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Doce mujeres en la biomedicina del siglo XX

Coordinadora: Roser Gonzàlez-Duarte

CUADERNOS DE LA FUNDACIÓN DR. ANTONIO ESTEVE Nº 13

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©2007, Fundación Dr. Antonio EsteveLlobet i Vall-Llosera 2. E-08032 BarcelonaTeléfono: 93 433 53 20; fax: 93 450 48 99Dirección electrónica: [email protected]://www.esteve.org

Depósito legal: B-48.339-07ISBN: 978-84-935465-9-5

Este cuaderno refleja una de las colaboraciones entre la Fundación Dr. Antonio Esteve y el Instituto deCultura del Ayuntamiento de Barcelona dentro del marco Barcelona Ciencia 2007, con la voluntad decontribuir a la difusión de la cultura científica entre la sociedad. Se pretende promocionar, tal como deseaesta iniciativa, una ciudadanía más activa y con más capacidad de decisión ante los nuevos retos cien-tíficos, médicos y tecnológicos, además de estimular la comunicación y la discusión científica.

La presente edición recoge la opinión de los correspondientes autores, por lo que la Fundación Dr. Antonio Esteve no se hace necesariamente partícipe de su contenido.

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La Fundación Dr. Antonio Esteve contempla como objetivo prioritario el estímulo del progreso de la tera-péutica por medio de la comunicación y la discusión científica.

La Fundación quiere promover la cooperación internacional en la investigación farmacoterapéutica y, atal fin, organiza reuniones internacionales multidisciplinarias donde grupos reducidos de investigadoresdiscuten los resultados de sus trabajos. Estas discusiones se recogen en las publicaciones de los EsteveFoundation Symposia.

Otras actividades de la Fundación Dr. Antonio Esteve incluyen la organización de reuniones dedicadas ala discusión de problemas de alcance más local y publicadas en el formato de las Monografías Dr.Antonio Esteve. La Fundación participa también en conferencias, seminarios, cursos y otras formas deapoyo a las ciencias médicas, farmacéuticas y biológicas, y con carácter bienal concede un premio almejor artículo publicado por un autor español dentro del área de la farmacoterapia.

Entre otras publicaciones cabe destacar la serie Pharmacotherapy Revisited: An Esteve FoundationSeries, en la cual en diferentes volúmenes se recopilan, en edición facsímil, los principales artículos quesentaron las bases de una determinada disciplina. Más recientemente se inició una nueva serie de publi-caciones, entre las que se incluye este libro, que se conoce como Cuadernos de la Fundación Dr. AntonioEsteve.

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PrólogoRoser Gonzàlez-Duarte..................................................................................................................... VII

Elizabeth Helen BlackburnDiogo Lopes de Oliveira .................................................................................................................... 1

Gerty Theresa Cori Marta Giralt Oms .............................................................................................................................. 5

Gertrude Belle ElionLaia Rosich Moya y Fèlix Bosch Llonch ............................................................................................ 13

Rosalind FranklinRoser Gonzàlez-Duarte..................................................................................................................... 19

Dorothy HodgkinJordi Benach Andreu ........................................................................................................................ 25

Rita Levi-MontalciniPol Morales Vidal .............................................................................................................................. 33

Barbara McClintockRoser Gonzàlez-Duarte..................................................................................................................... 39

Elizabeth Fondal Neufeld Gemma Marfany Nadal ..................................................................................................................... 45

Christiane Nüsslein-VolhardJaume Baguñà Monjo....................................................................................................................... 49

Janet Rowley Gemma Marfany Nadal ..................................................................................................................... 55

Helen Brooke TaussigJon Permanyer Ugartemendía........................................................................................................... 61

Rosalyn YalowNeus Cols Coll .................................................................................................................................. 67

Índice

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gilidad de las posiciones alcanzadas cuando yahan realizado un excelente trabajo, como si eléxito conseguido después de un gran esfuerzono pudiera cristalizar consolidando un nivel pro-fesional. Éste es otro factor diferencial con res-pecto a los científicos (en masculino), que acce-den y mantienen las cotas de éxito con más faci-lidad y no han de reiniciar repetidamente sucarrera científica. Además, las situaciones adver-sas que se crean en el contexto profesional casinunca se resuelven a favor de la mujer, proba-blemente por su menor presencia institucional ypor la falta de apoyo de los directores y respon-sables científicos y académicos.

Todas estas mujeres científicas han destaca-do por un conjunto de cualidades intelectualessencillamente extraordinarias, que ya se mani-festaron en las etapas escolares y no merecieronsiquiera un apoyo familiar incondicional y decidi-do. De hecho, frente a esta dosis de talento quereclama estudios universitarios, a menudo lafamilia desempeña un papel disuasor, actitudque pone a prueba la voluntad inquebrantable yapasionada de las futuras investigadoras y con-duce a un compromiso vital muy elevado.

El análisis de las vidas de estas investigado-ras ofrece además otros aspectos enriquecedo-res. Subyace a su actividad profesional una acti-tud de autoexigencia, honestidad y proyecciónsocial que sobrepasa el valor del ego intelectual.En ningún caso podemos afirmar que los pre-mios recibidos las hayan alejado de la realidad oencumbrado en la cima de la vanidad y la auto-complacencia. Al contrario, el reconocimiento amenudo ha sido utilizado para proyectar losbeneficios sobre los demás.

Presentamos a continuación, por iniciativa de laFundación Dr. Antonio Esteve, la contribucióncientífica de doce investigadoras brillantes quehan destacado por sus aportaciones a la biome-dicina del siglo XX. Agradecemos el apoyo de laFundación y la oportunidad que nos brinda parapresentar a unas científicas extraordinarias. Nosólo nos ha interesado subrayar sus descubri-mientos en el mundo científico del momento sinotambién destacar la receptividad de los investi-gadores frente a sus logros y valorar los costesde su vocación científica. No hay duda sobre lacalidad de sus aportaciones biomédicas, todasde primer nivel, lo que demuestra que la inteli-gencia, la capacidad de abstracción, la perseve-rancia y la imaginación, cualidades imprescindi-bles en un buen científico, y a menudo cuestio-nadas en las mujeres, no son prerrogativasexclusivas del género masculino.

Es frecuente que los descubrimientos científi-cos contradigan hipótesis defendidas por colec-tivos que se muestran reacios a aceptar la nove-dad. Ante un nuevo concepto, el desprecio y elrechazo han sido ingredientes frecuentes en lahistoria de la ciencia. Sin embargo, después deconocer de cerca los logros intelectuales deestas mujeres se perciben juicios que implicanun olvido injusto o valoraciones con una cota deagresividad superior a la usual, adobada concomentarios personales despreciativos. Algoimpensable si el autor hubiera sido un hombre.

En la vida de casi todas estas científicas des-tacan la durísima discriminación que tienen quevencer para ingresar en la universidad y lograr elreconocimiento como buenas alumnas y exce-lentes investigadoras. Sorprende además la fra-

Prólogo

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Prólogo

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de confesar que su admiración por el “modelo”ha crecido después de escribir el artículo y quesus vidas les han emocionado. Han contempla-do de cerca heroínas que conmueven por sucalidad, autenticidad y austeridad, modelos queperduran y sobreviven al avance de la ciencia.

Roser Gonzàlez-DuarteBarcelona, septiembre de 2007

Finalmente, queremos explicitar que paraesta publicación, una vez elegidos los nombresde las científicas “modelo”, los autores y autorashan gozado de libertad total para valorar los des-cubrimientos y explicar los momentos cumbrede sus vidas. Además, hemos dejado a su elec-ción la introducción de una bibliografía recomen-dada a los lectores, el tipo y la longitud de ésta.Por último, recogiendo sus comentarios hemos

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A lo largo de sus 37 años de investigación, ladoctora Elizabeth H. Blackburn ha aportadoconocimientos clave sobre la estructura y elcomportamiento de los cromosomas y ha abier-to nuevas perspectivas para futuras investigacio-nes sobre este tema. Sus contribuciones a labiomedicina no sólo son muy relevantes en elcontexto básico de la multiplicación celular sinoque tienen implicaciones claras en el campo dela biomedicina actual.

Elizabeth H. Blackburn estudia la morfologíacromosómica y define la estructura de los teló-meros. Se trata de unas estructuras especializa-das en los extremos de los cromosomas euca-riotas que, además de realizar numerosas fun-ciones relacionadas con el control de la divisióncelular, son necesarias para mantener su integri-dad y estabilidad. Los telómeros están formadospor secuencias repetidas de DNA y su presenciapermite evitar la pérdida de información genéticadurante la replicación. Sin los telómeros los cro-mosomas tienen tendencia a desnaturalizarse ylos mecanismos de reparación del DNA generanreordenaciones cromosómicas por fusión de losextremos.

Las aportaciones de la doctora Blackburn alproceso de control de la división celular hanabierto nuevas perspectivas en el campo de lagerontología y en el del cáncer. Los telómeros seacortan durante cada división celular porque lasíntesis de las enzimas que codifican su exten-sión, las telomerasas, está reprimida en la mayo-ría de las células, con la notable excepción de las

células troncales (stem cells). Por otra parte, esaltamente interesante el hecho de que la inmen-sa mayoría de las células cancerosas disponende mecanismos que les permiten conservarintacta la longitud de los telómeros, lo que facili-ta su multiplicación indefinida. Disponemos yade evidencias a favor de que la extensión de lostelómeros puede ser clave en el proceso delenvejecimiento y el tratamiento del cáncer.

Importantes compañeros en el largo caminoprofesional de Elizabeth H. Blackburn fueronJohn Gall, Jack W. Szostak y Carol Greider, nosólo colegas en el estudio de la función y regula-ción de los telómeros sino científicos con gran-des cualidades profesionales y humanas. Poresta labor de investigación les concedieron elLasker Award de Investigación Médica Básica2006, uno de los más prestigiosos premios cien-tíficos que se otorga en reconocimiento al traba-jo de una persona o equipo por su labor investi-gadora. De alguna manera, la trayectoria de estainvestigación queda reflejada en el artículoTelomeres and telomerase: The path from maize,Tetrahymena and yeast to human cancer andaging, publicado en la revista Nature Medicine enoctubre de 2006.

Elizabeth: la niña curiosa

Hija única de una pareja de médicos, Harold yMarcia Blackburn, Elizabeth Helen Blackburnnació el 26 de noviembre de 1948 en Hobart,

Elizabeth Helen Blackburn: el camino al telómero

Diogo Lopes de Oliveira

Máster en Comunicación Científica, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona

“¡Esta chica llegará lejos!” Palabras de un profesor en una escuela rural inglesa,

a E.H. Blackburn cuando tenía 6 años

DOCE MUJERES EN LA BIOMEDICINA DEL SIGLO XX

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Elizabeth Helen Blackburn: el camino al telómero

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Investigaciones previas sobre los telómeros

En la década de 1930, Barbara McClintock yHermann Muller infirieron, independientemente,que las regiones terminales naturales de los cro-mosomas mostraban características especiales.Hipotetizaron que existían unas estructuras pro-tectoras que aseguraban la replicación adecuadade los cromosomas durante la división celular eimpedían que éstos se unieran de manera inapro-piada. Muller creyó que los telómeros –del griegotelos (fin) y meros (parte o segmento)– estabanformados por una estructura distinta del resto delos cromosomas. Sin embargo, la función de estasingular estructura era totalmente desconocida.

En 1972, James Watson supuso que losorganismos con cromosomas lineales necesitanun mecanismo especial que garantice la integri-dad de las regiones cromosómicas terminalesdurante la replicación. Esta teoría llegó a cono-cerse como “el dilema de replicación de lasregiones terminales de los cromosomas”. Enparalelo, Alexey Olovnikov sugirió que la pérdidagradual de los extremos de los cromosomasconduciría al envejecimiento o a un estado enque las células no podrían dividirse ni desarrollarsus funciones normales, y se induciría la muertecelular. Aun cuando los científicos discutieron lasposibles soluciones a estos dilemas, no tuvieronmedios para poner a prueba sus ideas.

Cómplices y colegas

Para obtener el éxito en la investigación científicaes necesario encontrar las personas correctasen el momento justo. En ese sentido, quizás laépoca clave para la producción científica deElizabeth H. Blackburn se dio en su etapa deinvestigadora posdoctoral en el equipo deJoseph Gall, en la Universidad de Yale, EstadosUnidos. Ambos decidieron centrar sus estudiosen un protozoario ciliado, Tetrahymena thermo-phila, un pequeño organismo que acababa deser descubierto por el profesor Gall como idealpara el análisis cromosómico debido a su rápidocrecimiento y al gran número de “minicromoso-mas” lineales que posee.

capital y principal ciudad de la isla de Tasmania,situada a 200 km del macizo continental aus-traliano. Desde muy pequeña se interesó por labiología. Su curiosidad era apreciable en su ino-cente exploración del mundo que la rodeaba.Ella misma manoseaba medusas venenosas enla playa y hormigas punzantes. Este deseo devivir experiencias con la naturaleza habría dellevarla a seguir el camino de las ciencias bioló-gicas.

En la escuela secundaria tuvo sus primeroscontactos con ideas que hacían referencia a labioquímica y a las moléculas de la vida. Sus pro-pias lecturas personales –no los trabajos de laescuela– hicieron que la joven aspirante a biólo-ga se percatara de que comprendiendo el fun-cionamiento de las moléculas en los organismosera posible comprender la biología de una mane-ra más amplia.

“Fui muy afortunada de que se me dieran lascircunstancias de transmutar ese entusiasmoinfantil en una pasión de toda la vida por hacerciencia. Desearía que todo el mundo tuviera tanbuena fortuna”, presume humildemente estainvestigadora sobre las bases que la prepararonpara tomar el rumbo de la ciencia y su éxito enella.

El camino

Toda caminata comienza con el primer paso.Para Elizabeth lo supuso su entrada en laUniversidad de Melbourne, en Australia, dondesu educación superior formal fue el primer impul-so en su carrera investigadora. En 1970, con tansólo 22 años, recibió el título de Bachelor ofScience de esta institución, una de las más res-petadas del mundo, con fuerte tradición en bio-medicina y de la cual, dos años más tarde, en1972, recibió también el título de Master ofScience.

En 1975, ya en la Universidad de Cambridge,en Inglaterra, Elizabeth obtuvo el título deDoctora en Biología Molecular por su trabajosobre la secuenciación de ácidos nucleicos.Posteriormente identificó la estructura de lostelómeros en una estancia posdoctoral de tresaños en la Universidad de Yale.

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dad de repeticiones, llevó a Blackburn y Szostaka especular que una enzima especial añadíasecuencias a los telómeros.

Otro elemento clave para el desarrollo de sustareas de investigación se dio al establecer con-tacto con la entonces estudiante universitaria CarolGreider. Ambas se conocieron en la Universidadde Berkeley. Según Greider, fue durante la entre-vista de trabajo con la doctora Blackburn cuandodecidió estudiar biología molecular. Bajo la direc-ción de Blackburn, Geiger se dedicó a estudiar latelomerasa de Tetrahymena, ya que si conteníamuchos telómeros debería sintetizar también can-tidades importantes de esta enzima.

En Navidad de 1984, Greider descubrió que alañadir un extracto celular de Tetrahymena a unasolución que contenía nucleótidos y fracciones delos telómeros se generaba precisamente el patrónde DNA predicho para una enzima que añadierauno tras otro los bloques de seis nucleótidos queformaban la repetición. Blackburn y Greider llama-ron a la enzima “telomerasa”. El siguiente reto deBlackburn y Greider fue descubrir cómo se pro-ducía la síntesis. Postularon que la enzima res-ponsable contenía una subunidad de DNA o RNAque servía como molde. Además, observaron quela adición de una ribonucleasa inactivaba a estaenzima, por lo que concluyeron que el RNA de-sempeñaba un papel crucial. Greider, entonces,purificó el complejo enzimático al que denomina-ron telomerasa, y demostraron que está formadopor RNA y proteína. El descubrimiento marcó unhito para los biólogos de todo el mundo y permi-tió a los investigadores crear telómeros artificialespara estudiar el control de la replicación celular.

Lasker Award 2006

El Albert Lasker Award 2006 de InvestigaciónMédica Básica fue otorgado a Elizabeth H.Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak,según la propia Fundación que lo patrocina, porla predicción y el descubrimiento de la telomera-sa, un complejo enzimático formado por RNA yproteína, necesario para la correcta replicaciónde los terminales cromosómicos y para la pro-tección y el mantenimiento de la integridad delgenoma.

Gall y Blackburn focalizaron sus esfuerzos enla estructura de los telómeros de los cromoso-mas lineales de Tetrahymena thermophila. Así,mediante sus análisis en el laboratorio, la inten-ción de la investigadora Blackburn era establecerpatrones de estructura del DNA. Después deexhaustivas pruebas, su primer descubrimientofue una secuencia corta repetida, o sea, “blo-ques” de bases de 20 a 70 nucleótidos de longi-tud. Lo que para Joseph Gall en un principioparecía un hallazgo sin importancia se convirtióen un interesante descubrimiento, ya que estefenómeno ocurre en todos los organismos,incluidos, por supuesto, los seres humanos.

En junio de 1980, cuando disponía ya de unlaboratorio propio en la Universidad de California,en Berkeley, la doctora Blackburn conociódurante una conferencia sobre ácidos nucleicosal que sería otro importante científico en el de-sarrollo de sus investigaciones: Jack W. Szostak,un reconocido experto en genética de levaduras,de la Harvard Medical School. Decidieron unirsus conocimientos sobre Tetrahymena, estudiarel comportamiento de los telómeros y extender-lo a otros organismos más complejos, como laslevaduras.

Ambos científicos predijeron la existencia dela telomerasa, enzima que participa en la replica-ción de los telómeros. Szostak sabía que losfragmentos de DNA lineales de la levadura ten-dían a insertarse en un lugar cromosómico; si nolo hacían eran destruidos por enzimas celulares,presumiblemente porque se comportan como sifueran el resultado de fracturas aleatorias. Lassecuencias de DNA repetido de Tetrahymenaañadidas a las regiones terminales de los cromo-somas de levadura evitaban la degradación deéstas. Es importante destacar el éxito de esteexperimento, más allá de la diferencia evolutivaentre los dos organismos. Los telómeros deTetrahymena protegían a los cromosomas delevadura y mantenían su integridad.

Los investigadores identificaron más tardeque las secuencias de DNA que se unían a loscromosomas de levaduras y los protegían eranrepeticiones cortas de DNA. Además, observa-ron que los telómeros no actuaban como planti-llas para la producción de secuencias teloméri-cas adicionales. Ello, junto con la variada canti-

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Elizabeth Helen Blackburn: el camino al telómero

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Carol W. Greider. Esta obra fue unánimemente elo-giada porque aclaraba conceptos y ponía orden enun mundo que se había vuelto cada vez más diver-so y voluminoso. “Una de las grandes fortalezasdel libro es la amplitud de temas y la forma en quelos ordena y trata”, explicó Carolyn Price, de laUniversidad de St. Andrews en Escocia.

Además de sus investigaciones y la cátedra enla Universidad de California, Blackburn ha imparti-do conferencias y seminarios sobre telómeros ycáncer en todo el mundo. Entiende que la cienciaes una actividad tan creativa como las humanida-des, y que junto al rigor metodológico que precisadebe dejar la imaginación abierta a otras ideas.Según ella, la comunicación científica es importan-te para la construcción de una sociedad:“Nosotros ciertamente no podemos dirigir nues-tros avances en biología hacia un destino determi-nado. Para una política científica saludable quesirva de manera inmejorable a la sociedad es cru-cial disponer de un ambiente de apertura a todaslas evidencias científicas y compartir libremente lasideas”. Recuerda también que una de sus heroínascientíficas, Marie Curie, dijo que “nada de la vida hade inducir temor, sólo debe ser comprendido”.

Bibliografía

– Blackburn HE, Greider CW. Telomeres (Monograph

29), Cold Spring Harbor Laboratory Press, 1995.

– Blackburn EH, Greider CW, Szostak JW. Telomeres

and telomerase: the path from maize, Tetrahymena

and yeast to human cancer and aging. Nature

Medicine. 2006;12:1133-8.

– Blackburn EH. Balancing family and career: One way

that worked. Disponible en: www.nextwave. org

– Nine receive honorary degrees from Harvard. Harvard

University Gazette. Disponible en: http://www.news.

harvard.edu/gazette/daily/2006/06/08-honorary.html

– About Elisabeth Blackburn. Blackburn Lab. 2004.

Disponible en: http://biochemistry.ucsf.edu/~black-

burn/aboutdrblackburn.html

– Elizabeth Helen Blackburn. Disponbible en: http:

//www.answers.com/topic/elizabeth-helen-blackburn

– 2006 Albert Lasker Award for Basic Medical Research:

Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider, and Jack W.

Szostak. Disponible en: http://www.laskerfounda

tion.org/awards/library/2006b_cit.shtml

– Blackburn finds promise of cancer cure at the cellular

level. Disponible en: http://www.ucsf.edu/daybreak/

1998/03/330_black.htm

Con esta distinción se rinde honor a tres cien-tíficos que describieron la reacción bioquímica quegarantiza la estabilidad y la viabilidad de los cro-mosomas. El trabajo aclaró que los telómeros des-empeñan no sólo un papel clave en la viabilidadcromosómica sino que sirven como un reloj mitóti-co para regular el número de divisiones celulares.

Elizabeth: mujer y científica

Para Elizabeth H. Blackburn la plenitud no signi-fica solamente la dedicación a la investigación yla carrera científica. En su artículo Balancingfamily and career. One way that worked hadefendido el derecho de cada mujer a desarrollaruna profesión sin miedo a ser discriminada por lamaternidad: “No tiene ningún sentido que losaccesos de la mujer a una carrera estén cerra-dos por una situación temporal [las responsabili-dades de atender como madre a los hijospequeños]… [La mujer que elige ser madre] hasido educada y esta gran inversión debe servalorada. Debe producirse un cambio culturalque permita que la mujer compatibilice su carre-ra con las necesidades familiares, y que no sien-ta que ello la condena como científica seria”.

Precisamente fue eso lo que vivió en 1986. Enuna misma semana sucedieron dos acontecimien-tos en la vida de Elizabeth H. Blackburn que ellamisma define como los más memorables de suvida: fue promovida a catedrática en la Universidadde Berkeley y tuvo la noticia de que sería madrepor primera vez. Su hijo Benjamin era fruto de sumatrimonio con John Sedat, al que había conoci-do cuando ambos estudiaban biología molecular,en Cambridge. Se casaron en 1975, después deque Blackburn se mudara a Estados Unidos. Ladoctora Blackburn cumplió su papel de madre ycientífica, dirigió un grupo de investigación hasta1990 y después se trasladó a San Francisco(UCSF) para dirigir los departamentos deMicrobiología e Inmunología y Bioquímica yBiofísica. Estos nombramientos le confirieronmayor prestigio: era la primera mujer en la historiade la universidad que ocupaba este cargo. Junto aartículos en las más prestigiosas revistas científicasdel mundo, Blackburn ha publicado una colecciónde ensayos sobre telómeros que dirigió junto con

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pués de Marie Curie (dos veces) y su hija IrèneJoliot-Curie.

Quizás hoy día resulta difícil darse cuentadel gran avance que supusieron en su momen-to las aportaciones científicas de Gerty Cori ysu marido. En la década de 1920 se descono-cía cómo el organismo puede aportar energía alos tejidos incluso durante el ayuno o el ejerci-cio intenso. Los Cori definieron la importanciadel glucógeno, el polisacárido de reserva –deestructura similar al almidón de las plantas– quepermite almacenar glucosa en las células ani-males. Establecieron la conexión entre el meta-bolismo de la glucosa en el músculo y el delglucógeno en el hígado. Este ciclo entre órga-nos de glucosa-lactato, conocido inequívoca-mente como “ciclo de Cori”, describe cómo ellactato producido por glucólisis en el músculoactivo es transportado hacia el hígado, dondese sintetiza glucosa que retorna al músculo o sealmacena en forma de glucógeno hasta que senecesita. Después de estos estudios fisiológi-cos en el animal intacto, los Cori se centraronen el estudio bioquímico del metabolismo delglucógeno, describiendo intermediarios comola glucosa-1-fosfato (el también llamado “ésterde Cori”) y enzimas como la glucógeno fosfori-lasa y la fosfoglucomutasa. Ello les permitió sin-tetizar por primera vez in vitro una molécula bio-lógica de gran tamaño (el glucógeno). Final-mente, la amplia formación en medicina, fisiolo-gía y patología de Gerty Cori le permitió integrary correlacionar sus descubrimientos bioquími-cos con la patología, caracterizando cuatrotipos distintos de enfermedades causadas pordeficiencias en enzimas del metabolismo del

Gerty Cori fue una gran científica que en sumomento revolucionó la investigación en bio-medicina. Sus trabajos, muchos de ellos reali-zados conjuntamente con su marido Carl Cori,contribuyeron muy significativamente a unnuevo concepto en la investigación biomédica:la importancia de las bases bioquímicas y mole-culares en la fisiología y la patología. Ello lesvalió un extenso reconocimiento internacionalen forma de numerosos premios y distinciones,incluido el premio Nobel en el año 1947. Estosdescubrimientos científicos, junto con una tras-cendental labor de formación de investigadoressin discriminaciones (de sexo, religión ni nacio-nalidad), hicieron del laboratorio Cori el epicen-tro de la bioquímica experimental en los años1940 y 1950. Por él pasaron más de una cin-cuentena de renombrados investigadores, lamayoría al inicio de su carrera, que han contri-buido en gran medida al avance de la biomedi-cina, entre los que se incluyen otros seis pre-mios Nobel. Muchos de ellos han rendidohomenaje público a sus maestros, destacandola gran capacidad investigadora, la amplitud deconocimientos, la pasión y la rigurosidad cientí-fica de Gerty Cori. Pese a los muchos obstácu-los y dificultades que debió superar por su con-dición de mujer, Gerty Cori nunca cejó en sulucha por desarrollar de forma plena y libre sucarrera científica. Su ejemplo fue un faro enmedio de la discriminación por género. Valgacomo muestra que fue la primera mujer queobtuvo el Premio Nobel en Fisiología y Medicina–la siguiente fue Rosalyn Yalow 30 años des-pués (1977), por la técnica del radioinmunoen-sayo– y la tercera en conseguir el Nobel, des-

Gerty Theresa Cori

Marta Giralt Oms

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

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Gerty Teresa Cori

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Medicina de la Universidad Carl Ferdinand dePraga, donde encontró los dos amores de suvida: la bioquímica y Carl Cori.

Estudios universitarios en Praga

En aquella época, los estudiantes europeos inte-resados en la investigación biomédica cursabanestudios de Medicina. Las primeras clases debioquímica fascinaron a Gerty: era una nuevaciencia que aplicaba los principios de la químicaa resolver problemas biológicos. Allí coincidiócon un compañero de clase, Carl Cori. Era alto,guapo, de ojos azules y cabello claro. Gerty teníael pelo rizado, castaño y los ojos marrones. Sucarácter también era distinto, pero complemen-tario. Carl era tímido, reflexivo y con capacidadde síntesis, mientras que Gerty era vivaz, rápiday con una inteligencia brillante. Pronto empeza-ron a investigar juntos en temas bioquímicos,descubriendo que también formaban un buenequipo fuera del laboratorio: a los dos les gusta-ba la naturaleza, escalar montañas, nadar yesquiar. Empezó una estrecha colaboración queles convirtió en inseparables, tanto en lo científi-co como en lo personal, que duraría de por vida.

Durante la Primera Guerra Mundial, Carl fuereclutado en el cuerpo sanitario del ejército aus-triaco. A su regreso reanudó sus estudios deMedicina y siguió colaborando con Gerty en suinvestigación, publicando su primer trabajo con-junto en 1920. Ese mismo año se licenciaron enMedicina por la Universidad de Praga y pocodespués se casaron por la Iglesia Católica enViena; para ello Gerty tuvo que convertirse alcatolicismo. Su condición de judía no preocupa-ba a Carl, que había crecido en la políglota ciu-dad de Trieste, donde su padre dirigía el Institutode Biología Marina. Aun así, en un principio lafamilia Cori se opuso al matrimonio por el con-vencimiento de que la carrera de Carl podíaverse dificultada si su mujer era de origen judío.

Primer empleo en Viena

La vida en Europa Central después de la PrimeraGuerra Mundial era difícil, pero los Cori encon-

glucógeno. Estos estudios pioneros inspiraríanla investigación biomédica que condujo a laidentificación de numerosas enfermedadesgenéticas del metabolismo.

Primeros años

Gerty Theresa Radnitz nació el 8 de agosto de1896 en Praga, en aquel momento parte delimperio austrohúngaro. Fue la mayor de tres her-manas de una familia judía acomodada. Supadre, Otto Radnitz, era químico y dirigía unarefinería de azúcar. Según la costumbre de laépoca, Gerty tuvo una educación tutorizada ensu casa hasta los 10 años. Después fue a unaescuela preparatoria femenina, donde fue edu-cada en aspectos sociales y culturales “adecua-dos” para una joven mujer de su época. Aunqueella aceptó y disfrutó de su educación, una vezse hubo graduado, a los 16 años, decidió estu-diar Medicina. Fue su tío materno, profesor dePediatría en la Universidad de Praga, quien lesugirió y animó a ingresar en la Facultad deMedicina. Las mujeres tenían acceso a laUniversidad Carl Ferdinand de Praga, pero enrealidad pocas lo hacían. De hecho, la educaciónen las escuelas femeninas no contemplaba laformación en latín, matemáticas, física y químicanecesaria para el ingreso en la universidad. Así,Gerty descubrió que necesitaba ocho años delatín y cinco años de matemáticas, física y quími-ca para poder solicitar su acceso a los estudiosuniversitarios. Pero ella estaba decidida a estu-diar Medicina, por lo que dedicó sus vacacionesde verano a preparar su ingreso en un gymna-sium, un tipo de escuela preparatoria masculina.Durante ese verano Gerty estudió latín con unprofesor particular, preparando directamente trescursos. Ingresó en el gymnasium y sólo un cursodespués ya fue capaz de presentarse al examende ingreso a la Universidad, “el examen másduro al que nunca he tenido que presentarme”según sus propias palabras. Su autodisciplina,dedicación y gran capacidad intelectual le permi-tieron completar en sólo un año los ampliosrequerimientos que se le exigían y superar connota el examen final (matura). En el año 1914Gerty ingresó, con 18 años, en la Facultad de

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Nuevas oportunidades en Estados Unidos

El alto grado de desarrollo de la metodología bio-química en Estados Unidos fue una revelaciónpara Gerty. Dado que sus obligaciones clínicasen Buffalo eran escasas y tenían poca supervi-sión de su trabajo, tanto Gerty como Carl pudie-ron dedicarse libremente a la investigación. Enlos dos primeros años Gerty se dedicó al estudiode los efectos de los rayos X sobre la piel y elmetabolismo de los tejidos, llegando a publicarcuatro trabajos. Se dice que la exposición a laradiación que pudo padecer durante el desarro-llo de estos trabajos pudo ser la causa de la leu-cemia que acabaría con su vida.

Pronto los Cori decidieron seguir colaboran-do, y aunque trabajaban en un centro dedicadoal estudio del cáncer, ellos se centraron en elmetabolismo energético con el objetivo de diluci-dar cómo el organismo puede proveer de ener-gía a unos y otros tejidos. Con poco material yreactivos, empezaron a desarrollar métodoscuantitativos precisos que les permitieron deter-minar las características del metabolismo glucídi-co in vivo y su regulación hormonal por la adre-nalina y la entonces recientemente descubiertainsulina. Según Joseph Larner, biógrafo oficial deGerty Cori, antiguo colaborador posdoctoralsuyo: “Indudablemente fue Gerty la responsableprincipal del desarrollo de la metodología analíti-ca cuantitativa que permitió lograr ese sello deprecisión y exactitud característico de los resul-tados experimentales del laboratorio Cori”.Mientras tanto, el único contacto de los Cori conla gerencia del centro se limitaba a una reuniónmensual, en la cual el director anunciaba a suequipo: “Señores, nuestro objetivo es encontrarcuración para el cáncer”, abandonando despuésla reunión y dejando a Carl, como investigadorprincipal del laboratorio, hacer lo que le parecía.Gerty protestaba indignada ante la teoría soste-nida por el director de que el cáncer estaba cau-sado por parásitos: “No he encontrado ningúnparásito en las biopsias de mis pacientes”.Enfadado, el director le advirtió que sería despe-dida rápidamente si no se limitaba a su trabajocomo patóloga y dejaba de investigar con Carl.Aunque obedeció durante poco tiempo, tantoGerty como Carl estaban decididos a mantener

traron trabajo en laboratorios clínicos en Viena,donde incluso pudieron investigar. Durante 1921el matrimonio Cori trabajó por separado. Gertycomo pediatra en el Hospital de Niños Karolinen,donde investigó y publicó diversos trabajossobre cretinismo. Dada la deficiente alimentaciónen el hospital (incluida como parte de su salario)Gerty desarrolló xeroftalmia (enfermedad debidaal déficit de vitamina A), que por fortuna pudocurar al mejorar su dieta durante una visita alhogar de sus padres en Praga. Mientras tanto,Carl trabajaba como investigador clínico en elInstituto Universitario de Farmacología, dondeuno de sus supervisores médicos, profundamen-te antisemítico, le reprochaba su meticulosidaden el trabajo: “¿Por qué hacer las determinacio-nes por duplicado, es que no concuerdan siem-pre?”.

