El Diálogo Ciencia y Fe en La FIDES ET RATIO Artigas

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El diálogo ciencia‐fe en la Encíclica «Fides et ratio» Mariano Artigas Uno de los fenómenos culturales más singulares en nuestros días es la existencia de un renovado interés en las relaciones entre ciencia y religión. El interés es mutuo. No son pocos los científicos que discuten, a veces en libros dedicados por entero a estos temas, las posibles implicaciones teológicas de su ciencia, y por su parte muchos teólogos se embarcan en un diálogo entre ciencia y religión que está dando lugar al nacimiento de una nueva disciplina: en estos años se han creado, en bastantes instituciones universitarias, cursos sobre las relaciones entre ciencia y fe, e incluso Centros completamente dedicados a esta línea de trabajo. Además, el público general se interesa por estas cuestiones. Como muestra del interés que suscitan estos temas se puede mencionar la creación, en octubre de 1995, dentro de la American Association for the Advancement of Science, de un programa que comenzó llamándose Dialogue between Science and Religion y, desde 1999, se titula Dialogue on Science, Ethics, & Religion, que se propone tres objetivos: (1) promocionar el conocimiento del progreso en ciencia y tecnología dentro del ámbito religioso, (2) proporcionar oportunidades para el diálogo entre miembros de las comunidades científica y religiosa acerca de temas significativos para el entendimiento mutuo, y (3) promover la colaboración entre miembros de esas comunidades en proyectos que exploren las implicaciones éticas y religiosas del progreso científico. El programa incluye la organización de Conferencias. En 1998 se celebró en el Museo de Historia Natural de Chicago una Conferencia multi‐disciplinar bajo el título La épica de la evolución. En abril de 1999 se celebró en Washington otra Conferencia multi‐disciplinar sobre Cosmología, de tres días de duración, en la que se trataron los tres temas siguientes: ¿Hubo un principio?, ¿Está el universo planeado?, ¿Estamos solos? El segundo día tuvo lugar una discusión pública sobre el segundo tema, que enfrentó a Steven Weinberg, premio Nobel de física por su trabajo en la teoría electrodébil, y a Sir John Polkinghorne, físico de partículas que en la actualidad es ministro anglicano. El debate saltó a las páginas del New York Times y de otros medios de comunicación de alcance internacional. Analizaré a continuación lo que dice la encíclica Fides et ratio sobre esta cuestión, centrando la atención en torno a algunos temas especialmente importantes para conseguir un diálogo fecundo entre la ciencia y la fe. El realismo científico Al comienzo de la encíclica (nº 5), el Papa dice que va a centrar su atención en la filosofía y explica el motivo que le guía: «Me impulsa a ello el hecho de que, sobre todo en nuestro tiempo, la búsqueda de la verdad última parece a menudo oscurecida». ¿Cómo se ha llegado a ese oscurecimiento? La situación es paradójica. Se ha dado un gran progreso en muchos ámbitos del saber humano; el Papa cita «la antropología, la lógica, las ciencias naturales, la historia, el lenguaje..., de alguna manera se ha abarcado todas las ramas del saber». Sin embargo, la gran variedad de resultados positivos alcanzados ha tenido como consecuencia que se ha olvidado la orientación hacia una verdad unificadora, de modo que triunfan criterios pragmáticos y se utiliza como patrón la eficacia técnica. Así ha sucedido que la filosofía moderna, «en lugar de apoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y condicionamientos». Este diagnóstico es completamente válido por lo que se refiere a la filosofía de la ciencia en la actualidad. La filosofía de la ciencia se constituyó como disciplina autónoma a partir de la década de 1930, gracias, en buena parte, al extraordinario impulso que recibió por parte de los miembros del Círculo de Viena, que publicaron su manifiesto programático en 1929. El desarrollo de la filosofía de la ciencia estuvo demasiado condicionado por los límites del neopositivismo sostenido por los autores pertenecientes al Círculo de Viena. Se comenzó con un empirismo extremo y, aunque ese empirismo se mitigó más tarde y surgieron otros enfoques complementarios, en su conjunto la moderna filosofía de la ciencia no ha conseguido una suficiente claridad acerca del problema de la verdad. Se da así una situación curiosa: por una parte, todo el mundo está convencido de que las ciencias progresan de modo espectacular, pero por otra parte parece muy difícil precisar en qué consiste la verdad científica, y ni siquiera se está de acuerdo en que esa verdad exista. El realismo científico afirma que existe la verdad científica y que podemos alcanzarla. El realismo debe afrontar serias dificultades que, de diferentes modos, se reducen a una dificultad básica: concretamente, es obligado admitir que la ciencia consiste en construcciones nuestras que no son simples fotografías de la realidad. Especialmente en la física matemática se formulan modelos muy abstractos que, con frecuencia, no tienen una correspondencia clara con la realidad. La filosofía de la ciencia ha estado, hasta la década de 1960, centrada casi exclusivamente en la física matemática, la rama más desarrollada de la ciencia, y esto ha creado dificultades al realismo científico. En las últimas décadas, el enorme desarrollo de la biología, que ha sido posible gracias al gran progreso de la física y de la química, ha mostrado claramente que, al menos en el ámbito biológico, la verdad científica existe y podemos alcanzarla. Sostengo, desde hace años, un realismo científico según el cual en la ciencia experimental podemos alcanzar conocimientos verdaderos, con una verdad que es siempre contextual y, por tanto, parcial, pero, que es, al mismo tiempo, auténtica verdad. La verdad científica es siempre «contextual» porque debe interpretarse dentro del contexto conceptual que utilizamos en cada teoría. Por ser contextual, esa verdad es también «parcial», y no agota todo lo que puede decirse acerca del objeto que se estudia. Pero, al mismo tiempo, puede ser una verdad «auténtica» en el sentido clásico de correspondencia con la realidad. Como es lógico, esa correspondencia deberá fijarse en función de los conceptos y datos utilizados en cada caso.1

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  • EldilogocienciafeenlaEncclicaFidesetratioMarianoArtigasUno de los fenmenos culturales ms singulares ennuestrosdas es la existenciadeun renovado inters enlasrelacionesentrecienciayreligin.Elintersesmutuo.No son pocos los cientficos que discuten, a veces enlibros dedicados por entero a estos temas, las posiblesimplicaciones teolgicas de su ciencia, y por su partemuchostelogosseembarcanenundilogoentrecienciay religin que est dando lugar al nacimiento de unanueva disciplina: en estos aos se han creado, enbastantes instituciones universitarias, cursos sobre lasrelaciones entre ciencia y fe, e incluso Centroscompletamentededicadosaestalneadetrabajo.Adems,elpblicogeneralseinteresaporestascuestiones.Como muestra del inters que suscitan estos temas sepuedemencionarlacreacin,enoctubrede1995,dentrodelaAmericanAssociationfortheAdvancementofScience,de un programa que comenz llamndose Dialoguebetween Science and Religion y, desde 1999, se titulaDialogue on Science, Ethics, & Religion, que se proponetres objetivos: (1) promocionar el conocimiento delprogreso en ciencia y tecnologa dentro del mbitoreligioso,(2)proporcionaroportunidadesparaeldilogoentremiembrosdelascomunidadescientficayreligiosaacerca de temas significativos para el entendimientomutuo, y (3) promover la colaboracin entre miembrosde esas comunidades en proyectos que exploren lasimplicacionesticasyreligiosasdelprogresocientfico.Elprograma incluye la organizacin de Conferencias. En1998 se celebr en el Museo de Historia Natural deChicagounaConferenciamultidisciplinarbajoelttuloLapica de la evolucin. En abril de 1999 se celebr enWashington otra Conferencia multidisciplinar sobreCosmologa,detresdasdeduracin,enlaquesetrataronlos tres temas siguientes: Hubo un principio?, Est eluniversoplaneado?,Estamossolos?Elsegundodatuvolugar una discusin pblica sobre el segundo tema, queenfrentaStevenWeinberg,premioNobeldefsicaporsutrabajo en la teora electrodbil, y a Sir JohnPolkinghorne, fsicodepartculasqueenlaactualidadesministroanglicano.Eldebatesalta laspginasdelNewYorkTimesydeotrosmediosdecomunicacindealcanceinternacional.Analizar a continuacin loquedice la encclicaFides etratiosobreestacuestin,centrandolaatencinentornoaalgunostemasespecialmenteimportantesparaconseguirundilogofecundoentrelacienciaylafe.ElrealismocientficoAl comienzode la encclica (n5), elPapadicequevaacentrarsuatencinenlafilosofayexplicaelmotivoquelegua:Meimpulsaaelloelhechodeque,sobretodoennuestrotiempo,labsquedadelaverdadltimapareceamenudo oscurecida. Cmo se ha llegado a eseoscurecimiento?Lasituacinesparadjica.Sehadadoungran progreso enmuchos mbitos del saber humano; elPapacitalaantropologa,lalgica,lascienciasnaturales,lahistoria,ellenguaje...,dealgunamanerasehaabarcadotodaslasramasdelsaber.Sinembargo,lagranvariedadde resultados positivos alcanzados ha tenido como

