El marxismo en América Latina - Raúl Fornet-Betancourt

download El marxismo en América Latina - Raúl Fornet-Betancourt

of 320

Transcript of El marxismo en América Latina - Raúl Fornet-Betancourt

1

Indice Introduccin Captulo 1: Etapa preparatoria o de confusa difusin del marxismo como programa socialista 1.1. Observacin preliminar 1.2. Contexto histrico-social y cultural de la presente etapa, con consideracin especial del socialismo utpico-crtico 1.3. Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo: el ejemplo de Jos Mart Captulo 2: Etapa del inicial deslinde ideolgico o la recepcin del marxismo en el conflicto de los socialismos 2.1. Observacin preliminar 2.2. Contexto histrico-social y cultural de la presente etapa 2.3. Trnsito a la exposicin de la recepcin filosfica del marxismo 2.4. Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo: el encuentro entre el marxismo y el positivismo 2.4.1. Introduccin 2.4.2. Juan Bautista Justo 2.4.3. Jos Ingenieros Captulo 3: Etapa de la implantacin ortodoxa o de la recepcin del marxismo a travs de los partidos comunistas latinoamericanos (1918/19-1929) 3.1. Observacin preliminar 3.2. Contexto histrico-social y cultural de esta etapa 3.2.1. La fundacin de los partidos comunistas en Amrica Latina 3.2.2. Otros factores de este perodo 3.3. Trnsito a la exposicin de la recepcin filosfica del marxismo 3.4. Exposicin de la recepcin filosfica 3.4.1. El debate entre marxismo y populismo 3.4.1.1. Observacin preliminar 3.4.1.2. Vctor Ral Haya de la Torre 3.4.1.3. Julio Antonio Mella 3.4.2. Los artculos de Ingenieros sobre la Revolucin de Octubre en la Revista de Filosofa 3.4.3. Un ejemplo de crtica al marxismo en la filosofa latinoamericana de ese tiempo: Carlos Vaz Ferreira 3.5. Recapitulacin y trnsito a la etapa siguiente 3.6. Apndice sobre revistas socialistas y marxistas Captulo 4: Etapa del intento de naturalizar el marxismo en Amrica Latina o la significacin de la obra de Jos Carlos Maritegui (1928-1930) 4.1. Introduccin 4.2. Maritegui y Haya de la Torre: dos planteamientos divergentes 4.3. La obra de Maritegui como inicio de la tradicin de un marxismo latinoamericano 4.3.1. Observacin preliminar 4.3.2. Los 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana, o la aplicacin creativa del mtodo marxista 4.3.2.1. La acusacin de populismo en los 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana 4.3.3. Defensa del marxismo, o respuesta a la pregunta: Qu marxismo defendi Maritegui? 4.3.3.1. Observacin preliminar

2

4.3.3.2. 4.4. 4.5.

Maritegui y su concepcin filosfica del marxismo La discusin en torno a Maritegui Nota sobre las fuentes italianas del marxismo de Maritegui

Captulo 5: Etapa de las primeras polmicas filosficas sobre el marxismo o la incorporacin del marxismo al movimiento filosfico latinoamericano (193 -1940) 5.1. Introduccin 5.2. Contexto histrico-social y cultural de esta etapa 5.3. Trnsito a la exposicin de la recepcin filosfica del marxismo 5.4. Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo 5.4.1. El debate en torno al marxismo entre Antonio Caso, Vicente Lombardo Toledano y Francisco Zamora 5.4.2. La conferencia de Carlos Astrada sobre "Heidegger y Marx" y el curso de Alejandro Korn sobre "Hegel y Marx" 5.4.3. El marxismo en el Manual de Historia de la Filosofa de Jos Vasconcelos 5.4.4. La recepcin del marxismo como obra de autores marxistas 5.4.4.1. Observacin preliminar 5.4.4.2. Pedro Cerutti y Emilio Frugoni 5.4.4.3. Anbal Ponce 5.5. Observacin final Captulo 6: 6.1. 6.2. 6.2.1. 6.2.2. 6.2.3. 6.3. 6.3.1. 6.3.2. 6.3.3. 6.3.4. 6.3.5. Etapa stalinista o poca del estancamiento dogmtico del marxismo (1941-1958) Introduccin Contexto histrico-social y cultural de esta etapa Observacin preliminar El desarrollo del comunismo latinoamericano en el marco del movimiento comunista internacional Otros factores de la historia social y cultural de Amrica Latina Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo Observacin preliminar La crtica de Samuel Ramos al marxismo stalinista La crtica de Antonio Caso al marxismo stalinista La crtica de Ernesto Sbato al marxismo stalinista La contribucin de Carlos Astrada a la renovacin de la filosofa marxista

Captulo 7: Etapa de los nuevos intentos de naturalizar el marxismo en Amrica Latina o fase actual (1959-1991) 7.1. Observacin preliminar 7.2. Contexto histrico-social y cultural de la presente etapa 7.3. Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo 7.3.1. Observacin preliminar 7.3.2. Ernesto Che Guevara (1928-1967) 7.3.3. Juan David Garca Bacca (1901-1992) 7.3.4. Adolfo Snchez Vzquez (1915-) 7.3.5. Enrique Dussel (1934-) Observacin final

3

Transformaciones del marxismo. Historia de la recepcin del marxismo en Amrica Latina

Introduccin

El intento de historiar o reconstruir filosficamente la historia de la recepcin de una determinada corriente filosfica en un mbito cultural especfico seala una tarea, que a primera vista puede ser considerada como una labor que se inscribe por completo en el dominio atribuido generalmente a la competencia de la historia de la filosofa y que, por consiguiente, puede ser llevada a cabo sin necesidad de salir del campo de la misma.

Esta ptica del problema es, sin duda alguna, legtima en cierta manera, pues es evidente que quien se propone semejante tarea se adentra necesariamente en el campo de la historia de la filosofa. Pero si hemos dicho que nos parece legtima "en cierta manera" es justamente porque si la razn indicada para su justificacin es evidente, igual de evidente nos luce por otra parte que la tarea de historiar la recepcin de una filosofa conlleva un aspecto especfico, distintivo, cuya investigacin obliga de hecho a sobrepasar los dominios de lo que normalmente se entiende por historia de la filosofa.

Nos referimos en concreto al aspecto o problema de que hacer la historia de la recepcin de una filosofa implica, adems lgicamente de tener que trabajar la historia de la filosofa en sentido estricto, hacer la historia de las condiciones que van a posibilitar que esa filosofa, hacindose precisamente historia en el marco de situaciones de vida y de pensamiento determinadas, sea recibida como una nueva perspectiva en el seno de una tradicin de pensamiento. Se trata entonces del intento de reconstruir el proceso por el que una filosofa va siendo integrada o asimilada al movimiento de la historia de la filosofa en el mbito especifico de una determinada tradicin cultural. O sea que no se trata de hacer slo una especie de historia interna de la historia de la filosofa, sino ms bien de salir del mbito de sta para intentar mostrar las condiciones contextuales que facilitan o dificultan la incorporacin de una filosofa a la historia de la filosofa de una determinada regin. Es posible que en la labor de historiar la recepcin de corrientes filosficas como, pongamos por caso, el positivismo lgico o la fenomenologa no se manifieste tan clara la necesidad de proceder segn el criterio que acabamos de resumir. Pero en el caso que aqu nos

4

ocupa, ese criterio nos parece metodolgicamente tanto ms recomendable y tanto ms necesario de aplicar cuanto que se trata de una filosofa que se entiende como filosofa poltica, es decir, que se formula y define como filosofa que quiere ser esencialmente un instrumento para la transformacin real del mundo histrico de los hombres. En razn de su mismo ncleo terico ms ntimo nos remite pues el marxismo ms all de las fronteras de la filosofa en sentido estricto. Pero adems de esta razn que nos proporciona el carcter mismo del marxismo, hay un hecho que respalda en forma decisiva el criterio planteado por nosotros y que, reafirmando por su parte la dimensin poltica del marxismo, evidencia con mayor claridad todava la necesidad de considerar tambin su historia no filosfica, aun cuando como hacemos en el presente trabajo se limite el estudio de su recepcin slo al campo de la filosofa, esto es, aun cuando interese slo su recepcin en tanto que filosofa.

El hecho aludido es el siguiente. Tanto entre los investigadores de la historia social y poltica como entre los historiadores de las ideas socialistas en el continente 1 se suele dar por seguro que enF F

Amrica Latina las primeras noticias que se reciben sobre ideas marxistas no son llevadas por ningn filsofo o intelectual ni se registran en las universidades ni en publicaciones especializadas, sino que llegan por transmisin oral popular con los emigrantes obreros europeos, especialmente alemanes, espaoles e italianos, avanzada ya la segunda mitad del siglo XIX. No son por tanto, segn lo establecido en este dato histrico, ni la ctedra ni el libro, sino los crculos obreros, los movimientos sociales y obreros los que van a constituir el primer lugar de la recepcin del marxismo en Amrica Latina.

La naturaleza misma de la filosofa marxista, tanto como este dato contundente de que el marxismo empieza su arraigo en nuestro continente no solamente en el terreno social sino adems en la forma de un vago ideario social revolucionario es obvio que los obreros europeos ms que ideas filosficas claras lo que llevan son elementos de un programa socialista , son pues momentos que nos imponen prcticamente la necesidad de enfocar nuestro estudio de la recepcin del marxismo en Amrica Latina con un criterio que nos permita pasar las fronteras de la estricta historia de la

A ttulo de ejemplo puede consultarse: Victor Alba, Historia del movimiento obrero en Amrica Latina, Mxico 1964; Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Mxico 1968; Julio Godio, Historia del movimiento obrero latinoamericano, 3 tomos, San Jos 1985; Michael Lwy, El marxismo en Amrica Latina, Mxico 1982; Gerardo Molina, Las ideas socialistas en Colombia, Bogot 1987; Arnaldo Mora, Los orgenes del pensamiento socialista en Costa Rica, San Jos 1988; Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporneo, Buenos Aires/Montevideo 1967; y tambin su obra, Las ideas socialistas en el siglo XIX, Barcelona 1976; Jos Carlos Valads, Los orgenes del socialismo en Mxico, Buenos Aires 1924.

