Dossier La Vanguardia Nº 34 El Poder Global

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DOSSIER 6 EUROS NÚMERO 34 ENERO / MARZO 2010 6 España y Andorra. 9,50 Europa. James Cockayne, Niall Ferguson, William R. Polk, David Shambaugh, Brahma Chellaney, Walter Laqueur, Mariano Marzo, Kenneth Weisbrode, Kurt W. Jefferson, Bruce Mazlish, Jean-Jacques Kourliandsky, Raymond Fisman, Darrell M. West EL PODER GLOBAL

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Transcript of Dossier La Vanguardia Nº 34 El Poder Global

DOSSIER

6 EUROS

NÚMERO 34 ENERO / MARZO 2010

6€EspañayAndorra.9,50€Europa.

James Cockayne, Niall Ferguson, William R.Polk, David Shambaugh, Brahma Chellaney,Walter Laqueur, Mariano Marzo, KennethWeisbrode, Kurt W. Jefferson, Bruce Mazlish,Jean-Jacques Kourliandsky, Raymond Fisman,Darrell M. West

EL PODERGLOBAL

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E D I T O R I A L

Xavier Batalla

Otro repartodel poder global

l poder global estuvo poco repartido en el siglo XX, pero elsiglo XXI será diferente. La pax britannica enriqueció a Japón,Alemania y Estados Unidos, y la globalización actual ha hechoalgo similar por China, India y Brasil. ¿Cuál será, entonces, elorden o desorden internacional del siglo XXI: unipolar, multi-polar o apolar? ¿Menguará el poder de Estados Unidos? ¿Cómoactuará China? ¿Será Europa un museo? ¿Qué peso tendrá elislamismo? ¿Cómo será la lucha contra el terrorismo? ¿Qué

capitalismo surgirá de la actual crisis? ¿Qué provocará la brecha digital?VANGUARDIA DOSSIER se ha planteado estos interrogantes y las respuestasque ofrece proceden de un abanico multicultural de observadores.

La globalización ha dispersado el poder concentrado durante siglos enOccidente por todo el sistema internacional (Cockayne). El siglo XX empezócon la ascensión de dos potencias no europeas: Estados Unidos, que creciócon la victoria sobre España, y Japón, que en 1905 derrotó a Rusia. Ahora, laspotencias occidentales dan paso a un mundo global en el que el 50 por cien-to de la riqueza se produce fuera de Occidente. Estados Unidos sigue siendola superpotencia, pero si no logra una concertación con los países emergen-tes, dejará de ser en 30 años la potencia dominante (Polk). ¿Será China lasuperpotencia? China ha crecido vertiginosamente, pero no es una potenciaglobal y suscita más interrogantes que respuestas (Shambaugh), ya que elorden asiático dependerá de China e India en una región, el océano Índico,que será el núcleo de los desafíos del siglo (Chellaney). Rusia, la menos fiablede las potencias (Ferguson), se debatirá entre ser el enfermo de Europa o unapotencia global (Jefferson). ¿Y Europa? Europa no será un museo ni una piezamaestra del nuevo tablero de ajedrez (Weisbrode).

El capitalismo atravesará una crisis de identidad (Mazlish), no sólo porla transformación de los modelos occidentales, sino por el capitalismo auto-ritario que rivaliza con la propagación de la democracia, como ocurre enChina y Rusia, o que levanta suspicacias por sus intereses estratégicos, comopasa con los fondos soberanos del petróleo (Marzo). El islamismo seguirásiendo un factor importante (Laqueur), aunque algunos expertos occidenta-les creen que ha superado su cima. La revolución digital ofrecerá a los diri-gentes de base y a los pequeños países un modo de presionar a los poderosos(West), pero también facilitará el relato sobre la corrupción, que goza debuena salud (Fisman), en un mundo distinto al de la guerra fría, que relegóa un segundo plano el narcotráfico, la degradación del medio ambiente y lainseguridad ciudadana (Kourliandsky).

¿Cómo, en este contexto, la comunidad internacional hará frente a lasamenazas del siglo XXI: la pobreza, la inseguridad ciudadana, el terrorismo,la proliferación nuclear, el tráfico de drogas, la piratería marítima y el cam-bio climático? Lo único que parece seguro es que la difusión del poder es elanuncio de un histórico desafío a la hegemonía ejercida por Occidente.

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ILUSTRACIONES DE MONTSE BERNAL

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6| ¿Puede Estados Unidos construirun nuevo orden mundial?por James CockayneEstados Unidos aborda una serie de crisis, en gran parte de supropia cosecha, que representan también una oportunidad pararemodelar las instituciones internacionales a fin de poder afrontarlos desafíos del siglo XXI. El panoramaactual señala una hegemo-nía compartida queEstadosUnidosnopuede construir en solitario,pero que elmundo tampoco puede construir sin Estados Unidos.

14| LOS 21 MÁS DINÁMICOS

16| El año en que el mundo cambió de verdadporNiall FergusonHay que empezar a olvidar la caída delmuro deBerlín. En realidad,el proceso de autodestrucción del sistema comunista había empe-zado en 1979, el año del auge del libremercado, de la nueva Chinay de la revolución teocrática en Irán. Hoy, Rusia es la menos fiablede las principales potencias del nuevomundomultipolar.

18| LOS MOTORES DEL SIGLO XXI

22| Extraños en el nuevo mundoporWilliam PolkLacuestión fundamental queafrontaEstadosUnidoses la respues-ta a esta pregunta: ¿alcanzará una concertación con el nuevomun-do para el que le ha preparado tan mal su propio pasado? Si no esasí, en el plazo de 30 años Estados Unidos habrá dejado de ser lapotencia dominantemundial.

30| La diplomacia de China: un protagonistaglobal, pero todavía no una potencia globalpor David ShambaughChina suscitamás interrogantes que respuestas, pero, demomen-to, no es una potencia global. Es una superpotencia a medias quemantiene con Estados Unidos una relación económica de mutuadependencia, aunquesus intereseschocanenamplias regionesdelplaneta, desde América Latina hasta Asia central, pasando porÁfrica y OrienteMedio.

38| Configuración de un nuevo orden asiático:la importancia de la ecuación India-Chinapor Brahma ChellaneyEl orden político del continente asiático se verá influido por el bi-nomio India-China, cuya relación estámarcadapor el auge comer-cial y también por una acusada rivalidad geopolítica. El océanoÍndico desempeña un papel decisivo en esta ecuación.

44| EL BRAZO MILITAR DEL MUNDO

SUMARIOENERO / MARZO 2010

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46| El islamismo en los asuntos mundialesporWalter LaqueurEl islamismo es un autor importante en el escenario internacionalde la obra que se representa desde la última década del siglo XX.Algunosexpertosoccidentalescreenqueel islamismohasuperadosu cima ymuestra su declive, pero nohay seguridad en ello.

50| El poder del GolfoporMarianoMarzoLos fondos soberanos de riqueza procedentes del petróleo preo-cupan porque pueden dependermás de intereses estratégicos ypolíticos que de los puramente comerciales, y esto justifica lassuspicacias existentes sobre el poder del golfo Pérsico.

54| UN MAR DE PETRÓLEO

56| El museo vivo de EuropaporKennethWeisbrodeSegún losparámetrosdepodere influenciaglobal,Europagozadeuna reconocida vitalidad. No sólo sigue siendo lamayor economíadelmundo,sinoque, con laOTAN,puederecurrira la fuerzamilitarmás temible. No es unmonumento: es unmuseo vivo.

62| FOTOCRONOLOGÍAVEINTE AÑOS SIN MURO DE BERLÍN: DE LABIPOLARIDAD HACIA UN MUNDO MULTIPOLAR

72| Rusia, ¿enfermo de Europao potencia global?porKurtW. Jefferson¿Es la Rusia de hoy una potencia equiparable a la fuerza militarque derrotó al nazismo en 1945 o es quizá un enfermo críticodependiente de la buena voluntad política, el capital y losmerca-dos?Cabepreguntarse tambiénsi espositivoqueRusia, lamenosfiable de las potencias, semantenga fuera de la órbita europea.

78| El capitalismo del siglo XXIporBruceMazlishA pesar de sus numerosas transformaciones, el capitalismo pa-rece ser inmutable y es improbable quedure para siempre. Esta-dosUnidos y China surgen como los principales competidores enuna carrera hacia una forma de capitalismo propia del siglo XXI.

84| Nuevas amenazas, un concepto relativopor Jean-Jacques KourliandskyEl mundo de hoy es muy distinto al de Hiroshima y Nagasaki,cuando el equilibrio del terror relegó a un segundo plano al nar-cotráfico, el terrorismo, la emigración ilegal o a la inseguridadciudadana. Ahora urge una nueva agenda global.

86| La medición del contrabandoy la evasión arancelariaporRaymond FismanEl relato sobre la corrupción goza hoy de buena salud, sin distin-ciones geográficas. Un ejemplo: hasta la cuarta parte de todo elingente comercio entre China y HongKong puede deberse amo-tivos de evasión arancelaria.

91| RADIOGRAFÍA DE LAS MAFIAS GLOBALES

92| El poder de internet: ¿han cambiadolas tecnologías digitales las relacionesmundiales en las últimas dos décadas?porDarrell M.WestLa tecnologíadigitalhacontribuidoa laexpansióndelcomercio, lascomunicaciones y el ocio, entre otras cosas. Sin embargo, sus re-percusiones sobre las relaciones globales han sido mucho máslimitadas, reafirmando las desigualdades económicas y políticas.

96| LOS GRANDES DE LA COMUNICACIÓN

112| ÍNDICE2009

101| LIBROS104| LITERATURA106| CINE108| VIAJES110|WEBS

PARA SABER MÁS

DOSSIERPatrocinado por

VANGUARDIA DOSSIERwww.vanguardiadossier.comNúmero 34 / AÑO 2010

Editor: Javier Godó, Conde de GodóConsejera editorial: Ana GodóDirector: José AntichDirectores adjuntos: Xavier Batalla /Alex RodríguezRedacción: Joaquim Coca / Toni Merigó,Marc Bello (diseño e infografía)

© LA VANGUARDIA EDICIONES S.L.BARCELONA, 2007. TODOS LOSDERECHOS RESERVADOS.Estapublicaciónnopuede ser repro-ducida; ni en todo ni en parte, niregistrada en, o transmitida por, unsistema de recuperación de infor-mación, en ninguna forma ni porningún medio, sea mecánico, foto-químico, electrónico, magnético,electroóptico, por fotocopia, o cual-quier otro, sin el permiso previo porescrito de la empresa editora.

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Impreso en: ROTOCAYFO-QUEBECOR

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James CockayneMIEMBRO CORRESPONDIENTE DEL INTERNATIONAL

PEACE INSTITUTE (NUEVA YORK).

¿PuedeEstadosUnidosconstruir unnuevo ordenmundial?

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¿ P U E D E E S T A DO S U N I D O S C ON S T R U I R U N NU E VO O RD E N MUND I A L ?

A PRIMERA BREVE DÉCADA DEL

siglo XXI no será un períodoque numerosos estadouni-denses consideren con dema-siado aprecio. Enmarcada porcrisis que han revelado loslímites del poder y legitimi-dad de Estados Unidos –el11-S y la crisis financiera glo-

bal– ha abundado en otros escándalos querecuerdan lo mismo:Abu Ghraib, el huracánKatrina e Iraq. En todoel mundo el apoyo alliderazgo de EstadosUnidos, que sustentómedio siglo de globa-lización y un enormeaumento de los nivelesde vida, cayó en picado.

A medida que la hegemonía de EstadosUnidos se tambalea, sucede lo propio con lasnormas internacionales e instituciones quesuscribió desde el final de la Segunda GuerraMundial. Estados Unidos perjudicó seriamentela credibilidad de las Naciones Unidas con suinvasión unilateral de Iraq en 2003. Los esfuer-zos para distanciar a las Naciones Unidas de

Washington no funcionaron: las fuerzas de pa-cificación de la ONU son ahora blanco habitualde los terroristas islámicos, que les tienen porlacayos al servicio de la dominación estadouni-dense. La desgana de Occidente a la hora deefectuar serios esfuerzos para debatir los sub-sidios agrícolas en conversaciones mundialessobre el libre comercio o para demostrar unverdadero compromiso con el desarme nuclear,también han minado el logro de importantes

acuerdos antes alcan-zados con países endesarrollo, llevando ala Organización Mun-dial del Comercio(OMC) y al sistema deNo Proliferación a unacoyuntura crucial. Y lainclinación de EstadosUnidos a tolerar el

despotismo y la ocupación militar en OrienteMedio ha socavado el respaldo a las normasglobales vigentes en materia de derechos hu-manos, propiciando numerosos movimientosde protesta y oposición de los antiglobaliza-dores, de Seattle a Al Qaeda.

¿Quién hubiera previsto, 20 años despuésde la caída del muro de Berlín, que, a algunos,

LEn lo que va de siglo, el apoyomundial al liderazgo de EstadosUnidos ha caído en picado delbrazo de la crisis financiera y dela tolerancia frente al despotismoymilitarismo en Oriente Medio

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Estados Unidos les parecería una celebridadacabada o en declive, impotente frente una cri-sis financiera global, humillada por insurgen-tes globales en Nueva York, Bagdad y Kabul ypor lo visto incapaz de forjar coaliciones paraluchar contra los amenazantes nubarrones delcambio climático y la proliferación nuclear?

En el sentir de muchos, y en lo que aEstados Unidos respecta, es una crisis de supropia cosecha. Pero cualesquiera fueran losresponsables de estos problemas se exponen aperjudicarnos a todos los ciudadanos, minandoposiblemente las instituciones en las quehemos confiado para gestionar el orden global:las Naciones Unidas, el libre comerciomundial,las instituciones de BrettonWoods e incluso lasfronteras establecidas. En Occidente, el zeitgeist(clima histórico, social y cultural dominante)apunta en dirección de una creciente inquie-tud en el sentido de que nuestros destinospuedan hallarse en manos chinas, rusas o ára-bes, y no en las nuestras.

Pero el año 2009 también será recordadopor algo más: la llegada del primer presidenteafroamericano de Estados Unidos y su actitudaprobatoria del multilateralismo. El recientepremio Nobel a Barack Obama no debe consi-derarse como una recompensa por un trabajo

bien hecho: es una recompensa a Estados Uni-dos, un hijo pródigo que vuelve a la senda de laparticipación y cooperación para abordar losdesafíos medioambientales, sanitarios, econó-micos y de seguridad del mundo. Es un ¡viva!por la segunda oportunidad que la llegada deObama parece ofrecer en el sentido de una he-gemonía considerada y comprensiva de partede Estados Unidos. Pero también es una adver-tencia: esta vez, habrá de ser distinta, habrá deser una hegemonía compartida.

¿Una crisis de globalización?Los enemigos de Estados Unidos notan

claramente su debilidad. E intuyen, también,que el cambio climático, la emigración a granescala y los cambios demográficos no haránmás que debilitar el peso de Occidente en losaños venideros. Sin embargo, constituye unaironía histórica que muchos de estos proble-mas sean, en cierto sentido, problemas deriva-dos de los mismos orígenes de Estados Unidos.

Como la pax britannica del siglo XIX, la paxamericana establecida después de la SegundaGuerra Mundial ha combinado la aplastantesuperioridad militar global de la potencia he-gemónica con un sistema económico compara-tivamente liberal y abierto suscrito por la ins-

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tancia hegemónica. La hegemonía británicapermitió a Japón y a Alemania –y a EstadosUnidos– enriquecerse mediante el comercio, sibien Gran Bretaña fue devuelta al seno delgrupo de países desarrollados como tal. Cabríasostener que el proyecto de globalización esta-dounidense ha representado algo similar apli-cado a China, India y Brasil. Pero las cifras delcomercio, la inversióny laemigraciónmuestranclaramente que, en esta ocasión, la globaliza-ción ha ido más lejos y ha sido más profundaque durante el período inicial de liberalizacióndesde los años 70 del siglo XIX hasta los años 20del XX. Y, en el curso del proceso, la globaliza-ción ha dispersado el poder mucho más allá através de todo el sistema internacional.

Este factor brinda esperanza a muchos:esperanza de un orden mundial más demo-crático –o, al menos, más equitativo–. Pero esaesperanza topa, una y otra vez, con las realida-des del sistema legal y de seguridad interna-cionales, que recompensan a quienes se hacencon la soberanía y les permite conservarla,incluso por medio de la represión de su propiapoblación. Aunque la globalización ha permi-tido a estados, empresas y otros actores interna-cionales transnacionalizar sus relaciones com-erciales y de inversión, la pantalla de la sobe-ranía ha evitado que los costes de los dañosresultantes fluyeran de vuelta a su fuente. Elresultado es un desencaje entre un sistema demercado crecientemente globalizado y un sis-tema regulatorio altamente territorializado, loque da lugar a repetidas crisis y fracasos regula-torios: en los mercados financieros de Asia,Rusia, Argentina y Estados Unidos; en el fenó-meno del cambio climático e incluso en la apa-rición de un mercado de proliferación nuclearglobal. Los empresarios delincuentes, en par-ticular, se han beneficiado, utilizando los pun-tos flacos de la acción de gobierno global (zo-nas de conflicto, cuentas bancarias, ciberespa-cio) a modo de ventaja comparativa en la pro-ducción y distribución de la ilegalidad en laeconomía global. El resultado es una crecienteconvergencia entre conflicto y delito: en lasfavelas de Río de Janeiro, en los campos deamapolas de Afganistán y en las minas de dia-mantes de Zimbabue.

Los ideólogos y revolucionarios, de Caracasa Kabul, también han descubierto que la glo-balización les permite conectar las disputas lo-cales a una red de protesta transnacional con-tra el liderazgo, las políticas y las instituciones

patrocinadas por Estados Unidos –incluyendolas Naciones Unidas–. Han aprendido de la glo-balización la forma de abastecerse de finan-ciación, armas y soldados del extranjero; deorganizar unidades locales en sindicatos glo-bales e incluso de crear franquicias locales: AlQaeda, Al Qaeda en Mesopotamia, Al Qaeda enel Magreb. Aprovechan al máximo los recursosde un profundo pozo de resistencia surgido delos trastornos que la globalización y los despla-zamientos demográficos han acarreado a socie-dades tradicionales –un trastorno que no harámás que exacerbarse por el cambio climático,los movimientos de población resultantes y laescasez de recursos durante este siglo.

Altivez estadounidenseProbablemente, no hubo de ser así nece-

sariamente. Después de la caída del muro deBerlín en 1989 y el desmoronamiento del régi-men soviético en 1991, el presidente George H.W. Bush prometió un “nuevo orden mundial”,basado en el respeto al derecho internacional ylamutua comprensión. Sin embargo, la culturadel excepcionalismo estadounidense, profun-damente arraigado en los orígenes revolucio-narios, religiosos y democráticos de EstadosUnidos, ganó la partida.

En los años 90 del siglo XX y primerosaños del siglo XXI, algunos líderes estadouni-denses –tanto intelectuales como políticos– sevolvieron arrogantes. La petulante tesis de Fran-cis Fukuyama acerca de “el fin de la historia”hubo de afrontar una tesis rival materializadaen el “choque de civilizaciones” de SamuelHungtington y una realidad asimismo rival enMogadiscio, Srebrenica y Ruanda. Pero ello nohizo más que endurecer la determinación delmovimiento neoconservador, generando unfariseísmomilitante que, de alguna forma, nor-malizó el discurso del “imperio americano” enlos días de la invasión de Iraq por parte deEstados Unidos.

La misma arrogancia era evidente en lacultura nacional estadounidense. Alentadospor los autoapodados “amos del Universo” alestilo de Wall Street, los bancos y entidades depréstamo hipotecario estadounidenses engan-charon a Estados Unidos al crédito. EstadosUnidos se embarcó en un desenfreno de dosdécadas, que lo desplazó de su posición entrelos mayores países acreedores del mundo, ase-gurando el desarrollo global, a ser el mayorpaís deudor del mundo, gastando muy por en-

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cima de sus posibilidades. Sólo la crisis finan-ciera global puso fin al desenfreno. EstadosUnidos se despertó con una resaca de órdago.

1989-2009: una nueva crisisde 20 años

La historia resulta familiar, desde el mo-mento en que se deshilachaba la credibilidadde la hegemonía liberal, con una instituciónglobal al borde del colapso. En 1942, en el pun-to culminante de la Segunda Guerra Mundial,E. H. Carr publicó su famoso libro La crisis de losveinte años en el que analizaba el período de1919 a 1939. Carr describió la vertiginosa disi-pación financiera de los años 20 y el posteriormilitarismo y crisis económica de los años 30 yatribuyó la culpa al desajuste entre institu-ciones globales diseñadas para conservar unviejo sistema de seguridad (la Sociedad deNaciones) y los llamamientos al cambio ennombre de la justicia social. Fue tal desajusteentre seguridad y justicia, sostuvo, el factor quepermitió el auge de Japón y Alemania comopotencias inclinadas a trastocar el estatu quo.

A medida que la marea se volvió lenta-mente a favor de Estados Unidos durante laguerra, FranklinDelanoRoosevelt puso empeñoen diseñar una arquitectura internacional enla posguerra susceptible de asegurar la preemi-nencia de Estados Unidos, sin por ello forzarlea convertirse en el único policía global. El librode Carr fuemuy influyente por su llamamientoa favor de una institución global que, a diferen-cia de la Sociedad de Naciones, tendría la ca-pacidad no sólo de mantener el orden sino deaportar justicia social. Argumentó a favor deun sistema de seguridad garantizado por lasgrandes potencias mundiales, pero que permi-tiera que otras potencias defendieran la justiciapara evitar que se produjera elmismo desajusteque había dado pie a La crisis de los veinte años.Estados Unidos comprendió que su hegemoníaen la posguerra exigiría enormes inversionesen instituciones internacionales que propor-cionaran garantías de seguridad a las potenciasmás pequeñas, favoreciendo su desarrollo me-diante la integración en una economía globalen expansión impulsada por la producción y lainversión estadounidenses. El resultado fue lacombinación de las Naciones Unidas y el siste-ma de Bretton Woods –con los “cinco policías”del Consejo de Seguridad a cargo de la paz y laseguridad internacionales en tanto la AsambleaGeneral, el Banco Mundial y el FMI alentaban

gradualmente el desarrollo económico y social.Al principio, este sistema afrontó positiva-

mente el doble desafío de preservar el orden yla seguridadmientras abría la puerta a la trans-formación económica y política y contribuyen-do, en especial, a la marcha del proceso dedescolonización. Pero el proyecto fue socavadodesde el principio por el inicio de la guerra fría.Las Naciones Unidas, en particular, nunca hanfuncionado exactamente como el sistema deseguridad colectiva que en su origen estabadestinado a ser. La fuerza militar permanentede las Naciones Unidas prevista por la Carta dela ONU nunca ha sido creada. E incluso ahora,las aptitudes de análisis, alerta precoz y preven-ción de crisis de las Naciones Unidas se man-tienen deliberadamente en un nivel de debili-dad por parte de los estados miembros, rece-losos de la supervisión internacional. Estudiosal respecto han demostrado que la ONU hahecho contribuciones esenciales a la hora deabordar guerras civiles, enfermedades ymatan-zas en los últimos años; pero en última instan-cia sigue siendo instrumento de las grandespotencias, como siempre fue su in-tención queasí fuera. La consecuencia resul-tante es que lastensiones entre el Consejo de Seguridad y laAsamblea General no han hecho más queaumentar, dando pie a que nacieran nuevasinstituciones como el G-20.

El mundo presenta actualmente rasgosmuy distintos a los del año 1945. Se da más voza nuevas y emergentes potencias en el marcode la arquitectura económica internacional,tanto oficial (Banco Mundial y FMI) como infor-mal (el cambio del G-8 al G-20). Pero las llama-das a la reforma de la arquitectura de las ins-tituciones internacionales de seguridad, sobretodo el Consejo de Seguridad, siguen estandoen gran parte desatendidas. Hay, sencillamente,demasiados intereses creados que obstaculizanel camino. El peligro es que el mismo desajusteentre instituciones conservadoras amantes delorden y la demanda de una justicia con poderde transformación puede surgir asimismo en elseno de las Naciones Unidas, factor que E. H.Carr caracterizó como la ruina de la Sociedadde las Naciones.

No obstante, existen tambiénmotivos paraun optimismo significativo, y no es factor me-nos importante el apoyo grandilocuente de laAdministración Obama al multilateralismo.Sin embargo, los límites de la disposición posi-tiva de Estados Unidos a abrazar soluciones

La ONU, que hahechomuchosesfuerzos paraevitar guerras,matanzas yenfermedades,sigue siendoun instrumentode las grandespotencias,lo que propiciatensiones entreel Consejode Seguridady la AsambleaGeneral

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multilaterales –y de aceptar que ya no es elpoder hegemónico que en su día había sido–pueden clarificarse en breve plazo en ámbitosdel cambio climático, la sanidad global y laproliferación nuclear.

El mundo en el siglo XXI: gestionar elriesgo y el orden más allá del Estado

El cambio climático, la sanidad global y laproliferación nuclear son emblemáticos en lorelativo a los desafíos asociados a la gestión delriesgo global en el siglo XXI. El proyecto de glo-balización de Estados Unidos ha creado unmundo interconectado, en el cual el valor y laseguridad se organizan –con la correspondi-ente transmisión del riesgo– a través de com-plejas redes transnacionales. En este proceso, laglobalización ha convertido las formas deorganización territoriales –los estados– en for-mas comparativamente menos poderosas, otor-gando más poder a los actores locales y losempresarios transnacionales sociales, militaresy políticos. Allí donde las instituciones interna-cionales del siglo XX sólo habían de abordar elorden entre estados, las instituciones globalesdel siglo XXI habrán de abordar cuestiones deorden dentro, e incluso más allá, de los estados.

El cambio climático, la urbanización, laescasezderecursos, laspandemiasy laexplosióndemográfica juvenil no harán más que com-plicar las cosas aún más. De forma creciente,propiciarán que el acceso a bienes y serviciospúblicos como la seguridad, la justicia, la edu-cación y la sanidad dependa de la integraciónde la población en ciudades seguras globaliza-das. Estas ciudades estarán bien conectadas porel comercio, los vuelos e internet y, como Kantpronosticó hace mucho tiempo, contarán conescasos incentivos para entregarse a un con-flicto militar. No obstante, también estaránpolíticamente en deuda, a través de la ficciónde la soberanía nacional, a su propio territoriorural y periferias urbanas –numerosos barriosen expansión y favelas florecientes–. En taleslugares, los estados existirán sólo de modonominal. Miles de millones de personas, encambio, verán su vida cotidiana gobernada nopor estados sino por tribus, organizacionescriminales, señores de la guerra, corporaciones,e incluso organizaciones benéficas; es decir,instancias mediadoras entre la población y elEstado. Serán vulnerables a la enfermedad, lacoacción arbitraria y los desastres naturales.

Las instituciones intergubernamentales

tendrán un acceso aún más limitado a estaspoblaciones. En cambio, como los estados, com-probarán que también deberán trabajar a travésde organizaciones mediadoras. Habrán deadaptarse, buscando formas de dar mayor pala-bra a grupos no estatales. Habrán de desarro-llar nuevas aptitudes para analizar y regularlos mercados, proporcionando incentivos a ac-tores privados para que el sistema se autorre-gule. Aunque la ficción de la soberanía sigasiendo firme como vehículo de la acción políti-ca a nivel internacional, presenciaremos undesplazamiento hacia instituciones interna-cionales sancionadoras de sistemas multisecto-riales diseñados para regular el suministro debienes y servicios públicos. Algunos de estos sis-temas serán desarrollados por estados hetero-géneos y grupos no estatales, a menudo traba-jandoconexpertos independientes. E implicaránuna acción descentralizada a cargo de actorespúblicos y privados con una pauta común.

De hecho, ya presenciamos los primerossignos de este desplazamiento: en el área de laintegridad de los sistemas financieros, con elGrupo de Acción Financiera (régimen antiblan-queo de dinero a través del G-7 y con la ben-dición, en última instancia, del Consejo de Se-guridad de la ONU); el Proceso de Kimberley,que aborda el problema de las piedras preciosascon que se financian conflictos y guerras enÁfrica; el Grupo Internacional de Contactosobre la Piratería en el Cuerno de Somalia, quereúne gobiernos nacionales, la OTAN, la ONU,la Organización Marítima Internacional y aso-ciaciones de armadores; el régimen de sanidadpública global, que se basa en la cooperación deagentes sanitarios estatales y privados para ase-gurar la vigilancia efectiva de las amenazasemergentes de enfermedades y el Panel Inter-gubernamental sobre el Cambio Climático.

Presenciamos también un movimientohacia sistemas de seguros globales. El FMI pre-tendía ser un fondo de seguros para que losestados pudieran protegerse del riesgo finan-ciero y se espera que desempeñe una mayorfunción de seguimiento y vigilancia tras lasconversaciones de los países del G-20 en Pitts-burgh. El modelo de seguros se halla en elcorazón de los modelos de financiación ahorautilizados en la investigación y el desarrollosobre enfermedades globales, como el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria. Y un modelosimilar es patente en los acuerdos para respon-der a situaciones de emergencia.

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Sin embargo, la eficacia de estos sistemasse verá dificultada por el menguante control delos propios estados sobre áreas de su propio ter-ritorio y poblaciones. Ya hay varias zonas dondeel mundo no llega a superar los problemas deri-vados de las conductas del “pasajero que nopaga billete” y el “dilema del prisionero” im-puestos por la soberanía. Los Objetivos de Desa-rrollo del Milenio, acordados en el año 2000,pretendíanmovilizar a los gobiernos a la acciónpara conseguir una serie de objetivos en 2015para mejorar la sanidad y la educación y en-frentarse a la pobreza en todo el mundo. Alabogar a favor de sus propios intereses, lo ciertoes que los estados se quedanmuy cortos. Existenevidentes y similares problemas a la hora deabordar la proliferación nuclear, la seguridadalimentaria y el cambio climático, dondeningún Estado quiere dar el primer salto.

Reinventar la “pax americana”:¿hacia una hegemonía en red?

Sólo el liderazgo –y tal vez sólo el lideraz-go de Estados Unidos– cambiará esta coyunturacomo cambió la partida en 1945. Existe un cre-ciente reconocimiento en Estados Unidos en elsentido de que no puede –y no debería– inten-tar el papel de Atlas, cargando sobre sus hom-bros los fardos del mundo en solitario. Y tam-bién se aprecian signos de que otras potencias–especialmente China– están dispuestas aasumir un mayor papel para respaldar institu-ciones internacionales estables y eficaces. EnPittsburgh, 20 países clave acordaron efectuaruna evaluación paritaria y recíproca de suspolíticas económicas para ayudar a afianzar laestabilidad del sistema. Un lenguaje codificadosugirió una comprensión tanto en Washingtoncomo en Beijing que la relación asimétrica deu-dor/acreedor que habían entablado era insos-tenible y exigía ajustes estructurales en ambaspartes: una reducción de la dependencia chinade las exportaciones, tal vez a través de unarevaluación del yuan y un cambio en la eco-nomía de Estados Unidos haciamayores índicesde ahorro y exportaciones.

Se podría mantener que el próximo cam-bio hacia una economía baja en emisiones decarbono ofrece una oportunidad precisamentea este reequilibrio, sin los enormes esfuerzosen el mercado de trabajo y también electoralesque resultarían en caso de que tal ajuste seintentara durante un periodo habitual desde elpunto de vista económico.

Tal panorama señala –almenos en la esfera económica–en dirección a una nueva for-ma de hegemonía: una hegem-onía compartida o inclusorepartida y no atrapada trasfronteras soberanas, sino fun-cionando en red. Como en elcaso de una “gestión global deuna infraestructura eléctrica através de banda ancha”, la redse automonitoriza para garan-tizar la estabilidad y la eficaciaplena. El reciente viaje de Ba-rack Obama a Asia muestraclaramente que Estados Unidosno puede construir este tipo desistema en red en solitario,pero el fracaso inicial de lasconversaciones sobre el climaprevias a la reunión de Co-penhague también nos recuer-da que el mundo no puede construir este siste-ma sin Estados Unidos.

La realidad es que, a pesar de la inter-conectividad que experimentamos como resul-tado del altamente exitoso proyecto de glo-balización de Estados Unidos en el último me-dio siglo, seguimos siendo muy distintos. Ytales diferencias son fácilmente empleadas yaprovechadas con fines políticos. Un cambiohacia disposiciones globales –en lugar de na-cionales– para garantizar bienes públicos comola seguridad, la justicia, la sanidad y la estabili-dad económicanosdemanda, comociudadanoscorrientes, pensar mucho más allá de las ide-ales comunidades nacionales en cuyo senonacimos y nos hemos criado. Para el númerocreciente de personas que viven con menos dedos dólares al día –más de 2.000millones segúnel último recuento– tal cosa es cada vez másdificil, preocupadas como están por la merasupervivencia. Para todos nosotros, esto exigeun nivel de sintonía con la suerte de los extran-jeros que, históricamente, raramente hemosdemostrado ser capaces de mantener –y quesólo puede volverse más dificil de suscitar amedida que crece la desigualdad.

El liderazgo de Estados Unidos puede serimportante pero, en última instancia, son lasdecisiones de los ciudadanos corrientes las queposibilitarán o no un nuevo orden mundial.

© 2009, James Cockayne

Aunque elliderazgo deEstados Unidospuede serimportante –a lapostre serán lasdecisiones delos ciudadanoscorrientes lasque posibilitaránun nuevo ordenmundial–, Chinaparece estardispuesta aasumir unmayor papel enlas institucionesglobales

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Niall FergusonTITULAR DE LA CÁTEDRA LAURENCE A. TISCH DE HISTORIA EN

LA UNIVERSIDAD HARVARD Y DE LA CÁTEDRA WILLIAM ZIEGLER

EN LA ESCUELA DE NEGOCIOS DE HARVARD. ASIMISMO ES

INVESTIGADOR SUPERIOR DE LA INSTITUCIÓN HOOVER DE LA

UNIVERSIDAD STANFORD Y AUTOR DE THE ASCENT OF MONEY

(PENGUIN, 2008).

El año en que elmundocambió de verdad

lvidemos la caídadel telón de acero:lo sucedido en1979 fue más im-portante

¿Cuál fue la verdadera importancia históricadel 9 de noviembre de 1989? Durante muchotiempo he lamentado el hecho de que, tras haberpasado gran parte del verano de ese año enBerlín, no me encontrara en esa ciudad paraunirme a la fiesta la noche en que cayó el muro.¿Qué clase de aspirante a historiador se pierde lahistoria en acción?

Sin embargo, hace poco dos amigas berline-sas me han reconfortado confesándome que, apesar de encontrarse en la ciudad adecuada en lafecha adecuada, tambiénellas se perdieron la caídadel muro. Una se fue adormir mientras se desa-rrollaban los tumultuo-sos acontecimientos des-encadenados después deque un funcionario de laRepública Democráticadeclarara de modo incidental que la fronteraestaba abierta. Su hermano intentó despertarla,pero ella creyó que le estaba tomando el pelocuando le gritó a través de la puerta de su dormi-

torio que estaba cayendo el muro. Mi otra amigase fue conscientemente a la cama para estar des-cansada en su clase matutina de yoga. A lamañana siguiente, tardó un rato en averiguarpor qué era la única en aparecer.

¿Embarazoso, no? Algo así como haber esta-do en Petrogrado a finales de 1917 y echarse unasiesta mientras los bolcheviques asaltaban elpalacio de Invierno. O quizá no. Porque sólo aposteriori sabemos que el golpe bolcheviqueresultó ser un importante hito histórico; enaquel momento, la prensa rusa lo presentó comootra maniobra extremista más.

La situación me hizo pensar. ¿Y si mis ami-gas y yo no nos hubiéramos perdido en realidadun acontecimiento de importancia históricamundial? ¿Fue la caída del muro de Berlín, noHistoria con mayúscula, sino sólo una noticiacon minúscula; un artículo maravilloso para losperiodistas, pero, al cabo de 20 años, nada extra-

ordinario? ¿Podría serque el verdadero hitohistórico hubiera teni-do lugar diez años an-tes, en el annus mirabilisde 1979?

Desde luego, fueestupendo para los ale-manes orientales, los

checos, los húngaros y los polacos (por no men-cionar a los habitantes de los países bálticos, losBalcanes, Ucrania y el Cáucaso) librarse del ló-brego comunismo y descubrir los placeres (y los

O¿Dónde situar el hito históricode la caída del muro? En 1979 yase había iniciado el proceso dela autodestrucción soviética ydel auge de la economía de libremercado y de la nueva China

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ocasionales dolores) de los mercados y las elec-ciones libres. Lo que el historiador británico ytestigo presencial de los hechos Timothy GartonAsh ha llamado la “refolución” (una mezcla dereforma y revolución) que barrió Europa centraly oriental fue algo magnífico y, en no menormedida, porque los regímenes comunistas fue-ron derribados, de modo sorprendente, conmuy poco derramamiento de sangre. Sólo enYugoslavia, donde los comunistas se aferraronal poder disfrazados de nacionalistas serbios, seprodujeron las matanzas que suelen acompa-ñar el final de un imperio; y Yugoslavia, para-dójicamente, había sido el primer país de Eu-ropa oriental en librarse del dominio de Moscúy en introducir reformas de mercado.

Quizá parezca retorcido poner en cuestiónla importancia histórica del derrumbe del im-perio soviético en Europa central y, más tarde,en la propia Unión Soviética. Sospecho que lamayoría de estadounidenses comparte hoy lavisión del historiador de Yale John Lewis Gaddissegún la cual 1989 vio el final triunfal de laguerra fría, una victoria alcanzada ante todopor el presidente Ronald Reagan, noblementeayudado por Margaret Thatcher (a pesar de susprofundas reservas acerca de las consecuenciasimprevistas de la reunificación alemana) y porel papa polaco Juan Pablo II.

Sin embargo, para el revisionista de Prin-ceton Stephen Kotkin, la verdadera historia de1989 es la de una cínica pseudorrevolución des-de arriba. Según sostuvo Kotkin en su libro de

2001 Armageddon Averted, lo único que mantuvoen vida el imperio soviético a lo largo de la dé-cada de 1970 fueron los elevados precios delpetróleo. Ahora, en su iconoclasta continua-ción, Uncivil Society: 1989 and the Implosion of theCommunist Establishment, Kotkin quita importan-cia al papel de los disidentes europeos orien-tales y, desde luego, al de los dirigentes occiden-tales en el derrumbe de la Unión Soviética.Mijail Gorbachov y otros reformistas comunis-tas derribaron su propio sistema en parte poringenuidad y en parte por el cínico deseo deapoderarse de los pocos activos valiosos del sis-tema en lo que se convirtió en el “pelotazo” delsiglo: la privatización del sector energético ruso.Para los miembros más astutos de la nomenkla-tura, el camino desde los apparatchiki de la KGBhasta los biznesmen de Gazprom fue sorprenden-temente corto, aunque –eso sí– sinuoso.

No sólo la misma clase de personas quehan acabado dirigiendo Rusia la habían dirigi-dohasta 1989 –empezandoporVladimir Putin–,sino que también evitaron la descomposicióntotal de la vasta Federación de Rusia. El imperiosoviético desapareció, pero el imperio ruso so-brevivió en gran medida, y se extiende desdeVolgogrado hasta Vladivostok: sigue siendo elúltimo imperio europeo en Asia, con una am-plitud territorial que habría hecho las deliciasde Pedro el Grande.

Desde esta perspectiva, 1989 fue un mo-mento de revelación, no de revolución: revelóla verdadera naturaleza del poder ruso al des-

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pojarlo de los engañosos ropajes de la superpo-tencia. Privada de su esfera de influencia cen-troeuropea y con una economía expuesta a lasfuerzas del mercado por primera vez desde1914, Rusia resultó encontrarse en algún lugarentre un BRIC (junto con Brasil, India y China,los mayores mercados emergentes del mundo)y un “Alto Volta con misiles” (según la famosaexpresión despectiva de Helmut Schmidt), oquizá una Nigeria con nieve.

Consideremos lo siguiente. La economíade Rusia será una de las que ha tenido un peorcomportamiento este año, con un descensoestimado del producto interior bruto (PIB) del7,5 por ciento en términos reales. Es cierto queesta situación se produce tras una década conun crecimiento anual medio del 7 por ciento,pero buena parte de esa remontada no fue más

que una simple recuperación de la tremendadepresión poscomunista de mediados de la dé-cada de 1990. El PIB de Rusia no recuperó hastael 2006 su nivel de 1986. Calculado en dólares,sólo representa un escaso 9 por ciento del PIBestadounidense (frente al 23 por ciento deChina). A diferencia de la china, la divisa rusaha presentado una gran inestabilidad; el cam-bio se situó por encima de los 36 rublos pordólar en 2008, aunque volvió a los 29. La in-flación ha alcanzado de nuevo los dos dígitos yse sitúa en torno al 13 por ciento. Y, a lo largode los tres últimos años, las acciones rusas sonlas quepeor han evolucionado en las economíasde los BRIC, con un rendimiento negativo del12 por ciento anual, frente al 16 de China.

Si al desalentador panorama económicoañadimos las proyecciones demográficas que

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E L A ÑO E N QU E E L MUNDO C AMB I Ó D E V E R DAD

prevén que la población de Egipto superará a lade Rusia en 2045, resulta evidente que el anta-ño poderoso oso ruso es en realidad unplantígrado viejo y sarnoso. El mayor peligropara Estados Unidos, 20 años después de esarevelación rusa, es que sobrevaloremosaMoscú,ya sea como socio potencial o como antagonis-ta. A veces, el presidente Obama muestra indi-cios de creer a su homólogo ruso, Medvedev,cuando se ofrece a trabajar junto con EstadosUnidos en asuntos que van desde el terrorismoislámico hasta el programa nuclear iraní; deahí la decisión de Obama de cancelar las insta-laciones antimisiles previstas en Polonia y laRepública Checa. Sin embargo, la realidad esque Rusia es hoy más un alborotador que unaliado en ciernes. Ya sea asesinando a críticosen capitales extranjeras, incumpliendo tratoscon compañías petroleras occidentales o ayu-dando a Irán con tecnología nuclear, Rusia es lamenos fiable de las principales potencias denuevo mundo multipolar.

