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Anuario de Estudios Atlánticos ISSN: 0570-4065 [email protected] Cabildo de Gran Canaria España DARIAS PRÍNCIPE, ALBERTO Un ejemplo modélico de urbanismo de la acción española en el protectorado marroquí: Alcazarkivir, desde las reformas del cónsul de Las Cagigas hasta el Plan Muguruza Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 53, 2007, pp. 543-562 Cabildo de Gran Canaria Las Palmas de Gran Canaria, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=274420604017 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Anuario de Estudios Atlánticos

ISSN: 0570-4065

[email protected]

Cabildo de Gran Canaria

España

DARIAS PRÍNCIPE, ALBERTO

Un ejemplo modélico de urbanismo de la acción española en el protectorado marroquí: Alcazarkivir,

desde las reformas del cónsul de Las Cagigas hasta el Plan Muguruza

Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 53, 2007, pp. 543-562

Cabildo de Gran Canaria

Las Palmas de Gran Canaria, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=274420604017

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UN EJEMPLO MODÉLICO DE URBANISMODE LA ACCIÓN ESPAÑOLA

EN EL PROTECTORADO MARROQUÍ:ALCAZARKIVIR, DESDE LAS REFORMAS

DEL CÓNSUL DE LAS CAGIGASHASTA EL PLAN MUGURUZA

P O R

ALBERTO DARIAS PRÍNCIPE

RESUMEN

La ciudad de Alkazarkivir era, en 1911, uno de los núcleos más insegu-ros y sucios de Marruecos. La labor del Protectorado fue fundamental, nosólo en la recuperación del casco antiguo y su saneamiento, sino en el tra-zado del ensanche. Esta labor se debe, en gran parte, al cónsul de España,Isidro de las Cagigas. Sin embargo, en la década de 1940, las previsionestomadas treinta años antes habían sido superadas, por lo que la Alta Comi-saría encargó a Pedro Muguruza el proyecto de ordenación de la ciudad,quien, a pesar de haberlo concluido, no pudo llevarlo a la práctica al pro-clamarse la independencia de Marruecos.

Palabras claves: Alkazarkivir, Cagigas, Muguruza, urbanismo, sanea-miento, conservación, ensanche, ordenación de la ciudad.

ABSTRACT

The city of Alkazarkivir was, in 1911, one of the most unsafe anddirtiest places in Morocco. The work of the Protectorate was fundamentalnot only in the recovery and cleaning up of the old quarter, but in the workcarried out in the immediate area of expansion also. This work was due, toa large extent, to the Spanish consul Isidro de las Cagigas. However, duringthe 1940s, the forecasts of thirty years before had already been exceeded,and the Alta Comisaria commissioned a city planning project from PedroMuguruza, who despite completing the commission, was not able to puthis plan into practice due to the Moroccan proclamation of independence.

Key words: Alkazarkivir, Cagigas, Muguruza, urban planning, cleaningup, conservation, immediate expansion area, city planning.

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1. SITUACIÓN DE LA CIUDAD A LA LLEGADA

DE LOS ESPAÑOLES

La ubicación geográfica de Alcazarkivir ha sido el factordecisivo que le ha permitido superar aquellos graves momentosde crisis que podían haber puesto en peligro su existencia. Enmedio de una gran llanura y muy cerca del río Lucus, es pasoobligado en el camino hacia el sur del continente. Habitada yapor los fenicios, fue una más que discreta población romana.Cristianizada a partir del siglo II, llegó a alcanzar la categoríade obispado bajo el título de «Oppidum novum» hasta su des-aparición con la invasión de los vándalos y el abandono de losbizantinos. Refundada en el siglo VIII por el emir Abd El Krim,fue el sultán almohade Yakub el Mansur quien construyó, en elsiglo XIII, las murallas y la mezquita aljama, la mayor de todoel Marruecos septentrional. Su proximidad a Fez y Mequinéz lepermitió prosperar junto a los monarcas medinidas y los xerifessaadíes. La decadencia de los sultanes en el siglo XIX significótambién el fin de la prosperidad de Alcazarkivir1.