1

5

filosofa para indagar, por ejemplo, en el campo de la historia social las condiciones histricosociales que inciden en la posibilidad de la recepcin del marxismo como filosofa. 2F

A esta luz se comprende entonces que, aunque nos interese aqu nicamente la recepcin del marxismo como filosofa, busquemos el punto de arranque de nuestro estudio no tanto en la historia propia del pensamiento filosfico latinoamericano como en la historia social o de las ideas sociales del continente. La historia social es una importante fuente de informacin y de conocimiento en el marco del presente trabajo; y como tal ser continuamente consultada a lo largo de todo el trabajo. Esto vale sobre todo para el primer captulo donde intentamos una ubicacin general de las condiciones que preparan primero la recepcin inicial de ideas sociales marxistas y que contribuirn luego a despertar el inters por el contenido filosfico del marxismo. Pero estar presente tambin por momentos en los captulos siguientes, aunque en ellos sin embargo el recurso a la historia social, poltica o intelectual en general se deber igualmente a ese ejercicio, digamos, no profesional de la filosofa que se puede observar en buena parte de la tradicin latinoamericana y que conduce necesariamente a la dispersin de ideas filosficas en las ms diversas disciplinas. No se puede olvidar que la figura del "filsofo profesional", es decir, del filsofo dedicado a tiempo completo a su materia es, en efecto, una figura que aparece relativamente tarde en Amrica Latina. Por esto la tradicin filosfica latinoamericana es, en gran parte, resultado de un ejercicio de la filosofa que, visto desde los criterios europeos usuales, se designara probablemente como ejercicio "no profesional" de la misma. 3F

Somos conscientes por otra parte de que la consecuente aplicacin del criterio propuesto convierte la tarea de la recepcin filosfica del marxismo en Amrica Latina en una investigacinHay que considerar por otra parte que normalmente los manuales al uso de historia de la filosofa en Amrica Latina poca ayuda pueden ofrecer en esta tarea, ya que suelen excluir de sus pginas el desarrollo de la filosofa marxista. Ejemplos peculiarmente representativos seran entre otros, los libros de: Alberto Caturelli, La filosofa en Hispanoamrica, Crdoba (Argentina) 1953; Ramn Insa, Historia de la filosofa en Hispanoamrica, Guayaquil 1945; Mercado Kempff, Historia de la filosofa en Latinoamrica, Santiago de Chile 1958; y Francisco Romero, Sobre la filosofa en Amrica, Buenos Aires 1952. Este dato de la marginalizacin o exclusin de la filosofa marxista de las historias de la filosofa en el continente resulta todava ms grave si se tiene en cuenta que en Amrica Latina no se dispone todava de una historiografa filosfica marxista. Cfr. Horacio Cerutti Guldberg, Hacia una metodologa de la historia de las ideas (filosficas) en Amrica Latina, Mxico 1986, p. 100. 3 Vase por ejemplo el ensayo de Francisco Romero, Sobre la filosofa en Iberoamrica, en F. Romero, La filosofa de la persona y otros ensayos, Buenos Aires 1944, pp. 120-136, donde se introduce el trmino de normalidad filosfica precisamente para caracterizar la nueva situacin que se produce sobre todo a partir de 1940 con la institucionalizacin acadmica de la filosofa en muchos pases latinoamericanos. Como se sabe, este trmino de la "normalidad filosfica" motiv un amplio debate sobre la cuestin del carcter y de la funcin de la filosofa en Amrica Latina. Cfr. Carlos Ossandon, "El concepto de normalidad filosfica en Francisco Romero" en Revista de Filosofa Latinoamericana 7/8 (1978) 115-130; Carlos Rojas, "Francisco Romero y la filosofa latinoamericana" en Horizontes 31/32 (1972-73) 187-189; Leopoldo Zea, "Romero y la normalidad filosfica latinoamericana", en Sociedad Interamericana de Filosofa (Ed.), Francisco Romero: Maestro de la filosofa latinoamericana, Caracas 1983, pp. 169-181.2

6

interdisciplinar cuya cabal realizacin exigira tanto el repaso atento de la historia social como el minucioso estudio de la historia cultural del subcontinente.

Es cierto que, como hemos insinuado antes, en el presente trabajo y ello quiere decir que lo haremos en la medida de nuestras limitadas posibilidades haremos incursiones en uno y otro campo, buscando datos y condiciones que nos ayuden a comprender mejor el proceso por el que el marxismo va encontrando un cierto eco en los ambientes filosficos latinoamericanos. Pero nuestro intento en este sentido que tendr sin duda un carcter sumamente provisional no deber en ningn caso ser entendido como un intento de realizacin, ni siquiera parcial, de esa labor. En realidad, nos tendremos que limitar a apuntar algunos momentos de peculiar incidencia o relevancia para la recepcin filosfica del marxismo. Con todo alentamos la esperanza de que el presente trabajo ofrezca una contribucin que, aunque puntual, pueda servir al menos de punto de arranque para una investigacin de mayor alcance que debiera ser tarea de un equipo interdisciplinar.

7

CAPITULO I

1. Etapa preparatoria o de confusa difusin del marxismo como programa socialista (1861-1883)

1.1. Observacin preliminar

Est claro que siempre resulta un tanto arbitrario y aventurado marcar fechas de comienzos y de fines de perodos en la historia de la recepcin e influencia de las corrientes filosficas, pues semejante intento siempre va acompaado de un fuerte margen de inseguridad que viene del hecho de que los factores culturales y sociales que preparan dicha recepcin, no siempre resultan constables de manera evidente y definitiva.

Y, como es lgico, no vamos a pretender que la excepcin sean precisamente estos aos con los que indicamos los lmites de esta etapa que, a falta de mejor nombre, queremos llamar etapa preparatoria o de confusa difusin del marxismo, para recalcar que se trata sobre todo del momento en el que se van creando las condiciones (el ambiente, la situacin) que favorecern la acogida de los primeros elementos del ideario social marxista.

Pensamos que tambin hubiera sido posible, por ejemplo, adelantar el comienzo de esta etapa tomando como punto de referencia el prolongado viaje de Georg Weerth, miembro de la Liga de los Comunistas y amigo personal de Marx, por Centroamrica y Amrica del Sur entre 1853 y 1855. Pues ya ha habido autores que han valorado la importancia de su viaje, y especialmente de su estancia en La Habana, donde muri en 1856. 1 E igualmente sera posible no extender su final hastaF F

1883, sino hacerlo coincidir con la creacin en Buenos Aires de la primera seccin latinoamericana de la Internacional, en 1872.

Vase Juan Marinello, "Homenaje a Georg Weerth", en La Gaceta de Cuba 26 (1963), citado en Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporneo, Buenos Aires/Montevideo 1967, p. 54. Ver tambin Friedrich Engels, "Georg Weerth, der erste und bedeutendste Dichter des deutschen Proletariats", en Marx-Engels-Werke (=MEW), tomo 21, Berlin 1972, pp. 5-8.

1

8

Creemos, sin embargo, que a favor de los aos escogidos por nosotros para marcar el alcance de esta etapa, se puede aducir una razn que justifica por lo menos la conveniencia de nuestra periodizacin. Fijar el comienzo en 1861, esto es, con la publicacin de la Cartilla Socialista del socialista utpico Plotino Rhodakanaty, y marcar el final con el ao de 1883, ao en que con ocasin de la noticia de la muerte de Karl Marx el cubano Jos Mart publica el primer texto de importancia filosfica relevante sobre la teora marxista, son datos que nos permiten, en efecto, no tanto como quiz podran sugerir las dos obras citadas enfocar esta etapa desde la perspectiva del paso "del socialismo utpico al socialismo cientfico", sino de estructurarla ms bien siguiendo el hilo conductor que nos ofrece uno de los resultados centrales obtenidos en este campo por historiadores sociales y de la cultura: a saber, que la recepcin de ideas marxistas o, ms precisamente, del socialismo marxista, se efecta en el ambiente preparado por el socialismo llamado utpico e incluso en vinculacin o mezcla terica y prctica con l. As establece Pedro Henrquez Urea que: "Las doctrinas socialistas no aparecieron en Amrica hispnica por primera vez durante el siglo XX: desde antes de mediados del XIX eran conocidas las teoras de SaintSimon, de Fourier, de Proudhon". 2 Y otro reconocido investigador latinoamericano no duda enF F

afirmar el lazo entre esa tradicin socialista y el comienzo del inters en Amrica Latina por las ideas (marxistas) de la Internacional: "El mismo inters por los trabajos e ideas de la AIT se vi en Amrica Latina facilitado por una anterior y relativamente importante difusin del socialismo de las primeras etapas. Hubo en muchas ciudades latinoamericanas saintsimonianos y fourieristas, y particularmente Pierre-Joseph Proudhon tuvo adeptos fervientes desde Mxico a Bolivia." 3F

Partiendo de estos datos creemos justificado por tanto vincular la recepcin del marxismo en Amrica Latina con la lnea de la tradicin del socialismo utpico en nuestro continente. Ms an, de acuerdo a lo establecido por la investigacin histrica social, nos parece incluso que es en esa2

Pedro Henriquez Urea, Historia de la cultura en la Amrica hispnica, Mxico 1975, p. 113. Siguiendo la designacin comn hablo aqu de "socialismo utpico"; pero en realidad debera ser llamado socialismo utpicocrtico ya que en ese llamado socialismo utpico, al menos en muchas de sus formas, estn presentes fuertes momentos de anlisis crtico-cientfico de la realidad dada. Ver sobre este punto los trabajos de: Manfred Hahn / Hans Jrg Sandkhler (eds.), Sozialismus vor Marx, Kln 1984; y Joachim Hppner / Waltraud Seidel-Hppner, Theorien des vormarxistischen Sozialismus und Kommunismus, Kln 1987. 3 Carlos M. Rama, op. cit.; p. 51. Para confirmar esta afirmacin en los distintos pases latinoamericanos pueden consultarse por ejemplo: Mario Barrios: El pensamiento socialista en Chile, Santiago 1987; Vamireh Chacon, Historia das idias socialistas no Brasil, Rio de Janeiro 1965; Franklin J. Franco, Historia de las ideas polticas en la Repblica Dominicana, Santo Domingo 1981; Jos Ingenieros, Las direcciones filosficas en la cultura argentina, Buenos Aires 1963; Arturo A. Roig, "Momentos y corrientes del pensamiento utpico en el Ecuador", en Latinoamrica 14 (1981) 51-69; Augusto Salazar Bondy, Historia de las ideas en el Per contemporneo, Lima 1965; Juan Manuel de la Serna, "Gnesis del nacionalismo y de las ideas nacionalistas en las Antillas", en Latinoamrica 14 (1981) 127-142; y "Gnesis y perfil del movimiento obrero en el Caribe", en Universidad de Santo Toms (Ed.), II Congreso Internacional de Filosofa Latinoamericana. Ponencias, Bogot 1983, pp. 319-344; Carlos del Toro, El movimiento obrero cubano en 1914, La Habana 1969; Luis Vitale, Notas sobre el movimiento obrero venezolano, Caracas 1981; y Medardo Vitier, Las ideas en Cuba, La Habana 1938.

9

tradicin donde hay que buscar tanto las condiciones preparatorias como los primeros momentos de deslinde ideolgico de la recepcin del marxismo en el contexto latinoamericano. Pero esto significa la necesidad de rebasar hacia atrs el lmite marcado por el ao 1860 y empalmar con una tradicin de pensamiento social que se inicia hacia 1830. Con Carlos M. Rama podemos dar, en efecto, por seguro que "la historia del utopismo latinoamericano no comienza antes de 1830, pero en cambio se extiende por dos generaciones, casi hasta finales de siglo. Naturalmente que, por lo menos desde 1850, es coetneo del proudhonismo, y desde 1872 aproximadamente de las versiones del socialismo que se conocen con el nombre de marxismo y anarquismo, todo lo cual explica que aparezca en formulaciones a menudo mixtas o hbridas." 4F

A la luz de esta cita, que nos ilustra precisamente sobre cmo la tradicin misma de utopismo socialista se cruza y mezcla con formas ms definidas de socialismo como la proudhoniana, la marxista o la anarquista, se evidencia entonces que la consideracin de esa tradicin no hace slo a la preparacin del ambiente favorable al socialismo marxista, sino que hace adems a ste mismo, por cuanto que lo encontraremos presente en ella, al menos a ttulo de momento ideolgico interferente. Insistiendo en este aspecto insinuamos tambin que, debido al propsito central que perseguimos aqu, nos tenemos que limitar no slo a mencionar los momentos culminantes de dicha tradicin. Nuestra consideracin de los mismos atender adems al inters de resaltar en ellos justamente aquellos elementos que pueden testimoniar ya una intercalacin o interferencia de ideas socialistas marxistas.

