Ejercicios espirituales personalizados

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171 Ejercicios espirituales personalizados P. Guillermo Santomé, O.P. [email protected]

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Ejercicios espirituales personalizados

P. Guillermo Santomé, O.P.

[email protected]

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Introducción:

Para toda persona (o matrimonio) que desee avanzar en su relación con Dios y mejorar su vida.

Un camino-pedagogía de conversión.  

“Tu eres el gran PROTAGONISTA”

Cuatro semanas sin dejar las actividades de la vida ordinaria, haciendo lo cotidiano

Una hora de reflexión, de oración al día.

Es necesario tener la Biblia durante ese tiempo

Es importante tomar alguna nota cada día

Para esa hora hay que buscar el lugar más adecuado. Un lugar tranquilo, una Iglesia. Lo ideal sería madrugar todos los días durante esas cuatro semanas.

Cada semana debe de visitar una vez al Padre: revisión de la semana que ha pasado, preguntas, y recibir el material para la semana siguiente.

Es muy importante que cada uno de nosotros “encuentre el propio estado de oración”, el propio modo de oración.

Somos como una hoja en blanco, y ahí vamos a ir escribiendo nuestra vida.

Si te inspira Dios otra forma de orar distinta de la que te indicamos en los “apuntes”, sigue ese rumbo, y deja los apuntes.

Pero no  dejes de tomar alguna nota de la vivencia que tienes.

 Durante las CUATRO SEMANAS:

1.    LA HORA DE ORACIÓN DIARIA

2.    ES IMPORTANTE ALGO DE AYUNO

Un café para desayunar

Comer bien

Cenar sólo fruta

3.    LIMOSNA

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Para todos los días

Al empezar

*De rodillas o de pie Ponerse en PRESENCIA DE DIOS:

Está aquí. ME AMA, me mira

Un Padrenuestro, despacio ...

*En  silencio: ADORAR

*Humildad, sentirse dependientes de Dios. Necesitados de todo...

*Nos acercamos al  trono de la MISERICORDIA ...

*Dar gracias:            Por la vida que tengo ,               Por el día de hoy. …

*Pedirle perdón.

*Pedir la gracia de vivir este día de Ejercicios Personalizados.

                  (y empiezas el tema del día que corresponda)

 

Al terminar

*Pienso  que es bueno ponerse de RODILLAS.

*Adoras en silencio. El tiempo que creas necesario.

*Puedes repetir la palabra o idea que más te haya llamado la atención.

*Das las gracias por el rato que has pasado en su presencia.

*Rezas despacio un Avemaría a Nuestra Señora.

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Primera semana: día primero

 Descubrir a Dios en todo lo que me rodea. Fijarme en las cosas pequeñas.

 Pedirle a Dios que me ayude a liberarme de todo lo desordenado que hay en mi.

 ¿Temo a Dios?.  Mi vida ¿se ha desarrollado más en el temor que en amor?

 ¿Pienso que Dios está siempre espiándome?

 ¿Cómo es mi Dios?

PIENSA

ESCUCHA

ORA: Habla con Dios

Luego escribe un poco contestando a estas preguntas.

Lee despacio a Isaías 43, 1-7. Haz silencio. Vuelve a orar.

Escribe cómo te encuentras. DA GRACIAS Y REZA DESPACIO:

“Alma de Cristo,  santifícame”

“Señor. Ayúdame a comprender los verdaderos objetivos de tu vida:

Desde el primer momento siempre viviste fiel a unos ideales claros y precisos:

                  Predicar el Reino de Dios

                  Consolar a los que sufren

                  Conceder el perdón a los pecadores

                  Evangelizar a los pobres”

¿Cuáles son mis ideales?

(terminas como cada día)

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Primera semana: día segundo

Toda la pedagogía de la vida espiritual debe  conducir a DISFRUTAR DE DIOS.

¿Disfruto de Dios?¿Por qué sí  ó  no?

¿Me siento agobiado?¿Qué cosas me agobian?¿La religión me agobia?

Pienso y escribo sobre estas preguntas. (Procurar no salirse del  tema)

Leo despacio Juan 8, 1-11

REFLEXIONO-ORO-REZO.

 

Jesús nunca condicionó sus ideales:

 Al bienestar personal: abandonó a su Madre; tu vida fue austera: “no tenías donde reclinar la cabeza”; y marcada por un ritmo agobiador de trabajo: “ni tiempo tenían para comer”.

 Al éxito humano. No quisiste que te hicieran Rey. Pedías que no publicaran tus milagros.

 A la estima de los demás: Te enfrentaste con los fariseos. Reprendiste duramente a Pedro; dijiste cosas muy duras  que hicieron retroceder a muchos de tus discípulos.

 No condicionaste  tus ideales a la satisfacción de ver el fruto de tu trabajo: Marchabas de un sitio a otro, sin detenerte a gozar del bien que realizabas. En  tu vida hubo muchos fracasos humanos, hasta culminar con el máximo fracaso humano de la Cruz.

 

(Reflexionas y  terminas como cada día)

Primera semana: día tercero

Estamos salvados. Pertenecemos a Dios. Nunca estamos solos.

Sentimiento es todo aquello que sentimos: lo que vemos, oímos, hablamos, tocamos. Todo lo que va quedando en nosotros. Luego se reproduce con frecuencia: son los sentimientos: así la antipatía o la simpatía; los sentimientos egoístas o de generosidad; la estima o el rechazo. La compasión.

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¿Qué sentimientos negativos tengo en mí?

¿Qué sentimientos positivos tengo?

¿Qué es lo que prevalece?

Después de reflexionar con calma, escribe.

 Estamos hechos para gozar:  

¿por  qué no gozo?¿qué me falta?

Piensa en lo que contestarías a estas preguntas. Si una persona te diera  esas contestaciones, tú, ¿qué le dirías? ESCRIBE.

Lee despacio. Repite lo que más te guste, reza con alguno de estos tres salmos:

            Nº 8:                Bondad de Dios

            Nº 104:            Gloria de Dios.

            Nº 139:            “Tú me has examinado y me conoces”.

 Quédate con el versículo que más te guste. Repítelo, SABORÉALO.

            Da gracias por esta hora            Escribe alguna conclusión, lo que sientas AHORA.

“Alma de Cristo, santifícame:”

Señor, ayúdame a conectar mis ideales con todos los momentos y circunstancias de mi vida: vivir la grandeza de lo cotidiano, de lo pequeño.

Ayúdame a tener como objetivos de mi vida:

Fidelidad a la oración, aunque no tenga consolación. Hacer tu voluntad, aunque no sienta estima en los demás Y a tener una caridad sin fronteras.

(Y termino como cada día.)

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Primera semana: día cuarto

Recuerda tu vida, tu historia (a grandes rasgos). (Debes de preparar 33 pequeñas fichas. En cada una pones un momento de tu vida, con fecha, si recuerdas).

Piensa en los momentos positivos.

Lo más bonito de tu vida Todo aquello por lo que tienes que dar gracias.

Recuerda tres momentos negativos.

¿En algún momento se torció tu vida?

Escribe de todo esto.

Lee despacio la parábola del Hijo Pródigo: Lucas, 15, 11-32

¿Con qué personaje me identifico más?

REZA y ponte en los brazos de Dios-Padre que es misericordioso.

“Alma de Cristo, santifícame”

         Ayúdame a tener un ideal único en mi vida, al cual no renuncie jamás,   del que nada me aparte. Un ideal que permanezca en la enfermedad, en el fracaso humano, en la dificultad.

         Amarte y  que los demás te conozcan, te amen y te imiten, como el Padre del Hijo Pródigo.

         Señor, concédeme asimilar los criterios tan claramente formulados por Ti:

         La felicidad está en las Bienaventuranzas.

         La eficacia apostólica: Sin MI nada podéis hacer.

                  Si el grano de trigo no muere …

         Nuestra entrega: “Hágase tu voluntad.”

         Y nuestra caridad: “Ejemplo os he dado: servir y dar la vida por los demás.”

(Terminar como cada día)

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Primera semana: día quinto

¿Cómo es mi confianza en Dios?

         “La fe es seguridad de lo que esperamos”

         Tener fe es tener confianza en Dios.

  Leer Gen. 12, 1-3

Reflexionar-Orar Escribir como es:

mi confianza  y mis desconfianzas

  La fe , más que definirse, se VIVE. Está abierta a nuevos encuentros:

Creo que Dios interviene en la Historia Creo que Dios interviene en mi vida Esto que estoy haciendo es GRACIA “El justo vive de la fe” Leo y medito:

Habacub 2,4 Romanos 1,17 Gálatas 3, 11 Hebreos 10,38.

Hago silencio Sigo escuchando la Palabra de Dios

ADORO DOY GRACIAS  “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”.Que la viva en todos los momentos del día.

  (escribo alguna nota, lo que Dios me inspire)

“Señor, santifica mis criterios,que mi viva tenga siempre la luz de la fe:Creo, Señor, pero aumenta mi fe”

(y termino como cada día)

Primera semana: día sexto

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La palabra “KERIGMA” significa ANUNCIO.

El gran anuncio, la buena noticia es que Dios interviene en la muerte y RESURRECCIÓN de Jesús: Jesús es el Señor, resucitó.

Es el gran DON del Espíritu.

Este Espíritu actúa en cada uno de los que creen

Actúa en las Comunidades Eclesiales.

Pide la conversión:

Mc. 16,16Mc. 1,15Mt. 10,32Lc. 12,8Mc. 8,38Lc. 9,26

Intenta hacer oración con los textos, sobre todo con el que más te guste.

Acepta a Jesús:  su mensaje, su vida. Empieza el CAMINO DE LA CONVERSIÓN.

La fe es el  encuentro con Dios. Y esto se hace realidad

cuando SE VIVEcuando SE COMUNICA.Las dos cosas van unidas.

 

¿Qué me dicen estos textos en este momento?

¿Tengo disposición para ponerme en camino de conversión?

¿dónde están las sombras?¿ dónde están las dificultades?

 Escribe lo que Dios te inspire.

“Señor, ayúdame a contemplar los horizontes de mi fe en Ti:

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No permitas que tenga un concepto erróneo del cristianismo.Que viva convencido de que eres:

El Hijo de Dios,El Hermano de los pobres,Que eres leal, incondicional.Amable con todos.Lleno de misericordia para conmigo y los demás”

Primera semana: día séptimo

Dios quiere que viva en armonía y serenidad.Juan Pablo II: “Toda persona tiene derecho a vivir en serenidad”.

         ¿Tengo serenidad-equilibrio?         ¿transmito serenidad, paz, alegría?         ¿Cómo estoy de mal genio?         ¿Tengo la vida complicada?         (Reflexiona sobre esto. Escribe)

La serenidad es un decisión de la voluntad. Depende de mi: “Voy a vivir en paz”, y poner todos lo medios para ello. “La paz os dejo”, dice Jesús.

muchas cosas no se pueden cambiar: enfermedades, la muerte. Etc.

pero puedo cambiar mi actitud y tener una ACTITUD POSITIVA.

Por otra parte, no existe la serenidad total: Hay que buscar momento, espacios de serenidad.Ahora en la ORACIÓN. ¡serenidad! ¿Tengo esos momentos?         Tengo que AMANSARME.         ¿Dónde está la cizaña  en mí?

Escribe.Reza un poco a partir de  Isaías 11, 6-9  

Ezequiel 34,25; 37,26-27“Señor, no permitas que yo me construya un Señor a mi medida”.Santifica lo que tengo, completa lo que me falta.

Señor, que junto a la amabilidad, sepa poner sacrificio,que junto a la comprensión sepa poner exigencia,que junto a la sencillez , sepa pone espíritu combativo, que junto a la PAZ, sepa poner consagración al ideal.

Segunda semana: día primero

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Intenta hacer una lista de cosas que hay desordenadas en mí. ¿Qué desorden tengo?

¿Qué hay desordenado a mi alrededor, cerca de mí?

¿Me afecta? ¿Qué encuentro desordenado en el mundo?

Procura tomar nota, después de la reflexión.

  Es buen momento para hacer silencio. Unirte todo lo que puedas a Dios:

Fuente de VIDAFuente del ORDEN

 Pídele que envíe su LUZ,  su ESPÍRITU a  esas zonas de DESORDEN, a tus desórdenes:

A los cercanos  A los del mundo.

toma conciencia del poder del mal sobre mí:

sobre el mundo. Lee Juan 8,1-11. Si  puedes mira a un crucifijo,

(Es bueno que escribas sobre tus desórdenes)

“Señor, quiero descubrir tu mirada sobre mis desórdenes.

            Ayúdame a comparar tu cansancio con mi vida cómoda.

            Señor, quiero vivir en constante tensión de servirte.

            Preocuparme algo por los demás,

            Que me duelan los sufrimientos de los otros.

            Que aprenda a rezar en plural.

Señor, ayúdame a superar mis egoísmos.

  (rezo la terminación de todos los días)

Segunda semana: día segundo

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¿Cuáles son mis miedos?(escribe sobre ello)

Dios ama este mundo con sus estructuras de pecado y corrupción social.Dios desea que vivamos AQUÍ  Y  AHORA SU PROYECTO.

No nos ha abandonado, a pesar de las injusticias, a pesar de la pobreza del mundo, de la violencia, de los asesinatos.

Dios quiere llevar adelante  su plan de salvación:

¿necesito algo de salvación en mi? ¿deseo la salvación? ¿me  tengo que liberar de algo? ¿creo que todo esto puede dar sentido a mi vida?

Lee despacio: Mateo 11,28-30.

Intenta hacer algo de oración  Luego escribe lo que creas conveniente.

 

“Señor, ayúdame a comprender la importancia de la oración.

Concédeme “eso” que hace de la oración una necesidad ineludible;

Que nunca me engañe sacrificando la oración a la actividad de cada día.

Un rato de oración, un rato contigo, Señor, puede ser más valioso, incluso humanamente, que largas horas de estudio o actividad.

Señor, que mi oración sea siempre humilde y sencilla.

(reza las oraciones de cada día)

Segunda semana: día cuarto

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Lee despacio dos o tres veces: Mc. 10,17-27.

¿Qué me dice esta escena del Evangelio?

¿Qué sentido tiene mi vida?

¿Podría pensar en alguna opción, tomar alguna determinación?

ReflexionaOra en silencioEscribe alguna idea.

Señor, ayúdame a comprender tu Espíritu.

Sabes lo que quieres. Tienes, Señor, una claridad absoluta sobre los objetivos que te propones:

Reino de los cielosPerdón de los pecadosConsuelo de los que sufrenEvangelización de los pobres.               ¡Vaya programa!

Consagras, Señor, tu vida al ideal sin desfallecimiento en las tareas de cada día.

“A la mañana mucho antes de amanecer se levantó, salió y fue a un lugar desierto y allí oraba”.

Llevas una vida austera:

Largas caminatas seguidas de actividades apostólicas

Vida al aire libre, expuesta a los rigores del clima, sin tener donde reclinar la cabeza.

Adoptas una postura de valentía, de ataque, en toda tu actuación:

            Al arrojar a los mercaderes del templo            Al contestar a los emisarios de Herodes            Al marchar a Jerusalem            Al contestar ante el tribunal

Hablas claramente. Presentas tu programa sin fingimientos, sin miedo a que se puedan marchar tus discípulos.

Este es el programa de Jesús

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  Todos los cristianos tenemos algo que ver, que vivir de todo esto

(ora como todos los días al final)

Segunda semana: día quinto

Lee. Lc. 4,16-21

Procura centrarte en ti mismo.

¿Necesitas liberarte de algo? ¿Qué críticas te molestan más? ¿Qué cosas, ideas, en la conversación te ponen más nervioso? ¿Qué heridas crees hay dentro de ti: físicas, psicológicas, morales? ¿Qué rupturas en la relación con los demás?

Debes de reflexionar e ir tomando nota, escribiendo, si es posible, con las contestaciones a las preguntas.

Luego intenta hacer algo de oración:

En silencio ADORAR

Intentar ESCUCHAR: “He venido a traer la libertad …”

Pide a Dios lo  que se te ocurra en este momento.

“Jesucristo me quiere. Jesucristo que es mi gran amigo. El Señor, Hijo de la Santísima Virgen María. El Señor de Belén, de Nazaret, de la Cruz. El Señor de la Eucaristía … me quiere a mi, con mi carácter, con mis heridas, con mis problemas e intereses.

Quizás la rutina manche esta verdad sublime, o el desengaño,  tantas veces experimentado en lo humano, nos hace adoptar una actitud de recelo.

Sin embargo es verdad. Mucho más bella de lo que nosotros podemos soñar: El Señor me quiere. El me amó primero, antes que pudiera pensar en El, El me amaba: “Con Caridad perpetua te amé” (Juan 31,3).

El Señor me ha amado siempre. Recorro las fechas más importantes: me ama el Señor. Dejo atrás los límites de la Historia: me ama el Señor, y lo hace con inmensa ternura.

Me ha escogido como amigo y quiere que esté junto a El por toda la eternidad.

(termino con los rezos acostrumbrados)

Segunda semana: día sexto

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Vas  a hacer una experiencia distinta.Lee con tranquilidad los capítulos 1 al 10 del Evangelio de San Marcos

PÁRATE DONDE LO DESEES

HAZ ALGO DE ORACIÓN DONDE Y CUANDO TE APETEZCA

REPITE LO QUE TE GUSTE.

SACA ALGUNA IDEA y la escribes

Cuando te canses, lo dejas, pero procura llegar al final.

 

Pienso un poco en mi vida: preocupaciones, salud, amigos, familia.Pienso en mi  trabajo y en mi descanso.El Señor siempre me ama.Yo me olvido muchas veces de El, pero El jamás se olvida de mi. El Señor me ama en el dolor, dándome su consejo y su consuelo, diciéndome que todos los sufrimientos de esta vida son nada en comparación con la gloria que me tiene preparada. El Señor me quiere en las alegrías  gozándose conmigo. Señor, embriágame con tu amor.

                        Con tu optimismo.                        Con tu confianza.

Segunda semana: día séptimo

Empieza hoy  recordando:

Mc. 3,13-15. Fíjate, sobre todo, en estas palabras:

“Subió a la montaña y llamó a los que quiso …., los envió a predicar”.

No importa mi situación: laico, casado, etc.

Lo importante es que puedo hacer algo.

¿qué puedo hacer? ¿qué puedo hacer por los demás?

Lee y  reflexiona en Lucas 5,1-11.

Dedica un rato en silencio a orar

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Escribe contestando a las preguntas.

 

“Señor, yo creo   que me quieres.

Cuando me salen bien las cosas y cuando me salen mal;

Cuando me siento incapaz de trabajar y cuando siento una fuerte vitalidad;

Cuando no veo horizontes a la vida y cuando vivo lleno de ilusiones.

Cuando me atrae el trabajo que me han encomendado y cuando experimento dificultades en el trabajo.

En todos los momentos de mi vida, de cada día,  me quieres, y me das tu gracia para que pueda hacer algo por ti y por mis hermanos.

¿Qué puedo hacer por Ti?¿Qué puedo hacer por el mundo en el que vivo, por mis hermanos?

Tercera semana: día primero

(Si buenamente puedes, haz este rato de oración delante de un crucifijo).

 

No puedo negar la realidad del mal en el mundoNo puedo negar la realidad del pecado en mí.

Recordar Gen. Cap. 3º Recordar también mis pecados.

Reflexiona sobre tu propia responsabilidadLee  algún salmo penitencial: el salmo nº 50.

Párate en algún momento, reflexiona, repite las palabras del salmista.

 

Reza despacio un Padre Nuestro.

 Te detienes un momento de decir: “PERDÓNANOS”.

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Guarda silencio: déjate perdonar, déjate RECONCILIAR:

Reconcíliate con Dios.

Contigo mismo Con los demás.

(Prepara tu reconciliación con el sacerdote).

 

QUITA TODO RESENTIMIENTO:

 

Que la GRACIA sane, vaya sanando las heridas que produce el mal, el resentimiento.

 

Escribe lo que se te ocurra en este momento.

“Agua del costado de Cristo, lávame”

Señor, que tuviste piedad según tu misericordia:

De mis heridas, sáname, purifícame porque yo

También estoy enfermo;Soy débil de voluntad;Me acobardo ante las dificultades;Me dejo dominar por el respeto humano;Tengo complejos.

Purifícame de todas mis inmundicias.  

(Rezo las oraciones finales)

Tercera semana: día segundo

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Lee II Cor. 5,18-20: “Dios nos reconcilió consigo”. ¡Os exhortamos: reconciliaros!

Iniciativa reconciliadora de Dios. No es un proyecto humano.

No es un esfuerzo o afán nuestro.ES INICIATIVA DE DIOS.

Jesús no nos revela a un Dios justiciero, sino a un Dios RECONCILIADOR.

No quiere que el hombre viva en conflicto permanente.

Vence al mal con el bien.

Es un amor INCONDICIONAL:   

No es un pacto

No es una negociación

(Debo de leer Romanos 5,8 y 5,10)

La reconciliación es: Destrucción de la injusticia.

Ofrecimiento del perdón

No es indiferencia de Dios ante el pecado, NO:

Ha venido a quitar el pecado del mundo.

Nos pide amar a los enemigos

Perdonar 70 veces siete,  es el ofrecimiento de un perdón inagotable: siempre

 

La reconciliación con Dios hace posible la reconciliación entre los hombres, la exige. Si Dios nos acoge, todos podemos acoger.

Cristo es nuestra paz: ha hecho de los dos pueblos UNO.

No es posible vivir como hijos sin esforzarnos en vivir como hermanos.

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Debo de leer despacio: Mateo. 5,23-24: “Deja la ofrenda y reconcíliate.”

 

 

  Conclusión: 

 

Después de reflexionar en todas estas ideas, intenta hacer algo de oración.

Luego escribe los sentimiento que brotan de tu alma.

 

(Rezas las oraciones de siempre)

Tercera semana: día tercero

Vamos a mirar a Jesús en esta meditación.

 

Jesús creador incansable de fraternidad Lee despacio Lucas, cap. 15:las tres parábolas sobre al misericordia.

Ofrece su perdón de forma gratuita

Su actividad es SANADORA Es la buena noticia de un Dios Padre reconciliador. Jesús se compromete para que Dios  reine entre los hombres. Donde los hombres vivan:

Como hermanos

Creando fraternidad

Eliminando odios,

Sufriendo la discriminación

Creando COMUNIDAD

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Creando SOLIDARIDAD

Ver Lc. 6,27; 6,35; Mt. 5,45.

 

Actuación conflictiva de Jesús: Se esfuerza por erradicar las causas del pecado,

Critica el legalismo:

Mt. 5,21-48  

Mc. 3,4-6

Se  enfrenta a la  tradición que desvirtúa la ayuda a los necesitados: 

Mt. 7,8-13

Condena el abismo que separa a ricos y pobres:

Lc. 11,40-42; 16,19-31

Entra en conflicto con el mundo religioso (que deja al lado la justicia y el amor):  

Lc. 11,40-42

Mt. 23,23-24

La injusticia es una fuente de conflictos

La actuación de Jesús provoca una reacción violenta

 

Actitud pacífica ante los adversarios. Mansedumbre:

Mt 26,50

Lc. 22,61;  23,34

Pasó la vida haciendo el bien: 

I Pedro 2,23.

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¿Qué me dice a mí todo esto? Medito en las palabras que más me llamen la atención, TOMO ALGUNA NOTA.

(Rezo las oraciones finales)

Tercera semana: día cuarto

La Iglesia sacramento de reconciliación

“La Iglesia, señal e instrumento de la unión íntima de Dios y los hombres, de la amistad de todo el género humano”. Lo dice el Concilio en “Luz de las Gentes”.

La tarea de la Iglesia:

Anunciar la  reconciliación:

En  medio de una sociedad conflictiva.

La sociedad en la que vivimos no terminará en CAOS, sino en reconciliación. El Padre Dios que nos acoge.

Leer  Apocalipsis 21,3-4.

Siempre tendremos conflictos, pero el destino no es el fracaso, sino la reconciliación.

 

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Realizar la  reconciliación:

Impulsarla, hacerla posible. Hoy,  ahora puede ser una realidad en mi.

Dos grandes   tareas:

Vivir   y educar en la dinámica de COMUNIÓN.

Vivir como hermano de todos los hombres.

Ser promotor de diálogo,

Sobre todo con palabras que construyan.

 

Celebrar la reconciliación:

Anunciar,  realizar y celebrar el perdón:

¡Qué tres verbos más importantes para mi vida!

Se celebra y  se hace visible en el sacramento de la reconciliación.

Tengo en mis manos la posibilidad de acercarme a dos fuentes de AGUA VIVA:

La reconciliación individual, con Dios.

La Eucaristía,  que celebra el perdón y promueve la unión y la caridad.

 

¿Qué me dice todo esto? Reflexiono-rezo

Tomo alguna nota y recito las oraciones finales.

Tercera semana: día quinto

Vamos a reflexionar sobre la tarea reconciliadora, que es bastante compleja.

 

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Reconocer los conflictos:

Tener el valor de  reconocer y  denunciar los conflictos.

Llamar las cosas por su nombre.

Esta tarea profética es fuente de sufrimiento.

El  sufrimiento es el precio que tengo que pagar si quiero conseguir una reconciliación efectiva: reconocer mis pecados, mis heridas.

Denunciar el pecado

Hay conflictos que no son pecado; otros SI

También es cierto que la raíz de muchos conflictos son el pecado y la injusticia.

Tengo que denunciarlos EN MI, desenmascararlos: los odios, resentimientos, atropellos, etc.

Humanizar los conflictos: Tener paciencia.

Humanizar es  trabajar por la  reconciliación.

¿Cómo es mi apasionamiento?

¿En qué clima vivo, de nerviosismo, etc?

Superar los dogmatismos.Intentar tener entrañas de misericordiaAproximar posturas:            

Sanear fanatismos,ExtremismosIntolerancias

Sembrar: serenidad

ToleranciaRESPETO MUTUO

Reconstruir la relación fraterna.

Tengo que ser un promotor de la cultura del DIALOGO:

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Buscar acercamientoConvivencia.

 

Todo esto necesita una fuerte decisión de la voluntad, necesita un APRENDIZAJE.

Esta es la geografía de la reconciliación:

¿Dónde encuentras más dificultad? Piensas en ello y escribe. Lo que te cuesta más, donde  tropiezas, lo que te quita la paz.

¿Qué puedes mejorar? ¿Por dónde empezar? ¿No te valen estas ideas como un GRAN IDEAL?

Escribe. Ora todo lo que  puedas.

Termina este Ejercicio con lo de cada día

Tercera semana: día sexto

La meditación de este día está orientada hacia la oración de petición:

Pedir la Gracia para que el Espíritu Santo me ayude a conocer mis pecados y aborrecerlos.

 

Repugnar el mal, sentir repugnancia por todo lo que corrompe.

          ¿Qué es lo que más daño me hace a mi?

            Pedir luz, escribir sobre esta idea.

 

Pedir la Gracia de descubrir y sentir todo lo que hay desordenado en mi. Lo torcido.

 

Los apegos me impiden ser libre. ¿Qué apegos hay en mi?

¿Tengo una jerarquía de valores?

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          ¿Hay valores enfrentados en mi? Deut. 30,15-20

Pide a Dios luz en este tema. De hecho al final de  esta meditación tendrías que tener claro cual es el valor positivo, grande, que debe mover tu vida, y cual es el APEGO o desorden que tienes que eliminar.

Pide luz, y escribe alguna idea que resuma el mundo de tus valores.

La tercera Gracia: Pedir conocimiento del mundo en el que vivo, todo lo que me rodea. Hay muchas, muchas cosas buenas por las que tengo que dar gracias a Dios.

 

Hay muchas cosas positivas que puedo hacer cada día.También hay cosas a mi alrededor que me perjudican.

Luz y Gracia para distinguirlas y saber discernir.

 

 

HABLA: con el buen Padre Dios, dale gracias. HABLA con Jesús, dale gracias también. Ponte junto al Corazón de la Virgen María. Es nuestra Madre: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.  

(escribe algunas ideas sobre el momento que has vivido, y termina tu oración como todos los días).

Tercera semana: día séptimo

 

Lo que importa a Dios es el corazón.

Crear en nosotros un manantial: la vida de Dios.

Lee despacio y ora:

Mateo 6,1-6

Mateo 6,16-18

 

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La oración es la posibilidad de acercarnos a ese manantial que es Dios.

La misa y la comunión son la fuente de AGUA VIVA.

“Tu Padre ve lo escondido”.

 

Acercarnos con humildad: Lc. 9,22-25.

Hay que padecer mucho.

Cristo escogió el camino de la HUMILDAD:

Su nacimientoNo tenía donde reclinar su cabezaPasión y muerte.

 

 

Ahora haces el Vía Crucis: te pones de pie, te arrodillas:

1. Cristo condenado a muerte. 2. Jesús con la cruz a cuestas. 3. Jesús cae por primera vez. 4. En el camino, encuentra a su Madre. 5. El Cirineo ayuda a llevar la cruz a Jesús. 6. La Verónica limpia el rostro del Señor. 7. Segunda caída del Señor 8. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. 9. Jesús cae por tercera vez. 10. Jesús es despojado de sus vestiduras. 11. Jesús es crucificado. 12. Jesús muere en la Cruz. 13. Jesús en los brazos de su Madre. 14. Jesús es sepultado – pero Vive (ahí tienes el Sagrario)

En cada estación puedes hacer una pequeña oración o rezar un Padre Nuestro. Es bueno que hagas peticiones, por ti, familia, necesidades, por nuestro mundo.

(toma alguna nota y despídete del Señor)

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Cuarta semana: día primero

A estas alturas, después de TRES SEMANAS de esfuerzo, de oración, es bueno sentir el gozo por todo el camino recorrido; por lo bueno que ha sido Dios conmigo.

Lee despacio el relato de San Lucas sobre los discípulos de Emaus: Lucas cap.24.

Intenta ser uno de ellos.

Tus dudas

En algún momento ¿arde tu corazón?

Medita despacio este trozo del Evangelio.

Escribe lo que sientes.

  “Mándame ir a TI:

Me abres horizontes insospechados. Das  sentido a mi vida. Ensancha mi corazón para que te ame y te sirva.

Infunde esperanza: que nuestras inquietudes por las injusticias sean aquietadas algún día.

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Juzgarás al mundo y nada se te escapará.

Tú das sentido a nuestro sufrimiento, a los sentimientos de impotencia, de fracaso.“El que quiera venir en pos de Mi, niéguese a sí mismo.”

Tú nos sostienes en los momentos de debilidad, cansancio, desfallecimiento.“Yo he vencido al mundo”“El Espíritu Santo pondrá en vosotros las respuestas más convenientes”

Estás a nuestro lado, como estuviste al lado de los discípulos de Emaus, y partes para nosotros el PAN y la PAZ.”

  Ojalá se abran nuestros ojos y le descubramos

en las cosas sencillas de cada día, en los hermanos, en la Eucaristía.

  (termina la oración como siempre).

Cuarta semana: día segundo

Romanos 7,14-25

En la página que vamos a meditar hallaremos la más dramática descripción de la <<condición humana>>: el hombre es un ser  dividido, que aspira al bien y que hace el mal.

Bien sé yo que nada bueno habita en mi, es decir, en mi naturaleza carnal. En efecto, soy capaz de querer el bien, pero no soy capaz de cumplirlo.

El mal está pegado a nuestro ser, <<habita>> en nosotros. Así, incluso antes de que el hombre tome una decisión, el mal está ya en él. Más que una simple solicitación <<exterior>> la tentación es interior, está <<en el corazón>>  de mi mismo. Es siempre un error y es superficial, acusar a los demás, al mundo, para justificar o excusar las propias caídas: el mal es mucho más radical que todo esto, <<habita>> en el hondón de nuestra conciencia que está falseada. Es un mal anterior a nuestra decisión, un mal <<original>>.

No hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero.

¡Cuán verdadero es este análisis de la debilidad humana!¿Quién de nosotros no ha hecho esta experiencia?Es la impotencia radical de toda voluntad sin la ayuda de la gracia. Sé muy bien lo que <<tendría que hacer>> … ¡Bien quisiera hacerlo! … Y no lo logro.

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Simpatizo con la Ley de Dios, en tanto que hombre razonable, pero advierto otra ley en mis miembros, que lucha contra la ley de mi inteligencia y me encadena a la ley del pecado.

El pecado es la verdadera <<alienación del hombre>>: el mal aliena al hombre comprometiéndolo a un destino que contradice sus aspiraciones profundas y la vocación a la que Dios le llama.

El pecado es destructor del hombre.

Y lo más sorprendente es que nos damos perfecta cuenta de ello.

Nuestra inteligencia, nuestra razón están de acuerdo con Dios. Y esto es lo mejor de nosotros mismos. Este es nuestro verdadero ser. Señor, mira en mi esta parte de mi mismo que simpatiza contigo, y que está de acuerdo con tu ley.

Pero hay otro lado de mi ser que está <<encadenado>> al pecado, dice san Pablo. Y san Pablo no se coloca fuera de esta constatación. Por el contrario, habla en primera persona: <<Yo simpatizo… pero yo advierto… que me encadena…>> ¡Qué confesión personal más conmovedora!¿Por qué hemos sido hechos así, Señor?¿Por qué esa <<lucha>> en el fondo de nuestro ser?¿Por qué hay en nosotros lo mejor y lo peor? 

¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?

Hay que repetir esta oración. Porque es en verdad una oración. Podemos repetirla con san Pablo. Y darle todo el contenido de nuestras debilidades y de nuestra indigencia.

Por esta liberación, gracias sean dadas a Dios por Jesucristo, nuestro Señor.

Acción de gracias. Alegría. ¡Que mi debilidad termine siempre con ese grito de confianza!

El optimismo fundamental de san Pablo no es ingenuo, irreal. Es la conclusión de un análisis riguroso de la impotencia del hombre para salvarse.

En el momento mismo en que corremos peligro de salvarnos, <<la mano de Dios viene a asirnos y nos salva>>.

 

 

Reflexiona y ora con la idea que más te llame la atención.

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Escribe tus sentimientos.

Reza tus oraciones finales.

Cuarta semana: día tercero

Romanos 8,12-17

-Lee     -Reflexiona                  -Escribe

No somos deudores de la carne. Si vivís según la carne, moriréis; pero si, por el Espíritu, hacéis morir los desórdenes del hombre pecador, viviréis.

Pablo nos ha presentado la salvación en Jesucristo como una “liberación” de la muerte, del pecado y de la Ley. Pero es una “liberación que hay que ir completando sin cesar. Encontramos aquí la comparación habitual en san Pablo, entre la “carne” y el “espíritu”.

La carne, para san Pablo, no es principalmente el cuerpo humano, es el “hombre entero cuando se ha apartado de la mirada de Dios”…

Resumiendo y en líneas generales, cada vez que en los textos de san Pablo encontramos la palabra “carne”, podríamos remplazarla por “el hombre sin Dios”.

El espíritu es precisamente lo contrario, no es el alma solamente, es el hombre entero en cuanto que animado por Dios.

Todos aquellos que se dejan conducir por el Espíritu de Dios, éstos son “Hijos de Dios”…

“Dejarse conducir”… “Dejarse conducir”… ¡por Dios! He ahí lo que reemplaza totalmente a la Ley. He ahí lo que mata toda actitud demasiado moralizante, incluso la del “hombre sin Dios” para quien el único ideal, y es normal, consiste en evitar el mal y hacer el bien. Para el cristiano ya no hay Ley, basta “dejarse conducir por el Espíritu de Dios”. ¡Es una inmensa simplificación de la moral! Pero esto no es nada fácil, en absoluto. Pues  no se acaba nunca. Se pasa de una “regla”, con la cual se puede “estar en regla” cuando se ha cumplido –y ¡ya está!-… a un amor de Alguien, con el cual siempre se puede avanzar más.

El Espíritu que habéis recibido no hace de vosotros unos “esclavos” llenos de miedo… Es un Espíritu que os hace “hijos”…

Pasar a unos sentimientos filiales con Dios. ¡Desterrar el miedo! No con un espíritu de esclavitud, sino con un espíritu de filiación, de adopción. La palabra “adopción” puede

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ayudarnos a reflexionar. En el caso de una adopción de un niño, la tradición judía hablaba de “hijo de su bondad”, la palabra subraya el aspecto de cosa escogida, de elección de amor, del que adopta un niño. Señor así es como Tú nos amas, como una madre ama a su hijo.

Señor, es así como Tú esperas de nosotros el afecto y no el miedo. Ayúdanos a no considerar jamás nuestra vida cristiana y las renuncias que ésta comporta, como las cadenas que arrastra un esclavo.

Tú esperas de nosotros la alegre decisión de un hombre libre, de un niño que obedece contento a sus padres muy amados. Un hombre que te obedeciera solamente por miedo, no te interesa, Señor.

Empujados por este Espíritu, clamamos al Padre llamándole: Abba, “Padre”.

Ese término hebreo usado por san Pablo voluntariamente es la palabra familiar de los niños pequeños judíos de la época: “papá”. Ese término no fue nunca usado en al Biblia, ni en el vocabulario religioso del judaísmo, ¡es una invención de Jesús! Fue el primero que se atrevió  a emplear ese término familiar y cariñoso para hablar de Dios. Es la palabra usada al comienzo del “Padrenuestro”. Tenemos que detenernos sobre esta palabra.

Repetirla sin cesar. Sólo este nombre puede “alimentar” toda una oración. Es lo que hacía santa Teresa de Jesús.

El Espíritu Santo mismo se une a nuestro “espíritu” para decirnos que somos sus hijos, sus herederos.

Experiencia de la presencia mística del Espíritu en nuestro espíritu.

 

Reza tus oraciones finales.

Cuarta semana: día cuarto

Lucas 12,35-38

-Lee -Reflexiona

Desde hace unos años se ha insistido mucho y con razón, sobre la necesidad que tienen los cristianos de insertar su fe en lo más profundo de su vida humana, y, por lo tanto, de participar con los demás hombres en los  grandes proyectos colectivos de liberación humana y de fraternidad universal que cruzan la historia.

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Hubo épocas, en   efecto, en las que los cristianos parecieron desinteresarse de lo terreno y de lo temporal. La reciente y gran acusación contra la Iglesia era la de decir que la Fe era el “opio del pueblo”… el pensamiento del cielo y del infierno era como un refugio que adormecía a los hombres y que los alienaba de sus tareas humanas.

¿Qué es lo que piensa Jesús de esto? ¿Es alienador el evangelio? Y si aliena a los hombres, ¿en qué dirección lo hace?

 

Jesús decía: “Poneos el traje de trabajo” –“llevad ceñida la cintura”- y “mantened las lámparas encendidas”.

Llevad puesto el delantal es estar presto para el trabajo. Es el “uniforme de servicio. (Lucas 12,37; 17,8; Juan 13,4; Efesios 6,14). Era también el atuendo del viajero el que llevaban los Hebreos para celebrar la Pascua (Exodo 12,11) Tener la lámpara encendida, es estar siempre a punto, incluso durante la noche.

No, el cristiano no es un alienado… por el contrario, está en alerta constante, siempre presto a la acción y preparado para servir día y noche.

¿Estoy yo preparado para servir en todo instante, en todo momento?

Pareceos a los que aguardan a que su amo vuelva de la boda para, cuando llegue, abrirle en cuanto llame.

¿por qué y para quién hay que estar siempre disponible? Para la “llegada” o para el “retorno” de alguien. El detalle “retorno de la boda” quiere indicar que se trata de una hora tardía e indeterminada: en las civilizaciones rurales de antaño, puede decirse que las bodas eran la única circunstancia en la cual se regresaba tarde a casa.

Sí, Jesús viene… Se corre el riesgo de no estar esperándole… porque su llegada es de “improvisto”, imprevisible, oculta… ¿Estoy siempre a punto de recibir a Jesús? “Viene” de muchas maneras:

En su Palabra, propuesta cada día, está allí… ¿Soy fiel a la oración?

