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El nacimiento de una sensibilidad política. Cultura antifascista, comunismo y nación en la Argentina: Entre la AIAPE y el Congreso Argentino de la Cultura, 1935-1955 Author(s): Ricardo Pasolini Source: Desarrollo Económico, Vol. 45, No. 179 (Oct. - Dec., 2005), pp. 403-433Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3655905Accessed: 05-09-2015 18:07 UTC

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Desarrollo Economico, vol. 45, N? 179 (octubre-diciembre 2005)

EL NACIMIENTO DE UNA SENSIBILIDAD POLITICA. CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y

NACION EN LA ARGENTINA: ENTRE LA AIAPE Y EL CONGRESO ARGENTINO DE LA CULTURA,

1935-1955

RICARDO PASOLINI*

Introducci6n

En la Argentina, la experiencia del antifascismo pareciera un "no acontecimien- to". No s6lo porque el problema del antifascismo ha estado casi ausente en las pre- ocupaciones de la historiografia politica local, sino porque aun en la memoria de las familias politicas y culturales que generaron, se asociaron o dinamizaron los t6picos del antifascismo durante la entreguerra (sobre todo comunista, socialista y radical), esta manifestaci6n se presenta en un nivel de secundariedad respecto de otros pro- cesos politicos en los que el papel de las dirigencias partidarias, o bien, de las organizaciones obreras, juega un rol preponderante en la construcci6n de las identi- dades politicas. En algun sentido, los trabajos que incluyen esta tematica provienen de la lectura de militantes politicos que intentan explicar desde adentro las opciones del pasado (y desde afuera como un ajuste de cuentas con las originales organiza- ciones de pertenencia), sea para justificarlas -6ste parece ser el caso del Esbozo de historia del Partido Comunista de la Argentina (1947), Nuestro camino desemboca en la victoria (1954), de Victorio Codovilla, y el mas cercano Historia del Partido Comu- nista (1988) de Oscar Ar6valo-, o bien para impugnarlas, como Rodolfo PuiggrOs en su Historia critica de los partidos politicos argentinos (1968), donde las opciones antifascistas del Partido Comunista (PCA) son identificadas como el mayor de los obstAculos de la izquierda comunista para arribar al descubrimiento de lo nacional.

De este modo, el antifascismo como t6pico periferico en la memoria politica derrota a lo que en l6 hubo de clima de 6poca. Asi todo, desde la historia profesional algunos trabajos recientes han comenzado a interrogarse sobre el problema del

* Dr. en Historia, Investigador Titular del Instituto de Estudios Hist6rico-Sociales, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN). CONICET. E-mail: <pasolini@fch. unicen. edu. ar>.

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antifascismo argentino, su relaci6n con las tradiciones politicas locales, el mundo cultural y la dimensi6n 6tnica de este fen6meno1. Pero lejos se estA aun de una historiografia del antifascismo, como puede observarse en Francia y sobre todo en Italia, donde el antifascismo aparece como un elemento constitutivo del sistema po- litico de "dopoguerra".

Sin embargo, este "antifascismo olvidado" por la historiografia y la cultura poli- tica aOn de cierta izquierda como la del Partido Socialista, se presenta con vigor cuando la mirada del historiador se posa sobre los documentos de 6poca, en parti- cular de la decada de 1930, y se observa la difusi6n de un fen6meno que pareciera atravesar las agendas de los partidos politicos, manifestarse en innumerables expe- riencias asociativas de carActer intelectual u obrero, y que a la vez articula espacios sociales y regionales muy vastos en su extension, de manera tal que pareciera mAs pertinente aqui hablar de una sociabilidad del antifascismo. De algOn modo, la situa- ci6n del "olvido" obliga a la pregunta acerca de las razones de la ausencia de un proceso que suscit6 en los actores tanto entusiasmo y espiritu de sacrificio, pero tambi6n remite a la sospecha de que en el caso de este objeto de estudio, el papel del historiador como inventor del pasado, del que hablaba Collingwood, pareciera mAs potente que en aquellos temas donde el peso de la tradici6n historiogrAfica coloca un conjunto dado aunque no inm6vil de problemas, m6todos de abordaje y corpus documentales. En este sentido, la ausencia de obras de sintesis al respecto se convierte en un limite.

Para el caso argentino cabria preguntarse hasta qu6 punto el fen6meno antifascista pervive como manifestaci6n residual pero pasible de ser aprehendida operativamente, mAs allA de su instancia organizativa inicial, en la medida en que el antifascismo como sensibilidad ideol6gica parece un t6pico recurrente en la opini6n pOblica opositora al fen6meno peronista desde la Uni6n Democrntica, y es un ele- mento discursivo muy potente en el derrocamiento del gobierno de Per6n en 1955. En este sentido, es posible que las nociones antifascistas de mediados de los anos '30 trasladaran su significaci6n hasta acotarlas en la clave del antiperonismo, en un contexto en que el fascismo era derrotado en el piano internacional. (Se recordark que fue muy comun en la 6poca inicial del peronismo, la recurrencia a la metAfora del "nuevo" Eje Madrid-Buenos Aires.) QuizAs en esta traslaci6n del significado se en- cuentre parte de las razones del olvido historiogrAfico del que hablb inicialmente.

En efecto, el antifascismo de los intelectuales argentinos se constituye como tal a mediados de la d6cada de 1930, incitado fundamentalmente por las experiencias de las asociaciones culturales del antifascismo franc6s -como el Comit6 de Vigilance des Intellectuels Antifascistes (CVIA)-; las organizaciones de solidaridad internacio- nal en defensa de los perseguidos por el fascismo; el cambio en la estrategia de la Internacional Comunista (IC) en favor de los frentes populares; y por las politicas

1 Cf. James CANE: "unity for the Defense of Culture": The A.I.A.P.E. and the Cultural Politics of Argentine Antifascism, 1935-1943" Hispanic American Historical Review, 77:3, Duke University Press, 1997, pp. 443-482; Ricardo PASOLINI: "Exil italien et antifascismes dans I' Argentine pendant les annees trente: la place des intellectuels", en Fernando DEVOTO y Pilar GONZALEZ BERNALDO: Emigration politique. Une perspective comparative. Espagnols et italiens en France et en Argentine, XIXe-XXe siecles, Paris, I'Universit6 Paris 7 Denis Diderot - CEMLA-L' Harmattan, 2001, pp. 171-199; Maria Victoria GRILLO: "L'antifascisme dans la presse italienne en Argentine: le cas du journal L'ltalia del Popolo(1922-1925)", ibid., pp. 147-170, y Andres Bisso: Accidn Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, Buenos Aires, Prometeo, 2005.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

cada vez mAs restrictivas del gobierno de Justo respecto de los opositores politi- cos. En rigor, lo que caracteriza este momento de la historia politica y cultural argen- tina es la extensi6n de los topicos del antifascismo, los cuales se expresan en innu- merables experiencias politicas y culturales, a veces como estrategias politicas que esconden, en el marco de la constituci6n de frentes populares, un clasismo residual pero aun activo. Otras veces, como sensibilidad politica que recorre una amplia gama de significaciones y registros en un contexto en que la politica argentina se "internacionaliza", en la medida en que las referencias a modelos de organizaci6n social y politica externos se vuelven moneda corriente en las ficciones orientadoras del destino de la naci6n; de alli el inter6s suscitado tanto por el fascismo como por el comunismo; de alli tambi6n la percepcion a partir de 1935 de que el conflicto fascis- mo-antifascismo se dirime tanto en cada una de las naciones europeas como en la Argentina.

El proposito de este articulo es tratar de establecer las caracteristicas que asu- mi6 la cultura antifascista de corte comunista en la Argentina, entre 1935 y 1955, con el objeto de mostrar el modo en que se configura un estado de opinion acerca de la politica, la cultura y el pasado argentinos, que tuvo una fuerte operatividad en la accion ideol6gica de los actores. En este sentido, he tomado como unidades de anAlisis la experiencia de la Asociacidn de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escri- tores (AIAPE), 1935-1943, una entidad que durante ese periodo se propuso, bajo el t6pico de la defensa de ia cultura2, la constituci6n de una alianza intelectual que lograra en el Ambito local lo que habia podido realizar el Comit6 de Vigilance des Intellectuels Antifascistes de Paris a partir de 1934: constituirse en la piedra funda- mental de la formaci6n de un frente popular exitoso.

La otra unidad de anAlisis es el Congreso Argentino de la Cultura, 1953-1954, una entidad animada por intelectuales comunistas -pero de gran impacto en el cam- po de la intelectualidad liberal-democrAtica- que intent6 aglutinar a los grupos cultu- rales opositores al gobierno peronista, retomando en otra clave los elementos pro- pios del antifascismo de los anos '30, y activando tambi6n las redes personales que habian dado lugar al surgimiento de la AIAPE. Lo interesante es que estas dos ins- tancias de un antifascismo cultural de amplia base de sustentaci6n, expresan dos momentos relevantes de la politica cultural del comunismo argentino -tal vez los unicos de peso antes del surgimiento. de la Ilamada "nueva izquierda" de los anos '60-, en la medida en que a partir de esas asociaciones se logra instalar gran parte de los te-mas a debatir respecto de la relaci6n entre rol intelectual, nacion y tradici6n politica argentina.

La AIAPE, 1935-1943

El 28 de julio de 1935 en Buenos Aires, un grupo de intelectuales de diversa extraccion ideol6gica -ligados en su mayoria a las diversas izquierdas del momento- fundaron la Asociaci6n de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE).

2 Cf. Ricardo PASOLINI: "Intelectuales antifascistas y comunismo durante la decada de 1930. Un recorrido posible: entre Byenos Aires y Tandil", en Estudios Sociales. Revista Universitaria Semestral, Santa Fe, Universi- dad Nacional del Litoral, 2004.

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RICARDO PASOLINI

SegOn Rauil Larra3, quien ingresb a la AIAPE a los pocos meses de su creaci6n, la concreci6n de la entidad se debi6 al rol preponderante que cumplieron Anibal Ponce y Cayetano C6rdova Iturburu.

Anibal Ponce habia regresado de su tercer viaje europeo en mayo de ese aio, y habia establecido alli mOltiples relaciones con los intelectuales antifascistas france- ses, entre ellos Barbusse, quien habia posibilitado su viaje a la URSS a principios de 19354. Hacia finales de diciembre de 1934, habia participado en el Congr6s Mondial des Etudiants, desarrollado en Bruselas, y en abril de 1935, en un meeting represen- tando a los intelectuales "d'Amerique du Sud", en el que se refrend6 la intenci6n de constituir una Union Internationale des Intellectuels Antifascistes, que, por un lado, agrupara a los intelectuales sin distinci6n de partidos y, por otro, estableciera un marco nacional para las organizaciones y un nexo internacional de los comit6s5.

Por su parte, C6rdova Iturburu brindaba su experiencia de animador del pro- yecto literario de la publicaci6n de izquierda Nueva Revista. El primer presidente fue Anibal Ponce, acompanado por el periodista Edmundo Guibourg, el escritor Alberto Gerchunoff y el dramaturgo Vicente Martinez Cuitino. Lo sucedi6 en la presidencia el doctor Emilio Troise, quien fue reemplazado en 1940 por el doctor Gregorio Bermann. Tambi6n integraron la AIAPE Jos6 Portogallo, Nydia Lamarque, Alvaro Yunque, Liborio Justo, Enrique Puccio, Luis Reissig, Sergio BagO, C6sar Tiempo, Bernardo Edelman, Enrique Gonzalez Tuf6n, Dardo Cuneo, Leonardo Starico, Rodolfo Puiggr6s, Facun- do Recalde, Carlos Ruiz Daudet, Alfredo Varela, Deodoro Roca, Gerardo Pisarello, Raul Larra, Leticia Brum, Juan Antonio Salceda, entre otros.

La AIAPE se organiz6 desde sus inicios segOn las diferentes ramas intelectua- les y especializaciones. Los plAsticos crearon su departamento dirigido por Lino Spilimbergo y la escultora Cecilia Marcovich; los abogados, los medicos, los peda- gogos y los periodistas constituyeron tambi6n sus subcomisiones. El grupo de la Asociaci6n Juvenil de Escritores Proletarios pas6 a constituir la secci6n juvenil de la AIAPE. Se cre6 tambi6n una pequena editorial, que public6 conferencias y folletos, y se dictaron una serie de seminarios y cursos a cargo de especialistas renombrados. En enero de 1936, la AIAPE contaba con mAs de 400 asociados6 y al ano de su creaci6n aunaba cerca de 2000: habia constituido filiales en Rosario, Tandil, ParanA, Corrientes, TucumAn, Tala y Crespo, ademAs de Montevideo7. En agosto de 1936, Ponce senalaba el carActer que debia asumir la instituci6n luego de las tensiones internas del primer afo de la entidad: "[...] ni partido politico, ni capilla sectaria, ni tertulia de snobs, ni asociaci6n de revolucionarios [...] Como miembro de la AIAPE o en los actos de la AIAPE, el asociado o el dirigente s6lo aspira a denunciar y combatir las irrupciones del fascismo en el campo cultural que nos es propio"8.

3 Luego de su participaci6n en la AIAPE, Larra desarroll6 una importante labor de editor en la Editorial Futuro (1943) y particip6 mas tarde en la revista del PCA, Cuadernos de Cultura.