Aunque en muchos aspectos su vida eradura, Carl objetaba según un dicho vienés de laépoca: “la situación es desesperada, pero nograve”. Los Cori disfrutaban visitando gratuita-mente galerías de arte y museos, pues susposibilidades económicas no les permitían asis-tir a conciertos ni a la famosa ópera de Viena. Afinales de 1921 Carl se trasladó a Graz, dondele habían ofrecido un contrato en la Universi-dad. Para ello, le exigieron demostrar su ascen-dencia aria. La virulencia del antisemitismoimperante, la falta de oportunidades en generalen una Europa devastada, y más específica-mente para las mujeres, llevó a un desalentadomatrimonio Cori a buscar nuevas oportunida-des fuera de Europa. Llegaron a solicitar algobierno holandés cubrir vacantes de médicoen la isla de Java. Antes de recibir respuesta adicha solicitud, se les presentó la oportunidadde incorporarse al Instituto Estatal para elEstudio de Enfermedades Malignas, posterior-mente Roswell Park Memorial Institute, enBuffalo, N.Y. (Estados Unidos). A Carl le ofrecie-ron dirigir los laboratorios clínicos asociados alhospital con la posibilidad de emplear su tiem-po libre en proyectos de investigación. Seismeses más tarde Gerty se trasladó a Buffalo alobtener una plaza en el laboratorio de patolo-gía, donde debía realizar la evaluación micros-cópica de muestras de pacientes para losmédicos del Instituto.

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a Carl le ofrecieron la cátedra de Farmacologíade la Facultad de Medicina y a Gerty el de asis-tente de investigación (research associate), conun salario de sólo el 20% del de él. Pero era lamejor oferta que habían recibido. Evidente-mente, la igualdad de oportunidades aún noexistía, y de hecho no fue hasta el año 1947,justo antes de recibir el Nobel, cuando finalmen-te Gerty obtuvo una plaza permanente de cate-drática en la Universidad Washington de St.Louis.

Trayectoria científica hacia el Nobel

A pesar del desalentador ambiente para lasmujeres en ciencia y del poco equipado labora-torio que encontraron en St. Louis en 1931, losCori dieron otro paso innovador en sus estudios:de la fisiología (metabolismo de la glucosa invivo) pasaron a la bioquímica (metabolismo de laglucosa in vitro, estructura del glucógeno, des-cripción de las vías, intermediarios y enzimasimplicados en su metabolización en los tejidos,purificación y análisis estructural de dichas enzi-mas y características de su regulación). Las con-diciones eran muy distintas a las de hoy en díaen Estados Unidos: pocos aparatos, sin técnicosde laboratorio y ni siquiera alguien que lavara elmaterial de vidrio. Sin posibilidad de comprar losreactivos, los Cori tenían que sintetizar sus pro-pias moléculas. Gerty mantenía un férreo controlsobre quién y cómo eran sintetizados y almace-nados los reactivos con el objetivo de mantenerla consistencia y reproducibilidad de los experi-mentos. Cada nuevo integrante de su laboratorioera formado personalmente por ella, desde lastécnicas más básicas hasta acceder a las másdelicadas.

En sus primeros estudios descubrieron que elglucógeno producía una nueva molécula de glu-cosa que identificaron como un éster fosfato, laglucosa-1-fosfato, muy pronto conocida como“éster de Cori”. Posteriormente, Gerty decidiódar un nuevo rumbo a su investigación: la enzi-mología. En aquel tiempo pocas enzimas habíansido identificadas y menos aún se conocía cómoactuaban o se regulaban. El descubrimiento dela glucógeno fosforilasa supuso un gran avance

su estrecha y fructífera colaboración científica.En 1928 se nacionalizaron como ciudadanos deEstados Unidos.

Durante nueve productivos y en general feli-ces años en Buffalo, los Cori lograron importan-tes éxitos científicos en la caracterización delmetabolismo de la glucosa y el glucógeno invivo, incluido el reputado ciclo de Cori entre elhígado y el músculo, anteriormente comentado.Publicaron más de cincuenta artículos conjuntos,en los que el nombre de Gerty o el de Carl figu-raba como el primero en función de quién habíacontribuido más significativamente al trabajo. Sinembargo, empezaron a sentirse incómodos enBuffalo puesto que su interés por el metabolismoglucídico iba en aumento y cada vez se ajustabamenos a los posibles objetivos de un centro deinvestigación en cáncer. En 1931, su reputacióncientífica era extensa, por lo que pronto llegarondiversas ofertas de trabajo. A pesar de su laborcomún, fue Carl quien empezó a recibir pro-puestas de distintas universidades.

Dificultades de género

Las distintas propuestas que les llegaban(Universidades de Cornell, de Toronto, deRochester, etc.) rehusaban ofrecer un puesto aGerty. En Rochester hasta les prohibían seguircolaborando. Allí, Gerty tuvo que oír que “no eraamericano que un hombre trabajara con sumujer”. En algunos Estados hasta había leyesque prohibían a dos miembros de la misma fami-lia trabajar en el mismo Departamento y hasta enla misma Universidad. Naturalmente, esas reglasfamiliares no impedían que una mujer trabajarasin remuneración para su marido, aunque elloimpidiese cualquier reconocimiento o progresode su carrera científica. De hecho, no fue hastala Segunda Guerra Mundial cuando, debido a laincorporación de los hombres al ejército, lasmujeres pudieron ocupar puestos de relevanciaen las universidades y centros de investigaciónamericanos.

A finales de 1931 les llegó una oferta de laUniversidad Washington en St. Louis, Missouri.Era una universidad privada, con una políticabastante liberal respecto a las mujeres. Aun así,

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Cori, recibieron el Premio Nobel en Fisiología yMedicina en 1971 y 1992, respectivamente.

Muchos de los trabajos de investigación delos Cori fueron publicados en The Journal ofBiological Chemistry, una de las revistas científi-cas más clásicas y de mayor impacto en estu-dios bioquímicos. Con ocasión de la celebracióndel centenario de dicha revista (1905-2005) sepublicaron una serie de artículos (Classics) paraconmemorar las contribuciones más relevantesen ella publicadas. Uno de los primeros Classicsglosó el trabajo de Gerty y Carl Cori sobre elmetabolismo de los hidratos de carbono. De loscinco artículos seleccionados como ejemplo dela importante contribución de los Cori, Carl sólofirma tres mientras que en todos aparece Gerty(como primera o bien última autora). La relacióncientífica entre Gerty y Carl era ejemplar: nuncacompetían entre ellos y siempre defendían el tra-bajo del otro. Se complementaban a la perfec-ción. Gerty corría por el pasillo desde su labora-torio hasta el despacho de Carl, entusiasmadacon los resultados recién obtenidos o con elnuevo artículo científico que acababa de leer.Carl era la parte tranquila, con capacidad deanálisis y visión integradora del equipo, en clarocontraste con la intuición e inmensas cualidadesen el laboratorio de Gerty. Ella, además, domina-ba la literatura científica y hasta consiguió que elresponsable de la biblioteca de la Universidad leenviara las revistas recién llegadas a ella en pri-mer lugar, antes incluso de que pasaran por labiblioteca. Con el tiempo Gerty se convirtió en laresponsable del laboratorio, mientras que Carl sededicaba a las tareas más administrativas y a ladocencia. Fuera del laboratorio, ambos disfruta-ban de la vida al aire libre, la música, las artes yla lectura. Gerty encargaba cada semana decinco a siete nuevos libros para su ocio. Su inte-rés y erudición sobre los más diversos temas erareconocida por todos, de manera que los al-muerzos compartidos con ella eran legendariospor su conversación.

En 1936, con 40 años, Gerty se quedóembarazada. Prosiguió trabajando en el labora-torio hasta el día del parto, yendo directamentede allí a la maternidad. Volvió al trabajo sólo tresdías después del nacimiento de su hijo, ThomasCori. Sin embargo, Gerty llevaba las riendas de

puesto que la enzima usaba fosfato, y no agua,para escindir los residuos de glucosa de lascadenas de glucógeno, produciendo glucosa-1-fosfato. Más aún, vieron que la enzima podíacatalizar la reacción inversa, de manera quepodía alargar el polímero de glucógeno agregan-do nuevos residuos de glucosa a partir de glu-cosa-1-fosfato. Ello les permitió sintetizar por pri-mera vez in vitro una molécula biológica de grantamaño. En 1939, durante su conferencia en uncongreso internacional en Toronto, Carl Cori dejóatónita a la audiencia al sintetizar glucógeno enun tubo de ensayo, ¡en 10 minutos! Hasta enton-ces se creía que ello sólo era posible en unacélula viva. Años más tarde Carl reconocía:“empezaba uno de los periodos más apasionan-tes de la bioquímica (…), sólo comparable con elposterior (años 1960) en que se empezó a estu-diar el componente genético de las células”.

Describieron otras enzimas glucolíticas,como la fosfoglucomutasa, la enzima que con-vierte la glucosa-1-fosfato en glucosa-6-fosfato,permitiendo así su participación en todas vías delmetabolismo de la glucosa. La incorporación en1942 de la excelente bioquímica Arda Green(que siguió trabajando con Gerty y acabó siendouna de sus mejores amigas) permitió la cristaliza-ción de muchas de estas enzimas, incluida laglucógeno fosforilasa. Los estudios de la glucó-geno fosforilasa fueron muy interesantes. Encon-traron que la enzima se encuentra en dos for-mas, una que requiere el activador AMP y otraque se activa en ausencia de un activador alos-térico (este término se acuñó 20 años después).Aunque no se apreció de inmediato que las dife-rencias entre las dos formas resultaban de lapresencia de un fosfato unido covalentemente,este trabajo fue francamente innovador y propor-cionó las bases para investigaciones posterioresen la regulación de la actividad enzimáticamediante fosforilación y desfosforilación. Entreellas, las realizadas por Earl W. Sutherland sobreel mecanismo de acción de la adrenalina y el glu-cagón con la identificación del AMPc comosegundo mensajero, y las de Edwin G. Krebs,que acabó dilucidando molecularmente el meca-nismo de regulación de la glucógeno fosforilasapor fosforilación-desfosforilación. Ambos, que seformaron y colaboraron durante años con los

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características de la regulación de su actividad,tanto alostéricas (interacción con metabolitos)como covalentes (fosforilación-desfosforilación).

Quizá debido a su propia experiencia con ladiscriminación y con la falta de igualdad de opor-tunidades, Gerty y Carl Cori acogieron a los másdiversos investigadores en el seno de su labora-torio. Ello, en general, era una política poco habi-tual en otros laboratorios de aquella época.Muchos de estos jóvenes colegas desarrollarondespués sus propias líneas de investigación enotras Universidades o Centros de Investigaciónen Estados Unidos y otros países con un másque notable éxito científico. Esto es, posiblemen-te, un reflejo del trabajo ético, de la amplia visióncientífica y biomédica, y de los meticulosos hábi-tos de trabajo inculcados por Gerty Cori a suscolaboradores. Joseph Larner (posteriormenteCatedrático de Nutrición en la Universidad deVirginia) explica que cuando él se incorporócomo investigador al laboratorio, habiendo yapublicado un artículo en The Journal of BiologicalChemistry, “Gerty me enseñó personalmentehasta cómo pipetear”, uno de los más elementa-les requisitos para trabajar en un laboratorio. Ladedicación de Gerty a la investigación era apa-sionada e intensa, y ello hacía que fuera exigen-te con sus colaboradores, aunque no más quecon ella misma. Según Jane Park (posteriormen-te Catedrática de la Universidad de Vanderbilt):“Cada día, cada experimento o tema que se dis-cutía era visto como decisivo y tenía que serresuelto nada menos que de manera perfecta”.Gerty era dura y crítica en el trabajo, pero ama-ble y solícita en las relaciones personales. Enparticular, sentía una fuerte empatía con lasmujeres. Cuando Mildred Cohn llegó a su labo-ratorio, en 1946, las primeras palabras de Gertyfueron: “Eres más afortunada que yo: tienes unahija y un hijo, mientras que yo sólo un hijo”, mos-trando su decidido apoyo a las madres investi-gadoras y ganándose la estimación inmediata deCohn (posteriormente Catedrática en la Univer-sidad de Pennsylvania y miembro de la U.S.National Academy of Sciences).

Cabe destacar que entre los científicos atraí-dos por la estimulante atmósfera científica dellaboratorio Cori se encuentran seis que mástarde ganarían el Premio Nobel: el español

su hogar y fue una madre atenta y dedicada.Para sorpresa de sus padres, Tom creció comoun típico niño americano, con gran pasión porlos deportes y poca dedicación a la lectura. Tomse doctoró en Química, y aunque sus padres leanimaron y presionaron para que siguiera unacarrera científica, prefirió dedicarse a la industriay llegó a ser el presidente de Sigma-Aldrich, unaprestigiosa empresa de reactivos químicos parael laboratorio como los que sus padres habíantenido que fabricarse ellos mismos.

Formación de otros científicos

En los años 1940, las importantes contribucio-nes científicas de los Cori empezaron a serampliamente reconocidas. Recibieron numero-sos premios y honores, tanto conjuntamentecomo por separado, aunque evidenciando la dis-criminación de género reinante, la figura de Carlfue mucho más reconocida en esos años. Así,por ejemplo, sólo Carl fue elegido por la RoyalSociety of London, la American ChemicalSociety y la U.S. National Academy of Sciences,y premiado con el prestigioso Lasker Award en1946 (la primera vez que se concedía dicho pre-mio). Finalmente, en 1947, sí compartieron elpremio Nobel en Fisiología y Medicina por su tra-bajo pionero en el metabolismo glucídico. Esemismo año, Gerty se convirtió en la cuarta mujeren ser elegida por la U.S. National Academy ofSciences. Fue investida doctor honoris causapor diversas Universidades en Estados Unidos yCanadá, y en 1952 el presidente Truman la pro-puso para el consejo de la U.S. National ScienceFoundation, cargo que ocupó hasta su muerte.

Los Cori no sólo desarrollaron un trabajocientífico de extraordinaria originalidad y relevan-cia, sino que inspiraron y dirigieron uno de losmás activos laboratorios de investigación biomé-dica. Su laboratorio se convirtió en la meca paracualquier científico interesado en estudios delmetabolismo desde un enfoque bioquímico fran-camente innovador en aquella época. Su capa-cidad para purificar, cristalizar y caracterizar enzi-mas del metabolismo de la glucosa abrió elcamino al estudio de muchas otras enzimasimplicadas en otros procesos, así como de las

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de la médula ósea). A pesar de la trágica situa-ción, Gerty y Carl no modificaron sus planes yasistieron a la ceremonia de los Nobel como sinada ocurriera. De regreso a St. Louis, compar-tieron buena parte del premio en metálico consus colaboradores, como Arda Green, quien loaprovechó para comprarse una alfombra china,o Gerhard Schmidt, que lo invirtió en un coche alque llamó “mi Premio Nobel”.

Durante los diez años siguientes Gerty nodejó la investigación y públicamente ignoraba suenfermedad. Sólo una vez confesó a su colega yamiga Mildred Cohn: “si algo así te ocurre, qui-zás fuera mejor que te sepultara una tonelada deladrillos”. Carl controlaba incesantemente suhemoglobina y con una frecuencia cada vezmayor le administraba transfusiones personal-mente. A pesar del dolor y la fatiga, Gerty prose-guía su trabajo en el laboratorio, donde instaló uncatre para reposar cuando le fallaban las fuerzas.Su coraje y entereza frente a la situación llevó asus colegas y amigos a hablar de que mereceríaun homenaje por un segundo ciclo: el ciclo delcoraje.

Así, Gerty, con voluntad de hierro, hizo algu-nas de sus contribuciones científicas más impor-tantes durante su enfermedad: la caracterizaciónde las enfermedades relacionadas con el meta-bolismo del glucógeno. Aunque sus trabajosprevios habían sido de vital importancia paraotras enfermedades como la diabetes, estos últi-mos la llevaron a regresar a la medicina clínicapediátrica, aunque con una óptica molecularlegado de la experiencia bioquímica adquirida alo largo de su trayectoria investigadora. Gertyestaba fascinada por diversas enfermedadesinfantiles que se caracterizaban por un almace-namiento excesivo de glucógeno. Demostró laexistencia de cuatro enfermedades distintas,cada una de ellas debida a un error genético quecausaba la deficiencia de una enzima específicadel metabolismo del glucógeno. Junto con elcoetáneo descubrimiento por Linus Pauling de laanemia falciforme (por una mutación en la hemo-globina), se habían identificado por primera vezenfermedades debidas a una alteración congéni-ta del metabolismo. Ello supuso un avance es-pectacular que estableció las bases molecularesde la patología. Además, Gerty fue pionera en

Severo Ochoa (investigador visitante en el labo-ratorio Cori durante los años 1941 y 1942) yArthur Kornberg (investigador asociado desde1947 y posteriormente colega como Catedráticodel Departamento de Microbiología en laUniversidad Washington en 1952-1959), gana-dores conjuntamente del Nobel en Fisiología yMedicina en 1959 por “su descubrimiento de losmecanismos de la síntesis biológica del RNA y elDNA”, respectivamente; Luis F. Leloir, bioquímicoargentino que estuvo en el laboratorio Cori en1944, y que prosiguiendo la investigación allí ini-ciada fue premiado con el Nobel en Química en1970 por “su descubrimiento del papel de laUDP-glucosa en la biosíntesis glucídica”;Christian de Duve, becario posdoctoral en 1946-1947 y posterior premio Nobel en Fisiología yMedicina en 1974 por “su descubrimiento sobrela organización funcional de la célula”; y final-mente los ya citados anteriormente Earl W.Sutherland (a quien Carl Cori convenció de dedi-carse a la investigación y no a la clínica, perma-neciendo como investigador posdoctoral en sulaboratorio en 1943-1945) y Edwin G. Krebs(investigador posdoctoral en el laboratorio Corien los años 1945-1948).

En un artículo escrito por Arthur Kornberg enel cual glosa las figuras de Gerty y Carl Coricomo sus maestros junto con Severo Ochoa(incluido en la serie Reflections, remembering ourteachers, dedicada a los “maestros de la bioquí-mica” y publicada en conmemoración del cente-nario de The Journal of Biological Chemistry), sedestaca: “sería una equivocación asumir que midescubrimiento de la enzima DNA polimerasa yel mecanismo de la replicación del DNA se inspi-rase como muchos suponen en los estudios deWatson y Crick sobre la estructura del DNA, sinoque se inspiró directamente en los estudios de laglucógeno polimerasa de los Cori”.

El ciclo del coraje

El año 1947 trajo consigo el Premio Nobel paralos Cori, pero también pocas semanas antes lafatal noticia de que Gerty sufría una anemia incu-rable (mielofibrosis, enfermedad caracterizadapor una pérdida progresiva de las células madre

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vez en la medicina clínica. En su opinión, loslogros fundamentales en biomedicina alcanza-dos por Gerty Cori merecerían la más profundaadmiración y deberían ser equiparados al reco-nocimiento público que se otorga a otras áreascomo las artes, la política o los deportes. Sinlugar a dudas, la intensidad y la pasión de Gertypor su trabajo determinaron su enorme éxitocientífico. Según sus propias palabras en unensayo presentado a la U.S. National Academyof Sciences: “El amor y la dedicación al propiotrabajo son, en mi opinión, la clave de la felici-dad. Para un científico, los momentos inolvida-bles de su vida son aquellas escasas ocasionesque se dan después de años de intensa investi-gación, cuando el velo que esconde los secretosde la naturaleza se rasga de repente y lo queantes era oscuro y caótico aparece ordenadobajo una luz clara y brillante”.

Bibliografía

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establecer el diagnóstico clínico molecular alponer a punto un sistema diagnóstico para estasenfermedades basado en el análisis enzimáticode biopsias de los pacientes. En aquel momen-to, el hecho de que alguien pudiera coger unpequeño trozo de hígado de un paciente y deter-minar qué era lo que provocaba los síntomas desu enfermedad constituyó una auténtica revolu-ción.

En el verano de 1957 Gerty Cori publicó suúltimo artículo científico, una revisión de lasenfermedades congénitas del metabolismo delglucógeno. Murió el día 26 de octubre de 1957,a la edad de 61 años, en su casa y teniendo allado a su amado esposo Carl, como durantetantos años de su vida.

Dos meses más tarde, el día 15 de diciembrede 1957, se celebró en la Washington Universityde St. Louis un homenaje póstumo a Gerty Cori.En él, junto con otros colaboradores y colegas,habló el científico argentino Bernardo A.Houssay, quien había compartido en 1947 elpremio Nobel de Fisiología y Medicina con elmatrimonio Cori. Dijo: “La vida de Gerty Cori hasido un ejemplo de noble dedicación a un ideal:el avance de la ciencia en beneficio de la huma-nidad. El trabajo de los Cori, de un valor indele-ble, nos ha dejado aportaciones fundamentalesal conocimiento de la fisiología celular. La encan-tadora personalidad de Gerty, tan rica en calidadhumana, se ganó la amistad y admiración decuantos tuvimos el privilegio de conocerla”.

La enorme contribución científica de GertyCori ha sido definida por su pupilo y colegaArthur Kornberg como “el ciclo de Cori II”: unaodisea que partió de la medicina clínica, avanzópor la fisiología, la bioquímica, la enzimología y lagenética, para acabar cerrando el círculo otra

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que permitió el trasplante de órganos (azatiopri-na), el primer antiviral selectivo contra la infecciónpor herpes (aciclovir) y tratamientos contra lagota, la malaria y otras enfermedades. Inclusodespués de su jubilación, Elion contribuyó encierta medida al desarrollo del primer fármacocontra el sida.

Gertrude B. Elion fue una persona con grandeterminación y perseverancia, lo que le permitióafrontar los prejuicios contra su condición demujer. A pesar de las dificultades que le tocóvivir, su tenacidad, dedicación y validez científicala llevaron a lo más alto en su profesión: es unade las doce mujeres científicas que han ganadoun Premio Nobel.

De las vivencias personales a la vocación científica

Nacida en Nueva York en 1918, Elion era hija deinmigrantes judíos. Su padre, dentista, procedíade Lituania, y su madre, costurera, de la parte deRusia que actualmente corresponde a Polonia.Su insaciable sed de conocimientos era yapatente a una temprana edad, cuando recibió sueducación básica en una escuela pública delBronx. Historia, idiomas o ciencia, Elion disfruta-ba con cada asignatura por igual.

La dolorosa muerte de su abuelo como con-secuencia de un cáncer gástrico resultó ser unode los factores decisivos para la trayectoriainvestigadora de Elion. Ella misma reconoce:“Fue como si la señal estuviese allí: ésta es laenfermedad contra la que tendrás que luchar”.

Las bases de la quimioterapia moderna se esta-blecieron a principios del siglo pasado a partir delconcepto de “la bala mágica” preconizado por elalemán Paul Ehrlich (1854-1915) con la idea deobtener fármacos selectivos para destruir lospatógenos del organismo. Así, después del pri-mer compuesto obtenido por Ehrlich, elSalvarsan® o arsfenamina, aparecieron las sulfa-midas y la penicilina, y a partir de ahí el ampliodesarrollo de los antibióticos. Al margen de estaidea de “bala mágica”, unos años más tarde sur-gió una nueva aproximación al diseño racional defármacos, ejemplarizado principalmente por tresinvestigadores que en 1988 fueron distinguidoscon el Premio Nobel de Fisiología y Medicina:Gertrude B. Elion (1918-1999), Georges H.Hitchings (1905-1998) y James W. Black (1924).

Sin menospreciar el papel de los investigado-res masculinos galardonados, en este capítulopretendemos destacar algunos hechos biográfi-cos y las aportaciones que, desde la modestia yla dedicación, hizo Gertrude Belle Elion. Químicaentregada a la investigación y la docencia, por sucondición de mujer tuvo que enfrentarse a másbatallas y superar más obstáculos que muchosde los que en aquella época se dedicaban a lainvestigación, en concreto a la investigación far-macológica.

Elion y Hitchings trabajaron conjuntamente yse valieron de nuevos procedimientos de investi-gación, dejando atrás el tradicional método delensayo y error. Así desarrollaron una impresio-nante lista de fármacos, entre los que se incluyenel primer tratamiento contra la leucemia (6-mer-captopurina), el primer agente inmunosupresor

Gertrude Belle Elion: lucha y modestia en un nuevo entorno de investigación farmacológica

Laia Rosich Moya y Fèlix Bosch Llonch

Fundación Dr. Antonio Esteve, Barcelona

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la de enfermería y como ayudante de laboratoriohasta ahorrar lo suficiente para proseguir susestudios. En 1939 empezó un máster enQuímica en la Universidad de Nueva York. Era laúnica mujer de la clase. Durante el día trabajabacomo recepcionista en un consultorio médicoprimero, y como profesora de química y física enuna escuela de secundaria después, para dedi-car las noches y los fines de semana al másterque finalizó en 1941. Ésta sería la máxima titula-ción académica que conseguiría.

Con la llegada de la Segunda Guerra Mun-dial, muchos hombres científicos se implicaronen ella, lo que permitió finalmente el acceso delas mujeres a los laboratorios de investigación.Así fue como Elion tuvo su primera oportunidadlaboral como química analítica. Realizaba análisisde control de calidad para una empresa de ali-mentación. Se trataba de un trabajo repetitivoque dejó al cabo de un año y medio, al encontrarun puesto de investigadora en la farmacéuticaJohnson & Johnson. Desafortunadamente, ellaboratorio cerró seis meses después.

En 1944, a los siete años de licenciarse, Elionestaba sopesando varias ofertas de trabajocuando su padre recibió una muestra de un anal-gésico en su consultorio dentista. Al tratarse deun medicamento de la empresa BurroughsWellcome, actualmente GlaxoSmithKline, sugirióa su hija que probara suerte allí. La perseveran-cia la llevó a presentarse por una plaza de ayu-dante en el laboratorio de George Hitchings deesta compañía. Hitchings la entrevistó personal-mente y quedó impresionado de la inteligencia yla energía de la candidata. Así se inició una cola-boración que significaría toda una carrera paraambos.

A pesar de su excelente expediente y trayec-toria investigadora, después de afrontar las vici-situdes estrechamente vinculadas a ser mujer,Elion no consiguió doctorarse. A los dos años detrabajar en Burroughs Wellcome, por presión deldecano del Brooklyn Polytechnic Institute, dondeinició sus estudios de doctorado, tuvo que deci-dir entre dedicarse plenamente a su tesis docto-ral o abandonar definitivamente sus opciones deconseguir el PhD. Elion eligió esta última alterna-tiva convencida de seguir disfrutando de su tra-bajo en la compañía farmacéutica. Paradójica-

Su urgencia por resolver los misterios de la cien-cia se intensificaría con el fallecimiento de su pro-metido, en 1941, como consecuencia de unaendocarditis bacteriana, una enfermedad mortalen aquel entonces que pocos años despuéssería tratable con la penicilina. De nuevo, otrotrágico evento reforzó ese mismo mensaje cuan-do, en 1956, su madre murió por un cáncer decérvix. Elion estaba plenamente convencida dela necesidad de encontrar tratamientos para elgran número de enfermedades que hasta enton-ces eran incurables.

En 1933, con 15 años, dos menos de lo quecorrespondía, Elion finalizó los estudios superio-res y entró en el Hunter College de Nueva Yorkpara estudiar química. Afortunadamente, estaformación era gratuita para aquellos estudiantesque, como Elion, obtenían buenas calificaciones.Así pudo recibir una educación superior que, deotro modo, hubiera sido imposible para unafamilia que como tantas otras había quedadoeconómicamente afectada por la caída de labolsa neoyorquina en 1929 y la subsiguiente cri-sis económica.

Una dura lucha durante su formacióncientífica y profesional

En 1937, con tan sólo 19 años, Elion se licencióen el Hunter College con un excelente expedien-te académico. Con el deseo de dedicarse a lainvestigación científica en el área química, empe-zó a buscar quien le proporcionase la ayudaeconómica necesaria para realizar su doctorado.Sin embargo, a pesar de su brillante currículumacadémico, no fue tarea nada fácil. Como entoda crisis económica, los puestos de trabajoescaseaban y mucho más para las mujeres. Poraquel entonces, las posiciones en investigaciónestaban estrictamente reservadas a los hombresy raramente se veían mujeres en los laboratorios.Incluso en una entrevista de trabajo, Elion fuerechazada por temor a distraer la atención de lostrabajadores que, por supuesto, eran todoshombres.

Elion tuvo que buscar otras alternativas alverse incapaz de obtener un puesto como inves-tigadora. Trabajó como profesora en una escue-

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Este tipo de razonamientos supondrían unnuevo y revolucionario sistema de investigaciónde compuestos con posible actividad farmacoló-gica. Elion y Hitchings pretendían sintetizar molé-culas para unas dianas específicas, en lugar desometer a evaluación un gran número de com-puestos seleccionados aleatoriamente, métodoque había estado aplicándose durante los añosprevios.

Elion obtuvo versiones ligeramente diferentesde purinas, y en 1948 logró sintetizar la diamino-purina, un compuesto que mediante su incorpo-ración en las cadenas de DNA inhibía el creci-miento de la bacteria Lactobacillus casei.Estudios con L. casei resistentes a la diaminopu-rina revelaron su dificultad para crecer en mediosdonde la adenina era la única fuente de purinas,con lo cual dedujeron que la adenina y la diami-nopurina tenían que ser metabolizadas por lamisma enzima, y que el producto del metabolis-mo de la diaminopurina interfería con la intercon-versión de nucleótidos de purina. Aunque conesta sustancia se obtuvieron esperanzadoresresultados clínicos en la leucemia, en la mayoríade los casos produjo importantes episodios denáuseas y vómitos. Curiosamente, la diaminopu-rina mostró cierta actividad antiviral in vitro, perosu evidente toxicidad hizo abandonar cualquierposibilidad terapéutica.

Tres años después del descubrimiento de ladiaminopurina, Elion y Hitchings diseñaron dosderivados que inhibían la biosíntesis purínica: la6-tioguanina y la 6-mercaptopurina (6-MP). Seobservó que las células leucémicas eran alta-mente sensibles a la 6-MP, mientras que lascélulas normales eran resistentes. Rápidamentese probó en niños con leucemia aguda, cuyoúnico tratamiento disponible hasta entoncesconsistía en metotrexato y esteroides. Con 6-MPse consiguió incrementar su esperanza de vidade tres a doce meses, motivo por el cual en1953, tan sólo dos años después de su síntesis,la 6-MP fue aprobada por la Food and DrugAdministration (FDA). Sin embargo, el mecanis-mo de la citotoxicidad de la 6-MP aún no estabaresuelto. La inhibición del crecimiento de L. caseiproducida por la 6-MP era revertida por más deuna base purínica: hipoxantina, xantina, adeninay guanina. Estudios con L. casei resistentes a la

mente, se dio el caso de que una persona sindoctorado fue galardonada con el Premio Nobelpor su capacidad investigadora. Previamente aeste reconocimiento internacional, Elion obtuvotres doctorados honorarios por la GeorgeWashington University, la Brown University y laUniversity of Michigan.

En el aspecto personal, entre sus aficionesdestacaron la fotografía, la ópera y los viajes.Trudy, que así la llamaban los más próximos, nose casó ni tuvo descendencia, aunque conviviócon los hijos y los nietos de su hermano Herbertcomo suyos propios. Esta situación pudo haberfavorecido su gran dedicación a la investigación,por lo que la incógnita que podría plantearse essi Elion hubiera llegado tan lejos profesionalmen-te en caso de haber asumido mayores respon-sabilidades familiares.

Un extenso legado de compuestos

Cuando Elion se incorporó al laboratorio deHitchings, éste dirigía sus investigaciones alestudio del metabolismo de las purinas y pirimi-dinas en distintos tipos celulares. Su objetivo sebasaba en inhibir selectivamente la síntesis deácidos nucleicos de las células de rápida divi-sión, como las cancerígenas, pero dejando elresto de las células intactas.

En los años 1940 poco más se conocía sobrelos ácidos nucleicos que el hecho de que laspurinas y las pirimidinas se incorporaban al DNA.Aun así, nueve años antes de que James Watson(1928) y Francis Crick (1916-2004) propusieran laestructura de doble hélice del DNA, Hitchings yElion fueron capaces de demostrar que la inhibi-ción de la síntesis del DNA en las células tumo-rales, las bacterias y los virus, podía conseguirseutilizando análogos de ácidos nucleicos. Sebasaban en la teoría de los antimetabolitos, esdecir, alteraban ligeramente compuestos que,como las purinas y las pirimidinas, eran utilizadospor las células en división. El análogo resultantedebía ser suficientemente similar al compuestooriginal para incorporarse en su lugar habitual, yal mismo tiempo presentar ciertas diferenciaspara bloquear la replicación de la célula y con ellala expansión de la enfermedad.

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efecto inmunosupresor, la azatioprina sería inclui-da rápidamente en ensayos clínicos con pacien-tes receptores de trasplantes de riñón. La com-binación de azatioprina y prednisona permitiórealizar trasplantes de riñón con éxito durante 16años, hasta que llegó la ciclosporina. Asimismo,proporcionó un tratamiento efectivo para enfer-medades autoinmunitarias como la artritis reu-matoide.

