EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

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EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO. Niñez, Identidad y Migración (18791914) Gabriela DallaCorte Caballero

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GABRIELA DALLA-CORTE CABALLEROEL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.Niñez, Identidad y Migración (1879-1914)EBOOK - Prohistoria Ediciones - Rosario, 2013(c) prohistoria ediciones - Gabriela Dalla-Corte CaballeroDescarga gratuita autorizada solamente desde ESTA UBICACIÓN

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EL  ARCHIVO  DE  SEÑALES  DEL  HOGAR  DEL  HUÉRFANO  DE  ROSARIO.  Niñez,  Identidad  y  Migración  (1879-­‐‑1914)  

Gabriela  Dalla-­‐‑Corte  Caballero  

 

 

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Este libro analiza el “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”, que fue gestado

entre los años 1879 y 1914 por las Damas de Caridad, la sociedad femenina que, con los años,

adoptó el nombre de Damas de Protección al Huérfano. El objetivo de las “señales” era

identificar y registrar a los niños y a las niñas huérfanos y depositados en el Hospicio de

Huérfanos y Expósitos de la ciudad de Rosario de la República Argentina. Esta entidad fue

posteriormente bautizada con el nombre de Hogar del Huérfano. Las “señales” que dejaban

las madres junto a su bebé en el torno del Hogar, fueron representadas por medallas, rosarios,

escapularios, estampitas, cadenas, monedas, cintas, escarapelas, fotografías, naipes, trapos,

hojas de almanaque, banderas italianas, españolas y argentinas, así como cartas personales y

fragmentos de cartas. Se trata de documentos históricos que nos permiten reconstruir las

condiciones de vida de los inmigrantes- en su gran mayoría italianos y españoles- que se

instalaron en la ciudad de Rosario de la Provincia de Santa Fe en esos mismos años que van de

1879 hasta la Primera Guerra Mundial. Esos migrantes se vieron obligados a abandonar a sus

criaturas con la esperanza de recuperarlos, y la migración forma parte de la historia de estas

señales reproducidas en esta obra.

Gabriela Dalla-Corte Caballero es Licenciada en Historia (1991) y Magister en Estudios sobre Género (1995) de la Universidad Nacional de Rosario

(UNR). Es Doctora en Historia de América (1999) y en Antropología Social y Cultural (2000) por la Universidad de Barcelona, y Profesora Titular de

Historia de América de la UB. Autora de: Vida i mortd’una aventura al Riu de la Plata. Jaime Alsina i Verjés, 1770-1836, Publicacions de l’Abadia de

Montserrat, Barcelona, 2000; Casa de América de Barcelona (1911-1947), LID, Madrid, 2005; A las puertas del Hogar. Madres, niños y Damas de

Caridad en el Hogar del Huérfano de Rosario (1870-1920), Prohistoria Ediciones, Rosario, 2006 (con P. Piacenza); Lealtades firmes. Redes de

sociabilidad y empresas: la Carlos Casado S. A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), Consejo Superior de Investigaciones Científicas

(CSIC), Madrid, 2009; La Guerra del Chaco, Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La crónica fotográfica de Carlos de Sanctis, Prohistoria

Ediciones y TEIAA/UB, Rosario, 2010, libro reproducido por Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay (2010); La conquista y ocupación de la

frontera del Chaco entre Paraguay y Argentina; los indígenas tobas y pilagás, y el mundo religioso en la Misión Tacaaglé del Río Pilcomayo (1900-

1950), UB-AECID-TEIAA, 2011 (con F. Vázquez); Empresas y Tierras de Carlos Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios y guerras (1860-

1940), Editorial Intercontinental, Asunción, Paraguay (2012); La frontera argentino-paraguaya ante el espejo. Porosidad y paisaje del Gran Chaco y

del Oriente de la República del Paraguay (con E. Morales, F. Vázquez y A. Landeros), Publicacions de la Universitat de Barcelona, 2012; Mocovíes,

Franciscanos y Colonos de la zona chaqueña de Santa Fe (1850-2011). El liderazgo de la mocoví Dora Salteño en Colonia Dolores, Prohistoria

Ediciones, TEIAA, Rosario, 2012; y Cultura y negocios: el americanismo catalán de la Revista Comercial Ibero-Americana MERCURIO, Barcelona,

1901-1938, Edicions Kilómetro 13.774, Casa Amèrica Catalunya, Barcelona, 2012.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Niñez, Identidad y Migración (1879-1914)

Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario: niñez, identidad y migración 1879-1914 - 1a ed. - Rosario:

Prohistoria Ediciones, 2013.

E-Book.

ISBN 978-987-1855-52-0

1. Historia Regional.

CDD 982.24

Fecha de catalogación: 23/05/2013

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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ÍNDICE

Introducción

El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”

(p. 7)

1. Las Damas de Caridad, las Damas de Protección al

Huérfano. Un mundo de mujeres (p. 17)

2. El control de la inmigración (p. 23)

3. Las cartas de señales (p. 32)

4. Instituciones y autoridades ante el Hospicio de

Huérfanos y Expósitos (p. 42)

5. Anexo: Las Señales (1879-1914)

5.1. El “Archivo de Señales para el reconocimiento de

niños” y las cajas Bagley (p. 53)

5.2. Señales en italiano (p. 57)

5.3. Señales en español (p. 119)

5.4. Señales en francés (p. 237)

5.5. Señales de objetos personales (p. 241)

5.6. Señales de objetos religiosos (p. 251)

5.7. Señales de instituciones y autoridades (p. 275)

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Niñez, Identidad y Migración (1879-1914)

Gabriela Dalla-Corte Caballero

Universitat de Barcelona

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Introducción

El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños”

En las últimas décadas del siglo XIX, la participación

pública de las mujeres construyó un importante campo de

acción a través del uso de los espacios religiosos, así como

en las prácticas asociativas enmarcadas en sociedades

privadas de carácter laico. Este tipo de participación

cumplió un claro rol político al sustituir al Estado en

construcción, o al acompañarlo en numerosas ocasiones y

contextos, en particular en el proceso de resolución de

problemas sociales, domésticos, del bienestar y de la salud

de la gente. En la República Argentina, la participación

pública femenina se vinculó estrechamente a la llegada de

un creciente número de inmigrantes, especialmente italianos

y españoles. Como es sabido, a partir del año 1871 los

italianos se instalaron preferentemente en las provincias de

Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe. En esta última,

la ciudad de Rosario se convirtió en uno de los centros

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urbanos más importantes, y se calcula que en la década de

1880 los italianos representaron al 60% de su población.1

Para hacer frente a este proceso migratorio en el que se

impone la categoría “de masas”, la sociedad civil rosarina

proyectó la emergencia de asociaciones privadas encargadas

de integrar a los recién llegados. Esa sociedad civil enfrentó

también un creciente número de bebés recién nacidos, hijos

de inmigrantes extranjeros y de migrantes internos de

diversas provincias del país, que desde el inicio fueron

descritos como “abandonados”. Precisamente el abandono

infantil hizo que la ciudad rosarina gestase una asociación

de mujeres que fue bautizada con el nombre de “Damas de

Caridad” (posteriormente, Damas de Protección al

Huérfano).

Las Damas de Caridad de Rosario se organizaron en el

año 1869 a partir de una reunión realizada en la casa

particular de una de las mujeres más importantes de la élite

local, Blanca M. de Villegas. Esta asociación femenina

buscaba constituirse en una “sociedad filantrópica”, y por

ello en sus inicios reservaron sus recursos y sus fuerzas a la

resolución de cuestiones formales tales como condiciones de

membresía, reglamentación interna, definición de los

derechos electorales y obligaciones de las socias. En sus

1 Silberstein, Carina Frid de (1992), “Italianos en Rosario. Un perfil

demográfico y ocupacional (1870-1914)”, en: Estudios Interdisciplinarios

de América Latina y El Caribe, E.I.A.L., volumen 3, Nº 1, enero-junio.

primeros años, la sociedad benéfica pudo desarrollar sus

actividades gracias a las donaciones de los rosarinos y a la

protección, según palabras de las socias, “de los que hacen

de la caridad su religión y consideran un deber ofrecer en

auxilio de los que sufren y padecen”. Las propias Damas

hicieron donaciones a título personal hasta que a finales de

la década de 1880 las diversas instancias estatales -

municipal, provincial y nacional- decidieron otorgar una

subvención permanente. Desde el año 1879, estas Damas se

hicieron cargo de los bebés gestados por las mujeres “recién

llegadas” a la ciudad de Rosario. Comenzaron a resolver

temporalmente el registro, el cuidado y la crianza de bebés

con la finalidad de acompañar la propia incorporación de

sus madres como trabajadoras en el mercado laboral en

construcción. Buena parte de sus gestiones públicas se

refirieron precisamente a los efectos de la pobreza y del

desamparo que sufrían las mujeres en el momento en que

decidían “abandonar” a sus niños y a sus niñas.

Reconstruyeron la propia categoría de “depósito” al

vincularla al concepto de “expuesto”, de “exposición”.

Exponer y depositar a un bebé era entregarlo a alguien para

que lo “guardara y custodiara”, pero con la obligación de

“restituirlo” posteriormente. El término “exposición” nos

remite a lo público, a la propia organización del Estado

Nacional y de la sociedad civil, pero también a la

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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conservación del espacio privado familiar y maternal como

ámbito de decisión sobre el futuro de los bebés.2

De este proyecto viene la construcción de un gran

edificio ubicado en la calle Laprida 2129 de Rosario, que ha

acompañado históricamente a la ciudad y a su población. El

nombre elegido para esa edificio destinado a albergar a

niños y niñas abandonados por sus padres fue,

precisamente, el de “Hospicio de Huérfanos y Expósitos”.

Ese hospicio (en italiano, hospice; en alemán, hospiz) ha sido

siempre un lugar, un hogar, una casa, que nació con la tarea

de “recoger” a pobres desvalidos para proporcionarles

bienestar físico y emocional, y para mantenerlos a través de

la beneficencia pública. Para las “mujeres madres”, el

Hospicio fue el espacio “de asilo” en el que se expresó el

mundo femenino de la caridad.3

2 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2004), “Donne italiane e abbandono

infantile nell'Archivio de Senales (Rosario, Argentina, nel secolo XIX), en

Gennaro Lerda, V. y Maccarini, R. (a cura) Oltre l'Atlantico. Ruoli di

donne nelle società del Canada e delle Americhe, Center for Euro-

Atlantic Studies, Universidad Génova, Selene Edizioni, Milano, pp.143-

177. 3 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2007), “Las mujeres y el orden social

en la construcción del Estado Nacional argentino. Reflexiones sobre la

naturaleza de los vestigios culturales de los sectores populares”, en

Torres San Martín, Patrícia (coord.), Uso y construcción de fuentes

orales, escritas e iconográficas, Centro Universitario de Ciencias Sociales

y Humanidades, Editorial CUCSH-UDG - Universidad de Guadalajara,

México, pp.113-163.

El diseño de la categoría “Madre”, frente al concepto de

maternidad,4 fue precisamente el contexto de organización

interna de las Damas de Caridad, las cuales decidieron

ponerse bajo el patrocinio de San Cayetano de Thiene,

fallecido en Nápoles en el año 1547, el padre italiano de la

providencia convertido en patrón de las personas que

buscan trabajo.5 Con eso en marcha, las Damas se volcaron a

la niñez en riesgo, acompañadas de un presbítero y de una

comisión inspectora compuesta por dos socias encargadas

de vigilar y atender a los “necesitados”. También

contrataron a un médico de la ciudad, y de esta manera se

volcaron a la recepción de bebés huérfanos y expósitos.

De manera paralela, las Damas de Caridad gestionaron

la llegada a Rosario de cuatro religiosas de la Congregación

de las Hermanas del Huerto, también conocidas como

“gianellinas”. Su origen reside en el Santuario de la Virgen

del Huerto de la comuna de Chiávari, de la provincia

italiana de Génova, gracias a la fundación que en 1829 hizo

el sacerdote San Antonio María Gianelli. Fallecido este

último en el año 1846, fue nombrado Santo, y su institución

fue reconocida oficialmente por la Iglesia Católica Diocesana

para legitimar el envío de religiosas a Uruguay a partir de

4 Chodorow, Nancy (1978), The reproduction of Mothering, University of

California Press, California. 5 Lesy, Barbé (2001), San Cayetano: semblanza biográfica y novena en su

honor, El Prat de Llobregat, Veron. Cassà, Jordi (2005), San Cayetano,

imitador de los apóstoles, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona.

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1853. En Montevideo, las gianellinas se encargaron de la

caridad al ponerse al servicio de hospitales, hospicios para

huérfanos, escuelas, y también se encargaron de cuidar a

cientos de enfermos por la fiebre amarilla.

Las Hermanas del Huerto se integraron en la República

Argentina en el año 1858, acompañadas de las responsables

del Asilo de Expósitos de la Sociedad de Beneficencia de

Buenos Aires.6 Poco después fueron convocadas por la

sociedad rosarina para gestionar la fundación del Colegio (y

Capilla) Nuestra Señora del Huerto. Hoy día se cumplen

precisamente los 150 años de la llegada de las Hermanas y

del inicio de la Obra Gianellina en Rosario a través de este

Colegio que pertenece a la Congregación “Hijas de María

Santísima del Huerto”. Dicho Colegio se inauguró el 27 de

abril de 1863, y las clases comenzaron el 1 de mayo de ese

año. El lugar elegido fue la casa de la calle Comercio, hoy

Laprida, entre Córdoba y Rioja, propiedad de Aarón

Castellano. Poco después las Hermanas se trasladaron a la

casa Ricardone, ubicada en la esquina de las calles Rioja y

Mitre. En 1876 las gianellinas se instalaron definitivamente

en la calle Juan Manuel Rosas Nº 1093. Este es el sitio donde

las encontramos hoy día, precisamente el momento en que

se celebran sus 150 años de existencia en la Catedral Basílica

“Nuestra Señora del Rosario” de Rosario. 6 Moreno, José Luis (2000), “El delgado hilo de la vida. Los niños

expósitos de Buenos Aires, 1779-1823”, en: Revista de Indias, volumen

LX, Nº 220.

Ahora bien: en el año 1879 las Damas de Caridad de

Rosario se dirigieron a la Madre Provincial de las “Hijas de

María Santísima del Huerto” de la ciudad de Montevideo, y

le solicitaron el servicio de algunas Hermanas de Caridad

para hacerse cargo de las tareas diarias del Hospicio de

Huérfanos y Expósitos en construcción. A partir de

entonces, este Hogar gozó del aporte laboral de cuatro

Hermanas del Huerto procedentes de Italia, cuya tarea era

recibir criaturas depositadas y huérfanas, y asegurar su

crianza en el edificio de la calle Laprida. El instrumento

utilizado fue el torno (del latín tornus; del griego τόρνος,

giro), un dispositivo de piedra y de madera que se

encontraba ubicado en la parte más escondida y menos

transitada de la manzana de la calle Laprida, y que rodaba a

los bebés y a los objetos que los acompañaban hacia el

interior del edificio. De esta manera, las religiosas recibían a

las criaturas sin identificar al autor del abandono o del

depósito, pero conservando los objetos y las cartas que

acompañaban a la criatura en el momento de su entrega. Las

Damas y las Hermanas se encargaron de conservar los

objetos y los mensajes que sirvieron como “señales” para

identificar a los bebés. La señal, como sabemos, es un signo

que informa o avisa de algo. En general, esa señal ha

sustituido a la palabra escrita o al lenguaje, y ha seguido una

convención tácita entre quien elabora la seña y quien la

recibe. En el caso de entregas de símbolos, la señal que

acompañaba al bebé depositado en el torno se colocaba en

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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un lugar visible, a veces en el pecho de la criatura, a veces

enganchada a su mano.

A la larga, la propia puerta de entrada del Hospicio de

Huérfanos y Expósitos sirvió a las Hermanas del Huerto y a

las Damas de Caridad para recibir a los bebés, garantizando

así un mayor control de la información que brindaban los

depositantes en relación a las causas del abandono, el

tiempo que pensaban depositar a su hija o a su hijo, así como

sus deseos de recuperarlos, o no, en un futuro. Y también

para ingresar a los bebés que comenzaron a enviar diversas

instituciones y autoridades a partir de 1882, entre ellos la

policía, los religiosos, los responsables de las nuevas

colonias agrícolas, el Hospital de Rosario.... El primer bebé

que entró por la puerta provino de la Colonia Candelaria,

propiedad del español Carlos Casado del Alisal.7

Junto a las Damas de Caridad y a las Hermanas del

Huerto, las “nodrizas”, las “amas de leche”, asumieron la

tarea de alimentar a los niños y niñas recién nacidos a

cambio de una contribución económica que llegó en esos

años a ocho pesos mensuales. Esta comunidad femenina

garantizó el funcionamiento del Hospicio de Huérfanos y

Expósitos de la ciudad de Rosario, un organismo que fue

transformando su propia vida a lo largo del siglo XX para

7 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de

sociabilidad y empresas en la Carlos Casado S.A., entre Argentina y el

Chaco Paraguayo, CSIC, Madrid.

convertirse en el Hogar del Huérfano. Este Hogar, una de las

instituciones más emblemáticas de la ciudad y en manos de

una asociación benéfica, conservó los objetos personales y

religiosos, así como las cartas que las madres dejaron en el

torno para explicar la razón del abandono, y para identificar

a sus propios hijos e hijas. Los objetos y las cartas

incorporados al “Archivo de Señales para el reconocimiento

de niños” sirvieron de “documentos de identidad” de los

huérfanos y de las criaturas depositadas. Y si algo podemos

observar en los documentos históricos conservados por las

Damas de Caridad, es el enorme trabajo que asumieron las

mujeres para atender y alimentar a centenares de bebés

abandonados, y posteriormente educar a los que

sobrevivían. Los huérfanos y los expósitos fueron el objeto

de atención de ese grupo de Damas que, dispersas o

agrupadas, se encargaron de educar a esos niños y niñas en

la Escuela del Sagrado Corazón de Jesús establecida al

interior del Hospicio. Las Hermanas del Huerto enseñaron

lectura, escritura, idioma nacional, francés e italiano,

geografía, aritmética, dibujo y cartografía, geometría, moral

y urbanidad, historia natural y universal, historia argentina

y antigua, física y química, instrucción cívica, pedagogía, así

como confección, bordados con seda e historia sagrada.

