Integración Curricular Respuesta Al Reto de Educar en y Desde La Diversidad
Educar La Diversidad
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Giampietro Schibotto
Auspicia: Financia:
Proyecto: Promocin de los derechos a la educacin, a la salud y a la participacin de los nios y nias trabajadores
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Giampietro Schibotto
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Autor del texto:
Giampietro Schibotto
Cuidado de la edicin:
Caterina Ghislandi
Con el aporte de:
Prof. Adela Neyra Condori -I.E. Colibr Juliaca- Juliaca
Prof. Alex Jos Medina Urbina - Director de la I.E. Jess Trabajador - Cajamarca
Prof. Anatolia Olga Segovia Candia -I.E. San Jos Obrero Villa Mara del Triunfo
Prof. Cesar Huaman Suero- I.E. Colibr Juliaca- Juliaca
Prof. Edwin Medina Mrquez -Director de la I.E. San Jos Obrero Villa Mara del Triunfo
Prof. Lilian Sara Calla Pacori - I.E. Colibr Juliaca- Juliaca
Prof. Loyola Sampertegui Campos -Directora de la I.E. Alejandro Cussianovich Villarn-Jan
Prof. Luisa Gmez Valencia -I.E. Colibr Juliaca- Juliaca
Prof. Maruja Campos Chira - I.E. Colibr Juliaca- Juliaca
Prof. Mario Leoncio Pongo Chanta -Director de la I.E. Graciela Villarn Carbajal Fila Alta-Jan
Prof. Nancy Margot Arias Saravia -I.E. San Jos Obrero Villa Mara del Triunfo
Prof. Pele Santos Calisaya Mestas -Director de la I.E. Coilibri - Juliaca
y todos los nios y nias de las escuelas que han participado en el proyecto.
Ilustraciones: Omar Zevallos
Diseo grco: Omar Zevallos
Con la colaboracin de:
Fernando Ramrez Lazo
Elvira Figueroa
La publicacin es de CIFA Onlus y de IFEJANT.
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Prefacio
I. Introduccin: la historia de una experiencia
II. La pugna pedaggica entre regulacin y liberacin en la Amrica Latina de hoy: proyecto de
neocolonizacin, resistencias y 're-existencias' educativas
III. Didctica por 'proyectos': la recuperacin del sujeto y de la realidad experiencial
IV. Los resultados concretos: tres 'proyectos' desde las escuelas para nios, nias y adolescentes
trabajadores del Per
V. Testimonios sobre los proyectos de aprendizaje trabajados en el ao 2012
VI. Conclusiones y escenarios futuros
Bibliografa
NDICE
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ifa Onlus est comprometida en la defensa de los derechos de los nios y nias
Cdesde hace ms de treinta aos en un constante camino de acompaamiento, apoyo e intercambio con las Infancias de todo el mundo. Estamos acostumbrados a pensar en la infancia como un estado biolgico que tiene
atributos psicolgicos denidos. Sin embargo, no es lo mismo ser nia o nio, crecer
en Italia, en Per o en China, formar parte de una familia tradicional o una de otras
caractersticas, tener acceso a una pluralidad de medios electrnicos o a ninguno.
En el tiempo hemos aprendido entonces a conocer diferentes infancias, en
comprender sus problemas, sus desafos, sus sueos.
En esta ocasin nos hemos acercado a los Nios, Nias y Adolescentes Trabajadores
del Per y hemos descubierto una realidad compleja, interesante, viva, una realidad
que muchas veces no es escuchada correctamente.
Hablar de trabajo asociado a un nio genera casi siempre un instintivo rechazo.
Siempre lo hemos repetido: creemos sinceramente que todos los nios y nias en el
mundo no deberan trabajar, sin embargo, no podemos y no queremos ignorar la
realidad y la realidad es que millones de nios en el mundo trabajan para ayudar sus
familias, para sobrevivir, algunos por misma personal eleccin, otros obligados. Y es
all que se vuelve fundamental nuestro rol, porqu la realidad de los nios trabajadores
existe e ignorarla no resuelve ninguno de los problemas que la caracterizan. Entonces
creemos que reconocerla sea el primer paso para cambiar las cosas y promover
acciones que garanticen a los nios trabajadores condiciones dignas de trabajo y que
sobre todo les garanticen el derecho a una educacin, el derecho al juego, el derecho
en tener tiempo libre.
Es por esta razn que hemos querido tocar con mano, concretamente, que cosa
comporta esta realidad. Conocer el IFEJANT y promover el desarrollo del proyecto
Promocin de los derechos a la educacin, a la salud y a la participacin de los nios y
nias trabajadores del Per nos ha permitido descubrir una infancia trabajadora llena
de vida, comprometida con su proprio Pas y con su propio entorno, una infancia
comprometida con las otras infancias en la lucha para ver reconocidos todos sus
derechos.
Esta publicacin representa un paso importante en este camino. Por un lado es un
punto de llegada, resultado de un largo camino hecho conjuntamente a los nios, a
los docentes y al equipo de IFEJANT que trabaja en el campo, para la puesta en
marcha de un modelo didactico innovador que, esperamos, ser util a la enseanza
en todas las escuelas primarias del Pas; por otro lado, representa un punto de
partida porqu esperamos que pueda constituir un elemento de reexin desde el
cual tomen vida otras iniciativas de desarrollo en favor de los nios y nias de Latino
Amrica.
Gianfranco Arnoletti
Presidente de CIFA Onlus
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PREFACIO
Ampliar el horizonte
Tenemos entre manos un texto que ms que una sistematizacin en sentido estricto,
representa un excelente pretexto para desentraar los presupuestos que iluminaron
las experiencias que el libro recoge y las grandes vetas de reexin terica que han
abierto a lo largo de estos aos. Y es en esta perspectiva que el autor nos entrega un
texto que nos permite ampliar nuestra mirada y enriquecer el sentido y la signicacin
que aparentemente modestas experiencias educativas con nios, nias y
adolescentes trabajadores tienen la potencialidad de brindarnos, si las releemos con
ojos cargados de pasin.
Y no podra ser a menos, pues Schibotto es parte de este proceso. No slo fue
docente talentoso y paciente en una de las escuelas con muchachos y muchachas de
un mercado popular al sur de Lima y durante cinco aos, sino que jams se
desprendi de esta bsqueda de calidad pedaggica, didctica y terica a lo largo de
los ltimos quince aos. Por ello, es un relato desde dentro y con la distancia
pedaggica necesaria para no dejar de ser exigentemente crticos y retadores.
La metfora del biohuerto
La educacin, la escuela y la accin de los sujetos que de ellas cuidan, encuentra en el
biohuerto una metfora que recupera dimensiones insoslayables para aprender la
condicin humana desde el alba de la vida. Sin trabajo de cuidado de la tierra y de lo
que ella nos regala, el huerto deja de ser encarnacin de la vida y fuente de
reproduccin de la vida material; sin un cuidado organizado y respetuoso de los ciclos
de produccin, se interrumpe una dinmica que conjuga de forma armoniosa la
naturaleza y la cultura. Pero sin impedir que tambin el bihuerto, es decir la
pachamama nos cuide y nos cultive. Y no hay cuidado sin afecto, sin cario. Como
deca un campesino a quien no le fue tan bien en su cultivo, quiz no trataste con
cario a las semillas cuando estaban en tu mano. En la metfora del biohuerto se da
la posibilidad de una sntesis entre lo que el libro nos recuerda con fuerza, entre
trabajo, organizacin y relacin, tambin pedaggica, preada de afecto.
Las IENNATs: una pedagoga de la dignidad del estar siendo
Estar siendo es un ir siendo sin dejar de seguir siendo. El verbo ginomai en griego
reere a esa dinmica ininterrumpida del ir siendo mientras se est siendo. En el
mundo andino lo esencial no es ser, muy propio del pensamiento occidental, sino el
estar con el entorno todo, y es aqu que se anuda la construccin de una identidad
csmica, vale decir, social, individual, transcendente. Una pedagoga de la dignidad
del estar siendo se condice con lo que el autor retoma de Quintar, es decir su rechazo
a la pedagoga parametral verdadero mecanismo de congelacin de toda dinmica
vital y antesala de todo intento de instaurar en la vida el paradigma del bonsai. La
pedagoga parametral y la del bonsai gracan bien la ceguera del conocimiento de la
que nos habla E.Morn.
El Movimiento de NNATs al origen de las IENNATs.
No es un detalle menor. Dice bien del valor que los nios trabajadores asignan a la
educacin e incluso a la escuela, claro est, a una escuela que ellos mismos
conciben como inspirada en los grandes principios de su movimiento. Dicho de otra
forma, en la que se les valore como trabajadores, en la que la organizacin escolar
est tambin entre sus manos, en la que el protagonismo sea compartido con los
colaboradores-docentes y con la familia, en la que sea una realidad cotidiana ir
aprendiendo la condicin humana en un clima de afecto; en la que la calidez sea un
componente obligado de la calidad pedaggica. Y como acertadamente seala
Schibotto, una escuela que contribuya a resignicar pedaggicamente (es decir,
crticamente) el trabajo y a resignicar productivamente la escuela.
Hacia una nueva sntesis entre educacin y trabajo
La historia de la educacin y de la escuela, da cuenta de cmo se fue entendiendo
esta relacin. Las experiencias aqu presentadas, aportan una visin y un
pensamiento que se confronta hoy con la millonaria propaganda y accin contra el
trabajo de los nios, la sobreexaltacin de la escuela como la varita mgica para
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superar la pobreza y la exclusin y una ideologa que reproduce, en muchas de
nuestras ciudades, lo que en siglos pasados se conoci como la polica de pobres. Las
IENNATs son un botn de muestra del rechazo a esta forma de ver y representarse
socialmente a estos nios y nias, pero tambin son una alerta de cmo la educacin
ocial es hasta hoy poco sensible a un signicativo nmero de nios trabajadores de la
ciudad y del campo para quienes no hay una propuesta de escuela que se piense
pedaggica y didcticamente a partir de ellos y de ellas.
El libro que nos distingue en prologar, es un material indispensable no slo para los
colaboradores docentes de las IENNATs, sino para abrir una reexin seria con
docentes de escuelas pblicas tanto a nivel urbano como en comunidades andinas y
amaznicas. Por ello, un reconocimiento a Schibotto quien a nombre de CIFA, nos
entrega este valioso material.