    consecuenciaquesehaolvidadolaorientacinhaciaunaverdad unificadora, de modo que triunfan criteriospragmticos y se utiliza como patrn la eficacia tcnica.As ha sucedido que la filosofa moderna, en lugar deapoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre paraconocer la verdad, ha preferido destacar sus lmites ycondicionamientos.Este diagnstico es completamente vlido por lo que serefiere a la filosofa de la ciencia en la actualidad. Lafilosofa de la ciencia se constituy como disciplinaautnomaapartirdeladcadade1930,gracias,enbuenaparte,alextraordinarioimpulsoquerecibiporpartedelos miembros del Crculo de Viena, que publicaron sumanifiesto programtico en 1929. El desarrollo de lafilosofadelacienciaestuvodemasiadocondicionadoporlos lmites del neopositivismo sostenido por los autorespertenecientes al Crculo de Viena. Se comenz con unempirismo extremo y, aunque ese empirismo se mitigms tarde y surgieron otros enfoques complementarios,en su conjunto la moderna filosofa de la ciencia no haconseguido una suficiente claridad acerca del problemade la verdad. Se da as una situacin curiosa: por unaparte,todoelmundoestconvencidodequelascienciasprogresan de modo espectacular, pero por otra parteparece muy difcil precisar en qu consiste la verdadcientfica, y ni siquiera se est de acuerdo en que esaverdadexista.El realismo cientfico afirma que existe la verdadcientfica y que podemos alcanzarla. El realismo debeafrontar serias dificultades que, de diferentesmodos, sereducen a una dificultad bsica: concretamente, esobligadoadmitirquelacienciaconsisteenconstruccionesnuestras que no son simples fotografas de la realidad.Especialmente en la fsica matemtica se formulanmodelos muy abstractos que, con frecuencia, no tienenunacorrespondenciaclaraconlarealidad.Lafilosofadela ciencia ha estado, hasta la dcada de 1960, centradacasiexclusivamenteen la fsicamatemtica, laramamsdesarrolladadelaciencia,yestohacreadodificultadesalrealismo cientfico. En las ltimas dcadas, el enormedesarrollo de la biologa, que ha sido posible gracias algran progreso de la fsica y de la qumica, hamostradoclaramente que, al menos en el mbito biolgico, laverdadcientficaexisteypodemosalcanzarla.Sostengo,desdehaceaos,unrealismocientficosegnelcual en la ciencia experimental podemos alcanzarconocimientos verdaderos, con una verdad que essiempre contextual y, por tanto, parcial, pero, que es, almismo tiempo, autntica verdad. La verdad cientfica essiempre contextual porque debe interpretarse dentrodelcontextoconceptualqueutilizamosencadateora.Porser contextual, esa verdad es tambin parcial, y noagotatodoloquepuededecirseacercadelobjetoqueseestudia. Pero, al mismo tiempo, puede ser una verdadautnticaenelsentidoclsicodecorrespondenciaconla realidad. Como es lgico, esa correspondencia deberfijarse en funcinde los conceptos y datos utilizados encadacaso.1

  • El realismo cientfico es, obviamente, una posicinfilosfica que debe ser sostenida mediante unadescripcindelprocederdelascienciasyunanlisisdelavalidez de sus contenidos. Pero puede sealarse que ladefensadelrealismocientfico,almenosensusaspectosms generales, es una tarea muy conforme con laintencin que el Papamanifiesta en la encclicaFides etratio. Difcilmente podremos afirmar la capacidadhumana de conocer la verdad en las cuestiones msprofundassilanegamoscuandosetratadelconocimientocientfico del mundo natural. Es difcil, como mnimo,abordarcongarantasunestudiometafsicodelarealidadsi no disponemos de una base fsica adecuada. Puedeargumentarse, adems, que el dilogo entre ciencia y fedebepasarporunpuenteconstruidomediantelafilosofiade la naturaleza, que sea capaz de conectar los dosparticipanteseneldilogo.2Ciencia,raznyfeEneln9delaencclica,elPaparecuerdaladoctrinadelConcilio Vaticano I sobre la distincin entre los dosrdenes de conocimiento, el de la razn y el de la fe.Recuerdaquela filosofay lascienciastienensupuestoen el orden de la razn natural, mientras que la fe,iluminadayguiadaporelEspritu,reconoceenelmensajedelasalvacinlaplenituddegraciaydeverdad(cf.Jn1,14)queDioshaqueridorevelarenlahistoriaydemododefinitivopormediodesuHijoJesucristo(cf.1Jn5,9:Jn5,3132).Existe un acuerdo generalizado acerca de la distincinqueexisteentrelasperspectivasdelascienciasydelafe.Sin embargo, esa distincin puede concretarseulteriormenteendosmodalidadesquesonopuestas:paraunos, ciencia y fe son complementarias, y paraotros, encambio, ambas seoponen.Lasdosposicionesexistenenlaactualidad.Lamayoradelosfilsofos,delostelogosyde los cientficos suelen estar a favor de lacomplementariedadyeldilogo,peroalgunospretendenostentarunmonopoliocognoscitivoquenodejara lugara las otras partes. Ms adelante volveremos sobre estetema, al comentar lo que el Papa dice sobre elcientificismo.Unodelostemasclsicosdelasrelacionesentrecienciayfe son laspruebasde laexistenciadeDiosquearrancandel conocimientode la naturaleza. El Papa alude a estaspruebaseneln19delaencclica,comentandotextosdellibrodelaSabidura,comoaqulenqueseafirmaquedela grandeza y hermosura de las criaturas, se llega, poranaloga, a contemplar a su Autor (Sb 13, 5). El Papacomenta: Se reconoce as un primer paso de laRevelacindivina,constituidoporelmaravillosolibrodela naturaleza, con cuya lectura, mediante losinstrumentospropiosdelaraznhumana,sepuedellegaral conocimiento del Creador. Si el hombre con suinteligenciano llegaareconoceraDioscomocreadordetodo, no se debe tanto a la falta de unmedio adecuado,cuantosobretodoalimpedimentopuestoporsuvoluntadlibre y su pecado. En esta perspectiva, la razn esvaloradacomouninstrumentoparaconoceraDiosqueserevelaatravsdelanaturaleza.Las discusiones actuales en torno a las pruebas de laexistencia de Dios que arrancan de la contemplacin la

    naturaleza se centran especialmente en torno alargumento teleolgico. En la abundante literatura queexisteenelmundoangloparlanteacercadeeste temasehabla, ordinariamente, del argumento del diseo(argument fromdesign).Parecequeeseargumento,y lasdiscusionesque loacompaan,nocorrespondecon todapropiedadalosargumentosdeltipodelaquintavadeSanto Toms que, ms que el diseo, subrayan lafinalidad. Sin duda, existen elementos comunes aambosenfoques:elgobiernodivinodelacreacinguardaestrecharelacinconlosplanesodesigniosconcretostalcomo se manifiestan en el funcionamiento de lanaturaleza.Pero,cuandosehabladediseo(design),setratadeunaactividadinteligentequeconsisteenordenarunos materiales previamente existentes, y cuando sehabladefinalidad, tal comosucedeen losargumentosclsicos, se trata del comportamiento de la naturaleza,que surgedeprincipios internos.El diseo sugiereunGranArquitecto,lafinalidadsugiereunCreador.Estadiferencia espatente cuando se considera la autoorganizacin, que es la metfora central de lacosmovisincientficaactual.Si lanaturalezaposeeunassorprendentescapacidadesdeautoorganizarse,demodoque se producen sucesivos niveles de complejidadmediante el despliegue de las potencialidades naturales,la imagen correspondiente de Dios es la del autor de lanaturaleza, que ha puesto en ella las semillas que sedesarrollan progresivamente en funcin de lascircunstanciasyde losnivelesdeorganizacinqueyasehanalcanzado.Aunque no existe unanimidad acerca de estos temas, essignificativoque, lejosdeestar superados,provocanunagran abundancia de reflexiones cientficas, filosficas yteolgicas.Lafilosofadelacienciasolaestarcentradaenla fsica y subrayaba las caractersticas de las entidadesinertes; la cosmovisin actual subraya que no existenentidades inertesycolocaenel centro, tal comosucedaenlaantigedad,alosvivientes:elprogresodelafsicaydelaqumicahahechoposibleunprogresoexplosivodela biologa, que ha provocado un nuevo inters en lostemas relacionados con la finalidad. El mundo de labiologaeselmundodelafinalidad,y lateleologaesuntema clave para unir los mbitos de la ciencia y de lateologa.3Capacidadreflexiva,cienciayverdadJuanPabloIIsubrayaqueelhombretienelacapacidaddeconocer la verdad, y no slo verdades particulares, sinoverdadesltimasquedansentidoanuestravida.Eneln24delaencclicaescribe:Existe,pues,uncaminoqueelhombre, si quiere, puede recorrer, y que se inicia con lacapacidad de la razn de levantarse ms all de locontingenteparairhacialoinfinito.Dediferentesmodosyendiversostiemposelhombrehademostradoquesabeexpresar este deseo ntimo. La literatura, la msica, lapintura,laescultura,laarquitecturaycualquierotrofrutode su inteligencia creadora se convierten en cauces atravs de los cuales puede manifestar su afn debsqueda. La filosofa ha asumido de manera peculiarestemovimientoyhaexpresado,consusmediosysegnsuspropiasmodalidadescientficas,estedeseouniversaldel hombre. En el n 25, el Papa recoge el inicio de laMetafsica de Aristteles: Todos los hombres desean