Aplicando los mismos principios que para laobtención de los anteriores fármacos, en el año1963 se sintetizó el alopurinol, un nuevo análogode la purina. Este compuesto resultó ser sustra-to e inhibidor de la enzima xantina oxidasa. Eloxipurinol, el compuesto resultante de la oxida-ción del alopurinol, es también un inhibidor de laxantina oxidasa. Previniendo la acción de estaenzima y, por lo tanto, la oxidación de hipoxanti-na a xantina, se bloquea la formación de ácidoúrico, por lo que este compuesto se convirtió enel tratamiento de la gota. Años después se des-cubrió que el alopurinol también era efectivocontra la leishmaniasis y la enfermedad deChagas (causada por Trypanosoma cruzi), gra-cias a las diferencias en el metabolismo del fár-maco entre la célula huésped y el parásito.

Tras la jubilación de Hitchings, en 1967, elgrupo de Elion desarrolló el aciclovir, primer fár-maco antiviral que bloquea selectivamente lareplicación del virus herpes. En 1968 se consta-tó que un nucleósido purínico, el arabinósido deadenina (ara-A), podría ser un futuro antiviral. Enpalabras de Elion: “Eso me hizo pensar que sicon adenina funcionaba, ¿por qué no con diami-nopurina?”. En un principio la diaminopurinahabía mostrado una sorprendente actividad anti-viral, pero rápidamente se observó su potencialantileucémico, a la par que sus efectos demasia-do tóxicos, y el laboratorio reorientó su estrate-gia hacia el tratamiento del cáncer. Tras sintetizarel arabinósido de diaminopurina se comprobóque en el ratón era transformado a arabinósidode guanina (ara-G), ambos compuestos activos.Sin embargo, el análogo de guanina, el aciclovir,resultó ser mucho más activo in vivo que el ara-binósido de diaminopurina. Y así fue como a par-tir de una revisión de un antiguo compuesto selogró el aciclovir, otro de los grandes descubri-mientos de Elion.

6-MP revelaron que la bacteria era incapaz deutilizar hipoxantina. De nuevo, Elion pudo con-cluir que la 6-MP y la hipoxantina eran metaboli-zadas por la misma enzima (posteriormenteidentificada como hipoxantina fosforribosiltrans-ferasa, HGPRT), y que la 6-MP inhibía las inter-conversiones de nucleótidos de purina. La 6-tio-guanina resultó ser más activa, pero tambiénmás tóxica que la 6-MP. Finalmente, encontró suprincipal aplicación en el tratamiento de la leuce-mia aguda mielocítica en los adultos.

Indudablemente, el éxito de este fármacorevolucionó el campo de la quimioterapia delcáncer. Actualmente, la 6-MP se administra encombinación con otros fármacos a pacientescon leucemia linfoblástica aguda, permitiendo unpronóstico mucho más favorable de la enferme-dad. Ésta remite en torno al 80% de los casos, ycomo resultado del gran incremento de su espe-ranza de vida, los niños que superan la enferme-dad alcanzan la edad adulta.

En 1950 se sintetizó el antimalárico pirimeta-mina. Este compuesto, de gran afinidad para laenzima dihidrofolato reductasa, mostró ser infini-tamente más tóxico para el parásito de la mala-ria que para el huésped humano. Y en 1956 sesintetizó la trimetoprima, un fármaco antibacte-riano utilizado contra la meningitis, la septicemiay otras infecciones bacterianas de los tractos uri-nario y respiratorio, que también ha resultado efi-caz para el tratamiento de las infecciones porPneumocystis jiroveci, comunes en pacientescon sida.

Poco después de la aprobación de la 6-MPpara el tratamiento de la leucemia, el hematólo-go Robert Schwartz, de Boston, descubrió queel fármaco bloqueaba la formación de anticuer-pos en conejos cuando eran expuestos a unantígeno externo. A raíz de ello, un joven ciruja-no inglés, Roy Calne, decidió utilizar 6-MP con laintención de suprimir el rechazo de los trasplan-tes de riñón en perros. Así consiguió retardar sig-nificativamente el rechazo en más de un mes. Envista de los resultados, Elion le sintetizó varioscompuestos estrechamente relacionados con la6-MP, entre los cuales figuraba la azatioprina, unprofármaco de la 6-MP que había sido sintetiza-do para mejorar su eficacia y protegerlo tempo-ralmente de su catabolismo. Tras observar su

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Ese mismo año recibió la Medalla Nacional a laCiencia.

Sensibilizada en alentar a las mujeres a de-sarrollar sus carreras científicas, Elion encabezóun programa en Glaxo Wellcome que proporcio-naba becas y mentores a las mujeres científicas,y creó una beca en el Hunter College para muje-res graduadas en química.

A pesar de las más de 45 patentes en queaparece su nombre, los numerosos títulos hono-rarios y premios, Elion siempre trató sin preten-siones las cuestiones del honor y el prestigio: “ElPremio Nobel está bien, pero los fármacos quehe desarrollado son recompensas en sí mis-mos”, afirmó en más de una ocasión.

Nunca del todo cómoda entre grandes cien-tíficos, a Elion le gustaba estar cerca de los estu-diantes y estimularles a empezar sus carrerascientíficas. Después de su jubilación deBurroughs Wellcome ejerció como profesorainvestigadora de medicina y farmacología en laUniversidad de Duke. Allí tuvo la oportunidad deofrecer valiosísimas lecciones sobre cómo y porqué hacer ciencia; una experiencia muy estimu-ladora para Elion, que veía cómo su carrera la lle-vaba de nuevo a la enseñanza. Sin embargo, ellacreía que la motivación de los estudiantes paradedicarse a la ciencia tenía que ser promovidamucho antes, a la edad de 8 o 9 años: “Lesencanta descubrir. Si consigues mantener esacuriosidad y que se den cuenta de lo que se trataen realidad, entonces se dirigirán hacia la cien-cia”.

Generosa en acreditar el trabajo de sus cola-boradores, Elion los animó y apoyó cuando lonecesitaron. Más pendiente de los resultadosconseguidos por su equipo que de su propiareputación, Elion se centró en las aplicacionesprácticas de su investigación y nunca dejó detener en mente los pacientes cuyas enfermeda-des podían ser curadas con sus fármacos.

A raíz de la muerte de Elion, el 21 de febrerode 1999, el mismo director de Glaxo Wellcomeafirmó: “la pasión que Gertrude Elion sentía porla ciencia fue únicamente superada por su com-pasión por la gente”.

Los esfuerzos por la investigación que realizóGertrude Elion, al igual que hicieron Hitchings yBlack, la llevaron a descubrir importantes fárma-

El reconocimiento, con cierto retraso

Durante su carrera profesional, Elion fue adqui-riendo progresivamente más y más responsabili-dades dentro del grupo de investigación deHitchings. En 1967 fue nombrada Jefe delDepartamento de Terapia Experimental, unaposición que mantuvo hasta su jubilación en1983.

Justo un año después de retirarse oficial-mente –pero permaneciendo como científicoemérito–, su laboratorio desarrolló la 3’-azido-3’-desoxitimidina o zidovudina (AZT) como el primertratamiento frente al sida. Aunque Elion siemprenegó cualquier implicación con el desarrollo deeste fármaco, sus aportaciones en el campo delos antivirales fueron esenciales para el descubri-miento de la AZT.

Conociendo la decepción que Elion sentíapor su falta de titulaciones académicas oficiales,Hitchings pensó que pertenecer a la distinguidaAmerican Society of Biological Chemists seríauna grata compensación para ella. Y con esteobjetivo, Hitchings se dirigió a la sociedad conestas palabras: “Sé que Elion tiene tres desven-tajas: no tiene un PhD, es una mujer y trabajapara la industria. Aun así, les hablaré de ella”. Aprincipios de los años 1950, Elion consiguió sermiembro de esta institución científica. Como yase ha comentado previamente, el reconocimien-to de la trayectoria como investigadora tambiénle llegó algo más tarde, cuando tres universida-des americanas le concedieron el doctoradohonorario.

A las 6:30 de la mañana del 17 de octubre de1988, Elion recibió una llamada que la despertó.Se trataba de un periodista que la felicitaba porel Premio Nobel que acababa de ganar. Inicial-mente pensó que era una broma, pero ante lascontinuas llamadas de felicitación no tuvo másremedio que convencerse de que era cierto. Elcomité de los Premios Nobel afirmó que cadauno de los fármacos descubiertos por Elionpodría merecer un premio por sí mismo.

Otros reconocimientos siguieron al PremioNobel. En 1990, Elion fue admitida como miem-bro de la Academia Nacional de Ciencias, y unaño después se convirtió en la primera mujerperteneciente al National Inventors Hall of Fame.

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varios miembros de la rama materna habíandemostrado un talento especial para la literatura,la música y la pintura. En la otra rama de la fami-lia, Caroline Franklin, abuela paterna de Ro-salind, fue una autoridad en pedagogía y alcan-zó una alta reputación como directora delComité de Escuelas Londinenses en barriosmarginales. Fundó el Club de Jóvenes Judíos delEste de Londres y se hizo cargo de un centro deasistencia para madres solteras y mujeres “des-dichadas”. En la familia Franklin se considerabaque las mujeres debían dedicarse a las tareassociales, y cuando Rosalind manifestó su inten-ción de ir a la Universidad fustró los deseos desu padre, que defendía insistentemente que noera sensato dar una educación profesional a lasmujeres y, aun admitiendo que pudiera haberexcepciones, no deseaba ver a Rosalind entreellas.

Desde los 15 años, cuando ya había demos-trado en la escuela de St. Paul’s, famosa por suexigencia y rigor en la enseñanza, sus cualidadesintelectuales, Rosalind Franklin tuvo muy claro

Rosalind Franklin nació el 25 de julio de 1920 enLondres, siendo la primera hija, después de unvarón, de una familia anglo-judía que cumplíacon todos los estándares de la clase alta, conuna estructura patriarcal sólida y una vida diariaque discurría en un ambiente familiar agradable yconsecuente con los valores tradicionales. Suspadres, Ellis y Muriel Franklin, tenían antepasa-dos notables. Jacob Waley, bisabuelo deRosalind por línea materna, ingresó en laUniversidad de Londres a la edad de 13 añospara estudiar matemáticas. Era un hombre cultoy brillante que más tarde se convirtió en un cono-cido abogado y ganó una cátedra de políticaeconómica. Escribió un libro sobre protocolos yrelaciones de compraventa que aún hoy se man-tiene vigente. Una hija suya, Cissie, fue la funda-dora del Sindicato de Mujeres Judías y de laOficina para la Ayuda en la Educación, organiza-ción que financiaba los estudios a jóvenes sinrecursos económicos. En la familia se decía queRosalind Franklin se parecía mucho a ella, tantoen lo físico como en la personalidad. Además,

Rosalind Franklin: una vocación científica inquebrantable

Roser Gonzàlez-Duarte

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

“Rosalind Franklin (1920-1958) desempeñó un papel decisivo en uno de los avances más trascendenta-les de la ciencia del siglo XX: el descubrimiento de la estructura del DNA, la molécula que transmite lainformación de la herencia en todos los seres vivos, desde las bacterias al hombre. La estructura es lade la famosa doble hélice, que fue propuesta por primera vez por James Watson y Francis Crick, enCambridge, en 1953. Una buena parte de los datos en que estaba basado este modelo provenía de losestudios de Rosalind Franklin en el King’s College de Londres. (...) Las contribuciones de RosalindFranklin a la resolución de la estructura del DNA fueron cruciales. (...) Sentó las bases para el estudiocuantitativo de los diagramas de difracción y, después de la formulación del modelo de Watson y Crick,demostró que la estructura de doble hélice era consistente con los diagramas de difracción de rayos Xde las dos formas A y B.”

Sir Aaron Klug, premio Nobel de Química 1982, en el prólogo del libro Rosalind Franklin y el DNA, de Anne Sayre

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ción del carbón como combustible de guerra. Allíse unió a un grupo de físicos jóvenes y realizótrabajos muy valiosos sobre la microestructuradel carbón. De las cinco publicaciones científicasque realizó entre 1942 y 1946, figura como únicaautora en tres de ellas. Durante este periodoescribió además su tesis doctoral, que presentóen Cambridge en 1945. En el mundo de lasmicroestructuras del carbón, Rosalind no sólopuso orden en un campo en el cual hasta enton-ces sólo había habido caos, sino que hizo con-tribuciones que aún hoy son referencia obligaday, personalmente, descubrió su pasión por lacristalografía.

Cuando terminó la guerra, Rosalind Franklintenía la sensación de haber estado enjauladadurante demasiado tiempo en unas circunstan-cias tristes y agotadoras. En 1946 escribió a subuena amiga Adrienne Weill, intelectual, científicabrillante y feminista convencida, con quien habíamantenido una excelente relación en Cambridge,y le preguntó si conocía a alguien que necesitaseuna físico-química, pues ella se sentía libre y conganas de dejar el trabajo. Adivinando sus deseos,Adrienne aprovechó un congreso en Londressobre los avances en la investigación del carbónpara presentarle a Marcel Mathieu, científicoreconocido que además había alcanzado la repu-tación de héroe durante la resistencia. Mathieuquedó impresionado de la calidad del trabajo deRosalind Franklin y pocos meses después, a prin-cipios de 1947, fue contratada en París comoinvestigadora del Laboratorio Central de ServiciosQuímicos del Estado. No sólo esta oferta repre-sentaba un cierto triunfo personal, muy importan-te para ella después de los difíciles años en laBCURA, donde había trabajado mucho y en con-diciones muy duras, sino que además Francia lebrindó la oportunidad de una nueva forma devivir, muy alejada del peso de las conductas tra-dicionales y los convencionalismos anglosajones.Allí continuó sus estudios sobre la estructura delcarbón hasta 1950. Este periodo de su vida pro-fesional es el que luego recordaría con más inten-sidad y añoranza, en el que además de su juven-tud y un ambiente abierto, cordial y amigable, enel laboratorio tuvo todo a su favor.

El mecanismo que explica cómo los seresvivos transmiten de generación en generación

qué quería hacer. Presentía que su elevada dosisde racionalidad era difícilmente compatible conlos temas de asistencia social, a los que sólopodría dar respuestas circunstanciales y subjeti-vas. No sin esfuerzo logró convencer a su padrede que la dejara ir a la Universidad, y en 1938 sematriculó en el Newnham College de Cambridge,institución exclusivamente femenina. Las alum-nas de Newnham, al igual que las matriculadasen otros Colleges femeninos de Oxford yCambridge, no eran consideradas “miembros dela Universidad”. A pesar del elevado grado derendimento y competencia que demostraban lasmujeres en las diferentes carreras, el “privilegio”de la educación universitaria sólo podía concre-tarse en un grado de licenciatura “nominal”, sinpoder alcanzar el de Master of Arts, reservado alos hombres, que confería el derecho a formarparte del órgano legislativo y por tanto a perte-necer al Senado de la Universidad. Esta discrimi-nación se mantuvo hasta 1947.

La vida del college no fue excesivamente gra-tificante para Rosalind, pero resultó importantepara su formación personal. En el segundo añode carrera estalló la guerra y muchos profesores,en algún caso departamentos enteros, fueronmovilizados o desplazados a centros de investi-gación para trabajar en temas directamente rela-cionados con la guerra. Esta circunstanciaempobreció la vida académica y generó un grandesconcierto. Fue así como Rosalind desarrollóla costumbre de trabajar por propia iniciativa,algo que mantuvo a lo largo de toda su vida pro-fesional. Finalmente, en 1940, obtuvo la licencia-tura, y aunque no consiguió la calificación defirst, fustración que hizo mella en su autoestima,recibió comentarios extremadamente elogiososdel profesor de química y física, que le comunicóque su examen había sido excepcionalmentebueno.

Con sólo 22 años, y después de un breveperiodo de investigación en el grupo de R.G.W.Norrish de la Universidad de Cambridge, recibióuna oferta para investigar en la AsociaciónBritánica para la Investigación sobre la Utilizacióndel Carbón (BCURA), institución que tenía comoobjetivo aplicar los últimos conocimientos obtenidos en laboratorios pioneros, como elCavendish de Cambridge, para una mejor utiliza-

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heridas de la guerra y, por encima de todo, lafalta de aceptación e incluso la hostilidad mani-fiesta de algunos miembros del equipo receptor.Esta actitud se explicaba, en parte, porque el tra-bajo que Randall había asignado de forma claray concreta a Rosalind, por carta y personalmen-te en las entrevistas previas a su incorporación,colisionaba frontalmente con los intereses yobjetivos de Maurice Wilkins, el subdirector delgrupo, que tenía experiencia previa sobre elestudio del DNA y asumió desde el primermomento que Rosalind Franklin no realizaría unainvestigación independiente sino que trabajaríabajo su dirección.

Sin embargo, era obvio que Rosalind Franklinno era una becaria predoctoral: esta científica sehabía ganado a pulso un reconocimiento comocristalógrafa y había publicado trabajos muy sóli-dos sobre la estructura del carbón. No sólo suscolegas le habían otorgado un reconocimientoexplícito, sino que Randall había apreciado lacalidad de sus trabajos al valorar su currículum,razón por la cual le había concedido la plaza. Dehaberle explicitado una relación de subordina-ción con Wilkins, probablemente ella no hubieraaceptado. Su primer trabajo al incorporarse alKing’s consistió en instalar un nuevo equipo derayos X e introducir un conjunto de mejoras téc-nicas para optimizar el sistema de detecciónpara el estudio de las fibras de DNA. Después deinfinitos cálculos numéricos que le ocuparon lar-gas horas de trabajo, y con la colaboración deRaymond Gosling, un joven investigador que tra-bajaba siempre con ella aunque Wilkins eraquien figuraba como su director de tesis, obtuvounos patrones de difracción excelentes. Eran sinduda las imágenes más claras del DNA obteni-das hasta entonces, y su estudio disipaba cual-quier duda estructural anterior.

Entre los grupos de biofísicos del momentodestacaba el Laboratorio Cavendish de Cam-bridge, dirigido per Sir Lawrence Bragg, cristaló-grafo que había obtenido el premio Nobel juntocon su padre, en 1915, por sus estudios sobre elefecto de los rayos X sobre las proteínas. Dadasu especialidad, este equipo se proponía diluci-dar la estructura tridimensional de proteínas queya habían sido caracterizadas bioquímicamentey que tenían relevancia biológica. Al acabar la

sus características físicas no se intuyó hasta queMendel propuso las famosas leyes de la heren-cia, basadas en la transmisión de unos factoresindivisibles, que hoy llamamos genes. Aunquelos estudios genéticos en organismos muy diver-sos demostraban la universalidad de las leyes dela herencia, la naturaleza química del gen no sedescubrió hasta mediados del siglo XX, unoscincuenta años más tarde del redescubrimientodel mendelismo. La idea errónea, ampliamenteaceptada, que preconizaba que el material gené-tico debía estar formado por proteínas, retrasó eldescubrimiento de la verdadera naturaleza de losfactores de la herencia aun después de disponerde evidencias claras a favor del DNA. De hecho,la falta de resultados convincentes con las prote-ínas estimuló la dedicación y el interés de cientí-ficos relevantes para descubrir el “secreto de lavida”.

Uno de los equipos que iba a desempeñar unpapel relevante en este descubrimiento era laUnidad de Biofísica del King’s College deLondres, creada a instancias de la Royal Societyy del Medical Research Council (MRC), y dirigidapor un físico reconocido: Sir John T. Randall. Deacuerdo con las inquietudes del momento, estaunidad había sido designada para aplicar técni-cas físicas, principalmente la cristalografía derayos X, al estudio de moléculas biológicas rele-vantes, entre las que se encontraban en primeralínea los ácidos nucleicos. Para reforzar estalínea de trabajo, Rosalind Franklin se incorporó alequipo de la Unidad de Biofísica en 1951. ElKing’s era un centro de prestigio, fundado en1829 por la Iglesia de Inglaterra, enraizado en lamás pura tradición anglicana y dominado entera-mente por hombres. No es de extrañar, pues,que una de las primeras indicaciones que recibióRosalind Franklin al llegar fue que había doscomedores, uno exclusivamente masculino, fre-cuentado por clérigos, directores y miembros delclaustro, y otro para el resto del personal. Alambiente restrictivo del College, subrayando elpeso de la tradición, que dificultaba la incorpora-ción de una científica joven, ilusionada y entu-siasta, con experiencia y profesionalidad másque suficientes para dirigir su propia línea deinvestigación, se sumaba el aspecto gris y tristede un Londres aún no recuperado de las graves

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Rosalind Franklin: una vocación científica inquebrantable

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una estructura dimérica (cada hebra podría servirde modelo durante la replicación) y helicoidal(ideal para mantener los enlaces entre los átomosque la forman y generar una estructura estable),pueden servir de excusa ni atenuante de ningúntipo para justificar las formas que se utilizaronpara “apropiarse” de los datos experimentales deRosalind Franklin. Como escribió el mismoWatson: “Rosy, of course, did not directly gave usher data. For that matter, no one at King’s reali-sed they were in our hands”. Watson olvidaríadespués que para proponer el modelo del DNAnecesitaban una base experimental sólida, y quelas imágenes que garantizaban esta solidez sehabían obtenido a espaldas de su autora con lacomplicidad de Wilkins, quien había facilitado aWatson la entrada al laboratorio de RosalindFranklin y le había indicado el lugar donde seencontraban. Bragg también ofreció una ayudainestimable a los suyos, facilitándoles datos con-fidenciales. Como responsable científico y eva-luador del área de cristalografía del MRC, teníaun informe con todos los datos del último año deltrabajo de Franklin; datos que, cuando se lospidieron, puso al alcance de Watson y Crick.

Sin despreciar la gran capacidad intelectual yla visión analítica de Crick, sobradamentedemostrada en sus contribuciones científicasposteriores sobre la lectura del código genéticoy la hipótesis del adaptador, entre otras, ni lainquietud científica genuina, la capacidad derelación y la pasión irrefrenable por el tema deljoven Watson, y sin olvidar finalmente los traba-jos iniciales de Wilkins, es evidente que la apor-tación de Rosalind Franklin fue minimizada pri-mero y utilizada indebidamente después.

La estructura del DNA representa el descu-brimiento más importante en biología del sigloXX. El modelo, basado en dos cadenas antipara-lelas que giran hacia la derecha formando unadoble hélice, resolvía dos temas cruciales: lareplicación del material hereditario y la capacidadde incorporar cambios graduales en la informa-ción genética, que es la base de la evolución.También explicaba las famosas reglas deChargaff, estableciendo A-T y C-G como los úni-cos apareamientos nucleotídicos posibles.

Bragg y Randall nunca salieron en su defensa,y aun conociendo los hechos mantuvieron una

guerra, Francis Crick se incorporó a este equipopara hacer la tesis doctoral y más tarde lo haríaun americano joven y ambicioso, Jim Watson,genuinamente interesado en el estudio de laestructura del DNA. Entre ellos se estableció unarelación empática, alimentada por largas discu-siones científicas en el laboratorio y en el pub,comentarios y valoraciones sobre los últimosexperimentos con ácidos nucleicos, y por susdisquisiciones y discrepancias respecto a losmétodos que Pauling utilizaba para abordar laestructura del DNA. Finalmente, las últimas pala-bras eran críticas a sus amigos del King’s, quesegún ellos, a pesar del generoso apoyo oficialrecibido y unos cuantos años de dedicación, nohabían sido capaces de proponer una estructuracoherente.

La relación entre Crick y Wilkins, inicialmentecordial pero distante, se fue aproximando gra-cias a las visitas constantes de este último aCambridge. En estos encuentros comentaba losúltimos resultados del trabajo de RosalindFranklin, trataba de ponerse al día periódica-mente a través de Gosling, y al mismo tiempoaprovechaba cualquier ocasión para lamentarsede la pésima relación entre él y Rosalind Franklin.Por mucho que él lo intentaba, decía que eraimposible trabajar con ella. El joven Watsonpronto se unió al dúo y participaba muy activa-mente en las discusiones científicas. A su vez, élrecibía información de cómo avanzaba el traba-jo de Pauling, su rival más peligroso, y les sor-prendía continuamente con las últimas noveda-des del modelo que estaba construyendo.Watson, a su vez, no desperdiciaba la ocasiónpara ridiculizar y criticar a Rosalind Franklin, ladama negra del DNA, como escribió en el libroThe double helix, en el cual relata su visión deldescubrimiento. Ella era el único miembroexcluido de este “círculo selecto”, a pesar dehaber obtenido hasta el momento las mejoresimágenes de difracción de rayos X sobre crista-les de DNA, a partir de las que Watson y Crickobtendrían datos cruciales para el modeloestructural que ya habían empezado a construir.

Ni la carrera frenética que se estableció a fina-les de 1952 entre Watson-Crick y Pauling paradilucidar la estructura del DNA, ni la intuición yclarividencia de Crick y Watson para visualizar

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encargada del estudio del DNA, contribuyera yreforzara su nominación. En cuanto a RosalindFranklin, teniendo en cuenta que el máximonúmero de galardonados es tres, es muy proba-ble que no hubiera sido nominada. Sin embargo,esta alternativa no se pudo ni tan siquiera consi-derar. Rosalind Franklin murió de cáncer en 1957.

Bibliografía

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structure of DNA. Nature. 1968;219:808-10.

– Maddox B. Rosalind Franklin. The dark lady of DNA.

London: Harper Collins Publishers, 2003.

– Sayre A. Rosalind Franklin and DNA. New York:

Norton, 1975.

– Watson JD. The double helix: a personal account of

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Atheneum, 1968; London: Weidenfeld and Nicolson,

1981.

– Wilson HR. The double helix and all that. Trends in

Biochemical Sciences. 1988;13:275-8.

notable indefinición. La ausencia de RosalindFranklin entre los autores del conocidísimo traba-jo sobre la estructura del DNA, publicado en larevista Nature en 1953, es dificil de justificar. Eleditor le solicitó un trabajo que acompañaría al dela doble hélice, en el mismo número de la revistapero en tercer lugar. El orden no era trivial, y tam-poco el contenido ni la trascendencia eran com-parables. El primero era el de Watson y Crick,después uno de Wilkins con A.R. Stokes y H.R.Wilson, y finalmente el de Rosalind Franklin conGosling. Sin sospechar de la fuente de informa-ción sobre la que se apoyaba la estructura deWatson y Crick, Rosalind Franklin puntualizó ensu trabajo que los datos que ella había obtenido“estaban de acuerdo” con el modelo propuesto.La concesión del premio Nobel a Watson, Crick yWilkins (1962) también ha sido discutida y cues-tionada. Para los dos primeros nadie duda deque sea un galardón merecido. En el caso deWilkins es muy probable que el peso institucionaldel King’s, la institución británica oficialmente

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Jartum, en Sudán. “Todavía puedo ver AbuSimbel al atardecer, en la orilla del Nilo, y losespejismos del desierto en los alrededores deJartum”, escribiría más tarde en su autobiogra-fía. Cuando no estaban en África, la casa fami-liar, a menudo sin los padres, era Geldeston,cerca de Norfolk, en Inglaterra. Fue allí donde lamadre de Dorothy, Molly, quizás a raíz de su pro-pia frustración por no haber podido estudiarmedicina, se dedicó de pleno a apoyar la pasiónde Dorothy por la química. Le compró variaspublicaciones que recogían seminarios de laRoyal Institution, de Sir William Bragg, titulados“Sobre la naturaleza de las cosas”, y su elegan-te introducción emocionó a la impresionableDorothy, quien más tarde escribiría: “Tenemosque darnos cuenta de que, en cierta manera, enlos últimos veinticinco años nos han regaladounos nuevos ojos. Los descubrimientos sobre laradiactividad y los rayos X han cambiado todo.Ahora podemos concebir muchas cosas queantes nos eran imposibles, podemos ver unnuevo mundo fascinante, esperando a ser de-senmascarado. (...) En términos generales, eldescubrimiento de los rayos X ha mejoradonuestro sentido de la vista unas mil veces yahora somos capaces de ver los átomos indivi-duales y las moléculas”. Dorothy fue aceptadaen el programa de química en el College para

Dorothy Mary Crowfoot empezó su carrera cien-tífica en una escuela para niños de padres libe-rales y pocos recursos. A los diez años, Dorothyfue a clase en la rectoría de Beccles en Suffolk(Reino Unido), donde los profesores, buscandouna manera liberal de enseñar ciencia, basabanla mayoría de las clases en prácticas. Dorothyquedó fascinada al ver los cristales azules de sul-fato de cobre y ella misma escribió más tarde:“desde entonces la química y los cristales mecautivaron para siempre”.

Dorothy Mary Crowfoot nació el 12 de mayode 1910, en El Cairo. Durante sus primeros añosde vida, su familia gozó de una típica vida deingleses expatriados administrando las coloniasdel Imperio Británico. Vivían confortablementeen El Cairo, “con vistas a las pirámides” y con elpadre (John Crowfoot) trabajando para elDepartamento de Educación en Egipto. El tipode trabajo que hacía su padre, arqueólogo,experto en los clásicos y ocupándose de lasescuelas en las zonas de interés del ImperioBritánico (entonces en su etapa más expansio-nista), obligaba generalmente a que Dorothy ysus hermanas vieran a sus padres únicamentedurante unos meses al año. Ello marcó aDorothy, que era la mayor de las hermanas, depor vida, incitándole a desarrollar un espírituindependiente. De El Cairo se trasladaron a

Dorothy Hodgkin

Jordi Benach Andreu

Department of Biological Sciences, Columbia University, New York, USA

“Había algo mágico en su persona. No tenía enemigos, incluso entre los que había echado por tierra susideas científicas o con los que tenía opiniones políticas completamente opuestas. De la misma maneraque la cámara de rayos X atravesaba la belleza intrínseca que hay bajo la áspera superficie de las cosas,también lo hacían su cordialidad y gentileza hacia la gente en la que podía descubrir un fondo de bon-dad, aun en los científicos más desagradables. Sus visitas al laboratorio eran maravillosas, como la pri-mavera misma. Dorothy será recordada como una gran química y una persona piadosa, tolerante, gen-til, que amaba a la gente, y protagonista fiel de la Paz.”

Max Perutz

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man. Entonces sólo se conocía la estructura deminerales o sales simples, con pocos átomos,pero Dorothy pensó, allí mismo, que la estructu-ra tridimensional de las moléculas biológicas(con miles de átomos) podría revelar la base fun-damental de la vida misma. En 1932 se licenciócon un grado de primera clase (fue la terceramujer en conseguirlo en química en Oxford) yseguidamente empezó a buscar un tutor para suproyecto de tesis doctoral.

