EL HOMBRE ESPIRITUAL - Lewis Sperry Chafer

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HUn estudio clSsico sobre Iadoctrina de la espiritualidad

HOMBRAT$PIRITUAL

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HI[Jn estudio cl6sico sobre ladoctrina de la espiritualidad

HOMBRNT$PIBIrufiLEWIS SPERRY CHAFER

tsEDITORIAL PORTNIOZ

Page 4: EL HOMBRE ESPIRITUAL - Lewis Sperry Chafer

CONTENIDO

CAPITULO I

TRES CLASES DE HOMBRE 9

l lEl hombre nrituralEl hombre carnl l . .El hombre espiritual

l 5t 1

El hnmbre espiritual de Lewis Sperry Chaf'er, @ 1973 por

Spanish Publications, Milwaukee, Wisconsin, y publicado conpermiso por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications'Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechosreservados.

Los textos bfblicos son tomados, en su mayoria' de la Versi6nModerna.

Traducci6n: Guil lermo Walker, Presidente de SpanishPublications, 1959-1983.

Redacci6n: Ricardo Letona EstradaDiseffo de la portada: Don Ellens

EDNORIAL PORTAVOZKregel PublicationsP. O. Box 2607Grand Rapids, Michigan 49501 USA

rsBN 0-8254-r122-X

6 7 8 9 l0 edici6n I aito 99 98 97 96 95

Printed in the United States of America

CAPITULO 2

LOS MINISTERIOS DEL ESP1RITU . . . .Relaciones varias del Espiritu

L EI Espiritu segrin el Antiguo Testamento2. EJ Espiritu segrin los cuairo Evangelios y los

Hechos hasta I0:433. El Espiritu segrin el resto de los Hechos y las

Epistolas

Los ministerios del Espiritul. El ministerio restrictivo del Espiritu2. El ministerio del Espir i tu al convencer al mundo . . . . . .J. r l mlnlsteno regenerador del Espir i tu4. El ministerio del Espir i tu como Morador del

creyente5. El ministerio del Espir i tu en bautizar6. El ministerio del Espiritu en sellar7. El ministerio del Espiritu en llenar

CAPITULO 3

LA PLENITUD DEL ESPIRITU. O LA VERDADERAESPIRITUALIDAD .

202 l2 l

22

28

2828303 l

32384040

4 l

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6 EL HOMBRE ESPIRITUAL

;Qu6 es la plenitud del Espiritu?Siete manifestaciones del Espfritu

l . El Espir i tu produce un car6cter cr ist iano2. El Espir i tu produce servicio crisl iano3. El Espir i tu ensefra .4. El Espiritu promueve alabanz.a y accion de gracras . . . .5. El Espir i tu guia . .6. El Espir i tu da test imonio con nuestro espir i tu7. El Espir i tu intercede por nosotros

Lo que es y Io que no es la espiritualidadLa espiritualidad, un triunfo de la gracia

CAPITULO 4*NO CONTRISTEIS AL ESPIRITU SANTO"

Ia primera condici6n de la verdadera espiritualidad

1Qu6 es lo que contrista al Espiriiu?f,l remedio de las consecuencias del pecado .Los siete pasajes principales . . .

l . 5 6 l o C r i s t o p u e d e l i m p i a r d e p e c a d o ( J n . l 3 : l - l l ) . . . . .2. La confesi6n es la unica condici6n de comuni6n.

p e r d 6 n y l i m p i a m i e n t o ( l J n . l : l ; 2 : 2 ) . . .3. Juzg6ndose a si mismo se evita el castigo

( l C o . l l : 3 1 - 3 2 )4. El castigo consti tuye la correcci6n y la discipl ina de su

hi jo pecador ( He. I 2:3- I 5)5 . Un e jemplo de ar repent im ien to c r is t iano

( 2 C o . ' 7 : 8 - l l ) . . . . .6. El arrepentimiento, confesi6n y restauraci6n de un santo

de l Ant iguo Tes tamento (Sa l . 5 l : l -19) .7. La tr iple par6bola i lustrat iva de los Evangelios

( L c . l 5 : l - 3 2 )

C A P I T U L O 5.NO APAGUEIS AL ESPIRITU* . .

I-a segunda condici6n de la verdadera espiritualidad

;Qu6 es lo que apega al Espiritu?La vida ofrecida o rendidaCristo, el modelo

Conociendo la voluntad de Dios;Qu6 es una vida de sacrificio?

CONTENIDO

424741556 l

. . . . . t 0 8i l l

636465676770

78798 l8 l

CAPITULO 6*ANDAD

Sf,GUN EL ESPIRITU"

control d iv ino .;Qu6 es la espiritualida d? . . . .

I t )

78

ln tercera condicirjn de lo verdadera espiritualidadLo que significa <Andsd segrin el Espiritu>t.:. t"^r:Tr por quf con_fiar en el Espfritu

r. HS normas celestlales e inalcanzables de vida en_ c o n t r a s t e c o n l a s n o r m a s d e l m u n d o . . . . . . . . .2. El cr ist iano afronra un adversario qu. Jo;;; ; ' '

el mundo3. La_naturale za adaiica' : : . : : : : . : : : . : . . . : . : . .La doc t r ina de la per fecc i6 , . . . . . : : . : . . . : :L a d o c t r i n a d e t a i a n t i f i c a c i 6 " . . . . . . : : . . . . . : : : : : :Ia doc t r ina de Ia na tura leza ad6mica . . . . : . :l . ;Dc qu6 fuente procede e l pecado .n . t ' ' '

'

Hi jo de Dios . . .uCarneu< E l h o m b r e r i . j ; , ; ' : : : : : . . . : : . . : . : . : .<Pecadol

L a m u e . i e d e l " r ; ; ; ; ; ; ; ; ; c ; t , ; ; : . : : . : . : . : . . : :U n r e s u m e n . . .2 . E l r e m e d i o o i u i n t ' . : : . : . . . : . : : . . : . . : : . : .

Dos teorias: la erradicaci6n. o el

l t 2l l 5

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I l 9t22124r26t28

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uNA ANALociA y LA:: i : '#;N . . . . . ."ip1t'*t-*"fr+tl,:ii','ffi' *,3. La salvaci6n es de Dios s6lo . . . . _ -

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r 6 lt 6 lt62t63

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4. Dios puede salvar, lnicamente'po... j i " a. 'Ia cruz .< l ^ ^ ^ r - . ^ - :5. La salvacion es por la fe . . .

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8 'L HOMBRE ESPIRITUAL

La conclusi6n

indice de re-rtos biblicos

t o /

r73

ITRES CLASES DE HOMBRE

Entre el carecter .y la caliclad clel vivir diario delos cristianos, hay una diferencia muy evidente. Di_cha diferencia se reconoce y se define en las pe_ginas del Nuevo -lestamento. Tambi6n existe la po_sibilidad dc nrejoral el caricter y la calidad de lavida cotidiana dc mucltos cristianos; y este mejo-lamiento lo experimentan todos los que llenan cier-tos requisitos, los cuales, ademes, forman un tcmamuy importante en la Palabra de Dios.

El ap6stol Pablo, guiado por el Espiritu, ha di-vidido en tres grupos toda Ia familia humana: 1) <<elhombre natural)), no regenerado, es decir, no cam-biado espiritualmente; 2) el hombre <<carnal>) quees <<nifro en Cristo>> y que anda como <<hombre natu-ral>; 3) <<el hombre espiritual>>. El Ap6stol clasificaestos grupos en conformidad con su capacidad paracomprender y recibir la Palabra de Dios, es d-ecir,las cosas que nos han sido reveladas por el Espiritu.Desde el punto de vista del nuevo nicimiento y dela vida de poder y bendici6n, los hombres son vital_mente diferentes el uno del otro; pero su clasifica_ci6n ,se manifiesta por la actitud que ellos asumenante las cosas reveladas de Dios.

La triple clasificaci6n a que hemos hecho referen_cia se expone en 1 Cor. 2:g a B:4. El pasaje prin-cipia asi: <<Mas, segfin esti escrito: Cosas que ojo

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IO EL HOMBRE ESPIRITUAL

no \,'io, ni oido oy6, y que jamiis entraron en pen-sanriento humano -las cosas grandes que ha prepa-rado Dios para los que le aman-. Pero a nosotrosnos las ha revelado Dios por medio de su Espiritu.>>Se establecc aqui una distinci6n entre los conoci-mientos generales del saber humano que se percibenpor medio de la vista, el oido, o el coraz6n (la facul-tad dc razonar), y los que se dice nos han sidolcvclados por su Espiritu. Aqui se hace referenciafnicanrente a Ia revelaci6n divina que se encuentracn las Sagradas Escrituras, la cual es una revelaci6njlimitada, conforme lo afirma el mismo pasaje enseguida: <<Porque el Espiritu (quien revela) escu-drifra todas las cosas, y aun las cosas profundas deDios.>>

Los hombres sc clasifican segun su capacidad paracomprender y recibir <<las cosas profundas de Diou.Sin ayuda el hombre no puede entrar en <<las cosasprofundas de Dios>. <<lPues qui6n de los hombresconoce las cosas de un hombre, sino el espiritu delhombre que esti en 6l? Asi tambi6n las cosas deDios nadie las conoce, sino el Espiritu de Dios>>(quien las conoce). Un hombre puede entrar libre-mente sin ayuda en las cosas de sus semejantes de-bido al <<espiritu del hombre que est6 en 6l>. Pero nopuede salir de su propia esfera, es decir, no puedeconocer por experiencias las cosas del mundo inferiorde los animales, ni mucho menos puede entrar enuna esfera superior para conocer experimentalmentelas cosas de Dios. Aunque el hombre, por si mismo, noconoce las cosas de Dios, el Espiritu las conoce, y elhombre puede lelacionarse de tal manera con elEspiritu, que tambi6n puede llegar a conocerlas.El pasaje continria: <<Pero nosotros hemos recibido,n0 el espiritu del mundo, sino el Espiritu que es deDios; para que conozcamos las cosas (<<las cosasprofundas de Dios> que <<ojo no vio, ni oido oy6,

TRES CLASES DE HOMBRES II

etc.), rtrue nos han sido dadas gratuitamente porDios.> <<Nosotros (es decir, los que somos salvos,sin excluir a ninguno) hemos recibido el Espiritu quees de Dios.> Aqui vemos que en nosotros hay unapotencialidad muy grande. Estando tan vitalmenterelacionados con el Espiritu de Dios, ya que lo tene-mos en nosotros, es posible, a consecuencia de estehecho, llegar a conocer <<las cosas que nos han sidodadas gratuitamente por Dios>. Nunca podriamosconocerlas por nosotros mismos: el Espiritu las co-troce, El mora en nosotros, y nos las revela.

Esta revelaci6n divina se nos transmite en <<pala-bras que el Espiritu Santo ensefla>, como el ap6stoldice a continuaci6n: <<Las cuales cosas tambi6n ha-blamos, no con palabras que ensefla la sabiduriahumana, sino que ensefia el Espiritu Santo, expli-cando cosas espirituales con palabras espirituales.>El Libro de Dios es un Libro de palabras y las mis-mas palabras que dan a entender <<la sabiduriahumana>> son utilizadas para dar a entender lascosas que <<ojo no vio, ni oido oy6, y que jamisentraron en pensamiento humano>. Sin embargo, elhombre no puede entender estas <<cosas profundasde Dios> sin ayuda, y aunque estSn expresadas ent6rminos muy conocidos al hombre, s6lo las entiendea medida que les son reveladas por el Espiritu.De igual manera, al llegar a conocer las cosas re-veladas, el progreso se hace solamente cuando loespiritual se explica con lo espiritual. Las cosas es-pirituales tienen que ser comunicadas por mediosespirituales. Aparte del Espiritu no puede haber com-prensi6n espiritual.

EL HOMBRE NATURAL<<Pero el hombre natural no percibe las cosas (las

cosas reveladas o profundas) del Espiritu de Dios;porque le son insensatez; ni las puede conocer, por

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I2 EL HOMBRE ESPIRITUAL

cuanto se disciernen espiritualmente.>> En este pa-saje no se culpa al hombre natural por su incapaci-dad. Es sencillamente una declaraci6n acertada quemanifiesta las limitaciones que 6l tiene. Asimismo,el pasaje revela tambi6n la causa por la cual elhombre natural tiene dichas limitaciones. Los ver-sicnlos anteriores acaban de decirnos que la revela-ci6n es por el Espiritu. Por consiguiente, resulta queel <<hombre natural>> es completamente incapaz paracntender las cosas reveladas, porque no ha recibidoal <<Espiritu que es de Dios>>. Ha recibido solamentecl <<espiritu del hombre que est6 en 6b>. Aunquepuede leer las palabras con la <<sabidwia humana>>,no puede recibir el significado espiritual de ellas,porque la revelaci6n le es <<insensatez>. No puederecibirla ni conocerla.

Dos versiculos del primer capitulo (18 y 23) hanseflalado una parte de la revelaci6n divina que sepresenta al <<hombre naturab> como <<locura>: <<Por-que la doctrina de la cruz es insensatez a los quepereccn; pero a nosotros que somos salvos, es elpoder de Dios.>> <<Mas nosotros predicamos un Me-sias crucificado, tropezadero para las judios, y paralos gentiles insensatez.>> En las palabras <<predica-lulos un Mesias crucificado>>, se incluye mucho misque el solo hecho hist6rico de la muerte de Cristo.Es la manifestaci6n divina de la redenci6n por me-dio de la gracia y encierra todas las relacioneseternas que son realizadas por ella.

Los principios morales y muchas de las ense-franzas religiosas de la Santa Biblia estdrn al alcancede la capacidad del <<hombre natural>. De estasfuentes puede predicar con elocuencia; pero dcs-graciadamente ni aun sabe que existen <<las cosasprofundas de Dios>.

Se declara que aun Satanfrs tiene, en sus sistemasque simulan la verdad, <cosas profundas>> que reve-

TRES CLASES DE HOMBRES 13

lar (Anoc. 2:24) y <<enseflanzas de demonios> (1.Tim. 4:1, 2), las cuales por otra parte no las recibenciertamente los verdaderos hijos de Dios, porqueest6 escrito: <<P'ero al extraflo no seguir6n, sino anteshuir6n de 6l: porque no conocen la voz de los extra-fiou (Juan 10:5). Erynero <<las cosas profundas>> deSatanAs se adaptan d'e una manera extiaordinaria alcegado <<hombre naturab> y por lo tanto las recibe.Cada secta falsa es una evidencia que establece laveracidad de esta observaci6n.

El hombre no salvo, por religioso y por instruidoque sea en'toda la <<sabiduria humana>, es ciego encuanto al evangelio (2 Cor. 4:3,4), y si tiene queformular un credo doctrinal, naturalmente formu-larS una <<teologia nueva>> desarrollada de tal ma-nera que el verdadero significado de la cruz y sucorrespondiente revelaci6n de <<las cosas profundasde Dios> ser6n pasados por alto. La muerte de Cris-to como sacrificio expiatorio por el pecado, le es<<locuro>. Sus mismas limitaciones como <<hombrenaturab> exigen que asi sea. La sabiduria humanano puede ayudarle, porque <<el mundo por medio desu sabiduria no conocia a Dios>. En cambio, lasilimitadas <<cosas profundas de Dios> se otorgan<<gratui.tarnente> a la persona que ha recibido <<elEspiritu qlle es de Dios>.

El verdadero hijo de Dios puede, por lo tanto,ser ensefiado en la revelaci6n divina, puesto que harecibido al Espiritu. Se puede afladir que la menteque ha sido educada le ayudar6 en una forma posi-tiva para la obtenci6n de los conocimientos divinos.Pero sin la presencia del Maestro residente en nos-otros, de nada sirve la educaci6n para conocer elsignificado espiritual de las cosas reveladas de Dios.

La suposici6n err6nea de que las opiniones deun hombre instruido sobre cosas espirituales son clemucho m6rito a causa de su <<sabiduria humana>>

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14 EL HOMBRE ESPIRITUAL

ha causado mucho mal. El <<hombre naturab> contoda su erudici6n y su sinceridad no hallar6 m6sque <<locura>> en las cosas que son reveladas porel Espiritu. El conocimiento de la ciencia no puedesustituirse por la presencia y la ayuda del Espiritude Dios. Sin el Espiritu no puede haber regeneraci6ndel alma, sin la cual <<las cosas profundas de Dios>son incomprensibles. Cuando un iraestro no regene-rado rechaza abiertamente las doctrinas fundamen-tales respecto a la salvaci6n, dichas doctrinas serindespreciadas y rechazadas por sus alumnos. Estacs la gran equivocaci6n que cometen muchos de losque. en nuestros dias, r 'studian en los colegios ytunivers idades bajo la r l i recc i6n dt ' profesores incr6-r l r r los.

Con demasiada frecuencia se cree que el profesoro pastor que es erudito en algfn ramo o algunosdt los ramos del conocimiento humano es igualmen-te capacitado para discernir las cosas espiritualesen virtud de los conocimientos cientif icos que posec.Pero no es asi. Una persona no regenerada (y ;qui6nda m6s pruebas cle que r.ro ha sido regenerado que:rqu6l que niega cl fundamento y la realidad delnuevo fundament.o?) siempre si 'r6 incapaz para re-c ib i l y cono(rer Lrs verdadt 's rn i is se.nc i l las de la re-velac i6n.

l)ios no es una realidad para cl hombre natural.<No hay Dios en todos sus pensamientos.>> Por 1otanto el hombre no sah,o est6 afl igido y agobiadopor l ibrarse de lo sobrenatural. La infundada teoriadr: la evoluci6n es su mejor respuesta al problemadel origen del universo. En cambio, para el hombrcrcgenerado Dios es real y encuentra satisfacci6n y<lescanso en la confianza rk' ouc. Dios t 's el Creadory St'f lor de todo.

TRES CLASES DE HOMBRES 15

La capacidad para recibir y conocer las cosasde Dios no se adquiere en las escuelas, porque haymuchos sin letras que la tienen, mientras que haymuchos bien instruidos que no la tienen. Es una ca-pacidad engendrada por el Espiritu Santo que resideen el coraz6n. Por tanto, el Espiritu ha sido dado alos salvos para que ellos puedan conocer las cosasde Dios que les son dadas gratuitamente. Sin em-bargo, hay algunos cristianos que su desarrollo eslimitado a causa de su carnalidad. Ellos son inca-paces de recibir el <<manjar s6lido> debido a su car-nalidad m6s bien que a su ignorancia.

La Palabra divina no clasifica a los no salvos.porque todos son llamados hombres naturales. Peroentre los salvos hay dos clases, y segfin el pasajebajo nuestra consideraci6n, el <<hombre espirituab> semenciona antes que el hombre <<carnal>>; de ese modose contrasta con el hombre no salvo. Tal contrasteconviene hacerlo porque el <<hombre espiritual> es elideal divino. <EL HOMBRE ESPIRITUAL> es el cris-tiano normal, por no decir habitual. Pero hay cristia-nos carnales, y es menester considerar,los.

EL HOMBRE CARNAL

El ap6stol (Pablo) eontinria en el capitulo trescon la descripci6n del hombre <<carnab. Citamos acontinuaci6n los primeros cuatro versiculos: <<Y yo,hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sinocomo a carnales, como a nifios en Cristo. Os ali-ment6 con leche, no con manjar s6lido; porque noerais capaees de ello,; y ni aun todavia sois capaces;porque sois todavia carnales: pues mientras hayaentre vosotros celos y contiendas, eno sois carnales,andando segfin el uso de los hombres? Pues cuando

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16 EL HOMBRE ESPIRITUAL

uno dice: Yo soy de Pablo; y otro: Yo soy deApolos; lno sois como hombres mundanos?>>

Asi es, que algunos cristianos se llaman <<carna-les>> porque s6lo pueden recibir la leche de la Pala-bra, en contraste con el manjar s6lido; se entregana los celos, a contiendas y a divisiones, y andan comohombres no regenerados, mientras que el verdaderohijo de Dios debiera andar <<segrin el Espiritu (Ef.4:3). Aunque son salvos, los cristianos carnales an-dan <<conforrne al uso de este siglo>>. Son <<carnales>>porque son dominados por la carne (comp. Rom. 7:14). Encontramos en Rom. 8:5-7 una descripci6nmuy distinta. En este pasaje se describe a un indi-viduo <<en la. carne>>, y por tanto no salvo; en cambio,el cristiano <<carnal>> no est6 <<en la carne>> pero tiene<<la carne>> en 61. <<Vosotros empero no est6is en lacarne, sino en el espiritu, si es asi que el Espiritu deDios habita cn vosotros: mas si alguno no tiene elEspiritu de Cristo, el tal no es de 6l>> (Rom. 8:9).

El hombre <<carnal>>, o sea el <<niflo en Cristo>>,no es (<capaz>> de las cosas profundas de Dios. El noes m6s que un niflo; pero aun eso, es importantenotar, es una altura de posici6n y realidad con lirque no se puede comparar ler incapacidad total del<<hombre natural>>. El hombre <<carnal>>, debido a queestir tan poco ocupado con el vcrdadero manjar espi-ritual, se rincle a la envidia y a las contiendas, qucproducen divisiones entre los mismos creyentes. Aqurno se se hace referencia al hecho superficial de lasdivisiones externas o de distintas organizaciones. Serefiere a la envidia y a la contienda las cuales tra-bajan para romper la preciosa comuni6n y amorde los santos. Puede ser que las distintas organiza-ciones tienden muchas veces a causar diferencias decategoria entre los creyentes, pero no es necesaria-mente asi.

El pecado indicado aqui es el del creyente que

TRES CLASES DE HOMBRES 17

sigue los guias humanos. Este pecado no seria curadoaunque todas las organizaciones religiosas pudieranser barridas instantAneamente de la tierra, o reuni-das en una. En la iglesia de Corinto estaban presen-tes <<los pablistas>>, <<los cefistas>>, <<Ios apolistas>,y <<los cristianos> (Comp. 1:12). Todavia no eran or-ganizaciones rivales, pero eran divisiones dentro dela iglesia causadas por la envidia y la contienda. Lahistoria revela que tales divisiones terminan comoorganizaciones rivales. El hecho de la divisi6n noera m6s que la manifestaci6n exterior del pecadoque estaba m6s hondo, el de vidas carnales sin amor.Para un cristiano gloriarse en el sectarismo es <<elhabla de un niflo>>, y revela la m6s seria falta delverdadero amor cristiano que debiera fluir para to-dos los santos. Cuando los creyentes tengan amorel uno para el otro, las divisiones y su consiguienteofensa desaparecer6n.

Pero el cristiano <<carnal>> se caracteriza tambi6npor su andar al mismo nivel del andar del <<hombrenatural>>. <<;No sois carnales, andando segfn el usode los hombres?> (comp. 2 Cor. 10:2-5). Los pro-p6sitos y los afectos del hombre carnal est6n cen-trados en la misma esfera no espiritual del <hombrenatural>>. En contraste con ese proceder de la carne,leemos: <<Digos, pues: Andad segrin el Espiritu, yno cumplir6is los deseos de la carne.>) Esta es la ver-dadera espiritualidad.

EL HOMBRE ESPIRITUAL

La segunda clasificaci6n de los creyentes en estepasaje es la del hombre espiritual. Un creyente eshombre espiritual cuando pasa la prueba referida ydemuestra que tiene capacidad para recibir y cono-cer la revelaci6n divina. <<El hombre espiritual lodiscierne todo.>>

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18 EL HOMBRE ESPIRITUAL

El orden progresivo del contexto entero es muyevidente:

Primero, la revelaci6n divina ha sido dada. Dicharevelaci6n concierne a las cosas <<que ojo no vio, nioido oy6, y que jam6s entraron en pensamientohumano>>. Estas cosas son reveladas por el Espiritu(1 Cor . 2 :9 ,10) .

Segundo, la revelaci6n es de <<las cosas profundasde Dios>, que ningrin hombre puede conocer por simismo. No obstante, el Espiritu las conoce (1 Cor.2:10).

Tercero, los creyentes han recibido al Espirituquien conoce estas cosas, para que ellos tambi6npuedan conocer <<las cosas profundas de Dios>> (1 Cor.2:12).

Cuarto, la sabiduria divina est6 escondida en lasmismas palabras del Libro de Dios; pero el conte-nido espiritual de estas palabras se entiende sola-mente a medida que uno sea capaz para explicar lascosas espirituales con las espirituales (1 Cor. 2:13).

Quinto, el <<hombre naturab> no puede recibir lascosas del Espiritu de Dios, porque le son insensatez,ni las puede comprender, porque se disciernen rini-camente por el Espiritu, y 6l no ha recibido al Espi-ritu que es de Dios (l Cor. 2:14).

Sexto, el cristiano carnal es nacido de nuevo y elEspiritu reside en 6l; pero su carnalidad impide laplenitud del ministerio del Espiritu (1 Cor. 3:1-4).

S6ptimo, <<EL HOMBRE ESPIRITUAL> disciernetodas las cosas. No hay ninguna limitaci6n para 6len lo que toca a las cosas de Dios. Puede recibirlibremente la revelaci6n divina y se gloria en ella.Tambi6n, puede entrar, como cualquier otro, en lasmaterias que son comunes a la sabiduria hum4na.Discierne todas las cosas; sin embargo, 6l mismo noes discernido ni entendido por nadie. ;C6mo pudiera

TRES CLASES DE HOMBRES 19

ser de otro modo siendo que 6l tiene <la mente deCristo>>?

Hay dos grandes cambios espirituales que los sereshumanos pueden experimentar: el cambib del <hom-bre naturab> al hombre salvo, y el cambio delhombre <carnal>> al .hombre <<espirituab>. Aquel seefectfia por el poder divino cuando hay fe verdade-ra en Cristo; 6ste se realiza cuando hay un ajusteverdadero al Espiritu. Experimentalmente puede serque la persona que se salva por medio de la fe enCristo se entregue al mismo tiempo sin reserva aDios, y empiece de una vez una vida de rendimientocompleto. Indudablemente eso sucede con muchafrecuencia. De esta manera sucedi6 en la experien-cia de Saulo de Tarso (Hech. 9:4-6). Asi que huboreconocido a Jesfis como su Sefror y Salvador, dijotambi6n: <<Sefior, 1qu6 quieres que yo haga?> Nohay evidencia alguna de que jam6s se hubiele cam-biado de esta actitud de rendimiento a Cristo. Noobstante, debemos recordar que muchos cristianosson carnales, a los cuales la Palabra de Dios ensefraclaramente ctdles son los pasos que tiene que darpara que lleguen a ser espirituales. Entonces se haceposible el cambio del estado carnal al estado espi-ritual.

El <<hombre espiritual>> es el ideal divino en lavida y en el ministerio, en el poder con Dios y conI,os hombres, en comuni6n ininterrumpida y en ben-dici6n. El prop6sito de las pAginas iiguientes ser6descubrir estas realidades juntamente con las condi-ciones reveladas por medio de las cuales dicho idealpueda ser realizado.

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2

LOS MINISTERIOS DEL ESP|RITU 2I

tambi6n se manifiesta esta confusi6n entre algunas99ctas que enseffan teorias desequilibradas y anti-biblicas.

RELACIONES VARIAS DEL ESPIRITU SAN?O

El prop6sito de este libro no es intentar una expo_sici6n completa de las enseffanzas biblicas concLr_nientes al Espiritu de Dios, pero si hay ciertos as_pectos de la revelaci6n total que deben entendersey recibirse antes de poder comprender y experi_mentar inteligentemente la vida que Dios ha

-pro_

visto y el andar conforme al Espirltu. Las ensefran_zas de las Sagradas Escrituras relacionadas con elEspiritu pueden dividirse en tres aspectos generales:! El. Espiritu segrin el Antiguo T-estamento; 2) elEspiritu segfn los cuatro Evlngelios y los Hechosh_asta 10:43; 3) el Espiritu seerin el resto de losHechos y las Epistolas.

1. El Espiritu segin el Antiguo Testamento

Tanto en el Antiguo Testamento como en todas lasSagradas Escrituras, el Espiritu de Dios se manifiestacomo una Persona, y no meramente como una in_fluencia. Se revela como una persona igual en deidady en los atributos que caracterizan a las otras dosPersonas de la Trinidad. Sin embargo, no residi6en forma permanente en el coraz6n del hombreantes de la muerte de Cristo, aunque se manteniaincesantemente activo durante todos los siglos queprecedieron aquel gran evento (Juan ?:B?_89; 14:ie,r/). Muchas veces vino sobre hombres escogidos se_$in se revela en los eventos del Antiguo Test-amento.Vino sobre ellos para cumplir ciertoJfine, v tos a"jOlibremente euando la obra estaba eonsumada, de iamisma manera como habia venido. Hasta donde se

LOS MINISTERIOSDEL ESPIRITU

El cristiano es cristiano porque est6 bien relacio-nado con Cristo; pero <<el hombre espirituab> es espi-ritual porque estA bien relacionado con el Espiritu,adem5s de su relaci6n con Cristo en la salvaci6n. portanto, siguese que cualquier esfuerzo para descubrirel hecho y las condiciones de la espiritualidad ver-dadera debe basarse sobre un entendimiento clarode la revelaci6n biblica concerniente al Espiritu ySus diferentes relaciones con los hombres. Paiece qu-ela invenci6n m6s moderna de Satanfs es causar con-fusi6n tocante a la obra del Espiritu, y dicha confu-si6n se encuentra entre los creyentes mhs pios yfervorosos. La calidad de la vida del creyente es detrascendental importancia delante de Dios, y natu-ralmente el poder de Satan6s est5 dirigido en contradel prop6sito de Dios. Satan6s no podria hacer otracosa mejor para lograr sus fines que promover laenseflanza de ciertas doctrinas que no aciertan conlos temas fundamentales, o que establecen el erroren una forma positiva, y de esta manera impedir elentendimiento correcto de la fuente de bendici6nque Dios nos ha provisto. Esta confusi6n generalen cuanto a las enseffanzas de la Biblia sobre elEspiritu se hace sentir en nuestros himnos. Los expo-sitores de la Biblia est6n de acuerdo al lamentar elhgchq de que muchos de los himnos acerca del Espiritu Santo no son conformes a las Escrituras. Hoy,

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22 EL HOMBRE ESPIRITUAL

nos revela en la historia biblica, ninguno tenia elec-ci6n ni esperaba tenerla en cuanto a los movimientossoberanos del Espiritu durante todo el periodo delAntiguo Testamento. A veces se cree que el profetaEliseo y David son casos excepcionales. Pero no esmuy claro que Eliseo pensaba en el Espiritu Santocuando suplic6 a Elias y le dijo: <<Ru6gote que tengayo, cual hijo tugo, una porci6n doble de tu espiritu.>Es cierto que David o16 para que el Espiritu no fuesequitado de 61, pero dicha petici6n fue hecha en co-nexi6n con su pecado. Hizo su confesi6n delante deDios, y asi se puso fin al caso. Durante el periodoincluido en la narraci6n del Antiguo Testamento, elEspiritu se relacionaba con los hombres de una ma-nera soberana. A la luz de la revelaci6n subsecuentedel Nuevo Testamento no seria razonable orar hoy diacomo o16 David cuando dijo: <<y no me quites tusanto Espiritu.>> El Espiritu ha venido para perma-necer en nosotros (2 Reyes 2:9 y Salmo 5l:11).

2. El Espiritu segrin los cuatro Evangeliosy los Hechos hasta 10:43

Durante el periodo de los evangelios el car6cteresencial de la relaci6n del Espiritu con los hombresfue de transici6n, o de progresi6n, entre las antiguasrelaciones ya referidas del Antiguo Testamento y lasrelaciones finales y permanentes de esta dispensa-ci6n de la gracia.

Instruidos en las doctrinas del Antiguo Testamen-to, los discipulos hallaron la enseffanza de Cristo deque el Espiritu se recibia pidi6ndolo (Luc. 11:13) co-mo cosa completamente nueva; tan nueva que segfnlo que se sabe por la historia sagrada nunca hicieronesa petici6n. El Seflor les dijo: <<lcuinto m6s vuestroPadre celestial dari el Espiritu a los que se lo pi-dan?> La nueva relaci6n, que estas palabras impli-

LOS MINISTERIOS DEL ESPrRITU 23

can, caracteriza un paso adelante en cuanto a larelaci6n progresiva del Espiritu con los hombresdurante el periodo de los cuatro Evangelios.

Poco antes de Su muerte dijo Jesris: <Y yo rogar6al Padre, el cual os dari otro Consolador, para queest6 con vosotros para siempre; es decir, el Espiritude verdad, a quien el mundo no puede recibir; por-que no le ve, ni le conoce: vosotros ernpero le cono-c6is; porque mora con vosotros, y estar6 en vosotros>>(Jn. 14:16, 17). Puede ser que las palabras <<yo roga-16>> sirvieran lara recordarles a los diseipulos queellos habian faltado en no orar por el Espiritu. Sinembargo, la oraci6n del Hijo de Dios no dejar6 deser contestada, y el Espiritu que estaba <con>> ellospronto estaria <en>> ellos.

Despu6s de Su resurrecci6n y poco antes de Suascensi6n, Jests sopl6 sobre Sus discipulos y les dijo:<Recibid el Espiritu Santo> (Juan 20:22). Tenian alEspiritu en ellos desde aquel momento; pero dicharelaci6n fue manifiestamente incompleta segtn elplan y el prop6sito de Dios, porque pronto cles man-d6 que no partiesen de Jerusal6n, sino que esperasenalll.la promesa del Padre, la cual hab6is oido de mi>(Hechos 1:4; comp. Luc. 24:49). La <gromesa delPadre> era del Espiritu, pero concernia evidentemen-te a aquel ministerio del Espiritu, todavia no expe-rimentado, cuando El vendria <sobre> ellos para dar-les poder.

Entonces, hubo un periodo de tiempo, segfn losEvangelios, cuando los discipulos andaban sin elEspiritu, igual que las multitudes de la 6poca delAntiguo Testamento; pero a 6stos les fue otorgado elnuevo privilegio de orar por la presencia del Espi-ritu. M6s tarde, el Sefior mismo o16 al Padre paraque el Espiritu quien estaba con ellos pudiese estare?t ellos pata perrnanecer. Entonces sopl6 sobre ellos

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24 EL HOMBRE ESPIRITUAL

y recibieron al Espiritu residente; no obstante, seIes mand6 quedarse en Jerusal6n y no salir de ella.No pudieron emprender ninguna clase de servicioni cumplir cualquier ministerio hasta que el Espirituhubiese venido sobre ellos para que tuviesen poder.<<Mas recibir6is poder, cuando haya venido sobrevosotros el Espiritu Santo; y .ser6is mis testigos.>>Esta es una revelaci6n de condiciones permanentes.No es suficiente que los siervos y testigos hayan re-cibido al Espiritu: es menester que El venga sobreellos, es decir, que los llene.

El Dia de Pentecost6s

Por lo menos tres cosas se efectuaron el Dia dePentecost6s en cuanto a la relaci6n que el Espiritusostiene con los hombres:

1) El Espiritu hizo su advenimiento al mundo afin de permanecer aqui por toda esta dispensaci6n.Asi como Cristo est6 sentado a la diestra de Dios,aunque es omnipresente, de la misma manera elEspiritu, quien es igualmente omnipresente, ahorapermanece locamente en el mundo, en un temploo morada de piedras vivas (Ef . 2:19-22). Tambi6n alcreyente se le llama el templo individual del Espi-ritu (1 Cor. 6:19). El Espiritu no saldrS. del mundo,ni dejarA ninguna piedra de aquel edificio hasta quese cumpla el prop6sito de Dios para esta 6poca, quees la formaci6n de aquel templo. EI pasaje en Efe-sios dice asi: <<Asi pues, no sois ya m6s extranjerosy transerintes, sino conciudadanos de los santos, ymiembros de la familia de Dios; edificados (siendoedificados, en el templo, comp. v. 2l) sobre el fun-damento de los ap6stoles y los profetas (los profetasdel Nuevo Testamento, comp. 4:11), siendo CristoJesris mismo la piedra principal del 6ngulo: en laeual todo el edificio, bien trabado consigo mismo, va

LOS MINISTERIOS DEL ESPrRITU 25

creciendo para ser un templo Santo en el Sefior; enquien vosotros tambi6n sois edificados (os est6is edi-ficando) juntamente, para ser morada de Dios, envirtud del Espiritu.>>

El Espiritu vino al mundo el Dia de Pentecost6s,y ese aspecto del significado de Pentecost6s no vol-veri a repetirse como no se repetir6 la encarnaci6nde Cristo. Actualmente no hay ningrin motivo parapedir al Espiritu que uenga, porque El ya est6 aqui.

2) Ademis, el Dia de Pentecost6s sefial6 el prin-cipio de la fogmaci6n de un cuerpo nuevo, u orga-nismo que se llama, segfn su relaci6n con Cristo, <Iaiglesia, la cual es su cuerpo>>. Aunque la iglesia nofue mencionada en todo el Antiguo Testamento, Cris-to prometi6 que El la edificaria. <Sobre esta Rocaedificar6 mi Iglesio (Mateo 16:18). No se mencionala existencia de la iglesia como organismo distintoantes del advenimiento del Espiritu el Dia de Pen-tecost6s. Entonces se dice: <y se agregaron a losdiscipulos en aquel mismo dia como tres mil almas>(Hech. 2:41. Aunque la palabra griega que se traducela iglesia no aparece en este texto, tal como se en-cuentra en 2:47: <Y el Seflor affadia cada dia a laIglesia los que habian de ser salvos>; sin embargo,la unidad que se estaba formando por la conversi6nde las tres mil almas no era otra que la Iglesia. V6an-se tambi6n Hech. 5:14; 71:24.) Segrin dichos pasajes,la Iglesia, que no existia en el tiempo de los cuatroevangelios, ya se menciona como un organismo exis-tente, compuesta de los creyentes que est6n unidos alSeflor y a la cual se est6n affadiendo dos que habiande ser salvos>>. Se dice que <el Seffor afiadia a laIglesio. Ciertamente aqui no se hace referencia auna organizaci6n humana, porque tal cosa no habiasido formada en aquel entonces. No se trata de unamembresia creada por la voz humana, porque es elSeftor quien afiade a la Iglesia. Se estaba fbrmando

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un cuerpo de miembros vitalmente unidos a Cristo yhabitados por el Espiritu; y precisamente esta uni6nIos convertia en un organismo y los compact6 pormedio de vinculos m6s estrechos que cualquier vincu-!o humano. Otros miembros eran <<afradidos> a esteorganismo a medida que eran salvos. Esa formaci6ny la edificaci6n subsecuente dg la <<Iglesia que es sucuerpo>) constituyen el bautismo con el Espiritu Santo,como est6 escrito: <<Porque de la manera que elcuerpo es uno mismo, mas tiene muchos miembros,y todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, sonun mismo cuerpo, asi tambi6n es Cristo. Porquepor un mismo Espiritu todos nosotros fuimos bautiza-dos, para ser constituidos en un solo cuerpo>> (1 Cor.12:13). Asi el significado del Dia de Pentecost6sabarca tambi6n el principio de este ministerio delEspiritu Santor que se llama el bautismo. Dicho mi-nisterio se cumple siempre que un alma se salva.

3) Asimismo, el Dia de Pentecost6s los discipulosfueron llenados del Espiritu, es decir, el Espirituvino sobre ellos para darles poder conforme a lapromesa de Cristo. Entonces empez6 el ministerioque toca a los redimidos de esta dispensaci6n, esdecir, ser testigos de Cristo. El poderoso efecto deeste nuevo ministerio del Espiritu se revel6 especial-mente en el caso de Pedro. Antes echaba maldicio-nes y juraba por miedo en presencia de una criada:ahora no solamente acusa intr6pidamente a los prin-cipes de fsrael de ser culpables del asesinato delPrincipe de la Vida, sino que adem6s el poder de sutestimonio se manifiesta en la salvaci6n de tres milalmas.