Alejandro Cussinovich
IFEJANT
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sta publicacin forma parte de un proyecto, cuya concepcin y desarrollo
Enacieron de la conuencia de diversas experiencias y especicidades de las organizaciones promotoras, quienes, cada una desde su enfoque, estn comprometidas en la defensa de los derechos de los nios y nias: IFEJANT, centro
de formacin desde hace ms de treinta aos comprometido con las causas de los
nios y nias trabajadores y CIFA Onlus, desde 1989 comprometida en la defensa de
todos los nios y nias en situacin de exclusin social.
La postura ante el trabajo de los nios y adolescentes constituye un punto de dilogo y
no de absoluta identicacin entre las dos instituciones. CIFA Onlus entiende el
trabajo de la infancia y de la adolescencia como un fenmeno sobre el cual todava es
difcil un juicio concluso y denitivo, as como lo entiende como algo no
necesariamente deseable, pero que no se puede ignorar y por lo tanto que merece
atencin, reexin y propuestas que no obedezcan de antemano a una lgica
dogmtica. IFEJANT, por su lado, piensa que el trabajo infantil, cuando no sea
explotado, es un elemento de formacin y crecimiento de los nios. Dos visiones con
elementos importantes de distincin, pero que no impiden encontrar un campo de
convergencia y de accin conjunta. Ambas asociaciones estn de acuerdo en que la
discriminacin hacia los nios y nias trabajadores puede incidir negativamente en la
aplicacin de sus derechos y por ejemplo puede llevar a la negacin del acceso a la
educacin o a los servicios sanitarios para muchos de ellos. Adems es necesario que
dentro del mbito laboral los nios vean respetados sus derechos y por lo tanto que
este trabajo no se transforme en explotacin, marginacin, exclusin.
El contexto nacional del Per tambin ofrece datos interesantes tanto por lo que
concierne los nios trabajadores como a lo que concierne los derechos de los nios y
nias en general.
El 20% de los nios trabajadores no asiste a la escuela y este dato aumenta cuanta
ms edad tenga el nio, tanto que entre los 12 y 17 aos la cifra sube al 31%. Esto no
se debera imputar tan slo al trabajo sino a la inadecuacin de la oferta educativa.
Ms en general, se destaca que los planes de accin referidos a la infancia no cuentan
La historia de una experiencia
Introduccin de Caterina Ghislandi
con un presupuesto propio y el presupuesto disponible para la educacin alcanza tan
slo el 3.1% del PBI; el 25% de los nios menores de 5 aos tienen desnutricin
crnica; segn el Consejo Nacional de Educacin el 34.5 % de adolescentes ni
estudian ni trabajan. Estos son solo algunos de los hechos que testimonian cun
importante es promover los derechos de la infancia, tratando hacer incidencia
poltica y promoviendo modelos aplicables a todo el Pas.
As mismo estos datos reejan los muchos esfuerzos que todava se deben hacer
para garantizar el derecho a la educacin, bajo el amparo de lo establecido por la
Convencin de los Derechos del Nio aprobada en la Asamblea General de la ONU
el 20 de Noviembre de 1989 y raticada en 1990 por el Per.
La Convencin representa un importante punto de referencia para todas las
asociaciones que trabajan en la defensa de los derechos de los nios y de las nias;
en ella por primera vez se concibe a los nios como sujetos de derechos. Este acto
formal, uno entre las innumerables votaciones hechas en la ONU, contiene en si un
signicado de importancia histrica. Por primera vez los derechos de los nios
forman parte del mundo jurdico internacional. En un mundo que reconoca esferas
siempre ms articuladas de derechos del hombre, eran justamente los derechos del
nio los que faltaban y no solamente por un olvido de los Estados. Siendo
considerados desde siempre como ser humanos en formacin, es decir como
menores (minus habentes) los nios no estaban reconocidos como personas con
derechos autnomos, sino que como objeto de una, ms o menos amplia, tutela. (1)
En estos 23 aos de vigencia de la Convencin de los Derechos del Nio y de su
raticacin por el Estado Peruano, en Per se pueden reconocer avances as como
dicultades en la concrecin de los derechos de los nios. A nivel Jurdico se cuenta
con el Cdigo de los Nios, Nias y Adolescentes DL No. 27337, el Plan de Accin
Nacional por la Infancia 2002-2010, la Creacin de la Adjunta de la Niez (2007)
fruto de una de las Recomendaciones que hace el Comit de los Derechos de los
Nios al Estado Peruano; a nivel social y poltico pero an la infancia no es una
prioridad para el Estado Peruano. Se puede armar que la vigencia de la Convencin
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(1) N 2 della Collana temi, Direzione Attivit culturali, editoriali, formazione e ricerca del Comitato Italiano per l'UNICEF Roma - 2001
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de los Derechos del Nio y su implicancia en el cuerpo jurdico de las leyes nacionales
no garantiza necesariamente la mejora de las condiciones de los nios.
En este contexto nacional CIFA Onlus e IFEJANT deciden juntar esfuerzos para
promover el derecho a la educacin de los nios, nias y adolescentes trabajadores
(NNATs de ahora en adelante), considerndolo un derecho fundamental e incluyente
de otros importantes derechos.
El punto de partida se remite a trascendentales antecedentes, en particular a una
experiencia que a mediados de los aos '80 el Movimiento de adolescentes nios
trabajadores hijos de obreros cristianos, Manthoc, haba llevado adelante. En esa
poca el Manthoc, luego de un anlisis de las reales condiciones de estudio y
escolaridad de los NNATs de la ciudad de Lima, sinti la urgencia de establecer una
accin en el campo de la escuela a n de que sta partiera de la realidad concreta de
los NNATs para, desde all, pensar una escuela que respondiera a sus aspiraciones y
necesidades. Es as como se crea en los inicios de 1986 el Programa Educativo de
NNATs Monseor Ruitz en Ciudad de Dios, entendiendo que no se trataba slo de
ofrecer un servicio al alcance de los NNATs, sino que deba constituirse en una
experiencia con fuerza simblica de lo que una escuela bien orientada desde la vida
concreta de los sujetos a los que est dirigida, debera signicar para la educacin
pblica.
En el lapso de los 27 aos siguientes, han ido brotando experiencias similares en
distintos puntos del Pas. Uno de los retos mayores fue que estas escuelas de NNATs
se distinguieran por la calidad y calidez del clima educativo y de las relaciones
pedaggicas. Se busc producir una propuesta educativa que respondiera a las
grandes intuiciones y propsitos del movimiento social de NNATs. De all el nfasis
puesto en el desarrollo de la capacidad protagnica de cada NNAT, en su sentido e
identidad como NNATs, su responsabilidad frente a la vigencia y ejercicio de los
derechos de todo nio y nia y en especial de los NNATs.
As mismo, hubo la imperante necesidad de poder mostrar una experiencia positiva de
la relacin educacin-trabajo, aspecto insucientemente asumido desde los
dictmenes de la normativa educativa nacional.
En el 2008 nace el proyecto "Promocin de los derechos a la educacin, a la salud y a
la participacin de los nios y nias trabajadores", insertndose en el camino
emprendido por el MANTHOC y por todas las organizaciones que se sumaron en la
defensa de los derechos de los nios, especialmente los trabajadores. A este proyecto
se suma la experiencia que CIFA Onlus desarroll en otros pases, en donde se
abord el tema de la educacin, vinculndolo estrictamente al tema de salud: un nio
con hambre y con problemas de salud no podr desarrollar capacidades y mejorar
habilidades ni participar protagnicamente a la vida escolar.
La visin compartida de las dos instituciones, sumada a anteriores experiencias, han
llegado a dar vida a una propuesta de intervencin cuyo esfuerzo era lograr
concretar la teora en la prctica y convertirse en un modelo aplicativo exitoso. La
propuesta quera conciliar la condicin de los NNATs con el derecho a la educacin,
mejorando la propuesta educativa por un lado e incluyendo servicios integrales a los
NNATs de las mismas instituciones educativas.
La intervencin se ha desarrollado en siete escuelas, una en Lima, la de San Jos
Obrero, escuela nacida para los NNATs; tres en la Regin de Puno, dos de las cuales,
la de Juliaca y la de Puno, creadas por el Estado Peruano a travs del programa de la
Policia Nacional del Per Colibr, para responder a las necesidades educativas de
los NNATs de la Regin y una, la Escuela de Uros, que por su misma colocacin
geogrca (est en el medio del lago Titicaca) adquiere un signicado peculiar, ya
que acoge NNATs trabajadores no reconocidos como tales y de etnia aymara.
Finalmente se han involucrado tres Escuelas de la Regin de Cajamarca, la del
Manthoc, histrica escuela de y para los NNATs, y las Escuelas de Fila Alta y de Jaen,
ubicadas en la Selva del Norte.
La decisin de involucrar escuelas tan diferentes nace de la conviccin que promover
una escuela acogedora, de calidad y consciente de la realidad en la cual viven sus
alumnos y alumnas, es un reto que todas las escuelas deben tener y, sobre todo, que
todas las escuelas pueden ganar, valorizando sus caractersticas peculiares,
intercambiando experiencias con las otras escuelas, dando vida a un proceso de
positivo contagio educativo.
La Escuela de San Jos Obrero Villa Mara del Triunfo - Lima
La escuela se encuentra en Hroes del Cenepa, en el Distrito de Villa Mara
del Triunfo, zona urbano-marginal en el Sur de la ciudad de Lima
Metropolitana. La poblacin del Distrito es de 378.470 habitantes, el 41% de
la poblacin est caracterizada por migrantes internos, el 38% viene de la
Sierra del Sur, Ayacucho y Apurmac, el 9,5% de la Sierra de Lima y el 7.3%
de Junn. El 70% de la poblacin est considerada en condiciones de
pobreza extrema, el 24% en condiciones muy graves de pobreza y el 6% en
condiciones de pobreza.
El sueldo medio mensual percibido por las familias que viven en la zona es de
650 Nuevos Soles. La mayora de la poblacin es empleada, muchas veces
informalmente, en el campo de la construccin y del comercio.
El Instituto Educativo San Jos Obrero es pblico y sus alumnos son 238
divididos entre escuela de la infancia y escuela primaria.
