El Neorrealismo y Sus Críticos

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El neorrealismo y sus críticos – Robert Cox Las Fuerzas Sociales, los Estados y los Ordenes del Mundo Las relaciones internacionales son un ámbito de estudio que está relacionado con las interrelaciones entre estados en una época en la cual los estados, en especial los estados-naciones, son las principales agrupaciones de poder político. Una vieja convención intelectual que contribuyó a su definición es la distinción entre estado y sociedad civil (Siglos XVIII y comienzos del XIX). Por otro lado, la teoría tradicional de las relaciones internacionales afirma que hay dos esferas separadas donde la política internacional aparece como la expresión pura de los intereses del estado. Hoy en día el estado y la sociedad civil están tan entrelazados que los conceptos adquieren fines meramente analíticos. Otras teorías recientes han subestimado la unidad conceptual del estado al percibirlo como la arena para la competencia de entidades burocráticas o al introducir una serie de actividades privadas internacionales y redes trans-gubernamentales de relaciones entre fragmentos de burocracias estatales. Sin embargo, raramente se ha considerado al complejo de la sociedad estado como la entidad básica de las relaciones internacionales. Como consecuencia, la perspectiva de la existencia de una pluralidad de formas de estado permanece inexplorada. Algunos historiadores han contribuido a acortar esta brecha: Carr, Hobsbawn, Braudel y Wallerstein. Este último ha propuesto una teoría de sistemas del mundo definida esencialmente en términos de relaciones sociales, las relaciones de intercambio entre un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada a las cuales corresponden diferentes formas de control del trabajo. Sin embargo, Wallerstein ha sido criticado por su tendencia a minimizar el valor del estado al considerarlo simplemente como derivado de su posición en el sistema mundial y en segundo lugar, por su parcialidad a favor del mantenimiento del sistema. Antes de comenzar a esbozar un método para la comprensión de las relaciones de poder internacionales debemos tener cuidado de no

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El neorrealismo y sus críticos – Robert Cox

Las Fuerzas Sociales, los Estados y los Ordenes del Mundo

 Las relaciones internacionales son un ámbito de estudio que está relacionado con las interrelaciones entre estados en una época en la cual los estados, en especial los estados-naciones, son las principales agrupaciones de poder político. Una vieja convención intelectual que contribuyó a su definición es la distinción entre estado y sociedad civil (Siglos XVIII y comienzos del XIX). Por otro lado, la teoría tradicional de las relaciones internacionales afirma que hay dos esferas separadas donde la política internacional aparece como la expresión pura de los intereses del estado. Hoy en día el estado y la sociedad civil están tan entrelazados que los conceptos adquieren fines meramente analíticos. 

Otras teorías recientes han subestimado la unidad conceptual del estado al percibirlo como la arena para la competencia de entidades burocráticas o al introducir una serie de actividades privadas internacionales y redes trans-gubernamentales de relaciones entre fragmentos de burocracias estatales. Sin embargo, raramente se ha considerado al complejo de la sociedad estado como la entidad básica de las relaciones internacionales.  Como consecuencia, la perspectiva de la existencia de una pluralidad de formas de estado permanece inexplorada.

Algunos historiadores han contribuido a acortar esta brecha: Carr, Hobsbawn, Braudel y Wallerstein. Este último ha propuesto una teoría de sistemas del mundo definida esencialmente en términos de relaciones sociales, las relaciones de intercambio entre un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada a las cuales corresponden diferentes formas de control del trabajo. Sin embargo, Wallerstein ha sido criticado por su tendencia a minimizar el valor del estado al considerarlo simplemente como derivado de su posición en el sistema mundial y en segundo lugar, por su parcialidad a favor del mantenimiento del sistema.

Antes de comenzar a esbozar un método para la comprensión de las relaciones de poder internacionales debemos tener cuidado de no subestimar al poder del estado y prestarle importancia a las fuerzas sociales y procesos, ver cómo se relacionan con el desarrollo de los estados y con el orden mundial. Y sobre todo, no basar la teoría en la teoría sino en la práctica cambiante y en el estudio empírico-histórico.

