El Nacimiento Del Mundo Moderno - C. A. Bayly

18
1 BAYLY, Christopher A.- El nacimiento del mundo moderno, 1780-1914. Conexiones y comparaciones globales, Madrid, Siglo XXI, 2010, pp.219-235. CAPÍTULO 6. LA NACIÓN, EL IMPERIO Y LA ETNICIDAD, c. 1860-1900 Este capítulo considera el desarrollo del nacionalismo y el imperialismo a finales del siglo XIX, que fueron dos de las principales características definitorias de la época. Integra el debate de estas dos grandes pesadillas de la historiografía, pero también examina los pueblos, etnias y grupos religiosos excluidos por las naciones y marginados por los imperios. El capítulo sostiene que el despertar a finales del siglo XIX de un nacionalismo más vigoroso fue un fenómeno global. Surgió simultáneamente en gran parte de Asia, África y las Américas, y no primero en Europa, para luego ser exportado a «ultramar». En muchos casos, la marea del nacionalismo también surgió de las leyendas indígenas, los relatos y los sentimientos sobre la tierra y los pueblos, antes que ser una imposición maligna de Occidente. En el futuro, los historiadores del nacionalismo tendrán que poner al mundo extraeuropeó en el centro de sus análisis en vez de considerado un «añadido extra». Por último, el capítulo analiza los numerosos vínculos existentes entre las emergentes instituciones nacionales que empezaron a crear una sociedad civil internacional a finales del siglo XIX. Otra vez vemos la paradoja de la globalización. El endurecimiento de las fronteras entre naciones-estado e imperios a partir de 1860 impulsó a la gente a buscar formas de contactar, comunicarse e influirse, a través de esas fronteras. El nacionalismo (junto al imperialismo) es uno de los pocos temas históricos totalmente «teorizado». Nos será útil, pues, examinar las «teorías» del nacionalismo antes de estudiar las preguntas «¿Cuándo surgió el nacionalismo?» y «¿Quién o qué lo creó?».

description

El Nacimiento Del Mundo Moderno - C. A. Bayly

Transcript of El Nacimiento Del Mundo Moderno - C. A. Bayly

  • 1

    BAYLY, Christopher A.- El nacimiento del mundo moderno, 1780-1914. Conexiones y

    comparaciones globales, Madrid, Siglo XXI, 2010, pp.219-235.

    CAPTULO 6. LA NACIN, EL IMPERIO Y LA ETNICIDAD, c. 1860-1900 Este captulo considera el desarrollo del nacionalismo y el imperialismo a finales del siglo

    XIX, que fueron dos de las principales caractersticas definitorias de la poca. Integra el debate

    de estas dos grandes pesadillas de la historiografa, pero tambin examina los pueblos, etnias y

    grupos religiosos excluidos por las naciones y marginados por los imperios. El captulo sostiene

    que el despertar a finales del siglo XIX de un nacionalismo ms vigoroso fue un fenmeno

    global. Surgi simultneamente en gran parte de Asia, frica y las Amricas, y no primero en

    Europa, para luego ser exportado a ultramar. En muchos casos, la marea del nacionalismo

    tambin surgi de las leyendas indgenas, los relatos y los sentimientos sobre la tierra y los

    pueblos, antes que ser una imposicin maligna de Occidente. En el futuro, los historiadores del

    nacionalismo tendrn que poner al mundo extraeurope en el centro de sus anlisis en vez de

    considerado un aadido extra. Por ltimo, el captulo analiza los numerosos vnculos existentes

    entre las emergentes instituciones nacionales que empezaron a crear una sociedad civil

    internacional a finales del siglo XIX. Otra vez vemos la paradoja de la globalizacin. El

    endurecimiento de las fronteras entre naciones-estado e imperios a partir de 1860 impuls a la

    gente a buscar formas de contactar, comunicarse e influirse, a travs de esas fronteras.

    El nacionalismo (junto al imperialismo) es uno de los pocos temas histricos totalmente

    teorizado. Nos ser til, pues, examinar las teoras del nacionalismo antes de estudiar las

    preguntas Cundo surgi el nacionalismo? y Quin o qu lo cre?.

  • 2

    Teoras del nacionalismo

    Las teoras del nacionalismo fueron uno de los principales temas a debate para los

    historiadores de finales del siglo XX. Esto se debi, por una parte, a que el nacionalismo se

    negaba a desaparecer, como tendra que haber pasado segn las teoras socialistas que tanto

    influyeron a los historiadores, y, por otra, a que algunos historiadores se dejaron llevar por los

    escritos programticos de los tericos sociales sobre este tema. Esta seccin tratar de demostrar

    que estas teoras deben utilizarse ms como herramientas con que interpretar los hechos, que

    como teoras propiamente dichas. Sirven para esclarecer algn que otro caso de los nacionalismos

    de finales del siglo XIX, bien por separado, bien en su conjunto. Pero estas teoras no tienen el

    valor de prediccin, y ninguna de ellas puede, por separado, explicar la naturaleza, ni mucho