La escuela naci en el 2005 como experiencia de educacin alternativa a
travs del Programa Educativo Municipal, es decir con la participacin
directa de la comunidad y con la introduccin de la componente productiva
Las escuelas involucradas
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(laboratorios de la escuela donde los nios y nias aprenden a producir).
Esta componente integra la dimensin educativa con la dimensin de
trabajo y nace de la voluntad de dar una respuesta concreta a los nios
trabajadores de la zona de intervencin.
En el 2008 ha sido reconocida por el Ministerio de la Educacin del Per y
se ha constituido como escuela pblica, marcando un paso importantsimo
en el proceso de involucramiento del Estado en el proceso encaminado por
el Manthoc.
Escuela N70803 San Antonio de Padua Puno
En 1990 con la raticacin de la Convencin por parte del Estado Peruano,
se da inicio a una nueva estrategia para promover el desarrollo integral de
los nios y nias trabajadores.
Nace as la experiencia del Programa Colibr, gestionado por la Polica
Nacional del Estado. A travs de este programa, en Puno, se abre una
escuela dirigida principalmente a nios trabajadores. En 2010 la escuela
pasa bajo la gestin del Ministerio de la Educacin, pero mantiene sus
peculiaridades: la mayor parte de los nios y nias son trabajadores, se
dedican a diferentes actividades econmicas, como el trabajo de la lana, la
venta de alborotes (maz con azcar) y el limpiado de zapatos.
Escuela N 70708 Colibr Juliaca
Juliaca se encuentra en la Regin de Puno y es la ciudad principal de la
Provincia de San Romn. Como para la escuela de Puno, la escuela nace
en el marco del programa Colibr en 1995 con solo 25 nios trabajadores.
Con el tiempo el nmero aumenta rpidamente por una carencia de
estructuras educativas que acojan nios y nias trabajadores; hoy en da
los nios son 326. En 1999 la escuela se ve reconocida por el Ministerio de
la Educacin.
Instituto Educativo N 70682 Los Uros
La escuela nace el 15 de abril de 1985 y se encuentra en una de las islas
otantes de Los Uros, en el Lago Titicaca. Los nios que frecuentan la
escuela son 64 y a pesar de que todos trabajan vendiendo artesana a los
turistas, su condicin de nios y nias trabajadores no estaba, antes del
proyecto, reconocida. La escuela es pblica y representa un punto de
referencia importante para los nios y las nias, la mayor parte de los
cuales viven en las islas alrededores; la mayora de ellos habla aymara.
Instituto Educativo P.E. Alejandro Cussinovich Villarn- Jan
La escuela se encuentra en Jan, Regin de Cajamarca, al Norte del Pas y
nace por iniciativa privada para ofrecer el acceso a la educacin tambin a
los nios y nias trabajadores de la zona. Las asociaciones que en un
principio apoyan la iniciativa son el IFEJANT, la DEMUNA, y el Centro de
Promocin de los Derechos del Nio, Adolescente y la Mujer
(CEPRONAM). En un principio las clases se daban en un instituto de Jan
que acoga alrededor de 96 alumnos. En 1997 el programa educativo
obtiene la autonoma econmica y se constituye en escuela primaria. En
1997 el Ministerio de la Educacin reconoce la escuela. Hoy en da hay 80
nios y nias.
El Instituto Educativo Graciela Villarn Carbajal Fila Alta
La escuela Graciela Villarn Carbajal ha nacido para dar una respuesta
educativa a la poblacin infantil trabajadora de las familias ms pobres de
las zonas rurales de Fila Alta. En el 2004 la escuela, nacida por iniciativa
privada, obtiene el reconocimiento por parte del Ministerio de la Educacin.
Hoy la frecuentan 46 alumnos.
Cajamarca MANTHOC Monseor Julio Gonzlez Ruiz - Cajamarca
En el 1996 el Manthoc crea una asociacin en la ciudad de Cajamarca, con
la nalidad de proporcionar servicios en el mbito de la educacin
experimental para nios y nias trabajadores.
Se abre as el programa educativo experimental destinado a nios y nias
trabajadores como proceso de enseanza basado en la articulacin con la
realidad de los nios que trabajan. Nace as la que hoy en da es la escuela
Jess Trabajador".
La estrategia se ha basado, principalmente, en lo pedaggico entendido como eje
central para el desarrollo de la accin educativa que involucra a los colaboradores
docentes y a los NNATs, estableciendo una inter relacin entre ellos en todo el
proceso de enseanza y aprendizaje. Se ha priorizado trabajar a travs de proyectos
y mdulos de aprendizaje con la nalidad de promover la participacin protagnica
de los NNATs a nivel intra y extra escolar, priorizando la interrelacin de los ejes
integradores y desde all la recuperacin de los contenidos de las reas disciplinares;
todo ello, para contribuir al desarrollo de las capacidades a nivel cognitivo, actitudinal
y procedimental tanto para el ejercicio del protagonismo de los NNATs, el
fortalecimiento de las organizaciones de NNATs, la exigibilidad del derecho a la
salud: nutricional, dental y oftalmolgica, y la valoracin del trabajo como NNATs.
En n, se ha promovido durante todo el proceso la participacin protagnica de los
padres de familia, de los NNATs, docentes y comunidad en general, porqu con la
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aplicacin e implementacin de los proyectos y mdulos de aprendizaje no slo se
busca desarrollar la accin educativa en el aula o en la IENNATs sino que se busca
tambin que sta se abra a la comunidad y se relacione con los diferentes actores
sociales que hay en ella.
La experiencia ha sido compleja, ha requerido enormes esfuerzos y compromisos,
pero al mismo tiempo ha generado resultados inesperados. Los docentes
colaboradores, en un principio escpticos, se han revelado como el punto de fuerza de
la intervencin, convirtindose en los promotores ms convencidos de la necesidad
de ser parte de este proceso. Los nios y nias han demostrado una vez ms de ser
sujetos activos, propositivos y conscientes de las responsabilidades que les
competen. Las UGELES han manifestado un fuerte inters en la experiencia y se
estn llevando a cabo coordinaciones para extender el modelo en otras escuelas del
Pas, dando vida a una constante y nutrida colaboracin entre instituciones pblicas y
privadas.
Durante el camino ha ido cambiando tambin el enfoque inicial que conceba este
proyecto como proyecto para los NNA trabajadores. Cuando naci, haba todava la
necesidad de llamar la atencin pblica en el nio trabajador, especialmente en Italia,
donde, todava la palabra genera un instintivo rechazo. CIFA Onlus se ha empeado
en promover los derechos del nio trabajador, ya que rechazar su existencia signica
no preocuparse de sus problemas. Sin embargo, con el tiempo se ha ido manifestando
siempre ms fuerte la necesidad de concebir el proyecto educativo como proyecto
para todos y todas los nios y nias, es decir se ha ido entendiendo que reducir la
intervencin a los nios y nias trabajadores era generar una discriminacin al revs.
Por esta razn, con mayor conviccin y esfuerzo, se ha promovido una propuesta
educativa para toda la escuela peruana, escuela donde muchos de los nios y
adolescentes trabajan.
El mismo cambio de actitud interna frente a la problemtica inicial ha sido elemento de
confrontacin, de discusin y de crecimiento continuo.
El proyecto ha seguramente contribuido a generar una mayor reexin no solamente
sobre la condicin de la educacin para los nios y nias trabajadores sino que, sobre
todo, sobre la condicin de la educacin en el Pas.
La estructura del texto presenta primero el panorama ms amplio del contexto
educativo en Amrica Latina. Luego se presenta la propuesta de una didctica por
proyectos. Seguidamente se han seleccionado tres concretos proyectos elaborados
por tres distintas escuelas. Y nalmente se hizo un rpido balance de la experiencia
con mira sobre todo a los escenarios futuros.
Esta publicacin no hubiera sido posible sin el trabajo de todos los actores
involucrados en esta larga y profunda experiencia, sin el trabajo cotidiano de y en
campo por parte del equipo de IFEJANT que ha trabajado constantemente con los
nios y con los profesores, confrontndose con las diferentes realidades de las
escuelas y estableciendo con estas una relacin nica y especial.
La publicacin, por otro lado, no hubiera encontrado voz, sin el minucioso y
profundo trabajo de recoleccin, interpretacin y elaboracin de Giampietro
Schibotto, autor de este libro y consultor del Proyecto que desde hace cuatro aos,
nos acompaa en esta aventura y que nos ha dado en ms de una ocasin un punto
de vista distinto y peculiar de la realidad de Per, de la educacin y del mismo
proyecto.
Finalmente, no hace falta decir que los autnticos protagonistas de aquello que aqu
presentamos al pblico siempre han sido los nios, nias y adolescentes
involucrados, con su inagotable riqueza de verdaderos maestros de vida. Este libro
les pertenece integralmente a todos ellos.
12
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La pugna pedaggica entre regulacin y liberacin en la
Amrica Latina de hoy: proyecto de neocolonizacin,
resistencias y re-existencias educativas
II
La expansin del fascismo societario es entonces un futuro factible. Existen
muchos signos de que esta posibilidad es real. Si se permite que la lgica de
mercado se desparrame de la economa a todos los campos de la vida social y se
convierta en el nico criterio para establecer interacciones sociales y polticas, la
sociedad se tornar ingobernable y ticamente repugnante
Boaventura de Sousa Santos
1. La pedagoga como instrumento de control, el 'neotaylorismo'
educativo y la ofensiva de 'razn metonmica' en el panorama
actual de la educacin en Amrica Latina
La educacin hoy en Amrica Latina es un territorio de una implosiva densidad
conictual. Sin embargo, diversamente de otras coyunturas histricas lo que hoy est
en juego no es tan slo un proyecto de control del poder sobre los procesos de
construccin de conocimientos y de domesticacin de las nuevas generaciones, sino
la total, ubicua e invasiva sumisin de cualquier lgica formativa a la lgica del
mercado por un lado y a la lgica de la integracin uniformadora por el otro.
La apuesta es de enorme y trascendental importancia histrica, pues se trata de
decidir si todo lo que concierne a lo educativo seguir manteniendo espacios propios
de vocacin humanstica, crtica y liberadora, o si, por el contrario, se tornar una ms
de las funciones sociales rgidamente y pasivamente instrumentalizadas por la lgica
del capitalismo globalizado y lo que se ha convenido llamar la 'produccin biopoltica'.