Cuando los españoles entraron en 1911, la ciudad de Alca-zarkivir era uno de los núcleos más inseguros del imperio, enmanos de las kabilas de las montañas, especialmente la de AhelSerif, quien saqueaba el lugar con total impunidad. La ciudadse componía de dos barrios: Bab el Uad (Puerta del Río) y el deXerea (la Ciudad legal), separados ambos por el zoco de SidiBuhamed. La tradición afirma que Bab el Uad era el más anti-guo, cuyo entorno desapareció a causa de una de las riadas quecon frecuencia arrasaban la población. Surgió después Xerea,engrandecida por el favor de los califas saadíes2.

La administración militar, como era ya habitual en el Pro-tectorado, fue la pionera en las operaciones más perentoriaspara la ordenación del territorio. Primero fue el general Silves-tre con la creación en 1911 de la Junta Local de Arbitrios, Hi-giene y Policía Urbana; dos años más tarde se daría paso a laJunta de Servicios locales. Fueron, por tanto, los ingenieros

1 GUEVARA (1935), s/p.2 CORTACERO (1953), 122.

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militares los que durante la segunda década del novecientosacometieron las obras públicas de la ciudad; recordemos entreotros a Francisco León Trejo en 1912, cuatro años después aErnesto Carratalá y Antonio Rodríguez Fernández en 1917. Aellos se deben los proyectos para un hospital civil, el mataderoo el alcantarillado3.

La ciudad tenía fama de ser la más sucia del país y razonesno faltaban; las basuras se habían ido hacinando desde hacíamuchos años hasta convertirse en auténticas montañas (ze-balat), con los desechos ya mineralizados. Los primeros interven-tores, Ferrer y López Oliván, se propusieron, de inmediato, des-montar las zebalat, cubriendo con este material el cauce delarroyo de aguas fecales que cruzaba el centro de la población;también iniciaron el plan de alcantarillado, construyendo granparte del colector general y, finalmente, el relleno de las calles,homologando los rasantes con el mismo material de las zebalat;por este motivo, algunas cotas llegaron a cambiar hasta en unmetro y medio.

La mayor seguridad ciudadana generará el otro problema deurgente resolución: el hacinamiento poblacional. Alcázar cons-tituía la cabeza de una extensa comarca con un gran númerode aduares, todos incorporados a la vida campesina; era, pues,un centro comercial, lugar de venta e intercambio de la produc-ción agrícola y ganadera, y generador, en consecuencia, de unmercado de primer orden. En pocos años, la población se habíaduplicado sin que el número de las viviendas hubiera aumenta-do. Esta situación tenía una clara relación con la línea del fe-rrocarril Tánger-Fez que, en esos años, se terminaba, en la queAlcázar servía de punto de acceso al Protectorado francés.

Estaba previsto que el plan de Ingunza para Larache se apli-cara también a Alcazarkivir, con las variantes obligadas por elterreno y la población. El lugar escogido para ello había sido elsector nordeste «rodeando el camino de Tánger» (llamado tam-bién de Rabat) que, en aquel momento, atravesaba la población.Las condiciones de la zona eran buenas: situada a mayor alti-tud que la ciudad indígena, se evitaban los efectos de las creci-

3 BRAVO (2000), 98.

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das que periódicamente afectaban a la medina; contaba ademáscon una pendiente moderada y una fácil evacuación. Se exten-dería sobre una superficie de 50 Ha., medida considerada co-rrecta si tenemos en cuenta que la población existente entoncesera casi exclusivamente militar. De hecho, se trataba de unapéndice del cuartel de regulares que se estaba erigiendo.

El objetivo básico, cuando aún no se habían levantado laskabilas, se centraba en erigir allí una pequeña guarnición, com-plementada con algunos civiles dedicados a la agricultura. Poreso, consideraron que casi todas sus edificaciones fueran de ín-dole militar.

El régimen pluviométrico condicionará la tipología domésti-ca a emplear, con grandes cobertizos y patio de generosas di-mensiones, que ocuparía tan sólo la mitad de la superficie totalde la manzana. Apenas se prevé zona industrial, pero sí la exis-tencia de depósitos de cereales, junto a la estación, reservándo-se como zona de ensanche un corto terreno al norte de los cuar-teles.