John Desmond Bernal, profesor de laUniversidad de Cambridge, aceptó a Dorothycomo alumna para su programa de doctorado.Bernal era una figura desafiante y poco conven-cional, que fascinaba a todo el mundo quehablara con él, entre ellos a Dorothy. Su desta-cada capacidad para desarrollar ideas insólitassobre casi cualquier tema (ciencia, política, esté-tica o moralidad) le dio el apodo de Sage (sabio)ya en su época de joven estudiante en laUniversidad. Su personalidad influyó enorme-mente en la vida de Dorothy, y ambos mantuvie-ron una relación de amistad y profesional de porvida, que marcó profundamente el desarrollopersonal y científico de Dorothy. Bernal, comu-nista militante, se había afiliado al PartidoComunista en 1923. Creía apasionadamente enla aplicación de la ciencia a la prosperidad de lahumanidad y que sólo el estado socialista podíacrear una organización capaz de implementar lasideas científicas con valor político. Sus visionesutópicas incluían también el amor libre y las rela-ciones sexuales sin restricciones entre hombresy mujeres. Los estudios de Bernal sobre laestructura atómica por cristalografía de rayos Xde los esteroles (que incluyen las hormonassexuales, el colesterol y la vitamina D) demostra-ron por primera vez la capacidad de esta técnicaen la determinación de la posición exacta de losátomos de las moléculas. Dorothy se puso a tra-bajar en el mismo tema: los esteroles. Trabajaren Cambridge la apasionó, tanto por la calidaddel equipo de investigación del laboratorio deBernal como por el ambiente amigable que serespiraba. Además, en Cambridge no tenía quedar clases, algo que agradecía ya que le dejabamás tiempo para dedicarse a la investigación.Uno de los trabajos publicados en el laboratoriode Bernal fue la primera exposición a rayos X de

mujeres de Somerville, en Oxford, en 1928.Supo de su aceptación por telegrama, que lellegó a casa de su abuela, en San Remo (Italia),donde se estaba preparando para una expedi-ción arqueológica a Jordania codirigida por supadre. Esta expedición le proporcionó la posibi-lidad de experimentar por sí misma la pasión porla exploración del Mundo Antiguo que tanto cau-tivaba a sus padres. En Jerash descubrió cómolos mosaicos seguían unos patrones simétricos,hechizándola y resultando ser una idónea prepa-ración para lo que tendría que hacer más tarde,cuando examinara el orden tridimensional de loscristales. Así pues, llegó a Somerville con 18años y con una madurez y experiencia quesobrepasaban de largo las típicas de las chicasde su edad. Desgraciadamente, las oportunida-des para las mujeres en Oxford en ese tiempono eran muchas. Si bien había ya mujeres estu-diando en Oxford desde hacía cincuenta años,no se les había dado la posibilidad de graduarsehasta 1920. Su tía Dolly se comprometió a ayu-darla económicamente con 200 libras al año, loque significó para Dorothy que no tuviera pro-blemas económicos, al menos de inmediato.Durante el tiempo que Dorothy estudió enOxford, todavía había profesores que echaban alas estudiantes de clase o simplemente las igno-raban. Para colmo, el prestigioso club de quími-cos Alembic no aceptaba mujeres como miem-bros. La química en Oxford, en ese tiempo, eraprincipalmente una disciplina experimental y seoptaba por una separación muy clara entre lasdiferentes especialidades. Nadie se preocupabapor explicar la diferente reactividad de los distin-tos elementos, ni cómo la estructura tridimen-sional de una molécula estaba relacionada consu función. Era como cocinar: siga usted la rece-ta y observe el resultado. Esto, obviamente, noera para lo que Dorothy había ido a Oxford, aun-que como era normal en ella se adaptó obe-dientemente y se dedicó de forma plena y rápi-damente a las clases, lo que le dio un conoci-miento enciclopédico que fue de gran valor parasu posterior carrera científica. Fue en la bibliote-ca de Oxford donde, por propia cuenta, descu-brió que la difracción de los rayos X en los cris-tales podía proporcionar información sobre laestructura de los átomos/moléculas que los for-

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esquinas y estudiaba magisterio. Aun así, su pri-mer encuentro con Dorothy fue casi amor a pri-mera vista, y poco tiempo después decidieroncasarse. A principios de 1938, el principal temade investigación en el laboratorio de Dorothy eracasi exclusivamente el estudio estructural de lasproteínas, además de la insulina y la lactoglobu-lina, aunque también se puso a trabajar con cris-tales de enzimas digestivas como la lisozima. Eltrabajo estructural sobre proteínas quedaríaeclipsado por el descubrimiento de Francis Cricky James Watson, en el año 1953, de la estructu-ra del DNA. Sin embargo, en 1938 la resolucióna escala atómica de las proteínas era un objetivoinalcanzable. Max Perutz (Premio Nobel 1962)empezó a trabajar en ese momento con cristalesde hemoglobina en el laboratorio de Bernal.Thomas no había podido encontrar un puesto enOxford y trabajaba en Edimburgo. Desde la bodasólo había podido vivir con Dorothy unos días almes. Pero para Dorothy los fines de semanaeran más que necesarios para la dedicación queprecisaba su trabajo científico, y la relación esta-ba basada en una correspondencia diaria y cari-ñosamente fiel. Sin casa propia, y con laSegunda Guerra Mundial casi a la vuelta de laesquina, Dorothy se quedó embarazada. Su pri-mer hijo, el pequeño Luke, nació en diciembre de1938. Aunque otros problemas acechaban a lajoven madre, con solo 28 años sufrió un ataqueagudo de artritis reumatoide. Cuando volvió aOxford después de la baja por maternidad, sepuso a trabajar con los nuevos cristales de insu-lina y se dio cuenta de que sus manos estabantan deformadas que no podía encender el apa-rato de rayos X del laboratorio y tuvieron queadaptarlo para que pudiera usarlo. En un viaje aEdimburgo para dar un seminario sobre el virusdel mosaico del tabaco, representando a Bernalen una conferencia internacional sobre genética,Dorothy y Thomas se dieron cuenta de que lascosas no iban bien en el mundo. Los delegadosrusos no se presentaron, los alemanes tampocoy los franceses fueron llamados a su país.Cuando los Hodgkin volvieron a Ilmington, laSegunda Guerra Mundial había empezado. Aunasí, la guerra no tuvo mucho impacto en la vidade Dorothy. Thomas no tuvo que ir a la guerraporque padecía narcolepsia y pudo encontrar

un cristal de proteína. Dorothy y Bernal se dieroncuenta de que los cristales de proteínas necesi-taban estar en una atmósfera húmeda; si loscristales se secaban, se degradaban y la difrac-ción de los rayos X y la información sobre suestructura interna se desvanecían. La mayoría delos cristalógrafos de rayos X coinciden en queeste momento marcó el principio de la cristalo-grafía de las proteínas.

Durante el segundo trimestre tras empezar atrabajar con Bernal, la Universidad de Oxford lareclamó, ofreciéndole una beca de investigacióncon responsabilidades de enseñanza, que podíaevolucionar en una plaza fija e independiente.Dorothy aceptó la plaza en Oxford en 1934, yaque le daba la oportunidad de formar su propiogrupo de investigación independiente, y empezóa buscar dinero para comprar el equipo de labo-ratorio necesario. Había pasado menos de unadécada desde que Fred Banting y Charles Bestpurificaron la insulina, y Dorothy fue la primerapersona que obtuvo fotografías de la difracciónde cristales de una proteína. Éste es el primerpaso para entender la estructura atómica deesta proteína y cómo funciona en el organismo.Las fotografías fueron publicadas en la prestigio-sa revista Nature. En otra faceta de su vida, talvez por curiosidad o ingenuidad, Dorothy decidióvisitar España durante la Semana Santa de1936, a las puertas de una guerra civil inminen-te. Fue, un poco como excusa, a ver iglesias,escribiendo cada día a su madre sobre la cate-dral de Burgos u otras atracciones turísticas delnorte del país, pero interesada en los aconteci-mientos políticos y en las reuniones de izquier-das de cada pueblo que visitaba. A su vuelta aOxford, Dorothy concluyó finalmente su tesisdoctoral sobre la química y la cristalografía deunos cincuenta esteroles, y obtuvo el título dedoctor en el verano de 1936. Fue entoncescuando conoció a Thomas Hodgkin, de “cabelloclaro y ojos azules, idealista, intelectual, románti-co, apasionado, delgado y un poco loco”, y des-cendiente del famoso Thomas Hodgkin (1798-1866) que había identificado una forma de cán-cer llamada hoy “enfermedad de Hodgkin”. Enaquel entonces, Thomas fumaba como un carre-tero y bebía como un cosaco; militante delPartido Comunista, vendía el Daily Worker por las

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podían mejorar y sobre todo acelerar los cálcu-los cristalográficos, que hasta entonces se ha-cían con lápiz y papel. De esta manera los orde-nadores abrirían la posibilidad de resolver estruc-turas con aún más átomos y más complicadas.En 1944 Dorothy se quedó embarazada de sutercer hijo, pero esta vez el embarazo resultó sermucho más complicado que los dos anteriores.Debilitada, y en dos ocasiones con hemorragias,volvió a dar clases en septiembre y a mediadosde mes sufrió un aborto. En mayo de 1945 resol-vió la estructura tridimensional de la penicilina, yaunque la estructura no se publicó hasta 1949,muchas compañías farmacéuticas pudieron sin-tetizar durante la posguerra derivados de la peni-cilina, con propiedades especiales, compuestosque aún se incluyen en el arsenal de antibióticosque hoy en día tenemos a nuestro alcance.

A pesar de su posición estelar en la comuni-dad científica, gracias a la hazaña de resolver lasestructuras atómicas del colesterol y de la peni-cilina, la situación de Dorothy en Oxford era otracuestión, debido al sistema bizantino de juntas ycomités que controlaban los nombramientos deplazas en esta universidad. Dorothy todavía nogozaba de una plaza y no podía participar ofi-cialmente en ninguna decisión sobre el futuro dela cristalografía en su universidad. Este trata-miento injusto, que podría parecer el resultadode un cierto machismo por parte de la universi-dad, también lo padecieron otros científicoscomo William Hume-Rothey, que dejaría comolegado la base de la metalurgia moderna. Dehecho, el factor común entre Dorothy y los otroscientíficos sin plaza oficial tenía más relación conel carácter pionero de su investigación científicaque con el género. En mayo de 1946, Dorothydio a luz su tercer hijo: Toby.

La falta de un empleo estable para Thomas ysu ausencia en el hogar dejaba a Dorothy comosostén principal de la familia, con sólo una becade la facultad. Su hija Elizabeth recuerda que, encomparación con las otras niñas de la escuela,en su familia siempre parecía que faltara dinero:“era básicamente ir de una crisis económica aotra”. En el laboratorio, el nuevo reto era laestructura de otra molécula aún más complejaque la penicilina y el colesterol: la vitamina B12.Dorothy se interesó por esta molécula, que tam-

trabajo un poco más cerca de Dorothy. Ella con-tinuó su trabajo con yoduro de colesterol, underivado del colesterol en el que el átomo deyodo, al ser mucho más pesado que el resto delos átomos de carbono que forman la molécula,facilitaba la resolución atómica de ésta. Fue un“trabajo notable” para Dorothy y a finales de1942 fueron capaces de construir un modelo tri-dimensional hecho de alambres y corcho quemostraba la posición de cada átomo de la molé-cula de colesterol. No sólo fue el primer análisiscristalográfico completo sino que, además, fue elprimero sobre una molécula de importancia bio-lógica. Max Perutz recalca que “fue la estructurade la molécula orgánica más compleja hastaentonces”. Pero la hazaña no sólo se quedó eneso, sino que Dorothy demostró que el uso deun átomo pesado en una molécula grande essuficiente para resolver la estructura a escalaatómica de todos los átomos que la forman; unmétodo que todavía se usa hoy en todos loslaboratorios de cristalografía del mundo. Coneste mismo método estudió otro compuestoorgánico que acababa de ser aislado y que teníauna importancia clínica inmensa en tiempos deguerra: un antibiótico, descubierto sólo diezaños antes por Alexander Fleming en Londres,llamado penicilina. Hasta entonces, la únicamanera de obtener penicilina a gran escalarequería la fermentación de un hongo que la pro-duce de manera natural o su síntesis con técni-cas de química orgánica. Pero la estructura ató-mica de la penicilina (requisito imprescindiblepara su síntesis) no se conocía. Dorothy fue lacandidata obvia para enfrentarse a este proble-ma, aun estando embarazada de su segundohijo. Prudence Elizabeth nació el 23 de septiem-bre de 1941, pero ya a mediados de octubre vol-vió al laboratorio para reanudar sus clases y lainvestigación. Sin embargo, la elucidación de laestructura de la penicilina duró más años que laguerra. Dorothy hizo uso de los primeros orde-nadores disponibles en la época para poderresolver la estructura de la molécula gracias auna colaboración con el Instituto de Tecnologíade California (CalTech). Unos años más tarde,ella misma ayudó a la creación del primer labo-ratorio de computación de Oxford, ya que se diocuenta, rápidamente, de que los ordenadores

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cado que la Rusia Soviética era una sociedadideal, una visión reforzada por su maridoThomas. Las historias que salieron en la posgue-rra sobre el régimen asesino de Stalin le preocu-paban, pero las interpretaba (al menos al princi-pio) como propaganda anticomunista.

La década de 1950 fue una época asombro-sa para los científicos involucrados en moléculasbiológicas. En 1953, James Watson y FrancisCrick, trabajando en el laboratorio de Max Perutzen Cambridge, consiguieron resolver la estructu-ra del DNA. El método que usaban era el mode-laje (utilizando los datos cristalográficos deRosalind Franklin, que desgraciadamente fallecióantes de que fuera premiada por su proeza),intentando explicar la difracción de los rayos Xcon un modelo tridimensional hecho a mano. ADorothy este método no le gustaba. Ella quería“ver” la molécula a través del análisis matemáti-co y directo de los datos experimentales de ladifracción de los rayos X por los cristales.Mientras tanto, Max Perutz nunca había dejadode trabajar con la hemoglobina, y fue duranteuna visita a Cambridge que Dorothy le sugirióque buscara más de un derivado metálico parapoder “ver” la estructura de esta proteína. Alcabo de un tiempo, un miembro del laboratoriode Max Peruz, John Kendrew, resolvió la estruc-tura de la mioglobina, y más tarde el mismoPerutz publicó la estructura de la hemoglobina(unas cuatro veces más grande que la de la mio-globina). En 1955, un poco a la fuerza debido alreconocimiento internacional, la Universidad deOxford le dio una plaza de lecturer, y al añosiguiente la Royal Society la premió con laMedalla Real, siendo la primera mujer en recibireste honor. Más tarde, gracias a la misma orga-nización, Dorothy obtuvo una plaza comoCatedrática de la Royal Society en Oxford. Fue laprimera en tener ese título en la Universidad, y lasegunda en todo el país. Esta plaza finalmentedio a Dorothy un salario suficiente como para notener que dar clases ni ocuparse de responsabi-lidades administrativas que no fueran las de supropio laboratorio.

A mediados de la década de 1950, las figu-ras más importantes en cristalografía coincidíanen afirmar que Dorothy era el exponente supre-mo de este arte. Su puesto en la Royal Society

bién contenía un átomo pesado: un átomo decobalto. Era la mayor molécula que nadie sehabía planteado resolver por cristalografía derayos X. Para esta tarea estableció una colabo-ración con el National Bureau of StandardsWestern Automatic Computer de la Universidadde Los Ángeles, que le permitió usar su ordena-dor (en 1953 el más potente del mundo) paraprocesar los datos de difracción de los cristalesde la vitamina B12, y en mayo de 1955 Dorothypublicó otro artículo en Nature sobre la estructu-ra de esta vitamina.

Durante ese tiempo después de la guerra, afinales de los años 1940, una multitud de nuevosinvestigadores pasaron por su laboratorio. Unade ellas fue Margaret Roberts, que trabajódurante un año con el antibiótico gramicidina S.Desde la perspectiva de Dorothy, la Srta.Roberts no fue un éxito de su laboratorio, ya queMargaret no sacó buenas notas y finalmentedejó la química por la carrera de derecho. Añosdespués, como Margaret Thatcher, fue nombra-da líder del Partido Conservador y PrimerMinistro del Reino Unido. A pesar de las diferen-cias políticas entre ambas mujeres, siempremantuvieron una relación correcta que duró todala vida; y en su momento la mayor frustración deDorothy había sido constatar que Margaret nosería una buena científica...

Dorothy, a diferencia de algunos químicosescépticos, siempre pensó que era posible resol-ver la estructura de las proteínas. Durante unavisita a Oxford, Linus Pauling, de CalTech, plan-teó a la comunidad científica que las proteínasdebían estar compuestas por una estructura“sinuosa” a la que llamó “hélice alfa”, y en octu-bre de 1953 organizó una conferencia interna-cional en Pasadena para tratar el tema. Dorothy,por supuesto, fue invitada, y con toda ingenui-dad rellenó minuciosamente la solicitud para elvisado norteamericano, incluyendo todas lasorganizaciones a las que había pertenecido, rela-cionadas con el partido laborista británico, la pazmundial y el desarme nuclear. Para su asombro,el visado le fue denegado, junto con el de Bernal(quien nunca había escondido su militanciacomunista). En vez de ir a la conferencia deEstados Unidos, Dorothy y Bernal fueron aMoscú. Sus días en Cambridge le habían incul-

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discusiones apasionadas sobre temas que notenían nada que ver con la ciencia, y el bebé delos Dodson en un balancín colgando a la entra-da. Guy Dodson, con la ayuda de compuestosde cadmio, plomo y uranio sintetizados por unanueva adquisición del laboratorio (Tom Blundell),pudo resolver finalmente la estructura de la insu-lina. Había sido la primera proteína en ser estu-diada por difracción de rayos X en los años 1930,en el laboratorio de Bernal, y una hazaña quetardó 34 años en completarse. De hecho, el tra-bajo publicado sobre la estructura de la insulinaes el análisis más completo por rayos X de unamolécula biológica. En los años 1970 el grupo sefue disolviendo: Tom Blundell se fue a laUniversidad de Sussex en 1974, Guy y EleanorDodson se fueron a la Universidad de York en1976, y la mayoría de los científicos visitantesextranjeros volvieron a su país.

La paz internacional y el conocimiento habíansido la preocupación de Dorothy desde peque-ña, influenciada por la pérdida de cuatro tíos enla Primera Guerra Mundial, la asamblea general ala cual la llevó su madre en 1925, la falta de cual-quier prejuicio racial en las amistades que traba-ba su madre con otras mujeres de Egipto, Sudány Jerusalén, el llegar a la mayoría de edad bajo la influencia de Bernal y otros amigos deCambridge, el pensamiento del Grupo CientíficoContra la Guerra y que a través de contactospersonales seguía el progreso de los conflictosen España y en China y el surgimiento del fas-cismo en Alemania. En 1970 fue elegida Rectorade la Universidad de Bristol, la primera mujer enel país, salvo miembros de la familia real, en ocu-par ese puesto. Ello le permitió usar su influenciapara luchar contra los recortes de fondos para laeducación y la transformación de becas en prés-tamos para estudiantes. A mediados de los años1970 fue elegida Presidenta de las ConferenciasPugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales.Las conferencias Pugwash fueron inspiradas porBertrand Russell, quien en 1955 hizo un llama-miento histórico en contra de la guerra, en unmomento en que se empezaba a disponer dearmamento nuclear. El documento, firmado tam-bién por Einstein, recibió el nombre delManifiesto Russell-Einstein. En 1970, Dorothyaceptó ser miembro de una Comisión de

la situaba en la elite científica. Dorothy fue anun-ciada como la única receptora del Premio Nobelde Química el 29 de octubre de 1964 por su tra-bajo sobre “el análisis por rayos X de moléculascomplejas”. La manera en que Dorothy recibió lanoticia sobre el premio fue, en cierto modo, típi-ca del estilo de vida un poco caótico de losHodgkin. El telegrama de la Academia RealSueca llegó a su casa en Oxford, pero Dorothyestaba en Ghana con Thomas, quien ejercía dedirector del nuevo Instituto de Estudios Africanosen la Universidad de Ghana. Al primer telegramasiguieron muchos otros, y la sobrina de Dorothy(siempre consciente de la necesidad de ahorrardinero) decidió enviarlos por correo marítimo.Los telegramas llegaron tres meses más tarde.La ceremonia de entrega del Premio Nobel, endiciembre de 1964, fue un acontecimiento fami-liar. Sólo Martin Luther King, que había recibidoel Premio Nobel de la Paz ese mismo año, teníaun número de acompañantes mayor. El PremioNobel cambió la vida de Dorothy radicalmente,pues se dio cuenta de que le daba la capacidadde ejercer influencia más allá del mundo científi-co. Ha sido la primera y única mujer británicahasta ahora en recibir el premio, y la quinta enrecibirlo en seis décadas. Las otras dos mujeresganadoras del Premio Nobel de Química fueronMarie Curie en 1911 y su hija Irene en 1935. AlPremio Nobel le siguió la Orden de Mérito, elhonor más alto que puede recibir un ciudadanobritánico, y que constituye un regalo personal dela reina. Aunque la invitaron a dar seminarios yconferencias en los cinco continentes, algo quenunca cambió en absoluto en Dorothy fue sucompleta falta de vanidad.

En la década de 1960 Dorothy se ocupabade su grupo de investigación, compuesto porunas quince personas: estudiantes de doctoradoy posdoctorados, e investigadores senior. Era unlaboratorio extremadamente afable, lleno degente joven, la mitad extranjeros, y siempre pre-parados para discutir acaloradamente sobrecualquier tema. Se crearon amistades y relacio-nes que duraron de por vida. Guy Dodson yEleanor Coller, dos miembros del grupo, se casa-ron en 1965. Un visitante que pasara por el labo-ratorio habría tenido la impresión de un caosabsoluto, con papeles amontonados por doquier,

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menos, tanto que cambió visiblemente su apa-riencia física. Su dolor no fue menor aunquedurante los últimos años juntos el afecto deThomas había sido compartido. Y no fue hasta laaparición póstuma de un libro de sonetos escri-to por Thomas, titulado “Don Tomás”, dedicadono sólo a Dorothy sino también a Maire Gaster, la“Beatriz de su Dante”, que quedó claro queThomas había tenido una aventura amorosa conMaire. Thomas y Maire fueron amantes durantelos últimos años de su vida, y Dorothy, quizá porresignación o amor, lo soportó pensando que eralo mejor para él durante sus numerosos viajes yausencias.

El final de la guerra fría la llenó de ilusiones deque finalmente pudiera ocurrir un desarmenuclear. El conflicto entre los árabes y los israelí-es en el Medio Oriente no la dejaba dormir yempezó a hablar con gente que conocía en elInstituto Weizman, en Rehoboth, y en la Uni-versidad de Birzeit, en Cisjordania, para intentarhacer uso de su influencia para que al menoscientíficamente hubiera colaboraciones. En1993, el congreso de la Unión Internacional deCristalografía tuvo lugar en Pekín, y Dorothy, con83 años, decidió acudir ante la preocupación desu familia y de los organizadores. Sin embargo,todo fue bien y a su visita no le faltaron sus con-tribuciones entusiastas. El 29 de julio de 1994Dorothy falleció en su casa, rodeada por su fami-lia. Fue enterrada en una ceremonia simple en laiglesia local de Ilmington.

El legado científico de Dorothy CrowfootHodgkin es inmenso. Con los avances en biolo-gía molecular y la secuenciación del genoma demuchos organismos es posible purificar un sinfínde proteínas. De la misma manera que Dorothyhizo en los años 1930, el primer paso es la cris-talización de la proteína, lo cual sigue siendo unatarea difícil. Una vez se han obtenido los crista-les, los métodos desarrollados en el laboratoriode Dorothy se siguen usando todavía en todo elmundo para estudiar la estructura atómica de lasproteínas. A mediados de 2007 hay 43.186estructuras biológicas en la Base de Datos deProteínas (http://www.rcsb.org/pdb/), y se hangenerado los llamados Centros de GenómicaEstructural en el mundo, donde se resuelve unaestructura de proteína cada semana. Conocer la

Investigación sobre los Crímenes de Guerra deEstados Unidos en Vietnam.

Una vez el problema con los visados estuvoarreglado, visitó regularmente Estados Unidos yCanadá, así como Rusia y los otros países de laEuropa del Este. Pero tres países, China, Ghanae India, fueron los que tuvieron mayor impactoen su vida, sea porque tuvo a científicos de esospaíses en su laboratorio o por simple interés.Para ella la ciencia no tenía fronteras, y Dorothynunca animaba a sus visitantes extranjeros a quese quedaran permanentemente en su laboratorio(los Dodson fueron una excepción). Al contrario,en particular a aquellos que venían de países envías de desarrollo les incitaba a que volvieran yllevaran consigo las aptitudes aprendidas en sulaboratorio. Cuando en una ocasión un miembrode su laboratorio procedente de la India lecomentó que era mejor irse a Estados Unidosporque la India era pobre, ella le espetó: “MiraVan, el trabajo que hice en las condiciones másdifíciles me dio la mayor satisfacción”. En su últi-mo discurso para los estudiantes como rectorade la Universidad de Bristol recalcó que espera-ba que “vivan modestamente y hagan cosasimportantes”.

Dorothy se jubiló como catedrática en 1977,a la edad de 67 años. Con clara desilusión porparte de la Universidad de Oxford, Dorothy hizoque sus aparatos de laboratorio (obtenidos a tra-vés de ayudas independientes de la universidad)fueran a parar al nuevo laboratorio de losDodson en la Universidad de York. Dorothy per-maneció extremadamente ocupada con susotros quehaceres: su presidencia de Pugwash,la ayuda médica y científica para Vietnam, Laosy Kampuchea, y su puesto en el comité de laUnión Internacional de Cristalografía. En marzode 1982, Dorothy, su marido Thomas y su hijaElizabeth decidieron realizar una excursión por lapequeña zona de Tolon en Grecia, y aunque“todo parecía perfecto y muy felices” Thomas sesintió mal de repente y falleció tres días despuésde un ataque al corazón. Dorothy lo dispusotodo para que le enterraran ahí mismo, en elcementerio del pueblo griego sobre una colinacon vistas al mar y cercado por colinas. Era eldeseo de Thomas que le enterraran allá dondemuriera. Dorothy le echaba terriblemente de

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estructura atómica de las proteínas es el primerpaso para saber cómo funcionan y poder enten-der a escala molecular la vida misma.

Agradecimientos

Esta biografía está basada principalmente en la excelente

obra de Georgina Ferry: Dorothy Hodgkin: A life (Granta

Books, London). Agradezco a Georgina Ferry su ayuda

con las citas personales de Dorothy Hodgkin; a Eleanor

Dodson, de la Universidad de York, su información y

material biográfico; a la familia de Dorothy Hodgkin las

citas personales de su autobiografía; y a Kathleen Kehoe

y Neil Silvera, de la Biblioteca del Departamento de

Ciencias Biológicas de la Universidad de Columbia, la

ayuda prestada en la búsqueda bibliográfica.

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especie humana, ya sea en forma de autobio-grafía (Elogio de la imperfección) o de ensayosobre la vejez desde un punto de vista neuroló-gico (El as en la manga). En el último, Tiempode cambios, aborda la discriminación de lasmujeres a lo largo de los siglos y reivindica que“la incorporación del componente femenino alas altas esferas político-sociales y su plenaimplicación son imperativas para un nuevoorden mundial”.

En esa labor anda precisamente metidaestos últimos años. Desde la fundación quelleva su mismo nombre, Levi-Montalcini hadecidido acercar la educación a aquellas muje-res a las que todavía les es vetada, ofreciendobecas de estudios a niñas del continente africa-no. Su lucha se centra ahora en acabar con laopresión que los países islámicos ejercen sobrelas mujeres, porque “si la religión margina a lamujer frente al hombre, la aparta del desarrollocognitivo”.

Su feminidad, a principios del siglo pasado, laconducía automáticamente al papel de buenamadre y esposa. Sin embargo, su inquietud porseguir estudiando y su “innata aversión a esaactividad tan típicamente femenina” (refiriéndosea tejer) terminaron por convencer a su padrepara dejarla entrar en la Facultad de Medicina.Desde ese momento, con 20 años, Rita Levi-Montalcini dedicó su vida por completo a la cien-cia. Tanto, que cuando Víctor Amela, de LaVanguardia, le pregunta en la actualidad pormarido e hijos, responde sin tapujos: “Entré en lajungla del sistema nervioso, ¡y quedé tan fasci-nada por su belleza que decidí dedicarle todo mitiempo!”

A punto de alcanzar el siglo de vida, Rita Levi-Montalcini (Turín, 1909) no quiere ni oír hablar dejubilación, retiro al que culpabiliza del abandonoy destrucción paulatinos del cerebro humano. Elsuyo, en cambio, y según sus propias palabras,no conoce la senilidad. Mientras el cuerpo inevi-tablemente se arruga, añade, su cerebro seencuentra igual que a los 20 años. El secreto essimple. Aunque con el paso del tiempo es irre-mediable que las neuronas mueran, el resto sereorganizan para mantener las mismas funcio-nes, pero para ello conviene estimularlas. Y esoes precisamente lo que ha venido haciendo estaneurocientífica ganadora del Premio Nobel deMedicina desde que un buen día decidió alejarsedel camino marcado.

Mujer, judía e investigadora en plena dictadu-ra de Mussolini, ninguno de estos hándicap impi-dió a Rita Levi-Montalcini realizar la labor a la queha dedicado toda su vida. “Incluso lo que estabaen contra mía, el retraso en los estudios, o lanecesidad de ocultarme durante la guerra por micondición de judía, fue una suerte”, afirma enuna entrevista reciente para el diario El País.Superó las adversidades (montó su propio labo-ratorio en la habitación donde se escondía) ygracias a su tenacidad alcanzó el hallazgo por elque se ha hecho un hueco en la historia de lamedicina: el descubrimiento del factor de creci-miento nervioso (NGF, del inglés Nerve GrowthFactor), proteína que estimula el crecimiento y larenovación de ciertas células nerviosas.

Su inquietud científica no sólo se centró enla tarea de laboratorio sino que también la hallevado al terreno de la divulgación. Desde suslibros, Rita Levi ha ido reflexionando sobre la

Rita Levi-Montalcini: la heredera de Hipatia

Pol Morales

Fundación Dr. Antonio Esteve, Barcelona

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Rita Levi-Montalcini: la heredera de Hipatia

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sé muy bien si tomarlo como piropo, evocó en mimente la imagen de la joven que fui: con el rostrodesabrido y la vestimenta casi de monja”.

En Elogio de la imperfección describe deforma impecable su primera llegada al Institutode Anatomía de la Facultad de Medicina y su pri-mer contacto con el que sería una de sus desta-cadas influencias: el histólogo Giuseppe Levi,“famoso por sus terribles arrebatos de cólera enclase”. En su laboratorio formó equipo con otrosdos futuros Premios Nobel, Salvador Luria yRenato Dulbecco, el primero en 1969 por definirel mecanismo de replicación y la estructuragenética de los virus, y el segundo en 1975 pordescubrir la interacción de los virus tumorales yel material genético de las células.

La entrada de Rita a su laboratorio no fue pre-cisamente fácil. La primera y “fastidiosa” tareaque le encomendó el maestro radicó en contarlas células de los ganglios sensoriales y motoresen diferentes camadas de ratones, con el objeti-vo de observar sus posibles diferencias. “Cuandoterminéis esta investigación –se regocijó sarcás-tico Tullio Terni, estimado discípulo de GiuseppeLevi– podéis contar, con una escalera de mano ylos instrumentos adecuados, las hojas en lasramas de los dos plátanos delante de la ventana,y luego anotáis los resultados, haciendo constarel número de hojas del árbol que está a la dere-cha y del que está a la izquierda.”

La siguiente tarea no fue mucho más placen-tera, al menos por lo que a buenas impresionesse refiere. Tras intentar estudiar cómo se formanlas circunvoluciones del cerebro del feto huma-no, y entre otras calamidades tener que viajar entranvía con el cadáver de un recién nacido,Giussepe Levi calificó los resultados de la jovende “auténtica porquería”. El profesor llegó a laconclusión de que a Rita Levi-Montalcini le falta-ba todo talento para la investigación.

Por suerte, cambió de opinión en cuanto leencomendó otro objeto de estudio que termina-ría siendo el tema de su tesis doctoral: la forma-ción del tejido reticular de colágeno de los tejidosconectivos, musculares y epiteliales. Junto a suprima Eugenia lograron demostrar por primeravez que la formación de las fibras reticulares esuna propiedad no sólo de los tejidos conectivossino también de los musculares y epiteliales.

De la escuela femenina a la de medicina

El 22 de abril de 1909, en Turín, nacían Paola yRita Levi-Montalcini, en el seno de una familiaacomodada y culta. El padre, Adamo, dominan-te y autoritario, tal como lo describían sus hijos,era ingeniero eléctrico, además de un talentosomatemático, y la madre, Adele, descargaba suingenio pintando. Gino, el hijo mayor, terminósiendo uno de los arquitectos más reconocidosde Italia, mientras la gemela Paola, siguiendo laestela de la madre, dedicaría toda su vida a lapintura. Finalmente, Anna, la otra descendiente,sería la que inculcaría a Rita el gusto por la lec-tura, hasta el punto de que en un principio lajoven sintió que su auténtica vocación era la deser escritora.

A pesar del alto nivel cultural e intelectual desus progenitores y del buen ambiente familiar,quien tomaba las decisiones en casa, siguiendoel estilo de vida de la época, era el marido ypadre. En aquel contexto, la carrera profesionalera un camino impensable para la mujer, y poreso, habiendo terminado la educación básica,Adamo decidió inscribir a sus dos hijas en unaescuela femenina para que aprendieran a serbuenas esposas y madres. Pero ninguna de lasgemelas estuvo por la labor y terminarían dedi-cando el tiempo a la perfección de su obra y noa los deberes preestablecidos de la vida ordina-ria. Paola, inmersa en el arte pictórico; Rita en elde la ciencia.

A los 20 años, tras convencer a su reticentepadre, Rita se graduó en latín, griego y matemá-ticas para poder ingresar posteriormente en laFacultad de Medicina de Turín. Cuando entró, en1930, sólo siete chicas, entre ellas su prima, sesumaban a los más de 300 estudiantes para sermédico. “No podíamos evitar los comentariosnada galantes acerca de nuestros méritos esté-ticos”, explica Rita en su autobiografía.

Escritas en una excelente prosa, sus memo-rias suponen un lúcido acercamiento a la perso-nalidad de esta científica. “Eres más simpáticaahora, a pesar de la edad, que cuando eras joven”–le confesó con los años una compañera declase. “Entonces parecías un calamar a punto desalpicar de tinta a cualquiera que se te acercara.”Y Rita comenta: “Este comentario jocoso, que no

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las alas sino también el de los muslos, y obser-vando a los embriones durante más días.Utilizando las técnicas de tinción que le enseñóLevi, no sólo confirmó los resultados deHamburguer sino que logró ir más allá. Con susinvestigaciones caseras consiguió llegar a laconclusión de que las fibras motoras y sensitivascrecían a pesar de la amputación. Lo queHamburguer proponía como factor inductor setrataba más bien de un factor trófico que viajabade los tejidos periféricos a los cuerpos celularesde la médula. Cuando este factor dejaba deactuar, la degeneración daba paso a la muertecelular, que según concluía la investigadora ocu-rre normalmente durante el desarrollo de lamédula espinal y los ganglios.

Con estos resultados, no es de extrañar queViktor Hamburguer invitara a Rita Levi-Montalcinia su laboratorio en St. Louis para que repitiera allísus recientes experimentos. Pero no fue hasta1947 que pudo trasladarse a Estados Unidos.Hasta ese momento, la investigadora siguió sien-do víctima de los caprichos de la guerra.

El salto hacia Estados Unidos

Los intensos bombardeos de las fuerzas aliadassobre Turín obligaron a los Levi a desplazar suescondite a Piemonte, donde Rita reconstruyósu laboratorio casero y reanudó sus experimen-tos. Pero en 1943, tras la dimisión y huída deMussolini y la invasión de Italia por parte del ejér-cito alemán, la familia tuvo que trasladarse denuevo, esta vez a las afueras de Florencia, dondevivirían bajo tierra hasta el final de la guerra.

