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IBFG IBFG ICFTU ICFTU CISL CISL CIOSL CIOSL CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES SINDICALES LIBRES | CIOSL | AGOSTO DE 2003 | Nº5 El Mundo sindical Dossier Los militantes van casa por casa para vencer al miedo y organizar la solidaridad “S e debe entrar en contacto con los trabajadores fuera de la empresa, durante el trayec- to de la casa al trabajo o en sus mismos lugares de residencia. Sin embargo, a ve- ces es muy difícil conseguirlo ya que los empleadores sobornan a menudo a los políticos, policías y otros funcionarios locales para que éstos ejerzan presión so- bre los trabajadores a fin de disuadirlos de entrar en contacto con los sindicatos. La mayoría de los trabajadores tienen in- clusive miedo de contestar a nuestras preguntas, temen perder su trabajo”, ex- plica Enrico, quien en el terreno procura diariamente sindicalizar al personal de las fábricas de la zona franca de Cavite. ALAMBRES DE PÚAS Y GUARDIAS DE SEGURIDAD Comparada con Bataan, donde es obligatorio disponer de un pase, en la zona de Cavite resulta más fácil entrar. Filipinas: una brecha sindical en las zonas francas SIGUE EN LA PÁGINA 2 Incentivos fiscales para los inversores, salarios bajos y ritmos infernales para el personal, ma- yoritariamente femenino: tal es el balance resultante del auge de las zonas francas de expor- tación en Filipinas. Son fortalezas ferozmente antisindicales donde desde comienzos de los años noventa el sindicato TUCP y sus principales afiliadas luchan a diario en el terreno para tratar de ampliar las pequeñas conquistas logradas en materia de derechos de los trabajado- res. Pero la encarnizada competencia mundial para brindar menores costos de mano de obra hace que se cierna la amenaza de traslados de empresas hacia China y dificulta aún más la la- bor sindical. Esta reseña, publicada en vísperas de la próxima cumbre mundial de la OMC de Cancún (10 –14 de septiembre), ilustra la dura realidad de esas zonas francas que en todo el mundo sim- bolizan por excelencia la primacía de la carrera en pos de ganancias sobre la defensa de los derechos sociales. Reportaje y testimonios sobre esta carrera por el “cada vez más barato” que socava los derechos más fundamentales de los trabajadores. Contrarrestar el chantaje al empleo Buscando escapar al desempleo y la miseria, los jóvenes se agolpan a las puertas de las zonas francas. Sin embargo, a causa de la inseguridad en el empleo, los ritmos de trabajo son infernales al igual que las violaciones de derechos de maternidad. Además, la rotación de personal es elevadísima.

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IBFGIBFG

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CIOSL

CIOSL

CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES SINDICALES LIBRES | CIOSL | AGOSTO DE 2003 | Nº5

El Mundo sindical Dossier

Los militantes van casa porcasa para vencer al miedo yorganizar la solidaridad

“S e debe entrar en contactocon los trabajadores fuera dela empresa, durante el trayec-

to de la casa al trabajo o en sus mismoslugares de residencia. Sin embargo, a ve-ces es muy difícil conseguirlo ya que losempleadores sobornan a menudo a lospolíticos, policías y otros funcionarioslocales para que éstos ejerzan presión so-bre los trabajadores a fin de disuadirlosde entrar en contacto con los sindicatos.La mayoría de los trabajadores tienen in-clusive miedo de contestar a nuestraspreguntas, temen perder su trabajo”, ex-plica Enrico, quien en el terreno procuradiariamente sindicalizar al personal delas fábricas de la zona franca de Cavite.

ALAMBRES DE PÚAS Y GUARDIAS DE SEGURIDAD

Comparada con Bataan, donde esobligatorio disponer de un pase, en lazona de Cavite resulta más fácil entrar.

Filipinas: una brecha sindical en las zonas francas

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Incentivos fiscales para los inversores, salarios bajos y ritmos infernales para el personal, ma-yoritariamente femenino: tal es el balance resultante del auge de las zonas francas de expor-tación en Filipinas. Son fortalezas ferozmente antisindicales donde desde comienzos de losaños noventa el sindicato TUCP y sus principales afiliadas luchan a diario en el terreno paratratar de ampliar las pequeñas conquistas logradas en materia de derechos de los trabajado-res. Pero la encarnizada competencia mundial para brindar menores costos de mano de obrahace que se cierna la amenaza de traslados de empresas hacia China y dificulta aún más la la-bor sindical.Esta reseña, publicada en vísperas de la próxima cumbre mundial de la OMC de Cancún (10–14 de septiembre), ilustra la dura realidad de esas zonas francas que en todo el mundo sim-bolizan por excelencia la primacía de la carrera en pos de ganancias sobre la defensa de losderechos sociales. Reportaje y testimonios sobre esta carrera por el “cada vez más barato”que socava los derechos más fundamentales de los trabajadores.

Contrarrestar el chantaje al empleo

Buscando escapar al desempleo y la miseria, los jóvenes se agolpan a laspuertas de las zonas francas. Sin embargo, a causa de la inseguridad en elempleo, los ritmos de trabajo son infernales al igual que las violaciones dederechos de maternidad. Además, la rotación de personal es elevadísima.

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Eso no impide que “las diferentes fábri-cas que están dentro de la zona estén ro-deadas de alambre de púas y guardias deseguridad. Es imposible entrar en el pre-dio de las empresas sin autorización delas patronales”, agrega Enrico. Está en lasede central del TUCP de Manila hacien-do un balance de la situación de los ca-sos concretos en curso con 26 de suscompañeros (11 de ellos mujeres) delequipo de organizadores y verificadoresde la campaña sindical que el TUCP ysus principales afiliadas llevan a cabo enlas zonas francas (*). “Bataan es una zo-na pequeña. Una vez que se identifica auna persona como militante sindical, re-sulta muy difícil encontrar trabajo, poreso la gran mayoría de los trabajadorestiene miedo de afiliarse a un sindicato.En Laguna resulta especialmente difícilentrar en la zona. Si los guardias, ya seande la zona o de una empresa en particu-lar, ven a tres trabajadores conversando,inmediatamente los interrumpen y pre-guntan de qué están hablando. Los fun-cionarios oficiales de la zona nos hanadvertido claramente que si se desarro-llan actividades sindicales los inversoresse retirarán. Sólo se puede hablar con lostrabajadores fuera de la zona”, agregaRodrigo.

LA GRAN DIFERENCIA ENTRE LA LEYY LA PRÁCTICA

Según las autoridades filipinas y la le-gislación nacional correspondiente, lostrabajadores y trabajadoras de las zonastienen libertad para afiliarse a un sindi-cato y las autoridades competentes velanpor ello. “Nuestro mandato nos indicagarantizar el respeto de la legislación la-boral en las zonas. En caso de problemasgraves, la sanción máxima que aplica-mos consiste en retirar a la empresa encuestión el derecho de operar en una denuestras zonas. Hemos elaborado unalista negra de empresas que cierran sinpagar a su personal. También ocurre quetengamos que impedir la salida del terri-torio del material de una empresa paraimpedirle completar un cierre ilegal. Pe-ro antes de llegar a esos casos extremos,tenemos toda una serie de mecanismosde queja en los que desempeñamos elpapel de intermediarios conciliadores,por ejemplo, con el Departamento deTrabajo (DOLE), y también el papel defacilitadores para ejecutar sus decisio-nes”, explica Antonio Ferrer, asesor jurí-dico de la autoridad administrativa de lazona de Cavite (PEZA), que comenzó afuncionar en 1991 y hoy tiene 235 em-presas exportadoras que emplean a68.000 trabajadores, dos terceras partesde los cuales son mujeres.

Sin embargo, entre la teoría y la reali-dad hay una gran distancia que esos sin-dicalistas del terreno intentan salvar po-co a poco con su trabajo innovador yempecinado. Si bien como promedio elsalario horario de las zonas francas me-

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☛ VIENE DE LA PÁGINA 1 joró estos últimos años, eso no impideque, según los sindicatos, solamente latercera parte de las empresas de las zonasfrancas pague el salario mínimo. A me-nudo no hay salidas de emergencia paracasos de incendio o éstas son insuficien-tes o están bloqueadas. Muchas vecestampoco hay detectores de incendio nisistemas eficaces de ventilación. El de-partamento de trabajo efectúa inspeccio-nes “pero el personal jerárquico de lasempresas ejerce presión sobre los traba-jadores para que éstos den determinadas

respuestas a los inspectores”, como de-muestran numerosos testimonios en losque también se denuncia la insuficienciade material de protección.

