El Acontecimiento Histórico Entre Esfinge y Fénix

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Historia y Grafía ISSN: 1405-0927 [email protected] Departamento de Historia México DOSSE, FRANÇOIS El acontecimiento histórico entre Esfinge y Fénix Historia y Grafía, núm. 41, julio-diciembre, 2013, pp. 13-42 Departamento de Historia Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58930553002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    DOSSE, FRANOISEl acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix

    Historia y Grafa, nm. 41, julio-diciembre, 2013, pp. 13-42Departamento de HistoriaDistrito Federal, Mxico

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  • El acontecimiento histricoentre Esfinge y FnixTHE HISTORICAL EVENT BETWEEN SPHINX AND PHOENIX

    FRAN

  • Por todas partes se asiste al "regreso" del acontecimiento. Elrenacimiento de la coleccin "Las jornadas que hicieron aFrancia", publicadas por Gallimard, es uno de tantos sntomas.Las nociones de estructura, de invariante, de larga duracin, dehistoria inmvil han sido sustituidas por las nociones de caos or-ganizador, fractal, teora de las catstrofes, emergencia, enaccin,mutacin, ruptura ...

    Este viraje no afecta nicamente a la disciplina de la historia.En general toca a todo el conjunto de las ciencias humanas y tes-timonia una nueva preocupacin que consiste en poner atencina eso que vuelve nuevamente como interrogacin reformuladasobre el acontecimiento. Por todo esto parece oportuno intentaruna nueva observacin, desde diversas disciplinas, de la nocin deacontecimiento, para valorar la fecundidad potencial de su valorheurstico. Como lo ha dicho Michel de Certeau a propsito demayo del 68, "el acontecimiento es lo que llega",' lo que induceun desplazamiento de la relacin del principio del acontecimientoen relacin con su final, de sus causas a sus huellas.

    Despus del largo eclipse del acontecimiento en las cienciashumanas, el "retorno" espectacular que vemos, sin embargo, notiene nada que ver con la concepcin restrictiva de la escuela his-trica metdica del siglo XIX. El objeto de esta investigacin esbuscar las claves de comprensin de la nueva era que atravesamos,la de una nueva relacin con la historicidad marcada por unaeuenementalizacin" del sentido en todos los dominios. Ms queretorno, vivimos un renacimiento o un regreso de la diferencia.

    1 Michel de Certeau, La prise de la parole et autres critspolitiques, 1994. (1%8).[Hay traduccin al espaol por la Universidad Iberoamericana. N, de la T.]* Este trmino, inexistente en espaol, lo usamos siguiendo la palabra fran-cesa de vnement! vnementialisation, (procede de evento, que en este ensayotraducimos como acontecimiento) y que en francs sugiere una multiplicacino generalizacin de acontecimientos; una historia de "superficie" que se hacetomando en cuenta el tiempo ms corto, el de los acontecimientos. Adelantecuando cita a F. Braudel. [N de la T.]

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  • La publicacin, en 2005, de una obra que dirigi un historiadorparticularmente innovador =nos referimos a Alain Corbin- y quese volvi casi un best-seller, sobre las grandes fechas de la Historiade Francia, es absolutamente significativo del nuevo entusiasmopor los acontecimientos.? En la base de esta publicacin est laexcelente idea de cotejar un polvoriento y viejo manual de 1923dirigido a un pblico escolar de primaria, retomando esas vietasque presentan las grandes fechas de la historia de Francia, con elfin de confrontar este evangelio nacional con la mirada erudita demedio centenar de historiadores de la actualidad. Qu es lo queregresa del acontecimiento? Asistimos a un simple retorno deuna evenemecialidad factual, o al nacimiento de una nueva miradadel acontecimiento? Pero ante todo se nos plantea la cuestin desaber qu es un acontecimiento.

    Conviene ver, en primer lugar, algunos diccionarios, paraconocer cmo se constituy, a travs del tiempo, el trmino"acontecimiento". Su uso se constata desde el siglo xv y tiene, enese momento, un sentido particularmente amplio y vago que sig-nifica todo "lo que sucede". Proviene, nos recuerda Alain Rey," dellatn evenire que quiere decir: "salir", "tener un resultado", "produ-cirse", "advenir", esto es pues, "acontecimiento". Por ejemplo, enCicern su uso evoca el fin de un proceso, su resultado. Al mismotiempo, la palabra acontecimiento viene de eventum y eventos,que designa "un fenmeno en tanto que produce" una ruptura,pero es raramente empleado, salvo en plural: eventa, que "Aadeprobablemente una connotacin de final feliz".4 A diferencia dehoy, la acepcin latina no tena por objeto la signi!J.cacin de loinesperado, el surgimiento de lo nuevo. Se le encuentra tambin

    2 Alain Corbin (dir.), 1515 et les grandes dates de l'hstore de France revstes parles grands hstoriens d'ahujourd'hui, 2005.3Alain Rey (dir.), Dictionnaire historique de la langue franfais, p. 75l.4 Emmanuel Boisset, "vnement", "Aperen historique sur le mot Evnement ",p.18.

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  • en el mundo griego con la nocin de Kairos, antecedente de laidea de acontecimiento. El Karos en los griegos tena la facultadde conjugar Aon y Cronos para significar la realizacin de un actoen el momento oportuno que no convena dejar pasar. La divini-dad que representaba a Kairos era un efebo de espesa cabellera, alcual se deba tomarlo por los cabellos para aprovechar la ocasin.El xito de esa operacin permita actuar con eficacia, dominarla situacin y, al tomarla con las manos en su ncleo, ocurra uncambio radical. El trmino Kairos es particularmente difcil detraducir, nos dice Brbara Cassin, que ve en l, lo particular de latemporalidad sofista." Esta nocin introduce a la vez la ruptura yla apertura, oponindose a telos: "El Kairos es autotlico, contieneen s mismo su propio fin". Es ese paso furtivo mediante el cualpodemos comprender la economa de la idea de finalidad, al en-contrar la identidad en lo propiamente singular.

    En su acepcin dominante en el siglo XVI, el trmino aconteci-miento nos remite al hecho de alcanzar una salida, un suceso, undesenlace. La palabra ser utilizada todava con este sentido pormucho tiempo, incluso cuando este ltimo caiga poco a poco endesuso. Seyes escribe todava en 1789: "El pblico no se puedeequivocar en cuanto al momento oportuno. Siempre lo hemosescuchado desaprobar una medida de la cual prevea un aconteci-miento". Adems, en el siglo XVII este sentido desaparece poco apoco para dar lugar a la nocin de que algo ha pasado, a un hechode cierta importancia, de naturaleza algo excepcional que rompecon una rutina, sentido que ha conservado desde entonces. Peroesta estratificacin de sentido hace posibles mltiples usos queutilizan una u otra significacin. As, Flaubert usa el vocablo a lavez como significando de todo eso que se inserta en una tramatemporal: "Por un largo tiempo, no tuve ninguna visita, ni unacontecimiento, tan pequeo como uera, no se presentaba en miplana existencia, poco adornada de distracciones", y como sur-

    5 Barbara Cassin, L'effet sopbistique, 1995.

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  • giendo de lo excepcional: "Amlcar no se intimidaba. Contabacon algo imprevisto [vnement], decisivo, extraordinario". *