Cuando las tropas aliadas llegaron aFlorencia y forzaron la retirada de los nazis, Ritase incorporó como médico de la Cruz RojaInternacional para ayudar a los refugiados quellegaban del norte del país, donde la guerra toda-vía no había tocado a su fin. Cuando en 1945terminó la barbarie y los Levi regresaron a Turín,Rita reanudó las investigaciones que tenía enmarcha y volvió a su puesto académico en laUniversidad.

Poco tiempo después recibiría la amable invi-tación del profesor Viktor Hamburguer. En 1947,Rita Levi-Montalcini viajaba rumbo a Estados

Finalmente, Giuseppe Levi terminó siendouna influencia muy positiva para Levi-Montalcini.Además de enseñarle la técnica de impregna-ción con sales de plata de Santiago Ramón yCajal, elemento fundamental para su futuro cien-tífico, le inculcó la disciplina y la perseveranciacomo dos valores irrenunciables en la investiga-ción.

Primeros resultados en cautiverio

En 1936, recién terminados sus estudios deMedicina, comienza una década para Rita Levimarcada por las constantes idas y venidas en laclandestinidad. Con la promulgación por partede Benito Mussolini del Manifiesto de Defensa dela Raza, que prohibía la presencia de judíos enlas universidades, la joven vio frustrado su deseode especializarse en Neurología y Psiquiatría.

Tras nueve meses de estancia en un institutoneurológico de Bruselas y con la invasión deBélgica por parte del ejército alemán, Levi-Montalcini no tuvo más remedio que volver aTurín en 1940. En la clandestinidad, decidió con-tinuar sus investigaciones sobre el sistema ner-vioso desde casa, montando su propio laborato-rio y escudada por sus vecinos católicos.

Ese mismo año, y gracias a la intermediaciónde Giuseppe Levi, llegó a sus manos un artículopublicado en 1934 por Viktor Hamburguer, biólo-go alemán de origen judío huido a EstadosUnidos, donde terminó siendo investigador delDepartamento de Zoología de la WashingtonUniversity en St. Louis. Hamburguer investigabala posible relación entre las estructuras periféri-cas y el sistema nervioso central. Mediante laextirpación de las alas en embriones de pollo,estudiaba su efecto en el desarrollo de la médu-la espinal y los ganglios sensitivos y motores. Elartículo científico que leyó Rita concluía que laamputación de las extremidades en los embrio-nes afectaba al desarrollo de determinadas neu-ronas debido a un factor inductor localizado en elmiembro extirpado, provocando lo que se cono-ce como hipoplasia celular.

Levi-Montalcini decidió repetir los experimen-tos de Hamburguer en su laboratorio clandesti-no, analizando no sólo el efecto de la ablación de

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Rita Levi-Montalcini: la heredera de Hipatia

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Meyer, amiga y ex compañera de laboratorio ensu época con Giuseppe Levi. De esta manera,en 1952 Levi-Montalcini viajó acompañada desus ratones cancerosos a Brasil, donde estabaafincada su amiga desde que los nazis invadie-ron Italia.

En su laboratorio lograron otra importanteobservación. Colocando fragmentos de sarcomaen tejido de ganglio sensorial, demostraron quelas fibras nerviosas crecían a partir del ganglioque no estaba en contacto directo con el tumor.Así se certificaba otra propiedad del misteriosofactor: cambiaba la dirección del crecimiento delas fibras nerviosas de los ganglios. En esemomento, las dos científicas ya acuñaron el tér-mino “factor de crecimiento nervioso”.

El último peldaño

Pero no fue hasta un año más tarde, en 1953 yde vuelta a Estados Unidos, cuando Rita logró lahazaña más importante: aislar el factor de creci-miento nervioso. Para lograrlo se hacía indispen-sable la ayuda de un bioquímico, y entoncesentró en escena Stanley Cohen, que junto a Ritaformarían el tándem reconocido con el PremioNobel en Fisiología y Medicina de 1986.

“Tú y yo somos buenos, pero juntos somosmaravillosos”, manifestó alegremente Stanley aRita en 1954. No era para menos. Por aquelentonces lograron aislar una nucleoproteína queambos identificaron como el factor de crecimien-to nervioso. Pero aún les faltaba por averiguar sidicho factor se correspondía con el ácido nuclei-co o con la proteína.

Con el objetivo de averiguarlo, en 1956 ungolpe de suerte les hizo progresar enormementeen la investigación. Utilizando veneno de ser-piente, que contiene una enzima que degradalos ácidos nucleicos, se encontraron con la sor-presa de que no sólo el factor de crecimientonervioso resultó ser finalmente una proteína, sinoque el veneno presentaba más cantidad de estefactor que el propio sarcoma de ratón. Por sifuera poco, en el momento en que, por su seme-janza tisular, sustituyeron el carísimo veneno deserpiente por las glándulas salivales de ratón, seencontraron que al tumor de ratón y al veneno de

Unidos sin saber que aquella estancia de menosde un año terminaría alargándose hasta quince y,sobre todo, sin conocer que se convertirían enlos años más provechosos de su carrera.

A pesar de que los inicios en este nuevolaboratorio tampoco fueron fáciles (la falta de latecnología necesaria para responder a sus pre-guntas sobre neuroembriología casi la condu-cen a los brazos de la microbiología), Rita logróotra interesante observación repitiendo susexperimentos con embriones de pollo. Tras unanueva ablación de las alas, ella esperaba cam-bios tan sólo en la porción de la médula corres-pondiente a los miembros superiores, pero seencontró con que las fibras nerviosas migrabande la médula torácica hacia el exterior. Tambiénobservó una degeneración con la presencia demacrófagos (células del sistema inmunitario) enla zona cervical.

Con sus resultados desmintió que la diversi-dad entre las poblaciones celulares del sistemanervioso fuera el resultado de diferentes activida-des proliferativas en los distintos segmentos deleje cerebroespinal. Para ella, el factor trófico erael que dirigía una única proliferación.

El siguiente paso que la conduciría irrevoca-blemente hacia su importante hallazgo se inicióen 1950, con la lectura de un artículo de ElmerBueker, estudiante de Hamburguer. Las investi-gaciones de este científico consistían, tras laablación de las alas, en implantar en su lugar unsarcoma de ratón conocido como 180. Con esteexperimento obtuvo un sorprendente resultado:la presencia del tumor en el embrión de pollocausaba un importante crecimiento de las fibrasnerviosas relacionadas con la transmisión de losimpulsos sensoriales.

Largo tiempo le llevó a Levi-Montalcini enten-der que ese crecimiento nervioso no era fruto delcontacto directo con el tumor sino de algún fac-tor que el propio sarcoma liberaba y que eracapaz de estimular el desarrollo de ciertos ner-vios. Años más tarde lo definiría como un factorde diferenciación y producción excesiva, anor-mal y precoz, de fibras nerviosas.

La siguiente fase, que pasaba inevitablemen-te por el estudio del desconocido factor, reque-ría realizar cultivo de tejidos. Dado que Rita nodominaba la técnica, decidió recurrir a Herta

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las peores enfermedades. Hace 70 años yo yatrabajaba con cerebros embrionarios y percibíatodo lo que podíamos aprender gracias a ellos”,declaraba recientemente Montalcini. “Este frenono ocurre en otros países que, a diferencia deItalia, son laicos.”

Su posición es radicalmente opuesta encuanto se le nombra la manipulación genética:“Odio esa opción. No tenemos derecho a fabri-car niños con los cabellos rubios, los ojos ver-des, tal característica o tal otra. Eso va más alláde los límites de la moral. Lo rechazo absoluta-mente”.

La opinión de esta mujer sobre un siglo XXque ha vivido casi en su totalidad es forzosa-mente optimista: “Si asumimos una visión catas-trofista del ser humano, estamos acabados. Lavida se hace inútil. Yo también me siento interior-mente incapaz de ser optimista, pero hay queserlo, cueste lo que cueste. Hay que mantener laconfianza en el futuro”.

Para Rita Levi-Montalcini, el horror de lashoah, del nazismo, del fascismo, pasado nefas-to que ella vivió tan de cerca y “del que nosdebemos librar”, tiene una explicación eminente-mente cerebral: “Hitler y Mussolini supieronhablar a las masas, en las que siempre predomi-na el cerebro emocional sobre el neocortical. Yes que vivimos, como hace 50.000 años, domi-nados por las pasiones y por impulsos de bajonivel. No estamos controlados por el componen-te cognitivo sino por el componente emotivo, elagresivo en particular. Seguimos siendo animalesguiados por la región límbica paleocortical, sus-tancialmente igual en el hombre y en otros ani-males”.

Sin embargo, como decíamos, los factoresque conducen al pesimismo no amedrentan aesta científica italiana. Para ella, el progreso esposible si se produce un cambio drástico en losmétodos educativos tradicionales, que conside-ra absurdos: “La conclusión que puede extraer-se del siglo XX es que debemos cambiar losmecanismos de instrucción y la relación erróneaentre los adultos y los niños. Hemos pasado delautoritarismo de tipo victoriano al permisivismo.Debemos centrarnos en una educación cogniti-va, que hace del niño un productor activo, y noun consumidor pasivo de formación”.

serpiente había que sumarles un tercer huéspeddel factor de crecimiento nervioso: la saliva delos roedores.

Con la localización del factor se constataba laexistencia de una proteína elaborada por el pro-pio cuerpo que estimula no sólo los gangliossensoriales y motores, sino también las neuronasimplicadas en funciones cerebrales superiores.Un factor con decenas de componentes implica-dos en su funcionamiento, cuyo defecto puedegenerar numerosas malformaciones congénitas,procesos degenerativos y muchos tipos de cán-cer.

A su regreso a Italia, en 1962, y conscientede la gran cantidad de preguntas que aún que-daban por responder, la doctora Levi-Montalcinicontinuó investigando sobre el factor de creci-miento viajando entre Roma y St. Louis. Su com-pañero de hazañas Stanley Cohen hizo lo propiocon el factor de crecimiento epidérmico en laUniversidad de Nashville. Ambos se reuniríanaños más tarde en Estocolmo para recoger elPremio Nobel. Rita Levi-Montalcini se convertíaasí en la cuarta mujer premiada en la categoríade Fisiología y Medicina en toda la historia delgalardón.

Más allá del Nobel

“La primera y única vez que tuve una gran depre-sión fue cuando me concedieron el PremioNobel; no conseguía soportar aquel clamor”,reconoció con los años Levi-Montalcini, unamujer que gusta de permanecer en segundoplano pero que no duda en dar la cara cuando locree necesario. “Al alba del tercer milenio, loscientíficos reclaman su derecho a intervenir en unsector hasta ahora considerado competencia yjurisdicción exclusiva de los filósofos y los religio-sos: el sector de los valores”, apunta en su últi-mo libro, Tiempo de cambios.

Desde su puesto como senadora vitalicia dela República Italiana, por ejemplo, firmó un mani-fiesto en contra de la polémica ley de reproduc-ción asistida italiana que frenaba estrepitosa-mente la investigación con células madre. “Lascélulas embrionarias ofrecen enormes posibilida-des a los investigadores que buscan cura para

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De ahí que sus esfuerzos se centren ahora enevitar que la religión o la pobreza impidan el de-sarrollo educativo de la mujer. Reconoce que hahabido un cambio, pero que éste solo afecta alos países de alto nivel cultural, no al islam ni a lamayoría de los países del sur: “Antes no se admi-tía la inteligencia femenina y la dejaban a la som-bra, cuando muchos hallazgos científicos atribui-dos a hombres los hicieron en verdad sus her-manas, esposas e hijas. Hoy, felizmente, haymás mujeres que hombres en la investigacióncientífica. ¡Somos las herederas de Hipatia!” RitaLevi-Montalcini, además, una de las primeras.

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Barbara McClintock (1902-1992) fue la tercerahija de Sara Handy y Benjamin McClintok. Sumadre descendía de una familia conocida deNew England, con miembros influyentes en laSociedad de los Descendientes del Mayflowery reconocidos marinos entre sus antepasados.Sara Handy se casó contra la voluntad de supadre, ministro de la Iglesia Congregacionista,con un “extranjero” descendiente de inmigran-tes británicos que estudiaba medicina, ThomasHenry McClintock. No había acabado la carre-ra y los primeros años de casados fueron eco-nómicamente difíciles, ya que tuvieron cuatrohijos entre 1898 y 1904. La Sra. Handy, queera una excelente pianista, tuvo que dedicarsea dar clases de piano para incrementar losingresos familiares. Abrumada por la situacióneconómica disuadió a las dos primeras hijas,Marjorie y Mignon, ambas escolares brillantes,de que fueran a la universidad. Su madre que-ría que se casaran y temía que una educaciónuniversitaria dificultaría el matrimonio. Sinembargo, su influencia no fue suficiente en elcaso de Barbara, que desoyendo sus consejosy apoyada por su padre se matriculó en laFacultad de Agricultura de la Universidad deCornell, en 1919.

La relación de Barbara McClintock con sumadre nunca fue fácil. Cuando tenía sólo 3 añossus padres decidieron llevarla a vivir con sus tíospaternos en Massachusetts. Había nacido elcuarto hijo de los McClintock y la madre, al lími-te de sus fuerzas, se sentía incapaz de cuidarlosa todos. No era una solución fácil, pero los esca-sos recursos económicos no permitían otro tipode ayuda. Quizá este incidente marcó su mane-

Barbara McClintock

Roser Gonzàlez-Duarte

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

ra de ser: Barbara McClintock siempre fue unapersona solitaria, decidida y autosuficiente.

La Universidad de Cornell había sido, juntocon la de Chicago, pionera en la aceptación dealumnas. En 1872 se matriculó la primera mujery en el año en que se licenció BarbaraMcClintock (1923) lo hicieron 74 mujeres de untotal de 203. En la Facultad de Agricultura sólolas mujeres representaban el 25% del alumna-do. La Universidad de Cornell satisfizo todas susexpectativas intelectuales y humanas, y el con-tacto directo con la ciencia la entusiasmó. Ellano sólo se dedicó en cuerpo y alma al estudio yse matriculó en todos los cursos a su alcance,sino que decidió empezar la tesis doctoral en elDepartamento de Botánica, bajo la supervisiónde un citogenetista, Lester Sharp. Con perseve-rancia infinita modificó varios métodos de tin-ción cromosómica ya descritos y logró identifi-car algunos cromosomas del maíz, lo cual nosólo era un logro técnico muy importante sinoque le abría un nuevo escenario para estudiar lamorfología y el comportamiento cromosómicos.En 1927, cuando aún no había cumplido 25años, obtuvo el grado de Doctor en Botánicapor la Universidad de Cornell y le ofrecieron uncontrato de Profesor Ayudante en la misma uni-versidad.

En 1910, poco después de redescubrirse lasleyes de Mendel, Thomas H. Morgan, en colabo-ración con investigadores de gran talla intelectualcomo C.B. Bridges, A. Sturtevant y H.J. Muller,inicia sus investigaciones pioneras con la moscadel vinagre Drosophila en la Universidad deColumbia (Nueva York). En la por ellos denomina-da Fly Room (habitación de las moscas) realiza-

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Barbara McClintock

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difícil de mantener para un científico mujer quepara un hombre. Un ejemplo de ello es que, sien-do ya vicepresidenta de la GSA y profesoraadjunta contratrada en la Universidad deMissouri, el que una mujer con nombre y apelli-dos idénticos apareciera en la sección de anun-cios de bodas de un periódico local llevó al direc-tor de su departamento a suponer que era ella laque se casaba y amenazarla con el despido,actitud que jamás se habría tomado con unhombre. Aunque el hecho de no ser ella la salvó,lo fue por poco tiempo; al irse su jefe de unidad,su contrato no fue renovado. En 1941, BarbaraMcClintock se fue de la Universidad de Missouria engrosar las listas del paro.

Al poco recibe una oferta de trabajo en elCarnegie Department of Genetics del prestigiosoCold Spring Harbor Laboratory (CSHL), en LongIsland, Nueva York, cerca del no menos conoci-do Departamento de Genética de la Universidadde Columbia, donde conservaba buenos amigosy colegas como T.H. Morgan y M. Rhoades. Enel CSHL, McClintock vuelve al estudio del com-portamiento de los cromosomas y de los frag-mentos cromosómicos durante la división celu-lar. Analiza la herencia del color de los granos (lassemillas) de la mazorca del maíz y en 1945-1946descubre un par de loci genéticos (denominadosAc-Ds) que producen mutaciones espontáneas yreversibles (mutaciones “inestables”), dandolugar a manchas más o menos extensas de pig-mentación en las semillas y en las hojas de lasplantas adultas. McClintock deduce que estosloci regulan la actividad de otros genes, entreellos los de la pigmentación. Sin embargo, la difi-cultad de mapearlos y la abundancia y variabili-dad de las manchas que producían era inusual yde difícil explicación bajo el prisma de la genéti-ca clásica. En 1948 concluye que estos sitioscromosómicos no son en realidad lugares con-cretos en los cromosomas sino elementos ofragmentos que cambian de localización. En suopinión, la base genética de los patrones inesta-bles de pigmentación estaría en la movilizaciónconcertada de estos segmentos cromosómicos,que ella denominó “elementos de control” (hoytransposones), que iban de un lugar a otro den-tro del mismo cromosoma e, incluso, eran capa-ces de “saltar” de un cromosoma a otro.

ron un sinfín de cruces con mutantes del color deojos en Drosophila, demostrando cómo losgenes, hasta entonces invisibles y de naturalezadesconocida, se heredaban y se correlacionabancon la herencia de los cromosomas, que eran físi-cos, visibles, y estaban presentes en todos losnúcleos de las células. En clara confrontación conlas ideas dominantes de la época, demostraronque los cromosomas eran los portadores de lainformación genética y, en consecuencia, la basefísica de los factores hereditarios o genes. Deestos descubrimientos nace una nueva rama dela biologia, la citogenética, que abre nuevas víasde estudio sobre el comportamiento de los cro-mosomas y facilita el inicio del mapeado de losgenes en todos los organismos.

Barbara McClintock conocía al detalle losexperimentos de Morgan, y ya finalizada su tesisdoctoral se propuso seguir sus trabajos anterio-res y estudiar, a imagen de los experimentos conDrosophila, el comportamiento cromosómico yla localización de genes en los cromosomas delmaíz. Usando una nueva técnica de tinción,McClintock identificó todos los cromosomas delmaíz y, a partir de mutantes inducidos por rayosX, relacionó los resultados de cruces genéticoscon el comportamiento cromosómico. Con pos-terioridad, superando todo tipo de dificultadesexperimentales, fue la primera en demostrar quela base del intercambio de información genéticadurante la formación de los gametos (denomina-do recombinación genética) se debe a un inter-cambio físico entre fragmentos cromosómicos.Estos resultados, confirmados posteriormenteen Drosophila, se generalizaron a otros organis-mos de reproducción sexual. En consecuencia,elevó al maíz, junto a Drosophila, a la categoríade organismo modelo en genética.

Los trabajos que Barbara McClintock publicóalrededor de 1930 le granjearon amplia fama y laconsolidaron como la mejor citogenetista deEstados Unidos. Pruebas de este reconocimien-to son su nombramiento en 1939 como vicepre-sidenta de la Genetics Society of America (GSA),ser elegida miembro de la prestigiosa NationalAcademy of Sciences en 1944, y finalmente, en1945, presidenta de la GSA.

Este reconocimiento, fruto merecido de suinteligencia, esfuerzo y perseverancia, era más

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problema, pues otros genetistas confirmaronrápidamente sus resultados. Sin embargo, ladificultad de observar fenómenos parecidos yanalizarlos genéticamente en otras especies,tanto en plantas como en animales, convencióa la comunidad científica de que este fenóme-no era una peculiaridad del maíz y, por lo tanto,no generalizable a otros organismos, lo que lotornaba poco interesante. Además, para lamayoría de los científicos, la transposición en elmaíz parecía ser un proceso al azar, con efec-tos impredecibles y difíciles de analizar. La con-secuencia inmediata fue que en los añossiguientes no la invitaron a reuniones científicas,y el interés de la comunidad científica por sutrabajo se desvaneció, deslumbrado por lanueva biología molecular de Watson, Crick,Brenner, Jacob, Monod y otros muchos. Pese aello, y una vez admitida la transposición en elmaíz, McClintock dedicó su tiempo a inhibir lamovilización de estos elementos, ya que susefectos eran difíciles de analizar cuando salta-ban de un sitio a otro. En realidad, la idea quesiempre tuvo Barbara McClintock era que estoselementos (los modernos transposones) actua-ban de elementos controladores de otrosgenes.

La concepción moderna de cómo se regulala actividad génica deriva, sin ningún género dedudas, del modelo del operón bacteriano deJacob y Monod que cristalizó en 1960. Segúneste modelo, brillantemente demostrado me-diante experimentos genéticos, la actividad deun conjunto de genes (denominados “estructura-les”) es controlada por uno o más genes conti-guos (denominados “reguladores”). Tanto unoscomo otros ocupan posiciones invariables en elcromosoma bacteriano. Este modelo se genera-lizó muy pronto a otros operones bacterianos, ymás tarde, su idea maestra (la regulación de unoo más genes por secuencias reguladoras adya-centes) se demostró cierta en todos los eucario-tas, unicelulares y multicelulares. Al poco deconocerse el modelo del operón, BarbaraMcClintock reacciona de inmediato y publica unartículo en American Naturalist en el cual traza unparalelismo entre el modelo de Jacob-Monod yel suyo, sugiriendo que su modelo pudo servir deinspiración a Jacob y Monod. Pese a que algu-

Además, estos elementos influirían en la activi-dad de otros genes, activándolos o reprimiéndo-los, como por ejemplo en los genes que contro-lan la pigmentación. A partir de ello postula lapresencia de un gran número de estos elemen-tos de control en los cromosomas, que se movi-lizarían (hoy se transponen) concertadamenteinhibiendo o modulando los efectos de los genesen las células, lo que sería la base del controlgenético del desarrollo embrionario. En otraspalabras, aparte de aportar pruebas de la movi-lización de ciertos fragmentos cromosómicos,McClintock sugiere un modelo sobre diferencia-ción celular y desarrollo basado en la moviliza-ción concertada de centenares de estos elemen-tos.

En el verano de 1951, Barbara McClintockpresentó estos resultados en los afamados cur-sos de verano de Cold Spring Harbor. Su recep-ción fue de fría a hostil. Muchos de los asisten-tes eran investigadores de prestigio cuyo princi-pal tema de trabajo era el mapeado genético, esdecir, establecer el orden y la posición de losgenes en los cromosomas. Obviamente, noestaban dispuestos a aceptar, casi ni a oír, quelos genes pudieran ir de un sitio a otro. Por otraparte, no se sabía aún nada de la estructura delos genes (el famoso modelo de la doble hélicese publicó en 1953) y no había base conceptualalguna para entender cómo un gen podía regu-lar a otro gen (el modelo de regulación génica deloperón de Jacob-Monod vio la luz entre 1959 y1961), ni tampoco existía base conceptual quepudiera explicar los mecanismos que producíanlas denominadas mutaciones “inestables”. Otroselementos que dificultaron la comprensión desus resultados eran la imposibilidad de sistema-tizar la enorme cantidad de datos que presentóen ausencia de un mecanismo molecular subya-cente, y las contradicciones con los principiosgenéticos de la época. Además, su estilo de pre-sentar los resultados era elíptico y un tantoexcéntrico. De los murmullos de desaprobaciónpor parte de la audiencia se pasó al abandonoinicial de algunos asistentes, seguido del aban-dono casi masivo de la sala.

Desde ese momento, McClintock se enfren-ta a una etapa de gran dureza y aislamiento. Sinembargo, la transposición en el maíz no fue el

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Barbara McClintock

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miento. Recibe numerosos premios y distincio-nes, y es nombrada socia o miembro honorariode distintas y prestigiosas sociedades científicas.Irónicamente, en 1980 James Watson introduceun simposio entero sobre transposones en losfamosos Simposios Anuales de Cold SpringHarbor, donde 29 años antes BarbaraMcClintock fue abucheada y humillada. En honora la verdad, las contribuciones de este simposioversaron sobre el papel de los transposones enlas enfermedades infecciosas, el cáncer, el DNArecombinante y la inmunología, pero no huboninguna sobre transposones y regulación deldesarrollo.

En 1981 es nombrada la primera MacArthurLaureate de la Fundación John D. and CatherineT. MacArthur, consistente en un vitalicio de60.000 dólares anuales, libres de impuestos.Recibe también la medalla Thomas Hunt Morgande la GSA (Genetics Society of America) y elPremio Lasker, considerado la antesala delPremio Nobel. Aunque había sido nominadadesde 1976 como candidata al Premio Nobel, nofue hasta 1983 cuando finalmente se lo otorga-ron por “demostrar que elementos genéticostransponibles están presentes en todos los orga-nismos, con implicaciones importantes para lainvestigación en cáncer, genética de levaduras yla evolución del genoma”.

Durante años ha planeado una incómodapregunta sobre Barbara McClintock: ¿por quéhasta 1983 no le dieron el Premio Nobel cuan-do su trabajo clave lo publicó en la década de1950? ¿Fue debido a la marginación de lamujer en ciencia, a que la propia idea de latransposición era francamente rara y dificil dedigerir, a su estilo científico un tanto holístico eintuitivo, o a dos o tres de estos motivos a lavez? Con la perspectiva del tiempo transcurri-do, es evidente que no hubiera podido recibir elNobel antes de 1976, que es cuando se cons-tató que la transposición era generalizable, uni-versal, importante y no circunscrita al maíz. ElPremio Nobel no le llegó tarde; MacClintockllegó demasiado pronto. Y hubo también otrolastre importante: desde 1944 su trabajo fueentendido como ella quería, como una teoríasobre el desarrollo y la diferenciación celular.Este enfoque nunca fue aceptado, y en los

nos científicos de renombre como Sonneborn,Rhoades y Lederberg, entre otros, apoyaronesta pretensión, la mayoría de la comunidadcientífica no reaccionó.

Los años 1960 son la década de plomo paraBarbara McClintock. Se recluye en su laboratorioy prosigue en solitario sus experimentos, profun-dizando en la descripción de distintos tipos deelementos transponibles, sus ciclos de activa-ción y de inactivación, y los efectos producidospor la movilización. Sin embargo, en 1967James Shapiro descubre los denominados ele-mentos con secuencias de inserción (InsertionSequences elements, IS) en las bacterias. Suulterior caracterización en los años 1970demuestra que estas secuencias pueden auto-escindirse e integrarse en otro lugar del cromo-soma bacteriano. Además, estos elementos sediseminaban rápidamente, producían mutacio-nes, conferían resistencia a los antibióticos, eranclave en la reproducción de las levaduras y per-mitían a los parásitos evadir la respuesta inmuni-taria del huésped. Por ingenieria genética sedemostró posteriormente que en una mismacélula bacteriana podían coexistir distintos tiposde estos elementos y su evidente capacidad demovilización. Y finalmente se descubrió su pre-sencia, a menudo en frecuencias muy elevadas,en los genomas de organismos eucariotas,desde la levadura hasta el hombre. En el geno-ma humano, por ejemplo, hay familias de ele-mentos móviles tan abundantes que representanel 17% del genoma.

Estos descubrimientos demostraron que loselementos móviles descritos por McClintockeran verdaderas secuencias móviles, total oparcialmente autónomas, y lo más importante,no sólo presentes en el maíz sino en todos losorganismos. En el maíz, estos elementos otransposones tenían ciclos de activación e inac-tivación a lo largo del desarrollo que producíancambios de localización causantes de mutacio-nes inestables que daban lugar a los patronesde pigmentación descritos por McClintock casitreinta años años antes. También se verificarontodos los efectos genéticos que ella había pre-dicho.

A los 60 años de edad, Barbara McClintockrenace y experimenta un merecido reconoci-

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Es por ello que Barbara McClintock, fallecidaen 1992, hoy es considerada, sin ningún génerode dudas, una de los genetistas (hombres ymujeres) más importantes del siglo XX.

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ción, trabajando en diversos laboratorios. Su pri-mera mentora personal fue la Dra. ElizabethRussell, con quien colaboró en el JacksonLaboratory (el laboratorio actual de referenciapara todos los investigadores que trabajan con elratón como organismo modelo). Sus primeraspublicaciones, todavía como Elizabeth Fondal,están afiliadas a este laboratorio y tratan sobrelas enfermedades hematológicas del ratón.Decidió entonces iniciar su doctorado en laUniversidad de Rochester, pero pronto abando-nó este proyecto por motivos personales: secasó a los 21 años con Ben Neufeld (un oficialdel sistema público de salud). Sin dejar de traba-jar, esta vez como asistente de investigación,colaboró con Nathan Kaplan (la segunda graninfluencia en su carrera científica) en una serie depublicaciones sobre el metabolismo de las piridi-nas, y no reemprendió sus estudios de doctora-do hasta un año más tarde, ya en Berkeley y conel doctor W.Z. Hassid, centrándose en el meta-bolismo de los nucleótidos y de los hidratos decarbono complejos. Tras cuatro años de trabajoarduo y colaboraciones fructíferas, obtuvo eldoctorado a los 28 años. Sus años de posdoc-torado fueron variados, desde el estudio de algu-nos componentes no proteicos necesarios parala mitosis en erizos de mar a la biosíntesis depolímeros de la pared vegetal, todo ello contribu-yendo a una formación sólida en bioquímicabásica, que después sería crucial para los traba-jos que conforman su mayor aportación al avan-ce científico del siglo pasado.

A pesar de que nunca dejó de trabajar enciencia, le fue difícil conseguir una posición fija ydurante más de siete años estuvo colaborando

“He planeado dedicar los próximos años a miinvestigación. No he tenido la oportunidad deavanzar tan rápido como quisiera, y tengo unosobjetivos bien definidos para el futuro.” Quien asíafirmaba su dedicación a la ciencia era ElizabethNeufeld en el invierno de 2005, a los 76 años deedad, y después de renunciar tras 20 años a sucargo como Directora del Departamento deQuímica Biológica en la Universidad de Californiaen Los Angeles (UCLA). Todavía hoy publica acti-vamente y es considerada una autoridad reco-nocida en el campo de las enfermedades gené-ticas hereditarias. Ha recibido numerosos galar-dones y premios a la excelencia científica por suaportación a dilucidar las bases genéticas ymoleculares de las mucopolisacaridosis, propor-cionando unos de los ejemplos más paradigmá-ticos sobre cómo la investigación básica es cru-cial para la investigación aplicada.

Elizabeth Neufeld nació en París el 27 de sep-tiembre de 1928, hija de Jacques y Elvira Fondal,dos refugiados judíos de origen ruso que emigra-ron a Francia tras la revolución bolchevique. Suestancia en París fue sólo temporal, pues ante lainminente invasión de Francia por parte del IIIReich decidieron emigrar de nuevo, esta vez aNueva York, donde infundieron en su hija la granimportancia de una buena educación, sin dudafruto de su propia experiencia. Como ella mismareconoció en una entrevista concedida en 1993,“mis padres creían que la educación es el únicobien que nadie puede arrebatarle a uno”.

Elizabeth mostró pronto un gran interés por laciencia, durante sus estudios de secundaria. Segraduó en Ciencias en Nueva York a los 20 años,y a partir de entonces se dedicó a la investiga-

Elizabeth Fondal Neufeld

Gemma Marfany Nadal

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

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sis se debían a una superproducción anormal deestos compuestos. Neufeld también pensó ini-cialmente que estas enfermedades se originaríandebido a un error en la regulación de la síntesisde glúcidos, pero como resultado de sus experi-mentos pronto concluyó que el problema era latasa anormalmente baja del catabolismo (degra-dación) de estos glúcidos complejos.

En aquel tiempo, algunos de los mejoresinvestigadores en los laboratorios del NIH eranjóvenes científicos que completaban el periodo deservicio militar. Uno de ellos, Joseph Fratantoni,fue asignado al laboratorio de Elizabeth Neufeld.Trabajando codo a codo, Neufeld y Fratantonidiseñaron una estrategia simplificada de marca-do de mucopolisacáridos mediante precursoresde azufre radiactivo, para poder observar elrecambio de los mucopolisacáridos en las célu-las, ya que sospechaban que el problema radi-caba en la deficiente degradación de estos com-puestos, como así demostraron brillantemente.Este trabajo fue seguido por uno de los experi-mentos más estimulantes en genética humana.Durante un tiempo estuvieron pensando encómo analizar por qué las mujeres portadorasdel síndrome de Hurler, ligado al cromosoma X,no parecían sufrir la enfermedad en ninguna desus células, a pesar de existir una inactivaciónazarosa de uno de los cromosomas X. Se habí-an planteado estudiarlo mezclando células de unpaciente de Hurler con un varón sano, peronunca llegaron a probarlo. Como sucede tantasveces en ciencia, casualmente y a raíz de unexperimento erróneo llegó una pista inesperada.En una ocasión, Fratantoni mezcló inadvertida-mente células de un paciente de Hurler con unpaciente de Hunter, y en lugar de tirar este culti-vo mezclado lo comentó con Neufeld, que deci-dió continuar con el experimento de incorpora-ción de azufre radiactivo. El resultado fue espec-tacular, ya que las células podían procesarcorrectamente ambos mucopolisacáridos. Eracomo si se hubieran “corregido” mutuamente.De hecho, habían realizado un experimento decomplementación. Neufeld dedujo correctamen-te que había una vía metabólica con enzimas,que debían ser identificadas para poder estable-cer correspondencias de causalidad con laenfermedad, y que cada tipo de enfermedad

en diversos proyectos, sin grupo propio, aunquecon una fenomenal producción científica. En lasuniversidades casi no había puestos para quelos ocuparan mujeres. No sólo había pocasmujeres científicas, sino que además no era elmejor momento histórico, ya que tras laSegunda Guerra Mundial un gran número de excombatientes retornaron a Estados Unidos ynecesitaban empleo. El país se volcó en ellos. Apesar de la evidente discriminación por razón degénero, Neufeld continuó persiguiendo sus obje-tivos. Como ella misma afirma sin acritud, “algu-na gente consideraba a las mujeres que se dedi-caban a la ciencia como un poco excéntricas,pero yo disfrutaba de lo que hacía y decidí per-severar”.