Asi que el significado completo del Dia de Pente-cost6s encierra lo siguiente: el Espiritu Santo vino almundo para permanecer durante la presente dispen-

LOS MINISTERIOS DEL ESP|RITU 27

saci6n: muchos miembros fueron bautizados en Cris-to; los discipulos fueron fortalecidos de una manerasobresaliente y efectiva para la obra de predicar aCristo.

El que esiudia cuidadosamente las Sagradas Es-crituras puede distinguir un paso mAs en la completatransici6n entre las relaciones del Espiritu segfn larevelaci6n del Antiguo Testamento y las que son per-manentes en la presente dispensaci6n. Mucho de loque ha sido mencionado hasta aqui, en esta 6poca,es permanente. Este riltimo paso trata del hecho deque durante lo3 dias en que el evangelio se predicabaexclusivamente a los judios (es decir, un periodoaproximadamente de ocho affos desde el Dia de Pen-tecost6s hasta la conversi6n de Cornelio), el Espiritufue recibido, en un caso por lo menos, por el ritojudio (Heb. 6:2) de la imposici6n de manos (Hechos8:14-17). Aunque dicha ceremonia humana se observ6en unos euantos casos despu6s en conexi6n con laplenitud del Espiritu y con la dedicaci6n para el ser-vic io (Hechos 6:6; 13:3; 19:6; l Tim. 4:14;2 Tim. 1:6),el Espiritu habia de recibirse, bajo las provisionesdefinitivas para esta edad, es decir, por fe en Cristopara la salvaci6n (Jn. 7:37-39). Esta condici6n finalpara recibir al Espiritu principi6 con la predicacibndel evangelio a los gentiles en la casa de Cornelio(Hech. 10:44; comp. Hech. 15:7-9,14) y ha continuadodurante toda la 6poca presente. No se registra nadaque implique que se pusieron las manos sobre loscreyentes en la casa de Cornelio. El Espiritu <cay6sobre ellos> (evidentemente dicha frase es sin6nimode recibir el Espiritu) cuando creyeron (Hech. 8:l8; 10:43,44; Il:14,15). Indudablemente los eventosreferidos en la casa de Cornelio formaron el principiode un arreglo nuevo y permanente.3. El Bspiritu segin el resto de los Hechos

y las EpistolasI V6ase tambi6n la p6g. 38.

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28 EL HOMBRE ESPIRITUAL

Las relaciones finales y permanentes del Espiritupara con los hombres en esta dispensaci6n se revelanbajo siete ministerios; de los cuales, dos son para elmundo incr6dulo; cuatro son igualmente para todoslos creyentes; y uno es para los creyentes cuyas re-laciones con Dios son ajustadas.

LOS MINISTERIOS DEL DSPIRITU

Los siete ministerios son como sigue:Primero, el mtnisterio restrictiuo del Espiritu. El

fnico pasaje que trata de este aspecto de la obra delFspiritu (2 Tes. 2:6-8) no se interpreta lo mismo portodos los estudiantes de la Biblia. En dicho pasaje,el Ap6stol acaba de exponer el hecho de que, inme-diatamente antes del regreso de Cristo en Su gloria,habrA una apostasia y el <<hombre de pecado>> serevelari, <<el cual se opone a Dios, y se ensalza sobretodo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto>.Se dice a continuaci6n: <<Y ahora sab6is lo que de-tiene, para que sea revelado a su propio tiempo.Porque el misterio de iniquidad est6 ya obrando;s6lo que hay quien ahora detenga, y detendrd, hastatanto que sea quitado de en medio: y entonces ser6revelado el inicuo, a quien el Sefior Jesris matar6 conel espiritu de su boca, y destruiri con el resplandorde su advenimiento.> <<El hombre de pecado> ha deaparecer con todo el poder de SatanAs (v. 9); perono se manifestarA hasta que sea el tiempo sefraladopor Dios, <<para que sea revelado a su propio tiem-po>>, que vendr6 tan pronto sea quitado de Su lugarel que lo detiene. Entonces se revelar6 aquel inicuo,a quien el Seffor matar6 a su advenimiento.

No se revela la identidad de la persona que de-

LOS MINISTERIOS DEL ESPrRITU 29

tiene mencionada aqui, pero Su poder soberano tantosobre toda la tierra como sobre las fuerzas de lastinieblas la identifica como una de las tres Perso-nas de la Trinidad. Siendo el Espiritu el Agenteactivo en la presente dispensaci6n, se deduce queeste pasaje se refiere al Espiritu de Dios. Satan6spuede tener suficiente poder; pero no lo usar6 encontra de si mismo. <Si una casa se divide contrasi misma, no puede permanecer aquella casa.> Esevidente que es el Espiritu de Dios quien detiene losproyectos del hombre de Satan6s hasta el tiemposefialado por Dios. No hay sugesti6n alguna de queSatan6s se retirarS. o ser6 quitado antes de que dicl,ohombre pueda ser revelado; pero si hay un sentidoen que el Espiritu ser6 quitado. Aquella relaci6nparticular o Presencia que comenz6 con la Iglesia yha continuado con ella cesar6 naturalmente cuandosea quitada la Iglesia. Siendo el Dios omnipresente,el Espiritu quedari en el mundo, pero Su ministeriopresente y Su permanencia en la Iglesia habr6n sidocambiados. El Espiritu estaba en el mundo antesdel Dia de Pentecost6s; sin embargo, se nos diceque aquel dia El vino conforme a la promesa deCristo. Vino en el sentido de que inici6 una perma-nencia distinta en la fglesia -el cuerpo de creyen-tes-y un ministerio nuevo en el mundo. Este minis-terio se terminar6 cuando la Iglesia sea arrebatada,y Su permanencia concluir6 cuando Su templo depiedras vivas sea quitado. Asi se puede concluir quela retirada del Espiritu seri la reversi6n de Pentecos-t6s, y no implica Su ausencia completa del mundo.Antes bien volver6 a sostener las mismas relacionesy obrar lo mismo como lo hizo durante la dispensa-ci6n anterior. Hay evidencias irrefutables de la pre-sencia y poder del Espiritu en el mundo despu6sdel rapto de la Iglesia. La influencia restrictiva seretirarS y la Iglesia ser6 arrebatada en un tiempo

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futuro que s6lo Dios sabe, y entonces a las fuerzasde las tinieblas se les permitiri venir a su manifes-taci6n y juicio finales.

Una evidencia del poder del Espiritu para detenerel mal puede notarse en el hecho de que los hombrespor profanos que sean no blasfeman en el nombredel Espiritu Santo. Hay un poder en el mundo queimpide el desanollo completo de la maldad, y estees uno de los ministerios del Espiritu.

Segundo, el rninisterio del Espiritu al conoenceral mundo de pecad,o, g de justicia, g de juicio. Esteministerio, por su propia naturaleza, tiene que seruna obra con el individuo, y no con el mundo entero.Juan 16:8-11 dice asi: <<Y cuando 6l haya venido,convencer6 al mundo de pecado, y de justicia, y dejuicio: de pecado, porque no creen en mi; de justi-cia, porque me voy al Padre, y no me ver6is m6s;de juicio, porque el principe de este mundo ha sidoya condenado.>> Este pasaje revela tres aspectos dedicho ministerio del Espiritu.

1) El Espiritu ilumina la mente del inconversocon respecto a un solo pecado. <<De pecado, porqueno creen en mi.>> El juicio completo del pecado hasido tratado y consumado en la cruz, donde muri6Jesfs por nuestros pecados (Jn. 1:29). Por lo tanto,al hombre perdido es menester hacerle ver que, acausa de la cruz, su responsabilidad presente esaceptar el remedio que Dios ha provisto por sus pe-cados. En este ministerio, el Espiritu no le aver-giienza en cuanto a sus pecados; pero le revela elhecho de que hay un Salvador, a quien puede recibiro rechazar.

2) El Espiritu ilumina al inconverso con respectoa justicia, porque Cristo ahora no puede hacerlo; Eldijo: <me voy al Padre, y no me ver6is m6s>>. ;C6mopuede el pecador llegar a ser justo en los ojos de unDios santo? No se realizar6 esto por sus esfuerzos

LOS MINISTERIOS DEL ESPiRITU 3I

propios a mejorarse. Hay una justicia de Dios, lo cuales para todos y sobre todos los que creen. Es cosamuy extrafia a la sabiduria de este mundo que unajusticia perfecta puede ganarse simplemente porcreer, y creer en una Persona invisible que est6 sen-tada a la diestra de Dios. Sin embargo, cada almaperdida debe sentir, hasta cierto punto, esta granposibilidad, si ha de constrefiirse a acudir a Cristoy abandonar toda confianza en si mismo.

3) Asi, de la misma manera, en este triple minis-terio del Espiritu, el hombre no salvo se ilumina encuanto al juieio divino que ya se llev6 a cabo; por-que <<el principe de este mundo ha sido ya conde-nado.>> Mediante dicha iluminaci6n el inconverso re-conoce que el problema no consiste en lograr queDios se haga misericordioso en cuanto al juiciode sus pecados: al contrario, los pecadores han decreer que este juicio ya se efectu6 y solamente lestoca descansar en la victoria inapreciable que hasido ganada para ellos. Todo poder de Satanis sobreel hombre a causa de sus pecados ha sido roto, detal manera que Dios, quien es santo hasta el infinito,puede ahora recibir y salvar a los culpables. Losprincipados y potestades fueron vencidos en virtudde la cruz (Col. 2:13-15).

Indudablemente, es el prop6sito de Dios que elEspiritu se valga de los instrumentos que se dignaescoger para iluminar al mundo con respecto alpecado, la justicia y el juicio. Puede usar un predi-cador, una porci6n de las Escrituras, el testimoniode un cristiano, o un tratado; p€ro tras todos estosmedios humanos est6 la operaci6n efectiva del Espiritu.

Tercero, el ministerio regenerador del Espiritu.Este y los tres ministerios sucesivos del Espiritu serelacionan con la salvaci6n de aquel que cree enCristo. Es nacido del Espiritu (Jn. 3:6), y ha llegado

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a ser un hijo legitimo de Dios. Ha llegado a serparticipante <de la naturaleza divina>>, y Cristo, <laesperanza de glorio>, ha sido engendrado en 61. Sien-do un hijo de Dios, es tambi6n heredero de Dios,y coheredero con Cristo Jesris. Esta nueva naturalezadivina ha sido implantada m6s hondamente en su serque la naturaleza humana que recibi6 de sus padres.Tal transformaci6n se lleva a cabo cuando cree, ynunca se repite; porque la Biblia no ensefra nadarespecto a una segunda regeneraci6n por el Espiritu.

Cuarto, el minr,sterto del Espiritu como moradordel cregente. El hecho de que ahora el Espiritu moraen cada creyente es una de las caracteristicas m6ssobresalientes de esta edad. Es uno de los contrastesm5s importantes entre la dispensaci6n de la ley yla de la gracia.s

Es el prop6sito divino que bajo la gracia la vidadel creyente se efectrie mediante el poder inquebran-table del Espiritu. El cristiano no tiene mis que con-templar su completa impotencia o considerar cuida-dosamente eI 6nfasis dado a esta verdad en el NuevoTestamento para enterarse de la grandeza del donque provee el Espiritu morador. Este don era con-siderado por los primeros cristianos como un hechofundamental que caracterizaba el nuevo estado delcreyente. Durante el corto periodo cuando el evan-gelio se predicaba finicamente a los judios se diceque el Espiritu se daba a todos los que obedecian lainvitaci6n y mandamiento del evangelio segfin He-chos 5:32. De igual manera, se hace hincapi6, en lasEscrituras que relatan la predicaci6n del evangelioa los gentiles, al hecho trascendente de dicho don.El Dia de Pentecost6s no podria repetirse: pero hubouna demostraci6n del Espiritu en conexi6n con estapredicaci6n a los gentiles. Sin duda, dicha demos-

LOS MINISTERIOS DEL ESPrRITU 33

traci6n exterior se manifest6 para evitar que algunospensaran que el Espiritu no fue dado tan completa-mente a ellos como a los judios. Leemos: <<MientrasPedro estaba arin hablando estas cosas, cay6 elEspiritu Santo sobre todos los que oian la palabra.Y los creyentes que eran de la circuncisi6n, cuantoshabian venido con Pedio, quedaron admirados deque sobre los gentiles tambi6n fuese derramado eldon del Espiritu Santo; pues que los oian hablar enlenguas extrafias, y engrandecer a Dios. Entoncesrespondi6 Pedro: lPuede alguno vedar el uso deagua, para que 6stos no sean bautizados, los cualeshan recibido el Espiritu Santo lo mismo que nos-otros?> (Hech. 10:44-47). Tocante a la explanaci6nque hizo Pedro de su ministerio a los gentiles, lee-mos: <<Y al comenzar yo a hablar, cay6 sobre ellosel Espiritu Santo, asi como sobre nosotros al prin-cipio. Acord6me entonces de las palabras del Sefror,como habia dicho: Juan en verdad bautiz6 con agua,mas vosotros ser6is bautizados con el Espiritu Santo.Si pues Dios les concedi6 a ellos el mismo don quenos concedi6 tambi6n a nosotros, que habiamos crei-do en el Sefior Jesucristo, ;qui6n era yo para quepudiese resistir a Dios?> (Hech. 1l:15-17). Es evi-dente que el don del Espiritu es la didiva preciosade Dios a todos los que son salvos, aunque hay otrosfactores relacionados con la plenitud del Espiritupara poder. La importancia que se le da a este donen la Biblia excede en gran manera a la importanciaque se le da generalmente por los cristianos.

El hecho de que el Espiritu mora en el creyenteno se revela por medio de ninguna experiencia; noobstante, este hecho es el cimiento sobre el cualdependen todos los dem6s ministerios del Espiritupara el hijo de Dios. Es imposible comprender elplan y la provisi6n de Dios para una vida de podery bendici6n, si uno ignora la revelaci6n especifica

2 V6ase tambi6n la pAg. ?4.

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que manifiesta d6nde est6 el Espiritu ahora en re-laci6n al creyente. Es menester que se entienda yse crea de todo coraz6n que el Espiritu reside ahoraen el verdadero hijo de Dios, y que lo hace desdeel momento que se salva. 1) La Biblia lo ensefraexplicitamente, y 2) a la luz de otras revelacionesla raz6n lo exige:

a) Segfin la Reuelacidn. Se cdnsiderar6 ahora elhecho de que el Espiritu mora en el creyente sinhacer referencia a los dem6s ministerios de El.Cualquier ministerio del Espiritu estudiado apartede los demis seria incompleto; pero es de particularimportancia que este ministerio sea comprendido porsi mismo. Unos pasajes de la Escritura bastar6npara indicar la enseflanza biblica en cuanto a estetema.

Juan 7:37-39: <<Y en el riltimo dia, el gran diade la fiesta, Jesfs se puso en pie, y clam6, diciendo:Si alguno tiene sed, venga a mi, y beba. El que creeen mi, como dice la Escritura, de adentro (la vidainterior) de 6l fluir6n rios de agua viva. Esto emperolo dijo respecto del Espiritu, que los que creian en6l habian de recibir; pues el Espiritu Santo no habiasido dado todavia, por cuanto Jesfis no habia sidoarin glorificado.>> En este pasaje se encuentra la pro-mesa especifica que fodos los que creen en Cristodurante la presente dispensaci6n reciben el Espiritucuando creen.

Hechos 11:17: <Si pues Dios les concedi6 a ellosel mismo don que nos coneedi6 tambi6n a nosotros,que habiamos creido en el Sefior Jesucristo, ;qui6nera yo para que pudiese resistir a Dios?>> Este es elrelato de Pedro con respecto a su visita a la casade Cornelio, cuando se predic6 el evangelio por pri-mera vez a los gentiles. Afirma que ellos recibieronal Espiritu cuando creaeron,lo mismo que los judios.La rinica condici6n fue creer en Cristo para la sal-

LOS MINISTERIOS DEL ESPIRITU 35

vaci6n y se recibi6 el Espiritu como una parte vitalde dicha salvaci6n.

Rom. 5:5: <<Porque el amor de Dios ha sido derra-mado en nuestros corazones, por medio del EspirituSanto que nos ha sido dado.>>

Romanos B:9: <<Vosottos empero no estfis en lacarne, sino en el Espiritu, si es asi que el Espiritude Dios habita en vosotros: mas si alguno no tieneel Espiritu de Cristo, el tal no es de 61.> Es obvioque aqui se hace refereneia al Espiritu que mora enel creyente. Su presencia no es solamente una pruebadel mero hecho de la salvaci6n, sino que cada avi-vamiento del cuerpo mortal depende de <su Espirituque habita en vosotros> (v. 11).

Romanos B:23: <<Y no tan s6lo asi (la creaci6n en-tera), sino que nosotros tambi6n, que tenemos lasprimicias del Espiritu.> Aqui no se hace referenciaa un grupo especial de cristianos. ?odos los cristianostienen <<las primicias del Espiritu.

1 Corintios 2:12: <iPero nosotros hemos recibido....el Espiritu que es de Dios.> Otra vez observamosque todos los creyentes han recibido al Espiritu, yno meramente un grupo de ellos.

I Corintios 6:19-20: <<lAcaso no sab6is que vuestrocuerpo es templo del Espiritu Santo, que est6 envosotros, el cual ten6is de Dios? Y no sois duefiosde vosotros mismos; porque fuisteis comprados agran precio; glorificad, pues, a Dios con vuestrocuerpo (y con vuestro espiritu que son de Dios).>Estas palabras no se refieren a un grupo muy santode cristianos. Se revela por el contexto que los co-rintios eran culpables de pecado bastante serio, y elhecho de que el Espiritu moraba en ellos fue la basede esta exhortaci6n. No se les dice que perder6n alEspiritu a menos que dejen de pecar. Se les dice quetienen al Espiritu en ellos, y se les apela a que

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vuelvan a una vida de santidad y pureza por esta6nica raz6n. Hubo realidades m6s hondas afin paraaquellos cristianos pecadores en cuanto a su relaci6ncon el Espiritu; pero no tenian necesidad de recibiral Espiritu, pues ya moraba en ellos.

1 Corintios 12:13: <Y a todos se nos hizo beber deun mismo Espiritu.>> Los mismos.imperfectos corin-tios se incluian en la palabra <<todos>> (v6ase tam-bi6n v. 7).

2 Corintios 5:5: <<Y el que nos ha hecho para estomismo, es Dios, el cual nos ha dado las arras delEspiritu.> Este don no es s6lo para algunos cristia-nos, sino para todos.

G6latas 3:2: <<Esto s6lo quisiera saber de vosotros:;Recibisteis el Espiritu por obras legales o por elmensaje de la fe?> Fue por la fe, y el Espiritu hasido dado a todos los que han tenido esta fe salva-dora.

G6latas 4:6: <<Y por cuanto sois hijos (no es porcuanto sois santificados), ha enviado Dios el Espiritude su Hijo en vuestros corazones, clamando: lAbba,Padre!>

1 Juan 3:24: <Y en esto conocemos que 6l habitaen nosotros, por el Espiritu que 6l nos ha dado.>>

1 Juan 4:13: <<En esto conocemos que moramos enEl, y El en nosotros, en que nos ha dado su Espi-ritu.>>

Et Espiritu morador es una <<unci6n>> o <<ungimien-to> para ca"da hiio de Dios; porque estas palabrasno se usan para referirse a una clase de creyentes(1 Juan 2:20,27).

Segrin la opini6n de algunos hay tres pasajes queoscurecen la enseflanza clara de las Escrituras queacaba de exponerse, y 6stos deben considerarse.

1) Hechos 5:32: <<Y nosotros somos testigos deestas cosas; y tambi6n Io es el Espiritu Santo, a

LOS MINISTERIOS DEL ESPrRITU 37

quien Dios ha dado a los que le obedecen.> Estono se refiere a la obediencia diaria del cristiano,sino que constituye una exhortaci6n a los inconver-sos para que obedezcan el evangelio. El contextoensefra claramente que el Espiritu se da a aquellosque obedecen a Dios por fe en Su Hijo como suSalvador.

2) Hechos 8:L4-17, ya se ha considerado. El in-cidente registrado aqui sucedi6 durante el breveperiodo entre el Dia de Pentecost6s y la primerapredicaci6n a los gentiles. Las condiciones existentesen aquel entonees no debieran interpretarse comolas relaciones definitivas entre el Espiritu y todos loscreyentes durante esta edad.

3) Hechos 19:1-6: <<Y mientras Apolos estaba enCorinto, sucedi6 que Pablo, habiendo pasado por lasregiones altas, lleg6 a Efeso; y hallando a ciertosdiscipulos (no eran necesariamente cristianos), lesdijo: ;Recibisteis el Espiritu Santo cuando creisteis?Y le respondieron: Al contrario, ni siquiera hemosoido que hay Espiritu Santo. Y 6l dijo: lEn qu6,pues, fuisteis bautizados?; y dijeron: en el bautis-mo de Juan. Y dijo Pablo: Juan bautiz6 con bau-tismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo quecreyesen en aquel que habia de venir despu6s de61, es decir, en Jesris. Y cuando oyeron esto, fue-ron bautizados en el nombre del Sefior Jesucris-to.>> Aquellos <<discipulos>> eran discipulos o pros6li-litos de Juan el Bautista. Conocian muy poco acercade Cristo o de la salvaci6n por fe en El, o delEspiritu Santo. Inmediatamente Pablo se dio cuen-ta de que no habia en ellos la evidencia de lapresencia del Espiritu, de manera que acert6 biensu gran necesidad, y la expuso con la siguientepregunta: <eRecibisteis el Espiritu cuando creisteis?>Al oir de la salvaci6n por medio de Cristo, creyeron,y se dice que el Ap6stol les impuso las manos y <vino

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38 EL HOMBRE ESPIRITUAL

sobre ellos el Espiritu Santo; y hablaban en lenguasextraffas, y profetizaban.>> La imposici6n de las ma-nos, como las dem6s sefiales que siguieron, se rela-ciona con la plenitud del Espiritu o el hecho de queel Espiritu vino sobre ellos; pero no deben confun-dirse con el hecho de que ya habian recibido elEspiritu cuando creyeron.

Por lo tanto, no hay ninguna Escritura que con-tradiga el consistente testimonio de la Biblia de quetodos los creyentes de esta dispensaci6n tienen elEspiritu en ellos.

b) Seg{tn la Raz6n. Una vida santa, la cual tieneque depender siempre del poder capacitador delEspiritu, se exige tanto de un creyente como de otro.No hay una norma de vida para un grupo de cre-yentes y otra norma para otro grupo de creyentes.Si hubiera un hijo de Dios sin el Espiritu debieraser exento, con toda raz6n, de aquellas responsabili-dades que anticipan el poder y la presencia delEspiritu. El hecho de que Dios se dirige a todoscreyentes como si tuviesen el Espiritu es evidenciapoderosa de que en verdad lo tienen.

Por consiguiente, se puede concluir que todos loscreyentes tienen el Espiritu. Esto no implica quetodos han experimentado todas las bendiciones posi-bles de una vida llena del Espiritu. Reciben al Espi-ritu cuando se salvan, y no se registra ningunapalabra en la Biblia que sugiera que El jam6s seretire. Su presencia perrnanece con ellos para siem-pre.

Qutnto, eI ministerio del Espiritu en bautizar. Yase ha hecho referencia a este ministerio del Espirituen conexi6n con la discusion del Dia de Pentecost6s.Toda la enseflanza biblica sobre este tema se presentaen los pasa jes s igu ien tes : Mat .3 :11 ; Marc . 1 :8 ;Luc . 3 :16 ; Jn . l :33 ; Hech. 1 :5 ; 11 :16 ; Rom. 6 :3 , 4 ;1 Cor . 12 :13 : G6 l . 3 :27 : E f .4 :5 : Co l . 2 :12 . De es tos

LOS MINISTERIOS DEL ESP|RITU 39

solamente uno desarrolla el verdadero significado:<<Porque por un mismo Espiritu todos nosotros fui-mos bautizados, para ser constituidos en uno solocuerpo, ora seamos judios o griegos, ora seamossiervos o libres; y a todos se nos hizo beber de unmismo Espiritu> (1 Cor. 12:13; comp. Rom. 6:3).Este ministerio del Esplritu no se relaciona con elpoder o servicio del creyente en ningfn pasaje' Tratade Ia formaci6n del cuerpo de Cristo por medio demiembros vivos, y cuando uno se une vital y organi-camente con Cristo, se bautiza en un solo cuerpo, yse le hace beber <<de un mismo Espiritu (v6asev. 12). Siendo un miembro en el cuerpo de Cristo,el creyente sostiene con El una relaci6n que anticipaservicio; pero el servicio se relaciona siempre conotro ministerio antes que el bautismo del Espiritu.Puesto que el bautismo del Espiritu resulta de colocaral creyente orgenicamente en Cristo, es precisamenteaquella operaci6n de Dios la que establece cada po-sici6n y cada rango de los cristianos. No hay otraobra de parte de Dios en la salvaci6n que tenga unresultado de m6s alcance que 6sta. Es por medio deesta nueva uni6n a Cristo por la que se dice que elcristiano est6 <<en Cristo>, y estando <<en Cristo>> par-ticipa de todo lo que es Cristo: Su vida, Su justiciay Su gloria. El inconverso est6 <<sin Cristo>, peroentra completamente en esta uni6n con Cristo desdeel momento que cree.

La relaci6n orgenica con el cuerpo de Cristo seefectria como parte de la gran obra de Dios en lasalvaci6n, la cual se realiza cuando se ejerce la fesalvadora. No hay evidencia alguna de que el bau-tis'rno del Espiritu se repita por segunda vez. No nosimporta en la presente discusi6n la posible distin-ci6n respecto a si se llevara a cabo el bautismo delEspiritu prouisionalmente para todos los que aceptana Cristo en esta dispensaci6n, o si es individual cuan-

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do creen. Lo esencial es descubrir el significadoexacto de la palabra como representativa de unministerio particular del Espiritu.

Setto, el ministerio del Espiritu en sellar. <<Y nocontrist6is al Espiritu Santo de Dios, con el cualsois sellados para el dia de la redenci6u (Ef. 4:30;v6anse tambi6n 2 Cor. l :22; Ef . .1:13). Este minis-terio del Espiritu representa evidentemente el as-pecto hacia Dios de la relaci6n: autoridad, respon-sabilidad y una transacci6n final. Es <<para el diade la redenci6n>>. EI Espiritu mismo es el sello, yfodos los que tienen el Espiritu son sellados. Su pre-sencia en el coraz6n es la marca divina. Dicho minis-terio del Espiritu se cumple cuando se ejerce la fesalvadora, y no puede repetirse, porque el primersello es <<para el dia de la redenci6n>>.

De manera que hay cuatro ministerios del Espiritupara el creyente, los cuales se efectfan al momentoque se salva, y nunca se repetir6n la segunda vez.Es nacido, habitado (o ungido), bautizado, y selladodel Espiritu. Se puede agregar que estos cuatro mi-nisterios del Espiritu en y para el hijo de Dios no serelacionan con una experiencia. Puede ser que des-pu6s que sea salvo, el Espiritu haga que estas verda-des sean reales en su mayor comprensi6n de la sal-vaci6n, y entonces ser6n motivo de mucho gozo yconsuelo. Estos cuatro ministerios que se tealizan eny para todos los creyentes del mismo modo consti-tuyen <<las arras del Espiritu (2 Cor. l:22; 5:5), y <<lasprimicias del Espiritu (Rom. B:23).

S6pttmo, el mini,sterio del Espiritu en llenar. Elhecho, la extensi6n, y las condiciones de este minis-terio del Espiritu constituyen el mensaje de estelibro, y ocupar6n los capitulos siguientes. Todo loanterior se ha escrito para que la plenitud del Espiritu no sea confundida con los dem6s ministerios.

3LA PLENITUD

DEL ESPIRITU OLA VERDADERA

ESPIRITUALIDAD

Se ensefia en la Biblia por medio de varios t6rmi-nos que hay dos clases de cristianos: los que per-manecen en Cristo, y los que no permanecen en El;los que andan en la luz, y los que andan <segfnel uso de los hombres>>; los que andan en <novedadde vido>, y los que andan <<segfin la carne>>; losque tienen el Espiritu <<en> y <sobre> ellos, y los quetienen el Espiritu (<en>> ellos, pero no <sobre> ellos;los que son <<espirituales>>, y los que son <<carnales>;los que son <<llenos del Espiritu, y los que no lo son.Todo esto trata de la calidad del vivir diario de losque son ya salvos, y de ninguna manera presentaun contraste entre la persona salva y la inconversa.Viendo que la Biblia habla de esta diferencia entrelos creyentes con mucho 6nfasis, sabemos que existela realidad correspondiente. Por tanto, es posibleefectuar una gran transici6n en la vida cristiana afin de que los carnales lleguen a ser espirituales yexperimenten una vida verdaderamente espiritual.La revelaci6n concerniente a dicha transici6n contodas sus bendiciones y experiencias se toma en seriosolamente por aquellos creyentes cuidadosos quebuscan fielmente la manera de honrar a Dios en suvivir diario. Para tales hay gozo y consolaei6n ilimi-tada en este evangelio de liberaci6n, poder y vic-toria.

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42 EL HOMBRE ESPIRITUAL

La transici6n del carnal al espiritual se trata ex-tensamente en la Biblia. Pero es posible conocer ladoctrina sin apropiarse de sus bendiciones; y porotra parte, es posible haber experimentado hastacierto punto la realidad de esta vida victoriosa sinconocer la doctrina correspondiente. Esta ensefranzade la liberaci6n ha sufrido mucho por causa deaqt:elios que han procurado entehder sus principiosanalizando alguna experiencia personal, ignorandolas ensefranzas de las Escrituras. El peligro de dichoerror es obvio: Ninguna experiencia por si mismaseria jam6s una verdadera o perfecta representa-ci6n del prop6sito completo de Dios para cada cris-tiano; y si asi fuera, nada menos que la sabiduriainfinita de Dios podria interpretar tal experienciacon toda exactitud. Por falta de instrucci6n en laBiblia, muchos han inventado t6rminos y frases an-tibiblicas cuando procurar describir su experiencia;por lo tanto, son invariablemente tan err6neos comocualesquiera conclusiones de la mente humana altratar con las realidades divinas. Seria intitil pro-curar clasificar las diferentes experiencias; perocuando uno ha encontrado paz, poder y bendici6npor rendirse de una manera definida a Dios y porconfiar tinicamente en Su potencia, entonces la Bi-blia asigna elaramente la causa como una mani-festaci6n m6s amplia de la presencia y poder delEspiritu. Se dice que tal persona es <<llena del Espi-ritu.

|QUE ES LA PLENITUD DEL ESPIRITU?

El significado de la frase <<lleno del Espiritu> serevela en la Biblia, y se ve que la llenura del Espirituera la experiencia de los primeros cristianos. Porconsiguiente, podemos llegar a un entendimientoclaro de lo que es <<la plenitud del Espiritu> por el

LA PLENITUD DEL ESP|RITU 43

estudio de la Palabra de Dios; pero de nada sirvenaquellos t6rminos hechos por los hombres como <<Iasegunda bendici6n>>, <<la segunda obra de gracia>>,<<la vida m6s elevada>>, y otras frases m6s que seusan en las declaraciones torcidas de las doctrinasde la santificaci6n y la perfecci6n. Se nos presentaun campo ilimitado cuando se nos dice que podemosser <<transformados en la misma semejanza (deCristo), de gloria en gloria, asi como por el Espiritudel Seflor> (2 Cor. 3:18). Lo que dicha transforma-ci6n pueda significar para el creyente, y las condi-ciones sobre las cuales se realice, tienen que enten-derse de las palabras exactas de la revelaci6n y nopor medio de un anAlisis imperfecto de alguna ex-periencia. Es posible que cualquier hijo de Diosaverigiie con completa satisfacci6n cu6l sea <<la bue-na, la agradable y la perfecta voluntad de Dios> para61. Y Dios ha prometido obrar en el creyente <asiel querer como el obrar a causa de su buena vo-luntad>. Por medio de Su poder las mismas <<ex-celencias de aquel que os ha llamado de las tinieblasa su luz maravillosa) y <la mente de Cristo> puedenser reproducidas en vosotros que sois salvos. Estasbendiciones y las condiciones correspondientes im-puestas por Dios para su obtenci6n se manifiestanclaramente en la Palabra de Dios.

El Espiritu no habla de si mismo. Su prop6sitoes revelar y glorificar a Cristo (Jn. 16:12-15). ElEspiritu se nos revela por titulos descriptivos como<<el Espiritu Santo>, o <<el Espiritu de Dios>; perono se divulga Su nombre. Aunque no se revela a simismo, El es a pesar de eso, la ca,usa de toda espiri-tualidad verdadera. Su obra es manifestar a <(Cristo,eI cual es nuestra vidu de tal manera que uno puededecir: <€orque para mi el vivir es Cristo>>; pero elpoder suficiente que hace posible dicha vida en queCristo se ve en nosotros es el Espiritu de Dios que nos

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M EL HOMBRE ESPIRITUAL

habita, pues es el resultado de la plenitud del Espi_ritu.

Saulo fue salvado mientras iba en el camino deDamasco, y podemos creer que fue entonces cuandorecibi6 el Espiritu como <<las arras>> y <<las primi-cias>. M6s tarde, despu6s que habia entrado en laciudad, Ananias vino a 61, y poniendo las manossobre 61, le dijo: <<Saulo, hermano, el Seffor, es decir,Jesfis, que te apareci6 en el camino por donde viniste,me ha enviado a ti, para que recibas la vista, yseas lleno del Espiritu Santo.>> Los fines que habiande lograrse eran dos: Saulo habia de recibir su vista,y ser lleno del Espiritu Santo. Debiera recordarseque esto no tenia nada que ver con su salvaci6n.Luego se nos dice que <<al momento cayeron de susojos unas como escamas, y recobr6 la vista>. Segrinel relato, no tuvo fuertes emociones ni una experien-cia espectacular, que pudieran ser tomadas comoevidencia de que habia sido llenado del Espiritu.No obstante, fue llenado del Espiritu tan segura-mente como el hecho de que recobr6 la vista. Con-cluyente es la evidencia al respecto, porque la Biblianos dice a continuaci6n: <<desde luego predic6 aCristo en las sinagogas, afirmando que 6ste es elHijo de Dios>> (Hech. 9:17-20). No hay evidencia deque el Ap6stol tenia conciencia del Espiritu; seocupaba completamente de Cristo. Sin embargo, fuedleno del Espiritu> y asi, al debido tiempo del Es-piritu y en Su inimitable manera, se realiz6 en suvida ese precioso resultado, es decir, vivir a Cristo.El Espiritu constituye la causa, mientras que la expe-riencia de la gloria y de la realidad de Cristo es elelecto.

Segrin las Sagradas Escrituras, el ideal divino esel creyente lleno del Espiritu, sea por ejemplo oprecepto.

Primero, en cuanto al ejemplo: Cristo mismo era

LA PLENITUD DEL ESPIRITU 45

dleno del Espiritu Santo> (Lucas 4:1); cada uno delos miembros de una familia entera, es decir, Zaca-rias, Elisabet y Juan, eran llenos del Espiritu (Luc.1:15,41,67); y los discipulos fueron llenados delEspiritu repetidas veces despu6s del Dia de Pente-cost6s (Hech. 2:4i 4:8,31; 6:3; 7:55: 9:17; l l :24:13:52. N6tense tambi6n'todos los pasajes en que sedice que el Espiritu estaba sobre los creyentes).

Segundo, en cuanto al precepto: Se encuentra enel Nuevo Testamento un mandamiento directo: <<Yno os embriagu6is con vino, en el cual hay disolu-ci6n, sino antes sed llenos del Espiritu> (o, de unaforma m6s literal, <<dejad que el Espiritu os llenecontinuamente>, Ef. 5:18). Aqui la forma del verbodifiere de la que se usa en conexi6n con los demSsministerios del Espiritu. El cristiano ha nacido, hasido bautizado, habitado, y sellado por el Espiritu;debe ser llenado continuamente del Espiritu. Es elprop6sito revelado de Dios que el Espiritu se sumi-nistre constantemente al cristiano: <<El que os su-ministra, pues, el Espiritu (GAl. 3:5). Por consi-guiente, para ser espiritual el cristiano tiene que serlleno y mantenerse lleno del Espiritu. Puede ser quela iniciaci6n en esta vida controlada por el Espirituvaya acompafiada de una experiencia, o puede serque no; pero, caso que hubiese una experiencia, laBiblia no dice nada de <<una segunda bendici6n>, o<segunda obra de gracia>>, en lo cual habr6 menosnecesidad de confiar maf,ana en el poderoso poderhabilitador de Dios que sentimos hoy. Uno puedeaprender mejor c6mo <<andar en el Espiritu>; peronunca llegari al momento en que podr6 andarlnenospor el Espiritu. Los recursos divinos para el triunfoen Cristo momento por momento son ilimitados; perojam6s cesari la necesidad total de la criatura im-potente.

Es importante notar que tres veces en el Nuevo

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Testamento el efecto de las bebidas alcoh6licas secontrapone a la vida llena del Espiritu (Luc. L:15;Hech. 2:12-21; Et. 5:18). Como el alcohol estimulalas fuerzas fisicas y los hombres son inclinados atomarlo para que les ayude en sus situaciones difi-ciles, de la misma manera que el hijo de Dios, enfren-tando la responsabilidad sobrehumana de un andary servicio celestial, se dirige al Esiliritu quien es lafuente de todo poder y suficiencia. Cada momentoen la vida espiritual se presentan demandas sobre-humanas y existe una necesidad desmedida de partedel creyente. Por tanto, es menester recibir y em-plear constantemente la provisi6n de poder y graciaque se nos ofrece. <<Segfn tus dias, serAn tus fuer-zau (Deut. 33:25).

Ser lleno del Espiritu es tener el Espiritu cum-pliendo en nosotros todo lo que Dios propuso quehiciera cuando nos lo dio. Ser lleno de El no es elproblema de recibir mds del Espiritu: antes bien,es la cuesti6n de que el Espiritu tome nrris de nos-otros. Nunca tendremos m6s del Espiritu que la un-ci6n que cada cristiano ya ha recibido. Por otraparte, el Espiritu puede controlar todo el creyentey asi manifestar en 6l la vida y el car6cter de Cristo.De manera que la persona espiritual es aquella queexperimenta el prop6sito y plan divino en su vivirdiario por medio del poder del Espiritu que le habita.El cardcter de dicha vida ser6 la manifestaci6n deCristo. La cuusa de ella serA la obra del Espirituno impedido en nosotros (Ef. 3:16-21; 2 Cor. 3:18).

Se pinta claramente en el Nuevo Testamento loque el Espiritu produciria en Llna vida bien ajustada,y esta revelaci6n en su totalidad constituye la defi-nici6n biblica de la verdadera espiritualidad. Talesempresas se asignan especificamente al Espiritu, yson Sus manifestaciones en el cristiano y por mediode 61.

LA PLENITUD DEL ESPrRITU 47

SIE?E MANIFESTACIONES DEL ESPIRITU

Las manifestaciones del Espiritu son siete, lascuales se experimentan rinicamente por los creyentesllenos del Espiritu; porque en las Escrituras, estosresultados nunca se rclacionan con cualquier minis-terio del Espiritu sino

'con el de la plenitud. Las

siete manifestaciones del Espiritu son:

L. EI Espiritu produce un cardcter cristiano

<<Mas el fruto del Espiritu es amor, gozo, paz, lon-ganimidad, benignidad, bondad, fidelidad, manse-dumbre, templanza>> (dominio sobre si mismo) (G61.5:22, 23).