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Acerca de las perspectivas y de los objetivos

 La teoría siempre es para alguien y tiene un objetivo concreto. Todas las teorías tienen una perspectiva. Las perspectivas provienen de una posición en el tiempo y en el espacio. El mundo es definido desde un punto definible en términos de nación o clase social, de dominación o subordinación, etc. Por lo tanto, la teoría en sí misma, alejada de un punto en el tiempo y en el espacio, no existe. La tarea primaria de la teoría es ser plenamente consciente de estos problemas para que la mente pueda llegar a un acuerdo con la realidad. Este diálogo inicial está relacionado con la problemática específica a una perspectiva particular. La teoría puede tener dos objetivos:

1- ser la guía que ayude a resolver los problemas presentados dentro de los términos de la perspectiva particular que fue el punto de partida,

 2- tomar conciencia de la perspectiva que da lugar a la teoría y  su relación con otras perspectivas.

 Cada uno de estos objetivos da lugar a una nueva clase de teoría.

 El primer problema da lugar a la teoría de la resolución de problemas que toma como marco para la acción al mundo tal cual lo encuentra, con las relaciones de poder prevalecientes y sus instituciones tal cual están organizadas. El objetivo general de esta teoría es que estas relaciones e instituciones funcionen sin complicaciones al tratar ciertas fuentes de problemas con eficacia; este enfoque es conservador y carente de valoraciones ya que trata a las variables como objetos. Es una guía para acciones tácticas conducentes a mantener el orden existente.

 El segundo objetivo da lugar a la teoría crítica que no da por supuestas a las instituciones y a las relaciones sociales y de poder sino que las cuestiona. Se dirige al complejo social y político en su totalidad y no a sus partes separadas. Por eso la teoría crítica es teoría de la historia ya que su interés radica  no sólo en el pasado sino en el proceso continuo de cambios históricos. Esta teoría debe adaptar sus conceptos según varíe el objeto que intenta comprender. No está desconectada de los problemas del mundo real y aborda la práctica desde una perspectiva que trasciende la del orden existente. Es una guía para la acción estratégica conducente a crear un orden alternativo.

Los períodos de aparente estabilidad o fijeza en las relaciones internacionales favorecen  al enfoque de la resolución de problemas. (Guerra Fría) En cambio, una situación de incertidumbre en las relaciones de poder favorece a una teoría crítica (los hechos de los años 1970)

 

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Realismo, Marxismo y una aproximación a una Teoría Crítica del Orden Mundial

 Dos corrientes que han tenido cosas importantes para decir acerca de las relaciones interestatales y del orden mundial  han sido el Realismo y el Marxismo.

La teoría realista tuvo su origen en un modo de pensamiento histórico, en la teoría política de Maquiavelo  y  la diplomacia de las ciudades-estados italianas del Renacimiento. Carr y Dehio continuaron este modo de pensamiento. A partir de la Segunda Guerra Mundial Morgenthau y Waltz han transformado al realismo en una forma de teoría de resolución de problemas.

La forma generalizada del marco para la acción postulada por este nuevo realismo Americano, que llamaremos neorrealismo, se caracteriza por concebir tres niveles:

 1-       la naturaleza del hombre, entendida en los términos de Augusto o Hobbes,

2-       la naturaleza de los estados,

3-       la naturaleza del sistema del estado.

 La idea de una racionalidad común refuerza el modo de pensamiento no-histórico y surge de su polémica con el internacionalismo liberal. Cada uno de estos argumentos está basado en visiones diferentes acerca de la esencia del hombre, del estado y del sistema interestatal. En el Siglo XVIII Giambattista Vico propuso una alternativa  que ofrecía la posibilidad de superar la oposición de conceptos mutuamente excluyentes. Para Vico, la naturaleza del hombre y de las instituciones humanas no debería ser pensada en términos de sustancias fijas sino como una continua creación de nuevas formas. Este es un enfoque de teoría crítica.

Por otro lado, es importante distinguir dos corrientes marxistas divergentes: el Materialismo Histórico (Hobsbawn – Gramsci), un marxismo que razona de manera histórica y trata de explicar y promover cambios en las relaciones sociales y otro marxismo que se hace llamar Marxismo Estructural (Althusser  – Poulantzas) que vuelve la espalda al conocimiento histórico a favor de una conceptualización más estática y abstracta del modo de producción. Este marxismo comparte alguna de las características del enfoque neorrealista de resolución de problemas tales como su epistemología a-histórica y esencialista.