Afortunadamente, algunos de sus anteriorescolaboradores que conocían su valía y su solidezcientífica abogaron para que se le concedierauna posición en el NIH (Instituto Nacional deSalud) con grupo propio, hito que logró en 1963.A partir de aquel momento, libre para seguir suspropias ideas e intuiciones, se centró en lasmucopolisacaridosis, enfermedades que secaracterizan por el incorrecto almacenamiento ometabolismo de mucopolisacáridos, o como hoyse conocen, enfermedades de almacenamientolisosomal. Su carrera científica fue imparabledesde entonces, y todavía, después de 44 años,constituye el tema central de su investigación.Las paredes de su despacho están cubiertas deimágenes y recuerdos de niños, pacientes de lossíndromes de Hurler y Sanfillippo, a cuyas enfer-medades se ha dedicado mayoritariamente. Lasmucopolisacaridosis son todas ellas enfermeda-des hereditarias muy graves, que cursan condiscapacidades físicas y mentales graves, conretraso del crecimiento, pérdidas de visión yoído, y causan una muerte temprana de lospacientes.

Como parte de su trabajo previo había sido lacaracterización de polímeros de la pared de lacélula vegetal, Neufeld sabía que los mucopoli-sacáridos contienen ácidos urónicos y otros glú-cidos, así que infirió cómo sería parte del meta-bolismo de los glúcidos complejos, conjugadosa otros compuestos, en los humanos. CuandoNeufeld abordó este tema, en el año 1967, eraun dogma aceptado que las mucopolisacarido-

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logía y cambió en su momento nociones básicasdel funcionamiento celular. Comprender lasbases genético-moleculares de estas enferme-dades tan graves es absolutamente crucial paraefectuar un diagnóstico prenatal preciso, y aun-que actualmente la enfermedad no tiene curaefectiva, se puede tratar al paciente con unaterapia enzimática de reemplazo, que mejora suscondiciones de vida. Las investigaciones actua-les se dirigen hacia una posible terapia génica yel trasplante de médula ósea compatible.

Muchos de los investigadores que se incor-poraron a su grupo, como doctorandos o pos-doctorados, ahora tienen grupos propios deinvestigación u ocupan puestos de responsabili-dad científica, y recuerdan la época con Neufeld,Liz para sus amigos, como una experienciaúnica: “Trabajábamos codo con codo con Liz enun laboratorio superpoblado. La atmósfera eratan eléctrica y estimulante que nunca queríamosirnos por miedo a perdernos el siguiente grandescubrimiento. Nos dejábamos llevar por laprofundidad de los análisis de Liz y su brillanteinstinto en ayudarnos a interpretar los resultadosinesperados que muy a menudo nos dejabanconfusos. Era una época muy excitante”.

Toda su carrera investigadora ha demostradofehacientemente las cualidades que ya le fueronreconocidas por sus mentores en sus inicios: unadestreza técnica superior, una persistencia inque-brantable en perseguir un problema científicohasta su conclusión final y, sobre todo, una crea-tividad imaginativa y una capacidad intelectualintrínseca para comprender los fenómenos bioló-gicos básicos. Sus descubrimientos y su dedica-ción hicieron que sus colegas la propusieran parapuestos de gestión relevante dentro del Gobiernode Estados Unidos, posiciones que intentó com-paginar con la investigación. En la década de1970, Neufeld fue nombrada jefa de la Secciónde Genética Bioquímica Humana del NIH, cargoque ostentó durante diez años, hasta que en1984 volvió a la Universidad de California, estavez como directora del Departamento deQuímica Biológica, donde pudo continuar, y dehecho todavía desarrolla, su investigación científi-ca. Es considerada una de las científicas másinfluyentes en Estados Unidos y ha recibidonumerosos galardones y premios científicos, aun-

correspondía a la falta concreta de una de lasenzimas degradativas y a la acumulación especí-fica de un sustrato. La pregunta que había queresponder era qué enzimas eran las defectivasen cada tipo de paciente. Respondiendo estapregunta podrían llegar a saber no sólo la causade la enfermedad, sino también intentar encon-trar una terapia efectiva, ya que acababan dedemostrar que estas proteínas podían ser trans-feridas entre células, si existían las señales ade-cuadas. Se acababa de abrir una nueva vía deinvestigación.

Durante los siguientes años, Neufeld y sugrupo se dedicaron con empeño a identificarestas enzimas, combinando estrategias y meto-dologías bioquímicas y genético-moleculares. Enuna célula normal, las enzimas catalizarían lasreacciones requeridas para el catabolismo de losmucopolisacáridos en los lisosomas. En las célu-las de los pacientes con Hurler u otras mucopoli-sacaridosis, la deficiencia en una de aquellas enzi-mas provocaría la acumulación de aquel sustratoen el lisosoma, el orgánulo digestivo de la célula,donde de forma regulada y específica muchos delos sustratos celulares se degradan en compo-nentes más sencillos, que pueden ser aprovecha-dos. Los lisosomas terminarían acumulando másy más sustrato, incrementando su tamaño, pro-vocando una disfunción inicial para posteriormen-te terminar lisando y digiriendo el citoplasma, ypor tanto determinando la muerte celular. Lascélulas principalmente afectadas por esta situa-ción son las neuronas, ya que dejan de dividirse yno tienen recambio celular. Por ello, la principalafectación, además de retraso en el crecimiento,es el retardo mental, la ceguera y la sordera.

A partir de los trabajos del grupo de Neufeldy de otros autores se demostró que la ausenciade estas enzimas se debe a mutaciones en losgenes que las codifican, de forma que o no seproduce la enzima o ésta tiene cambios en susecuencia proteica que provocan su pérdida defunción o regulación, o incluso que la enzima nollegue a la localización celular donde debe ejer-cer su función. Además, Neufeld y su grupodiseñaron los métodos y reactivos que actual-mente se utilizan para realizar un correcto diag-nóstico de la enfermedad. Todo ello ha permitidotener una visión global más completa de la pato-

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Elizabeth Fondal Neufeld

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a cabo toda la ciencia básica necesaria para pro-ducir este medicamento y proponerlo como tera-pia a finales de la década de 1960”. Sin embar-go, la terapia está todavía lejos de ser plenamen-te efectiva y, como ella misma admite, “la enzimausada en la terapia de las mucopolisacaridosis nopuede penetrar la barrera hematoencefálica. Portanto, la terapia actual de reemplazo no puedeayudar a los niños afectados del síndrome deSanfilippo, que produce un profundo retrasomental. Estamos trabajando en mi laboratorio yen colaboración con otros para intentar resolvereste problema. Creemos que nuestros resultadospueden aplicarse a otras enfermedades neuroló-gicas con problemas similares”.

Celosa de su intimidad, es discreta cuandohabla de su familia o de sus aficiones. Cuando sele pregunta, responde que está casada y tienedos hijos. Su hijo ha heredado la pasión por lamedicina y la investigación, es médico y ha rea-lizado el doctorado, mientras que su hija se dedi-ca a la cría y cuidado de caballos. ElizabethNeufeld reconoce que, a pesar de que la investi-gación le toma mucho tiempo, le gusta el mon-tañismo cuando tiene oportunidad y también via-jar, “pero cuando es por placer y no por trabajo”.Casi octogenaria y en activo, considera que lasaficiones todavía pueden esperar.

Bibliografía

– Fratantoni JC, Hall CW, Neufeld EF. Hurler and Hunter

syndromes: mutual correction of the defect in cultured

fibroblasts. Science. 1968;162:570-2.

– Hirschorn K. The William Allan Memorial Award to

Elizabeth F. Neufeld. Am J Hum Gen. 1983;35:1077-

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que eso no parece interesarle mucho y siempreintenta alejarse del foco de atención. Actualmentesu principal preocupación, además de la investi-gación, es apoyar a los jóvenes científicos. Creefirmemente que los científicos noveles necesitantodo el soporte moral y económico de la comuni-dad científica, ya que de ellos han de surgir nue-vas ideas que aportarán perspectivas innovado-ras para resolver cuestiones difíciles todavía nodilucidadas. Al mismo tiempo, los investigadoresjóvenes podrían beneficiarse de la experiencia decientíficos ya establecidos. Desde su posicióncomo directora del departamento, Neufeld apoyódecididamente la interacción de científicos seniory junior, y también de los estudiantes. Comoreconocen miembros de la Universidad: “LizNeufeld era la directora científica. Se encargó delas nuevas incorporaciones al departamento ymarcó el paso para transformar un departamen-to que necesitaba renovarse hasta el altísimonivel que ostenta hoy en día”. O como ella mismaresume: “Uno de los aspectos más excitantes demi trabajo ha sido la oportunidad de ver cómo losjóvenes científicos crecen. Estoy muy orgullosade haber reclutado algunos de los mejores cientí-ficos para la Universidad. La Química Biológica hasido un campo de cultivo fértil para generar líde-res de grupo. Nuestro departamento ha contri-buido de manera destacada al liderazgo científicoen las facultades de Medicina”.

Si se le pregunta cuál fue el mejor momentode su vida y cuáles son su objetivos más inme-diatos dentro de la investigación que su grupoestá actualmente liderando, responde: “El grandía llegó cuando se probó clínicamente la enzimapara terapia de reemplazo (en el tratamiento delsíndrome de Hurler) y se convirtió en un medica-mento. Fui muy feliz. Mi laboratorio había llevado

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tes (de sexo, altura, peso, color de piel, tipo decabello, etc.) denominamos Homo sapiens o serhumano, y que procede, a lo largo del desarrolloembrionario, de una célula inicial.

Esta nueva concepción sobre la organizacióny el desarrollo de los seres vivos planteó dosnuevos problemas frente a los cuales la biologíade fines del siglo XIX y principios del XX apenastenía respuesta. En primer lugar, el desarrolloembrionario es reproducible o repetible; es decir,de la unión de dos moscas surge una mosca yno un gusano, y de la unión de dos perros surgeun perro y no un gato. Por consiguiente, el huevoo cigoto debería poseer ya toda la informaciónpara “fabricar” un organismo muy similar a losprogenitores. En segundo lugar, el proceso dedesarrollo procede por etapas invariantes, esdecir, es muy ordenado, y va de lo simple a locomplejo. De ello se dedujo que debería existirun “programa”, o sea, unas instrucciones para“leer” la información inicial y dar lugar a un con-junto armoniosamente organizado de millones obillones de células. Globalmente se planteabandos preguntas clave: 1) en qué consiste la infor-mación existente en el cigoto y 2) cómo a partirde esa información se “construye” un organismo.

En 1944 se demuestra que el ácido desoxirri-bonucleico (DNA) es esta información inicial; elDNA es, por lo tanto, el material hereditario. En1953 Watson y Crick proponen su famosomodelo de la doble hélice del DNA que aúnanumerosas observaciones anteriores, da unaexplicación racional de la replicación, conserva-ción y variación del material hereditario, e impul-sa el nacimiento de la biología molecular. El DNAes una molécula formada por miles de unidades

Durante el desarrollo embrionario y postembrio-nario, una simple célula o cigoto se transformaen un organismo adulto con un patrón, estructu-ra o forma propia de cada especie. Entendereste proceso, que desde la antigüedad maravillótanto a los profanos como a los estudiosos de lanaturaleza, requirió el concurso de mentes pre-claras, abandonar concepciones dominadas porla religión y el vitalismo, y muy en especial lainnovación y la constante mejora de las técnicasde observación y experimentación.

A mediados del siglo XIX se produjo un avan-ce clave. La teoría celular, y sus desarrollos pos-teriores, muestran que todo ser vivo es el agre-gado armonioso de multitud de unidades indivi-duales diminutas a las que denominamos célu-las. Se demuestra, además, que las células deun ser adulto se originan por división de otrascélulas de estadios anteriores y así sucesiva-mente, atrás en el tiempo, hasta llegar a la célu-la inicial o cigoto. A su vez, el cigoto es el pro-ducto de la unión de dos células, denominadasgerminales, una del padre (espermatozoide) yotra de la madre (óvulo), durante la fecundación.De esta manera, el desarrollo embrionario es elproceso que une las sucesivas generaciones(abuelos, padres, hijos, etc.) a lo largo del tiem-po. Estructuralmente hablando, la concepcióncelular de los seres vivos implicaba que unamosca del vinagre, Drosophila melanogaster,adulta es un millón de células, procedentes deuna célula inicial o cigoto, organizadas en unaforma a la que denominamos “mosca del vinagreo de la fruta”. De la misma manera, un ser huma-no adulto son 100 billones de células organiza-das en una estructura que, con diversas varian-

Christiane Nüsslein-Volhard

Jaume Baguñà Monjo

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

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la nueva titulación de Bioquímica. El exceso dequímica orgánica y la poca biología de la nuevacarrera le disgustan, aunque más tarde recono-ce la solidez y utilidad de los conocimientosadquiridos en química, física, termodinámica yestereoquímica, y en especial los cursos demicrobiología y genética al final de la carrera. Segradúa en 1969 y, como de costumbre, connotas relativamente mediocres. En su proyectode tesis doctoral desarrolla un método muy efi-caz de purificación a gran escala de la RNA poli-merasa y analiza los lugares de unión del fago fda esta molécula, análisis que luego extiende a losdel fago OX174. Con métodos harto rudimenta-rios, obtiene las secuencias de unión de estosfagos a la RNA polimerasa. Presenta su tesis en1973 y, aun siendo ya una consumada biólogamolecular, decide cambiar de tema.

Su escepticismo, a la postre erróneo, respec-to a las nuevas técnicas de DNA recombinanteque se fraguaban en aquel entonces, y sus char-las con diversos profesores del Max-Planck-Institut de Tübingen, especialistas en biologíacelular y molecular y en formación de patronesmorfológicos, inclinan su interés por la biologíadel desarrollo. Al tiempo, los trabajos de FriedrichBonhoeffer sobre cribados genéticos para detec-tar mutantes que alteraban la replicación del DNAen Escherichia coli la convencen del poder de lagenética para analizar procesos complejos comoel desarrollo embrionario. A partir de estas pre-misas decide iniciar un proyecto posdoctoralpara identificar mutaciones que afecten el conte-nido de información en el cigoto implicada en laformación del patrón embrionario. Con una becade la EMBO (European Molecular Biology Orga-nization) se traslada en 1975 al laboratorio deWalter Gehring en Basilea para iniciar el proyec-to, utilizando Drosophila melanogaster comomaterial de estudio.

En Basilea conoce a Eric Wieschau y otroscolegas, luego también famosos en BiologíaMolecular y Genética del desarrollo. Aprende afondo genética de Drosophila, desarrolla ladenominada técnica del bloque para recogerhuevos (cigotos) producidos por cruzamientosen masa, y con Jitse van der Meer desarrolla unatécnica de fijación y transparentado de la cutícu-la larvaria extremadamente útil para revelar deta-

funcionales contiguas, o genes; unidades heredi-tarias postuladas ya por Mendel en 1865. Cadacélula contiene dos copias de cada gen, unaprocedente del padre y otra de la madre.Durante la división celular, ambas copias se repli-can fielmente conservando esta información encada una de las células hijas. Cada gen posee lainformación para que la célula produzca (“fabri-que”) moléculas denominadas proteínas, distin-tas para cada gen, encargadas de realizar lastareas propias de cada célula: mantener unaforma y un tamaño determinados, diferenciarseen tipos celulares concretos, multiplicarse,moverse o migrar, interaccionar con las célulasvecinas, morir, etc. En otras palabras, los genescontrolan, vía proteínas, el comportamiento celu-lar base de la estructura final de cada especie.Sin embargo, dado que el número estimado degenes presentes en cada una de las células ibadesde algunos miles en los organismos inferioreshasta 100.000 en el ser humano, la tarea deidentificar cada gen (o al menos los más impor-tantes) y entender sus funciones durante el de-sarrollo, para así comprender cómo podía “fabri-carse” un organismo, parecía una tarea fuera delalcance de la ciencia de mediados del siglo XX.

En este entorno temporal, en concreto el 20de octubre de 1942, en plena II Guerra Mundial,nace en Magdeburgo (Alemania) ChristianeNüsslein-Volhard. Su padre era arquitecto y, consu madre, ambos buenos músicos y pintores.Christiane tuvo una infancia feliz, sin lujos, com-partida con tres hermanas y un hermano. Susintereses fueron múltiples e intensos, y era unalectora impenitente, afición derivada quizás desu notable timidez. Como estudiante fue muydispersa, perezosa con los deberes y mediocreen los exámenes, excepto en aquellas materiaspor las que mostraba más interés y en las quesobrepasaba con creces lo exigido.

Aunque su vocación por la biología fue tem-prana, no es hasta finalizar la escuela secundariaen 1962 cuando, después de breves dudas conla medicina (aparentemente “curadas” despuésde ejercer un mes de enfermera en un hospital),decide iniciar sus estudios de biología en laUniversidad de Frankfurt. Sin excesivo entusias-mo permanece en ella hasta que en 1964 setraslada a la Universidad de Tübingen para iniciar

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Un breve inciso sobre genética, mutaciones yel método genético. En comparación con otrasestrategias experimentales, la obtención demutaciones es una herramienta única y singularpara analizar el papel o la función de componen-tes individuales en el desarrollo. En primer lugar,sólo un componente, el producto génico (o pro-teína) codificado por el gen mutado, queda elimi-nado o alterado, mientras que el resto del orga-nismo permanece intacto. De esta manera, lafunción del gen se deduce de su fenotipo mutan-te, es decir, la forma en que el embrión se de-sarrolla en ausencia del producto génico. Ensegundo lugar, genes con fenotipos mutantessimilares es probable que tengan funciones simi-lares, y que sus productos cooperen en un pro-ceso concreto del desarrollo. De esta manera,los genes y sus funciones se agrupan en progra-mas concretos de desarrollo que dan lugar aestructuras determinadas.

Hasta aquel momento sólo se había detecta-do y analizado en Drosophila un número escasode mutaciones del desarrollo, con fenotipos dis-pares e inconexos. Frente a ello, el proyecto deNüsslein-Volhard y Wieschaus introduce doscaracterísticas novedosas. En primer lugar, elingente número de genes que deberían controlarel desarrollo les hace optar por estudiar un soloproceso, concreto y crucial: la segmentación. Ensegundo lugar, para detectar todos los genes enella implicados optan por una mutagénesis masi-va; es decir, generan miles de líneas mutantes yanalizan cada una con sumo detalle para detectaralteraciones del patrón segmental de la cutícula.El resultado de este monumental esfuerzo, sóloexplicable por su enorme tesón y talento, unaférrea organización y los avances técnicos antesreseñados, fue detectar, definir y mapear 130genes, distribuidos al azar en los cuatro cromoso-mas (número haploide) de Drosophila. De estosgenes, unos 30, a los que se denominó “genes desegmentación”, afectaban el patrón segmental alo largo del eje anteroposterior. Más importanteaún, los fenotipos mutantes se agrupaban en tresclases: la clase Gap (brecha), en la cual bloquescontiguos de segmentos desaparecen; la clasePair-Rule (regla de parejas), en la cual alternativa-mente uno de cada dos segmentos contiguosdesaparece; y la clase Segment Polarity (polari-

lles hasta aquel entonces nunca vistos. Con estebagaje inicia su primer cribado en masa demutantes de efecto materno, del que surge unode los mutantes más interesantes del futuro: dor-sal o dl. En 1977 va como posdoctorada al labo-ratorio del embriólogo Klaus Sander, en Friburgo.Allí describe y analiza con gran precisión elpatrón de los segmentos en embriones y larvasde Drosophila, y prosigue su trabajo en el mutan-te dorsal, descubriendo nuevos alelos mutantese interpretando sus fenotipos según un modeloen gradiente de proteína dorsal; gradiente quesería clave para determinar el patrón dorsoven-tral del embrión. Diez años después, este mode-lo demostró ser absolutamente correcto en elaspecto molecular.

En 1978, John Kendrew, a la sazón directorgeneral del recientemente inaugurado EuropeanMolecular Biology Laboratory (EMBL) enHeidelberg, inicia un programa de reclutamientode jóvenes talentos y ofrece un contrato por tresaños (1978-1980) a Christiane Nüsslein-Volhardy a su antiguo colega en Basilea, Eric Wies-chaus. Estos tres años van a ser cruciales en lacarrera científica de ambos y los resultados obte-nidos les harán merecedores del Premio Nobelde Medicina en 1995. Christiane y Eric trabajancodo con codo en un pequeño laboratorio, ayu-dados por dos técnicos. Deciden entonces ini-ciar un cribado masivo de mutaciones que afec-ten a la segmentación (formación de segmentoscorporales) en el embrión y la larva. Tenían afavor su vasta experiencia en genética deDrosophila, haber aislado y analizado diversosmutantes de desarrollo del embrión, y sus cono-cimientos sobre la organización axial de la cutí-cula larvaria, en la cual habían descrito numero-sos marcadores de posición y de polaridad.Técnicamente, Nüsslein-Volhard había desarro-llado ya métodos que facilitaban el análisis enmasa (el sistema de bloque para depositar hue-vos, el transparentado de cutículas), y ambosinventan nuevas técnicas para facilitar aún másla labor (por ejemplo unas canastillas que permi-ten fijar y clarificar siete embriones a la vez). Noes exagerado decir que, en 1978, el dúo forma-do por Christiane Nüsslein-Volhard y EricWieschaus era el único en el mundo capaz dellevar a cabo el trabajo que emprendieron.

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Christiane Nusslein-Volhard

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cación en 1987, en Science, del primer modelode cómo se establece el patrón anteroposterioren el embrión de Drosophila.

En 1986, Nüsslein-Volhard es nombradaDirectora de la División de Biología del Desarrollodel Instituto Max Planck en Tübingen, puestoque aún ostenta. Inicia entonces la caracteriza-ción molecular de no pocos de los genes aisla-dos en los anteriores cribados, lo que conduce auna mejor comprensión de los principios dedeterminación axial en el embrión, plasmados en otro importante artículo publicado enDevelopment en 1990.

Estos momentos son paralelos a uno de losdescubrimientos más trascendentales en Biolo-gía del desarrollo, con ramificaciones de enormealcance en áreas muy diversas de la Biología,incluida la evolución y, como veremos, enMedicina. Su génesis puede retrotraerse a losgenes detectados en el cribado genético deNüsslein-Volhard y Wieschaus, a la detección engenes de vertebrados de regiones homólogas(es decir, procedentes de un ancestro comúnque ya las tenía), a regiones presentes en losdenominados genes homeóticos de Drosophila(trabajo iniciado por E.B. Lewis) y a las brillantesconsideraciones teóricas de François Jacob(1977), codescubridor del operón en bacterias yPremio Nobel 1965. Lo que nadie había espera-do ni predicho se reveló entonces con suma cla-ridad: todos los organismos, desde la humilde ysimple esponja al encumbrado y complejo serhumano, poseen genes muy similares. Es más,el número de genes, antes tenido como marcha-mo de la complejidad estructural y funcional, estambién muy similar desde las esponjas hastalos humanos. Las consecuencias son trascen-dentales, aunque intelectualmente devastado-ras: la gran diversidad morfológica de animales yplantas no resulta de la presencia de genes dis-tintos sino de cómo estos genes se combinan yrelacionan entre sí en el espacio y en el tiempodurante el desarrollo embrionario.

Este hecho cambió la Biología para siempre,ya que a partir de los genes de Drosophila y deotro organismo modelo, el gusano nemátodoCaenorhabditis elegans, se detectaron y aislaronmultitud de genes homólogos en vertebrados, laespecie humana incluida. Por añadidura se

dad segmental), en la cual el número de segmen-tos no varía pero sí la polaridad anteroposterior decada uno. Más tarde, en colaboración con TrudiSchüpbach y otros colegas, inician otro proyectopara detectar genes de efecto materno que modi-fiquen el patrón cuticular larvario. Obtienen otracolección de mutantes muy interesantes, de laque deducen que el cigoto tiene una estructurasencilla con productos génicos (mRNA y proteí-nas) de origen materno (procedentes del óvulo)distribuidos asimétricamente a lo largo de los ejesanteroposterior y dorsoventral. Posteriormente sedemostró que estos productos génicos mater-nos, codificados por un número escaso de genesde efecto materno, activaban la expresiónembrionaria de los antedichos, y más numerosos,genes de segmentación. Entre estos últimos seobservó que los genes Gap controlaban a losPair-Rule, y éstos a los Segment Polarity. De estamanera, la cadena “genes de efecto materno –genes Gap – genes Pair-Rule – genes SegmentPolarity” representó el primer y más gloriosoejemplo en Biología del desarrollo de lo queentendemos por programa genético; es decir, lasunidades (genes) y sus reglas de interacción quecontrolan la formación de un patrón estructuralconcreto, los segmentos.

En octubre de 1980 se publicó un resumende estos hallazgos, con portada incluida, en lamuy prestigiosa revista Nature. El interés quedespertó fue inmediato y un número creciente delaboratorios empezaron a clonar y secuenciarestos genes y determinar su expresión en elembrión normal y en embriones mutantes.

A finales de 1980 el dúo se separa. EricWieschaus obtiene una plaza en Princeton(Estados Unidos) y Nüsslein-Volhard se traslada,en la primavera de 1981, como líder de grupo al Friedrich-Miescher Lab de la Max-Planck-Society en Tübingen. Junto a Gerd Jürgens yKathryn Anderson, ambos excelentes genetistas,completan los cribados de genes de segmenta-ción de efecto materno y cigóticos, trabajo queen 1984 ve la luz en tres publicaciones en laentonces prestigiosa revista Roux’s Archives.Seguidamente inicia un análisis molecular enprofundidad de los genes de efecto materno quecontrolan los dos ejes embrionarios. El resultadoes, después de tres años de esfuerzos, la publi-

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estudio de los genes homeóticos, Edward B.Lewis, el Premio Nobel en Fisiología o Medicinapor su contribución en la investigación del con-trol genético del desarrollo embrionario. Con sumasivo cribado genético, Nüsslein-Volhard yWieschaus introdujeron la “gran ciencia” en laBiología, acostumbrada hasta entonces, por suescasa financiación y por emplear a un númerorelativamente reducido de investigadores y estu-diantes, a una ciencia a pequeña escala. Al tiem-po, su cribado ofreció las primeras herramientasque revelaron la similitud genética existente entrelos organismos. Ello obligó a biólogos y evolu-cionistas a postular, y luego demostrar, que lagran diversidad morfológica en animales y plan-tas se debe no a un incremento en el número degenes sino a diferencias en las combinaciones einteracciones de genes similares.

La lista de honores y premios anteriores yposteriores al Nobel es demasiado larga parareseñarla aquí. Miembro de las más prestigiosassociedades científicas y academias extranjeras,es autora de más de 150 trabajos que han reci-bido cerca de 20.000 citas, y de algunos libros,entre los que destaca Coming to life: How genesdrive development (Kales Press, 2006), dondeexplica las bases genéticas y celulares del des-arrollo animal, y explora las implicaciones éticasde los avances recientes en genómica y biotec-nología.

Consciente del esfuerzo y el sacrificio quesupone, tanto para hombres como para mujeres,la carrera científica, pero muy especialmente porsu condición de madres (potenciales o reales)para estas últimas, fundó en 1994 la FundaciónChristiane Nüsslein-Volhard (Christiane Nüsslein-Volhard Stiftung). Su objetivo es ayudar a pro-metedoras jóvenes científicas con hijos a des-arrollar ambas tareas, de madres y de investiga-doras, sin renunciar ni a una ni a otra comosucedió en el pasado, y sucede aún, aunque enmenor grado. Con esta finalidad, la Fundaciónotorga ayudas a doctorandas o posdoctoradasde cualquier nacionalidad que investiguen enUniversidades o Centros de Alemania. Dichaayuda puede emplearse para pagar “canguros”por las tardes/noches o para asistir a congresos,contratar otro tipo de ayudas domésticas, ocomprar lavadoras y lavaplatos.

observó, salvando las pertinentes distancias,que determinados fenotipos mutantes enDrosophila se correspondían a alteraciones ypatologías embrionarias y del adulto en loshumanos. Es decir, la humilde Drosophila parecíaser un modelo excelente para entender y avan-zar en la comprensión de no pocas enfermeda-des humanas y de otros procesos como el enve-jecimiento y la regeneración. Sin temor a exage-rar, los genes aislados en los organismos mode-lo en Biología del desarrollo son, junto a las téc-nicas de ingeniería genética y biotecnología, elinicio de la nueva Biomedicina.

El reconocimiento de Drosophila como para-digma de la nueva Biomedicina llega tarde paraque Nüsslein-Volhard desista en cambiar denuevo de modelo de estudio y, sin dejarDrosophila, analizar el control genético del de-sarrollo de un vertebrado, el pez cebra. Ademásde su proverbial inquietud, Nüsslein-Volhardestaba más que harta de ser preguntada y haberde responder a burócratas, gestores y adminis-tradores de la investigación científica, tanto enBruselas como en Alemania, para qué servía loque hacía en moscas. Por ello decide, a media-dos de los años 1980, iniciar un cribado genéti-co similar al de Drosophila en el pez cebra. En1986, con 44 años de edad, introduce las pri-meras peceras en el laboratorio y junto a dosestudiantes inician el proyecto. El resultado finales el desarrollo de las técnicas necesarias paracultivar, cruzar y mantener una infinidad destocks mutantes, tarea que culmina con la inau-guración, en septiembre de 1992, de un enormeacuario con 7000 tanques o peceras. A pesar delas evidentes diferencias estructurales entre lamosca y el pez, describe miles de mutantes delos cuales una parte sustancial tiene su homólo-go en Drosophila, aunque puedan usarse paraconstruir estructuras algo o bastante distintas.Otros mutantes, especialmente los relacionadoscon órganos sin correlato en la mosca, no estáno están poco representados en Drosophila. En1996, la revista Development publica un volumenmonográfico que incluye más de 30 artículossobre los mutantes en el pez cebra procedentesdel laboratorio de Nüsslein-Volhard y de otros.

En 1995 recibe, junto a su compañero de cri-bado genético, Eric Wieschaus, y el pionero en el

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Christiane Nusslein-Volhard

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Tübingen, Basilea, Friburgo, Heidelberg y vueltaya definitiva a Tübingen, con numerosas estan-cias y viajes a distintas partes del globo. Aunquees también evidente que el azar, tanto geográficocomo personal, también desempeñó su papel.En los años 1970, Alemania y Suiza tenían labo-ratorios y escuelas con buenos embriólogos ygenéticos, algunos desde décadas antes, a losque Nüsslein-Volhard debe su formación en estoscampos. De no ser así, tal como sucedía en aquelmomento en España, pese a sus innegables cua-lidades le hubiera resultado mucho más difícil, sino imposible, llegar donde ha llegado.

La vida y la obra de Christiane Nüsslein-Volhard revela la importancia de tener, aparte deuna gran inteligencia natural, una mentalidadabierta e inquisitiva, motivación, pasión por lascosas, capacidad de leer, informarse y hablar conexpertos, no temer al cambio, tanto en los temascomo en los objetos científicos a tratar, y mover-se viajando. En resumen, valor e independencia,con las dificultades añadidas en aquel momentopor el hecho de ser mujer. No en vano Nüsslein-Volhard pasó de ser una bioquímica pura a sergenética, de los fagos a la Drosophila, y de éstaal pez cebra, y de Magdeburgo a Frankfurt,

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preuniversitarios de una educación general muyamplia, ya que la especialización podía adquirir-se más tarde. Creó unas posiciones especiales alas que sólo unos pocos estudiantes de secun-daria aventajados podían optar, de forma queéstos convivían con universitarios y disfrutabande una educación muy avanzada en aquel tiem-po, ya que sus profesores daban también clasesen la Universidad. La educación de los pocosestudiantes que accedían a aquel proyecto decuatro años consistía en una base de culturageneral excelente, progresando cronológica-mente no sólo en el estudio de la historia sinotambién en arte, música y literatura. Este progre-so incidía tanto en las ciencias humanísticas ysociales como en las ciencias experimentales, yJanet asistió a clases de medicina antes deempezar la carrera. Tal y como ella mismacomenta en una entrevista: “Yo estoy entreaquellos que fueron especialmente bendecidos,fuimos unos pocos privilegiados, ya que ese pro-grama tan avanzado terminó”. Este proyectopersonal del rector duró sólo el tiempo queHutchins continuó siendo cabeza visible de laUniversidad de Chicago, un periodo que la situóa la delantera de muchas universidades norte-americanas excepto, por decisión personal yquizás poca previsión de futuro, en el campo dela ingeniería.

