El mal rojo o "erisipela"
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7/24/2019 El mal rojo o "erisipela"
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[A.DRID
NIIMERO 21-48 H
NOVIEMBRE 1948
L
M
L RO
O
L
O
Por I2. CAMPOS ONETTI
Cel C uerpo Necional Veterinerio.
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Mile^s ^de cabezas d^e ganado porcino perecen cada
ao, por incumplimiento de los preceptos sanitarios.
Los ganaderos deben persua^dirs de qu^e es imposible-
toda lucha eficaz contra las enfermedades infeccio-
sas mientras perdure la c^astumbre de ocultar los pri-
meros casos, en vez ^de apresurarse e, denunciar la
aparicin de cualquier enfermedad sospechosa, con
el fin de aplicar las me^didlas necesarias para reducir
al
mnim,o di^chas prdzdas, ^evitando que el mal diez-
me las piara.s.
Gom o ver el lector de esta HOJA, se dispone ac-
tualmente de rem edios eficac^es para proteger a los
cerdos sanos y salvar la vida de los enferm os de
mal rojo , a condicin ^de acudir a tiempo. No hay,
pues, disculpa para la desidia ni jus4ificacin para el
p^esimismo fatalista.
AV ISO 11
IPORTANTE
AGO TADA com pleta^mente la tirada de 25.000 ejemplares que de las
H^OJAS ^DIVULGADO RAS permite hacer el cupo de papel disponible aa-
tualmente resulta imposible atender las num erosas peticiones que Ilegan
de las distintas provincias al SERVICIO DE CA PAC iTACIdN Y PROPA-
GA ND A del Ministerio de Agricultura.
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M L ROJO DEL CERDO
De las enfermedades que mayores perjuicios ocasionan
a la explotacin del ganado porcino destacan como ms
importantes las de carcter infectocontagioso y^, entre s-
tas, son tres las que mayor inters ofrecen en nuestro pas
a causa de su ^cansiderable frecuPncia y extensin hasta
los rincones ms apartados_ Entre estas tres-pieste
poyci
^ua
mal rojo y pulynon^^z inf^eccios^a f igura^en
sengundo lu-
gar, par su importancia, el
z^z ^al y^oj^o
^d^e
cuya prevencin y
lucha vamos a tr^atar ,en las pginas que lees.
Si hacemos un examen de las prdidas que esta enfer-
medad, tambin llamada
^^ oseola y e^^isip^ela
^ri^gina a nues-
tro censo ganadero, anualmente encontraremo^s cifras que
ascienden a un promedio de 4.00o bajas, y asignando a ca^da
animal un valor aproximado de a5o pesetas, ascender el
que^branto a un milln de pesetas.
No inclumos en estos ^ clculas los corr^es^pondientes
a ic^48, por no haber finalizado el ao; pero, por los datos
qu.e ofrecen los meses transcurridas, podemos encasillarle
como uno de los ms calamitosos, ya que diversos facto-
res han hecho que las bajas par esta infeccin ll^eguen a
ser en ^e^l
momento presente de tanta cuanta, y quiz m a-
yares que las causadas corrientemente por la pe^ste por-
cina.
Conocida desde tiempo inmemorial, fu confundtda an-
tes de la era cientfica con otras muchas enfermeda^des de
la especie porcina. Hoy est completamente estudiada, v
af ortunadamente existen pa'ra cambatirla armas de abso-
^uta eficacia que, bien manejadas, pueden ahuyentar total-
mente de nuestras exp lotaciones el peligro que implica su
apari^cin
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Se .encu^entra extendida ^por todo el mundo y en Espaa
son las zanas ms cas^tigadas las de Galicia, Bajo Aragn,
Extremadura y Andaluca occidental.
microbio productor
El agente productor es un
^zrzicrobio perteneciente al g-
nero
Ba^cilhus
(bastoncito), debido a su forma alargada.
M^i^d^e a^penas una micra, o sea la mi^lsi^ma parte ^,de-un mi-
\4icrc^bio^ clel
m al rjo, vistu: al microseopio.
lmetro. Si examinamos al microscopio la sangr^e de un cer-
do recin muerto o enfermo de este ma^l, apreciaremos una
i^magen s,e^mejante a la d^e la figura i, en la ,que s,e ven pe-
queas esferas, que san los glbbulos rajos, y entre ellas
ahundantsimos bastoncillas que corresponden a otros tan-
tas agentes productores y capaz cada uno de ellos d^e mu1-
tiplicarse tan extraordinariamente que de uno tan s^lo pue-
den originarse i.6oo trillones en un da. Esto da idea de la
enorme posibilidad d,e difusin que esta enfermedad afrece
y ha ^de s^ervirnos de estmulo para extremar nuestro celo
en las medidas de higiene y aislamiento, principales medios
de lucha contra todas las infecciones.
