Droeven - De La Cibernética a La Complejidad

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De la cibernética a la complejidad * : el devenir de la reflexión Juana Droeven Denise Najmanovich Introducción: Este trabajo es el fruto de un diálogo entre una epistemóloga y una terapeuta familiar. A medida que nos acercamos al fin del milenio, se hace cada vez más difícil dar cuenta de la pertenencia disciplinaria. La formación, el campo de interés y reflexión, y la práctica profesional se extienden y contraen siguiendo el flujo de múltiples encuentros personales, teóricos, vivenciales y profesionales. Desde esa mirada, Denise ha preferido mantener la caracterización de epistemóloga, aunque se sienta obligada a hacer una aclaración imprescindible. Este término ha estado largamente asociado al positivismo, por lo que es importante aclarar que el campo de acción-reflexión que desarrollaremos en este texto se relaciona con las producciones contemporáneas de diversas disciplinas, que incluyen a la epistemología -en varias de sus versiones-. También abarca los desarrollos que se han producido en un amplio campo de la investigación científica y de la reflexión filosófica: la termodinámica no lineal, las implicancias filosóficas de la física cuántica y de las teoría del Caos, los desarrollos de las Ciencias Cognitivas, las Teorías de Auto-organización y los enfoques de la Complejidad, las Teorías de la Agencia Social y las Redes Sociales, las investigaciones en el campo de Género y la Teoría Literaria contemporánea. Las preguntas sobre el conocimiento han cruzado las fronteras de las disciplinas clásicas, diversificado el campo, se han atrevido a cruzar el Rubicón de las competencias profesionales y han entablado un vasto diálogo con la cultura. Al igual que la Terapia Familiar, la epistemología ha sido indisciplinada, irreverente, ha buscado y encontrado ámbitos dialógicos muy lejos de sus fuentes tradicionales. Es por eso que en este encuentro entre dos personas, ya que las disciplinas son entelequias que no pueden dialogar más que a través de los sujetos y sus prácticas, hemos construido una de las tantas historias

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De la ciberntica a la complejidad*:

De la ciberntica a la complejidad*: el devenir de la reflexin

Juana Droeven

Denise Najmanovich

Introduccin:

Este trabajo es el fruto de un dilogo entre una epistemloga y una terapeuta familiar.

A medida que nos acercamos al fin del milenio, se hace cada vez ms difcil dar cuenta de la pertenencia disciplinaria. La formacin, el campo de inters y reflexin, y la prctica profesional se extienden y contraen siguiendo el flujo de mltiples encuentros personales, tericos, vivenciales y profesionales. Desde esa mirada, Denise ha preferido mantener la caracterizacin de epistemloga, aunque se sienta obligada a hacer una aclaracin imprescindible. Este trmino ha estado largamente asociado al positivismo, por lo que es importante aclarar que el campo de accin-reflexin que desarrollaremos en este texto se relaciona con las producciones contemporneas de diversas disciplinas, que incluyen a la epistemologa -en varias de sus versiones-. Tambin abarca los desarrollos que se han producido en un amplio campo de la investigacin cientfica y de la reflexin filosfica: la termodinmica no lineal, las implicancias filosficas de la fsica cuntica y de las teora del Caos, los desarrollos de las Ciencias Cognitivas, las Teoras de Auto-organizacin y los enfoques de la Complejidad, las Teoras de la Agencia Social y las Redes Sociales, las investigaciones en el campo de Gnero y la Teora Literaria contempornea.

Las preguntas sobre el conocimiento han cruzado las fronteras de las disciplinas clsicas, diversificado el campo, se han atrevido a cruzar el Rubicn de las competencias profesionales y han entablado un vasto dilogo con la cultura. Al igual que la Terapia Familiar, la epistemologa ha sido indisciplinada, irreverente, ha buscado y encontrado mbitos dialgicos muy lejos de sus fuentes tradicionales. Es por eso que en este encuentro entre dos personas, ya que las disciplinas son entelequias que no pueden dialogar ms que a travs de los sujetos y sus prcticas, hemos construido una de las tantas historias posibles sobre los encuentros de la clnica y los marcos tericos y epistemolgicos que han atravesado el campo de la terapia familiar en las ltimas dcadas.

