Ejercitos y Batallas 51 - Gravelotte - St Privat 1870

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EL FIN DEL SEGUNDO IMPERIO edicione.;, delp radO BATALLAS DE LA HISTORIA 2S 111;1 ,J :61 MILlTARY

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Batalla decisiva, en la guerra franco prusiana de 1870 que sella el destino de las fuerzas fancesas

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EL FIN DEL SEGUNDO IMPERIO

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MILlTARY

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BATALLAS DE LA HISTORIA 25

G~VclOTIc·~l ~~IVAT l~l~ EL FIN

DEL SEGUNDO IMPERIO

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... Superior: Sto Privat. Pese a sufrir cuantiosas pérdidas en la ladera expuesta, el 4: Rgto. de guardias a Pie consiguió remontar la pendiente y efectuar un ataque al cementerio, produciéndose a continuación un choque violento, al resistirse los defensores franceses a ceder terreno. (ASKB)

... Inferior: Tras alcanzar el extremo norte de la línea de Bazaine, sobre Roncourt, el príncipe heredero de Sajonia dirigió el asalto del XII CE. contra la aislada Bri. de Pechot. Debido a la llegada fragmentada del XII CE. de su larga marcha y a la resistencia tenaz de la defensa de Pechot, llevó más de dos horas tomar el pequeño caserío. (ASKB) Ver página 81.

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EL FIN DEL SEGUNDO IMPERIO

PHILlPP ELLlOT-WRIGHT

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.. Gravelotte. Al caer la noche, las tropas del CE. de Fransecky llegaron a Gravelotte, encontrando el pueblo lleno de heridos del 1." E. Animados por

muchos, los hombres de su 3: Div. engrosaron pronto el número de víctimas de los asaltos infructuosos lanzados por el barranco de Manee. Pese al día de

marcha que tardaron en llegar al campo de batalla, todavía fueron capaces de avanzar a paso ligero. (ASKB) Ver páginas 72-73.

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, INDICE

Introducción 6 El ejército francés: organización

Antecedentes de la guerra 7 Equipamiento e instrucción

Los jefes de las fuerzas enfrentadas 11 Movilización y despliegue Ejércitos en confrontación

El ejército alemán

Organización

Armamento y táctica

El ejército francés

Símbolos de mapas

.'I(XXXX

Grupo ejércitos C8J xxxx

Ejército ~ :\xx

Cuerpo cg] . xx

División C8J x

Brigada C8J Regimiento ~

" Batallón C8J Infantería C8J Caballería c;¡¡¡jI

Artillería [!]

Direcciún E.ditorial: Juan .\1aría Martínez.

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16 17 20 21

Direcciún T t:cn ica: Edu<lrdo Pe fl a lba. Coordinaciún Edih)rial: Juan Ramó n Azaola. Supef\'isión )' adaptación: Javier de Benito. Comité de Redacción: Manuel B,úios, Bernardo Rincón , M. J. Ramírez. Edición: Luis Gan:ía, I iiigo Castro. Francisco Perales. Fotografía y Documelllación Gráfica de la edición : José María Sáenz de Almeida, Mana Carranza, Nano Calias, J oaq uín Yerga .

Versión castellana : J avier de Beniw, Tít ulo original: Gm1'flollf-SI. Priva/. Autor: Philipp Elliot·Wright.

Publicado originalmen te por Osprey, sello ed itorial de Reed Consumer Books Ltd. , Michelin House, 81 Fulham Road , London SW3 6RB .

© 1993 Reed I nI. Books Lld.

© Agosto 1995, Ediciones del Prado, de la presente edición .

ISBN (obra completa): 84-7838·472·3 ISB N: 84-7838·523· 1 D. L.: M-447· 1995

1 mpreso en España Prinred in Spain

Todos los derechos resen'ados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni r n todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de inf()rmación , en ninguna forma ni por ningún medio, sea meGÍnico, fotoquím ico, e lectrúnico, magnético, e1ectro6pt ico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el previo permiso por escrito de la editorial.

Movilización y despliegue alemanes

Movilización y despliegue franceses

Batallas fronterizas

Batalla de Fr6schwiller-W6rth

Batalla de Spicheren

La retirada a Metz

Bazaine asume el mando

Moltke prepara la trampa

La trampa se cierra

Batalla de Mars-la-Tour

Batalla de Gravelotte - Sto Privat

La posición

El plan de ataque de Moltke

El avance alemán

El ataque del 1:' ejército

La guardia y los sajones en St. Privat

La derrota

Bajas

Juicio crítico

Consecuencias

El campo de batalla en la actualidad

Cronología

Juegos de guerra de Gravelotte-St. Privat

25 25 29 29 32 37 39 41 44 46 47 49 49 56 56 57 61 67 73 80 86 88 90 91 92 94

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, INTRODUCCION

La batalla de Gravelotte-St. Privat, librada el jueves 18 de agosto de 1870, marcó el final de la campaña inicial de la guerra Franco-Prusia­na. Esa campaña comenzó con la toma de Saar­brücken por los franceses el 2 de agosto de 1870, y terminó con el principal Ejército (E.) francés, al mando del mariscal Bazame, sitiado en la plaza fuerte de Metz. En el interregno, los aparentemente invencibles ejércitos alemanes del general (Gral.) Moltke barrieron el nordes­te de Francia, infligiendo una serie de derrotas sucesivas a las tropas de la Francia Imperial. La mayor parte de los comentaristas de la época, y otros muchos posteriores, llegaron a la con­clusión de que lo sucedido fue la victoria inevi­table de un E. de conscripción, dirigido por profesionales, sobre un E. tradicional, de «afi­cionados» con larga permanencia en filas. Más aún, la campaña significó la primera reivindi­cación de que el Estado Mayor (EM) alemán pa­sara a la posteridad de la historia militar, como ejemplo clásico de que el planeamiento estraté­gico y la organización constituyen la base de la victoria en el campo de batalla.

Sin embargo, las batallas libradas entre el 2 Y el 18 de agosto pusieron de manifiesto, con demasiada frecuencia, la impetuosidad de los oficiales (Ofs.) prusianos de todas las catego­rías, que actuaron poco coordinados con el mando central, con el consiguiente riesgo para sus tropas, tanto estratégico como táctico. De­bido más a las graves carencias de calidad del mando francés que a cualquier presunción de superioridad innata de las fuerzas alemanas, esta vulnerabilidad no fue aprovechada de nin­gún modo por los franceses. En este sentido, la batalla de Gravelotte-St. Privat fue un final adecuado a la campaña, siendo un claro ejem­plo de la lucha de fos diecisiete días anteriores. La falta de autocontrol -impropia de un ale­mán - del Gral. prusiano Steinmetz y el man­do poco inspirado de la guardia, por parte de Federico Carlos, obligó a las tropas alemanas a sufrir un vapuleo de doce horas de duración.

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Al caer la tarde, en el campo de batalla yacían más de 20.000 bajas prusianas por 13.000 ba­jas francesas, y una gran parte del E. del rey de Prusia estaba a punto de emprender la re­tirada. Pero las tropas francesas, al mando de Bazaine, se fueron tranquilamente a Metz para unirse al intacto E. principal francés, en vez de emplear sus reservas para aprovechar los erro­res tácticos de su enemigo. Tras inmovilizar eficazmente a Bazaine, Moltke aniquiló al res­to de las fuerzas de la Francia Imperial dos se­manas más tarde en la batalla de Sedán, po­niendo fin, de esta manera, al Segundo Impe­rio de Napoleón 111.

Debe destacarse que, aunque el conflicto de 1870-71 es conocido como guerra Franco-Pru­siana, en él tomó parte la Confederación Ale­mana del Norte, formada en 1867, con sus alia­dos alemanes del sur -Baviera, Württemberg, Hessen y Baden- contra la Francia Imperial. Es razonable decir que, por lo tanto, ya existía una Alemania unida y que su único ejército participó en la guerra, a pesar de que la Con­federación y sus aliados del sur no formaron el Imperio Alemán hasta el 18 de enero de 187l. Por consiguiente, en este libro se usará el término genérico de «Alemania» en vez de «Prusia» o de cualquier otro estado alemán de la Confederación, a partir de 1867.

~ Si hubo una persona responsable de la guerra, ése fue el canciller de la Confederación Alemana del Norte, Dtto von Bismarck. Este prototipo de <<junker» prusiano derrotó a los liberales alemanes durante los primeros años de la década de 1860, asegurando así una Alemania unida, dominada por Prusia. Los procedimientos de

Bismarck fueron cruelmente realistas y oportunistas, movidos por la convicción de que la unidad alemana era inevitable. Para lograr ese ideal, Bismarck libró tres guerras: contra Dinamarca, en 1864; contra Austria, en 1866, y contra Francia, en 1870-71. (Illustrated London News)

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ANTECEDENTES DE LA GUERRA

Pocos cuestionarían la afirmación de que la guerra Franco-prusiana fue un enfrentamiento entre una emergente Alemania bajo el control de Prusia, y la hasta entonces principal potencia europea, la Francia napoleónica. El personaje clave en esa contienda fue, sin duda, Otto von Bismarck.

En 1862 Bismarck se convirtió en presidente del Consejo de Ministros de Prusia, tomando posesión de su cargo con la intención de unir, bajo el liderazgo de Prusia, a los Estados alema­nes del norte, cuando no -con el tiempo- a la totalidad de Alemania, Austria excluida. A par­tir de los acontecimientos de 1789-1815, el na­cionalismo alemán había ido en progresivo au ­mento. La Revolución Francesa, ]ena-Auerstadt

y la guerra de Liberación habían establecido las bases para ello.

Pese a las reservas de los príncipes de Prusia y de otros estados alemanes, el sentimiento nacio­nalista se hizo más profundo con la Zollverein (Unión Aduanera) y la Revolución de 1848. Pru­sia, en su calidad de estado alemán más fuerte, era considerada como aglutinante nacional para la unificación. En 1859, una reunión de partidos democráticos alemanes en Eisenach estableció la Nationalverein (Unión Nacional), con el compro­miso de apoyar la concentración del poder polí­tico y militar en manos de Prusia. Con la apari­ción en escena de Bismarck en 1862, había llega­do un político capaz de explotar el sentimiento nacionalista alemán.

Cuando Bismarck llegó a al poder en 1862 no tenía un plan magistral para la unificación ale­mana, ni siquiera una visión clara de lo que po­dría ser una Alemania unida, aunque estaba con­vencido de que era inevitable. Bismarck era, en esencia, un prototipo de ] unker (aristócrata) prusiano, decidido a que se formara una Alema­nia unida, sobre la base de la monarquía de Pru­sia. En 1862, tras neutralizar a la oposición libe­ral prusiana, Bismarck emprendió la consecución de sus objetivos a largo plazo, mediante una com­binación de hábiles maniobras, oportunismo des­piadado y buena suerte. La guerra Danesa de 1864 significó ganar Schleswig y preparar el ca­mino para la guerra Austro-Prusiana de 1866. La asombrosa campaña de siete semanas contra Aus­tria supuso el eclipse total del poder de los Habs­burgo en Alemania y la destrucción de la Liga Alemana, creada cincuenta años antes por Met­ternich. También demostró la validez de las ex­tensas reformas militares del ministro de la guerra de Prusia, el Gral. Albrecht Roon.

En gran manera, el consiguiente Tratado de Praga sentó las bases para una Alemania unida: Prusia se anexionó Hannover, los Ducados del Elba y varios estados más pequeños. Además, se estableció una nueva Confederación Alemana del Norte (CAN), con todos los estados alemanes si-

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GRA VELOTIE-ST. PRIVA T 1870

~ Se puede describir gráficamente a Guillermo 1, rey de Prusia, como un observador pasivo de los sucesos de 1870. Si bien era el clásico rey-soldado, también era un hombre afable. No tomó parte en el ofrecimiento del trono de España a su primo,

desencadenan te del «telegrama de Ems», y lamentó que se declarara la guerra. Aunque acompañó a su ejército en el campo de batalla, influyó poco en el control operativo de Moltke. (ASKB)

tuados al norte del río Main, bajo control prusia­no, con Bismarck como canciller. Solamente los cuatro estados alemanes del sur, Baden, Würt­temberg, S<Üonia y Baviera, mantuvieron una in­dependencia política real. Aun así, acordaron en secreto reorganizar sus ejércitos según el mode­lo prusiano y aliarse con la Confederación en caso de guerra.

Los acontecimientos de 1866 supusieron un golpe político y militar para la Francia Imperial. Con Luis Napoleón, Francia había restablecido su preponderancia en el equilibrio europeo de poder, desde 1852. Ya como Napoleón 111, res­tableció una dictadura estable, una relación flui­da con el enemigo secular de Francia, Gran Bre­taña, y la aparente supremacía de las fuerzas francesas en las guerras de Crimea y Franco-Aus­triaca. Si bien Luis Napoleón no era un genio mi-

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~ En muchos aspectos, el emperador Napoleón 111 fue una figura trágica en 1870. Sobrino de Napoleón Bonaparte, los primeros quince años del Segundo Imperio constituyeron un éxito brillante pero, en 1870,

. su mala salud y pobre juicio condujeron a su

precario régimen a una carrera imparable hacia la guerra. Su intento de mandar a su ejército en el campo de batalla le hundió, y al final fue casi un observador pasivo de su proPia caída. (ASKB)

litar, poseía ciertamente un gran talento político y era consciente de los progresos militares y de la necesidad de estar a su altura. Pero mientras la estrella de Bismarck se encontraba en ascenso a mediados de los años 1860, la de Napoleón es­taba en franco descenso. Su mala salud, unida a la creciente oposición interna a su mandato, sig­nificó que en 1866-67 la Francia Imperial viera limitada su capacidad de afrontar el creciente de­safío alemán. Al escándalo financiero y fracaso político del «Imperio» mexicano de Napoleón de 1815 le siguió la mala pasada de Bismarck du­rante la guerra Austro-Prusiana, en la que Fran­cia permaneció neutral en la falsa creencia de que podría conseguir ventajas geográficas en Re­nania occidental. En vez de eso, Napoleón y el pueblo francés se encontraron con una Prusia re­surgente a la cabeza de la CAN. Un sentimiento

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de temor, de rabia e incluso de aturdimiento co­menzó a apoderarse de Francia. Eclipsados el es­plendor y los logros de antaño, Napoleón se em­barcó en una serie de intentos, cada vez más de­sesperados, de restablecer la decreciente credibi­lidad de su reinado. Mientras tanto, Bismarck apartaba a Italia y Austria de cualquier posible alianza con Francia, caso de que estallara la guerra. Es posible que la única acción positiva de Napoleón desde 1866 hasta 1870 fuera la tan ne­cesitada modernización del E. francés, a la luz de la evidente superioridad de Prusia durante la guerra Austro-Prusiana. Pero, como se verá, in­cluso en ese campo el decadente poder político de Napoleón encontró la suficiente oposición in­terna como para dejar de realizar muchas de las proyectadas reformas militares cuando estalló la guerra Franco-Prusiana en agosto de 1870.

Bueno es decir que en 1869 muchos, tanto en Francia como en Alemania, esperaban (y algunos hasta deseaban) que hubiera guerra, aunque sólo fuera para dilucidar la cuestión, cada vez más embarazosa, de quien era entonces la principal potencia europea. Mientras que el rey de Prusia mostraba escasos deseos de confrontación, Bis­marck y el jefe de Estado Mayor UEM), Moltke, pensaban que era deseable una confrontación para cimentar la unificación alemana e impedir la reforma militar francesa. Al igual que Guiller­mo, Napoleón tenía pocas ganas de conflictos; pero, en 1869-70, se encontraba gravemente en­fermo y era consciente de las limitaciones milita­res francesas. Sin embargo, la prensa francesa, el pueblo y los políticos de todos los partidos esta­ban convencidos de que Francia debería ganar, y ganaría, cualquier guerra. La causa detonante serían los acontecimientos que, manipulados por Bismarck, obligaron fatalmente a Francia a de­clarar la guerra.

En septiembre de 1868, se produjo en España un golpe militar que depuso a la impopular rei­na Isabel 11, dejando un vacío de poder al no existir un claro candidato al trono. Por lo tanto, las Cortes españolas se dedicaron a buscar a un príncipe adecuado, que cumpliera los requisitos de ser católico y no ser miembro de la línea di­nástica española de la Casa de Borbón. En 1869, tras una serie de negativas por parte de los can­didatos, se ofreció el trono al hijo del príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen, primo del rey Guillermo de Prusia, y miembro más caracterizado de la rama, católica, del sur de Alemania de la Casa Real de Prusia. Pese a las re-

ANTECEDENTES DE LA GUERRA

ticencias familiares a aceptar, el Gobierno fran­cés exigió que se retirara el ofrecimiento, dándo­se cuenta Bismarck de que disponía del fulmi­nante necesario para provocar que Francia de­clarara la guerra. Cuando, enjunio de 1870, Bis­marck persuadió a la familia para que aceptara el ofrecimiento, la Asamblea Francesa hirvió de indignación y exigió que se actuara. A pesar de los recelos de Napoleón y del primer ministro, el liberal Emile Olliver, el ardiente antiprusiano duque de Gtamont, ministro de Asuntos Exterio­res, envió un mensaje al rey Guillermo, en el que le requería a retirar la candidatura y a ofrecer disculpas. El rey de Prusia recibió el mensaje en el Balneario de Ems, donde se encontraba to­mando las aguas. Guillermo, que no deseaba pro­vocar una guerra, recibió de forma muy cortés al embajador francés Benedetti, al que hizo saber que él no había intervenido para nada en el asun­to. Como, de todas formas, Leopoldo había reti­rado su candidatura, el asunto quedó aparente­mente zanjado. Guillermo, considerando agota­do el tema, declinó posteriores discusiones, en­viando a Berlín un telegrama para Bismarck, en el que le resumía los acontecimientos del día.

Bismarck estaba cenando con Moltke y Roon, los tres apenados por el fracaso aparente de su provocación a Francia. El prosaico telegrama real finalizaba autorizando a Bismarck la publicación de un relato de los hechos. Siempre dispuesto a aprovechar las oportunidades, Bismarck se valió de la autorización real para publicar una versión, cuidadosamente preparada, que no cambiaba una sola palabra, pero alteraba el énfasis de ma­nera que parecía decir que el rey había despedi­do bruscamente a Benedetti, sin mediar palabra. La versión preparada se publicó el 13 de julio, bajo el título de «El telegrama de Ems».

París conoció su publicación el 14 de julio, el Día de la Bastilla, y el impacto fue inmediato. La prensa pidió la guerra por ese «insulto», y la pa­rada militar de rigor del Día de la Bastilla sirvió de catalizador -las calles de París se llenaron de una multitud histérica que pedía la guerra- a cuya petición se unieron senadores y diputados de la Asamblea y, a mediodía, el gabinete reuni­do en St. Claud acordó una declaración de guerra. Napoleón intentó impedirlo, pero la de­cisión fue adoptada. El 15 de julio, por 267 vo­tos contra 10, la Asamblea votó los créditos de guerra necesarios, tras haberse ordenado la mo­vilización el 14 de julio. El 19 de julio se envió a Berlín la declaración de guerra, primer comuni-

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cado de París a Berlín desde el 12 de julio. En los siete días de intervalo, nadie se preocupó de preguntar a Benedetti lo que ocurrió de verdad en Ems.

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Bismarck, Moltke y Roon podían dar gracias a la impetuosidad gala. Fue una tragedia para Francia que tal determinación e impetuosidad es­tuvieran ausentes en el campo de batalla.

.... En gran medida, la disposición de la prensa y del pueblo francés fue un factor importante en la declaración de guerra francesa del 19 de julio. Las humillaciones esporádicas de los cinco o seis años anteriores, a manos de Bismarck, y el insulto final del «telegrama de Ems» condujeron a demandas, casi histéricas, de guerra. La recién elegida Asamblea reflejó fielmente el clamor popular. (Illustrated London News)

.... Aunque el pueblo alemán no llegó a alcanzar el nivel de furia de los franceses, cuando recibió la noticia de la declaración de guerra de Francia, consideró que la razón estaba de su parte. Eso se reflejó en la ráPida llegada de reservistas, respondiendo a la llamada a filas que siguió a los días posteriores al 19 de julio. (Illustrated London News)

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LOS JEFES DE LAS FUERZAS ENFRENTADAS

Ni Guillermo ni Napoleón habían deseado en modo alguno el conflicto en cuya incitación ha­bían tenIdo tan poco que ver. Ninguno de los dos jugó un papel decisivo en la consiguiente campaña, aunque ambos acompañaron a sus tropas a la guerra y las apoyaron sin reservas, una vez declarada y aceptada. El resultado del conflicto sería el trono imperial de una Alema­nia unida para Guillermo y un exilio trágico en Sussex para Napoleón.

Guillermo I era el séptimo rey de Prusia, un rey-soldado, austero, y cortés. Nacido en 1797, había participado ligeramente en el servicio ac­tivo durante la guerra de liberación contra Na­poleón (1814-15). Prusiano ante todo y sobre todo, las corrientes reaccionarias antiliberales le obligaron a buscar refugio temporal en In­glaterra durante la Revolución de 1848. Fue nombrado regente en 1858, a causa de la lo­cura de su hermano, al que sucedió como rey en 1861. Aunque compartía con Bismarck el sueño de una Alemania unida en torno a Pru­sia, le había disgustado la guerra de 1866 con­tra sus primos de Habsburgo y en 1870 solo deseaba la paz. Tenía sobrada autoridad para detener las maquinaciones de Bismarck, aun­que no lo hizo. En este sentido fue , como poco, ingenuo. De esa manera, la guerra en la que tan poco hizo para provocarla o detenerla, le convirtió en enero de 1871 en el emperador Guillermo I del Imperio alemán, estado que gobernó hasta su muerte en 1888.

El emperador Luis Napoleón 111 era sobri­no de Napoleón 1. Nacido en 1808, de Luis Bo­naparte y Hortensia Beauharnais, fue educa­do principalmente por su madre mientras deambulaban por Italia, Baviera, Suiza e In­glaterra, después de 1815. Educado entre his­torias románticas y reverberaciones de la glo­ria de su tío, Luis Napoleón realizó dos inten­tos vanos de sublevación de los bonapartistas, en 1836 y 1840. Arrestado tras la segunda in­tentona, en 1845 huyó a Londres, donde le dis­pensaron una acogida muy cálida, ya que los

mismos ingleses habían iniciado el proceso de romantización de su tío.

Regresó a Francia en las postrimerías de la Revofución de 1848, demostrando una gran habilidad política al hacerse elegir presidente de la Segunda República. En diCiembre de 1851 se produjo el golpe de estado presiden­cial que, un año más tarde, le valió el título im­perial, y la Segunda República se transformó en el Segundo Imperio.

Napoleón fue un político altamente capaci­tado, que aportó estabilidad social y una glo­ria aparente en la guerra de Crimea y en la guerra Franco-Austriaca, durante la cual man­dó las tropas personalmente en el campo de batalla. Aunque carecía del genio militar de su tío , era consciente de las necesidades militares y demostró una clara apreciación de los recien­tes avances técnicos y tácticos. Tras la victoria de Prusia de 1866, encabezó la lucha contra una jerarquía militar conservadora, en favor de unas reformas y renovación de equipamien­to radicales; debido a su precario estado de sa­lud, en continuo aumento, esos cambios no se habían producido en su totalidad en 1870. Su estado de salud había afectado a su sagacidad política, con fracasos como el de la aventura mexicana de 1863-65. Aquejado de cálculos bi­liares, durante el período de 1865 a 1870 sus juicios sobre asuntos extranjeros fueron muy malos, perdiendo a sus antiguas aliadas Italia y Austna, mientras en el interior la oposición al carácter autoritario del Imperio le obligó a otorgar una constitución liberal y, en 1869, a celebrar elecciones para la formación de una poderosa Asamblea.

En 1870, Napoleón, al igual que Guillermo, no deseaba la guerra, pero hizo poco para evi­tar que Francia se implicara en el conflicto, sin aliados ni plan de campaña. A pesar de sus continuos dolores, Napoleón intentó mandar a todo su E. en el campo de batalla, tras ha­berlo dividido inicialmente.

Probablemente, su decisión más desafortu-

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~ El casi legendario jefe de estado mayor, Helmuth von Moltke, fue el artífice de la arrolladora victoria de Alemania en 1870. Su meticuloso planeamiento y su dogmático oportunismo estratégico hicieron posible el envolvimiento del E. del Rin a los dieciséis días

del inicio de la campaña. Su incapacidad para ejercer el control adecuado sobre sus subordinados ilustra su carrera como excelente oficial de EM., más que como jefe de tropas. (Illustrated London News)

nada fue dar el mando del E. del Rin -con anterioridad a la batalla de los alrededores de Metz- al mariscal Bazaine, que transformó en derrota la posible victoria en Gravelotte-St. Privat.

El propio Napoleón había dejado el E. del Rin con anterioridad a la batalla del 18 de agosto y fue arrastrado con MacMahon y el E. de Ch<110ns a la derrota y captura en Sedán, el 1 de septiembre. Prisionero temporalmen­te en Alemania, pasó los dos últimos años de su vida exiliado en Chislehurst, Kent, cayen-

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do el Segundo Imperio al conocerse lo ocurri­do en Sedán.

Los jefes militares enfrentados en el campo de Gravelotte-St. Privat no podían ser más di­ferentes . Si Moltke era el mejor ejemplo de of. prusiano, Bazaine era el peor ejemplo de of. francés . Es de señalar, sin embargo, que el pa­pel de Moltke en el campo de batalla fue limi­tado, a diferencia del que jugó en el planea­miento estratégico. El mando táctico en el ban­do alemán recayó en las poco exr;>ertas manos del Gral. Steinmetz y del prínCipe Federico Carlos, jefes respectivos de los Es. 1.0 Y 2.°.

El Gral. Helmut Moltke fue uno de los me­jores Ofs. de EM de la historia e indudable­mente el arquitecto de las victorias de 1866 y 1870. Nacido en el seno de una antigua fami­lia de Mecklenburg, cambió el E. de Dinamar­ca por el de Prusia en 1821. Tras demostrar en la Kriegsakademie (Academia de guerra), entre 1823 y 1826, que era un of. nato de EM, adquirió experiencia práctica en el E. turco du­rante la década de 1830. Después de dos dé­cadas en puestos de EM y de realizar una gran cantidad de trabajos escritos, fue nombrado jefe del EM prusiano en 1857. Moltke demos­tró su destreza en planeamiento y ejecución como JEM de las fuerzas austro-prusIanas en 1864. Guillermo le recompensó nombrándolo comandante en jefe en 1866, y se recompensó a sí mismo con las asombrosas seis semanas de victorias de Moltke. Tuvo un éxito similar cua­tro años más tarde, en 1870. En esencia, el mé­rito de Moltke fue aplicar los preceptos tradi­cionales de la estrategia a los nuevos procedi­mientos de ejecución de la era industrial -mo­vilización rápida de las reservas, concentración de efectivos abrumadores por sorpresa, me­diante la elección de las rutas de marcha ade­cuadas, y el uso acertado del ferrocarril para movimientos y abastecimiento de las tropas. Moltke permaneció de JEM hasta 1888, des­pués de concedérsele el título de Conde y ser nombrado mariscal de Campo tras la caída de Metz, en octubre de 1870.

Si bien su valía superó totalmente a sus opo­nentes franceses , el control táctico real corres­pondió a los menos capacitados jefes de los Es. 1.0 Y 2.°. El jefe del1.er E. era el Gral. Karl Stein­metz, uno de los Ofs. prusianos presentes en la campaña, con más años de servicio. Nacido en 1796, combatió de teniente en la guerra de Liberación (1813-15). Tras ser condecorado

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~ Puede describirse correctamente al Gral. Karl von Steinmetz como «dinosaurio». Tras prestar servicio activo por primera vez en la guerra de liberación de 1813-15, su vigor físico contradecía su edad. Su mando del 1." E. se debió tanto a su comportamiento distinguido en 1866,

como a su longevidad. Demostró ser una pesada carga, ignorando las órdenes de Moltke y lanzando ciegamente a sus tropas a suicidas asaltos frontales. Moltke se liberó finalmente de su conducta irresponsable cuando Steinmetz fue «ascendido» a gobernador de Posen. (ASKB)

«Pour le Mérite» en la guerra Prusiano-Dane­sa de 1848, demostró su valía y su valor en 1866 con su victoria en Nachod, que preparó el caminó para la victoria principal en Sadowa. Pese a su avanzada edad, Steinmetz era un re­belde perpetuo, obstinado e impaciente -su avidez por llevar sus tropas a la acción preva­leció siempre, incluso a costa de desobedecer órdenes. U na muestra de su carácter puede deducirse de sus prendas de vestir -contra-

LOS JEFES DE LAS FUERZAS ENFRENTADAS

~ El jefe del 2.' E., príncipe Federico Carlos, sobrino del rey Guillermo, fue un oficial capacitado, aunque algo precavido. El día 18 por la mañana, tuvo que atacar a un número desconocido de efectivos, situados en las posiciones francesas. Su acción de empeñar la guardia contra Sto Privat fue una imprudencia

improPia en él y se debió muy probablemente al estricto cumplimiento de la orden que dio Moltke, por la mañana, de atacar a los franceses «cuando los encontrara». (ASKB)

rias a todas las normas en vigor- de estilo 1813-15: gorra de visera, de copa baja y cu­bierta impermeable. Durante la campaña ini­cial de 1870, su irresponsable forma de man­dar el l." E. estuvo a punto de dar al traste con la cuidadosa estrategIa de Moltke (poco cono­cida por Steinmetz en aquellos tiempos) en Spicheren y provocó numerosas bajas y casi el desastre del E. en Gravelotte-St. Privat, des­pués de lo cual fue felizmente destinado (en lo

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que al E. ya Moltke se refiere) al Gobierno de Posen. Murió en 1877.

El 2.° E. estaba al mando del sobrino del rey Guillermo, el príncipe Federico Carlos, nacido en 1828. Criado y educado para ser soldado, a la manera tradicional de los príncipes pru­sianos, participó en las guerras de Schleswig­Holstein de 1848 y 1864. El príncipe herede­ro no carecía de aptitud militar, como demos­tró en la guerra de Austria de 1866 en la que mandó el l.e, E., demostrando una cuidadosa competencia profesional. Apodado «el Prínci­pe Rojo» a causa del uniforme rojo de húsar que llevaba normalmente, daba una impresión equivocada de empuje y decisión. Era un of. reflexivo e inteligente, pero precavido en ex­tremo. Sus dudas en momentos clave de la campaña le llevaron a dejar peligrosamente expuestas algunas unidades de su E., a pesar de lo cual fue ascendido a mariscal de campo en 1870 y murió entre honores en 1885.