    Se puede distinguir una triple estratificacin del trminoacontecimiento hasta el francs moderno. En primer lugar, estligado a una forma de causalidad, ya sea asegurando un desenlace,un resultado o estableciendo las condiciones de posibilidad de surealizacin: "[Mi proceso] se jugar finalmente al comienzo delinvierno ... Eso no quiere decir que est preocupado por el acon-tecimiento: primero, yo tengo la razn, todos mis abogados me loaseguran". Este uso es considerado como un viejo legado del pa-sado, relegado a la esfera literaria. La segunda acepcin estableceuna relacin con uno o ms sujetos humanos, y se refiere a esoque le sucede a alguien revirtiendo una dimensin, ya positiva,ya negativa, de ah los sintagmas "feliz acontecimiento" o "tristeacontecimiento". La tercera significacin es la idea de una rup-tura inesperada a travs del tiempo: "Es el incidente dramtico: seacenta el parentesco entre 'incidente dramtico' y 'desenlace': eldesenlace es primero una forma de discordancia". 6

    La evolucin de estas tres formas de definicin, surgidas entrelos siglos XVII y XIX, se notan mucho ms si se siguen las edicio-nes sucesivas del diccionario de la Academia. La edicin de 1694traduce la coexistencia de tres significados que se presentan enla temporalidad, "la salida, el xito de algo", pero tambin, "unaaventura notable" y, finalmente, "la sorpresa". La edicin de 1835confirma una inversin de las prioridades. Todo lo que remite ala salida, al resultado, no aparece ms que en la tercera posicinen beneficio de la idea de ruptura: "La palabra gana tambin en

    * Gusrave Flaubert, Salamb, tr, de Anbal Froufe, Barcelona, Comunicacin yPublicaciones, 2006. [Aqu el traductor usa vnement, la acepcin de impre-visto, decisivo, extraordinario. N. de la T.]6 Emmanuel Boisset, "Aperen historique sur le mot vnement", en EmmanuelBoisset y Philippe Corno (dirs.), Que m'arriue t-il? Littrature et unement,p.23.

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  • neutralidad limitndose a decir 'eso que llega''' J Por otro lado,todo evolucion, el trmino se problematiza y se transforma enpregunta. Eso es lo que constituye todo el inters de la palabraacontecimiento, pues conservar hasta nuestros das esa tensinentre dos polos que son constitutivos de su naturaleza semntica.La nocin se refiere, en efecto, por su doble ascendencia, tantoa la idea causal de salida, como a la de inesperada, sorpresa, yEmmanuel Boisset nota atinadamente lo que ser el propsitode su obra: "El acontecimiento sera en la actualidad difcilmentereducible a una definicin lexical que resultara satisfactoria". 8

    Las ciencias humanas que han buscado constituir su certezaen torno de las permanencias, las invariantes, quiz incluso lasleyes, han considerado el acontecimiento, desde hace muchotiempo, como un elemento perturbador, contingente, de dbilsignificado, que convendra eliminar en funcin del progreso dela ciencia. Este proceso ha sido muy bien expuesto en el artculoconsagrado al acontecimiento publicado por Roger Bastide a fina-les de los aos sesenta en la Encyclopaedia Universalis. l consideraque el acontecimiento es tomado en una doble acepcin, tantocomo una tensin entre "la del hombre sorprendido por su 'ad-venimiento', traumatizado por l, o que saborea, al contrario, laespecificidad, la particularidad y la novedad; y la del sabio que,reconociendo que la duracin no puede ser ms que 'una seriede acontecimientos', no ha dejado de reflexionar para intuir tras desu discontinuidad, la lgica de su sucesin"." Desde luego, elsocilogo Roger Bastide pone al frente la dimensin fundamen-talmente antropocntrica de lo que es un acontecimiento, cuyadefinicin no puede englobar todo eso que pasa porque "no hayacontecimiento ms que por el hombre y para el hombre". lO Perolos aos sesenta, dominados por la permanencia de la estructura

    7 Ibdem, p. 24.8 Ibdem, p. 27,9 Roger Bastide, "vnement", p. 822.10 Ibdem, p. 823.

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  • de Lvi-Strauss, condujeron a Bastide a considerar la postura eru-dita como la que persigue el objetivo estructural a distancia de laagitacin evenemencial considerada como insignificante. Entoncesel erudito debe ante todo, restituir la lgica en la cual se pretendedisolver la singularidad del acontecimiento. La dimensin per-turbadora de todo acontecimiento, feliz o infeliz, en oposicinal equilibrio vigente del lugar, lleva al hombre a querer controlarese caos potencial a fin de dar cuenta mejor de su destino. Porello, segn Bastide, el hombre no ha dejado de crear una cienciade los acontecimientos para controlarlos, y esto ocurre desde lassociedades arcaicas. l distingue tres tipos de ciencia que tienenesta finalidad. Las sociedades arcaicas hacen jugar ese rol a losnumerosos dispositivos adivinatorios que se apoyan en los fun-damentos mitolgicos de estas civilizaciones. En las sociedadeshistricas, desde el pueblo hebreo con el Antiguo Testamento yGrecia Antigua, es la historia la que juega ese rol de control y dedominio, en tanto que la ciencia de la cronologa pone en ordenel desarrollo temporal en torno de un cierto nmero de referen-cias evenemenciales. Finalmente, en la sociedad contempornea,Bastide ve la emergencia de una nueva disciplina con la prospec-tiva que tiene como objetivo el de poder proyectarse al futuropara dominar mejor los azares de los acontecimientos. Pero estasucesin no acaba con la ambivalencia que contina sealando lanocin de acontecimiento entre su pertenencia posible a una l-gica temporal que permite marcar las constantes y, por otro lado,"eso que resiste a nuestro espritu, eso que le permanece 'opaco'irreductiblemente" .11

    En la actualidad es diferente; el regreso del acontecimiento esescrutado bajo una mirada igual de cientfica pero que le atribuyetodo su aspecto de novedad. De regreso como indicio o huellasignificante, el acontecimiento es tomado doblemente, como aslo invita su etimologa: como resultado y como comienzo, como

    11 Ibdem, p. 824

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  • desenlace y como apertura de posibilidades. Se puede incluso de-cir que la idea de Deleuze, segn la cual "lo posible no preexiste,es creado por el acontecimiento. Es una cuestin de vida"12, tiendea imponerse, mientras que hasta hoy se tena ms la costumbrede privilegiar el antes del acontecimiento, la sedimentacin causalque pareca suscitar su emergencia.

