Educando a Nuestros Hijo Editado

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EDUCANDO A NUESTROS HIJOS Alberto Zeballos Peña Psicólogo PUCV ANTES DE LEER ESTE TEXTO SE DEBE REALIZAR UNA ADVERTENCIA. NO EXISTEN FÓRMULAS MÁGICAS PARA QUE NUESTROS NIÑOS CAMBIEN DE ACTITUD Y COMIENCEN A TENER LA DISCIPLINA QUE DESEAMOS DE UN DIA PARA OTRO. SERÁ NECESARIO ANTES QUE TODO, QUE LOS PADRES SEPAN QUE ESTE PROCESO REQUIERE DE UN ESFUERZO CONSTANTE Y EN CONJUNTO ENTRE LOS ADULTOS DEL HOGAR, EN EL CUAL ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS QUE HAY QUE TENER EN CONSIDERACIÓN SON LA FIRMEZA, CONSECUENCIA Y CONSTANCIA. Partimos de la base de que dentro de la familia hay una o mas figuras de autoridad por las cuales el menor muestra respeto. Son muestras de falta de respeto hacia el adulto: hablarle levantando el tono de voz, hacer caso omiso de sus órdenes, no prestarle atención mientras habla, cualquier tipo de insulto o amenaza aunque sea en broma, burlarse de él, dejarle hablando solo, hacerle callar, etc. El niño debe saber ubicarse dentro de un contexto y diferenciar a los adultos de sus pares. Esto es premisa para cualquier intento por educar a nuestros niños dentro de las normas sociales. En caso contrario el menor gradualmente irá adoptando conductas caprichosas, antisociales y muy peligrosas para su formación. Para educar a nuestros hijos, es importante que los mensajes sean claros, comprensibles y directos, de lo contrario el niño no sentirá la necesidad de cumplir con lo requerido. La personalidad que ejerce la autoridad no debe incurrir en ser: Insegura ni agresiva. Ante situaciones conflictivas los padres deben desarrollar la asertividad: decir lo que se piensa y saber decir que no. Saber mantener una actitud flexible y firme a la vez. En el trasfondo del mensaje que dirijamos la lectura es la siguiente: “Te queremos demasiado como para dejar que te portes así”. “Tu problema de comportamiento debe terminar y estoy dispuesto a hacer lo necesario para que te des cuenta de que hablo en serio”. Como una forma de enfrentar estas dificultades es importante desarrollar tres capacidades claves en el ejercicio de la autoridad: Hablar claro: Consiste en expresar las órdenes de la forma más exacta posible. Para ello es importante utilizar un lenguaje adecuado, concreto y sin frases vagas e imprecisas. Por ejemplo: “Deja de molestar a tu hermana AHORA”, “Quiero que te vistas YA para ir al colegio”, “Quiero que AHORA MISMO ORDENES TU PIEZA”. Estos mensajes no dejan duda en los hijos sobre lo que se quiere que hagan y cuándo. “Pórtate bien”, “sé bueno”, “no seas pesado”, puede no decirles nada.

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EDUCANDO A NUESTROS HIJOS Alberto Zeballos Peña

Psicólogo PUCV

ANTES DE LEER ESTE TEXTO SE DEBE REALIZAR UNA ADVERTENCIA. NO EXISTEN FÓRMULAS MÁGICAS PARA QUE NUESTROS NIÑOS CAMBIEN DE ACTITUD Y COMIENCEN A TENER LA DISCIPLINA QUE DESEAMOS DE UN DIA PARA OTRO. SERÁ NECESARIO ANTES QUE TODO, QUE LOS PADRES SEPAN QUE ESTE PROCESO REQUIERE DE UN ESFUERZO CONSTANTE Y EN CONJUNTO ENTRE LOS ADULTOS DEL HOGAR, EN EL CUAL ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS QUE HAY QUE TENER EN CONSIDERACIÓN SON LA FIRMEZA, CONSECUENCIA Y CONSTANCIA.

Partimos de la base de que dentro de la familia hay una o mas figuras de autoridad por las cuales el menor muestra respeto. Son muestras de falta de respeto hacia el adulto: hablarle levantando el tono de voz, hacer caso omiso de sus órdenes, no prestarle atención mientras habla, cualquier tipo de insulto o amenaza aunque sea en broma, burlarse de él, dejarle hablando solo, hacerle callar, etc. El niño debe saber ubicarse dentro de un contexto y diferenciar a los adultos de sus pares. Esto es premisa para cualquier intento por educar a nuestros niños dentro de las normas sociales. En caso contrario el menor gradualmente irá adoptando conductas caprichosas, antisociales y muy peligrosas para su formación.