El
microbio existe en los animal^es enfermos repartido
por ;todo el ^organismo, inluso en la sangre, cuanclo se tra-
ta d^e formas generalizadas; o bien localizado en determi-
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nadas regiones si son formas crnicas, ms be^nigna^s, hasta
sin
manifestacicn externa alguna, pudiendo darse el caso
de animales completamente sanos, pero que le alb^ergan en
su interior y, lo que es ms peligroso, lo eliminan continua-
m^ente ^pcrr h^ece^s, orina y saliva.
En el :medio ambiente tambin existe, subre to^du en lo>
locales contaminados por haher alojado cerdos enfe^mo^. 1^^
muy r.esi^tent cuando se encuentra en el suelo, paredes, ct-
ctera, _y hacen falta varios m^eses ^para que un lugar infec-
tad^o se consi^dere como libre de peligro; sindo impasible
calcu'lar con exactitud este plazo, ya que depende de la h^-
m^eda^d, calor,
materias orgnicas, etc., etc., que i^nfltryen
notab^lemente sobre la vitalidad del bacilo, es acon^ejable
en la prctica el considerar el medio como sosP^echoso mien-
tras no hayamos hecho na enrgica limpi^eza y desinfec-
ci^n en la forma que verem os al final. Su difusin e;^ tan
grande que llega a encontrarse en pescadas, principalment^
los^
qu^e ya estn ms o m^enos ^putrefactos, transfarmandu
en pli^grosos para los industriales expendedores del mis-
mo los pincharos con espinas y dientes, Resiste perf^ecta-
rnente la putrefaccin y^alazn de las materias que le con-
tienen, y.no pue^de pensarse, pbr tanto, en aprovechar un
animal muerto tenindole ms o menos tiempo sujeto a la
^^ccifin de la saL
Este pe^ligro aumenta por el he^cho d^e ser e^l mal rojo
enfermedad fcilmente transmisible al hombre, el que pue-
de adquir7rla hien por contagio externo, al mancharse las
pequeas heridas de las ^manos con el manejo de productos
de cerdo muerto, que es el caso ms frecu^ente, bien por me-
dio .de inge^tin de carnes no esteriliradas, de la mi,ma pro-
cederncia.
Anim,ales a que afecta.
EI cerdo es el inico animal que la padece con carcter
grave, ya que las aves, salvo la paloma, y el ganado va-
cuno y^cahallar son refractarios; aunque la paloma es s^en-
sible, no c
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se
presenta en paloniares y nicamente una transmisin
directa y obligada puede hacerla enfermar.
Tambi+n se ha descrito -en los corderos, pero no es dato
de inters, pues nunca se presenta en esta especie animal
can carcter alarmante.
La^s reses ms sensibles son las de capa blanca : la edad
influye notablemente, puesto que duranTe los tres o cuatro
primeros meses cLe vida pueden considerarse los cochinos li-
b re s
d el
peligro de infectarse, siendo ste mayor d^esde esa
edad hasta cumplir un ao, en que el riesgo vuelv+e a dis-
ininuir.
Dentro de las condiciones dichas, cualquier cerdo puede
padecer el mal rojo; ,pero, al iguat que en todas las infec-
cion^es, s+e encuentran ms predispuestos los individuos de
pobreza orgni^ca debida a mala y escasa alimentacin, poca
higiene y, sabne todo, parsitos intestinales; es^os gusanos
tan ,frecuentes en ,nuestras piaras, que se encuentran a ve-
ces formando enorm^es madejas que, no slo debilitan al
animal y le predisponen a padec^er cualquier tra5torno, sino
que praducen pequeas heri^das en la pared intestinal, in-
v^isib^les en apariencia, pero lo bastante grandes para per-
mi^tir e^l paso d^e^l microbio y el desarrollo de la enfermedad
El contagio.
