en la administración de la Concertación, podemos ver: una democracia

21 Alusión hecha en cierto documental sobre la Crisis de los Misiles (1971) en el cual un funcionario del gobierno norteamericano cuenta como Nixon (o Kissinger, hay que aclarar) se habría referido, de manera básicamente metafórica, a la situación que se generaría en A. Latina al tener tanto Cuba como Chile, gobiernos y repúblicas socialistas.

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supuestamente socialista, que no ha hecho nada más que entregarse por completo a

las voluntades del mercado mundial y de quienes lo dominan.

Por supuesto, ahondar sobre las consecuencias de este accionar no forma

parte de nuestros objetivos, no obstante hay en esto algo que resulta fundamental

para esta investigación, y es el hecho de que producto de este proceso, iniciado en la

Dictadura y madurado durante los gobiernos actuales, se ha logrado hacer aun más

evidente una situación que, en el caso del panfleto, será uno de los elementos

claves: la cada vez más grande división entre los reducidos grupos humanos que

ostentan el poder político y económico y la enorme mayoría, que se debate

cotidianamente entre la invisibilidad mediática e histórica y el silencio al cual se le ha

condenado.

Y es que, aunque hoy sea posible ver en los medios de comunicación críticas

abiertas a la gestión de la Concertación producto de proyectos como el Transantiago

y de irregularidades financieras que en cualquier otra circunstancia bien serían

condenables como lisos y llanos robos, lo cierto es que todo aquello forma parte del

montaje espectacularizado de los medios de comunicación para lograr hacer rotar el

poder, o al menos dar esa impresión, pero sólo entre los pocos que siempre lo han

ostentado.

Porque lo cierto es que el poblador afligido por las deudas habitacionales, el

trabajador sin previsión y sin cotizaciones, el mapuche preso y sin tierra, el habitante

de Valdivia sin cisnes o el vecino de Mehuín que ya no puede comer ni luche ni

mariscos porque Celco le ha matado el río, entre tantos otros, aunque griten con toda

la fuerza de sus pulmones, aun no figuran dentro del establishment informativo como

figuras reales y multidimensionales. Sólo son cifras de heridos y detenidos en

protestas, o a lo más, firmas en una carta que nunca trascenderá.

Y lo paradójico es que hoy, cuando tantos años parecen haber pasado desde

aquellos tiempos de la dictadura, el fantasma de la censura aun parece rondar en

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Chile. Oculto bajo el velo de una supuesta democracia justa y abierta para todos,

quienes tienen algo que decir en ese país, siguen siendo condenados al silencio

porque aquello que tienen que decir no es lo que quieren escuchar de quienes están

al poder, además de tener que verse en la cuasi-obligación de leer y escuchar lo que

sí quieren que leas y escuches. Y esto no es nuevo, esto es más antiguo que el hilo

negro, que la mentira y esto, era lo que muchos chilenos y chilenas tuvieron que vivir

en dictadura.

Cuando sólo habían pasado unos días del golpe de estado, específicamente

en la edición del diario La Tercera del 28 de septiembre, puede leerse en letras

pequeñas bajo el logo del diario el siguiente texto: “Decir la verdad ayuda a los

pueblos a encontrar su propio camino”22. Pues bien, para hacernos una idea sobre

las condiciones con las que el panfleto como un medio de comunicación alternativa

debía lidiar, al menos en lo publico reproduciremos a continuación una columna de

opinión del diario La Tercera con fecha del 28 de septiembre de 1973, titulada “La

viruela”.

Por supuesto, las palabras de este texto cargan aun con el peso de lo que

había sucedido hace sólo 17 días, pero dan una buena impresión de cómo, producto

de la censura y del control absoluto y totalitario de los medios de comunicación -tanto

en el plano de los contenidos así como también en lo relativo al tratamiento de dichos

temas- un diario de llegada nacional puede llegar a exponer a una sociedad dañada

en lo más profundo, ideas y conceptos sin ningún asidero, salvo que la falta de

honestidad, sensibilidad y de sentido común, hayan sido la verdadera peste a temer

por aquellos años.

“Las enfermedades han causado miedo desde el amanecer de la historia. Las más temidas

eran las mortales y contagiosas y esto no ha cambiado, aunque ya son pocas las

22 En esa misma edición, es más, en esa misma página, la número tres, se informa con absoluta naturalidad acerca de la detención de el ex diputado socialista Luis Espinoza Villalobos y sobre el fusilamiento del ex intendente de Talca, Germán Castro Rojas y Teobaldo Valdivia Villalón, quillotano condenado a morir “frente al batallón” por motivos no aclarados. Con ese tipo de noticias en los

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enfermedades mortales que van quedando y a veces dan ganas de pensar que hay gente que

muere sólo de demasiado tomar remedios. Entre las dolencias más siniestramente

prestigiadas, está a lo largo y ancho de los tiempos y continentes, la viruela. A veces,

simplemente llamada “la peste”. La gente mayor de nuestra época, aun alcanzó a ser

contemporánea de epidemias de viruela que asolaron ciudades, regiones o países enteros.

Cuando “la peste” pasaba, no había familia ni cuadro que no llorara a más de un muerto.

Muertos que eran quemados con sus ropas y pertenencias para evitar el contagio. Aun los que

contraían la enfermedad eran abandonados a su suerte, porque había que ser demasiado

valiente y demasiado suicida para asistir a un contagiado. El resultado era previsible e

ineludible: morían el enfermo y el buen samaritano.

La ciencia le está quitando su fama macabra a la viruela. Ya no se muere de ello la gente. Por

lo menos, no todos mueren. Hay tratamientos y hay vacunas para prevenirla. Algo es algo.

Pero aun le resta a “la peste” un prestigio que defiende con denodada porfía: deja marcada a

la gente. Quien contrae viruela y no es tratado en forma muy rápida, comienza a desesperarse

por la picazón que le producen cientos de granitos en la piel. Se rasca y queda la huella

inborrable23 hundida en el rostro. Las mueres son las que más le temen a esta marca y es

lógico que así sea porque a ellas les gusta ser bonitas, y nosotros los varones nos gusta que

lo sean.

Pero esas marcas en el rostro en realidad debieran ser para hombres y mujeres una razón de

orgulloso. Esa marca certifican que el organismo ha sido fuerte, que ha librado una lucha

heroica contra una enfermedad tenaz. Y que de la enfermedad ha salido fortalecido,

un poco inmune a otros ataques y a una recaída. “La peste” no se repite.

Por eso me alegré mucho viendo diversos edificios del centro de la ciudad sembrados de

agujeros en sus paredes, agujeros hechos por las balas de las metralletas y de otras armas.

Esos muros daban la impresión de estar “picados de viruela”. Y la viruela es una peste y los

muros son la cara de Chile. De Chile que estuvo enfermo de peste, y cuyo organismo

reaccionó bien, fue capaz de derrotar a la enfermedad contagiosa y cruel y salió fortalecido de

ella. Fortalecido e inmune.

Ojala que a quienes corresponda no se les ocurra tapar todos esos agujeros en todas esas

paredes. Son nuestro certificado de vacuna y no hay que perderlo.”

medios de comunicación, sin duda el pueblo estaba encontrando un camino, sólo que dicho camino no era el propio, sino el que anónima y ocultamente, los poderosos habían trazado hace rato.

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Como podemos ver, las cosas eran en aquel entonces, por decir lo menos,

distintas. De partida, llama la atención que un texto de una calidad literaria,

gramatical, ortográfica y sintáctica tan pobre pueda estar en las páginas de un diario

de presencia nacional, y por lo tanto de gran importancia. Y luego, la metáfora o más

bien la comparación que se hace de uno de los pasajes más complejos y

determinantes de nuestra historia con una situación como contraer viruela es,

simplemente, penosa y no merecen mayor reflexión.

Lo triste, eso sí, es comprender que a este tipo de contenidos debían

exponerse de manera exclusiva miles de chilenos quienes, afectados por la censura

radical de la dictadura, vieron limitadas sus posibilidades de informarse a través de

medios de comunicación dignos. Paradójicamente, en la página siguiente a aquella

donde se publicó esta columna, en un pequeño recuadro, se informa de la

reestructuración de la escuela de periodismo de la PUC, con el fin de “orientar los

hasta ahora desvirtuados estudios hacia la formación de verdaderos profesionales”24.

Otro dato relevante, incluso en los mismos medios de comunicación de la

dictadura, como lo fue –por supuesto- El Mercurio, se publica, sin mayores reparos

que desde el día 28 de Septiembre de 1973 “todos los equipos de

telecomunicaciones de la zona (Quinta Región) deberán solicitar autorización previa

a su funcionamiento”25. Si eso no es control y censura, entonces ¿qué lo es?

Vemos, de esta manera, que ya desde el inicio de la dictadura, las cosas

estaban claras: mantener el control absoluto de las comunicaciones, prohibir y

reprimir –sin escatimar en recursos- toda disidencia al régimen sería el principal

camino para asegurar la estabilidad política, social y económica del nuevo Chile. Y

23 La falta de ortografía viene del original 24 La Tercera, edición del 28 de septiembre de 1973, página 6 25 El Mercurio de Valparaíso, edición del 28 de septiembre de 1973. A continuación, reproducimos íntegramente el texto del bando: “Con el objetivo de mantener el control de los medios de comunicaciones se ordena: cualquiera empresa o servicio fiscal, semifiscal o particular que desee poner en funcionamiento sus equipos propios de radiocomunicaciones, deberá solicitar la autorización del delegado de la Junta Militar en los servicios de comunicaciones, Dirección de Armamentos de la Armada, calle Prat N°620”.

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para ello, una cantidad enorme de compatriotas debía ser condenado al silencio. Sin

embargo en ese contexto, surge, por supuesto, la inevitable rebeldía, producto de

esa actitud contestataria comienza a utilizarse el panfleto.

3.3.2.1. El panfleto: definiciones y proposiciones

El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española define al panfleto -

mezquinamente a nuestro juicio- como un libelo difamatorio o una obra literaria, de

poca extensión, de carácter agresivo. Y decimos mezquinamente, debido a que,

como expondremos a continuación y como se desprenderá del sentido general de

nuestro trabajo, creemos en que el panfleto, independiente de su dimensión material,

genera, sobre todo en escenarios de represión y censura, la posibilidad de poner en

el espacio público mensajes que quizás de otra manera no podrían ver la luz,

además de servir para coordinar y articular redes sociales a escalas que niveles de

comunicación dialógicos serían difíciles de alcanzar. Así, el panfleto deja de ser un

papel con un contenido, para convertirse en la voz de aquellos a los que se la han

quitado26.

Buscar definiciones teóricas sobre el panfleto fue una tarea escurridiza, pues

como puede intuirse, el panfleto en sí mismo no es ni una categoría ni un concepto

teórico en sí mismo, y su existencia puede hallarse vinculada a campos tan distintos

como el del diseño, como el político, e inclusive, como el comercial. Pero a través de

la conjugación de todas las características relevantes que logramos encontrar

podemos proponer que un panfleto es o puede ser: un comunicado público en forma

de librillo, que puede consistir de un simple pedazo de papel, pintado (impreso,

rayado, escrito) por una o dos caras, generalmente de contenido político e inspirado

26 Esta idea, como veremos más adelante, vincula al panfleto con otras experiencias sociales que comparten como rasgo fundamental el hecho de surgir siempre desde las clases populares oprimidas como reacción ante el grupo humano o sistema opresor.

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por algún hecho público, aunque también puedan contener desde información sobre

aplicaciones de cocina a datos sobre informática, publicidades, información religiosa

o información médica. Su formato original es la octavilla, por su fácil impresión, su

bajo costo y su rápida difusión.

En este sentido, Gabriel Salazar27 en entrevista concedida para esta

investigación nos plantea una reflexión respecto del sentido que tenían los panfletos

en dictadura.

Durante la dictadura no había complicidad. La consigna no tenia sentido, pero sí el panfleto, ya que el panfleto tú lo tiras y no te van a agarrar preso. Por tanto es un lenguaje más de las sombras, es la protesta que emerge de la clandestinidad y que denuncia los crímenes y determinados objetivos de lucha. Entonces el panfleto se prestaba para eso, para la denuncia para hacer visible ese lenguaje de las sombras que les comentaba.

En definitiva, un panfleto es un trozo de papel de fácil (y barata) confección y

distribución que puede contener cualquier tipo de mensaje, dependiendo de las

intenciones de quien esté detrás de su creación. Pero como ésta es una

investigación sobre el panfleto en el contexto específico de la oposición al régimen

dictatorial de Pinochet, detallaremos las características particulares del caso.

Como ya habíamos dicho, represión y censura eran los caminos elegidos por

los edecanes del capitalismo para asegurar el éxito de su plan a largo plazo.

Evidentemente, esto también implicó que no sólo los ciudadanos comunes y

corrientes debieran someterse a la voluntad de la junta, sino que también la actividad

partidista tuvo que entrar en un receso forzado, al igual que todas aquellas entidades

u organizaciones con fines políticos como sindicatos, organizaciones vecinales y

otras.

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Este fue el caldo de cultivo propicio para que la utilización del panfleto como

forma de expresión de aquellos mensajes (no hablaremos aun sobre el apellido de

esos mensajes, si eran contrainformativos, ideológicos, pues aquello merece ser

tratado con detención) que por motivos que ya resultan más que claros, no podían

ser expresados libremente a través de medios tradicionales como medios de

comunicación masivos o bien instancias comunitarias o populares.

En términos concretos, podemos decir que el panfleto irrumpió con fuerza en

el panorama comunicacional junto con las primeras protestas masivas en contra de

la dictadura y de ahí en adelante, se transformó en un arma que fue profusamente

utilizada tanto por la oposición como por el pinochetismo28.

Así, y junto con otros fenómenos de mucha potencia como lo fue también el

muralismo, se empezó a dar a conocer públicamente, escribir una visión alternativa

de la realidad, una historia no oficial redactada por quienes no dudaron ni un instante

en desafiar el Decreto Ley Nº 1009, que bajo el pretexto de mantener la seguridad

nacional, prohibía el porte, confección y distribución del panfleto bajo la estricta ley

contra la propaganda opositora.

Esta disposición legal, como suele suceder con todas aquellas medidas

prohibicionistas, más que un obstáculo fue un aliciente para que las calles y veredas

de Chile se vieran, con frecuencia, tapizadas de panfletos que daban cuenta de la

tensión social y de situaciones tan graves como las torturas, asesinatos y varios otros

actos criminales que ocurrieron durante la época.

27 Gabriel Salazar en entrevista con los autores. Revisar Anexo. 28 Un proyecto Fondart, llamado “Panfletos: poniendo el grito en el suelo”, cuenta con una gran cantidad de panfletos de los años de dictadura, los cuales fueron recopilados por el autor de dicho proyecto. Allí, aparte de los distintos panfletos que varias organizaciones anti-dictadura usaban para convocar a marchas y dar a conocer informaciones y mensajes, habían también panfletos del lado del gobierno, los que, por supuesto, eran en su gran mayoría de carácter despectivo hacia la oposición. Como si el control total de los medios de comunicación no hubiera sido suficiente...

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Formalmente, estos papeles propagandísticos adoptaron diversas apariencias

y fueron confeccionados con distintas técnicas29, pero siempre respetando las

características de ser de fácil confección y distribución, además de portar un mensaje

tan conciso como comprensivo, tan provocativo como exacto. Para conseguir este

efecto se utilizó desde la proclama y el eslogan hasta recursos más ligados a lo

humorístico como la burla y la sátira.

De allí que, cuando los recursos y las posibilidades lo permitían, fueran muy

utilizados los panfletos con caricaturas y recursos gráficos de la más distinta índole.30

Por supuesto, así como existió diversidad en lo formal, también lo hubo en lo relativo

a quiénes fueron las personas que utilizaron el panfleto: desde movimientos como las

Juventudes Comunistas a otros como el MIR y el FPMR, pasando por organizaciones

vecinales, estudiantiles y laborales clandestinas, idearon, confeccionaron y

repartieron panfletos.

Esto último, es un punto de mucha importancia para nuestra investigación.

Quizás una de las cosas más importantes que haya que tener en cuenta sobre el

panfleto, sea el hecho de que el impacto que causaba en la sociedad no se generaba

solamente cuando el panfleto se entregaba y era leído.

Como podremos apreciar más adelante gracias a lo testimonios de nuestros

entrevistados, de partida, para poder crear panfletos, por más simples que fueran,

era necesario contar con un mínimo de materiales, que de algún lado debían salir,

así ya en ese momento tan germinal del panfleto, se estaba generando un tipo de

acción social y política que no puede ser dejado de lado.

Por lo tanto, es importante destacar que, aparte de las cuestiones más

prácticas, no debemos olvidar nunca que al hablar de panfleto, y teniendo en este

sentido una mirada bastante comunicacional, hablamos de un proceso, en el cual el

mensaje de un determinado autor se envía a través del panfleto mismo (esto no es

menor, el panfleto puede ser visto como parte y como todo) a varios receptores, pero

29 Desde la confección manual más simple, hasta la utilización de mimeógrafos o máquinas de serigrafía disponibles. 30 Para mayor nitidez respecto a la apariencia de los panfletos, ver anexo (o visitar www.fondart.cl)

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siempre teniendo en cuenta que aquel mensaje, antes de ser distribuido, tuvo que

ser ideado y luego depositado en el papel, en la materialidad de la cual depende

necesariamente para servir de algo.

Así, será importante, por ejemplo a la hora de analizar los testimonios de

nuestras fuentes, saber a qué etapa del proceso comunicacional del panfleto se

vinculan, si es que fueron parte de las organizaciones que confeccionaban los

panfletos, si eran los que ideaban contenidos, los que confeccionaban el panfleto-

objeto, si eran los encargados de panfletear, o si fueron en algún momento,

receptores de panfletos de algún tipo.

Pero de cualquier manera, una de las situaciones que también merecerá

especial detención a la hora de realizar el trabajo con nuestras fuentes es el tema de

la legitimación social del panfleto como medio de comunicación alternativo, pues

estos documentos, que fueron medios de comunicación utilizados masiva y

cotidianamente, eran ilegales. Y a pesar de que aquello fuese la causa de que

muchos compatriotas, por el sólo hecho de formar parte de alguno de los eslabones

de la cadena de vida del panfleto, pudieran ser considerados terroristas de Estado, la

confección, distribución y recepción del panfleto, se transformó en una práctica social

arraigada en lo cotidiano.

3.3.2.2. El panfleto y experiencias análogas en la historia

Como ya hemos visto, la existencia del panfleto en el caso chileno, va unida

intrínsecamente con un contexto determinado ante el cual responder. En este

sentido, no es nada irracional proponer la idea de que el panfleto actúe como un

mecanismo de expresión enmarcado siempre dentro de un escenario general de

resistencia social.

En este caso, por supuesto el panfleto fue un vehículo de rebeldía ante un

régimen dictatorial que había prohibido todo tipo de manifestación ideológica, fuese

intelectual (textual) o combativa (acción), pues como ya dijimos, la existencia misma

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del panfleto no sólo aportaba la posibilidad de hacer públicos ciertos mensajes, sino

que, producto de la cadena de producción, distribución y recepción, se generaban

niveles de acción política de gran importancia31.

Pero volviendo a la particularidad de este punto, lo cierto es que el panfleto

como fenómeno político y comunicacional tiene mucho que ver con la generación de

una alternativa concreta para responder ante situaciones generalmente conflictivas y

esto en la historia de nuestro país, no es nada tan nuevo.

Para partir, quizás lo primero que sea conveniente aclarar, es que producto de

una visión de la historia –¿o historiografía?- compartida por todos quienes formamos

parte de este grupo, vemos que la historia del panfleto está vinculada esencialmente

a los sectores populares de la sociedad, no queriendo hacer con este término

ninguna referencia denotativa ni nada por el estilo, sino que simplemente como una

forma de decir que, al menos en la generalidad, el la historia del panfleto es también

la historia de aquellos que no tenían el poder, y que, es más, se veían acosados por

aquel poder.

Y es esta última situación la que nos permite vincular al panfleto con una de

las primeras experiencias de respuesta de las clases populares ante las clases

dominantes que, por supuesto, tiene elementos en común con el panfleto. Pues cabe

decir que, desde el ámbito académico, la bibliografía que nos permite llegar a

establecer estos vínculos y generar estas reflexiones proviene de la teología.

Específicamente, se trata de la Obra de Maximiliano Salinas, doctor en Teología,

quien producto de años de trabajo, logró ver en expresiones de religiosidad popular

como el Canto a lo Divino y otras por el estilo, una “forma de respuesta, en el

horizonte global de una sociedad que se yergue para dominarlo, someterlo”.32

31 Producto de esta dualidad, será muy importante para nuestro trabajo, explorar, por ejemplo, en las redes sociales que, producto del ciclo al cual hemos hecho mención, se lograron articular en torno al panfleto. 32 Salinas, Maximiliano “Canto a lo Divino y religión popular en Chile hacia 1900”. P.17

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Esta última idea, es la que recorre transversalmente su propuesta y, en

nuestra opinión, es la que nos permite vincular, por ejemplo, la Lira Popular, una de

las primeras experiencias de prensa popular de las que se tenga registro, con la

historia del panfleto, pues, como detallaremos, la forma de expresión, o si se prefiere

el formato textual de dichos documentos (también clasificados bajo el nombre de

literatura de cordel, por el hecho de ser papeles que se publicaban colgándolos de

cordeles en lugares públicos), eran precisamente la forma lírica de décima espinel, la

misma que se utilizaba en el Canto a lo divino y, curiosamente, la mayoría de los

autores de las distintas liras que hasta mediados del siglo pasado existieron, eran

cantores a lo humano y lo divino. Y es que, panfleto y Lira popular, con el elemento

del canto a lo divino proveniente de las investigaciones de religiosidad popular

siempre presentes, comparten varios elementos en común.

En primera instancia, quizás el principal rasgo que hermana al panfleto con la

Lira, sea el hecho de que ambos son documentos elaborados a través de procesos

muy sencillos, y por lo tanto, accesibles en términos de financiamiento para aquellos

sin un gran poder adquisitivo. Esto, viene a reforzar aquella idea planteada

recientemente, sobre la popularidad con la que se puede caracterizar estas formas

de expresión: si en los ochenta eran pobladores, estudiantes y activistas políticos

quienes daban vida al panfleto, casi un siglo antes eran campesinos y peones de

distintas haciendas de la zona rural del país los que, gracias a una formación literaria

traspasada oralmente de generación en generación y de escasos recursos utilizados

de manera inteligente, estaban detrás de la creación de las Liras.

En el plano de lo visual, una Lira Popular no es muy distinta de un panfleto.

Ambas son hojas impresas con texto y a veces acompañadas de ilustraciones que,

eso sí, en el caso de la lira ocupaban un espacio superior al 60 por ciento de la

superficie del papel, siendo casi siempre gravados hechos por los mismos puetas33 o

bien por algún conocido dispuesto a cooperar.

33 Término con el que se conoce a los poetas populares en las zonas rurales del país.

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Ahora bien, también es posible establecer ciertas diferencias entre ambas

experiencias, y éstas radican principalmente en términos de contenido, pues

mientras el contenido de los panfletos tenía que ver casi siempre con mensajes

ideológicos, de información sobre datos que callaban los medios de comunicación o

bien convocatorias a marchas y protestas, en el caso de la lira popular se daba

espacio a cosas más ligadas con los distintos ámbitos de lo cotidiano, como por

ejemplo informaciones sobre accidentes, eventos sociales o comentarios sobre

temas que el autor considerase de importancia para la comunidad. En este sentido,

la lira popular muchas veces cumplía funciones no-ideológicas, mientras que el

panfleto nace en esa coyuntura.

De cualquier manera, cabe destacar que muchos de los grandes poetas

populares de nuestro país, como por ejemplo Rosa Araneda, Daniel Meneses, Juan

Bautista Peralta y otros, fueron los responsables de que surgiera en Chile una

tradición de periódicos populares como lo fue “El Ají”, vinculado en su momento al

Partido Democrático, en el cual sí que se denunciaban las injusticias ejercidas por los

grupos hegemónicos contra las clases populares.

Pero algo que llama la atención de manera especial una vez que se mira con

detención, es como, en el caso del canto a lo divino, el ámbito religioso,

específicamente el relato germinal que da pie a la formación del cristianismo, pasa a

ser re-significado por los poetas, quienes atribuían a la Virgen María o a Jesús

mismo, rasgos que se contradecían con las actitudes que en sus composiciones

tomaban personajes como el diablo o el futre, entidades del mal que evidentemente

actuaban como metáforas para referirse a las clases dominantes como el clero, los

terratenientes y los políticos, en lo que claramente puede ser leído como un acto si

no de rebeldía, de fuerte crítica social y, por lo tanto, de índole ideológica como

sucedió también con el panfleto.

En Chile, el tiempo de mayor auge de este tipo de prensa popular se dio

aproximadamente entre los años 1860 y 1920; y su primer coleccionista fue el

profesor alemán y estudioso de nuestra cultura Rodolfo Lenz, quien donó a la

Biblioteca Nacional cerca de quinientos pliegos que forman parte de las tres únicas

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colecciones que existen en nuestro país. La Biblioteca Central de la Universidad de

Chile cuenta con la colección formada por don Raúl Amunátegui con unos 850

pliegos y la Biblioteca Nacional, además, conserva la reunida por Alamiro de Ávila

que contiene 350 pliegos.

Afortunadamente, en los últimos veinte años se ha reconocido el valor como

fuente histórica de este tipo de literatura popular. Se ha comenzado a estudiar en sus

pliegos temas como la Guerra del Pacífico, el gobierno de José Manuel Balmaceda,

problemas limítrofes o contiendas electorales, entre otros. Y esto es particularmente

interesante, pues desde nuestro punto de vista, una de las posibles potencialidades

del panfleto es la de ofrecer una alternativa a la historiografía tradicional y poder leer,

a través de dichos documentos, la historia no oficial de las clases oprimidas durante

el régimen de Pinochet, y de cómo éstas lograron ser fundamentales para derrocar al

tirano.

3.3.2.3. El panfleto y su uso histórico

La historia nos indica que el panfleto como elemento comunicacional en las

sociedades ha ocupado un lugar trascendental, no sólo por su particular

caracterización breve, concisa y potente en un pequeño trozo de papel masivo, si no

además por la complicidad que ha tenido con las voces disidentes a los regímenes

imperantes, causando “incomodidades” que han desembocado en cambios

fundamentales de la política y la sociedad. Es por esto que en nuestra investigación

queremos destacar el uso revolucionario y alternativo del panfleto como agente de

cambio estructural.

Una de las primeras aplicaciones importantes de la imprenta- según el

documento de la presentación de “Panfletos, poniendo el grito en el suelo” en la

Biblioteca Nacional- fue la publicación de panfletos que circulaban de manera

profusa durante las luchas religiosas y políticas de los siglos XVI y XVII. La

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producción de estos materiales ocupaba en gran medida a los impresores de la

época.

El archivo asegura que “algunos historiadores le asignan al panfleto un papel

fundamental en los hechos que desencadenaron la Revolución Francesa. Llegando a

mencionar que más que Rosseau y Voltaire, fueron los panfletos que atacaban a la

reina, la corte y la aristocracia los que transformaron las representaciones colectivas

y destruyeron las obediencias del orden antiguo”34. Estos portadores de demandas

habrían circulado en gran número, dentro y fuera del reino, dejando en constancia

que con medios precarios, “se puede llegar rápidamente a las masas para comunicar

una serie de mensajes revolucionarios”35.

El documento relata que los panfletos también tuvieron una gran difusión en

las colonias de América, en la segunda mitad del siglo XVIII, ejerciendo una gran

influencia en el proceso de emancipación. Y ejemplifica: “En Chile, Camilo

Henríquez, antes de sus artículos en la Aurora, ya causaba revuelo con sus escritos.

En 1811 escribe, bajo el anagrama de Quirino Lemánchez, un celebre panfleto que

circuló por las calles de la capital. En él señalaba: “La naturaleza nos hizo iguales y

solamente en fuerza de un pacto libre, espontáneo y voluntariamente celebrado,

puede otro hombre ejercer sobre nosotros una autoridad justa, libre y razonable”36

Se menciona también en el documento señalado, el importante uso del

panfleto en Rusia durante la última década del siglo XIX, “donde unido al arte de la

caricatura, irrumpe tras la férrea censura que se produce dada la situación

prerrevolucionaria”37.

En el siglo XX, el panfleto se mantuvo su circulación alrededor de la segunda

guerra mundial, un ejemplo lave es en Alemania, donde el ministro de propaganda

34 http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0029030.pdf 35 Idem. 36 http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0029030.pdf 37 Idem.

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Nazi Joseph Goebbels, entre otros medios, dio un uso efectivo de éste para difundir y

legitimar la ideología anti judaísta.

En la segunda mitad de la década de los sesenta, existen registros de que los

estudiantes franceses utilizaron el panfleto para generar una profunda reforma

política. La historia recuerda que para el discurso de inicio de clases el años 66-67

del presidente Charles De Gaulle, cada estudiante que asistió a la conferencia,

encontró un panfleto en el asiento que leía: “La miseria de la vida estudiantil: en

Francia, después del policía y el sacerdote, el estudiante es el ser universalmente

más despreciado”. Se atribuía la autoría la Unión de estudiantes de Estrasburgo y la

“Internacional Situacionista”. Esto fue el inicio de un proceso que desembocó a las

grandes protestas de Mayo del 68.

Asimismo, después del bombardeo a la Moneda en septiembre de 1973, que

significó la toma del Gobierno por las fuerzas armadas, la democracia y todas sus

formas de existencia entraron en un receso indeterminado que llevó a la ciudadanía

a improvisar nuevas formas de subsistir y comunicarse. El Panfleto toma

nuevamente en este contexto un papel primordial.

La represión y violencia en el país fue tal en la inmediatez del golpe, que en la

década de los setenta se observa una muy poco visible y difusa emancipación

popular. El miedo colectivo de reunirse y manifestarse impedía que la ciudadanía se

organizase por sus deseos y derechos.

Subversiones como manifestaciones, rayados, marchas, huelgas, paros y

panfletos escaseaban bajo el yugo del terror, pero a medida que el tiempo

transcurría, y ya entrando en la década siguiente, el pueblo se fue armando de coraje

para idear y legitimar vías alternativas de expresión que pudieran contrarrestar la

censura a la que se encontraban sometidos.

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3.3.2.4. El panfleto en “los ochenta”

En la década de los ochenta, una vez que la bestia cansada más se ocupaba

de legitimar sus crímenes y atropellos, surgen desde la clandestinidad y la

alternatividad ingeniosas formas de lucha popular. Renacen entonces las

manifestaciones de oposición y la contra información como respuesta desesperada a

la dictadura, el pueblo empantanado se abre camino a través de formas tan

autónomas de expresión como los cacerolazos y los panfletos de caricatura.

Fue entonces, el panfleto un arma de lucha determinante para convocar,

informar y generar conciencia. Gracias al sitio Web www.memoriachilena.cl, pudimos

tener acceso a un número no menor de panfletos coleccionados, conservados y

digitalizados por Rafael Karque Ortega, quién organizó una presentación en la

Biblioteca Nacional en diciembre de 2003: “Panfletos, poniendo el grito en el suelo”.

