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Editorial

Gabinetes de prensa y relaciones públicas paramuseos

Pedro Pablo Gutiérrez

Acércate a Conocer: Museo de Arqueología eHistoria. Melilla

Rocío Gutiérrez.

Las Dos HistoriasSeveriano Gil

Las joyas bereberes elaboradas en MelillaClaudio Barrio

La vivienda en Melilla:un caso de transmisión patri-monial en el siglo XVIIIMiguel C. Vivancos O.S.B.

Melilla a comienzos del siglo xix: el drama por susupervivenciaBlas Jesús Imbroda Ortiz

Melilla... Hacia la ciudad. Melilla en los albores delsiglo XXÁngel Castro Maestro

Las tetradracmas de Alejandro Magno. –Una apro-ximación a su emisión cronológica; tipología ycecas en vida de Alejandro–.Joaquín Montero

La documentación de la Comisión de Antigüedadesde la Real Academia de la Historia sobre MelillaJorge Maier

La mujer griega a través de la iconografía domésticaPilar González Serrano

La fuerza de la imagen: iconografía de las prince-sas de la dinastía Julio-ClaudiaTrinidad Nogales Basarate y Pilar Fernández Uriel

Una estación neolítica al aire libre en las islas cha-farinas: El zafrín. Primera datación radiocarbónicaJuan Antonio Bellver Garrido y Antonio Bravo Nieto

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AKROS

Un nuevo número de Akros se presenta y con ello la ilusiónde la continuidad en el trabajo y la compensación delesfuerzo. Desde estas páginas, agradecer a todos aquellosque nos han apoyado y animado en esta iniciativa, porqueestamos convencidos que esa acogida calurosa es tanimportante o más que muchos logros profesionales y desdeluego, enormemente gratificante.

Este segundo número mantiene la línea trazada en cuan-to a contenidos: Museología, Historia y Arqueología son lostres pilares importantes de la revista, con artículos de ungran nivel y siempre primando los referentes a la historia denuestra ciudad; en este caso y ante la cercana y esperadaapertura de los nuevos museos, tanto de Arqueología eHistoria como sefardita y bereber (de los que esperamos darcumplida cuenta en el próximo número de la revista), sepresentan dos artículos que nos irán acercando a estas cul-turas diferenciadas que conviven junto a las demás en nues-tra ciudad. Recogemos igualmente artículos sobreiconografía y numismática, en los queconoceremos aspectos de la mujergriega y romana, o el entorno deAlejandro Magno a través de lasmonedas que se acuñaron envida de este gran estadista. Muyinteresante el artículo sobre lasexcavaciones realizadas en lasislas Chafarinas, que Akros pre-senta como primicia, y no menosatractivos son los artículos refe-rentes a Melilla en 1812 o la refle-xión de Melilla como “ciudad”.En cuanto a Museología, presen-tamos un fundamental estudiosobre publicidad en los pequeñosmuseos, y una presentación ybreve recorrido por nuestromuseo.

Hemos querido igualmente ofrecer nuestro pequeñohomenaje al año Gaudí, año internacional del modernismo,en el que Melilla ha estado hermanada con Barcelona. Porello, la portada recoge una vidriera con elementos de esteperíodo artístico y el interior estético de la revista lo dedica-mos al modernismo melillense, apareciendo rincones yfachadas de los edificios más singulares y representativosde nuestra ciudad.

Por último, nuestro adiós a D. Francisco Mir Berlanga, quefue Director del Museo de Melilla durante largos años,desempeñando este puesto con un enorme cariño y unagran dedicación.

Modernismo melillense

Editorial

Ya se ha mencionado en otras ocasiones la particularidadde que aquel que vende comunicación, si lo hace de mane-ra correcta, lo que vende es confianza. Esa confianza desa-ta una cadena de consecuencias, la primera de las cualeses que el receptor de los mensajes, desde el medio que losha de publicar hasta el destinatario final, desarrollan unasuerte de fe en el gabinete emisor, de manera que susenvíos rara vez son cuestionados. Un concepto de confian-za, que en el terreno de la comunicación de carácter cultu-ral aparece con enorme frecuencia, y que pasa por la pro-fesionalización de los departamentos que habrán deelaborar la información y mantener el contacto con losmedios. Por regla general, salvo en grandes organizacio-nes, este es un trabajo lleno de improvisación y que seencarga a personas que no están vinculadas profesional-mente al tema. Pero sea una empresa pública, privada, decontenidos culturales, deportivos, políticos o de cualquieríndole, el tema debe ser contemplado desde los paráme-tros empresariales que buscan un rendimiento preciso atoda acción emprendida.

Desde cualquier punto de vista que se analice una deci-sión estratégica en una empresa, en el fondo de la mismasiempre subyace un objetivo general prioritario y que condi-cionará todos los demás: la rentabilidad. Las decisiones queafectan a temas de comunicación no son una excepción ytambién deben someterse al objetivo general de proporcio-nar rentabilidad aunque, en algunos casos, esa rentabilidadno se mida en términos estrictamente económicos o mone-tarios. Los errores, sin embargo, sí suelen producir pérdidasfácilmente contabilizables por diversos conceptos.

PPEEDDRROO PPAABBLLOO GGUUTTIIÉÉRRRREEZZ

Doctor en Ciencias de la Información.Universidad de Vigo

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Gabinetes de prensa yrelaciones públicas paramuseos

Museología

AKROS

■ Las decisiones que afectan atemas de comunicación deben

proporcionar rentabilidad,aunque esta no se mida en

términos estrictamenteeconómicos ■

■ En los últimos tiempos, el Museo ha pasado a estar consideradocomo una parte fundamental de la oferta cultural y turística, y a tener

su propio peso dentro de la comunicación publicitaria ■

Museo del Louvre. Fachada de Pierre Lescot

AKROS

Museología

tes internos de prensa y relacionespúblicas. Pero también hay que reco-nocer que estamos en tiempos deestructuras reducidas y contrataciónde especialistas externos para resolverlas cuestiones puntuales que se plan-tean y que no tienen que ver directa-mente con el objetivo troncal de laempresa. Por eso cabe pensar que laasesoría y desarrollo de las relacionespúblicas empresariales, cada vez vayasiendo objeto de las agencias decomunicación y publicidad que, indu-dablemente, necesitarán tener o sub-contratar a su vez, a auténticos profe-sionales y expertos en el tema.

Ese criterio se sustenta también enutilidades económicas: es evidente quela empresa que suministra a otra todoslos temas publicitarios y de creativi-dad, al manejar una elevada cifra denegocio con la empresa en cuestión,podrá ajustar más sus precios y, enestos tiempos, hay que tener muy encuenta la diferenciación que se esta-b lece (D íez de Cas t ro y LandaBercebal, 1996), entre eficacia y efi-ciencia al manifestar que “la eficaciase mide por el logro de los objetivospreviamente estipulados, mientrasque la eficiencia se determina a travésde dos indicadores: la eficacia y loscostes”. Se trata pues de ser eficien-tes o, lo que es decir lo mismo, efica-ces al menor costo posible. Como con-

secuencia no se pueden establecercontactos con varios proveedorespara un mismo concepto, la comuni-cación. La forma de abaratar es unsolo proveedor con el que podernegociar más volumen y mejores pre-cios. Es por ello que, frecuentemente,vemos a las agencias de publicidad enlabores de gabinete de prensa y rela-ciones públicas. Lamentablemente,también hemos de constatar el hechode que los servicios ofrecidos, enmuchos casos no superan el salir delpaso con algo de suerte y sin brillan-tez, en momentos en que con un tra-bajo profesional y adecuado, lasempresas disponen de una oportuni-dad única para reforzar su imagen yapuntalar su posición en el mercado.

Definición de cometidos ysituaciones

En el comienzo, es preciso definir loscometidos, situarlos dentro de unorganigrama y establecer sus interde-pendencias. Las relaciones públicasson un concepto más amplio y englo-ban al gabinete de prensa. En líneasgenerales podríamos decir que lasrelaciones públicas son un apartadoestratégico de la comunicación, aque-lla función encargada de pensar, dise-ñar y trazar la planificación adecuada;mientras que el gabinete de prensa esun concepto más operacional. Lamanera de poner en práctica losextremos definidos por las relacionespúblicas y de establecer contacto conlos elementos capaces de difundir elmensaje elaborado. Por tanto fijare-mos un primer principio en el que noestablecemos diferencias sustancialesentre la acción de relaciones públicasy el gabinete de prensa, cuando estasfunciones parten de una agencia depublicidad a la que se ha encargadoun trabajo concreto. Seguramenteserán acciones complementarias,desarrolladas por el mismo equipo.

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Cuando el profesor Ramírez afirmaque “la comunicación es una herra-mienta que no admite frivolidades, ose gestiona con profesionalidad y deli-cadeza, o se paga caro, carísimo”(Txema Ramírez, 1995), sin duda serefiere tanto a aspectos económicospropiamente dichos, como a elemen-tos relacionados con la imagen, lamarca, el posicionamiento, el prestigioy tantos otros conceptos que, cuandoresultan dañados, generan un proble-ma de incalculables consecuencias yde muy difícil, costosa y larga solución.

En los últimos tiempos, el museoha pasado de ser prácticamente unainstalación minoritaria, vinculada auna pequeña élite cultural, a estarconsiderada en todas las estrategiaspolíticas como una parte fundamentalde la oferta turística y consecuente-mente, a tener su propio peso dentrode la comunicación publicitaria en elturismo de ciudades, sobre todo, perotambién en otro tipo de ofertas.Lógicamente, esto genera necesida-des de elaboración de mensajes per-suasivos capaces de trasladar, no sóloun mensaje de contenidos, sino tam-bién un producto competitivo, enmedio de un cada vez más amplioabanico de posibilidades de ocio.

Lo que está claro es que cualquiermuseo, independientemente de sutamaño, necesita una persona espe-cializada que se ocupe de su imagen,de su identidad corporativa, de susrelaciones con los medios de comuni-cación, de sus relaciones públicas y dela organización de los diferenteseventos que, en los museos, con algu-na frecuencia se producen en formade inauguraciones, de muestras itine-rantes. Esto puede tener, desde elpunto de vista de la decisión empre-sarial, diversas soluciones:

– Contratar una persona para quelo lleve desde el interior.

– Contratar a una empresa publi-citaria o de relaciones públicas, que seencargue de todo externamente.

– Una solución mixta a través dela contratación de una empresa quepone a una persona de su equipo atrabajar en exclusiva.

Es preciso mencionar que, lo reco-mendable sigue siendo que las empre-sas dispongan de sus propios gabine-

■ Las relacionespúblicas son un

apartadoestratégico de lacomunicación,

mientras que elgabinete deprensa es unconcepto másoperacional ■

■ Con un trabajo profesional y adecuado, sedispone de una oportunidad única para reforzar

la imagen y consolidar la institución ■

La mayoría de las definiciones de relaciones públicas,coinciden en considerarlas como “una filosofía, política ofunción gerencial” (Mª Teresa Gª Nieto, 1997)) o, lo que esdecir lo mismo, se trata de la parte social de la gerenciaempresarial. En esa misma línea de pensamiento se mani-fiesta el profesor Arceo Vacas, cuando dice que “las relacio-nes públicas son una filosofía gerencial traducida en unaserie de acciones con el fin de crear o modificar la acepta-ción de una persona, natural o jurídica, por sus públicos”,(José Luis Arceo Vacas, 1988). Todo ello es cierto cuandodichas acciones emanan de un departamento de unaempresa cuyo cometido específico es ese y que, además,ejerce las funciones gerenciales mencionadas o ejecuta lasórdenes superiores dictadas en ese sentido. Pero cuando lafunción de relaciones públicas es desarrollada por unaagencia de publicidad, la filosofía gerencial vendrá dadapor la decisión de la gerencia de la empresa al encargar taltrabajo, pero la agencia de publicidad desarrollará unaacción comunicacional. Es por eso por lo que su actuaciónnecesita encontrar un término medio entre la misión globalde las relaciones públicas y la más restrictiva de gabinete deprensa. Una denominación bastante reciente y, más ligada aconceptos prácticos que a consideraciones teóricas, hapuesto de moda el concepto de gabinete de comunicación,que puede abarcar las funciones publicitarias, relacionales yde contactos con los medios sin correr el riesgo de excedersus cometidos específicos.

Finalmente, es importante reseñar, para centrar los con-ceptos que, a pesar de que consideramos las disciplinaspublicitaria y de relaciones públicas como entes diferentes yque entendemos que han de ser definidas y desarrolladasde manera separada, en el fondo de ambas actividades sub-yacen principios similares. Si coincidimos con Bettinghausen que “para poder hablar de persuasión, en una situacióncomunicativa debe darse un intento consciente por parte deun individuo de cambiar las actitudes, creencias o conduc-tas de otros, mediante la transmisión de algún mensaje”(E.P. Bettinghaus, 1987), es evidente que estamos definien-do situaciones comunes a la publicidad y a las relacionespúblicas y que, además, forman parte de su raíz más pro-funda, de sus objetivos más primarios. Por tanto es impor-

tante que tengamos claro el que las diferencias son de tipooperativo, mientras que las analogías se enmarcan dentrode los fundamentos, comunes a ambas disciplinas. Resultade interés, en este sentido, la diferenciación que se estable-ce, entre “advertising y publicity. El primero está vinculadoa la publicidad y el segundo a las relaciones públicas” (A.Noguero i Grau, 1997). De lo que no cabe duda es queambos obedecen a un intento de modificar comportamien-tos o estados de opinión, mediante comunicaciones o accio-nes de difusión pagadas o integradas en políticas de difu-sión de información. Eso, y no otra cosa, es lo que vamos ahacer desde el gabinete de prensa y relaciones públicas deun museo: Incidir en la opinión pública para, de un ladotransmitir una imagen de prestigio de la entidad y, por otraparte, provocar la visita mediente las formas de comunica-ción persuasiva que le son propias a la publicidad.

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Museología

AKROS

■ La persona encargada delGabinete de Comunicación, tiene

como objetivos prioritarios,pensar, diseñar y trazar laplanificación adecuada ■

■ La comunicación de un museo tiene, desde el lado positivo, la casitotal ausencia de crítica mediática, y como aspecto negativo, el poco

interés que las noticias culturales suscitan; ello conlleva la necesidad deun esfuerzo creativo constante ■

Galería Nacional de Washington

Acciones en el gabinete de prensa y relacionespúblicas de un museo

Cuando nos enfrentamos a la necesidad de trazar un plan-teamiento global para las acciones de comunicación desdeun museo, hemos de convenir en dos aspectos, uno positivoy otro negativo, que serán claves para la elaboración de losmensajes informativos o persuasivos:

a) Desde el lado positivo, la casi total ausencia de críticamediática. Los museos son entidades que gozan de unaespecie de consenso. Puede encontrarse alguna crítica enmedios muy especializados pero que no llegan al granpúblico. Salvo en entidades cuya dirección tiene un nombra-miento político, que puede ser utilizado por la oposicióncomo arma arrojadiza, la regla general es que una crítica aun museo es muy arriesgada porque pueden contestar losespecialistas que lo dirigen, con la contundencia de losdatos y los conocimientos y el asunto volverse contra el crí-tico. Esto es una ventaja porque la comunicación es limpia.No tiene que partir de situaciones en que es preciso contra-rrestar opiniones y se puede incidir en la información, alcien por cien.

b) Como aspecto negativo, el poco interés que este tipode noticias suscita en la opinión pública en general. Eso con-lleva la necesidad de un esfuerzo creativo importante, paraque nuestras noticias del museo no acaben en una nota desiete líneas, en la página 78, detrás de las esquelas. O sea,profesionalidad. Una persona que sepa lo que hace, a quiénse le manda, con quién hay que hablar, cómo hay que redac-tarlo y qué día y qué medio son los más apropiados.

Desde ese punto de partida, deberemos trabajar sobresituaciones en que la empresa necesite reforzar alguno delos puntos habituales en una planificación de relacionespúblicas y que podemos resumir en los siguientes (PhilipLesly, 1981):

– Prestigio o imagen favorable y sus ventajas.– Promoción de productos y servicios.– Mejorar la disposición de empleados, miembros, accio-

nistas o fundadores.– Prevención y solución de problemas laborales.– Favorecimiento de la buena voluntad de las comunida-

des en las que la organización tiene dependencia.– Superación de conceptos erróneos o prejuicios.– Desarticulación de ataques.– Provocar la buena voluntad de proveedores, Gobierno,

resto de la industria, detallistas, clientes y otros.– Capacidad de atraer al personal.– Educación del público en el uso de un producto o en un

punto de vista determinado.– Investigación de actitudes hacia la empresa.– Formulación de políticas de impulso o cambio de ima-

gen para la empresa.En ocasiones, se suelen dar una mezcla de varios de estos

objetivos primarios, que posteriormente tendrán su desarro-llo práctico a través de distintos actos que mencionaremos.

En un intento de ser prácticos y aportar pautas que ayu-den en el trabajo, vamos a analizar los más comunes a enti-dades como los museos.

Actos de inauguración

Suele ser muy común que en los museos, se den frecuentesactos de inauguración, primordialmente de exposiciones iti-nerantes, apertura de nuevas salas o presentación de nue-vos fondos, adquiridos o incorporados. En estos casos sueletener lugar un acto provisto de una cierta solemnidad quetiene como objetivo, desde el punto de vista de la comuni-cación, alcanzar determinados objetivos.

Para conseguir alcanzar esos objetivos, algunos básicos yotros de menor importancia pero igualmente notables, esnecesario ser especialmente minuciosos en la planificacióny posterior desarrollo de los actos. Se trata de ser rigurosocon lo imprescindible y creativo con los elementos deimpacto visual o sonoro que, de alguna manera, le darán anuestro acto un toque singular con respecto a otros de lamisma naturaleza. Generalmente haremos una lista deaspectos que no debemos olvidar y repartimos con respectoa ella, los cometidos de cada miembro del equipo de traba-jo. Esta lista, que puede valer para cualquier acto, será lasiguiente:

– Número de personas que vendrán.– Características sociales y culturales de dicha audiencia.– Lugar del acto y capacidad.– Número aproximado de coches que podrían venir.– Posibilidades de aparcamiento y de habilitación de

espacios para el mismo.– Personalidades. Categoría y tratamiento protocolario

necesario.– Invitados de otras ciudades. Pasajes de avión o tren,

habitaciones en hoteles, traslados, comidas, dietas, remune-raciones.

– Estudio de horarios. Comienzo del acto, duración de lasintervenciones. La puntualidad rigurosa es un buen síntoma.

– Planificación de las intervenciones de la empresa.Escribir discursos y ensayarlos.

– Obsequios para caballeros.– Obsequios para señoras.– Invitaciones. Creación e impresión. Envío. Plazos rigu-

rosos para que lleguen a tiempo.– Publicaciones coincidiendo con el acto. Folletos, catálo-

gos, guías, publicidad...– Presentaciones de tipo audiovisual. Transparencias,

diapositivas, audio, video, megafonía...– Tarimas para elevación de los intervinientes.– Materiales para la presidencia del acto. Mesas, sillas,

iluminación, cartel posterior, atril...– Cartelería. Indicadores del lugar, carteles en el exterior,

carteles interiores, otras informaciones.

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Museología

AKROS

■ ¿Es realmente necesaria unarueda de prensa? Hay muchasempresas que sobrevaloran lo

que acontece en ellas ■

– Lunch, vino español, comida fría,buffett, comida...

Un simple formulario en el que sevayan chequeando todos estos extre-mos, con nombre y teléfonos de losresponsables y fechas de entregasanticipadas para crear un espacio deseguridad, puede garantizar en granmedida el éxito del evento.

Existe otro supuesto en el que, elgabinete de prensa o la agencia ase-sora, es requerida ante la visita de unapersonalidad importante, o de variospara asistir a determinadas jornadas,con los que el museo desea tener unaatención preferencial. Para la realiza-ción correcta de este trabajo, el plan-teamiento habrá de contemplaraspectos relativos al trabajo y al ocio.En líneas generales hablaremos de:

– Alojamiento de cierto nivel.– Traslados desde el hotel al lugar

de trabajo.– Comidas.– Visitas programadas a la ciudad.– Cenas.– Ocio nocturno en la ciudad o fue-

ra de ella.– Actividades de acompañantes.Es importante repetir que, con

todos los aspectos que hemos men-cionado como factores a tener encuenta, en los distintos epígrafes,puede construirse una dilatada listade verificación, para procurar que noqueden cabos sueltos y que la organi-zación mantenga un tono excelente.

Creación y desarrollo de unGabinete de Prensa

En ocasiones, cuando una empresatiene, de manera habitual o coyuntu-ral, necesidad de enviar a los mediosde comunicación frecuentes informa-ciones, puede contratar a un periodis-ta para su plantilla o confiar el tema auna organización externa.Generalmente, por su afinidad con elmundo de la comunicación, se recurretambién a la agencia. Esto representauna ventaja si tenemos en cuenta quelas agencias suelen estar muy conec-tadas con los medios y conocen, almenos en su ámbito de actuación, alos especialistas de cada tema. Elinconveniente es que el tema debería

caer bajo la responsabilidad de unperiodista y no todas las agencias lotienen o lo contratan llegado el caso.

Antes de entrar en materia organi-zativa, es importante una aprecia-ción que es llave para todo lo poste-rior: ¿Es realmente necesaria unarueda de prensa? Porque hay muchasempresas que sobrevaloran lo queacontece en ellas y les parece quetodo es noticia sólo porque ellos loe n c u e n t r a n i n t e r e s a n t e .Seguramente hay pocas cosas tanperniciosas para la imagen y el futu-ro poder de convocatoria, como quelos periodistas salgan de una ruedade prensa preguntándose: “¿Y paraesto nos han convocado?” Por eso esposible que, si se trata de una agen-cia realmente profesional, en algúncaso haya que aconsejar que no selleve adelante la idea de convocar, ose sustituya por el envío de informa-ción que también es materia que unbuen gabinete de prensa debe domi-nar. Este mismo caso se da con fre-cuencia con los organismos oficialesque, por el sólo hecho de ocupar cen-tímetros cuadrados de la prensa dia-ria o minutos en los medios audiovi-sua les, rea l i zan convocator iasescasas en contenido y claramenteevitables. En ese sentido, HernándezLázaro opina que hay que hacersecuatro preguntas: “¿Es necesaria?¿Es trascendente? ¿Realmente hayalgo nuevo que decir? ¿Quién lo va adecir?” (J. F. Hernández Lázaro,1995). Si todas las respuestas sonafirmativas, podemos proceder aconvocar.

Profundizando en lo que antesmencionábamos, no hemos de olvidarque un gabinete de prensa o decomunicación, también tiene comomisión comunicar sin necesidad dereunir a los destinatarios de la comu-nicación. Encontrar los canales ade-cuados, los profesionales relaciona-dos con el tema, las preferencias deestilo, la frecuencia conveniente ycuantos resortes beneficien los envíosde información, será misión de ungabinete de prensa profesional.

Cuando en un museo se plantea ladifusión de información, la reacciónmás lógica será crear una estructurade gabinete de prensa. Para ello

habremos de pensar en las cuatrofunciones básicas que figuran en loscometidos de un departamento comoeste: el contacto permanente con losmedios de comunicación, la difusiónde información, la convocatoria ydesarrollo de ruedas de prensa y laedición de publicaciones periódicas.Para conseguir la máxima eficacia endichos cometidos, será de capital impor-tancia la aplicación de los siguientes cri-terios, tanto en la selección de la perso-na adecuada, como en la delimitacióndel desempeño:

a) Mejor un periodista. Para lacoordinación de operaciones es mejorun profesional. Conoce los resortes dela comunicación periodística escrita ytiene el oficio necesario. Tendrá máscredibilidad entre sus colegas.

b) Mejor un periodista en activo.Beneficioso desde el punto de vistaeconómico (se le podrá contratarcomo colaborador y para el será unsobresueldo), desde la óptica de rela-ciones (en activo se está en contactodirecto con los periodistas de otrosmedios).

c) Habrá que seleccionarlo deentre los que tienen “buenas relacio-nes”. Se trata de un aspecto muyimportante. Por las razones que sean,hay periodistas que sufren un ciertorechazo o desprestigio en los ámbitosde la profesión. Es muy importanteconstatar que la persona a la que con-tratamos no está en ese grupo.

d) Trazar un plan de comunicaciónclaro y coherente, que permita el esta-blecimiento de una pautas de contac-to con los medios.

e) Determinar los medios a los quedirigirse, sin olvidar ninguno porpequeño que sea.

f) Establecer un listado de profe-sionales encargados del área cultural,en la que se encuentra nuestromuseo, para direccionar correctamen-te el mensaje. Periódicamente habráque confirmar la vigencia de la rela-ción.

g) Dar noticias. Dar algo que revis-ta un cierto valor periodístico y nosólo interés por parte del convocante.Si no hay nada que dar, es mejor nodar nada.

h) Fijar una especie de “codigo éti-co” para el desarrollo del trabajo.

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Museología

AKROS

Cuidado con las mentiras y con “meter goles” al medio. Losefectos son siempre perniciosos. Es preferible una evasiva.

i) Llevar con rigor la premisa de no dar “exclusivas” anadie. Una filtración inoportuna, aunque sea al medio máspotente, puede enemistarnos con los demás y será muy difí-cil recuperar la confianza.

j) Finalmente, a pesar de ese trato colectivo en cuanto acontenidos, la relación con cada uno de los periodistas hade ser cercana , personal e intransferible. Es importante quese establezca esa línea caliente, a través de la cual el perio-dista sabe que será atendido siempre. Hay que transmitiruna enorme sensación de fluidez informativa.

Estos y otros aspectos menores, contribuirán a dignificarel trabajo del gabinete de prensa y revestirlo de prestigioante los medios. Sólo a base de eso se conseguirá la credi-bilidad necesaria como para que cada información o convo-catoria que llegue de ese gabinete, sea considerada por losredactores jefes o los jefes de sección.

Hay que valorar, por otro lado, el contacto permanentecon los medios de comunicación. Es conveniente recordarque un jefe de un gabinete de prensa, no está tan sólopara elaborar noticias y enviarlas y, coyunturalmente,organizar un acto en el que reunir a los medios. Se suponeque un responsable de comunicación, ha de tener bienengrasados los conductos a través de los cuales ha dehacer llegar el fruto de su trabajo. Por eso hoy ya no seconcibe una gestión que no reúna las obligaciones puntua-les del puesto de trabajo, con el acercamiento a los res-ponsables de los medios en una labor que persigue elconocimiento del medio, de sus necesidades y de las pecu-liaridades del periodista de enlace. Será conveniente, portanto, que dicho responsable visite con alguna regularidadlos medios con los que habitualmente establece contacto,aunque en ocasiones sea sólo para tomar un café o pre-guntar si toda la información llega bien y si se necesitaalgo más. Los que viven de transmitir información, debenacostumbrarse a utilizar la información de retorno queellos mismos producen.

Nos quedan temas por desarrollar como la difusión deinformación a través de notas de prensa, en concreto cómoelaborarlas; la convocatoria de ruedas de prensa y presen-taciones, normas y criterios para su éxito; la creación y edi-ción de publicaciones periódicas o puntuales; y alguna refe-rencia a la tipología de los gabinetes de prensa y relacionespúblicas, que por razones de espacio habrá que dejar paraotra ocasión.

Pero sí es preciso hacer una mención especial a que, a díade hoy, no es de recibo pensar que la responsabilidad de lasrelaciones públicas de una empresa o entidad, recae sólo enun departamento. Es cierto que dicho departamento deberáejercer labores de desarrollo y control del estado de la ima-gen, relaciones, medios, organización, etc., pero no esmenos cierto que la misión de las relaciones públicas abar-ca a todos los estamentos de la organización.

Una de las labores fundamentales del gabinete o depar-tamento, será de concienciación a todos los niveles, paraque el cuidado y la difusión de todos los aspectos de la enti-dad, sea labor de todos los integrantes de la misma. Ocurre

Bibliografía

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Museología

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■ Hoy en día, la misión de lasrelaciones públicas es una

responsabilidad de todos losestamentos de laorganización ■

algo parecido a lo que está siendo la idea central de losestudiosos de las ventas. No cabe duda de que en un mun-do empresarial que reduce sus estructuras, la responsabili-dad de ventas trasciende al propio departamento y viene aconvertirse en un objetivo de todos y al que todos habránde prestar su dedicación.

Cómo se contesta a una llamada telefónica, cómo seatiende a un visitante, como se establecen contactos conproveedores o medios de comunicación, cómo se interco-munican los departamentos, cómo se diseña un clima ópti-mo de trabajo, todo eso son labores de las relaciones públi-cas en las que interviene cada uno de los individuos de laorganización. Es mejor, por tanto, haber previsto y trazadonormas que consigan extraer lo máximo de cada miembrode la entidad en cuestión.

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Acércate a conocer:Museo de Arqueología eHistoria. Melilla

AKROS

El actual Museo de Arqueología e Historia de la Ciudad deMelilla, tiene varios precedentes: En primer lugar una sim-ple sala, dentro del edificio de lo que entonces era la Juntade arbitrios, sala destinada a depósito de las piezas y mate-rial resultante de las excavaciones llevadas a cabo a princi-pios del siglo XX en el Cerro de San Lorenzo.

Aparece ya como Museo, en el sótano del templete demúsica instalado en el Parque Hernández, para pasar mástarde al Baluarte de la Concepción, en el recinto Históricode Melilla la Vieja. En este último lugar estuvo ubicadodurante largos años, hasta que se decidió su actual empla-zamiento, en el edificio conocido como “Torre del Reloj”,que construido en el siglo XVI, tuvo diferentes usos (alma-cén, hospital y sede de la Junta de arbitrios) antes de serdestinado a Museo. Se encuentra ubicado igualmente en elinterior del recinto histórico de la ciudad, concretamente enla Plaza Pedro de Estopiñán. Su andadura comenzó en1987, y en 1997 se llevó a cabo una necesaria reforma, enla que atendiendo a los criterios impuestos por la llamada“Nueva Museología”, se ampliaron las expectativas, secrearon elementos nuevos que lo dinamizaran y se dotó a lainstitución de nuevos sistemas de comunicación y vincula-ción con el público visitante. (Foto 1)

Nos gusta identificarnos con las palabras de BarryGaither, cuando define “el Museo como un lugar donde bus-car la propia identidad”.Así es, estamos convencidos que losobjetivos fundamentales del Museo de Melilla son ofrecerun Museo vivo, didáctico, multidisciplinar, participativo, defi-nido por un lado por un marcado carácter científico y de

RROOCCÍÍOO GGUUTTIIÉÉRRRREEZZ..Dirección Técnica Museo de Melilla

Museología

■ Un Museo debe resultar unagradable lugar que conocer, y

un lugar de encuentro ■Figura 1:Al Fondo el Museo en el interior del recinto histórico.Acceso porla puerta de la Marina

investigación, y por otro, por un carácter educativo a travésdel contacto directo con el público. Creemos por tanto quedebe resultar al visitante, un agradable lugar que conocer yun lugar de encuentro, todo ello a través de un paseo histó-rico por nuestra ciudad comenzando desde nuestros oríge-nes púnicos, hasta nuestro pasado más reciente, es decir,“nuestra identidad”. Para ello, se ha dotado a las instalacio-nes de los siguientes criterios museísticos:

■ El Museo es un lugar dondebuscar la propia identidad ■

Exposición Permanente: Una de lasfunciones primordiales de un Museoe s a d q u i r i r y c o n s e r v a r l a scolecciones; por ello, un elevadop o r c e n t a j e d e l a i n s t i t u c i ó nmuseística, se dedica a la exposiciónpermanente. En nuestro caso, estánr e p r e s e n t a d a s l a s p i e z a s m á simportantes y significativas de lase x c a va c i o n e s q u e s e h a n i d orealizando, ya que son las que másmaterial han aportado a los fondos ylas que han permitido aumentar demanera considerable e l legadopatrimonial del museo. Existe unavinculación estrecha y permanenteentre nuestra institución y la laborarqueológica, que permite al personaltécnico del Museo ir seleccionando yrestaurando las piezas fundamentalesde cada excavación, para su posteriorestudio y exposición. Con el tiempo seh a n i d o a ñ a d i e n d o p i e z a sp r o c e d e n t e s d e d o n a c i o n e s ,a d q u i s i c i o n e s o c e s i o n e s q u e

constituyen y han aumentado a su vezel legado arqueológico e histórico deMelilla. El material museístico cuentacon piezas bellas y singulares biencerámicos, bronces, numismáticos ovidrios, que nos permiten remontarhasta el siglo V a.C. la cronología denuestra ciudad. Con todo, aún siendouna exposición permanente, se lleva acabo con relativa periodicidad unacuidada rotación de los fondosdepositados en el almacén del museo,

l o g r a n d o c o n e l l o u n a c i e r t amovilidad y variedad en los objetosexpuestos.Exposiciones Temporales: Con objetode mantener esa línea de vitalidad ycambio que necesita todo museoactual, y dentro del objetivo deexpansión y divers i f icación delmaterial visitable, existe una salad e d i c a d a a l a s e x p o s i c i o n e stemporales que se vayan realizando,bien con fondos cedidos por otrosmuseos a través de intercambios conlos mismos, bien con fondos delp r o p i o M u s e o , o c o n f o n d o spropiedad de particulares.

Se pretende con ello que la ofertacultural del Museo a través de lasexposiciones temporales tengan uncarácter primordial, que potencien lainstitución y la acerquen aún más alciudadano. (Foto 2)

A ambas exposiciones se puedeacceder a través de la informaciónofrecida, elaborada con la intenciónde atender y satisfacer hasta al visi-tante “más exigente”; para ello, seha dotado a las salas y a las piezas dediferentes niveles de información quefaciliten desde el autoaprendizaje,hasta la orientación didáctica:

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Museología

AKROS

■ Todo Museonecesita en la

actualidadmantener una

línea de vitalidady cambio ■

Figura 2: Exposición temporal sobre los resultados de las excavaciones realizadas en Plaza de Armas

Figura 3: Maqueta de enterramiento púnico

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AKROS

– Hojas informativas de sala.– Paneles Informativos.– Rótulos en cada una de las piezas.– Información complementaria en las Vitrinas.– Biblioteca especializada en temas de Museología,Arqueología e Historia de Melilla.– Adaptación de la Documentación del Museo al sistemaBraille.– Visita guiada gratuita.– Maquetas Explicativas.– Guías, revistas especializadas. (Foto 3)

Recorrido y Presentación de las DiferentesSalas:

PrehistoriaEs la primera sala de la exposición permanente que ofre-

ce el Museo. En ella se presenta una colección de útiles, pro-cedentes de Melilla y de la región del Sáhara, como puntasde flechas, hachas pulimentadas o raederas, fundamental-mente de la época Neolítica.

Para una mayor comprensión, se ha instalado una vitrinacon una recreación y reconstrucción de los citados útiles, enla que podremos observar cómo era un cuchillo enmanga-do, o cómo se preparaban los colores para las pinturasrupestres, dónde llevaban el agua nuestros antepasados, ocómo producían fuego. (Foto 4)

NumismáticaEs una de las salas más singulares del Museo, ya que

parte de los fondos con los que cuenta proceden de uno delos hallazgos numismáticos más importantes de la historiadel Mediterráneo Occidental, en cuanto a número de mone-das: más de diez mil monedas de época púnica aparecieroncomo consecuencia del dragado que se efectuó en 1983 enel puerto de Melilla. Se complementa la sala con monedasromanas y maquetas didácticas que explican cómo se acu-ñaban o fundían las mismas. (Foto 5)

Antigüedad Clásica Púnico-RomanaEs la sala más representativa del Museo y la que cuenta

con mayor variedad de fondos, procedentes en su mayoríade las excavaciones realizadas a principios del siglo XX enla necrópolis púnico-romana del Cerro de San Lorenzo, lle-vadas a cabo por D. Rafael Fernández de Castro.

En ella podemos observar la economía de la época, losobjetos de uso cotidiano, la cerámica de cocina, la cerámicade mesa, las relaciones con el exterior, la religión, la joyeríay objetos de adorno, y las formas y rituales de enterramien-to, donde destaca el peculiar enterramiento con ánforas.(Foto 6)

Museología

Figura 4: Vitrina con idealización de útiles prehistóricos y panel de infor-mación

Figura 5: Monetario central. Al fondo, idealización de monedas

Figura 6: Sala de antigüedad clásica

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AKROS

Melilla MedievalSe ha creado e integrado al Museo tras la reforma lleva-

da a cabo en el año 1997; en un principio y debido a lospocos fondos con los que se contaba, se complementó condiferentes maquetas ilustrativas de la época, pero tras lacampaña de excavaciones realizada y la aparición de nume-rosos silos con cerámica medieval, el Museo cuenta actual-mente con un alto número de piezas y material, expuestosya alguno de ellos en las vitrinas: lucernas vidriadas, redo-mas, especieros...

Cuenta esta sala igualmente con unas espectacularesmonedas de plata, de época nazarí, merinide y almohade.(Foto 7)

Epoca Moderna y ContemporáneaParte esta sala de la presencia española en nuestra ciu-

dad y la construcción de la fortificación renacentista, conuna ilustrativa y amplia gama del material cerámico que se

usaba desde los siglos XV al XVIII, así como de maquetas deépoca contemporánea, que nos enseñan cómo se trazaronlos actuales límites de la ciudad de Melilla, o su configura-ción actual. Se complementa, con elementos de la arquitec-tura modernista, que tan bien definen a nuestra ciudad.(Foto 8)

Batería de la Muralla RealEn ella se encuentra instalado el “Museo al Aire Libre”,

donde se pueden estudiar los diferentes escudos y estelasprocedentes de la Edad Moderna Melillense. (Foto 9)

Todo ello se complementa con una serie de servicios per-sonales, como Biblioteca, o Área de descanso.