4 Cf. "Muri6 Barbusse, el apostol de la paz", Critica, 30 de agosto de 1935. 5 Cf. "Vers I' Union Internationale des Intellectuels Antifascistes", Vigilance (Boletin del Comite de Vigilance

des intellectuels antifascistes), Paris, N? 24, 15 juin 1935, p. 4. 6 "Vida de la AIAPE", Unidad. Por la defensa de la cultura, arlo I, N? 1, enero de 1936. 7 Anibal PONCE: "El primer aro de AIAPE", Dialectica, N0 6, agosto de 1936. 8 Ibid.

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Pero estas intenciones iniciales en algOn sentido ya no estaban presentes en el periodo 1941-1943, pues la AIAPE mostraba ahora una clara hegemonia de intelec- tuales comunistas o companeros de ruta, quienes luego de su etapa neutralista, recuperaron las nociones antifascistas originales. Tras el golpe militar del 23 de junio de 1943, la AIAPE fue clausurada, pero su acci6n cultural tuvo un impacto residual muy importante. En t6rminos relacionales, es fAcil identificar a gran parte de los antifascistas de mediados de 1930 dirigiendo el Congreso Argentino de la Cultura en 1953, ambito desde el cual se organiz6 una fuerte actitud opositorita al gobierno peronista en el Ambito de la cultura. Tambi6n es identificable hacia esa fecha un conjunto de t6picos equivalentes a los presentes en la d6cada de 1930. Asi todo, mAs allA de los deseos imaginarios de los integrantes de la AIAPE, su antifascismo inicial signific6 menos un intento de construcci6n de una salida politica ante lo que consideraban el avance del "fascismo criollo" -los tiempos institucionales inaugura- dos por el golpe de Uriburu y el fraude electoral-, que la percepci6n de la debilidad de unos intelectuales, fuertemente comprometidos en el salto hacia la politica. En rigor, la AIAPE poco pudo hacer en esa esfera, pero articul6 una serie de discursos y acciones culturales en la que la tematizaci6n de la "defensa de la cultura" se con- virti6 en la noci6n aglutinante de la sensibilidad antifascista, en donde el fascismo era percibido a nivel internacional como incivilizaci6n, como una nueva Edad Media funcional a la nueva etapa del capitalismo mundial, que tenia tambi6n sus adherentes locales. De alli que este antifascismo se convirtiera tambi6n en una fuerza de resis- tencia y que ante la situaci6n de la politica nacional reivindicara su posici6n activa desde la apelaci6n legitimante de la tradici6n liberal y sus pr6ceres mAs notables, hasta una actitud mAs beligerante a favor de un modelo de organizaci6n social que se miraba en el espejo de la URSS9.

Desde sus origenes, la AIAPE se conform6 tomando como modelo organizativo el Comit6 de Vigilance des Intellectuels Antifascistes de Paris, en parte porque los lazos de Anibal Ponce mantenian una fuerte vinculaci6n con este centro politico- cultural y tambi6n porque la organizaci6n proveia ademAs de un modelo exitoso de alianzas intelectuales, partidarias y obreras, una agenda de temas y tActicas mili- tantes sobre los cuales orientar una politica antifascista de carActer principalmente nacional.

Por la defensa de la cultura

De algun modo, la consigna "Por la defensa de la cultura", resumfa el carActer de quienes integraban el agrupamiento, tanto como la tarea que debian realizar: conservar la matriz ideol6gica liberal que posibilitara mAs tarde otros cambios socia- les. La defensa de la cultura era pues una defensa del patrimonio civico de la huma- nidad que se debatia entre dos caminos:

"...continuaci6n del progreso milenario o retorno a la barbarie de etapas supe- radas. Ha Ilegado el momento en que no basta crear cultura. Es menester apren- der a defenderla. Vuelven los tiempos en que la fuerza desp6tica de reacci6n

9 Nydia LAMARQUE: "Epitome de Esteban Echeverria", Unidad. Por la defensa de la cultura, aio II, n? 1, agosto de 1937.

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pretendic cerrar el campo de la investigaci6n y el pensamiento, fijar 'a priori' con- clusiones a la ciencia, sojuzgar el albedrio y el sentido critico de sus culturas.

En la tierra donde el temor a la hoguera impuso ayer a Galileo la negaci6n del movimiento del planeta, hoy el fascismo aduenado del poder, quiere, ademAs de la hegemonia politica de la naci6n, la hegemonia de las expresiones de la cultura. Y para aquellos que se niegan a corear con sus voces las loas mercenarias, el Estado reserva la cArcel, las torturas, el destierro, la destitucion.

El dictador que esclaviza a Alemania, confiesa abiertamente su ideal de retor- no al sombrio canon medioeval. Doctos catedrAticos, hombres de ciencia ilustres, son expulsados de la universidades y del territorio nacional [...] El gobierno nazi incendia bibliotecas, instaura el hacha como instrumento de la pena capital, des- tituye a ministros y funcionarios creadores de un sistema penal admirados por el orbe, y arrasa su obra. Los que disienten con el tirano purgan su delito en el exilio, en campos de concentraci6n o en mazmorras siniestras [...]"10.

Los intelectuales, senala Ponce, en tanto depositarios del haber cultural de la humanidad, "deben hacerse cargo del deber impostergable que les senala este momento. A ellos, antes que nadie, les corresponde aprestarse a la defensa del tesoro que guardan y acrecientan, y denunciar ante los pueblos la amenaza que se cierne sobre la cultura"11, pues el fascismo

"...no es s6lo la expresi6n absoluta de la dictadura de una clase resuelta a aplastar a las grandes masas de trabajadores para explotarlas inicuamente en su exclusivo beneficio. El fascismo es tambi6n enemigo de la inteligencia. [...] Un periodismo nulo y servil, un teatro crepuscular, una pintura melancblica y merce- naria, una literatura decadente sin nervio ni gravitacidn alguna, una ciencia envi- lecida en el servicio de la destrucci6n y de la muerte y una industria del papel impreso definitivamente quebrantada, constituyen el saldo inevitable del regi- men fascista en el sector de la cultura [...]. El fascismo es pues nuestro enemi- go, el enemigo de nuestra raz6n de ser: el pensamiento, la ciencia, el arte, la literatura"12.

La formalizaci6n del tema de la "defensa de la cultura" estaba presente ya desde febrero de 1934, y en modo instrumental en el grupo de intelectuales comunis- tas franceses que se articulaba en la revista Commune (Louis Aragon, Vaillant-Couturier, etcetera) de la Association des Ecrivains et Artistes R6volutionnaires. Sin embar- go, para esa fecha la tematizacion no indicaba aun una rehabilitaciOn de la matriz cultural burguesa. Reci6n en junio de 1935, con la realizacion del Congr6s international des 6crivains pour la d6fense de la culture y definitivamente en setiem- bre de 1936, cuando la politica frentista adquiriese todo su peso, el problema de la defensa de la cultura se asociara con aquel mas amplio de la defensa de la herencia cultural de la naci6n.

Para los intelectuales de la AIAPE, la defensa de la cultura significaba tambien un t6pico de resistencia que ante la situacion de la politica nacional reivindicaba la

10 "Invitan a defender la cultura en America. Un manifiesto ha dado la AIAPE", Critica, 12-6-35. 11 Ibid. 12 "Proclama de la Asociaci6n de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores", Unidad. Por la defensa

de la cultura, Buenos Aires, ano I, N? 1, enero de 1936.

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tradiciOn liberal y sus pr6ceres mAs notables13. Pero, por otra parte, posibilitaba la toma de posici6n hacia otros criterios mAs beligerantes acerca de la acci6n cultural. Por ejemplo, en el libro La rosa blindada, Raul GonzAlez Turnn adhiri6 fuertemente al discurso Defensa de la cultura que Andre Gide pronunci6 en el citado Congreso de Escritores de 1935. El artista, el poeta, el intelectual que quisiera mantener la heren- cia cultural y defender la dignidad del pensamiento, sostuvo, debia estar con la revoluci6n, pues s6lo la sociedad comunista podia ofrecer al individuo todos los elementos para su desarrollo, "sin las trabas de las diferencias de clase, de la injus- ticia social"14. Gide habia sostenido ademAs que la URSS representaba un claro ejemplo del respeto de las individualidades tanto de las personas como de las nacio- nes y pueblos que la componian15.

En rigor, las posiciones de la AIAPE articularan, muchas veces en tension, una actitud de resistencia liberal con otra en pro de una posici6n intelectual revoluciona- ria o bien tendiente a la "revoluci6n".

Al nivel de la evaluaci6n de la politica latinoamericana, el "Manifiesto" inicial de AIAPE alertaba tambi6n sobre la expansion del fascismo, la xenofobia, las persecu- ciones raciales, el militarismo, el recrudecimiento de dictaduras militares que, en- mascaradas en un falso nacionalismo, terminaban actuando en provecho del impe- rialismo extranjero. Ponce culmina el manifiesto con un llamado y un compromiso a los mejores hombres de America Latina, para luchar por la independencia y la cultura de sus pueblos16.

En julio de 1937, otra agrupaci6n de corte antifascista liderada por reconocidos comunistas, como el doctor Emilio Troise, pero de amplia representatividad ideol6gi- ca, cultural y partidaria en su base asociativa, el Comit6 contra el Racismo y el Anti- semitismo, tambi6n filiaba sus posiciones antirracistas en la tradici6n liberal: "Reivin- dicamos para nuestro suelo, al amparo de instituciones democrAticas que estAn su- friendo el embate abierto o insidioso de la reacci6n, la mAs amplia libertad de pensa- miento y de creencia y ninguna limitaci6n para su expresi6n. S6lo asi nuestra vida colectiva seguirA desarrollAndose en la 6rbita liberal de fecunda y amplia tolerancia que nuestra Constituci6n Nacional ha establecido. Esta es la unica y verdadera tradi- ci6n que la Argentina se enorgullece en compartir con los pueblos mAs civilizados del mundo: respeto a la persona en su integridad moral y fisica"17.

,C6mo puede pensarse esta referencia permanente a la tradici6n liberal, omni- presente en Ponce y en otros intelectuales del antifascismo comunista o filocomunista, y la conjunci6n -como mostrar6 mAs adelante-, con el "humanismo proletario" repre- sentado por la URSS? ,Estrategia discursiva en el oportunismo politico de la secci6n argentina de la IC o verdadero peso especifico de una tradici6n que a fuerza de ser golpeada se refugia en antiguos y sospechados enemigos: los comunistas? Sin duda ambas estAn presentes. Como ha senialado no sin ironia Rodolfo Puiggr6s, la dirigencia

13 LAMARQUE, op. cit. 14 Raul GONZALEZ TUNON: La rosa blindada, Buenos Aires, Federacion Grafica Bonaerense, 1936, pp.

12y 13. 15 Cf. Andre GIDE: Defensa de la cultura (1935), Santiago de Chile, Editorial Moderna, 1937, pp. 12-13. 16 "Proclama...", op cit. 17 "Declaraci6n inicial del Comite contra el racismo y el antisemitismo de la Argentina" (julio de 1937), en

Emilio TROISE: Racismo. Instrumento de dominacidn politica y social, Buenos Aires, Editorial Quetzal, 1955, p. 23.

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del Partido Comunista Argentino en este perfodo carecfa de la capacidad para en- tender la especificidad social y politica argentina, atada como estaba a la estrategia de "clase contra clase"18, pero tambi6n por su debilidad en tanto organizaci6n poli- tica en el marco de las otras organizaciones partidarias. Si el abandono de la estra- tegia de la lucha de clases fue una plataforma de gran importancia para los partidos comunistas europeos, que intentaban sumarse a la corriente principal de la cultura democritica, en el caso argentino la nueva estrategia signific6 el descubrimiento de un nuevo aliado politico: el radicalismo, pero un radicalismo que distaba de ser la fuerza popular en ascenso de los tiempos del gobierno de Hip6lito Yrigoyen. En rigor, la estrategia clasista fue momentAneamente olvidada durante el proceso de constitu- cicn del Frente Popular19, pero recobrada inmediatamente ante el fracaso electoral de la f6rmula liderada por Alvear, en 1937, mcs allA de que las relaciones que se constituyan en este periodo tendrAn un efecto residual muy importante. El PCA creia aun en una estrategia de lucha de clases que visualizaba en un horizonte cercano un proceso de "bolchevizaci6n" encabezado por lo que denominaba el campesinado argentino, como lo indican los informes que el Secretariado General del Partido en- viara en 1935 y 1938 a la direcci6n de la IIa Internacional20. La debilidad del PCA se fundaba tambi6n en el hecho de que la obediencia a la que se veia obligado ante la IC le impedia salir de los esquemas de interpretaci6n a partir de los cuales se evalua- ba la evoluci6n del comunismo internacional desde Moscu21. No parece extrano, entonces, que las posiciones antifascistas iniciales se subordinaran mAs tarde a aque- llas de carActer antiimperialista, y que condujeran finalmente a legitimar el pacto germano-sovi6tico de 1939.

Aunque se trata de un problema que aun no ha sido abordado con exhaustividad por la historiografia local, la relaci6n entre intelectuales comunistas y la politica del PCA pareciera cercana en el ideario final, no del todo concordante en la coyuntura, y parad6jica en el resultado del proceso. En efecto, al menos en aquellos intelectuales que escaparon a la disciplina partidaria sin saber que fundaban los t6picos futuros de esa agrupaci6n. Anibal Ponce, por ejemplo, quien nunca se afili6 al PCA ni a otro partido22 se convirti6 en el mito intelectual de esa izquierda sin proletariado. Ponce es el intelectual marxista perseguido desde el estado, que en el momento clave del clima antifascista (1936) es obligado a optar por el autoexilio en M6xico, para con- cluir sus dias dos afros mAs tarde con una muerte trAgica en su etapa de maduraciOn intelectual. En cambio otros, como H6ctor P. Agosti, mts orgAnicos al partido desde el origen, pudieron escapar sblo en el mediano plazo al peso de la tradici6n liberal, pues tambi6n habian formado parte constitutiva de los Ambitos culturales en los que esa tradici6n se reproducia.