  • saber,aadequelaverdadeselobjetopropiodeestedeseo, y prosigue con una consideracin cuyaimportanciaesdifcilexagerar:Elhombreeselnicoserentodalacreacinvisiblequenosloescapazdesaber,sinoquesabetambinquesabe,yporesoseinteresaporlaverdadrealdeloqueselepresenta...steeselmotivodetantasinvestigaciones,particularmenteenelcampodelas ciencias, que han llevado en los ltimos siglos aresultados tan significativos, favoreciendo un autnticoprogresodetodalahumanidad.Ms adelante, el Papa cita a Galileo. Pero ya ahorapodemos sealar que el nacimiento de la cienciaexperimental fue posible gracias a la bsquedaapasionada de la verdad. Es sabido que Galileo hubieseevitado sus problemas con el Santo Oficio si se hubieselimitado a presentar el heliocentrismo como una simplehiptesis til para los clculos matemticos. Pero lpensaba que la teora era algoms que una hiptesis, ycombatipor ella. Estaba convencido, con razn, dequeno poda haber oposicin entre la verdad cientfica y laverdad bblica, e incluso proporcion, basndose en lamejortradicincatlica, losmediosparamostrarquenoexista tal oposicin. Por desgracia, circunstancias muydiversasseunieronparahacerfracasar,porelmomento,su proyecto. Lo importante aqu es advertir que labsqueda de la verdad es una condicin necesaria delprogreso cientfico, y que supone la existencia de unaspeculiares capacidades del ser humano que la hacenposible.Enefecto,labsquedadelaverdadnotendrasentidosinla capacidad de autorreflexin. La capacidadargumentativa es la base de la ciencia, y suponeautorreflexin, sentido de la evidencia, capacidad devalorar los distintos conocimientos, capacidad deplanificarexperimentosparacontrastarlashiptesisydeinterpretar los resultados de esos experimentos. En laciencia experimental buscamos un conocimiento de lanaturaleza que pueda ser sometido a controlexperimental y que, por tanto, pueda servir como basepara un dominio controlado de la naturaleza, y elprogresocientficomuestraquepodemosconseguiresosobjetivos.Lossupuestosontolgicosyepistemolgicosdela ciencia, a saber, laexistenciadeunordennaturalquepodemos conocer, son retrojustificados, ampliados yprecisadosporelprogresodelaciencia.Lomismosucedecon los supuestos ticos: la actividad cientfica carecerade sentido si no admitimos que los objetivos de esaactividadsonvaloresquemerecenserbuscados.Por tanto, la bsqueda de la verdad, junto con lacomprobacin de que, mediante las ciencias, podemosprogresar en el conocimiento de la verdad, tiene unaprofunda significacin antropolgica. Algunos ven en elprogreso cientfico un avance de las posicionesnaturalistas, que dejan cada vez menos espacio para lametafsica y la teologa. Por el contrario, podemosadvertir que una reflexin rigurosa sobre ese progreso,que incluya sus condiciones de posibilidad y susignificado, arroja nuevas luces sobre la imagen delhombre como ser que posee unas capacidades que lecapacitanparaparticiparen losplanesdeDiosdemodoconsciente.4Dehecho,eneln29delaencclica,elPapaexponeunasreflexiones que se sitan claramente en la lnea recin

    sealada, cuando escribe: No se puede pensar que unabsqueda tanprofundamenteenraizadaen lanaturalezahumanaseadeltodointilyvana.Lacapacidadmismadebuscar laverdadydeplantearpreguntas implicayaunaprimerarespuesta.Elhombrenocomenzaraabuscar loque desconociese del todo o considerase absolutamenteinalcanzable. Slo la perspectiva de poder alcanzar unarespuestapuedeinducirloadarelprimerpaso.Dehechoesto es lo que sucede normalmente en la investigacincientfica. Cuando un cientfico, siguiendo una intuicinsuya, se pone a la bsqueda de la explicacin lgica yverificabledeun fenmenodeterminado,confadesdeelprincipio que encontrar una respuesta, y no se detieneante los fracasos. No considera intil la intuicinoriginaria slo porque no ha alcanzado el objetivo;msbien dir con razn que no ha encontrado an larespuestaadecuada.El nacimiento de la ciencia experimentalmoderna en elsiglo XVII debe mucho a las ideas cristianas. La fecristiana en un Dios personal creador, que librementecrea unmundo contingente (poda no haberlo creado, ohaber creado un mundo diferente) y que crea al serhumano a su imagen y semejanza, con la capacidad deconocerydominarelmundo,proporcionaron labasedela investigacin cientfica. En esa perspectiva, elmundo,como obra de Dios, posee un orden, pero al sercontingentehemosderecurriralaexperimentacinparaconocerlo; y el hombre es capaz de conocer el ordennatural y de utilizarlo para obtener un dominiocontroladodelmundo.Losgrandespionerosdelacienciamodernaestabanmovidosporesasconvicciones.EsunanotableparadojaqueGalileo,quesindudaestabaguiadoprofundamenteporesasideas,tropezaraconlaoposicindeautoridadeseclesisticas,entrelascualesdestacabaunPapaenelqueinfluanideasnominalistasqueseoponana las ideas de Galileo. Urbano VIII argumentaba que,aunque nuestros razonamientos puedan sugerir queexistenunasdeterminadas leyesen lanaturaleza,hemosde admitir que Dios podra haber hecho que losfenmenos que observamos respondan a causasdiferentesquenoconocemos.ElPapaestabapreocupadoporsalvarlatrascendenciaylaomnipotenciadeDios,sinlimitarle con nuestras teoras; es una idea claramentecristiana,tantocomoloeranlasquemovanaGalileo.LabatallaepistemolgicaentreGalileoyUrbanoVIIItieneuna actualidad enorme. Hoy da, en la filosofa de laciencia se insiste en la infradeterminacin de lasteoras, para indicar que ningn conjunto de datospueden obligarnos a admitir una teora particular. Sinembargo,avecesexistenargumentospoderososenfavorde las teoras, y enmuchos casos podemos llegar a unacertezasuficienteque,sinembargo,siempresesitaenelnivel de lo que tradicionalmente se ha llamado certezafsica.Elordennaturalescontingente,yahorasabemosque,dehecho,eluniversohaidocambiandoalolargodesuhistoria;peroexisteunaciertanecesidadnaturalenlamedidaenqueexistenaspectosestablesenlanaturaleza:ylaexperiencianosmuestraqueexisten.ModalidadesdelaverdadVoyarecurrirahoraa la terminologa tradicionalacercade la verdad ontolgica y la verdad lgica. La verdadontolgica se refiere a la realidad tal como es en s

