El Condotiero Colleone de Verrocchio

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COMENTARIO DE UN RETRATO ECUESTRE: EL CONDOTIERO COLLEONE DE VERROCCHIO Catalogación: Es una fotografía de un retrato ecuestre, del escultor florentino del siglo XV, Andrea Verrocchio. La escultura fue encargada, en su testamento, por el propio condotiero, para ser colocada en el lugar donde todavía se encuentra, en la Plaza de san Giovani y san Paolo, en Venecia. Descripción: el jinete y el caballo aparecen sobre un alto pedestal de mármol, de estilo clásico, en actitud de avance, vestidos con sus armas, como si se encontraran en medio de la batalla. Andrea Verrocchio. Estatua ecuestre del Condotiero Bartolomeo Colleoni. Bronce sobre pedestal de marmol. 1478-1488. Campo San Paolo y San Giovani. Venecia.

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Comentario sobre esta obra para Historia del Arte de 2º bachillerato

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COMENTARIO DE UN RETRATO ECUESTRE: EL CONDOTIERO COLLEONE DE VERROCCHIO

 Catalogación: Es una fotografía de un retrato ecuestre, del escultor florentino del siglo XV, Andrea Verrocchio. La escultura fue encargada, en su testamento, por el propio condotiero, para ser colocada en el lugar donde todavía se encuentra, en la Plaza de san Giovani y san Paolo, en Venecia.

Descripción: el jinete y el caballo aparecen sobre un alto pedestal de mármol, de estilo clásico, en actitud de avance, vestidos con sus armas, como si se encontraran en medio de la batalla.

Andrea Verrocchio. Estatua ecuestre del Condotiero Bartolomeo Colleoni. Bronce sobre pedestal de marmol. 1478-1488.  Campo San Paolo y San Giovani. Venecia.

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Análisis formal: la obra está hecha en bronce, mediante la técnica del vaciado, que en esta época los artistas empezaban a dominar, pero todavía con bastantes dificultades. El naturalismo típico del Renacimiento es en esta obra muy evidente, tanto en el caballo, al que intenta dotarse de un gran parecido con la realidad, con una musculatura muy bien trabajada, marcándose los tendones, y captando muy bien el movimiento, gracias al gesto de levantar la pata, que Donatello no había podido realizar en su Gatamelata. También el condotiero presenta un naturalismo idealizado, al mostrar una imagen ideal del guerrero, si no bello, sí fuerte y arrogante en el gesto, aunque el rostro es algo tosco, de ojos un poco espantados, pero de innegable energía.

Arriba e izquierda El Condotiero Colleone, abajo derecha el Condotiero Gattamelata de Donatello, 1447-1453. Plaza del Santo. Padua.

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La composición es más dinámica que la de otras obras ecuestres anteriores, no solo por el gesto de avance del caballo, también por el contraposto que marcan la cabeza y el cuello del caballo y del jinete, que se giran en sentidos opuestos, y por el gesto del jinete, que se levanta sobre los estribos de la silla.

El tema del retrato había ganado importancia desde el final del periodo gótico, primero en los sepulcros, y más adelante en pinturas y retablos, aunque lo frecuente era que el comitente fuera acompañando a personajes religiosos. A medida que avanza siglo XV el individualismo, el interés por representar al individuo concreto, hace que el retrato se convierta en un género independiente de la obra religiosa, y alcance el protagonismo que había tenido en la Antigüedad.

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Precisamente de la Antigüedad se conserva el retrato del emperador Marco Aurelio, que Donatello conoció en su viaje a Roma, y que imita en su Gattamelata, aunque le da, tanto al caballo como al caballero, un aire más sosegado, no exento de autoridad. Verrocchio sigue este modelo heredero de la Antigüedad, y también el de los caballos de la plaza de San Marcos, en Venecia, traídos por los cruzados desde Constantinopla en el siglo XIII, en gesto de avance con la pata levantada (decoraban el hipódromo de Constantinopla y son anteriores al siglo V).

Izda: Condotiero Gattamelata . Donatello, 1447-1453. Plaza del Santo. Padua.

Emperador Marco Aurelio. 176 d.C. Roma. Museo Capitolino.

Cuadriga de San Marcos. Helenismo. Venecia. Museo de la Basílica de San Marcos.

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En pintura también son frecuentes las representaciones ecuestres, primero dentro del marco de la obra religiosa (la Adoración de los Magos, es una buena excusa), pero también en las escenas de batallas, y, finalmente, en un retrato independiente, como el de Carlos V en Mülberg, de Tiziano, modelo que seguirán otros pintores del Barroco, como Rubens o Velázquez, realizando retratos que se convierten en la mejor expresión de la Monarquía Absoluta.