De la interrogacin sobre los sistemas a la pregunta acerca de quin pregunta por el sistema:

Ludwig Von Bertalanffy desarroll la Teora General de los Sistemas, hacia fines de la segunda Guerra Mundial. Durante ese perodo se publicaron, casi simultneamente, el trabajo de Norbert Wiener sobre Ciberntica (1948) y los trabajos sobre Teora de la Comunicacin de Shannon y Weaver (1949). Diferentes lneas de investigacin han enfatizado diversos aspectos de la teora de sistemas y de la ciberntica, pero todas ellas aceptan que cuando hablamos de sistemas u organizaciones, se trate de mquinas, seres vivos o sociedades : el todo es ms que la suma de las partes. Este es el primer axioma sistmico y el ncleo de vastos desarrollos tericos.

La Terapia Familiar tambin se inici en la dcada del 50, rompiendo abruptamente con el modelo psiquitrico tradicional, organicista e individualista, planteando como unidad de anlisis la relacin humana como se da en la vida familiar. En EE. UU. el foco de atencin estuvo relacionado con una bsqueda que permitiera entender los procesos de comunicacin en familias con algn miembro esquizofrenico. Estos estudios fueron llevado a cabo por el grupo de Palo Alto, en el que participaron entre otros: Gregory Bateson, Don Jackson, John Weakland, Jay Haley, seguidos luego por Paul Watzlawick, y Carlos Slutzki.

En esta primera etapa se consideraba al sistema familiar como anlogo a una mquina ciberntica. El concepto clave era la homeoestasis, que situaba el foco de atencin en el mantenimiento de la organizacin. El inters de la observacin se centraba por un lado en la redundancias (conductas o pautas repetidas) y las reglas que tienden a estabilizar el sistema (por ejemplo la organizacin familiar). Por otro lado se focalizaba las conductas o pautas perturbadoras que provocan inestabilidad, crisis. En el mbito de la Terapia Familiar el sistema era algo "dado", y el terapeuta intervena desde "afuera" para provocar el cambio. En este perodo el sistema devor al individuo, la comunicacin oscureci la singularidad, las estrategias rgidas opacaron a los juegos. Ser necesario entrar ms plenamente en un paradigma de la complejidad para obtener una posibilidad de mirada multidimensional.

Podemos decir que el concepto de sistema abri las puertas del mundo de la complejidad, pero esto no significa que halla traspasado del umbral. En el universo cientfico en el que se gestaron la Teora General de Sistemas y la Ciberntica, todava el destino est fijado por leyes. El azar no tena lugar. Todo acontecimiento estaba determinado. El mundo se rega por una dinmica de causa-efecto, aunque adems de la causalidad lineal, se halla empezado a pensar la "causalidad circular".

Consideramos que la modelizacin clnica debe estar siempre en relacin con una forma de pensar la complejidad humana, la actividad teraputica y la vida social en un contexto histrico. En el caso del CEFYP, a la influencia pionera de la ciberntica y la Teora General de Sistemas debe sumarse la del estructuralismo. Las investigaciones especificas de Lvi Strauss sobre la estructura de las relaciones de parentesco (Lvi Strauss, 1988), hicieron que muchos terapeutas familiares comenzaran a interesarse por sus planteos y consecuentemente a buscar cules eran los "invariantes estructurales" y su efectos en el sistema familiar.

En las relaciones familiares, esta invariante era un cierto interjuego relacional que en que se ha denominado: Transferencia Relacional Dominante (Loketek, 1981). Desde esta conceptualizacin era posible distinguir un "modus" de relacin, que proveniente de la familia de origen, se repeta en otro lugar, en otro tiempo y con otros participantes. La identidad todava era concebida de una manera esttica. Se supona que haba algo determinado, especfico, que por su funcin garantizaba la permanencia del sistema a travs del tiempo confirindole identidad. Las Teoras de Maturana y de Varela, de Paul Dell y Edgar Morin -entre otros- permitieron hacer un giro desde la concepcin estructuralista ms clsica hacia una versin ms dinmica de la Transferencia Relacional Dominante, que inclua la pregunta por el observador, el contexto antropo-social, las relaciones de poder y la historia como devenir.

El pasaje de una modelizacin a otra estuvo influido por un cambio radical en la concepcin sistmico-ciberntica. En la primera ciberntica no aparece la pregunta por el observador, no haba llegado todava la hora para una revisin epistemolgica radical. La ciberntica de segundo orden inaugura un nuevo bucle de complejidad desarrollando una "ciberntica de la ciberntica" . Este "hiper-ciclo" recursivo dej al descubierto un personaje que haba quedado en la mancha ciega del primer estado: el observador. Al abrir la pregunta sobre quin pregunta, irrumpe un nuevo mundo de interrogaciones que llevaron a darse cuenta de que el observador es parte necesaria y afecta lo que observa. Toda descripcin acerca de la observacin y de los modelos que la guan, es necesariamente una descripcin acerca de quin genera esa descripcin.

