DOS YAMBOS Y UNA ODADamián, Marco

TRAFICOZTLLI

Hay una deidad que hemos olvidado:Traficoztlli, dios del movimiento y la ruedamienten algunos, dicen que no existía en Américapero el dios, sabio y astuto, la había relegadoa algunos juguetes y otros aparatos.

Primero los carruajes, que por ningún lado cabenen callejones de Taxco, siempre iban atascados.Luego llegaron autos brillantes, grandes y toscos.Uno por familia, el sueño de cada día,pero no fue suficiente, hay que comprar de a dos.

Es cuando llueve que Traficoztlli nos castiga.Hace de Tláloc su compinche y nos pone una chinga.

TRAFICOZTLLI II

Dios misterioso, que se esconde en cada esquinasu furia desapercibida, a cuenta gotas de una botellay de pronto aparece, un embotellamiento en viernes.Está siempre enojado, sobre todo en quincena,porque hay gente, que sólo usa el carro ese día.

También le molestan aquellos, que cruzan el semáforosin saber si pasa, al otro lado, su propio carroque se quedan atorados, haciendo más tráfico.O travieso, a veces, detiene nuestro movimiento,pasando un inocente tope, libera el dios el caudal.

Pero incluso el gran Traficoztlli tiene sus días de paz,en Semana Santa deja descansar; se va con Jesús a jugar.

ODA AL TRÁFICO

Impredecible,letal,certero.

Oh, ¡tráfico!,todos los días nuestro.

Estás en cada esquina,estás de tardey de madrugada.

Dicen que hay horas pico,pero tú, gran ave, eres todo un pelícano.

Sin tino sé qué haría,yo con tanto tiempo.