18 Rodolfo PUIGGROS: Historia critica de los partidos politicos argentinos. (T. IV. La democracia fraudulen- ta), Buenos Aires, Editorial Jorge Alvarez, 1968, pp. 276 y ss.

19 Documento del Comite Central del P.C.A. convocando al Frente Popular, 1 de mayo de 1937. (Dossier Argentine, 1936-1948, BDIC).

20 Cf. AGN, Fondo Partido Comunista Argentino, Sala VII, legajos 11 y 13, NP 3360. 21 Silvia SCHENKOLEWSKI-KROLL: "El Partido Comunista en la Argentina ante Moscu: deberes y realidades,

1930-1941", Estudios Interdisciplinarios de America Latina y el Caribe, vol. 10, Ng 2, Escuela de Historia-Univer- sidad de Tel Aviv, 1999, pp. 91 y ss.

22 Anibal PONCE: "Carta abierta al Ministro Jorge de la Torre", 8-11-1936, en Obras Completas, t. IV, p. 632.

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Imagenes de la Reforma Universitaria

Si para el CVIA el affaire Dreyfus expresaba el momento fundacional de una sensibilidad hacia el compromiso politico del intelectual, para no pocos miembros de la AIAPE ese momento de catalizaci6n ideol6gica se representaba en la Reforma Universitaria, en algunos casos porque habian participado en ella con un alto nivel de compromiso; Deodoro Roca y Gregorio Bermann -fundadores en C6rdoba del Comi- te Pro Paz de America que se oponia a la Guerra del Chaco en una clave antifascista23- son los ejemplos mAs evidentes.

Tambi6n, porque la Reforma aparecia como un lugar de referencia para esta- blecer una filiaci6n ideal con el componente emancipatorio de la juventud en una dimensi6n no fascista. Claro que el tema de la juventud aparece en esos anos como un componente mAs general. Ya Walter Benjamin hablaba de una "metafisica de la juventud" y gran parte del grupo Giustizia e LibertY, del antifascismo italiano en el exilio, rescatarA en los j6venes la actitud de "rivolta morale"24. En efecto, todos ha- blan de la juventud como expectativa de renovaci6n de un mundo, una ideologia y una cultura en ruinas. Pi6nsese en ejemplos como el grupo martinfierrista en la litera- tura o el grupo en torno de Atilio Dell'Oro Maini en el mundo cat6lico o aun de los j6venes de los que surgirA el nacionalismo maurrasiano argentino25. Por otra parte, en el mismo terreno de la izquierda o del progresismo, esa juventud a la que estaba destinado el porvenir tenia quienes la alentaban depositando en ella el futuro. Aqui el nombre clave es desde luego, como seralar6 mAs adelante, el de Jos6 Ingenieros.

Gregorio Bermann fue el primero en establecer con claridad una explicita rela- ci6n mAs ideol6gica que temporal entre aquellos j6venes reformistas y los militantes del antifascismo de entreguerra26, pero el t6pico de la exaltaci6n de la juventud era algo mAs que uno de los temas en la lucha ideol6gica entre el fascismo y el antifascismo. Se trataba de rescatar la convicci6n de que los j6venes poseian unas caracteristicas espirituales potencialmente no conformistas y tendientes al cambio. En t6rminos generales, la lectura de la izquierda intelectual local iba de una concep- ci6n de los j6venes -como categoria etaria- en tanto victimas de regimenes totalita- rios, un producto social del vacio que sigui6 a la Gran Guerra, con su herencia de desocupaci6n y proletarizaci6n de la clase intelectual, a los j6venes como hacedores de futuro, como miembros de una cohorte particular que se definian por su destino hist6rico27.

La referencia al contexto internacional no excluia la interrogaci6n sobre el esta- do de la juventud argentina, en donde la desocupaci6n y el analfabetismo aparecen como los problemas m.s significativos. En rigor, la situaci6n nacional era percibida como una variante del impacto que sobre los sectores juveniles tenian las politicas

23 Critica, 18 de mayo de 1935. Una referencia en Deodoro ROCA: El dificil tiempo nuevo, Buenos Aires, Lautaro, 1956, p. 250.

24 DE ROSA: Giustizia e Liberta, Parigi, ottobre 1930, p. 18. 25 Fernando DEVOTO: Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la Argentina moderna. Una historia,

Buenos Aires, Siglo XXI, 2002, pp. 151 y ss. 26 Gregorio BERMANN: Juventud de America. Sentido hist6rico de los movimientos juveniles, Mexico, Edi-

ciones Cuadernos Americanos, N? 11, 1946, pp. 218 y ss. 27 Dardo CUNEO: "Los que tenemos 20 ahros o una generaci6n sacrificada", Unidad. Por la defensa de la

cultura, afo I, N? 3, abril de 1936.

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imperialistas y las formas elitistas propias del fascismo. De alli que desde principios de 1936, se reclame desde la AIAPE la necesidad de constituir formas organizativas especificas, como la que desde el fmbito universitario se denomin6 la Uni6n de la Juventud Democrttica Argentina28. Tambi6n Agosti, en 1937, sefal6 la importancia de la unidad: "[...] cuando nuestra generaci6n comienza a girar en torno de los problemas fundamentales de la nacionalidad -que son, en definitiva, los problemas de la libertad- se le aclaran las ideas y se le acortan los caminos. Todas sus ideas se le alumbran con una idea Onica: la libertad econ6mica y politica del pais. Todos los caminos convergen en una ruta rumorosa: la unidad de los j6venes para la defensa de la democracia"29.

De algOn modo, el golpe de Uriburu instal6 una nueva mirada acerca de la Universidad, aunque la intervenci6n a las universidades fue breve en el tiempo y bastante limitada y puntual, entre otras cosas porque el cuerpo de profesores era demasiado moderado como para ser objeto de persecuciones masivas, y porque aOn dentro de reconocidos ide6logos de la derecha -como TomAs Casares-, la inten- ci6n de una paternalista politica moderada hacia los estudiantes rebeldes estaba presente30. En cualquier caso aunque los ejemplos de represi6n y discriminaci6n fueran limitados, mcs aun en comparaci6n con los posteriores, se trataba de toda una novedad y desde luego no podia dejar de suscitar alarmas de todo tipo. Influia en ello el hecho de que a las cesantias de profesores y alumnos se le sum6 una clara intenci6n de limitar hasta anular el peso de la Reforma. Entre diciembre de 1930 y abril de 1931, el interventor en las universidades, Nazar Anchorena, aplic6 un nuevo "Estatuto" que se caracteriz6 por su "furia antirreformista"31. Y durante el gobierno de Justo, las declaraciones del rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Angel Gallardo, como las del decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Dr. Clodimiro Zabalia, mostraban claramente la intenci6n de convertir a la Universidad en un exclusivo centro de formaci6n de la elite dirigente, limitando incluso el ingreso de estudiantes provenientes del mundo obrero32.

Claro est2 que la Reforma Universitaria era mAs el lugar donde colocar una cierta afectividad con los ideales de la juventud, una linea de continuidad hist6rica y menos una instancia fecunda de organizaci6n politica. En 1931, Ernesto Giudici -quien mAs tarde integrarA la AIAPE- definia de este modo las caracteristicas de la Ilamada "Nueva generaci6n": "Es la sucesi6n de las etapas del progreso, comprendidas den- tro de un ciclo hist6rico o cultural. En nuestro caso, la nueva generaci6n latinoameri- cana, bautizada para la lucha en el '18, hoy en plena y ardua tarea de reconstrucci6n continental, es la ultima y mAs interesante faz del ciclo que estamos Ilenando. La juventud universitaria, en este periodo, estA jugando la carta mAs importante. Las nuevas generaciones rompen de inmediato sus relaciones con el pasado. Una vida

28 Bernardo EDELMAN: "Unidad de la Juventud Democratica", Unidad. Por la defensa de la cultura, ano I, N? 2, febrero de 1936.

29 Hector P. AGOSTI: "Unidad y libertad" (1937); ver tambien del mismo autor, Prosa politica, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1975, pp. 9 y ss.

30 Tomas Casares intercedi6 ante el presidente provisional y obtuvo la anulaci6n de las sanciones de cancelaci6n de matricula, deportaci6n o confinamiento, establecidas en ocasi6n de la represi6n a estudiantes de la Universidad de La Plata por su actividad opositora al gobierno de Uriburu. Cf. DEVOTO, op. cit., p. 218.

31 Ernesto GIUDICI: Ha muerto el dictadorpero no la dictadura, op. cit., p. 278. 32 "La reacci6n en Bellas Artes", Unidad. Por la defensa de la cultura, arfo I, N? 2, febrero de 1936.

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nueva se inicia. Todo se quiere edificar nuevamente. Es natural que asi ocurra a condici6n de no caer en el desprecio de los frutos que nos dejan las generaciones anteriores"33.

En 1935, Ponce, aunque rescataba la sinceridad de los ideales de los actores reformistas, interpretaba el fracaso de la Reforma en los limites que imponia una lectura de la realidad universitaria y social en la clave de la doctrina de las "genera- ciones", esto es, la exaltaci6n del componente emancipatorio de la juventud como unico ideal legitimo, lo que le impidi6 ampliar el campo de sus alianzas. Ya en 1927, Anibal Ponce habia prologado el libro de Julio V. GonzAlez, La Reforma Universitaria, y alli habia senalado que el fracaso de la Reforma se debi6 a su espiritu "novecentista" y a la incapacidad de los reformistas de incorporar al proletariado y Ilevar la Reforma a un piano mayor34.

Pero en 1935, Ponce lee la herencia de la Reforma desde una perspectiva frentista: "Con otra doctrina, con otros m6todos, siguen pues en pie los ideales de la Reforma. Pero las masas estudiantiles que le dieron en otro tiempo el gesto iracundo y el ardor de lo b6lico, han ganado ahora en decision y en experiencia. Si ayer la Reforma tenfa como tel6n de fondo la democracia evangelista de Wilson, tiene hoy -debe tenerlo- las acciones conjuntas del frente antifascista"35.

Desde las pAginas de Unidad, en cambio, Sergio Bagu propuso la idea de que en el seno de la experiencia de la Reforma convivian en tension "el centro reformista", ligado a las posiciones del idealismo filos6fico de Ortega y Gasset y Alejandro Korn, con una tendencia de izquierda materialista que inicialmente adhiri6 a la noci6n de la nueva generaci6n como causa omnipresente de la contestaci6n juvenil, y que s6lo tardiamente -en 1933- logr6 exponer su sistema marxista a partir de la experien- cia de Insurrexit36, con su manifiesto "Quince anos de derrotas bajo el signo de la Reforma"37.

La hip6tesis del peso de la matriz liberal como un espectro de significados convergentes en el campo antifascista, se afirma aun mAs cuando se observan otras operaciones discursivas, esta vez en torno al pasado argentino y la figura de Jos6 Ingenieros. En efecto, a partir de una apropiaci6n de la iconografia republicana y las temAticas dominantes en la tradici6n liberal, el antifascismo desarroll6 toda una "historiografia" en la que aqu6lla aparecia como la dimension geneal6gica que otor- gaba una legitimidad particular: la de incluir en el devenir de la politica local el hori- zonte de un futuro donde la URSS aparecia como el mAximo modelo de desarrollo social posible. Son constantes las referencias a las figuras de Sarmiento y Echeverria en los argumentos antifascistas publicados en Unidado en los ensayos de los auto- res tanto como el rescate del mAs cercano Ingenieros, considerado el maestro de la

33 GIUDICI, op, cit. 34 Anibal PONCE: "El ano mil novecientos dieciocho y America Latina", Pr6logo a Julio V. GONZALEZ: La

Reforma Universitaria, Buenos Aires, Sagitario, 1927. En Anibal PONCE: Obras Completas, T. IV, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1974, pp. 536-538.

35 Cf. Anibal PONCE: "Condiciones para la Universidad Libre" (15-6-1935), en Obras Completas, op. cit., pp 539 y ss.

36 Cf. Alberto CIRIA y Horacio SANGUINETI: Los reformistas, Buenos Aires, Editorial Jorge Alvarez, 1968, pp. 73-74.

37 Sergio BAGU: "Las dos reformas", Unidad. Forla defensa de la cultura, aro I, N0 2, febrero de 1936.

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juventud, quien habia saludado con igual efusividad la Reforma Universitaria como la Revoluci6n Rusa. En todo el campo antifascista, las exoneraciones de sus cargos docentes de Anibal Ponce, Gregorio Bermann y tantos otros (1936 y 1937) fueron evaluadas como avance del fascismo en las instituciones educativas. Gran parte de los argumentos en contra de esta politica recurrieron a las figuras de Echeverria y Sarmiento, como los fundadores de "las costumbres mAs honrosas y las leyes mAs progresistas que diera la naci6n en materia de instrucci6n publica"38. Tambi6n Inge- nieros aparece aqui como un mediador intelectual fundamental: "Reci6n a traves de las sencillas ediciones vigiladas por Ingenieros, la juventud comenz6 a amar a Echeverria, a Alberdi y a Sarmiento. Lo que la benem6rita editorial Sempere enseno en la zona de las grandes ideas universales, la editorial de Ingenieros arraig6 en la jurisdicci6n del pensamiento revolucionario argentino"39.