Desde su inauguración producida en el año 1879, este

Hospicio de Huérfanos y Expósitos pretendió ser una

institución destinada a los sectores más desprotegidos a

través de la “señal”. En el año 1914, precisamente en el

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momento en que se declaró la Primera Guerra Mundial, la

señal dejó de aparecer junto al cuerpo del bebé, y el

“Archivo de Señales para el reconocimiento de niños” que

analizamos en esta obra llegó a su fin. Resulta sugestivo

recordar que durante los años a los cuales hace referencia

este trabajo –el periodo que va de 1879 a 1914-, la mayoría de

las mujeres que recurrieron al Hospicio fueron italianas y

españolas recién llegadas al país. Esas mujeres enfrentaron

su condición de madres, paradójicamente, en la escena del

abandono, el cual fue en ocasiones temporal, pero en su gran

mayoría fue permanente.8

El Hogar del Huérfano, el antiguo Hospicio de

Huérfanos y Expósitos, formó parte de la organización

urbana rosarina,9 una ciudad sin fundación en la que las

mujeres tuvieron mucho que decir y mucho que hacer. La

memoria histórica del funcionamiento de esta institución,

8 Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Piacenza, Paola (2006), A las puertas

del Hogar. Madres, niños y Damas de Caridad en el Hogar del Huérfano

de Rosario (1870-1920), Prohistoria Ediciones, Rosario (con auspicio de la

Dirección de Educación, Secretaría de Cultura y Educación,

Municipalidad de Rosario). 9 Tadeo, Nidia (1995), “La cuestión Género y el espacio urbano. Sobre la

división sexual del trabajo y los usos cotidianos de la ciudad”, en

Espacios de género, Centro Rosarino de Estudios Interdisciplinarios

sobre las Mujeres, Facultad de Humanidades y Artes-UNR, Rosario, pp.

219-226 (tomo 2).

del significado de la actuación pública femenina,10 y de la

articulación entre mujeres inmigrantes y mujeres nativas, se

ha conservado en diversos documentos que ayudan a

entender el rol jurídico, cultural, religioso y social de la

“señal”. Por ello, pensar en la migración forma parte de la

reconstrucción del pasado histórico y de nuestro presente.

En su interesante libro publicado en 1997, Chiara Vangelista

describió el inicio del proceso migratorio europeo a América

en el periodo inmediatamente posterior al proceso de

independencia. De acuerdo a la autora, se trató de una

inmigración mercantil poco numerosa y casi exclusivamente

masculina, que se transformó precisamente a partir de la

década de 1870 cuando comenzaron a prevalecer políticas

favorables a la ocupación de regiones de frontera para crear

núcleos de civilización campesina. Esta nueva migración, de

tipo familiar, fue dirigida hacia las colonias agrícolas, y llegó

a su fin precisamente durante la Primera Guerra Mundial.

Ahora bien: para Vangelista, la fotografía, unida a las

crónicas y a los diarios de viaje, se convierte en una fuente

de documentación imprescindible para el estudio de las

clases populares y de los movimientos migratorios, ya que

nos muestra la suma de soledades de los inmigrantes en

10 Rich, Adriana (1978), Nacida Mujer, Barcelona, 1978. Barrancos, Dora

(2007), Mujeres en la Sociedad Argentina. Una historia de cinco siglos,

Sudamericana, Buenos Aires. Nari, Marcela (2000), “Maternidad, política

y feminismo” en AA.VV. Historia de las Mujeres en la Argentina, Siglo

XX, Taurus, Buenos Aires, pp. 197-221.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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masa, frente a una estrategia común.11 Como ha afirmado

María Dolores Pérez Murillo, este tipo de estrategia analítica

es una especie de “rescate de la memoria de las personas

cotidianas, de los invisibilizados por la historia oficial”.

Desvelar la historia de gente sin historia nos conduce al

concepto de “intrahistoria”, es decir, a la pequeña historia, a

lo cualitativo, al rostro humano de la historia, contado por

sus propios actores.12

En base a estas propuestas metodológicas, el “Archivo

de Señales para el reconocimiento de niños” organizado por

las Damas de Caridad y por las Hermanas del Huerto en la

ciudad de Rosario entre 1879 y 1914, nos permite reconstruir

esa historia, redescubrir sus orígenes, y los nuestros.13 Las

fuentes consultadas corresponden precisamente al Archivo

del Hospicio de Huérfanos y Expósitos de Rosario, en

particular: Copiadores de Cartas de la Sociedad Damas de

Caridad, iniciados en 1872; Libros de Actas de la Comisión

11 Vangelista, Chiara (1997), Dal vecchio al nuovo continente.

L'immigrazione in America latina, Paravia-Scriptorium, Torino. 12 Pérez Murillo, María Dolores (2012), “La oralidad como fuente y

método para la historia de las migraciones latinoamericanas”, en Pérez

Murillo, M. D. y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (coords.), Dossier

Migraciones, resistencia, oralidad e invisibilidad en la

Historia, Naveg@mérica, Revista electrónica de la Asociación Española

de Americanistas, Nº 8, Servicio de Publicaciones de la Universidad de

Murcia, Murcia. 13 Vangelista, Chiara (ed.) (2011), AREIA, Le nuevo migrazioni tra

America Latina e Europa, CISU, Roma.

Directiva de la Sociedad Damas de Caridad, iniciados en

1869; Libros de Actas de la Sociedad Protectora de los

Huérfanos, iniciados en 1899; Libros de Asambleas de la

Sociedad Damas de Caridad; Memorias de la Sociedad

Damas de Caridad, iniciadas en 1898; Registro de Huérfanos

y Expósitos del Hospicio de Huérfanos, iniciado en 1879; y,

en especial, el propio “Archivo de Señales para el

reconocimiento de niños”, conformado por objetos y cartas

que acompañaron a los bebés, y que fueron depositados en

el torno del Hospicio en el periodo que va de 1879 a 1914.

En los años analizados, el Hospicio de Huérfanos y

Expósitos dio cabida a las criaturas que nacieron de modo

ilegítimo, así como a las provenientes de matrimonios que

“señalaban” su orfandad o su pobreza. Las marcas de

señales que clasificamos y reproducimos en esta obra, y que

en su mayoría repiten ambos casos mencionados, fueron

distribuidas anualmente en cajas metálicas de galletas de los

productos alimenticios de la marca “Bagley”.14 Esta marca

fue registrada en la capital argentina por el norteamericano

14 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1998), “Un archivo de Señales en la

exposición infantil: Derecho consuetudinario e imaginario popular”, en

Revista Mora, nº 4, Buenos Aires, Argentina, pp. 83-93. Dalla-Corte

Caballero, Gabriela (2009), “Una sociedad en red: prácticas asociativas,

espacio público y proyección femenina en Argentina (1870-1880)”, en

Bonaccorsi, Nélida y Lagunas, Cecilia (ed.), Hacia una redefinicón del

concepto patrimonio cultural. La inclusión de las Mujeres, Editorial de la

Universidad Nacional del Comahue (EDUCO).

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

14

Melville Sewell Bagley. Llegado a la Argentina en el año

1862, Bagley se encargó de fundar una de las empresas más

destacadas del país en el rubro alimenticio y, en especial, en

el sector de galletas. Esta empresa fue una de las catorce que

fundaron la Unión Industrial Argentina. Hoy día, la “Bagley

Latinoamericana S. A.” es la mayor empresa de América del

Sur, y está acompañada por el Grupo Danone para los

negocios de galletas, alfajores y cereales. Integra el Grupo

ARCOR junto a La Campagnola S. A. C. I., Cartocor S. A., y

junto a la Converflex Argentina S. A. El grupo Multinacional

ARCOR nació en la ciudad de Arroyito, en la Provincia de

Córdoba, y en los últimos sesenta años se ha especializado

en la elaboración de golosinas, chocolates, galletas, helados y

alimentos.

El Hospicio de Huérfanos y Expósitos, convertido en

Hogar del Huérfano de la ciudad de Rosario, nos permite

analizar la “señal”, palabra que en el contexto europeo fue

suplida por la de “cédula”, y que aparece en ocasiones en las

cartas escritas por los italianos bajo el nombre de “billete”, y

con el nombre de “boleto” entre los españoles que migraron

a la ciudad de Rosario entre 1879 y 1914. En este caso, esta

palabra denominaba un escrito breve, generalmente en

misiva, que identificaba lugares y personas. Invariablemente

las señales hablan de la pobreza, de la necesidad y del

desamparo como causas del abandono de los bebés. La

mayoría de ellas fueron obra de padres y madres

inmigrantes, en especial italianas y españolas, que buscaron

en el Hospicio, en el Hogar, un lugar transitorio o definitivo

para sus hijos. El uso de las señales y su significado ha sido

parte de la investigación personal, volcada a las pequeñas

cartas de señales dejadas al lado del cuerpo de las criaturas,

que son fuentes privadas de los sectores populares

femeninos. De ahí vienen las explicaciones personales sobre

el honor, sobre la vida, sobre la enfermedad, sobre la

condición de “recién llegada” y de “trabajadora”.

El universo femenino puesto en juego en la institución

se hace visible en este “Archivo de Señales para el

reconocimiento de niños”. La peculiaridad de dicho corpus

consiste en que se trata de fuentes primarias provenientes de

la cultura material, así como de fuentes personales

manuscritas, en general femeninas,15 en las que es posible

comprobar la identidad social, étnica y el sexo de las

personas que abandonaban a los infantes, muchas veces

aprovechando el anonimato del torno y la oscuridad de la

noche. El abandono infantil nos permite explorar una

construcción alternativa de la identidad de la mujer-madre

que se inscribe en los márgenes de los dictados estatales y,

en buena medida, en franca resistencia a sus perspectivas. Si

el discurso oficial reconocía en la maternidad la verdadera y,

15 García Jordán, Pilar y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2006), “Mujeres

y sociabilidad política en la construcción de los estados nacionales (1870-

1900), en Lavrin, A.; Cano, G. y Barrancos, D. (coords.). Historia de las

Mujeres en España e Hispanoamérica (vol. 3, siglo XIX). Madrid,

Cátedra, pp. 559-583.

Page 15: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

15

por lo tanto, única naturaleza femenina, por lo mismo las

mujeres “abandonantes” eran consideradas mujeres caídas.

Sin embargo, su testimonio escrito en las cartas e inscrito en

las marcas de señales que aquí se estudian, enfrenta este

destino social, que se presenta como un destino biológico y

moral. De este modo, las mujeres reclaman enfáticamente

por sus derechos de madre, conservados incluso tras el

abandono.16 La hipótesis de este trabajo es que, más que la

vergüenza, fue la pobreza o la necesidad lo que produjo la

proliferación de expósitos y huérfanos en la ciudad de

Rosario, todo ello a partir de las últimas décadas del siglo

XIX, una realidad que aparece entre las causales alegadas

por los actores involucrados en el Hospicio de Huérfanos y

Expósitos, en ese Hogar del Huérfano.

Como he mencionado más arriba, las cartas y

fragmentos de cartas fueron textos escritos que las madres

dejaban junto al cuerpo de los bebés. Por ello, en el anexo

partimos de lo que significó la conservación de estas señales

dejadas en el torno entre 1879 y 1914, gracias a las cajas

Bagley. Las señales están organizadas por años,

diferenciando los escritos por el idioma utilizado, es decir,

italiano, francés y español. En el apartado de “objetos

religiosos” incluimos las imágenes de medallas, medallas

cortadas, escapularios, rosarios, cruces, estampitas y medias 16 Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Piacenza, Paola (2005), “Cartas

marcadas: mujeres, identidad e inmigración en la Argentina, 1880-1920,

en: Signos Históricos, México DF, México.

estampitas. Los “objetos personales” dejados por las mujeres

junto a los bebés en el torno del Hospicio incluyen alhajas,

cadenas, botones, monedas antiguas y actuales, medias

monedas, cintas, escarapelas, cucharas cortadas, fotografías,

medio pagaré, naipes, pendientes, pañuelos y rosas de tela,

así como hojas cortadas, cartones bordados o cortados,

trapos, carteritas y hojas de almanaque. También se incluyen

las tres banderas que acompañan a las cartas y a los objetos,

precisamente la italiana, la española y la argentina.

Finalmente las señales contienen los mensajes otorgados por

las diversas autoridades o por los poderes locales, en

particular por los responsables de las colonias agrícolas

recién fundadas en la provincia de Santa Fe.

Sobre esta base, incorporamos un primer apartado

centrado en las Damas de Caridad, las Damas de Protección

al Huérfano, para comparar su gestión con otros ensayos

llevados adelante por mujeres. El segundo apartado aborda

el control de la inmigración, observable precisamente en las

señales que acompañaron el depósito desde el año 1879. El

tercero se encarga de describir la intención de las “cartas de

señales”, mientras que el cuarto aborda las relaciones que las

Damas de Caridad comenzaron a gestar con diversas

autoridades, todo ello en el marco de la institucionalización

del propio Hospicio, hoy Hogar.

Esta obra se integra en la línea de trabajo personal

titulado “Migraciones y relaciones socio-económicas entre

Page 16: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

16

España y el Cono Sur latinoamericano”, en el marco del

Taller de Estudios e Investigaciones Andino-Amazónicas,

TEIAA, Universitat de Barcelona (2009SGR1400), grupo de

investigación consolidado por el Comisionat per a

Universitats i Recerca del DIUE de la Generalitat de

Catalunya. Agradezco a quienes me acompañaron siempre

en este proyecto, y que compartieron su interés con su

propia producción vinculada al género, a los sectores

populares, al mundo rosarino y santafesino, frente a una

historia argentina centrada en su capital: Gustavo Álvarez,

Darío Barriera, Sandra Fernández, Adriana García, Fernando

Ferreyra, Paola Piacenza, Marcelo Ulloque, Rosana Vaca.

Agradezco también a Zulma Caballero y a Werther Rodrigo

Gunther. Y, en especial, agradezco a las Damas de Caridad,

Damas de Protección al Huérfano, quienes entre 1993 y 1995

me permitieron consultar su documentación privada para

llevar adelante mi tesis titulada “Infancia y Género en

contextos asistenciales. Las Damas de Caridad, el abandono

de niños y las familias populares en Rosario, 1870-1900”,

defendida en el marco del Master Poder y Sociedad desde el

enfoque de Género de la Universidad Nacional de Rosario.17

17 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1995), Infancia y Género en contextos

asistenciales. Las Damas de Caridad, el abandono de niños y las familias

populares en Rosario, 1870–1900, Tesis de Maestría, Poder y Sociedad

desde el enfoque de Género, Facultad de Humanidades y Artes,

Universidad Nacional de Rosario, Rosario, mimeo. Parte del texto

reproducido en la obra de Habichayn, Hilda (comp.) (2007), Resumen de

Gracias al avance tecnológico, las Damas me

permitieron en el año 2005 digitalizar las innumerables

“señales” que dejaron las madres en el torno del antiguo

Hospicio de Huérfanos y Expósitos con la intención de

salvaguardar la vida de sus criaturas. Las señales

conservadas en las cajitas Bagley del “Archivo de Señales

para el reconocimiento de niños” son reproducidas en esta

obra con la intención de dar a conocer parte de la historia de

la ciudad de Rosario. Agradezco a Darío Barriera, profesor

de la Universidad Nacional de Rosario y responsable de

Prohistoria Ediciones, por la edición de este libro que

reproduce las marcas de señales de la inmigración.

las Tesis de Maestría Poder y Sociedad desde la Problemática del

Género, UNR Editora, Rosario.

Page 17: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

17

1. Las Damas de Caridad, las Damas de Protección al Huérfano.

Un mundo de mujeres

La esfera pública no es más que un ámbito que

acompañó la actuación femenina, y que sirvió para

transformar el uso de los conceptos teóricos,18 en particular

la complejidad de la teoría del género,19 junto al feminismo

de la diferencia en la reconstrucción de las propias mujeres.20

18 Stolcke, Verena (ed.) (2003), A propòsit de la cultural, Institut Català

d'Antropologia, Barcelona (número monogràfic (19) de la revista

Quaderns de l'Institut Català d'Antropologia). Stolcke, Verena (1998),

“¿Es el sexo para el género como la raza para la etnicidad?”, en Álvarez-

Uría Rico, F. (ed). Neoliberalismo versus democracia, La Piqueta,

Madrid, pp. 294-327. 19 Scott, Joan W. (1986), “Gender: a Useful Category of Historical

Analysis”, en American Historical Review, Nº 91 (traducción “El género:

una categoría útil para el análisis histórico”, en Amelang, James y Nash,

Mary (1990), Historia y género: las mujeres en la Europea moderna y

contemporánea, Ediciones Alfons el Magnanim; Lamas, Marta (1999),

“Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género”, Papeles de

Población, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, julio-

setiembre, Nº 21, pp. 147-178. Cangiano, M. y Dubois, L. (1993), De

mujer a género. Teoría, interpretación y práctica feminista en las ciencias

sociales, CEAL, Buenos Aires. 20 Rivera Garretas, María Milagros (2000), “El feminismo de la diferencia.

Orígenes, fundamentos y situación actual”, en: Alicia Gil Gómez y Dora

El inmenso esfuerzo de reconocimiento de la labor femenina

también ha sido llevado adelante por una de las autoras más

destacadas sobre estudios de género, Mary Nash, para

quien, gracias a las mujeres, en las últimas dos décadas

hemos podido “salir de la subalternidad y del ninguneo”.21

Pensar en el género, en las mujeres, hizo más compleja

Sales Salvador (eds.), Mujeres: mediar para reconocer otros mundos en

este mundo, Castellón de la Plana, Universitat Jaume I, pp. 159-172.

Rivera Garretas, María Milagros (2006), “Educarse entre mujeres: la

historia de la práctica de lo simbólico, en Alcántara Sacristán, María

Dolores y García de Sola, María Blanca (eds.), De mujeres sobre mujeres

y educación, Diputación de Málaga, Málaga, pp. 43-60. Rivera Garretas,

María Milagros (2012), Signos de libertad femenina (en diálogo con la

historia y la política masculinas), Biblioteca Virtual de investigación

Duoda (BViD), obra multimedia. 21 Nash, Mary (2004), Mujeres en el mundo. Historia, retos y

movimientos, Alianza editorial, Barcelona. Nash, Mary, Tello, Rosa,

Benach, Núria (2005), Inmigración, Género y Espacios Urbanos,

Bellaterra, Barcelona.