Por parte de Francia, el mando del E. del Rin recayó en el popular veterano mariscal Fran<;ois-Achille Bazame, probablemente uno de los ejemplos más claros y nefastos de pro­moción exagerada. Bazaine era lo que podría llamarse un general hecho a sí mismo, pues co­menzó su vida militar sin ventaja alguna de ri­queza o alta cuna, típicas de la mayor parte de los grals. del Impeno. Poco antes de su naci­miento, en 1811, su padre abandonó a su fa­milia, dejándola sin ayuda económica. Tras suspender el examen de admisión a la escuela politécnica, Bazaine se alistó en el E. en 1831 como soldado del 37 regimiento (Rgto.) de In­fantería (Inf.). Demostró ser un buen soldado y ascendió con rapidez; fue ascendido a alfé­rez de la Legión Extranjera en 1833. En las campañas de Argelia y España demostró «sang froid » y aptitud, y en 1852 era coronel (cor.), siendo considerado como uno de los comba­tientes más experimentados de Francia. Las guerras Napoleónicas le proporcionaron más ascensos y fama: fue general de división (GD.) en la guerra de Crimea y mandó un Cuerpo de Ejército (CE.) en la guerra Franco-Austna­ca de 1859. Nombrado comandante en jefe de todas las fuerzas francesas de México, desequi­libró con éxito el país con anterioridad a la de­cisión de Napoleón de retirar sus tropas, con­siguiendo con su actuación el bastón de man­do de mariscal.

En 1870, Bazaine era el soldado de Francia

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más conocido y querido. Pero, si bien era un excelente jefe de CE., no estaba capacitado para mandar un E. cuando Napoleón puso en sus manos el destino de Francia el 12 de agos­to. El peso de la responsabilidad moral le abru­mó fíSICa y mentalmente y, en lugar de retirar­se a Chéllons vía Verdún -como había orde­nado Napoleón- permaneció en los alrededo­res de Metz, permitiendo que el E. del Rin quedara aislado. Durante la batalla de Grave­lotte-St. Privat, permaneció demasiado a reta­guardia, interviniendo muy poco en el trans­curso de la misma. Cuando la victoria estaba al alcance de su mano, no hizo nada y permitió que su ala derecha fuera destruida. Mansa­mente, se retiró a Metz con más de 175.000 de los mejores soldados franceses, rindiéndose tres meses después.

Después de la guerra, fue juzgado por un Consejo de guerra y declarado cu1pable de un delito de traición. Condenado a muerte en principio, se le conmutó la pena por la de vein­te años de prisión. Consiguió huir en 1874 y pasó sus últImos años exiliado en España. Per­sonaje trágico, este capacitado jefe subordina­do fue ascendido por encima de sus posibilida­des y sometido a un exceso de presión por una responsabilidad que nunca debió tener ni por su carácter, ni por su inteligencia.

El 18 de agosto, otros dos grals. franceses ju­garon un papel crucial. El mariscal Fran<;ois Canrobert era el mariscal francés más antiguo y el jefe del VI CE. Prototipo del arrojado «beau sabreu[» de I'Armée d'Afrique, su expe­diente personal y larga experiencia hubieran hecho de él un buen JEM o incluso comandan­te en jefe en lugar de Bazaine. Pero Canrobert era un personaJe ambiguo, que rehuía la máxi­ma responsabilidad, como pudo verse cuando renunció al mando supremo en Crimea en 1855. En agosto de 1870 declinó cínicamente aceptar la responsabilidad del mando, aunque era consciente de la ineptitud de Bazaine. Como jefe del VI CE., mfligió una severa derrota a la Guardia Prusiana en St. Privat, consolidando su buena reputación. Después de 1871 se dedicó a la política, en calidad de bo­napartista leal.

El otro Of. clave fue el Gral. Charles Bour­baki, cuya actuación el 18 de agosto fue com­parada a la de una «prima donna». A sus 54 años, Bourbaki era un Gral. joven, comparado con la media de los Grals. franceses, teniendo

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• Antes de los sucesos de 1870, el mariscal Achille Bazaine estaba considerado como uno de los más grandes soldados de Francia. Había ascendido por méritos desde soldado y había ganado justificado renombre por sus victorias en Crimea, Italia y México. Pero nunca, con anterioridad al12 de agosto de 1870, había ostentado el cargo

de comandante en jefe, cargo que aceptó a su pesar, como el subordinado leal que siempre fue. Su fracaso se debió tanto al fallo de los que lo eligieron, como a sus propias limitaciones para el puesto. (Illustrated London News)

mucho que ver con su promoción sus buenas relaciones en la corte. Oficial procedente de Saint-Cyr, demostró su valor y aptitud para el mando en Argelia, Crimea y norte de Italia. En 1870 era jefe de la Guardia Imperial, siendo consciente de su estatus privilegiado y de su papel como reserva final. Con anterioridad al 18 de agosto nunca se había visto en situación comprometida y, cuando se produjo la crisis de la batalla, su compromiso podría haber sig­nificado una victoria francesa; pero ocurnó

LOS JEFES DE LAS FUERZAS ENFRENTADAS

• El mariscal Frant;ois Canrobert era indudablemente un oficial muy capacitado, pero reacio a aceptar el cargo de comandante en jefe, rechazando tal oportunidad en la guerra de Crimea, en 1855, y de nuevo el 12 de agosto, prefiriendo seguir siendo jefe de un CE. El 18 de agosto su disminuido VI CE. ocupó una posición formidable en Sto Privat,

con su flanco derecho sin cubrir. A pesar del valor intrínseco de Sto Privat, Canrobert no recibió apoyo alguno para impedir el envolvimiento del XlI CE., Y sus tropas, fuertemente presionadas, sucumbieron ante los abrumadores efectivos que se lanzaron sobre ellas. (ASKB)

que Bourbaki se limitó a empeñar su preciada guardia en el desastre del ala derecha durante fa tarde, resultando sitiada en Metz.

El propio Bourbaki escapó atravesando las líneas alemanas y sirvió al nuevo Gobierno de Salvación Nacional. Pero las fuerzas -rápida­mente reclutadas- a su mando no resistieron a las maduras fuerzas alemanas y sufrieron una serie de derrotas. Herido en su orgullo, inten­tó suicidarse y nunca más volvió a ver el servi­cio activo.

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El ejército alemán

El E. de la CAN y de sus aliados alemanes del sur demostró al mundo su superioridad du­rante toda la campaña y se convirtió en el mo­delo que muchos copiaron posteriormente. Sin embargo, hasta 1862 el E. prusiano del que procedía había sido poco más que aparienCias, dormido en los laureles de 1813-1815.

La recluta limitada del E. regular y la casi mí­tica confianza en la defensa individual de cada estado (Landwehr) se basaba en la Ley de Re­clutamiento de 1814. Ese E. demostró ser poco adecuado, cuando sufrió la derrota en la pri­mera guerra de Schleswig-Holstein de 1848-50 a manos de Dinamarca. Al igual que en Fran­cia, políticos liberales y militares conservadores se oponían a las reformas pero, a diferencia de la situación en Francia, un conjunto de figuras decididas y capaces consiguió llevar a cabo la modernización entre 1862 y 1867.

La figura clave en el proceso de reformas fue el Gral. Albrecht Roon -partidario leal, pero inteligente, del absolutismo de los Hohenzo­llern-, quien deseaba convertir al E. de Pru­sia en el motor de la hegemonía prusiana en Alemania. En consecuencia, desde 1862 hasta 1867 Roon, junto a Moltke, emprendió un programa de reformas radicales, que remode­ló no sólo el E. prusiano sino también, después de 1866, el E. de la CAN.

En 1870, el rey Guillermo de Prusia era el

.... Esta visión optimista de las tropas de la Confederación Alemana del Norte refleja fielmente la reputación que adquirieron después de 1866. Si bien las reformas militares de Roon garantizaron que Alemania pudiera disponer de más de un millón de hombres en

1870, los alemanes eran inferiores a los franceses en las formaciones de combate y en los fusiles -Dreyse- que emplearon. Estas desventajas fueron compensadas con creces por su voluntad de vencer y su capacidad de sufrir un elevado número de bajas sin desfallecer.

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comandante en jefe del E. Federal de la CAN. Ese E. se nutría de efectivos procedentes del reclutamiento general y forzoso, sin excepcio­nes. A los 20 años, un joven servía en el E. re­gular durante tres años, seguidos de cuatro años en la reserva. A los 27 años, pasaba a la Landwehr donde permanecía un año durante el cual podía ser llamado de nuevo a filas, que­dando todavía pendiente un período de otros cuatro años a disposición directa del E. regu­lar. Por lo tanto, en 1870 el E. pudo llamar a filas a todos los jóvenes varones con edades comprendidas entre los 20 y 28 años, totalizan­do unos efectivos de guerra de más de 730.000 hombres, con casi 200.000 más en las Land­wehr como reserva de segunda línea. Ese gran E. se consideraba a sí mismo -e imbuía esa idea a sus soldados- como «el centro de ins­trucción de toda la nación para la guerra», siendo sus únicas lealtades el rey y la patria.

La gran expansión del E. significó que el casi monopolio de la clase Junker en el cuerpo de oficiales disminuyó, hasta cierto punto, por la presencia de Ofs. burgueses; pero los nuevos no-aristócratas adoptaron la postura y forma de ser de los J unker, conservándose de esa ma­nera la cohesión social del cuerpo de oficiales. La influencia de Moltke fue cfaramente per­ceptible en la instrucción, poniendo el énfasis en la iniciativa personal, la flexibilidad y el li­derazgo. Mientras se obtenían excelentes Ofs. de EM, en el campo de batalla muchos man­dos subalternos se manifestaron excesivamen­te ansiosos de acción, contribuyendo así al gran número de bajas sufridas en los primeras ac­ciones de la campaña, hasta Gravelotte-St. Pri­vat incluida. Irónicamente, en 1870 la obe­diencia estricta de las órdenes no fue siempre la primera intención de los Ofs. alemanes, si las órdenes prohibían acciones agresivas.

Organización

En términos de organización y equipamiento, el E. de la CAN seguía el modelo prusiano. El E. constaba del CE. de la Guardia, doce CEs. y una División (Div.) de Hessen; cada CE. cons­taba de dos Divs. de Inf. y una Brigada (Bri.) de Caballería (Cab.), a excepción de la Cabo de la Guardia y la del XII CE. de Sajonia, que se agruparon para formar una Div. de Cabo En pIe de guerra, constaría de 12.777 Ofs., 543.058 soldados, 155.896 caballos y 1.212 ca-

A Si hubiera que atribuir a alguien el mérito de la máquina militar alemana puesta en marcha en agosto de 1870, ése sería el Gral. Albrecht von Roon. Su programa de reformas militares, iniciado en 1862, transformó un ejército "limitado» del siglo XIX en un ejército

EJÉRCITOS EN CONFRONTACIÓN

nacional de masas de la era industrial. Su idea de un servicio verdaderamente universal permitió a Alemania disponer de más de un millón de hombres dentro de los catorce días siguientes a la declaración de guerra. (IlIustrated London News)

ñones (sin incluir las reservas ni las Landwehr). A la cabeza del E. figuraban las tres Divs. del

CE. de la Guardia Real, al mando del príncipe Augusto de Württemberg. Sus dos Divs. de Inf. se dividían cada una en dos Bris., de dos Rgtos. cada una. La línea se componía de 118 Rgtos. , de tres batallones (Bóns.) cada uno, dos de ellos de mosqueteros y uno de fusileros, con la excepción de los cuatro Rgtos. del Gran Du­que de Hessen, que tenían sólo dos Bóns. cada uno. Había también 18 Bóns. de Tager (Caza­dores). Cada bón. de Inf. constaba de 1.000 hombres, divididos en cuatro compañías (Cías.). Como media, las Divs. de línea se com­ponían de cuatro Rgtos. de Inf., divididos en dos Bris. más un Rgto. de Cabo (normalmente de dragones) agregado. Algunas Divs. incluían

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u~ Bón. de Jager. Como ejemplo típico, la 5: DIV. del III CE. del Gral. Stülpnagel se com­ponía de la IX Bri., al mando del Gral. Doring, que incluía al 8.° Rgto. de Leib-Grenadier; de la X Bri., al mando del Gral. Schwerin, inclu­yendo al 12 Rgto. de Inf. de Brandenburgo; y del 3.° Rgto. de Jager de Brandenburgo. La Div. también incluía al 12 Rgto. de Dragones de Brandenburgo, dos baterías (Bías.) pesadas y dos ligeras.

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.... Cuando fue puesto en servicio en los años 1840 y 1850, el fusil de aguja percutora Dreyse era el arma de infantería más avanzada del mundo, pero en 1870 había sido superado técnicamente por el fusil francés Chassepot. La aguja percutora externa del Dreyse estaba expuesta a fracturas, y su cerrojo permitía un escape considerable de gases, lo que limitaba su alcance a 600 yardas e impedía realizar una correcta puntería. (ASKB)

La Cabo tenía 76 Rgtos. que incluían corace­ros, dragones, ulanos y húsares. Cada Rgto. te­nía cinco escuadrones (sqns), de los cuales uno era sqn. de depósito, con un total de 700 hom­bres. Mientras que la mayoría de los Rgtos. de dragones se agregaban a las Divs. de Inf., el resto de los Rgtos. de coraceros, ulanos y hú­sares formaban Divs. separadas de Cab. , agre­gadas a los CEs. o a la Reserva General de Ca­ballería.

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~ Teniente y soldado del 3." Rgto. de guardias a Pie de la guardia alemana. Sus uniformes difieren poco de los de los regulares, con la adición de bandas distintivas de trencilla "lutzen» en el cuello y bocamangas, y con placas distintivas en el casco. (Dibujo de Les Still)

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Había 13 Rgtos. y una agrupación (de Hes­sen) de Artillería (Art.) de Campaña. Al esta­llar la guerra, los Rgtos. se agruparon en Bris. de Art. de Campaña, cada una de dos Rgtos. Cada Rgto. tenía generalmente tres agrupacio­nes montadas (Abteilungen), cada una de tres grupos (grs.), por lo general, y una agrupación de Art. hipomóvil de dos grupos. Cada Bía. te­nía seis cañones.

Armamento y táctica

En términos de armamento, el E. alemán de 1870 era una mezcla de armas avanzadas y an­ticuadas. En 1848 se implantó el fusil prusiano Dreyse, de aguja percutora, muy avanzado para su época, con un alcance de unas 600 yar­das y una cadencia de tiro de ocho disparos por minuto, con personal instruido. En 1866, arrasó a la Inf. austriaca, armada con fusiles de avancarga. El Dreyse adquirió una fama casi mítica de la noche a la mañana, pero en 1870 había sido ampliamente superado por el fusil francés «Chassepot». El Dreyse había evolucio­nado muy poco desde los años 1850; su cierre mecánico de metal dejaba escapar una canti­dad considerable de gases, lo que limitaba el al­cance y la puntería. El sello de caucho del cierre del Chassepot superaba esas dificulta­des. Además, la aguja percutora -exterior­del Dreyse estaba expuesta regularmente a de­formaciones y fracturas durante la acción, en comparación con la aguja percutora -embuti­da - del Chassepot.

En el campo de la Art., las cosas eran distin-

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taso El cañón de acero Krupp, de 9 cm, de re­trocarga, y sus granadas de percusión iban una generación por delante de los cañones france­ses de avancarga y sus granadas de cebo. In­troducido durante los primeros años de la dé­cada de 1850, el cañón Krupp tenía aproxima­damente el triple de precisión y el doble de ve­locidad de tiro que los cañones franceses de 4 y 12 libras. Esto hacía del cañón Krupp de 9 cm. un arma formidable por sí sola, pero sus efectos se veían aumentados por las virtudes de su munición. Mientras que las granadas francesas de cebo veían limitado su alcance a una serie de distancias determinadas de ante­mano, las granadas alemanas de percusión no tenían tales limitaciones. Al incidIr, estallaban.

En Sadowa en 1866 los Krupp estuvieron mal desplegados y se emplearon a demasiada distancia y sobre un frente muy amplio, pro­duciendo un efecto poco impresionante. En 1870 los alemanes habían aprendido la lección, y su Art. consiguió superioridad táctica, al ha­cer sus Bías. fuego en masa dentro de los lími­tes del alcance eficaz. U na y otra vez, las bien atrincheradas tropas francesas fueron expulsa­das de posiciones clave por las certeras explo­siones de las granadas.

En términos de Táctica de Inf., el E. alemán olvidó, de manera sorprendente, los cambios que requería la revolución de la potencia de fuego. En esencia, a nivel Cía. y Bón., todavía se instruía a los Ofs. para guiar a sus hombres por terreno abierto, barrido por las balas, y en columna de Cía. en orden cerrado, en la creen­cia de que la rapidez de tales movimientos per-

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... El cañón de acero Krupp, de retrocarga, fue el precursor de la artillería futura. Su alta cadencia de tiro, sus granadas de percusión de alto poder explosivo y su precisión significaron la destrucción de cualquier objetivo en pocos minutos, cuando concentraron su fuego sobre él. Si se hubiera empleado para preparar el camino a los ataques de la infantería, se habrían podido evitar las numerosas bajas que sufrió la guardia. (ASKB)

• Estos extravagantes Rgtos. «turcos», procedentes de las campañasJrancesas del norte de Africa, sintetizan la visión popular del E. francés de la época. En los primeros años de la década de 1860, muchos ejércitos copiaron sus uniformes, ávidos por emular la «gloria» de la reputación militar de Francia. En la práctica, estos Rgtos. actuaron de la misma manera que los de línea durante la batalla de 1870. (ASKB)

mitiría concentrar un gran número de efecti­vos en los puntos decisivos. En vez de eso, las batallas iniciales de la campaña, incluida la de Gravelotte-St. Privat, demostraron vivamente la «bancarrota» de la Táctica de Inf. alemana. Prietas las filas, los Rgtos. se lanzaban agresi­vamente hacia el frente, uno tras otro, siendo invariablemente abatidos por la Inf. francesa, atrincherada en sus posiciones defensivas.

A su vez, la voluntad de vencer de los Ofs. alemanes reveló la bancarrota del mando fran­cés, que no supo aprovechar el potencial tácti­co de la situaCIón.

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El ejército francés

Tanto para los franceses como para el mundo que los observaba, la imagen del E. Imperial de 1870 era brillante y marcial, con un largo historial de ap,arentes victorias en Crimea, Ita­lia y norte de Africa. Sin embargo, tras esa ima­gen se escondían una mala organización y unas reservas muy limitadas, que lo dejaron en fran­ca inferioridad a la hora de enfrentarse a la máquina militar alemana. A pesar de las refor­mas efectuadas en vista de la aplastante victo­ria de Prusia sobre Austria en 1866, el E. fran-

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.... Subteniente del 94 Rgto. de línea, y soldado del 100 Rgto. de línea.

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cés de 1870 todavía tenía mucho del ejército de larga permanencia en filas creado por el mariscal Sto Cyr, en los años posteriores a Wa­terloo. Sto Cyr había buscado el equilibrio en­tre los Es. del Primer Imperio y del «ancien ré­gime», promulgando la Ley Militar de 1818, según la cual los hombres en edad militar eran elegidos por sorteo en cantidad suficiente para nutrir las filas del E. regular, debiendo servir durante un período de siete años. Sin embar­go, el sistema permitía la «sustitución», por la que una persona designada por sorteo podía pagar a alguien para que la sustituyera. No hay

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yoría de los Subs. servían entre y quince y vein­te años antes de ser ascendidos a Ofs., la me­dia de edad de los Ofs. subalternos y capitanes (caps.) oscilaba entre los cuarenta y los cin­cuenta años. Eso contribuyó a conseguir bue­nos Ofs. de Cía. y una unión más estrecha en­tre Ofs. y soldados, en ciertos aspectos. Pero se ignoraron y despreciaron las funciones de Pla­na Mayor, la iniciativa personal y el estudio de la teoría y de los avances militares; se ridiculi­zó abiertamente a los Ofs. que estudiaban. Además, los bajos sueldos y la exasperante len­titud de los ascensos proporcionaban pocos ali-

En vista del éxito del fusil de aguja percutora en la batalla de Sadowa, en el E. francés triunfó al fin la tesis, cuestionada durante mucho tiempo, favorable a un fusil con cerrojo. El fusil Chassepot iba una generación por delante del Dreyse. Su sello de caucho en el cierre aumentó enormemente su alcance hasta 1.500 yardas, y su aguja percutora interior era muy fuerte. Su terrible potencia de fuego ofreció a los franceses una ventaja táctica decisiva, si se hubiera emPleado de la forma adecuada. (ASKB)

que decir que las clases media y alta eludían fá­Cllmente el servicio militar, nutriéndose las fi­las casi exclusivamente de las capas más bajas.

Al mismo tiempo, el Cuerpo de Ofs. mostra­ba una serie de carencias graves tanto en es­tructura como en idiosincrasia. Sto Cyr desea­ba mantener una vía de promoción para las clases de tropa; por lo tanto, la Ley Militar de 1818 establecía que para llegar a of. un indivi­duo tenía que haber servido dos años como su­boficial (Sub.) o aprobar los exámenes de la Academia Militar, y que una tercera parte de todos los nuevos Ofs. debía proceder de las fi­las. En 1832 se modificó el sistema de tal ma­nera que se estableció que los Subs. ascendidos fueran de la unidad en la que hubiera vacan­te. En la práctica, más de la tercera parte de los Ofs. procedían de las filas, por lo que en 1869 de los 18.643 Ofs. en activo, 1l.347 pro­cedían de clases de tropa y 7.292 procedían de la Academia. Esto produjo, inevitablemente, un Cuerpo mixto de Ofs., que carecía de la ho­mogeneidad social de los Cuerpos de Ofs. bri­tánico o prusiano. Lo que es más, como la ma-

cientes para la superación personal. Finalmen­te, en 1870, a causa del elevado número de Subs. reenganchados tras el período inicial de siete años, los ascensos dentro del Cuerpo de Subs. se hicieron sumamente lentos, cuando no se detuvieron. La apatía se apoderó con de­masiada frecuencia de Ofs. y Subs. por igual.

Dicho todo esto, el E. de Sto Cyr sirvió bien al Imperio hasta 1866. Pero la batalla de Sado­wa dejó entrever sus serias limitaciones frente a la máquina militar prusiana. Después de un intenso debate interno entre los reformadores y los tradicionalistas, la ventaja cayó de parte de los primeros con la sustitución del mariscal Randon por el mariscal Niel como ministro de la guerra. Sin embargo, la nueva Ley Militar, aprobada en enero de 1868, era todavía un compromiso pobre entre lo nuevo y lo viejo. Al tiemro que se redujo a cinco años la dura­ción de Servicio Militar obligatorio, se conser­vó el sistema de sustitución. Mas ad~lante, la recluta anual se dividió en dos llamamientos, siendo la duración del segundo sólo de cinco meses. Aunque se restableció una Guardia Na-

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cional Móvil en la que tenían que servir duran­te cinco años todos los hombres gue se hubie­ran librado del servicio obligatorIo, el servicio en aquella se reducía a sólo catorce días (sal­teados) de instrucción al año. Nadie pernocta­ba en el cuartel.

Se esperaba que para 1875 el E. regular lle­gara a 800.000 hombres, con 500.000 en la Guardia Móvil, pero en 1870 las cifras dista­ban mucho de las previstas. Cuando estalló la guerra, había unos 250.000 hombres en el E. regular y la Guardia Móvil era más sueño que realidad. Las pocas unidades existentes de la

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Guardia Móvil, como el XVIII Bón. de París, eran poco menos que chusma. Mas adelante, una máxima de la filosofía del E. Imperial fue mantener al soldado estrictamente separado del resto de la gente, en el cuartel. De esa ma­nera, se aisló a las tropas de las posibles in­fluencias sediciosas y de la confraternización, pero eso tuvo un impacto muy negativo en 1870, cuando 65 de los 100 Rgtos. de línea fue­ron desplazados de sus respectivos depósitos. Los reservistas, por lo tanto, primero tenían que viajar hasta el depósito para recibir el equi­po y buscar después a su Rgto. , que para en-

.... La infantería de línea llevó el peso de los combates de 1870. Pese al deficiente liderazgo y al caótico sistema de abastecimiento, combatió todo el tiempo con una determinación tenaz. Irónicamente, su táctica defensiva y la superioridad del fusil Chassepot le dieron una ventaja nunca aprovechada debido a la i7Jeptitud del mando. Unicamente sucumbió cuando fue sometida al bombardeo destructor de la artillería alemana, y sólo después de sufrir un gran número de bajas. (Illustrated London News)

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tonces, con frecuencia, había abandonado la guarnición con dirección a la frontera. Como consecuencia, miles de reservistas, utilizando un sobrecargado sistema de ferrocarriles, deambulaban en busca de sus unidades, a las que a veces no llegaban nunca, dejando algu­nos Rgtos. de Inf. peligrosamente escasos de efectivos.

El ejército francés: organización

Orgánicamente, el E. del Imperio se componía de la restablecida Guardia Imperial y Rgtos. de línea. En Gravelotte-St. Privat, la Guardia for­mó un CE. de tres Divs., al mando del Gral. Bourbaki. La 1: Div. se dividió en dos Bris. de «voltigeurs» (Inf. ligera), y la 2: , en dos Bris. de granaderos. La 3: Div. era de Cabo y cons­taba de los Rgtos. de Cazadores, Dragones, Lanceros, Coraceros y Carabineros de la Guar­dia, con seis sqns. por Rgto. Cada Div. tenía dos Bías. de 4 libras y una de «mitrailleuses» de la Art. de Campaña de la Guardia. Cada Bía. tenía seis cañones.

Cada Div. de línea comprendía normalmen­te cuatro Rgtos. de línea y un Bón. de cazado­res. Algunas Divs. tenían un Rgto. de zuavos o «tirailleurs algériens», en lugar de uno de los Rgtos. de línea, aunque ninguno de aquellos intervino en Gravelotte-St. Pflvat. Cada uno de los tres Bóns. de Inf. de un Rgto. tenía ocho Cías., formándose un IV Bón. de Depósito con dos Cías. del 1I Bón. y otras dos del III Bón. La Div. del Gral. Tixier, del VI CE. de Canro­bert, era el ejemplo típico de Div. de línea. La I Bri. constaba del IX Bon. de Cazadores y de los Rgtos . de Línea 4.° y 10. La 1I Bri. com­prendía los Rgtos. de Línea 12 y 100. Como apoyo artillero, la Div. contaba con dos Bías. de 4 libras y una Bía. de «mitrailleuses» agre­gada. Cada uno de los cien Rgtos. de línea te­nía 2.000 hombres, divididos entre tres Bóns. , constando cada Bón. de seis Cías. de combate y dos Cías. de depósito. En la confusión de la movilización, muchos Rgtos. tuvieron una me­dia de solo 1.300 hombres, completándose fre­cuentemente los efectivos con reservistas míni­mamente instruidos.

Cada CE. tenía agregada una Div. de Cab., compuesta de Rgtos. de cazadores y de drago­nes. En Gravelotte-St. Privat, esas unidades di­visionarias constituyeron el grueso de la Cab., siendo los únicos Rgtos. de coraceros los Rgtos.

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7.° y 10 de la Div. de Forton, perteneciente a la reserva. Los cincuenta Rgtos. de Cabo de lí­nea del E. se dividieron en diez de coraceros, doce de dragones, ocho de lanceros, doce de cazadores y ocho de húsares. Los Rgtos. de co­raceros y los de dragones tenían cuatro sqns. de combate y uno de depósito; los de lanceros, cazadores y húsares tenían cinco sqns. de com­bate y uno .de depósito . Ninguna unidad de la Cabo francesa se vio seriamente implicada en la batalla de Gravelotte-St. Privat.

En tiempo de paz, la Art. estaba organizada en quince Rgtos. de campaña, cuatro Rgtos. hi­pomóviles y un solo Rgto. de pontoneros. Cada Rgto. tenía ocho Bías. de campaña, de seis piezas cada una, y cuatro Bías. de depósi­to. Al estallar la guerra, éstas se repartieron en­tre las Divs. de Inf. y Cab., que tenían dos Bías. por Div. El resto fue a parar a la reserva de Art. de cada CE. Las «mitrailleuses» se consi­deraban parte del Arma de Artillería, pero es­taban organizadas en veinticuatro Bías. inde­pendientes. Al estallar la guerra, cada Div. re­cibió una Bía.

Las restantes unidades del E. francés, los Rgtos. de la arrojada y pintoresca «Armée d'A­fflque», con sus zuavos, «tirailleurs algériens» «<turcos») y «Chasseurs d'Afrique» de la Div. de Du Barail de la reserva de Cab., estuvieron presentes en Gravelotte-St. Privat; los Rgtos. 1.0 y 3.° escoltaron a Napoleón desde Metz a Chéllons. Los zuavos y los «tirailleurs» (tirado­res) estuvieron en el I CE. de MacMahon, del E. de Alsacia (más tarde E. de Chéllons).

Equipamiento e instrucción

Mientras que el tamaño y la naturaleza del E. habían cambiado poco en 1870, al menos se contaba con un fusIl excepcional, el Chassepot, gracias principalmente a Napoleón y al maris­cal Niel. La batalla de Sadowa había demostra­do palpablemente la ineficacia del fusil avan­carga de percusión frente al fusil prusiano Dreyse, de aguja percutora. De hecho, desde 1855 se había sentIdo la necesidad de un arma nueva de retrocarga y se habían tomado unos modelos nuevos de la campaña de Italia de 1859. Pero las fuerzas reaccionarias eran po­derosas: el Ministerio de la guerra temía que los soldados agotaran la mUnIción con rapidez, y los políticos ponían reparos al coste. Sin em­bargo, después de Sadowa, Napoleón se encar-

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gó personalmente del asunto. Mortunadamen­te, en la Maestranza de Artillería de Santo To­más de Aquino, un tal Chassepot llevaba tra­bajando más de diez años en un fusil avanza­do de retrocarga, sin ayuda oficial. Basándose inicialmente en el Dreyse, Chassepot había mo­dificado y mejorado el diseño, obteniendo prácticamente un arma nueva. Las novedades más importantes eran: en primer lugar, la in­serción de un anillo de caucho en el CIerre, que reducía sensiblemente el escape de los gases, con el aumento consiguiente del alcance del arma; en segundo lugar, menor calibre (11 mm), que aumentaba la precisión y reducía el peso total; finalmente, un cerrojo mejorado, que aumentaba la cadencia de tiro. Con un al­cance de 1.600 yardas, aventajaba al Dreyse en 1.000 yardas y su menor cahbre permitía lle­var al soldado hasta 100 disparos. Gracias a los esfuerzos del mariscal Niel, en 1870 se habían fabricado cerca de un millón.

Otro proyecto auspiciado por Napoleón fue la «mitrailleuse», forma primItiva de la ametra­lladora. Autorizada en Julio de 1866, en 1870

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se disponía de varios centenares. Tanta fe se te­nía en sus posibilidades en el campo de bata­lla, que la existencia del arma se mantuvo en secreto incluso ante los Ofs. superiores hasta el comienzo de la guerra. Desarrollada por un of. del E. a principios de la década de los años 1860 y en parte consolidada por Naroleón, su objetivo era producir los efectos de fuego en masa de Inf. o fuego granizado a una dIstan­cia de 2.500 a 3.000 yardas. El arma constaba de veinticinco cañones concéntricos de 13 mm, operados por una manivela, y se alimentaba in­sertando un conjunto de 25 disparos prepara­dos de antemano. Teóricamente, podía dispa­rar 25 disparos por minuto. Era un arma in­geniosa, pero el excesivo secretismo que la ro­deó (se la cubría con una tienda cuando dispa­raba durante las exhibiciones) impidió la ins­trucción con ella y cualquier discusIón sobre su adecuado despliegue. Como consecuencia, sus 24 Bías. desplegaron más como piezas de Art. que en apoyo próximo a la Inf., no llegándose a apreciar sus posibilidades.