Como conclusión, podemos añadir que la política delMuseo es ofrecer y mantener una calidad expositiva, afian-zar la diversidad cultural que la ciudad ofrece y utilizandolos medios y recursos a su alcance, desarrollar el potencialhistórico y arqueológico de Melilla.

Museología

■ El Museo deMelilla pretendemantener una

calidad expositivay afianzar ladiversidadcultural ■

Figura 7: Maquetas y objetos cerámicos de época medieval Figura 8: Fachadas de Melilla modernista. Al fondo, Batería Real

Figura 9: Batería Real. Museo al aire libre

Hace ahora dos años, en que el frutode una conversación acabó por adop-tar la forma esférica de un proyectoagradable e interesante. Porque escri-bir —narrar me gusta más— la histo-ria de la Comunidad Israelita deMelilla tenía esa redonda redundan-cia de lo bien definido, de lo equilibra-do, de lo lógico, de lo coherente...

Hasta que comencé a trabajar.No quise, en principio, seguir un

patrón al uso, y traté de convertirmeyo mismo en la primera fuente queme ayudara a instalarme bien en elcentro del asunto. Un par —quizámás— de viajes por Marruecos fue-ron suficientes para ponerme en ante-cedentes de que la cosa no iba a sertan sencilla. Había en principio deta-lles y rasgos que mi bolígrafo clavabaprofundamente en las páginas de lalibretilla donde registro las ideas; y,para empezar, me di cuenta de quecasi todas las anotaciones comenza-ban con un ¿por qué...?

A los quince días, eran demasiadosporqués sin respuesta deductible, y miestrategia se reorientó hacia las otrasfuentes más tradicionales, las biblio-gráficas, donde descubrí al poco, parainquietud de mi espíritu, que no habíademasiados porque con los que iniciarlas respuestas a mis interrogantes.

Como la Historia se escribe así,leyendo a otros que, antes que uno,leyeron a otros que, antes que ellos,se dedicaron a copiar lo que otros

escribieron, el segmento de materiadisponible, más que ajustarse a misnecesidades, se basaba en la simple yllana premisa de ofrecer lo que aotros parecía interesante. Y ahí radicala segunda forma de trabajar Historia:la investigación.

Se hacía necesario, imprescindible,convertir la bibliografía en una meraherramienta con la que desbastar,cortar y pulir la materia prima —laHistoria—, al objeto de fabricar unproducto decente que ofrecer al públi-co que, dicho sea de paso, apenasconoce la propia Historia.

Pero, ¿cómo hacerlo?Supongo que, para un Historiador

que podríamos llamar profesional, esdecir, para un licenciado que ha llega-do a la misma conclusión de que laHistoria necesita, más que conoci-mientos, trabajo, existen procedi-mientos institucionalizados con losque encarar la tarea, fórmulas ya pro-badas, métodos usuales y directoriosque reflejan los pasos que los anterio-res han dejado marcados sobre el lar-go camino. En cambio, para un meroescritor como el que suscribe, la cosano estaba tan clara, a pesar de la dis-

SSEEVVEERRIIAANNOO GGIILL

Escritor

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Las Dos Historias

Etnología

AKROS

La Melilla moderna es un compendio de las variadas culturas que se dan cita en ella; la ComunidadIsraelita contribuyó de modo determinante en el desarrollo de ésta a partir de finales del XIX.

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Etnología

AKROS

ponibilidad de muchos y buenos historiadores que merodean, de todos los cuales he podido aprender, de quienesse me ha pegado algo y a los que constantemente frecuen-to para que el vínculo de la amistad mantenga esa transmi-sión —a veces involuntaria— de sabiduría, que constante-mente destilan sobre mis neuronas profanas.

Tampoco es plan de andar por ahí, exprimiendo mentes,provocando ideas e hipotecando el tiempo ejeno, así quetuve que echar mano de la lógica, del razonamiento..., ycomencé por leerme todo cuanto podía estar relacionadocon el asunto a tratar, es decir, con la presencia de judíosen el actual Magreb, el Noroeste africano, que es lo querealmente me interesaba.

Podía hacer dos cosas —de hecho las hice—, una deellas era trabajar con el tiempo, acudir a la cronología parasituar un segmento de la crónicas que abarcase desde elsiglo I hasta el VIII, momento en que la llegada del Islam aesta parte del mundo indujo nuevos puntos de vista —a lapar con una reconversión total de las estructuras ideológi-cas y políticas—; la otra modalidad de estudio la basé enmarcar el territorio geográfico y trabajar con todo lo quediscurrió a través de él; luego, con las dos —el tiempo y elespacio— pude ir haciendo acopio de datos, algunas vecesmeros apuntes, que me permitieron ir construyendo mi pro-pia idea de lo que iba a contar.

Y me fue bien, porque no había poco. Algunos títulosapenas si pasaban sobre el tema en volandas; otros, hacíanmención directa de esta especial configuración étnico-cul-tural que apenas se menciona en los textos de Historia engeneral; y me refiero a esas voluminosas, bien editadas ycaras enciclopedias que, rivales entre sí, pugnan por ofreceruna mejor visión de los hechos, unos hechos acontecidoshace tanto que pueden someterse a las más variadas espe-culaciones.

Son en realidad —me refiero a estos compendios lujosa-mente envueltos en tapas de calidad— una especie depublicidad encubierta de determinados estereotipos. Igualque nuestra prensa diaria, sólo tratan asuntos —noticias—que van a ser del interés del gran público, y así siguen siem-pre los mismos patrones: Arqueología, lo últ imo;Mesopotamia y Egipto, los más antiguos; fenicios, griegos ycartagineses casi metidos en un mismo saco; y Roma, lagran Roma que tanto dejó, y que justifica la calidad de las

Los judíos melillenses eran los únicos que, a partir de 1862, explotaban los mercados del interior marroquí por medio del comercio caravanero.

Calle de San Miguel, en la ciudad vieja. Aquí estuvosituada la primera sinagoga, alrededor de 1865.

atención allí donde piensan que va acentrarse el interés de los futuros lec-tores o estudiosos.

Por eso, lo mismo que, entre sep-tiembre del 2001 y febrero de 2002,no había telediario que no hablara—en exclusiva algunos— de los tali-bán y de las operaciones militaressobre Afganistán, la atención entrelos siglos III aC. y V dC. se centrasobre todo en lo que más noticiasproporcionaba: Roma y sus asuntos;y apenas si se detecta interés algunopor contar cómo vivían los tártaros,qué pasaba en las brumosas tierrasde Germania —que no fuera prepa-rar una incursión sobre los limesimperiales—, cómo prosperaban encentroáfrica o qué narices se estabacociendo en África noroccidental,donde la ausencia de problemas gra-ves para el Senado eximía a los cro-nistas de mantener corresponsalíaspermanentes —salvo los episodiosprotagonizados por Yugurta y com-pañía—.

No eran determinantes los suce-sos de aquí —y utilizo el adverbioc o n t o d a p r o p i e d a d — , y e s odemuestra que los historiadores dela época no eran resistentes a laceguera; porque es precisamente enese entorno norteafricano, romaniza-do aún después de que Roma no fue-se más que una caricatura bizantina,donde se estaba fraguando unai d e n t i d a d f u n d a m e n t a l d e l aHistoria: los bereberes —imasighen

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Etnología

AKROS

fotos, la prolijidad de las notas y lagenialidad de los autores que, contan-do con mil años sobre los que elucu-brar, llenan las páginas de papel carocon mil y un datos que enriquecen eltexto. Luego, llegados al siglo V cam-bian las direcciones, y unos se decan-tan por los germanos que nos vinie-ron del Norte, en tanto que otrosprefieren seguir exprimiendo el limóny se regodean con las glorias deBizancio. Y ninguno, ni de pasada,hace mención a que, en ese tiempo, elNoroeste africano bullía como unhormiguero, estaba lleno de vida, demovimiento, de gentes apegadas alas formas romanas que todavíaalentaban, pero basándose en cultu-ras mucho más viejas que, siempre,habían sabido sobrevivir, y me refieroal ámbito judeo-púnico que imperabaa todas luces.

Fue una sorpresa comprobar hastaqué punto las sucesivas migracionesde israelitas —años 70 y 135, con uncolapso inducido por la misma Romaen el 117— habían impreso su propiocarácter cultural y religioso en unámbito libio-púnico que, entre otrascosas, parecía haber estado esperan-do desde siempre la irrupción de unfenómeno como aquél.

Y me vino a la mente la similitudde esta conducta historiadora con laforma de actuación actual de losmedios de comunicación, que sóloreflejan la actualidad de la parte delmundo donde están ellos, o a dondeenvían a sus corresponsales. Porponer un ejemplo y a las fechas en lasque nos encontramos, en los noticia-rios sólo aparecen crónicas de OrienteMedio, algo de los Balcanes, muypoco ya sobre Afganistán y algunapincelada breve sobre las convulsio-nes del subcontinente sudamericano,casi siempre relacionadas con la pro-ducción de droga o la corrupción polí-tica. En el resto del mundo: no pasaabsolutamente nada..., cuando todossabemos que no es cierto. Pero lasnecesidades de tiempo y de espacioobligan a los editores a recortar, atachar y a prescindir de determinadasnoticias que no están dentro delcarrusel dinámico del día o, a lo sumo,de la semana.

Pues algo así —a mi entender—ocurría con los historiadores, o almenos esa es la sensación que prima.Los libros de peso, los numerosos yfáciles de encontrar, se basan en cró-nicas de lo que, en términos coloquia-les, podríamos definir como la jet his-tory, y van mudando el punto de

Mercado del Mantelete.Adosado a las murallas de la ciudad anti-

gua, el mantelete era origen y términodel intenso tráfico comercial que, a partirde la declaración de puerto franco, prota-

gonizó la actividad mercantil de Melilla.

Un pórtico de la isla de Alhucemas. La icono-grafía bereber está empapada de símbolosque ilustran su pasado judaico.

perdurando mil años más, todavíaconstituían núcleos de suficiente enti-dad como para ser determinantes enla política de los reinos marroquíesdel XVIII.

Sin embargo, no era suficiente;porque, ya que podía centrarme enesa época oscura y poco ilustrada, notenía pies ni cabeza el hecho dehacerla aparecer como por ensalmo,aludir a ella directamente o finiqui-tarla casi tan bruscamente comorealmente sucedió. Aunque, eso sí,para retrotraerme a siglos anterioresno tuve dif icultad: Canaán —oPalestina, que más o menos es lomismo— ha sido siempre una zonade máximo interés, y el Cristianismotardó cientos de años en darse cuen-ta de que podía inventarse una iden-tidad distinta de su propio padre, elJudaísmo, y había mucho escrito deluno y del otro. Para después, para lossiglos posteriores, ya se había desa-rrollado tanto la difusión de glorias ymiserias que, a pesar de una ciertacicatería en lo referente al Magreb,no nos es difícil seguir la pista deldato concreto, extrapolar situacio-nes, elaborar razonamientos y dejarque gane la coherencia, junto con laaplicación de los patrones de com-portamientro típicamente humanoque nos hacen iguales a todos, desdehoy día a las fechas en que los nean-dertales rezongaban por la arribadade la gente nueva que acabaría conellos.

Fue en ese instante en el que apa-reció el título del libro. Eran ochofases en los que podía dividir el grue-so de la Historia, desde la apariciónde los primeros hebreos en la zonahasta llegar a los integrantes de laComunidad Israelita actual. Ochoapartados, ocho capítulos..., y quéafortunada coincidencia con el núme-ro de las luces de la fiesta de Janucá,por no hablar de que, al salir a lacalle, el presente sería mi octavo títu-lo publicado.

Acabé llamando luces a los capítu-los, y Como las luces de Janucá allibro que, año y medio después decomenzado, me ha permitido, entreotras cosas, haber podido contar austedes, lectores de AKROS, estasconclusiones a modo de coloquio.

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Etnología

AKROS

en su propia denominación—, queirrumpen apenas dos siglos despuésen la escena histórica sorprendiendoa la mayoría de los cronistas que, sibien no carecen de apelativos paradenominarles —berberiscos, moros,magrebíes, musulmanes—, todavíano saben quiénes son en realidadesos que, aún hoy día, están a faltade leer su propia Historia..., porquenadie la ha escrito aún.

Metido en faena

Pero si algo me llamó la atención enmedio de todo el proceso, fue com-probar hasta qué punto se forzabanlas expresiones faciales de mis paisa-nos bereberes que me escuchabanpreguntar sobre los orígenes judíos delos norteafricanos, y sé que ése será eltema estrella una vez que el libro sal-ga publicado. Porque había de todo,aquiescencia en unos pocos, muypocos, que algo habían leído sobre elasunto; perplejidad en los que, cons-cientes de su escasa o nula formaciónal respecto, me dejaban la iniciativa alseguir explicando al motivo de mispreguntas; rechazo, cuando no ciertahostilidad, en aquéllos que considera-ban mis comentarios como una agre-sión a su realidad netamente musul-mana.

Y me dije que, o afinaba, o podíaocurrir que mi versión de los hechosquedara excluida a priori de lasexpectativas de buena parte —casi lamitad—de la población local, que es,a fin de cuentas, a quien más va diri-gido este intento de aclarar los oríge-nes históricos del ahora llamadoMagreb.

Para entonces, cuando había llega-do a esas alturas, yo estaba convenci-do de que el libro que iba a escribir —q u e y a e s t a b a e s c r i b i e n d o e nrealidad—, iba a ser algo mucho másostensible y voluminoso de lo que enun principio había calculado..., aun-que aún no tenía título.

Pero no importaba, porque mebastaba con trabajar sobre aquellabase de inmensas posibilidades que,según sigo creyendo, constituye unlujo para cualquiera empeñado encontar una historia. Todo tenía el sellode lo legendario, de lo epopéyico. Losnombres de los reyes, reinos y bata-llas iban apareciendo —cierto que alfinal y de la mano de historiadoresárabes—; todos con su identidadjudía y, en algunos casos, cristiana:Gasmul, Kusaila y la Qahina eran lasfiguras descollantes, Nihi fue elencuentro decisivo que detuvo a losmusulmanes durante treinta años, ylos mediuna, yeráua, fendelua, tilatano rhiata, los gentilicios de quienes,

Margen del río de Oro. Al pie del Cerro de Camellos se instaló, en 1903, el campamento de losjudíos huidos de Taza que se acogieron a la protección de la ciudad española.

nal en el que se mezclaban, ya concarta de naturaleza única, todo tipode elementos sin ningún escrúpulo.Dentro de este universo púnico,pudo darse entonces las condicionesidóneas para que, en el 320 aC., secontabilizara un contigente hebreo deunos cien mil individuos en diversosenclaves de Cirenaica y Egipto, estra-tégicamente situados entre la órbitahelenística y la cartaginesa —cuando,todavía, no había diáspora ni berrin-che imperial que les empujara haciaallí—.

Y esta conclusión —a lo mejorbien asumida académicamente, peroextraña a los lectores de Historia con-tenida en publicaciones de consu-mo—, es lo que me ha permitido afir-marme en mi idea de que la presenciahebrea —todavía no me gusta utilizarel concepto judío para lo que es mera-mente un término identificativo deuna cultura y una etnia no del tododefinida— en el Mediterráneo occi-dental es, como poco, coetánea delsegmento asignado a los fenicios, sino es que la aceptamos como parteintegrante de ella misma, con todoslos derechos.

Más cerca

La siguiente conclusión no es más queuna suma de elementos entresacadosde los datos generales referentes alNorte de África entre los siglos IV aC.y III dC., y que, enganchados entre sípara formar un tren aparte, adquierenla individualidad única de un mismoconvoy de vagones idénticos.

El fuerte y próspero sustratohebreo norteafricano es la mejor pla-

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Deshaciendo la maraña

Sin embargo, este paseo por mi parti-cular visión de la Historia, que podíahaberse quedado ahí, en una narra-ción más o menos comprometida conlos textos anteriores no demasiadoconocidos, acabó cargándose de valo-res propios, de conclusiones y dedatos que, muy a pesar del que escri-be, reacio siempre a invadir territoriosacadémicos —por respeto, no vayana creer que cultivo esa especie de des-dén barato con que los aficionadosdiletantes suelen mirar a los historia-dores de profesión—, no podía obviaren absoluto.

De hecho, buena parte de las moti-vaciones de este artículo se basan enpoder sintetizar lo que, a lo largo delas páginas del libro podría quedar untanto velado por la maraña narrativa.

En primer lugar, salta a la vista deun modo evidente que nos rige unacierta simplicidad a la hora de esta-blecer márgenes definitorios de cultu-ras, etnias y religiones. Al menos parael lector empedernido de Historia seconforma la idea de que fenicios, grie-gos, hebreos y egipcios —por citar losmás usuales— formaban un mosaicobien definido con sus piezas separa-das entre sí y, como en aquellosmapas antiguos de lectura fácil, conun color asignado para diferenciarlesdel resto.

Nada más lejos.Ya los mismos textos sagrados, el

Antiguo Testamento, empezando porel Génesis, hacen una alusión directaa la amalgama poblacional que reina-ba en el Canaán del siglo VIII aC.,cuando las tribus del norte de Israel,Dan Neftalí,Aser y Zabulón, formabanparte de una demografía general enla que estaban incluidas junto con losprincipados fenicios; es decir, quecuando los historiadores más anti-guos se referían a los fenicios, noestablecían distinciones entre unos yotros.

Sin querer pecar de una cierta ale-gría a la hora de aceptar conclusio-nes, y extrapolando la costumbre degeneralizar a la hora de definir gruposétnicos o culturales en la actualidad,los eruditos griegos y sus imitadoresromanos metían en el mismo saco alos hebreos del norte, a los sirios cos-teros y a los inquietos tirios y sido-nios; es decir, para los primeros, todoseran phoeni que provenían de esaregión oriental del Mediterráneo, leshabía picado el veneno del intercam-bio comercial y manejaban los barcoscomo nadie. Ésos eran los fenicios,una identidad que tomaba cuerpo deepidemia socio-económica al exten-derse por toda la cuenca del mar delas culturas —como podríamos lla-mar también al Mare Nostrum—.

Tal vez eso nos ayude a entender laapabullante extensión alcanzada porlas líneas comerciales, el tremendodespliegue de factorías y puntos deapoyo costeros y la hegemonía mer-cantil que dominó el litoral europeo,africano y asiático; es más creíble, porsupuesto, imaginar a todo el ámbitodel Canaán costero y parte del vecinoanatolio como el origen de esta eclo-sión gigantesca, y no mantenernosaferrados a la idea de que los pocoshabitantes de tres o cuatro ciudadesfenicias organizaron tamaña empresaque, además, perduró durante siglos eincluso mucho después de que, oficial-mente, desapareciera esa denomina-ción de origen.

Tal vez por eso los cartagineses,herederos de esa identidad ya bienamalgamada, se expandieron contanta comodidad y dieron forma auna república de corte pluralista ymulticultural, un escenario poblacio-

Hospital Indígena, en primer plano; detrás,el barrio hebreo, edificado para acoger a

los refugiados de Taza.

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Etnología

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taforma sobre la que apoyar la diáspora del año 70, almenos la rama orientada en esa dirección, que aparece enescena como un refuerzo obligado.Alejandría, la Trípolis y laPentépolis, y algunos enclaves aún más insertados en lascercanías de la capital cartaginesa, pierden un poco suidentidad púnica para convertirse en lugares netamentehebráicos, hasta el punto que, una generación después,cuando las noticias del castigo romano se afianzan en todaesta extensión judía, estalla la rebelión del 117, que poneen pie de guerra a todas las colonias hebreas de la costaafricana, desde Egipto hasta Numidia.

La respuesta romana es eficaz y contundente, por másque en un principio llegara a barajarse incluso la pérdidade estas áreas para el Imperio. Triunfan la represalia y elorden romano; pero se inicia un fenómeno poblacional atener en cuenta cuando, los más recalcitrantes de losrebeldes, optan por alejarse de la mano dura imperial y sealejan —tal vez por vez primera— de las costas prósperaspara penetrar más en África y colonizar el interior del con-tinente.

Estos núcleos que abandonan las ricas ciudades del lito-ral acaban por asentarse y crear otros núcleos judíos en elinterior de Tripolitania y Numidia; se llevan con ellos su vir-tuosismo comercial y artesano, pero adoptan también laagricultura y la ganadería como el modus vivendi que leshace perpetuarse hasta que, en el siglo VII dC., se encuen-tran con ellos los árabes en su expansión hacia el Oeste.

Sin embargo, esta migración judía “norte-sur” no fue

Interior de la sinagoga Or Zaruah, la principal de Melilla. Edificada por el filántropo Yamín Benarroch a la memoria de su padre, ilustra el desarrollo eco-nómico de este sector poblacional melillense que, para esta época, mediados de los Veinte, había alcanzado su máxima expresión.

más que el preludio de otro movimiento masivo acaecidocuando, en el 135 aC., el poderío romano aplasta la rebeliónde Bar Cochba y —entonces sí—, definitivamente, vacíaCanaán de judíos y les empuja a que, en una alta propor-ción, emigren hacia el Oeste de nuevo para cumplir el divi-no castigo ideado por Júpiter.

Pero todo está ocupado; los recursos dan para los queya están, y las ciudades egipcias alejandrinas, la Cirenaicay las Trípolis no pueden absorber tanto desplazado; porotro parte, el interior también está copado con las conse-cuencias del año 117..., ¿qué les queda?: seguir adelante,hacia poniente, hacia ese Oeste que, según los indicios dehace siglos, alcanza costas que ven de frente la puesta desol.

Tal vez fue así, o tal vez fue que, al hacer presión los últi-mos, una suerte de efecto dominó empujara a parte de losasentados, que se corrieron hacia lo que después se llamó elMagreb.

Podemos situar la llegada en masa de estos judíos a losconfines occidentales norteafricanos a finales del siglo II dC.,pero la expansión de su cultura, la importancia del sistemasocioeconómico y religioso judío posterior parece indicarque aquéllos no constituyeron una vanguardia, sino que, dealgún modo, aprovecharon una presencia anterior —costeraseguramente—que les hizo insertarse con comodidad en unámbito geográfico poco conocido, poco explotado y pocodispuesto a enfrentarse al baño oriental que la Historia aca-baba de ofrecerles en bandeja.

Bereberes

No existe una Historia bereber, y esuna pena; aunque, a fuer de sincero,no sé si sería conveniente que dispu-siéramos por escrito de lo que la tra-dición oral ha instaurado como cróni-cas de los bereberes musulmanes.Hay tales diferencias entre lo que lostextos ofrecen y lo que la mayoría delos bereberes actuales —deberíamosutilizar el término imasighen, pero enuna publicación de tanta difusióncomo ésta prefiero mantener los con-ceptos más conocidos— tienen asu-mido como Historia, que sólo despuésde un largo periodo de formación ydespués de pasar por demostrar lavalidez de las fuentes bibliográficas,podremos contarles a los bereberescuál es la realidad más cercana a laverdad sobre sus orígenes.

Para el bereber del presente, ellossiempre han existido como tales, yhasta hay quien afirma que, en reali-dad, muchos eran musulmanes aúnantes de que su profeta aparecierapor los desiertos arábigos e ideara unnuevo código ético-moral más, que,como todos, acabó conviertiéndoseen única religión inspirada por Dios.

Es tan difícil establecer prolijamen-te los orígenes de los actuales habi-tantes del Magreb como tratar deseguir la genealogía mecánica entreun automóvil moderno y los primerosvehículos del siglo pasado.

Porque, ¿quién podría negar elaporte de Renault o de Ford en cual-quiera de esas joyas coreanas o japo-nesas que inundan poco a poco elmercado europeo? Todo es el resulta-do de un intercambio universal. Y si,en el caso de mi ejemplo tecnológico,podemos retrotraernos documental-mente y fijar con rigor el precedentede los diseños Packard de primeros desiglo en cualquier monovolumenactual de los que infestan nuestrascalles y carreteras, ¿por qué detener-nos ahí, si es más que evidente que,todos, están más que influenciadospor el concepto eje-rueda-motor delas cuádrigas romanas? Estas, a suvez, no hubieran aparecido de nohaberse empezado a utilizar la ruedaen Mesopotamia miles de años antes,o no haber absorbido el uso hitita de

los asnos como tractores antes depasar al caballo a modo de motor?

Pues algo así ocurre con la realidadbereber, aunque, en este caso, la base,el sustrato poblacional de indígenasnetamente norteafricanos, ha perdidouna enorme parte de su identidad acausa de su poca afición por ponersobre el papel los chismorreos de sucultura; por eso no tienen Historia.

Pero, si bien se han perdido los pla-nos de diseño de esta estirpe amplia yantigua, no ocurre lo mismo con elotro elemento, el foráneo que, desdebien pronto, hace acto de presenciaen sus costas y acaba por engullirlesen su sistema organizado..., y escrito.

De los legendarios —y poco acadé-micos— garamantes, pasando pornúmidas y mauri, se tiene certeza histó-rica desde que las sucesivas influenciasexternas nos hablan sobre ellos, con suversión de la cosa y su lengua propia.

Así, a la migración que hemos asis-tido en las páginas precedentes, suce-de una conversión o, mejor aún, elnacimiento de una cultura que, aun-que apoyada poblacionalmente enuna demografía aún por determinar,acaba por tomar forma definitiva —forma que ha podido llegar hastanosotros—desde que funde en sí mis-ma tanto a los unos como a los otros.

No es de extrañar, entonces, queabunden los textos en los que se men-ciona con precisión a los judíos norte-africanos, sin hacer salvedades dignasde mención sobre los bereberes noasimilados. Y acaba por ocurrir que, lomismo que a los habitantes deCanaán se les englobaba bajo el sello

de fenicios, todo el norte de África, apartir del siglo III, es un entorno don-de lo judío es lo más preponderante.

Para el receptor de las noticias y losmovimientos comerciales, que veíadocumentos escritos en hebreo o queoía hablar de las maravillas de tal ocual sinagoga norteafricana, la identi-dad de los autores estaba más queclara.

Bajo el manto romano, unificadorpor aplastamiento, lo hebreo teníapropia densidad, y flotaba; bien esverdad que mezclado con el aporteétnico indígena e influenciado hastaextremos insospechados por lo púni-co que se resistía a morir. Pero niéstos tenían ninguna posibilidad, unavez Roma había dejado claro queCartago le era non grata, ni aquélloseran capaces de escribir su Historia sino era echando mano de la lenguamás universal y conocida del entorno,el latín o, en su defecto, el hebreo.

C u a n d o R o m a s e r e p l i e g a yBizancio queda como único rescoldode poder efectivo, se disparan losresortes, y el Noroeste africano tieneque echar mano de sus propios recur-sos para seguir adelante. La realidadlibio-púnica no tiene nada que hacersi quiere estar a la altura, y los únicos

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Barrio del Polígono.Desde 1888, el polígono se convirtió en la

primera expansión extramuros de la ciudad, yalbergó una intensa actividad comercial conprimacía judía. Ya entrado en el XX, el barrio

hebreo que albergó a los damnificados deTaza se ubicaría muy cerca.

que se han mantenido incólumes contra viento y marea sonlos judíos, con su cultura y su religión de probada solidez, ytiene lugar el siguiente paso de esta historia cuando, orga-nizándose de un modo harto desorganizado, se crean las tri-bus y principados que, por primera vez, son capaces deautogobernarse desde que los hijos de Dido aparecieron poraquellos confines.

Ya andaba el cristianismo sembrando promesas por aque-llos lares, pero era mucho más rentable, política y cultural-mente, afianzarse en las estructuras hebreas, mucho másantiguas. De este modo, si los bereberes inmaculados en suesencia querían arrimarse la seguridad de lo instituido, aca-baron por asimilarse y entrar a formar parte del entornojudío, fraccionado e independiente entre cada uno, pero conuna bandera unificadora final que llevaba impresa en suspliegues la efigie de la menorah del templo de Salomón...

..., un poco como ahora mismo —lo podemos observarclaramente en Melilla— que, a pesar de las efusiones desentimiento islámico, los jóvenes —varones, por supues-to— se empeñan en imitar los modos y atuendos propiosde cierto sector social norteamericano, por otra parte másque difundido a través de películas y telefilmes.

Pero, volviendo a nuestro entorno judeo-bereber de fina-les del siglo VII, así les encuentra el Islam, y las banderashebreas se aúnan para hacer frente a los nuevos que vienendel Este, demostrando que se había producido la asuncióndel concepto de pueblo, ese nosotros frente a ellos que vie-nen a por nuestras tierras.

Luego, el Islam victorioso —después de tres décadas delucha sin apenas tregua— hizo tabla rasa, imitó a Roma ydejó claro que: “antes de mí, todo es prehistoria”, robándo-les a los bereberes la única oportunidad de haber formadouna interesante biblioteca —no tan antigua como ellos,pero sí lo suficientemente importante como para que for-mara parte de su bagaje cultural— en la que poder estu-diarse a sí mismos.

Por eso las reticencias de los bereberes musulmanes —incluyo el adjetivo religioso porque no se entiende si noeste rechazo— a considerar su pasado judío con la suficien-te y determinante importancia que tiene.

¿Dos Historias?

Es difícil practicar dos deportes distintos en la misma can-cha, a la vez; y ahí radica la dificultad; para unos, entre losque me cuento, el peso y el valor de lo escrito, de lo suscep-tible de ser contrastado y discutido, es lo único que importa.Para otros, la tradición y lo que, para ellos, es sentidocomún, constituye la única forma de permanecer estrecha-mente aferrados a La verdad, sea ésta cierta o no.

Creo que, en mi caso y con todas las limitaciones posi-bles, he conseguido aunar las dos formas de ver la Historia,sumándolas en lugar de hacer que se opongan entre sí;pero, lejos de equilibrarse, el resultado de ambas me ha lle-vado en la misma dirección. La historia escrita no hacía másque indicarme el camino, y la razón me empujaba y mehacía acelerarme hacia la siguiente curva, lo cual es un ali-vio porque me ha privado —¡albricias!—de la responsabili-dad de estar en desacuerdo con alguna de las dos.

¿Cuál de las dos será la que quede?

Cualquiera de los lectores habituales de revistas como estaAkros, tienen hace tiempo asumido que, más o menos, laHistoria es así, arriba y abajo, a derecha e izquierda, adelan-te y atrás... Un tiovivo excéntrico que trata de abarcar losextremos de un círculo vago y lejano en el tiempo. Todo esmatizable, relativo y susceptible de revisión...: nunca habráuna Historia definitiva.

Pero para una gran mayoría del público —y me estoyrefiriendo a un exponente de cultura media y cierta objetivi-dad, no a quienes, todavía, se aseguran la paz de su psiquefijando con cola industrial los resortes de su mundo ideal—, es más sencillo recelar, pasar de largo o, si el tema prome-te, empaparse bien antes de negar toda la verdad quepodría hacerles libres.

Y, al contrario de un artículo en una revista especializada,un libro abarca un ámbito muchísimo más amplio y variado,entre los que se encontrarán seguramente representantesde todo lo expuesto arriba.

¿Qué hacer, pues?En mi caso, ser fiel a mis principios e ideas, y mantener a

rajatabla mi propia concepción de la Historia. Es uno de lospocos privilegios —aparte el de poder hablar sin que teinterrumpan— que le caben al que decide escribir, lodemás, son todo responsabilidades.

Y por eso el título del presente artículo, porque, frente ala fácil y poco comprometida forma de hacer Historia com-pendiando lo anteriormente escrito —y dejando el compro-miso instalado en esas páginas, que casi nadie lee, dedica-das a la bibliografía, es decir, echándole el muerto aotros—, se abren las infinitas posibilidades de poner en jue-go el sentido común y trabajar sobre lo poco conocido, flir-teando con la intuición, bailando con la duda y aproximán-dose peligrosamente al error, es cierto; pero saboreando laincomparable satisfacción de poder dejar por escrito lo quela razón sugiere, dejando al margen lo que el cantero grabósobre la piedra, para perpetuidad del famoso, creyendo queera lo que, en el futuro, los demás querríamos leer.

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Las joyas berebereselaboradas en Melilla

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El término joya necesita una matización pues nosotros dis-tinguimos entre joyería y bisutería; la primera utiliza mate-riales nobles y una depurada confección, mientras la bisute-ría, que trata de imitar a la primera en la belleza visual,utiliza una materia prima de baja calidad y en consecuenciasu precio es inferior y por ende, asequible a clases de bajopoder adquisitivo.

Finalidades en su uso

En el mundo occidental, la joya tiene como finalidad elembellecimiento, especialmente de la mujer que las porta,siendo también un signo del status social en el que ésta sedesenvuelve. Su utilización no es general en la sociedadfemenina ya que hay mujeres que las desechan por ostento-sas y recurren a otros procedimientos para su embelleci-miento personal.

En el mundo bereber, la joya se ha utilizado de formageneralizada, sobre todo por parte del elemento femenino;rara es la mujer que no se adorne con alguno de los innu-merables aderezos que se han venido confeccionando porparte de orfebres, la mayoría de religión judía. La razón desu masiva utilización está en su múltiple finalidad: el embe-llecimiento, al igual que en la sociedad occidental, es unade ellas aunque no la única. Más importante y trascendentepara la mujer bereber es su función como talismán, al sen-tirse defendida de los múltiples peligros que la acechan; porello la joya tiene la misma finalidad que la coraza para elguerrero. Esta finalidad simbólica, profiláctica y apotropai-ca, se ha ido perdiendo con el tiempo y las mujeres de nues-tros días, la perciben difusamente.

Podemos observarlo hoy en día en el Alto Atlas, dondeaún se utilizan las joyas con este fin simbólico, cuando lamujer ataviada con ellas avanza entre los hombres, altiva,embargada de los sentimientos de las princesas bizantinas,se ve, aparte de muy bella y seductora, segura y perfecta-

mente defendida. Los hombres, ante su presencia se sientenintimidados y a la vez seducidos.

Aparte de estas dos finalidades fundamentales, las joyaspara la mujer bereber constituyen su principal patrimonio,que aumenta o disminuye al compás de los avatares econó-micos. También sirven como un carnet o documento deidentidad, para adscribirlas a una determinada Kábila ofracción de ella.

CCLLAAUUDDIIOO BBAARRRRIIOO

Historiador

Collar o Firo rifeño con tres racimos de coral.

■ Las joyas para la mujerbereber además de

embellecerlas, constituyen unauténtico talismán ■

Al uso generalizado por las razonesy finalidades apuntadas, la calidad delos materiales y las técnicas más omenos depuradas, hay que añadir elpoder adquisitivo de las diferentesKábilas, en consonancia con lo ante-riormente expuesto.

Los artífices que laselaboraron

Ante la imposibilidad de trazar unapanorámica del extenso y variadomundo bereber, que abarca práctica-mente toda el África blanca, resalta-remos el Maghreb como la zona don-de se instalaron los mejores talleres, ynos limitaremos a Marruecos como elpaís donde se han confeccionado estetipo de joyas con mayor profusión; ydentro de esta región geográfica, nosreferiremos concretamente al RIF, zonasituada en el Norte de Marruecos, don-de el colectivo de población bereberes muy numeroso.

En tiempos antiguos, eran exclusi-vamente los judíos los que realizabantrabajos de orfebrería, pero a partir dela creación del Estado de Israel en elaño 1948 y la emigración a este nue-vo país de la casi totalidad de los judí-os marroquíes, en la orfebrería fueronreemplazados por gentes de religiónmusulmana.

Los judíos trabajaban para unaclientela femenina tanto de la ciudadcomo del entorno rural; el trabajo querealizaban en los talleres de las ciuda-des era de una factura exquisita, contécnicas muy depuradas y empleandocasi exclusivamente el oro en su con-fección; se trataba de auténticasjoyas. En el campo en cambio, apartede no tener las condiciones óptimas yser la plata el material empleado, elproducto resultante era lógicamentede inferior calidad. No obstante,dependía mucho de la destreza delorfebre, en este caso “artesano dela plata”, el resultado del trabajo en

el que se puede observar la perfeccióny belleza del acabado.

En el presente artículo queremosreferirnos a un contingente importan-te de judíos artesanos de la plata quese instalaron en Melilla a fines delsiglo XIX y trabajaron en ella duranteocho o nueve décadas. Y estos orfe-bres melillenses al igual que sushomólogos marroquíes, emigraroncasi todos a Tierra Santa a raíz deacontecimientos históricos, talescomo la referida creación de un hogarjudío en Israel (1948), o la indepen-dencia de Marruecos en 1956. Con sumarcha, la producción de joyas de

plata cesó en los obradores melillen-ses, aunque también ha influido eldesuso en el que ha caído este tipo dejoyas, al ser el oro el preferido por laclientela femenina rifeña.

Centros de producción

Estos están dispersos al igual que loestán los colectivos bereberes, repar-tidos por todo el Africa blanca al nor-te de la línea del Ecuador.

Los talleres abundan en regionesde Túnez, Argelia (la Kabilia o elAurés), y sobre todo, Marruecos. Es en

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■ En tiempos antiguos eran los judíos losque realizaban los trabajos de orfebrería, se

les conocía como Artesanos de la plata ■

F´Qrom o Isfer, compuesto de tortuga, mone-das de plata y dos fíbulas. La tortuga se une alas fíbulas a través de dos tramos de cadenas

y monedas, separadas por bolas de plataestriadas.