  • misma, a su inteligibilidad, y se relaciona con la idea,profundamente realista, de que las cosas son como son,independientementedequenosotros loqueramosonosagrade. Sin duda, cuando hablamos de artefactos y, engeneral, de productos de nuestra actividad, nosotrosprovocamos que algo exista de acuerdo con nuestravoluntad;pero,inclusoenesecaso,nosvemosforzadosautilizar las leyesnaturalesqueexistenen la realidad,nopodemos crearlas a nuestro antojo. En este sentido, laverdad es completamente objetiva, es una, y es la metahacia la cual tiende nuestro esfuerzo por conocer larealidad.Sin embargo, podemos hablar tambin de la verdad denuestro conocimiento, de la verdad lgica, de laadecuacindenuestrosenunciadoscon la realidad.Yenese nivel existen diferentesmodalidades y grados. En eln30delaencclicaelPapa,enestalnea,serefierealasdiversasformasdeverdadyescribe:Enestemomentopuedesertilhacerunarpidareferenciaaestasdiversasformas de verdad. Las ms numerosas son las que seapoyan sobre evidencias inmediatas o confirmadasexperimentalmente.steeselordendeverdadpropiodelavidadiariaydelainvestigacincientfica.Enotronivelse encuentran las verdades de carcter filosfico, a lasque el hombre llegamediante la capacidad especulativade su intelecto. En fin estn las verdades religiosas, queen cierta medida hunden sus races tambin en lafilosofa.stasestncontenidasenlasrespuestasquelasdiversas religiones ofrecen en sus tradiciones a lascuestionesltimas.steesunpuntoclaveeneldilogoentrecienciayfe.Setrata de evitar los distintos imperialismos quepretenden adjudicar el monopolio de la verdad a unenfoque particular, por importante o noble que sea,olvidando que existen diversos accesos a la verdadobjetivayque labsqueda sincerade la verdadexige elrespeto mutuo entre ellos. Una parte de ese respetoconsiste en que no se pretenda resolver los problemasmetafsicosoteolgicos,onegarsulegitimidad,medianteelmtododelacienciaexperimental.Hoydasereconocefcilmente, e incluso cuesta admitir que alguien hayapodidoalgunavezpensarlocontrario,queenelsigloXVIIno se debi argumentar en contra del heliocentrismoutilizandolaSagradaEscritura;sinembargo,noesdifcilencontrar la actitud contraria, o sea, la de quienespretenden solventar los ms profundos problemasmetafsicos recurriendo a la gravedad cuntica o a laseleccinnatural.Losexcesosactualessuelenpresentarsecomo si estuvieran avaladospor la ciencia, y esopareceproporcionarlesciertalegitimidad,perosontanerrneoscomo los errores opuestos del siglo XVII. Un dilogofecundo entre ciencia y fe exige que se respeten lasrespectivasperspectivasyqueencadacasoseadopte laperspectiva exigida por el tipo de problemas que seplantean.VerdadycreenciaLa relacin entre verdady creencia es unode los temasbsicosdelafilosofadelconocimientoydelareligin.Enel n 31 de la encclica, el Papa subraya la dimensinsocial del ser humano, que recibe muchos de losconocimientosqueposeeatravsdeotraspersonas:enla vida de un hombre las verdades simplemente credas

    sonmuchoms numerosas que las adquiridasmediantelaconstatacinpersonal.Enefecto,quinseracapazdediscutir crticamente los innumerables resultados de lasciencias sobre las que se basa la vida moderna? quinpodra controlarpor su cuenta el flujode informacionesquedaadaserecibendetodas laspartesdelmundoyque se aceptan en lnea de mxima como verdaderas?Finalmente, quin podra reconstruir los procesos deexperiencia y de pensamiento por los cuales se hanacumuladolostesorosdelasabiduraydereligiosidaddela humanidad? El hombre, ser que busca la verdad, espuestambinaqulquevivedecreencias.Con frecuencia se opone la ciencia a la religinprecisamente en relacin con este tema: se dice que latradicin y la autoridad ocupan un puesto central en lareligin,yque,encambio,lacienciasecaracterizaporlaapertura a la discusin crtica. Es fcil advertir, sinembargo,quelaconfianzaenloqueotrostransmitenyelargumentodeautoridadocupantambinunlugarcentralen la ciencia. Incluso podra decirse que es difcilencontrarunainstitucinqueotorguemsimportanciaala confianzamutua y a la autoridad que la ciencia. Estosucededesdeelprincipio,enlaenseanzadelasciencias,dondeseexigedelestudianteunaconfianza ilimitadaenlasautoridadesdesuespecialidad.Desdeluego,existeunadiferenciafundamental,yaqueenla ciencia todo puede ponerse en tela de juicio, porprincipio,ynadaseconsideradefinitivamenteestablecidodemodocompleto.En lareliginrevelada,elargumentodeautoridadocupaun lugar insustituible.Perosepuedeargumentar que es razonable admitir la autoridadreligiosayenqucondicionesloes.bAutoridad versus crtica parece representar ladiferencia nuclear entre las perspectivas religiosa ycientfica.Sinnegarlapartedeverdadqueahseencierra,sera, sin embargo, deseable reconocer que, tanto en lareligincomoenlaciencia,elmotorprincipaldebeserlabsqueda de la verdad, siguiendo caminos que en partecoincidenpero enparte sondiversos. Por tanto, si en lareliginseadmite laautoridadesporqueexistenbuenasrazonesparahacerlo,yenlamedidaenqueesaautoridadse ejercita de acuerdo con las modalidades que le sonpropias. Adems, el misterio propio de las verdadesreligiosas tiene como contrapartidaque, a la luzde esasverdades, se consigue una visin mucho ms amplia,profundayrazonabledelsentidodelavidahumana.LaunidaddelconocimientoUna de las aspiraciones ms fuertes de la humanidadactual es la bsqueda de la unidad del saber. Ya se haaludido a la fragmentacin del saber, tpica de nuestrapoca.Despusdealudiralasdiferentesmodalidadesdelaverdad,yalarelacinentreverdadycreencia,elPapaserefierealarelacinentrelosconocimientosparcialesylabsquedadesentidoque llevahastaDios.Eneln33escribe:Sepuedeverasquelostrminosdelproblemavan completndose progresivamente. El hombre, por sunaturaleza, busca la verdad. Esta bsqueda no estdestinada slo a la conquista de verdades parciales,factuales o cientficas; no busca slo el verdadero bienpara cada una de sus decisiones. Su bsqueda tiendehaciaunaverdadulteriorquepuedaexplicarelsentidode

  • lavida;poresoesunabsquedaquenopuedeencontrarsolucinsinoesenelabsoluto.Yeneln34,JuanPabloIIdestacalacomplementariedadentrelaverdadreveladay la que puede conseguirse mediante la razn: Estaverdad, que Dios nos revela en Jesucristo, no est encontraste con las verdades que se alcanzan filosofando.Msbienlosdosrdenesdeconocimientoconducenalaverdad en su plenitud. La unidad de la verdad es ya unpostuladofundamentaldelaraznhumana,expresadoenel principio de no contradiccin. La Revelacin da lacertezadeestaunidad,mostrandoqueelDioscreadorestambinelDiosdelahistoriadelasalvacin.Elmismoeidntico Dios, que fundamenta y garantiza que seainteligible y racional el ordennatural de las cosas sobrelas que se apoyan los cientficos confiados, es el mismoqueserevelacomoPadredenuestroSeorJesucristo.Esenesten34dondeseencuentralanota29,enlaqueel Papa cita a Galileo, recogiendo textualmente unfragmento de su discurso a la Academia Pontificia deCiencias en 1979: (Galileo) declar explcitamente quelasdosverdades, lade la fey lade laciencia,nopuedencontradecirsejams.LaEscriturasantaylanaturaleza,alprovenir ambas del Verbo divino, la primera en cuantodictada por el Espritu Santo, y la segunda en cuantoejecutora fidelsima de las rdenes de Dios, segnescribi en la carta al P. Benedetto Castelli el 21 dediciembrede1613.ElConcilioVaticano IInoseexpresade modo diferente; incluso emplea expresionessemejantescuandoensea:Lainvestigacinmetdicaentodos los campos del saber, si est realizada de formaautnticamente cientfica y conforme a las normasmorales, nunca ser realmente contraria a la fe, porquelasrealidadesprofanasy lasde la fetienenorigenenunmismoDios (Gaudium et spes, 36). En su investigacincientfica Galileo siente la presencia del Creador que leestimula,preparayayudaasus intuiciones,actuandoenlomshondodesuespritu.5Ensumomento,lacartadeGalileoaCastellifueenviadaala Inquisicin romana junto con una acusacin contraGalileo,argumentandoqueelheliocentrismocopernicanochocaba condiversospasajesde la SagradaEscritura. ElPapa lacitaensudocumento,comotestimoniohistricode laprofundaunidadentre lascienciasy la fe, talcomofue percibida desde el principio por uno de los grandespioneros de la ciencia moderna. La raz profunda de launidad del saber se encuentra, en efecto, en el mismoDios,autordelanaturalezaydelarevelacin,quenoshaproporcionado los medios para alcanzar la verdad atravsdeamboscaminos.Lamodestia intelectual juega un papel importante en labsqueda de la unidad del saber. En el n 40 de laencclica, Juan Pablo II tambin cita textualmente a SanAgustn, quien se refiere a su propia experiencia,narrando que, incluso antes de consolidar susconvicciones catlicas, haba comenzado a darpreferenciaaladoctrinacatlica,porquemeparecaqueaqu se mandaba con ms modestia, y de ningn modofalazmente,creerloquenosedemostrabafueseporque,aunque existiesen las pruebas, no haba sujeto capaz deellas,fueseporquenoexistiesen,quenoall,endondesedespreciabalafeyseprometacontemerariaarroganciala ciencia y luego se obligaba a creer una infinidad defbulas absurdsimas que no podan demostrar. La fe