Page 18: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

18

también la revolución de las temáticas significativas sobre lo

público y lo doméstico, el poder político y el económico.22

En las últimas décadas del siglo XIX, buena parte de los

movimientos de emancipación de la mujer coincidieron con

el acceso femenino a asociaciones laicas, plataforma de

expresión que sirvió para reivindicar derechos civiles y

deberes sociales, y que puso énfasis en la educación y el

acceso al mercado de trabajo. Las mujeres se convirtieron en

sujetos de novedosos discursos que avalaron prácticas

sociales en las que, de alguna manera, complementaron al

Estado, aunque a veces compitieron con él. Si el Estado

encarna diferencias de género al reforzar el poder

masculino, y si el Estado-Nación se ha construido sobre la

subordinación legal de las mujeres ¿pudo el poder femenino

participar activamente en la construcción de ese Estado? No

hay duda de que el Hospicio de Huérfanos y Expósitos

diseñado por las Damas de Caridad es parte de esa gran

participación. Esas Damas podrían haber elegido otros

nombres para esta institución dedicada a evitar los

infanticidios y salvar el honor de las madres. “Inclusa”,

“Orfanato”, “Orfanatorio”, “Orfelinato”, “Casa de

expósitos”, “Casa Cuna”,... son nombres que históricamente

sirvieron para identificar a los establecimientos de

beneficencia dedicadas a albergar y criar a niños

22 De Paz Trueba, Yolanda (2010), Mujeres y esfera pública. La campaña

bonaerense entre 1880 y 1910, Prohistoria Ediciones, Rosario.

abandonados por sus padres. El término inclusa, por

ejemplo, proviene del nombre de la imagen de la Virgen

“Nuestra Señora de la Inclusa”, la cual presidió a “La

Inclusa” de Madrid,23 gracias al reglamento firmado por

Juan José de Aróstegui, el Secretario de la Junta Municipal

de Beneficencia, en pleno año 1849. Dicho reglamento

incluyó diversos capítulos sobre el modo de recibir a los

expósitos y a las amas de leche; el funcionamiento de la

enfermería y de la ropería; la cocina y la despensa; el dinero

que debía entregar el pensionista; sobre los muertos,

entregados, prohijados y remitidos; y la pertenencia de los

niños expuestos al Departamento de Conservación. También

se reglamentaron las obligaciones de los empleados de la

entidad, en particular las del director, las del responsable de

la tesorería general, las del comisario de entradas y raciones,

las de los capellanes y las del inspector de niños expósitos.

Resulta interesante reproducir la introducción de este

reglamento, que indudablemente sirvió de base para los

organismos que empezaron a fundarse en la Argentina:

“Artículo 1º. Siendo el objeto de este establecimiento evitar

los infanticidios y salvar el honor de las madres, pertenecen á

él todas las criaturas que han nacido de ilegítimo concepto

23 Vidal Galache, Florentina y Vidal Galache, Benicia (1995), Bordes y

Bastardos: una historia de La Inclusa de Madrid, Coompañía Literaria,

Madrid. Espina Pérez, Pedro (2005), Historia de la Inclusa de Madrid,

vista a través de los artículos y trabajos históricos años 1400-2000,

Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, Madrid.

Page 19: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

19

hasta la edad de siete años, salvas las formalidades que se

dirán en los artículos sucesivos. Art. 2º. También serán

admitidos en este establecimiento los niños nacidos de

legítimo matrimonio siempre que vengan por conducto de las

autoridades y que no pasen de la edad marcada en el artículo

anterior, siendo huérfanos de padre y sus madres

absolutamente pobres. Art. 3º. Serán recibidos en el

establecimiento todos los niños que sean espuestos en los

tornos, los que sean entregados en la Dirección, y los que se

remitan por las autoridades de Madrid y las de los pueblos de

la provincia. Art. 4º. A los espósitos que remitan las

autoridades de Madrid deberá acompañar

indispensablemente la partida de bautismo, si están

bautizados; y si no estuvieren, un documento que lo acredite,

con las demás contraseñas que quieren acompañar los

interesados para su reclamación. Art. 5º. Los niños que

vengan de los pueblos por conducto de las justicias no se

recibirán en el establecimiento sin que entregen cuatro

ducados, según está mandado en repetidas reales órdenes, de

cuya cantidad la Dirección les dará el correspondiente recibo.

Art. 6º. También se recibirán todos los espósitos que vengan

del Hospital general, y los que remitan las Hermandades del

Refugio, y la Esperanza.24

24 Reglamento de la Inclusa y Colegio de la Paz de Madrid, Imprenta de

D. José María Alonso, Madrid, 1849.

La ciudad de Barcelona, por su parte, vio nacer a

mediados del siglo XIX a la Casa Provincial de Maternidad y

Expósitos.25 Allí se incorporaban bebés desnutridos

depositados por sus madres en la zona de la calle de

Ramelleres, en el recinto del Raval barcelonés. Ésta fue la

principal vía de abandono de niños que fueron tratados de

manera más que precaria por el gran desconocimiento que

se tenía todavía acerca de la medicina y de los hábitos

higiénicos. A partir de la década de 1860, los responsables de

la Maternidad decidieron enviar el mayor número de bebés

con “nodrizas externas”. En 1878 la Casa fue trasladada a la

zona de Les Corts para frenar la contaminación de los bebés

en la zona industrial barcelonesa.26 Similares asilos y

25 Roure, Conrad (1878), Los Expósitos: su historia, vicisitudes y estado

actual de los mismos en España, Imprenta de Domenech, Barcelona. 26 Véase Les Cases provincials de caritat i de maternitat i expòsits de

Barcelona, Impremta de la Casa de Caritat, Barcelona, 1918. Carbonell,

Montserrat; Montiel, José; Aguilar, Raúl; Gimeno, Eva (2004), La Casa de

Maternitat i Expòsits. Les Corts, Ajuntament de Barcelona, Diputació de

Barcelona, Barcelona. Alay Suàrez, Montserrat (2001), La Infància

abandonada a la Barcelona, ciutat de la segona meitat del S. XIX:

l'educació d'expòsits a la Casa Provincial de Maternitat i Expòsits de

Barcelona: 1853-1903, Publicacions Universitat de Barcelona, Barcelona.

Rodríguez Martín, Ana María (2009), Las Nodrizas de las inclusas: las

amas de leche de la Casa de Maternidad de Barcelona, 1853-1903,

Universidad de León, León. Alay Suárez, Montserrat y Poblet Romeu,

Marcel (2010), Pobres nenes, dones pobres: una història en femení de les

cases de Maternitat i de Caritat de Barcelona, Llibres de Matrícula,

Calafell.

Page 20: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

20

hospicios surgieron en la zona de Mundet;27 en Tarragona;28

en Manresa;29 en Mallorca;30 en Valladolid;31 en Valencia;32

Salamanca; 33 Valencia... 34

Diversos estudios sobre el espacio rioplatense se

centraron también en la caridad,35 la filantropía,36 la

27 Roig Rodríguez, José Luis y Tames Castaño, José Manuel (2005),

Mundet... un pequeño mundo, sus primeros años, Barcelona. 28 Tomás Ávila, Andrés (1962), El Hospicio de Niños Huérfanos de

Tarragona, Sociedad Arqueológica Tarraconense, Tarragona. 29 Bardolet, Manuel (1901), El Asilo de Infantes Huérfanas de Manresa

desde su fundación en 1609 hasta nuestros días: memoria histórica,

Establecimiento Tipográfico de San José, Manresa. 30 Cortès, Bartomeu (mossèn) (1928), La Reyal casa general d'expòsits de

Mallorca: Monografia històrica 1798-1842, Escola-Tipogràfica Provincial,

Mallorca. 31 Palomares Ibáñez, Jesús María (1975), La Asistencia social en

Valladolid: el Hospicio de pobres y la Real Casa de Misericordia, 1724-

1847, Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial, Valladolid. 32 Acosta Sánchez, José Antonio (1995), Beneficencia, formación y empleo

en Valencia (1874-1902), Casa Hospicio Nuestra Señora de la

Misericordia y Real Casa de Beneficencia, Universidad de Valencia,

Valencia. 33 Martín Sánchez, Miguel Ángel (2008), Obra social y educativa del

Colegio Menor de la Concepción de Huérfanos de la Universidad de

Salamanca, siglos XVI-XVIII, Ediciones Universidad de Salamanca,

Salamanca. 34 Tropé, Helene (2007), La formación de los niños huérfanos en Valencia,

siglos XV al XVII, el caso del Colegio Imperial San Vicente Ferrer de

Valencia, Edicep, Valencia.

religión,37 y acompañan precisamente esta investigación

sobre el Hospicio de Huérfanos y Expósitos rosarino.

Interesa señalar especialmente la obra de las autoras Isabel

Collazo, Leticia Palumbo y Ana María Sosa sobre el

abandono de bebés en la Casa de Huérfanos y Expósitos de

Montevideo, una entidad similar a la de ciudad de Rosario y

también en manos de una comisión de Damas de Caridad, la

cual había esculpido el siguiente mensaje en el centro del

35 Guy, Donna J., (2004), “Women´s organizations and Jewish

orphanages in Buenos Aires, 1918-1955”, en: Jewish History, Nº 18,

Kluwer Academic Publishers, Netherlands, pp. 75-93. 36 Ciafardo, Eduardo (1990), “Las Damas de Beneficencia y la

participación social de la mujer en la ciudad de Buenos Aires, 1880-

1920”, en Anuario IEHS, N° 5, UNCPBA, Tandil; Ciafardo, Eduardo

(1990), Caridad y control social. Las sociedades de beneficencia en la

ciudad de Buenos Aires, 1880-1930, Tesis de Maestría, Facultad

Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Moreno, José Luis

(comp.) (2000), La Política Social antes de la Política Social (Caridad,

beneficencia y política social en Buenos Aires, siglos XVII a XX), Trama

editorial Prometeo libros, Buenos Aires. Bisig, Nidia Elinor del Carmen

(2009), “Prácticas y debates socio-jurídicos en torno al lugar de los niños

en el espacio familiar y social, postrimerías del siglo XIX, Revista

Opinión Jurídica, volumen 8, Nº 15, Medellín. 37 Folquer, Cynthia y Amenta, S. (comp.) (2010), Sociedad, cristianismo y

política. Tejiendo historias locales, UNSTA, Tucumán. Fernández,

Sandra y Folquer, Cynthia (2010), Sociabilidad y política en Rosario. El

surgimiento del Asilo Francisco Javier Correa, Rosario, 1909, en Caretta,

G. y Zacca, I., Derrotero en la construcción de las religiosidades. Sujetos

y poder en Latinoamérica, siglo XVII al XX, CONICET-UNSTA-CEPHIA,

pp.1-21.

Page 21: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

21

torno: “mi padre y mi madre me arrojan de sí; la caridad

divina me recoge aquí”. A inicios del siglo XX las propias

Damas de Caridad uruguayas participaron en la fundación

del Hospital de Niños, convertido en Centro Hospitalario

“Pereira Rossell”, el cual se hizo cargo de niñas, niños y

mujeres con un objetivo concreto: “trabajar por la vida”, es

decir, “curar al enfermo”. La hospitalización de niños y

niñas transformó los comportamientos institucionales para

garantizar la atención a la salud de mujeres jóvenes madres,

y especialmente a bebés de sectores postergados de la

sociedad uruguaya en construcción.38

Rosana Vaca reconstruye la historia de la Sociedad de

Damas de Caridad de San Vicente de Paúl establecida en la

capital argentina, y en particular la vinculación religiosa con

el funcionamiento de una congregación francesa llegada a la

Argentina hacia el año 1859. El peso que tuvo la

organización de la asociación femenina porteña a la hora de

diseñar las primeras visitas a domicilio para

responsabilizarse de la situación de la población en riesgo,

forma parte precisamente de la construcción del ámbito

38 Collazo, Isabel; Palumbo, Leticia; Sosa, Ana María (2012), Hospital

Pereira Rossell. Gestación y nacimiento de un hospital para niños y

mujeres (1900-1930), Centro Hospitalario Pereira Rossell, 100 años

trabajando por la vida, Zona Editorial, Montevideo.

benéfico que estudia Vaca a la hora de definir el sentido de

la misericordia.39

Asilar a las niñas y a los niños fue parte de la historia

argentina. En palabras de Marcelo Ulloque, las mujeres

oblatas establecidas en la ciudad de Rosario también

formaron parte de este proceso para poder construir y

construirse en lo que el autor denomina “sus mundos”.

Estudiar la práctica cotidiana de las Hermanas Oblatas

durante los primeros años de su arribo a Rosario permite

develar los fundamentos en los que se apoyó su accionar

dirigido a niñas y prostitutas. El autor sostiene que un grupo

humano, en este caso el de las oblatas españolas establecidas

en Rosario, afianzaron sus vínculos institucionales,

corporativos y asociativos a nivel local. Su objeto de estudio

ha sido la Casa y Asilo de Niñas de Rosario, la cual le ha

concedido ideas creativas para que podamos entender la

fisonomía local en contraste con la organización global.

Precisamente en el marco de los estudios de género, el

análisis de Marcelo Ulloque aporta gran interés al

convertirse en un ámbito poco explorado como es la

actuación de las oblatas españolas “regeneradoras”,

desembarcadas en Rosario durante la primera mitad del

siglo XX, haciéndose cargo de niñas y jóvenes en proceso de

39 Vaca, Rosana (2013), “Las reglas de caridad y sus Damas”. Las Damas

de la Caridad de San Vicente de Paúl y La Sociedad de la Misericordia,

Buenos Aires (1866-1910), Prohistoria Ediciones, Rosario.

Page 22: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

22

“regeneración”.40 El proceso de instalación de la Casa y Asilo

de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en la

ciudad de Rosario se inicia en el año 1935, en coincidencia

con una fuerte expansión mundial de esta Congregación

española. Esta difusión, a mi entender, se relaciona con las

dificultades que encontraban las religiosas para llevar

adelante sus actividades “salvíficas” en España a partir de la

consolidación de la Segunda República en 1931. La Iglesia

Católica Española propició el desembarco de religiosas y

religiosos “en playas que de momento parecían más

acogedoras”, es decir, Argentina.41

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad de

Rosario gestó dos asociaciones femeninas en manos de

mujeres de la élite local interesadas en participar política y

públicamente:42 la Sociedad de Beneficencia, creada en el año

40 Ulloque, Marcelo (2011), Asilar a las niñas. La construcción de un espacio

de género (Rosario, 1935-1955), Prohistoria Ediciones, Rosario. 41 Ulloque, Marcelo (2012), “Las oblatas y sus mundos, Rosario (1935-

1940)”, en Renold, Juan Mauricio (comp.) (2012), Miradas antropológicas

sobre la vida religiosa III. Religiones mágicas: breves observaciones

antropológicas, y otros ensayos, Ed. Ciccus, Buenos Aires, pp. 289-309.

También véase Ulloque, Marcelo (1995), “La guerra civil española en la

visión de un grupo religioso femenino” en Revista Zona Franca N° 4,

Centro Rosarino de Estudios Interdisciplinarios sobre las Mujeres,

Rosario, pp. 13-17. 42 Cragnolino, Silvia (1986-1987), “Política, facciones y participación

política en Santa Fe, (1868-1884)”, en Anuario Nº 12, Publicaciones de la

Universidad Nacional de Rosario, Rosario, pp. 420-436.

1859 y dedicada a controlar el Hospital de Caridad, y la

propia Sociedad de Damas de Caridad, fundada hacia el año

1863 para garantizar el cuidado de las criaturas

abandonadas. La perspectiva de género, entonces, no sólo no

puede estar ausente de un análisis sobre el Estado, sino que

corta transversalmente la propia constitución de la

organización social y política.43 El desamor y la

insensibilidad como hipótesis generalizable deben ser

desechados a la luz de las expresiones de afecto y tristeza de

los padres que abandonaban a sus bebés de manera

definitiva o transitoria. Los niños y niñas eran primordiales

para sus familias, aunque fuesen abandonados. Entre las

mujeres extranjeras este problema se agravó, ya que las

señales indican la desprotección económica en una ciudad

portuaria durante las últimas décadas del siglo XIX y las

primeras del siglo XX, es decir, en el momento en que se

produjo la explosión migratoria en el país. Con el objetivo de

incorporarse sin ataduras al mercado laboral, las mujeres se

vieron obligadas a acudir a las puertas del Hospicio de

Huérfanos y Expósitos. Debemos reivindicar la vinculación

de la historia de la familia con otros temas de más

envergadura, como por ejemplo los efectos de la inmigración

43 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1994), “Participación de las mujeres

de élite en el espacio público, un estudio de caso (Rosario, segunda

mitad del siglo XIX)”, en Bonaparte, Héctor, Dalla Corte, Gabriela,

Scalona, Elvira y Ulloque, Marcelo (coord.), Espacios de Género, Centro

Rosarino de Estudios Interdisciplinarios sobre las Mujeres, Universidad

Nacional de Rosario, Rosario, Tomo I, pp. 139-153.

Page 23: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

23

en las representaciones de la identidad. En este marco, las

madres recién llegadas al país enfrentaron su propia

condición en la escena del abandono.

2. El control de la inmigración

El fenómeno de la inmigración no es nuevo, pero para

Europa se ha convertido actualmente en un tema de crucial

importancia por la llegada masiva de inmigrantes y

expatriados, y por los esfuerzos estatales por controlar los

flujos poblacionales. No ser ni de aquí ni de allá, es una de

las frases que nos permite imaginar la sensibilidad de las

propias mujeres involucradas en ese viaje.44 Argentina, un

país que a finales del siglo XIX se incorporó de lleno a la

economía mundial de la mano de la inmigración europea,

mayoritariamente española e italiana, puede observarse

como una especie de “laboratorio” en el que se pueden

estudiar, en profundidad, tanto las estrategias de los

inmigrantes como el papel del Estado y de las asociaciones

que trataron de dar respuesta a la inmigración de masas.

44 Pagnotta, Chiara (2005), “Ni Aquí ni allá. Migrazione femminile

dall’Ecuador a Genova”, en Cuadernos de trabajo social, nº 13, pp. 229-

244.

