El cerebro y el aprendizaje

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Resumen de lectura El cerebro y el aprendizaje Alice Dana Bobadilla Universidad Interamericana

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Resumen y critica del articulo de:Mora, S. (2013). El cerebro y el aprendizaje. Revista Farmacológica de Chile, pp. 5-9.

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Resumen de lectura

El cerebro y el aprendizaje

Alice Dana Bobadilla

Universidad Interamericana

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A veces me pregunto, cómo lográbamos los educadores enseñar las materias hace veinte años atrás. Con cada artículo y documental que estudio, revivo cada error que he cometido en el salón de clases. ¡Cada memoria es algo así como un capítulo de “America’s Funniest Home Videos”, edición salón de maestra Alice! Los eventos no son trágicos, pero si provocan vergüenza ajena y el deseo repentino de proclamar en coro: ¡Burra!. La escasez de conocimientos y evidencias confiables acerca del funcionamiento del cerebro (Souza, 2010) provocaba que la labor del maestro fuera incompleta y hasta en ocasiones cruel, exigiéndole al estudiante que cumpliera con tareas aburridas, complicadas y confusas. El conductismo y el condicionamiento clásico y/u operante reinaba en el salón, lo que pasaba en el cerebro prácticamente no se tomaba en cuenta (Mora, 2013).

Los recientes avances tecnológicos han provocado la evolución y revolución de la práctica docente. Según Salas (2003), estas tecnologías han permitido a los investigadores observar directamente los procesos del aprendizaje humano proveyendo mayor comprensión del funcionamiento de los procesos del cerebro. Existen pruebas tangibles de los cambios físicos que provocan en el encéfalo las distintas estrategias y modelos de enseñanza.

Estos cambios los estudia la neurociencia. Según Sylwester (1995), esta disciplina ha pasado a ser el mayor campo de investigación durante los últimos años. En el artículo Building a Bridge From Neuroscience to the Classroom (2008), la neuróloga y maestra Judy Willis, M.D., hace eco al llamado de Eric Jensen, a la colaboración entre educadores e investigadores, para evitar que la ciencia se diluya y el joven campo de la neurociencia educativa pierda credibilidad. La neurociencia educativa busca entender los procesos mentales involucrados en el proceso de aprendizaje, integrando las disciplinas de la educación, la psicología y la neurociencia (Butterworth & Tolmie, 2014).

En los últimos años, las investigaciones neurocientíficas han arrojado múltiples teorías de aprendizaje. El autor de la teoría del Aprendizaje Experiencial, David Kolb asegura que el aprendizaje es el proceso mediante el cual la información sensorial se transforma en conocimiento (Kolb y Kolb, 2005). Entonces, es lógico pensar que la eliminación de las clases de educación física, artes y tiempo de juego libre en las escuelas, es un error garrafal. A causa de querer ahorrar dinero, el sistema educativo está contribuyendo al incremento observado de desórdenes de integración sensorial en los niños. Si invertimos la definición de plasticidad neuronal de Don Santiago Ramón y Cajal que dice que la neuro-plásticidad es “la propiedad por virtud de la cual ocurren cambios funcionales sostenidos en sistemas neuronales luego de la administración de estímulos ambientales apropiados” encontramos entonces, la inhabilidad del cerebro de modificarse a sí mismo por falta de estímulos en respuesta a la escasez de cambios en el medio ambiente. ¿Al retirar tantos estímulos sensoriales en las escuelas no estamos

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haciendo precisamente lo contrario a su teoría, la cual afirma que el establecimiento de nuevas conexiones sinápticas sería el sustrato neural del aprendizaje y la memoria?