Comprendida en estas nueve palabras tenemos nosolamente una declaraci6n exacta de lo que es elcar6cter cristiano, sino tambi6n una descripci6n delproceder de Cristo mientras vivia en la tierra. Tam-bi6n, es una revelaci6n de aquella norma de vidatan elevada que El desea que experimente el cris-tiano ahora mismo. Estas nueve palabras formanuna definici6n biblica de lo que significa la frase,<<Porque para mi el vivir es Cristo.> Aunque el mun-do se esfuetza para alcanzar una sombra de lo quese representa por dichas palabras, la realidad deellas es desconocida a la naturaleza humana, auncuando esa naturaleza se considere en su mejor for-ma. Estas gracias son extraffas y no se encuentrannunca en la naturaleza humana, a menos que seanproducidas alli por el poder de Dios, pues, son el<<fruto del Espiritu. Por lo tanto, el car6cter cris-tiano no se desarrolla ni se edifica por medio de laatenci6n y energia humanas. En estos dias muchosson los que exponen eon todo detalle y recomiendanel m6todo para alcanzar este car6cter por medioshumanos. Seguir este m6todo es lo mejor que el mun-

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do puede hacer, ya que por medio de 6l puede alcan-zar ciertos logros dentro de la esfera de las som-bras que el mundo ha escogido como sus ideales.El hijo de Dios no afronta meramente las sombrasque son los ideales del mundo, aunque por ignoranciapudiera ser que asi lo creyera. Lleva la responsabi-lidad de manifestar <<las excelencias de aquel>> quele ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.Encontrar6 poco estimulo en la Biblia para intentarla edificaci6n de estas caracteristicas del Infinito.Nunca se ha esperado que la naturaleza humana hariaesto, aun estando bajo las condiciones m6s favora-bles. Si el prop6sito no fuera m6s elevado que la nor-ma ideada por el mundo, pudiera parecer muy razo-nable procurar edificar un car6cter cristiano; peroaun entonces, no habria ninguna Escritura parajustificar la lucha humana. El verdadero car6cteres <<fruto del Espiritu>.

La misma posici6n del hijo de Dios como ciuda-dano celestial exige que estas nueve virtudes queson <<fruto del Espiritu se manifiesten en su vivirdiario. Tiene que andar <<como es digno>> de la voca-ci6n con que ha sido llamado <<con toda humilidady mansedumbre, con paciencia>>, soportando los otrosen amor fraternal. Asi, tambi6n, por otra parte, supreciosa comuni6n <<con el Padre, y con su HijoJesucristo>> depende de la presencia en su vida deestas caracteristicas divinas. Debe haber alguna ca-lidad de vida y de car6cter en el cristiano con lacual Dios puede tener comuni6n. Pero para que Diosencuentre algo en la vida humana semejante a Supropio carecter, es que El mismo tiene que ponerloalli; porque EI sabe bien que dichas cualidades divi-nas jam5s se manifestar6n en una vida sin Su poderinfinito. Por tanto, si exige, conforme a Su propianaturaleza, aquellas virtudes celestiales como larinica base para tener comuni6n con Su hijo nacido

LA PLENITUD DEL ESPrRITU 49

del Espiritu, dicha demanda no es sin raz6n, porquelas mencionadas virtudes no se esperan como unaobra de la carne, sino que Dios ha irecho una provi-si6n completa para que sean producidas por el Es-piritu. Sin embargo, el hecho de que El ha desti-nado que ellas sean <<fruto del Espiritu> cambia porcompleto la responsabitiaaa humaha. ya no es algoque se realiza por el esfuerzo humano. ni se hacepor la fuerza humana con la ayuda del Espiritu,sino que es <<el fruto del Espiritu>. El verdaderocar6cter cristiano se produce en el creyente, pero nopor el creyente. Indudablemente el Espiritu empleatoda facultad que posee el creyente para realzaresta preciosa calidad de vida; pero no hay nada en61, de si mismo, que pudiera producir este resultado.No hay ni siquiera una chispa de estas virtudes den-tro de la naturaleza humana que pudiera soplarsea fin de convertirse en un fuego. Todo ha de produ-cirse en el coraz6n y en la vida por el Espiritu.Por consiguiente, la nueva responsabilidad del cre-yente es naturalmente mantener una relaci6n tal conel Espiritu que har6 posible que El cumpla continua-mente lo que queria hacer cuando vino al coraz6n.

Se declara en los versiculos anteriores del pasajebajo nuestra consideraci6n lo que la carne puedb,quiere y debe hacer: <<Y manifiestas son las-obraide la carne, que son: Adulterio, fornicaci6n, inmun-dicia, lascivia, idolatria, hechiceria, enemistades. ri-fras, celos, iras, facciones, divisiones, sectas, envi-dias, embriagueces, orgias, y otras cosas semejan_tes.>r <Mas>, en contraste a todo aquello, <el fiutodel lspiritu ef amo!, gozo, paz,longanimidad, benig_gidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanzi>(dominio de si mismo). <La carne>), seglin sq usa lapalabra en 6ste y otros pasajes semejantes, repre_senta mucho m6s que el cuerpo fisico. El i6rminoabarca todo lo que era el homble antes de ser salvo

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-espiritu, alma y cuerpo-. De aquella fuente, esdecii. de la carne, no puede haber ningrin <<fruto>>verdaderamente espiritual. En este mismo contextose dice que <<la carne codicia contra el Espiritu, yel Espiritu contra la carne: pues qtle rSstos son con-trarios entre si>>.r

De manera que hay dos principio.s de vida que sepresentan al hijo de Dios: el andar carnal, el cualie ejecuta por la energia de la carne <(segfn el usode los hombres>>, y el andar espiritual, que se realizapor la energia del Espiritu, asi como andaba Cristo'3e nos dice en el referido pasaje en G6latas: <<Digopues: Andad segfn el Espiritu (literalmente: pormedio del Espiritu), y no cumplir6is los deseos de lacarne.>) Los dos principios son diametralmente opues-tos y por lo tanto, no se les puede mezclar. Andarpo" medio del Espiritu, o ser guiados por el Espirituno es la carne recibiendo aguda en cierto grado delEspiritu. Se nos dice que es una obra directa del Es-piritu a pesar de la oposici6n de la carne.

Al andar por medio del Espiritu se realizan resul-tados celestiales: <<No cumplir6is los deseos de lacarne>); <<de modo que no pod6is (al andar por elEspiritu) hacer las cosas que quisiereis (de otramanera).>> <<Mas si sois guiados por el Espiritu, noestSis bajo sistema de ley>>, y <<el fruto del Espiritues amor, 8ozo, paz, longanimidad, benignidad, bon-dad, fidelidad, mansedumbre, templanza>> (dominiode si mismo).

Tales resultados son de inestimable valor' Paralograr la realizaci6n de las virtudes humanas, lascualer en su conjunto se llaman <<car6cter>>, el mundoanticipa un largo proceso de educaci6n y de disci-

r V6ase tambi6n la prig. 134.

LA PLENIT(]D DEL ESP|RITU 5I

plina, El cristiano puede realizar inrnediatamentelas virtudes celestiales de Cristo: no por sus propiosesfuerzos; sino por un ajuste debido al Espiritu quele habita. Esta es una reoelaci1n muy extrafta, seg0nel modo de pensar y de actuar de los hombres, y paramuchos de ellos es una <<palabra dura>>. Esta posi-bilidad tan tremenda,'como se revela en la Palabrade Dios, no parecer6 ni arin razonable al que no haacabado con la duda en cuanto a la posibilidad deque lo sobrenatural se experimente en cada momentode la vida. Los que dudan, s6lo porque les pareceirreal, no deben negar que el andar por el Espiritues la provisi6n de la gracia de Dios para Sus hijos.La revelaci6n de que el verdadero carScter cristianose produce directamente por el Espiritu se funda enlas p6ginas de la Palabra de Dios, en donde se hacendeclaraciones claras al respecto, pues la ensefranzabiblica sobre este tema es directa y no complicada.Tambidn hay muchos testigos gozosos que testificande que es una realidad en su propia experiencia.

Los efectos del crecimiento cristiano no se inclu-yen en esta victoria inmediata. Es sencillamente elresultado de entrar en la completa voluntad de Diospara nuestra vida.

Estas nueve palabras que definen el carActer cris-tiano pueden seguirse a lo largo del Nuevo Testa-mento, y se encontrar6 1) que siempre se presentancomo caracteristicas divinas, aunque a veces tienenuna sombra de su realidad en las relaciones y losideales del mundo; 2) que Dios espera que se mani-fiesten en la vida del creyente; y 3) que siempre seproducen finicamente por el Espiritu de Dios. Cadauna de las nueve palabras pudiera considerarse ex-tensamente; pero por falta de espacio solamente setratar6 la primera. Lo que se descubre respecto a6sta puede indicar, hasta cierto punto, lo que sedescubriria en cuanto a las dem6s.

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52 EL HOMBRE ESPIRITUAL

El Amor

Hay un amor humano que es muy real; pero todoel amor cristiano, conforme a las Escritutas, es cla-ramente una manifestaci6n del amor divino medtanteel coraz6n humano. Esto se declara en Rom' 5:5:<<porque el amor de Dios ha sido derramado en nues-tros corazones, por medio (producido o causado por)del Espiritu Santo, que nos ha sido dado>. Esto noes la operaci6n de los afectos humanos, sino la mani-festaci6n directa del <<amor de Dios>> pasando porel coraz6n humano procedente del Espiritu que Iehabita. Es la realizaci6n de la riltima petici6n delSefror en Su oraci6n sacerdotal: <<Que el amor conque me has amado, est6 en ellos>> (Jn. 17:26). Essencillamente el amor de Dios obrando en y pormedio del creyente. Este amor no podria producirsepor medios humanos, ni podria imitarse con 6xito, ynecesariamente se ocupa, no con los objetos de losdeseos humanos, sino con los objetos del afecto ygracia divinos. EI coraz6n humano no es capaz deproducir el amor divino, pero lo puede etperimentar.Tener en un coraz6n que siente la compasi6n deDios es beber del vino del cielo. Al considerar esteamor de Dios que se imparte al ser humano debieranotarse:

Primero, ei amor de Dios que se imparte a loshombres no se experimenta por la persona no salva:<<Mas yo os conozco, y s6 que no ten6is el amor deDios en vosotros>> (Jn. 5:42).

Segundo, el amor de Dios se extiende al mundoentero: <<Porque de tal manera anr6 Dios al mundo>>(Jn. 3:16); <<para que por la gracia de Dios gustasela muerte por todos>> (Heb. 2;9); <<el cual es tam-bi6n la propiciaci6n por nuestros pecados; y no porlos nuestros solamente, sino tambi6n por los de todoel mundo>> (1 Jn. 2:2). Se trata del amor divino

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para el mundo de hombres perdidos, o sea, la com-pasi6n de Dios que no conoce limites. Lo que sellama a veces <<el espiritu misionero>> no es otracosa que esta eompasi6n, que hizo venir del cieloel Hijo de Dios, <<derramada> en un coraz6n humano.El inter6s en la salvaci6n de hombres perdidos nose despierta por el'desarrollo intencional de losafectos humanos: sino que se realiza inmediatamen.te en el corazfin cristiano, cuando existe una relaci6nconecta con el Espiritu de Dios. Un deseo para lasalvaci6n de otros es el primer pensamiento demuchos despu6s de nacer espiritualmente.

Tercero, el amor de Dios detesta el presente sis-tema mundial. <<No am6is al mundo, ni las cosas queest6n en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amordel Padre no est6 en 61. Porque todo lo que hay enel mundo, la concupiscencia de la carne, y la con-cupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida,no procede del Padre, sino que es del mundo> (1 Jn.2:15-16). Dicho amor purificado seri siempre la ex-periencia de aquel a quien el amor de Dios se imparte.

Cuarto, el amor de Dios es para Sus hijos nacidosdel Espiritu. <<Mucho m6s, pues, siendo justificadospor su sangre, seremos salvados de la ira por mediode 61. Pues si cuando 6ramos enemigos, fuimos re-conciliados, seremos salvados por su vido (Rom.5:9-10); <<Cristo tambi6n am6 a la iglesia, y se entre-96 a si mismo por ello> (Ef. b:25). Ama.i Sus hijosaun cuando anden extraviados. como se revela en laparAbola del <<hijo pr6digo>. <<Si nos amamos los unosa los otros, Dios mora en nosotros, y su amor esconsumado en nosotros> (1 Jn. 4:12). Mediante dichacompasi6n divina el cristiano prueba la realidad desu fe delante del mundo: <Un nuevo mandamientoos doy, que os am6is los unos a los otros: asi comoyo os he amado, para que vosotros tambi6n os am6islos unos a los otros. En esto conocerin todos que sois

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mis discipulos, si ten6is alnor los unos a los otros>>(Jn. 13:34-35). Tal amor divino constituye tambi6nla prueba de nuestra fraternidad en Cristo: <<En estoconocemos el amor, por cuanto 6l puso su vida pornosotros; y nosotros debemos poner nuestras vidaspor los hermanos. Pero aquel que tiene bienes de estemundo, y ve a su hermano padecer.necesidad, y cie-rra contra 6l sus entrafras de conmiseraci6n, lc6mopodrA habitar el amor de Dios en 6l?>> (1 Jn. 3:16-17);<<nosotros sabemos que hemos pasado de muerte avida, por cuanto amamos a los hermanos>> (1 Jn.3:14).

Quinto, el amor de Dios es sin fin: <<Habieridoamado a los suyos que estaban en el mundo, los am6hasta el fin>> (eternamente, Jn. 13:1). Se nos diceque el amor de Dios en el creyente es <<sufrido>> y ala vez, <<benigno>>.

Sexto, el amor de Dios se manifiesta para Israel:<<Con amor eterno te he amado>> (Jer. 31 :3). Demanera que el creyente lleno del Espiritu aprenderia alegrarse de las grandes profecias y prop6sitos deDios para aquel pueblo con quien ha hecho un pactoeterno, para quien tiene un amor eterno.

Sdptirno, el amor de Dios llega hasta el sacrificio:<<Porque conoc6is la gracia de nuestro Sefror Jesu-cristo, que, siendo 6l rico, por vuestra causa se hizopobre, para que vosotros, por medio de su pobreza,llegaseis a ser ricos>> (2 Cor. 8:9). Aquella actitudde parte del Hijo de Dios hacia las riquezas eternasafectarA la perspectiva del creyente tocante a lasriquezas terrenales, si dicha actitud de Cristo sereproduce en 61.

El amor de Dios no se caractetiza solamente porel espiritu de sacrificio en cuanto a la riquezas ce-lestiales, sino tambi6n referente a la vida misma. <<Enesto conocemos el amor, por cuanto 6l puso su vida

LA PLENITUD DEL ESP|RITU 55por nosotros.>> Por lo tanto, sigue que <<nosotros9gbemos poner nuestras vidas por los hermanos>>(1 Jn. 3:16). A continuaci6n dimos el testimoniodel ap6stol San Pablo: <Digo verdad en Cristo, nomielto, dando testimonio conmigo mi conciencia enel Espiritu Santo, qu,e tengo gran dolor y angustiaincesante en el coraz6n. porqui soy capaz de dlsearel ser yo mismo anatema de Cristo, u c"usa de mis!e1m3n99, mis parientes segfn la carne> (Rom. g:l-3). Sabia muy bien el Ap6stol que no hubo ocasi6nque fuese anatema, porque el Sefror Jesucristo habiasido hecho ,anatema por todos; pero podria estardispuesto a ser anatema. Una eiperiencia de estanaturaleza es la obra directa en una vida humanadel amor divino que dio a Jesfs para que murieselajo la maldici6n y el juicio del pecado y del mundo.Ctando esta compasi6n divina pira los hombres per_didos se reproduce en el creyente, llega a s"i ladinamo verdadera y suficiente para ia obia de salvaralmas.

De esta manera el poderoso coraz6n de Dios puedemanifestarse en una vida humana, y esta palabra<amor>>, juntamente con las otras ocho palabias quedescriben el fruto del Espiritu, es una representaci6ndel verdadero carActer cristiano. Cuando se siguenen las Escrituras las otras ocho palabras, se encon_trar6 que son virtudes divinas que se realizan en elcoraz6n humano s6lo a medidi que se imparten.<Estas cosas os he dicho, pa"a quu quede mi gozoen vosotros.> <<Mi paz os doy.>

Dichas virtudes divinas no se producen en el cora_z6n de todos los cri,stianos, sino en aquellos queandan <<seg0n el Espiritu.

2. El Espiritu produce servicio cristianoAl dejar la raz6n humana para conocer la ense_

fianza biblica, se descubre aqui tambi6n que el servi_

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cio cristiano ha de ser el ejercicio directo de laenergia del Espiritu por medio del creyente. <Deadentro de 6l fluir6n rios de agua viva. Esto emperolo dijo respecto al Espiritu> (Jn. 7:38-39). La ener-gia humana jam6s producirS (<agua viva>>, y muchomenos <<rios>> de ella. Semejante obra se relacionacon el Infinito. Lo mAs que podria hacer el ser hu-mano seria servir de canal, o ihstrumento, a finde que el poder divino fluya por su medio.

El mismo servicio del cristiano, igual que su sal-vaci6n, ha sido disefiado en el eterno plan y prop6sitode Dios: <Porque hechura suya somos nosotros, crea-dos en Cristo Jesfs para las buenas obras, las cualeshabia Dios antes preparado, para que anduvi6semosen ellas>> (Ef. 2:10). Segrin este mensaje, Dios hapreparado anticipadamente un servicio muy especialpara cada individuo, y el desempeffo de los minis-terios particulares e individuales constituye <<las bue-nas obras>> de conformidad con la opini6n divina.Cualquier otro servicio que no sea aquel preparadopor Dios para el individuo, aunque sea muy valiosoen si, no puede llamarse <<buenas obras>> porque noes la obra especifica de la voluntad de Dios. El des-cubrimiento y la realizaci6n de <<las buenas obras>>no se experimentan por todos los creyentes, sinoaquellos que han presentado su cuerpo como un sa-crificio vivo, santo y acepto a Dios; quienes no sonconformados (<con este siglo, sino antes transforma-dos (transfigurados) por la renovaci6n> de su mente(Rom. L2:l-2).

Segfn la enseffanza del Nuevo Testamento el ser-vicio del cristiano es el ejercicio de un <<don>>. El usode la palabra <<don>> en la Biblia no debe confundirsecon el concepto general en el mundo de una persona<<dotado>, que es especialmente capacitada para de-sempefiar un papel importante en virtud de su naci-miento fisico. Indudablemente el Espiritu emplear6

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dichas capacidades naturales; pero el <<don>>. confor_me a su significado biblico, describe el empefro omanifestaci6n del Espiritu obrando por medio delcreyente. Es m5s bien el Espiritu qu-eriendo lograrun fin, y usando al creyente para hacerlo; y ni elcreyente deseando hacer algo, y pidiendo la ayudade Dios en la tarea. Es <<la ofra Aei Sefloo en la cualla Escritura nos extrorta que abundernos. Segrin laPalabra de Dios el Espiritu produce el servicio cris_tiano de igual manera que produce las virtudes deCristo en y por ntedi.o del cr-eyente. Todas las facul.tades del instrumento humano serd.n empleadas enla obra. Dicho instrumento humano sabr6 por expe_riencia lo que es estar cansado y gastado en el servi-cio. No obstante, la energia humina aparte del Es_piritu, por m6s que se gaste, jam6s iroduciri losresultados divinos que se anticipan, pues las Escri_turas declaran terminantemente que el verdaderoservicio cristiano es una manifestici6n directa delEspiritu: <Mas hay diversidad de dones, pero unomismo es el trspiritu.>> Aunque no hay dos cristianosque hacen el mismo servicio, es el mismo Espirituquein da energia y lleva a cabo la obra individualy particular en cada uno. <<y hay diversidad de mi_nisterios, pero uno mismo es el Seffor; y hay diversi_dad de operaciones, mas el mismo Dios es el queobra (da energia) todas las cosas en todos. A cadauno (cada cristiano) empero le es dada la manifesta_ci6n del Espiritu para el provecho de todos. porquea uno, por medio del Espiritu, le es dada palabra desabiduria; a otro, palabra de ciencia, segrin el mis-mo Espiritu; 'a otro, fe, por el mismo bspiritu; aotro, facultades de obrar milagros; a otro, profecia;a otro, diseernimiento de espiritus; a otro. diversosg6neros de lenguas; a otro, interpretaci6n de lenguas.Pero todas estas cosas las obra aquel uno y mismo

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Espiritu, repartiendo a cada cual conforme 6l quiere>>(1 Cor. l2:4-ll).

Por lo tanto, un <<don>> es una <<manifestaci6n delEspiritu>, o un servicio divinamente producido porel Espiritu <<conforme 6l quiere>>. Por consiguiente,es claro que el creyente no puede experimentar ellibre ejercicio del <<don>> de Dios si no le rinde a Elsu vida.

Es probable que los <<dones>> enumerados en laBiblia fueran las manifestaciones sobresalientes delEspiritu de conformidad con las condiciones y eltiempo en que se escribieron las Epistolas del NuevoTestamento. Algunos de ellos han permanecido hastael tiempo presente, pero otras manifestaciones delEspiritu evidentemente han cesado" Esto no se debea la falta de piedad despu6s de la primera genera-ci6n de creyentes, pues no hay evidencia alguna deque hubo disminuci6n de piedad. Sin duda aquellasmanifestaciones que han cesado se relacionaban conla introducci6n rile la obra del Espiritu en la edadpresente, y no con la continuaciin de ella. Esto no essin precedentes: Cuando naci6 Jests, se vio una estre-lla en el Oriente, se oyeron las voces de la huesteang6lica, y asi por el estilo, se presentaron condi-ciones muy excepcionales. La estrella no sigui6 bri-llando, ni se oyeron siempre las voces ang6licas. Deigual manera sucedi6 al advenimiento del Espirituy a la introducci6n de Su obra nueva en el mundo.Ha sido la creencia de la mayor parte de los cristia-nos mis devotos de todas las generaciones pasadasque aquellas primeras manjfestaciones del Espirituhan cesado segfn el prop6sito de Dios. Sin embargo,en estos tiltimos dias, cuando Satan6s esti emplean-do todos los medios a su alcance para confundiry dividir el cuerpo evang6lico, a fin de desviar suenergia e impedir su testimonio, hay algunos que de-mandan un regreso a las manifestaciones Pentecos-

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tales como la rinica realizaci6n del pleno ministeriodel Espiritu. Las referidas personas, quienes se lla-man cristianos, se atreven a condenar la espirituali-dad de los cristianos consagrados de todas las gene-raciones que no aceptaron sus enseflanzas. Eviden-temente les falta el conocimiento y la debida consi-deraci6n de aquellos dones que se nos presentan enlas Escrituras como de importancia primaria encontraste a los de menor utilidad. Todo lo que sehaga para renovar las manifestaciones Pentecostalesdebe hacerse a la luz de todo lo que se ensefla en1 Cor. 14. Si Dios est6 llamando a Su pueblo a unarenovaci6n de todas las primeras manifestacionesdel Espiritu, epor qu6 se limita este llamamiento auna pequefra secta, cuando hay millares y millaresafuera de ella que se han rendido al Seflor y est6n dis-puestos a hacer Su voluntad, pero l'runca son guiadosa semejantes manifestaciones? Si es SatanAs quienest6 usando la cuesti6n de las primeras manifesta-ciones del Espiritu como Llna oportunidad para con-fundir y dividir a los cristianos, todo su poder sobre-natural se desplegar6 y sus engaflos mds sutiles seimpondr6n a fin de producir lo que pucliese parecersea la obra de Dios. Muchos que se han librado de estascreencias y manifestaciones <<Pentecostales>> handescubietto despu6s las cosas m6s vitales del Espi-ritu y est6n hondamente preocupados por la condi-ci6n de aquellos a quienes juzgan estar todavia ce.-gados y satisfechos en su error.

El servicio cristiano no es siempre indispensablepara la espiritualidad. Si es Su voluntad para nos-otros, somos.iguahnente espirituales cuando descan-samos o jugamos, cuando estamos enfermos o inv6-lidos, como cuando estamos activos en Su servicio.Nuestra ocupaci6n inica es conocer y cumplir Suvoluntad; pero, normalmente, la verdadera espiri-tualidad se expresa y se ejerce en los ministerios

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confiados a los creyentes, que se cumplen solamentepor medio del poder impartido por Dios.

El ministerio de la restauraci6n se limita rinica-mente a los creyentes espirituales, segfn GAl. 6:l:<<Hermanos, si alguno fuere sobrecogido en cual-quiera transgresi6n, vosotros que sois espirituales,restaurad al tal en espiritu de mansedumbre, mir6n-dote a ti mismo, no sea que tri tambi6n seas tentado.>;Cu6ntos dolores serian evitados, si se obedecieseesta exhortaci6n tan clara!

El servicio exacto y la responsabilidad individualdel cristiano nunca ser6n lo mismo en dos vidas, ypor lo tanto, en un sentido real, no habri dos mani-festaciones del Espiritu exactamente iguales. Hayun servicio individual <<preparado>> de antemano paracada hijo de Dios, y hay particulares <<rios de aguaviva> que fluyen de cada vida interior.

Cada cristiano puede iniciar sus propias <buenasobras>>, puesto que el Espiritu quien le capacita parallevarlas a cabo ya mora en 6l; pero solamente aque-llos que se rinden a Dios son los que verdaderamentelas realizan; porque es un servicio conforme a Suvoluntad. ;Cu5n poco se aprecia este hecho tan im-portante! ;Cu6ntas veces se exhorta a los cristianosa fin de que gasten m5s energia y empleen todas suscapacidades naturales con la esperanza de que pue-dan rendir un servicio cristiano! Evidentemente hayotra manera m6s efectiva para lograr el <<fruto quepermanece>> en las vidas cristianas. Leemos en lasEscrituras que el <<culto racional>, aun <<la buena, laacepta y la perfecta voluntad de Dios>, se realizacuando el hijo de Dios presenta su cuerpo entero aDios. Es poca la exhortaci6n que necesitan talespersonas que se han entregado a El, porque el Es-piritu es poderoso en ellos, y emplear6 todos susrecursos y cada capacidad disponible en sus vidaspara el servicio de Dios. Los dem6s cristianos no

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rendidos al Seior casi no hacen caso a la instaneiahumana. La audacia que es suficiente para inducira otro a que emprenda una obra en la energia de lacarne no es la condici6n del verdadero servicio cris-tiano. El tinico requisito es que eI coraz6n y la vidase rindan a Dios. Entonces el Espiritu que Ie habitamanifestar6 Su gran'poder por su medio.

La espiritualidad no se gana por medio del servi-cio: es para el servicio. Cuando uno es verdadera-mente espirituai, todo esfuerzo en la energia de lacarne se evita para que el servicio real se rinda enel poder del Espiritu. La espiritualidad es obra deDios para Su hijo: el servicio es la obra del hijo parasu Dios, la cual se efectfa fnicamente en el poderdel Espiritu que le habita.

3. El Espiritu ensefia

El ministerio del Espiritu como Maestro que ense-fla al creyente se describe por las palabras de Cristoen Juan 16:12-15: <<Tengo todavia muchas cosas quedeciros, mas ahora no las pod6is llevar. Mas cuandoviniere aqu6l, el Espiritu de verdad, 6l os guiar6 alconocimiento de toda la verdad; porque no hablar6de si mismo (de su propio mensaje), sino que todocuanto oyere hablarS; y os anunciarA las cosas veni-deras. El me glorificar6; porque tomard de lo mio,y os lo anunciar6. Todo cuanto tiene el Padre, mioes; por tanto os di je que tomar6 de lo mio y os Ioanunciar6.>>

Aqui se promete que el hijo de Dios puede entraren el reino rn6s elevado de la verdad conocible comose revela en Ia Palabra de Dios. <<Todo cuanto tieneel Padre>> se incluye en las cosas de Cristo <<las cosasvenideras>>, y 6stas constituyen el campo infinita-mente extenso en el cual el creyente puede ser guiadopor el Maestro divino. Sin duda este almac6n de

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verdades divinas ocupar6 nuestra mente y nuestrocoraz6n por toda la eternidad; pero ahora mismolos cristianos pueden entrar y hacer adelantos eneste reino de verdad y gracia. <<Pero nosotros hemosrecibido.... el Espiritu que es de Dios; para que co-nozcamos las cosas que nos han sido dadas gratuita-mente por Dios>> (1 Cor. 2:12). <<Mas en cuanto a vos-otros, la unci6n que de 6l hab6is'recibido, permaneceen vosotros, y Do ten6is necesidad de que nadie osensefie: al contrario, asi como su unci6n os ensefiarespecto de todas las cosas, y es verdad y no menti-ra, y asi como ella os ha ensefiado, asi vosotrospermanec6is en 6l>> ( l Jn.2:27).

M5s all6 del alcance r-le la sabiduria humana haycosas (<que ojo no vio, ni oido oy6, y jam6s entraronen pensamiento humano..,. pero a nosotros nos las harevelado Dios por medio de su Espiritu>>. Pero, estaverdad se revela solamente a los cristianos espiritua-les. Aunque los corintios eran salvos, el Ap6stol lesescribi6 las siguientes palabras: <<Y yo, hermanos,no pude hablaros como a espirituales, sino como acarnales, como a nifros en Cristo. Os aliment6 conleche, no con manjar s6lido; porque no erais capacesde el lo; y ni aun todavia sois capaces>> (1 Cor.3:1-2).Esto es una triste revelaci6n del estado de algunoscreyentes. Aunque nacidos de nuevo y su cuerpo estemplo del Espiritu Santo, su carnalidad de vida lesimpide comprender y adelantar en <<las cosas pro-fundas de Dios>>. Hay otros que acuden a las Sa-gradas Escrituras como aquellos que arrebatan<<grandes despojos>>, aunque no tengan cualidadeseducativas, a los cuales Su Palabra es <<m6s dulceque la miel>>. Para los dem6s, a pesar de sus capa-cidades intelectuales, no hay ningfin descubrimientoni revelaci6n de la verdad. La Biblia es leida porellos como un deber, si es que la leen. Esto es unatragedia que trata de cosas de trascendental impor-

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tancia. No se trata solamente de la cuesti6n delplacer y provecho en las maravil las de la Verdaddivina: comprende las realidades del saber, o de laignorancia; la obediencia, o la desobediencia porfalta dc entendimiento; el poder, o la debil idad; elespiritu de ayudar, o el de dafiar en la vida y testi-monio del creyente, Quien en virtud del Espiritu quemora en 6l pueda conocer e impartir a otros algode la Verdad il imitada de Dios. No hay educaci6nhumana que pueda corregir dicho defecto. La dificultad primaria es la carnalidad, y cuando se sana,<<los ojos del coraz6n>> serSn iluminados, y la entradade la Verdad que santifica ser6 continua y sin inte-rrupci6n. <<El hombre espiritual lo discierne todo.>>

El crecimiento del cristiano y el conocimiento m6shondo de la Verdad han de distinguirse de la espiri-tualidad. Es posible ser l leno del Espiritu cuando unoes todavia inmaturo en el crecimiento y falto deexperiencia y entendimiento. El crecimiento del cris-tiano se determina en gran parte por el estudio de laPalabra, oraci6n, y servicio cristiano; mientras quela espiritualidad no depende de tales cosas, sino quese determina por el ajuste inmediato al Espiritu.Puesto que el Espiritu seguir6 siendo nuestro Maes-tro, es imperativo que nosotros permanezcamos siem-pre d6ciles y listos a aprender. Debemos estar prestosa escuchar Su voz con toda humildad por cualquiermedio.

4. El Espiritu promueve alabanza y acci6n de gracias

Inmediatamente despu6s de la exhortaci6n que seencuentra en Ef. 5:18 a que seamos <<llenos del Es-piritu>, se nos da una descripci6n de los resultadosnormales de dicha plenitud: <Hablando entre vosotroscon salmos e himnos y canciones espirituales, can-tando y alabando en vuestros corazones al Sefior;

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dando gracias siempre, por todas las cosas, en elnombre de nuestro Sefior Jesucristo, al Dios y Padrenuestro.>> Todas las cosas cooperan juntas para elbien del hijo de Dios, y es muy razonable que 6l d6gracias siempre por todas las cosas. Esto se puedehacer por medio del Espiritu quien conoce <<todaslas cosas>> de Dios. Los cuatro seres vivientes no de-jan de decir <<;Santo, santo, sarito!>> De igual maneraconviene al ciudadano celestial que rinda constante-mente alabanzas y acciones de gracias a Dios.

Se deduce, entonces, que la acci6n de gracias portodas las cosas y la alabanza a Dios representan laobra del Espiritu en aquel a quien ha venido a morar.Dichas realidades son desconocidas al coraz6n finitoen su mejor forma. Tampoco las experimentan todoslos cristianos; pero todos las pueden experimentartan seguramente como les ha sido provisto el poderdel Espiritu que mora en ellos. El valor de estamanifestaci6n en particular apenas se comprendepor la mente humana. La alabanza y la acci6n degracias se dirigen especificamente a Dios. No alcan-zamos comprender lo mucho que para El significan,ni cu6nto pierde cuando esta manifestaci6n no serealiza en la vida del creyente. <<lAleluya!>> <<1Gra-cias a Dios!>> <;Estad siempre gozosos!>>

5. El Espiritu guia

Puesto que toda la discusi6n concerniente a la vidadel creyente en el Espiritu, segtn la Epistola a losRomanos, culmina a principios del capitulo ocho,lo que sigue en ese capitulo debe considerarse comouna descripci6n de aquellos cuyas vidas han sidorelacionadas bien con la vida m6s amplia y el andarconforme al Espiritu. Hay tres distintas manifesta-ciones del Espiritu que se encuentran en esta porci6nde las Escrituras, y sirven para completar la revela-

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ci6n entera en cuanto a la obra precisa del Espirituen y por la persona a quien llena.

Se nos dice en Rom. B:14: <<Porque todos cuantosson guiados por el Espiritu de Dios, 6stos son hijosde Dios.>

Se puede decir que 6sta es Ia experiencia normaldel cristiano segtn el'plan de Dios. De iguai manera,es verdad que algunos cristianos son anormales enque no son guiados constantemente por el Espiritu;porque asi se nos revela en G61.5:18: <<Mas si soisguiados por el Espiritu, no estiis bajo sistema deley.>> El andar conforme al Espiritu, o sea la vidaque es guiada por el Espiritu, es una de las grandesnuevas realidades que pertenecen a esta presentedispensaci6n de Ia gracia. Sin embargo, algunos cris-tianos est6n muy lejos de esta bendici6n, pues suvida diaria se amolda y se conforma mis bien alorden y las relaciones de la dispensaci6n ya pasada.Una de las glorias magnas de la presente edad es6sta, que el hijo de Dios quien es ciudadano del cielo,puede vivir una vida sobrenattual, en perfecta armo-nia con su llamamiento celestial, por medio de suconstante andar en el Espiritu. No todos los creyen-tes experimentan la intima direcci6n del Espiritu,porque dicha direcci6n depende de la buena vo-luntad de parte del creyente para seguir, yendo adondequiera que El nos guie en Su sabiduria infinita.

6. Bt Espfritu da testimonio con nuestro espiritu

Se nos dice en Rom. 8:16: <<El Espiritu mismo datestimonio juntamente con nuestro espiritu, de quesomos hijos ile Dios.> Segrin el significado primariode este versiculo, el Espiritu da testimonio coz nues-tro espiritu hacia Dios. Tambi6n, es muy claro queEl da testimonio o nuestro espiritu tocante a todo loque tenemos en virtud de nuestra relaci6n con Dios

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como Sus hijos. Este ministerio de dar testimonio departe del Espiritu se menciona otra vez en G6l. 4:6:<<Y por cuanto sois hijos, ha enviado Dios el Espiritude su Hijo en vuestros corazones, clamando: 1Abba,Padre!>> No nos hace real solamente esta relaci6n,sino que quisiera hacer real todas las grandes ver-dades que hemos aceptado por fe. <<Rogando que osconceda, segfn la riqueza de Su gloria, que se6isfortalecidos con poder, por medio de su Espiritu,en el hombre interior; que habite Cristo en vuestroscorazones, por medio de la fe; a fin de que, estandoarraigados y cimentados en amor, podSis compren-der, con todos los santos, cuSl sea la anchura, y lalongitud, y la altura y la profundidad, y conocer elamor de Cristo, que sobrepuja a todo conocimiento;para que se6is llenos de ello, hasta la medida detoda la plenitud de Dios>> (Ef. 3:16-19). <<Dijeron en-tonces entre si: lNo ardia nuestro coraz6n dentrode nosotros, mientras hablaba con nosotros por elcamino, y mientras nos abria las Escrituras?>> (Lu-cas 24:.32). La pasi6n suprema del ap6stol Pablo seexpresa en estas palabras: <<Para que yo le conozcaa Eb> (Fil. 3:10).

Por medio de esta particular manifestaci6n delEspiritu las cosas invisibles llegan a ser dichosa-mente reales. Es posible que algunos <<est6n apren-diendo, sin llegar nunca al conocimiento de la ver-dad>>. La Verdad tiene que hacerse real. Podemossaber por fe que somos perdonados y justificadospara siempre, pero es otra cosa tener una experienciadel coraz6n en la cual todo aquella llega a ser tanreal como es verdadero. Podemos creer en nuestraseguridad y la gloria venidera: es una cosa muydistinta sentir el poder de ellas en el coraz6n. Pode-mos creer en las <(cosas venideras> segfn la ense-itanza exacta de la Palabra: es una experiencia pre-ciosa cuando el Espiritu nos hace sentir que <<el Sefior

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est6 cerco>, y que nuestra eterna comuni6n conEl en la gloria puede realizarse en cualquier mo-mento. En Su gracia infinita Dios ha provisto quecada uno de Sus hijos puedan experimentar en sucoraz6n esta experiencia; pero solamente aquellosque permanecen en El conocerin dicho 6xtasis devida.

7. El Espiritu intercede por nosotros

La promesa aI respecto se registra en Rom. 8:26,y se refiere a una particular forma de oraci6n. Laintercesi6n debe considerarse como limitada al mi-nisterio en que uno se pone entre Dios y su pr6jimo.Es una oraci6n a favor de otros. Bajo tales condi-ciones, no sabemos c6mo orar como se debe, pero elEspiritu ayuda nuestra flaqueza. En si mismo eI cre-yente estS menos preparado para orar por otros quecualquier otra cosa, pero la intercesi6n por sus seme-jantes es uno de los ministerios mis grandes que lehan sido encomendados al hijo de Dios. Podemos fa-miliarizarnos con la Palabra que predicamos; peroel campo de la intercesi6n es nuevo, desconocido einescrutable. Muy pocos cristianos han entrado endicho ministerio de oraci6n; pero todos pueden en'trar.

LO QUE ES Y LO QUE NO ES LAESPIRITUALIDAD

Al concluir, se puede decir que un cristiano espi-ritual es un cristiano lleno del Espiritu, en quienel Espiritu no contristado manifiesta a Cristo, produ-ciendo en 6l el verdadero caracter cristiano, que es<<eI fruto del Espiritu; dando poder al verdaderoservicio cristiano por medio del ejercicio de un <dondel Espiritu>; por medio de instrucci6n personal en

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la Palabra de Dios; inspirando verdadera alabanzay acci6n de gracias; guiando al creyente en un con-tinuo andar <<en el Espiritu; convirtiendo en un ver-dadero 6xtasis celestial del coraz6n, todo lo que hasido aceptado por fe, es decir, las posiciones y pose-siones en Cristo; e inciinando, iluminando y habilitando al creyente en la oraci6n de intercesi6n.

La espiritualidad verdadera comprende las sietemencionadas manifestaciones del Espiritu en y pormedio del que llena. No es meramente la cesaci6nde las cosas que se llaman <<mundanales>>, sino laproducci6n de la vida divina. No consiste en lo queno se hace, sino en lo que se hace. No es supresi6n,sino expresi6n. No es mantenerse en el <<yo>>, sinovivir a Cristo. La persona no regenerada no se sal-varia si dejara de pecar: todavia le faltarian el nue-vo nacimiento y la vida eterna. Del mismo modo, elcristiano no llegaria a ser espiritual, si se abstuvierade toda la mundanalidad: porque le faltarian todaslas manifestaciones del Espiritu.