CASA POR CASA... UN VERDADERO CALVARIO

A comienzos de los años noventa,cuando el TUCP registraba una fuerteerosión de sus efectivos clásicos, decidiólanzar una ofensiva en las zonas francas,principales creadoras de empleo del país.

● Filipinas tiene 89 zonas económicas repartidas en 15 provincias queacogen a más de mil empresas exportadoras, la mayoría en Laguna Cavitey Batangas.● En 2002, las zonas económicas generaron 328.000 empleos directos yrepresentaron el 80 por ciento del volumen total de exportación deFilipinas (23.930 millones de dólares estadounidenses).● El salario diario medio en Filipinas es de 5,03US$ (contra 1,21US$ enChina).● La electrónica representa alrededor del 60 por ciento de la producciónde las zonas, seguida del sector eléctrico (13,8 por ciento), las piezas paraautomóviles (7,4 por ciento), los instrumentos de precisión y de óptica(2,2 por ciento), el textil y la confección (1,3 por ciento) y los servicios detecnología de informática (1 por ciento).

Fuentes: PEZA y Biz News Asia

■ 64,3% Piezas y productos deelectrónica

INVERSIONES POR SECTOR DE PRODUCCIÓN

INVERSIONES POR NACIONALIDAD

■ 13,8% Maquinaria eléctrica

■ 7,4% Piezas de vehículos detransporte / automóviles

■ 2,2% Instrumentos ópticos y deprecisión■ 2,2% Productos de goma yplástico■ 1,3% Vestido y textiles

■ 1% Servicios informática

■ 0,8% Productos químicos

■ 6,8% Otros fabricantes

■ 39,6% Japón

■ 17,3% Flipinas

■ 13% Américas

■ 8,4% Holanda

■ 6,2% Gran Bretaña

■ 5,4% Singapour

■ 3,6% Corea

■ 2,2% Alemania

■ 0,9% Taiwan

■ 0,8% Malasia

■ 2,3% Otros

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En 1995 se lanzó el primer programa deorganización sindical, un desafío queentonces podía parecer insensato dadala empecinada hostilidad a los sindicatosque demostraban abiertamente las em-presas de esas zonas.

Los trabajadores que quieren formarun sindicato tienen que elevar al Minis-terio de Trabajo una petición explicandoen términos administrativos y jurídicosmuy puntillosos la necesidad de contarcon tal sindicato. Si se hace lugar al pe-dido, se puede proceder a realizar elec-ciones. El sindicato debe entonces con-vencer a la mayoría de los asalariados a(50%+ 1 de los votos) para que voten enpro del reconocimiento del sindicato.Este prolongado procedimiento puededurar entre uno y dos años, tiempo du-rante el cual numerosos empleadoresapelan la decisión del ministerio, ponenen tela de juicio los resultados de laselecciones y desalientan a los trabajado-res utilizando múltiples medios de pre-sión. Se recurre a cualquier tipo de tácti-ca, inclusive la corrupción. “Consegui-mos sindicar una empresa coreana de te-clados telefónicos de Cavite, pero lapatronal compró a los funcionarios sin-dicales para convencerlos de renunciar”,declara Nadia, de 20 años, quien realizalabores de sindicación en el TUCP.

“En el caso de las elecciones sindica-les del año pasado de la empresa de elec-trónica Subic Technics, cuyos salariosson inferiores al mínimo de la región ydonde se exigen con frecuencia horasextraordinarias, aunamos nuestras fuer-zas para convencer a los trabajadores. En

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los cinco días que precedieron a las elec-ciones, todos los verificadores, sindica-dores, funcionarios y voluntarios de lossindicatos del TUCP de las zonas de Su-bic, Laguna, Cavite y Tarlac fueron casapor casa y consiguieron convencer ¡in-clusive a un miembro de una iglesia queinicialmente se oponía al sindicato!, ex-plica el equipo del TUCP. Una vez que seganan las elecciones comienza la tareade negociar un convenio colectivo, quepodrá utilizarse como instrumento jurí-dico contra el empleador que no respeta-ra sus disposiciones.

EL ARGUMENTO DE LAS VENTAJASQUE SE OBTIENEN

Las personas que se encargan de labo-res de sindicación sostienen que la me-jor manera de sensibilizar y sindicalizarconsiste en mostrar los éxitos sindicalesy las ventajas que se obtienen para lostrabajadores sindicalizados con relacióna los no sindicalizados.

“Una trabajadora que había cometi-do un error fue golpeada por el gerentecoreano de una fábrica textil. Se entablójuicio y el gerente coreano fue despedi-do. La trabajadora víctima de ese tratorecibió una compensación al hacérseleun contrato permanente. Sin embargo,era muy difícil antes de conseguir que sereconociera el sindicato porque la em-presa había amenazado con cerrar en ca-so de que hubiera actividad sindical ydurante 13 meses no se pagaron ciertos

salarios”, explica Dolores.

En la zona de Cavite, tan sólo estánsindicalizadas 39 de las más de 200 em-presas allí implantadas y nada más que 3tienen convenios colectivos. Hay 33 sin-dicatos afiliados a la central sindicalTUCP, que ha firmado los 3 convenioscolectivos existentes.

La fábrica textil Cavite Apparel, queproduce esencialmente para el mercadoestadounidense, es una de las tres únicasfábricas de la zona donde los sindicatosconsiguieron firmar un convenio colec-tivo.”Desde la firma del convenio colec-tivo se observa una neta mejora, sobretodo en la manera en que nos tratan lossupervisores. Antes estaba inclusive pro-hibido mirarse porque se nos podía pe-nalizar. Sigue habiendo algunos proble-mas grandes, como por ejemplo, la faltade agua potable en el comedor, el calor,que llega a ser de 40 grados, los aprendi-zajes a menudo ilegales durante 6 meses,las horas extraordinarias en la tempora-da alta”, explica Rosa, quien agrega queel TUCP y la Internacional del Textil fue-ron quienes se ocuparon de dar capacita-ción ya que, en la fábrica, cuando llegauna máquina nueva hay que aprendersobre la marcha.

“En una fábrica que produce bolsospara el mercado japonés con la marca711, la formación de un sindicato per-mitió conseguir acceso a agua potable

Christy tiene 30 años y trabajaen la empresa coreana SDPhilippines, que confeccionapantalones y abrigos para dis-tintas marcas estadounidenses.En ese establecimiento, lashoras extraordinarias son laregla y no la excepción y amenudo se cierran los porto-nes para impedir que los tra-bajadores o trabajadoras sevayan de la fábrica antes dehaber terminado su trabajo. ElTUCP lucha actualmente paraque se reconozca un sindicatoen esa fábrica.Christy vive en uno de los

barrios marginales que circundan Rosario, con su marido, que acaba tam-bién de encontrar trabajo en la zona. Para ir a trabajar, tiene que tomar tresautobuses lo que, sumado a las largas horas de trabajo, hace que sus jorna-das sean agotadoras e interminables. Tuvo que dejar a sus dos hijos a cargode los abuelos, que viven en la región de Bicol, de donde Christy es origi-naria, ya que le resulta imposible trabajar y cuidar de los niños.“El pozo que está cerca de mi casa cierra a las 21 pero a veces yo vuelvodel trabajo mucho más tarde. Tengo entonces que recorrer 500m parapoder encontrar agua”, explica Christy, ilustrando las dificultades existentesen los servicios de distribución de agua.

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Ventajas fiscales para lasempresas de las zonas francas

● Exención fiscal para los ingre-sos de las empresas por un perío-do de cuatro años, que se puedeprolongar hasta un máximo de 8años. ● Una vez terminado el períodode exención fiscal, se aplica unimpuesto especial del 5 por cien-to sobre el ingreso bruto en lugarde todos los demás impuestosnacionales y locales en vigencia. ● La exención de los derechos eimpuestos sobre el equipamien-to, los repuestos, los suministrosy la materia prima importada for-man parte del negocio.● Exención de impuestos a laexportación, de derechos depuerto y de otras contribucionestributarias.