1.2. Contexto histrico-social y cultural de la presente etapa, con consideracin especial del socialismo utpico-crtico.

Desde esta perspectiva recordemos por tanto los siguientes momentos:

- Despus de cuatro aos de residencia en Paris (1826-1830) regresa Esteban Echeverra (18051851) a la Argentina; y "vena como ha apuntado Jos Ingenieros contagiado del socialismo

4

Carlos M. Rama, "El utopismo socialista en Amrica Latina", prlogo a Utopismo Socialista, Biblioteca Ayacucho, tomo XXVI:, Caracas 1977, p. XI.

10

utpico que arreciaba en Francia", 5 cuyas teoras propaga en crculos intelectuales de su pas. DeF F

esta actividad nacer luego precisamente la:

- Fundacin de la "Asociacin Joven Argentina", en 1838, como unin de la nueva generacin de autores argentinos, 6 y que estaba influida intelectualmente por las ideas sociales de Saint-SimonF F

(1760-1825) a travs de sus discpulos Eugne Lerminier (1803-1857) y Pierre Leroux (1797-1871). Esta influencia queda documentada con la publicacin del escrito programtico de la Asociacin: Cdigo o Declaracin de los principios que constituyen la creencia social de la Repblica Argentina (Sobre su contenido volveremos luego).

- Edicin en Montevideo del peridico Le Messager franais (1840-1842), cuyo editor es Eugne Tandonnet, y en el que se recogen los planteamientos de la teora social de Charles Fourier (17721837).

- Reedicin en Montevideo (1846) del documento de la "Asociacin Joven Argentina", firmado ahora por E. Echeverra, llevando el ttulo de Dogma socialista de la Asociacin de Mayo. Obsrvese cmo ahora la "Creencia social" pasa a llamarse "Dogma socialista". Este cambio de ttulo nos parece realmente muy significativo, porque con l se dispone de un ndice para apreciar hasta qu punto en el breve perodo que media entre 1838 (primera edicin) y 1846 (reedicin), el trmino "socialista" o "socialismo" ha ido ganando carta de ciudadana en los ambientes latinoamericanos. De forma que se le puede usar sin ms para calificar el programa poltico-social de renovacin de un grupo, en este caso el de la Generacin argentina del 37.

Por lo que hace a su contenido, dentro del marco del presente trabajo nos interesa recalcar sobre todo el carcter de socialismo aplicado a las circunstancias americanas por el que se distingue el Dogma Socialista de Echeverra. Sus ideas socialistas llevan el cuo del pensamiento social utpico europeo, y concretamente del representado por Saint Simon; 7 esto es innegable. Pero no se trata niF F

de una mera copia mecnica ni de una simple traduccin, pues con igual claridad se constata que esas ideas socialistas se repiensan no slo a la luz del contexto de las sociedades americanas y, especialmente, de la sociedad argentina de la poca, sino tambin en funcin de la reorganizacin

Jos Ingenieros, Las direcciones filosficas de la cultura argentina, Buenos Aires 1963, p. 72. En realidad se trataba de una organizacin secreta destinada a consolidar la oposicin poltica contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Ver sobre este tema: Dorothea Schmidt-Mathy, Die literarische Oposition zu Juan Manuel de Rosas, Frankfurt/Bern 1982. 7 Cfr. Jos Ingenieros, "Los saintsimonianos argentinos", en Revista de Filosofa 2 (1915) 275-315; y Arturo Ardao: Filosofa pre-universitaria en el Uruguay, Montevideo 1945, pp. 85 y sgs.6

5

11

social, poltica, administrativa, legislativa, etc.; de los pases americanos. As para Echeverra no se trata de recepcionar la teora por la teora sino que la ve a la luz de necesidades contextuales concretas, y por eso reinterpreta la teora socialista europea en funcin del aporte que pueda hacer en el contexto americano. El Dogma Socialista busca un remedio, una solucin eficaz para los problemas que ha dejado pendientes la Revolucin de la independencia americana; problemas que no pueden ser solucionados ni por el caudillismo ni por el liberalismo porque son los problemas de un orden democrtico, pero que sepa vincular el orden de la libertad con el de la justicia social y el de la igualdad de todos los seres humanos. Y es por esta razn por la que se nos expone un socialismo igualitario, fraternal, democrtico y humano, que debe de asegurar la libertad y la democracia por la va de la igualdad social en Amrica Latina. Pues para Echeverra "el camino para llegar a la libertad es la igualdad". 8F

El punto de culminacin y, al mismo tiempo, la expresin concreta de la contextualizacin histrica latinoamericana de este socialismo igualitario debe ser adems la realizacin efectiva de lo que Echeverra llamaba la "socialidad americana", 9 para caracterizar justamente la figura histrica de laF F

reorganizacin de nuestros pases sobre la base de los ideales de asociacin, progreso, libertad, igualdad y fraternidad. Y de cara a la preparacin de la recepcin del pensamiento marxista cabe resaltar todava el lugar central que Echeverra concede a los factores econmicos como clave para la interpretacin de los sistemas sociales. Echeverra subraya este aspecto de manera tan evidente que historiadores conservadores consideran necesario aclarar por su parte que Echeverra no fue un seguidor adepto del materialismo histrico. 10F

En general se puede aceptar , por tanto, el juicio de Carlos M. Rama sobre Echeverra y el Dogma Socialista, incluso all donde parece sugerir una continuidad directa con tradiciones latinoamericanas explcitamente marxistas: "Echeverra es un autntico socialista latinoamericano en una lnea no muy distinta de la que manifiestan en el siglo XX personajes como Maritegui o Guevara, para citar personajes recientes." 11F

Esteban Echeverra: Dogma Socialista, en Carlos M. Rama (ed.): Utopismo Socialista, Caracas 1977, p. 94. Esteban Echeverra, op. cit.; p. 116. 10 Cfr. Ricardo Levene, Historia de las ideas sociales argentinas, Buenos Aires 1947, p. 89. 11 Carlos M. Rama, "El utopismo socialista en Amrica Latina", ed. cit.; p. XXXIV. Para el estado de la discusin sobre el carcter socialista del pensamiento de Echeverra pueden verse: Marta E. Pena de Matsushita: Romanticismo y Poltica, Buenos Aires 1985, pp. 199 y sgs. Ver igualmente: Placido Horas: Esteban Echeverra y la filosofa poltica de la generacin de 1837, Mendoza 1950; Oreste Popescu: El pensamiento social y econmico de Echeverra, Montevideo 1957; Vicente D. Sierra: "Las doctrinas sociolgicas de Echeverra" en Revista de Filosofa (Buenos Aires) 2 (1915); y Martin Traine, Die Sehnsucht nach dem ganz Anderen. Die Frankfurter Schule und Lateinamerika, Aachen 1994. Como se desprende ya del ttulo de la obra de Pena de Matsushita en este contexto hay que mencionar tambin el vnculo entre literatura y poltica en el seno del movimiento del romanticismo latinoamericano. Es de recordar, en efecto, que precisamente en el marco de la recepcin del romanticismo se alienta con renovadas fuerzas la bsqueda de la identidad propia en Amrica Latina. As se destaca claramente la contradiccin entre europesmo y criollismo, y con ello lgicamente tambin se evidencia la urgencia de fomentar polticas de inspiracin nacionalista. Sobre esto escribe Anderson Imbert: "El romanticismo criollo fue ms una actividad civilizadora que una escuela de bellas artes. Las armas, por literarias que parecieran, eran para usarlas9

8

12

- Publicacin de la obra de Domingo F. Sarmiento (1811-1888) Viajes, Chile 1849, donde aparece el texto de la carta redactada en 1846 sobre "El Fourierismo segn Tandonnet". Interesante es notar esta crtica de Sarmiento al socialista utpico francs: "Pero ya hubiera querido que Fourier, y esto es lo que objeto a sus discpulos, hubiese basado su sistema en el progreso natural de la conciencia humana, en los antecedentes histricos y en los hechos cumplidos." 12 Por consiguiente queda claroF F

que para Sarmiento no es tanto la perspectiva socialista como tal la que es criticable, sino que es la fundamentacin de la misma la que necesita ser corregida. Y lo interesante es que su indicacin en este sentido apunta en la direccin que luego marcar la diferencia entre socialismo utpico y cientfico.

- En 1852 escribe desde la crcel el chileno Santiago Arcos Arlegui su "Carta a Francisco Bilbao", donde esboza su ideario socialista en perspectiva chilena.

- En 1855 publica en Brasil Jos Ignacio de Abreu e Lima (1796-1870) su obra O Socialismo. Esta extensa obra presenta un examen atento de las distintas corrientes socialistas de aquel momento (Saintsimonismo, owenismo, fourierismo y proudhonismo), aunque privilegia la tendencia o enfoque religioso de Lamennais (1782-1854). Y en este sentido puede considerarse su obra como trabajo representativo de una posicin de "socialismo cristiano", aunque l no usa dicho trmino. (Sobre este trmino volveremos ms adelante). En juicio de Carlos M. Rama debe ser considerada la obra O Socialismo, de Jos Ignacio de Abreu e Lima como "la obra ms grande del utopismo latinoamericano". 13F

fuera de la literatura, y en la guerra entre tradicin y progreso, hispanismo y europesmo, masas y minoras. " Enrique Anderson Imbert, Historia de la literatura hispanoamericana, tomo 1, Mxico 1970, p. 237. En la lnea de esta apreciacin ver tambin: Rudolf Grossmann, Historia y problemas de la literatura latinoamericana, Madrid 1972, especialmente p. 245 y sgs; y Jos Luis Romero, Situaciones e ideologas en Latinoamrica, Mxico 1981. Esta peculiaridad del romanticismo latinoamericano es, adems, del mayor inters para la historia de la filosofa en el subcontinente. Pues es en este horizonte espiritual del romanticismo criollo donde se hace perceptible por primera vez, en los aos de 1837 y 1842, la cuestin de una filosofa americana, autntica y consciente de su contexto regional e histrico; gracias precisamente a uno de los mximos representantes del romanticismo en Argentina: Juan Bautista Alberdi (1810-1884). Y hay que aadir an que cuestiones fundamentales de la filosofa actual en Amrica Latina, tales como la de la relacin entre contextualidad, inculturacin y universalidad, tienen su preclaro precursor en ese "romntico" argentino que fue Juan Bautista Alberdi. Ver sobre esto: Ral Fornet-Betancourt, "Notas sobre el sentido de la pregunta por una filosofa americana y su contexto histrico cultural", en Antonio Heredia (Ed.), Actas del V Seminario de Historia de la Filosofa Espaola, Salamanca 1988, pp. 437-445; y "Juan Bautista Alberd y la cuestin de la filosofa latinoamericana", en Cuadernos Salmantinos de Filosofa XII (1985) 317-333; as como Leopoldo Zea, El pensamiento latinoamericano, Barcelona 1976, especialmente pp. 63-76. 12 Domingo F. Sarmiento, "El Fourierismo segn Tandonnet", en Carlos M. Rama (ed.), Utopismo Socialista, ed. cit. p. 136 13 Carlos M. Rama, "El utopismo socialista en Amrica Latina", ed. cit. p. XLIX. Ver tambin Vamireh Chacn, op. cit.; pp. 200 y sgs.

