El Catoblepas

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El Catoblepas nmero 72 febrero 2008 pgina 15La representacin de Jesucristoen el jven HegelMiguel ngel Navarro CregoReexponemos uno de los hilos conductores temticos que llevaron a la Fenomenologa del espritu (1807), obra en la que Hegel alcanza su primera madurez filosfica y en la que reelabora cuestiones ya tratadas en sus Escritos teolgicos de juventudEn la poca de Hegel, en la formacin de una conciencia la religin no surge al final del recorrido, antes de la revelacin filosfica final, como la Fenomenologa quiere hacernos creer, sino al contrario, es la que inicia el movimiento en su origen... La religin no es el penltimo estadio de la filosofa. Hegel recibi su impronta desde la ms tierna infancia, y lo sabe. Sus relaciones con la religin varan sensiblemente y de un modo diverso en el curso de su existencia. Pero incluso cuando llegue a inclinarse episdicamente hacia el atesmo, conservar siempre un tono de religiosidad, como por otra parte tambin harn sus primeros discpulos que se proclaman ateos: Feuerbach, Strauss, BauerComo el de ellos, su atesmo momentneo merece la calificacin de cristiano, y slo se formula en relacin al cristianismo, en los trminos privilegiados de ste. (Jacques D'Hondt, Hegel, pgs. 37-38.)La interpretacin simplista (unvoca) del atesmo monotesta impide (teniendo en cuenta que el atesmo es una situacin a la que los hombres llegan despus de haber credo en Dios) percibir diferencias importantes entre, por ejemplo, un ateo procedente del judasmo, otra vez del catolicismo y una tercera vez del islamismo. No es lo mismo, en efecto, ser ateo judo, que ser ateo catlico o ateo musulmn El atesmo tiene tambin, segn esto, diferentes acentos o coloraciones: la coloracin propia del atesmo judo, el acento propio del atesmo catlico o quiz el color del atesmo mahometano. (Gustavo Bueno, La fe del ateo, pg. 17.)Ahora que tanto socialista ilustrado y kantiano pretende reducir la religin a la privada interioridad es necesario recordar a Hegel, que ya en su juventud supo reconocer la razn por la cual la espinosa rosa est presente en la cristiana cruz del sufrimiento.A modo de introduccinSomos conscientes de lo difcil que resulta trazar siquiera unas pinceladas en torno al enunciado de nuestro artculo. La amplitud temtica, la variedad de registros conceptuales y exegticos, hace que lo que es materia (como lo demuestran diversos trabajos) de una tesis doctoral, corra el riesgo de quedar despachado con unas pocas referencias extradas a vuelapluma.El pathos vital en el que se incardina la obra del joven Hegel es rico y complejo, pues en el confluyen la Ilustracin francesa, la Aufklrung o Ilustracin alemana (con su peculiar Sturm und Drang) y los propios avatares de la Revolucin francesa, que de forma pacifica pero intensa se viven en Alemania en las capas funcionariales, las que luego sern llamadas por el Hegel maduro a levantar el nuevo orden burgus.Por todo esto, porque no podemos analizar la influencia de Rousseau, Goethe, Lessing, Kant, Fichte y de sus ms ntimos amigos, Schelling y Hlderlin, tenemos que dar por presupuestas muchas cosas, luego nos remitiremos en primera instancia a los trabajos juveniles de Hegel para comentarlos y slo al final pondremos unas parcas notas crticas en funcin de la bibliografa que hemos manejado y que justifiquen en parte (sino en su totalidad) algunos de los asertos que efectuaremos.Haremos referencia de forma principal a los siguientes escritos: Historia de Jess, La positividad de la religin cristiana y El espritu del cristianismo y su destino. Como todo el mundo sabe estos trabajos fueron publicados por primera vez en 1907 por Herman Nohl con el titulo de Escritos teolgicos de juventud (Hegels theologische Jugendschriten, Tbingen 1907). Pronto suscitaron inters y dieron lugar a que surgiesen obras que rompan con el esquema de un nico Hegel decimonnico, sistemtico, lgico-racional e incapaz de soportar las tensiones juveniles, defensor hasta el final de la restauracin prusiana. Estas obras desbordan el marco del trabajo de Dilthey de 1905 sobre La historia del joven Hegel, generando incluso recuperaciones marxistas como las de Lukcs, ms o menos existencialistas como las de Kojeve y teolgicas (en la lnea protestante) como las de H. Kng, y esto por citar slo unas pocas .Las primeras improntas morales y religiosas de HegelCuando Hegel sigue los estudios de Teologa en Tubinga de 1788 a 1793 hay referencias culturales que influyen en l y de las que hay que dejar constancia. As las primeras obras de Goethe (el drama Gtz von Berlichingen y Las desventuras del joven Werther) y la obra de Lessing Natn el sabio, y tambin el hecho de que la llustracin alemana se viviese de forma vicaria por respecto a la francesa, con un cierto aire cristiano con connotaciones masnicas y que partiese de asumir que la reconstruccin de Alemania slo poda hacerla ella misma (nacionalismo funcionarial provinciano).Otro elemento de gran importancia es la idealizacin del mundo griego clsico que se deseaba implantar como modelo a seguir. Esta constante ser un ingrediente cultural de toda la obra de Hegel, pero que se percibir de forma muy clara en su evolucin hasta el periodo de Jena (Fenomenologa del espritu, 1807).La citada obra de Lessing, cuyo mensaje bsico es que todas las religiones tienen algo de verdad pero que sta es de ndole moral (ascendencia masnica), influye de forma decisiva en Hegel, pues en ste aparece esta tpica en relacin al tema de la religin popular.Hegel, heredero del volterianismo (a travs de Lessing y Garve), pensaba que haba que hacer un discurso demoledor de la religin para las capas altas de la sociedad y para el pueblo llano un constructo racional, donde bajo los ropajes de la religiosidad se divulgasen ideas ilustradas como las del Dios nico de Voltaire.Se trata de elaborar una religin con la idea de Razn homologada a la idea de Dios nico y como es evidente ese ideal de la diosa Razn se buscaba y se encontraba ejercitado en el mundo griego.En el Stift redact los llamados Fragmentos de Tubinga, destacando su escrito Religin del pueblo y cristianismo (1792). Se trata de un conjunto de alegatos en favor del mundo griego frente a la religin cristiana, que es una religin de hombres esclavos y desdichados. Para nuestro autor los tiempos modernos han alcanzado el nivel de desarrollo que posean los griegos pero les falta la perfeccin moral de estos. La clave interpretativa que Hegel utilizar al comparar a Scrates con Jess ser la misma. En esta poca Hegel mezcla a griegos y romanos y su ideal glorificador est muy exagerado. No es de extraar que l y sus dos amigos planten el rbol de la libertad como reflejo del ideario rousseauniano y revolucionario que compartan.En Berna al acabar sus estudios pasa a ser preceptor de 1793-1796 y en el contexto de su correspondencia con Schelling (con el que comparte la idea todava no muy bien perfilada de lo que llaman El pueblo de Dios) escribe en 1795 la