La inmigración italiana fue la más numerosa que

recibió la República Argentina, proceso calificado

históricamente de “italianización”.45 Se calcula que la

comunidad llegó a seis millones de personas, y para muchos

investigadores los italianos formaron la “columna vertebral”

de la sociedad argentina,46 en el marco de las investigaciones

sobre la realidad continental.47 La emigración italiana

45 Maciel, Carlos Néstor (1924), La italianización de la Argentina, tras la

huella de nuestros antepasados, Librería y Casa Editora de Jesús

Menéndez e Hijo, Buenos Aires. 46 Nascimbene, Mario Carlos (1987), Historia de los italianos en la

Argentina, 1835-1920, Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos,

CEMLA, Buenos Aires. Gualco, Jorge Nelson (1997), La epopeya de los

italianos en la Argentina, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires. Vargiu,

Vittorio (2003), Italianos en Argentina, Fundación Unión, Buenos Aires. 47 Devoto, Fernando y Míguez, Eduardo José (1992), Asociacionismo,

Trabajo e Identidad étnica: los italianos en América Latina en una

Perspectiva Comparada, CEMLA-CSER-IEHS, Buenos Aires. Devoto,

Fernando (1992), Movimientos migratorios: historiografía y problemas,

Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. Devoto, Fernando

Page 24: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

24

comienza en la década de 1870, en un momento en que el

país se encontraba dividido en pequeños Estados.48 En

general se mencionan el Reino de las Dos Sicilias, los

Estados Pontificios, el Gran Ducado de Toscana.... Como

ejemplo describimos la propia sociedad friulana

(incorporada al Imperio Austriaco y posteriormente

integrada a Italia), que se estableció en la Colonia

Avellaneda de la zona chaqueña santafesina.49

El Friul fue la antigua provincia del Veneto formada

por treinta y seis ducados que los lombardos establecieron

en Italia, en el extremo nordeste de la península. En 1877

unas cincuenta familias friulanas fueron reclutadas por el

empresario italiano Vincenso Gaetani que creó una fábrica

de carbonato de potasio en la zona cercana a Reconquista, en

la Provincia de Santa Fe. El responsable de esta migración

(2006), Historia de los italianos en la Argentina, Editorial Biblos, Buenos

Aires. 48 González Bernaldo, Pilar y Devoto, Fernando (coord.) (1998), Exils et

Migrations Ibériques vers l´Amérique Latine, nº 5, Université Paris,

Paris. 49 Cracogna, Manuel (1988), “Historia de la colonia, con sus antecedentes,

fundación y evolución política y socioeconómica”, en La colonia nacional

Presidente Avellaneda y su tiempo, primera parte, Municipalidad de

Avellaneda, Provincia de Santa Fe; Cracogna, Manuel (1997), “La

Colonia Avellaneda, Provincia de Santa Fe, su desarrollo y evolución

política y socio económica, período 1886-1970”, en La Colonia Nacional

Presidente Avellaneda y su tiempo, segunda parte, Municipalidad de

Avellaneda, Provincia de Santa Fe.

fue el Cónsul argentino Eduardo Calvari, radicado en

Génova, quien el 27 de marzo de 1878 firmó el convenio con

el gobierno argentino para poblar la zona santafesina

considerada “virgen”, y cumplir con el deseo de fomentar la

actividad agrícola.50

El 21 de marzo de 1878 el gobierno argentino apoyó a

los agricultores friulanos gracias a la tarea asumida por el

comisario general Carlos Calvo que se había radicado en

París, quien obtuvo el decreto firmado por el Presidente

Nicolás Avellaneda (1874-1880) para garantizar este

proyecto. Las familias friulanas llegaron a Buenos Aires, la

capital centro de recepción de migrantes,51 y fueron

transportadas a la localidad de Resistencia en la zona del

Chaco antes de que se firmara el convenio definitivo,

redactado en enero de 1878. Ingresaron 50 hombres y 35

mujeres que se establecieron en la zona por entonces

llamada Frontera Norte, en manos de la línea de los fortines

y los puestos militares. Esta iniciativa tuvo mayor éxito

cuando los friulanos se trasladaron en 1879 a la Colonia

50 Natta Maglione, José (1917), Fomento agrícola en el Chaco (director de

la estación experimental de la nación, Colonia Benítez), Establecimiento

Tipográfico Juan Moro, Resistencia, Chaco. 51 González Leandri, Ricardo, González Bernaldo de Quirós, Suriano,

Juan (2010), La temprana cuestión social. La ciudad de Buenos Aires

durante la segunda mitad del siglo XIX, CSIC, Madrid.

Page 25: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

25

Nacional Presidente Avellaneda,52 gracias al permiso del

Coronel Manuel Obligado que por entonces era el

comandante en jefe de la Frontera Norte de Santa Fe,

Córdoba y Santiago del Estero. Fueron acompañados por

Emilio Zuccheri de Carmons gracias al mandato de las

autoridades friulanas. El argumento del gobierno nacional

estableció que los colonos friulanos habían recibido la

información de que los terrenos eran fértiles para la

inmigración y para la colonización.53

Entre 1877 y 1880 salieron 7.713 emigrantes friulanos

(italianos y austríacos) que se unieron a los procedentes del

Tirol Austríaco para establecerse en el espacio que por

entonces era calificado como “confín del Chaco”. El Coronel

Manuel Obligado (que dirigió la campaña militar de

exploración del Chaco en 1879, y que posteriormente fue

designado por el gobierno argentino como Gobernador del

Territorio Nacional del Chaco entre 1881 y 1887), certificó el

documento presentado por los colonos friulanos

52 Carrasco, Gabriel (1887), El Chaco santafesino, álbum conteniendo las

vistas fotográficas tomadas en marzo y abril de 1887 durante el viaje

efectuado por Gabriel Carrasco, director y comisario general del censo,

con motivo de los trabajos preliminares de aquella obra, s/d, imágenes

fotográficas conservadas en el Museo Archivo Provincial “Julio Marc”,

Rosario, Santa Fe, República Argentina. 53 Gómez Langenheim, Antonio (1906), Colonización en la República

Argentina, M. Biedma, Buenos Aires.

desembarcados en el país en enero de 1879.54 El agente de

emigración Giacomo Modesti informó el 18 de abril de 1879

que las familias llegadas a la Colonia Avellaneda habían

declararon que el lugar era muy ameno, y con todos los

requisitos necesarios para organizar una colonia muy cerca

de Reconquista: “ante cualquier necesidad que tengamos,

como por ejemplo un médico o cualquier otra cosa, nos

podemos dirigir; la tierra es, además muy fértil”.55 Por ello

resulta también sugerente citar un párrafo del Informe

Oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor

General de la Expedición al Río Negro, Patagonia (Buenos

Aires, 1881), realizada entre abril y junio de 1879 bajo las

órdenes del General Julio Argentino Roca:

“El año 1879 tendrá en los anales de la República

Argentina una importancia mucho más considerable que la

que le han atribuido los contemporáneos. Ha visto

realizarse un acontecimiento cuyas consecuencias sobre la

historia nacional obligan más la gratitud de las

54 Cracogna, Manuel (1988), “Historia de la colonia, con sus antecedentes,

fundación y evolución política y socioeconómica”, en La colonia nacional

Presidente Avellaneda y su tiempo, primera parte, Municipalidad de

Avellaneda, Provincia de Santa Fe; Cracogna, Manuel (1997), “La

Colonia Avellaneda, Provincia de Santa Fe, su desarrollo y evolución

política y socio económica, período 1886-1970”, en La Colonia Nacional

Presidente Avellaneda y su tiempo, segunda parte, Municipalidad de

Avellaneda, Provincia de Santa Fe. 55 Grossutti, Javier, “La emigración del friuli Venezia Giulia en Argentina

y Uruguay”, Universidad de Trieste, mimeo, s/d.

Page 26: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

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generaciones venideras que la de la presente, y cuyo

alcance, desconocido hoy, por transitorias cuestiones de

personas y de partido, necesita, para revelarse en toda su

magnitud, la imparcial perspectiva del porvenir...Se trataba

de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión...y

sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan

dilatadas comarcas".

Como vemos, el año 1879 fue más que significativo.

Este es un caso como tantos, de la mano de personajes

históricos como Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi que

salen a la palestra a la hora de analizar la unidad territorial

italiana y el origen del Risorgimento (Resurgimiento), el cual

transforma la propia historia italiana en ese momento

histórico.56 El microanálisis permite reconstruir el ámbito

social en el que se produjo este proceso migratorio, un

proceso particularmente italiano como puede verse en el

inicio del propio “Archivo de Señales para el reconocimiento

de niños” en 1879, cuando las Damas de Caridad abren las

puertas del enorme edificio de la calle Laprida para recibir a

los bebés. La niña número seis fue Rosalía, integrada el 28 de

agosto. Ángel, el número siete, nació el 5 de octubre gracias

a la partera italiana Paulina de Angeli, recibida en la

56 Devoto, Fernando y Rosoli, Gianfausto (1985), La inmigración italiana

en la Argentina, Editorial Biblos, Buenos Aires. Devoto, Fernando y

Rosoli, Gianfausto (1988), L'Italia nella società Argentina: contributi

sull'emigrazione italiana in Argentina, Centro Studi Emigrazione,

Buenos Aires.

Facultad de Medicina de Padua y en la de Buenos Aires.

Esta partera se relacionó con Filomena Clavari de Peccia; la

diplomada Francisca Violeta C. de Marlucci, que trabajaba

en la calle Maipú 1013 de Rosario; Ángela A. de Mazza,

aprobada por la Universidad de París, miembro del Consejo

de Higiene de Rosario, establecida en la calle Progreso 1231,

entre 3 de Febrero y 9 de Julio; Melania Delmestre,

domiciliada en la calle Córdoba Nº 1430; Felicita Cimadora,

partera aprobada, así como con Juana A. de Miller, esposa

de Diego Miller, quien en setiembre de 1896 aceptó ser la

madrina de Diego Juan, el hijo de Ángela Calvo; y fue ella

quien se encargó de hacer llegar a ese niño al Hospicio de

Huérfanos y Expósitos.

El 27 de diciembre nació Margarita, y llevó el número

13 del registro del Hospicio. Al año siguiente le tocó el turno

a Antonio Luis, inscrito el mismo día en que nació, el 9 de

octubre, con el número 32, y con la información de que “lla

tiene agua”, es decir, había sido bautizado. La migración

italiana lleva a Adelina Serafina Ciancio, una legítima hija

que “per aver persa la madre di parto gli conviene di far

cosa firma, Antonio Ciancio”. Quien acompaña este ingreso

al Hospicio es la estampita de San Nicolás de Bari, cuyo

culto era sumamente popular en toda Europa. Si

observamos las estampitas que acompañaron a las señales

podemos identificar también a Sant´ Agnese in Agone (Santa

Inés en Agone), la Iglesia de la Piazza Navona de Roma; a

Ganite Philomena, la Santa Filomena; a San Camilo de

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Leslis, el sacerdote religioso italiano, fundador de los Siervos

de los enfermos; así como los mensajes “Detente, aquí está el

Corazón de Jesús, venga a nosotros tu reino”; “Sacro Cuor di

Gesú, Sagrado Corazón de Jesús”; y “el Maestro está aquí y

te llama”.

Un 23 de marzo de 1881 ingresa una criatura

acompañada de San Victoriano y Santa Teodosia. San

Victoriano, nacido en Italia, abrazó la vida monástica en el

monasterio de Asán, en la región de Barbastro del Reino de

Aragón. La ermita de Santa Teodosia, por su parte, tiene a

sus espaldas las tierras de Roitegui en el paso del Valle de

Arana, camino a Navarra, a Francia y a los puertos del

Cantábrico. La criatura busca la cuna del asilo el mismo día

en que nació, y va cubierta con una colcha color caña de

damasco de lana para ser identificada en el caso de que

“fuese depositada otra criatura la misma noche”. El Lago di

Como, por su parte, acompaña a la “Societá Filarmónica

Filodramática Corale” cuyo pagaré número 188 guarda a

uno de los tantos bebés entregados a las Hermanas del

Huerto y a las Damas de Caridad. El 21 de agosto de ese año

1881, Anastacia es depositada el mismo día en que nació

junto a la imagen de la bandera italiana.

La cristiana Catalina Romilda, junto a la niña María,

ingresaron dos años después, mientras en 1884 fue

registrado Eusebio Lichiama, ya bautizado, con la esperanza

de ser retirado “un giorno”, algún día. El 6 de octubre de

1889 el Hospicio recibió a Gaspar, el hijo de Marianna, con la

condición de que “se tenga presente este papel pur el caso

de chierlo pagair do el debido”. En el marco de este proceso

histórico de migración italiana a la Argentina, es ineludible

que para los migrantes ese país era una “tierra prometida”.57

El niño nacido el 1 de octubre de 1894 ingresó al

Hospicio ocho días después con el mensaje de “acompagno

el acorfano de los defunto, Santino Gneri, italiano, y

Anunciata Luchesi, italiana, esposa legítima del finado de

Gneri. Y su hijo Juan Gneri, hijo lejítimo”. Años después, el

11 de setiembre de 1900, la Madre Superiora del Hospicio

recibe la carta de señal en la que una madre le entrega a su

hijo Antonio y “por señal mando una escarapela color

blanco y azul, y amarillo rojo”, es decir argentina y española.

El botón monetario “Hispan et ind rex bot de pla” apareció

junto al mensaje “ruega a Madame reciba de la niña y

llamarla Rossa. Ruega de darle para nantes de un año”. Esa

moneda de busto de plata incluye a Carlos III así como el

centro del escudo de España, coronado con columnas. Junto

a estos elementos, la sección “sociales” en un pequeño trozo

de diario en el que se menciona a la Reina Margarita. Las

propias madres ofrecían a sus criaturas a los santos, entre

57 Cecchini, Paola (2007), Terra promessa- il sogno argentino, Editore

Consiglio Regionale delle Marche, Ancona. Parisi, Giuseppe (1907),

Storia degli Italiani nell' Argentina, Editore Voghera, Torino; Foerster,

Robert (1919), The Italian emigration of our times, American

immigration collection, Ayer Publishing, Harvard.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

28

ellos al franciscano San Antonio de Padua, también

venerado como San Antonio de Lisboa.

“Señora Madre, ará bautizar esta desgraciada criatura con

el nombre de Antonia Estela, porque era boluntad de su

difunta madre, el nombre Estelita por que es el día que

nació el II de este mes y Antonia por que es ofrecida a San

Antonio. El apellido: Lescano”.

En marzo de 1891 fueron depositadas dos hermanas,

Carmen y Modesta de Napolitano; su madre, Carmen de

Napolitano, dejó escrito que eran los nombres que esperaba

que se conservaran para cuando ella fuese a buscarlas. En

julio de ese año, sólo apareció un escrito: “esta es la segnales

desde crocifico de la cartirita”. En 1896 el padre de la niña

Mercedes Garinaldi aseguró en una extensa carta que le era

imposible hacerse cargo de ella. Dos años después, una

madre pidió que su bebé fuese bautizado con el nombre de

Destefani Edoardo, pero las Damas de Caridad eligieron el

nombre de Celso de Paul. Teresa, finalmente, se expresó

tristemente ante el abandono de su hijo Carlito:

“Reverenda Superiora. Non mi crea madre ingrata, non crea

que jo illuidi mi creatura, que tanto qiuero. Carlito mio,

quanto suffao, tu padre tiene la culpa, ingrato que fui

dimenticar su ijo. No non mi merrejia esto jo. Per un po de

tiempo non podre, superiora, mandarle plata, ma pur fabor le

pido non lo dea mi jco di algun rico, jo quiero que venga in

mi poder miijo, es mio, mio solo, e non ai plata al mundo que

lo pagi. es mi sangre, pur el suffro. e suffri tanto. Trabaqerè

arre qualquier sacrificio pur accuntar algo pur mandarle el

maj pronto possible. Mi perdoni superiora e un beso le dea da

mi parte a mi angel. Su servidora. Teresa”.

En el año 1900 una de las cartas que dejó una madre se

refirió precisamente a la falta de leche para su bebé:

“Deposito el niño por que no tengo leche como darle ni

recursos como alimentarle porque la leche le hase daño y se

me está enfermando cada día. Yo deseo que se llame Julio M.

E. P. por que cuando Dios me favorezca lo sacaré aunque sea

pagando todo lo que debe lo que sí les pido es que me lo

cuiden bien que Dios se lo pagará en el Cielo por que soy

cristiana y tengo fé de la Providencia divina. La ropita está

marcada con las iniciales J. M. E. S. Estoy muy enferma y

casi me es imposible estar parada. Adios hasta que yo pueda

rrecogerle pues tengo otro papel igual escrito y mismo para

prueba del día de esta fecha”.

El “Archivo de Señales” incluyó dos registros que nos

muestran la convivencia y comunicación entre los

inmigrantes establecidos en la ciudad de Rosario:

“Hoy deposito esta niña en vuestro auxilio, y le suplico tenga

la bondad de encargarla mucho a la ama que le sea dada, y lo

más pronto posible vendrán los padres a reclamarla. La niña

no está cristiana, nació hoy a las doce. Se llamará Florencia

Roger, los padres son ingleses”.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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“Señora Superiora, tenga cuidado de la niña los padres la

reclamarán. No está cristiana. Sus padres son italianos.

Andrés Ba”.

En 1909 les llegó el turno a Pasqualina Russo y a

Agustin Bara, ambos esperanzados en volver a buscar a su

hija “después de un tiempo”. Carina Calderón dejó una carta

junto a la niña, y aseguró que esos padres volverían a

buscarla: “puesta nebaspisio nela carta va il quenero della

vattita che tenia la nena y la gurita era di filo bianco fatta a

punto di media cio Signora Carina Calderón puedo esser di

testigo che la Signora Pasqualina Russo e la madre propria

di questa filia che va cercar”.

Las Damas de Caridad eligieron un apellido concreto

para bautizar a los bebés que llegaban sin cartas y sin objetos

personales, es decir, sin “señales”. Optaron por el apellido

“de Paul” en honor al sacerdote francés Saint Vincent de

Paul, el patrón de todas las asociaciones de caridad, e

históricamente volcado a la pobreza. Esta estrategia vincula

teóricamente, y hoy en día, a las ideas sobre la expansión de

la religión: el caso concreto del siglo XIX que mencionamos

en este trabajo nos permite engrosar el conjunto de los

nuevos ciudadanos de la República Argentina que fueron

colocados bajo la protección de San Vicente de Paul. 58

58 Luis, C. M. (1984), San Vicente de Paúl. Persona, obra y pensamiento,

Ediciones Paulinas, Madrid. Coste Pierre, C. M. (1990-1992), El Gran

Santo del Gran Siglo. El Señor Vicente, CEME, Salamanca. Brugada,

Recordemos que este santo francés nació en 1580 y falleció

en París en 1660. Sus estudios teológicos los realizó en

Toulouse, y en 1600 fue ordenado sacerdote. Entre sus

históricas frases se recuerda en especial la de que “los pobres

son nuestros amos y señores”. Hoy día, es patrón de todas

las asociaciones de caridad. La elección de este apellido para

registrar a los bebés abandonados en el torno se produjo en

el momento en que el Hospicio de Huérfanos y Expósitos de

Rosario recibió una pequeña “señal” escrita en francés el 29

de junio de 1880 con la información de que “ce petit enfant

n´a pas pu recevoir le baptême”.

El 4 de agosto de 1892 ingresó el niño Gabriel al que su

madre francesa llamó, precisamente, “Saint Vincen de Paul”.

Y el último día del año 1901, el “Archivo de Señales para el

reconocimiento de niños” incluyó la tercera y última carta

escrita en francés, cuyo sobre lleva el mensaje de “Madame,

La Mere Superioir Des Asile des enfants abbandoné”. En esa

larga carta se relata el origen de una niña de “buena

familia”, Fany, que quedó embarazada de su hermano.