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en algún caso, al oro. Por ello última-mente en la confección de las joyas, elcoral ha sido reemplazado por bolasde cristal o plástico. De ahí que llamarjoyas a los collares fabricados conestos pobres materiales, parece exce-sivo o poco apropiado. En honor a laverdad, tenemos que decir que, noobstante, la ilusión que embargaba ala mujer rifeña cuando lucía este tipode collares, era independiente delvalor de la joya; el ardor y frenesí quemanifestaba y ponía en sus bailes,ataviada con ellas, alcanzaba cotas deuna intensidad desacostumbrada.

De entre toda la producción dejoyas melillense, destacaremos trespiezas por considerarlas como produc-to original salido de los talleres deMelilla y cuyo diseño se debe a losconocidos “artesanos de la plata”;se las conoce por el nombre en árabede F´QROM y en tamazight, ISFER, lasmás bellas. Las de inferior calidad seconocen como HERZ en árabe y ZEN-DOK en tamazight. Y no les desmerecea las dos anteriores en cuanto a su ricapolicromía: el TAMBRIST.

F´Qrom o Isfer

Se trata de un collar pectoral sosteni-do por dos fíbulas a la altura de loshombros y es la estrella de las joyasrifeñas realizadas en Melilla.

Es tal su belleza, que David Rouachno duda en exhibirla en la portada desu libro “Bijoux Berberes”; aunque

este país donde se instalaron losmejores talleres a raíz de la llegada decentenares o miles de orfebres, cono-cidos como “los artesanos de la pla-ta”, expulsados de Granada en 1492.

A finales del siglo XIX, Melilla seconstituyó en uno de los focos o cen-tros de producción de joyas másimportantes de Marruecos, no tantopor la calidad en la confección, comopor la cantidad que produjeron susmás de 26 talleres instalados en elbarrio hebreo de la periferia de la ciu-dad. Siendo Melilla ciudad española ypor lo tanto occidental, la producciónde este tipo de joyas no se destinabaal consumo propio, sino que su desti-natario lo constituía la casi totalidadde Kábilas en el RIF.

Fueron miles y miles las fíbulas(TIZERZAI o TISERNAS), ajorcas o pul-seras (AZBEG), diademas (SAZAR),gargantillas (TAMBRIS), pendientes(TIKHORSIM), collares y pectorales(F´QROM o ISFER, HERZ o ZEMDOKentre otros), que salieron de sus talle-res para cubrir una demanda queabarcaba desde los Bocoya al Oestedel Rif, siguiendo por Ait Wuariagar,Temsaman, Ait Said, Ait Ulichek, lasc i n c o K á b i l a s d e l I K R AY E N ;Quebdana, hasta alcanzar la desem-bocadura del Muluya, y la Kábila delas Beni-Snasem; Kábilas del sur delR i f, ta les como Ben i Buyah im,Metalsa, Beni-Tuzin, Gueznaya yotras, se beneficiaban del trabajo delos judíos melillenses.

Materiales empleados y sudepreciación

El metal empleado fundamentalmen-te era la plata y cuando esta escasea-ba, la alpaca; con este material con-feccionaban sus joyas las familiasmás humildes.

Aparte de la plata, un componen-te de gran valor utilizado en la con-fección de collares fue el coral.Antiguamente las perlas de los colla-res eran de coral auténtico, incluso lasmujeres menos pudientes, de bajopoder adquisitivo, lo compraban porsu bajo precio, pero el coral ha idoaumentando su cotización, hastasuperar en valor a la plata, e incluso

■ A finales delsiglo XIX, Melillase constituyó en

uno de los focos ocentros de

producción dejoyas más

importantes deMarruecos ■

Detalle del Isfer o F´Qrom en el que se apreciaparte del cincelado del caparazón de la tortu-ga, el cabujón con la perla verde, y las múlti-ples monedas de plata, con perlas de coralintercalado.

equivocadamente su origen lo colocaen talleres de Essauira o Marrakech.Todos los collares de tipo Isfer o tortu-gas los han confeccionado judíosmelillenses, y de Melilla se han expor-tado a bazares de diversas ciudadesmarroquíes, entre ellas, Marraquesh.

Esta joya formaba parte del SADAKo dote que el novio entregaba a lanovia con motivo del contrato matri-monial concertado entre los padresde ambos, cuando se trataba de fami-lias pudientes. Parece ser que eran 40duros ( 1 Kg. De plata), los que se des-tinaban para entregarlos al “artesanode la plata”, encargado de realizar laconfección. La pieza central que

adopta la forma de una tortuga, hueca y cuidadosamentemoldeada, era cincelada finamente con motivos florales,generalmente rosáceos.

De la parte inferior de la tortuga penden monedas de 1 o2 pesetas alfonsinas, de plata y en número variable, 6, 8 o12 piezas, intercalándose perlas de coral o plata. Dos tra-mos de cadenas de plata dobles o triples, separadas porgrandes bolas del mismo metal, sirven para unir la tortuga através de fíbulas dobles a la altura de los hombros de lamujer. Múltiples monedas de 1, 2 o 5 pesetas de laConstitución de 1870 o de la época alfonsina, penden delcollar, cuya finalidad es ahuyentar a los “Yenum” o demo-nios, con los sonidos que produce el tintineo de las mone-das cuando son agitadas.

Cuando el conjunto del pectoral supera el kilogramo,además de los dos puntos de apoyo en los hombros, esnecesario un tercer punto a la altura de la parte superior delpecho de la mujer.

De lo anteriormente expuesto, se deduce que el pectoralcubre ampliamente el tórax, quedando la pieza central otortuga, a la altura del vientre. El efectismo gratificante dedicho joya produce asombro en el espectador y un senti-miento de superioridad en la mujer rifeña que lo porta.

Simbolismo del F´Qrom o Isfer

Las joyas para la mujer bereber, aparte de embellecerlasconstituyen un auténtico talismán, cuyos efectos derivandel simbolismo que representan.

La tortuga, muy abundante en las kábilas que rodeanMelilla o región de IKRAYEM ( KELAIA en árabe), es un que-lónido protegido cuya venta está prohibida por las autori-dades. Su ciclo vital se alarga en más de cien años y su anti-güedad se remonta a miles de años.

Estas características y la tradición que atribuye efectossaludables a los que se alimentan de su carne, no puedemenos que propiciar el simbolismo de una vida larga o laeternidad al que la porta. Este simbolismo alcanza su puntoculminante el día de la boda, durante el baile nocturno quese celebra con tal motivo a la luz de la luna.

Cuando la mujer rifeña danza con la tortuga a la alturade su vientre, en el interior del ISFER queda prefigurada laexistencia del hijo que va a llegar, incluso antes que el actoconyugal lo engendre en la realidad. Se trata del mismosimbolismo que tiene en la boda bereber el rito de la Janna,presagiando la llegada del vástago, cuando el MURAY ELSULTÁN o novio, pinta en la pared de la habitación conyu-gal con su mano impregnada en el tinte, tantos trazos comohijos espera tener.

Continuando con el simbolismo, la parte superior de latortuga representa la cúpula del cielo o firmamento, y tam-bién a la cúpula que cubre la mezquita o casa de Dios. Laparte inferior o peto, viene a representar la tierra o habita-ción del hombre. La tortuga es por lo tanto el símbolo de launión del cielo y de la tierra, el primero al que aspira y elsegundo donde mora.

Aunque el simbolismo se ha ido perdiendo al compás dela racionalización de la cultura, el rifeño vive y siente lossímbolos con más intensidad que en el resto del territoriomarroquí.

Y si tenemos alguna duda, acudamos a ver el rito de laboda en alguna kábila alejada y veremos cómo la noviasufre una asombrosa transformación en su rostro, dondebrillan en la oscuridad sus ojos negros, cuyo refulgir combi-nado con los destellos que despide la plata del F´QROM,ofrece una visión sorprendente y nos parece asistir a un fas-cinador espectáculo de luz y sonido. El primero ya lo hemosdescrito, y el segundo es cuando escuchamos algo que nosrecuerda una orquesta o verdadera sinfonía compuesta demúltiples sonidos, producto del tintineo de la plata.

El Herz o Zemdok

Tiene el mismo efecto escénico que el ISFER o F´QROM,siendo la joya que forma parte del SADAK o dote en el con-trato matrimonial de familias menos pudientes, al necesitarmenos duros en su confección.

Su colocación sobre el pecho de la mujer rifeña era lamisma que el F´QROM: tres puntos de apoyo, sostenían elHERZ (árabe), o ZEMDOK, o caja, IKFAR ( en tamazight), a laaltura de los hombros y pecho de la mujer.

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Zemdok con dos tramos de cadenas dobles, separadas por dos cubos deplata, con dos fíbulas de sujetación.

■ Las joyas suelen formarparte del Sadak o dote en el

contrato matrimonial ■

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El HERZ o porta-amuletos tiene unaforma cuadrada ligeramente rectangu-lar, está decorada por ambas caras conincisiones onduladas a geométricas; losmotivos suelen ser florales, predomi-nando la rosa de cuatro pétalos ( enalgunos casos ocho), cincelada en elcuadrado inscrito dentro del rectángulo.

En realidad se trata de un pequeñocofre con tapa, conteniendo escritoscoránicos, o un “DALIL AL KHAYRAT”(recuerdo de plegarias), o polvo deuna tierra santa.

El simbolismo que encierra estajoya debido a su forma cuadrada,parece tener relación con el númerocuatro. En la Biblia esta cifra sugierela idea de plenitud y universalidad(David Rouach): cuatro eran los bra-zos de la cruz, cuatro eran las mura-llas de la Jerusalén celeste y cuatrolas letras que conforman el nombrede Dios (YHVH). También la tradi-ción musulmana considera sagradoeste número: cuatro son las puertasy salidas que tiene que sortear yfranquear el adepto a la vida místi-ca y cuatro son los elementos quedebe conocer: agua, aire, fuego ytierra.

Tambrist

Como complementos a los pectorales“estrella” descritos, nos tenemos quereferir a una joya rica en policromíaceñida al cuello de la mujer rifeña, yque la conocemos con el nombre de“Tambrist”.

Se trata de una gargantilla com-puesta de tres, cuatro o cinco cofreci-llos (Herz o Zemdok), de forma ligera-mente rectangular, acercándose alcuadrado. Están unidos entre sí portres filas de perlas de distintos coloresque, dotan a la joya de una gamapolicroma fascinante.

Varias filas de monedas de una odos pesetas alfonsinas de plata pen-den de ella con la finalidad de produ-cir el consabido tintineo al ser agita-das al caminar o en los bailes que lakábila frecuentemente organizaba.

Esta joya era confeccionaba por lasmismas mujeres rifeñas que compra-ban en los zocos las perlas y mone-das, pero tenían que acudir al artesa-

Tambrist de cuatro zemdok o estuches, con perlas rojas, amarillas y negras(estas últimas para ahuyentar el mal de ojo).

Tambrist de cuatro zemdok en el que se aprecian dos hileras de monedas deplata alfonsinas, la primera de una peseta y la segunda de cincuenta céntimos.

Tambrist de tres zemdok con filigranas de nodos (símbolo del infinito), separa-dos por perlas multicolores.

no de la plata hebreo para que leshiciera los estuches o Herz, de difícilelaboración.

El material utilizado era la alpaca ometal blanco, y en algunos casos, laplata. Esta pieza, parecida a una cajade cerillas pequeña, estaba trabajadasolamente en el anverso (única caravisible), con una técnica afiligranada(importada a Marruecos por los judíosexpulsados de Granada en 1492).Este trabajo, me confesaba un hijo deaquellos beneméritos plateros, era de“chinos” y muy complicado; manual-mente se fundía la plata o alpaca enun minúsculo crisol hecho de tierrarefractaria o cingotero de hierro. Lafundición se vertía en moldes de losque salían finos hilos de plata o alpa-ca que retorcidos, recibían el nombrede filigrana o “bordado de hilos deplata” ET-TERZDYAL ESSELK ( en ára-be), o enrollamiento de hilos de plataTATFEUL ENASSILK (tamazight).

En Melilla a esta labor la denomi-naban KRASA. Estos hilos de pasama-nería se pegaban a la superficie de lacara visible de la pieza. Pero no sóloera laboriosa la fabricación de taleshilos, lo era en mayor grado conse-guir las bolitas o granos que embelle-cían al diseño. De una sola coladaque dispersada por el suelo dabacomo resultado innumerables bolitas,se escogían unas pocas, las de tama-ño apropiado; y la operación se repe-tía hasta el infinito.

El producto no obstante compen-saba el esfuerzo realizado, pues estetipo de trabajo afiligranado en nadatenía que envidiar a los que han veni-do realizando hebreos de Marrakecho Ouarzazate.

El diseño empleado en la decora-ción de estas pequeñas superficiestenía algunas variantes: mediantehilos afiligranados se compartimenta-ba en tres, cuatro o cinco bandas, y ensu interior, pequeñas bolitas y espira-les (Técnica de la filigrana), simboli-zando en aire , el agua y lat ierra .

Dichos símbolos conforman un ritmocuaternario que se escapa a nuestrosojos occidentales, pero que estátransmitiendo un mensaje subliminala sus portadores.

Esta joya que en el Rif se la conocecon el nombre de TAMRIST o TAM-BRIST, ha sido muy utilizada en diver-sas kábilas del territorio. Su origen lopodemos rastrear en alguna kábila deMarruecos, pero ha sido en Melilladonde se han elaborado muchosmiles de estas enigmáticas y sugesti-vas cajetillas (Herz o Zemdok).

Los artesanos judíos confecciona-ban estas artísticas piezas pero eranlas rifeñas con su imaginación des-bordante quienes terminaban unaobra que causan cierto asombro porel barroquismo que desprenden.

El Tambrist ceñido al cuello jun-to al Isfer o F´qrom y el Herz quecubrían sus pechos, daban unaspecto fascinante a la mujerrifeña ataviada con joyas tanrelumbrantes. Y si le añadimoslas innumerable monedas deplata que colgaban de dichasjoyas, y el sonido de dichometal al ser agitadas en el fre-nesí de sus movimientos,podemos imaginarnos elbello espectáculo que anti-guamente o f rec ían lasmujeres rifeñas.

Como conclusión, dire-mos que la magia esta-ba presente en los

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ritos que desarrollaba la mujer rifeñacuando iba ataviada con las diferen-tes joyas. La magia las embargabahasta el punto que las transformaba yles producía unos sentimientos quelos guardaba y anidaba en lo másprofundo de su ser femenino. Y cuan-do querían expresarlos no podíanhacerlo con palabras y el lenguajeque encontraban apropiado era a tra-vés de gestos y contorsiones de suscuerpos y el momento propicio se pre-sentaba en las innumerables fiestas oefemérides tanto religiosas comofamiliares que organizaba la kábila enel Rif.

Muchacha rifeña ataviada con los tres tiposde joyas: Tambrist, Firo y F´Qrom.

Entre otros documentos heredados por el autor de estaslíneas a la muerte de su abuelo materno, Don MiguelGómez Morales (1899-1980), médico que perteneció a unade las más antiguas familias de Melilla, se halla uno que,bajo el título Posesión de las casas de Doña Brígida, DoñaLeonor y Doña Josepha de Villafaña, recoge todos los autosobrados con motivo de la posesión de una vivienda en laMelilla de la primera mitad del siglo XVIII, que son los que acontinuación queremos extractar.

Conocemos bastante bien la distribución del espacio en laciudad de Melilla, gracias a los numerosos planos que se noshan conservado1. Sin embargo, como es natural, estos inci-den más en las obras de fortificación de la ciudad que en elespacio urbano propiamente dicho. A juzgar por ellos, la dis-tribución del caserío sufre continuas modificaciones dentrodel reducido ámbito que ocupa2. Eso conlleva una ocupaciónextrema de la vivienda y que casas como la que aquí trata-mos, pensadas inicialmente para vivienda de una sola fami-lia, se subdividan en cuartos que acogen a varias unidadesfamiliares. Eran muy pocas las familias que contaban conuna casa capaz y ninguna la que llegaba a la amplitud de ladel gobernador, de la que queda un detallado plano del año18013. La escasez de materiales de construcción, el pocointerés de inquilinos y caseros, unido a otras causas, hacenque muchas de estas casas se encuentren siempre en malestado de conservación, como podremos ver en la que esobjeto de nuestro estudio. Creemos que a esta misma con-clusión podrá llegarse después de un estudio detenido de undocumento interesantísimo a este efecto, cual es el Estadogeneral de las casas y cuevas que contiene este presidio deMelilla, propias de S. M. y de diferentes particulares, realiza-do el año 1753 por el veedor José de Osorno4. De momento,a título de comparación, baste decir que la casa de Don JoséLópez de la Mota, compuesta de dos alturas, con dos cuartossuperiores, despensa y cocina, más cuatro cuartos en la plan-ta baja con su pasadizo, además de su terrado, corral y palo-mar, apenas difiere de la de la familia Estrada, descrita así en

1753: «Esta casa tiene alto y bajo; este consiste en un portal,una cocina y un patio, todo pequeño, y dos cuartos y otropedacito de patio, dividido, con puerta a la calle para alqui-lar. Lo alto es una escalera, una salita, una alcoba, una des-pensa y una azotea bien reducida»5.

En Melilla, el 18 de enero de 1703, otorga su testamentoel capitán de infantería Don José López de la Mota, postra-do en cama de un balazo que recibió de los moros por unbrazo, pero en su sano juicio y entendimiento natural qualDios nuestro Señor fue servido darle. En primer lugar, orde-na que que sus carnes pecadoras sehan sepultadas dentro

MMIIGGUUEELL CC.. VVIIVVAANNCCOOSS OO..SS..BB ..Doctor en Historia

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La vivienda en Melilla:un caso de transmisiónpatrimonial en el siglo XVIII

Historia

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1 Vid. un buen estudio y reproducción de los más importantesen A. Bravo Nieto, Cartografía histórica de Melilla, Melilla1996.

2 Sin embargo, existieron planos detallados del caserío y huer-tas, levantados en 1772 y 1792, pero que no han llegadohasta nosotros. Cfr. A. Bravo Nieto, op. cit., p. 100.

3 Ibidem, p. 98.4 Citado por V. Moga Romero, Juan Antonio de Estrada, histo-

riador melillense del siglo XVIII, en J.A. de Estrada, Poblacióngeneral de España, sus reinos y provincias, ciudades, villas ypueblos, islas adyacentes y presidios de África, vol. I, Melilla1995, p. 13-14).

5 Ibidem, p. 14.

de la yglesia de Nuestra Señora de la Victoria, y en unasepultura que yguale a la en que está sepultada doñaLeonor de Fuentes, su muger que fue. Devoto de la Virgende la Victoria, deja encargados varios novenarios de misasen su ermita, además de otras muchas, que en gran partehan de ser celebradas por su sobrino fray Francisco de laMota, mercedario calzado de la ciudad de Málaga e hijo desu hermano Pedro de la Mota, a quien perteneció una partede la casa en la que vive. En total, más de quinientas misaspor su alma, por la de su mujer y las de sus familiares másdirectos, algo acorde con las prácticas devocionales deltiempo. El capitán declara no tener hijos ni otros herederosforzosos, por lo que antes de disponer de sus bienes a suantojo hace detallado inventario de los mismos. No sonmuchos; bienes inmuebles solo posee: un huerto que estáen el Alafía, que es conosido sercado serca de la noria, quelinda con otro de Doña María Moreo y en la muralla y calleque va para la noria; la casa en que biue, que es conosida ylinda con casas de Don Juan Álvarez de Perea, pagador, ycon las de Don Diego Álvarez de Perea, capitán de cavallos,y en medio de las dos, con sus altos, bajos, cozina y corral,terrados y palomar.

De toda su hacienda dispone mitad por mitad a favor deDoña Josefa de Lara, por la tener en su casa y averla criadoy dado estado con el sargento Joseph de Reyna, y de susahijadas, hijas de Doña Andrea de Mota. Josefa de Lara y sumarido tienen un hijo llamado Juanico, a quien ha criado elcapitán, quien, por el cariño que este le tiene, hereda uncatre, un colchón, un juego de cama y cien reales de vellónpara que con ellos se le haga un bestidito. Sin embargo, elusufructo de la casa, sin más cargo que tres misas cantadasanuales, queda en poder de Josefa de Lara por los días de suvida y los de su marido sin pasar más adelante. A la muertede ambos, o en el momento en que abandonen la casa portrasladarse a España o a otra vivienda de Melilla, los alba-ceas habrán de disponer de la dicha casa a su voluntad,atendiendo solo a que se cumpla la carga de las tres misas.

El 11 de octubre del mismo año, Don Francisco deCazares y Moreo, veedor y contador de la plaza de Melilla, yuno de los albaceas de José López de la Mota, dispone quelas tres hijas de Pedro Martín de Villafaña y de Andrea deMota, llamadas Brígida, Leonor y Josefa, sean quienesentren en el goce y posesión de la casa del capitán, su tío, aquien se cita ya difunto, cuando la dejen por muerte o tras-lado Josefa de Lara y su marido, ya que las tres son parien-tes en próximo grado y que se allan sin caudal.

Tendrán que pasar, sin embargo, veintiséis años para queeste documento surta efecto; el 4 de junio de 1729, las treshermanas piden al Gobernador de la plaza haga reconocerlas casas en cuestión (aunque se trata de una sola se hablade ella en plural), pues Doña Josefa de Lara, al enviudar deDon José de Reina, ha casado en segundas nupcias conJuan de Cuenca y marchado a España, sin preocuparse dellamentable estado de la vivienda que, sin embargo, haalquilado a varias personas. La Justicia actúa en Melilla congran rapidez: el mismo día, el gobernador Alonso deGuevara Vasconcelos designa al albañil y carpintero quehan de reconocer la vivienda, y comisiona a su ayudantesegundo, Bernardo Ramírez, para que haga las pesquisas derigor. Este recibe su comisión el mismo día, y sin esperar amañana se presenta en las casas, situadas en la calle quesube de las Peñuelas a la placeta de los Ledesmas, que alpresente llaman de la Veeduría6, constatando su lamenta-ble estado; de la misma opinión son los peritos que leacompañan, quienes consideran que necesitan una totalreparación cuyo costo asciende a 200 pesos. A pesar del rui-noso estado de la casa, en ella viven al menos cinco perso-nas: en el piso alto, compuesto de dos habitaciones, des-

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6 Con estos datos es relativamente fácil localizar la casa enalguno de los planos de la época, como el de 1729 (A. BravoNieto, op. cit., p. 73) o el de ca. 1740 (ibidem, p. 80-81).

pensa y cocina, vive desde el 15 de marzo Manuel de Perea,alférez de granaderos del segundo batallón de Portugal, encompañía de Don Antonio González, alférez de Don JuanAntonio Correa, que están de guarnizión en esta plaza.Paga por ello dos pesos. En la planta baja, dos quartos y unpazadiso que sirve de cosina los habita desde hace tresaños el marinero Marcos Ramírez y su familia, a cambio deun alquiler mensual de quince reales. Una habitación inde-pendiente de la planta baja, que se abre a la plazuela de laVeeduría, y que consta de dos cuartos, está alquilado desdehace dos años por el desterrado zapatero MelchorFernández; pagaba por ello veinte reales, pero en el últimoviaje que hizo el pingue a la plaza, donde vino Juan deCuenca, le dijo a este que pensaba desalojar la vivienda, alo que le fue respondido que se quedara en ella de baldehasta encontrar nuevo inquilino. Finalmente es interrogadoel administrador de la casa, el ayudante mayor de la plaza,Don Francisco de Alva, quien tiene a su cargo el manteni-miento de la misma, y así lo ha ejecutado, revocando yenxavelgando los quartos altos con tierra, que es lo queaquí se puede haser.

De resultas de estas pesquisas, queda claro para las soli-citantes, Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josefa deVillafaña, que la casa que fuera de su tío les pertenece aho-ra en propiedad, por lo que el 8 de junio solicitan del gober-nador las ponga en posesión de ella. Ese mismo día, DonAlonso de Guevara Vasconzelos, brigadier de los realesexércitos, gobernador, alcayde y Justicia mayor de esta pla-za de Melilla, dispone que los autos obrados sean remitidosal auditor general de los reales ejércitos y costa del reino deGranada para que ofrezca su dictamen; en el ínterin, losinquilinos retendrán el importe de sus alquileres y no sepermitirá a Josefa de Lara, llegado el caso, entrar en lavivienda. El escribano Valentín de Medina notifica inmedia-tamente esta resolución a los interesados.

El 28 de julio el auditor Pedro de la Cueva debía de estaren Mel i l la , porque f i rma con Alonso de GuevaraVasconcelos el auto por el que las referidas casas se entre-gan a las hermanas Villafaña. De nuevo será BernardoRamírez el encargado de ejecutar la sentencia, lo que lleva-rá a cabo el día 13 de agosto de la siguiente forma:

«En la ciudad de Melilla, en treze días del mes deagosto de mil setecientos y veinte y nuebe años,estando a las puertas de las casas principales quequedaron por muerte del capitán Don Joseph de laMota y López, que son en esta ciudad en la calle quesube de las Peñuelas a la plaza de los Ledesmas, quellaman de la Veduría, que hasen esquina frente deella a la mano derecha como se va de dichasPeñuelas, Doña Brígida, Doña Leonor y Doña Josephade Villafaña, vesinas de esta plaza, requirieron alseñor Don Bernardo Ramírez, ayudante segundo deella, con los dos autos antezedentes y en su cumpli-miento, azeptada por el referido la comisión que porel señor governador le está dada, las tomo por lamano y las entró dentro de dichas casas y de la ase-soría de ellas qual tiene la puerta a dicha plazeta,diciendo les dava la posesión real, actual, corporal vel

quasi de dichas casas y asesoría, como subcesoras aellas por la razón contenida en estos autos. Y enseñal de poseción las paseó por dichas casas serran-do y abriendo sus puertas y ventanas y asiendo cru-zes en sus paredes y otros echos y señales de verda-dera poseción, y de cómo la tomaron quieta ypacíficamente sin contradición de persona alguna lopidieron por testimonio, y su merced se le mandó dar,a que se allaron presentes por testigos Don AntonioGonzáles, Don Phelipe de Estrada7 y Don Manuel dePerea, vezinos de esta ciudad. Y lo firmó dicho ayu-dante, y yo, el escribano, que de todo ello doy feé.Ante mí, Valentín de Medina. Bernardo Ramírez».

Terminó así un procedimiento judicial breve que otorgó alas hermanas Villafaña las casas que les eran debidas, yaque Josefa de Lara las había abandonado seis meses atrásy, según las disposiciones testamentarias del capitán JoséLópez de la Mota, debían entonces recaer en sus tres sobri-nas. Como es natural, estas pidieron a Valentín de Medinacopia autentificada de los autos a modo de título de propie-dad, y les fue otorgada el 25 de noviembre de 1729, que esel ejemplar manejado por nosotros. Por nota posterior, del25 de febrero de 1802, sabemos que la casa que refiere estetestimonio se halla ipotecada a la escritura de fianza otor-gada por Don Josef Eugenio Cortés, para el goze y poseciónde administrador de correos de esta plaza, deviéndoseentender que la citada casa es la situada en el rincón de laplazoleta que nombran de Doña Adriana, a el lado de la quevive el subteniente Don Thadeo Malpica, que corresponde alos herederos de Perea.

Nada queda hoy de esta vivienda. Exhumando documen-tación como la aquí referida podremos hacernos una idea delcasco urbano de Melilla la Vieja, hoy tan alterado, que permi-ta por un lado el conocimiento de su trazado en los siglospasados y unas pautas de reconstrucción para el futuro.

Posesión de las casas de Doña Brígida, DoñaLeonor y Doña Josepha de Villafaña

Índice de los documentosDoc. 1 (fols. 1-8v). 1703, enero, 18. Melilla. Testamento

de Don José López de la Mota, otorgado ante el escribanoJuan López del Prado. Copia del 5 de noviembre de 1723ante el escribano Valentín de Medina.

Doc. 2 (fols. 8v-10). 1703, octubre, 11. Melilla. DonFrancisco de Cazares y Moreo, como albacea de Don JoséLópez de la Mota, dispone que la casa donde este vivía pasea propiedad de las hermanas Brígida, Leonor y Josefa deVillafaña, cuando la dejen Josefa de Lara y José de Reina.Ante el escribano Juan López del Prado. Copia del 11 deoctubre de 1703.

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7 Seguramente hermano de Juan Antonio de Estrada y Paredes,autor de una Población General de España, editada enMadrid por vez primera en 1747, cuya casa no estaba lejos dela de las hermanas Villafaña (V. Moga Romero, loc. cit., p. 14).

Doc. 3 (fols. 10-11v). 1729, junio, 4.Melilla. Doña Brígida, Doña Leonor yDoña Josefa de Villafaña piden alGobernador de la ciudad de Melillamande hacer reconocimiento de lacasa que fue de Don José López de laMota, su tío, y que les corresponde enpropiedad por haberla abandonadoDoña Josefa de Lara. Ante el escribanoValentín de Medina.

Doc. 4 (fols. 11v-12). 1729, junio,4. Melilla. Auto del gobernador deMelil la, Don Alonso de GuevaraVasconcelos, por el que ordena aMatías Verdiel, maestro albañil, y aLuis Calvo, carpintero, el reconoci-miento que se pide en el documentoanterior, comisionando al efecto aDon Bernardo Ramírez, ayudantesegundo de la plaza. Ante el escriba-no Valentín de Medina.

Doc. 5 (fol. 12). 1729, junio, 4.Melilla. El escribano Valentín deMedina notifica a Don BernardoRamírez la comisión que figura en eldocumento anterior, dándose este porenterado.

Doc. 6 (fol. 12). 1729, junio, 4.Melilla. Don Bernardo Ramírez ins-pecciona las casas a que se refierenlos documentos antecedentes, encon-trándolas con una general necesidadde reparos. Ante el escribano Valentínde Medina.

Doc. 7 (fols. 12-12v). 1729, junio,4. Melilla. Matías Verdiel, maestroalbañil, y Luis Sánchez Calvo, carpin-tero, reconocen las casas citadas enlos documentos anteriores y declaranbajo juramento su total ruina, necesi-tadas de un reparo general cuyo costoasciende a 200 pesos. Ante el escriba-no Valentín de Medina.

Doc. 8 (fols. 12v-15v). 1729, junio,4. Melilla. Bernardo Ramírez recibe

declaración de los inquilinos de lavivienda citada en los documentosanteriores: de Manuel de Perea, alfé-rez de granaderos del segundo bata-llón de Portugal; de Marcos Ramírez,marinero; de Melchor Fernández, des-terrado zapatero; y del administradorde la misma, Francisco de Alva, ayu-dante mayor de la plaza. Ante el escri-bano Valentín de Medina.

Doc. 9 (fols. 15v-16v). 1729, junio,8. Melilla. Doña Brígida, Doña Leonory Doña Josefa de Villafaña piden alGobernador de la ciudad de Melillaque, a vista de las pesquisas antece-dentes, les sea concedida la casa desu tío José López de la Mota porhaberla abandonado más de seismeses atrás Doña Josefa de Lara.Ante el escribano Valentín de Medina.

Doc. 10 (fols. 16v-17). 1729, junio,8 . Me l i l l a . A lonso de Gueva raVasconcelos, gobernador de Melilla,ordena se remitan los autos antece-dentes a Don Pedro de la Cueva, audi-tor general de los reales ejércitos y dela costa del reino de Granada, paraque dé su dictamen. En el interín, losinquilinos de la vivienda de que setrata retendrán sus alquileres y, llega-do el caso, no se permitirá a Josefa deLara acceder a la casa. Ante el escri-bano Valentín de Medina.

Doc. 11 (fol. 17). 1729, junio, 8.Melilla. El escribano Valentín deMedina notifica al administrador einquilinos de la casa de que se trata ladecisión del gobernador de que sehabla en el documento anterior.

Doc. 12 (fols. 17-18). 1729, julio,28. Melilla. Auto del gobernadorAlonso de Guevara Vasconcelos, enunión del auditor Pedro de la Cueva,por el que ordena se dé la posesión dela casa referida a las hermanas

Brígida, Leonor y Josefa Villafaña.Ante el escribano Valentín de Medina.

Doc. 13 (fol. 18). 1729, agosto, 13.Melilla. Auto del gobernador deMelil la, Don Alonso de GuevaraVasconcelos, por el que comisiona aDon Bernardo Ramírez, ayudantesegundo de la plaza, para que ejecutelo mandado en el documento anterior.Ante el escribano Valentín de Medina.

Doc. 14 (fol. 18). 1729, agosto, 13.Melilla. El escribano Valentín deMedina notifica a Doña Brígida, DoñaLeonor y Doña Josefa de Villafaña elauto de 28 de julio de 1729.

Doc. 15 (fol. 18v). 1729, agosto,13. Melilla. El escribano Valentín deMedina notifica a Don BernardoRamírez la comisión que figura en eldocumento 13, dándose este porenterado.

Doc. 16 (fols. 18v-19). 1729, agos-to, 13. Melilla. Bernardo Ramírez daposesión a Brígida, Leonor y Josefa deVillafaña de la casa que fuera de JoséLópez de la Mota sin contradicciónalguna. Ante el escribano Valentín deMedina.

(fol. 19) Y Yo, el dicho Valentín deMedina, escribano de el juzgado de lajusticia militar de esta ciudad y realplaza de Melilla, hice sacar esta copiade los originales que por aora paranen mi poder y [o]ficio, con quienesconcuerda, a que me refiero. Y paraque conste, de pedimento de las refe-ridas y mandato de su merced, doy elpresente que signo y firmo en diez ynuebe foxas de papel común que esti-la esta dicha plaza de Melilla por realprivilegio, en ella, a los veinte y cincode noviembre de mil setencientosveinte y nuebe años.

En testimonio de verdad: Valentínde Medina, escribano de guerra.

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La vida de la ciudad en losprimeros años del siglo

La Melilla intramuros, la que viveentre las murallas de lo que hoy lla-mamos Melilla La Vieja, vive duranteeste periodo uno de los momentosmás difíciles de su historia.

Melilla había sufrido pocos añosantes el conocido “Sitio de Melilla” (9de diciembre de 1774 a 19 de marzode 1775) en la que estuvo sitiada laciudad y sufrió uno de los mayoresataques y bombardeos de su historia.Celebramos desde entonces el 19 demarzo el levantamiento del Sitio. Yconocemos perfectamente la situa-ción que sufrió esta ciudad y su pue-b lo, re fug iado en la Cueva de lConventico, porque se redactó un dia-rio por Francisco de Miranda y quedóescrito.

Sin embargo de este periodo no seescribió diario alguno, y ni siquiera seha realizado una investigación enprofundidad, porque de haberse reali-zado probablemente comprobáramosque la situación de Melilla pudo serde las peores en la historia. Melilla sepudo perder en muchas ocasiones,b i e n m e d i a n t e l a e n t r e g a aMarruecos, bien por perecer sus habi-tantes de hambre o como consecuen-cia de las epidemias o bien porsucumbir ante los continuos ataquesde los cabileños. Negoció con Melillael rey francés José I, quisieron insis-

tentemente que se negociara la entre-ga Las Cortes de Cádiz, y hubo unGobernador de Almería que pidió alde Melilla que entregara la ciudad.Panorama trágico, pero que sinembargo, la vida y el tesón de loshombres que habitaron esta ciudadgeneró que la misma siguiera unida aEspaña.

En 1800 la ciudad contaba con unapoblación de 2195 habitantes entrel o s q u e s e e n c o n t r a b a n : e lG o b e r n a d o r, S a r g e n t o M a y o r,Intérprete, el Veedor, 1 Vicario y 2Curas, Personal del Hospital del Rey (1

Médico, 2 Cirujanos, 1 Practicante, 1A u x i l i a d o r, 3 B o t i c a r i o s , 1Mayordomo, 1 Sangrador y Barbero y1 Partera), Cadete Interventor deR a n c h o s , Fa c t o r d e V í v e r e s ,A d m i n i s t r a d o r d e R e n t a s yAdministrador de Correos, 224 cria-dos, mujeres y niños, 7 compañías deinfantería (2 fijas y 5 extraordinarias)y una sección de Artillería. 1000 des-terrados. La Compañías fijas contabancon un Capitán, un teniente, un subte-niente, 4 sargentos, un tambor, 8cabos, 24 soldados voluntarios y 250desterrados, en total 290 hombres.

BBLLAASS JJEESSÚÚSS IIMMBBRROODDAA OORRTTIIZZ

Profesor de Derecho. Historiador.

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Melilla a comienzos delsiglo XIX: el drama por susupervivencia

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La ciudad

Las Compañías extraordinarias tenían 1 capitán, 2Tenientes, 1 subteniente, 5 sargentos, 2 tambores, 7 cabos y132 soldados (total 150 hombres). Había 1 IngenieroComandante, Maestro Mayor de Obras, Maestro de Minas,Albañiles, Carpinteros, Cerrajeros, Armero, etc.

Había lo que se denominaban 34 Cuevas del rey, de lasque 27 estaban destinadas a Almacenes y las 7 restantesalquiladas a vecinos. Contaba la ciudad con 109 casas, 23de propiedad real y 86 particulares.

Esta población de 2195 habitantes en 1837 ha descendi-do a 1197, consecuencia de tantos años de desidia, aban-dono e indiferencia.

Melilla alcanzaba 4 recintos (Alcazaba incluida) y lasmurallas y fuertes contiguos: Victoria Grande, VictoriaChica, El Rosario, Muralla de la Cortadura, Fuerte de SanAntonio de la Estacada, Fuerte de Santa Lucía, Fuerte de laPlataforma, Fuerte de San Carlos, Fuerte de San Miguel,Fuerte de Santa Bárbara y Fuerte del Carmen, entre otros.Conjunto que rodeaba a la ciudad. La población se concen-traba fundamentalmente en el primer recinto, quedando enel segundo recinto, Plaza de Armas el Presidio, y quedandoel resto ocupado fundamentalmente por los Fuertes.