Historia de Jess, obra marcada por sus recientes lecturas de Kant (Critica de la razn practica y La religin dentro de los lmites de la mera razn).Para Hegel el nico tribunal vlido para analizar una religin es la razn, pues slo a travs de sta podemos extraer el ncleo racional de aqulla, que es su moralidad, frente a la mera positividad (exterioridad categrico-hipottica para decirlo con Kant) de las celebraciones y ceremoniales que se nos imponen.La Historia de Jess (1795) y La positividad de la religin cristiana (1795-1796)Dilthey crea que Hegel era ya kantiano desde la etapa de Tubinga, pero slo en Berna podemos hablar de influencias kantianas.La Historia de Jess es una lectura refundida de los evangelios desde el prisma kantiano, que supera las meras comparaciones simplistas de la poca de Tubinga.Esta obra corre casi paralela en su elaboracin a otra que la complementa y que se titula La positividad de la religin cristiana, que comentaremos ms adelante. En las dos, con temtica en parte distinta (pues la primera es prcticamente un conjunto de comentarios), percibimos con claridad que Hegel ha asimilado los dos postulados bsicos de la tica kantiana, a saber: la universalidad de las normas morales y la perfecta autonoma del sujeto. En estas dos obras se superpone la crtica kantiana a todo lo que de Imperativo Hipottico hay en la religiosidad, a todo lo que Hegel denomina positividad, con el ideal de crear una religin popular a partir de los moldes griegos idealizados.En la Historia de Jess nos presenta a un Cristo que es un reformador moral, que se enfrenta contra un pueblo de cabeza de piedra para inculcarle la racionalidad. Jesucristo quiere slo por la ley de su corazn, de su moralidad. En todas las parbolas de Jess que Hegel expone brilla el Imperativo Categrico, la obediencia obligatoria a le ley moral subjetiva, resaltando la crtica a las prcticas religiosas exteriores y severas. Para Jesucristo lo autntico, lo importante, es la rectitud. Por eso critica la autoridad de los fariseos que se ampara en las meras prcticas de la Ley de Moiss, y frente a ella la moralidad es la carta veraz que nos da ciudadana en el reino de Dios.Los fariseos no cumplen con la interioridad de los mandamientos, slo se preocupan de efectuar la exterioridad ritual de sus preceptos. Por todo ello los judos no encuentran en Jess un Mesas que les libre de la tirana romana, sino un reformador moral que les reprocha su comportamiento.Jess se propone slo atenerse a la voz de su corazn y su conciencia, y segn estas intenciones para servir a Dios no es necesario templo alguno, puesto que el Reino de Dios viene a equivaler a la razn y las leyes, que brotan de cada uno y que generan el autntico Reino del bien.Segn Hegel frente al legalismo Jesucristo opone la condescendencia. Su crtica al deber del formalismo y al formalismo como deber es reiterativa y Hegel llega a poner en boca da Abraham las condiciones de posibilidad del Imperativo Categrico, pues afirma que la ley le est dada al hombre en su razn.Para nuestro aprendiz de filsofo Jess reconoce que los judos, con tener una altura moral ms elevada que la de otros pueblos, no la han puesto en prctica y eso les hace ser peores.Jess no manda, slo le pide a su pueblo dice Hegel que tenga fe en la santa ley de la razn.Podemos tambin contemplar cmo Hegel pone en boca de Jess el mandamiento del amor pero kantianizado y llama sepulcros blanqueados a los que no cumplen con l, anunciando por eso tambin la destruccin del templo como algo positivo y la llegada de una era de falsos profetas. Es muy importante destacar que al final de la Historia de Jess, Hegel quiere (y as lo hace) dejar muy claro que quienes en realidad prenden a Jesucristo, lo juzgan y crucifican son los judos, no los romanos.La muerte de Cristo anuncia pues la muerte del Judasmo, pues hasta Pilatos humilla la traicin del pueblo judo para con el inocente Jess al obligar a poner en la cabecera de la cruz Jess Nazareno Rey de los Judos.Con estas frases damos por concluido nuestro apretado resumen de esta obra y si algo podemos afirmar que la glose es que Hegel, de alguna manera, kantiza a Jesucristo y cristianiza a Kant.En La positividad de la religin cristiana encontramos mltiples elementos temticos que aparecern en la Fenomenologa del espritu. En La positividad (obra como ya dijimos complementaria de la anterior) es donde por primera vez Hegel hace un anlisis directo del Cristianismo (cosa que no haba efectuado en Tubinga). Las preguntas que laten en ella son: qu tipo de moral practicamos?, cules son sus races?, cmo puede ser variada?, puede el Cristianismo convertirse en una religin moral?Este trabajo constituye una especie de filosofa de la historia mediatizada por la idea de progreso y Hegel como ilustrado desea saber si en el Cristianismo prevalecen los mandatos categricos o hipotticos.El concepto clave es aqu el de positividad. Positivo es todo aquello que cae fuera del mbito de la razn (ilustrada se entiende) y que implica obligatoriedad exterior a modo de pura autoridad formalista. Para Hegel positividad y moralidad son tambin conceptos antitticos y disyuntivo-excluyentes, como lo son positividad e Imperativo Categrico.Hegel estudiar qu fue lo que indujo a la religin de Jess a convertirse en religin positiva. Reconoce, en primera instancia, que Jesucristo predica la prctica de la virtud, pero para ejercer esta tarea tiene que oponerse a lo positivo, por eso ha de presentarse ante los suyos como un Mesas, que es lo que deseaban.Para Hegel los milagros, tal y como los entendieron los amigos y discpulos de Cristo, fueron los que ms contribuyeron a que la religin de Jess se convirtiese en una religin positiva, porque los cristianos acabarn haciendo de su fe (al igual que los judos) una religin externa. La fe que los discpulos tienen la tienen en Jess, en el amigo, y por eso no superan el marco de la positividad. De este modo lo que era positividad judaica se convierte en costumbre, en eticidad (Sittlichkeit).Jess positiviza su mensaje al elegir doce apstoles (nmero cabalstico) y al instituir el bautismo como condicin previa a toda bienaventuranza.La religin de Cristo se convierte en una secta que llegar a abarcar al Estado mismo. Hegel elogia la disposicin de Jess ante la muerte en la ltima cena, pero reprueba que la honra del maestro acabase convirtindose en un banquete al estilo judaico y romano.Jesucristo aunque intent llevar a su pueblo por el camino de la moralidad, despegndose de la identidad con la legalidad, no lo logr, y lo que es ms grave, el grado de religiosidad comenz a medirse por el grado de obediencia a la legalidad del Estado cuando el cristianismo se transform en religin estatal, perdindose los iniciales vnculos de la amistad.El bautismo, la confirmacin e incluso la propia tarea educativa pasan a ser elementos integradores en el Estado eclesistico, superponindose ste en sus funciones al Estado civil y cobrando ms importancia.La Iglesia pierde sus bases republicanas diramos asamblearias