Este plan no se llevó a cabo. Hemos hecho esta breve rese-ña porque, diez años más tarde llegaría Isidro de las Cagigasque, como veremos, en cinco años solventó los problemas deAlcázar y dejó una ciudad nueva con una importante dinámicaagrícola, sólo que las soluciones fueron las contrarias al planque venimos de describir4.

2. LA LABOR DE ISIDRO DE LAS CAGIGAS

Como cónsul de España en la ciudad, le correspondía almismo tiempo cumplir las funciones de interventor local y vice-presidente de la Junta de Servicios Municipales, cargos que ibanincorporados al primero. Cagigas recibió el encargo en julio de1923; a pesar de los doce años de presencia española en la zona,estaba todo por hacer.

Su planteamiento fue simple pero adecuado, dadas las carac-terísticas de Alcazarkivir, una ciudad antigua y amenazada por

4 BIBLIOTECA GENERAL Y ARCHIVO DE TETUÁN: Urbanización. «Proyecto deurbanización en Larache». Expediente 16-17. Legajo 7/1656, s/p.

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una enorme explosión demográfica. Descompuso el plan en dospartes: Conservación de la ciudad vieja y planteamiento del en-sanche de la ciudad «tratando de enlazarla por transiciones len-tas e incluso interrumpiéndolas en algunos trozos por jardines yavenidas que preparen mejor el espíritu del visitante al pasar deuna a la otra»5.

2.1. La conservación de la medina

A primera vista, Alcázar podría parecer una de tantas pobla-ciones miserables, sin ningún aliciente que pudiera atraer laatención del visitante, pero, y no es hipérbole, sus monumentosestaban debajo de la basura acumulada durante años o a vecesenterrados por resentimientos históricos, como las murallasalmohades (siglo XI) o el mausoleo de Sidi Rais (siglo XIII),inhumados como castigo a la rebelión por el sultán alawí MulayIsmail y luego cubiertos de basura.

En este sentido, se llevaron a cabo multitud de trabajos. Así,se restauró el importante oratorio de Mulay Alí-bu-Gáleb (si-glos XIII y XVI), aislándolo y desplazándolo convenientemente; seexhumó el mausoleo de Sidi Rais, transformando en un peque-ño parque lo que antes era un vertedero de basura. La rehabi-litación de la mezquita de Sidi El Hazmiri permitió, no sólo surecuperación al culto, sino además la posibilidad de elevarla ala categoría de «Yamaa el Jótba»; se restauraron también lossugestivos santuarios de Sidi El Kamel, Sidi Yemil, Sidi bu-Jóbza, Sidi bu-Haya, Sidi bu-Rmána, etc. En esta labor de re-cuperación del casco antiguo se incluía igualmente la mezquitaAljama o Mayor (siglo XII) con su medarsa; el interesante con-junto de Dar Debaj, antiguas tenerías, el oratorio de Lala Fátimael Andalusia, la mezquita de la Suika, la Sáida o el santuariode Sidi bu-Ahmed. En realidad, la desaparición de este conjun-to bajo tierra había contribuido, paradójicamente, a su casicompleta conservación, oscilando entre la ciclópea austeridad dellenguaje almohade o la exquisita delicadeza del arte saadita (si-

5 CAGIGAS (1927), I.2

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milar al nazarí); de hecho, la consolidación y restauración deloratorio de Lala Fátima el Andalusia dejó al descubierto una delas obras más refinadas del conjunto, perfectamente equipara-ble a la sala de los enterramientos saaditas en Marrakesh.

Dentro de este capítulo se incluía la creación de un museoarqueológico que recogiera aquellas piezas que se habían encon-trado, pero que no se habían podido incorporar a sus respecti-vos monumentos. Irían planos, dibujos y reproducciones de ob-jetos que corrieran peligro de desaparecer. Esta labor, de baseclaramente científica, no hacía sino incidir en una directriz ideo-lógica que la dictadura primorriverista estaba empeñada en dara conocer, no tanto a los españoles como a los propios marro-quíes: la relación y comparación del arte magrebí con elhispanomusulmán. El lugar elegido para albergar las coleccio-nes fue una recién restaurada casa de notable emplazada en elzoco de Sidi Merzok6.