Para la "generaci6n" antifascista, entonces, este rescate es ante todo la ubica- ci6n de un nexo intelectual que ligaba a la tradici6n liberal argentina con las orienta- ciones de una perspectiva de izquierda moderada o combativa segun los casos, necesitada de una instancia geneal6gica con la herencia de Mayo, en un contexto politico donde la tradici6n liberal se hallaba en retirada ante el embate golpista y el fraude electoral. En algOn sentido, ya con el impacto de La evoluci6n de las ideas argentinas (1918 y 1920), Ingenieros habia inventado un publico -los j6venes de la Reforma Universitaria- y un mandato, que hacia los anos '30 es requerido como propio por ese sector antifascista de la intelectualidad argentina. Asi, la noci6n ingenieriana de que el mandato revolucionario de Mayo habia abortado en el proceso hist6rico argentino, y de que era necesario constituir una nueva elite que lo Ilevara a destino, se volvia una potente ficci6n orientadora para quienes veian en el fascismo criollo al enemigo que nuevamente frustraba la concreci6n de ese ideal democrAtico. Pero ahora, esa elite era reemplazada por la madurez de la clase proletaria40. Pero Ingenieros es rescatado no s6lo porque Ponce habia sido su discipulo directo hasta codirigir con 61 la Revista de Filosofia, sino porque establecia un modo particular de concebir el problema de la excepcionalidad argentina: la correlaci6n entre el devenir de la historia europea y la historia nacional, el peso de las minorfas ilustradas como actor privilegiado y el papel hist6rico de las ideas "medias" triunfantes respecto de cada una de las ideas "extremas" que fracasa41.

En el Ingenieros de La evolucidn de las ideas argentinas (1918 y 1920), la recu- peraci6n de lo ideol6gico-politico se presenta para expresar esta puja entre filosofias antag6nicas: el feudalismo y la modernidad. Se trata de la manifestaci6n de una disputa que se juega en todos los Ambitos en funci6n de un Onico movimiento de desarrollo, desde la sociedad colonial rioplatense hasta el momento de la organiza- ci6n nacional, incluso hasta el presente de Ingenieros. Estas dos tendencias en la historia argentina se van encarnando en diferentes actores como en una atl6tica carrera de relevos, como antecedente primero y como herencia despu6s de un he-

38 "Peligra la ensetfanza", Unidad. Por la defensa de la cultura, anfo II, N? 1, agosto de 1937. 39 Se refiere a la colecci6n dirigida por Ingenieros La Cultura Argentina. Cf. Jose P. BARREIRO: "Ingenieros,

el animador", Nueva Gaceta, N? 10, noviembre de 1941. 40 Raul LARRA: La Revoluci6n de Mayo y su pensamiento democratico, Cuaderno de la AIAPE, N? 3,

febrero de 1939, passim. 41 Cf. H6ctor P. Agosti, Jose Ingenieros, ciudadano de la juventud, Buenos Aires, Futuro, 1945, pp. 150y ss.

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cho fundacional: la Revoluci6n de Mayo, no ya como acontecimiento sino como pro- ceso mental en una periodizaci6n amplia. Ambas tendencias estAn en la disputa entre los jesuitas y la Corona, entre Bucarelli y Zeballos, estAn en la oposici6n entre criollos ilustrados y peninsulares monArquicos, y estAn tambi6n en la linea revolucio- naria que unia -segOn Ingenieros- al virrey VWrtiz con Moreno, Rivadavia y la genera- ci6n de Echeverria42.

En este nuevo esquema dualista, Rosas representaba una manifestaci6n de la "nefasta" pervivencia del antiguo r6gimen. Ante todo, Rosas era la contrarrevoluci6n, la alianza con los jesuitas, la decadencia de la educaci6n pOblica y la extinci6n de las "fuerzas morales", es decir, de la cultura civica que resguardaba en su seno la tradi- ci6n democrAtica de Mayo43.

Asi todo, esta cultura en retirada encontraba un actor en quien refugiarse: la generaci6n romAntica aparece como la continuadora del legado revolucionario, no s6lo por la fuerza misma de ese legado sino tambibn por el carActer de minoria ilustrada capaz de Ilevarlo a buen puerto. En su momento historiogrAfico "romAntico", el actor histOrico privilegiado por Ingenieros no son las causas profundas que domi- naban su perspectiva positivista en Sociologia argentina (aunque de hecho no estAn ausentes en su argumentaci6n, pues Ingenieros jamAs abandon6 la matriz biologista y economicista de sus trabajos iniciales), sino las ideas encarnadas en las elites pensantes44. En el marco del sector antifascista articulado alrededor de la AIAPE, sblo Rodolfo Puiggr6s se mantendr6 tempranamente ajeno a la exaltaci6n celebratoria de esa dimension de la obra de Ingenieros, al avanzar una critica marxista a la noci6n de las elites intelectuales como los actores privilegiados del cambio hist6rico, tesis fuertemente presente en La evoluci6n de las ideas argentinas45. Sin embargo, en Puiggr6s la distancia es mAs ret6rica que interpretativa, pues tambi6n en su modelo marxista los actores encarnan fuerzas sociales e intereses econ6micos en un esque- ma dual que reproduce en otra clave la formulaci6n de Ingenieros.

La teoria del fascismo: de la negaci6n de la cultura a la invasi6n a la URSS

Desde los comienzos de la AIAPE, el fascismo se percibi6 como un fen6meno internacional que venia a socavar los fundamentos de la civilizaci6n moderna. De alli que se apel6 a una idea de la clase intelectual no s6lo como un particular sujeto de represi6n por parte del fascismo, sino como un actor cuya funci6n era la de mantener los valores de libertad y respeto de la dignidad humana. Si bien el estado fascista respondia a condiciones materiales objetivas identificadas con el desarrollo que ha- bia alcanzado el sistema capitalista, tambi6n se veia en 61 una innovaci6n politica, en la medida en que disputaba con elementos propios las tradiciones politicas existen-

42 Jose INGENIEROS: La evoluci6n de las ideas argentinas (1918), Buenos Aires, El Ateneo, vol. I, 10 ed., 1951, pp. 67, 85, 178, y t. II, pp. 391 y ss.

43 Ibid, pp. 387-389. 44 Ingenieros consideraba con Echeverria que la ausencia de educaci6n del pueblo fuera un determinante

cultural del fracaso del proyecto democratico de Mayo. Cf. Esteban ECHEVERRIA: "Mayo y la ensenanza popular en el Plata" (1844), en ECHEVERRIA: Obras Completas, Buenos Aires, Zamora, 2- ed., 1972, pp. 224-226.

45 Cf. Rodolfo PUIGGROS: De la Colonia a la Revoluci6n, Buenos Aires, Ediciones de la AIAPE, 1940, p. 163y ss.

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tes hasta el momento. En algun sentido, sostenia la AIAPE, el papel de la raz6n en la sociedad habia sido constitutiva de la etapa inicial del capitalismo -en particular durante el siglo XIX- que, aunque cruel, satisfacia los requerimientos del bienestar y del progreso humanos, comparandolo con la etapa feudal.

Pero ahora, la situaci6n del capitalismo mundial es percibida en extremo irracio- nal. Por un lado, porque a los niveles mAs altos de desarrollo econ6mico le corres- pondian tambibn niveles equivalentes de pobreza, lo cual en una lectura moral y distribucionista del capitalismo, tal situaci6n se identificaba con un comportamiento irracional. Entre otros temas, Unidad critic6 fuertemente que la produccion de ali- mentos creciera en el mundo mientras se morian de hambre millones de personas. Por otra parte, porque para mantener su poder econ6mico, la clase capitalista recu- rria a regimenes autoritarios no fundados en la raz6n sino en la idea de "espirituali- dad", es decir, en un "lenguaje de tipo religioso" que apelaba a la fe46.

El fascismo italiano, el nazismo, la Uni6n Fascista Britanica, entre los ejemplos citados, todos formulaban segun Unidad la tesis de un nuevo estado espiritual de la sociedad que se expresaba en una ret6rica donde la fe ahora se asocia a las nocio- nes de "patriotismo", "sentimiento nacional", "sentimiento religioso", "sentimiento ra- cial", materiales ideolOgicos en los que se inspiran "los especuladores mAs audaces, los traficantes de armamentos y aprovechadores de la guerra, los gangsters de la politica europea y criolla, los negociantes del petr6leo, de la came y del estaro"47.

Asi, con su formulaci6n de ideologias misticas, raciales, antihumanistas, antidemocrAticas y antiindividualistas, el fascismo pisoteaba las raices racionales del mundo moderno. FundAndose en La fenomenologfa del espiritu de Hegel, Unidad evalu6 que la humanidad se habia constituido como tal dominando el sentimiento de la fuerza que impide la comunicaci6n. La humanidad sl6o existia porque ha logrado producirse una comunidad de conciencia que limitaba hasta anular la dimension de lo inhumano, lo que Hegel Ilamaba "la bestia". El fascismo reinstalaba la barbarie en la sociedad pues su objetivo politico era realizar un tipo de sociedad nacional en la que el todo fuera absolutamente independiente de la determinaci6n y voluntad cons- ciente de las partes que lo integran, en particular, del papel de los individuos. Esto se expresaba, segun Unidad, en la anulaci6n del sufragio universal, de la representa- ci6n parlamentaria, de la opini6n publica organizada en agrupaciones democraticas, en la limitaci6n de la libre expresi6n artistica, cientifica e individual. En sintesis, en la destrucci6n de la esencia de la democracia.

El fascismo es concebido, entonces, como un nuevo "absolutismo", o como "inquisici6n" restauradora de la Edad Media48, animada por tres instintos bestiales desencadenados: "Mussolini, Hitler, Franco"49.

Pero este intento de eliminar al individuo de la historia tropieza con un obstAculo formidable: la inteligencia, percibida como el grupo social depositario de la cultura

46 Orzabal QUINTANA: "Existe una teoria general del fascismo", Unidad. Por la defensa de la cultura, aho I, N? 3, abril de 1936.

47 Ibid. 48 Gervasio GUILLOT MuFOz: "Civilizaci6n e inquisici6n", Unidad. Porla defensa de la cultura, aflo II, N" 2,

septiembre de 1937. 49 "La inteligencia contra la muerte", ibid.

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en tanto conjunto de los saberes de la humanidad. Por ello, la AIAPE apelo a la unidad de los intelectuales antifascistas desde una matriz argumental que recurrfa a una vision continuista de la historia, muchas veces acritica, en tanto que el pasado liberal y republicano, europeo como nacional, se presentaban como el sustrato fun- damental sobre el cual, por un lado, debian apoyarse los cambios sociales futuros, y por el otro, se aseguraban los derechos de la clase intelectual. Escribe Emilio Troise:

"La burguesia Ilega al poder con una mentalidad y un empuje que ninguna otra clase habia aun revelado en el proceso historico.

En su fase expansiva y creadora enfoca con el renacimiento, con la filosofia critica y la politica liberal que culmina en la proclamaci6n de los Derechos del Hombre. Codifica las relaciones de los individuos a los que proclama iguales ante la ley aun cuando deja subsistir la causa de la desigualdad: la apropiaci6n priva- da de la riqueza. Radica en el pueblo la Soberania y de ella hace la fuente de todo poder politico. Quiere actuar la democracia haciendo el poder politico accesible a todos los hombres, sea cual fuere su condici6n de nacimiento, exigiendo solo idoneidad para la funcion responsable.

Trata de sustraer la cultura y la investigacion cientifica a la influencia esterilizante y depresiva del dogmatismo religioso, y hace de la instrucci6n primaria y laica, igual para todos, un postulado esencial de su politica. Todo esto pertenece al periodo expansivo y de consolidaci6n de la burguesia revolucionaria en el poder. Aun en los paises que no habian cumplido totalmente su revoluci6n burguesa y en que esta clase entr6 en convivencia con formas sobrevivientes feudales, se esbo- zaba un plan que contenia algunos de los puntos esenciales. Los paises de Ame- rica con poquisimas excepciones, han estructurado su vida politica tambi6n si- guiendo las normas de la ideologia liberal burguesa, cuya expresi6n m6s clara se tuvo en los ide6logos de la Revoluci6n Francesa. En nuestro pais, la ideologia de Moreno, la de Echeverria y la de Alberdi, para no citar otros, esta impregnada en la filosofia politica de la Revoluci6n Francesa, cuya sintesis estA en la Declaraci6n de los Derechos del Hombre"50.

No es extrano que en el recorte critico de la actividad desarrollada por el fascis- mo se destaque la quema de libros y el ataque de la aviacion franquista sobre los mu- seos, los palacios y las bibliotecas, simbolos culturales de esa continuidad hist6rica.

La percepcion del fascismo y de esta matriz liberal se modifico momentanea- mente ante la derrota de la Espana republicana y los sucesos internacionales que acompanaron y siguieron a ella. Si Espana habia significado para los miembros de la AIAPE que participaron en el Segundo Congreso Internacional de Escritores, reuni- dos en Valencia, el lugar donde se materializaba la defensa de la democracia univer- sal y la libertad de la cultura, la derrota traera consigo una fuerte impugnacion de los aliados del antifascismo internacional.

En efecto, en mayo de 1941 desde Nueva Gaceta, C6rdova Iturburu evaluaba el nuevo orden mundial no ya en la clave de la lucha antifascista sino en la del antiimperialismo. Los acontecimientos internacionales eran caracterizados como una puja interiimperialista. Por un lado Inglaterra, Francia y Estados Unidos, por el otro

50 Emilio Troise, "Panorama de la situaci6n mundial", Unidad. Por la defensa de la cultura, arno II, N? 2, setiembre de 1937.

