Educadores 251

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Revista educadores julio-septiembre 2014 nº 251 Espacio de ideas y proyectos educativos

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= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

SUMARIO

DIRECTORJosé Antonio Solórzano

SUBDIRECTORAIrene Arrimadas

REDACTORA JEFELoli García

DIRECTOR DE ARTESiro López

CONSEJO DE REDACCIÓNÓscar AlonsoÍñigo ArranzJosé Mª BautistaManuel BorregoCiro CaroGregorio CasadoLuis CentenoRodrigo FerrerAlberto MayoralJuan Luis MediavillaMª Victoria MoyaCarmen PellicerJavier PovedaLeonor PrietoFernando Vidal

PRECIOS 2013Suscripción Nacional: 35€Suscripción al extranjero: 75€Número individual: 10€

ADMINISTRACIÓNEscuelas CatólicasC/ Hacienda de Pavones, 5 – 1º28030 MADRIDTeléfono: 91 328 80 00Fax: 91 328 80 00Correo electrónico:administració[email protected]

Imágenes:© thinkstockphotos ywww.sirolopez.com

DEPÓSITO LEGALM-00941-1959ISSN 0013-113

eDUCADORESespacio de ideas y proyectos educativos

aRTÍCULOS

eDITORIAL

rECURSOS

eXPERIENCIAS

Profesores en acción... pero con fundamento2

“Profesores en acción”Entre todos construimos el caminoIrene ArrimadasLoli García

8

¿Cuántas estrellas tiene mi colegio?Repensando el cambio educativoMar Martín

22

Mobile LearningCésar Poyatos y Carlos López

36

Aggiornamento en Maristas CompostelaEva Matarranz, M. Jesús Sanjurjo,Cristina Montero, Manuel García, Jesús Martín, Carmen González

64

Tour AtochaColegio Salesianos de Atocha, Madrid

70

Recursos74

f IRMAS

El árbol genealógico de tu escuela Alfredo Hernando

60

Colabora:

Cuando la innovación es lo normalJosé María Alvira

62

Prohibido crearSiro López

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= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

DITORIAL

e Profesores

3

pero no sin fundamento

Aunque la idea de “méritos” se ha co-

lado de rondón en el ámbito educativo,

por provenir de otros ámbitos donde la

productividad y las ganancias van unidas y, por

tanto, hay que “hacer méritos” para mantenerse

a costa de lo que sea y de quien sea en el puesto

laboral -los bonus o incentivos son una muestra

de ello, algo que no está nada mal- no creo que

haya muchos educadores (algunos sí) que trabajen

buscando el mérito, el reconocimiento público, el

aplauso pasajero; aunque tampoco estaría nada

mal que hubiese una mejor valoración social de la

tarea callada de millones de maestros y educado-

res. Por eso entre nosotros no se habla de com-

petitividad -aunque me temo que al introducirse la

idea de emprendimiento/emprendedores la com-

petitividad irá ganando terreno- sino de compe-

tencias, actitud muy distinta.

Dejemos la “competitividad” para más

adelante, para las vidas adultas productivas. Sí, sí,

ya sé que meter el gusanillo de la competitividad

intelectual desde pequeños en aulas y proyectos

ha estado presente, pero hagámoslo más como

ejercicio de superación, de cultivo y desarrollo

“Un día mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: las que trabajan y las que buscan el mérito.Me dijo que tratara de estar en el primer grupo;ahí hay menos competencia”.

(Indira Gandhi)

en acción…

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DITORIAL

e Profesores

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pero no sin fundamento

Aunque la idea de “méritos” se ha co-

lado de rondón en el ámbito educativo,

por provenir de otros ámbitos donde la

productividad y las ganancias van unidas y, por

tanto, hay que “hacer méritos” para mantenerse

a costa de lo que sea y de quien sea en el puesto

laboral -los bonus o incentivos son una muestra

de ello, algo que no está nada mal- no creo que

haya muchos educadores (algunos sí) que trabajen

buscando el mérito, el reconocimiento público, el

aplauso pasajero; aunque tampoco estaría nada

mal que hubiese una mejor valoración social de la

tarea callada de millones de maestros y educado-

res. Por eso entre nosotros no se habla de com-

petitividad -aunque me temo que al introducirse la

idea de emprendimiento/emprendedores la com-

petitividad irá ganando terreno- sino de compe-

tencias, actitud muy distinta.

