El Niño y El Discurso Del Otro

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1 Antonio Emilio Gonzaga Torres 16 de febrero de 2015 El niño y el discurso del otro. Los hijos como heraldos del odio Sin lugar a duda, todos los seres humanos en algún momento se han de visualizar como heraldos de su contexto, como soldados para levantarse en armas, ante determinado problema que presente la vida. Se visualizan de esa forma, aun de manera casi inconsciente y es que las tragedias a las que se ven expuestos, los pone en esa situación, se ven ante un mundo hostil. A lo largo de la historia de la humanidad, muchos filósofos e incluso poetas, han de tratar de responderse el ¿Por qué del hombre?, y ¿Cuál es su lugar en el mundo?, diversas hipótesis, teorías y discursos surgen para poder dar respuesta, estas van dese situarse en un mundo imaginario perfecto, hasta la creación divina, entre muchas otras, pero la verdad es que en la actualidad hacerse esa pregunta gira hacia otro contexto, los seres humanos han de visualizar su ¿Por qué? Y ¿Cuál es su lugar? En base al discurso de los otros. Con esto caemos en cuenta, que los seres humanos estamos sujetos, a un determinado discurso, que se pretende de respuesta de hacia dónde encaminar el rumbo de la vida. Si bien los seres humanos, están sujetos a un determinado contexto, entonces es de entender que también devengan sujetos y no se formen como sujetos, en primera instancia. En este sentido es válido preguntar, ¿Sujetos de qué o a qué? Los seres humanos han de devenir con un roll especifico, el cual se cumpla o no dependerá de el mismo sujeto o del entorno en que se desarrolle, esto puede parecer trama de el libro de ciencia ficción de Adolf Huxley, “Un mundo feliz”, para quienes estén familiarizados con esta historia que para muchos es mera ciencia ficción y está alejada de la realidad, bastará con dar una mira a como devienen los sujetos y es donde se recae en este devenir sujeto a algo. La trama de este libro nos muestra un mundo futurista en donde los seres humanos ya nacen con un roll específico, determinado mucho antes de su nacimiento, y este dará rumbo a toda su vida. Parecerá, tal vez, muy disparatado afirma que la historia de Huxley, ha sobrepasado las páginas de un libro. Los sujetos ya vienen con un roll asignado antes de su nacimiento, ¿Quién da este roll? No es necesario profundizar esta pregunta, bastara con virar hacia los padres del sujeto, estos, mucho antes del nacimiento del infante ya le han asignado un roll especifico a este. Los padres, intentaran dar un roll, acorde con las expectativas y deseos propios, alejados de lo que sea bueno o no para el infante futuro sujeto- estos deseos giraran entorno a un sentir de inmortalidad o hacia un sentir, para compensar una falta.

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el lenguaje y el otro en los niños

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Antonio Emilio Gonzaga Torres

16 de febrero de 2015

El niño y el discurso del otro.

Los hijos como heraldos del odio

Sin lugar a duda, todos los seres humanos en algún momento se han de visualizar como

heraldos de su contexto, como soldados para levantarse en armas, ante determinado problema

que presente la vida. Se visualizan de esa forma, aun de manera casi inconsciente y es que las

tragedias a las que se ven expuestos, los pone en esa situación, se ven ante un mundo hostil.

A lo largo de la historia de la humanidad, muchos filósofos e incluso poetas, han de tratar de

responderse el ¿Por qué del hombre?, y ¿Cuál es su lugar en el mundo?, diversas hipótesis,

teorías y discursos surgen para poder dar respuesta, estas van dese situarse en un mundo

imaginario perfecto, hasta la creación divina, entre muchas otras, pero la verdad es que en la

actualidad hacerse esa pregunta gira hacia otro contexto, los seres humanos han de visualizar

su ¿Por qué? Y ¿Cuál es su lugar? En base al discurso de los otros. Con esto caemos en

cuenta, que los seres humanos estamos sujetos, a un determinado discurso, que se pretende de

respuesta de hacia dónde encaminar el rumbo de la vida.

Si bien los seres humanos, están sujetos a un determinado contexto, entonces es de entender

que también devengan sujetos y no se formen como sujetos, en primera instancia. En este

sentido es válido preguntar, ¿Sujetos de qué o a qué?

Los seres humanos han de devenir con un roll especifico, el cual se cumpla o no dependerá de

el mismo sujeto o del entorno en que se desarrolle, esto puede parecer trama de el libro de

ciencia ficción de Adolf Huxley, “Un mundo feliz”, para quienes estén familiarizados con

esta historia que para muchos es mera ciencia ficción y está alejada de la realidad, bastará con

dar una mira a como devienen los sujetos y es donde se recae en este devenir sujeto a algo.

La trama de este libro nos muestra un mundo futurista en donde los seres humanos ya nacen

con un roll específico, determinado mucho antes de su nacimiento, y este dará rumbo a toda

su vida.

Parecerá, tal vez, muy disparatado afirma que la historia de Huxley, ha sobrepasado las

páginas de un libro. Los sujetos ya vienen con un roll asignado antes de su nacimiento,

¿Quién da este roll? No es necesario profundizar esta pregunta, bastara con virar hacia los

padres del sujeto, estos, mucho antes del nacimiento del infante ya le han asignado un roll

especifico a este.

Los padres, intentaran dar un roll, acorde con las expectativas y deseos propios, alejados de lo

que sea bueno o no para el infante –futuro sujeto- estos deseos giraran entorno a un sentir de

inmortalidad o hacia un sentir, para compensar una falta.