El aspecto más débil del E. francés fue el ar-

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... El E. francés pensó que tenía un «arma de reacción» decisiva en la «mitrailleuse», con sus 25 cañones capaces de realizar 25 disparos por minuto. Pero el secretismo obsesivo que la rodeó significó que se discutió y practicó muy poco su despliegue eficaz antes de estallar la guerra. Como orgánicamente estaba agregada a la artillería, desplegó normalmente demasiado lejos para proporcionar apoyo próximo de fuego a la infantería. (Illustrated London News)

~ Grenadier a Pied de la Garde. La Guardia Imperial del emperador era la esencia del Segundo Imperio, y los granaderos se encontraban en Pleno apogeo, siendo los descendientes directos de la magnífica guardia de Napoleón. Con sus casacas azules de abotonadura blanca y sus pantalones bombachos rojos, comenzaron la campaña llevando la imponente birretina, pero las sustituyeron por el mucho mas utilitario «bonnet de police», hacia finales de Julio. El 18 de agosto la guardia permaneció como observador pasivo, rehusando asumir el papel decisivo que deseaba su jefe, el Gral. Bourbaki.

EJÉRCITOS EN CONFRONTACiÓN

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mamento de la Art., concretamente los caño­nes de bronce de 4 y 12 libras, de ánima es­triada y avancarga. Los cañones de 4 libras se introdujeron en 1858 ante la insistencia de Na­poleón e hicieron un papel excelente en Italia. Los de 12 libras eran más viejos, de ánima lisa transformada en ánima estriada, pero dispara­ban proyectiles pesados, apropiados para las reservas.

Esos cañones disparaban tres tipos de grana­das: ordinaria, de fragmentación y de metra­lla, de forma cilíndrica y provistas de doce re­saltes de fricción de zinc que encajaban a for­zamiento en las seis estrías helicoidales del áni­ma del cañón. Pero su eficacia se veía afectada por su espoleta de cebo, frente a la espoleta de percusión de las granadas prusianas. Eso sig­nificaba que para las granadas ordinarias de los cañones de 4 libras había sólo dos juegos de es­poletas, uno para distancias de 1.400-1.600 m y otro para 2.750-2.950; y cuatro para las gra­nadas de metralla, para distancias de 500, 800, 1.000 Y 2.000 m (algo más para los cañones de 12 libras). La granada francesa de metralla po­día aprovechar el efecto de rebote y estallar en el aire, lo que no podía hacer la granada ale­mana; pero, el efecto explosivo, la cadencia de tiro y la precisión de los Krupp lo compensa­ban con creces. La superioridad táctica de la doctrina e instrucción alemanas acentuaron su eficacia, en tanto los franceses se vieron limita­dos a disparar a distancias determinadas de an­temano.

Era de sobra conocido que los cañones ale­manes de retrocarga Krupp poseían mayor al-

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cance, precisión y cadencia de tiro que los fran­ceses de avancarga. Napoleón había intentado conseguir fondos para adquirir cañones de re­trocarga después de 1866, pero tras gastar ll3 millones de francos en fusiles Chassepot, no dispuso de los 13 millones de francos que se necesitaban para la Art. , con anterioridad a 1870. También hay que decir que el desplie­gue inadecuado de Sadowa limitó el efecto de fos cañones prusianos, disminuyendo así su efecto potencial, en relación con el del fusil Dreyse.

Tácticamente, la Inf. llevó el peso de la lu­cha en Gravelotte-St. Privat, al igual que en la mayor parte de las acciones de la campaña, y así lo hizo hasta la experiencia de 1869. Las lec­ciones de Sadowa y la introducción del Chas­sepot habían provocado un vivo debate en el seno del E., entre la escuela tradicional parti­daria del «élan» (choque con asalto a la bayo­neta) y los que abogaban por la potencia de fuego y las posiciones defensivas. Las operacio­nes de 1869 constituyeron un compromiso ine­vitable, que enfatizó tanto la potencia de fue­go como el «élan» pero, como pocos Ofs. ha­bían tenido oportunidad de familiarizarse con ellas, la mayoría actuó de forma conservadora y permaneció a la defensiva. Irónicamente, esta confianza en la defensiva y en el fuego a larga distancia del Chassepot resultó eficaz e infligió serias bajas a las compactas formacio­nes alemanas. Lo que faltó fue iniciativa o li­derazgo rara rematar las victorias defensivas. La iniciatIva moral se rindió invariablemente a los alemanes.

.... Pese al planeamiento prolongado y meticuloso del EM., el sistema alemán de abastecimiento se hundió cuando las tropas se alejaron de las cabeceras de ferrocarril en Renania. A los pocos días del inicio de la campaña, la caballería se dedicó a su cometido tradicional de recogida de comida y pienso de la población local. (Illustrated London News)

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, MOVILIZACION y DESPLIEGUE

Puesto que el Gobierno francés tomó la ini­ciativa en declarar la guerra, debería supo­nerse que lo hizo sabiendo claramente lo que tendrían que hacer sus tropas. Pero, en rea­lidad, durante las discusiones celebradas para decidir si declarar o no la guerra, los políti­cos no habían pensado lo que tendría que ha­cer el Ejército, aparte de cumplir con el vago objetivo de enfrentarse a los alemanes y derrotarlos en el campo de batalla. Dado el hecho conocido de que Alemania podía mo­vilizar cerca de un mIllón de hombres, frente a los 300.000 franceses, en el mejor de los ca­sos, la única ventaja de Francia sería atacar primero, teniendo en cuenta que disponía de un E. permanente en lugar de uno que nece­sitara movilizar a los reservistas. Pero, mien­tras gracias al cuidadoso planeamiento de Moltke, anterior a la guerra, los alemanes mo­vilizaron, equiparon y reunieron a más de un millón de hombres durante los dieciocho días siguientes a la declaración de guerra, el es­fuerzo francés fue simbólico. Incluso una vez reunidas, las fuerzas francesas carecieron de una clara dirección estratégica, mientras las fuerzas alemanas actuaron de acuerdo con objetivos cuidadosamente planeados. Aun así, la impaciencia y la insubordinación de ciertos mandos superiores alemanes fue un obstáculo significatlvo para Moltke. Fue esto, y no la iniciativa francesa, lo que proporcio­nó una serie de oportunidades de victoria al bando galo, ignoradas por el mando francés.

Movilización y despliegue alemanes

Durante los ocho meses anteriores, Moltke y el EM alemán trazaron un plan detallado de guerra ofensiva contra Francia: usando mapas aetallados del este de Francia, que incluían no sólo hasta los caminos más insignificantes, sino el número de habitantes de cada ciudad y pue­blo, confeccionaron un amplio calendario de concentración e invasión. En ese trabajo bri-

llaron, por méritos propios, los Ofs. de EM, porque eran asesores profesionales -no me­ros ayudantes- selecclOnados cada año entre los mejores Ofs. de la Kriegsakademie. Molt­ke había definido su papel como de estudio de la conducción de la guerra, en tiempo de paz, y de información y asesoramiento al mando, durante la guerra. Sabían evaluar las posibili­dades de cada acción, dentro de los límites im­puestos por las dificultades técnicas de las co­municaclOnes y los abastecimientos. En esen­cia, el EM era el sistema nervioso del E., al que dotaba de coherencia y flexibilidad de movi­mientos. Sus Ofs. especializados en transpor­te y logística confecclOnaron detallados calen­darios de movimiento de trenes, que traslada­ron a cientos de miles de reservistas a los pun­tos regionales de reunión. Allí, se les facilita­ba el equipo, información para llegar a su uni­dad y un billete para el tren que los llevaba a su destino. Durante la fase de movilización, todo el tráfico ferroviario alemán estuvo bajo control del EM. Después, en la fase siguiente a la movilización, el planeamiento se centró en el abastecimiento de las tropas reunidas, una vez en movimiento y, aunque se subestimaron las necesidades de muniClón, el bajo desem­bolso que supuso su compensación, evitó una crisis. Postenormente, la organización de los trenes necesarios para transportar los abaste­cimientos desde las cabeceras de ferrocarril hasta las unidades dejó mucho que desear, y muchos trenes de víveres y bagajes tuvieron que buscar a sus unidades, que a su vez se vie­ron obligadas a vivir de los productos de la tierra.

De hecho, el 11 de julio, antes de que se de­clarara la guerra, el agregado militar prusia­no en París había informado al rey de los dis­cretos preparativos de guerra franceses y, a las veinticuatro horas, los planes alemanes es­taban listos para realizarse. Ante la declara­ción de guerra francesa, Bismarck invocó in­mediatamente la cláusula secreta del Tratado

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VII CE.

ORDEN DE BATALLA DEL EJÉRCITO ALEMÁN

Jefe: Rey Guillermo I de Prusia

I Jefe de EM: Gral. von Moltke

VIII CE. ICE.

Westfalia: Gral. Zastrow 13 Div. de Infantería

Provincias del Rin : Gral. Goeben 15 Div. de Infantería

Prusia Este: Gral. Manteuffel 1.' Div. de Infantería *

14 Div. de Infantería

111 CE.

16 Div. de Infantería 3.' Div. de Caballería

CE. de la guardia

Príncipe Federico Carlos 1.' Div. de Inf. de la guardia 2.' Div. de Inf. de la guardia Div. de Cabo de la guardia

2.' Div. de Infantería * 1.' Div. de Caballería

* Todavía al este del Mosela

11 CE.

Pomerania: Gral. Fransecky 3.' Div. de Infantería 4.' Div. de Infantería

IX CE. . X CE.

Brandenburgo: Gral. Alvensleben 5.' Div. de Infantería

Schleswig-Holstein y Hessen: Gral. Manstein

Hannover, Oldenburg y Brunswick:

6.' Div. de Infantería 18 Div. de Infantería 35 Div. de Infantería 25 Div. de Infantería (de Hessen)

Gral. Voigts-Rhetz 19 Div. de Infantería 20 Div. de Infantería

XII CE. Caballería en reserva

Reino de Sajonia: Príncipe heredero de Sajonia 23 Div. de Infantería 24 Div. de Infantería 12 Div. de Caballería

5.' Div. de Caballería 6.' Div. de Caballería

Total : 200.000 hombres, encuadrados en 210 Bóns. y 133 Sqns. 1." Ejército: 270 cañones; 2.0 Ejército: 630 cañones.

Cada Div. tenía dos Bris. y cada Bri. dos Rgtos. Cada Div. de Infantería tenía un Rgto. de dragones.

Cada Div. tenía dos Bías. pesadas y dos ligeras.

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~ Soldado de caballería del 4." Rgto. de Ulanos. La caballería de ambos bandos jugó un papel muy pequeño en la batalla del día 18, a excepción de los desafortunados Rgtos. de la 1." Div. de Cab. , lanzados a una carga suicida por el barranco de Manee. Los ulanos llevaban la «ulanka» -guerrera de corte rectangular- y la «czapska» -prenda de cabeza- tradicional, aunque esta última llevaba una capa de tejido impermeable en campaña; pantalones de montar y botas altas en sustitución de los zahones de cuero. (Dibujo de Les Still)

MOVILIZACIÓN Y DESPLIEGUE

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de Praga, requiriendo que los cuatro estados alemanes del sur se unieran a la CAN, como así lo hicieron. En el plazo de ocho días, se reunieron 1.183.000 hombres y 462.000 se trasladaron a la frontera francesa.

Formando un gran arco entre el Mosela y el Rin , se encontraban desplegados el CE. de la Guardia, once CEs. de la CAN, el CE. Real de Sajonia, dos CEs. de Baviera y sendas Divs. de Württemberg y Baden, con 1.194 cañones, zapadores, 9~s. de. p0!1toneros, abas~e.ci­mlentos , servICIOs samtanos y otros servICIOs auxiliares , todo lo anterior dividido entre tres Es. El 1.er E., formado por los CEs. VII y VIII de la CAN, estaba concentrado en los alrede­dores de Wadern, con el objetivo de atacar por Saarlouis hacia el Mosela, al sur de Metz. El 2.° E., formado por los CEs. III , IV , IX, X Y XII de la Guardia, se encontraba en el cen­tro, frente a Saarbrücken, siendo su .objetivo el alto Mosela, entre Metz y Nancy. El 3. er E., formado por los CEs. V y XI de la CAN, los dos CEs. de Baviera y las Divs. de Baden y Württemberg, estaba concentrado en los alre­dedores de Landau, con el objetivo de atacar por Wissembourg para tomar Estrasburgo. En esencia, el plan estratégico de Moltke con­sistía en atraer al principal E. francés hacia el 2.° E. alemán, para cercarlo y destruirlo des­pués, siendo el objetivo final la conquista y ocupación de Alsacia y Lorena.

Faltaba sólo nombrar a los altos mandos del E., Y ahí fue donde el factor humano -el ma­yor imponderable- intervino para desbara­tar los cuidadosos planes de Moltke . El man-

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~ Jiiger bávaros. Aunque todavía independientes aparentemente, los estados alemanes del sur estaban comprometidos por las cláusulas secretas del Tratado de Nikolsburg a unirse a la guerra en el bando de la Confederación Alemana del Norte. Aunque conservaron sus uniformes nacionales, desde 1867 reorganizaron sus ejércitos siguiendo el modelo prusiano y se integraron fácilmente en el 3." E. (Illustrated London News)

do del 1. er E. fue a parar a manos de Stein­metz, de 74 años de edad, por su brillante ma­nejo de un CE. durante la guerra Austro-Pru­siana de 1866. Los recelos que Moltke tenía de ese veterano obstinado e insubordinado, demostraron estar bien fundados durante las dos semanas siguientes.

El mando de los Es. 2.° Y 3.° recayó en prín­cipes reales, el 2.° en el príncipe Federico Carlos, sobrino del rey, y el 3.° en el príncipe heredero de Prusia, Federico Guillermo. De los dos, Federico Carlos se mostró imprevisi­ble y precavido en exceso, en tanto que Fede­rico Guillermo demostró ser competente y ca­paz de seguir las recomendaciones de Molt­ke . Finalmente, habría que decir que Moltke no sólo tenía que bregar con mandos poco ca­pacitados, sino que además él y su EM se en­contraron con que el Cuartel General (CG.) Real estaba saturado de personal no militar. Había mu chos príncipes, con sus cortes correspondientes, un gran número de corres­ponsares de prensa de toda Europa, y, por si fuera poco, el rey Guillermo y Bismarck, con sus «ayudantes» de rigor.

Movilización y despliegue franceses

Comparada con la profesionalidad uniforme de los alemanes, la movilización francesa fue deficiente hasta la saciedad. El hombre res­ponsable de la movilización y el despliegue fue el Gral. Edmund Leboeuf, ministro de la guerra desde la muerte del mariscal Niel, el año anterior. Aunque no carecía de talento y

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habilidad, Leboeuf fue indudablemente opti­mista en cuanto al grado de preparación de Francia, pasando a la historia por su afirma­ción ante la Asamblea, el 14 de julio: «Esta­mos preparados, muy preparados, hasta el úl­timo botón de las polainas». De hecho, nada más lejos de la verdad. El 14 de julio se dio la orden de movilización, ordenando a los re­servistas dirigirse a sus Rgtos., y a los Rgtos. dirigirse a la frontera. A pesar de las adver­tencias de años anteriores de algunos Ofs., como el Gral. Trochu, acerca de la ausencia de planeamiento o preparación para esa fase vital, hasta el 8 de Julio prácticamente no se había pensado casi nada en la practicabilidad de movimientos masivos de personal y mate­rial por la red francesa de ferrocarriles. Mien­tras miles de reservistas trataban de llegar a los depósitos y después a sus Rgtos., éstos abandonaban sus guarniciones con destino a las zonas de reunión en la frontera, al tiem­po que sus abastecimientos se enviaban des­de los almacenes centrales a los depósitos, y desde allí a los Rgtos. El 86 Rgto. de Línea, por ejemplo, de guarnición en Lyon, tenía su depósito en Ajaccio, en Córcega.

La posterior intervención de Napoleón au­mentó el caos de ese tiovivo. En 1868, el Gral. Frossard había establecido un buen plan para el despliegue del E. en misiones puramente defensivas en la frontera de Saarbrücken, pero los tempestuosos días de julio en París exigían algo más drástico que una actitud de­fensiva en el Palatinado. Transcurrido el pe­ríodo del 8 al 11 de julio preparando órde­nes de concentración de tropas según el plan de Frossard, Napoleón ordenó una reorgani­zación total para poder asumir personalmen­te el mando del E. y lanzarlo al asalto de Re­nania. Basaba parte de su optimismo en la descabellada creencia de que los estados ale­manes del sur permanecerían neutrales y Austria combatiría del lado francés . Cuando Napoleón descubrió que Austria no entraría en la guerra y que los estados alemanes del sur lo harían del lado de la CAN, era dema­siado tarde para restablecer el plan de Fros­sardo

El EM francés, teóricamente equivalente al de Moltke, constaba de una serie de ayudan­tes y oficinistas escogidos casi a capricho y sin instrucción específica. Un año antes, el maris­cal Niel había sentido la necesidad de dispo-

MOVILIZACiÓN Y DESPLIEGUE

ner de Ofs. cualificados e instruidos para ha­cerse cargo del control estratégico de la red de ferrocarriles de manera que los reservis­tas, los Rgtos. y los abastecimientos se integra­ran en el sistema. N o se hizo nada al respec­to, por lo que los funcionarios locales tuvie­ron que organizar trenes militares en compe­tición cOI) el tráfico civil normal y enviarlos a zonas de concentración vagamente señaladas. El resultado fue que el vigésimo tercer día de movilización, 6 de agosto, cuando comenza­ron las primeras escaramuzas, sólo el 50% de los reservistas había llegado a sus Rgtos., yal­gunos no llegaron hasta las batallas de Metz y Sedán, cuatro semanas más tarde. Otros lle­garon a sus unidades sin uniforme o equipo. Incluso para los Rgtos., el problema de abas­tecimiento fue, con frecuencia, desesperado. Si bien existían numerosos depósitos de equi­po, munición y alimentos, con demasiada fre­cuencia llegaban tarde, o no llegaban, yalgu­nas unidades se vieron obligadas a efectuar requisas locales para satisfacer las necesida­des mínimas. Por ejemplo, el 28 de julio, en Metz, había sólo 36 panaderos para propor­cionar pan a más de 130.000 hombres. Más adelante, durante la campaña, los alemanes capturaron grandes cantIdades de abasteci­mIentos franceses, de los trenes atrapados en la colapsada red de ferrocarriles.

Pese a la reorganización completa ordena­da por Napoleón el 11 de julio, la concentra­ción de tropas en la frontera entre Luxem­burgo y Suiza se realizó en gran parte de acuerdo con el plan original de Frossard, de 1868, que preveía la formación de tres Es., con base en Metz, Estrasburgo y Ch¡3Jons, mandados respectivamente por los mariscales MacMahon, Bazaine y Canrobert. La decisión de Napoleón, delll de julio, contemplaba un solo E., el E. del Rin, compuesto por ocho CEs ., al mando del emperador en persona. Los tres mariscales «desposeídos» fueron compensados recibiendo CEs. de tamaño ex­traordinario: MacMahon recibió el ICE, Ba­zaine el 111 y Canrobert el VI.

Estos juegos malabares aumentaron la con­fusión y produjeron un desequilibrio de uni­dades, ya que Leboeuf no tuvo otra opción que improvisar. En Alsacia se reunieron los CEs. 1, V Y VII, de los que los dos últimos eran unidades de nueva creación. Al oeste de Alsacia, se reunieron los CEs. 11, 111 Y IV de

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\ ) t.

.... Chasseur a Pied del IX Bón. Aunque las armas y el papel de los Bóns. de «chasseurs» desaparecieron con la adopción general del fusil de retrocarga, sus uniformes eran distintos de los de los Rgtos. de línea. En lugar de capote, en campaña continuaron llevando su guerrera azul con un ribete amarillo en la bocamanga y en el cuello, lo mismo que en el quePis y en los pantalones, también azules. Los botones de metal llevaban el número del Bón. dentro de una corneta.

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MOVILIZACiÓN Y DESPLIEGUE

ORDEN DE BATALLA DEL EJÉRCITO FRANCÉS DEL RIN

Guardia Imperial

Gral. Bourbaki 1.' Div. Guardias: Gral. Deligny 2.' Div. Guardias: Gral. Picard Div. de Cab. : Gral. Desvaux

IV CE. o

Gral. Ladmirault 1.' Div.: Gral. Cissey 2.' Div.: Gral. Grenier 3.' Div. : Gral. Lorencez Div. de Cab.: Gral. Legrand

Jefe: Mariscal Bazaine I

Jefe de EM: Gral. Jarras

11 CE.

Gral. Frossard 1.' Div. : Gral. Verge 2.' Div.: Gral. Bataille Bri. del Gral. Lapasset (agregada del V CE. de Failly) Div. de Cab.: Gral. Valabregue

VI CE.

Gral. Canrobert 1.' Div.: Gral. Tixier 2.' Div.: Gral. Bisson (un potente Rgto.) 3.' Div. : Gral. Lafont 4.' Div.: Gral. Levassor-Sorval

111 CE.

Gral. Leboeuf

1.' Div.: Gral. Montaudon 2.' Div.: Gral. Nayral 3.' Div. : Gral. Metman 4.' Div.: Gral. Aymard Div. de Cab.: Gral. Clerambault

Caballería en reserva

Div. de Cab.: Gral. Du Barail (un potente Rgto.) Div. de Cab.: Gral. Forton

Total: 112.800 hombres, encuadrados en 183 Bóns. y 104 Sqns.; 520 cañones y 150 «mitrailleuses». A menos que se indique lo contrario, cada Div. tenía dos Bris. y cada Bri. dos Rgtos.

Cada Div. tenía agregadas dos Bías. de 4 libras y una Bía. de «mitrailleuses» . Cada CE. tenía agregadas dos Bías. de 8 libras, dos de 12 libras y dos Bias. de «mitrailleuses», como reserva de artillería.

la Guardia que, al ser unidades existentes con anterioridad, constituían una unidad bien equilibrada. Finalmente, el VI CE., unidad de nueva creación, totalmente improvisado para constituir la reserva general, estaba con­centrado en Chalons.

Cuando se reunieron las unidades a finales de julio, sobre los hombros de Leboeuf, como Ministro de la guerra, cayó la mayor parte de la responsabilidad de empleo del E. del Rin. Leboeuf era consciente de que la máquina mi­litar de Moltke y Roon podía movilizar hasta un millón de hombres para principios de

agosto, frente a un máximo de 300.000 fran­ceses, y de que, por lo tanto, el factor tiempo era esencial (en realidad, el 28 de julio, deci­mocuarto día de movilización sólo había en fi­las 202.448 hombres). Cuando, el 24 de julio, abandonó París en dirección al CG. de Metz, consideró de vital importancia que los ocho CEs. avanzaran hacia la frontera alemana, a pesar de que muchas unidades distaran mu­cho de estar al completo, y los CEs. desplega­ron en un frente de cien millas, desde Luxem­burgo hasta Wissembourg. Leboeuf preten­día que el E. se concentrara y atacara el Pala-

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tinado, esperando que tal iniciativa rompiera la concentración de tropas alemanas y empu­jara a Austria a la guerra. Pero antes gue Le­boeuf iniciara su ofensiva, el 28 de julIo, Na­poleón llegó a Metz, tras dejar a la empera­triz a cargo del Consejo de Regencia en Pa­rís. Inmediatamente, Napoleón deshizo to­dos los planes de Leboeuf, pensando (con cierta lógica) que el E. del Rin no estaba pre­parado rara ningún tipo de ofensiva. En su lugar, e E. permaneció en posición mientras Napoleón -presa de indeCIsiones y rumores crecientes- se preguntaba qué hacer. Antes de que tomara ninguna decisión, el 30 de ju­lio, Moltke la tomó por él, enfrentando 462.000 hombres a los 238 .188 del E. del Rin.

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..... El mariscal Patrice MacMahon, duque de Magenta, fue posiblemente uno de los jefes franceses más capacitados. Su distinguida actuación en Crimea e Italia le llevó a los puestos más altos del mando y, a pesar de su derrota en Froschwiller-Worth, pocos le culparon de la situación imposible en la que se encontró. Después de la guerra, llegaría a ser el 2. o

presidente de la Tercera República, suprimiendo la Comuna de París en 1871. (ASKB)

T Saarbrücken. La toma de esta ciudad renana el 2 de agosto constituyó el inicio de la anunciada ofensiva francesa. Tras una ocupación de menos de cuatro días de duración, se evacuó la ciudad cuando el E. del Rin comenzó su larga retirada. Eso ocurrió después de que el pueblo y la prensa franceses se convencieran de que su captura demostraba que la victoria sería suya. (Illustrated London News)

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BATALLAS FRONTERIZAS

A finales de julio, con la reunión de sus tropas entre Karlsruhe y Coblenza, Moltke finalizaba sus planes para la ofensiva que se avecinaba. A su derecha, el 2.° E., al mando del príncipe Fe­derico Carlos, con unos efectivos de 134.000 hombres, debería atacar en dirección a Saar­brücken. A su izquierda estaría el l.er E., al mando de Steinmetz, con unos efectivos muy inferiores (50.000 hombres), que debería avan­zar sobre el Saar, en línea con el anterior. Fi­nalmente, el 3.e

, E., al mando del príncipe he­redero, con 125.000 hombres, formaría el ala izquierda y debería atacar Alsacia. La idea era que el 3: ' E. comenzara a avanzar a primeros de agosto y los Es. l.0 Y 2.°, cinco o seis días más tarde. Pero los retrasos en la llegada de unidades de apoyo pospusieron la fecha de avance del3.e, E, hasta el día 8 de agosto. Mien­tras tanto, pronto se hizo patente que la impa­ciencia de Steinmetz era peor amenaza para los cuidadosos planes de Moltke que cualquier ac­tuación francesa.

Irónicamente, mientras Moltke esperaba a que estuviera preparado el 3.e, E., los france­ses lanzaron su versión particular de ofensiva. Careciendo de planes coherentes, Napoleón aceptó la sugerencia del Gral. Frossard de to­mar Saarbrücken y el 31 de julio los CEs. 11, 111, IV Y V avanzaron diez millas. El 2 de agos­to, seis Divs. francesas expulsaron de Saarbrüc­ken a los dos Rgtos. alemanes de Inf. que la de­fendían, haciendo los franceses un alto «victo­rioso». Con esa maniobra, la derecha francesa resultó con un frente excesivamente amplio, invitando a que las fuerzas alemanas pivotaran sobre Saarlouis y atacaran al E. del Rin por el centro y la derecha, lo que ocurrió el4 de agos­to. Cincuenta mil hombres del 3: r E. barrieron a la Div. de Douay, que defendía Wissem­bourg, haciendo más de l.000 prisioneros, pero sufriendo 1.500 bajas, demostrando el fu­sil Chassepot su eficacia contra la táctica alema­na, carente de imaginación, de orden cerrado.

Después de esperar un día la llegada de su

~ El jefe del J." E., príncipe heredero de Prusia, Federico Guillermo, era apodado cariñosamente «Nuestro Fritz» por sus soldados. Jefe decidido, capacitado y popular, tenía un brillante historial militar, que databa de 1866 y que amplió en 1870. Opuesto al expansionismo alemán, se

casó con la hermana mayor de la reina Victoria en 1858. Murió trágicamente de cáncer de garganta en 1887, tras haber sido káiser sólo tres meses. (ASKB)

Cab., el príncipe heredero continuó su marcha al noroeste, hacia Haguenau. Su precaución innata se puso de manifiesto a medida que la vanguardia del 111 E. avanzaba hacia el CE. de

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GRAVELOTIE-ST. PRIVAT 1870

Situación estratégica, 5-6 de agosto de 1870

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... El Gral. Konstantin von Alvensleben, jefe del III CE., demostró ser un buen jefe de CE. en SPicheren y Mars-la-Tour. Producto del EM de Moltke, ya demostró su capacidad como jefe de tropas en 1866, cuando mandó una Div. de forma distinguida.

Conjugó su decidida voluntad de vencer con su capacidad de juzgar serenamente bajo presión. (ASKB)

MacMahon. MacMahon era consciente tanto de su delicada situación como de la diferencia de efectivos (al menos de cinco divisiones). Pero el CG. de Federico, en Metz, no podía permitir una retirada o el refuerzo de MacMa­hon con el V CE. (sólo quince millas a la iz­quierda del 1 CE.). Sin embargo, en lugar de eso, MacMahon desplegó las cinco Divs. a su mando (tres del 1 CE., una del VII CE. Y una de Douay) desde Wissembourg a lo largo de una sierra boscosa situada sobre el pueblo de W6rth. Estos 4.500 hombres y unos 100 caño­nes esperaron, después, la llegada del 3.er E. del príncipe heredero, de unos 85.000 hom­bres y 300 cañones. Mientras tanto, MacMahon envió mensajes -sin respuesta- al V CE. de Failly para que acudiera en su ayuda.

... El Gral. Edmond Leboeuf sucedió al mariscal Niel como ministro de la Guerra a su muerte en 1869, y fue GD. de Napoleón al comienzo de la campaña. Hizo lo que pudo dentro de los límites del poco profesional EM francés, pero a la falta de

BATALLAS FRONTERIZAS

objetivos estratégicos y al liderazgo inadecuado siguió el caos. Cuando Napoleón partió para Chdlons, Leboeuf mandó dignamente el III CE. (ASKB)

Batalla de Froschwiller-W orth

En la mañana del 6 de agosto, la vanguardia alemana llegó a W6rth, comenzando un ata­que de tanteo con la XX Bri. de Inf., al que pronto se sumó la totalidad del V CE. El prín­cipe heredero que no esperaba la batalla ese día y estaba preocupado porque sus fuerzas no se habían reunido todavía- flUbiera preferido posponer el ataque para el día 7. Pero el Gral. Kirbach, jefe def V CE., se negó a posponer la acción, y 1a orden general de Moltke de atacar a los franceses tan pronto se estableciera con­tacto, obligó al príncip'e heredero a entablar batalla. Además, dos mIllas al norte de Kirbach, el jefe del 11 CE. de Baviera, Gral. Hartmann, se dirigió ciega, pero lealmente, hacia el soni-

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do de los cañones, emergiendo de los bosques de Langensulzbach frente a la Div. de Ducrot, cuyos Chassepot provocaron su detención in­mediata. A mediodía, con la llegada del XI CE. Y la Div. de Württemberg al flanco izquierdo del V CE., se produjo un asalto general a la po­sición de MacMahon. Durante toda la tarde tuvo lugar una feroz batalla entre nueve Divs. alemanas y cinco francesas.