Dejemos la “competitividad” para más

adelante, para las vidas adultas productivas. Sí, sí,

ya sé que meter el gusanillo de la competitividad

intelectual desde pequeños en aulas y proyectos

ha estado presente, pero hagámoslo más como

ejercicio de superación, de cultivo y desarrollo

“Un día mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: las que trabajan y las que buscan el mérito.Me dijo que tratara de estar en el primer grupo;ahí hay menos competencia”.

(Indira Gandhi)

en acción…

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u

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de capacidades y potencialidades dormidas, que

no como afán de quedar por encima de otros, de

ser los mejores, de ocupar los primeros puestos

escolares (¿qué tiene de malo ser segundo?).

La experiencia nos dice que los que

destacaron académicamente en los centros,

después no fueron los mejores personal, humana y

socialmente. Y al contrario, muchos de bajo perfil

académico han llegado a cotas insospechadas de

personas socialmente reconocidas, aceptadas y lo

suficientemente dichosas en sus vidas personales

y laborales. Ejemplos tenemos todos. Busquen en

su memoria: los que prometían tanto…; aquellos

de los que no se esperaba nada…

Bien, pero este es otro asunto.

La acción fundamentada y fundamental

Ahora se trata de los profesores en acción,

de los que quieren hacer de sus aulas y centros

lugares de innovación, creatividad y cambio

pedagógico, sin renunciar a logros habidos con

otras metodologías menos activas. No se trata de

poner el centro o la vida de las aulas patas arriba.

De tirar por la borda o por las ventanas lo que

con esfuerzo, constancia y buena voluntad se ha

venido haciendo y que, sin duda, ha dado buenos

frutos. Se trata ahora de que la actividad escolar, el

aprendizaje, las formas y maneras de transmitirlo

y de educar con buen fundamento tengan el

ritmo que precisa un mundo cambiante en el que

la acción, la puesta en práctica, el hacerlo uno

mismo, sea parte del aprender y del aprehender.

“El objetivo principal de la educación es crear

personas capaces de hacer cosas nuevas, y no

simplemente repetir lo que otras generaciones

hicieron” (Jean Piaget).

Y para crear cosas nuevas hay que

prepararse, conocer lo que otros han hecho,

renovarse en métodos, intentar –al menos

intentar–, “Es de sentido común elegir un método

y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar

con otro. Pero, sobre todo, intentar algo” (Franklin

D. Roosevelt)- ponerlo en práctica y estar muy

dispuestos a cambiar de actitud (y de método, que

en griego significa camino), algo que no es nada

fácil. Acción y actitud van muy a la par. Esto de la

“escuela nueva”, en la que la acción era fundamento

de su quehacer diario, no es nuevo. Eso sí, sin

necesidad de que la presencia del profesor llegue

a asfixiar, atosigar, el ritmo y la actividad de cada

alumno. Justamente se trata de imprimir un ritmo

al aprendizaje que pueda ser seguido por todos…

aunque los haya más lentos. Hay que pensar en

los más lentos; los ágiles y despiertos necesitan

menos del profesor, aunque el profesor se sienta

más motivado y atraído por ellos. Es cuando se

nota la diferencia entre el educador y el profesor.

El educador piensa en los más “quedos”, el

profesor vive para los más “vivaces” y veloces en

el aprendizaje. Pero si se es buen profesor seguro

que también se es buen educador y sabe de

ritmos, actitudes y dedicación más paciente. Con

sabiduría activa señalaba María Montessori: «La

mayor señal de éxito de un profesor es poder decir:

“Ahora los niños trabajan como si yo no existiera”.