No sabemos si Cagigas conocía la teoría de Camillo Sitte,pero de cualquier manera esta actuación es hija de su pensa-miento. La búsqueda de continuidad de los efectos espaciales enel tejido urbano, el deseo de reducción del entorno urbano a loesencial; en una palabra, la importancia que los espacios llenoso vacíos tenían para conseguir de la ciudad una obra de artetotal hacía que, para Sitte como para Cagigas, los espacios pú-blicos fueran los que realmente dieran carácter a una población7.La apertura de una pequeña calle, con objeto de ofrecer al visi-tante una mejor visión de la pequeña mezquita de Sidi Yacob(siglo XI), la reconstrucción de numerosos arcos que retoma-ban el concepto espacial adecuado o el simple ajardinamientojunto a la redescubierta muralla almohade, mostraba una pre-ocupación por la forma de la ciudad e indicaban el interés delautor de esta reforma por los problemas de la morfología ur-bana, coincidiendo nuevamente con Sitte en una valora-ción positiva de la perspectiva humana. Esta tendencia se repiteen la decoración y amueblamiento urbano, al renunciar a lasgrandes reformas viarias que modificaran el ambiente de lamedina.

6 CAGIGAS (1927), II.4 y 5.7 COLLINS y COLLINS (1980), 66 a 68.

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Cagigas acaba también con el problema del tráfico rodadorecurriendo a una solución muy actual: la utilización de una víade ronda. El cuantioso tráfico que discurría por las calles prin-cipales respondía a su uso, al mismo tiempo, como carreteraTánger-Rabat. Se trataba, pues, de extraerla para que bordearael costado, dejando así preparado su entronque con la carreterade Larache. Del mismo modo hace desaparecer los aduares ybarracones del interior de la población para, en su lugar, crearzonas verdes, complementando toda esta labor de higienizaciónde la ciudad con una notable ampliación del saneamiento ur-bano, al aumentar en dos kilómetros los colectores8.

2.2. La zona de enlace con el futuro ensanche

La superpoblación, de la que hemos hablado en párrafosanteriores, obligó al intendente a trazar con carácter prioritarioel ensanche de la ciudad que, en principio, se dispondría en elsector norte-noroeste por la contundencia de las siguientes ra-zones:

1. Los terrenos a utilizar eran bienes del «majzén» y portanto su concesión no se vería dificultada con problemasde tipo especulativo, como había ocurrido hasta ahora enotras ciudades.

2. El sector escogido se encontraba a mayor altura, lo quegarantizaba una mayor seguridad ante futuras inunda-ciones y aseguraba un clima saludable.Era la entrada dela ciudad pero también el lugar donde se emplazaría lafutura estación del ferrocarril.No obstante, antes deafrontar el proyecto, era necesario resolver problemas deenlace en una zona neurálgica como era el zoco de SidiMerzok. La fluidez del tráfico en este sector —al ser pun-to de intersección de los dos núcleos urbanos y únicazona de paso expedita en la población— era consideradaimprescindible si no se quería estrangular la dinámica

8 CAGIGAS (1927), V.5.

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poblacional. La imagen más gráfica la brinda la confi-guración que tenía el casco antiguo de Alcazarkivir, quedibuja un alargado 8, en donde el zoco se situaba en elpunto de contacto entre las dos elipses. Había sido, tiem-po atrás, un brazo del río Lucus que, al desviar su cur-so, se había convertido, una parte de él, en zona decharcas palúdicas que, a su vez, rodeaba por el norteuna gran zebalat de doce metros de altura. El problemase solventó con el derribo de las tiendas del zoco, la de-secación del arroyo y la nivelación de su perímetro, y lomismo se hizo con las charcas palúdicas.