El mundo y los cristianos <<mundanos>> buscan lascosas del mundo, porque hallan en ellas un anest6-sico que suaviza el dolor de un coraz6n y una vidavacios. El anest6sico, que a veces es completamenteinocente en si, no es tan serio como el coraz6n y lavida vacios. Muy poco se logra hacia la verdaderaespiritualidad cuando los presuntos m6dicos del almahan tenido 6xito en persuadir a los afligidos a quesoporten sin anest6sico. No se mejora su condici6n,a menos que dichos instructores les presenten larealidad del consuelo y llenura para el coraz6n y lavida que Dios les ha provisto. iCu6n engaffosa esla teoria de que la espiritualidad consiste en dejarde jugar o abandonar toda forma de diversi6n hastaaquellas que son provechosas! Tal concepto de laespiritualidad nace de una conciencia m6rbida. Nose encuentra en la Palabra de Dios, sino que es un

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invento de Satan6s para hacer las bendiciones deDios repugnantes deiante de los j6venes que estSnIlenos de entusiasmo, energia y vida. Es lamentableque haya algunos que dan mucho 6nfasis a lo nega-tivo de la Verdad hasta producir la impresi6n de quela espiritualidad se opone al gozo, libertad y natura-lidad de expresi6n en pensamiento y vida en el Es-piritu. La espiritualidad no es una postura piadosa.No es tanto una prohibici6n, como una vida de acti-vidad para la gloria de Dios. Asi se abren las puer-tas que conducen a la bienaventuranza, energias yrecursos eternos de Dios. No es bueno eliminar de lavida el elemento de diversi6n y expansi6n. Si des-cuidamos este factor vital en la vida humana, nopodremos ser normales fisica, mental ni espiritual-mente. Dios ha provisto que nuestro gozo sea com-pleto.

Tambi6n es digno de notarse que una de las carac-teristicas de la espiritualidad verdadera es que desa-loja los deseos y asuntos de menor importancia. Elremedio biblico, y la vez prictico, para Ia <<mun-danalida$> entre los cristianos consiste en llenar elcoraz6n y vida con las bendiciones eternas de Diosde tal manera que haya una preocupaci6n gozosapor sus cosas y distracci6n u olvido en cuanto a lascosas no espirituales. Una hoja muerta que perma-neciera pegada a la ramita despu6s del verano consus vientos y calores caer6 silenciosamente al suelocuando la savia empiece a circular nuevamente enprimavera. La hoja caer6 porque hay una nueva ma-nifestaci6n de vida empujando de adentro para afue-ra. La hoja muerta no puede quedar en donde saleel nuevo brote, ni puede continuar la mundanalidadcuando fluyen las bendiciones del Espiritu. No somosllamados a predicar en contra de las <<hojas muertas>.Tenemos un mensaje del inagotable Manantial, o seadel derrame continuo de la vida ilimitada de Dios.

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Cuando and6is conforme al Espiritu, no podrdis ha-cer las cosas que otra manera hariais.

Es la obra del Espiritu producir en el creyenteuna vida de car5cter celestial. Dicha vida es inimi-table; sin embargo, comrinmente se supone que laespiritualidad consiste en luchar para observar cier-tos reglamentos, o para imitar un ideal celestial. Laespiritualidad no se obtiene luchando: tiene queaproptarse. No es la imitaci6n de un ideal celestial,sino la imparttci6n del poder divino que tan s6lopuede realizar ese ideal. <<La letra mata, mas elEspiritu da vida.>> La Palabra escrita revela el car6c-ter de la vida espiritual y exhorta a que se cumpla;pero con la misma fidelidad revela que la vida puederealizarse fnicamente por el poder de Dios. Hemosde servir <<en novedad de espiritu, y no en vejez deLetra>. Muy poca bendici6n hay para el cristianohasta que abandona el principio de vivir por reglasy aprende a andar por el Espiritu, en fresca e inin-terrumpida comuni6n con su Sefior, en la libertaddecretada por Dios.

LA ESPIRITUALIDAD. UN TRIUNFO DELA GRACIA

Segrin 1 Cor. 9:20-21 el Ap6stol clasifica a loshombres en tres divisiones en vista de su relaci6ncon la autoridad de Dios. Habla de los que est6n<<bajo la lep>: los que estAn <<sin lep>: y 6l mismo-como representante de todos los creyentes- ni <ba-jo la lep> (la posici6n de los judios), ni <<sin lep (laposici6n de los gentiles); sino <<bajo la ley de Cristo>,o mejor dicho, <<en la ley de Cristo>. Las Epistolasabundan en muchas y variadas expresiones que des-criben esta relaci6n: <<la ley de amon>; <<cumplidasi la ley de Cristo>; <<si guardamos sus mandamien-tos>>; <<estad pues firmes en la libertad con que Cristo

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os ha hecho libres, y no os sujet6is otra vez bajoel yugo de la servidumbre>>; <<la ley (el yugo de laservidumbre) por medio de Mois6s fue dada, masla gracia y la verdad por medio de Jesucristo vinie-ron>>. El creyente encontrari su relaci6n con la auto-ridad divina en el hecho de que esti <<en la ley deCristo>>.

Se presentan en la Biblia por lo menos tres dis-tintos c6digos de leyes, que son completos en si.

Primero, la Leg de Mois6s. Cada aspecto de lavida israelita se anticipaba en la ley con sus esta-tutos y ordenanzas. Aquellos principios de gobiernoestuvieron vigentes desde Mois6s hasta Cristo, peroirnicamente para Israel (Jn. l:17).

Segundo, la Leg del Reino. La ley del reino incor-pora y anticipa los principios de gobierno en el reinocuando se establezca en la tierra. El cuerpo deverdad que trata de este aspecto de la ley se encuen-tra en los Profetas del Antiguo Testamento, en losmensajes de Juan el Bautista y las primeras ense-franzas de Cristo. En su carActer dichas ensefranzaseran siempre pura ley; pero con detalles mucho mirsfinos. La ley de Mois6s conden6 el adulterio; perola ley del reino condena la mirada codiciosa. La leyde Mois6s conden6 el homicidio; pero la ley delreino condena el enojo. La ley de Mois6s es un sis-tema separado y distinto de la ley del reino, noobstante ambas se asemejan en que representan unsisterna legalistico.

Tercero, Ias ensefianzas de la Gracia. Hay unanorma de vivir divinamente inspirada dedicada a losredimidos de .esta dispensaci6n. Estas enseflanzas dela gracia representan un sistema completo para estavida, que incluye cada eventualidad en la vida delcreyente, y que es distinto e independiente de losdemis sistemas que se encuentran en la Biblia. Re-presenta una norma celestial, porque ataffe al pueblo

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renacido que pertenece al cielo. Hay mucho en comtnentre los tres distintos cuerpos de verdad que soncompletos en si, y a causa de este hecho se ha su-puesto que los varios mandamientos y exhortacionesque se hallan en todos los c6digos ya mencionadoshan de unirse para formar una vasta obligaci6n quedescanse sobre el creyente. Combinar dichos siste-mas y aplicarlos todos al creyente de esta edad,seria presentar obligaciones que son confusas y con-tradictorias en algunos puntos, y pasar por alto lasdistinciones vitales entre la ley y la gracia.

La gracia no solamente presenta la manera divinade salvar y guardar los pecadores indignos: tambi6nles ensefta como debieran vivir. <€orque ha sidomanifestada la gracia de Dios.... instruy6ndonos afin de que, renunciando a la impiedad y a los deseosmundanos, vivamos sobria y justa y piadosamente,en este siglo presente, aguardando aquella espe-ranza bienaventurada, y el apareeimiento en gloriadel gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo; el cualse dio a si mismo por nosotros, para redimirnos detoda iniquidad, y purificar para si mismo un pueblode su propia posesi6n, celoso de buenas obras>> (Tito2:ll-1,4). Las ensefranzas de la gracia que anticipantodo el andar y lucha del creyente se encontrarinen porciones de los Evangelios, Los Hechos y todaslas Epistolas del Nuevo Testamento. Es un sistemacompleto, que no requiere ninguna adici6n de la ley.Incolpora muchos de los principios que formabanparte de la ley, pero estos principios se presentanbajo la gracia en una forma nueva de tal manera quearmonizan precisamente con la posici6n y libertaddel creyente que es <<en la ley de Cristo>.

Ningrin cristiano est6 bajo la ley como norma devida. l0u6ntas veces se nos dice asi en el Nuevo Tes-tamento! Tampoco est6 el creyente <<sin ley>>, con-forme al tema constante de las Epistolas. Las discu-

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siones respecto a esto cesarian si todos los creyentesentendieran Io que significa estar <<en la ley de Cris-to>. Estar <<en la ley de Cristo> significa estar bajolas ensefianzas de la gracia con las provisiones co-rrespondientes para lograr la victoria. No es dificilabandonar la ley como norma de vida cuando sedescubre que ha sido provisto otro sistema completoque concuerda exactamente con las posiciones de lagracia.

Hay dos aspectos de las enseflanzas de la graciaque son fundamentales:

Primero, anticipan una manera y calidad de vidaque es sobrenatural. Estas normas no son otra cosaque <<la vida que es Cristo>>. En vista de la presenteposici6n celestial de los redimidos, no podria exi-girse menos de ellos. Ni ta ley mosaica, ni la leydel reino, tuvieron nunca por meta la reproducci6nde la vida de Cristo, aunque eran completas en sicomo principios de gobierno, y cumplieron perfecta-mente la misi6n que se les habia asignado' Sus idea-les, aunque son santos, justos y buenos, son de latierra. En las demandas de la ley no se consideranIas actividades m6s vitales bajo la gracia, es decir,la oraci6n, una vida de fe, y el servieio de ganaralmas. Las ensefranzas de la gracia son celestiales,y est6n tan lejos de la ley, como el cielo est6 mAsalto que la tierra. Las ensefianzas de la gracia pre-sentan una norma de vida mucho m5s dificil que lade la ley, pero no advierten que el creyente la inten-tar6 cumplir por su propia fuerza. Eso le hundiriam6s hondo todavia en los principios de la ley consus fracasos rotundos y sin esperanza. Bajo la graciaCristo ha de' ser manifestado perfectamente, pueslos detalles m5s minuciosos de la conducta celestialse dan a este fin; pero no se dan aparte de otraenseflanza igualmente caracteristica de la gracia.

Segundo, la nueva vida que es <(en la ley de

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Cristo> ha de llevarse a cabo por el poder capaci-tador del Espiritu que mora en el creyente. Como seha visto, baio la ley ningrin auxilio fue provisto. Elpecado tenia dominio sobre los que estaban bajo lai"y, y la ley los conden6. En cambio, bajo la graciase ha provisto que <<el pecado no tendr6 dominiosobre vosotros>>. <<Si sois guiados por el Espiritu, noestiis bajo sistema de ley.> El hecho de que eI podereficaz para el vivir diario se provee en un sistemay no se provee en el otro es la distinci6n definitiva ym6s importante entre la ley y la gracia.

Aunque no est6 bajo la ley como norma de vidael cristiano lleno del Espiritu esth en una posici6ndonde no puede hacer las cosas que de otra maneraharia (G5i. 5:1?). Esto tambi6n se debe a que est6<<en la ley de Cristo>>. Estando bajo eI poder y domi-nio del Espiritu, no puede hacer las cosas que deotra manera haria a causa de los deseos transfor-mados de un coraz6n que el Espiritu llenado. Elpoder de Dios estiir obrando en tal creyente <<asiel que"et como el obrar a causa de su buena volun-tad>. Por tanto tambi6n el Ap6stol ora por loshebreos: <<Y el Dios de paz.... os perfeccione en todaobra buena, para que hag6is su voluntad, obrandoen vosotros lo que sea acepto delante de 61, pormedio de Jesucristo>> (Heb. 13:20-21). Los cristianosIlenos del Espiritu son los itnicos en el mundo queconocen las bendiciones de la verdadera libertad'La libertad significa perfecta libertad para hacerlo que los deseos m6s hondos de nuestro coraz6nnos impulsan hacer. Sin el podel habilitador delEspiritu dicha libertad f6cilmente pueda Ilegar aser ocasi6n para las manifestaciones de la carne.<<Porque vosotros, hermanos, hab6is sido llamadosa la libertad; s6lo que no us6is vuestra libertad paradar ocasi6n a la carne; sino antes, por medio delamor. servios los unos a los otros>> (G61. 5:13). Bajo

LA PLENITUD DEL ESPIRITU 75

la gracia el cristiano normal ha de ser lleno delEspiritu. Asi, se ha decidido y provisto divinamenteque cada deseo del coraz6n del hijo de Dios seaimpulsado por el Espiritu que mora en 61. Esto esla provisi6n divina para una oraci6n prevaleciente:<<Si permaneci6reis en mi, y mis palabras perma-necen en vosotros, pedir6is cuanto quisi6reis, y osser6 hecho>> (Jn. 15:7). Bajo dichas condiciones, lalibertad m6s completa puede ser concedida. Asi esque segfn el plan de Dios el cristiano lleno del Espi-ritu tiene plena libertad para hacer todo lo que sucoraz6n le jmpulse hacer; porque al ser lleno delEspiritu solamente quiere hacer lo que agrada aDios, y asi se cumple <<la ley de Cristo>. Tambi6ncumple y sobrepuja todo el contenido de cualquierotra ley. El cristiano <<carnal>> es una violaci6n detodo el plan divino y las provisiones de la gracia.Est6 bajo la gracia solamente por su posici6n, por-que no se ha rendido a la voluntad y al poder de Dios.Se encuentra en un estado sobre el cual Dios no puedemirar con favor, y le faltan las maravillas de lagracia divina.

Nunca debe llegarse a la conclusi6n de que lavida bajo la gracia es estrecha y circunscrita. Tantoel <<hombre natural>> a quien las cosas del Espiri-tu son <<locura>> como el <<hombre carnal>> que nopuede entender las cosas espirituales tienen estepunto de vista. Nunca es de esperarse que el <<hom-bre natural>> o el <<hombre carnal>> entiendan el triun-fo de la vida espiritual bajo la gracia. La gloriade estas realidades divinas ha sido confundida ytorcida ya hace mucho tiempo por la opini6n detales hombres.

Estar <<en la ley de Cristo>> es entrar por la puertaque conduce a las cosas infinitas. Es semejante a lasalida de la larva de su cautiverio oscuro de cris6-lida y su entrada en la gloriosa libertad -ancha

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como el mundo y alta como el cielo- de la mariposa.La mariposa no necesita una ley que le prohibaregresar al estado anterior; pero descubrimos afincon tristeza que tenemos presente en nosotros lacarne, la cual tenemos que guardar en completasujeci6n por medio del poder de Dios' Para lograresta victoria nuestro Dios es suficientemente pode-roso.

Se nos dice que estemos firmes en la bendita Ii-bertad que tenemos en Cristo. Dicha libertad noconsiste solamente en ser libres de' la ley, pero tam-bi6n en el hecho de que tenemos el poder capacitadory vivificador del Espiritu. Sin uua dependencia com-pleta de Dios nos eucontraremos cnredados en los es-fuerzos carnales (ltle son un regreso a los principiosy requisitos de la ley. iCuSn importante es la exhor-taci6n <<Sed llenos del Espiritu>>! lCu6n grancle es elcontraste entre la insignificancia humana y la sufi-ciencia divina, tan reales la una como Ia otra!

Es posible ser nacido del Espirittr, bautizado conel Espiritu, habitado por el Espiritu, sellado con elEspiritu, sin experimentar la plenitud del Espirittt.Los primeros cuatro ministet'ios se cumplieron perfec-tamente en cada creyente desde el momento en quefue salvado; porque dependen de la fidelidad delPadre para con Su hijo. El irltimo ministerio queacabamos de mencionar, o sea, la plenitud del Espiri-tu, no se ha experimentado por todos los cristianos;porque este ministerio depende de la fidelidad delhijo para con su Padre.

La espiritualidad no se gana en contestaci6n a unaoraci6n constante; porque poco se revela en la Escri-tura que justifique al creyente a que ore por ia pleni-tud del Espiritu. Es la obra normal del Espiritu lle-nar al que se encuentra bien relacionado con Dios. Elcristiano siernpre ser6 lleno mientras haga posiblela obra del Espiritu en su vida.

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Asi, tarnbi6n la espiritualidad, o sea, la plenituddel Espiritu, no depende de una paciente espera.Los discipulos esperaron diez dias el advenimientodel Espiritu al mundo, y El vino tal como se les dijoque esperasen. Pero no esperaron solamente su pro-pia y personal plenitud, sino el comienzo del nuevoministerio del Espiritu; el cual se inaugur6 el Dia dePentecost6s. Cuando vino, todos los que estaban pre-parados en su coraz1n y en su vida se llenaroninstant6neamente del Espiritu, y desde aquel dia noha sido necesario que ningfn cristiano espere el Es-piritu. Por lo tanto, ni la oraci6n ni la espera sonr:ondiciones de la espiritualidad.

De las tres condiciones biblicas por las cuales elcrjstiano puede ser espiritual o l leno del Espiritu,dos de ellas se relacionan directamente con el asuntotle pecado en la vida diaria del creyr:nte, y la otrase relaciona con el rendimiento de la voluntad aDios. A continuaci6n se consideralhn estas tres con-diciones.

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La manera de vivir del cristiano o contrista o nocontrista al Espiritu de Dios. El ap6stol San Pabloescribe del hecho de que su conciencia daba testi-monio consigo en el Espiritu Santo, y es muy pro-bable que el Espiritu usa la conciencia como unafacultad humana; pero le imparte seguramente lanueva norma de la infinita santidad de Dios. Se lesexhorta a los que son habitados por el Espiritu asi:<<Y no contrist6is al Espiritu Santo de Dios, con elcual sois sellados para el dia de la redenci6o (Ef.4 :30) .

Por lo tanto, la vida verdaderamente espiritualdepende, en gran parte, del entendimiento y ajustecorrectos en lo que se refiere aI problema del pecadoen la vida cotidiana del creyente. Dios ha habladoen Su Palabra explicitamente en cuanto a esto, y sedescubrir6 que la enseffanza biblica con respecto aeste tema, es decir, el pecado del cristiano, se pre-senta en dos aspectos: 1) Dios ha provisto que elpecado en Su hijo pueda ser eoitado,r y 2) tambi6nha provisto un remedio para el pecado si ha sidocometido. Es imperativo que se reconozca esta dobleclasificaci6n del prop6sito de Dios al tratar con elpecado en Sus hijos.

EL REMEDIO DE LAS CONSECUENCIASDEL PECADO

Habiendo pecado, iqu6 es menester que haga elcristiano? eCu6l es la condici6n divina para efectuarla curaci6n del estrago de pecado en la espiritualidad del creyente? Aqui no se debe tratar de nombrarlos pecados que impiden al Espiritu. Se contrista porcualquier pecado y por todos los pecados, y es com-pletamente capaz para convencer al que habita del

(NO CONTRISTEIS ALESPIRITU SANTOD

La primera condicidn de lave r dade ra e spiri t ualidad

Se ha establecido que los cristianos vivan cadamomento de su vida en compaffia del Espiritu deDios. Para ellos la vida es una uni6n vital, momentotras momento, con Aquel que es infinitamente santo.Por lo tanto, el pecado en el cristiano es diametral-mente opuesto a las manifestaciones verdaderas delEspiritu en la vida.

IQUE ES LO QUE CONTRIS?A AL ESPLRITU?

El pecado destruye la espiritualidad. Necesaria-mente es asi; porque cuando el pecado se tolera enla vida diaria del creyente, eI Espiritu que le habitatiene que dejar Su ministerio bendito por medio de61, y principiar un ministerio de sriplica a 61. No seensefla en la Biblia que el Espiritu se retira a causadel pecado en el creyente a quien habita: mhs biense contrista por el pecado.

El hijo de Dios vive o con el Espiritu contristadoo no contristado. Con mucha raz6n se puede dudar,a la luz de la Palabra de Dios, si la persona salva,despu6s de haber recibido aI Espiritu, vive por losdictados de su conciencia. Las normas de la con-ciencia humana tienen que ceder su puesto a unanorma de juicio moral infinitamente m6s elevada. 1 V6ase Capitulo 6.

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pecado o de los pecados que le contristan. Entoncesse trata finicamente del problema de un pecado co-nocido; porque ninguno puede tratar inteligentemen-te con pecado desconocido. Esta primera condici6nde la espiritualidad verdadera concierne a cosasespecificas, es decir, un pecado que ha llegado a serun problema definido a causa del entristecimientodel Espiritu; porque la frase <<cohtristar al Espiritu>se refiere tanto a la experiencia del coraz6n de lapersona en que mora, como la actitud personal departe del Espiritu hacia el pecado. Por lo tanto, elproblema consiste en una falta bien definida, de lacual el hijo de Dios se ha enterado por medio delministerio del Espiritu. Con dicho pecado conocidodebe tratarse conforme a la direcci6n exacta de laPalabra de Dios.

Si el cristiano anda en oscuridad espiritual sindarse cuenta del pecado en particular que ha come-tido, es su privilegio orar a Dios para que le d6 unentendimiento m6s claro. El estado fisico muchasveces afecta el estado mental, y cuando esto es asi,es de lo mAs inexacto suponer que el estado de lamente, aunque sea m6rbido e infeliz, viene del pe-cado. Si uno sabe que se encuentra debilitado delcuerpo sin la debida fuerza de los nervios, o abatidofisicamente, hay que tomar en cuenta dicha condi-ci6n.

En la Biblia, la oferta y condici6n divinas paraefectuar la curaci6n del pecado en una persona in-conversa se cristalizan en una sola palabra, que es<(creer)); porque el perd6n del pecado para el incon-verso se ofrece solamente como parte indivisible detoda la obra de la salvaci6n divina. La obra salva-dora de Dios incluye muchas grandes obras en elcreyente que, ademAs del perd6n del pecado y la sal-vaci6n, depende fnicamente d,e creer. No es posibleseparar un solo aspecto de la salvaci6n de la obra

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entera de Su gracia salvadora, como el perd6n, yapropiarse de 6l apart6ndolo del todo indivisible.Por lo tanto, es un error lastimoso dirigir a una per-sona inconversa a buscar el perd6n de sus pecadoscomo una cosa separada. El pecador sin sus peca-dos no seria un cristiano; porque la salvaci6n esmucho que substracci6n: es adici6n. <Les da vidaeterna.>> Asi que el asunto de pecado en el inconversose curar6 como una parte de la obra completa deDios en la salvaci6n, pero nunca separado de ella,y esta salvaci6n depende de creer.

De la misma manera, en la Biblia, la oferta ycondici6n divinas para la curaci6n de las consecuen-cias del pecado en la vida del cristiano se cristalizanen una sola palabra: <<conlesan>. El significado vitalde esta palabra y su relaci6n con la cuesti6n dela curaci6n del pecado en el hijo de Dios es unadoctrina de capital importancia, aunque muchasveces ha sido pasado por alto. EI camino que con-duce a la bienaventuranza de Dios para el cristia-no pecador es el mismo, antes y despu6s de la muer-te de Jesfs, y las ensefianzas biblicas tocante ala restauraci6n del creyente se presentan en sietepasajes principales.

LOS SIE?E PASAJES PRINCIPALES

Prirnero, s6lo Cristo puede ltmptar de pecodo (Jn.13:1-11). El hecho de que los pecados de los cris-tianos han de ser limpiados s6lo por Cristo se revelaen Juan 13:1-11. Dicho pasaje da principio a lasensefranzas del Aposento Alto. Unas cuantas horasantes, el Sefror habia pronunciado Su despedida a lanaci6n de fsrael; pero en el aposento alto habl6 Susriltimas palabras a Sus discipulos, no como a judios,sino como aquellos que estaban del todo limpios.Hablando de ellos tambi6n dijo: <<Ya vosotros estAis

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limpios por medio de la palabra que os he hablado.>>En esta conversaci6n anticipa las nuevas condicionesy relaciones que habian de aplicarse despu6s de Sumuerte (Jn. 16:4). Es importante observar que Su pri-mera ensefranza concerniente a la relaci6n presentedel creyente con Dios fue con respecto a la limpie-za de la contaminaci6n. dando asi a entender suimportancia segfin la opini6n divina. Se ha reveladoel plan de salvaci6n en los capitulos anteriores; peroa partir del capitulo trece, est6 hablando a los queson salvos, y trata del lavamiento divino de la con-taminaci6n de ellos.

Se levant6 de la cena, y quitindose la vestidurade encima, tom6 una toalla, y se la cifr6 (la insigniadel siervo), ech6 agua en un lebrillo y empez6 a lavarlos pies de los discipulos. Aqui se ve la gloriosa obrade Dios en miniatura, cuando el Seftor Jesucristose levant6 de la comuni6n con Su Padre en el cielo,y dej6 a un lado las vestiduras de Su gloria y sehumill6, tomando la forma de un siervo, haci6ndoseobediente hasta la muerte, y muerte de cruz, paraque nosotros fu6semos lavados por medio del lava-miento de la regeneraci6n (Tito 3:5). En este lava-miento uno se lava del todo: en el de Juan 13 setrata de un lavamiento parcial, el cual se tipificaen el lavado de los pies solamente de aquel que est6del todo limpio.

Esta doble limpieza tambi6n se tipific6 por loslavamientos prescritos para el sacerdote del AntiguoTestamento. Al principio del ministerio de este sacer-dote se celebr6 una solemne ceremonia en la cualse le daba un baflo completo (Ex. 29:4). Sin embar-go, se le exigia lavarse las manos y los pies enel lavacro de bronce antes de cada ministerio y ser-vicio (Ex. 30:17-21). Asi, el creyente del Nuevo Tes-tamento, aunque ha sido limpiado una vez parasiempre en cuanto a su salvaci6n, tambi6n necesita

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ser limpiado de toda contaminaci6n, y Cristo es el6nico que le puede limpiar.

Segundo, la contesi6n es la {tnica condicifn decomunitn, perdtn g limpieza (1 Juan 1:l-2:2).

1 Juan L:I-2:2 es el segundo pasaje principalque concierne al tratamiento del Padre con Sus hijosque han pecado. Juan, el experimentado testigo conrespecto a la bienaventuranza de la confraternidady comuni6n inquebrantable con el Padre y con SuHijo, nos escribi6 estas verdades para que tuvi6se-mos nosotros tambi6n dicha comuni6n. <<Dios es luz>,o sea, santidati perfecta. Si decimos que tenemos co-muni6n con 6l y andamos en tinieblas (pecado),mentimos, y no obramos segfin la verdad. En cambio,si andamos en la luz, como 6l est6 en luz, tenemoscomuni6n con el Padre y con Su Hijo Jesucristo.No se exige la perfecci6n sin pecado en este pasaje.No se ordena aI cristiano a que se conttierta en luz,lo que s6lo Dios puede ser: antes se trata de unajuste inmediato a la luz que Dios derrama en lavida por el Espiritu. Se nos requiere la confesi6n,Cuando El nos convence del pecado, o se contristapor el pecado, dicho pecado ha de ser tratado inme-diatamente. El pasaje dice a continuaci6n que haysolamente una condici6n para obtener la curaci6ndel efecto de pecado en la vida del creyente: <<Siconfesamos nuestros pecados, 6l es fiel y justo paraperdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de todainiquidad>> (v. 9). No es cuesti6n de misericordia ybondad: El es ftel y justo para perdonar, y el perd6nse otorga mediante la rinica condici6n, que es laconfesi6n. El eS <<fiel>> para con Su hijo; porque esta-mos tratando tinicamente y para siempre con nuestroPadre (2:2). EI es <<justo>> porque la sangre expia-toria ha sido derramada para cubrir el poder con-denatorio de todo pecado (Jn. 5:24). De manera que

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el perd6n del Padre se extienda a Su hijo de acuerdocon la justicia m6s perfecta.

El perd6n divino nunca es un acto de lenidad.Dios puede perdonar conforme a la justicia sola-mente cuando las justas demandas de Su santidadhan sido satisfechas. El significado primario de lapalabra <<perdonar>> segfn su raiz es remisihn, re-presentando la obra divina por li cual el pecado sesepara del pecador. El perd6n humano no es m6sque el levantamiento del castigo: en cambio, el per-d6n divino se ejerce solamente cuando el castigo,segfn las demandas de Su justicia infinita, ha sidoejecutado sobre el pecador, o sobre su Sustituto.Lo mismo se practicaba en los tiempos del AntiguoTestamento: <<Asi el sacerdote har6 expiaci6n poi elque pec6, con motivo del pecado que ha cometido;y le ser6 perdonado>> (Lev. 4:35). El perd6n se haciaposible solamente cuando se habia hecho expiaci6ncompleta por el pecado. Del mismo modo, en ef NuevoTestamento se nos dice, despu6s que el sacrificiose ha hecho sobre el madero del Calvario, que lasangre de Cristo ha llegado a ser la expiaci6n sufi-ciente por nuestros pecados. <<Esto es mi sangre, lasangre del Nuevo Pacto, la cual es derramada pormuchos, para remisi6n de pecados>> (Mat. 26:28). Todoel perd6n divino, sea para el inconverso o para elcreyente, se basa ahora sobre la sangre derramadade Cristo. Su sangre satisface la fltima demanda delsantisimo Dios. Cuando nos salv6, nos perdon6 <<to-das>> nuestras transgresiones (Col.2:13). Esto esperd6n judicial y significa la acci6n de quitar parosi.empre la causa de la condenaci6n. eueda todlviagl perd6n paternal ejercido hacia el hijo que peca.No se ejerce para rescatar el hijo de la perdici6n ycondenaci6n; sino que se ejerce a fin de restaurarl-ode un estado en que no goza de la comuni6n con Dios,a la bendici6n completa de la comuni6n con el padre

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y con Su Hijo. El perd6n paternal se limita com-pletamente a Ia familia de Dios, y la restauraci6ntiene por fin eI goce perfecto de aquellas bendicio-nes. No es restauraci6n a la cah'dad de hiio -de lacual no se dice nada en ias Escrituras- sino a lacomunitn.

La contaminaci6n del cristiano puede perdonarsey limpiarse mediante una sola condici6n, que es laconfesi6n impulsada por verdadero arrepentimientodel coraz6n. No somos perdonados de nuestros peca-dos, porque pedimos a Dios que nos perdone. Cuandoconfesamos nuestros pecados es cuando somos per-donados. No es correcto sustituir la oraci6n por laconfesi6n, aunque la oraci6n pueda ser el medio porel cual se expresa el verdadero pesar por el pecado'Hay muchos que buscan el perd6n por medio de laoraci6n, sin haber hecho una confesi6n de su pecado.No se encuentra ningrin versiculo de la Biblia que jus-tifique tal sustituci6n, para el hijo de Dios.

La verdad encerrada en este pasaje no puedeaplicarse a las personas no salvas' Ellas serin per-donadas como parte de la salvaci6n entera cuandocrean. El hijo de Dios es perdonado cuando hace suconfesi1n a Dios.

Tercero, iuzgd,ndose a si mtsmo se eoita eI castigo(1 Cor. 11:31-32). El tercer pasaje principal que serelaciona con la curaci6n de los efectos de pecadoen la vida del creyente se encuentra (sin hacer refe-rencia aI contexto que es muy importante) en I Cor.11:31-32: <<Mas si nos juzg6ramos a nosotros mis-mos, no seriamos juzgados. Pero cuando somos juz-gados, castigados somos por el Seflor, para que noseamos conden'ados con el mundo.>> La importanterevelaci6n adicional que se desprende de este pasajese presenta en el orden siguiente: Aqui el Padre sepresenta esperando que Su hijo desobediente se juz-gue a si mismo y confiese su pecado; pero si el hijo

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no se juzga a si mismo mediante una confesi6n com-pleta de su pecado, entonces el Padre tiene que juz-garlo. Cuando el hijo es juzgado asi por el Padre, escastigado. Debe notarse que dicho castigo tiene a lavista un fin muy noble: <<Para que no seamos con-denados con el mundo.>> El hijo de Dios puede sufrirel castigo de su Padre, pero la condenaci6n nuncajam6s. La gracia maravillosa del?adre se manifiestaen su buena voluntad de esperar hasta que Su hijose haya juzgado; pero como Padre justo, no puedepasar por alto el pecado no confesado de Su hijo.Si el hijo se deseuida en juzgarse a si mismo, elPadre le administrari el castigo.

Cuarto, el castigo constituge la comecci6n g ladisciplina de suhijo pecador (Heb. 12:3-15). El pasajecentral de la Biblia que trata del castigo se encuentraen Heb. 12:3-15 y debe incluirse como uno de lospasajes principales en cuanto a la curaci6n de losefectos del pecado en la vida del cristiano. Por estaEscritura entendemos que el castigo es la correcci6npaternal d,e todo hijo; porque se nos dice: <<a quienama el Sefior, le castiga>, y por medio del castigo,Dios le trata como a hijo suyo. Dicha correcci6nmediante el debido castigo tiene por fin nuestro pro-vecho, <<para que participemos de su santidad>.z Elcastigo es algo m6s que la correcci6n y pena corres-pondiente. El significado de la palabra incluye dis-ciplina y desarrollo del hijo, y por consiguiente puedeser aplicado por el Padre para la enseflanza, puri-ficaci6n y desarrollo de Su hijo.

La revelaci6n de Dios derrama luz en cuanto a laforma general que el castigo puede seguir. Es razo-nable deducir que el Padre trata individualmentecon Sus hijos y que Sus medios son numerosos.

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En 1 Cor. 11:30 leemos tocante al juicio del Padrea causa del pecado de Sus hijos: <<Por esta causamuchos de entre vosotros estin d6biles y enfermos,y muchos duermen.>> La debilidad, las enfermedadesy aun la muerte pueden ser incluidos con los mediosque el Padre pucde emplear al tratar con Su hijorebelde. No debe concluirse que toda debilidad, en-fermedad y muerte entre los creyentes es el castigode Dios. El pasaje ensefra que el castigo puede tomaresas formas.

En Juan 15:1-17 se nos ensefra la importancia depermanecer en'Cristo. No es mis que otro t6rminoque significa la vida de verdadera espiritualidad.En este pasaje se revelan algunos de los resultadosque sufren aquellos que no permanecen en Cristo.El p6mpano que no lleva fruto se quita de su lugar.No deja de ser un p6mpano; pero si, cesa de esarelaci6n para estar <<con el Sefror>. Esto correspondecon la afirmaci6n de que <muchos duermen>. La nopermanencia en Cristo resulta tambi6n en la p6rdidade la eficacia en oraci6n, la p6rdida de poder enllevar fruto y en servicio, y la p6rdida del gozo y dela comuni6n con el Sefror.s

El peso de la mano de Dios puede ser pesadisimo.David describe su experiencia cuando guard6 <<si-lencio>> y no quiso confesar su pecado en Sal. 32:3-6:<<Mientras yo callaba, se gastaron mis huesos con micontinuo gemido. Porque de dia y de noche tu manose agravaba sobre mi; volvi6se mi verdor en seque-dades de verano. Te hice manifiesto mi pecado, y noencubri mi iniquidad; dije: Confesar6 mis transgre-siones a Jehovi y tri perdonaste la iniquidad de mipecado. Por esto orar6 a ti toda alma piadosa en eltiempo en que puedas ser hallado.>

2 V6ase tambi6n la pdgina 110. 3 V6ase la pig. 116.

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El peso de la mano de Dios es como un dolor ince-sante del alma. No es m6s que el Espiritu entriste-cido; pero Su mano amorosa puede sentirse m6spesada todavia, si no decimos como David: <<Te hagomanifiesto mi pecado.>>a

Quinto, un ejemplo de arrepentimiento cristiano(2 Cor.7:B-11). En 2 Cor. 7:B-.11 se consigna unejemplo del verdadero pesar de parte del cristianopor su pecado. El ap6stol fue usado por el Espiritupara convencer a los corintios de pecado por mediode su primera Epistola, y en este pasaje de Ia segun-da Epistola se nos da la narraci6n de su pesar a cau-sa de su pecado y el efecto de dicho pesar en la vidade ellos. Mucha luz se derrama aqui con respectoal efecto transformador del arrepentimiento y laconfesi6n en la vida de un cristiano. El pasaje dice:<<Porque aunque os entristeci con aquella epistola,no me pesa, aunque me pes6; pues veo que aquellaepistola os entristeci6, bien que por corto tiempo;ahora empero me alegro; no de que fueseis entriste-cidos, sino de que fueseis entristecidos para arre-pentimiento; porque fuisteis entristecidos segtn Dios,para que en nada recibieseis dafro de nuestra parte.Porque el pesar que es segfn Dios obra el arrepenti-miento para salvaci6n, de que nunca se arrepiente;mas el pesar del mundo obra la muerte. Pues, heaqui, esto mismo, el que fuisteis entristecidos seginDios, 1qu6 solicito cuidado obr6 en vosotros! y iqu6defensa de vosotros mismos! y iqu6 indignaci6n! y1qu6 temor! y 1qu6 ardiente deseo! y ;qu6 celo!y iqu6 justicia vengativa!>>

Tales son el poder transformador y el efecto per-manente del arrepentimiento verdadero y la confe-si6n en la vida de un crevente.

<NO CONTRISTEIS AL ESPiRITU SANTAI 89

Sexto, el amepentimiento, conlesitn g restauraci6nde un santo del Antiguo Testamento (Sal. 51:1-19).Como se relata en el Salmo 51, David nos proporcionael m6s notable ejemplo de arrepentimiento y confe-si6n verdaderos de parte de un santo del AntiguoTestamento. En las Escrituras se expone su pecadojuntamente con su coraz6n quebrantado y contrito.Fue salvo (sea como fuese bajo las relaciones delAntiguo Testamento); porque o16 y dijo: <(iResti-tilyeme el gozo de tu salvaci6n!>> No pidi6 que se lerestituyera la salvaci6n. Sabia que su salvaci6n, quedependia fnicamente de la fidelidad de Dios, nohabia faltado. Rogaba por el retorno del gozo quehabia perdido a consecuencia del pecado. Tambi6nhabia perdido su testimonio. Anticip6ndose a su res-tauraci6n, dijo: <<Asi ensefrar6 a los transgresorestus caminos, y los pecadores se convertirSn a ti.>>

Siendo salvo, aunque segfn el orden del AntiguoTestamento, su reconciliaci6n con Dios se hizo me-diante la confesi6n. Hay porciones de este pasajeque no pueden aplicarse correctamente al cristianoen esta nueva dispensaci6n de la gracia, aunque eranaplicables a los del Antiguo Testamento. Nunca tene-mos que orar asi: <<No me quites tu Santo Espiritu,porque nos ha venido para permanecer. Tampoconecesitamos rogar por perd6n y restauraci6n. Puestoque la sangre fue derramada sobre la ctuz, las ben-diciones del perd6n y lavamiento se otorgan ins-tant6neamente al creyente que hace una confesiincompleta en virtud de la fidelidad y justicia de Dios.

S2ptimo,la triple pardbola ilustratiua de los Eoan-gelios (Luc. 15:1-32). El riltimo pasaje de los sieteprincipales que tratan de la curaci6n de los efectosde pecado en la vida espiritual del creyente, sea delAntiguo Testamento o del Nuevo, se encuentra enLucas 15:1-32. Esta porci6n de las Escrituras con-tiene una par6bola en tres partes. Trata de una ovejaa V6ase tambi6n el Capitulo 4.

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perdida, una moneda perdida y un hijo perdido. Aun-que se relatan tres incidentes, hay un solo prop6sitofundamental. El valor particular de este pasaje, enrelaci6n con el tema bajo nuestra consideraci6n, es-triba en que revela la compasi6n divina demostradahacia un hijo pecador. Mediante la par6bola se hacedescorrer el velo del coraz6n del Padre. El 6nfasisrecae mis bien sobre el Pastor ciue sobre la oveja;sobre la mujer que sobre la moneda perdida; y sobreel Padre que sobre los de hijos.