Los desterrados debían ser de buena condición, pues seagregaban a las Compañías Fijas prestando Servicio deArmas.

Se había dictado por Carlos III una Ley el 12 de Marzode 1771 en la que se distinguían dos clases de delitos: losdelitos no cualificados y los delitos feos y denigrativos. Los

primeros que aunque justamente punibles, no suponen ensus autores un ánimo absolutamente pervertido, y suelenser en parte, efecto de falta de reflexión, arrebato de san-gre u otro vicio pasajero; como las heridas, aunque gra-ves, en riña casual, simple uso y porte de armas prohibi-das, contrabando, y otros que no refunden infamia en elconcepto político y legal. Y la otra clase de delitos feos ydenigrativos, que sobre la viciosa contravención de lasleyes suponen por su naturales un envilecimiento y baxezade ánimo con total abandono del pundonor en sus auto-res; (eran todos los demás delitos que no llevaban impues-ta la pena de galeras).”

Para los primeros (delitos “no qualificados”) se estable-ció: “que los reos de primera clase, en quienes no cabe fun-dado rezelo de deserción a los moros, deban ser condena-dos a los presidios de Africa por el mismo tiempodeterminado que les prefinieren los tribunales competentes,el que nunca pueda exceder del término de diez años; y quepuestos en sus destinos, no dando allí motivos de otra cali-dad, sean tratados sin opresión ni nota vilipendiosa, apli-cándoles únicamente a las utilidades de la guarnición yobras de los mismos presidios; cuya moderación de penali-dades, y separación total de los que podrían corromperlos,les pondrán más distante el abominable pensamiento depasarse a los moros”

Y es que se intentaba evitar la deserción de los confina-dos al Campo Exterior, extremos que sin embargo no se evi-taba y formaba parte de la vida cotidiana de la ciudad. Porcitar un ejemplo, en 1809, entre otros, se fugan al campoexterior juntos 18 confinados y 2 centinelas.

La suerte de estos hombres era realmente aterradora,pues solían ejecutarlos los fronterizos o usarlos comoesclavos. Se conservan en los archivos testimonios defugados que regresaban a la ciudad. Así el testimonio delconfinado Juan Bautista Griumau Pascual que el 17 deabril de 1817 se fugó, regresando el mes de junio de 1821,contando el calvario vivido, pues lo hicieron esclavo en lazona de Farhana, habiéndolo atado con una vaca y lo teníandiariamente arando, no dándole otra cosa que pan y ceba-da. Siendo comprado por otro fronterizo por 18 reales devellón....”

Otros fugados eran pasados por las armas. Y se vivieronescenas dantescas, cuando algunos fugados eran colgadospor los fronterizos y expuestos sus cuerpos para que pudie-ran ser vistos desde la ciudad.

El mantenimiento de la ciudad, en cuanto a víveres erasostenido por la ciudad de Málaga, de donde llegaba unfalucho con estos a bordo.

Entre las dificultades de la ciudad, además de los tempo-rales que podían azotar y hacer perder alguna embarcacióncon víveres, con el consiguiente desabastecimiento y privaci-dades de la ciudad, otro adversidad inherente a la vida de laciudad eran las embarcaciones de corsarios que se encontra-ban próximas a las costas y abordaban a las embarcacionesque transportaban víveres y trasladaban personas. Duranteesta época de principios de s. XIX barcos corsarios inglesesapresaron en distintas ocasiones nuestras embarcacionestrasladándolas a las islas Chafarinas desde donde comercia-

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Torre del Reloj y Gobierno Militar.

ban la entrega de las personas y víve-res. Igualmente embarcaciones de cor-sarios marroquíes solían abordar en elCabo tres Forcas y los Farallones aembarcaciones españolas.

Otro elemento que integraba ladifícil vida en la ciudad eran los conti-nuos ataques y disparos que fronteri-zos realizaban a la guarnición, produ-ciéndose continuas bajas en losvigilantes de los fuertes que integra-ban la ciudad. En ocasiones debíanformarse una unidad para salir extra-muros de la ciudad y atacar puestosdesde donde se disparaba continua-mente.

A todo ello habría que unir lasenfermedades y epidemias propias dela época, lo que refleja toda una vidaen la ciudad donde las adversidadesformaban parte de ella. A pesar deello la ciudad se mantenía y la disci-plina era uno de los elementos esen-ciales para su conservación. No porello, no se producían durante estaépoca motines por confinados con elintento de poner fin a la situación deconfinamiento o destierro que sufrí-an.

Los años de la ocupaciónfrancesa y la guerra de laindependencia

La Guerra de la Independencia si enun primer momento no afectó grave-mente a la ciudad de Melilla, pordepender el abastecimiento de éstade Málaga y esta ciudad no estar enpoder de los franceses, la situacióniba a empeorar gravemente cuandolas tropas imperiales francesas inva-den Andalucía y el General Sebastianitoma Málaga el 5 de febrero de 1810.

No iba a tardar este General endirigir oficio al gobernador de Melilla,por aquel entonces Ramón Conti,requiriendo a la ciudad para que pres-tara juramento de fidelidad al Reyfrancés José Bonaparte.

Este requerimiento fue rechazadopor el Gobernador, quien en presen-cia de los cargos más destacados dela c iudad juró f ide l idad a l ReyFernando VII y a la causa de la inde-pendencia. En este juramento hizoconstar “que en los momentos que la

patria se halla en tan inminente peli-gro, el honor y el interés naturalestán comprometidos en sepultarseante bajo las ruinas de ellas, quesometerse ante el yugo tiranía usur-pador contra quien peleamos...”“prometiendo y obligándose antesS.M. Fernando VII y en su nombreante la Junta Suprema que ejerceríafielmente el ejercicio de Gobernadorde Melilla. Que la mantendrá en sureal nombre, no la entregará ni larendirá hasta morir a ningún enemi-go de la nación, en razón de lo cualhacía juramento solemne...”

E n c o n t r a d e l p a r e c e r d e lGobernador y demás mandos de laciudad, el vicario eclesiástico D.Francisco Manuel López fue destituidoy detenido por proponer el reconoci-miento del rey francés. Probablementemantuviera este vicario la esperanzade que dicho rey proporcionaramodernidad y mejoras en la situacióneconómica y social del país.

Esta postura, organizándose inclusoen Melilla una Junta provisional, gene-ró el bloqueo del envío de víveres des-de la ciudad de Málaga; por supuestoMelilla viviría días y meses de angustiapor la completa escasez de alimentos yde los enseres más básicos por ponerun ejemplo hubo de usarse los sacosterreros como ropa de abrigo.

Melilla y las Cortes de Cádiz

Melilla va a permanecer fiel a las ins-tituciones de la España que luchacontra la invasión francesa: Cortes deCádiz y Regencia, órgano ejecutivoque vino a sustituir a la Junta CentralSuprema.

Durante estos años 1808-1814 yespecialmente 1810 a 1814 Melilla sedirigirá desesperadamente en distin-tas ocasiones a las Cortes de Cádiz y ala Regencia demandando ayuda antela situación que podríamos llamarcaótica que se vivía, por no ser posi-ble subsistir ante la carencia quesufría.

La situación se agravaba más, sicabía, ante la llegada de detenidosprocedentes de las tropas francesasque habían perdido la batalla enBailén. Se encuentran inscripciones defallecidos en la ciudad de Melilla yque eran prisioneros de guerra en laBatalla de Bailén. Estos se encontra-ban prestando servicios como solda-dos en el Regimiento de Infantería deMálaga que periódicamente destaca-ba uno de sus batallones en Melilla.

En este período el Rey francés JoséI hizo la proposición al sultán deMarruecos de entregarle los presidiosmenores, y siempre que este le reco-nociera como Rey de España, renova-

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Habitación del Convento, que habitaron los confinados de las Cortes de Cádiz

se los antiguos tratados, permitiera ensanchar la zona deCeuta y autorizase la importación de víveres a España. ElMonarca marroquí contestó que solamente cuando estuvie-ra sometida por entero España le enviaría una embajada acumplimentarle.

Durante esta época, concretamente el 4 de mayo 1811Ceuta se dirigió a las Cortes de Cádiz solicitando que sedebiera nombrar un Diputado por dicha ciudad, acogiéndo-se esta pretensión.

Melilla ante la situación de escasez que vive se dirigirá alas Cortes de Cádiz demandado ayuda, sin embargo la res-puesta de estas Cortes fue en repetidas veces debatir lacesión de esta ciudad.

Así consta en las actas de las sesiones declaradas secre-tas de dichas Cortes. En la sesión del día 4 de marzo de1811 se votó la siguiente proposición: Se autorizará en elestado actual de instrucción del expediente, al Consejo deRegencia para que pueda proceder a la cesión de los trespresidios menores, Peñón, Melilla y Alhucemas, siempreque consiga las ventajas que el Consejo indica. Esta pro-puesta no fue aprobada pues votaron en contra 84 diputa-dos frente a 49 que votaron a favor entre los que se encon-traba el diputado Jose Mª. Calatrava al que posteriormenteme referiré.

El 26 de marzo 1811 en una nueva sesión secreta se vol-vió a votar la proposición de cesión de los tres presidiosmenores. Nuevamente fue rechazada por 64 votos frente a60 que votaban a favor de dicha cesión.

El 14 de abril 1811 debatió nuevamente las Cortes unoficio del Gobernador de la plaza exponiendo “la falta devíveres y la escasez de la guarnición, lo que era causa deque desertase la tropa y ponía en los mayores apuros laconservación de aquella plaza”. Con este motivo hablaronalgunos diputados proponiendo que convendría abrir denuevo la discusión sobre la cesión de los tres presidiosmenores”.

Refleja esta actitud, como decíamos, la trágica situaciónde Melilla, pues acudiendo en demanda de ayuda a lasCortes de Cádiz éstas respondían debatiendo la cesión aMarruecos de esta ciudad.

El día 2 de septiembre de 1811 en sesión secreta nueva-mente se debatió “autorizar al Consejo de Regencia paraentablar la negociación de los presidios menores, dandocuenta a las Cortes antes de llevarla a efecto de las condi-ciones que se hubiesen propuesto”. Se aprobó esta cesiónpor 65 votos frente a 63 votos.

El 30 de diciembre de 1811 en una sesión secreta propu-so el diputado Mejías que se requiriera al Consejo deRegencia, “informe en cuanto permita el sigilo sobre el esta-do de los presidios”. Se aprobó con carácter de urgencia.

El Consejo de Regencia había nombrado una comisióncompuesta por el Jefe de Marina D. Rafael Lobo, el Cónsulen Tánger D. Blas de Mendizábal y el que lo había sido inte-rino D. Juan de la Piedra para que llevasen a cabo la cesión.

El sultán efectuaba ofrecimientos económicos muy pordebajo de lo que solicitaba el Consejo de Regencia (habíaofrecido medio millón de duros pagaderos en 5 años) lle-gando incluso en la negociación a utilizar táctica de evasi-va, esperando obtener dichas posesiones en mejores condi-ciones, e incluso gratuitamente por abandono dado que eraconocedor de la angustiosa situación española en guerracon Francia y agravada dicha situación en la ciudad deMelilla.

Los grandes y sangrientos disturbios que por entoncessurgieron en Marruecos y que duraron hasta la muerte delSultán Muley Solimán que tuvo lugar en el año 1822, pro-vocó que estas negociaciones no llegaran a término salván-dose la ciudad de Melilla.

Tampoco trataron bien las Cortes de Cádiz a Melilla cuan-do debatieron la Constitución y concretamente el art. 11 rela-tivo al territorio español donde el diputado Borrul defendióque se incluyera expresamente entre los territorios a Ceuta,Melilla, Peñón y Alhucemas lo que fue rechazado dejando elartículo sin su inclusión, si bien interpretándose que entrabandentro del concepto, terreno e islas adyacentes.

En esta época de escasez y de graves dificultades se pro-dujo una conspiración a principios de 1813, iniciada por elconfinado D. Ramón Jiménez Ortiz y con la finalidad deadherir la ciudad al monarca francés, forma de intentartambién paliar la situación que sufrían. Fue detenido y eje-cutado este confinado, constando su testamento en losarchivos de esta ciudad.

Durante este período resaltar también que hubo unadeserción en mayo de 1810 de parte de la guarnición y des-terrados que marcharon por tierra a Orán ofreciéndose paraencuadrarse en las filas que estaban combatiendo contra

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Historia

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Almacén de San Juan Viejo

las tropas napoleónicas en la península, como así hicieronmarchando desde Orán en un navío a Cartagena.

En 1814 con la expulsión de los franceses, y la vuelta delRey Fernando VII “el deseado” en Melilla se recibió no sólocon gran júbilo la noticia sino también con grandes espe-ranzas de que mejoraría su situación.

Fernando VII agradeció la fidelidad que mantuvo estaciudad y el 8 de mayo de 1815 comunicó al CapitánGeneral de la Costa y Reino de Granada la R.O. siguiente:

“Cuando la Plaza de Melilla se hallaba en 1810 en la crí-tica situación de carecer de los artículos de primera necesi-dad para su subsistencia, insultada e incomodada por losmoros fronterizos, intimada su rendición por los francesesque ocupaban las costas de Andalucía, con una sublevacióninterior fomentada por los presidiarios y demás confinadosy, por último, incomunicada con el Gobierno legítimo, hubie-ra tenido una suerte muy desgraciada si sus valientes mora-dores, arrostrando cuantos obstáculos se les oponían, noevitasen los males que les amenazaban, creando una JuntaProvisional y formando dos batallones con el título de Fijo yLealtad y tomasen otras medidas convenientes a mantenerla Plaza de Melilla por su soberano. Enterado el Rey de todoesto, se ha servido resolver se manifieste a aquellos habi-tantes lo satisfecho que está de su celo, patriotismo y leal-tad a la Real Persona y que no permitiendo las actuales cir-cunstancias del Erario, se le grave con nuevas asignacionesni aumento de sueldos, concede un grado a los Jefes.Oficiales y sargentos. Además, es la voluntad de S.M. quepara los destinos de Plaza y empleos de las Compañías Fijasde Melilla y demás Presidios Menores, sean preferidos losOficiales, cadetes y sargentos de aquellos, siendo acreedo-res por su conducta, aptitud y servicios”.

Sin embargo no cambió mucho la situación viéndose laciudad envuelta de privaciones y carencias de la misma for-ma que había venido sucediendo.

Los confinados de las Cortes de Cádiz

Destaca en este período de la historia de Melilla 1814-1820(régimen absolutista), la presencia en Melilla de desterra-dos por doceañistas (defensores de la constitución de1812).

Llegaron el 4 de enero 1816 D. José Mª Calatrava exdipu-tado de las Cortes, D. Francisco Sánchez Barbero editor de ElCiudadano y D. Manuel Pérez Sobrino y Ramajos, editor de“El Conciso”, condenados a 8 y 10 años de presidio.

En el mismo barco venían D. Manuel García Herrerosexministro de Gracia y Justicia y D. José Zorraquín exdiputa-do destinados a Alhucemas, D. Francisco Martínez de laRosa exdiputado que iba al Peñón y los diputados D.Agustín Argüelles y Álvarez Guerra que iban al presidio deCeuta.

También vino a Melilla D. Bernabé García editor de “Elredactor”.

José María Calatrava, fue diputado por Extremadura,suplente por el obispo de Orense y juró en la sesión de 1 denoviembre de 1810. Formó parte de diversas comisiones y

en la sesión del 24 de septiembre de 1811 fue elegidosecretario de las Cortes. En esa sesión fue elegido presiden-te el obispo de Mallorca, y las aspiraciones de los nuevoselegidos según el discurso eran “mantener nuestra religiónsacro santa, salvar nuestra patria y restablecer en su trono anuestro muy amado Fernando VII”.

En la sesión de 2 de enero de 1813 este Diputado fue ele-gido vicepresidente de las Cortes. Tuvo una participaciónmuy activa este liberal, en los debates parlamentarios yefectuó intervenciones en defensa de la libertad de impren-ta y de la abolición del Tribunal de la Inquisición. En eldebate sobre la abolición de la inquisición manifestaría:“Por mi parte yo lo juro ante la V.M y a faz de la nación:yo me expatriaría si la inquisición se restableciese. Soy yquiero ser católico, apostólico romano; pero quiero ser libre.Deseo cumplir con mis deberes; pero no quiero ser el jugue-te de un déspota ni la víctima del fanatismo”.

En los debates sobre el texto constitucional, había inter-venido en distintas ocasiones el Diputado Calatrava, si bienquiero resaltar la proposición que efectuó sobre el art. 171en la que defendía que la facultad del Rey de declarar laguerra y hacer y ratificar la paz, debía requerir la previaaprobación de las Cortes.

Avatares del destino que aquel Diputado que en 3 vota-ciones siempre había votado favorablemente la entrega deMelilla viniera a esta ciudad desterrado.

Sánchez Barbero periodista y poeta que escribía con elseudónimo Floralbo Corinto falleció en esta ciudad demuerte natural el 24 de octubre de 1819.

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Almacén de San Juan.

Los tres vivieron en el convento del pueblo en una habi-tación que se conserva actualmente.

El 6 de mayo de 1820 cuando la población la componían200 personas de empleados, viudas y desterrados libres,500 hombres de guarnición y de 700 a 800 presidiarios, seproclamó nuevamente la constitución de 1812 en la ciudadde Melilla. Era el inicio del trienio liberal, con este motivo secelebraron muchas fiestas en la ciudad, a pesar de la esca-sez de medios.

El farmacéutico del Hospital del Rey Luis Morales, escri-bió la obra “descripción de las funciones ejecutadas en laplaza de Melilla”, y que he tenido la oportunidad de obte-ner una fotocopia de la Biblioteca Nacional, cuenta contodo detalle la situación de la ciudad y los días que se vivie-ron conmemorando la proclamación de la constitución libe-ral. Se celebró una ceremonia religiosa en honor de D.Francisco Sánchez Barbero. Las fiestas se celebraron los días6,7,8,9,10,11 y 17 de mayo de 1820. Se publicaron mani-fiestos y uno de ellos, decía: “los alcaides y gobernadoresde esta citada plaza en la dilatada serie de años que hantranscurrido nos han dejado ejemplo bien notorios de loscostosos sacrificios de los valientes y esforzados defensores,que han batido y arroyado a los moros con el mayor brío eintrepidez en la diversas ocasiones que lo han sitiado. Lashambres y escaseces que han soportado con magnánimaentereza os lo hace ver la experiencia de las que habéissufrido los que hoy tenéis el honor de guarnecerla. Así mis-mo vosotros firmes y constantes, como herederos de lostimbres y hazañas de vuestros antepasados, supisteis enmedio de la calamitosa situación en que os hallabais en elaño pasado de 1810, contrarrestar y no sucumbir a vil notade traidores al Rey y a la patria, cuando encontrándonos enla más notable indigencia de víveres, hostilizados diaria-mente por vuestros infieles circunvecinos, y sin saber dondeexistía el legítimo gobierno, os fue intimada la rendición porel general francés Sebastián para que doblarais por vuestracerviz al intruso Rey Josef. No os acobardaron sus amena-zas, y confiados en la protección del supremo hacedor detodas las cosas, despreciasteis sus ofertas; y aprisionado alos comisarios enviados por el expresado Sebastiani, corris-teis impávidos y con la mas viva diligencia a buscar el legí-timo gobierno, fundado en una regencia puesta por lasCortes Generales y extraordinarias congregadas en la realisla de León. Sumisos y obedientes a las órdenes que de

estas dimanaba jurasteis el 8 de septiembre de 1812 laconstitución política de la monarquía, sancionada el 19 demarzo del mismo año para el bien general de la naciónespañola”.

La situación en este período de la historia de Melillaigualmente vivió situaciones trágicas, llegando incluso aque el 20 de junio 1816 y, estando la ciudad a media raciónde pan, ante las escaseces que sufrían, llegó un falucho conescasos víveres y 30 confinados, y el Gobernador DíazCapilla los devolvió en el mismo barco, con 20 confinadosmás, por no haber con que alimentarlos.

El 1 de abril de 1820 partió para Málaga un buque dondetrasladaban al diputado y periodistas confinados en estaciudad llegando a dicha ciudad, donde se celebraron distin-tas ceremonias por la liberación de estos confinados asícomo los de las isla y peñón.

La situación en Melilla continuó en aquellos comienzosdel siglo XIX, en la misma dinámica de escaseces y sufri-mientos expuestos. El día 19 de diciembre de 1822 se dis-puso que el Peñón y Alhucemas dependieran de Málaga yMelilla de Almería para todos los asuntos y el 15 de abril de1823 el Gobernador de Almería dio instrucciones al deMelilla para el abandono de la Plaza.

Merece la pena honrar la memoria de todos esos ciuda-danos que en sus distintos destinos, hicieron posible queMelilla siguiera unida a la nación, a pesar de los lamenta-bles avatares del transcurrir de la historia de España duran-te esos años.

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Bibliografía

Plano de 10 de septiembre de 1810.Datos para la Historia de Melilla. Gabriel de Morales.

1909.Efemérides y Curiosidades, Melilla, Peñón y Alhucemas.

Gabriel de Morales. 1921.Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz. Biblioteca del

Senado.Descripción de las funciones ejecutadas en la plaza de

Melilla. Luis Morales.1820. Biblioteca Nacional.Archivo Municipal.Archivo Obispado de Málaga.

Es preciso comenzar advirtiendo a quien esto leyere, que setrata de la transcripción más o menos formal y académica,de una conferencia que pronuncié a finales del año 98 en laFacultad de Historia de la Universidad Complutense deMadrid, con motivo de unas “Jornadas sobre Melilla” queorganizaron junto con la Facultad de Historia de la UNED.En esas jornadas me correspondió, cronológicamente, elnacimiento del siglo XX en esta ciudad.

Conviene continuar advirtiendo que yo, como la mayoríade los que leerán el artículo, soy un “consumidor” de inves-tigaciones ajenas. Yo soy un profesor de historia, acostum-brado a trabajar con investigaciones de otros; es por esoque, aunque para este trabajo hube de bucear en documen-tos, memoriales, tablas, libros, etc... quedará muy evidenteque no se trata de una investigación pura y dura, sino en eltraslado, oral en principio, de una serie de matizaciones yconocimientos aprehendidos que, quizás sean novedososen cuanto al punto de vista, pero... algo es algo.

Cuando uno pone en práctica algunas de las técnicas deinvestigación propias de nuestra carrera, enseguida le llegael componente lírico del investigador... desde sentir la emo-ción de darse de bruces con un trozo de cerámica, el orgu-llo de enarbolar un almirez de hace mil quinientos años... lalírica que no sentimos los contemporaneistas al analizar laprofusión de fotos, de documentos, planos, papeles, cartas...echa uno de menos la objetividad de una vasija de cerámicay el montón de datos fijos e indiscutibles que se puedenobtener de ella. Nosotros, sin embargo, necesitamos recon-firmar siempre nuestras sospechas. Buscar siempre el cir-cunloquio documental, mirar los papeles hasta del revés porsi el autor hubiera querido escondernos alguna sorpresahermética y secreta. Por eso admiro a los investigadores yme compadezco de los intentos que yo hice los días previosa la conclusión de este trabajo.

Llegados a este punto, conviene comenzar por analizar eltítulo. Tras probar muchos, me quedé con el que da entradaa este trabajo, aunque durante muchos días tuvo el subtítu-

lo que aparece entre paréntesis... y que no era, ni más nimenos, el que yo le puse cuando me lo encargaron, peroese “Melilla... hacia la ciudad” encajaba muy bien con loque más adelante leerán, además es más enigmático, másimpreciso. Quizás más atractivo y menos académico que elde los albores... evidentemente es menos historiográfico yademás se parece y está inspirado en “Ad urbe condita” deTito Livio.

Y es que al hablar o escribir de esta ciudad y de su evolu-ción histórica hay que hacer un esfuerzo suplementario enser muy preciso, no sólo con los datos y hechos históricos,sino también con las ideas y con las palabras. Vamos a ver:los curiosos que consultaban o los niños estudiantes de losaños 50 ó 60, podían encontrar en la famosa “EnciclopediaÁlvarez” de tercer grado, aquella intuitiva, sintética y prácti-ca, tan valorada ahora por algunos, que Melilla (resumien-do) “Posee un territorio que comprende la península delcabo Tres Forcas. Su vega está regada por el río de Oro y susproductos son insuficientes para alimentar a la población”.También que “Las posesiones españolas en el Norte de Áfri-ca tienen un clima poco saludable y por lo mismo estánpoco pobladas”. Y establecía en el año 1964, 80.000 habi-tantes para Melilla. El doble que Ávila, el triple que Soria.

Es por esto que me propuse ser preciso, concretar y nodar nada por sabido.

Si se quiere ser riguroso, como yo pretendo, es necesarioacotar cronológicamente esa imprecisión de “Hacia la ciu-dad” o esos “Albores del Siglo”. Hay que establecer coorde-nadas temporales... y a mí se me ocurren unas cuantas ytodas son buenas por distintas causas:

– El primer tercio del Siglo XX– 1898 – 1931– Guerra de Margallo a Guerra Civil– 1898 1925Todas son buenas porque son significativas y mucho para

nuestra ciudad y siendo ambiciosos, los albores que habla elsubtítulo y el “hacia la ciudad” que da el título, podría ter-

ÁÁNNGGEELL CCAASSTTRROO MMAAEESSTTRROO

Historiador UNED, Melilla

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Melilla... Hacia la ciudadMelilla en los albores del siglo XX

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minar con el inicio de la guerra civilespañola o mejor dicho con el iniciodel levantamiento militar contra laRepública, en Melilla el 17 de Julio de1936. Y podría comenzar en la últimadécada del siglo XIX, concretamenteen 1893, en la llamada “Guerra delMargallo”.

Trazadas las cotas cronológicas,hay que dotar la exposición, aunquesea escrita, de agilidad y didáctica,evitar ser excesivamente recurrente,excesivamente cartesiano, por esovamos primero a 1898 y dejemos paramás tarde, para cuando convenga, laGuerra de Margallo.

De sobra es sabido que los tópicosmanidos encierran, muchas de lasveces, verdades muy evidentes... yhace poco tiempo escuché pronunciarun topicazo a un historiador de fama:“En julio de 1921, en Annual, se pro-clamó la segunda república”...ahíquedó... pues trasponiendo términosy corriendo el riesgo asumido, aposti-llo yo: En 1898 comenzó el desastrede Annual.

Tras la pérdida de las colonias,España tenía que mantener el “Statu”colonizador. El ejército colonial volvió,al unísono, la cabeza hacia África.Este continente se estaba repartiendoentre las potencias y hacía obligada lapresencia española. Ahí estaban lascabezas de puente de Melilla, Ceuta,etc... Además se daba rienda suelta alafán conquistador y belicoso de partedel ejército finisecular y se prometían,desde la regencia, ampliaciones terri-toriales para tapar “otros asuntos”...y p o d r í a m o s s e g u i r s i e n d o“Metrópoli” y obtener beneficios delas colonias y no quedarnos atrás enla carrera europea...

En 1898, a la vez que el ejército deEspaña se acostumbraba a haber per-dido las colonias americanas yFilipinas y la burguesía industrialpadecía la crisis por ese motivo, lacabeza se volvió a Marruecos, donde“El Imperio” presidía desde varios

promontorios de la costa. En Melilla,desde 1497 con Medina Sidonia...cosa ya sabida... Pues en 1898, elPRESIDIO DE MELILLA... por cierto. Eneste afán de ser precisos, convieneaclarar algo muy evidente:

PRESIDIO hay que tomarlo nosólo en la acepción carcelaria y peni-tenciaria; es más yo diría que lamayor parte de referencias históricasal término presidio, lo son a lasegunda de las acepciones, que losmelillenses deberíamos tomar como

primera, ésta es la que deriva dellatín “PRAESES- PRAESIDES”, esdecir, PRESENCIA. Por tanto Melillaera presidio o presencia de Españaen el continente desde 1497, des-pués y aprovechando la lejanía y elaislamiento, utilizada como peniten-ciaría... Quede pues claro que, cadavez que en este trabajo haya algunareferencia al presidio, hay que enten-derla en las dos acepciones y las másde las veces en la segunda como másimportante que la primera.

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Gráfico de la Melilla urbanizada en 1900

■ Presidio quieretambién decir

presencia,presidencia ■

■ El presidio es un no lugar, no es una ciudadurbanísticamente, es la “no ciudad” ■

Por cierto que en toda la literatura y la documentaciónconsultada, no he encontrado ninguna referencia a la “ciu-dad de Melilla”. Se habla de “Plaza de soberanía”, “PlazaNorteafricana”, “Plaza militar”, “Plaza y campo deMelilla”, “Pueblo”, “Vieja Ciudadela”, “Cabeza de puen-te”... no hay referencias a ella como “ciudad”... y si tene-mos en cuenta que, en la guerra de Margallo (1893), lasuperficie construida de Melilla era apenas el cinco porciento del territorio famoso de los trece kilómetros cuadra-dos, según puede observarse en la figura 1. Y ese cinco porciento está, casi todo en la fortaleza del presidio, donde nohay una calle recta que pase los ochenta metros; tendremosuna magnífica y hermosa fortaleza, defensiva y segura pordentro y por fuera y muy bien pensada... pero sólo eso, for-taleza. Nada más. Y según Bonet Correa, toda idea de ciu-dad debe pertenecer a un orden ético, filosófico, sociológi-co, de acuerdo con las aspiraciones de cada época ycultura... pues eso era Melilla con cuatrocientos años depresidio y fortaleza a sus espaldas.

Siguiendo con Bonet Correa, en toda concepción urbanís-tica debe ir implícita la reforma y mejora de las condicionesmateriales y morales de la sociedad, para lograr que la ciu-dad funcione a la perfección y que sus habitantes sean másfelices. Y esto en una fortaleza no se da. En un presidio, nose da. Lo importante no es el nivel sociológico o filosófico,sino la seguridad, el presidir y el ser fuerte, por dentro y porfuera. Y podría decirse que el fin es que los habitantes seanmás felices y más seguros... pero a costa de qué.

Es momento de recordar el título de este trabajo: “Haciala ciudad”. Y aquí debo nombrar a mi amigo el profesorJosé Luis Fernández de la Torre, pues cuando le contabacómo estaba enfocando el trabajo y a qué conclusión habíallegado, me recomendó un magnífico libro de Marc Augé,que hablaba de los espacios del anonimato y la lectura deesta obra vino a reconfirmar mis matizaciones sobre Melillaen el principio del siglo XX.

Habla el nombrado autor de que aquellos lugares quedespersonalizan a la gente, la alienan. Incluso la agreden yse muestran hostiles. Los lugares que uniformizan en exce-so y se convierten en lugares donde prima el anonimato,deben nominarse como “No lugares”. Es decir, y a botepronto... No sólo los campos de refugiados o los miserablesbarrios marginales, sino los grandes aeropuertos, algunasgrandes superficies, las gasolineras con autoservicio y coninsuficientes instrucciones, las estaciones de trenes y auto-buses. Los mismos aviones, barcos y trenes. La universidaden tiempos de matrículación, ciertas oficinas ministeriales...¿Quién no conoce algún lugar donde prima el anonimato?¿Quién no conoce un “No lugar”?

Pues siguiendo el hilo de Marc Augé y los “No lugares”,puede hablarse de la Melilla de 1900 como la “No Ciudad”.Y creí haber acuñado un buen término, pero pronto me dicuenta que los marxistas ya lo usaban cuando justificabanque, para ellos, el urbanismo no consistía sólo en modular elespacio como una obra de arte, sino configurarlo comoespacio político y así existían muchos tipos de ciudades,como las especulativas... y las “No ciudades”

¿Y por qué digo que Melilla en el 1900 es la “NoCiudad”? Pues, evidentemente porque Melilla, presidio yfortaleza, está dentro de la lógica de los presidios (recuerdola doble acepción) y de las fortalezas y no la de la ciudad.Melilla no existía como ciudad. Había una fortaleza com-puesta por cuatro recintos y un campo exterior con algúnfuerte lejano que recordaba el perímetro de seguridad.Melilla no era la “Civitas Romana”, base de toda la concep-ción urbanística posterior, ni se parecía a ella. A Melilla nose podía venir libremente. Había que ser militar, guardia orecluso... o trabajar al servicio de alguno de los “oficios”nominados. Porque Melilla no se configuró durante cuatro-cientos años en función de los ciudadanos libres, sino enfunción de los otros y en función de resultar inexpugnablepor fuera, con lo que eso conlleva puertas adentro. La bazafundamental de la fortaleza es que apenas haya comunica-ción con el exterior terrestre... y por el único sitio que que-daba, estaba el mar... y las condiciones de la navegación dela época.

En la Melilla de 1900 no se había sentido casi la necesi-dad de urbanizar, porque el urbanismo es expresión delestado de la sociedad que urbaniza y de la concepción delmundo que ésta posee... y el urbanismo del presidio, tam-bién lo es de su sociedad. Es urbanismo de “No Ciudad”.Por cierto que en este punto y para romper un poco la diná-mica categórica les recomiendo se fijen, cuando puedan, ( alvisitar esa ciudad o al consultar bibliografía, pues apareceen algunas enciclopedias) en un cuadro de AmbroghioLorenzetti, en el museo de Siena, pintado en 1339 y titulado“Vista de una ciudad fortificada al borde del mar”. Nadamás verlo coincidirán conmigo que se trata de una ciudadigual que Melilla.

Concluyo tras el detalle visual que el presidio no seguía,ni falta que le hacía, las teorías de Cristaller sobre la ciudad,como es cumplir una función de ser lugar central y deinfluencia de otros núcleos de población. El Presidio no eslugar central, no es lugar. ¿Es “No lugar”? No es ciudad,pues será, efectivamente “No Ciudad”.

Con lo dicho hasta el momento no quiero dejar la idea deque la fortaleza no tenga interés urbanístico, arquitectóni-co, ni por supuesto histórico, que lo tiene y es muy impor-tante. Quiero hacer notar tan sólo, que cuando la mayoríade las ciudades españolas se habían “ensanchado”, seestudiaban alternativas urbanísticas, Melilla, por su condi-ción de ser una plaza de soberanía, una plaza fuerte, un pre-sidio... o como queramos llamarla, no sólo no era aún una

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Historia

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■ Su función era presidir y serfuerte por dentro e

inexpugnable por fuera ■

■ A Melilla no se podía venirlibremente, si no eras militar,

guardia o recluso ■

ciudad, según el concepto contempo-ráneo de éstas, sino que era una “Nociudad”. ¿Y qué ha pasado para quela Melilla “No Ciudad”, en muy pocosaños pase de fortaleza y presidio atener un ensanche envidiable, ortogo-nal, artístico, logrado, personal... y seconvierta en un bello conjunto moder-nista?

Pues muchas, variadas y variopin-tas circunstancias en los primerosveinticinco años del siglo XX que con-formaron y cincelaron esta ciudad yque el resto de sus homónimas delestado ignoran, casi por completo.

Un autor melillense tituló unanovela suya -hoy rescatada gracias ala labor del servicio de publicacionesde la ciudad- “La Hija de Marte” ycreo que no hay mejor símil y califica-tivo.

Hablaba de la ciudad que apenassalía de las murallas de la fortaleza enlos barrios del Mantelete, junto alMuro x y la Alcazaba, junto al IVRecinto... y un lejano barrio... el delPolígono, en el campo exterior.

Una ciudad cuyo único entreteni-miento era as is t i r a la l legada¿Regular? Del buque “Ciudad deMahón” que paraba a una o mediamilla de la costa y del que desembar-caban en lanchones de la “Compañíade Mar”, víveres, reclusos, militares yalgún que otro visitante de paso.

La llegada del barco a una ciudadsin puerto, con sólo un embarcaderoque, desde 1863 es declarada “PuertoFranco” y hay que utilizar lanchonespara desembarcar. Se trata, evidente-mente de un “No Puerto”.

Pues volviendo al título de lanovela de Francisco Carcaño citadaanteriormente, Melilla es, efectiva-mente, a principios de siglo y fines delanterior, la Hija de Marte. Hay treshechos bélicos importantes que die-ron carácter y configuraron la “NoCiudad” en Ciudad. Tres guerras, contodo lo que eso conllevó, tres guerras,por tanto, lamentables para uno quese declara pacifista y partidario deldiálogo y el entendimiento. Tres gue-rras fruto de la política imperial colo-nizadora sobre el entorno de Melilla.Tres hechos luctuosos, en suma, paramuchas personas que sirvieron al fin ya la postre para que la “No ciudad” se

transformara. Pero no quiero dar laimpresión de tristeza y de que es unaciudad montada sobre tristezas pro-pias y ajenas... aunque a ver cual delas ciudades está libre de serlo.

El primer hecho bélico fue la llama-da “Guerra de Margallo” en 1893 quecoincide con el establecimiento yconstrucción de fuertes extramuros ylejanos, para dominar el llamado“campo exterior”. En concreto el queoriginó esta “Guerra” tenía como fun-ción dominar el cercano poblado deFarhana. El ministro de la Guerraordenó su const rucc ión s iendoGeneral de la plaza García Margallo.Desde el principio surgieron proble-mas con el emplazamiento hasta queel 2 de Octubre comienzan las hostili-

dades ya con cifras de muertos y heri-dos. El día 28 se produce la liberación,pero el General Margallo había muer-to en circunstancias absurdas al cons-truir un fuerte fácilmente aislable ysin agua. Nuevamente se empeñabanlos gobernantes en demostrar la inca-pacidad para barajar los problemas

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Historia

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Gráfico de la Melilla Urbanizada en 1940

■ Estatuto depuerto franco

concedido a unaciudad sin puerto,

o con “nopuerto” ■

fronterizos. El ejército estaba dema-siado preocupado con Cuba.