De una manera que se convertiría en norma común, mientras los Chassepot segaban las fi­las de la Inf. alemana, el peso de la Art. des­truía las posiciones y unidades francesas. Con más de cien cañones apoyándolo, Kirbach atra­vesó el Sauerbach, mientras el XI CE. Y la Div. de Württemberg se movían a su izquierda y el I CE. de Baviera a su derecha por retaguardia.

A primeras horas de la tarde, aunque a un elevado costo, el príncipe heredero había en­vuelto la derecha de MacMahon y penetrado su centro. A las 14.30, el XI CE. tomaba al asal­to el pueblo de Eberbach, mientras que el V CE. tomaba lo que quedaba de Elsasshausen. En un intento desesperado de remediar la si­tuación, el jefe del ala derecha francesa , Gral. Lartigue, ordenó a la Bri. de Coraceros de Mi­chel, de unos 1.000 hombres, que cargara con­tra el pueblo recién capturado de Morsbronn. Eran mevitables las desastrosas consecuencias de una carga de Cabo contra una rosición de­fendida por dos Rgtos. de Inf., e 32 y el 80, armados de fusiles de retrocarga, por lo que

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sólo un puñado de hombres escapó de la ma­tanza.

A media tarde, cayó la última posición fran­cesa de su izquierda, el pueblo de Froschwi­ller, a pesar de los contraataques suicidas de dos Rgtos. de tiradores argelinos . Sin noticias del V CE. de Failly -que, a diferencia de lo que hicieron los alemanes, permaneció impa­sIble escuchando los cañonazos- MacMahon aceptó su derrota y ordenó la retirada a tra­vés de Reichshoffen, cubierto solamente por la debilitada Div. de Douay, de la reserva de MacMahon -que ocupaba temporalmente el centro- y la Div. de Ducrot, situada en el bosque de Froschwiller, dejando por tanto abierta una línea de retirada. En lugar de em­plear otra unidad francesa de Cabo en una ac­ción retardatriz, se sacrificó a la Div. de Co­raceros del Gral. Bonnemain en la realización de un ataque frontal en dirección a Nieder­wald . Si bien tres cuartas partes de sus efecti­vos fueron destruidos sin que un solo jinete alcanzara las líneas alemanas, retardó el avan­ce alemán lo suficiente para permitir que las unidades de la derecha y centro de MacMa­hon rompieran el contacto y se retiraran. Pero una buena parte de la Div. de Ducrot cayó en poder de los alemanes.

La batalla de Froschwiller-Worth costó al 3.er

E. alemán más de 10.500 bajas, por menos de 6.000 bajas francesas , atestiguando la potencia de los Chassepot. El príncipe heredero no em-

~ Cuando el E. del Rin se retiró a Metz, pocos hombres dispusieron de la comodidad de las tiendas y de alimentos cocinados. El caos administrativo los dejó expuestos a la lluvia torrencial que cayó a partir del 7 de agosto y sin utensilios básicos para cocinar los alimentos que les llegaban de forma discontinua. Sólo cuando las tropas llegaron al depósito de Metz mejoró la situación. (Illustrated London News)

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prendió la persecución de los franceses , dedi­cándose a reorganizar sus maltrechas unida­des. Pero el E. de MacMahon estaba casi des­truido, dejando más de 9.000 prisioneros de guerra, además de 28 cañones y gran cantidad de bagajes. Su maltrecha Div. se retiró al oes­te, hacia Chéllons. La batalla improvisada y li­brada a regañadientes por el príncipe herede­ro, ganaba Alsacia y abría el camino hacia París.

La amplia, aunque no del todo esperada, vic­toria obtenida en Fr6schwiller-W6rth, vino perfectamente al plan estratégico de Moltke, quien intentó entonces que los Es. 1.0 y 2.° con­tuvieran al grueso de las tropas francesas de­lante de Saarbrücken, mientras el 3: r E. se des­plazaba al norte para envolverlas. Pero la in­tervención de Stemmetz desbarató el plan.

Mientras el 3.el E. avanzaba por Alsacia, Moltke había concentrado el 2.° E. al norte del Saar para hacer frente al esperado ataque fran­cés. El 3 de agosto Moltke ordenó a Steinmetz que concentrara el 1.er E. alrededor de Tholey para cubrir el flanco izquierdo del 2.° E. Pero Steinmetz tuvo una idea diferente: contestó a Moltke que iniciaría unilateralmente una ac­ción ofensiva hacia Saarbrücken. Su acción no sólo constituía un acto de insubordinación, sino que significaba que el l. el E. atravesaría el eje principal de los cuidadosamente elabora­dos cuadros de marcha e itinerarios de Molt­ke. Haciendo oídos sordos de las protestas in­mediatas de Moltke, Steinmetz comenzó su avance el 5 de agosto, obligando a Moltke a r~alizar una ofensiva con los Es. 1.0 y 2.°, qui­sIera o no.

El avance francés sobre Saarbrücken, del 2 de agosto, había agotado sus iniciativas ofensi­vas. Es dudoso que Napoleón y Leboeuf hu­bieran comprometido a Moltke con el avance del E. del Rin -desde el 2 de agosto la inde­cisión y falta de criterio reinantes en el CG. Im­perial de Metz se reflejaban en la actuación de los CEs. del E. del Rin , que tan pronto avan­zaba como retrocedía. Su intenCIón era reali­zar un avance limitado con el IV CE. de Lad­mirault por el valle del Saar pero, al recibir las noticias del avance del 1.er E. y de la victoria alemana en Wissembourg, una vez más se im­puso la cautela. Se ordenó a Ladmirault que se replegara detrás de Saarbrücken, pero Ladmi­rault replicó que eso pondría en peligro el va­lle del Mosela, por lo que Napoleón le permi­tió que se desp1azara más al norte, trasladan-

BATALLAS FRONTERIZAS

do al III CE. de Bazaine para que cubriera el intervalo. El resultado de tal condescendencia con los jefes de CEs. fue que el II CE. de Fros­sard quedó peligrosamente aislado. En conse­cuenCIa, el 5 de agosto Frossard retrocedió a dos millas de Saarbrücken, a una posición muy fuerte alrededor de Spicheren y Forbach, con lo que por la mañana del 6 de agosto se ha­bían evaporado las ganancias francesas del 2 de agosto, y el II CE. se encontró en el cami­no del avance alemán iniciado por Steinmetz.

Batalla de Spicheren

Los 28.000 hombres de Frossard ocuparon una «position magnifique», en cuyo centro se encontraban los altos acantilados ferruginosos del Rotherberg. A la derecha había una pen­diente profusamente poblada de árboles y a la izquierda, un estrecho valle por el que dis­curría el camino de SaarbrücKen a Forsbach . Como of. de Ingenieros, Frossard conocía el valor de la fortificación y, para la mañana del día 6, se había mejorado ese punto fuerte na­tural mediante la utilización de los zapapicos. A pesar de la fortaleza natural de la pOSICión, las tres Divs. de Frossard desplegaron para ocuparla en su totalidad . Si la posición era asaltada por fuerzas considerables, Frossard confiaba en la llegada de refuerzos para man­tenerla.

En la mañana del 6 de agosto, la 14 Div., al mando del Gral. Kameke, del VII CE. del 1.er

E. llegó a Spicheren e inmediatamente prepa­ró un asalto. Tras ella, los Es. 1.0 Y 2.°, solapa­dos, se movían por Saarbrücken y sus alrede­dores. Detrás de Frossard, formando un arco de unas quince millas de longitud, se encon­traban las cuatro Divs. delIII CE. de Bazaine. En resumen, ese día unos 55.000 franceses po­dían ocupar Spicheren, contra 43.000 alema­nes. Con Kameke a punto de lanzar un absur­do ataque contra todo el CE. de Frossard, la es­cena parecía preparada para una fácil victoria francesa. Ocurriría todo lo contrario.

A mediodía, Kameke lanzó su Div. al asalto, por el terreno descubierto situado ante las al­turas de Spicheren (su jefe de CE., el viejo Zas­trow, no hiZO nada por evitarlo). Gracias al em­pleo de una formación abierta y al deficiente fuego artillero francés, la 14 Div. llegó a la fal­da del Rotherberg y, tras una serie de asaltos tan heroicos como desesperados -encabeza-

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GRA VELOTIE-ST. PRIVAT 1870

dos por el 74 Rgto.- por acantilados y grie­tas, consiguió ocupar una pequeña posición en la cima. Frossard no hizo ningún esfuerzo de importancia para expulsar a esas Cías. aisladas de los Rgtos. 74 y 70, limitándose a contener su progresión. Mientras tanto, todas las unida­des alemanas de las inmediaciones se dirigie­ron hacia el sonido de los cañones; la Div. de Bazaine permaneció donde estaba, como mera espectadora.

A las 15.00, llegaron tropas alemanas con un gran número de cañones. Entonces, el Gral. Alvensleben asumió el mando general de todas las fuerzas alemanas presentes, comenzando lo que pronto sería norma común: mientras los Chassepot mantenían a raya a la Inf. alemana, la Art. alemana machacaba las posiciones fran­cesas. Desde las 17.00 hasta las 19.00, el grue­so de la Inf. del t er E. y el III CE. del 2.° E. lanzaron una serie de asaltos a las posiciones de Frossard. En la boscosa zona derecha fran­cesa, se producía un vaivén de combates en el bosque de Giferts, en la falda del Rotherberg. A pesar de su acentuada inferioridad numén­ca, los contraataques locales de la Div. de La­veaucoupet y parte de la Div. de Bataille, con la ayuda de los Chassepot, rechazaron por dos veces sendos asaltos de Alvensleben. Hacia las 19.00, unas 30 Cías. de Inf. alemanas se encon­traban detenidas en el bosque de Giferts. En la

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derecha francesa, la Div. de Verge, apoyada por parte de la Div. de Bataille, rechazaba to­dos ros asaltos alemanes por el camino de For­bach al pueblo de Stiring-Wendell.

A las 19.00, pese a su magnífica acción de­fensiva, Frossard se vio obligado a retirarse. No había señales de la ayuda que había solicitado repetidamente a Bazaine, y su flanco derecho estaba siendo envuelto progresivamente por la 3: Div. del Gral. Glumers. Cubierto por el fue­go de una masa de Bías. de 58 piezas, las tro­pas de Frossard se alejaron en la oscuridad. En esencia, se repitió la historia de Fraschwiller­Warth: mientras los jefes alemanes se dirigie­ron instintivamente hacia el sonido de los ca­ñones, sin más, los jefes franceses permanecie­ron inactivos en las proximidades del campo de batalla.

Al final del día, muchas unidades alemanas quedaron muy disminuidas y desorganizadas, sufriendo más de 5.000 bajas, frente a las 2.000 bajas de Frossard. Sin embargo, los franceses dejaron casi 2.000 prisioneros ilesos en poder de los alemanes y desperdiciaron una oportu­nidad de asestar un fuerte golpe a Steinmetz. Llegados a ese punto, muchos militares fran­ceses, tanto Ofs. como soldados, se pregunta­ban si un mando inepto e irresoluto estaba sa­crificando su valor personal, cuando comenzó la retirada general.

.... Durante la retirada a Metz, la caballería alemana superó con facilidad a su homóloga francesa. No sólo fue capaz de mantener el contacto con las unidades francesas en retirada -facilitando con ello a Moltke información de valor-sino también de enviar patrullas tras las líneas francesas, que sembraron la confusión y la incertidumbre en su retaguardia. (Illustrated London News)

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BATALLAS FRONTERIZAS

Batalla de Froschwiller-Worth, 6 de agosto de 1870: situación a mediodía

Montes Vosgos

MARISCAL FROSSARD

2

2 Millas l'

3 Km

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LA RETI RADA A METZ

La doble derrota sufrida en Froschwiller­Worth y Spicheren e16 de agosto, provocó una nueva evaluación de la situación en el CG. francés y también en el gobierno de París. Se había desvanecido cualquier esperanza de que Austria o Italia se unieran a la guerra del lado francés, y la euforia inicial de París había de­saparecido. Cayó el gobierno de Olliver, visto ahora como débil e incompetente, y el 9 de agosto fue nombrado primer ministro el Gral. Conde Palikao, considerado un líder más duro y apropiado para afrontar la nueva situación de Francia. Palikao anunció inmediatamente la formación de dos nuevos CEs. -XII y XIII­y la movilización de 450.000 nuevos reservis­tas, escasamente entrenados. Sin embargo, lle­varía semanas, si no meses, ejecutar todas esas medidas y el E. Imperial no tenía tiempo que perder.

Las derrotas de Froschwiller-Worth y Spi­cheren no habían sido decisivas en el sentido militar y, gracias a Steinmetz, Moltke tuvo que imprOVisar un nuevo plan estratégico. Pero la mañana del 7 de agosto, la determinación de

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Napoleón se vino abajo. Ordenó la retirada del E. a Chálons-sur-Marne, dejando a Moltke la iniciativa estratégica. Dicho esto, era lógico re­plegar y concentrar a todas las tropas disponi­bles entre Moltke y París. Por desgracia para N apoleón, tras la batalla de Frosch willer­Worth, MacMahon se retiró al suroeste por los Vosgos, aumentando de esta forma el interva­lo con el grueso del E. del Rin . Después, Fros­sard, al conocer la derrota de MacMahon, se retiró a Metz por su cuenta, sin informar a Na­poleón. Cuando Napoleón se enteró de esos movimientos, el día 7 a última hora, se sintió obligado a cambiar a Metz el punto de concen­traCión del E. del Rin, mientras los CEs. de MacMahon y Failly continuaron hasta Chá­lons, donde formaron el E. de Chálons, al mando de MacMahon. Una vez en Metz, el E. del Rin debía retirarse a Chálons vía Verdún, de acuerdo con la idea original.

Metz era un lugar muy adecuado para con­centrar al E. del Rin. La ciudad estaba rodea­da de poderosas fortalezas, tenía gran canti­dad de almacenes y el 7 de agosto todavía es-

~ Aunque la responsabilidad del mando fue una carga mental para Napoleón, su presencia física fue indudablemente bien acogida por la guardia, particularmente unida a su emperador. Si bien traspasó el mando a Bazaine el día 12 de Agosto, no partió hacia Metz hasta el día 16 por la mañana, empleando esos días en visitar a distintas unidades y personas para decirles un <<largo adiós». (Illustrated London News)

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taba enlazada por vía férrea con Chalons, aun­que tal enlace se cortó dos días después por la acción de patrullas alemanas de Caballería. Sin embargo, se olvidó que Metz podía con­vertirse en un cuello de botella, a menos que se escalonara la llegada de las unidades. Un retraso en Metz permitiría a los alemanes cerrar la brecha o meluso rodear a los france­ses con efectivos numerosos. Eso fue lo que ocurrió.

Mientras se replegaban las unidades france­sas, se repitió la confusión anterior al día 6 de agosto. Bajo una incesante lluvia torrencial, que sustituyó al tiempo despejado de días an­teriores, las tropas tuvieron que caminar por caminos llenos de lodo y acampar en lugares inundados. A! no prestarse demasiada aten­ción a los itinerarios, pronto se produjo una confusión de unidades y trenes de bagajes, re­sultando que muchos soldados pasaron ham­bre. Aun cuando llegaban los alimentos, la llu­via y la falta de utensilios -abandonados o ex­traviados muchos de ellos en los combates an­teriores- impedían que los soldados se hicie­ran la comida. No es necesario decir que pron­to se perdió la disciplina y los pueblos france­ses fueron despojados rápidamente de alimen­tos, leña y camas para las tropas.

El 7 de agosto, Moltke tenía sus propias di­ficultades. Como resultado de la impetuosidad y desobediencia de Steinmetz, el l. er E. y parte del 2.° se encontraban dispersos y en desorden en Metz y sus alrededores. Moltke tenía que organizar esa masa confusa de hombres y vol­ver a conseguir cierto grado de control estra­tégico. Ordenó al l ."r E. que volviera a su mi­sión original de pantalla de cobertura del flan­co izquierdo francés y se apartara del camino del 2.° E. alemán, mucho más grande, para que éste continuara su avance haCIa el suroeste. Ni que decir tiene que Steinmetz ignoró tales ór­denes, que lo relegaban a un papel secunda­rio; sencillamente, cortó las comunicaciones con el CG. Real y permitió que continuara la confusión en Saarbrücken. El prolongado re­traso permitió que el IV CE. de Ladmirault -que se encontraba expuesto en la izquierda francesa- rompiera el contacto y se uniera al resto de las tropas en Metz.

U na vez restablecido el orden en Saarbrüc­ken, la misma confusión amenazaba con repe­tirse en las empapadas filas francesas. Como testimonio de la disciplina y de las cualidades

LA RETIRADA A METZ

organizadoras del E. alemán, se puso en orden la confusión de hombres y vehículos, conti­nuando el avance tres días después. Sin embar­go, debido a los deficientes reconocimientos de la Cab., hasta el día 9 no tuvo Moltke suficien­te información para ordenar la persecución.

U na vez comprobado que las dos alas del E. francés marchaban alejadas una de otra, el 3."r E. se separó para continuar la persecución de MacMahon. · Los Es. l.0 Y 2.° se dirigieron ha­cia Metz, donde Moltke predijo, correctamen­te, que podría tener lugar una acción decisiva.

El 9 de agosto, pese a las lluvias y al caos ad­ministrativo, los cuatro CEs. de la izquierda francesa se encontraban a salvo tras el río Nied, donde se les unió el grueso del VI CE. del ma­riscal Canrobert, trasladado por ferrocarril desde Chalons hasta Metz. Pero, en la confu­sión, se dejó atrás una gran parte de la Art. y equipamiento del CE., deficiencia que tendría serias consecuencias en St. Privat nueve días más tarde.

Para entonces, Napoleón trató de quitarse de sus hombros la carga del mando. Con el apoyo de Leboeuf, otorgó a Bazaine el mando de los CEs. 11, 111 Y IV, dejando al Gral. De­caen aJ mando del 111 CE., en el lugar ocupa­do anteriormente por Bazaine. Pero aun así, la nueva unidad de Bazaine confirmó las defi­ciencias de la Cabo francesa en misiones de co­bertura de posiciones. U nas cuantas patrullas alemanas de Cabo consiguieron someter a los franceses a constantes falsas alarmas e in­terru pciones.

Mientras tanto, Leboeuf trató de emplazar a MacMahon y Failly para que trasladaran sus tropas a Metz, en vez de a Chalons, pero nin­guno se dio por enterado y el 10 de agosto sus fuerzas embarcaron en tren en Lunéville, ha­cia Chalons. Sin esas tropas y con los alarman­tes comunicados de París acerca de un ejérci­to fantasma alemán que se estaba concentran­do en la frontera de Luxemburgo, la línea del Nied se consideró insostenible. El 11 de agos­to se abandonó la orilla occidental del Nied y Bazaine se replegó a la orilla oriental del Mo­sela, bajo la protección de los cañones de Metz.

A! encontrar el Nied libre de tropas france­sas, Moltke ordenó un alto de dos días, para permitir que los diez CEs. de Steinmetz y de Federico Carlos se concentraran entre Boulay y Faulquemont. El 12 de agosto, una vez reu-

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GRAVELOTIE-ST. PRIVAT 1870

Situación estratégica, 14-15 de agosto de 1870: Mo1tke gira hacia el sur

Puxieux.

nidos los más de 200.000 hombres, continuó el avance alemán sobre los aproximadamente 180.000 franceses que se apiñaban en Metz.

Bazaine asume el mando

El 12 de agosto Napoleón decidió ceder el mando, con el fin de librarse de la cada vez más pesada carga mental que le oprimía en Metz, y también para devolver la confianza al mando militar. Acosado por noticias políticas

46

~ PRIMER

EJTO.

I i ji

2 4 6

negativas y la evidencia creciente de la falta de preparación militar, consideró que lo mejor que podía hacer era recomponer la situaCión polítICa en París. La cuestión era a quién dar el mando militar en Metz.

Había cuatro mariscales de Francia entre los que elegir: MacMahon, Leboeuf, Canrobert y Bazaine. MacMahon se encontraba físicamen­te ausente y Leboeuf, desacreditado por su mala conducción de la campaña, había sido obligado a dimitir como ministro de la Guerra

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el 9 de agosto. Canrobert era el más cualifica­do, pero en Sebastopol, quince años antes, ha­bía puesto objeciones a aceptar tal responsabi­lidad. Además, en París, Palikao necesitaba el apoyo de la izquierda radical, por lo que el alto grado de impricación de Canrobert en el gol­pe de Estado de Napoleón de 1851 lo excluía políticamente. Sólo quedaba Bazaine.

Bazaine era aceptable políticamente para la izquierda, por sus antecedentes de su servicio en filas y por su carencia de lazos políticos. Su largo historial de coraje en el campo de bata­lla le valió el favor de la prensa y del público. Era pr9bable que sus éxitos militares en el nor­te de Africa, Crimea, Italia y México devolvie­ran a los soldados la confianza en sus mandos. Pero su conducta oscura y precavida en exce­so durante lo que iba de campaña, debería ha­ber servido de aviso respecto a sus limitaciones como comandante en jefe. Sin embargo, no ha­bía otra alternativa, era popular, y Napoleón deseaba quitarse el peso de encima. Como buen soldado, Bazaine aceptó su nombramien­to sin quejas ni entusiasmo.

Napoleón se dispuso a partir a Chéllons, aun­que demoró su estancia en Metz hasta el día 16, con lo que terminó de socavar la autoridad y la escasa confianza en sí mismo de Bazaine, que no recibió ninguna indicación, aparte de asumir que debía proteger a Francia de los ale­manes. Ni Napoleón le dio, ni Bazaine pidió, detalles de los movimientos del enemigo, abas­tecimientos, reservas, o incluso de la situación militar general francesa. Hasta última hora del día 13, Napoleón no se dignó informar a Ba­zaine de que tenía que replegarse de Metz a Chéllons vía Verdún, por lo que no se inició ese movimiento hasta el día 14. Finalmente, se obligó a Bazaine a aceptar como IEM al ayu­dante de Leboeuf, el Gral. Jarras, hombre que no le gustaba ni gozaba de su confianza. Como consecuencia, Bazaine le ignoró y envió las ór­denes directamente a sus subordinados. Pron­to, los movimientos y abastecimientos se vieron sumidos en la más profunda confusión, y la evidente falta de entusiasmo y confianza de Ba­zaine se transmitió a todo el ejército.

Moltke prepara la trampa

Mientras se resolvía el asunto del mando fran­cés, Moltke inició el envolvimiento estratégico de las fuerzas francesas de Metz. Los Es. 1.°,2.°

LA RETIRADA A METZ

Y 3.° tenían que avanzar por un frente amplio de unas 50 millas, atacando el sur de Metz y sus poderosas fortalezas . El objetivo era sepa­rar definitivamente a Bazaine y MacMahon; después, los tres Es. se dirigirían al norte, de­trás de Metz. Se ignoraría a MacMahon, situa­do en Chéllons, hasta que se destruyeran o neu­tralizaran las fuerzas francesas de Metz.

Como de costumbre, pronto Steinmetz obli­gó a modi.ficar la ejecución del plan, si bien esta vez lo hizo con cierta timidez más gue con im­petuosidad . Mientras el 2.° E. se dIrigía hacia el Mosela el día 13, el 1.er E. avanzaba sin in­tentar desbordar Metz por el sur, como se le había ordenado. Si bien el 3.er E. avanzaba se­gún lo ordenado, los alemanes no avanzaban por un frente amplio, sino en «orden oblicuo», táctica federicana de nivel estratégico. En vez de intentar ejecutar el plan inicial, Moltke adaptó su plan estratégico para aprovechar en su beneficio la desobediencia de Steinmetz.

Cuando el día 12 ordenó a sus tropas que avanzaran, Moltke suponía que los franceses habían cruzado ya a la orilla occidental del Mo­sela. El día 13, cuando descubrió que todavía se encontraban en la orilla orientar, ordenó a Steinmetz que detuviera su ya lento avance, para llamar la atención de los franceses. Mien­tras tanto, los Es. 2.° Y 3.° se apresuraron a gi­rar hacia el norte para caer sobre Metz por el flanco y retaguardIa. El 2.° E. se encontró en­tonces situado en el eje de giro y el 3.er E. en el extremo del radio, por lo que sus movimien­tos fueron más rápidos. Se agregaron dos CEs. del 2.° E. a Steinmetz, por si los franceses le ata­caban.

Por la mañana del día 14 se disipó cualquier temor de ataque a Steinmetz, cuando patrullas alemanas de Cabo informaron que los france­ses se replegaban, cruzando el Mosela. Tras co­locar cuatro puentes de pontones, previamen­te arrastrados por las aguas, las unidades fran­cesas hacían cola para cruzar el Mosela en un frente de menos de tres millas. Mostrando su habitual desorganización administrativa, las tropas francesas atravesaron tranquilamente los puentes de pontones y los permanentes para marchar por las estrechas ca1les de Metz. Al carecer de Itinerarios de marcha claramen­te identificados, pronto las diferentes colum­nas de marcha se entremezclaron y saturaron los caminos.

Tras cruzar el Mosela, las unidades france-

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GRAVELOTIE-ST. PRIVAT 1870

sas tenían que tomar uno de los dos itinerarios que conducían al camino de Verdún. El pri­mero llevaba directamente a la meseta de Gra­velotte y después, a Verdún, a través de los pueblos de Rezonville, Vionville y Mars-la­Tour. El segundo discurría próximo a las for~ talezas de Plappeville y St. Quentin, y después hacia el norte, a través de los pueblos de Woippy y St. Privat.

A causa de la confusión y del retraso en el paso del río, el día 15 por la mañana solo la Guardia Imperial y los CEs. VI y VII se en­contraban en posición en la orilla occidental, alrededor de Rezonville y Gravelotte, respecti­vamente. Mientras tanto, la 5: Div. de Cabo del 2.° E., al mando del Gral. Rheinbaben, había cruzado el Mosela el día anterior en Pont-a­Mousson, unas quince millas más al sur. Des­pués, la Cabo del 3: r E. ocupó Nancy y sus ac­cesos por el río, treinta millas al sur de Metz. Dado que para entonces era obvio que Metz es­taba siendo rápidamente desbordada y que MacMahon no podría llegar a Metz, era Vital para Bazaine replegarse hacia Verdún con ra­pidez. Pero, el día 15, la 5: Div. de Cabo de Rheinbaben había avanzado veinticinco millas hacia el norte. Su Bri. de vanguardia, al man­do del Gral. Redern, había intentado estable­cer contacto con la línea de reconocimiento y seguridad de la Div. de Forton en Vionville, en el camino de Verdún. Aunque aislados en­tonces, los jinetes de Redern se encontraban si-

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.... Tras despedirse de Bazaine, Napoleón partió por el camino de Verdún, poco antes de que los alemanes lo cerraran. Iba escoltado por los Rgtos. l. ' y 3.' de Chasseurs d' Afrique, medida prudente dada la proximidad de la caballería de Redern. (ASKB)

tuados en la línea de retirada francesa, mien­tras que la mitad de las tropas de Bazaine to­davía tenía que cruzar el Mosela.

Mientras tanto, el día 14, uno de los subor­dinados de Steinmetz, el Gral. der Goltz, al mando de la XXVI Bri. de Inf. , iniciaba otro obstinado asalto. Al llegar al terreno elevado por encima del Mosela, encontró a las cuatro Divs. del CE. de Decaen, todavía en la orilla oriental. Der Goltz atacó inmediatamente; por la tarde había empeñado más de cinco Divs. alemanas, sin conseguir nada positivo. La ba­talla de Borny costó 4.620 bajas a los alemanes, por 3.915 bajas francesas , consiguiendo poco más que retrasar la retirada del 111 CE. Stein­metz pasó el día contemplando, impasible, la inútil acción y Moltke le dio órdenes tajantes de que elLo E. no volviera a implicarse en nin­guna acción posterior, a menos que se le orde­nara expresamente. En fin, por lo que respec­ta a la actuación de Bazaine en la batalla de Borny debe decirse que al ser muerto Decaen, Bazaine asumió personalmente el mando de su unidad. Hizo un buen papel en el campo de batalla hasta que resultó levemente herido de metralla en el hombro, lo que, desgraciada­mente, puso fin a su dinamismo.

La trampa se cierra

La batalla de Borny retrasó la orden final de Bazaine de retirada a Verdún hasta las 10 ho-

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ras del día 15. Para entonces, ya había patru­llas alemanas a ambos lados del camino de Ver­dún, a las que seguía la Inf. a un solo día de marcha de distancia. Los CEs. II Y VI tomaron la ruta del sur, vía Vionville y Mars-la-Tour, en tanto los CEs. III Y IV, a los que seguía la Guardia, tomaron la ruta más al norte, el ca­mino de Doncourt. Leboeuf, que ya no era mi­nistro de la Guerra ni JEM, asumió el mando del III CE. como consecuencia de la muerte de Decaen en Borny. La Div. de Laveaucoupet, desgastada en Spicheren, debía permanecer para defender Metz.

El único camino de Metz a Gravelotte se lle­nó pronto de miles de vehículos militares, a los que se añadieron miles de civiles que huían. Aunque las columnas se dividían en Gravelot­te entre los caminos de Vionville y Doncourt, la progresión seguía siendo penosamente len­ta. La tarde del día 15, sólo el II CE. había lle­gado a Rezonville y el VI CE. todavía no había negado a Doncourt. Además, las Divs. de Cabo de Forton y de Barail, que proporcionaban vi­gilancia y seguridad a los flancos, se encontra­ban al norte del camino de Vionville. Cuando, el 15 por la mañana, Forton estableció contac­to con los exploradores de Redern , no hizo es­fuerzo significativo alguno para evaluar la si­tuación general. Cuando se mformó a Bazaine del contacto, éste se limitó a recibir la informa­ción, sin más.

Finalmente, el 16 por la mañana, Napoleón se despidió de Bazaine. Con los Rgtos. l.0 y 3.° de Cnasseurs d'Mrique escoltándolo hacia Verdún para protegerro de las patrullas alema­nas, y acompañado por su hijo, Napoleón ur­gió a Bazaine a acelerar la retirada a Verdún. Después, al salir el sol, Napoleón se despidió en el cruce de caminos de Gravelotte. Más tar­de, durante el día, escuchó el fuego de la ba­talla mientras Moltke cerraba la vía de retira­da que acababa de usar. Al llegar a Verdún, tomó el tren que le llevaría a Chalons y a Mac­Mahon.

En Gravelotte, Bazaine recibió más noticias de encuentros eSforádicos con patrullas ale­manas de Cab., a oeste y al sur de Vionville. Como consecuencia, decidió detener a los CEs. 11 Y VI, a la espera de acontecimientos. Esta fue posiblemente la decisión fatal de la campa­ña, porque a cada segundo que pasaba se cerraba progresivamente la vía de retirada, ya que al sur Moltke estaba atareado deteniendo

LA RETIRADA A METZ

temporalmente el 2.° E. en el Mosela, por si Steinmetz era atacado por la mañana del día 15. Cuando Redern informó del movimiento de las columnas francesas hacia el oeste de Metz, Moltke aprovechó la ocasión. Urgió al 2.° E. a dirigirse hacia el norte, desde Corny, se­guido por el l.er E.