    menos la cronologa, de la aparicin del nacionalismo.1

    Un conjunto de ideas sobre el nacionalismo, derivado directamennte de la ideologa de los

    pensadores y patriotas del siglo XIX, mantiene que las naciones modernas surgieron de modo

    natural de las viejas comunidades unidas por lengua y cultura. La mayora de los nacionalistas

    culturales de hoy en da mantienen esta postura. Aseveran que los acontecimientos de finales del

    siglo XIX fueron slo el final de un proceso ms amplio por el cual los pueblos incipientes

    proclamaban su nacin y reclamaban un Estado que la garantizase. sta fue la legitimidad

    histrica que buscaron Garibaldi y Mazzini, los patriotas italianos, y tambin su mulo indio,

    Surendranath Bannerjea, que escribi acerca de naciones en creacin. Esta interpretacin

    naturalista de las naciones fue el mensaje proclamado en miles de novelas, peras e himnos

    nacionales que loaban el Volk alemn, le peuple franais o el Egipto para los egipcios. Es

    1 Un resumen muy perspicaz de la literatura britnica importante sobre el tema se encuentra en John Breuilly,

    Historians and the nation, en Meter Burke (ed.), History and Historians in the Twentieth Century (Oxford, 2002), pp. 55-87.

  • 3

    arquetpico de estas creaciones el poema Himno blico del poeta revolucionario griego Rigas

    Feraios: Cunto tiempo, hroes mos, viviremos en cautiverio, solos como leones en el monte,

    en los picos? Vivimos en cuevas y nuestros hijos abandonan la tierra como amargados esclavos.

    Mejor vivir libres una hora que cuarenta aos como esclavos.2

    A pesar del escepticismo intenso de los historiadores modernos, algunas candidatas a

    nacin de finales del siglo XIX, tanto dentro como fuera de Europa, podran reclamar un linaje

    ms antiguo que otras. No eran entidades vivas, en desarrollo, pero tampoco eran nuevas

    invenciones de demagogos populistas e intelectuales intolerantes. Este caso se dio cuando una

    vieja identidad patritica, una homogeneidad lingstica y religiosa y una patria compacta y

    tnica coincidan. Adrian Hastings aplica esto a Francia y Gran Bretaa.3 Los historiadores de

    Vietnam, Sri Lanka y Japn mantienen que all pas algo parecido. En otro contexto, T. C. W.

    Blanning ha analizado el profundo sentido de identidad, casi chovinista, del nacionalismo cultural

    alemn mucho antes del siglo XIX, que trascendi las fronteras de los principados.4 Las lites de

    algunas regiones indias tambin parecen haber forjado una identidad patritica basada en la

    religin popular, el idioma y la resistencia ante los invasores de principios de la Edad Moderna.

    Los lderes nacionalistas de finales del siglo XIX adoptaron estas tradiciones e historias vivas y

    edificaron sobre ellas intentando consolidar estados nacionales modernos contra los enemigos

    internos y externos. Parece persuasiva la idea del terico A. D. Smith sobre la continuidad entre

    lo que l llama etnias esto es, antiguas zonas de lengua y cultura comn y las naciones

    modernas.5

    2 Citado por B. Jelavich, A History of the Balkans, vol. 2: Eighteenth and Nineteenth Centuries (Cambridge, 1983),

    p. 197. 3 Hastings, Construction of Nationhood.

    4 Blanning, Culture of Power.

    5 Su ltima sntesis es Anthony D. Smith, Nationalism and Modernism (Londres, 1998).

  • 4

    Sin embargo, los historiadores modernos, a diferencia de sus precursores del siglo XIX,

    son muy escpticos respecto a estas ideas y la mayora argumenta que las naciones fueron

    construidas recientemennte por las fuerzas polticas o por la imaginacin y que no crecieron

    como organismos vivos. Y no hay duda de que a finales del siglo XIX lo que ms se notaba en

    muchas regiones fue este tipo de sentimientos nacionalistas promovidos por el Estado. Por eso el

    debate ha girado sobre las condiciones que permitieron a las lites inventarse o construir las

    naciones. En la dcada de 1980, muchos historiadores profesionales siguieron al antroplogo y

    filsofo Ernest Gellner,6 que mantuvo que el nacionalismo estaba estrechamente vinculado a la

    industrializacin y a la urbanizacin. Plante que en la Europa del siglo XIX y comienzos del

    XX, y en Asia y frica a partir de la dcada de 1930, fue la gente reunida en los nuevos centros

    urbanos la ms propensa a considerarse pueblos unidos y reclamar un Estado. Por ejemplo, la

    amalgama de hngaros, serbios e italianos de la Viena decimonnica, compitiendo para hacerse

    con el trabajo y con los recursos, dej ms claras las diferencias entre estas razas e impuls sus

    deseos de autonoma nacional.