Aunque ya en las primeras dcadas del siglo, la propia fsica, a travs del principio de indeterminacin de Heisemberg, introduce al observador dentro de la teora cientfica; y aunque mucho ms tardamente la biologa, especialmente la neurofisiologa, con los aportes de McCulloch, Maturana y Varela, contribuyen a corroborar el rol activo del observador como parte del sistema de observacin, la ciberntica de segundo orden es el primer espacio terico centrado en la pregunta por el observador.

La ciberntica de segundo orden da cuenta de este proceso de reflexin del conocimiento del conocimiento, donde para conocer el cerebro utilizamos...el cerebro, para conocer el lenguaje utilizamos...el lenguaje, es decir donde la recursividad es la norma, donde no hay linealidad posible, solo bucles. Este perodo cont entre sus mximos exponentes con los aportes de Heinz Von Foerster, Varela y Maturana entre muchos otros que desde diversas perspectivas abrieron la puerta de la complejidad.

Este giro epistemolgico coincidi con un perodo en las investigaciones se desarrollaron aceleradamente y que la trama conceptual se fue haciendo ms densa. Eso dejo al descubierto algunos "agujeros". Muchos investigadores empezaron a plantearse que la estabilidad y el equilibrio -si bien eran aspectos fundamentales- no daban cuenta de las peculiaridades de los sistemas abiertos. Los seres vivos, las personas, las sociedades no se mantienen estables eternamente, sino que se transforman, cambian y tambin mueren. Estas "metamorfosis" comenzaron a llamar la atencin de diversos investigadores que comenzaron a integrar progresivamente el estudio del cambio estructural y de la transformaciones de los sistemas y organizaciones como un nuevo dominio. En el campo de la terapia familiar se destacan los aportes de Minuchin, Whitaker, Palazzolli y Andolfi entre muchos otros.

El enfoque estructural se fue enriquecido progresivamente con las teoras de Maturana y Varela y con los planteos sobre organizaciones complejas de Edgard Morin. En este perodo la bsqueda se orient hacia la comprensin del cambio.

Las concepciones de Maturana y Varela resultan difciles de comprender en una primera aproximacin por que rompen con los modelos esencialistas de estructura. La peculiar concepcin que estos autores han propuesto se relaciona con su inters en los seres vivos, que los llev a pensar en trminos dinmicos, rompiendo as con los modelos clsicos. Estos bilogos-epistemlogos chilenos definen estructura como "los componentes y las relaciones que concretamente constituyen una unidad particular " y organizacin como: "las relaciones que deben darse entre los componentes de algo para que se lo reconozca como miembro de una clase especfica" (Maturana y Varela, 1984). Al focalizar su inters en sistemas biolgicos, Maturana y Varela, se dieron cuenta que necesitaban tomar en cuenta que la vida es fundamentalmente inter-cambio, mantenimiento y transformacin a un mismo tiempo, lo que los llev a desarrollar los conceptos de auto-poiesis y auto-organizacin. Desde ese marco terico pudieron pensar la estabilidad y el cambio solidarios en un sistema. Sus trabajos permitieron abordar la cuestin pensando en trminos de mantenimiento de la organizacin con transformacin de la estructura.

Este enriquecimiento en la modelizacin permite pensar la tarea teraputica desde un lugar paradojal que impide la cada en un crculo vicioso. La familia puede ser pensada como un sistema auto-organizado que acepta un conjunto finito de transformaciones estructurales con conservacin de la organizacin. Las crisis, y por lo tanto las consultas, se dan cuando algn/os miembro/s, sienten amenazada la organizacin familiar. Las situaciones crticas no implican cambios en el sentido habitual, sino que se relacionan con transformaciones extra-ordinarias que amenazan la identidad del sistema. Los pactos, los mandatos, las reglas que han dado coherencia y cohesin al sistema, pueden llegar a constreirlo, ahogarlo, asfixiarlo hasta que se llega a una crisis. La terapia familiar al incorporar estos aportes de Maturana y Varela, se abre a una nueva dimensin del pensamiento estructural, lejos de la rigidez de las estructuras eternas y ms cerca de la dinmica de los seres vivos, que conjuga estabilidad y cambio. Los aportes de Ilya Prigogine y de Edgar Morin completan el pasaje del pensamiento sobre la estructura hacia un paradigma de la complejidad.