    El acontecimiento-monstruo, el acontecimiento-mundo quegolpea el corazn de la ciudad, o tambin el micro-aconteci-miento que viene a perturbar la vida ordinaria del individuo, secoloca cada vez ms como uno de los tantos enigmas irresolu-bles, a la manera de la Esfinge que interroga las capacidades dela racionalidad e intenta esclarecerlas, no en su inanidad, sino ensu incapacidad de saturar el sentido de eso que interviene comonuevo, ya que fundamentalmente el enigma alcanzado por elacontecimiento sobrevive a su desaparicin. Raymond Aran yahaba insistido sobre este deslizamiento propio del siglo xx haciauna acepcin de acontecimiento moderno como indomeable:"el trmino francs "acontecimiento" (evnement del latn even-tus), por el contrario, puso el acento histricamente como salidaimprevisible e imprevista de eso que pas" .13

    El acontecimiento es Esfinge, pero tambin es Fnix quenunca desaparece verdaderamente. Al dejar mltiples huellas,retorna sin detener la reinterpretacin de su presencia espectralcon los acontecimientos ulteriores, provocando configuracionescada vez inditas. En este sentido, hay pocos acontecimientos delos cuales podamos decir con certeza que estn terminados, puesellos son siempre susceptibles de reinterpretaciones ulteriores. Porotro lado, el renovado inters por los fenmenos singulares ase-gura una nueva centralidad de la nocin de acontecimiento. Hetenido la ocasin de estudiar una tendencia similar que alimenta

    12 GilIes Deleuze y Flix Guattari, "Mai 68 n'a pas eu lieu", pp. 75-76.13 Raymond Aron, Dimensions de la conscience historique, P: 155.

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  • la moda biogrhca.!" Porque al desestructurar, el acontecimientore-estructura el tiempo segn nuevas modalidades. La atencinal relato, al decir, a las huellas, invita a valorar esta parte subjetiva,esta aprehensin personal, individuada, del tiempo: "Pienso, alentrar en el movimiento de un relato que rene a un personaje ya una intriga, que el acontecimiento pierde su neutralidad imper-sonal" precisa Paul Ricoeur.'? Algunos se dedican incluso a buscarun concepto ideal-tipo que pueda dar cuenta del acontecimientobiogrfico retomando la relacin ternaria sugerida por ErvingGoffman entre la posicin del ego que define al sujeto como tes-tigo-actor del acontecimiento, la del referente llamado objetivodel tipo accidente que coloca al sujeto en posicin de vctima, y laposicin de relacin con los otros. 16

    Como lo seala tambin Didier Alexandre, "el acontecimientopuede ser un fenmeno natural, catastrfico o nfimo, o un fen-meno sociohistrico que afecta a la colectividad. Pero, en tantoque este acontecimiento no repercuta en el presente de un su-jeto, y en tanto que el sujeto no lo elabore para su comprensin,esto permanece como puro fenmeno" .17 Al cruzar la reflexinde las ciencias humanas con aquellas que se puedan extraer de lacreacin literaria, Alexandre se apoya en la obra novelada de Clau-de Simon, que descansa en un hecho (acontecimiento) omnipre-sente. As en su novela Le jardin des plantes [El jardn de plantas]que es en gran parte autobiogrfica, aunque el autor no la pre-senta como tal, Claude Simon rene en forma de fragmentos,numerosos acontecimientos que lo marcaron desde su infancia.Todos ellos son diferentes y de desigual densidad, puesto que re-nen acontecimientos como la ausencia de su padre, su cada en

    14 Francois Dosse, Le pari biographique. crire une uie, 2005. [Hay traduccin alespaol por la Universidad Iberoamericana].15 Paul Ricoeur, Soi mrne comme autre, p. 169. [Hay traduccin al espaol porSiglo XXI. N. de la T.]16Michele Leclerc-Olive, Le dire de l'vnement (biographique), p. 59.17 Didier Alexandre, "Le parfait de l' vnernent", p, 179.

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  • un estanque y la muerte de su madre. Pero es un acontecimientoel que sobresale y domina todo el conjunto. ste es retomadode distintas maneras como una reflexin imprescindible: aquelmomento en el que el autor sigue a su coronel "verosmilmentevuelto loco, sobre el camino de Solre-le-Chteau en Avesnes, el 17de mayo de 1940, con la certeza de ser asesinado en el instante enque iba siguindolo". 18 Este acontecimiento traumtico ya habasido contado notablemente en La route des Flandres [El camino deFlandes] yen La Acacia. ste es el hilo conductor de toda su obra,que sobresale en la vida del autor a manera de un "traumatismoconsciente". La escena sigue durante slo ocho das de guerra, yes el infierno de un trayecto a la muerte. Comienza en mayo de1940, cuando los alemanes lanzan una ofensiva en Ardenas: 33divisiones eran apoyadas por la artillera y la aviacin, entre Na-mur y Sedan, contra las cuales el Estado mayor francs enva slonueve divisiones, a lo mucho, regimientos de caballera ligera,donde Claude Simon se encontraba entonces enrolado. El desen-lace de la batalla apenas deja dudas. Las tropas francesas, o bienfueron aniquiladas, o bien los soldados fueron hechos prisione-ros, todo casi sin combatir. El batalln al que el autor pertenecafue totalmente cercado, no sobrevivieron ms que l y el coronel,antes de que ste fuera abatido.

    Este surgimiento que se abre sobre el abismo de una ausenciade uturo, de una muerte programada, reviste para Claude Simonla naturaleza de una ruptura instauradora, asimilable a eso quelos clnicos denominan "neurosis traumtica", que modifica enprofundidad el psiquismo, el comportamiento, y sobre todo, laescritura de Simon que va a usar figuras paradjicas, para asirel miedo dndole una lectura de carcter siempre contradictorioal acontecimiento con metforas que escapan al dominio huma-no. As, con respecto a la insurreccin anarquista de Barcelona:"Designar la revolucin como un infante "que nace muerto" mul-

    18 Claude Simon, Le jardn des plantes, p. 223.

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  • tiplica las cesuras. Claude Simon rene en la representacin los

    dos acontecimientos prototpicos de todo ser humano, el naci-miento y la muerte -acontecimientos en la medida que se escapansiempre al sujeto" .19

    El escritor Jorge Luis Borges insisti, por su parte, en la di-mensin inmanente del acontecimiento. Toda su obra apunta

    a deconstruir la preeminencia de un yo psicolgico que le parecedesprovisto de fundamentos metafsicos y de realidad propia: "Elyo no existe. Cada acontecimiento de la vida est hecho de unasola pieza que es suficiente desde s misma". 20 Esta valoracin delacontecimiento en su dimensin inmanente pasa en Borges poruna interrogacin sobre el tiempo. En este plano, el escritor sigueel cuestionamiento de san Agustn, este ltimo no vea otra po-sibilidad de pensarlo ms que a partir de un presente ntimo dela consciencia. Borges impugna la concepcin tradicional de untiempo concebido como simple sucesin de hechos, y esta refuta-cin es omnipresente en toda su obra: "Niego, en cuanto a m, laexistencia de un tiempo nico, donde los hechos se encadenen"."Con esto, Borges toma por su cuenta la famosa concepcin deHerclito segn la cual nunca nadie se baa dos veces en el mismoro, porque el flujo del ro nunca es el mismo, igual que el tiempoque flucta sin cesar. Perecedero e imperecedero, el tiempo per-manece en un entre-dos enigmtico, que no se deja de interrogarsin que se le pueda extraer, sonsacar una respuesta definitiva.