 Nos ocuparemos del Marxismo Histórico que es una fuente importante de teoría crítica y corrige al neorrealismo en cuatro aspectos importantes.

 1- El primero tiene que ver con la dialéctica, un término que es utilizado en dos niveles: el de la lógica y el de la historia real. En el  nivel de la lógica, el término dialéctica hace referencia a un diálogo que busca la verdad a través de las exploraciones de las contradicciones. Y en el nivel de la historia real, la dialéctica es definida como el potencial para formas alternativas de desarrollo que surgen de la confrontación entre fuerzas sociales en cualquier situación social concreta.

Tanto el realismo como el materialismo histórico dirigen su atención hacia el conflicto: el neorrealismo lo ve como inherente a la condición humana y el materialismo histórico, como el proceso de cambio continuo de la naturaleza humana y la creación de nuevos patrones de  relaciones humanas que modifican las reglas del juego.

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2-        A la dimensión horizontal de rivalidad entre los estados más poderosos, el materialismo histórico agrega una dimensión de poder vertical.

 3-       El materialismo histórico amplía la perspectiva realista al preocuparse por la relación entre el estado y la sociedad civil. Los Marxistas, como los no-marxistas, se dividen entre aquellos que ven al estado como la mera expresión de los intereses particulares en la sociedad civil y aquellos que ven al estado como una fuerza autónoma que expresa algún tipo de interés general.

 4-    El materialismo histórico centra su atención en el proceso de producción como un elemento crítico en la explicación de la forma histórica particular adoptada por el complejo sociedad / estado.

 Marcos para la acción: estructuras históricas

 El concepto de un marco para la acción o estructura histórica es el cuadro de una configuración particular de fuerzas. Esta configuración impone presiones y limitaciones. Los individuos o grupos pueden moverse con las presiones o resistirse u oponerse a ellas pero no pueden ignorarlas. Existen tres categorías de fuerzas que interactúan en una estructura: las capacidades materiales, las ideas y las instituciones.

 Las capacidades materiales son potenciales productivos y destructivos.

 Las ideas son de dos tipos: un tipo comprende significados ínter-subjetivos o aquellas nociones comunes acerca de la naturaleza de las relaciones sociales que tienden a perpetuar hábitos y expectativas de comportamiento. Sin embargo, estas nociones están condicionadas históricamente. El otro tipo de ideas son las imágenes colectivas del orden social que tienen diferentes grupos de personas. Estas son nociones relativas a la naturaleza y a la legitimidad de las relaciones de poder existentes, los significados de justicia y bien común, etc. Estas imágenes colectivas pueden ser variadas y opuestas.

 La institucionalización puede ser un medio para estabilizar y perpetuar un orden concreto.

Hay una gran relación entre la institucionalización y lo que Gramsci llama hegemonía. Las instituciones proveen maneras de resolver conflictos para minimizar el uso de la fuerza. Las instituciones pueden convertirse en el sostén de la estrategia hegemónica ya que se prestan tanto a las representaciones de diferentes intereses como a la universalidad de la política de acción.

Es necesario distinguir las estructuras hegemónicas de las no-hegemónicas y tener en cuenta que la hegemonía no se reduce a una dimensión institucional.

El método de las estructuras históricas consiste en un método que representa lo que puede denominarse totalidades limitadas. Las estructuras históricas son modelos en contraste: como tipos ideales o modelos proveen, de una forma lógicamente coherente, una representación simplificada de una realidad compleja y una expresión de tendencias, limitadas en tiempo y espacio.

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El método de las estructuras históricas se aplica a los tres niveles: 1) a la organización de la producción,  especialmente lo relacionado con las fuerzas sociales engendradas en el proceso de producción, 2) a las formas de estado, y 3) a los órdenes del mundo. Estos tres niveles pueden ser estudiados como una sucesión de estructuras rivales dominantes y emergentes y se relacionan entre sí.