La fuente de ^contagio es frecuentemente un animal en-
fermo,
aun sin sntomas a^parentes al exterior, introducido
en la granja como nueva adquisicin. Las f^erias y trans-
portes en vehculos contaminados, tambin pueden influir
en ello. No ,obstante, as como en otras enfermedades, cual
la peste porcina, por ejemplo, es necesario que exista esta
fuenbe de contagio para que la epizootia s^e presente; en
el
mal rojo puede darse e'1 .caso-y se da con desgraciada
frecuencia-de que haga su a.paricin sin que se conozcan
anbeced^entes de reciente introduccin d^e nuevo ganado en
la
porquerizl ni excursin a otras localidades de los ani-
rriales de la propia explotacin. Esta aparicin del rr^al, a
pesar del compl^eto aislamiento obs+ervado, se d^ebe a ^a gran
difusin del bacilo causante en todo el m^edio ambiente, de
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1o que ya hemos hablado; Jas aguas estancadas, pescados
alterados, carnes en putrefaccin, residuos animales, etc..
aun sin que pr^cedan de animales muertos de mal rojo, pue-
den ser focos peligrosos, ,puesto que el germen se encuen-
tra repartido en e^l medio, y a favor de uno de e^stos produco
tos alterados se multiplica prodigiosamente, ,pudiendo irra-
diar mu^chas millones de millones de mi^crobios, capaces de
I;I snioma m.s Irecuente ^lel mal rojo es el enrojecimier^to de la piel en las par-
tes menos pobladas ^le prlo (vientre, braga^las, etc.), yue aparecen sombreadas en
esta fotografa (Kitt).
infectar cerdus aparentemente protegidos por el aislamien-
to en ,que se encuentran.
Aparece en cualquier poca del ao, pero tiene prefe-
r^encia ^por la primavera y el verano.
Sntomas.
Son varias las formas que suele presentar, u^nas de tipo
agudo, o sea de evolucin rpida, y otras llamadas crni-
cas, de desarrollo ms lento y generalmente ms benigno.
La forma aguda va precedi.da de un perodo de seis a
si.eae
das sin altera^cin alguna, que transcurre desde el
mam,ento de la contaminacin o contagio hasta la apari-
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cin d^e los primeros trastornos que, presididos por la fie-
bre, se caracterizan por intensa postracin, tristeza, inape-
ten^cia y, a ve^ces, vmitos. 1-lay abundante lagrimeo, con
enrc^jecimiento d^e la conjuntiva. En la piel ^parecen, a par-
^^tanch.^^ rect^ngulare; de a
piel, caracterst^cas ^iel
mal
rojo.
tir del segundo o tercer da, man-
chas roj^-violceas, grandes, loca-
lizadas preferentemente en la cara
inferior del vientre, bragadas, axi-
las, cuello ^y orejas; tienen un ta-
mau variable, peio siempre ma-
yor que las que ^se presentan en la
peste y distintas de stas, por te-
ner forma ms o m enos rectangu-
lar, que recuerda la de un ladrillo.
En algunos casos la enfermedad se
detiene aqu; a los acho o diez das
los sntomas empiezan a decrecer,
se recobra el apetito y^se restable-
ce 1
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pur completo; o, lo que es ms frecuente, pasando a]a iur
ma crnica..
E^sta ti^ene dus manifesta^ciunes principa^les, que pu^eden
existir, v de hecho as ucurre generalment+e, en el mi5mo
a^nimal.
Una es la aparicin en la piel d^e zonas necrticas,
can grandes costras luca^lizadas en aquellas ,regiones en qu^e
fueron m
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IO
En las farmas crnica^s d^e endocarditis encontramos
adems grandes tejidas con aspecto de verrugas, en ls ca-
vidades d^el carazn, principalmente en la izquierda; su a:-
pecto es blanco grisce
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rinario, el cual, en caso de duda, puede, a su vez, recurrir
al envo d^e ^mu^estras al Laboratoria para completar la iden-
tificacin
`
En primer lugar, llama la atencin el que los arnimal_es
menores d^e tres meses no han sufrido trastorno algun^:
tampaco han sido atacado^s, ^o en muy escaso nmera, y s-
tos con formas benignas, las mayore^s del ao. En los en-
fermos se aprecian las manchas cutneas (imposibles ^de ver,
como es lgica, en los cerdos d^e capa oscura) de forma ms
o menos rectangu^lar, muy raramente en forma de pur.tos,
tiamo las de la peste.