Para educar a nuestros hijos, es importante que los mensajes sean claros, comprensibles y directos, de lo contrario el niño no sentirá la necesidad de cumplir con lo requerido.La personalidad que ejerce la autoridad no debe incurrir en ser: Insegura ni agresiva.Ante situaciones conflictivas los padres deben desarrollar la asertividad: decir lo que se piensa y saber decir que no. Saber mantener una actitud flexible y firme a la vez.En el trasfondo del mensaje que dirijamos la lectura es la siguiente: “Te queremos demasiado como para dejar que te portes así”. “Tu problema de comportamiento debe terminar y estoy dispuesto a hacer lo necesario para que te des cuenta de que hablo en serio”.

Como una forma de enfrentar estas dificultades es importante desarrollar tres capacidades claves en el ejercicio de la autoridad:

Hablar claro: Consiste en expresar las órdenes de la forma más exacta posible. Para ello es importante utilizar un lenguaje adecuado, concreto y sin frases vagas e imprecisas. Por ejemplo: “Deja de molestar a tu hermana AHORA”, “Quiero que te vistas YA para ir al colegio”, “Quiero que AHORA MISMO ORDENES TU PIEZA”. Estos mensajes no dejan duda en los hijos sobre lo que se quiere que hagan y cuándo. “Pórtate bien”, “sé bueno”, “no seas pesado”, puede no decirles nada.

Además de ser importante lo que se dice, es fundamental la forma en que se hace: Evite los gritos, es muy importante que la orden sea clara y esté bien dada y si se sabe que habrá resistencia pensar de antemano un castigo en proporción al desacato.

Las acciones disciplinarias más eficaces son: El aislamiento, es decir, separarlo del resto y dejarlo en una situación aburrida o poco estimulante; y el retiro de privilegios: ver televisión, usar el teléfono, salir con los amigos… Es más eficiente un tono firme, pero calmado. Mantenga la tranquilidad y siempre hábleles mirándolos a los ojos y con algún tipo de contacto físico como ponerle una mano sobre el hombro. Cuando las órdenes tienen de parte del niño respuestas que conducen a una tonta discusión, es importante tener armas para no caer en ella. Por ejemplo, la mamá dice: “ordena tus juguetes ahora” y el niño responde “pero por qué yo si Pedro también jugó”… y empieza una discusión por el sentido de justicia de la madre, que finalmente hace que el objetivo inicial se diluya. Para que esto no suceda, Lyford-Pike propone la técnica deel disco rayado. Hay que partir de la premisa de que nunca un adulto le “ganará” una discusión a un niño. Esta técnica busca evitar llegar a discusiones inútiles y transmitir un mensaje claro de manera penetrativa. Su nombre viene de repetir una y otra vez el mensaje evitando discusiones y desviaciones al tema de fondo como veremos en el siguiente ejemplo. “Pero mamá…” “Sí, ya lo sé, pero ordena tú los juguetes ahora” “Pero..” “No me importa, ordena tú los juguetes ya”. Esto es muy útil pues el niño ve que en la discusión no tendrá éxito y termina por ordenar.

Además de ser un método para evitar el conflicto, les enseña a los niños que existe una figura de autoridad que cuando ordena cosas lo hace por el bien del niño y que este debe respetarle.

Con niños mayores y con conflictos más abstractos como temor a ir al Colegio , se puede discutir el contenido para obtener mayor información acerca de las causas de lo que sucede pero en un ambiente de conversación y no una lucha de poderes.

Técnica de la extinción: Es útil para suprimir o extinguir una conducta indeseada en su hijo. El mantenimiento de esa conducta dependerá en gran parte de los resultados que genera. Cuando éstos aumentan, también aumenta la probabilidad de que la conducta indeseada vuelva a repetirse. Lo que refuerza esa conducta son las consecuencias, que se conocen como “reforzadores”. El refuerzo viene a ser el “premio” o actitud que resultó en respuesta a una determinada conducta. Por ejemplo si el niño hace una pataleta y los padres lo toman en brazos , esa acción, tomarle en brazos, es un refuerzo que llevara al niño a aprender que cuando el llora es recompensado. Cuando una conducta deja de ser reforzada, es decir que se eliminan los reforzadores, disminuye su frecuencia hasta desaparecer, extinguiéndose. Para que esta técnica de resultados es de suma importancia mantener una ACTITUD FIRME. A menudo los padres después de retar o castigar a sus hijos se sienten culpables; comprarles cosas, tratarlos con más dulzura, sacarlos a pasear, consentirlos, invitar a un amigo para que jueguen, etc., son pésimas medidas ya que el niño aprende que su conducta disruptiva es finalmente recompensada, que obtiene beneficios con ella entonces el castigo o reto pierde efectividad, la imagen del adulto se degrada y se le pierde el respeto y la medida termina teniendo el efecto contrario ya que se le enseña al niño a portarse mal para conseguir cosas.