El neorrealismo pone el acento sobre los estados reducidos a su dimensión de fuerza material y reduce la estructura del orden mundial al equilibrio del poder como configuración de fuerzas materiales. El neorrealismo no está interesado en diferenciar formas de estado y tiende a darle poco valor a los aspectos del orden mundial normativos e institucionales. La teoría de la estabilidad hegemónica constituye un intento de ampliar la perspectiva realista para incluir variaciones en la autoridad de normas e instituciones internacionales. Keohane sostiene que las estructuras hegemónicas de poder, dominadas por un solo país, son más conducentes al desarrollo de regímenes internacionales fuertes cuyas reglas son relativamente precisas y bien acatadas. Los ejemplos típicos de esta teoría son la pax britannica de mediados de siglo XIX y la pax americana de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Un enfoque alternativo podría comenzar con la redefinición de  la estabilidad relativa de los órdenes del mundo sucesivos y esto puede ser posible equiparando a la estabilidad con el concepto de hegemonía, que se basa en una conjunción coherente entre una configuración de poder material, la imagen colectiva frecuente del orden mundial, y un conjunto de instituciones que administran el orden con cierta apariencia de universalidad. En esta formulación, el poder del estado deja de ser el único factor explicativo y pasa a ser objeto de explicación. Esta reformulación del tema señala una gran dificultad de la versión neorrealista de Keohane y otros que consiste en cómo explicar la incapacidad de los Estados Unidos para establecer un orden mundial estable en el período de entreguerras a pesar de su predominio de poder.

La dominación ejercida por un estado poderoso puede ser una condición necesaria pero no suficiente de hegemonía. Los períodos de la pax americana y de la pax britannica también cuadran dentro de la definición reformulada de hegemonía. (Desarrolla los ejemplos)

La noción de hegemonía como una división entre poder, ideas e instituciones favorece el tratamiento de alguno de los problemas de la teoría de la dominación del estado como la condición necesaria para un orden mundial estable.

La ideología es una esfera de acción determinante que debe ser comprendida en sus conexiones con las relaciones de poder material.

 

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Fuerzas Sociales, Hegemonía e Imperialismo

 Las fuerzas sociales no deben ser pensadas como existentes de manera exclusiva dentro de los estados. El mundo puede ser representado como un patrón de fuerzas sociales que interactúan en donde los estados juegan un papel intermedio pero autónomo entre la estructura global de las fuerzas sociales y configuraciones locales de fuerzas sociales dentro de determinados países. Esta puede ser denominada una perspectiva del mundo de economía política donde se ve al poder surgir de los procesos sociales y no bajo la forma de capacidades materiales acumuladas, o sea como consecuencia de estos procesos.

 Al tratar esta perspectiva, intentamos identificar las características estructurales del orden del mundo como configuraciones de las capacidades materiales, ideas e instituciones y asimismo intentamos explicar sus orígenes, crecimiento y desaparición con relación a las interrelaciones de los tres niveles de estructuras. La pax britannica estaba basada tanto en la supremacía del capitalismo industrial en la economía internacional de intercambio como en el poder ideológico y social de la clase que derivaba su riqueza de la industria.

La desaparición de este orden hegemónico también puede ser explicado por el desarrollo de las fuerzas sociales.

 El Imperialismo es un concepto bastante amplio que, en la práctica, debe ser redefinido según cada período histórico.

El sistema imperial es una estructura de orden mundial que busca sustento en una configuración determinada de fuerzas sociales, nacionales y transnacionales tanto de estados centrales como periféricos. Introducir el término imperial con referencia a la pax americana implica el riesgo de oscurecer la importante diferencia entre ordenes mundiales hegemónicos y no-hegemónicos y confundir diferentes tipos de imperialismos, ej. el liberal, el nuevo o colonial y el sistema imperial que acabamos de detallar. La pax americana era hegemónica.

Debemos prestar atención a las siguientes cuestiones para determinar si la pax americana se ha disuelto y, en tal caso, que puede reemplazarla: 1) cuáles son los mecanismos para mantener la hegemonía en esta estructura histórica particular, y 2) qué fuerzas sociales y/o formas de estado han sido generadas dentro de ella que podrían oponerse y a la larga provocar una transformación de la estructura.