Edgard Morin, en su extraordinario libro "EL MTODO. La naturaleza de la naturaleza", se propone interrogar a fondo la idea de sistema. Y comienza cuestionando el dictum clsico de "que el todo es ms que la suma de sus parte" y propone reemplazarlo por otro que l ha acuado: "el todo es al mismo tiempo ms y menos que la suma de sus partes". Esto es as porque toda organizacin implica la aparicin de propiedades emergentes -en el todo y en las partes- y tambin constreimientos, prdida de grados de libertad de las partes, inhibicin de ciertas potencialidades. En palabras de Morin: " Toda asociacin implica constreimientos: constreimientos ejercidos por las partes interdependientes las unas de las otras, constreimientos de las partes sobre el todo, constreimientos del todo por las partes. Desde esta concepcin de las organizaciones complejas la interrelacin determina propiedades que no estn presentes en cada uno de los elementos aislados, as como cada relacin constrie alguna propiedad de cada elemento". (Morin, 1981)

Esta perspectiva compleja de Morin nos lleva por senderos hasta ese momento insospechados: "Desde que se concibe el sistema, la idea de unidad global se impone hasta tal punto que ciega, lo que hace que a la ceguera reduccionista (que no ve ms que los elementos constitutivos), le suceda una ceguera holista (que no ve ms que el todo)" (Morin, 1981). La terapia familiar, tambin ha sufrido esta ceguera holstica, y en algunos casos el sntoma persiste y a veces de manera muy aguda. La focalizacin en las interacciones familiares, lleg a borrar la nocin de sujeto, en lugar de complejizarla desde una perspectiva dinmica y multidimensional.

Mara Selvini Palazzoli y su equipo han descripto esta problemtica con claridad meridiana: "(...)Despus de algunos aos nos dimos cuenta que habamos salido de Guatemala para entrar en Guatepeor. Es decir, del reduccionismo psicoanaltico, que separaba al individuo de sus interacciones, en el reduccionismo holstico, que separaba a la familia (sistema) de los miembros individuales que lo componan. En efecto, por haber tenido miedo en su momento de tomar tambin en cuenta, explcitamente a los individuos, sus intenciones y sus objetivos, a falta de personas vivas y reales nos vimos obligados a personificar el sistema, con una prdida de flexibilidad mental y poder explicativo." ( Mara Selvini Palazzoli, 1990).

Si relacionamos este marco conceptual con la historia de la modelizacin del CEFYP, podemos destacar que, ya desde el principio en 1976, se pensaba que la familia consultaba cuando alguno o varios de sus miembros senta que un "invariante estructural" estaba amenazado. Unos aos despus, la misma situacin podra describirse desde un modelo auto-organizativo como que la familia senta amenazada su organizacin. Las perturbaciones a las que la familia estaba sometida iban mucho ms alla de un cambio estructural y llegaban a comprometer su identidad como organizacin familiar.

Muchos de los desarrollos de la terapia familiar se han basado en la reflexin continuada sobre lo qu pasa en el mbito teraputico. El hecho de trabajar en consultorios con espejo unidireccional (Cmara de Gesell) a travs del cual se observa la relacin entre el terapeuta y la familia, ha sido uno de los recursos que han posibilitado esta evolucin permanente de las modelizaciones. En los ltimos aos el abordaje sistmico ha intentado superar la ceguera holstica y a comenzado a valorar ms lo individual dentro del sistema. Desde esta nueva mirada se ha comenzado a concebir al ser humano entramado en sus relaciones.

Si nosotros pensamos que el sistema se mantiene a travs de relaciones que posibilitan emergencias conductuales, para que se consoliden nuevas conductas hacen falta nuevas relaciones. Cualquier cambio, para ser efectivo, necesita de relaciones donde a partir de las cuales surgir, nutrirse, enraizarse. Estas relaciones pueden pensarse como un "juego familiar" donde los participantes interactan con "movidas", pensamientos, acciones, sentimientos, en un tiempo, espacio definido cumpliendo reglas cuyo significado y objetivo no siempre est claro para los participantes. Estos juegos constituyen una modalidad de organizacin de las relaciones entre los individuos participantes que evoluciona en el tiempo. Un individuo hace cierto "movimiento" porque tiene ciertas motivaciones, y tiene ciertas motivaciones porque participa en un determinado juego que le permite solamente determinadas movidas. Con esto no consideramos para nada que los jugadores individualmente persigan siempre fines bien definidos.