En la salida del zoco se encontraba el pequeño barrio de ElHaddadin (las herrerías), conformado por las jaimas asentadasen otra zebalat. Por razones sanitarias se suprimieron las tien-das y se allanó el sector, quedando una amplia plaza hexagonaldonde se construyó la alcaicería con capacidad para 52 tiendasen cuyo interior se instaló el zoco de las verduras y del pescado.

Contigua a esta zona, y ya en el sector noroeste, aprovecha-ron la continuación del antiguo curso del Lucus para trazarsobre él, una vez saneado, la avenida de Sidi bu-Galeb, arteriaque marcaba el arranque de la nueva ciudad. Este sector locomponía un numeroso conjunto de «nualas» (chozas indígenasde caña y paja) que se destruyeron, secando las charcas hastaobtener un rasante estable, gracias a la tierra de la zebalat, delHaddadin y del Fajarin (barrio alfarero)9.

2.3. Los ensanches

Establecida la avenida de Sidi bu-Galeb como espina dorsalde la futura población, había que organizar ahora la ciudadeuropea, aún por construir. Se hacía necesaria la sectorizaciónde una población que, hasta ese momento, estaba repartida enbarracones, ya fuera en los suburbios o en la propia medina.Cagigas fragmentó en tres áreas el futuro desarrollo del casco,

9 CAGIGAS (1927), II.5 y 6.

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aprovechando los propios elementos urbanos: dos de ellos esta-rían al este de la avenida de Sidi bu-Galeb, separados por el grancementerio musulmán y la carretera de Larache, y el tercerocorrespondería al sector sobre el primero que trabajó Cagigas,o sea, los solares comprendidos entre la medina y la estación.

En realidad, un análisis de los trabajos planteados muestrael interés del interventor por corregir la solución excesivamentedilatada del eje norte-sur, huyendo de la ciudad lineal que ha-bía condenado10.

Observado por sectores, en el de poniente proyectó un granbarrio con tipologías de chalets pareados, todos ellos con unamás que discreta zona ajardinada. Era la Colonia Escriñá, nom-bre del promotor, vecino de la cercana ciudad de Larache. Elsector de levante se lo reservó la Junta de Servicios Municipalesen una buena proporción para ubicar allí el mayor númeroposible de edificios públicos, el primero de ellos fue Correos yTelégrafos. Un sector situado más al norte, a base igualmentede villas ajardinadas, será conocido como la barriada de CasasSeguí, construida por el industrial catalán José Seguí Congost11.

El último de los tres sectores propuestos, ubicado igualmen-te a poniente y circunscrito por la carretera de Larache y lalínea Táger-Fez, quedó como reserva de terrenos, sin que se hu-biera terminado de poblar cuando Marruecos alcanzó su inde-pendencia. Paradójicamente, era el de más fácil expansión: muybien orientado, con un desnivel mínimo y fácil drenaje.

Como compensación, al otro lado del ferrocarril se desarro-lla un nuevo núcleo, a consecuencia del asentamiento del Cuar-tel de Regulares. Las primeras construcciones surgieron en 1917.Su disposición con respecto a la vía del tren dejaba libre unaamplia zona triangular que, en principio, quisieron destinar auna gran avenida de cuarenta metros de anchura. Los propiosmilitares, preventivamente, justificaban estas exageradas dimen-siones: «al parecer encontraremos un poco exagerada esta medi-da más si tenemos en cuenta la anchura de una sección al des-filar en columna de honor veremos que aproximadamente es el

10 CAGIGAS (1927), IV.5 a 7.11 CAGIGAS (1947), 239. CORTACEROS (1953), 123.

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ancho que se necesita. Por lo tanto, habiendo contando con estefactor, es por lo que proponemos el ancho total de cuarenta me-tros para la gran avenida»12. El resto del terreno sería zonaajardinada que se ofrecía a la población, pero dos hechos cam-biaron la disposición, quedando finalmente como zona de espar-cimiento. El primero fue la construcción de un grupo de treintay siete casas para los empleados del ferrocarril, inauguradas en1928, y más tarde la edificaión de un grupo de chalets paraoficiales de regulares13.