Sin embargo, de nuevo la cuidadosa con­cepción estratégica de Moltke resultó casi mortalmente comprometida por su inmediato subordinado. Federico Carlos decidió, unila­teralmente, que sus tropas debían moverse ha­cia el oeste y no hacia el sur, pensando equi­vocadamente que el 16 por la mañana los fran­ceses se encontrarían de camino por Mars-la­Tour, sin saber que Bazaine había detenido a todo su E. la tarde anterior a la espera de acontecimientos. Como consecuencia, sólo los CEs. III Y IX se movieron hacia el noroeste, hacia el camino de Vionville, con el X CE. li­geramente desplazado hacia el oeste, hacia Fresnes. Mientras tanto, los CEs. IV, XII yel de la Guardia marchaban al oeste de los fran­ceses, y el 16 por la mañana sólo el VIII CE. del l.er E. había cruzado el Mosela (en Corny). El VII CE. estaba cruzándolo y el I CE. se en­contraba todavía en la orilla oriental, en Cour­celles-sur-Nied.

Batalla de Mars-Ia-Tour

En la mañana del día 16, el grueso del E. fran­cés se extendía formando un arco casi estático desde la Cabo de Forton en Vionville, por el sur, hasta el 111 CE. en Vernéville, por el nor­te. El aplazamiento de la marcha de esa maña­na por parte de Bazaine, permitió el descanso de los CE. II Y VI en Rezonville, mientras el IV CE. trataba todavía de librarse de las estre­chas calles de Metz.

Aproximadamente a las 9.00, comenzaron a caer granadas de Art. alemanas sobre la Div. acampada en Vionville, a medida que llegaba

. la vanguardia del 111 CE. de Alvensleben. For­ton consiguió hacer retroceder a la vanguardia hasta el grueso del III CE., reunido entonces en las alturas situadas justo al sur de Rezonvi­lle. Alvensleben no era de los que eluden la ba­talla y, creyendo que se enfrentaba a la reta­guardia francesa, decidió atacar para tratar de cortar su retirada. Estaba convencido, al igual que Federico Carlos, de que el grueso de las tropas francesas se encontraba bien hacia el

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GRA VELOTIE-ST. PRIVA T 1870

• El Gral. Voigts-Rhetz, de 61 años, jefe del X CE, mantenía la actividad física de un hombre mucho más joven a pesar de la dureza de la vida de campaña. En la batalla de Mars-la-Tour consiguió

apoyar a Alvensleben en sus combates desesperados y cumplió dignamente el resto de la campaña. (ASKB)

oeste, de camino a Verdún. En realidad, las granadas que cayeron sobre el vivac de Forton, significaban que el III CE. avanzaba contra tres CEs. franceses desplegados, el III, el VI y la Guardia. Cuando fa Inf. de Alvensleben salió de Gorze a la meseta descubierta, se vio frente al II CE. de Frossard, desplegado desde Vion­ville hasta e'l barranco del Arroyo Juree, pasan­do por Rezonville. Detrás del II CE. estaba el VI CE. desplegado justo al norte de Rezonvi­lle, con la Guardia al este, en Gravelotte. To­davía no disuadido de su error, el poderoso Al­vensleben lanzó al ataque la 5: Div. del Gral. Stülpnagel, que sufrió lo suyo. Pero ftió a Fros-

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sard, y Bazaine no hizo nada por lanzar un contraataque con el VI CE. o la Guardia. Stülpnage1 fue totalmente rechazado pero, mientras tanto, quince Bías. de Art. alemanas se habían situado en las alturas del suroeste de Flavigny, que dominaban toda la posición fran­cesa.

Entonces se dio cuenta Alvensleben de que se enfrentaba a todo el E. francés, no a su re­taguardia, y que para sobrevivir tenía que con­vencer a los franceses de que se enfrentaban a todo el E. alemán, no a un CE. Movió a su 6: Div., que avanzaba hacia Marsla-Tour (ya ocupada por la Cabo de Rheinbaben) hacia el este, para que atacara Vionville, que cayó rá­pidamente, y dejó un solo Rgto. de cazadores para defenderlo. Apoyado por las Bías. del su­roeste, la 6: Div. avanzó sobre Flavigny pero fue detenida. A partir de ese momento, se con­centraron cada vez más cañones formando un arco desde Mars-la Tour hasta el Bosque de St. Arnould. Por la tarde había un total de 210 cañones, que prestarían un apoyo vital a la Inf. alemana, de efectivos desesperadamente inferiores a los franceses, a medIda que pasa­ba el día.

En consecuencia, Alvensleben se encontraba en una situación comprometida, con sus dos Divs. empeñadas y el X CE. todavía en movi­miento hacia el sonido de los cañones, mien­tras a su frente las filas de los CEs. II Y VI se reforzaban con la llegada del III CE. desde Vernéville por el nordeste. Pero Bazaine no era el jefe adecuado para aprovechar la opor­tunidad de destruir al III CE. Todo lo que vio fue una amenaza a su flanco izquierdo y a sus comunicaciones de Metz, por lo que concentró la Guardia, el II CE. Y parte de los CEs. VI Y VIII alrededor de Rezonville para proteger su flanco izquierdo y el camino a Metz. Mientras tanto, Frossard, con su derecha vuelta hacia Vionville, consideró la situación como desespe­rada y solicitó apoyo de Cabo para proteger su flanco derecho. A pesar de las protestas de sus cors., Frossard lanzó a los coraceros y lanceros de la Guardia contra las líneas alemanas de Inf. situadas delante de . Flavigny. En pocos minu­tos, los dos magníficos Rgtos. fueron destroza­dos. La Bri. de Redern persiguió a los super­vivientes hasta las líneas francesas -donde se produjo una melée en la que se vio implicado el propio Bazaine - hasta que a su vez fue re­chazada.

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LA RETIRADA A METZ

Batalla de Mars-Ia-Tour, 16 de agosto de 1870: situación a las 17.00

A mediodía la situación de Alvensleben era desesperada, con su reserva final de Inf. de­tenida por el ala derecha de Canrobert al nor­te de Vionville, en los bosques de Tronville, y el X CE. todavía por llegar. Sin embargo, to­davía disponía de las Divs. de Cabo 5: y 6: , y empeñó la XII Bri. de la 5: Div., al mando del Gral. Bredow, para ganar tiempo. A las 14.00, los seis sqns. del 7.° de Coraceros y del 16 de Ulanos se dirigieron por detrás de Vionville hacia el norte y, al amparo de una depresión de terreno, consiguieron cargar contra el centro de la línea de cañones de Canrobert. La carga penetró entre los caño­nes y la Inf., hasta que fue detenida por la Div. de Forton, que fiizo retroceder a fos su­pervivientes hasta las líneas alemanas. «La carga de la muerte de Von Bredow» supuso la pérdida de 380 hombres de los más o me­nos 800 que la iniciaron, pero el CE. de Can­robert pasó el resto del día ocupado en des­hacer la confusión resultante.

Alvensleben tuvo que afrontar entonces la

llegada por su izquierda del IV CE. de Lad­mirault, cuya Div. de vanguardia hizo retro­ceder a la Inf. y a la Cabo alemanas por Mars­la-Tour hasta Tronville. Pero, como siempre, la precaución se apoderó del mando francés y Ladmirault se detuvo antes de entrar en Tronville para esperar la llegada de la 2: Div., dando otro respiro a Alvensleben . A las 15.30 llegaba detrás de Tronville la primera unidad del X CE. que se había dirigido hacia el soni­do de los cañones, la 20 Div., al mando del Gral. Kraatz-Koschlau, parte de la cual pene­tró por los bosques cercanos, mientras por el oeste llegaba la 19 Div., al mando de Schwarz­koppen.

Mientras la 20 Div. reforzaba las líneas de Tronville, la 19 aparecía tranquilamente por Mars-la-Tour en columna de Cía., en medio de las líneas de Ladmirault. Ya en orden abierto, la Bri. de vanguardia, la de Wedell, avanzó para ser sangrientamente detenida por los om­nipresentes Chassepot: en pocos minutos, sus dos Rgtos., 16 y 57, perdieron 2.000 de sus

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4.600 hombres. Después contraatacó la Inf. de la Bri. de La Div. de Grenier, haciendo retro­ceder a los destrozados alemanes. En ese mo­mento parecía que toda la izquierda alemana caería. Pero, una vez más, la precaución se apoderó del mando francés y Ladmirault no hIZO nada por explotar el éxito. Mientras tan­to, el of. alemán más caracterizado de los pre­sentes, el Gral. Voigts-Rhetz, jefe del X CE., lanzó a la carga a los Rgtos. 1.0 y 2.° de Drago­nes de la Guardia, en otro intento desespera­do de ganar tiempo. Si bien fueron destruidos inevitablemente, consiguieron desorganizar y detener el avance de la Inf. francesa sobre Mars-Ia-Tour.

La última acción del día en la parte izquier­da se desarrolló en las praderas abiertas del norte de Mars-Ia-Tour, donde la Cabo alema­na de Rheinbaben intentó envolver el flanco derecho de Ladmirault. Tres Div. francesas de Cabo salieron a su encuentro, produciéndose una gran «mélée» de más de 49 Sqns. de dra­gones, ulanos, húsares y cazadores. Si bien los

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franceses fueron obligados a retroceder hacia Bruville, en los dos bandos reinaba una confu­sión total y, hacia las 19.00, se separaban mu­tuamente.

Cuando se puso el sol, se apagó la lucha en los alrededores de Mars-Ia-Tour, para surgir de nuevo, brevemente, por el este, al sur de Rezonville, donde llegaban al campo de bata­lla algunas unidades del IX CE. Y el VIII CE. del 1.er E. Federico Carlos -que al igual que Alvensleben se daría cuenta más tarde de que tenía ante él a todo el E. francés- intentó un ataque definitivo antes de que cayera la noche. El ataque crepuscular fue victorioso, haciendo retroceder a las tropas francesas de delante de Rezonville, al tiempo que la Cabo alemana re­corría las filas francesas, presas del pánico. Pero al caer la oscuridad se detuvo el ataque y cesó, al fin, el fuego.

El combate había sido desesperado para los alemanes, que contuvieron a todo el E. francés con dos CEs., con un costo de 15.800 hombres, frente a unos 17.000 por parte francesa. Pero

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.... La batalla de Mars-la- Tour es posiblemente más conocida por la «carga de la muerte» de la XlI Bri. del Gral. Bredow. Empeñar una sola Bri. de caballería para «ganar tiempo» fue un acto de desesperación, que sin embargo consiguió romper el despliegue del VI CE. de Canrobert en un momento decisivo de la tarde. El 7.' Rgto. de coraceros de Magdeburg encabezó la carga a través de los cañones del VI CE., sufriendo después la contracarga de la Div. de Cabo de Forton. Su éxito indica tanto las carencias de la artillería francesa como su proPia determinación. Perdió la mitad de sus efectivos pero dejó un rastro de muerte y destrucción a su paso. (ASKB)

mantuvieron el camino de Verdún, cortando con ello la línea de retirada francesa. Bazaine, aunque demostró una vez más su valor en combate, no sólo permitió que eso ocurriera, sino que desperdició una oportunidad única de deshacer en pedazos el 2.° E. Cuando se hizo de noche, Bazaine tuvo que luchar contra la confusión total que reinaba tras las líneas, con los caminos ocupados por civiles asustados que huían a Metz, mientras sus CEs. necesita­ban tiempo para reorganizarse tras los comba­tes del día. En vez de arriesgarse a nuevos com­bates al día siguiente, y al informarle su jefe de Art., el Gral. Soleille, que se necesitarían 24 ho­ras para llevar desde Metz la munición de re­puesto necesaria, Bazaine ordenó una retirada a corta distancia.

Al amanecer del día 17, el E. francés se en­contraba retirándose hacia Metz, a una línea si­tuada entre St. Privat y Rezonville. Había, si cabe, más confusión que nunca, al retirarse los Bóns. y sqns. por las líneas de abastecimiento propias. Muchos hombres, sin alimentos o mu-

LA RETIRADA A METZ

nición, cogieron por su cuenta lo que quisie­ron de los carromatos, dejando a la Intenden­cia con muy poca idea de lo que quedaba para cuando se recibieran los pedidos oficiales. Ade­más, se dejaron muchos heridos en Rezonville para que fueran atendidos por los médicos mi­litares alemanes.

Para Moltke, las noticias de Mars-la-Tour confirmaban que tenía a su merced a todo el E. del Rin. :r"os informes de la batalla eviden­ciaban que a Bazaine le preocupaban más sus comunicaciones con Metz que cualquier pen­samiento de acortar su camillO hacia Verdún. Incluso un intento de Bazaine de avanzar por Mars-la-Tour, o seguir las rutas de Doncourt o St. Privat, más al norte, invitaría a realizar un ataque al camino. Seguro de que Bazaine se retiraría hacia Metz, el día 17 Moltke or­denó dirigirse al nordeste a todas las unida­des del 2.° E. Mientras los maltrechos CEs. 111 y X pasaban el día 17 descansando en el cam­po de batalla del día anterior junto con los CEs. VIII Y IX -intactos- el resto de uni­dades del 2.° E. se dirigían desde sus puntos de estación en Pont-a-Mousson y Corny a reunirse con ellos por la noche. Mientras tan­to, Moltke ataba en corto a Steinmetz, escar­mentado de su insubordinación e impetuosi­dad. Steinmetz tenía que constituir el eje de giro del gran movimiento circular de Moltke del día 18, por lo que además de ordenarle que no se implicara en acción alguna, le qui­tó el mando directo de los CEs. I Y VIII, de­jándole sólo el VII CE., que cruzó el Mosela al sur de Metz el día 17.

Durante el día 17, si bien grandes nubes de polvo le indicaron que los franceses se retira­ban directamente a Metz, Moltke no organi­zó ningún reconocimiento de detalle. La Cabo alemana se reponía todavía de los combates del día anterior y no se dispuso de unidades montadas de refresco hasta la noche. En con­secuencia, cuando Moltke preparó las órde­nes para el día 18 ignoraba que el E. de Ba­zaine había establecido una fuerte posición defensiva entre St. Privat, al norte, y la mese­ta de Rozérieulles, sobre el Mosela, al sur. Por lo tanto, cuando a primeras horas de la ma­ñana del 18 ordenó avanzar a los Es. 1.0 Y 2.°, no sabía que cinco CEs. franceses ocupaban una fuerte posición defensiva situada perpen­dicularmente respecto a su proyectada dIrec­ción de avance.

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.... Aunque no tan famosa como la carga de Bredow, la acción de los Rgtos. de dragones 1.' y 2.' fue casi tan importante. Pese a sufrir pérdidas elevadas, consiguieron cargar contra las vanguardias de las Divs. de Grenier y Cissey, imPidiendo lo que pudiera haber sido un afortunado contraataque francés contra la izquierda alemana. (Illustrated London News)

~ Soldado del Rgto. de infantería n.' 1 de Darmstadt. El E. de la CAN incluía muchos contingentes no prusianos, de los que eran típicos los de Hessen. Desde 1849, sus uniformes y equiPos siguieron en general los diseños del E. prusiano, aunque con una serie de señas distintivas. El «Pickelhaube» era más alto y llevaba una placa con el león de Hessen; el cuello llevaba unas trencillas blancas - <dutzen» - y las bocamangas acababan en punta. (Dibujo de Les Still)

.... La batalla de Mars-la-Tour finalizó con la última gran «melée» de caballería de la historia, entre unos 45 Sqns. de dragones, ulanos, húsares y cazadores. Aunque el resultado fue favorable a los alemanes, la acción fue exterior a la batalla principal, cayendo la oscuridad antes de que se llegara a ninguna conclusión definitiva. (ASKB)

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La posición

Bazaine consideró apropiada la formidable po­sición que ocupaba su E. la noche del 16, si­tuada fuera de línea de fortalezas que había al­rededor de Metz. La línea dominaba los acce-

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sos a Metz por el valle por el que podrían apa­recer los alemanes, al tiempo que se encontra­ba a sólo una milla de la protección de las for­talezas. La posición, de ocho o nueve millas de longitud, tenía forma de lomo de cerdo, con descensos suaves hacia el norte y más pronun-

.... Esta vista de Metz, desde el norte, da una idea del tamaño de la ciudad. Sus grandes almacenes de munición y alimentos y sus fortalezas circundantes la convirtieron en el lugar lógico para concentrar el E. del Rin antes de retirarse hacia Chdlons, pero la ciudad fue un cuello de botella para muchas unidades, causando un retraso crucial en la retirada. (Illustrated London News)

.... La población de Metz se acostumbró a presenciar la conducción de prisioneros alemanes por sus calles, antes del sitio de la ciudad. Posiblemente, fueron los únicos testigos franceses de tales hechos. (Illustrated London News)

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ciados hacia el centro y el sur. El extremo nor­te de la línea se apoyaba en el bien situado pue­blo de St. Privat, que dominaba las pendientes circundantes, con un excelente campo de tiro sobre los campos despejados. Hacia el sur, ha­cia el pueblo de Amanvillers, la posición daba a una pendiente suave, cuyo terreno se orga­nizó para proporcionar un campo de tiro ade­cuado a los fusiles Chassepot y a las «mitrai­lleuses». La naturaleza de la posición cambia­ba algo hacia el sur de AmanvIllers, con el Bois de Genivaux, densamente cubierto de árboles, cubriendo el extremo norte del Barranco de Manee. Hacia el sur, el resto de la posición francesa seguía el cauce del Arroyo Manee, cuyo curso había labrado un profundo barran­co, que se unía al Mosela en Ars. Las empina­das laderas del barranco estaban cubiertas de vegetación, aunque su fondo era plano y sin ár­boles, salpicado de canteras y graveras. El ca­mino de Gravelotte a St. Hubert atravesaba el barranco en un tercio de su longitud, dis­curriendo por un terraplén. Al este del Barranco de Manee estaba la Meseta de Rozé­rieulles, cuyas laderas descendían en arco ha­cia el sureste sobre el río Mosela. En el extre­mo sur, el Bois des Ognons y el Bois de Vaux cubrían, respectivamente, las orillas occidental y oriental del Manee. El Bois de Vaux también cubría la ladera sureste de la meseta de Rozé­rieulles. En el centro de la línea, por encima del Barranco de Manee, se encontraban tres granjas con cercado de piedras: la de Moscú, la de Leipzig y la de St. Hubert. Sus sólidos muros constituían una fortaleza natural en la que apoyar la posición francesa. Finalmente, el cortijo de la CIma del Point du Jour caía a las laderas del sureste del Manee.

El E. de Bazaine debería haber empleado la mayor parte del día 17 en ocupar esta formi­dable posición, pero, como siempre, la confu­sión en los itinerarios de marcha significó que la mayoría de las unidades no llegaran a sus posiciones hasta casi de noche, empleando gran parte del día para cubrir una distancia de tres a cuatro millas. En el extremo norte de la línea alrededor de St. Privat se encontraba el VI CE. de Canrobert, con el flanco derecho en Roncourt y el izquierdo en los edificios de la Granja de Jerusalén. Canrobert destacó una fuerte vanguardia de dos Rgtos. de InE. aSte. Marie-aux-Chenes, una milla al oeste de St. Privat. A su lado se encontraba el IV CE. de

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Ladmirault, desplegado desde la Granja de Je­rusalén hasta MontIgny, pasando por Amanvi­llers, los dos pueblos situados en la cara oeste de la ladera. El 111 CE. de Leboeuf ocupaba la larga cresta de la meseta de Rozérieulles hacia el sur, desde La Folie hasta St. Hubert, desta­cando una Bri. al Bois de Genivaux. A la iz­quierda del 111 CE. se encontraba el 11 CE. de Frossard cubriendo el resto de la cresta de la meseta, desde St. Hubert hasta el extremo sur, que caía sobre el Mosela, el Point du Jour. Sus puestos avanzados cubrían las zonas arboladas y las canteras del Barranco de Manee. Final­mente, el flanco sur estaba ocupado por la Bri. de Lapasset (segregada del V CE. de Failly), desplegada en los pueblos de Vaux y Jussy, al pie de la meseta de Rozérieulles. Dos millas a retaguardia del centro-izquierda se encontra­ban las fortalezas de Plappeville y St. Quentin, que dominaban los principales caminos hacia Metz. Entre esas dos fortalezas se encontraban arracimadas las fuerzas del Cuerpo de la Guar­dia Imperial, de Bourbaki, y la Art. de reserva del E., con casi la totalidad de la Cabo apiñada en el valle de Chatel, a medio camino entre la Guardia y el 111 CE. La Cabo casi no participó en la batalla siguiente. Bazaine estableció su CG. en Fort Plappeville, a más de dos millas de distancia del punto más próximo al frente y a más de seis mIllas de St. Privat, por el norte.

La noche del 17 Y la mañana del 18 se em­plearon en excavar trincheras y pozos de tira­dor, haciendo troneras en las cercas de piedra y edificios de las granjas e, incluso, enmascaran­do las posiciones de Art. y de las «mitrailleuses». La excerción a este «atrincheramiento» la cons­tituyó e CE. de Canrobert, que había perdido los útiles correspondientes. Al elegir la posición y realizar los preparativos, en la mente de Ba­zaine prevaleció la idea de defensa y la de dis­poner de una vía segura de retirada a Metz. Esto explica que dejara su flanco norte poco guarne­cido, mientras el centro y el sur estaban fuerte­mente ocupados, con la guardia detrás: Bazaine se disponía a realizar una acción defensiva. Ni se le pasó por la imaginación la idea de que esa posiCIón podría servir de trampolín para reali­zar un contraataque decisivo.

El plan de ataque de Moltke

El día 17, al evaluar la situación desde el CG. Real en Flavigny, Moltke sabía que el E. fran-

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BATALLA DE GRAVELOTTE-ST. PRIVAT

Avance alemán por la mañana del 18 de agosto de 1870: situación a las 08.00, vista desde el sur.

Fuerzas alemanas: SEGUNDO EJÉRCITO A 12 Div. de Cabo (XII CE.) B 23 Div. (XII CE.) e 24 Div. (XII CE.) D Div. de Cabo de la Gda. (CE. de la Guardia) E 1.' Div. de la Gda. (CE. de la Guardia) F 2.' Div. de la Gda. (CE. de la Guardia)

Río Orne

Jarny

Verneville

Ste-Marie-Ies-Chenes

Doncourt

G 5.' Div. de Cabo H X CE. 1 18 Div. (IX CE.) J 25 Div. (IX CE.) K 6.' Div. de Cabo L III CE. PRIMER EJÉRCITO

M 3.' Div. de Cabo N 16 Div. (VIII CE.) O 15 Div. (VIII CE.) P 1.' Div. de Cabo Q 14 Div. (VII CE.) R 13 Div. (VII CE.)

58

Sto Mareel xxxx

ALE~2 FEDERICO

CARLOS

xxxxx

ALE~ GUILLERMO 1

A VERDÚN

Mars-Ia- , Tour

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Puxieux

Jerusalén

Amanvillers

Flavigny CG. REAL

Fuerzas francesas: 1 Div. de Tixier 2 Div. de Lafont (VI CE.) 3 Div. de Levassor-Sorval (VI CE.)

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

Woippy

xxxx

~RIN BAZAINE

Bois de Genivaux Plappeville

CG. DE BAZAINE

Más de 200.000 alemanes marchan por el frente hacia unos 120.000 franceses. Ell CE. se encuentra en la ribera oriental del Mosela. El II CE. se encuentra al sur.

Longeville

A METZ

Vaux

Rozerieulles

Granja de Moscú

Granja de Sto Hubert

Gravelotte

Rezonville xxxx

ALE~ STEINMETZ

4 Div. de Cissey (IV CE.) 5 Div. de Grenier (IV CE.) 6 Div. de Lorencez (IV CE.) 7 Div. de Montaudon (m CE.) 8 Div. de Nayral (m CE.)

9 Div. de Metman (m CE.) 10 Div. de Aymard (m CE.) 11 Div. de Verge (11 CE.) 12 Div. de Bataille (11 CE.) 13 94 Rgto. de Línea 14 Reserva de Caballería 15 Bri. de la Div. de Nayral 16 Un Bón. del 80 Rgto. de Línea 17 Bri. de Lapasset 18 Guardia Imperial y reserva de Artillería

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GRAVELOTIE-ST. PRIVAT 1870

cés se encontraba en alguna parte, al este. Pero, aparte de los informes del VII CE., que luchaba contra la Bri. de Lapasset en el Bois de Vaux, Moltke continuaba ignorando la si­tuación exacta del grueso del E. francés y de las posiciones que ocupaba, debido -como ya se ha dicho- a la incapacidad temporal de la Cabo alemana. Moltke supuso que Bazaine trataría de retirarse hacia el noroeste para es­capar a Verdún, por lo que las disposiciones que adoptó la tarde del 17 se basaron en esa falsa, aunque comprensible, suposición.

Efectivamente, Moltke ordenó un envolvi­miento estratégico. El 2.° E. debía avanzar por un frente amplio desde sus posiciones entre

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..... Los jefes alemanes tuvieron como norma actuar a la cabeza de sus unidades. Propensos a realizar acciones impulsivas con riesgo frecuente para sus tropas, como la de Manstein aquí representada, soportaron el intenso fuego de fusiles francés para evaluar la situación inmediata e inspirar confianza a sus hombres. (ASKB)

..... Tras iniciar la acción del IX CE., expulsando al puñado de defensores franceses del Chtlteau de Vernéville, Manstein estableció su CG. en ese lugar a partir del mediodía. Su posición central hubiera sido más aproPiada para establecer el CG. Real que el lugar donde se estableció posteriormente, en la derecha alemana, aislando con ello a Moltke del control táctico general.

Mars-la-Tour y Rezonville en dirección no­roeste. La Guardia y el XII CE. debían situar­se en el extremo norte, atravesando Doncourt y dispuestos para girar hacia el este o hacia el oeste, según fas circunstancias. El IX CE., apo­yado por los CEs. X Y I11, en reserva, debía si­tuarse a la derecha de la Guardia, atravesan­do Vionville, bien para fijar a los franceses, bien para apoyar a la Guardia y a los Sajones, según fueran las cosas. A Federico Carlos le ordenó atacar a los franceses donde y cuando estableciera contacto con ellos, dándole com­pleta libertad sobre la forma de proceder. El l: r E. debía permanecer estático, para servir de eje de giro al 2.° E. De sus tres CEs., el I

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estaba todavía en la orilla oriental del Mosela, en los alrededores de Courcelles, para cubrir cualquier posible salida francesa de Metz. Los CEs. VII y VIII estaban desplegados en el Bois de Vaux con el objetivo de fijar al II CE. -la retaguardia, en opinión de Moltke- al­rededor del Point du Jour. Dado que bajo el control directo de Steinmetz sólo se encontra­ba el VII CE., Moltke pensó que aquél pocos problemas podría causarle. Finalmente, el II CE., todavía situado muchas millas al suroes­te, debería avanzar para situarse detrás del 1.er

E., la tarde del 18. El día 18, al salir el sol, las apretadas filas del

E. de Moltke se pusieron en movimiento para buscar y destruir a los franceses. No se dieron cuenta de que su itinerario atravesaba oblicua­mente el frente de las trincheras ocupadas por el E. francés . Pronto descubrieron su error, cuando el sol ascendió sobre el horizonte, pero Moltke no pudo hacer nada por evitar que sus jefes subordinados reaccionaran de manera casi desastrosa.

El avance alemán

Entre las 7.00 y las 8.00, una potente forma­ción de más de 200.000 hombres avanzó por un frente de unas ocho millas hacia el nordes­te, campo a través, sin prestar apenas atención al terreno. Hacia las 9.00, Leboeuf informó a Bazaine de las nubes de p,olvo levantadas por esa multitud. Bazaine reCIbió la información y ordenó a Leboeuf que se estuviera quieto, re­chazando cualquier sugerencia de ataque al flanco expuesto del 2.° E. Una orden sImilar del CG. Real a Steinmetz hubiera obtenido una respuesta menos obediente.

Aproximadamente a las 10.00, Federico Car­los comenzaba a distinguir las blancas líneas de tiendas situadas en las alturas de Amanvillers, alrededor de Montigny. Como las instruccio­nes de Moltke le habían inducido a pensar que los franceses se retiraban hacia el norte, Fede­rico Carlos supuso que había encontrado el flanco de la retaguardia francesa. Al igual que Alvensleben el día 16, se consideró obligado a atacar inmediatamente, sin efectuar un reco­nocimiento previo ni consultar con Moltke.

A las 10.15, ordenó al 2.° E. girar hacia el este. Mientras tanto, Moltke también había evaluado los informes que le llegaban y a las 10.15 dio la orden de ataque a las líneas de Ba-

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

zaine, pero su hipótesis de trabajo era diferen­te de la de Federico Carlos. Moltke creía aho­ra que todo el E. francés estaba desplegado al sur de Amanvillers, por lo que iniCIó su plan de envolvimiento; al igual que Federico Car­los, no efectuó ningún reconocimiento adicio­nal. Desgraciadamente, lo que Federico Car­los creyó que era la retaguardia francesa y Moltke la derecha, era en realidad el centro, con los CEs. IV y VI desplegados al norte . Moltke ordenó atacar a los CEs. 1.0 Y 2.°. Stein­metz tenía que avanzar por Gravelotte para mantener la presión sobre la izquierda fran­cesa, mientras el IX CE. debía continuar por el este, hacia Vernéville, como había ordena­do Federico Carlos. El resto del 2.° E. debía progresar por el nordeste hacia Amanvillers para envolver lo que Moltke creía que era el flanco derecho francés . A las 11.45 se estaban cumpliendo esas órdenes, cuando Federico Carlos recibió noticias de que se habían des­cubierto tropas francesas en St. Privat. Al dar­se cuenta de que el grueso del 2.° E. tendría que avanzar mucho más hacia el norte para envolver por el flanco a los franceses, envió a Manstein, jefe del IX CE., una orden de re­trasar su ataque. Pero era ya demasiado tarde y poco antes de las 12.00 se inició la batalla, desplegando la Art. al este de Vernéville -sin apoyo de Inf. - y abriendo fuego.