No se trata tanto de que el primer minis-tro Putin crea seriamente que puede recons-truir la antigua Unión Soviética, por más quealgunos interpretaran de ese modo la invasiónde Georgia del año pasado. Lo que tenemos queentender es que Rusia constituye en la actuali-dad un caso extremo de aquello que los marxis-ta-leninistas llamaron “capitalismo monopolis-ta de Estado”, un régimen político en el que losintereses de las compañías monopolistas (eneste caso, Gazprom y Rosneft) se vuelven indis-tinguibles de los intereses del Estado y de laselites que lo dirigen.

La verdadera pregunta acerca de la actualpolítica rusa no es si Rusia invadirá Ucrania,sino si tendrá éxito la estrategia de Gazprom deinvertir en nuevos gaseoductos y campos gasís-ticos. ¿Debe centrarse Gazprom en el desarrollode su posición dominante en el mercado euro-peo del gas natural? ¿O debe darse prioridad alos inmensos campos de gas rusos situados aleste de los Urales con objeto de conseguir cuotade mercado en China? ¿Podría Rusia fundar undía una Organización de Países Exportadoresde Gas, inspirada en el cártel del petróleo domi-nado por los saudíes? ¿O consiste la estrategiamás sencilla en limitarse a agudizar los proble-mas en Oriente Medio, alentando bajo manolas ambiciones nucleares iraníes hasta que losisraelíes se decidan a ordenar ataques aéreos, ycosechar luego las recompensas de una nuevasubida de los precios energéticos?

Estas preguntas ponen de manifiesto porsí solas la limitada importancia a largo plazodel derrumbe soviético ocurrido hace dos déca-das. En comparación, los acontecimientos dediez años antes (de 1979) tienen más posibili-dades de reclamar con éxito una verdaderatrascendencia histórica. Pensemos en lo queocurría en el mundo hace 30 años. Los sovié-ticos iniciaron su política de autodestruccióninvadiendo Afganistán. Los británicos se lan-zaron a un renacimiento de la economía delibre mercado eligiendo a Margaret Thatcher.Deng Xiaoping puso a China en una nueva sen-da económica visitando Estados Unidos y con-templando lo que es capaz de lograr el libremercado. Y los iraníes marcaron el comienzode una nueva época de civilizaciones en con-flicto proclamando una república islámica.

Treinta años más tarde, cada uno de esoscuatro acontecimientos ha tenido consecuen-cias más profundas para Estados Unidos y elresto del mundo que los acontecimientos de1989. Hoy son los estadounidenses quienes seencuentran en Afganistán, luchando contra loshijos de aquellos a quienes antaño armaron. Esel modelo de libre mercado de Thatcher yReagan el que parece en ruinas tras la mayorcrisis financiera desde la Gran Depresión.Mientras tanto, los herederos de Deng estánalcanzando rápidamente a una aletargada hi-perpotencia estadounidense, y Goldman Sachsprevé que el PIB de China podría ser el mayordel mundo en 2027. Por último, el legado másaterrador de 1979 sigue siendo el islamismoradical, que no sólo inspira a los dirigentes deIrán, sino también a una red compleja y única-mente visible en parte de terroristas y simpati-zantes de terroristas en todo el mundo.

En resumen, 1989 fue un año menos cru-cial que 1979. Las repercusiones de la caída delmuro de Berlín han resultado ser mucho máspequeñas de lo que imaginamos en su momen-to. En esencia, lo que ocurrió fue que interpre-tamos tardíamente el gigantesco engaño de lasuperpotencia soviética. Sin embargo las ver-daderas tendencias de nuestro tiempo (el ascen-so de China, la radicalización del islam, el augey la caída del fundamentalismo de mercado) yase habían iniciado una década antes. Al cabo de30 años nos siguen barriendo las olas históricasde 1979. El muro de Berlín no es más que unade las muchas reliquias de la guerra fría sumer-gidas por ellas.

© Newsweek

Ya seaasesinandocríticos,incumpliendotratos concompañíasoccidentaleso ayudandoa Irán contecnologíanuclear, Rusiaes la menosfiable de laspotencias delnuevo mundomultipolar

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William PolkMIEMBRO DEL CONSEJO DE PLANIFICACIÓN POLÍTICA DEL

DEPARTAMENTO DE ESTADO EN LA PRESIDENCIA DE JOHN F.

KENNEDY.

Extraños en elnuevomundo

OS ESTADOUNIDENSES SIEMPRE

han tenido dificultades paraestablecer su identidad y sulugar en elmundo. Salvo en elcaso de los nativos, llamadoserróneamente “indios,” todoslos habitantes son inmigran-tes o descendientes de inmi-grantes. Y los inmigrantes lle-

garon de muchos lugares con profundos rasgosdistintivos ya inscritosen materia de religión,costumbres y estatussocial. En los siglos XVIIy XVIII, las comunida-des dominantes eran lainglesa y la escocesa.Pronto se les sumarongrupos más reducidosde otros europeos del norte. Los primeros inmi-grantes y los recién llegados se distanciaronrápidamente, según la religión, variedad lin-güística y geografía, demodo que se contempla-ban recíprocamente como extraños.

Podemos comprobar los efectos de su acti-tud en el relato de un viajero en 1744. Sentadoen uno de los pocos lugares abrigados y secosde la entonces pequeña localidad de Filadelfia,observó una “maravillosa mezcla de escoceses,ingleses, holandeses, alemanes e irlandeses”.No se les ocurrió que podían considerarse recí-procamente como “estadounidenses”;más biense juzgaban “católicos romanos, anglicanos dediversa tendencia, presbiterianos, cuáqueros,

“newlighters”1, metodis-tas, adventistas delséptimo día, moravos,anabaptistas y un ju-dío”. El resultado fueque se apiñaron, aunen esa pequeña estan-cia, “en pequeños co-rros y grupos que con-

versaban entre sí”. Raza, religión, lengua, rique-za, clase y geografía constituían barreras enor-mes y siguieron siéndolo mucho después deque las colonias se hubieran unido para conver-tirse en Estados Unidos.

LSigue siendo difícil estableceruna identidad estadounidense:raza, religión, lengua, riqueza,clase y geografía constituyeronenormes barreras antesy después de la independencia

1. Subdivisión de los bap-

tistas que se distinguían

por minimas diferencias

de magisterio/teológicas

relativas al bautismo de

adultos y otros temas con-

tenciosos

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E X T R A ÑO S E N E L N U E VO MUNDO

Desde los inicios, la demanda de mano deobra había llevado al Nuevo Mundo a millonesde africanos, la granmayoría esclavos. Lamane-ra de poder beneficiarse de su trabajo mante-niéndoles a distancia se convirtió en el granproblema político de Estados Unidos en lossiglos XVIII y XIX. La mayoría quedaban restrin-gidos al sur agrícola. Para evitar el peligro derebelión, a menudo eran deliberadamenteseparados de sus familiares y habitualmentevivían en grupos que raras veces superaban laveintena. Evidentemente, aspiraban a la liber-tad e intentaron ser como los blancos que cono-cían. Los blancos intentaron evitar su conver-sión al cristianismo por temor de que ello pro-vocara la demanda de libertad... Aun quieneseran liberados se veían privados del ejercicio delos derechos de ciudadanía. Progresarían, dehecho, escasamente hasta el período subsi-guiente a la guerra civil que tuvo lugar en laprimera parte de la década de los años 60 delsiglo XIX, e incluso después, en el siglo siguien-te, no se integrarían en “Estados Unidos”.

Entre tanto, en el siglo XIX, pese a habercombatido para crear “una unión más perfec-ta”, según reza la Constitución de EstadosUnidos, la comunidad blanca siguió divididaen lo que hoy llamaríamos naciones separadas.Definidos por su respectiva lengua y cultura,vivían su existencia según los condicionamien-tos geográficos existentes. Probablemente, elúnico factor sobre el que los inmigrantes másantiguos y su linaje podían estar de acuerdo eraen que Estados Unidos no necesitaba nuevosinmigrantes. Pero los inmigrantes seguían aflu-yendo en oleadas. A instancias de las opresivaspolíticas británicas de principios del siglo XIX yespecialmente después de la “hambruna irlan-desa de la patata”, llegaron millones de empo-brecidos y desesperados católicos irlandeses.Juzgándoles gente extraña y criminales enpotencia, los habitantes más antiguos crearonun movimiento de signo “nativista” que inten-taba negarles la ciudadanía.

En la medida de lo posible, los irlandesesfueron efectivamente segregados, pero el dile-ma persistía: se necesitaba mano de obra bara-ta y algunas tareas ineludibles no resultabanatractivas para los habitantes ya asentados. Demodo que a los irlandeses siguieron los italia-nos, griegos y europeos del este. Al poco, nosólo había barrios irlandeses e italianos, sinolocalidades polacas, ucranianas y bohemias.Cuando empezó la construcción del ferrocarril,

los chinos aportaron mano de obra barata demodo que muchas ciudades estadounidensesvieron nacer “barrios chinos”. A pesar de lasrestricciones, hacia 1880 el número de inmi-grantes chinos rondaba los 100.000. A la larga,uno de cada cien estadounidenses sería de ori-gen chino.

La cuestión de qué hacer con toda estagente diferente con sus lenguas incomprensi-bles, rara vestimenta, extraños hábitos y dife-rentes religiones se convirtió en el gran desafíoplanteado a Estados Unidos en el siglo XIX y enla primera mitad del siglo XX.

La búsqueda de la integraciónSalvo en el caso de los miembros del

Movimiento Nativista, la mayoría de los estado-unidenses cayeron en la cuenta de que no po-drían ni evitar la inmigración ni segregar total-mente a los inmigrantes. Y los propios inmi-grantes, gradualmente, comenzaron a hallarformas de fusionarse en el seno de la sociedadanglosajona dominante.

Al principio, se cargó el acento en la edu-cación o, al menos, el fomento de la alfabetiza-ción. Como las casas y viviendas eran pequeñasy estaban llenas de niños, las tabernas, iglesiasy salas de reunión se convirtieron en las “acade-mias” de la vida politica y cultural. Allí losnuevos immigrantes se informaron mutua-mente sobre su nuevo país. Cada “nación” teníasu propio lugar de reunión donde podía enta-blarse conversación en la propia lengua entrepersonas que compartían religión y proceden-cia. Sin embargo, empezaron a florecer tenden-cias más generales.

Una de las más importantes fue el serviciopostal económico que debió sus orígenes aBenjamin Franklin en 1753. Este servicio ayudóa echar abajo las barreras geográficas y suempleo por parte de periódicos, pliegos y hojassueltas contribuyó a interconectar grupos quepor otro lado vivían aislados. Así pudo progre-sarse por la senda de una formación de caráctermás formal. Ya en 1828 el congresista James K.Polk (posteriormente presidente) promovió eluso de suelo público destinado a la creación de“escuelas y educación comunes para los pobres”gratuitas. El comienzo fue lento, pero al cabode una generación, la educación primaria gra-tuita se había convertido en un objetivo reco-nocido por prácticamente todas las comunida-des separadas.

La educación superior o de “elite” aún se

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consideraba dominio propio de ciu-dadanos particulares. Se basaba enmodelos ingleses y, prácticamente,era exclusivamente protestante.Especialmente se confiaba en quelos miembros de la aristocraciaangloescocesa que se habían benefi-ciado de la ida hacia el oeste adqui-riendo tierras baratas revirtieran enla sociedad una parte de sus ganan-cias. De este modo, la propia fami-lia del presidente Polk cooperó enla creación de tres universidades ycinco escuelas secundarias.

Al propio tiempo, el nexo entrereligiosidad y alfabetización ejerciópoderosos efectos: el llamado “GranDespertar” en los inicios del sigloXIX fue similar en algunos aspectosal auge del cristianismo protestante“renacido” de los tiempos moder-nos. Mucho antes del advenimientode la radio o la televisión, los predicadores via-jaban por el joven Estados Unidos, atrayendomultitudes tan grandes que llenaban a rebosarlas mayores salas de reuniones y espacios abier-tos. La biblia se convirtió en un objeto práctica-mente obligado en la sala de estar de cualquiercasa de la América protestante anglosajona. Yalgún miembro de la familia debía saber leerlaen voz alta. Así, hacia 1850, al menos ocho decada diez ciudadanos blancos libres sabía leeren alguna lengua, algunos en dos o más. Elgriego, hebreo y latín --considerados como laslenguas de la Biblia– eran las favoritas de lasclases altas. De este modo y más allá de suimportancia para la Biblia, las predicacionesreligiosas, indirectamente, explican en parte elfuerte impacto de la historia y de las institucio-nes romanas en la formación de la repúblicaamericana y la continuidad de las ideas sobrecómo debía funcionar.

Los esclavos negros eran casi todos analfa-betos y, de hecho, había leyes contrarias a suinstrucción y educación. El motivo por el cualadoptaron tan fervientemente la religión desus amos es uno de los rompecabezas de la his-toria estadounidense. Considero que se debe aque interpretaron el cristianismo como el fac-tor que les atribuía, precisamente, lo que laesclavitud les había arrebatado: su sentido deconstituir seres humanos. Como expresa unode sus bellos cantos espirituales, se hallaban enTodos los hijos de Dios. Así, el cristianismo se con-

virtió en una gran fuerza unifi-cadora y dio lugar a la demandade formación para poder leerla Biblia.

Y así sucedió que, a comien-zos de la guerra civil, la ley Merrillde 1862 destinó unos 70.000 kiló-metros cuadrados de tierras depropiedad federal de reserva a sub-vencionar la educación. La asisten-cia escolar pronto fue obligatoria.Probablemente, la finalidad noera tanto humanitaria cuanto eco-nómica: desde los años 70 del sigloXIX en adelante, Estados Unidos seconvirtió en un país creciente-mente industrializado. Altos hor-nos, ferrocarriles, fábricas de algo-dón, todos necesitaban trabajado-res pero, de modo creciente, traba-jadores alfabetizados. Y a medidaque la alfabetización se extendió,

también lo hizo, aunque mucho más lenta-mente, un nuevo sentido de participación en lasociedad y la economía.

Pero la participación no significaba ni laigualdad ni la aceptación de las instituciones“romanas” o el sistema legal anglosajón creadopor los anteriores pobladores ingleses y escoce-ses. Así fue como los irlandeses, italianos yotros inmigrantes europeos y asiáticos seencontraron cada vez más enfrentados en susobjetivos con la acción de gobierno y la leygeneral. A medida que aumentaban su númeroy acumulaban experiencia, aprendieron amanipular el sistema político para protegersede forma inédita. Éste fue el origen del “city bosssystem”. A cambio del apoyo de una “nación” enconcreto, como los italianos o los irlandeses, elboss les protegía contra el establishment anglosa-jón. Boston, Nueva York, Chicago, Kansas City ymuchas más ciudades cayeron bajo el controlde este nuevo tipo de gobernador, el boss. Leinteresaba evitar que sus seguidores se integra-ran en la comunidad general porque sólo si lenecesitaban podría mantenerse él en el poder.

Así fue como en tiempos de la PrimeraGuerraMundial, el presidenteWoodrowWilsondescubrió que cuando hablaba de “América,”sus oyentes pensaban en sí mismos en térmi-nos bastante diferentes: los entonces cienmillo-nes de estadounidenses incluían al menos cua-tro millones de irlandeses y ocho millones dealemanes. No sentían ningún amor hacia los

Hay que buscarel origendel ‘city bosssystem’ en laprotecciónque irlandeses,escoceses,italianosyotrosinmigranteseuropeosy asiáticosnecesitabanfrente a lossistemascreados porlos colonosingleses yescoceses

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ingleses o los angloestadounidenses. Wilsondescubrió que eran ásperamente contrarios asu programa de apoyo a Inglaterra. Los ita-loamericanos, de los que llegaron unos dos mi-llones entre 1900 y 1914, también establecieron“estados-nación” separados, a menudo conoci-dos como la “Pequeña Italia.” No tenían ningúninterés en apoyar el esfuerzo de guerra a favorde Inglaterra o Francia. Así fue que Wilson des-cubrió que era imposible galvanizar la sociedad“para proteger el mundo a favor de la democra-cia” hasta que Alemania comenzó a hundirbarcos estadounidenses.

Homogeneización en guerray depresión

El hundimiento alemán de barcos estado-unidenses permitió que Wilson llevara aEstados Unidos a la guerra, y la guerra ejerceríaun fuerte impacto sobre la fusión de las comu-nidades separadas. No sólo hubo cuatro millo-nes de hombres jóvenes que fueron agrupados,obligados a vestir de manera uniforme, com-partir tiendas [de campaña], comer la mismacomida y hablarse entre ellos en inglés, sinoque también fueron extraídos de sus barriosétnicos y trasladados por el país donde se entre-mezclaban con otros estadounidenses. Duranteesta experiencia, absorbieron la noción, cuida-dosamente alimentada por la propagandagubernamental y la prensa, de que tenían unacausa común: la democracia y la paz. Inevi-tablemente, estas experiencias empezaron acambiar el modo en que se identificaban. Sehabían convertido, al menos más de lo quenunca lo habían sido antes, en “americanos.” Yasí fue como ellos, a su vez, comenzaron a apo-yar al Congreso para aprobar leyes restrictivasde nueva inmigración.

La Gran Depresión imprimió en casi todoslos estadounidenses, de cualquier origen o reli-gión, un sentimiento común de carencia y pri-vación. Si no tenías trabajo y tenías hambre,importaba menos si eras irlandés-americano,italomericano o angloamericano. Eras un com-pañero que padecía igual.

Entonces llegó laSegundaGuerraMundial.Para todos los estadounidenses fue una libera-ción compartida de la depresión, la inseguri-dad y la pobreza. Unos 20 millones de hombresjóvenes fueron sacados de sus comunidadespara el servicio militar e incluso más hombresy mujeres de media edad encontraron trabajoen las industrias de guerra en nuevos lugares,

donde sus vecinos y compañeros de trabajoeran personas a las que sus padres y madreshubieran considerado extranjeros.

Durante la Depresión y la guerra, la homo-genización también se aceleró enormementepor el advenimiento del cine de Hollywood.Prácticamente cada estadounidense presencia-ba las mismas películas, escuchaba a los mis-mos actores hablando el “middle atlantic english”(inglés de acento transatlántico, mezcla deamericano y británico, usado en el mundo delespectáculo) y vistiendo de un modo que seconvirtió en el típico estilo americano. Inclusosentados en casa, antes de la llegada de la tele-visión, los niños y las “amas de casa” pasabanhoras al día oyendo lo que se dio en llamar“soap box operas” (los actuales culebrones, llama-dos así porque normalmente eran patrocinadaspor compañías que fabricaban productos delimpieza del hogar). Éstas no sólo enseñaban elinglés, sino que aportaban una especie de vidaemocional paralela para incontables millonesde estadounidenses.

Aunque estos nuevos elementos culturalescompartidos limaron las diferencias heredadas,también provocaron una nueva forma de aisla-cionismo. Especialmente los más jóvenes desa-rrollaron unas ganas tremendas de ser “comotodo el mundo”. En el sentir de muchos, losviejos se tornaron los extraños. De joven, paséun año en una escuela pública en un distrito deTexas habitado principalmente por mexicanosamericanos. Pero creo que jamás escuché unasola palabra de español hablado en esa escuela.En todo Estados Unidos, los jóvenes se negarona hablar las lenguas de sus abuelos. El mercadoa gran escala de la economía también se convir-tió en el mercado a gran escala de la cultura.Nadie quería saber lo más mínimo sobre supasado o de sus raíces culturales. Así que, porejemplo, cuando al final de la Segunda GuerraMundial Estados Unidos estableció un gobiernomilitar en Alemania, las autoridades se perca-taron de que casi ninguno de los alemanoesta-dounidenses podía todavía hablar alemán.Solamente los judíos, inmigrantes recientes,podían hablarlo.

En años recientes se ha producido una reac-ción contra la homogeneización total: la comu-nidad de habla hispana, ahora mayoritaria enalgunos estados del oeste, ha procurado tomardistancias respecto del estilo de vida estadouni-dense, basado en la impronta del inglés. Y lacomunidad judía, insignificante antes de la Se-

Factorescomo la GranDepresión,la SegundaGuerraMundial,Hollywood y losculebrones,contribuyeronpoderosamentea cohesionarlas distintascomunidadesque vivíanseparadas

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gunda Guerra Mundial, afianza ahora no sóloun punto de vista independiente respecto delpapel de Estados Unidos en los asuntos mundia-les sino que viste como se acostumbraba enEuropa central y oriental en la Edad Media. Nose vislumbra hasta dónde alcanzarán estas ten-dencias, pero el Estados Unidos de hoy es real-mente el producto de una evolución que comen-zó hace tres siglos. La ironía de la evoluciónestadounidense es que hoy los descendientes delelemento original de la sociedad, “WASP” (WhiteAnglo-Saxon Protestant (blanco-anglosajón-pro-testante), ha declinado no sólo en proporciónsino también en influencia.

En los años 60 del siglo pasado comenza-ron a realizarse grandes esfuerzos para inte-grar el único factor restante extraño a estaevolución: la comunidad negra estadouniden-se. Tal fue una destacada idea clave de la presi-dencia de Lyndon B. Johnson. Índice de esteprogreso es el hecho de que el propio presiden-te Barack Obama es un afroamericano. LosObama ilustran los aspectos positivos de laevolución estadounidense; los aspectos negati-vos son el hecho de que gran parte del uno decada seis o siete estadounidenses con historialdelictivo es negro. La pobreza, las familias des-estructuradas y los niveles de educación defi-cientes siguen azotando a la comunidad negra.En la actualidad, 2,3 millones de negros lan-guidecen en prisión. Además de su incapaci-dad para contribuir a los ingresos del país,únicamente mantenerles en prisión cuestaunos 55.000 millones de dólares al año. Equi-vale aproximadamente al PIB de Luxemburgoo al 3 por ciento del de España.

El coste de la integraciónAnte el desafío de la integración, tanto los

votantes como los funcionarios tienden a cen-trarse en los asuntos internos del país. Para elestadounidense típico, lo que importa es loque ocurre en su barrio. Sin embargo, desde laSegunda Guerra Mundial, Estados Unidos hasido una potencia mundial de modo que losvotantes estadounidenses eligen gobiernos queejercen una notable influencia en los asuntosdel mundo. Pero, como han señalado un son-deo tras otro, los estadounidenses desconocenlamentablemente la realidad del mundo allen-de sus fronteras. Esta cuestión resulta enbuena parte del intento deliberado de desem-barazarse de la memoria de los orígenes ycentrarse en “la buena vida” tal y como se vive

en Estados Unidos. Y también de lo que cadavez más se reconoce como un sistema educa-cional muy deficiente.

El problema no estriba únicamente en queel sistema educativo es deficiente, sino en queaproximadamente uno de cada cuatro hom-bres ymujeres jóvenes no terminan la enseñan-za secundaria y gran parte de ellos no están nieducativa ni intelectualmente preparados parabeneficiarse de la educación superior. El objeti-vo de la enseñanza universitaria universal, unprograma que echó a andar con grandes espe-ranzas a principios del siglo XIX, ha rebajado ellistón de modo inevitable. Y los administrado-res de las universidades lo han reconocido a lapar que complacían los gustos populares –ofre-ciendo cursos, por ejemplo, de “historia delarte del cómic” en una universidad estatal o de“horticultura ornamental” en otra–. La forma-ción en los “negocios” reemplaza a la educa-ción en el caso de cientos de miles de estudian-tes de universidad. El resultado es que enmuchas facultades estadounidenses, el progra-ma de cuatro años no es más que una agrada-ble continuación de la adolescencia.

Podemos ver los resultados incluso enmatemáticas y ciencia, que durante muchotiempo han sido considerados aspectos sobresa-lientes de la vida intelectual estadounidense.Incluso en estas áreas, los estadounidenses enla actualidad quedan muy a la zaga de paíseseuropeos, asiáticos y africanos. Pero, para cen-trarnos en el papel de Estados Unidos en losasuntos mundiales, los resultados de los son-deos son incluso más graves y alarmantes. Unaencuesta de “National Geographic” en 2005indicaba que sólo uno de cada siete americanosde edades comprendidas entre los 18 y los 24años podía encontrar a Iraq o Irán en un mapadel mundo; algo más de la mitad sabía queexistía Afganistán, país con el que EstadosUnidos ha estado en guerra durante ocho años.Uno de cada diez no podía siquiera situar aEstados Unidos en un mapamundi.

Menos de uno de cada cinco jóvenes llegaa leer parcialmente un periódico diario y losanalistas creen que lo que leen son las tirascómicas y los deportes. Incluso las noticias detelevisión atraen escasamente la atención dejóvenes o de personas de media edad. Según laCNN, el promedio de edad de los telespectado-res, no sólo de las noticias sino todos los progra-mas, es de 60 años. Se cree que la audiencia deprogramas informativos en general es mucho

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más reducida. Y losprogramas informati-vos, en el mejor de loscasos, son superficia-les. Las citas o extractosde entrevista intentancomprimir cuestionescomplejas en un minu-to omenos. Lo cierto esque, mal informados eindiferentes, menos dela mitad de los votan-tes de 18 a 24 años deedad llegaron a votaren las muy publicita-das –y también alta-mente reñidas– elec-ciones del año 2004.

En una democra-cia donde los ciudada-nos eligen el gobierno,semejante ignorancia

quizá explique, al menos en parte, los numero-sos fracasos de la política exterior de EstadosUnidos en los últimos años.

Fin de los años doradosDesde los primeros asentamientos en el

Nuevo Mundo, los colonos trabajaron en lacreencia de que cada vez que no podían dar conel modo de satisfacer sus crecientes expectati-vas, les quedaba simplemente la posibilidad dedesplazarse hacia el Oeste a tierras vírgenes. Yasí, a pesar de altibajos, de momentos de pros-peridad y de crisis, el futuro –el Oeste– estuvo alalcance de la mano. Entonces, cuando EstadosUnidos se pobló, la expansión de la industria yel comercio tomaron el relevo. La industria y laagricultura fueron las más productivas delmundo. Y al final de la SegundaGuerraMundial“el complejo militar-industrial”, como lo llamóel presidente Eisenhower, creó una vasta red deempleos de altos salarios e ilimitadas salidasprofesionales. Sin embargo, la industria estado-unidense se orientó de modo creciente hacia laactividad improductiva. Se mantuvo el enormemercado interno de bienes y servicios, pero laindustria estadounidense dejó de alimentarloadecuadamente. Producir para la “seguridaddel Estado” era más rentable y menos exigente.

A medida que la economía maduraba, lasempresas y los consumidores descubrieron quepodían comprar lo que queríanmás barato en elextranjero. El sueño de la “buena vida” basada

en casas, coches y un amplio abanico de bienesde consumo siguió adelante, pero menguaronlos medios para hacerla realidad. Y lo que lagente no alcanzaba a ganar, lo procurabamediante préstamo. Prácticamente todo elmundo estaba viviendo más allá de sus posibili-dades. Hasta que, en la actualidad, el excesivooptimismo ha dado paso a un pánico financie-ro. Los bancos han prestado excesivamente apersonas con problemático historial crediticio;las empresas y negocios se han ampliado másallá de su capacidad de gestión y mercado y lagente ha comprado casas, coches y otros artícu-los más allá de sus ingresos. En este vuelco,millones de trabajadores han perdido sus pues-tos de trabajo –el índice general de paro esahora casi del 10 por ciento, mucho mayor enlos jóvenes y los desfavorecidos– y millones depersonas han perdido sus casas. Más de 50millones de personas no tienen seguro sanita-rio y otros tantos tienen una cobertura taninadecuada que, en caso de enfermedad grave,tal situación significaría la ruina económica.

No sólo el sector privado nota el pellizcode la crisis. En lugar de afrontar la realidadfiscal, el Gobierno estadounidense ha imitadoa los bancos, empresarios y ciudadanos particu-lares acudiendo al préstamo para salir de lacrisis. China ya posee bonos del Tesoro porvalor de casi 744.000 millones de dólares, y elGobierno depende de China a la hora de suscri-bir la mayor parte del paquete de estímulo de787.000 millones de dólares previsto para sacara su economía de la recesión. Para empeorarmás su situación, el Gobierno se ha embarcadoen costosas aventuras en el extranjero: la gue-rra de Iraq representa probablemente para laeconomía estadounidense un coste de unostres billones de dólares y la campaña en Afga-nistán puede ser aún más costosa. Algunosfanáticos de inspiración neoconservadora pi-den nuevas campañas en Asia y África que seprolongarían aún más en el futuro.

En consecuencia, la cuestión fundamentalque afronta hoy Estados Unidos es la siguiente:¿alcanzará una concertación con el nuevomundo para el que le ha preparado tan mal supropio pasado? Si no es así –y ningún político,por valiente que sea, está dispuesto a decir a lasociedad que debe reducir su ansia de bienesmateriales–, muchos creen que en los próxi-mos 30 años o en un plazo similar EstadosUnidos habrá dejado de ser la potencia domi-nante mundial.

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David ShambaughDIRECTOR DEL PROGRAMA DE POLÍTICA DE CHINA Y PROFESOR DE CIENCIAS POLÍTICAS Y DE ASUNTOS

INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD GEORGE WASHINGTON. MIEMBRO DE LA JUNTA DIRECTIVA DEL

PROGRAMA DE ESTUDIOS DE POLÍTICA EXTERIOR PARA NO RESIDENTES DE LA BROOKINGS INSTITUTION

(WASHINGTON, DC). INVESTIGADOR HONORARIO DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS SOCIALES DE SHANGHAI

(SASS). INVESTIGADOR VISITANTE FULBRIGHT DE LA ACADEMIA CHINA DE CIENCIAS SOCIALES (CASS),

INSTITUTO DE ECONOMÍA Y POLÍTICA MUNDIAL DE BEIJING.

La diplomacia de Chinaun protagonista global, pero todavíano una potencia global

NTRE LOS MUCHOS LOGROS DE

China en el período de la re-forma y la apertura figura lapropia diplomacia de China.LaRepública Popular deChinaaparece plenamente en la es-cena mundial y de forma am-pliamente positiva. En la ac-tualidad,muestra aun tiempo

intereses y presencia en zonas del planeta total-mente inéditas para China, tales como Lati-noamérica y Oriente Medio. Beijing ha sabidojugar sus cartas con relación a las principalespotencias mundiales: Estados Unidos, Rusia yla Unión Europea. Hatransformado su diplo-macia regional en Asia,ha reafirmado su pa-pel en África e intervie-ne más activamente enlas organizaciones mul-tilaterales.

Sin embargo, peseal notable empuje deque hace gala China en el panorama mundial,sigue siendo una superpotencia a medias. Es

cierto que en el plano diplomático y económicosemuestra activa en todas partes. Pero su poderblando (cultural) y su poder duro (militar)siguen ocupando una posición marginal en elseno de un contexto global. Numerosos ejem-plos ilustran la profunda reorientación y elcompromiso mundial de China.

China y EstadosUnidosLas relaciones de China con la única

superpotencia del mundo –Estados Unidos– sevieron dificultadas por diversos problemas y elde Taiwán no fue uno de los menores. Aunqueaún persisten diversos inconvenientes y difi-

cultades en esta rela-ción compleja, ha al-canzado en resumidascuentas un alto nivelde cooperación, esta-bilidad y normalidad.La cuestión de Taiwánse ha abordado de ma-nera suficientementesatisfactoria como pa-

ra garantizar la estabilidad en el estrecho, aun-que las políticas de Washington no han com-

EChina sigue siendo unasuperpotencia amedias, tantopor su poder blando (cultural)como por su poder duro (militar),y ocupa una posiciónmarginalen el contexto global

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placido a Beijing (por ejemplo, en la cuestiónde la venta de armas). La relación se ha vueltonotablemente interdependiente en el plano so-cial y pronunciadamente institucionalizada anivel gubernamental.

Durante los últimos tres decenios, estarelación ha cambiado de forma espectacular ypuede razonarse que se ha convertido en lamás sustancial de las que sostienen las princi-pales potencias del planeta. En la actualidad,las relaciones se hallan en su mejor momentodesde los negativos acontecimientos de 1989.La cooperación chinoestadounidense es impres-cindible para el orden global y regional yambas partes mantienen una positiva interac-ción en una amplia gama de cuestiones glo-bales. Esta realidad expresa fielmente el pro-greso de la relación desde 1979: hace 30 añosera una sombra de su forma actual. Cabe con-siderar las siguientes dimensiones de los cam-bios registrados.

La relación de tipo financiero se ha con-vertido en la más importante en el mundo. Elcomercio ha aumentado de 2.500 millones dedólares en 1979 a más de 400.000 millones en2008. Estados Unidos como país es el mayor

socio comercial de China (le supera la UniónEuropea como conjunto de países). Casi todaslas empresas estadounidenses que figuran en lalista de 500 empresas más importantes delmundo que publica la revista “Fortune” hacennegocios en China e invierten enmás de 50.000empresas chinas, con un desembolso total demás de 50.000 millones de dólares. Sólo Wal-mart, si se tratara de un país en lugar de unaempresa, figuraría como el séptimo mayorsocio comercial deChina.Mientras tanto, Chinase ha convertido en el mayor acreedor deEstados Unidos, acumulando 585.000 millonesdólares en bonos del Tesoro de Estados Unidosen septiembre de 2009, cifra que puede haberaumentado a más de 700.000 millones dedólares a finales de 2009 (China también com-pra instrumentos de deuda estadounidense através de países terceros, factor que según losanalistas podría representar que el total alcan-zara casi un billón de dólares).

El factor de la interdependencia vincula alas empresas chinas y estadounidenses. Variosmillones de titulares de pasaportes chinosviven con tarjeta de residencia y trabajan enEstados Unidos y buena parte de ellos viaja

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regularmente entre los dos países por motivode negocios. Hace 30 años no había estudianteschinos que estudiaran en universidades deEstados Unidos; este curso académico hay67.000 estudiantes chinos en ellas al tiempoque hay 11.000 estudiantes estadounidenses enlas universidades de China.

La relación intergubernamental nunca hasido más amplia o pronunciadamente institu-cionalizada. Hace 30 años la firma de los pri-meros acuerdos puso en contacto a ambas ad-ministraciones; en la actualidad funcionan másde 60 ámbitos de diálogo y grupos de trabajobilaterales. El más importante es el de DiálogoEstratégico y Económico (SAED). La comunica-ción en estos diálogos es profesional, de mutuorespeto y cooperación. En un nivel superior, losdos presidentes se comunican con frecuenciavía teléfono de seguridad y se reúnen variasveces al año en encuentros internacionales.

Aunque Estados Unidos y China compar-tieron un enemigo común, la ex Unión Sovié-tica, y colaboraron de manera eficaz para con-trarrestar el expansionismo soviético, en reali-dad la relación se limitó a Asia, dado que Chinatenía poca o ninguna presencia en otras re-giones del mundo. Hoy no es así, ya que Beijinges un actor global en todos los continentes. Lapresencia de Beijing es principalmente comer-cial, diplomática, política (a través de partidoslocales) y de modo creciente mediante unabanico de instrumentos culturales de “poderblando”. Como consecuencia de ello, China yEstados Unidos están chocando entre sí en nue-vas regiones delmundo –África, Latinoamérica,Asia central, Oriente Medio–. Es una realidadque no hará más que proseguir en el futuro ycorresponde a cada una de las partes com-prender mejor los intereses vitales de la otra enestas áreas terceras.

La cuestión de Taiwán, que durante añosha dañado la relación llevando a los dos paísesal borde de la guerra en varias ocasiones desde1950, ha mostrado signos de mejoría significa-tiva desde mayo de 2008. Incluso antes de laelección de Ma Ying-cheou como presidente deTaiwán, que inició esta tendencia, Washingtony Beijing trabajaron eficazmente para evitarque su predecesor (Chen Shui-bian) provocarauna grave crisis al perseguir la independenciade la isla.

Ambas partes han atravesado sin duda suscrisis y desencuentros en los últimos 30 años (ysiguen teniendo diferencias en diversos ámbi-

tos políticos), pero cada uno de ellos se desac-tivó sin degenerar en conflicto. Ambas partesson potencias nucleares y son muy conscientesde que un conflicto militar convencional nosería de fácil contención. De igual modo queEstados Unidos y China pueden contribuir engran medida a la paz y la estabilidad en Asia yel mundo, comparten también la capacidad dedesestabilizar y destruir el mundo en caso deproducirse una relación antagónica. Por estarazón, los intercambios militares bilaterales(actualmente suspendidos) son tan importantespara la estabilidad estratégica.

Después de tres décadas, a veces acciden-tadas, de interacción, Estados Unidos y Chinaparecen haberse asentado en un “matrimoniomaduro” donde el respeto e intereses mutuos yla conciencia de las consecuencias negativas deuna relación antagónica unen a ambos. En estematrimonio, el divorcio no constituye unaopción. Una vez logrado este nivel de interde-pendencia, es de esperar que los próximos 30años aporten verdaderos frutos de cooperaciónbilateral, regional y mundial.

China y EuropaLas relaciones de China con Europa nunca

habían alcanzado asimismo un grado tan posi-tivo de evolución. La Unión Europea es ahora elmayor socio comercial de China, en tanto queChina es el segundo de Europa en orden deimportancia. Muchos otros indicadores ilus-tran la nueva profundidad y amplitud de lasrelaciones chinoeuropeas; factor destacado esel de que 1,2 millones de turistas chinos visitanEuropa cada año y 190.000 estudiantes chinosestudian en universidades europeas.

Desde 2006, sin embargo, han aparecido“nubes de tormenta” en el horizonte de lasrelaciones chinoeuropeas y la relación se hadeteriorado en varias cuestiones de interésmutuo. Tales factores incluyen los asuntos delTíbet y la inquietud de China relativa a lasreuniones entre el dalai lama y varios lídereseuropeos, los asuntos relativos al enorme su-perávit comercial de China con la UE, el dum-ping de productos en el mercado europeo y lafalta de observancia de los derechos de pro-piedad intelectual en China; asimismo, cues-tiones relativas a los Juegos Olímpicos de 2008en China y las protestas europeas durante elrelevo de la antorcha olímpica antes de losJuegos, las cuestiones relacionadas con las pre-ocupaciones europeas sobre la situación de los

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derechos humanos en China, los asuntos rela-tivos a la crisis financieramundial de 2008-2009y la continua negativa de Europa a conceder elestatuto de economía de mercado a China y alevantar el embargo de armas contra China,además de un endurecimiento de la percepciónpública europea sobre China y de las declara-ciones políticas de la Comisión Europea conrespecto a China.

Por todas estas y otras razones, 2007-2008fue testigo de un deterioro de las relacioneschinoeuropeas, que culminó en la cancelaciónpor parte de China de la cumbre anual China-UE prevista en la ciudad francesa de Lyon endiciembre de 2008. Este giro contrario contras-ta con la década anterior de desarrollo sólidode las relaciones. Ambas partes han expresadosu interés en detener este declive y de hecho losesfuerzosmutuos han aportado una cierta esta-bilización en 2009. A diferencia de la relaciónEstados Unidos-China, que ha evolucionado yse ha intensificado durante más de tres déca-das, las relaciones chinoeuropeas tienen unahistoria mucho más breve (datan del final de laguerra fría) y por consiguiente sus cimientosson menos profundos.

China yAsiaMás cerca de su propia casa y después de

años de tensas relaciones, China ha hecho laspaces con Taiwán y Japón. No cabe infravalorarla importancia de tales acercamientos. Asiaoriental no puede ser estable si el estrecho deTaiwán y, en particular, las relaciones chino-japonesas no son estables, y lo cierto es que eleste de Asia “no” se ha mantenido estable enlos últimos años por estas razones. Sin embar-go, merced al nuevo impulso en las dos cues-tiones, el paso del Estrecho y las relacionesChina-Japón, la naturaleza esencial de las rela-ciones de Asia oriental internacional está cam-biando... en sentido positivo.

En términos más amplios, la diplomaciaregional de China en Asia ha sido realmentenotable. La propia diplomacia de China se hadesarrollado conmayor confianza en sí misma,mayor enfoque omnidireccional y mayor dina-mismo; su economía es ahora un importantemotor de crecimiento regional, su ejército estáen constante modernización y su postura deseguridad regional reviste un carácter máspropicio y mejor dispuesto. China también haacompañado tal evolución de una reafirma-ción de las campañas destinadas a públicos

regionales (y otros ex-tranjeros) y orientadasa refutar las teoríasgemelas que enarbo-lan tanto “la amenazade China” como “el de-rrumbe de China”. Acausa del auge regio-nal de China, todos lospaíses de su entornoajustan y acomodansus relaciones con Bei-jing, como tambiénentre sí. Por ende, co-bra forma un nuevoorden regional.

En Asia se solíaconsiderar a China co-mo un país expansio-nista desde el punto de vista territorial, trashaber librado guerras fronterizas con India,Rusia, Vietnam y Estados Unidos en Corea, asícomo también escaramuzas con Taiwán yFilipinas. Además, China reivindicó la mayorparte del mar de China Meridional y el mar deChina Oriental. Actualmente, China ha resuel-to todas sus disputas fronterizas terrestres, pre-vé lo propio con respecto a India y ha firmadoacuerdos con países del Sudeste Asiático acercadel mar Meridional de China y con Japón sobreel mar Oriental de China.