 La Internacionalización del estado

 Una respuesta parcial a la primera pregunta hace referencia a la internacionalización del estado. Los principios básicos de la pax americana eran similares a los de la pax britannica: el relativamente libre movimiento de bienes, capital y tecnología y un grado razonable de predicción en las tasas de cambio.

La internacionalización del estado da preferencia a ciertas agencias estatales: ministros de finanzas y cargos de primeros ministros, que son las claves en el ajuste de la política económica interna a la internacional. Los ministerios de la industria, del trabajo, los cargos de planificación, que habían sido construidos en un contexto de corporativismo nacional, tendían a estar subordinados a los órganos centrales de la política pública internacionalizada.

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La internacionalización del estado no está limitada a los países centrales de capitalismo avanzado.

 La Internacionalización de la Producción

 La internacionalización del estado está asociada con la expansión de la producción internacional. Esto significa que la integración de los procesos de producción a escala transnacional, con diferentes fases del mismo proceso, se está llevando a cabo en distintos países.

La producción internacional se expande a través de la inversión directa. Con la inversión directa, el control es inherente al proceso de producción en sí mismo y permanece en manos del generador de la inversión. La característica esencial de la inversión directa es la posesión, no de dinero, sino de conocimiento, en la forma de tecnología y especialmente en la capacidad para continuar desarrollado nueva tecnología, ej. filiales de entera propiedad, joint ventures con capital local, etc. La posesión formal es menos importante que la manera en la que varios elementos son integrados en el sistema de producción.

La inversión directa sugiere el predominio del capital industrial sobre el financiero.

 La Producción Internacional y La Estructura de Clases

 La producción internacional está movilizando fuerzas sociales y a través de estas fuerzas se pueden anticipar sus consecuencias políticas más importantes relacionadas a la naturaleza de los estados  y al futuro del orden del mundo. Como consecuencia de la producción internacional, es pertinente pensar en términos de una estructura de clase global en paralelo con las estructuras de clase nacionales o entrelazada a ellas. En el ápice de una estructura de clase global emergente está la clase gerencial transnacional, que es una clase en sí misma y para sí misma con su propia ideología, estrategia e instituciones de acción colectiva. Los miembros de esta clase no se limitan a aquellos que ejercen funciones a nivel global tales como ejecutivos de corporaciones multinacionales o funcionarios senior de agencias internacionales, sino que también incluye a aquellos que manejan los sectores con orientación internacional dentro de los países, los funcionarios de los ministerios de finanzas, los gerentes locales de empresas relacionadas con los sistemas de producción internacional, etc.

Los capitalistas nacionales deben ser distinguidos de la clase transnacional.

Los trabajadores industriales han sido doblemente fragmentados: podemos trazar una línea divisoria entre el trabajoreconocido y no reconocido. Los trabajadores reconocidos son aquellos que han alcanzado un nivel de relativa seguridad y estabilidad en sus trabajos y tienen algún tipo de perspectiva futura para el desarrollo de sus carreras. Son, en general, relativamente calificados, trabajan para grandes empresas y tienen sindicatos eficaces. Por el contrario, los no reconocidos tienen empleos inseguros, no tienen perspectivas para su desarrollo laboral, están menos calificados y tienen grandes obstáculos para desarrollar sindicatos eficaces. En general pertenecen a minorías étnicas de menor estatus, son inmigrantes o mujeres.

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La segunda línea divisoria dentro de los trabajadores de la industria está entre el capital nacional e internacional. Los trabajadores reconocidos en el sector de la producción internacional son aliados potenciales del capital internacional.

Los trabajadores reconocidos en el sector del capital nacional son más susceptibles a ser  atraídos por el proteccionismo y el corporativismo nacional.

El trabajo no reconocido ha cobrado particular importancia en la expansión de la producción internacional. Los sistemas de producción están siendo diseñados para hacer mayor uso de  trabajadores semi-calificados.

Como una fuerza de trabajo en los países del Tercer Mundo está movilizada por la producción internacional, los gobiernos de estos países han buscado con frecuencia evitar la posibilidad de esta nueva fuerza social mediante el desarrollo de sus propias organizaciones con conciencia social imponiéndole estructuras de corporativismo de estado bajo la forma de sindicatos establecidos y controlados pos los gobiernos o el partido político dominante.