Este ltimo es un proyecto que deviene en una verdadera y propia devastacin de la
inteligencia segn la expresin de Jos Snchez Parga. (2)
Este diseo de resignicacin restaurativa e instrumental de todo el universo
pedaggico se viene dando en un contexto de lo que, siguiendo a Ral Meja,
podramos llamar 'capitalismo cognitivo', es decir en donde adquiere siempre mayor
importancia el 'trabajo inmaterial', y dentro de este trabajo inmaterial justamente el
trabajo cognitivo. (3) Esta refundacin actualizada de una escuela que, desde el
jardn hasta la educacin superior, se modela en base a las exigencias de esta nueva
fase del control capitalista, no se queda en una intencionalidad abstracta, sino que se
traduce en concretos actos de reformas legislativas del aparato institucional
educativo. El capitalismo globalizado refunda su escuela con 122 nuevas leyes de
educacin en el mundo y casi 30 tan slo en Amrica Latina. En dos dcadas, desde
1990 hasta 2010 asistimos a cuatro generaciones de reformas educativas, primero
con la descentralizacin neoliberal y luego con un conjunto de contrarreformas
educativas que asumen la escuela como un gasto y por ende no como un derecho
ciudadano sino como un servicio que hay que pagar o cuanto menos compatibilizarlo
con la lgica empresarial de la ganancia. En consecuencia, la reestructuracin se
realiza en trminos de eciencia y ecacia segn la racionalizacin neoliberal de la
produccin fabril y del ajuste scal neoliberal (como ocurre, por ejemplo, en
Colombia, con la ley 715 de 2002).
Es importante subrayar que todo ello se da tambin bajo un estricto control
neocolonial, pues la mayora de estas reformas se han hecho con el patrocinio y la
asesora del Banco Mundial. Y es, entonces, que se hace necesaria una lectura de lo
(2)En la ltima fase de capital la 'devastacin del conocimiento' equivale al paso de la transformacin del
conocimiento en mercanca, a un modo de producir mercantilmente conocimiento; siendo ya la misma
forma de mercanca la que produce conocimiento; la ley del valor de cambio capitalista se internaliza en el
modo de producir conocimientos y en la misma forma de mercanca que tiene este conocimiento
(Snchez-Parga, 2007, p.-78)
(3)Ver de Ral Meja M., Las pedagogas crticas en tiempo de capitalismo cognitivo. Cartograando las
resistencias en educacin, en Aletheia, Revista de desarrollo humano, educativo y social contemporneo,
Bogot, n.04, 2006.
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educativo desde la economa poltica crtica, considerando, en primer lugar, que todo
este reajuste de la educacin para sujetarla a la forma mercanca se acompaa de un
proceso de transnacionalizacin de lo pedaggico, como forma particular de un ms
amplio proyecto generalizable de mercantilizacin de la vida en todas sus
manifestaciones. En todo ello, juegan un importante papel de tutelaje sobre 'el mundo
atrasado' los organismos internacionales como el ya recordado Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional. Es por ejemplo desde el Banco Mundial que se han
formulado los paquetes educativos para los 'pases atrasados', imponiendo una
lectura economicista y excluyente de la educacin, con una carga muy fuerte de
individualismo conexa al utilitarismo y nalmente asumiendo la competencia como
valor que prima y entra en conicto con la solidaridad. Tambin la escuela debe regirse
por el principio de utilidad: todo debe basarse en comparaciones economtricas de
costo-benecio, con el n de reducir recursos y aumentar resultados. Es por este
camino que llegamos a lo que hoy se asume como el modelo ms exitoso y coherente
de contrarreforma educativa, es decir la de Chile, y que, por lo contrario, sigue
agravando los problemas sociales de estas restauraciones pedaggicas: la
mercantilizacin del sistema educativo; su baja calidad; la baja pertinencia social para
los sectores populares; un altsimo nivel de inequidad; y nalmente una marcada
segmentacin socioeducativa que produce en el sistema escolar un verdadero
'apartheid educativo'. De all, la reacciones de vastos sectores populares,
estudiantiles y magisteriales que dan vida a la que se ha llamado la revolucin de los
pinginos. (4)
Si quisiramos resumir con una palabra de sntesis la mdula de todo este proceso de
sumisin de la escuela a una lgica mercantilizada, podramos, con Ral Meja, hablar
de 'despedagogicizacin' de la labor pedaggica. La forma que toma esa
despedagogizacin para la prctica docente es una lnea de exigencias donde se
reduce la pedagoga a los mnimos necesarios, ms de corte didctico - entendido
ste en su acepcin ms limitada, como tcnicas para la enseanza- de los que se
pueda apropiar cualquier profesional con ttulo universitario en un perodo de prueba
de un ao para poder ser nombrado 'maestro en propiedad' .(5) Todo, entonces, se
reduce a tecnologa educativa, segn un esquema 'taylorista' de funcionamiento del
aparato escolar y sus relativas consecuencias: univocidad del saber y de sus
particiones, currculo monotnico, monoltico y monocrtico, cuanticacin de estilo
economtrico de los procesos evaluativos, desaparicin de la subjetividad,
modelizacin homloga de la inteligencia, absoluta prevalencia del pensamiento
convergente, cuadriculacin prescrita de los procesos de aprendizaje, parametracin
epistmica y disciplinaria, procesos excluyentes y expulsivos determinados
exclusivamente en base a la no adecuacin a un molde nico, descontextualizado y
autorreferencial.
Quiz, en este caso, bien vendra hacer referencia a la categora de 'razn indolente'
y de 'razn metonmica' de Boaventura de Sousa Santos (6) y ms en general a
como se ha venido congurando el proyecto colonizador de la modernidad
occidental y que hoy encuentra en la educacin un nuevo y agresivo momento de
penetracin y perpetuacin.
La 'razn indolente' es aquella mirada que por distintos motivos no quiere o no logra
reconocer en la compleja y movediza realidad de nuestros tiempos un conjunto de
fenmenos o procesos que siembran grmenes de criticidad y de alternatividad. Y es
que todos, de una u otra forma, estamos casi patolgicamente condicionados por
poderosos procesos de homologacin, que nos llevan a descuidar los signos de un
discurso antagonista que brota de las grietas todava inconexas de una presumida y
presumidamente victoriosa totalidad por ahora hegemnica. Entonces, es como si
no reconociramos lo nuestro, demasiado atemorizados por la potencia de fuego
del adversario o, quizs, por el miedo de volver a sufrir otra vez la traumtica
desilusin que hace unas dcadas nos priv de un reino de las esperanzas ya
realizadas y cabalmente cumplidas.
La 'razn indolente', para Boaventura de Sousa Santos es 'metonmica', es decir
que no concibe manifestacin social que no sea supeditada y reglamentada por el
orden de la 'totalidad', como si no se pudiera dar posibilidad de existencia social y
poltica a fenmenos de real antagonismo que se escapen del monoltico dominio del
'unicum'. En este sentido la 'totalidad' de la realidad social no se percibe como pluri-
verso, como complejidad llena de contradicciones, ni como conictualidad de
distintas alternativas, sino como orden, uni-verso en el cual las diferencias se
reducen tan solo a distinciones jerrquicas o, a lo sumo, a indiferentes residuos de un
folklrico y anticuado tartamudeo utpico.
Esta 'razn indolente' deviene en una 'produccin social de ausencias', pues
condena a la no-existencia, a la no-visibilidad todo un conjunto de prcticas sociales
que son omisas, desaparecidas.
Por ello hay que educar nuevamente nuestros ojos, nuestros cerebros y nuestros
corazones para ver lo que acontece en el tejido social, en su entramado tal vez
menos llamativo y ostentado. Ello signica recuperar un pensamiento emancipador,
que limpie el sarro anmico que muchas veces nos acecha y as pasar de una
'sociologa de las ausencias' a una 'sociologa de la emergencias'. Sin esta
preventiva revitalizacin de la 'imaginacin sociolgica' nuestra mirada se quedar
'indolente' y ciega.
Como decamos antes todo ello resume el conjunto del proceso colonizador de la
(4) A nes de mayo de 2006 Chile fue sorprendido por una masiva protesta estudiantil. Los protagonistas no
eran, esta vez, los estudiantes universitarios sino los estudiantes secundarios. La protesta, luego conocida
como "la revolucin de los pinginos" (por el color de los uniformes estudiantiles), se inici con
reivindicaciones puntuales como la gratuidad del transporte y de los exmenes de ingreso a la universidad,
y se perl pronto como un cuestionamiento profundo a la reforma educativa chilena y a los fundamentos
mismos de l s is tema esco la r en ese pa s . Ver e l pe t i to r io de los es tud ian tes en
http://www.opech.cl/comunicaciones/2011/09/2011_09_30_petitorio_aces_nal.pdf
(5) Ver de Ral Meja M. ob. cit., pg. 18
(6) Ver en general todo el captulo tercero del libro de De Sousa Santos, Boaventura, Una epistemologa del
sur, Clacso Ediciones Siglo XXI Editores, Buenos Aires 2009, pg. 98-159
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modernidad occidental, en cuanto en su esquema no tan slo binario y dual, sino
propiamente maniqueo, vive la diversidad como problema y no como oportunidad y,
desde all, nos coloca permanentemente en la alternativa dicotmica entre
'civilizacin' y 'barbarie'.
En lo educativo todo ello signica que no hay espacio para la diversidad y que la nica
forma aparentemente no excluyente de aceptacin del 'otro' es su adecuacin al
modelo nico hegmone, en un proceso no de inclusin sino de integracin. As el
moderno proyecto educativo del capital globalizado cognitivo hace trizas a siglos en
que el mismo pensamiento pedaggico liberal intent recuperar en el espacio
pedaggico las razones del sujeto y otra vez impone la nalidad de amaestrar un
'mono pedaggico', como lo deni Luisa Muraro, reducido a un conjunto de
habilidades funcionales medibles economtricamente, en un contexto determi-
nistamente expulsor de lo que suene a diverso, otro, divergente, creativo, indito,
inconforme, propio, con identidad, en n nuevo y transformador. La escuela como
institucin al mismo tiempo disciplinaria y de control tiene que asumir los rasgos de
una reingeniera de las mentes de las nuevas generaciones, en nombre de una razn
instrumental que se identica con un nico modelo posible de modernizacin, a su vez
encapsulado en un saber codicado, segmentado, disciplinado, convergente, un
molde a priori al que todos tienen que conformarse con la constriccin de procesos
evaluativos y selectivos que operan segn las modalidades de una casi robtica
cuanticacin de los resultados, en total desprecio de conceptos bsicos como la
heterogeneidad motivacional, la construccin de sentidos, la diferenciacin de los
estilos cognitivos, etc. En n, una verdadera, dura y agresiva restauracin pedaggica
que olvida la indicacin de Morn de reorientar la nalidad educativa hacia el
aprendizaje de la 'condicin humana', en favor de una universal lobotoma que no
concierne tan slo la mente sino que desborda en una condicin de anafectividad, de
anorexia de los sentimientos y de analfabetismo emocional.