Los seres humanos que participan en un juego intercambian palabras, acciones y pasiones. Las caractersticas de este intercambio dependen del lugar y funcin de cada uno en el juego. Lugar y funcin que debera evolucionar con el tiempo, pero que a veces se "estanca" produciendo sufrimiento. El hecho de que el sujeto tome conciencia y acceda al saber de su lugar y su funcin en el "juego" familiar es el objetivo central de esta clnica sistmica compleja en el supuesto de que slo desde este saber el ser humano podr participar en un cambio, que se mantendr desde un saber compartido y un querer cambiar tambin compartido. Al decir saber no estamos hablando de un ejercicio puramente intelectual, se trata de un saber multidimensional, que incluye y excede largamente a los conocimientos conscientes, para enraizaerse en la sabidura de vida.

Todos los miembros de una familia estn expuestos a permanentes estmulos impredescibles que convierten el devenir vital en una mezcla compleja de orden y caos. El orden est dado por los sistemas de creencias y reglas que cada grupo familiar ha acuado en el curso de generaciones y que hace a lo que denominamos estructura familiar. El caos que se gatilla frente a situaciones nuevas, imprevistas, tanto intra-sistmicas, como provocadas por acontecimientos extra-sistmicos que impactan a la familia.

En este terreno los aportes de Prigogine han sido profundamente relevantes, ya que su modelo de estructuras disipativas, sujetas a fluctuaciones internas y externas, que a partir de cierto valor crtico , o umbral, se amplifican y llevan a la formacin de nuevas estructuras, permite desarrollar nuevas categoras conceptuales y modelos que integren la dinmica del cambio, el azar y la necesidad, el mantenimiento y la transformacin. (Prigogine, 1983).

Prigogine encontr en sus investigaciones que en situaciones lejos del equilibrio, se forman nuevas estructuras (en adelante llamadas estructuras disipativas, y denomin orden mediante fluctuaciones a la dinmica de formacin de tales estructuras. En las descripciones termodinmicas clsicas un sistema slo poda evolucionar linealmente hacia un estado final: el equilibrio. Prigogine mostr que en los sistemas lejos del equilibrio no existe una nica trayectoria evolutiva de un sistema, sino que aparecen distintas opciones, los caminos se bifurcan y en la vecindad de las bifurcaciones interviene el azar. Al amplificarse las fluctuaciones el sistema entra en un perodo catico, se desorganiza. Sin embargo este caos no es mero desorden, sino que es condicin de posibilidad de la emergencia de nuevas estructuras y pautas complejas de organizacin.

Las teoras de Prigogine nos abren las puertas a un Universo abierto que no est absolutamente determinado, en donde el azar y la necesidad se conjugan para darnos estabilidad pero tambin creatividad. Un mundo imprevisible totalmente sera inhabitable para ser vivientes y un mundo totalmente estable sera insoportable para seres conscientes. Los conceptos de estructura disipativa, orden a a partir del caos, y la posibilidad de pensar en trminos de bifurcaciones donde se conjugan la determinacin y el azar han impactado fuertemente en todo el campo de la Terapia Familiar. El concepto de estructura disipativa y orden por fluctuaciones, permite pensar la historia de transformaciones del sistema en su especificidad. La estabilidad y el equilibrio ya no pueden ser vistos como metas, y el desequilibrio no es fuente de sufrimiento exclusivamente sino parte de un proceso de complejizacin. A su vez las relaciones intra e intersistmicas pueden desplegarse en una metfora diferente donde el conflicto es tambin oportunidad y un "estado cualquiera de una familia no es lo que le corresponde segn su estructura" sino el "estar en que se encuentra en una dinmica de transformaciones posibles".

En este pasaje de la primera a la segunda ciberntica, de la simplicidad a la complejidad y de una estructura esttica a una modelizacin dinmica la mirada se va trasformado, y nuestro mundo con ella. Siempre pueden observarse conductas reguladoras, homeostticas, reglas, redundancias, y por otro lado conductas que desvan, que producen crisis, caos, inestabilidad. Sin embargo, desde un marco conceptual de la primera ciberntica las cosas se ven de manera muy diferente que desde un enfoque de la complejidad. Las dimensiones en que se piensa el sistema y su dinmica han cambiado, las relaciones entre estabilidad y cambio, entre sistema y contexto, entre familia y sujeto se ha ido sofisticando, han adquirido volumen, se han enriquecido con nuevas dimensiones.