El está en todo hombre que necesita de mí… “he tenido hambre, estaba solo…”

En la Iglesia y lo que me propone, está allí… “quien a vosotros escucha, a mí me escucha…”

En los acontecimientos, “signos de los tiempos”,  que es preciso descifrar, está allí…

En mis alegrías y mis penas, en mi muerte y en mi vida, está allí…

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Los hijos vuelven de la escuela: es Jesús quien viene y espera mi disponibilidad. Un colega viene a pedirme que le eche una mano: es Jesús quien viene. Se me invita a una reunión importante para participar en la vida de la escuela, de la empresa, de la colectividad, de la Iglesia… ¿me quedaré tranquilo en mi rincón? Estoy preparando la comida… Trabajo en mi oficina, en mi despacho, en mi taller… Acepto una responsabilidad que se me confía… Es Jesús que viene y al que hay que recibir.

 

Dichosos esos criados si el Amo al llegar los encuentra “en vela”

Velar, en el sentido estricto, es renunciar al sueño de la noche, para terminar un trabajo urgente, o para no ser sorprendido por un enemigo… En un sentido más simbólico, es luchar contra el entorpecimiento, la negligencia, para estar siempre en estado de disponibilidad. ¡Dichosos! ¡Dichosos ellos!

Escribe alguna idea.

 

Os aseguro que el Amo se ceñirá el delantal, los hará recostarse y les servirá uno a uno

  Reza tus oraciones finales.

Cuarta semana: día quinto

Lucas 12,39-48

Si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón… Estad también vosotros preparados: pues cuando menos lo penséis llegará el Hijo del hombre. Para el creyente, la historia no es un perpetuo volver a empezar; sigue una progresión que jalonan unas “visitas” de Dios, en días, horas y momentos privilegiados: el Señor ha venido, continúa viniendo, vendrá… para juzgar el mundo y salvarlo. Es verdad que los primeros cristianos esperaron, casi físicamente la última venida –la Parausía- de Jesús… la deseaban con ardor y rogaban para adelantar esa venida: “Ven, Señor Jesús” (I Corintios 16,22; Apocalipsis 22,17-20). Las nuevas plegarias eucarísticas, desde el Concilio, nos han retornado esa bella y esencial plegaria: “Esperamos tu venida gloriosa… esperamos tu retorno… Ven, Señor Jesús.

Pero, ¿puede decirse que esas plegarias han entrado efectivamente en nuestras vidas? Por otra parte, no debemos estar solamente a la espera de la última venida de Jesús, la de nuestra propia muerte, la del fin del mundo. Porque, nunca se repetirá bastante, que las “venidas“ de Jesús son múltiples, y nada ostentosas… incluso ¡podemos no verlas! Podemos  ¡rehusarlas! “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Juan 1,11) y Jesús lloró sobre Jerusalén “porque la ciudad no reconoció el tiempo en que fue “visitada” (Lucas

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19,44). El Apocalipsis presenta a Jesús preparado a intervenir en la vida de las Iglesias de Asia si no se convierten (Apoc. 2,3). Y cada discípulo es invitado a recibir la “visita íntima y personal” de Jesús: “He ahí que estoy a la puerta y llamo; si uno me oye y me abre, entraré en su casa y tomaremos la “cena juntos” (Apocalipsis 3,20). “Llegará cuando menos lo penséis…” Oh Señor, ayúdame a pensarlo. Despierta mi corazón para esos encuentros contigo. Pedro le dijo entonces: “Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos en general?” El Señor responde “¿Dónde está ese administrador fiel y sensato a quien el Amo va a encargar de repartir  a los sirvientes la ración de trigo a sus horas? Dichoso el tal empleado si el Amo al llegar le encuentra en su trabajo.

Después de invitar a cada cristiano a la vigilancia, Jesús contestando a Pedro, hará una aplicación particular de la parábola o los “responsables de comunidades”, que deben ser “fieles y sensatos”. Sí, el servidor de los sirvientes es solamente un administrador, no es el amo… llegará el día en que tendrá que rendir cuentas. Su papel esencial es “dar a cada uno el alimento a sus horas” Así pues, toda la Iglesia tiene que estar en actitud de “vigilancia”… cada cristiano, pero también  y ante todo cada responsable.

El Reino de Dios ya está inaugurado. Referirse a ese Reino –que ciertamente no estará  “acabado” más que al Fin- no supone para la Iglesia una proyectarse en un futuro de ensueño, sino aceptar el presente como esperanza, y contribuir a que ese presente acepte y reciba el Reino que ya está aquí.

“Dichoso el servidor si su amo al llegar le encuentra en su trabajo.” Ayúdame, Señor, a estar en mi trabajo cada día y a captar tu presencia. Al  que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le pedirá. La pregunta de Pedro podía quizá significar que, en su interior, se sentía muy seguro del Reino, y que no tenía nada que temer ya que había sido elegido responsable… La respuesta de Jesús va enteramente en sentido contrario cuanto mayor sea la responsabilidad, tanto más serán también las cuentas a rendir. Notemos, empero la sutileza del pensamiento: el juicio dependerá del grado de culpabilidad… se puede ser inconsciente del daño causado y eso disminuye nuestra responsabilidad, dice Jesús. Ayúdanos Señor

 

(Rezo las oraciones finales)

Cuarta semana: día sexto

Lucas 12,54-59

Cuando veis subir una nube por el poniente decís enseguida: “Tendremos lluvia”, y así sucede. Cuando sopla el viento sur decís “hará calor” y así sucede.

Por medio de esas palabras, Jesús reprocha a sus conciudadanos no saber interpretar los “signos de los tiempos” cuando son perfectamente capaces de interpretar los signos meteorológicos.

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La Iglesia contemporánea cuida especialmente de ser fiel a esa invitación de Jesús. En el Concilio Vaticano II decía: “Es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a  los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y futura… Es necesario, por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el rasgo dramático que con frecuencia le caracteriza (G.S.4).

¡Hipócritas! Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo es que no sabéis interpretar el “momento presente”?

Analizando el estado actual del mundo, “el momento presente”, el Concilio ha reconocido algunos “signos de los tiempos” esenciales. He ahí algunos:

La solidaridad creciente de los pueblos (A.S.,14) El ecumenismo (D: Ecum. 4) La preocupación por la libertad religiosa (L.R.15) La necesidad del apostolado de los laicos (A.L.1)

Movido por la fe que le impulsa a creer que quien le conduce es el Espíritu del Señor, que llena el universo, el pueblo de Dios se esfuerza en discernir en los acontecimientos, las exigencias y los deseos que le son comunes con los demás hombres de nuestro tiempo y cuáles son en ellos las señales de la presencia o de los designios de Dios.” (G.S.11)

“¡Darnos cuenta del momento en que nos encontramos!”

Dios conduce la historia, Dios sigue actuando HOY.

Más que dolernos añorando la Iglesia del pasado…

Más que evadirnos soñando la Iglesia de mañana…

Es preciso, según la invitación de Jesús, “darnos cuenta del momento en que nos encontramos”. Sus contemporáneos en la Palestina de aquella época no supieron aprovechar la actualidad prodigiosa del tiempo excepcional que estaban viviendo. ¿Y nosotros?

La finalidad de la “revisión de vida” es tratar, humildemente de reconocer” la acción de Dios en los acontecimientos, en nuestras vidas … para “encontrarlo” y participar en esa acción de Dios… a fin de “revelarlo”, en cuanto fuere posible, a los que lo ignoran.

Señor, ayúdanos a vivir los menores acontecimientos de nuestras vidas, como los mayores, a ese nivel. Reconocer, participar, revelar tu obra actual.

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Y ¿por qué no juzgáis vosotros mismos lo que se debe hacer?

El  tiempo en el que “yo” estoy viviendo es el único verdaderamente decisivo para mí.

“Juzgad vosotros mismos”… Nadie, nadie más que yo puede ponerse en mi lugar para la opción fundamental. No puedo apoyarme en el juicio de los demás… si bien no es inútil que el suyo me dé alguna luz.

La breve parábola siguiente nos repetirá la urgencia de esa toma de posición.

“Cuando vas con tu contrincante a vera al magistrado, haz lo posible para arreglarte con él mientras vais de camino, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel…”

En Mateo, esa misma parábola (Mateo 5,25) servía para insistir sobre el deber de la caridad fraterna. Lucas coloca esa parábola en una serie de consejos de Jesús sobre la urgencia de la conversión: no hay que dejar para mañana la “toma de posición”, el discernimiento de los “signos de los tiempos”. 

(Rezo las oraciones finales)

Cuarta semana: día séptimo

Lucas 12,49-53

He venido a traer fuego a la tierra…

Reconsiderando esa hermosa imagen de Jesús, un himno de comunión canta: “Mendigo del fuego yo te tomo en mis manos como en la mano se toma la tea para el invierno… Y Tú pasas a ser el incendio que abrasa el mundo…”

En toda la Biblia, el fuego es símbolo de Dios; en la zarza ardiendo encontrada por Moisés, en el fuego o rayo de la tempestad en el Sinaí, en los sacrificios del Templo, donde las víctimas eran pasadas por el fuego, como símbolo del juicio final que purificará todas las cosas:

       Jesús se compara al que lleva en su mano el bieldo para aventar la paja y echarla al fuego (Mateo 13,40).

         Habla del fuego que quemará la cizaña improductiva (Mateo 13,40)

         Pero Jesús rehusa hacer bajar fuego del cielo sobre los samaritanos. (Lucas 9,54)

        La Iglesia, en lo sucesivo, vive del “fuego del Espíritu” descendido en Pentecostés. (Hechos 2,3).

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         Ese  fuego ardía en el corazón de los peregrinos de Emaús cuando escuchaban al Resucitado sin reconocerlo…  (Lucas 24,32).

¡Y otra cosa no quiero sino que haya prendido!

Cuando Jesús, en las páginas precedentes nos recomendaba que nos mantuviéramos  en vela y en actitud de servicio, nos invitaba a una disponibilidad constante a la voluntad de Dios. El mismo Jesús dio ejemplo de esa disponibilidad, de ese deseo ardiente de hacer venir el Reino de Dios.

No hay que estar durmiendo.

“¡Cómo quisiera que el fuego haya prendido y esté ardiendo!” Hay que despegarse de la banalidad de la existencia, hay que “arder”… en el seno mismo de las banalidades cotidianas.

Tengo que recibir un bautismo, y ¡cuán angustiado estoy hasta que se cumpla!

La  renovación del mundo por el fuego de Dios, la purificación de la humanidad, son como una obsesión para Jesús. Sabe que para ello tendrá  que ser sumergido –bautizado- en el sufrimiento de la muerte, que será vapuleado como las olas del mar vapulean a un ahogado. Este pensamiento le llena de angustia.

La salvación del mundo… la purificación, la redención de los hombres… no se han llevado a cabo sin esfuerzo, ni sin sufrimientos inmensos. No lo olvidemos nunca.

¿Cómo podría extrañarnos que eso nos cueste, puesto que ha costado tan caro a Jesús?

Señor, danos la gracia de participar a tu bautismo.

 

¿Pensáis que he venido a traer paz  a la tierra? Os digo que no, sino división.

El Mesías era esperado como Príncipe de la Paz (Isaías 9,5; Zacarías 9,10; Lucas 2,14, Efesios 2-14)

La paz es uno de los más grandes beneficios que el hombre desea; aquel sin el cual todos los demás son ilusorios y frágiles. Los hebreos se saludaban deseándose la paz: “Shalom”. Jesús despedía a los pecadores y pecadoras con esa frase llena de sentido: “Vete en paz” (Lucas 7,50; 8,48; 10,5-9). Y sus discípulos tenían que desear la “paz” a las casas donde entraban. Pero…

Ese saludo, esa paz nueva, viene a trastornar la paz de este mundo.

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No es una paz fácil, sin dificultades: es una paz que hay que construir en la dificultad.

Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará divida: Tres contra dos, y dos contra tres… El Padre contra el Hijo, y el Hijo contra el Padre… La Madre contra la Hija, y la Hija contra la Madre …

Vemos cada día en muchas familias ese tipo de conflictos que anuncia Jesús. Llegará un día en que habrá que decidirse, por, o contra Jesús; y en el interior de una misma familia, la separación, la división resulta dolorosa…

Te ruego, Señor, por las familias divididas por ti: ¡cuán seria es esa toma de posición que Tú exiges! Ineluctable, inevitable, necesaria.

                        DA GRACIAS. 

Escribe la impresión final. 

(Rezo las oraciones finales)

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Ejercicios espirituales II P. Guillermo Santomé, O.P. 

[email protected]

Introducción:

Pueden ser como un camino, "guía", para personas, matrimonios, que deseen avanzar en su relación con Dios y mejorar su vida. Pedagogía de conversión.

"Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios".Todo va a ser mejor.Enterarnos de nuestros propios errores.Invertir nuestros "talentos" en el Proyecto de Dios. Tú eres el gran protagonista.

Cuatro semanas sin dejar las actividades de la vida ordinaria.; haciendo lo cotidiano. UNA HORA DE REFLEXION AL DÍA. Usar la Biblia siempre. Es bueno tomar alguna nota. Hay que buscar un lugar adecuado, tranquilo: Iglesia, jardín, etc. Lo ideal es madrugar. Es bueno "alguna" vez conversar con un sacerdote: preguntas, dudas. Cada uno debe encontrar su modo propio de oración. Somos una hoja en blanco y ahí vamos a ir escribiendo esta experiencia. Si te inspira Dios otra forma de orar distinta de lo que te indicamos debes de seguir ese

rumbo. Deja en ese momento los apuntes.

Durante las cuatro semanas:

1.- La hora de oración diaria.

2.-  Algo de AYUNO:

un café para desayunar.Comer bien. Cenar sólo fruta.

3.- No dejes de hacer una limosna, por pequeña que sea.

 Para todos los días

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Al empezar:

La postura física. En los nueve primeros días vas a encontrar NUEVE posturas (nueve modos de orar de Santo Domingo, que luego puedes utilizar de la forma que te sientas más a gusto, más relajado: te ponga más en relación con Dios.

Es importante pasar por esta experiencia de orar también con el cuerpo.

Al empezar es bueno sentimos en la presencia de Dios: está aquí, ME AMA, me mira con ternura.

Rezar un Padre Nuestro despacio: mejor irlo leyendo. ADORAR: humildad. Sentimos necesitados. Nos acercamos al trono de la Divina

Misericordia. Dar gracias por el día de hoy: "Ven Espíritu Santo". Y comienzas la lectura reposada de

CADA DIA, haciendo las pausas que desees. Donde te sientas a gusto te detienes: REPITES, INTENTAS SENTIR, GUSTAR. Gozar, en una palabra. Si te pasa así: es GRACIA, no tienes por qué seguir leyendo. Al día siguiente continua por donde creas conveniente. No es malo repetir, al contrario. Donde encontramos el manantial, si tenemos sed, debemos de detenemos. Es posible que si intentas vivir esta experiencia de buena voluntad (y creo que es así) esto te pueda pasar varias veces.

Al terminar:

ADORAR en silencio, con lo que has estado tejiendo, en tus manos vacías ofrecidas humildemente al Señor que nos ama.

Rezas despacio un AVE MARIA a Nuestra Señora para que te acompañe toda la jornada.

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Primera semana: día primero

"Oración de inclinación".

Nos podemos poner de pie, inclinando la cabeza humildemente ante Cristo. Debe ser como inclinarse todo nuestro ser: "Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes"(Jdt.9, 16). "No soy digno de que entres en mi casa"(Mt.8, 8). Santo Domingo se lo enseñaba así a los frailes cuando pasaban ante el crucifijo, para que Cristo, humillado hasta la muerte, nos viera también a nosotros humildes.

Tema: ordenar mi vida

La vida de cada persona tiene un itinerario: "Itinerario del hombre hacia Dios". Esto se ha de ir consiguiendo paso a paso, con equivocaciones, dificultades.

Los Ejercicios son un método, una terapia para poner orden. Es bueno hacerlo con sencillez: "si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso". Luminoso para distinguir, DISCERNIR.

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Muchas veces me tengo que preguntar: ¿Dónde voy? ¿A qué? La práctica ZEN oriental insiste: HACER LO QUE HAGO, ESTAR DONDE ESTOY.

El hombre y la mujer han sido creados para alabar a Dios.

Accidente en un "Jet": 400 muertos. Había funcionado mal el "horizonte artificial": el piloto comprueba el ángulo de las alas con respecto al horizonte. No señaló la posición y perdió el equilibrio., El horizonte es el ORDEN. Cualquier mal funcionamiento, el desorden. Y hay cosas desordenadas en cada uno de nosotros.

Los afectos, tendencias, vivencias, pueden ser evidentes, los conozco perfectamente. También pueden estar ocultos: no darme cuenta.

Y aquí está el peligro. Lo peor en el desorden son las MEDIAS TINTAS: el acomodo, la costumbre. Descubro mis "desordenes", pero ahí quedan: andar a medias: "Una vela a Dios y otra al diablo".

Para San Pablo era claro: siempre fue un SI (II Cor. 1, 15-21).

La elección autentica es clara, definida, concreta. Con medias tintas no se escribe bien.

A veces nos sorprendemos: las cosas no marchan bien. Esterilidad en nuestra vida, confusión. Causa: vivir a medias, sin sentido...

Bonhoffer: "Lo que cuesta ser discípulo". "¿Hay alguna parte de tu vida que rehúsas entregar a Dios?, ¿una pasión baja, una enemistad, algún deseo o ambición, o tu propia razón? Si es así, no te extrañe que no hayas recibido al Espíritu Santo, que la oración se te haga difícil. Anda -nos dice—, rechaza ese pecado y entonces recobrarás la fe".

¿Cómo puedo pretender entrar en comunión con El, si en algún aspecto de mi vida me estoy separando de El?

La fe es difícil si en alguna parte de mi vida pongo resistencia. El agua si no llega a X grados no hierve. ¿Reglas rígidas? No, es que es así y no puede ser de otro modo. No hay medias tintas: "Nadie puede ser discípulo mió si no renuncia a todo lo que posee". La palabra clave es TODO. Si te quedas con algo, escatimas, vacilas.

Este "poquito" no se trata de algo pasajero: una debilidad, un fallo, un tropiezo. De estas cosas estamos todos llenos: es la limitación, la condición humana... Lo que causa DAÑO es el APEGO permanente: la voluntad torcida, el vicio arraigado.

Tropezar alguna vez no impide caminar. DESVIARSE del camino SI: impide llegar a la meta: como persona, como grupo, como institución.   Y ¡¡Cómo cuesta enderezar!!

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En esta primera meditación, en este primer día sería bueno descubrir algo de lo que hay torcido en mi. A veces lo ven las personas que nos rodean. Hay peligro de resistirnos, no querer ver.

Por un poco perdemos mucho.

Nota: — Qué bueno que tomes alguna nota.

Reza un Ave María cuando termines tu reflexión.

Primera semana: día segundo

"Oración de postración ".

"Oración de Postración”: postrado rostro en tierra, "Ten compasión de este pecador". Puedo recordar el comienzo del salmo 50: "He pecado y obrado inicuamente". "Mi alma ha sido humillada hasta el polvo, y mi cuerpo pegado a la tierra" Salmo. 43,26.

 

Tema: ordenar mi vida (II)

S. Juan de la Cruz tiene 13 capítulos dedicados a este tema. En el cap. 11 "Cualquier hábito, apego es DAÑO para CRECER: el ave no vuela aunque esté atada con un hilo. Es fácil de quebrar, pero ¡¡hay que quebrarlo!!".

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Habla también de la "rémora": pez ventosa que no dejaba caminar a las naves. Con ser pequeña no la deja llegar a puerto... Y habla de Josué: Como acción de gracias pide observar el "anatema": todo lo conquistado pertenece a Dios. Jericó cayó.... Pero: se quedaron con algo. Y no fueron gratos a Dios.

Para entrar en la divina unión hay que morir: cada uno tiene su lista personal (cosas que deberían morir en mi); tenemos nuestras debilidades ocultas; "asimientos": agarraderas favoritas. ¿Por qué no funciona mi vida? Un solo ASIMIENTO puede estropear una vida entera. Es el tema de la MEDIOCRIDAD.

No estamos exagerando, no es capricho. Es la misma naturaleza de las cosas. Sinceridad y verdad, no entrega a medias. Las trampas que hacemos en la vida no son posibles en la vida del Espíritu. (Malaquias 1, 6-14).

San Juan de la Cruz, al final de los 13 capítulos los resume con un pareado sencillo, pero profundo:

Cualquier "algo" nos priva del "todo"

"Cuando reparas en algo, Dejas de arrojarte al todo.

Porque para venir del todo al todo, Pías de negarte del todo en todo. Y cuando lo vengas todo a tener,

Lo has de tener lo sin nada querer. Porque, si quieres tener algo en todo,

No tienes puro en Dios tu tesoro".

Nadie puede servir a dos señores, Hay que remar mar adentro.

Juan Pablo II, nombrando a Machado: "Los hiladores del ser humano: sueños, son esperanza y el miedo". La vida humana es una apuesta a ver quién hila más si la esperanza o el miedo.

El "yo" está asaltado y desordenado:

1. Por miles de informaciones que deforman: hacen RELATIVA toda verdad.

2..Llenos de confusiones: escepticismo, cinismo, mentira.

3. No hacemos crítica de tanta información como recibimos. No se hace distincióndel bien y del mal.

4. Llenos de cosas triviales, sólo interesa lo que es útil.

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Conclusión:

Escuchar: a Dios, a mi conciencia. Detenernos: andamos acelerados. Evaluarnos: tomarnos el pulso.

Se puede mejorar todo el potencial humano y cristiano que hay en mí. Será un bien para toda mi vida, para lo que me rodea. Para nuestro entorno.

Escribir algo.

Un Ave María de agradecimiento.

Primera semana: día tercero

"Oración de penitencia ".

"Oración de penitencia: "Misericordia, Dios mío" (Salmo 50); "Desde lo hondo a ti grito, Señor (Salmo 129). Nadie, por inocente que sea, debe dejar de imitar a Jesús en el Calvario: sufre y ora por todos los que sufren. Prolongar en mi cuerpo la pasión de Cristo. Nos unimos a los que oran y se sacrifican por el cese de la violencia en el mundo. El cese de toda guerra. La búsqueda de la paz.

 Tema: creyente

El que ACEPTA la Palabra de Dios, la enseñanza de la Iglesia. Acepta y vive.

Creer es una actividad propia de la persona humana. Supone:

o Apertura a los demás. Escuchar: nos hablan y creemos lo que oímos.o Capacidad de percibir y valorar el sentido de cuanto se nos dice.

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o Posibilidad de aceptarlo o rechazarlo.

Hay una sabiduría de siglos: "Si crees y cumples, todo te irá bien".

Nos inclinamos ante Dios: la fe UN DON y UNA TAREA: Dios que nos da su gracia y el ejercicio de nuestra libertad.

Con la fe nos nacen ALAS de libertad. Es un buen camino.

En la Biblia, después de la Creación, del diluvio, irrumpe la narración de Abraham: "Sal de tu tierra, de tu tribu, de la casa de tu padre, y ve a la tierra que te mostraré". Este es el movimiento esencial de la fe: ruptura con el pasado cómodo y emprender un camino hacia lo desconocido.

La fe no revela el destino final del viaje: oscuridad y lejanía. Si se vive de verdad nace una luz y una seguridad total: es estar en las manos de Dios. Exige CONFIANZA. No pidas explicaciones (que las hay)). La despedida de >Abraham tuvo que ser divertida: ¿Dónde vas? No lo sabía. Esto no parece sensato. En cada persona hay un contable escondido. Queremos garantías, certezas. ¡¡Cómo se calculan hoy los viajes!! Evidentemente esto es un contrasentido para nuestro mundo de hoy... Es poderoso el que tiene información. La fe NO: oscuridad, confiar, obedecer. Esta es la marca del creyente. Lo mismo le pasa a Pablo cuando le alcanza la gracia en el camino de Damasco. Comprometido a empezar una vida nueva. No se le dijo en qué iba a consistir: "Ya se te dirá lo que has de hacer" (Hechos, 9,6). Esta es la fe: levántate, sal. Ya se te dirá. Ya te guiarán. PONTE EN CAMINO, fiado sólo en la Palabra de Dios.

Es un compromiso del hombre-mujer entero. El mérito de la fe es lanzarse a lo desconocido. Por eso Dios se compromete a una recompensa por encima de todo lo que se puede imaginar: "Haré de ti una gran nación....". La promesa de Dios es un faro que alumbra mi camino: "Luz para mis pasos": luz que guía al hombre. Dios empeña su palabra: "te bendeciré". Todo viaje es un acto de fe, incluso sabiendo el destino. La gran aventura del NACER: dejar la seguridad del vientre materno. La llamada de la fe no es una ve z para SIEMPRE: ES CADA DÍA. Porque la fe es probada una y otra vez. Cada mañana una sorpresa; cada amanecer un desafió.

Hacer actual la fe, en cada momento. Renovar esa promesa. Vivir así día a día. Es CONFIAR SIEMPRE EN DIOS, en lo bueno y en lo adverso, como descendientes de Abraham, nuestro Padre en la fe. Conclusión: "Creo, Señor, pero aumenta mi fe. y REZAS UN Ave María.

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Primera semana: día cuarto

"Oración de alabanza".

"Oración de alabanza". Podemos sentarnos. Mirar al crucifijo con atención: "Señor, si quieres puedes limpiarme"(Mt.8, 2). Confiar en el Señor. Levantemos nuestras manos hacia El: recordamos a nuestra familia, que nos ha trasmitido la vida; recordamos a personas, lugares, momentos de nuestra vida. Alabanza y agradecimiento.

 

Tema: cómo es el Dios al que adoramos

Mi conducta está condicionada por mi creencia: por mi fe en Dios: cómo concibo a Dios, cómo lo llamo, cómo le rezo, cómo interpreto sus mandamientos. Qué espero de El. Qué creo. Vendría a ser el compendio de mi propia vida.

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1. Mi Dios es el Dios de Jesús. Cómo se ha ido formando esa amistad: los Evangelios; libros buenos que he leído, personas que han influido en mi vida. Dios: cercanía y lejanía; "acatamiento y reverencia". Adoración rendida. Al rezar el Padre Nuestro, solemos decir: "nos atrevemos a decir....".

2. "No harás imágenes de Dios". A Dios no hay imagen que le haga justicia. Dios es inimaginable, no se repite; no responde a un pensamiento único; no se ata al tiempo o a los lugares. "Es un cántico nuevo" (Is. 43,18-19).

3. Usar el nombre -en hebreo- es usar la persona: USAR A DIOS- Si manipular a un hombre es un ultraje contra su dignidad ¡¡ qué será manipular el nombre de Dios !! Incluso se matan dos bandos en nombre suyo. Personas que viven juntas con ideas distintas de Dios, incluso contrarias. En el monumento a Lincoln: "Ambos bandos leía la misma Biblia, y muchos rezaban al mismo Dios, y de El esperaban la victoria sus ejércitos...."(Guerra civil de EE.UU.).

4. ¿Qué Dios fabricamos? Si nos matamos unos a otros en nombre de Dios, ¿no es mejor que fuéramos ateos? Recorre el mapa de lo que pasa hoy... Manipular a Dios, utilizarlo para una causa "política" es una forma de hacer ateos.

5. También el peligro del Dios "tapagujeros". Muchos mientras tienen fuerzas no se acuerdan de El. Surge la enfermedad y empiezo a acordarme de El: velas, promesas.... Una relación de persona a persona no puede fundarse en indigencias. Los antiguos tenían muchos "agujeros", muchas dificultades y ponían a Dios en el trueno, en la enfermedad, etc. Hoy con tantos inventos muchos no necesitan a Dios. Si hay mucha superstición: poner la lotería debajo de una imagen, promesas, etc. El hinduismo propone 3 modelos de Dios (el modelo no es la realidad. Es confundir el mapa con el territorio):

6. 1) El modelo de la devoción: nos crea, nos ama. Es providente. 2) el Dios de la negación: como camino para su conocimiento: no es esto, no es lo otro... No se le conoce. 3) El modelo de la acción: cumplir el deber; hacer el bien. Así vamos ascendiendo en nuestra vida. Pueden coexistir los 3 modelos.

7. El terrorismo religioso es la degradación última a la que ha podido llegar la religión. Es triste ver cómo crece el odio. Y es bueno que lo examine en mi vida y en todo lo que me rodea.

8. Dios es diferente. Dios ha de marcharse para que venga Dios: "Si no me voy el Padre no vendrá a vosotros". Este proceso de irse y venir, pertenece a Dios, no al hombre, no a mi persona.

Al hombre no le toca elegir el MODO como Dios se le va a presentar.

El hombre solo puede REVERENCIAR, ESPERAR, DEJARSE SORPRENDER, vivir alerta DESPIERTO.  “Cuando menos lo penséis vendrá…..” 

Dios es  la GRAN ASIGNATURA DE NUESTRA VIDA: conocerle más y más.

Y dejar a Dios ser Dios. Recita tus oraciones; sigue tus costumbres; deja abierta la puerta de "tu casa" para que venga cuando El quiera.

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Un padre de familia, al morirse su única hija, rompió todas las imágenes que había en su casa. Es verdad: ha roto la imagen que se había fabricado de Dios. ¡¡Ojalá nazca la imagen verdadera, la que Dios quiere mostrar!! "Muéstranos tu rostro, Señor".

Primera semana: día quinto

"Plegaria de las manos "

"Plegaria de las manos". Puestos en pie, manteniendo el cuerpo derecho, con las manos extendidas delante del pecho, como un libro abierto, como si leyera ante el Señor. "Entró Jesús en el templo... y se levantó para hacer la lectura" LC. 4, 16). "Criaturas del Señor, bendecid al Señor".

 

Tema: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc. 23, 34).

La vida de Jesús fue predicación, enseñaba para todo el pueblo. Alcanzó su punto culminante en el Calvario, en los últimos momentos de su vida...

También si vida fue una continua oración: también oró en la cruz. Ruega en voz alta y con lágrimas.

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Fue ejemplo de sufrimiento. Vamos a escuchar al Maestro que dio la vida por nosotros.

Dice Isaías 53,12: "Fue contado entre los malhechores y oró por los transgresores".

Las palabras de Cristo en la Cruz guardan un orden: Las tres primeras son para los demás, las cuatro últimas son como personales. Pide por los enemigos: "perdónales". Pide por los amigos: "Hoy estarás conmigo". Pide por sus familiares: "Ahí tienes a tu hijo".

Jesús empieza con la mejor palabra que podemos utilizar en nuestra relación con Dios: "PADRE".

Hay santos que entraban en relación con Dios sólo con pronunciar esta palabra, es el caso de Santa Teresa.

A Dios-Padre pide que perdone: la misericordia infinita de Dios. Cristo abogado de sus hermanos; está pidiendo por mi.

Ahora puedo pensar en la oración universal de la Iglesia; en la oración de los hombres y mujeres de buena voluntad. Ahora hay alguien pidiendo por mí. Siempre hay alguien pidiendo por mí...

"No saben lo que hacen":

La injusticia de Pilatos, que sin causa le condenan. Ni la crueldad de los verdugos. Ni la envidia de los sacerdotes. Ni la locura e ingratitud del pueblo: las turbas, las masas.

"No saben". Y podemos mirar a mi propia vida, a mis propias acciones. Como tantas veces, SI SABEMOS lo que hacemos. No obstante, "porque no saben lo que hacen". ¡¡Qué excusa la caridad de Cristo!!Y esto en todos los tiempos, hoy conmigo.

Que nadie desespere: "Todo el que cree en El no perecerá, sino que tenga vida Eterna".

En la Cruz tenemos que aprender a perdonar. Si El nos ha perdonado, también nosotros tenemos que hacerlo con nuestros hermanos. Una de las experiencias más duras en el Sacramento de la Penitencia es cuando una persona te dice que "no perdona". ¿No es una incongruencia estar pidiendo perdón y decir que él no perdona? "Perdónanos, como nosotros perdonamos". 3)    En este punto es donde más se puede resentir nuestro amor propio. No deberíamos dilatar el perdonar; cuanto antes. Y no es fácil, sobre todo a los enemigos: "ejemplo os he dado".

Conclusión: Podemos recordar con nuestras manos extendidas, las últimas palabras del Padre Nuestro. Siempre con gratitud.

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Primera semana: día sexto

"Actitud orante con los brazos en cruz "

"Actitud orante: con los brazos en Cruz". Con las manos y brazos abiertos, a semejanza de la cruz: "con gran clamor y lágrimas fue escuchado por su reverencial temor"'Hb.  5,7).

"Señor, Dios de mi salvación, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia... Todo el día te estoy invocando, Señor, tendiendo las manos hacia ti". (Sal. 87, 2-10).   Podemos elevar nuestros brazos unidos a todos los hombres y mujeres del mundo.

 

Tema:competir

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San Pablo tenia muy claro el tema del EGOÍSMO: el YO exagerado. (Filip. 2,27). El egoísmo es una amenaza para la vida y relación con el otro: familia, trabajo, grupo...El egoísta pone en peligro la relación, el grupo. Tagore: "Esa raíz de miseria en mi corazón". La amistad, une; el egoísmo, separa.

Y así en las empresas santas, en el trabajo por los pobres, en la evangelización: oposición, división. Disensión. A veces, tristemente, "cada uno a lo suyo".

¿Por qué? En general se nos juzga y juzgamos por lo que se HACE. HACER MUCHO está bien visto: lograr resultados

Mejorar las estadísticas. Alcanzar triunfos. El éxito de mi hermano, puede aparecer como una amenaza para mi. Nace la ENVIDIA...

Da la impresión que en la vida comunitaria no todos somos amigos verdaderos. No nos alegramos de los éxitos del otro como si fueran míos. Con el amigo: sus gozos se hacen mis gozos.

(Tristemente, a veces, los fracasos nos alegran secretamente. No pensemos en el terreno político, donde esto se agudiza...)

Después de una reunión de comunidad un psicólogo sacó esta conclusión: "Nunca en mi vida he visto tanta hostilidad en un grupo". Somos competitivos. Buscamos la propia ventaja. Tenemos envidia. Y nace la manipulación. Algunos, como consecuencia, se marginan. Se controla. Hay injusticias manifiestas. Si esto se da en padres de familia, en jefes, en superiores, es deplorable.

Pero una cosa es SENTIR la envidia, el egoísmo, y otra ponerlo en práctica, llevarlo a la vida diaria.

Hay que trabajar en tres frentes:

Aceptar esta realidad en mi. Tener una gran paciencia ante las rivalidades. Hay que curar ese egoísmo, ese sentimiento de envidia

Esto nace de la misma educación: ser los primeros, etc.: "yo más que tu"; ser el primero. Hay que intentar evitar la ansiedad que acompaña el competir, el no participar.... (Acabo de recibir información de una persona, familia, región llenos de enfado porque una persona no ha sido elegida para competir...)

La inseguridad, la soledad que a veces aparece: Sentirse no llamado, no querido

Que importante reconocer que el éxito de los demás no es ninguna amenaza para mi vida. Intentar sentir que nadie me "hace sombra". LA CARIDAD NO ES ENVIDIOSA.

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Jesús mostró una gran paciencia ante las rivalidades: ser el primero: Marta y María.... Los viñadores por el salario... El hijo mayor, en la parábola del hijo pródigo. Los mismos discípulos... ¡¡ Qué paciencia la del Señor!!

El Don de alegrarse por la alegría del hermano. El éxito de uno es el éxito de todos. El bienestar de uno es el bienestar de todos. Y a la inversa: cuando hay una pena.

Conclusión: Y esto lo teníamos que intentar vivir cada día. Es el CLIMA DEL CREYENTE.

Un Ave María con tus brazos extendidos a Dios y a todos los hombres y mujeres del mundo

Primera semana: día séptimo

"Oración de imploración de petición"

"Oración de imploración, de petición". Podemos estar sentados y luego tomar la postura que más recogimiento me de. Dirigirme a Dios pidiendo los dones del Espíritu: hambre y sed de justicia; el don de la misericordia: "Escucha mi voz suplicante" (Salmo 27, 2). Nosotros podemos situarnos ante Jesús sin engaño, decirle lo que nos preocupa, los anhelos... Jesús escucha.

 

Tema: acercarnos a Jesús

La comunidad primitiva siempre vivió los carismas: Gracia especial para bien de la Comunidad, para la evangelización. Evangelizar en la escuela de Jesús.

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Podemos empezar leyendo Lc. 4, 16-30; y 24, 13-35 Jesús un evangelizador fracasado:

Va a Nazaret.... (Lo que hemos leído en el texto)

Pienso que si nosotros hubiéramos querido presentar a un evangelizador lo haríamos con palabras bonitas. Aquí no: empieza con un fracaso. Tuvo que salir deprisa. ¿Por qué San Lucas empieza con este pasaje la vida pública de Jesús? Vamos a partir del v.30: "Pasando en medio de ellos, siguió su camino". ¿No me ha pasado nunca? ¡¡Ser rechazado!! Jesús se va ciertamente derrotado: persona no grata. Su Madre, María, tuvo que sufrir lo indecible, como en tantas otras ocasiones...

Hay otras escenas semejantes en el Evangelio, Si la pone aquí Lucas es porque es una constante del Reino de Dios: que padece violencia. Hechos 13,45: Bernabé y Pablo tienen que irse. Su palabra no fue escuchada. Jesús dice: "Les haré pescadores de hombres", pero no les ilusiona ni les promete que tendrán éxito. Pablo, II Cor. 1,8-9: "abatidos hasta el punto que no podíamos más. Hasta la muerte".

Hechos 14,22: "Nos animan "a través de muchas tribulaciones, es como debemos entrar en el Reino de Dios.

Lucas quería hacernos reflexionar. Son las expectativas de siempre: "Acaparar al profeta", "salir en la foto".  ¡¡ Ver algún milagro!!

Por una parte la gente quiere el éxito; queremos nuestros intereses. Por otra, la extrema libertad de Jesús: indiferente a lo que pueda pasar HABLA Y OBRA con libertad: provoca, incluso señala otros intereses, otros HORIZONTES. Jesús aparece como evangelizador dotado de libertad, con los horizontes de Dios.

Llamados a ser como Jesús. ¿Qué nos enseña?

Evangelizar NO ES HACER ALGO, obtener algún resultado, colocar alguna piedra.

Quiere decir participar en SU LIBERTAD. Entrar en la riqueza de esa libertad extraordinaria. ES UN NUEVO MODO DE VIVIR. Jesús vive esa libertad. El es libertad.

Esta primera predicación de Jesús más que un mensaje es una enseñanza sobre el MENSAJERO: "Me ha enviado".

Concretamente: TU NOS LLAMAS, NO A DECIR O HACER ALGO Sino a SER ALGO CONTIGO. Es decir: participar de tu libertad y de tu MISIÓN...

Antes de pensar: ¿qué debo hacer, qué debo decir, qué resultados obtener?, es necesario SER CONTIGO PARTICIPE DE TU MISIÓN. Es la base de la llamada evangelizadora

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Salvados por la Providencia de Dios, el amor de Dios, tener la GRACIA y la valentía de PERMANECER EN EL.

¿Por qué la gente de Nazaret no le escucha? Tenían otras expectativas; estaban en juego otros intereses.

¿Por qué no le escucho yo? ¿Qué me impide escucharle? Jesús ¿es buena noticia para mi? De hecho uno de los grandes retos de la Iglesia es no ser escuchada.

Conclusión: Dar gracias por poder hacer esta reflexión.

Un Ave Maria, para que la Madre de Jesús y Madre nuestra esté en nuestro camino; en el camino de la Iglesia de hoy.

Segunda semana: día primero

"Oración de intimidad"

"Oración de intimidad" Se trata de juntar las manos como una flecha que se dirige al cielo. (Salmo 84,9) "Voy a escuchar lo que dice el Señor". Es una actitud de suplica, de humildad, pero al mismo tiempo de donación: mi vida ofrecida al Señor, y con mi vida todas mis intenciones.

Tema: apegos (I)

Vamos a hablar varias veces de este tema. Seguimos el pensamiento de Tony de Mello. Es clave en el pensamiento de San Ignacio.

Mt. 16,26: "¿De qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?".