    La teora de Gellner fue, pues, una teora de modernizacin. Consider el nacionalismo

    como el equivalente funcional poltico del capitalismo, la industrializacin, la familia nuclear y el

    individualismo posesivo, fuerzas que estaban supuestamente en marcha para dominar el mundo

    en fases regulares. Desde este punto de vista, el nacionalismo se extendi de Oeste a Este y Sur,

    llegando, finalmente, a frica en el siglo XX, el ltimo continente en el que penetraron el

    capitalismo y la urbanizacin. Predeciblemente, la teora de Gellner funciona mejor en las

    sociedades del centro y este de Europa, que eran las que l tena en mente. As, la confrontacin

    entre checos, alemanes y hngaros en el Imperio Austro-hngaro tuvo lugar en un periodo de

    6 Ernest Gellner, Nations and Nationalism (Oxford, 1983).

  • 5

    urbanizacin rpida. Por ejemplo, la poblacin de Praga aument de 157.000 personas en 1850 a

    514.000 en 1900.7 Tambin describe bien el caso alemn y el de Italia, por lo menos en lo que

    respecta al Piamonte como nuevo centro industrial. Sin embargo, hubo muchos casos en los que

    surgieron enrgicos movimientos nacionales en sociedades de industrializacin relativamente

    baja.

    Los escritores que no se dejaban convencer por el avance del capitalismo y el

    individualismo arguyeron, despus del libro de Gellner, que el nacionalismo era un producto del

    mismo Estado, la obra de un principio puro de poder. Como dice Eric Hobsbawm, el

    nacionalismo sigue al Estado y no al revs.8 l y John Breuilly,9 ms que otros, han argumentado

    que el nacionalismo fue creado por una poltica consciente de las nuevas lites polticas a finales

    del siglo XIX. Los estados promovan la enseanza popular, definan la ciudadana y sus

    obligaciones, contaban y encarcelaban a las personas. Su sentimiento de urgencia se vio

    reforzado por las necesidades del capitalismo, el auge del socialismo, el activismo de la clase

    obrera y el miedo a la criminalidad. Fue un periodo en el cual los gobiernos empezaron a censar a

    la poblacin y a controlar la inmigracin y la emigracin ms de cerca mediante el sistema de

    pasaportes. Todo esto estaba consciente o inconscientemente dirigido hacia el refuerzo del

    sentimiento nacionalista y obligaba a la gente de las fronteras a elegir una nacin-estado u otra.

    Incluso los Estados Unidos de finales del siglo XIX encajan en este modelo.

    Un corolario de esta teora, ms que una teora en s misma, lo formul Benedict

    Anderson en la dcada de 1980.10 Era una perspectiva ms antropolgica, que resaltaba la

    importancia de la imaginacin y el sentimiento compartido a la hora de inventar el nacionalismo

    7 Lieven, Empire, p. 83.

    8 E. J. Hobsbawm, Nations and Nationalism since 1780 (Cambridge, 1990).

    9 John Breuilly, Nationalism and the State (Manchester, 1993).

    10 Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (Londres, 1991).

  • 6

    ms que los cambios en el poder y en los recursos. Las naciones eran comunidades imaginadas

    creadas por el capitalismo impreso. La difusin de libros y peridicos por todo el mundo cre

    un sentimiento de pertenencia comn en las mentes de las lites y, ms adelante, de la gente

    normal que los lea. La postura de Anderson tiene una gran ventaja. Explica por qu el pueblo de

    las zonas que no haban estado sometidas al capitalismo, a la urbanizacin industrial, ni siquiera a

    un Estado fuerte, empez a proclamar su nacin. Por eso su obra, basada en un estudio de la

    Indonesia holandesa, ha sido muy popular entre los historiadores del frica y del Asia del siglo

    XIX.

    Una versin completa del surgimiento de los nacionalismos competitivos de finales del

    siglo XIX debe incorporar todas estas teoras discretas como precondiciones. Algunas tienen

    ms peso en ciertos casos que otras. As, por ejemplo, el despertar de los movimientos

    nacionalistas en las an sociedades agrarias de Asia, Oriente Medio y el norte de frica antecedi

    la urbanizacin industrial moderna e incluso la difusin del capitalismo impreso. En estas

    sociedades, la urbanizacin raramente alcanz un 10% antes de finales del siglo XIX, y el

    alfabetismo masculino un porcentaje algo menor.

    De hecho, tampoco fue solamennte una condicin para el mundo extraeuropeo. Hay que

    recordar que incluso en 1848, cuando algo que podramos llamar nacionalismo ya estaba en

    marcha, en Alemania el 75% de la poblacin an viva en el campo y la poblacin urbana estaba

    formada principalmente por funcionarios y artesanos a la vieja usanza.

    De nuevo, el nacionalismo surgi no como un acontecimiento, sino ms bien como un

    proceso. Si seguimos las teoras de John Breuilly y Eric Hobsbawm, el sentimiento informe de

    nacionalidad derivado de memorias y tradiciones de patriotismos anteriores fue moldeado y

    afilado por la maquinaria del poderoso nuevo Estado. Esto no significa que el Estado creara el

    sentimiento nacionalista de la nada. En Estados Unidos, por ejemplo, la guerra civil forj de

  • 7

    modo ms firme un sentimiento de nacionalidad norteamericana, por lo menos entre la poblacin

    dominante del Norte. A partir de 1865, la palabra nacin empez a utilizarse ms en el

    continente norteamericano.