13

- Con la traduccin del captulo octavo de Philosophie de la misre, de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), hecha en 1860 por Melchor Ocampo (1813-1861), se refuerza el proceso de diferenciacin terica al interior del movimiento socialista. Es cierto que por lo menos desde diez aos antes eran conocidas e influan en pequeos crculos artesanos las ideas de Proudhon. 14 Pero elF F

hecho de disponer a partir de este ao de 1860 con un texto suyo, es remarcable por cuanto que ello significa la posibilidad de recurrir a una matriz terica autntica para clarificar la propia posicin y distinguirla de otras aparentemente parecidas. Es cierto que se trata de la traduccin del captulo sobre la "Solution du Problme de la Providence". 15 Pero lo decisivo es que con esta traduccin seF F

documenta la necesidad de propagar las nuevas teoras sociales en base a textos originales. Y puesto que esta necesidad se explica a su vez por las exigencias mismas de la discusin pblica en torno a la idea socialista, hay que considerarla al mismo tiempo como expresin de los esfuerzos de entonces por alcanzar una mayor claridad terica, es decir, por obtener una base ms exacta para trazar las demarcaciones requeridas entre los diferentes partidarios del ideario socialista. Por otro lado no se puede olvidar que en Amrica Latina la recepcin clara de las concepciones de Proudhon con su llamado "socialismo de transicin" y su mensaje libertario provoca un primer corte o giro diferenciador en la tradicin socialista que se est formando como tal, porque sus ideas encuentran un amplio eco a nivel social haciendo de eje en la formacin de organizaciones artesanales y obreras conscientes ya de sus propios intereses de clase. 16F

- Otro hecho mayor en la lnea de desarrollo de las tradiciones socialistas en Amrica Latina acontece sin embargo al ao siguiente, es decir, en 1861 con la llegada a Mxico de Plotino Rhodakanaty (1828-1905), quien edita en ese mismo ao su ya citada Cartilla Socialista o sea

Sobre la influencia de Proudhon en Colombia por ejemplo puede consultarse: Alfredo Gmez, Anarquismo y anarcosindicalismo en Amrica Latina. Paris/Barcelona 1980, p. 9 y sgs.; ver tambin Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Siglo XIX, Mxico 1969, pp. 39 y sgs. 15 Como explicacin para la seleccin de este captulo puede aducirse sin duda la gran influencia que ejerca en este momento el socialismo utpico de cuo religioso. Pero tambin se puede pensar que este captulo haya sido traducido debido a las consecuencias tardas de la discusin sobre el socialismo que suscit en Mxico la condenacin del socialismo en la encclica Nostis et Nobiscum del Papa Pio IX, fechada el ao de 1849. Como se sabe en esta encclica el socialismo y el comunismo son calificados de "perversa Socialismi et Communismi sistemata". Pius IX, Nostis et Nobiscum, en Pius IX Pontificis Maximi Acta, tomo 1, Graz 1971, p. 214. Ver tambin las pginas 202 y 220. A favor de esta explicacin habla adems el hecho de que en sus referencias a la encclica los defensores mexicanos de la condenacin papal del socialismo haban aducido con frecuencia el nombre de Proudhon como ejemplo concreto de uno de esos sistemas perversos. Cfr. Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Mxico 1969, p. 329. Y a esto habra que aadir todava el inters del traductor Ocampo por destapar crticamente los transfondos teolgicos del catolicismo mexicano como instrumento de explotacin social. Cfr. Leopoldo Zea, El positivismo en Mxico, Mxico 1968, pp. 63 y sgs., y Jos C. Valads, Don Melchor Ocampo, reformador de Mxico, Mxico 1954. 16 A la bibliografa indicada en la nota 1 de la introduccin habra que aadir aqu: Martn Casareto, Historia del movimiento obrero argentino, Buenos Aires 1947; Guillermo Lora, Historia del movimiento obrero boliviano, 3 Vol., La Paz 1967-1970; y Jos C. Valads, Precursores del socialismo antiautoritario en Mxico, Buenos Aires 1928.

14

14

Catecismo elemental de la escuela socialista de Charles Fourier. 17 Rhodakanaty, emigrado griegoF F

que haba abrazado la causa del socialismo durante su estancia en Paris y en el contexto de los acontecimientos de 1848, tiene el mrito de haber contribuido a la precisin ideolgica del socialismo porque conjuga en forma clara y complementaria su base fourierista con la tradicin libertaria inspirada en Proudhon. Pero detengmonos un poco en el anlisis de su posicin para ilustrar con algunos detalles las razones que hacen de la Cartilla Socialista un documento de especial significacin para la recepcin filosfica del marxismo en Amrica Latina; y porque, en consecuencia se puede dar por justificado ofrecer el ao de su publicacin, 1861, como fecha orientadora para marcar el comienzo de esta primera etapa. Comencemos sealando de entrada que la posicin de Plotino Rhodakanaty puede ser definida como la de un "socialista cristiano". Es ms, l mismo se entenda en esos trminos. No extraa entonces que su Cartilla Socialista, a pesar de la referencia expresa a Fourier, est ms en la lnea de la tradicin del Nouveau Christianisme de Saint-Simon o del Evangelium der armen Snder de Weitling (1808-1871), pues no cabe duda de que la Cartilla Socialista es un intento de presentar el mensaje social de Jess como un programa socialista radical. De manera clara e inequvoca se resalta este aspecto en el mismo prlogo de la obra al subrayarse que la doctrina predicada por Jess no era otra que la del socialismo: "Esa doctrina era la del socialismo." 18 Rhodakanaty es ademsF F

probablemente el primer autor que usa conscientemente el trmino de "socialismo cristiano" en Amrica Latina, discutindolo adems en un contexto filosfico y teolgico. 19 As se coloca esteF F

emigrado griego a la cabeza de una tradicin que ir haciendo su propio camino al interior del movimiento socialista del subcontinente y cuya trayectoria de desarrollo se puede seguir hasta nuestros das, como se comprueba por ejemplo en los planteamientos del movimiento de "Cristianos por el Socialismo", fundado en 1972 en Santiago de Chile. 20 Esta filiacin espiritual de PlotinoF F

Rhodakanaty, como decamos, est fuera de dudas. Con todo sin embargo su nombre nos parece que debe figurar en el inicio explcito de la recepcin filosfica del socialismo en Amrica Latina. Primero, porque representa un caso tpico de algo que va a ser tambin caracterstico en el proceso de recepcin posterior, a saber, el mezclar pensamientos marxistas con los planteamientos de otras

Edicin Crtica con una introduccin de Jos C. Valads, en Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (ed.), Historia moderna y contempornea de Mxico, tomo III, Mxico 1970, pp. 9-66. 18 Plotino Rhodakanaty, Cartilla Socialista, p. 189. (Cursiva en el original). Aqu se cita segn la versin reproducida en Carlos M. Rama, (ed.), Utopismo Socialista, ed. cit; ya que es la misma que la de la edicin crtica y resulta ms accesible que sta ltima. 19 Cfr. Plotino Rhodakanaty, "Cuadro de la humanidad y misin del socilismo en el mundo", en El Hijo del Trabajo, 17.3.1878, p. 3. 20 Cfr. Centro de Estudios y Publicaciones (ed.), Primer Encuentro Latinoamericano: Cristianos por el Socialismo, Lima 1972. En el captulo 7 volveremos sobre este movimiento.

17

15

concepciones socialistas. 21 Y segundo, y acaso principalmente, porque, en razn de sus estudios yF F

de su actividad poltica en Europa, 22 Rhodakanaty como bien escribe su estudioso y bigrafo JosF F

C. Valads fue "el primer individuo que tuvo en el pas (Mxico, R.F.-B) la idea conjugada y exacta de lo que era el socialismo." 23 La certeza de este juicio se ve confirmada con la lectura de laF F

Cartilla Socialista, pues aqu se evidencia cmo la ya subrayada inspiracin cristiana de su posicin se sabe combinar con los anlisis de clase y con la intencin de buscar una explicacin cientfica de los problemas de la situacin histrica. Esta otra componente de su posicin es para Rhodakanaty tan sustancial y clara como la del cuo religioso o cristiano de su socialismo, y por eso no extraa que insista en ella al escribir que el anlisis de la "constitucin actual" de la sociedad es una tarea que debe ser llevada a cabo con la "antorcha luminosa" de la ciencia social." 24 Por otra parteF F

importante es indicar tambin que para Rhodakanaty los destinatarios de esta tarea cientfica son los obreros y campesinos, como lo manifiesta su manera de formular la finalidad de su obra: "Esta pequea obra lleva tambin el objeto de que las clases obrera y agrcola de Mxico conozcan los verdaderos principios cientficos en que se funda la doctrina sociocrtica. " 25F

Como aclaracin adicional de la importancia terica de Rhodakanaty cabe recordar igualmente su actividad como profesor de filosofa en el "Colegio de San Ildefonso" durante los aos de 1861 a 1865. Es cierto que posteriormente el compromiso poltico pasar a un primer plano como se ver a continuacin , pero el inters por la filosofa seguir presente. As se explica que la Historia de la filosofa en Mxico le deba las primeras traducciones (y estudios sobre) de la obra de Eduard von Hartmann (1842-1906) Die Philosophie des Unbewuten, publicadas entre 1883 y 1885; as como una interpretacin de Spinoza en el libro Mdula pantesta del sistema filosfico de Spinoza, del ao 1885; y por ltimo la primera crtica del positivismo realizada desde una perspectiva socialista. 26F

Pero el aporte del griego Rhodakanaty como acabamos de insinuar no se limit nicamente al campo de la formacin terica. Pues su nombre figura tambin en la fase inicial de la organizacinVisto desde esta ptica Plotino Rhodakanaty sera en realidad el primer caso que servira para confirmar este juicio de Uslar Pietri sobre el destino del marxismo en Amrica Latina: "El marxismo, con su inherente necesidad de convertirse en poltica activa, se mestiza, se hace religioso y llega a adquirir formas irreconocibles. El edificio que levant Marx en la Europa protoindustrial del siglo XIX ... sufre alteraciones, aadidos y adaptaciones tan grandes como las que la arquitectura europea experiment al trasladarse a las mesetas altas y a las muchedumbres mestizas de los Andes y de Mxico." Arturo Uslar Pietri, Fantasmas de dos Mundos, Barcelona 1977, p. 249. 22 Cfr. Jos C. Valads, Precursores del socialismo antiautoritario en Mxico, Buenos Aires 1928, pp. 400 y sgs; Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Siglo XIX, Mxico 1969, especialmente pp. 172 y sgs; y p. 416. Ambos autores destacan las estancias de estudio en Berlin y Viena, y especialmente la prolongada estancia en Paris en la poca de los acontecimientos revolucionarios de 1848 en contacto directo con las distintas teoras socialistas. 23 Jos C. Valads, "Noticia sobre el socialismo en Mxico durante el siglo XIX", en Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (ed.), op. cit.; p. 3. Este juicio lo comparte tambin Carlos M. Rama. Ver su "El utopismo socialista en Amrica Latina", en Utopismo Socialista, ed. cit.; p. LIX; ver tambin Ignacio Ortiz: "Proyeccin del pensamiento rhodakanatiano" en Prometeo 10 (1987) 98-101; "Labor e influjo de Rhodakanaty y La Social" en Quatrivium (Toluca, Mxico) 4 (1991) 52-70. 24 Plotino Rhodakanaty, Cartilla Socialista, ed. cit. p. 190. 25 Plotino Rhodakanaty, , p. 190.21

16

clasista del movimiento obrero y campesino en Mxico. Para ilustrar esto valgan estos datos: En 1868 fund el "Club Socialista" en Chaco y luego, en 1871, "La Social", dos organizaciones obreras que colocan la piedra fundamental para la "primera experiencia sindical de coordinacin en Amrica Latina" 27 a saber, la del "Gran Crculo de Obreros de Mxico" en 1875; una organizacinF F

en la que se agruparon 28 sindicatos obreros de todo el pas. Est adems la regular colaboracin con el peridico obrero El Socialista fundado por l mismo en 1871 con la ayuda de Francisco Gonzlez (1844-?) y de Juan de Mata Rivera (1838-1893). Y aqu conviene decir que mediante El Socialista el nombre de Rhodakanaty ha quedado vinculado con un texto marxista, ya que ste es el peridico que publica en 1884 la traduccin espaola del Manifest der Kommunistischen Partei.