Gracias al consejo que le dieron las religiosas del Buen

Pastor, su hijo de un año de edad es entregado a una mujer

que avisa a las Damas de Caridad que esa criatura tendrá

una madrina de la alta sociedad, la cual quiere aparecer en el

acta de bautizo bajo un nombre falso. Para el niño el nombre

Martirià (2001), San Vicente de Paul, Editorial Centro de Pastoral

Litúrgica, Barcelona.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

30

elegido es Joséphine, es decir, José Fany. Para las Damas de

Caridad y para las Hermanas del Huerto, el niño registrado

con el número 1.254 fue bautizado con el nombre de José

Vitorino de Paul:

“Ma bonne et Chère Mère. Vous qui êtes la mère de tous les

pauvres enfants, soyez la mère de celle-ci, que Dieu vous

envoie. Ce petit est un pauvre fils du péché. Une fille de

famille que doit de cacher [garder] son honneur sans tache, a

été trompée par son propre frère, le péché le plus terrible que

le bon Dieu jamais pardonne. Pour le moment doit être tout

caché, plus tard quelqu’un de la famille viendra vous

remercier selon votre mérite. La petite médaille qu´il porte au

cou soi comme signal, et nous voulons qu´il le tient [qu’il la

porte] toujours au cou. Il n’est pas baptisé encore parce qu’il

vient d’un lieu où il n’y a pas d’église. La volonté de la

famille est qu´il s´appelle José. Fany sa marraine est une

Dame de la haute société que vous la signerez [la désignerez]

dans le baptême par le nom de Joséphine, c’est pour ça que la

petite s´appelle José Fany. La mère ira bientôt à conter son

péché au Bon Pasteur, ou elle restera pour tout la vere. Ayez

patience ma bonne mère avec le petit, ils est si gentil et bon,

son âge est de douze mois, il est né le 3 novembre 1901. C’est

justement par conseil de bonne mère du Bon Pasteur que

nous le portons chez vous en cachette parce que pour le

moment c’est impossible que sa famille se présente et soit

compromise. Ne faites pas de recherche, ce sera inutile. Sa

mère s’en va pour la France avec le premier paquebot et là

elle ira au Bon Pasteur. Pour le moment bien merci. Dieu

vous protège et vous accompagne. Tout à vous Derlone. M.

R. S.”

En marzo de 1912, Nina Siro adjuntó una extensa carta

que escribió en Cañada de Gómez, la localidad que por

entonces tenía un enorme número de inmigrantes italianos:

“Cañada de Gómez Marzo 2 de 1912. Carissima Signora. Al

ricevere la vostra del 24 Febrario la Signora Luisa é partita

per la provincia di Cordoba, non potendo venire al Rosario

per molti motivi, capirette bene con che dolore sapendo quello

che doveva pasare quella inocente creatura non potendo in

nesun modo poterla aiutare cosi mi incaricó se avreste scrito

di rispondervi e di racomandarmi che dovrete sapere anche

voi che come credo avrete un cuore di Madre quando doloroso

rivandomi un caso iguale, cosi mi pregó di scriverli di fargli

un gran bene di portare quella disgraziata creatura al

Hospitale dei trovatelli Ospicio de Huerfanos dateli il nome è

cognome è se fosse posibile anche che mi diano una ricevuta

qhe in caso di poterlo ricuperare qualche giorno mi

racomandó tanto di fare le cose per piú bene posibile che mi

avrebbe ricompesatta bene e eternamente riconosciuta è

potette una volta consegnata rispondere alla medesima

direzione che io sono incaricata di farcela avere, vi

asicuro buona Signora che quella povera donna ha un cuore

molto buono però è molto disgraziata credete sicura Signora

che tantti i sacrifici che farette vi sarano ricompensati e non

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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vi pentirete mai di aver fatto una buona opera facendo tutto

quello che vi racomando perche credete bene se poteva fare

diferente non sarebbe sicura arrivare al punto che è arivata

ella pensava de avere una protezione e la protezione che

pensava la abandona è si trovo senza niente nella scrada

(strada) cosi vi torno a pregare in nome della mia amica che

serette eternamente riconosciuta dovete bene imaginarvi

anche voi. Vi saluto tanto da parte sua tornando à

ricomandarmi la segretezza posibile per quella povera

disgraziata che mi ricompesara eternamente che cuando

ricevera la nostra gli avrete solevato di una gran pena. La

vostra aff.ssima. Nina Siro”.

A caballo entre la delegación y la asunción de una

atribución pública otorgada por el propio gobierno rosarino

de la segunda mitad del siglo XIX, las Damas de Caridad y

las Hermanas del Huerto volcaron todos sus esfuerzos a la

niñez en riesgo, una niñez que era resultado del altísimo

número de inmigrantes desembarcados en la ciudad. La

asociación de mujeres puso en marcha la construcción del

establecimiento para alojar a los bebés que quedaban

huérfanos, así como a los que eran abandonados por sus

familiares directos, y paralelamente se encargaron de

contratar a mujeres “nodrizas” para alimentarlos con leche

materna, una actividad más que necesaria. El “Diario de

Gastos de las Amas de Leche”, por ejemplo, muestra que

una Comisión de Damas recibía aproximadamente 100 pesos

mensuales para pagar a las nodrizas. Ese dinero era

distribuido en función de los días en que las amas de leche

alimentaban a los bebés. Los pagos a las amas se registraban

en función del expósito, lo cual permitía un seguimiento

personalizado de las mujeres encargadas de su crianza y de

la cantidad de dinero que recibían mensualmente. Podemos

incluir muchos nombres de mujeres que trabajaron como

amas de leche, entre ellas Felisa Bustos, Rosario Rodríguez,

Asunción Acosta, Concepción Zeballos, Francisca Frontiel,

Cástula Albin, Gerónima Suares, Julia Perez, Celestina

Echevarría, Fidelma Álvarez, Basilia Salazar, Romana

Rodríguez, Luisa Roldán, Plácida Taborda, Gumercinda

Peralta, María Salguiera, Benita Agüero....

Page 32: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

32

3. Las cartas de señales

La migración española acompañó al Hospicio de Huérfanos

y Expósitos.59 Argentina recibió un creciente número de

españoles, en especial a partir de la década de 1880, los

cuales también incidieron en el propio desarrollo de la

entidad volcada a la recepción de bebés de Rosario.60 Uno de

los primeros ingresos correspondió a un niño “nacido

muerto, le emos echado el agua, pogalen ramon quidelo

mucho que lo bamos a recogerlo”. Con el número 162,

ingresó el 2 de enero de 1880 el niño Miguel Arnoldi,

“confrontando las señales que trajo cuando fue arrojado al

torno”. Poco después lo hizo una expósita “blanca” que

“trajo una faja, tres pañales de hilo, una camisita, y una

gorrita de cambray”. La localidad francesa de Cambray era

ya un centro industrial establecido a las orillas del Río

59 Avilés, Elias Mateo (1993), La emigración andaluza a América (1850-

1936), Arguval, Málaga; Cagiao Vila, María del Pilar y Rey Tristán,

Eduardo (coord.) (2007), De ida y vuelta. América y España: los caminos

de la cultura, Universidad de Santiago de Compostela. Moya, J. C.

(1998), Cousins and Strangers. Spanish inmigrants in Buenos Aires

(1850-1930), Berkeley. Alfaro Pérez, Francisco J. (2012), “Emigración

española a la Argentina en los albores del siglo XX: memoria, fidelidad y

simbología”, en: Emblemata, 18, Buenos Aires, pp. 455-470. 60 Fernández, Alejandro y Moya, José C. (ed.) (1999), La inmigración

española en la Argentina, Editorial Biblos, Colección Argentina Plural,

Buenos Aires.

Escalda en el Departamento Norte. El 30 de abril de 1880 el

“Archivo de Señales” incorporó la referencia de José, de tres

meses de edad, que tenía “sólo el agua del bautismo”, y que

con esperanza sería reclamado por sus padres. Hipólito Boch

ingresa en setiembre de ese año como consecuencia de la

pobreza y el desamparo de su madre trabajadora:

“Sra. Presidenta de las Damas de Caridad. Presidenta

Distinguida Señora. Esta infeliz criatura que queda

depositada en este hospitalario asilo, va bautizado con el

nombre de Hipólito Boch, hijo legítimo y lleva por seña un

real en plata partido. Esta señal debe permanecer colgada en

el cuello, á fin de que no haya dificultad al ser recogido por si

algún día su desdichada madre puede volverlo al hogar del

que con dolor de su corazón ha tenido que sacarlo y privarlo

de sus caricias. Espero de la buena caridad de este

establecimiento tenga toda clase de compasión, por eso ver

desgraciado, que nació con el signo fatal de la desgracia. Lo

deposito en esta hospitalaria casa, porque el estado de mi

pobreza me obliga á ello, por tener dos criaturas mas, y tengo

que trabajar para poderlos mantener. Con este motivo ruego

encarecidamente tenga compasión de esta infeliz criatura que

en tan corta edad se ve privada de las caricias maternas. Una

desdichada madre”.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Pocos días después ingresa la niña Mariana Francisca,

acompañada de una carta que afirma su condición de

cristiana. Nacida un 17 de setiembre, se la depositó allí “por

falta de recursos por criarla, consiguiendo se recojerá lo más

pronto posible esa seña que lleva la nena en el pecho la que

lleve la otra mitad tiene derecho de sacarla, pudiendo de

satisfacer los gastos”. Poco después ingresa una niña cuya

carta incluye el mensaje: “la destinamos a la Cuna por no

poderla alimentar y avisamos que no tiene ninguna agua de

bautismo”. Seguidamente se deja un niño:

“Nacido el día 19 del presente mes a las 6 de la tarde no está

bautisado ce ba a llamar Victorio Isabelino Viña. Irá una Sra.

Biuda a preguntar del chiquito me harán el fabor de dejarcelo

ver a la esposa de la señora viuda pero a la una mujer buida

no le digan que está allí. Ba a ir a sacarlo para matarmelo. La

señora viuda es mi patrona y la vieja es una tía que me crió.

Les pido de caridad que me lo quieran al chiquito que cuando

este vien pueda tener como ir a buscarlo. Lleva una crucerita

de acero, no se la quite del cuello.

En un pequeño papel consta la nota siguiente: “esta

niña no está bautizada agamé el favor de ponerle este

nombre Filomena. Téngala bien porque pronto vendré a

buscarla. No pierdan Vds. esta señal”. Un 24 de setiembre

una madre escribió a la Madre Superiora: “tenga Vd. el bien

de recibir esta criatura, hija de una pobreza, en nombre de

Dios. Si Dios quiere la madre va a retirarla después de un

año. Que Dios la proteja”. Poco después el mensaje de la

madre de Pedro que quedó en calidad de señal para

identificar a su hijo:

“El niño no está bautizado nació el 31 de enero a la una de la

mañana como señal lleva una imagen de plata al cuello, lo

deposito en esa Santa Casa porque mis recursos no me

permiten criarlo y creo tener derecho a sacarlo cuando me

encuentre en mejor posición. Es hijo natural. Desearía que al

bautizarlo lo hicieran bajo el nombre de Pedro. J. C.”.

A partir de entonces aparecen niños y niñas sin

bautismo; niños y niñas que no serán reclamados; pero en

junio de 1886 emerge la estrategia de garantizar la

identificación de un bebé a través de una figura cortada por

la mitad colgada de su pecho que lleva los nombres de su

padre: M. M. En setiembre de 1890 ingresa Carlos Zabene, y

su madre sólo desea que sea bien atendido porque lo

recogerá en el futuro presentando una copia de la señal. La

carta que acompaña a la niña Ana María aparece con su

copia, lo cual demuestra que fue recuperada por su madre,

como ocurrió con Juan, o con Inocencio Carlos. Roque tuvo

otra suerte:

“A la Sra. Madre encargada del Hospicio de Huérfanos.

Confío este niño al cuidado del asilo por no serme posible

criarlo en mi casa. Sus padres son bastante ricos y se les

suplica que lo atiendan lo mejor posible en todo. Ba enfermo y

nesecita de un médico que le resete algo. Cuando halla

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

34

cumplido dos años será sacado del asilo y se abonará los

gastos que huviese echo. Sus padres son de la primera

sociedad. Se le dará una cantidad de dinero á mas de pagar

los gastos, al Hospicio. Nació el 14 de octubre de 1891, y es

bautizado con el nombre de Roque. Guárdese este papel para

cuando baya á sacar este niño, lo mismo todo lo que lleve”.

Poco después el bebé Luciano es quien escribe en su

carta dirigida a las Hermanas del Huerto:

“Mi Madre Me Arroja A mi y La dibina caridad Me Resibe

Aquí y Soi Nasido el 6 de Julio de 1891 y Soy Acristianado.

El 21 de Agosto con el Nombre de Luciano. Mi padrino

Mersedes Lopes. Mi madre Me pone Aquí por Berse En

Lanesesidad y Obligacion de Colocarse y con Sutrabajo

Socorrerme como Dios Le Allude desde Lafecha 24 de Sptbre

de 1891”.

Las Hermanas del Huerto recibieron a dos huérfanos,

Alfredo T. y Pedro Zambrano, que habían sido bautizados

en la Capilla Santa Rosa ubicada en la calle Mendoza 1351

de Rosario, propiedad donada por Ramón Sánchez a la

Orden Franciscana establecida en el Convento San Carlos

Borromeo de San Lorenzo. También ingresaron al niño

Pedro, que hasta entonces era criado por una mujer que cayó

enferma y que, antes de morir, pidió que lo depositaran

porque confiaba que “sería cuidado con esmero” por las

religiosas, y que su esposo “nunca podrá cuidarlo o hacerlo

cuidar bien”. Estas cartas de señales, estas cartas marcadas,

tienen su significado: una de ellas informa que José

Gerónimo lleva al cuello un escapulario de Nuestra Señora

del Carmen, “cuya protección invoco, ha sido partido por la

mitad, conservado la otra mitad para que sea entregado a la

persona que lo presentare”. El niño Pantaleón, hijo de

Teresa, llevó ese nombre en honor a la mitad del escapulario

devocional del médico mártir San Pantaleón (en griego "el

que se compadece de todos) que el niño llevaba colgado en

su cuello para interceder ante las Damas de Caridad. En 15

de noviembre de 1892 ingresa Otilia Eugenia:

“A las 11 once y cuarenta minutos de la noche à nacido la

niña que lleva esta señal no habiendo podido ser bautizada se

ruega se le haga en ese hospicio y se le ponga por nombre

Otilia Eugenia viendose su madre en la indigencia ruega se le

conserve esta señal junto con el saquito de terciopelo con una

reliquia de plata adentro y que con otras dos iguales à estas

dos señas se reclamara el día que le sea posible el nombre de

la que le reclama es Francisca Perez”.

En realidad, muchas mujeres recién llegadas tuvieron

que trabajar en lo que pudieron, algunas de ellas como

cocineras,61 otras como sirvientas, otras como cuidadoras de

61 Caldo, Paula (2011), Mujeres cocineras. Hacia una historia

sociocultural de la cocina. Argentina a fines del siglo XIX y primera

mitad del XX, Prohistoria Ediciones, Rosario.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

35

bebés en su casa doméstica.62 Las “minyones” (miñonas), las

criadas, las mujeres de servicio doméstico, también

acompañaron estos procesos históricos.63 Mujeres que

servían a los señores, empleadas para el trabajo doméstico,

formaban antiguamente parte de la estructura jerárquica en

las mansiones de clases medias y altas. Su tarea doméstica

ha sido cocinar, planchar, lavar la ropa, limpiar la casa,

cuidar a los niños....64 El 31 de julio de 1892 fue incorporada

la niña Amandina con un mensaje dirigido a las Hermanas

del Huerto:

“Señoras Hermanas. Le Ruego de ustedes agan el cervisio de

tener muchos cuidados de Esta chica pobrecita que en poco

tiempo la sacaré si Nuestro Buen Señor quiere y la Virgen y

le será recompensado todo el cuidado que tengan para ella y

le recomienda de fijarse en la pierna izquierda la marca que

lleva se le pinta aquí X y el nombre que lleva es Amandina

fue el nombre que le ha dado dándole la agua. La fecha del dia

Julio 31 de laño 1892. saludo a Ustedes Buenas Hermanas”.

62 Grammático, Karin (2000), “Obreras, prostitutas y mal venéreo. Un

Estado en busca de la profilaxis” en AA.VV., Historia de las mujeres en

la Argentina, siglo XX, Taurus, Buenos Aires (tomo 2). 63 Alay Suárez, Montserrat (2003), Aprenents i minyones, la infància

abandonada a la Barcelona del vuit-cents, Centre d´Estudis Ignasi

Iglésias, Barcelona. 64 Zamora Acosta, Elías (ed.) (2001), Dejar las maletas: emigración,

trabajo y desarrollo en la Sierra Sur de Sevilla, Servicio de Publicaciones

de la Universidad de Sevilla, Sevilla.

En agosto de 1893, la niña Estrella ingresa por el torno

del Hospicio:

“Se ruega a los sentimientos humanitarios de la Madre

Superiora recoga y cuide esa niña que Dios mediante algún

día se pasará a recoger para lo cual si la Superiora haga por

que se conserve la cadenita de oro que lleva como collar cito

que servirá para reconocerla. La niña se llama Estrella, nació

el 12 de agosto 1893 a las 5 ½ a. m. Su madre es Florinda

Álvarez. Piedad Madre. La niña se entregará a las 7 p. m. de

este día”.

El 15 de noviembre de 1893 ingresó una criatura que

había nacido a las 8 de la mañana. Su madre, sin dejar datos

de su nombre ni de la beba, escribió el mensaje de que “va

ofresida a San Ramón la echamos por la pobreza que me

encuentro. Una madre y no esta bautizada”. En febrero del

año siguiente ingresó el niño Lucio, y su madre agregó en su

pequeña carta que “en el cuello lleva una medalla de plata

grande, es la señal que le pongo para reconocerlo para el día

que yo lleve otra medalla igual se me pueda entregar

pagándole a Uds. El trabajo y los cuidados que haya tenido

con él”. El 16 de noviembre de 1896 entró la niña Delia Elisa,

y su madre pidió encarecidamente que no la entregaran

“hasta pasados cinco años de la fecha”, ya que su esperanza

era rescatarla: “no se entregue sino a la persona que presente

la mitad de la medalla dentro de ese término que la criatura

aun cuando salga del hospicio conserve siempre al cuello la

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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medalla, que le servirá para ser reconocida por sus padres”.

Similar frase aparece en la carta que acompaña al niño

Santos: “no se entregará este niño a nadie sino lleba otra

sinta igual a la que lleba en señal en el brazo”.