Al considerar dicho pasaje, hay que tener presenteque estos relatos concuerdan con las condiciones queprevalecian antes de la muerte de Cristo. Por lotanto, tienen que ver principalmente con fsrael. Losisraelitas eran el pueblo escogido del pacto duranteel tiempo del Antiguo Testamento, las ovejas de Supasto, y su relaci6n con Dios no cambi6 sino hastaque se hizo el nuevo pacto por la sangre de Jesfs.Siendo el pueblo del pacto, podian volver a gozar delas bendiciones de 61, si dichas bendiciones hubieransido perdidas a causa de pecado, mediante el arre-pentimiento y la confesi6n. Segrin las Escrituras, elmismo procedimiento se exige a los que en todaslas dispensaciones se relacionan con Dios por unpacto, como ya hemos visto. Los pactos que per-tenecen a Israel difieren en car6cter del <<nuevopacto> hecho en la sangre de Jesris; pero los requi-sitos para la restauraci6n de la bendici6n del pactoson lguales en ambos casos. El hecho del pacto per-manece por la fidelidad de Dios; pero las bendicio-nes del pacto pueden perderse por la infidelidad delcreyente. La bendici6n no se recupera haciendo otropacto, sino por la restauraci6n de los privilegios in-mutables del pacto original.

Esta paribola con sus tres aspectos concierne a losisraelitas a quienes fue dirigida. Cualquier aplica-ci6n que pueda haber en dicha par6bola para los

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cristianos bajo el nuevo pacto se hace posible por elhecho de que la manera de reconciliarse con Dios porarrepentimiento y confesi6n es la misma bajo losdos pactos. De manera que tenemos a Ia vista enesta parSbola un cuadro del coraz6n de Dios haciatodos los que est6n relacionados con El por un pactodivino cuando pecan.

La par6bola comienza asi: <<Mas todos los publi-canos y los pecadores se le iban acercando, paraoirle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, di-ciendo: Este recibe a los pecadores, y con ellos co-me.>> Aqui se '*e la llave de todo lo que sigue. <<Lospublicanos y los pecadores>) no eran gentiles. Los pu-blicanos eran israelitas bajo el pacto <<hecho con lospadres>>, pero se habian convertido en traidores de supueblo hasta el extremo de recoger tributos para C6-sar. <<Los pecadores>> eran israelitas bajo eI mismopacto que habian dejado de presentar los sacrificiospor su pecado como Mois6s les habia mandado en laley. El israelita era considerado <<sin culpa> antela ley, cuando habia ofrecido los sacrificios requeri-dos. Asi San Pablo pudo decir lo siguiente con respec-to a su posici6n anterior como un judio bajo la ley:<en cuanto a justicia que haya en la ley, irrepren-sible.>> El Ap6stol no pretende ser perfecto en el sen-tido absoluto sin pecado: testifica de que siempre fuefiel en presentar los sacrificios prescritos en la leyde Mois6s. Tanto los fariseos como los escribas eranisraelitas quienes dedicaron toda su vida al cumpli-miento exacto de la ley de Mois6s. Pablo era fariseo,<hebreo de hebreos>>. Tales hombres no eran cristia-nos, y no deben considerarse como tales. Hay muypoco aqui en comfn con los cristianos. Los israelitasse encontraban sin culpa en virtud de los sacrificiosde los animales que anticipaban la muerte de Cristo.En cambio, los cristianos est6n sin culpa por fe enla sangre de Cristo que ya ha sido derramada. Aque-

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llos se justificaron por obras, del lado humano; 6stosson justificados por fe en la obra consumada de Dios.

I-os fariseos y escribas murmuraron cuando vieronque Jesfs recibia a los publicanos y a los pecadoresy comia con ellos. Por lo tanto les dijo esta par6bolaa ellos. La par6bola se dirige precisanrente a aque-llos murmuradores, antes que a todos en iodas partesdel mundo. La verdad encerradd en ella ser6 rnuypoco entendida a menos que tengamos presente suprop6sito primario, o sea, el porqu6 se les habl6 asi.

Al ocuparnos con la interpretaci6n de la par6-bola, tenemos que considerar brevemente la impre-si6n casi universal de que esta parAbola nos propor-ciona un cuadro de la salvaci6n. Aunque nos presen-ta un cuadro bendito del coraz6n de Dios, evidente-mente tiene que ver mAs con la restauraci1n quecon la regeneraci|n.

La primera divisi6n de la parAbola trata de unhombre que tenia cien ovejas. <;Quien hay de vos-otros que teniendo cien ovejas, si perdiere una deellas, no deja las noventa y nueve en el desierto yva en busca de la perdida, hasta que la halle?> Nose dice noventa y nueve ovejas y un cabrito, sino cienovejas, y las <<ovejas>), segfn las Escrituras, represen-tan siempre a los del pacto. Los israelitas eran <<ove-jas>>, y tambi6n lo son los cristianos de la presentedispensaci6n. Al hablar de los que habian de ser sal-vos mediante Su muerte, Jesfs dijo a los judios: <<Yotras ovejas tengo que no son de este redil>> (Juan10:16). Hay otra distinci6n que es digna de notarseen esta parAbola: La oveja, la dracma y el hijo pr6-digo estaban <<perdidos)); pero estaban perdidos detal manera que necesitaban ser <<hallados>. Apenasser6 un caso igual a los pecadores que est6n perdidosy necesitan ser <<salvados>>. Dicha palabra, <<perdido>,segfin su uso biblico, tiene por lo menos estos dossignificados que son muy distintos. <<El hijo del hom-

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bre vino a buscar y a salvar lo que se habia perdido>;pero en las tres partes de esta parAbola, se trata debuscar y hallar, antes que buscar y salvar. Debe ob-servarse que la palabra <<salvaci6n> o <(salvar>> noaparece ni una sola vez en esta narraci6n. Si se dapor sentado que esta par6bola trata de la salvaci6n,no hay ninguna manera'de escapar el error del <<uni-versalismo>>; porque sigue buscand,o hasta que hallela oveja perdida. En cambio, eI pasaje presenta undesenvolvimiento precioso del coraz6n de Dios haciaSu hijo extraviado que m6s bien necesita ser halladoque ser salvado. Las <<noventa y nueve>> seguras enel redil en comparaci6n a la <<una> que est6 perdidano es la proporci6n que siempre ha existido entre lossalvos y los inconversos. Si la par6bola ensefrara lasalvaci6n de un pecador inconverso, habria sido me-jor presentar a las <<noventa y nueve>) como perdidasy la <<una>> como segura en el redil. La par6bola dicea continuaci6n:

<<Y habi6ndola hallado, la pone sobre sus hombrosgozoso. Y cuando llega a casa, convoca a sus amigosy vecinos, y les dice: Regocijaos conmigo, porque hehallado la oveja mia, que se habia perdido. Digoos,que asi habr6 gozo en el cielo por un pecador que searrepiente, m6s bien que por noventa y nueve justosque no tienen necesidad de arrepentimiento.>>

El pecador a quien se alude aqui no puede ser otroque uno de los pecadores del pacto que se mencionanen el primer versiculo del pasaje acerca de los cualesse relat6 la paribola. Siendo uno de los relacionadoscon Dios por el pacto, se pinta por inspiraci6n divinaregresando a Dios por el arrepentimiento y no.por lafe a fin de obtener la salvaci6n. Tampoco se encuen-tran en Ia Iglesia personas que correspondan a los<noventa y nueve justos que no tienen necesidad dearrepentimiento>>. No obstante, semejante caso fueposible bajo la ley de Mois6s, y tenemos por ejemplo

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el caso del ap6stol Pablo. Los mismos fariseos y es-cribas, a quienes se les dirigi6 la paribola, eran deese grupo. Dentro de las demandas exteriores de laley de Mois6s no tenian necesidad de arrepenti-miento.

El arrepentimiento, que significa cambio de men-te, es un elemento vital en nuestra presente salva-ci6n; pero ahora se incluge en el acto de creer; por-que hay m6s de ciento cincuenta pasajes de laBiblia que presentan como la finica condici6n paraser salvo la necesidad de creer, o su sin6nimo, fe.No se usa ni una sola vez la palabra <<arrepentinien-fo> en el evangelio de San Juan, que fue escritoespecialmente para que creamos que Jesris es elCristo, y para que creyendo, tengamos vida en sunombre. Hoy dia los inconversos se salvan por la fe,que evidentemente implica un arrepentimiento taique pueda producirse en los que est6n <<muertos endelitos y pecados>>. El arrepentimiento significa cam-bio de mente, y ninguno puede creer en Cristo comosu Salvador sin cambiar su mente con respecto a supecado, a su estado perdido y al hecho de confiaren Aquel que es <<poderoso para salvar>>.

La segunda divisi6n de la parAbola trata de lamujer y la dracma perdida. Es la misma narraci6nde buscar y hallar lo que se habia perdido. Esta divisi6n de la par6bola da 6nfasis especial al gozode la persona que halla. Es el gozo de Aquel en cuyapresencia estin los Sngeles. Otra vez, se presenta unpecador que se arrepiente antes que a un pecador quecree,

La tercera divisi6n de la parS,bola trata de <<ciertohombre>. Sin duda este relato se cuenta para revelarel coraz6n del Padre. Por casualidad, tenia dos hijos,y uno de ellos era un <<publicano y pecador>, y elotro un <<fariseo y escriba>>. Uno abandon6 las ben-diciones de la casa de su Padre (sin dejar de ser hi-

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jo): el otro murmurd cuando el pecador fue restau-rado.

Para los judios no habia cuadro como eI de unhombre apacentando puercos para demostrar la de-gradaci6n hasta lo sumo. Aqui el Sefior nos declaraen t6rminos de aquellos tiempos que el hijo extra-viado puede regresar a su Padre por confesi6n, antnde las m5s bajas profundidades de pecado. Fue enel campo con los puercos en donde el hijo <<volvi6 ensi>> y resolvi6 regresar a su Padre con una confe-si6n, que es la expresi6n normal del arrepentimientoverdadero del'coraz6n. No se hace menci6n de laregeneraci6n. Nada se dice de la fe, sin la cual nin-guna alma puede ser salva. E,ra hijo, y regres6 a supadre como htjo. La opini6n de que la persona nosalva regresa a su hogar cuando viene a Cristo esuna enseffanza muy extrafra a la Palabra de Dios,aunque se expresa a veces en algunos himnos y ser-mones. Los hijos que se han extraviado pueden re-gresar a su casa, y estando perdidos en su extraviopueden ser hallados. Pero esto no puede aplicarseal que nunca ha sido hijo de Dios. Tal persona est6ciertamente perdida, mas tiene necesidad de ser sal-uada. Dwante esta dispensaci6n los inconversos pue-den uenir a Dios, pero no regresan a Dios.

Cuando el hijo que regresaba estaba todavia lejos,el Padre le vio, y tuvo compasi6n de 61, y corri6 y leech6 los brazos al cuello, y le bes6. Le vio porque es-taba mirando hacia esa direcci6n. No habia dejadode mirar desde la hora en que el hijo abandon6 lacasa. Este es el cuadro del coraz6n del Padre celes-tial, que se representa tambi6n en la brisqueda tantodel pastor como de la mujer.

La justicia exigiria que este pr6digo que regre-saba fuese castigado severamente. ;No habia desper-diciado los bienes de su padre? ;No habia sido un

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fracaso completo? Pero no fue castigado. El hechode que no recibi6 ningrin castigo nos revela a los deesta dispensaci6n la gloriosa verdad de que el Padrecelestial puede recibir a Su hijo, y en efecto lo re-cibe, sin castigo, en virtud de la obra de Cristo con-sumada en la cruz. Los requisitos para efectuar lareconciliaci6n son fnicamente una confesi6n sinceraque brota de un coraz6n quebraritado. La culpa delpecado fue cargada sobre Cristo cuando muri6 ennuestro lugar.

La confesi6n del hijo fue hecha primero delantede Dios, y despu6s de su padre. Este es el orden ver-dadero de toda confesi6n. Primero se hace a Dios, ydespu6s a los ofendidos por la falta de nuestra con-fesi6n.

Grande es el poder de la confesi6n de un coraz6narrepentido. Seria increible que el hijo pr6digo vol-viera a pedir a su padre dinero para regresar a lavida disoluta de pecado despu6s de haber sido res-taurado y despu6s de gozarse nuevamente de lascomodidades y comuni6n de su hogar. Tal procedi-miento seria enteramente inconsecuente con la con-fesi6n que habia hecho de un coraz6n quebrantado.La confesi6n verdadera es real y tiene poder trans-formador (v6ase 2 Corint ios 7:11).

Ela hijo durante todos los dias de su ausencia dela casa. Si hubiera fallecido en el campo con lospuercos, habria muerto como hijo. En cuanto a lailustraci6n que esta par6bola nos proporciona delestado de un cristiano, se puede deducir de este pa-saje, y de todos los demis que tratan de este tema,que el cristiano imperfecto, como todos lo somos,ser6 recibido en el cielo despu6s de su muerte, aun-que sufra la p6rdida de todos los galardones y demucho gozo, y aunque tenga que hacer su confesi6n,

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hasta alli descuidada, al Seflor cuando lo encuentrecara a cara.

Se puede deducir de los siete pasajes principalesque la curaci6n de los efectos de pecado en la vidaespiritual del hijo de Dios, se promete al que hagauna confesi6n genuina de su pecado con el verdaderoarrepentimiento del eotaz6n.

El pecado es siempre pecado a la vista de Dios,y no puede ser menos culpable cuando se encuentraen la vida de un cristiano, ni puede ser curado enningrin caso sino por la redenci6n que hay en CristoJesris. En virtud'del hecho de que el precio de nues-tra redenci6n ya ha sido pagado con la sangre pre-ciosa de Cristo, Dios puede salvar a los pecadoresque solamente creen y restaurar a los hijos extra-viados que solamente confiesort. Ninguna parte delcastigo que cay6 sobre nuestro Sustituto caerA ja-m6s sobre el hijo de Dios ni sobre el pecador. Puestoque Cristo llev6 toda nuestra culpa, solamente la fey la confesi6n pueden ser exigidas conforme a lajusticia. Mientras no haga conf esi6n, eI creyentedesobediente est6 siguiendo el mal camino, y porconsiguiente no est6 de acuerdo con el Padre, porque<<dos no pueden andar juntos a menos que est6n deacuerdo>. Dios nunca puede estar de acuerdo con elpecado, pero el hijo puede ponerse de acuerdo consu Padre, y esto constituye el arrepentimiento verda-dero que se expresa por la confesi6n sincera. Elarrepentimiento es cambio de mente, por 6l dejamosel pecado para buscar a Dios.

La bendici6n no depende de la perfecci6n absolutasin pecado: es cuesti6n de no contristar al Espiritu.No se trata de pecados desconocidos: es una actitudde coraz6n que est6 siempre dispuesto a confesartodo pecado en el momento que se reconozca' <<Siconfesamos nuestros pecados, 6l es fiel y justo para

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perdonarnos nuestros pecados, y l impiarnos de todainiquidad.>> El cristiano que hace confesi6n completade cada pecado conocido habr6 quitado uno, si notodos de los estorbos que impiden la plena manifes-taci6n del Espiritu.

<<Y no contrist6is al Espiritu Santo de Dios, con elcual sois seilados para el dia de la redenci6n>> (Efe-s ios 4:30) .

(NO APAGUEISAL ESPIRITUD

La segunda condicidn de lave r dadera e spiri t ualidad

<<No apagu6is al Espiritu (1 Tes. 5:19) es otromandamiento explicito para eI creyente que concier-ne a su relaci6n con Aquel que mora en 61.

|QUE ES LO QUE APAGA AL ESPIRITU?

El Espiritu (<se apag.D) por cualquier falta de ren-dici6n a la voluntad revelada de Dios. Es senci-llamente decir <<no>> a Dios, y por Io tanto se relacionaintimamente con los mandatos divinos en lo que serefiere al servicio; aunque tambi6n el Espiritu puedeapagarse por cualquier resistencia a la providenciade Dios en la vida.

La palabra <<apagar>>, cuando se usa en conexi6ncon el Espiritu, no implica que se extingue, o que seretira: significa mis bien resistir al Espiritu' El Es-piritu no quita Su presencia, pues ha venido parapermanecer en el creyente.

Segrin las Escrituras, la responsabilidad del cre-yente para alcanzar la espiritualidad verdadera secristaliza otra vez en una sola palabra decisiva:<otrecerse>>. <<Sino antes, ofreceos vosotros mismos aDios, como resucitados de entre los muertos, y vues-tros miembros, como instrumentos de justicia paraDios> (Rom. 6:13). Tal actitud de coraz6n hacia la

F

f,

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IOO EL HOMBRE ESPIRITUAL

voluntad de Dios conviene a los que son <<como resu-citados de entre los muertos>>, y cualquier otra acti-tud es nada menos que rebeli6n en la familia y casade Dios. Nuestro Padre celestial nunca se equivoca.Su voluntad es siempre infinitamente mejor que lanuestra. Por lo tanto, no debemos apagar el Espiritu.No debemos decirle <<no>> a Dios.

Cuando, por la gracia divina, hayamos entradoen el cielo y recibido una visi6n m6s amplia y unentendimiento m6s claro de aquella esfera, tendre-mos gozo o pesar, al contemplar la vida, de nuestraperegrinaci6n en esta tierra, segtn 6sta haya sidollevada. Hay una vida sin pesar, y consiste en ha-ber cumplido la voluntad de Dios. Reconoceremospor toda la eternidad aquel plan y prop6sito divinoscomo lo mejor que Dios se propuso para nosotros.

LA VIDA OFRECIDA O RENDIDAOfrecerse a Dios es permitirle que disefre y ejecute

la posici6n y la eficacia de nuestra vida. 56lo El pue-de hacer esto. De entre todos los innumerables ca-minos en que podamos andar, s6lo El sabe escoger elmejor. 56lo El tiene poder para encaminar nuestrospies en el mejor camino y guardarlos en 6l; s6lo Elnos ama de tal manera que nunca cesarA de hacerpara nosotros cuanto pueda conforme a Su sabiduria,poder y amor. Verdaderamente tres veces benditaes la vida que aprende a ofrecerse a la voluntad deDios.

Nada puede ser m6s err6neamente dirigido que lavida que se dirige a si misma. En el acto de nuestracreaci6n Dios omiti6 intencionalmente toda facultado poder para dirigirnos a nosotros mismos. <Ya s6,oh Jehovii, que no es del hombre su camino; no esdel hombre que anda dirigir sus mismos pasos>> (Je-remias 10:23). Es el plan divino que el elemento de di-recci6n sea provisto en nosotros por Dios mismo. Uno

(NO APAGUEIS AL ESPiRIT(]> IOI

de los resultados de la caida adAmica es la indepen-dencia de la voluntad humana hacia Dios; empero elhombre es tanto m6s espiritual y m6s conformado alprop6sito de su Hacedor cuanto m5.s se ofrece a lavoluntad divina. eQu6 evidencia m6s patente necesi-tamos de la caida del hombre que el hecho de que esnecesario luchar para ofrecerse a Dios? iQu6 sen-timiento de victoria tenemos cuando podemos decir:<<No sea hecha mi voluntad, sino la tuya!> Nuestravida diaria serA impotente y un fracaso sin la direc-ci6n del Espiritu. El Espiritu ha venido para llevara cabo este ministerio, y no podemos ajustarnos aEl, ni ser espirituales, hasta que nos ofrezcamos a lamente y a la voluntad de Dios.

Nuestro <<culto racional>> es una dedicaci6n com-pleto de nuestro cuerpo como <sacrificio vivo>, y6ste es un asunto sumamente importante para el hijode Dios. Despu6s de tratar de las enseflanzas doc-trinales sobre la doble obra de Dios para nosotros enla salvaci6n, segrin los primeros ocho capitulos deRomanos, y despu6s de la porci6n dispensacional re-lativa a fsrael en los tres capitulos subsiguientes, elmensaje del referido Libro se ocupa en el capitu-lo 12 con una exhortaci6n a la manera de vivir queconviene al que ha sido salvado de la pena del pe-cado y para quien se ha provisto liberaci6n delpoder del pecado. Al principio de esta admirable por-ci6n de las Escrituras se nos hace la siguiente exhor-taci6n: <<Os ruego, pues, hermanos, por las compa-siones de Dios, que le present6is (la misma palabrase traduce <<ofreceos>> en 6:13) vuestros euerpos, comosacrificio vivo, santo, acepto a Dios; culto racionalvuestro. Y no os tonform6is con este siglo, sino antestransformaos (transfiguraos), por la renovaci6n devuestra mente; para que hagiis experiencia de cu6lsea la buena, la acepta y la perfecta voluntad deDios.>

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102 EL HOMBRE ESPIRITUAL

considerarse como el resultado de la buena voluntaddel creyente. Es nada m5s que la autodedicaci6n atodo lo que El pueda escoger para nosotros ahora ypara siempre. Tal es nuestro <<culto racionab, si es<<santo, acepto a Dios.>> Cuando no nos conformamosa este siglo sino que somos transfigurados por larenovaci6n de nuestra mente, probaremos plenamenteen nuestra vida cu6l <<sea la buena, la acepta y laperfecta voluntad de Dios> para nosotros. Asi, elrendimiento se nos presenta como de primera y sumaimportancia para el que es salvo. En esta porci6n delas Escrituras hay seguidamente numerosas enseflan-zas acerca del servicio; pero aun el llamamiento aIservicio no serviria de nada hasta que el cuerpo hayasido presentado como un sacrificio vivo.

<NO APAGUEIS AL ESP|RITU> 103

Las palabras <<os ruego>> est6n muy lejos de ser unmandamiento. Representan una sriplica de Dios a Sushijos para que lleven aquella manera de vivir que lescorresponde. No es un requisito que tenemos quecumplir pq,ra ser saluos: es algo que debemos hacerpor[ue sornos saluos. La primera exhortaci6n que sebncuentra en esta porci6n pr6ctica de la Epistola desalvaei6n trata de la dedicaci6ri del cuerpo enterocomo un sacrificio vivo. No debe llamarse <<consagra-ci6n>; porque la consagraci6n es un acto de Dios.El creyente puede entregar, ofrecer o dedicar; peroDios tiene que aceptar y aplicar lo que se le presenta,lo cual constituye la consagraci6n. Ademis, hay pocoen las Escrituras que justifique la ensefianza de unasupuesta <<reconsagraci6n>>. No se puede escoger par-ciilmente la voluntad de Dios como norma de nues-tra vida. No hemos escogido hacer Su voluntad sinohasta que verdaderamente estemos dispuestos a ha-cerla. Por lo tanto, la dedicaci6n verdadera no nece-sita de una <<reconsagraci6n> a Dios. No se hace re-ferencia aqui a un servicio en particular que pueda

CRISTO, EL MODEI,C)

Una de las perfecciones humanas del Seflor Jesu-cristo fue Su rendici6n completa a la voluntad deSu Padre. Las Escrituras abundan con testimoniosal respecto. En Heb. 10:5-7 dice asi: <<Por lo cualcuando entra en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda,no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado:en holocaustos y ofrendas por el pecado no te com-placiste: entonces dije: He aqui yo vengo (en el ro-ito del libro esti escrito de mi), para hacer, oh Dios,tu voluntad.> Estaba entregado a la voluntad de SuPadre. Dicha entrega incluy6 aun su euerpo hu-mano (<<empero un cuerpo me has preparado>),cuyo sacrificio habia de dar m6rito a todos los sacri-ficios animales aceptables antes de El, y de reem-plazat a cualquier sacrificio que se intentase ofre-cer despu6s. Cuando se aproximaba a la muerte Eldijo: <Pero no sea hecha mi voluntad, sino la tuya.>>Tambi6n se dice en el Salmo 22 que dijo a Su Padre:<Empero tri eres santo>>, y esto lo dijo en la hora m6ssombria de la crucifixi6n cuando clamaba <<Dios mio,Dios mio, lpor qu6 me has desamparado?>> Se nosdice adem6s en Fil. 2:8, que <<humill6se a si mismo,haci6ndose obediente, hasta la muerte, y muerte decruz>.

La rendici6n absoluta del Hijo para hacer la vo-luntad de Su Padre nos proporciona no solamenteel ejemplo supremo de la actitud normal del Hijo deDios hacia Su Padre celestial, sino que tambi6n nosensefia que dicha actitud se imparte y mantiene enel coraz6n del cleyente por medio del Espiritu, luegoque se ha efectuado el acto previo de la dedicaci6n.El pasaje siguiente es una exhortaci6n a este fin.<Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo enCristo Jesfs> (Fil. 2:5). La primera palabra es muyiluminativa; porque en esta palabra <<haya> (que

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IO4 EL HOMBRE ESPIRITUAL

puede traducirse <<permitid que haya>) queda com-brendida toda la ensefranza biblica de la responsabi-lidad del creyente tocante a la manifestaci6n de Cris-to en la vida diaria por medio del Espiritu. Somosincapaces de producir dicha manifestaci6n; pero po-demos <permitir>> que se produzca en nosotros pormedio de otra Persona. Es claro que el problema noconsiste en hacer alguna resoluci6n, sino en una acti-tud de buena voluntad para que Otro pueda llevar acabo absolutamente Su bendita voluntad en nosotros.Para que no ignoremos el car6cter exacto de la men-te de Cristo que ha de ser reproducida en nosotros, yno estemos debido a eso desprevenidos para el desa-rrollo de aquellos elementos particulares en nuestroandar diario, se hace una descripci6n explicita y de-tallada del <<sentin> de Cristo. Dichos elementos sonfundamentales: <<el cual existiendo en forma de Dios,no estim6 el ser igual a Dios corno cosa a que debiaaferrarse; sino que se desprendi6 de ella, tomandoantes la forma de un siervo, siendo hecho en seme-janza de los hombres. Y siendo hallado en condici6ncomo hombre, humill6se a si mismo, hacirlndose obe-diente, hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cualDios tambi6n le ha ensalzado soberanamente> (vs.6-9).

Debe notarse que los diferentes pasos en Ia humi-llaci6n de Cristo que retratan Su <<sentir> no se men-cionan meramente con el prop6sito de relatar algode Cristo: se nos presentan a fin de que comprenda-mos lo que ha de reproducirse en nosotros, y.exac-tamente lo que hemos de <permitir> que se haga ennosotros y por medio de nosotros. El resultado dela obra divina en la vida del creyente ser6 el <<sentirde Cristo, el que, segtin toda la Escritura, se producepor el poder del Espiritu. <<Porque para mi el vivires Cristo.> Dicha vida es un efecto. La causa es elpoder del Espiritu de Dios. De este pasaje lleno de

<NO APAGUEIS AL ESP|RITU> IO5

revelaciones hermosas, se desprenden por lo menostres verdades que pueden mencionarse:

Primero, Cristo estaba dispuesto a ir a donde-quiera que le enviase Su Padre. El cielo fue propia-mente Su lugar, y alli estaba en Su elemento nativo;pero vino a este mundo con una misi6n y con unmensaje de gracia. <<Dios"tenia s6lo un Hijo, y elamisionbro al extranjero.> Tal fue la voluntad de SuPadre para El, y respondi6 con la actitud expresadapor laJpalabras del himno que dicen: <Ird a donde'quiera que quieras, Sefior.>

Segundo, CriSto estaba dispuesto a ser lo que SuPadre le indicara. <<Se desprendi6> de la gloria. Es-taba resuelto no solamente a dejar a un lado la ves-tidura de Su gloria, sino tambi6n ser despreciado,escupido y crucificado. Esa fue la voluntad del Padrepara el Hijo, cuya actitud se expresa con las pala-bras <<serd lo que quieras que sea>).

Tercero, Cristo estaba dispuesto a hacer todo loque Su Padre le mandase. Se hizo obediente hasta Iamuerte, y al hacerlo, Su actitud puede expresarsecon las palabras <hard Lo que quieras qqe haga>.l

Hay muchos que cantan el himno de donde se sa-can las palabras citadas sin decidirse positivamentea rendirse incondicionalmente a la voluntad de Dios.No puede haber ninguna espiritualidad verdaderamientras que no se haga esta entrega. Pero cuandose hace sinceramente, Dios imparte el poder sufi-ciente para la realizaci6n de toda Su voluntad. Elreferido pasaje concluye con estas palabras: <por-que Dios es el que obra en vosotros asi el querercomo el obrar a'causa de su buena voluntad.> Asiobra en la vida que est6 normalmente ajustada a

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I V6ase tambi6n la p5g. 110.

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106 EL HOMBRE ESPIRITUAL

El, y le hace experimentar continuamente todas lasrealidades espirituales (G61. 3:3).

Cuando el Sefror Jesucristo habl6 de la responsa-bilidad del cristiano que es el rendimiento completoa Dios, us6 la figura de la vid y el pimpano, y dijo:<<Permaneced en mi>> (Jn. 15:1-17). Los resultadosde dicha vida que est6 en intima comuni6n conCristo son tres: 1) Su oraci6n es'eficaz: <<Si mor6isen mi, y mis palabras moran en vosotros, pedir6iscuanto quisiereis, y os serA hecho>; 2) su gozo escelestial: <<Estas cosas os he dicho, para que quedemi gozo en vosotros, y vuestro gozo sea completo>>;3) su fruto es permanente: <<Vosotros no me elegis-teis a mi, sino que yo os elegi a vosotros, y os hedesignado a fin de que vayiis y llev6is mucho fruto,y permanezca vuestro fruto.>> Se incluye en estosresultados todo lo que es vital en la vida cristiana,lo cual se obtiene por medio de la obediencia a todolo que Cristo nos ha mandado: <<Si guardSreis mismandamientos, permanecer6is en mi amor; asi comoyo he guardado los mandamientos de mi Padre, ypermanezco en su amor.>> Entonces, permanecer enCristo consiste sencillamente en entregarse a la vo-luntad conocida del Sefior. tal como Cristo se aban-don6 a la voluntad de Su Padre.

La entrega de la vida a la voluntad de Dios no sedemuestra por medio de un solo acto tocante a unproblema especial; antes bien es decidirse a some-terse incondicionalmente a la voluntad de Dios comonorma de vida. Estar en la voluntad de Dios esestar dispuesto a cumplir Su voluntad sin hacer re-ferencia a una cosa en particular que El exija.Es elegir Su voluntad como definitiva aun antes desaber lo que quiera que hagamos. Por lo tanto, no escuesti6n de estar listo a cumplir con cierto deber,sino de estar dispuesto a cumplir con todo, cuando,donde y como le parezca mejor a El en Su coraz6n

<NO APAGUEIS AL ESPiRITL]> IO7

de amor. Es tomar la actitud normal y natural deun nifro que consiente con toda confianza ala volun-tad del padre aun antes que se le revele algo deella. Nunea ser6 demasiado el 6nfasis sobre esta dis-tinci6n. Es muy natural decir: <Si El quiere que yohaga algo, que me lo diga, y entonces me decidir6a [acerio o no.)> A una persona con tal actitud decoraz6n, el Sefror no se manifiesta ni le revela nada.Tiene que haber una relaci6n de confianza en Iacual Su voluntad se acepta sin reserva una vez parasiempre. aY por qu6 no? Nuestra indocilidad podri-aexpresarse a veces con las palabras del siervo mal-vado: <<Tuve miedo de ti, por cuanto eres un hombreaustero.>> lEs duro y austero nuestro amante Sal-vador? lHay esperanza alguna de que nosotros mis-mos seamos tan sabios para escoger lo mejor, si nosdirigimos a nosotros mismos? ;Seri posible que elPadie, cuyo amor es infinito, maltrate a Su hijo?

1O le descuidarA?No prometemos no pecar ni violar la voluntad de

Dios cuando nos rendimos a El. Tampoco promete-mos cambiar nuestros deseos. La actitud exacta denuestra parte se ha expresado en estas palabras:<<Estoy dispuesto a que se me haga d6cil para hacerSu voluntad.> Otra vez conviene decir, que la cues-ti6n de la rendici6n, cosa tan sencilla, instant6nea-mente se complica, cuando se relaciona con una de-cisi6n especifica de obediencia. Se trata tinicamen-te de la voluntad de Dios en abstracto en la cualtenemos la confianza de que en todo detalle El obrar6en nosotros lo que le agrada. Efectuar6 en nosotros<<asi el querer como el obrar a causa de su buenavolunta$>.

Puede ser que tengamos que esperar por muchotiempo para conocer Su voluntad; pero una vez senos "eubla, no habr6 lugar para ninguna discusi6nen el coraz6n que no desea apagar el Espiritu'

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IO8 EL HOMBRE ESPIRITUAL

CONOCIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS

Muchas veces hay los que quieren entender mejorc6mo se puede conocer la voluntad de Dios. A lostales se les puede contestar:

- Primero, Su direcci6n es solar4ente para los que sehan entregado para hacer lo que El escoja. A 6stosse les puede decir: <<Dios puede hablar suficiente-mente recio para que oiga el alma dispuesta a oir.>

Segundo, la direcci6n se conforma siempre a lasEscrituras. Podemos acudir siempre a Su Palabra enespiritu de oraci6n a fin de buscar Su voluntad;pero es peligroso usar la Biblia como si fuera unaloteria m6gica. No aprendemos el significado de unpasaje por medio de <<echar suertes>>. Tampoco des-cubrimos la voluntad de Dios al abrir la Biblia yaceptar el sentimiento del primer versiculo que porcasualidad leemos. No es cuesti6n de suerte, ni nues-tra relaci6n a Su Palabra es tan superficial que es-peremos hallar Su plan para nuestra vida leyendociegamente un versiculo que nos aparezca por casua-lidad. Nos conviene estudiar y conocer las Escrituraspara que cada palabra de Su testimonio nos instruya.

Terceto, Dios no guia a Sus hijos por medio dereglas. Dos de Sus hijos no ser6n dirigidos del mismomodo, y es muy probable que ninguno de Sus hijosser6 guiado dos veces exactamente de la mismamanera. Por lo tanto, las reglas pueden ser enga-fiosas. La espiritualidad verdadera consiste en unavida libre de la ley que experimenta el poder delEspiritu para llevar a cabo todo individualmente.hasta el detalle mils pequefro.

Cuarto,la direcci6n divina es por medio del Espi-ritu que rnora en el cristiano. Por lo tanto, se deduceque la direcci6n verdadera, en esta dispensaei6n, se

<NO APAGUETS AL ESPrRITU> IO9

efectuari por medio de un conocimiento interiorantes que por seflales exteriores. Despu6s de llenarfielmente lbs requisitos para la vida espiritual, tene-mos <<la mente del Espiritu>' capaz para convencer-nos de Io malo, e impartirnos una convicci6n claraa"-to Uu"no. En visti de nuestra singular relaci6ncon el Espiritu ahora, no es necesario ni sabio depen-der mucho de <<vellones de lana> o de una <<columnade nube>; aunque a veces puede dirigirnos por me-dio de circunst-ancias externas' Es Dios quien obraen vosotros <<asi el querer como el obrar a causa desu buena volunta6>. Debemos aprender la realidadde que el Espiritu mora en nosotros y lo que significa<<andar>> en El.

Ser guiado por el Espiritu es ser movido por lasrelacionls mAJ de[cadas que el coraz6n pueda co-nocer. No somos guiados por eI bocado del freno,sino por eI ojo (Sal-. 32:8,9).En este punto, Satanis,como <.6ngel de luz>>, estari listo para confundirnos,presentdrn-donos una imitaci6n de la direcci6n de Dios''Conviene

que cada cristiano est6 avisado de estepeligro. Saian6s se vale de una conciencia m6rbida,a" ,inu impresi6n err6nea del deber, o de la falta deentendimiento en cuanto a la enseflanza exacta de IaPalabra, para engaffar y dirigir erradamente la vidadel creyente. Pero las direcciones de Satan6s han deser deicubiertas, porque son fastidiosas, dolorosasy desagradables. En cambio, la direcci6n del Espiri-iu es dutce y satisface el coraz6n del que se rinde aDios. Tenemos que recordar que la voluntad de Dioses <<buena>>, <<aceptable>> y <<<<perfecta> (Rom. l2:2), y

cuando andamos con El, obra en nosotros <<asi eI que-rer como el obrar a causa de su buena voluntad>>(Fil.2:13). Es Aqrrel que obra <<en nosotros lo que seaacepto delante de 6b> (Heb. 13:21).

Del lado divino, la entrega de la voluntad humanase ve como una necesidad imperativa' El Padre no

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i l0 EL HOMBRE ESPIRITUAL

puede tolerar rcbeli6n dentro de Su familia, ni puedellevar a cabo Sus designios benditos a favor de Suhijo a menos que Su juicio se acepte como el mejor.Hay una distinci6n digna de notarse entre el eastigopor motivos de correcci6n, que se puede repetir va-rias veces, y el azote que cada hijo debe recibir(Heb. 12:6). Aqu6l t iene por su fin la correcci6ncada vez que se necesite; pero 6s'te trata de la con-quista de una vez para siempre de la voluntad huma-na. Cuando se vence asi nuestra voluntad, no implicaque se debil ita en nuestra relaci6n para con losIrombres. La voluntad se ha rendido a Dios. Dichorendimiento puede ser una experiencia muy sencil la,pero muchos han sufrido afros de azote por no some-terse a la buena voluntad de Dios, relaci6n normalpara todo cristiano. No se puede considerar cadaaflicci6n como azote de Dios. Cuando se trata de unazote, tendremos conciencia de nuestra rebeldia enno rendirnos a Dios. No debe haber ninguna incer-tidumbre con respecto a esto.

La entrega a la mente y voluntad de Dios es unacto definido que abre la puerta al camino divina-mente designado, en donde podemos andar en intimacomuni6n y servicio con Cristo. Si el hijo de Dios notiene conciencia de que est6 sujeto a la voluntad deDios, segfn su entendimiento de si mismo, no puedeconsiderarse estar en ese camino de Dios. <No vinea hacer mi propia voluntad, sino la de Aquel queme envi6>> fue el modelo de rendimiento reveladopor Cristo. En el Salmo 40:6 se dice que Cristo dijoa Su Padre: <<Has abierto mis oidos.>> Sin duda esuna referencia a la ley del esclavo que se entreg6a su amo por toda la vida despu6s de haber sidolibertado (Ex. 21:5,6). <Y 6l muri6 por todos, paraque los que viven, no vivan ya para si mismos,sino para aquel que por ellos muri6, y volvi6 a resu-citar> (2 Cor. 5:15).

(NO APAGUEIS AL ESPiRITU>

;QUE ES UIVA VIDA DE SACRIFICIO?

El motivo m6s noblc que nos, impulsa a rendirnosa la voluntad de Dios no cs cl rncro deseo de ganar

la victoria en la vida, o el poder o lzr bendjcion' sit.toel deseo de vivir una vida de sacrif icio, que es Iavida de Cristo. Sacrif icio no quicre decir dolor; essencil lamcnte hacer la voluntad dr. ' Otro. Puede haberdolor en este camino, pero la nol-a dominantc es gczo,y la bendici6n del cotaz6n es Paz.