    Este ltimo ejemplo nos recuerda una condicin del surgimiento del nacionalismo que ha

    sido marginada en la mayora de las teoras principales: la importancia del conflicto blico,

    sobre todo entre estados, pero tambin entre la poblacin de un solo Estado. El nacionalismo se

    intensific durante el siglo XIX como consecuencia de la guerra y la invasin. El nacionalismo se

    defina comparndose con otros. La experiencia de un servicio militar compartido, con una

    educacin bsica entre la tropa, y el liderazgo de la lite transformaron a muchos campesinos y

    trabajadores en nacionalistas. A su vez, este nacionalismo militarizado sola desembocar en ms

    guerras e invasiones. Las guerras mundiales de finales del siglo XVIII aceleraron el proceso que

    transform los patriotismos regionales del viejo orden en nacionalismos agresivos y excluyentes.

    Las mltiples crisis de mediados del siglo XIX, no slo en Europa, sino tambin en las Amricas,

    Oriente Medio y Asia, confirmaron esa transicin. La nueva maquinaria industrial y las

    comunicaciones descritas en el captulo anterior crearon una comunidad nacional ms visible o

    menos factible.

    Cuando surgi el nacionalismo?

    Para los historiadores, aunque generalmente no para los tericos, la cronologa del

    surgimiento del nuevo nacionalismo a nivel global es importante. Hay que explicarlo. Como ya

    hemos dicho, se supone muchas veces que el nacionalismo fue un sentimiento que pas de

    pueblos blancos supuestamente avanzados a pueblos menos avanzados de Asia y frica. Hay que

    modificar esta teora de la difusin. Es cierto que muchos africanos subsaharianos vivan en

    comunidades locales o regionales sin jerarquas sociales profundas en las que la identidad

  • 8

    nacional ms amplia era irrelevante. Pero incluso aqu, a mediados del siglo XIX, los

    intelectuales locales que escriban en su propia lengua respondieron a la propagacin de la Biblia

    por parte de misioneros reclamando los derechos de los pueblos africanos. Adems, hacia la

    dcada de 1880, en India y en Egipto existan movimientos independentistas importantes, y sobre

    1900 aparecieron en otras partes de Asia. En muchos aspectos, Japn ya era una nacin-estado en

    1868, antes del final del rgimen Tokugawa. Probablemente tuviera un sentimiento nacionalista

    tan fuerte como el de la Alemania contempornea, y mucho ms desarrollado que el de Italia. No

    debemos exagerar el contraste con Europa. Al fin y al cabo, muy pocos de los revolucionarios

    nacionalistas de Europa en 1848 tuvieron un apoyo generalizado. Como comenta Jonathan

    Sperber11, aquel ao el peridico nacionalista rumano ms importante slo tena 250 suscriptores.

    Sin olvidar esto, parece posible establecer unos periodos de cambio a nivel mundial y no

    slo para Europa. Las dos crisis mundiales vinculadas de 1780-1815 y 1848-1865 impulsaron las

    incipientes identidades nacionales. Por lo general se acepta que las conquistas de Napolen en

    Europa impulsaron la identidad nacional en Alemania, Italia y Rusia. Tambin las invasiones

    francesa y rusa alertaron a los otomanos, egipcios y norteafricanos de su vulnerabilidad y de la

    necesidad de reorganizar sus sociedades. Dos generaciones despus, las guerras eurasiticas de

    mediados del siglo XIX convencieron a la clase dirigente del ltimo periodo Tokugawa de Japn

    de la necesidad de reforzarse. La rebelin de 1857 en India y la posterior invasin britnica

    obligaron a los comerciantes y profesionales de las regiones de la costa a reconsiderar su

    situacin dentro del imperio.

    Sin embargo, este sentimiento de nacionalidad agudizado y ampliado no fue una mera

    consecuencia de la oleada de guerras globales. Tambin reflejaba las nuevas oportunidades para

    11 Sperber, European Revolutions, p. 97.

  • 9

    la comunicacin interregional y el intercambio y la adaptacin de las ideologas. En la dcada de

    1820, el reformador indio raj Ram Mohun Roy pudo leer sobre las revoluciones

    postnapolenicas en Europa en los peridicos de lengua inglesa de Calcuta y empez a escribir

    sobre la autodeterminacin nacional. Antes de 1914, Nguyen Ai Quoc, alias Ho Chi Minh, ley

    las ideas de Thomas Jefferson, el padre fundador de los Estados Unidos, en sus libros de francs

    del colegio. Estas ideas no se desplazaban slo de Occidente hacia los dems. Incluso en la

    dcada de 1880, la modernidad hbrida y propia de Japn se haba convertido en un modelo

    importante para otros nacionalistas africanos y asiticos.