    19 Didier Alexandre, "Le parfait de l'vnemenr", op. cit., p. 185.20 La cita ha sido incorporada de "La nadera de la personalidad" de Borges y seha conservado como una traduccin del francs que dice: "Le moi n' existe pas,Chaque vnement de la vie est fait d'une seule pese et se suffit lui-rnmc", P:856. La versin original de Borges va as: "No hay tal yo de conjunto. Cualquieractualidad de la vida es enteriza y suficiente.", p. 94. [N. de la T.]21 De nuevo una traduccin del francs que aparece en "La nueva refutacindel tiempo": "]e nie, quant a moi, l'existence d'un temps unique, ou tout lesfaits s' enchaineraicnt.", p. 805. El original de Borges dice: "Hume ha negadola existencia de un espacio absoluto, en el que tiene su lugar cada cosa; yo, la deun solo tiempo, en el que se eslabonan todos los hechos.", p. 267, [N. de la T.]

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  • El acontecimiento es pues, segn Borges, el instante estallado,lo inefable; que remite a la multiplicidad, al estallido plural delindividuo. En El Aleph que es un conjunto infinito, una esperaque encierra un espectculo vertiginoso, Borges presenta al es-critor como impotente frente a los lmites del lenguaje para darcuenta de lo que ha percibido: "Lo que vieron mis ojos fue simul-tneo: lo que transcribir, sucesivo, porque el lenguaje lo es."22El enunciado es incapaz de traducir lo visible. En otro plano, elfilosfico, toda la obra de Michel Foucault se vincular a escrutareste enigma, este desequilibrio. Borges dedujo una crtica radicalde nociones practicadas por los historiadores que dan cuenta delpasado en trminos de una simple sucesin o bajo la forma de si-multaneidad. As, retoma el ejemplo de dos acontecimientos quese desarrollaron a principios del mes de agosto de 1824: aque-llos que conciernen al capitn Isidoro Surez quien est al frentedel regimiento de caballera de Per, en el origen de una victoriamilitar, y la otra, cuando De Quincey publica una diatriba enEdimburgo: "tales hechos no fueron contemporneos (ahora loson), ya que los dos hombres murieron, aqul en la ciudad deMontevideo, ste en Edimburgo, sin saber nada el uno del otro ...Cada instante es autnomo.":"

    Al tomar su distancia frente a una retirada muy radical de lanocin de acontecimiento en provecho de la de estructura, Phili-ppe Joutard abri, a mediados de los aos ochenta, en 1986, uncoloquio consagrado al acontecimiento que tena como objetomejorar la articulacin del tiempo largo y "sealar el lugar de-terminante de la historiografa en la aprehensin de la nocin deacontecimiento, esto es recordar al mismo tiempo que todo acon-tecimiento es de cierta manera una construccin de la memoriacolectiva"." En esta ocasin, los dos historiadores alemanes, Hans

    22 Borges. "El aleph", p. 625.23 Borges. "La nueva refutacin del tiempo", P: 267.24 Philippe jourard, Actes du colloque organis par le Centre mridional d 'histoiresociale de l'universit d'Aix en Provence, P: 3.

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  • Jrgen Lsebrinck y Rolf Relchardt, presentaron su estudio sobreun acontecimiento mayor: la toma de la Bastilla en tanto queacontecimiento total; con ello se apunta a la construccin de unacercamiento especfico del acontecimiento en la poca moderna.Ellos ven en este acontecimiento la amalgama de cuatro tipos deacontecimientos: el acontecimiento sensacin, que nos remite a unhecho fuera de lo comn o de la norma al realizar una ruptura enrelacin con la uniformidad cotidiana en un espacio-tiempo muycircunscrito. En segundo lugar, la toma de la Bastilla proviene dela evenemencializacin poltica y se encuentra ampliamente tribu-tario de nuevos medios impresos de informacin. Ciertamente,primero es sorpresa, algo inesperado, pero al mismo tiempo hasido preparada por la prensa de la poca. En tercer lugar, es unacontecimiento-catalizador, que se distingue de otras dos acepcio-nes por su anclaje socio-mental y por su alcance poltico. Yen fin,es un acontecimiento-smbolo "creador de identidades, punto deanclaje fundador de una tradicin de ritos y de relatos con memo-rativos"." Desde el acontecimiento y en sus huellas ulteriores, enel imaginario social, el acontecimiento se convierte en una fuentede identidad, smbolo fundador de libertad, de emancipacin deldespotismo, encargado como tal de la memoria colectiva. Du-rante este coloquio Jean Molino esclareci, desde la semiologa,la nocin de acontecimiento que opuso a la de acto en la medidaen que el acontecimiento crea ms una dinmica (del cambio conrelacin a los fenmenos durables), pero no se encuentra bajo elcontrol de un agente, o de un actor. Incluso cuando se contem-pla como acto, "es considerado como fenmeno, independiente-mente de sus orgenes"." Con esta consideracin, Jean Molinoseal con perspicacia que la historia conocida como evenemen-cial no es una historia de los acontecimientos, sino ms bien una

    25 Hans Jrge Lsebrinck y Rolf Reichardt, "La prise de la Bastille como vne-ment total. Jalons pour une thorie de l ' vnement id' poque moderne", P: 76.26 Jean Molino, "Lvenernent: de la logique a la semiologie", p. 286.

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  • historia de actos, de acciones. En cuanto a la distincin entreacontecimiento y hecho, el punto de vista semiolgico distin-gue bien eso que proviene del lenguaje natural, que nos remite almundo, ya sea el acontecimiento de eso que es mediatizado porel lenguaje, el hecho, que pertenece al metalenguaje: "Un hecho esun acontecimiento aprehendido a travs de una descripcin par-ticular"." Pero como veremos, y sobre todo entre los filsofos, eluso ms frecuente realiz una inversin de trminos, lo que noplantea mayores problemas, a condicin de conservar la distincinestablecida entre lenguaje-objeto y metalenguaje. El aconteci-miento se ha vuelto recientemente una entrada privilegiada enel universo social, de vuelta, no a partir de arquetipos reductivos,sino de singularidades que pueden tener vocacin de volverse en-seanzas de alcance generalizado. Es el caso de Timothy Tackett,cuando vincula el acontecimiento de la huida del rey Luis XVI aVarennes como la matriz de la poltica del Terror que le sigui. Elacontecimiento fue entonces de una importancia mayor, y comobien lo mostr este autor, sobre todo por la dimensin emotivaque se expandi tan amplia y rpidamente: "Ese fue un aconte-cimiento que provoc tal emocin que la gente experiment laurgente necesidad de tomar parte con sus testimonios y de relatarsu experiencia". 28 Es muy conveniente, entonces, captar la partepersonal de la interiorizacin del acontecimiento en los diversosactores que componan la sociedad francesa, ya que ser a partirde sus representaciones de las que depender el curso ulterior dela Revolucin. El acontecimiento es tomado aqu como la capa-cidad para transformar la psicologa colectiva de una opinin p-blica. Con esta demostracin, Timothy Tackett da una leccinde las visiones teleolgicas que prevalecieron hasta ese momento,y sobre todo de la lectura que le dio Francois Furet, en la cual laRevolucin llev al Terror, como la nube lleva a la tormenta. Por

    27 Paul Gochet, Esqusse d'une thorie nominaliste de la proposition, p. 93.28 Timothy Tackett, Le roi s'enfoit. Vrennes et l'origine de la Terreur, 2004.