Apenas hace unos años, numerosos veci-nos de China juzgaban que era una potenciahegemónica regional con aspiraciones en elárea. Sin embargo, estos temores se han disi-pado considerablemente, si bien no han desa-parecido. China ha firmado el Tratado deAmistad y Cooperación con muchos países deAsia, ha impulsado positivamente la creaciónde laOrganizacióndeCooperacióndeShanghai,se ha afianzado como factor clave del cre-cimiento económico regional y la interdepen-dencia, y –sobre todo– ha mejorado sus rela-ciones bilaterales con todos sus vecinos, inclui-dos los anteriormente adversarios.

Por último, debe observarse el extraordi-nario papel económico de China en Asia.Aproximadamente la mitad del comercio exte-rior total de China es ahora de carácter intrarre-gional. China se ha convertido en el motor delcrecimiento regional de Asia, aunque la eco-nomía japonesa sobrepasa la de China en tama-ño. La cadena de producción regional en Asiase halla ahora centrada en China.

China se haconvertido enel motor delcrecimientoregional deAsia, aunqueno hayandesaparecidodel todo lostemoressobre susaspiracionesde erigirseen la potenciahegemónicadel área

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China y LatinoaméricaAl tiempo que China mantiene estrechos

lazos diplomáticos en la mayor parte de La-tinoamérica (con excepción de los 12 países quetodavía reconocen a Taiwán), el comercio escon mucho la dimensión más importante de lapresencia de China en Latinoamérica.

El comercio total en 2008 (de acuerdo conestadísticas aduaneras chinas) alcanzó los141.900 millones de dólares, y está equilibrado(China importó por valor de 71.300 millones dedólares y exportó por 70.600 millones dedólares). Se trata de un aumento espectacularde más de once veces desde 2000 y el índice decrecimiento parece acelerarse; ¡aumentó másdel 40 por ciento desde 2007 hasta 2008! Chinaes actualmente el primer socio comercial denumerosos países de Latinoamérica. Brasildomina el comercio regional con China, concasi el 40 por ciento del total. Si bien en ambossentidos el comercio ha crecido espectacular-mente en los últimos años –de 50.000 millonesde dólares en 2005 a más de 140.000 millonesen 2008–, sólo sigue representando alrededordel 4 por ciento del comercio exterior total deChina. Aunque Brasil constituye el mayor mer-cado de exportación de China en Latinoamé-rica, figura en vigésimo lugar como socio co-mercial de China.

En términos de composición del comercio,sin embargo, se halla muy concentrada y nodiversificada. Está dominada por las compraschinas de materias primas y productos básicosagrícolas; un 70 por ciento de las exportacionesde Brasil a China son dos materias primas (mi-neral de hierro y soja). China importa grandescantidades y una amplia gama de minerales,suministro de energía y materias primas deLatinoamérica. En 2008, estas importacionesincluyeron mineral de hierro por valor de16.800 millones de dólares, mineral de cobrepor 7.400 millones, cobre refinado por 5.800millones; petróleo crudo y refinado por 9.400millones y aluminio, níquel, minerales deplomo, zinc, manganeso y molibdeno en canti-dades menores pero importantes. Las compraschinas de petróleo (refinado y sin refinar) deLatinoamérica también crecen: el presidentevenezolano Hugo Chávez prometió en Beijingen abril quintuplicar sus entregas ¡de 200.000 aun millón de barriles diarios! Brasil subirá a200.000 barriles diarios (desde los 150.000 actu-ales) a partir de 2010.

El apetito voraz de China por estas mate-

rias primas ha contribuido a los altos niveles deprecios mundiales de estos productos (y ha pro-porcionado un considerable flujo de ingresos enlos casos de Argentina, Brasil, Chile y Perú). En laactualidad, China consume alrededor del 40 porciento del carbón del mundo, el 25 del níquel, el25 de los minerales de hierro, el 20 de los mine-rales de cobre y el 14 por ciento del aluminio.China es el primer y segundo principal importa-dor de mineral de hierro y cobre del mundo.

A cambio, los países de Latinoaméricacompran una amplia gama de productos elec-trónicos (principalmente teléfonos móviles yordenadores) y artículos manufacturados. Lasgrandes exportaciones chinas de productostextiles, calzado y otros bienes de consumoeconómicos han afectado negativamente a va-rias economías de Latinoamérica, en particulara México y Argentina. Paulatinamente, Chinaempieza a subir peldaños en la escala tecnoló-gica en su ámbito comercial regional: ha co-menzado por automóviles, motocicletas, avio-nes y piezas para aviones, aparatos electrónicosy por agro, bio, nano y tecnologías de la infor-mación. En conjunto, con la excepción de Mé-xico (y, en menor medida, Argentina), Lati-noamérica y las economías de China son com-plementarias y no directamente competitivas.

La creciente y rápida presencia comercialde China en Latinoamérica da cuenta cumplidade su crecimiento e influencia económicamundial.

China yÁfricaLa posición de China en África es más

amplia, profunda y diversificada que en el casode Latinoamérica. Los lazos de China con Áfricadatan de la década de los años 50 y 60 del sigloXX y se atrofiaron en cierto modo durante ladécada de los 80, pero han aumentado consi-derablemente desde los años 90.

El comercio bilateral alcanzó los 106.800millones de dólares en 2008 y mostró algunasde las mismas características que en Latino-américa: importaciones de materias primas ypetróleo deÁfrica a gran escala a cambio de unaamplia gama de productos manufacturados detipo económico procedentes de China. Angola,Sudáfrica, Sudán, Nigeria y Egipto son los cincosocios comerciales principales de China en elcontinente. Al igual que en Latinoamérica,China está intensamente implicada en el sectorenergético y en los de materias primas, inver-siones, compras e industrias extractivas. Tal

Mientras elcomercio es ladimensiónmásimportantede la presenciade China enLatinoamérica,la posición enÁfrica esmásprofunda ydiversificada;en ambos casosla penetraciónse centra enlos sectoresenergético y dematerias primas

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panorama ha causado cierta preocupación enalgunos países africanos, quejosos de prácticaschinas de matiz neocolonialista.

China se halla asimismo profundamenteimplicada en la prestación de ayuda y asisten-cia a países africanos en variadas formas. Unade ellas son los créditos a bajo o nulo interés. Secalcula que en 2008, el Banco de Exportación eImportación de China financiaba más de 300proyectos en 36 países africanos. La ayudadirecta es otra forma. En 2008, China habíafirmado acuerdos bilaterales de ayuda con másde 48 países de África. La construcción directade infraestructuras es otra forma. No se carecede datos fiables en esta categoría, dado que lapráctica habitual no es transferir los fondos alos países receptores sino financiar a las empre-sas chinas que envían trabajadores y materialesal extranjero para la construcción de infra-estructuras (carreteras, puentes, edificios, esta-dios, puertos, etcétera). Sin embargo, otra formaes la inversión directa a cargo de empresasmul-tinacionales chinas. Tampoco aquí se disponede datos, pero empresas como Huawei han tra-bajado intensamente en la mejora de las tele-comunicaciones y las redes eléctricas en algu-nos países africanos. La última categoría de laayuda de China se refiere a los programas deformación técnica, que incluyen una serie deactividades, entre ellas la creación de centrosde formación técnica, el envío de personalmédico a hospitales y clínicas, el envío dejóvenes voluntarios a las zonas rurales y la con-cesión de unas 4.000 becas anuales a estudian-tes africanos para estudiar en China.

En el plano diplomático, como en el casode Latinoamérica, Beijing sigue librando unabatalla con Taipei en la cuestión del recono-cimiento diplomático por parte de un pequeñonúmero de estados africanos. Pero, en conjun-to, China mantiene amplios y sólidos lazosdiplomáticos en todo el continente. En algunoscasos –sobre todo, los de Sudán y Zimbabue– lacuestión ha concitado las críticas de países oc-cidentales y organizaciones de derechos hu-manos. Al igual que en Latinoamérica, el depar-tamento internacional del Partido Comunistade China se muestra también muy activo en elcultivo de las relaciones con los políticos lo-cales, tanto de partidos en el Gobierno como enla oposición. China también proporciona per-sonal militar y armamento. Por último, Beijingha creado el Foro multilateral de CooperaciónChina-África (FOCAC).

Gobierno globalChina participa con mayor intensidad en

la marcha de las organizaciones internaciona-les e interviene en mayor medida en un abani-co de cuestiones relativas al funcionamientodel “gobierno global”. Aunque Beijing siguesiendo un “actor multilateralista selectivo”–interviniendo en unas cuestiones y no enotras–, la tendencia general ha sido positiva yha ido en dirección de mayores aportaciones ala comunidad mundial.

China solía evitar el multilateralismo,desconfiando de él por considerarlo una espe-cie de conspiración (occidental). Hasta finalesde los años 90, China se mantuvo fuera de lasorganizaciones multilaterales regionales enAsia oriental, pero en la actualidad se hallaprofundamente inserta en ellas y participa enla arquitectura organizativa, a diversos nive-les, de instituciones interestatales y no guber-namentales de Asia. Además de todo ello, seconsidera que Beijing es una fuerza participa-tiva, constructiva y de cooperación en el senode tales organizaciones.

China acostumbró a oponerse (o a abste-nerse, en el mejor de los casos) en materia delas cinco alianzas bilaterales que Estados Uni-dos mantiene en Asia oriental con Australia,Japón, Corea del Sur, Filipinas y Tailandia. Du-rante el período 1997-98, los funcionarios chi-nos fueron particularmente críticos pidiendola derogación de todas las alianzas (en todo elmundo) como vestigios innecesarios de la gue-rra fría. Actualmente, China afirma que acogecon satisfacción la presencia de Estados Unidosen Asia y concede crédito a este mismo paíspara contribuir al “bien público” de la seguri-dad y estabilidad en la región, factor que hapermitido el crecimiento vertiginoso de la eco-nomía y el desarrollo social en la regióndurantelas últimas tres décadas.

Anteriormente, cuando había inseguridadregional, problemas políticos (o “puntos ca-lientes” como gustaban de llamarlos los analis-tas chinos) o desastres naturales regionales(como el tsunami de 2006 en el sur y SudesteAsiático), Beijing se mantuvo silencioso y almargen. En la actualidad, China se comprome-te y participa. El ejemplo más notable en laactualidad es el papel de China como interme-diario fundamental en las conversaciones a seisbandas sobre el programa de armamento nu-clear de Corea del Norte, aunque hay que re-cordar que Beijing desempeñó un papel crucial

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L A D I P L OMAC I A D E CH I N A : U N P RO T AGON I S T A G L O B A L , P E RO T ODAV Í A NO UN A P O T E N C I A G L O B A L

en la solución del conflicto de Camboya en losaños 80. China también ha participado en loscontingentes de las Operaciones de Man-tenimiento de la Paz de las Naciones Unidas enTimor Oriental. Y cuando ocurren desastres na-turales, China se halla presente para proporcio-nar ayuda material y financiera.

La contribución de China al mante-nimiento de la paz en Timor Oriental no esúnica. China tiene ahora cerca de 2.000 efec-tivos desplegados en casi 20 países en todo elmundo, más que cualquier otro miembro delConsejo de Seguridad de las Naciones Unidas.La mitad de estas tropas están desplegadas enLíbano, pero personal militar y auxiliar chinotambién está desplegado en África, Latino-américa y Oriente Medio.

Tal es una manifestación tangible delfirme compromiso de China con las NacionesUnidas. La República Popular de China puedeser el mayor defensor de la ONU entre lasgrandes potencias en el mundo de hoy. Actúade modo mucho más previsor en el Consejo deSeguridad, sobre todo a la hora de articularconsensos sobre cuestiones delicadas de impor-tancia crucial. De acuerdo con sus patrones devoto, a China ya no se le considera como un“polizón”, pese a que sus cuotas financieras alos presupuestos operativos de las NacionesUnidas siguen siendo muy inferiores a las depotencias similares y miembros del Consejode Seguridad.

En el ámbito del control de armamento,China solía ser un peligroso agente de proli-feración de misiles y componentes de misiles,así como importante comprador de armamen-to convencional. Beijing ayudó incluso a Pa-kistán y a Corea del Norte en sus programas dearmamento nuclear. En la actualidad, China esun firme y fiel firmante del Tratado de NoProliferación, del Tratado de Prohibición Com-pleta de Ensayos Nucleares, de las convencionessobre armas biológicas y convencionales y delGrupo de Suministradores Nucleares y ha sus-crito en sus líneas esenciales el Régimen deControl de Tecnología de Misiles, aunque no esmiembro de este organismo.

En el terreno militar, China ha dado unaserie de pasos importantes. En primer lugar,hasta alrededor de 2004, China se negó a par-ticipar en ejercicios militares multilaterales obilaterales con países extranjeros; de formacreciente, participa en tareas de búsqueda yrescate naval y en ejercicios terrestres de con-

traterrorismo. Es un comienzo, aunque alEjército Popular de Liberación (EPL) le quedaun largo trecho por recorrer para alcanzar losestándares mundiales de cooperación multila-teral. La situación es similar en lo concerni-ente a la transparencia militar, la situación essimilar: se ha avanzado en los últimos años através de la publicación de libros blancos deDefensa, pero el volumen de información pu-blicada no sólo se halla alejada de los están-dares globales, sino especialmente de los “re-gionales” en Asia. El EPL ha intensificado susintercambios militares con países extranjerosen todo el mundo, incluida la formación deoficiales extranjeros en la Universidad deDefensa Nacional en Beijing.

En resumenEn general, la diplomacia de China ha

hecho grandes progresos durante los últimos30 años, desde la “reforma y apertura”de DengXiaoping en la tercera sesión plenaria del déci-moprimer congreso del partido en diciembrede 1978. Ésta no es la China a la que estabaacostumbrado el mundo: una potencia desesta-bilizadora “revisionista” que trató de derrocarel orden internacional. En la actualidad, la Re-pública Popular de China participa intensa-mente en los asuntos internacionales y, demodo creciente, es un firme defensor del ordeninternacional existente, en cuyo mantenimien-to coopera. Por sí sola, tal afirmación constituyeuna declaración solemne para cualquier obser-vador de la postura internacional de Chinadesde el año 1949.

No obstante, persiste una serie de pregun-tas sobre las intenciones y postura global deChina a largo plazo. A medida que amplíe supresencia mundial, ¿cómo utilizará su cre-ciente poder e influencia? ¿Intentará crear es-feras de influencia, como han hecho anteriorespotencias destacadas? ¿Intentará debilitar oalterar sustancialmente el sistema internacio-nal resultante de la Segunda Guerra Mundial?¿Actuará como potencia neocolonial ayudandoa otros países en proyectos de infraestructuras,obtención de recursos y prestación de ayuda,sin atender a los estándares mundiales rela-tivos a las normas mundiales sobre gobiernointerno? ¿Intentará establecer una presenciamilitar global? Éstas y otras preguntas deberánaún recibir una respuesta a cargo del propiocomportamiento futuro de China en el esce-nario mundial.

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Brahma ChellaneyPROFESOR DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DEL CENTRO INDEPEN-

DIENTE DE INVESTIGACIÓN POLÍTICA DE NUEVA DELHI. AUTOR DE

EL MONSTRUO ASIÁTICO: EL AUGE DE CHINA, INDIA Y JAPÓN (2006). ESTÁ

PREVISTA UNA NUEVA EDICIÓN EN ESTADOS UNIDOS PARA

PRINCIPIOS DE 2010.

Configuracióndeunnuevoorden asiáticola importancia de la ecuaciónIndia-China

OS DÉCADAS DESPUÉS DE QUE LA

caída del muro de Berlínayudara a poner fin a la guerrafría, Asia goza de nueva rele-vancia en las relaciones inter-nacionales, con dos gigantesdemográficos, China e India,en el centro de la atención pú-blica. Los acontecimientos de-

rivados de la caída del muro de Berlín transfor-maron el panorama político y militar de Europa.Sin embargo, ningún continente se beneficiómás que Asia, realidad de que constituye unparadigma de su vertigino-so auge económico, cuyorápido ritmo y magnitudcarecen de paralelismo enla historia mundial.

La prodigiosa proyec-ción económica de China–ejemplificado en el su-perávit comercial más ele-vado, las mayores reservasen moneda extranjera y la mayor producción deacero del mundo– debe mucho a la decisión deOccidente de no mantener las sanciones comer-ciales después de las protestas de la plaza deTiananmen en 1989 a favor de la democracia. En

el caso de que Estados Unidos y sus aliados hu-bieran perseguido el enfoque contrario centradoen las sanciones punitivas, como contra Cuba yBirmania, por ejemplo, el resultado habría sidouna China menos próspera y abierta y en poten-cial vía de desestabilización. En la actualidad,tras superar a Alemania y convertirse en el ma-yor exportador del mundo, China está preparadapara desplazar a Japón como segunda economíadel mundo.

El auge de India como un nuevo giganteeconómico también se halla vinculado a la eraposterior a 1989. India había incidido tanto en el

comercio de truequecon la Unión Soviéticay sus aliados comunis-tas de Europa del esteque, cuando el bloquedel Este comenzó adesmoronarse, Indiatuvo que empezar apagar por las importa-ciones en dinero con-

tante y sonante, factor que vació rápidamentesus modestas reservas exteriores y desencadenóuna crisis en la balanza de pagos en 1991. Lacrisis financiera, a su vez, obligó a India a em-prender reformas económicas radicales, que sen-

DAsia ha sido el continente quemás se ha beneficiado de lasituación propiciada por la caídadel muro y ahora China ya estápreparada para convertirse en lasegunda economía del mundo

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taron las bases de su auge económico.Desde el punto de vista geopolíti-

co, los factores positivos posteriores a1989 excedieron con mucho el mundooccidental. China e India fueronambosbeneficiarios. Para China, la súbitacaída de la Unión Soviética fue unabendición estratégica, con la elimi-nación de un imperio amenazador y laapertura de su ámbito estratégico anivel mundial. El declive de Rusia enla década de los años 90 fue en benefi-cio de China.

En el caso de India, el final de laguerra fría provocó una crisis enpolítica exterior por la eliminacióndel socio de mayor confianza del país,la Unión Soviética. Pero, como en elámbito económico, la crisis tuvo unresultado positivo: condujo a una po-lítica exterior renovada. La crisis obli-gó a India a superar sus tradicionesquijotescas y a infundir un mayorrealismo y pragmatismo en su políticaexterior. La nueva “asociación estraté-gica global” entre India y EstadosUnidos –un rasgo definitorio de estadécada– fue posible gracias a los cam-bios posteriores a 1989 en la ópticapolítica india.

El nuevo orden internacional serámodelado por numerosos actores,sobre todo Estados Unidos, Europa yAsia. Pero las diferencias entre Asia yEuropa son notables. Cabe considerarlos siguientes factores:

• Si bien Europa ha logrado unequilibrio entre sus principalespotencias, Asia dista notable-mente de alcanzar alguna clasede equilibrio entre sus actoresprincipales. La situación actualen Asia, de hecho, puede carac-terizarse por un desequilibrio depoder.• En Europa, el mayor país y

economía –Alemania– no aspira auna posición dominante enEuropa. Más bien, con respecto alas demás potencias europeas, haaprendido a ser una entre igualesy ha aceptado este papel. En Asia,la situación es la inversa. China

no oculta su ambición de accederal lugar preeminente en Asia.• Con la excepción de Japón,

las otras economías asiáticas sehallan en las primeras etapas dedesarrollo. A ello se debe que lamayoría de ellas aún se clasi-fiquen como “países en desarro-llo” o “economías emergentes”.• Nuevamente, con excepción

de Japón, la mayoría de paísesasiáticos se distingue por la am-plia y creciente disparidad de in-gresos y las desigualdades socia-les, así como por la degradacióndel medio ambiente.• Si bien la democracia se ha

convertido en norma en Europa,apenas cabe decir lo mismo deAsia. De hecho, sólo una minoríade países asiáticos es realmentedemocrática.

Para empeorar las cosas, no hayni arquitectura alguna de seguridaden Asia ni un marco estructural deseguridad regional. Los mecanismosde consulta regional siguen siendofrágiles, pese a que Asia necesita hacerfrente a arraigadas disputas territo-riales, exacerbación de la competenciapor los escasos recursos, amenazas a laseguridad marítima y ampliación dela capacidad militar de los distintospaíses, además de un ferviente nacio-nalismo en auge y un aumento delextremismo religioso.

Tal factor plantea la pregunta: ¿seconvertirá Asia en un ámbito a la viejausanza donde reine el equilibrio depoderes constriñendo por tanto sumargen de maniobra para configurarun nuevo orden mundial? ¿O impul-sarán la actual cooperación e interde-pendencia y las perspectivas de pros-peridad compartida y estabilidad a lospaíses asiáticos a actuar como “agentesresponsables” en el sistema interna-cional, contribuyendo así a reformarlas instituciones globales?

Otra cuestión relativa a un nuevoorden internacional es que la propa-gación de la democracia parece haberperdido empuje. La democracia y el

libre mercado han sido consideradospor muchos durante largo tiempocomo la doble respuesta a muchosmales. Los principios del libre merca-do, sin embargo, se vieron afectadospor la crisis financiera internacionalel año pasado debido a los excesos delmodelo angloestadounidense del capi-talismo –simbolizado por la asuncióndesenfrenada de riesgos.

El desafío a la propagación inter-nacional de los valores democráticosha provenido de una fusión de lapolítica autocrática y el amiguismo ypor un capitalismo bajo guía estatal.Como consecuencia, la estrategia devalerse de las fuerzas del mercadopara flexibilizar los sistemas políticosfuertemente centralizados no ha fun-cionado en varios casos en el conti-nente asiático.

Aparte del retroceso de la demo-cracia en Rusia, China –la autocraciamás antigua y grande del mundo en laactualidad– está demostrado quecuando el autoritarismo se halla pro-fundamente arraigado, un mercadode bienes y servicios puede bloquearun mercado de ideas políticas. Unnuevo modelo, el capitalismo autori-tario, ha surgido como principal rivalplanteado a la propagación interna-cional de los valores democráticos.

En este contexto, es importanteplantear algunas preguntas: ¿cómo severá influenciado el nuevo orden inter-nacional al verse afectado por el retor-no o el auge de grandes potencias au-toritarias? ¿Se mostrarán compatibleslas autocracias políticas con el libremercado? Si es así, ¿se centrará el nue-vo orden (lejos de la vía liberal) en elequilibrio clásico de las estrategias depoder de las grandes potencias?

La respuesta a estas preguntas severá determinada por lo que suceda enAsia, eje del cambio estratégico mun-dial. El propio orden político de Asiase verá influido por la ecuación entrelos dos gigantes, China e India. En laactualidad, la relación entre ambosestá marcada por un auge del comer-cio, pero también por una pronuncia-da rivalidad geopolítica.

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Papel clave de la regióndel océano Índico

La vasta región del océano índico tendráun papel decisivo a la hora de determinar siemergerá un Asia multipolar o un Asia cen-trada en China. Y esta cuestión se dirimirá enla zona del océano Índico, no en Asia oriental,donde el equilibrio de poder es patente enbuena medida.

De hecho, la situación relativa a la seguri-dad no se encuentra en tan constante evolu-ción como en la región del Índico, que seextiende desde Australia a África oriental. Esteocéano se ha convertido en la ruta marítimamás importante del mundo en el terrenoenergético y comercial. Constituye asimismoel núcleo de los desafíos del mundo del sigloXXI –desde el terrorismo y el extremismohasta la piratería y la seguridad de las rutasmarítimas de comunicación.

En realidad, la región del océano Índicoabarca el arco completo del islam –del cuernode África y el desierto de Arabia Saudí aMalasia y el archipiélago indonesio–. Dado elnexo entre el aumento del wahabismo y elauge del terrorismo, no es casualidad que lagran mayoría de ataques terroristas en elmundo se concentren en esta región.

La región del Índico también simbolizalos desafíos globales en materia de seguridad,de tipo no tradicional –de la contaminaciónambiental (como muestra la nube marrón dehollín que se cierne sobre el sur de Asia) y ladegradación de los ecosistemas costeros a unenfoque mercantilista de la energía y la yuxta-posición de los intereses de la energía y losintereses de la política exterior–. En otras pala-bras, es la región donde los antiguos y nuevosretos en materia de seguridad se aúnan de ma-nera bien visible. La región, de hecho, es ejem-plo de cómo han cambiado esencialmente losdesafíos en temas de seguridad internacional.

Gran parte del suministro mundial depetróleo de exportación pasa a través de dosestrechos pasillos de la región del océanoÍndico. El estrecho de Malaca, azotado por lapiratería, tiene apenas 2,5 kilómetros de anchoen su punto más angosto entre Indonesia ySingapur y el estrecho de Ormuz, mide unos89 kilómetros de anchura, entre Irán y Omán.Más de 50.000 barcos atraviesan el estrecho deMalaca cada año.

La seguridad de estas arterias principalesde paso de petróleo es esencial para la seguri-

dad del abastecimiento energético de los pri-meros países importadores como India y Chi-na. De hecho, la seguridad de las dos arteriasprincipales de petróleo también se halla vin-culada a la seguridad del océano Índico, la co-nexión entre el estrecho de Ormuz y el estre-cho de Malaca. No es de extrañar que el au-mento de los ataques a los petroleros por partede piratas en el golfo de Adén –el borde occi-dental de la región del océano Índico– hayamotivado la vigilancia naval india, china yjaponesa de la región, además de la de EstadosUnidos, Europa y Rusia.

India y China están profundamente preo-cupadas por su vulnerabilidad energética yestán dispuestas, por tanto, a encontrar elmodo de garantizar la seguridad del suminis-tro y su continuidad así como la seguridad dela navegación marítima de las vías vitales decomunicación. La apuesta clave de estos paísesen la seguridad del golfo Pérsico puede valo-rarse adecuadamente si se observa la fuertedependencia de Asia del petróleo del Golfo.Casi 17 millones de barriles de petróleo seexportan diariamente desde el golfo Pérsico enpetroleros gigantes –el 20 por ciento del totalde petróleo objeto de comercio en todo elmundo–. Dos tercios de este petróleo del Golfova a países de Asia y el 11 y 16 por ciento aEstados Unidos y Europa, respectivamente.

La energía, en consecuencia, se ha conver-tido en algo crucial para la continua expansióneconómica de Asia, y el espectro de un suminis-tro inadecuado de energía ha intensificado lasrivalidades geopolíticas en al área rica enpetróleo de Asia central, la cuenca del marCaspio, Asia occidental y el mar de ChinaOriental. Asia también ha sido testigo de laagudización de la “política del gasoducto”,incluida la intervención de potencias extran-jeras que intentan configurar el trazado de lasconducciones o bien frustrar el inicio de losproyectos. Súmese a este panorama la riquezapetrolífera de África, factor que acrecienta laimportancia estratégica de este continente paralas economías asiáticas. China, India, Japón yotros países importadores de petróleo de Asiaprestan mayor atención a África y compitenpara adquirir los recursos energéticos disponi-bles de África, aunque India y Japón van muypor detrás de China en el cierre de acuerdos.

La región del océano Índico es útil comorecordatorio de que puede alborear una eraimperial de la energía, que se refleja en los

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factores siguientes: 1) La aparición de un “GranJuego” (término que define la rivalidadestratégica entre los imperios británico y rusoen Asia central en el siglo XIX) en el siglo XXIen el ámbito de la energía; 2) los intentos degarantizar el control de los suministros deenergía y rutas de transporte; 3) la creación depasillos energéticos interestatales (con fun-ciones también de pasillos estratégicos) quecomporten la construcción de oleoductos parael transporte de petróleo o de gas procedentesde terceros países; 4) los planes estratégicospara engarzar un “collar de perlas” en formade puestos de escucha y acuerdos especiales deacceso naval a lo largo de las principales arte-rias comerciales grandes, y 5) la ayuda extran-jera a proyectos de construcción de puertos alo largo de las vías vitales de comunicación.

En este contexto, la construcción de oleo-ductos y gasoductos interestatales se ha vistomezclada de modo creciente en una turbiageopolítica. Factor, por cierto, muy alejado dela propuesta de construcción de gasoductos dela paz, según la noción de que las conduccionesen cuestión, al propiciar la interdependencia yla conciencia del grado de vulnerabilidad recí-proca, contribuyen al fomento de la paz.

En el caso de India, los intereses de laseguridad energética impelen a la marinaindia a desempeñar un papel más importanteen la región del océano Índico, paso esencialdel comercio internacional y de los suminis-tros de petróleo. Además de proteger las rutasmarítimas, la marina india tiene encomenda-da la protección de las mayores infraestructu-ras energéticas del país (yacimientos y platafor-mas de petróleo y gas), terminales de gas natu-ral licuado (GNL), refinerías, redes de oleoduc-tos y prospecciones en el ámbito de la enormeZona Económica Exclusiva (ZEE) india. Además,India trata de articular una red de alianzasestratégicas con los principales países del lito-ral del océano Índico, así como con protagonis-tas externos como Estados Unidos, Japón, Israely Francia.

Estas asociaciones, enfocadas sobre todo aproteger las diferentes “puertas” de entrada alocéano Índico, incluyen acuerdos comerciales,ejercicios militares, cooperación energética ydiálogo estratégico. La atención principal deIndia se centra en los países contiguos a cue-llos de botella como el estrecho de Ormuz(Irán), el estrecho de Malaca (Singapur, Indo-nesia y Malasia), el de Bab el Mandeb (Yibuti y

Eritrea), el cabo de Buena Esperanza y el canalde Mozambique (Sudáfrica y Mozambique).India también ha alentado a la mucho mayormarina japonesa a desempeñar un papel en elÍndico, y firmó un acuerdo con Tokio enmarzode 2005 para realizar prospecciones de gasnatural en el estratégicamente conflictivo marde Andamán.

El vínculo creciente entre energía y segu-ridad se reflejó en la iniciativa india alentadapor Estados Unidos en 2003 consistente en laprestación de escolta naval a los buques comer-ciales que cruzan el vulnerable e infestado depiratas estrecho de Malaca. La operación sellevó a cabo tras la creciente preocupacióninternacional de que los terroristas pudieranatacar a los buques que utilizan ese estrecho.

China, por su parte, se esfuerza por tomarposiciones a lo largo de las rutas marítimasvitales, desde el golfo Pérsico a los mares delsur y este de China. Ha ayudado a Irán a mejo-rar y actualizar su puerto de Bandar-e-Abas.Construye una base naval de hondo calado yun puerto para Pakistán en Gwadar, en laentrada del estrecho de Ormuz, la única salidapara el petróleo del Golfo. Posee recursosestratégicos en Birmania, un país bien situadoy con abundantes recursos naturales. El corre-dor de Irrawaddy entre la provincia china deYunan y los puertos birmanos en la bahía deBengala se concibe como un paso económico yestratégico fundamental para las comunica-ciones y enlaces por carretera, por ferrocarril,fluviales y portuarios.

Debe sumarse a este panorama el acuerdochino para construir un puerto en Hambantotaen Sri Lanka y su colaboración para el puertobengalí de Chittagong. Además de considerarel puerto construido para Pakistán en Gwadarcomo un ancla naval, Beijing ha tratado deestablecer vínculos navales con las Maldivas,Seychelles, Mauricio y Madagascar.

Otras iniciativas de China incluyen unincremento de su presencia en los mares delsur y este de China a través de plataformas deperforación y buques de prospección maríti-ma, además del plan de un canal por valor de20.000 millones de dólares que cruzaría elistmo de Kra, permitiendo así que los buquessalven el estrecho de Malaca y dando pie aBeijing a crear instalaciones portuarias.

Tales proyectos encarnan la forma en queuna ambiciosa China, rebosante de dinero enefectivo gracias a un crecimiento económico

En un contextode acentuadarivalidad entreChina e India,el mayordesafío paraAsia y la regióndel océanoÍndico radicaen concertarla construcciónde un equilibrioestablede poder

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deslumbrante, construye nuevas conexionesen los sectores del transporte, el comercio, laenergía y la comunicación naval en Asia parapromover sus intereses estratégicos a largoplazo. Un estudio interno del Pentágono yallamó primero la atención sobre la políticachina de configurar el llamado “collar de per-las”, apoyado en una cadena de bases, instala-ciones navales y enlaces militares entre losocéanos Índico y Pacífico.

Este año, China realizó su primer des-pliegue de una fuerza naval más allá delPacíficomediante el envío de buques de guerraal extremo oriental del océano Índico en elmarco de la operación antipiratería. Esta ini-ciativa, junto con los intentos de Beijing paraconfigurar el Pacífico occidental como suesfera de influencia marítima, subraya el obje-tivo de China de reforzar su poderío naval.

El inicio de las operaciones antipirateríachinas en el golfo de Adén, por ejemplo, sub-rayaba el propósito de ampliar el papel y pre-sencia de su marina de guerra mar adentro, altiempo que demuestra, de acuerdo con las nor-mas aprobadas por las Naciones Unidas alrespecto, su capacidad para llevar a cabo oper-aciones complejas en aguas lejanas. Al fin y alcabo, la necesidad de combatir a los piratas alo largo de la llamada costa de Berbería en elnorte de África en el siglo XIX, ¿no ayudó aestimular la creación de una poderosa armadaestadounidense?

Hoy en día, la consideración del problemade la piratería bajo una óptica internacionalofrece a China la oportunidad de agregarmayor fuerza y energía a sus ambiciones comopotencia global. Anteriormente, la acciónchina en este terreno se había desarrollado enel marco de patrullas conjuntas con Pakistánen el mar de Arabia y en cooperación con losestados de la ASEAN.

Uno de los objetivos de China es menguarla hegemonía marítima de India en el Índico.Si China puede hacer valer su poder naval eneste océano para ampliar su influencia sobrelos canales marítimos de comunicación regio-nales y los distintos países, surgirá como lapotencia asiática por excelencia.

La afirmación de la presencia naval en elÍndico, de hecho, es una parte muy importantede la arriesgada partida de ajedrez marítimoque China se apresta a jugar. China, importantepotencia terrestre a lo largo de la historia, poneahora el acento en la fuerza marítima para con-

tribuir a sus intereses geopolíticos.China trata de poner en marcha una flota

de submarinos nucleares dotados de misilesbalísticos (SSBN). La brecha entre China y Rusiaen la fuerza naval nuclear se está reduciendo,y hacia 2030 es probable que China posea másrecursos nucleares navales que Rusia. Inclusoen el plano convencional, el poder naval deChina crecerá en forma exponencial, dado queBeijing incrementa su producción propia ydespliega recursos navales lejos de su zonaeconómica exclusiva.

El poderío militar de China plantea unacreciente amenaza a sus vecinos –Japón, Indiay Taiwán, en particular– y abre el camino a unfreno a las opciones estratégicas de EstadosUnidos en Asia.

China parece más decidida que nunca aestrangular a sus rivales en Asia, tendenciareflejada en su actitud de endurecimientofrente a India. Ello incluye la vigilancia de ladisputada frontera del Himalaya a cargo delEjército Popular de Liberación, numerosas vio-laciones de la línea de control que separa losdos gigantes, nueva firmeza relativa al estadoindio de Arunachal Pradesh –que China recla-ma como propio– y los ataques injuriosos aIndia en los medios de comunicación chinosbajo control estatal.

En la actualidad, Asia posee las economíascon el crecimiento más rápido del mundo, peroen un mundo de más rápido aumento de losgastos militares, puntos calientes más conflic-tivos y más ardua rivalidad energética. En lahistoria pasada, la rivalidad por un equilibriode poder se centraba en Europa. Incluso laguerra fría no era realmente una rivalidad Este-Oeste, sino entre dos bloques sobre Europa. Porprimera vez, nos enfrentamos a la tarea de cons-truir un equilibrio de poder en todo el mundo–un equilibrio susceptible de ser muy influen-ciado por la dinámica del poder en Asia y quellevará una impronta específica y singular.

En este contexto, el mayor desafío en Asiay la región del océano Índico radica en cómoconstruir un equilibrio de poder estable.

En una era de globalización, Asia ha deencontrar formas de minimizar la desconfian-za y de potenciar las vías para una cooperaciónmutuamente beneficiosa. Ello no puede lograr-se rehuyendo las cuestiones polémicas sinoabordándolas de manera práctica y con visiónde futuro, aunque las soluciones no sean fá-ciles de alcanzar.

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Walter LaqueurDIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES Y

ESTRATÉGICOS DE WASHINGTON.

El islamismo en losasuntosmundiales

L ISLAMISMO HA SIDO UN FACTOR

importante en los asuntosmundiales desde la última dé-cada del siglo pasado. Se tratade una variante político-reli-giosa radical de una de lasprincipales religiones delmundo, que pone énfasis enla yihad (guerra santa) y la apli-

cación de la charia (ley canónica del islam). Sinembargo, el islamismo no es un movimientomonolítico. Incluye diversidad de elementos, enocasiones contradictorios; algunos moderados,otros más radicales y violentos. No todas lasdefiniciones y generalizaciones (incluso lasmencionadas) pueden pretender ser justas yprecisas por completo. Los islamistas son funda-mentalistas religiosos en la medida en querepresentan, como ellos mismos proclaman, unretorno de las creenciasoriginales del islam, altiempo que semuestrancontrarios a toda inno-vación y reforma, sobretodo en el terreno polí-tico (por ejemplo en loconcerniente a la demo-cracia). Ahora bien, sufundamentalismo es se-lectivo, y muchos (no todos) ponen el acento enla yihad mientras pasan por alto o minimizanotros valores y preceptos religiosos islámicos.Vestir la burka (por ejemplo) no es un supremoprecepto religioso, sino expresión de una “polí-tica identitaria” en lenguaje de hoy, que subra-ya el carácter específico del grupo o comunidaden cuestión que la diferencia de las demás.

Los yihadistas como los de Al Qaeda no son

en absoluto los más fervientes observantes delos preceptos religiosos. Algunos islamistasabogan por una institución estatal islámicamundial (el califato), otros creen en una mez-cla de religión ortodoxa y nacionalismo. La eti-queta de islamofascismo es asimismo impreci-sa pues, aunque existen algunos paralelismosimportantes entre el yihadismo y el fascismoeuropeo de los años 30, carga las tintas sobrelos orígenes europeos del fenómeno y valora demodo insuficiente las raíces musulmanas y noeuropeas del movimiento. La mayoría de isla-mistas rechaza la etiqueta islamista y empleaotros términos como siyasa (sistema de gobier-no o política islámica). Cabe afirmar sin temora equivocarse que el radicalismo de los islamis-tas es de carácter más político más religioso.Los islamistas más fervientes son los más agre-sivos, pero en absoluto los más ortodoxos, más

piadosos o más deseo-sos de cumplir con to-dos sus deberes reli-giosos.

El islamismo en-carna la radicaliza-ción política del islamen todo el mundo. Susrepresentantes persi-guen la supresión de

toda influencia occidental (salvo la ciencia ytecnología occidentales) en el seno de las comu-nidades musulmanas. Los más radicales (lostalibanes entre ellos) subrayan que las mujeresson seres inferiores y no deberían acceder auna formación como tal. Otras religiones delmundo han conocido períodos radicales y vio-lentos a lo largo de su historia, como las cruza-das y la inquisición en el cristianismo. Pero ello

EEl radicalismo de los islamistases de carácter más político quereligioso y los más fervientesy agresivos no son en absolutolos más piadosos y observantesde los preceptos religiosos

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se produjo en épocas pasadas, hace largo tiem-po. ¿Cómo cabe explicar la radicalización en elseno del islam en una época en que en otraspartes se aprecia una tendencia dominantehacia la moderación en materia religiosa, eincluso hacia el laicismo?

Existe una variedad de explicaciones. Paraempezar, el islam nunca conoció un renaci-miento ni una ilustración. Además, es menes-ter mencionar el gran y creciente descontentode los musulmanes por el declive del poderislámico a lo largo de los siglos. Tal poder, queestuvo en su día a la vanguardia de la civiliza-ción humana y se contó entre las principalespotencias mundiales, ha experimentado undeclive permanente hasta quedar por detrás deOriente y Occidente. En todas las comunidadesmusulmanas del mundo, de Nigeria a Filipinas(y desde luego Europa), los musulmanes dicenque son víctimas, gente oprimida y expuesta aser objeto de un ataque. ¿Quién es el responsa-ble de esta pérdida de poder? En primer lugar,los imperialistas occidentales, pero también elresto del mundo, los infieles en Rusia, China,India y otras partes. ¿Cómo invertir el proceso?Mediante una lucha violenta (la yihad) y unavuelta a la charia.

Tal es la perspectiva mundial que abriganlos islamistas radicales y sus partidarios, no laperciben los no musulmanes. El mundo árabe,por poner sólo un ejemplo, nunca fue coloniza-do; durante toda su historia, salvo unas déca-das, formó parte del imperio otomano (musul-mán). Pero aquí no cuentan los hechos en lamedida en que se refieren a los islamistas, sinola percepción sobre ellos, aparte de que siem-pre es más fácil echar la culpa de las propiasdesventuras y fragilidades a extranjeros malé-

volos en lugar de a los propios defectos. A lolargo de su historia, el islam ha sido (y siguesiendo hasta hoy) la religión caracterizada pormayor afán expansivo y proselitista. Sus con-quistas militares sólo fueron frenadas en Fran-cia (en 732) y por dos veces a las puertas deViena (en 1529 y de nuevo en 1683).

Cabe referirse a la trayectoria principal delislamismo entre la edad media y el siglo XVIII,pero en su forma moderna surgió en los años20 y 30 del siglo pasado, en Egipto con SayidQutb y los Hermanos Musulmanes, y en Indiacon Sayed Mawdudi (sus principales ideólogos).Pero su apogeo no llegó hasta finales de siglo.Otras ideologías estuvieron también en bogaen el mundo musulmán, como el liberalismoeuropeo, el nacionalismo árabe (Nasser) e inclu-so los coqueteos con el comunismo entre losintelectuales. Sin embargo, no dieron la talla ylo que quedó fue el radicalismo islámico. Ellema de la época era (y sigue hasta la actuali-dad) “el islam es la respuesta”, en el sentido deposeer la solución a todos los problemas a quese enfrenta el mundo musulmán.