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Alemania, Italia y Jap6n. En ninguno de los bloques se encontraba en debate el problema de la democracia, pues si asf hubiera sido al menos en los aliados -afirma- ba Iturburu- no se hubiera permitido la agresi6n a China, el avasallamiento de Etio- pia, la liquidaci6n de Austria y Checoslovaquia, el estrangulamiento de la RepOblica Espanola y, por Oltimo, la destruccion de la propuesta de la seguridad colectiva establecida bajo el r6gimen de la Sociedad de las Naciones: "El senor presidente Roosevelt, tan sensible a la suerte de la democracia que se ha hecho votar a tambor batiente las leyes y los cr6ditos necesarios para poder acudir en auxilio del tamba- leante andamiaje del Imperio Ingl6s, no fue tan diligente cuando la voz conmovedora del pueblo espanol clamaba por armas para defender su legitimo gobierno popular, su insospechable democracia, las conquistas sociales, economicas y politicas que lo ponian en el camino de la verdadera libertad. Hubo palabras, medias palabras, insinuaciones equivocas, habiles sobreentendidos de abogado. Pero el embargo de armas no se levant6. Roosevelt colabor6, en definitiva, con Chamberlain, Blum y Deladier, en el asesinato de Espana"51.

La guerra no significaba otra cosa que una puja por el nuevo reparto del mundo. De alli que la intervenci6n de Inglaterra en la guerra se identificara con la defensa de sus intereses imperiales amenazados. De alli tambi6n que antiguos aliados del cam- po antifascista como Repetto, Dickmann, Bravo y Alvear, y su elogio de la participa- ci6n britanica en la guerra, fueran ahora visualizados como agentes imperialistas. En mayo de 1941 el escenario mundial futuro no presentaba para los miembros de la AIAPE dos alternativas (democracia o fascismo) sino tres: la victoria del nazifascismo significaria el paso de una esclavitud a otra, la del bloque seudodemocratico (conce- bido como plutocracia) representaria el reforzamiento de la opresi6n econ6mica; y la del triunfo de los pueblos que derriban a sus opresores, estableceria el socialismo. Por ello, la AIAPE se plante6 bajo el t6pico del neutralismo una defensa de la democracia inseparable de la lucha antiimperialista, pues el fascismo podia Ilegar tanto por la gravitaciOn preponderante del nazifascismo en la economia mundial, como bajo for- mas reaccionarias o fascistizantes de gobiernos nacionales ligados a los intereses del capitalismo monop6lico. Escribe COrdova Iturburu: "El fascismo es en los paises imperialistas la dictadura polftica del capitalismo industrial y financiero. En nuestro pais sera -si el pueblo no le cierra el camino- la dictadura del imperialismo monopo- lista y de la oligarquia terrateniente a su servicio. Pensamos que la felicidad de los pueblos es la liberaci6n nazi fascista. Pero no estamos dispuestos, por eso, a servir de utiles instrumentos en las manos de los capitalismos extranjeros que traban nues- tro desarrollo y nos mantienen en una humillante infancia politica y econ6mica"52.

Asf todo, desde el 22 junio de 1941, con la invasi6n de Alemania a la URSS se reinstalara en otra clave el caracter de la lucha antifascista entendida ahora como guerra antifascista. No se abandona del todo la evaluaci6n de la guerra como con- tienda interiimperialista, sino que se da a la nueva etapa un nuevo contenido. La guerra deja de ser ya el conflicto exclusivo entre varios imperialismos para transfor- marse en la guerra del nazifascismo contra la Rusia socialista, apoyado por la reac- cin internacional53.

51 Cayetano CORDOVA ITURBURU: "Democracia, imperialismo y nuevo orden", Nueva Gaceta, op. cit. 52Ibid. 53 Emilio TROISE: "La nueva guerra", Nueva Gaceta, op. cit.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

De este modo, casi la totalidad de las actividades de la AIAPE y las temAticas que se abordarAn en Nueva Gaceta asumirAn una constelaci6n de significados fun- dados en la defensa de la patria del socialismo. La AIAPE organiza actividades en favor de la URSS: publica manifiestos y declaraciones de solidaridad54, informa so- bre las vivencias de la guerra55 y exalta la valentia de la clase obrera rusa en su defensa de Moscu56. Si a mediados de la d6cada de 1930 la lucha antifascista se instalaba en la AIAPE a partir de la polarizaci6n entre civilizacion o barbarie, donde la tension entre matriz liberal vs. fascismo parecia resumir el amplio campo de las ad- hesiones, para junio de 1941, el contenido civilizatorio pareciera haberse colocado definitivamente en un tema ya presente en 1935: la experiencia sovietica. Escribe Troise: "EstAn contra la URSS quienes estAn con el privilegio, con los s6rdidos intere- ses de las plutocracias que envilecen y ensangrientan el mundo, los que desencade- naron la guerra del '14 y siguieron luego, preparando la tragedia actual. EstAn con la URSS los que piensan que la humanidad necesita dignificarse en sus fuentes mis- mas arrancando de cuajo todo lo que menoscaba la vida: intereses de clase, supers- tici6n religiosa, perjuicios milenarios que anulan el impulso creador de los hombres"57.

Sarmiento y Rosas: acerca de la identidad nacional

Desde el origen de la AIAPE, en lo que respecta al nivel de la politica nacional la lucha antifascista recurri6 en modo dominante a la tradici6n liberal para fundar sus argumentos en contra de los gobiernos de Uriburu y Justo. En enero de 1936, Unidad critic6 la politica educativa del gobierno de Justo en las figuras del rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Angel Gallardo, del decano de la Facultad de De- recho y Ciencias Sociales, Dr. Clodomiro Zabalia, y en la del ministro de Instrucci6n POblica, Dr. Manuel de Iriondo, pues desde sus oficinas ellos pretendian definir refor- mas en el sistema educativo que se consideraban retr6gradas y contrarias a las tradiciones laicas nacionales.

Los funcionarios de Justo no s6lo reinstalaban una amplia ofensiva contra la ensenanza que ya habia estado presente en los tiempos del gobierno de Uriburu, sino que ahora la Ilevaban al extremo cuando, por ejemplo, en noviembre de 1935 fueron detenidos, torturados y luego exonerados, quince alumnos dirigentes de Ac- ci6n Conjunta, una organizaci6n estudiantil que lideraba el Centro de Estudiantes de la Escuela de Artes Decorativas durante la huelga estudiantil de 1934, y que se oponia a la reforma de los estudios plAsticos que pretendia llevarse a cabo desde 1933 por la Direcci6n General de Bellas Artes. La resistencia de los estudiantes se debi6 a que esa reforma orientaba los estudios en un sentido academicista, y no tecnico-practico como se pretendia segOn la composici6n fundamentalmente obrera del alumnado, e incorporaba materias inadecuadas y sin coordinacion, entre ellas

54 "Declaraci6n de solidaridad con la URSS", Nueva Gaceta (Revista de la AIAPE), N? 5, primera quincena de julio de 1941.

55 Odin MIRAVET: "La caida del nazi fascismo" y "La batalla de Moscu", Nueva Gaceta (Revista de la AIAPE), N? 10, segunda quincena de noviembre de 1941.

56 "La autentica democracia", Nueva Gaceta (Revista de la AIAPE), N? 6, segunda quincena de julio de 1941.

57 TROISE, "La nueva guerra", op. cit.

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Astronomia, Geografia, Moral y Religi6n, en oposici6n incluso a las recomendaciones que sobre el nuevo plan de estudios estableci6 la Comisi6n Asesora designada por el Ministerio de Instrucci6n POblica58.

Con la prohibici6n, en 1934, de ensenar en las escuelas las teorias de Darwin y Ameghino, con la definici6n de una universidad elitista y antirreformista que imposi- bilitara el ingreso de los sectores sociales subalternos, y con la implantaci6n en abril de 1936 por parte del presidente del Consejo Nacional de EducaciOn, Ing. Pico, de la ensenanza religiosa en las escuelas, con el prop6sito de inculcar en los ninos "narra- ciones y cuentos edificantes que pongan de manifiesto la existencia de un Ser Supre- mo [...] y los deberes para con los hombres, para con la familia y para con Dios", la reacci6n de Unidad no se harA esperar hasta senalar el carActer fascistizante del gobierno, apelando a la movilizaci6n de los maestros y estudiantes ante la violacion de lo mAs vivo de las tradiciones argentinas, desde Moreno y Rivadavia hasta Sar- miento y Mitre59.

Para agosto de 1937, la evaluaci6n que Unidad hace de la ensenanza publica es por cierto desalentadora: por un lado, procedimientos jesuiticos e inquisitoriales, persecucion policial y judicial a los profesores y alumnos de ideas izquierdistas, laicas, democrAticas o liberales; por otra parte, anuencia, protecci6n y solidaridad de las autoridades nacionales en la promoci6n y organizaci6n de congresos de maes- tros y profesores cat6licos. A ello se le sumaba el intento de modificaci6n de las leyes y reglamentaciones de la ensenanza primaria y media, y el empeno destructivo de la verdadera cultura -segun Unidad-, cuya piedra angular se identifica con la ciencia positiva: "La regresi6n confesional quiere sustituir la ensenanza [...] Quiere introducir en la conciencia de las generaciones adolescentes, por la fuerza de la ley, las mani- festaciones de los milagros y los misterios. Quiere que de las aulas argentinas se aleje Sarmiento para soslayar en ellas a Don Bosco"60.

Por ello, para Unidad, la elecci6n presidencial de setiembre de 1937 cobra una significaci6n politica y culturalmente definitoria para el desarrollo democrAtico y el progreso politico y social de la Argentina, pues a partir de ella se define la pervivencia de los principios "liberales" que informan el pensamiento de Mayo y que se expresa- ran politicamente desde Caseros en adelante. En este contexto, la lucha antifascista se fundaba tanto en la defensa de los derechos intelectuales como en el postulado de la libertad electoral y el cumplimiento de la Constituci6n Nacional61.

Si en la elaboraci6n de la genealogia politica de los intelectuales de la AIAPE, el pasado liberal argentino como un todo se definia -en forma poco precisa- como "la tradici6n liberal", "el pensamiento de Mayo", a trav6s de la exaltaci6n heroica de personajes-iconos de ese pasado (Sarmiento, Echeverria, Moreno, Alberdi, etcbte- ra), los antecedentes hist6ricos de sus contrincantes politicos -en particular lo que definen como el nacionalismo y la extrema derecha reaccionaria identificada con el catolicismo- encontrarAn su figura representativa en Juan Manuel de Rosas.

58 "La reacci6n en Bellas Artes", Unidad. Por la defensa de la cultura, aro I, N? 2, febrero de 1936. 59 "La ensenanza religiosa en las escuelas", Unidad. Por la defensa de la cultura, ano I, N? 3, abril de

1936. 60 "Peligra la ensenfanza", Unidad. Por la defensa de la cultura, afno II, N? 1, agosto de 1937. 61 "El problema presidencial", ibid.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

En 1941, Nueva Gaceta celebr6 la cesantia del senador Matias Gumersindo Sanchez como presidente de la Comisi6n Nacional de Cultura, pero impugn6 que el reemplazante cayera en la persona de Carlos Ibarguren, el antiguo dem6crata pro- gresista, uriburista de la primera hora, a quien se le adjudicaban admiraciones pronazis62. En una igualdad de status en la puja por el componente negativo de su accion politica cultural, Ibarguren y Martinez Zuviria sintetizan para este antifascismo el modelo del escritor "fascista" y reaccionario63, rodeados de una constelaci6n de escritores menores que aprovecharon los sucesos de setiembre de 1930 para colo- carse en un lugar intelectual de otro modo inaccesible.

Este esquematismo en la identificaci6n del mundo de la derecha intelectual cobra una sutileza mayor en la percepci6n de Deodoro Roca ante la creacion de la Academia Argentina de Letras, pero da un resultado perceptivo equivalente. Una doble degradaci6n es la que presentan los intelectuales nacionalistas y tradicionalis- tas argentinos, segOn Roca, pues no s6lo 6stos no alcanzan el nivel de los pocos referentes intelectuales del fascismo europeo -Marinetti en este caso-, sino que tam- poco se acercan a los niveles de la inteligencia del pasado liberal argentino64.

Para Roca, nacionalistas y cat6licos de escasa calidad intelectual resumen el fascismo criollo de hoy, mientras Rosas es presentado con un anacr6nico argumen- to, como el fascista de ayer, de una 6poca que expuls6 a la verdadera literatura al exilio (Varela, Echeverria, Juan Maria Guti6rrez y MArmol), pues Rosas -escribi6 Al- varo Yunque a prop6sito del Cancionero federalde H6ctor Pedro Blomberg- "no tuvo un poeta [...] porque la inspiracidn y la inteligencia son pulmones que s6lo respiran en libertad. [...] Ayer como hoy, los poetas de verdad no estaban con la tirania. ,Quienes cantan a la Espana leal?: Antonio Machado cY a Franco?... Ni Lugones se ha atrevido todavia"65. En algun sentido, la mirada de Yunque seguia reeditando la que Ingenieros propusiera mAs de veinte afos atrAs en La evoluci6n de las ideas argentinas.