Esta idea ha ayudado a MUCHOS. Cuenta San Agustín, cómo los niños jugando en la playa después de hacer figuras bonitas, castillos, le dan una patada y empiezan de nuevo.

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¡¡Cuánta gente daría una patada a su pasado y lo empezaría DISTINTO de nuevo!! Pues es POSIBLE, con la misericordia de Dios empezar una nueva vida.

Observa la infidelidad que hay a tu alrededor; quizás dentro de ti mismo.

¿Cuál es la causa? Dios no es el centro de nuestra vida. Hay otras aspiraciones, hay otras ataduras. Hay falsas creencias:

"No puedo ser feliz sin las cosas que tengo y que tanto estimo". Sería el apego primero. FALSO. En cada momento tengo cuanto necesito para ser feliz. Si soy infeliz es porque mi PROGRAMACIÓN me hace pensar en lo que NO TENGO.

"La felicidad es cosa del futuro". FALSO. Tú puedes ser feliz aquí y ahora, pero no lo eres por tus falsas creencias, miedos, ataduras, preocupaciones, conflictos, remordimientos...

"Seré feliz cuando cambie la situación actual". Si pensamos así estamos equivocados... Ninguno de nosotros va a cambiar el mundo. Lo que te hace infeliz está en tu cabecita: en tus pensamientos. Es absurdo buscar la felicidad en el exterior: cambiar de casa, de trabajo, etc... Cambiarás todas esas cosas y seguirás siendo infeliz. Está pasando cada día en tantas separaciones. Nos empeñamos en seguir PROGRAMADOS.

Otra falsa creencia son los deseos: "Si se realizan todos los deseos, seré feliz". Los deseos nos hacen vivir TENSOS, frustrados, nerviosos, inseguros.

(Podrías hacer una lista de deseos; es bueno hacerla... ¿De verdad esas cosas te van a hacer feliz?).

¿Qué es la felicidad?  Intenta imaginarla, describirla. Como lo hacen los anuncios de vacaciones....

¿Acaso puedes describir la luz a un ciego? ¿Acaso puedes describir la realidad a alguien durante un sueño? En estos momentos estoy leyendo el "Diario" de Ken Wilber, y se hace esa pregunta: ¿Dónde está mi yo cuando estoy soñando? Una pesadilla es una pesadilla, y desaparece. Tampoco ahí está la felicidad, ni en los sueños, por bellos y nobles que sean.

Sin quererlo vamos formando falsas creencias en nuestra vida: como deseos que crecen dentro de nosotros.

Son deseos, apegos que crecen en el pensamiento, en los sentimientos: placer, dinero, amor. Y sin querer los programamos. Es lo que nos guía, lo que tira de nosotros. Nos aterra perder el mundo que queremos, que tenemos. San Juan de la Cruz, en "Avisos y sentencias espirituales" dice: "El alma está presa por AFICIÓN a las cosas humanas, por pequeñas que sean; mientras duren los lazos, no puede caminar hacia Dios".

Por ello es claro, debería ser claro el convencimiento fuerte: perder es GANAR LA VIDA.

Conclusión: un apego es algo que nos ata, que nos hace esclavo. ¡¡Qué bueno si eres libre!!

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Segunda semana: día segundo

"Oración del peregrino"

"Oración del peregrino". Como si estuviera caminando. Puedes dar un paseo por un lugar tranquilo: "Le llevaré al desierto y le hablaré al corazón" (Os. 14)... Santo Domingo mientras iba de camino "Hablaba de Dios y hablaba con Dios". Puede ser oración de alabanza, de acción de gracias, de suplica....Lo importante: estar en un lugar tranquilo, intentando acercarnos al manantial: "Tengo un agua que salta hasta la vida eterna".

 

Tema: caridad práctica

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Hoy vamos a seguir a los Santos Padres, meditar sus ideas, que nos lleven a conectar con Dios y con nuestros hermanos.

San Jerónimo: Tenia conciencia de que la Iglesia había CRECIDO con las persecuciones, pero con los emperadores adquirió riquezas, pero disminuyó en virtudes San Basilio (año 330) denuncia el mal de la usura: "Explotas la miseria, haces dinero con las lágrimas, estrangulas al que está desnudo y aplastas al hambriento". En el año 368 organizó una olla común, en la que participaban todos, incluso paganos y extranjeros... "Poseer más de lo necesario es privar al pobre, es robar". Hay una denuncia de aquellos que alardean tener mucho o estar por encima de los demás. "Del hambriento es el pan que tu tienes; del que va desnudo es el manto que tu guardas...".

Me parece que esto tiene actualidad hoy...

San Juan Crisóstomo (año 350): Nunca pactó con el escándalo de la riqueza.

Tiene ojos para VER la realidad; JUZGA esa realidad a la luz del Evangelio y ACTÚA: "Al venir atravesando las calles he contemplado personas tendidas, mutilados.... Tengo que hablar de ello", decía, y decía bien.

Le dolía que "muchas personas no tuvieran trabajo": fuente de vida y realización de un derecho. La comunión rechaza la ACUMULACIÓN de bienes. La riqueza acumulada es fruto del egoísmo. Es negación de la COMUNIÓN. "El no dar de lo que tienes es una clase de rapiña".

Para San Juan Crisóstomo la esencia del cristianismo es dar de comer al hambriento, hacer el bien. "No tener entrañas (corazón de piedra) cuando nos falta misericordia. Es no sentir lo esencial de la humanidad.

San Ambrosio (370) Padre de los Padres.

Denunció la injusticia; describió los componentes de una sociedad injusta. Exhortó a la comunión de bienes.

1.- ¿Por qué el pobre siempre es despreciado?

"Los pobres son quienes lavan el oro, y después se les niega. "Fatiga para buscar y nunca poseer". Esto lo hemos vivido en los lavaderos de oro en la Amazonia en este siglo XXI que vivimos. Exactamente lo mismo que nos indica San Ambrosio, con algunos detalles de inhumanidad que quizás San Ambrosio no conoció: que un pobre este lavando oro, enferme y le "boten", le tire: al rió para desentenderse de él y no tener que tener gastos en el "hospitalillo"... Todos los días se mata a pobres.

2.- Componentes de la sociedad capitalista:

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Ante todo la búsqueda del máximo beneficio con el mínimo coste. Ambición, avaricia. Debemos recordar la parábola del pobre Lázaro: se le negó las migajas que caían de la mesa de que comía opíparamente.

San Ambrosio denunció a la misma Iglesia: Si tiene oro, que lo de a los pobres: "El ornato de los sacramentos es el ornato de los cautivos".

3.- La Comunión de bienes está en la misma naturaleza: "La naturaleza engendró el derecho común y la USURPACIÓN hizo el derecho privado". "No das al pobre de lo tuyo, sino que le devuelves lo suyo". "La tierra es de todos, no sólo de los ricos".

Sigue la idea de la Didaché (catecismo de los primeros cristianos): "Si comunicamos los bienes espirituales ¿cuánto más debemos comunicar los bienes materiales?".

San Agustín tenía claro que no puede haber paz sin justicia. Sin justicia y compasión no tiene sentido la vida cristiana.

Conclusión: Esto es válido para hoy. Pensarlo e intentar vivirlo en la medida de mis posibilidades. Yo tengo mi parte de responsabilidad, quizás pequeña, pero qué bueno si vivo en este espíritu. Es el Espíritu de Jesús. Debo terminar con agradecimiento.

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Segunda semana: día tercero

A partir de este día comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra    que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 Tema: orar

Orar es intentar vivir una experiencia de Dios, de toda la persona: cuerpo y espíritu. Y esto no como algo extraordinario, sino normal.

1.- La naturaleza crece por adquisición, recibe del mundo externo (nosotros también); pero la persona recibe también desde DENTRO: por maduración, abriéndose a los demás. En la Cruz lo esencial no era el sufrimiento, sino la entrega de sí mismo.

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2.- Conocer a una persona es distinto de SABER algo de ella. La vida eterna no es saber algo de Dios, sino conocerle: "Esta es la vida eterna, conocerte a ti, único Dios y a tu enviado, Jesús" (Jn.17, 3).

3.- En el diálogo se distingue el contenido intelectual y el afectivo: pensamientos y sentimientos.

1. La oración es contacto de dos personas: escucha, presencia mutua, si es posible empatía: "estar en la piel del otro"...

2. Toda experiencia personal tiene 3 elementos:

Fe que esa persona está ahí y que se quiere comunicar. Me voy a comunicar con Cristo.

No es algo imposible: muchas personas lo viven. Es la comunicación por excelencia. Es relación personal. No hace falta muchas

palabras: "Le miro y me mira", decía aquel hombre adulto al Cura de Ars (pasaba horas delante del sagrario). "Cuando recéis no seáis palabreros.  Sabe Dios lo que os hace falta". En América dicen una palabra muy válida: intenta "no lorear". El loro repite palabras que no conoce ni vive.

La oración debe estar integrada en mi vida:

Jesús hace oración antes de los principales hechos de su vida. Hace oración en lo cotidiano: era algo normal: "se retira a orar". Hace oración en la tribulación: ej.: en el Huerto de los Olivos... Hace oración en el momento de éxito: le querían hacer rey y la hace en la Cruz. Era toda su existencia entregada al misterio de la salvación. No puede separar la

oración de su vida. Ser contemplativos en la acción. La vida me empuja a orar.

Mi oración debe tener una conciencia comunitaria: no es un asunto individual. El primer título que tenía un israelita para orar era su PERTENENCIA al pueblo de Israel, su pertenencia a la comunidad. Jesús ora como persona y como miembro de la Comunidad. Somos un pueblo, nos salvamos EN RACIMO.

Puedo orar y presentar mis problemas, pero conciencia comunitaria: "no estoy yo sólo". No necesito compañía física; pero soy solidario con el pueblo de Dios. Yo formo parte de esa ALIANZA que Dios hizo con su pueblo.

En el Padre Nuestro todas las oraciones están en plural.

Mi oración debe responder a una NECESIDAD: "Soy INDIGENCIA". No es que sea algo útil que uso cuando me conviene. Es algo que NECESITO. No tiene razón de MEDIO, sino de FIN: ALABAR. "Alabanza de su gloria".

Respeto y ACEPTO a Dios, pero al mismo tiempo me siento respetado y AMADO de Dios.

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Dificultades: las hay. En un siglo donde se busca la eficacia, la rapidez. En muchas vidas con "falta de tiempo". La disipación que nos rodea. Y sobre todo las exigencias de Dios: Dios nos interpela; no queremos oír. Nace una nueva responsabilidad. En la oración soy de verdad, sin careta: Dios y yo. Superado esto, lo demás es sencillo, por lo gratificante, pese a las sequedades...

Decisiones prácticas:

La oración es un viaje hacia el interior Amo: es una comunicación amorosa. Es una necesidad diaria: en ella hacemos presente al mundo y a los hermanos. Fíate

de El: "Sé de quien me fió", decía Pablo.

Segunda semana: día cuarto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: la fe, mirar con los ojos de Dios

Tagore cuenta su experiencia de niño: miraba mal, veía borroso, tenía algún defecto en la vista. Un día cogió de broma las gafas de un niño de la clase y ¡¡vio con más claridad!! . Dice que percibió dos sentimientos: alegría y gozo por la belleza del mundo que veía; tristeza y enfado por la ignorancia de su mal. El engaño que había vivido.

La lección es sencilla: el mundo es el mundo, está ahí. Mis ojos son MIS ojos: algo propio del sujeto = subjetivo, con sus defectos.

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Las gafas: son la FE; esas lentes son la fe. Porque fe en "sánscrito significa: -el ojo divino".

La fe es una nueva visión. Todo cambia en la vida. (Recuerdo una niña en la selva, Lidia. Llena de males, no veía. Pero una sencilla atención médica —nadie se había preocupado de ella—la devolvió la visión, ¡¡ cómo cambió todo ¡!).

Ver las cosas como Dios las ve: el ojo divino, la fe. Mis ojos, mis pobres ojos (como en ancianito que creía que los programas que veía en la tele eran borrosos y en blanco y negro). Mis pobres ojos: con miras tan limitadas, tan condicionadas....

Ver las cosas como Dios las ve: y mirar así nuestro mundo, mi propia alma. Actuar desde Dios, desde la fe. También la comunidad cristiana: reflexionar y actuar desde la fe.

Para ello hay que comunicarse con El: escucharle, conocerle, confiar E IDENTIFICARSE CON El: SU PROGRAMA , SU MISIÓN.

Siempre nos estamos quejando. Quejarse es falta de fe: "No murmuréis contra Dios". La fe nos hace entrar en la perspectiva de Dios; y esta es también tarea de la

comunidad cristiana.

Cuenta Tagore: El mundo es una fábrica. El obrero trabaja 8 horas. Cansa, suda. Vuelve a casa, descansa y vuelve a su trabajo. Habla con el director que le cuenta los planes de la fábrica. El empieza a ver su trabajo no desde su máquina ni desde su puesto de trabajo, sino desde el Plan de la Dirección. Así es con Dios: hay que comunicarse con El. Tiene su plan. Tenemos que intentar ver las cosas como Dios las ve. Qué bien San Pablo: "Garantía de lo que se espera". Si lo vemos en el orden humano: garantía de que el grupo, la sociedad funcione; garantía del plan de salvación: desde la fe, desde la confianza en Dios. Hebreos: 11,1: "Prueba de las realidades que no se ven". ¡ ¡Pero tiene sentido!! Lo que no se ve está en la cabeza del Jefe, en la mente de Dios.

A veces vemos lo contrario: El enemigo tiene más influencia. La honradez no sirve para nada. Hay mentira. La bondad no tiene sitio.

¿Qué decir a todo esto? La fe la tenemos que vivir en los acontecimientos de cada día. Cada día aparece el poder y la envidia; la buena y la mala suerte; se mezcla el bien y el mal; "el todo vale": es el libro de la vida, y ahí tengo que depositar esa confianza en la voz de Dios, e intentar mirar mi realidad de HOY y de nuestro mundo con los ojos de Dios.

Ciertamente esta fe camina en la oscuridad, como a tientas (llena de riesgos), pero de la mano de Dios (confianza y fortaleza, que no viene de mi, sino de Dios). Con esta fe caminamos, seguimos adelante, como Colón en medio del océano.

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Estamos hablando, pues, de la fe religiosa. Hay una fe humana: confiar en mi fuerza, conocimientos, etc.; confiar en el otro, etc. Aquí no: es confiar en Dios, que me ama: "Aquel que me da fuerzas" Filip. 4,13.

Cuando se vive esta fe, el hombre es un ser nuevo: claridad, posibilidad. Como una tierra con riego, con agua.

Conclusión: No hablamos de algo raro. Gracias a Dios se da en muchas vidas-Puede crecer. Y este es un momento bueno: "Señor: auméntanos la fe". Ora a María Santísima, que creyó firmemente en la Palabra de Dios.

Segunda semana: día quinto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: discernir - escoger

Las decisiones son las que van haciendo a la persona: definen su camino, integran su vida: Estudio, trabajo, lectura, ideas que van aflorando, gustos, momentos de ocio. Todo ello son fruto de decisiones.

Hacemos nuestra vida a los pasos que vamos dando cada día. Y lo hacemos al escoger, al rechazar, al equivocarnos, al tomar decisiones.

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Escoger es definirse, y en definitiva vivir. Aquí cabe preguntarme si las decisiones que tomo son mías, son imitación o son impuestas. Lo que cuenta es el acto humano: la libre elección. Cómo creyente es bueno si mi elección concuerda con la voluntad de Dios. ¿Me interrogo sobre la voluntad de Dios en el camino de mi vida?

Nunca soy más yo que cuando me detengo y miro al horizonte para reflexionar sobre las elecciones, las elecciones que voy haciendo en mi vida. ¿En qué me he equivocado? ¿Qué es lo que produce más fruto? . Saber en cada momento LO QUE QUIERO y ¡¡hacerlo!!

Para el hombre-mujer religioso/a, creyente la decisión correcta es la búsqueda de la voluntad de Dios: mi papel en el plan de Dios.

1. Saber lo que quiero es saber lo que Dios quiere.2. No es sólo pura introspección? Se trata de encontrarme cuando encuentro a Dios.3. Jesús resumió su vida: "Yo hago siempre lo que a El le gusta (al Padre)".4. Para HACER lo que a El le gusta, tengo que SABER lo que desea, cual es su

voluntad?: hay una voluntad general: los mandamientos; escuchar a los profetas, a la Iglesia. Pero todo ello tengo que traducirlo a la vida diaria: a mi vida diaria. Luego quedan mil decisiones pequeñas o grandes de cada día y tengo que estar eligiendo, escogiendo, tomando decisiones. Y aquí es donde esta la clave: hacer lo que debo de hacer

5. Debo de mirar al futuro para hacer el presente. El fin dirige la acción; marca las pautas de mi vida: se dónde voy, sé lo que quiero. Saben que hay personas que acuden a la magia, a los astros (los gitanos leen la palma de la mano). Echar a suerte (Los discípulos lo hicieron para elegir a Matías), (en alguna cultura, para elegir esposo). Todavía se acude a adivinos. Los profetas veían el futuro: decían al pueblo lo que leían que hacer. Cuando no hay profetas el pueblo anda desorientado.

6. La plegaria presente en los Salmos es: "Señor, muéstrame tus caminos". Para un pueblo que camina en el desierto es esencial saber el buen camino, el camino correcto. Estar atento al viento. AL ESPÍRITU. Para el alma que camina por el desierto de la vida es fundamental conocer el camino: para mi, para el mundo; en lo pequeño y en lo grande: a corto, a medio y a largo plazo.

7. Es una tarea importante: Conocerte a Ti es conocer Tu voluntad. El pueblo de Israel en el desierto PERDIÓ LA PISTA, buscó dioses.... Dioses que podamos ver, tocar, sentir: imágenes que nos guíen: el "becerro de oro".

8. Y esto se repite a través de toda la historia de la humanidad; y en mi historia personal. Me las arreglo mientras puedo, cuando viene la emergencia entonces acudo a Dios. Pero debía ser al revés, y así debemos construir nuestra vida en cristiano: Lo Io, desde el principio, Dios: Dios presidiendo mis decisiones. Para encontrar a Dios tengo que vivir con Dios.

9. Que importante, que agudo el DISCERNIMIENTO. Ese "hágase tu voluntad", discernido, aceptado libremente. El "hágase" es el resumen de la gloria de Dios; resumen del orden que debe haber en el mundo. Hágase es el fin (la finalidad) de mi vida; de la vida del universo. En la práctica esto puedo traducirlo en esa idea y petición: "Quiero hacer Tu voluntad". Para eso debo Io conocerla: buscar para saber, y SABER para ACTUAR en las pequeñas decisiones diarias, en el tiempo oportuno

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Conclusión: "Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca". Eso que llamamos corazonadas. Podíamos poner mil ejemplos. Corazonadas, pero con sentido común, porque también la inteligencia cuenta. Pero no olvides: corazonadas: "Aquella madre que la primera vez que vio a la nuera: "no me gusta". Y no lo dijo a nadie, a nadie. Pero se acordó de aquello que había sentido: "corazonada" la Ia  vez, cuando aquella mujer abandonó a su hijo marchándose con otro.

Segunda semana: día sexto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: 2ª palabra: "Hoy estarás conmigo..."

Jesús está crucificado entre dos ladrones. Uno de ellos blasfema: "Si a otros ha salvado, sálvate y sálvanos". Qué postura tan distinta el otro: Le. 23,40-41: "Acuérdate de mi...."

Corrige con celo a aquél que interpela a Cristo Crucificado. Reconoce la inocencia de Cristo. Reprocha la injusticia que se está cometiendo. Hace confesión pública de sus crímenes. ¡¡ Cuántas veces teníamos que decir estas

palabras delante del Crucifijo ¡!

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Fue discípulo aventajado de Jesús: le tocó la gracia. Pedro, apóstol, reniega de Jesús; un ladrón le confiesa. Los discípulos de Emaus desconfían; el buen ladrón pide confiadamente. Tomás duda de la resurrección. El buen ladrón no duda que Jesús reinará después de la muerte.

El buen ladrón vive esta realidad en las peores circunstancias, y comprende que el Reino de Jesús es espiritual.

Qué ejemplo nos da a nosotros: La humildad. La disposición necesaria para acercarnos a Dios: "acuérdate de mi". No dice "si quieres", sino con confianza: "¡Acuérdate!". Con eso es suficiente. No te pido nada: "acuérdate". Cuántas veces lo hemos dicho en nuestra vida: a un amigo, a gente querida. Y lo seguimos diciendo. "Cuando estés en tu Reino". ALGO ha descubierto este hombre crucificado.

Respuesta de Jesús:

"En verdad te digo": Todo el peso de su autoridad. "HOY": el cielo aquél mismo día. "El que me confiese delante de los hombres, yo le confesaré delante de mi Padre".

"Estarás conmigo": es el premio.

Dice San Agustín"¿Dónde, jamás, puede estar mal con Jesús?, y ¿dónde, sin El, puede estarse bien?". "En el Paraíso": Bienaventuranza. Visión de Dios: "lo que ni el ojo vio, ni oído, oyó" ¡¡Belleza sin limite!! Toda clase de bien sin mezcla alguna de mal.

Frutos de esta palabra:

Poder de la oración: Dios da siempre más. Miseria humana, reflejada en el mal ladrón. Miseria cuando no pedimos perdón;

miseria cuando no perdonamos. Esa palabra que hemos dicho u oído decir: "no perdonaré jamás". Algo que no tiene nada que ver con el Espíritu de Jesús.

Misterio profundo de la gracia: uno se salva, otro no quiere saber nada con la salvación.

No diferir la CONVERSIÓN (estos días son los propicios). Cada día: "Acuérdate de mí", "acuérdate de nosotros". Un día escucharemos: "HOY" Que el buen Dios nos encuentre preparados

Conclusión: No es difícil en este momento decir "acuérdate, Señor...."

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Segunda semana: día séptimo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 Tema: dialogar

Para vivir unidos, no tenemos más remedio que dialogar: con personas concretas, en grupo; entre las naciones, religiones.

No hay problema que no pueda tener alguna clase de solución. No hay más remedio que intentar construir puentes.

La tragedia de muchas personas, de muchos grupos es la falta de comunicación.

Comunicación auténtica. Hoy hay una inundación de comunicación anónima. Hablar mucho y no decir nada. oír sin escuchar. Encontrarse las personas sin hacer contacto o evitando el contacto ¡!!!!.

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El diálogo auténtico siempre es fecundo. Tendría que ser algo normal y natural, sobre todo los que viven junto

La proximidad crea respeto, y a veces separa. Demasiada familiaridad puede crear retraimiento.

Qué triste padres, hermanos, en la misma casa o trabajo: todo el día juntos y apenas si hay contacto. Es más, cuando hay algún contacto y otros no lo tienen ello influye negativamente en el todo: cuando un miembro está enfermo: todos los miembros padecen algo: Ej. El padre que se entera que su hijo se ha separado vía telefónica por medio de un amigo. Proximidad física y reserva-distancia afectiva. Presencias sin contracto; parentesco sin entenderse.

Lo importante para el diálogo es el CLIMA: que el otro no me "muerda": tengo que respetar al otro, a su persona y a lo que me dice.

Dialogar es ejercer la FE: Dios es el que puede unir las distancias entre persona y persona: es el "puente". Dialogar no puede ser condenarnos unos a otros, no es una discusión, no es un debate; no se trata de convencer. Se trata de intentar ENTENDER AL OTRO y que EL OTRO ME ENTIENDA A MI.

Al dialogar ni defiendo ni ataco: expongo, escucho. Intentar "sentir como él siente". Intentar ponerme, pues, en la piel del otro.. Alegrarme que el otro se revele, me revele su pensar y sentir; alegrarme de poder revelarme yo al otro o a los otros: mi pensar y mi sentir: mis penas y mis alegrías. No estamos hablando en teoría: se hace, más de lo que creemos. Es una de las cosas más hermosas que podemos vivir los seres humanos: comunicarnos con empatía, acogiendo al otro o a los otros. Crear un clima de afectividad que es difícil de explicar si no se vive.

Es una alegría poder revelarse a alguien que no me ataca. Recuerdo a una señora que entro en el despacho parroquial: me habló más de dos horas seguidas. Yo no hacia más que mirarla a los ojos, intentar "sentir con lo que ella me decía". Cuando vi. que terminaba la pregunté: "Qué puedo hacer por usted?". NADA, me respondió, "ya lo ha hecho: ME HA ESCUCHADO". Me dio la mano y no he vuelto a ver a esa señora. Fue una gran enseñanza para mí.

El diálogo es el alimento de la vida común. Imprescindible en las Parroquias, en las comunidades, en la familia, en el mundo del trabajo.

Hay que entender que el fin del diálogo no es una política común, sino PARA ENSEÑARNOS A VIVIR SIN ELLA. No es para hacernos iguales, sino para aceptar nuestras diferencias. Y de este modo, alcanzaremos cierta uniformidad, unanimidad en algunas materias. Muchas quedarán en el aire, pero si hemos de vivir juntos, necesitamos hablar, escuchar. El diálogo no acaba nunca. De esto saben mucho las personas que tienen amigos de verdad.

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No puedo convertir el diálogo y mi testimonio en proselitismo, ni mis experiencias en "proyectiles". Dar testimonio es bueno, pero con toda la suavidad que pueda.

Así se evidencia que el dialogo es una educación de la persona: nos hace más abiertos, más atentos. MÁS EDUCADOS. Es la mejor escuela del carácter. Donde hay MIEDO no hay diálogo. "Los otros no son el infierno".

Conclusión: Siempre me debía interpelar la contestación a la pregunta: ¿Con quién no puedo dialogar?

Tercera semana: día primero

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: acercarnos a Jesús (II)

Vamos a reflexionar en un segundo episodio de la vida de Jesús: Le. 24, 13-35.

Hemos recordado a Jesús no aceptado en Nazaret. Si había unos Ejercicios bien preparados eran estos de Nazaret: Un óptimo predicador; un auditorio preparado; sintonía. Una unidad de lenguaje.

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Pero no dieron resultado. No quisieron recibir el ANUNCIO. No se abrieron a la Palabra de Dios.

Nosotros vamos a recordar a los discípulos de Emaus.

¿Quiénes son los dos discípulos?

"Dos de ellos", del grupo. No son discípulos ocasionales: "de los nuestros". Personas algo cultivadas, en las que se había puesto esperanzas. Se vuelven desilusionados porque "no pasó nada". ¿Qué hacemos aquí?, ¿no tiene sentido".

Es una prueba normal del "evangelizador". No se reniega: se van...; a ser personas normales, a vivir como la gente....

Lo que esperaban es algo "vago y confuso", "conversaban de todo lo acontecido" (vl4). "Discutían entre si"(v. l5). "Se detuvieron entristecidos"(v. l7). ¿Cómo veo yo a estas personas?

Es como una experiencia amarga: discuten, como sucede cuando las cosas no salen bien. Se buscan culpables y hay descontento. Eran amigos, pero "estaban perturbados". Podemos pensar en nosotros, en tantas cosas que no salen bien. Pienso en los dirigentes de un Movimiento de la Iglesia lo que están sufriendo para seguir... "Cosas que tienen que morir". Ciertamente nos HONRA ser vulnerables a este sufrimiento: algunos, muchos hemos dado nuestras vidas a la Iglesia, a la evangelización, y nos duele que no salgan las cosas. Si fuéramos indiferentes nos consolaríamos pronto: señal de que no nos importaba mucho.

Esto nos lleva a nuevas preguntas.

¿Qué hace Jesús?

Aquí conocemos mejor a Jesús evangelizador: "Se les acercó y caminaba con ellos". Es patente el simbolismo: ellos = confusión, amargura, pesimismo. Jesús se acerca al hombre descontento, a los hombres desconcertados = evangelizador del perturbado. "Se pone a caminar con ellos, sin decirles nada, discreto. No invade. Escucha, entra en la conversación: "Qué habláis?". Jesús pedagogo, evangelizador: ayuda a ayudarse. No los turba, no les dice que están equivocados. Son ellos los que ponen en claro lo que tienen dentro. DESATAR LOS NUDOS INTERIORES ¡¡Qué importante!!.

Jesús les hace la pregunta justa, el objeto de su conversación, su estado de ánimo: "Por qué estáis tristes?". Y hay dos momentos:

Impertinencia: "Eres tu el único forastero que no sabe...?". Jesús recibe la descortesía con paz...

Los "dos melancólicos", con el fino humor del Evangelista San Lucas: recitan el "kerigma": el credo: las palabras con que se anuncia a Jesucristo: "Jesús de Nazaret, Profeta poderoso....". Es el mismo anuncio que hace Pedro y Pablo: Hechos 2; 3;

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10... Es el kerigma de la Iglesia primitiva: Hechos 13... ES EL MENSAJE. Es una situación cómica: anuncian el mensaje de salvación como si fuera una desgracia; elmensaje de salvación con palabras tristes: con cara de funeral. Y es que no entienden el "kerigma" que hablan. Lo anuncian como una desgracia: sin corazón. Es el fruto de la desilusión. (¿No será así mucha predicación nuestra?).

Podemos pensar cómo reaccionamos nosotros, yo, en tantas ocasiones: enfermedad, problemas familiares, hambre, etc.etc. Ante esta situaciones podemos reaccionar de muchas maneras: perdemos la paz, los nervios, nos damos ánimos, rezamos.... ¿Cómo ayudar a los discípulos de Emaus? ¿Cómo ayudar a tanta gente? ¿Cómo llevar el anuncio?

Jesús responde en 3 tiempos:

1. Ataque: advertencia violenta: "Oh necios y tardos de corazón....". ¿Cómo un hombre tan pacífico se vuelve tan agresivo?

2. Anuncio bíblico: "¿No era necesario que Cristo padeciera? En el fondo, ¿Cuál era el problema de estos hombres? La DUDA de siempre: ¿Dónde está Dios?, ¿No podía?, ¿ por qué deja   que triunfe el mal ¿

3. La llave interpretativa: Dios tiene en sus manos todas las cosas. Todo sucedió SEGÚN SU PLAN. Y comienza a explicar:

o Ustedes conocían ese Plan de Salvación.o Estaba en la Escritura... Abraham.. .Mar Rojo, formó a su pueblo...o Jesús se hace evangelizador y Maestro:o Los discípulos cambian, se vuelven capaces de amistad: "quédate con

nosotros....".o Jesús SE MANIFIESTA con un signo que ellos conocían. Es el signo de las

futuras manifestaciones de la Iglesia: La fracción del Pan.o Y aparece la característica más importante: "nos ha calentado el corazón"

=ARDÍA.o Conclusión: La pregunta de siempre: ¿Cómo creer en un Dios que permite

tantas cosas malas?o Lo que cuenta no es la lógica.o Lo que cuenta es habernos dejado envolver por el amor de Dios, que nos

asegura que JESÚS VIVE.o Si no tenemos ese amor, ese "agua viva", difícilmente convenceremos con

las palabras. El Evangelio, Jesús, nos tiene que ARDER en el corazón.

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Tercera semana: día segundo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 Tema: apegos (II)

Mc. 10.12: “.... El joven se marchó entristecido. Tenía muchos bienes".

En estos momentos de los Ejercicios, es bueno que intentes observar tu mentalidad: cómo piensas, cómo juzgas. Todos tenemos ideas concretas, algunas evolucionan, otras van formando parte de nuestra personalidad: cómo deseamos que sea el mundo; cómo deseo ser yo. Qué pienso de la salud..., del dinero... de la afectividad..., de mis relaciones con los demás. ¿Quién es el responsable de este programa?

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Muchas de tus ideas, comportamientos vienen de tus padres, del medio en el  que vives, de circunstancias. La religión que vives. Todo eso esta en ti y en mi, en cada una de las personas. Podemos reflexionar sobre ello o "pasar" sin más. Pero está conmigo, me acompaña siempre.

Y podrías preguntarte: "¿Cómo me siento?"; puedo sentirme a gusto, puedo estar sufriendo. Cada uno somos un mundo.

Cuando las otras personas no se comportan como tú deseas te sientes mal, no te gusta. Cuando las cosas escapan a tu control te sientes molesto, nervioso: el tren que se retrasa, la persona que no llega, la tele que no funciona... Lo cierto es que la existencia de algunas personas es patética: siempre a MERCED de las cosas, de las personas, tratando que se ajusten a su ordenador", a "su programación". Hay multitud de personas programadas: programadas por sus creencias, por sus costumbres, por sus apegos.

¿Tiene esto solución? Por supuesto que sí. No podrás cambiar tu PROGRAMA de buenas a primeras. Es cuestión de mucha paciencia. Pudiera ocurrir que no tuvieras que cambiar nada. Imagínate que te encuentras en una situación desagradable, con una persona desagradable. Tu "ordenador" empieza a funcionar: irritación, ansiedad, antipatía, enfado.... No es la persona o la situación la que ORIGINA estas situaciones NEGATIVAS. ES TU PROGRAMA.

La única razón por la cual tú lo pasas mal es porque tu programa insiste en que esa persona, cosa o situación se amolden a ti, a tu programa. (Intenta observar desde fuera a un niño que va por primera vez al colegio. Quiere que el Colegio cambie, que sea como todo lo que ha vivido en su casa. No, es él el que tiene que cambiar y adaptarse a la nueva realidad. Tengo el recuerdo de una persona con "autoridad". Tenia que estar presente en bastantes actos oficiales: siempre estaba nervioso, siempre estaba incómodo. Yo siempre le decía: que quieres que todo se haga conforme a tu medida; tradiciones de años y años ¿qué cambien para que tu no estés nervioso?  Pero así somos de necios. Si comprendes esta verdad nacerá en ti la paz; nacerá el dominio de ti mismo: mirar el mundo de otra manera. No, no puede ser el deseo de satisfacer tu "ordenador", tu programa. Entenderás las palabras de la Sabiduría: "Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto". "A quien te fuerce a caminar una milla, acompáñalo dos".

La verdadera opresión viene NO DE LAS PERSONAS, sino de "mi ordenador", de mi programa, de mis pre-juicios. Hay personas que han sido felices incluso en un campo de concentración. El problema es si tengo libertad interior o no...

Este es el gran tema de los APEGOS: nos atamos, nos aferramos a personas, a cosas, a ideas. Creemos que no podemos pasar sin ello; nos angustiamos si pensamos que perdemos esa realidad que ciertamente llega a formar parte de nuestra vida.

La angustia que tenemos cuando no se cumple nuestro deseo; un equipo que pierde; un autobús que se me escapa... Mil cosas pequeñas de cada día, muchas de las cuales nos atan, han pasado a formar parte de nuestra personalidad.

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Y sin embargo, la gran realidad es que lo único que nos puede hacer felices es desprogramarnos, liberarnos de las ataduras. Abre los ojos y verás que no necesitas eso a lo que estás apegado. Pierdes a alguien y crees que no volverás a ser feliz. Pero ¿qué sucede después? ¿Cuándo ha pasado algo de tiempo? Mientras escribo estos temas estoy leyendo un libro de un autor conocido mundialmente. Perdió a su esposa por la enfermedad del cáncer. Un calvario, como si el mundo -sobre todo el de la afectividad -se hubiera terminado para siempre. Pues ahora, después de pocos años, ya está saliendo con otra amiga de vacaciones, de descanso, de vida afectiva. Abre los ojos: lo malo son los apegos, que no es un hecho, no es una realidad. Es una creencia. Una fantasía de la mente que me programa: el mundo no termina con esa persona ni con tantas realidades que a veces nos quitan la libertad; y ¡¡el sueño!!

Sin apego puedes amar entrañablemente a las personas. Puedes disfrutar de ellas y de todo sin ataduras de ningún tipo.

Conclusión: También esto es GRACIA. Que nos ayude el buen Dios y su Madre. Un ave María.

Nota: Y qué bueno que de estas cosas tomemos alguna nota.

Tercera semana: día tercero

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: caridad práctica, obras de misericordia

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Es un tema práctico y concreto. Es claro en el Evangelio: el Juicio Final será sobre este tema: dar de comer, acoger, verter.... Hospitalidad... Un programa para quien quiera ser un cristiano consecuente.

1. Juan Pablo II: "Al lado de los hombres y de las sociedades acomodadas y saciadas, que viven en la abundancia, no faltan niños que mueren de hambre..., personas que viven en la indigencia".

2. Basta salir a la calle, ver "algunas" TV. Pienso en las orgías, ¡¡Cómo se derrocha y se desprecia!! Junto a la opulencia mi experiencia personal: la situación de obreros en trabajos duros (astilleros, minería), chabolas de gitanos, pobreza en los pueblos jóvenes, suburbios de las grandes ciudades: ni luz, ni agua, ni aspirinas, ni un "cajón" para enterrar a los muertos. ¡¡Cuántas personas hemos enterrado envueltas en un plástico!! Y esto no es literatura.

3. Por supuesto que ni ustedes ni yo vamos a arreglar este problema. Es más, las leyes económicas de hoy llevan al rico a tener más, y al pobre, menos. Pero Dios se ablanda ante la miseria humana: "Padre de los pobres, humildes y sencillos..."

(Lo cantan en América Latina y se le pone a uno la carne de gallina. Virgilio decía: "Corazones, de los dioses, que no saben, que no son capaces de ablandarse con las súplicas humanas". Pero nuestro Dios, el Dios de los cristianos no es así.

4. Me parece que el problema está en cada uno de nosotros. El Evangelio no nos pide solucionar los problemas del mundo, sino AYUDAR AL HOMBRE CONCRETO, al que me encuentro en el camino. Santo Domingo llevaba la compasión no sólo en el corazón, sino en todos los momentos de su vida. La misericordia es mi vida abierta a la miseria. Bondad, ternura, paciencia, compasión, disposición a perdonar son actitudes que llevan al bien: nos llevan a tener ENTRAÑAS DE MADRE... Así es Dios, así es JESÚS.

■    Tener misericordia; hacer misericordia. Y esto procurando que no se entere la mano derecha lo que hace la izquierda. Cervantes en El Quijote: "¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede la obligación desagradecerlo a otro que al mismo cielo!".

■    Esta misericordia no es para una ocasión: de vez en cuando. No, no es un vestido de quita y pon. SE ES MISERICORDIOSO.  Se nos invita a SER.

Esta misericordia que nos pide Jesús tiene unas cualidades muy concretas:

1. Es arriesgada. No es dar cuando no hay nada que perder = dar desde la seguridad. El Evangelio nos pide dar desde lo necesario para mi vida, para mi sustento. Recuerdo como en la selva, cuando se ve humo es señal que hay comida. Y de esa olla participa todo el que llega, conocido o no."Era también para la cena". No importa: se comparte.

2. Universal: no hay excepción de personas.3. Generosa. La Escritura utiliza la palabra "remecida". "Con la medida que des, te

darán a ti".

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4. Comprometida: el que tiene dos capas que de una. Dar desde la pobreza. No puedo olvidar a un obispo del Perú, que tenia que decir 5 misas los domingos porque no tenía sacerdotes. Pero los 5 primeros sacerdotes que tuvo los envió a África: dar desde la pobreza.

5. Tenemos que recordar la misericordia de Jesús. Nicodemo, la Samaritana, el ciego de nacimiento, la mujer adúltera....En el centro de nuestra vida: la compasión y la misericordia.

Conclusión: Algo podría hacer en este sentido. Se trata de comenzar un camino, un nuevo modo de vivir. Los Ejercicios son una magnífica oportunidad para ello.

Tercera semana: día cuarto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: fe y oración (II)

Sólo cuando vivimos la fe podemos darnos cuenta lo que es la oración.

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1.- La fe Un diálogo entre Dios y el hombre: Admitir el misterio. La fe es una Palabra que Dios dirige al hombre y éste la admite. Lo sorprendente es que Dios ha hablado y el hombre tiene la capacidad de ESCUCHAR: admite. Eso es ser creyente.

2.- ¿De qué habla Dios?, ¿cuál es el contenido de ese diálogo? Por supuesto que no nos va a decir cuantas son dos más dos, ni de qué están compuestas las piedras... De esto habla la ciencia.