- El giro decisivo en la recepcin de ideas socialistas marxistas en Amrica Latina se da sin embargo en 1872 con la fundacin en Buenos Aires de la primera seccin latinoamericana de la Asociacin Internacional de Trabajadores. Es cierto que un ao antes Friedrich Engels haba aconsejado al consejo federal espaol de la Primera Internacional tomar contacto directo "con los trabajadores de las imprentas en Buenos Aires". 28 Pero la fundacin oficial de una seccin de laF F

Internacional se dio en realidad ese ao de 1872. 29 Y el trabajo terico en sentido estricto seF F

comenz incluso un ao ms tarde con la llegada de Raimond Vilmart a Buenos Aires. Vilmart haba participado en la Comuna de Paris y fue delegado en el Congreso de La Haya. A su llegada a Buenos Aires propag en crculos de estudios los planteamientos de Marx, refirindose especialmente a la obra de Marx Der Brgerkrieg in Frankreich. 30F

Cfr. Gastn Garca Cant, op. cit; pp. 458 y sgs. donde se encontrar la bibliografa completa de P. Rhodakanaty. Julio Godio, Historia del movimiento obrero latinoamericano, tomo II, San Jos 1985, p. 46. En este contexto cabe destacar que a favor de la radicalidad histrica de estos socialistas "utpicos" habla adems su compromiso con el primer levantamiento campesino en Mxico en 1869, cuyo lder Julio Lpez Chvez era miembro del "Club Socialista" en Chaco y discpulo de Rhodakanaty. 28 Friedrich Engels, "An den spanischen Fderalrat der Internationalen Arbeiterassoziation" en MEW, Vol. 17, Berlin 1971, p. 289. En la carta a la que Engels responde con este escrito haba informado Francisco Mora (18421924), entonces secretario del consejo federal espaol, al consejo general de la Internacional en Londres sobre la existencia y las actividades de asociaciones obreras en Buenos Aires. Ver sobre esto: Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano, ed. cit.; p. 57. 29 Esto lo confirma el mismo Marx. Cfr. Karl Marx, "Bericht des Generalrats an den La Hayaer Kongre", en MEW, Vol. 18, Berlin 1971, p. 137; y su carta a Friedrich Adolph Sorge del 27.5.1872 donde escribe: "Ahora tambin tenemos contacto con Amrica del Sur." Karl Marx, "Marx an Friedrich Adolph Sorge" en MEW, Vol. 33, Berlin 1966, p. 471. Ver tambin Franz Mehring, Karl Marx, Geschichte seines Lebens, Berlin 1974, p. 492; donde se recoge el testimonio de la presentacin de la Internacional en Buenos Aires. 30 Aunque es igualmente probable que esta obra de Marx fuese ya conocida en Buenos Aires debido a la actividad de las secciones espaolas de la Internacional. Pues el diario obrero espaol La Emancipacin, que se distribua en Buenos Aires, haba publicado la traduccin de dicha obra en sus nmeros de julio a septiembre de 1871. Segn alcanzo a ver es esta la primera obra de Marx traducida al espaol. Debe tenerse en cuenta adems que en 1873 fueron divulgadas en Buenos Aires las "Resoluciones del congreso general de La Haya". Cfr. Friedrich Engels, "Engels an Friedrich Adolph Sorge" en MEW, Vol. 33, Berlin 1966, p. 596.27

26

17

Para los objetivos perseguidos en el presente trabajo no es necesario detenerse ms en el anlisis de la actividad de las secciones de la Asociacin Internacional de Trabajadores en Argentina o en otros pases de Amrica Latina. 31 Sin embargo la mejor comprensin del proceso de delimitacinF F

ideolgica analizado en el prximo captulo me parece que s requiere la mencin al menos de una importante circunstancia en el trabajo de la Internacional. Me refiero al hecho de que la influencia directa de la Internacional comienza precisamente en el momento en que el conflicto entre Marx y Bakunin se agudiza y concretiza en una clara separacin entre marxismo y anarquismo, tanto a nivel terico como organizativo. 32 El trabajo de la Internacional, es decir, de sus secciones pues debe serF F

visto en el contexto de esta confrontacin. O sea que gana un significado ideolgico adicional porque, aunque sea implcitamente, apunta a la demarcacin de las posiciones y con ello tambin a la mayor precisin de los planteamientos marxistas. Esto significa que, a ms tardar a partir de este momento, la recepcin del marxismo en Amrica Latina se da en tensin con la herencia del socialismo utpico-crtico y, al mismo tiempo, con el anarquismo.

La importancia especial de la confrontacin con el anarquismo que se ver en el prximo captulo confirma el peso propio que hay que conceder a la emigracin de obreros europeos en el marco de esta fase inicial de la recepcin del marxismo en Amrica Latina. Pues el aumento de la influencia del anarquismo, y en especial del de cuo bakuninista, es proporcional al aumento del nmero de emigrantes de la Europa meridional, as como a su vez la reaccin marxista a la influencia anarquista se debe en primera lnea al resfuerzo de la presencia de trabajadores alemanes. Las dos indicaciones siguientes ilustran este hecho: - Fundacin en 1878 de un Partido Comunista Mexicano con fuerte participacin de emigrados espaoles influidos por el ideario de Bakunin. - Fundacin en 1882 del "Club Vorwrts" por obreros alemanes en Buenos Aires. 33F

Para redondear la visin panormica sobre las condiciones sociales y culturales en las que se va dando la recepcin temprana del marxismo en Amrica Latina en la poca de esta primera etapa,Ver sobre este tema: Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano, ed. cit; especialmente el captulo tercero dedicado a "Amrica Latina y la Primera Internacional"; as como V. Ermolaev, La Primera Internacional y el triunfo del marxismo-leninismo, Buenos Aires 1964. 32 Para lo referente al desarrollo de esta problemtica en Espaa que por razones obvias era el puente natural para los contactos de la Internacional con Amrica del Sur puede consultarse la correspondencia de Engels a Lafargue en los aos 1871-1872: Friedrich Engels, "Engels an Paul Lafargue", en MEW, Vol. 33, Berlin 1966, p. 348; p. 364366; p. 381-385; p. 424-425. Recurdese adems que en septiembre de 1872 Bakunin fue excluido de la Internacional, en el Congreso de La Haya. 33 Cfr. Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano, ed. cit; pp. 57-58. Que Engels conoca y apreciaba el trabajo del "Club Vorwrts" en Buenos Aires se desprende del hecho de que en 1890 redact una carta de recomendacin para su traductor italiano, Pascuale Martignetti, que emigraba a la Argentina, para que31

18

debe sealarse todava un momento que pertenece estrictamente al desarrollo de nuestra historia de las ideas y que hemos propuesto con fecha lmite para marcar el final de esta etapa en razn de que se trata como ya se indic de un primer pilar para la recepcin del marxismo en sentido filosfico estricto. Este momento presenta adems la peculiaridad significativa de mostrarnos qu conocimientos del marxismo tena y qu juicio se haba formado sobre el socialismo (marxista) una de las figuras cumbres de la intelectualidad latinoamericana del siglo XIX. Nos referimos al texto mencionado de Jos Mart (1853-1895).

1.3. Exposicin de la recepcin filosfica del marxismo: el ejemplo de Jos Mart

Es, en efecto, sumamente instructivo para los fines de este trabajo ver cmo Mart, que haba tenido oportunidad de presenciar la discusin de ideas socialistas utpicas en crculos obreros mexicanos hacia 1876, 34 insiste precisamente en la necesidad de diferenciar y aclarar tericamente el trminoF F

mismo de socialismo: "... Lo primero que hay que saber es de qu clase de socialismo se trata, si de la Icaria cristiana de Cabet, o de las visiones socrticas de Alcott, o el mutualismo de Prudhon, o el familisterio de Guisa o el Colinsismo 35 de Blgica, o el de los jvenes hegelianos de Alemania". 36F F F

Por esto Mart, aunque sus citas o referencias a Bakunin, Fourier, Proudhon, Saint-Simon e incluso a Marx resultan un tanto escuetas, recalca siempre el aspecto diferenciante de manera certera. En otras palabras: Mart habla relativamente poco de socialismo, pero cuando lo hace, seala siempre la nota distintiva: asociacin integral, mutualismo, colectivismo, comunismo, etc. Este dato debe ser subrayado porque es un argumento fuerte a favor de la tesis que defiende que Mart saba muchose la presentar a los "camaradas" argentinos. Cfr. Friedrich Engels, "Engels an Pasquale Martignetti", en MEW, Vol. 37, Berlin 1967, pp. 343-345. 34 Entre 1875 y 1876 vivi Jos Mart en Mxico y mantuvo contactos regulares con grupos socialistas como se sabe, entre otras cosas, por sus artculos en La Revista Universal as como por su colaboracin en la redaccin del peridico obrero El Socialista. Hay constancia histrica adems de que Jos Mart fue elegido como delegado de la unin "Esperanza de Empleados" al primer congreso obrero de Mxico que inici sus sesiones el da 5 de marzo de 1876. Sobre este aspecto de la biografa martiana puede consultarse: Paul Estrade, "Un "socialista" mexicano: Jos Mart", en Bulletin Hispanique LXXV bis (1973) 233-285; Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Siglo XIX, Mxico 1969, pp. 105, 107, 109, 133 y 200; Jorge Maach, Mart. El Apostol, Madrid 51968, p. 81; y Jos Mart, "Escenas Mexicanas", en Obras Completas, Vol. 6, La Habana 1975, p. 195 y sgs. 35 Con este trmino se refiere Mart a la teora social de Jean-Guillaume Csar Colins (1783-1859) cuyos partidarios se designaban a s mismos como "collectivistes rationnels". Cfr. Karl Marx, "Marx an Friedrich Adolph Sorge", en MEW, Vol. 35, Berlin 1967, p. 200. 36 Jos Mart, "Cuadernos de Apuntes", 18, en Jos Mart, Obras Completas, Vol. 21, La Habana 1975, p. 386.

19

ms sobre las corrientes socialistas de su tiempo, de lo que se encuentra explcitamente expresado en sus escritos. Pero esta tesis tiene que quedar aqu planteada como tema abierto.