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  • el contrario, la restitucin de la parte contingente y evenemencialrompe ese tipo de lectura que no atribuye ms que una parte in-significante al contexto: "La historia de la huida de los reyes nospone en guardia contra la hiptesis de una causalidad lineal muysimple. Ella nos recuerda oportunamente el carcter contingentee imprevisible de la Revolucin't." Todo el mrito del relato delacontecimiento emprendido por Timothy Tackett implica tam-bin evitar otra trampa, esta vez inversa, que consiste en evitarestablecer una relacin de causalidad simple y mecnica entre elacontecimiento descrito y sus efectos. Ciertamente l nos muestraaqu, que la huida misma no suscita ni inmediata ni inelucta-blemente el Terror. De hecho, en ese momento (1791) todavano existe ningn Comit de Salud Pblica, sino sencillamente,y no de manera causal, "ese simple acontecimiento, la huida deVarennes, con todas sus ramificaciones, haba transformado pro-fundamente el clima social y poltico de Francia'l."

    La nueva atencin a la huella que dejaron el acontecimientoy sus mutaciones sucesivas es absolutamente fundamental y per-mite evitar el falso dilema empobrecedor y reductivo de tenerque elegir entre una evemencialidad supuestamente corta y unalarga duracin pensada como estructural. En esta perspectiva, elacontecimiento no es un simple dato que sera suficiente recopi-lar para testimoniar la realidad, sino un constructo que reenvaal conjunto del universo social como matriz de la constitucinsimblica del sentido. Es as como Claire Gantet mostr cmo elacontecimiento es constituido por la memoria colectiva, pero node manera lineal, sino lo constituye con tropiezos, y esta memoriacolectiva se apodera de l o lo desecha, pero siempre lo transforma;con respecto al caso de la paz de Westfalia en 1648: "En lugar deser determinado por l, la memoria forja el acontecimiento'i.f

    29Timothy Tackett, Le roi s'enjuit. Vrennes et l'origine de la Terreur, op. cit., p. 255.30 Ibdem, p. 260.31 Claire Gantet, La paix de Westphalia (1648). Une histoire sociale, XVIl'-XVIll'sicle, p, 9.

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  • Este Tratado, que puso fin a la guerra de Treinta aos, que durde 1618 a 1648, fue sucesivamente conservado de manera vivapor la memoria de sus actores y de sus relatos hasta 1730, despusuna memoria erudita tom el relevo de una memoria generacio-nal en vas de extincin. La ola nacionalista alemana, resultadodel episodio napolenico, despert alrededor del ao de 1815, enel momento en que el Imperio francs se hunda, trayendo con-sigo una mirada muy crtica sobre este Tratado, culpable de haberconducido a la parcelacin del Imperio germnico y de permitirel delirio de grandeza de Luis XVI. Una vez que Alemania fuereducida, despus del nazismo, con la particin entre la RepblicaFederal Alemana y Repblica Democrtica Alemana, el tratadode Wesrfalia se volvi un pilar de la identidad y, finalmente, "enel contexto de una Europa en busca de una historia especfica, elacuerdo de Westfalia fue interpretado por algunos como el primertratado 'europeo' firmado en una Alemania serenada",32

    Ms recientemente, Alain Dewerpe se ha comprometido demanera ejemplar al llevar a cabo una antropologa histrica de unacontecimiento trgico que se desarroll en Pars en 1962: Cha-ronne." El acontecimiento en s mismo se desarrolla en muypoco tiempo y toma pronto un giro dramtico, ya que se cuen-tan nueve individuos que murieron aplastados contra las rejasdel metro Charonne despus de participar en una manifestacintotalmente pacfica y que protestaban contra los atentados per-petrados por la OEA: "Escribir la historia de un acontecimientoen apariencia inconcebible, pero que resuena en nuestros odos,hace que emerjan estratos subterrneos de nuestra vida colectiva,esto nos revela muchos aspectos de nuestra sociedad't." El acon-tecimiento es comprendido en este caso como el sntoma de uncuerpo enfermo, y en este sentido, Alain Dewerpe siente con par-

    32 Ibidem, p.11.33Alain Dewerpe, Charonne 8 ftvrier 1962. Anthropologie historque d'un massa-ered'tat, 2006.34 Ibdem, p.19.

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  • ticularidad intensidad ese drama colectivo, ya que en l perdi asu madre, Fanny Dewerpe, quien fue una de las vctimas. AlainDewerpe se coloca como historiador del acontecimiento, cuida-doso de restituir la emergencia y el desarrollo de la violencia, enla que l fue irremediablemente lastimado por la desaparicin desu madre. Restituir el ejercicio de la violencia por el Estado, lascondiciones polticas y policiales de sta, recoger los testimonios,establecer los hechos, tal es la lista de cargos de esta minuciosa en-cuesta sobre la singularidad de ese desencadenamiento violentoen plena democracia; al mismo tiempo, esta monografa intenta"dar razn de fenmenos muy generales, que lo rebasan pero queposibilitan el anlisis"." La obra hace por s misma al aconte-cimiento, que se beneficia de largas recensiones analticas muylaudatorias, ya que logra salir de la opacidad que gira en todo eldrama para lograr un relato particularmente documentado, quetestimonia la posibilidad para el historiador, de establecer la rea-lidad de los hechos, su carcter tangible con relacin a ciertastentaciones relativistas, que vuelven a poner en el mismo plano lasinterpretaciones ms contradictorias." En su largo relato, el autordistingue a cada paso eso que es comprobable, lo que es probabley lo que se produjo. Como historiador, con todo el cuidado paracomprender cmo un Estado democrtico puede llegar a matar,invoca muchos rdenes de causalidad que van a interferir. Enprimer lugar, recurre a una radiografa del medio social que ana-liza: la polica parisina a principios de los aos sesenta, que estfuertemente marcada por un habitus, el de las prcticas violentas.Formado en las doctrinas de Gustave le Bon sobre la psicologa delas masas, esta psicologa est persuadida de que todo reagrupa-miento puede ser peligroso para el orden republicano y es objetode temor para la Repblica. La Repblica, adems, est atravesada

    35 Ibdem, P: 19.36YaseEtienne Ollion, "Le jeudi de Charo nne. Notes sur l'histoire et l'vne-rnent", pp, 128-134. Michel Naepels, "Il faur har'', pp,140-145. Marc-OlivierBaruch, "Anthropologic poli tique d'un massacre d'tat", pp. 839-852.

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  • por fuertes lneas de fractura en plena guerra de Argelia, y aunqueno es cuestin de generalizar, ciertas policas piensan en enfren-tarse con la izquierda. As, por una parte, el acontecimiento seencuentra aclarado por un mejor conocimiento del medio socialrelacionado a una sociologa histrica de la institucin que es lapolica parisina y un estudio histrico de los modos de protestapblica. En segundo lugar, Dewerpe invoca una situacin polticamuy tensa, con un poder gaullista que no quiere desdibujarse ytampoco engaarse y ceder a la presin de la izquierda en las di-fciles negociaciones con los argelinos. Esta actitud lo conduce aun tercer factor determinante: la interdiccin de la manifestacinque, para De Gaulle, es una manera de reafirmar su autoridadfrente a toda forma de presin y desbordamiento.