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suficiente como así también servicios su-plementarios pero se entabló pleito porlas sumas astronómicas que se hizo pa-gar a ciertos trabajadores para poderconseguir un contrato de cinco años”,cuenta Elsa, de 20 años, que realiza tare-as de sindicación para el TUCP en Cavi-te.

Estos primeros avances sindicales sinduda no son ajenos al balance que haceDigna Torres, Administradora de la zonade Cavite: “Las condiciones han mejora-do un poco, sobre todo en el sector de laelectrónica, que representa la mayoríade la actividad de Cavite. En el textil, unsector que retrocedió claramente debidoa la coyuntura de ese mercado, resultamás difícil, sobre todo en lo relativo alos horarios de trabajo vinculados con laproducción estacional.”

En efecto, tanto en los medios oficia-les como sindicales puede palparse la in-quietud por el mal rendimiento del sec-tor textil y de la confección, que ya sólorepresenta el 1,3 por ciento de la produc-ción de las zonas que se exporta. “La ma-yoría de esas fábricas de confección yason competitivas e innovadoras. Lo úni-co que se puede hacer para respaldaresas industrias es intentar reducir loscostos y los plazos de entrega”, comentaLilia de Lima, Directora General de la au-toridad nacional de las zonas (PEZA). Unargumento nada tranquilizador para lossindicatos en lo concerniente a tiempode trabajo…

LA AMENAZA DE LOS TRASLADOS

Además de la confección, toda la in-dustria exportadora filipina podría verseamenazada por los traslados. En Cavite,por ejemplo, Digna Torres, administra-

dora de la zona, reconoce que dos em-presas de electrónica se fueron a China“debido a que allí los materiales básicosy la mano de obra cuestan menos”.

“Antes de dedicarme a sindicación enel TUCP, era presidenta del sindicato dela fábrica taiwanesa de calzado deporti-vo donde trabajaba. Las condicioneseran muy duras, por ejemplo, no habíaagua potable. Los horarios rotativos eranmuy irregulares y desde el punto de vistamonetario creaban mucha inseguridad.Había un convenio colectivo pero la pa-tronal decía que la empresa tenía dema-siadas dificultades como para poderotorgar las ventajas. Además, debido a lacompetencia de China, donde la pro-ducción de calzado cuesta cinco vecesmenos (es decir, menos de 1 dólar esta-dounidense), la empresa terminó cerran-do”, explica Elsa, 20 años, quien realizalabores de sindicación para el TUCP enCavite.

El salario diario medio de las zonasfrancas es de unos 5 dólares estadouni-denses en Filipinas, contra 3,75 en Tai-landia y nada más que 1,21 en China.Para contrarrestar ese rotundo argumen-to “confiamos en las dos ventajas com-parativas esenciales que ofrece Filipinas,a saber: el nivel de calificación de nues-tra mano de obra y la estabilidad delmarco jurídico, principalmente compa-rado con China, en lo relativo a dere-chos de propiedad”, replica Ernesto He-rrera, Secretario General del TUCP, quienagrega que “lo esencial es seguir pudien-do ofrecer un valor agregado y también,por parte del gobierno, infraestructurasde mayor calidad”.

Nuestra riqueza en recursos humanossigue siendo nuestro margen de compe-tencia. Tenemos bajos costos de manode obra y nuestros trabajadores tieneninstrucción, hablan inglés, trabajan du-

ramente, aprenden fácilmente y sonmuy amigables”, agregó L. Lima, Direc-tora General de PEZA.

“Si el costo de la mano de obra es elúnico criterio que se toma en cuenta, esverdad que a China no hay quien le ga-ne. No obstante, en términos de produc-tividad y de calidad de la producción,criterio que interesa especialmente a lasgrandes marcas, es mejor quedarse en Fi-lipinas. En China, la inseguridad admi-nistrativa y jurídica también puedeconstituir un obstáculo”, agrega DignaTorres, Administradora de la zona de Ca-vite.

Eso no impide que ciertos jefes deempresas reconozcan que “inclusive si serechaza el 40 por ciento de un pedidodebido a la mala calidad de producciónde China, las ganancias serán mayoresque en Filipinas, donde el índice de re-chazo por defectos de calidad es de nadamás que el 10 por ciento”.

“Con el actual contexto económicoresultará aún más difícil sindicar genteporque el temor de perder el empleo cre-cerá debido a la amenaza de que nume-rosos inversores se vayan a China o aotros países asiáticos donde la mano deobra cuesta menos”, finaliza diciendoReynaldo, quien se dedica a sindicaciónpara el TUCP y agrega que “ni bien seforma un sindicato en una empresa, éstaamenaza con trasladarse a China o Viet-nam”. ●

(*) La campaña contra los talleres de explota-ción (Anti-Sweatshop) es un programa finan-

ciado por el organismo estadounidense USAgency for International Development que

ponen en práctica conjuntamente la centralsindical filipina TUCP y el centro estadouni-dense por la solidaridad sindical internacio-

nal (American Center for International LaborSolidarity).

Los trabajadores jóvenes sonquienes más miedo tienen

Resulta especialmente difíciles hacertomar conciencia a los trabajadoresy trabajadoras jóvenes, que son aquienes más se explota, porque, poruna parte, en general desconocenpor completo sus derechos y, porotra, tienen muchísimo miedo deperder su trabajo ya que saben queles será muy difícil encontrar otropuesto que los empleadores prefie-ren tomar personal con experiencia.“En la zona de Cavite se presentanhasta 2.000 solicitudes diarias deempleo, sin que medie un anuncio,cifra que llega a ser de 3.500 loslunes y crece aún más al finalizar el

año escolar”, confirma Digna Torres,Administradora de la zona de Cavite(PEZA).“Se identifica a quienes tienen unabase de instrucción y de calificacio-nes, como así también a quienes tie-nen algún respaldo familiar en casode perder sus empleos. Se les expli-ca que no sólo es en su propio inte-rés sino también en el de toda lajuventud, especialmente la más des-ventajada, como así también enbien de sus hijos y futuros nietos”,explica Carmen, 26 años, quecomenzó a realizar labores de sindi-cación precisamente porque comojoven trabajadora de una fábrica deelectrónica de Laguna, era objeto demucha presión. “Cupos infernales,

controles estrictísimos, nada de sala-rio mínimo. Llegué inclusive a verque una trabajadora abortó sin quese le diera el más mínimo de los cui-dados”.

Las cifras clave del mercado delempleo

● Población activa: 33,361 millonesde trabajadores y trabajadoras● Empleados/as: 25,096 millones● Subempleados/as: 4,995 millones● Sin empleo: 3,271 millones ● Trabajadoras y trabajadores emi-grados en ultramar: 1,2 millón● Jóvenes que se incorporan anual-mente al mercado laboral: 1 millón

Fuente: Estadísticas Laborales de Filipinas

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L a ciudad dormitorio de Rosario-Ca-vite no duerme nunca. Debido a losturnos nocturnos que se hacen en

las fábricas, autobuses, jeepneys y trici-clos funcionan ininterrumpidamente. Atoda hora de la noche, las sombras dequienes no pueden pagar un medio detransporte, se deslizan por un laberintode rutas y caminos, se detienen a vecespara comer algo en los puestos que lucrancon ese flujo continuo de seres humanosque salen de la fábrica o que van haciaella para intentar que los tomen. El creci-miento anárquico de las viviendas se pro-dujo de manera paralela al crecimientoeconómico de las zonas y la distancia en-tre el lugar de trabajo y la vivienda au-menta sin cesar.

“Encontrar alojamiento es todo un lo-gro y poder pagarlo lo es más aún. Hay taldemanda que todo está lleno y hay queestar renegociando constantemente el al-quiler con los propietarios, que se niegana fijar un precio único”, explica José, unode los cinco jóvenes trabajadores que sehacinan en una precaria construcciónanexada a la casa del propietario. En unasuperficie de 6 m2 se disputan el espacioun par de temblorosas cuchetas, dos este-ras y un cartón. Hay nada más que unachapa metálica como techo y el resto de

las instalaciones se reduce a una cocinarudimentaria y una bomba de agua en co-mún. El ruido y la falta de espacio incitana los inquilinos a pasar el mayor tiempoposible fuera de la casa... donde práctica-mente en la calle se alquilan a precio deoro aparatos de televisión y máquinas dejuegos.