2. La distorsin relacional entre educacin y sociedad
Y es que muchas veces espacios educativos y espacios sociales no cooperan entre
ellos. Hay desencuentros y dicultades relacionales, que pueden llegar a un reciproco
desentendimiento y hasta agresivo hostigamiento.
Esta distona entre educacin y sociedad puede asumir distintas, aunque muchas
veces copresentes, formas:
Por el lado de la sociedad:
les no resueltos, sobrecargando las responsabilidades de los procesos
formativos que se dan en los mbitos pedaggicos formales.
La sociedad, en sus instancias institucionalizadas, relega la educacin en los
eslabones bajos de la jerarqua tanto cultural, as como de poder y de distribucin
de recursos.
La sociedad 'instrumentaliza' el mbito pedaggico segn un paradigma
utilitarista, tanto en un sentido econmico ('capital humano'), as como en una
ptica correccionalista (la escuela como 'institucin militarizada' de Lobrot). Bajo
este aspecto la intencionalidad 'humanstica' de la pedagoga (ver Edgar Morn,
Alejandro Cussianovich y 'la condicin humana') es vista con sospecha o
considerada como una suerte de juego bonito y que pero nada tiene que ver con la
realidad.
Las prcticas pedaggicas incluyentes, emancipadoras y democratizadoras no
son por la sociedad consideradas 'exportables', en el sentido que se aceptan
mientras que estn limitadas al mbito educativo, pero se obstaculizan y hasta se
reprimen violentamente si quieren desbordarse en el ms amplio contexto social.
En este caso el espacio pedaggico goza de un ms amplio 'derecho de
experimentabilidad', pero de un bajo nivel de incidencia.
Finalmente la sociedad considera que el mbito pedaggico debe de estar
subordinado a otras lgicas que son prioritarias, como la de la 'compatibilidad
econmica', de la competencia, de la reconstitucin intergeneracional del orden
establecido, de la resocializacin forzosa, de la seleccin excluyente, etc.
Por el lado de la educacin:
El discurso y las prcticas pedaggicas son autoreferenciales, se consideran
autosucientes, dotadas de una propia lgica autnoma. Esta perspectiva puede
llevar a una suerte de 'aislamiento' asocial y/o a la pretensin de condicionar la
sociedad desde una superior jerarqua que la instancia educativa adscribe a s
misma. Esta ltima actitud se la puede llamar 'pedaggismo'.
El discurso y las prcticas pedaggicas se 'decontextualizan', en el sentido que
sus contenidos y metodologas se pretende tornarlas universales,
monoculturales, sin conectarse al ambiente en el que se opera. Se trabaja por
arquetipos, de docente, de alumno, de currculo, etc. Esta decontextualizacin
hace que la escuela, aunque sea la ms democrtica en las relaciones
educativas, puede a lo sumo operar procesos de 'integracin' (insercin en un
molde preestablecido) pero no de 'inclusin' (valoracin de las diferencias e
interaccionismo con ellas). Se determina una brecha entre 'normatividad
pedaggica' y realidad social.
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La sociedad se desentiende de los procesos educativos, los considera como
problemas de especialistas, relegados en un mbito cerrado. Podramos hablar de
'irresponsabilizacin pedaggica' de la sociedad.
La sociedad utiliza el mundo educativo como chivo expiatorio de problemas socia-
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El espacio educativo se subordina a las necesidades instrumentales del espacio
social, entendido tanto en sus manifestaciones no institucionalizadas como en sus
expresiones institucionales. En este caso el espacio educativo recibe sin mediar
las demandas de la sociedad, no aportando desde su propia especicidad sino
conformndose acrticamente al pedido que la sociedad le impone. Es la sociedad
en este caso que 'coloniza' el espacio educativo y adems obliga al espacio
educativo a 'colonizar' los que estn en este espacio.
El espacio educativo se presenta como uniforme y monologante, en contraste con
la diversidad, complejidad y pluralidad del espacio social. Es, como ya hemos
recordado antes, la victoria tambin en el espacio educativo de la 'razn
metonmica', es decir de la negacin de cualquier expresin social que no se
conforme con el orden de la totalidad. Esta coaccin uniformante no se da tan slo
en el mbito de la losofa educativa, es decir en el plano de lo pedaggico, sino
tambin en el plano de lo didctico y de lo organizativo, es decir en lo que se
reere a contenidos, metodologas, currculo, horarios, calendarios, jerarquas de
prioridades, geografa de los saberes.
Finalmente el saber pedaggico se construye tan slo en relacin consigo mismo,
su autoreferente memoria histrica, su literatura, sus experiencias y sus
experimentos, sin alimentarse de las 'prcticas sociales' formalmente no incluidas
en el espacio pedaggico institucionalmente reconocido, y que sin embargo si van
conformando otros saberes pedaggicos. Es este el 'saber pedaggico espejo'.
Todos estos desencuentros producen una suerte de corto circuito entre educacin y
sociedad y en ausencia de este interaccionismo dialgico se producen relaciones
distorsionadas que pueden ser de indiferencia, de cohabitacin forzada, de sumisin
jerrquica, de conquista colonizadora, pero nunca de recproca y fecunda
cooperacin, cooperacin que tan slo puede darse no en la fusin sino en el
reconocimiento de las especicidades de los distintos mbitos y en la insoslayable y
vital ligazn que los une y que los puede recprocamente revitalizar.
Por ello es necesario reconsiderar crticamente el discurso y las prcticas
pedaggicas en los nexos que estos mantienen con sus propios contextos sociales,
con las condiciones objetivas, las subjetividades y los saberes que caracterizan estos
contextos sociales, no para reejarlos pasivamente y acrticamente sino para
interactuar con ellos desde una especca mirada e intencionalidad.
3. Esbozo de una cartografa de las resistencias pedaggicas en
el continente: la educacin popular
Sin embargo, bien sabemos cmo los sujetos sociales no son simple reejo de los
proyectos de dominio que los conciernen, sino que resisten y socavan dentro de los
tneles de la historia hasta que vuelven a la luz con sus proyectos, sus utopas, sus
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presentes potenciales. Y ello pasa tambin en el espacio histrico de lo pedaggico,
donde se juega un partido de trascendental importancia para la trasformacin
liberadora de la sociedad.
Tal vez, todava, el gran lveo de estas resistencias sea el de la 'educacin popular',
pues aunque muchos aspectos de ella se hayan renovado y otros muchos se hayan
renombrado, sus intuiciones fundantes siguen siendo las que sustentan muchas de
las ms importantes propuestas renovadoras en el campo educativo. Y es que de
verdad los pilares de la 'educacin popular' no dejan de ser los cimientos de cualquier
pensamiento y de cualquier praxis pedaggica antagnica y liberadora.
El discurso de la 'educacin popular' se centr desde el comienzo en el
reconocimiento de un protagonismo popular en el campo educativo, o sea de una
activa centralidad del sujeto popular en el mbito pedaggico. El sujeto popular se
privilegi y se sigue privilegiando:
1. Como destinatario de la propuesta y del compromiso educativo.
2. Como depositario y expresin de una cultura, de una prctica social, de una
experiencia acumulada, de valores e intereses delante de los cuales la
intencionalidad educativa asume una actitud de respeto, de valorizacin y de activo
recupero de todas estas potencialidades, vistas como elementos dinmicos y vitales
del proceso formativo.
3. En cuanto expresa potencialidades de participacin activa y tambin directiva del
proceso educativo, hasta calicar la educacin popular como un proyecto
pedaggico fundado no solo en la autoeducacin si no tambin propiamente en la
autogestin educativa.
Lo que desde el comienzo integr todos estos aspectos fue, sin embargo, la gran
intuicin orientadora de la educacin popular de entender que la subjetividad y el
protagonismo popular no se constituyen en el terreno educativo independientemente
de los procesos histricos y sociales. La centralidad popular es antes en la historia,
en la sociedad, en las luchas de liberacin y solo en consecuencia de eso se vuelve
centralidad educativa. Se establece as no tanto una jerarqua al revs con relacin al
pedagogismo liberal, sino una relacin dialctica entre lo social y lo pedaggico por lo
cual el uno no se sustenta sin el otro. Por ello que la participacin de personas,
grupos y comunidades populares en la cogestin de programas que los interesa, no
es un principio de ecacia pedaggica o de una losofa de la educacin, sino un
principio de expresin poltica. Eso porque la participacin dirigente del pueblo en los
procesos de promocin educativa es una etapa de las experiencias colectivas de
participacin autnoma en otras esferas de las relaciones sociales. Es este el
momento en el cual se pasa de una educacin directa hacia las clases populares a
una educacin directa por las clases populares.
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4. Esbozo de una cartografa de las resistencias pedaggicas en
el continente: la pedagoga histrico crtica
La pedagoga histrico-crtica es resultado de la acumulacin de diversos aportes de
quienes han buscado construir una educacin liberadora dentro o fuera de la escuela,
para el sujeto individual y colectivo; tambin recoge el aporte de quienes asumen
crticamente el desarrollo humano y la prctica social, presentando no slo una
alternativa para los marginados y excluidos de la sociedad, sino tambin como
andamiaje terico-instrumental de una manera de encarar cmo la prctica educativa
contribuye al avance de las sociedades, inclusive de aquellas que se denominan
desarrolladas.
La pedagoga 'histrico-crtica' es un gran contenedor que, ms que una precisa
propuesta, alude a una suerte de general inspiracin y vocacin de fondo, aunque
todo ello no impida reconocer unos principios bsicos que orientan sus diferentes
expresiones. Tambin los autores que de una u otra forma se pueden conectar a este
enfoque son muchos y nunca formaron una verdadera y propia 'escuela' de
pensamiento, sino que se reconocieron entre s por las similitudes de unas cuantas
inspiraciones originarias. Entre estos varios autores seguramente hay que recordar a
Paulo Freire y su Pedagoga de los oprimidos, a Donaldo Macedo, a Henry Giraux, a
Ira Sher, a Aronowitz, entre otros.