La evolucin del mal rojo es, en genera^l, tambin ms
benigna que en la peste, de la cual, por otro lado, enferman
los de todas ^las edades.
Pu^ede darse el caso de encontrarnas frente a un animal
ya f.allecido, y entonces empezaremos ha^cien^do un reco-
nocimiento externo ^para ver si hay manchas roselicas, lue-
go abriremos la cavi^dad tarcica y la abdominal, observan-
do el aspecto de la^s vs^ceras, segn las lesiones d^scr
ta^
anteriormente. Es de inters el examen d^el int'erior del ra-
tmago e intestinos, para v^er si hay inflamaclm ms o me-
nos hemorrgica; en este iltimo indagaremos la presen-
cia de lceras como crter de volcn, ya que esto corres-
pand^e a lesiones caracte^rsticas de las farmas crnicas de
la peste, y en ese caso habra de orientarse el diagnstico
haci.a esta enfermedad (i). Tam^bin tiene valor el exan:en
de riones y bazo, pues ello nos ayuda a confirmar o des-
echar nuestra sospecha. Si no se ti^ene certeza en el diagnc^-
tico, puede enviarse al Laboratorio un hueso larga, entero.
bien descarnado, envuelta ^en un pao limpio y eniba^lado
en una pequea caja.
Es obvio advertir que, si^endo el mal rojo transmisibl^
al hombre, cualqui^er operacin que hagamos con fines diag-
nsti^cos, ha de ser protegindonas de1 contagio con la au-
sencia ^de heridas en las manas y pracedienda aderns a un
lavado enrgico de las mismas y ulterior fricci.bn con alco-
(I)
^ er
Ho.in DI^-u^.cnuoxs nm ^-48-H.
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ho9, una vez terminada la operacin; asimismo ha de cui-
darse que la .sangre y restos de vsceras, que hayan po^diclo
esparcirse por el s^u^elo, sean cuidadosamente re^cogidas y
destru^^ias junto con el ca^dver, a s^er posible por crema-
cin; o, si ello no es posible, por enterramiento. No obstan-
te, no hay inconveniente en separar la parte grasa y somt-
terla a fusin en agua hirviendo, para ^su ap^rovechamiento
en usos industriales, tales como el jabn, engrasado, etc.
Trata mienbo.
Tanto cuando nos encontramos ante un fo^;o ya exten-
dido de esta enfermedad, como si se trata de prevenirl^a
en u^na piara sana, pero ms o menos expuesta a^l peligro
.de infectarse, es relativamente fcil cons^eguir el xito de-
seado rruediante las exc^elentes recursas de q^ue hoy dispone
la ci^encia.
Ante todo, han de seguirse las reglas generales de hi-
gi^ene que, no p^or recaer en cerdos-anim^al de por ^s poc^^
inclinado a la limpieza-y tratarse de pacos animales, pue-
den ser olvidadas. Debe evitarse el espectulo de cochi-
nos,salazndose en el .fango de aguas estancadas, convivien-
da ;en la calle, e incluso el hog^r, con ,los pro^p^ios vec7nc^s,
a^ctuando de inagotal^le fuente d^e mol^estos parsitos y sien-
do terreno s^umamente propicio para que en ellas prenda
tad^a clase d^e infeccion^es.
A^dem^s de estas medidas higinicas, y como comp^le-
m^ento de ellas, puede recurrYrse, sobre to^d en las zona^
donde la enferinedad se registra con ^carcter estacionaria,
a la s^u ero-vacunacin por medio de una inyeccin simul-
trnea de suero y cu^ltivo ^le baci^los (llama^do corrientemen-
te "virus") y reforzando la vacuna^cin con nueva inoci^-
lacin de cultivo. Esta es una medi^la qu^e puiede decirsr
prcticamente que no falla. La mejor poca para practi-
carla es en los meses de primavera, y 1a edad preferible.
en las cochinos m^enores de los tres a cuatro m^eses, pu^es
de este morlo el riesgo de .accidentes consecutivos a la va-
cunacin se disminuye considerablem^ente, por ser poco
o nada receptivos al virus que se les inocula; adems, 1^^
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,:anti^dad de suero que ha d^e emplearse es menor. cuanto
ms pequeo es e l animal, con lo que se logra considerable
tconoma. Las cerdas en gestacin avanzada deben respe-
tarse, aplazando su vacunacin a fecha postericrr al parto.