2.4. Los conceptos urbanísticos de Cagigas

La política llevada a cabo para el desarrollo del casco anti-guo se complementa con una concepción igualmente clara delensanche. Cagigas es uno de los pocos técnicos españoles querechaza el modelo francés de urbanización y trazado de las ciu-dades. Cuando escribía sobre este tema, señalaba «no será layuxtaposición dura, definida y cortante de una población euroepajunto a otra indígena como han hecho los urbanos franceses enFez, Mequinéz, Marrakesh, etc. Ni el estrangulamiento del núcleoárabe por la ciudad moderna —Casablanca y aún de Rabat— seráun conjunto armónico, sin transiciones bruscas»14. Tampoco es-taba de acuerdo con la praxis llevada a cabo en el Marruecosfrancés por Prost. Para Isidro de las Cagigas, el técnico francéspecaba de rigorista, al aplicar fórmulas demasiado estrictas enlos trazados viarios de las ciudades del sur sin tener en cuentael clima. Llegó, en este sentido, a exponer como ejemplo de estanegativa la ciudad escaparate que Francia proponía como mo-delo de su urbanismo, Kenitra, explicándolo razonablemente:«Nosotros, sin embargo, hemos huido de dar a las calles anchu-ras extraordinarias (...) por parecernos que lo rechaza el clima yaún la misma intensidad del movimiento, multiplicando, en cam-

12 BIBLIOTECA GENERAL Y ARCHIVO DE TETUAN: Urbanización. Alcazarqui-vir. Año 1927. Expediente 1631. Documentación por catalogar.

13 CORTACERO (1953), 124.14 CAGIGAS (1927), II.7.

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bio las transversales y diagonales y reduciendo el tamaño de losislotes dedicados a la construcción»15.

Sin embargo, no significaba que rechazara totalmente a laescuela francesa de urbanismo; al contrario, los profesionalesconsultados serán galos (M. Hénard, el creador de la teoría del«Carrefour à Gyrotion» o Vogt, Fluge, etc.). Pero aplicó la teoríaa una praxis cambiante, por lo que no dudó en modificarlacuando las circunstancias lo exigieron.

De este modo, detrás del trazado de la avenida de Sidi Alibu-Galeb hay toda una reflexión argumentada por factoresgeomorfológicos, climáticos y poblaciones. Su orientación, entorno a la cual gira gran parte del ensanche, está prioritaria-mente basada en la calidad purificadora del sol, para lo quedispone que sea en invierno y no en verano cuando su impactosobre las fachadas sea completo; por supuesto, también se tienepresente la pobreza higrométrica y la aireación del lugar16.

3. EL PROYECTO DE ORDENACIÓN DE LA CIUDAD

Isidro de las Cagigas, que fue ascendido en 1929 y destinadoa Tetuán, será sustituido en su cargo por Vicente RamírezMontesinos. Cagigas dejó una población con unas necesidadesque, al menos en quince años, podían limitarse al mantenimien-to continuado de su situación urbana. Los sucesivos intervento-res estuvieron más al tanto de las necesidades infraestructuralesque de la conservación del propio casco. Se llevaron a cabo antetodo construcciones de edificios oficiales, como el Dispensariomunicipal, el edificio de la Junta Municipal, una «Rahba» decereales que sustituyera a la antigua —propiedad del habus—,la lechería del mercado...

Pero el aumento incontenible de la población y un deseo deordenación de la ciudad, que ya superaba con mucho las previ-siones hechas por Cagigas, llevaron al proyecto de ordenación dela ciudad, instruido durante el mandato del General Orgaz,

15 CAGIGAS (1927), V.9.16 CAGIGAS (1927), IV.4 y 5.

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y que se llevó a cabo en las ciudades del territorio del protec-torado.

Los dos factores favorables, comentados al principio (es-pléndida ubicación geográfica y cabeza de una rica comarcaagrícola y ganadera), potenciados y desarrollados desde el asen-tamiento español, se convirtieron en dinamizadores de un cre-cimiento de primer orden, de modo que en el futuro se debíainsistir en este binomio. Los aspectos que influirían en su desa-rrollo serían por tanto:

1. Lograr hacer de Alcázar un importante centro de comu-nicaciones, para lo que debía ejecutarse la conexión di-recta a Xáuen, con lo que la red viaria del sector rifeñoquedaba solventada.