Entre los supuestos que se requiere considerar en la pedagoga histrico crtica se
pueden sealar los siguientes: la ineludible articulacin entre escuela y sociedad, la
comunicacin horizontal entre los diferentes actores que integran los espacios
educativos, la signicacin de los imaginarios simblicos, la humanizacin de los
procesos educativos, la contextualizacin del proceso educativo dentro de una
denida coyuntura histrico-social y la transformacin de la realidad social.
La participacin social implica que los miembros de la comunidad educativa,
entendida en un sentido amplio y por ende incluyendo tambin a los miembros de la
comunidad social, tomen conciencia de la responsabilidad que tienen para con el
presente y el futuro desarrollo de su contexto. La participacin incluye el
fortalecimiento del pensamiento crtico y, sobre todo, hace que el punto de partida de
los procesos educativos sean no ya las abstractas articulaciones disciplinarias de los
saberes formales, sino la asuncin de los problemas de la realidad y la bsqueda de
alternativas de solucin de los mismos.
Por otro lado, la comunicacin horizontal podemos decir que no es solo algo
ornamental o una forma de buenos modales, sino que liga las voluntades en unas
intencionalidades de los sujetos que, en iguales condiciones de dignidad, interlocutan
en una red cohesionada no por la sumatoria sino por la articulacin de diferentes
intencionalidades y diferentes roles, en un equilibrio permanentemente dinmico y
abierto. Es importante subrayar que en todo este proceso los interlocutores
simbolizan, signican, construyen sentidos, narraciones y conceptualizaciones con
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base en la validacin del discurso del otro y en un permanente y nunca acabado
proceso de negociacin y renegociacin.
La signicacin de los imaginarios simblicos alude a la deconstruccin,
comprensin crtica y revisin proyectiva de los comportamientos, parmetros,
rituales, mitos, costumbres, formas de relacin con el mundo de la naturaleza y de la
historia, depsitos memoriales individuales y colectivos, etc., que en su conjunto
forman, para utilizar una expresin de Bruner, la 'psicologa popular' de un
determinado contexto geo-antrpico en que se 'enacta' (Varela) la intencionalidad y
la praxis pedaggica. Todo ello no parte de un juicio de valor, ni positivo ni negativo,
sino que asume la forma en cmo funcionan los hombres concretos y cmo se piensa
que funcionan los hombres en un determinado contexto. Todo esto es sumamente
importante, pues indica un acercamiento totalmente distinto al tema de la diversidad
y de la otredad, ambas no previamente asumidas como problema sino como
verdaderos y propios 'organismos' culturales dotados de una especca y funcional
entropa vital.
La humanizacin de los procesos educativos sugiere estimular la habilidad
intelectual, pero tambin sugiere agudizar el aparato sensorial y cultivar el complejo
mundo de los sentimientos; presume crear escenarios en los que la colectividad
tiende a autogobernarse y a autoinstituirse, tiende hacia la ruptura de la clausura
institucional. La educacin explicita horizontes que trascienden la ctedra, recupera
la integridad orgnica del sujeto para ubicarlo en el mundo complejo de las
circunstancias sociales que envuelven los diferentes comportamientos. En este
contexto, humanizar la educacin no se reduce a procesos de instruccin, sino que
tambin exige la reexin, el anlisis y el discernimiento de las propias actitudes y
valores; reclama la confrontacin del propio actuar con el actuar del otro para
mejorar, no para censurar, excluir o descalicar. La ctedra se establece como
pretexto para hurgar en ella manifestaciones de entendimiento y complemen-
tariedad social; para relacionar en ella los cambios de la poltica, la ideologa y la
sociedad en general.
La contextualizacin del proceso educativo dentro de una denida coyuntura
histrico-social alude a la imposibilidad de pensar la teora y la praxis pedaggicas
afuera de las coordinadas concretas que denen una especca y propia condicin
histrica. La torre de marl en que acostumbran aislarse los pedagogos tradicionales
es en realidad un lugar de asxia y negativa abstraccin. No puede darse propuesta
pedaggica sino como propuesta problemtica y crticamente anclada con el perl
propio de una determinada poca y de una determinada contextualizacin. Esta
coyuntura histrica es la que sola puede denir el mbito de practicabilidad y de
signicatividad de los procesos educativos.
El ltimo elemento de orientacin de la pedagoga histrico-crtica, es decir, de la
transformacin de la realidad social, no trata de perseguir sueos o utopas
imaginarias, sino de aprender a indagar las condiciones de factibilidad de los
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proyectos de resolucin de los problemas, es decir las condiciones de factibilidad de
las intencionalidades de cambio. En este sentido la pedagoga para ser realmente
'crtica' debe ser necesariamente 'histrica' y para ser realmente 'histrica' debe ser
realmente critica. Los dos polos de esta propuesta no pueden separarse sino que
deben sustentarse recprocamente.
5. Esbozo de una cartografa de las resistencias pedaggicas en
el continente: la 'pedagoga de la ternura'
'La pedagoga de la ternura' tiene nombre y apellido, en el sentido que es el ttulo de un
libro que ha sido escrito por Alejandro Cussianovich Villarn, eminente y destacado
educador, pedagogista y pensador latinoamericano. Sin embargo, y sin quitarle nada
a la autora intelectual de l, la propuesta educativa conocida como 'pedagoga de la
ternura' no nace tan slo de intuiciones tericas, sino sobre todo de una directa,
comprometida e invaluable experiencia de acompaamiento de la infancia y en
particular de nios, nias y adolescentes trabajadores.
La herencia intelectual, tica y poltica fundamental de Alejandro Cussianovich est
resumida magncamente en un neologismo que l mismo acu, con su brillante
chispa creativa: la 'epistemoptica', entendida como fusin de la episteme con
pietas, de los procedimientos 'cientcos' con los sobresaltos del alma, en n de la
inteligencia con el corazn.
Y es que en estos tiempos de exasperado maquiavelismo, de aparentemente
denitivo triunfo de la 'razn instrumental', la gura de Alejandro Cussianovich nos
recuerda con su testimonio la vigencia de la 'razn tica', de una herencia no revocable
por la cual el hombre siempre debe tratarse como un n y no como un medio.
La categora que Cussianovich acu en su pensamiento pedaggico ha sido
justamente la de 'ternura'. Gran gesto de coraje intelectual y poltico esto de reivindicar
el protagonismo de una virtud casi olvidada en nuestros tiempos tan agresivos, tan
violentos, tan brutales. En este sentido la 'ternura' de Cussianovich tiene una carga
revolucionaria y liberadora: es la indicacin de un horizonte de transformacin de la
sociedad por la cual el hombre, nalmente, recobra el derecho puro y sencillamente al
'amor', a la delicadeza del trato, al cuidado amigable, en n a un tramado de relaciones
interpersonales, sociales, polticas, y hasta econmicas, que no lo violenten sino que
lo amparen, que no lo marginen sino que lo incluyan, que no lo vuelvan annimo sino
que le restituyan su identidad personal y ciudadana.
Cussianovich ha sido y sigue siendo la irrupcin de lo humano en el universo
autorreferencial de la poltica y de la economa, ha sido la terca imposicin de una
jerarqua alternativa por la cual siempre prima el hombre. En este sentido
Cussianovich, con su vida y su testimonio, encarna la parbola evanglica del Cristo
que abandona a las 99 ovejas para ir en busca de la sola que se haba perdido: una
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actuacin que podra aparecer sin sentido, absurda y poco racional si no la juzgamos
con el lente del amor, justamente de la ternura, de la idea de que cada ser humano es
tan precioso que merece, l solo, todas nuestras lgrimas y todos nuestros abrazos.
Es esta la carga proftica de Alejandro Cussianovich. Y es una carga proftica que no
se orienta tan solo hacia un futuro lejano, sino que se hace propuesta y ejemplo para
el presente. La cifra de esta carga proftica es un profundo humanismo, que ms all
de sus fundamentos trascendentes o religiosos, se concentra en lo inmanente, en los
hombres en carne y huesos que viven aqu y ahora en el mundo terrenal, en donde
sufren, ren, se casan, hacen hijos, viven y mueren. Estos hombres, y entre ellos los
ms marginados y necesitados, constituyen el marco viviente, hecho de rostros y
latidos, dentro del cual y solo dentro del cual Cussianovich coloca cualquier
intencionalidad o actuar poltico y pedaggico, una poltica y una pedagoga de 'la
ternura' entonces, del encuentro, de la solidaridad.
En el caso de Cussianovich, adems, este rostro del hombre ha asumido el rostro de
un nio, y ms en particular de un 'nio trabajador'. Infancia y trabajo se unen en una
valoracin crtica que es un revolucionar los alfabetos interpretativos, adultocntricos
y colonizadores, con los que hasta ahora se haba mirado a estos muchachos y
muchachas trabajando por las calles y los campos de Amrica Latina. Cussianovich
tuvo la intuicin de leer en los que se vean tan solo como andrajosos hambrientos
otros tantos protagonistas de un potencial movimiento social de contestacin crtica a
relaciones establecidas de dominio y de marginacin. Y para todos y cada uno de
ellos siempre tuvo un discurso y un gesto emotivo de ternura.
Por ello, creo que el 'maestro' Cussianovich nos haya indicado a todos la forma en
que se puedan juntar realismo y utopa, nos haya enseado cmo congurar una
pregunta social para transformar cada sueo, cada fantasa, cada utopa en
respuestas ecaces y concretas. En consecuencia, su ejemplo nos obliga a un
ejercicio histrico, permanente y creativo, de concretizacin poltica y al mismo
tiempo de latido humano, esttico, tico, en la bsqueda de la esperanza y de la
justicia.
En lo concreto la 'pedagoga de la ternura' se podra, siempre con el riesgo de
cualquier sntesis, resumir de esta forma.
En primer lugar, es una terca voluntad de recuperar la voz y la palabra de los que
siempre han sido silenciados. En este sentido la 'pedagoga de la ternura ', no es algo
'dulzn' o 'acaramelado', como dice el mismo Alejandro Cussianovich. La 'ternura' es
la expresin emocional de una disposicin a la 'escucha', de una voluntad de
potenciacin del volumen social y pedaggico con que hablan los 'desaliados'
sociales, en particular los nios y nias de los sectores populares.