La infraestructura pública no consigueseguir el ritmo de la expansión tentacularde esas ciudades y barrios marginales dor-mitorio.

Cae la noche sobre los barrios margi-nales, los pilotes de cuyas casas se inter-nan en el mar de la bahía de Cavite. Muypronto se apagará el alumbrado público yla oscuridad será entonces completa. Alfinal de una pasarela de bambú y hormi-gón que se interna en la paya cubierta debasura, Rosa vive con su hermano, su cu-ñada y su bebé en una choza sobre pilo-tes. “Después de que trabajé tres días ydos noches seguidas me despidieron de lafábrica textil donde hacía chaquetas. Nome dieron absolutamente ninguna expli-cación ni la más mínima indemniza-ción”, explica Rosa que, con ayuda delsindicato, entabló un pleito que todavíaestá en curso. Entre tanto, sobrevive tra-bajando en un pequeño comedor fami-liar. ●

Rosario/Cavite – En esta choza, construida junto a la casa del propietarioJosé se hacina con otros 4 jóvenes trabajadores, esperando que el propie-tario no decida de repente pedirles un alquiler mayor.

Reynaldo Reyes (ALU-TUCP),29 años, realiza labores desindicación en la zona econó-mica de Bataan.

“Empecé a trabajar a los 19 añosen una fábrica de bolsos.Hacíamos 14 y a veces 16 horasdiarias, cobrando el salario míni-mo. Hemos llegado inclusive atrabajar dos días seguidos sinque se nos pagara el monto queexige la ley. La patronal practica-ba una política claramente anti-sindical: se despedía a quienesintentaban formar un sindicato ya raíz de una huelga, la patronalredujo la cantidad de trabajado-res de 600 a 300, dejando en lacalle a todos los que tenían con-tratos temporarios. El personaljerárquico coreano le gritaba alos trabajadores. Cuando traba-jaba en la sección de exporta-ción vi a un gerente coreanoarrojarle a un trabajador unbolso en la cara, con lo que lolastimó cerca de un ojo. Fuealgo que realmente me chocó. Alos 22 años me adherí al ALU.Transcurridos dos años, los 300trabajadores regulares recono-cieron el sindicato. Los tempora-rios tenían demasiado miedo yaque la patronal les decía clara-mente que la renovación de suscontratos dependía de su“buena actitud”. En 1998 la fábrica cerró... paraabrir más tarde con otro nombreen exactamente el mismo domi-cilio. Como yo estaba identifica-do como sindicalista, me fueimposible conseguir trabajo denuevo. Acepté entonces dedicar-me a la sindicación a tiempocompleto para el TUCP-ALU.Pude organizar un sindicato enla empresa gemela de mi exempleador, como así también enotras dos empresas. Dado quetrabajé en la zona, me resultamás fácil que a otros sindicalizara los trabajadores.”

El calvario que significanla vivienda y el transporte

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Horas extraordinarias obligatorias: una nueva forma de trabajo forzoso

E l código laboral filipino estipulaun horario de trabajo normal deun máximo de ocho horas diarias

e indica claramente el índice mínimo deremuneración al que tienen derecho losempleados en caso de realizar horas ex-traordinarias pero no fija límites encuanto a la cantidad de las mismas. Enla mayoría de los casos, los trabajadoresen cuestión no se atreven a quejarse ni aentablar pleito porque temen verse pri-vados de la posibilidad de hacer horasextraordinarias normales y dejar de per-cibir los ingresos suplementarios corres-pondientes, pero muchas veces eso tam-bién se debe al temor de ser despedidos.

En la empresa Dollar Save Philippines,una fábrica coreana sita en Cavite, quefabrica pantalones y chaquetas para lasmarcas Abriani, Aldo Rossini, Brutini,Cornellie, Cross Windsor, Exhibit, J PChristopher, Moda Prima y Via Venetto, seobliga a los empleados a realizar horasextraordinarias (hasta las dos de la ma-ñana), a veces durante dos meses segui-dos, sin permitirles salir de la fábrica,cuyos portones se cierran con llave. Losempleados tienen derecho a un únicodescanso de una hora en todo el día.

En la empresa coreana Western Ex-ports Corporation, sita también en Cavi-te, donde se fabrican chándales tejidospara las marcas K-Mart, Quelle, Siggermany By Design, se obliga todos los meses alas trabajadoras a hacer 48 horas corri-das. En abril de 2002 se despidió a cua-

tro trabajadoras sindicalizadas por ha-berse negado a hacer esas horas extraor-dinarias.

Digna Torres, administradora de lazona de Cavite, reconoce que el proble-ma de las horas extraordinarias es elmás marcado debido a la necesidad derespetar los plazos para la exportación.

En la empresa We Care Corporation,fábrica coreana sita en Bataan, que pro-duce bolsos para las marcas Jansport yEddie Bauer, los empleados hacen jorna-das de 14 a 16 horas y cada vez que elsindicato convoca una reunión la patro-nal impone con mano de hierro un sis-tema de horas extraordinarias obligato-

ca taiwanesa This Is It Inc., que fabricamicrófonos para Acer, en Subic. Ya hasucedido que los trabajadores tuvieranque hacer hasta 23 horas (15 horas se-guidas) sin interrupción “para cumplircon los pedidos”. Los empleados que noaceptan hacer las horas extraordinariasobligatorias sufren serias represalias yreciben notificaciones de falta grave ode despido. Una empleada se desmayópor hambre y agotamiento a raíz de ladecisión de la empresa de aumentarconsiderablemente las horas extraordi-narias como represalia por un pedido dereconocimiento voluntario que hizo elsindicato. ●

En el sector de la confección, los plazos de entregade los pedidos se respetan a fuerza de cupos inferna-les y de horas extraordinarias obligatorias. (Foto: OIT)

Los distintos testimonios recogidos por los inspectores de la central filipina TUCP al serviciode la campaña contra los talleres de explotación (Anti-Sweatshops Campaign) coinciden. Parapoder cumplir con los pedidos destinados a la exportación, numerosas empresas filipinas, es-pecialmente las situadas en las zonas francas, recurren actualmente a una nueva forma detrabajo forzoso: una cantidad interminable de horas extraordinarias obligatorias, a menudono remuneradas como corresponde.

Anfetaminas para los equipos nocturnosE n una fábrica filipina de ropa para

bebés cuya producción se destina alas marcas JC Penney, Sears Roebuck

y Little Beetty, en los Estados Unidos yCanadá, las horas extraordinarias as-cienden, como promedio, a siete diarias,sin que se conceda ningún descanso nipor la mañana ni por la tarde. Todas lassemanas, la patronal distribuye compri-midos de Duromine Phentermine entrelos trabajadores del equipo nocturnocorrespondiente, para evitar que seduerman. El Duromine, cuyo efecto pue-de durar hasta 24 horas, provoca un au-mento de la adrenalina, originando unaaceleración del ritmo cardíaco y un au-

mento de la tensión arterial, lo que setraduce en efectos secundarios comoboca seca, insomnio y estreñimiento.Además, ese medicamento crea depen-dencia en quien lo consume. Los capa-taces suministran asimismo a los traba-jadores una bebida energizante llamada“Extra Joss”.

En esa fábrica, situada en Rizal, tra-bajan 420 personas, de las cuales 330son mujeres. Lara, presidente del sindi-cato, señala que “solamente se permiteque no tomen el medicamento los em-pleados que sufren de hipertensión”.Tras un consumo prolongado de Duro-mine, “una está despierta pero no tiene

energía, no se consigue dormir por másque se intente”, explica Raquel, que tra-baja en la fábrica desde hace cinco años.Los farmacólogos señalan que es posibleque las personas que consumen ese me-dicamento hayan quedado inmunizadasa los efectos del mismo y que, al mismotiempo, se les haya originado un cuadrode insomnio agudo derivado del consu-mo de ese fármaco.