l,o: animales vacunados no precisan ,de cu^idad^o especial
al^;uno; micament^e hemos de procurar evitar el contacto
inmediato de las piaras vacunadas con las ^que no han sido
an objeto de ^esta medida, pues por tran^formar^e duran-
te un plazo m^ o menas largo en ^portadores, po^dra darse
el
caso de un contagio, siempre peligroso a^l provocar la
ex^losi6n de^l mal rojo en gan.adu sano. L.o ms inte^resant^e
es tener en cuenta qu^e no hemos de es^perar a que los ani-
males de las fincas vecinas empiecen a morir ^de mal rojo
para que urgentemente queramo: vacunar los propio^. pues
e, inevitable que antes ce q^ue la sueru-vacuna surta su
efecto protector, trans^curra un plazo que oscila de doce
a quirree das, d^urante el cua^l continan expuestos al con-
tagio. A^dems se corre el riesgo de que con esta vacuna^cin
de urgencia haya de operarse en poca exce^sivamente fra
o caluro
a^, con hembras en gestacin avanzada y en gene-
ral sujetos a una serie de circunstancias que el azar puede
presentar como d^esfavorables y provocar un riesgo de ac-
cidentes postva^cunales, que no existira en ci^^cun^^tancias
el^egi^da^s
previamente entre las ms benignas.
Guanda ^-a ha ocurrido esto, es decir, existen uno o va-
^ rios enfermos, los cui^da^dos difieren de lo; aniniale^ cUn
^nto^mas
manifiestos y lo^ sospechosos. L_o prim^ero que
ha de hacerse es tra^ladar a los q^ue aun e^stn sanos a un
lc^^al limpio y lo ms aisla^do po^ible del infectado. Toma-
r^m^ a todos la tentperatura rectal, considerando com o
^^a contagiado y ms o m^eno^ prx^imo a manifestar sn-
t^^^ma^^ tpicos a todo el que suba de los .^ ^ grados. Esto^s
^^er^in so^m^^etidos a la inmunizacic^n con su^ero solo, es cecir,
sin virus y en la cantidad de cinco a diez centmetros c-
bic^^^; ^i los me^dios econczmi^co: ,lo permiten, pued^e dob^lar-
^^ la dosis de suero, can 1^ que la garanta de. proteccin
yu.eda ampliada. Los qu^e no tienen variacin de tempera-
tura, es decir, que no pas^an de .^o grados 40,5 co^no m-
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ximo, sern suero-vacuna.das con arreglo a la prctica co-
rri^ente. Sin embarga, como, segn s^e ha ind^icado anterior-
mente, son nece^sarios unos quince das para que el ,animal
s e
corrsid^^ere tot^a^lmerrte protegido, y en ello^s cabe e^l ries^go
de una contaminacin que malogre nuestro^s esfuerzos al
haeer enfermar un animal que cansideramo^s ya casi pro-
tegido, ^conviene examinar atentamente a los vacuna^dos, e
incluso, si ello nos es posible, tamar temperaturas cada do^
o tres das, separando inmediatamente de la piara todo
aqul que a^parezca como sospechaso a c^laramente enfer-
mo y tratndole conforme veremos a continuacin. Trans-
currido este p^lazo de unas quince das, podemos consid^e-
rar el ganado a^cubi^erto de todo riesgo de infecci "on ^por el
mal rojo.
Cuando estamos ante un animal enfermo, el tratamientu
estar de acuerdo con lo avanzado del mal. Si aun conserva
el apetito y s^u estado general es poco alarmante, da ex^ce-
lente^s resultado,5 la inyeccin de su^ero curativo contra esta.
enfermedad a dosis no menor de ttn centmetro cbic.o por
ki^lo^gra^mo
de pe^so, inye^^cci^n q^u^e conviene re^petir u^na o
dos das, e in^clusa el mismo ^da, por la maana y,por la
ta^rd^e, cuando el estado del enfermo lo requi^e^ra. S^in em-
bargo, este tratamiento es de garanta tmicamente cuarnda
se trata--como h^emas dicho---^de enfermo reciente v s^in
lesiones crnicas, prin^cipalm^ente la^s d^e carazn. Las ani-
mal^es con enfermeda^d antigua, con cojera^s, necro5is de
piel, etc., no selen responder a tratamiento a lguno, y es
inti^l
gastar suero en ellas; es preferibl^e en- este ca^so el
sa^crifi^cio
pues, aparte d^e no resultar p^rovecho5a la exp^lo-
tacin de esta clase d^e animal^es, .constituyen un peligra
para su^, congneres, a'1 ser fuente d'e ^contaminacin con^-
tante.