Esta es nuestra obligación hacia el niño: darle un

rayo de luz y seguir nuestro camino. El niño, guiado

por un maestro interior, trabaja infatigablemente

con alegría para construir al hombre. Nosotros,

educadores, solo podemos ayudar… Así daremos

testimonio del nacimiento del hombre nuevo».

El mundo de nuestros alumnos es rápido,

de una actividad tan fugaz que no da tiempo a

la asimilación de contenidos. Ellos aprenden con

mayor agilidad y soltura que nosotros. Ya es un

tópico hablar de las nuevas tecnologías y su ritmo

trepidante. Quizás ahora, más que nunca, en me-

dio de esa acción rauda y veloz, necesitemos los

educadores actuar con similar agilidad y hacer pro-

puestas de serenidad, aposentamiento y reflexión.

Esto puede parecer contradictorio, pero no lo es.

Dar fundamento, sentido y orientación a ese

cúmulo de conocimientos fugaces que se super-

ponen unos a otros sin no pocas veces saber por

qué y para qué sirven. Aportar ámbitos en la es-

cuela de reflexión de y sobre los conocimientos ad-

quiridos es también acción. Nada más perjudicial

que el dejarse deslumbrar sin pararse a reflexionar

sobre la luz y las sombras. “Quien de verdad sabe

de qué habla, no encuentra razones para levantar

la voz” decía Leonardo Da Vinci. Y los buenos pro-

fesores/educadores deben saber de qué hablan,

sin necesidad de imponer su voz, sus criterios, su

visión. Los alumnos pronto aprenden a distinguir

“las voces de los ecos”, y saben qué “voz” y en

qué “tono” les habla no solo a su mente sino tam-

bién a su corazón.

La experiencia de la propuesta “Profesores

para el cambio y la innovación” que hemos

venido haciendo en Escuelas Católicas y que la

revista Educadores ha sabido recoger en números

anteriores, ha tenido un éxito enorme en muchos de

los centros educativos que apostaron por renovar

su estilo de enseñar, aprender y educar. Ahora

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de capacidades y potencialidades dormidas, que

no como afán de quedar por encima de otros, de

ser los mejores, de ocupar los primeros puestos

escolares (¿qué tiene de malo ser segundo?).

La experiencia nos dice que los que

destacaron académicamente en los centros,

después no fueron los mejores personal, humana y

socialmente. Y al contrario, muchos de bajo perfil

académico han llegado a cotas insospechadas de

personas socialmente reconocidas, aceptadas y lo

suficientemente dichosas en sus vidas personales

y laborales. Ejemplos tenemos todos. Busquen en

su memoria: los que prometían tanto…; aquellos

de los que no se esperaba nada…

Bien, pero este es otro asunto.

La acción fundamentada y fundamental

Ahora se trata de los profesores en acción,

de los que quieren hacer de sus aulas y centros

lugares de innovación, creatividad y cambio

pedagógico, sin renunciar a logros habidos con

otras metodologías menos activas. No se trata de

poner el centro o la vida de las aulas patas arriba.

De tirar por la borda o por las ventanas lo que

con esfuerzo, constancia y buena voluntad se ha

venido haciendo y que, sin duda, ha dado buenos

frutos. Se trata ahora de que la actividad escolar, el

aprendizaje, las formas y maneras de transmitirlo

y de educar con buen fundamento tengan el

ritmo que precisa un mundo cambiante en el que

la acción, la puesta en práctica, el hacerlo uno

mismo, sea parte del aprender y del aprehender.

“El objetivo principal de la educación es crear

personas capaces de hacer cosas nuevas, y no

simplemente repetir lo que otras generaciones

hicieron” (Jean Piaget).