 Sin embargo, aun si la industria se moviera rápidamente en el Tercer Mundo y los gobiernos locales fueran capaces de controlar su fuerza de trabajo industrial, la mayoría de las poblaciones no verían mejora alguna.

 Un problema importante para el capital internacional en su búsqueda de hegemonía consiste en cómo neutralizar los efectos de esta marginalización de un tercio de la población mundial para evitar así que la pobreza genere revueltas sociales.

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 Las Fuerzas Sociales, las Estructuras Estatales y Perspectivas Futuras para el Orden del Mundo

 Las fuerzas sociales generadas por los procesos de producción cambiantes son el punto de partida para pensar en los posibles futuros. Aunque otros resultados son posibles, podemos considerar tres resultados diferentes para el futuro del sistema del estado.

 1- La perspectiva para una nueva hegemonía basada en la estructura global del poder social generada por la internacionalización de la producción. Esto requeriría una consolidación de dos tendencias poderosas y relacionadas: El continuo predominio del capital internacional por sobre el nacional dentro de los países más importantes y la continua internacionalización del estado como así también el mantenimiento del monetarismo como ortodoxia de la política económica poniendo énfasis en la estabilización de la economía mundial en detrimento del cumplimiento de las demandas sociopolíticas a nivel nacional.

 La configuración interestatal de poder que podría mantener tal orden del mundo consiste en una coalición centralizada en los Estados Unidos, la República Federal de Alemania y Japón con el apoyo de otros estados OCDE y la posibilidad de que participen algunos de los países del Tercer Mundo más industrializados, como Brasil, y los principales países OCDE más conservadores y la posibilidad de una distensión estimulada que genere un mayor vínculo entre la esfera Soviética en la economía mundial de la producción internacional. La nueva división internacional del trabajo cumpliría con los reclamos de industrialización para dichos países. El conflicto social en los países centrales sería combatido a través del corporativismo empresarial. En los países periféricos, el conflicto social sería resuelto mediante una combinación de corporativismo estatal y represión.

 2-Otro resultado posible es una estructura hegemónica mundial de centros de poder encontrados/opuestos. Esto se desarrollaría a través de la supremacía de coaliciones neo-mercantilistas en varios países centrales que vincularan capital nacional y trabajo reconocido.

La posible forma estructural del mercantilismo dentro de los países centrales sería corporativismo a nivel industrial y a nivel nacional permitiendo una relación entre el capital nacional y el trabajo organizado con el gobierno con el fin de la creación e implementación de la política estatal. Los estados periféricos tendrían el mismo resultado que el mencionado en el punto 1 pero estarían más íntimamente relacionados con las economías de los países centrales.

 3- Un resultado más remotamente posible sería el desarrollo de un contra-hegemonía basada en una coalición del Tercer Mundo contra la dominación de los países centrales que apuntara al desarrollo autónomo de los países periféricos y a la culminación de la relación centro-periferia. Sin embargo la perspectiva de una contra-hegemonía radica en el desarrollo futuro de las estructuras estatales en el

    

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  Tercer Mundo

 La fuerza social dominante en estos países es lo que típicamente ha dado en llamarse “clase estatal”, una combinación de personal de partido, burocrático y militar junto con líderes sindicales que controla el aparato estatal y a través de él intenta ganar más control sobre el aparato productivo en el país. La orientación de la clase estatal es indeterminada. Pude ser conservadora o radical; puede luchar por un mejor trato dentro de la economía mundial de la producción internacional o puede buscar superar el desarrollo interno desigual generado por el capital internacional.

Las clases estatales de la primera orientación son susceptibles de incorporación a una nueva economía mundial hegemónica y al mantenimiento de las estructuras corporativistas estatales. La segunda orientación podría proveer el apoyo para la contra-hegemonía. Sin embargo, una clase estatal sólo puede mantener la segunda orientación si tiene el apoyo desde abajo bajo la forma de un verdadero populismo. La alternativa radical podría ser la forma de respuesta al capital internacional en los países del Tercer Mundo tanto como el neo-mercantilismo podría ser la respuesta en los países más ricos.