Manstein, como Alvensleben el día 16, lle­vaba avanzando desde las 10.15 sin efectuar ningún reconocimiento. Emplazó 54 cañones al nordeste de Vernéville y abrió fuego, al que contestó inmediatamente la Art. del CE. de Ladmirault, situada a menos de 1.000 yardas. Los infantes franceses, que se encontraban en sus tiendas preparando la comida, se apresu­raron a ocupar sus pozos de tirador y sus trin­cheras. Entonces se dio cuenta Manstein que de forma inconsciente se había adelantaao, formando un saliente en el frente, con el VI CE. a su izquierda y el III CE. a su derecha, mientras la Inf. todavía se encontraba de ca­mino, detrás de Vernéville. Con la Art. al al­cance de los Chassepot y de las «mitrailleuses», los artilleros fueron diezmados. Durante una hora los artilleros de Hessen resistieron la llu­via de metralla y balas pero, a las 13.00, Mans­tein dio la orden de retirada. Ocho cañones permanecieron en un extremo del Bois de Ge­nivaux para proteger la retirada y algunas unidades de la Div. de Grenier aprovecharon

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.... El jefe del IV CE., Gral. Ladmirault, ocupaba la línea al sur de Sto Privat. Sus hombres fueron los primeros en entrar en acción el día 18, cuando Manstein hizo avanzar a su artillería sin protección alguna. Aunque el aislado CE. de Manstein invitaba al contraataque, Ladmirault no hizo nada para aprovechar la ocasión. Más tarde, sin embargo, tuvo una actuación meritoria, al estabilizar el flanco derecho cuando el VI CE. se hundió en Sto Privat. (ASKB)

la oportunidad para apoderarse de dos caño­nes . Sólo una carga desesperada del Bón. de Fusileros del 85 Rgto. salvó al resto, pero perdió doce Ofs. y 400 soldados en pocos minutos.

En estos momentos, el IX CE. era vulnera­ble en extremo, al retroceder sus vapuleados artilleros sobre la Inf. de las Divs. 18 y 25, que emergían de Vernéville; las dos Divs. de Hes­sen se enfrentaban a todo un CE. francés, sin apoyo inmediato por la derecha ni por la iz­quierda. Pero Ladmirault permaneció impasi­ble. Hasta las 12.30, no informó a Bazaine de que se encontraba empeñado en combate próximo con los alemanes y cuando lo hizo, Bazaine no reaccionó, permaneciendo en Plap­peville, sin intervenir, contentándose con ver cómo los alemanes chocaban entre si delante de sus líneas. De hecho, Bazaine no sólo per-

.... El 18 a mediodía, Manstein desPlegó la artillería de Hessen de la 25: Div. de infantería al este de Vernéville, en un saliente expuesto, frente a la posición princiPal de Ladmirault. Pronto comenzaron a caer artilleros bajo el fuego de los fusiles franceses, teniendo que retirarse a posiciones más seguras hasta la llegada de la infantería. (ASKB)

.... Las Divs. 18 y 25 de Hessen se dirigieron hacia el este de Vernéville, convirtiéndose en objetivo de los CEs. III y IV. Durante las primeras horas de la tarde mantuvieron su aislada posición, pese al elevado número de bajas y al peligro de contraataque francés. (ASKB)

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~ Artillero de la artillería prusiana a Pie. La artillería alemana desempeñó un papel clave contra las posiciones francesas, con el fuego bien dirigido de sus cañones Krupp. Sus uniformes se distinguían por su cuello y bocamangas negros con ribetes rojos y por el remate esférico (<<kugel») del casco «Pickelhaube». Estaban armados con espadas cortas y carabinas. (Dibujo de Les Still)

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

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GRAVELOTIE-ST. PRIVA T 1870

maneció toda la batalla en Plappeville, sino que ni siquiera destacó a un solo ayudante para evaluar la situación. En su lugar, confió en la reacción de sus jefes de CE. ante los ataques alemanes y en los informes de sus resultados. Durante la mayor parte del día 18, el EM de Bazaine se dedicó a preparar los ascensos y las recompensas por las acciones del día 16.

Al concedérsele un respiro, Manstein recom­puso rápidamente sus líneas. Desplazó la 18 Div. a la derecha, a los cortijos de la linde nor­te del Bois de Genivaux. A su izquierda, envió la 25 Div. a la linde del Bois de la Cusse, al tiempo que adelantó todos los cañones dispo­nibles. A las 14.00, se estabilizaron las líneas de Manstein con la llegada de la III Bri. de la Guardia y las Bías. del III CE. Durante el res­to de la tarde, ambos bandos mantuvieron un feroz duelo artillero, pero Manstein no lanzó su Inf. al ataque. Los hombres de Ladmirault se encontraban bien atrincherados en una sierra que dominaba la avenida de aproxima­ción alemana, y los Chassepot y las «mitrailleu­ses» excluían un asalto frontal. Se produjo un estancamiento.

Después de mediodía, cuando Moltke escu­chó los cañonazos del IX CE., el rey y él se des­plazaron de Flavigny a Rezonville. Si bien con ello el CG. alemán era más accesible, no per­mitía la visión de la derecha alemana. Pero Moltke no esperaba ningún combate significa­tivo en esa parte , ya que había ordenado a Steinmetz que permaneciera inactivo con el

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.... En un intento de mejorar su arriesgada posición, la infantería de Hessen asaltó las edificaciones de la granja de Champenois, frente a Amanvillers, a pesar de sufrir elevadas pérdidas. Más tarde, esta minúscula posición en la ladera de debajo de Amanvillers sirvió de trampolín para tomar el pueblo, cuando Sto Privat cayó ante la guardia. Como ocurrió durante todo el día, Ladmirault no hizo nada para recuperar la granja, pese a su situación expuesta. (ASKB)

VII CE., lo mismo que Goeben, cuyo VIII CE. estaba todavía bajo control directo del CG. Real. Desgraciadamente para Moltke, eso no sirvió de nada, puesto que tanto Steinmetz como Goeben ignoraron las órdenes recibidas.

A mediodía, el 1.° E. se encontraba a caballo del Barranco de Mance, en los bosques que cu­brían cada ladera. Más al este, en J ussy y St. Ruffine, estaba la XXVI Bri. de la 13 Div., frente a los franceses de Rozérieulles. La otra Bri. de la 13 Div. y la 14 Div. al completo es­taban desplegadas en el Bois de Vaux y en el Bois de Ognons. Girando hacia el noroeste, en Gravelotte se encontraba la 16 Div. del VIII CE., con la 18 Div. a su izquierda; a corta dis­tancia, en el Bois de Genivaux, estaba la 15 Div. Finalmente, la l.a Div. de Cabo estaba desple­gada alrededor del pueblo de Malmaison . De­lante de los CEs. VII Y VIII se encontraba todo el CE. de Frossard y la parte izquierda del III CE. de LeboeuC atrincherada en la Meseta de Rozérieulles.

La posición de Frossard era una auténtica fortaleza: la cresta dominaba la llanura infe­rior, con el Barranco de Mance sirviendo de foso, en tanto los espesos bosques del barran­co obstaculizaban los movimientos de los ale­manes; las rampas superiores hasta la cresta es­taban desprOVistas de vegetación, siendo un terreno propicio para ser batido por un fuego mortal. Los antecedentes de Frossard como of. de Ingenieros, contribuyeron a que la cresta estuviera recorrida por una serie de trinche-

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• El camino entre Gravelotte y Sto Hubert cruzaba el fatídico barranco de Manee por un terraplén y fue el foco de los asaltos del VIII CE. Este grabado de la época muestra la parte inferior de las laderas arboladas del barranco de Manee, que daban paso a la despejada parte superior, terreno mortal sometido al fuego de los fusiles de Frossard. Steinmetz, tontamente, proporcionó los blancos. (Batallas del Siglo XIX)

ras, pozos de tirador, emplazamientos de ca­ñones y muros con troneras.

Aunque Steinmetz sólo tenía autoridad so­bre el VII CE., al estar el VIII CE. de Goeben bajo mando directo del rey, parece que a me­diodía Steinmetz, unilateralmente, decidió re­cuperar su autoridad. En ese mismo momento decidió que su juicio acerca de la acción a se­guir prevalecería sobre la orden de no hacer nada, a pesar de estar al tanto del plan estra­tégico de Moltke por haber estado presente cuando se estableCió, el día anterior. Al escu­char disparos por el norte, decidió iniciar un ataque a gran escala con el l. er E. Hacia las 13.00 había desplegado a ambos lados de Gra­velotte los cañones de que disponía.

Mientras tanto, la 15 Div. de Weltzien avan­zaba para limpiar el Bois de Genivaux y enla­zar con la 18 Div. de Manstein a su izquierda (esta acción fue decidida por el jefe del VIII CE., Goeben, no por Steinmetz). Al entrar en los bosques, pronto se encontraron ante una fuerte barricada de troncos de árboles y reci­bieron las descargas de los Chassepot. Simul­táneamente recibieron fuego de los cañones si­tuados en los alrededores de las Granjas de Moscú y St. Hubert, lo que obligó a detenerse a los Bóns. de cabeza.

Steinmetz, a pesar de no haber ordenado esa acción, creyó que ésa era la dirección a seguir, hacia los franceses. Su Art., situada en los alre­dedores de Gravelotte, estaba demasiado lejos de las posiciones francesas para batirlas ade-

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

.. El Gral. Frossard, jefe del II CE., fue uno de los más capacitados altos mandos franceses. Sus antecedentes como oficial de ingenieros, se reflejaron en el intensivo «atrincheramiento» de sus hombres en SPicheren y el Point du Jour. Sus amplias y bien pensadas defensas deshicieron todos los ataques y proporcionaron un buen campo de tiro a los Chassepot, así como una protección considerable contra la artillería alemana. (ASKB)

.. El jefe del VIII CE., Gral. Goeben, fue un valioso subordinado del temerario jefe de su E., Steinmetz. Pese a saber que su CE. no se encontraba ya bajo el control inmediato de Steinmetz, aceptó la orden de llevar a sus hombres a una destrucción inevitable al asaltar la posición francesa. Durante toda la tarde del 18, apenas le hizo una objeción a su mandato de empeñar una Bri. tras otra.

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Batalla de Gravelotte-St. Privat: situación a las 13.00-14.00

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13.00-14.00: el IX CE. se encuentra se­riamente implicado frente a las posicio­nes defensivas de los CEs. de Ladmi­rau~ y Leboeuf, en el centro

Plappeville * eG. DE BAZAINE

I I St-*

Quentin

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cuadamente, por lo que decidió trasladarla al extremo occidental del Barranco de Mance. Como ese movimiento expondría a los artille­ros al fuego de la Inf. francesa, atrincherada en el extremo oriental del barranco, poco des­pués de las 14.00 Steinmetz ordenó a las Divs. 15 y 16 del VIII CE. que avanzaran para des­pejar el camino a la Artillería.

Hacia las 14.00, Moltke había perdido el control de la batalla, en parte por su culpa, por permanecer demasiado tiempo aislado en el caserío de Flavigny, situado tan lejos del fren­te alemán como lo estaba Bazaine, en Plappe­ville, del frente francés. En esencia, a primeras horas de la tarde, los dos jefes estaban dirigien­do sus Es. -si la conducta de Bazaine puede calificarse de este modo- por control remoto, sin visión alguna del combate real. Aunque Moltke avanzó hasta Rezonville, casi no tenía visión de la derecha alemana y ese desplaza­miento le situó a seis millas de la izquierda ale­mana, donde debía llevarse a cabo la parte principal de su plan. Además, tanto Steinmetz como Goeben decidieron ignorar deliberada­mente la orden de Moltke de permanecer inac­tivos, orden que Moltke repitió a las 13.00. El plan estratégIco de Moltke de f~ar a Bazaine por la izquierda mientras le envolvía por la de­recha perdió vigencia a medida que trans­curría la tarde, ya que la extensión adicional de las líneas de Bazaine hacia el norte signifi­có que la maniobra de envolvimiento requeri­ría mucho más tiempo del calculado. Mientras tanto, el sur de las líneas de Moltke estaba a punto de suicidarse.

El ataque del 1:r Ejército

Poco antes de las 14.30, Steinmetz ordenó al VIII CE. que avanzara por el barranco. Mien­tras el asalto de Goeben con unidades de la 15 Div. era detenido sangrientamente, para Stein­metz significaba simplemente la confirmación de la validez de su forma de actuar. El objeti­vo del asalto del VIII CE. era la Granja de St. Hubert, que serviría de peldaño de acceso a la Meseta de Rozérieulles y protegería del fuego de los Chassepot, permitIendo el traslado de su Art. hasta el borde del barranco. La 15 Div. y la XXXI Bri. de la 16 Div. del CE. de Goe­ben se lanzaron al asalto frontal de la granja.

Las edificaciones de la granja se encontraban situadas bajo la cima de la sierra y dominaban

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

la empinada ladera este del barranco. Por en­cima y a cada lado de la granja estaban las lí­neas de trincheras de los CEs. 11 Y 111; había que tomar la granja antes de poder realizar cualquier asalto a las trincheras. La granja es­taba ocupada por un solo Bón. del 80 Rgto. de la Div. de Aymard. . Las tres Bris. alemanas avanzaron por el fon­do del barranco; la 15 Div., a caballo del terra­plén por el que discurría el camino de Grave­lotte a St. Hubert, con la XXXI Bri. en apoyo. Cuando cruzaban el barranco, una llUVIa de metralla y balas cayó sobre sus filas. Al comen­zar la ascensión de la ladera, la espesa vegeta­ción, los árboles y las canteras deshicieron la formación en columna de Cías. de las Bris. XXIX y XXX. No obstante, consiguieron re­montar la ladera y ocupar las graveras situadas bajo las alturas del Point du Jour y de Sto Hu­bert, con la XXXI Bri. a retaguardia. Pero a partir de allí no pudieron avanzar más, pues los fusiles y cañones del CE. de Frossard barrían la zona, obligando a los atacantes a re­fugiarse como pudieron en árboles y hoyos.

En esa posición expuesta y débil, un contraa­taque local francés hubiera barrido a las tres Bns., pero ni Frossard ni Leboeuf hicieron nada. Mientras concentraban la atención de sus cañones en la ladera este, Steinmetz pudo mover sus 150 cañones desde los alrededores de Gravelotte hasta el borde occidental del barranco, hacia las 15.00. En pocos minutos la Granja de St. Hubert se convIrtió en un mon­tón de ruinas y la guarnición fue aniquilada. A las 15.30, los supervivientes del 80 se retiraron a la línea de trincheras situadas por encima de la granja, y algunos elementos de tres unida­des alemanas -el 8.° Rgto. de Jager, y los Rgtos. 60 y 67 de Inf.- avanzaron para ocu­par las ruinas. Los cañones alemanes comen­zaron a batir las trincheras y los cañones del CE. de Frossard, desaconsejando cualquier in­tento de contraataque para recuperar la pe­queña posición de la granja en ruinas.

Steinmetz estaba exultante, y comunicó al rey que había tomado las alturas. En realidad, la Granja de Sto Hubert era una trampa mortal, dommada por una serie de trincheras y por los cañones de los dos CEs. franceses. Desde la Granja de Moscú, por la izquierda, hasta el Point du Jour, por la derecha, todas las vías de acceso estaban cubiertas. Todos los intentos de los hombres del VIII CE. por salir del recinto

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de la granja se toparon con un muro de balas y metralla. Pero Steinmetz, como los Grals. del Frente Occidental cuarenta años más tarde, cre­yó que podría conseguir la victoria sacrificando algunos hombres más. Debe decirse que Goe­ben, cuyo CE. estaba siendo diezmado, se opu­so a la idea de Steinmetz, pero Steinmetz era su superior y todavía disponía del VII CE., indis­cutiblemente bajo su mando, para avanzar.

Como tratando de provocar a Steinmetz, a las 16.00 enmudecieron las Bías. alemanas, que

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.... Al igual que otros muchos Rgtos. del VII CE., el 39 Rgto. de fusileros sufrió graves pérdidas durante el asalto de la tarde al Point du Jour. Se concentró en la línea princiPal de cañones del extremo occidental del barranco de Manee, cuya proximidad a la ladera opuesta se demuestra por el hecho de que sus fusiles se encontraban al límite de su alcance de las trincheras de Frossard. Mantuvo la posición hasta que cesó el fuego, al caer la noche. (ASKB)

.... La determinación de la infanteria alemana, a pesar de las bajas y de la imposibilidad de su tarea, incitó a muchos grupos pequeños a avanzar bajo una lluvia de balas y metralla. Es dudoso que los oficiales supervivientes se hubieran arriesgado de manera tan suicida. (Batallas del Siglo XIX)

necesitaban reponer mUnICIOno También de­seaban hacerse menos visibles al cada vez más preciso y destructor fuego de los cañones ale­manes, situados ahora en el extremo occiden­tal del barranco. Steinmetz consideró ese silen­cio como prueba de que su interpretación era correcta, y lanzó su VII CE. contra el Point du Jour. En principio, la XXVI Bri. de la 13 Div. realizó un ataque demostrativo desde Ars, ocu­pando los pueblos de Vaux y Jussy, hasta en­tonces en poder de la Bri. de Lapasset, pero

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~ El día 18 por la mañana sólo el VII CE. del Gral. Zastrow permanecía bajo el mando directo de Steinmetz. Tras demostrar su disposición a lanzar asaltos agresivos en Spicheren, Zastrow lanzó voluntariamente sus Divs. al asalto del Point du Jour. Por la tarde, la mitad de sus hombres yacían muertos o heridos frente a la posición de Frossard. (ASKB)

no rudo continuar su avance hacia St. Ruffine y e ataque se detuvo. Este avance aislado de una Bri. alemana de dos Rgtos. produjo un efecto imprevisto por los alemanes: contribuyó a aumentar el temor de Bazaine por sus pre­ciosas comunicaciones con Metz. Mientras los CEs. y jefes alemanes brindaban a Bazaine oportumdades inmejorables de deshacerlos en pedazos, la atención de Bazaine se concentra­ba en la inexistente amenaza alemana a sus lí­neas de retirada por el sur.

Cuando cesó el fuego en el extremo derecho y más altas eran las llamas de las Granjas de St. H ubert y de Moscú en la izquierda, el jefe del VII CE., Gral. Zastrow, demostró ser un dig­no subordinado de Steinmetz. Sus Bris. XXV y XXVIII estaban desplegadas en el Bois de Vaux, con la XXVII Bri., en reserva, al sur de Gravelotte. Poco antes de las 16.00, las Bris. XXV y XXVIII avanzaron contra las trinche­ras de la Inf. de la Div. de Verge, del CE. de Frossard, en los alrededores del Point du J our. Al principio, la vegetación de la parte baja de las laderas les proporcionó cierta protección, pero cuando las vanguardias llegaron a la lin­de, se encontraron frente a una muralla de fuego de Chassepot, «mitrailleuses» y Art. Mientras tanto, el grueso de las dos Bris. avan­zaba en columna de Cía., pero antes de llegar a la línea de árboles sus filas se deshicieron ante el brusco repliegue de los restos de la vanguar­dia. En pocos mmutos el caos reinaba en el fon­do del barranco, cuando las dos Bris. se junta­ron con los supervivientes de las unidades pre­cedentes. Entonces Steinmetz culminó toda esa locura lanzando una Div. de Cabo contra el

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

• Este grabado de la época del camino de Sto Hubert a su paso por el barranco de Mance ilustra la estrechez de la senda por la que avanzó la 1." Div. de Cabo Si se tienen en cuenta los despojos de los

ataques anteriores, es evidente la imposibilidad de la misión de la caballería, incluso de llegar al alcance de la Art. y los fusiles del II CE. (ASKB)

enemigo en retirada. No está claro por qué motivo pensó Steinmetz que el asalto de Zas­trow había tenido éxito y que los franceses se retiraban: una interpretación piadosa es que el humo y la confusión lo engañaron. Más pro­bable es que su impetuosidad habitual y su des­considerada falta de preocupación por las ba­jas le nublaran la razón.

Poco después de las 16.00 se ordenó avan­zar a la 1: Div. de Cabo del 1 CE., concentrada hasta entonces en Malmaison, al norte de Gra­velotte. Tenía que descender el camino de Gravelotte por el estrecho terraplén . del Barranco de Mance y remontar después sus la­deras empinadas hasta alcanzar la Meseta de Rozérieul1es. A la Cabo le debería seguir toda la Art. del VII CE. , parte de la cual colocó los avantrenes sobre la marcha. Todo ello se rea­lizó a la vista de los franceses del Point d u J our; esta acción fue más allá de la locura.

Es dudoso que la Inf. alemana, agazapada en el fondo del barranco, diera crédito a sus ojos cuando vio avanzar a la Cabo por el cami­no, en columna de a cuatro, al trote, intentan­do abrirse camino entre los carromatos, avan­trenes y cuerpos que cubrían el terraplén,

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GRAVELOTIE-ST. PRIVAT 1870

Roncourt

XII CE. Sajón marchando hacia el nordeste

El pueblo de Steo Marie-les­Chenes cae ante la 1.' Divo de la Guardia

Amanvillers

Fuerzas alemanas:

tras tomar la granja de Champenois

SEGUNDO EJÉRCITO

A I Bri. de la Gda. B 11 Brio de la Gda. e IV Brio de la Gda. D III Bri. de la Gda. E 25 Div. de la Gda. F 18 Div. de la Gda. PRIMER EJÉRCITO

Verneville

G 15 Divo H 15 Div. 1 Divs. 16 y 14, mezcladas en el fondo del barranco J l.' Div. de Cab. K 13 Div. LXXVI Bri. de la 13 Div.

xxxxx

ALEI:8J

Bois de Genivaux

xxxx

ALEI:8J 2

FEDERICO CARLOS

STEINMETZ

Línea de cañones de Steinmetz, al borde del barranco de Mance

BATALLA DE GRAVELOTTE-ST. PRIVAT

Ataque de la 1: Div. de Cabo por el barranco de Mance y caída de Ste. Marie-Ies-Chenes ante la Guardia, aproximadamente a las 16.00 del 18 de agosto de 1870

70

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~ Sto Privat

BATALLA DE GRAVELOTIE-ST. PRIVAT

xxxx

FR~RIN BAZAINE

Woippy La Follie Plappeville

eG. DE BAZAINE

Boarbaki rehúsa empeñar a parte de la Guardia

Fuerzas francesas: 1 Div. de Tixier 2 Div. de Lafont (VI CE.) 3 Div. de Levassor-Sorval (VI CE.) 4 Div. de Cissey (IV CE.) 5 Div. de Grenier (IV CE.) 6 Div. de Lorencez (IV CE.)

Longeville Escaramuzas continuas entre dos Bris.

ElII CE. se aproxima desde Rezonville

xxxx

ALE~ GUILLERMO 1

Gravelotte

La 1: Div. de Cabo avanza por el terraplén

7 Div. de Montaudon (III CE.) 8 Div. de Nayral (III CE.) 9 Div. de Metman (III CE.)

Río Mosela

Unidades del 8: de Jiiger y de los Rgtos. de Línea 60 y 67 toman la granja de Sto Hubert

Divs. destruidas y rechazadas de los CEs. VI/y VIII

10 Div. de Aymard (III CE.) 11 Div. de Verge (II CE.) 12 Div. de Bataille (II CE.) 13 Bri. de Lapasset 14 Reserva de Cabo 15 Guardia Imperial y reserva de artillería

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.... El Gral. Fransecky, jefe del II CE., llegó a la derecha alemana por la tarde del día 18, cuando los CEs. Vil y ViII se encontraban al borde del colapso. Aceptó serenamente la orden de Steinmetz de lanzar su 3: Div. a otro asalto inútil más. Sin embargo, antes de que su unidad fuera destruida, puso fin al asalto y estabilizó la línea con su 4: Div., que se mantuvo pese al colapso del 1." E. (ASKB)

mientras los cañones franceses afinaban la puntería. Sólo un Rgto., el 4.° de Ulanos, con­siguió abrirse camino entre los despojos del terraplén y llegar a desplegarse en la meseta, a la derecha del camino. A los pocos minutos, había perdido la mitad de sus efectivos, y los supervivientes retrocedieron apresuradamen­te, refugiándose como pudieron en las grave­ras. Mientras tanto, cuatro Bías. de Art. pudie­ron salvar los obstáculos del terraplén y alcan­zaron el extremo del barranco a las 16.30. Dos de ellas fueron destruidas antes de que pudie­ran entrar en posición, uniéndose los sIrvien­tes supervivientes a la confusión del fondo del barranco. Las otras dos consiguieron entrar en acción, una en la línea de árboles y la otra tras los muros de St. Hubert. A pesar de sufrir un fuego mortífero, las dos Bías. permanecieron valerosamente en acción durante las dos horas siguientes, quedando reducidas a una sola pie­za la situada en St. Hubert, a la caída de la no­che.

Mientras los hombres de los CEs. VII y VIII se esforzaban por presentar el menor blanco posible en el fondo del Barranco de Mance, Steinmetz consideraba su próxima actuación. A cambio de sus anteriores sacrificios, los lo­gros de su conducta temeraria se reducían a la posesión de un saliente expuesto en St. Hu­bert, con dos CEs. del l.0 E. al borde del co­lapso. Sin embargo, Bazaine no aprovechó la oportunidad. Al principio, cuando se desarro-

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llaba el ataque de Steinmetz, Bazaine ordenó a Bourbaki que destacara una Bri. de «volti­geurs» de la Guardia para apoyar a Frossard, y adelantó una Bri. del Gral. Deligny. Bourba­kí cuestionó, con razón, ese absurdo empleo de la reserva, y Bazaine retiró la orden inmedia­tamente, en lugar de ordenar a Bourbaki que actuara conforme a su criterio. La cesión de Bazaine ante Bourbaki no sólo indica su falta de determinación como comandante en jefe, sino su reconocimiento del mayor rango social de Bourbaki.

De hecho, a media tarde Bourbaki tuvo una eXcelente oportunidad de separar a los Es. l.0 Y 2.°. La Guardia y el XII CE. del 2.° E. se en­contraban todavía en movimiento hacia el nor­deste para tratar de envolver por el flanco al VI CE., en tanto el grueso del l.er E. estaba de­tenido en el Barranco de Manee. Entre los dos sólo se encontraba el IX CE., fijado bajo Arnan­villers y Montigny, con un intervalo considera­ble a cada lado. Pero Moltke no estaba en pe­ligro, porque la única preocupación de Bazai­ne era asegurar su línea de retirada a Metz. Es más, en esos momentos ninguno de los jefes de CE. se atrevió a sugerir que la Guardia, la Cabo de reserva y la Art., concentrada entre Plappe­ville y Jussy, pudieran usarse para nada mejor que para apoyar la continuidad de la defensa.

Poco después de las 16.30, Steinmetz, tras considerar 1a situación, y preocupado al ver que su ataque languidecía a medida que decre­cía el fuego, pidió permiso directamente al rey, en Malmaison, para que le autorizara a com­pletar su victoria. Aunque Moltke se encontra­ba alIado del rey, no dijo ni hizo nada para in­tervenir en el asunto. Al no poder disponer de los refuerzos más próximos -el II CE. de Fransecky, que no podría llegar hasta las 19.00 como mínimo- Steinmetz solicitó autorización al rey para lanzar al asalto a sus dos únicas uni­dades supervivientes de reserva, la XXXII Bri. del VIII CE. Y la XXVII Bri. del VII CE. Stein­metz insistió en que su débil posición de la me­seta, en St. Hubert, constituía una posición im­portante y que los franceses estaban al borde del colapso. El rey se creyó la historia y Molt­ke permaneció en silencio.

Poco después de las 18.00 comenzó esa ab­surda acción, cuando las dos Bris. acompaña­das por otros tres Bóns. cruzaron el fondo del barranco. Entre los despojos y la confusión allí reinantes, otras unidades se unieron a su avan-

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ce por la boscosa ladera oriental. Cuando sa­lieron al lindero del bosque, recibieron fuego a quemarropa y a los pocos minutos habían sido diezmados. Al retroceder hacia el barran­co, los supervivientes de los asaltos anteriores supusieron que los franceses se habían lanza­do en su persecución y se unieron a la huida. Poco después de las 1830, miles de hombres y caballos aparecían por el lado occidental del barranco presas de la confusión y el pánico. Con las granadas francesas cayendo a su alre­dedor, fue imposible detener cerca de Rezon­ville a esa masa de hombres y material, que ig­noró incluso la presencia del rey y del EM. en su carrera a través de Malmaison. Como siem­pre, los franceses permanecieron como espec­tadores. El informe de Frossard a Bazaine le valió su felicitación por la excelente defensa desarrollada. Debe decirse, a fuer de ser since­ro, que en la creciente oscuridad y con el barranco atestado de muertos, heridos y vehí­culos destruidos, es dudoso que un contraata­que francés hubiera consegUido llegar al lado oeste con algún orden. Irónicamente, los ale­manes habían establecido su propia barrera defensiva.

Mientras los restos de los CEs. VII Y VIII se desperdigaban por el fondo del Barranco de Manee, el II CE. de Fransecky llegaba a Gra­velotte a eso de las 19.00. Como no sabía nada de la matanza de por la tarde y el rey le había colocado a las órdenes de Steinmetz, Fransecky cumplió la orden de seguir avanzando. Ni Moltke ni el rey intervinieron en esta ocasión para evitar el desastre de otra unidad alema­na. La unidad de vanguardia de Fransecky era la 3: Div., que descendía en columna de Cía. por la ladera occidental del barranco, a caba­llo del terraplén. Abriéndose camino entre los despojos, en la oscuridad, comenzó el ascenso de la ladera oriental, para ser recibida por la ya familiar lluvia de fuego, que destrozó sus co­lumnas, causando más de 1.300 bajas en pocos minutos. En esos momentos, los supervivien­tes alemanes situados en St. Hubert confundie­ron a las unidades de vanguardia de la 3: Div. con tropas francesas, produciéndose un inter­cambio de fuego entre ellos en la oscuridad. Esta trágica y absurda carnicería duró hasta poco antes de las 20.00, cuando finalmente los supervivientes de St. Hubert se hundieron y huyeron ladera abajo. El propio Fransecky, al darse cuenta de la situaCión, ordenó a la 3:

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Div. que retrocediera al barranco, donde la 4: Div. proporcionó apoyo para estabilizar las lí­neas.

A las 22.00, había cesado el fuego en el Barranco de Manee. Los franceses situados en la meseta no tenían orden de avanzar, y el grueso de las fuerzas alemanas a su frente se reducía a grupos fragmentados que, bien ya­cían muertos en la ladera orientar, bien huían hacia el oeste presas del pánico. Llegados a este punto, Moltke y el rey consideraron seriamen­te la posibilidad de ordenar retirada general, pero las noticias de la izquierda alemana y la sugerencia de una posible retirada francesa lo evitaron. Al día Siguiente, al amanecer, los hombres de la 4: Div. del II CE. descubrieron que los franceses habían abandonado la mese­ta durante la noche.

La Guardia y los Sajones en Sto Privat

Por la tarde, seis millas al norte de la matanza del Barranco de Manee, tuvo lugar otro asalto alemán a una posición bien defendida, sufrien­do gran cantidad de bajas, si bien el flanco pro­porcionaría la victoria a los alemanes.

Como jefe del 2.° E., Federico Carlos fue el responsable del retraso de la marcha de la iz­quierda alemana el día 18. Sus instrucciones para los itinerarios de marcha de los CEs. de ra Guardia y Sajón no habían tenido en cuenta que los dos CEs. tendrían que cruzarse si se­guían rutas adyacentes. Cuando los dos CEs. se pusieron en marcha, aproximadamente a las 4.00, la Guardia acababa de dejar su vivac de Dieulouard para marchar por Mars-la-Tour hacia Doncourt, cuando tuvo que detenerse. El XII CE. , que había acampado por la noche en Pont-a-Mousson, se encontraba atravesando Mars-la-Tour de camino aJussy. Esta chapuza en el trabajo del EM prodUjO un retraso de dos horas en la planeada marcha alrededor del flanco derecho francés.