En un principio, buena parte de la finan-ciación de los elementos radicales procedió deArabia Saudí, pero cuando el Gobierno saudíadvirtió que los radicales optaban por volversecontra “el enemigo más próximo” (los gobier-nos musulmanes), se tornó más selectivo. Devez en cuando llegó el apoyo estadounidense,sobre todo frente a los talibanes en Afganistánen la época de la invasión rusa en los años 70 y80. Incluso los británicos e israelíes se han vali-do de vez en cuando de grupos fundamentalis-tas en sus luchas intestinas contra sus rivales.

En la actualidad, buena parte del apoyoproviene de Irán, pero también de actividades

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que guardan escasa relación con elislam, como el chantaje y el cultivo ytráfico de drogas.

¿Cómo cabe explicar la populari-dad de los islamistas? Se han mencio-nado las carencias o debilidades deideologías rivales. Otra razón es ladebilidad de lamayoría de regímenes ygobiernos musulmanes, no exentos depobreza y corrupción. Es verdad quegobiernos musulmanes y movimientoscomo Hamas y el Hizbulah chií hanproporcionado, aunque a pequeñaescala, servicios sociales como aten-ción médica y enseñanza a los estratospobres de la población; han prometidotransparencia y eficacia, a diferenciade las elites en el poder. Sin embargo,casi siempre han sido promesas vacías;no tenían más soluciones a los proble-mas sociales y económicos que susrivales e, indudablemente, han ejerci-do una mayor represión. No obstante,ante el vacío espiritual en el mundomusulmán, fueron acreedores de cier-ta confianza, al menos durante untiempo. Entre ellos se cuentan idealis-tas dispuestos a sacrificar sus vidas,pero tal factor no constituye un rasgoexclusivo en su caso. También se hadado en relación con movimientosnacionalistas extremos, como en elcaso de los kamikazes japoneses en laSegunda Guerra Mundial.

Se trata de un movimiento popu-lista con los lemas anticapitalistas yantiglobalización característicos deestos movimientos. Es verdad que elislamismo ha encontrado el filón debuena parte de sus partidarios entrelas regiones más pobres y retrasadasdel mundo musulmán, como Afganis-tán, áreas de Pakistán y Somalia, Sudány Yemen. Sin embargo, la agenda desus prioridades no contiene el bienes-tar de las masas, sino el logro y mante-nimiento del poder por parte de unanueva elite. Su oposición a la democra-cia es básica y esencial, ya que el poderrecae en Alá (y en sus intérpretes yrepresentantes en la Tierra), no en laciudadanía.

Hay auténticos conflictos entrelos fundamentalistas y nadie debe sor-

prenderse ante el fenómeno ya queincluso en el seno demovimientos radi-cales siempre hay grupos aúnmás radi-cales que el resto. Existe animadver-sión, por ejemplo, entre Al Qaeda y losHermanos Musulmanes de Egipto, porponer un ejemplo. Los primeros creenen la violencia (la yihad), los segundos–durante la mayor parte de su historia–han optado por la lucha política basadaen la convicción de que los gobiernosactuales, debido a su incompetencia ycorrupción, propiciarán una situaciónen la que los Hermanos Musulmanesaccederán al poder.

Esposiblequeaumentesu influen-cia en Europa debido a factores demo-gráficos: el índice de natalidad de losmusulmanes es mucho más elevadoque el de los europeos. Algunos obser-vadores occidentales aprecian unadiferencia fundamental entre quienespredican la violencia y quienes no. Sinembargo, no debería exagerarse estefactor. Los islamistas moderados (inclu-sive quienes predican un islam euro-peo) siguen sin ser demócratas ni parti-darios de los derechos humanos. Susobjetivos esenciales son los mismosque de quienes predican y practican layihad. Su perspectiva mundial siguesiendo totalitaria en la medida quequieren controlar todas las esferas dela vida pública y privada.

¿Qué perspectivas se ofrecen a losdiversos grupos islamistas en todo elmundo? ¿De qué grado de apoyo dispo-nen? También en este caso resulta casiimposible generalizar a la vista de lasgrandes diferencias existentes. Tal veztienen más posibilidades en paísesfallidos como Afganistán, Pakistán ySomalia. Lo tienen peor, paradójica-mente, en países como Irán donde lapoblación se ha visto sometida a unarígida aplicación de la charia y dondelos fundamentalistas en el poder nohan podido cumplir sus promesas deimpulsar la economía, reducir el paroy, hablando en términos generales,proporcionar buen gobierno. En nume-rosos países musulmanes los gruposradicales están ilegalizados o bien seven sometidos a estricto control. Tal es

el caso del norte de África, Egipto ySiria, además de las repúblicas de Asiacentral. Y, nuevamente, resulta paradó-jico que los yihadistas gocen de mayorlibertad demaniobra en Europa que enOriente Medio.

Los radicales han obtenido nota-ble éxito en el adoctrinamiento de lajuventud, incluso en países como Ara-bia Saudí donde se desaprueban susactividades. Han ganado posiciones enTurquía, donde tienen simpatizantesen el seno del partido gobernante AKP.

En caso de que la situación econó-mica se deteriorara en países comoEgipto o Jordania, de que las tensionessociales se agravaran o de que la elitegobernante diera signos de debilidaden tales países, los radicales podríanllegar al poder. Cabe aplicar lo propio alcaso de las repúblicas de Asia centralque sufren las consecuencias de unnotable mal gobierno, atraso económi-co y paro. Sin embargo, los poderososvecinos de estos países, sobre todoRusiay, en cierta medida, también China, nodejan de mantener la mirada vigilantesobre la situación en estos países eindudablemente intervendrían si sediera un cuadro de tensión y crisisextrema. En Rusia propiamente dicha,el norte del Cáucaso es el principal focode influencia y actividad islamista. Lapolítica rusa ha sido una amalgama deapaciguamiento, determinadas conce-siones (la charia se aplica ampliamenteen Chechenia) y represión. Que el terro-rismo y la guerrilla islámica vayan a sererradicados en un futuro previsibleresulta dudoso; sin embargo, tambiénes improbable que estos grupos puedanalcanzar el poder en esas áreas.

La mayoría de musulmanes entodo el mundo no se han sumado a losislamistas dedicados al terrorismo eincluso la mayoría de los islamistas nolo practican. Pero también es verdadque, como hanmostrado todos sondeosa la opinión pública, gozan de las sim-patías de muchos ciudadanos que noles apoyan de manera activa y enérgica.Por tanto, una parte considerable de laopinión pública musulmana (en algu-nos países, la mayoría) cree que los ata-

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E L I S L AM I SMO E N L O S A S U N T O S MUND I A L E S

ques en Nueva York y Washington del 11-S fue-ron perpetrados por los servicios secretos estado-unidenses e israelíes, aunque Al Qaeda no haocultado en ningún momento su autoría.

Sus perspectivas sonmenos halagüeñas enel África tropical, porque los rasgos del islamfundamentalista en estos países difieren de loselementos radicales presentes en otros lugares.Los elementos tradicionales y la religión popu-lar africana participan del islam según la prác-tica del continente. Sin embargo, podrían cons-tituir perfectamente un factor generador deagitación y conflictos civiles en el futuro.

La situación en Europa varía según lospaíses. Los líderes islamistas, salvo los más radi-cales, parecen haber optado por medios pacífi-cos de incrementar su poder. Dada su elevadanatalidad (a diferencia de la población europeade origen) consideran que su influencia estádestinada a aumentar en los próximos años, demodo que podrán promover sus exigenciaspolíticas con mayor energía.

No obstante, la situación podría llegar aser explosiva en ciertas partes de Europa. Lamayoría de inmigrantes musulmanes procedede zonas atrasadas del mundo musulmán y, enconjunto, su formación no ha experimentadograndes progresos, a diferencia de los nivelesalcanzados por los inmigrantes indios y delLejano Oriente. La situación en Estados Unidoses distinta, porque el número de nuevos inmi-grantes procedentes de países musulmanes esmuy inferior y además pertenecen a una clasesocial más elevada y mucho más formada.

Los musulmanes europeos, por otra parte,constituyen una nueva clase inferior, que abrigaresentimiento y sentimientos de agravio y queachaca al Estado y a la sociedad su falta de pro-greso. Su creciente influencia política, su escasadisposición a integrarse cultural y socialmentemotiva a su vez una reacción de irritación departe de la población autóctona. Y, si los creyen-tes en la yihad –los elementos más radicales entales comunidades– cometen actos de terroris-mo a la luz pública, provocarán indudablemen-te una reacción de la población local.

El fanatismo religioso y político, inclusoen su modalidad más peligrosa (la terrorista),no constituye actualmente un peligro mortal.Como ha mostrado la experiencia histórica, talfanatismo no dura de modo indefinido; es casisiempre un asunto generacional, no suele trans-mitirse a la siguiente y menos a una tercera ocuarta generación. El riesgo de perder fuerza es

especialmente notable en Europa, donde lajoven generación no puede confinarse a unreducto aislado de su entorno. Se le dice querechace y desprecie el estilo de vida de sus veci-nos no musulmanes pero, aunque así lo hagaen cierta medida, suele verse atraída por él y,sobre todo, por los aspectos menos apetitososde las sociedades occidentales. Las tentacionesabundan; como dijo en una ocasión un altodignatario musulmán en Berlín, “la senda a lamezquita es larga y perdemos muchos jóvenespor el camino”.

El gran peligro en los próximos años con-sistirá en el creciente fácil acceso a las armas dedestrucción masiva, para cuyo empleo no seprecisan masas de militantes. Grupos reduci-dos de activistas pueden infligir mucho másdaño que en cualquier época de la historia. Talvez no suceda lo peor, pero pasar por alto elpeligro es un acto de irresponsabilidad.

Una de las grandes debilidades de los isla-mistas radicales estriba en sus disensiones in-ternas. Casi un millón de personas murieronen la guerra entre Irán e Iraq, más de 100.000en los enfrentamientos civiles en Argelia yTayikistán. Los talibanes suníes han matado amiles de chiíes en Afganistán y Pakistán. Lagran mayoría de víctimas en Iraq han sido mu-sulmanes asesinados por otros musulmanes.Las sectas y facciones islámicas minoritariashan sido reprimidas brutalmente en lamayoríade países musulmanes. Palestinos han luchadocontra otros palestinos en Gaza y Cisjordania.El número de líderes musulmanes asesinadospor otros musulmanes en Afganistán y Pakis-tán, en Iraq y Egipto ha sido enorme. Terroristasmusulmanes pakistaníes han asesinado a másmusulmanes que a los odiados indios. Aunqueel régimen fundamentalista iraní, en conjunto,ha sido prudente en sus relaciones con los paí-ses árabes suníes, la ambición de Teherán deconvertirse en la potencia líder de Oriente Me-dio ha atemorizado –y atemoriza– a sus vecinosárabes suníes.

Mientras el mundo musulmán no sea ca-paz de superar sus conflictos internos –y pare-ce que no se vislumbran grandes posibilidadesal respecto–, es improbable que los islamistasrealicen importantes progresos políticos en to-do el mundo. Algunos expertos occidentalescreen que el islamismo ha doblado su cima ymuestra ya su declive, pero tal cosa no es se-gura en absoluto. En todo caso podría ser acer-tada con relación a unos países pero no a otros.

El fanatismoreligioso ypolítico, inclusoen su versiónterrorista, noconstituye unpeligro letal:la historiademuestra queel radicalismode este tipo esun fenómenoque no sueletransmitirsemás allá de dosgeneraciones

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Mariano MarzoCATEDRÁTICO DE RECURSOS ENERGÉTICOS DE LA UB.

El poder del Golfo

NLOSÚLTIMOSAÑOS, COINCIDIEN-

do con la escalada de los pre-cios de petróleo, la comuni-dad financiera internacionalha constatado la pujanza delas inversiones procedentesde los países del golfo Pérsico(Arabia Saudí, Bahrein, Iraq,Irán, Kuwait, Omán, Qatar y

la Unión de Emiratos Árabes o UEA1). En lospárrafos que siguen se analiza de forma sucintalas fuentes de riqueza de dichos países, los be-neficios obtenidos por la exportación de hidro-carburos, el papel de los Fondos Gubernamen-tales del Petróleo, las suspicacias que éstos le-vantan y sus perspectivas de futuro. Éstas su-gieren que la influencia de los países del Golfoen los mercados financieros internacionales noes un fenómeno coyuntural.

Las razones profundas de la riquezadel Golfo

No cabe duda que la lotería geológica hasido generosa con los países del golfo Pérsico.En conjunto, a finales de 2008 estos países aca-paraban, aproximadamente, el 59,5 por cientode las reservas probadas de petróleo del mundoy el 41 por ciento de las de gas natural2. En

dicha fecha, Arabia Saudí, Irán, Iraq y Kuwait,por este orden, ocupaban los primeros cuatrolugares del ránking mundial de reservas proba-das de petróleo, mientras que la UEA3 se situa-ba en el sexto, inmediatamente por detrás deVenezuela. Por lo que respecta al gas, Irán seencontraba en segunda posición tras Rusia,Qatar ocupaba el tercer puesto y Arabia Saudíel quinto, por detrás de Turkmenistán, mien-tras que la UEA, en el séptimo lugar, se situabaa muy poca distancia de Estados Unidos

Los países citados contribuyen a saciar lased de petróleo del planeta, aportando casi untercio de la producción mundial, con ArabiaSaudí ejerciendo un liderazgo indiscutible; nosólo porque el reino carga sobre sus espaldascon algomás del 13 por ciento de la producciónmundial, sino porque es el único país con sufi-ciente capacidad de repuesto para subsanar deforma rápida los efectos de cualquier imprevis-to que pudiera hacer peligrar el equilibrio glo-bal entre oferta y demanda. Y pese a la intensaactividad desplegada, la petrolera BP consideraque al ritmo actual de extracción, las reservasprobadas del conjunto de los estados del Golfotodavía podrían alargarse una media de 78años, aunque estas cifras varía entre los mas decien de Iraq y los 21 de Omán.

ELos países del golfo Pérsicosuman cerca del 37 por cientode las exportaciones de petróleodel mundo, de las que el 70 porciento van Australia y a paísesasiáticos y el 25 por cientoa Estados Unidos y Europa

1. LaUEA está integrada porsiete emiratos: Abu Dhabi,Ajmán, Dubai, Fujaira, Rasel Jaima, Sarja y Um elKaiwain. Cada emirato con-servaunaconsiderableauto-nomía política, judicial yeconómica.

2. Los lectores interesadospueden encontrar datos ac-tualizados sobre las reser-vas, producción, consumo ycomercio de petróleo y gasnatural, desglosados porpaíses y regiones, en “BPStatistical Review of WorldEnergy, June 2009”.

3. En realidad, los datos quea continuación se exponensobre la UEA en relación alos hidrocarburos (petróleoy gas natural), a los benefi-cios obtenidos por el comer-cio de éstos y a los FondosGubernamentales del Petró-leo, se refieren principal-mente a Abu Dhabi. Esteemiratoposee el 95por cien-tode las reservasdepetróleoy el 92 por ciento de las delgas del conjunto de la UEA.

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Las cifras de reservas y producción expues-tas contrastan con unos volúmenes de consu-mo relativamente modestos, ya que en el con-junto de la región del Golfo éstos apenassuponen el 6 por ciento del total mundial,frente al 22,5 por ciento de Estados Unidos y el17,9 por ciento de la Unión Europea. No resul-ta extraño, pues, que los países de la citadaregión contabilizaran en 2008 cerca del 37 porciento de las exportaciones mundiales decrudo y productos petrolíferos (aunque tansólo diez años antes éstas llegaron a suponerel 45,5 por ciento). Casi el 70 por ciento dedichas exportaciones sedirigieron hacia oriente(principalmente hacia Ja-pón, China, India, Singa-pur, Australia y otros paí-ses de Asia y el Pacífico),por tan sólo un 12 porciento hacia Estados Uni-dos y un 12,8 a Europa.

El gas constituye unrecurso relativamente menos explotado que elpetróleo en la región del Golfo. Aunque, comoya se ha comentado, las reservas son importan-tes, la producción en 2008 apenas supuso el 12por ciento del total mundial, de forma que al

ritmo actual de extracción, las reservas de laregión podrían durar una media de más decien años. Irán, Iraq, Kuwait, Qatar y la UEAmantienen una relación entre reservas y pro-ducción de este orden, mientras que en el casode Arabia Saudí y Omán se reduce a 50 y 40años, respectivamente.

El consumo de gas natural en la regiónrepresenta un 9,5 por ciento del total mundial,en comparación con el 22 por ciento de EstadosUnidos y el 16,2 de la Unión Europea. Bahrein,Iraq, Kuwait y Arabia Saudí dedican la prácticatotalidad de su producción al consumo inter-

no, mientras queOmán, Qatar y laUEA son exportado-res netos. La mayorparte de estas expor-taciones se realizanpor barco, comocargamentos de gasnatural licuado(GNL). En 2008, los

tres países citados contabilizaron el 25,6 porciento de las exportaciones mundiales de GNL,de las cuales el 17,5 correspondieron a Qatar.Los principales países importadores de GNLdesde el golfo Pérsico son por orden de impor-

ELos países del golfo Pérsicosuman cerca del 37 por cientode las exportaciones de petróleodel mundo, de las que el 70 porciento van Australia y a paísesasiáticos y el 25 por cientoa Estados Unidos y Europa

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tancia, Japón, Corea del Sur, Indiay España. Tan sólo Qatar e Iránexportan parte de su producciónpor gasoducto. El primer paíscanaliza aproximadamente unaquinta parte de su producciónhacia la UEA y otros países veci-nos, mientras que Irán suministraun pequeño porcentaje (5 por cien-to) a Turquía. En relación a Irán seda la paradoja de que este país,que atesora en su subsuelo lassegundas reservas del mundo yocupa el cuarto lugar en el rán-king global de productores, no esun exportador neto, de forma quelas ventas a Turquía se deben com-pensar con un volumen similar deimportaciones procedentes funda-mentalmente de Turkmenistán.

Es importante subrayar aquíque la mayoría de las exportacio-nes de petróleo y GNL procedentes del Golfodeben atravesar el estrecho de Ormuz en sucamino hacia los mercados de Oriente yOccidente. Este punto constituye un enclaveestratégico de primer orden para la seguridaddel suministro global de hidrocarburos. En2006, el estrecho de Ormuz canalizó 17 millo-nes de barriles diarios (Mbd), que representa-ron el 20,7 por ciento del suministro global depetróleo y las previsiones en el horizonte de2030 son que dicha cifra se incremente a 23Mbd. Estos datos nos dan idea de la importan-cia de esta ruta en el comercio global de crudo.Y lo mismo sucede para los cargamentos de gasnatural licuado.

Los beneficios del comerciode hidrocarburos

Según datos de la Oficina de InformaciónEnergética (“Energy Informatión Adminis-tration”) del Departamento de Energía del Go-bierno de Estados Unidos, desde enero a octu-bre de 2009 los beneficios netos de las exporta-ciones de petróleo de Arabia Saudí, Irán, Iraq,Kuwait, Qatar y la UEA ascendieron a 234.000millones de dólares. Una cifra que, como conse-cuencia de la caída del precio del petróleoacaecida tras el crash financiero demediados de2008 y la subsiguiente recesión económica glo-bal, va camino de quedar lejos de los 512.000millones obtenidos en 2008 y de los 433.000millones de 2007 (cifras todas ellas expresadas

en dólares reales del año 2000).En cualquier caso, pese a la

actual coyuntura desfavorable, laOficina de Información Energéticacalcula que desde 1975 hasta el mesde octubre de 2009 los seis paísescitados obtuvieron unos beneficiosnetos de algomás de 5,14 billones dedólares, de los cuales el 47 por cien-to correspondieron a Arabia Saudí,seguida a mucha distancia por Irán(15 por ciento), UEA (13), Kuwait(11,4), Iraq (9) y Qatar (4,6 por cien-to). Durante el período citado, losbeneficios de los países del Golforepresentaron entre el 65 y el 70 porciento de los del conjunto de laOrganizacióndePaísesExportadoresde Petróleo (OPEP)4. Por otro lado,debe tenerse en cuenta que estosbeneficios no incluyen los derivadosde las exportaciones de gas natural,

muy importantes en el caso de Qatar, y másmodestas en el caso de la UEA y Omán.

Los Fondos Gubernamentales delPetróleo: ¿amenaza u oportunidad?

Los beneficios derivados de las ventas depetróleo y gas natural han situado a los paísesexportadores de estas materias primas entrelas mayores fuentes globales de capital. Buenaparte de éste es invertido a través de los deno-minados Fondos Gubernamentales del Petróleo(FGP), los cuales constituyen un componentesustancial (hasta el 70 por ciento para algunosanalistas) de los denominados Fondos Sobera-nos de Riqueza.

El McKinsey Global Institute, estimaba afinales de 2006 que los exportadores de petró-leo poseían entre 3,4 y 3,8 billones de dólaresen activos financieros internacionales, de loscuales, según un informe del Institute of Inter-national Finance fechado a finales de 2007,más de un tercio correspondía al Consejo deCooperación del Golfo, integrado por ArabiaSaudí, Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar y la UEA.En el transcurso de la primera mitad de esta dé-cada, dicho consejo habría inyectado en losmer-cados globales de capital alrededor de 542.000millones de dólares, en su mayor parte comoinversiones canalizadas a través de los FGP.

La justificación de este tipo de fondos esque un porcentaje de los beneficios provenien-tes de la explotación de hidrocarburos debe

Desde 1975hasta octubrede 2009, lasexportacionesde petróleoproporcionarona Arabia Saudí,Irán, Iraq,Kuwait, Qatary la Uniónde EmiratosÁrabes unosbeneficios demás de 5,14billones dedólares, el 37 %de ellos paralos saudíes

4. La OPEP esta integradapor Arabia Saudí, Argelia,Angola, Ecuador, Indonesia,Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Ni-geria, Qatar, Unión de Emi-ratosÁrabes y Venezuela.

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5.La reciente crisis enDubaitiene poco que ver con la te-mática analizada en este ar-tículoyaqueeneste emiratolos beneficios aportadosporlos hidrocarburos no lleganal 6 por ciento de sus ingre-sos.

destinarse a prever cualquier declive futuro detales beneficios, sea éste causado por fluctua-ciones temporales de precios o por el progresi-vo e irreversible agotamiento de un recurso norenovable. Los FGP pueden clasificarse en dosgrandes grupos. Uno comprende los denomina-dos Fondos de Estabilización, diseñados parareducir el impacto de la volatilidad de benefi-cios sobre las políticas gubernamentales y laeconomía de los países exportadores, mientrasque el otro son los Fondos de Ahorro e Inversiónque pretenden transferir a las generacionesfuturas parte de los actuales beneficios genera-dos por la venta de petróleo y gas natural.

En los últimos años, con anterioridad aldesencadenamiento de la actual crisis financie-ra y económica, los FGP invirtieron miles demillones de dólares en algunos de los mayoresbancos de inversión del mundo. Algunas de lasactuaciones más llamativas fueron la adquisi-ción por Abu Dhabi de una participación enCitigroup y la inyección de capital kuwaití enMerrill Lynch. En general, puede decirse queestas operaciones fueron bien reci-bidas porque contribuían a estabili-zar los mercados financieros. Sinembargo, también es cierto que suejecución disparó algunas alarmas.

En teoría cualquier inversióninternacional es siempre bienveni-da. Sin embargo, resulta difícil sos-layar un cierto grado de desconfian-za cuando la fuente de la inversiónes un fondo propiedad de un Estadoextranjero, particularmente si ésteestá basado en los beneficios deriva-dos de la exportación de petróleo.La preocupación es que las inversio-nes propiciadas por los FGP podríandepender más de intereses estraté-gicos y políticos que de los pura-mente comerciales. El enorme ycreciente tamaño de los fondos delpetróleo, la carencia general de es-trategias bien definidas de inver-sión por parte de éstos, así como susbajos niveles de transparencia y elevada opaci-dad contable justifican las suspicacias.

¿Hacia un nuevo orden económicomundial?

Entre las voces que más se han elevadoúltimamente para llamar la atención sobre elpotencial papel desestabilizador que los fondos

del petróleo pueden desempeñar en un futuroinmediato, destaca la de Gal Luft, codirectordel Institute for the Analysis of Global Security–un centro de estudios de tendencia neoconser-vadora con sede en Washington–, quien en untrabajo publicado en febrero de 2008 señalabaque el “petróleo a 100” podría acarrear, nadamás ni nada menos, que un nuevo orden eco-nómico mundial.

Con anterioridad al desencadenamientode la crisis financiera económica actual que hallevado a algunas de las empresas citadas acontinuación al borde de la quiebra, Luft afir-maba que “a 100 dólares el barril, la Organiza-ción de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)podría comprar el Bank of America con los be-neficios de dos meses de producción, AppleComputers en dos semanas y General Motorsen seis días”, añadiendo a continuación que “laOPEP necesitaríamenos de tres años de produc-ción para hacerse con el 20 por ciento –unporcentaje que prácticamente asegura el dere-cho a veto en muchas sociedades– de todas y

cada una de las empresas delStandard & Poor’s 500. Manejandoeste tipo de datos, el autor citadoconcluye que “es difícil imaginar-se que el masivo poder de comprade la OPEP no llegue a comprome-ter la soberanía económica y polí-tica de Occidente”. Por ello, Luftpropone que “para evitar la hege-monía económica de la OPEP losconsumidores deben hacer todo loque esté en sus manos para debili-tar el poder del petróleo, haciendoque esta materia prima deje de serestratégica para convertirse enuna mercancía más”.

Perspectivas de futuroCiertamente, la opinión co-

mentada puede parecer exagera-da, especialmente tras el severocorrectivo que la crisis financierainiciada a mediados de 2008 supu-

so para los Fondos Gubernamentales delPetróleo y los Fondos Soberanos de Riqueza engeneral5. Una experiencia que posiblementehará que estos fondos se replanteen en el futu-ro sus estrategias de inversión en los mercadosinternacionales.

Sin embargo, ello no significa que las pers-pectivas de beneficios por la exportación de

La capacidadde los paísesexportadorescomo fuentesglobales decapital levantasuspicaciasy dudas; segúnun analista,el masivo poderde comprade la OPEPpodría llegar acomprometerla soberaníapolítica yeconómicade Occidente

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hidrocarburos hayanmenguado para los paísesdel Golfo. Más bien al contrario.

El Escenario de Referencia del “WorldEnergy Outlook 2009” de la Agencia Internacio-nal de la Energía (AIE)6 pronostica que en 2030los combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo)seguirán dominando el mix global de energíasprimarias, contabilizando cerca del 80 por cien-to de total de la demanda, con un 30 correspon-diendo al petróleo y un 21 al gas natural.

Las previsiones para el período 2007-2030sobre la demanda global de petróleo indicanque ésta aumentará a un ritmo medio del 1por ciento anual, alcanzando los 88,4 millonesde barriles diarios (Mbd) en 2015 y los 105,2Mbd en 2030. La totalidad de dicho crecimien-to (impulsado en un 97 por ciento por el sectordel transporte) será imputable a países ajenosa la OCDE, muy especialmente a los de OrienteMedio y Asia, con China absorbiendo casi tres

cuartas partes del incremento previsto para2015 y el 42 por ciento del pronosticado para2030. Por el contrario, la AIE asume que lademanda de petróleo en los países miembrosde la OCDE caerá ligeramente, a un ritmo me-dio del 0,3 por ciento anual durante el período2008-2030.

Según la AIE, la mayor parte de los sumi-nistros necesarios para cubrir el aumento de lademanda comentado en el párrafo anteriordeberán provenir de los países miembros de laOPEP ya que la extracción en el conjunto depaíses ajenos al cártel alcanzará su máximo en2010, para después iniciar un lento pero inexo-rable declive. Las expectativas son que la OPEPincremente su producción desde 36,3 Mbd en2008, a algo más de 40 Mbd en 2015, y a casi 54Mbd en 2030. Esta progresión significará que lacontribución del conjunto de la OPEP al sumi-nistro mundial debería pasar del 44 por ciento

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actual a un 52 en 2030, mientras que la de lospaíses de Oriente Medio integrados en dichaorganización debería aumentar del 26 por cien-to de hoy en día al 28 por ciento en 2030.

De cara al futuro, la Agencia Internacionalde la Energía prevé que Oriente Medio será laregión que experimentará un mayor auge en elvolumen de las exportaciones, pasando de 19,9millones de barriles diarios en 2007, a 28,5 Mbden 2030. Este último volumen representará el52 por ciento del comercio global, frente al 49actual. El destino final del grueso de talesexportaciones será Asia, con China, seguida deIndia, emergiendo como grandes mercados. Lasexportaciones provenientes de África, AméricaLatina (Venezuela y Brasil) y de la región delCaspio y Asia Central también crecerán, peromenos espectacularmente.

Por lo que se refiere al gas natural las pre-visiones de la AIE en el “World Energy Outlook

2009” contemplan que el comercio interregio-nal aumente en un 58 por ciento durante elperíodo 2007-2030, pasando de 677.000 millo-nes de metros cúbicos (Mmc) en 2007, a pocomás de un billón de metros cúbicos en 2030.Durante el período citado, buena parte del cre-cimiento de las exportaciones de gas tendrá lu-gar en Oriente Medio, muy en especial en Qatar(aunque es posible que para 2020 Irán se una alclub de los exportadores de gas natural licua-do), de modo que éstas aumentarán en 150.000Mmc, alcanzando los 210.000 Mmc en 2030.

En mi opinión, con estas cifras en mente ypor las razones expuestas en el apartado ante-rior, frente a la previsible actividad creciente delos fondos soberanos de los países exportadoresde petróleo y gas del Golfo, los organismosfinancieros internacionales y los gobiernos delos principales países importadores harían bienen adoptar una actitud vigilante.

6. La Agencia Internacionalde la Energía (AIE), con sedeen París, es un organismoautónomo, fundado en1974, como consecuenciadel shock petrolero de 1973,dentrodelmarcode laOrga-nización para la Coopera-ciónyDesarrolloEconómico(OCDE). Su objetivo es dise-ñar y llevar a la práctica unprograma energético inter-nacional. LaAIEestá integra-da por los siguientes países:Alemania, Australia, Aus-tria, Bélgica, Canadá, Coreadel Sur,Dinamarca, España,Estados Unidos, Finlandia,Francia, Grecia, Hungría, Ir-landa, Islandia, Italia, Japón,Luxemburgo, Nueva Zelan-da, Noruega, Países Bajos,Polonia, Portugal, ReinoUnido, República Checa, Es-lovaquia, Suecia, Suiza yTurquía. La Comisión Euro-pea tambiénparticipaen lostrabajos de la AIE.

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Kenneth WeisbrodeHISTORIADOR DEL CENTRO ROBERT SCHUMAN DE ESTUDIOS

AVANZADOS DEL INSTITUTO UNIVERSITARIO EUROPEO DE FLORENCIA.

AUTOR DEL LIBRO EL SIGLO ATLÁNTICO (2009).

Elmuseo vivode Europa

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A NOCIÓN DE EUROPA COMO

museo descuidado y de redu-cido valor, aparte de su pro-pio pasado, es una nociónpopular sobre todo entre lospolemistas de Estados Unidosy Asia. No puede hablarsecon seguridad del momentode su aparición. Tengo la

impresión de que la idea prendió en los años70 del siglo XX en tanto las relaciones trans-atlánticas alcanzaban su punto más bajo delperíodo de la posguerra y los estadouniden-ses, en especial los desdeñosos dirigentes esta-dounidenses como Henry Kissinger, hablabande Europa y de los europeos con crecienteenojo e irritación.

En el caso de Kissinger, tal acusaciónresultaba singularmente sarcástica ya que élnació en Europa depadres europeos. Sinembargo, presenció eldesmoronamiento (ensentido casi literal) desu continente de ori-gen en su alrededor.Recreándoseasímismocomo estadounidense,lo más natural del mundo era que Kissingermirara de reojo a su antiguo mundo con mira-da hastiada y se juzgara a sí mismo como unantiguo europeo transplantado a la escenaglobal. Los europeos, como Kissinger diría pos-teriormente en su celebérrimo discurso del“Año de Europa” en 1973, sólo tenían interesesregionales mientras que los estadounidenseslos tenían globales.

Fuera ello o no verdad en 1973, no venía

al caso. La intención, de hecho, era altamenteofensiva; nada tan feo se había escuchado deboca de un estadista estadounidense desde ladesgraciada ocurrencia de Dean Acheson unadécada anterior en el sentido de que GranBretaña había perdido un imperio y aún nohabía encontrado un papel en el panoramamundial. En ambos casos, la idea de la marchi-ta gloria de Europa quedaba asociada a lacomprensión que tenía Estados Unidos de supropio poder en el mundo, al parecer ilimita-do, aparte de la hostilidad que inspiró entreeuropeos emboscados... No obstante, hacia losaños 80, el llamado resurgimiento de Asia–primero, de un Japón renaciente; a continua-ción, de los “tigres” (Corea de Sur, Taiwán,Singapur y otros) y, por último, de una vasta ydinámica China– dan al ejemplo spenglerianode un Occidente moribundo un peso, si cabe,

mayor.Tal parecería ser

el caso en cuestiónahora que el poderdel propio EstadosUnidos parece men-guar. ¿Se convertirátambién en poco másque un museo? Cabe

representarse ya los folletos turísticos en cir-culación: ¡ver los cowboys, los rascacielos, elLincoln Memorial, las playas de Malibú o deMiami y rememorar la gloria y esplendor queencarnó un día Estados Unidos!

Para algunos, especialmente los estado-unidenses, esto sonará inverosímil. Pero lacuestión relevante es la posición del observa-dor. A menudo en mi ciudad natal de Bostonuno topa con turistas que observan que la ciu-

LProbablemente, la ideade la noción de Europa comounmuseo descuidado y depoco valor surgió entre lospolemistas estadounidenses yasiáticos en la década de los 70

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dad parece un museo: “Es tan antiguo, taneuropeo.” Para un bostoniano, decir esto esabsurdo; la ciudad es lo que es, y es tan actualcomo cualquier otro lugar. La diferencia esque o uno vive allí, o no.

La idea del museo público comenzó más omenos después de la Revolución Francesa –todoese arte confiscado había de ir a algún sitio– yestaba destinado, por definición, a ser preserva-do, venerado, visitado y apreciado. Queda pocoespacio para el cambio o el crecimiento, pese ala reciente tendencia entre grandes museoscontemporáneos de construir “anexos” y cele-brar exposiciones temporales. Es, en otras pala-bras, un monumento a la realidad detenida,vivo sobre todo en la memoria y con visiónretrospectiva. Actualmente hay museos de casitodo bajo el sol –desde las guerras al sexo, a lasplantas y a los dinosaurios–. Entonces, ¿por quéno un museo a (o de) un continente?

Podríamos argumentar, por tanto, a favorde un museo humano o de un zoo. Pero, denuevo, tal cosa presupondría que la finalidadprincipal de Europa es existir al servicio delplacer de los demás, los espectadores, en lugarde para sus propios ciudadanos, sus interesesy su influencia más allá de sí misma. El aforis-mo de Voltaire –“il faut cultiver notre jardin”–puede galvanizar a buena parte de la sociedadeuropea de hoy, pero no puede constituir lahistoria completa.

Si bien es verdad que en la mayoría de lasciudades europeas no podemos evitar la sensa-ción de estar rodeados de turistas y monumen-tos, lo que más importa es la actitud de lagente. Lo mejor de Europa está vivo, no obso-leto: la calidad de vida, los valores, la cultu-ra, la diversidad reunida, el paisaje, las tradi-

ciones. No hay una razón inherente por laque todo esto no pueda coexistir con el estatusde “superpotencia” en el mundo si la gentey sus líderes quieren interpretar un papel detal naturaleza.

El solo hecho de que los europeos no arra-sen sus ciudades y campos tanto como los chi-nos o como hicieron un día los estadouniden-ses ni observen cómo se desplaza su poblacióncon tanta frecuencia no significa que la cultu-ra europea sea más “vieja” o menos dinámica.Simplemente, esmás difícil mostrarlo demodopatente en medio de todas las colas, flashes decámaras y ocurrentes comentaristas.

A juicio de numerosos europeos, sus ciu-dades y pueblos deben ser venerados, prescin-diendo de su carácter similar al de un museo.Probablemente, imponerles un juicio acercade Europa en su conjunto dice más acerca delobservador que del observado. Sin embargo,los estereotipos cuentan en el mundo real. Nopuede ser fuente de satisfacción permanenteque la fácil caracterización del polemista ame-ricano Robert Kagan, de Europa como Venus yde Estados Unidos como Marte, pueda ejercerun efecto tan popular y duradero. O la repro-bación tristemente célebre de Donald Rums-feld de “la vieja Europa”. Es importante, enotras palabras, comprender por qué tienen ecotales estereotipos.

Una ojeada preliminar indica que deri-van principalmente de una desconexión entrela forma en que las personas se perciben a símismas y la forma en que otras personas lesperciben. En el caso concreto de Europa, ladesconexión gira en torno al poder y la socie-dad; en otras palabras, a la misma esencia delo que es Europa.

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Dos factores destacan en estacuestión. Europa sigue siendo lamayor economía del mundo. Y si, enaras del razonamiento, consideramosque la OTAN viene a coincidir conEuropa, también puede recurrir a lafuerzamilitarmás temible delmundo.Entonces, ¿por qué hablamos de unmuseo? Según todos los parámetrosde poder e influencia global, Europaestá vivita y coleando.

Sin embargo, laspercepciones desmien-ten la realidad. Ningúnlugar en el mundo desa-rrollado, con la posibleexcepción de Japón, pare-ce tan profundamenteinsular como Europa o,como mínimo, su perci-bida insularidad parececasar mal con su rangoglobal. Es un tópico quelos europeos pareceneternamente obsesiona-dos con lo que significaser europeo y se preocu-pan de poca cosa más, aparte de lavirtud o maldad, según el caso, deEstados Unidos. En las universidades ysalones europeos, uno puede versesometido a frecuentes discusionessobre los últimos planes de integra-ción regional; o las iniciativas queadoptan varios gobiernos europeospara limitar la inmigración; esto es,para preservar las identidades “euro-peas” de sus países; o los complejosesfuerzos de armonización de regíme-nes jurídicos locales, subregionales,regionales, nacionales y supranacio-nales y suma y sigue.

Ningún lugar en la tierra parecesobresalir, en efecto, más que Europa,en cultivar su propio jardín.

Con las excepciones de Londres yParís y quizás de Berlín, a duras penaspueden encontrarse lugares en Europadonde se produzca un amplio debatesobre los problemas y desafíos globa-les. Incluso en el caso de los europeosmás cultos, el conocimiento de Asia esescaso.MuchosconocenNorteamérica,pero pocos consideran a Estados

Unidos como algo más que una poten-cia atlántica; demasiado a menudo loseuropeos necesitan que se les recuer-de que los líderes de Estados Unidosreparan en Europa mucho menos delo que la mayoría de europeos supo-nen. La noción de Europa, en los tér-minos que Harold Macmillan utilizóuna vez para describir el Reino Unido–como Grecia para la Roma de los

estadounidenses– no cuen-ta gran cosa para la mayo-ría de los estadounidenseso para alguien más fuerade Europa, si tal es el caso.

En el caso de muchoseuropeos (e incluso algu-nos no europeos, y demodonotable el politólogo esta-dounidense Andrew Mo-ravcsik) convertidos en en-tusiastas promotores deuna llamada superpotenciaeuropea para el siglo XXI,esta distinción entre talpoder duro y blando es loque cautiva su imagina-

ción. Según este punto de vista, Europadesempeña el papel de superpotenciablanda, o silenciosa, que incrementasu influencia por medio de la persua-sión, la presencia económica y el pres-tigio cultural. Y, al afirmarse Europa así misma como una especie de socie-dad ideal –un museo dedicado al pro-greso humano, tal vez–, esas mentes laentienden como factor conducente alestatus de superpotencia, en lugar deconstituir una carga…

Por mucho que los más abiertos einformados de nosotros avalemossemejante visión civilizada del ejerci-cio del poder, debemos reconocer queel poder duro aún cuenta. La UniónSoviética y Estados Unidos, que carac-terizaron un día el término “superpo-tencia”, siempre actuaron con unacombinación del llamado poder duroy el blando. No era nunca o el uno o elotro. A pesar de sus vastos arsenalesnucleares y ejércitos de hombres ymáquinas, pasaron buena parte de laguerra fría persuadiendo, sobornan-do, halagando y manipulando a los

indecisos en todo el resto del mundo.Ganarse a la gente a la “forma devida” occidental o comunista era muyimportante. Los historiadores discuti-rán largamente sobre si el poder duroo el blando representó la mayor dife-rencia en según qué circunstancias.Pero nadie puede discutir que ambosno funcionaran juntos; no eran alter-nativas estratégicas o mutualmenteexclusivas en todos los casos. Eso no esnada nuevo.

De la misma manera que el force-jeo fundamental de la segunda mitaddel siglo XX se desenvolvió en una com-binación de dimensiones ideológicas,militares, políticas, diplomáticas, so-ciales, económicas y culturales, asíserá también en el caso del XXI. Si unasuperpotencia europea está decidida aejercer su influencia negando, aunteóricamente, el uso de la fuerza entodas las circunstancias y la propiaexistencia de la fuerza militar, estácondenada al fracaso. Así también loestá el proyecto de algunos neoconser-vadores estadounidenses cuya visiónhobbesiana del mundo pone tantoénfasis en la fuerza, la sangre y el hie-rro, pero esto es harina de otro costal.Por tanto, la verdadera cuestión a laque se enfrenta Europa es la de si suspropias ambiciones globales están reñi-das con sus prioridades locales, nacio-nales y regionales. Cosa que nos devuel-ve otra vez a la idea de un museo.