Tiempo Fuera: Consiste en cortar el comportamiento indeseado de un niño separándolo del entorno o la situación inconveniente donde se produce su mala conducta. Si bien la aplicación de esta técnica no siempre es sencilla hay que mostrarse firmes y no dejarse llevar a discusiones. Es importante que el niño sepa de antemano que la conducta que realizó es inadecuada y que es por esa conducta que se le está separando de ese entorno.

Técnica del Banco de Niebla: Busca conseguir que los niños no le saquen de sus casillas haciendo “oídos sordos” a sus actitudes y argumentos provocativos cuyo objetivo, generalmente es que el adulto pierda el control de si mismo y de la situación.

Toma su nombre de la metáfora de aislarse o esconderse, como un barco en un banco de niebla, de las intenciones manipulativas del niño. Esto se hace “reconociendo” que al niño le sucede algo que le molesta, pero al mismo tiempo se le baja el perfil asumiendo que es un “parecer” del niño (Ver gráfico).

Con esta técnica, unida con la disco rayado, los niños se quedan sin argumentos y no se distraen del mensaje que se les transmite. Por otro lado, los adultos mantienen la serenidad y la calma necesarios para transmitir mensajes en forma eficaz.

Finalmente, hablar claro implica también saber como padres reconocer las buenas conductas. Elogiar las buenas reacciones es clave para asegurar las próximas. ¡Qué bien lo hiciste! ¡Te felicito! son exclamaciones que no deben ser dichas al pasar, sino deteniéndose y con mucho énfasis.

Respaldar las palabras con hechos: Cuando la comunicación con palabras no logra aún el objetivo deseado es muy válido y necesario aplicar un castigo. Es importante presentar el castigo como opción, es decir, “o te comes la comida inmediatamente o te vas a tu pieza”, pues así el propio niño tiene la posibilidad de terminar con su mala conducta. La medida disciplinaria debe ejecutarse lo antes posible, ya que la demora disminuye su efecto correctivo. Además, es fundamental después de que el niño haya cumplido su castigo perdonar y olvidar. Recordarle mil veces lo que hizo no tiene sentido.

Por último, es clave evitar amenazas con castigos impracticables o que no se cumplirán (“Te voy a mandar a vivir con tus abuelos”, “ Te vas a quedar sin tu regalo de navidad”, No te voy a dejar ir más al Colegio”, etc.) y no olvidar recompensar con privilegios, reconocimiento público o premios las conductas que lo ameritan.

Establecer las reglas del juego: Es la respuesta sistematizada de los padres a la conducta inadecuada de los hijos. El establecimiento anticipado de las reglas y el cumplimiento de ellas le informa a los niños, que tal conducta provocará inevitablemente tal respuesta específica de los papás.

Jamás hay que …

Dar respuestas inseguras: Una respuesta es insegura cuando no le transmite al niño en forma precisa, fácilmente comprensible y firme lo que se espera que haga. Ejemplo de esto son las afirmaciones inefectivas que sólo recalcan el mal comportamiento, pero que no dan claramente la orden: “Te pedí que ordenaras tu pieza y todavía no lo haces, no me haces caso”. Esas quejas sólo diluyen la instrucción y le quitan fuerza, dejando margen para que el hijo la ignore.

Es también una orden insegura la que se hace en forma de pregunta: “¿Cuántas veces te he dicho que ordenes?”. Esta pregunta es ineficaz, pues sólo transmite el disgusto de la madre sin expresar autoridad o guía. Obviamente ella no espera que el niño le conteste “necesito que me lo digas diez veces”. Por eso la mejor afirmación en este caso sería: “Ordena tus juguetes inmediatamente”.

El ruego también es una forma de mandar insegura. “Por favor, anda a acostarte que estoy muy cansada”, son órdenes que nunca son razón suficiente para que el niño deje de hacer lo que está haciendo porque no entiende ni dimensiona la súplica de su madre. Por el contrario, transmiten una imagen paterna de fragilidad y debilidad que induce a la desobediencia.