La fentermina, nombre genérico delDuromine, provoca entre otras cosasanorexia y a veces se la prescribe comoúltimo recurso en los tratamientos parala obesidad. Un inspector del TUCP, en-cargado de verificar si la empresa respe-

rias. La dirección re-tira las tarjetas don-de se marca la entra-da y la salida paraimpedir que los tra-bajadores se vayande la fábrica o elu-dan hacer horas ex-traordinarias. Losempleados que seniegan a hacer horasextraordinarias seencuentran con quese rescinden prema-turamente sus con-tratos.

Las horas extraor-dinarias obligatoriasson también cosahabitual en la fábri-

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ta las normas fundamentales del traba-jo, revela que una cosedora de unos cua-renta años “inclusive aunque no tengaque trabajar por la noche, continúacomprando y consumiendo Durominedos o tres veces por semana porque lecorta el hambre. Ya siente la falta delfármaco”.

En esta fábrica, las horas extraordina-rias se elevan normalmente a siete pordía, seis días a la semana. “Si no termi-namos el cupo que se nos asignó, no po-demos irnos a casa”, afirma Gemma,que trabaja como cosedora en esta fábri-ca desde hace cuatro años. A los trabaja-dores que se niegan a hacer horas ex-traordinarias se les pasan notas de ad-vertencia o notificaciones de despido.Además, una vez hechas las horas ex-traordinarias obligatorias no convienedemostrar demasiada alegría por salir dela fábrica. En junio de 2002, “los traba-jadores que acababan de terminar sushoras extraordinarias se agolpaban parasalir de la fábrica, contentísimos de vol-ver a casa. Una vez, un guardia se pusonervioso, los insultó y les arrojó gaseslacrimógenos”, declaró Raquel.

Los trabajadores, que cobran nadamás que entre el 40 y el 60 por ciento

del salario mínimo de la región, no tie-nen derecho a vacaciones y no puedenirse a sus casas si están enfermos. “Lapatronal no acepta ningún justificativopor las ausencias, se diría que para po-der irse a casa tiene una que morirse”,agrega Emma.

El 9 de octubre de 2002, Raquel pre-sentó una queja ante la Comisión Na-cional de Relaciones Laborales (NLRC)porque no le habían pagado las horasextraordinarias. Cuando la patronal re-cibió la notificación de la queja presen-tada ante la NLRC le prohibió a Raquelreincorporarse al trabajo. Se presentaronotras quejas contra la empresa porqueésta no hace los aportes sociales.

¿Cómo puede ser que los inspectoresde las marcas clientes no vean nada detodo eso? Dos semanas antes de las ins-pecciones de los clientes, la patronal“rectifica” las fichas salariales (indican-do correctamente las horas extraordina-rias y los aportes), proporciona máscarasde protección, contrata personal médi-co y llena el botiquín de medicamentos,a menudo vencidos. Cuando el 28 deoctubre de 2002, Sears Roebuck proce-dió a efectuar una visita de inspección,la patronal indicó a los trabajadores

exactamente lo que tenían que respon-der a los inspectores.

Dados los testimonios recogidos ennumerosas fábricas, los inspectores delTUCP ponen asimismo de relieve el vín-culo entre causa y efecto existente entrelos accidentes de trabajo y las horas ex-traordinarias forzosas. En octubre de2001, en la fábrica Charing Inc., de Su-bic, una operaria de 24 años perdió tresdedos en una prensa mecánica. Esa em-presa taiwanesa, productora de compo-nentes de computadora de la marcaACER, que se exportan a los EstadosUnidos, Japón, Europa y Asia, habíaobligado a sus trabajadores a hacer 6 ho-ras extraordinarias diarias, ininterrum-pidamente durante tres semanas –enseptiembre y octubre de 2001- para po-der respetar los plazos de entrega de lospedidos. Un inspector del TUCP señalaque fue necesario que se produjeran nomenos de siete accidentes en las prensasmecánicas antes de que la patronal ad-mitiera la necesidad de equipar las má-quinas con detectores, aunque las horasextraordinarias forzosas, uno de losprincipales factores de los accidentes,continúan. ●

A punta de pistola La historia de Andrés, mili-tante sindical de una fábricatextil coreana de Rizal.

C uando se pidió a Andrés que sepresentara en la oficina del direc-tor de la fábrica textil coreana

para la que trabaja, sita en Angono (Ri-zal), este último le pidió que firmarauna carta de renuncia y una hoja enblanco... donde posteriormente escribi-ría una declaración de Andrés pidiendoque se le perdonara por los perjuiciosocasionados a la empresa debido a laformación de un sindicato en diciembrede 2002.

Como Andrés se negó a firmar y pi-dió en cambio que le dieran el preavisoen lugar de presentar su renuncia, el di-rector sacó de un cajón un revólver decalibre 45 con el que apuntó a Andrés.“Me dijo que si no firmaba los papeles,dispararía”, declaró Andrés.

Mientras Andrés estaba en la oficinadel director, se obligó a los otros 149 tra-bajadores de la fábrica a firmar una peti-ción para que éste renunciara y en laque se comprometían a no respaldar alsindicato. Una vez firmada la petición,sacaron a Andrés del predio. “El directorme advirtió que si continuaba organi-zando el sindicato me haría secuestrar yque me haría encarcelar por la publica-ción del folleto sindical”, explicó An-

drés.

La producción de esta fábrica corea-na de ropa está destinada a los EstadosUnidos, donde se comercializa con lasmarcas JC Penney, Baby Tags, Cinderella yLittle Angel. JC Penney ha publicado uncódigo de conducta empresarial en vir-tud del cual sus proveedores deben res-petar al pie de la letra “las leyes y regla-mentaciones en vigencia”.

En esta fábrica, los salarios –que se fi-jan en función del rendimiento de lostrabajadores o en el curso de una pruebade velocidad- oscilan entre el 40 y el 70por ciento del salario mínimo que rigeen esa región.

Los empleados trabajan entre 13 y 14horas diarias pero solamente les conta-bilizan 3 horas extraordinarias. El traba-jo que se realiza los domingos se remu-nera a razón de la tarifa normal, y no al130 por ciento como suele hacerse engeneral.

Cuando los trabajadores no consi-guen cumplir con los cupos exagerada-mente altos fijados por la patronal, selos hace objeto de reprimendas y a vecesse les prohíbe abandonar la fábrica has-ta que no se haya terminado por com-pleto el pedido. En octubre de 2002, seobligó a los trabajadores a hacer tres dí-as seguidos, sin permitírseles volver a sucasa. Durante esos tres días, la patronalni siquiera les dio de comer. Se les otor-

gaba como máximo un período de des-canso de tres horas tras turnos intermi-nables de duro trabajo.

Se despide a los empleados haciendocaso omiso de los procedimientos lega-les. “Si los trabajadores son lentos, se losmanda a sus casas y no pueden volver apresentarse a trabajar. Se los obliga a fir-mar una declaración en la que dice queellos mismos pusieron término a suscontratos”, explica Andrés.

Los trabajadores no pueden volver asus casas ni siquiera cuando están enfer-mos. En noviembre de 2002, una traba-jadora embarazada de siete meses sedesmayó por su estado de extremo ago-tamiento. Nadie se atrevió a socorrerla.Una de las encargadas de línea, ElenaSantos, que acudió a ayudar a su compa-ñera, cuenta: “El jefe de producción medijo que no tenía por qué ocuparme deella ya que no era de mi línea”.