La ciberntica de segundo orden nos enfrenta al desafo de las paradojas. Nunca podremos salir de ellas si mantenemos las premisas con las que las hemos creado. Podemos ilusionarnos con que las hemos evitado si recurrimos al artificio de su negacin o de su prohibicin. Pero tambin podemos utilizarlas como una oportunidad para el cambio. Desde esta mirada, las paradojas se convierten en compuertas evolutivas. Cuando nos damos cuenta que las paradojas son ofuscaciones lgicas slo para el sistema de premisas y los escenarios cognitivos en los cuales ha emergido, y aceptamos el punto de vista de que hemos llegado a una situacin paradojal porque nuestro sistema conceptual ha encontrado un borde, podemos utilizar la paradoja como compuerta evolutiva para el cambio. Las paradojas como tales no tienen solucin en los trminos en que se han planteado, pero pueden "disolverse" si cambiamos las concepciones en las cuales se basan y nos abrimos a nuevas dimensiones del pensamiento y de la vida.

Desde este bucle recursivo que abri la pregunta por el observador y que rompi con las descripciones estticas estamos empezando a vislumbrar el otro lado de la compuerta: nos espera el paisaje de la complejidad.

Hacia la Complejidad:

La complejidad no es una meta a la que arribar. Es una forma de abordaje, un estilo cognitivo, un proyecto siempre vigente. Es por ello que situados desde la compuerta evolutiva que abri la Ciberntica de Segundo Orden, nos disponemos a lanzarnos de lleno al mar de la Complejidad, dispuestas a surcar algunos de los afluentes que han ido conformando nuestra peculiar mirada sobre el sujeto, los vnculos y el mundo humano en el que convivimos.

No existe, ni podra existir UNA Teora De La Complejidad. Pues la complejidad es multifactica, dinmica, multidimensional. Sin embargo, es posible complejizar nuestra mirada. En las ltimas dos dcadas, se han ido desarrollando diversas lineas de investigacin que coinciden en utilizar enfoques que nos abren la posibilidad de pensar un Universo abierto, en donde el azar y la necesidad se conjugan para darnos estabilidad pero tambin creatividad, enfoques que intentan pensar tanto el ser como el devenir. Pero no slo de acuerdos est sembrado el campo de abordaje complejo, crecen en l divergencias de diversa magnitud. Desde nuestra perspectiva, pensamos a los enfoques complejos como un modo de tratar la diversidad, pensar las articulaciones, dar lugar a la multidimensionalidad de los sistemas y a su evolucin dinmica pero reconociendo las diferencias y el valor de mantenerlas. Pretendemos co-laborar en una propuesta de navegacin conceptual y vivencial que nos permita producir sentido en un mundo convulsionado como el que nos ha tocado vivir. Es por eso que en los prximos apartados iremos planteando cuales son los ros que a nuestro buen saber y entender nos van llevando hacia ese mar cambiante de la complejidad.

Reflexionaremos sobre las formas de historizacin, sus lmites y posibilidades y los aportes de Nietszche, Foucault, Febre y otros pensadores que abrieron nuestra mente a nuevas formas de historizar; para, finalmente intentar pensar algunos bordes que configuran la experiencia de la subjetividad: el dilogo, el poder y la tica, para abordar luego el entramado complejo del que emerge el sujeto.

Enfoque Histrico

Qu significa tener en cuenta la historia desde una perspectiva de la complejidad? Podemos acaso hablar de una historia independientemente de lo que consideremos como tal? Desde ya que no. La nuestra no en una perspectiva positivista que supone la existencia de UNA historia unvoca, de una sucesin de hechos independientes de las narraciones a los que estn asociados. A nuestro entender los hechos "puros", si es que existieran, no formaran parte de la historia, entendida esta como narracin humana del pasado. En palabras del gran historiador Lucien Febre: "Dnde captar el hecho en s, ese pretendido tomo de la historia? (...)no se trata de datos, sino de lo tantas veces creado por el historiador, lo inventado, lo fabricado con ayuda de hiptesis y conjeturas, mediante trabajo delicado y apasionante" (Febre, 1993). Son las narraciones las que constituyen la trama de lo que concebimos como nuestra historia.