Dios nos habla DE SI MISMO, de lo que lleva dentro de su corazón. Dios es una persona: tiene algo que decir y lo dice. Abre su interior al hombre. Este es el sentido de los misterios. Decimos que misterio es lo que no se entiende. NO. Misterio es lo interior, la intimidad de cada persona.

3.- ¿Y qué es lo que nos dice? Dios no ha dado más que una Palabra; Dios es amor para el hombre: nos ha dado a su HIJO.

De ahí que la respuesta del creyente sea enamorarse de Dios, que previamente se ha enamorado de mí. Entonces creo en El; pongo mi confianza en El. Quiero serle fiel, porque El es el VALOR más importante para mi vida. Si vivo esto no tengo más remedio que comunicarlo. 3.-- Por ello, la oración es un diálogo amoroso entre Dios y el hombre.

Fe y oración es lo mismo. Ser creyente es encontrarse ya en trance de oración. La vida entera se convierte en un dialogo con Dios. Es diálogo existencial. Mi vida tiene NORTE. Y estoy expresando lo que tengo dentro, decir que CREO.

El amor se expresa en palabras. Esto es la oración: saber que estoy enamorado de Dios. Por ello a medida que la fe es más intensa, necesita más de la oración.

Esta fe ILUMINA. Ilumina hacia adentro: ilumina mi interior; y también hacia fuera: las obras, mi camino: luz para mis pasos...

Y no se trata de "tiempo", es decir, de cantidad de tiempo; lo importante es la CALIDAD.

Entonces se crea un círculo: a más fe, más oración; a más oración: más fe. Como en el matrimonio: si se enfría la comunicación: malo. Cuando no tenemos necesidad de orar: malo: o va mal nuestra fe o confiamos demasiado en nuestras propias fuerzas.

El tema de la oración no es algo secundario. Es vital para el cristiano. QUIEN NO HACE ORACIÓN NO ES CREYENTE. Cada uno a su manera, pero hacerla. Efectivamente hay creyentes insospechados.

La oración amorosa siempre es respondida: Le. 11, 13: "Si vosotros dais a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre".

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Signos de la oración (Desde nuestra apreciación, sin hacer ninguna clase de juicio): Parece que no es buena la oración del fariseo: primeros puestos, ser vistos.

La oración que sólo busca recompensa. Parece que son signos positivos:

Buscar la voluntad de Dios; y querer ser fiel a esa voluntad. Sentirnos cada día más comprometidos con la Iglesia. La oración no es evasión, es

comprometerme. Cada cristiano un Samaritano. Merece la pena.

Tercera semana: día quinto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

  Tema: Jesús realidad y signo de nuestra salvación Qué importante reflexionar sobre el "signo" ¡Que los signos nos lleven a la

realidad significada! Jesús encarna, significa la Majestad de Dios. En el tiempo y en el espacio Jesús

como hombre era limitado. Tuvo una vida breve; una patria pequeña. Apenas cruzó las fronteras de su país... sólo cuando era niño. Casi nunca habló con extranjeros. A los pastores Dios les da un signo, una señal: un pesebre. Señal de pobreza.

"Quien me ve a Mi, ve al Padre".

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Jesús hacia "signos", daba "señales". A veces le molestaba que le pidieran signos para manifestar su poder. Escogió discípulos para que hicieran signos, incluso cosas mayores (Hechos, 15,12).

El signo ayuda a la fe, pero no la fuerza: no es algo que te empuja: señala el camino. El signo es signo y la fe es fe. La invitación de Jesús es clara, pero queda intacta la libertad:

La cura repentina; acallar a la tempestad; dar de comer a la multitud: son signos que señalan una PRESENCIA, pero no obligan a la fe. Unos creyeron, otros no.

Jesús iba multiplicando los signos: Jn. 11,47   ¡!!! A Jesús le mataron por sus signos. Así estaba escrito: "Este niño está destinado a ser

SIGNO de contradicción". El signo es DESAFIO. Es invitación a decidirse: a favor o en contra. El signo acaba con la indiferencia: abre opciones fundamentales (estos Ejercicios

son un signo presente en nuestras vidas). El signo trae la presencia de Dios: nos podemos ACERCAR o alejar. La mano de Dios cura = es signo de salvación. ¿Quién no quiere ser curado? Pero al curar nos pone ante un PODER MAYOR. Así pasa con el ciego de

nacimiento: ¡¡cuántos problemas después!! : "¿Quién te curó?". Alrededor del SIGNO inquietud, resistencia, oposición. HAY SIGNOS QUE MOLESTAN (Hoy a muchos molesta la Cruz en las escuelas, etc.). Al hombre, a ti y a mi nos molesta que nos estropeen nuestros planes; que ni siquiera Dios cambie mis planes; mis cálculos.

Una vez curó Jesús al demente que andaba desnudo. Los "gírasenos" le pidieron a Jesús que se marchara. Era molesto. "Les entró temor".

Molestos ante la presencia de un poder nuevo. No querían correr el riesgo de tener que cambiar. El SIGNO es algo perturbador. Hay un grito en la raza humana: "¡Por favor, no me moleste"! Lo que todo el mundo quiere es que le dejen en paz. La gente ama la RUTINA. Los gírasenos despacharon a Jesús: "intruso". Y los hombres de hoy hacemos lo mismo. "Jesús subió a la barca y se marchó".

Un pobre puede ser algo molesto; un peregrino, un enfermo, un extranjero, un miembro de la "comunidad", del grupo que sea profeta. Cualquiera de nosotros que "signifique algo", que sea signo de algo.

Jesús se marchó sin decir palabra. No se impuso. Allí quedaba el signo, para bien o para mal. El signo muestra el CAMINO, pero respeta LA LIBERTAD.

La fe no es comodidad; no es seguro de vida. La fe es la capacidad de dejarse perturbar. Es dar entrada a Dios en mi vida:

Asimilar lo inesperado Dejarse sorprender. Y así adquirimos capacidad de sorprender a otros. Adquirimos la capacidad de ser portadores de la fe: signos e instrumentos de la gracia. (Y esto me hace recordar en este momento tantas personas, también matrimonios, seglares, que lo dejan todo para servir a Jesús: en sus Parroquias, en países pobres. Sin ruido, sin ninguna clase de publicidad. Hoy hay muchos, muchos signos en este sentido).

También nosotros cuando actuamos en nombre de Jesús somos SIGNOS DE CONTRADICION. Cuando le hacemos presente con nuestra conducta; con la palabra. Cuando cualquiera de nosotros entra en la sociedad, en el grupo de amigos, en la familia o trabajo y LLEVAMOS LOS VALORES DE JESÚS, somos SIGNOS de EL.: "Quien a vosotros oye, a Mi me oye".

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Los Profetas eran molestos: De Elías decían: "Ahí viene el inoportuno". Los profetas eran la conciencia, la VOZ DE DIOS: para muchos algo molesto, incómodo.

Conclusión: Algo me debe decir a mi todo esto. Que la gracia de Dios, el Espíritu Santo me ayude a discernir.

Tercera semana: día sexto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 Tema: Tercera palabra: "He ahí a tu madre"

En el quicio de los Ejercicios: reflexionar, orar con Maria.

"Estaba junto a la Cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, Maria de Cleofás y Maria Magdalena". "Jesús viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba

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allí, dijo a la Madre: "Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: he ahí a tu madre". "Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa"...

De las tres mujeres que están al pie de la Cruz, dos son muy conocidas.

Hay aquí varias enseñanzas:

Jesús busca apoyo humano para su Madre. No quiere que quede desamparada, y busca la protección en el discípulo predilecto...

El mismo Juan indica con qué prontitud obedeció. (Esto se da muchas veces en la vida). Debe ser normal la acogida, la hospitalidad, máxime en situaciones límites.

Juan lo dejó todo para seguir a Cristo, ahora por encargo de Jesús toma a Maria. Los apóstoles que dejan todo por seguir a Jesús deben cumplir con la atención de sus padres, etc. Por piedad y por justicia.

Si acogemos en nuestra vida a Maria, es una de las mejores ayudas que podemos tener para vivir como creyentes...

Es bueno reflexionar en esta presencia de Maria al pie de la Cruz:

Se duplicó el sufrimiento de Jesús: No era sólo su corazón traspasado; era también el Corazón de su Madre.

En esas mujeres, en el discípulo amado están representadas todas las personas que sufren voluntariamente: "Completo en mi cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo", nos dice San Pablo.

Aquí podemos descubrir el amor de muchos padres acompañándoles en su caminar: Maria acompañó a Jesús hasta la muerte en Cruz. ¿Cómo es mi devoción a Maria? Allí estábamos representados todos. Madre de la Iglesia: ruega por nosotros.

La presencia de Maria en nuestra vida de creyentes es muy importante: Par a que crezca nuestra fe. Nos ayude en la esperanza. Fortalezca nuestra caridad.

Especialmente presente en estos días de Ejercicios.

Dando sentido a nuestra vocación: cualquiera que sea nuestra profesión, trabajo. Es evidente que Maria completa el Plan de Salvación: tenemos una Madre que intercede por nosotros.

Sobre todo en la hora de la muerte.

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Conclusión: Podías rezar un misterio del Rosario despacio, intentando en cada palabra, en cada idea, poner todo tu corazón: "Ruega por nosotros AHORA, y en la hora de nuestra muerte". ¿No vale la pena orar con estas palabras y que sean realidad en nuestra vida?

Tercera semana: día séptimo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

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Tema: El kerigma: ¿Qué es? ¿Qué obra?

1.- ¿Qué obra el "kerigma"?

Suceden cosas que cambian interiormente a la persona. Es un nuevo horizonte en su vida; como una nueva forma de respirar. Se describe de varias maneras: Se abren los ojos (Lc. 24,31) Arde el corazón dentro del pecho (Le. 24, 32). Se van corriendo a anunciarlo a los otros (v. 33)

Es un mensaje que no se puede contener y que hay que comunicar. Encuentran a los otros reunidos y se comunican la Palabra (v.35).

Es un ANUNCIO que produce un cambio en la persona: Dios se ha manifestado y nos descubre horizontes ilimitados. Es una transformación interior que nos llena de alegría. No es nada raro, se vive en Comunidades cristianas hoy, en parroquias de África y de América Latina. Lo importante es que SE QUIEREN. La Palabra de Dios cuando entra en nosotros NOS CAMBIA y nos permite ver las cosas, el horizonte de otra manera.

 

2.- ¿Qué es, pues, el kerigma?

Hay que leer con calma los cap. 2;-3,10 y 13 de los Hechos. Son los discursos misioneros: el anuncio del Evangelio de la salvación...

Se puede ver en Hechos 2,37-48, cómo cambia un grupo cuando ha recibido la Buena Noticia.

Escuchemos algo en Hechos 2,14-36.

Partiendo de estas ideas vamos a meditar en cuatro elementos: Io Es un pronombre: "ESTO", v.37.

"Esto" que ustedes ven es lo que dijo el Profeta.

"Esto" es la experiencia que viven.

En el cap.3: "-Este cojo" curado, significa que Dios vive.

"Esto" es una referencia a una situación vivida presente. El "kerigma" parte de una experiencia que el hombre está viviendo. Cristo resucitó, de acuerdo, pero ¿qué me dice a mí? Pues eso: que hay para ti una buena noticia: tu vida puede ser distinta. Se pueden ver los problemas con nuevos ojos. Hay una vía de salida para ti. 2o elemento: La presencia de Dios en acción.

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Dios tiene en su mano tu vida, no te ha abandonado. Dios te tiene presente. Tú eres importante para El.

El Dios de nuestros padres, etc. Está CERCA de mí... Ahora. AQUÍ. Se manifiesta a mí... Es reencontrar la confianza en Dios.

 3.- Tercer elemento: Dios trastorna las apariencias: "El que ha sido rechazado, ha sido elevado"

Dios ha trastornado las apariencias humanas.

Trastocó el desaliento, el derrotismo: "Bienaventurados los pobres".

Es un vuelco de valores. Hay que empezar por el interior.

Una nueva esperanza para mi existencia: es la Persona misma de Jesús.

 

4.- Cuarto Elemento: La persona misma de Jesús Que viene a tu encuentro. Que te calienta el corazón:

Con su modo de hablar. Con su modo de acercarse...

Esta presencia de Jesús es un DON, el DON del Espíritu. El Espíritu es el que nos cambia desde el interior: Con la remisión de los pecados, Quitando obstáculos, ataduras, pesares.

No es problema de "palabras", son OBRAS, y obras sencillas:

Esto es muy importante: desde la debilidad, desde la pobreza, Pero que transforma totalmente a la persona. También a la comunidad cuando Con este Espíritu nos amamos.

Concl.: Volvemos a invocar desde nuestro corazón: "Ven Espíritu Santo"..., que llene nuestros corazones del Espíritu de Jesús; que sea la fuerza de nuestras Comunidades, de nuestra Iglesia.

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Cuarta semana: día primero

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 Tema: El kerigma: apegos III

Mc. 10,25.

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¿Qué hacer para alcanzar la felicidad? Nada. Razón: ahora mismo ya eres feliz. Tienes todo lo necesario para ser feliz. ¿Cómo vas a adquirir lo que ya tienes? Entonces ¿por qué no lo experimento, no lo vivo? Porque MI MENTE no deja de producir infelicidad. Hay que quitar la infelicidad de la mente.

¿Cómo se arroja esa infelicidad de la mente? Sólo una cosa origina la infelicidad: EL APEGO.

¿Qué estar apegado? Antes hablaban de estar alienado: no tener libertad. El apego es un estado emocional, un sentimiento que hay dentro de ti, que te vincula con fuerza a UNA COSA o PERSONA. Es decir, estás plenamente convencido que sin esa cosa o persona no puedes ser feliz.

Hay como dos elementos: positivo y negativo:

POSITIVO: el fogonazo, la pasión: placer, emoción. Es como un estremecimiento que te produce aquello a lo que estás-apegado. (Conozco el caso de niño tan apegado a la madre, que cuando sale la madre de casa le sube la fiebre. Atención: cuando sale la madre con el padre. Lo cual quiere decir que en el niño puede haber un principio de apego producido por los celos. Porque los niños también tienen celos)

NEGATIVO: aparece el miedo: la amenaza de perder esa cosa o persona. Si gozas, perder ese gozo... ¡¡ Hay una mezcla de sentimientos!!

¿Cómo es posible acceder así al Reino de Dios? ¿Cómo es posible que el camello pase por el ojo de una aguja?

Lo trágico del apego es que si no obtengo lo que deseo crece la infelicidad. Y si lo consigo vivo con miedo a perderlo, viviendo con desasosiego. Entonces ¿no puedo tener ni un solo apego? Puedes tener los que quieras, pero por cada uno de ello tendrás que pagar un precio. El precio es la pérdida de felicidad

Fíjate bien: los apegos son de tal naturaleza que, aunque lograras satisfacer muchos de ellos en un día, con sólo que hubiera UNO que no pudieras satisfacer, bastaría para obsesionarte, hacerte infeliz. No hay manera de ganar la batalla a los apegos: siempre ganan. Solución: no tenerlos, porque todo apego es preocupación, temor.

Hay una forma de ganar la batalla de los apegos: RENUNCIAR A ELLOS. Y no es difícil. Se trata de ABRIR los ojos y VER.

Ver 3 verdades:

Iª  verdad: que tienes que ver: Estás aferrado a una falsa creencia. Las creencias fundamentales son que sin esa cosa o persona no puedes ser feliz.

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En este momento deberías examinar los apegos que hay en ti, si es posible uno por uno. Es bueno tomar alguna nota.

Es posible que tu corazón se resista a ello. Tiran mucho de nosotros los apegos. "Jalar" dicen en América Latina y tiene una gran expresividad esa palabra: "hay realidades que "jalan" dentro de nosotros" = vamos, que nos tienen atados. En el momento que tengas conciencia ese apego perderá fuerzas. Hay algunos dichos populares que expresan esta realidad, esta verdad, y que no puedo poner aquí. No estamos hablando de ninguna cosa especial y rara: nos pasa a todos y es bueno curar estas heridas.

2ª verdad: Disfruta de las cosas, de las personas, pero niégate a quedar APEGADO, Atrapado por ellas. Convéncete que puedes ser feliz sin ellas. Ahorrarás mucha tensión emocional.

3ª verdad que tienes que ver: Si aprendes a disfrutar el aroma de un millar de flores, NO TE AFERRARAS A UNA, ni sufrirás cuando no puedas conseguirla. Disfruta.

Si tienes mil platos favoritos, la pérdida de uno de ellos te pasará inadvertida y tu felicidad no sufrirá menoscabo: porque un apego te puede impedir de gozar de los 999. No es una puerta la que se te cierra; son miles las que se abren. Los apegos nos quitan libertad; nos quitan la felicidad.

Conclusión: Que Dios nos bendiga en nuestro caminar, para no quedar atrapado por ninguna flor que aparezca en el camino. Que de hecho aparecen: cuando digo flor se pueden entender muchas cosas. Libres como los pájaros. Estamos hechos para volar, no para estar encadenados.

Cuarta semana: día segundo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

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Tema: Jesús predicaba el kerigma (III)

No parece que lo hiciera como un "Predicador". No se puede decir: "Este es su mensaje"

Ahora lo dice. Ahora lo vuelve a decir. Jesús trastorna nuestro esquema mental: su vida es humana, pero es DIVINA, y nosotros tenemos que aprender de El.

La escuela de Jesús

Hay algún motivo para afirmar que Jesús predicaba el "kerigma": "Vino a Galilea anunciando el Evangelio de Dios". (Mc.1, 14). Indicaba con toda claridad que había que arrepentirse.

Pero Jesús hablaba en parábolas. El kerigma es un anuncio claro, abierto. La parábola es más enigmática, simbólica: "para que viendo no vean"??.

Por otra parte Me. 8,31-32: "les decía esto con toda claridad". Es decir, en unas cosas era muy claro y en otras no. No era una predicación abierta, definida.

En el libro de los Hechos se nos dice (1,1) "Hacía y enseñaba. Es un obrar poderoso, carismático: curaciones y milagros: "pasó haciendo el bien". No sólo hablaba: hacía, obraba. Es su misión.

Por otra parte gran tiempo de su vida Jesús carece de palabras (30 años), en ellos hay muy pocas palabras de Jesús: "No sabían que debía ocuparme de las cosas de mi Padre".

A nosotros nos parece que el "kerigma" debería ser claro, fácil de recordar: como el Credo. Pero el hecho cierto es que los apóstoles tuvieron muchas dificultades para comprender.

Hay que pensar mejor en una pluralidad de modos en la comunicación de Dios al hombre: "El Espíritu sopla donde quiere".

 

Las parábolas en la predicación de Jesús.

1.- ¿Cuántas son las parábolas? Se habla de 42. Son gran parte del Evangelio.

No todos los sinópticos tienen las mismas: Mc.6; Mt.22; Lc.31. Pocas son repetidas por los tres Evangelistas. Son los primeros intentos de predicación. Es lo que se trasmite a las Comunidades.

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La parábola tiene una estructura particular: emergen en la vida de Jesús; estás menos presente en la Comunidad Primitiva. Pero vuelve otra vez.

2.- ¿Cuándo proclamó Jesús las parábolas?

Parece que al principio, menos algunas: Mc. 12.

3.- ¿Qué quería decir?, ¿cómo son pronunciadas? Parece que no es una explicación pública. Lo hace a los discípulos en privado. No era solamente un medio didáctico, como cuando ponemos ejemplos. Las parábolas sirven para sacudir a la gente. Hablan del REINO, aunque hay algunas que se refieren a situaciones particulares: Cuatro temas fundamentales: Del comienzo: semilla. De la invitación, llamada: banquetes. Regreso: perdidos y encontrados. Del término, del fin: Juicio.

Algunas otras, como la del buen Samaritano, tiene otras particularidades.

Las parábolas no son una enseñanza tranquila: más bien son "armas de guerra". Momentos de lucha. Gritos que nacen de una profunda emoción interior. El mundo de la parábola nos hace penetrar en la fuerza comunicativa que Jesús tiene del misterio de Dios.

 

Advertencias útiles:

1.- Evitar las conclusiones demasiado rápidas. A veces se nos dice que era el medio ordinario de CATEQUESIS, porque Jesús hablaba así. También se sacó la conclusión opuesta: Jesús predicó abiertamente del Reino. Pero la realidad es que son las dos cosas: abiertamente y veladamente.

Al contemplar a Jesús no podemos formular rápidas síntesis. Y tiene que ser así: predicaba, hablaba para todos los tiempos...

 2.- Escucha y paciencia:

Porque Jesús es un misterio, habita en la nube.

Sólo se le conoce en la experiencia y oración paciente.

Somos impacientes y apresurados: queremos conocer ya a Dios y sus planes sobre nosotros. A veces tomamos decisiones rápidas; hasta en los planes de pastoral. No; escucha y paciencia.

Es muy importante el ejercicio de la escucha: en las parábolas sobremanera. Dios no se revela por la fuerza, ni por la prisa, sino por el amor, la dulzura, el silencio: "en la brisa", prof. Elías.

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 3.- Es bueno interrogar a Jesús, a Jesús Maestro: Hablar con El:

¿Por qué dijiste esta parábola? ¿Por qué hablas así? Interrogar en la paz, pacientemente. EL TIENE RESPUESTAS.

San Agustín dice que hablar con "el Maestro es entrar ya en la vida eterna, es estar por encima de los problemas...

Pudo decir a María: "Ha escogido la mejor parte". Las parábolas nos hacen entrar en el misterio de Dios: Nos valen para la vida; para la enfermedad; para la muerte. Para todos los acontecimientos de la existencia.

Tenemos que actualizarlas: leerlas desde hoy, desde el hombre de hoy. Todas tienen una gran validez. Ojala sean semilla en nuestras vidas.

Y una idea final: a veces es una parábola, como una semilla buena, la que va perdurando en nuestra vida, y nos está dando fuerzas, y nos comunica con el misterio. Nos hace estar unidos a Dios...

Demos gracias a Dios, por tanta riqueza, tanta semilla buena.

Cuarta semana: día tercero

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: sentido del pecado

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Tres escenas de Jesús:

1) Llamada de Pedro: Le. 5,1-11. 2) Curación del paralítico: Le. 5,17-26. 3) Perdón a la pecadora: Le. 7, 36-50

1.- La llamada de Pedro. Vemos a mucha gente escuchando a Jesús. Jesús ve dos barcas: "vayan mar adentro". Pedro le indica que ha estado fatigándose toda la noche. (Pablo utilizará el mismo verbo para hablar de la "fatiga apostólica".

Pensar en situaciones nuestras: "me he fatigado mucho", "he gastado mucha energía". "Me entregué con toda el alma...."... "Estoy agotado y no saco nada". Es evidente en muchas personas lo que podríamos llamar "cansancio evangelizador".

Pedro decide arriesgarse "un poquito": "En tu nombre echaré la red. En la Biblia = confió en tu palabra. Para arriesgarse se exige cierta valentía. El "evangelizador" se caracteriza por ese "QUID", ese "algo" irracional: un poquito de locura.

Aquí es donde Pedro descubre la POTENCIA de Jesús. Y SE PONE DE RODILLAS...

Este es el camino penitencial que todos necesitamos una y otra vez. En estos días siempre es necesario dedicar un tiempo a la penitencia: por nuestra pobreza, por nuestra limitación. Porque todos acumulamos, basura en nuestro interior y no deberíamos tener miedo a todo lo que sea purificación.

2.- La curación del paralítico.

Cinco hombres se arriesgan a algo tan raro como hacer un hueco en el techo (posible en aquellas casas). ¿Hará o no hará el milagro?

Fue un acto de coraje; de no-cálculo. Pero: HABÍA UNA CONFIANZA ILIMITADA: fe. ¿Cuál es la consecuencia?: PERDONA Y SANA.

Así es el Evangelio: la fuerza del perdón, de curación para los que confían en El, para los que dan este paso valiente. Contemplar-imaginar una cascada: si el agua no tuviese valencia no caería. Confiar sin límites. Si no arriesgas no lograrás nada. Sentir, pues, la necesidad de acercarse a El.

3.- La mujer pecadora en casa de Simón.

Un hombre que se cree importante, que no arriesga nada, que domina la situación. Jesús que no ha sido recibido con mucha cortesía. (Este llevarse bien con todos sin comprometerse = imagen de los políticos. Buscar que no nos critiquen). Esto era aquel hombre que recibía a Jesús.

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Una mujer que manifiesta su afecto a Jesús: veneración que nadie de los que estaban allí había mostrado. La mujer ARRIESGA MUCHO.

Jesús no reprocha inmediatamente. Hace lo propio del "kerigma": cambia la situación: coloca en el centro la palabra AMOR: "Se le perdona mucho porque ama mucho".

 

Nuestro Camino Penitencial.

Antes se practicaba la confesión más frecuentemente. El Papa ha recordado el derecho que tiene todo fiel a SER ESCUCHADO Y RECONCILIADO en confesión individual.

También tenemos experiencia de personas que se confesaban con frecuencia con poco fruto: formalismo sacramental. Nos pasa a todos y en muchos aspectos de la vida., pero ahora en este tema se ha pasado al extremo opuesto. Ahora se acude con frecuencia a psicólogos, etc.etc. Pensamos -con el Evangelio en la mano—que la confesión no es sólo un DEBER. Es una ocasión gozosa de buscar salud espiritual. Se nos propone la oportunidad de ponernos delante de Dios con la conciencia de lo que somos: fragilidad y necesidad de salvación. Todo esto es DON: Dios es el que perdona los pecados. Y perdona gratuitamente.

Y esto hay muchas formas de hacerlo: se puede hacer en el confesionario; dialogando con el sacerdote; en una capilla penitencia sentados, con la frecuencia que sea necesaria. Es un bien. No podemos perder este regalo de Dios: "A quienes perdonéis los pecados le quedarán perdonados...". Podemos ser liberados de nuestros tropiezos, de nuestras maldades. Podemos ser sanados interiormente. Lo más importante en la vida de una persona..

"DEJAOS RECONCILIAD CON DIOS" Es evidente que esto hoy cuesta...

Algunos católicos comulgan pero no confiesan: "No tengo de qué confesarme". No me parece valido ni lo uno ni lo otro. Y en esto necesitamos seguir haciendo una catequesis continua. Las comunidades que han iniciado la catequesis de la penitencia semanalmente, teniendo la posibilidad de reconciliarse con algún sacerdote después, saben el bien que supone para sus vidas: estar en PAZ CON DIOS, CON EL PRÓJIMO Y CONTIGO MISMOS...

Porque lo diga quien lo diga el pecado es algo real en la persona humana. Y buscar la salud es de personas inteligentes y sabias: nos referimos no sólo a la salud del cuerpo, también del espíritu.

Puede ocurrir que el problema sea más serio, y este es un buen momento para reflexionar ante Dios y ante mi propia persona: es la perdida de la conciencia: contienda de que obro mal; conciencia que hay normas morales necesarias para la vida de la persona y de la

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sociedad. Si es así, el problema es más serio como estamos contemplando en la sociedad en la cual vivimos.

Conclusión: Este puede ser un buen momento para recordar al "Hijo pródigo": "me levantaré e iré".

Cuarta semana: día cuarto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

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Tema: apegos

Se dice que el amor es ciego. ¿Es así? Nada hay en el mundo tan clarividente como el amor. Los que son ciegos son los APEGOS: esa falsa creencia que ALGO o ALGUIEN te es imprescindible, ¡¡que no puedes vivir sin ello para ser feliz!!  Podías hacer una lista: las cosas que necesitas, imprescindibles para ser feliz. Por ahí podría descubrir tus apegos-Imagínate un político que está convencido que no puede ser feliz si no alcanza el PODER. La búsqueda del poder va endureciendo su sensibilidad respecto de todo y de todos los demás; o el dinero, o una persona. El tema del fanatismo: no poder vivir sin algo: ¡¡ el fanático de un equipo de fútbol!! ¡¡Qué mundo nuestro!!. Los fanatismos. Apenas tiene tiempo para la familia, para los amigos.... Está ciego, CIEGO para todo lo que no sea su APEGO.

A veces esto lo ve todo el mundo, menos el propio sujeto que está "apegado". El gran peligro es que al estar APEGADO A ALGO o A ALGUIEN, nos lleve a no ver o rechazar todo lo demás. Nos hemos hecho ciegos para percibir la verdad, la belleza, la bondad... Perdemos la libertad, ciertamente.

Imagínate que ahora estás escuchando a una orquesta. Los timbales suenan tan fuertes que sólo se oyen los timbales y nada más. Para gozar de una sinfonía hay que escuchar todos los instrumentos. Para vivir el" AMOR" TENGO QUE SER SENSIBLE A TODAS LAS COSAS Y PERSONAS.

Si únicamente ves a uno, te apegas a uno, pues no ves a los demás, no oyes la orquesta. El amor no excluye a nadie. El amor escucha la sinfonía como un todo y no como un solo instrumento.

Reflexionemos ahora cómo son MIS APEGOS: poder, dinero, personas, etc. Eso me impide apreciar la sinfonía de la vida. Es bueno pensar cómo nos llega en cada momento, cada día información de todo el mundo que me rodea. Nos llega a través de los sentidos. De todo ello sólo una parte llega a la MENTE CONSCIENTE: alguien tamiza, selecciona toda la información, sensaciones que recibimos. Pues en la mayoría de nosotros hay TRES FILTROS de toda la realidad: MIS APEGOS, CREENCIAS, MIEDOS...

1.- Siempre debería de estar alerta a lo que favorece o pone en peligro mis APEGOS y finjo NO VER lo demás que hay en mi vida. Es como el avaro. El apego es el avaro que hay en mi clavado en una o varias realidades, porque a veces tenemos varios apegos.

2.- Mis CREENCIAS: es el tema del fanatismo. No ver nada bueno en los demás. El fanático no duda de nada: está apegado a sus creencias.

3.- Los MIEDOS. Si supiéramos que nos van  a ejecutar dentro de una semana, mi mente se centraría en ello y no pensaría en otra cosa. Esto es lo que hace el miedo: centrar la atención en determinadas cosas, excluyendo la realidad.

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Todo esto es como un filtro entre mi yo, mi realidad y la vida; un filtro, una pantalla que nos separa de la sinfonía de la vida.

Si consigues mantener tu espíritu libre comenzarás a percibir las cosas como son: quedarás cautivado por la armonía del universo. Comprenderás lo que es Dios, lo que es el amor.

Muchas veces, sin   querer, —no se trata de culpabilizar—vemos las cosas y las personas NO COMO SON, sino COMO SOY YO, desde mil filtros.

Para cambiar tengo que quitar mis APEGTOS. La gran tarea de las personas: todo lo que sin querer o queriendo se nos pega en el camino de la vida. Apegos: formas fijas e inmutables de mirar la realidad. No, hermano, el mundo se mueve, cambia.

Muchos nos relacionamos, no con el mundo real, sino el mundo que crea nuestra propia mente. Y así somos ciegos: ciego conmigo mismo, ciego con el mundo.

De repente el APEGO A ALGO nos hace ciegos a la bondad, belleza y verdad de DIOS.

Conclusión ¿Sería capaz de escribir, una vez más, los "apegos" que hay en mi vida?

Cuarta semana: día quinto

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

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Tema: mejorar la calidad de vida = cristiana

Es un desafío para nuestro tiempo.

Vamos a reflexionar - orar sobre lo que es posible, lo que está en nuestras manos. Cuatro áreas deben ser objeto de nuestra reflexión: 1ª  La familia, los amigos; la comunidad cristiana, parroquial. 2ª Un sistema de valores. 3ª la salud razonable: física y espiritual. 4ª Aceptación de la realidad.

(Uno puede tener cubiertas todas las necesidades, pero ello no es suficiente para la calidad de vida cristiana...

1ª La familia, los amigos, la Comunidad, la Parroquia.

Es el tronco, el valor fundamental. Estas 4 realidades son fundamentales en la vida del cristiano. Las dos últimas: comunidad-Parroquia ordinariamente deberían ser la misma realidad. Indispensables todas ellas para el desarrollo del la persona, del cristiano y de de la sociedad.

Aquí es donde la persona debe contar y DAR el máximo apoyo. SI DOY LO TENDRÉ... Hablamos de apoyo emocional, social, físico. Es el mundo por excelencia de la solidaridad. Con el trabajo, el entorno familiar y la comunidad deben de encontrar la persona todos los recursos para desarrollar su vida.

2ª Un sistema de valores.

Para muchas personas lo más importante es lo útil, lo que nos aprovecha.

Para otros lo más importante es la acumulación de riquezas: vivir bien.. Antes era educar para el "sacrificio", ahora se educa para el "consumo".

Es evidente que en la sociedad están teniendo más importancia los valores sociales: multiplicar las alegrías; compartir las penas. No construir muros en las relaciones, sino PUENTES: oración, nos comunica con Dios; diálogo: nos comunicamos con los otros: familia, trabajo, vecindad, parroquia.

3a Salud razonable.

En el orden físico se habla de las 3 A: agua-andar-ayuno. Son tres bienes de los cuales puede participar y debe ejercitar toda persona. En el orden interior y religiosos: la coherencia, la vida interior: gozo y paz. Ciertamente hay un deseo de calidad: abandonar vicios y hábitos dañinos. Desintoxicarse. DEJAR DE PECAR, dejar de hacer el mal.

Esto debería llevar a vivir relajado, esperanzado, sin estar invadido por los miedos.

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4a Aceptación de la realidad

Una nueva ética de compromiso: me importan los OTROS: solidaridad. Me interesan más los otros que yo. Mejorar las relaciones: en casa, con los vecinos, en la Parroquia. Es un imperativo de la caridad: la caridad se manifiesta en detalles concretos, de la vida diaria..

Lo real es lo presente y lo presente son 10 ideas que deberían ser objeto de meditación, porque son importantísimas y es lo que esta en nuestras manos.

1. No estar a la expectativa de enfermedades.2. Mantenerse en todo lo que pueda ÚTIL para alguna clase de trabajo, de actividad.3. Tener aficiones, Oliz: que es como saborear y gustar de la vida..4. Aprender a vivir por debajo de mis posibilidades. ¡¡Importantísimo!! No tener

deudas ni en lo material ni en las relaciones.5. Seguir queriendo a la gente (tarea de cada día).6. Enfrentarse a la adversidad: "baste cada día su tarea".7. Afrontar los problemas de la vida diaria.8. Mantener el sentido del humor.9. Vivir y hacer agradable la hora presente.10. Alejar los malos pensamientos. El gran valor de los buenos pensamientos; de los

pensamientos positivos.

Todo ello supone un PROYECTO DE VIDA. Es intentar vivir con GOZO: Don del Espíritu Santo. En mi puede manar una fuente de agua viva.

Conclusión: Con facilidad puedo descubrir donde están las heridas, lo que me impide una vida más plena. Merece la pena tomar alguna nota, intentando concretizar: algo inmediato que puedo mejorar. Paso a paso. Reza un Ave María a nuestra Madre: Llena de Gracia.

Cuarta semana: día sexto

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Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

 

Tema: Jesús educa a sus discípulos

En la tranquilidad del recogimiento puede surgir el deseo: De un poco más de tiempo dedicado a la oración. Un mayor compromiso. Practica penitencial. Desenredo de algún NUDO personal o algún motivo de perdón.

Por aquí veremos lo que el Señor desea. No estaría mal leer y meditar pausadamente: Rom.12, 1-8; I Cor. 12, 8-10 y I Cor. 12, 18..

1.- Algunos servicios en la Iglesia, desde la fe, pueden llamarse: DIACONIAS, es decir, son todos los servicios que hacemos a nuestros hermanos (Aquí se puede pensar en las obras de misericordia). Lo hacemos desde la fe, desde la solidaridad. Para el cristiano este es el fruto de una fe madura. (Debo reflexionar en ello).

2.-   Hay otros servicios que son específicos de la fe: apóstoles, evangelistas, pastores, doctores. Son útiles a la Comunidad. Dan al hombre la fuerza para vivir, para esperar.

Es importante tener el pan, dar el pan, pero también dar SENTIDO a la vida: "No sólo de pan vive el hombre". Este servicio es irrenunciable: es la animación del pueblo de Dios; la animación de cada persona.

La educación del hombre-mujer cristiano: Lc. Cap. 5-9.. Contiene una serie de milagros, y detrás de cada milagro hay una enseñanza: primero hacia, luego enseñaba.. Es el método más moderno: hacer, ejercitar y luego reflexionar.

Palabras de enseñanza fraterna: amor, misericordia, amor a enemigos. Palabras polémicas: falta de fe, etc. Le. 6,1-11. Palabras mesiánicas o de vuelco: son como el meollo: "Bienaventurados los

pobres".

¿ Qué tipo de educación busca?: Busca que la persona madure: actitudes positivas-maduras, capaces de darse cuenta de las necesidades y sufrimientos: curar, sanar, hacer el bien.

Educar para hacer el bien; para hacer feliz a la gente. Educación basada en la confianza en Jesús. Educación que les lleve a mirar los problemas DE FONDO en el hombre: Al

paralítico: "Te son perdonados tus pecados".

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Estar educados para ser capaces de ver-sentir que hay muchos sufrimientos.

Necesidad de la COMPASIÓN. Hombres y mujeres capaces de dirigirse a los demás con fraternidad.

Una comunidad cristiana madura debe tener abundantes DIACONIAS = servicios.

Y esta educación no termina nunca.

 

Formación del evangelizador: Lc. Cap. 9-18.

En esta segunda parte del Evangelio de Lucas disminuyen los milagros ( sólo 5 ), que son narrados rápidamente. Aumentan las parábolas. Es un tiempo dedicado a los que están cerca. Habla a la gente, pero preferentemente vuelve a los discípulos. Y lo hace con palabras más duras; es como más intransigente. Hay como tres temas fundamentales:

Educar para el desapego y libertad del corazón: "Vendan lo que tienen". Corazón libre y despegado.

Abandono al Padre: Nuestra vida en sus manos: "No se inquieten por la vida"... El Padre no los abandonará.

Educación orientada a la Cruz: Jesús tiene que sufrir mucho. Ellos, también..

 

Una educación para la vida

No es una ideología:

Vivir y preparar para vivir.

Anuncio y vida se mezclan: obra y enseña. Así hemos aprendido muchas cosas. No es tanto lo que decimos, cuando lo que hacemos, nuestro modo de comportarnos. Estar juntos educa más que las palabras: con nuestros padres, en la escuela, en la parroquia....También los símbolos, los gestos: todas las formas de arte, la lengua, el canto....Pero sobre todo la vida ENCARNADA, llena de valores. Los valores positivos, buenos están trasmitiendo continuamente múltiples significados: "ojos para ver".

¿ Cuál fue el resultado de esa educación de Jesús?

Desilusionante. No comprendieron: Lc. 9.43-45. Les anuncia el camino, pero no entienden: Lc. 1831-34. Tuvo que venir el E. Santo: Pentecostés: "abrir los ojos". Lo que tanto necesitamos la mayoría.

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Esto es importante para mí: la educación, el crecimiento en la fe no es fácil: choca con muchas resistencias secretas.

Es un buen momento parea invocar al Espíritu Santo: Que nos educa en esta gran aventura: ser cristiano.

Cuarta semana: día séptimo

Comienza tu oración con la postura y el modo que más bien te haga. Puedes recitar alguna oración breve: "Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus hijos", u otra que te haga bien. Es bueno intentar que todo tu ser esté en la presencia de Dios.

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Tema: camino de Pedro (también mi camino)

Pedro es la figura que resume el camino hace recorrer a sus discípulos.

Los momentos fundamentales de su vida son DOS: en los cuales él se confiesa pecador: Lucas 5, 8, y Le. 22,62. ¿Cómo llegó a este punto, qué etapas recorrió?.

Su experiencia es importante para mí, para todo el Pueblo de Dios: Le. 22,31-32.: "Fortalecer a todos".

Todos tenemos la posibilidad de repetir esta experiencia.

1.-   Confesión e incomprensión de Pedro.