Pero en una nota que publicara Unidad en febrero de 1936, Rodolfo Ghioldi defendi6 la necesidad de una nueva historiografia de la 6poca rosista, que equidistara tanto de la de los eruditos -"la historia ultra cientifica"- como de la de los apologistas, y que incluso se alejara de la interpretaci6n liberal que acentuaba el papel represor del gobierno rosista. Desde este punto de vista, Rosas no habia sido ni una figura ilustrativa de la 6poca que represent6 a las masas gauchas frente al dominio de la ciudad, ni el mas alto personaje de la historia argentina. MAs bien, fue un caudillo feudal, el mAs poderoso defensor de los intereses de los hacendados, en el periodo en que se instala el r6gimen de la estancia y es necesario disciplinar y someter a la masas de la campana en funci6n de las necesidades que el trabajo rural empezaba a demandar segOn la vinculaci6n de las tierras del Plata al mercado internacional.

Ghioldi no desconoce el apoyo popular del que goz6 Rosas, pero lo explica dadas las caracteristicas demag6gicas de su estilo de gobierno y por la habilidad

62 "Todo esta como ayer", Nueva Gaceta, N? 2, op. cit. 63 "Martinez Zuviria y la historia", Unidad..., atro 2, N? 1, op. cit. 64 Ibid., pp. 51-52. 65 Alvaro YUNQUE: "Poetas tiran6filos", Unidad. Por la defensa de la cultura, arfo II, N? 2, setiembre de

1937.

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personal para articular el mundo social gaucho y su politica de pacificacion y orden social, contra el modelo civilizatorio de los unitarios, que en rigor no contemplaba el universo del mundo rural.

La iniciativa de obtener la repatriaci6n de los restos de Juan Manuel de Rosas, por parte del gobierno de Justo, se explica -segOn Ghioldi- por la identificacion con unos tiempos de orden, autoridady sumisi6n, que la mentalidad revolucionaria de las masas trabajadoras ya no permitiria, dada la dominaci6n terrateniente y burguesa, y su alianza con "la opresi6n imperialista"66.

Asi todo, en Nueva Gaceta otra vez los argumentos recuperan la imagen dual de la historia argentina, particularmente ingenieriana, y es curiosamente Rodolfo Puiggr6s quien senala que en la puja interprovincial que IlevO a Rosas al dominio del puerto de Buenos Aires, Urquiza resuelve la nueva clave de un federalismo m.s puro. Pero esta vez, con Urquiza "estaban tambi6n los intelectuales progresistas por- taestandartes de las doctrinas mAs avanzadas de la 6poca"67.

Si bien en Unidad y en Nueva Gaceta no aparece una interrogacion deliberada sobre el pasado argentino, mAs allo de que muchos miembros de la AIAPE asi lo haran en numerosos libros y folletos, es facil advertir la presencia de una matriz interpretativa comun que -salvo excepciones- recurre en todo momento a la imagen de la historia que la tradici6n liberal habia instalado.

En Unidad y Nueva Gaceta, la pugna entre dos filosofias antag6nicas -demo- cracia vs. reacci6n- se identificaba en el presente politico de los actores del antifascismo, pero se trasladaba tambi6n hacia el pasado argentino, donde cada facci6n podia encontrar su equivalente en una linea de continuidad hist6rica que establecia genealogias, amigos y enemigos politicos, pero sobre todo mandatos para un presente en el que era necesario tomar partido por el socialismo. Pues si en el caso de estos antifascistas, la apelaci6n al pensamiento de Mayo establecia un mar- co de contenci6n, de ideas fuerza, de temas aglutinantes, para articular la resisten- cia ante los embates de los gobiernos considerados reaccionarios, tambi6n esa matriz mostraba momentAneamente qu6 cambios sociales de otra naturaleza eran necesa- rios para lograr la plenitud del ideario de liberaci6n social que advertian en los he- chos revolucionarios de Mayo de 1810. En todo caso, y mAs allt de contextos politi- cos y estilos personales, la omnipresencia de esta tradici6n en sus figuras intelectua- les mAs notables aparece como el dato principal del antifascismo de la AIAPE, mAs allo de que RaOl Gonzalez Tun6n en una operaci6n absolutamente aislada Ilegue a identificar a las masas explotadas con la figura literaria de Martin Fierro68. Pero se trataba aqui de un argumento general que pretendia un ajuste de cuentas ideol6gico y est6tico con la vanguardia martinfierrista de los anos '20, a la que Tui6n habia pertenecido. En rigor, al igual que en Ponce, en la mayoria de los intelectuales de la AIAPE, la "criolledad" era sinOnimo de barbarie69.

66 Rodolfo GHIOLDI: "Juan Manuel de Rosas", Unidad. Por la defensa de la cultura, aFo I, N? 2, febrero de 1936.

67 Rodolfo PUIGGROS: "Rosas y la unidad nacional", Nueva Gaceta, N? 5, op. cit. 68 Raul GONZALEZ TUNON: "El escamoteo de Martin Fierro", Unidad. Por la defensa de la cultura, arno I, N?

2, febrero de 1936. 69 Sobre la necesidad de europeizar al indio y al negro americanos; cf. Alvaro YUNQUE: "Tiro al blanco",

Unidad. Por la defensa de la cultura, ano II, NQ 5, enero de 1938.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

De la defensa de la cultura a la lucha por la paz

A la semana del golpe militar de junio de 1943, el nuevo gobierno clausur6 la AIAPE y encarcelO a algunos de sus miembros, entre ellos al presidente de la enti- dad, Dr. Gregorio Bermann70. A partir de ese momento se produce una fuerte disper- si6n en el amplio grupo original constituido por intelectuales de diversa extracciOn ideolbgica y profesional, pero se verifica tambi6n un ingreso de no pocos intelectua- les a la sociabilidad comunista71. De algOn modo, sobreviven las redes personales y los lazos de amistad personal o de afinidad politica, pero como entidad la AIAPE no vuelve a constituirse en tanto tal. Algunos de estos intelectuales participarAn en la promocion y constituci6n de la Uni6n Democr,tica, pero desde un lugar subordina- do, mientras que otros, como Rodolfo Puiggr6s, vislumbrarAn en el peronismo inicial un componente de emancipaci6n que se acercaba a su idea marxista del proceso de cambio social. De algun modo, esta elecci6n provoca su excomuni6n de las filas comunistas, luego de que las dirigencias del PCA dejaran de fantasear con la idea de que un acercamiento entre los comunistas y el peronismo pudiera ser posible, entre 1951 y 195372.

Hacia 1947, bajo la direcci6n de H6ctor P. Agosti, comienza a publicarse la revista de cultura Expresi6n (que contaba ademAs con la participaci6n de Roberto Giusti), y en 1949, tambi6n Agosti intenta editar una segunda 6poca de la revista Nueva Gaceta, pero s6lo alcanzarA a presentar cuatro nOmeros. La direcci6n es ahora compartida entre Agosti, Enrique Policastro y Roger PIA, quienes estAn asisti- dos por un Consejo Consultivo integrado por Antonio Berni, Estela Canto, Luis Falcini, Norberto Frontini, Luis Gudiro Kramer, M. In6s O'Connor, Isidro Maiztegui, Maria Rosa Oliver, Juan L. Ortiz, Jos6 Pedroni y Miguel Angel Speroni.

A diferencia de las publicaciones anteriores del nucleo de la AIAPE, ahora se observa una fuerte homogeneidad ideol6gica y partidaria en los miembros, mAs alli de que el contexto politico s6lo les permita definiciones de tipo literario y est6tico. Esta parece ser la t6nica -durante la etapa peronista- de revistas culturales tan diver- sas entre si como Realidad(1947-1949), Liberalis (1949-1961) e Imago Mundi (1953- 1955), publicaciones que propendian al estudio de temas filos6ficos, acad6micos y culturales, y rara vez hicieron explicitas sus opiniones politicas opositoras.

Asi todo, esta actitud general contrasta con las definiciones mAs claras aun respecto de los temas culturales que se observan en otras publicaciones mAs especificamente partidarias, como Orientaci6n y La Hora, a trav6s de los escritos de antiguos miembros de la AIAPE como Raul GonzAlez Tun6n, Luis Gudino Kramer y Jos6 Portogalo. En efecto, en ambas publicaciones se instala nuevamente el t6pico de "la defensa de la cultura", a partir de la exaltaci6n de dos de las figuras intelectua- les mAs reconocidas en la variante engag6e de la acci6n intelectual: llya Ehrenbourg

70 Gregorio BERMANN: Conciencia de nuestro tiempo, Buenos Aires, Ed. Hernandez, 1971, p. 249. 71 Ricardo PASOLINI: La utopia de Prometeo. Cultura antifascista e identidad comunista en la Argentina:

entre Paris, Buenos Aires y Tandil, 1935-1976, Tesis de Doctorado, UNCPBA, febrero 2004. 72 Cf. Sebastian RODRIGUEZ y Andres GURBANOV: "Revisando las posturas del Partido Comunista Argenti-

no frente al peronismo, 1943-1955", ponencia presentada en las Xas Jornadas Interescuelas - Departamentos de Historia, Rosario, 20 al 23 de setiembre de 2005.

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y Pablo Neruda73. El primero aparece como el principal sistematizador de una ima- gen de la Uni6n Sovi6tica como campeona de la democracia y de la lucha por la paz, en el contexto internacional animado por la Guerra Fria "ideol6gica". Es la instancia tambien donde la URSS intenta capitalizar ante Occidente el papel de pueblo victo- rioso y sacrificado, debido a su papel "liberador" durante la Segunda Guerra Mun- dial. De este momento son los sucesivos Congresos mundiales de Intelectuales por la Paz, de Wroclaw (1948) yVarsovia (1950), que Ilevan a los partidos comunistas de las diferentes naciones a alinearse consecuentemente con la linea de coexistencia pacifica dictada desde Moscu, sobre todo a partir de 1948, ano de grandes tensio- nes internacionales74. Nuevamente aqui, la URSS aparece como la nacion heredera de la civilizaci6n y la lucha por la paz deviene un objetivo en si mismo, cuya funci6n principal es el mantenimiento de las relaciones de fuerza internacionales. De alli que este t6pico se transforme por un tiempo en el mAs importante de los temas politicos de los partidos comunistas locales y sus sectores intelectuales, tanto en Francia como en la Argentina.

Al igual que a mediados de la d6cada de 1930, nuevamente ahora las definicio- nes respecto de la politica internacional cobran un peso evidente en la orientaci6n de las posturas que irA asumiendo la intelectualidad comunista local, oscilando entre las consignas de la "defensa de la cultura" y la "lucha por la paz", ambas de gran predi- camento no s6lo en el Ambito partidario sino tambi6n en la mAs amplia esfera de influencia de la politica cultural del PCA75.

Hacia 1950, el proyecto cultural mAs importante de los intelectuales comunistas serA la creaci6n de la revista Cuadernos de Cultura, tambi6n dinamizada por Agosti a partir de 1952, quien para esta 6poca se ha convertido en el mayor referente inte- lectual del PCA, junto con Ernesto Giudici.

Inicialmente, Cuadernos de Cultura se limit6 a traducir textos de est6tica y filo- sofia sovi6ticas, hasta que a partir de 1952 la revista comenzb a ampliar sus referen- cias marxistas, incorporando ademAs de los textos "oficiales" las colaboraciones de las principales figuras del comunismo te6rico europeo, como Palmiro Togliatti, Henri Lefebvre, Adam Schaff y Galvano della Volpe, entre otros. En este marco, de renova- ciones "controladas" tiene lugar la temprana recepci6n de la obra del marxista italia- no Antonio Gramsci76.

En este momento inicial, nuevamente es Agosti quien Ileva la operaci6n de renovaci6n te6rica un poco mAs adelante que el resto de los intelectuales comunis- tas, de alli que su libro Echeverria, de 1951, est6 fuertemente inspirado en las re- flexiones de Gramsci sobre el papel de los intelectuales en la direcci6n de un proce- so de hegemonia cultural77.

73 Cf. La Hora, 7-12-1947, 21-3-1948 y 6-6-1948; Orientaci6n, 21-4-1948. 74 Marc LAZAR y StBphane COURTOIS: Histoire du Parti communiste frangais, Paris, PUF, 2000, pp. 286 y ss. 75 Sobre este punto es interesante observar que la delegacion argentina que asisti6 al Congreso por la

Paz de Varsovia, en diciembre de 1950, estuvo presidida por Juan Manuel Calvo, un anciano lider del radicalismo de la ciudad de Tandil, de reconocida formaci6n politica liberal que si bien no podia ser identificado con el comunismo si en cambio admitia simpatias prosovieticas.

76 Horacio TARCUS: "El corpus marxista", en Susana CELLA (dir.): Historia critica de la literatura argentina, vol. 10, La irrupci6n de la critica, 1" ed., Buenos Aires, Emece, 1999, p. 468.

77 Hector P. AGOSTI: Echeverria, Buenos Aires, Ed. Futuro, 1951, passim.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

Hacia la Asamblea Nacional de Intelectuales

Pero hacia mayo de 1952, comienza a esbozarse una oposici6n intelectual mas organizada respecto de la cultura nacional, a partir del surgimiento de la Asamblea Nacional de Intelectuales, que al ano siguiente creara el Congreso Argentino de la Cultura.

La convocatoria de la Asamblea Nacional de Intelectuales parti6 de la conside- racion de que la cultura argentina se hallaba condicionada por dos factores impor- tantes: el divorcio entre el pueblo y los intelectuales, y el aislamiento entre quienes se encargaban de la producci6n cultural, entendida tanto como actividad cientifica como literaria o est6tica.

A ello se le sumaba un diagnOstico en el que la sensaci6n de incertidumbre del productor cultural se complementaba con el peligro de que se perdiera la linea hist6- rica que denominaban "progresista", y que no era mas que una noci6n pedag6gica de la funci6n cultural, que veian expresada con mayor vigor en la imagen de Sar- miento78.