con los concilios. El pueblo cristiano carece de derechos y le da lo mismo que le gobierne una monarqua que una aristocracia.Tanto en los pases protestantes como en los catlicos la Iglesia absorbe las tareas del Estado. Jess, al intentar dirigir la atencin de su pueblo a la vida interior y a las leyes interiores (dicho con Kant), dio pie al complemento de una nueva exterioridad eclesistica que supone la muerte de la razn, pues esta Iglesia establece de nuevo ritos exteriores, con leyes que nos dicen hasta como debemos de pensar, sentir y querer.Ahora judos y cristianos no se diferencian. Para Hegel slo quien est libre de una fe positiva puede como creyente someterla al tribunal de su propia razn. Con el cristianismo establecido como religin la fe escapa al esquema kantiano. Al final de La positividad Hegel se pregunta por el papel de los milagros en la elaboracin de la fantasa religiosa de un pueblo y se cuestiona tambin: cmo pudo derrumbarse la religin griega a manos del Cristianismo si aquella era la religin de un pueblo libre?Podemos decir que creemos que la Historia de Jess est pensada y escrita para el pueblo llano, por eso resalta la elevada moral que Jesucristo predica. Hace del Jess-Kant el Mesas de una nueva religin. La positividad de la religin cristiana supone un cierto contrapunto a la otra obra, pues Hegel no cree en el cristianismo que presenta en la Historia de Jess, pero si piensa, como ilustrado que se abre al Romanticismo, que para sensibilizar, para cambiar la mentalidad religiosa, se hace necesario presentar a un Jess maestro de moral (historizndolo por influencia de Herder).La positividad est escrita pensando en la burguesa, en lo que llamar en la Fenomenologa las almas bellas. El problema est en averiguar si el pueblo y la burguesa creen o no en el Cristo que Hegel les pinta, y nos atrevemos a decir que a la luz de la posterior evolucin de su pensamiento este proyecto fracas estrepitosamente.Ahora bien, Hegel, que siempre aprendi de s mismo, con estas dos obras de la etapa de Berna cierra un ciclo y pasa de situarse como un ilustrado con ribetes romnticos en el deber ser kantiano a preguntarse por el ser. El hecho de que al final de La positividad se cuestione cules fueron las causas del derrumbamiento de la religin griega, es tanto como interesarse por el sentido, por la validez, que pueda tener la religin cristiana.No dudamos en afirmar que esta tarea ser la que emprenda en su periodo de preceptor en Frankfurt (1797-1801) con su obra El espritu del cristianismo y su destino.Como veremos Hegel se cancela a s mismo, reconciliando subjetividad kantiana que proyecta sobre el personaje de Jesucristo al inicio de la obra y objetividad de la costumbreidad o moralidad pblica griega que l admira. Intentar pues calar ms hondo en el fenmeno del Cristianismo.El espritu del cristianismo y su destino (primera version de 1798)La idea de progreso lineal que Herder expone en Ideas para una filosofa de la Historia de la Humanidad (nocin introducida por Condorcet) influye de forma decisiva en Hegel, de esta suerte podra afirmarse que nuestro autor se dira para sus adentros: hay que encontrar el ncleo racional del Cristianismo. ste tiene, puesto que existe, su razn de ser, y como tal ha de poseer perfecciones que an no he vislumbrado.Ya no puede mantener que el Cristianismo es deplorable y entonces ha de tener una serie de caractersticas racionales no positivas. Pero ms bien parece que Hegel se despoja del concepto de positividad que proceda de Garve sustituyndolo por otros.Si hay una idea clave en el perodo de Frankfurt es la de Cancelacin. Para Hegel comprender y cancelar son una y la misma cosa, por eso pretender conciliar la tradicin de la moralidad subjetiva cristiana que desemboca en Kant y la tradicin de la costumbreidad o eticidad pblica griega (Sittlichkeit). Esta anttesis se resuelve (cancela.) en la sntesis que simboliza el Cristianismo.Esta obra, a pesar de lo que digan autores como Kaufmann, es importante, pues nos presenta el pensamiento de Hegel debatindose, evolucionando en plena creatividad. En ella se ve de forma clara el perodo romntico de Hegel, ya que introduce nociones claves para comprender de forma temtica al Cristianismo, como son las de amor, vida, sentimientos, pasin y destino, y que le alejan de los estereotipos de sus dos obras anteriores redactadas en Berna.Dilthey dir que se trata (dada la terminologa hegeliana a la que aludimos) de un pantesmo inmaduro, tesis bastante criticable o al menos discutible.Si hacemos un repaso de la obra comprobamos de forma inmediata que lo que en La positividad se criticaba a los cristianos y se opona a los griegos, ahora se pone en boca del espritu del judasmo. Opone bsicamente la falta de libertad del pueblo judo con el goce que de sta disfrutaban en el mundo griego.Jess pretende, segn Hegel, reconciliar el destino judo mediante el amor, ms no lo logr y sus doctrinas no fueron aceptadas. No obstante Jesucristo no renunci nunca a lo que de sagrado haba en su pueblo, pero si critic la exterioridad de sus preceptos objetivos.Podemos ver cmo Hegel enlaza con caractersticas que ya haba ensalzado en el Cristo de la Historia de Jess (as su kantismo peculiar).Para el pensador de Stuttgart Jesucristo muestra la autntica fuente subjetiva de la universalidad de los mandamientos y as el kantismo de Jess puede observarse de nuevo en los prrafos que dedica Hegel al Sermn de la montaa.Jess frente al mandamiento opone el amor como forma de reconciliacin y al reconciliarse la ley se convierte en vida, deja de ser un momento negativo (como en el imperativo hipottico) y cobra relevancia positiva (en el sentido valorativo usual de esta expresin, no en hegeliano que hemos analizado). El amor de Jesucristo combate la idea de Dios que los judos tienen al cancelarla en una nueva representacin. El amor est por encima de la ley del Talin, por encima del farisesmo que slo valora el ayuno y la oracin por su apariencialidad.El castigo frente al incumplimiento de la ley puede ser reconciliado con sta a travs del destino y el destino exige la cancelacin de la destruccin.El temor al castigo y el temor al destino son esencialmente distintos, pues el primero es temor a lo ajeno y el segundo a lo que nos determina. Por eso el destino se siente como vida y es incorruptible e ilimitado.Jess pide a sus discpulos que le secunden, abandonndolo todo para no comprometerse con un mundo que se ha vuelto indigno y que les envolvera en un destino particular. La reconciliacin con el destino exige para Jesucristo el reconciliarse con los dems primero, luego slo quien perdona podr ser a su vez perdonado.El pecado es enajenacin con Dios, el perdn es reconciliacin, y esto nicamente es posible por el amor que da la plenitud a la vida. Tener fe no es caer en un estado servil sino que es conocer el espritu por medio del espritu. Sin embargo la reconciliacin de los judos no es reconciliacin en el amor, luego no es liberacin.Este Jess que ya no es kantiano afirma que