En ello se cruza no tan slo una disponibilidad auditiva sino una disponibilidad dia-
lgica y dia-tpica, es decir la disponibilidad a colocarme en el 'logos' y en el 'lugar' o,
mejor dicho, en el 'territorio' del otro. No la imposicin de una cultura sino la
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interlocucin y la cooperacin entre culturas, por ejemplo, entre la racionalidad
occidental y la cosmovisin andina.
De esta forma la 'pedagoga de la ternura' se entrecruza estrictamente con la
necesidad de una educacin intercultural, pues la 'ternura' no es otra cosa que la
disponibilidad a escuchar al otro en su propio lenguaje. Como dice el mismo autor:
Ciertamente que referir a ternura es entrar, sin ambages, en el mundo de la
subjetividad, de la afectividad, de la amorosidad, de las pulsiones vitales, de las
pasiones ms marcantes en la vida del ser humano. Pero nada de ello puede
entenderse dentro de patrones universales que no estn marcados por los factores de
carcter cultural que los har diferentes habida cuenta de las cosmovisiones en las
que su representacin simblica est expresando creencias, afectos, sensibilidades,
deseos, mitos. Es decir, su 'racionalidad y su irracionalidad' en las que se expresa la
complejidad de la vida de cada ser humano, de cada colectividad y a la que hay que
acercarse con el respeto que inspira algo que no terminamos de comprender en su
insondable densidad. Si la pedagoga de la ternura habla de la relacin con el sujeto,
con la persona y con ello, nos sentimos en el abordaje correcto, es porque estamos
siendo coherentes con la cosmovisin occidental y las consecuencias prcticas que
de ella se derivan hoy. Pero si partimos de la cosmovisin andino-amaznica el
concepto de tiempo, de espacio, de edad, de relaciones en una totalidad de la que se
es parte y en la que dicha totalidad se maniesta, tendremos otro eje epistemolgico.
En efecto, el runa en quechua no es el hombre como lo entendemos en la cultura
occidental, es decir el rey de la creacin, el dominador, la culminacin de la creacin
del pensamiento judeo-cristiano, el que controla su cuerpo, sus pulsiones, sus deseos
y placeres. El runa es pachamama, es ayllu, es apu, es un ser equivalente, por ello el
nio o nia es ayllu, es comunidad, es perteneciente a todo lo que le rodea. Esto nos
exige preguntarnos en el campo de lo real, del tejido social dentro del cual la
educacin cobra legitimidad y viabilidad, por la cosmovisin que subyace a nuestra
existencia. En efecto, una cosa ser la cosmovisin occidental, otra, la cosmovisin
andino-amaznica. Por ello, una cosa ser, por ejemplo, la Educacin Inicial en la
sierra y, otra, en la Amazona o en las ciudades de la costa; una cosa en el mundo rural
andino amaznico y otra en lo urbano. (7)
De all que las categoras que conforman el campo semntico en el actual discurso de
la pedagoga de la ternura son:
a) El afecto, la afectuosidad, la amorevolezza
b) El eros, la phila, el gape, el thimos
c) Compasin, misericordia, sensibilidad, amabilidad, asombro
d) La afabilidad
De esta forma la afectividad deviene as por un componente simultneamente
(7) Ver Cussianovich A., Aprender la Condicin humana. Una pedagoga de la ternura, IFEJANT, Lima,
2005, pg. 13-14
(8) Ibd. pg. 15
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imprescindible, pero de alta complejidad y ambigedad. Y, es que el riesgo que
acompaa al ejercicio de la afectividad cuando sta no favorece la distancia
necesaria en la cercana que genera, se torna an ms desaante cuando se trata de
una distancia cronolgica entre el nio, la nia y el adulto o adulta, sean stos
padres, parientes o educadores. Con mucha razn se nos advierte sobre la
necesidad de evitar la levitacin del rol de la afectividad en la relacin pedaggica y
es que se da una inevitable tensin entre la demanda de afecto, desde los nios y
nias, y la oferta de afecto desde los adultos. (8)
Pero la afectividad no es el nico horizonte de la 'pedagoga de la ternura', pues su
inspiracin fundamental se alimenta y se orienta dentro de un horizonte tico que
rompe con cualquier intencionalidad instrumental o funcionalista en favor de una
valoracin integralmente humanstica del sujeto educativo. La pedagoga de la
ternura tiene como sujeto al 'homo ticus', lo que no signica negarle derecho de
ciudadana pedaggica al 'hombre econmicus' o al 'hombre cognitivus' o al 'hombre
faber', sino resignicar todas esta dimensiones del ser humano bajo la orientacin
fundante de la tica, entendida esta ltima segn la diccin del imperativo categrico
kantiano: Considera y acta siempre como si los hombres fueran nes y no medios.
En n, podramos decir que en la 'pedagoga de la ternura' no es la recuperacin de la
afectividad en cuanto tal, sino la recuperacin de la afectividad en cuanto puerta de
entrada por lo afectivo para recuperar desde all el conjunto de dimensiones y
caractersticas que supone la teleologa educativo-pedaggica. Y es aqu donde la
'ternura' adquiere un fuerte sentido social, pues la amorosa educacin desde la
diversidad se transforma en amorosa educacin para la justicia y por ende amorosa
educacin para construir un proyecto de transformacin social, para un mundo en
donde la 'ternura', como el pan y el techo, sea derecho de todos. En efecto, si la
pedagoga de la ternura no se articula a la bsqueda y satisfaccin de relaciones
basadas en la justicia a todos los niveles y campos de la vida humana, no ser otra
cosa que un encubrimiento de formas inconfesables de sometimiento, de relaciones
asimtricas y basadas en la desigualdad social. Histricamente los discursos sobre
cario, afecto, ternura se han dado con situaciones de dependencia y hasta de
esclavitud. Se pens que bastaba con ternuras y afectos como sustitutos de saberes,
de conocimiento, de pensamiento crtico y creativo. Ese tipo de pedagogas
devienen funcionales a la exclusin, a la marginalidad, a la explotacin, a la
ignorancia, al atraso. Por ello, la pedagoga de la ternura debe entenderse como un
componente de la lucha emancipatoria, como un factor de transformacin de las
condiciones materiales de vida y un potente incentivo a la produccin de
espiritualidad, de virtudes como dira Cornelius Castoriadis. En efecto,
consideramos que hablar de ternura en la relacin pedaggica, es resaltar el
carcter de trascendencia que ello implica. La pedagoga de la ternura implica una
resignicacin simblica que cubre las representaciones que de los sujetos de la
educacin tenemos, de las que entre ellos mismos se tienen, de la institucin escolar
y de los medios de que se dispone en el aula y fuera de sta para garantizar los
grandes nes de la praxis educativa, entre ellos dar forma y sentido a la existencia y
-
persistir que el nio debe ser educado para conquistar su libertad personal: la meta de
la educacin es la autodeterminacin responsable y solidaria. Resignicacin
simblica es, precisamente, trascender signicados asumidos como obvios, sentidos
comunes instalados, lenguajes estigmatizantes y discriminadores, roles y
dependencias naturalizados. La pedagoga de la ternura est llamada a hacer de la
educacin un bien social y un derecho irrenunciable y as arrancarla del mercado que
la ha convertido en mercanca. Ella debe incidir en hacer consciente a las nuevas
generaciones que lo que hoy est en juego es el proyecto de humanidad, el destino de
la especie humana cuando se extiende la exclusin y se ahondan las desigualdades,
cuando aumenta la insignicancia poltica de las grandes mayoras para denir el
porvenir de relaciones sociales hijas del respeto, de la valoracin de todos, de la
justicia, de la solidaridad. (9)
Otro fundamental aspecto de la 'pedagoga de la ternura' es la primaca del 'don' sobre
el deber u la obligacin, lo que bajo ningn ngulo de mirada debe interpretarse como
un regreso al ocasionalismo didctico, a una suerte de permisiva anarqua. Su
signicado profundo y su riesgosa pero entusiasmante apuesta es recuperar desde la
emocin del 'don' la necesidad del deber y tambin de la obligacin y hasta del
'sacricio', con tanto que todo ello haya sido reconstruido subjetivamente y haya
recobrado un sentido no impuesto sino amorosamente instalado como propio.
Es as como la pedagoga de la ternura se viene constituyendo como un nuevo
campo de sentido, volvindose pedagoga del protagonismo, del conocimiento como
deseo, de la interrelacin de la comunicacin dialgica. Pues el eros pedaggico
constituye as una exigencia no slo del docente, sino de esa sociedad llamada
escuela y de todos sus participantes. Pero es desde esta lucha por la vida de cada
nio, de cada nia que la ternura en la relacin pedaggica encuentra su matriz
epistemolgica y existencial. La superacin de estructuras asimtricas en la familia, la
escuela, la comunidad slo encuentran plena signicacin social, poltica, cuando ella
es el resultado del feliz encuentro entre la justicia y la solidaridad, la pasin por la
dignidad de cada uno y la amistad como virtud poltica. Y es que desde esta
epistemologa de la pedagoga de la ternura, las relaciones humanas fundadas en la
phila encuentran una vena fecunda para la convivencia no slo pacca, sino
asentada en la autonoma y la responsabilidad tica de los pueblos. Donde las
preguntas por el sentido y signicado de la vida humana y del cosmos del que los
seres humanos somos parte y conformamos una unidad mltiple, devienen las
cuestiones con sentido y que dan sentido a todo el quehacer humano. (10)
Pues, nalmente, se trata de construir cario desde la violencia, subjetividad desde la
cosicacin, identidad desde el anonimato, holismo desde la fragmentacin,
humanidad desde la instrumentalizacin, singularidad desde la multitud, afectividad
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6. Esbozo de una cartografa de las resistencias pedaggicas en
el continente: la 'didctica no parametral' de Estela Quintar. Para
una pedagoga problematizadora-integradora o de la 'potenciacin'
La gura de Estela Quintar se destaca como una de las ms sobresalientes del
pensamiento pedaggico contemporneo de Amrica Latina, sobre todo en cuanto
ha sabido desentraar los nudos epistmicos profundos que fundamentan las
distintas propuestas educativas. Su 'didctica no parametral' representa
seguramente una implosin de aperturas crticas hacia un nuevo modo de entender
conscientemente el pensar y el quehacer pedaggicos.