Con todo s es importante en este contexto sealar que todo parece indicar que sus conocimientos le permitieron percibir ya entonces que la confrontacin entre Marx y Bakunin adquirira una significacin central tanto para la definicin terica del socialismo como para la organizacin de las formas de lucha social. Pues es curioso constatar que Mart se detiene excepcionalmente en el anlisis de los planteamientos y programas de Marx y de Bakunin, detenindose por cierto ms en Bakunin que en Marx. 37 Es ms, hay razones para sospechar que la figura de Bakunin le era msF F

simptica a Mart que la de Marx. Pues, por ejemplo, si recuerda a Marx con frmula ambivalente como "aquel alemn de alma sedosa y mano frrea", 38 recordar al revolucionario ruso de formaF F

casi cariosa como "aquel tierno y radioso Bakunin"; o como le llamar en otra ocasin "...F F

39

Miguel Bakunin, este generalsimo y evanglico iluso que ni a los gobiernos ni a Dios crea necesarios". 40 Pero detengmonos slo en su visin de Marx, que es la que aqu nos interesa.F F

El texto martiano ms instructivo para ver la visin que Mart tena de Marx es, sin duda, el texto ya citado de 1883. Se trata de una crnica o "carta" que Mart escribi el 29 de marzo de 1883 y que fue publicada por primera vez en las entregas del 13 y del 16 de mayo de 1883 por el peridico La Nacin de Buenos Aires. Mart, con motivo de la reciente muerte de Marx, ocurrida el 14 de marzo de 1883, informa sobre la conmemoracin del hecho en Nueva York, aprovechando la ocasin para expresar sus ideas sobre la persona y la obra de Marx.

Interesante es apuntar que lo que primero destaca Mart es la opcin de Marx por los oprimidos, viendo precisamente en esa opcin la razn fundamental para rendirle honor y reconocimiento. Este37

Cfr. Jos Mart, "Carta de Mart", en Obras Completas, Vol. 9, La Habana 1975, p. 388; "Desde el Hudson", en Obras Completas, Vol. 12, La Habana 1975, p. 378; "Libros Nuevos", en Obras Completas, Vol. 13, La Habana 1975, p. 440; "Cuaderno de Apuntes, 3", en Obras Completas, Vol. 21, La Habana 1975, p. 105 ff; "Cuaderno de Apuntes, 8", en Obras Completas, Vol. 21, La Habana 1975, p. 235; y "Fragmentos", en Obras Completas, Vol. 22, La Habana 1975, p. 139. Tampoco debe descuidarse en la explicacin de esta hiptesis que en enero de 1871 Jos Mart fue deportado para Espaa, donde permaneci hasta finales de 1874. Esto significa que Mart se encuentra en Espaa concretamente en Madrid y Zaragoza en cuyas universidades cursa las carreras de filosofa y derecho justo en la poca en la que Bakunin logra propagar su influencia en la clase obrera espaola. Probablemente son estos los aos en los que Mart adquiere sus primeros conocimientos sobre las teoras y movimientos socialistas en curso. Pero este es un campo que todava est muy poco estudiado por la investigacin martiana, de manera que lo que se diga sobre el tema deber ser confirmado an con mayor rigor. 38 Jos Mart, "Cartas de Mart, en Obras Completas, Tomo 13, La Habana 1975, p. 245. Aqu tenemos un ejemplo, por lo dems, de lo que decamos antes en el sentido de que Mart escribe con frmulas apretadas que indican un saber mucho ms amplio; pues cmo no ver en ese calificativo de Marx como hombre de "mano frrea" una alusin directa a su manera de actuar en el marco de la Primera Internacional. 39 Jos Mart, "Carta de Mart", en Obras Completas, Tomo 9, La Habana 1975, p. 388. 40 Jos Mart, "Libros Nuevos", en Obras Completas, Tomo 13, La Habana 1975, p. 440.

20

es justo el comienzo de su texto: "Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los dbiles, merece honor." 41 Que Mart destaque de entrada la opcin de Marx por los pobres y oprimidos justoF F

como aquello que constituye la razn definitiva para honrar su memoria, es un hecho que merece por su parte especial mencin porque con l se echan los cimientos para el desarrollo de una tradicin especfica al interior de la historia general de la recepcin filosfica del marxismo en Amrica Latina. Nos referimos a la peculiar recepcin del marxismo que se har sobre todo por las corrientes cristianas de la filosofa de la liberacin y naturalmente tambin por ciertos sectores de la teologa de la liberacin , ya que, siguiendo la ptica martiana, recepcionaron el marxismo fundamentalmente desde el horizonte de la opcin tica por los oprimidos de este mundo. 42 (SobreF F

este tema volveremos ampliamente en el captulo sptimo). Pero Mart sabe tambin de la labor internacionalista de Marx, sabe de su trabajo terico en favor de una fundamentacin cientfica de la prctica transformadora del mundo. O sea que Mart sabe que Marx no se pone slo emocionalmente del lado de los pobres ni busca slo soluciones filantrpicas. Y por eso no descuida Mart mentar la ubicacin que le corresponde a esa opcin de Marx por los pobres en la obra marxista, es decir, ubicarla en el contexto social y cientfico en que la vea el propio Marx. De este modo constata Mart: "Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos, y organizar incansable y pujante. La Internacional fue su obra ..."; y que "Karl Marx estudi los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despert a los dormidos, y les ense el modo de echar a tierra los puntales rotos." 43 ComoF F

muestran los pasajes que acabamos de citar, Mart cal en la profunda unin de teora y prctica que caracteriza a la obra de Marx. Ms todava, el artculo de Mart se distingue precisamente por el intento de poner en relieve la unin esencial que hay entre esas dos facetas de la obra de Marx. As se explica que insista en juicios como ste: "Karl Marx, que no fue slo movedor titnico de las cleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razn de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien." 44 O como este otro juicioF F

en el que se hace eco de que "Karl Marx es llamado el hroe ms noble y el pensador ms poderoso del mundo del trabajo." 45F

41 42

Jos Mart, "Cartas de Marti", en Obras Completas, Tomo 9, La Habana 1975, p. 388. No es superfluo recordar aqu aunque sea slo por la fuerte influencia que ha tenido en la filosofa y teologa latinoamericanas de la liberacin que el filsofo francs Emmanuel Levinas (1905-1995) se aproxima mucho a esta apreciacin que ve en Marx si se nos permite la comparacin algo as como el San Francisco de Assis de la historia de la filosofa, pues en frase clara ha reconocido: "En el marxismo no slo hay la conquista; est tambin el reconocimiento del otro... ha tomado al otro en serio. " Emmanuel Levinas, "Philosophie, Justice et Amour (Entretien) ", en Concordia, Internationale Zeitschrift fr Philosophie 3 (1983) p. 72. 43 Jos Mart, Ibid.; p. 388. 44 Jos Mart, Ibid.; p. 388. 45 Jos Mart, Ibid.; p. 389.

21

Al mismo tiempo sin embargo avisa Mart sobre los lmites de la solucin propuesta por Marx. O sea que la recepcin martiana de Marx tambin conlleva el momento del examen crtico del planteamiento marxista. Notable es sin embargo que Mart limita su crtica a la teora y prctica de la lucha de clases. Y es que Mart, apostando por fuerzas ms fuertes que la ira, la dureza o el odio en el hombre, rechaza de plano el camino de la lucha de clases: "Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres." 46 Frente al remedio duro de Marx prefiere Mart el "remedio blando";F F

y por eso considera que Marx "anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestacin natural y laboriosa". 47 Que las reservas de Mart frente a la teora social de Marx seF F

concentren fundamentalmente en el tema de la lucha de clases, hay que entenderlo en conexin con su propia posicin filosfica. Es decir que no son razones de mera estrategia sino principios filosficos los que le llevan a expresar esas reservas. Pues se trata de una posicin filosfica en la que el krausismo espaol haba dejado una profunda huella, y que ahora se expresa en la apuesta, casi religiosa, por la fuerza reconciliante del amor. De ah su rechazo de la lucha de clases como camino apropiado para el desarrollo social de las jvenes repblicas americanas, y su consecuente preferencia por el "remedio blando" del amor y la reconciliacin, como se vea en las citas de arriba. Pero esta cuestin no puede ser profundizada aqu. 48F

Compartiendo el diagnstico de Marx sobre el mundo del trabajo, compartiendo su opcin por los oprimidos y compartiendo incluso la visin o la fe en la creacin de un mundo nuevo, Mart se aparta no obstante de Marx porque para l ese mundo nuevo no puede nacer del mismo espritu airado que se ha necesitado para derrumbar la antigua figura del mundo. El mundo nuevo, segn Mart, no puede echar sus races en el hombre viejo, es decir, en el hombre de la dialctica de laJos Mart, Ibid.; p. 388. Jos Mart, Ibid.; p. 388. 48 Sobre el transfondo krausista de la posicin filosfica de Mart puede consultarse: Reinerio Arce, Religion: Poesie der kommenden Welt, Aachen 1993; en especial pp. 67 y sgs; J. I. Gmenez-Grulln, La filosofa de Jos Mart, Las Villas 1960; pp. 42 y sgs; as como Antonio Snchez de Bustamante, La filosofa clsica alemana en Cuba, 18411898, La Habana 1984, pp. 126-133. Debe observarse que, a diferencia de lo ocurrido en el rea cultural alemana donde la filosofa de Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832) no ha tenido practicamente ninguna influencia, en Espaa y Amrica Latina el "krausismo" represent en la segunda mitad del siglo XIX una de las corrientes filosficas de ms impacto en la vida pblica. Su presentacin como sistema de un "racionalismo armnico" impact particularmente la sensibilidad martiana. Pero fue sobre todo mediante la adaptacin del filsofo espaol Julin Sanz del Ro (1814-1869) que cobr importancia y que se asegur una fuerte influencia en los campos de la enseanza, de la filosofa, del derecho y de la poltica. Cfr. Rogelio Garca-Mateo, Das deutsche Denken und das moderne Spanien. Panentheismus als Wissenschaftssystem bei Karl Chr. Fr. Krause. Seine Interpretation und Wirkungsgeschichte in Spanien: Der spanische Krausismus, Frankfurt/Bern 1982; Klaus-M. Kodalle (ed.), Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). Studien zu seiner Philosophie und zum Krausismo, Hamburg 1985; Gnther Maihold, "El Krausismo en Amrica Latina: una aventura o ejercicio intelectual?", en H. Cerutti Guldberg/M. Rodrguez Lafuente (ed.), Arturo Andrs Roig: Filsofo e historiador de las ideas, Guadalajara 1989, pp. 213-235; y Fundacin Friedrich Ebert/Instituto Fe y Secularidad (ed.), El krausismo y su influencia en Amrica Latina, Madrid 1989.47 46

22

lucha de clases. Ese momento es importante, necesario; y Mart as lo reconoce. Pero ese momento ha de sucumbir tambin con el mundo que se derriba por l. Por eso Mart observa, a la vista de los obreros enardecidos por el programa de Marx, que "no son an estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimientos al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador." 49 La reconstruccin del mundo como un orden nuevo de justiciaF F

y libertad debe ser tarea de una fuerza nueva, de un espritu nuevo, que supera el antiguo antagonismo y funda el mundo sobre la nueva ley del amor universal.

Y quiz fuese este disentimiento, de tan profundo alcance, en lo referente al elemento ltimo que debiera servir de fundamento al mundo nuevo, lo que impidi que creciese en Mart el inters por el socialismo marxista o, dicho de otro modo, que sospechase en ste una corriente poco positiva para el futuro en nuestra Amrica; 50 y prefiriese as no contribuir a su propagacin.F F

Resumiendo la enseanza central que podemos extraer de los elementos presentados para la recepcin del marxismo en esta etapa, podemos destacar quiz como factor determinante la formacin de un ambiente social y poltico que, alimentado sobre todo por la inmigracin obrera europea, se va concretando en crculos receptores de ideas socialistas marxistas. Caracterstico de ese ambiente es sin embargo la precaria, casi inexistente conciencia que se tiene an sobre la especificidad distintiva del programa socialista marxista. Por eso vemos aqu al marxismo integrado en el horizonte socialista abierto por los socialismos previos; con una integracin que contiene ciertamente grmenes de conflictividad y de ruptura con ese horizonte, pero que no llegan a madurar todava en una desintegracin explcita de esa heterognea tradicin socialista a la que vagamente se incorporan.