el amor reconcilia tambin al hombre con la virtud. El mandamiento del amor es una accin de unin con lo infinito dentro de la totalidad de la vida. La ltima cena es un smbolo de todo esto.Jesucristo rompe con la relacin y oposicin Dios = Seor frente al hombre = sbdito. La relacin entre Dios y el hombre es la del padre y el hijo.Jess es a la vez Hijo de Dios e Hijo del Hombre, mas esta dualidad entre lo universal abstracto y lo particular se sintetiza en el Espritu Santo. Para Hegel, Jess rompe tambin con el dualismo judaico entre pensamiento y realidad pues se hace verbo, logos mediador. Jess al ser Hijo de Dios e Hijo del Hombre no juzga y esta relacin Padre-Hijo slo se puede entender por la fe, luego quien se condena lo hace por incredulidad.Entiende Hegel que Cristo solo exigi a su pueblo fe, pero entr en combate con el espritu judaico e incluso (al principio) sus discpulos slo tenan fe en l por la simple amistad que les una. Mas la muerte de Jess se abre en la plenitud de dar origen al Espritu Divino.Frente a las crticas que sobre el bautismo verta Hegel en La positividad opone ahora la simbolizacin de que aqul nos consagra a un nuevo mundo, porque dice Dios es vida. El Reino de Dios es la armona de todos los hombres, sin embargo el destino de Cristo era el de enfrentarse al Estado romano y al farisesmo de su pueblo, pero l no pretende reconciliar a los fariseos a la fuerza.El destino de Jess (con su muerte en la cruz) era pues el de sufrir por el destino de su pueblo. No obstante hay un lado positivo (vlido y no judaico) en la comunidad cristiana que es la unidad por el vnculo del amor, aunque esto todava no se encuentre convertido en la esencia de una nueva religin. La necesidad del cumplimiento de una religin slo fue posible con la resurreccin de Jesucristo, pues su muerte haba dejado perdidos a los apstoles, y el morir si es importante es porque se objetiva en Dios el amor que unifica a la comunidad.Los milagros son el ejemplo palpable del Jess-Hombre y del Jess-Dios, pero son la representacin de lo menos divino que existe (lo antinatural) y conservan con crudeza la oposicin espritu-cuerpo.Para Hegel los discpulos no saben conexionar con profundidad las narraciones de los profetas con los hechos de Jesucristo hasta que reciben el Espritu. Se entiende as que el acoplamiento entre el Jess real y el Jess glorificado indica la satisfaccin del impulso religioso ms profundo, pero no significa un total otorgamiento.Por todo lo anterior entendemos que El espritu del cristianismo y su destino contiene toda la problemtica que Hegel afrontar en su sistema de madurez a partir de la Fenomenologa del espritu; por un lado el estudio del alma bella como forma y figura de la conciencia desventurada, con sus fases y con su desenlace conciliador, donde el papel del Hijo hace las veces de anttesis del Dios Absoluto que vive y muere en aqul y que renace como un Dios absoluto ya muerto (para decirlo con Garaudy) en el Espritu.Como se comprender esta es la temtica clave de la Religin revelada que aparece apuntada en El sistema de la eticidad y desarrollada en la Fenomenologa del espritu, en la Enciclopedia de las ciencias filosficas, en las Lecciones sobre filosofa de la religin y en las Lecciones sobre la filosofa de la historia universal.Notas y aclaraciones bibliogrficasDe las tres obras del joven G. W. F. Hegel que hemos estudiado manejamos las siguientes ediciones: Historia de Jess. Introduccin y versin castellana de Santiago Gonzlez Noriega. Taurus, Madrid, 2 edic. 1981. La positividad de la religin cristiana y El espritu del cristianismo y su destino en Escritos de juventud. Edicin, introduccin y notas de Jos Mara Ripalda. Traduccin de Zoltan Szankay y J. M. Ripalda. Ed. F. C. E. Madrid, 1978. Las referencias al espritu del judasmo estn tomadas de la edicin de El espritu del cristianismo y su destino de ediciones Kairs, traduccin de Alfredo Llanos, Buenos. Aires, 1970.Citas de las obras hegelianas:Hegel, Historia de Jess, pgs. 27, 30, 43, 46, 51, 53-54, 57, 66, 68, 69, 70-73, 75-76, 78-79, 84, 92-93. Hegel, La positividad de la religin cristiana, pgs. 79, 80, 82-83, 84, 87, 88-89, 91-92, 98-99, 102-103, 106-109, 114-116, 124-126, 130-131, 137, 138-139, 147, 149.Hegel, El espritu del cristianismo (edicin de Kairs) pg. 20. (Edc. de Szankay-Ripalda en FCE.), pgs. 303, 305, 306-308, 309, 311, 313, 315, 321, 323-324, 328, 329, 331, 332-334, 335, p. 338, 339-340, 346-347, 349, 352, 354-355, 358, 360-361, 366-368, 369, 373, 374, 378, 379-380, 381, 382.Referencias de obras consultadasComo obras de contexto citamos:Ripalda, J. M. La nacin dividida. Races de un pensador burgus: G. W .F. Hegel, FCE, Madrid 1978.Valcrcel, A., Hegel y la tica. Sobre la superacin de la "mera moral", Anthropos, Barcelona 1988 (parte 1).Villacaas, J. L., La quiebra de la razn ilustrada, Cincel, Madrid 1988.Rbade, Molina y Pesquero, Kant: conocimiento y racionalidad. (El uso prctico de la razn), Cincel, Madrid 1987.De Kant vanse: Crtica de la razn prctica (traduccin de E. Miana y Villasagra y Manuel Garca Morente),. Porra, Mxico 1980, pgs. 91- 202. La religin dentro de los lmites de la mera razn (traduccin, prlogo y notas de Felipe Martnez Marzoa), Alianza Editorial, 2 ed., Madrid 1981.Lessing, G. E. Natn el sabio, Espasa-Calpe (Austral), Madrid 1985.Para seguir un poco la evolucin de la figura de Jesucristo hemos consultado tambin las siguientes obras de Hegel: El Sistema de la Eticidad, Editora Nacional, Madrid 1982 (edic. de Dalmacio Negro Pavn); Fenomenologa del espritu, FCE, Madrid 1983 (5 reimp., traduccin de Wenceslao Roces); Filosofa del Espritu, Editorial Claridad, Buenos Aires 1969, Enciclopedia de las ciencias filosficas, Porra, Mxico 1985; Lecciones sobre la filosofa de la Historia Universal (trad. de J. Gaos y prlogo de Ortega y Gasset, Alianza, Madrid 1980); El concepto de religin, FCE, Madrid 1981; Lecciones sobre la filosofa de la religin (vol. 3), Alianza, Madrid 1987; Lecciones sobre las pruebas de la existencia de Dios, Aguilar, Madrid 1970; Filosofa del Derecho, Claridad, Buenos Aires 1968.Notas bibliogrficas en torno al problema de la religin en HegelSobre esta temtica son obras claves, adems del clsico estudio de Dilthey, Historia juvenil de Hegel en Hegel y el Idealismo (FCE, Mxico 1944), las obras de Peperzak Le Jeune Hegel et la Vision Morale du Monde (Martinus Nijhoff, La Haya 1969) y Asveld, La pense religieuse du Jeune Hegel (Louvain 1953), entre muchas otras. Nosotros hemos consultado como obra general la de R. Vancourt, La pense religieuse de Hegel (PUF, Pars 1971).Adems de introducciones sencillas y genricas como las de Gmez Pin, Hegel (Barcanova, Barcelona 1983) y la de Carlos Daz, Hegel, filsofo romntico (Editorial Cincel, Madrid 1985) hemos consultado la obra de Walter Kaufmann, Hegel (Alianza, 4 edic., Madrid 1985). Este autor afirma el kantismo presente en la Historia de Jess (pg. 54) y la vinculacin entre La positividad y el estilo de los fragmentos sobre la religin popular (pg. 55), sin