En el año 1900 el censo da lapoblación en Melilla de 9000 habitan-tes, tres mil de ellos militares. Es elmomento en que empiezan las pros-pecciones para encontrar mineral dehierro. Es la época del Roghi Bu-Hamara, de la Sociedad Española deMinas del Rif. Época en que el domi-nio francés se considera una amena-za; de la carrera por llegar a Fez, laConferencia de Algeciras y el repartodel Norte de África.

La Segunda crísis bélica se habíaestado gestando y en 1909, cuandounos trabajadores de las minas deSegangan son hostigados por lasCábilas, al pedir protección... comien-

za el mal llamado “Problema deMarruecos” que da lugar a la SemanaTrágica por la Guerra del Rif y la levade soldados catalanes, que desembo-ca en la ca ída del gobierno deEspaña. Pero Melilla tiene ya 21.000habitantes y 42.000 soldados. Melillaaparece en todos los periódicos, nosólo de España. El puerto pasa de des-cargar 7.500 Tm en 1910 a 600.000Tm. diez años después.

Son los años del ”Cañón de lasnueve”, del temporal del 14 con quedesapareció lo que se había construi-do de puerto. Época que queda bienreflejada en otra novela “Melilla LaCodiciada”, de Juan Berenguer. LaGuerra del nueve sirvió como verdade-ra intervención e introducción de

España en Marruecos, encadenándosecon la “Guerra hacia el Oeste” quecomenzaría en 1913 para tomar pose-sión de lo que había correspondido aEspaña en la Conferencia de Algeciras.

En 1916 llega la primera gran crisiseconómica Melilla. Una ciudad quetenía ya 42.000 habitantes más unaguarnición de 25.000 soldados, quehabía crecido demasiado rápido yartificialmente, con una poblaciónexcesivamente dependiente delcomercio de consumo inmediato, conunos negocios demasiado volátiles ymal cimentados... pero es la época dela construcción del ensanche y de laconstrucción del plano modernista ylos barrios modernos. Ya tenía la ciu-dad graves problemas sanitarios y deinfraestructura. Funcionaba bien labeneficencia que atendía, desde laadministración de la ciudad a losmiles de necesitados.

En 1921 cambia el rumbo. Sigueeconómicamente el monocultivocomercial debido a la fuerte presenciamilitar, lo que impide que echaran raí-ces algunas iniciativas industriales. Sesuponía que las tropas se iban a ir dis-gregando por el interior de Marruecosy que los beneficios iban a ser efíme-ros. Había que tener poca infraestruc-tura para recoger pronto y marcharse,bien tras los soldados, bien a otroslugares y a otros menesteres.

En 1918 la Junta de Arbitrios, deorigen militar, que regía los destinosde la ciudad y atendía todos los ámbi-tos es sustituida, sólo teóricamente,por un ayuntamiento... porque laordenanza se congela hasta 1930.

Y en el antedicho año 21 tienelugar el tercer hito bélico, quizás elmás trágico y doloroso, si es que eldolor tuviera grados y la tragedianiveles. Año en que la ComandanciaGeneral de Mel i l la y su t i tular,Fernández Silvestre, desaparecen, jun-to con miles de soldados en las aride-ces inhóspitas de Annual y alrededo-res. Y Melilla vuelve a primera plananacional porque el gobierno de lanación entra en crisis... y llega Primode Rivera... etc. Es una historia dema-siado conocida o demasiado malconocida, que nunca se sabe.

Lo cierto es que, superada ya la cri-sis y “apaciguado” el territorio, allá

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Arte

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Plano de Melilla (1960)

por 1925 es cuando la ciudad, esta vez ya ciudad, con todoslos datos urbanísticos que en el principio señalé como defi-citarios, ya vigentes en Melilla, se conforma y crece comotal y se acaba de reestructurar básicamente, siempre con elejército como denominador común que dominó el espacio,con guerras, ocupaciones, etc... que controló ese espacio ylo aseguró y que comenzó a organizar ese espacio militar ycivilmente. Melilla, que según el historiador Antonio Bravose asentó sobre un desierto urbano importante, fue diseña-da urbanísticamente desde la Comandancia de Obras delEjército, donde los ingenieros militares, más los arquitectosy técnicos municipales, y los del ministerio de fomento,construyeron, planificaron, dotaron de infraestructura ybuscaron financiación a esta ciudad que lo fue en principiocomo hija de Marte.

Ciudad que en los años treinta tuvo doce publicacionesperiódicas, entre las que cabe destacar “El Popular”, “ElTelegrama del Rif”, “El Heraldo de Melilla”... “La Gaceta deMelilla”, “El Cañón”... Que tuvo muchas asociaciones, clu-bes y casinos recreativos y culturales como los casinos quehoy conocemos, un círculo mercantil, un Ateneo Científico-Literario, una Sociedad filarmónica. Ciudad en la que actua-ron Rubinstein, Joaquín Turina y Andrés Segovia, por ejem-plo, Con tres teatros funcionando, dos cines, una Plaza deToros y dos campos de fútbol.

Si recordamos el principio de este trabajo, establecí loslímites cronológicos del mismo entre el 1893 y el 17 de Juliode 1936, donde la Ciudad se señala del resto, nuevamenteen un hecho violento, pues estalla la sublevación militarcontra la república, que al fin y a la postre daría lugar a otroestallido bélico, esta vez de proporciones gigantescas, com-parados con los anteriores, y terribles resultados, pero esoes materia de otro artículo y otra investigación

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■ En los años 30 tuvo doce publicaciones periódicas ■

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Introducción

A pesar de la brevedad del reinado deAlejandro1, las repercusiones alcanza-das por la extensión e impacto de susconquistas en todos los ámbitos(social, cultural, político-geográfico,estratégico y económico), van a per-durar durante los siglos posteriores.Uno de los aspectos más notables esel que se refiere al sistema monetarioy a la enorme influencia que este ten-drá en los siglos venideros, pues secontinuarían acuñando monedas ennombre de Alejandro siglos después.Sus oficiales, que se repartieron suenorme imperio tras su muerte, conti-nuarían la producción de monedas ensu nombre por un muy breve espaciode tiempo2, y en algunas regiones ennombre de Filipo III3. Sin embargo,casi inmediatamente después de lamuerte de Alejandro, y de su malogra-do sucesor4, los generales tomaríanlas riendas de los territorios donde

JJOOAAQQUUÍÍNN MMOONNTTEERROO

Profesor de Humanidades y coleccionista.Benedictine University. Chicago, USA.

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Las tetradracmas deAlejandro MagnoUna aproximación a su emisión

cronológica, tipología y cecas en vida

de Alejandro

1 Alejandro Magno tenía sólo veinteaños cuando se convirtió en rey deMacedonia en el 336 a. C., tras elasesinato de su padre Filipo II.Durante su fugaz existencia exten-dió sus conquistas desde el nortede Grecia hasta más allá del impe-r i o p e r s a , l l e g a n d o h a s t aAfganistán y la India después deocupar toda Asia Menor, Fenicia,Egipto, Persia y Mesopotamia. Su

vida fue una casi permanente cam-paña militar que duraría únicamen-te 13 años, hasta su muerte en 323a. C. en Babilonia, sin llegar a cum-plir los 33 años de vida.

2 Salvo en el caso excepcional deAntígono, quien sólo puso en circu-lación monedas con el nombre deAlejandro y nunca con el suyo pro-pio, quizás tanto por considerarse ellegítimo heredero del imperio,como en un vano pero elogiableintento de continuar con una uni-dad territorial que se desvaneceríaen manos de tantas ambicionespersonales enfrentadas.

3 Filipo Arrideo, hermanastro deAlejandro, deficiente mental y suce-sor temporal en el trono imperial.

4 Alejandro murió sin dejar herederosy s in nombrar sucesor. En e l

Tetradracma de Alejandro. Amfípolis (336-323 a.C.). Anv.: Cabeza de Heracles. Rayo en campo delreverso. Imagen cortesía de Classical Numismatic Group, Inc.

momento en que él desaparece seinicia un período de inestabilidad yguerras entre antiguos compañerosde armas. Inicialmente se respeta ladecisión, a propuesta de Perdicas,de esperar al nacimiento del hijoque Roxana, esposa de Alejandro,esperaba del mismo. Cuando esten a c i ó s e l e r e c o n o c i ó c o m oAlejandro IV, pero no llegaría nuncaa reinar al ser asesinado cuandoapenas tenía 12 años junto con sumadre, por el oscuro Casandro (hijode Antípatro), en Macedonia. Por suparte, Filipo III Arrideo, tambiénhabía sido eliminado por Olimpia(madre de Alejandro) en 317 a. C.para que su nieto Alejandro IV notuviera que compartir el trono conél. Pero Olimpia, a su vez, sería eje-cutada por Casandro.

pasarían, de la temporalidad de unaregencia, a ser los soberanos indiscu-tibles5. Y a pesar de que estos nuevosmonarcas helenísticos iniciaron suspropios sistemas monetarios, las drac-mas y sobre todo tetradracmas ennombre de Alejandro, se seguiríanacuñando en gran número de ciuda-des independientes durante más dedoscientos años después de su muer-te por ser aceptado a escala interna-cional6. Pero aquí no vamos a ver laproducción de moneda póstuma, sinoúnicamente las tetradracmas apareci-das en vida de Alejandro, más escasasy quizás más difíciles de datar.

Fuentes

Un breve repaso de los estudiosnumismáticos que hoy nos permitenacercarnos a este tema, y sobre el quese desconocen trabajos y bibliografíaen castellano, bien podría comenzarpor Ludving Müller7. Sin embargo,uno de los más importantes estudio-sos en la matería sería el norteameri-cano Edward T. Newell8, quien utilizóla técnica de identificar monedas pro-ducidas por un cuño común (llamadodie linkage o relación de cuño) paraobservar que monedas que Müllerhabía atribuído a diferentes cecas,

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Mapa de las cecas activas en vida de Alejandro (subrayadas). (Elaborado por el autor).

5 Pero numismáticamente hablando,siempre dejaron un rincón, en algu-nos casos importantísimo, para elrecuerdo de su idealizado Alejandro.Lisímaco, en Tracia y en las ciudadesde Asia Menor bajo su control, inicióla producción de dracmas y tetra-dracmas con el mismo diseño quelos de Alejandro, pero con su nom-bre en ellos. Posteriormente, y engran número, acuñaría un modelodiferente con un bello retrato deAlejandro con los cuernos del diosAmón en su anverso, tanto paradracmas como tetradracmas, en pla-ta, y estateras, en oro. Ptolomeo, enEgipto, también rendiría honores ala memoria del conquistador que leshabía llevado hasta la India ponien-do en sus dracmas y tetradracmasde plata, y en algunas de sus piezasmenores de bronce, a un Alejandrocon un tocado de piel de elefante.Seleuco, por su parte, en un princi-pio se limitó a seguir con el mismotipo de diseño, con su nombre en elreverso, para luego dar paso a nue-vos diseños, como el supuesto retra-to de Alejandro con un casco de pielde leopardo y cuernos en algunasdracmas y tetradracmas fundamen-talmente acuñados en Susa.

6 De ahí la enorme importancia quesupuso la estructuración del sistemamonetario alejandrino y la apariciónde las primeras monedas durante suvida como modelos a imitar poste-riormente. Podríamos decir que enel mundo helenístico los Alejandroseran los euros o los dólares de hoydía, con tan alto grado de circula-ción como los populares tetradrac-mas atenienses del siglo V a. C.

7 Investigador danés de mediados delsiglo XIX que estableció como nor-ma general que para designar laantigüedad de las tetradracmas deAlejandro había que fijarse en eltamaño de la plancha, a menortamaño de la plancha más lejanoen el tiempo, lo cual es cierto, puesa medida que la producción deestas monedas evoluciona en eltiempo se produce un aumentoprogresivo de su tamaño, aunquepodemos encontrarnos con rarezasde tetradracmas antiguos con unagran plancha (ver Figura).

8 Especialista numismático que traba-jó desde principios del siglo XX enl a s s a l a s d e l a A m e r i c a nNumismatic Society en Nueva York,y que aclara algunos puntos equí-vocos de los trabajos de Müller.

■ Las dracmas y sobre todo tetradracmas ennombre de Alejandro, se seguirían acuñandoen gran número de ciudades durante más de

doscientos años después de su muerte ■

eran realmente productos de la mis-ma, compartiendo el mismo cuño enel anverso aunque cambiasen los sím-bolos e inscripciones de sus reversos,pues estos reversos eran producidospor una variedad de cuños distintos.Por otro lado, con el descubrimientoen tierras egipcias del tesoro deDemanhur9 en 1905, y el estudio delmismo realizado por Newell, se abrie-ron nuevas perspectivas sobre el estu-dio de la moneda alejandrina, su cro-nología y ciudades de acuñación. Elnorteamericano catalogó y clasificómás de 2.000 de estas monedas.Otros expertos en moneda alejandri-na contemporáneos son Martin Price,quien ha publicado un extenso catálo-go de las monedas de Alejandro quehoy día se utiliza para su identifica-c ión y c las i f icac ión por t ipos ycecas10, y Hyla Troxell, con importan-tes estudios recientes relativos a lascecas de Macedonia11.

Denominaciones y tipos

Aunque los tipos más comunes acu-ñados por Alejandro fueron las estate-ras (oro: AV), tetradracmas y dracmas(plata: AR) y unidades menores debronce (AE), a continuación se inclu-yen también algunos otros que circu-laron en menor medida, especificandolas de oro y plata:

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Tetradracma. Ceca de Amfípolis (323-320 a.C.). En el reverso puede apreciarse un casco macedonioen campo y la inclusión, ya posterior, de la leyenda “BASILEUS” a izquierda del Zeus sedente.Perteneciente a la colección del autor.

Tetradracma acuñado en una plancha enorme. Los pies de Zeus descansan sobre un banco. Ceca dePella, capital de Macedonia (325-315 a.C.). De la colección del autor.

Tetradracma de Tarsos, Cilicia. (327-323 a.C.). Timón junto a Zeus en reverso. Colección del autor.

9 Este tesoro, enterrado entre el 318 y317 a.C., contiene prácticamenteejemplos de todos los tipos acuña-dos desde la vida de Alejandro has-ta las primeras piezas de sus suce-sores, más de 8.000 tetradracmas.

10 Martin J. PRICE: The Coinage in theName of Alexander the Great andPhilip Arrhidaeus (2 vols.). TheBritish Museum - Swiss NumismaticSociety. Zurich and London, 1991.

11 Hyla A. TROXELL: Studies in theMacedonian Coinage of Alexanderthe Great. Numismatic Studies No.21. The American NumismaticSociety. New York, 1997.

■ Con el descubrimiento en tierras egipciasdel tesoro de Demanhur en 1905, se abrieron

nuevas perspectivas sobre el estudio de lamoneda alejandrina, su cronología y ciudades

de acuñación ■

Estatera de plata de Tarsos emitida por el sátrapa Mazeus (361-334 a.C.). La representación de Baalen el anverso resulta muy similar al Zeus de los reversos de Alejandro. Algunos autores sostienen,por este motivo, que el macedonio acuñó sus primeras monedas en Tarsos. Imagen cortesía de CNG.

■ Cuando Alejandro se convierte en rey deMacedonia sigue utilizando los talleres deproducción de moneda ya existentes en

Egas, Pella y Amfípolis ■

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Mazeus sátrapa, Cilicia (361-334 a.C.). Similar a las posteriores AR estateras de Babilonia. El Baaldel anverso recuerda a Zeus. En el reverso, león caminando. CNG.

AV d i e s ta te ra 12 (17 ,2 gm. ) :Anverso/ Cabeza de Atenea a derechallevando casco corintio con cimeraadornado con serpiente. Reverso/Victoria alada de pie a izquierda, conguirnalda de laurel y mástil de nave;inscripción ALEXANDROS (en griego)a derecha, diferentes símbolos segúnceca a izquierda en el campo.

AV estatera (8,6 gm.): Similar alanterior.

AV media estatera (4,3 gm.):Similar al anterior.

AV cuarto de estatera (2,15 gm.):

12 La introducción de la iconografía deAtenea en el anverso de las monedasde oro, reconocida por todos los pue-blos de origen heleno, y de la repre-sentación de una victoria naval (posi-blemente haciendo referencia altriunfo ateniense en Salamina -480a.C.-, contra los persas) en el reverso,parece ser que atiende a la idea deunificación de todos los puebloshelenos en una causa común, lalucha contra Persia, que ya habíacomenzado con el título de hegemonde la Liga de Corinto recibido por supadre y reclamado después por elpropio Alejandro para sí mismo.

13 Este tema iconográfico de Heraclesjoven y sin barba, no es original,pues ya aparece anteriormente enlas monedas macedónicas desdefinales del siglo V a. C., tanto en losóbolos de Arquelao (413-399 a. C.),como en las tet radracmas dePerdicas III (364-359 a. C.), asícomo en algunos tipos de oro ydidracmas de Filipo II, padre deAlejandro. Si bien se convertirá enuniversalmente conocido y difundi-do a partir de las conquistas de este.

14 La imagen del joven Heracles en elanverso de sus monedas de plata,vestido con la piel del león deNemea que derrotara con sus pro-pias manos, encontraría explicaciónen que la casa real macedonia loconsideraba su antepasado directo yera, además, admirado por todos loshe lenos, i nc lu ído A le jand ro.Sirviendo así para zanjar la polémicadel discutido origen heleno de losmacedonios, considerados bárbarosdel norte por algunos pueblos de laHélade. Y en el reverso, la represen-tación de Zeus sentado en el tronocon su simbólico águila (dios de dio-ses para todos que compartían lamisma cultura y religión, y hablabanla koiné), era una demostración másde ese intento por abarcar a la glo-balidad de la civilización helena. Lasdecisiones en el empleo de estasimágenes en las nuevas monedasalejandrinas, junto con la aceptacióndel patrón de peso ático (el máspopular e internacional por la impor-tancia comercial y económica quehabía tenido Atenas hasta enton-ces), no se harían de manera arbitra-ria, sino que suponemos se deben aun perfecto y ambicioso plan, nosólo de imagen ante el mundo grie-go, sino también de control políticodel joven soberano macedonio.

Similar al anterior.AV octavo de estatera (1,08 gm.):

Similar al anterior.AR decadracma (42,4 gm.): A/

Cabeza del joven Heracles13 a dere-cha, con tocado de piel de león (leon-té). R/ Zeus entronizado con águila ensu mano derecha y cetro en suizquierda, ALEXANDROS (en griego)detrás del trono y distintos monogra-mas o símbolos debajo del trono.

AR tetradracma14 (17 gm.): Similaral anterior. En el reverso, pueden apa-recer diferentes monogramas o sím-

bolos dependiendo de la ceca, tantodebajo del trono como en el campo aizquierda. Título de rey en griego(BASILEUS) introducido posteriormen-te en algunas cecas. Piernas de Zeusen paralelo inicialmente, directamen-te sobre el suelo o descansando en unpequeño banco (según variedades).También se puede encontrar la piernaizquierda del dios ligeramente retra-sada. De igual modo, y ampliamentedifundido tras la muerte de Alejandro(aunque comenzó a emitirse enEgipto durante su vida), la piernaderecha de Zeus cruzada hacia atrás.El trono puede aparecer con o sin res-paldo. Existen, aunque muy escasos,anversos con la cabeza de Heracles aizquierda.

AR didracma (8,5 gm.): Similar alas tetradracmas.

AR dracma (4,25 gm.): Similar a lastetradracmas, si bien existe una esca-sa variedad en la que aparece unáguila a derecha sobre un rayo con elnombre de Alejandro tras él deizquierda a derecha.

AR hemidracma (2,1 gm.): Similardiseño a los anteriores.

AR dióbolo (1.4 gm.): Similar a losanteriores con algunas escasas varia-ciones en los reversos como águilasfrente a frente o un rayo.

AR hemióbolo (0.35 gm.): A/ simi-lar a los anteriores. R/ El nombre deAlejandro en medio con un garrote aizquierda encima y un arco y carcajdebajo.

Para las unidades de bronce encon-tramos AE 20, AE 18, AE 17, AE 16 yAE 12, decreciendo en peso y diáme-tro y de diferentes variedades.

Equivalencias entre losprincipales tipos de oro y plata

Según la relación del valor al cambiopor el peso entre el oro y la plata entiempos de Alejandro de 10 a 1.Podemos establecer las siguientesequivalencias:

1 AV diestatera = 2 AV estate-ras = 4 AR decadracmas = 10 ARtetradracmas = 40 dracmas.

1 AV estatera = 2 AR decadracmas= 5 AR tetradracmas = 20 AR drac-mas.

AV estatera = 1 AR decadracma =2,5 AR tetradramas = 10 AR dracmas.

Las primeras cecas

Cuando Alejandro se convierte en reyde Macedonia -Alejandro III-, sigueutilizando los talleres de acuñación demoneda ya existentes en Egas (anti-gua capital del reino), Pella (la actualcapital) y Amfípolis, siendo esta últi-ma ceca la más importante no sólodel reino, sino luego del imperio.Importancia a la que sólo se aproxi-maría Babilonia, la futura capitalimperial. Las cantidades de monedaproducidas en Egas y Pella seríanmodestas si las comparamos conAmfípolis, concentrándose en la pri-mera ciudad fundamentalmente laproducción de piezas de oro (dobles

estateras). Estas producciones limitarí-an su área de influencia a Macedonia ya las regiones cercanas de la Greciacontinental, mientras que la ciudadde Amfípolis, favorecida por la proxi-midad de las ricas minas del montePangeo, acuñaría en enormes cantida-des: primero, para financiar la campa-ña militar de Alejandro en Asia15, y lue-go para exportar su producción a lasnuevas tierras adquiridas.

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Tetradracma de Arados (328-320 a.C.). AP y la leyenda “BASILEUS” aparecen bajo el trono. La pier-na izquierda de Zeus, doblada, ofrece menor rigidez a la figura. Caduceo junto a él. Colección delautor.

Tetradracma de Biblos (330-320 a.C.). De tamaño pequeño pero con un relieve extraordinario. Zeuscon piernas rectas pero separadas. De la colección del autor.

15 Aunque algunas fuentes historio-gráficas nos hablan de ciertas difi-cultades económicas durante losdos primeros años de la misma,quizás debido a la falta de capaci-dad de producción y puesta en cir-culación de gran cantidad de nume-rario por las cecas macedonias.

Las nuevas cecas en Asia

Alejandro fue liberando del controlpersa las ciudades jónicas de la costade Asia Menor e incorporándolas a laLiga de Corinto16. En estas ciudadesno sería necesario fundar cecas rea-les, sino que emplearía las ya existen-tes o continuaría confiando la produc-ción de moneda a las ciudades deMacedonia. A medida que las distan-cias aumentaban respecto al puntoprincipal de acuñación y las líneas decomunicación se hacían más lentas,las necesidades y urgencias financie-ras también cambiarían, así queAlejandro fijaría una ceca y nuevocentro administrativo en la ciudad deTarsos17 (Cilicia, verano de 333 a.C.).

Tras la victoria en Issos (noviem-bre de 333 a. C.), Alejandro18 pasó

varios meses en la franja costera deFenicia entre los asedios de Tiro (7meses) y Gaza (2 meses), antes decontinuar al sur hacia Egipto (invier-no 332 a.C.). Durante este período seponen en funcionamiento las cecasde Mi r i and ros ( l uego l l amadaAlejandría de Issos19) en Cilicia;Arados, B ib los, S idón y Ake enFenicia; Damasco en Siria; y Salamisen la isla de Chipre.

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16 Su expedición contaba con el bene-plácito, en cierta forma obligadopor el poder militar de Macedonia,de la mayoría de los pueblos hele-nos (salvo los lacedemonios oespartanos).

17 Esta ceca no era nueva y ya habíasido un importante centro de acu-ñación bajo el control de los dife-rentes sátrapas persas, por lo queya existía una adecuada infraes-tructura. Se produciría moneda enlos tres metales y, paralelamente, seseguirían acuñando las estateras deplata o dobles siglos con el patrónpersa (11,02 gm.), imitando las pie-zas precedentes de Mazeus (A/Baal sentado, con inscripción enarameo; R/ lucha de un león y untoro tras dos líneas de murallas).Algunos autores como Zervos, quesigue las teorías de Kleiner, sostie-nen que los primeros tetradracmasde Alejandro proceden de esta cecade Tarsos por la similitud existenteentre el dios Baal de las monedasde Mazeus y el Zeus de los reversosde Alejandro. Según esto, habríansido acuñados aquí los primerostetradracmas de Alejandro y no enlas cecas de Macedonia, quecomenzarían a producirlos despuésdel inicio de la campaña en Asia, esdecir, tres años después del ascensoal trono de Alejandro. Teoría estaque ha sido enormemente discuti-da, especialmente por Martin Price,para quien Alejandro comenzaría aacuñar moneda propia en el mismoinstante que llega al poder, en lascecas de Macedonia.

18 Se dirigió desde Siria al litoral feni-cio con la finalidad de anular la flo-ta persa en el Mediterráneo y ase-gurarse el control de los puertos, enlugar de avanzar hacia el corazóndel imperio persa, en una hábilmaniobra para no dejar su espaldadescubierta.

19 MONTERO, Joaquín: La tipologíaurbanística alejandrina en la ciudadhelenística. En Espacio, Tiempo yForma. Serie II, Historia Antigua, t.13. UNED, Madrid, 2000. Pág. 203.

■ Aunque en la mayoría de los casos yaexistían previas cecas, tanto Ake como

Damasco o Alejandría son de nuevafundación ■

Ceca de Damasco (330-320 a.C.). DA bajo trono y frontal de carnero en campo del reverso.Perteneciente a la colección del autor.

Tetradracma acuñado en Menfis, Egipto (332-323 a.C.). El rostro de Heracles se hace más humanoy expresivo con los rasgos del propio Alejandro. Son los primeros retratos del conquistador. En elreverso, Zeus aparece por primera vez con las piernas cruzadas y el canon resulta más natural yequilibrado. Rosa en campo. Col. del autor.

Variedad de Menfis (323-316 a.C.). Alejandro como Heracles. Piel de león mayor que en el anterior,pero retrato con rasgos comunes. Rayo en reverso. Col. autor.

Aunque en la mayoría de los casosya existían previas cecas, tanto Ake20

como Damasco21 son de nueva funda-ción. Las monedas acuñadas en Sidóny Ake resultan de especial importan-cia al fechar sus monedas22. Sidóncomenzó a emitir moneda en 333-332a.C., usando la era de Alejandro yfechándola desde la batalla de Issos odesde su llegada a esta ciudad. Por suparte, Ake comenzará a fechar susmonedas entre 328-327 a.C., aunquela producción en ambas ciudades(como en Miriandros y Salamis), seríabastante reducida si la comparamoscon otras como Biblos, Damasco oArados, esta última una de las másimportantes23.

Siguiendo a Newell podríamos cla-sificar las cecas en dos grandes gru-

pos: las imperiales, fundadas porAlejandro y bajo el control directo delnuevo orden constituído por él; y alia-das, cecas ya existentes que en algu-nos casos continúan acuñando tam-bién tipos locales, además de moneda

alejandrina, y bajo el control de losgobernantes regionales, pero subordi-nadas a las directrices generales veni-das de la administración central delimperio. Entre estas últimas estaríanincluídas la mayoría de las localizadasen Chipre y Fenicia.

En Egipto24 Alejandro fundará ex-novo, en 331 a. C., su más importanteAlejandría en la desembocadura delNilo y aquí se establecerá una nuevaceca que no comenzará a funcionar almenos hasta el 326-325 a.C. Mientrastanto, es lógico pensar que Alejandroacuñaría sus monedas en el tallerexistente en la ciudad de Menfis25,centro administrativo del gobiernopersa y donde trabajaban excelentesgrabadores. Desde Egipto, Alejandrovolvió hacia el centro del imperio per-

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■ Podemosclasificar las cecas endos grandes grupos:

las imperiales,fundadas por

Alejandro; y aliadas,cecas ya

existentes ■

Primer tetradracma de Ptolomeo I como regente de Egipto. Alejandría (319-315 a.C.). Retrato deAlejandro con tocado de piel de elefante. El parecido físico con los anteriores es claro. Mismo rever-so. Emisión rara y muy escasa. De la colección del autor.

20 Ake es posible que sustituyese a lasexistentes de Tiro y Gaza tras lascaída de ambas ciudades, transfi-riéndose trabajadores y grabadoresde la última a este nuevo taller.

21 Damasco justifica su creación por elempleo del botín de guerra captu-rado tras la victoria en la batalla deIssos para la fabricación de mone-da.

22 MORKHOLM, Otto: Early HellenisticCoinage -from the accesion ofAlexander to the Peace of Apamea(336-186 B .C . ) - . Cambr idgeUniversity Press. London, England,1991. Pág. 47.

23 Muchas ciudades de esta zona utili-zan, aparte de los característicossímbolos identificativos de cadaceca, letras distintivas propias (A=Arados, DA= Damasco, etc.).

24 Alejandro es recibido como unlibertador en Egipto, y el sátrapapersa Mazaces se entrega sin luchay se convierte en un fiel servidor delmacedonio. Luego sería nombradogobernador de Babi lonia porAlejandro.

25 Durante la ocupación persa sehabían acuñado en la ceca deMenfis tetradracmas atenienses enplata de buena calidad y siguiendoel patrón ático, pero con inscripcio-nes en demiótico o arameo.

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26 La única conocida al este del Éufra-tes durante su vida, y en la que apartir de entonces se produciríaningentes cantidades de moneda. Esaquí donde se acuñarían, aunquepor corto espacio de tiempo, losenormes Decadracmas, piezas demás de 40 gramos de plata, y con elmismo tipo de cuño que algunos delos tetradracmas producidos enesta etapa, muchos de ellos paracelebrar las masivas nupcias entresoldados macedonios y mujerespersas que aquí se celebraríandurante el último período de la vidade Alejandro.

27 Aquí Mazaces, nombrado goberna-dor tras haber entregado Egipto sinoposición, acuñará estateras de plata(también llamados tetradracmasbabilónicos) en su propio nombrecon una figura en el anverso querecuerda al Baal sedente de lasmonedas de Tarsos (y que podía seridentificado como Zeus por los grie-gos), y con un león caminando en elreverso. Tras la muerte de Mazacesen 328, la serie continuaría en vidade Alejandro y posteriormente conAntígono y Seleuco hasta 280 a.C.,esta vez sin el nombre del gobernan-te, sino con un símbolo identificativo.

28 Desde el punto de vista numismáti-co no hay evidencias de ningunaceca al este de Babilonia en vida deAlejandro, por lo que se desconocesi Alejandro financió sus campañas

Tetradracma de Babilonia (325-323 a.C.). Pieza acuñada en vida de Alejandro. Del mismo cuño que las famosas decadracmas, con quienes comparte esti-lo y monogramas. Posiblemente producido por el mismo grabador. La figura de Zeus aparece grandiosa, con un cuerpo mucho mayor que en la mayoríade las cecas de Asia Menor, Siria y Fenicia. Perteneciente a la colección del autor.

■ Un detalle parapoder calcular la

antigüedad de lostetradracmas, es

observar ladisposición de las

piernas de Zeus ensus reversos ■

del este con moneda acuñada enBabilonia, si las tropas vivían delbotín o si al ejército le acompañabauna ceca it inerante. De todosmodos, tras las campañas en el estey la India, aparece una monedaciertamente llamativa de la cual seconservan escasísimos ejemplares:se trata de un decadracma con laimagen de un jinete macedonio (elpropio Alejandro probablemente,atacando un elefante de guerra, enuna cara; en la otra la imagen deAlejandro de cuerpo entero, de pie,vestido con coraza griega, casco,clámide y calzones persas, llevandoen su mano derecha un rayo (sím-bolo de la divinidad) y sosteniendoen su izquierda una lanza. Sin lugara dudas se trata de una monedaconmemorativa de la victoria sobreel rey indio Poro en la batalla delHidaspes. Asociados con este raroejemplar se acuñaron diferentestetradracmas en los que se repre-sentaba a un arquero indio, uncarro de guerra y un elefante. Esposible que estas piezas, testimo-nios de las últimas campañas deAlejandro, fuesen acuñadas en losúltimos años de su reinado o inclu-so después de su muerte en algúnpunto desconocido al este deBabilonia. Otras series raras y esca-sas fueron acuñadas en Bronce enEgipto, para conmemorar su visita aEgipto.

sa para ganar la decisiva batalla deGaugamela -octubre de 331-. Trasesta victoria Alejandro pudo entrar enBabilonia, donde estableció una nue-va ceca26. Después de Babilonia27,Alejandro ocuparía las satrapíasorientales, capturando los inmensostesoros reales de Susa y Persépolis, yasumiendo el trono persa tras lamuerte de Darío (verano del 330).Durante los años siguientes el nuevorey de reyes estará ocupado con lapacificación oriental del imperio y laexpedición a la India28.

Proliferación de cecas yaumento de la producciónmonetaria29

Otras cecas en las ciudades costerasoccidentales de Asia Menor, acuñaríanen oro y grandes cantidades de drac-mas en detrimento de tetradracmas.

En Jonia, Magnesia del Meandrocomenzó entre 330-329 a.C., seguidapor Colofón y Mileto (325) y Teos( 3 2 4 ) . J u n t o a l H e l e s p o n t oLámpsacos (329-328), que prontoabrir ía una ceca subsidiar ia enAbydos (325). En todas las citadasanteriormente las dracmas serían lasmonedas más acuñadas junto conestateras de oro. Se produce así unaespecialización y vertebración de laproducción monetaria en el imperio(todas las cecas de dracmas, conexcepción de Sardes, estaban situa-das en ciudades griegas occidentalesde la costa o cercana a ella). Tambiénen Chipre aparecerán nuevas cecas(329-328 a. C.): Citium, cerca deSalamis, acuñaría tetradracmas enmayor cantidad que Paphos y Amatosen el mismo período. Side, en Panfilia(326-325 a.C.), alcanzaría una pro-ducción ligeramente superior a la deAlejandría para esta época. Otrascecas de menor entidad únicamenteacuñarían durante un corto períodode tiempo, como Nagidus y Soli enAsia Menor; Carrhae y Berytus, enFenicia; o Hierápolis-Bambyce entreSiria y Mesopotamia, de las que nosabemos si acuñaron durante la vidade Alejandro o después.

La aparición de la inscripciónbasileus y la transformaciónde Zeus

En 329 a. C. aparece por primera vezel título basileus (rey), en el reversode las piezas acuñadas en Miriandros,y pronto sería asumido por la ceca deCitium (Chipre). Otras cecas que aña-dieron la inscripción rápidamente fue-ron: Amatus (Chipre) y Arados, ambasen 328 a. C. Aunque este título realnunca llegó a ser de uso universal yalgunas cecas jamás lo incluirían ensus reversos durante la vida deAlejandro30. Amfípolis comenzó aincluirlo en el 325 a.C., Babilonia en324 y Tarsos ya en 323 (año del falle-cimiento de Alejandro).

Un detalle para poder calcular laantigüedad de los tetradracmas, esobservar la disposición de las piernasde Zeus en sus reversos, así como elcanon. Inicialmente el dios aparececon una pose un tanto rígida y con laspiernas rectas o en paralelo, para lue-go dar paso a una actitud más naturalcon un canon más helenístico y suspiernas cruzadas. La primera vez queaparece este último modelo será entre326-325 a.C. en la nueva ceca deAlejandría. Será aquí donde el retrato

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Historia

AKROS

29 El aumento considerable del núme-ro de cecas, especialmente en AsiaMenor entre el 330 y 325 a. C.,refleja la demanda de monedas deltipo alejandrino existente y la cre-ciente importancia en la magnitudde los intercambios comercialesque inmediatamente siguieron a laconquista. Además, entre 325 y323 a. C., se produce un extraordi-nario aumento de la producciónmonetar ia , espec ia lmente enAmfípolis, Side y las cecas de drac-mas de Asia Menor, en parte tam-bién por la necesidad de aportardinero para el pago de los vetera-nos macedonios ya licenciados y elcreciente número de mercenariosen las filas del ejército.

30 Como Pella, Damasco, Biblos, Sidóny Ake.

Decadracma de Alejandro (325 a. C.). Con un peso de 42 gramos de plata y apariencia de medallón, muy pronto se dejarían de acuñar por su poca prac-ticidad. Hoy día son piezas de incalculable valor (sólo se conocen 13 ejemplares). Se acuñó en Babilonia y distribuyó entre los hombres del ejército deAlejandro, tras las campañas del este, y para conmemorar las bodas masivas en Susa (80 de sus oficiales y 10.000 soldados macedonios tomaron espo-sas persas). Comparte con algunas tetradracmas de esta época el estilo del retrato de Heracles con piel de león anudada al cuello, en el anverso; y losbrazos exageradamente largos de Zeus y el tipo de monograma bajo el trono de Zeus. Imagen cortesía de CNG.

del Heracles del anverso también setransforme para mostrar una persona-lidad y humanidad que no poseíaantes, imagen que podemos aceptarcomo la primera representación delpropio Alejandro como Heracles, yauna vez aceptado como faraón y divi-nidad en Egipto31, y quizás el inicio delcélebre retrato helenístico en el artede la acuñación. Este nuevo estilo,especialmente en lo que a la disposi-ción del Zeus sedente se refiere, pron-to sería imitado en otras cecas,comenzando por Sidón (325-324 a.C.),para llegar luego a Babilonia (323) yAke (322-321), aunque no sería hasta315-310 a.C., ya años después de ladesaparición de Alejandro, cuando seaceptaría universalmente la represen-tación de Zeus con su pierna derechahacia atrás o cruzada. La evoluciónartística en el grabado de las monedasse produce paralelamente con el cam-bio de estilos artísticos entre el perío-do clásico tardío y el helenístico, queserá también una nueva forma de verla vida y de entenderla en un mundoque ha cambiado tras el paso por él deun mortal deificado, modelo a imitarpor los monarcas helenísticos venide-ros en la representación de la imagendel poder.