    cristianaesunagarantaenlabsquedadelaunidaddelsaber.Esfcilcomprobarque,cuandosebuscalaunidaddel saber desde una perspectiva atea o materialista,fcilmente se acaba admitiendo, con una especie de feirracional,tesisquenisepuedendemostrarnicomprobarni realmente se entienden. Sepide, por ejemplo, admitirqueeluniversohapodidosurgirde lanadasinserobradeunCreador; oque lanaturalezaque conocemoses elresultado de puras fuerzas ciegas; o que lascaractersticas humanas se reducen a ser simplesepifenmenosdelarealidadbiolgicasubyacente.ElPapaadviertequelavidacristianaelevayperfeccionael saber humano, y escribe en el n 44: Una de lasgrandesintuicionesdesantoTomseslaqueserefierealpapelqueelEsprituSanto realizahaciendomadurarensabiduralacienciahumana.Porotraparte,eneln45elPapaserefierea lasntesismedievalentreelsabercientficoylateologa,ylamentala posterior separacin de ambos en la pocamoderna:Con la aparicin de las primeras universidades, lateologa se confrontaba ms directamente con otrasformasdeinvestigacinydelsabercientfico.SanAlbertoMagno y santo Toms, aun manteniendo un vnculoorgnico entre la teologa y la filosofa, fueron losprimerosquereconocieronlanecesariaautonomaquelafilosofa y las ciencias necesitan para dedicarseeficazmente a sus respectivos campos de investigacin.Sin embargo, a partir de la baja EdadMedia la legtimadistincin entre los dos saberes se transformprogresivamenteenunanefastaseparacin.Llegamos aqu a uno de los puntos centrales de laencclica. El Papa se refiere con fuerza a la separacinentreciencia,filosofayteologa.Eneln46escribe:Lasradicalizaciones ms influyentes son conocidas y bienvisibles, sobre todo en la historia de Occidente. No esexagerado afirmar que buena parte del pensamientofilosfico moderno se ha desarrollado alejndoseprogresivamentedelaRevelacincristiana,hastallegaracontraposiciones explcitas. En el siglo pasado, estemovimiento alcanz su culmen. Yms adelante: En elmbitodelainvestigacincientficasehaidoimponiendounamentalidad positivista que no slo se ha alejado decualquierreferenciaa lavisincristianadelmundo,sinoque, y principalmente, ha olvidado toda relacin con lavisin metafsica y moral. Consecuencia de esto es quealgunos cientficos, carentes de toda referencia tica,tienenelpeligrodenoponeryaenelcentrodesuinterslapersonaylaglobalidaddesuvida.Msan,algunosdeellos, conscientes de las potencialidades inherentes alprogresotcnico,parecequeceden,nosloalalgicadelmercado, sino tambin a la tentacin de un poderdemirgico sobre la naturaleza y sobre el ser humanomismo.Aqusehabladeunaseparacinentrelateologaporunaparte,ylacienciaylafilosofaporlaotra.Meatreveraadecirqueelprotagonistaprincipalde laseparacines lafilosofa, y que es la filosofa a quien competeprincipalmente lograr una nueva unificacin del saberque respete la autonoma propia de cada uno de lossaberes.Enefecto,slo la filosofaproporcionaunabasecomn tanto a las ciencias como a la teologa. Sin duda,para lograr una sntesis cristiana se necesita de unafilosofaqueacteteniendoencuentalaluzdelateologa.

  • Elpapelquelafilosofaest llamadaadesempearenlabsquedadelaunidaddelsaberquedaresaltadocuandoel Papa indica, en el n 61, que la filosofa nopuede sersustituida por las ciencias humanas. Lamenta la pocaestimaenqueavecessetienealafilosofaydicequeunode los motivos es el equvoco que se ha creado sobretodo en relacin con las ciencias humanas. El ConcilioVaticanoIIharemarcadovariasveceselvalorpositivodela investigacin cientfica para un conocimiento msprofundo del misterio del hombre. La invitacin a lostelogos para que conozcan estas ciencias y, si esmenester,lasapliquencorrectamenteensuinvestigacinno debe, sin embargo, ser interpretada como unaautorizacin implcita a marginar la filosofa o asustituirla en la formacin pastoral y en la praeparatiofidei.Enlamismalnea,elPapaescribeeneln69:Sepuedetalvezobjetarqueenlasituacinactualeltelogodeberaacudir,msquealafilosofa,alaayudadeotrasformasdel saberhumano, como lahistoria y sobre todolas ciencias, cuyos recientes y extraordinarios progresossonadmiradosportodos...Lareferenciaalasciencias,tilen muchos casos porque permite un conocimiento mscompleto del objeto de estudio, no debe sin embargohacer olvidar la necesaria mediacin de una reflexintpicamente filosfica, crtica y dirigida a lo universal,exigida adems por un intercambio fecundo entre lasculturas.CienciaysabiduraLaunidaddelconocimientonoesun finensmisma.Esun medio para conseguir que las diversas modalidadesdelconocimientoayudenalhombreaconseguirsufin.Ypara ello se necesita un principio organizador, capaz deproporcionar una jerarqua entre los conocimientosparticularesydeencuadrarlosenunaperspectivaglobal.Esto es lo que tradicionalmente se ha denominadosabidura.Enelltimocaptulodelaencclica,tituladoExigenciasycometidos actuales, el Papa aborda expresamente estacuestin. En el n 81 describe de manera muy viva lasituacin actual y su relacin con el progreso de lasciencias, subrayando la fragmentariedad del saber y lacrisisdesentido:Sehadetenerpresentequeunodeloselementosms importantes de nuestra condicin actualeslacrisisdelsentido.Lospuntosdevista,amenudodecarctercientfico,sobrelavidaysobreelmundosehanmultiplicadodetalformaquepodemosconstatarcomoseproduce el fenmeno de la fragmentariedad del saber.Precisamente esto hace difcil y a menudo vana labsquedadeunsentido.Y, loqueesanmsdramtico,enmediodeestabarandadedatosydehechosentrelosque se vive y que parecen formar la tramamisma de laexistencia,muchos sepreguntan si todava tiene sentidoplantearse la cuestin del sentido. La pluralidad de lasteorasquesedisputanlarespuesta,olosdiversosmodosdeverydeinterpretarelmundoylavidadelhombre,nohacenmsqueagudizarestadudaradical,quefcilmentedesemboca en un estado de escepticismo y deindiferencia o en las diversas manifestaciones delnihilismo. La consecuencia de esto es que a menudo elesprituhumanoestsujetoaunaformadepensamientoambiguo, que lo lleva a encerrarse todava ms en smismo,dentrodeloslmitesdesupropiainmanencia,sin

    ninguna referencia a lo trascendente. Una filosofacarente de la cuestin sobre el sentido de la existenciaincurrira en el grave peligro de degradar la razn afunciones meramente instrumentales, sin ningunaautnticapasinporlabsquedadelaverdad.Sin duda, la fe nos da a conocer el sentido ltimo de laexistenciahumana.Hoydaesverdad,comosiemprelohasido, que una persona que posea una fe autntica en larevelacin de Cristo posee, automticamente, unconocimiento del sentido de su vida que le basta paraalcanzarsufin.Adems,pormuchoqueavancemosenlascienciasyen la filosofa,noalcanzaremoselnivelde losconocimientos que proporciona la revelacin. En estascondiciones, podra parecer poco til empearse enalcanzar, con grandes esfuerzos, los conocimientosasequiblesalaraznhumana.Adems,esdifcilalcanzar,enesascuestiones,unconsensoentre lospensadores:altratarse de problemas nada fciles, las solucionespropuestas por los autores catlicos, aunque seencuentren dentro del abanico de posibilidadesconformesconlafe,proporcionanunamplioespectroquenosepuedereduciraunesquemaqueagradeatodosporigual. Qu sentido tiene, pues, el esfuerzo humano porconseguirunasntesisdeunsaberque,aunquetengauncarcter sapiencial, pertenece al nivel puramenteracional?NoesdifciladvertirquelaIglesiasiemprehabuscado,alo largo de su historia, el apoyo natural que en cadacircunstancia pueda encontrarse para su doctrinasobrenatural.LaIglesiatieneplenaconcienciadequeeseapoyo natural requiere ser complementado por losobrenatural, y respeta la legtimapluralidadqueenesembito existe, sin pretender imponer una uniformidadque vaya ms all de lo necesario. Si se renuncia a eseesfuerzo, con todo lo que tiene de limitado, temporal yprecario, se renuncia a expresar y vivir la fe de acuerdocon nuestra naturaleza humana y, por otra parte, secarece de los medios necesarios para realizar la misinapostlica de la Iglesia: caeramos en un fidesmo quepronto resultara ininteligible a los odos humanos. Noparecedemasiadoaventuradoafirmarque, enparte, esepeligro es una realidad actual, ya que el descuido de lafilosofahallevadoalosinconvenientesrecinsealados.Dehecho,enelmismopasajedelaencclica,JuanPabloIIestimula al pensamiento filosfico para que realice sufuncin sapiencial: Para estar en consonancia con lapalabra de Dios es necesario, ante todo, que la filosofaencuentredenuevosudimensinsapiencialdebsquedadel sentido ltimo y global de la vida. Esta primeraexigencia, pensndolo bien, es para la filosofa unestmuloutilsimoparaadecuarseasumismanaturaleza.En efecto, hacindolo as, la filosofa no slo ser lainstanciacrticadecisivaquesealaa lasdiversasramasdelsabercientficosufundamentoysulmite,sinoquesepondrtambincomoltimainstanciadeunificacindelsaberydelobrarhumano,impulsndolosaavanzarhaciaun objetivo y un sentido definitivos. Esta dimensinsapiencialsehacehoymsindispensableenlamedidaenque el crecimiento inmenso del poder tcnico de lahumanidadrequiereunaconcienciarenovadayagudadelosvaloresltimos.Siaestosmedios tcnicos les faltarala ordenacin hacia un fin no meramente utilitarista,pronto podran revelarse inhumanos, e incluso