De éstos seleccionamos algunos para desprender, mediante la observación,

ciertas características clasificándolas según su origen (organizaciones, sindicatos,

estudiantes y partidos políticos) y su finalidad (Convocatoria, denuncia, demanda,

plebiscito, sátira e instructiva). Corresponden a panfletos rescatados entre los años

1983 y 1988 de tendencia opositora al régimen, los cuales clasificaremos a

continuación con ánimo ilustrativo.

3.3.3. Propaganda

Vinculada intrínsecamente a situaciones históricas en las cuales surgen

disputas ideológicas como sucedió en el caso chileno, la propaganda o publicidad

política es, sin duda, uno de los caminos más utilizados a la hora de buscar

prevalecer sobre “el rival”. Sin embargo, por razones que se explicarán, el panfleto,

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desde nuestra opinión, escapa al campo de lo propagandístico para estar más

vinculado al de la comunicación alternativa. Pero de cualquier manera, revisaremos

brevemente ciertos datos sobre este concepto. En pocas palabras, la propaganda es

el cúmulo de mensajes emanados desde un aparato central que busca influir en el

sistema de valores del ciudadano y en su conducta para consolidar relaciones de

dominación.

El origen etimológico del término proviene del latín moderno propaganda, cuyo

significado es "para ser divulgado". La historia de la propaganda se remonta a

tiempos de Roma, época de la que data la obra del escritor Tito Livio en la que busca

la adhesión a esta ciudad. Esta herramienta vuelve a ser utilizada y a expandirse

gracias al impulso de la Iglesia Católica con su departamento de administración

pontificia dedicado a controlar las rutas misioneras del Nuevo Mundo.

Sin embargo, no es hasta la Primera Guerra Mundial cuando se

institucionaliza la propaganda moderna con métodos científicos. El periodista Walter

Lippman y el psicólogo Edward Bernays fueron los responsables de orquestar la

primera campaña anti-alemana en Estados Unidos para que el pueblo

estadounidense diese su visto bueno a la entrada de este país en la contienda.

El éxito demostró el potencial de esta herramienta como medio de control de

la opinión pública, una experiencia que volvieron a poner en práctica los siguientes

gobiernos estadounidenses y de la que aprendieron otros países durante la Segunda

Guerra Mundial. En esta ocasión, la propaganda se convierte en la principal arma de

guerra en el terreno de batalla tanto para la Alemania nazi como para el Gran

Bretaña. El ejemplo más recurrente es el del ministro de propaganda de Adolf Hitler,

Joseph Goebbels, sociólogo, quien se apoderó de los medios de comunicación de

masas para adoctrinar al pueblo con propaganda política.

Durante la Guerra Fría se vivió un combate simbólico y retórico impulsado por

los dirigentes de cada uno de los bloques en cuestión (URSS y EEUU). De este

modo, la propaganda cobrará un valor especial ya que será la principal arma de

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guerra para ambos países. La publicidad política se utilizó de modo sofisticado, lo

que dio lugar a una diversificación de la misma en: propaganda negra, propaganda

blanca y propaganda gris.

La propaganda se articula generalmente a partir de un discurso persuasivo

que busca la adhesión del otro a sus intereses y causas. Su planteamiento consiste

en utilizar una información presentada y difundida masivamente con la intención de

apoyar una determinada opinión ideológica o política. Aunque el mensaje contenga

información verdadera, es posible que sea incompleta, no contrastada y partidista, de

forma que no presente un cuadro equilibrado de la opinión en cuestión, que es

contemplada siempre en forma asimétrica, subjetiva y emocional.

Su uso primario proviene del contexto político, refiriéndose generalmente a los

esfuerzos patrocinados por gobiernos o partidos para convencer a las masas;

secundariamente se alude a ella como publicidad de empresas privadas.

La meta de la propaganda es aumentar el apoyo o el rechazo a una cierta

posición, antes que presentarla simplemente en sus pros y sus contras. El objetivo

de la propaganda no es hablar de la verdad, sino convencer a la gente: pretende

inclinar la opinión general, no informarla.

3.3.3.1. Características del discurso propagandístico

a) La propaganda se inserta en el campo de la comunicación, una disciplina que

engloba diversas áreas de conocimiento.

b) La diferencia entre publicidad comercial y política radica en el tipo de conducta

que se propone modificar. En el caso del mercado, se pretende que el

consumidor lleve a cabo un acto de consumo, mientras que en el ámbito político,

se trata de que el ciudadano modifique parte de su ideología.

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c) Asimismo, los teóricos consideran que la publicidad política requiere una mayor

complejidad ya que tiene como objetivo alterar los principios organizativos de la

sociedad cuyo arraigo los hace muy resistentes al cambio.

d) Otra de las discrepancias es que la publicidad comercial se dirige al individuo,

mientras que el público objetivo de la propaganda es el grupo social para

identificar al ciudadano con los valores del conjunto. No obstante, en la actualidad

la frontera entre ambos términos se vuelve difusa debido a la convergencia de

intereses entre las grandes empresas y partidos políticos. Así podemos afirmar

que existe una relación conflictiva que remite a la confrontación entre lo privado y

lo público en las democracias contemporáneas.

e) La propaganda se diferencia del periodismo ya que tiende a esquematizar y

simplificar los conceptos en lugar del carácter más argumentativo del reportero.

f) En el caso del discurso pedagógico, éste presenta el problema desde diversos

puntos de vista que permiten al receptor formarse un criterio propio. En cambio, la

propaganda tiende hacia el dogmatismo.

Durante las sucesivas dictaduras en Latinoamérica, por supuesto, se dio un fuerte

uso de propaganda para difundir distintas ideas totalitarias, como sucedió en el caso

chileno, cuando el gobierno Militar tomó el poder de todos los medios de

comunicación y mediante el decreto de censura, permitió que sólo los mensajes pro-

capitalismo (o pro-reconstrucción del país) y anti-allendistas salieran a la luz.

Es bajo este contexto, tanto en Chile como en otros países del sector, nacen

como ya hemos visto, medios o soportes que se presentan como alternativas a los

medios tradicionales empapados de propaganda, y es así que radios comunitarias,

murales, folletos y panfletos serán los encargados de llevar a cabo las banderas de

la lucha ideológica en el plano de lo público, lo que, en nuestra opinión sólo para no

generar suspicacias, no es propaganda, sino un tipo de respuesta a esa propaganda

(además de a la censura) que se enmarca dentro de los tipos de medios de

comunicación alternativa, lo cual explicaremos cuando corresponda.

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3.3.4. Contrainformación

Así, como acabamos de definir aquello que no era el panfleto, para dejar de

lado dudas y confusiones, a continuación presentaremos un concepto que sí puede

explicar de buena manera el rol que el panfleto jugaba durante el conflicto o

enfrentamiento ideológico en el cual surgió.

La contrainformación es un elemento común en el imaginario de los

movimientos sociales (los nuevos movimientos sociales occidentales de los sesenta

y setenta o incluso en los novísimos movimientos sociales de los 90 y del siglo

presente) y básicamente, se trata de una estructura del discurso centrada en la

reactividad; en la negación de imágenes y de modelos políticos, frente a los que se

construye una identidad compartida y se da forma a un movimiento autónomo

respecto al estado y al mercado.

Así, lo importante en términos colectivos, pasa por satisfacer la necesidad de

definir qué dimensiones de la realidad deberían ser transformadas y en relación a

ellas, lograr generar conjunto de significantes identitarios propios; palabras con las

que al mismo tiempo que se identifica al adversario, se define el sujeto antagonista y

se posiciona el movimiento que irrumpe en el escenario político (el anti-capitalismo,

los movimientos anti-guerra, antipatriarcales, anti-militaristas e incluso el juvenil

nihilismo punk del anti-todo, apreciable en las grandes ciudades del mundo desde la

década de los años 1970).

En definitiva, se trata de comprender que la contrainformación se relaciona

directamente con una actitud de rechazo a las prácticas y contenidos de los modelos

de comunicación convencionales a los que se concibe como elementos sistémicos

que in-forman: “dan forma, modelan socialmente, construyen opinión pública,

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generan condiciones de legitimidad dominante, son articulados y articulan a un

tiempo relaciones de poder, de dominio y estructuración social”. 38

3.3.5. Comunicación Alternativa

En términos breves y claros, la comunicación alternativa según Máximo

Simpson (1981) “constituye un fenómeno complejo cuyo denominador común radica,

a nuestro juicio, en el hecho de constituir en todos los casos una opción frente al

discurso del poder en sus diversos niveles”.

Pues se puede hacer la lectura de que con la expresión diversos niveles, el

autor quiere expresar una situación particular que presenta la comunicación

alternativa como concepto y que tiene que ver con cómo éste engloba dentro de si

una multiplicidad de posibles formas, apariencias que a primera vista pueden parecer

cosas distintas, pero que luego, al analizarlas desde lo medular, corresponden

efectivamente a lo que la comunicación alternativa presupone.

En otras palabras, estamos ante la presencia de un concepto amplio, y por lo

mismo, el desarrollo que hagamos de él, no pretenderá hacerle justicia cabal a la

totalidad de posibilidades, sino que por el contrario, presentar aquellos aspectos que

más se adecuan al desarrollo teórico de esta investigación y que a modo de

generalidad, nos ayudarán a comprender porqué decidimos proponer al panfleto

como un medio de comunicación alternativa (lo que por supuesto, no será lo mismo

que sostener que es un medio de comunicación alternativo).

Y es que como comunicación alternativa podría comprenderse por ejemplo, la

forma que una comunidad con valores distintos a los de la sociedad de masas actual

propugna, tiene de poner en común los distintos mensajes que en algún momento le

38 Roig Domínguez, Gustavo “Del tam-tam al doble click. Una historia conceptual de la contrainformación”. 2004

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sean necesarios, y que nada tienen que ver con las formas en las que se dan a

conocer los mensajes dentro de aquella sociedad de masas. Y luego, comunicación

alternativa también puede ser la experiencia de una radio comunitaria que opta por

trabajar en una escala de alcance menor, y dar a sus radioescuchas, la posibilidad

de discutir temas que no caben en las agendas masivas e inclusive de generar sus

propios contenidos.

Pareciera entonces que posibles los rostros de la comunicación alternativa son

múltiples y, por lo mismo, variadas debieran ser las definiciones existentes para

dicho concepto. En ese sentido, quizás lo primero que sea conveniente decir es que

su aparición en el horizonte de las ciencias sociales se produce durante la década de

los sesenta, y que como puede esperarse de varias de las situaciones y cuestiones

generadas durante aquellos agitados años, tiene que ver estrechamente con la

necesidad de alcanzar transformaciones en el marco de lo social, lo cual, por

supuesto, tiene que ver directamente con el espíritu del panfleto.

Pero más allá de esta noción transformadora, lo cierto es que el término

alternativo, independiente de la situación, del contexto en el que sea escuchada,

escrita, leída o pronunciada siempre será capaz de hacer volcar nuestra imaginación

hacia un algo distinto, y es eso lo que, en el caso de lo que sucedió con el panfleto,

nos parece interesante destacar, básicamente, porque el panfleto fue la principal vía

de expresión, de coordinación, de comunicación y de difusión, de todos aquellos que

durante la dictadura fueron los otros invisibilizados, silenciados, reprimidos y

dominados.

Y es esta última palabra la que da pie para presentar la definición de

comunicación alternativa que más adecuada nos parece para el caso particular y

específico del panfleto durante la dictadura de Pinochet, pues como Prieto Castillo -

autor que trata el tema de la comunicación alternativa- menciona al respecto: “lo

dominante implica lo dominado, pero también lo alternativo; la respuesta a lo

hegemónico”.

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Como podemos apreciar, el concepto es relacional, no existen formas puras

de alternatividad; se es otro con respecto a algo. El contexto, las circunstancias,

determinan ser lo alternativo a otra cosa. En la misma línea de pensamiento, Emili

Prado Pico, tampoco cree en la pureza de lo alternativo y habla de “ilusión teórica” al

referirse a la comunicación alternativa: “Se entiende por comunicación alternativa, en

general, un proceso que permite una inversión de signo respecto a la comunicación

dominante”. Y es precisamente esa inversión lo que, en el caso de esta

investigación, se aleja de nuestro convencimiento teórico, pues el panfleto, si bien es

cierto fue una respuesta a no fue el doble opuesto de algo, sino que por el contrario,

fue una opción a.

Así, el panfleto fue una opción que se dio a nivel de circulación y del proceso

de comunicación, dentro de lo cual sí se ve implicado el hecho de invertir las formas

y los fondos, las apariencias y los contenidos. Pero donde en definitiva, se ofrece la

posibilidad de recorrer un camino hacia un norte determinado, que en el caso que

estudiamos tenía que ver con alcanzar transformaciones considerables en lo social y

lo político (por más que como ya dijimos, la comunicación alternativa no sea sólo la

que busca lograr ciertos cambios).

Y aquello en el caso del panfleto se dio absolutamente, pues tanto desde el

plano ideológico y político, el panfleto significó la posibilidad de decir lo indecible,

pero además, desde lo social, significó la posibilidad de hacer lo no-hacible, y luego

finalmente desde un plano más general fue la posibilidad de derrotar con los recursos

más precarios, a quienes tenían en sus manos la totalidad de las herramientas de

dominación.

Ahora bien, no podemos pasar por alto el hecho de que, durante la dictadura,

existen dos momentos comunicacionales claves dentro de los movimientos de

oposición al régimen, que son el de la comunicación clandestina, periodo que se

ubica entre los años setenta y principios de los ochenta y que se caracteriza por,

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como su nombre lo indica, ocupar espacios minoritarios de expresión, determinados

siempre por la fuerte presencia del brutal aparato represor del estado y luego, el

momento de la comunicación alternativa, que tiene que ver con una relativa (y sólo

relativa) posibilidad ocupar un espacio mayor en el ámbito de lo público. En este

sentido, creemos, el panfleto cruza transversalmente ambos momentos, pues por sus

características, podía funcionar desde la clandestinidad de manera precaria o bien

desde una alternatividad, que en términos concretos, tampoco fue absolutamente

libre de la represión que obligaba a esa clandestinidad.

Hecha esta aclaración, podemos decir, finalmente, que los panfletos

representan un caso de alternatividad posible de estudiar a partir de la existencia de

elementos de gran riqueza cultural, donde son ciertos componentes, objetivos o

métodos de funcionamiento, en su forma y en su fondo los que ensayan un marco

teórico común a todos

3.3.6. Legitimidad

Cuando nos referimos al proceso relacionado a la producción, circulación y

consumo de panfletos, entendemos que parte sustancial del análisis tiene que ver

con el acceso del discurso al escenario público. Desde esta lógica, quién fue el

encargado de controlar y manejar los destinos del Estado chileno durante 17 años

fue Augusto Pinochet, por lo que evidentemente el acceso discursivo en lo público

fue algo muy difícil para los ciudadanos opositores al régimen.

A continuación mencionaremos un extracto del trabajo de Francisco Delich,

quién en su ensayo académico “La construcción social de legitimidad política en

procesos de transición a la democracia”, nos entrega enriquecedoras pistas del rol

que tiene en esta investigación, la legitimación social de los panfletos.

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La legitimidad de un sistema político en el cual no existe ni Dios ni príncipe,

como meta garantes, no corresponde a una magnitud absoluta sino que

admite grados en los cuales la razón, la voluntad colectiva, la identidad de la

nación operan como fundamentos últimos de aquella.

Aquí sugeriré que los referentes que menciono se articulen con las tensiones

que la transición genera. Tentativamente mencionaré algunas de las tensiones

del orden político y algunas de orden social en un esfuerzo por re organizar,

de un modo distinto, el discurso de transición a la democracia.

Pueden agruparse en, por lo menos, tres grupos las tensiones que se originan y

desenvuelven en la esfera de lo político:

Las que se relacionan con las transformaciones operadas a nivel del Estado a

partir de la implantación de la dictadura.

Las que se relacionan con el despojamiento y recuperación de la

ciudadanía por parte de actores sociales39.

En esta dimensión de la legitimidad, que tiene que ver con la búsqueda y

recuperación del espacio público por parte de actores sociales, es donde acercamos

el trabajo de investigación de los panfletos. De cómo fue posible legitimar el uso

cotidiano de esta herramienta comunicativa para dar a conocer en lo público el

discurso silenciado de la oposición política al gobierno de facto, en aquel entonces.

Ahora desde un punto de vista complementario, nos acercamos a las ideas de

Van Dijk, en el sentido de la investigación discursiva que tiene directa relación con el

uso y el mantenimiento del poder. En las siguientes líneas podremos visualizar la

39 La construcción social de legitimidad política en procesos de transición a la democracia. Delich, Francisco.

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propuesta que realizar el autor en virtud del concepto legitimidad, en su texto

“Ideología, una aproximación multidisciplinaria”.

La legitimación es una de las principales funciones sociales de las ideologías. Este concepto será definido ante todo en el marco del análisis del discurso. Es un acto social y se lleva a cabo por el texto o la conversación. Con frecuencia también tiene una dimensión interactiva, es decir, como una respuesta discursiva a un desafío a la propia legitimidad.

La legitimación está relacionada con el acto de habla de defenderse a uno mismo, una de cuyas condiciones de adecuación es a menudo que el hablante provea buenas razones, fundamentos o motivaciones aceptables para acciones pasadas o presentes que han sido o podrían ser criticadas por otros.

La legitimación no es en absoluto un acto ilocutorio, sino un acto comunicativo más ampliamente definido, que habitualmente requiere más que la emisión de una sola proposición. La legitimación puede ser una práctica discursiva compleja, continuada, que involucra a un conjunto de discursos interrelacionados.

La cuestión fundamental es que los hablantes explican porqué hicieron o hacen algo, y porqué esa acción es razonable, o en general, socialmente aceptable.

En estos actos, podemos esperar argumentos, esto es, referencias a razones y a cursos de acción que debieron o deben tomarse debido a restricciones contextuales, causas u opiniones40.

Acá lo sustancial es comprender el contexto en el cual actúa la legitimación, es

decir, a modo de justificación y o explicación de una determinada acción que bajo

algún parámetro pudiese ser criticada.

En este sentido cabe recordar que el ejercicio de repartir panfletos con mensajes

políticos e ideológicos, era una actividad completamente ilegal bajo el marco de la

dictadura chilena. Por este motivo, la realización de esta actividad comunicativa, sin

duda era motivo de duras críticas en sentido de propiciar al desorden civil. Sin

embargo, cuando estos grupos eran capaces de dar a conocer la realidad de un

Estado censurador y con políticas que atentaban contra derechos fundamentales

como la libertad de expresión, trabajar al margen de la ley no era un agravio a la

legitimidad de un movimiento reivindicador de ciudadanía y democracia.

40 1998. Ideología, una aproximación multidisciplinaria. Van Dijk, Teun. A.

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Poder Control

Existe un poder formal, que en este caso lo representa la figura del ex dictador,

sin embargo, el énfasis de esta investigación se basa en el poder social que existió

durante esos años para lograr poner en la esfera pública, estos pequeños trozos de

resistencia llamados panfletos.

3.3.6.1. Poder Social

La relación que se da entre los distintos grupos existentes en la sociedad, que

se define en términos de control sobre los actos y la forma de pensar de las

personas. Esto es posible lograrlo a través de la educación y del conocimiento. El

control, en la práctica, se da principalmente en un contexto sociocognitivo (Van Dijk).

El poder social necesita una construcción simbólica y una manera de tener

acceso al discurso público, por lo tanto tener mucho acceso al discurso público

equivale a tener mucho poder. Esta situación, propicia el escenario para situaciones

de abuso de poder, como por ejemplo la del Chile de la década de los ochenta,

donde además de las violaciones contra los derechos humanos, no se respetaban

otros aspectos o principios básicos como la libertad de reunión y de expresión.

Y es que el concepto de legitimidad en base al cual nosotros trabajaremos no

tiene que ver con la evaluación del panfleto desde una perspectiva legalista, sino que

más bien con el rol que jugó a la hora de poner fin a aquellas situaciones “legalmente

ilegitimas” de la dictadura41.

41 Durante la dictadura militar, muchas acciones se desarrollaron bajo un marco de legalidad bastante particular, por lo tanto, creemos de gran relevancia poner en común la ilegitimidad en términos

Acción

Mente

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4 Diseño Metodológico

En la investigación social cada estudio posee una metodología adecuada, y

una vez escogida, un abanico de técnicas que dicen relación con las necesidades

que plantean los objetivos diseñados en un comienzo. Desde un plano general, la

decisión principal del investigador consiste en elegir entre métodos cuantitativos o

cualitativos, o más bien, un híbrido entre estas dos corrientes, siempre y cuando el

objeto de estudio así lo demande.

Ahora desde el punto de vista del realizador, éste desarrollará su estudio

desde un marco teórico mediante el cual otorgará sentido a los procesos sociales

que indagará en la investigación. De acuerdo a lo planteado en nuestro marco

teórico, debido a la necesidad de complementar y exponer una mirada integral y

compleja sobre el fenómeno estudiado, creemos fundamental abandonar esa añeja

idea de exponer linealmente un amplio espectro de técnicas investigativas

aparentemente objetivas y aisladas de un marco teórico más elaborado.

“A la tentación que surge siempre de transformar los preceptos del método en recetas de cocina científica o en objetos de laboratorio, sólo puede oponérsele un ejercicio constante de la vigilancia epistemológica que, subordinando el uso de técnicas y conceptos a un examen sobre las condiciones y los límites de su validez, proscriba la comodidad de una aplicación automática de procedimientos probados y señale que toda operación, no importa cuan rutinaria y repetida sea, debe repensarse a sí misma y en función del caso particular (...) hay que cuidarse de la creencia de que el sujeto de la creación científica es un automaton espirituale que obedece a los organizados mecanismos de una programación metodológica constituida de una vez para siempre, y por tanto encerrar al investigador en los límites de una ciega sumisión a un programa que excluye la reflexión sobre el programa”. (P. Bordieu, et al, Pág. 25).

Indiscutiblemente, los métodos escogidos siempre consideran un sustento y

presupuestos teóricos que logran producir una serie de descubrimientos, como

también en otras ocasiones nos cierran la puerta ver otros acontecimientos igual de

interesantes y que son dejados de lado. Es así que los métodos cuantitativos de

sociológicos de ciertos referendos o leyes parciales que atentaban contra derechos universales como

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investigación son apropiados cuando buscamos hechos sociales externos,

expresándolo de otra forma, aquellos acontecimientos que pueden ser descritos

usando técnicas objetivas para lograr ser cuantificados. Los cualitativos, por su lado,

se usan en casos donde se indaga en los discursos, en aspectos de enunciación

simbólica producida desde una posición social determinada, de acuerdo a las

significaciones, subjetividades y atribuciones de sentido.

Así, en este trabajo utilizaremos un método cualitativo de investigación, de

carácter exploratorio, ya que al referirnos al panfleto estamos frente a un proceso

social – histórico y comunicacional, del cual existen poca información a modo de

estudios como tesis de grado, postgrado u otras instancias académicas.

El golpe de estado del año 1973 no sólo fue el hito inicial de un profundo

cambio a nivel histórico en el devenir de Chile como Estado-Nación, sino que

también en lo relativo a la vida cotidiana de los millones de chilenos que en ese

entonces vivían en el país. De allí que en nuestro diseño metodológico sea

fundamental buscar herramientas que permitan reconstruir los procesos y las redes

sociales que hicieron posible la producción, circulación y consumo de panfletos,

primero ubicando a las piezas y luego uniéndolas unas a otras, lo que debería

entregarnos una aproximación o imagen del proceso en cuestión.

Así, de modo general, el diseño metodológico se compondrá de dos partes: la

primera tiene que ver con la metodología de redes sociales, específicamente con la

técnica de snowball (bola de nieve) la cual nos servirá como medio para llegar a

nuestros entrevistados y contextualizar sus respectivos testimonios (así como en

otros aspectos que explicaremos cuando corresponda); y la segunda tiene que ver

con la recolección de los datos y la información pertinente, para lo cual hemos

definido de acuerdo al grado de profundidad y desarrollo de respuestas que se

pueden alcanzar mediante la técnica investigativa de la entrevista semi –

estructurada.

la libertad de expresión.

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4.1 Metodología de redes sociales: conceptos previos

Antes de profundizar en este punto de nuestro trabajo, debemos sostener que

la metodología o el análisis de redes sociales, no es sólo un mecanismo para llegar a

reconstruir las estructuras relaciones entre individuos en un determinado periodo

histórico, ni menos una mera herramienta de recolección de datos. El concepto de

red social y su respectivo estudio se ha consolidado como un camino

académicamente válido no sólo de observar sino también de analizar los datos

obtenidos en esta recomposición.

Sin embargo, este método de estudio -utilizado en la psicología y sociología

primero y luego en áreas de investigación como el clientelismo político- concentra su

lente en la búsqueda de datos de tipo relacional, es decir “los contactos, lazos,

conexiones que relacionan a los individuos entre sí”42. De esta manera, lo importante

sería lo que emana del conjunto de individuos, siendo los lazos de amistad o los

intercambios económicos entre grupos, cuestiones tan cambiantes dependiendo de

sus respectivos contextos, lo central del análisis.

Esto, lamentablemente, entra en entredicho con nuestra investigación, ya que

si pensamos en nuestros objetivos veremos que los datos que nos llevarán en este

caso a determinar las características que hicieron del panfleto un medio de

comunicación alternativo válido durante la Dictadura son datos de atributo,

analizables, por lo tanto, desde el establecimiento de categorías analíticas, lo cual

no forma parte de la metodología de redes.

Pero luego de pensar largamente sobre el mejor camino para determinar lo

que nos hemos planteado en nuestros objetivos, hemos logrado convencernos de

42 Sánchez, Ma Isabel. (Análisis de Redes Sociales e Historia: Una metodología para el estudio de redes clientelares).

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que este contratiempo metodológico puede, en efecto, ser una oportunidad para

nuestro trabajo. Esto porque el análisis de redes sociales, al ofrecer la posibilidad de

incluir el factor del contexto social en nuestro estudio, nos entrega la oportunidad de

analizar los atributos que buscaremos en nuestros entrevistados, tanto individual

como grupalmente, en un ambiente no aislado y analizable, por lo tanto, no de una

manera estática, sino que de forma dinámica, que resulta bastante coherente con el

sustento teórico que respalda nuestro trabajo.

Dicho de otra manera, este pequeño guiño metodológico nos permitirá incluir

las percepciones de nuestros sujetos de investigación no sólo en su contexto social

actual o en un escenario definido desde la historiografía, sino que también desde un

tejido social en particular, con características y sistemas de relación distinto al actual,

todo lo cual, esperamos, entregará a nuestro trabajo, una riqueza especial.

Por último debemos decir que la elección de este método tiene que ver con el

simple hecho de que para llegar a varios de nuestros entrevistados (específicamente

a aquellos vinculados al “ciclo” del panfleto, más que a quienes recurriremos por

cuestiones de experticia) es fundamental el hecho de que quienes entrevistemos

preliminarmente nos pongan en contacto con otras personas que formaron parte de

sus propias redes sociales, todo lo cual es conocido en el mundo de las ciencias

sociales como técnica de snowball (bola de nieve), nombre que metafórica pero

certeramente indica la evolución del proceso, desde un principio con un número

pequeño de informantes para luego terminar con un cúmulo mucho mayor de relatos

y experiencias, las cuales serán utilizadas hasta que comiencen a resultar

redundantes en relación a las anteriores es decir, hasta que la bola de nieve alcance

su punto de saturación.

En el caso de nuestra investigación, el proceso de recopilación de la

información, (o los testimonios de los cuales extraeríamos la información) y por

supuesto la aplicación de la técnica de Bola de Nieve tuvo como momento inicial el

contacto con Mauricio Reyes, quien durante los años ochenta fue compañero de

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carrera (Geografía, PUCV) de Julio Bajo, padre de uno de los integrantes de este

equipo de investigación.

Como podemos ver, ya desde el principio existe una clara señal de que

efectivamente, pensar en la lógica de redes, representará un gran aporte para

nuestro trabajo, toda vez que este concepto aporta una noción no menor: se trata de

la continuidad.

Esto porque si nos detenemos a pensar por un instante, el hecho de que en

algún momento de la vida, Mauricio y Julio, dos seres humanos jóvenes, que por

motivos determinados se conocieron y formaron una relación que perduró en el

tiempo y que luego dicha relación nos haya permitido a nosotros llegar a encontrar

aquella grieta inicial en el muro de la vida por la cual poder penetrar e iniciar la

búsqueda de aquellos tiempos perdidos en testimonios, anécdotas, palabras y

emociones, quizás obedezca a razones azarosas o quizás tenga que ver con el

hecho de que las redes trasciendan lo momentáneo, que escapen de lo efímero y

puedan encontrar luego, en distintas generaciones, en distintos contextos, una

continuidad invisible, que moldea sin que nos demos cuenta la ciudad en que vivimos

día a día.

Pero volviendo al tema del trayecto de encuentro (pues a nuestro entender, lo

que llevamos a cabo no fue tanto una búsqueda como un encuentro) de nuestros

entrevistados, tras la entrevista con Mauricio, llegamos a Samuel Castro y a Jorge

Contreras Wood, quienes también fueron compañero de universidad y amigo de Julio

Bajo, respectivamente. De ellos, Castro fue quien nos puso en contacto con Patricio

Gonzáles, el reconocido gestor cultural porteño, respetado por su incansable labor en

las Escuelas de Rock.

Patricio, posteriormente nos derivaría hacía tres personas con las cuales

compartió una parte muy importante de su vida, como lo fueron Henry Saldívar, Berni

Cancino y Lucho Figueroa, junto con quienes formó el periódico estudiantil El Quiltro,

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una experiencia de comunicación alternativa muy cercana al panfleto por cuanto se

trata de una experiencia que a pesar de la precariedad material logró generar una

voz inexistente y articular alrededor suyo vida y resistencia cotidiana.

Como ya ha quedado claro, el papel de la vida personal no sólo de nuestros

entrevistados sino que también de nosotros como investigadores forma parte

importante dentro de este trabajo y de alguna manera moldea los resultados del

mismo, pues, por ejemplo, a Patricia Estay y Rodrigo Fernández, los pudimos

entrevistar porque coincidió que uno de nosotros (Fernanda) se encontraba

realizando su práctica laboral en la productora Puerto Audiovisual, (de la cual son

dueños) y dentro de esa experiencia laboral surgió el tema de los panfletos y a ello

siguió el ofrecimiento de ambos de querer aportar con sus testimonios.

Luego, ellos mismos fueron los que nos pusieron en contacto con Yolanda

Bustos, una mujer que por muchos años ha sido parte del escenario de lucha política

en la región de Valparaíso, y a quién de hecho, también habríamos podido llegar a

través de Samuel Castro, quien en un momento nos sugirió que habláramos con ella.