 Epílogo 1985

Stanley Hoffman dijo que las relaciones internacionales son una ciencia social americana (estadounidense). Esto no significa que el pensamiento americano tenga un solo molde. Creo que lo que es común es, primero, la perspectiva de los Estados Unidos como el país más importante dentro de las dos mayores potencias en el sistema y en consecuencia, el compartir una cierta medida de responsabilidad por la política de Estados Unidos y, en segundo lugar, la organización del debate alrededor de ciertos temas de debate obligatorios (poder versus moralidad, ciencia versus tradición)

Reinhold Niebuhr y Hans Morgenthau introdujeron una visión de la humanidad más pesimista y  orientada al poder en el marco de un país (Estados Unidos) condicionado por el optimismo del siglo XVIII y la creencia en el progreso del siglo XIX.

Richard Ashley ha narrado muy bien el proceso socializador a través del cual los sucesivos cohortes de graduados universitarios americanos han sido influenciados por esta rama de pensamiento. Sin embargo, Ashley no experimentó dicho proceso de formación profesional sino que su introducción a los procesos políticos internacionales fue a través de la práctica. El nunca se sintió responsable por la política de acción de los Estados Unidos ni de cualquier otro país así como tampoco quiso influenciarla. No obstante, sabía que su destino, como el de la humanidad, estaba profundamente marcado por aquello que no podía influenciar, lo que lo llevó  a aceptar su posición realista: el mundo político es, desde sus comienzos, un mundo dado: los hombres hacen la historia pero no bajo condiciones que puedan elegir (Marx)

Para cambiar el mundo debemos comenzar comprendiendo el mundo tal cual es. La comprensión es la palabra clave aquí. Los temas en la confrontación de enfoques se vinculan con los diferentes modos de conocimiento: el positivismo y el historicismo.

Como estos términos han sido utilizados con distintos significados, reitero el uso que yo les doy aquí.

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Con Positivismo me refiero al esfuerzo de concebir a las ciencias sociales  basadas en el modelo de la física. Esto implica formular una separación entre sujeto y objeto. La información política  consiste en hechos percibidos externamente provocados por la interacción de actores en un campo de acción. El campo en sí mismo tiene ciertas propiedades particulares que pueden ser llamadas “sistémicas”. El concepto “causa” se aplica dentro de tal marco de fuerzas. Los actores poderosos son “causas” de modificación en el comportamiento de actores menos poderosos.

Utilizo el término historicismo de manera diferente al de Giambattista Vico quien tenía un enfoque distinto del conocimiento de la sociedad. En este enfoque, las instituciones humanas están formadas por personas – no por los gestos individuales de “actores”sino por respuestas colectivas a una problemática percibida colectivamente que produce ciertas prácticas. Por lo tanto las instituciones y las prácticas deben ser entendidas a través de los procesos mentales cambiantes de sus creadores. En esta perspectiva hay una identidad de sujeto y objeto Las realidades objetivas que este enfoque incluye – el estado, las clases sociales, los grupos de conflicto a los que Gilpin se refiere en sus prácticas- están constituidos por ideas inter-subjetivas.

El método del materialismo histórico consiste en encontrar las conexiones entre el     esquema mental a través del cual las personas conciben la acción  y el mundo material que actúa como freno para la acción y para la manera de accionar. Los dos enfoques dan como resultado diferentes versiones del cometido de la ciencia. No hay discusión acerca de la adhesión de Waltz al enfoque positivista. Waltz establece claramente los objetivos de una ciencia positivista que consisten en desarrollar teorías que expliquen por qué las leyes observables contienen distintas esferas de actividad. Las leyes y las teorías fomentan el conocimiento  por encima de lo que sería la “mera descripción”

En la medida en que este enfoque aspira a una ciencia general de la sociedad, no puede discriminar entre tiempos y lugares. Yo creo que es esta la raíz de la mayor falencia del enfoque de Waltz señalada por sus críticos: la incapacidad que tiene su teoría de explicar la transformación estructural. Una ciencia general de la sociedad puede permitir variaciones en las tecnologías y en las capacidades relativas de los actores pero no en la naturaleza básica de los actores ni en su modo de interacción. La universalidad de estos atributos básicos del sistema social vienen a ser percibidos desde afuera de la historia y con anterioridad a ella.