Hasta cierto punto, los museosson lujos que determinadas socieda-des por otra parte seguras puedenpermitirse. No representan la muerteo la descomposición, sino lo contrario,la preservación de la vida. Y no actúanasí en aras de la misma preservaciónsino para sostener y propagar suinfluencia. En otras palabras, la pre-servación y el poder no han de sernecesariamente excluyentes entre sí.Sobre todo si no consideramos el poderen un modo imperialista u ontológicocomo hicieron Gibbon, Spengler,Toynbee y Huntington. O sea, no siem-pre es necesario surgir, caer y morir.Hay algunos europeos, como el mali-cioso aunque también a veces franco y

La verdaderacuestión a laque se enfrentaEuropa essaber si suspropiasambicionesglobales estánreñidas consus prioridadeslocales,nacionalesy regionales

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sincero escritor holandés Midas Dekkers, quepersiguen saborear la idea de la descomposi-ción, en tanto otros tienden de forma perversay romántica a gozar sumergiéndose en remi-niscencias de una gloria pasada, como si talcosa ungiera su cultura actual con un plus desuperioridad. Sin embargo, si su reciente histo-ria algo demuestra, es que Europa en el sigloXXI rebate semejantes ideas estrechas. Europateóricamente se autodestruyó en dos “guerrasciviles” mundiales, pero hoy prospera más quenunca, si bien de forma distinta y en unmarcomundial cambiado.

No obstante, la voluntad de sobrevivir yprosperar remite a algo más que a la suerte y eltalento. También debe haber claridad de visióny buena organización. Los arquitectos del expe-rimento europeo de los años 50 lo comprendie-ron a carta cabal. Para ellos, la integración–posteriormente unificación– de Europa erauna cuestión de supervivencia cultural, políti-ca y económica. La cuestión no era si Europamerecía convertirse en una tercera superpo-tencia o, como a Charles de Gaulle le gustabadecir, en una “segunda potencia de Occidente”,sino si la prosperidad y la paz de las que depen-día la vida de los europeos no requerían algu-na forma alternativa y supranacional de orga-nización esquiva con los europeos durantesiglos. El ethos “europeo” estaba ahí, indudable-mente. Pero el principal objetivo era refundirlos cimientos del gobierno europeo para maxi-mizar sus posibilidades para ese tiempo y parael futuro.

Contrariamente a lo que la gente cree,pocos en aquel momento se preocupaban deEuropa en términos negativos o de rivalidad.Más bien se trataba de lo opuesto –que Europase convertiría en demasiado débil, o “neutralis-ta”–. Al secretario de Estado estadounidenseque hizo tanto para lanzar el proyecto euro-peo, Dean Acheson, se le preguntó muchosaños más tarde si él y otras personalidades notemían que una Europa unida y poderosa nodiera un día la espalda a su aliado estadouni-dense. Respondió que entonces nadie reparóen ella. Hubo algunos rumores sobre el parti-cular en los años 70 pero, como Kissinger haindicado más arriba, tampoco mucha gente setomó esta posibilidad muy en serio. Ya en losaños 90, sin embargo, el temor comenzó aexpresarse de modo más claro y explícito. Launidad europea, tras el Acta Única Europea,Maastricht, la introducción del euro, y ahora

más recientemente, el Tratado de Lisboa, pare-ce casi predestinada a emerger según la visiónde Jean Monnet como una especie de EstadosUnidos de Europa. ¿Se considerará a sí mismotal superestado –si es que llega a existir (cosaque mucha gente todavía duda)– una verdade-ra superpotencia? Y yendo más a lo esencial,¿se comportará como tal? ¿O seguirán dándosepor satisfecha, como muchos europeos siguenpareciendo estar, con hablar de vez en cuandocon suavidad acompañada simplemente de unpequeño palo?

Para hacer tal pronóstico, naturalmente,debemosmirar más allá de Europa. El grado enque Europa “proyectará poder” –para usar unavieja frase imperial y, posteriormente, de laguerra fía– depende tanto de su propia volun-tad como de las actitudes de otras potenciasmundiales, en especial Estados Unidos. El esta-tus de superpotencia, también, está tanto en lamirada del observador cuanto del interesado.

Para las mentalidades negativas o pesi-mistas, sin embargo, Europa parece haber lle-gado a parecerse a algo a mitad de caminoentre una fortaleza y una ciudad en lo alto alestilo americano. En realidad no puede serninguna de las dos cosas. Ambas ideas desuperpotencia y museo son tan idealistascomo estáticas. No pueden existir en toda supureza en el mundo globalizado de hoy. Setrata de un mundo demasiado conectado,interpenetrado, móvil y cambiante. Estascaracterísticas aseguran la prosperidad deEuropa y el estilo de vida europeo aliados a lapotenciación de sus oportunidades; no esmenester que tales rasgos nos sieguen la hier-ba bajo los pies.

Entre tanto, los días del auge, declive ycaída de las grandes potencias han acabado, almenos de momento. De momento tiene mássentido pensar en Europa (y en otras regiones,para el caso) como un entorno –real y virtual–donde unas cosas se preservan, otras se des-componen y desaparecen y otras crecen denuevo. Muta junto con la gente y con las rela-ciones que modelan su carácter. Debemospensar, en otras palabras, en su pasado, pre-sente y futuro con la mentalidad y el lenguajede biólogos, no de físicos. Europa no es ni unmonumento fijo e inamovible al pasado niuna pieza maestra en un tablero de ajedrez.Tal es la realidad del mundo que, para bien opara mal, nos han legado el poder y la culturaeuropeos en el siglo XXI.

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En los últimos 20 años el mundo ha conocido los cam-bios más profundos desde el inicio de la guerra fría, tantopolíticos como económicos, sociales y tecnológicos. La caídadel muro de Berlín, en 1989, y la desaparición de la UniónSoviética, en 1991, pusieron fin a la guerra civil europea delsiglo XX y dejaron a Estados Unidos como única superpoten-cia, lo que cambió el mundo de arriba abajo, más que losatentados del 11 de septiembre, aunque éstos fueron inter-pretados por la Administración Bush como la oportunidadpara alumbrar unilateralmente un nuevo orden internacio-nal. El resultado ha sido un mundo cada vez más multipolar.

En Asia se ha gestado el acontecimiento económico denuestra era: el ascenso de China e India, las superpotenciasdemográficas. En Oriente Medio, el enconamiento del con-flicto palestino-israelí ha dado paso al resurgir del islam po-lítico y del terrorismo apocalíptico. En América Latina, lasdesigualdades sociales y la marginación de los indígenas hanalimentado un nuevo populismo. Y la Unión Europea se haampliado, pero tiene por el oeste a Estados Unidos, que laempequeñece política y militarmente; por el extremo orien-te, la competitividad china, que agrava los achaques de sueconomía y de su Estado de bienestar; por el este, el dilemade qué hacer con Rusia, que tiene la llave energética de laUnión Europea, y por el sur, los inmigrantes, que encrespanlos ánimos y alimentan otro populismo.

La globalización también ha acelerado la historia en losúltimos 20 años con innovaciones tecnológicas como inter-net y los ordenadores personales. Y las migraciones se hanmundializado con las globalizaciones de la economía, deltransporte y de la información, que han achicado un mundodonde el poder se lo repartieron en el siglo XX dos superpo-tencias: Estados Unidos y la Unión Soviética.

El siglo XXI será diferente. China, India y Brasil emergencomo grandes potencias, económica y políticamente, y el po-der que en los últimos siglos se concentró en Occidente seestá dispersando. La prueba del nueve son las cumbres cele-bradas por el G-20 --grupo integrado por los países industria-lizados del G-8 y las potencias emergentes– sobre la crisis delsistema financiero internacional. Estos cónclaves, en los queel G-20 ha enviado al G-8 a los libros de historia, expresanla creciente multipolarización, es decir, una nueva distribu-ción del poder global.

VEINTEAÑOSSINMURODEBERLÍN • El proceso del fin de de los

gobiernos comunistas en Europatuvo su espaldarazo definitivo el día9 de noviembre de 1989. Justo al díasiguiente, soldados de la RDArecibían rosas de ciudadanosgermanooccidentales sobre unmuro ya políticamente inexistente.

1989. CAÍDA DELMURO DE BERLÍN

De la bipolaridad haciaunmundomultipolar

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1990. UNIFICACIÓN DE ALEMANIA

VEINTEAÑOSSINMURODEBERLÍN • El proceso del fin de de los

gobiernos comunistas en Europatuvo su espaldarazo definitivo el día9 de noviembre de 1989. Justo al díasiguiente, soldados de la RDArecibían rosas de ciudadanosgermanooccidentales sobre unmuro ya políticamente inexistente.

1989. CAÍDA DELMURO DE BERLÍN

De la bipolaridad haciaunmundomultipolar

1991. DESAPARICIÓN DE LA URSS

• Tropas estadounidenses se despiden de Berlín. Alemaniavolvería a ser un solo Estado el día 3 de octubre de 1990.

• Mijail Gorbachev,artífice de laliquidación delrégimen soviético,firma en el Kremlin eldecreto de cesión delcontrol del arsenalnuclear a su sucesor.El presidente de lanueva Federación deRusia, Boris Eltsin,iniciaría su mandatoel día 6 de diciembre,impulsando unacelerado procesode privatizaciones.

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1990-1991. GUERRA DEL GOLFO

• Tres meses después de la invasión deKuwait por los iraquíes, las tropas deEstados Unidos (en la foto, la I División deCaballería, noviembre de 1990) ya sehabían desplegado por Arabia Saudí. Labatalla aeroterrestre para expulsar a losocupantes comenzó el 24 de febrero de1991 y duró unas cien horas. Según losaliados, murieron 100.000 soldadosiraquíes y entre 50.000 y 130.000 civiles.

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1999. TERMINAN LAS GUERRAS QUE DESTRUYERON YUGOSLAVIA

1992. VICTORIA ELECTORAL DE BILL CLINTON

• Unmissil impacta en un lugar de Belgrado, próximo a una central eléctrica, el 24 de marzo de 1999. Fueel primer día de los bombardeos de la OTAN contra centros estratégicos yugoslavos (se prolongarían hastajunio) como respuesta al rechazo del régimen de Slobodan Milosevic a aceptar una paz en Kosovo.

• William (Bill) J.Clinton rompió en laselecciones de 1992 unperíodo de 12 añosconsecutivos dehegemoníarepublicana en la CasaBlanca (RonaldReagan y George H. W.Bush). De los cuatroaños de Administracióndemócrata cabedestacar lareanudación deldiálogo con China,congelado desde 1979.

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1998. HUGO CHÁVEZ, PRESIDENTE DE VENEZUELA 2001. ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE

• La llegada al poder de Hugo Chávez enVenezuela en febrero de 1998 convulsionóel panorama del patio trasero de EstadosUnidos, hasta entonces sólo agitado porCuba. Caudillista, autoritario yprovocador, impulsa una “alianzabolivariana” continental detransformaciones sociales y económicasde marcado acento populista.

• Los atentados del 11 dediciembre de 2001 en EstadosUnidos marcaron un punto deinflexión en la agenda políticade la Casa Blanca. A partir deaquella tragedia, el terrorismofue combatido en todos losrincones del planeta, con todoslos medios posibles y sinreparar en los los efectosderivados de errores y excesos.

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V E I N T E A ÑO S S I N MU RO D E B E R L Í N : D E L A B I P O L A R I DA D HAC I A U N MUNDO MU LT I P O L A R

2001. ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE

GEORGEW. BUSH, PRESIDENTE OSAMA BIN LADEN

• De la mano delpresidente George W.Bush, Estados Unidos seembarcó en las inciertasaventuras bélicas de Iraqy de Afganistán.Inspirado en el idearioneoconservador, durantesus dos mandatos(2001-2009) el republicanoemergió como paradigmadel unilateralismo y delantiterrorismo.

• ¿Un hombre o una idea?Osama Bin Laden, acusadode ser el máximoresponsable de losatentados del 11-S, hacatalizado y cataliza laimagen del terorismo entodo el mundo. Desde elaño 2001, el ciudadanosaudí, padre material yespiritual de Al Qaeda,es el individuo másbuscado de todoslos tiempos.

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V E I N T E A ÑO S S I N MU RO D E B E R L Í N : D E L A B I P O L A R I DA D HAC I A U N MUNDO MU LT I P O L A R

2001. COMIENZA LA GUERRA DE AFGANISTÁN

2003. COMIENZA LA INVASIÓN DE IRAQ

• Aunque no hafigurado nunca entrelos países del “eje delmal” (Bush, discursodel Estado de laNación, enero de2002), Afganistán fueocupado por unacoalición de países dela OTAN. Objetivo:derrocar el régimentalibán, refugio de AlQaeda, y apresar a sulíder. El resultado aúnestá por escribir.En la foto, ruinasde un edificio de laONU en Kabulbombardeado porerror por avionesestadounidenses.

• En la madrugada deldía 20 de marzo de2003 dio comienzo laprimera fase de laoperación ‘Libertadpara Iraq’ conbombardeosaeronavales y unataque terrestre desdela frontera de Kuwait.Nunca se descubrieronlas armas “dedestrucción masiva”que justificaron laintervención, eldictador fue ejecutadoy se ha impuesto unademocracia tutelada.Seis años después nose vislumbra unasalida plausible paraun país en quiebrasocioeconómica.

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VLADIMIR PUTIN• Presidente de Rusia (1999), ‘Premier’ (2008)

LULA• Presidente de Brasil desde 2003

HU JINTAO• Presidente de China desde 2003

MANMOHAN SINGH• Primer ministro de India desde 2004

ANGELAMERKEL• Canciller de Alemania desde 2005

AHMADINEYAD• Presidente de Irán desde 2005

NICOLAS SARKOZY• Presidente de Francia desde 2007

BARACK OBAMA• Presidente de EE. UU. desde 2009

YUKIO HATOYAMA• Primer ministro de Japón desde 2009

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V E I N T E A ÑO S S I N MU RO D E B E R L Í N : D E L A B I P O L A R I DA D HAC I A U N MUNDO MU LT I P O L A R

2008. HUNDIMIENTO DE LEHMANBROTHERS

2009. EL G-20 SUSTITUYEAL G-8 EN PITTSBURGH

• La quiebra (septiembre de 2008) del banco deinversiones estadounidense Lehman Brothers,fundado en 1850, fue el primer síntoma de la crisisfinanciera. El fenómeno, de características globales,ha arrastrado a otros sectores de la economía, conespecial incidencia en los paísesmás pobres.

• El exclusivo club del G-8 (Estados Unidos., Japón,Alemania, Reino Unido, Francia, Rusia y Canadá) seamplió en Pittsburg (2009) con la UE y otros 11países de economías emergentes. La foto incluye alsecretario general de la ONU, al presidente delBanco Mundial y otros altos representantes.

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Kurt W. JeffersonDOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE MISSOURI (COLUMBIA).

PROFESOR Y DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA

POLÍTICA DEL WESTMINSTER COLLEGE, FULTON (MISSOURI).

IMPARTE CURSOS SOBRE POLÍTICA GLOBAL, POLÍTICA EUROPEA

DERECHO E INSTITUCIONES INTERNACIONALES. MIEMBRO DE LA

AMERICAN POLITICAL SCIENCE ASSOCIATION, INTERNATIONAL

POLITICAL SCIENCE ASSOCIATION Y SECRETARIO DE LA CENTRAL

SLAVIC CONFERENCE, ORGANIZACIÓN PROFESSIONAL ESTADO-

UNIDENSE DEDICADA AL ESTUDIO DE LAS SOCIEDADES

ESLAVAS.

Rusia, ¿enfermo deEuropa o potencia global?

A TRANSFORMACIÓN DE RUSIA DE

su condición de superpoten-cia de la guerra fría en unasemidemocracia capitalistaen desarrollo tras 1991 hasido testigo de un interesanteabanico de progresos políti-cos, económicos y sociales. ¿EsRusia en la actualidad, a undecenio del comienzo del

siglo XXI, una verdadera potencia global equi-parable a su fuerza militar tras su triunfo sobreel nazismo alemán en1945? ¿O es un enfermomantenido con respira-ción artificial y conobligaciones respectode la buena voluntadpolítica, el capital y losmercados a fin de rein-tegrarse en la economíay política globales en calidad de país europeoposcomunista y en desarrollo cuya plena mate-rialización puede tardar décadas?

Durante 300 años, el imperio ruso dominósu área de influencia correspondiente tanto en

las partes europeas de Rusia como en las asiáti-cas del propio imperio. Los zares en tiempo delos Romanov eran autocráticos y centralistas, ya finales del siglo XVIII habían cohesionado lamayor parte de la Rusia europea y asiática másallá de los Urales a fin de promover los objetivosnacionales de Rusia y hundir sus tentáculos enSiberia y la provincia de Kamchatka en el Pací-fico norte, incluso más al este que el archipiéla-go japonés. La irrupción de la revolución bol-chevique en 1917 liquidó el anticuado sistemazarista y en su lugar apareció un núcleo radical

demarxistas idealistasque introdujeron unarama extremista de so-cialismo en Rusia y,tras la victoria del ejér-cito rojo en la guerracivil (1918-1921), con-solidaron el poder enforma de un nuevo

Estado: la Unión de Repúblicas SocialistasSoviéticas (URSS).

Bajo los bolcheviques y Vladimir Lenin, laUnión Soviética quedó apartada internacional-mente como Estado paria. Justo antes de la

L¿Es la Rusia de hoy una potenciaglobal equiparable a su fuerzamilitar tras el triunfo sobre elnazismo en 1945 o quizá unenfermo crítico que dependede la buena voluntad política,el capital y losmercados?

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muerte de Lenin en 1924, el Estado avanzódesde una trayectoria económica basada en elcomunismo militarizado hacia un sistema eco-nómico mixto que concedía más libertad a losgranjeros y agricultores. Cuando Stalin reforzósu control personal sobre el sistema hacia 1927,el país se encaminó hacia un absoluto controlestatal de todos los sectores de la economía ycobraronmás fuerza los rasgos totalitarios esta-tales acompañados de los elementos ideológi-cos del Estado leninista; se produjeron enton-ces las purgas implacables de los dirigentes delos antiguos líderes del partido bolchevique ycuadros del ejército a finales de los años 30. ElPartido Comunista de la Unión Soviética sufrióla detención del 55 por ciento de su elite diri-gente (del Comité central); es decir, de más deun millar de miembros del partido, tras el XVIICongreso del PCUS en 1934; más de dos terciosde ellos ya estaban liquidados para el siguientecongreso en 1939. En el mismo período detiempo, el 90 por ciento del alto generalato, el80 por ciento de los coroneles y decenas demiles de oficiales de rango inferior fueron pur-gados por Stalin y sus compinches antes de laGran Guerra Patriótica (la Segunda Guerra

Mundial). Algunos especialistas achacan lasacciones de Stalin a la paranoia y otros al cicloinexorable de revoluciones políticas radicales acuya instigación los hijos de la revolución devo-ran a sus mayores o entre sí.

Indudablemente, la debilidad de Rusiacomo Estado dotado de derechos e institucio-nes cívicas tras la revolución bolchevique augu-raba un continuado estancamiento político yun posible declive económico. No obstante, lahabilidad de Stalin para unir al país durante laguerra revistió gran importancia en el planomilitar y económico y en el de la moral nacio-nal, aunque el afán de Stalin por defender losideales y la cultura nacional de Rusia relegó asegundo término a otras identidades étnicas enel seno del marco multiétnico que era la URSS.

Los oligarcas postestalinianos no alcanza-ron a comprender los problemas que comporta-ba un Estado militarista pero de frágil y defi-ciente núcleo cívico y económico. Mijail Gor-bachev, el líder soviético más joven desde Le-nin, accedió al poder en 1985 al ascender en elseno del Politburó. Comprendió la necesidadde reevaluar la política de su país. Sabía que losmecanismos del mercado ayudarían a una eco-

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nomía agobiante y pétrea. Sin embargo, noadvirtió el grado de animadversión contra elsistema soviético existente en las regiones delpaís ni el malestar general entre la poblacióncon respecto a la mentalidad ideológica estatalque sofocaba el espíritu empresarial y la parti-cipación cívica. En consecuencia, cuando elexperimento de la perestroika de Gorbachov(1986-1991) no logró arraigar (tan sólo se aplicóa un 8 por ciento de la industria soviética), laeconomía siguió tambaleándose. Al imponersela demokratizatsiia (democratización) a la tareade reestructuración económica, el Estado empe-zó a perder el control de la opinión pública y,cuando el Congreso Ruso de Diputados delPueblo (procediendo como Parlamento autóno-mo) acordó desvincularse de la URSS en diciem-bre de 1991, el principio del fin de la UniónSoviética era inminente.

Es posible que la debilidad del Estado definales de la era soviética a la hora de transfor-marse en una democracia socialista de buenafe constituya no tanto una acusación contra elsocialismo como ideología falta de credibilidadcuanto una carencia histórica de Rusia en tér-minos de democracia e incapacidad para crearuna democracia cívica de estilo occidental do-tada de libertades e instituciones que aportenpluralismo y apertura. En este contexto, BorisYeltsin se hizo cargo de las riendas del Estadoen junio de 1991, al convertirse en primer pre-sidente electo de la historia política de Rusia.

“El enfermo de Europa”Yeltsin, entusiasta promotor de su propia

figura, pasó de estar en la cúspide en dos elec-ciones presidenciales a tirar la toalla –comohombre despreciado y acabado– en 1999. Elíndice de aprobación de su persona había caí-do, en el seno de la política rusa, a valores entorno al 10 por ciento o inferiores al final de sumandato. Su apuesta en agosto de 1991 y suactitud de resistencia a los golpistas contribu-yeron a catapultarle a una posición de respetomundial. Sin embargo, en 1995 autorizó a losoligarcas a adquirir capital de sectores indus-triales rusos de propiedad estatal, aceptandosus préstamos para mantener a flote el Estadoruso y asegurar su competitividad al paso queprivatizaba la economía. El hecho de que unpuñado de rusos se hicieran riquísimos mien-tras aumentaba el paro y menguaba la viabili-dad económica del país, representó una caídade la moral y un aumento del malestar nacio-

nal. Rusia presenció el declive de la sanidad, losniveles de mortalidad masculina descendierona los 60 años de edad o menos (mucho menosque los índices de los países occidentales indus-trializados) y enfermedades como el sida au-mentaron astronómicamente debido en partea la deficiente asepsia hospitalaria.

Yeltsin y la incapacidad de sus gobiernospara garantizar el imperio de la ley en el paísdio pie a un auge de la criminalidad. De hecho,y al hilo de un aumento de la actividadmafiosaa principios de los años 90, resultó que dos ter-cios del PIB del país cayeron en manos de gru-pos ilegales que se beneficiaban de la economíasumergida y de diversas formas de extorsión ycorrupción. Tal panorama derivó en el desáni-mo de la población, cuyos índices de confianzaen las autoridades estaban por los suelos. Enconcreto, la población desconfiaba del futurode la evolución poscomunista en su país. Lacaída del rublo en 1998, el subsiguiente présta-mo del FMI (que resultó robado prácticamentepor burócratas corruptos) y el persistente con-flicto en Chechenia demostraron que la eraYeltsin no había reportado esa fuerza y poderruso en que se habían cifrado las esperanzastras la caída de la URSS en 1991. Rusia y susfuerzas armadas experimentaban problemasen Chechenia, factor que suscitaba el interro-gante sobre si Rusia podría gestionar una conti-nuada descentralización política y administra-tiva en el territorio de su Federación. VladimirPutin heredó este marco problemático al con-vertirse en presidente el 31 de diciembre de1999, tras la renuncia de Yeltsin.

Rusia en tiempo de Putin:el imperio contraataca

Putin, prácticamente un desconocido, fuenombrado primer ministro por Yeltsin en agos-to de 1999. Su interés en restaurar la imagen deRusia y valerse de sus recursos naturales en subeneficio se han convertido en sinónimo delcambio de rumbo de Rusia y de la primera vic-toria electoral de Putin como presidente enmarzo de 2000. Una vez en el poder, el presi-dente Putin puso su empeño en fortalecer elGobierno central. Volvió a centralizar el controlsobre las 89 unidades territoriales rusas yanuló el decreto de Yeltsin que autorizaba unamayor autonomía para estas regiones. En estesentido, se trataba de la vía opuesta a la descen-tralización española en 17 comunidades autó-nomas (en la teoría y en la práctica) tras 1975,

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después de casi 40 años de régimen franquista.Putin pilotó además un índice de crecimientoeconómico del 6 por ciento durante su manda-to presidencial (2000-2008). Fue un giro real-mente pasmoso que, no obstante, se debió enbuena parte al estímulo procedente de la ex-tracción de recursos y las exportaciones mun-diales y, en menor medida, a la inversión eninfraestructura y tecnología en el propio país.De hecho, numerosas opiniones coincidiríanhoy en afirmar que Rusia necesita en granmedida contar con estos dos últimos factores.

El intento de Putin de impedir que los oli-garcas se aprovecharan de la economía del país,su renacionalización parcial de ciertas indus-trias como Gazprom (gigante estatal del gasnatural y el petróleo), su tenaz y exitoso ataquecontra varios magnates (Berezovsky, Gusinsky,Jodorkovsky y otros) y su empleo como ejemplopara demostrar al populacho ruso que los “ba-rones del robo” serían conducidos ante la justi-cia supuso una absoluta ruptura con relaciónal pasado de Yeltsin. Todo esto auguraba unaera nueva –y en cierto modo precaria– en laque el Estado pararía los pies a los capitalistasbribones, restableciendo su propio control so-bre la vida económica mediante instrumentospolíticos transparentes. Numerosos rusos con-sideraban que tales iniciativas, que Occidentejuzgaba como actitudes caprichosas y proble-máticas en términos de libertades civiles en elmarco de una democracia capitalista, eran jus-tas y éticas dada la cultura política del país, dematiz étnico-comunitarista, y el contexto enque muchos rusos sufrían grandes privacioneseconómicas y querían que el Estado trabajaraen ayuda del ciudadano corriente.

La escasa disposición del Gobierno de Putina mostrar aguante con relación a la oposicióninterna al conflicto de Chechenia contribuyópositivamente a su popularidad como líder yatizó también el nacionalismo. La odisea en susúltimos años de Anna Politkovskaya, voz críticadel Kremlin y del ejército ruso en Chechenia, esun ejemplo de una minoría progresista que sehace oír y dio pie a disensiones internas en elseno del propio Gobierno sobre la cuestión deChechenia, aunque con escaso resultado. La in-clinación de Putin a emplear recursos como elgas, el petróleo y diversos metales para influiren países de la Unión Europea que anteriormen-te giraron en su órbita de influencia aumentóno sólo el poder geopolítico de Rusia sino que lebrindó una baza esencial a la hora de tratar con

destacadas potenciasoccidentales notable-mente dependientesdel petróleo y gas ex-tranjero. El corte delsuministro de gas aChisinau, capital deMoldavia, y a sumás demillón ymedio dehabi-tantes el 1 de enero de2006, en lo más crudodel invierno, atrajo so-bre él y su Gobierno lahostilidad de las capita-les europeas, pero en-vió el mensaje de queRusia había dejado deser una potencia de se-gundo orden en un te-rreno donde los países eran más vulnerables: ladependencia de la energía extranjera.

Putin, que obtuvo un doctorado en políticaeconómica a finales de los años 90 (con unatesis sobre el empleo de los recursos naturalespara fines nacionales y estratégicos) era astuto ysagaz. Sabía que el poder de Rusia no proven-dría únicamente de su fuerza militar sino queen estos tiempos de guerra asimétrica, derechointernacional y gobierno global, la nuevamone-da vigente en el ámbito del poder era la geoeco-nomía y no siempre la política del dominioglobal. En consecuencia, al utilizar a un tiempola “zanahoria” (junto a la amenaza del “palo”como pudo apreciarse en Moldavia y Ucrania),podía persuadir a los países de Asia central deque pusieran fin a los acuerdos con EstadosUnidos sobre bases militares en la región.

El final del mandato de Putin como presi-dente suscitó ciertas especulaciones relativas asu desgana sobre la cesión del poder. En últimotérmino, Dimitri Medvedev fue elegido parasustituirle y Putin continuó sin mayores proble-mas a las riendas del principal partido de go-bierno de la Federación de Rusia (Rusia Unida),presidiendo una amplia coalición nacional enel centro de la política rusa a fin de mantener araya a la izquierda (comunistas) y populistas dela derecha radical (Partido Liberal Democrático)para que no socavaran la popularidad de surégimen; además, factor importante, su popula-ridad sigue alta (el 70 por ciento de sus conciu-dadanos le consideran a él y a su régimen deforma positiva). Tras dimitir como presidente,pudo regresar a la política casi de forma inme-

Putin esconsciente deque la fuerzade Rusia noprovieneúnicamentede su brazomilitar, sino deque la nuevamoneda en elámbito delpoder es lageoeconomíay no siemprela política deldominio global

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diata en calidad de primer ministro (cargo quesostuvo casi un decenio antes con Yeltsin) paraguiar a Rusia por la senda de garantizar al paísun poder geopolítico de amplio espectro.

La reafirmación de los derechos de Rusiaen sus fronteras por parte de Putin, demostradapor la guerra de agosto de 2008 con Georgia ysu impetuosa respuesta al presidente MijailSaakhashvili al cuestionar la pretensión desoberanía de Georgia sobre Osetia del Sur cons-tituyó una dura prueba para la OTAN y Oc-cidente susceptible de poner de relieve siOccidente podía de hecho pesar de algúnmodoen los asuntos propios de la zona de influenciade Rusia y si Georgia podía realmente sumarsea Europa en la vía de una democratización lejosde la órbita rusa. El intento de Estados Unidosde situar en algúnmomento un escudo demisi-les en Polonia y la República Checa recibió unacáustica respuesta de los planificadores milita-res rusos. En ambos casos, en el Cáucaso y enEuropa central, los rusos empezaron a invocarcuestiones de defensa sobre el uso táctico demisiles balísticos intercontinentales destinadoa evitar daños derivados de las tensiones pro-pias de la guerra fría.

Con el acceso al poder del presidenteBarack Obama, los estadounidenses (a finalesdel 2009) se han retirado de ambas áreas bus-cando una distensión con Medvedev y Putin enel marco de una reimposición del poder enEurasia por parte de Rusia. Como ésta se hallaahora en fase de renovado prestigio, tal factor–de modo similar a la era de la guerra fría–representa una alternativa al poder blando li-derado por Estados Unidos bajo la presidenciade Obama. De hecho, Rusia bajo el mandato dePutin y Medvedev había regresado a una situa-ción geopolítica más próxima a la propia delEstado estalinista (en términos de poder en elpanorama mundial) en 1945 que a la de laépoca de Yeltsin (caracterizada por la debilidady conflictos malogrados como el de Chechenia)en 1995. Pese a la pérdida de libertades políti-cas en el interior, de una distribución desigualde la riqueza y de un deficiente funcionamien-to de la democracia, Rusia era más fuerte en elescenario global que en cualquier circunstan-cia anterior desde el año 1991.

ConclusiónAl finalizar el año 2009, el primer minis-

tro Vladimir Putin nos sonríe desde lo alto deuno de los mayores cúmulos de recursos natu-

rales del mundo, tanto en términos de magni-tud de los depósitos (que sobrepasan sus necesi-dades nacionales) como de riqueza materialglobal. Putin ha utilizado su capacidad de con-trol de los órganos estatales de Rusia no sólopara conservar el poder, sino también paragenerar una estabilidad política y económica(pese a la recesión global de 2008-2009 y susproblemáticos efectos en Rusia ya que unabuena porción de su PIB hamenguado reciente-mente debido al bajón económico global).

Es cierto que la oposición de signo liberalen Rusia, según parece, sigue adoleciendo defalta de actividad, pero tal circunstancia puedeguardar relación tanto con los problemas deri-vados de la falta de una tradición liberal cuantocon la supresión de las libertades y derechoscívicos en la vida nacional. Es posible que lademocracia sea apenas viable en la Rusia actual,pero en cualquier caso el interés primordial dela mayoría de la población estriba en que au-mente el nivel de vida y el país vuelva a gozardel respeto internacional. De hecho, la reanu-dación de la distensión con Estados Unidos enrelación con la amenaza de proliferación nu-clear, la posible reducción de 6.000 armas nu-cleares activas en suelo ruso y la continuacióndel desarme en el marco de la tradición de lapasada diplomacia rusoestadounidense sonprobablemente factores de estabilización.

Es importante que Rusia sea capaz de pro-gresar como parte de Europa y de hecho loslíderes europeos habrán de considerar esta cues-tión con ánimo constante. ¿Se relega al mayorpaís de Europa en términos de una integracióneconómica y política más profunda? ¿Es positi-vo para Europa que se mantenga a Rusia fuerade Europa? Indudablemente, las iniciativas deRusia en Georgia suscitan preocupación en lorelativo a la defensa de Occidente y Europa. Elrumboque adopten tantoRusia comoOccidenterevestirá importancia a la hora de abordar elfuturo de Rusia y el futuro de las relacionesentre este país y Occidente. Si bien Rusia haregresado en calidad de potencia al escenariomundial, su aptitud diplomática para sintoni-zar con Europa y con Occidente, sobre todo enel plano de la geoeconomía, constituirá el signoindicador de si se suma a los países de democra-cia adulta (entre los que se cuenta España)entendidos como aquellos donde se trabajó afavor de la paz y la prosperidad en un marco decooperación global y aplicación del derechointernacional y de los principios de la justicia.

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Bruce MazlishPROFESOR EMÉRITO DE HISTORIA DEL INSTITUTO TECNOLÓGICO

DE MASSACHUSETTS (MIT). AUTOR, ENTRE OTRAS OBRAS, DE THE

UNCERTAIN SCIENCES, THE FOURTH DISCONTINUITY/THE CO-EVOLUTION

OF HUMANS AND MACHINES Y A NEW SCIENCE: THE BREAKDOWN OF

CONNECTIONS.

El capitalismodel siglo XXI

ARA ENTENDER EL CAPITALISMO

del siglo XXI y su posible evo-lución, resulta útil dirigir unpoco la vista atrás. Como diríaHegel, es menester “dar pasosatrás para saltar mejor”. Ob-servamos, en efecto, que elcapitalismo ha adoptado nu-merosas formas antes de

nuestra propia época; por ejemplo, establecien-do relaciones diversascon el Estado. Un factorque fue y es esencialpara todo tipo de capi-talismos es la convic-ción de que el capital esfértil y de que cuandose invierte puede pro-ducir más capital. Elcapitalismo, por esen-cia, es un sistema dinámico.

A finales del siglo XIX y principios del XX,el capitalismo podía calificarse de capitalismoindustrial. Surgieron nuevas empresas gigantesen los sectores del acero, la electricidad y los

productos químicos. Aunque básicamente dealcance nacional, ejercieron asimismo activida-des de nivel internacional. No obstante, conta-ron generalmente con el apoyo de sus gobier-nos nacionales en materia de aranceles, subsi-dios y otros sistemas de estímulo. Consti-tuyen ejemplos típicos la Standard Oil (1870),R. J. Reynolds (1879) y General Electric (1890).Organizadas como sociedades anónimas, lascitadas eran empresas privadas; muchas otras,

sin embargo, se halla-ban bajo control es-tatal (sobre todo enFrancia).

El internaciona-lismo caracterizó estafase del capitalismo.Las empresas multina-cionales (EMN) nocomenzaron a exten-

derse realmente hasta la Primera GuerraMundial y posteriormente su crecimiento au-mentó de manera espectacular; literalmente,estalló. Debe tenerse en cuenta, después, undesplazamiento en la dirección del predominio

PEstados Unidos (más innovador)y China (proclive a la intervenciónestatal) aparecen como losprincipales competidores en unacarrera hacia una forma decapitalismo propia del siglo XXI

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del capitalismo financiero. Nuestro relato cul-mina con la Segunda Guerra Mundial y se ex-plica de modomás satisfactorio en términos dela globalización; es decir, mediante el aumentode la interconexión y la interdependencia. To-do esfuerzo para comprender el capitalismo delsiglo XXI debe tener en cuenta esta evolución.

Tal es el contexto en el que debe situarse elllamamiento de Nicolas Sarkozy a favor de uncapitalismo reformado. ¿Puede continuar elcapitalismo en su condición actual? Induda-blemente, la recesión económica reinante vienea indicar que es menester abandonar el (así lla-mado) libre mercado, como por otra parte havenido sucediendo recientemente en EstadosUnidos. En este caso el Estado se ha aprestado arecoger buena parte de los platos rotos. Y nopuede ir más allá debido a la ideología estado-unidense y a su sistema político. En consecuen-cia, es poco probable que surja en este últimopaís un verdadero capitalismo reformado.

¿Topamos con algo nuevo en China? Sucombinación de control y dirección de Estado ypartido y una determinada versión del libremercado parece constituir el relato de un éxitoescrito con caracteres chinos. Acechan, sinembargo, los aires propios de los inicios delcamino, entre problemas de “democracia”, bu-rocracia y corrupción que se cernían sobre loslogros conseguidos. Sin embargo, en elmomen-to actual, su versión del capitalismo de Estadoparece propiciar un crecimiento sin preceden-tes, superando a su más cercano rival, India.Ambos, por supuesto, cuentan con enormesreservas de mano de obra de bajo costo.

Estados Unidos y China parecen ser losprincipales competidores en una carrera haciauna forma de capitalismo propia del siglo XXI.Si tuviera que apostar mi dinero como buencapitalista de riesgo lo colocaría en el país asiá-tico, tras caer en la cuenta de que EstadosUnidos es más innovador y China más proclivea la intervención estatal. La mayoría de los paí-ses, por supuesto, están en medio.

Desde hace décadas funciona un sistemacapitalista que predomina en la mayor partedel mundo, aunque en buena parte en formade un capitalismo de Estado. Al sobrevivir a laamenaza comunista, el capitalismo, en ciertaforma, parece decidido a existir todavía por untiempo. Pero en una sociedad globalizada,sometido a las presiones de tipo medioambien-tal y climático y expuesto a crecientes preocu-paciones políticas, el capitalismo –de la clase

que sea– parece llevar una existencia precaria.Nuestra pesquisa entraña una serie de

cuestiones importantes. La primera es la de quehasta qué punto debería cambiar el capitalis-mo. Los partidarios del modelo estadounidenseseñalan su éxito hasta la fecha en la creación ydifusión de riqueza en el mundo. Subrayan suintervención a la hora de sacar al habitante me-dio de la pobreza. Eso fue así, digamos, hasta ladécada de los años 70. Si nos situamos en épo-cas posteriores, este argumento suena a hueco.Los ricos se han hecho indudablemente másricos, pero los pobres, como dice el estribillo, sehan vuelto más pobres. Antes incluso del des-plome económico, los salarios de los trabajado-res se mantenían fijos o disminuían.

Los estadounidenses no creen en las revo-luciones. El estadounidense medio cree que supaís es la tierra de las oportunidades y, hastahace poco, que su suerte mejorará, al igual quela de sus hijos. Sólo en tiempos recientes estelema obsoleto ha llegado a perder parte de sufuerza y vigor. Al fin y al cabo, Estados Unidoses un país donde el 20 por ciento de la pobla-ción cree que se halla en la cúspide ¡del 1 porciento de la máxima riqueza! En tal situación,aunque se critique a veces el poder empresa-rial, nunca se cuestiona.

El ejemplo de Estados Unidos puede serun caso extremo, pero participa de un sistemaglobal en cuyo seno coexisten numerososcasos similares y equivalentes u homólogos.El Nuevo Diccionario Colegiado Webster define elcapitalismo como “un sistema económicocaracterizado por la propiedad privada o colec-tiva de bienes de capital, por inversiones esta-blecidas por decisiones privadas y no por elcontrol del Estado y por los precios, la produc-ción y la distribución de los bienes estableci-dos principalmente por la competencia en unmercado libre”.

Se trata de una definición correcta segúny cómo; la cuestión es que pasa por alto la nece-sidad de un sistema social –una sociedad capi-talista– o, al menos, un sistema estatal favora-ble o respetuoso con los capitalistas. Como essabido, en el siglo XVI Lutero declaró que sedebería someter a todos los capitalistas al tor-mento de la rueda (instrumento de tortura quequebraba los huesos) conceptuándoles comousureros, opinión generalizada en algunas so-ciedades islámicas. Su existencia como empre-sarios era ajena a su pensamiento. Sin embar-go, a juicio del economista del siglo XX Joseph

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Schumpeter, empresarios, innovadores y opera-dores de riesgo correspondían a la esencia delcapitalismo, infundiéndole su dinamismo.

La diversidad posee una manifiesta venta-ja en la evolución, según Darwin. ¿Puedencoexistir los sistemas locales con la fuerzadevastadora del capitalismo? ¿O es que todoslos sistemas están abocados a su destrucción,como Marx pronosticó, debido a la inevitablepropagación de un capitalismo competitivo?En lo que he dicho hasta ahora sólo constanindicios con relación a la alternativa comunis-ta. Evidentemente, poco retiene de la categoríade rival propia de su anterior forma soviética;su régimen sucesor después de 1991 en Rusiacomo una forma de economía de libremercadofracasó estrepitosamente y ha sido reemplaza-do por una especie de “capitalismo salvaje” enuna sociedad dominada por Putin.

Un rasgo dominante de la actualidad es laausencia, en todo el mundo, de una inclina-ción hacia la izquierda. Es como si la izquierdahubiera perdido la confianza en sí misma, des-provista de ideas o de fuerza en tanto quemovi-miento social. Un capitalismo carente de desa-fíos constituye una nueva extraña criatura.Naturalmente, la socialdemocracia sigue mos-trando su fisonomía en los países escandinavos.Y, como he subrayado antes, China ha explora-do una senda exitosa impulsando una econo-mía y sociedad híbridos. Sin embargo, la verdades que pocas alternativas al capitalismo refor-mado se vislumbran en el horizonte.