El retraso complicó aun más la realización de la idea general de Moltke cuando, a las 10.00, se hizo evidente que la derecha francesa se ex­tendía hacia el norte mucho más de lo previs­to. El plan original de envolvimiento daba por supuesto que el frente francés no se extende­ría más allá de Amanvillers. Por lo tanto, mien­tras el IX CE. de Manstein fijaba a Bazaine, la Guardia y el XII CE. debían envolverlo vía Ste. Marie-aux-Chenes y St. Privat por el norte.

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Como ya se ha visto, el plan había fracasado al mediodía, al encontrase Manstein peligrosa­mente expuesto cuando lanzó su ataque sobre lo que no era el centro del despliegue francés. Aunque a las 10.00 Federico Carlos se dio cuenta que Amanvillers no era el flanco dere­cho francés, no realizó ningún reconocimiento adicional, por lo que hasta las 15.00 no iden­tificó a St. Privat como verdadero flanco dere­cho francés.

A mediodía y primeras horas de la tarde, la Guardia y el XII CE. seguían avanzando hacia el nordeste. Mientras Manstein luchaba en las laderas inferiores de Amanvillers, Federico Carlos envió tras él a la Guardia por el Bois de la Cusse. Conociendo ya la extensión del fren­te de Bazaine, Ste. Marie-aux-Chenes era el objetivo a conseguir en ese momento. Al pasar por el Bois de la Cusse, Federico Carlos envió la 111 Bri. de la Guardia para reforzar a la Div. de Hessen de Manstein, ahora en situación comprometida. Como ya se ha visto, también fue reforzada por la Art. del 111 CE. y, al no producirse mngún contraataque francés, Manstein mantuvo la posición mIentras avan­zaban la Guardia y el XII CE.

Hacia las 14.00 la Guardia, que avanzaba por la ruta interior, llegaba a Habonville, en el ex­tremo suroeste dd pie de la ladera de acceso a St. Privat. Allí, Federico Carlos ordenó un alto para dar más tiemfo al XII CE., todavía en movimiento hacia e nordeste. El XII CE. no llegó a su objetivo de Ste. Marie-aux-Che­nes hasta las 15.00. El pueblo se encontraba ocupado por el 94 Rgto. de Línea y una Bía. de seis piezas, que pronto sufrieron un asalto abrumador. Desde las 1400 hasta las 15.00, desplegaron más de 70 cañones del CE. de la GuardIa, formando un arco entre Habonville y St. Ail, y sometieron al pueblo a un bombar­deo destructor. Poco antes de las 15.00, la La Div. de la Guardia, por el sur, y la XLVII Bri. de la 24 Div. de Inf. de Sajonia, por el noroes­te, se lanzaron sobre el pueblo. Pero a las 15.30, los aproximadamente 1.500 defensores todavía mantenían la posición, ante la dificul­tad de la Inf. alemana de progresar frente al fuego de los Chassepot. Tras infligir pérdidas de consideración a la Guardia y a los Sajones, el 94 Y las Bías. se retiraron ordenadamente por la ladera de ascenso a St. Privat, cubiertos por el 100 Rgto. de Línea, desplegado a me­dia ladera. Los Chassepot del 100 rechazaron

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un intento de asalto de la Bri. Sajona, que tuvo que retroceder hasta las ruinas de Ste. Ma­neaux-Chenes.

Mientras proseguía la acción, Federico Car­los conoció, por fin, la extensión real de las po­siciones francesas de St. Privat. Mientras se de­sarrollaba el asalto, poco después de las 15.00, ordenó al XII CE. -menos la Bri. que reali­zaba el asalto al pueblo- que reanudara la marcha de envolvimiento desde J arny hacia los pueblos de Montois y Roncourt al nordeste. Eso situaría al XII CE. al norte de las líneas de Bazaine, pero hasta primeras horas de la no­che no cubriría la distancia adicional. En el ín­terin, las Bris. de la Guardia desplegaron bajo St. Privat, en una línea que iba desde Ste. Ma­rie-aux-Chenes hacia el sur, por St. Ail, hasta Habonville. Debe decirse que durante todo este tiempo ni Moltke ni el rey, situados pri­mero en Rezonville y después en Malmaison, tomaron parte alguna en la dirección de los acontecimientos que tuvieron lugar seis millas al norte, delante de St. Privat. Todas las accio­nes de ese período y las posteriores se inicia­ron bajo la dirección de Federico Carlos.

Mientras tanto, en el bando francés, Canro­bert había disfrutado de una visión excelente de los acontecimientos que se desarrollaron ante él desde mediodía. Aunque su posición centrada sobre St. Privat era inmensamente fuerte, y los sólidos muros del pueblo y de las granjas adyacentes situadas sobre la sierra do­minaban las laderas, estaba preocupado por la débil situación general de su CE. U na semana antes, cuando el VI CE. se dirigía <l:presurada­mente desde Chalons a Metz, había dejado atrás a su Div. de Cabo y a la mayor parte de la 4: Div. de Inf. Además, estaba escaso de Art. porque el día 17 solo llevó consigo unos sesen­ta cañones, y Bazaine solo le proporcionó una Bía. de 12 libras, de la amplia reserva de E., el día 18. Finalmente, y tal vez lo peor de todo, había dejado gran parte de sus bagajes en Cha­lons, incluyendo la mayor parte de los útiles de atrincheramiento. Si bien los muros del pue­blo y de las granjas proporcionaban protec­ción, los hombres de Canrobert no pudieron realizar muchos trabajos de atrincheramiento, por lo que muchos soldados del VI CE. que­daron expuestos al fuego artillero, el. día 18.

Cuando Canrobert VIO a la GuardIa que se concentraba a una milla de las laderas de St. Privat y, más lejos, a las columnas del XII CE.

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~ Soldado alemán de infantería de línea, caracterizado por el remate en punta del «Pickelhaube» y la guerrera azul oscura con ribetes rojos, adoptada por el E. prusiano en 1843, y que experimentó pocas variaciones durante 27 años; este conjunto es el símbolo mismo del militarismo prusiano. La infantería -entró en acción el día 18, con el equiPo completo de marcha y el capote terciado, tras dejar sus acantonamientos de Mars-la-Tour por la mañana, teniendo que realizar un día entero de marcha antes de caer sobre los franceses . (Dibujo de Les Still)

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.... El jefe del CE. de la guardia, el prínciPe Augusto de Württemberg, de 57 años de edad, no parece que cuestionara la orden de su jefe de avanzar por las desnudas laderas de debajo de Sto Privat con la elite del E. alemán. Lanzó sus dos Divs., de Bri. en Bri. hacia su destrucción a manos de los fusiles del VI CE. (ASKB)

que marchaban hacia Roncourt a media tarde, envió repetidos mensajes a Bazaine, solicitan­do refuerzos. Aparte de ordenar a Bourbaki que tuviera su Guardia preparada para mar­cbar hacia el norte, todo lo que Bazaine envió fueron unos 500 proyectiles de Art., suficien­tes para quince minutos de fuego. Por otra parte, l~ at~nción de Bazaine estaba fija en su flanco IzqUIerdo, no en el derecho. Cuando avanzaba la tarde, unos 8.000 hombres del VI CE. se preparaban para hacer frente a casi 18.000 hombres del CE. de la Guardia del Príncipe Augusto en lo que sería un ejemplo clásico de lucha entre el hombre y las balas.

Es fácil de explicar la razón por la que, poco después de las 16.30, Federico Carlos ordenó a la crema del E. alemán que avanzara una mi­lla por una pendiente descubierta, en una for­mación de orden cerrado. La orden original de Moltke a Federico Carlos había sido que el 2.° E. continuara su avance para cortar la línea de retirada enemiga a Verdún y que atacara a los franceses «en cualquier parte que se encon­traran». Esa orden no había sido modificada y, al igual que Steinmetz, Federico Carlos parece que creía que un asalto decidido triunfaría sin duda alguna; el espíritu ofensivo alemán y su voluntad de vencer parecían capaces de ven­cerlo todo.

Con más de 100 cañones concentrados en la línea de piezas al sur de Ste. Marie-aux-Che­nes, podría esperarse que el peso del fuego ar­tillero redujera considerablemente las firas de los defensores, pero la mala dirección del tiro hizo que el fuego cayera principalmente en las edificaciones de la Granja de Jerusalén, exac-

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tamente al sur de St. Privat. Mientras tanto, los cañones del XII CE. se dirigían a Roncourt, ocupado por la Bri. de Pechot de la Div. de TixIer. En esta fase, pocos proyectiles cayeron sobre St. Privat y las expuestas filas del VI CE. de sus alrededores.

El CE. de la Guardia estaba desplegado for­mando un arco desde Habonville hasta Ste. Marie-aux-Chenes, aunque todavía tenía la 111 Bri. de la 2: Div. de la Guardia agregada al IX CE. en Habonville. La IV Bri. de la 2: Div. de la Guardia se encontraba en St. Ail y la 1: Div. de la Guardia estaba en Ste. Marie-auxChenes. Una milla detrás de Ste. Marie-aux-Chenes se encontraba el X CE., aunque sólo se envió a su Art. para que apoyara el asalto, cuya conduc­ción táctica cornó a cargo del Príncipe Augus­to de Württemberg, de 57 años, of. valiente pero carente de imaginación, que preparó un asalto de manual con las unidades formadas en compactas columnas de medio Bón.

Poco antes de las 17.00, la III Bri. de la Guardia, formada por el Bón. de Schützen (Ti­radores) de la Guardia y los Rgtos. l.0 y 3.° de Grenadier de la Guardia, del Emperador Ale­jandro y de la Reina Isabel, se trasladaron des­de su posición a la derecha de la XLIX Bri. de Hessen, cerca de Habonville. Esas unidades no tenían que atacar Sto Privat, sino fijar el ala de­recha del IV CE., la Div. del Gral. Cissey, para impedir que interviniera en el asalto que se avecinaba. Al salir del Bois de la Cusse recibie­ron fuego concentrado del IV CE., atrinchera­do alrededor de Amanvillers. El asalto fue de­tenido sangrientamente en la desnuda ladera, aunque los cinco Bóns. pudieron desplegar desde la formación en corumna a la de línea, constituyendo una línea de fuego con un des­pliegue más abierto. Con ello se consiguió atraer la atención de la Div. de Cissey, aunque a un precio aterrador para la III Bn., que su­frió 2.440 bajas en el espacio de 40 minutos.

Mientras se desarrollaba el ataque de la III Bri., poco después de las 17.00 comenzaba el asalto principal a St. Privat., en el que toma­ran parte tres Bris. que atacaron de derecha a izqUIerda, una detrás de otra.

La primera fue la IV Bri. de la 2: Div. de la Guardia, compuesta por los Rgtos. 2.° y 4.° de la Guardia, del Emperador Franz y de la Rei­na Augusta, que avanzaron desde el sur de St. Ail, por la línea de cañones, para formar para el asalto, al sur del camino de Briey. Con sus

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mochilas y equipos al compl~to , con un peso próximo a las cien libras, y formados en dos co­lumnas de medio Bón., sus hombres tenían que recorrer más de una milla por la despeja­da ladera de delante. Su objetivo era la Granja de Jerusalén, al sur de St. Privat, ocupada por

• Incluso antes que la guardia lanzara su fatídico asalto, sus filas habían sido diezmadas por el fuego artillero y el de los Chassepot. Algunos Rgtos. pasaron hasta una hora en esta situación. (ASKB)

~ Cuando se dio la orden de avanzar, la guardia se movió a paso ligero con las banderas y los oficiales en cabeza, como en Waterloo. Sus densas formaciones de medio Bón. constituyeron unos objetivos perfectos para Canrobert, como pronto pudieron comprobar los guardias en sus proPias carnes. (ASKB)

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la Diy. del Gral. Lafont. El avance inicial de la Bri. fue impresionante, al paso ligero, con los tambores, las banderas y los Ofs. a caballo al frente. Tras haber recorrido la mitad de su ca­mino, a unas 1.500 yardas aproximadamente, los Chassepot de la Inf. de Lafont Intacta has-

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ta el momento, por no haber recibido fuego de los cañones alemanes- abrieron fuego . Se consideraba que una Div. francesa prOVIsta de fusiles Chassepot podía disparar, por término medio, unos 40.000 disparos por minuto. En cuestión de minutos, los dos Rgtos. fueron li­teralmente destruidos, perdiendo a la mayoría de sus Ofs. y el 4.° Rgto. a todos. Dos Bías. de cañones que avanzaron para proporcionar apoyo próximo a la Bri. fueron destruidas an­tes de poder desenganchar las piezas. Hacia las 17.20,10s supervivientes se encontraban inmo­vilizados a unas 800 yardas de los hombres de Lafont, en una pequeña depresión transversal

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.... Dado el deficiente despliegue francés de las «mitrailleuse», es irónico que como consecuencia de la táctica alemana resultaran dentro de su alcance eficaz. Aunque sus disparos iniciales causaran muchas bajas, los defectos de fabricación de esta arma tan cacareada la dejaron inoperante o con muchos de los cañones sin funcionar, por rotura de las agujas percutoras. La mayoría de las bajas alemanas se debieron al Chassepot y a sus propias formaciones tácticas. (ASKB)

.... Mientras la guardia asaltaba infructuosamente Sto Privat sin apoyo artillero, la Art. sajona del XlI CE. actuaba sobre Roncourt, asegurando el éxito de su unidad sin sufrir las elevadas bajas que sufrió la guardia. Cuando cayó Roncourt, la Art. sajona actuó sobre Sto Privat. (ASKB)

de la ladera. El alcance máximo de los fusiles alemanes era de poco más de 700 yardas, y los grupos que trataron de acercarse a esa distan­cia fueron abatidos antes de conseguirlo.

A las 17.45, el príncipe Augusto ordenó avanzar a la I Bri. de la Guardia, al mando del Gral. Kessel , que constaba de los Rgtos. 1.0 y 3.° de Guardias a pie. Su jefe de Div. , el Gral. Pape, había cuestionado tal movimiento, al ha­ber contemplado el desastre de los dos asaltos anteriores y al saber que el XI CE. se encon­traba al menos a una hora de distancia para po­der prestar una contribución eficaz. Sin embar­go, el Príncipe fue inflexible, y la Bri . se mo-

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~ Fusilero del 1 Bón. de Jliger de Silesia n .o 5. El uniforme de los jiiger prusianos los diferenciaba del resto del E. Además de la tradicional guerrera verde oscura con ribetes rojos, llevaban chacó cónico en lugar de «Pickelhaube». Aunque todavía realizaban acciones de avanzadilla, sus fusiles eran idénticos a los de los Rgtos. de línea y, como resultado de las lecciones de la guerra, su papel especializado fue asumido por la infantería regular.

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vió desde su posición al norte de Ste. Marie­aux-Chenes. Tras formar en dos líneas de me­dio Bón., la Bri. avanzó por la ladera hacia la Bri. de la Div. de Tixier, que la esperaba tras los gruesos muros de St. Privat, enlazada a su izquierda con la Div. de Lafont, en Jerusalén. A 1.500 yardas su majestuoso avance terminó en la consabida masacre, y a las 18.15 los su­pervivientes se encontraban inmovilizados a 700 yardas de los muros de St. Privat, siendo su única protección los cuerpos de sus cama­radas muertos. Según un relato alemán, «la matanza fue indescriptible», encontrándose los supervivientes rodeados por los cuerpos sin vida de más de 2.000 de sus compañeros.

Entre los despojos de las Bris. I y IV de la Guardia, había una brecha, constituida por el camino de Briey, que discurría desde Ste. Ma­rie-aux-Chenes hasta St. Privat. Pasadas las 18.15, todos los Bóns. menos uno de la 11 Bri. de la Guardia -compuesta por los Rgtos. 2.° y 4.° de Guardias a pie- partieron de Ste. Ma­rie-aux-Chenes a caballo del camino de Briey. A pesar de haber contemplado el desastre de sus predecesores, los guardias se lanzaron al ataque, siendo destrozados a unas 1.000 yar­das por la acostumbrada lluvia de balas. Un testigo los describió «avanzando como el ojo de un huracán», pero, pese a su determinación, fueron detenidos a la altura de los supervivien­tes de las Bris. I y IV.

Hacia las 18.30, los 18.000 hombres de las Divs. La y 2: de la Guardia habían sufrido más de 8.000 bajas, y los supervivientes quedaban reducidos a una mísera línea de fuego. La pér­dida de Ofs. fue especialmente severa, tenien­do que hacerse cargo de los Bóns. los Ofs. su­balternos, y los Subs. de las Cías. El Bón. de Schützen de la Guardia, por ejemplo, quedó al mando de un cadete. Pero todos los Bóns. con­tinuaron avanzando hasta llegar a 600 yardas de St. Privat y de las posiciones francesas de los alrededores de Jerusalén.

Por el lado francés, Canrobert tenía que dar gracias por la forma de atacar de los alemanes, ya que su posición era mucho más delicada de lo que los acontecimientos anteriores podían hacer presagiar. Canrobert estaba francamen­te sorprendIdo por la densidad de las unida­des de Inf. alemanas y por la falta de apoyo ar­tillero a las mismas, pero se daba cuenta que éso no podía continuar siendo tan fácil. Pese a sus repetidas peticiones de refuerzos, sólo re-

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cibió cuatro Bías. adicionales y municiones de la reserva de E., permaneciendo el resto a seis millas de distanCia, en Plappeville. Bourbaki, cuyo CE. de la Guardia, todavía intacto, podría haber intervenido decisivamente en varios si­tios, ignoró todas las demandas de ayuda, am­parado en la potestad que Bazaine le había otorgado. En la izquierda francesa, ell.o E. ale­mán estaba al borde del colapso; en el centro, el XI CE. se encontraba en posición compro­metida y en la derecha, la crema de la Guar­dia alemana estaba destrozada. En cualquiera de esos lugares, los 20.000 hombres de Bour­baki podrían haber dado a Francia un Segun­do Imperio y a Bazaine una victoria memora­ble. Efectivamente, a eso de las 18.30, los Prín­cipes Augusto y Federico Carlos esperaban que un contraataque francés barriera de las laderas a las mermadas filas de los Guardias. Pero en ese momento las fuerzas capaces de hacerlo, la élite de las tropas de Bourbaki, permanecieron en Plappeville escuchando el ruido de los ca­ñones. Cuando, más tarde, se decidieron a ac­tuar, ya había pasado la oportunidad.

La derrota

Poco después de las 18.30, Federico Carlos or­denó realizar la acción que debería haber pre­cedido, no sucedido, a los sacrificios de la Guardia. Las Bías. de los CEs. de la Guardia, X y XII, unos 208 cañones, concentradas aho­ra formando un arco por Ste. Marie-aux-Che­nes, abrieron fuego sobre St. Privat. Durante más de 40 minutos, los hombres de Canrobert, situados en St. Privat y sus alrededores, fueron sometidos a un bombardeo intenso. Al no ha­ber podido excavar trincheras, como hicieron los hombres de Frossard en el Point du Jour, la Inf. del VI CE. se encontraba peligrosamen­te expuesta sobre el terreno. Cuando se puso el sol, las llamas y las obras de mampostería de St. Privat y Jerusalén surcaban el aIre. Canro­bert sabía que sus hombres no sobrevivirían mucho tiempo a ese castigo, aunque a esas al­turas fueron pocos los que cedieron ante la llu­via de fuego y las explosiones.

Entonces, llegó el momento decisivo para el XII CE. Desde las 17.00, bajo el mando del Príncipe de Sajonia, las vanguardias habían es­tado atacando Roncourt, al norte de St. Privat, defendido por la Bri. de Pechot, compuesta por cinco Bóns. y una Bía. de seis cañones. Re-

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sistieron durante dos horas, conscientes de que cubrían el flanco de St. Privat. Sin embargo, hacia las 19.00, el XII CE. expulsó por fin a los hombres de Pechot, aunque se retiraron or­denadamente al Bois de J aumount, cubriendo desde allí la vía de retirada a Metz del VI CE.

Cuando el XII CE. continuaba su avance por Roncourt hacia St. Privat, aproximadamente a las 19.30, los supervivientes de la Guardia se levantaron y cargaron contra las ruinas en lla­mas de St. Privat. Los edificios en llamas alum­braron una feroz batalla, mientras la Guardia y el XII CE. trataban de expulsar a los defen­sores franceses. Entonces llegaron quince Bóns. de las Bri. XLV Y XLVII de Sajoma por los lados norte y oeste de St. Privat, con el apo­yo de 84 cañones sajones desde Roncourt. Combatiendo casa por casa, llegaron al centro del pueblo, con la Guardia mezclada entre sus filas. Algunos elementos del 4.° Rgto. de Guar­dias a pie asaltaron el cementerio, mientras el Bón. de Fusileros del 2.° Rgto. de Grenadier de la Guardia tomaba las edificaciones de la Granja de jerusalén. Hacia las 20.00, los defen-

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• Hacia las 19.00, el pueblo de Sto Privat ardía en llamas y el fuego artillero había diezmado las filas del VI CE. Con la llegada del XlI CE. por el norte, la guardia salió de su minúscula posición de

la ladera y se lanzó sobre el resto de los hombres de Canrobert, frente a los muros del pueblo. (ASKB)

sores cedieron, y los hombres de Canrobert se retiraron hacia el sureste. Por parte alemana, el agotamiento y la confusión, a la par que la oscuridad, impidieron la realización de cual­quier intento de persecución.

Mientras se desarrollaban los acontecimien­tos de Roncourt y con anterioridad al asalto fi­nal, poco antes de las 184.5, Bourbaki decidió por fin empeñar su preciosa Guardia para apo­yar a Ladmirault y Canrobert. En todo caso, un contraataque de objetivo limitado lanzado por Ladmirault para aliviar la presión sobre Canrobert, se habría encontrado sometido al peso del fuego artillero de la Guardia y del IX

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El XII CE. Y III Guardia se detienen exhaustos, en medio de III confusión y III oscuridad

Roncourt

S te-Marie-Ies-Chenes

Amanvillers, ocupado por III 25 Div.

Fuerzas alemanas: SEGUNDO EJÉRCITO

A XII CE. B XII CE. e Guardia

Champenois

Bois de Genivaux

D 25 Div. (IX CE.) E 18 Div. (IX CE.) F 3.' Div. (11 CE.) G 4.' Div. (11 CE.) HXCE.

Línea de cañones de Steinmetz

1 III CE. PRIMER EJÉRCITO

J 13 Div. K XXVI Bri. de la 13 Div.

xxxxx

ALEcg:J GUILLERMO 1

xxxx

ALEcg:J2 FEDERICO

CARLOS

BATALLA DE GRAVELOTTE-ST. PRIVAT 18 de agosto de 1870, 20.00 horas, cae la noche y se produce el colapso de la derecha francesa

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Sto Privat ~

Ladmirault estabiliza la línea francesa

Unidades deshechas del VI CE.

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xxxx

FR~ RIN

BAZAINE

Woippy Bourbaki se retira a Metz con la Div. de Picard

La Follie Fugitivos de los CEs. IVyVI

Plappeville eG. DE BAZAINE

Gravelotte

Fugitivos de los CEs. VII y VIII

Rezonville Fuerzas francesas: 1 Bri. de Pechot

xxxx 2 IV CE.

Longeville

Río Mosela

Sto Ruffine

Jussy

Vaux

Rozerieulles

Granja de Moscú

Granja de Sto Hubert, de nuevo en poder de los franceses

Supervivientes de los CEs. VII y VIII

5 Div. de Metrnan (IV CE.) 6 Div. de Ayrnard (IV CE.) 7 Div. de Verge (II CE.) 8 Div. de Bataille (II CE.)

GER~ STEINMETZ

3 Parte de la reserva de Cabo 4 Bri. de Nayral

9 Bri. de Lapasset 10 Div. de Deligny y reserva de artillería (IV CE.)

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Desde el norte y el oeste, la guardia y el XII CE. cayeron sobre las ardientes ruinas de Sto Privat y sus granjas circundantes, testimonio para franceses y alemanes de la intensidad de la lucha por el pueblo. Fue una lucha de proporciones épicas. Cuando se hizo de noche, efectivos muy superiores expulsaron a los restos del VI CE. de las ruinas del pueblo, aunque ni la guardia ni el XII CE. tuvieron fuerzas para lanzarse en su persecución. (ASKB)

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Con el colapso del VI CE. de Canrobert no sólo sus hombres sino otros del IV CE. de Ladmirault e incluso algunos de la reserva de Cabo se unieron a la retirada hacia Metz. Al cruzarse con la guardia de Bourbaki, algunos de estos soldados de elite perdieron la compostura y se unieron al tropel. Pese al Pánico reinante, Ladmirault consiguió establecer una nueva línea defensiva en la sierra al este de Sto Privat y Amanvillers con su proPio CE., intacto en su mayor parte, la reserva de Cabo y unas cuantas unidades supervivientes del VI CE. (ASKB)

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CE. Ladmirault y Canrobert habían enviado mensajes desesperados de ayuda .a Bourbaki, cuando se desarrollaban los ataques de la Guardia alemana y del XII CE. Finalmente, Bourbaki decidió empeñar una Div. de su magnífica Guardia, creyendo que la situación ofrecía un oportunidad adecuada a las posibi­lidades de la Guardia, es decir, salvar la situa­ción del colapso. Pero cuando salió a la mese­ta, tras Ladmirault, a la cabeza de la Div. de Grenadier de la Guardia, del Gral. Picard, sus columnas se encontraron con los primeros fu­gitivos del VI CE. A medida que avanzaban, aumentaba el número de fugitivos que se en­contraban, e incluso algunos guardias se des­moralizaron y se unieron a los que huían. Bourbaki, preocupado principalmente por su propio estatus social, se volvió hacia el of. de EM enviado por Bourbaki para guiarle y le es­petó: «Me prometieron una victoria, y ahora me implican en la derrota. ¡No tenían derecho a hacerme esto! » Esta «prima donna» de los Grals. franceses hizo dar media vuelta a sus hombres y los condujo de regreso a Plappevi­lle. La visión de los guardias -visiblemente afectados- en retirada, fue demasiado para los hombres del VI CE. e incluso para algunos del IV. Tras haber estado sometidos a un in­tenso bombardeo desde las 18.30, y con su po­sición a punto de caer, se vinieron abajo y hu­yeron hacia Metz.

Al mismo tiempo, el IX CE. de Manstein se lanzó al asalto de Amanvillers, rebasándolo la 25 Div. Pero Ladmirault pudo reorganizar una línea de puestos detrás de Sto Privat al hacerse la oscuridad. El terreno descendía bruscamen­te al este de Sto Privat hacia el Bois de Jau­mount, donde se había retirado la Bri. de Pe­chot. También se encontraba allí una Bri. de la Div. de Cabo de Forton y un Rgto. de Chas­seurs d 'Afrique, que enlazaba con los hombres de Ladmirault para crear una línea estable contra los agotados CEs. de la Guardia y XII, que se dieron for satisfechos con su detención en Sto Privat a caer la noche. Además, las no­ticias del colapso del 1.0 E. Y la incertidumbre acerca de la situación en el centro aplacaron cualquier idea de avanzar en la oscundad rei­nante más allá de Sto Privat.

Hasta pasadas las 23.30, los alemanes no tu­vieron una visión de conjunto que indicara sig­nos de victoria en vez de derrota. En el CG. Imperial, el rey y Moltke creían que la derrota

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de Steinmetz había supuesto, en el mejor de los casos, un empate, cuando no una derrota alemana. Hasta que no llegaron las noticias de la caída de Sto Privat y de la derrota del VI CE., no se enteraron de que habían tomado la po­sición de Bazaine y le habían hecho retroceder al sitio de Metz.

Bazaine no tuvo que esperar tanto tiempo para saber quien había ganado, porque hacia las 20.00 era consciente del colapso del VI CE. Ya preocupado por el elevado consumo de munición y la aparente falta de reservas, apar­te de las de los almacenes de Metz, estos dos factores le sirvieron de pretexto para continuar su retirada hacia Metz. Hacia las 22.00, todas las unidades francesas estaban preparando la retirada o habían comenzado a recorrer las es­casas millas que separaban la línea de fortale­zas de Metz.

Bajas

La cifra total es un testimonio fehaciente de la potencia de los fusiles de cerrojo contra los asaltos frontales en orden cerrado. Los alema­nes dejaron 20.160 muertos y heridos en las la­deras de la posición francesa, frente a las 7.855 bajas francesas más los 4.420 prisioneros (he­ridos la mitad de ellos) , 12.275 en total. Cuan­do esa cifra se desglosa para comparar accio­nes concretas, la desproporción es aún mayor. El II CE. de Frossard perdió 621 hombres, in­fligiendo aproximadamente 4.300 bajas a Steinmetz en el Point du Jour.

A nivel de unidades aisladas, las pérdidas de la Guardia en Sto Privat fueron escalofriantes. Los Bóns. de J ager de la Guardia perdieron 19 Ofs., un cirujano y 431 soldados de un total de 700 que tenía por la mañana. El 2.° Rgto. de Guardias a pie perdió 39 Ofs. y 1.076 soldados yel 3.° Rgto. de Guardias a pie, 36 Ofs. y 1.060 soldados, casi la mitad de los efectivos que te­nían por la mañana. Por parte francesa, las unidades que defendían St. Privat perdieron cada una más de la mitad de sus efectivos en el pueblo. Mientras las balas de los fusiles Chas­sepot causaron la mayor parte de las bajas ale­manas, los proyectiles de los cañones Krupp causaron la mayor parte de las francesas. Es dI­fícil no sacar la conclusión de que las pérdidas alemanas pudieron evitarse, dada la indudable superioridad de su Art. Finalmente, la dispo­siCIón de la Art. alemana a avanzar para pro-

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~ Artillero de Art. de línea. EquiPados de cañones avancarga de ánima estriada, los artilleros franceses estaban en franca desventaja frente a los Krupp de retrocarga, aunque consiguieron causar muchas bajas desde sus posiciones organizadas. AParte de la hechura, el uniforme de artillería había cambiado poco desde el Primer Imperio, con cazadora azul con ribetes rojos, al igual que el capote. Armados de carabinas cortas, algunos artilleros tuvieron ocasión de usarlas en Mars-la-Tour.

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• Cuando se hizo de noche, el silencio se adueñó del campo de batalla. En el centro, delante de Amanvillers, yacen los cadáveres de los artilleros de varias Bías. de Hessen, tras permanecer toda la tarde al alcance de los fusiles del IV CE. Escenas

similares tuvieron lugar en la derecha alemana frente a Sto Hubert y en el extremo occidental del barranco de Manee. No cabe mejor ejemplo de la voluntad de la Art. alemana de proporcionar apoyo próximo de fuego a su infantería. (ASKB)

porcionar fuego de apoyo próximo a sus tro­pas, quedó patente con la actuación de las cua­tro Bías. de Hessen al este de Habonville. Pese a la pérdida de 17 Ofs., 2 cirujanos, 187 solda­dos y 370 caballos bajo las balas de los Chasse­pot y la metralla, permanecieron en acción du­rante más de tres horas, retirándose únicamen­te por falta de munición.