Partamos de Le. 9,20: "¿Quién decís que soy?. Lucas nos presenta la confesión y Mc. 8,29, exactamente igual. Pedro llega a culminar su misión: lleno de alegría, confianza, confiesa su fe.. Por eso queda desconcertado cuando oye decir: "El Hijo del hombre debe padecer": Me. 8, 31-33. ¡Cómo cambiaría el humor de Pedro!

El Evangelio es un Don gratuito de Dios; es la salvación que Dios ofrece al pecador. Mientras lo recibimos agradecidos y con humildad estamos en camino, vale.... Lo malo es cuando nos apropiamos de él. Manejarlo como algo propio.

Entonces nos convertimos nosotros en los dueños del Evangelio. El error de Pedro en este caminar de la fe es SUTIL: en el monte Tabor quería quedarse allí, en una tienda, el Reino en sus manos..

Pero Pedro no es cobarde, no es miedoso (hombre de mar). Es sincero. Lo malo es querer ser Io, ser él el salvador.

2.-   La crisis de Pedro.

Hay que pensar en el episodio del Huerto de los Olivos: la angustia de Jesús. Pedro ve el fracaso de Jesús y FLAQUEA, flaquea su confianza. No quiere saber nada del tema y le NIEGA.

Jesús es arrestado...... y Pedro huye de la quema, del peligro. (Después, por la gracia de Dios, muchos han muerto por confesar su fe).

En San Pedro hay un derrumbamiento interior. La idea de Dios se desmorona. Pero sigue el Calvario de su Maestro: "A ver en qué para esto" (algo tiraba todavía en su corazón) Dice el Evangelio que "iba lejos": algo quedaba....

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A veces: ¡ ¡ qué lejos de nosotros mismos ¡!. Lejos de Jesús, pero también lejos de nosotros mismos, de nuestros ideales, de camino que sabemos es el verdadero. ¡ ¡Qué lejos estamos de los demás ¡!: el amor, la confianza que va desapareciendo. ¡¡ Qué lejos de Dios ¡!.

Pedro no tiene fuerzas y le NIEGA.

Y esto nos puede pasar a cualquiera: LLEGAR A DUDAR DE TODO. Romper compromisos, dejar de cumplir la palabra, dejar de amar al otro, a Dios. "Y se encontró con la mirada de Jesús".

3.-   La experiencia de dejarse amar:

Esto han sido estos días de Ejercicios. Deben ser todos los días de nuestra vida. Una vez que Pedro sintió, vio, la mirada de Jesús: LLORA, capta lo que es el Evangelio: salvación para< el hombre pecador. Recibe el amor que es ofrecido sin límites. Pedro vive la experiencia de DEJARSE AMAR POR DIOS.

Lo más difícil y lo más fácil: DEJARSE AMAR, DEJARSE SALVAR.

El Evangelio es decir GRACIAS a Dios: perdonados y acogidos. Santa Teresita del Niño Jesús comprendió y vivió la sustancia del Evangelio:

LA MISERICORDIA DE DIOS QUE NOS AMA.

Conclusión

No sólo estos días. Todos los días de nuestra vida, y en especial en la hora de la muerte-

UN AVE MARÍA.

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1. Necesidad del silencio

«Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma» (Is 55,3)

Presentar el silencio no es fácil. Hablar es un sin sentido porque el silencio es una práctica. Hay que ir por este camino de las no palabras sin adelantos, sin previsiones. Se puede decir, incluso, con ingenuidad, con pereza.

Lo primero que hay que tener es una clara aceptación de la realidad del momento. Aceptar todo es lo importante para que aparezca la posibilidad del encuentro. Esto dará pie a que fluya lo que tiene que fluir.

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El silencio es una gran rebelión contra nuestro propio desorden. Es una rebelión contra el mundo interior. Se habla de rebeldía porque sospechamos que puede ser posible. Es una esperanza. Buscamos nuestra propia transformación atendiendo a nuestra propia profundidad íntima porque si Dios está dentro el reencontrarlo es nuestra tarea, nuestro derecho, nuestro deber.

En mi propia aventura puedo advertir cómo las cosas del exterior me hipnotizan. Es posible que descubra cómo me dejo absorber por la superficie dejando la fuente interior desatendida.

En el silencio se pueden romper los muros que nos separan de la vida. El silencio no es prisión. Es respirar libremente. Tengo que contactar con mi verdad interior porque todavía no sé lo que soy. En el silencio se puede disfrutar de uno mismo y gustarse.

Pero puede ser costoso estar en rebeldía porque lo cotidiano es el constante movimiento y estar inmóvil nos resulta insoportable. Estamos llenos de gestos, de ruidos... Sólo el sospechar que se puede uno detener, sobresalta. Parar la actividad física y mental suele traer y crear un vacío insostenible. Cuando el silencio se hace presente se tiene la tentación de llenarlo cogiendo un libro, escuchando música... Todo con tal de no abrazar al silencio. Pero el silencio sólo es eso. Y es tan simple que aparece para vivirlo.

Por lo tanto, no es cuestión de leer ni de buscar soporte alguno que nos ayude a encontrarlo. Hay que enmudecer no solamente con la palabra. El reposo es absoluto. Una inmovilidad hasta celular. Nuestro cuerpo también tiene que permanecer quieto; así es como puede ocurrir lo impensable.

Nuestro propio desorden ofrecerá resistencia al silencio. Tremenda resistencia. Ese sendero de nuestra agitación puede ser un camino precioso para el silencio. Es cuestión de saberlo de antemano y de no asustarse ante esta realidad porque desde ella misma encontraremos el camino. La mejor manera de pacificarse es dejar agotar nuestra agitación.

Incorporar nuestro cuerpo al silencio es necesario porque nos llevará al reposo interior y a la paz. Muchas veces nuestro dolor físico se opondrá al silencio. Es bueno sentirlo porque este dolor puede ser el índice de nuestra falsedad, mentira, desasosiego, desamparo...

El gesto hacia el silencio tiene que brotar cada día desde el corazón. Sin tensión, sin obligación, sin esperar ni tender a nada. Sólo así podremos ver cómo el silencio es nuestra verdad y nuestra salud.

Cuando uno se sumerge en el silencio lo primero que, a veces, nos ocurre es que vemos desfilar sin parar las inquietudes de nuestras angustias. Nuestras complejidades, agresiones, luchas, errores...; pero no pasa nada, porque más allá estamos nosotros a salvo, puros y sin contaminación. Mi propia verdad habrá que recuperarla dentro. Estará esperándome en mi corazón. No hay nada que asuste. Todo es un sendero que se irá abriendo para llegar a nuestro corazón. Es necesario no dar marcha atrás en el silencio porque hay que llegar hasta el final. En esa tierra neutra se está bien, y ningún obstáculo me puede detener. Porque en realidad tengo que llegar a Dios y a mis propios y auténticos compromisos con la vida.

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Todo ello se consigue si labro mi propio corazón sin mirar atrás, sin pararme, sin detenerme.

2. El silencio como práctica

«El Señor Dios formó al hombre de arcilla y sopló en su nariz aliento de vida» (Gén 2,7)

En el Génesis hay un pasaje que nos puede situar ante la práctica del silencio. En su capítulo 2 se puede leer: «Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo».

Aquí se ve cómo el hombre está hecho de arcilla, es decir, tiene un cuerpo, y cómo recibe un soplo. Este soplo es su espíritu. No existe separación entre lo uno y lo otro. Todo lo que se vive en el cuerpo se vive en la conciencia. Nuestra arcilla está hecha para llenarla de vida, para llenarla de Dios. Nuestro cuerpo es nuestro hogar. Todo se refleja en él. Así pues, en la meditación es necesario atender al cuerpo buscando una postura justa. Buscando el propio equilibrio. La movilidad del cuerpo habla de nuestra poca salud. No favorece al Silencio el moverse continuamente. Y luego es necesario atender a la respiración, al soplo. Estar atentos a este espíritu. Respirar. Uno es según respira. La atención en la respiración es la atención al gesto de Dios que nos da su vida. Es cuestión, sólo, de respirar para disfrutar de este don. Cuando se respira con atención nos damos cuenta de cómo estamos realmente. Se dice: «No tengo tiempo ni para respirar». En el silencio es lo único que hay que hacer. Sólo esto ya es bastante.

En la meditación hay que estar atentos porque tenemos dos grandes riesgos: fugarnos hacia arribapensando, divagando, discurriendo, imaginando, o fugarnos hacia abajorelajándonos, durmiéndonos, evadiéndonos. Cuando nos demos cuenta de que algo de esto nos está sucediendo, nos tenemos que volver de nuevo hacia el centro de nuestra atención, es decir, nuestra respiración. Por último, hay que señalar que no es necesario manipular, ni dirigir nuestro aliento. Simplemente observar y..., practicar, practicar...

3. El silencio te lleva a tu origen

«En la casa de mi Padre hay sitio para todos» (Jn 14,2)

En el capitulo 14 de san Juan se puede leer «En la casa de mi Padre hay muchos aposentos...». A través de toda la Biblia se puede encontrar repetidamente esta palabra. Los significados de la palabra «casa» pueden ser variados, pero en la revelación se observa cómo es objeto de inmenso cariño. Es un espacio en donde Dios se da a conocer. Se ve cómo Dios mismo tiene casa. Es un ser con una casa. Nosotros mismos somos una casa. Cada uno somos casa «No soy digno de que entres en mi casa». Se dice tanto...

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La casa donde se vive es algo más que un espacio. Tiene todo un sentido de vida. En la casa valen los metros «habitables». Los espacios habitables son los espacios vacíos. Por eso una sala es hermosa cuando está libre de cosas. Ahí se da el encuentro y es posible la reunión y la acogida.

Una casa no se improvisa. La casa se va decorando poco a poco. Es más, no se debe nunca terminar la decoración porque debe tener siempre un espacio libre para poner algo nuevo. Cuanto más vacía, más decoración, más detalles puede recibir.

La casa es un lugar donde uno es esperado. Se es feliz cuando uno sabe que le esperan en casa. Quizás no entre en mi casa porque no sé si me esperan.

Dios está en mi casa. Espera siempre en mi corazón. El hombre es una casa habitada por Dios. A veces no lo sabemos y no queremos introducirnos dentro de la casa porque incorporarse a espacios vacíos da estremecimiento. Por eso nos lanzamos frenéticamente a la acción, por eso el movimiento exterior ejerce tanto y tan poderoso atractivo. El vacío puede asustar, angustiar. Pero sólo cuando se deja todo y se entra en casa es cuando se sabe que alguien está en ella esperándote.

Para entrar en el corazón es imprescindible soltar nuestras ramas. Recordemos aquel relato en el que una persona cae al precipicio y en su desesperación se agarra a una rama que sobresale. Y, en esa situación, pregunta a Dios si existe. «Si existes, sácame de aquí». Le contesta Dios: «Muchos me han dicho lo mismo. Suelta la rama y lánzate sin miedo».

Ese es el secreto: suelta la rama. Es decir, no intentes entrar en tu casa sin soltar antes tus objetivos, tus pensamientos, tus deseos, tus sensaciones... Sólo se suelta uno cuando sabe que allí, abajo, le esperan las manos de su Dios. El vacío es la presencia del Invisible, es la presencia del que no se va. Nosotros vivimos como náufragos antes de volver a nuestra casa, antes que crear el vacío.

Y es que nos olvidamos de que volver a casa es volver al calor, a los abrazos de los que nos aman y queremos. Recordemos la persiana echada en la hora de calor, el pan en la mesa, la manta que protege del frío de la noche... Se siente uno protegido al amparo de todo peligro. Volver a casa, a nuestro corazón es volver a los brazos del que nos ama. Vivir sin casa es vivir de espaldas a Dios. Hallar la casa es hallar el gozo, el contento, la tranquilidad...

También hay que recordar que cuando se construye una casa siempre tiene que ser pensando en los demás. Es para los demás. El silencio también es para los demás. No es para mí solo sino para compartir. No es un gesto de egoísmo. Mi corazón es para Dios y para los otros. La casa la hacen los que viven en ella. Mi casa la hace Dios y los que habitan conmigo.

¿Qué misterio es este de la casa? Cuando uno agoniza fuera siempre suplica: «¡Que me lleven a casa!». Este es también mi misterio. Todo busca el retorno a su origen. Incorporarse a su principio. Somos igual que el agua. Ella sube a las nubes. En la cumbre de la sierra luce como nieve, pero luego se deshace para buscar su origen, su fuente, su manantial... Nosotros vamos a la casa. Echar a andar a la casa es buscar el camino de

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regreso. No es bueno estar aquí como huésped. Soy casa. No es que tenga casa. Es que soy casa. Soy eterno. Por eso duele tanto vivir fuera de casa. Estar sin casa es estar como nómada. El silencio te lleva a casa.

Siempre nos gusta oír expresiones así: «Quiero que te sientas como si estuvieras en tu casa». Eso mismo nos dice Dios en el silencio: «Siente la paz en tu casa. Siéntete bien en tu casa. Las puertas están abiertas para ti». La llave de mi casa, de mi corazón es el silencio. El encanto del silencio es que nos hace vacíos, nos hace habitables. Vacíos para vivir, para compartir...

En el Deuteronomio se dice que la ley que Dios pone no está en el mar que haya que bucear para buscarla, ni en el cielo que haya que alcanzarla. Es más fácil y se puede cumplir porque es la esperanza hecha amiga y compañera. Es algo así como: «Está en tu boca». Es como si lo mejor de Dios estuviera tan cerca de nosotros que ni siquiera nos damos cuenta. Recordad aquello del enamorado que gritaba: «Amada, ¿dónde estás? Te busco por todos los sitios. Dime; si eres monte me haré liebre para correr en tu busca. Si eres árbol me haré pájaro para llegar hasta ti y si estás en el mar, pez para buscarte...». Y la amada contesta: «no corras, no vueles, no nades... Estoy contigo. En tu corazón». Así de fácil es todo. En la casa se encuentra la clave. El silencio nos hablará de todo esto. Por otra parte hay que recordad otra lectura del evangelio de Juan. Es aquel episodio en que Maria derrama el caro perfume de nardo en los pies del Maestro. Y dice luego que toda la casa se llenó de perfume. Es así como ha de ser nuestro gesto. Mi perfume tiene que impregnar toda la casa y tiene que darse por entero para que sea eficaz. Mi vida, mi silencio, tendrá así sentido y mi casa quedará perfumada. No bastan unas gotas; es todo. Pero Judas, a la vez reniega del gesto. En nuestro interior puede haber muchos judas impidiendo nuestro derroche nuestro gesto de amor. No basta, por tanto tener casa. Es necesario derramar en ella el perfume de nardo para que toda la casa tenga olor de vida. Impregnar la casas con la presencia del Otro. Tiene que tener olor a bondad, a tolerancia, a acogida sin juicio, sin reproche...

4. El silencio, labor artesanal

«Levántate y baja a casa del alfarero. Allí te comunicaré mis palabras» (Jer 18,2)

Leyendo el capítulo 18 de Jeremías podremos encontrar un mandato de Dios: «Levántate y baja a la casa del alfarero y allí te hablaré». Cuando se lee este párrafo se puede sacar alguna reflexión sobre el arte del alfarero y sus cualidades, que son iguales a las de Dios. El artesano trabaja con esmero. Su característica es que hace su trabajo con las manos. Y las manos tienen un lenguaje de amor, de ternura, y también de energía, de fuerza... En cada obra Dios pone sus manos. Dios me pone las manos. Poner las manos es poner afecto, amor, atención.

La obra industrializada es funcional. La artesana está llena de detalle, de adorno. Hay inspiración en cada obra. Hay atención y silencio. Las huellas de la mano del artesano son su propia firma. La huella no se puede falsificar como la firma. Yo llevo la huella de Dios. Soy original. Hay diferencia en cada persona. El artesano da culto a la presencia. La cultura actual no da culto más que a lo rentable, a lo rápido y productivo. E1 artesano vive en la atención. Su ser es su creatividad.

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El silencio es una tarea artesanal. Cada uno aprende a estar en donde está. Pide de nosotros la entera atención. Es una especie de entrega y ofrenda a la Presencia.

El secreto del arte del alfarero es que da un centro de gravedad a todo lo que hace y desde su centro nos regala su esbeltez y hermosura. Y desde allí la vasija se mantiene en armonía. Todo tiene su eje. Un eje desplazado llevaría a la obra a la caída. Todo en el cosmos es armonía, equilibrio. El cosmos vive en equilibrio. Baila y danza con su propio equilibrio. Se dice que el sol es el centro. El broche de oro de la creación. El centro no se ve, pero todo gira y se mueve gracias a él. ¡Quién sabe si Dios nos ha dado un centro a nosotros! Importa descubrir mi centro de gravedad. San Agustín dice que su centro, su peso, es el amor. El amor puede ser un buen centro de gravedad. El silencio nos puede llevar a encontrar nuestro eje. ¿Dónde busco yo mi centro? Si no hay sosiego en mi vida, es necesario buscarlo en otro lado.

A veces, el centro de la vida de una persona puede ser el trabajo. Hay una dependencia del trabajo exagerada en el momento actual. Cuando hay dependencia no existe libertad y este valor sólo florece en el centro del ser. Se sacrifica la libertad para acoplarse al ritmo de la sociedad. Se ajusta uno a la colectividad. Nos sometemos a todo y se pierde el centro. Hay gentes que se confían a todo con tal de no estar en el vacío. No es fácil vivir al margen de la manada. Ser hombre es vivir en rebeldía. Ser libre es no entrar en la corriente. El disidente resulta castigado. Descansar en mi eje implica pagar el precio de la soledad. Pero es preferible. Ser libre es un derecho y un deber. No hay que ceder en absoluto. La vida es un misterio que alberga el silencio y la libertad.

El silencio llega cuando mis energías entran en descanso. Nos acoge cuando nuestro ego entra en paz y en sosiego. Cuando el movimiento de mi vida no sabe entrar en descanso, no sé vivir. Mi ego no es mi centro de gravedad. Es el centro de todos los deseos, logros, posesiones y dominios. También de conquista, de tener... Nos olvidamos de que para ser hombre no hay que llegar a ningún sitio. Hay que retroceder en la forma de vivir porque la vida nunca es lo que se logra. No es lo que se tiene. La vida es lo que se es. Por eso en la vida se da lo que se es. Nadie da lo que no es. Dios da lo que es: luz, soplo, vida... No se puede olvidar que todo lo que se logra se pierde. Lo que se es, es algo eterno.

Estamos tan contaminados que cuando salimos al exterior, los hombres buscamos sacar provecho, ganar conocimientos, reconocimiento, cambiar el exterior, manipularlo... Cuando se va al interior de nuestro corazón también se corre ese riesgo. Buscar, conseguir, domesticar, adueñarnos de lo misterioso, de lo oculto. Y es que el ser humano no sabe dar pasos si no es en busca de alguna cosa. Esa tendencia a adquirir no sirve para el silencio. Así no se está en el centro de la vida. El silencio no existe si existe el movimiento de nuestra periferia. Yo no soy libre si el ego está presente. Mi verdadera historia será la de mi corazón, la de mi silencio.

Las tres cuartas partes de la vida se pasan luchando por conseguir algo. En el silencio, permitíos no buscar nada. La adquisición conduce a la violencia. Es una enfermedad eso de adquirir. Quizás habrá que vivirla hasta agotarla para poder entrar en el silencio. Fatiga todo lo que se hace por algo. No fatiga lo que se hace por que sí. El silencio hay que

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hacerlo con gratuidad. Haced las cosas por nada. Es la alegría de renacer. Se llama nada a lo Innombrable. Siempre que se nombra lo inefable se deteriora y se empequeñece.

Pero no sólo el alfarero le da a su obra un centro de gravedad, sino que tiene otro secreto para que su vasija sea perfecta. La hace vacía. Lo que vale de ella es que puede acoger, ser práctica, útil... Ir al silencio es vaciarse para poder recibir. Por eso la respiración nos ayuda a encontrar el secreto. Primero se desahoga el pulmón. Sólo al saciarnos del aire podemos luego recibir el soplo con más fuerza. Para que se despierte la inspiración hay que espirar y soltar todo hasta quedarnos vacíos. Dios me hace vacío para poder recibir su soplo. La vida está al margen de nuestra voluntad. Se nos regala el soplo gratuitamente. Es un don. El soplo que Dios nos da no tiene fin, porque la última espiración que hagamos será la inundación de otra vida. El soplo no se agotará nunca.

El silencio es un encuentro, y todo encuentro se produce y se celebra siempre desde el vacío. Sólo nos damos las manos o nos abrazamos cuando en ellas no tenemos nada. La oración hay que hacerla desde el vacío. No desde lo que sentimos, sabemos, decimos... Desde nuestro silencio. El vacío es nuestra plenitud, nuestra salud. No podemos ir al silencio desde nuestros conceptos. Un encuentro sólo espera el vacío. Nada para recibir. El silencio es acogedor y por eso debe estar libre de todo pensamiento y pretensión.

5. Silencio, lugar de oración

«Orando no seáis habladores. Vuestro Padre conoce vuestras necesidades» (Mt 6,78)

La oración no se puede definir. De hacerlo se le pueden poner límites. En la oración el actor principal es Dios. No existe descripción válida.

A una montaña no se le ven todas las laderas. Así pasa con la oración. Una forma de hablar de la oración puede ser mencionarla como lugar de encuentro, como una relación...

Para que este encuentro se dé, es necesario el silencio. Está claro que los ruidos impiden la conversación. No nos podemos entender en el ruido. El silencio es un camino para nuestra relación con Dios. Por eso el silencio tendría que estar como un derecho fundamental del hombre. Tiene el poder de generarnos. Uno no hace nada y el silencio va equilibrando. Todo va encajando. Nos restaura. Hay mucho más en el silencio. Es necesario descubrir las muchas dimensiones del silencio. Por eso Jesús hace oración de silencio. Cuando habla no lo hace sin ton ni son. Toda Palabra va dirigida a alguien. «No seáis habladores». Nos advierte. Lo primero es silenciar todo. Pero hay que reconocer que no todo silencio es positivo y que muchas veces nosotros practicamos silencios que no hacen más que interferir el encuentro. Hay silencio pero no encuentro. Recordemos algunos silencios negativos que forman parte de nuestra vida cotidiana:

Silencio de angustia: La palabra angustia viene de angosto, estrecho, ahogo... Cuando la angustia aparece en la persona y se presenta en la vida, deja sin palabras. No se puede hablar. La garganta queda atenazada. El corazón también. Es un silencio pero desde el miedo. No hay cercanía. Hay incomunicación. Todo lo contrario que el auténtico silencio.

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Silencio de culpabilidad: No hablo porque «van a pensar que ». No hablo porque «me van a echar a mí la culpa».

Silencio de debilidad: «¡Qué voy a decir!». Decido callarme. Es un silencio negativo porque es el silencio de la impotencia.

Silencio de la indiferencia: Pasamos de todo. Es un silencio del bostezo, de la apatía... Guardo silencio porque me alejo de todo. No me importa, no me interesa en absoluto.

Silencio del mal humor: A veces, un disgusto nos pone serios y guardamos silencio. Estoy enfadado y con mi silencio te estoy reprochando. Estoy irritado y me callo. Mantengo la distancia y no deseo el diálogo.

Silencio del miedo: El miedo endurece cuando se presenta en la vida. «En boca cerrada no entran moscas»; «mejor no hablar, que luego hay represalias». Nos alejamos también del conflicto, de la denuncia.

Silencio de la envidia: Cuando nos toca la envidia nos deja sin palabras y no sabemos reconocer nada del otro. No se alaba ni se habla bien de nadie. No hay alabanzas. No hay apoyo. No hay comentarios positivos que refuercen. Es un silencio enfermizo muy peligroso. Si nos creyéramos únicos no nos compararíamos con nadie. No habría envidia. A cada uno Dios le pide lo suyo. Al tulipán no le pide que sea margarita. Jamás a un árbol le gustaría ser una flor.

Silencio de orgullo: Este silencio, a veces, se refleja en el cuerpo. El orgullo, cuando se tiene, siempre separa. No hablamos con el mismo nivel. Aristóteles localizaba el orgullo en la cabeza. «Se le han subido los humos a la cabeza». Es un dicho muy general que explica bien al orgulloso.

Silencio del rencor: El mal humor puede ir cristalizando en la persona que lo padece y es entonces cuando hace su aparición este silencio del rencor. Se incrusta, se calcifica. Es un quiste difícil de extirpar. Es silencio peligroso hasta para la salud y muy negativo. Es necesario mucho tiempo para que se diluya.

Silencio del odio: Este es mortal. San Juan dice que el que no ama a su hermano es un homicida. Cuando no se habla con alguien hay un trasfondo de muerte. Estoy negando a la persona. Hablar tiene que ser para que el otro se dé cuenta. Es un acto de amor, de respeto, de consideración.

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Todos estos silencios nos van enfermando y conduciendo a la incomunicación. Es necesario ir detectando cuál de ellos nos afecta en nuestra historia. Es necesario conocer muy bien nuestros silencios negativos para trascenderlos y superarlos e ir poco a poco serenándolos. Estos silencios son ruidos tremendos que no nos permiten el encuentro con Dios en la oración. A veces nos acosan en cada silencio y tenemos que descubrirlos como secuelas que viven y vienen con nosotros. Está bien que los reconozcamos, porque sólo viéndolos podemos superarlos.

Los silencios positivos son también muy variados y sólo vamos a recordar unos pocos:

Silencio de humildad: Es el silencio del respeto. Proporcionamos a una persona que nos visita este silencio para interesarnos por sus noticias. Oímos en silencio lo que nos propone. Acogemos a la persona con nuestro interés. Es justo hacerlo así. Ofrecer a cada uno el gesto de nuestro silencio para que la escucha se dé desde la intimidad.

Silencio de admiración: Es otro silencio que tiene gran calidad. Algo de esa persona atrae nuestra mirada y despierta este silencio que tanto beneficio acarrea. Este silencio es necesario para recuperar este sentido.

Silencio de asombro: Son maravillosos los asombros. Me quedo sin palabras. Es importante que se dé este silencio pero para ello es necesario el «no saber». Se inicia con el no saber. Con un vaciamiento de todo conocimiento. Sin referencias. Como un niño pequeño ante lo nuevo y lo desconocido. Este silencio se rompe cuando preguntamos. Se rompe al indagar. ¿Por qué? No hace falta la pregunta. La vida es maravillosa en sí. Hay que asombrarse continuamente ante ella sin preguntar más. Los niños se entregan a ella y tienen una gran capacidad de asombro. «Si no os hacéis como niños..., no entraréis en el reino del Asombro».

Silencio de la alegría: Cuando uno alcanza la cumbre de la alegría se le colma el corazón y sobra la palabra. Cuando te quedas extasiado, boquiabierto, no eres capaz de pronunciar palabra. Es el silencio de la felicidad.

Silencio del amor: Es el silencio de la comunión. Cuando miramos a una persona con amor ya no es necesario pronunciar palabra. El milagro de una pupila hace innecesario hablar. A la persona amada se la siente y no más. ¡Qué gusto es estar en casa sin hablar! (Decía Mafalda en una de sus viñetas: «¿Cuándo vamos a ir a casa a callar un rato?»). Y es que, cuando existe el amor, basta con estar. La presencia todo lo llena. Todo lo colma.

6. Silencio, encuentro de amor

«Apareció la ternura y el amor de Dios en Jesús» (Tit 3,4)

Dios ha recurrido a un gesto (Jesús) para darnos a conocer todo su amor, toda su verdad. Y es que la palabra no es diestra para expresar lo entrañable. Por eso se hace necesario recurrir al gesto. Este, por simple que sea, vale más que todas las palabras.

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En el lenguaje del amor, las palabras son siempre vagas para expresar todo este mundo. El mundo de los sentimientos no se puede expresar. ¿Quién puede hablar sobre la paz? ¿Quién explica la luz, un color, la vida...? El gesto dice más: un abrazo, una sonrisa... Algo parecido le pasa a Dios. Al expresar su amor busca a Jesús para hacerlo. El gesto de Dios se anuncia a través de toda la Escritura y apunta a esta ternura de Dios en Jesús que no se puede abrazar porque nos desborda. En realidad es la ternura de Dios la que nos abraza a nosotros.

Los gestos de Dios resuenan en la Biblia. Son expresiones que diluyen toda pesadilla. Cuando uno experimenta esta Presencia, ya todas las sombras desaparecen. En la Biblia hay infinidad de evocaciones en donde Dios da vida al hombre a través de su amor.

La urgencia mayor del ser humano es la de sentirse amado. En la infancia, uno necesita ser amado para crecer y para que sea capaz de amar de mayor. Es un hecho altamente verificado que hay que envolver al niño de cariño para despertar el amor que lleva dentro. El amor ha sido derramado para que nazca la vida. Nada se puede librar del amor. Porque él es la fiesta y el calor de la vida. Y el amor no fluye porque el otro sea bueno. El amor ama porque no puede hacer otra cosa más que fluir. El amor no está en el sujeto sino en el objeto. El agua mana por el gusto de fluir. El amor que se despierta en el hombre ama por el gusto de amar. El amor tiene que salir de nosotros como el agua de un manantial. De no hacerlo es porque hay un atasco en nosotros. No es justo pensar que es el otro el que está en la vida para amarme. No dijo Jesús a sus discípulos: «Id y buscad a un grupo que os quiera...». Más bien su mensaje fue: «Id y amad...».

E1 amor que está en todo ser humano necesita ser despertado. Y para que ese amor crezca tiene, como decíamos antes, que ser arropado, arrullado... En estas primeras horas el ser humano necesita amor. Al crecer reparte ese agua para que otros puedan apagar su sed. Necesita tener alegría de amar. Es la alegría del agua cuando se derrama sin cesar. En el alta mar de tu historia, ama. No esperes ya que te amen. La luz disfruta iluminando. El amor ha sido derramado en mí para que yo lo derrame en los demás.

Por esta razón es tan importante sentirse amado y habitado por el amor. No hay otro camino para que pueda fluir nuestro amor espontáneamente. Un corazón cerrado no puede crear cooperación con la creación de Dios. El odio nos cierra el camino de la vida y si queremos vivir hemos de amar. De ahí que sea necesario volver a experimentar la ternura de Dios en nuestras vidas. Vamos, pues, a mencionar algunos gestos de amor para poder sentirlos en nuestro corazón:

«Si nadie te ama, mi alegría es amarte»

Dios es amor y el amor goza amando. Busca amar. Ese es el gran gozo y la festividad de Dios. El salmista lo entiende bien cuando exclama: «¡Eterno es tu amor, eterna tu bondad!». Se puede hacer ya la travesía de este mundo colmados de todo gozo con esta frase por bandera si de verdad prende en nuestro corazón.

«Si lloras, estoy deseando consolarte»

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Es el Dios de todo consuelo. Él recogerá todo sollozo y todo llanto. Detrás de todo dolor siempre está el gozo. Él secará toda lágrima. En nuestro silencio puede haber dolor pero siempre desembocaremos en el gozo porque el consuelo de Dios viene cuando yo no me resisto a la vida. Detrás de mis lágrimas está el amanecer. La noche siempre es espacio para alumbrar el sol. La noche también es fecunda. Todas las preguntas de la noche nos las responde el amanecer. Las horas dolorosas son uno de los ritmos del vivir. La noche no es eterna. Nunca ha faltado el amanecer. Las horas de dudas se pasan. Hay que esperar la luz. Tenemos que tener una gran apertura para aceptar la noche. Los pájaros esperan la noche cantando. Sin susto. Todo es pasajero. El dolor no se puede enquistar en nosotros. Lo que se abraza, no asusta. El amor compasivo acepta las noches de la vida. El corazón es capaz de abrazar todas las situaciones. Resistir al dolor es destrozo. Se redime, admitiendo. Observa la noche. Es más oscura cuando va llegando el amanecer. Si uno sigue, la sombra apunta a la luz. El dolor de todo alumbramiento nos advierte de que más allá habrá un encuentro de alegría. Mi corazón va aceptando y entonces comprende. Se comprende mucho antes envolviéndolo todo en amor. La resistencia ante cualquier dolor lleva a enquistar la situación.

«Si eres débil, te daré mi fuerza y mi energía»

El poder humano crea una gran soledad. En el caso de Dios es distinto porque el poder de Dios no se parece en nada al nuestro. Es un poder para nuestro servicio. Es un poder que no nos humilla. Decimos en el credo: «Creo en Dios Padre Todopoderoso...». Es poderoso no para protegerse, para defenderse..., sino para ponernos a salvo. Frente a Dios uno se siente protegido. El es mi poder, mi seguridad, mi refugio, mi fortaleza. Detrás de la flaqueza se puede hacer presente el poder de la vida.

«Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti»

Lo inservible, se tira. Estamos contaminados del afán de utilidad. Las formas de vida actuales no potencien amar al inútil. Dios nos ama y no necesita nuestra utilidad para hacerlo. Nos costará trabajo sentir esto porque nosotros tiramos lo que no sirve. Nosotros apostamos por aquello que sirve y El por lo que no brilla, por lo que no vale. Cambia nuestra visión y nos relaja de tanto aparentar. ¡Ese afán de sentirnos útiles nos está matando! Siempre justificando nuestro sentido de vida haciendo cosas. Ahora ya no tengo que justificarme para estar en este mundo. Dios ama mi condición limitada y no me pide más. A la rosa no le pide que sea otra cosa. A cada uno le pide lo suyo. No es justo verse inútil en la vida.

«Si estás vacío, mi llenara te colmará»

Nosotros sentimos estremecimiento ante el vacío. El hombre busca saturación porque el vacío le produce miedo. Y resulta que el vacío es la plenitud de Dios. Y que el vacío es, también, llenura que colma. Hay que vaciar todo aquello que está saturado. El bambú puede resultar flauta para que Dios pueda tocar en ella. El vacío para servir. Sólo en el vacío se recibe. Y seguimos, no obstante, resistiendo al vacío. Y ante una tarde sin hacer nada, buscamos llenarla como sea. Huimos de él cuando el vacío tiene un valor maravilloso. Uno

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de los milagros del silencio es que nos deja vacíos. Sin cosas, sin objetos... Me dispone para acoger la plenitud de lo que no tiene nombre. El vacío tiene el en canto del cosmos. Es quedarse sin nada para acoger a otra Presencia que puede llenar la vida.

Los discípulos reconocen la resurrección cuando ven la tumba vacía. Vieron y creyeron, abriéndose al misterio de la resurrección. Sólo ese vacío les da ocasión para despertar a otra conciencia y, desde entonces, ellos sintieron el vacío de todas las cosas en las que no estaba él. Sólo en el vacío se recibe. Por eso, la ley del cielo es: vaciar lo saturado para llenar y colmar.

«Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas»

Jesús ama la imagen del pastor llevando a hombros a su oveja. Así es con nosotros ante nuestro temor y ante las situaciones de auténtico peligro. No nos deja solos en el peor momento de nuestra vida. Es fiel y nos coge en brazos como en aquel cuento de la playa en que las huellas de Él van junto al caminante y sólo aparecen unas cuando este se halla en peligro. «¡Qué susto pasé y qué solo me dejaste!». «Mira,-le dice Jesús-las huellas que se veían en la playa, junto a la orilla no eran las tuyas sino las mías, porque en ese momento yo te cogí en brazos. Te hubieras muerto si no te llevo sobre mis espaldas».

«Si me llamas, vengo siempre»

En la parábola del amigo que a medianoche despierta una y otra vez, con fuerza y sin descanso, a otro que duerme para pedir tres panes sería bueno invertir los personajes y descubrir que no es el hombre el que llama a Dios; es la vida, es Dios mismo, que ni duerme ni reposa como «el guardián de Israel». Nos está llaman do continuamente a nosotros que estamos «durmiendo» con nuestros enredos, proyectos y trabajo. Y la vida nos despierta sin cansarse, con tesón, con insistencia para decirnos que hay algo más de lo que vemos, sentimos y proyectamos.

Está también la oración del «Ven, Señor Jesús» que nuestro corazón recita como una letanía. Es el murmullo del alma en una espera inacabada. Es la apertura hacia el amor. Y habría que recordar de igual manera la ternura de un Dios que te dice: «Estoy a tu puerta y llamo. Si quieres y me abres entraré y cenaré contigo».

«Si quieres caminar, iré contigo»

Siempre se hace presente al paso, al mismo paso de los discípulos caminantes cargados de desilusión y cansancio. «Yo estaré siempre con vosotros». Los apóstoles viven el misterio del «Dios con vosotros» porque esta es la fe en el Dios vivo y resucitado.

«Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte»

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Valoramos mucho que alguien se desvele por nosotros. Dios lo hace. No duerme por mí. Basta recordar la parábola del hijo pródigo para encontrar en ella todo el desvelo de un Padre. También vale la imagen, una vez más, del pastor que vigila.

«Si estás cansado, soy tu descanso»

Nadie se atreve a decir hoy: «Venid a mí los cansados...». De la persona cansada, estresada, la gente huye como de la peste. Hay una escapada casi física ante la gente que te abruma con sus agobios y problemas. Nos vamos. Espaciamos las visitas. En realidad no queremos ser ya el descanso de nadie. Pero Jesús acaba la frase siempre: «...que yo os aliviaré...».

«Si me pides, soy don para ti»

La vida es inagotable para nosotros. No tiene precio. La vida nadie la ha merecido, se nos ha dado gratuitamente. Al igual que el silencio. Se nos da como don y como tal don nunca se acaba de agradecer. Todo lo importante se nos da a cambio de nada.

«Si me necesitas, te digo: "Estoy dentro de ti"»

Tagore escribe que la flor pregunta al fruto: «¿Dónde estás?». Y él contesta: «Dentro de ti». ¿Dónde está Dios? Dentro de ti. Por eso el silencio es presencia. Es llenura. Toda la vida está dentro de nosotros. Todo se nos ha dado. Nuestro deber es encontrarlo dentro.

«Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza»

Si nos resistimos, la vida no nos fuerza. Es respetuosa con nosotros. Quiere que todo lo que hagamos sea desde dentro. La influencia de Dios es desde el interior. Jesús respeta siempre y a nadie fuerza.

«Si eres infiel, yo soy fiel»

La vida es siempre fiel con nosotros. Fiel como una montaña. Quien se pone a la sombra de Dios no tiembla. «Mirad a Dios y a su fidelidad».

«Si me miras, verás la verdad de tu corazón»

Pero para ver desde dentro es necesario cerrar los ojos de fuera con los que medimos, enjuiciamos, sopesamos, comparamos El silencio nos lleva a que se nos revele todo el misterio de nuestro ser. Es para ser uno mismo. No es evasión de sí. Se abren los ojos del corazón al hacer silencio y nuestra interioridad nos hará ver la verdad.

«Si estás en prisión, te voy a liberar»

El hombre puede estar preso y poseído por sus rutinas, sus costumbres, sus culturas, sus tradiciones... En el silencio uno puede esperar la visita de Dios que llega a liberar.

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Estar encadenado a las razones, a las ambiciones, a las obsesiones..., es muy duro para el hombre. El silencio es nuestra gran liberación. La vida es liberadora cuando se vive en plenitud. La vida está deseando liberarnos de tantas prisiones. Abrirse al silencio es dejarse liberar.

«Si estás a oscuras, soy lámpara para tus ojos»

La vida desde el silencio va alumbrando paso a paso, en cada momento. Nos va a decir qué es lo que hay que hacer y vivir en cada instante. Brinda luz para cada uno de nuestros pasos. El silencio es nuestra lámpara de cada día que nos lleva por el camino sin miedo y sin tropiezo. Es luz para nuestro caminar.

«Si te manchas, no quiero que salves las apariencias»

No hay que encubrir ni esconder nuestra realidad. Lo que somos no ha de ocultarse ante Dios. Nosotros no estamos llamados a «maquillarnos», no somos exterioridad. Somos corazón, interioridad. No disimules en la vida. Dios ve tu verdad. El silencio nos pone a salvo de este mundo de caretas al que le hechiza lo superficial. El silencio es nuestro descanso. A él vamos sin disimulos ni engaños. En él nos mostramos tal cual y eso es un gran descanso. Es estar en casa sin tener que aparentar lo que no somos. El silencio es el arte de vivir sin apariencias.

«Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente, un niño»

En todo está la huella de Dios. Hay que saber mirar con inocencia y todo se nos manifestará. Ir a la vida con una mirada virgen y lo infinito se hará presente en todo aquello que parece finito. Mirar limpiamente, sin hacer ningún juicio.

«Si estás excluido, yo soy tu aliado»

Se nos puede excluir de muchos círculos, pero la vida será siempre nuestra aliada y al mismo tiempo nos hace solidarios con todos y aprendemos a no excluir a nada ni a nadie. El silencio nos lleva a estar con nosotros mismos. El que está en sí mismo no se puede sentir excluido y no excluye a nadie en su camino. San Pablo dice: «Todo es vuestro, vosotros de Jesús y Jesús es de Dios».

«Si no tienes a nadie, me tienes a mí»

La vida siempre está disponible, a nuestra disposición, a nuestro servicio. La asistencia de Dios nunca descansa, ni se gasta, ni se retrasa, ni se despista.

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«Si eres silencio, mi Palabra habitará en tu corazón»

La Palabra emerge desde el silencio. No se trata de que hagas silencio un rato. ¡Sé silencio! La Palabra se acuna en el silencio. Este se vuelve fértil. Más allá del silencio hay un mundo de amor que se nos revela.

Hay más gestos de la ternura de Dios a lo largo de la Biblia y se podrían sentir desde el silencio cada uno de ellos. Serían una letanía interminable:

«si nadie te necesita, yo te busco»;

«si tienes hambre, soy pan de vida para ti»;

«si pecas, soy tu perdón»;

«si me hablas, trátame de tú»;

«si quieres conversar, yo te escucho siempre»;

«si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote».

7. Silencio para abandonar la ceguera

«Llegaron a Betsaida y le llevaron a un ciego pidiéndole que lo tocase. Cogiéndolo de la mano, lo sacó de la aldea, le escupió en los ojos, le aplicó las manos y le preguntó: «¿Ves algo?». Empezó a distinguir y dijo: «Veo la gente; me parecen árboles que andan». Le aplicó las manos otra vez; el hombre vio del todo. Jesús lo mandó a casa diciéndole: «¡Ni entrar siquiera en la aldea!» (Mc 8,22-26)

En este encuentro se ve cómo Jesús saca al ciego de su entorno y de sus circunstancias. Hay que alejarse siempre si se quiere ver la montaña. Para ver el cuadro, hay que salirse de él. Del trabajo que nos estrecha hay que salirse también. El ciego es ciego de otros ojos. Jesús apunta a la ceguera interna. Alude a otro modo de ver. Este hombre del evangelio está cegado. Todos los días pasan desengaños sobre nosotros que nos producen la misma ceguera. El polvo del camino siempre nos impide ver. El primer gesto de Jesús es sacarle del sitio en donde está.

No se puede leer un libro si nos metemos en él. No podemos ver la vida si no tomamos distancias. Por eso Jesús, como buen pedagogo, nos enseña siempre desde la sencillez. Y coge al ciego y le dice: «¡Vámonos al campo! Te llevo fuera de la ciudad, de la aldea». Dentro de ella estamos todos ciegos con nuestra febril movilidad diaria. Por eso el silencio es una ayuda para nosotros y para nuestra curación. Salir del sitio es buena cosa.

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Jesús también lo toca. Ayuda a tomar contacto con lo que hay. Enseña a tocar lo que hay aquí y ahora. Lo toca y reduce el contacto con el pasado, con la aldea. Este camino de salir de lo que nos ciega está a nuestro alcance. Tomar contacto con la naturaleza es una buena manera de sosegar y ordenar la razón. Se puede salir de nuestra ceguera tomando contacto con el mar, el amanecer, el río, un árbol, la puesta de sol, el agua, la hierba... Eso es lo que hace Jesús con el ciego. Lo lleva a otro camino para ordenar el interior. Es hacer caso de lo que experimenta nuestra interioridad. Cuando hay silencio se pueden escuchar llamadas reales y ver las cosas y las personas tal cual.

Si hay una llamada en el corazón, no discutamos con ella. A veces, encontrar la visión nos lleva a despedirnos de la aldea para siempre. «No vuelvas a la aldea». Es una buena cosa. Cuidado con volver a las andadas que te nublan y te ciegan. Vivir es despedirse siempre de las cosas. No se puede volver a la luz y seguir en la aldea del ruido, del afán, del gentío... El silencio es pura despedida. Las manos, en el silencio, hay que agitarlas diciendo adiós a tantas cosas... No se puede encontrar la vida sin decir adiós a nuestra vida. Eterno adiós. La vida es pura mudanza. El río dice adiós. El agua se siente atraída por el océano que la llama. Uno se despide de todo o se le quiebra el sentido del vivir. Se dice que nadie se baña dos veces en el mismo río. No nos podemos bañar en la añoranza. Jesús nos toca, nos lleva aparte, al silencio, y allí nos ilumina para repetirnos: «No vuelvas a la aldea». Y es que la vida está repleta de separaciones. Vivir es eso. Nos vamos de nuestros amores y eso es maravilloso. Eso es vivir. Porque vivir sabiendo decir adiós es comprender la vida. Sin afán de encajonar la vida con nuestra razón, la vida sería festiva y no nos ahogaría. Los adioses vividos nos conducen a la plenitud. Son caminos que nos llevan a otros encuentros más plenos y necesarios para nuestro crecimiento. Despedirse no debe costar tanto porque es la puerta abierta a otros mundos que nos esperan. El miedo es una huella de tu pie en el pasado. Para estar a salvo tienes que estar en tu sitio justo y vivir sólo el presente. El adiós al pasado con todo lo que conlleva es necesario para recuperarse. El agua no se detiene en ningún recodo. En ninguna ribera hermosa se asienta. Le espera otra Ribera. Ella sabe que si se para se contamina. El hombre que no sale de su aldea y no se mueve no podrá ser como el agua pura. No se deben pensar demasiado los pasos para darlos. Si piensas los pasos, estás perdido. Es como la danza. No se puede pensar. Es cuestión sólo de mover el cuerpo dejándose llevar por el ritmo. Así es nuestra vida: un movimiento continuo porque la soledad más triste y la peor es la de aferrarse al pasado y vivir siempre en «El mismo lugar».

Por otra parte, en el relato de Marcos vemos otro dato que ya antes hemos apuntado y que volvemos ahora a ocuparnos de él. Cuando Jesús toca al ciego toma en cuenta el cuerpo de este hombre. Lo toca. El sabe que el cuerpo es el cauce de nuestra emoción y que lleva en él todo impreso. La vida se escribe también en nuestro cuerpo y en él se aloja nuestra propia historia. Es necesario que el cuerpo esté bien. Atender al sueño, a la comida, al descanso..., es imprescindible para tu salud. El cuerpo avisa claramente cuando lo avasallamos con nuestra violencia. Y con su dolor nos dice: «No huelgues tanto, no comas tanto, no fumes...».

Es importante cuidar el vehículo de nuestro corazón: el cuerpo. Por eso en el silencio se oye su aviso y toma contacto con nosotros poniendo su voz en nuestro interior. El cuerpo nos

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instruye. «¿Este modo de estar no es bueno? Cambia». El mejor médico es uno mismo. No busques recetas exteriores para tu salud.

Cambia tu vida en lo que hay de perjudicial y mejorarás. Es necesario recobrar la vista para descubrir lo que hay a nuestro alrededor, y luego hay que escuchar a Jesús que nos dice: «Vete a tu casa». La casa es un símbolo, una evocación del mundo interior. Te manda, como al ciego, a tu ser profundo. Le sugiere, como a ti, un mundo interior que tienes que habitar a partir de ahora. La casa está en orden a esa función. A esa necesidad.

Calderón dice que el mundo es como un teatro. Es tremendo vivir haciendo teatro. Para ir al teatro, la gente tiene que salir de su casa. Es negar la realidad propia para sustituirla por otra. Eso es representar, hacer teatro. El actor presenta a otro, no a sí mismo. Él presta su propia persona para que otro ocupe su lugar.

En el silencio no se puede hacer teatro. Estamos en casa cuando hacemos silencio. El que está es uno mismo. En el teatro hay apuntadores como en la vida. La gente te apunta lo que tienes que decir, hacer, comprar, ser. No se pueden admitir apuntadores en mi vida. En mi vida, el único apuntador es Dios que inspira mi camino. Jesús dice: «Vete a tu casa». No le dice: «Vente conmigo». No quiere apuntar ni él. Es puro respeto.

Y es que el amor no acapara. En el Cantar de los cantares se escribe: «Vete a ti». No dice: «Ven a mí». Es un amor sagrado y divino que es capaz de no encerrar. Es bueno volver a uno pero el camino para ir al corazón no es fácil descubrirlo porque hemos dado muchas veces vueltas y hemos recorrido caminos de razón, de apoyo, de libros, de conocimientos, de emociones. Nos perdemos incluso en los caminos de nuestros sentidos que ni siquiera esos hemos encontrado. ¿Olfato, vista...? ¿Quién conoce nuestra mirada? ¿Cómo se pueden, por ejemplo, fusionar dos cuerpos sin que se fusionen los corazones? Es necesario descubrir ante todo el mundo fascinante de los sentidos para luego poder disfrutarlos. Por eso, el silencio recupera todo el arte de escuchar, de dar, de sentir Todo tiene antes que entrar en silencio. El problema está cuando creemos que nuestros caminos son mejores por cortos. El camino del silencio no lo es. Es largo, pero es el único que puede ir directo al corazón. No es, aparentemente, atractivo. Pero... te lleva a casa.

Recordad: cuidado con volver a la aldea, a lo de antes. Nos van a reclamar muchos senderos. Igual que los de la montaña. Pero uno solo es el verdadero para subir a la cima. 

8. El silencio para edificar de nuevo

«Yo los restableceré en la tierra que habré dado a sus padres» (Jer 16,15)

En Jeremías se puede ver que el retorno a Jerusalén es doloroso para aquella gente porque la encuentran en ruinas, arrasada, desoladas las calles... A veces, la vuelta a casa nos puede producir una sensación parecida. Mi silencio me puede llevar a ver las ruinas de mi casa. Murallas quebradas. Puertas arrasadas... Pero esta gente, la de la lectura que encontramos en el profeta Jeremías, encuentra vigor para iniciar una restauración. «¡Andando, a reedificar!». Se comienza una vida. Se plantan olivos. Señal de dinamismo y esperanza. Sembrar trigo es esperar la cosecha. Buena dosis de esperanza y de futuro.

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Es importante ver la diferencia entre una reacción de desánimo y otra de descontento. Si hay descontento en mi vida es positivo e importante porque es señal de que no estoy enmohecido. Puedo tener aún impulsos vitales. Sólo se edifica en horas de salud y vitalidad.

El hecho de introducirse en el silencio ya es un síntoma de vitalidad. El silencio no se vive en horas de ocaso. Hay que estar muy lúcidos para vivirlo. Son horas cargadas de dinamismo y de vida. Es la mejor manera de poder regresar a casa.

Podemos recordar en el Génesis, en su capítulo 16, la propia historia de nuestro corazón. Abrahán tenía una mujer estéril llamada Sara. La segunda esposa, Agar, era una esclava egipcia que concibió un hijo. Al verse encinta le perdió el respeto a Sara y la vida se le hizo ya insostenible porque Sara comenzó a maltratarla. Agar se escapó de su casa y se marchó al desierto. Y el ángel de Dios se le hace presente con dos preguntas: «¿Adónde vas? ¿De dónde vienes?».

Nuestra situación de ahogo, de malestar, de asfixia..., al igual que la que sufría Agar, puede inducirnos a salir de nuestra casa. Dios le comunica a Agar que debe volver a su casa. Sólo en ella se recupera la salud. «Vuelve a casa». Evoca mi propia historia porque más de una vez yo me fui al desierto escapando de mi casa, del clima de mi corazón. Es que resulta, a veces, insostenible el ambiente de celos que se respira en ella y busco escapadas que me lleven a otras sensaciones, a otras emociones, a otros consuelos. Me equivoco pensando que fuera puedo encontrar el sentido de mi propia vida. Pero, tarde o temprano, el camino de mis emociones, de mis fiestas, de mis evasiones, de mis consuelos exteriores..., no me llevan a ningún sitio. Todas las excursiones «horizontales» desembocan en desierto y desconsuelo, sed y hambre. Dios, entonces, se hace presente y dice: «Vuelve a casa». El sabe que sólo en tu corazón está la vida, la salud. Toda la luz. Vuelve a tu origen. El origen de la luz, del gozo, del amor. El origen de la vida. El silencio es el retorno de todo esto. Todo lo que nace sale de la luz, de la vida, de un gozo Este es mi origen. En él encontrarás la felicidad. Sólo incorporándonos a nuestra conciencia podremos encontrar la vida. Por eso es importante atender a la hondura o verticalidad. En lo profundo de mi corazón es donde estoy en comunión con todos, donde puedo relacionarme y acercarme a otros. Allí desaparece la angustia, el ahogo y la asfixia.

9. El silencio, retorno al paraíso

«Vi un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21,1)

Todo el capítulo 21 del Apocalipsis es para demostrar, entre otras cosas, el encanto de la nueva ciudad, la nueva Jerusalén, la ciudad santa. Brillaba como una piedra preciosísima parecida a jaspe claro como cristal. Existe una gran diferencia con mi casa, con mi ciudad. Las puertas interiores están siempre blindadas. Mi casa es opaca y blindada. No se vive tan a la buena de Dios. Se vive con temor, a la defensiva. Protegiéndose siempre de todo y de todos. Somos opacos y la luz de dentro no se deja ver. Hay presencia, pero no tiene resonancia ni trascendencia.

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En san Juan las puertas son de perlas y transparentes. No recibe luz ni del sol ni de la luna porque dentro todo es silencio; se vive en la confianza de que dentro hay luz. El secreto está en la Presencia, en la luz que reside dentro y se ve.

A veces, el silencio es sólo purificación. Hay horas en donde hay que purificarse, pero siempre existe la garantía de que dentro hay vida. Es imprescindible la limpieza si queremos tener una ciudad transparente como la del Apocalipsis. Cuando hay intoxicación necesito un drenaje.

Drenar un cuerpo no es tarea de un solo día.

Hay que soltar todo para recuperar la salud. Mis impurezas las puedo dejar en mi silencio. Tengo que recobrar la vida aunque las horas de silencio sean duras. Pero alcanzar la raíz es bueno. Todo ha de salir en el camino del silencio. Quedarse en carne viva duele. El dolor purifica. El drenaje limpia.

Cuenta una leyenda que en un reino se convocó un concurso de pintores y que, al quedar dos estupendos artistas como finalistas, los pusieron en una gran sala para que hicieran la última fase de la prueba. Dicha sala estaba dividida por un lienzo enorme para que tapara el uno al otro y así no se pudieran copiar.

Uno de ellos comenzó rápidamente su faena y pronto se vio cómo avanzaba en su creación artística. El otro, en cambio, ante el asombro del rey y los demás espectadores, comenzó a limpiar la pared en la que tenía que plasmar su pintura. Y no hizo otra cosa en todo el tiempo que duró la prueba. Limpiaba, limpiaba... Cuando se dio por finalizado el tiempo y quitaron el lienzo que los separaba se quedaron todos admirados. Resulta que la pintura de uno de ellos era perfecta... Pero, en la pared de enfrente se reflejaba con tal nitidez que no se sabía cuál de las dos era la verdadera. La pared era un espejo tan limpio que copiaba la obra del otro pintor.

A veces nuestra vida es sólo eso: un continuo purificar, limpiar Y eso es tremendamente importante para nuestra obra.

Hay una estación en la naturaleza, el otoño, que se parece a nosotros. Es arrasador. No perdona nada. Todo se cae. Ingresa en un período de muerte, pero es una estación buena. El árbol se deja ver. No es de muerte sino de vida. Ingresa en el invierno y este luego se alarga hasta la primavera. Se gesta, se fermenta. El silencio puede ser un otoño en donde todo se cae. Son horas de vida también porque cuando me purifico, mi salud se recobra y yo me siento de manera distinta.

Lo que importa en el silencio es lo de dentro, como la ciudad del Apocalipsis. En el Corán se dice: «Haz tu casa de modo que no provoques la envidia de tu vecino por la fachada». Jesús, tampoco era amigo de las «fachadas». Tienes que ser como esos patios de Córdoba que no dan imagen de nada pero dentro están repletos y cargados de flores con olor y color. La hermosura está dentro. La fachada, simple y lisa.

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En realidad, mi casa tiene que ser un paraíso. En la creación bíblica, Dios coloca al hombre en un paraíso. En un jardín no se pueden poner tapias. La tristeza es una tapia, es una separación. Si me separa la emoción, las ideas..., me impide vivir la relación con los demás. Hay que traspasar las barreras para la comunión.

Las flores de mi casa no tienen una razón de su existir. Son flores sin un porqué. Nos pasamos la vida buscándole sentido. Las flores me dicen que no hay un porqué. ¿Tiene por qué la sonrisa, la alegría, la luz...? En su verdad, la flor, no desea ni crecer. No padece tensión. Ella no desea ni florecer. No desea ni ser vista, ni ser admirada. En las montañas florece porque sí. Por el gozo de ser, no por el de ser vista.

En torno de esta vida de paraíso, Dios coloca al hombre entre flores. Yo estoy hecho para vivir y estar en el jardín. Todos los porqués se desencadenan, gritan, se rebelan, cuando estamos fuera del corazón, en la superficie. No hay que tender hacia nada porque todo lo importante se fermenta allí dentro. En mi corazón no hay porqué. Dentro está la luz y está ausente la tristeza. El silencio es para retornar al paraíso.

10. Para romper modelos de conducta

«Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón » (Dt 6,4)

El silencio es para encontrarse con la propia verdad. En la vida, poco a poco, se ha ido cambiando la sabiduría por dogmas y ahora decimos: «Estoy de acuerdo». Pero no se trata de estarlo sino de sentirlo. Lo importante es verlo desde dentro. Las verdades nunca se han podido transmitir desde fuera. Si uno no se aproxima a ellas desde dentro...

El pasaje del Deuteronomio declara mucho del mundo interior. Sugiere que todo se desarrolla desde dentro. El exterior nunca nos mejora ni nos hace crecer. Es como la semilla. Todo está dentro. Todo el árbol va en la semilla. En esta semilla interior va todo: el amor, la energía... Esta energía se desarrolla venciendo resistencias. «Ama incluso a los enemigos». Sólo ejerciendo la fuerza del amor se desarrolla. No os importe vencer resistencias. Así, sí se crece

Cuando se tiene una escayola en una pierna y se quita, al principio duele. Hay que recuperar el músculo con ejercicio. Si no vences la resistencia, la pierna no se recupera. Nadie os va a desarrollar la capacidad de hacer silencio. La tarea del silencio es un ejercicio para el amor. Esa es nuestra delicia: amar. Si espero a que me amen... La recompensa del amor es la felicidad. Todo esto es una obra del interior porque la verdad de nuestra vida, el reino, la semilla..., está dentro. Buscar en la exterioridad es llevarse desengaños. Cuanto más conciencia del reino dentro, menos necesidad del exterior. Menos dependencia, más plenitud, equilibrio y armonía.

Todo esto del silencio no es fácil porque siempre surgen estorbos. Es la costumbre de vivir afuera dependiente de todo. Hay que observar la vida. ¿Qué situación hay en mí que me engancha? Verlo, tomar conciencia y ponerse a salvo.

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Vamos a tomar conciencia porque este es otro obstáculo que tenemos a la hora de hacer silencio. Sólo el silencio te devuelve la conciencia observando la vida sin hacerse cómplice de ella. Sin enganches. En el silencio sobran los manuales. Bastan ojos para mirar y atención para darse cuenta. Darse cuenta ya es alegría.

Jesús no da modelos de comportamiento: «Con todo tu corazón, con toda tu alma...». Aquí no hay formularios de conducta. Los modelos siempre están fuera de nosotros. Crear modelos es ser dictador. Para que los demás se adapten a ellos.

El modelo creado por Jesús es interior. Es una fuerza que engendra vida, sin adaptación previa. No hay imposiciones. Es más acertado descubrir el reino dentro. Y este reino nos dirá cómo atender, amar, querer, ser... Pero preferimos que se nos diga y dirija para nuestra comodidad y para no poner nada de nuestra parte; nada más que nuestro: amén. Y lo más curioso  es que no existe la paz porque nos la expliquen. «Una cosa es pintar a la paloma y otra es abrirle el pico y darle de comer».

Repetir que la vida viene desde dentro nunca es demasiado. Si te acomodas al exterior te fatigas y te anquilosas y no te desarrollas. El evangelio me habla de vivir sin profanar a nadie. Siempre que se impone algo se puede violentar.

11. Para vivir la rebelión interior

«Y no os amoldéis al mundo este...» (Rom 2,2) :

El silencio es precisamente una sublevación ante lo establecido. Lleva consigo romper con muchas cosas. Parece que no hace nada, pero exige romper con un modo de vivir, con una cultura, con una costumbre... Es lo más real, el silencio. Es para vivir lo que hay en este ins-tante.

En el Quijote, está Sancho en camino y se para en una posada. La señora del mesón se le acerca y él pregunta: «¿Qué hay para comer?». Ella responde: «¡Lo que traiga mi señor!».

En el silencio hay lo que nosotros llevamos. Se nos va haciendo presente y en la medida que nos soltamos somos libres para vivir lo que en ese momento se nos pueda dar. Es realismo. No son proyectos, ni añoranzas. No hay que calificarlo. Ni qué alegría, ni qué desastre. Se rompe el silencio cuando se califica lo que pasa en él. Aprender a vivirlo ya es bastante. Aprender a ver las cosas tal como son. Viviendo así, las cosas se pueden conocer. No mirando sus reflejos. El pasado se refleja en nosotros y podemos confundirlo con nuestro propio ser.

En un cuadro aparece un mono en un árbol. Refleja en un lago la luna. El mono alarga la mano hacia el agua para coger la luna. Eso nos pasa a nosotros. Y la verdadera luna se toma mirando la luna, no su reflejo. Mi propia vida se ve reflejada casi siempre. No nos entretengamos en el reflejo sin verdad. Todo el pasado no es más que un reflejo que nos entretiene.

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No conformarse con este mundo es igual a estar en vanguardia. No en retaguardia, que es cuando se vive en el pasado. Jesús va a la cabeza. Va abriendo brecha en la historia humana. Sin amparo. Vive lo que hay en cada momento.

El silencio es también como un romance de amor con el ahora. Sin huir ni separarnos de nadie. No se debe escapar de nada. Vivir el día como un auténtico romance.

Una rebelión no es igual que una revolución. El silencio hay que vivirlo en estado de rebelión y no de revolución. Esta última tiene resonancia social porque afecta a un cambio de estructuras y de sistemas sociales. Es no estar de acuerdo con el gobierno, etc. Se implanta otro sistema cuando se quita el anterior. Cuando se crea un modelo se impone una especie de dictadura. En cambio, una rebelión es una actitud personal. En este gesto no se está en desacuerdo con los demás. Es un desacuerdo conmigo. Mi rebelión contra mí mismo. Cada uno tiene que vivir su propia rebelión. Cada pétalo de una flor tiene su color y así somos nosotros.

El silencio no es un sistema social, es una actividad individual. Se muestra en desacuerdo con uno mismo. Hay que acogerla con una voluntad receptiva y abierta. Cuando san Pablo habla a los atenienses en el areópago les dice que se ha fijado en un altar con una inscripción que decía: «Al Dios desconocido». Y por ahí, les comienza a anunciar el mensaje que llevaba para ellos. Atenas, al levantar un monumento a un Dios que no conocen se muestra como una ciudad abierta y receptiva. Es síntoma de que puede acoger algo nuevo. Así tiene que ser la fe. Ella es apertura o no es. La persona ha de estar abierta a lo desconocido. Las creencias cierran. Atan a conceptos, ideas, palabras... Vemos que lo nuevo no cuadra con nuestra creencia, ni siquiera lo oímos. Ser hombre de fe y estar cerrado es una contradicción. La fe nos lleva a la confianza. Es acoger lo más extraño, lo más desconocido. Así hay que entregarse al silencio, porque no sabemos lo que vamos a encontrar o recibir en él. Es un espacio para encontrarse con lo desconocido. El paso hacia el misterio se hace en el silencio. Ese paso hay que darlo para llegar al mundo de Dios. Y para que ese paso se dé de verdad, hay que vivir el silencio sin ninguna idea, sin ningún concepto...

De lo que se trata, entre otras cosas, es de aprender a ser pura mirada. Sabiendo que todo existe porque nosotros lo miramos. Pero sin confundirnos. Nosotros acostumbramos a ver: juzgando, comparando, nombrando... En realidad, mil estructuras nos relacionan con un mundo de ilusión. Con ese mundo vivimos.

Atender a ser sólo pura mirada es sencillamente: ser, unos ojos, un oído... Eso es el silencio. Ver una flor, mirar una flor y decir: «es flor», me separa de la flor. El silencio es verla sin mencionarla. Pura mirada en la vida. Es nuestro afán de poseer el que nos hace apropiarnos de lo que vemos. Todo aparece ante nosotros para que lo vivamos, pero no para que lo retengamos Recibir lo desconocido es aprender a vivir el silencio con esta capacidad, con esta disponibilidad. Es vivir existencialmente.

Cuando no se acapara nada, ni lo bueno ni lo malo del instante, se vive con plena libertad y sin tensiones. Es bueno tener una visión clara de la realidad sin distorsiones. Si tu ojo está limpio, todo está limpio en ti.

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El silencio se vive en confianza. En la Biblia se nota que promueve a la interioridad y desea que aprendamos a vivirla con confianza. En el libro de los Jueces podemos leer: «Vete con la fuerza que hay en ti mismo». Sería un buen mensaje para ir al silencio. Libres, con autonomía. Sin orgullo ni vanidad. Llevando sólo la fuerza de Dios que es nuestra alegría y nuestro descanso.

Cuando uno se sumerge en el silencio, comprende que no es para un rato. No se trata de hacer silencio sino de serlo. No se trata de hacer el amor sino de amar. Sed silencio siempre y esta manera de vivir se notará en todo. Nuestras relaciones cambiarán porque el silencio no interfiere el crecimiento de nadie y, al igual que la rosa, tiene su propio color. Así veremos a las personas. Cada ser humano tiene que ser él mismo. El silencio no manipula a nadie y el respeto lo envuelve todo. Es bueno que los demás tengan que ser ellos mismos.

También el silencio es creativo. El paso de lo conocido a lo desconocido tiene que darse en el silencio. Lo importante de esta sociedad es que sea consumista y este rasgo la define en la actualidad. Y lo realmente importante es que sea creativa. Es mayor esta felicidad. Pero la creatividad tiene que surgir desde el silencio, al igual que la intuición (que también hemos olvidado) porque lo nuevo tiene que tener espacio para crecer. Si me ato a lo conocido me empobrezco. Dar oportunidad a lo insospechado es un ejercicio que hoy se hace poco.

Por otra parte, el silencio da a la vida un sentido de alegría, de humor , de cierto juego. Es una inmensa disposición para la fiesta. Se vive sólo bajo la influencia de producir, de trabajar, de ganar... Eso cansa. Dios no se fatiga nunca. Tiene una gran dosis de humor. Lo que nos agobia y extenúa es el deseo de conquista, de lograr algo. Nuestra codicia es nuestro cansancio y nuestra perdición. Todo lo que se quiere conquistar, fatiga. Pero si se aprende a vivir de otra manera se descansa.

Cuando se trabaja como gesto de amor, de colaboración, de sintonía con el mundo..., el trabajo es festivo, creativo y ligero. Trabajar para comer no cansa. La fatiga se despierta y no nos deja cuando ponemos nuestro afán en tener. Tendríamos que recordar una oración de un pueblo indígena que rezaba así: «Danos, Dios, la sabiduría de recoger de la naturaleza solamente los frutos que necesitamos para vivir». Si tuviéramos esa actitud ante la vida, esta nos daría su fruto sin sufrir la violencia que ahora tiene en sus entrañas.

El silencio no es popular porque existen serias dificultades para ejercerlo. La sociedad no permite que seamos uno. Es tiránica. Quiere que vayamos al mismo paso. Que seamos rebaño. El silencio necesita separarse para ser uno mismo. Es costoso porque no vamos a encontrar respaldos ni apoyos. Atreverse a ser uno mismo se paga caro y la travesía nos lleva a una soledad a la que no estamos acostumbrados. Pero es bueno empezar a ir caminando consigo mismo. Con él se viene abajo el esquema de que todo tiene que venir de fuera y la sensibilidad protesta. No anula la relación ni nos aísla, ya que es reconciliador con lo demás. Pero el primer matrimonio se celebra con uno mismo. La unión de todo lo que soy se logra en la soledad del silencio. Todo hay que unificarlo en mí para encontrarme con el otro. Para llegar al otro es necesario vivir esta unión. La mayoría de las veces no se unen dos silencios: se casan dos divisiones.

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Sólo dos silencios se abrazan. Sólo dos libertades pueden encontrarse. Sólo dos vacíos pueden llenarse. El silencio es una soledad en comunión y nos vuelve solidarios con todos. Pero es imprescindible aprender a estar con uno mismo.

12. El silencio, respuesta al dolor humano

«Aunque hable no cesa mi dolor» (Job 16, 6)

E1 dolor no se demuestra. Siempre se vive sin más. E1 hombre tiene dolor. Donde hay un hombre hay un conflicto. Somos conscientes de nuestros propios sufrimientos. Somos los que vivimos en el dolor.

Job es el símbolo del hombre sufriente. Se queja de haber nacido, de padecer violencia, injusticia, de tener que morir...; le pide cuentas a Dios y Dios le hace caer en la cuenta de que está llamado a la eternidad. Eso le calma. «Me voy a fiar de ti».

Edipo, otro personaje, también sufre. Su perspectiva es distinta. Su dolor le llega por desconocimiento y exclama: «¡Si hubiese sabido...!». Por no conocer... E1 desconocimiento de sí mismo le hace vivir trágicamente. «¿Cómo a mí?».

El silencio nos brinda la ocasión de tomar contacto con nosotros mismos. Ayuda a conocernos sin racionalizar. Se conoce lo que se padece. Muchas veces se vive para ser prisioneros de anhelos, deseos, agitaciones... Y generamos crispación y actitudes defensivas. Vivimos para estar en guardia y el corazón se asfixia.

Cuando yo comprendo o intuyo que no puedo vivir más de espaldas a mí mismo, entonces me acerco al silencio. Es que me reclama el mundo que está dentro de mí. Ya no puedo vivir más a merced de otras aspiraciones. Y ese paso lo doy en solitario porque la administración no se preocupa de nuestro interior. El sistema no inventa ningún partido político que en su programa electoral nos ayude a atender el mundo íntimo.

Cuando este mundo se encuentra desatendido, algo ocurre. Uno se siente mal... A veces, acudimos al médico: «Tengo un no sé qué.... Es difícil curar el mal con medicamentos y el médico se ve impotente ante la cantidad de síntomas que ha de tratar.

El silencio es para encontrarse con uno mismo. No se recibe información de nosotros desde el exterior. E1 silencio es la ocasión de encontrarnos con la verdad de lo que uno es. Es tocar la tierra de nuestro corazón.

Generalmente andamos enredados en las sombras de las ideas de nosotros mismos y no nos vemos tal como somos. Cuando opinan de nosotros no ven nuestra propia verdad.

Para ver hay que ir a la luz. A pleno sol no hay sombras. A pleno silencio, en el extenso silencio, la sombra desaparece. Sólo entonces podremos buscar la verdad interior.

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El silencio es algo inédito. No se puede definir. Tampoco se puede empujar, por lo que la paciencia es necesaria para su práctica. No hay nada que adelantar en él. Como es desconocido para nosotros es un espacio para la sorpresa, para la revelación. Ingresar en el silencio es dar un paso hacia lo esencial de nuestra vida. En el silencio la única preocupación es estar atentos, simplemente.

Y es que un instante puede valer para ver. A1 igual que una gota de agua contiene todo el sabor del océano, así puede suceder en el silencio. Vivirlo al cien por cien es estar atento.

La atención que requiere el silencio nos puede llevar a que la experiencia sea costosa. El camino hacia nosotros mismos es el más costoso. Hay viajes turísticos que ofrecen promesas de pasarlo bien. El silencio no promete nada y además no existe ruta ni mapa para recorrerlo. Es virgen. No precisa la ceremonia ni el ritual.

El conocimiento de mí mismo es la experiencia directa de lo que soy y sobran los demás conocimientos adquiridos con la mente. La acumulación de información es estorbo y tenemos que atrevernos a despojarnos de muchas cosas que hemos ido fabricando. El silencio es fruto de todo despojo. No es fácil. ¡Es tan fuerte experiencia de acumular conceptos, ideas...! Y el hombre es más que todas las ideas.

De todas maneras el viaje del silencio puede estar lleno de alicientes y es una buena experiencia cuando uno penetra en el mundo inédito y virgen del corazón.

Lo que sí está claro es que las expectativas hay que llenarlas de silencio porque no sirven hay que ir a él sin nada donde agarrarse. La cosas que imaginamos o esperamos interfieren con lo que en realidad se nos da. No esperar nada. Admitir todo. No juzgar con la mente, sin más. Entonces, el silencio podrá responder a nuestro desconocimiento que engendra tanto dolor.

13. El silencio para vivir la presencia de Dios

«Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 20)

Esta expresión de san Pablo es muy conocida. Quiere decir que al morir algo de él puede entrar Cristo en su corazón. «Cuando salgo yo, entra Dios». Cuando algo muere, Dios se presenta.

El silencio es para hacer presente a Dios. Es tener la experiencia de lo eterno en nuestra vida. Cuando algo está presente no lo tenemos que imaginar. Estamos acostumbrados a pensar e imaginar. Hay que sentir y no pensar. Así nos pasa con el mundo de Dios. Lo pensamos pero no lo sentimos como presencia.

El silencio puede hacer que Dios se haga evidente. Sin intermediarios. Sin detener la posibilidad de un encuentro lleno de vivencia.

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Las personas nos conocemos por nuestras acciones, por nuestros objetivos. Pero, ¿y en la «no acción»...? Nuestro conocimiento lo basamos en los pensamientos y deseos, pero..., ¿nos conocemos sin ? Nos asusta conocernos sin nada. Nos asusta quedarnos sin nada.

En la vida se disfruta con la comunicación, con el encuentro, con el diálogo. El silencio debe formar parte de esta relación. Primero se habla pero luego el silencio es primordial. Con respecto a Dios, pasa lo mismo. Al principio, se siente la necesidad de decir algo porque si no parece que no se reza. Pero luego, hay que quedarse en silencio porque Dios tiene algo que decir. El silencio es para dar paso a Dios. Es dar luz verde para que Él se haga presente. Este silencio es la muestra de nuestra apertura. Abiertos y acogedores.

La verdad es que cuando hablo estoy pendiente de mí, no salgo de mí y no puede darse un encuentro profundo y puro. Normalmente estamos excesivamente pendientes de nosotros, excesivamente enganchados en lo que queremos y deseamos.

En el silencio nosotros no somos los protagonistas. Es Dios quien tiene que serlo. Celebramos tan solo su presencia. Y conviene recordar que «si no os hacéis como niños...», no entramos en el silencio. Hay que aprender de ellos a no «hacer nada». Absoluta dependencia. Yo no puedo hacer. No sé hacer. Aprender a callar, a no hacer.

Nuestra cultura es la que nos enseña a creer que sólo vivimos cuando hacemos. En la medida en que realizamos cosas creemos ingenuamente que vivimos. En la oración, a veces, queremos decir. Aprender a vivir sin hacer..., no es fácil.

Un jesuita de gran acción tuvo un accidente y se quedó inválido. Se quejó a Dios de su inutilidad y su indigencia. Y Dios le contestó: «Pero yo no tengo necesidad de que hagas nada. Sólo necesito que sonrías siempre».

El silencio desemboca en la presencia del Señor y la respuesta vendrá siempre. Esto es como un artículo de fe en el mundo del silencio. No hay que marcar un plazo porque la respuesta llegará inesperadamente. No depende de nosotros ni de nuestras previsiones.

Por otro lado esa respuesta no es única para todos. El amor tiene todos los colores y Dios tiene todos los sabores: libertad, orden, paz... A Dios no se le confina en una única experiencia. Dios se hará presente en cada uno. Como la respuesta es sutil, requiere atención para descubrirla. Un instante es sutil. La respuesta de Dios no es aparatosa. El encuentro puede estar lleno de equilibrio sin llamar la atención.

En el libro primero de los Reyes, en su capítulo 19, podemos leer que Elías estaba esperando la visita de Dios. Recordemos la lectura: «El Señor le dijo: «Sal y ponte en pie en el monte ante el Señor. ¡Dios va a pasar!».

Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas; pero Dio no estaba en el viento. Después vino un terremoto; pero Dios no estaba allí. Vino el fuego y Dios no estaba en él.

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Después del fuego se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz... ».

Aquí se ve que Dios habita en la brisa suave Hay una traducción bíblica que dice textualmente: «silencio abismal». Y es que en ese silencio se hace presente Dios.

Todos estos acontecimientos ponen de manifiesto las actitudes por donde nosotros pasamos. A veces, somos terremotos con nuestras agitaciones. Nuestra violencia es como un vendaval. En esos momentos no nos podemos encontrar con nadie. Hacemos daño. Decía Neruda: «Apártense de mí, que voy cargado de metralla». (Ya es una virtud darse cuenta de la agresividad que transporta en su alma).

Nadie está excluido de la experiencia de Elías. El tuvo, quizás, que calmarse para darse cuenta de que pasaba una brisa tenue. Los hombres que buscan lo eterno en su corazón reciben el contacto del leve roce de la brisa de Dios.

Jesús quiso descubrir esto a sus gentes «Buscad primero el Reino...». El silencio no es otra cosa que la búsqueda de ese Reino. Y el Reino está dentro. Al hacer silencio no nos separamos de la vida. La abrazamos. Jesús da prioridad a esta búsqueda y a este contacto.

Y es que él sabía que en la medida en que entramos en contacto con Dios, los problemas que nos atosigan en la vida se diluyen. Abrirse a lo eterno cura en un instante. Lo eterno sana del desamparo. Se deshielan los temores y las inseguridades. El sol disipa las brumas. La presencia de Dios en nuestro corazón lo diluye todo.

Igual pasa cuando llueve: aparecen mil montañas. Todo se hace nítido en la tierra. Todo queda transparente. En el silencio aparece otro horizonte. Todo ha cambiado. Todo aparece nuevo desde dentro. Al hacerse familiar el silencio, la vida cambia.

Una característica que conlleva el silencio es la liberación. Jesús no buscaba que la gente se atara a él. No ocurre igual cuando vamos al médico: «Vuelva usted dentro de un mes...». Jesús va diciendo: «El Reino está dentro de ti». La salvación está dentro de ti. Y el hombre sigue buscando fuera respuestas y llenando de dependencias (incluso religiosas) sus pasos. No hagas caso de mensajes falsos que prometen la salvación por otros caminos. Por eso san Pablo expresa: «Es Cristo quien vive en mí». Ya no vivo yo. Me he familiarizado con su presencia en mi corazón. Ya ha habido encuentro.

Algo tiene que aquietarse. Algo tiene que morir en ti para que Cristo viva. Hay un dicho árabe que dice: «No bajes al jardín. El jardín está dentro de ti». Si en ti hay una fuente, ¿por qué buscar otra fuente?, ¿otro pozo? El manantial está en ti. El silencio es para buscar el agua de ese pozo.

El presente es siempre tan humilde, tan poco llamativo, que no le damos importancia. Pero es nuestra felicidad. Normalmente la alegría no la consideramos en el presente. O es una promesa o es una satisfacción recordada. El presente es un abrir y cerrar de ojos. Lo rehuimos. Vivimos de promesas o de recuerdos. El presente es humilde.

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No es fácil vivirlo porque nuestras costumbres son otras. No nos hemos acostumbrado a la alegría de cada instante.