Las clases a las que Janet asistía eran mayo-ritariamente magistrales, con pequeños gruposde discusión a posteriori. Así aprendió a pensarpor sí misma y estudiar de forma independiente,ambos aspectos requisitos esenciales en su for-mación y futuro desarrollo como investigadoracientífica. Debido a su experiencia, y a su posi-

Aunque toda su producción científica ha sidobajo el nombre de casada, Janet Rowley naciócomo Janet Davison en Nueva York el año 1925,hija única de Hurford y Ethel Ballantyne Davison.Cuando todavía no contaba 2 años de vida suspadres volvieron a Chicago, de donde procedíany tenían su familia. Ambos tenían estudios uni-versitarios –su padre pertenecía al mundo aca-démico universitario y su madre era docente eneducación secundaria– y la apoyaron para quecontinuara sus estudios superiores. Siendo muyjoven, Janet ya se sentía atraída por la ciencia.Como ella misma relata: “Me fascinaba la cien-cia. Me gustaba en especial el orden aparente enla clasificación de plantas y animales en un árbolfilogenético lógico”. Descubrió su inclinación porla Medicina más tarde, ya en contacto con laUniversidad, cuando se dio cuenta de que laMedicina combinaría su atracción por la cienciay su deseo innato de buscar una profesión en laque pudiera ayudar a los demás.

Janet Rowley entró en la Universidad deChicago siendo muy joven, con tan sólo 15años. Siguiendo los consejos de su madre, queconocía muy bien los entresijos de esaUniversidad en la que tanto ella como su padrehabían estudiado, solicitó y consiguió la necesa-ria beca anual de manutención, unos 300 dóla-res de la época (1940) que le permitieron sub-vencionar sus dispendios. Además, fue acepta-da en uno de los proyectos personales del rectorde la Universidad de Chicago, Robert MaynardHutchins, quien consideraba que los dos últimosaños de escolarización en el instituto eran abso-lutamente dilapidados por los estudiantes.Hutchins era partidario de proveer a los jóvenes

Janet Rowley

Gemma Marfany Nadal

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

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nes en las que se me tratara diferente, y creo queen general los profesores me trataron igual quetrataban a mis colegas varones. Trabajé muyduro para obtener buenas notas y pude partici-par en los mejores grupos de discusión. Ser unamujer en la Facultad de Medicina fue casi unaventaja: se esperaba tan poco de las mujeresque era fácil conseguir cumplir con las expecta-tivas”.

Se casó el día después de graduarse enMedicina, en el año 1948, con otro médico,Donald Adams Rowley, a los 23 años de edad. Apartir de ese punto y durante 24 años, por deci-sión propia, mientras su marido ejercía la Cáte-dra de Patología, ella trabajó sólo a tiempo par-cial para poder dedicarse a su familia y cuidar desus cuatro hijos. Como ella misma admite, sededicó a la ciencia porque era un hobby que lepermitía aplicar lo que sabía a un problema con-creto, era un reto. Así siguió hasta que su hijomenor cumplió 12 años, justo cuando ya habíarealizado algunos de los experimentos que ledieron posteriormente el reconocimiento científi-co que actualmente tiene. Sin ninguna ostenta-ción y con cierta candidez, Janet reconoce: “Hepodido disfrutar de dos mundos sin tener querenunciar a ninguno de los beneficios deambos”. Antes de volver a trabajar en laUniversidad había estado trabajando comomédico en una clínica prenatal y de pediatría, asícomo con niños afectados de discapacidadesintelectuales, mayormente del síndrome deDown, hasta el año 1961. Durante ese tiempofue plenamente consciente del avance de la cito-genética con los trabajos seminales de Lejeune(1959), en los que se describió que la base gené-tica del síndrome de Down era la trisomía delcromosoma 21, así como de la descripción delcromosoma Filadelfia en varios pacientes conleucemia, por Nowell y Hugenford en 1961.

En 1962 se trasladó a Oxford para internarsepor completo en el campo de la investigacióncientífica y aprender durante un año las entoncesnovedosas técnicas radiactivas de marcadomolecular de cromosomas, estudiando lospatrones de replicación del DNA en cromosomashumanos normales y patológicos. En menos dedos años de trabajo de laboratorio publicó dosartículos en Nature. A su vuelta, el año 1963, la

ción durante muchos años como Catedrática deMedicina, Genética Molecular y Biología Celular,Janet Rowley tiene una opinión definida sobreestrategias docentes y cree que las clases conpocos alumnos están sobrevaloradas. O comoella puntualiza: “Aunque mucha gente lo piense,las clases magistrales no son necesariamenteuna mala práctica docente. Ni los cursos conpocos estudiantes son necesariamente esencia-les para promover una buena educación”.Quizás no es tan sorprendente que todos losestudiantes que se beneficiaron de este progra-ma específico constituyeron en su tiempo unaelite influyente de científicos y humanistas.

Cuando acabó con éxito esos cuatro años depreparación, solicitó entrar en la Facultad deMedicina en la misma Universidad, en parte por-que ya la conocía y sabía que la Facultad eramuy buena, y en parte porque su padre acaba-ba de incorporarse al frente en la SegundaGuerra Mundial. Siendo hija única, es compren-sible que quisiera quedarse junto a su madre y elresto de su familia en Chicago. Sin embargo, lajoven estudiante encontró un obstáculo en suprogreso educativo, que ella recuerda como unhecho meramente anecdótico pero que, sinembargo, refleja la realidad de la época. Sólo tresmujeres eran admitidas cada año en un curso de65 alumnos. Cuando ella solicitó su ingreso en laFacultad de Medicina, con 19 años, le fue dene-gada su solicitud porque el cupo femenino yaestaba lleno. Así que tuvo que esperar un añoentero para poder matricularse el siguientecurso. Cuando se le pregunta por este escollo ensu vida, su respuesta es siempre la misma: Janetsonríe y comenta que aunque pueda considerar-se como el obstáculo más grande de su vidacientífica, en aquel momento pensó que sólotenía 19 años y que bien podía esperar un añomás para comenzar la carrera que ella habíaescogido. Quizás este carácter conciliador esuno de los signos que mejor la caracteriza comopersona. Igual que todas las mujeres de suépoca, sufrió desventajas en su carrera debido asu género, pero fueron asumidas con ecuanimi-dad y con una innata inteligencia emocional.Según su propia apreciación de aquel tiempo:“No soy una persona que busque la confronta-ción, así que no me dediqué a buscar situacio-

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cromosomas. La Dra. Rowley argumentó en suartículo que lo que ella había reconocido yencontrado en dos tipos concretos de cáncer deforma tan consistente tenía que estar necesaria-mente correlacionado con la causa de la patolo-gía. Aun más, podía extrapolarse a otras enfer-medades oncológicas, que también podrían sercausadas por translocaciones específicas. Lomás notable del caso es que había enviado suimportante descubrimiento a una de las revistasmédicas más reconocidas, el New EnglandJournal of Medicine, y fue inmediatamenterechazado porque contravenía las conviccionesde los especialistas médicos del campo, quemenospreciaron su cuidadoso análisis.

Janet perseveró y envió su artículo a unarevista cientítica de ámbito no exclusivamentemédico, quizás en un intento de convencer aárbitros científicos (los denomidados referees oreviewers en la terminología habitual) más procli-ves a aceptar una serie de descripciones meti-culosas y convincentes. Así fue como su artículomás relevante apareció en el año 1973 enNature. La translocación cromosómica, es decir,la transferencia de un segmento de un cromoso-ma a otro, haría que genes importantes quepodían regular el crecimiento y la división celularya no estuvieran en su posición normal en el cro-mosoma. Estos resultados aportaron evidenciasabsolutamente cruciales para demostrar que elcáncer era un desorden genético. Este hallazgorevolucionario no fue inmediatamente reconoci-do por sus colegas, pues una gran mayoría declínicos y científicos de su tiempo lo tildaron deartefacto irrelevante ya que consideraban que lapérdida o reordenamiento de material genéticoen el cáncer respondía a un proceso meramentecaótico. Así, el texto más reconocido de su tiem-po en el campo de la hematología en las faculta-des de Medicina, el Hematology de Williams,decía textualmente en el año 1972: “En loscasos de anormalidades en leucemia linfoblásti-ca aguda, las variaciones en los cromosomasson considerables, desde reordenamientosmenores en los complementos cromosómicos acambios remarcables en el número y la morfolo-gía de los crosomomas... Sin embargo, las alte-raciones son distintas entre casos”. A pesar deque la resistencia inicial a sus ideas fue mucha,

Universidad de Chicago estaba tan interesada enincorporar nuevas metodologías que le ofreciódirectamente un puesto a tiempo parcial deinvestigador asociado en el Departamento deHematología, con un sueldo discreto, un metrode poyata y un microscopio para su uso. A peti-ción de sus compañeros hematólogos, comenzóa estudiar los cromosomas de pacientes condistintos tipos de leucemia. “Tener una posiciónen la Universidad como ésa era muy inusual, yaque se suponía que las mujeres se quedaban encasa o se centraban en sus carreras, pero no enambas”, comentó más tarde Rowley.

Durante varios años, hasta la década de1970, Janet Rowley se dedicó a perfeccionar losmétodos ya existentes de marcado cromósomi-co fluorescente con quinacrina y bandeado continción de Giemsa para así poder identificar conmayor precisión los distintos patrones de loscomplementos cromosómicos humanos, lo quedenominamos cariogramas. Esta amplísimaexperiencia en teñir y reconocer cromosomaspor su patrón de tinción fue absolutamente cru-cial para su gran aportación científica: el descu-brimiento de que existe una base genética con-sistente y repetitiva para algunos tipos de cáncer.En su caso, una translocación cromosómica, esdecir, un intercambio de material genético entredos cromosomas no homólogos. La transloca-ción es un proceso en el cual un fragmento de uncromosoma se rompe y se engancha a otro, obien cuando dos crosomomas intercambian unfragmento de forma recíproca. Este proceso seevidencia por el intercambio de patrones de tin-ción a partir de un cierto punto del cromosoma.

En concreto, Janet Rowley descubrió, en losalbores del año 1972, que la leucemia mieloblás-tica aguda se debe a una translocación queimplica a los cromosomas 8 y 21. Más tarde, esemismo año, demostró que la leucemia mielogé-nica crónica, en la cual se había descrito un cro-mosoma aberrante, el cromosoma Filadelfia,está causada por una translocación entre loscromosomas 9 y 22. En ambos casos, al ser loscromosomas humanos 21 y 22 los más peque-ños en tamaño, había sido enormemente difícildescubrir que había una translocación compen-sada, en lugar de tratarse de una deleción o pér-dida de un fragmento del brazo largo de estos

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Janet Rowley

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momento más dulce de mi carrera científica tuvolugar en el comedor de mi casa, mientras orde-naba cromosomas en la mesa y me di cuenta deque las células de dos pacientes tenían materialextra en el cromosoma 9 (9q34), que parecíapresentar exactamente el mismo patrón del seg-mento cromosómico que faltaba en el cromoso-ma Filadelfia. Reconocí en seguida que podíatratarse de una translocación entre los cromoso-mas 9 y 22, ya que poco tiempo atrás habíaencontrado una translocación parecida entre loscromosomas 8 y 21. Dado que las translocacio-nes somáticas recurrentes no habían sido des-critas anteriormente, constituyó un reto intelec-tual intentar entender cómo se habían originado.Esta cuestión no quedó resuelta hasta muchomás tarde, cuando se clonaron los puntos derotura cromosómicos y se pudo comprender lafunción de los genes implicados”.

Su dedicación a la ciencia no disminuyó des-pués de estos éxitos, continuó innovando y utili-zando nuevos métodos para mejorar las técni-cas de microscopía en citogenética, como lahibridación fluorescente in situ en los años 1990,o el cariotipado espectral más recientemente, deforma que en el año 2007 cuenta con más de450 artículos y todavía sigue en activo publican-do (13 artículos en los últimos dos años).Cuando se le pregunta cuál cree que es su mejorcontribución a la sociedad, responde con ciertahumildad: “Mientras practiqué la Medicina meencargué de niños con retraso mental; suspadres estaban angustiados y sobrepasadosporque muchos de los niños eran difíciles demanejar, con problemas muy graves de compor-tamiento, mientras que otros estaban tan disca-pacitados que necesitaban cuidados continuoscomo si fueran bebés, a pesar de que eranmucho mayores y pesaban mucho. Intenté sersiempre cuidadosa y paciente cuando examina-ba a los niños, mientras intentaba tranquilizar alos padres y darles la seguridad de que alguienentendía, o al menos intentaba entender, susproblemas, y que procuraría mejorar en lo posi-ble su difícil situación. Si hablamos de investiga-ción, creo que tuve la extraordinaria suerte dedescubrir cambios genéticos cromosómicoscausantes de algunos tipos de leucemias y linfo-mas. Otros grupos, aunque también el mío con-

la aparición de nuevas translocaciones en cán-ceres específicos en los siguientes años, comola translocación entre los cromosomas 14 y 18en el linfoma folicular, y entre los cromosomas 15y 17 en la leucemia promielocítica aguda, fuedemostrando que sus ideas tenían un funda-mento real, y ya en los años 1990 era un con-cepto ampliamente aceptado, teniendo en cuen-ta que se habían descrito más de 70 transloca-ciones causantes de distintos tipos de cáncer.Es de destacar que, a pesar de estos avancesde Rowley y otros grupos, en las siguientes dosediciones del Hematology se omitió cualquierreferencia a la citogenética. No fue hasta 1989(16 años más tarde de las publicaciones inicialesde Rowley) cuando se volvieron a incluir sendoscapítulos sobre citogenética y genética de lasenfermedades hematológicas en un libro detexto considerado absolutamente indispensablepara un hematólogo.

Sus descubrimientos le aseguraron una plazafija en la Universidad, nueva financiación paraproseguir sus investigaciones y una cátedra,pero Rowley recuerda esta época como la másdura de su vida: “Iba a los congresos de hema-tología como una misionera, con la misión deconvencer a la gente de que las translocacioneseran relevantes en la génesis del cáncer”. Hoy endía, identificar una translocación específica enlas células tumorales de un paciente es uno delos métodos más relevantes para el diagnóstico,la prognosis y la terapia de las leucemias.

Otro de los hechos que sorprende es que enestos trabajos tan relevantes ella aparece comoúnica y absoluta autora, ya que por aquel enton-ces no tenía todavía grupo propio. Algo queactualmente es casi impensable y, sin embargo,ella consiguió. A solas, trabajando a tiempo par-cial, fotografiaba los cromosomas de los pacien-tes con leucemia y a menudo se llevaba las fotosa casa para pensar. Sus hijos solían bromearsobre su afición a “construir puzzles” cuando ellase sentaba en la mesa del comedor de su casa,recortando cada cromosoma de las fotografíaspara recomponer después cuidadosamentecada cariotipo, como ella cariñosamente reme-mora cuando se le pregunta por esta época desu vida. De hecho, preguntada directamente porsu mejor momento en ciencia responde: “El

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ya con 82 años y de poseer visiones mucho másprogresistas y claramente opuestas a la posturadecididamente conservadora y personalista delpresidente. Como ella misma admite, cuandoaceptó participar ya supuso que no sería uncamino nada fácil, pero incluso sabiéndolo lecostó aceptar la publicación de informes finalesdel Comité en que hay errores y aseveracionesno demostradas científicamente, particularmentesobre el uso de las células madre embrionarias ylas células madre del adulto. Tanto la Dra.Rowley como Elizabeth Blackburn, otra eminen-te científica, publicaron a posteriori una reflexióncrítica en una revista científica online de ampliadifusión, titulada La razón como guía, en la queconcluyen que “se le hace a la sociedad un flacoservicio cuando la evidencia científica que se lepresenta es incompleta, ya que así los mitos sonperpetuados”. Dice mucho del talante concilia-dor que la ha caracterizado toda su vida que apesar de su voz resueltamente disidente –de ellase dice que nunca ha abandonado ningunabatalla– no haya sido todavía relevada de sucargo. O como ella misma admite: “Puedo seragudamente crítica en muchas cuestiones, perointento no dejar de ser educada. Intento mante-nerme como la voz de la razón”. Esta aprecia-ción ecuánime sobre sí misma es quizás una delas mejores valoraciones sobre la personalidadque ha caracterizado y todavía caracteriza aJanet Rowley.

Bibliografía

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tribuyó a ello, descubrieron más tarde los genesimplicados en los puntos de translocación. Hoyen día, la translocación entre los cromosomas 9y 22 que se encuentra en la leucemia mielogéni-ca crónica (cromosoma Filadelfia) se trata con unmedicamento especial, el Gleevec, que induceefectivamente la remisión de esta enfermedad enla gran mayoría de los pacientes. Saber que hecontribuido al estudio de este maravilloso éxitoes una experiencia que realmente recompensa”.

Octogenaria, Janet Rowley ha debido renun-ciar a algunos de sus pasatiempos favoritos. Yano puede entrenarse para hacer trekking en elHimalaya acarreando pesadas mochilas por lospasillos y escaleras del hospital, sino que debecontentarse con ir en bicicleta por los alrededoresde su casa, nadar en el lago Michigan y cuidar desu jardín e invernadero, aficiones que, junto conasistir a la ópera y viajar, ha desarrollado durantetoda su vida y que le han permitido disfrutar deuna vida personal muy plena paralelamente a sucarrera científica. “Siempre he sido consciente deque he tenido lo mejor de dos mundos.Actualmente, mis colegas científicas lo tienentodo mucho más difícil porque intentan hacerlotodo: trabajan a tiempo completo, tienen unafamilia y llevan la intendencia de un hogar. Piensoque son muy dedicadas y competentes, peroestán constantemente preocupadas sobre sipodrán continuar haciendo malabarismos y teneréxito en todos los frentes”, reflexiona Rowley.

Aunque el reconocimiento de sus colegasllegó pasada su madurez, ha recibido desdeentonces tan numerosos premios científicos enlos últimos 20 años que sólo le falta recibir el pre-mio Nobel para completar su vitrina. De hecho,en su país, Estados Unidos de América, ha reci-bido elogiosas palabras de los últimos presiden-tes; Clinton le concedió el más prestigioso pre-mio científico de Estados Unidos (la MedallaNacional en Ciencia), y todavía forma parte delComité de Bioética de Bush, a pesar de contar

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co le serviría como estímulo para mejorar. Susproblemas con la lectura no eran debidos a unafalta de interés sino a que padecía dislexia, enfer-medad poco conocida en la época. Con cons-tancia y el apoyo de su padre consiguió “expre-sarse claramente y entender la importancia deperseverar en los proyectos que se realizaban”.Pese a sus esfuerzos, una leve tuberculosistrabó su aprendizaje, ya que la obligó a asistir alcolegio sólo por las mañanas y así poder des-cansar por la tarde, principal tratamiento para latuberculosis en aquellos años. Para tratar suenfermedad, se le recomendó que durmiera alaire libre. Esta práctica la realizó a lo largo de suvida cuando se encontraba en Cape Cod, ya que“realizándola aprendí a valorar lo que tenía, másque lo que no tenía”.

En su primer año en la escuela para chicasde Cambridge demostró cómo sus esfuerzoshabían valido la pena, ya que leyó sin problemasobras como “Noche de Reyes” (Twelfth Night) deWilliam Shakespeare o “Silas Marner” de GeorgeEliot. En 1917 accedió al Radcliffe College, elmismo centro donde se formó su madre. Pese aobtener buenos resultados académicos y desta-car en actividades como el teatro, el tenis y elbaloncesto, Helen no se sentía cómoda y acor-dó con su padre que, tras superar el segundoaño en Radcliffe, se trasladaría a la Universidadde Berkeley, donde consiguió el grado AB en1921. En ese momento decidió, juntamente con

Helen Brooke Taussig nació el 24 de mayo de1898 en Cambridge (Estados Unidos). Fue lamás pequeña de los cuatro hijos del matrimonioentre Edith Thomas Guild y Frank WilliamTaussig. Su madre mostró interés por la biología,concretamente la botánica, y estudió en el anexoRadcliffe (convertido luego en el RadcliffeCollege). Su padre fue un economista formadoen la Universidad de Harvard, y acabó enseñan-do en esa misma Universidad durante 33 años,entre otras ocupaciones. Formaron una familiaque adoraba tanto el estudio como el tiempo alaire libre. Esta faceta la llevaban a cabo en sali-das al campo y en visitas a la casa que tenían enCape Cod (Massachusets). La infancia de Helentranscurrió en un entorno de libros, música, arte,aire libre y felicidad hasta que cumplió 9 años,cuando su madre enfermó de tuberculosis, enuna época en la cual no se disponía de mayoresrecursos médicos y se le recomendó descanso,aire fresco y comida sana. Su estado se fuedeteriorando hasta que murió en 1909. Estesuceso marcó claramente la vida de Helen, queestrechó los lazos con su padre, su mentor yconsejero.

De pequeña era una niña guapa e inteligente.Estudiaba todo lo que la rodeaba con perseve-rancia, pero tenía una flaqueza que la incomoda-ba: era incapaz de leer con fluidez. Sus profeso-res no la ayudaron ya que consideraron que lahumillación que sufría cada vez que leía en públi-

Helen Brooke Taussig

Jon Permanyer Ugartemendía

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

Miércoles 29 de noviembre de 1944, amaneció Baltimore con tiempo lluvioso, un fenómeno habitual amedida que se acercaban los oscuros días de invierno. Hacía tres semanas que Franklin D. Roosvelthabía sido reelegido como presidente de Estados Unidos. Mientras tanto, en Europa, la gran guerra con-tinuaba. Estas noticias no eran importantes para un grupo de médicos y enfermeras del Hospital JohnsHopkins. Para esa mañana se había programado la primera operación para corregir una anomalía car-diaca en una “niña azul” de apenas 15 meses de edad, Eileen Saxon.

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ciones que los hombres”. Pese a la aceptaciónde mujeres, Helen necesitó de la excelente reco-mendación por carta del Dr. Walter Cannon,amigo de la familia, para poder acceder a losestudios.

Así comenzó sus estudios de Medicina, queconcluyó en 1927. Ya siendo doctora empezó atrabajar en la clínica del corazón del HospitalJohns Hopkins y además solicitó una plazacomo médico interno. Sólo podía acceder unaúnica mujer a la plaza, y no la consiguió, cosaque le provocó una gran decepción. Además,durante la noche descubrió que tenía una lesióncutánea en el epigastrio, indicativa de que habíacontraído la varicela. Una vez recuperada de sudecepción y de su leve enfermedad, continuócon su trabajo en la sección de cardiología. En eltranscurso del año 1930, el Dr. Edwards AlbertPark fue nombrado responsable de la clínicapediátrica del Hopkins y pidió a la Dra. HelenTaussig que trabajara con él, dirigiendo la nuevaclínica de cardiología pediátrica.

La clínica empezó con unos medios muyescasos: disponían básicamente de un electro-cardiógrafo, un aparato de rayos X y un fluoros-copio. Al poco de empezar a trabajar en la clíni-ca, notó una pérdida de audición que se añadíaa su ya conocida dislexia. Los médicos no pudie-ron esclarecer los motivos de su sordera. Quizáse debió a un ataque de tos ferina que sufrió esemismo año.

La Dra. Helen Taussig debía estar preocupa-da. ¿Cómo haría para sobreponerse a una nuevaminusvalía? ¿La pérdida de oído la haría peormédico? ¿Cómo podría tratar a los niños de laclínica? Para superar sus limitaciones adquirió unrudimentario audífono que se colgaba del cuello.Pese a él, a menudo tenía que enseñar el apara-to, que solía esconder bajo el vestido, para quesus interlocutores hablaran más alto. Años mástarde adquirió un nuevo audífono que se acopla-ba a las gafas. “Es maravilloso volver a tener lasorejas en el sitio que les corresponde” dijo con elnuevo avance tecnológico. Pese a los audífonos,tuvo que aprender a leer los labios de sus inter-locutores, proceso harto difícil para una mujerque padecía dislexia. Otro problema que le pro-vocó la pérdida de oído fue la incapacidad deusar el estetoscopio característico de los cardió-

su padre, que se dedicaría a la Medicina. Supadre le sugirió que se dedicara a la sanidadpública, que era “un excelente trabajo para lasmujeres”. Para ello concertó una entrevista en laSchool of Public Health de Harvard. El decano leinformó de que habían decidido que tanto hom-bres como mujeres podían acceder a la Univer-sidad, pero que pese a años de estudios lasmujeres no recibirían el título. A Helen le de-sagradó el trato y comentó al decano que noentendía “cómo alguien podía ser tan estúpidode dedicar cuatro años al estudio y no obtenerun título a cambio”. “Nadie, espero” fue la res-puesta del máximo responsable de laUniversidad, evidenciando la clara discriminaciónque ejercían ciertos hombres. Esta situaciónconvenció a Helen de que debía dedicarse a laMedicina a cualquier precio, pero antes se tomóun año sabático durante el cual visitó Grecia,Italia, Suiza, Alemania e Inglaterra. Al volver sematriculó en un curso de histología en la HarvardMedical School, que pese a no aceptar mujeresen sus facultades hacía una excepción si sólo serealizaban algunas asignaturas. Helen era laúnica alumna del curso y se le asignó un asientoen la última fila del aula, separándola así de suscompañeros y evitando que éstos se “contami-naran”. A pesar de la situación, Helen impresio-nó a su profesor, el Dr. John Lewis Bremer, quienle recomendó que fuera a la Boston Universitypara cursar allí estudios de anatomía. Allí llamó laatención del Dr. Alexander Begg, y éste le enco-mendó que iniciara un estudio de los haces mus-culares del corazón de los mamíferos, empezan-do así su formación en cardiología. Su trabajo lepermitió demostrar que dichos haces podían serdisecados y, bajo un tampón adecuado, con-traerse rítmicamente (hasta la fecha se pensabaque este fenómeno sólo sucedía en haces demiocardio de animales de sangre fría). Al conse-guir demostrar la contractilidad de los haces, elDr. Begg le recomendó que se trasladara a laJohns Hopkins Medical School de Baltimore,donde podría cursar los estudios de Medicina.Dicha Universidad fue fundada gracias a losesfuerzos económicos que realizó MaryElizabeth Garret, quien puso como condiciónque “las mujeres puedan disfrutar de todas lasventajas de la Universidad en las mismas condi-

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Dra. Helen Taussig escuchó la noticia pensó que“si un cirujano puede cerrar un ductus, por quéno puede abrir un nuevo ductus… Esto ayudaríaa los niños cianóticos”, ya que generaría unanueva vía de acceso a los pulmones para la san-gre. Así que fue a buscar al Dr. Gross en Bostonpara sugerirle una intervención que ayudara asus niños. Durante el encuentro él no mostró nin-gún interés, pues lo consideró una idea carentede sentido. Además, sentenció: “ya fue difícilcerrar un ductus arteriosus como para abrir unonuevo”. Como ya le había sucedido anteriormen-te, el revés no hizo más que reafirmar sus inten-ciones. Al poco tiempo se trasladó al HospitalJohns Hopkins el Dr. Alfred Blalock, cirujano quehabía destacado por sus trabajos sobre el esta-do de shock que se produce cuando hay unagran pérdida de sangre. Ya en el hospital, el Dr.Blalock realizó varias operaciones para cerrarductus arteriosus como las realizadas por el Dr.Gross. La Dra. Taussig, al observar su destreza,retó al Dr. Blalock: “Estoy sorprendida por lashabilidades que ha demostrado, pero el gran díallegará cuando construya un ductus para losniños cianóticos, no cuando cierre uno en unchico que tiene un leve exceso de sangre yendohacia sus pulmones”. El cirujano ya había creadoun ductus en animales y aceptó el reto que lepropuso la Dra. Taussig. El desarrollo de la técni-ca para generar un nuevo ductus correspondióal ayudante del Dr. Blalock, Vivien Thomas. Dejoven había empezado a estudiar Medicina, peroel crack de 1929 truncó sus aspiraciones ya quedilapidó sus ahorros. En su lugar, aceptó unpuesto como ayudante del Dr. Blalock, quien alver su gran habilidad como cirujano le proponíaconstantemente nuevos retos quirúrgicos. Paraabordar el desarrollo de una nueva técnica qui-rúrgica debieron desarrollar un modelo de perrocianótico para luego generar un ductus arterio-sus uniendo la arteria subclavia a la arteria pul-monar. Después de numerosos intentos y dosaños de trabajo parecía que la técnica podía fun-cionar, aunque las incertidumbres eran numero-sas y se debía esperar a probar la técnica enalgún paciente. En otoño de 1944 la Dra. Taussigpropuso al Dr.Blalock operar a la pequeña EileenSaxon. La niña había nacido de forma prematu-ra el 3 de agosto de 1943 en el mismo hospital.

logos. Para ello llegó a desarrollar la habilidad depercibir los soplos cardiacos con las puntas delos dedos, hasta conseguir una sensibilidad simi-lar a la que confería el estetoscopio. De nuevo, laperseverancia fue su mejor aliada.

Pronto se interesó en el tema de las cardio-patías adquiridas, ya que eran una dolencia parala cual no había tratamiento. La fiebre reumáticarepresentaba la principal causa de ingresos en laclínica pediátrica, pero su diagnóstico y trata-miento eran claros. Además, en los años venide-ros, gracias a la llegada de los antibióticos, supronóstico mejoró notablemente (la penicilina fuedescubierta en el año 1928, aunque su utiliza-ción no se extendió hasta la Segunda GuerraMundial). En 1935, en un breve periodo de tiem-po, fueron puestos bajo su atención dos niñoscianóticos por cardiopatía congénita. Fue asícomo su objetivo de estudio pasaron a ser lascardiopatías congénitas, pues pese a sus esfuer-zos los niños morían sin que nada se pudierahacer para aliviarles. Comenzó a estudiar los“niños azules” (niños que presentan alguna ano-malía en el sistema cardiocirculatorio que lesprovoca un déficit de oxígeno en la sangre arte-rial, lo que determina la coloración azulada de lapiel o cianosis) y pronto empezó a observarpatrones regulares de presentación clínica.Comprobó que las cardiopatías se repetían y quemalformaciones similares causaban alteracionessimilares en la estructura cardiaca y en la circula-ción. Con estos datos fue a visitar a la Dra.Maude Abbott, en Montreal, que había estudia-do las malformaciones congénitas del corazóndurante más de treinta años. Con su ayudaaprendió a interpretar las precarias imágenes derayos X, del fluoroscopio y las anomalías de lossoplos cardiacos, asociando estos datos a unapatología concreta. De nuevo en Baltimore con-tinuó recopilando datos sobre los niños y fue for-jando la idea de que éstos morían por una malaoxigenación de la sangre más que por un fallodel corazón, ya que muchos de los niños pre-sentaban malformaciones en la arteria pulmonaro en el ventrículo derecho, o un agujero en elseptum interventricular. En el año 1939, el Dr.Robert Gross realizó la primera operación paracerrar un ductus arteriosus abierto (frecuentemalformación cardiaca no cianótica). Cuando la

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vencer a las autoridades de la necesidad deinvestigar en animales para poder avanzar en lasnuevas terapias quirúrgicas.

Los médicos que querían aprender la nuevatécnica desarrollada solían trabajar durante dosaños en la clínica. Durante ese tiempo aprendíantodo lo necesario para poder exportar el conoci-miento a otros hospitales, y además, en lamayoría de los casos se producía un especialvínculo entre el aprendiz y la Dra. Taussig. Ésteera tal que una vez al año se reunían la mayoríade ellos, los llamados Caballeros Leales aTaussig (Loyal Knights of Taussig), en la casa quetenía la Dra. Taussig en Cape Cod.

En la reunión de 1962, el Dr. Alois Beuren, deGöttingen (Alemania), informó a Taussig de queen su país había una epidemia de focomelia(ausencia de los segmentos medio y proximalde las extremidades, de manera que las manoso los pies se insertan en la cintura escapular opelviana, como las focas, y de ahí el nombre, delgriego phÿkï [foca] y melos [extremidad]). Elagente causal era desconocido, pero se apun-taba que podía deberse a la administración detalidomida durante el embarazo. Como siemprehabía mostrado interés por las malformacionescongénitas y la sombra de un efecto teratógenose cernía sobre el caso, la Dra. Taussig decidiótrasladarse a Europa y visitar durante seis sema-nas los principales centros médicos deAlemania e Inglaterra. Cuando regresó aEstados Unidos estaba plenamente convencidade que la talidomida había sido la causa.Desplegó todas sus influencias para que elgobierno tomara medidas, mostrando imágenesde los niños afectados que le había proporcio-nado W. Lenz, de Hamburgo, y otros colegas.Las medidas tuvieron éxito y se suprimió el usodel fármaco en las embarazadas, y además seempezó a exigir que los nuevos fármacos fueranevaluados en cuanto a su teratogenia antes deser utilizados por el público. El caso de la talido-mida implicó a la Dra. Taussig en otro temapolémico: el derecho de las mujeres a abortaren determinadas situaciones. Durante muchotiempo creyó que las leyes al respecto eranarcaicas e injustas; para alguien que conocía losproblemas de criar a un niño con malformacio-nes cardiacas no existen justificaciones legales

A los cinco días de nacer su piel empezó a tomarun color azulado y su estado era preocupante. Alos 4 meses pudo ir a su casa, pero la alegríaduró poco porque a los 8 meses su estado eramuy precario y antes de cumplir el año volvió aingresar en el hospital. La salud de la pequeñaera tan pobre que la Dra. Taussig y el Dr. Blalockdecidieron probar la nueva técnica quirúrgicaque debería permitir salvarle la vida, ya que sinella la niña moriría en breve.