Asi todo, los elementos gremiales resultaban un punto sustancial en los motivos de la convocatoria, dominada fundamentalmente por los criterios definidos por el grupo de los escritores, quienes si bien hacian propios los motivos de otros grupos culturales, partian de hecho de sus demandas mas especificas en tanto grupo so- cial. En efecto, en octubre de 1952 la convocatoria inicial se transforma ahora en un manifiesto beligerante que adquiere el caracter de una fuerte critica a la politica seguida por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

Dirigido a "los escritores argentinos", el documento rastrea los antecedentes de los tres Congresos de Escritores convocados por la SADE en 1936, 1939 y 1942, respectivamente, para indicar que los acuerdos que se habian establecido en esas instancias habian estado ausentes de la practica de la entidad gremial. La platafor- ma doctrinaria acordada se basaba en la defensa del caracter antiimperialista del escritor argentino, motivado por el prop6sito de denunciar en sus obras las condicio- nes de coloniaje de los pueblos, propugnando formulas de emancipacion y autono- mia nacional y social.

Otros elementos constitutivos de este acuerdo planteaban la necesidad de lu- char contra la limitacion de los derechos del pensamiento y por el respeto a la liber- tad de conciencia, y se Ilamaba tambi6n a la formaciOn de una conciencia antibelicista, t6picos todos fuertemente presentes en las asociaciones internacionales de escrito- res durante el periodo de entreguerras.

Ademas, el documento se propuso instalar el problema de la situacion social del escritor, presentandolo como un trabajador que no podia vivir del ejercicio de la profesi6n que habia elegido. Esta situaci6n se plante6 como el elemento central para el establecimiento de la unidad de accion de los miembros de un gremio muy particular.

Para los firmantes, la SADE no s6lo habia abandonado sus pretensiones antiimperialistas originales, sino que habia limitado su funci6n de defensora de los

78 "Llamado", Asamblea Nacional de Intelectuales a realizarse el 27 de junio de 1952 en la Capital Fede- ral. Buenos Aires, 23 de mayo de 1952. Convocatoria de la Comisi6n Organizadora (Archivo Familia Salceda).

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derechos gremiales, abogando por una libertad en abstracto que conducia a un aristocratismo cultural muy lejano de las aspiraciones populares79. Por otro lado, tampoco la SADE habia favorecido la realizaci6n de un congreso de la cultura nacio- nal, tal cual lo habia establecido la comisi6n directiva oportunamente.

A ello se le sumaba una linea de actuaci6n donde la entidad habia mostrado muy sutilmente su oposici6n al gobierno de Per6n y su politica cultural (un ejemplo de ello fue la creaci6n del Gran Premio de Honor que se entregaba a los escritores de algOn modo excluidos del mundo cultural promovido desde el estado), pero que en un contexto represivo habia privilegiado la supervivencia institucional a la excesiva declaraci6n de principios, adhesiones y defensa de escritores encarcelados o perse- guidos80.

Asimismo, la entidad no s6lo mostraba un fuerte resquebrajamiento interno, sino que la representaci6n misma de los escritores se hallaba dispersa entre varias instituciones como la SADE, la ADEA, el Sindicato Argentino de Escritores y las enti- dades de alcance local o provincial. Segun los firmantes, todo ello favorecia el debi- litamiento de la lucha gremial de los escritores, en un contexto donde las discrimina- ciones politicas eran muy visibles a la hora de la adjudicaci6n de premios y recom- pensas, o en la provisi6n de cargos afectados a la funci6n cultural, y donde el inter- cambio cultural con otros paises del mundo se habia resentido ostensiblemente.

Finalmente, evaluaban que la cultura nacional -concebida como una tradici6n de literatura militante que encontraba sus epitomes en las figuras de Sarmiento, Echeverria, Guti6rrez y HernAndez- se hallaba jaqueada por las trabas impuestas por el imperialismo y la oligarqufa.

En t6rminos especificamente gremiales, el documento propuso la constituci6n de una entidad gremial unica, y una serie de veinte puntos reivindicativos que refe- rian a la necesidad de modificar sustancialmente la situaci6n material del escritor. Esas demandas iban desde las medidas que aseguraran la libertad de expresi6n hasta las que proponian la mayor presencia y promoci6n del escritor nacional en la escena de la industria literaria y periodistica, frente a los autores extranjeros. Tam- bi6n, se planteaba la necesidad de una ley de difusi6n del material literario produci- do en el pais y la creaci6n de un sistema de previsi6n social que proporcionara al escritor facilidades para el disfrute de vacaciones, atenci6n a la salud y el estableci- miento de un regimen jubilatorio.

Si bien el documento de octubre de 1952 evidenciaba una fractura importante en el interior de la SADE, el sector beligerante no s6lo recurria a t6picos ideol6gicos de defensa de la cultura muy cercanos a los expresados durante los anos de la lucha antifascista, sino que tambi6n incorporaba una serie de elementos donde las reivin-

79 Documento "A los escritores argentinos", Buenos Aires, octubre de 1952. Firmado por Alvaro Yunque, Miguel Angel Speroni, Alfredo Varela, RaOl Gonzalez Tur6n, Lila Guerrero, Julio Galer, Fina Warschaver, Bernardo Kordon, Raul Larra, Hector P. Agosti, Carlos Ruiz Daudet, Hector Yan6ver, Juan Enrique Acufla, Juan Jose Manauta, Juan Antonio Salceda, Juan L. Ortiz, Amaro Villanueva, Nicandro Pereira (Archivo Familia Salceda).

80 Flavia FIORUCCI: "El antiperonismo intelectual: de la guerra ideol6gica a la guerra espiritual", ponencia presentada en el II Simposio sobre Culturas Politicas y Politicas Culturales en la Argentina del siglo XX y VIII Jornadas de Historia Politica, "La prensa como fuente y como problema", Tandil, 28 y 29 de abril de 2005, organizadas por el Programa "Actores, Ideas y Proyectos Politicos en la Argentina Contemporanea", Instituto de Estudios Hist6rico-Sociales "Prof. Juan Carlos Grosso", Fac. de Ciencias Humanas de la UNICEN.

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dicaciones sociales tenian un peso muy importante en la evaluacion de la situaci6n del escritor. Si en los '30, el escritor se licuaba en una dimension politica que excedia la especificidad de su campo para lanzarse a la politica, en los primeros '50, aunque las definiciones macro no estaban ausentes, el escritor-al menos el que se inscribia en la tradici6n antifascista- se perfila como un profesional de la palabra, condiciona- do por elementos materiales.

Asi todo, la presencia de una ret6rica de reivindicacion social estaba hablando a la vez de los limites de un discurso cultural que ahora se adaptaba a un contexto discursivo mayor, donde el caracter reivindicativo asumia una dimension legitima en el clima de la argentina peronista. De algOn modo, estos intelectuales en retirada observaron en la explicitacion de las demandas sectoriales un vehiculo para mante- ner una posici6n de critica interna de las entidades gremiales, y externa de las insti- tuciones oficiales de la cultura.

En efecto, la convocatoria de la Asamblea Nacional de Intelectuales significo el modo en que un sector de la intelectualidad muy ligado a la esfera cultural del PCA pretendi6 recolocarse en un lugar de centralidad de la agenda intelectual en un momento en que los margenes de accion para los opositores politicos del gobierno fueron muy limitados, como lo demuestra Silvia Sigal en su trabajo sobre intelectuales y peronismo81. Sin embargo, la Asamblea s6lo alcanz6 a instalar algunos elementos de un debate que s6lo lograrAn una dimensi6n nacional con el Congreso Argentino de la Cultura.

El Congreso Argentino de la Cultura o la reconstituci6n de la sociabilidad antifascista

En efecto, el Congreso Argentino de la Cultura (1953-1955) retomo gran parte de las temAticas que estaban presentes en la Asamblea Nacional de Intelectuales, pero alcanzo una dimension mayor en principio porque avanzo sobre las problemA- ticas culturales desde una perspectiva que ya no tomaba a la SADE como el interlo- cutor de su pol6mica, sino al campo cultural en su conjunto. Al mismo tiempo, asumia una dimension nacional en su organizaci6n, y tambi6n continental, dado que apare- cia como el resultado argentino del Congreso Continental de la Cultura que se habia desarrollado en Chile entre abril y mayo de 1953, de clara incitacion comunista, y que mantenia tambi6n fluidas relaciones con intelectuales brasilenos que organizaron un congreso equivalente en Goiana.

El congreso de Chile habia establecido una evaluaci6n de los problemas cultu- rales del intelectual en America que se vinculaba fuertemente con las consignas de la Asamblea. Tambi6n alli se abog6 por la necesidad de estimular el desarrollo cultu- ral de los pueblos americanos, por la eliminaci6n de los obstaculos formales que dificultaban el intercambio cultural entre los paises del continente y por la defensa de la libertad de creaci6n y de opini6n de los intelectuales.

Por su parte, el Congreso Argentino de la Cultura introdujo el problema del lugar de la tradici6n hist6rica progresista en la cultura argentina, rescatando, por un lado,

81 Cf. Silvia SIGAL: "Intelectuales y peronismo", en Juan Carlos TORRE (dir.): Nueva Historia Argentina, Los arlos peronistas, 1943-1955, t. VIII, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 2002, pp. 501 y ss.

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el sentimiento anticolonial que habia caracterizado a la Revoluci6n de Mayo y que era necesario revivificar y, por otro, el lugar primordial de los intelectuales respecto de su relacion con las asociaciones populares productoras de cultura.

Apoyado en la convicci6n de que la cultura argentina habia perdido sus bases aut6nticamente nacionales y populares, y que el aislamiento solo aseguraba el pre- dominio de las manifestaciones coloniales, la convocatoria del Congreso Argentino de la Cultura propici6 el dialogo entre los intelectuales de diversas tendencias, esta- bleci6 la necesidad de vincular a la cultura argentina con el proceso cultural univer- sal, sin que por ello perdiera su especificidad; abog6 por la paz mundial, e instalo la noci6n de que la cultura nacional s6lo podia alcanzar el impulso necesario si se lograban establecer vinculos perdurables entre los intelectuales y el pueblo82.

Entre agosto y diciembre de 1953 se constituy6 un Comit6 Pro Congreso Argen- tino de la Cultura, que previ6 una asamblea de delegados para el mes de mayo del ano siguiente. Integrada por veintiocho personas y presidida por el ingeniero NicolAs Besio Moreno, al tiempo que H6ctor P. Agosti se desempenaba como secretario general, la Junta Ejecutiva inicial procur6 instalar una convocatoria extensa a partir de la activa acci6n organizativa de la secretaria del interior, cuyo proposito era alcan- zar una participaci6n de delegados representativa a nivel nacional de la vida cultural en las provincias. De este modo, se conformaron filiales del Comit6 en Capital Fede- ral, Ciudad Eva Per6n, Tandil, Dolores, Loberia, Tres Arroyos, Necochea, Santa Fe, Rufino, San Jos6 de la Esquina, C6rdoba, Rio Cuarto, Mendoza, San Rafael y Posa- das. Incluso la composici6n misma de la Junta Ejecutiva se constituyo atendiendo a esta representaci6n regional, y no falt6 la instancia en la que el presidente y los secretarios viajaron desde Buenos Aires para acelerar la conformaci6n o legitimar a las comisiones locales83.

Asi, el 15 de mayo de 1954 sesion6 la asamblea general de delegados, dando inicio formal al Congreso Argentino de la Cultura. A pesar de la prohibici6n impuesta por la Jefatura de la Policia Federal, y de las infructuosas gestiones realizadas hasta Oltimo momento por la Junta Ejecutiva ante el ministro del Interior, Angel Borlenghi, para revocar la medida, la asamblea se realiz6 en forma clandestina en una quinta cercana a la Capital Federal y cont6 con la participaci6n de 65 delegados y con la adhesion de alrededor de 93 entidades e instituciones culturales del pals. Asimismo, mAs de 413 firmas expresaron sus adhesiones individuales. Del exterior, se cont6 tambien con la adhesion de Joliot-Curie, titular de la Federaci6n Mundial de Trabaja- dores Cientificos, del escritor Pablo Neruda, de los artistas plAsticos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, de los escritores Juan Marinello, NicolAs Guill6n, Jorge Ama- do y Jorge Icaza, y de los teOricos de neomarxismo frances Jean Kanapa y Henri

82 "Convocatoria al Congreso Argentino de la Cultura", Buenos Aires, agosto de 1953. El Documento se acompafa de mas de 100 firmas de reconocidos intelectuales, escritores, profesores universitarios, artistas plas- ticos, mOsicos, medicos y criticos teatrales, entre ellos Agosti, Barletta, Bermann, Besio Moreno, Castagnino, Gambartes, Giambiagi, Gonzalez Turnn, Portogallo, Juan L. Ortiz, Maria Rosa Oliver, O. Pugliese, Pedroni, Rojas Paz, Larra, Kordon, Spilimbergo, Yunque, UrruchOa, Thenon, Seoane, etcetera (Archivo Familia Salceda).

83 Carta de Juan E. Acurfa (secretario del interior de la Junta Ejecutiva del Comit6 Pro Congreso Argentino de la Cultura) a Ines Gutierrez, secretaria de actas de la Filial Tandil del Comite, 10-12-1953; y Carta de Fernando Groisman (secretario de hacienda de la Junta Ejecutiva del Comit6 Pro Congreso Argentino de la Cultura) a Ines Gutierrez, 29-03-54 (AFS).