Y también con Félix Pérez, quien en los ochenta fue estudiante de Filosofía y hoy se

trabaja en el conocido bar porteño La Piedra Feliz. Por último, Omar Jara,

administrador municipal, fue contactado gracias a que una funcionaria del municipio

porteño, al enterarse de nuestra investigación, nos comentó de su participación como

primer presidente de federación en la UPLA en ser elegido democráticamente, y nos

agendó una entrevista.

4.1.1. Concepto de red social

Pero antes de entrar en algunos aspectos descriptivos de la metodología de

redes, creemos apropiados entregar una corta definición de lo que se entiende por

red social. Según Mitchell (1969), autor considerado como uno de los principales

autores en materia de redes sociales, la definición sería algo así: “Un conjunto

específico de vínculos entre un grupo específico de personas, con la propiedad

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adicional de que el conjunto de estos vínculos, como un todo, puede ser utilizado

para interpretar el comportamiento social de las personas involucradas”.

Por supuesto, que esta definición, a primera vista muy general, deja de lado

cuestiones como por ejemplo, que no es lo mismo la relación que se da entre

familiares y la existente en el trabajo o en el partido político. Pero lo central es ver

cómo las relaciones y su configuración terminan, al ser vistas en su conjunto,

concentrando todo el valor de una investigación. Así, se genera la posibilidad de ir

más allá de un análisis netamente estadístico, y estudiar tanto lo micro como lo

macro, que en definitiva podrían ser considerados como los niveles esenciales de

cualquier composición social.

4.1.2. Características de la metodología de redes

Como dijimos anteriormente, la metodología de redes, como ya dijimos será

utilizada parcialmente, ya que de ella nos interesan cuestiones como la posibilidad de

generar un contexto clave para el análisis de nuestro corpus, además del hecho de

que reconstruyendo estas redes hemos podido acceder a nuestros entrevistados

(snowball). Sin embargo, a continuación detallaremos algunas características muy

generales, sobre los alcances y las particularidades de esta metodología.

Lo primero que llama la atención de esta metodología de investigación es el

hecho de que la aplicación de conceptos matemáticos resulta clave para el

funcionamiento de la metodología de redes en su vertiente analítica. Esto porque

para representar el comportamiento de determinado grupo, se construirá un

esquema, mediante puntos y flechas, que buscará retratar lo que en la sociedad se

da a nivel de relaciones, y es en esa “graficación” que cobra importancia la

matemática, pues es una teoría de ese campo, la de Grafos, la que se encargará de

analizar los datos allí reflejados. Como resulta evidente, no hay una sola forma de

realizar estos sociogramas, pero como esto no forma parte ni de nuestro campo de

experticia, hemos decidido sólo quedarnos con este ligero barniz teórico.

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Porque lo central es comprender que la metodología de redes resulta capaz

de dar cuenta de sociedades enteras, tanto en un sentido metafórico, como en un

sentido analítico. Más allá de que los enfoques sean conjunto-céntricos o individuo-

céntricos, la idea es identificar, sea a nivel familiar, laboral, religioso, etc., las

relaciones existentes entre distintos seres humanos, categorizarlas de manera

gráfica y desde una teoría matemática compleja (y desde una tecnología específica

también) dar cuenta de determinada sociedad.

4.1.3. Tipos de relaciones desde la metodología de redes

A continuación una recopilación de los tipos de relaciones a nivel social más

comúnmente estudiadas (estas categorías no son restrictivas ni excluyentes, un

individuo puede presentar varias de ellas e inclusive todas):

Relaciones de transacción: compra venta, importación exportación, etc.

Relaciones de comunicación: transmisión de mensajes entre los actores.

Relaciones instrumentales: en las que se tiene como objetivo la búsqueda

de un beneficio.

Relaciones afectivas: sentimientos, admiración, odio, amor, etc.

Relaciones de poder y autoridad: típicas en niveles de organización

formales complejas donde hay presencia del factor de jerarquía.

Relaciones de parentesco: familia.

El objetivo de dar a conocer estas categorías es porque precisamente son éstas

las que nos ayudarán en el análisis del corpus de nuestra investigación. En el caso

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de los panfletos, las relaciones que consideramos pertinentes son relaciones de

comunicación, instrumentales, afectivas, de poder y autoridad. Sin descartar

totalmente las relaciones de parentesco o transacción (aunque en menor medida)

que podría ser parte del descubrimiento efectuado mediante el desarrollo de la

investigación.

Al trabajar con textos no estáticos, es decir, al trabajar con textos con capacidad

de reacción (física, emotiva, etc.) resulta muy importante tener matrices en las cuales

encausar tales reacciones, además de lo medular de cada testimonio.

4.1.4. Enfoque de la metodología de redes sociales: Cohesión social v/s

Equivalencia estructural

Por un lado, el enfoque de cohesión social se preocupa de ver qué es lo que

une, lo que conecta a los individuos de un grupo, mientras que la equivalencia

estructural se preocupa de ver en qué medida los miembros de un mismo grupo se

relacionan de manera equivalente con otras partes de la red social. Así, en el primer

enfoque un grupo serían todos los trabajadores de una empresa cualquiera, mientras

que en la segunda, un grupo estaría compuesto por todos los que compran pan en la

panadería Equis, trabajen donde trabajen, y aunque sólo los una el hecho de que

compran pan donde mismo.

Por supuesto, ambos enfoques, pueden entregar resultados distintos, lo cual

de ninguna manera significa una debilidad teórica o metodológica. Si metaforizamos

estos enfoques como distintos idiomas, podríamos decir que lo que cambia sólo es la

forma de nombrar, de empalabrar una supuesta realidad social, mas, desde el punto

de vista constructivista del cual nos situamos (por más que esta metodología

provenga del estructuralismo), los resultados obtenidos por uno y otro enfoque serían

análogos a la forma en que un mapuche y un apache dan cuenta del fenómeno de la

lluvia.

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Finalmente, sólo queda señalar que lo relativo a la teoría de Grafos,

fundamental para la generación de los gráficos con los que trabaja la metodología de

redes hemos decidido dejarlo de lado, primero porque es un área de estudio no

complementaria con la nuestra en lo más mínimo y segundo porque nuestro objetivo

principal y nuestros objetivos secundarios sólo necesitan del conocimiento de

cuestiones como los tipos de relaciones entre distintos individuos y grupos sociales.

Por ende, no consideramos pertinente incluir en nuestro trabajo los conceptos y la

aplicación de una teoría matemática compleja que en lo relativo a la metodología de

redes sociales como mecanismo de análisis resulta fundamental.

4.1.5. Aplicación de la metodología de redes en la conformación del corpus

El simple hecho de que por el devenir de la vida humana, muchas veces

quienes formaron parte de la nuestra, en algún momento desaparecen del horizonte

sin que sepamos más de ellos, nos ha llevado como investigadores a sentir la

dificultad de cómo lograr reconstruir las redes sociales en dictadura ligadas a la

producción, circulación y consumo de panfletos, de manera que podamos explorar lo

más profundamente el trozo de océano que comprende nuestro objeto de estudio.

Para ello, reconstruir la historia que vio nacer y cobijó al panfleto en Chile, con

todas sus determinadas características, es una tarea fundamental. Y es con esta

tarea y con la preocupación anteriormente descrita, que hemos decidido re-pensar y

utilizar la metodología de redes como un “mecanismo de reconstrucción” para llegar

a quienes necesitamos llegar.

Así, encontramos en la bibliografía que en la experiencia, podrían respaldar

nuestra elección. J.P Gotees y M,D, LeCompte, por ejemplo, nos presentan en su

texto “Etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa”43 una estrategia de

43 J.P Gotees y M.D. Le Compte “Etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa” Ediciones MORATA 1988

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investigación que se basa en el trayecto que se inicia en un determinado sujeto, para

luego continuar en otro, y en otro, de manera tal que el que precede siempre sea

determinante para llegar al que sucede.

Las configuraciones de las redes evidentemente varían. Algunas se asemejan

a una cadena; esto ocurre sobre todo cuando un respondiente o un grupo poseedor

de las características precisadas previamente por el investigador indica como

posibles nuevos respondientes a otros individuos o grupos con los mismos atributos.

Esto puede apreciarse en una experiencia citada por Gotees y LeCompte, y se

trata de una investigación realizada por Harrington y Gumpert (1981), sobre los

“desafiadores de predicciones negativas” (personas que han alcanzado el éxito

ocupacional a pesar del bajo status socioeconómico de sus familias de procedencia),

el cual se basó en parte, en una selección por redes.

De esta manera, se pidió a cada respondiente que nombrara a otros que

conociera que encajaran en el perfil del “desafiador de predicciones negativas” si es

que, por supuesto, podían hacerlo. La estrategia resultó útil en situaciones en que

los individuos estaban incluso dispersos entre segmentos de la población, sin formar

grupos comunes delimitados territorialmente.

A menudo, la selección por redes es una de las principales formas de

individualizar los sujetos que aportarán los datos necesarios para llevar a cabo las

investigaciones. Otras veces, los eslabones son grupos completos y establecidos de

informantes: en el caso de unos investigadores dedicados al estudio de familias

reconstituidas -formadas por personas que se han vuelto a casar y tienen hijos de

anteriores matrimonios- se puede descubrir a gran parte de los respondientes “entre

los grupos que los individuos ya investigados que se conocen e indican”44

44 J.P. Gotees, M.D. LeCompte, “Etnografía y diseño cualitativo en investigación educativa” (1988). P. 98 y 99

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Finalmente es importante destacar que el uso de esta técnica de investigación,

además de su objetivo empírico de proveer los sujetos necesarios para buscar las

respuestas a las preguntas establecidas en la problematización, tiene como valor

añadido el de aportar la reconstrucción de redes sociales que actualmente son

inexistentes, pero que en el caso de este trabajo al ser reconstruidas nos aportan con

el dato no menor del contexto socio político e histórico, que hicieron posible la

existencia de un ciclo de producción, circulación y consumo de panfletos.

4.2. Metodología de Recolección: Entrevistas semiestructuradas

Primero queremos dejar claro que la decisión de trabajar con entrevistas, tiene

que ver no sólo con la necesidad de encontrar aquello que nos hemos planteado

como objeto de estudio, sino que también con la convicción de que el panfleto

generó en nuestro país un fenómeno complejo en los aspectos individuales y

sociales de la vida, razón por la cual nos hemos inclinado por una postura desde la

complejidad, toda vez que esta permite “estudiar y describir la esencia humana de la

experiencia vivida”45.

Y es que lo que buscamos como investigadores es “mirar dentro de la

experiencia humana”46 de todos aquellos personajes que logramos ubicar y

entrevistar, para así develar las características que hicieron del panfleto un medio de

comunicación alternativo legítimo durante la dictadura de Pinochet.

Ahora bien, la herramienta específica que escogimos para recolectar la

información pertinente a esta investigación, tanto la del corpus a analizar como la

que pueda servirnos en las partes del marco teórico, es la de la entrevista cualitativa

semi-estructurada.

45 Mayan, Maria (Introducción a los métodos cualitativos) 46 ibid

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Una entrevista de este tipo, se caracteriza por recolectar los datos a través de

un cuestionario de preguntas abiertas en un orden establecido, que se aplica a todos

los participantes de la investigación por igual. Esto, requerirá que haya un nivel de

experticia en el tema que permita que el diseño del cuestionario sea efectivo en

cuanto a extraer la mayor cantidad posible de información, a fin de evitar tener que

depender de una muestra demasiado extensa para asegurar la solidez del estudio.

Cabe destacar, porque no es algo de menos importancia, que todas las

entrevistas fueron realizadas de manera oral, pues creemos que desde aquella

dimensión obtendremos mejores resultados que si las entrevistas fueran por escrito.

En este sentido, la esencia del trabajo con entrevistas presenciales cualitativas

semi estructuradas, tiene que ver con lo que el historiador chileno Mario Garcés ha

llegado a respaldar sus talleres para la recuperación de la memoria popular

definiendo a la “historia oral” como una “que nace de la memoria que las personas

guardan de su pasado y que se expresa normalmente como testimonio de

experiencias significativas del pasado individual y colectivo”47.

Es menester hacer la distinción que trabajar con entrevistas de tipo presencial,

no significará que realizaremos un ejercicio de recuperación de historia oral, pues

este no es un trabajo historiográfico. Evidentemente este trabajo posee una mirada

orientada a revisar hechos del pasado, pero desde una perspectiva que como el

pensamiento complejo postula, comprende la necesidad de incorporar recursos y

componentes de diferentes disciplinas del conocimiento.

El objetivo principal de la entrevista oral es, entonces, tener acceso a esa

memoria viva. Como nos dice Gaudichaud “los aportes de una memoria viviente, los

47 M. Garcés “La historia Oral, enfoques e innovaciones metodológicas” Última Década, Nª 4 pp. 181-190.

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aportes de los actores mismos, varios años después de los hechos, son

enormemente estimulantes para el historiador”48.

4.2.1 Sobre el diseño de las entrevistas

Ahora bien, en lo relativo al diseño, este tipo de entrevistas puede ser:

Entrevista Cultural: conocimiento compartido, reglas y valores de un grupo

Entrevista de Tópico: aprender sobre evento o tema

Entrevista de Historia Oral: aprender sobre un periodo de boca de quien lo

vivió

Entrevista de Historia de Vida: principales acontecimientos de alguien

Entrevista de Evaluación: aprender sobre los puntos débiles y fuertes de

algo.

En el caso de esta investigación, consideramos adecuado abarcar distintos tipos

de entrevista que anteriormente se señalan. Como por ejemplo si bien el tópico

central es el panfleto, también nos importa como investigadores el contexto, la

cultura y las historias de vida, y esto, es presentado mediante los testimonios de los

entrevistados, es decir mediante la historia oral.

48 F. Gaudichaud “Poder popular y cordones industriales, testimonios sobre el movimiento popular urbano, 1970-1973”. Pp 55-56. (2004)

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4.2.2. Sobre la preparación de las preguntas

En lo respectivo a la preparación de las preguntas, es importante tomar en

cuenta el apresto bibliográfico y la experiencia personal que como investigadores se

posee, para así diseñar preguntas que el entrevistado pueda responder de manera

abierta, explayándose de la manera que estime conveniente.

Dependiendo del tipo de información que se requiere, las preguntas pueden

clasificarse de la siguiente manera:

Preguntas de experiencia o conducta

Preguntas de opinión o valores

Preguntas de sentimiento

Preguntas de conocimiento

Preguntas sensoriales

Preguntas demográficas o de antecedentes (recomendable preguntarlas al

final, debido a que sus respuestas son cortas. De ser hechas al principio, la

brevedad de las respuestas puede predisponer al entrevistado a responder

escuetamente cada una de las preguntas)

Preguntas de sondeo o seguimiento

Orientados al detalle

De elaboración

De clarificación

El número de preguntas no deberá ser muy elevado. Las preguntas deben ser

claras y neutrales y todo debe apuntar a que la entrevista sea lo más fluida posible.

Para este fin, siempre será recomendable probar la encuesta con antelación a la

aplicación del instrumento en los sujetos.

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Respecto al registro de estas entrevistas, lo ideal será trabajar con registro

audiovisual y luego con la correspondiente trascripción. Importante será la toma de

notas sobre aquellos puntos que parezcan relevantes, así como también la correcta

rotulación de cada una de las entrevistas.

4.2.3. Sobre los entrevistados

Para esta investigación lo más conveniente fue determinar del total de

posibles sujetos a los cuales entrevistar, una muestra representativa de personas

que nos resultaran útiles, para encontrar las respuestas a las preguntas propias del

estudio debido a su rol de protagonistas de la dictadura, específicamente en lo

relativo a la producción, circulación y consumo de los panfletos.

Y por otra parte, fueron fundamentales los testimonios de quienes, desde la

precariedad económica que obligó a utilizar formas alternativas (y baratas) de

comunicación, legitimaron y consolidaron el panfleto como mecanismo de lucha

política y social49.

4.3 Criterios de selección de los entrevistados

El estudio del panfleto requiere necesariamente un vínculo a la teoría de la

comunicación, que en este caso será el modelo de la comunicación alternativa. Por

lo tanto, la selección de quienes serán nuestras fuentes, tendrá que ser coherente al

proceso comunicativo estándar, es decir, que exista un emisor (producción) un canal

a través del cual fluya el mensaje (circulación) y finalmente un receptor o audiencia

(consumo).

Así, las personas a las que llegamos mediante metodología de redes sociales,

específicamente a través de la técnica de Bola de Nieve, estuvieron ligadas a los

49 Por supuesto, en la dictadura existieron medios de comunicación tradicionales como revistas y programas radiales opuestos al régimen, sin embargo, lo especial del panfleto tiene que ver con cómo utilizando pocos recursos es posible plantear una nueva alternativa y legítima de comunicación.

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procesos de circulación producción y consumo de panfletos, es decir, a lo que

llamamos El ciclo del panfleto. Entonces como criterio principal de selección, los

entrevistados pertenecerán a las siguientes fases:

• Producción: Quienes hayan participado en la confección intelectual o manual,

así como también en el financiamiento del panfleto.

• Circulación: quienes fueron parte de la cadena de distribución del panfleto.

• Consumo: Personas a quienes el consumo del panfleto les haya contribuido

en la construcción de sentido (significado).

A continuación detallaremos un sucinto perfil de quienes fueron los

entrevistados y confidentes de esta búsqueda en los rasgos que hicieron del panfleto

un medio legítimo de comunicación alternativa en dictadura:

Nombre: Samuel Armando Castro Zamora

Edad: 50 años

Militancia política: PC

Actividad durante 80: Estudiante

Actividad Actual: Profesor de Historia

Ocupación: Documentalista Archivo Patrimonial, I. Municipalidad de Valparaíso

Metodología de Redes: Julio Bajo - Mauricio Reyes “Coloro”.

Nombre: Rodrigo Acevedo

Edad en 80: 14 años

Actualidad: 37

Estudios secundarios (1980): Liceo Luterano, Santo Domingo, ambos de Playa

Ancha.

Estudios Superiores: historia y antropología.

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Ocupación Actual: pintor, marionetas, sonido.

Metodología Redes: Ezio Passadore, Cristian Carmona kinesiólogo UCV, Rodrigo

Acevedo.

Nombre: Jorge Giorgio Contreras Wood

Edad: 42 años

Actividad en los 80: Simpatizante JJCC

Ocupación Actual: Fotógrafo

Militancia Política: No tiene, aunque su tendencia es de izquierda

Nombre: Patricio González Contreras

Militancia: limitante PPD

Actividad en Dictadura: Estudiante universitario, dirigente estudiantil, Presidente

FEUCV 1985.

Actividad Actual: Director Escuelas de Rock, Consejo de la Cultura.

Metodología de Redes: Julio Bajo – Pato González- Quiltros.

Nombre: Yolanda Bustos

Actividad en Dictadura: Dirigente sindical y vecinal

Actividad Actual: Dirigente vecinal y Jubilada.

Nombre: Patricia Estay

Edad: 50 años

Rol en la Dictadura: Dirigente Estudiantil: Presidenta del centro de alumnos de la

carrera Trabajo Social, de la PUCV.

Ocupación actual: Productora de Puerto Audiovisual

Nombre: Felix Pérez Ríos

Edad: 50 años

Rol en la Dictadura: integrante de las las Juventudes Comunistas en su etapa

escolar

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Ocupación actual: Licenciado de Filosofía

Nombre: Rodrigo Fernández

Edad: 52 años

Rol en la Dictadura: Dirigente estudiantil de la Universidad Federico Santa María,

presidente de la facultad de Química y Metalurgia

Ocupación actual: Periodista

Nombres: Berni Cancino

Henry Saldívar

Lucho Figueroa

Participación política: MES y Movimiento Paraguas Profesiones: Diseñadora gráfica, abogado y profesor de literatura, respectivamente.

Otros: Fundadores del periódico estudiantil “El Quiltro”

Nombre: Omar Jara Edad: 46

Participación Política: DC, presidente de federación Ocupación: Administrador Municipal (alcalde subrogante)

Nombre: Mauricio Reyes

Participación política en la época: Militante Juventudes Comunistas (Liceo

Eduardo de la Barra)

Ocupación: Coordinador cultural Municipalidad de Valparaíso

Nombre: Gabriel Salazar

Participación Política: MIR Profesión: Historiador, Sociólogo

Ocupación: Académico Universidad de Chile Otros: Premio Nacional de Historia 2006

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Cuestionario base de entrevistas semi-estructuradas

¿Como definiría su participación política en el contexto de la dictadura?

¿Cuál fue su relación con el panfleto durante los años de dictadura? Con qué

etapa del ciclo del panfleto se siente más identificado? Profundice

Con qué objetivos utilizó o vio que era utilizado el panfleto

Desde su posición, ¿considera que el panfleto fue un medio de comunicación

alternativa legítimo durante la dictadura?

Cómo evaluaría usted el panfleto: ¿fue un mecanismo de expresión efectivo?

Explique

¿A su juicio, qué características llevaron a que el panfleto fuera utilizado

masivamente?

4.4. Recolección de documentos escritos

El objetivo de esta recolección no es otro que el de presentar en el estudio los

documentos que nos motivaron para explorar en esta área de estudio. Sin embargo,

su presencia sólo cumplirá un rol secundario ya que como hemos expresado, el

corpus central de este trabajo es el conjunto de los testimonios de las personas que

cumplan con las categorías que hemos explicado.

Por ende, los panfletos no serán analizados, sino que sólo serán presentados

a modo de anexo, para complementar y entregar mayor solidez al trabajo. Además,

como un trabajo recopilatorio y relativamente analítico sobre los panfletos ya se ha

hecho -gracias al proyecto Fondart del cual extraeremos los panfletos- no

consideramos pertinente ahondar en algo que ya no esa novedoso.

De cualquier manera, hemos establecido criterios para que la selección de

estos documentos anexos no sea evaluada como una decisión azarosa. Primero, se

seleccionarán tres panfletos anuales, del periodo comprendido entre 1983 y 1988.

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De los tres panfletos seleccionados, dos corresponderán a documentos afines

a organizaciones e ideas contrarias al Gobierno Militar, por considerar que en

términos históricos fue este grupo el que inició y contribuyó a la legitimación de este

medio de comunicación alternativo.

Sin embargo, debido a la importante legitimación del panfleto en términos

sociales, los sectores oficialistas llegaron a apropiarse de este mecanismo

comunicativo, involucrándose en el juego alternativo propuesto por las

organizaciones contestatarias, razón por la cual, uno de los panfletos que

observaremos corresponderá a este otro polo ideológico.

La selección del periodo desde el cual escogeremos los panfletos, se justifica

porque consideramos crucial le etapa posterior al plebiscito de 1980, momento en

que el descontento social implicó un movimiento capaz de expresar una visión

opuesta y crítica de los hechos que acaecían en el país.

Por otra parte, al Plebiscito del año 1988, o más bien la gradual apertura de

los medios de comunicación tradicionales que trajo consigo, marca el fin del uso

masivo del panfleto y el comienzo de la democratización de los flujos comunicativos.

4.5. Categorías de documentos escritos

Realizaremos una selección precisa panfletos de la década de los ochenta

extraídos de la colección de Rafael Karque exhibida en la Biblioteca Nacional, para

clasificarlos según sus características de:

Origen

Organizaciones sociales

Sindicatos

Movimiento estudiantil

Partidos políticos

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Finalidad

Convocatoria

Plebiscito

Denuncia (Derechos humanos)

Demanda

Instructivas

Sátira.

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5. Análisis de Entrevistas 5.1. Experiencias de comunicación alternativa 5.1.1. Vivencias personales durante la dictadura

Cuando hablamos de la relevancia del testimonio en nuestra investigación, le

atribuimos un sentido de valor al testimonio oral, a la trascendencia del recuerdo

personal, al lado emotivo y racional de sus subjetividades. De acuerdo a este perfil,

es que podemos comprender el relato de vida, sus influencias sociales, culturales y

políticas.

Es aquella experiencia de vida que logra articular las dimensiones que

pretendemos explorar mediante este estudio. Por ejemplo, cuando vemos en el

panfleto un agente que logró articular a diferentes sujetos sociales, pero con un valor

común como era la resistencia al gobierno militar. Es así como en Valparaíso

descubrimos diferentes historias de vida que nos acompañaron en la búsqueda de

relaciones en el panfleto.

Esta ciudad ofrece una particularidad en el quehacer cotidiano de sus

habitantes. Con una tradición cultural de muchos años, con una geografía

accidentada y particular, ha creado con el paso de los años distintos sectores y

barrios que mantienen una tradición e identidades a escala local que logra

diferenciarse un cerro de otro, un sector del plan de otro (barrio puerto y el

almendral). Es de acuerdo a esa diversidad urbana y social donde debemos

comprender el desarrollo de una o miles de vidas, con toda la complejidad que ello

implica.

Un puerto hundido en dictadura, con un gris permanente en el escenario

público, donde los intentos por generar resistencia política eran violentamente

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acallados. Toque de queda, estado de sitio, persecuciones, desapariciones,

espionaje, asesinatos, eran las estrategias que los terroristas de estado mantenían

en ejecución día tras día.

Dentro de este proceso, fundamental fue la participación de los estudiantes

universitarios, pues en sus aulas, patios y rincones, se produjeron la gran mayoría de

los hitos importantes en cuanto a la generación incipiente de una organización social

de gran relevancia en el espacio público local.

Bajo ese marco podemos entender ciertos niveles de participación política y

social de nuestros entrevistados. Uno de ellos es Patricio González, quien nos

cuenta sobre su participación en el movimiento universitario de la época: “Fui

dirigente estudiantil de la Universidad Católica de Valparaíso, luego postulé a una

lista de la FEUCV y salí electo Presidente el año 1985, además fui editor de un

periódico estudiantil, llamado El Quiltro”.

Así como Patricio, pudimos conocer otras vivencias relacionadas con la

participación en los movimientos políticos internos de los estudiantes universitarios.

Fue así como entrevistamos a Omar Jara, quién nos entregó un relato emocionante

sobre su activa presencia en los pasillos de la UPLA:

“Ese año (1984) fueron las primeras elecciones de federación dentro de la universidad. Ahí salí presidente, pero se votaba por listas, que les llamábamos listas de unidad porque funcionaban así, de esa manera, uno se unía de acuerdo a objetivos políticos en común (…) Pienso que una de las cosas más importantes de haber podido vivir todo esto dentro de la universidad, de habernos organizado y de haber logrado las cosas que logamos, fue encontrar espacios para expresarnos, para conversar con otros compañeros sobre lo que pensábamos que estaba mal y también de planificar como cambiarlo. Fue un espacio de libertad que dentro de la dictadura valía mucho, porque esos espacios no eran muchos, la represión era súper fuerte, pero en la universidad pudimos crear un espacio importante”.

Por su parte, Patricia Estay, quien fuera una decidida dirigente estudiantil en la

época, nos confidenció su historia en aquellos años:

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“Fui la primera presidente del centro de alumnos de la Universidad elegida democráticamente después del golpe en 1977. En ese tiempo tenían prohibida la elección y reunión de representantes, pues la universidad misma los asignaba con el rector, que en ese tiempo era un capitán de navío, y el director de escuela (…) Había mucho terror en la escuela, incluso después del 73 estuvo cerrada porque hubieron muchos perseguidos y desaparecidos, entonces hicimos una asamblea y se eligió la directiva e informamos a la dirección de nuestro CEAL y nos rechazaron la propuesta, hicimos otra asamblea en la que se decidió hacer caso omiso de la opinión de la Dirección, así que nos mantuvimos no legalmente pero sí legítimamente”

La lucha era constante. Estudiantes y trabajadores, mujeres y jóvenes,

sindicatos y organizaciones gremiales, vecinos y vecinas. Era toda una sociedad

involucrada en recuperar la ansiada democracia. En el caso de Patricio González y

Patricia Estay podemos ver que sus núcleos y rangos participativos estaban

asociados a las esferas dirigenciales del movimiento universitario. Esto tiene que ver

con un rol activo, de gran presencia pública, de coordinación con otros estudiantes y

centro de alumnos.

No olvidemos las lógicas de participación universitaria y su importancia en el

movimiento de resistencia al régimen. Dentro del activismo estaban efectivamente

los panfletos, pero no sólo ello, sino que otros medios y formas alternativas de

comunicación, que en el caso de González nos relata su rol como editor del periódico

estudiantil “el quiltro”.

Por otro lado, Omar Jara fue capaz de recoger de sus recuerdos los

elementos que valora más con el paso del tiempo, como fue luchar y conseguir

espacios de libertad en términos de diálogo y reflexión política, algo muy importante y

escaso por esos días. Esta investigación nos llevó a recorrer lugares e historias tan

desconocidas como interesantes, tan aguerridas como violentas, tan de sufrimiento y

de exilio, que su recuerdo y relato nos provoca sentimientos encontrados, nos evoca

una imagen en gris, una imagen triste, tal vez podríamos denominarlos pequeños

fragmentos de la búsqueda en el tiempo.

Tal como la diversidad que nos ofrece el lenguaje en su más amplio sentido,

es la diversidad y complejidad de las historias de nuestros entrevistados. Es así

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como por ejemplo, Jorge Contreras Wood nos relata que parte de sus años viviendo

bajo dictadura fueron marcados por una importante militancia política: “La JJCC fue

mi militancia política, participaba en el grupo de teatro, apoyaba a actividades

poblacionales y de la jota en general. A la jota ingresé a los 18 años, aunque antes

era simpatizante del grupo”.

Como podemos apreciar, la lucha política era amplia, diversa e intensa en

Valparaíso. El fuerte sentido social que empapaba las conciencias de los jóvenes,

como es el caso de Jorge Contreras, resultaba fundamental en el nivel de

compromiso y participación política alcanzada en aquellos años. Ya como militante

de las juventudes del Partido Comunista, Jorge también participó del trabajo

comunitario, generando redes de colaboración artística debido a su compromiso con

el grupo de teatro, formando en cierto sentido una marcada presencia adolescente

en el campo de la lucha contra Pinochet.

Otro de los aspectos importantes que nos menciona, es el sufrimiento

padecido por él y su familia por causas de fuerza mayor, como fue en este caso el

ejercicio brutal de desaparición y ejecución de compatriotas ejercida por Pinochet. En

este aspecto nos confiesa: “Detalle importante es que en mi familia hubo dos

víctimas de la represión militar. Uno de ellos fue un tío torturado en Pisagua, y un

primo que lo balearon en una manifestación en el Parque Forestal en Santiago, en

mayo de 1986”.

De acuerdo a lo relatado por Jorge, los ochenta fueron en Valparaíso, años

duros. Años de puños y dientes apretados, de miradas furtivas y desconfiadas, acaso

temerosas de la omnipotencia de una máquina alimentada por el peor combustible

de todos: el terror. Y ante este panorama, la prudencia y la precaución fueron

fundamentales.

Ahora estos relatos se comprenden, como hemos dicho, en una realidad local,

en la realidad porteña de años de tradición política. Un escenario donde los barrios,

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los sectores y las poblaciones tenían una diferencia identitaria muy enriquecedora

para los combatientes anti dictadura. En este sentido Samuel Castro nos relata:

“Prácticamente desde los 10 años tengo vinculación política, debido a que el nivel de participación social en los años 60 era muy alto, además había que entenderlo en una perspectiva de barrio. Yo crecí en un barrio del cerro Placeres, en torno a las actividades de la iglesia Lourdes, ya que el cerro y su iglesia tienen una particularidad única en la ciudad”.