A pesar de las represalias, la organiza-ción del sindicato continúa en el senode la fábrica, que ahora es objeto de unexamen de conformidad dentro delmarco de la campaña contra los talleresde explotación (Anti-Sweatshops Cam-paign) que lleva a cabo la central filipinaTUCP en colaboración con el Centro deSolidaridad estadounidense. En cuantoa Andrés, ha entablado pleito a la patro-nal coreana ante la Comisión Nacionalde Relaciones Sociales. ●

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Las mujeres: “más rápidas y más dóciles…”Violaciones de la protecciónde la maternidad, salariosmíseros, acoso sexual

L a sucursal filipina del fabricante ja-ponés de artículos de informáticaFujitsu (FCPP), segundo productor

del mundo de discos rígidos, invirtiómás de 500 millones de dólares en la zo-na de Laguna. Exporta su producción alos Estados Unidos, Japón y el sur deAsia y emplea actualmente a más de3.000 trabajadores calificados, 80 porciento de los cuales son mujeres. “Por-que son mejores que los hombres”, re-conoce el Presidente de FCCP MasaakiNagamine… y agrega luego que esasoperarias le cuestan la quinta parte de loque tendría que pagar a una obrera cali-ficada japonesa. “Mejores” es un adjeti-vo que, en el caso de las trabajadoras delas zonas, a menudo significa tambiénque son “más dóciles” que los hombres,por lo que se las puede sobrecargar detrabajo y explotar más fácilmente.

“Cuando en 1999 quedé embaraza-da, me obligaron a renunciar. Me habí-an prometido que podría reincorporar-me a mis tareas después de dos mesespero eso no se hizo nunca realidad.Cuando se tiene un hijo resulta dificilí-simo encontrar trabajo”, explica Car-

men, quien trabajaba en la empresa co-reana Sambo. “Las condiciones de traba-jo eran durísimas: muchas horas ex-traordinarias obligatorias para podercumplir con los pedidos, jefes coreanosque estaban todo el tiempo detrás nues-tro gritándonos, mala ventilación a pe-sar de los productos químicos... Mi ma-rido también trabajaba en esa fábrica,pero ahora la misma cerró y fue a insta-larse en China por lo que mi maridoprocura ganar el pan para nosotros co-mo chofer de triciclo. A causa de losproductos químicos de la fábrica contra-jo una enfermedad de la garganta. Mu-chas de las mujeres contrajeron cáncerde mama. Vengo al sindicato para bus-car ayuda para los medicamentos”, ex-plica Carmen en el local de la centralTUCP.

“En teoría, los filipinos tienen unalegislación muy progresista en materiade defensa de los derechos de la mujer,al igual que en el ámbito de los dere-chos del trabajador y del niño. Sin em-bargo, ¡lejos está de suceder lo mismoen lo concerniente a la aplicación con-creta de dichas leyes!”, explica CarmenSolinap, presidenta del programa de ac-ción por las mujeres de la central TUCP.

Se obliga a las trabajadoras a renun-ciar cuando tienen cuatro meses de em-barazo, a otras se les impide reincorpo-

rarse a las tareas tras el parto e inclusivehay casos de mujeres a las que se obligaa hacer horas extraordinarias para ter-minar los pedidos aunque estén en unaetapa avanzada del embarazo, las for-mas de acoso sexual son múltiples y sepractican otras formas de discrimina-ción, principalmente salarial. Las autori-dades públicas de las zonas declaran te-ner plena conciencia del problema. “Te-nemos clara conciencia de la dimensiónque alcanza ese tipo de problemas labo-rales en la zona, donde las mujeres sonmayoritarias, y propugnamos la aplica-ción de la legislación relativa a acoso se-xual, principalmente dentro del marcode nuestra cooperación con la centralTUCP. El año pasado actuamos comoconciliadores en 33 conflictos laboralesque afectaban a más de 10.000 trabaja-dores y donde se incluían quejas poracoso sexual”, explica Antonio Ferrer,asesor jurídico de la autoridad adminis-trativa de Cavite.

De las 28 personas que se dedican alabores de sindicación y verificación enla campaña contra la explotación quesufren los trabajadores en las zonasfrancas, 11 son mujeres y la defensa delos derechos de la mujer figura en elprograma de seminarios de formaciónde los equipos de sindicación y verifica-ción. ●

Infecciones urinarias y problemas renalesLas draconianas restriccionesque imponen los empleado-res a sus trabajadores para iral baño, a menudo combina-das con la insalubridad dellugar, origina toda una seriede infecciones urinarias y deafecciones renales, denunciael TUCP.

D esde enero de 2002, la empresaYYY Corporation, fabricante core-ana de bolsos para las marcas

Jansport, Eddie Bauer y Outdoors, que seexportan a Estados Unidos y Corea delSur, aplica un sistema de “tarjeta de ac-ceso” al baño. Ciento diez trabajadorescomparten dicha tarjeta y uno solo porvez puede hacer uso de las instalacio-nes. Según Nida, una cosedora que con-trajo una infección urinaria “nadie se

queda mucho tiempo allí porque el lu-gar está realmente inmundo. Ningunade las personas encargadas de la limpie-za tiene valor para ir a hacer el aseo”.Nadie ha limpiado nunca el serviciodesde el comienzo, lo que plantea ungrave problema a los trabajadores pues-to que la cantina se encuentra situadajusto al lado.

Para muchas empresas, el servicio essinónimo de pérdida de tiempo, pertur-bación del trabajo y de la cadena de pro-ducción. De allí que muchas patronaleshayan tenido la idea de restringir el ac-ceso al mismo. Sin embargo, los médi-cos estiman que una persona en estadonormal orina un promedio de cinco ve-ces por día; la irregularidad en la eva-cuación de la orina puede originar in-fecciones urinarias y problemas renalesque, a su vez, pueden ser causa de hiper-tensión (en función de la edad) o de de-ficiencias renales.

En la fábrica SPS Corporation, triste-mente conocida por su hostilidad hacialos sindicatos y que produce ropa parala marca DKNY, destinada a ser exporta-da a los Estados Unidos, 65 mujerescomparten 2 baños, mientras que sus135 compañeros hombres disponen deuno solo.

La empresa AAA Inc., que produce ro-pa de bebé para las marcas Little Beetty,Sears Roebuck y JC Penney, destinada aser exportada a los Estados Unidos, per-mite que sus trabajadores vayan al bañoúnicamente una vez cada cuatro horasde trabajo continuo. Si van al baño másde una vez, se les pide que firmen unaplanilla de presencia o se los hace obje-to de reprimenda. Además, no tienenderecho a descansos, ni por la mañanani por la tarde, momento que podríanaprovechar para ir al baño. ●

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Producción máxima... y sindicatos prohibidosLa electrónica representacerca de las dos terceras par-tes de las exportaciones delas zonas francas de Filipi-nas. Visita a la fábrica coreanaKeyrin de Cavite. Producciónmáxima y sindicatos prohibi-dos.

A centuado por el calor, el olor delsolvente resulta sofocante. Enlas líneas de producción donde

se prueban los aparatos, las obreras efec-túan su trabajo sin equipo de protec-ción y a un ritmo acelerado. Reiteradosruidos agudos cortan constantemente laatmósfera.

“Con la miniaturización de los telé-fonos portátiles, las piezas que los com-ponen son cada vez más diminutas yademás, los modelos cambian cada vezcon mayor frecuencia. Las chicas reali-zan una o dos tareas distintas. Permane-cen como máximo cinco años”, explicael ingeniero jefe coreano.

“disciplinar seve-ramente a todaslas personas para

elevar al máximo laproducción”, anunciaclaramente la empre-sa en su folleto publi-citario.

Uno de los elementos clave de nues-tra política consiste en “disciplinar seve-ramente a todas las personas para elevaral máximo la producción”, anuncia cla-ramente la empresa en su folleto publi-citario. En los muros de la fábrica haydivisas glorificando el trabajo. Aquí nohay sindicatos. Estamos en la zona eco-nómica de Cavite, en la fábrica coreanade electrónica Keyrin, que producecomponentes acústicos para teléfonos ycomputadoras.

“Esta fábrica emplea un 99,9 porciento de mujeres que tienen entre 18 y23 años de edad como promedio. Sonmás calmas que los hombres”, comentael ingeniero jefe de la fábrica que apro-visiona a grandes marcas coreanas comoSamsung y Hyundai, pero también a fir-mas estadounidenses como Motorola eIBM, europeas como Alcatel y Philips, einclusive japonesas como Sanyo, Casioy Sony.

LA ATRACCIÓN DE CHINA

“Tenemos también una fábrica enChina que está creciendo rápidamente.Por el momento nos resulta más fáciltrabajar con las jóvenes filipinas. Com-prenden mejor que las chinas nuestrasexigencias en materia de horas extraor-dinarias”, comenta el ingeniero jefe.