    Las historias clsicas de Europa describen el final del siglo XIX como un periodo de

    alianzas y tensiones entre naciones-estado recin industrializadas. Estas naciones proyectaban

    fuera su podero disfrazado de nuevo imperialismo, que se hizo evidente en la reparticin de

    frica. Esto sigue siendo verdad, aunque fue un proceso global y no meramente europeo. A partir

    de 1860, los lderes polticos tanto de dentro como de fuera de Europa extendieron rpidamente

    su proyecto de creacin de naciones-estado. Hacia 1870, Italia estaba unida bajo el liderazgo de

    un Piamonte que se industrializaba y modernizaba rpidamente, tras la intervencin de Francia y

    Prusia contra Austria, su antiguo amo. Aunque los terratenientes conservaban mucha influencia,

    sobre todo en el sur, una pequea clase media industrial, con sede en Miln y Turn, que

    conscientemente adopt el dialecto toscano como lengua italiana, proporcion al pas un nivel de

    unidad. Alemania se unific en 1871, tras las victorias militares de Prusia sobre dos de los

    antiguos dueos de las regiones germanohablantes, Francia y Austria. Aunque los pueblos

    alemanes sentan lealtad hacia sus patrias chicas, la cultura y el idioma comunes y su creciente

    papel en el mundo exterior unific a los terratenientes del este, los burgueses del valle del Rin y

    los campesinos catlicos del sur.

  • 10

    En el mismo periodo; un rpido cambio social y el restablecimiento de la Unin en los

    Estados Unidos dieron lugar a un sentimiento nacional norteamericano ms potente. Los

    dominios britnicos de Canad, Australia y Nueva Zelanda se convirtieron en estados federados

    entre 1860-1901. Mientras tanto, en Japn, los jvenes reformadores remodelaron la autoridad

    del emperador Meiji para convertirlo en el centro de la nacin. En el este de Europa, el

    paneslavismo, impulsado por una Rusia ms enrgica, empez a dividir las zonas europeas del

    Imperio Otomano en pequeos principados cristianos, beligerantes a partir de la guerra de los

    Balcanes de 1878. Cuando Gran Bretaa ocup Egipto en 1882, tuvo que luchar contra una

    coalicin de militares, clrigos y terratenientes, claro sntoma de la nueva identidad de lo que

    haba sido una provincia del sur del Imperio Otomano. En Asia se fund el Congreso Nacional de

    la India en 1885 y, a partir de la dcada de 1890, jvenes chinos de las zonas costeras y del

    extranjero empezaron a criticar enrgicamente a los manches, otra prueba de que las nuevas

    lites asiticas trataban de crear sus propias naciones-estado.

    La nacin de quin?

    Aunque la guerra y los cambios sociales impulsaron simultneamente el nacionalismo, es

    importante recordar que cada caso presentaba una comunidad nacional ambigua y con mucho

    debate alrededor. No es buena idea leer retrospectivamente e interpretar los nacionalismos de

    finales del siglo XIX, y mucho menos los anteriores, del mismo modo que los modernos. La

    autonoma irlandesa, por ejemplo, para los nacionalistas irlandeses de las dcadas de 1880 1890

    no requiri una nacin-estado separada. Miles de irlandeses, incluidos muchos catlicos,

    lucharon en los ejrcitos britnicos en las dos guerras mundiales. Los lderes de las colonias

    britnicas blancas tambin fueron leales a su vinculacin con Gran Bretaa, aunque la

    integracin socioeconmica empezaba a crear nacionalismos regionales en Australasia y Canad

  • 11

    ya a comienzos de la guerra de Sudfrica de 1899. En un contexto muy diferente, los impulsores

    de lo que se denomin nacionalismo egipcio empezaron a gritar Egipto para los egipcios!

    durante los aos de intervencin europea a partir de 1876. Sin embargo, muchos de ellos seguan

    siendo patriotas otomanos para los que Estambul era el centro del mundo. A partir de 1896,

    algunos nacionalistas chinos denunciaban a los manches ignorando el hecho de que esta

    categora era en parte una invencin de la propia dinasta manch Qing. Sin embargo, esa

    divisin tnica slo cobr importancia a partir de la invasin japonesa de Manchuria en la dcada

    de 1930. Aunque muchos intelectuales y estadistas empezaron a hablar de la nacin a partir de

    1860, eso no signific que hubiera consenso sobre lo que era la nacin ni sobre a quin

    perteneca.

    Sin embargo no hace falta que nos escondamos en la ambigedad. Podra ser de utilidad

    clasificar los nacionalismos en un espectro. Esto nos facilitar especificar momentos histricos

    clave. En un extremo del espectro se encuentran los nacionalismos que surgieron de los viejos

    patriotismos me refiero a comunidades con una religin e idioma relativamente homogneos.

    A menudo, estaban reforzados por una larga tradicin de Estado centralizado y buen gobierno.