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Historia

AKROS

■ El primer retrato de Alejandro comoHeracles se produce en las monedas

acuñadas en Egipto ■

Bibliografía

(Perteneciente a la bibliotecanumismática del autor)

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31 Esto supondrá un cambio revoluci-nario en la numismática: la apari-ción de los retratos de los sobera-nos. Antes de este momento, losgriegos creían que el dinero perte-necía sólo a los dioses, pero por lainfluencia de las culturas orientales,donde los reyes tenían un origendivino, los gobernantes se converti-rán en los dioses de sus pueblos,comenzando así a proliferar losretratos personales en las monedas.

La colección de documentos que se conservan en el Archivode la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de laHistoria correspondientes a Melilla pertenecen a una épocamuy concreta. Aunque ciertamente el fondo documentalconservado no es muy amplio es, sin embargo, revelador delinterés que desde siempre ha despertado en general el nor-te de Africa en la cultura española. No es este el lugar parainsistir en este aspecto ni en los estrechos lazos que desdela más remota antigüedad nos han unido y que han sidoobjeto de estudio de muchos prehistoriadores, arqueólogose historiadores españoles desde el siglo XIX hasta nuestrosdías, pues ciertamente sin su conocimiento y estudio dificil-mente pueden ser comprensibles muchos de los ciclos cul-turales que nos afectan tanto a unos como a otros.

En cualquier caso hemos de tener en cuenta la existenciadel Protectorado Español en Marruecos que explica tanto laorganización archivística de la documentación como sucontenido. Así nos encontraremos con noticias propias deMelilla y de aquellas que se refieren a la zona de influenciaespañola en esa época. Por ello la documentación que serefiere a las antigüedades del territorio bajo la administra-ción española se encuentra conservada en el legajo delArchivo de la Comisión de Antigüedades correspondiente alExtranjero. Pero no se puede entender, en cualquier caso, lagestión del patrimonio cultural de Melilla sin tener en cuen-ta las instituciones que se crearon como consecuencia delProtectorado, sobre las que es oportuno recordar algunosdatos.

Por Real Decreto de 30 de abril de 1916 se crea la JuntaSuperior de Historia y Geografía de Marruecos1. que depen-día directamente del Ministerio de Estado2. Entre las labo-res que tuvo a su cargo una de las principales era la de tra-zar e l p lan genera l de exp lorac ión geográf i ca yarqueológica y de investigaciones y estudios históricos.Dicha Junta se componía de 11 vocales, nombrados porReal Decreto, de los cuales cinco eran elegidos por elMinistro de Estado, tres eran propuestos por la Real

Academia de la Historia y los tres restantes por la RealSociedad Geográfica.

Poco tiempo después el entonces Ministro de Estado,Eduardo Dato, solicita a la Real Academia de la Historiainforme sobre un proyecto de Decreto Vizirial del Gran Visirdel Jalifa, Mohamed Ben Azuz, que remitió a dichoMinisterio el General Jordana, en el que se propone la crea-ción de una Junta Superior y Locales de MonumentosArtísticos e Históricos en Marruecos, el 21 de septiembre de1918. Al Poco tiempo se remite la copia de la traducción delDahir. En el informe de la Real Academia de la Historia, fir-mado por los académicos Ricardo Beltrán, Angel de

JJOORRGGEE MMAAIIEERR

Real Academia de la Historia.Gabinete de Antigüedades

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La documentación de laComisión de Antigüedadesde la Real Academia de laHistoria Sobre Melilla

Histor ia

AKROS

1 A partir de 1927 se denominó Junta de InvestigacionesCientíficas de Marruecos y Colonias. Véase “Creación de laJunta Superior de Estudios Históricos y Geográficos deMarruecos”, Boletín de la Real Academia de la Historia,LXVIII, 1916, pp. 642-646.

2 La idea de crear esta institución data de unos años antessegún consta en las Actas de la Real Academia de la Historiade 5 de marzo de 1909 en la que se dice: Los Sres. Fita yBeltrán hablaron de que se entiendan la Academia y laSociedad Geográfica para ordenar su acción común, a fin dehacer trabajos en Marruecos de carácter científico, arqueoló-gico, histórico y geográfico, de lo cual se ha tratado ya endicha Sociedad. Opinó el Sr. Herrera que sería oportuna lacreación de Comisiones de Monumentos en aquel imperio; elSeñor Sánchez Moguel consideró tan difícil el conseguir depronto ventajas positivas de este proyecto que consideróconveniente hacer un estudio previo y detenido, de lo cualpodría encargarse una Comisión a propósito, dando, por últi-mo, interesantes noticias entre las relaciones en que vivenlos pueblos establecidos en dicha región. Con noticias histó-ricas y de raza, muy interesantes, amplió el Señor Censor lodicho por el Sr. Sánchez Moguel y a propuesta del Señor Fita,se acordó el nombramiento de la Comisión que formarán losseñores Fernández y González, Sánchez Moguel, SuarezInclán, Beltrán y Rózpide y Novo y Colsón.

Altolaguirre, Pedro de Novo y Antonio Blázquez, con fechadel 25 de octubre de 1918, no sólo se aplude esta iniciativa,sino que se recomienda que de las Juntas Locales formenparte también los académicos corrrespondientes de lasReales Academias de la Historia y Bellas Artes que residanen aquellas poblaciones en que se establezcan aquellas, loque finalmente se tuvo en cuenta3.

En efecto, la Junta Superior y Locales de MonumentosArtísticos e Históricos en Marruecos se crean definitivamen-te el 22 de abril de 1919. La primera de ellas, de la quedependían las segundas, estaban constituidas por elSecretario General de la Alta Comisaría de España enMarruecos, el Delegado de Asuntos Indígenas y el Delegadopara los Servicios de Fomento de los intereses materiales;además contaba con asesores residentes, el Arquitecto de laDelegación de Fomento y un Jefe del Ejército, así como ase-sores correspondientes de cada una de las RealesAcademias de la Historia y Bellas Artes. Las Juntas Localesestaban compuestas por el Interventor Local General(Presidente), un indígena musulmán que había de ser Fakiho especialmente versado en la historia de la ciudad, elArquitecto o Ingeniero de la misma y de un Jefe u Oficial deIngenieros del Ejército. Pertenecían, además, como yahemos indicado, por derecho propio las personas residentesen la comarca que sean académicos de las Reales Academiade la Historia y de Bellas Artes. El Secretario de la Junta de

Servicios locales lo era también de la Junta Local deMonumentos Artísticos e Históricos4.

Por otra parte, el Museo Arqueológico de Tetuán se inau-guró el 19 de julio de 1940, bajo la dirección de D. PelayoQuintero Atauri. Existió, sin embargo, un primitivo Museoque comenzó a formarse con los objetos que se fueron reco-giendo en el transcurso de las excavaciones en Tamuda(1921) y en Lixus (1923) y posteriormente con los recogidosen el monumento megalítico de Mzora (Garbía), así comocon otras antigüedades, en su mayor parte romanas, proce-d e n t e s d e L a r a c h e ( A d - M e r c u r i i y T a b e r n a e ) yAlcazarquivir5.

Pero si ciertamente es en el primer tercio del siglo XXcuando dan comienzo nuestros estudios sistemáticos sobrela arqueología y prehistoria marroquí, es de justicia recor-dar aquí al académico correspondiente de la Real Academiade la Historia y Consul de España en Marruecos, Teodoro deCuevas y Espinach. Elegido por Larache el 19 de junio de1885 desarrolló ciertas investigaciones arqueológicas deinterés en relación a la identificación de Banasa, que fueronde gran utilidad al que se considera el pionero de la arque-ología moderna de la Mauritania Tingitana, Charles Tissotcon sus Recherches sur la geographie comparée de laMaurétanie Tingitanie (1878), obra que tuvo una gran aco-gida en España y especialmente en la Real Academia de laHistoria que le nombra individuo honorario6.

Contamos con algunas noticias más sobre la arqueologíay prehis tor ia marroquí prev ias a la c reac ión de lProtectorado como son las transmitidas por el correspon-diente y Cónsul en Casablanca, Adriano Rotondo y Nicolauen 1904 y especialmente los trabajos de Antonio Blázquez“Vía romana de Tánger al río Muluya, según el Itinerario deAntonino (siglo III)” (1909) y “Prehistoria de la RegiónNorte de Marreucos” (1913)7.

Una vez establecido el Protectorado y en el marco insti-tucional descrito los trabajos fueron desarrollándose aun-que sin la continuidad deseada debido a las distintas cam-pañas militares. Por lo que respecta estrictamente a la zonadel Protectorado, sin incluir Melilla, destacan las prospec-ciones y excavaciones de Cesar Luis de Montalbán. En efec-to, en 1921 prospecta los alrededores de Tetuán y localiza eidentifica Tamuda. De estos trabajos se hizo eco ManuelGómez Moreno en “Descubrimientos y Antigüedades deTetúan”. En 1923 y 1924 excava en Lixus y en 1928 en elconjunto megalítico de Mzora además de reconocer elmacizo de Beni Gorfet. De todas estas investigaciones dionoticia Cuevas en varias memorias que presentó a la JuntaSuperior de Monumentos. De mayor rigor científico si cabefueron las prospecciones que Hugo Obermaier realizó en lasregiones de Tánger, Tetuán y Chauen en busca de yacimien-tos paleolíticos8 que son con los que se inicia el estudio sis-temático sobre la prehistoria marroquí. Como podemosobervar los trabajos fueron más intensos en la zona occi-dental que en la oriental. En esta última zona tan sólo serealizaron trabajos en Cazaza, ciudad que fue dominio de laCasa de Medina-Sidonia y punto de desembarco del últimomonarca granadino Boabdil, de los que tras ciertas explora-ciones de Cesar Luis de Montalbán en 1929 se encargó de

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Historia

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3 Juan Pérez de Guzmán y Gallo. Memoria Histórica de la RealAcademia de la Historia desde 16 de abril de 1918 hasta 15del mismo mes de 1919. Madrid, 1919, pp.70-76.

4 “Decreto Vizirial creando la Junta Superior y Juntas Locales deMonumentos Históricos y Artísticos de Marruecos”, Boletínde la Real Academia de la Historia, LXXIV, 1919, 546-549.

5 Quintero Atauri, Pelayo. “Museo Arqueológico de Tetuán(Marruecos)”. Memorias de los Museos ArqueológicosProvinciales, 1944 (extractos). Madrid, 1945.

6 Cuevas, Teodoro de. “Ruinas romanas del reino de Fez(Marruecos)”. Boletín de la Real Academia de la Historia, VII,1885, pp. 40-45. Charles Tissot fue nombrado AcadémicoHonorario en 1884. Sobre la relación entre Tissot y Cuevasvéase Pons, Lluís, “Notas de historiografía española sobrearqueología marroquí”. Pyrenae, 29, 1998, pp. 249-250.Como bien señala Pons fue Eduardo Saavedra el que alabómucho el trabajo de Tissot y por supuesto el de Cuevas. Noen vano Saavedra es uno de los principales promotores delmovimiento africanista español de base histórica, racial ygeográfica, y fue vicepresidente de la Sociedad Española deAfricanistas y Colonialistas que después pasó a denominarseSociedad Española de Geografía Comercial y de Africanistas,que tenía su sede en la Real Academia de la Historia; véaseMañas, José, Eduardo Saavedra: ingeniero y humanista.Madrid, 1983, pp. 228-229.

7 Publicados en el Boletín de la Real Academia de la Historia, LV,pp. 366 y el Boletín de la Real Sociedad Geográfica respecti-vamente.

8 Obermaier, Hugo. “El paleolítico del Marruecos Español”,Boletín de Real Sociedad Española de Historia Natural, 28,1928.

las excavaciones, años más tarde, Rafael Fernández deCastro y Pedrera9.

Por todo ello la documentación sobre Melilla no se refie-re exclusivamente a la ciudad sino que, como centro princi-pal de influencia en el Rif, se extiende a las regiones inme-diatas. El primer asunto trata sobre una Real Orden en laque se manda recoger y conservar los manuscritos y códicesislámicos que se hallen en el transcurso de una campañamilitar en el Rif en 1912 que fue solicitada por la RealAcademia de Historia. Iniciativa que na ha de soprendernosy que tiene su precedente en 1859, ya que en este año seencargó a Emilio Lafuente Alcántara idéntica misión10 a laque se aluden en la documentación.

El segundo expediente se refiere a una solicitud del P.Fidel Fita para que se estudie,se mida su trazado y se docu-menten los miliarios que se encuentren en la vía romanaque bajaba desde el Cabo de Tres Forcas (Kusaddi) a Melilla(Rusadder colonia) y proseguía su curso hacia las islasChafarinas (Ad tres insulas), según el Itinerario deAntonio11.

Finalmente el útlimo expediente se refiere a las excava-ciones de la necrópolis del Cerro de San Lorenzo que llevó acabo Rafael Fernández de Castro y Pedrera, cronista de laciudad de Melilla y correspondiente de la Academia, junto aFederico Monteverde, en 191612.

La investigación española sobre la arqueología marroquíexperimentó un considerable avance a partir de 1927 hastala independencia del reino alahuita, esto es, en 1957, peroque, en cualquier caso, sobrepasa el período cronológicoque aquí nos hemos planteado.

Apéndice I. Catálogo de documentos

Sign.: CAML/9/7962/1(1).Fecha: 1912/02/23 [Madrid].Contenido: Carpetilla de expediente sobre los códices y

manuscritos abandonados en las mezquitas y casas demoros del Rif.

Autor: Real Academia de la Historia.Cargos: Ministro de la Guerra.Materiales: Códices islámicos; manuscritos islámicos.Lugares: Marruecos: Rif.Cronología: Contemporáneo.

Sign.: CAML/9/7962/1(2).Fecha: 1912/01/25 Madrid.Contenido: Minuta de oficio en la que se recomienda al

Capitán General de Melilla que se encargue de reunir losmanuscritos hallados en las mezquitas y edificios deMarruecos, para evitar que sean destruidos, por la situaciónde guerra del momento, con el fin de que puedan ser estu-diados.

Autor: Real Academia de la Historia.Destinatario:Ministro de la Guerra.Personas aludidas: Lafuente Alcántara, Emilio.Cargos: Ministro de la Guerra; Capitán General de

Melilla; Secretario de la Real Academia de la Historia.

Entidades: Biblioteca de la Real Academia de la Historia.Materiales: Manuscritos islámicos.Lugares: Melilla. Marruecos: Tetuán.Cronología: Contemporáneo.

Sign.: CAML/9/7962/1(3).Fecha: 1912/02/21 Madrid.Contenido: Oficio de la Subsecretaría del Ministerio de la

Guerra en el que se comunica Real Orden por la que elCapitán General de Melilla se encargará de facilitar losmanuscritos y documentos hallados en mezquitas y edifi-cios abandonados evitando su destrucción.

Autor: Firma no Legible.Destinatario:Director de la Real Academia de la Historia.Personas Aludidas: Alfonso XIII, Rey de España.Cargos: Capitán General de Melilla.Entidades: Subsecretaría del Ministerio de la Guerra.Materiales: Manuscritos islámicos; documentos islámi-

cos; mezquitas; caminos; puentes; objetos de arte antiguos.

Sign.: CAML/9/7962/1(4).Fecha: 1912/03/07 Madrid.Contenido: Minuta de oficio en la que se agradece al

Ministro de la Guerra el apoyo prestado ante la petición dereunir documentos y manuscritos hallados en mezquitas yedificios abandonados con ocasión de la campaña del Rif.

Autor: Real Academia de la Historia.Destinatario:Ministro de la Guerra.Cargos: Director de la Real Academia de la Historia.Entidades: Biblioteca de la Real Academia de la Historia;

Biblioteca Nacional.Materiales: Documentos islámicos; manuscritos islámi-

cos; mezquitas; caminos; puentes; objetos de arte.Lugares: Marruecos: Rif

Sign.: CAML/9/7962/2(1).Fecha: 1916/05/06 [Madrid].Contenido: Carta en la que expone que sería interesante

que el Cuerpo de Ingenieros militares mida el trazado de lavía romana desde el Cabo de Tres Forcas a Chafarinas yrecoja alguno de los miliarios que existieron.

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Historia

AKROS

9 Véase Quintero Atauri, Pelayo. Apuntes sobre arqueologíamauritana de la zona española. Tetuán, 1941.

10 Tras una solicitud de la Real Academia de la Historia alMinistro de Fomento se encarga a Emilio Lafuente Alcántarapor Real Orden de 31 de octubre de 1859 que acompañe alejército español y se encargue de proteger y recoger losmonumentos antiguos, obras manuscritas, monedas e ins-cripciones de interés para la Historia y la Geografía. CAAF-MA/9/7980/1(1-4).

11 El P. Fita se ocupó también de la antigua Rusadir en “Melillapúnica y romana”, Boletín de la Real Academia de laHistoria, LXVIII, 1916, pp. 544-549.

12 Fernández de Castro y Pedrera, Rafael. “Antigua necrópolisde Melilla en el cerro de San Lorenzo”, Boletín de la RealAcademia de la Historia, LXIX, 1916, pp. 193-196.

Autor: Fita y Colomer, Fidel.Destinatario:Laurencín, Marqués de.Personas aludidas: Gómez Jordana, José.Cargos: Director de la Real Academia de la Historia; Alto

Comisario de España en Marruecos.Entidades: Cuerpo de Ingenieros Militares.Materiales: Miliarios romanos; vía romana.Lugares: Melilla; Islas Chafarinas. Marruecos: Cabo de

Tres Forcas.Cronología: Romano.

Sign.: CAML/9/7962/2(2).Fecha: 1916/05/16 Tetuán.Contenido: Carta en la que se le comunica que existen en

el territorio de Melilla restos arqueológicos romanos y obje-tos de valor histórico y que ha encargado al General Aizpuruque se cuide de observar y recoger dichos objetos y ademásdé instrucciones a la Comandancia de Ingenieros relativasal estudio de la vía romana de Tres Forcas a Chafarinas,según desea el P. Fita.

Autor: Gómez Jordana, José.Destinatario: Laurencín, Marqués de.Personas aludidas: Fita y Colomer, Fidel; Aizpuru,

General.Cargos: Director de la Real Academia de la Historia; Alto

Comisario de España en Marruecos.Entidades: Comandancia de Ingenieros.Materiales: Restos constructivos romanos; objetos arque-

ológicos romanos; vía romana.Lugares: Melilla; Islas Chafarinas. Marruecos: Cabo de

Tres Forcas.Cronología: Romano.

Sign.: CAML/9/7962/2(3).Fecha: 1916/06/15 Madrid.Contenido: Minuta de oficio en la que se agradecen las

gestiones por recoger los hallazgos de los restos arqueoló-gicos romanos en aquel territorio y las relativas a la víaromana de Tres Forcas a Chafarinas.

Autor: Real Academia de la Historia.Destinatario: Gómez Jordana, José.Personas aludidas: Laurencín, Marqués de; Fita y

Colomer, Fidel; Aizpuru, General.Cargos: Alto Comisario de España en Marruecos; Director

de la Real Academia de la Historia; Secretario de la RealAcademia de la Historia.

Entidades: Comandancia de Ingenieros.Materiales: Restos constructivos romanos; vía romana.Lugares: Melilla: Cabo de Tres Forcas; Islas Chafarinas.Cronología: Romano.

Sign.: CAML/9/7962/2(4).Fecha: 1916.

Contenido: Fotografía de una estela en piedra de formatrapeizodal con decoración incisa de círculos concéntricos.Presenta una zona más ancha, en su parte inferior, a modode base que arranca de la misma pieza.

Autor: Anónimo.Materiales: Estela.Cronología: Prerromano.

Sign.: CAML/9/7962/3(1).Fecha: 1916/06/30 [Madrid].Contenido: Carpetilla de expediente relativa a la remi-

sión de planos, noticias de enterramientos y fotografías deobjetos hallados en las excavaciones del cerro de SanLorenzo por Federico Monteverde y Rafael Fernández deCastro y Pedrera.

Autor: Real Academia de la Historia.Personas aludidas: Monteverde, Federico; Fernández de

Castro y Pedrera, Rafael.Cargos: General Presidente de la Junta de Arbitros de

Melilla; Director de El Cronista.Materiales: Objetos arqueológicos romanos.Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo, San Lorenzo.Cronología: Romano.

Sign.: CAML/9/7962/3(2).Fecha: 1916/07/08 Madrid.Contenido: Minuta de oficio en la que se agradece a

Federico Monteverde el envío de fotografías de los objetoshallados en las excavaciones en el cerro de San Lorenzo ypidiéndole que las haga extensivas al Sr. Vallescá.

Autor: Fita y Colomer, Fidel.Destinatario: Monteverde, Federico.Personas aludidas: Vallescá, Pablo.Cargos: General Presidente de la Junta de Arbitros de

Melilla; Director de la Real Academia de la Historia.Materiales: Objetos arqueológicos romanos.Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo.Cronología: Prerromano; Romano.

Sign.: CAML/9/7962/3(3).Fecha: 1916/07/09 Madrid.Contenido: Minuta de oficio en la que agradece a Rafael

Fernández de Castro y Pedrera la información sobre el cerrode San Lorenzo y los ejemplares de cada uno de sus libros.

Autor: Fita y Colomer, Fidel.Destinatario: Fernández de Castro y Pedrera, Rafael.Personas aludidas: Vallescá, Pablo; Monteverde,

Federico; Gómez Jordana, José; Antón y Ferrándiz, Manuel.Cargos: Director de El Cronista; General Presidente de la

Junta de Arbitros de Melilla; Alto Comisario de España enMarruecos; Director de la Real Academia de la Historia.

Materiales: Objetos arqueológicos romanos; inhumaciónromana.

Lugares: Melilla: Cerro de San Lorenzo.Cronología: Romano.

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Historia

AKROS

Una de las estelas funerariasgriegas más conmovedora decuantas se conservan en el

Museo Nacional de Atenas es lallamada Estela de Hegeso1, porque tales el nombre de la difunta atenienseque en ella aparece representada,acompañada de una joven esclava, enel momento en que se despide de lasjoyas guardadas en el joyero quet i e n e e n s u r e g a z o y q u e v acontemplando, de una a una, en elmomento de su adiós definitivo. Enese instante supremo, que representasu tránsito al más allá, sorprende elhecho de que esté a solas con unaesclava y que, además, sus cosas másq u e r i d a s s e a n u n a s e r i e d emenudencias, valiosas, sobre todo,desde el punto de vista espiritual, porlos recuerdos que en ella despiertan,hasta el punto de elegirlas como laúltima imagen que quiere grabar ensu retina al iniciar su último viaje. Esemundo de afectos ligados a las cosaspequeñas, tan propios de todas lasmujeres, en el ámbito domésticogriego, tan sólo podían compartirsecon las viejas nodrizas o las esclavas.Tal circunstancia explica el hecho deque, en este caso, entre la señora y suacompañante se perciba un nexo demelancólica comprensión, de unacomplicidad sin palabras (fig.1).

Si el elogio más cumplido que unamujer griega recibió de su marido en uncélebre epitafio el de fue casta, hiló la

lana, tuvo cuidado de la casa, ¿cómo sele podía pedir al varón griego que estu-viera al tanto de los sentimientos de suesposa y menos de los referentes a todasesas vivencias íntimas que ella había“apresado” en su joyero personal?

Esta conocida estela permite abor-dar, como podríamos hacer con otros

muchos ejemplos, el estudio de unaiconografía doméstica relacionadacon el mundo de la mujer griega y quenos conduce a comprender lo que fuesu vida y cometidos en una sociedaden la que prácticamente no tenía lamenor representatividad oficial, yaque vivió siempre sometida al varón,tanto fuera su progenitor o su esposo.Sin embargo, su papel como esposa ymadre y, sobre todo, como “ecóno-ma” de los bienes del hogar fue defi-nitivo para el buen funcionamiento dela sociedad griega.

La postura masculina ante la mujerqueda patente en el Contra Neera,expuesta como un programa desola-dor: Tenemos a las cortesanas para elplacer, a las concubinas para la casa,a las esposas para la procreación legí-tima y el buen gobierno de la familia2.Partiendo de estos principios, es obvioque una pregunta acerca de la liber-

PPIILLAARR GGOONNZZÁÁLLEEZZ SSEERRRRAANNOO

Profesora Titular de ArqueologíaUniversidad Complutense de Madrid

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La mujer griega a travésde la iconografíadoméstica

Arte

AKROS

■ Fue casta, hiló,tuvo cuidado de la

casa ■

Figura 1. Estela funeraria de Hegeso, hacia410 a.C. Museo Arqueológico Nacional deAtenas.

1 El nombre de la difunta HegesoProxeno figura en la parte superiorde esta estela de mármol (1,49 m.de altura) procedente del Cerámicode Atenas. Museo Arqueológiconacional de Atenas.

2 [Dem.] 49,122.

■ El papel de lamujer griega

como “ecónoma”fue definitivo ■

tad de opción femenina recibiría porrespuesta, en el mejor de los casos,un gesto de indiferencia, ya que

según un dicho de la época, el amor era la enfermedad delos espíritus desocupados.

Es evidente que los sentimientos de la mujer se teníanpoco en cuenta. Los matrimonios eran fruto de una concer-tación paterna y, aunque no puede descartarse el hecho deque algunos jóvenes enamorados llegasen a casarse con elbeneplácito de las respectivas familias, lo normal era quelas mujeres aceptasen al marido elegido por sus padres.Hasta en tales circunstancias, cabe la posibilidad de que sedieran casos de amor y hasta de pasión conyugal transitoriao perdurable, pero lo cierto es que, en el panorama generalde la sociedad, lo que se percibe, al tratar de analizar elpapel de la mujer, es su responsabilidad como madre ygobernanta de la casa.

La moral en uso permitía al hombre toda suerte de eva-siones extraconyugales, tanto con heteras como con efebos,pero la castidad de la mujer era un hecho incuestionable. Encaso de adulterio, la ley permitía al esposo ultrajado repu-diar a la esposa y matar a su rival. Incluso, podía ejercereste derecho cuando la seducida era una de sus concubinas,la mayoría de las cuales vivían bajo su techo. Ahora, ¡eso

sí!, por encima de todo estaba la fami-lia, considerada como la institución

fundamental de la ciudad-estado(polis) y dentro de ella, la piedraangular era, sin duda, la mujer-

esposa, eficiente y sumisa. Laspasiones devastadoras queda-ban para las míticas heroínascomo Fedra, Clitemnestra,Medea, que con sus conductasdepravadas habían desenca-denado terribles tragedias. Sin

embargo, la gran paradojade la cultura griega es,

precisamente, quesus heroínas dejaronhuella como para-digma de grandesmujeres, con una

personalidad inquebranta-ble, capaces de gestas heroi-

cas, continuos sacrificios yvenganzas terribles.

Volviendo a la estela de Hegeso, aún se pueden recabarmás datos, analizando tanto la figura de la señora como lade la esclava, sus vestidos, sus tocados y el mobiliario que,en tan reducido espacio, aparece representado. Hegeso estásentada en una elegante silla de alto respaldo, amplioasiento y patas curvas (klismós), de diseño muy frecuenteen el siglo V a.C., y reposa sus pies, calzados con ligerassandalias, en un escabel, adornado, en sus lados cortos, conun fino relieve, en el que destaca una hoja lanceolada, tra-sunto en piedra del remate del original, posiblemente reali-zado en madera, como puede verse en la reconstrucciónque del mobiliario de esta estela realizó Saridis (fig.2).Visteun fina túnica o chitón y un manto o himatión que se adap-tan, con suaves pliegues, a las líneas del cuerpo. Lleva elpelo recogido sobre la nuca, con una redecilla, tocado fre-cuente a finales del siglo V a.C., y su rostro, de finas faccio-nes, deja traslucir, su estado de ánimo. La joven esclava lle-va un ch i tón, pero en este caso de manga larga(quirodotós), dispuesto de una forma tan grácil que recuer-da a la famosa Venus de los Jardines (o de Frejus, hoy en elMuseo del Louvre) atribuida a Kallimachos, uno de losescultores postfidíacos, famoso por su delicadeza y barro-quismo (fig.3). Su cabeza aparece cubierta por el kekrífalos,un pañuelo con el que las mujeres solían recogerse el pelo ycuya disposición variaba, según el gusto de quien lo llevabapuesto. Como calzado lleva unos chapines de punta cerradaque, probablemente irían abiertos por el talón. Con su manoderecha ayuda a sostener el joyero, en forma de una cajitade forma rectangular, que descansa en el regazo de suseñora y del cual ella va sacando las joyas en las que centrasu interés cargado de nostalgia.

Considerando la juventud de la esclava se puede deducirque era alguien muy próxima a la señora, tal vez la hija de lanodriza de la que, desde el hogar pater-no, se hizo acompañar al casarse,siguiendo una costumbre muy genera-lizada entre las jóvenes desposadas queiniciaban su vida en el hogar maritalrodeada de un reducido número de su ser-vidumbre más próxima. Por su aspecto,es obvio que no pertenece al grupo delas robustas niñeras que, al llegarlos hijos, se incorporaban parasu cuidado a la vida del gine-ceo. Por lo general éstasúltimas eran campesi-

■ El amor era la enfermedad delos espíritus desocupados ... ■

Figura 2. Reconstrucción, según Saridisde un sillón (klismós) y un escabel, a

partir de la Estela de Hegeso.

Figura 3. Venus Genitrix (o de losJardines), copia de un original griego

de hacia 425 a.C., atribuido aKalimachos. Museo del Louvre, París.

Figura 4. Estela funerariaática. Esclava domésticaatando la sandalia suseñora. MuseoArqueológico Nacionalde Atenas.

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3 González Serrano, Pilar, “Las estelasdel adiós”, en la revista Más cercade Grecia, Madrid, 1990, nº 5,págs. 89-95.

Figura 5. Crátera con pinturas rojas. Escenade Banquete, siglo V a.C. Museo Nacional deNápoles.

Figura 6. Vaso griego de figuras rojas. Escenade Banquete, siglo V a.C. Museo Nacional deFerrara.

Figura 7. Cortesana o hetera tocando eldoble aulós. Detalle de la fig. nº 6.

Figura 10. Convidadoebrio asistido por una hetera. Fondo

de kylix de figuras rojas. Pintor deBrygos, hacia 470 a.C. Museo de

Würzburgo.

nas procedentes de Laconia, afamadas por ser excelentes amas de cría y por cono-cer recetas y remedios que contribuían a la formación de niños sanos y fuertes.

Esta hermosa pieza, de cuidada factura, de la que se puede extraer la informa-ción expuesta, es posiblemente una obra salida, asimismo, del taller deKallimachos. Se ha fechado hacia el 410 a.C. y es un elocuente ejemplo de esa ati-nada fórmula de “sugerir la muerte, sin representarla”, de la que hicieron gala losgriegos en este tipo de estelas y en los lecitos funerarios3. Tanto en las unas comoen los otros las escenas de despedida, cargadas de pathos, transmiten, sin necesi-dad de otros acentos, el sereno dolor del último adiós.

Pensando en la suerte que corrían las esclavas y las heteras o cortesanas, lamujer griega libre podía considerarse una afortunada. Las esclavas procedían, ensu mayoría, de familias de “bárbaros” o extranjeros que por una razón u otra(guerras, toma de ciudades, piratería, compraventa) habían pasado a ser esclavosen las ciudades griegas y habían engendrado hijos, constituyendo familias sinderechos de hecho, pero si de uso. Las que disfrutaban de un mejor trato eran lasdomésticas, es decir las que se incorporaban al servicio de una casa acomodada,ya que en ella recibían, por lo general, un trato muy considerado (fig.4). Las más

agraciadas pasaban a ser heteras. Se las instruía enel arte de la música y de la danza y se las dedi-caba al deleite de los hombres libres que bus-caban su compañía sobre todo en los sympo-sia, en los que se reunían para disfrutar de una

mesa suculenta y de una charla amena, regadapor buenos vinos (figs.5, 6, 7 y 8). La situación, en

cada caso, del obvio cometido de estas heteras dependíade la consideración de quienes solicitaban sus favores (fig.9).En ocasiones los asistentes a los banquetes acababan tanebrios que lo únicoque necesitabane r a u n a b u e n asamaritana paraaliviar sus excesos(fig.10).

Figura 8. Timpanista. Detalle de unvaso griego de figuras rojas, siglo Va.C. Museo Nacional de Ferrara.

Figura 9. Convidado a un banquete y hetera.Detalle de un vaso griego de figuras rojas.Siglo V a.C. Museo de Würzburgo.

La mujer libre, la hija de familia,era preparada, desde sus primerospasos, para el matrimonio. La educa-ción de los niños en Grecia se hacíapor separado en cuanto salían delgineceo, el ámbito de la madre y lasnodrizas. Los varones, libres y escla-vos, jugaban juntos, con plena liber-tad, con juguetes muy sencillos, enocasiones fabricados por ellos mis-mos. Los más frecuentes eran laspeonzas, las tabas, las pelotas, losaros, los carritos de terracota, etc.También jugaban al yo-yo y a unaespecie de “tres en raya”. Las niñaspreferían, sobre todo, las muñecas,confeccionadas con arcilla cocida ysencillos sistemas de articulación deforma que podían sentarse y mover lacabeza. Sin embargo, muy pronto,comenzaba su adiestramiento comofutura ama de casa, por lo que se lesenseñaba a hilar, a tejer, a bordar y arealizar las tareas domésticas. A partirde esa etapa de su vida su única dis-tracción era hacer este tipo de laborescharlando en el umbral de la casa oen los patios interiores de la casa. Talvez, el momento de mayor esparci-miento era el de ir a la fuente, con lahidria4, su inseparable amiga decorrerías, a coger el agua potable quese necesitaba para beber, cuando suspadres se lo permitían (fig.11), yaque, por lo general, esta tarea era pro-pia de las esclavas. Ese “ir a la fuen-te”, lugar de encuentro de mozos ymozas hasta hace relativamente pocotiempo, en nuestros pueblos y aldeas,ha sido una cantera inagotable deinspiración literaria y de dichos popu-lares cargados de doble sentido:Tanto va el cántaro a la fuente que se

rompe...En realidad, la infancia femenina

era muy corta, ya que antes de losquince años una joven ateniensepodía ser dada en matrimonio. A esaedad si era avispada y había recibidouna buena educación por parte de lamadre ya podía realizar todas lastareas de la casa o vigilar a las escla-vas en el caso de tener una posicióndesahogada . En su Economía ,Jenofonte advertía, dejándose llevarpor el sentir común que a una jovenesposa no se la exigía ni educación, niciencia, ni cultura, sólo modestia,obediencia y economía, es decir, sercapaz de administrar los recursosmateriales de la casa.

Este último cometido era el másimportante de todos y, para ello,en lamayoría de los casos no consistía másque en vigilar atentamente el trabajode las esclavas, ya que en las familiasacomodadas lo más frecuente era quese tuvieran de dos a tres esclavasencargadas de realizar las tareas máspesadas de la casa: acarrear el aguapotable, encender el fuego, amasar ycocer el pan, ordeñar a las cabras,ocuparse del corral, limpiar la casa ylos patios, lavar la ropa en los lavade-ros públicos o en el río, cardar la lana,hacer la comida, etc. Otro caso muydistinto era el de los matrimonios deeconomía doméstica precaria. Entales casos, el cubrir las necesidadescotidianas se convertía en un arte

exclusivo de la mujer, ya que teníaque hacer milagros para conseguirestirar los víveres de forma que nofaltara lo imprescindible para lamanutención del día a día.

Como es fácil de imaginar, no todaslas mujeres eran virtuosas y de con-ducta irreprochable. Tanto en come-dias como en escritos satíricos se lascriticaba, aún a las más laboriosas yhonestas, de perder el tiempo en con-tinuas charlas con sus amigas y veci-nas, y de servir de vehículo con suschismorreos a toda suerte de rumoresque, luego, se extendían por la ciudad.También se las acusaba de mariman-donas, de manirrotas e, incluso, deabusar del vino. Algunos de estosdefectos no dejan de tener su justifica-ción. El aislamiento domiciliario sólopodía suplirse con el parloteo conotras mujeres, lo que hoy denominarí-amos el “complejo de Electra”, y paralas posibles crisis vitales o depresionesno se contaba con más alivio caseroque el alcohol, considerado como unbuen tónico, ya que en la antiguaGrecia sólo se consumían infusiones abase se cebada y plantas medicinales.

En este sentido, las palabras dellegislador Carondas son aleccionado-

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■ Las fiestaspropias de las

mujeres eran lasTesmoforias ■

Figura 11. Vaso ático de figuras negras.Muchachas en la fuente, siglo VI a.C. Museode Villa Giulia. Roma.

4 Cántaro de tres asas, específicopara coger agua en la fuente.

Figura 12. Epinetron de Eretría, hacía425 a.C., con la representación de laboda de Alcestis. Museo ArqueológicoNacional de Atenas.