Con lo cual reafirmamos tambin por otra parte que en esta poca o etapa las noticias que se tienen sobre el marxismo se limitan a informar sobre su programa social y poltico. Por las razones ya indicadas, vemos pues que son realmente trozos de un programa poltico, y no momentos de una filosofa lo que del marxismo se recibe en estos aos en Amrica.

49 50

Jos Mart, Ibid.; pp. 388-389. Sobre Mart y el marxismo puede verse nuestro artculo "Anotaciones sobre el pensamiento de Jos Mart y la posibilidad de interpretarlo desde un punto de vista marxista", en Cuadernos Salmantinos de Filosofa IV (1978) 223-249. Ver adems: Roberto Fernndez-Retamar, Introduccin a Jos Mart, La Habana 1978; Antonio Martnez Bello, Ideas sociales y econmicas de Jos Mart, La Habana 1940; Carlos Ripoll, Jos Mart, The United States, and the Marxist interpretation of Cuban History, New Brunswick 1984, especialmente pp. 61 y sgs.; y Centro de Estudios Martianos (ed.), Siete enfoques marxistas sobre Jos Mart, La Habana 1978.

23

De ah precisamente la importancia que le hemos concedido al testimonio de Jos Mart. Su texto representa una excepcin. Es cierto que paga tambin su tributo a ese contexto que percibe sobre todo la dimensin poltica del marxismo; pero es necesario reconocer que Mart nos pone sobre una pista filosfica nada despreciable, cuando expresa sus reservas frente a las soluciones marxistas en nombre de una socialidad futura que, por deber ser precisamente la realizacin histrica de una nueva humanidad regenerada y redimida, tiene que afincar sus cimientos en el espritu concorde de la "digna conciliacin", 51 y no en el conflicto. Aqu se anuncia, en efecto, y justo en ello reside laF F

significacin filosfica de esta intuicin martiana, un rasgo profundo del humanismo inclusivista o universalista de corte casi religioso que, en la opinin de muchos representantes de la intelectualidad americana, va a ser caracterstico de la cultura iberoamericana y que ser fuente, como luego veremos, de constantes reservas frente a la concepcin marxista del hombre y del mundo.

51

Jos Mart, " de Castillo Velasco", en Obras Completas, Tomo 5, La Habana 1975, p. 346.

24

CAPITULO II

2. Etapa del inicial deslinde ideolgico o la recepcin del marxismo en el conflicto de los socialismos (1884-1917)

2.1. Observacin preliminar

A diferencia de la etapa anterior cuyos momentos centrales atestiguan en forma reiterativa la ausencia de un centro de recepcin de las ideas marxistas con clara conciencia de que el marxismo significa el comienzo de una nueva tradicin en el seno del movimiento socialista, nos encontramos ahora con un perodo en el curso del cual se va a ir obteniendo precisamente el conocimiento de la especificidad del planteamiento socialista del marxismo.

Y el avance que este conocimiento significa para lo que hemos llamado justamente el proceso del inicial deslinde ideolgico, resulta tanto ms valioso cuanto que su importancia, como veremos por los datos que aducimos a continuacin, trascender claramente el restringido campo de la actividad poltica partidista.

Veremos, es cierto, que este avance en el conocimiento de la distincin entre el marxismo y otras formas de teora social socialista se obtiene en buena parte por la va de la actividad de partidos (socialistas) en pugna por una mayor influencia en las clases trabajadoras. Con lo cual la tarea de esclarecimiento ideolgico queda reducida en gran medida a la simple demarcacin del propio programa poltico. Pero podremos constatar tambin que ese trabajo poltico de deslinde ideolgico y de definicin de la propia lnea partidista configura de hecho el fondo o ambiente en el que tiene lugar el acontecimiento filosfico ms relevante de esta etapa, a saber, el encuentro entre marxismo y positivismo.

Y aunque la discusin de ideas marxistas por parte de los positivistas latinoamericanos, especialmente argentinos, se centrar en cuestiones sociales y polticas, no cabe duda de que este

25

hecho, marcando la novedad de que el marxismo es estudiado en crculos intelectuales americanos, es particularmente importante para la recepcin filosfica del marxismo en Amrica Latina.

Pero pasemos sin ms prembulos a la enumeracin de los acontecimientos que nos ilustran sobre las caractersticas de la recepcin del marxismo en Amrica Latina durante estos aos.

2.2. Contexto histrico-social y cultural de la presente etapa

- 1884, el ao con el que iniciamos esta presente etapa, es el ao de la primera publicacin de la traduccin espaola del Manifest der Kommunistischen Partei en Amrica Latina. El texto de dicha traduccin apareci el 12 de junio de 1884 en el peridico obrero mexicano El Socialista. 1 PorF F

primera vez pues resulta accesible a un gran pblico en Amrica Latina un texto de Marx y Engels. Para la historia de la recepcin del marxismo en Amrica Latina la publicacin de este texto es central. Pues ofrece, por decirlo as, la matriz original en base a la cual se hace posible la verdadera demarcacin ideolgica del marxismo frente a otras teoras socialistas. Y esto vale de manera especial para el contexto latinoamericano, ya que en razn de la fuerte influencia y presencia que las distintas formas del socialismo utpico tenan en Amrica Latina, la discusin crtica de Marx y Engels del utopismo socialista en el Manifiesto debi significar aqu un fuerte impulso para el trabajo de diferenciacin entre los socialismos, tanto en el plano terico como en el prctico.

- 1889 es un ao que registra este importante dato: la participacin argentina en el congreso de Paris que decide constituir la Segunda Internacional. La representacin argentina es fruto de la continuidad en el trabajo poltico desplegado por los socialistas alemanes en Buenos Aires a travs de su "Club Vorwrts". Su vinculacin con la socialdemocracia alemana de entonces se evidenciaEn el prefacio a la cuarta edicin alemana del Manifest der Kommunistischen Partei de 1890 escribi Engels lo siguiente: "...en 1886 apareci una nueva traduccin francesa en "Le Socialiste", Paris,... y en el mismo ao se la tradujo al espaol, primero en el peridico madrileo "El Socialista", y luego como folleto: "Manifiesto del Partido Comunista" por Carlos Marx y F. Engels... "; Friedrich Engels: "Vorwort zur vierten deutschen Ausgabe (1890) des "Manifest der Kommunistischen Partei"", en MEW, Vol. 22, Berlin 1970, p. 56. Esta frase de Engels contribuy durante aos a pensar que la publicacin mexicana del Manifiesto del Partido Comunista sera de hecho la primera traduccin espaola de esta obra. As, por ejemplo, se puede leer en Carlos M. Rama: "...el peridico El Socialista publicar en 1884 la primera traduccin espaola conocida del Manifiesto.", Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano, Montevideo 1967, p. 56. Pero esta afirmacin no es correcta, ya que se sabe que desde 1872 exista una traduccin espaola, publicada por el semanario madrileo La Emancipacin. Y hoy est comprobado adems que la publicacin mexicana es una reimpresin de la traduccin aparecida en Madrid1

26

adems en el hecho de que sus intereses fueron defendidos en Paris nada menos que por Wilhelm Liebknecht. 2F

- 1889 es tambin el ao en que muere el dirigente obrero y periodista cubano Enrique Roig San Martn (1848-1889), quien haba fundado en 1887 el semanario El Productor que es precisamente la publicacin en que aparecen en Cuba las primeras citas de largos pasajes y los primeros comentarios de las principales obras de Marx y Engels. 3 Hay que aadir algo importante tambin:F F

su muerte es ocasin de un primer y muy concreto encuentro entre socialismo y positivismo porque se da la curiosidad de que la oracin fnebre fue pronunciada por el filsofo Enrique Jos Varona (1849-1933), uno de los representantes mximos del positivismo en Amrica Latina.4F

- 1889 es igualmente el ao de la fundacin del Partido Socialista Cubano; aunque su fundador, Diego V. Tejera, se siente ms vinculado al socialismo utpico francs que al socialismo marxista.

- En 1890 se publica en Buenos Aires bajo la direccin del ingeniero alemn Germn AvLallemant (1835-1910) el peridico El Obrero que se propone como tarea explcita la propagacin de los grandes descubrimientos de Marx; y esto como parte integrante del trabajo prctico dedicado a la formacin de un partido socialista en la Argentina. 5F

- En 1891 se funda la "Federacin de Trabajadores de la Repblica Argentina" con la participacin de grupos marxistas y anarquistas, pero sin que stos lleguen a encontrarse en un programa comn. Desde su momento de fundacin la Federacin es as un lugar de constantes y duras polmicas ideolgicas. 6F

en 1872. Cfr. Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico, Siglo XIX, Mxico 1969, pp. 197 y 468; y Amaro del Rosal, Los congresos obreros internacionales en el siglo XIX, Mxico 1968, pp. 32 y sgs. 2 Cfr. Victorio Codovilla, "La pntration du marxisme-leninisme en Amerique latine", en Nouvelle Revue Internationale 72, 1964, p. 89; V. Ermolaev, "Surgimiento de las primeras organizaciones obreras y crculos marxistas en los pases de Amrica Latina (1870-1900), en Estudios, (Montevideo, Uruguay) 13/14 (1960), p. 109; Carlos M. Rama, Historia del movimiento obrero y social, Montevideo 1967, p. 58; y Roberto Fernndez Retamar, Introduccin a Jos Mart, La Habana 1978, p. 90. 3 Cfr. Ramn Rodrguez Salgado, "Estudio de las publicaciones marxistas en Cuba y su labor en la difusin de la filosofa en la repblica mediatizada", en Revista Cubana de Ciencias Sociales 13 (1987) p. 22; y Juan Manuel de la Serna, "Gnesis y pefil del movimiento obrero en el Caribe", ed. cit.; p. 323. 4 Cfr. Carlos del Toro, El movimiento obrero cubano en 1914, La Habana 1969, p. 55. 5 Cfr. Julio Godio, Historia del movimiento obrero latinoamericano, tomo 1, San Jos 1985, p. 175; y Adalbert Dessau (ed.) Politisch-ideologische Strmungen in Lateinamerika, Berlin 1987, p. 202. Los escritos de AvLallemant quien dicho sea de paso fue corresponsal del Die Neue Zeit en Argentina, estn editados en el volumen: Germn Av-Lallemant, Seleccin de artculos. La clase obrera y el nacimiento del marxismo en la Argentina, Buenos Aires 1974. 6 Cfr. Julio Godio, Historia del movimiento obrero latinoamericano, tomo 1, San Jos 1985, pp. 181 y sgs.; Alfredo Gmez, Anarquismo y Anarcosindicalismo en Amrica Latina, Paris/Barcelona 1980, pp. 148 y sgs.; y Carlos M. Rama (ed.), Utopismo Socialista (1830-1893), Caracas 1977, p. 341.