embargo resta importancia a El espritu del cristianismo aunque reconoce que prefigura elementos que aparecern en la Fenomenologa (pgs. 56-57). Para Herbert Marcuse (en Razn y Revolucin, Alianza, Madrid 1981) los escritos teolgicos presentan la primera formulacin del concepto de alienacin (pg. 39) y en ellos aunque bajo una corteza teolgica se prefigura la dialctica filosfica.En torno al concepto de alienacin en el joven Hegel se puede decir que la teologa se lo ha apropiado casi de forma exclusiva para frenar las reconstrucciones del joven Marx. As puede verse en Hans Kng, La encarnacin de Dios. Introduccin al pensamiento de Hegel como prolegmenos para una cristologa futura (Herder, 1974) y Existe Dios? (Ediciones Cristiandad, 4 ed., Madrid 1979) (Cap. II, Dios en el mundo).El estudio de Lukcs El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista (Grijalbo, Barcelona 1972) es ya un clsico. No obstante este autor proyecta su propia visin marxista sobre los escritos juveniles y as no cita la obra la Historia de Jess porque segn l nunca se escribi, lo cual le obliga a centrarse ms (como es lo que prefiere) en los aspectos econmicos que empiezan a tratarse en la obra de Hegel, por ejemplo en El Sistema de la Eticidad.De todos modos consideramos que las obras de J. Hyppolyte (Gnesis y estructura de la Fenomenologa del Espritu de Hegel, Ediciones Pennsula, Barcelona 1974), E. Bloch (Sujeto-Objeto. El pensamiento de Hegel, FCE, Madrid 1982) y de Valls Plana (Del yo al nosotros. Lectura de la Fenomenologa del Espritu de Hegel, Laia, Barcelona 1971) contienen los juicios ms acertados para comprender la problemtica religiosa de la conciencia desventurada. No pueden desdearse tampoco los trabajos, tambin clsicos, de Kojeve (Introduction a la lecture de Hegel, Gallimard, Paris 1947; La concepcin de la antropologa y del atesmo en Hegel. La Plyade, Buenos Aires 1972), ni la obra de Garaudy (Dieu est mort, PUF, Pars 1962). En Espaa adems de la citada obra del Valls Plana es importante la exposicin de Antonio Escohotado (La conciencia infeliz. Ensayo sobre la filosofa de la religin de Hegel, Revista de Occidente, Madrid 1972). El concepto de alma bella es aqu estudiado con profundidad, como lo es en la obra de J. Wahl (Le malheur de la conscience dans la philosophie de Hegel, PUF, Pars, 1929, reimp. 1951).Dos estudios ms prximos en el tiempo que tambin hemos consultado son los siguientes: Manuel Martin Gmez, El primer proyecto filosfico de Hegel. Funcin Pedaggica de la Filosofa (edita el autor, Huelva 1985) y el trabajo depurado de Mara del Carmen Paredes Martn, Gnesis del concepto de verdad en el joven Hegel (Ed. Universidad de Salamanca, 1987).Queremos sealar que entendemos que en la concepcin de Jesucristo en el joven Hegel hay una evolucin, que va desde un Kantismo ntido, precisamente porque lo esquematiza en exceso, de la Historia de Jess, a una inmersin en el Ser (dejando pues el formalismo de la moral kantiana que no se conjugaba muy bien con su ideal del destino o eticidad griega). Esta inmersin en el Ser se percibe en la asuncin del ideal de la cancelacin en el destino o eticidad do un pueblo, ideal que Hegel no abandonar nunca. El personaje de Jesucristo se transforma en El espritu del cristianismo y su destino en la figura del Hijo que ser tematizada de forma dialctica (Aufheben) en toda su produccin filosfica posterior, bajo el tratamiento de la conciencia desventurada y en la fase de la religin denominada Religin revelada.Sobre el conjunto de la obra del joven Hegel hay autores que, desde un punto de vista como el de la Filosofa social o del derecho, destacan la tensin existente entre religin privada y religin pblica o popular. Es el caso de N. Bobbio (Estudios de Historia de la Filosofa: De Hobbes a Gramsci, Debate, Madrid 1985, pgs. 211-238). Para Mara del Carmen Paredes la diferencia entre naturaleza y razn se refleja en la critica al moralismo kantiano presente en El espritu del cristianismo (Vid. Paredes, M. C., Op. cit., pg. 105). La idea del alma bella la recogera Hegel de Schiller (Martn Gmez, M. Op. cit., p. 51). Segn A. Valcrcel el Hyperion de Hlderlin y El espritu del cristianismo de Hegel estn escritos bajo una misma visin o clave.Las fases por las que ha de pasar la conciencia desventurada en la Fenomenologa quedan muy bien explicadas en la obra de Valls Plana. En ella este autor deja muy claro cmo, para el Hegel de Jena, Cristo como Dios~Hombre es la anttesis del Dios absoluto y trascendente. Esta antitesis simbolizada por Jesucristo es una mediacin hacia la reconciliacin en la sntesis del Espritu (vid. Op. cit., pgs. 141-142. Hegel, Fenomenologa, pgs. 130 y 161). En la explicacin de la experiencia transformadora de dicha conciencia se aplica el mismo esquema dialctico (Valls Plana, Op. cit., pgs. 143-145. Hegel, Fenomenologa, pgs. 133 y 164). En el capitulo IX de la obra de Valls Plana (pgs. 319-351) se explica la Trinidad (Religin revelada) de igual forma. Como vemos se trata de una cancelacin, de un proceso en aufhebung.Hyppolite hace referencia a la dialctica del perdn de los pecados presente en El espritu del cristianismo y que desarrolla Hegel en la Fenomenologa. (Hyppolite, Op. cit., pg. 475). El tratamiento de Hyppolite como el desarrollado en Espaa por Valls Plana es similar respecto a estas cuestiones. Hyppolite afirma que, al transformarse la sustancia en Sujeto (Espritu) por la mediacin de la muerte del Dios-Hombre que es Jess, podemos afirmar que es Dios (el Dios absoluto) quien ha muerto. El Espritu es la reconciliacin (pgs. 512-513.). Este mismo pensamiento de Hegel puede constatarse en las Lecciones sobre la filosofa de la Historia universal (pgs. 554-556), El concepto de religin (pgs.100, 288, 295 y 302), las Lecciones sobre filosofa de la religin (Vol. III, nota de las pgs. 232-234) y en las Lecciones sobre las pruebas de la existencia de Dios (pg. 48).Por otra parte las recientes investigaciones biogrficas aportan nuevas luces sobre la evolucin intelectual (en general) y filosfica (en particular) de este filsofo. As Jacques D'Hondt en su obra Hegel (Tusquets Editores, Barcelona 2002, edicin original francesa de 1998) incide en que para la familia Hegel (y se refiere a los padres y a la infancia del filsofo), la piedad luterana se confunda con la unin familiar, y la religin conservaba su carcter originario de protesta. El filsofo nunca renunci a insistir en este aspecto cidamente polmico del protestantismo, ni siquiera cuando la Santa Alianza quiso conciliar entre s las diversas confesiones cristianas (op. cit., pg. 33). Adems el joven escolar examina La religin de los griegos y los romanos, y redacta tambin Algunas diferencias caractersticas entre los poetas antiguos y los poetas modernos. Pretende as el Hegel colegial, reinterpretando a Scrates desde el espritu de la Aufklrung, adaptar la sabidura del filsofo a los prejuicios religiosos de un pueblo que an no ha sido ilustrado. Para D'Hondt se halla aqu presente el principio de un doble