Juicio crítico

La verdad de la batalla es que, desde la tarde del día 16, Bazaine había tenido la intención de retirarse a Metz y había cerrado su mente a otras posibilidades. Las distintas oportunida­des que tuvo de contraatacar durante toda la tarde del día 18, las consideró como simples ac­ciones defensivas -llevadas a cabo con éxito­anteriores a la retirada. Parece lógico suponer que Bazaine se retirara una vez que Canrobert fuera desbordado por el flanco, con indepen­dencia de que el l.er E. y la Guardia hubieran sido rechazados por un oportuno contraataque de la preciada Guardia de Bourbaki, con apo­yo de 1a Art. de la reserva de E. En esencia, Ba­zaine había sido mentalmente derrotado dos

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días antes en Mars-la-Tour, cuando le cortaron el camino directo hacia Verdún. Ante el Con­sejo de guerra que le juzgó, la razón que dio Bazaine para retIrarse fue que tenía que repo­ner alimentos y munición, lo que no era ver­dad en absoluto. Lo 9.ue le faltó fue capacidad administrativa para dIstribuir las grandes can­tidades almacenadas en Metz a las tropas en movimiento. Su preocupación por el flanco iz­quierdo -es decir por su vía de retirada a Metz- y no por el derecho, constituye una prueba de que siempre pensó en continuar su retirada a Metz, el día 18.

Sin embargo, debe considerarse que incluso aunque Bazame hubiera aprovechado la opor­tunidad, es dudoso que las cosas hubieran cambiado mucho. Si, por ejemplo, Bourbaki se hubiera implicado en el frente de Ladmirault y hubiera abierto una brecha en las líneas ale­manas en Vernéville, la oscuridad habría limi­tado cualquier posible avance francés. Si el día hubiera acabado con una retirada de Moltke, éste podría haberse situado entre Bazaine y Verdún y las fuerzas alemanas todavía se po­drían permitir sufrir pérdidas elevadas. Como se puso de manifiesto en la semanas venideras, Moltke se pudo permitir dejar 200.000 hom­bres sitiando Metz, mientras continuó la cam­paña con otros 200.000. En esencia, la supe­rioridad del sistema militar alemán sería ma­yor a medida que aumentara la duración de la guerra. Bazaine tendría que haber causado a Moltke el triple número de bajas en cada ba­talla, simplemente para conseguir la igualdad de efectivos. La Francia Imperial disponía de pocos reservistas instruidos que movilIzar; Ale­mania tenía cientos de miles.

Dicho esto, también Moltke merece algún reproche por los acontecimientos del día 18. Su plan original, parcialmente inservible por la ausencia de reconocimientos, era esencial­mente seguro: fijar al grueso del E. francés y envolverlo por el norte, cortándole así su últi­ma vía de retirada hacia Verdún. Todo lo que tenía que hacer Moltke era contener a sus su­bordinados lo suficiente para dejar que así su­cediera. No fue capaz de lograrlo, sufriendo las consecuencias de subestimar la longitud de la posición de Bazaine, al no realizar ningún re­conocimiento con anterioridad. El movimien­to envolvente fue más largo, dando lugar a un alargamiento excesivo del centro alemán, lo que supuso un gran inconveniente, acrecenta-

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do por los asaltos suicidas de Steinmetz y la Guardia. Aparte de enviar órdenes escritas res­trictivas, Moltke hizo muy poco para interve­nir durante la crisis, lo que sugiere que Molt­ke jugó en exceso su papel de of. de EM., no interviniendo personalmente cuando la oca­sión lo requería. Si los franceses hubieran es­tado al mando de un Of. con imaginación o ini­ciativa, Moltke habría sufrido un golpe humi­llante, cuando no una derrota total , en el cam­po de batalla. Moltke tuvo suerte en enfrentar­se a Bazaine: no tuvo que pagar el precio de su fallo de no realizar ningún reconocimiento adecuado ni intervenir en los sacrificios de la tarde. Sólo lo pagaron sus soldados.

Fue una ironía que tanto Moltke como Ba­zaine pasaran la mayor parte del día como ob­servadores, a retaguardIa, haciendo muy poco para intervenir una vez que comenzó la acción.

El análisis de la lucha real pone de manifies­to que los soldados de ambos bandos comba­tieron bien. La agresividad de los asaltos ale­manes fue compensada por la seguridad de la

~ Testimonio del espíritu del VI CE. Y del respeto que gozaba Canrobert es la acogida que las escasas unidades supervivientes del mismo dispensaron a su jefe la tarde del 18. Mucha gente dentro y fuera del ejército vio en la desesperada defensa de Sto Privat por parte de Canrobert, sin ayuda de su comandante en jefe, la manera en que el valiente soldado medio francés había sido abandonado y traicionado por los altos mandos del Segundo Imperio. (ASKB)

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defensa francesa. Ningún bando tuvo motivos para sentirse avergonzado de la conducta de sus soldados. Desde el punto de vista táctico la conclusión era clara: los fusiles de cerrojo, los cañones de retrocarga y los útiles de atnnche­ramiento convirtieron en suicidas los asaltos frontales en orden cerrado. Fue una suerte para los alemanes que los franceses dispusie­ran sólo de dos de fos tres factores menciona­dos, mientras ellos disponían del otro. Sin los Krupp de retrocarga, el resultado de la batalla habría sido muy distinto. Como la Inf. alema­na aprendería rápidamente, aunque de forma dolorosa, el único modo de progresar era me­diante un bombardeo de Art. seguido de un avance en orden abierto. Es triste que la derro­ta francesa, debida a un mal liderazgo y a un sistema militar inadecuado, oscureciera la po­tencia de la táctica defensiva que exhibieron sus soldados.

Las dolorosas lecciones de Gravelotte-St. Pri­vat se repitieron cuarenta y cinco años más tar­de en las trincheras del frente occidental.

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CONSECUENCIAS

Mientras que el rey Guillermo estaba seguro de que Gravelotte-St. Privat y el aislamiento del E. del Rin constituían el punto decisivo de la campaña, Moltke no lo estaba. El19 de agos­to por la mañana, dirigió su atención al oeste, hacia MacMahon, en Chalons.

Tras dar descanso a sus hombres los días 19 y 20, Moltke hizo trasladar la Guardia y los CEs. IV y XII del segundo E. del Mosa y dejó a los cuatro CEs. restantes junto con los del 1.er

E. al mando de Federico Carlos, para sitiar Metz. El día 21, el 3.° E. yel nuevo E. del Mosa, al mando del príncipe heredero, se dirigieron hacia el oeste para finalizar la campaña. Mien­tras tanto, para evitar que cometiera posterio­res desagmsados, Steinmetz fue «ascendido» a Gobernador de Posen.

Mientras tanto, en el bando francés, Napo­león había permanecido desde el día 16 con MacMahon en Chalons, donde se estaba for­mando un nuevo E., sobre la base de los CEs. I, V Y VII. Para el 21 de agosto se había cons­tituido un E. de 130.000 hombres y 423 caño­nes, con el nuevo XII CE. regular, al mando del Gral. Trochu, más algunos Bóns. de recien­te recluta y de depósito para cerrar las brechas producidas en las batallas fronterizas, e inclu­so 18 Bóns. de la Guardia Móvil del Sena. En París, las noticias de las primeras derrotas y el cerco de Bazaine en Metz provocaron la deses­peración pública, a la que siguió la cólera. Co­menzaron las revueltas republicanas y se des­vaneció la confianza en el régimen Imperial. En consecuencia, la emperatnz y Palikao en­viaron multitud de mensajes al emperador, en los que insistían en que no podría volver a Pa­rís a la cabeza del E. de Chalons como un em­perador derrotado -el régimen caería. Con la opinión pública exigiendo la liberación de Ba­zaine y con la necesIdad añadida de conseguir una victoria, MacMahon y Napoleón se vieron arrastrados por los acontecimIentos.

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Acompañado por Napoleón, el E. de Mac­Mahon partió hacia Reims y después hacia Montmédy, en un intento de envolver el flan­co norte de Moltke y liberar Metz. Si tal movi­miento hubiera tenido éxito, los franceses se habrían situado en medio de las líneas de co­municación alemanas, con París poderosamen­te fortificado al oeste. Pero para el día 24 Molt­ke estaba al corriente de los movimientos de MacMahon y aprovechó rápidamente la opor­tunidad para rodearlo y destruirlo.

Las fuerzas alemanas, superiores en núme­ro y en moral, se dirigieron hacia el noroeste y el día 30 las patrullas de Cabo del 3.° E. en­contraron a MacMahon a quince millas al su­reste de Sedán, en Beaumont-sur-Meuse, pro­duciéndose un combate de pequeña entidad. Con parte de su E. batido en Beaumont el día 30, MacMahon retrocedió a Sedán para reor­ganizar sus fuerzas, sin darse cuenta que cami­naba hacia una trampa. ElIde septiembre, con unos 100.000 hombres desmoralizados y abastecimientos para pocos días, MacMahon se encontró rodeado por unos 200.000 hombres. La batalla de Sedán fue un final innecesario, en el que la desesperación y el honor fueron los factores de motivación del bando francés. Con la rendición del emperador y de MacMa­hon con el último E. del Segundo Imperio, ter­minaba la campaña iniciada cuatro semanas antes. El Impeno cayó el4 de septiembre, y la República recién proclamada sufrió el cerco de París y las campañas desesperadas de otoño e invierno. El 28 de octubre, Bazaine se rindió con todo el E. del Rin en Metz, última avanza­da del Imperio.

Mientras Francia sufría la revolución políti­ca y la derrota militar, Alemania se convertía en Imperio el 18 de enero de 1871, bajo el aura de la victoria. La guerra terminó el 23 de enero, cuando Francia aceptó la derrota y la humillación.

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EL CAMPO DE BATALLA EN LA ACTUALIDAD

El campo de batalla de Gravelotte-St. Privat ha cambiado muy poco desde el 18 de agosto de 1870. Aparte de los numerosos memonales eri­gidos y de los caminos mejorados, los bosques, campos y pueblos son muy parecidos a los de entonces.

El centro de Metz no se ha extendido por la ribera suroeste del Mosela lo suficiente para afectar a la zona de combate, y los distmtos pueblos y granjas dan la sensación de parecer­se mucho a los que había el día 18 por la ma­ñana. Las fortalezas de St. Quentin y Plappe­ville todavía se conservan, como la mayoría de las fortalezas de los alrededores de la ciudad, aunque ahora se encuentran en el extremo de los barrios periféricos modernos en lugar de los verdes prados de 1870. En el extremo sur del campo de batalla, el Mance discurre toda­vía por el suelo plano del barranco, con sus abruptas paredes todavía cubiertas de monte bajo y árboles. Por encima, las granjas y edifi­caciones de Leipzig, Moscú, Sto Hubert y el Point du jour todavía se asoman por la sierra.

Yendo hacia el norte, las suaves laderas des­pejadas de los alrededores del pueblo de Amanvillers ayudan a transmitir el aislamiento de Manstein mientras se lanzaba contra el cen­tro del despliegue francés . El propio Amanvi­llers es todavía un pequeño pueblo de una sola calle, con nada que indique que una vez fue el centro de una feroz batalla.

Finalmente, se llega a St. Privat, situado so­bre las suaves laderas que descienden hacia el oeste. Aunque reconstruido totalmente des­pués de la batalla, el pueblo no parece haber­se extendido mucho, si es que se ha extendi-

do, y su reconstrucción se ha realizado conser­vando el antiguo estilo. Lo más impresionante es dirigir la mirada hacia abajo, hacia Ste. Ma­rieaux-Chenes y St. Ail, para comprender la extremada falta de protección proporcionada por las todavía despejadas laderas. El pueblo de Roncourt, al norte, y la pequeña Granja de jerusalén, al sur, tampoco parece que hayan cambiado. Mirando hacia el sur, desde St. Pri­vat, el paisaje ondulado por el que avanzaron los hombres de Moltke se extiende hasta Vion­ville y Rezonville, \(ista que disfrutaron la ma­yoría de las posiciones francesas.

En cuanto a los monumentos del campo de batalla, la mayoría están dedicados a los regi­mientos alemanes. Sobre las desnudas laderas de debajo de St. Privat, cuatro o cinco monu­mentos salpican el paisaje, como el del Rgto . de la Guardia del emperador Alejandro y el del Rgto. de la Reina Isabel, que parecen mar­car la línea donde se detuvo fa guardia. Hacia el sur, en el barranco deMance, hay una serie de monumentos dedicados a los regimientos del mal empleado ejército de Steinmetz, sien­do uno de fos más impresionantes el del VIII Bón. de jager, en el borde del camino entre Gravelotte y St. Hubert. Los campos y bosques de los alrededores de St. Hubert están salpica­dos de memoriales, testigos de los intentos de­sesperados de ocupar y mantener un trozo de ese terreno.

El único monumento de los franceses es, ob­viamente, St. Privat, donde se recuerda a los hombres de Canrobert por su participación en la confrontación épica contra la guardia alema­na y los sajones.

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CRONOLOGíA

1857: Helmuth von Moltke es nombrado jefe del EM de Prusia. 1862: Albrecht von Roon inicia la reforma del ejército prusiano. Septiembre. El conde Otto von Bismarck es nombrado primer ministro de Prusia. 1864: Segunda guerra de Schleswig-Holstein. Febrero-abril. El ejército austro-prusiano derrota a los daneses.

1866: Junio-julio. Guerra Austro-Prusiana. 3 de julio. Batalla de Sadowa (Koniggratz). 23 de agosto. El Tratado de Praga excluye Aus­tria de Alemania. 1867: La Confederación Alemana del Norte crea una Alemania unida, al norte del río Main. 20 de enero. El mariscal Niel sustituye a Ran­don como ministro de la Guerra e inicia la re­forma del ejército, incluyendo la introducción del fusil Chassepot. 26 de julio. U na cláusula secreta, negociada en Nikolsburg, prevé la reorganización de los ejércitos de los estados alemanes del sur de acuerdo con el modelo prusiano, y su alianza con la Confederación en caso de guerra. Septiembre de 1868. Un golpe militar en Es­paña depone a la reina Isabel. Septiembre de 1869. Las Cortes españolas ofrecen el trono de España al príncipe Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen.

1870: 8 de julio. Benedetti es enviado a Ems para pe­dir la retirada de la candidatura de Carlos An­tonio. 13 de julio. Bismarck retoca el telegrama de Ems, para dar a entender que la demanda de retirar la candidatura había sido rechazada de plano. 19 de julio. Se recibe en Berlín la declaración de guerra francesa.

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2 de agosto. Se inicia la campaña con el avan­ce del E. del Rin para tomar Saarbrücken. 4 de agosto. Moltke lanza la ofensiva alemana con el avance del 3: r E. hacia Wissembourg. 5 de agosto. Steinmetz, unilateralmente, pasa a la ofensiva con el l.cr E. 6 de agosto. Batallas de Froschwiller-Worth y Spicheren. 7 de agosto. Napoleón ordena la retirada a Chalons, vía Metz. 8 de agosto. Bazaine asume el mando de los CEs. II, III Y IV. 10 de agosto. Moltke da órdenes de concen­trar las fuerzas alemanas sobre Metz y envol­ver al E. del Rin. 12 de agosto. Bazaine asume el mando del E. del Rin, aunque Napoleón no parte hacia Cha­lons hasta el día 16 por la mañana. 16 de agosto. Batalla de Mars-Ia-Tour. 17 de agosto. El E. del Rin ocupa la sierra de Amanvillers. 18 de agosto. Batalla de Gravelotte-St. Privat. 8.00. Moltke ordena avanzar. 12.00. Manstein inicia la batalla ante Amanvi­llers con la artillería de la 25 Div. de Infantería. 14.30. Steinmetz, unilateralmente, lanza al VIII CE. a través del barranco de Mance. 15.00. Los cañones de los CEs. VII Y VIII abren fuego en apoyo del ataque por el barran­co de Mance. 16.00. Steinmetz ordena avanzar al VII CE., seguido por la l. a Div. de Caballería. 16.50. La III Bri. de la guardia inicia el ata­que a la posición de Canrobert en St. Privat. 17.15. La IV Bri. de la guardia avanza contra la posición de Canrobert. 17.45. La I Bri. de la guardia avanza contra la posición de Canrobert. 18.15. La II Bri. de la guardia avanza contra la posición de Canrobert. Steinmetz empeña las últimas reservas del l. er E. en el barranco de Mance. 18.30. Una parte considerable de los CEs. VII

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y VIII se desmorona y huye hacia Rezonville. Federico Carlos concentra una gran cantidad de cañones para destruir la posiCIón de Canro­bert. 19.00. La 3: Div. del II CE. de Fransecky avan­za por el barranco. El XII CE. limpia Roncourt y con los supervivientes de la guardia ataca las ruinas de St. Privat. 20.00. Llega la 4: Div. del II CE. Se estabiliza la derecha alemana sobre el barranco de Man­ce. Cae St. Privat y el CE. de Canrobert se des-

CRONOLOGíA

hace. Bourbaki se niega a implicar a la Guar­dia en esa «derrota». 22.00. Cesa el fuego en el campo de batalla. 19 de agosto. El E. del Rin se retira a Metz. 21 de agosto. Moltke continúa su avance, sien­do su objetivo el E. de MacMahon en Chálons. 1 de septiembre. Batalla de Sedán. El E. de Napoleón es rodeado y se rinde con Napoleón. 4 de sep.tiembre. Se declara el final del Segun­do Imperio y es sustituido por un Gobierno de defensa nacional.

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JUEGOS DE GUERRA DE GRAVELOTTE-ST. PRIVAT

En cuanto a juegos de guerra, la guerra Fran­co-Prusiana tiene mucho que ofrecer. Al igual que los de las anteriores guerras de Márlbo­rough, Federico y Napoleón, los uniformes tie­nen un encanto visual considerable, siendo particularmente elegantes los del E. francés . Tácticamente, la lucha entre los fusiles france­ses, muy superiores a los alemanes, y los caño­nes alemanes, más eficaces que los franceses, constituye un reto para ambos bandos. Los franceses -capaces de infligir daños a la infan­tería alemana a distancias que la impiden res­ponder con eficacia - no están protegidos ade­cuadamente ante los destructores y precisos Krupp. Estratégicamente, el amplio uso del ferrocarril, no sólo para la concentración ini­cial en la frontera, smo también para el movi­miento de tropas y abastecimientos dentro del teatro de operaciones, brinda unas posibilida­des excelentes para una campaña de juegos de guerra, lo mismo que el uso extendido del te­légrafo -que acelera la rapidez de las comu­nicaciones- aunque ambos son vulnerables a la acción enemiga.

Como juego, las distintas facetas de la guerra pueden enfocarse desde varios ángulos. En el campo de la estrategia, una campaña sobre el plano, sin figuras, pero con un árbitro dinámi­co, puede ofrecer una buena visión introspec­tiva de los problemas que tuvieron los jefes rea­les. Un ejemplo de ello podría ser un juego di­señado para simular la movilización y la con­centración de las tropas, desde sus hogares y depósitos hasta la frontera. Para los alemanes, eso implicaría llamar a los reservistas, encua­drarlos en los regimientos existentes y trasla­darlos a las zonas de concentración. El minu­cioso trabajo de EM que se requiere podría ser objeto de un juego de comité en el que el JEM, Moltke, supervise toda la operación y sus su­bordinados se encarguen del llamamiento, abastecimientos, transportes, horarios de ferrocarril, etc. El árbitro mantendría informa­dos a los jugadores de los progresos y de los

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problemas que resulten de los «gajes de la guerra». Esas dificultades podrían mcluir, por ejemplo, un serio atasco de tráfico en un em­palme de ferrocarril o la pérdida de un puen­te de importancia vital.

U n ejercicio similar para los franceses reque­riría reflejar las dificuftades provocadas por su inferior SIstema militar. Los reservistas necesi­tarían, en primer lugar, viajar a sus respecti­vos depÓSItos regimentales para recibir sus equipos, lo que podría significar un viaje de muchos cientos de kilómetros. Después, las tro­pas necesitarían encontrar a sus regimientos, que podrían encontrarse ya en cammo, fuera de sus guarniciones. El resultado previsible es que muchas unidades se encuentren escasas de efectivos o se retrasen en llegar a sus zonas de concentración. El árbitro podría reflejar tam­bién la ausencia de una dirección centralizada en el control del movimiento de los ferrocarri­les, planteando asimismo serios problemas los atascos de tráfico y los retrasos consiguientes. La recogida, movimiento y distribución de abastecimientos por la hipercentralizada «In­tendance» tuvo un efecto desafortunado sobre las tropas francesas, muchas de las cuales su­frieron no sólo escasez de alimentos, sino tam­bién de artículos básicos de equipo, como tien­das de campaña y utensilios de cocina. Con un ejercicio semejante, podría apreciarse cómo un ejército puede debilitarse seriamente en cuer­po y espíritu antes de que se produzca un solo disparo.

Podría desarrollarse un juego de logística parecido a éste, bien como juego independien­te o como introducción a una campaña más or­todoxa. En este último caso, el éXIto que tenga cada bando en movilizar, equipar y concentrar a sus tropas influirá directamente en la forma de conducir la campaña. Por ejemplo, los fran­ceses intentaron (y los alemanes lo esperaban) aprovechar el hecho de disponer de gran can­tidad de tropas regulares de larga permanen­cia en filas para asestar el primer golpe en

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territorio alemán, con la esperanza de desor­ganizar la movilización enemiga. El grotesco caos de su propia movilización 10 hizo imposi­ble. Como resultado, la invadida fue Francia en lugar de Alemania.

Una alternativa a la representación de toda la guerra -empresa que requeriría mucho tiempo para su realización- podría ser cen­trarse en una parte concreta de la misma, como la lucha por la frontera o las campañas de Se­dán o Metz, recreadas en su contexto histórico y con las tropas disponibles en aquel entonces. La campaña de Metz, por ejempfo, podría tra­tar el traspaso del mando de Napoleón a Ba­zaine el día 12, y del posterior intento de reti­rada a Chalons-sur-Marne, prestándose espe­cialmente a un juego de comité en el que los jugadores representen a todos los altos man­dos, incluidos los artilleros, ingenieros y de ser­vicios, así como a la figura alejandrina del pro­pio emperador. El objetivo sería retirar al ejér­cito por el Mosela, llevarlo por el difícil terre­no de la meseta de Gravelotte y desde allí por el camino a Verdún, antes de que lo intercep­taran los alemanes. Cada jugador se ocuparía de los asuntos de la incumbencia de su espe­cialidad: por ejemplo, el Gral. Soleille, jefe de la artillería, se encargaría de administrar la munición; él fue quien, después de Mars-la­Tour, confundió a Bazaine respecto a la canti­dad disponible. El papel del árbitro sería in­formar a los jugadores de detalles tales como avistamiento del enemigo, movimientos de convoyes y de las tropas propias, estado de los caminos y tiempo atmosférico, castigando se­veramente la omisión de órdenes de marcha lógicas y la de patrullas de reconocimiento. Tal ejercicio «sobre el papel», si bien puede care­cer del encanto y del estímulo de un juego de guerra más convencional, requiere más re­flexión, planeamiento y cooperación, y crea una mayor empatía con los jefes reales.

Descendiendo a los combates de tablero más tradicionales a nivel táctico y operacional, sur­ge la pregunta: ¿Cuáles fueron las característi­cas de la guerra Franco-Prusiana? Puesto que los juegos de guerra son inevitablemente, y afortunadamente, una pálida imitación de la realidad, cualquier conjunto de reglas debe, al menos, esforzarse por reflejar esa realidad. En cuanto a doctrina se refiere, los jefes franceses parecían obsesionados por la idea de defensa de unas posiciones fuertes e invitar al ene mi-

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go a estrellarse contra ellas. Irónicamente, los alemanes parecieron dispuestos a complacer­los, siendo el sacrificio del 1.er E. de Stemmetz en Gravelotte el ejemplo más claro. Sin embar­go, apreciaron el valor de los mpvimientos de envofvimiento por los flancos, y los emplearon con gran eficacia en Spicheren, Fr6schwiller y Sto Privat, aunque en esas ocasiones lo hicieron tras costosos y desafortunados asaltos frontales.

Sorprenden.temente, los franceses fueron es­pecialmente conservadores en el empleo de la artillería (el arma favorita de Napoleón), man­teniendo con frecuencia sus Bías. de CE. y E. en reserva, para una intervención decisiva que nunca se produjo. Los alemanes, por otra par­te, empeñaron repetidamente sus cañones en el meollo del combate, con frecuencia sin apo­yo de infantería; el uso (o abuso) de Manstein de sus cañones, delante de Amanvillers es un ejemplo al respecto. Esto se podría represen­tar fácilmente en un juego que requiera que cada jefe de CE. francés lance un dado para «li­berar» a su artillería de reserva, mientras que los alemanes disponen de la mayor parte de sus cañones, si no de todos, desde el comien­zo. Las características de las granadas france­sas deben ser tenidas en cuenta, concediendo bonificaciones al fuego realizado dentro de las bandas de su alcance eficaz. Deben considerar­se, también, las «mitrailleuses», mal empleadas, aunque indudablemente eficaces. En condicio­nes adecuadas demostraron sus efectos morta­les, pero no pudieron defenderse de los caño­nes alemanes.

El papel de la caballería en el campo de ba­talla también se había modificado en 1870, aunque muchos jefes, evidentemente, no se enteraron. Contra tropas establecidas, un ata­que frontal fue siempre suicida, aunque la ca­ballería alemana en Mars-la-Tour prestó un buen servicio, en particular los hombres de Von Bredow.

Como en cualquier reconstrucción de una batalla histórica, el problema más difícil de tra­tar es la visión introspectiva. Esta batalla, como otras muchas a lo largo de la historia, fue un cúmulo de errores y juicios equivocados que los jugadores no deben repetir, a menos que se vean obligados a hacerlo. Repetir la secuen­cia de los sucesos reales, aunque puede ser aleccionador desde el punto de vista histórico, daría lugar a un juego más bien estéril, en es­pecial para los alemanes, que fueron batidos

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en casi todos los terrenos. Después de todo, ¿cuántos jugadores de juegos de guerra emu­larían de buen grado el desastre del barranco de Mance, el inútil despilfarro de los cañones de Manstein o el sacrificio de la guardia en St. Privat?

¿Qué más opciones quedan? Una podría ser que un jugador represente a Moltke, como co­mandante en jefe, mientras los otros jugado­res mandan las diferentes Divs. Durante la ba­talla, los jefes de Div. no fueron capaces de mostrar el mismo nivel de iniciativa que tuvie­ron en los encuentros anteriores, debido prin­cipalmente a que Gravelotte-St. Privat fue la primera batalla planeada de la guerra, librada deliberadamente por Moltke y Bazaine, en vez de una confrontación de fuerzas dispersas que acudían al sonido de los cañones. Como con­secuencia, se preparó cuidadosamente el plan de acción (aunque no siempre se ejecutó con el mismo cuidado), restringiendo la iniciativa individual de los Ofs. de menor categoría. El árbitro podría asumir el papel de los jefes de E. y CE., recibiendo órdenes superiores, inter­pretándolas correcta o incorrectamente, o ig­norándolas, antes de dar sus órdenes a las Divs. De esta manera, podría repetirse la crisis de mando que sufrieron las unidades alemanas durante un día (escaso), puesto que todos los errores se cometieron a nivel de E. y CE.

Para los franceses, la situación es algo distin­ta. Para ellos el verdadero riesgo fue su coman­dante en jefe. Los CEs., una vez desplegados, cambiaron poco de situación a lo largo del día, no siendo apenas necesario hacerlo ya que de­fendían sus posiciones con relativa facilidad y no sentían especial deseo de lanzar contraata­ques no autorizados. Solamente en St. Privat tuvieron que maniobrar y allí perdieron la ba­talla. Por 10 tanto, por parte francesa, el árbi­tro podría asumir el papel de Bazaine, y los ju­gadores los de los jefes de CE., pudiendo co­municarse con el comandante en jefe o entre ellos solamente por medio de mensajes escri­tos. De este modo, el árbitro estaría en situa­ción de frustrar a los jugadores franceses -en particular a Canrobert- por su inactividad, enviándoles tal vez la famosa remesa de muni­ciones o la Légion d'honneur, pero sin ejercer el liderazgo general.

Se puede conseguir algo parecido al ambien­te real si el árbitro asume los papeles -algo es-

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quizofrénicos- del comandante en jefe fran­cés y de los jefes alemanes de E. o CE. Es de esperar que el resultado sea unos jefes de CE. franceses frustrados y aislados en buenas posi­ciones defensivas, pero con poca ayuda de (o confianza en) su jefe, sometidos a los asaltos reiterados pero deslavazados de los jefes de Div. alemanes, enviados de manera irrespon­sable por sus temerarios superiores, mientras Moltke contempla la escena horrorizado. Si se priva a los jugadores de capacidad de decisión, no tendrán otra opción que concentrarse en el manejo de las tropas a sus órdenes inmediatas y confiar en la r.rovidencia. Probablemente, podría ser prefenble que la acción se desarro­llara en tableros separados, para aumentar el aislamiento de los jugadores. De hecho, la ba­talla se puede diVIdir adecuadamente, con el 1.e 1 E. alemán enfrentándose a los CEs. france­ses II y lII; Manstein, al IV CE. Y la Guardia y los sajones, a Canrobert. Esto dificultaría, evi­dentemente, la cooperación entre los jugado­res.

Otra opción podría ser representar una par­te de la batalla a otro nivel de mando. «La de­fensa de St. Privat» podría ser un tema intere­sante, con los jugadores asumiendo los pape­les de Canrobert y de sus jefes de Div., y qui­zás de su TEM y de su jefe de artillería. Este úl­timo tendría la difícil papeleta de administrar los limitados recursos de artillería del VI CE. Los jugadores alemanes podrían representar al jefe del 2.° E., a los de los CEs. de la Guardia y de Sajonia y a sus correspondientes jefes de Art. y jefes de Div. El juego giraría en torno a la coordinación del avance de la guardia por Ste. Marie y el movimiento de envolvimiento de los sajones, vía Roncourt. Cabría la posibi­lidad más drástica -una vez más con la inter­vención del árbitro- de que Federico Carlos o Augusto de Württemberg pierdan la pacien­cia y ataquen antes de que los sajones se en­cuentren en posición. La defensa de Roncourt adquiriría un gran significado al respecto: si los franceses ganaran tiempo, retrasarían el avan­ce de los sajones y podrían provocar un ataque prematuro de la Guardia.

Nuevamente, es necesario enfatizar que el papel del árbitro es vital, porque puede 1Otro­ducir el elemento de azar que ningún conjun­to de regl~s, por grande que sea, puede espe­rarse que 1Ocluya.

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