La neurociencia ha comenzado a despolvar el legado no solo de Ramón y Cajal, también ha venido a confirmar la teoría de Hebb, que explica que las neuronas que disparan juntas se conectan entre sí. En otras palabras, mientras más experiencias sensoriales se le provean al cerebro en relación a algo, más marcada es la potenciación a largo plazo, o sea, mejor almacenamiento en la memoria de largo plazo. Incluso, Mora (2013) nos habla en su artículo El cerebro y el aprendizaje, de los experimentos en una amplia gama de especies, en los que se concluye que la información se almacena en el sistema nervioso debido a cambios tanto en el tamaño como en el número de contactos sinápticos. Ahora, el proceso de aprendizaje no es tan sencillo como simplemente repetir y presentar la información a través de varios sentidos, al menos no para Eric Jensen y David Kolb. Ellos dos coinciden y los estudios confirman, que en el proceso de aprendizaje incide todo el cuerpo y le dan gran importancia a la influencia de las emociones (Mora, 2013).

En 1984, Kolb propuso explicar el proceso de aprendizaje en el cerebro. Según Kolb (1984) el ciclo de aprendizaje humano consiste en adquirir la información, procesar, comprender y aplicar lo aprendido. Para que el cerebro pase a procesar esa información primero tiene que pasar por los filtros emocionales. Si la experiencia no genera placer o desagrado, no será procesada porque no guarda relación con nuestras vidas (Mora, 2013). Para que se produzca el aprendizaje se tienen que activar los mecanismos de neuroplasticidad a través de la amígdala y el hipocampo (Gruber, 2013 y Mora, 2013).

Cómo era de esperarse, para compensar la falta de estímulos ofrecidos a nuestros estudiantes, la ciencia intenta ofrecer soluciones farmacológicas. Aún no se ha evidenciado que los medicamentos que han provocado leves mejorías en pacientes con enfermedades neurodegenerativas, tengan efecto en cerebros saludables ya que el cerebro siempre va a buscar la homeostasis. Si ya tiene un buen equilibrio de neurotransmisores, no va a procesar adecuadamente los excesos.

La sociedad actual debe tomar conciencia de las causas del alza en las incidencias de desórdenes del desarrollo, problemas de aprendizaje y enfermedades mentales en los niños. No es casualidad que a la misma vez se estén perdiendo los juegos tradicionales, tiempo en el parque con los amigos y las rimas y canciones. Hay que pensar en que vino primero: ¿…el huevo o la gallina? ¿…la falta de estímulos o las deficiencias en el desarrollo? ¡La neurociencia nos dirá!

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Referencias

Butterworth, B. T. (2014). Introduction. In J. Wiley, Educational Neuroscience (pp. 1-12).

West Sussex: Wiley Blackwell.

Gruber, J. (2013). Human Emotion 12.1: Emotion and Cognition I (Introduction) .

Retrieved from Yale Courses: https://youtu.be/y6RNTxdKxmE

Mora, S. (2013). El cerebro y el aprendizaje. Revista Farmacológica de Chile, pp. 5-9.

Salas Silva, R. (2003). La educación necesita realmente de la neurociencia? Estudios

Pedagógicos, 29, págs. 155-171.

Willis, J. (2008). Building a Bridge From Neuroscience to the Classroom. Phi Delta

Kappan, 424-428.

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Recinto MetropolitanoDocumento para la evaluación de trabajos escritos

Nombre_Alice Dana Bobadilla M00494314Título del trabajo El Cerebro y el aprendizajeFecha 20 de nov. 2015

Criterio a evaluarse Puntuación asignada

Puntuación obtenida

Entrega en la fecha asignada 5 %

Presentación: usa estilo de redacción recomendado, escritura, acentuación

10 %

Organización de los temas trabajados: secuencia y ordenamiento

10 %

Dominio de los conceptos: sustenta lo planteado con referencias correctamente citadas en el texto.

15 %

Profundidad de las ideas: Establece los planteamientos con el alcance adecuado.

15 %

Originalidad: trata el tema de manera única, diferenciándose de sus compañeros.

10 %

Amplía los conceptos con ideas nuevas: actualiza con referencias recientes. No aparece evidencia de plagio.

15 %

Corrige errores: vigila la redacción, evita los errores tipográficos mediante el uso del corrector computadorizado.

10 %

Evidencia con bibliografía: cita correctamente en el texto y en la bibliografía usando el estilo APA de redacción.

10 %

Total de puntos acumulados 100 %