Nuestro objetivo en la vida no es vivir el presente. Estamos inadaptados para vivir esta sencillez. Estamos inadaptados para vivir el silencio. Somos adictos a no vivir el día presente. ¡Qué costoso es desacostumbrarse! Saber que no tenemos necesidad del exterior tanto como sospechamos. De repente, en el amor, nos vemos invadidos por la vieja costumbre del egoísmo.

Sin duda alguna, encontraremos resistencia al silencio, pero no podemos prestarle demasiada atención porque nuestros enemigos se envalentonan ante nuestra mirada. No haciendo frente a ellos se evaporarán poco a poco.

 14. El silencio, ocasión para el descanso

«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansad un poco» (Mc 6, 31)

Eso es lo mismo que hacemos nosotros cuando nos introducimos en el silencio. Es un aparte para descansar un poco. Jesús lo ve necesario. La actividad nos cansa tanto que nos dispersa de nosotros mismos. Nos separa de nuestro corazón. Nos hace extraños a nosotros mismos. La actividad que llevamos es demasiada y nos distorsiona hasta rompernos.

Por eso la actividad del silencio no es un deber más. Es una libertad.

Es una fatalidad de la persona representar un papel determinado en la vida y no poder hacer otra cosa para salirse de ese guión establecido e impuesto desde el exterior. Tiene que dar prueba de sí mismo. En cambio, en el silencio no hay que probar ni demostrar nada. Todo es libertad.

El trabajo desquicia y nos saca de nuestro verdadero ser. Una puerta que no está en su quicio, chirría continuamente. Así estamos cuando no estamos en nuestro justo sitio. La vida que llevamos tiene el poder de «desquiciarnos».

En el silencio, uno puede ser él mismo. Es regresar a nuestro terreno. Para ir a esta provincia hay que franquear bastantes distancias. El instante hay que vivirlo ahora mismo, porque de lo contrario no se vive el silencio. Ni el antes ni el después sirven para estar en el silencio.

Lo importante es no escaparse del instante, del silencio. Escaparse de él es escaparse de sí mismo. Se impone arrancar y romper el ritmo acostumbrado para poder darse cuenta de las cosas con toda claridad y lucidez.

Cuando hay un terremoto te hace caer en la cuenta de la firmeza de la tierra. Si no fuera así, lo que hay de firme no se percibiría. el silencio es darse cuenta, con claridad, de lo que hay en el momento y de vivirlo sin más.

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Para vivir el silencio sin ninguna asistencia hay que retirarse al desierto. La aventura hay que vivirla sin nada. Sin taller, sin gasolina, sin teléfono. Sin asistencia de un rito, de una actividad, de un libro, de un sentimiento, de una emoción, de una conversación... Sin diálogo y sin monólogo, sin reflexión... Hay que separarse para encontrarse con uno. La asistencia alimenta nuestra superficialidad.

En el desierto no hay referencia. La única asistencia soy yo. ¡Ya es bastante! Pero nosotros queremos ir siempre seguros de algo: de una mano, de un gesto... Nos olvidamos, al entrar en el desierto del silencio, que allí todo es desamparo, soledad...

Hay que tener en cuenta que las asistencias que aparecen en nuestro caminar no sólo se buscan, sino que además nos vienen ofrecidas. ¡Atención! No os enganchéis a ninguna rama. Dejad que vuestra audacia interior se ponga en circulación. A cada uno le basta la fuerza de sí mismo, el dinamismo de su propio ser.

El silencio es desierto porque la revelación no se da cuando hay una asistencia. Se reconoce el susto que se puede padecer en esta aventura, pero se atreve uno a vivir el silencio con energía y, entonces, es un puro goce. Se sabe que de la nada brota la plenitud y que nada florece si nosotros no nos quedamos en el vacío. Aparece una alegría que está más allá de las que proporcionan las ramas. Estas asistencias que nos llenan suelen ser fugaces. Sólo desde dentro brota la luz que no se apaga.

La dificultad primera nos hace detenernos y volvemos a ocuparnos de otras cosas que dan más entretenimiento. Pero sólo en el otro lado, casi al límite, está el encuentro.

No nos atrevemos a quedarnos sin nada porque sin ocupación uno se pierde. Nos agarramos a cosas, a acciones..., para no sentir la dolorosa soledad. Y sin embargo, la soledad puede ser una inmensa gracia y en ella se salta a la libertad, a la paz, al gozo.

Se puede comprobar que en el silencio todo se armoniza y reconcilia, y se siente uno como en su casa.

Puede ocurrir que se tenga la sensación de escapada y de insolidaridad hacia todo. Es una sensación tan solo, porque el auténtico silencio hermana y une. La insolidaridad se da en la superficie, no dentro. En el fondo del corazón todo se acoge, se acepta, se armoniza. No nos separa de nada el silencio. Toda separación llega desde la superficie. Todas las separaciones tienen su origen en la exterioridad: cultura, religiones, gustos, creencias, costumbres... Si en tu camino excluyes a alguien tienes que replantearte tus pasos porque no te llevará al auténtico silencio. En él, todo se encuentra en comunión. Desde el silencio uno no se expulsa y no es expulsado. Nunca seremos mal recibidos en el silencio.

En el silencio es únicamente donde el hombre se halla y se encuentra. Es el espacio en donde se revela. Otro espacio no tiene para descansar. Jesús decía que el Hijo del hombre no tiene donde apoyar su cabeza. Alude a que no hay otro sitio en la tierra que no sea su corazón. El camino del silencio no se anda desde la superficie. Es un camino que pide lo más sano de nuestro corazón, de nuestra calidad. Lo mejor de nuestro ser y con todo esto se une.

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Por otra parte, el silencio no gira en torno a objetivos. No esperamos nada de nosotros y tenemos ese derecho. Nos pasamos la vida pidiendo y esperando. Nosotros queremos ir al silencio con nuestras ideas con tal de no sentir el dolor de nuestro vacío. Con tal de no soportar la devastación de nuestro corazón. No es bueno agarrarse a nada. No vale usar «drogas».

Puede haber cultos religiosos, ceremonias o ritos que sean opio. En nuestro culto actual puede haber «cocaína» para separarnos de nosotros mismos. Esto es cierto, como un artículo de fe: a Dios no le encontramos fuera de nuestro corazón. Cuando más me encuentro, más encuentro a Dios. Dios y el hombre no se contraponen. Si uno va a Dios llenándose de cultos no lo hallará. Está de moda la religión y proliferan los cultos externos. No es buena señal, porque las tradiciones y costumbres culturales sólo hacen distraer al hombre y colaborar en que la persona se desentienda de ella misma. A Dios se le adora y celebra desde el corazón, como dice san Juan cuando escribe el episodio de la samaritana. Ella es una mujer que intenta distraerse de sí misma y habla un lenguaje externo: que si se le adora a Dios en el monte o... Y Jesús la centra en su propio ser. Dice: «Créeme, que ha llegado la hora de no adorar así a Dios». A partir de ahora al Padre se le adora en espíritu y en verdad. En el silencio, El Padre busca estos adoradores. Y es que Jesús no pierde nunca ocasión de llevar al hombre hacia su corazón. Y nosotros aún seguimos de «rama en rama».

Recobrarse a sí mismo es buena cosa y el silencio ayuda pidiendo que no nos enajenemos con más opio. El mundo no nos favorece gran cosa. En las horas de silencio, eliminamos las toxinas que intoxican nuestras vida y recuperamos la salud. Si nos queremos ayudar de cosas externas, puede que nos entretengamos pero no podremos rehacernos, recuperarnos ni reconfortarnos. Y todo esto es necesario para recuperar nuestro sitio. El corazón conduce muy bien. Es cuestión de dejarnos conducir sólo por él.

15. El silencio, búsqueda y encuentro con Dios

«Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo amará y los dos vendremos con él y viviremos con él» (Jn 23, 24)

Un cristiano sabe que Dios está con él porque desde muy pequeño se lo han dicho. Son las primeras cosas aprendidas en el catecismo. Luego se olvidan y se recuerdan otras, menos importantes, que son las que presiden la vida.

Se aprende que la vida es dura y hay que luchar en ella. La consigna de lucha, de rentabilidad, de prestigio..., toman a la persona al asalto y esta vive con el programa para siempre. Todas las consignas prevalecen para poder estar siempre por encima de los demás y poder sobrevivir. Lo demás, lo más importante, queda en segundo plano. Se olvida que Dios está con nosotros y que su mensaje es el único que nos da vida.

La celebración cristiana gira en torno a este pensamiento de que Dios está presente en lo escondido de mí. A pesar de todo, no estamos familiarizados con el pensamiento de que Dios vive en nuestra propia raíz. ¿Dónde buscar el origen de nuestra vida? Está oculto.

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Sufrimos de amnesia con respecto a nuestro origen. Es justo conocerlo porque es algo imprescindible para nuestra vida.

Un judío cuenta que un día llegó a casa su hijo llorando. «¿Qué te pasa?», le preguntó el padre. Y le contestó el niño: «Estábamos jugando al escondite y a mí nadie me buscaba».

Eso es lo que le pasa a Dios. Se ha escondido y nadie le busca. El silencio se vive con la convicción de que alguien se oculta en nosotros.

La vida no se reduce a las noticias que nos dan del exterior. Se busca información de la vida en los diarios. Saludamos a la gente preguntando: «¿Qué hay de nuevo?». En el silencio la mejor noticia nos la damos nosotros: «He encontrado a Dios». Nuestra tarea es darnos la mejor noticia. Lo mejor está dentro. La noticia más veraz y menos contaminada está dentro. La vida es también lo que se oculta en cada uno de nosotros y no hay peor cosa que ahogar o estrechar algo.

Por eso, no se puede vivir el silencio sin al menos sospechar que algo está escondido en nosotros. La vida es algo más de lo que vemos en los acontecimientos exteriores.

Hay que recordar también que las cosas esperan más atención de nosotros cuanto más frágiles sean. Las cosas más escondidas esperan más de nuestro silencio. El gesto de oler una rosa es un gesto de cerrar los ojos. Se inspira. Como si fuera la única manera de poder recoger su olor sutil. Hay rosas tan suaves que su olor reclama nuestro gesto de atención. Hay que cerrar los ojos para percibir su aroma. Cuanto más frágil, más atención. El mundo divino es tan sutil y tan suave que nuestro silencio es imprescindible. Nuestra atención va rescatando de todas las cosas su hermosura. No para apropiarnos de ella. Hemos de ser generosos. Hay que ver las cosas y dejarlas.

La luz, al amanecer, despierta la creación entera. El milagro de la luz es ese: despierta todo. Todo se embellece y resucita.

Nuestra atención es una luz que va favoreciendo todo lo que mira. Saca a la superficie la belleza de las cosas. Estas, al mirarlas, nos obsequian con su mensaje de armonía. Todo existe gracias al silencio. Nuestra atención da existencia a las cosas. Nuestra atención es un acto de amor. Cuando uno mira con atención las cosas no nos mienten. Ve mejor el que ama que el que es indiferente.

Pasar por las cosas sin enterarse es una tragedia. Vivir con uno mismo sin enterarse es una tragedia. Al mirar todo con amor, todo se nos revela y nos ofrece su misterio y su secreto. Es necesario mirar desocupándose de todo lo demás.

Cervantes dice en el Quijote que necesita a un lector desocupado para poder ofrecerle la lectura de su libro. A veces, el silencio es esto: desocuparse para sumergirse en algo que habita en nosotros.

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Siempre nos ocupamos. ¿Para qué? Para saber, para... Se ocupa uno en objetivos que están al margen de nosotros. Las ocupaciones nos desplazan, nos aíslan de nosotros. Pendientes de los resultados y conclusiones de nuestros objetivos no sabemos ni respirar. «No tengo tiempo ni de respirar». Esta frase que se dice mucho es muy significativa. ¿Qué sacaremos de esto? ¿Qué resultado obtendremos? Son preguntas que nos hacemos antes de efectuar cualquier ocupación. Estamos cogidos por algún afán de conclusión o resultado. Y nuestra urgencia es desocuparnos. Lo mejor de la vida no se logra. Lo mejor de la vida es ella misma. La vida no es el resultado de un esfuerzo. La vida llega a nosotros porque sí. No es un logro ni una conquista. No es el resultado de nuestro afán. Tenemos que seleccionar los campos de nuestra atención. Seleccionar los campos de los impulsos que rigen nuestra vida. Nuestra idea equivocada nos obliga a vivir con una prisa enfermiza.

Y corriendo de afán en afán, no vemos que en lo pequeño se ve la vida. Se ve a Dios. En lo más insignificante. Dios y la vida se revelan en todo lo que vemos. Dios está en todo. Tomar contacto con las cosas con pureza y con atención es otra forma de encontrar a Dios.

Hay que ir al silencio en la confianza (un rasgo que hoy no se da) de que algo se oculta en mí. Pero, la desconfianza, en el conjunto de la historia humana, va pareja al vivir del hombre. Y se dice, sospechando, que el silencio es un riesgo de intimismo, de evasión... No desconfiéis. No lo sospechéis. Estamos llamados a traspasar las capas de nuestra sensibilidad o emoión para que se dé un encuentro con Dios en el silencio.

La vida se cumple en cada instante. Lo que cuenta en la sociedad es el pasado. Y pesa tanto... Influye negativamente. El silencio no es pasado. No tiene tradición. Es la oportunidad de vivir sin ropaje ni impureza. La vida no es lo que producimos nosotros. Ningún producto es Dios. No se puede buscar en fórmulas preparadas ni en la inquietud que rodea nuestro vivir.

16. El silencio, capacidad de escucha

«Oigo en mi corazón una voz que dice: "Busca mi rostro"» (Sal 27)

No escuchamos sólo con nuestro oído. Nuestro cuerpo también escucha. Una palabra, cuando encuentra un cuerpo abierto, se extiende por el. El silencio crea una resonancia en la Palabra. Después de hacer silencio se escucha mejor. El silencio es un vacío y se hace presente una plenitud. Sólo el vacío puede dar resonancia. No se puede cantar con la boca llena. Es necesaria la capacidad de escucha.

El oído no selecciona. La vista es más selectiva. El oído se entera de todo. Del canto del pájaro y del silbido del viento. El silencio es necesario para seleccionar la Palabra y para decir lo que el salmista. Oigo en mi corazón una voz.

Para escuchar es necesario el afecto. Nuestra escucha es inmensamente provocadora. La escucha inspira al otro. Si escuchas, desatas las vallas del otro y provocas su palabra.

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La Palabra, si nos toca y nos hiere, nos puede acompañar eternamente. Busca la Palabra que habita en tu corazón. No la busques fuera. De alguna manera ya está dentro. Escúchala. Lo que hace la Palabra es despertar algo que ya está dentro de nosotros. Por el silencio uno aprende a escuchar sin anticipación. No adelantarnos a la palabra es buena cosa. No decir antes de tiempo lo que el otro nos tiene que decir.

La música es después de escucharla. La música se celebra después de que el sonido se haya consumido. La Palabra es después que ya ha concluido el sonido. La escucha pide una atención total y llena. No estamos acostumbrados a la escucha porque todo nos reclama. Y es una pena porque a la música se la profana si no se la escucha. Hemos de ser pura escucha. La escucha no tiene otra cosa que hacer sino escuchar. Escuchar sin influir sobre lo que nos llega.

Hay que dejar nadar al pez; volar al pájaro; a la Palabra que suene. Id aprendiendo esto. ¡Qué bueno es no influir en nada! Como en la respiración. La palabra es toda ella una acción. La palabra que resuena dentro de nosotros es una presencia llena de dinamismo. Pero hay que dejarla libre para que resuene.

Dios tiene una palabra sola: Jesús. La simplicidad de Dios es manifiesta. Y es que en una Palabra pueden florecer las demás. Basta escuchar una palabra para que ella vaya madurando. Una palabra que recoja siempre nuestro silencio y nuestra atención. La Palabra nos buscará a nosotros. No la manipulemos. En el silencio nos puede encontrar. Una palabra breve es mejor. Una vez encontrada no reflexionemos sobre ella. Hacerlo es separarse de ella.

 17. El silencio, base para asentar la vida

«Si todo cuerpo está iluminado, al no haber en él parte alguna oscura, todo él resplandece» (Lc 11,36)

La vida no es fluida por el ruido que experimentamos. Este afán nos divide como piezas de un rompecabezas. El hombre tiene muchas piezas y el silencio tiene que alcanzar a todo lo que somos. La atención a nuestro cuerpo también tiene que darse porque nuestra corporalidad no se puede excluir en el silencio.

Hay dos silencios corporales: uno de muerte, otro de vida. El de vida se presenta sin estorbos y todo fluye constantemente. Es maravilloso. Pero el silencio del cuerpo no siempre tiene fluidez. En el cuerpo van registrados nuestros ruidos, impulsos, afanes... No se puede disimular. El cuerpo no miente. Revela lo que somos. Todo se refleja en él. Expresa nuestro fingimiento. Hay que saber silenciar el cuerpo porque este silencio incide luego en las profundidades del alma.

Nuestros dolores, gestos, posturas.... son expresiones de aquello que tenemos en el interior. En el cuerpo se pueden ver reflejados gestos de desconfianza. Esta desconfianza crea un gesto exterior de estar en guardia. Alerta siempre.

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Hay una desconfianza ante lo oculto. Este miedo nos impide vivir plenamente. Para desterrar esta sensación hay que poner los pies en la tierra. Al hacerlo reencontramos una de las dimensiones básicas de la vida. Si no se pone el pie con firmeza se vive en el temor. Hay gente que anda de puntillas en la vida. La estabilidad de la tierra es necesaria aunque luego haya que dejar que el cielo tire de nosotros. Buscar la postura correcta en la vida. Verdadera. Dejar que la tierra tire de nosotros. Asentarnos sobre la tierra. Establecernos y descansar en ella sin miedos. No desconfiar de la firmeza de la tierra. Ella nos sostiene y nos recoge. El temor siempre endurece el cuerpo. La fluidez de la vida sufre serios atascos. Si notas una postura de temor, reemplázala por otra de abandono total.

Existe otra desconfianza alojada en nuestro cuerpo. Es la desconfianza ante el mundo de los sentimientos. De los míos y de los otros. Cuesta admitirlos. Emociones que desechamos. Otras veces, las buscamos para dejarnos castigar por ellas. Parece ser que esta desconfianza se localiza en el pecho. Cuando se levanta el pecho y se hunde el vientre se demuestra desconfianza. El centro no se asienta en el pecho. Todo se asienta en el bajo vientre. Aprended a sentarse en el bajo vientre. Son las raíces de nuestra vida. De nuestro árbol. Se desarrollan las raíces en función de la magnitud del árbol. Son las que alimentan el árbol. El bajo vientre es la despensa de la vida. Asentarse en él es una manera de encontrar la confianza. La postura corporal ayuda a buscar la dimensión profunda del ser.

Qué duda cabe de que vivir desplazando nuestro centro hacia otros sitios genera desequilibrio. Nuestro centro no está en poseer La confianza no la da la posesión. Nace de otro lado. Por vivir con dependencia, vivimos alterados. No asentarse en nadie. Sólo en sí mismo.

La alteración se da cuando uno encuentra su centro en otra persona. El trabajo del silencio es aprender a descansar en uno mismo. Esto es arriesgado. Es una inmensa felicidad cuando se consigue confiar en nuestro propio centro.

Otra desconfianza es la que se siente ante el porvenir. Es frecuente. Nadie sabe nada del futuro. ¿Qué será del siglo? ¿Qué será de nosotros? Todo es imprevisible y se sufre. Se localiza en los hombros. Las personas que tienen los hombros levantados sufren esta desconfianza. Dejar caer los hombros ya es un signo de aceptar cosas. Admitir cosas libera la tensión y el dolor que crea esta desconfianza. Uno se protege corporalmente con los hombros. El futuro es algo que se nos va a dar pero no se trata de buscarlo, con miedo, antes de tiempo.

Es necesario que toda nuestra razón entre en silencio. Al igual nuestro discurso, nuestro raciocinio. El régimen de la razón se idolatra. No es fácil someter la mente a un silencio.

Hay que entender que la razón no acredita. Nosotros no somos lo que pensamos. Las ideas maravillosas no sirven. Podemos ser egoístas y violentar. Las ideas son sólo ideas. No son el fondo de nuestro ser. Observad cómo la razón no ha estado siempre al servicio de la paz, del amor, de la libertad... Colabora con el mal. A veces, colabora con la guerra. No hay que idolatrar la razón.

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Es difícil, pero bueno, dar silencio a nuestra razón. No nos guía la razón. No es el eje de nuestra vida. No es una cultura. El eje no es la razón. La cultura es superficial y la razón es bastante superficial. No sabe responder al misterio de nuestra vida. No puede. La razón está parcelada. Se ha vuelto especialista. Es un índice de que está dividida.

Uno se hace un favor si silencia la razón. Hay resistencias tremendas. A ideas, juicios... El hombre es un tanto por ciento de razón v de otras cosas. La maravilla la hace el hombre cuando no piensa. Es tremendo someter todo a los criterios de la razón. Eso es un atropello.

El hombre tiene otra parcela que es la imaginación. Es una parcela importante. La imaginación trabaja mucho. Te ilusionas. A veces haces horas extraordinarias. No deja de trabajar. Hay que dar descanso. Devolver al silencio la imaginación. Para que luego pueda ser más creativa.

El mundo de nuestra emoción es otra pieza que hay que hacer descansar. En un breve espacio de tiempo se está desalentado, animado, furioso, contento... Las emociones ahogan. Hay que devolver la calma. No excitarlas, darles calma. No nos pueden estrechar in fatigar. Devolver el silencio a la emoción. Es un quehacer lleno de salud.

Otra pieza que existe en nosotros es la voluntad de desearlo todo. De poseerlo. Es bueno dar silencio a nuestra voluntad. El deseo nos orienta hacia afuera. No hay que desear nada. No es preciso. En este campo profundo todo está ya en el hombre. Todos los recursos están dentro. Hay que tener confianza. Hay que sospechar que los recursos que necesitamos para vivir están dentro. El silencio es bueno para alejar los deseos de uno mismo. Si yo vivo deseando algo..., me apoyo en otra cosa. Surge la agitación. Nos aíslan de nosotros mismos. Silencio en nuestros deseos. Para no alejarnos de nuestro corazón.

Cuando todas las piezas entran en sosiego puede brotar la intuición. Es una luz rápida. Se enciende en nosotros y nos anuda a caminar. Cuando algo se ve desde dentro, no se necesita ayuda ni respuesta. Nadie puede cambiarnos si la luz se hace dentro. Nadie puede decirnos nada.

Esta luz sólo se pone en marcha cuando todo se serena. No somos lo que nos empeñamos ser. Un silencio para permitirse ser. Permitirse vivir.

La intuición es hija del silencio. La presencia del Reino en nosotros se intuye desde el silencio. El silencio es el espacio para esta intuición, esta revelación. No es callar por callar. Es callar para permitir que la vida se dilate, se expanda. Son los ruidos los que tapan esa fuerza interior. Los que nos dividen en mil piezas sin sentido. Acallarlos es encontrar de nuevo la confianza y la salud.

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18. El silencio, la ocasión para asumir la realidad no deseada

«El se apartó de ellos como a un tiro de piedra y se puso a orar diciendo: Padre, si quieres aparta de mí este trago sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo» (Lc 22, 41)

Todo ser humano sufre en su cuerpo muchas molestias y dolores. Pero se sabe que lo que más duele es nuestra postura en la vida. Cuando ésta no es justa es la que engendra mayor dolor. Este desequilibrio crea el dolor. Si la postura no es coherente, honesta, de servicio, de autenticidad..., crea un profundo malestar y esa división se refleja en nuestro cuerpo. Si hay una postura justa, la vida no duele.

Suele ocurrir que el hombre ahoga continuamente sus sentimientos y sus emociones. Enmascara sus problemas, no desea vivirlos ni asumirlos... Proyecta un mundo de ilusión y se evade. Traslada su dolorosa realidad y la tapa con la ilusión de que no existe. No es capaz de enfrentarse a tanto dolor. Se inventa otros problemas más asequibles de manejar y de sufrir, se «entretiene» con ellos.

En el silencio puede ocurrir que las horas pasen volando. Cuando uno se aproxima a la atención, la sensación es que el tiempo no corre. La lucidez del presente es como la eternidad. Es una vivencia de eternidad. Pero, otras veces, el silencio se te hace insostenible. El tiempo no acaba de transcurrir. Cuando hay crispación las cosas se retardan: no llega el autobús, ni el tren... El estrés espiritual también existe y también daña.

Suele pasar que en el silencio se hacen presentes situaciones, relaciones, personas, objetivos..., que no están vividos ni asumidos. Da la impresión de que nos esperaban en el silencio para encontrarse con nosotros. Son episodios que se tenían ocultos porque duelen. Creíamos que ya estaban olvidados y nos damos cuenta de que salen a la luz con más fuerza todavía. Se nos hace presente un pasado que nos pide cuentas y que desea que le pongamos nombre, que lo afrontemos y que lo concluyamos para poder diluirse en nuestro corazón.

Los cuentos suelen tener un mensaje profundo. Cuando el hombre intelectual no puede expresarse con las palabras adecuadas recurre al cuento para decir aquello que de otra manera, más sofisticada, no es capaz de explicar.

Esto ocurre con una leyenda que cuenta la historia de tres princesas que todos los días se levantaban y se iban a beber el agua a una fuente. Pero un día, la mayor (al igual que las otras dos) se encuentra el agua embarrada. ¡Qué sorpresa! Una rana se asoma en el fango y les dice que si quieren cambiar el agua y volverla limpia, una de las princesas tiene que acceder a casarse con ella. La pequeña contesta: «Trato hecho». Desde ese momento, la rana se presenta todas las noches en la alcoba de la princesa, llama a la puerta y dice: «Aquí estoy». La princesa, muerta de asco, no le permite dormir en su cama, con lo que la rana tiene que pasar la noche a sus pies. Al amanecer desaparece. Así ocurre hasta que la princesa deja que la rana duerma debajo de su almohada; entonces esta se convierte en un príncipe encantador y la boda se celebra por todo lo alto.

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El cuento nos habla de nuestro silencio. En los ratos de silencio se nos hace presente la rana. Muchas ranas reclamando su sitio en nuestra almohada. De noche, en el silencio, nos dicen: «Aquí estoy». Los asuntos pendientes de nuestra vida llaman a la puerta de nuestra alcoba más íntima. El pasado que no se ha vivido vuelve a nosotros para que lo vivamos. Son asuntos que pasan factura. Nuestras cuentas pendientes. No se presentan en la actividad del día. En el silencio de la noche se aparecen como la rana del cuento. Por eso no nos gusta el silencio. Por eso nos llenamos de actividad: leemos, trabajamos... Cogemos de todo con tal de separarnos de la rana que busca casarse con nosotros. Que busca que la admitamos en nuestra vida. Todo lo que se nos presenta en las horas de silencio busca ser vivido por nosotros.

Sólo cuando se vive todo se acaban los residuos y se entra en el país de las maravillas. El paraíso de cada momento se vive cuando, «desposándose» con todo, uno entra en el presente. No hay otro camino: casarnos con todo y con todos.

Cuando nos sentamos en el silencio en postura equilibrada y justa, estamos indicando algo con este gesto de estar bien sentados. Es como decir: «Venga lo que venga, de aquí no me muevo». El sí desemboca en la comunión con todo.

La oración de Jesús en el huerto que nos narra Lucas es como nuestro silencio. Jesús tiene delante de sí a la muerte. Se retira un rato y no hace otra cosa que tirarse a tierra. No para rezar muchos salmos... Para aceptar. Era su rana. Era el acontecimiento de su pasión. No se escapa. Suda sangre. Es un gesto de estremecedora aceptación. Y este gesto lo podemos imitar en nuestro silencio. Durante un tiempo, él se casa con su rana. Con su problema. Cuando se levanta de su silencio ya es otro Jesús. De alguna manera ya ha vivido su pasión. Se ha desposado con todo. Luego viene la calma delante de Pilato, una calma que impresiona.

Nuestro silencio, cuando aceptamos y damos la bienvenida a todo, (sin disimular, aunque sea entre sollozos) también desemboca en una fuerza que nos levanta y nos potencia a enfrentarnos con la vida. A vivir en el paraíso como en el cuento de la rana. Es necesario que sea un silencio que todo lo acepte para que nuestra vida sea una auténtica transformación y no un mero parche para seguir viviendo. Algo se gesta, se madura en el silencio. Por eso el silencio es como un nacimiento. Es eso nacer de nuevo, desde el espíritu del que habla Jesús en su conversación con Nicodemo. Cuando una situación dolorosa nos visita en el silencio es buena señal. Es el índice de que las cosas se acercan porque nosotros estamos abiertos para recibirlas. Si vienen a visitarnos es que estamos disponibles. Es importante que cuando vengan nos encuentren en casa.

En el silencio nadie puede escapar. Es el espacio, quizá, de mayor realismo de nuestra vida. Dad la bienvenida a todo. Con todo podemos, si lo vivimos. ¿Qué hay que aceptar? Nos puede ayudar hacer el gesto de Jesús. Abajarse, tirarse a tierra. Ponernos siempre por abajo. La situación inferior, si es por nuestra iniciativa, es buena. Nadie nos puede ya derribar. La mano, cuando quiere recibir, se coloca por debajo.

Los valles son los espacios que reciben todo. Están por debajo. Todo va al valle. Todo lo acoge. Y, qué ocurre? Que aquello que desciende de las montañas vuelve fértil al valle.

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Acogiendo todo, el valle se vuelve fecundo. En cambio, la montaña, en su cresta, es árida, estéril, infecunda. Aun cuando sobre nosotros caigan cosas no gratas, pueden ser el abono de nuestra fertilidad. Situarse por debajo, humilde, es estar a ras de tierra para asumir aquella realidad no deseada. Un silencio que es vacío para aceptar. Para no tener enemigos. Para no sentirse aplastado por ninguna situación.

Vaciarse para recibir. El silencio desaloja de todo, de cosas para poder recibir. El silencio no es absurdo. Se hace presente la plenitud, la vida. El que está vacío no se opone a nada. No tiene enemigos. El vacío no tiene resistencias. En el silencio se baja la guardia y se queda uno pronto a recibir lo que allí se nos presenta.

En el silencio no hay fecha. Es imprescindible contar con todo el tiempo. No pongáis fecha a vuestra maduración. El amor no tiene fecha ni historia. El amor es de siempre. Vivid el silencio con amor. Respetad los ritmos de la vida. No siempre es lo mismo en el silencio. Vivid cada día lo que hay. No siempre es primavera. No busquéis nada. En el silencio todo se os va a dar. Hace falta tiempo. Sabed esperar. ¿Qué pensáis de una mujer que quiera dar a luz a los dos meses de empezar su gestación? No hay ni una hora inútil en el silencio. Nada es inútil. Es imprescindible saber estar con paciencia. Esos meses que la fruta está madurando en el árbol para llenarse de vida no son en vano. Ella madura y sólo entonces nos da su dulzor. Sin prisa.

La paz esta dentro. Pero no se hace presente de repente. Hace falta tiempo. Todo está ahí. En la semilla está la calidad del truco pero hace falta tiempo y esto es lo natural. Decía Cicerón: «tres cosas hay en la vida que no se les pueden meter prisa:

a la naturaleza,

a un anciano,

a la acción de los dioses en tu historia».

Por eso no es importante pedir las cosas enseguida. Eso es un atropello. Es bueno seguir el ritmo de lo natural. No hay que tener prisa. Tómate tiempo. Es importante. No aceleres el proceso de tu curación. Ante un resfriado, «métete en la cama, suda y bebe agua». Tardarás más tiempo que si tomas antibióticos, pero saldrás, a la larga, ganando en el cambio.

Sólo viviendo la realidad del presente y asumiéndola, como hizo Jesús, hay posibilidad de levantarse del silencio en salud y disponibilidad.

 

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19. El silencio para vivir con atención

«Tened el delantal puesto y encendidos los candiles... Por eso, estad también vosotros preparados, pues cuando menos lo penséis llegará este Hombre» (Lc 12, 35-40)

Este pasaje nos invita a vivir atentos. A veces, el silencio es aprender a vivir una Presencia. Es vivir la eternidad encerrada en el instante. La presencia es todo. Todo está en cada instante. En un instante uno puede abrirse al todo. La naturaleza es silenciosa. Sólo los humanos hacemos ruido. Todo el ruido que hace el hombre, molesta.

Un instante vale para recoger el silencio de las estrellas. Aprender a reconocer ese momento único es vivir en armonía y sosiego. Es el arte de vivir.

A veces no se vive ese instante porque no está uno acostumbrado a él. Aparece la desarmonía y el desequilibrio cuando la atención no es lo normal en nuestra vida. Sus síntomas son: disgusto, impaciencia, desesperanza, desconfianza... Es señal de que las cosas no están sosegadas.

No es cuestión de ser señor de nadie. Hay que ser señor de uno mismo. Por desatender el interior:... surge el mal. Atención a lo que se hace. Lo normal es que estemos pensando en otra cosa mientras se hace algo. Y sentimos la necesidad de recuperar nuestro presente para poder vivir la única vida. Disfrutar es estar atentos. La atención da plenitud a cada situación y renueva el día, sacándolo de la rutina. Cada mañana es distinta y única, pero es necesario estar en ella para descubrir su peculiaridad.

Nada nos separa de la presencia de Dios si estamos atentos. Libres de nuestros egoísmos y. de nuestra ambición. Hay en la Biblia una frase elogiosa para Noé que dice así: «Andaba siempre en la presencia de Dios».

Dios no deja de vocear, pero para recoger su llamada es necesario estar atento..., a la verdad que encierran las cosas. Un proverbio árabe dice: «Busca a la mujer (a la verdad que hay, en ella) y no a su emoción». Busca la verdad. La emoción se nos da en la costa y no en alta mar. La emoción se da en lo más exterior. Es frágil y pasajera. Busca la verdad de todo y no su emoción. Según como esté uno, así nos afectan las cosas. A un mismo estímulo, diversidad de respuestas. Hay que abrirse a lo que hay de eterno en las cosas.

Unos monjes del desierto hablaban de la oración y la expresión de uno de ellos fue: «Cuando vayas a meditar, espía a Dios como el gato espía al ratón».

Es toda una enseñanza magistral. Es una invitación a la vigilancia. Se dice al hablar de la oración: «Haced como si estuvieseis observando como abre Dios los párpados a los pájaros en el amanecer».

Y es que hay que tomar este estilo de atención. Cuando el gato «está ti abajando» da la sensación de que no hace nada. Así caza al ratón. Está presente, espera atento y ...

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La tentación de no hacer es tremenda. ¿Hago algo en el silencio? Queremos hacer algo. Por eso el silencio es insoportable. Es una maravillosa actividad; no hacer es la plenitud del hacer.

También es verdad que el gato, para estar atento al ratón, tiene que tener «hambre». Este elemento es necesario porque es lo que le lleva a hacer la labor. En casa, cuando se tiene un gato no se le da la comida para que pueda hacer bien el trabajo de buscar a los ratones.

Por eso el que tiene hambre se decide a hacer silencio. Detrás del silencio siempre hay hambre. No de saberes, ni de doctrinas. Lo eterno no cabe en doctrinas. A lo eterno le basta con ser. La doctrina es superficial. Es lo que busca envolver. Pero no se envuelve a Dios. No hay interpretación de lo eterno.

Cuando estamos atiborrados, no buscamos. Hay una enfermedad: la satisfacción. Tenemos opíparas comidas de emociones, dogmas, doctrinas, programas, ejercicios... Pero eso no es bastante para encontrar a Dios. Por eso el silencio nos llama.

Las Bienaventuranzas se proclaman a los insatisfechos. El hambre de tu vida puede ser señal de salud. «¿Cómo andas de apetito?», pregunta el médico. «¿Bien?». «Si rumia la vaca es buena señal», dicen los veterinarios. El hambre es señal de salud.

Al igual que el dolor, que puede ser una gracia. Siempre nos pone alerta. Puede ser el reclamo de nuestro corazón. Nos despierta con su alarma. Y lo malo es que buscamos anestesiarlo..., para seguir dormidos y amodorrados. El asunto no es buscar la pastilla que lo calme y lo borre, sino que hay que escuchar al dolor porque en él se puede encontrar la raíz que lo causa y la curación será total. Los problemas no se resuelven si no se miran de frente y nos hablan. No se puede echar cemento encima de nuestro sufrimiento.

Nosotros podemos padecer tres dolores tremendos:

el dolor de lo absurdo,

el dolor del aislamiento,

el dolor de la muerte.

A estos dolores se les pueden encontrar respuestas en el silencio. Cuanto más silencio, menos equivocaciones. Hay una función que cumplir en la vida y esa hay que hacerla bien. Lo importante es que no te confundas con esa función. No buscar el éxito. Esto es sólo un reconocimiento del exterior. La recompensa viene desde el interior. La recompensa de afuera nos llevaría siempre a buscar el aplauso. Hay que verse a uno mismo fuera de la función, ejercerla, pero sin involucrarse con ella. En el corazón, no se necesitan aprobaciones. El interior es eterno y la aprobación es para identificarte con lo que se está representando. Sólo sufre el que se identifica con lo que hace.

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El que no está atento y su vida su llena de «movilidad» es que tiene poca salud. La movilidad no favorece. Sólo la atención nos puede dar paso a la presencia de Dios en nuestra vida.

20. La oración de Jesús a través del cuerpo

«Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habita en vosotros, y que habéis recibido de Dios. Glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo» (1Cor 6, 19-20)

Estamos poco acostumbrados a utilizar el cuerpo para expresar nuestra oración. Y no es que nosotros tengamos un cuerpo, es que ¡somos cuerpo! A Dios se puede ir también con nuestra corporalidad. A veces, se gana mucho en la oración si el cuerpo también nos acompaña en este encuentro.

El padrenuestro es la oración de Jesús. La experiencia de rezarlo con todo nuestro cuerpo puede ser muy rica si se practica con libertad y con apertura. Se puede rezar así:

- Padre nuestro que estás en el cielo.

(A la vez que su habla se alzan los brazos como para encontrarnos con nuestro Padre. No es que lo busquemos en las alturas. Dios está en todas partes pero hacemos, en realidad, un gesto de ascender buscando también nuestro origen, que siempre esta como «más allá» de nosotros. De Dios somos. A él evocamos, invocamos y tendemos).

- Santificado sea tu Nombre...

(Se cruzan, al decirlo, las manos en el pecho. Se respira en él la vida que bulle en nuestro ser y allí se santifica su presencia cercana).

- Venga a nosotros tu Reino...

(Se ponen los brazos en cruz, abiertos y desarmados, esperando el reino sin barreras ni trabas, sin resistencia ni obstáculos. Con ganas y en una auténtica actitud de acoger, de abrazar, de encontrar..., todo lo que la vida nos vaya dando. En disposición indefensa de auténtica apertura. Sin nada que nos impida la acogida del Reino).

- Hágase tu voluntad en la tierra...

(De rodillas, se toca con el dorso de las manos la tierra, el suelo. Sabedores de que la tierra soy yo. De que en mi tierra, en mi vida, (así como es ahora) se tiene que cumplir su ley y su voluntad. En esta tierra concreta se tiene que hacer patente el programa de vida que él desea

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para rní. Su voluntad y no la mía. En cl suelo, doblada la rodilla, así como mi voluntad. Todo lo que recite debe hacerse desde abajo. Abajarse ante la vida para no resistirla. Asumirla desde lo bajo para no dañarme. Para que yo no me enorgullezca de nada. Para reconocer, en el gesto, que él es el Rey y Señor, mi Dios y mi creador. Y yo me abajo paca dejar mi orgullo que hace rígida mi vida. Y me pongo de rodillas para acoger con amor y sumisión su voluntad. Para no sufrir más la violencia de la resistencia, de la queja y del porqué).

- Como en el cielo...

(En la misma postura de rodillas, se elevan los brazos, como queriendo tocar el cielo con ellos).

- Danos hoy nuestro pan de cada día...