Y para crear cosas nuevas hay que

prepararse, conocer lo que otros han hecho,

renovarse en métodos, intentar –al menos

intentar–, “Es de sentido común elegir un método

y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar

con otro. Pero, sobre todo, intentar algo” (Franklin

D. Roosevelt)- ponerlo en práctica y estar muy

dispuestos a cambiar de actitud (y de método, que

en griego significa camino), algo que no es nada

fácil. Acción y actitud van muy a la par. Esto de la

“escuela nueva”, en la que la acción era fundamento

de su quehacer diario, no es nuevo. Eso sí, sin

necesidad de que la presencia del profesor llegue

a asfixiar, atosigar, el ritmo y la actividad de cada

alumno. Justamente se trata de imprimir un ritmo

al aprendizaje que pueda ser seguido por todos…

aunque los haya más lentos. Hay que pensar en

los más lentos; los ágiles y despiertos necesitan

menos del profesor, aunque el profesor se sienta

más motivado y atraído por ellos. Es cuando se

nota la diferencia entre el educador y el profesor.

El educador piensa en los más “quedos”, el

profesor vive para los más “vivaces” y veloces en

el aprendizaje. Pero si se es buen profesor seguro

que también se es buen educador y sabe de

ritmos, actitudes y dedicación más paciente. Con

sabiduría activa señalaba María Montessori: «La

mayor señal de éxito de un profesor es poder decir:

“Ahora los niños trabajan como si yo no existiera”.

Esta es nuestra obligación hacia el niño: darle un

rayo de luz y seguir nuestro camino. El niño, guiado

por un maestro interior, trabaja infatigablemente

con alegría para construir al hombre. Nosotros,

educadores, solo podemos ayudar… Así daremos

testimonio del nacimiento del hombre nuevo».

El mundo de nuestros alumnos es rápido,

de una actividad tan fugaz que no da tiempo a

la asimilación de contenidos. Ellos aprenden con

mayor agilidad y soltura que nosotros. Ya es un

tópico hablar de las nuevas tecnologías y su ritmo

trepidante. Quizás ahora, más que nunca, en me-

dio de esa acción rauda y veloz, necesitemos los

educadores actuar con similar agilidad y hacer pro-

puestas de serenidad, aposentamiento y reflexión.

Esto puede parecer contradictorio, pero no lo es.

Dar fundamento, sentido y orientación a ese

cúmulo de conocimientos fugaces que se super-

ponen unos a otros sin no pocas veces saber por

qué y para qué sirven. Aportar ámbitos en la es-

cuela de reflexión de y sobre los conocimientos ad-

quiridos es también acción. Nada más perjudicial

que el dejarse deslumbrar sin pararse a reflexionar

sobre la luz y las sombras. “Quien de verdad sabe

de qué habla, no encuentra razones para levantar

la voz” decía Leonardo Da Vinci. Y los buenos pro-

fesores/educadores deben saber de qué hablan,

sin necesidad de imponer su voz, sus criterios, su

visión. Los alumnos pronto aprenden a distinguir

“las voces de los ecos”, y saben qué “voz” y en

qué “tono” les habla no solo a su mente sino tam-

bién a su corazón.

La experiencia de la propuesta “Profesores

para el cambio y la innovación” que hemos

venido haciendo en Escuelas Católicas y que la

revista Educadores ha sabido recoger en números

anteriores, ha tenido un éxito enorme en muchos de

los centros educativos que apostaron por renovar

su estilo de enseñar, aprender y educar. Ahora

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u damos un paso más y con el título de “Profesores

en acción” (similar a la anterior propuesta)

queremos recoger lo que poco a poco como una

mancha de aceite (ese “oro amarillo” de preciado

y saludable valor) se va extendiendo suavemente,

sin alharacas, de manera imperceptible pero que

sin duda se percibe en el tiempo (como las buenas

cosas, las permeables virtudes y valores) en la

transformación educativa que los niños, jóvenes y

familias requieren en centros pequeños de villas

y pueblos, en centros grandes de las ciudades,

donde un maestro, una maestra, trabaja, educa,

enseña con convicción y sentido; renovando

en muchos casos su tarea diaria. La asistencia

a los cursos ofrecidos, los ecos de los artículos

difundidos, son un claro exponente de que el

interés y la pasión por renovarse, por no fenecer

en la rutina educativa, han calado hondo.