    Hasta aqu, ms all de la sociologa de un medio especfico,se podra considerar que se est frente a un estudio de facturaclsica del acontecimiento, animado por su cuidado de buscar laverdad y por establecer las correlaciones causales. Pero el autorno encierra el drama en lo ineluctable. El campo de eso que vaa llegar permanece abierto en cuanto a sus condiciones de posi-bilidad. Por otra parte, el autor pone una atencin extrema en elacontecimiento como construido por sus actores, por sus testigos,as como por sus huellas y las marcas memoriales, que l va a dejaren el camino al filo de nuevas composiciones sucesivas del dramade Charo nne. En el curso de esta demostracin, se comprendemejor cmo un acontecimiento ha expulsado al otro. Charonne,cuya memoria fue mantenida inmediatamente por la simboliza-cin, con su tiempo fuerte de funerales seguidos por un inmensogento, habr borrado la tragedia todava mayor ocurrida el 17 deoctubre de 1961, en el curso de la cual, entre cien y 200 argelinosencontraron la muerte en las calles de Pars al trmino de unamanifestacin pacfica," muertos que durante largo tiempo fue-

    370liver La Cour Grandmaison, (dr.), Le 17octobre 1961. Un Crime d'tat aPars, 2001.

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  • ron ignorados y abandonados por las corrientes conmemorativas,mientras que en los aos setenta todava en los desfiles frente almetro Charonne se haca espontneamente el silencio que rendahomenaje a los desaparecidos. Dewerpe ofrece la demostracinconvincente de que es posible escribir, en el caso de Charonne, loque pas, y ofrece argumentos a la tesis del primado de la prueba,tal como la puede defender un CarIo Ginzburg con relacin a lasposiciones relativistas."

    Est de regreso, en la actualidad, el afirmar la fuerza intem-pestiva del acontecimiento, en tanto que manifestacin de lanovedad, en tanto que comienzo. Esto implica aceptar la incapa-cidad, esto es, la apuesta imposible de mostrar detrs de cualquierinvestigacin, tan minuciosa como ella sea, el sentido del acon-tecimiento que permanece irreductible a su encierro, en sentidoacabado y unilateral. Como lo dice Michel de Certeau, el enigmasobrevive, lo que no dispensa de la investigacin, sino todo locontrario, pero exige abandonar los oropeles de la arrogancia y larpida salida de las explicaciones previas y rgidas.

    Estamos muy lejos de los tiempos de Braudel, cuando per-segua las "lucirnagas", la espuma evenemencial que remita alplano de la insignificancia. En l se denunciaba el "humo abu-sivo", afirmando que "las ciencias sociales tenan casi horror delacontecimiento. No sin razn. El tiempo corto es el ms capri-choso, el ms engaoso de las duraciones'T" Tambin estamoslejos del tiempo donde su discpulo Emmnauel Le Roy Ladu-rie no hablaba ms que de historia inmvil, precisando que "LaEscuela [Los Annales] es la imagen misma de las sc .:iedades queella estudia: lenta. Define su propia duracin en el largo plazo denuestro siglo [... ] ella es testimonio de la gran indiferencia a losfenmenos que pasan en la superficie". 40

    38 Cario Ginzburg, Le juge et l'historien, 1997.39 Fernand Braudel, "Histoire et sciences sociales: la longue dure", p. 746.40 Ernmanuel Le Roy Ladurie, "Lhistoire imrnobile", p.14.

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  • Entre los historiadores, y a contracorriente de la moda de lalarga duracin, Pierre Nora anunci muy pronto, desde 1972, enun artculo que apareci en Communications, y que fue retomadoen 1974 en la triloga Faire de l'histoire, "El retorno del acon-tecimiento" Y l percibe ese "retorno", con el tufo del perfumeanticuado de la antigua generacin de los historiadores "positivis-tas", por el sesgo que tomaron los medios de comunicacin. Ser,es ser percibido, y para lograr hacer esto los diversos medios decomunicacin se volvieron maestros, hasta ejercer el monopoliode la produccin de los acontecimientos. Pierre Nora comprendeel asunto Dreyfus como el primer acontecimiento en sentido mo-derno, en la medida en que le debe todo a la prensa. Asunto delos medios de comunicacin, el acontecimiento contemporneose vuelve muy pronto la espuma de los medios que crea, con to-dos los pedazos, una sensibilidad a la actualidad y, a la vez, unaapariencia de historicidad. Algunos de estos acontecimientoscontemporneos son percibidos auditivamente (las barricadas deMayo del 68), el discurso del 30 de mayo de 1968 del generalde Gaulle), otros estn ligados a la imagen (la invasin de Praga,el alunizaje de la misin Apolo, la represin de la Plaza de Tia-nanmen ... ). La inmediatez vuelve muy fcil el desciframiento delacontecimiento, puesto que golpea de improviso, y a la vez msdifcil, ya que entrega todo de un golpe. Esta situacin paradjicanecesita, segn Pierre Nora, de un trabajo de construccin delacontecimiento que debe efectuar el historiador para entendercmo los medios de comunicacin producen el acontecimiento.

    Entre su disolucin y su exaltacin, el acontecimiento, se-gn Paul Ricoeur, sufre una metamorfosis que se mantiene ensu recuperacin hermenutica. Reconciliando el acercamientocontinuista y discontinuista; Ricoeur propone distinguir tresniveles para acercarse al acontecimiento: "1. Acontecimientosinfrasignificativos; 2. Orden y reino del sentido, en el lmite de

    41 Pierre Nora, "Le retour de l'vnernent", pp. 263-281.

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  • lo no evenemencial; 3. Emergencia de acontecimientos suprasig-nificativos, sobre-significativos". 42 El primer nivel correspondesimplemente a la descripcin de "eso que pasa" y evoca sorpresa,la nueva relacin con lo constituido. Por otro lado correspondea las orientaciones de la escuela metdica de Langlois y de Seig-nobos, el del establecimiento crtico de las fuentes. En segundolugar, el acontecimiento es tomado dentro de esquemas expli-cativos que lo colocan en correlacin con las regularidades, lasleyes. Este segundo momento tiende a subsumir la singularidaddel acontecimiento bajo el registro de la ley de la que proviene,hasta el punto de estar en los lmites de la negacin del aconteci-miento. Se puede reconocer en l la orientacin de la escuela delos Annales. A este segundo estadio del anlisis le debe suceder untercer momento, el de la interpretacin, es decir, el de retomar alacontecimiento como emergencia, pero en esta ocasin, con unasobresignificacin. El acontecimiento es entonces parte integrantede una construccin narrativa constitutiva de la identidad narra-tiva fundadora (la toma de la Bastilla) o negativa (Auschwitz). Elacontecimiento que est de regreso no es pues el mismo de aquelreducido a su sentido explicativo, ni aquel infrasignificativo queera externo al discurso. l engendra en s mismo el sentido. Esla demostracin que hace Georges Duby, desde 1973, confron-tado con la exigencia de contar el acontecimiento de la batalla deBouvines del 27 de julio de 1214, en la ya clsica coleccin de Ga-llimard, "Las treinta jornadas que hicieron a Francia". l no slose conforma con contar la jornada del combate, sino que desplazasu mirada al acontecimiento y muestra que el sentido de este l-timo no se reduce a un ilustre domingo, sino que se sita en lasmetamorfosis ulteriores al dentro de una memoria colectiva queva a veces a magnificar ese momento, y a veces lo va a dejar caer enel olvido. El acontecimiento se vuelve entonces el destino de unrecuerdo en el seno de un conjunto movedizo de representaciones