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El hijo, claramente es deshumanizado y su visualización como objeto, un objeto que

desempeñara un roll de trascendencia para los padres. El hijo, se trasforma en una extensión

de los padres, en un sentido de amor narcisista, con el hijo, se vencerá a la muerte y el

apellido perdurara, en al caso de la madre, la futura llegada de un hijo varón, acorde con las

teorías psicoanalíticas, representara una extensión que compensara una falta (falta del falo), el

hijo varón, ayudara a completar a la madre y a trascenderla, a diferencia de la llegada de un

hijo hembra que no trascenderá a los padres mas allá de la muerte, es claro suponer, que se

preparará a la hija para la crianza de un varón, que transcienda por fin una generación de

padres, de padres, y de padres que añoran su llegada.

La madre, en este amor narcisista, desconoce al padre y acoge al hijo, como si se acogiera a sí

misma, una sobreprotección, a ese hijo, a esa extensión de ella, en base a esto es válido

preguntarnos si de verdad existe el instinto materno o es mera conveniencia con un interés

determinado, disfrazado de protección y cuidado, meramente por ser el hijo y a la vez reflejo

de una madre, la cual comparte con muchas personas un amor narcisista.

Hasta este punto los hijos devienen como instrumentos de trascendencia y como futuros

heraldos ególatras.

Los hijos, devienen de un sin número de manera, entre ellas, devienen como muerte, como un

obstáculo, como odio, entre muchas otras.

El amor en muchas de sus definiciones, es entrega total, o compensación a una “falta” (bajo

la lupa del psicoanálisis), el amor a la pareja devendría como una entrega total, pero ¿esto en

base a que?, en base a los rasgos en común que compensen esa falta desgarradora.

¿Qué papel juega el devenir de los hijos en esto?, es de suponerse que el de unión y

formación de una familia nuclear, pero esto no siempre es así. El hijo devendrá como la

ruptura de los padres y ese amor de entrega total

La figura heráldica del hijo, ahora no toma un concepto de egolatría, ahora toma un concepto

de odio.

La manera en que el infante representará la figura de odio se puede ver reflejada en dos

tiempos, la primera, odio a este mismo por venir a interponerse en la relación, un odio por

parte de los padres. El yo narcisista se separa del objeto-hijo- y se centra en la relación.

El segundo tiempo, no es derivado o consiguiente del primero, es una determinada situación

que se puede dar, esto en base a que la merma del hijo, no nato, evoque a un sentido de

muerte hacia el por parte de los padres y culmine con la interrupción de su nacimiento, con el

abandono del infante o en su caso con la aceptación de este y la trasmisión del yo narcisista

hacia la figura del hijo, lo que regresaría a dale a este un sentido de trascendencia.

El segundo tiempo, entonces puede darse en la determinada situación en la que el infante sea

usado como heraldo de odio hacia la otra parte de la pareja, todo esto a raíz de un conflicto o

fluctuación de la relación. La madre dese este punto puede castrar al padre, negándole su

deseo de trascendencia y con esto darle otro significado al devenir del hijo.

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En conclusión, la figura del heraldo está presente en nuestras vidas, aun antes de nuestro

nacimiento, el discurso que invierten los otros afectara nuestra vida, el rumbo y la posición

que tengamos ante la sociedad.

Los antiguos filósofos, buscaban dar respuestas a las preguntas existenciales desde un

contexto superior que diera sentido a su lugar, su existencia en la tierra, pero podemos ver

qué este lugar de los sujetos esta meramente presente por los discursos de los demás. Los

padres y la sociedad son quienes determinan el lugar que un determinado sujeto tomara en el

mundo. Podemos ver entonces que Huxley, no estaba tan alejado de la manera en que

devienen los sujetos y sus roles asignados, algo que leemos como ciencia ficción esta

arraigado en el inconsciente social, pero así como la sociedad (los otros), imparten roles, los

mismos sujetos tienen la capacidad de levantar la mano, cuestionarse y romper con todo esto.

En estas cuestiones, muchos conceptos del yo narcisista cambiarán junto con los contextos

en los que se desarrollan los sujetos (las épocas) y así como las pautas de las corrientes

psicoanalíticas buscaban dar una teoría, para explicar el devenir de los sujetos o en este caso

el roll de los padres con los hijos, las épocas se encargar de cuestionar esto y exigir nuevos

aportes, las familias nucleares se desintegran, madres solteras, parejas de diferentes sexos dan

lugar a nuevas corrientes de percepción que debemos de cuestionarnos en los nuevos

devenires de los sujetos. Los conceptos de padre y madre han trascendido al género y toman

el lugar de conceptos a determinadas acciones, sin encasillarse en ser hombre o mujer.

¿Seremos heraldos?, si y tal vez eso sea algo inevitable, pero debemos de preguntarnos

¿heraldos contra qué?, ¿Contra el padre?, contra la madre?, ¿Contra la sociedad?, o ¿contra

nosotros mismos?

Referencias

Surmani, F. (2013). Críticas al supuesto Falocentrismo del psicoanálisis. El debate con las

teorías de género y las teorías queer. 15 de febrero de 2015, de SECyT, Universidad de

Buenos Aires Sitio web: http://www.aacademica.com/000-054/826.pdf.

Araceli C.(2014). Los hijos como heraldos del odio. En El niño y el discurso del otro(130).

Mexico, D.F: Kanankil Editorial. PP.37-58.

Freud, S. (1905) Tres ensayos de Teoría Sexual. Vol VII. Editorial Amorrortu, Buenos Aires.