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ras para prevenir fracasos reiterados: Si has acertado con tu primera mujer, alé-grate de tu fortuna, de lo contrario es una locura probar suerte con otra.

En el transcurso de la vida de la mujer, el único día en que se convertía en pro-tagonista social era el de su boda, programado de acuerdo con unos tradicionalespreparativos y ceremonias organizados con el consentimiento paterno, por lospadrinos, el paraninfo y la paraninfa. En cuanto el padre elegía a quien iba a ser elesposo de su hija, se fijaban los acuerdos económicos y la cuantía de la dote queél le entregaba y que podía ser reclamada en caso de repudio o divorcio. Se con-certaba, de este modo, la promesa de boda (engúesis) y la joven, a partir de esemomento dejaba de ser parthenos (virgen) para convertirse en nymphe (prometi-da o novia). Desde entonces, comenzaban los preparativos de la boda propiamen-te dicha (gámos) que consistía en la entrega oficial, ante testigos, de la joven des-posada a su marido.

Los ritos propiciatorios, de despedida y de purificación comenzaban la vísperadel día del enlace. Se iniciaban con los correspondientes sacrificios a los diosesprotectores del hogar y de la fecundidad, así como a los patronímicos de la propiafamilia: Zeus, Hera, Ártemis,Apolo y Pitó (la persuasión). Después, se procedía a lapreparación del banquete nupcial y al adorno de los carruajes que iban a emple-

arse en el cortejo de acompañamien-to de la novia hasta la casa del mari-do. Entretanto, las amigas de la noviay los familiares más íntimos se dirigí-an en procesión a la fuente principalde la ciudad, en el caso de Atenas a lallamada Calírroe, a coger en una vasi-ja ritual, l lamada loutrophóros5

(fig.14), el agua precisa para el bañoritual de la novia que tenía lugar en elgineceo, antes de la boda. Allí seungía, además, su cuerpo con aceitesperfumados, se peinaban sus cabellosy se disponía su atuendo y el velo conel que debía recubrir su rostro duran-te la ceremonia.

En el célebre epinetron6 de Eretríadel Museo Arqueológico Nacional deAtenas, un objeto eminentementefemenino y, en este caso, de gran cali-dad, aparece representada la escenade los preparativos de una famosanovia, Alcestis, y del aposento nup-cial que va a compartir con su esposoAdmeto. En ella pueden apreciarse loscuidadosos afanes de sus amigas poratenderla, por engalanarse entre ellasy decorar el dormitorio colocando flo-res en los vasos utilizados en la cere-monia nupcial, dos lebetes gamíkos yun loutrophóros (figs.12, 13 y 14).Estas delicadas pinturas vasculares,de figuras rojas, fechadas hacia el 425

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5 Este tipo de vaso griego, semejantea una ánfora de esbeltas formas yasas ornamentadas se solía poner,asimismo, en las tumbas de lasmujeres solteras por su significadoritual.

6 Objeto de barro cocido que se adap-taba a la forma del muslo y la rodi-lla, y del cual se servían las mujerespara hilar la lana.

Figura 13. Detalle de la fig. nº 12.

Figura 14. Detalle de la fig. nº 12.

■ Si has acertadocon tu primera

mujer, alégrate detu fortuna, de locontrario es una

locura probar conotra ■

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a.C. transmiten el ambiente íntimo dela mujer en el día más importante desu vida, a través de un tema sugeren-te y de buen augurio, ya que la uniónde esta célebre pareja fue un modelode amor conyugal7.

Los regalos de parientes y amigosse acumulaban en la casa de la noviadesde donde serían trasladados en loscarros que componían el cortejo nup-cial de los desposados que tenía lugarla noche de la boda o al día siguiente.Después de la ceremonia de entrega,se celebraba el banquete nupcial, contodo boato, aunque las mujeres sesentaban en el sitio que se les desti-naba, separadas de los hombres. Seofrecían de nuevo, sacrificios a losdioses para asegurar la fecundidaddel matrimonio, salud y larga vida,una convivencia feliz y el alejamientode toda suerte de malos augurios. Alos invitados se les ofrecían, además

de exquisitas viandas, buenosvinos y selectas frutas,

coronas de flores con lasque adornarse, como

señal de gozo y alegría. Tal era, enalgunos casos, el despilfarro en estetipo de celebraciones, que Solón8 sevio obligado a limitar con leyes sun-tuarias los gastos exagerados que ori-ginaban tanto las bodas como losfunerales, sobre todo entre las gentesadineradas y de clase media que,haciendo dispendios por encima desus posibilidades, llegaban a contraer

deudas considerables.La noche de bodas transcurría

en el hogar de la novia, o ya enla del novio en un aposento

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7 Alcestis, hija de Pelias, rey de Yolco,ofreció su vida por la de su esposoAdmeto, condenado por Ártemis amorir, resentida porque, en el día desu boda, se olvidó de ofrecer unsacrificio en su honor. Sin embargo,cuando la joven ya estaba muerta,Heracles la rescató de los infiernosy la devolvió a su desolado esposo,conmovido por el amor de su mujer.Según otras versiones, había sidoPerséfone, quien impresionada porla abnegación de Alcestis, la habíadevuelto a la vida.

8 El ateniense Solón (640-558 a.C.),legislador, poeta, filósofo, fue unode los siete sabios de Grecia (juntocon Tales de Mileto, Quilón deEsparta, Pitarco de Mitilene, Bias dePr iene, C leóbulo de L indos yPe r iandro de Cor in to, segúnSócrates). Descendiente del reyCodro y primo del tirano Pisístrato,f u e e l a u t o r d e u n a f a m o s aConstitución con la que suprimiólos privilegios de la nobleza, dividióa los atenienses en cuatro clases,cuyos derechos estaban en relacióncon sus obligaciones e instituyó ungran número de leyes, famosas porsu talante y moderación.

9 El demos de Brauron se encontra-ba en la costa oriental del Ática, a30 km. al este de Atenas. Els a n t u a r i o d e Á r t e m i sBrauronia ha sido excava-do, principalmente, por J.Papadimitriou.

10 La flor del azafrán y los teji-dos teñidos con estaplanta estaban rela-c i o n a d o s c o n e lmundo sagrado yerótico.

Figura 15. Lecito. Pintor de Amasis. Cortejonupcial, hacia el 550 a.C. Museo

Metropolitano de Nueva York.

Figura 17. Detalle de un vaso griego de figurasrojas. Madre con su hijo sentado en el amis.Siglo V a.C., Museo Nacional de Ferrara.

Figura 16. Detalle de unvaso griego de f igurasrojas. Madre con su hijo.S i g l o V a . C . M u s e oNacional de Ferrara.

engalanado a tal fin, el tálamos. Sucalidad erótica estaría en función delos lazos de afecto que unieran a losesposos, pero, al menos, la jovenesposa no era víctima de una violen-cia dolorosa, ya que todas las niñas,en torno a los diez años, sufrían unritual de iniciación sexual en el san-tuario de Ártemis Brauronia9 con elfin de que la pérdida de su virginidadno supusiera para ellas un acto trau-mático desde el punto de vista físico.A las arkteia (de arktos, oso -a), las“fiestas de la osa”, asistían las niñasvestidas de color azafrán10, como exi-gía este ceremonial de tránsito a lapubertad, orgullosas de ser las prota-gonistas del primer acto social que aellas se las dedicaba. Durante estascelebrac iones, una sacerdot isacubierta con piel de oso, con un faloartificial, olisbos, rompía el himen delas niñas, con lo cual quedabansupuestamente “bien preparadas”para mantener relaciones sexualescon sus futuros esposos. Después deesta iniciación, las niñas ofrecían a ladiosa sus vestidos virginales, loslazos de sus cabellos, sus juguetes,etc., y regresaban a sus casas sabién-dose dispuestas para el matrimonio11.

Terminado el festejo, al caer lanoche o al día siguiente de la boda,se organizaba el cortejo nupcial, esdecir el traslado de la recién despo-sada a casa del marido (fig.15), entrelos gritos de alegría y el alboroto delos jóvenes que esperaban la salidade los novios a la puerta de la habi-tación donde habían compartidolecho por primera vez y cuya puertahabía estado vigilada por un amigodel novio, el thyrorós. Se hacían invo-caciones rituales: ¡Himeneo, dios delhimeneo! y una vez cargadas lascarretas, la procesión se dirigía alnuevo domicilio. Si el traslado sehacía de noche, el cortejo se ilumina-ba por medio de antorchas. Al llegara la nueva casa, la novia era recibidapor los padres del marido. La madreceñía la cabeza de su nuera unacorona de mirto y derramaban sobreella nueces e higos secos, le ofrecíaun trozo del pastel nupcial, hechocon ajonjolí y miel, depositando, des-pués, entre sus manos un membrillo,símbolo de fertilidad. Dicho membri-

llo se mantenía entre las ropas delajuar de la desposada como unrecuerdo del día de su boda y paraalejar de ella los malos olores. El díasiguiente o de “torna-boda”, aún seconsideraba como una fiesta y secontinuaban las invitaciones a losamigos y familiares, ya que era,entonces, cuando se hacía entregade la dote prometida y se cerrabanlos últimos tratos. A continuación, elmarido comunicaba a su fratría oestirpe su matrimonio y, a partir deentonces, se iniciaba una vida deembarazos y rutina para la mujer, yaque, incluso, le estaba vetado el ir decompras, cometido del que se encar-gaba el hombre de la casa. Con todoera su mejor destino, ya que en loscasos de esterilidad se procedía a surepudio, totalmente aceptado porparte de sus progenitores.

Es obvio, que en las capas másbajas de la sociedad, en las que lospadres no tenían la posibilidad de daruna dote a sus hijas, no podían hacerfrente a este tipo de bodas y menosaún los esclavos. Por esta razón fue-ron frecuentes las uniones de hecho,con el consiguiente perjuicio para loshijos, ya que solamente tenían lacategoría de ciudadanos los nacidosde matrimonios legales. En talesambientes, además, las mujeres, encaso de mucha necesidad, podían

establecer algún humilde puesto en elágora, por lo general dedicado a laventa de verduras, frutas, perfumes ocoronas de flores para las ceremoniasy banquetes, ejercer como parteras,participar en determinadas tareasartesanales y en el trabajo de loscampos.

En el ámbito doméstico, el princi-pal cometido de la mujer ateniense,aparte de la crianza de los hijos(figs. 16, 17 y 18) era el de hilar ytejer. La lana y el pelo de cabra eranlas fibras más usadas y las que entodas las casas se sabían preparar.También se conocía el lino del que seobtenían piezas de mayor precio. Eltratamiento de la lana comenzabacon un lavado de agua caliente paraquitarle la grasa. Luego se ponía asecar y, más tarde, se procedía a sucardado con ayuda de gruesas car-das metálicas sobre superficiesduras. En pequeñas cantidades sepodía realizar esta tarea sobre unepinetron, como el ya citado deEretria. Posteriormente se hilaba conla rueca y con el uso. Todos estosobjetos fueron tan propios de lamujer griega que fue frecuentedepositarlos en las tumbas de quie-nes habían sido unas buenas amasde casa. No hay que olvidar quetodas las prendas, tanto de ajuardoméstico, como de vestir, salían delos telares caseros, en su mayor par-

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Figura 18. Amis (orinal) infantil de terracota.Reconstrucción. Museo del Ágora de Atenas.

11 Según la leyenda, una niña jugandocon una osa domesticada que sehabía instalado en el santuario deÁrtemis para vivir pacíficamentejunto a los humanos, fue arañadapor el animal en el transcurso deljuego. Su hermano, furioso al verlas heridas en el rostro infantil, lamató. Desde entonces, por haberdado muerte a un animal consagra-do a la diosa cazadora, las hijas delos ciudadanos atenienses teníanque imitar a la osa y destruir su sal-vajismo latente, para poder cohabi-tar con sus maridos sin ningún tipode peligro para ninguno de los dos.

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te. Eran telares consistentes en un simple marco verticalcon rodillos del que pendían los hilos de la trama, mante-nidos tirantes por una serie de pesos. Todas las prendasque de ellos salían eran piezas rectangulares, que, en elcaso de las destinadas a mantos o vestidos, se disponían,sobre el cuerpo, de distintas formas y maneras y según elgusto y criterio de sus usuarios o usuarias. El vestido porexcelencia de la mujer griega fue el peplo de lana (fig.19),

mientras que las heteras o cortesanas,solían vestir el transparente chitónde lino. El manto, en uno u otrocaso, recibía el nombre de himation.Los tejidos de algodón y de seda

que también se usaron eran pro-ductos importados yque llegaban ya manu-facturados.

El caso de Penélope, la“gran tejedora de sue-

ños”, con su tejer y deste-jer cotidiano, es el másencomiable ejemplo de lalabor cotidiana de una fielesposa; y, en el de las moi-ras, las tres hilanderas,

hijas de Zeus y Temis, son la per-sonificación del destino, porque la

vida de cada ser humano pendedel hilo que Átropo hila, Cloto

enrrolla y Laquesis corta, lle-gado el momento final.

Personal apego teníanlas mujeres griegas al

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■ El lucir aderezos de altoprecio redundaba en elprestigio personal del

marido ■

Figura 19. Disposición del peplo dórico.

Figura 20. Detalle de un lecito. Figura femenina con su cofre personal.Siglo VI a.C. Museo de Bruselas.

cofre procedente, por lo general, del hogar paterno, en elque guardaba sus enseres más preciados e íntimos. Por esarazón la representación de figuras femeninas, con un arcon-cillo entre sus manos o en el regazo, fue muy frecuente enlos ya citados lecitos funerarios (figs.20 y 21).

Las ocasiones de distracción para las mujeres se las brin-daban determinadas fiestas en las que su presencia eraadmitida y las celebraciones de carácter oficial, como eranlas bodas, los nacimientos y los funerales, en los cuales suparticipación como plañideras alcanzaba, en ocasiones, gra-dos de profesionalidad. Las fiestas propia de las mujerescasadas eran las Tesmoforias, celebradas, durante tres días,en el mes de noviembre (Pianepsion), en honor de Demétery Perséfone, las grandes diosas de Eleusis12. Eran fiestasdedicadas a propiciar la fertilidad y, en el transcurso de lasmismas, las mujeres gozaban de la mayor libertad para reu-nirse con las amigas y gastar todo tipo de bromas. El ritomás sorprendente era el que consistía en tirar, en unas cue-vas, los restos putrefactos de unos lechones, recuperados de

Figura 21. Detalle de un vaso griego de figuras rojas. Escena de tocador.Siglo V a.C. Colección Kannellopoulos. Atenas.

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los hoyos en los que los habían depo-sitado en las fiestas de las Skiroforia,celebradas en el mes de Junio, mez-clados con semillas, falos y serpienteshechas con masas de pan que seponían, después, sobre un altar.Aristófanes, en su conocida obra, titu-lada las Thesmophoriazousai (lasTesmoforiantes), dibujó un detalladocuadro de estas festividades, eminen-temente femeninas. En ocasiones muycontadas también podían asistir a lasrepresentaciones teatrales, ya queeran celebraciones en honor deDioniso.

Con todo ello, en el acicalamientopersonal, la mujer griega debió deemplear gran parte de su tiempo. Soninnumerables las escenas que así lodemuestran, reflejadas, sobre todo, enlos vasos cerámicos (fig.22). Así mis-mo, los objetos de tocador, losungüentarios, los joyeros y las joyas(figs.23 a 26), algunos de alto valorestético y económico nos ponen encontacto con el mundo privado de lamujer griega que, en ocasiones,debió de gozar de un altonivel de vida, lo que le per-mitía satisfacer toda clasede caprichos personales.Probablemente, el luciraderezos de alto precio era

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12 Localidad situada a unos 25 Km. alNO. de Atenas, donde se hallaba elgran santuario dedicado a estasdos diosas. En su honor se celebra-ban las pequeñas Eleusinas, en elmes de Febrero, para conmemorarla vuelta de Perséfone a su vidaterrestre, y cada cinco años, lasGrandes Eleusinas o GrandesMisterios, cuyo acto final y secretotenía lugar en el Telesterion.

Figura 22. Detalle de un vaso griego de figurasrojas. Escena de tocador. Siglo V a.C. MuseoNacional de Ferrara.

Figura 23. Espejo de plata condedicatoria. Colección

Kannellopoulos. Atenas.

Figura 24. Dos pendientes y un peine. Museodel Ágora de Atenas.

Figura 25. Tarro para ungüentos.Museo del Ágora de Atenas.

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un símbolo de bienestar económicoque redundaba en el prestigio perso-nal del marido, lo que no deja de estarvigente en la actualidad.

Sin embargo, los utensilios máscercanos a la mujer griega fueron losrelacionados con el mundo de la coci-na y el yantar cotidiano (fig.27).Especialmente curiosos resultan losejemplares de hornos de patio (fig.28)y portátiles (fig.29) porque nos acer-can a modos de vida similares a losactuales. Entonces como ahora, en losdías de buen tiempo, muy frecuentesen el ámbito mediterráneo, era nor-mal cocinar en el patio o jardín de lacasa. El Museo del Ágora de Atenasguarda una gran colección de todosesos objetos domésticos que forma-ron parte esencial del ámbito femeni-no, donde, entre pucheros, afortuna-damente, siempre se han abierto pasolos ensueños remontando la realidad.

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Figura 26. Joyas de la Colección de ElenaStathatos. Pendiente del siglo VII a.C. y pulse-ras helenísticas. Museo Arqueológico Nacionalde Atenas.

Figura 27. Utensilios de cocina: sartén, espu-maderas y cucharón. Museo Benaki. Atenas.

Figura 28. Horno de patio. Museo del Ágorade Atenas.

Figura 29. Horno portátil y sopera. Museo del Ágora de Atenas.

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web/sites/allsouls/bm/room68.html

Introducción

Los anuncios, las viñetas, las modas,los colores, los logotipos, los mensa-jes... invaden cualquier ámbito denuestra propia vida, tanto, que se hadado por denominar a nuestra culturacomo “la cultura de la imagen“ y,realmente, en los tiempos que corren,así es.

Estamos percibiendo imágenesconstantemente. Imágenes que recibi-mos, que utilizamos, que transmiti-mos y que, de una forma u otra, deter-m i n a n n u e s t r a c o n d u c t a . N o spreocupa “nuestra propia imagen”que, precisamente, es el primerimpacto que se recibe de nosotros.

La “importancia de la imagen” esalgo inherente a nuestra sociedad,pero no es nada nuevo, ni siquiera espropio de nuestro tiempo, sino tanantiguo como el mundo. Del lenguajede las imágenes y de su notable podersupieron mucho en la antigua Roma,que fue ya maestra en su manipula-ción.

Roma cuidó hasta el detalle la fuer-za de las imágenes a través de losmás variados aspectos: la forma demanifestarse sus políticos, la conduc-ta de sus magistrados, la utilizaciónpública de sus espectáculos y de supropia religión, la magnificencia desus grandes edificios y obras de inge-niería, el repertorio iconográfico delos grandes personajes, en especial el

Cesar y la familia Imperial, desplega-do en los espacios públicos, y dispues-to de forma estratégica. Es decir,Roma utilizó todo un aparato propa-gandístico que hoy calificaríamos demagnífica campaña publicitaria don-de nada se dejaba a la improvisación.

Se trata, pues, de una faceta másde la cultura de Roma a la que se vadedicando mayor interés y estudio díaa día.

La política romana utilizó de formamagistral la percepción de las imáge-nes, tanto es así que su uso fue indis-pensable como medio de trans-misión de mensaje que seofrecía de la obra y de la figuradel Princeps, así como de lafamilia Imperial.

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TTRRIINN IIDDAADD NNOOGGAALLEESS BBAASSAARRTTEE

Museo Nacional de ArteRomano de Mérida

PPIILLAARR FFEERRNNÁÁNNDDEEZZ UURRIIEELL

Titular. UNED Madrid

La fuerza de la imagen:Iconografía de las princesas de la

dinastía Julio-Claudia

Figura 2. La PEQUEÑA HER-CULANESA, (copia romanatipo Kore.), procedente del

Albertinum de Drede.

Figura 1. GRAN HERCULANESA,:(Copia romana del original helenís-tico en bronce, fechada en torno al300 a.C., tipo Deméter), procedentedel Albertinum de Dresde .

Los destinatarios percibían estasimágenes no sólo como un elementode comunicación de contenido políti-co, sino también religioso y cultural

El valor de la Imagen en su marco histórico

La retratística, los relieves, la ornamentación arquitectóni-ca... eran imágenes que ponían de manifiesto el nuevoorden Alto Imperial instaurado por Augusto y mantenidopor sus sucesores, los emperadores Julio- Claudios, comoanuncio del establecimiento de la ” Pax Imperii “ y con ella,la “Aurea Aetas”, la nueva época de paz, prosperidad ybonanza.

La representación del propio emperador y de los distin-tos miembros de su familia, se halla en consonancia con talnotificación: Son rostros de gran calidad artística, bellos,que combinan a la perfección los rasgos fisonómicos con loscánones clásicos. Son serenos e irradian seguridad, paz, almismo tiempo que transmiten serenidad, majestad y entodo su conjunto, admiración.

Se trataba de expresar en la retratística las principalescualidades y facultades del emperador como máxima auto-ridad del propio Imperio: Virtus, Potestas, Dignitas yClementia. Todas estas virtudes eran el símbolo de su supre-macía.

El nuevo retrato Alto Imperial es una creación plenamen-te estudiada, meditada y realizada mediante consignas pre-cisas.

Los artistas debían de ser capaces de crear unas repre-sentaciones cuyos mensajes fueran hábiles y reiterativos,simples y precisos, breves y claros para impactar y ser com-prendidos por toda la sociedad.

Se reducía por lo tanto a pocas imágenes, combinadas oaisladas, pero siempre concisas y repetidas con escasos sig-nos convencionales donde de mostraba con claridad alemperador y los miembros de su familia con todo su poder,grandeza y esplendor y que, a su vez, se vinculaba con el de

la propia Roma.Esta estatuaria debía situarse, prin-

cipalmente, en lugares públicosdeterminados: áreas de espectácu-los, mercados, templos, foros...; tam-

bién era incluida en el ámbito pri-vado, como símbolo de adhesiónal sistema.

El retrato, tanto en estatuariacomo en relieve, fue encargado aescultores cuya maestría fueranotoria. Posiblemente, en la capitaldel Imperio los escultores estuvie-sen cercanos al círculo del empe-rador, ya que se necesitaba unconstante “intercambio de ideas”para crear este tipo de “imáge-nes”. Pero la información que nos

ha llegado es muy pobre y apenas conocemos algunos nom-bres de estos escultores, si fueron citados en los textos anti-guos o se tiene la suerte de encontrar alguna pieza firmadacon su nombre, casi todos de origen griego como Protógenesy Zeuxis que trabajaron para Augusto, entre otros.

Posiblemente su anonimato se debía en gran medida aque en la sociedad romana, a excepción de algunos maes-tros, los artistas no gozaban de la alta estima social, solíanser esclavos y libertos o trabajaban en talleres de encargode forma anónima. No eran considerados como artistas sinocomo artesanos, y se despreciaba su trabajo manual.

Anónimos o no, estos escultores alcanzaron con gran éxi-to su objetivo y expandieron por todos los rincones delImperio, copiados sin fin por artistas y artesanos locales oforáneos en las distintas provincias, lo que supuso uno delos grandes aciertos del la política romana. Este fué, sinduda, uno de sus principales triunfos, debido no sólo a ladecisión del propio emperador y del Estado romano, sino delas ciudades, agrupaciones o particulares que quisierondemostrar su “romanización”, su lealtad al emperador e,incluso , su evergetismo, realizando todo un programa ico-nográfico siguiendo el ejemplo de Roma.

De ahí, que este lenguaje iconográfico en el que se trans-mitía la propaganda política del Imperio, se difundiera deforma prácticamente uniforme en todas las provincias, por loque la comunicación visual fue extraordinariamente efectivaal servicio de los propósitos del Estado romano, sin olvidar laliteratura del momento, otro gran pilar propagandístico.

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Figura 3. grupo denominado “PUDICI-TIA ” formado por dos figuras femeni-nas, Niña y Mujer (tal vez madre e hija.Fechado en torno al 50 a.C.)

Figura 4. Retrato de dama republicana del Museo Capitolino, fechada entorno al 50 a.C.

Es decisiva la obra de Paul Zanker,“Augusto y el poder de las imáge-nes”, a la que han seguido otros tra-bajos. Zanker marcó toda una trayec-toria sobre este estudio, analizandolos ciclos estatuarios y la importanciadel repertorio y el discurso propagan-dístico de las representaciones oficia-les romanas, donde ya cita a la mujerde la Familia Imperial, sugiriendo supapel en la vida política.

Efectivamente, la mujer no fue aje-na a este tipo de manifestaciones.Relegada a un segundo plano en laRoma Republicana, manifestó unaprofundísima transformación de suimagen pública desde los inicios delImperio, a la par que fue cobrando uncierto protagonismo en la sociedad,hecho que se recoge y critica perma-n e n t e m e n t e e n l o s t e x t o s d eSuetonio, Juvenal, Tácito o Séneca,entre otros.

Princesas Julio-Claudias .Unpunto de reflexión

E l e s t u d i o d e l a m u j e r e n l aAntigüedad ha generado en los veinteúltimos años un nutrido repertoriobibliográfico con trabajos de sólidopeso: Cantarella, Cid, del Castillo,Pomeroy, Sirago, por citar sólo algu-nos.

Se trata de notables e interesantestrabajos sobre aspectos muy variadosque han proporcionado una buenavisión de conjunto, no sólo desde elpunto de vista histórico y arqueológi-co sino en lo referente a otras mate-rias, ya que el mundo de la Mujerofrece muchas posibilidades. Buenejemplo de ello es el tema que nosocupa: “La Iconografía ImperialFemenina “.

El conocimiento de la imagen de lamujer de la época Julio –Claudia sinduda ha de estar basada en el retrato.El retrato femenino lo podemos anali-zar desde las fuentes literarias, históri-cas y arqueológicas, de la combina-ción de todas ellas se obtiene la mejormuestra de la representación de lasmujeres romanas, y tal vez, la máscompleta de la Antigüedad. La imagensólo plástica debe ser completada ensu estudio con otros testimonios histó-ricos que proporcionan una informa-ción complementaria e imprescindible,no sólo ya en lo referente a aquellasmujeres y su personalidad, tambiénlos retratos ofrecen nuevas perspecti-vas y aspectos que sin duda enrique-cen esta visión respecto a la sociedadde su tiempo y la propia época históri-ca en la que vivieron.

El retrato nos permite utilizar yconjugar todos estos datos. Los testi-monios literarios y los históricos son

parciales y con frecuencia manipula-dos. La retratística puede estar ideali-zada, intentando ensalzar la figura,pero aún así, el romano suele ser bas-tante realista a la hora de plasmar suspatrones sociales, las imágenes de sutiempo.

El hecho constatable, que podemosconocer a través del análisis del fenó-meno retratístico y las fuentes, anali-zando todo ello como historiadores,es el progresivo papel que la mujertoma desde una época que arranca dela segunda crisis republicana y quecontinúa imparable durante todo elAlto Imperio.

Llegado este punto, hay que haceruna aclaración u acotación. Por des-gracia, sólo han llegado a nuestrosdías la imagen de algunas mujeres deaquel tiempo.Sin duda, las mujeresque gozaron del privilegio de apare-cer retratadas y, más aún, las citadasen los testimonios históricos fueronsólo una excepción y pertenecen auna élite social, tanto de Roma comoprovincial.

La representación de las damas dela casa Imperial en la retratística ofi-

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Figura 5. El denominado retrato de Catón y Porcia, del Museo Vaticano.

Figura 6. Retrato atribuido a Atia, madre delfundador del Imperio, Octavio Augusto.(Museo de Ginebra)

cial supuso un incremento notable enlas “imágenes “ de la mujer romana,que se miraba en el espejo público.

Respecto a su personalidad y situa-ción en la sociedad de su tiempo, hayque tener en cuenta dos condiciones:

1.- La mayoría de ellas son mujeresprivilegiadas. Mujeres que tuvieronuna educación exquisita y, precisa-mente por ello, destacaron por su granpersonalidad, concibieron la vida deforma diferente al resto de las mujeresde su época y fueron capaces de rom-per moldes, abrir cauces, marcar pau-tas..., a pesar de que los valores tradi-cionales las seguían relegando, comoreflejan las críticas constantes en laliteratura del momento

2.- Pero, además de enérgicas,decididas y de gran carácter, tambiénfueron unas valientes, tuvieron ungran poder y se atrevieron a utilizarlo.

Sin restar ningún mérito a tan altasdamas, hay que reconocer que tuvie-ron unas buenas predecesoras enalgunas de las patricias romanas de ladenominada “Crisis republicana”como Calpurnia, madre de los Gracco,Cornelia, esposa de Julio César,Antonia la mayor... pero ninguna osóllegar al notable y peculiar relieve yprotagonismo que alcanzaron lasprincesas de la casa Julio –Claudia, yaque estas mujeres republicanasencarnaban las virtudes tradicionalesy se mantuvieron en un plano muy

distinto. En muchas ocasiones paracriticar las nuevas mujeres julio-clau-dias se recuerdan y ensalzan a estasrepublicanas como patrones de com-portamiento.

De todas ellas se esperaba una vir-tud que resumía todas las cualidadesfemeninas: “La respetabilidad”. Perono se conformaron con ello y, precisa-mente como “Dominae”, es decir,como grandes y poderosas matronas yseñoras de la “ Domus Imperatoria”,se atrevieron a conseguir y utilizar loque nunca se les concedería y nimucho menos se esperaba de ellas: LaAutoridad.

En modo alguno se trataría de laAuctoritas de los magistrados, peroera una Autoridad con el suficientepoder para intervenir en los asuntosde Estado si lograban manejarlohábilmente.

Su posición y su situación eranfacilitadas por el mismo contextosocio- político del momento. Reciéninstaurada la reforma augustea, habíauna gran imprecisión del poder supre-mo, la ausencia de reglas de sucesión

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Figura 7. Retrato de Octavia II, hermana de Augusto, (Museo de Las Termas).

Figura 8. Retrato de Julia, Hija de Octavio y su primera esposa, Gliptoteca Ny Carlsberg deCopenhague .

Figura 9. Retrato de la emperatriz Livia, Museode Liverpool.

Aunque aquí se analiza principalmente el aspecto icono-gráfico, es decir, cómo “reconocerlas”, a veces, es posiblellegar a “conocerlas”. Tanto a través de la representaciónde los rasgos físicos, - la expresión que puede traslucir sucarácter, la moda de la época etc.- como con textos históri-cos que ofrecen ciertos datos complementarios, algún matizo algún rasgo importante de su vida o del momento históri-co, nos pueden ayudar a deducir la personalidad y losaspectos más sobresaliente de la vida de estas notablesmujeres.

Aspecto fundamental en este estudio es que estas damasson el ejemplo a seguir en su tiempo. La emperatriz y lasprincesas de la “Domus Imperatoria” son las que dictan lasmodas, los gustos y toda la forma de adorno y vestido de suépoca, apariencia bajo la que se encierran los clichés decomportamiento que adoptarán las féminas coetáneas, tan-to de la metrópoli como de las provincias.

Análisis Iconográfico

Las mujeres de la familia Imperial fueron representadas enfunción del objetivo que se persiguiera: Dependería del tipode uso que se fuera a dar a la imagen y del lugar en queésta iba a ser situada: divinizadas o asociadas a divinida-des, en el momento de llevar a cabo rituales religiosos comosacerdotisas, o al lado del cesar como familia del propioemperador, cercana al poder.

A pesar del relativo volumen de representaciones esta-tuarias que se conserva, nos ha llegado una parte muypequeña de las que se realizaron,si juzgamos la información que lasfuentes epigráficas nos ofrecen.

A lo largo de los sucesivos sigloslas imágenes, o bien se destru-yeron, o bien se reutilizaroncomo sólidos materiales derelleno o de construcción.Piedra, mármol, bronce uotros metales y materialesnobles se fueron amorti-zando en el decurso deltiempo.

Las representacionesque, afortunadamente,permanecen demuestran elcuidado de su factura. No sedescuida ningún detal le:Ornamenta, vestido, rasgos,mirada, porte, simbología,etc..

o el papel y la función del Princeps, omnipresente peroimpreciso en la nueva Constitutio romana.

Todo era virtualmente posible debido a la delicada yreciente instalación de Augusto en el poder, ese fue el granproblema al que tuvieron que seguir haciendo frente sussucesores, ir resolviendo, sobre la marcha, las circunstanciasy situaciones que surgían y que se debían ir solventando enel proceso del Imperio.

En este marco histórico, se entiende que se aprovecharanlas mujeres, ya a partir de Livia Augusta, la primera de lasemperatrices e, indiscutiblemente, la gran dama de Roma,punto de mira, de partida y ejemplo a seguir por sus suce-soras. La longevidad de Livia le permitió llevar a fin susexpectativas personales, lo que redundó en beneficio de uncambio en el papel femenino.

Sin embargo, la relación de las mujeres respecto al poderfue siempre lateral, es decir, esta definida por su transmi-sión pero nunca por su posesión. Tuvieron poder en cuantofueron madres, esposas de emperadores y, sobre todo,ascendientes de los césares, pues sólo es posible analizar elpoder o la popularidad de estas mujeres en relación con susituación e influencia en la sucesión del Imperio.

Nunca perdieron su papel tradicional como “materfa-milias”. Por más que lo adviertan, a veces de una formaintencionada y un tanto exagerada las fuentes literarias,no hay en toda la Historia de Roma un solo intento cons-ciente de alguna de estas princesas de reindivicar elpoder de forma oficial para sí misma, sí para su propiohijo o intentando dirigir a través de un varón, esposo, ohijo.

En una palabra: El ejercicio del poder por parte de lamujer de forma directa en Roma jamás llegó siquiera aplantearse.

Aún así, las princesas Julio- Claudias fueron auténticaspioneras en abrir cauces que permitieran a la mujer mante-nerse y acercarse al poder imperial y su influencia poderosase rastrea a través de las fuentes históricas, tanto escritascomo iconográficas.

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Figura 10. Friso del cortejo del “Ara Pacis”, Roma .

Figura 11. Antonia, madre delemperador Claudio, como la diosa

Victoria o Fortuna, de Bayas.

No podemos dedicar nuestra aten-ción a todas las representaciones ico-nográficas femeninas de la épocaJulio- Claudia, dada su entidad cuanti-tativa y cualitativa, por lo que seimpone una selección previa, elegidasentre las damas de la Familia Imperial.

Los patrones iconográficos esta-tuarios arrancan de los últimos perio-dos de la República y se mantuvieronen gran medida, durante los comien-zos del Imperio. Así, los rasgos de ori-gen helenístico de muchas esculturasfemeninas, fechadas al final de laépoca republicana se mantienen enlas representaciones de época augus-tea y Julio-Claudia, pero ya anuncianuna tímida aunque ininterrumpidarenovación.

La imagen de la mujer republicanase define por dos caracteres funda-

mentales: Es austera y aparece repre-sentada en un segundo plano respectoal varón, con menor entidad que éste.

Envuelta siempre en su “Túnicamanicata “, de manga larga, estola ypalio o manto, la dama republicanalleva siempre su pelo muy recogidosin que ello signifique que su peinadono deje de ser complicado y muy ela-borado, que siempre lo fue en lamujer romana.

Mientras la denominada GranHerculanesa, (copia romana del origi-nal helenístico en bronce, fechada entorno al 300 a.C., tipo Deméter), pro-cedente del Museo de Dresde, mues-tra un porte majestuoso que se conti-núa en las representaciones de lasmatronas romanas, la PequeñaHerculanesa, ( igualmente, copiaromana tipo Kore.), de la que pode-mos deducir algo más por tener lacabeza descubierta, y mostrar su pei-nado rematado en un moño, en lanuca, propio de las damas republica-nas (Figuras 1 y 2 ).

Otro ejemplo interesante es el gru-po denominado Pudicitia formado pordos figuras femeninas, Niña y Mujer(tal vez madre e hija). Ambas llevan elmismo atuendo y prácticamente elmismo peinado; el pelo recogido for-mando ondas, y trenza que lo separaen dos. La mujer aparece recogida,como en actitud de meditación,(Figura 3).

La misma disposición de gesto aus-tero, ausencia de ornamentación ytipo de peinado aparece en los retra-tos tardo- republicanos, como elRetrato de dama republicana delMuseo Capitolino, fechada en torno al50 a.C. El realismo del rostro y el tipode peinado, (moño alto, pelo recogidohacia atrás y las ondas que enmarcanla cara, son características que serepiten como en el famoso retrato deCatón y Porcia, del Museo Vaticano(Figuras 4 y 5 ).

Estas mismas constantes se man-tienen en la representación que nosha llegado de Atia, madre del funda-dor del Imperio, Octavio Augusto, quese fecha en el cambio de era, pero elretrato de Atia es todavía el de unadama republicana, sobria y discreta(Figura 6 ).

Hija de Julia, hermana de JulioCesar y Atio Balbo, enviudó muy pron-to del padre de Octavio, caballerorepublicano y se dedicó a la directaeducación de sus hijos sobre los quetuvo una notable influencia. Mujer deeducación y ascendencia republicanacomo parece trasmitir su propio retra-to: Rostro de gran realismo, sereno,sobrio, sin ninguna ornamentación.Sin embargo su peinado, aunque se

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Figura 12. Representación de la emperatrizLivia, estatua hallada en Paestum apareceentronizada a modo de la diosa Deméter,Museo Arqueológico Nacional. Madrid.

Figura 13. Diosa Tellus , la Tierra fecunda,relieve del “Ara Pacis”, Roma.