Son estas vivencias personales muy significativas para indagar en las

características del acto comunicativo alternativo. Pues son estos elementos de

ciudadanía e identidad, los que nos otorgan un marco referencial profundo y

complejo, lleno de detalles inimaginables, pero que con una destellante coherencia

formulan y componen aquel relato mayor. Es así que Samuel Castro profundiza:

“Además debemos considerar la influencia de la Universidad Federico Santa Maria, la iglesia y el barrio son actores claves en la participación social. No es por nada que Placeres mantenga su vía crucis como un elemento de tradición cultural tan importante en Valparaíso. También debemos comprender el marco de la Democracia Cristiana en los años 60, el tema de la educación popular, la ley de organizaciones y juntas vecinales, la participación comunitaria, hubo muchos actores políticos que surgieron de esas actividades. Por ejemplo, funcionaba entorno a la Iglesia de Lourdes, la federación de scout católicos, de ahí surgieron varios líderes, incluso algunos de la jota. Mapu, izquierda cristiana”.

Son muchas y diferentes las personas y organizaciones que participaron en

este proceso de recuperación de la fe, de la esperanza, y finalmente de la

democracia. Castro con toda franqueza nos confiesa que el barrio como agente de

vida, de complicidades, de reuniones y subversiones, lograba generar un escenario

de alta participación político y social. Son parte de un movimiento ciudadano en la

clandestinidad, que con mucho sigilo lograron reunirse y organizarse, pero no fue

nada fácil.

Por supuesto que las mujeres tuvieron un rol tan importante como los

hombres, porque no era un tema de género, era un asunto de convicciones y de

sentido de luchar por lo que se consideraba justo. Fue en este contexto de

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participación donde podemos presentarles a Yolanda Bustos, quién desde su rol

como dirigente vecinal y social, nos entrego un intenso y emotivo relato:

“Yo desde antes pertenecía al sindicato de (…) Wienke y compañía. Era dirigente y di la pelea hasta que logramos el mes por año. Pero cuando me emancipé realmente, fue cuando vi llegar a mi hijo con el diario oficial en la mano a punto de llorar, pues la Ley 18032 en 1982, les había quitado a los trabajadores portuarios todo lo que habían ganado en derechos laborales. Fue cuando recurrí a los empleados de bahía y a los marineros auxiliares, interrumpí una reunión que tenían, pedí hablar con el presidente (…) le exigí que incitara a las mujeres de portuarios a salir a la calle en una marcha, yo iba con maíz en los bolsillos para tirarles si se portaban como gallinas, pero me dieron toda la información y fui puerta por puerta reuniendo a las mujeres hasta que nos organizamos y salimos a marchar (…)“Además Pertenecía a la unidad vecinal de cerro San Juan de Dios, que era un cerro humilde y combativo, hacíamos barricadas, los pacos nos tenían miedo (…) yo prestaba mi casa a veces y ahí hacíamos los panfletos”.

En este sentido Rodrigo Acevedo un adolescente estudiante secundario en los

años ochenta, recuerda con angustia y tristeza ciertos momentos de su etapa

escolar: “Yo me mamé el tema de la adolescencia sufriendo en dictadura. Fue muy

fuerte para nosotros la dictadura, lo que veías en las calles, en la televisión, salías a

las calles y podías comprender ese silencio culpable, además dos veces me sacaron

la mierda teniendo 14 años, en la 2da compañía de playa ancha”.

Como podemos comprender, Rodrigo no lo pasó bien en dictadura. No fue esa

etapa de lucha aguerrida y combativa, más bien fue un momento de temor y dolor.

De persecución, de descubrimiento tal vez, pero no fue vivido ni percibido como una

etapa de alegría ni menos de júbilo. Esa ciudad gris, efectivamente oscurecía el

panorama día tras día.

El miedo se convirtió entonces en un estímulo paradojal para poder luchar

contra este gigante monstruo llamado dictadura militar. Fueron las formas de

resistencia, diversas y permanentes las que facilitaron una mayor presencia

opositora a Pinochet. Dentro de ellas el panfleto ocupó un lugar de privilegio en los

activistas. Una manera de comunicar desde la alternatividad, desde los mecanismos

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y métodos que no estaban permitidos, era llevarle la contra al régimen, y arriesgarse

por un ideal que se consideraba justo.

5.1.2. Panfleto y comunicación alternativa

De cualquier manera, los chilenos se las arreglaron para que sus sueños y sus

ideas de justicia salieran de la clandestinidad para usar las calles como instrumento

de protesta y lucha, en un proceso que poco a poco se fue intensificando hasta

alcanzar magnitudes impactantes.

Patricio González, al momento de referirse a cómo lo hacían para informarse

de los atropellos y violaciones a los derechos humanos, nos responde:

“Habían muchas formas, dentro de ellas, y ya a partir de los años 85 en adelante,

revistas como Apsis, Análisis, un sistema de comunicación alternativo, llamadas

telefónicas, sistemas alternativos de información, la misma radio cooperativa, la

universidad era un centro mismo de informaciones”.

Como podemos apreciar González valora un conjunto de manifestaciones

alternativas y de disonancia con el régimen militar. Reconoce a la universidad como

un agente de gran importancia en su círculo, también algunos medios de

comunicación de oposición que lograron mantenerse durante esos años, a pesar de

la estricta supervisión de los militares respecto de los medios de comunicación.

También esboza un sistema de comunicación alternativo, que no define mayormente,

pero de acuerdo a los medios e instancias que nombra se refiere a todo acto

comunicativo que involucrara manifestar una mirada crítica del sistema dictatorial.

Ahora Samuel Castro nos comenta un aspecto que nos parece fundamental y

que puede ser revelador en cuanto al origen del uso del panfleto en tiempos de

dictadura: “En plena dictadura surge la necesidad de manifestar una presencia

alternativa, una voz disonante, más que nada testimonial”.

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Esta búsqueda de transmitir los testimonios de los acallados, de los

disonantes o disidentes es un aspecto en el cual nos debemos detener al momento

de comprender la relevancia y legitimidad del panfleto. En este sentido Samuel

complementa: “creo que lo importante era el testimonio de generar una respuesta,

que había organización digamos, una fuerte presencia opositora”.

Por su parte, Jorge Contreras considera que el panfleto: “era un instrumento

primero que nada de denuncia de la situación imperante en el país durante aquel

tiempo”. Como podemos apreciar Jorge le atribuye un rol de denuncia al panfleto,

de decir lo que no se decía, era de alguna forma atreverse a evidenciar los actos de

violencia del dictador.

Por ejemplo, Rodrigo Acevedo profundiza aún más el sentido que para él

tenían los panfletos como agentes comunicadores alternativos:

“Los panfletos en una frase en un dibujo, en una idea, podían ser muy estratégicos, cuando fue ese 11 de septiembre del 88 que me agarraron, se hablaba del año decisivo, había un panfleto que decía los puntos de reorganización, eran muy funcionales, muy explicativos, usando el tema del comics, el icono, habían panfletos que decían como utilizar armas”.

Ahora los panfletos comienzan a ejercer un rol importante en aquellos años, el

cual era efectivamente atreverse a decir y provocar cosas inusitadas por aquellos

años. Era como faltarle el respeto a la junta militar, a esa irrestricta visión marcial de

las cosas, del blanco y negro, del marxismo o la democracia, de la vida o la muerte.

Este proceso de aparición del panfleto, se produjo como consecuencia de una

participación multitudinaria sin precedentes, lo que marcó muy profundamente la vida

al interior de la sociedad de la época, por lo que fue clave para todo que le siguió: la

organización de los pobladores y diferentes actores sociales, luego una progresiva

resistencia política, lo que generó finalmente la victoria en el plebiscito del 88.

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5.2. El panfleto como un medio legítimo

5.2.1. Legitimidad en el uso del panfleto

Ya muchos años han pasado desde que los cerros y las calles del puerto se

cubrieron con el amargo gris de la dictadura. El dolor, el temor, la injusticia y la

tristeza parecen ya polvorientos recuerdos de un pasado que aparenta ser mucho

más lejano de lo que realmente es.

En la década de los ochenta, cuando ya varios años habían transcurrido de

aquel fatídico martes de fuego y sangre, la dictadura militar se encontraba en su

punto máximo de represión, violencia y brutalidad.

Comenzaban a unirse entre las inciertas rendijas de la clandestinidad más

absoluta, las voluntades de muchos chilenas y chilenos quienes, cansados ya de vivir

bajo el oscuro manto de la opresión, tomaron la decisión de luchar y trabajar para

poder algún día recuperar la alegría multicolor de la robada democracia.

Es así como surgieron formas y métodos de comunicar esa realidad oculta y

acallada. Los panfletos por supuesto que tomaron un rol protagónico en este sentido,

pero no fueron los únicos medios, porque era tal la necesidad casi agónica de poder

bombardear el escenario público con consignas y demandas sociales, que

paulatinamente comenzó una etapa de activo movimiento de resistencia.

Félix Pérez Ríos entrega una idea que nos parece fundamental para lograr

comprender este aspecto tan relevante en nuestra investigación: “El uso es lo que le da la legitimidad a algo, el resultado en el tiempo”.

El resultado y la proyección en el tiempo. Sin duda que los panfletos se

convirtieron en un agente legítimo a partir de esta idea y comprensión del concepto.

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Su uso cotidiano, los años de lucha combativa y constante, la diversificación de

mensajes contenidos en estos fragmentos de papel, fueron parte de esta idea o

noción de lo legítimo.

De acuerdo a lo planteado, Jorge Contreras, al preguntarle por la legitimidad

del panfleto como medio de expresión nos responde: “claro, porque no habían otras

posibilidades de comunicar. Las noticias eran como el tan tan de la jungla, cumplía

su función ya que siempre llegaba a mucha gente”.

Jorge rescata principalmente el rol aglutinador y de convocatoria que tenían

los panfletos. Hoy podríamos decir que la masividad de la herramienta

comunicacional era un elemento que lograba generar esta complicidad entre quienes

confeccionaban panfletos y quienes los consumían.

A modo complementario, Samuel Castro nos aporta con una reflexión muy

interesante en este sentido:

“yo creo que el panfleto cumplió un rol subjetivo, fundamentalmente porque siempre se usó para demostrar la capacidad de organizarse y de que nos podíamos levantar y hacer movimiento. Esto se usó desde las actividades mas simples hasta las actividades mas grandes, evidentemente yo le doy mayor importancia a las chicas, ya que la multiplicidad de actividades chicas, nos daban mayor valentía, saber que habían otros que pensaban igual que uno, y que se atrevían, siempre hay un desarrollo de lo simple a lo complejo”.

Este rol subjetivo que le atribuye Samuel es sin duda un aspecto no menor en

nuestra investigación, ya que estos primeros esbozos de conclusiones nos han

servido para generar una idea de lo que se entendía y lo que valoraban los sujetos

sociales que participaron en aquella época, en este caso los panfletos fueron

elementos comunicativos que dieron a conocer actividades, una multiplicidad de

eventos artísticos y sociales de gran trascendencia, ya que a partir de estas

pequeñas acciones se comenzó a gestar el movimiento de resistencia que terminó

por derrocar el régimen de pinochet. Es como nos dice Castro, ese desarrollo de lo

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simple a lo complejo, de lo más liviano a lo más pesado, de soñar con conseguir un

país libre, un país en democracia, un país con justicia social.

Yolanda Bustos, en relación con los aspectos involucrados en la búsqueda del

poder social por parte de la ciudadanía de los ochenta, nos comentó que:

“Los panfletos para mí tienen mucho significado. Por que portaban un mensaje desesperado, urgente y que nadie quería transmitir, nosotros lo utilizábamos para hacer conciencia a la gente, las personas no se enteraban de lo que realmente pasaba y los panfletos eran una forma de canalizar nuestra impotencia y destruir la ignorancia (…) Eran efectivos y legítimos, pues todas las organizaciones subversivas los utilizaban. Y la gracia que tenían era que eran económicos, práctico y menos riesgoso, pues en un segundo ya están todos volando y nadie sabe quien los tiró. Se utilizaban también para llamar a concentraciones, convocar ayuda y denunciar. Seguramente, los que más molestaban eran los irónicos”

Tal como nos logra explicar Yolanda Bustos, los panfletos se convirtieron en portavoces de un mensaje desesperado, en un contexto en el cual existía una

imperante necesidad de comunicar. Además las ventajas comparativas de estos

medios de expresión por sobre otros, principalmente por el bajo costo y la masiva

llegada, lograron mezclar dos elementos fundamentales: la precisión y agudeza de

los mensajes, como también la creatividad y originalidad del sentido del humor, en

este caso ella resalta el sentido irónico de los panfletos.

Cuando no existe la capacidad de conocer las diferentes realidades que

podemos encontrar en la complejidad del tejido social, podemos decir que la

situación es clave para legitimar las vías alternativas de lograr tener acceso a la

información. Es así que Henry Saldivar nos comenta respecto de este tema:

“Gracias al panfleto se conocían a veces datos que no salían en los medios de comunicación como la tele o los diarios. Me acuerdo que por ejemplo los panfletos siempre anunciaban quiénes habían desaparecido, en qué circunstancias, o sea siempre fueron, así como el quiltro para nosotros como estudiantes, una voz, la única que a veces se podía tener y eso era impagable”.

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Rodrigo Acevedo, siguiendo su marco referencial cargado de angustia y temor

en los recuerdos de sus años de adolescencia bajo dictadura, nos comenta que:

“El miedo era tal que un panfleto pasaba por muchas manos, no todas las personas se atrevían a recoger panfletos. Había que estar en la época para responder, la necesidad era tal, que el panfleto se convirtió en un medio de información, como no tenías cable, no había forma de informarse”.

Para Rodrigo la necesidad de información era algo trascendente. Es por eso

que recoge elementos como el miedo y el atreverse a recoger panfletos como una

necesidad diaria y cotidiana, esto debido a que no existían otras formas de saber lo

que ocurría realmente en Chile. Por eso le atribuye valor no sólo a los productos, en

este caso los panfletos, sino que su dimensión de legitimidad tiene que ver con el

proceso, con el cómo se hicieron los panfletos, esto lo resume en la siguiente frase:

“Quienes idearon las frases, que idearon las metodologías de comunicación con

frases e imágenes fueron muy audaces. Sinceramente pienso que los panfletos se

legitiman a través del miedo, a través de la angustia”.

Como hemos podido ir revisando, la visión que posee Rodrigo Acevedo nos

hace recordar el aspecto más oscuro y perverso del régimen militar, aquel marcado

por la violencia y el terror. Es por ello que la legitimidad se produce en un contexto

extremo, aquel de violaciones reiteradas a los derechos humanos, donde a pesar de

estar en un peligro constante, las personas y las organizaciones alzaron la voz, se

coordinaron y lograron luchar ante un escenario adverso y riesgoso bajo todos los

puntos de vista posibles.

5.2.2. Otras ideas respecto a la legitimidad

Patricio González nos comenta un aspecto que nos parece de gran relevancia

en la discusión respecto a la legitimidad del panfleto como un medio de expresión:

“El panfleto fue una forma de intervención que dio las primeras señales de un movimiento mayor, mucho más profundo, era un objeto mínimo pero a la vez era un iceberg, no era un panfleto sino que era un iceberg, porque tenia una profundidad,

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reflejaba el movimiento tectónico de miles de personas, entonces encontrar panfletos, daba cuenta que eran muchas las personas que se estaban moviendo por derrocar al dictador”.

Este aspecto sin duda que es muy interesante y da para mucho. Primero

desmenucemos el tema de las señales. La comunicación en su amplio sentido tiene

que ver con decir algo, con dar una señal, con demostrar que efectivamente algo

está sucediendo. Eso que teorizamos era el movimiento social de la década de los

ochenta, por lo tanto el panfleto comenzó a aparecer y ser usado por este

movimiento para generar ruido, para generar esas señales de las que hablábamos.

Entonces cuando González se refiere a un objeto mínimo pero de una profundidad

insospechada, es precisamente la metáfora del iceberg lo que nos ilumina en el

camino de descubrimiento de las características que hicieron del panfleto un medio

de comunicación alternativo.

Consideramos que fue un movimiento social de gran envergadura, que logró

articularse y generar conciencia de las atrocidades que sufría el país, para lograr

definitivamente que los pobladores y trabajadores, fueran los pilares de la resistencia

política y de esta manera luchar hasta conseguir la esperada y robada democracia.

Esto lo podemos inferir a partir de la señal que evoca Patricio, de que eran

muchos y miles los compatriotas jugados por otro Chile, un Chile democrático, sin

abusos ni atentados contra la vida, más justo y equilibrado en su distribución de los

ingresos. En términos generales se trataba de un movimiento reivindicador, con demandas profundas y convicciones fuertes, de una búsqueda constante por el

bien común.

Patricia Estay nos entregó una mirada que nos hace reflexionar en torno a la

profundidad y complejidad del tema de la legitimidad como un elemento sustancial en

los panfletos:

“No era una tarea fácil si además sumas el riesgo, había que picar el esténcil, pasarlo por el mimeógrafo, cuidar que no se pasara la tinta y además había que andar con alcohol para limpiarse, que no se te notara ni en las manos ni en la ropa, porque te

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delataba y en eso tiempo los panfleteros eran terroristas, te echaban de la universidad”.

Es decir, la legitimidad tiene que ver con luchar sin medir consecuencias, de

hacer lo que se considera válido y necesario, con dar la vida incluso, es romper la

hegemonía, aunque por ello tengas que sufrir y vivir bajo un permanente peligro.

Pero la lucha era fecunda y creciente día tras día, noche tras noche…

Y fue en este fértil terreno que muchos porteños participaron de

organizaciones políticas clandestinas, promoviendo de manera progresiva llevar a

cabo de manera pública –aunque no por eso segura- un trabajo político organizado y

efectivo para derrocar al dictador. Y para lograr ese anhelado sueño, los ciudadanos

requerían dar a conocer sus demandas y sus reivindicaciones de tipo político y

social. Fue así como el panfleto adquirió ese sentido de pertenencia y simbolismo

que Jorge Contreras nos relata:

“Era un arma, en el sentido que era usado en contra de la dictadura militar para poder en cierta medida contrarrestar los ataques. La otra forma era agarrarse a balazos, pero a mi me gusta más la onda Magahma Ghandi. Yo soy un marxista leninista budista. Yo estaba más por la no violencia que por la violencia, no tenía porque ser eso de darle un cañonazo a otros. Una podía ser muy violento con un panfleto, con una canción, con un mural, esa era el sentido del “ataque”.

Contreras nos puede entregar esa visión del panfleto en un sentido de lucha

perseverante, de utilizar de acuerdo a las posibilidades todas las armas posibles,

como en este caso la abstracción del panfleto como un potente revólver capaz de

disparar los mensajes más irónicos y contestatarios que al Gobierno podían

incomodar y en la mayoría de los casos ofuscar hasta derramar la sangre de

nuestros hermanos y compatriotas.

En cambio Contreras Wood tenía otra mirada muy opuesta a las facciones

más radicales que veían la lucha armada como un mecanismo válido de resistencia

política. Eso era precisamente lo que el criticaba cuando nos dice “Yo estaba más

por la no violencia que por la violencia”, es decir buscando por sobre todo el bien

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común, la perseverancia y la prudencia de la vida, de seguir luchando pero sin

abandonar el horizonte planteado, el de un país democrático y libre”.

Estas ideas y referencias son parte del tejido mayor que estamos

descubriendo. Lo legítimo es subjetivo sin duda, pero existen matrices que nos

acercan cada vez más a una idea más o menos clara: la necesidad de comunicar

logró trascender la idea que lo legítimo era efectivamente atreverse a denunciar, a

comunicar, a hacer presente la idea que los chilenos y chilenas estaban cansados de

un gobierno criminal y deficiente en términos administrativos.

5.3. Sobre las características que hicieron del panfleto un medio de comunicación alternativo legítimo

5.3.1. Características generales de los panfletos

Nada de esto hubiera sido posible si no hubiese existido la vocación solidaria

de trabajo mancomunado que se dio durante los años de la dictadura. En este

sentido, el valor de haber contado con líderes experimentados y con bases que

contaban con el suficiente bagaje político como para comprender el valor de la unión

por sobre diferencias ideológicas nominales u otras menores, fue una de las claves

que terminaron por determinar el éxito de todo este proceso.

La comunicación y el diálogo fueron las principales características que

permitieron la coordinación y el funcionamiento de cada una de las partes y los

engranajes de esta máquina política. En este aspecto podemos situar al panfleto,

como parte del dialogo fraterno, pero también como la emisión de mensajes

contestatarios, subversivos, informativos o como iremos descubriendo a partir de

estas revelaciones.

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Samuel Castro nos comenta a modo preliminar:

“Ahora es casi anecdótico, porque era totalmente rústico, nosotros hacíamos panfletos con calco y a mano. Lápiz pasta bic, punta gruesa, con 4 personas, haciendo panfletos, duraba como 4 horas el proceso. Otra cosa: en ese tiempo los panfletos no se tiraban, ya que una vez confeccionados, teníamos que hacer la propaganda casa por casa, repartíamos un panfleto por casa, para que lográramos una buena difusión”.

Imagínense esta técnica de distribución casa a casa, sabiendo lo peligroso

que podía llegar a ser. Ellos en ese sentido arriesgaron su integridad por buscar una

mayor efectividad con los mensajes que portaban esos artesanales panfletos. Pero la

lucha lo ameritaba, había que arriesgarse pues quién no lo hacía parecía condenado

al eterno gris de la dictadura.

Samuel Castro continúa su relato comentándonos:

“Luego en el plano universitario, el tema panfletario era con mas técnica, ahí era con esténcil, buriles para dibujar, los buriles son una especie lápices, en cuya punta tienen una superficie para trabajar e ir rompiendo el esténcil, eso te permite hacer dibujos. No solamente enmárcalo con la consigna y letras, sino que permitía dibujos, también los mimeógrafos ayudaban mucho. Hay experiencias con gelatinas, pero no las conocí de cerca”.

Así también el proceso de fabricación de panfletos tuvo avances y mayores

recursos con el paso de los años. Si en una primera etapa Samuel Castro nos habla de un panfleto rústico y artesanal, confeccionado en base a lápiz pasta y

papel roneo, en una segunda fase los panfletos incluyen dibujos, comics y una técnica más depurada y meticulosa. Como nos dice Castro, el esténcil permitía

dibujar y proyectar maquetas de elementos gráficos que podían ser multiplicados

fácilmente en estos fragmentos de papel.

Por su parte, Félix Pérez Ríos, quien fuera militante de las juventudes

comunistas de la época, nos cuenta que: “Los panfletos siempre han sido efectivos,

tanto para la publicidad como para las campañas. Pero en ese tiempo el panfleto era

principalmente subversivo: buscaba denunciar, concitar la atención y promover la

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conciencia, todo con un objetivo estratégico en común que era recuperar la

democracia”

Sin duda alguna, Félix tiene clara las principales características de los

panfletos. Nos llama la atención en términos lingüísticos y políticos cuando le

atribuye un rol subversivo al panfleto, entendiendo por esto las acciones propias

llevadas a cabo por personas y organizaciones que por medio de la violencia y la

fuerza aspiran a derrocar un gobierno. Esto es un elemento interesante, ya que al

revisar los testimonios de los entrevistados, nos damos cuenta que existen diferentes

y enriquecedoras visiones del proceso en cuestión. En este caso, Félix posee una

mirada mucho más radical en cuanto al cómo se debía conseguir la anhelada

democracia, desde su perspectiva podía legitimar el uso de todos los medios

posibles, incluyendo la violencia para derrocar al dictador.

Omar Jara considera que el éxito del uso del panfleto se debió en parte a su

fácil y económica confección:

“Por supuesto que pienso que el panfleto fue todo lo utilizado que fue, debido a que era barato de producir. Y no sólo era barato, sino que era práctico, como que desde el plano del rendimiento, sí esa es la palabra, eran rendidores los panfletos. Porque por poca plata podías hacer una gran cantidad de panfletos lo que significaba una gran cantidad de mensajes dando vueltas por la ciudad. Y lo otro que también eran pequeñitos, entonces guardarlo para mostrárselo a otros después de una marcha no era difícil, almacenarlos y repartirlos antes de los panfleteos se podía hacer con una simple mochila y no necesitabas grandes gastos ni inventos para transportarlos. Eran convenientes desde varios puntos de vista”.

Ahora desde la mirada de Rodrigo Acevedo, los panfletos fueron elementos de

gran relevancia en la lucha y la resistencia social de aquellos años debido a la

creatividad y el sentido irónico y humorístico que se divulgó en ellos.

“Tengo un panfleto del FPMR, más bien afiche que dice, los dictadores como el de Haití, entre otros países, y sale uno en blanco, y dice algo así como: los dictadores huyen, únete al pueblo, y sale un paco acuchillado en paseo Ahumanda, y está el paco de fuerzas especiales tieso con el arma en el hombro, es muy fuerte esa imagen. En otro panfleto sale Merino como una gallina borracha diciendo: “hip hip son los comunistas”. Hay algo de mucho ingenio, en ese tiempo estaba la fiebre tifoidea,

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entonces mostraban a los gremlins con la cara de pinochet, en un truco gráfico de difícil confección, piensen que en la época no existía fotoshop. En los panfletos, creo que el humor político fue fundamental, recuerdo a grandes dibujantes como Rufino, Palomo y Hernán Vidal, fueron los padres del humor político y grafico de la época”.

Entonces como podemos ver, los panfletos tuvieron diferentes características,

pero siempre con un elemento que destacó con mayor fuerza, como lo fue el hecho

de incluir siempre la creatividad, el juego con las imágenes y las palabras, la ironía y el humor negro.

Otro elemento crucial fue la efectividad que logró este medio de expresión, ya

que de acuerdo a su bajo costo y fácil confección, lograba reproducirse en miles y

miles, de esta forma fue llegando a los compatriotas quienes caminaban por las

calles y recogían panfletos como huellas y recuerdos de un movimiento social que

día tras día luchaba por derrocar a Pinochet.

5.3.2. Desde la creación a la panfleteada

Y tampoco nada hubiera sido igual, si las personas que participaron del

movimiento social, en su vida cotidiana, no hubiesen formado los profundos lazos

que tuvieron la posibilidad de construir y compartir en aquellos años. Pues no

debemos olvidar que finalmente, este fue un fenómeno que se organizó en

conversaciones en pasillos, sedes vecinales, en reuniones clandestinas en casas

perdidas en las calles y los cerros del puerto.

El hecho de que Valparaíso siempre ha sido una ciudad única que despierta

actitudes y conductas siempre especiales en quien se empapa de ella, hizo que la

lucha política adquiriera matices mucho más particulares e intensos, dejando espacio

para poder encontrar algo de solidaridad, compromiso y convicción que hoy en día

envidiamos.

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En este marco, Jorge Contreras se involucró en el tema de la resistencia al

régimen, según sus propias palabras, se identifica:

“Con la creación y producción de panfletos. Pero que no necesariamente era un papelito cuadrado de papel con una injuria al dictador. Tenía para mi un sentido mucho más amplio, podía ser una fotografía, una imagen, una micro con la Turva50, conociendo los lugares de Santiago. También el grupo de teatro panfletario militante de la Sebastiana. Después vino la fotografía y todavía sigo haciendo panfletos51 ”.

Desde este sentido podemos comprender que no eran sólo pedazos de papel

con consignas, el concepto del panfleto puede ir mucho más allá de esa reducida

concepción. Eran también elementos que ayudaban en esta noción de comunicar, de

hacer, mostrar y decir lo que era considerado válido por aquellos días. Por eso fue

tan importante el sentido de complicidad, de poder hacer y decir lo realmente

necesario, y no escatimar esfuerzos en este sentido.

Bernardita Cancino, quien fuera una activa dirigente del MES52 y el grupo

Paraguas53 en la UCV de los 80, nos cuenta que:

“Fue súper importante el hecho de que muchos de nosotros estudiaran cuestiones así como diseño o arte o carreras así porque eso permitió que nuestros panfletos, así como muchas de las actividades que nosotros hacíamos, generaran así como harta polémica. Ya el hecho de tirar afiches que se salieran un poco del típico blanco y negro y de la consigna era llamativo, y además que nosotros nunca hicimos panfletos feos, siempre nos preocupamos de que el monito quedara bien bonito, que se notara preocupación y que no fuera un pedazo de papel que te encontrai en la calle y que después de echarle una mirada, votai así como así nomás (…) Además siempre nos gustó explorar con la iconografía, ir probando distintas letras, diseños, en el fondo ir variando pa’ no aburrir a la gallada que igual después de todo se aburría de ver siempre las mismas cuestiones dando vuelta”

50 Taller Urbano de Valparaíso (TURVA) fue un grupo cultural de Valparaíso que realizaba performances itinerantes de tipo artístico en la zona central del país. 51 Jorge Contreras Wood, al momento de esta entrevista (febrero 2008) se desempeñaba como fotógrafo independiente. Meses más tarde, fallecería trágicamente. 52 MES es la sigla del Movimiento de Estudiantes por el Socialismo, grupo de juventudes políticas que participaba al interior de la Universidad Católica de Valparaíso en tiempos de dictadura. 53 El grupo Paraguas fue formado principalmente por jóvenes de tendencia social demócrata que posteriormente formaron el MES.

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En este caso, los elementos decorativos fueron importantes en la confección

de panfletos, también la sensibilidad y preocupación por la estética de los productos.

Ya que los panfletos como hemos podido ir reconociendo, tuvieron diferentes

experiencias y motivaciones, lograron un nivel de preparación de alta técnica en

algunos casos, con imágenes e íconos relevantes para la época, que los hacían más

llamativos y seductores, más suspicaces e irónicos, más atrevidos y subversivos.

En este ámbito, Samuel Castro nos confidenció que:

“Recuerdo con mucho cariño a un auxiliar de la Universidad, don Juan Mendoza que trabajaba en la federación del año 1983 en adelante, época donde había una imprenta a cargo de los estudiantes. A él (Juan Mendoza) le gustaba funcionar como imprentero de las juventudes políticas contrarias a Pinochet. Juanito se confidenció de cada una de las actividades que se imprimían en la feucv”.

Así es como podemos encontrar historias de vida que lucharon y fueron parte

activa del movimiento, incluso arriesgando la fuente laboral, ya que en esa época el

tema de elaborar panfletos estaba absolutamente prohibido, más aún para un

funcionario de la universidad, es decir, Juan Mendoza sin duda alguna tuvo muy

claras sus convicciones y fue parte importante del proceso que se vivió al interior de

la Universidad Católica de Valparaíso.