En su lugar, nos quedamos en Occidentecon el ejemplo de Wal-Mart y la desregulación.El consumismo se ha adueñado de la situación.La paradoja, por supuesto, ¡es que el principalproveedor de Wal-Mart es China! ¡Extrañomundo, en el que el principal capitalismo “noreformado” u ortodoxo depende de su competi-dor asiático! ¿Es este el rostro del capitalismodel futuro?

En la década de 1860 entró una nuevapalabra en el vocabulario económico y políticodel mundo. Pese a que podríamos remontarnosunas décadas más, el término “capitalismo”entró entonces en el discurso general. Comohabía dicho Karl Marx, era un fenómeno mun-dial. En todas partes el apetito de hombre lobopropio de la expansión del mercado capitalistamostró su carácter insaciable. A finales de esesiglo, contaba con una ideología propicia a supropagación. La modernización, sobre la basede la noción de modernidad, se convirtió en el

eslogan reinante. En nombre de la moderniza-ción, las tradiciones locales y las formas de lavida económica dieron paso a la fuerza aparen-temente irresistible de lo nuevo.

Cuando un siglo después, la modernidadcedió su supremacía ideológica a lo que hadado en llamar la globalización, esta formatransnacional del capitalismo –el capitalismoglobal– se propagó aúnmás por todo elmundo.Como se ha indicado anteriormente, el capita-lismo de Estado podía competir con otras for-mas organización económica reformada sindejar de abrazar una versión del libre mercado.Si bien el contexto del Estado-nación siguiópredominando hasta después de la SegundaGuerra Mundial, fue dando paso gradualmentea lo global. El marcointernacional persis-tió, pero ha sido com-pletado y a menudodesbancado por proce-sos e instituciones glo-bales. El mundo estácambiando…

Tras haber indica-do cómo la historia habrindado un mundonuevo a nuestra obser-vación y análisis, pue-de ser provechoso plan-tear una pregunta obli-gada (que compara loque es con lo que debe-ría ser). ¿En qué medi-da debería cambiar elcapitalismo?

Todos los sistemas cargan con sus propiascontradicciones. El capitalismo salvaje ha cons-tituido un éxito enorme en tanto que sistemaproductivo. Sin embargo, un precio que se hatenido que pagar ha sido una extraordinariadestrucción medioambiental. El mismo siste-ma que ha dado pie a amenazas ambientales yclimáticas a la vida humana tal como hastaahora se ha vivido en el planeta Tierra, ¿escapaz de controlar y remediar estos factores deriesgo letal?

La “ciencia” económica presupone que suobjeto es conducir a la humanidad a una pro-ductividad creciente. En su forma neoclásica,ahora muy escarmentada tras la recesión eco-nómica, promueve el beneficio y el crecimien-to del PIB como objetivos de la actividad econó-mica humana. Este tipo de economía, predomi-

¿Será capazel capitalismosalvaje decontrolary remediarlos factoresde riesgoque handado pie aamenazasambientalesy climáticaspara la vidahumana? ¿Enquémedida hade cambiar?

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nante hasta ahora indudable-mente en Occidente, se ha vistocrecientemente desafiada poruna economía que tiene el bien-estar como su objetivo. En lugarde un culto ciego al PIB, se hapropuesto un índice de felicidadcomo mejor escala de mediciónde la “ciencia”. Ello implica tam-bién la reforma de la teoría a finde permitir enfoquesmenos posi-tivistas. La “envidia de la física”por parte de la mayor parte de laeconomía anterior, con su énfa-sis en el uso de las matemáticas ylos modelos, ha llevado a losresultados habituales de la envi-dia: una vida infeliz.

Debido a la conciencia de lospeligros de la economía sin freno ni regulación,se ha apelado al llamado “desarrollo sosteni-ble”. Lo cual parece indicar que, como dice elrefrán, se puede “oír misa y casa guardar”. Eldesarrollo económico proseguirá, especialmen-teenlasregiones“subdesarrolladas”delmundo,pero sin el medio ambiente y sus recursos ago-tados por un crecimiento sin control. Bajo estaforma de economía acechan toda clase de cues-tiones políticas y preguntas obligadas.

Más básica resulta la idea de una condi-ción estable o estacionaria de la sociedad y de laeconomía, idea que cuestiona el propio dina-mismo que impulsa la actividad tal como laconocemos. Esta idea, ampliamente debatidapor John Stuart Mill y otros en el siglo XIX(Herman Daly en Estados Unidos y Peter Victoren Canadá son analistas serios modernos sobrela posibilidad y el significado de una economíaen estado estacionario), tiende a proyectar unenfoque utópico del tema. En la mayoría de losutópicos, la vida está muy regulada. Así es tam-bién la actividad económica. Pero, en muchosaspectos, esta mentalidad equivale a salirse dela historia. Básicamente, representa tambiénmantenerse alejado de cambios de todo tipo.

Como es bien sabido, a una literatura utó-pica ha correspondido en ocasiones una escritu-ra sombría y lúgubre. Buena parte de esta últi-ma subraya la falta de libertad y de elecciónindividual. Un mundo feliz, de Huxley, aúna uto-pía y deshumanización. Nosotros, de Zamiatin, yotras muchas obras se inclinan hacia la deshu-manización. Ninguno de estos ejemplos incluyeel capitalismo en sus relatos. Los defensores del

capitalismo no regulado lo vinculan con lalibertad individual. Los opositores de este tipode capitalismo, en cambio, subrayan la “esclavi-tud” que implica la actividad sin trabas del capi-talismo. El ataque puede venir desde la derechao la izquierda: los conservadores de Disraeli y losrevolucionarios internacionales de Marx recha-zan igualmente estas formas de actividad econó-mica y el tipo de sociedad que generan.

Amodode conclusión, sugiero que, tenien-do en cuenta nuestro debate sobre el capitalis-mo en sus diversas manifestaciones históricas yteóricas, debemos distinguir entre las dos pre-guntas: una, ¿en qué medida debería cambiar?y dos, ¿en qué medida cambiará? La primera esen granmedida una pregunta obligada, basadaen observaciones relativas a las vicisitudes delsistema. La segunda es una pregunta futurista.Llegar a alguna conclusión en este sentido equi-vale a admitir la condición empañada de nues-tra bola de cristal. Las intenciones humanasson sólo una parte de la ecuación. La contin-gencia y las consecuencias imprevistas desem-peñan un papel mucho mayor.

En un mundo de capitalismo global, elespacio y el tiempo se han comprimido. Elmundo nos rodea y el futuro nos acecha. Elpapel y forma del capitalismo en este futuro noestán claros. De hecho, aunque que el capitalis-mo parece ser inmutable a pesar de sus innu-merables transformaciones, es poco probableque dure para siempre. En esta coyuntura, cabeadmitir que atraviesa una crisis de identidad.Si saldrá (y cómo) de esta crisis constituye unapregunta verdaderamente comprometida parael siglo XXI.

RESUMAMOS LAS POSIBILIDADES:

• Incrementar el control estatal; ¿hastaqué punto podría hacerse?

• Cooperativas de trabajadores, los traba-jadores (no el Estado) como propietarios de losmedios de producción.

• Estado de equilibrio, condición querequiere un mayor análisis.

• Desplome de aspectos de la globaliza-ción, debido a conflictos armados, pandemias,grave escasez de recursos (alimentos, agua,etcétera), relacionados con el cambio climáticoglobal; muchos grupos ya están proponiendoreemplazar partes del sistema capitalista mun-dial por monedas locales, producción local yotros sistemas locales.

En algún lugar, entre estas posibilidades,se encuentra el futuro del capitalismo.

Aunque pareceinmutable apesar de susinnumerablestransformaciones,es pocoprobable que elcapitalismo durepara siempre, yuna preguntacomprometidapara el siglo XXI:¿cómo superarásu crisis deidentidad... silogra hacerlo?

DE MARCA EN MARCADE MARCA EN MARCASIN IR DE CALLE EN CALLESIN IR DE CALLE EN CALLE

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Jean-Jacques KourliandskyINSTITUTO DE RELACIONES INTERNACIONALES

Y ESTRATÉGICAS (IRIS).

Nuevas amenazas,un concepto relativo

A INSEGURIDAD CIUDADANA, EL

terrorismo, la proliferación nu-clear, el tráfico de drogas, lapiratería marítima, la emigra-ción ilegal, la contaminaciónambiental y el cambio climáti-co, la pérdida de la identidadnacional, amenazan la paz y laestabilidad de nuestro mundo.

De modo paradójico, esas amenazas se nos pre-sentan como “nuevas”, a pesar de que existendesde hace mucho tiempo. Ello nos lleva a inte-rrogarnos sobre las amenazas “viejas”, y a buscarel origen de un discurso que reactualiza comonovedosas amenazas ya existentes.

El mundo de ayer, el anterior a la caída delmuro de Berlín, conmemorada en noviembre de2009, fue un mundo bipolar y nuclearizado. Lapaz se basaba en lo que sedenominó el “equilibriodel terror”, un equilibrioentre las bombas y los mi-siles de soviéticos y esta-dounidenses. La amenazavivida fue ladeunadestruc-ción completa y mutua dela humanidad. La crudarealidad de Hiroshima yNagasaki pesaba en el inconsciente colectivo, yeso relegó a un segundo plano el tráfico de co-caína, el terrorismo, los peligros medioambien-tales o la inseguridad ciudadana.

Sin embargo, si examinamos el mundo talcomo era, descubrimos que no hay nada nuevobajo el sol. Las mafias italiana y estadounidensellevan actuando de forma coordinada desde ladécada de 1930, los cárteles colombianos apare-cieron a finales de la década de 1970, por tomarejemplos extraídos del ámbito de la delincuenciaorganizada. En cuanto al terrorismo, los irlan-

deses empezaron a poner bombas en 1916, ETAen 1960, el Irgun judío hizo estallar las suyas en1947, y los palestinos mataron atletas en losJuegos Olímpicos de 1972. En lo relativo a ladegradación del medio ambiente, el mar de Araldesapareció en la década de 1970, los dramas deSeveso y de Bhopal ocurrieron en 1976 y 1984.

La reclasificación como peligros de mayorenvergadura ocurrida con unos peligros queparecían secundarios en los años anteriores a1989 constituye un fenómeno que interpela alobservador. ¿Quién decide y quién define lo quedebe considerar la humanidad como un peligroprincipal para su supervivencia?

Los hechos imponen un primer comentario.¿Cómo explicar la desaparición del peligro nu-clear o, al menos, la desaparición de su percep-ción como peligro principal? En realidad, las ar-

mas consideradas alta-mente peligrosas hace20 años siguen alma-cenadas en los arse-nales de Estados Uni-dos, Rusia, el ReinoUnido, China y Fran-cia. Y han aparecidootros arsenales en Is-rael, India, Pakistán,

Corea del Norte y acaso Irán. Con todo, es ciertoque el reparto del poder mundial se modificócon el fin de la Unión Soviética y la disolucióndel Pacto de Varsovia. Estados Unidos y sus alia-dos de la Alianza Atlántica quedaron comovencedores por defecto del “oso” ruso. Washing-ton, el ganador en la lotería de 1989, intentóconsolidar su victoria absoluta argumentando lanecesidad de mantener la Alianza, un círculo depaíses que supeditaba voluntariamente a EstadosUnidos su política de defensa y sus relacionesexteriores. A partir de esa fecha, la OTAN se

LViejas amenazas como lainseguridad, la emigración ilegal,el terrorismo, el narcotráfico, laproliferación nuclear, la pirateríao la contaminación ahorase nos presentan como “nuevas”

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dedicó a hallar razones para sobreviviral final de la guerra fría. Empezó aorganizar reuniones que tenían comoobjetivo permitir el mantenimiento deuna estructura militar creada paracontrarrestar las ambiciones del Estecomunista. En 1991 (Roma), en 1999(Washington) y en 2009 (Estrasburgo-Kehl), las agendas se llenaronde temáti-cas presentadas como nuevas, pero quehabían sido tratadas hasta la fecha porla Interpol y otras cooperaciones inter-gubernamentales civiles. En la termi-nología atlántica actualizada, lo viejose tradujo por “enfoque integral y am-plio de la seguridad”. El nuevo ordeninternacional soñado como coopera-tivo por algunos en esos años fue apar-tado de hecho como utópico y alejadode la realidad de un mundo “cargadode problemas nuevos y retos nuevos”.

La OTAN cumplió con su “hoja deruta”. A lo largo de diferentes reunio-nes elaboró y sigue elaborando una listacada vezmás amplia de amenazas “nue-vas”. Los institutos estratégicos estado-unidensesmovilizados por la Casa Blan-ca alimentaron la construcción de lanueva agenda de la Alianza. Al princi-pio, los primeros pasos se hicieron aciegas. Se trataba de encontrar un ene-migo nuevo capaz de movilizar a losaliados bajo la dirección de Estados Uni-dos con la misma fuerza y legitimidadque antes contra los “rojos”. El papel de“malo” le tocó primero a Colombia y alos narcotraficantes. Colombia llegó aestar clasificada como “narcoestado”. ElDepartamento de Estado creó una listade “estados parias” de la sociedad inter-

nacional, sancionados con la pérdida deciertas ayudas oficiales por falta decooperación en la lucha antidroga. Losplanes Colombia y Regional Andinomarcaron la pauta hasta el derrumbede la Torres Gemelas.

Los atentados del 11-S de 2001 enNueva York y Washington ofrecieronuna opción de mayor rentabilidadgeopolítica aprovechando el trauma yla emoción universales. El terrorismoislámico pasó a desempeñar entoncesel papel de “malo”. El presidente Bushllevó la batuta a la hora de reescribiren septiembre de 2002 la nueva parti-tura, una reactualización de la doctri-na de su lejano antecesor republicanoTheodore Roosevelt basada en unainterpretación ofensiva y unilateral dela doctrina Monroe. Se estableció unanueva lista de “estados parias”. Loshechos posteriores (la guerra de Iraq y,sobre todo, la intervención en Afga-nistán) lograron movilizar efectiva-mente a los aliados tradicionales. Fran-cia, el único país que mantenía unaespecificidad occidental, regresó a laOTAN comomiembro pleno. Hoy actúaen Kabul bajo mando estadounidense,como los ingleses, españoles y turcos.

Sin embargo, EstadosUnidos, com-portándose como un bombero piró-mano, ha consolidado la alianza occi-dental a cambio de alimentar y legiti-mar el terrorismo islámico que pre-tendía combatir. Las consecuencias delas dos guerras del Golfo, junto con lano resolución del conflicto palestino-israelí, han abierto entre Occidente yOriente una grieta teorizada por Sa-

muel Huntington como expresión dedos incompatibilidades. Al Qaeda operahoy en Iraq. Se ha consolidado en lafrontera afgano-pakistaní. Ha actuadocon fuerza en España y el Reino Unido.

Algunas voces surgidas de lassociedades civiles denuncian semejantederiva y piden cada vez con más insis-tencia otra agenda para el mundo, unorden de prioridades que tenga encuenta otro tipo de riesgos para lahumanidad, su identidad, su supervi-vencia y su futuro. Las víctimas de lacrisis financiera piden con fuerza a susgobiernos un mundo capaz de crearauténtica riqueza, lejos de espejismosportadores de paro y endeudamiento.España y Turquía abogan ahora deforma concertada por la necesidad deuna “alianza de civilizaciones”. Brasildefiende la urgencia de un plan queacabe con el hambre en el mundo, unflagelo considerado como éticamenteinjusto y políticamente peligroso en lamedida en que alimenta guerras y mo-vimientos demográficos incontrolados.Los jefes de Estado de América Central,a raíz del fracaso de las medidas poli-ciales y de la militarización de la luchacontra el narcotráfico, han planteadola necesidad de una política diferenteque despenalice el consumo.

Así, las amenazas presentadas co-mo nuevas reflejan ante todo un pulsoentre influencias contradictorias, unestado del mundo. Los más poderososreordenan los riesgos y los desafíos parapreservar las rentas de algunas situa-ciones, ya sean militares, diplomáticas,comerciales, culturales o ecológicas.

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Raymond FismanTITULAR DE LA CÁTEDRA FAMILIA LAMBERT DE EMPRESA SOCIAL

EN LA ESCUELA DE NEGOCIOS DE COLUMBIA.

La medición del contrabandoy la evasión arancelaria

AS HISTORIAS DE SOBORNO Y

corrupción se remontan a losprincipios de la historia regis-trada. Los relatos del historia-dor Suetonio sobre los anti-guos césares romanos estánllenos de senadores que recu-rren a la extorsión, emperado-res que compran votos y jue-

ces en venta. Y no hablemos de las historias devenalidad y exceso entre los césares y senadoresde la época tardía. Ya se trate del escaño delSenado estadounidenseque el gobernador deIllinois Rod Blagojevichintentó vender el añopasado al mejor postor odel “Versalles de la jun-gla” construido con losmiles de millones roba-

“La tierra hoy degenera. Abundan los sobornos y lacorrupción.” (Atribuido a una tablilla asiria, 2800 aC)

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La medición del contrabandoy la evasión arancelaria

AS HISTORIAS DE SOBORNO Y

corrupción se remontan a losprincipios de la historia regis-trada. Los relatos del historia-dor Suetonio sobre los anti-guos césares romanos estánllenos de senadores que recu-rren a la extorsión, emperado-res que compran votos y jue-

ces en venta. Y no hablemos de las historias devenalidad y exceso entre los césares y senadoresde la época tardía. Ya se trate del escaño delSenado estadounidenseque el gobernador deIllinois Rod Blagojevichintentó vender el añopasado al mejor postor odel “Versalles de la jun-gla” construido con losmiles de millones roba-

dos por el zaireño Mobutu Sese Seko, el relatosobre la corrupción goza hoy de buena salud.

Sin embargo, a los economistas no nossatisfacen los relatos; lo que queremos sondatos. De entrada, hablar no cuesta nada, demodo que no sabemos en quémedida podemosfiarnos de los comentarios casuales o las en-cuestas, sobre todo en un ámbito tan sensible ysecreto como la corrupción. (Pensemos qué in-centivos puede tener decir la verdad a la pre-gunta: “¿Cuánto pagó usted en sobornos el añopasado?”) En los ejemplos bien documentados

de corrupción, sóloobservamos casosque salen a la luz gra-cias al empeño porhacer cumplir la ley;por lo tanto, la ausen-cia de pruebas de uncomportamiento in-

LDesde los tiempos del imperioasirio hasta el Zaire de Mobutu,pasando por la época romanao por el gobernador Blagojevich,la historia demuestra que lacorrupción goza de buena salud

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L A M ED I C I Ó N D E L C O N T R A B A NDO Y L A E VA S I Ó N A R A N C E L A R I A

correcto podría ser considerada como pruebade la inexistencia de la corrupción, o de queésta es tan ubicua que también las autoridadesestán involucrados en ella.

En los últimos años, hemos presenciadoen el campo de la economía un florecer de losestudios de la corrupción, pero intentando en-focarla evitando el problema del mero comen-tario a la hora de medir el comportamientoilegal. En una serie de trabajos realizados conShang-Jin Wei, he buscado formas de analizarqué ocurre cuando la corrupción se entrecruzacon la globalización estudiando el papel delcontrabando y la evasión arancelaria en el co-mercio internacional con la idea de aportardatos generales al debate sobre el modo en quelos tipos impositivos afectan a la evasión fiscal.

Nuestra metodología básica parte de lasimple constatación de que los exportadoresque mueven mercancías a través de fronterasinternacionales deben responder dos vecesacerca de los contenidos de sus contenedores:ante los funcionarios de exportación por unlado y ante los de importación por otro. Enambos casos, las afirmaciones falsas tienencostes reales y materiales: embargo de los bie-nes, multas o incluso la cárcel (y, en algunoscasos extremos, la pena capital). Sin embargo,los beneficios del engaño son a menudo muydiferentes en los puntos de importación yexportación. Donde tales beneficios son bajos,podemos aceptar de forma verosímil las cifrasdeclaradas y utilizarlas como parámetro paracompararlas con los datos que dan los contra-bandistas donde hay engaño.

La idea de comparar datos desiguales deimportación-exportación no es nueva. Ya en1964 Jagdish Bhagwati señaló la posibilidad deque los importadores recurrieran a la subfactu-ración como forma de eludir el pago de arance-les y que eso podía explicar la divergencia entreexportaciones e importaciones declaradas enlos datos del comerciomundial.1 Inspirándonosen su trabajo, en “Tax Rates and Tax Evasion”nos propusimos analizar la divergencia entrelas mercancías declaradas que salían de HongKong con destino a China y las declaradas en lallegada a China procedentes de Hong Kong.2

No nos interesaba tanto el grado de esadivergencia comercial (para dar cuenta del des-fase se han avanzado muchas explicaciones,desde errores de declaración hasta el transpor-te) como sus correlatos. Es obvio que, en ausen-cia de cualquier tergiversación deliberada, no

tendría que haber relación alguna entre tasasarancelarias y diferencia en las cifras declara-das de exportación e importación. Resulta ten-tador suponer que los aranceles más elevadosincrementan necesariamente la evasión, pues-to que sus beneficios aumentan a medida quesube la tasa arancelaria. Sin embargo, resultaque esa relación depende sobre todo del castigoa la evasión y de la disposición a asumir riesgospor parte de los futuros evasores. Imaginemos,por ejemplo, que el castigo por el intento deevasión arancelaria sea un múltiplo de losaranceles evadidos; en ese caso, el beneficio y elcoste de la evasión se incrementan cuando losaranceles suben, y un exportador poco dado aaceptar riesgos optará con más probabilidadpor una declaración sincera.

Dada la frecuente ambigüedad y discrecio-nalidad de los códigos penales y la diversidadde las preferencias de riesgo, la relación tasa yevasión arancelarias es, en última instancia,una cuestión empírica. En el comercio de HongKong a China, resulta que los aranceles máselevados están efectivamente asociados a unamayor divergencia entre exportaciones e impor-taciones declaradas, lo cual supone un mayornivel de evasión.

Calculamos que el incremento deunpuntoporcentual en los aranceles da lugar a un incre-mento de tres puntos porcentuales en la “diver-gencia defraudadora”. Esto supone que el ópti-mo de la curva de Laffer aplicada al contraban-do está en el 33 por ciento, porcentaje a partirdel cual los ingresos fiscales disminuyen debidoa la evasión. Teniendo en cuenta este hecho, losaranceles chinos son sorprendentemente eleva-dos: a mediados de la década de 1990, casi lamitad de todos los productos tenían tipos impo-sitivos (arancel más impuesto sobre el valorañadido) por encima de ese umbral.

Pueden darse un par de razones para ex-plicar la disposición del gobierno a perjudicar-se a sí mismo en el tema de los ingresos arance-larios. Primero, la inocente. El Gobierno chinoquizá quisiera proteger los sectores nacientesdel automóvil o de la informática (dos produc-tos con aranceles elevados), aislándolos trasfuertes barreras arancelarias a pesar de las pér-didas de ingresos a corto plazo. De modo simi-lar, quizá quisiera establecer barreras elevadasen algunas mercancías para proteger a sus ciu-dadanos de las tentaciones de los perfumesChanel y el vodka Absolut (también productoscon aranceles altos).

1. J. Bhagwati, “OntheUnde-

rinvoicing of Imports”, Bu-

lletinof theOxfordUniversi-

ty Institute of Economics

and Statistics, 26, noviem-

bre, 1964, pp. 389–397.

2. R. Fisman y S. Wei, “Tax

Rates and Tax Evasion: Evi-

dence from ‘Missing Im-

ports’ in China”, NBERWor-

king Paper, 8551, octubre

2001.

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Una explicaciónmenos respetable esque los funcionarioscorruptos han mante-nido unas tasas arance-larias elevadas precisa-mente porque ello obli-gaba a los importado-res a buscar un modode sortearlas. De acuer-do con esta versión dela “reglamentación en-dógena”, las aduanascorruptas obtienengrandes ingresos ha-ciendo la vista gordaante el contrabando, y,por ello, se esfuerzanpor mantener los aran-celes altos para que sus“servicios” sigan muysolicitados.

Además de declarar el valor de su carga-mento a las autoridades de exportación eimportación, los exportadores también tienenque declarar la cantidad de mercancías.Comparando la magnitud de la diferenciaentre las cantidades y los valores declarados,pudimos determinar si la evasión se producíapor medio de la subfacturación de las cantida-des, los precios o reetiquetando productos suje-tos a aranceles elevados como otros sujetos aaranceles menores. Dado que la divergenciadefraudadora en los valores guardaba con res-pecto las tasas arancelarias una correlaciónmuchomayor que la divergencia en las cantida-des, concluimos que la mayoría de la subfactu-ración se producía declarando valores menoresen las mercancías exportadas. Este hecho quizáno constituya ninguna sorpresa: es fácil pesarcontenedores de 12 metros y utilizar esa infor-mación para calcular cuánto hay en cada envío,pero es potencialmente mucho más difícil veri-ficar el precio final de mercado de los produc-tos entrantes.

Estimar la magnitud del reetiquetado esun asunto complejo: suponemos que, si de pro-ducirse, es probable que se dé sobre todo entreproductos relativamente similares (es más fácilreetiquetar un pollo arancelariamente carocomo un pavo arancelariamente barato quehacerlo como un sedán de cuatro puertas aran-celariamente barato). En la práctica, eso suponeque a medida que crece el arancel sobre una

mercancía particular, debe disminuir la diver-gencia defraudadora en mercancías similares(en, por ejemplo, la misma categoría de la clasi-ficación estándar industrial de cuatro dígitos),dado que las mercancías reetiquetadas sola-mente aparecen en el apartado importación delas estadísticas. Es lo que encontramos en elcaso Hong Kong-China, donde este tipo de ree-tiquetado representa la mayor parte de la eva-sión arancelaria entre los dos países.

¿Cuáles son las implicaciones para el dise-ño de aranceles? Si sucede de verdad que laevasión se lleva a cabo con más facilidadmediante el reetiquetado, entonces los paísesno tienen que fijar uniformemente arancelesbajos para controlar la evasión, quizá baste conreducir la dispersión de las tasas arancelariasentre productos similares (por ejemplo, el pollocongelado debe tener la misma tasa que el pavocongelado, pero no que los automóviles degama media).

Por supuesto, el grado de aplicación gene-ral de esta lección depende del grado de pre-cisión general de nuestros hallazgos. Si biennuestro análisis se ha centrado en el comercioHong Kong-China, una ventaja de nuestro en-foque es que puede extenderse a cualquier parde países del mundo, y que también puedeutilizarse para valorar la eficacia de los cam-bios en las medidas orientadas al cumplimien-to de la ley. Unos resultados similares se hanencontrado en el análisis de estadísticas co-merciales en los casos de India3 los países deEuropa oriental4 y otros lugares.5 Dean Yang,investigador de la Oficina Nacional de Inves-tigación Económica (NBER) estadounidense,ha utilizado este enfoque para evaluar la re-percusión de la inspección de preenvío sobrela magnitud de la evasión.6

De modo más general, nuestro métodopara sacar a la luz actividades clandestinas uti-lizando los diferentes incentivos para decir laverdad en importadores y exportadores puedeaplicarse a un ámbito mucho más amplio decuestiones comerciales. En nuestro estudio ori-ginal sobre la evasión arancelaria, las cifras deexportación sirvieron de parámetro; en un tra-bajo posterior, “The Smuggling of Art and theArt of Smuggling”,7 los incentivos para decir laverdad se invirtieron, pero el principio siguiósiendo el mismo.

La mayoría de países prohíbe o restringecon severidad la exportación de arte antiguo yotras propiedades culturales. Bajo este aparta-

El tráfico demercancíasentre Chinay Hong Kongaparece comoun fenómenode nivelesde evasiónarancelariasusceptible deestudio: hastala cuarta partede todo elcomercio deintermediaciónpodría debersea motivosdefraudadores

3.P.Mishra,A. Subramanian

y P. Topalova, “Tariffs, enfor-

cement, and customs eva-

sion: Evidence from India”,

“Journal of Public Econo-

mics”, 92 (10-11), octubre

2008, pp. 1907-1925.

4. B. Javorcik y G. Narciso,

“Differentiated products

and evasion of import ta-

riffs”, “Journalof Internatio-

nal Economics”, Elsevier, 76

(2), diciembre 2008, pp.

208-222.

5.H.Berger yV.Nitsch, “Got-

cha! A Profile of Smuggling

in International Trade”, CE-

Sifo Working Paper, 2475,

2008.

6. D. Yang, “Integrity for Hi-

re: An Analysis of a Wides-

pread Customs Reform”,

“Journal of Law and Econo-

mics”, 51 (1), 2008, pp.

25-57.

7. R. Fisman y S. Wei, “The

Smuggling of Art, and the

Art of Smuggling: Uncove-

ring the Illicit Trade in Cul-

tural Property and Anti-

ques”,NBERWorkingPaper,

13446, septiembre 2007.

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L A M ED I C I Ó N D E L C O N T R A B A NDO Y L A E VA S I Ó N A R A N C E L A R I A

do se incluyen antigüedades muy valoradas,como los carros etruscos o las estatuas griegas,que pueden venderse por cantidades millona-rias; pero también entran artículos muchomásbaratos, como los fragmentos de alfarería pre-colombina o las monedas del siglo XIX. Talesobjetos sólo pueden exportarse con un permisoespecial, que rara vez se concede.

En Estados Unidos el problema no surgedesde el punto de vista de la importación: elpropio Departamento de Seguridad Nacionalexplica en su manual para importadores de arteque la infracción de la ley en un país extranjerono significa de modo necesario que también seinfrinja la ley estadounidense. Es decir que, sibien no hay obstáculos para introducir en el paísartículos exportados ilegalmente, es necesarioser honrado con lo que se declara a las autorida-des estadounidenses. De otromodo, los importa-dores de antigüedades podrían ser acusados deperjurio, y su mercancía, embargada.

Por ello, es probable que en la importaciónestadounidense se produzca una declaraciónsincera, mientras que los exportadores con uncumplimiento laxo de la ley pueden presentarexportaciones “fantasma”, dado que las anti-güedades se sacan del país sin que aparezcan enlas estadísticas comerciales. De nuevo, nuestrahipótesis es que las divergencias debidas al con-trabando aparecerán en los datos comerciales,esta vez en correlación con el grado de facilidadpara eludir los controles de la exportación. Demodo coherente con esta hipótesis, la divergen-cia debida al contrabando de antigüedades esmayor en países en los que resulta fácil sortearcon sobornos las restricciones a la exportación:Nigeria, Rusia y Siria, por citar sólo unos pocos,países que también aparecen clasificados comomuy corruptos año tras año en las listas mun-diales de Transparencia Internacional.

En una tercera variante sobre el tema delos incentivos a la declaración, nos asociamoscon Peter Moustakerski para estudiar al ubicuointermediario de las transacciones corruptas.Es sabido que, en las actividades ilícitas, suelenexistir “facilitadores” entre comprador y vende-dor. Sin embargo, ¿cómo calibrar su importan-cia? Más que buscar diferencias en la motiva-ción para la declaración honrada entre vende-dores (exportadores) y compradores (importa-dores), en este caso investigamos si la presenciade intermediarios comerciales era más elevadaen los productos con mayores incentivos parala evasión arancelaria.

Los intermediarios comerciales (los cen-tros de almacenaje y distribución) constituyenun fenómeno muy común en el comercio glo-bal. Puertos como Macao, Singapur, Chipre yotros presentan una fuerte dependencia de susactividades comerciales. Sin embargo, HongKong es de lejos la mayor economía de interme-diación del mundo; el comercio representó el259 por ciento del PIB en 1998, en buena partecomo consecuencia de su papel de intermedia-rio entre China y el resto del mundo. ¿Por quéhacer pasar las mercancías por Hong Kong enlugar de enviarlas directamente a China odesde ella? Las razones ofrecidas se basan engran medida en el papel de los agentes especia-lizados con conexiones empresariales y compe-tencia en envíos internacionales.

En “Outsourcing Tariff Evasion”,8 señala-mos que parte de esa competencia podría ser enrealidad una competencia en el ámbito del con-trabando y las formas de eludir los aranceleschinos. El beneficio del comercio indirecto si sequiere evadir aranceles aumenta en función delvalor de los aranceles evadidos y, por lo tanto, dela tasa arancelaria. Además, no existe ningunaotra razón fiscal para enviar mercancías víaHong Kong, puesto que las mercancías quepasan por ese puerto no gozan de ningún tratoimpositivo preferente. No obstante, para los pro-ductos con aranceles elevados, una fracciónmucho más grande de las importaciones chinaspasan efectivamente por Hong Kong, lo cual su-giere motivos defraudadores. Según nuestroscálculos, hasta la cuarta parte de todo el comer-cio de intermediación de Hong Kong con Chinapodría deberse a motivos de evasión arancelaria.

Nuestra investigación en este campo ponede manifiesto ante todo la escala y la importan-cia del tráfico ilícito en el comercio mundial.Hasta ahora, nuestros hallazgos apuntan amétodos para localizar los aspectos en los quelas autoridades encargadas del cumplimientode la ley deberían centrar sus esfuerzos (y ya sehan utilizado con este propósito); y tambiéntienen repercusión sobre el modo en quehabría que mejorar el diseño de los arancelespara disuadir la evasión al tiempo que se per-mite a los gobiernos obtener ingresos arancela-rios. Con todo, este campo de investigación estádando todavía sus primeros pasos, y esperamosque en nuestros trabajos futuros, así como losde otros investigadores, arrojen algo de luzsobre este oscuro aspecto de la actividad econó-mica internacional.

8. R. Fisman y S. Wei,

“OutsourcingTariff Evasion:

A New Explanation for En-

trepôt Trade”, NBER Wor-

king Paper, 12818, enero

2007.

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Darrell M. WestVICEPRESIDENTE Y DIRECTOR DE ESTUDIOS DE LA GOBERNANZA

EN LA INSTITUCIÓN BROOKINGS. EX DIRECTOR DEL CENTRO

TAUBMAN DE POLÍTICA PÚBLICA EN LA UNIVERSIDAD BROWN.

HA ESCRITO DIGITAL GOVERNMENT: TECHNOLOGY AND PUBLIC SECTOR

SERVICE (2005) Y DIGITAL MEDICINE: HEALTH CARE IN THE INTERNET

ERA (2009).

El poder de internet¿han cambiado las tecnologíasdigitales las relacionesmundialesen las últimas dos décadas?

ENSAR SOBRE LA TECNOLOGÍA

en términos globales resultaútil porque amplía el panora-ma a países que poseen rasgospolíticos, organizativos y eco-nómicos diferentes. Una delas limitaciones de basarse enun solo país reside en la difi-cultad de realizar generaliza-

ciones más allá de él; sobre todo, en relacióncon regiones que pre-sentan diferentes tiposde recursos económicoso estructuras institucio-nales. Dado que talesfactores han demostra-do ser importantes parala tecnología, una pers-pectiva internacionalproporciona a los inves-tigadores la posibilidad de ver el modo en quelos nuevos enfoques inciden sobre el equilibriode poder en todo el mundo.

En este artículo analizo la repercusión deinternet y otras tecnologías digitales sobre elgobierno y las relaciones internacionales. Adiferencia de los partidarios de la transforma-ción del sistema, sostengo que la revolucióndigital ha evolucionado más despacio de lo quese previó en un principio. El análisis de diver-sos rasgos nacionales e internacionales demues-tra que son muchos los obstáculos que hanfrenado la capacidad de internet para producir

un cambio a gran es-cala. La tecnología di-gital ha ayudado mu-cho al comercio, elentretenimiento y lascomunicaciones glo-bales, pero su repercu-sión sobre las relacio-nes mundiales ha sidomucho más pequeña.

Las nuevas tecnologías han reafirmado las des-igualdades económicas y políticas, lo cual hadificultado la transformación del equilibrio de

PLa tecnología digital ha ayudadomucho al comercio, el ocioy las comunicaciones globales,pero sus repercusiones sobrelas relacionesmundialeshan sidomuchomás limitadas

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poder global. A pesar de la naturaleza descen-tralizadora de las comunicaciones digitales, lospaíses ricos siguen en posesión de enormesventajas en el actual sistema internacional.

Predicciones acerca de latransformación del sistema

El nacimiento de internet hace 40 añoscondujo a predicciones según las cuales trans-formaría el gobierno, el comercio y las relacio-nesmundiales. A diferencia de las tradicionalesestructuras de ladrillo y mortero, que son jerár-quicas, lineales y unidireccionales en sus comu-nicaciones, los sistemas digitales de servicioson no jerárquicos, no lineales, interactivos yestán disponibles a cualquier hora del día. Elcarácter no jerárquico del servicio de internetpermite a los ciudadanos buscar informacióncomo les sea más cómodo. Los aspectos interac-tivos del e-gobierno permiten a ciudadanos yfuncionarios públicos enviar y recibir informa-ción. La comodidad es seguramente la mayorventaja puesto que a los ciudadanos corrientes

les gusta la posibilidad de acceder a la informa-ción pública y encargar servicios las 24 horasdel día, no sólo cuando que está abierto deter-minado organismo estatal.

La naturaleza fundamental de esos cam-bios condujo a algunos a predecir que internetalteraría de modo radical las relaciones depoder. Al derribar las barreras de las comuni-caciones y del comercio internacional, la tec-nología electrónica ha sido acogida como unaforma de dotar de poder a los países pequeños,mejorar la transparencia, aumentar la con-fianza ciudadana en el Estado y profundizar lademocracia. Por ejemplo, Jeffrey Seifert yMatthew Bonham sostienen que la tecnologíadigital posee el potencial de fomentar las tran-siciones democráticas. Utilizando ejemplos deAsia y Europa oriental, señalan que con la ade-cuada dirección política, internet puede ser uninstrumento para un importante cambio en elsistema en lo referente a política nacional einternacional. Reed Hundt, antiguo presidentede la Comisión Federal de Comunicaciones

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estadounidense llegó incluso hasta concluirque “la lección central de la tecnología ennuestra época es ésta: internet lo cambia todo.La lección se aplica a la economía, la educa-ción, la comunidad, el individualismo y... lademocracia”.

En su inicio, internet fue vista como trans-formadora de la relaciones mundiales porquedebilitaba el provincianismo y segmentación.Con su énfasis en la apertura, la transparenciay las relaciones no jerárquicas, tenía el poten-cial de alterar el equilibrio global de podermediante unas comunicaciones mejoradas yunos debates más abiertos y diversificados.Frente a las grandes divisiones entre los paísesdebidas a la riqueza y el poder político, losvisionarios esperaban que la tecnología intro-dujera el espíritu de la democracia y el igualita-rismo en un nuevo orden mundial.

Limitaciones a la transformaciónA pesar de las enormes esperanzas y aspi-

raciones de los visionarios tecnológicos, elanálisis de las relaciones globalesen la época de internet revela quela tecnología no está produciendola transformación predicha en laactuación estatal o en la políticainternacional. En todo caso, latecnología ha reafirmado las des-igualdades económicas y políticasexistentes, y no ha sido capaz deintroducirnos en una nueva olea-da de igualitarismo o democraciaparticipativa. Aunque algunospaíses han realizado un excelenteprogreso en la adopción tecnoló-gica, la brecha digital que divideel mundo ha impedido quemuchos países compartan todoslos beneficios de la revolución delas comunicaciones.

Existen pocas pruebas de queinternet haya dotado de poder alos países más pobres, ayudado ala democracia de base o derribadobarreras nacionales en el comercio mundial. Elanálisis llevado a cabo en mi libro Digital Go-vernment: Technology and Public Sector Performancemostró que los gobiernos autoritarios podíanaprovechar el gobierno electrónico tanto comolas democracias. A largo plazo, la apertura ytransparencia del e-gobierno puede alentar elprogreso del sector público hacia la democra-

cia, pero la relación no tiene nada de inmuta-ble. A las no democracias no les resulta difícilproclamar decretos que superan la intransigen-cia burocrática y que les ayudan a integrar latecnología en el sector público. También handemostrado ser expertas en el empleo de latecnología para reprimir a los disidentes y cen-surar la comunicación pública. Baste comoejemplo el caso de Irán y su uso de la tecnologíadigital para identificar y perseguir a los mani-festantes contra el régimen.

Existen diversas razones que explican porqué el cambio global ha tendido a ser pequeñoy gradual durante la época de internet. Lasacciones gubernamentales están mediatizadaspor una gama de factores: acuerdos institucio-nales, escasez presupuestaria, conflicto de gru-pos, normas culturales y pautas imperantes decomportamiento social y político. Cada uno deestos factores restringe la capacidad de la tec-nología para transformar las relaciones inter-nacionales. El hecho de que la administraciónestatal esté dividida en organismos y jurisdic-

ciones que compiten entre sí limitala capacidad de los encargados deformular políticas para lograr quelos funcionarios colaboren promo-viendo la innovación tecnológica.Las consideraciones presupuesta-rias impiden a las oficinas públicasofrecer servicios en línea y utilizarla tecnología para extender la demo-cracia. Las normas culturales y laspautas de comportamiento indivi-dual influyen sobre el modo en quela tecnología es utilizada por losciudadanos y los encargados de for-mular políticas.

Además, el proceso político secaracteriza por un intenso conflic-to de los grupos en torno a losrecursos. En sistemas que son abier-tos y permeables, los grupos seorganizan con facilidad y realizandemandas al sistema político. Dadoque los recursos económicos son

limitados y las instituciones en las que setoman las decisiones están fragmentadas ydescentralizadas, resulta difícil producir cam-bios a gran escala, incluso con la ventaja de lasnuevas tecnologías.