Lucha contra el mal rojo
I^e lo anteriormente expue^sto se desprende q^ue, al igual
qu^e en la generalidad de las enfermedades, en e^l mal rojo
es mucho ms prudente prevenir qu^e curar, y hemo's de pre-
venir a base de los medios fundamentales: limpi'eza y va-
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cuna^cin a tiempo. Ha de procurarse higien^e esmerada en
cochiqu^eras, comed^eros, etc., evitando el contacto de los
animales .con charcas ^cenagosas y exagerarrdo estos cuida-
dos cuando sepamcrs que se trata de zona donde se da con
frecu^encia la enfermedad. Es sumamente peligroso trans-
portar los cerdos ^en vehculos pb^li^cos, tales cumo los va^^^-
nes de f^erracarril, hacindoles concurrir a mercados a con-
cursas, sin haber antes asegurado su prote^ccin por l^a stteru-
vacunacin.
Esta debe aplicarse preferentelnente, segn
qu^eda ya indicado, en primavera, y en cer^dos de tre5 a cua-
tro
m^eses; pero si por alguna cir^cunstancia no fuera po-
sible as, vacunaremos en cualquier otra poca. .^dems,
tan pronto como aparezca el mal rojo en una piara, el ga-
nadero est ob^liga^do legalmente a ponerlo en conocimientu
de la Autoridad lo^cal (art. ^. del Reglam^ento de Ep^^izoo-
tia^,),
para que por ella se tomen las medidas oportunas que
eviten la extensin d^e la enfermedad a los cerdos vecinos.
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PU LIC CIONES
GRI OL S
EOIT D S POR EL SERVICIO DE C P CIT CION Y
PROP G ND DEL MINISTERIO DE GRICULTUR
EXTRACTO DEL CATALOGO
OBRAS DE ESPECIAL INTERES
PARA
LOS OANADEROS
Nm . 51.-La alimentacin de ganado, por Zacaras SALA ZA R, Profe-
sor de Zootecnia en la Escuela Especial de Ingenieros Agr-
nomos.-2.^ edicin. (4 pesetas.)
Nt1m.
55.-Ganado
porcino, por Zacaras SAL AZ AR , Ingeniero A grno-
m o. (3 pesetas.)
1Vm.
57.-Los
nuevos conocimientos sobre nutricin y la Z oo^t^ecnia, por
Ram n B^L AN CO , Ingeniero Agrnom o. (3 pesetas.)
Nm . 58.--Notas sobre la alim entacin del ganado de cerda,
por Jess
AN DR EU , Ingeniero Agrnom o.- 3.a edicin. (2 pesetas.)
N
um. 62.-^Ma z, cebada y arroz en la ceba de cerdos, por Miguel OD^RIO-
ZO LA , Ingeniero Agrnom o. (5 pesebas.)
N m . 78.-Sueros, vacunas e inoculaciones reveladoras,
por ^Cayetano LO-
PE Z, del Consejo Superior Veterinario. (
3 pesetas.)
Niin. 104.--Factores
externos y vitaminas ^ en la presentacin ^de las infec-
ciones, ,por Cayetano LOP EZ, del Cuerp N acional Veteri-
r^ario.
3 pesetas.)
N m . 128.--Fenotipologa animal, por
Gumersindo APARICIO, Profesor
de la Facultad de Veterinaria de Crdo ba. (^ pesetas.)
Nm . 143.--Alim entacin y racionam iento de os animales d^om sticos (Ge-
neralidades),
por Luis RE VU ELTA , Veterinario del Ins^ti-
tuto de Biologa An imal. (4 pesetas.)
Nm . 148.-Alim entacin
de los quidos, cerdos, ovejas y cabras,
por Luis
REV UEL TA, V eterinario del Instituto de Biologa Animal.
( 4 :pesetas. )
De venta en la Librera Agrcola Fernand^o
VI 2
Mad rid) y en las
princdpales libreras
@BAFICA9
IIIIINA
- DiCLNDYL VAIAgA,
i -
MADRID