Cuando le consultamos respecto de cómo se administraba el tema de la

imprenta en la Federación, Castro nos respondió que:

“Había una filosofía de “dejar hacer”, todo era válido, uno llegaba con los insumos para preparar lo concreto en esa imprenta. Don Juan debe haber tenido unos 40 años, no estoy claro y no creo que haya militado formalmente, pero sí se reconocía en una descripción genérica, como socialista y Allendista. Aunque se definía como socialista, en su rol administrativo, que era designado a ser auxiliar de la feucv, nunca imprentero, pero eso le gustaba, se sentía apoyando y colaborando con la causa, el entendía que ese era ese su lugar de combate por decirlo de alguna manera”. En esos años recibió una serie de documentos, desde triviales hasta los más complejos. Tanto así que llegó a manejar una técnica de manejo offset54, se trabajaba con una

54 Impresión Offset, método de reproducción de documentos e imágenes sobre papel o materiales similares.

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cosita que había que quemar, que era un proceso de alta técnica, con colores, dibujos, diseños, con el tiempo llegó a tener una maquina de plantillas”.

Mauricio Reyes fue capaz de profundizar en aspectos claves dentro de este

proceso, como fueron las técnicas de distribución de los panfletos usadas en esa

época:

“Algunas de las formas más creativas que vi de tirar panfletos eran las que se hacían en las micros. Una era amarrar el paquete de panfletos al parachoque trasero de una micro, cosa de que cuando la micro comenzara a andar, el paquete se desarmara y ahí se soltaran todos por la calle. La otra era tirar todos los panfletos por los techos de las micros, por esas escotillas de ventilación y eso sí que era lindo porque por la velocidad salían volando todos los panfletos del techo de la micro para arriba”.

Como podemos apreciar, la etapa y el momento fueron decisivos para que

cientos y miles de personas aportaran con un grano de arena para cumplir los

objetivos. En la universidad, con personas como Juan Mendoza podemos darnos

cuenta de la inmensidad y pluralismo del movimiento. Él desde su rol de funcionario

logró perder el miedo y resistir, ser parte activa en el aparato de información y

comunicación alternativa que los ciudadanos formaron solidariamente. Por otra parte

con vivencias como las de Mauricio Reyes podemos generarnos una idea de las

diversas peripecias y el ingenio utilizado para evitar correr riesgos por dar a conocer

los mensajes, que en este caso significaba distribuir los panfletos a la ciudadanía.

Por lo tanto, el proceso de creación de panfletos fue arduo y extenso, intenso y creativo, precario pero por sobre todo directo. Los recursos eran

escasos, y lo siguen siendo, pero más aún en tiempos donde el activismo político no

tenía amparo legal, donde el dinero recolectado para estos fines provenía de la

autogestión y en muchos casos del propio bolsillo. Por eso es revelador conocer

estos testimonios donde valoran desde los materiales que se conseguían para

fabricar panfletos, como las técnicas utilizadas, el entusiasmo y originalidad

depositada para lograr confeccionar productos estéticamente llamativos, con

personajes que se la jugaron por hacer públicas las demandas y sueños de un

mañana mejor.

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5.3.3. Los propósitos del panfleto

Es fundamental para conocer las características del panfleto, indagar y

explorar en cuales fueron algunos de los propósitos con los que se ideaban y

confeccionaban. En este ámbito, Patricio González nos cuenta: “cuando decíamos

“matar, matar, consigna militar, vivir, vivir consigna estudiantil”, era una afirmación

en medio de dos sectores que reivindicaban la muerte como estrategia (…) era quitar

legitimidad a las vías más duras”.

Para él, los panfletos ayudaron en un primer propósito a enunciar y comunicar

determinadas ideas fuerza, con objeto de legitimar y deslegitimar ciertas formas de

interpretar y canalizar los esfuerzos por derrocar la dictadura. Como podemos

apreciar, para él y su grupo estudiantil la vida era lo primero, y por ello consideraron

válida la estrategia de enunciar mediante los panfletos diferentes consignas que

apuntaran precisamente a consolidar el sentido y aprecio a la vida como la vía

adecuada de luchar contra Pinochet.

Rodrigo Acevedo define el rol del panfleto de la siguiente forma: “Era un ente

articulador, informativo, brevemente informativo, al hueso, onda paro tal día, haga tal

y tal cosa, chao. Eso era vital, porque es más difícil que tu puedas lograr mucha

información en dos frases, que hacer un tremendo manifiesto”.

Acá podemos detenernos en dos aspectos de gran relevancia. Uno tiene que

ver con ser un agente articulador e informativo, muy directo, incluyendo cartas de

navegación, acciones y actitudes para que la ciudadanía las hiciera parte suya. Fue

ese espíritu de inculcar, de informar pero también de formar, de crear una conciencia

crítica de lo que estaba pasando, algo sumamente favorable e interesante de

analizar.

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Lo otro tiene que ver con cómo se lograba esto. Ya que los panfletos al tener

un contenido bastante reducido, implicaba sin duda un lenguaje conciso pero directo,

de pocas pero profundas palabras. Era un mensaje que tenía que provocar la

atención del resto, generar comentario o retroalimentación como decimos en las

comunicaciones, todo ello fue parte de la creatividad e ingenio que lograron difundir

mediante estos fragmentos de papel.

Desde una mirada que por supuesto es atrayente de estudiar, encontramos el

testimonio de Patricia Estay, quien nos comenta al respecto: “Habían principalmente

tres tipos de panfletos: los de convocatoria a marchas y actividades, los de denuncia

cuando se asesinaba, relegaba o torturaba y los educativos donde reivindicábamos

los derechos. Todos entregaban información antidictadura con una imagen de lucha,

una actitud combativa”.

Patricia nos describe tres grandes definiciones respecto a la finalidad de los panfletos, lo cual nos ayuda en sentido de aclarar para qué eran usados.

Convocar, denunciar y educar. Un aspecto de gran relevancia fue el tema

educativo, de informar pero con un sentido crítico, que lograra en las personas

instruirse sobre pequeños detalles del quehacer social y que se volvía un elemento

crucial en la tarea democratizadora.

Samuel Castro nos entrega una completa revisión de cómo fueron creando los

panfletos en la Universidad:

(En el panfleto) “Estaba un poco la consigna y la convocatoria, y a veces se utilizaba digamos, los dos lados, claro porque son etapas distintas, la primera etapa era solo por un lado, después el tiro y el retiro como dicen los imprenteros. También estaban los panfletos más institucionales, que eran de convocatoria de la CUR (coordinadora universitaria regional), que eran como plataformas programáticas. Había mucha información en esos panfletos (…) Dependiendo del desarrollo de la organización, de la jornada, eran los contenidos, de repente una jornada nacional de la CONFECH podía contener un programa, es decir el porqué se peleaba. También había algunos con caricaturas, que se basaban en la genialidad y originalidad, hubo en poca proporción el uso de la caricatura, por lo menos en esos años. Siempre se usaban los cómics de la prensa alternativa, como Análisis, Fortín Mapocho, Causes, uno usaba esos monitos que tenían visibilidad en la época”.

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Castro define dos grandes propósitos en la confección. Uno el tema de la consigna, que eran muy utilizados por las organizaciones como los movimientos

universitarios, sindicales y sociales. Era informar el porqué se debía protestar, era

una entrega más amplia de contenido político, ya que se recurría al hecho de explicar

ciertas decisiones asumidas por dichos grupos. El otro tema era la convocatoria, de

lograr que cientos y miles de compatriotas adhirieran la causa, de invitar a la gente a

unirse al movimiento. Esto funcionaba tanto para las protestas, como para marchas u

otro tipo de actividades, llámese seetings, marchas callejeras, cacerolazos,

cuchareos en los casinos, entre otros.

Los tres grandes propósitos que pudimos descubrir en el panfleto tienen que

ver con las dimensiones de convocar, denunciar y educar. Son estos conceptos los

que a nuestro parecer engloban de manera más adecuada los testimonios recogidos

sobre este tema en particular.

5.4. El Panfleto desde la Comunicación 5.4.1. Modelos Comunicacionales alternativos

Como podemos inferir, los panfletos se encuentran efectivamente en la

dimensión de lo alternativo en términos comunicacionales. Esto lo podemos

manifestar a partir de ciertos hallazgos realizados en esta etapa de conclusiones.

Uno de ellos tiene que ver con que evidentemente las formas y técnicas de

comunicar que tuvo el movimiento social contrario al gobierno militar fueron

alternativas en su conceptualización y su puesta en práctica. Es decir desde lo

teórico se buscaba generar un cambio en el paradigma informativo, en el cual los

medios de comunicación estaban alineados y cuadrados con el régimen militar.

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Desde otro punto de vista la alternatividad fue comprendida en cómo se llevo a

cabo la resistencia discursiva. Los medios utilizados fueron completamente distintos

y precarios en un comienzo. Los panfletos fueron parte importante en dar a conocer

los mensajes de quienes eran acallados y silenciados por el régimen militar. Pero

también fueron alternativos los rayados callejeros, los esténcils, los pequeños

boletines confeccionados por las organizaciones de resistencia. Eran alternativos

desde su origen revolucionario, una finalidad de alternancia en el poder, de lograr

romper la hegemonía política y comunicacional.

Tal como definimos en el marco teórico, según Prieto Castillo (1980) -autor

que trata el tema de la comunicación alternativa- lo alternativo dice relación con: “lo

dominante implica lo dominado, pero también lo alternativo; la respuesta a lo

hegemónico”. Entonces la reacción llevada a cabo por los ciudadanos contrarios al

régimen dictatorial, sin duda fue una respuesta necesaria, urgente y comprometida,

porque el país lo necesitaba. Fue esa noción de poder generar cambios, de romper

la brutal hegemonía marcial, lo que caracterizó los modelos de comunicación

alternativa en la década de los ochentas.

Podríamos decir que fue comunicación política, ya que existen elementos que

nos permiten describir y explicar aquella afirmación. También podríamos enunciar

que los panfletos se circunscriben en el ámbito de la propaganda política, o más bien

desde la trinchera de la contra información. Pero todas estas aseveraciones no son

ambiciosas ni carentes de factibilidad, el tema de fondo es indagar en el nivel de

relaciones existentes entre ellas y poder explorar en la complejidad y complicidad

entre ellas.

Es así como la propaganda ejercida por los panfletos tuvo razón de ser, en el

sentido de aumentar el apoyo a las vías de recuperación democrática y por otro lado

el rechazo a la cruenta dictadura militar. Desde la teoría el objetivo de la propaganda

no es hablar de la verdad, sino convencer a la gente: pretende inclinar la opinión

general, no informarla. Es por ello que los panfletos no sólo se enmarcan en la

propaganda, ya que de acuerdo a los testimonios recogidos, sin duda tuvo un énfasis

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persuasivo a través de la consigna y la denuncia, decir las cosas que los medios

oficiales no eran capaces de difundir. Es por ello que la contra información es

relevante para entender el fenómeno panfletario. Así, lo fundamental en términos

colectivos durante el gobierno militar, pasó por satisfacer las necesidades y

dimensiones de la realidad que decidieron ser transformadas, así se logró identificar

los significantes identitarios propios; “democracia, justicia, derechos humanos,

derecho a la vida”, entre otros.

De la misma forma, se eligieron los conceptos con los que al mismo tiempo se

identificó al adversario, y se definió el sujeto antagonista: “pinochet, tirano, chacal,

dictadura, gobierno militar” y se posiciona el movimiento que irrumpe en el escenario

político: “estudiantes universitarios, sindicatos portuarios, sindicato de trabajadores,

estudiantes secundarios, agrupación de mujeres, juventudes políticas”, entre otras.

Como hemos visto, el tema de la comunicación, lo político y lo alternativo,

tiene relaciones de mutua reciprocidad, no está una por sobre la otra, sino que más

bien es la hibridación de estas nociones teóricas las que enriquecen el marco

referencial y la capacidad de encontrarles un sentido de interpretación y reflexión

para este estudio. Fue así que el movimiento social de los ochenta logró articular no

sólo consignas ni demandas específicas que apuntaban a la recuperación de la

democracia, fue un sueño por construir un país libre, democrático, equitativo y que

fuera capaz de reconocer la memoria histórica como un paso importante en la

transición hacia el desarrollo político económico y social.

5.4.2. Panfleto en rol comunicativo y alternativo

Y es que este proceso, cargado de emociones, de sentimientos profundos, de

convicciones fuertes y definiciones fundamentales, fue vital para el momento que el

país vivía, porque en definitiva abrió las puertas al diálogo democrático en una época

donde aquello parecía nada más que un sueño lejano.

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Un elemento que tiene un sentido muy especial para esta investigación, tiene

que ver con el rol que jugó el panfleto, ya no sólo como un medio de expresión y

comunicación, sino que también desde el lado simbólico, de aquello que trasciende

el mensaje concreto que podía decir algún panfleto en particular. Esta dimensión

propone fijar el acento en los aspectos culturales y subjetivos de quienes

participaban en la confección, distribución o consumo de panfletos. En este sentido

Omar Jara manifiesta que: “Yo pienso que una de las cosas más importantes del

panfleto fue que se transformó en un instrumento de identidad del movimiento

estudiantil, porque aparte de sus contenidos, después de las marchas lo que

quedaba en la calle, el objeto que quedaba, era el panfleto”.

Un objeto que perduraba y perduró en el tiempo. Sin duda que Omar tenía

clara la trascendencia de esta forma de comunicar, donde la sencillez y efectividad

se transformaron en grandes atributos, que lograron seducir a las personas y

organizaciones que decidieron dar la pelea a la dictadura.

En este sentido Jorge Contreras Wood al preguntarle por el panfleto en su rol

de comunicación alternativa nos responde: “Sí por supuesto, era el canal alternativo

para la difusión de las noticias. Las protestas, las marchas, incluso los muertos”.

Como podemos apreciar, el rol comunicativo que Jorge le atribuye al panfleto

tiene que ver con difundir las noticias, entendiendo las noticias como aquellos

acontecimientos que si bien podían difundirlos los medios de comunicación

tradicionales, la perspectiva con que se entregaban estas informaciones no

satisfacían a la gran mayoría de los chilenos, es por ello que la alternatividad dice

relación con decir las cosas desde otro enfoque, directo y sin adornos. También nos

menciona la capacidad de convocar a actividades de resistencia, incluso de

denunciar atropellos y violaciones a los derechos humanos.

En una mirada complementaria, Rodrigo Acevedo nos comenta que lo

alternativo:

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“Tiene que ver con que el panfleto toma un lugar preponderante, no habían medios importantes, estaba la radio cooperativa, la radio Moscú con “escucha Chile”, daba la impresión que estabai en la 2da guerra mundial (…) El tema de los medios era vergonzoso, estaban todos cuadrados con el dictador. Las revistas no eran baratas, la revista Fortín Mapocho por ejemplo, no eran muy accesibles”.

Este diagnóstico es de gran relevancia. Ya que si bien menciona otros medios

de comunicación de características tradicionales en su forma, como es el caso de las

radios, no lo eran en términos de fondo, porque también colaboraron en el sentido de

dar a conocer mensajes que ayudaban a generar una conciencia de lo que estaba

ocurriendo en el país. Pero no eran medios accesibles, por eso los medios más

artesanales ocuparon un lugar preponderante en términos de su llegada a la

ciudadanía. Los panfletos en este marco fueron de gran relevancia ya que no había

que comprarlos ni adquirirlos por un intercambio monetario, sino que simplemente

recogerlos de las calles o compartirlos con otras personas.

Además Jorge Contreras nos comenta:

“También existían los rayados de paredes, de muros en ciertos lugares importantes de Valparaíso, donde se veían los rayados que hicimos con los tipos de la jota, denunciábamos al dictador, como por ejemplo “mueran los curas marxistas”, fue una contra propaganda que hicimos una vez, y que resultó muy simpática. “y va a caer” “el pueblo unido” “a crear poder popular” fueron otras de las consignas recurrentes”.

Omar Jara, nos cuenta que fueron la suma de medios de expresión lo que

generó un movimiento de real presencia en el ámbito público:

“A ver, más que los panfletos, o sea, no se si más pero es que también fueron súper importantes los boletines o los periódicos estudiantiles que existían dentro de la UPLA misma o de otras universidades de la zona, y que se hacían conocidos y se repartían súper secretamente, sobre todo cuando se hacían las típicas reuniones medias clandestinas entre los distintos líderes de los movimientos, que además casi siempre como que se conocían de la vida”.

Así también coincide con la versión de Patricia Estay, quién nos comenta que:

“El rayado con el panfleto eran complementarios, el panfleto era insustituible porque

generaba espectacularidad, conmoción pública”.

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Es esta intencionalidad de implementar formas de comunicar de manera

alternativa lo que genera un grado de simbolismo sin precedentes para la época. No

eran sólo panfletos, no eran sólo las radios ni los boletines, también lo fueron los

rayados, los murales y otras medidas adoptadas por movimientos de resistencia que

lograron hacer de un país en dictadura, un lugar donde habían formas alternativas de

conocer lo que realmente sucedía en la vida cotidiana.

Pero como nos dijeron los entrevistados, el gran sentido de la comunicación

alternativa tuvo que ver con buscar diferentes y complementarias vías de denunciar e

informar lo que sucedía en el país. No hubo una jerarquización de los métodos

comunicativos, sino que fue precisamente aquel engranaje de unir, de buscar el éxito

en la suma de experiencias, lo que llevó al sufrido triunfo en el plebiscito de aquel 5

de octubre de 1988.

Por lo tanto, comprender la magnitud del impacto que generaban los panfletos

al difundir lo que llamaríamos “las otras noticias”, aquellas invisibles y acalladas, que

no tenían lugar en un espacio público controlado absolutamente por el gobierno

militar, pero que al encontrar una salida -a través de los panfletos y otros medios de

comunicación alternativa como el rayado callejero y programas radiales como “radio

Moscú”- es una de las tareas que debe asumirse al mirar nuevamente nuestra

historia desde el balcón de las ciencias sociales, para ser coherentes con la

relevancia que teóricamente le atribuimos al concepto de la comunicación en el

marco teórico.

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5.5. Los rasgos políticos y sociales en el panfleto

5.5.1. El panfleto como herramienta política en la dictadura

Las formas de ejercer resistencia política significaban desplegar una serie de

iniciativas que propugnaban entre otras cosas: una perseverante desobediencia civil,

alteración del orden público, campañas de formación de líderes en poblaciones y la

generación de una conciencia crítica respecto de lo que sucedía en el país.

En relación a estos objetivos estratégicos, Samuel Castro nos confidenció que:

“La protesta universitaria tenia un nudo importante como barón, cortando avenida argentina, y brasil, el paso del espray a la brocha, transformamos la murallas de la UCV en una muralla de contra información. Rayábamos todos los días, los auxiliares nos tapaban y a las horas volvíamos a rayar las paredes. Nunca nos pudieron seguir el ritmo, teníamos como 200 militantes, entonces era difícil seguir el ritmo”.

De acuerdo a su testimonio, la comunicación tuvo sin lugar a dudas una fuerte

carga política. Ello, de acuerdo a que los objetivos de lucha eran transformar y

romper la hegemonía impuesta por la fuerza militar. Es por esto que la ciudad tuvo

centros de resistencia importantes en términos de presencia pública. Tal como

Samuel nos contó, la UCV tuvo una trascendencia clave en la época, pero también

otras universidades de la comuna, ya que los estudiantes fueron agentes activos y

comprometidos con la recuperación de la democracia.

Otros agentes importantes fueron los partidos políticos, en este sentido

Mauricio Reyes nos mencionó que:

“El partido (comunista) dividía la ciudad en varios sectores, así como ahora están divididos en sectores territoriales y unidades vecinales, bueno el partido también lo dividía así, pero se les llamaba comuna. Entonces, uno con su pequeño grupo pertenecía a una unidad superior que era la comuna y luego así, subiendo, hasta llegar a la plana secretarial del partido, que eran quienes determinaban las estrategias grandes, los grandes planes, qué mensajes debían llevar los panfletos y boletines, en el fondo hacia dónde apuntar, y a veces hacia quién y hacia qué apuntar. Entonces yo y las personas con las que yo trabajaba éramos como soldados, y los generales estaban en otro círculo. Por lo mismo, yo fui un obrero del panfleto, estuve ahí con la tinta, los stencil, y repartiendo, pero aunque a veces uno creaba

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panfletos y los hacía, la mayoría de las veces había que recibir órdenes que venían de arriba”.

Desde esta orgánica de funcionamiento, fueron también organizándose

quienes pertenecían y tenían activa militancia política. Bajo estas lógicas existían

roles dentro del proceso de panfletos, como Mauricio nos comentó, tanto para crear

los panfletos en aspectos como contenido, mensajes y motivos, como también de

quienes buscaban los materiales para su confección y posterior distribución.

Es en esta lucha política donde el simbolismo posee una fuerte carga emotiva.

Es así como existen recuerdos que nos provocan una ligazón y comprensión de los

procesos sociales mucho más acabada. En este aspecto Jorge Contreras nos cuenta

que: “Un ejemplo fue en Lisboa en una manifestación estudiantil contra una dictadura

militar que realizaron los universitarios, y allí fue donde se tomó una foto con un

clavel en el fúsil a un milico. Esa imagen vale más que mil palabras, más que mil

balazos, es el sentido de la vida ante la muerte”.

Es en pequeñas acciones, como en aquel recuerdo del clavel en el fúsil, una

imagen que recorrió el mundo y que fue capaz de denotar la importancia de la vida

como estrategia ante una política de la muerte, es un hecho que ha marcado a

generación tras generación. Y no sólo en Chile sino que a lo largo del mundo, es que

las juventudes, los estudiantes, y los ciudadanos comprometidos por un bien mayor,

como en este caso la recuperación de la democracia usurpada, era lo que entregaba

sentido y fuerzas para luchar contra un estado del terror, contra un estado que no

escatimaba esfuerzos por engendrar el miedo y la subyugación como forma de

dominación.

Pero como veremos en el apartado siguiente, toda acción genera una

reacción. Y precisamente en el caso chileno, la brutal máquina terrorista de pinochet

no fue suficiente para acallar a millones de compatriotas que buscaban construir un

país diferente, un país justo y democrático.

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5.5.2. El panfleto como un agente articulador

La comunicación alternativa, en sus rasgos más interesantes, tuvo que ver con

la capacidad de unir voluntades y generar asociatividad entre sus pares. Porque la

lucha diseminada no tendría el verdadero impacto que era necesario y urgente para

derrocar un gobierno tirano y perverso. Fue así como la capacidad de articulación del

movimiento social, a partir de experiencias de comunicación alternativa como el

panfleto y otros medios que ya hemos nombrado, fue un elemento sustancial y de

gran relevancia para conseguir el sueño mayor.

Una versión que nos puede sugerir ciertas pistas es la que nos entregó

Rodrigo Acevedo, quien afirma que:

“El panfleto político articuló de alguna manera el movimiento social. Tengo panfletos donde dice, mañana se protesta por: el alza de la micro, el alza del pan, a las 8 caceroleos, no mande a sus hijos al colegio. (…) A las 8 se para chile, el signo del disco pare y por otro lado un instructivo, era bien instructivo el cuento, era panfletario, los tipos que hacían panfletos tenían que tener claro el mensaje, no podías gastar tinta ni tu pellejo, no podías fallar”.

Una mirada similar es la que nos comenta Henry Saldivar, quién respecto a la

dimensión social del panfleto, argumenta que: “Yo creo que el panfleto fue importante

porque permitió primero que todo, coordinar un movimiento que nació fragmentado

producto de la serie de leyes que se dictaron para prohibir todo tipo de organización

que fuera a parecer de disidencia al régimen militar”.

Esta capacidad mencionada por Acevedo y Saldivar, de incitar a que los

ciudadanos se coordinaran y adhirieran en determinadas conductas de resistencia

político y social fue un punto a favor en términos de convocar esfuerzos dispersos en

pos del bien del país. Estaba por supuesto un tema de instrucción, pero que no tenía

ese sentido de obediencia irrestricta, sino que más bien tenía un fin consejero, de

poder invitar a solidarizar con la causa, a partir de pequeños gestos que en realidad

podían ser de gran ayuda para lograr una situación de caos y desobediencia civil,

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algo que se hizo bastante común a partir del año 85, y que hizo tambalear la

continuidad y legitimidad de Pinochet en el poder.

Otro aspecto que se debe considerar en términos de la asociatividad

generada, era el hecho de cómo financiar las actividades de comunicación y

resistencia política. En este ámbito Patricio González nos cuenta que: “Muchas veces

se sacrificaba la plata de la pensión que necesitabas para fin de mes, muchas veces

aportes de amigos, se hacían actividades mínimas, pero principalmente gracias a la

autogestión, los partidos políticos no aportaron mucho”.

Ahora desde una mirada complementaria, Samuel Castro relata parte de sus

recuerdos alusivos al financiamiento de sus actividades políticas en los ochenta:

“De hecho históricamente, muchos creen que contábamos con mucha plata, en ese tiempo, 10 pesos para nosotros eran mil pesos, solo la plata era para insumos, el valor del trabajo era conciencia del trabajador y el militante. Como olvidar que los panfletos de la UCV se cortaban en la imprenta de la propia católica, con la complicidad de los funcionarios, había una relación de solidaridad, no era lo mismo cortar con cartonero que con guillotina industrial”.

A partir de estas confesiones, podemos intuir e inferir que la asociatividad no

sólo se dio en el campo de reunir y potenciar los esfuerzos, ideas y convicciones

políticas, también se daba en el plano material, de poder juntar los recursos

necesarios para lograr construir pequeñas pero significativas instancias de

comunicación alternativa. Esto no se hubiera logrado sin la autogestión, sin la

genialidad administrativa para colorear una ciudad ennegrecida, fue una lucha

titánica, pero con rasgos mágicos y destellantes de solidaridad y comprensión de la

crítica situación que se vivía en aquellos años.

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6. Conclusiones Finales

Han sido testimonios llenos de emotividad. Reconstruir las redes sociales que

permitieron el uso del panfleto como un medio legítimo de comunicación alternativa

ha sido un proceso de gran retroalimentación como investigadores. Porque hemos

conocido no sólo los relatos ligados a la producción, circulación o consumo de

panfletos, sino que han sido recuerdos muy profundos de diferentes historias de vida.

Por ello la ejecución de esta metodología ha sido muy interesante en términos de

poder conocer las vivencias de compatriotas que en un tiempo determinado de

nuestra historia como país, se jugaron por construir una democracia plena.

Y es que hemos podido, muchos años después de aquella época álgida, ser

testigos directas de cómo chilenas y chilenos dispuestos a entregar incluso sus vidas

por el ideal de democracia, lograron articular sus existencias, sus sueños, añoranzas

y esperanzas, en torno a diversas situaciones en las cuales el panfleto se perfiló

como elemento constitutivo y transversal.

Porque no sólo se trata de un soporte o formato comunicacional superfluo,

sino que por el contrario, de una forma de dar a conocer mensajes políticos,

ideológicos y contrainformativos, que no hubieran podido tener presencia en lo

público de no haber sido por quienes cotidianamente se articularon para dar de

vuelta parte de su voz a aquellos a quienes se las habían quitado.

El panfleto fue, sin duda alguna, un fenómeno, una experiencia

comunicacional que acumuló alrededor suyo una serie de intereses y una serie de

intenciones siempre vinculadas a aquellos aspectos de la vida cotidiana que por

diferentes razones debieron permanecer ocultos durante la dictadura y que, gracias a

esta nueva alternativa comunicacional pudieron entregar a todo un país atemorizado

y embravecido.

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Como señalamos en el apartado de análisis de las entrevistas, consideramos

que los principales hallazgos relacionados al panfleto los podemos ordenar de la

siguiente manera:

Humor Político

Fundamental fue, en primera instancia, la noción del humor en los panfletos.

Como puede apreciarse tras revisar el anexo, siempre los creadores de los mensajes

consideraron los chistes y sátiras contra el dictador como una herramienta eficaz y a

su vez cercana y familiar respecto de los comentarios del día a día entre quienes se

resistían al régimen.

El panfleto como punta del iceberg Otro punto importante de destacar representa lo que llamamos “la punta del

iceberg”: una expresión metafórica que revela la presencia de un elemento

aparentemente menor y que no se logra apreciar en su real magnitud, sólo hasta que

se choca con él, o se logra advertir a través de la experiencia previa, que no sólo

existe lo que está visible en la superficie, sino que por el contrario, muchas veces

aquello que permanece oculto puede ser algo realmente importante y que genere

cambios en la situación actual.

En la dictadura, el iceberg lo representa un movimiento social importante y que

logró generar conciencia en todos los sectores de la sociedad: la mayoría de Chile

buscaba y anhelaba un país democrático. El panfleto era la punta de visible de ese

iceberg. Lograr este objetivo no fue para nada fácil, por lo tanto los esfuerzos se

abocaron en la lucha política, dentro de la cual los sistemas informativos y

comunicativos tuvieron una preponderancia mayor; y este fue el caso de los

panfletos.

En otro aspecto, cuando nos referimos al panfleto en su rol comunicador,

también lo hacemos desde el punto de vista de la difusión de las noticias. Esto ya

que los medios cuadrados con el general no informaban de la totalidad de

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acontecimientos que ocurrían en chile, sobre todo los que inculpaban al gobierno

militar por los atropellos contra los derechos humanos. Por eso dijimos con

anterioridad que los panfletos eran los encargados dar a conocer “las otras noticias”,

esas que muchos impedían y se esmeraban en ocultar, y que pocos grupos u

organizaciones sociales se atrevían a dar. Para ser más claros, la noción de

contrainformar es la más adecuada para conceptualizar el rol desde lo

comunicacional.

Tipos de panfletos

Por otra parte, basta con una sola ojeada a la selección de panfletos

adjuntados como anexo en esta investigación, para darse cuenta de que hablar de

un solo tipo de panfleto, con sólo una función, una apariencia, una misión, o un

mecanismo de producción, sería irrisorio.

El panfleto, tiene siempre como elemento central en su existencia, el estar

íntimamente vinculado a las personas que desde sus vidas le dan vida, y por lo tanto,

las características que configuren el tipo de panfleto al cual nos enfrentamos, pueden

ser tan distintas, como distintas son las personas que se encargan de hacer surgir

este tipo de documentos así como también las relaciones entre sí de éstas, además

de la relación con un entorno plagado de circunstancias únicas e irrepetibles.

Pues bien, teniendo esto claro, consideramos necesario establecer una

especie de orden que pudiera, de alguna manera, categorizar y conceptualizar sobre

una experiencia que, insistimos, posee múltiples alcances, pero que, para poder dar

a conocer como resultado de una investigación de ciencias sociales, tenemos que

expresar de acuerdo a parámetros que le concedan un ordenamiento lógico y

también aprehensible, académicamente hablando.

En este sentido, el norte lo señalan los mismos testimonios de los

entrevistados que dan vida a esta investigación. Convocar, denunciar y educar,

fueron las tres funciones preponderantes del panfleto, siendo esta una dimensión

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imposible de descartar. Y es que el panfleto, en la gran mayoría de las ocasiones

sirvió para coordinar protestas y manifestaciones de gran escala, para dar a conocer

hechos que sucedían en este país y de las cuales nadie hablaba y para explicar el

sentido de la lucha a través de ideas y datos empíricos considerados como dignos de

ser enseñados y aprendidos.