Muchos planificadores públicos subrayanuna visión de la gobernanza electrónica que estecnocrática y orientada a los servicios más que

A pesar de lasesperanzasque habíalevantado,la tecnologíade internet hareafirmado lasdesigualdadeseconómicasy políticasexistentes y hasido incapaz deintroducirnosen una nuevaoleada deigualitarismoy democraciaparticipativa

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considerarla como un instrumentopara la dotación de poder en labase, y ello explica que la transfor-mación en el plano del sistema sehaya desarrollado con lentitud. Almargen del tipo de sistema político,muchos funcionarios públicos semuestran conservadores ante elcambio. En lugar de abalanzarse aabrazar la nueva tecnología, losprincipales intereses políticos y eco-nómicos frenan el ritmo de la inno-vación técnica hasta tener la seguri-dad de que sus propios interesescreados no corren peligro. Estomantiene lo más bajo posible el pe-ligro procedente de la nueva tecno-logía, y la obliga a acomodarse a lasestructuras de poder existentes, yno al revés.

Las limitaciones políticas deeste tipo están tan extendidas quediversos observadores han predicho que la tec-nología de internet no transformará la demo-cracia ni los asuntos mundiales. En todo caso,la tecnología refuerza las pautas sociales, eco-nómicas y políticas en lugar de crear nuevasrealidades. En relación con la tecnología,Richard Davis observa “que el complejo laberin-to burocrático se ha visto duplicado en la red”.Los sitios webs de los organismos públicos sir-ven para perpetuar su propia misión y hacenpoco para aumentar la respuesta o la participa-ción ciudadanas. Según sostienen Michael Mar-golis y David Resnick, “lejos de revolucionar elcomportamiento de la política y los asuntoscívicos en el mundo real, descubrimos queinternet tiende a reflejar y reforzar las pautasde conducta de ese mundo”. Andrew Chadwicky Christopher May descubrieron que los sitiosweb estatales de Estados Unidos, Gran Bretaña yla Unión Europea son “predominantemente nointeractivos y no deliberativos”, y concluyeronque no era probable que la tecnología remode-lara las estructuras de gobernanza.

Se han llevado a cabo muchas investiga-ciones sobre la razón por la cual algunos paíseshan hecho un gran progreso para abrir sus eco-nomías y sus sistemas políticos a la innovación,mientras que otros no. En Líbano y Rusia, porejemplo, menos del 10 por ciento de la pobla-ción tiene algún tipo de acceso a internet. Eseporcentaje contrasta con el de los países indus-trializados, con unos niveles de acceso iguales

o superiores al 70 por ciento.Al examinar la situación de

modo transnacional, los investiga-dores han descubierto que lariqueza es el ingrediente clave enla innovación tecnológica. Uno delos primeros estudios fue llevadoa cabo por Eszter Hargittai, quiencomparó 18 países miembros de laOrganización para la Cooperacióny el Desarrollo Económico (OCDE).Hargittai se centró en la penetra-ción de internet y descubrió quelos mejores predictores eran lariqueza económica (medida segúnel producto interior bruto percápita) y la política de telecomuni-caciones. Los países ricos y conuna estructura de mercado com-petitiva presentaban niveles máselevados de conectividad.

Pippa Norris llevó a cabo unacomparación transnacional de 179 países. Exa-minó la relación entre una diversidad de facto-res sociales, económicos y políticos, así como elnúmero de personas conectadas en cada país.Básicamente, descubrió que los predictores deluso de internet eran la riqueza económica(medida según el producto interior bruto percápita) y el nivel de gasto en investigación ydesarrollo. Ni la educación ni el nivel de demo-cratización estaban vinculados de modo signi-ficativo al uso ciudadano.

La investigación de Todd LaPorte y ChrisDemchak identificó una asociación entre larenta nacional de un país y la apertura de sussitios webs oficiales. En particular, LaPorte yDemchak encontraron que el progreso dele-gobierno está relacionado con la magnitudde los flujos de capital entre países. Los paísesque tienen acceso al capital se encuentran enuna posición para innovar mucho más fuerteque lo que carecen de ese acceso.

En su estudio internacional del gobiernoen línea, Norris descubrió que “las economíasindustrializadasmás prósperas tienen demodocaracterístico el mayor acceso a múltiples for-mas de tecnologías de la comunicación y lainformación... y ese entorno es también máspropicio para la expansión de partidos enlínea”. Esa investigación demuestra que lariqueza y el desarrollo político son importantespara la incorporación de la tecnología a lasactividades políticas. Los países bien situados

Diversosespecialistashan predichono sólo que lared digital notransformarála democraciani los asuntosmundiales,sino querefuerzalas pautassociales,económicasy políticas y nocontribuye acrear nuevasrealidades

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por lo que hace a la riqueza económica mues-tran un compromiso más intenso con la tecno-logía y están en una posición mucho más fuer-te para sacar partido de la revolución digital.Eso les permite conservar las ventajas globalesque acompañan al tamaño demográfico y elpoder político.

Perspectivas a largo plazoA pesar de la naturaleza gradual del cam-

bio en la etapa actual, es posible pensar en latecnología a largo plazo como una oportuni-dad que transforma la cultura, la organizaciónyel funcionamientodel sistemaglobal.Durantesu campaña, el candidato Barack Obama pro-metió colocar y hacer disponible en línea infor-mación detallada del sector público. Afirmóque deseaba crear “en internet una base dedatos centralizada de informes de lobbies, regis-tros éticos y archivos económicos de campañaen un formato buscable, clasificable y descar-gable”. Además, propuso “una base de datos decontratos e influencia” que publique cuántodinero federal reciben los contratistas, cuántogastan en labores de lobby y en qué grado cum-plen los contratos públicos. La mejora de latransparencia por medio de la información enlínea será una gran ayuda para los investigado-res, los redactores de informes y los ciudadanoscorrientes, y facilitará el seguimiento del rastrodel dinero público.

Internacionalmente, Obama prometiómás apertura y consulta con los gobiernos detodo el mundo. Su objetivo era acabar el enfo-que de “llanero solitario” que ha predominadoen Estados Unidos a lo largo de la última déca-da, y utilizar una combinación de medios per-sonales y digitales para involucrar a más paísesen las decisiones globales. Con ello, reconocióque la tecnología tenía el potencial de abrir lasrelaciones internacionales y crear más igual-dad entre los países.

Desde su toma de posesión, el presidenteObama ha demostrado que la tecnología digitalrepresenta un instrumento para que el Go-bierno se haga más trasparente proactivo ensus tratos con los ciudadanos, los negocios y losgobiernos extranjeros, y que esos rasgos poseenel potencial de transformar el modo en que losgobiernos operan y tratan entre sí. En la actua-lidad, muchos organismos del sector público,tanto en Estados Unidos como en otros países,son reactivos por naturaleza. Esperan que laspersonas soliciten información o servicios. Sin

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embargo, internet permite a losorganismos públicos personalizarla información y ofrecer material alos ciudadanos. En algunos sitiosweb oficiales, es posible registrarsecomo usuario interesado en temasconcretos.

Imaginemos que alguien sededica a cultivar soja y que se regis-tra con ese interés en el Ministeriode Agricultura de su país. Cuandoaparezca una nueva investigaciónsobre la soja o cuando cambien lascondiciones de mercado, los orga-nismos oficiales podrían enviarcorreos a esas personas ofreciéndo-les una información de su interés.Semejante comportamiento intro-duce en el gobierno una mentali-dad diferente y coloca a los organis-mos en la senda de ayudar a losciudadanos cuando quieren ser ayu-dados. Podemos imaginar aplicaciones simila-res en la atención sanitaria, la educación, elcambio climático y una variedad de otros ámbi-tos. Si un niño asiste a la escuela pública, losfuncionarios escolares locales podrían notifi-car a los padres acontecimientos importantesqueafectena esa escuela. Loshospitales podríandirigirse a pacientes interesados en estar al díaen tratamientos contra la diabetes enviándo-les materiales sobre la investigación más re-ciente en ese ámbito.

Hace un par de años visité China comomiembro de una delegación sobre tecnología.Al pasar por el control fronterizo tras aterrizaren el aeropuerto de Beijing, vi un dispositivoelectrónico que me pedía que puntuara del 1 al4 la actuación del agente encargado del controlde pasaportes. Se trata de un ejemplo innova-dor de la introducción de la transparencia y larendición de cuentas en el sistema. Si se produ-ce un aumento de las quejas en relación con unfuncionario particular o un organismo especí-fico, los administradores saben que hay unproblema y esa información proporciona unaoportunidad para solucionar una actuacióninadecuada.

Las herramientas digitales ofrecen elpotencial de involucrar a más personas en latoma de decisiones, tanto en el plano nacionalcomo en el de las relaciones globales. Antes defirmar nuevas leyes, el presidente Obama pro-yecta esperar cinco días para permitir los

comentarios públicos. Los ciuda-danos podrán entrar en una web ydecir: “Sí, tiene que firmar eseproyecto de ley” o “No, no tieneque hacerlo, y éstas son las razo-nes”. De modo similar, la Oficinade Protección Medioambientalestadounidense ha estado utili-zando los comentarios electróni-cos a las propuestas de normasfederales para ampliar la partici-pación ciudadana en el Gobierno.La Institución Brookings ha publi-cado el libro Wiki-Government, deBeth Noveck, antigua profesora dela Escuela de Derecho de NuevaYork y ahora en la Oficina dePolítica Científica y Tecnológicade la Casa Blanca. Se trata de unaespléndida investigación sobre elmodo en que los gobiernos pue-den aprovechar el poder del cono-

cimiento colectivo en la toma de decisiones.Noveck propone que los organismos como laOficina de Marcas y Patentes creen wikis en lasque los ciudadanos puedan comentar patentespropuestas y ayudar a las autoridades a decidirsi son realmente nuevas.

La revolución digital ofrece a los dirigen-tes de base y a los países de tamaño pequeño ymediano una forma de hacer presión pararesistir a los países más grandes y poderosos.Esa herramienta podría contribuir a acabarcon la parálisis que ha atenazado nuestro siste-ma en una multitud de asuntos. Han transcu-rrido años desde que se firmó el último acuer-do comercial amplio. No nos resulta fácilnegociar reducciones en el armamento nuclear.Las negociaciones sobre cambio climático nohan dado resultados significativos.

Incluso en un período de comunicacionesinstantáneas y abiertas se producen errores decomunicación, malentendidos y negativas ahablar con otros países. A pesar de todas lasesperanzas depositadas en la tecnología digital,ha sido difícil negociar tratados, resolver dispu-tas internacionales y salvar las desigualdadesglobales. La tecnología electrónica permite alos dirigentes ser transparentes y abiertos ensus comunicaciones. De todos modos, lo quesigue siendo necesario es la disposición a utili-zarla para propósitos constructivos con objetode alcanzar los beneficios plenos de la revolu-ción digital.

Entre otrascosas, larevolucióndigital permitea los dirigentesde paísespequeñosymedianosdisponerde una formade presionara los grandesy poderosos,contribuyendoa acabarcon la parálisisque atenaza alactual sistema

ls darrers anys les economies emergents han avançat en moltsdels indicadors econòmics en relació als països avançats: PIB percàpita, poder adquisitiu, consum energètic, productivitat, qualitat

de les exportacions, salaris i costos, etc. Que les economies emergentss’hagin apropat en alguns indicadors a les economies avançades ha estatun dels principals arguments per a justificar, per molt experts internacionals,la integració econòmica associada a la globalització.

Les diferències recents entre l’evolució dels diferents grups de països hafet sorgir l’enfocament anomenat “decoupling” segons el qual les economiesemergents estarien reduint de forma important la seva dependència enversles economies desenvolupades. Noves realitats com la intensificació delcomerç intra-regional a Àsia (especialment Àsia-Pacífic), la conformaciód’acords d’integració regional o també el paper de les xarxes globals deproducció semblen indicar un cert grau de potencial divergència. En aquestsentit, alguns anàlisis estimen que les economies emergents representaranuna tercera part de la producció mundial les dues properes dècades, el70% de l’oferta global de treball qualificat (on una tercera part del totalmundial correspondrà a Àsia) i que, a la vegada, el 50% del total de l’R+Des realitzarà en el continent asiàtic.

Aquest enfocament, però, s’ha posat en dubte quan el 2008 la crisi es vaestendre també a les economies emergents, malgrat la seva reduïdaimplicació directa en els excessos financers que la varen originar. Així, lacrisi ha afectat també especialment les economies amb una forta vinculacióal creixement global, com bona part dels països asiàtics que depenen deles seves exportacions i a les productores de commodities, com els païsosd’Amèrica Llatina, Orient Mitjà, Àfrica i Rússia, fins al punt d’arribar a parlardel “decoupling” com un miratge.

Tanmateix, tot i l ’elevat grau d’heterogeneïtat tant entre leseconomies avançades com entre el grup d’economies emergents,les últimes dades del FMI són més positives pel que fa a larecuperació d’algunes economies emergents. Així, mentre que elproducte de les economies avançades en el seu conjunt s’esperacaigui en un percentatge proper al 4% el 2009, les economiesemergents i en desenvolupament es preveu que creixin al voltantd’un 1,5% i, entre aquestes últimes, val la pena destacar a Xina i laÍndia, amb creixements del 8,5% i del 5,4% respectivament. El fetde que les economies emergents puguin recuperar-se mésràpidament de la crisi gràcies a reorientacions adients ha fet sorgirla pregunta per part de Kose i Prasad (2009) de si “Decoupling isback?”, ara en termes de potencial de recuperació, mentre d’altresanalistes fan servir l’expressió del redecoupling (Informe Anual OME2009-2010, ACC10, 2009)

En un context on el boom de les economies emergents està marcant elpunt d’inflexió en la distribució del poder econòmic i financer, ara enstrobem davant el repte de mantenir oberts els fluxos comercials, financersi tecnològics que associem a la globalització i els seus guanys. Un repteque posa de relleu la necessitat d’un marc de cooperació i compromís entrepaïsos emergents i avançats, i que haurà de comptar indubtablement ambel corresponent major paper polític de les economies emergents en elpanorama internacional. La crisi econòmica ha accelerat aquest procés idurant el 2009 trobem exemples clars com la reunió dels 4 països del BRICa Rússia el juny per reivindicar un món més multipolar o la transició delG-7 (o G-8) cap al G-20, reforçada a la cimera de Pittsburgh el setembre.

Tot això converteix en especialment delicat el repte de la governance globalque inclou l’adequació d’antigues institucions com seria el cas del nuclidur de les Nacions Unides o de les quotes i drets de vot en el FMI. En totcas, entre les aspiracions de les potències emergents, els dubtes dels EstatsUnits sobre si i com flexibilitzar posicions per reconèixer noves realitats iel desig d’Europa de no quedar-se relegat a un segon terme, s’originendubtes i tensions que caldrà resoldre per l’esdevenir futur del nou panoramapolític internacional.

Aquest entorn accentua la conveniència de que economies com Catalunyadiversifiquin les seves xarxes d’internacionalització amb més connexionsamb els centres de recuperació i creixement i obliga a reconfigurar elsàmbits geogràfics de projecció internacional. Més tenint en comptel’avantatge, com afirma l’IMD en el seu Stress Test, que les nacions petitesque estan orientades a l’exportació, flexibles i amb entorns sociopolíticsestables estan millor equipades per beneficiar-se de manera immediata dela recuperació.

Amb l’objectiu d’acostar a les empreses catalanes les oportunitatsempresarials existents arreu del món i afavorir així la seva competitivitat,l’Observatori de prospectiva de Mercats Exteriors d’ACC1Ó (OME) treballaper identificar les oportunitats de negoci a mig i llarg termini, tant enmercats internacionals com en sectors i entorns estratègics d’innovació itecnologia.

Guillem Estapé BartrésObservatori de prospectiva de Mercats Exteriors (OME)ACC1Ó

E

EL PAPER PROTAGONISTADE LES ECONOMIES EMERGENTS

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EL CAMBIO DEL SISTEMA INTERNACIONAL PRODUCIDO POR EL

FIN DE LA GUERRA FRÍA NO FUE PERCIBIDO EL 11 DE

SEPTIEMBRE DE 2001. EL PODER QUE EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS

SE HA CONCENTRADO EN OCCIDENTE SE ESTÁ DISPERSANDO

TRAS LOS PROCESOS DE GLOBALIZACIÓN Y EL ASCENSO DE

LAS NUEVAS POTENCIAS EMERGENTES. ESTA GUÍA HA SIDO

CONCEBIDA PARA AYUDAR A LOS LECTORES A AMPLIAR SUS

CONOCIMIENTOS SOBRE CUESTIONES QUE AFECTAN A TODO

EL MUNDO, COMPRENDER MEJOR LOS DESAFÍOS MUNDIALES

Y LOS TEMAS QUE ESTÁN CONFORMANDO EL SIGLO XXI.

literaturacineviajeswebs

libros

La Tierra es planaBreve historia del mundo globalizadodel siglo XXI

THOMAS L. FRIEDMAN. MARTÍNEZ ROCA (MADRID), 2006.

Thomas L. Friedman trae una nueva perspectiva a la crisis del cambio climáti-co y la creciente competencia de desestabilización de la energía, tanto de loque podría envenenar nuestro mundo si no actuamos de forma rápida y colec-tivamente. Friedman propone que una ambiciosa estrategia que él llama “geo-greenism”, no sólo es lo que necesitamos para salvar el planeta de sobrecalen-tamiento, empezando por Estados Unidos, y que sea más sano, más rico, másinnovador, más productivo y más seguro. El libro explica una nueva era: laenergía es el mecanismo del cambio y muestra cómo el 11 de septiembre de2001, el huracán Katrina, y la interconexión del mundo por internet (con3.000 millones de nuevos consumidores en el escenario mundial) se han com-binado para que las cuestiones climáticas y energéticas sean los temas priori-tarios aunque la “revolución verde” apenas ha comenzado. Friedman tambiénmuestra que con la ET (Energy Technology) la revolución será a la vez transfor-madora y perturbadora.

para sabermás

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librosparasabermásDr. David Garcia Cantalapiedra. Profesor de Relaciones Internacionales, UCMMaria Dolores Sefidari Huici. Máster en Comunicación Política, Fundación Ortega y Gasset

La retiradadel EstadoLa difusión del poderen la economíamundial

SUSAN STRANGE. ICARIA

(BARCELONA), 2001.

Aunque este libro tiene 15años, Susan Strange daba yalas claves de la era que esta-mos viviendo. Analiza en Laretirada del Estado quiéngobierna realmente la econo-mía mundial. A partir deuna concepción novedosa depoder y autoridad en losestudios de relaciones inter-nacionales y del papel que elEstado juega, la autora sitúasu hipótesis en la pérdida decontrol de las funciones deautoridad que ha tenido lamayoría de los estados sobremuchos temas, y que com-parten o bien con otros esta-dos, o bien con otras “autori-dades no estatales”. Existe,pues, un desplazamiento dela autoridad del Estado hacialos mercados, en donde ejer-cen un área privilegiada depoder las corporacionestransnacionales, las seisgrandes empresas de consul-toría, las organizaciones

internacionales no guberna-mentales de ayuda económi-ca, los cárteles y las mafias.El papel hegemónico deEstados Unidos se pone encuestión y entra de lleno enel debate que actualmenteinquieta al mundo.

La reformade la arquitecturafinancierainternacional

JOSÉ A. ALONSO, SANTIAGO

FERNÁNDEZ DE LIS Y FEDERICO

STEINBERG, COORDS. EGE, AFI, ICO,

ICEI Y REAL INSTITUTO ELCANO

(MADRID), 2009.

Este libro ofrece una perspec-tiva general de los distintosretos a los que se enfrenta lareforma de la arquitecturafinanciera internacional.Combina el análisis de losproblemas con las propues-tas de actuación, pretendien-do con ello enriquecer eldebate público sobre asuntosque, aunque con un inevita-ble contenido técnico, resul-tan cruciales para asegurarun adecuado equilibrio entrecrecimiento económico yestabilidad. A lo largo de los

próximos años el liderazgopolítico y la cooperacióninternacional serán esencia-les para poder llevar adelan-te una exitosa reforma de lagobernanza financiera global.¿Posee Estados Unidos el po-der suficiente y la legitimi-dad para liderar la reforma?

Las democraciasoccidentalesfrente alterrorismo global

CHARLES T. POWELL Y FERNANDO

REINARES. EDS. REAL INSTITUTO

ELCANO (MADRID), ARIEL

(BARCELONA), 2008.

Los poderes tradicionales enel mundo árabe se han debi-litado ante la aparición denuevos actores. ¿Qué hay quehacer con los islamistas? Estelibro pretende ser una con-tribución a la vez rigurosa yaccesible a la literatura yaexistente sobre los retos quesupone para las democraciasoccidentales la lucha contrael terrorismo global, enten-diendo por tal el terrorismointernacional relacionadodirecta o indirectamente conAl Qaeda. La diferencia, sin

embargo, viene dada por elhecho de ser el primer traba-jo que compila en un solovolumen una serie de estu-dios sobre dicha cuestión, acargo de algunos de los másdestacados especialistasen la materia.

The Rise ofNuclear Iran: HowTehran Defiesthe West

DORE GOLD. REGNERY PRESS

(WASHINGTON, DC); 2009.

El ex embajador ante laONU, Dore Gold, analiza porqué entablar relacionesdiplomáticas con Irán podríano sólo ser inútil sino tam-bién peligroso. En Occidente,los políticos liberales llamana un nuevo acercamientodiplomático con Irán, con-vencidos de que Teherán res-ponderá a ello y pondrá final programa de armasnucleares. Sin embargo,estas conversaciones han fra-casado en el pasado.Argumenta que los políticosoccidentales infravaloran lahostilidad iraní haciaOccidente y explica por quéla diplomacia continuará fra-casando, independientemen-te de qué partido o qué presi-dente esté en el poder.

China and thenew internationalorder

GUNGWU WANG Y YONGNIAN ZHENG.

ROUTLEDGE (FLORENCE, EE.UU.),

ABINGDON (REINO UNIDO), 2008.

Este libro explora el papel deChina en el nuevo orden

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internacional, tanto desde elpunto de vista chino, comodesde el punto de vista inter-nacional. Considerando lasnociones tradicional chinasde poder “internacional”,donde el mundo se ve comosinocéntrico, el libro discuteque esto representa unavisión fundamentalmentediferente del orden interna-cional, donde la igualsoberanía de cada Estado nose aplica y donde hay unajerarquía de poder, ydonde los asuntosdomésticos y los asuntosinternacionales son comple-tamente independientes losunos de los otros.

Bad MoneyReckless Finance,Failed Politics, and theGlobal Crisis ofAmerican Capitalism

KEVIN PHILLIPS. PENGUIN

(LONDRES), 2009.

El capitalismo del siglo XXI.¿Hay que reformar el capita-lismo, como advirtió NicolásSarkozy? ¿Hasta dónde puedellegar la regulación de losmercados financieros? La

reciente ola de intervencio-nismo estatal, como resulta-do de la recesión global,señala que el mercado libreha retrocedido y en su lugarflorece el capitalismo deEstado. Kevin Phillips nosavisó de la peligrosainteracción entre deuda, latemeridad financiera y elauge en el precio delpetróleo y que ahoraparecen estar cumpliéndose.Su devastadora conclusiónnos indica que el sectorfinanciero ha secuestrado ala economía estadounidense,poniendo el futuromundial en riesgo, y quizásea demasiado tardepara impedirlo.

After Putin’sRussiaPast imperfect, futureuncertain

STEPHEN K. WEGREN Y DALE R.

HERSPRING. EDS. THE ROWMAN &

LITTLEFIELD PUB (MARYLAND,

EE.UU.), 2009.

Este texto proporciona el aná-lisis más reciente disponiblesobre la Rusia contemporá-nea y los desafíos a losque se enfrentan VladimirPutin y su sucesor DimitriMedvedev. Diferentesautores discuten los temassociales, políticos y de seguri-dad a los que se enfrentaPutin, así como sus éxitos yfracasos a la hora de afrontar-los. Los colaboradoresconcluyen que la influenciade Putin continuarádurante los próximos años,no sólo porque continúesiendo poderoso en sunuevo cargo de primer minis-

tro, sino porque estableciólas bases para ocuparsede estos problemasque continúanacechando a Rusia.

Seeds of terrorHow heroin isBankrolling theTaliban and al Qaeda

GRETCHEN PETERS. ONEWORLD

PLUBLICATIONS (OXFORD), 2009.

Seeds of Terror brilla en suprofundidad del conocimien-to del narcotráfico, de lainsurgencia del Talibány de Al Qaeda, de laconexión con Pakistán y delos vínculos intrincados ycomplicados entre losactores. Con accesoa funcionarios del Gobiernoy de seguridad estadouniden-ses, así como de Pakistán yAfganistán, y medianteentrevistas con todos,de simples agricultores acombatientes pasando portraficantes de opio ytambién algunaspersonas de un escalónasombrosamente alto en eltráfico internacionalde la heroína.

The Arab GulfStates: BeyondOil and Islam

SEAN FOLEY. LYNNE RIENNER PUB

(BOULDER, EE.UU.), 2010.

Si el petróleo compra la legi-timidad política en los esta-dos del golfo Pérsico, ¿cómopodemos explicar el surgi-miento de disidentes y llama-das a la reforma política apesar de los beneficios delpetróleo? La respuesta, segúnFoley, está en la dinámicapolítica, social y económicaque se gesta debajo de lasuperficie desde hace más deuna década y que lentamenteestá cambiando el equilibriodel poder político.

Indian MaritimeStrategy in the21st Century

JAMES R. HOLMES, ED. ROUTLEDGE

(FLORENCE, EE. UU.; ABINGDON,

(REINO UNIDO), 2008.

El Índico dejará de ser unlago americano. Éste es elprimer estudio académico dela estrategia marítima deIndia, y ofrece un análisissistemático de la interacciónentre el pensamiento militaroccidental y las tradicionesmarítimas indias. En el sigloXXI, los estados de Asia, conChina e India a la cabeza,dedican parte de su nuevariqueza a la construcción demarinas poderosas, y a la ela-boración de estrategias marí-timas. Estados Unidos, comoantes el imperio británico,trata de gestionar estos cre-cientes poderes del mar, pre-servando su primacía.

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parasabermás literaturaMauricio Bach. Editor y crítico literario

Trilogía Milenium

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A

LAS MUJERES / LA CHICA QUE

SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN

BIDÓN DE GASOLINA / LA REINA EN

EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE

AIRE. STIEG LARSSON. TRADUCCIÓN

DE MARTIN LEXELL Y JUAN JOSÉ

ORTEGA. DESTINO (BARCELONA),

2008/2009. 672/752/874 PÁGINAS.

La trilogía de Stieg Larssonse ha convertido en un fenó-

meno editorial internacio-nal. Utilizando una ágiltrama policíaca, el autor, quecomo es sabido murió de unataque al corazón sin poderdisfrutar del éxito de suslibros, plantea muchos de losproblemas del siglo XXI a tra-vés de sus dos protagonistas:un periodista comprometidoy una hacker asocial. El usocasi nunca legal que éstahace de la red plantea eltema del creciente poder deinternet y sus zonas oscuras,y junto a eso aparecen enestas novelas el derrumbe dela Europa del bienestar, lascorrupciones de las grandesempresas, los vínculos delEstado con delincuentes, latrata de blancas… El propioLarsson fue periodista y esose nota en su capacidad deindagar en los peligros a losque se enfrenta la sociedad

contemporánea, que lleganincluso a la aparentementeplácida Suecia.

Sol Naciente

MICHAEL CRICHTON. TRADUCCIÓN

DE ANA MARÍA DE LA FUENTE.

PLAZA Y JANÉS (BARCELONA), 1995.

352 PÁGINAS.

La noche en que se van ainaugurar las oficinas centra-

les de la multinacional japo-nesa Nakamoto en EstadosUnidos, ubicadas en un fla-mante rascacielos de LosÁngeles, aparece asesinadauna joven modelo estadouni-dense. Mientras los responsa-bles de la multinacional tra-tan de echar tierra sobre elasunto, dos policías de la ciu-dad dirigen la investigación.Los resultados: por unaparte, que la chica ha muer-to en el curso de una rela-ción sexual sadomasoquista,por otra, que los japonesesintentan hacerse con el con-trol de la industria informá-tica estadounidense. Este efi-caz thriller de plantea losrecelos de los norteamerica-nos ante el creciente poderde Asia, en este caso Japón yla industria tecnológica. Elimperio americano empiezaa perder fuerza a finales del

Single & SingleJOHN LE CARRÉ. TRADUCCIÓN DE CARLOS MILÁ. PLAZA Y JANÉS (BARCELONA), 2000. 448 PÁGINAS.

El británico John Carré fue uno de los mejores cronistas de los entresijos de la guerra fría, connovelas de espionaje como la ya clásica El espía que surgió del frío, o las protagonizadas por el agen-te George Smiley, que Alec Guinness interpretó en dos estupendas series de la BBC. Hundida laUnión Soviética, el autor podría haberse convertido en una reliquia, pero ha demostrado a lolargo de los últimos años su capacidad para adaptarse perfectamente a los nuevos tiempos.Superado aquel mundo dominado por espías que protagonizaban enfrentamientos dignos deuna partida de ajedrez por su complejidad en lugares como el Berlín del muro, el escritor ha idodetectando y convirtiendo en literatura los nuevos conflictos y amenazas del mundo contempo-ráneo. Y así, sin ánimo de ser exhaustivos, en La chica del tambor indagaba en el enfrentamientoisraelí-palestino, en La casa Rusia abordaba la convulsa Rusia de la perestroika, en El sastre de Panamáel escenario era Latinoamérica, con un espía sin trabajo que tiene que inventarse nuevos peligros,en El jardinero fiel denunciaban los manejos de las multinacionales farmacéuticas que utilizabanÁfrica para probar vacunas saltándose todos los protocolos de seguridad… Y entre las novelas deesta última etapa está también Single & Single, en la que a partir del asesinato en Turquía de unabogado inglés experto en paraísos fiscales, el lector es introducido en una compleja trama en laque aparecen la evasión de capitales, las artimañas de la banca internacional y el creciente poderde la mafia rusa. Una visión del presente, con enemigos y riesgos nuevos y más difusos, que tam-bién extienden sus tentáculos de corrupción con más facilidad en un mundo globalizado.

104 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 105

siglo XX y en el XXI Asiaemerge como un competidortemible, con China a la cabe-za, seguido por Japón, India yCorea. Esta novela, utilizandoun asesinato como motor dela acción, habla de estalucha, en la que, como dicenlos japoneses, “los negociosson una guerra”.

La muerte deAmalia Sacerdote

ANDREA CAMILLERI. TRADUCCIÓN DE

JUAN CARLOS GENTILE. RBA

(BARCELONA), 2008. 202 PÁGINAS.

El veterano escritor italianoes uno de los maestros de lanovela negra europea graciasa sus libros protagonizadospor el comisario Montalbano.Ésta, sin su comisario, ganóel segundo Premio de NovelaNegra RBA, y es una denun-cia del crimen organizadoque extiende sus tentáculosdesde el sur de Italia. Am-bientada en Sicilia, arrancacon el asesinato de la hija deun político, del cual es acusa-do su novio, hijo a su vez deun líder de la izquierda. Apartir de ahí, Camilleridenuncia el poder de lamafia y los silencios cómpli-

ces de políticos, jueces yperiodistas. Una sugestivanovela sobre la corrupciónpolítica, social y económica,que amenaza al mundo glo-balizado del siglo XXI.

Gomorra

ROBERTO SAVIANO. TRADUCCIÓN DE

FRANCISCO RAMOS Y TERESA

CLAVEL. DEBATE (MADRID), 2007. 328

PÁGINAS.

¿Documento periodístico onovela? Ambas cosas. Elautor, periodista, utiliza laabundante información deprimera mano que ha recogi-do y le da una estructuranarrativa para desvelar cómola Camorra domina Nápoles,y sus garras se extienden portodas las capas sociales,cubriendo toda la ciudad conun denso mando de corrup-ción. Saviano muestra conuna dureza poco habitualhasta dónde llega el poderdel crimen organizado, cómocorroe a una sociedad y lodifícil que combatir un entra-mado que se extiende desdelos barrios más humildes alas altas esferas del poder.Una denuncia que le havalido tener que ir perma-nentemente protegido porguardaespaldas.

Terrorista

JOHN UPDIKE. TRADUCCIÓN DE

JAUME BONFILL. TUSQUETS

(BARCELONA), 2007. 336 PÁGINAS.

Con la pentalogía sobre elpersonaje de ConejoAngstrom y otras novelascomo Parejas, John Updike ha

sido uno de los más sagacescronistas de las realidades ymiserias de las clases mediasestadounidenses de finalesdel siglo XX. Pero su obra lite-raria es mucho más amplia yha abordado muchos otrostemas. En su última novelahasta el momento, Terrorista,aborda el problema del fun-damentalismo no con unenfoque de trepidante thrillerinternacional, sino a partirde la historia de un chico deuna degradada zona indus-trial del área de Nueva York,hijo de padres de origen egip-cio e irlandés, que se convier-te al islam y se ve sometido aun adoctrinamiento que leconducirá a convertirse enun potencial suicida, dispues-to a volar por los aires lostúneles de acceso a NuevaYork. Una sólida novela sobrecómo el radicalismo manipu-la a los más débiles y cómo seexpande por todo el mundo.

El hombremás buscado

JOHN LE CARRÉ. TRADUCCIÓN DE

CARLOS MILÁ. PLAZA Y JANÉS

(BARCELONA), 2008. 400 PÁGINAS.

La por el momento últimanovela de Le Carré, ambienta-

da en Alemania, narra lahistoria de un emigranteilegal ruso amenazadocon la deportación al queayuda una idealista abogadagermana. El autor planteatemas como el problema dela emigración, el miedo quegenera el terrorismo comoamenaza global y los nego-cios sucios de la bancainternacional.

Asuntosde familia

ROHINTON MISTRY. TRADUCCIÓN DE

AURORA ECHEVARRÍA. MONDADORI

(BARCELONA), 2003. 512 PÁGINAS.

Las dos grandes potenciasemergentes del siglo XXI,China e India, presentanuna producción literariamuy dispar, debidoprobablemente a los distintossistemas políticos. De laChina que aplicala censura nos llega pocaliteratura que hable delpaís actual, mientras queIndia se ha convertido nosólo en una creciente poten-cia económica, sino tambiénliteraria, con un buennúmero de sólidos autoresde prestigio internacional,ayudados por el hecho deescribir en inglés. Estanovela es la historia de unafamilia, ambientada enBombay, una ciudadcosmopolita, en crecimientoeconómico y con seriosproblemas de corrupciónpolítica. El resultadode todas estas combinacioneses un incisivo retratode la sociedad indiacontemporánea.

106 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 107

Àngel Quintana. Profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona

parasabermás Cine

SYRIANA. ESTADOS UNIDOS, 2005. DIRECTOR: STEPHEN

GAGHAN. INTÉRPRETES: GEORGES CLOONEY, MATT

DAMON, WILLIAM HURT.

En los años 90, el filósofo Frederic Jameson pu-blicó el libro La estética geopolítica (Paidós, 1995), cuyopunto de partida eran las películas de conspiraciónrealizadas en los 70, como La conversación de Francis F.Coppola. Su intención consistía en analizar la lógicade la posmodernidad en un mundo en que la geopo-lítica se ha convertido en una auténtica abstracción,en que existe una gran dificultad para poder carto-grafiar los sistemas de poder y para dar visibilidad alas complejas redes que gobiernan el mundo. Las re-flexiones propuestas por Jameson parecen querer en-contrar un curioso punto de apoyo en el cine del sigloXXI, donde los no-espacios de internet han complica-do más la cartografía de los sistemas de poder, peroen que las relaciones de causa/efecto parecen guiarlos movimientos políticos del sistema planetario.

Syriana, dirigida por Stephen Gaghan, un guio-nista que obtuvo gran notoriedad con Trafic, pone eldedo en la llaga al problema de la visualización delpoder. Gaghan nos demuestra cómo el mundo estáformado por una serie de piezas complejas que la glo-balización no hace más que acercar, hasta el puntode que sus relaciones causales acaban dominando lasaltas esferas. Syriana es una ficción cuyo epicentro esun imaginario país de Oriente Medio en que el nuevoheredero al trono ha decidido garantizar los derechos

de perforación de gas natural a una compañía chinay ha anulado su contrato con una empresa america-na. Esto sirve para que la película articule una histo-ria coral, situada en diferentes puntos y ambientesdel planeta en que se pone en juego el terrorismo is-lámico, lasmafias de los países árabes y la gran diplo-macia del G-8. La ficción da forma a una reflexiónsobre la globalización que a su vez lo es sobre los nue-vos espacios del poder. Los antiguos juegos de espio-naje entre las superpotencias de antes de la caída delmuro han dado paso a una red más compleja, en quelos espías operan en diferentes ámbitos y el podereconómico y el político mantienen tensas relaciones.

Crecer desde las cenizas del viejo mundo

En los últimos años,el cine ha perpetradouna serie de curiosas ven-ganzas contra los líderespolíticos de sus respecti-vospaísesy sobreelmodocómo se aferran al poder.Antes de las eleccionesitalianas de la primave-ra de 2006, Nanni Moret-ti estrenó Il Caimano, unaferoz caricatura de Sil-vio Berlusconi. La inten-ción de Moretti no con-sistía tanto en ridiculi-zar a Berlusconi a partirde un actor que actuaracomo sosias de símismo,sino lanzar un grito de-sesperado sobre la pasi-vidad del cine italianoque ha sido incapaz deconstruir voces críticascontra los procesos detoma de poder políticopor parte del poder me-diático. Antes de laselecciones de noviem-bre de 2008, Oliver Sto-ne, conocido por su mi-litancia antirrepublica-na, estrenó también enEstados Unidos W, unabiografía sobre Bush quefue articulada como unpeculiar proceso de ven-ganza personal. StephenFrears en The Queenmues-tra cómo un viejo siste-ma de poder como lamonarquía puso en cri-sis su imagen con elescándalo mediático dela muerte de Lady Di.

Parodiassobreel poder

24 CITY. CHINA, 2008. DIRECTOR: JIA ZHANG KE.

INTÉRPRETES: JOAN CHEN, LU LIPING, ZHAO TAO.

El cineasta chino Jia Zhang Ke se ha convertidoen el autor que mejor ha levantado acta de los cam-bios de su país y de los nuevos sistemas de poder. Supelícula 24 cities se centra en el proceso de transfor-mación de una zona siderúrgica de gran importan-cia en un lujoso complejo de apartamentos, que seconstituye como garantía del desarrollo inmobiliarioexperimentado en China después de la crisis delcomunismo. La película, quemezcla la ficción con eldocumental, recoge el testimonio de un viejomundo–el comunismo– transformado en ruinas para mos-

trar cómo acaba emergiendo un nuevo universourbanístico. 24 cities puede considerarse como unalúcida metáfora de ese nuevo mundo, con sus pecu-liares sistemas de poder, que se ha levantado de lascenizas de un viejo régimen y de las contradiccionesgeneradas por el desarrollo.

En 1990 trabajaban en la zona un millón de obre-ros que alimentaban las fuentes siderúrgicas del país.A partir de 1995, la privatización de las fábricas estu-vo acompañada de un proceso de recesión, generandoel cierre de muchas empresas y llevando la zona a unasituación precaria. Wang Bing describe la evoluciónde la zona a partir de las fábricas, las colonias obrerasy los trenes que transportaban mercancías.

Una reflexión sobre las formas de espionaje global.

Cartografiar la geopolítica

106 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 107

GOMORRA. ITALIA, 2008. DIRECTOR: MATTEO

GARRONE. INTÉRPRETES: TONI SERVILLO,

GIANFELICE IMPARATO, MARIA NAZIONALE.

La aparición del best-seller Gomorra, delperiodista italiano Roberto Saviano, alertóal mundo de la existencia de un territorioitaliano en que el poder de la clandestini-dad convertía la corrupción en su modusoperandi. Pero también informó de que losmúltiples ajustes de cuenta entre los miem-bros de la Camorra napolitana no eran unsimple fenómeno local sino un fenómenode ramificaciones globales. El vestido deAngelina Jolie para la gala de los Oscarhabía sido diseñado por sastres chinos alservicio de la Camorra y los fondos con losque se construirá el futuro complejo quesustituirá en Nueva York a las Torres Geme-las provenían de los negocios de las familiasde Nápoles y de Caserta. El trabajo de docu-mentación periodística llevado a cabo porRoberto Saviano fue transformado en unpotente thriller dirigido por Matteo Garroney su amplio campo de información reduci-do a cinco casos que se entrecruzan mien-tras denuncian el tráfico de residuos, elsoborno o la industria textil clandestina.Cada una de las cinco historias aparececomo un relato simbólico de las ramifica-

ciones del poder clandestino de la Camorra,cuyas acciones han dado forma a un Estadoparalelo y putrefacto que ha acabado perpe-trando 4.000 asesinatos.

La Camorra italiana no es el único sis-tema de poder clandestino que el cine haexplorado en los últimos años. David Cro-nemberg habla en Promesas del Este de lamafia rusa y de cómo sus redes operan enLondres. El cineasta asiático Johnny Todenuncia los poderes ancestrales de las tría-das chinas en Election (2005) y Election 2(2007), hablando de la ramificación de lasfamilias para controlar los grandes nego-cios urbanísticos de Hong Kong y Taipei.

ALEMAGNE 90. FRANCIA, 1990. DIRECTOR: JEAN-

LUC GODARD. INTÉRPRETES: EDDIE CONSTANTINE,

HANS ZISCHLER, ANDRÉ S. LABARTHE.