La historia no habla por si misma sino a travs de los hombres. Lo que llamamos pasado no es un conjunto de hechos-huella, sino una construccin. Tampoco nos interesan las "reconstrucciones racionales", que suponen ingenuamente la posibilidad de trabajar la "materia histrica" sin perturbarla ni ser perturbado. Las reconstrucciones no puede ser meramente racionales, porque el hombre no lo es: porque estamos atravesados por la emocin y la imaginacin, y no podemos desconectar la lgica de nuestras expectativas, nuestros pre-juicios, nuestros valores.

Marx, Nietzsche y Freud, abrieron las puertas para empezar a pensar "otras historias". Marx integr la dimensin social, Freud ampli nuestra mirada hacia los espacios que estn ms alla de la conciencia, y Nietzsche inaugura la posibilidad de pensar el acontecimiento y la emergencia. Finalmente, el giro espistemolgico que inaugura el enfoque de la complejidad, nos ha ubicado para siempre en un mundo donde somos responsables de nuestras narraciones, de nuestras historias y de nuestras construcciones.

Hechas estas aclaraciones, estamos en condiciones de enfrentarnos a la paradoja del historiar: Cmo no caer en el anacronismo y juzgar el pasado con las categoras actuales, ni en la ingenuidad de las suposiciones ascticas que pretenden la posibilidad de historiar sin categorizar?. Un terapeuta que quiera dar cuenta de la complejidad humana no puede sentirse ajeno al desafo que nos plantea esta paradoja. El anacronismo nos lleva hacia una historia congelada, nica, que en un movimiento retrgrado proyecta en el pasado los conocimientos actuales.

Desde nuestra perspectiva, se trata entonces de aprender a ejercer una funcin historizante, que permita dar forma sin congelar, que est abierta a mltiples perspectivas, que se aleje de la ilusin perversa de completud, y fundamentalmente que admita el lugar activo y fundante del historiador y su propio discurso, y que a la vez permita emerger una produccin de sentido rica, frtil, creativa.

El trmino historia proviene del griego y significa "conocimiento adquirido mediante investigacin", "informacin adquirida mediante bsqueda". Posteriormente, ha venido a significar "relato de hechos en una forma ordenada y especficamente en orden cronolgico". Desgraciadamente, la cronologa, la recoleccin y el espritu de anticuario fueron ocluyendo, debilitanto e incluso impidiendo el ejercicio de esa funcin activa, creativa y vital. Por eso hoy necesitamos re-crear una funcin historizante, que sin arredrarse ante el embate erudito y la bsqueda sistemtica, sea capaz de producir hiptesis, sealar discontinuidades, encontrar lagunas.

Nietzsche y Foucault, entre otros, han sido guas fundamentales para emprender este camino historizante que se aleja de las continuidades y los senderos lineales del progresismo. La genealoga nietzschiana nos ha enseado a trabajar sobre sendas embrolladas, garabateadas y muchas veces reescritas. Es por ello que para ejercer lcidamente esta tarea "es necesario un cierto encarnizamiento en la erudicin"(Foucault, 1994). Desde esta perspectiva genealgica, se rechazan tanto el anacronismo con su bsqueda de los orgenes, sus lneas causales y su ceguera iluminista, como la hipocresa asptica que nos priva de toda luz en el camino de construccin del conocimiento.

El origen causal es un presupuesto del historicismo de la simplicidad, que pretende encontrar lo que ya estaba dado desde un principio, y que convierte a toda historia en un mero despliegue de lo que ya estaba all "desde siempre". El tiempo, desde esa perspectiva, es slo la dimensin en que se desenrolla el destino. Desde la mirada anacrnica, la historia es ajena al azar, a las circunstancias, a las diferencias. Es por eso que Michel Foucault destaca que "Hacer genealoga de los valores, de la moral, del ascetismo, del conocimiento, no ser partir a la bsqueda de su "origen", minusvalorando como inaccesibles todos los episodios de la historia; ser por el contrario ocuparse en las meticulosidades y en los azares de los comienzos" (Foucault, 1994) . La funcin historizante del terapeuta imbuido en el espritu genealgico no buscar una causa, una estructura, un origen abstracto, sino que se arriesgar a ver las lagunas, las discontinuidades, los lapsus, por donde podrn emerger nuevas historias. Y as como el genealogista necesita la historia para conjurar la quimera del origen, el terapeuta la utiliza como herramienta que permita la construccin de un devenir.