Al igual que lo anterior, es muy importante también la dimensión técnica que

ocupa un lugar relevante en la vida del panfleto, especialmente por cuanto no

existiría ni éste (ni tampoco este trabajo) de no ser porque en algún momento se

utilizaron ciertas técnicas de producción que dan forma a un panfleto, con todo lo que

ello implica. Así, las diferencias entre panfletos de manufactura casi artesanal,

hechos a mano, a través de reproducciones en las que incluso no había el mínimo de

tecnología involucrada, versus los panfletos de fines de los ochenta, época en la cual

era mucho menos difícil conseguir recursos no sólo materiales, sino que también

intelectuales y técnicos, necesarios para sacar provecho a las nuevas herramientas

tecnológicas que sin duda alguna, hacen que los panfletos de determinados

momentos de la dictadura, sean de distintos tipos.

Simbolismo: matices del panfleto Algo que tampoco podemos pasar por alto, es aquello que en un momento

preliminar a la etapa de realización de las entrevistas, nos señaló Gabriel Salazar y

que dice relación con cómo, independiente de su dimensión en el mundo cotidiano

de lo práctico, el panfleto juega también un rol simbólico, lleno de una carga potente,

a veces racional y a veces emotiva, y que aquello hace que su existencia afecte e

implique más y sutiles matices a la hora de tomarlo como tema de investigación.

El decir “esas otras noticias” de las que hablábamos con anterioridad,

evidentemente tiene consecuencias directas en el ámbito de lo político, pero lo que

hay que observar con detención es el hecho de que afecta tanto interior como

exteriormente, es decir, en una escala masiva, unida estrechamente a “la sociedad” y

en un ámbito íntimo cotidiano, en el cual esa “otra noticia” en la luz de lo público me

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indica a mi que además de los hechos, existen personas que ven esos hechos de la

misma manera, que entienden la necesidad de darlos a conocer y de ,a partir de allí,

librar la batalla contra el fantasma que se combate.

El panfleto era una herramienta comunicacional con alcances en lo social y lo

político, pero era también un símbolo que, leido por la gente adecuada, daba cuenta

de que en lo invisible, desde las sombras de la clandestinidad propia de la vida del

panfleto, era posible la existencia de algo y de alguien con lo cual identificarse,

cuestión que sin duda alguna, fue fundamental para que la oposición a la dictadura

haya alcanzado los niveles de participación con los que contó y que por lo mismo,

haya logrado ser co-autora de un trozo de la historia.

Simplicidad

Un panfleto. Tinta y papel. Tinta, papel y un mensaje. La comunicación en su

manifestación más sucinta, expresada en el formato menos elaborado. Como ya es

claro, una de las principales características del panfleto era que desde el punto de

vista de la producción, representaba la alternativa menos complicada, menos cara,

menos peligrosa y menos evidente, pero a la vez más efectiva.

Por un tema de volúmenes de producción, gracias al panfleto era posible

optimizar al máximo los escasos recursos con los cuales era posible contar en un

contexto de dictadura que reprime incluso en lo económico para minimizar riesgos y

con poco llegar a muchos. Papeles impresos en un mimeógrafo y cortados para

luego ser repartidos sobre una terraza de edificio o desde el conducto de ventilación

de una micro en cualquier mediodía, eran “la” posibilidad de coordinar una acción

masiva, con todas las dificultades que ello implica, y lograr efectivamente, tener éxito.

Era la posibilidad que de que muchos supieran cosas que no podrían haberse sabido

de otra manera, sobre todo porque se trataba de la lucha contra una dictadura.

Entonces, es realmente interesante como desde una precariedad aun más

notoria al ser contrastada con el gigante del monopolio de los medios de

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comunicación masivos y la censura aplicada como política de estado, el panfleto

logra configurar un paradigma de efectividad que motivó por ejemplo, a que en su

momento, incluso los sectores adherentes al gobierno militar utilizaran espacios de

comunicación como el ocupado por el panfleto.

Pero para continuar con estas observaciones sobre los aspectos relevante del

panfleto, no deja de ser menor el considerar las redes sociales estrechas y frondosas

que se articularon en torno a algo que en primera instancia puede aparecer como

nada más que un papel, pero que luego cobra relevancia toda vez que dar a conocer

públicamente (independiente de las características formales) ciertas convicciones

políticas. Tal como nos explicó Patricio González: “Era una lucha por los derechos

humanos, era una lucha porque los chilenos vivieran libremente, las personas

vivieran en dignidad, fue una lucha tremenda, no fue fácil, tuvo costos personales

altísimos”.

Esos costos personales fueron una juventud que buscaba luchar y pensar

como adultos, que veían en ellos mismos la principal arma de combate: el coraje. Así

es, fue parte de esas incorregibles convicciones de la etapa inicial de la vida, de los

primeros años y de la mayoría de edad, tiempo de estudio y de política, de

comunicación e información, de denuncia y de educación. En síntesis, una

temporada en la cual abandonaron su rol por excelencia de universitarios para

concienciar a una sociedad completa: Chile no podía seguir en el camino del terror y

la muerte. Necesitaba de nuevos aires multicolores y democráticos.

González insiste: “Uno pensaba en heredar un país, no un auto ni una casa,

para eso eran los panfletos, para que vivieran nuestros hijos en un país diferente, no

con tanto sufrimiento ni angustia, era luchar por un país de verdad”, ese Chile por el

cual tanto se peleó y se luchó, lamentablemente está muy lejos del ideal soñado en

aquellos días.

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Rodrigo Acevedo nos comenta a modo concluyente el tema de la uniformidad

de los medios: “El papel que jugaron los medios de comunicación, eso le dio una

vitalidad al panfleto, aparte de la radio, el rayado, el mural, acá no hay una cosa por

sobre la otra, es el complemento de formas de generar resistencia”.

Como hemos insistido en estas conclusiones, si bien el panfleto ocupó un

lugar de gran relevancia en la lucha revolucionaria para la recuperación de la

democracia, no fue el único ni más importante medio de comunicación alternativa. Su

potencialidad se basó en algo tan simple pero efectivo como la capacidad de

combinar y complementar las vías disonantes de la comunicación. La alternatividad

se ejerció en el plano de los esfuerzos conjuntos, de que todo era válido y necesario.

Finalmente, una de las características que más nos repitieron los

entrevistados tuvo que ver con la belleza y complejidad de lo simple. Jorge Contreras

lo enuncia magistralmente: “Su simplicidad. Era un papelito con el cual fácilmente

podías hacer mil, y más de 50 personas lo leerían con certeza. Era efectivo, lo otro

era el tema de lo prohibido, de lo clandestino, generaba curiosidad al encontrarse

con un panfleto que dijera “Pinocho culiao”, podríamos llamarlo el oscuro objeto del

deseo de hacer lo prohibido”.

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6.1. Reflexión Final

Como hemos ido apreciando durante el recorrido de este trabajo, el panfleto

logró mostrarnos muchas cosas. Varias ya les hemos conocido, pero también es

justo confidenciar que hay bastantes que se nos escapan producto de la

imperfección natural de una investigación exploratoria, que por primera vez mira y

entiende desde el ámbito comunicacional, la importancia que algo como el panfleto

puede llegar a tener en los procesos políticos, sociales, históricos, y familiares de un

país, en un contexto determinado.

Además es imposible pretender abarcar todo, más aún cuando desde nuestra

matriz teórica se reconoce la complejidad de la configuración de lo que entendemos

por realidad, por aquella cuestión que durante ya largo años sigue intrigando y

manteniendo en su interior un misterioso enigma, que muchos añoran descubrir pero

que sólo podemos suponer.

Nosotros hoy suponemos en base a las señales que nos han puesto en el

camino los entrevistados que conforman el cuerpo y el alma de esta investigación,

las cuales leímos y analizamos profundamente, pero siempre desde el lugar en el

que teóricamente reconocemos situarnos, que el panfleto fue un medio legítimo para

expresar el descontento de todo un país, y para satisfacer una necesidad práctica y

simbólica de combatir el silencio al cual la dictadura había condenado a gran parte

de la población, para luego generar una sensación de pertenencia, de

compañerismo, y de unión ante un enemigo en común.

Este vínculo estrecho entre el panfleto su uso y la gente, real y cotidiana de

este país, que ya no estaba dispuesta a seguir aceptando la existencia de un

régimen totalitario, fue lo que llevó a que todos los factores confluyeran en que

alternativas marginales de resistencia, de contrainformación, de lucha social y

política, señalaran el norte respecto a la organización de una oposición sistemática y

efectiva.

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Esa alternatividad que el panfleto poseyó tuvo que ver con el uso de un

espacio hasta entonces no utilizado, o no de manera absoluta. El espacio público en

las principales ciudades del país, estaba inundado por todas partes de los influjos

informativos y comunicacionales provenientes del aparato del Estado. Y fue en este

contexto que los panfletos abrieron de una manera que emana de lo social, y que

encuentra en su uso también su legitimación, abrió una ventana y dejó entrar en las

vidas de miles de chilenos y chilenas, nuevos aires libertarios, cargados de

esperanza pero también de lo necesario para en el día a día, mantener viva una

resistencia real al régimen dictatorial.

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7. Bibliografía

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5. BOTELLA, L., y FEIXAS, G. (1998). La teoría de los constructos personales: Aplicaciones a la práctica psicológica. Barcelona: Laertes.

6. FOUCAULT M. (1971) “El orden del Discurso” Ed. Tusquets, Barcelona,

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8. GAUDICHAUD, F. “Poder popular y cordones industriales. Testimonios sobre

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10. J.P. GOTEES, M.D. LECOMPTE, Etnografía y diseño cualitativo en

investigación educativa, Ediciones Moranta (1988)

11. MITCHELL J.C. “Social Networks in Urban Settings" Manchester, England: Manchester University Press, 1969.

12. PRIETO Y CASTILLO, DANIEL. Discurso autoritario y comunicación

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13. SIMPSON GRINBERG MAXIMO, (comp.). Comunicación alternativa y cambio social, América Latina, UNAM, México, 1981.

14. SUNKEL, GUILLERMO Razón y pasión en la prensa popular, Santiago de

Chile, ILET, 1985

15. VAN DIJK TEUN. Ideología, una aproximación multidisciplinaria. Barcelona: Ariel, 2003.

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16. ZIZEK, Ideología. Un mapa de la cuestión, Buenos Aires, FCE, 2003.

7.1 RECURSOS BIBLIOGRÁFICOS WEB

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http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/critica/nro9/DELICH.pdf

2. FIGUERAS y BOTELLA (1999). Educación, constructivismo y

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3. GARCÉS, MARIO. “La historia Oral, enfoques e innovaciones metodológicas”.

http://www.cidpa.cl/txt/4artic11.pdf 4. IBARRA E IDOYAGA “Racionalidad democrática, transmisión ideológica y

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http://www.ehu.es/zer/zer5/6ibarraido.html

5. KARQUE, RAFAEL, ROJAS y AGUIRRE “Panfletos, poniendo el grito en el

suelo”.

http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/documento_detalle.asp?id=MC0029030

6. MAYAN MARÍA “Introducción a los métodos cualitativos”

http://www.ualberta.ca/~iiqm/pdfs/introduccion.pdf

7. ORTIZ ARISA, CAROLINA (2002): “El papel de los medios de comunicación

en una situación de violencia”. http://www.ull.es/publicaciones/latina/2002/latina49abril/4902ortiz.htm

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8. ROIG DOMINGUEZ, GUSTAVO: “Del tam-tam al doble click. Una historia

conceptual de la contrainformación”.

http://www.nodo50.org/lecturas/historia_contrainformacion.pdf

9. SALGERO MOYA, “La evaluación de la calidad desde la perspectiva

hermenéutica”.

http://www.csuca.edu.gt/Eventos/SIMPOSIUM/Ejes/Cultura/ponenciacsucaKarlaSalguero.pdf

10. SÁNCHEZ MARÍA. “Análisis de Redes Sociales e Historia: Una metodología

para el estudio de redes clientelares”. http://www.ucm.es/eprints/4123/

11. VINELLI, Artículo “Comunicación Alternativa, caso Ancla”.

http://www.nuncamas.org/investig/ancla/ancla_03.htm

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8. Anexo Panfletos

- Partidos Políticos

Partido Demócrata Cristiano

Partido Comunista de Chile (1983-1985)

Partido Nacional (1988)

Partido por la Democracia (1988)

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Partido Radical (1988)

- Universitarios

Izquierda Cristiana Revolucionaria Estudiantes Universidad Católica

(1983 – 1988)

Centro de Alumnos Democráticos Para el Ministro de Educación de la dictadura

(1983 – 1988) Gonzalo Vial Correa

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Movimientos de acción

Frente patriótico Manuel Rodríguez Movimiento Nacional Sindicalista

Juventud de Resistencia Miguel Henríquez Movimiento de Izquierda Revolucionario

Movimiento Feminista

Movimiento Revolución de Jesucristo

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Organizaciones sociales

Comité de apoyo a los presos políticos Comité pro-retorno de exiliados

Acuerdo Social por el No Comando Juvenil

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Trabajadores

Comando nacional de trabajadores Central Unitaria de trabajadores

Confederación Nacional de la Construcción

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Según su finalidad Demanda

Exigencias del Comando nacional de trabajadores Fin al exilio, 1984

Locurro, 1986 No al Estado de sitio, 1984

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Denuncia (DDHH)

Todos los asesinados (1983 – 1988) Julio Santibáñez (1985 – 1988)

Ni olvido ni perdón (1983 – 1988) Cárcel para los torturadores (1983-1988)

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Plebiscito

Fraude sí (1988) Inscríbase ahora (1988)

24 años quiere el perla (1988)

Soldado (1988)

Sí, huevón (1988) No (1988)

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Sátira (caricatura) Se cree Emperador (1983 – 1985)

Salgamos a ver el Halley (1983 – 1985) Instructivo

Asamblea de la civilidad (1983 – 1988) MAPU (1985 – 1988)

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Instructivo único (1987) Convocatoria

Adelante con todas las fuerzas (1983- 1988)

La alegría está en marcha (1988)

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Exigencia nacional (1983 – 1988)

Septiembre de 1988 MIR (1983 – 1988)

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8.1 Anexo Entrevistas Nombre: Samuel Armando Castro Zamora Edad: 50 años Militancia política: PC Actividad durante 80: Estudiante Actividad Actual: Profesor de Historia Ocupación: Documentalista Archivo Patrimonial, I. Municipalidad de Valparaíso Metodología de Redes: Julio Bajo - Mauricio Reyes “Coloro”. ¿Cómo fue tu participación política durante dictadura? Yo salí el año 78 del colegio liceo a 19, que era nocturno en esa época, y estaba ubicado en el cerro Placeres. Luego entré a estudiar derecho en la Universidad Católica de Valparaíso. Allí estuve muy poco tiempo, sólo 3 meses. Después volví a la universidad el año 80, esta vez en la Universidad de Valparaíso, a Derecho nuevamente, ahí concluyó mi afán por las leyes. ¿Porqué no seguiste en la carrera? Mira, primero y para ser franco, porque estudié muy poco y la verdad no me satisfizo el perfil de la carrera. Eso si debo decirte que existían buenas vinculaciones políticas en esa universidad. ¿Desde qué época comenzaste tu participación política durante dictadura? Prácticamente desde los 10 años tengo vinculación política, debido a que el nivel de participación social en los años 60 era muy alto, además había que entenderlo en una perspectiva de barrio. Yo crecí en un barrio del cerro Placeres, en torno a las actividades de la iglesia Lourdes del sector, ya que el cerro y su iglesia tienen una particularidad única en la ciudad. Además debemos considerar la influencia de la Universidad Federico Santa Maria, la iglesia y el barrio son actores claves en la participación social. No es por nada que Placeres mantenga su vía crucis como un elemento de tradición cultural tan importante en Valparaíso. En su momento dado, Placeres generó una actividad diríamos hoy de “redes”, de generación por barrio y esquina. Yo recuerdo siempre que en septiembre se organizaba la semana placerina. Hubo intentos de la secretaría de la juventud de los 80, organismo de dictadura, que intentó frenar estas iniciativas comunitarias. El impacto era tal, que una forma práctica de visualizar su importancia en aquellos

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años, eran los niveles de asistencia a los colegios. En septiembre bajaban considerablemente producto del fenómeno de la semana placerina. A todo esto, a los nueve meses nacían muchos niños después de estas fiestas (risas). Entonces, en tu caso ¿el sector donde vivías fue fundamental para comprender tus niveles de participación política? Si por supuesto. Es más, en Valparaíso no ha habido una organización tan espectacular que logre culminar una actividad comunitaria con carnavales y carros alegóricos, como lo era en la semana placerina, en realidad no era una semana, sino que la fiesta duraba fácilmente un mes. También debemos comprender el marco de la Democracia Cristiana en los años 60, el tema de la educación popular, la ley de organizaciones y juntas vecinales, la participación comunitaria, hubo muchos actores políticos que surgieron de esas actividades. Por ejemplo, funcionaba entorno a la Iglesia de Lourdes, la federación de scout católicos, de ahí surgieron varios líderes, incluso algunos de la jota. Mapu, izquierda cristiana. Placeres y Barón tiene una raigambre obrera muy clara, debido a una presencia histórica de los obreros ferroviarios. Había poblaciones clásicamente ferroviarias, de hecho recuerdo un sector en torno a la puntilla, donde existen sedes de sindicatos ferroviarios. ¿Cómo recuerdas el rol de los panfletos en dictadura? Casi en un plano anecdótico. En plena dictadura surge la necesidad de manifestar una presencia alternativa, una voz disonante, más que nada testimonial. Creo que por el año 79, que fue mi primera experiencia en las bases de la Juventud Comunista en Placeres, hay que atribuirle a José Flores, o el jimmy flores, ex dirigente estudiantil del 73, que fue Presidente del Centro Alumnos del liceo 3, ex legión extranjera del sector Bellavista, el fue de los hombres que paró estructuras de la jota en placeres, esa fue una de las bases importantes de la jota en la ciudad. Pero retomando lo de los panfletos, creo que lo importante era el testimonio de generar una respuesta, que había organización digamos, una fuerte presencia opositora. Ahora es casi anecdótico, porque era totalmente rustico, nosotros hacíamos panfletos con calco y a mano. Lápiz pasta bic, punta gruesa, con 4 personas, haciendo panfletos, duraba como 4 horas el proceso. Otra cosa: en ese tiempo los panfletos no se tiraban, ya que una vez confeccionados, teníamos que hacer la propaganda casa por casa, repartíamos un panfleto por casa, para que lográramos una buena difusión.

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Nosotros teníamos que producir y distribuir panfletos. ¿Sentían temor o riesgo de ser apresados por este tipo de activismo político? Siempre existía el temor, no se si éramos concientes del peligro, teníamos que hacerlo, teníamos clara conciencia que sembrábamos, pero también que si nos pillaban nuestro destino era incierto. Mi experiencia en poblaciones llegó hasta ahí. Luego en el plano universitario, el tema panfletario era con mas técnica, ahí era con esténcil, buriles para dibujar, los buriles son una especie lápices, en cuya punta tienen una superficie para trabajar e ir rompiendo el esténcil, eso te permite hacer dibujos. No solamente enmárcalo con la consigna y letras, sino que permitía dibujos, también los mimeógrafos ayudaban mucho. Hay experiencias con gelatinas, pero no las conocí de cerca. La universidad te permite mucho más medios para su producción, principalmente cuando empieza cierto grado de complicidad. Yo recuerdo con mucho cariño a un auxiliar de la Universidad, don Juan Mendoza que trabajaba en la federación del año 1983 en adelante, época donde había una imprenta a cargo de los estudiantes. A él (Juan Mendoza) le gustaba funcionar como imprentero de las juventudes políticas contrarias a Pinochet. Juanito se confidenció de cada una de las actividades que se imprimían en la feucv. ¿Cómo se administraba el tema de la imprenta en la Federación? Había una filosofía de “dejar hacer”, todo era válido, uno llegaba con los insumos para preparar lo concreto en esa imprenta. Don Juan debe haber tenido unos 40 años, no estoy claro y no creo que haya militado formalmente, pero sí se reconocía en una descripción genérica, como socialista y Allendista. Aunque se definía como socialista, en su rol administrativo, que era designado a ser auxiliar de la feucv, nunca imprentero, pero eso le gustaba, se sentía apoyando y colaborando con la causa, el entendía que ese era ese su lugar de combate por decirlo de alguna manera. En esos años recibió una serie de documentos, desde triviales hasta los mas complejos. Tanto así que llegó a manejar una técnica de manejo offset, se trabajaba con una cosita que había que quemar, que era un proceso de alta técnica, con colores, dibujos, diseños, con el tiempo llegó a tener una maquina de plantillas. Había pocos lugares en Valparaíso donde preparar esa plantilla, que era algo así como una matriz offset, esta había que quemarla, en algunos momentos corrimos el riesgo de ir a lugares comerciales a quemarlas, ellos la quemaban y nos hacían el trabajo, pero esas técnicas resultaron esquivas.

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Una bonita historia respecto a técnicas de copiado y distribución de panfletos y documentos de corte político, por el año 1985 más menos, fue que una tarde necesitábamos imprimir y fotocopiar consignas políticas del partido comunista, que eran libros prohibidos, entonces al no encontrar un lugar clandestino, fuimos donde el dueño de un local de fotocopiado frente a la UCV, y le preguntamos, sin decirle de lo que se trataban los documentos, si nos podía fotocopiar el material. Él nos responde que no habría problema y comienza a reproducirlos. A pocos minutos entra un oficial de carabineros, él lo atiende, y a su vez nos esconde los documentos debajo de unas carpetas, atiende al policía con suma tranquilidad, y después recoge los libros y continúa con nuestro trabajo. A nosotros nos asombró la sangre fría del personaje, y desde ese día siempre fuimos a sacar reproducciones de texto a esa fotocopiadora. Creo que aprendimos mucho del ensayo y error. ¿Qué otros recuerdos tienes de esa etapa de contra información? El año 1985 en la jota sacamos una revista, salieron como 3 ejemplares con platas personales, porque existía la necesidad de generar elementos de difusión, necesitábamos articulistas que nos apoyarán con contenidos, nuestra decisión de abandonar el proyecto fue después del tercer número. La jota nos devolvió algo de plata y dimos inicio a una experiencia bien exitosa, como fue recomponer la brigada Ramona Parra en la universidad, era el salto de rayar con spray a rayar con broche y pintura. Con esa plata compramos material básico, llámese pinturas, rodillos, materiales varios. A pesar que ha pasado harto tiempo, todavía recuerdo que ahí perdí un buzo mecánico, fue el tiempo cuando luché por volver a la universidad, porque el año 1984 estuve en la cárcel, y ese buzo era parte de la brigada, era como un atuendo simbólico de la brigada. La protesta universitaria tenia un nudo importante como barón, cortando avenida argentina, y brasil, el paso del espray a la brocha, transformamos la murallas de la ucv en una muralla de contra información. Rayábamos todos los días, los auxiliares nos tapaban y a las horas volvíamos a rayar las paredes. Nunca nos pudieron seguir el ritmo, teníamos como 200 militantes, entonces era difícil seguir el ritmo. Después de un tiempo, entregamos el mando a la jota, la comandante brocha gorda, fue una estudiante de servicio social, y ella usaba el famoso buzo mecánico que terminé donando a la causa. Después nos enteramos que la Intendencia Regional de la época reprochaba al rector Froemmel, era un aviso de que no podía haber una demostración de resistencia al interior de la Universidad. En el año 1986 la universidad opta por cerrar los pasillos internos, y saca el puente del edificio Gimpert y Casa Central, para contrarrestar el activismo estudiantil. A veces rayábamos a fuera de la UCV como a veces los muros internos, lo que hacia tener una mayor visibilidad.

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De esa actividad propagandística, fue muy importante la muerte de Gonzalo Muñoz, ahí volvió el grupo original, estaba rayando el Mauricio Reyes y otros dos más, buena parte de amigos de Gonzalo, ya que causó mucho impacto su muerte,. Se hizo un rayado muy grande, a vista y paciencia de todo el mundo, a cara descubierta, “Gonzalo Muñoz, tu homenaje será la victoria”, ahí firmamos la JJCC, la JDC, el MES, la juventud rebelde Miguel Henríquez. Ese rayado lo terminamos en una batalla campal con los pacos, seguíamos rayando mientras los compañeros luchaban abajo en avenida brasil. ¿Los panfletos eran ideológicos, de consignas, rescatas el tema de la convocatoria, como definirías tu la misión de los panfletos? Había un poco de las dos cosas. Estaba un poco la consigna y la convocatoria, y a veces se utilizaba digamos, los dos lados, claro porque son etapas distintas, la primera etapa era solo por un lado, después el tiro y el retiro como dicen los imprenteros. También estaban los panfletos más institucionales, que eran de convocatoria de la CUR, que eran como plataformas programáticas. Había mucha información en esos panfletos, el año 82 ya era un petitorio nacional, era más allá del plano universitario. Dependiendo del desarrollo de la organización, de la jornada, eran los contenidos, de repente una jornada nacional de la CONFECH podía contener un programa, es decir el porqué se peleaba. También habían algunos con caricaturas, que se basaban en la genialidad y originalidad, hubo en poca proporción el uso de la caricatura, por lo menos en esos años. Siempre se usaban los comics de la prensa alternativa, como Análisis, Fortín Mapocho, causes, uno usaba esos monitos que tenían visibilidad en la época. Reflexión Final Yo creo que el panfleto fue un rol subjetivo, fundamentalmente porque siempre se usó para demostrar la capacidad de organizarse y de que nos podíamos levantar y hacer movimiento, desde las actividades mas simples hasta las actividades mas grandes, evidentemente yo le doy mayor importancia a las chicas, ya que la multiplicidad de actividades chicas, nos daban mayor valentía, saber que habían otros que pensaban igual que uno, y que se atrevían, siempre hay un desarrollo de lo simple a lo complejo, no se puede entender el rayado de espray, hasta el rayado con brocha. Todo tiene una secuencia, por eso te hablo del panfleto, desde las policromía con dibujo y fotos, no se entiende sin una primera etapa del papel calco y el lapiz bic, pero todo cumplió su rol.

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Porque olvidar cuando las juventudes hacían propaganda con cera y plumón rayaban una R, era casi un código el tema de la “resistencia” pero se marcaba presencia, rayábamos mucho los baños públicos y los respaldos de las micros. En todo nuestro accionar, como comunistas, sino confiábamos en el aporte de los trabajadores, en quien confiábamos? De hecho históricamente, muchos creen que contábamos con mucha plata, en ese tiempo, 10 pesos para nosotros eran mil pesos, solo la plata era para insumos, el valor del trabajo era conciencia del trabajador y el militante. Como olvidar que los panfletos de la UCV se cortaban en la imprenta de la propia católica, con la complicidad de los funcionarios, había una relación de solidaridad, no era lo mismo cortar con cartonero que con guillotina industrial. Nombre: Rodrigo Acevedo Edad en 80: 14 años Actualidad: 37 Estudios secundarios (1980): Liceo Luterano, Santo Domingo, ambos de Playa Ancha. Estudios Superiores: historia y antropología. Ocupación Actual: pintor, marionetas, sonido. Metodología Redes: Ezio Passadore, Cristian Carmona kinesiólogo UCV, Rodrigo Acevedo. Háblanos sobre tus vivencias en dictadura, participación política podríamos decir… Yo me mamé el tema de la adolescencia sufriendo en dictadura. Fue muy fuerte para nosotros la dictadura, lo que veías en las calles, en la televisión, salías a las calles y podías comprender ese silencio culpable, además dos veces me sacaron la mierda teniendo 14 años, en la 2da compañía de playa ancha. (vivencias personales) Al otro día tenia que ir al colegio, a mi particularmente me dieron la dura. Yo tuve una visión, sin estar metido en un partido, sentí que el panfleto político tenia un valor importante, por lo precario, por lo valiente que tenias que ser. A ti te pillaban con una mochila con panfletos y te llevaban en cana. (valentía en el uso del panfleto) Siempre tuve la idea del ratón de los mil años, pensaba que los panfletos iban a ser importantes, también tuve un conocido que salio en el The Clinic por el tema de los panfletos, yo llevaba 3 años con mi cuento, que es “el papel de la memoria”. Mi cuento tiene con recopilar panfletos políticos de Valparaíso, principalmente rescato que sean de Valparaíso, a mi se me ocurrió que si podía seguir con este trabajo lograría entender lo que pasaba con la realidad en Valparaíso, tengo mas de 30 años de panfletos.