Poco después se registró a una niña nacida en

diciembre de 1896, cuya madre murió en el parto y que “no

tiene padre natural”. En junio de 1898 le tocó el turno a

María Antonia del Carmen a quien le pusieron por señales

“tres medallitas de plata, una más grande de la Purísima

Concepción, otra de San Luis Gonzaga y la más chiquita de

la Virgen del Pilar. Deseamos no se las extravíen porque su

madre piensa con el tiempo rescatarla presentando otra nota

igual a la que adjunta”. Esta señal, como vemos, vincula a la

niña María Antonia del Carmen con la Inmaculada

Concepción, la creencia católica para la cual María, la madre

de Jesús, no fue alcanzada por el pecado original y es libre

de pecado, a diferencia del resto de los seres humanos,

descendientes de Adán y Eva. También lo hace con San Luis

Gonzaga, el religioso jesuita italiano nacido en Castiglione

delle Stiviere de Lombardía hacia 1568, y fallecido por la

peste en Roma en 1591, considerado el patrono de la

juventud. Y, finalmente, con Nuestra Señora del Pilar, la

Virgen que es una advocación mariana católica y que fue

proclamada patrona de la ciudad de Zaragoza desde el siglo

XVII. No hay duda de que la niña María Antonia del

Carmen era hija de una mujer española nacida en la

provincia de Aragón, España. Una de las cartas escritas a la

Hermana directora del Orfanato de Rosario, así presentado

por una madre, señala:

“No pudiendo sin comprometer mi honor criar a mi hijo, le

confío a la piedad de este benéfico hospicio, hasta que yo

pueda retirarlo para no dejarlo jamás. Por tanto le

recomiendo a la caridad de las Hermanas y le pido que lo

bautizen con el nombre de Jacobo Carlos Manuel, y le

conserven la mitad de la medalla que puesta al pescuezo,

mientras yo conservaré la otra mitad como signo de

reconocimiento. Nació el día diez y nueve del año mil

ochocientos noventa y cinco. Que Dios bendito, y la caridad

de los Cristianos le protejan, amén. La madre”

Las Hermanas del Huerto recibieron en 1898 a una niña

cuya madre sugirió que se llamara, precisamente, María del

Huerto, así como a Isidoro Adelardo, hijo de Juan Mujica y

de Vicenta Ballejo. Junto a ellos ingresó por la puerta el niño

que las Hermanas registraron con el nombre de Luis Ángel

Rivil de Paul, y que fue dejado allí por su madrina Sofía

Decles después de afirmar que su madre natural, Berta Rivil,

estaba enferma en Buenos Aires. O la niña Elena Lucero, que

sería “recogida lo más pronto que sea posible, María

Gallego”. O el niño Cástulo, hijo de Cástula Carvayo, “por

estar la madre muy enferma, la cual en caso que sanara, le

retira del establecimiento pagando los gastos que hubiera

ocasionado”. También un niña nacida precisamente un 24 de

setiembre de 1898 (el día de las Mercedes que equivale al

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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nombre de la Virgen de la Misericordia), por lo que su

madre, Adela Bale, pidió que le pusieran el nombre de

Mercedes ya que ella “á los dos años y medio si Dios quiere

yo pasaré”. Y Remigio, que nació el 1 de octubre,

precisamente el día de celebración del religioso francés San

Remigio de Reims, uno de los cinco patrones católicos de

Francia (junto a San Martín de Tours, San Dionisio de París,

Santa Juana de Arco y Santa Teresa de Lisieux). Finalmente,

en ese año de 1898 ingresó Ángela, y su madre señaló que

“por señal está una cintita de color argentino”.

En las señales figura la Virgen de Luján junto al

mensaje de que ha “nacido en la ciudad de Santa Fe esta

criatura el día 28 de setiembre de 1899 esta sin bautismo

lleva por señal la mitad de Nuestra Señora del Luján porque

se piensa recogerla, nació a las 2 a. m.”. Precisamente es una

de las advocaciones con la que se venera a la Virgen María,

representando a la Inmaculada Concepción. La Virgen de

Luján es la patrona de Argentina, Paraguay y Uruguay, y

precisamente fue el centro de las marchas obreras iniciadas

en el mes de octubre de 1893 por el religioso Federico Grote,

el fundador de los Círculos Católicos de Obreros.65 Otra

señal, la de María Antonia, incluye la imagen de San José de

Nazaret que lleva en manos al niño Jesús. Entre esas señales

65 Sánchez Gamarra, Alfredo (1997), Federación de Círculos Católicos de

Obreros. Ed. Vida del Padre Grote (redentorista): el apóstol de los

trabajadores, apóstol social cristiano, fundador de los Círculos Católicos

de Obreros en la República Argentina, Buenos Aires.

aparece también el niño Orlando, que fue bautizado en la

Iglesia de San José y entregado al Hospicio en marzo de

1901. Esta iglesia tiene su propia historia: su origen fue la

capilla fundada en la década de 1860 por la asociación laical

de señoras llamada “Corte de María”, liderada por Laureana

Correa de Banegas, quien donó el terreno sobre la zona del

Puerto (hoy calle San Martín) para levantar la capilla de la

“Reina de todos los Santos y Madre del Amor hermoso”, es

decir, la Corte de María. En el año 1898 esta capilla fue

reemplazada por la Parroquia del Patrocinio de San José,

gracias a la participación de nuevas asociaciones, entre ellas

la Cofradía de la Buena Muerte, el Apostolado de la Oración,

la Liga de Madres...El responsable de esta transformación de

la capilla, de la construcción del templo inaugurado en abril

de 1912, y de la fundación de la Iglesia de San José, fue el

sacerdote español José María Sánchez que se estableció en

Rosario durante la presidencia ejercida por Domingo

Faustino Sarmiento. Convertido en Cura Rector, Sánchez

eligió a San José como patrono de los trabajadores.

Finalmente, el 2 de marzo de 1901 ingresa el niño Juan José

Gabriel, hijo de Juana Gómez, con la seña representada por

la medalla de Santa Ana, la madre de la Santísima Virgen

María. En esos ingresos, aparecen mensajes tales como:

“Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos, Presente.

Pongo este niño debajo de su amparo y deseo sea bien

atendido y los mas pronto lo vendré a recoger. El motivo

porqué deposito mi niño es porque mi circunstancia no me lo

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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permiten, pero no para despojarme de el. El dia que vendre a

llevarlo tendré una copia igual á la presente. A.D. N.B. El

niño está bautizado y se llama Carlos Zobene”.

“Conociendo de todos los medios posibles para la atención de

la niñita que me veo obligado depositar en su hasilo ruego a

Vd. quiera tener a bien recibirla, porque una vez con los

medios que trabajando requiere, sacaré la niña pagando lo

que es de práctica. Ruego también que una vez sea bautizada

le pongan Sara Corona. Saluda respetuosamente. Jacinta B.

Corona”.

La situación económica de las madres se vincula

estrechamente al abandono de bebés. En setiembre de 1901,

por ejemplo, ingresó al Hospicio la niña registrada con el

nombre de Clementina de Paul. En la carta de señal que dejó

su madre, Guillerma López, pidió que su hija se llamase

Guillerma Julia. Siendo una madre “pobre y menor de

edad”, lo único que pidió a las Hermanas del Huerto fue el

número que le correspondió en el registro de ingreso. La

joven Damiana Colaso, de 14 años de edad, se definió a sí

misma como argentina y soltera, y dejó a su niño Antonio

Carlos Colaso en el Hospicio. En estas cartas marcadas las

mujeres no intentan ocultarse. El 12 de abril de 1901, la joven

B. Luisa Rene se dirigió al Hospicio para depositar a su hija

nacida el día 4:

“Yo, como madre, ruego a la Superiora de este

establecimiento sea bien atendida la niñita, porque un día

quiero sacarla, y una vez que la saque será bien gratificada.

Quiero que lleve por nombre Ada Rene. Ruego que cuando se

enferma gravemente la niña, de avisar a la partera Melania

Delmestre, calle Córdoba Nº 1430. Al tiempo de sacarla será

presentada una copia fiel de esta misma carta. B. Luisa

Rene”.

En junio de ese año 1901 ingresa una niña, hija de E.

Núñez y de Juan C. Rojas, los cuales rogaron “que la

madrina sea alguna de las Hermanas o alguna niña

decente”. Al mes siguiente lo hace Carmelo, nacido el 10 de

julio de 1901, cuya madre escribió:

“Una pobre madre, haviendo tenido esa desgracia,

careciendo de medios de sussistencia para ella y su hijo,

espera de la caridad nunca desmentida de ese asilo, se sirva

recojer en su seno a esa desventurada criatura que algún

día sus parientes lo recojerán para lo cual se les pide

encarecidamente no pierdan este papel”.

Dos meses después, en setiembre de 1901, Remigio

Suller y Ángeles Chillida Mallor, establecidos en Santa

Teresa, localidad del Departamento Constitución, deciden

enviar al Hospicio a su propia hija natural sugiriendo el

nombre de Herminia. En este caso, el nombre elegido por las

Hermanas fue el de Agustina de Paul. Algo similar ocurrió

con la niña María Gara, a quien las religiosas registraron

como María Gertudia de Paul. Frases como “la exposita se

va llamar Dolores fue depositada Noviembre 17/899 en

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario de Santa Fé esta es una contra seña que tiene”. Dicha

contraseña, como sabemos, es una clave que permite

controlar el acceso a alguien a quien se rechaza. Vinculado al

término “santo y seña”, la contraseña se acerca al objetivo de

rechazar a quien quiera pasar por un lugar controlado, o a

quien quiere quedarse con el objeto de otro. Por ello es

posible comprender el mensaje “tiene una verruga en la

oreja derecha” que escribió M. D. V. H. el 3 de enero de 1899,

pidiendo que la niña fuese bautizada con el nombre

Eufrosina: “le depositamos esta niña por algún tiempo para

sacarla más tarde pagando los gastos. Eufrosina será el su

nombre, esta cinta es la señal”. Ser tan pobre como Glofida

Sepedo, la madre de la niña María entregada en 1899; o

María Angélica, hija de Juana Díaz “que espera de sacarla lo

más pronto que le sea posible”; o de Manuel, el hijo de Lucía

Dezan que se vio “obligada a desprenderse de él a causa de

su mala situación y no poderlo atender de ninguna manera”;

o la niña María Barrollo, cuya madre expresó en su carta de

señal que “me encuentro indispuesta para socorrer a esta

pobre criatura, por mí, por la salud, la necesidad me obliga”.

Son casos que nos permiten comprobar la soledad de las

mujeres enfermas o que necesitaban trabajar para sobrevivir:

“Madre Concepción Busto. A las 3 p. m. al recibir por la

puerta traída por su propia madre quien decía la traía por no

poderla tener, pues tenía que colocarse para poder mantener

la familia, y dijo que después de unos 10 meses o un año la

retiraba del Establecimiento pagando los gastos que había

ocasionado el ama. Traía puesto un vestidito de satín, es

celeste y una gorrita de percal con puntilla, un atadito de

ropa, ets. La madre de dicha niña dijo que tenía tan sólo el

agua”.

“Anasido biernes de Dolores una niña alas ocho esta niña

seba asacar cuando los padres puedan esta niña está señalada

en el hombro izquierdo, se desea se ponga en buenas manos

que será gratificada a la salida lleva 3 pañales, dos mantillas

y cuatro gorritas, 5 camisitas y dos fajitas de ombligo y una

faja colorada de punto. Saludo auted madre priora”.

“Enero 27 1902. Señora Presidenta del Hospicio. Aunque no

tenga el honor y suerte de que uste me atienda esta súplica

que le hago siquiera aga tener en cuenta la encargada del

chico llamado José Roberto, nacido el 15 del corriente del

1902. Fue entregado en esa el 24. Lleva una mitad medalla

plata con una trencilla colorada al cuello. Ruego a uste

señora que me conservara este papel junto con el papel que

llevo el chico con sello del Hospital Rosario. Le hago esta

súplica con todo esmero por el motivo que no tenía todo los

datos el primer papel. Sin otro motivo la saludo.

Atentamente. Rudecinda Monge, Argentina, 28 años de

edad, la madre de José Roberto”.

“Este niño nació el 1º de noviembre de 1904 a las 4 a. m., se

desea le pongan los nombres que lleva en una medalla. Está

sin registrar y sin bautizar. Deseo que estos cinco pesos que

deposito en este niño se regalen entre todos los niños de esa

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Salvada Casa y que se les den impongan a él agradecido para

cuando sea hombre”.

Como podemos observar a través de las “señales”, las

mujeres dedicadas al trabajo doméstico vieron imposible

criar a sus bebés, en especial si residían al interior de una

casa de clase rica. Empleada del hogar, la presencia

femenina ha formado parte precisamente de este trabajo que

en general no ha sido reconocido. Y en ese trabajo se

desempeñaron tanto las mujeres migrantes de Europa, como

las migrantes internas provenientes de las provincias

argentinas. La santiagueña Tránsito Autalán, soltera y de

treinta años, hizo llegar a su “chiquita que nació el 2 de

diciembre. El nombre será Felisa Ventura del Tránsito

Autalán. No está registrada”. Junto a ella, la imagen de una

casa en papel recortado, la cual acompaña al nene Nicanor

Macia. El 31 de mayo de 1904, la joven Gregoria Guevara

adjuntó la carta al cuerpo de nena recién nacida, junto a la

Virgen colgada al cuello que “servirá para conocerla”. En esa

señal, Gregoria se presentó a sí misma como una mujer

necesitada que debía incorporarse como cocinera para vivir

y recuperar a su hija:

“Obligada por las circunstancias me veo obligada a depositar

mi hija Gregoria Guevara nacida el día 17 diez y siete de

mayo del presente año y completamente convencida de

Rectitud. Caridad del Hospicio de Huérfanos que Ud. tan

dignamente dirige me atrevo a entregarle mi hija asta tanto

yo pueda irla a reclamar pagando lo que me sea posible para

cuyo efecto me va a colocar de cocinera para juntar el dinero

y sacar mi hija cuando pueda caminar para cuyo efecto

presentaré una carta exactamente igual a esta. Ruego

encarecidamente Señora Madre haga todo lo posible para que

no se confunda mi hija para cuando valle a sacarla y a

ponerme a las órdenes de la Señora Madre a quien Dios

guarde muchos años para bien de la caridad. Rosario, mayo

31 de 1904. Gregoria Guevara. La virgen que lleva al cuello

servirá para conoserla“.

Como anécdota personal, mi abuela María fue hija de

José Esnaola y Benita Illarramendi, una pareja de vascos que

decidieron contraer matrimonio a los veinte años y migrar a

la Argentina para escapar de la obligación de José de

incorporarse al ejército español para ser enviado a Cuba en

el marco de la Guerra de Independencia iniciada en el año

1895. Con desesperación, ese matrimonio y esa migración

hicieron que José se incorporara como peón en una estancia

de la Provincia de Santa Fe de la República Argentina. Su

esposa Benita se desempeñó como cocinera de los

trabajadores de esa estancia. Fueron naciendo José,

Agustincho, Lola y mi abuela María, en unas condiciones

laborales catastróficas para los inmigrantes. Por eso, los

padres de María deciden radicarse en Rosario, y establecerse

en una habitación de un conventillo ubicado en el centro de

la ciudad donde compartían el baño y cocinaban en el patio

con leña. Al llegar a los cuatro años de edad, María es

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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enviada a Tucumán para ser criada en un convento. María

Esnaola Illarramendi recordaba con mucha tristeza ese

hecho, porque siempre se sintió como una criatura fuera de

su familia. De regreso a Rosario por pedido de su madre

Benita, a los nueve años tuvo que abandonar la Escuela

Rivadavia establecida en la calle Juan Manuel de Rosas 1242

de Rosario, para cuidar a dos niños pequeños en calidad de

“niñera”: los bañaba, les daba de comer. Según su padre

José, las mujeres no tenían por qué estudiar, y desde la

perspectiva de género, ¿quién protegía a las mujeres? Para

los inmigrantes se gestaron privaciones, pero también

lugares de encuentro. María creció con mujeres migrantes

internas pobres, sin familia, sin protección social de ningún

tipo, con necesidad imprescindible de trabajar al menos en

las casas de familias más enriquecidas de la ciudad de

Rosario. Fue el caso de la santiagueña Baldomera y de la

tucumana Dalmacia. Esta última llegó a Rosario en 1917, y

falleció en 1975. Convertidas en las sirvientas “cama

adentro” de una de las familias más ricas de la época,

Dalmacia y Baldomera mantuvieron la soltería pero tuvieron

un hijo cada una. Ambos hijos fueron enviados fuera de la

ciudad para ser criados por familias sustitutas que recibían

mensualmente una ayuda económica. Baldomera envió a su

hijo a Buenos Aires, y Dalmacia hizo lo propio en Córdoba.

Una vez al año, si podían, iban a ver a sus hijos. Los jueves

por la tarde, Dalmacia visitaba a María en su casa para que

le arreglara la ropa usada, los zapatos, las medias de nylon,

y así poder “servir”. Al caer enferma, Dalmacia fue acogida

por María. Los “patrones” fueron a verla por su calidad de

“fiel servidora”, pero no se hicieron cargo ni manifestaron

ninguna intención de asumir el cuidado de la anciana

moribunda. Esa fue una de las tareas asumidas por María, a

sabiendas de que no había protección, ni del Estado, ni de

los patrones. Quizás una de las historias relatadas en estas

marcas conservadas en el “Archivo de Señales” de Rosario,

nos permita comprender la importancia de estas historias

para interpretar la situación social de la época:

“Señora Madre, Muy Señora mía: El día 29 de noviembre a

las 10 de la noche, entregaron al portero del hospicio un

niño que llevaba por seña una tarjeta cortada por la mitad

ondulada y un papel que llevaba poco mas ó menos estas

palabras: (este niño no se entregue solo que a la persona

que lleve un cartón que combine con el que lleva el niño es

bautizado con el nombre de Adolfo). Yo la madre del niño

soy muy pobre y enferma por ese motivo me veo obligada á

poner mi hijo bajo el amparo de la caridad si Dios quiere

espero trabajar en cuanto sane para mandar algo para que

puedan atender bien. Como creo que por mi sola no podré

atender a las necesidades de mi hijo que a alguna familia

para que me ayuden y lo vayan a ver de vez en cuando y me

envían sus noticias. Si en caso yo llegara a morir dejaré la

seña y algún escrito por si acaso quieran hacerme la caridad

de retirarlo que espero de la bondad de Ud. se lo

entregaran. Mi deseo es que lo cuiden bien que al retirar el

niño serán recompensados sus cuidados y yo se lo

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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agradeceré eternamente. Sin mas se despide de Ud. una madre desgraciada”.