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Lefevbre84. Todos ellos habian integrado, en 1935 y 1937, las dos ediciones del Congreso de Escritores por la Libertad de la Cultura, que se realizaron en Paris y Valencia-Madrid-Barcelona, respectivamente.

Luego de considerar la prohibici6n de la reunion como un agravio a las garan- tias de la libre expresi6n, la asamblea estableci6 el funcionamiento permanente de comisiones locales del Congreso Argentino de la Cultura, que se encargarian de examinar en profundidad los 39 proyectos y ponencias presentados por los delega- dos regionales respecto de los tres puntos convocantes del Congreso: 1) Bases para el desarrollo de la cultura argentina, 2) Deberes y derechos de los trabajadores inte- lectuales y 3) Accion de las entidades populares de la cultura. Tambien homenajea- ron al escritor chileno Pablo Neruda, al cumplir 6ste 50 afnos de edad, en un momento en que Neruda parece simbolizar, por un lado, el modelo de intelectual comprometi- do con la politica de la paz mundial animada desde Moscu en pleno clima de la Guerra Fria y, por otro, representa la imagen de una America 6pica y combativa que desde la poesia conquistaba admiraciones mundiales.

Finalmente acordaron una serie de resoluciones que fueron presentadas como "un repertorio de soluciones constructivas para los grandes temas que afligen a la nacionalidad", puesto a consideraci6n de la opinion pOblica como de los 6rganos gubernativos85. Entre las resoluciones mis significativas, el Congreso Argentino de la Cultura declar6 que las bases de la cultura argentina eran inseparables de su origen hist6rico, consistente en una cultura democrAtica extendida al pueblo, con fundamentos racionales y libres, afirmativa de su individualidad y en repudio de toda forma de colonialismo. Estableci6 que esa cultura democrAtica no era privativa de ningOn sector social o politico, y que toda tentativa de disimular, limitar o anular esta tradici6n constituia un peligroso retroceso cultural y politico. De algOn modo, lo pro- pio nacional se expresaba en los componentes democraticos y anticoloniales de esa tradici6n, de alli que el Congreso critic6 con igual 6nfasis tanto "la equivoca universa- lidad cosmopolita", como "el repliegue egoista y suicida dentro de las propias fronte- ras", una posici6n que igualaba en negatividad a la tradici6n intelectual de la revista Sur con las posturas del nacionalismo de derecha86.

Respecto del lugar de los intelectuales, el Congreso evalu6 que uno de los limites para el desarrollo de una cultura nacional coherente se relacionaban por una parte con el hecho de que los trabajadores intelectuales vivian aislados en el Ambito de sus profesiones, o alejados por separaciones territoriales que contraponian la centralidad cultural de Buenos Aires al resto del pais, o a las distintas regiones entre si. Asi, el Congreso consider6 como un deber intelectual la superaci6n de ese estado de dispersiOn para posibilitar, mediante la labor cultural en diferentes zonas de co- municaci6n, la empresa de elevaci6n cultural de los habitantes y el progreso social de la RepOblica87.

84 Cf. Boletin del Congreso Argentino de la Cultura, NQ 3, Buenos Aires, junio de 1954. 85 "Resoluci6n de la Asamblea General de Delegados", en Boletin, op. cit. 86 Gran parte de estas posiciones del Congreso anteceden a las que Agosti desarrollara en su libro

Nacidn y cultura, de 1959. 87 Ibid.

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Acerca de las reivindicaciones sociales del intelectual, el Congreso considerO que "el trabajador intelectual tiene un medio especifico de ejercer su acciOn social, mediante su participaci6n como tal en el proceso nacional de la cultura y mediante el aprovechamiento racional de sus capacidades para la sociedad", pero esta situa- ci6n se encontraba devaluada debido a la falta de reconocimiento de la labor creativa e intelectual, a la situaci6n de empobrecimiento creciente de los trabajadores intelec- tuales y a los limites impuestos al libre ejercicio de los derechos de opini6n y de discusion. Por ello, los delegados acordaron la elaboraci6n de una "Cartilla de dere- chos de la intelectualidad argentina", que se presentaria ante el Congreso de la Naci6n y las legislaturas provinciales, para concretar todas las aspiraciones de me- joramiento de los sectores intelectuales.

En este contexto, la asamblea evalu6 positivamente la existencia de innumera- bles asociaciones privadas diseminadas a lo largo del pais, que realizaban una im- portante labor cultural en beneficio de las comunidades locales, pero advirti6 sobre la necesidad de constituir un organismo centralizado y permanente que vinculara a los intelectuales con dichas entidades. El Congreso Argentino de la Cultura se propu- so como esa entidad permanente.

Finalmente, ademas de las resoluciones que refirieron a la dimension propia- mente institucional de la entidad intelectual, el Congreso resolviO tambi6n trabajar en los actos conmemorativos de los centenarios de Almafuerte y Ameghino, y dirigirse al Congreso de la NaciOn solicitando la reedicion oficial de las obras completas de estos autores, y la edici6n oficial de la "Memorias" del general Jos6 Maria Paz, en ocasiOn del centenario de su muerte, "como tributo a un esforzado campeon de la unidad nacional"88.

Una vez finalizado el Congreso, la Junta Ejecutiva presentO un proyecto de encuentros culturales de caracter regional que promoviera una serie de coloquios entre intelectuales y representantes de las entidades culturales locales, con el propO- sito de reflexionar sobre los problemas particulares de cada zona del pais. Se esta- bleci6 asi un programa de encuentros segOn regiones, que incluia la zona del Litoral (Sante Fe, Entre Rios, Corrientes, Misiones y Formosa); Norte (Tucuman, Salta, Catamarca, Jujuy y Santiago del Estero), Cuyo y Centro (Mendoza, C6rdoba, San Juan, San Luis, La Rioja) y zona Sur (Bahia Blanca y sur de la provincia de Buenos Aires)89. Pero la detenci6n y encarcelamiento del secretario general del Congreso, H6ctor P. Agosti, el 10 de julio de 1954, motivO que todas las acciones del Congreso Argentino de la Cultura se encaminaran a favor de la acci6n de la "Comisi6n Pro Libertad de H6ctor P. Agosti", una entidad tambi6n presidida por el ingeniero Nicolas Besio Moreno y que sustituy6 momentaneamente la labor del Congreso90. Finalmen- te, la Revoluci6n Libertadora, con su politica de desperonizacion, que incluia tam- bi6n la persecuciOn de los comunistas, limitO fuertemente la actividad del Congreso, el cual dejO de sesionar prontamente.

88 Ibid. 89 "Proyecto sobre Encuentro Culturales", Junta Ejecutiva del Congreso Argentino de la Cultura, Buenos

Aires, agosto de 1954. 90 Cf. "Por la libertad del escritor H6ctor P. Agosti", documento editado por la Comisi6n Pro Libertad de

Hector P. Agosti, 15-9-1954.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

Consideraciones finales

,Qu6 significaci6n tuvo el antifascismo en el ambito de la cultura? La experien- cia de la AIAPE fue significativa en varios aspectos, pues a partir de ella se desarro- Ilan una serie de operaciones culturales e ideol6gicas novedosas que tendran gran perdurabilidad en las imaginaciones politicas de los actores del periodo. La articula- ci6n entre elementos de la tradici6n liberal argentina, la referencia nacional y un horizonte de desarrollo social que ve en la URSS el modelo sustitutivo de progreso, sentaran toda una linea de pensamiento, o mejor, un estado de la sensibilidad ideo- 16gica que tendra gran peso interpretativo incluso mas alla del ambito especifico del mundo intelectual comunista en la Argentina, con una temporalidad que excedera tambi6n la correspondiente al momento estrictamente antifascista. La primera noci6n de esta linea considerara fuertemente que el rol intelectual sl6o se legitima en la prosecuci6n del ideal revolucionario, por ende, en una versi6n de la cultura fuerte- mente pedag6gica (que a veces polemiz6 con las propias vanguardias de la izquier- da fundadas en la noci6n de un arte proletario), y una idea de los intelectuales como ap6stoles laicos. La segunda idea se relaciona con el rescate de una tradici6n inte- lectual y politica argentina en la que se establecia una genealogia del antifascismo comunista que encontraba sus origenes en el sueno frustado de Mayo y Ilegaba hasta Jos6 Ingenieros y la Reforma Universitaria pasando por la Generaci6n de 1837. Finalmente, y muy ligada a la anterior, la nocion de que en el devenir de esta tradici6n el destino argentino se encontraba con una salida inevitable en el socialismo, sobre todo porque el fascismo era considerado como el canto del cisne del capitalismo.

Parece evidente que esta versi6n del antifascismo pugn6 por encontrar el fas- cismo local, y no siempre pudo identificarlo con claridad, de tal suerte que muchas de sus referencias parecieran estar dominadas por expresiones internacionales, aun- que el "fascismo criollo" fue identificado como tal fundamentalmente en las politicas represivas en el ambito educativo de los gobiernos de Uriburu, Justo y Fresco en la provincia de Buenos Aires. Tambi6n parece evidente que el golpe militar de 1943 y la posterior asunci6n en la escena politica de la figura de Per6n otorg6 los elementos finales de identificaci6n del fascismo vernaculo que estos intelectuales estaban bus- cando desde 1935.

A partir de 1943, la clausura de la AIAPE y el encarcelamiento de algunos de sus dirigentes motivaron un retiro a cuarteles de invierno de la intelectualidad antifascista, creciendo de este modo la evaluaci6n del peronismo en tanto "nazi- peronismo", hasta que poco a poco fue reconstituy6ndose el nOcleo antifascista ini- cial, primeramente con la nueva politica del comunismo internacional que Ilamaba a la "lucha por la paz" en el marco de la Guerra Fria "ideol6gica", y luego con la Asam- blea Nacional de Intelectuales, y con el Congreso Argentino de la Cultura. Pero si en los anos '30 los intelectuales de la AIAPE se presentaban socialmente legitimando su actividad cultural en funcion de los contenidos de una lucha antifascista que veia un horizonte de 6xito politico posible, a mediados de los anos '50, las limitaciones de un contexto politico dominado por la presencia del peronismo en el gobierno Ilev6 a estos intelectuales a presentar un campo de reivindicaciones en donde la situaci6n social del intelectual cobraba un gran peso discursivo, al tiempo que introducia la dimensi6n nacional del problema de la cultura, activando un fuerte movimiento de

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asociaciones culturales intermedias que no dependian del estado. Tambien aqui se dio un movimiento de ingreso de nuevos intelectuales en el campo de influencia de la politica cultural partidaria, pero fue tambi6n la ultima oportunidad que tuvo el PCA de gravitar en el mundo cultural.

Sin embargo, mas alla de la limitaci6n que en una primera instancia podia sig- nificar la reivindicaci6n sectorial, una linea de continuidad podia establecerse entre los argumentos de los antifascistas de ayer y los de la era peronista: la noci6n de que la cultura nacional se entroncaba con el mandato democratico de Mayo, que ahora, a rafz de un clima de 6poca donde el peronismo parecia inundarlo todo, recurria tambien a la imagen de un Mayo anticolonial.

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CULTURA ANTIFASCISTA, COMUNISMO Y NACION EN LA ARGENTINA

RESUMEN

El articulo aborda el problema de la consti- tucidn de un clima de epoca caracterizado por los topicos del antifascismo, entre 1935 y 1955, en ciertas familias ideoldgicas y culturales ar- gentinas, entre las que la galaxia comunista apa- rece como la mas dinamica del periodo. Sobre este punto, se analiza la constituci6n de la Aso- ciacidn de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (1935-1943) de Buenos Aires, en tan- to centro de produccidn cultural que instalo fuer- temente el tema de la defensa de la cultura como uno de los temas fundamentales de la politica antifascista. Luego se pasa revista a lo que fue el Congreso Argentino de la Cultura de 1953-54,

ambito en el que aquellos intelectuales de me- diados de los '30 reeditaron frente a lo que consi- deraban el fascismo vernaculo (el peronismo) ac- ciones equivalentes de tipo antifascista en el ambi- to de la cultura, pero que ya no podian descono- cer el impacto que el peronismo habia alcanzado en la vida politica delpais. Ambos casos dan cuen- ta de algun modo del porqu6 del caracter fuerte- mente "liberal" de la intelectualidad argentina que poseia fantasias politicas prosovi6ticas, de los alcances y limites de la politica cultural del co- munismo argentino y de la perdurabilidad de cier- tas tematicas y afectividades sobre la politica y la accidn cultural de los intelectuales antifascistas.

SUMMARY

The article examines the emergence of "anti-fascism" as a dominant topic among argentine intellectuals between 1935 and 1955, an ideological process where comunist militants had a very influential role.The focus of the analysis is placen upon the trayectory of two institutions: the Association of Intellectuals, Ar-

tists and Journalists (AIAPE) from 1935 to 1943 and the Argentine Congress of Culture, from 1953 to 1954. Both experiences illustrates the scope and limits of the comunist cultural interven- tions and account for the recurrent themes and motives present in the argentine anti-fascists circles.

REGISTRO BIBLIOGRAFICO

PASOLINI, Ricardo "El nacimiento de una sensibilidad politica. Cultura antifascista, comunismo y nacibn en la Argentina: Entre la AIAPE y el Congreso Argentino de la Cultura, 1935-1955". DESARROLLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 45, NQ 179, octubre-diciembre 2005 (pp. 403- 433). Descriptores: <Historia politica y cultural> <Intelectuales> <Antifascismo> <Comunismo argentino> <Peronismo> <Instituciones politico-culturales> <Argentina>.

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