    42 Paul Ricoeur, "vnement et sens", pp, 51-52,

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  • mentales. Muestra que lo que se constituye en esa jornada comoacontecimiento es importante sobre todo por sus huellas: "Fuerade ellas, el acontecimiento no es nada". 43

    Los acontecimientos nos son detectables ms que a partir desus huellas, sean o no discursivas. Sin reducir lo real histrico a sudimensin lingstica, la fijacin del acontecimiento y su cris-talizacin se efectan a partir que se les nombra. Se constituye,pues, una relacin absolutamente esencial entre lenguaje y acon-tecimiento, que en la actualidad es ampliamente problematizadapor las corrientes de la ernometodologa, del interaccionismo y,obviamente, por el acercamiento hermenutico. Todas estas co-rrientes contribuyen a lanzar las bases de una semntica histrica,que toma en consideracin la esfera del actuar y rompe con lasconcepciones fisicalistas y causalistas. La puesta en intriga juegaun rol operativo, al relacionar los acontecimientos heterogneos.Se sustituye con la relacin causal de la explicacin fisicalista. Lahermenutica de la conciencia histrica sita el acontecimientoen una tensin interna entre dos categoras metahistricas queretoma Koselleck: la de espacio de experiencia y la de horizontede expecrarivas.v'

    El desplazamiento de la evenemencialidad hacia su huella y susherederos suscita un verdadero retorno a la disciplina histricasobre s misma, en la esfera de eso que se podra calificar comocrculo hermenutico o giro historiogrfico. Este nuevo momentoinvita a seguir las metamorfosis del sentido en las mutacionesy deslizamientos sucesivos de la escritura historiadora, entre elacontecimiento mismo y la posicin presente. El historiador sepregunta entonces sobre las diversas modalidades de fabricaciny de percepcin del acontecimiento, a partir de su trama textual.Esta nueva exploracin por la escritura historiadora acompaa la

    43 Georges Duby, Le dimancbe de Bouoines, p. 8. [Hay traduccin al espaiol poreditorial Alianza. N. de la T.],44 Reinhardt Koselleck, Le [uture pass. Contribution a la semantique des tempshistorique, 2000. [Hay traduccin del alemn al espaol por Paids. N. de la T.]

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  • exhumacin de la memoria nacional y confirma an el momentode inters por la memorial actual. A partir de la renovacin de lahistoriografa y de la memoria, los historiadores asumen el tra-bajo de duelo de un pasado y llevan su contribucin al esfuerzoreflexivo e interpretativo actual en las ciencias humanas.

    La tentativa de salir de la falsa alternativa entre la valorizacinde las estructuras y la valorizacin de los acontecimientos est enla va correcta, gracias al descubrimiento de medios intelectua-les que permiten superar las falsas divisiones que han inspiradohasta ahora las ciencias sociales. Es ante todo el sentido de lasinvestigaciones en curso sobre el sentido del aparecer, ligado al do-minio del actuar. Una microsociologa de la accin explora estedominio de la historicidad de lo cotidiano. Esta apertura sobrela cuestin del tiempo en la investigacin sociolgica ha sido fa-vorecida desde que la pregunta se plante en la organizacin dela experiencia cotidiana. Es el caso notable del trabajo de LouisQuer, quien fue decisivamente inspirado en ese plano, por elpragmatista estadounidense Georges H. Mead.t" La pragmticale permite hacer el enlace entre la temporalizacin y la organiza-cin de la accin. Mead muestra en efecto, que la naturaleza delpasado no existe en s misma, sino que es fuertemente tributariade la relacin sostenida con el presente. Esta relativizacin delpasado y la primaca que se concede al presente en su restitu-cin estn fundadas en Mead, "sobre la condicin central que esla del acontecimiento". Es en torno de ese acontecimiento en smismo, como accin situada, donde se realiza la estructuracindel tiempo. El acontecimiento, por su discontinuidad misma coneso que le precede, obliga a la distincin y a la articulacin delas nociones del pasado y del futuro. La perspectiva pragmticade Georges Mead lo conduce a contemplar esta temporalizacincomo un componente esencial de la accin. Mead da el ejem-plo de lo que podra representar la evocacin de nuestra infancia

    45 G. H. Mead, The Philosophy ofPresent, 1964.

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  • tal como la pudimos vivir, no como pasado relativo a nuestropresente, sino como un pasado cortado de su porvenir. Esto notendra ningn inters ms que el exotismo.

    Es a partir de esta atencin a la singularidad de la situacin deemergencia del acontecimiento, en donde Louis Quer contem-pl el estudio concreto del acontecimiento en tanto se constituyecomo acontecimiento pblico.i'' Atento a la construccin socialdel acontecimiento, parte del presupuesto que la identidad, lasignificacin del acontecimiento, al tratarse de manifestar no estconstituido a priori, sino responde a un proceso emergente quese construye en la duracin. Efectivamente, la identidad del acon-tecimiento termina por estabilizarse, pero sin nunca saturarse,quedando abierto a interpretaciones siempre renovadas. Es enesta perspectiva, que Louis Quer trabaj sobre el acontecimientoque constituy la profanacin del cementerio de Carpentras, ascomo en los problemas de los suburbios, sobre todo a partir delos incidentes de Vaulx-en- Velin de 1990-1991. Como lo decaRaymond Aron: "Es necesario dar al pasado la incertidumbre delporvenir". Esta desfatalizacin condujo al historiador a regresarsobre situaciones singulares para intentar explicarlas sin presupo-ner un determinismo a priori. La pareja acontecimiento/situacinresulta pues fundamental en esta nueva configuracin, media-tizada por los individuos que dan sentido al acontecimiento, almismo tiempo que lo producen. Esta reconstruccin en actodesplaza el centro de gravedad de la subjetividad hacia la inter-subjetividad, y nos invita a tomar la medida del giro pragmticoen la aprehensin de la nocin de historicidad.