4. Instituciones y autoridades ante el Hospicio de Huérfanos y Expósitos

Desde el momento en que se gestó este Hospicio de

Huérfanos y Expósitos, las Damas de Caridad y las

Hermanas del Huerto fueron el contacto de las diversas

“instituciones y autoridades” establecidas en la Provincia de

Santa Fe. Resulta interesante centrarnos en los mensajes

específicos que comenzaron a llegar a las puertas del Hogar.

El primer documento recibido por las Damas de Caridad fue

redactado, sin lugar a dudas, desde la Colonia Candelaria,

propiedad por entonces de Carlos Casado del Alisal y de su

esposa Ramona Sastre Aramburu. Dicho documento,

firmado por José T. Garriz en enero de 1882, certificó que

Antonio Vidich, vecino de la Colonia Candelaria, había

quedado viudo con una niña de cuatro o cinco días, y que

“por ser pobre de solemnidad, se le es imposible atender a la

criatura”. No es un dato menor. Recordemos que la Colonia

Candelaria era propiedad del español Carlos Casado del

Alisal, quien en 1871 nombró como primer juez de paz a

Eliseo Sastre Aramburu, el hermano de Ramona, la esposa

de Casado. En 1877, Eliseo fue sustituido por José T. Garriz,

quien también asumió como presidencia de la primera

Comisión de Progreso Local entre 1884 y 1886, momento en

que se conforma la Comisión de Fomento de Villa Casilda. El

Juzgado de Paz era entonces una rudimentaria organización

comunal que actuaba en representación del gobierno,

gozaba de extensas funciones y ostentaba el poder de

policía, además del edilicio y escolar, monopolizando la

administración judicial al representar a la justicia de primera

instancia en el distrito. En este sentido, el juez de paz era el

responsable de notificar a los pobladores, en su mayoría

italianos y españoles recién llegados, acerca de las citaciones

y sentencias en que estaban involucrados.66

La distribución de tareas y jurisdicciones, así como el

importante papel político cumplido por las mujeres

nucleadas en torno a la asociación benéfica, se puso de

manifiesto con motivo de la epidemia de cólera que sufrió la

ciudad en 1886. En ese momento las instituciones

municipales solicitaron de las Damas que acogiesen, en

colaboración con las órdenes religiosas femeninas instaladas

66 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de

sociabilidad y empresas en la Carlos Casado S.A., entre Argentina y el

Chaco Paraguayo, CSIC, Madrid.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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en la ciudad, a aquellos niños y niñas que perdían a sus

padres por la epidemia. Para garantizar el cuidado de los

mismos, la policía colaboró con las religiosas y les entregó

diversos objetos, en especial catres, colchones, sábanas,

almohadones y comida. Las Damas se hicieron cargo de

todos los ingresados, pero hicieron constar su deseo de

recibir una subvención para atender al mantenimiento de los

niños y sintetizaron bien cómo se pensaban ellas mismas

cuando se presentaron como “un grupo de señoras

respetables”, de “matronas”, lanzadas con ahínco “a la

grande y abnegada tarea de hacer el bien y concibiendo

desde luego el pensamiento de favorecer especialmente con

sus afanes y cuidados á los niños”.

Precisamente el “Archivo de Señales” incluye un

importante número de documentos del Registro Civil. Es el

caso de la familia de Domingo Arnoletto, que dejó el registro

junto a la carta que acompañaba a su hijo Valerio Arnoletto,

en la que consta “Señores, que le den el bautismo a esta

gereatura”. O el caso de Cecilia de Paul, que fue llevada al

Hospicio por los responsables del Hospital Rosario después

de entregar una carta a la administración del Registro Civil,

y lo mismo ocurrió con Berta Elena de Rohner de Paul, cuya

copia fue entregada al Registro Civil por las Damas de

Caridad:

“Yo la Abajo firmada vengo a depositar en el Hospicio del

Rosario de Santa Fé esta criatura que ha nacido el día

nueve de julio de año mil ochocientos noventa y nueve de

las siete y cuarenta y cinco minutos de la noche y yo como

madre ruégole a la superiora de este Establecimiento sea

bien atendida la niñita porque mis ideas son de sacarla y

una vez que la saque será bien gratificada y quiero que lleve

por nombre Berta Elena de Rohner al tiempo de sacarla será

presentada una copia fiel de esta misma carta. La saluda”.

Desde el inicio de la gestión institucional y de las

diversas autoridades involucradas, las causas de envíos de

bebés fueron diversas. Según nuestros datos, se fueron

multiplicando desde el año 1891, es decir, en el momento de

mayor organización política de la ciudad de Rosario. El

primer ámbito de entrega de bebés fue la policía:

“A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos. Ruego a Ud.

se sirva aceptar en calidad de expósito al niño que le

entregará el portador don Bernardo Faggiolo, el que lo

depositará sujetándose a las condiciones que se le impongan

por ese Asilo, por haber sido el referido niño abandonado por

sus padres, que lo son Enrique Desbois y Hortencia Beauner

a los cuales esta Policía procurará encontrar para proceder

como corresponda. Saluda a V. atentamente. M. Cilveti, Jefe

de Policía de la Provincia de Santa Fe, Rosario, 17 de julio de

1891”.

“A la Señora Presidenta del Asilo de Huérfanos. Sírvase

recibir al menor de cuatro meses el que pertenece a una

detenida demente que se encuentra en el Buen Pastor y el que

Page 44: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

44

es remitido a ese Asilo que con tanto acuerdo dirige por orden

del Sr. Jefe de Policía. Saludo con mi mayor respeto a la Sra.

Presidenta. Comisario de 1º, Francisco Ramo, Rosario, 4 de

noviembre de 1891”.

Cabe señalar que el policía Pelegrino Andrade hizo

llegar a la Señora Madre de las Hermanas del Huerto una

carta personal en la que afirmó: “tenga la bondad de recibir

esa criatura y hacer la caridad de hacerlo criar que el 20

pasaré yo a arreglarme con usted, soy empleado de la

policía, y no tengo ahora de salir, debo de seña una medalla

de nuestra Señora del Huerto, madre no tiene, es nacido el

16 de julio (de 1901) a las dos menos cuarto de la tarde, no

está bautizado”.

El Hospicio recibió bebés a través de diversas

entidades, así como por diversas razones. El cura párroco de

la Colonia Rafaela, el presbítero Francisco Lomaglio

Palmieri, bautizó por óleo y crisma al hijo natural de Lucía

Alemandi con el nombre de Pedro, ante la presencia de los

padrinos Juan Riva y María Magdalena Cermina de

Fornado; pero el cura terminó enviando a la criatura al

Hospicio de Rosario. Poco después fue la Salud Pública la

que envió un bebé recién nacido que era el hijo de Mariana

Obriso que se encontraba en el Hospital de Caridad. Le

siguió un certificado del médico Francisco de Nito, quien se

hizo cargo del documento de una de las tantas parteras que

ayudaban a las madres embarazadas. El Hospicio recibió

también una niña abandonada en la calle Wheelwright, la

cual quedó a disposición de la Policía de Rosario. También

ingresó la hija de Hana Lavalle que vivía en la vía pública de

la calle La Plata Suburbios. Los mensajes escritos sobre estos

casos fueron más que diversos:

“Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos. Se ruega a Ud.

quiera proceder en su establecimiento a niño hijo de Doña Mariana

Obriso que acaba de ingresar al Hospital de Caridad presente en

Calle Urquiza Nº 1651 por carecer en absoluto de comodidad y

recursos para atenderse en su domicilio. Saluda atentamente, P. A.

Valena. Salud Pública”.

“Dr. Francisco de Nito, Horas de consulta: de 1 a 4. Calle Progreso

960 (altos). Certifico que la Señora Doña Ángela Calvo de Piletta,

habiendo salido de cuidado el día 20 del mes de Agosto del

corriente año, encontrándose pobre, sin leche para criar a su chico

y por demás enferma, es necesario recibir el hijo en el Hospicio de

esta ciudad. El domicilio de la enferma es calle Progreso Nº 942...

El niño ha sido bautizado con el nombre de Diego y Juan, y

vendrán a recogerlo los padrinos que son Diego Miller y Juana N.

de Miller. Rosario, Setiembre 5 de 1896”.

“A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos. Dígnese

recibir en este establecimiento la niña que conjunta con la presente

le será entregada, la cual ha sido encontrada en el día de la fecha a

las 1 a.m. abandonada en la Calle Avenida Wheelwryght, entre

Buen Orden y Uruguay, ignorando quien sean sus padres, la que

queda depositada a disposición del Señor Comisario de Órdenes.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Comisaría 4º, Policía de Rosario, Eduardo Bax. Rosario, Mayo 10,

1896”.

“Señora Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos. Dígnese

Vd. recibir en este establecimiento a la reciente nacida V. N. hija de

la mujer Hana Lavalle que ha dado a luz en la vía pública calle La

Plata Suburbios. Como la mujer citada no tiene domicilio la he

remitido al Hospital de Caridad para su asistencia y en ese

establecimiento se niegan a admitir a la infanta. Comisaría Nº 7,

Policía de Rosario, E. Echeccigen, Comisario. Rosario, julio 15 de

1898”.

En mayo de 1896, Zenón Pereyra (Pereira), propietario

de la Colonia también llamada “Zenón Pereyra” establecida

en el Departamento Castellanos de la provincia santafesina,

hizo llegar al Hospicio a la niña Catalina, la hija natural de

Chiafreda Bassa que trabajaba para él. La madrina fue

Catalina Piesa. Pereyra incluyó un certificado con el sello de

la Colonia. Se trata de casos singulares que demuestran

precisamente la paulatina organización de las autoridades

locales y de las Damas. Por ello, el Hospicio de Huérfanos y

Expósitos no sólo integró a inmigrantes extranjeros, sino

también a migrantes internos. Algunas de las cartas

institucionales incluidas en el “Archivo de Señales para el

reconocimiento de niños” nos permiten comprobar la

procedencia de un buen número de niños y niñas del

interior del país.67 En particular resulta importante señalar la

creciente dependencia que tendría la Provincia de Corrientes

al carecer precisamente de una entidad que recibiera a bebés

recién nacidos. En 1898 la Conferencia de San José de Goya

envió al Hospicio de Huérfanos y Expósitos de Rosario al

niño José Vicente, hijo de Cándida Gómez, quien poco antes

había sido bautizado en la Catedral. La presidenta de esa

Conferencia, Elisa G. de Mendieta, señaló en su carta que la

criatura había sido recogida por el “poder de una familia

que lo hacía sufrir horriblemente, quienes a su vez lo habían

recogido, pues la madre según parece lo había

abandonado”. En junio de 1901 Jorge Fernández Espiro hizo

llegar la siguiente carta de señal al Hospicio de Huérfanos,

presidido entonces por María S. F. de Larrechea:

“Los que suscriben, certifican. Nace el niño Narciso

Almirón, de edad de tres meses. Doña Luciana Mujua y

don Narciso Almirón. Que el señor Raimundo Correa es el

padrino del citado niño, Narciso Almirón, y que en la

actualidad carece completamente de los recursos precisos

para la manutención y sostén de la esperada criatura.

Contamos también que dicho Señor Correa gestiona de la

Sra. Presidenta de la Sociedad de Beneficencia, la entrada

67 Fernández, Sandra (1997), “Migrantes internos y mercado de trabajo en

Rosario, 1880-1900”, en Papeles de Trabajo, Año 2, Nº 2, Centro de

Estudios Sociales Regionales, Facultad de Humanidades y Artes,

Universidad Nacional de Rosario, Rosario.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

46

del citado niño, al Asilo de los Huérfanos, por no poder

pagar él pensión alguna”.

Rosario también fue un centro de recepción de bebés

enviados desde Ramallo, como fue el caso del niño Gregorio,

hijo de Octavio Paugarle y de Reneda País, que ingresó en el

Hospicio con el documento del Registro Civil del Partido de

Ramallo firmado en mayo de 1901. También ingresó el niño

Francisco, hijo legítimo del alemán Federico Meyer y de la

argentina María Parchet, que vivían en San Pedro, Provincia

de Buenos Aires. Abandonado por sus padres, quien se hizo

cargo de este niño fue el Cura Vicario de la Parroquia de San

Pedro, el Presbítero Pablo Carlevarino, que fue uno de los

tantos que aceptó que el niño Francisco Meyer fuese

registrado en el Hospicio rosarino con su nuevo apellido:

“de Paul”.

María Esther fue incorporada al Registro Civil de la

Capital, pero enviada al Hospicio de Rosario en setiembre

de 1902. Como vemos, las “cartas marcadas” entregadas por

quienes abandonaban a los bebés permitían identificar la

nacionalidad de los padres, así como el origen étnico de sus

bebés. Y como es de esperar, el Hospicio comenzó a

demandar el apoyo económico de los diversos Consulados

establecidos en Rosario, en particular el italiano y el español.

Pero no fueron los únicos casos: uno de los más singulares

fue la solicitud que hizo en mayo de 1901 Alfredo Pereira

Lima, el responsable del Consulado de los Estados Unidos

de Brasil en Rosario. En la carta que escribió el cónsul

solicitando que las Damas de Caridad que se hiciesen cargo

del hijo de la “súbdita brasilera Felisberta Paula”, que “se

encuentra en la última miseria y desea entregar unos de sus

hijos al Hospicio por encontrarse ella muy enferma”. Esta

niña, convertida en huérfana, quedó entonces en manos de

las Hermanas del Huerto y de las Damas de Caridad de

Rosario, como ocurrió con José Roberto, el hijo de la

argentina Rudicinda Monjes, o con Adelaida, la hija de Soña

Joaquina San Pablo, o con la niña de Mercedes Peralta.

Un niño fue bautizado con el nombre de Renato, y

quien se encargó de enviarlo al Hospicio de Huérfanos y

Expósitos fue el médico Clemente Álvarez.68 En la carta que

hizo llegar a la calle Laprida, Álvarez afirmó que su madre

estaba gravemente enferma. Precisamente el Hospital de

Rosario sólo podía recibir a la madre, no al bebé, siguiendo

la organización de la sanidad argentina.69 El Hospicio era el

único lugar donde podían ser cuidadas las criaturas recién

nacidas. Pablo Jesús Rustiquele y Luis Carlos Arduso, hijos

ilegítimos, también fueron enviados al Hospicio por los

68 Sonzogni, Élida y Dalla-Corte Caballero, Gabriela (eds.) (2000),

Intelectuales rosarinos entre dos siglos: Serafín, Clemente y Juan

Álvarez. Identidad local y esfera pública, Manuel Suárez Editor, Rosario. 69 Secades-Fernández, Patricia (2008-2009), “La transformación de la

sanidad argentina como consecuencia de la inmigración europea de los

siglos XIX y XX. Nuevas arquitecturas para una nueva realidad social”,

en: Norba-Arte, volumen XXVIII-XXIX, pp. 127-144.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

47

responsables del Hospital de Rosario, esa entidad que por

entonces sólo se hacía cargo de las madres pobres de

solemnidad a sabiendas de que no podían atender la crianza

de sus hijos. Y fue precisamente la administración del

Hospital Rosario la que se encargó de enviar al Hospicio a la

niña Vicenta Adela Sánchez:

“Señora Madre del Hospicio de Huérfanos. Certifico que

María Antonia Sánchez ha salido de cuidado en este Hospital

por ser pobre de solemnidad y careciendo de las medidas

necesarias para la crianza de su hija, solicita de la Señora

Madre, quiera dar entrada en ese Establecimiento a la niña

Vicenta Adela Sánchez. Dios guarde a la Señora Madre. La

administradora. Hospital Rosario, Asistencia Pública”.

Junto al médico, la Defensoría de Pobres y Menores de

los Tribunales de la ciudad de Rosario en manos de L. Soza:

en 1899 Soza dio la orden a Civilo Fonza de que llevase a

una niña “sin cristianar”, pidiendo a las Damas de Caridad

que “una vez bautizado se servirá comunicarlo a esta

Defensoría, manifestando el nombre y apellido que se le ha

puesto, para los fines que por derecho correspondan si fuera

reclamado por sus padres”. La Asistencia Pública Municipal,

volcada a registrar a las “pobres de solemnidad”, ganó

espacio al compás del desarrollo social gestado por el

Hospicio de Huérfanos y Expósitos, pero también a través

de la actuación de las Damas de Caridad al encargarse de

sostener económicamente a los médicos José María

Maidagán y Rogero Mucci, ambos dedicados a la cirugía

infantil.

Encontrar bebés recién nacidos en la calle formó parte

de la construcción urbana de la propia localidad de San

Lorenzo, donde el Jefe Político se encargó de enviar una niña

“encontrada por la policía de este pueblo, en la vía pública, y

cuyos padres ni autores del abandono han podido conocerse

hasta ahora a pesar de las averiguaciones practicadas”. Poco

después la policía hizo llegar a la hija de María Martínez,

que vivía en la isla “La Cáscara”, frente al pueblo de San

Lorenzo, y que estaba gravemente enferma. Desde el Pueblo

de Campaña de Alcorta llegó al Hospicio el niño Amable

López y López, nacido el 9 de diciembre de 1905. Su madre,

A. E., explicó que lo abandonaba “por la gran necesidad”,

pero tenía la esperanza de “sacarlo si Dios permite” dos

años después. Y también desde Alcorta, Francisco Rossa

certificó que para el italiano Francisco Bassa, procedente de

Alessandria, Piamonte, era imposible hacerse cargo de su

hija Ángela:

“Alcorta, 9 de junio de 1902. El que suscribe avajo firmado

es Francisco Bassa de nacionalidad italiano, de la provincia

de Alísandria el pueblo de Valencia recidente aquí en la

argentina, en el pueblo de Alcorta, Departamento

Constitución. Esta niñita á sido matriculada en Alcorta ha

nacido el día 25 del mes próximo pasado habiendo tenido la

desgracia que falleció la madre el día 6 del actual, mi pobreza

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

48

no me da para poder conseguir mas adelante. Ruégole quiere

tener presente á vuestra venta de tenerlo hasta que, y con mi

trabajo pueda reunir bastante fondo para recogerla, que este

es todo mi deseo. No me queda que saludarlo atentamente.

Soy S. S. S. Francisco Rossa. OBSERVACIÓN: La niña se

llama Ángela Rossa. No tiene ninguna seña particular y ni

va marcada ninguna seña de ropa. Hoy va con una faja

amarilla y blanca cuadrada”.