lenguaje, religioso y filosfico, que ms tarde Hegel tratar de justificar tericamente (op. cit., pg. 35). Entiende tambin este bigrafo que, en la carrera hacia el absoluto, la filosofa no rebasa a la religin hasta la lnea de llegada (pg. 37). Nos recuerda tambin que al final de su vida el propio Hegel ver su idealismo especulativo denunciado violentamente como pantesmo, atesmo y subversin, a pesar de las precauciones retricas adoptadas por el autor (pgs. 39-40).Bajo la aguda mirada de Nietzsche, para el que la filosofa del idealismo alemn es teologa disimulada (pgs. 47, 53), D'Hondt pasa revista al ambiente intelectual (moral y religioso) en el que Hegel (junto con sus amigos Hlderlin y Schelling) se educa en el seminario de Tubinga, el famoso Stift. Se constata que frente a un ambiente que les repugnaba, estos jvenes, francos, inteligentes y relativamente pobres, se hicieron kantianos y luego fichteanos (pg. 51). Los tres comulgaban con el culto a la Grecia antigua y con el entusiasmo por la filosofa moderna. Admiraban tambin a Lessing y su secreto spinozismo, lo cual les llevaba a las orillas del pantesmo solapado o del atesmo clandestino (pg. 58). Respecto a los escritos de Suiza, que Hegel redacta mientras es preceptor en Berna, destaca D'Hondt los que nosotros ya hemos comentado. As se recalca que en la Vida de Jess (1795) ste ltimo se presenta como un maestro de moral, que ensea la libertad interior tal y como lo hara un filsofo de la Ilustracin (pg. 90). En La positividad de la religin cristiana (1796) examina los dogmas y usos cristianos que ya Voltaire haba criticado. Pero el mtodo que utiliza Hegel es distinto al de Voltaire. No emplea la crtica externa sino que ms bien presenta el desarrollo de la religin cristiana desde dentro, desarrollndose y generando internamente sus negaciones y contradicciones. Lo que en su origen era racional se acaba convirtiendo, en su contexto histrico, en positivo. Hegel no condena una impostura sino que analiza una ideologa (op. cit., pg. 90) Segn D'Hondt las obras de juventud de Hegel, conocidas tardamente, son ms audaces en la crtica religiosa o poltica que las de madurez. El problema es saber si las prudentes alusiones de los textos tardos conservan algo de este pensamiento de juventud, y si, en resumidas cuentas, Hegel no suaviz ni disfraz su pensamiento profundo para comunicar al menos ciertos aspectos suyos al pblico (op. cit., pg. 92). Para este bigrafo y exegeta de la vida y obra hegelianas El espritu del cristianismo y su destino confirma el proyecto de un autor que contina buscando, con no poca desesperacin, el principio de una nueva religin que salve a su pueblo. Sin embargo la frase final de esta obra de Hegel subraya el fracaso del cristianismo. Entiende D'Hondt que estos escritos de juventud contribuyen a dar valor al joven Hegel, tal vez excesivamente, en detrimento del filsofo de la madurez, del filsofo de Berln. Coincide tambin con Dilthey en subrayar que en estos textos de juventud se revela toda la genialidad histrica de Hegel en su primer frescor, an libre de las cadenas del sistema. Percibimos as a un Hegel en plena actividad intelectual que se ir alejando de Kant. De esta suerte, entiende ya el espritu de manera dialctica, y tan profundamente que la dialctica de este espritu parece confundirse con el espritu de la dialctica (D'Hondt, op. cit., pg. 148).Por otra parte son muy interesantes las pesquisas que efecta D'Hondt respecto al poema Eleusis, la interpretacin del mismo en clave masnica (op. cit., C. 7, pgs. 109-131) y el episodio de la breve relacin sentimental de Hegel con una catlica, Nanette Endel (1775-1840), que llevan a suponer a algn intrprete que Hegel se acerc al catolicismo, cosa que niega rotundamente D'Hondt (pg. 133).Asimismo Terry Pinkard tambin ha escrito una vasta biografa de Hegel (Acento Editorial, Madrid 2001, edicin original en Cambridge University Press, 2000). Este autor ha desarrollado una obra muy para el gusto anglosajn, donde las ancdotas biogrficas ms nimias se entremezclan con exposiciones filosficas de cierto calado y enjundia. Pasa en primer lugar revista al ambiente de educacin y cultura en el que se cri Hegel en el seno de su familia. Ya de preceptor en Berna Hegel se interesa por completar la filosofa de Kant. As la Vida de Jess est escrita de forma que encaje en las ideas expuestas en La religin dentro de los lmites de la mera razn (T. Pinkard, op. cit., pg. 100). El cristianismo recibe pues (como tambin lo pretendan Schelling y Hlderlin) una interpretacin puramente moral. Para Pinkard, Hegel quera convertirse en un filsofo popular, dispuesto a aplicar las ideas kantianas a la luz de ideas britnicas que haba ido recogiendo por el camino. Respecto a La positividad de la religin cristiana Pinkard saca a la luz las fuentes filolgicas de la nocin de positividad que Hegel emplea. ste usaba dicho trmino en un sentido derivado de la jurisprudencia (ley positiva es la que est vigente en una determinada comunidad legal y poltica). La positividad era as, en derecho y en religin, lo que descansa solo en los dictados de la autoridad, y no en los dictados del "pensar por uno mismo" (que, de acuerdo con Kant, es la verdadera definicin de la Ilustracin). Parece pues que cualquier religin positiva debe estar reida con las demandas de la razn, con el "pensar por uno mismo"; y, retomando algunos argumentos de su Vida de Jess, Hegel sostena que Jesucristo no pretendi instituir una religin positiva, al menos en el sentido de una religin que aspirase a obtener la fidelidad de la humanidad nicamente por la propia autoridad de Jess. En lugar de ello, Jess haba creado una religin de moralidad que restaurara la libertad en un mundo que la haba perdido, en donde la gente escogera la virtud porque se la impondran gustosamente a s mismos (op. cit., pg. 103).En definitiva, y como ya hemos expuesto en referencia a otros intrpretes, tambin para Pinkard, Hegel presenta en estos ensayos juveniles a un Jess que predica una doctrina que encaja en las prescripciones kantianas (op. cit., pg. 105). No obstante en la Positividad, adems de esta aplicacin kantiana, Hegel trata de desarrollar una crtica a la religin positiva desde sus propios intereses (pg. 108). De igual forma Pinkard relata el encuentro y flirteo de Hegel con la joven y catlica Nanette Endel. En este contexto subraya el bigrafo que Hegel, cuyo disgusto por el catolicismo haba de acompaarle durante la mayor parte de su vida, se sinti sin duda contrariado al principio por la devota adhesin de Nanette a su fe (op. cit., pg. 111). Adems la redaccin por parte de Hegel del poema Eleusis es diagnosticada por Pinkard como una muestra sorprendente de romanticismo temprano. Pero, ms all de esta breve influencia del estilo de Hlderlin, Hegel se convertir en uno de los ms severos crticos del movimiento romntico (pgs. 119-120). Por otra parte tambin trabaj sobre su manuscrito El espritu del cristianismo y su destino, a la vez que estudiaba intensamente a Kant y a las