El libro de los abrazos
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El libro de los abrazos
3ºESO A
IES Álvaro Cunqueiro
¿Qué reloj veía el niño?
Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-Y anda bien -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció. Idea y fotografía: Manuel y Lía
La primera vez
Diego no conocía la mar, el padre lo llevó a
descubrirla.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos
esperando. Cundo el niño y el padre alcanzaron por
fin aquellas cumbres de arena, después de mucho
caminar, la mar estalló entre sus ojos y fue tanta la
inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño
quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin
consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a
su padre:
-¡Ayúdame a mirar!
Idea y fotografía: Inés e Isabel
Miedo a lo desconocido
Una mañana, nos regalaron un conejo de india. Llegó
a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la
jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal
como lo había dejado; jaula adentro, pegado a los
barrotes temblando del susto de la libertad.
Idea y fotografía: Lucas y María