2. Imprescindible para la producción agrícola sería la pues-ta en práctica de un programa de canalizaciones, queimplicaba la regularización del regadío en la vega delLucus.

3. La progresión industrial sería consecuencia de su produc-ción agrícola y ganadera17.

El plan basaba su éxito en la corrección de las deficienciasque, desde el final de la década de los años treinta, venían afec-tando al desarrollo de la población:

• La falta de espacios verdes, de esparcimiento público, asícomo de instalaciones deportivas.

• La necesidad de lo que en el plan se llamaba una «víalimitativa», que contuviera el desarrollo futuro de la pobla-ción, de modo que, fuera de ella, sólo se permitieran cons-trucciones industriales y agrícolas.

• El establecimiento de una jerarquización viaria encamina-da al equilibrio de futuras expansiones.

• Insuficiencia de vías de acceso.• La programación de las necesidades constructivas para los

organismos públicos, complementado con el asentamiento

17 ANÓNIMO (1948), 628.

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de espacios abiertos que pasarían a ser módulos de inter-sección que articularan la red vial18.

La prolongación de los zocos y de la vía de Sidi Ali bu-Galebvan a convertirse en los ejes principales de la urbanización y, portanto, base del futuro ensanche. De este modo, Alcazarkivirquedaba fragmentado en cuatro sectores:

• Noroeste, de expansión del barrio europeo, conformado pormanzanas de poca profundidad, cuya tipología domésticasería la vivienda media y baja aislada.

• El cuadrante suroeste, de trazado más irregular, haciadonde se ampliaría el barrio musulmán; su desarrollo gi-raría en torno a un espacio abierto donde se alzaría unanueva mezquita.

• De nueva implantación sería el barrio emplazado sobre lacarretera de Larache. Constituiría la ampliación del barrioeuropeo, pero su diseño, que tenía como unidad regular lamanzana rectangular, estaría ocupado por edificación in-tensiva de mayor altura, disponiéndose en el apéndice su-perior un pequeño grupo de chalets ajardinados.

• Por último, al otro lado de la vía del ferrocarril quedaríanlos terrenos de la zona industrial19.

Se establecía, pues, una nueva zonificación o más bien unaampliación de la antigua, ya que prolongaba los sectores ymantenía, como era habitual, la sectorización racial pero conun importante cambio tipológico: mientras que las directrices dela zona de expansión europea defendían una edificación exten-siva y programada en altura, en las nuevas parcelas islámicasse impulsaba la edificación unifamiliar, con jardín o huerta.

Sin embargo, en la obsesión por hacer perder el carácterrural, que en buena lógica siempre tuvo Alcázar, se relegó algotan importante como la ampliación de los zocos, debiéndosepaliar pocos años después este olvido. El nuevo zoco puede con-

18 ANÓNIMO (1948), 629.19 ANÓNIMO (1948), 630-631.

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siderarse como la última gran obra española en la ciudad. Fuede siempre, como espacio urbano, el más importante del nortede Marruecos, diversificándose en sectores, como el zoco de ce-reales, el del carbón, el de la verdura, el de las caballerías, el dela chatarra... Sobrepasado por el volumen del comercio, se plan-tea un nuevo y amplio edificio en el sector suroeste, el nuevobarrio musulmán, ubicado al borde de la carretera de Rabat20.

BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOTECA GENERAL Y ARCHIVO DE TETUÁN: Urbanización. Proyecto de urbaniza-ción en Larache. Expediente 16-17. Legajo 7/1656, s/p.

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1. Trazado de Alkazarkivir concebido por Cagigas.

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3. Proceso desecación de las charcas palúdicas.A) Relleno de las charcas.

B) Pavimentación de la nueva calle.

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4. Desmonte y pavimentación de la zebalat del Haddadin.

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6. Proyecto de ordenación de la ciudad de Alkazarkivir.