Por último, dentro de este punto y muy común como reacción poco efectiva es la ignorancia de la desobediencia. Dar una orden sin verificar que se cumpla y dejar que el niño siga en lo suyo, es como decirle: “Tengo que darte esta orden…, pero si no me haces caso, no te preocupes, lo hago yo y no te pasará nada”.

Dar respuesta hostiles: La hostilidad o la agresión son también un tipo de respuestas que no logran que el niño haga lo que se le manda. Las órdenes con agresividad, son una forma equivocada de autoritarismo que demuestran la desesperación de los padres y hacen que el niño se sienta rechazado. Ejemplo de este tipo de reacción son las formas de disminuirlo con frases como “me vuelves loca”, “me enfermas”, “eres un desastre”. También las amenazas sin contenido: “Ya te va a llegar” o “me las vas a pagar”. Además la agresividad poco efectiva se demuestra en castigos excesivos no proporcionales a la mala conducta. Éstos, generalmente surgen como una medida de desahogo de los padres que es poco efectivo. Finalmente, el castigo físico como los tirones de pelo, pellizcones, empujones o golpes son ineficaces en los niños. Por lo demás, si la obediencia es por sumisión atemorizada, es decir, solo por miedo, el mensaje fracasó, pues el niño debe obedecer porque entiende que así debe hacerlo y no por susto. Porque lo dice su padre que lo quiere y que sabe lo que es bueno para él.

Agresión física Normalmente la agresión física puede ser una explosión paterna no meditada, con un efecto negativo sobre la educación del niño, que lo hace sentirse rechazado. Además, le demuestra al niño de que su padre es incapaz de autocontrolarse y medirse, dando pie para que el niño imite esto a futuro y sea un niño desmedido y descontrolado. Por último, la agresión física mata la relación de confianza y seguridad entre padres e hijos.

JAMÁS DEBE AMENAZARSE CON DEJAR DE QUERER O ABANDONAR!!!

CUANDO AL NIÑO LE DAN PATALETAS

Sucede con frecuencia entre los 2 y los 5 años, que el niño que hasta entonces había sido obediente y Simpático, se empieza a poner pesado, llorón y hace pataletas cuando se le niega algo.Las pataletas en la edad preescolar, son formas normales que los niños utilizan para llamar la atención. Pero, aunque sean normales, molestan y desconciertan a los adultos.Para detener las pataletas del niño, los padres utilizan distintos procedimientos: gritarle fuerte, pegarles, ponerlos bajo el agua fría, y en general obtienen muy malos resultados porque solo consiguen que el niño tenga más pataletas. Esto se debe a que le están entregando una enorme cantidad de atención en el momento en que se está portando peor (refuerzo).

Para que las pataletas disminuyan, y a la larga se acaben, es necesario que el niño reciba más atención por actitudes positivas y de autocontrol, que por llorar, portarse mal, o hacer pataletas. Especialmente celébrelo y felicítelo cuando, en situaciones en que normalmente hacía pataletas, no las hace. Por ejemplo: si antes hacía pataleta cuando usted no le compraba un dulce y esta vez aceptó calmadamente la decisión de no comprárselo, celébrelo mucho por ser obediente, comprensivo y controlado (refuerzo para la conducta deseada). Sin atención positiva, es difícil que las pataletas se terminen.

No preste atención al niño cuando está con pataleta. IGNÓRELO. No trate de calmarlo ni de explicarle. No le amenace, no le grite ni le pegue. Déjelo sólo y aléjese de él (Evite dejarlo en un lugar peligroso).

Si no puede ignorarlo, aíslelo un rato en una pieza hasta que se tranquilice. Dígale al niño que se quedará ahí hasta que se tranquilice y se le pase la pataleta.

No le de en el gusto para que se calme, por ningún motivo. Si usted cede, le estará enseñando a hacer pataletas.

Para el niño es muy desagradable hacer pataletas, tanto como para usted lo es soportarlas. Es importante ayudarlo a superar esta etapa.

Y No lo olvide: FIRMEZA, CONSECUENCIA Y CONSTANCIA.

 

Compilación y Redacción, Alberto Zeballos Peña, Psicólogo Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Tomado de los Libros:“Ternura y Firmeza con los hijos “ de Alexander Lyford-Pike, “Aprendiendo a ser Padres” Isabel Haussler y “Educando en Valores” Isabel Haussler.