Entonces. el deber de cada hijo de Dics es retl-

dirse a la vofuntad de Dios. Dicha rendici6n noconcierne a un solo problema en la v ida d iar ia , s inoa una actitud permancnte hacia Dios. Sin esta acti-tud de entregarse a Dios no pr-tede haber vcrdaderaespir i tua l idad, n i puede uno cscapar dr : la mrt ro deDios que azota a todo hijo que recibe; porqr-te EI ntrpuede permi t i r que St t h i jo v iva cont inuamrlnte s inlas bendiciones inestimables qr.re Su amor anht.ladarle, y nr,r lo permitirS. La rebcli6n dc Satan6s ctlla g lor ia pr is t ina se enct tentra en Isa ias 14:13 ' 14, endonde habl6 cinco vcces de lo que 6l queria hacerindependientemente de Dios, y cada v ida no rendidaa Dios perpet0a el crimen de Satanas. Para screspiritual no podemos decirle <no>> a Di<-ls' <|lo apa-gu6is al Espiritu.>>

i l l

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6(ANDAD SEGUN

AL ESPIRITUD

I-o tercera condicidn de lav e r dade ra e sp irit ualidad

La espiritualidad verdadera depende tambi6n deuna actitud positiva de conltanzo en la presencia ypoder del Espiritu que mora en nosotros. Las doscondiciones anteriormente mencionadas son negati-vas. Representan cosas que el creyente no debe ha-cer, si es que quiere ser espiritual. IVo debe contristaral Espiritu, reteniendo un pecado conocido en su vidasin confesarlo. No debe apagar aI Espiritu, dici6ndole<no>> a Dios. La tercera y riltima condici6n se pre-senta por medio de un mandato positivo. Es algo queel creyente tiene que hacer para ser espiritual.

LO QUE SIGNITICA <<ANDAD SEGUNEL ESPIRITU>

Hay varios pasajes de las Escrituras en donde senos presenta este deber de vital importancia; perose expresa quiz6 con m6s claridad en Gil. 5:16:<Digo, pues; andad segrin el espiritu, y no cumpli-r6is los deseos de la carne.> El pasaje puede tradu-cirse mejor de la manera siguiente: <Digo, pues:Andad continuamente por medio del Espiritu, y Documplir6is los deseos de la carne.>> El hijo de Diosno tiene poder en si mismo para iniciar, promover,o mantener una vida <<en el Espiritu. Esta Escri-

<ANDAD SEGON EL ESP|RITU> l 1 3

tura, cuando se traduce correctamente, no exige 1oimposible del cristiano, es decir, que 6I mismo llevea iabo este andar <<en eI Espiritu por medio de suspropias fuerzas. M5s bien, se nos revela que elbspiritu es quien produce este andar en el cristiano.La responsabilidad humana consiste en dependerenteramente del Espiritu. Andar por medio del Espi-ritu es sencillamente andar con confianza plena enla capacidad y poder de Aquel que mora en nos-otros. La misma verdad se afirma en eI versiculo 18,aunque se expresa de otra manera: <<Mas si soisguiados por e! Espiritu, no est6is bajo sistema deley.> De ningdna manera puede el cristiano guiaro dirigir al Espiritu. Pero puede depender del trspi-ritu, y 6sta es la responsabilidad precisa del cre-yente como se revela en este pasaje.

La tercera condici6n de la espiritualidad verda-dera es, pues, una confianza inquebrantable en elEspiritu para que haga lo que ha venido a hacer,y lb que iOto ni puede hacer. Tal es la provisi6n delitadre a fin de que el pecado sea eoitado en la vidade Su hijo. Los resultados del ejercicio de dichaprovisi6n divina sobrepujan nuestras capacidades deestimaci6n: <<No cumplir6is los deseos de la carne'>>

Muciras veces marca el <<principio de los dias> enla vida del cristiano cuando cree de cataz6n y prestaatenci6n a la Palabra de Dios a tal punto que reco-noce sus propias limitaciones, y toma en cuenta larevelaci6n exacta que define precisamente lo que 6lmismo puede o no puede hacer, y lo que el Espirituque habita en 6l ha venido con el prop6sito de hacer'Raras veces procuramos hacer el trabajo que hemosencargado a otro. Confiamos naturalmente en esapersona. lHemos aprendido alguna vez a confiar enel Espiritu para algo? lContamos de una manerain+"eligente con la ayuda del Espiritu' para que hagalas cisas asignadas a El por las Sagradas Escrituras?

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II4 EL HOMBRE ESPIRITUAL

lCreemos de veras que somos tan incapacitados co-mo lo declara Su Palabra? iCreemos de todo co-raci6n que El es capaz y est6 esperando hacer loque nosotros no podemos hacer? Habiendo comen-zado en el Espiritu, en cuanto concierne a la obradivina de la salvaci6n, themos de ser perfeccionadospor la carne? Al hacer frente a los deberes impo-sibles de la verdadera vida cristian'a, lvivimos cons-cienterhente por un principio de obras humanas o potun principio de fe? La Biblia afirma enf6ticamenteque el creyente ha de vivir por el principio de fe,cuando de veras anda diariamente en el plan de Diospara su vida. Dichas ensefranzas se encuentran cla-ramente expresadas en las p6ginas del Libro deDios, y dif ici lmente las puede pasar por alto el cris-tiano que lo lea con atenci6n.

La calidad de vida que honra a Dios es siempre elobjetivo divino para la vida diaria del creyente.Su realizaci6n no se logra nunca por medio de unaresoluci6n humana o por la lucha o los esfuerzos dela carne: es por pelear la <<buena batalla de fe>>.Existe una vasta diferencia entre luchar para hacerlo que s6lo Dios puede llevar a cabo, y luchar paramantener una actitud de dependencia de El paraque haga lo que s6lo El puede hacer. El hijo de Dioslleva la responsabilidad imperativa de conttnuar conesta actitud de confianza en el Espiritu. Este es eldeber que merece su atenci6n constante. Esta essu tarea divinamente asignada y constituye su parteen la colaboraci6n con Dios en Su gran obra. El ma-quinista de la locomotora no podria hacer nada, siintentara mover su poderoso tren por un empuj6ncon sus propias manos. No ha sido llamado a talservicio. En cambio, empieza a desempefrar un papelmuy fitil cuando se sienta en su lugar tras la vAlvula.El conflicto supremo en la vida del creyente es rndn-tener la actitud de confianza en el Espiritu sin fluc-

<ANDAD SEGON EL ESP|RITU, I I5

tuar. Asi, y solamente asi, el Espiritu puede contro-lar y vitalizar toda facultad, emoci6n y elecci6n hu-manas.

La vida del cristiano se desarrolla en todos lossentidos, y tendr6 conciencia solamente del uso de susfacultades; pero dichas facultades sBrAn capacitadaspor el Espiritu como no podria ser de otra manera.La obra capacitadora del Espiritu no deja a un ladoel trabajo normal del alma y espiritu humanos, sinoque obra por medio de ellos con plenitud de poderpara realizar la bendita voluntad de Dios. <<Si and6ispor medio del.Espiritu, no cumplir6is la concupis-cencia de la carne.> <<Esta es la victoria que venceal mundo, es a saber, nuestra fe> (G61.5:16,1Jn.5:4).

El racionalismo est6 directamente opuesto a la fe.Hay quienes se rebelan contra la enseffanza de quela salvaci6n es por fe sin obras. Se oponen a estagloriosa verdad porque no conocen o no creen la Pa-labra de Dios. De la misma manera, hay otros querechazan la enseflanza de que la victoria constanteen la vida diaria del creyente se logra s6lo por fe,y es porque no conocen o no creen las Escrituras.La doctrina acerca de la santidad divinamente pro-ducida en la vida del creyente no estriba sobre unoo dos textos de la Biblia. Es uno de los temas m6sgrandes, si no eI m6s extenso, de las Epistolas; nosolamente se ensefia dicha doctrina detalladamente,sino que todas las exhortaciones al cristiano se basansobre los principios encerrados en esta doctrina. Esuna de las caracteristicas mAs vitales de las provi-siones que caracterizan esta edad de la gracia.

?RES RAZONES POR QUE CONFTAR ENEL ESPIRITU

La Biblia sefrala tres causas sobresalientes queimpiden la espiritualidad en el hijo de Dios, las cuales

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I 16 EL HOMBRE ESPIRITUAL

hacen necesaria la confianza constante en el Espirituque mora en 6l: 1) <El mundo>>, o todo lo opuestoa las normas celestales; 2) <da carne)>, o lo que est6dentro del cristiano que se opone al Espiritu y <<co-dicia contra El; y 3) <el diablo>>, quien se oponea todo plan y prop6sito de Dios. Las tres han deconsiderarse ahora mAs ampliamente, pero en ordendiferente:

Primero, las normas celestiales e inalcanzables de vidaen contraste con las nonnas del mundo

LXos no tiene sino un Libro, que abarca la gentede todas las dispensaciones. Alli se encuentra Su vo-luntad y prop6sito para Israel durante la edad antesde la muerte de Jesfis, y tambi6n Su voluntad y pro-p6sito para Israel y todas las naciones gentiles en Iostiempo venideros. Asimismo se revela en este Librodivino Su voluntad y prop6sito para Su pueblo celes-tial de esta presente dispensaci6n. Los hijos de Israelfueron redimidos y libertados de Egipto, y se les diouna norma de vida para gobernarlos en la tierra pro-metida. Dichas leyes y reglamentos no fueron dadosa otras naciones, sino exclusivamente a Israel, y es-tos reglamentos apelaban al <<hombre natural.>> Deja-ron de estar vigentes como la norma requerida devida despu6s de la muerte de Cristo (Jn. 1:17; Rom.6:14; 2 Cor. 3:1-13; G6l. 5:18). Tambi6n se revelaotra norma de vida que habr6 de regir a Israel cuan-do sea recogido y reestablecido en su propia tierra,bajo el gobierno mundial de su Mesias Rey. Su reinoseri de car6cter legalistico, o del mismo caricter dela ley. Los profetas del Antiguo Testdmento anticipa-ron y expusieron sus principios, y se encuentran va-rios pasajes del Nuevo Testamento que revelan m6sacerca de ellos. La Biblia tambi6n contiene unanorma de vida que se aplica fnicamente a los ciuda-

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danos celestiales de la presente dispensaci6n, a loscuales se les exige que vivan como <<peregrinos yextranjeros> en la tierra, y como testigos en el terri-torio del enemigo, no obstante que ocupan una posi-ci6n y una responsabilidad celestiales. Los prin-cipios regentes para ellos se encontrar6n en LosHechos, en las Epistolas y en porciones de los Evan-gelios. Dichas normas celestiales no se imponensobre el mundo no regenerado. Los inconversos nohan recibido el Espiritu, y por lo tanto, no tienen elpoder que los capacite para vivir conforme a lasnormas impuestas al cristiano. Es inftil y a la vezirrazonable aplicar las normas cristianas al mundosin Cristo. Asimismo. la norma celestial de vida esm6s alta en caricter que la ley de fsrael, asi comola ciudadania celestial supera a la terrenal. Numero-sos principios eternos que manan del mismo car6cterde Dios se incorporan en la ley de Israel. Dichosprincipios como tales no caducan, porque son eter-nos; pero la manera precisa de expresarlos en elNuevo Testamento si cambia a fin de adaptarlos a lasrelaciones nuevas que el pueblo celestial tiene conDios. Asi, el creyente no est6 <<bajo la lep>; aunquenueve mandamientos del dec6logo de Mois6s apare-cen nuevamente bajo las ensefranzas de la presentedispensaci6n con un 6nfasis y un caricter diferentesen conformidad con las exhortaciones bajo la gracia.Tampoco estA <<sin ley>>, el que est6 en la ley deCristo. Es de mucha importancia y utilidad conocertodo lo que Dios ha hablado a cualquier pueblo encualquier tiempo; pero al cristiano interesa princi-palmente el prop6sito y plan que Dios tiene precisa-mente para 61.'El ciudadano celestial no hallari laplena revelaci6n de la voluntad de Dios para si enlas porciones de las Escrituras dadas a los de otrasedades pasadas; aunque puede encontrar mucho encomrin a ambas dispensaciones. Si no se tiene en

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I 18 EL HOMBRE ESPIRITUAL

cuenta esta distinci6n no puede haber una compren-si6n clara del Libro de Dios'

En las Escrituras se habla aI cristiano como a unapersona sobrenatural, y se le da una norma de vidaiobrehumana, lo cual es muy razonable. Los cristia-nos son ciudadanos del cielo desde el momento enque se salvan, y naturalmente se les. exige que andendignos de su <<vocaci6n celestiab>. No pueden eludiresia vida que es consecuencia de su posici6n. Lanorma de vida no los hace ciudadanos, pero habiendosido hechos ciudadanos por el poder de Dios, Iesconviene uiuir de acuerdo con la posici6n que Diosles ha concedido.

Los pasajes siguientes servir6n para ilustrar elcar6cter sobrehumano de la norma de vida para

el hijo de Dios en la presente dispensaci6n bajo lagracia:

<<Un nuevo mandamiento os doy, que os am6is los

unos a los otros; asi como yo os he amado, para que

vosotros tambi6n os am6is los unos a los otros>> (Juan

13:34); <<Este es mi mandamiento, que os am6is los

unos a los otros, asi como yo os he amado>> (Juan

15:12). La IeU exigia que uno amase a otro <<como a

si mismo>>. Amar como Cristo nos am6 es un amorinfinitamente m5s alto, y a la vez humanamente im-posible.

<<Y no contrist6is al Espiritu Santo de Dios> (Efe-

s ios 4:30) .<<Y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la

obediencia de Cristo>> (2 Cor. 10:5).

<<Dando gracias siempre, por todas las cosas, enel nombre de nuestro Sefror Jesucristo, al Dios y Pa-dre nuestro> (Ef 5:20).

<<A fin de que manifest6is las excelencias (virtu-

des) de aquel que os ha llamado de las tinieblas a suluz maravil losu (1 Ped. 2:9).

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<Estad siempre gozosos. Orad sin cesar)> (1 Tes.5 : 1 6 , 1 7 ) .

<Yo, pues, os ruego, preso como soy en el Sefior,que and6is como es digno de la vocaci6n con quehab6is sido llamados, con toda humildad y manse-dumbre, con paciencia, soport6ndoos los unos a losotros en amor fraternal; esforz6ndoos para guardarla unidad del Espiritu en el vinculo de la paz>> (Efe-sios 4:1-3).

Aunque estos pasajes presentan demandas inal-canzables para los recursos humanos, seguramenteDios espera que se realicen en el vivir diario delcreyente. El sabe mejor que nosotros que jamispodriamos producir tal calidad de vida; sin embargo,no es injusto ni irrazonable en Sus demandas, puestoque est6 listo para suplir todo lo que se nos exige.El Espiritu mora en el creyente para este mismoprop6sito. No nos exhorta ni aun a intentar alcanzardichas normas por nosotros mismos. Hay abundantespromesas en las Epistolas que nos aseguran que laenergia de Dios impartida por medio del Espiritu essuficiente para realizar todo cuanto Dios requiere.<Porque Dios es el que obra (da energia) en nosotros,asi el querer como el obrar a causa de su buenavoluntad.>

Entonces, la nueva norma de vida para el hijo deDios bajo la gracia es imposible de alcanzar desdeel punto de vista humano, y se realizar6 fnicamentecuando uno confia de todo coraz6n en el Espirituque le habita para que haga la voluntad de Dios ensu totalidad. Para ser espiritual, el cristiano tieneque andar <9or medio del Espiritu.

Segundo, et cfistiano afronta un adversario que dominael mundo

Satan6s se representa en la Biblia como el ene-migo de los santos de Dios, especialmente de los de

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esta edad. No hay controversia alguna entre Sa-tanis y las personas inconversas, porque ellas for-man parte de su sistema mundial, puesto que nohan sido libertados de la potestad de las tinieblas ytrasladados al reino del Hijo de Dios. SatanS.s es elpoder que les proporciona energia (Ef. 2:2), comoDios es el poder que obra en los que son salvos (Fil.2:13). Todos los seres humanos est6n bajo eI poderde Satanis o bajo el poder de Dios. Esto no quieredecir que los cristianos no puedan ser influeneiadospor Satan6s, ni que los inconversos no sean influen-ciados por el Espiritu de Dios; pero seg0n su posi-ci6n, se encuentran en uno u otro dominio, y elreino de Satan6s no se caracteriza siempre por lascosas inherentemente malas segrin la estimaci6n delmundo. El prop6sito continuo de Satan5s se expresaen Isaias 14:14: <<ser6 semejante al Altisimo>; semanifiesta como <<6ngel de lua>, y sus ministros como<<ministros de justicio> (2 Cor. 11:13-15). Sus minis-tros, siendo ministros de justicia, predican un evan-gelio de reforma y salvaci6n por medio del car6cterhumano, en vez del mensaje de la salvaci6n por lagracia sola, sin ninguna relaci6n con las virtudeshumanas. Por Io tanto, el mundo, con todos sus idea-les morales y su cultura, no est6 necesariamentelibre del poder y control activo de Satan6s. El puedepromover ciertas formas de religi6n y de virtudeshumanas aparte de la redenci6n que se encuentra enCristo Jesfs, y evidentemente el mundo est6 capaci-tado para llevar a cabo dicho programa. Ha cegadolos ojos de los inconversos, pero con un fin especifico,es decir, para que no les amanezca la luz del evan-gelio (2 Cor. 4:3, 4).

La enemistad de SatanAs siempre ha sido s6locontra la Persona de Dios, y no en contra de lahumanidad. Es solamente cuando hemos sido hechos<<participantes de la naturaleza divino> cuando nos

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encontramos frente a un adversario nuevo y pode-roso. Las lanzadas de sus <<dardos de fuego>> tienenpor blanco a Dios, quien mora en nosotros. No obs-tante, el conflicto es real, y el enemigo tiene fuerzassobrehumanas. <<Por 1o demis, hermanos, esforzaosen el Seflor y en el poder de su fortaleza. Revestiobde toda la armadura de Dios, para que podAis estarfirmes contra las asechanzas (estrategias) del dia-blo. Porque no tenemos nuestra lucha contra carney sangre, sino contra los principados, contra las po-testades, contra los gobernantes de las tinieblas deeste mundo, contra las huestes espirituales de iniqui-dad en las regiones celestiales> (Ef. 6:10-12). Dichosgobernantes de las tinieblas de este mundo, y lashuestes espirituales de iniquidad, quienes pelean con-tra nosotros incesantemente, no se vencen por lafuerza ni la estrategia humanas. La Biblia nuncasanciona la suposici6n disparatada de que el diablohuir6 frente a una mera resistencia de ttna voluntadhumana determinada. Se nos exhorta a que resista-mos <<al diablo>>, pero debemos hacerlo <<firmes enla fe>> mientras nos sometemos a <<Dios> (Sant. 4:?;I Ped. 5:9). Satan6s no ser6 vencido por una cria-tura, puesto que por la creaci6n ha sido hecho supe-rior a ellas. Se nos revela que aun Miguel, el ar-c6ngel, <<cuando contendia con el diablo.... no se atre-vi6 a traer contra 6l un juicio injurioso, sino que

dijo: ;El Sefror te reprenda!>> Miguel el arc6ngel nocontiende con Satan6s, sino que confia en el poderde Otro, actuando conforme al principio de la fe,antes que conforme al principio de las obras. Cier-tamente el cristiano, con todas stts l imitaciones, t ie-ne que apelar al poder infinito de Dios en el confl ictocon su poderoso enemigo, y a este fin se Ie dice: <<Ysobre todo, embrazando el escudo de la fe, con elcual podr6is apagar todos los dardos encendidos delmal igno>> (Ef . 6 :16) .

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El conflicto del creyente y Satanis es tan ferozy constante como este poderoso adversario puedehacerlo. Frente a 6l no somos nada en nosotros mis-mos; pero Dios se anticip6 a nuestra debilidad y pro-vey6 una victoria perfecta por medio del Espirituque mora en nosotros: <<Porque mayor es El quemora en vosotros, que el que est6 en el mundo> (1 Jn.4:4). Debido al poder del nuevo enemigo, el cristianotiene que andar <<por medio del Espiritu, si su deseoes ser espiritual.

Tercero, Ia naturaleza addmica

Los cristianos descuidados no se preocupan con laPersona y obra del Espiritu, ni con las distincionesexactas que forman las condiciones de la espiritua-lidad verdadera; pero dichas condiciones apelan aaquellos que desean sinceramente llevar una vidaagradable a Dios. Hallamos que Satand.s tiene tram-pas y doctrinas engafrosas que conciernen a las rea-lidades m6s hondas espirituales. La mayoria de lasensefranzas err6neas se basan sobre un conceptofalso de la ensefranza biblica con respecto al pecado,especialmente en lo que se refiere a su relaci6n conel creyente.

La Escritura <<es ritil para enseffanza, para re-prensi6n, para correcci6n, para instrucci6n en justi-cia; a fin de que el hombre de Dios sea perfecto(bien desarrollado), estando bien preparado paratoda buena obra> (2 Tim.3:16, 17); pero en la mismaEpistola somos exhortados a estudiar y manejar laPalabra de verdad. Debe notarse que dos de loscuatro prop6sitos de la Palabra de Dios en la vidadel <<hombre de Dios>> segrin el versiculo aludido son<<para reprensi6n> y <<para correcci6n>; pero muypocos, especialmente entre los que creen un error,tienen un espiritu d6cil para corregirse por medio de

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la Palabra. Parece ser una de las caracteristicasde todos los errores satAnicos que, aquellos quienes

han abrazado dichos errores, nunca est6n dispuestosa reconsiderar, honestamente, sus doctrinas. Sola-mente leen la literatura err6nea de su secta, y a ve-ces hacen todo esfuerzo para no oir la ensefranza desanas doctrinas que los podria corregir. Dicha dificul-tad se empeora cuando su error les ha hecho asumiruna posici6n falsa en cuanto a una supuesta libera-ci6n del pecado, o a supuestos logros personales ensantidad. Una <<reprensi6n>> o <<correcci6??>> parece su-gerirles una vuelta hacia atris, rumbo que una perso-ila celosamente'inclinada difici lmente elegiria. Mu-chos errores de esta clase prosperan sin otra fuerzasustentadora que el celo humano, y la Palabra deDios se tuerce persistentemente para mantener Iasteorias humanas. Muchos de dichos errores se repren-den y corrigen cuando se reconoce la distinci6n fun-damental entre la posici6n del cristiano y su erpe'riencia diaria. Todo lo que Dios ha hecho a favor denosotros es perfecto y completo; pero esta perfec-

ci6n no debe confundirse con el imperfecto vivirdiario.

Hay cinco doctrinas biblicas que se relacionan in-timamente con la cuesti6n del pecado en eI creyenteque son mal entendidas, y que, torci6ndolas, puedenser usadas por el enemigo para conducir aun a cre-yentes serios a una presunci6n err6nea y error da-floso. Estas doctrinas son: 1) La verdad de que lapresencia de la naturaleza ad5.mica continfa presen-

te en el creyente, tema que actualmente discutimos;2) el remedio divino para los efectos del pecado enla vida espiritual del cristiano, tema que ya con-sideramos: 3) la ensefianza biblica acerca de laperfecci6n; 4) la ensefranza biblica que toca a la san-tif icaci6n; y 5) la enseflanza biblica acerca de la

muerte del creyente en Cristo. Para que haya un

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entendimiento m6s claro del presente tema, primerose considerar6 brevemente la enseflanza biblica conrespecto a la perfecci6n y la santif icaci6n. M6s tar-de nos ocuparemos con la muerte del creyente enCristo cuando sea m6s ooortuno nara esta discusi6n.

La doctrina de la perfecci6n

La perfecci6n se presenta en la Palabra de Diosen siete diferentes aspectos:

1) El ttso de Ia palabra en el Antiguo Testamentoaplicada a personas. En el Antiguo Testamento lapalabra tiene el significado de <<sincero>> y <<honrado>>.No6 era <<perfecto>> (G6n. 6:9); Job era <<perfecto>>(Job 1:1, B); al apartarse de los pecados de las dem6snaciones, fsrael pudo ser <<perfecto>> (Deut. 18:13); elfin del hombre <<perfecto>> era paz (Sal. 37:37); de lamisma manera, los santos del Antiguo TestamentoaparecerSn en el cielo corno <<los espiritus de losjustos, hechos ya perfectos> (Heb. 72:23). La Bibliano ensefia que aquellos estaban sin pecado.

2) La perfecci6n posicional en Cristo. <<Porquecon una sola ofrenda ha perfeccionado para siemprea los que son santificados>> (Heb. 10:14). Se trata dela perfecci6n de la obra de Cristo a favor de nos-otros, y no se debe relacionarla con la vida diariadel cristiano.

3) El desarrollo g entendimiento espiritual. <<Masen verdad hablamos sabiduria entre los perfectos>>(bien desarrollados, 1 Cor. 2:6, comp. 14:20. V6asetambi6n 2 Cor. 13:11; Fi l . 3:15: 2 Tim. 3:17).

4) La perfecci6n progresiva. <<ZTan simples sois?;Habiendo comenzado en el Espiritu, ahora os per-feccioniis en la carne?> (G51. 3:3).

5) La perfecci6n en una cosa especifica. a) Enla voluntad de Dios: <<para que est6is firmes, siendo

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perfectos, y plenamente asegurados en toda la vo-iuntad de Dios> (Col. 4:12). b) En imitar un soloaspecto de la bondad de Dios: <<Sed, pues, vosotrosperfectos, asi como vuestro Padre celestial es per-iecto> (Mat. 5:48). El contexto trata del amor delPadre para Sus enemigos, y eI versiculo citado nosexhorta a fin de que este aspecto de la bondad divinase reproduzca en nosotros' c) En servicio: <os per-feccione en toda obra buena> (Heb' 13:21). d) Enpaciencia: <<Y dejad que la paciencia tenga su obra

berfecta, para que seiis perfectos (bien desarrolla-aos) y cabales,.sin que os falte cosa alguna> (Sant.l : 4 ) .

6) La perfecci6n linat del tndr,tti'duo en el cielo'<A quien nosotros predicamos, amonestando a todohombre, y ensefiando a todo hombre, con toda sabi-duria, para que presentemos a todo hombre perfectoen Criito> (-Col. 1:28; comp. Col. I:22; Fil. 3:12;I Ped. 5:10; 1 Tes. 3:13).

7) La perlecci6n final del cuerpo colectiuo decregentes en el cielo. <<Hasta que todos lleguemos ala unidad de la fe y del conocimiento del Hijo deDios, al estado del hombre perfecto, a la medida dela estatura de la plenitud de Cristo> (Ef. 4:13. V6an-se tambi6n F;f. 5:27; Jn. L7:23: Judas 24; Apoc.14 :5) .

La palabra <9erfecci6ru>, en el Nuevo Testamento,es una traducci6n de dos palabras griegas, una deellas significa <<bien desarrollado>> y la otra <<ajus-tado>. Es obvio que, etimol6gicamente, ninguna deestas palabras hace referencia a un estado sin pe-eado. Estas verdades deben considerarse muy con-cienzudamente por los que han procurado estableceruna doctrina sobre el uso un tanto falso de la palabra<<perfecto>>. En este punto las Escrituras pueden serpara nosotros una palabra de <ceprensi6n> y <co-irecci6m. Se ha provisto una victoria completa por

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126 EL HOMBRE ESPIRITUAL

medio del Espiritu para cada hijo de Dios, pero estono debe confundirse con el uso de la palabra <per-fecto> cuando implica una persona santa, en el sen-tido absoluto, e incapaz de pecar.

La doctrina de la santificacir6n

Aqui tambi6n la doctrina no debe extenderse m6sde lo que se expresa verdaderamente en el uso bi-blico de la palabra <<santif icar>>. Para descubrir laextensi6n y significado verdadero de esta palabraes necesario incluir todos los pasajes tanto del Anti-guo como del Nuevo Testamento en donde se usa lapalabra <<santo>>, puesto que el verbo <<santif icar> yel adjetivo <<santo>> se traducen tanto del hebreocomo del gr iego, de la misma ra iz .

El significado raiz de <<santif icar>> y <<santo> esque una persona o una cosa es apartada, o clasifi-cada, usualmente para el servicio de Dios.

Aunque estas palabras y la verdad encerrada enellas se encuentran por toda la Biblia, la presentediscusi6n se circunscribe fnicamente al aspecto dela ensefranza que se aplica al hijo de Dios bajo lagracia. Aqui encontramos que los creyentes son ob-jeto de una triple santif icaci6n.

Primero, la santi l icaci6n posicional. <<Mas de 6lprocede el que se5is vosotros en Cristo Jesris; elcual por parte de Dios nos ha sido hecho.... santifi-caci6n> (1 Cor. 1:30): <<en la cual voluntad hemossido santificados, por medio del ofrecimeinto delcuerpo de Jesucristo, hecho una sola vez para siem-pro (Heb. 10:10). Asi, tambi6n, el Ap6stol se dirigea todos los creyentes como a <<santos>>, y en las Escri-turas se hace referencia a los <<profetas santos>>,<<hermanos santos>>, <<sacerdotes santos>), <<mujeressantas>>, <<naci6n santa>>, que lo son por su posiciitten Cristo. Aun los creyentes en Corinto fueron lla-

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mados <<santos>> y como ya <<santificados>> (1 Cor.1:2; 6:11); no obstante, la misma carta les fue es-crita a fin de corregir a aquellos cristianos de pe-cados terr ibles (1 Cor. 5:1,2; 6:1,7, B). Eran <<san-tos >>y <<santificados>> en Cristo, pero estaban lejos deserlo en su proceder diario.

Segundo, la santiJicaci,6n exyterimental. Este as-pecto de la obra de Dios para el creyente es progre-sluo, en contraste a la santificaci6n posicionol que esde <<una vez para siempre>>. Se logra por el poder deDios por medio del Espiritu y la Palabra: <<Santi-ficalos con la verdad: tu palabra es la verdad>> (Jn.17:17. V6anse tambi6n 2 Cor. 3:18; Ef. 5:25,26:1 Tes. 5:23; 2 Ped. 3:18).

La santificaci6n experimental se trata segiln susdiferentes relaciones.

1) Con relaci6n al rendimiento del creyente aDios: Por el acto de presentar su cuerpo como unsacrificio vivo, el hijo de Dios se aparta para Dios yasi se santifica experimentalmente. La entrega puedeser absoluta y completa sin necesidad de progreso(perfecci6n), o puede ser parcial, requiriendo undesarrollo m6s amplio. En cualquier caso, se trata dela santificaci6n experimental.

2) Con relaci6n al pecado: Puede ser que el hijode Dios cumpla todas las condiciones necesarias parala espiritualidad verdadera de tal manera que expe-rimente toda la liberaci6n y victoria divinamenteprovista del poder de pecado, o puede ser que expe-rimente solamente una liberaci6n parcial del poderde pecado. En ambos casos esti apartado, y asi, san-tificado experimentalmente.

3) Con relaci6n al crecimiento cristiano: Esteaspecto de la santificaci6n experimental es en todocaso, progresivo. En ninguna manera debe confun-dirse con el rendimiento incompleto a Dios ni con la

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victoria incompleta sobre el pecado. Significa que eIconocimiento de la verdad, la devoci6n y la experien-cia estin naturalmente sujetas a desarrollo. En vir-tud de su desarrollo actual como cristianos. los cre-yentes est6n apartados experimentalmente para Dios.Dicho desarrollo debe extenderse cada dia m6s. Asi,repetimos, el cristiano est6 sujeto a una santificaci6nexperimental progresiva

Tercero, la santi.ficaci6n final. Aun la santifica-ci6n experimental ser6 perfeccionada cuando loscreyentes se refnan en Su presencia en la gloria.<<Cuando El fuere manifestado, nosotros seremossemejantes a EI>>, y <<conformados a la imagen de suHi jo> (1 Jn. 3:2; Rom. B:29).

Entonces, se puede expresar la ensefianza biblicareferente a la santificaci6n de la manera siguiente:1) Todos los creyentes son santificados posicional-mente en Cristo <<una vez para siempre>> en el mo-mento que se salvan. Dicha santificaci6n es tan per-fecta como Dios es perfecto. 2) Todos los creyentesest6n siendo santificados por el poder de Dios me-diante la Palabra, y esta santificaci6n es tan perfectacomo lo es el creyente. 3) Todos los creyentes serSnsantificados y perfeccionados en la gloria a la mismaimagen del Hijo de Dios. La Biblia, por lo tanto, noensefla que ningrin hijo de Dios es completamentesantificado en su vida diaria antes de la consumaci6nfinal de todas las cosas.

La doctrina de la naturaleza ad6mica

La tercera y riltima raz6n que nos queda por men-cionar para indicar por qu6 es necesario que el cre-yente confie conscientemente en el Espiritu, como yase dijo, es el hecho de que todavia tiene la natura-leza ad6mica, la cual es incapaz de controlar por simismo. El cristiano est6 a salvo y seguro en la gracia

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de Dios; pero no puede mandarse a si mismo parallevar una vida que honre a Dios. Para lograr dichofin tiene que depender del poder divino para librarsedel poder del pecado, asi como ha confiado en elpoder de Dios para salvarse de la pena del pecado.Tanto la salvaci6n para alcanzar la seguridad comola salvaci6n para alcanzar la santidad representanla obra de Dios en y para los que confian en El.

Se admite generalmente que la persona inconversatiene una naturaleza caida. EI concepto falso al res-pecto es en cuanto al cristiano. La enseflanza biblicaes clara. Sin ernbargo, algunos cristianos profesantesson engaflados hasta creer que ya no tienen la ten-dencia a pecar. Este problema puede discutirse tantodesde el punto de vista de la experiencia como desdeel de la ensefianza biblica.

Experimentalmente, los hijos de Dios m6s consa-grados han tenido conciencia de la presencia y poderde una naturaleza pecaminosa. Se puede decir que6sta es la conciencia normal del creyente devoto, yno es evidencia de falta de madurez: antes es indiciode humildad verdadera y de una comprensi6n claradel coraz6n propio. Ello no implica la falta de comu-ni6n con Dios causada por pecado que contristase alEspiritu Santo. ;Qui6n puede aborrecer mis el peca-do que aquel que se da cuenta de su presencia y po-der? ;Y qui6n corre mayor peligro de su estrago ensu vida espiritual que el que ha supuesto sin ,raz6nque la disposici6n hacia el pecado ha sido quitada? Lapretensi6n dc que uno ya no tiene la disposici6n ha-cia el pecado se basa sin duda sobre una ignoranciaespantosa de los motivos e impulsos del coraz6n, ose mantiene porQue no se comprende el car6cter ver-dadero del pecado mismo. Si un individuo puedeconvencerse a si mismo de que el pecado es algo di-ferente a todo lo que 6l practiea o se inclina hacer,y que est6 fuera de todo lo que piensa, siente o em-

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prende, entonces, sin duda, puede convencerse deque no ha pecado. Si alguien puede modificar en supropia mente el car6cter del pecado, por medio dedicho proceso puede descargarse de la concienciade pecado. Hay muchos que se engafian a si mismosde esa manera. La Verdad no tiene fundamentofirme cuando se basa sobre la experiencia humana.Es indispensable que se base sobre la revelaci6ndivina.

El pecado no es lo que alguna persona engaffaday con prejuicios declara que es; sino lo que Diosha revelado que es. El pecado se ha definido bien, abase de un estudio concienzudo del testimonio enterode la Palabra de Dios, de ser <<cualquier violaci6no falta de conformidad a la voluntad revelada deDios>. Es <<errar el blanco>. lPero qu6 blanco? Se-guramente la norma diuina. lHemos hecho toda ysolamente Su voluntad con motivos tan puros comoel cielo y con la fidelidad invariable del Infinito?Dios nos ha provisto una victoria perfecta; pero mu-chas veces hemos faltado en su realizaci6n. Si es queposeemos un poco del conocimiento de Dios y denosotros, sabemos que con demasiada frecuenciaestamos lejos de ser sin pecado en los ojos de Dios.La conciencia de pecado ha sido el testimonio de loscreyentes mdLs espirituales de todas las generacionesen la medida que hayan podido ver la Persona deDios. Job, el recto de coraz6n, se aborreci6 delantede Dios. Daniel, contra quien no se menciona ningfinpecado, dijo: <Mi lozania se me demud6 en palidezde muerte, y no retuve fuerza alguna>> (Daniel 10:8).

Al considerar el testimonio biblico concerniente alos pecados del cristiano, cabe hacer dos preguntascon toda raz6n:1) <eDe qu6 fuente procede el peca-do en el hijo de Dios?> y 2) <eCuAl es eI remediodivino?> Ambas preguntas se contestan abundante-mente en la Palabra de Dios.

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1,. ;De qu6 fuente procede el pecado en el Hiiode Dios?

El pecado es el fruto de una naturaleza caida.Siempre ha sido asi, con la rinica excepci6n del pri-mer pecado que dio por resultado la caida de la razahumana. Pecamos porque tenemos una naturalezacaida que recibimos de Ad6n, y de muchas genera-ciones de padres pecadores. Es verdad tanto para lapersona regenerada como para la no regenerada.Sin embargo, algunos pretenden que el cristiano queha sido liberado de la naturaleza pecaminosa, segrinellos, puede continuar pecando como lo hizo Ad6n, yeso sin la naturaleza caida. Adin pec6 una sola vezsin poseer la naturaleza caida, y ninguno ha pecadodel mismo modo desde entonces hasta ahora. Si fueraposible que ocup6ramos el mismo estado de nuestrosprimeros padres antes de su desobediencia, no po-driamos pecar y al mismo tiempo mantener dichoestado. El primer pecado cometido resultaria en elretorno al estado caido. ;D6nde estaria dicha per-sona espiritualmente despu6s de su pecado, si laexperiencia de Ad6n nos puede guiar como evidenciaque toca al mismo caso?

La ensefianza biblica tocante al pecado del cristia-no puede entenderse mejor si se definen tres palabrasimportantes:

nCarner> (gnego. sarx)

Segrin su uso general, la palabra se refiere alcuerpo fisico. T4mbi6n tiene un significado moral o6tico, y es el que nos interesa ahora. Cuando en laBiblia se usa la palabra <<carne> en el sentido moral,se refiere a mucho m5.s que el cuerpo fisico. En susignificado incluye la totalidad del ser no regenera-do: Espiritu, Alma, y Cuerpo. Incluye el cuerpo, y

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tambi6n el espiritu y alma humanos como los facto-les que animan al cuerpo. El cuerpo fisico es <<carne>>esttl muerto o vivo. Pero el uso normal de la palabraimplica que est6 vivo y encierra lo que lo vivifica y seexpresa por medio del cuerpo fisico. Los impulsos ydeseos de la vida se llaman <<las concupiscencias de lacarne)>. <Si and6is por medio del Espiritu, no cumpli-r6is los deseos de la carne> (Gel. 5:16. V6anse tam-b i6n E f . 2 :3 : 2 Ped . 2 :18 ; 1 Jn . 2 :16 ; Rom. 13 :14 ) .Prueba de que la palabra <<concupiscencia>> no selimita a significar solamente los deseos excesivos ymalos es el hecho de que se dice que el EspirituSanto <<codicia contra la carne>>, segiln el versiculo 17del contexto bajo nuestro estudio. (V6ase tambien,Sant. 4:5.) Las Escrituras son afn m6s explicitascuando se refieren a la amplitud del significado deesta palabra. Hacen referencia a la <<sabiduria car'-nab> (2 Cor. 1:12); <<tablas que son corazones de car-ne>> (2 Cor. 3:3); <<su Snimo carnal>> (Col. 2:18, comp.Rom. 8:6); el Ap6stol no dice que su cuerpo ni sunaturaleza son <<carnales>>, sino que dice: <<Yo soycarnal>> (Rom. 7:14), y <<yo s6 que no habita en mi,es decir, en mi carne, cosa buena> (Rom. 7:18). La<<carne)> es uno mismo. El <<yo>>, eu si tnismo, esmalo y est5. irremediablemente condenado; pero est6.sujeto a la nueva creaci6n poderosa y a la transfor-maci6n final que han sido provistas en la gracia ypoder de Dios.