Comentario: En el comentario de esta obra podemos desarrollar muchos aspectos del Renacimiento, generalmente debemos empezar por lo más particular, y después vamos avanzando hacia lo más general: primero hablamos de Verrocchio, su taller, de otras obras suyas, después del ascenso social del artista, de la Antigüedad como modelo, del antropocentrismo y del humanismo, y por último de Florencia como gestora del Renacimiento. Algunos de esos aspectos ya han salido en el análisis, por eso es mejor no insistir mucho sobre ello. Todo eso está en los apuntes. Lo voy a desarrollar en la siguiente pagina, pero solo haciendo recorta y pega.

Carlos V en la batalla de Mülhberg, Tiziano, 1548. Museo del Prado.

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En otra sus obras, Verrocchio, representa a David (Florencia 1473), un tema que también Donatello había tratado recientemente. En estas dos obras vemos esa distinta forma de tratar el tema de los dos artistas: Verrocchio lo representa en actitud desafiante, con más fuerza, y en una composición más dinámica, con alguna línea diagonal y cierto contraposto, pues este artista florentino exalta la dignidad del hombre dando mucha importancia a los valores expresivos. El de Donatello es más sereno, más delicado y reposado.

Leonardo da Vinci. Dibujo preparatorio para el Monumento a Francesco Sforza en Milán. 1497.  Royal Library of  Windsor castle. Londres.

David de Donatello, 1440. David de Verrocchio, 1473.

Museo Nazionale del Barguello. Florencia.

El tema de David es muy querido para los Florentinos pues simboliza la lucha contra la opresión, y la victoria de la razón sobre la fuerza bruta. El condotiero representa precisamente lo contrario, y no es casual que estas obras fueran encargadas a artistas florentinos pero para ser colocadas en ciudades del norte de Italia (Venecia, Padua o Milán, donde Leonardo recibió el encargo de hacer una escultura ecuestre del duque Francesco Sforza, que no se terminó, y cuyo modelo no se ha conservado).

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El otro rasgo que también vemos en esta obra es el interés por el hombre, por el individuo, es pues una manifestación del humanismo, pensamiento dominante durante el Renacimiento, que pone al hombre en el centro del universo, interesándose por todos los aspectos relacionados con él. Se tiene una visión optimista del hombre y del mundo, y de su capacidad de progreso. El hombre ya no es un ser hecho para el pecado sino un ser lleno de dignidad. Todo lo que rodea al hombre merece el interés de los humanistas, y eso justifica la autonomía y la importancia del retrato como genero artístico.

Andrea del Verrocchio (1435-88) Tiene una de los talleres más activos de la ciudad de Florencia donde trabajan y aprenden artistas como Leonardo o Boticcelli. Durante el Renacimiento se produce una transformación en la situación social del artista, que pasa de ser un artesano encuadrado en el taller medieval al artista individual que se interesa por todas las disciplinas del conocimiento y que van a luchar por ser tratados como trabajadores del intelecto y no manuales, que piensan y realizan sus obras sin la ayuda de los teólogos. Este taller representa muy bien esta transformación, y Leonardo es el mejor ejemplo de este avance, pues educado manualmente en este taller, acabó viviendo como protegido del rey de Francia. Esto contribuye a la autonomía del arte respecto a la religión; las obras no se valoran por su contenido religioso sino por la belleza de sus formas. Este cambio en la concepción del arte y del artista favorece su ascenso social, iniciándose en la época un gran debate sobre la nobleza del arte.

Ya hemos visto en el análisis como en esta obra se ponen de manifiesto dos de los rasgos más peculiares del arte del Renacimiento, la imitación de la antigüedad, tanto de las obras de arquitectura y escultura que se habían conservado, como de las obras escritas que se estudian desde un punto de vista humanista, no teológico.

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La Florencia de Verrocchio, en pleno Quattrocento, es el centro del nuevo estilo artístico, donde trabajaran los artistas más importantes de la época. Allí gobierna la familia de los Medici, destacados mecenas que protegen a los mejores artistas de la época, que encuentran en Florencia el ambiente adecuado para el desarrollo de las nuevas ideas. Lorenzo de Medici (llamado Lorenzo el Magnífico) funda la academia Neoplatónica y encarga numerosas obras para la ciudad. Pronto es imitado por otras grandes familias patricias que reforman sus viviendas, pagan capillas, encargan esculturas, frescos, retratos. Este ambiente tan propicio para el arte queda interrumpido cuando el fraile Savonarola impone en la ciudad una república teocrática (1494) tras la expulsión de los Medici. Aunque fue quemado en la hoguera (1498), la misma hoguera donde él arrojó tantos libros y obras de arte, aunque los Medici retornaron a Florencia, Roma se convierte en el centro artístico del Renacimiento.

Conclusión: Verrocchio, representante del Renacimiento florentino, muestra ya en esta obra los nuevos valores imperantes en el clasicismo del siglo XVI, al alejarse de la grácil delicadeza del primer Renacimiento que representa Donatello, y avanzar hacia una monumentalidad más expresiva, típica del Renacimiento maduro de un Leonardo o un Miguel Angel.

Para saber más sobre esta obra podéis consultar esta pagina web: http://artetorreherberos.blogspot.com.es/2011/02/los-condotieros-del-norte-de-italia.html