  • transformarse en potenciales destructores del gnerohumano.Todavaenelmismopasaje,elPapaserefierealacrisisde confianza, que atraviesa nuestro tiempo, sobre lacapacidaddelarazn,comoaunodelosmotivosdelascrisisactuales.ElcientificismoPorsupuesto,existeelpeligrocontrario,quesedacuandose confa en la razn de tal modo que se la absolutiza,negando la validez de lo que caiga fuera de su alcance.Este peligro se da en sistemas filosficos pero se datambin,deunmodoespecialmenteinsidiosoennuestrapoca,enelcientificismo.Eneln88delaencclica,elPapaofreceunadescripcinclara y penetrante del cientificismo, aludiendo incluso aalgunas de las formas que ha adoptado a lo largo de lahistoria. Vale la pena reproducir ntegramente esasconsideraciones, aunque tengan cierta longitud: Otropeligro considerable es el cientificismo. Esta corrientefilosfica no admite como vlidas otras formas deconocimiento que no sean las propias de las cienciaspositivas, relegando al mbito de la mera imaginacintantoelconocimientoreligiosoyteolgico,comoelsabertico y esttico. En el pasado, esta misma idea seexpresaba en el positivismo y en el neopositivismo, queconsideraban sin sentido las afirmaciones de carctermetafsico. La crtica epistemolgica ha desacreditadoesta postura, que, no obstante, vuelve a surgir bajo lanueva forma del cientificismo. En esta perspectiva, losvalores quedan relegados a meros productos de laemotividadylanocindeseresmarginadaparadarlugara lo puro y simplemente fctico. La ciencia se prepara adominar todos los aspectos de la existencia humana atravsdelprogresotecnolgico.Losxitosinnegablesdela investigacin cientfica y de la tecnologacontemporneahancontribuidoadifundir lamentalidadcientificista,queparecenoencontrarlmites,teniendoencuentacomohapenetradoenlasdiversasculturasycomohaaportadoenellascambiosradicales.Sedebeconstatarlamentablemente que lo relativo a la cuestin sobre elsentido de la vida es considerado por el cientificismocomoalgoquepertenecealcampodeloirracionalodeloimaginario. No menos desalentador es el modo en queesta corriente de pensamiento trata otros grandesproblemas de la filosofa que, o son ignorados o seafrontan con anlisis basados en analogas superficiales,sin fundamento racional. Esto lleva al empobrecimientode la reflexin humana, que se ve privada de losproblemas de fondo que el animal racional se haplanteado constantemente, desde el inicio de suexistencia terrena. En esta perspectiva, al marginar lacrtica proveniente de la valoracin tica, la mentalidadcientificista ha conseguido que muchos acepten la ideasegnlacualloqueestcnicamenterealizablellegaaserporellomoralmenteadmisible.VemosqueJuanPabloIIafirmaqueelcientificismoesunacorriente filosfica. Sin embargo, se presenta como sifuese una parte de la ciencia, o una consecuencianecesariadelanlisisde la cienciaodesuprogreso.Ahresidesufuerza:enqueesunacorrientefilosficaquesepresenta avalada por el prestigio de la ciencia. Por este

    motivo,unaprimerareaccinquesuscitaelcientificismoesadvertirsucarctercircular;enefecto,niegavalordeconocimientoaloquenoseaciencia,perosutesisbsicanopertenecealaciencia:enconsecuencia,siseleaplicansuspropioscnones,carecedesentido.El cientificismo actual tiene, por lo general, un airemsbien pesimista. El cientificismo clsico positivistapregonabaquelacienciaeventualmentepodraabordaryresolver todos los problemas. Desde el 6 de agosto de1945, fue evidente que la ciencia no slo poda resolverproblemas: poda tambin crear nuevos problemasmucho ms graves que los anteriormente conocidos,como la destruccin atmica. Adems, la filosofa de lacienciaha idosealando los lmitesde laciencia,quenoson pocos ni pequeos. Si, a pesar de todo, se sigueaceptando la doctrina cientificista, llegamos a unaposicinquees tpicadelmomentoactual: se reconocenlos lmites de la ciencia, se advierte de los peligros queacarrea su aplicacin incontrolada, pero, al mismotiempo, se dice que es lo mejor de que disponemos. Aquienafirmaquelacreacindeluniversoesunproblemaqueexcede lasposibilidadesde la fsicaypertenecea lametafsica, se le responde: qu posibilidades tiene lametafsica de resolver un problema que ni siquiera lafsica, con sus poderosos instrumentos conceptuales yexperimentales,puederesolver?Juan Pablo II afirma certeramente que, a pesar de lascrticasqueselehanhechodesdelafilosofadelacienciacontempornea,elcientificismoestpresenteennuestracultura,muchas veces en formade unpragmatismoqueniega validez a las instancias metacientficas y estdispuesto a utilizar los logros cientficos sin barrerasticasdeningntipo.Eneln91de laencclica,elPapaafirma que es verdad que una cierta mentalidadpositivista siguealimentando la ilusindeque, graciasalas conquistas cientficas y tcnicas, el hombre, comodemiurgo, pueda llegar por s solo a conseguir el plenodominiodesudestino.ElcasoGalileo,alrevsHastaaquheseguidolasenseanzasdeJuanPabloIIenlaencclicaFidesetratio.Hesealadolospuntosque,amijuicio, tienen mayor inters para abordar las relacionesentre ciencia y fe, y los he comentado sin abandonar elestilo propio de la encclica. Ahora expondr algunasreflexiones ms personales que pueden servir parailustrarloconsideradohastaahora.El dilogo entre ciencia y fe tropieza en la actualidad,como se acaba de sealar, con la resistencia de uncientificismo que se obstina en una doctrina quepodramosresumir,parafraseandoeladagioeclesial,conestas palabras: fuera de la ciencia no hay verdad. Ladiferencia es que la Iglesia admite que Dios actadirectamente en cada alma y conoce perfectamente susdisposiciones, de modo que, siempre a travs de losmritos de Cristo y por tanto a travs de la Iglesia, esposible la salvacin de quien no pertenezcaexteriormente, sin culpa suya, al cuerpode la Iglesia; encambio,segnelcientificismo,fueradelacienciatodoespoesa,enelsentidopeyorativodelaexpresin,einclusola poesa misma vendra a ser un epifenmeno de labiologa.