A este <drombre natural>> completo se imparte utranaturaleza divina cuando nos salvamos. La salvaci6nes algo m6s que <<un cambio de coraz6n>>, y mas queuna transformaci6n de io viejo: es una regeueraci6n,o creaci6n de algo que es completamente nuevo y quese posee juntamente con la naturaleza vieja mientrasestamos en este cuerpo. La presencia de dos natula-lezas opuestas (no dos personalidades) en un mismoindividuo resultan en Lln cor-rfl icto. <<Porque la carne

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codicia contra el espiritu, y el espiritu contra lacarne; pues que 6stos son contrarios entre sb (G61.5:17). No hay sugerencia alguna de que serh jam6sinnecesaria dicha restricci6n divina sobre la carnemientras estemos en este cuerpo; pero el testimoniode la Biblia es muy claro sobre que el creyente puedaexperimentar un andar ininterrumpido <<en el Espi-ritu>>, y no cumpliri la <<concupiscencia de Ia car-ne>>. Para lograr esta victoria no se nos promete quela <<carne>> ser6 quitada. Permanecen el espiritu,alma y cuerpo humanos, y la victoria se gana sobrela <<carne>> por ;nedio del poder del Espiritu en nos-otros.

<.EI hombre viejo> (griego . palaios anthropos)

Este t6rmino se usa solamente tres veces en elNuevo Testamento. En una de ellas trata de la posi-cidn presente del <<hombre viejo>> por medio de lamuerte de Cristo (Rom. 6:6). En los otros dos pasa-jes (Ef. 4:22-24; Col. 3:3, 9) el hecho de que el<<hombre viejo>> ha sido quitado para siempre cons-tituye la base de una exhortaci6n para llevar unavida santa.

Leemos en Rom. 6:6: <<Sabiendo esto, que nuestrohombre viejo fue crucificado con 6I.>> No puede re-ferirse aqui a la experiencia del cristiano: antes esuna co-crucifixi6n <con 6b> evidentemente al mismotiempo y en el mismo lugar en donde El fue cruci-ficado.t Seg0n el contexto este pasaje sigue inmedia-tamente al que trata de nuestro cambio de posici6n;es decir, pasar de la del primer Ad6n a la del postrerAd6n, quien es Cristo (Rom. 5:12-2I). El primer Ad6n'como perpetuado en nosotros, fue juzgado en la cru-cifixi6n de Cristo. Nuestro <<hombre viejo>, la natura-

t V6anse tambi6n Ias p6gs. L42-t54'

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leza caida recibida de Adfin, <<fue crucificado con EI>.Dicha crucifixi6n con Cristo es de mucha importanciapor el lado divino, como se ver6, porque hace posibleuna liberaci6n verdadera del poder del <<hombre vie-jo>>. Fue necesario efectuar un juicio justo contra lanaturaleza pecaminosa antes que Dios pudiera em-prender una obra divina para darnos liberaci6n. Estejuicio ha sido efectuado, y de consiguiente el caminoqueda abierto para que gocemos de la victoria ben-dita por medio del Espiritu.

En el segundo pasaje en que se usa el termino<<hombre viejo>>, el hecho de que el hombre viejoya ha sido crucificado con Cristo constituye la basede una exhortaci6n: <<que os desnud6is (os desnu-dasteis), tocante a vuestra pasada manera de vivir,del hombre viejo, que es corrupto, conforme a lasconcupiscencias engafrosas; y que se6is renovadosen el espiritu de vuestra mente, y que os revist6is(os revestisteis) del hombre nuevo, el cual, segfn Iaimagen de Dios, es creado en justicia y santidad ver-dadera> (Et. 4:22-24).

En eI tercer pasaje la posici6n vuelve a sugeriruna experiencia correspondiente: <<No mintiris losunos a los otros, ya que os hab6is desnudado delhombre viejo con sus obras, y os hab6is revestidodel hombre nuevo, el cual se va renovando en cien-cia, segfin la imagen de Aquel que le cre6>> (Col. 3:9,10). Posicionalrnente, nos hemos desnudado del <<hom-bre viejo> para siempre. Drpertmentalmente, el<<hombre viejo>> permanece en nuestra vida comouna fuerza activa que no puede controlarse sinofnicamente por el poder del Espiritu. Nos aprove-chamos de dicho poder divino cuando renunciamosterminantemente a la idea de transigir con el frutode la naturaleza vieja o de tolerarlo, y nos apro-piamos por la fe el poder divinamente provisto parala victoria por medio del Espiritu. El resultado de

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pensar asi, y de hacer morir nuestros miembros,ser6 dejar abierto el camino al Espiritu para llevara cabo en la vida las manifestaciones del <<hombrenuevo>>, que es Cristo Jesris.z No podriamos juzgaral <<hombre viejo>>. Cristo lo ha hecho por nosotros.Tampoco podemos controlar al <<hombre viejo>; esel Espiritu quien lo ha de hacer por nosotros. <<Re-vestios del Sefior Jesucristo, y no pongeis vuestro cui-dado en satisfacer las concupiscencias de la carne>>(Rom. 13:14). Se recordar6 que el fruto del <<hombreviejo> y el del <<hombre nuevo>> se contrastan clara-mente en G6l. 5:19-23: <<Y manifiestas son las obrasde la carne, que son: Adulterio, fornicaci6n, inmun-dicia, lascivia, idolatria, hechiceria, enemistades, ri-fias, celos, iras, facciones, divisiones, sectas, envi-dias, embriagueces, orgias y otras cosas semejan-tes.... Mas el fruto del Espiritu es amor, gozo, paz,longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, manse-dumbre, templanzo> (dominio de si mismo).

No hay raz6n biblica para hacer diferencia entrela naturaleza adhmica y la <<naturaleza humana>>.Los inconversos no tienen m6s que una naturaleza,mientras que los regenerados tienen dos. Hay sola-mente una naturaleza caid,a, la que proviene deAd6n, y una nueva naturaleza, que es de Dios.

Entonces el <<hombre viejo> corresponda a la na-turaleza adAmica que ha sido juzgada por mediode la muerte de Cristo, y que todavia permanece connosotros como un principio activo en nuestra vida,y nuestra victoria expertmental se realizar5L rinica-mente por una confianza real en el Espiritu quemora en nosotrog. De consiguiente, se concluye queel <<hombre viejo> no es sin6nimo de toda la <(carne)),sino que es solamente una parte de ella.

2 V6ase tambi6n la p6g. 47.

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<<Pecado>r (gnego - hamartia)

La tercera palabra relacionada con la luente delmal en el hijo de Dios es <<pecado>>. En ciertas por-ciones de las Escrituras, principalmente Rom. 6:1a 8:13 y 1 Jn. l : l a 2:2, hay una d is t inc i6n muyimportante entre los dos usos de la palabra <<pecado>>.Dicha distinci6n ser5. obvia si se recuerda que aveces la palabra se refiere a la naturaleza adhmica,y otras veces al mal que resulta como fruto de esanaturaleza pecaminosa. El pecado, como una natu-taleza, es la fuente de la cual se comete el mai. Elpecado es la raiz que produce su propio fruto que esmanifestado en la conducta mala. EI pecado corres-ponde al <<hombre viejo>>, mientras que los pecadosson las manifestaciones de 6l en la vida. El pecadorepresenta lo que sornos por el nacirniento, mientrasque los pecados representan el mal qtte hacemosen la vida.

Hay testimonio biblico en abundancia al hecho deque la <<carne>>, el <<hombre viejo>> o el <<pecado>>,son las fuentes donde se origina el mal, y que son laposesi6n de cada hijo de Dios mientras que perma-nece en su cuerpo terrenal. Asimismo tiene un <<te-soro>> en que posee <<el hombre nuevo)> que mora en6l; pero lo tiene <<en vasijas de barro>>, que significanen otros t6rminos <<nuestro vii cuerpo>> (2 Cor. 4:7;F i ] . 3 :21 ) .

La personalidad -el yo- permanece la mismaindividualidad a trav6s de todas las operaciones dela gracia, aunque experimenta un adelanto, trans-formaci6n y regeneraci6n notables de su estado per-dido en Ad6n, a la posici6n y posesiones de un hijode Dios en Cristo. El individuo, como era en su estadoanterior, por fe en Cristo es perdonado, justif icadoy salvado, y recibe la naturaleza divina, que es lavida eterna. Ahora es nacido cle nuevo v una nueva

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criatura en Cristo, pero su personalidad es la mismapersonalidad que naci6 de sus padres segfin la carne.Aunque es nacido de Dios y posee la nueva naturalezadivina, el cristiano cuenta cbn la debilidad de la car-ne y las disposiciones de la naturaleza pecaminosahasta que se traslade de la tierra al cielo.

En 1 Juan 1:8,10, las Escrituras no exhortan cla_ramente contra cualquier presunci6n concerniente alpecado. Primero, se nos exhorta en cuanto al errorde decir que no tenemos pecado: <<Si decimos queno tenemos pecado, a nosotros mismos nos engafla_mos, y la verdad no est6 en nosotros>>. Dicha eihor_taci6n concierne especificamente a la naturaleza pe_caminosa del cristiano, sin tener ninguna aplicaci6na los inconversos. Se dirige a los creyentes, y a todosellos. No puede suponerse que este versiculo se re-fiera a alguna clase de cristianos desdichados e ig_norantes que no han llegado a ser santificados. Aquino hay distinci6n de clases de cristianos. Es el tesli-monio del Espiritu de Dios con referencia a todos losrenacidos. Cuando alguien dice que no tiene la natu-tqleza pecaminosa, significa que se ha engafiado a simjs.mo _V que no hay verdad en 61. Sin duda el pro_p6sito de este pasaje fue <<corregin> a aquellos cristia_nos que pretendian ser libres de la naturaleza peca_minosa, y que se habian engafiado creyendo que eracierto. Una mente satisfecha de si misma no es pre-cisamente la mente de Dios.

En el mismo pasaje los cristianos son exhortadosa no decir que no han pecado como fruto de la natu-raleza vieja: <<Si decimos que no hemos pecado, lehacemos a 6l mentiroso, y su palabra no est6 en nos-otros>> (1 Jn. 1:10). Dicha exhortaci6n no puede ex-presarse de una manera m6s clara. Es posible queel cristiano haya sido enseflado a decir que no hapecado; pero al leer el testimonio del Espiritu deDios aqui encontrar6 una palabra de <<reprensi6n>.

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Conviene volver a decir, que este pasaje no se dirigea cierta clase de cristianos que no han sido santifi-cados, sino a fodos los hijos de Dios. Apartarse de laensefranza tan clara de este importante pasaje co-rrectivo es hacer a Dios <<mentiroso>> y poner demanifiesto que <<Su palabra no estA en nosotros>>.

Por consiguiente, la fuente del pecado es la natu-raleza pecaminosa, antes que la nueva naturalezadivina. Esta verdad tan importante se revela en lamisma Epistola en un pasaje cuyo tema principalnos enseffa que el cristiano no peca como una cos-tumbre habi.tual, como lo hacia antes de recibir lanueva naturaleza divina, y no enseffa tambi6n queel pecado en la vida no tiene su origen en la natu-raleza que es de Dios. <<Ninguno que ha sido engen-drado de Dios hace una pr6ctica de pecado, porquesu simiente (la naturaleza divina) permanece en 61,y 6l (con referencia particular a la <<simiente>>) nopuede negar, por cuanto de Dios (la simiente) esengendrado> (1 Jn. 3:9, traducci6n literal). Es evi-dente que la nueva naturaleza es la que ha sidoengendrada de Dios, y a causa de la presencia dedicha natutaleza, la persona en Ia cual mora nohace una pr5ctica de pecado como lo hizo antes deser salvo, ni puede la nueva naturaleza producir elpecado, puesto que es de Dios. El pasaje no enseffaque los cristianos no pecan, o que algunos no pecan;porque la Palabra no tiene en cuenta cierta clase decristianos, sino que habla con respecto a todos losque han sido <<engendrados de Dios>>.

Adem6s se enseffa en las Escrituras que hay unconflicto entre la naturaleza nueva, por medio delEspiritu, y la naturaleza vieja por medio de la carne,puesto que el creyente ahora tiene dos naturalezas.<<Digo, pues: Andad seg0n el Espiritu, y no cumpli-r6is los deseos de la carne. Porque la carne codiciacontra el espiritu, y el espiritu contra la carne:

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pues que 6stos son contrarios entre si; de modo queno pod6is (cuando and6is segfn el Espiritu) hacerIas cosas que (de otra manera) quisi6reis> (G61. 5:16-17). Otro aspecto de esta verdad se presenta am-pliamente en Rom. 7:15 a B:4, en donde el viejo <<yo>>se opone en6rgicamente al nuevo <<yo>).

A veces se afirma que este pasaje se refiere a unaexperiencia en la vida del Ap6stol antes de su con-versi6n. Esto es abrir una seria cuesti6n. No sepuede asociar un conflicto de esta naturaleza, conautoridad biblica, a una experiencia de Saulo deTarso, ni a ningrin otro que no es regenerado. Saulode Tarso no era un hombre <<miserable>>, sino unfariseo, satisfecho de si mismo, que vivia <<con todabuena conciencia>> y ante la ley, <<irreprensible>.Experiment6 este conflicto profundo solamente cuan-do comenz6 a deleitarse en <<la ley de Dios, segtnel hombre interior>>. Tambi6n se afirma a veces queeste pasaje tiene que ver fnicamente con la expe-riencia de Pablo como un judio bajo la ley de Mois6s,y por tanto no se aplica a los gentiles, puesto que laley de Mois6s no fue dirigida a ellos. Es muy ciertoque la ley no fue dada a los gentiles, pero el prop6-sito primario de este pasaje no es exponer algunacaracteristica que distingue al judio bajo la ley: evi-dentemente describe la experiencia de un hijo deDios afrontando la imposibilidad de vivir conformea la voluntad de Dios revelada, no solamente envista de la impotencia humana, sino tambi6n a causade un principio opositor y activo en la <<carne>>. LaLey de Mois6s, si es que se refiere a ella exclusiva-mente, es referida como una ilustraci6n de una claramanifestaci6n db la mente y voluntad de Dios. Comoya hemos visto, la mente y voluntad de Dios para elcreyente bajo la gracia es infinitamente m6s imposi-ble para la fuerza humana que la ley de Mois6s. Conmucha m6s raz6n nos sentimos hombres <<miserables>>

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I4O EL HOMBRE ESPIRITUAL

cuando tratamos de luchar en nuestro actual conflictocon <<el brazo de la carne>>. La <<ley>> de Dios, segrin elNuevo Testamento, significa a veces Su voluntad ac-tual para Su pueblo m5s bien que <<la ley de Mois6s>>.Segtn el pasaje, es claro que el conflicto concierneal <<mal>> y al <<bien>, en tr3rminos generales, y no ala ley de Mois6s. Si el capitulo 7 de Romanos no sedirige a los creyentes bajo la gracia, tampoco elcapitulo B; porque al pasar de un capitulo al otro,no hay interrupci6n en el desarrollo de la doctrinani de su aplicaci6n. En los versiculos anteriores laley de Mois6s ha sido dejada a un lado (6:14; 7:1-6),y la nueva ley de Cristo (1 Cor. 9:2L; G6l. 5:2; Jn.15:10), la <<vida en Cristo Jesfs>> (B:2), o lo que elEspiritu produce en el creyente (B:4), ocupan ahoranuestra consideraci6n.

No se hace menci6n del Espiritu en este pasaje.Por lo tanto, no es un conflicto entre el Espiritu y la<<carne>): mis bien es un conflicto entre el nuevo <<yo>>y el viejo <<yo>>. Se nos presenta el nuevo <<yo>>, aisla-damente, por el momerrto, del poder capacitador delEspiritu, y afrontando toda la ley de Dios (v. 16), lainvariable <<carne>> (v. 18), y las capacidades del hom-bre nuevo (vs. 22,23,25). Se desprende una preguntavital: 2Puede el hombre regenerado cumplir toda lavoluntad de Dios aparte del Espiritu? La respuestaes clara. Aunque es capaz para deleitarse en la leyde Dios (cosa en que ningfn hombre no regeneradose deleita, v6anse Rom. 3:10-18; 1 Cor. 2:14), tieneque descubrir el poder divinamente provisto para vi-vir por medio de la muerte de Cristo (v. 25), y pormedio del poder del Espiritu (8:2). Sin este poderdivino el creyente experimentari solamente un fra-caso continuo (v. 24).

El pasaje, con algunas interpretaciones, se pre-senta a continuaci6n: <<Pues lo que obro (el viejoyo), no lo apruebo (el nuevo yo): porque no lo que

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quiero (el nuevo) es lo que practico (eI viejo); sinolo que odio (el nuevo), eso hago (el viejo). Pero sihago (el viejo) lo que no quiero (el nuevo) hacer,consiento en que la ley (la voluntad de Dios parami) es buena. Ahora, pues, ya no soy yo (el nuevo)quien obra asi, sino el pecado (el viejo) que habitaen mi. Porque yo s6 que no habita en mi (el viejo),es decir, en mi carne, cosa buena: pues esti presenteconmigo el querer (mas no el obrar lo que es bue-no). Porque no hago (el viejo) lo bueno que quiero(el nuevo) hacer, sino lo malo que no quiero (elnuevo), eso practico (el viejo). Mas si hago (el vie-jo) lo que no quiero (el nuevo), ya no soy yo (elnuevo) quien obra asi, sino el pecado (el viejo) quehabita en mi. Hallo, pues, esta ley (no la ley de Moi-s6s), que queriendo yo (el nuevo) hacer lo bueno,lo malo (el viejo) est6 presente conmigo. Porque medeleito en la ley de Dios, segfin el hombre interior:mas veo otra ley en mis miembros (el viejo), bata-llando contra la ley de mi 6nimo (el nuevo que sedeleita en la ley de Dios), y llev6ndome cautivo ala ley del pecado (el viejo), que est6 en mis miem-bros. ;Oh hombre (cristiano) infeliz que soy! ;Qui6nme libertar6 de este cuerpo de muerte?>>

La respuesta que se da a esta pregunta y clamorde angustia se encuentra en eI versiculo 2 del capitulo8: <<Porque la ley del Espiritu de vida en CristoJesfs me ha libertado de la ley del pecado y de lamuerte.>> Esto incluye m6s que la liberaci6n de laley de Mois6s: es la liberaci6n inmediata del pecado(el viejo) y de la muerte (es decir, las consecuenciasde 61, v6anse Rom. 6:23). El efecto glorioso de dichaliberaci6n se pone en relieve por el contraste entrela bienaventuranza que se describe en el capitulo 8y la infelicidad que se manifiesta en el capitulo 7.Por un lado, vemos el <<yo>> incapacitado y derrotado,y por otro, por medio del poder del Espiritu el mismo

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<<yo> suficiente y victorioso. Entonces, hemos de serlibrados del pecado por la <<ley>>, o poder, del Espiritu. Tambi6n conviene que nos fijemos en la verdadrevelada en 7:25, sobre que la victoria es <(a causade Jesucristo nuestro Sefror>>. Somos librados por elEspiritu; pero esto se hace posible, de conformidada la justicia, a causa de Jesucristo nuestro Seffor, enviltud de nuestra uni6n con el en Sn crucifixi6n.muerte y sepultura.

La muerte del creyente con Cristo

La rinica raz6n de la muerte de Cristo, seg0n larevelaci6n divina en la Santa Biblia, es la sustitu-ci6n. Tom6 el lugar de otros, cuando fue colgado enla cruz. Fue una obra iniinita que logr6 resultadosigualmente infinitos. No hay otra cosa m6s funda-mental en la comprensi6n del creyente que el hechode que comprenda, por lo menos en parte, lo que haefectuado la muerte de Cristo. Debe darse m6s 6nfa-sis afn a este tema. Uno de los resultados de recor-dar la muerte del Sefror en el partimiento del pan,es el ensanchamiento de la conciencia personal delsignificado y valor de dicha muerte. Se echa de verque los cristianos que practican a menudo en su almaSu muerte en el partimiento del pan, son los quecomplenden mejor y estAn m6s despiertos del valorinfinito del sacrif icio de Cristo por ellos. Los discipu-los se reunian el primer dia de la semana parapart i r e l pan (Hech. 20:7) . Sabian cu6l era e l deseoverdadero del Seflor para ellos en cuanto a esta im-portante comuni6n, y entendian el valor de dichaordenanza en su propia vida. El hijo de Dios debieratener un aprecio creciente de la obra redentoraconsumada en la cruz por nuestro Salvador. Pormedio de la preciosa comuni6n de la Santa Cena, lacnal conmemora e l sacr i f ic io expiator io de Cr is to,

<ANDAD SEGUN EL ESP|RITU> 143

se ha provisto que los redimidos puedeq crecer en elconocimiento del hondo significado de Su muerte'

Por medio de sus sufrimientos hasta la muerte elHijo de Dios llev6 la culpa de nuestr-os pecados, ha-ciendo posible, de conformidad con la justicia, que

Dios, quien es infinitamente santo, pueda recibir alos pecadores en Su gracia salvadora sin castigarlespor sus pecados. Por la sustituci6n de Cristo, los pe-

cadores i6lo tie.ten que creer para ser salvos' Se lespresenta a los hombres ahora un solo requisito,, su

ioniiun"u personal en Cristo, y son condenados fni-camente porque no creen en el Hijo de Dios (Jn'

i , ig; z Cor. s:19). De la misma manera' una real i -

dad positiva tocante a la naturaleza pecaminosa fue

iogtiAu para el creyente mediante la muerte de

Cr"isto. En virtud de dicha muerte, se ha hecho posi-

ble de acuerdo con la justicia que el Dios Santo pue-

da controlar la naturaleza vieia, sin aplicarle ningfn

t;i"l;, y asi, Iibrar al creyente del poder del pecado'

ivledianie la muerte de Cristo, el castigo de todos losp"""aot cometidos fue llevado en lugar de todos

ios hombres , y el poder del pecado fue juzgado y anu-lado para tos trijos de Dios. La consumaci6n de una

obra tan grande fue un problema de infinitas pro-

po"cio.t"s,"pues el pecado se comete contra Dios, y

lOto Ot puede resolver el problema' La Biblia pre-

."ntu uf pecado desde el punto de vista divino' Tam-

[iOn t"u"tu el problema que se Ie present6 a Dios

cuando entr6 el pecado, y da a entender Ia maneray m6todo exactos que Dios emple6 para realizar la

soluci6n del Problema.El tema bajo nuestra consideraci6n concierne a la

muerte de Criito, es decir, en su relaci6n con los jui-

cios aivinos sobre la naturaleza pecaminosa en el

hijo de Dios. Se nos revela en Rom' 6:1-10 la nece-

sidad imperiosa de tales juicios y el hecho de que ya

est6n cumplidos para nosotros. Este pasaje es el /un-

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t44 EL HOMBRE ESPIRITUAL

damento, asi como la l laue para poder realizar el an-dar <<seg0n el Espiritu>. En 6l se anuncia que los cris-tianos no necesitan continuar <<en pecado>>, sino quepueden andar <<en novedad de vida>>. <<El pecadono tendr6 dominio sobre vosotros>>, dice el verso 14,y ya no tenemos que estar m6s <<bajo la servidumbredel pecado>> (v. 6). Para efectuar todo aquello Cristonruri6 en la cluz. iCu6n importante, pues, es la ca-lidad de nuestra vida diaria delante de Sus ojosdivinos! Porque Su muerte no contemplaba solamentenuestra eterna salvaci6n y bienaventuranza en la glo-ria, sino tambi6n nuestro andar.

Fue preciso que la naturaleza vieja fuese juzga-da, para que Dios pudiera tratar l ibremente con ellaen la vida diaria del creyente aparte de los juicios.

;Que destrucci6n caeria sobre los inconversos, siDios los juzgara por sus pecados antes de que sesalvasen! <<lCorrigeme, oh Jehov6, empero con mo-deraci6n, no en tu ira, no sea que me reduzcas anada!>> (Jer. 10:24). iCu6n grande es Su misericor-dia! Mediante la muerte del Sustituto ya ha solu-cionado el problema del pecado para todos los hom-bres. Por consiguiente, puede salvarlos d.el castigodel pecado. Tambi6n, en Su infinita misericordia hajuzgado nuestro <<hombre viejo>>, y ahora puede li-brar a Su hijo del poder del pecado. Se dice que<<nuestro hombre viejo fue crucificado con 6l>>, que <<ensu muerte fuimos bautizados>>, que <<fuimos, pues,sepultados con 6l>, y que ahora somos participantesde Su vida de resurrecci6n. Todo aquello tuvo unprop6sito, es decir, que anduvi6semos <<en novedadde vida>>, asi como Cristo <<fue resucitado de entrelos muertos, por el glorioso poder del Padre>>. iPues-to que se compara al poder y gloria de la resurrec-ci6n, qu6 liberaci6n m6s gloriosa podemos experi-mentar! Se puede agregar, que la resurrecci6n nosignifica meramente el retorno a la vida, o el reverso

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de la muerte, sino la entrada al poder y amplitudsin limite de la uida eterna. En esta esfera nuevay por medio de este poder nuevo, el cristiano puede<<andar>> ahora.

El pasaje principia asi: <<1Qu6, pues, diremos?2Continuaremos en el pecado, para que la graciaabunde? iNo lo permita Dios! Nosotros que morimosal pecado (v6anse tambi6n vs. 7,8,11; Col. 2:20;3:3), ;c6mo podremos vivir ya en 6l?>>

En los capitulos anteriores de la misma Epistola seha presentado la serh,aci6n para nuestra seguridad.Al principio de este capitulo se discute la salvaci6npara santidad en la vida diaria. Este segundo aspec-to de la salvaci6n se ha provisto fnicamente para iosque ya son salvos para segwidad. <<iContinuaremos(los que somos salvos y seguros en Cristo) en el pe-cado?>> No nos conviene, siendo hijos de Dios, Iri esnecesario, puesto que ya <<morimos al pecado>>. lPc-ro, qui6nes son los que murieron al pecado? lEs po-sible que algfn cristiano haya erperimentado unamuerte al pecado? De ninguna manera. Pero Iamuerte mencionada en este pasaje ha sido cumplidapara lodos los creyentes. Aqui se nos dice que todoslos cristianos han muerto al pecado. Una muerte deesa naturaleza, que incluye a todos, no puede seruna muerte erperimental, sino posicional. Dios con-sidera que fodos los creyentes murieron en Cristo ycon Cristo en cuanto a su naturaleza pecaminosa;porque s6lo asi pueden andar <<en novedad de vida>como <<vivos para Dios>>. Ya no es necesario pecar.No queda en pie la excusa de que hay en nosotrosuna tendencia poderosa hacia el pecado, sobre lacual no tenemos control. Es cierto que todavia tene-mos la misma tendencia, que para nosotros es incotr-trolable; pero Dios nos ha provisto una vida victo-riosa y libre del pecado, juzgando, la naturaleza vie-ja y d6ndonos la presencia y poder del Espiritu.

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56lo Dios puede librarnos del pecado; pero aun paraEl seria imposible, si no fuese juzgada primero nues-tra naturaleza pecaminosa de conformidad con lajusticia. Esto ha hecho, y el Espiritu, quien es po-deroso y permanece continuamente con nosotros, nosha sido dado. Asi, la necesidad de pecar ha sidoanulada, y somos libres para vivir sobre un planom6s alto y en el poder de Su vida de resurreCci6n.

Luego sigue la importante explanaci6n de la re-laci6n presente del creyente con la muerte de Cristocomo la base para su liberaci6n del poder del pe-cado. Primero, se presenta un bosquejo (vs. 3,4), yen seguida, la misma verdad se repite con m6s de-talles (vs. 5-10). En la presente discusi6n no nostoca considerar la importancia de un sacramentoque se propone representar Ia verdad de nuestramuerte juntamente con Cristo. Dicho sacramento nopasaria de ser m6.s que una sombra de la verdaderasustancia. Ninguna ordenanza practicada por loshombres puede efectuar los grandes resultados aquidescritos. Nuestro bautismo en Jesucristo no es m6sque el acto de Dios cuando nos coloca en Cristo(GAl. 3:27). Evidentemente se refiere al bautismoque nos coloca en el cuerpo de Cristo por el Espiritu(1 Cor. 12:13); porque en ningfn otro sentidb so-mos todos bautizados en Jesucristo. Estando vital-mente unidos a Cristo y puestos <<en El> mediante elbautismo del Espiritu, participamos de todo lo quees, y de todo lo que ha hecho. El es la justicia deDios, y las Escrituras nos enseffan que somos hechosla justicia de Dios en El (2 Corintios S:21), y he-chos aceptos en el Amado (Ef. 1:6). Todas estas ben-diciones son nuestras, porque estamos <<en Cristo>>.Asi, tambi6n, El nos ha sustituido, y todo lo que hallevado a cabo se nos imputa, porque estamos <<enEb, es decir, porque hemos sido bautizados enCristo Jesfs. El argumento de este pasaje se basa

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sobre el hecho de dicha uni6n por la cual estamosunidos orgenicamente a Cristo por medio de nuestrobautismo en Su cuerpo: <<llgnor6is acaso que cuan-tos fuimos bautizados en Jesucristo, en su muertefuimos bautizados?> Es tan cierto que estamos <<enEb> como que participamos del ualor de Su muerte. Elpasaje continria asi: <<Fuimos, pues, sepultados con61, por medio del bautismo a la muerte>) (comp.Col. 2:12). Por consiguiente, somos efectivamenteparticipantes de Su crucifixi6n (v. 6), muerte (v. 8),sepultura (v. 4), y resurrecci6n (vs. 4,5,8) de talmanera tan esencial como si fu6semos crucificados.sepultados y resucitados. El bautismo por el Espirituen Jesucristo constituye la sustancr.a de la cual sonatributos nuestra crucifixi6n, sepultura y resurrec-ci6n con Cristo, pues corresponden a la ccuso y susefectos. Todo esto tiene por designio la realizaci6ndel gran prop6sito divino que se expresa en las pala-bras siguientes: <<de la manera que Cristo fue resu-citado de entre los muertos, por el glorioso poder delPadre, asi tambi6n nosotros anduvi6semos en la vir-tud de una vida nueva>, o sea por un principio nuevode vida. Nuestro <<andar>> es, pues, el objetivo divino.Cristo muri6 en nuestro lugar. Nosotros mereciamosel juicio; pero El se hizo nuestro Sustituto. Asi, so-mos contados como coparticipes con El, de todo loque nuestro Sustituto llev6 a cabo. Su obra expia-toria satisfizo para siempre las justas demandasde Dios contra nuestro <<hombre viejo> y abri6 el ca-mino para un <<andar>> agradable delante de Dios(v6ase 2 Cor. 5:15).

A continuaci6n en el mismo pasaje se nos pre-senta con m5s detalle afn esta verdad, de que esta-mos asociados intimamente con Cristo en todo lo queha hecho: <<Pues si hemos venido a ser unidos con6l por la semejanza (unidad, v6anse Rom. B:3; Fil.2:7) de su muerte, lo seremos (ahora, y para siem-

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pre) tambi6n por la semejanza de su resurrecci6n.>>Ya somos unidos a Cristo por medio del bautismo porel Espiritu (1 Cor. 12:13) que nos deja posicional-mente exentos de los juicios del pecado, y por tanto,libres para experimentar el poder y la victoria etel-nos de Su resurrecci6n. <<Sabiendo esto (porque losabemos), que nuestro hombre viejo fue crucificadocon 6l (para el prop6sito ya mencionado), para quefuese destruido el cuerpo del pecado (nuestro poderde expresi6n es por medio del cuerpo, lo cual se usacomo una figura concerniente a la manifestaci6n depecado. El cuerpo no queda destruido, sino que elpoder del pecado y el medio de expresi6n han sidoanulados. V6ase v. l2), a fin de que ya no estuvi6se-mos m6.s bajo la servidumbre (esclavitud) del pe-cado (el <<hombre viejo>): pues el que ha muertoal pecado, libertado (justificado) est6 del pecado(los que han muerto una vez aI pecado, como hemosmuerto nosotros en la persona de nuestro Sustituto,ahora est6n libres de sus demandas legales). Y simorimos con Cristo, creemos que viviremos tambi6ncon 6l (no solamente en el cielo, sino tambi6n ahora.Hay igual certidumbre tanto para nuestra utda en F,l,como para nuestra rnuerte en El); sabiendo (o me-jor dicho, <<porque sabemos>>) que Cristo, habiendosido resucitado de entre los muertos, no muere yam6s; la muerte ya no tiene m5s dominio sobre 6l(por tanto, se nos incita a creer Io mismo con respec-to a nosotros mismos). Porque en cuanto a morir,muri6 al pecado (la naturaleza) una vez para siem-pre; pero en cuanto a vivir, vive para Dios> (asi,podemos nosotros vivir para Dios).

Dichas verdades se consignan en las Escriturasreferente al significado y valor de la muerte de Cris-to y nuestra posici6n actual en El para hacernoscreer que todo esto es para nosotros y describe nues-tra relaci6n con Cristo ahora. Creyendo esto, con-

<ANDAD SEGON EL ESPrRITU> 149

fiadamente nos valdremos de nuestra posici6n enSu gracia ilimitada, y nos atreveremos a eutraren la vida de victoria.

Hasta aqui nada se ha dicho en el pasaje encuanto a alguna responsabilidad humana, ni se hahecho ninguna referencia a alguna obra de los hom-bres. Al contrario, todo es la obra de Dios a favorde nosotros, y la conclusi6n de este gran pasaje esel prop6sito y provisi6n de Dios de que sepo?nos quese ha provisto para nosotros una liberaci6n completade la servidumbre del pecado. Luego el pasaje con-tin0a con una exhortaci6n que presenta nuestraresponsabilidad. Dicha exhortaci6n tiene por base lasverdades reveladas en la Palabra de Dios tocantea todo lo que El ha hecho para nosotros en Cristo.<<Asimismo tambi6n vosotros, estimaos como muertosen verdad al pecado, mas vivos para Dios, en Jesu-cristo.> No nos exhorta a que pensemos que la natu'raleza pecaminosa esti muerta, sino que nos mandaestimarnos a nosotros como muertos a ella. lFuedestruido literalmente el poder del <<hombre viejo>>por ia muerte de Cristo, de modo que ya no tenemosni aun la inclinaci6n a pecar? De ninguna manera,porque el pasaje sigue asi: <<No reina, pues, el pe-cado en vuestro cuerpo mortal, para que obedezcAissus concupiscencias.>> Manifiestamente, entonces, el<<hombre viejo>> permaneceril muy activo, si no secontrola de una manera efectiva. Por medio de nues-tra uni6n con Cristo, se ha hecho posible la libera-ci6n del pecado; pero la victoria ha de ser apropia-da y experimentada por medio de la fe, como serevela por la palabra <<estimaos>> y por el versiculoque sigue: <<Ofreceos vosotros mismos a Dios, comoresucitados de entre los muertos, y vuestros miem-bros, como instrumentos de justicia para Dios. Por-que el pecado (la naturaleza) no tendri dominiosobre vosotros; pues no estSis bajo sistema de ley

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(que carece de alguna provisi6n para cumplir laley), sino bajo sistema de gracia>> (que provee elsuficiente Sustituto y el poder ilimitado del Espiritude Dios).

Toda provisi6n ha sido hecha. <<No reine, pues, elpecado en vuestro cuerpo mortal, para que obedez-c6is sus concupiscencias>>. lQui6n puede medir laverdad encerrada en la palabra <<pues>>? Se refiere atoda la obra de Dios en la muerte de Cristo, por lacual hemos sido unidos a Cristo, para que recibamoslos valores eternos de Su crucifixi6n, muerte, sepul-tura y resurrecci6n. Todo aquello fue cumplido paranosotros antes de nuestro nacimiento. Por lo tanto,a causa de todo esto que ha sido cumplido y provistopara nosotros, se nos impulsa en gran manera a en-trar en Su plan y prop6sito para efectuar nuestraliberaci6n. El resultado normal de dicha revelaci6nes la fe, que cree posible la victoria porque estima al<<hombre viejo>> como ya juzgado. En ninguna partese nos ordena representar Su crucifixi6n, muerte, se-pultura y resurrecci6n; si no somos impulsados, porla revelaci6n de lo que ha sido cumplido, a estimarque los requisitos impuestos por Dios han sido per-fectamente llenados para realizar nuestra liberaci6ndel <<hombre viejo>>, y creer que ahora podemos an-dar <<en la virtud de una vida nueva>> en vista dedicha liberaci6n.

lDariln apoyo las Escrituras a aquellos que pre-tenden haber experimentado la muerte al pecado?

Hay varios pasajes del Nuevo Testamento quedescriben aI creyente como ya muerto al pecado, peroninguno se refiere a una experiencia, sino a la posi'ci6n en la cual el creyente ha sido colocado por me-dio de la uni6n con Cristo en Su muerte. <<Si puesmoristeis con Cristo> (Col. 2:20); <<Porque ya moris-teis, y vuestra vida estA escondida con Cristo en

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Dios> (Col. 3:3); <<He sido crucificado con Cristo>>(G61. 2:20); <<Mas nunca permita Dios que yo meglorie sino en la cruz de nuestro Sefror Jesucristo;por medio de la cual el mundo me ha sido crucificadoa mi, y yo al mundo> (G61.6:14); <Y los que son deCristo Jes0s, han crucificado la carne, juntamentecon sus pasiones y sus deseos desordenados> (GAl.5:24). En el riltimo pasaje citado, lo mismo que enlos dem5s, eI Ap6stol hace referencia a un hecho quefra sido cumplido para todos los que son de Cristo.Por lo tanto, es imposible que se refiera a algunaexperiencia o resultado de una santidad especial departe de pocos. Puesto que estos pasajes arriba men'cionados abarcan a todos los creyentes, no puedentener otro significado que 6ste: por medio de la uni6ncon Cristo las <<pasiones>> y los <<deseos desordenados>>han sido crucificados posicionalmente. La palabra<<crucificado>>. cuando se usa en relaci6n con loscreyentes, siempre se emplea en tiempo pasado, im-plicando el hecho judicial y no una experiencia espi-ritual. El creyente puede morttficar sus miembros,que equivale a estimarlos como muertos aI pecado,pero nunca se exhorta a cructficarse. Aun este actode estimar sus miembros como muertos, es decir,mortificarlos, se hace posible rinicamente por mediodel poder del Espiritu. <<Si por el Espiritu mortificiislas obras de la carne. vivir6is>> (Rom. B:13). Se nosrevela de una manera tan clara en las Escriturasque nuestra crucifixi6n con Cristo ha sido cumplidauna vez para siempre. En vista de esto, el hijo deDios ha de <<estimar>>, <<ofrecerse>), <<mortifican> (esti-mar como muerto), <<desnudarse del hombre viejo>>,<<renunciar>> las cosas de la carne, revestirse <<detoda la armadura de Dios>, <<pensar en las cosas dearriba>>, <<revestirse del hombre nuevo, el cual se varenovando en ciencia, segfin la imagen de Aquelque le cre6>>, <<negarse a si mismo>>, <(permaneeer> en

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Cristo, <<pelear>>, <<correr la carrera>>, <<andar enamor>), <<andar en el Espiritu>, <<andar en la luz>>, <an-dar en novedad de vido>. Asi, se manifiesta la res-ponsabilidad humana para que disfrutemos de laliberaci6n que Dios ha provisto para nosotros m,e-diante la muerte de Cristo y que ahora quiere llevara cabo en nosotros por medio de Su Espiritu.

Asi, pues, segfn todo lo que se relata en Rom.6:1-10 el objetivo divino es que andemos <<en virtudde una vida nueva>>. Dios mismo ha satisfecho todaslas justas demandas de Su propia santidad, pormedio de la muerte de Cristo, cuando nuestro Susti-tuto sufri6 todos los juicios que merece nuestra na-turaleza pecaminosa. Todo esto nos ha sido reveladopara que lo comprendamos, y lo creamos. <<Sabiendoesto>> podemos andar confiadamente <<en virtud deuna vida nueva)> por medio del poder capacitador delEspiritu. ;Qu6 reposo, paz y victoria seria la por-ci6n de los hijos de Dios, si de veras supiesen queel <<hombre viejo>> fue crucificado con Cristo, y quepor consiguiente, del lado divino, es posible que vi-van en un nivel donde el poder y manifestaci6n delpecado puedan ser anulados constantemente!