    Inglaterra, Francia, Japn y, en menor grado, la Maharashtra india y Sri Lanka entran en esta

    categora. Irlanda tena un sentimiento patritico antiguo durante los siglos XVII y XVIII, pero

    esa identidad era bastante diferente al nacionalismo catlico masivo de finales del siglo XIX.

    Tambin se daba en parte del norte de Vietnam, en la zona que los franceses llamaron

    Annam. En estas zonas, los lderes pudieron promover formas ms activas de nacionalismo a

    finales del siglo XIX precisamente porque pudieron arraigarlas en un sentimiento ya existente de

    tradicin comn, resaltando el idioma y la cultura comunes adems de los viejos vnculos

    interregionales. En estas reas, el nacionalismo de finales del siglo XIX no era una mera creacin

  • 12

    de las clases dirigentes y del Estado que se difundiera hacia abajo.12 Los integrantes de los grupos

    ms pobres y subordinados tambin queran participar en lo que consideraban su nacin. A veces,

    los emigrantes de fuera de las fronteras de los estados jugaron un importante papel al estimular el

    deseo de tener un territorio nacional unido. Los emigrantes irlandeses en Estados Unidos y

    Australia, o los emigrantes chinos en Hawai y el sudeste asitico, por ejemplo, jugaron un papel

    importante en el surgimiento del nacionalismo irlands y chino, respectivamente. Este tipo de

    nacionalismo queda claramente dentro de la categora definida por A. D. Smith, Adrian Hastings

    y otros, que son escpticos respecto a la idea de que el nacionalismo es una construccin

    reciente.

    En el otro extremo del espectro estn los nacionalismos creados por el Estado, al contrario

    que los estados creados por los viejos patriotismos. Gran Bretaa, a diferencia de Inglaterra, se

    forj durante las largas guerras contra Francia, y sobre todo durante la crisis mundial de 1780-

    1820, como ha demostrado Linda Colley. El nacionalismo belga lo foment el gobierno tras la

    creacin del Reino de los Belgas en 1831 reuniendo una coleccin de provincias polglotas del

    norte de Europa. El nacionalismo latinoamericano tambin lleg despus y no antes de la

    creacin de estados independientes en las dcadas de 1820 y 1830. Es verdad que ya en 1760 la

    gente alfabetizada y los terratenientes tenan un sentimiento de su criollidad, de ser americanos

    y no espaoles. Pero no se daba el sentimiento de ser colombiano o venezolano de hecho,

    los nombres fueron inventados posteriormente. Tambin en Estados Unidos exista un ideal de

    compromiso patritico anterior a 1860, pero fue la guerra civil y la creciente, aunque todava

    limitada, participacin estadounidense en los asuntos mundiales tras esa fecha lo que impuls un

    nacionalismo norteamericano ms robusto.

    12 Vase el importante texto de Robert Wiebe, Imagined communities: nationalist experiences, Journal of the

    Historical Society, 1, 1 (primavera de 2000), pp. 33-63.

  • 13

    En medio del espectro se encontraban grandes estados cuyos lderes no saban si fomentar

    o suprimir a los diferentes lderes protonacionalistas que surgan en sus territorios a finales del

    siglo XIX. Los gobernantes de Rusia, Austria-Hungra, el Imperio Otomano y China tuvieron que

    afrontar el problema de que si apoyaban a un tipo de nacionalismo en un sector de la poblacin,

    sobre todo si ste era el sector dominante, el imperio poda desmoronarse. Si, por el contrario, no

    daban a los lderes nacionalistas lo que pedan, los gobernantes corran el riesgo de volverse

    polticamente irrelevantes. Analizaremos estos casos ms detalladamente en el prximo captulo.

    Perpetuar el nacionalismo: memoria, asociaciones nacionales y prensa

    Los orgenes de la nacin se han analizado ms que su duracin. ltimamente, sin

    embargo, los historiadores se han interesado por cmo representaba y entenda la gente comn

    el concepto de nacionalidad. Los recuerdos de la brutal experiencia de los conflictos armados

    fueron tan importantes para impulsar el nacionalismo como los conflictos en s. La memoria, las

    tradiciones, la enseanza13 y la aparicin de la poltica nacional consiguieron que el sentimiento

    agudizado de nacionalidad se transmitiera de generacin en generacin. Los lugares de la

    memoria campos de batalla, cementerios, casas de los libertadores nacionales, estatuas de

    patriotas y mrtires crearon un paisaje sagrado del nacionalismo. El intento de conectar e

    implantar estos recuerdos histricos en la memoria colectiva fue especialmente intenso despus

    de las guerras de mediados del siglo XIX. La nueva Tercera Repblica francesa ret a los

    monrquicos, bonapartistas y a la Iglesia a instaurar una celebracin pblica de la Toma de la

    Bastilla. A lo largo y ancho de Francia se dedicaron calles a los hroes de la ilustracin y de la

    Revolucin de l789. En Estados Unidos decoraron Washington DC con monumentos a los hroes

    13 Franois Furet y Jacques Ozouf, Reading and Writing Literacy in France from Calvin to Jules Ferry (Cambridge,

    1982).