Figura 14. Agrippina Maior, Museo de Parma.

mantiene recogido, ya se permite unacierta sofisticación: Una gran onda otal vez mejor, bucle enmarca el rostroy se remata en un moño trenzado enla nuca..

Si el retrato de Atia podía calificar-se por sus caracteres como “tardo-republicano, de igual forma podíanclasificarse los primeros retratos delas demás mujeres de la familia deAugusto:

Octavia II, hermana de Augusto,(Museo de Las Termas), (Figura 7);J u l i a , s u h i j a , ( M u s e o d eCopenhague), (Figura 8);o los prime-ros retratos de la propia emperatrizLivia, (Museo de Liverpool), (Figura 9).

En ellos aparecen las mismas cons-tantes: Sobriedad, serenidad en laexpresión del rostro y un peinadosemejante: Pelo recogido hacia atrásrematado en un moño alto y el tren-zado que ya inaugurara el tocado deAtia, en los lados y en el centro de lacabeza.

Característica esencial de este tipode peinado que lucen las damasAugusteas y Julio-Claudia es el carac-terístico Nodus o el pelo del flequillorecogido en onda sujetada haciaatrás, que se mantiene en el AltoImperio.

La ornamentación y el peinadosólo cambian en momentos excepcio-nales:

Los vestidos y atuendos femeninosa lo largo del Alto Imperio variarontan poco, que no se corresponde conla gran evolución que se compruebaen la ornamentación,en los peinadose incluso, en la actitud de la retratada.

Es indudable que estas mujeresalcanzaron poder, consiguieron nota-bles avances en su status social y reci-bieron honores extraordinarios.

Adquirieron a partir del año 35 a.C.la posibilidad de administrar sus bie-nes sin rendir cuenta a ningún tutor y,con ello, la totalidad de la emancipa-ción económica. Esta disposiciónrepercutió de forma notable en lamoral y en la ideología de la mujerromana.

Pero también las mujeres de laFamilia Imperial obtuvieron la condi-ción de “personajes oficiales” y de talmodo aparecen en el famosísimo frisodel cortejo del Ara Pacis, en Roma(Figura 10).

Incluso, alcanzaron el “status” de“Divae” al morir y por vez primera asíson representadas. Antonia, madredel emperador Claudio, se muestracomo la diosa Victoria o Fortuna, enBayas (Figura 11).

Pero es principalmente, Livia ,quienrecibe los más altos honores, En labellisima estatua hallada en Paestumaparece entronizada a modo de ladiosa Deméter, (Figura 12 ). Es conoci-

da la teoría que Tellus, la Tierra fecun-da, del famoso relieve del Ara Pacis,pudiera tratarse de la propia Livia opor lo menos se inspirara en el rostrode la emperatriz. (Figura 13).

Livia siempre estuvo al corriente delos asuntos de Estado, las fuentes lacitan como uno de los “consejeros “de Augusto, su esposo, junto conAgrippa y Mecenas.

Es posible que a partir de Livia, lasprincesas Julio- Claudias entraran enun proceso de mayor protagonismo,más libertad y en una posición máscercana al propio emperador.

Otra mujer interesantísima, fue sinduda Agripina la mayor, esposa deGermánico cuyo enfrentamiento alemperador Tibe r io, sucesor deAugusto, supuso un trágico final tantoa ella misma como a dos de sus hijos.

Agrippina Maior, paradigma deesposa y madre virtuosa, a veces fuerepresentada con cierto “estilo repu-blicano”, aunque ya se manifiesta enuna clara actitud de majestad, e, indu-dablemente, sin el recogimiento propiode las damas republicanas (Figura 14).

Los retratos de Agrippina (A vecesse duda si se trata de la madre o de lahija pues sus rasgos fisonómicos sonmuy parecidos) indican una mayorpreocupación por el peinado en ondasy rizos, si bien sustancialmente semantiene el moño trenzado y recogi-do hacia atrás.

La ornamentación en el peinadoculmina en el llamado “Camafeo deMesalina”, tercera esposa de Claudio,

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Figura 15. “Camafeo de Mesalina”, tercera esposa de Claudio, divinizada como Fortuna, peinadoque se remata con una corona de laurel, propio de los emperadores.

Figura 16. Emperatriz Agrippina Minor, retratoque se conserva en el Museo de Barcelona.

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divinizada como Fortuna, peinado que se remata con unacorona de laurel, propio de los emperadores y cuyo tocadoya es todo un anuncio del cambio que gozan las mujeres:Ondas, rizos, trenzas, lazos, vestido, e incluso idealización delrostro. (Figura 15)

Casi en la misma línea aparece la representación de lasiguiente esposa de Claudio, Agrippina Minor, madre deNerón. Aunque básicamente sería el mismo peinado, ésteaparece más sencillo, precisamente por que la nueva empe-ratriz intentó manifestarse en la corte de Claudio como des-cendiente de Augusto y heredera de sus ideas políticas, ypor tanto, dando muestras de moderación y sobriedad, tan-to en su conducta como en su “imagen “, y ésto posible-mente con el fin de atraerse a los miembros más conserva-dores de la vida política de Roma.

Agrippina Minor no renunció a la moda de las mujeresJulio Claudias pero sin la exageración, la voluptuosidad ylujo de su antecesora Mesalina: Luce la diadema Imperialde las princesas Julio –Claudias y el peinado suelto y enondas como aparece en el bellísimo retrato que se conservaen el Museo de Barcelona,(Figura 16).

Sin embargo tal vez sea Agrippina la que aparece, des-pués de Livia, con mayor profusión que el resto de las muje-res de la casa Julio-Claudia. Descendiente de Augusto, fuehermana, madre y esposa del emperador. Pero no se confor-mó con ello, quiso ser y aparecer como la emperatriz, conClaudio y sobre todo con su hijo en el breve tiempo quedominó en el poder.

Así es representada en plano de igualdad en las primerasmonedas emitidas del principado de Nerón, en los años 54-55 d. C., (Figura 17) incluso aparece como divinidad concetro y pátera en la estatua del Sebasteion de Afrodisias(Figura 18).

Además, en algunos de sus retratos destaca un rasgomuy singular: Su peinado. Ya no se recoge el pelo, desapare-ciendo el tradicional moño de sabor republicano, sino quese atreve a lucir una bella melena suelta que cae por detrásen bucles. Es muy significativo que este tipo de peinado sea

el mismo que lucen las representacio-nes de la diosa Venus en el

periodo Alto ImperialSemejante es el peinadode la emperatriz Popaea

Sabina, segunda esposade Nerón, aunque en elmismo encontramosc l a r a s d i f e r e n c i a scomo las ondas degran vo lumen que

enmarcan su rostro.(Figura 19)

Una representaciónsingular que se encuentra

Figura 17. Efigies de Nerón y su madre Agrippina en el anverso de lasmonedas emitidas del principado de Nerón, en los años 54-55 d. C.

Figura 18. Representación de la emperatriz Agrippina Minor como divini-dad con cetro y pátera en la estatua procedente del Sebasteion deAfrodisias.

en Bayas es la de Octavia III, hija de Mesalina y Claudio,esposa de Nerón; Significativamente, sólo fue retratadacuando aún era una niña. No hay representaciones poste-riores de ella, pues, tal vez, ya mujer, siempre estuvo confi-nada y relegada a un segundo plano, eclipsada ante sus dospoderosas rivales en la corte neroniana : primero ,Agrippina, y después, Popaea Sabina.(Figura 20).

Las representaciones de las mujeres de este tiempo sonun claro testimonio de la notable influencia que estasdamas de la familia imperial tuvieron en su propia socie-dad, pues ellas impusieron la moda en el vestir, pero tam-bién en su conducta y actuaciones, en las costumbres.Fueron ejemplo en el que la sociedad de su tiempo se mira-ba, (tal vez por ello recibieron tantas y tan crueles críticasde sus coetáneos).

Tal vez una de las más notables esculturas sea la querepresenta a Eumachia, pompeyana de una familia de privi-

legiada posición social y económica(Los Eumachii) , dedicados al comer-cio de la lana y , a su vez, casada conun rico industrial de vinos (de la fami-lia de los Numistrii). Al enviudar,Eumachia siguió al frente de sus prós-peras actividades económicas, favore-ciendo notablemente a su ciudad a laque donó un magnífico edificio, asícomo otros favores. La ciudad com-pensó a esta dama designándola“Sacerdos publica” de la diosa Venus,protectora de la ciudad, así comootros honores. La representación deEumachia es semejante a la de lasemperatrices. (Figura 21).

Con Nerón desaparece la dinastíaJulio-Claudia. Tras un año de guerracivil e inestabilidad, en el año 69 d. C.,se inicia otra dinastía. Ello supuso uncambio en la personalidad y la repre-sentación de los césares de Roma. Lamajestuosidad de los Julio-Claudiosdivinizados era sustituida por unafamilia provincial y burguesa, losFlavios. Su imagen también pareceindicarlo: La representación de losemperadores Flavios, es mucho mássimple y natural. Son retratos de ros-tro y formas mucho más sencillas.Pero las mujeres de esta dinastíadesentonan en esta línea de naturali-dad y senci l lez de los varones.Destaca la actitud de la expresión y la

profusión de sus peinados como losretratos de Julia, hija de Tito y amantede su tío Domiciano.

Es retratada luciendo el famosopeinado de “nido de avispa” que sus-tituye la diadema y moño detrás tren-zado, o completada con un velo quesale o se sujeta con una alta diadema(Figura 22).

Pero las mujeres Flavias no sonmás que el anuncio de lo que se ave-cina. Las emperatrices de los iniciosde la siguiente dinastía Antoniniana, yen especial durante el periodo deTrajano, fueron mucho más lejos ensus peinados y ornamentación, enlínea paralela a sus conquistas ylogros en su posición junto al empera-dor, fiel reflejo del ascendente de lamujer en la vida romana.

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Figura 19. Retrato de la emperatriz PopaeaSabina , segunda esposa de Nerón. Museo delos Uffizzi.

Figura 20. Representación atribuida a OctaviaIII, hija de Mesalina y Claudio, esposa deNerón.

Figura 21. Escultura pompeyana que represen-ta a Eumachia, Museo Nacional de Nápoles.

Figura 22. Retrato de Julia , hija del empera-dor Tito Flavio, Museo Capitolino de Roma.

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Resumen

Los trabajos arqueológicos llevados acabo en el archipiélago de Chafarinasp o r e l I n s t i t u t o d e C u l t u r aMediterránea1, 2 a lo largo de los años2000 y 2001 han confirmado la exis-tencia de un asentamiento neolítico alaire libre de cierta extensión. En laexcavación se ha obtenido la primerafecha de radiocarbono que lo sitúa enlos inicios de la segunda mitad delQuinto Milenio antes de Cristo. La sin-gularidad del yacimiento es notable porsu ubicación en las costas del occidentenorteafricano donde son muy escasoslos yacimientos de este horizonte y portanto, las fechas de radiocarbono.

Planteamientos y trabajosiniciales del yacimiento

El descubrimiento del yacimiento neo-lítico del Zafrín, en las islas Chafarinas,se enmarca dentro del programa deelaboración del inventario arqueológi-co de la prehistoria de Melilla. Estep royec to f ue encomendado a lInstituto de Cultura Mediterránea(ICM) el 27 de abril del año 2000 porparte de la Comisión de Patrimonio dela Consejería de Cultura de la CiudadAutónoma de Melilla y en ese mismoaño se iniciaron los trabajos de estu-dio y prospección arqueológica en lasIslas Chafarinas3.

Desde el primer momento, el ICMrecibió todo el apoyo necesario porparte del Organismo AutónomoParques Nacionales (OAPN), delMinisterio de Medio Ambiente, al serlas is las Chafarinas un RefugioNacional de Caza protegido, así comola correspondiente autorización delMinisterio de Defensa.

Como consecuencia de estos traba-jos iniciales, el ICM firmó con el OAPNun convenio de colaboración encami-nado al estudio de este yacimientoarqueológico, lo que ha posibilitadohasta el momento siete breves cam-pañas de estudio y prospección y unacampaña de excavación durante elmes de agosto de 2001 (Bellver yBravo, 2001).

De los diferentes restos arqueológi-cos localizados hasta el momento enel archipiélago de las Chafarinas,hemos centrado los trabajos en elasentamiento al aire libre del Zafrín,único del que se tenían referencias4 yque se encuentra situado en el hom-bro sur de la isla occidental denomi-nada del Congreso.

JJUUAANN AANNTTOONN IIOO BBEELLLLVVEERR GGAARRRRIIDDOO

Arqueólogo

AANNTTOONNIIOO BBRRAAVVOO NNIIEETTOO

Doctor en Historia

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Una estación neolítica alaire libre en la IslasChafarinas: El Zafrín.Primera datación radiocarbónica

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1 D e l I n s t i t u t o d e C u l t u r aMediterránea . Juan AntonioBellver Garrido ([email protected]).Antonio Bravo Nieto ([email protected]).

2 Agradecemos al profesor de laUniversidad de Valladolid D.Fernando Romero Carnicero lainestimable colaboración aportadaen este artículo, sobre todo laredacción de los apartados 4 y 5.

3 El archipiélago de las Chafarinasestá compuesto por tres islas, la delRey, Isabel II y la del Congreso, yforman parte del estado españoldesde 1848.

4 Dentro del trabajo de recopilaciónbibliográfica, utilizamos las referen-cias de un artículo del arqueólogofrancés M. Paul Pallary (1907), quehablaba de la existencia de algunaspiezas de sílex en las islas y sobretodo de Carlos Posac Mon (1956),que realizó una interesante pros-pección superficial de la isla delCongreso y que ya daba noticia dealgunas piezas cerámicas que ads-cribía al neolítico.

Los materiales recogidos en prospección fueron numero-sos y en algunos casos de gran tamaño, prueba de la escasapresión humana sobre el lugar. Los datos tipológicos, tecno-lógicos y decorativos de las cerámicas ya determinaron des-de el primer momento la adscripción cultural del lugar alNeolítico destacando los motivos realizados con impresio-nes de conchas marinas, cardium u otro molusco, que seextendían por la superficie de los fragmentos. Por estarazón, fueron relacionados con el horizonte cultural de lascerámicas impresas cardiales que, tradicionalmente, sóloera conocido en la zona norteafricana en el área delEstrecho de Gibraltar y en las cercanías de Rabat (Jodín,1958-1959, Tarradell, 1954, 1957-58 y 1958).

Descripción geológica de las islasChafarinas

Desde el punto de vista orogénico las islasson fruto de un vulcanismo que se articulaen varios episodios eruptivos, aun hoy muypoco conocidos y cuya cronología corres-ponde a finales del Terciario, seguramentepliocénicos. En este contexto del mar deAlborán no resulta ajena la tectónica alpinaque favoreció la aparición de estos procesosvolcánicos. En concreto, en la isla delCongreso se han estudiado hasta cuatrofases eruptivas, siendo las rocas más comunes las andesitaspiroxénicas, en cuya composición interna predominan losfeldespatos. Por su parte, la textura microcristalina de estosmateriales indica que la emisión de magma fue al aire libre,con un enfriamiento lento del mismo, siendo muy posibleque las islas formaran un único edificio volcánico aunquequizás con varias chimeneas (Marín, 1921; Clemente yotros, 1999)

En la actualidad, la distancia entre la línea de costa y elarchipiélago es de 3,5 kilómetros, pero las islas estuvieronunidas a tierra firme por lo que, geomorfológicamente,constituyeron el extremo Norte de lo que fue un antiguocabo. Los materiales que formaban la lengua de unión esta-ban compuestos fundamentalmente por areniscas, en con-creto por dunas fosilizadas y materiales calcáreos cuyanaturaleza, frágil y blanda, determinó que fueran destruidospor la erosión marina, provocando finalmente la separacióndel continente. A esta separación contribuiría también elascenso del nivel del mar en la última transgresión marina,conocida como Flandriense5.

Por lo que respecta a los suelos de la isla del Congreso,señalaremos que el depósito sedimentarioprincipal es el de ladera, hecho favorecidopor el basculamiento generalizado de lasuperficie hacia el Este. Como consecuencia,los suelos así formados tienen por lo gene-ral escasa potencia, sobre todo en los extre-mos Norte y Sur. Por otra parte, la mayorparte de la superficie de la isla presenta pro-cesos sedimentarios relacionados con laexistencia de costras calizas.

En el entorno del yacimiento encontra-mos unos suelos secos, del orden aridisol,poco profundos, con una potencia que osci-la entre 25 a poco más de 50 centímetros,originados principalmente a partir de mate-

riales volcánicos de naturaleza andesítica. Esa cercanía a laroca de substrato clasifica al suelo dentro del subordenlithic torriorthent (Clemente y otros, 1999).

El perfil de estos suelos no favorece el crecimiento deuna vegetación de gran porte o arbórea, únicamente encon-tramos especies con desarrollo leñoso del tipo de lasSalsolas, Lycium y Suaeda. La combinación de estos suelossecos, la escasez de precipitaciones y la pendiente media,de un 10% en el área del poblado, ha favorecido sin dudalos procesos de erosión que pueden observarse y que deter-minan el trabajo arqueológico.

La isla del Congreso tiene una forma alargada que alcan-za un kilómetro en el sentido Norte-Sur y una anchuravariable. El yacimiento se encuentra en el brazo Sur de laisla, a 35º 10’ 636’’ latitud Norte y 2º 26’ 318’’ longitudOeste y en esta zona la anchura de su superficie es de apro-

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5 Entre el 5.500 y 4.500 a.C. se produjo un óptimo climáticopostglacial, hacia el 4.500 a.C. tuvo lugar el máximo de latransgresión y en 3.500 a.C. se estabilizó el nivel del maraproximadamente con la altura actual, iniciándose entoncesun periodo de clima seco. (Borja Barrera, 1997).

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ximadamente unos 150 metros. Laisla del Congreso está totalmenterodeada por acantilados que presen-tan una altura media de 30 metros,por lo que el acceso sólo es posiblegracias a un túnel con unas escalerasexcavadas en la roca que se encuen-tra situado en su extremo Sur.

Desarrollo de los trabajosarqueológicos

La prospección En las primeras fases de actividad

sobre el yacimiento se trabajó con unequipo que trazó una cuadriculaciónextendida sobre una superficie de másde 1.500 metros cuadrados, espacioque podía comprender toda la disper-sión de materiales arqueológicos. Seestableció un vértice en el ángulo nor-deste junto al acantilado, a partir delcual se realizaron cuadrículas de 10 x10 metros. En total se trazaron 16 cua-drículas completas que comprendíanel posible asentamiento, así comootras incompletas que abarcaban losrebordes irregulares del acantilado.

Dentro de este damero identifica-mos la totalidad del área de asenta-miento en el que se recogían abun-dantes utensilios y fragmentos. Eltrabajo de prospección, que nos apor-tó unas 550 piezas, se prolongó por 5días completos y de esta manerapudimos delimitar el contorno delhábitat, que fue adquiriendo una for-ma ovoide cuya superficie es aproxi-madamente de 1.000 metros cuadra-dos, si nos atenemos a la localizaciónexacta de materiales en prospección6.En esta fase se recogieron cerámicastanto decoradas como lisas, fragmen-tos de sílex, molinos de vaivén ymanos de molino.

La excavación Para excavar elegimos una cuadrí-

cula de 4 x 4 metros situada en el vér-tice Sureste de la cuadrícula de pros-pección 6. A su vez, la superficie dedieciséis metros cuadrados fue dividi-da en cuatro cuadros de dos metrosde lado. El método de excavaciónseguido fue el de “área abierta” conregistro tridimensional de los mate-riales. Toda la información se procesó

en un software elaborado específica-mente por el ICM denominado PROS-PEC7 que permite proyecciones endos o tres dimensiones. Esta interven-ción arqueológica pretendía llevar acabo una cata de control del asenta-miento, conducente a conocer suestado de conservación y naturaleza.

Aunque actualmente continúan losestudios de gabinete, presentaremosaquí unas primeras conclusionessobre los materiales del Zafrín quenos permitan contextualizar la fechade carbono 14. La industria lítica,de pequeño tamaño y con una evi-dente escasez de instrumentos, cuen-ta con cierta diversidad en lo que res-pecta al origen de la materia prima,aunque en las islas sólo se identificanalgunas betas de sílex asociadas a laactividad volcánica. Son numerososlos núcleos y los estudios preliminaresparecen indicar que existió un taller

6 Las cuadrículas que ofrecieronmateriales en toda su extensiónfueron las nº 4, 5, 6, 7, 9, 11, 12 y15, aunque las nº 1, 2, 3, 10, 13, 14y 16 lo presentaban en sus bordes,dando un total aproximado de unos1.000 metros cuadrados.

7 El programa fue elaborado porDionisio Hinojo Sánchez.

8 Hasta el momento se han clasifica-do 880 piezas, de las que 115corresponden a formas y cerámicasdecoradas.

de talla en la isla. Actualmente estosmateriales son objeto de estudio porparte del profesor Manuel Calvo Tríasde la Universidad de Baleares.

El estudio arqueozoológico delyacimiento, muestra una gran diversi-dad tanto en las especies del medioterrestre como en las del marino, loque parece indicar una dieta variadaque habrá que complementar en elfuturo con la hipotética estrategiaagrícola que parece desprenderse delos molinos de mano.

En cuanto al medio marino, seconstata la presencia de peces, habi-tualmente serránidos de unos tama-ños que rondan los cuatro o cincokilos, y cuatro tipos de lapas: Patellaferruginea, Patella safiana, Patellacaerulea y Patella lusitanica, con ras-tros de extracción antrópica. Del aná-

lisis malacológico no parece por elmomento concluirse variaciones cli-máticas importantes con respecto a laactualidad (González y Bueno, 2002).

Del medio terrestre se han obteni-do numerosísimos caracoles terres-tres, Sphincterochilla sp. que hansido manipulados en sus ápices con elfin de extraer el contenido proteínico.Entre las especies de orden superiorconstatamos la existencia de mamífe-ros herbívoros domésticos, ovicapri-nos, o silvestres de mayor porte, segu-ramente ant í lopes. Entre estasmuestras, destacaremos un taxóncorrespondiente a un fragmento delmaxilar de un gran felino identificadocomo Panthera leo.

Los restos cerámicos son muynumerosos8, tanto los lisos como losdecorados. Los diferentes tamaños

presentan variaciones de entre unospocos centímetros hasta los 14. Elgrueso de las paredes varía entre 9mm de la más delgada a los 15 de lamás gruesa. Por su parte, los tiposofrecen cierta diversidad: los platos,que presentan un diámetro de 310mm., las ollas globulares, con bocasde 150 mm a 180 mm., la de los cuen-cos entre los 240 mm a 250 mm. y lasgrandes ollas que estimamos en unos280 mm; los fondos reconocidos sonpor ahora cónicos o esféricos y planospara las fuentes y platos.

Las pastas son en la mayoría de loscasos negruzcas y muy compactascon desgrasantes finos entre los quese intercala de vez en cuando algúngrano grueso. Las paredes puedenofrecer un tono negruzco tanto exter-na como internamente, pero no faltanlas de paredes rojizas y otras tonali-dades. En otras piezas las superficiesexternas pueden presentar un trata-miento de alisado ya con espátula ocon algún tejido o ramas.

Entre las cerámicas decoradas des-tacan las cardiales que utilizan la téc-nica de pivotado con el borde de laconcha y los motivos decorativoscorresponden al modelo de “espinade pez”, aunque también constata-mos la impresión con el nátex. Enalguna pieza los motivos decorativosofrecen una mayor riqueza y compleji-dad, alternando en un mismo reci-piente varias técnicas distintas: lasimpresiones cardiales y la incisión. Porotra parte, estas cerámicas cardialesalternan con otras cerámicas impre-sas de motivos geométricos.

También encontramos en los frag-mentos cerámicos otras decoraciones,como los cordones con digitacionesque pueden situarse en el borde,engrosando éste, o por debajo de él.En un fragmento, el cordón presentauna doble digitación, en el perímetrodel mismo borde. Otro motivo sonlas pequeñas impresiones formandouna fila paralela al borde y rodeandopor debajo el mamelón de sujeción,hechas con un punzón romo. Por últi-mo encontramos cerámicas decora-das incisas que tienden a representarmotivos muy similares a las cardiales,dispuestos además en los mismospuntos que éstas.

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En relación con las formas de aca-bado de las cerámicas, destacaremoslas improntas de cestería sobre lassuperficies de las paredes (tanto inte-rior como exterior). Comunes a todasellas son los acabados a base deespatulado, quizás con objetos denta-dos con forma de peine o bien conretazos de cestería o de algún tejido.

Como elementos de aprehensiónse utilizan en exclusiva los mamelo-nes. En un caso, contamos una peque-ña olla globular cuyos mamelones sondobles, uno debajo del otro, de formascasi cónicas. Podemos referirnos aestos soportes como simples protube-rancias o bien tener gran tamaño deperfil plano. Habitualmente se factu-raron como elementos independien-tes a los recipientes a los que fueronadheridos y por esa razón, en algunosgrandes fragmentos se puede consta-tar la pérdida de estos mamelones.

Apuntes de estratigrafíaEn la excavación sólo se identificó

un único nivel de ocupación que sedesarrollaba sobre una base de des-composición de andesita y caliza aunos 45 centímetros de profundidad.Sobre esta base o substrato, identifi-camos un apisonado de arcilla o pale-osuelo que se extendía por todos loscuadros de excavación, desaparecien-do sólo en el eje NE-SO que separabalos cuadros 3 y 4. Sobre este paleo-suelo operaban los distintos procesosde actividad cotidiana y económica.

En el espacio de los cuadros 1, 3 y4 aparecieron tres hogares respectiva-mente. De ellos destaca el del cuadro3 por su potencia, algo más de 10centímetros y por encontrarse bajo elpaleosuelo un nivel de caracolesembutido en una matriz grisácea concantillos. En él se recogen pequeños

fragmentos de hueso sin que poda-mos por ahora determinar si nosencontramos ante una anterior ocu-pación. Esta dinámica solo es obser-vable bajo el área del hogar y seránecesario esperar a futuras campañaspara aclararlo, ya que la mayor partede esta estructura de combustión sehalla encastrada en los terrenos peri-metrales de la cuadrícula que se pro-yectan excavar en la campaña 2003.

Toda la estructura del hogar, cuyoterreno tiene la pendiente cero, pre-senta claramente definida a su alre-dedor un área de cuarto de círculosobre el que se hallan pequeños blo-ques de caliza y una gran cantidad defragmentos de hueso de toda taxono-mía, así como pequeños fragmentoscerámicos, sílex y carbones acompa-ñados de caracoles embutidos en unamatriz muy arcillosa de color gris. A laespera de abrir los sectores aledañosal cuadro 3, podemos encontrarnosante una estructura de vivienda deplanta circular.

Por el contrario, los otros dos hoga-res, los de los cuadros 1 y 4 presentanescaso desarrollo y potencia. Los dostercios de este paleosuelo aparececub ie r to po r un ca raco le ro deSphincterochilla con miles de unida-des de estos ejemplares con la pecu-liar perforación comentada anterior-mente, todo ello dentro de una matrizde tierra gris cenicienta y cantillos.

Otra de las estructuras destacablesen la zona excavada fue un hoyo-cubeta en el cuadro 1. En este cuadro,bajo el caracolero, se identificó unamancha arenosa y compacta queresultó ser la boca de una cubeta de70 centímetros de profundidad conuna planta elíptica cuyo eje mayoralcanzaba 1 metro de longitud. En suinterior hallamos un único relleno,con mucha menor intensidad de cara-coles y, a una profundidad de unos 40centímetros, apareció un cuenco dis-puesto boca abajo, roto en tres frag-mentos principales. Tanto estos comootros fragmentos situados en el inte-rior del hoyo se encontraron hincados.El fondo de la estructura se cerrabacon piedras calizas de formas irregu-lares.

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La primera datación delyacimiento el Zafrín

Es precisamente de esta cubeta dedonde procede la muestra de huesosometida a datación por el métododel radiocarbono. Dicha muestra esta-ba inmersa en una matriz muy arcillo-sa dentro de la cubeta y no tocaba lasparedes de la misma. Remitida allaboratorio del Institut Royal duBruxelles la fecha obtenida de lamuestra (KIA-17373) fue: 5600 ± 30BP; una datación, como puede verse,que ofrece un alto grado de precisión,dada su pequeña desviación estándar,máxime ello, además, cuando corres-ponde a una muestra de vida corta. Lacalibración de la fecha se ha realizadocon el programa CALIB, versión 4.3(Stuiver y Reimer, 1993), curva INT-CAL98 (Stuiver y otros, 1998; Stuiver,Reimer y Braziunas, 1998). Dicha cali-bración ofrece a 1 sigma (68,3 % deprobabilidad) el intervalo cal BC4457-4364 y el cal BC 4492-4356para el rango de máxima confianza (2sigmas, 95,4 %) y nos sitúa, en cual-quier caso, en un periodo de entreaproximadamente 100 a 140 años deltercer cuarto del Quinto Milenio a.C.

De considerar incluso el intervalo demayor probabilidad dentro del rangocitado en último lugar -cal BC 4462-4356 (92,6% del 95,4%)-, nos centra-ríamos en el margen de una centuria,período que podría precisarse aúnmás de tener en cuenta la calibracióndirecta –cal BC 4452, 4417 y 4404– yfijarse entre el 4450 y el 4400 cal BC.Por tanto, podemos decir que El Zafríncuenta con una primera fecha deradiocarbono que ha permitido preci-sar su cronología a principios de lasegunda mitad del Quinto Milenio cala.C. Confiamos en que los resultadosde una segunda muestra, que espera-mos en estos momentos, permitanconfirmar los de la que aquí presenta-mos.

El Neolítico Mediterráneonorteafricano y susdataciones

Los trabajos sobre el neolítico deloccidente norteafricano se han cen-trado tradicionalmente en el área delEstrecho de Gibraltar por el Oeste yen el Oranesado argelino por el Este.Por lo que respecta al Marruecos

oriental, el investigador más prolíficode su prehistoria ha sido Carlos PosacMon quien, si bien no llevó a caboninguna excavación, desarrolló sudilatado trabajo en numerosas pros-pecciones durante los años cincuenta.

El vacío de referencias es importan-te en lo referente a los estudios deradiocarbono. Contamos con tresfechas en yacimientos del entorno deOrán, pero el neolítico de esta regiónno es cardial: Cimetière des Escargots(Gif 463 V): 6680 ± 300 BP; L´OuedGuettara (?): 6810 ± 330 BP; y DeuxMamelles (ALG 35 II): 5550 ± 225 BP—una referencia a las mismas conedad equivalente a.C. (-1950), enCamps, 1984: 195—. Todas ellas pre-sentan, como puede apreciarse, unaelevada desviación estándar y, portanto, escasa precisión. Las dos pri-meras, tal y como puede verse en elcuadro adjunto, ofrecen, calibradas ados sigmas, fechas que se sitúan entrelos comedios de la segunda mitad delSéptimo Milenio y un momento entorno al 5000 cal a.C. La tercera ofre-ce, al mismo rango de confianza, unintervalo de mil años, entre los iniciosdel Quinto Milenio y un momentosimilar del Cuarto cal a.C.

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En el área cercana a las IslasChafarinas, a unos 50 kilómetros alinterior, se ha excavado recientemen-te e l abr igo neol í t i co de Hass iOuenzga (Mikdad y Eiwanger, 2000).En esta estación se ha obtenido unaestratigrafía de gran interés para elestudio del Neolítico en el Marruecosoriental y en concreto de la cuencadel Muluya. Aparecen niveles de cerá-mica cardial sellados por otros califi-cados también de neolíticos con simi-l itudes con el conjunto de Oráncomentado. No obstante, las fechasde radiocarbono citadas por los inves-tigadores sólo indican cronologíasaproximadas del Sexto Milenio a.Cpara la ocupación neolítica más anti-gua, por lo que esperamos conocerlasmás concretamente en nuevas publi-caciones.

En el área de Rabat, en el áreaatlántica marroquí, el Neolít icoMediterráneo tiene su mayor expo-nente en la cueva de Dar es Soltan.Se ha publicado la fecha de unamuestra (GrN 2805) procedente delmismo: 5860 ± 70 BP que, calibradaa una sigma presenta al intervalo4 9 2 5 - 4 6 8 5 c a l B C ( Vo g e l yWaterbolk, 1963). Calibrada, pornuestra parte, con idéntico criterio atodas las que aquí comentamos, ofre-ce para la misma confianza el inter-valo 4827-4617 cal BC y el 4902-4543 cal BC para la máxima, a dossigmas. De tener en cuenta este últi-mo, como en casos anteriores, dichafecha nos sitúa en la primera mitaddel Quinto Milenio cal a.C.

Más al norte, en la zona del estre-cho de Gibraltar, encontramos lasestaciones que tradicionalmente han

sido consideradas como los ejes de laestructura del neolítico cardial enMarruecos: las cuevas de caboAchakar (Jodin, 1958-59; Gilman,1975) y las grutas de Ghar Cahal(Tarradell, 1954) y Caf taht el Ghar(Tarradel, 1955, 1957 y 1958). De lagruta de los Ídolos de Achakar, de lade Caf taht el Ghar y del yacimiento alaire libre de l’Oued Taagart se handado a conocer recientemente variasdataciones radiocarbónicas (Daugas yotros, 1999: 350-352, tab. 1) referidasa niveles cardiales.

De la g ruta de los Ído los deAchakar procede una muestra de car-bón (Gif A 92332) que ha proporcio-nado la fecha 5630 ± 80 BP; calibradaofrece los intervalos cal BC 4536-4361 y 4685-4336 para los rangos auna y dos sigmas, respectivamente.Ello nos sitúa en las centurias centra-les del Quinto Milenio cal a.C., crono-logía que podría remontarse a los ini-cios del mismo de considerar unadatación por termoluminiscenciapublicada al tiempo.

Contamos con dos muestras decarbón (Ly 7288 y 3821) para la grutade Caf taht el Ghar, cuyas fechas BPrespectivas son: 6520 ± 80 y 6050 ±120. La primera de ellas ha deparado,una vez calibrada, los intervalos cro-nológicos siguientes: 5603- 5375 calBC —una sigma— y 5618-5322 calBC —dos sigmas—, siendo los de lasegunda, y por el mismo orden: cal BC5205-4795 y 5291-4693. La cronolo-gía de entre algo antes de mediadosdel Sexto Milenio y un momento aná-logo del Quinto cal a.C. vienen a con-firmarla algunas dataciones de cerá-micas por termoluminiscencia, dadas

a conocer en la misma publicación, ypor el índice de epimerización de con-chas de gasterópodos continentalesdel género Helix (Occhietti et alii,1999).

Por último, el lugar de Taagart pro-porciona, la fecha radiocarbónica5600 ± 200 BP, procedente de unamuestra de concha marina (UQ 1556).Calibrada a una sigma depara elintervalo 4705-4247 cal BC y, a dossigmas, el 4900-3983 cal BC, lo que,de tener en cuenta este último, data-ría la ocupación correspondiente en elQuinto Milenio cal a.C. Por su parte, latermoluminiscencia, método con elcual se han fechado cuatro fragmen-tos cerámicos, permitiría precisar elyacimiento en la primera mitad delcitado milenio, aunque el sistema dedatación óptica de sedimentos (O.S.L.)de arenas dunares, rebajaría a finalesdel mismo e inicios del siguiente lacronología.

De cuanto queda dicho, y puedeapreciarse en la gráfica correspon-diente, la fecha de El Zafrín se ajustabastante bien a las que han ofrecidoTaagart, la cueva de los Ídolos deAchakar y Deux Mamelles, aunqueprescindiremos de esta última por noser cardial. Las dos dataciones de Caftaht el Ghar, procedentes de un hábi-tat permanente y estructurado que seat r ibuye a un Card ia l rec iente(Daugas y otros, 1999: 350), son cla-ramente más antiguas, en concretode los comedios del Sexto Milenio cala.C. la primera de ellas y del últimocuarto de dicho milenio al primer ter-cio del siguiente la segunda, menosprecisa dada su alta desviaciónestándar. Esto último, muy probable-mente, hace que se solape con las deDar es Soltan y Taagart, a la que leocurre otro tanto. La más afín, portanto, a la del Zafrín que aquí presen-tamos es la de Achakar, aunque pre-senta al parecer problemas estrati-gráficos (Daugas y otros, 1999: 350);dentro del intervalo de calibración ados sigmas, ya comentado —cal BC4685-4336—, el que ofrece un mayoríndice de probabilidad es el cal BC4621-4336 (95,4% del 95,4%) y sucalibración directa se concreta en el4458 cal BC.

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CUADRO IDatación cal a.C.

IntervalosYacimiento Cód. Lab. Datación BP 1 sigma 2 sigmasL’Oued Guettara ——— 6810 ± 330 6021 - 5384 6378 - 5060Cimetière des Escargots Gif 463 V 6680 ± 300 5881 - 5316 6200 - 4947Caf taht el Ghar Ly 7288 6520 ± 80 5603 - 5375 5618 - 5322Caf taht el Ghar Ly 3821 6050 ± 120 5205 - 4795 5291 - 4693Dar es Soltan GrN 2805 5860 ± 70 4827 - 4617 4902 - 4543Taagart UQ 1556 5600 ± 200 4705 - 4247 4900 - 3983Achakar (Idolles) Gif A 92332 5630 ± 80 4536 - 4361 4685 - 4336El Zafrín KIA-17373 5600 ± 30 4457 - 4364 4492 - 4356Deux Mamelles ALG 35 II 5550 ± 225 4672 - 4060 4910 - 3815

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