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Tengo historia cuando salieron los primeros panfletos, como por el 83, cuando estaba Gabriel Valdés como el gran líder de la oposición. (consumo de panfletos) Tengo un panfleto del partido comunista llamando a no votar, y después otros panfletos donde apoyaban la vía del voto. También los panfletos de la izquierda, cuando llamaban a derrocar el régimen, Este cuento de los panfletos lo tengo ahí guardadito, tengo el tema de los derechos humanos, el tema de la mujer que era súper importante. La FESEVAL (federación estudiantes secundarios de Valparaíso), que agrupó al liceo Eduardo de la barra, el liceo 1 entre otros. Yo en ese tiempo estudié en el liceo luterano y en otro colegio católico pero de cerro, el liceo Santo Domingo. En mi curso en particular, tuve un profe de historia que fue inteligente y que fue un motivador de debates de tipo político, Arturo Moreno Fica, me cambió toda la visión del cuento. Mi curso representó esa generación que quería y necesitaba respuestas. En los años 90 ya tienes los grupos anarquistas, aparecen los grupos que se manifiestan contra el abuso de los animales en los circos, es interesante ver los movimientos del ochenta al 2000, tengo el tema portuario, donde ya nos decían algunos panfletos: “ojo que te van a privatizar el puerto”. (mirada de los panfletos más contemporáneos) Es bien completa la muestra que tengo, pienso que de los 80 tengo unos 120 panfletos, todos los recogí yo, aunque algunos fueron regalos de amigos y familiares que sabían de mi interés por juntarlos. (consumo de panfletos) Un aspecto importante que me llamó mucho la atención fue el uso del comics, también cuando se municipalizó la educación, eso fue por el 84 y 83, la debacle que originó eso. ¿Qué aspectos valoras en el panfleto? Yo recojo la lucha social de Valparaíso, que se ve reflejada en ciertas cosas y acontecimientos como por ejemplo la muerte del estudiante Gonzalo Muñoz, esos eran panfletos que denunciaban. (casos y denuncias específicas de los panfletos) ¿Que funciones cumplía el panfleto? Yo he tenido muy buenas y malas experiencias, en algunos centros culturales se le volaron muchos de mis panfletos. Una vez yo hice un montaje con estos moldes de madera con rejas, y como tiene 2 caras, había que idear un partú, unas láminas que

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hacían parecer que el panfleto iba cayendo. Gracias a los fondos del confía de la católica, fue un milagro lo que hice. Había que hacer itinerancia con los panfletos por la universidad. Mi trabajo que además incluía una recopilación de fotografías de la época, que yo idee una historia de los años 80, tomando el humor grafico, tomé década del 80 y derechos humanos. Eso lo presentamos en la sala obra gruesa, este proyecto se llama “el papel de la memoria”, año2002 mas menos. ¿Por qué consideraste que guardar panfletos podría ser importante? En un país en donde tenemos una memoria frágil, me picó el bichito, yo saqué fotos de revistas Ercilla, Apsis, tengo la primera Hoy, las revistas Causes, venían con fotografías en blanco y negro. Además es importante porque puede recoger en una pequeña frase, “el pueblo se subleva, el paro va, allende vive”, lo que proyecta esa frase en un pedazo de papel roneo, (proyección en una frase) Cada vez que había algún tema polémico, donde se habían lanzado panfletos en las calles, los milicos iban a buscar a los dueños de la imprenta y se los llevaban en cana. Los panfletos en una frase en un dibujo, en una idea, podían ser muy estratégicos, cuando fue ese 11 de septiembre del 88 que me agarraron, se hablaba del año decisivo, había un panfleto que decía los puntos de reorganización, eran muy funcionales, muy explicativo, usando el tema del comics, el icono, habían panfletos que decían como utilizar armas. (estrategia del uso del panfleto) Tengo un panfleto del FPMR, más bien afiche que dice, los dictadores como el de Haití, Marcos y sale uno en blanco, y dice algo así como: los dictadores huyen, únete al pueblo, y sale un paco acuchillado en paseo Ahumanda, y está el paco de fuerzas especiales tieso con el arma en el hombro, es muy fuerte esa imagen. (un recuerdo puntural de lo directo de los panfletos) También salían próceres como Ohiggins, en un panfleto sale Merino como una gallina borracha diciendo: “hip hip son los comunistas”. (anécdota sobre un panfleto, consumo) Hay algo de mucho ingenio, en ese tiempo estaba la fiebre tifoidea, entonces mostraban a los gremlins con la cara de pinochet, en un truco gráfico de difícil confección, piensen que en la época no existía fotoshop. (ingenio en la creación de panfletos)

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Una de las revistas emblemáticas como análisis, la Cauce también, no eran censuradas. Entonces yo pienso que fue el humor, quien censuró una revista, no fue un articulo, sino un comics, un humor, y fue Guillo quien dibuja a pinocho tirado de un hilo a modo de broma. En los panfletos, creo que el humor político fue fundamental, recuerdo a grandes dibujantes como Rufino, Palomo y Hernán Vidal, fueron los padres del humor político y grafico de la época. Yo dividía el tema de los autores de los panfletos, el tema profesores, el tema salud, los estudiantes, los sindicatos. ¿Cómo era el contexto que generó esta relevancia que tu le atribuyes al panfleto político? Tiene que ver con que el panfleto toma un lugar preponderante, no habían medios importantes, estaba la radio cooperativa, la radio Moscú con “escucha Chile”, daba la impresión que estabai en la 2da guerra mundial. (comunicación alternativa) El tema de los medios era vergonzoso, estaban todos cuadrados con el dictador. Las revistas no eran baratas, la revista Fortín Mapocho por ejemplo, no eran muy accesibles. (comunicación alternativa) A pesar de todos los medios, se sigue usando. El panfleto político articuló de alguna manera el movimiento social. Tengo panfletos donde dice, mañana se protesta por, el alza de la micro, el alza del pan, a las 8 caceroleos, no mande a sus hijos al colegio. (panfleto y su rol articulador) A las 8 se para chile, el signo del disco pare y por otro lado un instructivo, era bien instructivo el cuento, era panfletario, los tipos que hacían panfletos tenían que tener claro el mensaje, no podías gastar tinta ni tu pellejo, no podías fallar. (panfleto y su rol articulador) Y el caceroleo empezaba a las ocho, además eran exactos. En Playa Ancha donde vivo yo, se empezaban a sentir y a escuchar como la gente bramaba por sus demandas, helicópteros, balazos, cadenazos a la luz, era un tema muy heavy. Relación con gente que hacia panfletos? Era una información restringida, prefería no saber quién hacía los panfletos. Porque era muy complejo, y había historia de familias de imprenteros que hacían los panfletos, yo conocí al tipo que hacia los panfletos le faltaba un dedito, y a su papa lo llevaron por hacer panfletos. ( riesgo en la creación de panfletos)

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Era realmente terrible estar en el círculo, yo me mamé 2 sacadas de cresta. Arriba de la micro, afuera de la micro, en la comisaría, yo le agarré temor a los pacos, yo vi como los pacos abusaban de las chicas, mi padre partencia a las FFAA, a mi me botaron cajas y cajas de panfletos, pensaban que yo era del frente. Pero nada que ver, yo sólo los coleccionaba. (riesgo y temor por consumo de panfletos) Sus Características? Era un ente articulador, informativo, brevemente informativo, al hueso, onda paro tal día, haga tal y tal cosa, chao. Eso era vital, porque es más difícil que tu puedas lograr mucha información en 2 frases, que hacer un tremendo manifiesto. (medios directos y articuladores). También existían panfletos largos, de mucha información, era vital en la información, la articulación, mantener vivo el ánimo de la gente. ¿Porque nace el interés de juntar panfletos? Soy obsesivo por juntar cosas. Y fue por mi tendencia humanista, hacer algo de resistencia al cuento, pensé que podía ser a futuro que alguien le podía interesar, a mi alrededor nadie lo hacia. Tenia claro que iba a ser un cuento importante, siempre me gustó la autogestión, que uno se fuera auto formando. El papel que jugaron los medios de comunicación, eso le dio una vitalidad al panfleto, aparte de la radio, el rayado, el mural, acá no hay una cosa por sobre la otra, es el complemento de formas de generar resistencia. (el complemento de las formas de resistencia o comunicación alternartiva) ¿Como ves tu el tema de la Legitimidad? El miedo era tal que un panfleto pasaba por muchas manos, no todas las personas se atrevían a recoger panfletos. Había que estar en la época para responder, la necesidad era tal, que el panfleto se convirtió en un medio de información, como no tenias cable, no había forma de informarse. (medio de comunicación legitimo) Quienes idearon las frases, que idearon las metodologías de comunicación con frases e imágenes, se legitima a través del miedo, a través de la angustia, (legitimidad) piensa que tenias un Chile, de pasar a un pequeño boom económico, pasó a una total pobredumbre, la gente trabajaba en lo que fuera, habían muchas ollas comunes, nada funcionaba, había ese clima de opresión angustiante.

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La dictadura trabaja con sus medios de maquillar con sus programas idiotas, el chileno siempre ha sido muy influenciable, al chileno le gusta ver las noticias, opinar en base a esto. Ojo, también existió panfletos de la derecha, el panfleto de derecha tiene que ver con una cosa amenazante. Tengo el caso de un panfleto amenazante, que a una familia le hicieron llegar un panfleto donde decían que los iban a matar. (un panfleto amenazante) En los 70 habían panfletos para todos lados, de acuerdo al movimiento social. Los de derecha no necesitaban los panfletos, no estaba la necesidad, después del 88 cuando parte el plebiscito, aparece el panfleto de derecha. Yo te digo que es el periodo donde aparecen mas panfletos, los años del 88. Está el panfleto y el fancin, que era una revistita mas estructurada, que eran pequeños boletines, estaba el codepu, corp derechos públicos, codeju, corp derechos juveniles. ¿Valió la pena el sacrificio? En el tema histórico por supuesto, pero ahora estoy en un plano que no quiero saber con la ideas políticas, desilusionado. Defraudado. Desde la asunción de Alywin, Frei fue peor, ahí nos dimos cuenta que la cosa venía podrida. Fue muy curiosa la movida política de la epoca. Quien llevo la batuta en dictadura fue Frei Montalva, pero los milicos lo ningunearon, se puso a gritar, reunió gente en el Caupolicán. En los 80 el gran líder social fue Gabriel Valdés. Nombre: Jorge Giorgio Contreras Wood Edad: 42 años Actividad en los 80: Simpatizante JJCC Ocupación Actual: Fotógrafo Militancia Política: No tiene, aunque su tendencia es de izquierda ¿Como definiría su participación política en el contexto de la dictadura?

Bueno de apoyo a la causa contraria a la dictadura militar. De apoyo y de acuerdo a la línea de participación activa. La JJCC fue mi militancia política, participaba en el grupo de teatro, apoyaba a actividades poblacionales y de la jota en general. Detalle importante es que en mi familia hubo dos víctimas de la represión militar. Uno de ellos fue un tío torturado en Pisagua, y un primo que lo balearon en una manifestación en el Parque Forestal en Santiago, en mayo de 1986.

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A la jota ingresé a los 18 años, aunque antes era simpatizante del grupo. En su momento me comunicaron que no iba a seguir el vínculo con la JJCC ya que encontraban que yo no iba en la línea de pensamiento ideológico (risas). Por ejemplo aún estando de acuerdo con el comunismo con el sentido de comunidad, y la igualdad en la entrega de los bienes, yo no estaba de acuerdo con cambiar de una dictadura militar a una dictadura del proletariado. Después por el hecho de la muerte de mi primo, estuve bien de cerca la represión, lo que gatilló mi partida al extranjero por más de 20 años. Antes de irme definitivamente de Chile y dejar el nexo corporal con el país, estuve viajando durante meses entre Chile y Buenos Aires, Argentina. Luego procedí mi viaje a Europa en diciembre de 1986 donde viví en Italia y Francia, finalmente regresé a Chile el año 2006. ¿Cuál fue tu relación con el panfleto durante los años de dictadura? La relación que yo puedo decirte es que era un instrumento primero que nada de denuncia de la situación imperante en el país durante aquel tiempo. Era un arma, en el sentido que era usado en contra de la dictadura militar para poder en cierta medida contrarrestar los ataques. La otra forma era agarrarse a balazos, pero a mi me gusta más la onda Magahma Ghandi. Yo soy un marxista leninista budista. Yo estaba más por la no violencia que por la violencia, no tenía porque ser eso de darle un cañonazo a otros. Una podía ser muy violento con un panfleto, con una canción, con un mural, esa era el sentido del “ataque”. Un ejemplo fue en Lisboa en una manifestación estudiantil contra una dictadura militar que realizaron los universitarios, y allí fue donde se tomó una foto con un clavel en el fúsil a un milico. Esa imagen vale más que mil palabras, más que mil balazos, es el sentido de la vida ante la muerte. ¿Con qué etapa del ciclo del panfleto te sientes más identificado?

Con la creación y producción de panfletos. Pero que no necesariamente era un papelito cuadrado de papel con una injuria al dictador. Tenía para mi un sentido mucho más amplio, podía ser una fotografía, una imagen, una micro con la turva, conociendo los lugares de Santiago. También el grupo de teatro panfletario militante de la Sebastiana. Después vino la fotografía y todavía sigo haciendo panfletos. Con qué objetivos utilizó o vio que era utilizado el panfleto Para la denuncia y responder al fuego. También trataba de ponerle una nota de belleza al cuento, de hacer trabajo político con sentido estético. Otra de las cosas que nosotros les decíamos al Partido Comunista era que bastaba de llanto y

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fuéramos al canto. Se lamentaban mucho y había que trabajar para provocar el cambio en el país, eso significaba trabajar para el cambio, fuera con un militancia política en una organización social, sindical, que hubiera gente dispuesta y favorables al cambio de la situación en el país. Esa era mi idea, que el cambio tenía que venir de una u otra manera, por la vía del dialogo democrático, más que los cañonazos, aunque en algún momento no me hubiera agarrado a balazos pero si a recoger muertos. Desde tu posición, ¿Consideras que el panfleto fue un medio de comunicación alternativa durante la dictadura? Si por supuesto, era el canal alternativo para la difusión de las noticias. Las protestas, las marchas, incluso los muertos. ¿Consideras al panfleto como un medio de comunicación legitimo? Si por supuesto, claro porque no habían otras posibilidades de comunicar. Las noticias eran como el tan tan de la jungla, cumplía su función ya que siempre llegaba a mucha gente. No como ahora que llega lumpen organizado a las protestas, con excepciones claro como los mapuches. Por ejemplo, yo a veces daba idea para los textos de los panfletos. Una vez una amiga hizo panfletos toda la noche, y en la mañana cuando iba rumbo al trabajo llevaba las manos llenas de tinta. El tema de distribución me llevaron en cana porque llevaba un bolsón de panfletos, una vez me pillaron repartiendo y panfleteando en la calle. ¿Cómo se repartían? Se repartían tirando paquetes o entregando algunos mano a mano. Uno vivía cagado de miedo, después en Europa me demoré mucho tiempo en hablar con los pacos, incluso uno me dijo “no estamos en Chile, no se asuste, aquí somos democráticos”. ¿Qué elementos destacas del panfleto como importantes? La parte gráfica era bastante simple porque los medios eran muy limitados, existía el papel roneo, la hoja de calculo, el dito, eso era un mecanismo, una maquina que imprimía morado, color violeta, eso era lo que manchaba la mano y era súper riesgoso porque se notaba que hacías panfletos. La grafica era monocromática, yo no recuerdo panfletos en colores, simplemente te ponías a escribir como loco, escriba su nombre mil veces…todas las formas eran válidas, si lo importante era hacer la denuncia y la convocatoria, en síntesis comunicar.

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Yo recuerdo que en ese tiempo cuando habían manifestaciones de Pinochet, de todos lados aparecían las fotos o póster en cuatricromía del general, tenían todo el dinero para hacer una propagandas de miedo, de buena calidad, mientras nosotros apenas teníamos los medios artesanales de producción de panfletos. También existían los rayados de paredes, de muros en ciertos lugares importantes de Valparaíso, donde se veían los rayados que hicimos con los tipos de la jota, denunciábamos al dictador, como por ejemplo “mueran los curas marxistas”, fue una contra propaganda que hicimos una vez, y que resultó muy simpática. “y va a caer” “el pueblo unido” “a crear poder popular fueron otras de las consignas recurrentes” upelianta, en fin.

¿A su juicio, qué características llevaron a que el panfleto fuera utilizado masivamente?

Su simplicidad. Era un papelito con el cual fácilmente podías hacer mil, y más de 50 personas lo leerían con certeza. Era efectivo, lo otro era el tema de lo prohibido, de lo clandestino, generaba curiosidad al encontrarse con un panfleto que dijera “pinocho culiao”, podríamos llamarlo el oscuro objeto del deseo de hacer lo prohibido.

Nombre: Patricio González Contreras Militancia: limitante PPD Actividad en Dictadura: Estudiante universitario, dirigente estudiantil, Presidente FEUCV 1985. Actividad Actual: Director Escuelas de Rock, Consejo de la Cultura. Metodología de Redes: Julio Bajo – Pato González- Quiltros. ¿Cual fue tu participación política en dictadura? Fui dirigente estudiantil de la Universidad Católica de Valparaíso, luego postulé a una lista de la FEUCV y salí electo Presidente el año 1985, además fui editor de un periódico estudiantil, llamado El Quiltro. ¿Cómo ingresaste al movimiento estudiantil? Ingresé porque sentí el llamado del cardenal Raúl Silva Henríquez, por los derechos humanos, sentí que era algo urgente, que no podíamos seguir estudiando mientras mataban gente. Matando torturando, violentando, la CNI era un aparato de total represión que causaba terror en aquellos años.

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¿Cómo lo hacían para informarse de los atropellos y violaciones a los derechos humanos? Habían muchas formas, dentro de ellas, y ya a partir de los años 85 en adelante, revistas como Apsis, Análisis, un sistema de comunicación alternativo, llamadas telefónicas, sistemas alternativos de información, la misma radio cooperativa, la universidad era un centro mismo de informaciones. En una ocasión un alumno dijo que había muerto Silvio Rodríguez y se le hizo un homenaje, había mucho de rumor, pero para nosotros ese día murió Silvio Rodríguez en la UCV (risas). Pero en todo caso, fue un momento de gran tensión, ya que el hecho que hubiese muerto Silvio era todo un suceso, porque era un icono de la música conciente, no era cualquier persona. ¿Qué recuerdos te evoca el Panfleto? Cuando uno habla de panfletos, habla sobre algo más general. Inventamos un panfleto cultural, cuando digo inventamos me refiero al grupo “paraguas” y el mes (Movimiento Estudiantes por el Socialismo), no era el panfleto clásico, era altamente creativo, ya que tenía como misión más identificar a la gente que decir consignas. Esto lo demostrábamos escuchando primero y escribiendo después frases de la Violeta Parra, de John Lenon, los ídolos de la época, los Jaivas, como por ejemplo sube a nacer a conmigo hermano. La intervención del espacio público era tan brutal, ya que aquí se intervino el espacio público con toque de queda, imagínate, cualquier cosa que generara ruido, una voz disidente, a cualquier nivel, era una rebelión, y la gente se sentía participando de una rebelión. El panfleto fue una forma de intervención que dio las primeras señales de un movimiento mayor, mucho más profundo, era un objeto mínimo pero a la vez era un iceberg, no era un panfleto sino que era un iceberg, porque tenia una profundidad, reflejaba el movimiento tectónico de miles de personas, entonces encontrar panfletos, daba cuenta que eran muchas las personas que se estaban moviendo por derrocar al dictador. ¿Participaste de la confección de Panfletos? Si, pero más que panfletos, eran iceberg, cuando decíamos “matar, matar, consigna militar, vivir, vivir consigna estudiantil”, era una afirmación en medio de dos sectores que reivindicaban la muerte como estrategia.

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Y el sector de la izquierda más radical, que pretendía matar para echar a los otros, entonces afirmar la vida, era algo muy potente, era quitar legitimidad a las vías más duras. ¿Sobre la FEUCV en la creación de Panfletos? Resulta que nosotros imprimíamos todos los panfletos de la región prácticamente porque éramos los únicos que teníamos una imprenta, ahí se hacían todos o la gran mayoría de los afiches de la época, Juanito la piloteaba, se apoyaban todas las actividades culturales y de toda la oposición al régimen. Ahora, ahí ocurrían cosas increíbles, era una imprenta con tal demanda, que se atrasaban los panfletos, además se tenían que hacer en horarios fuera de los formales, ahí se transformó en un centro de multiplicado de papeles con historias muy fuertes. ¿Cuándo comienzan a hacerse más visibles estos medios de expresión en dictadura? Es como cuando comienza la primavera, parte en muchos lugares, por ejemplo y por nombrarte algunos: el boliche la obra, el instituto chileno francés, el brasero, que era una peña, la misma universidad, los festivales, uno iba a ver el festival de la canción para Jesús, ya que en Santiago a diferencia de acá, había una mayor presencia de la iglesia, el mico Tagle Covarrubias, que era partidario de pinochet, no dejaba a la izquierda cristiana tener mayor presencia pública. ¿Cómo evalúas el tema de la asociatividad para generar panfletos? Muchas veces se sacrificaba la plata de la pensión que necesitabas para fin de mes, muchas veces aportes de amigos, se hacían actividades mínimas, pero principalmente gracias a la autogestión, los partidos políticos no aportaron mucho. Cuando se creo la CONFECH, el soporte fue la FEUCV, ni los partidos políticos han apoyado la CONFECH, hasta el día de hoy. Finalmente, ¿Cómo recuerdas el proceso de recuperación de la Democracia en Chile? Era una lucha por los derechos humanos, era una lucha porque los chilenos vivieran libremente, las personas vivieran en dignidad, fue una lucha tremenda, no fue fácil, tuvo costos personales altísimos. Dentro de eso, y es lo que siempre rescato, había mucha fraternidad, las personas vinculadas a esta lucha, están en la memoria, uno comparte una profundidad en la

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vida mayor que el resto, fuimos cómplices, nos conocimos en momentos dramáticos, eso genera que el vinculo sea más fuerte, Uno pensaba en heredar un país, no un auto ni una casa, para eso eran los panfletos, para que vivieran nuestros hijos en un país diferentes, no con tanto sufrimiento ni angustia, era luchar por un país de verdad, con una democracia verdadera. Nombre: Yolanda Bustos Actividad en Dictadura: Dirigente sindical y vecinal Actividad Actual: Dirigente vecinal y Jubilada. Cuéntenos respecto de sus vivencias en dictadura militar… “Además Pertenecía a la unidad vecinal de cerro San Juan de Dios, que era un cerro humilde y combativo, hacíamos barricadas, los pacos nos tenían miedo, Nos juntamos en total como 10 personas, yo prestaba mi casa a veces y ahí hacíamos los panfletos…como no había imprenta los hacíamos a mano, a veces nos daban las dos, tres de la mañana”. “La censura nos afectó mucho y todo nos daba miedo, por que eran agresivos. Hasta escuchábamos la radio Moscú bien bajito…una vez me mandaron un saludo por ahí. Daba terror hacer panfletos, repartirlos, recogerlos, comprar revistas, conversar, todo era un riesgo, la gente que luchó entregaba su vida!” “Las consignas apelaban a la solidaridad, nos urgía la ayuda social, había hambre, y a través de los panfletos pedíamos leche para los niños y cosas así. Nos ayudaron mucho los curitas de la Iglesia, el padre Pepo que ahora está en la Matriz y el padre Pedro, ellos nos daban alimento para los niños”. “Yo desde antes pertenecía al sindicato de la empresa alemana donde trabajaba: Wienke y compañía. Era dirigente y di la pelea hasta que logramos el mes por año. Pero cuando me emancipé realmente, fue cuando vi llegar a mi hijo con el diario oficial en la mano a punto de llorar, pues la Ley 18032 en 1982, les había quitado a los trabajadores portuarios todo lo que habían ganado en derechos laborales. Fue cuando recurrí a los empleados de bahía y a los marineros auxiliares, interrumpí una reunión que tenían, pedí hablar con el presidente y lo encaré, le exigí que incitara a las mujeres de portuarios a salir a la calle en una marcha, yo iba con maíz en los bolsillos para tirarles si se portaban como gallinas, pero me dieron toda la información y fui puerta por puerta reuniendo a las mujeres hasta que nos organizamos y salimos a marchar”. “En un comienzo nos reuníamos en el sindicato Estibadores, pero nos iban corriendo, así nos fuimos de sindicato en sindicato buscando un espacio. Finalmente, salimos

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alrededor de mil mujeres señoras de trabajadores portuarios, que yo misma reuní. Así que salimos a la calle, fue una gran marcha desde el sindicato Estibadores a la Intendencia con un clavel rojo en la solapa. Los carabineros nos iban siguiendo hasta que nos tomaron presas y nos llevaron detenidas, nos pegaron incluso, algunas estaban embarazadas, nosotras nos defendíamos enterrándoles en pinche del clavel, rasguñándolos”. “Ese marcha fue el logro más grande que tuvimos como organización. Las mujeres fuimos muy importantes, porque los hombres se encontraban muy frustrados, muy decepcionados y decaídos. Asi que nuestra unión de mujeres quedó, para hacer ollas comunes, vendíamos pescado frito para que los niños tuvieran qué comer. Por supuesto llegaban los pacos y nos daban vuelta las ollas, pero nosotros siempre nos defendíamos, más de alguno se llevó quemaduras de aceite caliente”. “Fui la única mujer que fue a la reunión con el Cardenal Silva Henríquez que nos recibió para escuchar nuestras demandas, a él le llamó mucho la atención mi presencia. Me exilié a Suecia por que ya me encontraba muy identificada y perseguida, y me desmoroné cuando cayó mi sobrino, Abraham Muñoz Bustos…fue cuando decidí dejar mi país atrás”. “Los panfletos para mí tienen mucho significado. Por que portaban un mensaje desesperado, urgente y que nadie quería transmitirlo, nosotros lo utilizábamos para hacer conciencia a la gente, las personas no se enteraban de lo que realmente pasaba y los panfletos eran una forma de canalizar nuestra impotencia y destruir la ignorancia. Eran efectivos y legítimos, pues todas las organizaciones subversivas los utilizaban. Y la gracia que tenían era que eran económicos, práctico y menos riesgoso,(caracterìsticas) pues en un segundo ya están todos volando y nadie sabe quien los tiró. Se utilizaban también para llamar a concentraciones, convocar ayuda y denunciar. Seguramente, los que más molestaban eran los irónicos”. Nombre: Patricia Estay Edad: 50 años Rol en la Dictadura: Dirigente Estudiantil: Presidenta del centro de alumnos de la carrera Trabajo Social, de la PUCV. Ocupación actual: Productora de Puerto Audiovisual Cuéntenos respecto de sus vivencias en dictadura militar… “Fui la primera presidente del centro de alumnos de la Universidad elegida democráticamente después del golpe en 1977. En ese tiempo tenían prohibida la elección y reunión de representantes, pues la universidad misma los asignaba con el rector, que en ese tiempo era un capitán de navío, y el director de escuela”.

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“yo iba en primer año y llegué con ganas y energía pues venía de la presidencia del CEAL de mi liceo, entonces miré inocentemente como natural que hiciéramos cosas y empezamos a organizarnos los mechones inmediatamente. Había mucho terror en la escuela, incluso después del 73 estuvo cerrada porque hubieron mucho perseguidos y desaparecidos, entonces hicimos una asamblea y se eligió la directiva e informamos a la dirección de nuestro CEAL y nos rechazaron la propuesta, hicimos otra asamblea en la que se decidió hacer caso omiso de la opinión de la Dirección, así que nos mantuvimos no legalmente pero sí legítimamente”. “Comenzamos a tomar contacto con otras escuelas e incitamos la elección democrática, se unieron las escuelas de Música, Matemática, Historia, Filosofía, Arquitectura, Castellano y Biología y al final de ese primer año constituimos la Unión de centro de alumnos democráticos de la Universidad Católica” “La Federación de la Católica estaba a cargo del “Gremialismo”, que son los cimientos de la Udi, y nosotros éramos su piedra en el zapato, por ejemplo en la semana novata, ellos quería hacer fiestas y nosotros exigíamos un día de trabajo social en las poblaciones”. “Todo en un comienzo tenía un fin más social que político, pero se fue politizando de a poco cuando empezamos a coordinar con centros de alumnos de otras universidades y comenzamos a meternos en temas de derechos humanos. Después fui reelegida por otro periodo siguiente, teníamos homogeneidad de opiniones y fines dentro del centro de alumnos asi que eso estaba superado, el siguientes logro fue formar la Unión nacional de estudiantes democráticos (UNED) en Santiago y Valparaíso, y con mucha dificultad logramos reunirnos”. “Hubimos muchos luchando por esta causa, sólo algunos sobrevivieron, siempre recuerdo a Heckard Necme del pedagógico de Santiago, que fue el último asesinado de la dictadura como vocero del MIR; y los hermanos Vergara, Rafa y Eduardo, asesinado en Villa Francia y que por ellos se celebra el día del Joven Combatiente”. “Yo hacía panfletos, desde el diseño hasta el contenido de las consignas, las imágenes y el ordenamiento. En el fondo participé tanto en la confección como en la distribución, por supuesto con mucho cuidado, si nos pillaban nos metíamos en un medio lío. Teníamos un mimeógrafo chiquito, que es el aparato para hacer impresiones, estaban estrictamente prohibidos y lo íbamos rotando de lugar, nos juntábamos en distintas partes de la UNED”. “Nos reuníamos constantemente para coordinarnos con dirigentes vecinales, dirigentes portuarios, trabajadores, cesantes y de derechos humanos, nos dividíamos las tareas, la idea era que cada organización generara sus materiales e ideales, definíamos panfletos específicos de cada frente”. “Por ejemplo la marcha del hambre en el 78 o 79, que fue un salto cualitativo en la lucha antidictadura, y que se generó por la crisis económica del año 81 a raíz del

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decreto de ley que indicaba que las empresas podían despedir sus trabajadores sin necesidad de indemnizar y s produjo una crisis de cesantía” “Habían varios sistemas para tirar panfletos, el más frecuente de un edificio alto, por ejemplo en la Universidad, se llamaban las “palomas”, por que salían volando para todos lados y la gente las recogía del suelo, siempre generaban mucha expectación, todos recogían para informarse”. “Habían principalmente tres tipos de panfletos: los de convocatoria a marchas y actividades, los de denuncia cuando se asesinaba, relegaba o torturaba y los educativos donde reivindicábamos los derechos. Todos entregaban información antidictadura con una imagen de lucha, una actitud combativa. Los repartíamos de a mil, dos mil o tres mil en marchas, en las universidades en las peñas folclóricas solidarias que se hacían en la Iglesia Los Placeres de los curas rojos, en fin, era una vida muy colectiva y cada uno de los espacios mínimos se fue ganando” “No era una tarea fácil si además sumas el riesgo, había que picar el esténcil, pasarlo por el mimeógrafo, cuidar que no se pasara la tinta y además había que andar con alcohol para limpiarse, que no se te notara ni en las manos ni en la ropa, porque te delataba y en eso tiempo los panfleteros eran terroristas, te echaban de la universidad. Si te pillaban con panfletos a raíz de eso se desencadenaban” “Cuando me tomaron presa en el año 82, andaba con un bolso lleno de panfletos entre otras cosas y bueno, después tuve que huir del país por mi embarazo, no era lo que yo quería, pero ya no podía decidir sólo por mi” “El panfleto fue tremendamente importante, era el gran medio masivo para convocar y muy efectivo, pues no existía ningún medio alternativo contra la dictadura, las asociaciones con medios habían sido despojados”. “El panfleto era rápido, eficaz y de fácil manufactura, masivo y a bajo costo que permitía una distribución con menos riesgo de ser detectada”. “El rayado con el panfleto eran complementarios, el panfleto era insustituible porque generaba espectacularidad, conmoción pública y era indispensable en los mitin, para difundir una actividad mayor, en los mitín y seeting como acción de propaganda”. Nombre: Felix Pérez Ríos Edad: 50 años Rol en la Dictadura: integrante de las las Juventudes Comunistas en su etapa escolar Ocupación actual: Licenciado de Filosofía

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Cuéntenos respecto de sus vivencias en dictadura militar… “Estuve preso teniendo 17 años en Los Andes por pertenecer al partido Comunista de Chile” “Constituimos los Comités de Resistencia, organizaciones clandestinas, amplias: todo aquel que sintiera vocación democrática y antidictadura y tuviera coraje era bienvenido” “Los panfletos eran parte de mi pasión, eran una herramienta, un soporte comunicacional noble, barato y flexible: puede llevar texto e imágenes, era fácil de transportar e imprimir y no es muy demandante” “La simplicidad del panfleto es lo que lo hace invulnerable, todos los demás medios como el computador, la televisión, la radio son complejos y sensibles” Los panfletos siempre han sido efectivos, tanto para la publicidad como para las campañas. Pero en ese tiempo el panfleto era principalmente subversivo: buscaba denunciar, concitar la atención y promover la conciencia, todo con un objetivo estratégico en común que era recuperar la democracia” “Era una arma para la libertad poderosa y abyecta, flexible y accesible, de bajo costo, necesitas sólo saber leer y escribir que es lo que lo hace masivo, es un depositario del logos (palabra y verbo)” “El uso es lo que le da la legitimidad a algo, el resultado en el tiempo” Nombre: Rodrigo Fernández Edad: 52 años Rol en la Dictadura: Dirigente estudiantil de la Universidad Federico Santa María, presidente de la facultad de Química y Metalurgia Ocupación actual: Periodista Cuéntenos respecto de sus vivencias en dictadura militar… “Mi rol en la dictadura fue activa y contestataria, me desenvolví en ese ámbito en tres áreas: como dirigente estudiantil en la USTM; en el CODEPU (comité de defensa de derechos del pueblo); y formamos también un comité antidepresivo en el Aconcagua. “Fui director de una revista estudiantil “La nueva era” de la Universidad y la utilizamos como herramienta política y existía una complicidad de estamento fuerte”. “A mi me echaron encima la ley de seguridad interior del estado por un número de la revista, por ser su director”.