  • NotengonadapersonalcontraEdwardO.Wilson,unodelospionerosdelasociobiologa.PeroWilsonhapublicadorecientemente un libro que fue lanzado comobest sellerenlosEstadosUnidosyqueesuncontraejemploperfectode las ideasquehe expuestohasta ahora. Por eso voy autilizarsusideasparacontrastarlasmas.Wilson se doctor en biologa por la Universidad deHarvarden1955,ydesdeentoncessiemprehaenseadoen esa Universidad. Ha ganado dos veces el premioPulitzer, por sus libros Sobre la naturaleza humana(1978) y Las hormigas (1990). Su libro Sociobiologa(1975) fue un hito fundamental en el desarrollo de esadisciplinacientficaqueestudialarelacinentrelosgenesy laconducta.Hapublicadootrosseis libros.Harecibidodiversos ttulos honorficos y es considerado como unaautoridad en el estudio de los insectos sociales(especialmentelashormigas), lasociobiologayelmedioambiente(biodiversidad).En su nuevo libro, titulado Consilience. La unidad delconocimiento,6 Wilson se propone construir un puenteentre la ciencia y las humanidades (pp. 164 y 266),resolviendo de este modo el dilema espiritual de lahumanidad (pp.48,61,224225,262y264). Laobra seplanteaunametamuyambiciosa,porque,enefecto,unode losproblemasms importantesdenuestro tiempoesla fragmentacin del saber, y Wilson propone unasolucin.Perosusolucines,enelfondo,unmaterialismode tipobiolgico.Launidaddel conocimiento,baseparala solucin de los grandes problemas humanos, sealcanzara, segn Wilson, poniendo a la biologa en elcentro de todo y resolviendo, de algnmodo, todos losproblemasenlabiologa.Setratadelatesiscentraldelasociobiologa, y Wilson la est repitiendo desde 1975,peroahoralapresentaactualizadayconnuevoropaje.Sumensaje es que las ciencias naturales son la clave paraunificar todo lo dems: las ciencias sociales, las artes, latica y la religin deberan interpretarse en clavebiolgica. A quien sea materialista, esa idea le puedeparecer estupenda. A quien no lo sea, le puede parecerprofundamenteequivocada.Elttulodellibro,Consilience,esuntrminopocousualeningls. Wilson lo toma de William Whewell, quien loutiliz en su obra Filosofa de las ciencias inductivas,publicada en 1840, para indicar que la coincidencia oconfluencia de resultados obtenidos en diferentesmbitossirveparaprobarlaverdaddeunateora.En el captulo primero, titulado El hechizo jnico,Wilsonrealizaunaapologadelaunidaddelconocimientotal como, segn l, la realizaron los jonios en laantigedadgriegaytalcomollaexperimentalestudiarenlaUniversidad.Segnlmismoexplica,fueeducadoenlareliginfundamentalistadelosbaptistasdelsurdelosEstadosUnidos,perodescubrilascontradiccionesdeesareligin y, sobre todo, descubri la evolucin, de la cualnada decan los autores bblicos. Dice que no se hizoagnsticoni ateodefinitivamente, sinoque simplementedejsu iglesia;yaade: Tales,as locreo,elorigendelhechizo jnico: preferir la bsqueda de la realidadobjetiva a la revelacin es otra manera de satisfacer elanheloreligioso.Esunaempresacasitanantiguacomolacivilizacin y est entretejida con la religin tradicional,perosigueunrumbomuydistinto...Sulemafundamental,como Einstein saba, es la unificacin del conocimiento.

    Cuando hayamos unificado lo suficiente determinadoconocimiento,comprenderemosquinessomosyporquestamos aqu (p. 14). Desde luego, si Wilson prefiereencontrarelsentidodesuvidaenlaevolucinmsqueenlareligin,essuproblema;peronosecontentaconesto:opone la bsqueda de la realidad objetiva y larevelacin, dando a entender que la bsqueda de larealidad objetiva es la ciencia, la realidad objetiva es laevolucin, y la revelacin es un cuento chino. Eso s, lodice con elegancia. Pero, por qu lo dice?, quingarantiza que eso es verdad? La ciencia, no: ningunaciencia lodice, y esa idea tampocoesel resultadodeunanlisis de los mtodos cientficos. Es, ms bien, unaextrapolacininjustificadaygratuita.Despusdetratar,alolargodevarioscaptulos,sobrelasideas cientficas que serviran para unificar elconocimiento (el captulo 7 se titula De los genes a lacultura), Wilson dedica tres de los cuatro ltimoscaptulos a examinar expresamente las ciencias sociales(captulo 9), las artes (captulo 10), la tica y la religin(captulo 11). La conclusin, expuesta en el ltimocaptulo,esclara: Heargumentadoque intrnsecamenteexisteslounaclasedeexplicacin...Laideacentraldelaconcepcin consiliente del mundo es que todos losfenmenostangibles,desdeelnacimientodelasestrellashasta el funcionamiento de las instituciones sociales, sebasanenprocesosmaterialesqueenltimotrminosonreducibles,porlargasytortuosasqueseanlassecuencias,a las leyes de la fsica... La fuerza principal de laconcepcinconsilientedelmundoesquelacultura,yconello las cualidades nicas de la especie humana, slotendrn sentido completo cuando se conectenmedianteexplicacionescausalesa lascienciasnaturales (pp.389390).Wilsoncontinaunalneacientificistaquemereceraserolvidada de una vez por todas. Wilson se pregunta:Podran ser las Sagradas Escrituras slo el primerintento culto de explicar el universo y de hacernossignificantes en l?Quiz la ciencia esuna continuacin,sobreunterrenonuevoymejorprobado,paraconseguirelmismo objetivo. Si es as, entonces en este sentido lacienciaesreligin liberadaygranescritura(pp.1314).Perolaciencianoesreligin.Wilsonpretendeextraerdela ciencia una especie de religin, o ms bien decosmovisin, que sirva para explicar quines somosrealmente y cul es el sentido de nuestra vida. Pero setrata de una nueva versin de las viejas ideasmaterialistas,queencadapocasepresentanadornadasdelropajedelosmsrecienteslogrosdelaciencia.Dealgnmodo,seestrepitiendoelcasoGalileo,peroalrevs. Las diferencias son, sin duda, notables.Afortunadamente, la mayora de los cientficos no soncientificistas,ynosepuededecir,porquenoescierto,quela ciencia persiga institucionalmente a la religin. Perotambin es cierto que el cientificismo, guardando lasformas, pretende aniquilar la religin en nombre de laciencia.Lareliginnosiempreseencuentraconlafuerzainstitucional(aveces,s);msbienseencuentraconunaorquestacin de aire cientfico que, en realidad, pocotienequeverconlaciencia:esunaextrapolacinilegtimadealgunascaractersticasdelaciencia.Deseo manifestar mi sincero respeto por Edward O.Wilson como persona y como cientfico, y, desde luego,

  • prefiero la libertaddeexpresinal autoritarismo.Mehereferido a algunasde las ideasdeWilson, contenidas enun libro difundido con enorme amplitud y que ha sidocriticadoporotrosautoresde ideologasmuydiferentes,porque expresan con claridad la importancia de labsqueda de la unidad del saber y de la bsqueda desentido en la actualidad, y porque son un ejemplo delpapel que puede desempear la ciencia natural en losintentos de solucionar esos problemas. Con la alusin aGalileopretendollamarlaatencinsobreelpeligroactualde un cientificismo que explota en su favor el enormeprestigio social de la ciencia cuando, en realidad, nopuede recibir ningn apoyo de la ciencia. El libro deWilsonesunejemploentrevariosposiblesque,sibiennoson muchos en cantidad, tienen un notable impacto ennuestrasociedad.Los supuestos de la ciencia y el impacto de suprogresoVoyapresentarahoraun intentopersonalde relacionarlacienciaconlareliginatravsdeunpuentefilosfico.Setratadeunintentorealizadoconlaplenaconcienciadeque, como se ha dicho anteriormente, existen diversospuentesposiblesyningunodeberapretenderlaposesindeunmonopolio.Para establecer un puente entre ciencia y religinnecesitamos una filosofa que tenga carcter sapiencial,queseacapazdeestablecerunordenentrelosdiferentesconocimientos. En nuestro caso, cuando se trata desuperar el cientificismo y el materialismo, nos bastaapelar al carcter sapiencial de la filosofa de lanaturalezaydelaciencia.Lacienciaexperimentalesunodelosmayoreslogrosdelserhumano,ysirveparaconocernuestrascapacidadesy,portanto,nuestromododeser.HedesarrolladoestaideaenlapartetercerademilibroLamentedeluniverso.7Enese libro intento mostrar que la ciencia experimentaltiene unos supuestos que son como condicionesnecesarias de su existencia y de su progreso. Existensupuestos de tres tipos: ontolgicos (existe un ordennatural real, que posee una consistencia propia),epistemolgicos (tenemos la capacidad de conocer, demanera parcial pero verdadera, ese orden natural), yticos(labsquedadeunconocimientoquenospermitael dominio controlado de la naturaleza es un valor quemerecesercultivado).Ellibroconstadecuatropartes.Laprimera est dedicada a analizar por qu hemos deadmitir esos supuestos, qu sentido tienen, y cmocoincideny sediferenciande los supuestosqueadmitendiversosautores.Lasotras trespartesestndedicadasaanalizar, por ese orden, los supuestos ontolgicos,epistemolgicosyticos.Intentomostrar,adems,queelprogreso cientfico retroacta sobre esos supuestos: losretrojustifica,losamplayeventualmentelosprecisa.Enelcasodelossupuestosepistemolgicos,elanlisisdela actividad cientfica muestra que nuestra capacidadcognoscitiva incluye la capacidad de autorreflexin, deargumentacin, de captar la verdad, de evidencia, deinterpretacin y valoracin, de creatividad. Estascapacidadesnossitanenunniveldistintodelpropiodelos dems seres naturales. Formamos parte de lanaturaleza pero, al mismo tiempo, la trascendemos. El