  • 14

    de la Unin, incluido uno a los soldados negros que murieron en su defensa. En la Italia unificada

    desarrollaron un enorme culto a las figuras de Garibaldi y del rey Vctor Manuel, cuyas estatuas

    ecuestres todava se pueden ver trotando y galopando por las plazas de cientos de ciudades y

    pueblos italianos.

    La insistencia del Estado en el servicio militar, producto de las guerras europeas de

    unificacin, imprimi un sentimiento de destino nacional en la mente de las generaciones

    venideras. Los libros escolares, las novelas romnticas, los atlas, los entretenimientos pblicos y

    los desfiles militares y navales sirvieron para mantener vivo ese sentimiento. Tambin fuera de

    Europa, los lderes avivaban el fuego con la memoria de los viejos patriotas de la resistencia. La

    tradicin de la resistencia vietnamita contra los chinos, y la japonesa contra los mongoles, se

    inclua en los discursos y libros nacionalistas de finales del siglo XIX.

    La lucha racial y la movilizacin militar de las naciones haban sido los temas

    principales de la crisis de mediados de siglo. Estos conflictos potenciaron el nacionalismo. Pero

    cmo concordaba la teora poltica de la nacin-estado liberal con esto? Otra causa de la

    revolucin de 1848 en Europa y de la Guerra de Secesin americana haba sido la de conseguir la

    representacin poltica para todos. Desde hace tiempo, se vienen reconociendo a la poltica

    popular y al deseo democrtico como el lado ms brillante de la opaca fuerza del nacionalismo.

    La paradoja de que la bsqueda de la igualdad ciudadana condujera a menudo a una autocracia

    estrecha y nacionalista se ve en la frase dictadura plebiscitaria que se usaba respecto de

    Napolen III, el defensor de las barricadas de 1848, convertido ahora en emperador. Hasta qu

    punto podemos ver el crecimiento de la democracia popular como impulsor de los nuevos

    nacionalismos posteriores a 1860?

    A primera vista, no podemos. El nacionalismo de los lderes de las nuevas Alemania e

    Italia, Bismarck y Cavour, les llev a ser ms cautelosos con la idea de la extensin del gobierno

  • 15

    representativo que los lderes de la primavera de los pueblos de 1848. Tanto los liberales

    aristocrticos como los hombres de sangre y hierro recelaban del control que ejercan sobre las

    masas los curas y los socialistas. En Norteamrica, la liberacin de los esclavos no supuso que se

    les concediera el derecho a votar, y los blancos regionales celebraron votaciones fraudulentas. La

    lite britnica se opuso a la idea de extender el derecho a voto en parte por lo que vean en la

    tirana de Napolen III en Francia14. Representar intereses por medio de un parlamento estaba

    bien visto, pero los lderes polticos asociaban la democracia con la opresin. En la nueva

    Alemania, donde el derecho a voto estaba bastante extendido, el apoyo electoral contaba para

    poco en los rganos gubernamentales. En otras partes, el derecho a voto era muy limitado y slo

    se arrancaba con dificultad a los reluctantes gobiernos; en el caso de Rusia se arranc a la fuerza

    en 1905. Los sbditos no europeos de los poderes coloniales tenan, como mucho, un pequeo

    electorado local o alguna pequea concesin que les permita gobernar asuntos locales segn la

    vieja usanza. Por ejemplo, en la dcada de 1880, el gobierno liberal britnico estableci juntas

    municipales y de distrito en la India, en las que poda votar una minora de notables locales.

    Incluso aunque la soberana popular jugara slo un pequeo papel en el desarrollo del

    nacionalismo a partir de 1860, este periodo s vio el surgimiento de partidos polticos nacionales.

    stos solan proyectar acontecimientos locales a escala nacional y presentaban la poltica

    nacional al pueblo, si bien ste no poda votar. La movilizacin del pueblo por medio de partidos

    polticos y grupos de presin para atraer y dar sentido al Estado surgi en el contexto de la

    prdida de legitimidad por parte de la realeza y la aristocracia a partir de 1789. Este proceso,

    como ya comentamos en el captulo 4, se vio interrumpido pero no detenido a partir de 1815. El

    corolario de esta situacin fue la expansin masiva de los grupos de presin social y poltica,

    14 J. P. Parry, The impact of Napoleon III on British politics, 1851-1880, Transactions of the Royal Historical

    Society, 6 ser., II (2001), pp. 147-175.

  • 16

    desde sindicatos hasta grupos religiosos, pasando por asociaciones de mujeres todos los cuales

    reclamaban como su circunscripcin la nacin entera. Adems de por la lite en lo ms alto,

    el nacionalismo se vio reforzado por las constantes reivindicaciones de legitimidad nacional de

    estas asociaciones sectoriales. As, incluso en los descentralizados Estados Unidos, la arena

    poltica nacional se torn ms importante tanto para Republicanos como para Demcratas cuando

    los cambios econmicos y tecnolgicos empezaron a poner en contacto diferentes zonas de la

    Unin.