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“Nunca me mataron mucho los panfletos por que quedaba con gusto a poco, más que la frase me gusta dar razones, cifras, pero sí estaban al alcance de todos, y eran efectivos para provocar alzamiento y comunicar”. “Había también una diversidad de formatos del panfleto, fuera de la diversidad de sus propósitos, se podían colocar sólo imágenes, una foto o varis, una caricatura evocando al humor, podía contener una canción o un poema, etc”. “Participé en la confección, elaboración y distribución de panfletos y puedo clasificar en dos tipos: el de consignas directas (fecha, razón, convocatorias) y el de denuncia que poseía más elementos y más desafíos. Yo me preocupé harto de la imagen, los hacíamos con mimeógrafos y en imprentas asociadas. La Vicaría nos ayudó mucho”. “El panfleto, el rayado y los lienzos se usaban en todos los lugares a toda costa”. “Eran principalmente de denuncia, información, llamados, propaganda, sensibilización y humor irreverente como resistencia alzada propositiva, los panfletos eran parte de las campañas y se complementaba con otros medio de comunicación. A mí no me gustaba por su característica autovictimizadora”. “El panfleto sí comunicaba, su forma era fuerte, concisa y agresiva y la forma de distribución simple. También lo usábamos para construir organizaciones, formar redes y era un vehículo para ampliar organizaciones porque era simple”. “Lo que llevo a que el panfleto fuera utilizado fue la necesidad de comunicarse con otros en tiempos de un bloqueo comunicativo, después de la conversación, es lo más fácil tal como los rayados y el esténcil. Lo lindo de estas cosas es que siempre hay una entrega total, por que te arriesgas mucho, por lo tanto es generosa y desinteresada por que no te genera ningún lucro”. Nombres: Berni Cancino

Henry Saldívar Lucho Figueroa

Participación política: MES y Movimiento Paraguas Profesiones: Diseñadora gráfica, abogado y profesor de literatura Otros: Fundadores del periódico estudiantil “El Quiltro” Cuéntenos un poco sobre su participación política dentro de la universidad Berni: “Nosotros en ese tiempo siempre fuimos como los más metidos en todos los temas culturales, como que nuestra forma de hacer política siempre tuvo mucho que ver con la creatividad, con hacer la política una cuestión más entretenida de lo que era, porque obviamente dentro de la U había gente con muchos años de circo, pero como nosotros recién veníamos entrando como que veníamos más fresquitos”. (vivencias personales)

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Henry: “Siempre tuvimos diferencias con otros grupos como los comunistas u otros sectores de la izquierda más anquilosada. Con los Mir era otro el rollo, porque como que entendían más nuestra parada, cachaban que de repente uno iba y se tomaba un vinito o se fumaba un pitito y eso no significaba que uno no trabajara realmente. Pero igual estuvimos siempre en una parada que no tenía nada que ver con el canto nuevo, que era más de fiestas, del rock, del Charly García, (vivencias personales) por ejemplo... Entonces cuando organizábamos nuestras actividades, como que en realidad eran pocos los que nos miraban con buenos ojos”. Henry: “Yo creo que lo bueno que teníamos era que éramos súper abiertos y por eso llegaba mucha gente a participar con nosotros, porque no exigíamos militancia y eso a mucha gente de los sectores más duros le molestaba, pero a nosotros nos importaba que llegara harta gente, que participaran en las actividades, y no nos preocupábamos de exigir un compromiso así como férreo o qué se yo, algo que en casi todo el resto de los grupos sucedía”. ¿Qué cosas recuerdan que puedan caracterizar su participación? Berni: “A todos nosotros nos gustaba mucho la literatura, la música, el arte en general, y todo lo que hacíamos tenía que ver con eso. Una vez me acuerdo que hicimos una exposición de no sé que cosa, y para hacerle publicidad, llevamos una de esas teles antiguas que habían, esas teles Antú y ahí la prendimos para que salieran esas rayitas que les salen cuando no tiene señal y sobre eso le pegamos unas letras que decían “los invitamos al encuentro de no se qué cosa” siempre hacíamos cuestiones así. Otra muy buena que hicimos fue esta cosa del... del “abajo” donde poníamos por ejemplo, abajo Pinochet, abajo Lenin, abajo Fidel, abajo Jaruzelski, en fin varios dictadores, entonces cuando los comunistas vieron eso se querían morir y por supuesto lo rayaron entero” (vivencias personales) ¿Algún hito en particular que recuerden? Lucho: “Sí, una vez el obispo de ese entonces, nos pidió a nosotros que hiciéramos una carta, que redactáramos una carta como si fuéramos nosotros el obispo, y esa carta era para todos los estudiantes de la universidad, y se supone que la gracia era dar un mensaje un poco como para calmar las aguas, o no se si para calmar las aguas, pero como para en el fondo generar un vínculo más de confianza entre el obispado y los estudiantes, porque las relaciones estaban muy deterioradas producto de todas las cuestiones que pasaban en aquellos años, entonces nosotros hicimos la carta, así súper motivados, con hartas lecturas previas, mucho de la teología de la liberación por ejemplo, en fin, nos esforzamos harto porque creíamos que era algo importante, y bueno, después entregamos la carta y el tiempo pasó, porque esta era una carta que se entregaba junto con todos los papeles de la matrícula a todos los alumnos de la U, y cuando la leimos, nos dimos cuenta que la carta que nosotros

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hicimos no tenía nada que ver con las barbaridades que leíamos, que meterse en cuestiones políticas iba a ser sancionado y qué se yo que otro tipo de cosas, entonces obviamente nosotros nos enojamos mucho y sacamos al tiro un quiltro para funar al obispo y a todos los que nos habían engañado” Para ustedes, quizás más que el panfleto, fue súper importante el tema del quiltro, que si bien es cierto cumplía varias de las funciones del panfleto y se parecía mucho incluso físicamente, terminó siendo algo distinto. ¿Podrían referirise brevemente a eso? Lucho: “Yo creo que el quiltro fue algo así como el mercurio para los estudiantes, porque ahí teniai tú un diario que mostraba todo lo que al lado de la dictadura le interesaba que se mostrara ¿cierto?, pero nosotros los estudiantes, aparte de las marchas, no teníamos un medio que expresara nuestras ideas, nuestro descontento, y por eso nació El Quiltro, que después además se transformó en la voz de los estudiantes y el espejo en el que se reflejaban todas las distintas visiones que habían en los distintos grupos dentro de la U, salían ahí por ejemplo los debates a veces bien acalorados que teníamos, el quiltro fue sin duda muy importante”. Berni: “El quiltro, en realidad, era una hoja de papel a veces bien rasca que se pegaba en las paredes de la universidad y de cualquier lugar en donde llegara. Ahí en esa página diagramada y fotocopiada por nosotros mismos, obviamente, colocábamos textos sobre las distintas cuestiones que estaban pasando y el nombre tiene que ver con toda una cuestión de identidad que tienen los quiltros de este país, una cosa así como de calle, de miseria pero siempre con harta fuerza, que era algo que teníamos o sentíamos todos en aquellos años”. Y el panfleto, ¿cuál fue su relación con él y cuál es la valoración que de él hacen? Lucho: “Como te decía recién, el quiltro fue la voz del movimiento estudiantil por un buen tiempo. Entonces ahí teníamos nosotros nuestra forma de dar a conocer al resto de los compañeros y también hacia fuera cuáles era los motivos de porqué luchábamos, cuáles eran nuestros ideales, nuestros sueños, entonces el panfleto, como que en el caso nuestro, jugó un papel mucho más específico, porque no tenía que ver tanto con un rollo así como de informar de dar a conocer cuestiones duras, sino que era como bien sugestivo”. (el quiltro como una forma de comunicación alternativa) Ustedes ya nos contaron que hicieron panfletos, y que por lo tanto están vinculados a la cadena de producción y distribución, ¿pero qué características específicas tenían sus panfletos? Henry:“Nosotros jugábamos harto, y era algo que nos gustaba a todos mucho, con la figura de Allende, porque considerábamos que el presidente Allende aun representaba muchas de las cuestiones en las que creíamos con convicción y eso no sólo pasaba con nosotros, eso pasaba con mucha gente, y además era algo potente

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usar la figura de allende en un contexto de dictadura, si tú lo piensas, hoy no es tanto, en todos lugares ves el rostro de allende, en murales, en afiches etc, pero en ese tiempo era algo que decía realmente mucho, generaba harto ruido y eso era lo que nos gustaba hacer con los panfletos, (uso de la figura de allende como ente articulador, legimitidad?) más que informar como que el rollo tenía que ver con llamar la atención” Berni: “Por eso mismo que dice Henry, fue súper importante el hecho de que muchos de nosotros estudiaran cuestiones así como diseño o arte o carreras así porque eso permitió que nuestros panfletos, así como muchas de las actividades que nosotros hacíamos, generaran así como harta polémica. Ya el hecho de tirar afiches que se salieran un poco del típico blanco y negro y de la consigna era llamativo, y además que nosotros nunca hicimos panfletos feos, siempre nos preocupamos de que el monito quedara bien bonito, que se notara preocupación y que no fuera un pedazo de papel que te encontrai en la calle y que después de echarle una mirada, votai así como así nomás”. (elementos decorativos importantes en la confección de panfletos) Berni “Además siempre nos gustó explorar con la iconografía, ir probando distintas letras, diseños, en el fondo ir variando pa’ no aburrir a la gallada que igual después de todo se aburría de ver siempre las mismas cuestiones dando vuelta” (elementos decorativos importantes en la confección de panfletos) Henry: Y como dijo el Lucho antes, a nosotros nos gustaba mucho la literatura, y bueno las artes en general ¿no? Como que era un periodo de mucha vida intelectual, y ahí en ese contexto, los más potentes me acuerdo yo eran gallos como Cortázar o el mismo Borges, y por supuesto Neruda o Enrique Lihn, que incluso vino acá a la U a pasar una tarde en la que me acuerdo tomamos y hablamos de poesía y política como nunca, y en los panfletos que hacíamos era bastante común encontrar más que consignas y cuestiones así, qué se yo, leer fragmentos de cuentos, frases, o bien versos o poemas a veces completos, acompañados de alguna imagen, que era un poco lo mismo que a veces hacíamos en el quiltro, pero sin los textos más pesados que sí iban en el quiltro”. ¿Fue para ustedes un medio de comunicación alternativa legitimo el panfleto? Berni: Pienso que sí, porque fue la opción que nos quedó. Bueno, si el quiltro era un papel todo picante, tu te imaginarás que los panfletos eran aun más precarios, primero porque la mayoría de la plata se iba pa’l quiltro –que a todo esto incluso una vez los mismos profesores de la U nos financiaron- entonces los panfletos eran lo que hacíamos con la tinta y el papel que sobraba, o no se, con pedazos de papeles de color que encontrábamos por ahí y que podíamos usar, y por eso nuestros panfletos como que siempre estaban cambiando pero aun así había gente que eso lo valoraba, y eso ya lo validaba, el hecho de que a gente le interesara ya hacía que

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fuera algo legítimo pienso yo”. (interés de los estudiantes por los panfletos legitimaba su uso) ¿El panfleto fue importante para ustedes? Lucho: Sí, al igual que el quiltro, las marchas, los rayados... fue uno más de los caminos de lucha, de protesta que teníamos. ¿Y por qué? Henry: “Yo creo que el panfleto fue importante porque permitió primero que todo, coordinar un movimiento que nació fragmentado producto de la serie de leyes que se dictaron para prohibir todo tipo de organización que fuera a parecer de disidencia al régimen militar. Como que gracias al panfleto se conocían a veces datos que no salían en los medios de comunicación como la tele o los diarios. Me acuerdo que por ejemplo los panfletos siempre anunciaban quiénes habían desaparecido, en qué circunstancias, o sea siempre fueron, así como el quiltro para nosotros como estudiantes, una voz, la única que a veces se podía tener y eso era impagable”. (para legitimidad del panfleto) Nombre: Omar Jara Edad: 46 Participación Política: DC, presidente de federación Ocupación: Administrador Municipal (alcalde subrogante) ¿Cuál fue tu participación política durante los años ochenta? “Yo fui presidente de federación dos años, primero en el periodo entre los años 1984 y 1985, que en donde se eligieron por listas, y después salí de nuevo al año siguiente, en el periodo 1985 y 1986, pero como la gran mayoría de la gente que entraba a la universidad, desde temprano que participaba en las asambleas, en realidad en todos los momentos en que los estudiantes nos reuníamos a dialogar y debatir sobre la vida que nos tocaba vivir no sólo al interior de la universidad sino que en nuestras vidas familiares, de la vida en general.” “Ese año (1984) fueron las primeras elecciones de federación dentro de la universidad. Ahí salí presidente, pero se votaba por listas, que les llamábamos listas de unidad porque funcionaban así, de esa manera, uno se unía de acuerdo a objetivos políticos en común, aunque hubiera diferencias entre los grupos, entre las visiones. Entonces, nosotros ese año sacamos la mayoría. Pero lo primero que se democratizó en la UPLA fueron los delegados, o sea, el consejo de delegados de curso, que hasta el año 1982 funcionaba como todas las cosas al interior de la universidad, a través de designaciones”. “Eran, por lo que me acuerdo, dos delegados por curso, o algo así, y como te dije recién, ellos eran designados por las autoridades, o sea, no los elegíamos nosotros.

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Pero después de pelear harto tiempo, logramos partir por elegir nosotros a nuestros representantes y por eso se dio que los estudiantes que no estábamos para nada de acuerdo con que existiera la dictadura, tuvimos mayoría en el consejo de estudiantes. Entonces yo pienso que ese fue el primer paso que dimos como movimiento hacia la democratización de la universidad, y eso fue antes de la elección de la primera federación”. ¿Qué cosas recuerdas de aquella primera elección? “Las primeras elecciones de federación, las ganamos yo creo porque optamos por seguir un camino de unión, y no fijarnos tanto en diferencias más pequeñas, por ejemplo, las diferencias que en su momento separaron al Partido Comunista de la Concertación, nosotros nos fijábamos más en quiénes eran los que tenían la meta de, claro, democratizar la universidad por dentro, pero también de hacer algo hacia fuera, que sirviera para ponerle fin a la dictadura”. “Yo personalmente pertenecía a la democracia cristiana, que en ese tiempo se dividía entre una democracia cristiana que se llamaba izquierda cristiana y otra que tiraba más hacia la derecha. El primer grupo era al que yo pertenecía y con grupos socialistas y algunos comunistas tiramos esa lista de unidad, que al final terminó saliendo. Pero si nos hubiéramos tirado por separado yo pienso que no hubiéramos podido sacar la mayoría”. ¿Cómo era el tema dentro de la Universidad? “Dentro de la universidad había de todo, cabros súper radicales en posiciones tanto de izquierda como de derecha, pero había un gran grupo que tiraba para todos lados, pero siempre con una tendencia antidictadura, que pasaba por sobre las diferencias que había entre las células de los grupos que existían bajo otros nombres y clandestinamente por supuesto, al interior de la universidad”. ¿Qué importancia le atribuyes al proceso democrático vivido? “Pienso que una de las cosas más importantes de haber podido vivir todo esto dentro de la universidad, de habernos organizado y de haber logrado las cosas que logamos, fue encontrar espacios para expresarnos, para conversar con otros compañeros sobre lo que pensábamos que estaba mal y también de planificar como cambiarlo. Fue un espacio de libertad que dentro de la dictadura valía mucho, porque esos espacios no eran muchos, la represión era súper fuerte, pero en la universidad pudimos crear un espacio importante”. “En verdad, los espacios que teníamos dentro de los edificios de la U o de las casas en las que a veces nos reuníamos eran muy pequeños y siempre había que estar atento por si estuvieran espiando o qué se yo, a lo que me refiero es a el espacio de diálogo, de debate y de lucha política en el que podíamos demostrar nuestro descontento con la dictadura y expresarlo.

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¿Y allí nace el panfleto, en ese nuevo escenario? “El panfleto nació en ese espacio, claro que sí. Pero no en ese espacio nomás, sino que también en otro, que otro tipo de organizaciones crearon. Por ejemplo en las poblaciones o dentro de los sindicatos que siguieron funcionando también se hacían panfletos, pero que yo recuerde, los panfletos siempre eran hechos por una organización, no recuerdo panfletos así como de la gente, espontáneos, porque aunque fueran anónimos, uno en las consignas reconocía características de grupos conocidos y relacionaba”. La mayoría de las cosas que se publicaban eran hechas por los distintos grupos políticos de esos años, me acuerdo mucho por ejemplo del boletín de los socialistas almeidistas que era muy famoso, todos lo leían, todos los que querían leerlo (risas), y por supuestos que eran súper precarios y súper simples de producir, igual que el panfleto, pero por su tamaño permitían decir más cosas, se utilizaban harto para que las bases pudieran informarse y educarse frente a ciertos temas, tenían más información y por lo mismo eran más grandes”. ¿O sea, los panfletos jugaron un rol importante no? “A ver, más que los panfletos, o sea, no se si más pero es que también fueron súper importantes los boletines o los periódicos estudiantiles que existían dentro de la UPLA misma o de otras universidades de la zona, y que se hacían conocidos y se repartían súper secretamente, sobre todo cuando se hacían las típicas reuniones medias clandestinas entre los distintos líderes de los movimientos, que además casi siempre como que se conocían de la vida”. “Pero el panfleto claro que se ocupó, porque era mucho más fácil de hacer, de repartir. Era más masivo y de hecho era como el camino de difusión más masivo al que podíamos optar porque en una panfletada se podían tirar dos mil o tres mil panfletos, por decir un número, que la gente en la marcha recogía y leía, y eso quedaba en las vidas de las personas, algunas juntaban los panfletos incluso, entonces no eran sólo papeles tirados al viento al lote, que servían y servían mucho”. Cuéntame un poco sobre el proceso de fabricación de los panfletos... “Los panfletos se hacían de la manera más simple y más barata posible. Un poco de papel y tinta y un mimeógrafo, cosas que no eran difíciles de encontrar, y riesgo, si el riesgo de que te fueran a pillar era lo más complicado de todo, porque en ese tiempo como ustedes ya saben, todo esto era algo prohibido, y no sólo prohibido, porque en esos años se perseguía a todos los que estaban en contra del gobierno militar”. ¿Por qué piensas que el panfleto fue tan utilizado en aquellos años? Pienso que el panfleto fue todo lo utilizado que fue debido a que era barato de producir. Y no sólo era barato, sino que era práctico, como que desde el plano del rendimiento, sí esa es la palabra, eran rendidores los panfletos. Porque por poca

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plata podías hacer una gran cantidad de panfletos lo que significaba una gran cantidad de mensajes dando vueltas por la ciudad. Y lo otro que también eran pequeñitos, entonces guardarlo para mostrárselo a otros después de una marcha no era difícil, almacenarlos y repartirlos antes de los panfleteos se podía hacer con una simple mochila y no necesitabas grandes gastos ni inventos para transportarlos. Eran convenientes desde varios puntos de vista”. ¿Alguna vez fuiste parte del ciclo del panfleto? “Yo nunca panfleteé. O sea participé en la creación de varios panfletos, en el proceso, como dicen ustedes. Lo que pasa es que de acuerdo al nivel que tú tenías dentro de la organización a la que pertenecías era lo que hacías. Yo, como era presidente de federación, era imposible que fuera el que giraba la palanquita del mimeógrafo imprimiendo los panfletos. Pero sí que a la hora de pensar en los contenidos y los mensajes, o a la hora de llevar los panfletos a los que iban a entregarlos, obvio que sí participaba, pero cada uno hacía lo que podía hacer”. “No todo el mundo tiraba panfletos, los movimientos juveniles y los movimientos poblacionales, lo usaban por ejemplo, pero eso no era suficiente para ellos. Lo que pasa es que en la universidad nosotros teníamos harta información disponible, los estudiantes estábamos siempre discutiendo y generando instancias informativas para eso, pero en otras partes, era necesario entregar más información y para eso se necesitaban mensajes más extensos, que no cabían en un panfleto y que sí cabían en un boletín”. ¿Qué características especiales tenían los panfletos? “Los panfletos eran un formato súper estrecho, que daban súper poco espacio, entonces los panfletos había que manejarlos con mensajes muy concretos, directos. No era como las revistas o los boletines que daban vuelta por ahí, había que decir lo que había que decir, sin tanto adorno, sin mucha literatura, por ejemplo. Lo importante con el panfleto era generar un tema de impacto”. En tú opinión ¿qué fue lo más potente del panfleto como medio de comunicación alternativa? “Yo pienso que una de las cosas más importantes del panfleto fue que como que se transformó en un instrumento de identidad del movimiento estudiantil, porque aparte de sus contenidos, después de las marchas lo que quedaba en la calle, el objeto que quedaba, era el panfleto. (El panfleto como elemento de identidad) Entonces, eso hacía que mucha gente lo recogiera y se lo guardara y gracias a eso como que se generaba algo especial que no se muy bien lo que es, pero que creo simbolizaba algo, como una unión con la gente que se guardaba el panfleto y quienes sólo los recibían”. (El panfleto como elemento de identidad)

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Nombre: Mauricio Reyes Participación política en la época: Militante Juventudes Comunistas (Liceo Eduardo de la Barra) Ocupación: Coordinador cultural Municipalidad de Valparaíso Cuéntanos sobre tu participación en la época “Bueno, yo participé activamente durante la dictadura en los años ochenta. En esos años, yo estaba en el colegio todavía, en el Liceo Eduardo de la Barra, ese que queda en Colón, y fue ahí en el colegio donde caché varias de las cosas que me hicieron participar activamente contra la dictadura.” “Yo partí mi participación en las típicas cuestiones de los colegios como las asambleas, las protestas en las calles y eso, pero mi participación así como en una organización ya así como de verdad, fue cuando entré a la Jota”. “Para entrar a la Jota era necesario agruparse primero con otros muchachos, yo en mi caso me junté con dos amigos y una amiga porque no se podía entrar sólo, tenía que ser en un grupo. Entonces con estos amigos que tenía del cerro donde yo vivía, fuimos y nos metimos. Éramos súpero chicos en ese entonces, pero teníamos muchas ganas de hacer algo”. “Las primeras cosas que teníamos que hacer eran pequeñas cosas, hacer pequeños rayados, llevar distintos materiales a distintas casas de gente donde se preparaban qué se yo, desde panfletos hasta los diseños de los rayados y los boletines que se hacían. Y aparte, teníamos que recorrer los cerros visitando gente de la organización, básicamente coordinando a quienes eran parte de la jota y me acuerdo que cada cosa que hacíamos era como una pequeña aventura, porque el riesgo que te pillaran igual hacía que te pusieras nervioso”. “Después de que entré a la Jota, mi participación en mi colegio fue mucho más radical. Participaba en las tomas, que a veces eran igual con ciertos niveles de violencia. En la organización de las actividades, pasé a tomar un papel como más dirigencial, a pesar de que nunca quise ser dirigente”. Y ahora cuéntanos sobre el panfleto “Bueno, sobre el panfleto fue harto lo que pude ver porque era imposible no hacerlo. Ahí nosotros en la jota teníamos que llevar harto materiales que eran para panfletos, como los papeles o las tintas e incluso a veces nosotros mismos teníamos que conseguirlos. Se conseguían robándolos a veces, como del colegio, que robábamos hojas cada vez que podíamos, o comprándolos nomás”. “Yo claro que sí panfleteé. Dentro de mi colegio, recuerdo por ejemplo una vez que hicimos una especie de bomba a base de un poco de pólvora y con un reloj que activaba la explosión, algo bien chiquitito, entonces sobre la plataforma que saltaba

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al accionarse el mecanismo, pusimos un montón de panfletos, y cuando la cuestión explotó, saltaron panfletos por todos lados, y me acuerdo de la cara del director que estaba en el patio porque estábamos justo en formación cuando pasó eso y todos mis compañeros, todo el colegio en realidad, se puso a reír, eso nunca se me va a olvidar”. ¿Qué historias relacionadas al panfleto recuerdas más vívidamente? “Después ya más grande me pasaron igual varias buenas con los panfletos. Una vez iba bajando un cerro con un paquete grande de panfletos, y vi que había como harta gente entonces dije, acá me pongo a panfletear, y saco los panfletos de la mochila y los empiezo a tirar y justo sale un viento que me devolvió todos los panfletos y a medida que yo bajaba por el cerro, ahí iban los panfletos todo el rato al lado mío, eso fue de hecho casi peligroso, porque me hubieran pillado con los panfletos que andaba trayendo en la mochila y quizás qué hubiera pasado. Y ahí aprendí a nunca más panfletear así en los cerros”. “Algunas de las formas más creativas que vi de tirar panfletos eran las que se hacían en las micros. Una era amarrar el paquete de panfletos al parachoque trasero de una micro, cosa de que cuando la micro comenzara a andar, el paquete se desarmara y ahí se soltaran todos por la calle. La otra era tirar todos los panfletos por los techos de las micros, por esas escotillas de ventilación y eso sí que era lindo porque por la velocidad salían volando todos los panfletos del techo de la micro para arriba”. ¿Y cómo era el tema de la producción? “Había un par de hermanos que su papá tenía una imprenta, no me acuerdo muy bien cómo se llamaban, pero tenían una imprenta chiquitita aquí en el Cerro Alegre, entonces al principio medio a la mala nos metíamos y la usábamos para hacer nuestros panfletos, pero luego sus papás supieron y ahí fue más complicado pero ahí nos arreglábamos para usar la imprenta medio a escondidas”. ¿Y la distribución? “El partido dividía la ciudad en varios sectores, así como ahora están divididos en sectores territoriales y unidades vecinales, bueno el partido también lo dividía así, pero se les llamaba comuna. Entonces, uno con su pequeño grupo pertenecía a una unidad superior que era la comuna y luego así, subiendo, hasta llegar a la plana secretarial del partido, que eran quienes determinaban las estrategias grandes, los grandes planes, qué mensajes debían llevar los panfletos y boletines, en el fondo hacia dónde apuntar, y a veces hacia quién y hacia qué apuntar. Entonces yo y las personas con las que yo trabajaba éramos como soldados, y los generales estaban en otro círculo. Por lo mismo, yo fui un obrero del panfleto, estuve ahí con la tinta, los stencil, y repartiendo, pero aunque a veces uno creaba panfletos y los hacía, la mayoría de las veces había que recibir órdenes que venían de arriba”. (orgánica de funcionamiento, roles dentro del proceso de panfletos)

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¿Por qué crees que el panfleto fue así de importante? “Yo creo que sí efectivamente el panfleto fue importante, porque como que al recibir un panfleto, la gente sentía que no estaba sola, el que recibía el panfleto podía ver que aunque no saliera en la tele ni en lo diarios, había gente y harta gente que quería a Pinochet fuera del gobierno, y lo otro por supuesto fue que gracias al panfleto podíamos hacer esas grandes concentraciones, con miles de personas, como las que hacíamos en aquellos años”. “Ahora yo camino por los distintos cerros de Valparaíso y hasta hoy me encuentro con gente de aquellos años, amigos que tengo repartidos por todos los cerros. Porque con la Jota y después con el partido hicimos mucho trabajo voluntario y también en coordinación con las organizaciones de pobladores de los cerros. Esos son bonitos recuerdos, porque la solidaridad en la convivencia, la unión, eso no lo he vuelto a ver nunca más”. Nombre: Gabriel Salazar Participación Política: MIR Profesión: Historiador, Sociólogo Ocupación: Académico Universidad de Chile Otros: Premio Nacional de Historia 2006 ¿Cómo evalúa usted la presencia del panfleto como un medio de expresión durante la dictadura militar? Es muy interesante el tema y da para muchísimo. En los años 60 y 70, en mis tiempos más juveniles, todos nos movíamos por la consigna, y la consigna implicaba los objetivos políticos de los partidos que estaban en el Estado, que son los que iban a hacer la reforma, entonces la consigna era una especie de juramento de complicidad entre las bases y las clases políticas que iban a hacer la reforma. Entonces eso que iban a hacer, nos referimos a una reforma al Estado, nosotros como ciudadanos con participación política activa la convertíamos en consigna, la cantábamos, la gritábamos o la escribíamos. ¿En relación a esta complicidad entre las bases y la clase gobernante, como se daba este fenómeno en dictadura? Durante la dictadura no había complicidad. La consigna no tenia sentido, pero sí el panfleto, ya que el panfleto tu lo tiras y no te van a agarrar preso. Por tanto es un lenguaje más de las sombras, es la protesta que emerge de la clandestinidad y que denuncia los crímenes y determinados objetivos de lucha. Entonces el panfleto se prestaba para eso, para la denuncia para hacer visible ese lenguaje de las sombras que les comentaba,

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¿Actualmente tiene sentido el uso del panfleto? Ahora estamos en una etapa en donde la consigna no corre, bajo ningún punto de vista la consigna nos une con la Concertación, y en segundo lugar, el panfleto no tiene mucho sentido. Sí tiene mucho sentido el dialogo, en todas las formas posibles, como asamblea, que es lo que a los cabros más le gusta, a los colectivos acá en la Universidad de Chile, también con entrevistas en video, es la oralidad la que adquiere protagonismo. Y la oralidad no implica ni consigna ni panfletos, implica dialogo, implica construcción colectiva de una cultura, de un proyecto, que se yo. Entonces es un trabajo mucho más profundo creo yo, que permite que hoy día estamos trabajando con procesos, no con cuestiones simbólicas como la consigna y el panfleto. Entonces ¿Qué es lo que se valora hoy en día? Personalmente creo que hoy en día se valora mucho más la asamblea, el colectivo, el dialogo, el taller, el encuentro, la jornada, la entrevista, la entrevista en televisión. Aquí hay que poner el énfasis. Y esto tiene la ventaja que este es un proceso que no necesariamente son visibles, pero que son mas eficientes, son menos reprimibles. Y comienza uno a aprender que la cultura es un arma política, y un arma política de largo que alcance, que no puede ser fácilmente reprimida, yo creo que los estudiantes están trabajando en eso. Tal vez los resultados no se den a corto plazo, pero van creando las condiciones para que en algún momento se presente en la coyuntura y viene el guascaso rápido. Todo era simbólico y silencioso, tú te encontrabas una estampilla pegada en un bus en esos años, y sentías la emoción, hay un gallo que está resistiendo igual que yo, pero no pasaba nada más. Por eso en aquellos años. Se inicia el dialogo verbal, pero en escondrijos, en las fiestas de toque a toque, en los talleres internos, en las peñas, en Punta de Tralca, en los lugares eclesiásticos. Pero ahora esto mismo se expande.