El Hospicio, convertido en una “cuna maternal”,

recibió en el año 1904 a Mauro Divtril, por ser los medios de

su madre Clara “tan exiguos que no puede atender a la

subsistencia de él”; a un niño varón de dos meses de edad,

abandonado en la calle San Luis; y a una criatura N. N. que

quedó en manos de la Policía de Campaña de Arroyo Seco,

en el Departamento de Rosario, pero que debía ser criada

por la Hermana Superiora del Hospicio. Desde Centeno, la

localidad del Departamento de San Jerónimo de la Provincia

de Santa Fe, fue enviado un niño cuya madre falleció y cuyo

padre, de apellido Fernández, fue presentado como “un

pobre peón, pero se allana a abonar la crianza del Hospicio”.

Fernández prometió abonar 15 pesos mensuales, y solicitó

que la niña fuese bautizada con el nombre de su esposa,

Marta Josefa. Entregó como seña una medallita de la Virgen.

Y quien escribió este mensaje fue nada más y nada menos

que Petrona C. de Centeno, la esposa de Fernando S.

Centeno, el hijo del Coronel Dámaso Centeno, que era

propietario del campo en el que se fundó precisamente el

Pueblo de Centeno en 1890. Finalmente, el niño Martín de

Paul nos demuestra precisamente la unidad entre la Iglesia,

la Policía, las Damas, la propia madre desesperada, y la

elección del apellido “de Paul”:

“A la Superiora del Hospicio de Huérfanos. Policía de

Rosario. Por disposición del señor Jefe Político Coronel

Martín Hernández remito a su establecimiento para su

crianza una cristiana como de un mes que en la miseria de

hoy siendo las 11 a.m., ha sido encontrada abandonada en un

escaño de la Iglesia Santa Rosa. En sus referencias una nota

que dice así: `Esta criatura tiene el agua de socorro le

recomiendo Santa Señora. Deseo le ponga de nombre Santín´.

También y conjunto a la misma tenía una estampa de San

Luis recortada que adjunto a la presente a fin de que en su

tiempo pueda ser reconocida por alguno de sus parientes.

Augusto Anduan. Rosario, febrero 2 de 1905”.

El control de la procreación formó parte de este gran

proyecto institucional basado en la misericordia. En el año

1906 se produjo un caso más que singular: la joven soltera

Margarita Bravo fue acusada de abandonar a su bebé en la

puerta de la casa de la familia Casado-Sastre,70 ubicada en

pleno centro de la ciudad de Rosario. Los propios “Libros

del Hospicio de Huérfanos y Expósitos” registraron la

70 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2012), Empresas y tierras de Carlos

Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios y guerras (1860-

1949), Intercontinental Editora, Asunción del Paraguay.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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denuncia que hizo esa familia a las autoridades policiales,

antes de remitir a la niña al Hospicio. La investigación

policial señaló que Margarita trabajaba de sirvienta y que, al

declarar, se refirió a la costumbre que venía de tiempos

“coloniales”, y que consistía en dejar a los bebés en hogares

de las clases acomodadas como una manera de protegerlos,

con la esperanza de que la criatura se convirtiera, con el

tiempo, en un “entenado”, en un “hijastro”.71 La entrega de

bebés fue parte de la supervivencia familiar.

También en el año 1906 ingresó un bebé que llevaba

colgada una medallita, los pendientes, así como diez pesos y

el quinto de la lotería de San Luis “para que se rife entre los

niños y niñas de esa santa casa” según escribió su padre. En

junio de 1910 el italiano Ángel Bonnini envió desde Soldini a

su hijo recién nacido al ser internada su esposa Albina

Lisandoni por enajenación mental. Poco después le tocó el

turno a Carlos Deniz, cuya madre Ilaria Deniz, argentina de

17 años, se encontraba “afectada de enajenación mental y

que según los datos que tenemos carece en el Rosario de

otros parientes”. O Adela Navas, establecida en la Villa

Carlota del Departamento Juárez Celman de la Provincia de

Córdoba, que hizo llegar a su hija natural, Francisca. Los

71 Dalla-Corte Caballero, Gabriela (1996), “Control de la procreación y

generización del Derecho Penal en la Argentina decimonónica: un

estudio de caso”, en Arenal, volumen 3, Nº 2, Granada, España, pp. 279-

302.

responsables de estos envíos siguieron el principio de que

“ha sido de práctica en casos análogos”.

La Cochería “La Sanlorenzina”, ubicada en la calle

Balcarce esquina Urquiza, en manos de Antonio Poggi; la

Cochería italiana “Vicente Pozzi” establecida en San José de

la Esquina, Departamento de Caseros, así como el “Ospedale

Italiano de Santa Fe e Colonia”, fueron parte de esta

organización destinada a la conservación y el cuidado de los

bebés abandonados. En el caso de la Cochería italiana,

resulta sugestivo observar el interés de Vicente Pozzi por

salvaguardar a dos niñas gemelas, y la gestión que hizo ante

el Colegio Nuestra Señora de la Misericordia de Rosario:

“En nombre de un infeliz para el cual falleció la señora ante

ayer dejándolo con seis creaturas, de las cuales dos mellizas

de 14 días y sus recursos algunos siendo pobre de solemnidad

pido a Vd. quiera indicarme si podría llevar a ese Hospicio

estas dos criaturas. En nombre de la humanidad y en el de

Dios, quien a Ud. guarde a la hermana Superiora quisiera

conceder ese favor a un infeliz padre que de Vd. implora dicho

favor. Vicente Pozzi. Él tiene certificado de pobreza y

también una tarjeta de la súplica al Colegio de la

Misericordia”.

El niño Luis Humilde de Paul fue depositado en el

hospicio en julio de 1906 junto a una página cortada en dos

que era, en realidad, un pequeño cartel, obsequio de la Caja

Internacional Mutua de Pensiones, la institución fundada en

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Buenos Aires en el año 1901 y mejor conocida como “La

Mutua”. Se trataba de la cooperativa fundada en el año 1901,

que llegaría a tener más de 40.000 asociados y que adquirió

siete edificios, entre ellos el más importante fue en la

Avenida de Mayo y Rivadavia, el céntrico barrio de

Montserrat. Este cartel de “La Mutua” incluyó las imágenes

de los militares José Francisco de San Martín y Juan Martín

de Pueyrredón, ambos responsables de la independencia de

la República Argentina respecto a la monarquía española.

El comisario A. S. Pereyra avisó al Hospicio que Elvira

G. de Varela se hacía cargo de una criatura “del sexo

masculino y que fue encontrada en la puerta de su

domicilio, España Nº 758”. La Defensoría General de Pobres

e Incapaces de la ciudad de Rosario, por su parte, adjudicó al

Hospicio el control de Ponciano Delgado, “hijo de madre

viuda y pobre, que necesita del producto de su trabajo

personal para su subsistencia”, así como a Adolfo Raseno,

abandonado por sus padres. Y fue entonces, en pleno año

1911, cuando el Defensor de Menores Manuel Meyer calificó

al Hospicio de “centro filantrópico”, y creyó oportuno

dirigirse a su presidenta, Elmira S. de Castilla, con el

siguiente mensaje: “creo que no negará su protección a una

pobre madre que busca un asilo para su desdichado hijo”. Y

quien se encargó del niño Miguel Ángel fue el propio

médico que atendió a la soltera Miquela Escorihuela, de

veinte años de edad:

“Señora Superiora del Asilo de Huérfanos. Le envío este niño

que ha nacido en mi sanatorio el día 29 de agosto a las 1 a. m.

El niño se llamará Miguel Ángel; es hijo de Miquela

Escorihuela, española, soltera de 20 años. Como está enferma,

está grave y nadie vino a recojer al niño, yo me veo en la

necesidad de mandarlo a este Establecimiento como expósito

y para salvar mi responsabilidad le pongo una medallita del

Ángel de la Guarda en las iniciales del nombre que debe

llevar y la fecha la de setiembre de 1911 la que ruego no

quitarle para que sus parientes mas tarde puedan reclamarlo

ajustándose al reglamento de la casa”.

Uno de los últimos ingresos correspondió a una niña

nacida en la Colonia Rafaela del Departamento Castellano el

19 de diciembre de 1912. Al día siguiente esa nena fue

depositada en el Hospicio de Rosario, y fue registrada como

la Expósita número 2.191, a sabiendas de que no tenía ni

señal ni nombre. Las Hermanas del Huerto y las Damas de

Caridad la bautizaron con el nombre de María Cecilia de

Paul. Pero quien se encargó de reclamar a esta niña fue su

abuelo, el italiano Esteban Balea, de 38 años de edad, de

profesión agricultor y vecino de Castellano. Este italiano era

el padre de Dominga Balea, la joven de 16 años que había

tenido esta hija ilegítima bautizada como María Cecilia.

Esteban Balea declaró con urgencia ante el Registro Civil que

su nieta era, en realidad, Lazarina Balea. Esta

documentación integra precisamente el “Archivo de Señales

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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para el reconocimiento de niños” creado por las Damas de

Caridad:

“El día diez y siete del mes de la fecha a las seis y media de la

mañana nació una niña de color blanca que es hija ilegítima

de Doña Dominga Balea, argentina, de diez y seis años de

edad, soltera, y domiciliada en Castellano. Que es hija por

línea materna del declarante y de la Señora Enriqueta

Gramalio, a cuya niña se le ha puesto el nombre de Lazarina

Balea. Todo lo cual presencian como testigos don Carlos

Pendo de cuarenta y un años de edad, de estado casado, de

nacionalidad italiana, de profesión comerciante y domiciliado

en este Pueblo, y Don Pablo Nicolini, de sesenta años de

edad, de estado casado de nacionalidad italiana, de profesión

agricultor, y domiciliado en este Pueblo. Leída el acta se

ratificó en su contenido, firmándola conmigo los testigos y el

declarante, Esteban Balea. Carlos Pons – Nicolino Pablo –

Sebastian Call, Jefe; Ignacio González, Secretario”.

Como vemos, la construcción del orden urbano

rosarino y del espacio provincial santafesino, exigió un

trabajo conjunto pero, al mismo tiempo, diferenciado en

función de las atribuciones y de las jurisdicciones

demarcadas para cada organismo. Pese a la amplia

capacidad de decisión de las Damas de Caridad, en algunos

casos fue el Defensor de Menores quien determinó el destino

de las criaturas del Hospicio, del Hogar. La digitalización de

las más de mil imágenes incluidas en el anexo permite

recuperar la historia del Hogar del Huérfano de Rosario y de

las condiciones en que se vivió el proceso inmigratorio de

mujeres solas o de familias pobres que enfrentan la

identidad nacional. Las futuras generaciones se reconocerán

a sí mismas como argentinas, y en ese proceso las mujeres

jugaron un papel específico en el que las cartas estaban

señaladas, y marcadas. Las marcas de señales que siguen a

esta presentación son parte de esta historia de la ciudad de

Rosario, de su construcción, y de su presente.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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5. ANEXO: Las Señales (1879-1914)

5.1. El “Archivo de Señales para el reconocimiento de niños” y las cajas Bagley

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5.2. Señales en italiano

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5.4. Señales en francés

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5.5. Señales de objetos personales

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5.6. Señales de objetos religiosos

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5.7. Señales de instituciones y autoridades

Villa Casilda, 31 de enero de 1882.

Propiedad de Carlos Casado del Alisal y de Ramona Sastre Aramburu.

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Rosario de Santa Fe, 25 de junio de 1890.

A la Señora Madre del Hospicio de Huérfanos.

Hospital Rosario.

Rosario, 17 de julio de 1891.

A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.

Jefe de Policía de la Provincia de Santa Fe, M. Cilveti.

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Rosario, 4 de noviembre de 1891.

A la Señora Presidenta del Asilo de Huérfanos.

Comisario de Primera, Francisco Ramo.

Rosario, 12 de febrero de 1892.

Al Asilo de Huérfanos y Expósitos,

Dirección de Asistencia Pública.

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Colonia Rafaela, Provincia de Santa Fe, 27 de diciembre de 1892.

Presbítero Francisco Lomaglio Palmieri, cura párroco.

Rosario, 1892.

A la Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos.

Salud Pública, P. A. Valena.

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Rosario, 5 de setiembre de 1896.

Doctor Francisco de Nito, horas de consulta de 1 a 4.

Rosario, 6 de setiembre de 1896.

Partera Juana A. de Miller, madrina del niño Diego Juan, hijo de Ángela

Calvo de Piletto.

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Colonia “Zenón Pereyra”, Provincia de Santa Fe, mayo de 1896.

Zenón Pereyra (Pereira), certificado del bautismo de Catalina, hija

natural de Chiafreda Bassa. Sello de la Colonia “Zenón Pereyra”.

Rosario, 10 de mayo de 1896.

A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos.

Comisaría 4º, Policía de Rosario, Comisario de Órdenes, Eduardo Bax.

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Rosario, 23 de febrero de 1898.

Hospital de Rosario, certificado del médico Clemente Álvarez

Rosario, 15 de julio de 1898.

A la Señora Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos

Comisaría Nº 7, Policía de Rosario, Comisario E. Echeccigen..

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Santa Fe, 31 de octubre de 1898.

A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.

Conferencia de San José de Goya de la Provincia de Corrientes, Presidenta Elisa G. de Mendieta, Secretaria María Martínez.

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Rosario, 9 de febrero de 1899.

Defensoría de Pobres y Menores, Defensor de Menores, L. Soza.

Bell Vitge, Córdoba, junio de 1900

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Rosario, 21 de enero de 1900.

Hospital de Rosario.

Rosario, 26 de julio de 1900

Hospital Rosario

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Noviembre de 1900.

Certificado del Presbítero Pablo Carlevarino, Cura Vicario de la Parroquia de San Pedro, Provincia de Buenos Aires.

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Rosario, 13 de mayo de 1901.

Consulado de los Estados Unidos de Brasil en Rosario, Cónsul

General, Alfredo Pereira Lima.

Rosario, 22 de ene de 1902

Hospital Rosario

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San Lorenzo, 3 de agosto de 1902.

A la Directora del Asilo de Huérfanos.

Jefatura Política de San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, B. Andez.

Rosario, 29 de octubre de 1902.

Asistencia Pública Municipal, S. Palma.

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Rosario, 19 de abril de 1902.

Doctor Eduardo Bondone, médico-cirujano,

calle Entre Ríos 1087, hora de consulta de 3 a 5.

Hospital Rosario.

Rosario, 12 de diciembre de 1902.

Policía de Rosario, Dirección de la Asistencia Pública, Abate Tomaso.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario, 1 de junio de 1904.

A la Señora Directora de la Cuna Maternal.

Asistencia Pública, Francisco Trucassi.

Arroyo Seco, Departamento del Rosario,

Provincia de Santa Fe, 25 de marzo de 1905.

A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos de Rosario.

A disposición de la Policía de Campaña, Juez de Instrucción en turno, J.

Tehalles.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, 2 y 3 de febrero de 1905.

A la Superiora del Hospicio de Huérfanos.

Policía de Rosario, Disposición del Jefe Político, Coronel Martín Hernández.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario, 7 de diciembre de 1906.

A la Señora Superiora del Hospicio de Huérfanos.

A disposición del Jefe Político, Comisario de Rosario.

Isla “La Cáscara”, frente al pueblo de San Lorenzo, 25 de diciembre

de 1906.

A la Hermana Superiora del Hospicio de Huérfanos.

Comisaría 6º, Departamento Rosario.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, 2 de abril de 1908.

A la Señora Presidenta del Hospicio de Huérfanos

Comisaría 8º.

Departamento Rosario, Provincia de Santa Fe,

10 de junio de 1910.

Comisión de Fomento de Soldini y Pérez.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario, 11 de julio de 1911.

A la Reverenda Hermana Imperiosa.

Doctor José María Maidágan, director del Hospicio de Huérfanos y Expósitos. Enfermedades de niños y cirugía infantil,

consultas de 2 a 4 p. m, calle San Lorenzo 1.333. Doctor Rogero Mucci, médico-cirujano, consultas de 1 a 3 p.m., calle Entre Ríos 986.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Villa Carlota, 4 de octubre de 1911.

Oficina Villa Carlota,

Departamento de Juárez Celman, Registro del Estado Civil de la

Provincia de Córdoba.

Rosario, 27 de octubre de 1911.

Hospital de Rosario.

Niño Carlos Demez.

Page 295: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario, 27 de octubre de 1911

A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.

Hospital Rosario, C. Alvey.

Rosario, 19 de junio de 1911.

A la Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.

Page 296: EL ARCHIVO DE SEÑALES DEL HOGAR DEL HUÉRFANO DE ROSARIO.

Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, 12 de mayo de 1911.

A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad, Doña Elmira

S. de Castilla.

Defensoría General de Pobres e Incapaces, Defensoría de Menores, 2º

Circunscripción

Rosario, 1911.

Doctor José María Maidágan, director del Hospicio de Huérfanos

y Expósitos, enfermedades de niños y cirugía infantil,

calle San Lorenzo 1333, consultas de 2 a 4 p. m.

Nota adjunta del Defensor de Menores

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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San José de la Esquina, 24 de abril de 1911.

A la Superiora del Hospicio de Huérfanos y Expósitos.

Cochería Italiana “VICENTE POZZI”.

Santa Fe y Colonia, 18 de febrero de 1911

“Ospedale Italiano de Santa Fe e Colonia”, Francisco Bellranano, médico.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, setiembre de 1911.

A la Señora Superiora del Asilo de Huérfanos.

Partera, Sanatorio. Niño Miguel Ángel, hijo de Miquela Escorilluela, española soltera de 20 años.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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San José de la Esquina, Departamento Caseros, Provincia de Santa Fe. Acta Nº 62. Enrique Panochelli.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, 1911.

Registro Civil de la Provincia de Santa Fe, niño Carlos Elba.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rosario, 12 de abril de 1911.

A la Señora Presidenta de la Sociedad Damas de Caridad.

Defensor General de Pobres e Incapaces, Manuel Meyer

San Nicolás, 5 de julio de 1912.

Registro del Estado Civil de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires.

Acta de nacimiento de Juan

Rosario, 15 de octubre de 1912.

Comisario A. S. Pereyra.

Elvira G. de Varela se hace cargo de una criatura del sexo masculino.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rosario, 20 de marzo de 1912.

A la Señora Presidenta del Hospicio de Huérfanos.

Defensoría de Menores, Ramón A. Araga.

Rosario, 11 de setiembre de 1912.

A la Señora Hermana directora del Hospicio de Huérfanos.

Policía de Rosario, 2º circunscripción.

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El Archivo de Señales del Hogar del Huérfano de Rosario (1879-1914)

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Rafaela, 20 de diciembre de 1912.

Niña María Cecilia, nacida en Rafaela, incorporada por el Registro Civil con el nombre de Lazarina Balea.

Información depositada en el “Archivo de las Señales”.

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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Rafaela, 19 de diciembre de 1912.

Acta Nº 12, Registro Civil con el nombre de Lazarina Balea.