teoras econmicas de los escoceses. Trataba as de unir todas las ideas sobre la emergente economa capitalista moderna con sus propias ideas sobre los poderes reformadores de una verdadera religin (T. Pinkard, op. cit., pg. 127).En suma estos y otros hitos, en la dinmica vida intelectual y afectiva del joven Hegel, iban preparando el terreno para que, tras la influencia fichteana, su prosa se hiciera ms sistemtica y cientfica (wissenschaftlich). De esta suerte Hegel, sin renunciar as a su proyeccin transformadora de la realidad y precisamente para llevar sta a buen trmino, tiene claro que ha de convertirse en aquello por lo que Schelling ya comenzaba a descollar: un filsofo sistemtico.En general casi todas las Historias de la Filosofa dedican algunos prrafos genricos a los escritos juveniles y teolgicos del joven Hegel. As Frederick Copleston en el sptimo volumen de su Historia de la Filosofa, De Fichte a Nietzsche (Parte I. Los sistemas idealistas postkantianos, captulo IX, pgs. 129-150 de la edicin espaola. Editorial Ariel, Barcelona 1978). Nicolas Abbagnano en el tomo segundo de su Historia de la Filosofa tambin dedica algunas observaciones (Captulo XXV, Hegel, op. cit., Editorial Montaner y Simn, Barcelona 1964, pgs. 497-499). Johannes Hirschberger, en el volumen segundo de su Historia de la Filosofa publicada en espaol por la editorial Herder, slo da una breve explicacin bibliogrfica de la edicin de los Escritos teolgicos del joven Hegel editados por H. Nohl en 1907 (Editorial Herder, Barcelona 1965, pg. 221). Tambin en el tomo tercero de la Historia de la Filosofa editada por Franois Chtelet ste se ocupa de G. W. F. Hegel. Recoge pues las fuentes helnicas y cristianas que obran en la sntesis juvenil de este filsofo y que constituirn el material de la Fenomenologa del espritu (F. Chtelet, op. cit., Espasa-Calpe, Madrid 1976, pgs. 176-177). Dentro de la tradicin anglosajona y analtica tambin J. N. Findlay cita de pasada, en el captulo que dedica a Hegel dentro de la Historia crtica de la filosofa occidental compilada por D. J. O'Connor (tomo V), la importancia que tuvieron las estimaciones acerca del significado filosfico y tico del Nuevo Testamento en la formacin de los Primeros escritos teolgicos de Hegel (Editorial Paids, Barcelona 1983, pg. 83). Algo se dice, en el sptimo volumen de la Historia de la Filosofa dirigida por Yvon Belaval, sobre las preocupaciones culturales del joven Hegel y su percepcin de la falta de vitalidad de las instituciones alemanas de su poca y ms concretamente de las religiosas (Editorial Siglo XXI, Madrid 1977, pgs. 242-248). Por su parte Ludovico Geymonat en su Historia de la filosofa y de la ciencia (volumen 3. El pensamiento contemporneo) tambin cita el esfuerzo que el Hegel juvenil hizo por explicar racionalmente el nacimiento y el carcter de las religiones positivas (Editorial Crtica, Grijalbo, Barcelona 1985, pg. 63). La Historia del pensamiento filosfico y cientfico de Giovanni Reale y Dario Antiseri (en su tercer volumen, Del romanticismo hasta hoy) reconoce que los escritos teolgicos del joven Hegel son considerados por algunos especialistas como muy importantes para la comprensin del sistema hegeliano (Editorial Herder, 3 edicin, Barcelona 2002, pg. 101).Una mencin especial merece el libro de Flix Duque Historia de la Filosofa Moderna. La era de la crtica (Ediciones Akal, Madrid 1998). Pues aunque esta obra se encuadra en el conjunto de una Historia de la Filosofa, en varios volmenes y con distintos autores publicada por Akal, lo cierto es que la vasta densidad y riqueza de este trabajo lo convierten en imprescindible para quien quiera conocer con amplitud enciclopdica la filosofa del Idealismo Alemn. Desde Wolff hasta el ltimo Schelling transitan por esta magna obra Kant, Hamann, Herder, Jacobi, Fichte, el primer Schelling, y todo Hegel. Insistimos en que no se trata slo de un amplsimo trabajo doxogrfico, sino de una autntica investigacin histrico-crtica y sistemtica. Subraya Duque que el joven Hegel presenta a la religin como el lugar privilegiado en el que restaar el principal problema de la metafsica moderna (desde Spinoza y Kant), a saber: la escisin entre la absoluta conciliacin de libertad y necesidad. "Sin ese bucle de religacin, los fragmentos juveniles de Hegel aparecen, ora como exaltadas declaraciones vitalistas y casi prenietzscheanas, ora como aceradas crticas materialistas y casi premarxistas. Pero Hegel no puede ser reducido a un mero precursor; a lo sumo, puede ser visto como un postkantiano que intenta resolver el mismo problema al que se enfrentaron Reinhold y Beck, Fichte y Schelling, y que conmueve a la entera era de la crtica: el problema, en definitiva, del sentido de la experiencia" (F. Duque, Op. cit., pg. 338). De esta suerte la religin ser la gua o estrella polar del joven Hegel y el Hegel maduro la denominar Espritu Absoluto. Cambia pues la terminologa pero no la orientacin bsica. En los Fragmentos sobre la religin popular y el cristianismo un Hegel juvenil percibe que la religin es uno de los asuntos ms serios de nuestra vida, pero entiende que la religin oficial se aprovecha del infortunio ajeno reconfortando a los desdichados con promesas de premios de ultratumba. A su vez la fra teologa ilustrada slo se ocupa del entendimiento raciocinante y del conocimiento metafsico de Dios, siendo incapaz de movilizar el corazn humano. Frente a la seca religin objetiva opone Hegel una religin subjetiva y sensible, es decir una religin del pueblo (Volksreligion) que no disminuye ni un pice la libertad del individuo. Tambin propugna una especie de religin nacional que sea capaz de mover y unificar cordialmente a un gran pueblo (F. Duque, Op. cit., pg. 339 y nota 696). En estos momentos la intencin ltima del joven Hegel es la de configurar el espritu del pueblo y ya parece entrever que lo verdadero es el Todo. En este contexto Hegel, que rechaza el cristianismo tanto en su versin de religiosidad privada (alusin al pietismo) como en su vertiente cosmopolita catlica, se contagiar de la grecomana que defendiera Schiller. La kalokagatha griega se opone a la sordidez del cristianismo y el aprendiz de filsofo seguir tambin un socorrido clich de la Sturm un Drang, segn el cual Scrates habra sido mejor que Jess de Nazaret. Pero antes de que todos estos intentos muestren sus limitaciones el joven Hegel ensayar una ingeniosa y tambin fallida modificacin del cristianismo desde dentro, insuflando a Jess el alma de Kant. Nos referimos a La vida de Jess. Segn Flix Duque esta obra es algo as como un experimentum crucis, especie de prueba apaggica, por reduccin al absurdo, pues despus de descalificar las confesiones existentes Hegel pretende buscar una religin natural, mediante la purificacin de los evangelios gracias a insuflar en estos la religin racional pura de Kant. El problema ya lo conocemos, pues se trata de cmo conciliar la religin subjetiva con la religin popular pblica. La solucin que se ofrece en La vida de Jess es en el fondo