Su punto de partida es la denuncia del currculo tradicional que sigue siendo un
mecnico programa de estudios a aplicarse centrando la problemtica de la
enseanza tan slo en el cmo transmitir mejor lo que hay que dar.
Lo educativo se reduce a la trasmisin de un saber ya preconfecionado e
integralmente predeterminado, mientras que lo didctico queda entrampado en
'parmetros' que lo determinan como 'recetario'. Es esta la que Estela Quintar, con
una feliz imagen, llama la 'pedagoga del bonsi'. Qu es la pedagoga del bonsi?
Es la pedagoga que vino con un contrato social en el que la educacin fue instalada
para subordinar y para oprimir. En nuestros pases el sistema educativo no fue
inventado ni creado para liberar a nadie, por eso hablar de estos discursos es muy
complejo en el mbito de los sistemas educativos; pero, adems, no se trata
solamente de que uno lo diga, sino de mirar y transformar la realidad. De nuevo
volvemos al mismo tema: hay una constatacin emprica de que en Amrica Latina
estamos todava en la poca del oscurantismo, la realidad queda fuera de los
grandes espacios acadmicos y sus discursos importados; la mercantilizacin del
sujeto tambin contribuye a la pedagoga del bonsi. Para hacer un bonsi hay que ir
manipulando, con mucho cuidado, con mucho cario y con mucha suavidad la
raz central de lo que podra llegar a ser un gran rbol. En el mbito educativo esta
raz es el pensamiento. (11)
De esta manera el proyecto educativo y didctico responden a un proyecto poltico
de congurar desde la educacin un orden hegemnico social, poltico, econmico y
cultural, basado en una racionalidad positiva en lo cientco, liberal en lo poltico y
capitalista en lo econmico. En esta perspectiva se vuelve fundamental la pregunta
acerca de los contenidos didcticos y acerca de la seleccin de estos contenidos.
Qu est detrs de esta seleccin? Con este fundamental interrogante podemos
entender que hay, en primer lugar, dos ngulos de razonamiento, dos miradas o dos
formas de colocarse antes la realidad. El primer ngulo de mirada se sustenta en un
paradigma 'explicativo', por el cual el conocimiento cientco se constituye en forma
(9) Ibd. pg. 16-17
(10) Ibd. pg.26
(11) Ver de Rivas Daz, Jorge, Pedagoga de la dignidad del estar siendo. Entrevista con Hugo
Zemelman y Estela Quintar, disponible en
http://www.ipecal.edu.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=101&Itemid=143 , pg. 11
desde la funcionarizacin, fraternidad desde la 'desaliacin', eros desde un
universo pornogrco, solidaridad desde la vulnerabilidad.
-
(12) Ver Quintar E, La enseanza como puente a la vida, Instituto Politcnico Nacional IPECAL, Ciudad de
Mxico, 2001, pg.60
(13) Ibd. pg. 77
(14) Quintar Estela, En dilogo-epistmico-didctico, Ed. IPECAL, Ciudad de Mxico, 2010, nota 12, pg. 7.
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fragmentada, con cierto control de los fenmenos y sus regularidades. Los fenmenos
se des-historizan. El conocimiento de la realidad se 'parametraliza'. En esta
perspectiva no hay lugar para el sujeto y su subjetividad. La otra mirada es la
'interpretativa', que privilegia lo que les sucede a los sujetos y a su subjetividad en su
cotidianidad como hacedores de realidad y por ende de conocimientos. Considera,
por lo tanto, la dimensin histrica que se est dando, en un presente siempre
coyuntural y potencial. No hay verdades determinadas, hay conocimiento
histricamente construido, que se deconstruye y resignica en la propia situacin vital.
Puesto entonces que los contenidos que tienden a la deformacin o al
desconocimiento de lo propio subjetivo o colectivo sirven para consolidar una
situacin de poder entre una cultura dominante y otra subordinada, con todo lo que
ello implica en la conformacin de un pensamiento dilemtico, vnculos
interpersonales de dependencia y relaciones institucionales piramidales fuertemente
vinculadas al control,(12) la pregunta acerca de los contenidos didcticos se vuelve
fundamental e prioritaria. Y en particular, desde el ngulo de razonamiento
'interpretativo' hay que preguntarse cules son los contenidos que garanticen:
La resignicacin de la cultura
La generacin de nuevos instrumentos que interpreten e instrumenten para la vida
cotidiana
La revalorizacin del trabajo
La con-ciencia de la realidad concreta
La construccin de un imaginario social que signique la cultura de la convivencia,
del no consumismo, de la no competencia por la competencia misma, no
dogmtico y de manipulacin social? (13)
Dentro de este marco tambin la 'didctica no parametral' de Estela Quintar insiste
mucho en que el momento cognitivo no es aislado de los otros componentes del ser
humano y en consecuencia del nio como sujeto de la educacin. Al contrario, el
aprendizaje se da en un contexto de 'densidades afectivas', de 'afectaciones', de
'marcas emocionales' sin las cuales los procesos cognitivos carecen de sentido, de
signicado y de signicatividad. Como nos recuerda la misma Estela Quintar: Lo
cognitivo es asumido aqu como la capacidad de racionalizacin interpretativa del
mundo circundante; en este sentido se diferencia del actual desarrollo de psicologa
cognitiva vinculada a la lgica de razonamiento de ordenadores y s se inscribe en los
supuestos de la psicologa cultural de Jerome Bruner, quien redene los aspectos
desarrollados por el cognitivismo en la construccin de signicados. En esta
perspectiva, lo cognitivo, como proceso de razonamiento subjetivo en la construccin
de esquemas de pensamiento y accin, implica reconocer estos procesos, es decir, la
intencionalidad de los sujetos en sus acciones as como los deseos, emociones y
creencias que sostienen al sujeto interpretante, es decir activo, y su comunidad de
referencia en la creacin de cultura. (14)
La nalidad de los contenidos didcticos 'subjetivos' es la de desarrollar capacidades
sumamente importantes tales como:
El cmo observar
El cmo desnaturalizar lo que se vive como natural
La problematizacin de sentido
La resolucin de problemas de la vida cotidiana
La revalorizacin del deseo como energa motora- constructiva
Esta ltima resulta ser de trascendental signicado y une como marca identitaria
todas las resistencias y las re-existencias pedaggicas hasta aqu encontradas.
Redescubrir el 'deseo' como 'energa motora-constructiva' signica pasar de la
sumisin a una obligacin externa a una respuesta a una demanda, casi dira de
'felicidad' interior, lo que no signica una suerte de anarquismo didctico instintivo,
sino la reconstruccin de orientacin y hasta de 'disciplina' desde campos
energticos y motivacionales que son propios tanto de las subjetividades as como
de su colocacin en una coyuntura histrico-crtica. As el 'deseo' como palanca
motivacional del aprendizaje no remite a la 'libido' freudiana, sino ms bien a una
verdadera 'desparametracin' emocional, que lleva al sujeto educativo a reconocer
en el deseo una fuente primaria e importante de construccin de conocimiento. Es
desde all, entonces, que empieza el proceso de potenciacin del sujeto mismo, en la
medida en que su experiencia, entendida como conjuncin dialctica entre una
subjetividad y un contexto (o 'coyuntura histrico-crtica'), no se excluye
comparndola jerrquicamente con un modelo abstracto de cultura y de saber, sino
que se recupera integralmente como fuente primigenia y constitutiva de cualquier
proceso de construccin de conocimiento.
Otro punto fundamental de la 'didctica no parametral' es una nueva y distinta
concepcin de la ciencia.
Si la didctica empieza su recorrido desde contenidos descriptivos-acadmicos,
as como se presentan en la organizacin tradicional de los saberes formales, las
distintas ciencias aparecern como decontextuadas, homogeneizantes y
ahistricas. Esta forma de entender las ciencias tiene estrecha relacin con el
positivismo y su idea de un modelo cientco nico, objetivista, universal y nalmente
depurado de cualquier virus subjetivo. De all que surgen aquellas comparti-
mentaciones especiales que son las disciplinas y que no reejan la estructuracin
de la realidad sino un modo, entre muchos otros legtimos, de 'capturar' la realidad en
funcin de una especca e histricamente determinada realidad. Como nos dice
Hugo Zemelman, las teoras, ms que representar al mundo, constituyen redes para
capturarlo, idea de captura que se ha terminado por reducir a la lgica de
determinaciones En este sentido hay que cuidarse de no reducir el 'mundo' a
categoras que son, en estricta acepcin, mentales, de modo tal que la estructura de
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la mente pensante se aplique como calco a esa realidad complejsima, y, por lo mismo,
con alta posibilidad de ser extraa a esa estructura del razonamiento que obedece a la
lgica de encontrar respuestas a preguntas que sirvan para jar un orden. (15)
En cambio, lo que propone la 'didctica no parametral' es que el contenido de la
ciencia y por ende de la didctica lo constituye la objetivacin de los sujetos sociales
en su hacer, en la proyeccin de sus esfuerzos creadores, de sus relaciones, de sus
necesidades, capacidades y formas de comunicacin. (16) Es entonces en este
sentido que el contenido deja de ser algo abstracto que se impone desde un declogo
que promana de una annima y lejana autoridad, sino que se vuelve en el medio de
comprensin de la propia existencia, de la propia realidad. (17) Y es por esta va que
se revalora la cotidianidad de hombres reales, conictivas y vinculares. De esta
manera, no slo se transmite saber sino que se promueve la construccin de la propia
identidad y, desde ella, el mundo.(18)
Desde este nuevo ngulo de mirada se propone, entonces, lo que llamaramos el
currculo comprehensivo, que asume como punto de partida lo que Estela Quintar
llama recorte de realidad o recortes de vida cotidiana: acotamiento de una situacin
concreta y objetivada donde actan transformando y transformndose sujetos
sociales en relacin con el mundo fsico y natural y la proyecciones de dichos actores
sociales en el interjuego de lo econmico, poltico y cultural en un aqu y un ahora.
(19)
La cuestin, como nos aclara la autora es colocarse ante el recorte, preguntarse
acerca de su composicin para indagar y buscar, desde el deseo de saber, lo que
sucede y por qu s