    En Gran Bretaa, el Partido Liberal surgi de la aglomeracin de asociaciones

    inconformistas y reformadoras bajo el liderazgo de W E. Gladstone. Cuando se extendi el

    derecho a voto a los trabajadores a partir de 1884, el Partido Conservador empez a buscar su

    apoyo por primera vez. Consecuentemente, los smbolos nacionales y las apelaciones al inters

    nacional empezaron a ser una parte cada vez ms importante del juego electoral britnico, y

    tambin, de hecho, del enrgico mundo de las asociaciones de voluntarios del pas. En Alemania,

    los partidos polticos tenan poca influencia en los ministros, y los conflictos entre los

    conservadores, el Partido Central Catlico y, ms adelante, los socialdemcratas se situaban en

    un mbito nacional. En el imperio ruso, donde apenas exista la poltica popular antes de 1905,

    las facciones burocrticas y los intereses polticos patrimoniales que queran mostrar su apoyo se

    vieron obligados a hacer campaa y crear opinin en las provincias, en Siberia y en Ucrania. Este

    creciente sentimiento de rusidad entre las lites de las principales ciudades creaba problemas

    con los nacionalismos emergentes de polacos, lituanos y finlandeses urbanos. En el mundo de las

    colonias, el electorado era minsculo, si es que exista. Sin embargo, hacia la dcada de 1880 ya

    existan grupos de presin y partidos nacionales en los imperios coloniales britnico, francs y

    holands.

    Otro cambio posterior que foment la adhesin a los partidos polticos nacionales fue la

  • 17

    expansin de los medios de comunicacin, sobre todo de peridicos, que apelaban a un inters

    nacional. Vuelve a ser muy relevante la teora de las comunidades imaginarias de la prensa que

    expuso Benedict Anderson, no porque los medios crearan el nacionalismo, sino porque lo

    difundieron y generalizaron. Hasta 1840, la prensa europea haba sido sobre todo provincial y

    responda a los intereses y necesidad de informacin de pequeos grupos de lectores. A partir de

    1860 hubo un impresionante crecimiento en las publicaciones masivas y los nuevos peridicos

    sindicados alcanzaron una circulacin millonaria; la mayora de ellos iban dirigidos al mercado

    nacional. Los barones de la prensa, como el radical britnico W. T. Stead y el norteamericano

    William Randolph Hearst, vean en los peridicos un medio para educar a los trabajadores en sus

    obligaciones como ciudadanos. La revolucin de las comunicaciones tambin tuvo un efecto

    importantsimo en las aspiraciones de los pueblos extraeuropeos. Por ejemplo, la revolucin

    constitucional de Persia en 1909 slo fue posible gracias al telgrafo, que comunicaba los

    diferentes ncleos de poblacin separados por desiertos y montaas. Esto cre un fuerte

    sentimiento de esfuerzo nacional compartido.

    Los efectos polticos de estos avances fueron ambiguos. Adems de fortalecer la sociedad

    civil nacional, reforzaron los gobiernos nacionales. Como tantas veces pasa con el desarrollo de

    los medios de comunicacin, la demanda inicial de libertad de expresin se vio frustrada con la

    implementacin de poderosas medidas de control. Los gobiernos se hicieron protectores de las

    lneas telegrficas. Sindicatos de prensa como Reuters controlaban y difundan las noticias. Estos

    controles tendan a asegurarse de que los gobiernos y las lites polticas nacionales no tuvieran

    que leer nada que pudiera disgustarles. El corresponsal de guerra, cuyos artculos que describan

    la brutalidad y agresividad del enemigo aparecan en la mesa del desayuno de la clase media de

    todos los pases importantes, fue el heraldo del nacionalismo combativo. Por ejemplo, el poltico

    liberal y populista Winston Churchill empez siendo corresponsal de guerra en las guerras

  • 18

    africanas de Gran Bretaa. Porque incluso en Gran Bretaa y Estados Unidos, donde un

    sentimiento de identidad nacional que haba existido desde haca tiempo consigui asfixiar al

    nacionalismo ms agresivo, las acciones agitadoras de los partidos polticos y el acoso verbal de

    la prensa empezaban a crear un enrgico chovinismo. Antes de la Guerra de Cuba de 1898, la

    prensa estadounidense cre una oleada de antipata hacia Espaa. La enrgica campaa de prensa

    contra los bers, los alemanes o los franceses que acompa la guerra en Sudfrica (1899-1902)

    y la tensin anglo-francesa en el centro de frica prepararon la opinin pblica britnica para los

    cada vez ms profundos conflictos europeos de comienzos del siglo XX. Por otra parte, los

    pueblos colonizados se entregaron a los nuevos medios con avidez. Los nacionalistas de la India

    lean el Review of Reviews de Stead, mientras que los nacionalistas norteafricanos

    bombardeaban a las autoridades britnicas y francesas con telegramas.