IJn resumen

El resumen de las enseflanzas presentadas enRom. 6:1 a 8:4 que tratan de la posible liberaci6nde la servidumbre de pecado se encuentra en losfltimos dos versiculos del mencionado contexto (B:3, 4). En estos dos versiculos se mencionan sietefactores que figuran en la revelaci6n acerca de lavictoria sobre el pecado, y que han sido discutidosen el contexto entero. Aqui se presentan como unaconsumaci6n de todo lo que ha sido dicho en los ver-siculos anteriores. Los siete factores son:

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1. <<La ley>> (B:3) representa la justa voluntad deDios, y no se limita a la ley de Mois6s (v6anse 6:14;7:4,25) que se acab6 (7:r_4: 2 cor. B:1_rB: Gar.3:24,25). Incluye lo que el Espiritu produce en elque es espiritual (8:4; G6l. 5:22,23). Cualquier es-fuerzo hecho en la energia humana para obtener unajusticia perfecta por medio de la obediencia a cual-quier precepto terminar6 en fracaso. La gracia deDios provee que las normas celestiales han de serrealizadas mediante el poder habilitador del Espiritu.

2. <<Segfn estaba debilitada por medio de la car-ne> (B:3). Aqui se ve la completa incapacidad de losrecursos humanos frente a los requisitos del cielo(7:14-21; Jn. 15:5).

3. <<El pecado en la carne> (B:3). Este principioque se encuentra en la carne difiere de la debilidadde ella: se opone al Espiritu (7:14-23: GAl. 5:1?).

4. Cristo vino <<en semejanza de nuestra carnepecaminosa> (8:3). El se identific6 vitalmente enuni6n con el pecador (6:5,10,11); pero no era peca-dor, ni particip6 de la natur"aleza pecaminosa (Heb.4 : t 5 ; 7 : 2 6 ) .

5. <<Y como ofrenda por el pecado, conden6 (juz-g6) el pecado en la carne> (8:3). Asi, satisfizo todaslas justas demandas de Ia justicia de Dios contra el<<hombre viejo>> (6:10; 7:25).

6. <<Para que la justicia de la ley (v6anse 7:4,22,25) fuese cumplida en nosotros> (B:4): no por nos-otros (6:4, 14; 7:4,6), sino en nosotros. Es <<frutodel Espiritu>.

7. <<Los que.no andamos seg0n la carne, sino se-gfn el espiritu (8:4). Tal es la condici6n humanapara que el creyente experimente el <<andar victo-rioso>>. Ha de ser por medio del Espiritu (6:ll-22).

Una provisi6n suficiente ha sido hecha por mediodel juicio divino sobre la <<carne)> y el <<hombre viejo>>

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para la vida espiritual de cada cristiano, aun elcumplimiento de la perfecta voluntad de Dios en nos-otros por el Espiritu. Sin embargo, dichas provisionestienen vida y valor para los que no andan <<segfn lacarne, sino segfn el Espiritu>. En vista de las reve-laciones e instrucciones claras que tenemos de Dios,es peligroso descuidarlas o confundirlas, o faltar encuanto a nuestra responsabilidad.

2. El remedio divino

El m6todo divino para tratar con la naturalezapecaminosa en el creyente es por medio de un con-trol directo y constante sobre ella por medio delEspiritu que le habita. Se puede decir que 6ste esuno de los m6s importantes ministerios del Espi-ritu en y para el creyente. El tiene por objeto con-trolar la naturaleza vieja y manif estar la nueva.

Dos teorias

Dos teorias generales se sostienen con respecto alm6todo divino de tratar con la nturaleza pecaminosaen los creyentes. Una sugiere que la naturaleza viejaes erradicada, sea cuando el pecador se salva, o enuna crisis de experiencia y de bendici6n espiritualsubsecuente a la conversi6n, y que por tanto, la ca-lidad de la vida del creyente depende de la ausenciade la disposici6n a pecar. La otra ensefra que lanaturaleza vieja permanece en el cristiano mientrasque est6 en el cuerpo, y que la calidad de vida de-pende del control inmediato y constante sobre la<<carne)) por el Espiritu que mora en 61, lo cual esposible mediante la muerte de Cristo. En ambas en-seflanzas se ve un esfuerzo sincero para realizar unavictoria completa en la vida diaria que ha sidoprometida al hijo de Dios. La primera empieza con

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una suposici6n muy alta, y luego la modifica y sua-viza hasta que se aproxima al nivel de la experienciaactual del creyente. En cambio, la segunda principiacon el reconocimiento amplio de las l imitaciones hu-manas, y luego descubre tanto consuelo en la muertede Cristo y en la presencia, prop6sito y poder delEspiritu, que los alcances posibles son sjn l imite. Nocabe duda de que el objetivo de las dos teorias es laliberaci6n de la servidumbre del pecado. Por consi-guiente, la diferencia consiste en la manera de inter-pretar el plan y m6todo de Dios para realizar dichoobjetivo. No pueden ser ciertas las dos, porque soncontradictorias. Para averi;1uar cu61 de las dos seconforma m6ls a la Palabra c ie Dios. se nuede aseve-ra r :

Primero, Ia erradicaci6n no es eI mbtodo diuinopara tratar con las dif icultades cIeL creyente. Haytres razones soblesalientes que hacen necesario queel cristiano ponga toda su confianza en el Espiritude Dios, pues l-race frente al <<rnundo, a la carne yal diablo>. No es l ibrado de las normas bajas delmundo y t ras ladado a las normas del c iudadano ce-lestial por la erradicaci6n del mr"rndo. Ni es l ibradode su conflicto con el adversario por la erradicaci6nde SatanAs. Se nos revela que dichas victorias seganan por medio del poder directo y continuo deDios. Por lo tanto, es muy razonable concluir a laluz de tales verdades que el mritodo divino no e:lresolver el problema de Ia <<carne>> o del <<pecado>>mediante la erradicaci6n. iCuti es el valor real dela erradicaci6n en el confl icto con la naturaleza pe-caminosa, si no puede invocarse en el del mundo 5'el diablo?

Segundo, la erradicaci6n no concuerda con Ia et-periencia humana. Puede ser que la teoria concuerdecon la pretensi6n atrevida de algunos pocos, pero lamayoria de sus defensores no se atrever-r a pretender

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estar libres completamente de todo pecado, sino quehan inventado varias teorias m6s para explicar supecado. Segfn algunos, su pecado es el pecado deun ser no caido, semejante a AdAn antes de su de-sobediencia. A esta teoria se puede contestar queninguno se salva de conformidad con el primer Ad6n:estamos en Crtsto, y somos salvados de conformidadcon el postrer Ad6n. Si dicha teoria fuese cierta, elprimer pecado cometido por cualquier persona enese supuesto estado inocente resultaria en una caidatan seria y de igual alcance como el efecto del peca-do de Ad6n sobre su propia naturaleza y su relaci6npara con Dios.

Por otra parte, otros se imaginan una distinci6nentre su naturaleza caida y la naturaleza humana,diciendo que su pecado tiene origen en la naturalezahumana, aunque la naturaleza caida se ha desarrai-gado. Tal teoria carece de apoyo biblico.

Dios tiene un m6todo mejor para vencer el pecado,el cual nos ha sido revelado claramente. No tienenada que ver con la suposici6n atrevida ya mencio-nada, porque no hace <<caso de la carne en sus de-seos>, sino que confia rinicamente en el poder delEspiritu. La pretensi6n de la erradicaci6n es extrafraa la experiencia de los santos mis espirituales tantoen la actualidad como en los siglos pasados. No hayningfn ejemplo en toda la Biblia.

Tercero, la temia de la erradicaci6n no concuerdaeon la Reuelaci6n. Tenemos en la Palabra de Dios<<instrucci6u, <<correcci6n> y <<reprensi6n>. Nuestrasconclusiones han de determinarse conforme a ellas,y no por alguna impresi6n de la mente humana,ni por an6lisis de alguna experiencia humana. LaBiblia enseffa:

1) Se previene a todos los creyentes en contrade la teoria de la erradicaci6n: <<Si decimos que no

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tenemos pecado (la naturaleza), a nosotros mismosnos engahamos, y la verdad no est6 en nosotros>(1 Jn . 1 :B) .

2) El Espiritu ha venido a nosotros con el fin deser nuestro Libertador, y si nuestra victoria fuesepor otro medio distinto, entonces toda la enseffanzabiblica referente al Espiritu y a Su presencia, pro-p6sito y poder ser6 inritil. Por esta raz6n la teoriade la erradicaci6n da poco lugar para la Persona yobra del Espiritu.

3) El Espiritu nos libra por medio de un conflictoincesante. <<Porque la carne (que incluye la natura-leza vieja) codicia contra el espiritu, y el espiritucontra la carne; pues 6stos son contrarios entre si;de modo que (cuando andiis segfin el Espiritu) nopod6is hacer las cosas que (de otra manera) quisi6-reis>> (G61. 5:17, comp. Sant. 4:5). Asi, tambi6n,segtn Rom. 7:L5-24 y 8:2 se revela que la luentedel pecado en el creyente es la naturaleza pecami-nosa obrando por medio de la carne, y la victoriase logra por el poder superior del Espiritu. Las ense-franzas extremistas de los que se inclinan hacia lateoria de la erradicaci6n aseveran que el cristianodejar6 de tener disposici6n para pecar, y ello indu-ce a un descuido alarmante de una vigilancia verda-dera y confianza en el poder de Dios. La Biblia nosensefra que la fuente latente del pecado permaneceen el creyente, y cuando deja de andar <<seg6n elEspirito>, volver6 a vivir segfn los <<deseos> y las<<concupiscencias>> de la carne. Mientras que andAis<(seg[n el Espiritu> no cumplir6is <<los deseos de lacarne)). Todos somos criaturas de hAbito, y podemosacostumbrarnos cada dia m6s a andar segfin el Espiritu. Tambi6n, el conocimiento se aumenta con laexperiencia, y asi, el andar conforme a la carnepuede terminar, pero la capacidad para andar segtnla <<carne> permanece.

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La espiritualidad verdadera, conforme a este as-pecto, significa que no deseamos pecar (Fil. 2:13);pero esto no implica que ya no tenemos las capaci-dades para pecar, sino que nos es posible una victo-ria completa en la actualidad por medio del podercapacitador de Dios. Siempre le necesitamos a El,porque nos ha dicho: <<Sin mi nada pod6is hacer>>(Jn. 15:5). Por cuanto la <<infecci6n>> del pecado estien nosotros, necesitamos cada momento <<el antidotopoderoso del Espiritu que contrarresta el mab>. Elque anda segfin el Espiritu, es capacitado por Diosa cada paso.

4) Los tratamientos provistos por Dios para conla <carne> y el <<hombre viejo> no han resultadoen el desarraigo de la naturaleza pecaminosa. Diosha obrado en una escala infinita por medio de lamuerte de Su Hijo, a fin de que nos sea posibleandar <en novedad de vido. La manera de realizareste nuevo andar se expresa por las siguientes ex-hortaciones: <<estimaos>>, <<presentaos>>, <<no reine>>,<os desnud6is>>, <<amortigua&>, <<permaneced)>; peroninguna de 6stas tendria un significado de peso, sila naturaleza vieja estuviese desarraigada del todo.Las Escrituras no nos exhortan a que estimemosmuerta la naturaleza pecaminosa, sino que nos esti-memos nosotros muertos a ella.

5) Las ensefianzas de los que creen la teoria dela erradicaci6n se basan sobre una interpretaci6nerr6nea de la Escritura que trata de la uni6n actualdel creyente con Cristo en Su muerte. Lo que laBiblia presenta como una verdad posicional que exis-te solamente en la mente y cuenta de Dios, y quese cumple una vez para siempre para todos loshijos de Dios, se presenta de parte de ellos como unaexperiencia en la vida diaria de algunos pocos quese atreven a clasificarse como exentos de la inclina-ci6n hacia el pecado.

<ANDAD SEGON EL ESPiRITT]> t59

6) Las conclusiones de la doctrina se basan sobreun mal entendimiento del uso biblico de la palabra(<carne>>. No comprenden que dicha palabra se re-f iere a todo el hombre natural (espiritu, alma ycuerpo), y que si fuera posible quitar la naturalezapecaminosa, no se resolverian todos los problemascreados por las l imitaciones de la <<carne>. <No habi-ta en mi, es decir, en mi carne, cosa buena.>> Porlo tanto, la <<carne>> tiene que permanecer mientrasqueda <<el vaso de barro>>, <<nuestro vil cuerpo>>. Huel-go decir quc el cuerpo no se desarraiga.

7) La enseianza de la referida teoria se ocuparn6s con la experiencia humana que con la revela-ci6n divina. Sus defensores se contentan con anali-z.ar la experiencia, y probar asi sus conclusiones.La experiencia normal del creyente que anda segrinel Espiritu y vence el poder del pecado puede serprcsentada como una evidencia de la <<perfecci6nsin pecado>>, <<completa santificaci6n>> y <<eruadica-ciirn de la naturalcza pecaminosa>>. No obstante, unasuposic i6n hunrana nunca podr6 sust i tu i r a la reve-lac i6n d iv ina.

Las dos teorias son irreconcil iables. Somos libra-dos dcl poder del pecado o por la erradicaci6n re-pentina de toda la tendencia hacia el pecado, lo queharia innecesario el poder de Dios para vencer lastentaciones, o por el poder inmediato y conslantedel Espiritu que mora en nosotros. Manifiestamente6sta ri l t ima es la enseflanza de la Biblia.

;QUE ES LA ESPIRITUALIDAD?

Asi, pues, la tercera condici6n para ser espiritualexige una confianza personal y definida en el Espi-ritu, que significa un andar <<por medio del Espiritu.Dicha confianza es una necesidad imperiosa a causadel I lamamiento celestial a una norma de vida imoo-

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r60 EL HOMBRE ESPIRITUAL

sible a los homblcs, cl poder opositor de SatanAs, yla presencia continua de la <<carne>) con su naturalezaadiimica. No podemos hoy resolver los problemas demaffana. Nuestro andar se desarrolla paso a paso, yes necesario que nos apropiemos constantemente delpoder de Dios. La vida cristiana nunca se comparaa la ascensi6n en globo aerost6tico, por la cual poda-mos subir a las alturas de una vez y vivir felices sindificultades ni tentaciones. Al contrario, es un <<an-dar>>, una <<carrera>>, una <<batalla>>. Estos t6rminosimplican una lucha continua. La batalla de fe esuna vida caracterizada por una actitud constante deconfianza en el Espiritu. Para los tales que andanasi con Dios hay pleno acceso a <<la comuni6n conel Padre, y con Su Hijo> y a una vida fructifera enel servicio del Sefror con todas las manifestacionesespirituales para la gloria de Dios.

;Qu6 es, pues, la verdadera espiritualidad? Puededefinirse como las manifestaciones no impedidas delEspiritu que mora en el creyente. En total, hay sie-te de estas manifestaciones, y se ha provisto quese realizan por la presencia y poder del Espiritu errel creyente que no lo contrista, y que confiesa todopecado conocido; que no lo apaga, rindi6ndose aDios; y que anda en el Espiritu con una actitud deconfianza s6lo en Su poder. Tal creyente es espiri-tual, porque es lleno del Espiritu. El Espiritu tienelibertad para cumplir en 6l todo el prop6sito y deseode Dios. Adem6s de esto no hay nada m6s que puedacodiciarse en la vida diaria y en el servicio. <<iGra-cias a Dios que nos da la victoria, por medio dcnuestro Seffor Jesucristo!>> (1 Cor. 15:57).

7UNA ANALOCIN Y

LA CONCLUSION

1. .UNA ANALOGIA

Nuestra liberaciirn de la servidumbre del pecadose trata en la Biblia como un aspecto de la salvaci6nenteramente distinto, y existe una analogia entre6ste y el otro aspecto de ella que es mejor conocido,es decir, la salvaci6n de la culpa y castigo delpecado. En los primeros cinco capitulos de la Episto-la a los Romanos se nos presenta la salvaci6n dela culpa y castigo del pecado hacia la justif icaci6ny seguridad mediante Ia redenci6n que hay en Cristo.Al principio del capitulo seis se suscita la siguientepregunta que pone en manifiesto el problema nuevodel creyente: <<lContinuaremos (los que somos salvos)en el pecado?>> La mayor parte de los tres capitulosque siguen, como se dijo antes, tratan de una acla-raci6n de las verdades y condiciones de la salvaci6ndel poder reinante del pecado en la vida diaria delhijo de Dios. Se puede considerar la analogia entreestos dos aspectos de la salvaci6n bajo cinco particu-lar idades:

Primero, el eslado del quc necesita scr salvo

a) Del castigo del pecado. La Palabra de Diospresenta una descripci6n extensa del estado de lapersona no regenerada en su necesidad de salva-

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162 EL HOMBRE ESPIRITUAL

ei6n de la culpa y castigo del pecado. Se dice queest6 <<perdido>>, <<condenado>> y <<muerto>> espiritual-mente; <<no hay justo, ni aun uno>>; <<todos pecaron'y est6n destituidos de la gloria de Dios>>. Asimismo,se revela que son completamente incapaces e impo-tentes de carnbiar o mejorar su condici6n. Su fnicaesperanza es depender enteramente de Otro paraoblener Su poder salvador y Su gracia. <<Cree en elSeffor Jesucristo, y ser6s salvo.>>

b) Del poder del pecado. De igual manera se nosrevela en las Escrituras el estado de los regenera-dos en relaci6n con el ptoder de la naturaleza peca-minosa, que es de impotencia e incapacidad: <<Por-que yo s6 que no habita en mi, es decir, en mi carne,cosa buena>; <<hallo puesta esta ley, que queriendoyo hacer lo bueno, lo malo est6 presente conmigo>>'Para experimentar la victoria y salvaci6n del poderdel pecado la fnica esperanza del hijo de Dios esdepender del todo del poder y gracia de Otro. <<Por-que la ley del Espiritu de vida en Cristo Jesirs meha libertado de la ley del pecado y de la muerte.>><Andad segfn ei Espiritu, y no cumplir6is los deseosde la carne> (Rom. 8:2; GAl. 5:16).

$egrmdo, el obieto e ideal ilivinos en la salvaci6n

a) Del castigo del pecado. No puede haber con-traste mis grande que aquel que existe entre elestado de la persona antes de ser salva y el estadoa que ha sido traida por el poder salvador de Dios.Apenas alcanzarh la eternidad para poder descu-brir las multiples maravillas de Su gracia salvadora,porque <cuando le veremos, seremos semejantes aEb. Aun ahora <somos los hijos de Dios>, y seremosconformados <<a la imagen de Su Hijo>.

b) Del poder del pecado. Asi, tambi6n, conformeal prop6sito de Dios, el cristiano hallar6 una victoria

UNA ANALOGLA Y LA CONCLUSIoN 163

perfecta por medio del Sefior Jesucristo, y por elpoder del Espiritu. <<Yo, pues, ruego, preso comosoy en el Seftor, que and6is como es digno de lavocaci6n con que hab6is sido llamados.> <d.[o con-trist6is al Espiritu.>> <<No apagu6is al Espiritu.>> <<An-dad en la luz.>> <Permaneced en mi.>>

Tercera, la salvaci6n es de Dios s6lo

a) Del eastigo del pecado. De necesid.ad la salva-ci6n depende de Dios solo, porque en todos sus as-peetos est6 fuera del alcance del poder y fuerzashumanas. El hombre es incapaz aun para compren-der los numerosos milagros tan maravillosos queconstituyen la obra de la salvaci6n de la culpa ycastigo del pecado, y mucho menos para realizarlos.<<Es potencia de Dios para salvaci6n>; <<para que 6lsea justo, y justificador de aquel que tiene fe enJesfis>>.

b) Del poder del pecado. Es igualmente ciertoque el creyente es incapaz de librarse del poder delpecado. 56lo Dios lo puede hacer, y segrin la reve-laci6n de las Escrituras tiene el prop6sito de propor-cionarnos la codiciada liberaci6n. No hay ningtinpoder residente en el hombre suficiente para librar-le dql <mundo, de la carne y del diablo>. No obs-tante, <<si est6is andando por medio del Espiritu,no cumplir6is las'concupisceneias de la earne>; (por-que Dios es el que obra en vosotros, asi el querercomo el obrar es causa de su buena voluntad>;<porque la ley'del Espiritu de vida en Cristo Jestsme ha libertado de la ley del pecado y de la muerte>;<<por lo dem6s, hermanos, esforzaos en el Sefror y enel poder de su fortaleza>; (a causra de Jesucristonuesho Sefron.

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164 EL HOMBRE ESPIRITUAL

Cuarto, Dios puede salvar fnicamente por medio delz Cruz

a) Del castigo del pecado. Ningtn pecador podriasalvarse, si Dios tuviese que juzgar el pecado en nos-otros, imponi6ndole la culpa y castigo que merece,en el momento de otorgarnos la'gracia salvadora.Es porque ga ha tratado con el castigo del pecadoen la muerte de Cristo, que ahora puede salvar alpecador sin aplicar los juicios consumidores. Ahora,el pecador no tiene que hacer m6s que creer que sele ofrece esta gracia salvadora por medio del Hijode Dios. El Sefror Jesris sufri6 hasta la muerte <gon>nuestros pecados. <<Llev6 nuestros pecados en supropio cuerpo sobre el madero>>; <<el cual fue entre-gado a causa de nuestras transgresiones>; <juzgandonosotros asi: que uno solo muri6 por todos; luegoen 6l todos murieron>>. En virtud de aquella muerteexpiatoria, por la cual la condenaci6n de nuestropecado ha sido cancelada, Dios est6 libre para justi-ficar al pecador sin castigo o condenaci6n. Un de-fecto moral en la vida del pecador ya no es pro-blema en su salvaci6n. Por los m6ritos de la muertede Su Hijo, Dios puede libremente salvar al prin-cipal de los pecadores, y a la vez ser justo, porqueel Sefror Jesfs ha sufrido por nuestros pecados.

b) Del poder del pecado. No podria haber nin-guna salvaci6n para el cristiano del poder del peca-do, si Dios no hubiera juzgado primero al <hombreviejo. Si Dios tuviera que juzgar primero la natura-leza pecaminosa que estS en nosotros antes de podertomar el dominio de nuestra vida, nuestra condici6nseria sin esperanza. El <<hombre viejo> ha sido juz-gado por medio de nuestra crucifixi6n, muerte y se-pultura juntamente con Cristo. El Sefror Jesucristono solamente muri6 pm nuestros pecados, sino tam-

UNA ANALOGTA Y LA CONCLASTdN 165

bi6n sl pecado. Sufri6 bajo el castigo por nuestrospecados, y al mismo tiempo muri6 a nuestra natura-leza peeaminosa. <<Porque en cuanto a morir, muri6al pecado una vez para siempre.>> <<Sabiendo esto,que nuestro hombre viejo, fue crucificado con 61.>Debido al hecho de que Cristo muri6 al pecado, Diosest6 libre conforme a la justicia para controlar la<(carne)) y la naturaleza ad6mica, y ejercer Su poderpara realizar nuestra salvaci6n de la servidumbredel pecado, exactamente como esti libre para salvaral inconverso no regenerado del castigo del pecadoporque Cristo ha sufrido todo el juicio por el pecador.

Quinto, la salvaci6n es por la fe

a) Del castigo del pecado. Puesto que la salva-ei6n es siempre y exclusivamente la obra de Dios, lafinica relaci6n que el hombre puede sostener con ellaes la de expectativa hacia Aquel quien es el rinicoque puede llevarla a cabo. La salvaci6n de la culpay del castigo del pecado llega a ser una realidadpara el pecador en el rnomento que cree. La condi-ci6n rinica es un acto de fe. Los hombres no sesalvan ni se mantienen salvos de las consecueneiasde sus pecados porque continfi.an en su fe. La fesalvadora, relacionada al primer aspecto de la sal-vaci6n, es un ocfo de !e. <<Por gracia somos salvospor fe.>>

b) Del poder del pecado. La salvaci6n presentepara la santidad en la vida diaria es igualmente obrade Dios, y la rinica relaci6n que el hijo de Dios puedesostener con ella es una actituil de expectativa haciael Salvador. Debe haber un ajuste de la vida yvoluntad con Dios, y entonces, dicha salvaci6n se

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realiza por fe; pero en este caso es una actitud defe. Somos salvados del poder del pecado mientrascreemos. El que ha sido justificado por un acto de fetiene que oiui,r por fe. Hay multitudes de pecadoresque no son salvos, aunQue Cristo muri6 por ellos.Desde el punto de vista divino, todo ha sido pro-visto, y s6lo tienen que entrar por fe en la graciasalvadora tal como es para ellos 'en Cristo Jesfs.De la misma manera, hay multitudes de los hijos deDios, cuya naturaleza pecaminosa ha sido perfecta-mente juzgada, y para quienes ha sido hecha todaprovisi6n para una vida de victoria por el lado divi-no, pero que no gozan de aquella victoria en suvida. 56lo les resta entrar por fe en la gracia sal-vadora que es poderosa para librarles del poder eimperio del pecado. Esto con-stituye la realidad del<andan>, de la <<carrera> y la <<batalla>, que exigenuna actitud constante de fe. Hemos de pelear <<labuena batalla de fe>. Los pecadores no se salvanhasta que confian en el Salvador, y los hijos de Diosno experimentan la victoria hasta que confian en eILibertador. Por medio de la muerte de Su Hijo enla cruz, Dios ha hecho posible esta salvaci6n delpoder del pecado, pero tenemos que apropiarnos deella por fe.

Al salvarnos del poder reinante del pecado, elEspiritu no elimina nuestra personalidad, sino quetoma posesi6n de todas las facultades y capacidadesdel individuo. Es el poder de Dios obrando por mediode las facultades humanas: voluntad, emociones,deseos y disposieiones. En la experiencia del creyen-te a quien el Espiritu capacita, no se da cuentade otra cosa sino de su propio poder de elecci6n, desus propios sentimientos, deseos y disposieiones enrelaci6n con su propio yo, pero la fortaleza queposee estS en el <Sefior y en el poder de su forta-lezo.

UNA ANALOGIA Y LA CONCLUSI'N' 167

2. LA CONCLUSION

En vista de que hasta aqui en esta discusi6n noshemos ocupado principalmente con la teoria o doc-trina de la vida espiritual, no ser6 inoportuno agre-gar ahora unas sugerencias de naturaleza prActica.

Puesto que la vida espiritual depende de una acti-tud conti.nua de creer y apropiarse de las promesasde Dios, es importante en lo que se refiere al pecadode su coraz6n y su rendimiento a El. al reconocertanto su propia insuficiencia como la suficiencia deDios por medio del Espiritu. Entonces, pueden echarmano de Su poder y fortaleza para reemplazar sudebilidad. En cuanto al tiempo o condiciones no seencuentra ninguna regla en la Biblia. Se trata deuna entrevista personal entre el hijo, en toda laamplitud de su personalidad, y su Padre.

La espiritualidad no es un ideal fulturo: ha de serexperimentad,a ahora. Pregunt6monos: <<lEstoy yoandando ahma en el Espiritu?> La respuesta nodebe depender de la presencia o ausencia de al.gunamanifestaci6n extraordinaria o sobrenatural. La ma-yor parte de nuestra vida se ocupar6 con las cosasordinarias y comunes; pero, aun en las cosas rutina-rias debemos tener la plena convicci6n de que esta-mos bien con Dios y gozando de Su comuni6n inin-terrumpidamente. <<Hermanos, si nuestro coraz6n nonos condena, confianza tenemos para con Dios>> (1 Jn.3:21). Al mismo tiempo, no debemos juzgar mal nues-tro estado espiritual cuando sentimos depresi6n mo-ral, debilidad fisica, o abatimiento, como indicio defalta de espiritualidad. Muchas veces el descanso senecesita m6s'que la oraci6n, y un recreo m6s que elescudriffamiento del coraz6n.

Tambi6n, conviene recordar que las provisionesdivinas son siempre perfectas; pero nuestra entradaen ellas es a menudo imperfecta. Sin duda las acti-

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tudes y acciones humanas en relaci6n con Dios sedescriben con demasiada frecuencia como si fueran<<perfectas>>: se usan tales frases como <<rendimientoabsoluto>>, <<consagraci6n completa>>, y <<devoci6n per-fecta>. Recordemos que muchas veces desde el puntode vista divino, nuestra fidelidad en llenar los requi-sitos claramente trazados para una vida espiritual esimperfecta. Lo que Dios provee y otorga a Sus hijosse caracteriza por la perfecci6n mis completa y di-vina; pero nuestro ajuste es humano, y por lo gene-ral, capaz de mejorarse. El hecho de nuestra posibleliberaci6n del pecado, que depende fnicamente de El,es inmutable. Gozaremos del poder de Dios en todoinstante a medida que le permitamos proporcionir-noslo.

Normalmente el cristiano espiritual estar6 ocupa-do en el servicio efectivo del Seiior, pero 6sta no esuna regla fija. Basta saber que estamos entregadosy listos para llevar a cabo lo que El nos indique. El<<reposo en cl Sefior>> que trae tranquilidad al almaes una de las victorias indispensables en la vidaespiritual. Dijo el Sefror: <<Venid vosotros mismosaparte a un lugar desierto, y descansad un poco.>>Somos tan espirituales mientras descansamos, juga-mos, dornrimos o estamos incapacitados, si esa es lavoluntad de Dios, como cuando le servimos.

La vida espiritual no es una vida pasiva, aunqueconsiste en cesar todo esfuerzo humano para alcan-zar los ideales espirituales y aprender a vivir y ser-vir en el poder de Dios. Por esa raz6n se juzga mal,al considerarla como una vida negativa e inactiva.Al contrario, la espiritualidad verdadera est6 lejosde parecerse al <<quietismo>>. Es una vida mis activaa[n, m6s amplia y vital porque es impulsada por elpoder ilimitado de Dios. Los cristianos espiritualesfAcilmente terminar6n el dia con sus fuerzas aba-

(INA ANALOGIA Y LA CONCLUSIoN 169

tidas. Se cansar6n en la obra del Sefror, pero no secansarin de ella.

La vida espiritual nunca estarS exenta de tenta-ciones; <<mas fiel es Dios, el cual no permitiri quese6is tentados m5s all6 de lo que pod6is safrir; sinoque, juntamente con la tentaci6n, proveeri tambi6nla via de escape, para que pod6is sobrellevarla>(1 Cor. 10:13). Esta promesa, de acuerdo con todala Escritura, nos ensefla de una manera clara que lastentaciones son comunes <<a los hombre* y nos ame-aazan a todos, pero Dios nos ha provisto una viade escape. No es necesario que el hijo de Dios serinda a la tentaci6n. Siempre existe la posibilidaddel pecado, pero nunca su necesidad.

Bien se ha dicho que los creyentes espirituales sonhonrados con un puesto en la primera trinchera parapelear contra el mal. AIli se sienten los ataques m6sferoces del enemigo, pero tienen el privilegio decontemplar su aplastante derrota. Tan abundantees el poder infinito de Dios, y en la misma medidael creyente espiritual es honrado., Cualquier pretensi6n no real ni sincera es un estor-bo a la espiritualidad verdadera. Todo lo que tengasabor a <<postura religiosa> es dafiino. A veces, elque ha sido cambiado del estado natural al espiri-tual, necesita volver a cultivar la naturalidad, esdecir, la naturalidad en la personalidad y en la vida.La verdadera vida espiritual es tan amplia que nospermite vivir muy cerca de toda clase de gente sinque nos apartemos de Dios. La espiritualidad im-pide el pecado, pero no debe impedir la amistad yconfianza de lqs pecadores (Luc. 15:1). ;Qui6n puedever las faltas de otros sino la persona con visi6nespiritual? Por esta raz6n los tales necesitan afnm6s del poder divino para guardarlos de un espiritucritico y censuratorio que muchas veces tiene con-secuencias tristes. Debemos estudiar detenidamente

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I7O EL HOMBRE ESPIRTTUAL

1 Cor. 9:19-22 para entender la manera como Pablose adaptaba a todos los hombres en todas las cir-cunstancias para ganar m5s almas para Cristo. Sinuestra vida hace que Cristo aparezca sin atractivoa los dem6s, hay necesidad de carnbiarla radical-mente. ;Quiera Dios que nos salve de un tono devoz que pretende ser santo, de un espiritu sombrioque se impone para ser religioso, de un semblantesanto, y de una vestidura santa (si es que se quiereaparecer santo por medio de ella) ! La espiritualidadverdadera es un adorno interior. Es muy sencilla ynatural, y debe ser un deleite y un atractivo paratodos.

No conviene vivir segfn los ideales de otros, niimitar la experiencia de ellos. Aqui est6 precisa-mente el peligro de analizar las experiencias deotros, porque algunos son inducidos ficilmente aimitar lo que oyen. Nuestra propia,personalidad esla que nos da un distintivo inestimable, y no pode-mos agradarle a El sino siendo inicamente 1o que Elha querido que seamos. Algunos cristianos tienden a<<traficar en verdades no experimentada>; repitiendofrases piadosas, cuyas verdades nunca han experi-mentado. Esto no puede menos que contristar al Es-piritu.

En la vida espiritual estamos tratando con nuestroPadre. Con demasiada frecuencia el andar por me-dio del Espiritu se conceptfa como si fuese unproceso mec6nico. No nos entendemos con una m6-quina, sino con el Padre m6s amante y m6s com-pasivo en todo el universo. El secreto m6s hondode nuestro andar consiste en conocefle a El, y asiconfiar en Su coraz6n de Padre de tal manera quepodamos presentarle nuestras faltas con lSgrimas,si fuese necesario, o darle las gracias con una vozclara por cada victoria que nos conceda. Cuandoconocemos la consolaci6n y el socorro cle una comu-

UNA ANALOG.A Y LA CONCLUSIoN 171

ni6n de esta indole con el Padre, habr6 menos nece-sidad de molestar a otros con nuestros problemas.Aprenderemos a decirle exactamente lo que senti-mos, lo malo de nuestro cotaz6n, y hasta nuestraincredulidad mis negra. Haciendo esto se le abrir6nuestro coraz6n para que El lo llene con Su luz ypoder. La ruptura de nuestra estrecha comuni6n conDios es lo que m6s debemos temer,

'y eI <<primer

auxilio> en cada.accidente espiritual ser6 sencilla-mente deeirle todo a El. Hecha nuestra confesi6n,debemos aceptar nuestro perd6n y restauraci6n co-mo hechos perfectamente consumados, y tomar nues-tro lugar nuevamente en Su comuni6n y gracia.

La ensefranza de que <<el p6jaro con el ala rotanunca volar6 tan alto como antes>> no tiene baseen la Biblia. Por medio del sacrificio de Cristo. todocastigo del pecado ha sido cancelado, y podemos de-cir que <<el p6jaro con el ala rota volar6 m6s altoafn>>; sin embargo, no debe haber ninguna com-placencia con el fracaso y la derrota.

Jam6s seremos santos maravillosos de quienesDios se enorgullezca justamente: somos Sus hijitos,imperfeetos y llenos de tonterias, con quienes tienepaciencia infinita y sobre los cuales ha derramadoSu coraz6n infinito de amor. El es maravilloso. Nos-otros no.

Creamos lo que est6 escrito. Recordemos las pa-labras vitales de Rom. 6:6: <<sabiendo esto>>, o <<por-que sabemos esto>>. Siempre somos justificados parahacer una cosa cuando hay evidencia acreditadapara hacerlo. ;D6nde se encontrar6 una palabra detestimonio m6s fiel que la Palabra imperecedera deDios? Por esta Palabra sabemos que Dios ha pro-visto un Salvador para que por Su medio nuestrospecados y naturaleza pecaminosa fuesen juzgados,y podamos vivir una vida abundante y vietoriosa enel poder del bendito Espiritu. Sabemos que dicha

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vida es Su prop6sito de amor para nosotros. Nostoca creer en Su promesa que es infalible. Echarmano a Su gracia no es entrometernos, ni es presun-ci6n; en cambio, si no nos apropiamos de todo loque Su amor quiere concedernos esto le entristecerim6s que cualquier otra eosa.

No es necesario preocuparnos en cultivar o au-mentar nuestra fe. La fe crece'a medida que con-templamos la fidelidad de Dios. Consideremos ver-dadera Su Palabra cuando nos dice: <<B6state migracia.> Asi, confiemos en toda provisi6n y promesade Dios.

La espiritualidad verdadera es una realidad. Esuna vida que encierra todas las manifestaciones delEspiritu en y por medr.o de la persona en quien elEspiritu mora. El manifiesta en el creyente la vidaque es Cristo. No vino para hablar de si mismo, sinopara revelar a Cristo y hacerlo real al coraz6n, ypor medio d.el coraz6n del hombre. Asi, el Ap6stolPablo pudo escribir: <<Por esta causa, doblo misrodillas ante el Padre de nuestro Seflor Jesucristo,de quien toma nombre toda la familia en los eielos,y en la tierra, rogando que os conceda, segtn lariqueza de su gloria, que se6is fortalecidos conpoder, por medio de su Espiritu, en el hombre in-terior; que habite Cristo en vuestros corazones, pormedio de la fe; a fin de que, estando arraigados ycimentados en amor, pod6is comprender, con todoslos santos, cual sea la anchura, y la longitud, y laaltura y la profundidad y conocer el amor de Cristo,que sobrepuja a todo conocimiento; para que se6isllenos de ello, hasta la medida de toda la plenitudde Dios. iY al que es poderoso para hacer infini-tamente m6s de todo cuanto podemos pedir, ni aunpensar, segtn el poder que obra en nosotros, a 6lsea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesfs, por todaslas edades del siglo de los siglos! Arn6n>> (Ef. 3:14-21).

iNnTcE DETEXTOS BIBLICOS

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174 EL HOMBRE ESPIRITUAL iNotcr DE TEXToS BiBLICoS t75

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:., ::116 EL HOMBRE ESPIRITUAL

Fitipcnses2 | t i . . . . . . . . 1 0 9 , 1 2 0 , 1 5 83 : 1 0 , . . . . . . . . . 6 63 : . 1 2 . . . , . . . . . 1 2 53 : 1 5 . . i . . . . . . . . . . . . . 1 2 43:2t

Colosenses l :22,28 . . . . . . 1252 : 1 2 : . . . . . 3 8 , 1 4 72 : 1 3 . . . . . . . . . . 8 42 : 1 3 - 1 5 . . . . . . . . 3 l2 : 1 8 . . . . . . . . . 1 3 22 : l O . . . . . . . . r 4 5 , 1 5 0 , l 5 l3 : 3 . . . . . . 1 4 5 , l 5 l3 : 3 , 9 . . . . . . . 1 3 33 : 9 . l 0 . . . . . . . 1 3 44 : 1 2 , .

Primere Tesalonicenses3 : 1 3 . . . . . . . . . 1 2 55 : 1 6 , 1 7 . . . . . . l 1 95:19 .

, 5 : 2 3 . . . . , . . . . 1 2 7Segunda Tesalonicenses

2 : 6 - 9 . . . . . . . . . . 2 8Frimera Timoteo

4 : 1 , 2 , ;4 : 1 4 . . . . . . . . . . 2 7

SegundaTimoteo l :6 . . , , . 273:16, 17 .. 122, 124

Tito 2: l l-14 . . . . . . ; . . . . . . 723 : 5 . . . . . . . . . . . 8 2

Hebreos 2:9 . . . . . . . . . , . . . 524 : 1 5 . . . . . . . . . 1 5 36 ; 2 . . . . . . . . . . . 2 77 : 2 6 . . . . . . . . . 1 5 31 0 : 5 . 7 . . . . . . . . 1 0 3

A p o c a l i p s i s 2 : 2 4 . . . . . . . . . . 1 3l 4 : 5 . . . . . . . . . 1 2 5

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