El enfoque historicista de las ciencias sociales no concibe ninguna ley general o universalmente válida que pueda ser explicada por el desarrollo de teorías adecuadas generalmente aplicables. Para el historicismo, tanto la naturaleza humana como las estructuras de la interacción humana cambian, pero muy lentamente. La historia es el proceso de tal cambio. Por lo tanto, el enfoque positivista puede ser fructífero dentro de límites históricos definidos aunque no con las pretensiones universales a las que aspira. Por el contrario, el enfoque historicista puede conducir a una mejor apreciación de coyunturas históricamente específicas.

La elección entre estos dos enfoques depende de la idea que cada uno tiene del objetivo de la teoría. Ya he sugerido la teoría de la resolución de problemas y la teoría crítica.

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El potencial de desarrollo expresa un posible cambio de la estructura. La determinación de límites entre estructuras sucesivas se vuelve un problema importante de método. John Ruggie hizo referencia a la separación estructural entre el sistema mundial medieval y el moderno y también a la incapacidad del realismo estructural de Waltz para considerar y explicar esta transformación. Ruggie sospecha – y comparto estas sospechas – que la transformación del orden medieval al moderno no puede ser entendida solamente como una teoría general de sistemas internacionales sino que probablemente tenga que ser explicada en términos de estructuras de estado y modos de producción cambiantes.

He tratado de esbozar un programa de investigación. La importancia de dicho programa es estrictamente práctica. Me pregunto si los tiempos actuales son uno de esos momentos históricos cruciales entre estructuras de orden mundial y si la situación mundial actual tiene el potencial de desarrollo para un orden mundial diferente.

Pienso que ha habido otros  puntos de ruptura  y sugiero una sucesión de ordenes mercantilistas, liberales (pax britannica), neo-imperialistas y neoliberales (pax americana). Esta división en períodos (periodización) es una construcción intelectual  que guarda relación con el presente y es útil para comprender cómo los cambios en las prácticas económicas y políticas y en las relaciones de grupos sociales contribuyen a la génesis de los nuevos ordenes del mundo. El enfoque no es reduccionista en el sentido de que no explica todos los cambios mediante un único factor o grupo de factores sino que está basado en la noción de relaciones recíprocas entre fuerzas básicas que dan forma a la práctica social y política.

Ruggie también sugirió que el énfasis que pone Waltz en las capacidades de poder exclusivamente deja de lado la consideración de otros factores importantes que diferencian sistemas internacionales, particularmente la ausencia o presencia de hegemonía. En el discurso neorrealista, el término hegemonía se reduce a la única dimensión de dominio. El significado de hegemonía de Gramsci que yo he utilizado agrega un elemento ideológico e inter-subjetivo a la relación de poder. El concepto hegemónico tiene aplicación analítica tanto a nivel nacional como internacional.

 Difiero de Gilpin cuando sugiere que es posible distinguir un interés nacional del maremágnum de intereses particulares. Puedo aceptar esta afirmación si se entiende al interés nacional como un sentido hegemónico. Cuando se introduce el concepto de hegemonía, es necesario preguntarse cuál es la forma de poder subyacente al estado y qué produce este entendimiento particular del interés nacional.

 Una cuestión final: la naturaleza ideológica del pensamiento. Acepto que mi pensamiento está basado en una perspectiva particular. La ciencia para mí es una cuestión de rigor en el desarrollo de conceptos y en la evaluación de pruebas. Hay un inevitable elemento ideológico en la ciencia que yace en la elección del sujeto y de los objetivos a los que se somete el análisis. La problemática comienza cuando un determinado emprendimiento científico pretende trascender la historia y proponer una forma de conocimiento universalmente válida. El positivismo corre el riesgo de caer en la trampa de la ideología inconsciente.

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Hay dos conceptos opuestos en la historia, cada uno fundado intelectualmente en la separación de sujeto y objeto.  Uno es una separación metodológica en donde los hechos son concebidos como una serie infinita de datos objetivizados. Este enfoque busca leyes universales de comportamiento. El realismo estructural es una de sus representaciones. El otro enfoque ve a la subjetividad de los hechos históricos determinados por un proceso histórico objetivizado. Trata de descubrir las leyes del movimiento de la historia.