Al ejercer la funcin historizante a la manera genealgica, nos damos la posibilidad de que emerjan otros mundos posibles. Al derretir las "historias oficiales", se abren paso nuevas preguntas que van dando lugar a otras historias, con caminos encabalgados, entrecruzamientos, nudos, cimas y hondonadas, lagunas y retroacciones. Vamos construyendo la historia como una red fluida que incluye al historiador y su contexto, pero que no busca en el pasado un espejo que le muestre 'cmo ha evolucionado', sino una raz intrincada de la que ha surgido en un medio nutricio, en un entramado de relaciones.

Ahora bien, desde una perspectiva que concibe a la historia como red fluyente: Qu es y cmo se construyen historias en la clnica? Es el terapeuta un historiador? A pesar de que, desde su lugar ejerce activamente la funcin historizante en relacin a su capacidad y posibilidad de plantear preguntas, cuestionamientos que abran la densa malla de la historia oficial de la familia, historia estructurada, congelada, desvitalizada; no creemos adecuado concebir al terapeuta como un historiador. Desde el momento que una familia consulta, podemos pensar que la "historia oficial" que esa familia se cuenta est haciendo obstculo al devenir de ese sistema, al crecimiento de sus miembros. El terapeuta no puede apropiarse de esa historia, no tiene un conocimiento trascendente de ella. Sin embargo, ocupa un lugar desde el cual puede abrir espacios para la emergencia de nuevas narraciones a construir por la familia.

El lugar del terapeuta desde la perspectiva de la complejidad no se confunde con el del historiador-buzo, que se sumerge en las profundidades y encuentra el tesoro escondido, la causa de todos los males y la extirpa. No se sumerge en la historia para buscar un origen, una estructura eterna, sino para encontrar cmo se ha anudado una cierta trama, qu puntos han quedado sueltos, que otras historias podran emerger. La funcin historizante no busca UN origen porque no concibe tal cosa. Busca comienzos, procedencia pero no busca sntesis, explicaciones acabadas, mecanismos causales y por eso no encuentra "nada que extirpar". Dice Foucault: " El anlisis de la procedencia permite disociar al Yo y hacer pulular, en los lugares y plazas de su sntesis vaca, mil sucesos perdidos hasta ahora."(Foucault, 1994)

Lejos de los sistemas totales -y por tanto totalitarios-, esta historia como devenir y no como identidad desplegada, se abre a la funcin dialgica en la medida en que acepta ponerse en contacto con la diferencia y no solo con la semejanza, no piensa slo en trminos de determinacin sino que se abre a lo indeterminado que le lleva a tomar contacto con lo mltiple, con las voces silenciadas, con los recuerdos dormidos, con narraciones sin terminar, con fabulaciones alternativas.

Tomando prestadas palabras de Sartre "ya no se trata tanto de lo que la historia ha hecho con nosotros, sino de qu somos capaces de hacer nosotros con eso que nos han hecho". El ser humano es autnomo en la medida en que se aduea de su capacidad historizante. Su autonoma, aunque se enraiza en mltiples relaciones, est abierta al devenir cuando se da cuenta de que "ese pasado congelado" puede ser derretido, tajeado, reorganizado. Sin embargo, para hacer esto tiene que hacer violencia sobre esas narraciones duramente estructuradas, sobre los flujos de poder y las emociones que las sustentan para dar lugar a la emergencia.

Cuando dejemos de concebir la historia como algo ms que un depsito de ancdotas ordenadas cronolgicamente, o como un justificativo o "deificacin del presente con ayuda del pasado" (Febre, 1993) es posible abramos a mltiples producciones de sentido. Recin cuando somos capaces de romper con el determinismo, cuando nos damos cuenta que no "recordamos" el pasado sino que lo reconstruimos, cuando aceptamos que al historizar, el hombre "toca con su varita, para resucitar, algunas partes determinadas del pasado: aquellas que tienen valor para el ideal al que sirve el historiador, y en un momento concreto..." (Febre, 1993) podemos abrirnos al devenir, al cambio, a la transformacin. Pero cuidado! La emergencia no es "nuestra obra", nosotros somos parte de su condicin de posibilidad, pero no agentes causales de la emergencia, porque "Nadie es responsable de una emergencia, nadie puede vanagloriarse; sta se produce siempre en el intersticio"(Foucault, 1994).