La mañana del 29 de noviembre de 1944 erala fecha esperada por la Dra. Taussig. La idea demejorar la oxigenación de los niños azulesmediante la generación de un ductus arteriosushabía sido suya. Al principio los colegas la habí-an tachado de loca por idear tal terapia, perocomo le había enseñado su padre, perseveró ydepositó todas sus esperanzas en las manos delDr. Blalock. La operación fue realizada con laayuda de Vivien Thomas y la supervisión de laDra. Taussig, además de otros médicos y ciruja-nos del hospital. Pese a que transcurrió sinmayores percances, la pequeña Eileen no empe-zó a mejorar hasta 15 días después de la opera-ción, y a los dos meses su salud era tal que pudomarchar a su casa. Como la operación fue unéxito, la Dra. Taussig y el Dr. Blalock empezarona realizar la técnica en varios niños cianóticos. Enmayo de 1945 publicaron un artículo en elJournal of the American Medical Associationexplicando el procedimiento y los resultados delos primeros niños operados con la nueva técni-ca, que pasó a denominarse derivación Blalock-Taussig (Blalock-Taussig shunt). La noticia corriócomo la pólvora, tanto entre los profesionalescomo a través de la radio y la televisión, ya querepresentaba un alivio muy sustancial para milesde niños en todo el mundo y, aún más importan-te, el nacimiento de la cirugía cardiaca de las car-diopatías congénitas cianóticas, que hasta lafecha se concebía como una tarea inabordable.La repercusión hizo que a la pequeña clínica dela Dra. Taussig empezaran a llegar niños de cual-quier lugar, con o sin cita previa, así como médi-cos interesados en aprender la nueva técnica. Lanoticia también llego a los grupos de la experi-mentación en animales. Esto la hizo lidiar legal-mente. La importancia de su hallazgo y la pasiónque tenía por los animales le permitieron con-

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los primeros que recibió fue el premio delWomen’s National Press Club, en 1947. En esemismo año fue nombrada Chevalier de laLegion d’Honneur de Francia, en 1954 recibió elLasker Award, en 1957 el American HeartAssociation Award of Merit, en 1960 elAmerican College of Cardiology HonoraryFellowship, en 1963 el American HeartAssociation Gold Heart Award, en 1964 y demanos del presidente de su país la Medal ofFreedom of the United States (máxima distin-ción que se puede otorgar a un civil), y en 1965fue nombrada presidenta de la American HeartAssociation (la primera mujer en serlo).

En el año 1963 se jubiló. En realidad fue unajubilación burocrática, ya que continuó anali-zando los casos médicos que había tratadodurante su carrera, continuó dando conferen-cias y clases, y dirigiendo diferentes organiza-ciones. Durante su retiro publicó la mayoría desus artículos y además inició una nueva investi-gación que aglutinaba algunas de sus pasionesy convicciones. A finales de los años 1970 setrasladó a Pennsylvania, donde con la ayuda deornitólogos de diferentes lugares del país anali-zó las malformaciones cardiacas que presenta-ban los pájaros. El estudio le permitió observarcómo muchas de las malformaciones descritasen sus pacientes también se encontraban enlos pájaros, y planteó el origen genético dedichas malformaciones ya que eran comunesen organismos tan distantes como aves ymamíferos.

Murió atropellada por un vehículo el 21 demayo de 1986 a la edad de 87 años, cuandovolvía de acompañar a sus compañeros de reti-ro para que votaran en las elecciones primarias.

Los avances en cardiología pediátrica y ciru-gía cardiaca que siguieron a la primera operaciónde los “niños azules” no son nada despreciables.La idea de la Dra. Taussig y el Dr. Blalock fue lachispa que inició una nueva era en la Medicina.Hace 50 años era impensable imaginar los avan-ces de que disponemos, como el trasplante car-diaco o las operaciones in utero. La perseveran-cia fue una de las principales características deuna mujer extremadamente humana que antepu-so el interés de mejorar la calidad de vida de suspacientes a otros objetivos más brillantes o

ni morales para que una madre dé a luz un niñodel que se conoce que sufre una malformación.La Dra. Taussig estaba convencida de que elaborto de un embrión defectivo era equivalenteal aborto de una tragedia. Se implicó en varioscasos de mujeres que querían abortar (comoSherry Finkbine, que tomó talidomida mientrasestaba embarazada), pero en este caso no con-siguió convencer a las autoridades ni a los gru-pos religiosos que, según ella, “defienden que lavida es sagrada desde la misma concepción,pero una vez el niño ha nacido se olvidan de élhasta el momento de su muerte, cuando loabsuelven de sus pecados”.

El trabajo de la Dra. Taussig no se limitó a lastareas asistenciales. También tuvo una impor-tante carrera académica. Entre los años 1930 y1946 fue instructora de pediatría. Posterior-mente ejerció como profesora asociada depediatría, entre 1946 y 1959. La discriminaciónque sufrió a lo largo de su vida también la pade-ció en su faceta académica, ya que no fue hastalos 61 años de edad cuando consiguió la plazade profesora de pediatría (1959-1963). Dehecho, fue la primera mujer que consiguió estetipo de plaza en la Johns Hopkins MedicalSchool. Aunque la Johns Hopkins admitía muje-res, tardó en promover a su joven cardióloga.Durante 16 años fue una mera instructora, ycuando fue contratada como profesora titular yaera reconocida internacionalmente. La plaza deprofesora la consiguió de manera repentina, yaque la Johns Hopkins Medical School quiso quela Dra. Taussig obtuviera su plaza antes de quela prestigiosa Universidad de Harvard la nom-brara doctora honoris causa. El prestigio de sucentro hubiera estado en duda si no hubierapromovido a una celebridad de reconocimientointernacional.

Recibió múltiples títulos honoríficos de cen-tros de todo el mundo (en 1951 por la ColumbiaUniversity, en 1960 por la Göttingen University,en 1966 por la University of Massachusetts,entre otros). Finalmente disfrutó de la plaza deprofesora emérita de la Johns Hopkins MedicalSchool entre los años 1963 y 1986.

Además de su carrera académica, la Dra.Taussig recibió multitud de premios y nombra-mientos en reconocimiento a su trabajo. Uno de

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lucrativos. Helen Taussig fue probablemente laprimera médico que, basándose en un razona-miento biológico coherente, introdujo una técni-ca terapéutica que permitió el alivio de miles deenfermos hasta entonces condenados a unamuerte prematura. Esta metodología es la quese aplica actualmente: primero se analizan losagentes causales para luego poder diseñar eltratamiento. El hecho de que posteriormente lacirugía paliativa de las cardiopatías congénitashaya caído en desuso al introducirse técnicascorrectoras más eficaces no empaña en absolu-to el gigantesco avance conceptual que logróuna persona que, por otra parte, debió luchar ensu vida contra dificultades personales y socialesconsiderables.

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Rosalyn Sussman Yalow nació el 19 de juliode 1921 en Nueva York, segunda hija de unafamilia de clase trabajadora, judía y con estudioselementales, pero que no dudaron en ningúnmomento en proporcionar una buena educacióna sus dos hijos. La madre de Rosalyn, ClaraZipper, era de origen alemán, y su padre, SimonSussman, había nacido en Nueva York, aunquede familia de emigrantes rusos.

Ya de pequeña Rosalyn demostró ser unaniña brillante, decidida y obstinada. Con el pasode los años, su madre siempre le decía que erauna suerte que hubiera decidido hacer cosasaceptables, pues de lo contrario nadie hubierapodido apartarla de su camino. Con la grandepresión de 1929 la vida se volvió más dura y,aunque no pasaron hambre, el dinero era esca-so. Su madre se puso a trabajar en casa cosien-do, Rosalyn la ayudaba y probablemente enton-ces aprendió a resistir, superar los problemas ycentrarse en el trabajo.

Rosalyn era una lectora precoz; empezó aleer incluso antes de ir al jardín de infancia,pues iba con su hermano mayor a la bibliotecacada semana y cambiaban los libros leídos porotros nuevos. Antes de empezar la enseñanzasuperior estaba fascinada por las matemáticas.Más tarde, un excelente profesor, Mr.Mondzak, despertó su interés por la química,que luego derivó hacia la física en el HunterCollege.

Una de las tradiciones de la semana Nobel esque un estudiante recorra el hall para recibir yconducir al orador hasta el podio. El joven estu-diante había recibido un esquema con la distribu-ción de los invitados en la mesa y hacia allí se diri-gió, con su uniforme y sombrero blanco, para darescolta al Dr. Yalow, pero tomó el camino equivo-cado y se situó al lado de Aaron Yalow, el maridode Rosalyn Yalow. Había dos Dr. Yalow en la listaque le habían entregado y él no dudó en suponerque el laureado era el hombre. Rosalyn Yalow selevantó mientras el joven, ruborizado y humillado,anduvo solo por el lado opuesto de la mesa.Cuando Rosalyn Yalow llegó al final de la mesa sedetuvo y esperó a que el estudiante llegara a sualtura, le tomó de la mano y le susurró algo aloído que le hizo recuperar su humor y su orgullo.Después ella lo acompañó hasta el podio y pro-nunció su discurso.

Rosalyn Yalow desarrolló en 1959, junto conSolomon Berson, la técnica del radioinmunoensa-yo (RIA), por lo que obtuvo el Premio Nobel enMedicina y Fisiología en 1977. Lo hubiera podidoganar antes, pero la muerte de Berson en 1972hizo que no prosperara la propuesta. Para elcomité, Berson era el “cerebro” y Yalow el “mús-culo”. Después de la muerte de Berson, Yalowcontinuó su trabajo sobre metabolismo hormonaly hormonas peptídicas, y finalmente obtuvo elNobel. Tuvo que hacer dos grandes aportacionesa la ciencia para ser reconocida por una de ellas.

Rosalyn Yalow

Neus Cols Coll

Facultat de Biologia, Universitat de Barcelona

“Tenemos que creer en nosotras mismas o nadie más lo hará… Tenemos el compromiso de hacer másfácil el camino para las mujeres que vendrán detrás. El mundo no puede permitirse perder el talento dela mitad de la población, si queremos resolver los problemas que nos acechan.”

Rosalyn Yalow(discurso en el banquete Nobel, 10 de diciembre de 1977)

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época los judíos sólo se relacionaban con judíos.Aaron era el único judío elegible del Depar-tamento, así que estudiaron juntos y se casaronen 1943. Los padres de Aaron provenían defamilias judías muy ortodoxas; su padre era rabi-no y, aunque él no llegó a serlo, el centro de suvida fue la sinagoga y la religión su pasión. Alprincipio a Rosalyn le costó aceptar la gran dedi-cación de Aaron a la religión: era difícil ir a comerfuera, no había restaurantes kosher y Aarondedicaba la noche del viernes y el sábado a unestricto seguimiento del Sabbath. Para Aaron fueun amor a primera vista y así siguió más de 50años. Hasta el día de su muerte ayudó a Rosalynen todo lo que pudo, le dio su apoyo incondicio-nal, la introdujo en el campo donde ella sobre-saldría, la animó, fue su principal admirador ygozó con su inteligencia y sus logros. Rosalynfue una heroína para él.

Rosalyn estaba preparada para trabajar lossiete días de la semana, incluso por las noches,y ella veía la ortodoxia como una limitación pro-fesional, ya que de todos los judíos prominentesen física ninguno era ortodoxo. En cierto modohicieron un pacto: ella mantendría un hogar ko-sher y lo respaldaría en sus creencias y compro-misos religiosos, sería una mujer judía ejemplar;Aaron, por su parte, no pediría nada que obsta-culizara su trabajo y su carrera. Quizás Rosalynhizo un esfuerzo mayor para adaptarse a las cre-encias de su marido, pero si ella iba algún sába-do a trabajar al laboratorio o si rompía el Sabbathconduciendo no era nunca motivo de discusión,aunque no debió ser fácil para Aaron. Rosalynsiempre consideró el matrimonio y la familia ele-mentos esenciales en la vida de una mujer, ydiseñó una vida que le permitiera compatibilizartrabajo y familia. Tuvo dos hijos, Benjamin en1952 y Elanna dos años más tarde, justo en elperiodo más importante de su carrera y el demayor trabajo. Los crió con la ayuda de unaniñera y de su madre, que iba a casa a diario.Vivía a dos kilómetros escasos del laboratorio yen caso de necesidad podía acudir rápidamente.Rosalyn ha estado siempre convencida de quesus hijos no pagaron ningún precio por las exi-gencias de su carrera científica.

Después de doctorarse en 1945 volvió aNueva York para trabajar como ingeniero ayu-

A finales de los años 1930, la publicación dela biografía de Marie Curie, escrita por su hija EvaCurie, y la asistencia a una conferencia de EnricoFermi sobre la fisión nuclear, despertaron su inte-rés por los radioisótopos. Así pues, decidió licen-ciarse en Física aunque su familia opinaba que,para una mujer, la profesión de maestra era másindicada. Era una estudiante excepcionalmentebrillante y sus profesores del Hunter Collegereconocieron su talento y la animaron a seguirestudiando. Se graduó con sobresaliente cumlaude en enero de 1941.

Uno de sus profesores, Jerrold Zacharias, leconsiguió un trabajo a tiempo parcial comosecretaria del Dr. Rudolf Schoenheimer, ilustrebioquímico en la Facultad de Medicina de laUniversidad Columbia. Este trabajo se suponíaque le permitiría acceder a los cursos de la carre-ra por la puerta trasera, pero tenía que compro-meterse a estudiar taquigrafía. EvidentementeRosalyn accedió, pues estaba dispuesta a hacercualquier cosa por una carrera científica, pero nofinalizó el curso de taquigrafía porque a media-dos de febrero fue admitida en la Universidad deIllinois y le ofrecieron una plaza de profesora ayu-dante. El primer día en la Facultad de Ingenierosdescubrió que era la única mujer entre 400 alum-nos. En Illinois no estaban seguros de si habíanotorgado el título de doctor en Física a otramujer, quizás antes de la Primera GuerraMundial, le dijeron, pero estaban seguros de quedesde entonces no.

Durante su estancia en Illinois cursó 22 asig-naturas y realizó su tesis doctoral, obtuvo 21 A(equivalente a sobresaliente) en las diversas asig-naturas y una A– (sobresaliente igualmente) en elcurso de laboratorio de electrodinámica. El direc-tor del Departamento de Física la llamó a su des-pacho, le dijo que era una buena estudiante,pero que aquella A– confirmaba que las mujeresno estaban capacitadas para el trabajo en ellaboratorio. No dijo nada, pues un estudiante nodiscutía con el Jefe del Departamento, pero ellaconsideraba que había realizado un buen traba-jo, había finalizado seis meses antes que todossus compañeros y con un expediente excelente.

Rosalyn Sussman conoció a Aaron Yalow elprimer día de su llegada a la Universidad deIllinois, el 20 de septiembre de 1941. En aquella

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mentara, una aproximación más médica. Fue aver al Dr. Bernard Straus, jefe de Medicina delHospital de Veteranos. Éste se había fijado en lajoven física, que en su afán por entender biologíay medicina había asistido a conferencias clínicasy había asimilado los conceptos e ideas con unarapidez y seguridad fuera de lo común. Straus lehabló sobre un médico joven que, aunque notenía ninguna experiencia en investigación, era elalumno más brillante que jamás había tenido.“Puede ser difícil, es rápido e impaciente, pero esexcepcional.” Su nombre era Solomon Berson.

Ambos quedaron impresionados en su primerencuentro y a partir de aquel momento trabajaronjuntos, formando un equipo mágico, “Sol y Ros”,brillantes, rápidos, y surgían nuevas ideas cons-tantemente. También es verdad que eran muycompetitivos, reacios a colaborar con otros gru-pos y duros e implacables en sus críticas.

Su primer artículo fue publicado en Science,en julio de 1951: The use of K42-tagged erythro-cytes in blood volume determinations. Ella era laprimera autora (en medicina el primer autor es elsenior del grupo), aunque Berson fue considera-do el jefe desde el principio. Ellos creyeron que laautoría se determinaría en función de la contribu-ción real de cada uno de ellos, más que por lacategoría, y cumplieron este principio.

Posteriormente desarrollaron un método sen-cillo y rápido para evaluar la actividad de la glán-dula tiroidea basado en la determinación de lacaptación por ésta de 131I administrado por víaintravenosa. Cuando su artículo fue publicado enThe Journal of Clinical Investigation inmediata-mente se reconoció su brillante concepción y elsofisticado análisis matemático. F.R. Keating,eminente especialista en tiroides, felicitó aBerson por el trabajo, pero no mencionó a Yalowen su nota. A pesar de ello, estaban entusias-mados y continuaron trabajando en el campo delas hormonas tiroideas y el metabolismo de laalbúmina, para describir las alteraciones quetenían lugar en las proteínas marcadas con isó-topos radiactivos, aunque su atención se habíadirigido ya hacia la insulina.

Berson había completado su residencia enmedicina interna, pero no tenía una formaciónespecial en endocrinología. El conocimiento deYalow sobre diabetes e insulina se limitaba al

dante en el laboratorio federal de telecomunica-ciones IT&T. Todos sus compañeros eran judíos,la mayoría franceses, que habían huido a tiempode Europa, y aunque ella era la única mujer cien-tífica nunca se sintió presionada ni discriminada.Al finalizar la guerra, los hombres volvieron yempezaron a buscar trabajo. En IT&T pusieron aun hombre en el puesto de Rosalyn. No es quela quisieran despedir, es que no había lugar paraella en la organización. Decidió que no queríadesarrollar su carrera en la industria y encontróun trabajo como profesora ayudante de física enel Hunter College. No era donde ella quería estar,pero se dedicó en cuerpo y alma y llegó a seruna profesora extraordinaria. Transmitió supasión por la física a muchas de sus alumnasdurante los pocos años que estuvo enseñando,y una de ellas fue Mildred Dresselhaus, que fueprofesora de física en el MIT y presidenta de laAmerican Physical Society y de la AmericanAssociation for the Advancement of Science.

En 1946 Aaron empezó a trabajar en elHospital Montefiore y vio que había una oportuni-dad para Rosalyn. Le sugirió que hablara conEdith Quimby, de la Facultad de Medicina de laUniversidad Columbia, para aprender las basesde la aplicación de radioisótopos en biomedicina.

En 1947, poco tiempo después de queRosalyn empezara como aprendiz no oficial en laColumbia, Bernard Roswit, jefe del Servicio deRadioterapia del Hospital de Veteranos delBronx, llamó a Gioacchino Failla, jefe de Quimby,para comunicarle que se iba a crear un serviciode radioisótopos clínico. Failla le indicó que nopodrían hacer nada mejor que contratar a unabrillante física nuclear llamada Rosalyn Yalow. Afinales de los años 1940, a los americanos todoles parecía poco para los veteranos que volvíande la guerra. Los hospitales de veteranos setransformaron en modernos centros donde seenseñaba e investigaba. Así pues, Rosalynempezó a trabajar como consultora en la unidadde radioisótopos del hospital.

En 1949 tenía su propio laboratorio, habíapublicado una docena de artículos sobre la cir-culación sanguínea en el músculo y la piel, asícomo sobre la función tiroidea. Era un buen prin-cipio, pero se dio cuenta de que le faltaba algo,quería tener otro punto de vista que lo comple-

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Rosalyn Yalow

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tados con insulina. En las personas tratadas coninsulina, ésta desaparecía más lentamente delplasma, incluso en el caso del uso de insulinapara el tratamiento de la esquizofrenia.

Habían demostrado que la hipótesis deMirsky era errónea, pero estaban intrigados consus resultados. ¿Por qué la insulina desaparecíamás lentamente en los pacientes tratados coninsulina aunque el tratamiento sólo hubiera dura-do unas semanas? Sospecharon que la insulinamarcada estaba unida a anticuerpos que habrí-an aparecido en respuesta a la administración deinsulina exógena. Las técnicas inmunológicasconvencionales no les permitían detectar losanticuerpos, ya que como ellos suponían esta-ban presentes en muy baja concentración.

Para intentar resolver el problema idearon unmétodo al que llamaron cromatoelectroforesis:separaban las proteínas plasmáticas medianteelectroforesis en una tira de papel de celulosa,posteriormente la secaban y cuantificaban laradiactividad presente. Observaron que laradiactividad en el plasma de los pacientes quehabían sido tratados con insulina no quedaba enla zona de aplicación de la muestra, tal comosucedía con la insulina “libre”, sino que se des-plazaba a lo largo de la tira de papel junto con lagammaglobulina.

La siguiente pregunta fue si la gammaglobu-lina podría ser un anticuerpo. Si éste era el caso,tenían que reconsiderar uno de los principios dela inmunología clásica. Revisaron uno de lospacientes que había recibido insulina duranteunas semanas al inicio del estudio y que habíaseguido recibiendo insulina durante todo esetiempo. En los análisis posteriores observaronque la insulina-131I migraba en la electroforesisjunto con las gammaglobulinas. Confirmaronsus hipótesis mediante experimentos de ultra-centrifugación, en los cuales la insulina radiacti-va del suero de los pacientes tratados sedimen-taba con las globulinas, mientras que en lossujetos control sedimentaba más lentamenteque la albúmina. Estaban seguros: era un anti-cuerpo. Esto demostraba que los pacientes tra-tados repetidamente con insulina de vaca o decerdo desarrollaban anticuerpos contra la insuli-na. En 1955 se creía que únicamente las prote-ínas de gran tamaño podían ser antigénicas,

hecho de que su marido Aaron era diabéticodesde el año 1932 y seguía vivo gracias a la dis-ponibilidad de insulina desde hacía unos años.

El desarrollo del RIA no era la finalidad del tra-bajo de Yalow y Berson, sino que apareció comoresultado de sus investigaciones sobre el meta-bolismo de la insulina en pacientes con diabetesde tipo 2.

En 1952, Arthur Mirsky había propuesto quela causa de la diabetes de tipo 2 era una rápidadegradación de la insulina más que su deficien-cia. Yalow y Berson querían comprobar la hipó-tesis de Mirsky. Sus anteriores trabajos con albú-mina, yodo y tiroxina los habían preparado paralos estudios de las hormonas circulantes conyodo radiactivo.

En su primer estudio sobre el metabolismode la insulina en humanos, inyectaron insulinamarcada con 131I a un grupo de individuos con-trol que no habían sido tratados previamente coninsulina y a un grupo de individuos que habíanrecibido inyecciones de insulina durante variosmeses o años.

El grupo control estaba compuesto porvoluntarios sanos, pacientes hospitalizados nodiabéticos y diabéticos tipo 2 no tratados. Entrelos individuos del estudio había 15 pacientes dia-béticos que habían recibido tratamientos coninsulina desde 3 meses a 17 años y un pacienteesquizofrénico que había recibido un tratamientode shock con insulina durante 6 semanas. Lessuministraron varias dosis de insulina-131I por víaintravenosa y posteriormente recogieron mues-tras de orina y sangre. Realizaron análisis deradiactividad en orina, plasma y eritrocitos. Noles era posible medir directamente la radiactivi-dad en las muestras de sangre, ya que la insuli-na radiactiva era metabolizada y el 131I retornabaal plasma. Así pues, utilizaron ácido tricloroacéti-co (TCA) para precipitar las proteínas del plasmay poder separar la insulina-131I del 131I libre quepermanecía en solución.

Cuando Yalow y Berson analizaron sus datosobservaron que la tasa de desaparición de lainsulina del plasma no dependía de si el pacien-te era o no diabético, sino de si había sido trata-do previamente con insulina. La insulina erametabolizada rápidamente en los individuossanos y en los diabéticos que no habían sido tra-

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habían estimado la insulina humana en muestrassangre.

La base del RIA es sencilla: la concentraciónde una molécula (antígeno) puede determinarsecomparando su efecto inhibidor sobre la unióndel antígeno (marcado radiactivamente) con elanticuerpo, con el efecto inhibidor de estándaresconocidos. Es decir, si a un tubo se añade anti-cuerpo antiinsulina e insulina marcada, toda lainsulina se unirá al anticuerpo, pero si se repite lamisma operación añadiendo insulina no marcadaquedará insulina marcada que no se unirá al anti-cuerpo, porque algunas moléculas de anticuerpoestarán ocupadas por la insulina no marcada. Esdecir, la cantidad de insulina marcada libre esdirectamente proporcional a la cantidad de insu-lina no marcada que se ha añadido al tubo.

El RIA permitió el análisis de compuestos bio-lógicos que antes eran muy difíciles o imposiblesde determinar. La sensibilidad del RIA es extraor-dinaria: permite detectar en plasma concentra-ciones de hormonas peptídicas del orden de 10-10 a 10-12 M, y además tiene la gran especifi-cidad de las reacciones inmunológicas. Su utili-zación permitió una mayor precisión en el diag-nóstico de enfermedades que se caracterizabanpor un exceso o una deficiencia hormonal.Proporcionó toda la información que se conoceactualmente sobre la regulación de la secreciónhormonal y las interacciones de hormonas.

En la década de 1960, la técnica del RIA fuela principal herramienta en los laboratorios endo-crinológicos y posteriormente se extendió a lainvestigación en medicina nuclear y a los labora-torios clínicos. Aunque se han descrito variacio-nes sobre el ensayo competitivo, el RIA se man-tiene como el método a utilizar y probablementese mantendrá siempre que se requiera una gransensibilidad.

Yalow y Berson nunca quisieron patentar sumétodo, aunque mucha gente se lo sugirió. Paraellos patentar era privar a la gente de los descu-brimientos con el fin de ganar dinero. Queríanque todo el mundo pudiera utilizar el RIA. La sen-cillez y la facilidad con que los reactivos puedenobtenerse permitieron su uso incluso en paísessubdesarrollados.

La aplicación del RIA a un amplio espectro deáreas científicas sedujo a la comunidad científica.

pero ya se había sugerido en algunas ocasionesanteriores que la insulina podía estimular unarespuesta antigénica. Yalow y Berson lo citaronen su artículo Insulin-131I metabolism in humansubjects: Demonstration of insulin transportingantibody in the circulation of insulin treated sub-jects, y fue la primera vez que se demostró queuna proteína de pequeño tamaño podía estimu-lar una respuesta inmunitaria. La comunidadcientífica, al igual que otras comunidades, esconservadora, un poco dogmática y reacia a loscambios. El artículo fue rechazado por Sciencey por The Journal of Clinical Investigation. Losevaluadores, editores e inmunólogos, no permi-tieron que la globulina unida a la insulina se defi-niera como anticuerpo. Finalmente se llegó a uncompromiso con los editores de la revista TheJournal of Clinical Investigation: el artículo fuepublicado con la condición de suprimir el térmi-no “anticuerpo” del título, pero pudieron mante-nerlo en el texto. Aunque la polémica retrasósólo unos meses la publicación del artículo, aYalow y Berson les enojó y decepcionó todo elproceso.

Cuando Rosalyn Yalow recogió el premioNobel en 1977, incluyó en su discurso una copiade la carta de rechazo. Poco tiempo después,una joven solicitó a un conocido de Rosalyn queintercediera para que no se siguiera reclamandola atención sobre la decisión de su padre sobreel artículo. Yalow no volvió a mencionarlo enpúblico nunca más.

Poco tiempo después sus observacionesfueron confirmadas por otros autores, y la mismarevista publicó su artículo Ethanol fractionation ofplasma and electrophoretic identification of insu-lin binding antibody. La presencia de la palabra“anticuerpo” en el título era un triunfo, una señalde que sus descubrimientos eran aceptadosincluso por los más dogmáticos.

En el polémico artículo ya detallaban cómo launión de la insulina-131I a cantidades determina-das de anticuerpo era una función cuantitativadependiente de la cantidad de insulina sin mar-car presente en la muestra. Finalmente, desarro-llaron los conceptos teóricos del RIA para cuan-tificar la insulina circulante. En 1959, en el Assayof plasma insulin in human subjects by immuno-logical methods, en Nature, detallaban cómo

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Rosalyn Yalow

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haciendo lo que la apasionaba. Parecía como situviera que empezar de cero. Ella había introduci-do a Berson en la ciencia, y mientras él estuvovivo su coautoría nunca fue cuestionada, perodespués de su muerte tuvo que demostrar queera mucho más que una técnica de laboratorio.Continuó su trabajo sobre el metabolismo y lafunción hormonal. En 1975 fue elegida miembrode la National Academy of Sciences y en 1976 fuela primera mujer en recibir el Albert Lasker BasicMedical Science Award, que se suele considerarun premio precursor del Nobel, como así fue.

En 1991 se jubiló del Laboratorio Solomon A.Berson del Hospital de Veteranos del Bronx.Sigue viva y probablemente en la misma casa deTibbet Avenue, en el Bronx.

Si tuviera que escribir sobre mi vida, sólo ocuparía una página.

Rosalyn Yalow (1996)

Bibliografía

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saga. J Clin Endocrinol Metabol. 2002;87:1925-8.

– Kahn R, Roth JC. Berson, Yalow, and the JCI: the

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– Straus E. Rosalyn Yalow. Her life and work in medi-

cine. Cambridge, Massachusetts: Helix Books, 1999.

– Straus, E. Gastrointestinal hormones. Mount Sinai J

Med. 2000;67:54-7.

– Yalow RS. Radioimmunoassay: A probe for fine struc-

ture of biological systems. Nobel Lecture, 1977.

De pronto, científicos de todo el mundo queríanir al Hospital de Veteranos a aprender la nuevatécnica, permanecían semanas o meses y vol-vían a sus países con los secretos del RIA. Elresultado fue un crecimiento exponencial entodos los campos de las ciencias biomédicas.

En 1968 Solomon Berson abandonó elHospital de Veteranos, al aceptar el cargo dedirector del Departamento de Medicina en laFacultad de Medicina Mount Sinai. Rosalyn estu-vo en contra y se negó a trasladar el laboratorio.Temía que habría distracciones, políticas inter-nas, que sería marginada y presionada paracolaborar con otros equipos mientras Bersongestionaba el departamento. Durante un tiempoBerson intentó ir a trabajar por la noche al labo-ratorio, pero tal como había vaticinado Rosalyn,el trabajo de Mount Sinai lo acabó absorbiendoy no podía dedicarse a la ciencia. En abril de1972, Berson fue encontrado muerto en unahabitación de un hotel de Atlantic City, por uninfarto.

Poco antes de la muerte de Berson se bara-jaron sus nombres para el Nobel, y aunque todoslos que colaboraron con ellos confirmaban queambos participaban de manera idéntica, tras sumuerte sus nombres fueron retirados de la can-didatura. Alfred Nobel estipuló que nadie podríarecibir el premio póstumamente. Yalow y Bersoneran un equipo, y de repente, sin Berson, elsueño del Nobel se había desvanecido.

La desaparición de Berson fue el momentomás bajo, personal y profesionalmente, paraRosalyn. Pensó en cursar la carrera de Medicina,pero abandonó pronto la idea y decidió continuar

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CUADERNOS DE LA FUNDACIÓN DR. ANTONIO ESTEVE

1. Guardiola E, Baños JE. Eponímia mèdica catalana. Quaderns de la Fundació Dr. Antoni Esteve, Nº 1.Barcelona: Prous Science; 2003.

2. Debates sobre periodismo científico. A propósito de la secuenciación del genoma humano: interacciónde ciencia y periodismo. Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 2. Barcelona: Prous Science;2004.

3. Palomo L, Pastor R, coord. Terapias no farmacológicas en atención primaria. Cuadernos de la FundaciónDr. Antonio Esteve, Nº 3. Barcelona: Prous Science; 2004.

4. Debates sobre periodismo científico. En torno a la cobertura científica del SARS. Cuadernos de laFundación Dr. Antonio Esteve, Nº 4. Barcelona: Prous Science; 2006.

5. Cantillon P, Hutchinson L, Wood D, coord. Aprendizaje y docencia en medicina. Traducción al español deuna serie publicada en el British Medical Journal. Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 5.Barcelona: Prous Science; 2006.

6. Bertomeu Sánchez JR, Nieto-Galán A, coord. Entre la ciencia y el crimen: Mateu Orfila y la toxicología enel siglo XIX. Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 6. Barcelona: Prous Science; 2006.

7. De Semir V, Morales P, coord. Jornada sobre periodismo biomédico. Cuadernos de la Fundación Dr.Antonio Esteve, Nº 7. Barcelona: Prous Science; 2006.

8. Blanch Ll, Gómez de la Cámara A, coord. Jornada sobre investigación en el ámbito clínico. Cuadernosde la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 8. Barcelona: Prous Science; 2006.

9. Mabrouki K, Bosch F, coord. Redacción científica en biomedicina: Lo que hay que saber. Cuadernos dela Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 9. Barcelona: Prous Science; 2007.

10. Algorta J, Loza M, Luque A, coord. Reflexiones sobre la formación en investigación y desarrollo de medi-camentos. Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 10. Barcelona: Prous Science; 2007.

11. La ciencia en los medios de comunicación. 25 años de contribuciones de Vladimir de Semir. Cuadernosde la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 11. Barcelona: Fundación Dr. Antonio Esteve; 2007.

12. Debates sobre periodismo científico. Expectativas y desencantos acerca de la clonación terapéutica.Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve, Nº 12. Barcelona: Fundación Dr. Antonio Esteve; 2007.

Para solicitar cuadernos ya publicados diríjanse por escrito a la Fundación Dr. Antonio Esteve, c/ Llobet i Vall-Llosera nº2, 08032 Barcelon, o a través de la página web: www.esteve.org.

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