muy romntica, pues el individuo ha de anularse y sacrificarse en favor de una Razn identificada con el Padre (sin rastros de trinitarismo). Jess es presentado como un hombre cultivado y un educador. Al igual que Kant se identifica a la Deidad (no a un Dios determinado) con la razn universal. Todo el manuscrito est teido de la siguiente antinomia: un individuo dice a otros individuos que es necesario dejar de serlo para fundirse en una Razn abstracta, hiperkantiana. Sin embargo este universalismo racionalista choca con los mezquinos intereses vitales provocados por una naturaleza maligna a la que la propia Divinidad nos arroja (F. Duque, Op. cit., pg. 343). As el abstracto formalismo kantiano se eleva a sus consecuencias ms extremas: Lo que podis querer que valga como ley universal entre los hombres, que valga tambin para vosotros; obrar segn semejante mxima es la ley bsica de la eticidad, el contenido de todas las legislaciones y de los libros sagrados de todos los pueblos. (Hegel, apud F. Duque, op cit., pg. 343). Nada que venga de fuera tiene valor (se anan as dos condenas: la kantiana al conocimiento desde los datos y la cristiana respecto a la Ley externa estatutaria de los judos). Frente a los fariseos el Cristo kantiano que Hegel nos presenta se atiene nicamente a la voz genuina de su corazn y de su conciencia moral. La identificacin rousseauniana entre corazn y conciencia deja solo al hombre ante la angustia de su libertad y la necesidad de tomar una decisin en casos concretos. Jess es pues presentado como un maestro de virtud, un educador culto que es asesinado por las turbas supersticiosas. Sus enseanzas estn orientadas hacia la configuracin de una nacin entera hasta llevarla a la moralidad. Pero este programa cristokantiano del joven Hegel es irrealizable, precisamente porque aqu apunta un odio, una enemiga hacia la naturaleza que acompaar a todo el pensamiento hegeliano. Tambin se vislumbra ya la contraposicin Naturaleza/Cultura. De ah tambin la ambigedad de este cristianismo genuino. El cristiano debe realizar obras tiles y huir de vanos sacrificios y ceremonias (rasgo ilustrado y volteriano), pero en cambio la sociedad civil, que hunde sus races en la naturaleza, es refractaria a todo reduccionismo a una Ley refugiada en un instinto moral y vive slo a travs de ordenaciones objetivas, legislaciones y preceptos. El fracaso de pretender fundir en un solo espritu las almas de Jess y Kant le sirve a Hegel para ajustar cuentas con el propio Kant. Reformar el cristianismo a base de rigorismo kantiano deja las cosas todava peor que antes. Este proceso de refutacin interna de las doctrinas llevar paulatinamente a Hegel a presentir el mtodo dialctico. Si existe una decadencia de las formas de religin reales se hace necesario ahondar en las razones de dicha degradacin (F. Duque, op. cit., pg. 346).En La positividad de la religin cristiana se pretende realizar una investigacin genealgica del cristianismo. La cuestin es, por qu ste se convirti en una religin positiva si Jess era un maestro de religin puramente moral? Hegel analiza cuatro elementos: moralidad, religin de virtud, secta y religin positiva. A fin de cuentas Jess no dejaba de ser un judo que cree en la Voluntad revelada de Dios y depositada en la tradicin. Se presenta como un Mesas y refuerza el culto a la personalidad. En definitiva la legalidad acaba por usurpar la funcin de la moralidad, pues la doctrina de Jess se convierte en una confesin sectaria positiva. De nuevo comparado con Scrates o en general con las escuelas filosficas Jess y esta nueva religin salen perdiendo. Lo que en principio se basaba en la pureza del corazn acaba confinado en la mecnica memoria, a la que se unen el resentimiento y la opresin. De esta suerte la Iglesia jerarquizada se torna en un Estado dentro del Estado y a travs de la educacin anula y suplanta al entendimiento y la razn. Por esto la moralidad queda sustituida por la legalidad a travs del autoengao, la falsa tranquilidad, la conciencia desgraciada y el remordimiento. Hegel acepta ahora el desgarramiento entre razn y corazn. Para Flix Duque esto supone adems la ruptura con la grecomana y con Kant (F. Duque, op. cit., pgs. 346-350).En El espritu del cristianismo y su destino la palabra de Cristo se presenta como levantndose frente al destino ciego de los judos. Se empiezan a emplear de forma dialctica las nociones de destino, amor, culpa, castigo y perdn, y ya se intuyen algunos hermosos pasajes de la Fenomenologa. Para Hegel el Espritu tradicionalmente ligado en la tradicin cristiana al Amor es la omnmoda circulacin de las deudas y de su mutua condonacin: la libertad suprema. La suprema inocencia del Hombre (Jess) es eo ipso su suprema culpa. La presunta elevacin por encima de todo destino es en verdad el ms desgraciado de los destinos: el desgarramiento violentsimo de la Vida y de la Naturaleza, el refugio en una vacua trascendencia. Hegel sospecha que Lutero y Kant no han hecho sino exacerbar el judasmo interiorizando al gendarme. Hegel critica a Kant la opresin de la naturaleza y el desmembramiento del hombre al haber convertido en absoluto el concepto de deber. Ahora Jess y el Sermn de la Montaa estn por encima de Kant. Se asume as la ley y la moralidad, cumplindolas y hacindolas al mismo tiempo superfluas. Sin embargo tambin el espritu de Jess fracasa en su intento de fundar una religin subjetiva. La vida y muerte de Jesucristo es el mejor ejemplo de desgarramiento propio de un alma bella, pues ciertamente su reino no es de este mundo. ste es su trgico destino. Hegel pretende ahora mediar entre la religin griega y la cristiana. En la primera la individualidad est diluida en el bello vnculo de la ley natural, en la segunda toda legalidad es rechazada en nombre del bello vnculo interior, individual. La yuxtaposicin entre el Crucificado y el Resucitado es una ejemplificacin de la incapacidad por conciliar entendimiento y sensacin cordial, propia de lo que en la Fenomenologa llamar conciencia desgraciada. El terrible destino del cristianismo tras el hundimiento de los ideales griego, republicano y kantiano es el acoplamiento de lo viviente y lo muerto, de lo real (positivo) y de lo divino. Es pues la escisin y la imposibilidad de redencin de la comunidad cristiana. Y ste es su destino, que Iglesia y Estado, servicio divino y vida, piedad y virtud, accin espiritual y accin mundana, no puedan nunca fundirse en Uno (in Eins zusammenschmelzen). (Hegel, apud F. Duque, op. cit., pg. 369, pgs. 364-369).Sobre El Dios de Kant vase el trabajo homnimo de Alfonso Fernndez Tresguerres en El Catoblepas, n 24, 2004, pg. 15.En torno a la significacin filosfica de Natn el sabio de Gotthold Ephraim Lessing (traduccin e introduccin de Agustn Andreu, Espasa-Calpe, Madrid, 1985), obra que influy en Hegel, pero desde la perspectiva del Materialismo Filosfico y en relacin con la cuestin religiosa en la Espaa actual, vase Gustavo Bueno, La fe del ateo, Ediciones Temas de Hoy, Madrid 2007, pgs. 213, 352-3