“Pero las chinas aprenden muy rápida-mente, sobre todo porque no son em-pleos muy calificados tecnológicamen-te. En el futuro, es muy probable queconcentremos nuestra actividad princi-pal en China y que aquí, en Filipinas,conservemos nada más que un pequeñoestablecimiento.” ●

Pegado de elementos en la cadena de producción de aparatos acústicospara teléfonos y computadoras de la fábrica Keyrin de Cavite.

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Información, verificación,trabajo internacional en re-des… Los sindicalistas de laszonas francas utilizan los có-digos de conducta para ejer-cer presión sobre la patronalde las empresas. La clave deese proceso es que haya unapresencia sindical en el senode la empresa.

“L os códigos de conducta pue-den ser instrumentos útilespara nosotros. Con frecuen-

cia las patronales no los toman en cuen-ta. Nosotros les explicamos que a losclientes realmente les interesa que serespeten esos códigos. Por ejemplo, enuna fábrica textil se hizo notar a la di-rección que se estaban violando los có-digos de conducta de dos de sus clientes(Wal-Mart y Adidas) y gracias a ello con-seguimos que fueran reincorporados asus tareas varias decenas de trabajadoresdespedidos”, explica Reynaldo, quientiene 29 años de edad y realiza laboresde sindicación en la zona económica deBataan.

Por su parte, Digna Torres, Adminis-tradora de la zona de Cavite, da comoejemplo el GAP, que está llevando a ca-bo inspecciones en la zona. “Sus inspec-tores procuran tener un único interlocu- tor sindical. En este momento muchas

fábricas están cerradas, el tiempo nece-sario para ajustarse a los nuevos criteriosdel GAP. Temen que se las catalogue de“no respetuosas de las normas labora-les”. En las fábricas que ya se han adap-tado a esos criterios se puede observaruna neta mejora de las condiciones detrabajo”, señala.

“Los códigos de conducta de ciertasmultinacionales, que sacan a relucir lafundamental responsabilidad social delas empresas multinacionales hacia lostrabajadores y sus familias, a veces pue-den ser instrumentos útiles para los sin-dicatos. No obstante, existe el serio pro-blema de verificar en el terreno que seapliquen las disposiciones estipuladasen esos códigos. La mayoría de las mul-tinacionales son muy reacias a aceptarque participen sindicatos en ese proce-so. En esas empresas es necesario hacerun gran esfuerzo en materia de informa-ción e inclusive a veces entre los mis-mos trabajadores, que también debendesempeñar el papel que les correspon-de”, explica Ernesto Herrera, SecretarioGeneral del TUCP.

VERIFICACIONES EN EL TERRENO

“Las distintas patronales con fre-

cuencia no comunican a los trabajado-res la existencia de códigos de conducta.Nosotros disponemos de esa informa-ción a través de nuestra campaña Anti-Sweatshop (*) y estamos en condicionesde utilizarla para ejercer presión sobrelas patronales de las empresas en cues-tión a fin de que las mismas se ajusten alas disposiciones de esos códigos”, agre-ga.

Las actividades de verificación que sellevan a cabo dentro del marco de eseproyecto abarcan las regiones de Ba-taan, Cavite, Laguna, Subic, Clark y Ce-bu. Los equipos de verificadores traba-jan dialogando constantemente con losdiferentes actores involucrados (trabaja-dores, empleadores, grupos de respaldo,organismos gubernamentales e institu-ciones internacionales implicadas). Dis-ponen de diferentes herramientas detrabajo elaboradas dentro del marco delproyecto, como por ejemplo, una publi-cación básica sobre las normas jurídicasnacionales e internacionales fundamen-tales del trabajo, una compilación de loscódigos de conducta de las empresas einclusive una guía detallada de los crite-rios que se deben verificar en el terreno.

“Hemos verificado 70 empresas(33.324 trabajadores) con sus propios

Multinacionales: la imperfecta arma de los códigos de conducta

El equipo de verificadores sindicales del TUCP frente a la lista de las gran-des marcas internacionales vinculadas a la producción de las zonas fran-cas filipinas. En el ámbito de la electrónica, entre otras: Intel, TexasInstruments, Motorola, Nokia, Toshiba, Philips, Hitachi, Epson. En el de laconfección: Gap, Wal-Mart, Adidas, DKNY, Esprit

Foro sindical

El foro de sindicatos de lasempresas de las zonas (FUZE,Forum of Unions in ZoneEnterprises), creado en 1997,agrupa actualmente a 45 sindica-tos acreditados que representana 12.645 trabajadores sindicaliza-dos. Constituye la agrupaciónmás numerosas de trabajadoresde las zonas. Además de su acti-vidad fundamental de sindicacióny dentro del marco del proyectoen pro de mayor justicia para laspersonas en situación de desven-taja (DAW), FUZE trabaja conotros interlocutores que luchancontra la violencia doméstica, elacoso sexual, la discriminaciónbasada en el género y los abusosque se cometen contra las traba-jadoras migrantes.

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códigos de conducta, con los acuerdossectoriales (WRAP), especialmente en elsector de la confección, como así tam-bién con las normas fundamentales dela OIT. Identificamos por lo menos 136marcas vinculadas con esos códigos deconducta y sometemos al proceso de ve-rificación sus unidades de producción,sus proveedores y subcontratistas”, ex-plica Dominador Tuvera, director ad-junto de los proyectos del TUCP y en-cargado de la campaña Anti-Sweats-hops.

El resultado es que en los informes seseñalan infracciones sistemáticas a loscódigos de conducta, las normas funda-mentales del trabajo y las leyes y regla-mentaciones nacionales. “Como ejem-plo, nuestras actividades de verificaciónindican que el 33 por ciento de las em-presas controladas pagan sueldos infe-riores al mínimo legal; cerca del 80 porciento de las empresas que se controla-ron en la industria del vestido imponenhoras extraordinarias, especialmentecuando se acercan las fechas en que de-ben expedirse los pedidos. Las marcasGap, Old Navy, K-Mart, Walmart, JCPen-ney y DKNY figuran entre lasmarcas/nombres/clientes a quienes se

destina la producción de esas fábricas.El hecho de que esos abusos no hayanllegado a oídos de los clientes/marcasprobablemente se deba a que, en ciertoscasos, las patronales de esas empresasseleccionan a los trabajadores que inte-rrogan los verificadores, les dan instruc-ciones claras con respecto a lo que de-ben decir en el curso de las entrevistascon los verificadores y hacen creer a lostrabajadores que los clientes anularíansus pedidos si descubrieran que las em-presas infringen los códigos de conduc-ta”, agrega Dominador Tuvera.

ES INDISPENSABLE QUE HAYA UNAPRESENCIA SINDICAL

Solamente con un proceso continuode supervisión de la aplicación de loscódigos de conducta en las empresas sepodría garantizar la credibilidad de losmismos, más que con una verificaciónpuntual que, en general, no dura másque entre uno y tres días. “La presenciade sindicatos en el seno de las empresases la única manera viable de verificar laconformidad con esos códigos de con-ducta y con las normas de trabajo na-cionales e internacionales”, finaliza di-ciendo Dominador Tuvera.

SOLIDARIDAD SINDICAL INTERNACIONAL

¿Qué papel puede desempeñar elmovimiento sindical internacional parafacilitar el trabajo de los sindicatos en elterreno en lo concerniente a sus relacio-nes con las multinacionales? “El mundose va haciendo cada vez más pequeño ylas interacciones entre los distintos mer-cados de trabajo se van haciendo cadavez más grandes. Dentro de ese contex-to, es fundamental que los sindicatos re-fuercen sus políticas y sus estrategias encomún. Es muy importante que el mo-vimiento sindical internacional favorez-ca los intercambios de información en-tre los sindicatos locales y los sindicatosde los países donde están implantadaslas sedes centrales de esas multinaciona-les. Los gobiernos locales a menudotienden a proteger a esas multinaciona-les ya que están en juego grandes intere-ses financieros y muchos puestos de tra-bajo. A escala internacional y nacional,los sindicatos deben desarrollar un en-foque más global para luchar contra lasmultinacionales que avasallan los dere-chos de los trabajadores”, responde Er-nesto Herrera, Secretario General delTUCP. ●

Empresa sindicalizada: el valor del ejemploDecir sindicato puede impli-car decir productividad. Esoes lo que ciertos jefes de em-presas empiezan a compren-der. Testimonio de uno deesos patrones “pioneros” deldiálogo sindical en las zonas.