(De rodillas se ponen las manos juntas, una encima de la otra y extendidas hacia afuera en un gesto de pobreza. Las manos han de estar vacías para pedir. Hay que haberlo dado todo antes para pedir mas. Sería necio pedir con las manos ocupadas, porque así nada se nos dará.

Pedimos el pan de todo aquello que alimenta: ternura, cariño, comprensión... Un pan nuestro de cada día para ponerlo en la mesa, para que los nuestros se alimenten también de él. Un pan que dé comida de amor a los que nos rodean. El pan está para ponerlo sobre la mesa y que vaya «rodando» por todas las manos. Asequible a todos. Un pan para compartir con los de casa como alimento principal del día).

- Perdona nuestras ofensas...

(También de rodillas, se inclina el cuerpo hasta tocar con la frente el suelo y sentir la necesidad de ser perdonados en todo aquello que necesitemos).

- Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden...

(Se abren, a continuación de sentir nuestro perdón, los brazos a la derecha, izquierda... como si en ese gesto pudiéramos abrazar a todos. Es un acto de reconciliación con todos, con la creación entera).

- No nos dejes caer en la tentación...

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(De pie, con los brazos protegiendo la cara, se adelanta un pie al otro para buscar una postura de fuerza y estabilidad para que los empujones no nos derriben. Sabiendo que es Dios quien nos está protegiendo desde el exterior y que nuestra fuerza esta en él).

- Y líbranos del mal...

(Se levantan los dos brazos, como si se sostuviera entre ellos un cáliz, v se mantienen así, como queriendo ofrecerlo todo a Dios. Cuando se sube el cáliz de nuestra vida como ofrenda ya no nos puede dañar nada. Todo está bien si es ofrecido y todo cobra un significado positivo. Todo lo ofrecido es bueno).

Amén

(Los brazos se dejan caer en una actitud de descanso, a lo largo del cuerpo. Cuando se reza con el corazón, el hombre encuentra sentido a su «amén» y descansa sereno en actitud de abandono. Sabe que es querido, perdonado, protegido, escuchado.... y descansa sereno. Es así como tenemos que sentirnos después de estar con Dios).

21. Frases desde el silencio

«Bueno es esperar en silencio el socorro del Señor» (Lam 3,26)

Escribir todos los diálogos que se establecen entre el grupo que hace silencio no es posible. Su riqueza y diversidad hacen imposible trasladarlos a los apuntes. Lo que a continuación se detalla son frases que han tenido resonancia y que tienen sentido por sí mismas, sin necesidad de desarrollar las preguntas que las precedieron.

El silencio no se comprende, se practica.

El silencio se resiste a que se le razone.

El evangelio no busca ser comprendido sino practicado.

El silencio es acción.

El silencio descubre la maravilla de vivir.

Si hay un sendero para ir hacia uno mismo, ese es el silencio.

Preocuparse es ocuparse antes de tiempo.

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El silencio no aleja de la vida.

El aburrimiento no está en la vida.Está en nosotros.

Callar es bueno...,cuando la palabra no sirve.

La palabra es buena si brota del silencio.

Dios no se esconde de ti.Eres tú el que toma distancia.

Si te has encontrado contigo,lo demás no importa.

Saber estar va es bastante. Es la mejor comunicación.

Sé tú mismo. A todos llegará tu clamor.

El silencio es una acción sin interés.

En el silencio no existen comparaciones.

El silencio se vive cuando algo esta deseoso de nacer en nosotros.

El silencio es ir quitando obstáculos a la vida para no ahogarla.

No hay nada que excluir. Vivirlo todo.

Lo desatendido, lo olvidado,se nos puede volver a presentar:

El silencio le ayuda a hacer bien las cosas.

Que nadie ni nadate sorprenda sin tu silencio.

-La atención es lo bastante sabia como para encontrar la respuesta.

Cree en tu silencio.

Cree en tu sabiduría.

Se puede sufrir; pero nada ni nadie puede dañar tu interior

No pasa nada.Tú estás más allá de tu violencia.

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Tú estás siempre más allá de tu error.Si eres pacífica, tú poseerás tu tierra. Serás la dueña de tu vida.

-Si sufres algún dolores que está en la superficie.

El barco se agita mucho cerca del puerto. Mar adentro es una balsa.

La lucidez del silenciote evita pagar precios demasiado altos.

Cree en tu luz. En ti mismo.

Si estás atento se te disparará el gesto más apropiado.

Que no te reclamen las cosas.

Vivir es ejercitarse en cada pisada.

No busques el pretexto para no estar contigo.

El silencio es para intimar contigo.

Vivir con uno mismoes la única oportunidad de ser feliz.

Buscar a los demás es un riesgo.

Admitir lo inadmisible es una alegría.

Cuando hagas algo,presta atención a lo que haces.

Cada cosa a su tiempo.

El tiempo no es para hacer muchas cosas, sino para disfrutar de la calidad de lo que se hace.

No hay que ganar nada en la vida. La vida nos gana a nosotros.

-Tu descanso eres tú mismo.

Los objetivos no se buscan. Se dan.

EI silencio no da nada cuando lo buscas.

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-Hacer varias cosas al mismo tiempo no es el ritmo propio de la naturaleza. Eso no es saludable.Imita a la naturaleza.

Si algún objetivo cabe en la vida es ser uno mismo.

-Si uno se propone algo v no lo cumplese siente culpable. No busques resultados.

El compromiso no es necesario cuando se actúa desde el corazón.

El silencio no es para buscar «escapismo»

Si intentas..., Nunca haces nada.

El futuro no se debe vivir en el silencio.Tu miedo es el resultado de pisar tu futuro.

La paciencia abre la puerta de la eternidad.

La eternidad es vivir el momento al cien por cien.

Conformismo es acoplarse a algo exterior.

La aceptación es maduración interior.

Es una habilidad falsa esperar tiempos mejores.

El olor se esparce cuando la flor está hecha.

El exterior no hay que cambiarlo.

Agobia el exceso.

El límite lo pones tú.Lo limitado es apariencia.

Siempre hay que ir más allá de lo que se ve.

Creer es admitir lo imposible.

En la creencia, todo está medido y pesado.

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La fe es apertura. La creencia es cerrazón. Se expresa en ideas y conceptos.

Las instituciones no sirven para cambiar al hombre. El silencio es el espacio para nuestra creación.

El consumo social no puede crear.

El silencio ayuda a buscar otros estilos.

Dos exterioridades se rozanpero no pueden unirse.

El enfrentamiento esta en el exterior.

Anda la vida con tu propio pie.

No te quedes en la superficie de tu egoísmo.

Un camino tiene síntomas de validezsi no excluye a nadie.

Tu decisión no establece diferencias con los demás. Busca una sintonía común.

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La Cruz: Ofrenda de Cristo

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Tres elevaciones a Cristo Salvador

Tomadas de las "oraciones" atribuidas a santa Brígida.

{Santa Brígida nació en Suecia el año 1303. Se casó muy joven y tuvo ocho hijos a los que dio una esmerada educación. Formó parte de la tercera orden de san Francisco. Al morir su marido, hacia 1344, comenzó  una vida  de mayor ascetismo, con rasgos carismáticos especiales, y se lanzó a fundar una orden monástica para hombres y mujeres, que luego se llamaría de Brígidas.

En 1349, tiempo de pestes, se trasladó a Roma, donde fue ejemplo insigne de virtud y espíritu renovador. Desde allí emprendió varias peregrinaciones como acto de penitencia, por ejemplo, a tierra santa. En este periodo escribió muchas obras en las que narra sus experiencias místicas. Murió en Roma el año 1373.

Fue canonizada en 1419, y Juan Pablo II, en el Sínodo de Obispos para Europa, año 1999, la declaró co-patrona de Europa, con Catalina de Siena y Edith Stein}

Elevación Primera: Jesús condenado

Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, que anunciaste por adelantado tu muerte y, en la última cena, consagraste el pan material, convirtiéndolo en tu cuerpo glorioso, y por tu amor lo diste a los apóstoles como memorial de tu dignísima pasión, y les lavaste los pies con tus manos preciosas, mostrando así humildemente tu máxima humildad.

Honor a ti, mi Señor Jesucristo, porque el temor de la pasión y la muerte hizo que tu cuerpo inocente sudara sangre, sin que ello fuera obstáculo para llevar a término tu designio de redimirnos, mostrando así de forma clara  tu caridad para con el género humano.

Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, que fuiste llevado ante Caifás, y siendo el juez de todos, permitiste humildemente ser entregado a Pilato para que te juzgara.

Gloria a ti, mi Señor Jesucristo, por las burlas que soportaste cuando fuiste revestido de púrpura y coronado con punzantes espinas, y aguantaste con paciencia inagotable que fuera escupida tu faz gloriosa, que te taparan los ojos y que unas manos brutales golpearan sin piedad tu mejilla y tu cuello.

Alabanza a ti, mi Señor Jesucristo, que te dejaste atar a la columna para ser cruelmente flagelado, y que permitiste que te llevaran ante el tribunal de Pilato cubierto de sangre, apareciendo a la vista de todos como {un malhechor} siendo el Cordero inocente.

¡Bendito seas, por siempre, Señor, mi salvador!

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Elevación segunda: Jesús, misericordia salvadora

Honor a ti, mi Señor Jesucristo, que, con todo tu glorioso cuerpo ensangrentado, fuiste condenado a muerte de cruz, que cargaste sobre tus sagrados hombros el madero, que fuiste llevado inhumanamente al lugar del suplicio, despojado de tus vestiduras, y así quisiste ser clavado en la cruz.

Honor para siempre a ti, mi Señor Jesucristo, que en medio de tales angustias, te dignaste mirar con amor a tu dignísima madre, tu madre que nunca pecó ni consintió jamás la más leve falta; y, para consolarla, la confiaste a tu discípulo que la cuidara con toda fidelidad.

Bendito seas por siempre, mi Señor Jesucristo, que cuando estabas agonizando, diste a todos los pecadores la esperanza del perdón, al prometer misericordiosamente la gloria del paraíso al ladrón arrepentido.

Alabanza eterna a ti, mi Señor Jesucristo, por todos y cada uno de los momentos que, en la cruz, sufriste  las mayores amarguras y  angustias por nosotros, pecadores; porque los dolores agudísimos procedentes de tus heridas penetraban intensamente en tu alma bienaventurada y atravesaban cruelmente tu corazón sagrado, hasta que dejó de latir.

Entonces exhalaste el espíritu, e inclinando la cabeza, lo encomendaste humildemente a Dios, tu Padre, quedando tu cuerpo invadido por la rigidez de la muerte.

¡Bendito seas, por siempre, Señor, mi salvador!

 

Elevación Tercera: Cristo, Señor, alabado por los siglos

Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, que con tu sangre preciosa y tu muerte sagrada redimiste las almas y, por tu misericordia, las llevaste del destierro a la vida  eterna.

Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, Tú, que por nuestra salvación permitiste que tu costado y tu corazón fueran atravesados por la lanza, y que, para redimirnos, hiciste que de él brotara con abundancia tu sangre preciosa mezclada con agua.

Gloria a ti, mi Señor Jesucristo, porque quisiste que tu cuerpo  bendito fuera bajado de la cruz por tus amigos y reclinado en los brazos de tu afligidísima madre, y que ella lo envolviera en lienzos, y fuera enterrado en el sepulcro, permitiendo que unos soldados montaran allí guardia.

Honor por siempre a ti, mi Señor Jesucristo, que enviaste el Espíritu Santo a los corazones de los discípulos y aumentaste en sus almas el inmenso amor divino.

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Bendito seas tú, glorificado y alabado por los siglos, mi Señor Jesús, tú que estás sentado sobre el trono de tu reino en tu tos cielos, en la gloria de tu divinidad, viviendo corporalmente con todos tus miembros santísimos, que tomaste la carne de la Virgen.

Bendito Tu, que así has de venir el día del juicio a juzgar a las almas de todos los vivos y los muertos : tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu por los siglos de los siglos. Amén.

¡Bendito seas, por siempre, Señor, mi salvador!

La Cruz: Ofrenda de Cristo ,Cristo se ofreció por mí y pide mi ofrenda...

Arrepentido del pecado ¿me ofrezco yo con Cristo por los demás?

Tú, Señor, Jesús, decías al Padre: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo. Y san Pablo nos repite en sus cartas: Yo os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostias vivas

Postrado a tus pies, Señor, te digo:  ¿Qué quieres hoy de mí? ¿Qué te ofreceré desde mi debilidad?

Para meditarlo con sosiego y amor, déjame, Señor, que vaya desgranando ante Ti mis sentimientos siguiendo la glosa que sobre esas palabras escribió tu mensajero, san Pedro Crisólogo:

Señor, cuando Pablo dice "Os exhorto, por la misericordia de Dios", eres Tú en realidad Dios mismo,  quien nos exhorta por medio de él, y nos exhortas a ofrecer nuestro cuerpo y nuestra vida como sacrificio grato a Ti.  Pero ¡oh maravilla!, nos muestras tu voluntad "exhortándonos", como quien ruega. ¡Actitud admirable! 

Eres un Dios que prefiere ser amado a ser temido, y te agrada más mostrarse como Padre que aparecer como Señor.

¡Oh maravilla! Dios, nos suplica por misericordia, para no tener que castigamos con rigor.

Escucharé, pues, atentamente y consideraré el modo como me suplica el Señor, mostrando que por nosotros Él hizo ofrenda de su cuerpo, y dijo: Mirad y contemplad en mi {Dios

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encarnado} vuestro mismo cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros huesos, vuestra sangre.

Y si ante lo que es propio de Dios teméis, no dudéis en amar al contemplar lo que es de vuestra misma naturaleza {el cuerpo].

Vosotros, pues, los que teméis a Dios como Señor, ¿por qué, viendo su amor y misericordia, no acudís a Él como a Padre? ¿Os turba acaso la inmensidad de mi pasión, cuyos responsables fuisteis vosotros, y os confunde y avergüenza?

No temáis. Mitad la cruz, dice Jesús:

Esta cruz no es mí aguijón, es aguijón para la muerte.

Estos clavos que me infligen dolor, lo que hacen es acrecentar en mí el amor por vosotros.

Estas llagas no provocan mis gemidos, lo que hacen es introduciros más en mis entrañas.

Mi cuerpo, al ser extendido en la cruz, os acoge en un seno más dilatado, pero no aumenta mi sufrimiento. Mi sangre no es para mí una pérdida, sino el pago de vuestro precio  

¡Oh inaudita riqueza del sacerdocio cristiano!.

Tú, hombre o mujer, si quieres ofrendar tu cuerpo y hacer ofrendo de ti mismo, eres a la vez sacerdote y víctima. Ofréndate.

El cristiano ya no tiene que buscar fuera de sí la ofrenda que debe inmolar a Dios: lleva consigo y en sí mismo lo que va a sacrificar a Dios. Tanto la víctima como el sacerdote permanecen intactos: la víctima sacrificada sigue viviendo, y el sacerdote que presenta el sacrificio no puede matar a esa víctima.

¡Misterioso sacrificio en que el cuerpo (tú mismo) es ofrecido sin derramamiento de sangre...

¡Hombre, mujer, procura ser tú mismo el sacrificio y el sacerdote de Dios! No desprecies lo que el poder de Dios te ha dado con amor..." (San Pedro Crisólogo)

La Cruz: Ofrenda de Cristo Vivamos en humildad y paz interior De la "Imitación de Cristo"

Buena conciencia

Hermano mio, "no te importe mucho quién está por ti o contra ti.

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Busca y procura simplemente que Dios esté contigo en todo lo que haces.

Ten buena conciencia y Dios te defenderá.

Aquél a quien Dios quiera ayudar no le podrá dañar la malicia de cualquiera.

Si tú sabes callar y sufrir, sin dura verás el favor de Dios.

Él sabe el tiempo y modo de librarte, y por eso te debes ofrecer a él. A Dios corresponde ayudar y librar de toda confusión".

 

Humildad y verdad

Piensa, hermano, que "a veces es muy conveniente, para guardar mayor humildad, que otros sepan nuestros defectos y los reprendan.

Cuando un hombre se humilla por sus defectos, fácilmente aplaca a los otros, y sin dificultad satisface a los que le odian.

Dios defiende y libra al humilde; ama y consuela al humilde; se inclina ante el hombre humilde; concede gracias al humilde; y después de su abatimiento, lo levanta a gran honra".

 Atracción del humilde

Mira bien, amigo mío en Cristo, cómo "al humilde Dios descubre sus secretos y lo atrae dulcemente a sí, y lo convida.

El humilde recibe bien la afrenta, está en paz, porque está en Dios y no en el mundo.

No pienses haber aprovechado algo, si no te estimas por el más inferior de todos.

Ponte primero en paz a ti mismo, y después podrás apaciguar a los otros".

 

Sé bueno y pacífico 

"Un hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado.

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Un hombre apasionado incluso el bien lo convierte en mal, y de ligero cree lo malo.

El hombre bueno y pacífico todas las cosas las echa a buena parte. Quien está en buena paz , de ninguno sospecha.

En cambio el descontento y alterado se atormenta con variadas sospechas; y así ni él se sosiega ni deja descansar a los demás..."

 

Pide a Dios que te dé bondad, humildad y paz, y serás luz y apoyo a cuantos te necesiten o reclamen tu palabra.

En las "Confesiones" de San Agustín

Ansia de Dios en el corazón del hombre

El hombre, criatura de Dios, desea alabarlo

  "Grande eres, Seiior, y muy digno de alabanza; eres grande y poderoso, tu sabiduría no tiene medida.

El hombre, parte de tu creación, desea alabarte, este hombre que arrastra consigo su condición mortal, la convicción de su pecado y la convicción de que tú resistes a los sober-bios.

Este hombre, parte de tu creación, desea alabarte. De ti proviene esta atracción a tu alabanza, porque nos has hecho para ti, y nuestro corazón no halla sosiego hasta que descansa en ti.

     Haz, Señor, que llegue a saber y entender qué es primero, si invocarte o alabarte, qué es antes, conocerte o invocarte. Pero, ¿quién podrá invocarte sin conocerte? Pues el que te desconoce se expone a invocar una cosa por otra. ¿Será más bien que hay que invocarte para conocerte? Pero, ¿cómo van a invocar a aquel en quien no han creído? Y ¿cómo van a creer sin alguien que proclame? A Dios alaban quienes lo buscan, y lo buscan estando Dios en ellos.

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Alabarán al Señor los que lo buscan.

Porque los que lo buscan lo encuentran y, al encontrarlo, lo alaban. Haz, Señor, que te busque invocándote, y que te invoque creyendo en ti, ya que nos has sido predicado. Te invoca, Señor, mi fe, la que tú me has dado, la que tú me has inspirado por tu Hijo hecho hombre, por el ministerio de tu predicador.

    Y ¿cómo invocaré a mi Dios, a mi Dios y Señor? Porque, al invocarlo, lo llamo para que venga a mi. Y ¿a qué lugar de mi persona puede venir mi Dios? ¿A qué parte de mi ser puede venir el Dios que ha hecho el cielo y la tierra? ¿Es que hay algo en mi, Señor, Dios mío, capaz de abarcarte? ¿Es que pueden abarcarte el cielo y la tierra que tú hiciste, y en los cuales me hiciste a mí? O ¿por ventura el hecho de que todo lo que existe no existiría sin ti   hace que todo lo que existe pueda abarcarte?

¿Cómo, pues, yo, que efectivamente existo, pido que vengas a mi, si, por el hecho de existir, ya estás en mí? Porque yo no estoy ya en el abismo y, sin embargo, tú estás también allí. Pues, si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. Por tanto, Dios mío, yo no existiría, no existiría en absoluto, si tú no estuvieras en mí. O ¿será más acertado decir que yo no existiría si no estuviera en ti, origen, guía y meta del universo? También esto, Señor, es verdad. ¿A dónde invocarte que vengas, si estoy en ti? ¿Desde dónde puedes venir a mí? ¿A dónde puedo ir fuera del cielo y de la tierra, para que desde ellos venga a mi el Señor, que ha dicho: No lleno yo el cielo y la tierra?

 

Señor, embriágame con tu presencia y dame tu victoria.

   ¿Quién me dará que pueda descansar en ti? ¿Quién me dará que vengas a mi corazón y lo embriagues con tu presencia, para que olvide mis males y te abrace a ti, mi único bien? ¿Quién eres tú para mi? Sé condescendiente conmigo, y permite que te hable. ¿Qué soy yo para ti, que me mandas amarte y que, si no lo hago, te enojas conmigo y me amenazas con ingentes infortunios? ¿No es ya suficiente infortunio el hecho de no amarte?

¡Ay de mí! Dime, Señor, Dios mío, por tu misericordia, qué eres tú para mí. Di a mi alma: «Yo soy tu victoria.» Díselo de manera que lo oiga. Mira, Señor: los oídos de mi corazón están ante ti; ábrelos y di a mi alma: «Yo soy tu victoria. » Correré tras estas palabras tuyas y me aferraré a ti. No me escondas tu rostro: muera yo, para que no muera, y pueda así contemplarlo".

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Confesiones:Libro 1, 1, 1-2, 2; 5, 5

En las "Confesiones" de San Agustín

Señor, conózcate a ti, y conózcame a mí

“Conózcate a ti, Conocedor mío, conózcate a ti como tú me conoces.

Fuerza de mi alma, entra en ella y ajústala a ti, para que la tengas y poseas sin mancha ni arruga. Esta es mi esperanza, por eso hablo; y en esta esperanza me gozo cuando rectamente me gozo. Las demás cosas de esta vida tanto menos se han de llorar cuanto más se las llora, y tanto más se han de deplorar cuanto menos se las deplora.

He aquí que amaste la verdad, porque el que realiza la verdad se acerca a la luz. Yo quiero obrar según ella, delante de ti por esta mi confesión, y delante de muchos testigos por este mi escrito.

Y ciertamente, Señor, a cuyos ojos está siempre desnudo el abismo de la conciencia humana, ¿qué podría haber oculto en mí, aunque yo no te lo quisiera confesar? Lo que haría seria esconderte a ti de mí, no a mí de ti. Pero ahora que mi gemido es un testimonio de que tengo desagrado de mí, tú brillas y me llenas de contento, y eres amado y deseado por mí, hasta el punto de llegar a avergonzarme y desecharme a mí mismo y de elegirte sólo a ti, de manera que en adelante no podré ya complacerme si no es en ti, ni podré serte grato si no es por ti"

 

“Comoquiera, pues, que yo sea, Señor, manifiesto estoy ante ti.

También he dicho ya el fruto que produce en mí esta confesión, porque no la hago con palabras y voces de carne, sino con palabras del alma y clamor de la mente, que son las que tus oídos conocen.

Porque, cuando soy malo, confesarte a ti no es otra cosa que tomar disgusto de mí; y, cuan-do soy bueno, confesarte a ti no es otra cosa, que no atribuirme eso a mí, porque tú, Señor, bendices al justo; pero antes de ello haces justo al impío.

Así, pues, mi confesión en tu presencia, Dios mío, es a la vez callada y clamorosa: callada en cuanto que se hace sin ruido de palabras, pero clamorosa en cuanto al clamor con que clama el afecto.

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Tú eres, Señor, el que me juzgas; porque, aunque ninguno de los hombres conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él, con todo, hay algo en el hombre que ignora aun el mismo espíritu que habita dentro de él; pero tú, Señor, conoces todas sus cosas, porque tú lo has hecho. También yo, aunque en tu presencia me desprecie y me tenga por tierra y ceniza, sé algo de ti que ignoro de mí".

 

Ciertamente ahora te vemos confusamente en un espejo,

Aún no te veo cara a cara; y así, mientras peregrino fuera de ti, me siento más presente a mí mismo que a ti; y sé que no puedo de ningún modo violar el misterio que te envuelve; en cambio, ignoro a qué tentaciones podré yo resistir y a cuáles no podré, estando solamente mi esperanza en que eres fiel y no permitirás que seamos tentados más de lo que podamos soportar, antes con la tentación das también el éxito, para que podamos resistir.

Confiese, pues, yo lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía ante tu presencia".

 Confesiones:Libro 10, 1, 1-- 2, 2; 5, 7

En las "Confesiones" de San Agustín

¡Tarde te amé, Hermosura eterna y nueva!

“Señor, ¿dónde te hallé para conocerte?  

Ciertamente no estabas en mi memoria antes que te conociese.

¿Dónde te hallé, pues, para conocerte, sino en ti mismo, lo cual estaba muy por encima de mis fuerzas? Pero esto fue independientemente de todo lugar, pues nos apartamos y nos acercamos, y, no obstante, esto se lleva a cabo sin importar el lugar.

Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y, a un mismo tiempo, respondes a todos los que te interrogan sobre las cosas más diversas.

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Tú respondes claramente, pero no todos te escuchan con claridad. Todos te consultan sobre lo que quieren, mas no todos oyen siempre lo que quieren. Óptimo servidor tuyo es el que no atiende tanto a oír de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti escuchare.

 

¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!

Y tú estabas dentro. de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.

Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mi, y mi vida será realmente viva, llena toda de ti. Tú, al que llenas de ti, lo elevas, mas, como yo aún no me he llenado de ti, soy todavía para mí mismo una carga. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas, dignas de ser aplaudidas,y no sé de qué parte está la victoria.

 

¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí!

Contienden también mis tristezas malas con mis gozos buenos, y no sé a quién se ha de inclinar el triunfo. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; tú eres misericordioso, y yo soy miserable.

¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo un servicio? ¿Quién hay que guste de las molestias y trabajos? Tú mandas tolerarlos, no amarlos. Nadie ama lo que tolera, aunque ame el tolerarlo. Porque, aunque goce en tolerarlo, más quisiera, sin embargo, que no hubiese qué tolerar. En las cosas adversas deseo las prósperas, en las cosas prósperas temo las adversas. ¿Qué lugar intermedio hay entre estas cosas, en el que la vida humana no sea una lucha? ¡Ay de las prosperidades del mundo, pues están continuamente amenazadas por el temor de que sobrevenga la adversidad y se esfume la alegría! ¡Ay de las adversidades del mundo, una, dos y tres veces, pues están continuamente aguijoneadas por el deseo de la prosperidad, siendo dura la misma adversidad y poniendo en peligro la paciencia! ¿Acaso no está el hombre en la tierra cumpliendo sin interrupción un servicio?

Pero toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia".

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 Confesiones:Libro 10, 26, 37-29, 40

Vida en comunión

Vivamos según el Espíritu, no según la carne

Queridos hermanos:

Quienes poseemos las arras del Espíritu y la esperanza de la resurrección estamos llamados a vivir como si ya poseyéramos la vida futura que esperamos.

Si el Espíritu de Cristo está en nosotros, nuestra vida está con él. 

Quienes poseemos las arras del Espíritu, hemos de sentir y actuar  de tal forma que desde ahora ya no amemos ni reconozcamos a nadie según la carne; hemos de amar y actuar como criaturas espirituales a las que es ajena la corrupción de la carne.

Se muere según la carne; se vive según el Espíritu que da vida.

Pensémoslo bien, hermanos: desde el momento en que amaneció para nosotros la luz del Unigénito -que es el Hijo, Cristo- nosotros nos estamos transformando por su gracia, por su poder que da vida a todas las cosas.

¡Gracias, Señor, porque día a día nos atraes hacia tu corazón!

Por eso, si antes reinaba en nosotros el pecado, por la carne que nos tenía sujetos con lazos de muerte, ahora, quedamos libres de la corrupción al introducirnos en el mundo la justicia de Cristo.

¡Oh dichosa ventura, la de haber encontrado al Hijo, a Cristo, Palabra que redime y da vida!

Dejémonos, pues, transformar poco a poco en la Palabra, en el Hijo, en Cristo, y, en la medida en que nos vayamos transformando según el Espíritu, ya no viviremos en la carne, ya no estaremos sujetos a la debilidad de la carne, a la que pertenece la corrupción. Dejaremos la carne para vivir en el Espíritu.

En aquel tiempo, dice el Evangelio, la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros; y en carne vivió; y para que nosotros tuviéramos vida, sufrió la muerte según la carne.

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Ahora Cristo, vencedor del pecado, de la carne y de la muerte, ya no vive en carne mortal. Es verdad que en su estado glorioso Cristo retiene su cuerpo humano, pues resucitó al tercer día y vive en el cielo junto al Padre; pero su existencia es superior a toda dimensión terrena.

Cristo murió de una vez para siempre y ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.

Si, pues,  tal es la condición de aquél, Cristo, que se convirtió para nosotros en abanderado y precursor de la vida, es necesario que nosotros, siguiendo sus huellas, formemos parte de los que viven por encima de la carne, y no en la carne.

El que es de Cristo, dice san Pablo, es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

San Cirilo de AlejandríaCfr. Comentario a II Corintios

Vivir en Santidad

Sed santos y respetad al prójimo.

Amemos y seremos  amados de Dios y de los hombres.

Nuestra vida no puede ser digna y noble si, amando a Dios, no se desarrolla en perfecta armonía, respeto y dedicación a quienes comparten la existencia con nosotros.  El "amor al otro" es un sentimiento y un precepto compartido en todas las religiones y actitudes humanas nobles; brota en las mismas raíces que sustentan noblemente a toda persona  en su existencia y quehacer diario.

El mandamiento de "amar al otro", nos dijo Jesús, es semejante al del "amor a Dios". El uno no se da sin el otro, y quien ama Dios y al "otro", obra el modo de Dios.

Sublime ideal: aspirar a vivir al modo de Dios. ¿Qué pueden significar estas palabras en nuestra jornada diaria, pie a tierra?  

Significan sencillamente que hemos de observar una conducta interior y exterior en la que el corazón del hombre se asemeje al nobilísimo corazón de Dios que es dador de vida, fuente de bondad, río de amor misericordioso, providencia de los débiles, hogar de los afligidos, espíritu de justicia ...

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Tratando de plasmar ese ideal de vida en acciones saludables del fluir de nuestra jornada diaria, mirémonos en el espejo de los mandamientos de amor, justicia y verdad, tal que Dios los inspiró en el libro del LEVÍTICO, y, animados o confundidos por ellos, actuemos en fidelidad :

Libro del Levítico: Sed santos

Respetad a vuestros padres, no los abandonéis. Guardad mis sábados..., y dad gracias y hablad con Dios No acudáis a ídolos ni os hagáis dioses de fundición..., pues Dios es uno y es

vuestro Padre. Cuando ofrezcáis al Señor sacrificios de comunión, hacedlo de forma que os sean

aceptados..., porque los hacéis de corazón. Cuando seguéis la mies de vuestras tierras, no desorilléis el campo, ni espiguéis

después de segar; compartid lo que quede con los más necesitados. Cuando vendimieis, no rebusquéis las uvas olvidadas ni recojáis las caídas.

Dejádselas al pobre y al forastero....  No robéis, ni defraudéis, ni engañéis a ninguno de vuestro pueblo..., pues la

justicia es un deber que se ha de cumplir. No explotéis a vuestro prójimo ni lo expropieis,  tratadlo como a persona que

merece todo vuestro respeto. No dormirá con vosotros (contigo) hasta el día siguiente el jornal del obrero,  sino

que pagaréis pronto lo que es de justicia, por haberlo ganado. No andéis con cuentos de aquì para allá, ni declaréis en falso contra la vida del

prójimo.., pues Dios os medirá con vuestra propia medida, si no sois veraces y benévolos.

No odieis de corazón a vuestro hermano..., pues el odio mata. Cuando el extranjero se establezca entre vosotros, en vuestro país, no lo

oprimiréis. Será para vosotros como un nativo, y lo amaréis como a vosotros mismos, pues forasteros fuisteis en Egipto....

Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto.

Cumplid todas mis leyes y mandatos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor"

(Levítico 19, 1-18. 31-37Vivir en Santidad

Cultivemos el gran bien de la caridad.

Hermanos: amémonos unos a otros.

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Escuchemos al Señor Jesús  en el evangelio de Juan: la señal por la que todos conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Y a esas palabras del Señor añadió san Juan en su primera Carta: queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

Sobre esas palabras y lecciones de la Escritura, hizo un hermoso comentario el papa san León Magno en su Sermón 10 sobre la Cuaresma. Vamos releerlo hoy piadosamente, con entrañas de amor y misericordia.

Nos vendrá muy bien hacerlo en este tiempo de ocio veraniego, de gastos extraordinarios y de temible olvido de los más necesitados que pueden hallarse a la puerta de nuestro hogar, de nuestra mente y de nuestro corazón:

"Hermanos:

Abramos de par en par nuestras mentes a la verdad y al amor y tratemos de penetrar, con un examen verídico, en los afectos íntimos de nuestro corazón.

Si al mirarnos sinceramente, encontráramos en nuestras conciencias alguno de los frutos que da la caridad, no lo dudemos: tenemos a Dios con nosotros. Démosle gracias.

Y, si queremos hacernos más propicios y mejor dispuestos a recibir a tan excelso huésped, 

multipliquemos las obras de misericordia con perseverancia.

Si Dios es amor , la caridad no puede tener fronteras, pues la Divinidad no admite ser encerrada en límite alguno".

 "Hermanos carísimos, todos los días son buenos para que en ellos nos ejercitemos en la caridad.

El amor no tiene tiempos, es eterno.

Para el creyente siempre es tiempo de luz, de Pascua, de Resurrección, de vida, porque es tiempo de Caridad.

Bien sabéis que en la caridad se halla contenida la suma de todas las virtudes, y que con ella se cubre la muchedumbre de nuestros pecados.

Pues hoy, como en la celebración del misterio de la Pascua, con el que la sangre de Jesucristo borró nuestras iniquidades, preparemos también nuestras ofrendas de

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misericordia, concediendo, por nuestra parte, a quienes pecaron contra nosotros, la gracia y misericordia que la bondad de Dios nos concede a nosotros.

Hagamos que nuestra largueza se extienda ahora, con mayor benignidad, hacia los pobres e impedidos por diversas debilidades.

Hagamos que el agradecimiento a Dios brote de muchos labios, y que nuestra austeridad

sirva de sustento a los más necesitados.

No olvidemos que la devoción que más agrada a Dios es la de preocuparse de los pobres. 

Cuando Dios contempla el ejercicio de la misericordia, allí reconoce inmediatamente una imagen de su piedad" 

San León Magno, papa

Cristo se ofreció por mí.

¡Os exhorto, por la misericordia de Dios...!

Decía el Siervo de Dios a su Señor:  Tú, Señor,  no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo ... para que te ofrende mi vida.

Y san Pablo gustaba de repetir: Yo os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostias vivas ...

Glosando esas palabras, san Pedro Crisólogo hizo un bello comentario que hoy puede servirnos como lectura para nuestra meditación.

 "Os exhorto, por la misericordia de Dios...

Así nos habla Pablo, pero en realidad es Dios mismo quien nos exhorta por medio de él, y nos exhorta a ofrecer nuestro cuerpo y nuestra vida como sacrificio grato a Dios.

Y ¿cómo lo hace?

Como veis, lo hace como quien ruega. ¡Actitud admirable! , porque Dios prefiere ser amado a ser temido, y le agrada más mostrarse como Padre que aparecer como Señor. 

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¡Oh maravilla! Dios, nos suplica por misericordia, para no tener que castigarnos con rigor.

Escucha, pues, atentamente y considera el modo como te suplica el Señor, mostrando que

por nosotros Él hizo ofrenda de su cuerpo : Mirad y contemplad en mí {Dios encarnado}

vuestro mismo cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros huesos, vuestra

sangre. Y si, ante lo que es propio de Dios, teméis, no dudéis en amar al contemplar lo que

es de vuestra misma naturaleza {el cuerpo}".

"Si teméis a Dios como Señor, ¿por qué no acudir a Él como Padre?

¿Es tal vez la inmensidad de mi pasión, nos dice, cuyos responsables fuisteis vosotros, lo que a veces os confunde? No temáis:

- Esta cruz no es mi aguijón, es aguijón para la muerte.

- Estos clavos que me infligen dolor, lo que hacen es acrecentar en mí el amor por

vosotros.

- Estas llagas no provocan mis gemidos, lo que hacen es introduciros más en mis entrañas.

- Mi cuerpo, al ser extendido en la cruz, os acoge en un seno más dilatado, pero no aumenta mi sufrimiento.

- Mi sangre no es para mí una pérdida, sino el pago de vuestro precio ..."

"¡Oh inaudita riqueza del sacerdocio cristiano: tú, hombre o mujer, si quieres ofrendar tu cuerpo y hacer ofrenda de tí mismo, eres a la vez sacerdote y víctima!

El cristiano ya no tiene que buscar fuera de sí la ofrenda que debe inmolar a Dios: lleva consigo y en sí mismo lo que va a sacrificar a Dios. Tanto la víctima como el sacerdote permanecen intactos: la víctima sacrificada sigue viviendo, y el sacerdote que presenta el sacrificio no puede matar a esa víctima. ¡Misterioso sacrificio en que el cuerpo (tú mismo) es ofrecido sin derramamiento de sangre..

¡Hombre, mujer, procura ser tú mismo el sacrificio y el sacerdote de Dios! No desprecies lo que el poder de Dios te ha dado con amor..."

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San Pedro Crisólogo, obispo.

Muerte mística y mortificación.

"Aquí estoy, mi Señor, para hablarte, y dispuesta a llevar mi cruz, tu Cruz.  

Para ser fiel a ti,  “me guardaré del excesivo hablar ... y no me perderé en palabras vanas, superfluas e inútiles, a fin de que el excesivo hablar no me disipe el espíritu, ni me haga faltar a la caridad, o me sumerja en el ocio.

Para morir también del todo en el hablar, quiero no ser considerada como prudente o santa, a fin de que la lengua me sirva únicamente para ejemplo y nunca para escándalo.

El muerto no habla... Yo no quiero hablar sino con Dios y por Dios. Silencio”.

SILENCIO

 

Por amor a ti, “Me mantendré siempre reservada... , no entrometiéndome en nada, como conviene a mi propia nada.... Y tendré caridad con todos, especialmente con aquellas personas hacia las que no sienta especial antipatía : las defectuosas, impacientes y soberbias; y me diré:

Señor, he aquí mi santo ejercicio para ser santa. Esta es mi ganancia, he aquí mi paz: vencerme a mí misma, devolviendo bien por mal, amor por odio, humildad por desprecio, y paciencia por impaciencia.

El que está muerto no se sonríe. Así quiero hacerlo yo.

Cuanta más caridad tenga yo, hacia el prójimo, tanta más la tendrá Jesús conmigo. Aquí no yerro. La caridad roba el corazón de Jesús, con ella puedo ser una gran santa.

¡Sí, quiero morir muriéndome a mí misma!”

 SILENCIO

 

“No sentiré ninguna compasión de mí misma,como conviene al estado de una persona penitente que quiere pasar al cielo con el esfuerzo.

Trabajaré sin descanso por la gloria de Dios y la santa religión.

Para aliviar a los demás en sus fatigas, me ofreceré a hacer cuanto pueda, y me ocultaré toda en mi oficio...,  estando bien dispuesta para trabajar, para servir, para humillarme, para ser mandada.

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¡Dios mío!.

Todo esto y más haré con vuestra gracia; pero si os apartáis un tanto de mí, haré más mal que el bien que ahora me propongo.

A fin de que no suceda así, y para desgracia mía -ése es mi gran temor, pero mayor es mi confianza en Vos- , procuraré estar siempre unida a Vos.

Un solo momento que me aparte de Vos, puedo perderos, y perdiéndoos a Vos, todo lo pierdo.

Con estos santos sentimientos,  quiero verme reducida a una agonía espiritual, que destruya todo mi amor propio, inclinaciones, pasiones y voluntad”.

SILENCIO

 

"Quiero morir así en la Cruzcon aquella santa muerte de Jesús, con la que mueren en el Calvario, con el Esposo, las almas enamoradas.

Mueren con una muerte más dolorosa que la del cuerpo, Para resucitar después con Jesús triunfante en el cielo.

Dichosa de mí, si practico esta santa muerte.

La bendeciré en mi última hora con gran consolación mía.

Jesús esté siempre conmigo.

Jesús, vuestro nombre sea mi última palabra.

Jesús, mi último aliento sea vuestro Amor. Amén “ .

 San Pablo de la Cruz

o. c. pp. 37-38

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