El lector interesado encontrará en este nº

251 todo un monográfico del Programa Profesores

en acción. Irene Arrimadas y Loli García, dan a

conocer este fuerte movimiento pedagógico;

lo mismo hacen Mar Martín para animar a los

equipos directivos a que opten por esta hoja

de ruta innovadora; César Poyatos y Carlos

Morante, para quienes el aprendizaje sin límites

es su/nuestro reto diario. Siro López, que nos

acompaña en cada número de Educadores como

un diseñador atrevido y de una belleza y buen

gusto de lo más innovador, nos anima a construir

espacios educativos que comuniquen y eduquen,

donde se sienta y viva la creatividad. Las firmas de

José Mª Alvira, Secretario General de EC, y Alfredo

Hernando, completan las propuestas invitando a

participar y hacer realidad la acción educativa. Las

experiencias transmitidas por Charo Fernández,

del colegio de los Salesianos y Carmen González,

del colegio de los Maristas, nos aportan el sentido

práctico de esta pedagogía transformadora y real.

En el despacho donde escribo esta editorial

de Educadores 251, tengo un grabado alemán del

s. XIX de W. Goethe, que me mira muy romántica-

mente. Saco el cuaderno de citas apuntadas de

lecturas acumuladas y de Goethe encuentro ésta:

“Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se

piensa es aún más difícil”. Es lo que llamamos co-

herencia y no siempre somos coherentes; pero al

menos, lo dicho: vamos a intentarlo.

José Antonio Solórzano Pérez

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u damos un paso más y con el título de “Profesores

en acción” (similar a la anterior propuesta)

queremos recoger lo que poco a poco como una

mancha de aceite (ese “oro amarillo” de preciado

y saludable valor) se va extendiendo suavemente,

sin alharacas, de manera imperceptible pero que

sin duda se percibe en el tiempo (como las buenas

cosas, las permeables virtudes y valores) en la

transformación educativa que los niños, jóvenes y

familias requieren en centros pequeños de villas

y pueblos, en centros grandes de las ciudades,

donde un maestro, una maestra, trabaja, educa,

enseña con convicción y sentido; renovando

en muchos casos su tarea diaria. La asistencia

a los cursos ofrecidos, los ecos de los artículos

difundidos, son un claro exponente de que el

interés y la pasión por renovarse, por no fenecer

en la rutina educativa, han calado hondo.

El lector interesado encontrará en este nº

251 todo un monográfico del Programa Profesores

en acción. Irene Arrimadas y Loli García, dan a

conocer este fuerte movimiento pedagógico;

lo mismo hacen Mar Martín para animar a los

equipos directivos a que opten por esta hoja

de ruta innovadora; César Poyatos y Carlos

Morante, para quienes el aprendizaje sin límites

es su/nuestro reto diario. Siro López, que nos

acompaña en cada número de Educadores como

un diseñador atrevido y de una belleza y buen

gusto de lo más innovador, nos anima a construir

espacios educativos que comuniquen y eduquen,

donde se sienta y viva la creatividad. Las firmas de

José Mª Alvira, Secretario General de EC, y Alfredo

Hernando, completan las propuestas invitando a

participar y hacer realidad la acción educativa. Las

experiencias transmitidas por Charo Fernández,

del colegio de los Salesianos y Carmen González,

del colegio de los Maristas, nos aportan el sentido

práctico de esta pedagogía transformadora y real.