    progreso cientficomuestra que, de hecho, conseguimosel objetivo cognoscitivo de la ciencia. Somos capaces derepresentarnos los diversos aspectos de la naturalezacomo objetos, construyendo modelos ideales que losrepresentan de modo que podemos operar sobre esosmodelos (formulando clculos, por ejemplo). Somoscapacesdeconstruirconceptosquevanmsalldeloquenos manifiesta la experiencia, de modo que podemosoperar con ellos, adjudicarles valores mediante lamedicin, y utilizarlos estableciendo acuerdosintersubjetivos que hacen posible la objetividadcaracterstica de la ciencia experimental. Somos capacesde construir teoras enormemente abstractas que, sinembargo, sirven para representar la realidad y paraconocer muchos aspectos inasequibles a la experienciaordinaria. Somos capaces de idear experimentos muysofisticados mediante los cuales sometemos a controlexperimentalnuestrasconstruccionestericas.Las capacidades mencionadas exigen la utilizacinconstantedecreatividadeinterpretacin.Esuntpicodela actual filosofa de la ciencia hablar de lainfradeterminacindelasconstruccionestericas,quenovienendictadasporlapuraexperienciaoporlosdatos.Laciencia experimental es una empresa en la queconseguimos un conocimiento objetivo de las pautasespaciotemporalesnaturales, gracias a queponemos enjuego toda una serie de capacidades que muestranclaramenteque,alavez,formamospartedelanaturalezayestamosporencimadeella.La filosofa de la ciencia conduce a una valoracin delsujetoquehace la ciencia y tiene, por tanto, un carctersapiencial. Evidentemente, no es la sabidura ltima, nisiquiera la ms alta que se puede conseguir con lasfuerzasnaturales.Perodesempeaunpapelinsustituiblecuando se trata de valorar los diferentes conocimientosproporcionadospor lasciencias.Respetaa lasciencias,alas que ni puede ni debe sustituir, y ha de reconocer lalegtima autonoma que lleva a las ciencias a progresarutilizando sus cnones propios; pero es indispensableparaanalizarculeslanaturalezadelasciencias,culessu valor, y cmo se integran en una unidad armnicadentrodelmbitototaldelavidahumana.Lafilosofadelaciencianoesmetafsica,peroparticipadeella:permiteevitar la absolutizacin de la ciencia natural, o sea, elnaturalismo cientificista, mostrando que el estudiocientfico de la naturaleza es una de las pruebas msclarasdelatrascendenciadelserhumanoconrespectoalanaturalezadelacualformaparte.La reflexin sobre los supuestos epistemolgicos de laciencia conduce al reconocimiento de la singularidadhumana. No me detendr en hacer explcitas todas lasimplicaciones de esa reflexin. En cambio, aunque sloseadepaso,mencionarqueuna reflexin semejante sepuede realizar en los otros dos niveles mencionados, elontolgico y el tico. En el nivel ontolgico se puedemostrar que la cosmovisin cientfica actual es muycongruenteconlaaccindeunDiospersonalcreadorqueesinmanentealmundoyquehadotadoalanaturalezadeuna maravillosa capacidad de autoorganizacin. En elnivelticosepuedeargumentarquelaactividadcientficaslo tiene sentido si se admite que la bsqueda de laverdad y el servicio a la humanidad son valores quemerecen ser cultivados, y que esos valores son muy

  • congruentes con la idea que representa al ser humanocomo creado por Dios a su imagen y semejanza paracolaborarconlensuproyectocreador.TresconsideracionesconclusivasPara concluir, recoger tres consideraciones que seencuentranenlapartefinaldelaencclicaFidesetratio.En el n 105, el Papa se dirige a quienes tienenresponsabilidaddeformacinenlaIglesia,ylesexhortaaque cuiden con particular atencin la preparacinfilosfica de los que habrn de anunciar el Evangelio alhombredehoyy,sobretodo,dequienessededicarnalestudioylaenseanzadelateologa.QueseesfuercenenrealizarsulaboralaluzdelasprescripcionesdelConcilioVaticano II y de las disposiciones posteriores, las cualespresentanelinderogableyurgentecometido,alquetodosestamos llamados, de contribuir a una autntica yprofundacomunicacindelasverdadesdelafe.Quenoseolvidelagraveresponsabilidaddeunapreviayadecuadapreparacinde losprofesoresdestinadosa laenseanzade la filosofa en los Seminarios y en las Facultadeseclesisticas. Es necesario que esta enseanza estacompaadadelaconvenientepreparacincientfica,quese ofrezca de manera sistemtica proponiendo el granpatrimoniodelatradicincristianayqueserealiceconeldebido discernimiento ante las exigencias actuales de laIglesiaydelmundo.Difcilmentesepuedellevaracaboun trabajo cristiano que est a la altura de lascircunstancias actuales sin dedicar cierto esfuerzo alconocimiento de las cuestiones relacionadas con lasciencias.Siguiendoenesta lnea,eneln106elPapasedirigealos filsofos y a los profesores de filosofa, para quetengan la valenta de recuperar, siguiendo una tradicinfilosfica perennemente vlida, las dimensiones deautntica sabidura y de verdad, incluso metafsica, delpensamiento filosfico. Que se dejen interpelar por lasexigencias que provienen de la palabra de Dios y estndispuestos a realizar su razonamiento y argumentacincomo respuesta a las mismas. Que se orienten siemprehacia laverdadyestnatentosalbienqueellacontiene.De estemodo podrn formular la tica autntica que lahumanidad necesita con urgencia, particularmente enestos aos. La Iglesia sigue con atencin y simpata susinvestigaciones; pueden estar seguros, pues, del respetoque ella tiene por la justa autonoma de su ciencia. Demodo particular, deseo alentar a los creyentes quetrabajanenelcampodelafilosofa,afindequeiluminenlos diversos mbitos de la actividad humana con elejerciciodeunaraznqueesmssegurayperspicazporla ayuda que recibe de la fe. Son palabras que apenasnecesitan comentario. Dado que me he situado en laptica de la ciencia y de la filosofa de la ciencia, melimitar a sealar que las recomendaciones del Papa seextienden, comoes lgico, a ese mbito, queocupa cadavezunlugarmsimportanteenlafilosofaactual.

    En el mismo n 106, el Papa se dirige tambin a loscientficos, que con sus investigaciones nos ofrecen unprogresivoconocimientodeluniversoensuconjuntoydela variedad increblemente rica de sus elementos,animados e inanimados, con sus complejas estructurasatmicasymoleculares.Elcaminorealizadoporelloshaalcanzado,especialmenteenestesiglo,metasquesiguenasombrndonos. Al expresarmi admiracin ymi alientohacia estos valiosos pioneros de la investigacincientfica, a los cuales la humanidad debe tanto de sudesarrollo actual, siento el deber de exhortarlos acontinuarensusesfuerzospermaneciendosiempreenelhorizonte sapiencial en el cual los logros cientficos ytecnolgicos estn acompaados por los valoresfilosficos y ticos, que son una manifestacincaractersticae imprescindiblede lapersonahumana.Elcientfico es muy consciente de que la bsqueda de laverdad, inclusocuandoataeaunarealidad limitadadelmundoodelhombre,noterminanunca,remitesiempreaalgo que est por encima del objeto inmediato de losestudios, a los interrogantes que abren el acceso alMisterio.8 La ciencia es, ante todo, bsqueda de laverdad. Su progreso es un triunfo del programa realistaque, de algn modo, tiene un carcter tico. Se puedeargumentar que la ciencia tiene unas bases ticas yconduce a la difusin de unos valores que, de por s,tienen carcter tico.9 La reflexin rigurosa sobre laciencia es elmejor antdoto frente a los reduccionismosmaterialistas y proporciona puentes muy valiosos paracomunicar, a travs de reflexiones metacientficas ymetafsicas,elmundodelacienciaconeldelareligin.Notas(1) Se encuentra una propuesta que admite la verdadcientfica y seala sus modalidades en: M. Artigas,Filosofa de la ciencia experimental. La objetividad y laverdadenlasciencias,2ed.,Eunsa,Pamplona1992.(2) Cfr. W. Pannenberg, Theologie der Schpfung undNaturwissenschaft,en:N.H.Gregersen,M.W.S.Parsonsy C. Wassermann, eds., The Concept of Nature, part I,LaboretFides,Ginebra1997,p.84.(3)Cfr.M.Artigas,TeleologyasaBridgebetweenNatureandTranscendence,ibid.,pp.4651.(4) ste es uno de los temas centrales expuestos en:M.Artigas,Lamentedeluniverso,Eunsa,Pamplona1999.(5)JuanPabloII,DiscursoalaPontificiaAcademiadelasCiencias, 10 de noviembre de 1979: Insegnamenti diGiovanniPaoloII,II,2(1979),pp.11111112.(6)E.O.Wilson,Consilience. Launidaddel conocimiento,GalaxiaGutenberg,CrculodeLectores,Barcelona1999.(7)M.Artigas,Lamentedeluniverso,cit.(8) JuanPablo II,DiscursoconocasindelVIcentenariode la Universidad Jaguellnica, 8 de junio de 1997, 4:LOsservatoreRomano,ed.semanalenlenguaespaola,27dejuniode1997,pp.1011.(9)Ibid.,4parte.