En 1990, Jean-Luc Godard quiso imi-tar el gesto llevado a cabo por RobertoRossellini en Alemania año cero (1946), queviajó hasta el Berlín de la posguerra parafilmar las ruinas del conflicto. Godard nofilmó las ruinas sino las transformacio-nes que vivía la capital alemana despuésde la caída del muro y mostró el devenirde esa ciudad símbolo de la historia euro-pea. El personaje que actúa como hiloconductor de la película es el espía Lem-my Caution –que ya utilizó en 1965 enAlphaville–. Éste aparece como un alma enpena, sin trabajo, después del fin de laguerra fría. Con los años esta curiosa pelí-cula de Godard se ha convertido en elmejor documento que nos ha ofrecido elcine sobre las contradicciones de la unifi-cación alemana y del modo como ésta fueincapaz de ocultar las profundas heridasdel siglo precedente. Sus imágenes, quemezclan la ficción con el ensayo, no ce-san de proyectarse hacia un futuro, comosi existiera un claro deseo de interrogartodo el horizonte que se levantó en elsiglo XXI.

THE INTERNATIONAL. ESTADOS UNIDOS, 2009.

DIRECTOR: TOM TYKWER. INTÉRPRETES: CLIVE

OWEN, NAOMI WATTS Y ARMIN MUELLER-STAHL.

A principios de 2009, después de quealgunos bancos americanos se desplomarany el fantasma de la crisis sumiera el planetaen la perplejidad, apareció en las pantallasun thriller que articulaba su trama en tornoa la circulación del dinero en el mundo,diseccionaba los sistemas de poder de lagran banca internacional y denunciaba susoperaciones fraudulentas. La trama de TheInternational, película que inauguró el festi-

val de cine de Berlín, se centra en la investi-gación de un agente de la Interpol y la ayu-dante del fiscal de Manhattan que intentandesmantelar un grave caso de corrupciónque afecta a una de las entidades bancariasmás poderosas de EstadosUnidos. Siguiendola pista del dinero de Nueva York a Milán yde Berlín hasta Estambul, la pareja acabaráobservando la complejidad de la corrupcióncuando ésta se encuentra sustentada en elpoder económico. The International es una delas pocas películas sobre la crisis del sistemabancario americano y del modo en que éstaha afectado al mercado global.

Berlín en 1990 Los poderes clandestinos

La circulación del dinero

El escritor Roberto Saviano.

Clive Oven, contra la corrupción financiera.

108 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 109

parasabermás viajesJosep M. Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes y profesor de la Universidad Pompeu Fabra deBarcelona

ocas ciudades del mundo están tan biencaracterizadas en el imaginario público comoRío de Janeiro. El perfil de la montaña Pan deAzúcar, los ecos del carnaval y la imágenes enlas que contrastan los rascacielos de cristal conlas favelas de lata son la santísima trinidad a laque el carioca u oriundo de la ciudad reza enalguna de sus catedrales: la inconmensurablede San Sebastián y las sacrílegas del Sambó-dromo y el estadio de Maracaná. En Río todo seda a lo grande, bien sean los barrios humildeso los más exclusivos como Arcos de Lapa, acue-ducto del siglo XIX que da nombre a un área delocales nocturnos seguros, tal y como corres-ponde a los reductos blancos de la ciudad. Ellímite lo marca el bondinho o tranvía que escalacalles empinadas hacia el barrio bohemio deSanta Teresa, en la frontera con el submundovibrante que retratan películas como Ciudad deDios. Más allá sólo entran los turistas más osa-dos, a bordo de 4 x 4 de agencias especializadasque los trasladan a toda velocidad y por unosminutos al corazón de las tinieblas, como si setratara de un safari fotográfico. Las autorida-

des ya han empezado a levantar muros paraseparar las zonas más desfavorecidas de lasmás visitadas, no sea que iconos como la playade Copacabana o la de Ipanema sufran las con-secuencias. Hay otras arenas, como las de Fla-mengo, Leme o Leblon, pero son las dos prime-ras las que acaparan toda la atención, si bien escierto que Ipanema y el tramo conocido comoPosto 9 son lo máximo. Ipanema significa “lu-gar de aguas peligrosas” y tanto el oleaje comola férrea vigilancia de las familias bien acaba-rán con aquellos que se muestren demasiadoatrevidos. Y no es broma: la ciudad de la sambadispone incluso de vagones de metros exclusi-vos para mujeres…

Río también disfruta de dos maravillasnaturales en pleno centro. Una es la laguna deRodrigo Freitas, delimitada por los montesDois Irmãos y atrapando entre dos aguas elbarrio de Ipanema. La otra son las 3.300 hectá-reas del Parque de Tijuca, declarada Reserva dela Biosfera por la Unesco en 1991. Toda unametrópoli hecha de contrates que late con elpulso frenético de su Centro Financiero.

P

RÍO DE JANEIRO

La metrópolis de los contrastes

La laguna de Rodrigo Freitas, una maravilla natural en el barrio de Ipanema. MAURICIO SIMONETTI / Getty Images.

Para visitar…Tomar el ‘bondinho’ que

hay al final de la avenida

Pasteur para subir al Pan de

Azúcar, símbolo y mirador

privilegiado de la ciudad, No se

pierda los escaladores que

acostumbran a trepar

hasta su cima.

Disfrutar del ambiente ‘chic’

cerca del Posto 9 de Ipanema y la

Rua Vinicius de Moraes.

Explorar el Río más alternativo

y –de un tiempo a esta parte–

con toque ‘gay’ de la rua Farme

de Armoedo o Zona Marlboro.

Explorar el Jardín Botánico de

Río, el más extenso del mundo

con 137 hectáreas y 6.000

especies representadas.

Visitar una “escola da samba”

en la favela de Rocinha, una

de las más conocidas y

menos inseguras.

108 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 109

yderabad expresa como ninguna otra ciu-dad de India el empuje y el desarrollo

económico del país. Si bien es cierto que éste noalcanza a todas las clases sociales ni a todas lasregiones, la capital de Andra Pradesh es unalarde de progreso que asienta sus poderessobre la industria de la tecnología de la infor-mación y en la producción de películas. Mi-crosoft, Dell, AMD, Google, Amazon… todostienen aquí su espacio y los centros de investi-gación más grandes fuera de los países de ori-gen. En cuanto a la filmación de largometrajes,Hyderabad cuenta con el Ramoji Film City, elmayor estudio cinematográfico del mundo.Aquí se producen filmes en telugu, una de laslenguas mayoritarias del país después delhindi. Por eso a la ciudad también la llamanTollywood, siguiendo la estela del Bollywood deBombay. Esta tesitura no es el fruto de la casua-lidad, sino de la estupenda ubicación de laciudad en el justo centro de India, en la misma

ue la coreógrafa y bailarina más celebradade Shanghai sea una transexual de nom-

bre Jin Xing o Venus, en otros tiempos vincu-lada al ejército rojo, es todo un signo de quealguna cosa se mueve en el corazón financie-ro del país. Más que de una mentalidad abier-ta, la ciudad presume de su adaptabilidad.Cruce entre Oriente y Occidente, es difícilolvidar la imagen panorámica de su cielo eri-zado de torres iluminadas al atardecer, aun-que para ver bien el Distrito Financiero dePudong hay que situarse entre los edificioscoloniales del Bund, un recuerdo de la Con-cesión Internacional gobernada por extranje-ros y fundada en 1854. Hoy son los conglome-rados bancarios los que buscan afincarse másallá de sus fronteras, sobreponiéndose a lascircunstancias del mercado. No es casual queShanghai provenga de la palabra “estar porencima”. En su caso, por encima del mar.

HYDERABAD

Un centro geográfico y tecnológico

SHANGHAI

El corazón de las finanzas chinas

H

Nanjing Donglu. EITAN SIMANOR / Getty Images.

Q

Para visitar…El Charminar o mezquita de los

cuatro minaretes, erigida por

Muhammed Quli Qutb Shah,

fundador de la ciudad. Es

el símbolo de Hyderabad.

El templo hindú de Birla

Mandir, que del mismo modo

que el Taj Mahal de Agra,

construido en mármol blanco.

Las perlas de Hyderabad han

gozado de justa fama durante

siglos. El mercado de perlas más

reconocido es el de Pathergatti.

El fuerte de Golkonda, uno de

los mejores complejos

fortificados de India y un

mirador ideal para contemplar

la meseta de Decca y el río Musi.

Pasear por la Necklace

Road, muy animado al atardecer.

Arco triunfal de Char Minar. H. WILSON / Getty Images.

Para visitar…Subirse al Maglev, el tren que

viaja a 430 km/hora desde el

aeropuerto al centro.

Subir los 475 metros de la torre

de televisión Pudong para

admirar las vistas o hacer lo

mismo desde la cafetería del

último piso del hotel Hyatt.

Asistir a una velada cultural en

el vanguardista Gran Teatro, cuya

forma homenajea a las de las

tradicionales pagodas.

Pasear por el Jardín Yu,

concebido al estilo tradicional,

con sus laberínticos pasillos,

montes falsos y estanque.

Ir de compras por las calles

peatonales de Nanjing Donglu y

Jiujiang Lu.

línea donde el norte y el sur se encuentran.También se debe a que ésta fue durante añoscuna de los nizam o administradores del reino,que empezaron gobernando por delegación delos emperadores mongoles, para convertirse enlos dueños y señores de la mitad septentrionaldel subcontinente indio en el siglo XVIII. Quiénsabe si el futuro no les reserva el control departes más extensas del planeta.

El mejor antídoto contra la sobredosis deneón está en Fangbang Zhonglu, punto deacceso a la ciudad vieja y a un mundo quemira hacia atrás convirtiendo el pasado ensouvenir, donde más de uno se adentra dispues-to a renovar su guardarropa a mitad de preciocon imitaciones de calidad, para acabar descu-briendo que Shanghai ya no es lo que era.

110 VANGUARDIA | DOSSIER

websparasabermásElena Jiménez i Botías. Profesora de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona (UB)

otras webs

www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/La CIA elabora anualmenteesta publicación con datossobre historia, gobiernos,economía y capacidad mili-tar, entre otros temas, dediversos países. Incluye ma-pas políticos y físicos deta-llados, y afirman recibiruna media de seis millonesde visitas al mes.

www.sipri.orgEl Instituto de Estocolmo deInvestigación por la Paz fijasu atención desde 1966 enlas estrategias para el desar-me, el control de armamen-to y la seguridad internacio-nal. Además, elabora infor-mes esclarecedores, como elreciente estudio sobre laspolíticas de China en elmantenimiento de la paz.

www.americanprogress.orgEl Center for American Pro-gress, afín a la Administra-ción Obama, elabora docu-mentos sobre seguridad na-cional, energía y cambio cli-mático. Su objetivo es “res-taurar el liderazgo mundialde Estados Unidos, hacer deél un paísmás seguro y cons-truir un mundo mejor”.

www.cidob.orgLa Fundación CIDOB, enBarcelona, genera ideas ylleva a cabo actividades rele-vantes sobre política inter-nacional y seguridad, co-operación y desarrollo, y di-námicas interculturales ymigraciones.

CHATHAM HOUSEwww.chathamhouse.org.uk

El Royal Institute ofInternational Affairs se cono-ce con el nombre de la sedeque lo aloja, la CasaChatham. Desde 1920 ha faci-litado el debate y la confi-dencialidad en múltiples reu-niones. Su misión es ser unafuente de análisis indepen-diente para la formulaciónde políticas e innovación deideas. Sus publicaciones –laenergía, la seguridad o eldesarrollo sostenible– sonaccesibles en su web.

INTERNATIONAL CRISISGROUPwww.crisisgroup.org/home/index.cfm?l=4

Desde 1995, esta ONG inter-nacional con sede enBruselas informa sobre con-flictos de los cuatro conti-nentes. Tiene el triple objeti-vo de llamar la atenciónsobre conflictos inminentes,aportar respuestas para pre-venirlos y/o resolverlos einfluir en quien toma deci-siones al respecto. En los úl-timos años ha crecido hastacubrir más de 60 situacionesde conflicto. Publica no sóloun boletín (CrisisWatch)mensual muy completo y desuscripción gratuita, sinotambién alrededor de 90

informes anuales, materialque se puede descargar de suweb, cada vez más visitada.

AVAAZ.ORGwww.avaaz.org

En este caso no se trata de unthink tank, sino de una inicia-tiva ciudadana nacida enenero de 2007 que cuentacon más de tres millones deadhesiones de personas detodo el mundo. Su misión esla de permitir la coordina-ción entre movimientossociales para llevar adelantecampañas internacionales depresión a los líderes políti-cos, a través de la moviliza-ción ciudadana. Se definencomo una organización quetrabaja “por un mundo másjusto y pacífico y una globali-zación más humana” y desta-can sus campañas en defensadel medio ambiente. Su equi-po trabaja desde ciudadescomo Río de Janeiro, NuevaYork, Ginebra, Londres,Buenos Aires y WashingtonDC. Una muestra más delpoder de internet.

EUROPEAN COUNCIL OFFOREIGN RELATIONSwww.ecfr.eu

Recientemente nominadopor Foreign Policy como el“mejor nuevo think tank enlos últimos cinco años”, el

ECFR tiene como objetivoprincipal investigar y promo-ver “el debate informadosobre el desarrollo de unapolítica exterior coherente yefectiva basada en los valoreseuropeos”. Cuenta con unconsejo directivo que reúnemás de un centenar demiembros de distintos perfi-les. Tiene una clara orienta-ción paneuropea y su investi-gación se centra en cuatroáreas temáticas: institucio-nes, dinero y poder; Rusia yEuropa ampliada; Asia, yDemocracia, DerechosHumanos y Justicia.

NATIONAL INTELLIGENCECOUNCILwww.dni.gov/nic/NIC_home.html

La mayor parte del trabajoelaborado por este centroestratégico es para uso inter-no del Gobierno estadouni-dense, ya que su misión esinformar al director deInteligencia Nacional, al pre-sidente y otros cargos políti-cos sobre análisis de políticaexterior. Sin embargo, tam-bién se encuentran revelado-res documentos como el re-ciente “Tendencias Globales2025”, un informe desclasifi-cado que quiere ofrecer unavisión sobre la posible evolu-ción de las principales ten-dencias mundiales.

NÚMERO 4ENERO / MARZO 2003América Latina.Democracia,neoliberalismo, populismo

EL MALESTAR DE AMÉRICA

LATINA

Xavier Batalla. Pág. 3LA FRAGILIDAD DE LAS

DEMOCRACIAS DE AMÉRICA

LATINA

Torcuato S. Di Tella. Pág. 6POPULISMO Y CAUDILLAJE, UNA

VIEJA HISTORIA

Adrián Bonilla y Alexei Páez. Pág.18LOS INDICADORES ECONÓMICOS

Y EL BIENESTAR SOCIAL

Antonio Ortiz Mena. Pág. 25LA LEY DE LA POBREZA

Hernando de Soto. Pág. 32LAS RELACIONES CON ESTADOS

UNIDOS, TIEMPO TORMENTOSO

Juan Gabriel Tokatlian. Pág. 34CONTIGO EN LA DISTANCIA, LOS

LAZOS CON LA UE TRAS LA

CUMBRE DE MADRID

José Antonio Sanahuja. Pág. 37LAS INVERSIONES ESPAÑOLAS,¿UNA APUESTA ARRIESGADA?Álvaro Calderón. Pág. 41CIUDADES PARANOICAS, MIRADAS

DESDE AMÉRICA LATINA / NéstorGarcía Canclini. Pág. 46LAS POBLACIONES INDÍGENAS, UN

VIEJO FANTASMA RECORRE

AMÉRICA LATINA

Arturo Arias. Pág. 53BRASIL. DE CARDOSO A LULA:MÁS SEMEJANZAS QUE

DIFERENCIAS?Bolívar Lamounier y Carlos Pío.Pág. 59MÉXICO. LOS DESAFÍOS DE UNA

DEMOCRACIA SIN TRADICIÓN /Lorenzo Meyer Cossío. Pág. 64ARGENTINA. EL CONTEXTO DE LA

CRISIS Roberto Gargarella. Pág. 67VENEZUELA. FORTUNAS Y PENAS

DE UN PAÍS PETROLERO / Luis E.Lander y Margarita López Maya.Pág. 72CHILE. LA DEMOCRATIZACIÓN

INCOMPLETA / M. A. Garretón M.Pág. 75COLOMBIA. ¿GUERRA CIVIL, CONTRA LA

SOCIEDAD, GUERRA AMBIGUA O

DOSSIER

6 EUROS

NÚMERO 32 JULIO / SEPTIEMBRE 2009

6€Es

paña

yAnd

orra.9

,50€Eu

ropa

.

Las dosTURQUÍASBinnaz ToprakAndrew DavisonMurat AkanSerif MardinBilal SamburÜmit CizreD. Ali ArslanMustafa KutlayNilüfer GöleGraham E. FullerDonald BloxhamSeyfi TashanF. Stephen LarrabeeOmer Taspinar

Í N D I C E / 2 0 0 9

AU T O R E S

NÚMERO 31ABRIL / JUNIO 2009Afganistán, ¿el Iraqde Obama?

¿EL IRAQ DE OBAMA?Xavier Batalla. Pág. 3SOLUCIONAR DESDE ABAJOSeth G. Jones. Pág. 6EL ESTADO AFGANO DENTRODE DIEZ AÑOSBarnett R. Rubin. Pág. 20LOS ORÍGENES DEL CONFLICTO(LOCAL, NACIONAL Y REGIONAL)Mohammad Masoom Stanekzai. Pág.26SEÑORES DE LA GUERRAY ACTORES REGIONALESAntonio Giustozzi. Pág. 32¿UNA INSURGENCIA TALIBÁNDIVIDIDA?Robert D. Crews. Pág. 36EL PUZLE ÉTNICOSven Gunnar Simonsen. Pág. 44GEOGRAFÍA, PETRÓLEO Y GASDavid Michael Smith. Pág. 50VOCES EN EL DESIERTO: EUROPA,ESTADOS UNIDOS Y AFGANISTÁNConn Hallinan. Pág. 64PAKISTÁN, DE ALIADOA AMENAZAZahid Hussain. Pág. 74

NÚMERO 32JULIO / SEPTIEMBRE 2009Las dos Turquías

DUALISMO TURCOXavier Batalla. Pág. 3LAS DOS TURQUÍAS: ISLAMISMO,LAICISMO Y DEMOCRACIABinnaz Toprak. Pág. 6LA MODERNIDAD: MITO YREALIDAD, TORMENTA Y VERDADAndrew Davison. Pág. 18LA TURQUÍA DE ATATÜRK: LASRAÍCES, RAMAS Y MITOS DELLAICISMO KEMALISTAMurat Akan. Pág. 24RENACER ISLÁMICO Y LAICISMOTURCOSerif Mardin. Pág. 32LA GRAN TRANSFORMACIÓNDEL ISLAM COMO IDEOLOGÍAPOLÍTICA (EL CASO DEL AKPY ERDOGAN)Bilal Sambur. Pág. 38EL PAPEL POLÍTICO DEL EJÉRCITOEN EL SIGLO XXI: DEMOCRACIA,LAICISMO Y GOLPES CONHERMOSOS SEUDÓNIMOSÜmit Cizre. Pág. 46LA ELITE CONTEMPORÁNEADEL PODERD. Ali Arslan. Pág. 52LA ECONOMÍA DURANTELA ERA REPUBLICANAMustafa Kutlay. Pág. 60MÁS ALLÁ DEL VELO.LAS MUJERES, FIGURAS DEPLURALISMO, ENFRENTAMIENTOY RECONCILIACIÓNNilüfer Göle. Pág. 68EL DESAFÍO KURDOGraham E. Fuller. Pág. 73LA CUESTIÓN ARMENIADonald Bloxham. Pág. 78LA UNIÓN EUROPEA-TURQUÍA:OBSTÁCULOS Y PERSPECTIVASSeyfi Tashan. Pág. 92REVITALIZAR LAS RELACIONESCON ESTADOS UNIDOSF. Sthepen Larrabee. Pág. 98LA COMPLEJA POLÍTICA TURCAPARA ORIENTE MEDIOOmer Taspinar. Pág. 105

NÚMERO 30ENERO / MARZO 2009Los conflictos del Cáucaso

GEOPOLÍTICA CON PETRÓLEOXavier Batalla. Pág. 3RUSIA Y OCCIDENTE: LA AGENDAPARA EUROPA Y ESTADOSUNIDOSAriel Cohen. Pág. 6RUSIA, UNA GRAN POTENCIA:LA FRACTURA SOCIAL YTERRITORIALKurt W. Jefferson. Pág. 18LOS INTERESES DE ESTADOSUNIDOS EN LA REGIÓNCory D. Welt. Pág. 24LAS RELACIONES RUSIA-EE. UU.:PASADO Y FUTUROWalter Laqueur. Pág. 30TRAS LA GUERRA DE GEORGIA:CÓMO EVITAR UNA EUROPABIPOLARNicu Popescu y Andrew Wilson. Pág.34LAS RUTAS DEL PETRÓLEO Y GASMariano Marzo. Pág. 38LA INTERDEPENDENCIA UNIÓNEUROPEA-RUSIAMargot Light. Pág. 46GEORGIA, EL ISRAEL DE ESTADOSUNIDOS EN EL CÁUCASOMel Fryberg. Pág. 56ABJASIA ES UN PROYECTODE ESTADO EN CIERNES,PERO NO EL TÍTERE DE NADIEPavel K. Baev. Pág. 60LA GUERRA OLVIDADADE CHECHENIANimon Sarazhyan. Pág. 66TURQUÍA Y ARMENIA: ENTRELA HISTORIA Y LA GEOGRAFÍAGarreth Jenkins. Pág. 74AZERBAIYÁN Y LA CRISIS IRANÍ:ENTRE EL MARTILLOY EL YUNQUEArif Yunusov. Pág. 79

NÚMERO 33OCTUBRE / DICIEMBRE 2009Cambio climático,el reto de la humanidad

CAMBIO CLIMÁTICO, CAMBIOPOLÍICOXavier Batalla. Pág. 3CAMBIO CLIMÁTICO DEBIDO A LOSGASES DE EFECTO INVERNADERO:¿CUÁNTO TIEMPO NOS QUEDA?Stefan Rahmstorf. Pág. 6LA CUMBRE DE COPENHAGUEMiquel Muñoz Cabré. Pág. 20¿CÓMO SERÁ EL TIEMPODEL FUTURO?Javier Martín Vide. Pág. 30UNA SOCIEDAD ‘DESCARBONIZADA’:¿UTOPÍA O NECESIDAD?Josep Canadell. Pág. 38GEOINGENIERÍA PARA DARSOMBRA A LA TIERRAKen Caldeira. Pág. 44EL NEGOCIO DEL CLIMAManuel Ludevid. Pág. 54EL CAMBIO CLIMÁTICOY LOS POBRESEsteve Corbera. Pág. 62TURISMO Y CLIMATaleb Rifai. Pág. 70¿QUIÉN PUEDE SALVAR NUESTROMUNDO ASEDIADO?Martin Lloyd. Pág. 76ADAPTACIÓN AL CAMBIO:¿A QUÉ Y POR QUÉ?Vicente Ricardo Barros. Pág. 86CONTRA LAS INICIATIVASPRECIPITADASRichard S. Lindzen. Pág. 78

NÚMERO 4ENERO / MARZO 2003América Latina.Democracia,neoliberalismo, populismo

EL MALESTAR DE AMÉRICA

LATINA

Xavier Batalla. Pág. 3LA FRAGILIDAD DE LAS

DEMOCRACIAS DE AMÉRICA

LATINA

Torcuato S. Di Tella. Pág. 6POPULISMO Y CAUDILLAJE, UNA

VIEJA HISTORIA

Adrián Bonilla y Alexei Páez. Pág.18LOS INDICADORES ECONÓMICOS

Y EL BIENESTAR SOCIAL

Antonio Ortiz Mena. Pág. 25LA LEY DE LA POBREZA

Hernando de Soto. Pág. 32LAS RELACIONES CON ESTADOS

UNIDOS, TIEMPO TORMENTOSO

Juan Gabriel Tokatlian. Pág. 34CONTIGO EN LA DISTANCIA, LOS

LAZOS CON LA UE TRAS LA

CUMBRE DE MADRID

José Antonio Sanahuja. Pág. 37LAS INVERSIONES ESPAÑOLAS,¿UNA APUESTA ARRIESGADA?Álvaro Calderón. Pág. 41CIUDADES PARANOICAS, MIRADAS

DESDE AMÉRICA LATINA / NéstorGarcía Canclini. Pág. 46LAS POBLACIONES INDÍGENAS, UN

VIEJO FANTASMA RECORRE

AMÉRICA LATINA

Arturo Arias. Pág. 53BRASIL. DE CARDOSO A LULA:MÁS SEMEJANZAS QUE

DIFERENCIAS?Bolívar Lamounier y Carlos Pío.Pág. 59MÉXICO. LOS DESAFÍOS DE UNA

DEMOCRACIA SIN TRADICIÓN /Lorenzo Meyer Cossío. Pág. 64ARGENTINA. EL CONTEXTO DE LA

CRISIS Roberto Gargarella. Pág. 67VENEZUELA. FORTUNAS Y PENAS

DE UN PAÍS PETROLERO / Luis E.Lander y Margarita López Maya.Pág. 72CHILE. LA DEMOCRATIZACIÓN

INCOMPLETA / M. A. Garretón M.Pág. 75COLOMBIA. ¿GUERRA CIVIL, CONTRA LA

SOCIEDAD, GUERRA AMBIGUA O

ABJASIAABJASIA ES UN PROYECTODE ESTADO EN CIERNES,PERO NO EL TÍTERE DENADIE / Pavel K. Baev. N.º 30.Pág. 60.

AFGANISTÁN(Ver temario del número 31.)

ARABIA SAUDÍARABIA SAUDÍ Y EL FUTURODE AFGANISTÁN / Greg Bru-no. N.º 31. Pág. 82.

ARMENIATURQUÍA Y ARMENIA: EN-TRE LA HISTORIA Y LA GEO-GRAFÍA / Garreth Jenkins. N.º30. Pág. 74.LA CUESTIÓN ARMENIA / Do-nald Bloxham. N.º 32. Pág. 78.

CAMBIOCLIMÁTICO(Ver temario del número 33.)

AZERBAIYÁNAZERBAIYÁN Y LA CRISISIRANÍ: ENTRE EL MARTILLOY EL YUNQUE / Arif Yunusov.N.º 30. Pág. 79.

CÁUCASO(Ver temario del número 30.)

CHECHENIALA GUERRA OLVIDADA DECHECHENIA / Simon Sara-zhyan. N.º 30. Pág. 66

ECONOMÍALA ECONOMÍA DURANTELA ERA REPUBLICANA [ENTURQUíA] / Mustafa Kutlay. N.º32. Pág. 60.EL NEGOCIO DEL CLIMA /Manuel Ludevid. N.º 32. Pág.54.

EJÉRCITOEL PAPEL POLÍTICO DELEJÉRCITO EN EL SIGLO XXI:DEMOCRACIA, LAICISMO YGOLPES CON HERMOSOSSEUDÓNIMOS / Ümit Cizre.N.º 32. Pág. 46.

ESTADOSUNIDOSLOS INTERESES DE ESTADOSUNIDOS EN LA REGIÓN[CÁUCASO] / Cory D. Welt. N.º30. Pág. 24.LAS RELACIONES RUSIA-ESTADOS UNIDOS: PASADOY FUTURO / Walter Laqueur.N.º 30. Pág. 30.VOCES EN EL DESIERTO: EU-ROPA, ESTADOS UNIDOS Y

AFGANISTÁN / Conn Hallinan.N.º 31. Pág. 64.REVITALIZAR LAS RELACIO-NES [DE TURQÍA] CONESTADOS UNIDOS / F. SthepenLarrabee. N.º 32. Pág. 98.

EUROPATRAS LA GUERRA DE GEOR-GIA: CÓMO EVITAR UNAEUROPA BIPOLAR / Nicu Po-pescu y Andrew Wilson. N.º 30.Pág. 34.LA INTERDEPENDENCIAUNIÓN EUROPEA-RUSIA /Margot Light. N.º 30. Pág. 46.VOCES EN EL DESIERTO:EUROPA, ESTADOS UNIDOSY AFGANISTÁN / Conn Halli-nan. N.º 31. Pág. 64.LA UNIÓN EUROPEA-TUR-QUÍA: OBSTÁCULOS Y PERS-PECTIVAS / Seyfi Tashan. N.º32. Pág. 92.

GEORGIATRAS LA GUERRA DE GEOR-GIA: CÓMO EVITAR UNAEUROPA BIPOLAR / Nicu Po-pescu y Andrew Wilson. N.º 30.Pág. 34.GEORGIA, EL ISRAEL DEESTADOS UNIDOS EN ELCÁUCASO / Mel Fryberg. N.º30. Pág. 56.

KURDISTÁNEL DESAFÍO KURDO / GrahamE. Fuller. N.º 32. Pág. 73.

MEDIOAMBIENTE(Ver temario del número 33.)LA CUMBRE DE COPENHA-GUE / Miquel Muñoz Cabré.N.º33. Pág. 20.¿CÓMO SERÁ EL TIEMPODEL FUTURO? / Javier MartínVide. N.º 33. Pág. 30.GEOINGENIERÍA PARA DARSOMBRA A LA TIERRA /KenCaldeira. N.º 33. Pág. 44.¿QUIÉN PUEDE SALVARNUESTRO MUNDO ASEDIA-DO? / Martin Lloyd. N.º 33.Pág. 76.ADAPTACIÓN AL CAMBIO[CLIMÁTICO]: ¿A QUÉ Y PORQUÉ? / Vicente Ricardo Barros.N.º 33. Pág. 86.CONTRA LAS INICIATIVASPRECIPITADAS / Richard S. Lind-zen. N.º 33. Pág. 78.

ORIENTEMEDIOLA COMPLEJA POLÍTICA TUR-CA PARA ORIENTE MEDIO /Omer Taspinar. N.º 32. Pág.105.

PAKISTÁNPAKISTÁN, DE ALIADOA AMENAZA / Zahid Hussain.N.º 31. Pág. 74.

PETRÓLEO /GASLAS RUTAS DEL PETRÓLEOY GAS [EN EL CÁUCASO] /Ma-riano Marzo. N.º 30. Pág.38.GEOGRAFÍA, PETRÓLEO YGAS [AFGANISTÁN] / DavidMichael Smith. N.º 31. Pág. 50.

RELIGIÓNLAS DOS TURQUÍAS: ISLA-MISMO, LAICISMO Y DEMO-CRACIA / Binnaz Toprak. N.º32. Pág. 6.RENACER ISLÁMICO Y LAI-CISMO TURCO / Serif Mardin.N.º 32. Pág. 32.LA GRAN TRANSFORMA-CIÓN DEL ISLAM COMOIDEOLOGÍA POLÍTICA (ELCASO DEL AKP Y ERDOGAN)/ Bilal Sambur. N.º 32. Pág. 38.

RUSIARUSIA Y OCCIDENTE: LAAGENDA PARA EUROPA YESTADOS UNIDOS / ArielCohen. N.º 30. Pág. 6.RUSIA, UNA GRAN POTEN-CIA: LA FRACTURA SOCIALY TERRITORIAL / Kurt W. Jef-ferson. N.º 30. Pág. 18.LAS RELACIONES RUSIA-ESTADOS UNIDOS: PASADOY FUTURO / Walter Laqueur.N.º 30. Pág. 30.LA INTERDEPENDENCIAUNIÓN EUROPEA-RUSIA /Margot Light. N.º 30. Pág. 46.

SOCIEDADEL PUZLE ÉTNICO [AFGANIS-TÁN] / Sven Gunnar Simonsen.N.º 31. Pág. 44.LA MODERNIDAD: MITO YREALIDAD, TORMENTA YVERDAD / Andrew Davison. N.º32. Pág. 18.MÁS ALLÁ DEL VELO. LASMUJERES, FIGURAS DE PLU-RALISMO, ENFRENTAMIEN-TO Y RECONCILIACIÓN [ENTURQUÍA] / Nilüfer Göle. N.º32. Pág. 68.UNA SOCIEDAD ‘DESCARBO-NIZADA’: ¿UTOPÍA O NECE-SIDAD? / Josep Canadell. N.º33. Pág. 38.TURISMO Y CLIMATaleb Rifai. N.º 33. Pág. 70.

TURQUÍA(Ver temario del número 31.)

Bruno, GregAnalista del Consejo de Rela-ciones Exteriores (CFR), Was-hington.Caldeira, KenInvestigador del Departa-mentodeEcologíaGlobaldelInstituto Carnegie para laCiencia (Stanford, Califor-nia).Canadell, JosepDirector ejecutivodelGlobalCarbon Project, CSIRO (Can-berra, Australia).Cohen, ArielInvestigador de Estudios Ru-sos y Eurasiáticos y Seguri-dadEnergética Internacionaldel Instituto de Estudios In-ternacionales Katherine andShelby CullomDavis, Herita-ge Foundation (Washington,DC). recientementehapubli-cado Kazakhstan: The Roadto Independence (2008).Corbera, EsteveInvestigadordelTyndallCen-tre for Climate Change Re-search y profesor en las uni-versidades de East Anglia yCambridge (Reino Unido).Desarrolla su trabajo enMéxico, Sudáfrica y Kenia.Colabora con la Foundationfor aNewEthical Business.Crews, RobertD.Universidad de Stanford, De-partamento deHistoria.Frykberg, MelCorresponsal en OrienteMe-dio de Inter Press Services(IPS), “The Middle East Ti-mes” y “The Middle East Ma-gazine”.Giustozzi, AntonioDoctor del Centro de Investi-gación sobre Crisis de Esta-dos (Procesos bélicos, deDes-trucciónydeReconstrucciónde países) de la LondonSchool of Economics. Autorde El Corán, el kalashnikov y losportátiles: la insurgencia neotali-bán 2002-2007 (2008) y de Impe-rios de barro: guerras y señores dela guerra en Afganistán (2009).Hallinan, ConnAnalistadel ForeignPolicy inFocus (FPIT), columnista pe-riodístico, ex director delPrograma de Periodismo dela Universidad de Californiaen Santa Cruz y decano enesta universidad.Hussain, ZahidCorresponsalde“TheTimes”,

“The Wall Street Journal” y“Newsweek” en Pakistán. Di-rector de la revista mensual“Newsline”, de Karachi. Au-tor de varios libros sobre laregión, entreotrosEl Pakistánfronterizo: la lucha contra la mili-tancia islámica.Jefferson, KurtW.Doctor por laUniversidaddeMissouri (Columbia, EstadosUnidos). Profesor y catedráti-co del Departamento deCiencia Política del West-minster College en Fulton(Missouri). Presidente de laCentral Slavic Conference.Autor de Celtic Politics: Politicsin Scotland, Ireland, and Wales(2009) yChristianity’s Impact onWorld Politics (2002).Jenkins, GarethEscritor y analista residenteen Estambul, está especiali-zado en política interior yexterior turca.Autorde Politi-cal Islam in Turkey: RunningWest, Heading East? (2008), en-tre otros libros.Jones, SethG.Politólogo en la Rand Corpo-ration y profesor en la Uni-versidad de Georgetown(Washington DC). Su últimolibropublicadoes In the grave-yard of empires: america’s war inAfghanistan (2009).Light,MargotProfesoraeméritadeRelacio-nes Internacionales de laLondon School of Econo-mics.Lindzen, Richard S.Profesor ‘Alfred P. Sloan’ deCiencias Atmosféricas, Insti-tuto de Tecnología deMassa-chussets.Lloyd,MartinResponsable de Comunica-ción para el cambio climáti-codeGreenpeace Internacio-nal.Barros, VicenteRicardoProfesor emérito de la Uni-versidad de Buenos Aires(UBA).Ludevid,ManuelEconomista. Suúltimo libro,La respuesta ambiental(www.editorialaresta.com).MartínVide, JavierCatedráticodeGeografía físi-cade laUniversidaddeBarce-lona.Marzo,MarianoCatedrático de RecursosEnergéticos, Universitat deBarcelona.

T E M A SÍ N D I C E / 2 0 0 9

AU T O R E S

MasoomStanekzai,MohammadAsesordeseguridadnacionaldelpresidentedeAfganistán.Vicepresidente de la Comi-sión de Desmovilización yReintegración (D&R) y delorganismo responsable de laDisolución de Grupos Ilega-les Armados (DIAG).MuñozCabré,MiquelInvestigadorenelCentroPar-dee para el Estudio del Futu-ro de la Universidad de Bos-ton y miembro del InstitutoInternacional para el Desa-rrollo Sostenible (IISD) y delGrupo de Expertos de Cam-bio Climático de Catalunya(GECCC). Ha participado ennumerosas negociacionessobre cambio climático yotros foros internacionales.Popescu, NicuInvestigador del Consejo Eu-ropeo de Relaciones Exterio-res (www.ecfr.eu). Autor de APower Audit of EU-Russia Rela-tions (2007) y Can the EU Winthe Peace in Georgia? (2008).Rahmstorf, StefanProfesor. Director del Depar-tamentodeAnálisisdel Siste-ma Terrestre del Institutopara el Estudio de las Conse-cuenciasdelCambioClimáti-co (Potsdam, Alemania).Rifai, TalebSecretariogeneral (en funcio-nes) de laOrganizaciónMun-dial de Turismo (OMT) de lasNacionesUnidas.Rubin, Barnett R.Center on InternationalCoo-peration, Universidad deNueva YorkSaradzhyan, SimonAnalistadePolíticaExterioryde Seguridad en Moscú. Tra-bajacomoasesorenelCentroBelfer para Asuntos Interna-cionalesyCientíficos (Univer-sidad Harvard). Autor de di-versos artículos sobre terro-rismo y seguridad.Simonsen, SvenGunnarInvestigador independienteycorresponsal internacional.De1994al2008 trabajócomoinvestigador del Internatio-nal Peace Research Institute(PRIO) deOslo.Smith,DavidMichaelProfesor de Ciencia Política,College of the Mainland,Texas City (EstadosUnidos).Welt, CoryD.Profesor de la Edmund A.

Walsh School of Foreign Ser-vice, Georgetown University(Washington, DC).Wilson, AndrewInvestigador del Consejo Eu-ropeo de Relaciones Exterio-res (www.ecfr.eu). Autor deUkraine’s Orange Revolution(2005) y Virtual Politics: FakingDemocracy in the Post-SovietWorld (2005).Yunusov, ArifHistoriador. Jefe delDeparta-mentodeEstudios sobreCon-flictos del Instituto de Paz yDemocracia de Azerbaiyán.

NÚMERO 30DE NICOLÁS I A PUTIN. UNA

HISTORIA DE LA PRESENCIA RU-SA EN EL CÁUCASO / Pág. 50.EL CONFLICTO DE OSETIA DEL

SUR / Pág. 58.EL CONFLICTO DE ABJASIA /Pág.62.EL CONFLICTO DE CHECHENIA /Pág. 68.LA DIÁSPORA ARMENIA /Pág. 77.EL CONFLICTO DE ALTO (NAGOR-NO) KARABAJ / Pág. 81.NÚMERO 31DE LA URSS A LA OTAN. TREIN-TA AÑOS DE GUERRAS / Pág. 56.NÚMERO 32DE ATATÜRK A ERDOGAN. HIS-TORIA DE UNA REPÚBLICA LAICA

CION UNA MAYORÍA ISLAMISTA /Pág. 84.NÚMERO 33INDICADORES DEL CAMBIO CLI-MÁTICO / Págs. 9-15.HISTORIAS QUE NO DEBERÍAN

REPETIRSE / Pág. 48.EL PLANETA TIERRA. DE HACE

4.600MILLONES DE AÑOS HASTA

EL GÉNERO HUMANO / Pág. 98.

MAPASNÚMERO 30EL NUDO EUROASIÁTICO / Pág.15.EL PODER DEL CASPIO / Pág.42.NÚMERO 31AFGANISTÁN: ZONAS DE INSEGU-RIDAD / Pág. 12.AFGANISTÁN: CONFIANZA EN LA

POLICÍA / Pág. 15.AFGANISTÁN: POBRE, INHÓSPITO

Y AGITADO / Pág. 18.AFGANISTÁN: ETNIAS, LENGUAS

Y EL ISLAM / Pág. 48.AFGANISTÁN:LA FACTORÍA MUN-DIAL DEL OPIO / Pág. 66.

DEL AFGANISTÁN: EL DESPLIE-GUE MILITAR / Pág. 72.LA FRONTERA DE NADIE [PAKIS-TÁN-AFGANISTÁN] / Pág. 80.NÚMERO 32LOS PODERES TURCOS / Pág. 16.ASIA MENOR EN LA HISTORIA /Pág. 26.LA NACIÓN KURDA / Pág. 47.EL PUENTE DE LA ENERGÍA /Pág.94.NÚMERO 33EL EFECTO INVERNADERO / Pág.16.EL ATLAS DEL CO2 / Pág. 18.LOS CLIMAS DEL MUNDO / Pág.34.MEDITERRÁNEO, UN ECOSISTE-MA VULNERABLE / Pág. 72.

GRÁFICOSYTABLASNÚMERO 31LOS MAYORES PROBLEMAS DE

AFGANISTÁN / Pág. 10.AFGANISTÁN: POBRE, INHÓSPITO

Y AGITADO / Pág.NÚMERO 32TURQUÍA: EL LARGO BRAZO MILI-TAR / Pág. 48.TURQUÍA: INDICADORES ECONÓ-MICOS / Págs. 63-66.PROYECTO DE ANATOLIA SUD-ORIENTAL: EL MOTOR DEL CRE-CIENTE FÉRTIL / Pág. 106.NÚMERO 33EL HOGAR SOSTENIBLE /Pág. 42.EMISIONES PER CÁPITA DE CO2/Pág. 64.PAÍSES VULNERABLES AL CAMBIO

CLIMÁTICO / Pág. 65.SEGUNDO INFORME DEL IPC /Pág. 68.

NÚMERO 9 /Pág. 110.NÚMERO 14 /Pág.123.NÚMERO 18 /Pág.128.NÚMERO 22 /Pág. 134.NÚMERO 26 /Pág. 128.NÚMERO 30 /Pág. 96.

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