En el despacho donde escribo esta editorial

de Educadores 251, tengo un grabado alemán del

s. XIX de W. Goethe, que me mira muy romántica-

mente. Saco el cuaderno de citas apuntadas de

lecturas acumuladas y de Goethe encuentro ésta:

“Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se

piensa es aún más difícil”. Es lo que llamamos co-

herencia y no siempre somos coherentes; pero al

menos, lo dicho: vamos a intentarlo.

José Antonio Solórzano Pérez

Page 10: Educadores 251

“Hacer la formación más sensible, relevante y significativa para los profesores y su práctica peda-gógica, sus necesidades, problemas y aspiraciones en sus contextos de trabajo; construir espacios don-de los profesores puedan reflexionar y pronunciar sus propias voces sobre la educación, contrastándolas con otros compañeros y proyectándolas colegiada y críticamente en proyectos de acción educativa”

(Smyth y Kent)

98

= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

a RTÍCULOS

“ProfeSoreS en acción”Entre todos construimos el camino

Irene Arrimadas Gómez

Loli García García

Directora y Asesora del Departamento de

Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas

@iarrimadas

@loligarciaXXI

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“Hacer la formación más sensible, relevante y significativa para los profesores y su práctica peda-gógica, sus necesidades, problemas y aspiraciones en sus contextos de trabajo; construir espacios don-de los profesores puedan reflexionar y pronunciar sus propias voces sobre la educación, contrastándolas con otros compañeros y proyectándolas colegiada y críticamente en proyectos de acción educativa”

(Smyth y Kent)

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= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

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“ProfeSoreS en acción”Entre todos construimos el camino

Irene Arrimadas Gómez

Loli García García

Directora y Asesora del Departamento de

Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas

@iarrimadas

@loligarciaXXI

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aaa RTÍCULOS

2322

“Las organizaciones inteligentes son posibles porque en el fondo todos somos aprendices. Nadie tiene que enseñar a un niño a aprender. En ri-gor, nadie tiene que enseñar nada a un niño. Los niños son intrínsecamen-te inquisitivos, aprendices hábiles que aprenden a caminar, hablar y apañár-selas por su cuenta. Las organiza-ciones inteligentes son posibles por-que aprender no sólo forma parte de nuestra naturaleza sino que amamos aprender”.

Peter Senge

Mar Martín Murga

Pedagoga y maestra

Responsable pedagógica del equipo de

TItularidad de Compañía de María

@marmarmur

= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES = Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

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“Las organizaciones inteligentes son posibles porque en el fondo todos somos aprendices. Nadie tiene que enseñar a un niño a aprender. En ri-gor, nadie tiene que enseñar nada a un niño. Los niños son intrínsecamen-te inquisitivos, aprendices hábiles que aprenden a caminar, hablar y apañár-selas por su cuenta. Las organiza-ciones inteligentes son posibles por-que aprender no sólo forma parte de nuestra naturaleza sino que amamos aprender”.

Peter Senge

Mar Martín Murga

Pedagoga y maestra

Responsable pedagógica del equipo de

TItularidad de Compañía de María

@marmarmur

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37

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aa RTÍCULOS

36

= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

César Poyatos Dorado Carlos López Morante

@cpoyatos

@carloslmorante

Profesores en el Colegio San Diego y San Vicente

Congregación Hijas de la Caridad

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= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

César Poyatos Dorado Carlos López Morante

@cpoyatos

@carloslmorante

Profesores en el Colegio San Diego y San Vicente

Congregación Hijas de la Caridad

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a RTÍCULOSa

= Julio - Septiembre 2014eDUCADORES = Julio - Septiembre 2014eDUCADORES

48 49

Se puede llegar a trabajar sin crear, escribir documentos sin comunicarse y lograr cien por cien de aprobados sin educar

Siro López Gutiérrez

Formador y creativo

@SirolopezSIMUS

www.sirolopez.com

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48 49

Se puede llegar a trabajar sin crear, escribir documentos sin comunicarse y lograr cien por cien de aprobados sin educar

Siro López Gutiérrez

Formador y creativo

@SirolopezSIMUS

www.sirolopez.com