27

- En 1891 aparece en Madrid la traduccin espaola de la obra de Marx Elend der Philosophie; una obra que circula en Amrica Latina no slo a travs de los contactos con el Partido Obrero Socialista Espaol sino que su recepcin presenta tambin ciertas analogas con la que se da en Espaa, en cuanto que se lee y difunde en el contexto de la lucha de los marxistas contra el anarquismo. Esto se desprende ya de la carta de Engels al traductor espaol de dicha obra, 7 puesF F

recalca precisamente el debate con el anarquismo; y de que, por dicha razn, se la incluya como prlogo a la edicin de la versin espaola. 8F

- En 1892 se da la fundacin del Partido Obrero Argentino, en cuyo seno sin embargo se reflejan las ms variadas tendencias, desde la marxista hasta la liberal-reformista pasando por la anarcosindicalista.

- En 1892 se funda en Brasil el Partido Operrio do Brasil, aunque bajo la influencia dominante de crculos anarcosindicalistas. 9F

- En 1895 comienza el pensador y poltico argentino Juan B. Justo (1865-1928) su traduccin del primer libro de Das Kapital 10 marcando con ello un verdadero hito en la historia de la recepcin delF F

marxismo en Amrica Latina. Sobre la significacin de la obra terica de Justo volveremos ms adelante.

- En 1895 publica el positivista brasileo Pedro Lessa (1829-1921) su artculo "Que o Socialismo" en el que se anuncia una primera y prudente alianza entre positivismo y socialismo en Amrica Latina. 11F

El traductor fue Jos Mesa y Lleompart (1840-1904), co-fundador del Partido Obrero Socialista Espaol. Fue tambin el autor de la traduccin del Manifiesto del Partido Comunista que, como se dijo, se public en 1872 en Madrid. Cfr. Amaro del Rosal, op. cit.; p. 33. 8 Cfr. Friedrich Engels, "Zur spanischen Ausgabe von Karl Marx "Elend der Philosophie" (Brief an Jos Mesa)", en MEW, Vol. 22, Berlin 1970, pp. 200 y 590. 9 A este propsito cabe recordar que Engels se enter en 1893 de la fundacin de este partido en Brasil por medio de Kautsky quien le haba enviado un peridico brasileo con informacin sobre dicho partido y su programa. Y consta que Engels tom la noticia con reservas crticas, pues anot al rerspecto: "Le entregu el peridico brasileo a Ede, pero dicindole que la importancia de estos partidos sudamericanos est siempre en relacin inversa con la fanfarronera de sus programas.", Friedrich Engels, "Engels a Karl Kautsky", en MEW Vol. 39, Berlin 1968, p. 17. 10 Cfr. Adolfo Snchez Vsquez, "El marxismo en Amrica Latina", en Dialctica 19, Mxico 1988, p. 14; y Oscar Tern, "Los marxismos latinoamericanos", en R. Fornet-Betancourt/C. Lrtoza Mendoza (Ed.), Ethik in Deutschland und Lateinamerika heute, Frankfurt 1988, p. 175. 11 Cfr. Pedro Lessa, "Qu o Socialismo", en Revista da Facultade de Direito III, 1895, pp. 45-62.

7

28

- Bajo el influjo de la Segunda Internacional funda Juan B. Justo, en 1896 el Partido Socialista Argentino, en cuyo ideario se recogen claros elementos marxistas. 12 Interesante para el posteriorF F

encuentro entre positivismo y marxismo no es slo sin embargo el nombre de su presidente Justo. Pues su primer secretario fue Jos Ingenieros (1877-1925) 13 que publicara un ao despus el folletoF F

Qu es el Socialismo? y que como se puede apreciar ya en este escrito temprano es la figura filosfica de ms peso en el mbito del intento, tan peculiar en la historia de las ideas de Amrica Latina, de crear una sntesis entre marxismo y positivismo.

- En 1899 aparece el libro de Raimundo Farias Brito (1862-1917) A Filosofa Moderna, segunda parte de su importante obra Finalidade do Mundo, que citamos aqu por ser, segn alcanzamos a ver, la primera obra de un filsofo latinoamericano de fama continental en la que se tiene en cuenta a Marx, si bien desde una postura polmica.

En el estudio introductorio de este libro encontramos, efectivamente, que Farias Brito examina lo que a su juicio constituye la "crisis moderna" de la cultura y del mundo en base a estos tres nombres: Comte, Spencer y Marx. Desde su visin idealista, orientada sobre todo en el espiritualismo epistemolgico de Berkeley, Farias Brito reprocha a Marx buscar la solucin de los problemas sociales en un socialismo materialista que degrada las luchas humanas por una mejor organizacin social a una ramplona lucha material por la comida. As en tomo polmico observa: "Bien, la lucha por la comida es una lucha de animales... Pero los hombres luchan o al menos deberan hacerlo slo por ideas." 14F

Con esta cita se ilustra y por ello tambin mencionamos a Farias Brito aqu la tradicin espiritualista e idealista a que antes nos referamos como un impedimento para que muchos filsofos e intelectuales latinoamericanos puedan lograr un acceso libre de prejuicios al marxismo.

- En 1899 se funda en Santiago de Chile el Partido Socialista, teniendo como una de sus claras intenciones la articulacin de una estricta demarcacin terica y prctica frente al anarquismo. As12 13

Cfr. Alberto J. Pl, "Orgenes del Partido Socialista", en Cuadernos del Sur X (1986) 41-74. Cfr. Oscar Tern, "Jos Ingenieros o la voluntad de saber", en Jos Ingenieros, Antimperialismo y nacin, Mxico 1979, p. 17; y Sergio Bag, Vida de Jos Ingenieros, Buenos Aires 1963, pp. 10 y sgs. 14 Raimundo Faras Brito, A Filosofa Moderna, Cear 1899, pp. 47 y sgs.; y Geraldo Pinheiro Machado, A Filosofa no Brasil, So Paulo 1976, pp. 72 y sgs. Recordemos que en 1887 el poeta y ensayista brasileo Tobias Barreto (1839-1889) haba hecho ya una breve alusin a Marx en su obra Estudios Alemes, al citarle como el ms valiente crtico de la economa en el siglo XIX. Para otras menciones de Marx de este tipo, esto es, sin mayor valor filosfico, en intelectuales latinoamericanos y, especialmente, brasileos de esta poca pueden consultarse: Leandro Konder, A derrota da dialctica. A recepo das idias de Marx no Brasil, at o comeno dos anos trinta, Ro de

29

se establece en el artculo primero del programa del partido que "el partido socialista es contrario al anarquismo." 15 Esta clara demarcacin frente al anarquismo es igualmente uno de los puntosF F

fundamentales en las explicaciones del llamado Catecismo Socialista que el mentor del partido, Alejandro Bustamante, escribi en 1900 para la formacin de los militantes. 16F

- Carlos Balio (1848-1926) funda en 1903, en La Habana, el "Club de Propaganda Socialista" que se propone como meta central de su actividad la "propagacin de las ideas marxistas"; y que se consolida como el primer grupo conscientemente marxista en Cuba. 17 De este grupo surgirF F

primero, en 1904, el Partido Obrero Socialista de Cuba y luego, en 1906, el Partido Socialista de Cuba que adhiere los principios tericos de la II Internacional. 18 De Carlos Balio nos ocuparemosF F

ms adelante.

- En 1910 fund Emilio Frugoni (1880-1969) en Montevideo el "Centro Socialista Carlos Marx". Este centro entendi su actividad y funcin en el sentido de un centro de formacin para la clase trabajadora del pas, y esto le lleva a constituirse en ese mismo ao de su creacin en un Partido Socialista. 19F

- En 1911 se crea en Mxico el Partido Obrero Socialista con la decisiva participacin del emigrado alemn Paul Zierold quien, entre otras tareas, asume la edicin del rgano del partido, el peridico El Socialista. Como expresin de la orientacin de este rgano cabe mencionar que se public siempre con la sentencia de Marx en la portada: "La emancipacin de la clase trabajadora debe ser conquistada por la misma clase trabajadora." 20F

- En 1912, a consecuencia de las crecientes tensiones ideolgicas en el seno del Partido Socialista Argentino, se funda en Buenos Aires un "Centro de Estudios Carlos Marx" que rene las fuerzas ms radicalizantes del partido con la finalidad de elaborar claramente la posicin marxista del

Janeiro 1988, pp. 67 y sgs.; y Pablo Gonzlez Casanova, "Os pioneiros do marxismo na Amrica Latina", en Ensaio 15/16 (1986) pp. 129-152. 15 "Programa del Partido Socialista", en Eduardo Devs/Carlos Daz (eds.), El pensamiento socialista en Chile. Antologa 1893-1933, Santiago de Chile 1987, p. 66. 16 Cfr. Alejandro Bustamante, "Catecismo Socialista", en E. Devs/C. Daz (Eds.), El pensamiento socialista en Chile. Antologa 1893-1933, Santiago de Chile 1987, pp. 70-80 17 Cfr. Juan Manuel de la Serna, "Gnesis y perfil del movimiento obrero en el Caribe", ed. cit.; p. 331; y Ramn Rodrguez Salgado, "Estudio de las publicaciones marxistas en Cuba y su labor en la difusin de la filosofa en la repblica mediatizada", en Revista Cubana de Ciencias Sociales 13 (1987) pp. 19 y sgs. 18 Cfr. Jos Rivero Muiz, El movimiento laboral cubano durante el perodo 1906-1911, Las Villas 1962, pp. 123 y sgs. 19 Cfr. Julio Godio, Historia del movimiento obrero latinoamericano, tomo 1, San Jos 1985, pp. 145 y sgs. 20 Cfr. Gastn Garca Cant, El socialismo en Mxico. Siglo XIX, Mxico 1969, p. 130

30

mismo. Entre los nombres de los iniciadores de este crculo de estudios se encuentra el de Vittorio (o Vitorio) Codovilla (1894-1970) sobre quien hablaremos en el prximo captulo. 21F

- Luis Emilio Recabarren (1876-1924) funda en 1912 el Partido Obrero Socialista de Chile, que encarna la lnea poltica del ala radical de la Segunda Internacional, como se desprende del programa y de las declaraciones de principio. 22 Ambos fueron redactados por Recabarren. En elF F

tercer captulo nos ocuparemos de Luis Emilio Recabarren.

- En 1916 se crea en Bogot el Partido Obrero que se define como socialista y sostiene en su programa el principio de la lucha de clases. 23F

- A ms tardar desde 1895-1896 comienza en Amrica Latina la recepcin del marxismo en ambientes intelectuales declaradamente positivistas. Es decir, desde que Juan Bautista Justo comienza su traduccin de Das Kapital y Jos Ingenieros publica su escrito Qu es el socialismo?, a ms tardar desde este momento, entra el marxismo en crculos de intelectuales que lo ven desde una perspectiva cientificista del mundo y de la sociedad y que, sin rechazarlo, s intentaron incorporarlo a su visin o transformarlo desde ella. Con ello se inicia un difcil esfuerzo de sntesis que dar frutos ms o menos logrados y que se extender prcticamente hasta finales de la dcada de 1920. Por su importancia central para los fines de nuestro trabajo, le dedicaremos a este encuentro entre marxismo y positivismo una atencin especial en este captulo. All pues se encontrarn los detalles correspondientes al contexto social y cultural de este fenmeno receptivo.

- Hay tres fenmenos que, aunque tenga que ser muy sumariamente, queremos mencionar aqu todava porque, si bien no pertenecen a la historia de la recepcin filosfica del marxismo en sentido estricto, nos pueden ayudar sin embargo a comprender mejor el contexto social y poltico en que tiene lugar su recepcin en Amrica Latina en esta poca. Son los siguientes:

1) La industrializacin; como el hecho de la fundacin de partidos socialistas obreros