    En la Antigedad, el juego del azar y de la necesidad contri-buy a dar un espacio al acontecimiento, pero ste permaneciampliamente tributario de eso que los antiguos denominaronFortuna. Si el historiador desde Grecia antigua tendi a privi-legiar la libertad humana en todas sus expresiones como parte

    46 Louis Quer, "vnement et temps de l'hisroire", pp. 263-281.

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  • indeterminada de la accin, a pesar de todo, quedaba la ins-cripcin de los dioses y de sus mltiples manifestaciones en elcorazn mismo de la vida de la ciudad que es omnipresente. Unfatalismo, un destino querido por los dioses domina a la histo-ria y a su cortejo de acontecimientos, y se busca pues adivinarlo,interrogando la profecas y los orculos para guiar su conducta.En la Edad Media, el tiempo de Dios determina todava ms larelacin con el tiempo y cada acontecimiento acaba por inscri-birse en un conjunto preexistente y significativo. Son los clrigosquienes expresan el sentido de la sociedad occidental, al cumpliren la historia la realizacin de un plan determinado de antemanopor Dios y en el que la trama evenemencial no es sino la epifanaprogresiva destinada a repetir en su ltimo momento prometido,el comienzo glorioso. Los acontecimientos histricos tienen lugardentro de una teologa muy estricta, ya que est sacralizada; ellosasumen la centralidad de una teofana. Ciertamente a lo largo delos siglos XIV y xv el discurso sostenido por el clero, elaboradosobre el modelo del clero regular de los monasterios, se laicizpoco a poco, pero conserv en lo esencial la marca de la Providen-cia, que es el marco coherente de su desplazamiento. La rupturamoderna de los siglos XVI y XVll nunca atenu el carcter obliga-torio de la teleologa, de la finalizacin de un tiempo lineal queencerrara la diversidad evenemencial en un nico poseedor de sig-nificacin. La historia evenemencial adquiere un sentido graciasa una teleologa de la historia. El rgimen de historicidad es elmismo y regresa a la imagen de que la tradicin expresa de mejormanera el futuro. Es el sentido del Discurso de la historia universal,publicado en 1681 por Bossuet, el que despliega una filosofa de lahistoria a manera del Gran Delfn, el hijo de Luis XIV La filosofade la Ilustracin toma cierta distancia con la idea de un plan di-vino y se apodera de un proceso de laicizacin de la historia, perotoma por su cuenta la idea de un telos, de una continuidad tem-poral fuertemente finalizada en torno de la realizacin del pro-greso, que conduce a una emancipacin progresiva del gnero

    El acontecimiento histrico entre Esfinge y Fnix / 37

  • humano gracias al triunfo de la Razn, capaz de conquistar encada etapa una mayor transparencia. Este optimismo va a des-embocar en la filosofa de la historia -Kant, Hegel, Marx- quemarcar a todo el siglo XIX, al que se tendr la costumbre dellamarlo el siglo de la historia. Los hombres creen que hacen lahistoria, la suya, mientras que ella se desarrolla a sus espaldas ysin su conocimiento, frase que sigue la famosa idea de las trampasposibles de la Razn.

    A distancia de estas cronologas y paralelamente se nota desdeel Renacimiento de los siglo xv y XVI, un gran cuidado de autenti-ficacin de la veracidad evenemenciaL Los humanistas sentaron lasbases de un mtodo crtico de fuentes, y el gran acontecimiento,decisivo en el giro de la nocin de verdad, intervino cuando Lo-renzo Valla logr establecer que la Donacin de Constantinohabra dado al papa Silvestre la posesin de Roma y de Italia y,posteriormente, aceptara la autoridad temporal del Vaticano so-bre todo el occidente cristiano. Dicha demostracin se volvi lapiedra angular del mtodo crtico. El estudio cientfico de un do-cumento textual, confrontado con el contexto histrico supuesto,ser la anticipacin esencial de la aparicin de la erudicin futura.Esta forma de escritura de la historia, que se denominara "historiaanticuaria", desarrolla y codifica las reglas de la crtica de fuentesen el siglo XVII. El lugar de la innovacin se sita entonces, sobretodo, en el seno de la congregacin benedictina de san Mauro. Esincluso una nueva disciplina la que nace con la publicacin de Ladiplomtica de Jean Mabillon, en 1681. Con el siglo XIX el gnerohistrico se profesionaliza verdaderamente, y dotar a la disciplinade un mtodo con sus reglas, sus ritos, sus modos particulares deentronizacin y reconocimiento. Los historiadores de la escuelaque denominamos "metdica", contempla la historia como "unprocedimiento de conocimiento cientfico", y ambiciona con ellooperar una ruptura radical con la literatura. El buen historiador esreconocido por su ardor en el trabajo, su modestia y los criteriosincuestionables de su juicio cientfico. Rechaza en bloque eso que

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  • los dos grandes maestros de la ciencia histrica de la Sorbo na defines del siglo XIX, Charles-Victor Langlois y Charles Seignobos,llamaron "la retrica y las falsas apariencias" o "los microbios lite-rarios" que pululan en el discurso histrico erudito. Un modo deescritura se impone, mismo que borra las huellas de la esttica li-teraria en provecho de una estilstica casi annima que tiene sobretodo un valor pedaggico. Esta escuela, reagrupada en torno de laRevue Historique, creada en 1876, defini la funcin historiadoracon el establecimiento metdico de los hechos y privilegi, porello mismo, la restitucin del acontecimiento en su efectividadpor media de la doble crtica de fuentes: la interna y la externa.

    De la misma forma en que Michel de Certeau avanz con eltrmino "Hacer la historia", se puede considerar que el aconte-cimiento proviene de un hacer, de una fbrica. La construccinsocial del acontecimiento, la fabricacin de su grandeza social,luego histrica, pasa por la tentativa de reduccin de la indeter-minacin de eso que lleg a ser y al cual se intenta conferir unaimportancia determinada, en funcin de un sistema de valores.Esta bsqueda reviste la ventaja de provenir de un lugar, de unainstitucin, de un anclaje societal, pero deja escapar toda una granparte, que es la constitucin simblica del acontecimiento. Paraevitar tener una relacin de fascinacin frente al acontecimiento,que revelara al mismo tiempo tanto un engao como la fetichi-zacin que puede poner a prueba al historiador frente al archivo,colocndolo como si tuviera un acceso directo a lo real, el ana-lista dispone de un cierto nmero de herramientas. El historiadortiene a su disposicin toda una reflexin de orden semiolgico,tal y como la emprendida por Roland Barthes, todo un trabajo dedes-mitologizacin que apunta a reencontrar la cara escondida delmito. Esta trayectoria no es para nada antinmica con la miradade orden sociolgica que permite restituir los discursos dentro delos lugares y de sus marcos sociales.

    Hacer el acontecimiento presupone dos fenmenos diferentes.En primer lugar, y sobre todo en la sociedad moderna mediatizada,

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  • esto implica una conmocin, un trauma, un estremecimiento quesuscita en primera instancia un estado de afasia. Este primer as-pecto, el ms espectacular del acontecimiento, presupone unalarga difusin que asegura y asume su repercusin. La conmocinproducida por el 11 de septiembre de 2001 que repercute a es-cala mundial es, en ese sentido, la precipitacin ms ejemplar deeste gnero de fenmeno de sideracin.t' Al mismo tiempo, losgrandes acontecimientos histricos llegan muy frecuentemente,como lo dijo Nietzsche, en las patas de una paloma, o como unaenfermedad mortal que infiltra sigilosamente el cuerpo, o en eldesembarco de los Pilgrims del Mayflower en las costas de Mas-sachusetts e, incluso, la toma de la Bastilla que no suscit ningncomentario de Luis XVI en su diario, con fecha del 14 de julio de1789. Lo esencial del acontecimiento se sita, en efecto, sobre suhuella, en eso que se volver de manera no lineal, en los mltiplesecos en su posterioridad. ~

    Traduccin del ftancs, Norma Durn R. A.

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