“Para ser honesta, debo recono-cer que la mayoría de los jefesde empresas no quieren tener

que tratar con los sindicatos, consideranque únicamente crean problemas”, ad-mite Digna Torres, Administradora de lazona de Cavite, donde actualmente hay25 empresas sindicalizadas de las 235existentes pero nada más que tres de ellastienen convenios colectivos. Esos conve-nios son conquistas que se tienen quedefender duramente todos los días, comolo demuestran los conflictos de los últi-mos meses en las dos de las tres empresasen cuestión. “Por suerte hay quienes co-mienzan a darse cuenta de que un sindi-cato puede también resultar útil y favora-ble para la productividad. Se pide enton-ces a esas personas que expliquen a losdemás jefes de empresas de la zona losaspectos positivos de la sindicalizaciónen sus establecimientos. Son quienes tie-nen mayores posibilidades de poder con-

vencer a las patronales de las demás em-presas”, continúan diciendo las autorida-des de la zona de Cavite, que esperanpromover relaciones laborales más armo-niosas como incentivo para inversorespotenciales que cuidan la imagen de susmarcas en lo relativo a respeto de los de-rechos de los trabajadores.

Antonio Caballero, gerente de la fá-brica de Cavite del grupo internacionalJordache (textil), donde hay 363 trabaja-dores sindicalizados de un total de 700 yconsiguieron que se firmara un conveniocolectivo, declara: “Nos instalamos enCavite en 1993 y comenzamos con 150trabajadores. La industria de la confec-ción perdió mucho aquí debido a la nue-va legislación para entrar en el mercadoestadounidense pero también a causa dela competencia de países que tienen me-nores costos de mano de obra.”

El grupo Jordache tiene fábricas en Mé-xico, Jordania, Madagascar y Marruecos,y compra también la producción de otrasfábricas de distintos puntos del mundo.“Dentro del grupo, nuestra unidad filipi-na de producción perdió partes del mer-cado, que pasaron a Marruecos y Kenya.No obstante, yo opino que preocuparseúnicamente del costo de la mano de obraa la larga resulta un cálculo erróneo”, es-

“Todo se resuelve adentro….”

En Gateway Business Park, unode los parques industriales priva-dos de Cavite, hay 18 empresasdedicadas a la electrónica, comopor ejemplo, el fabricante esta-dounidense de microprocesado-res Intel, que emplea a 4.000 tra-bajadores, 80% de ellos mujeres.Las zonas privadas (cuyos terre-nos y edificios pertenecen exclu-sivamente a inversores privados)están herméticamente cerradas alos sindicatos, más aún que lasdemás. Los militantes sindicalesdel TUCP no pueden entrarnunca en el aséptico predio de lazona, cuyas infraestructuras sedestacan por su lujo y orden ydonde no hay ninguna empresasindicalizada. “En caso de proble-mas con los trabajadores, todo seresuelve adentro, directamenteentre los trabajadores y la patro-nal sobre la base de códigos deconducta internos”, comentaMiguel Manalo, el gerente deesta zona, quien se muestra deci-didamente reacio a hablar de sin-dicatos.

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Editor responsable: Guy Ryder, Secretario General

CIOSL5 Bld du Roi Albert II, Bte 1, 1210-Bruselas, BélgicaTel:…+32 2 2240211, Fax:…+32 2 2015815Correo Electrónico: [email protected]ágina Web: http://www.icftu.orgRedación, reportaje y fotos: Natacha David

tima Antonio Caballero.

“Cuando sepaga mejora los obre-

ros se sale ganando”

“Creo en cambio que, en términos deproductividad, cuando se paga mejor alos obreros se sale ganando. Por eso pagomás que el salario mínimo”, agrega An-tonio Caballero. “También hemos funda-do una cooperativa que otorga présta-mos para que los hijos de los trabajado-res hagan estudios terciarios sin que ten-gan que recurrir a los usureros, que lescobran intereses astronómicos. Hemoshecho asimismo un acuerdo con un ban-co para el seguro de jubilación y partici-pamos en proyectos de viviendas que lle-va a cabo la OIT.” Concretamente, el sin-dicato de Jordache, en Cavite, negociócon la patronal un sistema automáticode deducción salarial para los trabajado-res beneficiarios del programa de vivien-da y la gestión de los fondos así consti-tuidos se lleva a cabo con la cooperaciónde los trabajadores.

Pero en las zonas francas de exporta-ción, inclusive en los casos de avanzadascomo las que se dieron en esta fábrica, seestá lejos de haber conseguido un paraísopara los trabajadores... Estos últimos me-ses, en la fábrica Jordache, los trabajado-

res se quejaron de haber tenido que tra-bajar siete días a la semana durante cua-tro semanas. Tras que tuvieran lugar ne-gociaciones con el sindicato, la patronalaceptó discutir ese problema y se com-prometió a respetar el código de conduc-ta de Wal-Mart en materia de horarios detrabajo. Dicho código, expuesto bien a la

vista en la cantina de la fábrica (véaseilustración), estipula que el trabajo nodebe exceder las 72 horas semanales re-partidas en 6 jornadas semanales ni debesuperar las 14 horas diarias. Wal-Mart re-comienda a sus subcontratistas procuraralcanzar el objetivo de 60 horas semana-les. ●

Fábrica Jordache en Cavite. El código de conducta de Wal-Mart expuestoen la cantina de la fábrica: máximo, 72 horas semanales.

☛ VIENE DE LA PÁGINA 11

Las zonas francas en la cumbre de la OMCen Cancún …Las zonas francas simbolizanlos devastadores efectos so-ciales que implica la carrerasalvaje hacia la competitivi-dad económica. La vísperade la cumbre de la OMC (10-14/9), la CIOSL reclama la in-serción de una verdadera di-mensión social en el comer-cio internacional.

L as zonas francas de exportación,que representan 43 millones de em-pleos en el mundo y cuya finalidad

esencial es atraer la inversión extranjera,simbolizan trágicamente bien el desequi-librio escandaloso que existe entre la per-secución sin freno de los intereses de losinversores y la represión de los derechosde los trabajadores/as de estas zonas. Laapertura a ultranza de los mercados, sinla más mínima preocupación social nimedioambiental, recrudece la pobreza yla explotación de millones de trabajado-res/as, un fenómeno del que las zonasfrancas son una de las ilustraciones más

palpables.

Paralelamente a este dossier de repor-taje, la CIOSL publica también la vísperade la cumbre de la OMC un informe (*)que demuestra hasta qué punto las con-diciones miserables de trabajo en las zo-nas francas del mundo entero, así comolas repercusiones más que inciertas de és-tas en el desarrollo del país de acogida,están directamente vinculadas con la in-capacidad de la OMC a abordar las preo-cupaciones sociales relacionadas con laglobalización.

A fin de ilustrar con imágenes la reali-dad de la explotación y la represión delos trabajadores/as de las zonas francas,la CIOSL también acaba de elaborar dosvídeos, uno rodado en la zona franca deCavite, en Filipinas, y el otro en las zonasfrancas de la República Dominicana y deHonduras. Rumbo a Cancún, una delega-ción de altos responsables sindicales, conGuy Ryder, Secretario General de laCIOSL a la cabeza, se detendrá en las zo-nas francas de Honduras y de la Repúbli-ca Dominicana, antes de incorporarse auna delegación de más de 100 dirigentessindicales en México para hacer oír las

reivindicaciones del movimiento sindi-cal internacional en el propio recinto dela cumbre de la OMC. La consigna es re-clamar a la OMC el desarrollo de una ver-dadera política social a escala internacio-nal, que incluya obligaciones vinculantespara los inversores. ●

(*) Zonas francas de exportación: explota-ción máxima para un desarrollo mínimo, en-lace web: http://www.icftu.org/displaydocu-

ment.asp?Index=991218379&Language=ESPara más información sobre la CIOSL y laOMC, visite la página web: www.global-

union.org/