Diseño: potenciador de bienes culturales. II Foro de econompia y cultura.

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1 Diseño: potenciador de bienes culturales Mtra. Ana Carolina Robles Salvador [email protected] Mtro. Rodrigo Rosales González [email protected] Abstract El objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a la problemática que el papel del diseño ha enfrentado ante el cauce del desarrollo económico contemporáneo para legitimarse socialmente. En el contexto del paradigma fracasado de “sustitución de importaciones” y en contraposición al modelo consolidado de inversión extranjera directa en el sector manufacturero que derivó en una apertura comercial sin cortapisas. Una alternativa para el diseño es su conceptuación como actividad innovadora y como agente de consolidación de la industria cultural local. Este camino emergente del diseño pretende: impulsar y potenciar las prácticas culturales como bienes culturales, reactivando así la matriz económica; y por otro lado, reconocer la influencia social de su campo transdisciplinar. Economía, cultura y diseño Según von Hayek, la medición del flujo mercantil a través del vector precios cimienta predominantemente a toda actividad económica moderna. Siguiendo este derrotero desarrollista, por varios años no se reparó en el uso ilimitado y finito de los bienes de la naturaleza; era descartada cualquier forma de contabilidad sobre ellos. Tras el reconocimiento de un límite de convivencia equilibrada entre la naturaleza y los humanos surge el concepto de costo ambiental que vino a replantear el problema de la exclusión de esta variable terrenal en la ecuación económica. Con todo y estas consideraciones una constante en el recorrido de estas admisiones por la ciencia económica tiene que ver con el valor de la circulación y difusión del conocimiento entre la población (Hayek von, 1945). Circunstancia que nos remite al mundo de la cultura. Precisamente es aquí donde revive un viejo dilema sobre el rol de la cultura en la conformación de la riqueza cuyo paroxismo cuajó en la tesis de la contradicción dialéctica capital/trabajoy que se antepone a la inercia del modelo económico vigente dominado por las finanzas con sus crisis globales cíclicas que reclama innovaciones teóricas.

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En este trabajo se reflexiona en torno a la problemática que el papel del diseño ha enfrentado ante el cauce del desarrollo económico contemporáneo para legitimarse socialmente. En el contexto del paradigma fracasado de “sustitución de importaciones” y en contraposición al modelo consolidado de inversión extranjera directa en el sector manufacturero que derivó en una apertura comercial sin cortapisas.Autores: Ana Carolina Robles y Rodrigo Rosales

Transcript of Diseño: potenciador de bienes culturales. II Foro de econompia y cultura.

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    Diseo: potenciador de bienes culturales

    Mtra. Ana Carolina Robles Salvador [email protected]

    Mtro. Rodrigo Rosales Gonzlez [email protected]

    Abstract

    El objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a la problemtica que el papel

    del diseo ha enfrentado ante el cauce del desarrollo econmico contemporneo

    para legitimarse socialmente. En el contexto del paradigma fracasado de

    sustitucin de importaciones y en contraposicin al modelo consolidado de

    inversin extranjera directa en el sector manufacturero que deriv en una apertura

    comercial sin cortapisas. Una alternativa para el diseo es su conceptuacin

    como actividad innovadora y como agente de consolidacin de la industria cultural

    local. Este camino emergente del diseo pretende: impulsar y potenciar las

    prcticas culturales como bienes culturales, reactivando as la matriz econmica; y

    por otro lado, reconocer la influencia social de su campo transdisciplinar.

    Economa, cultura y diseo

    Segn von Hayek, la medicin del flujo mercantil a travs del vector precios

    cimienta predominantemente a toda actividad econmica moderna. Siguiendo este

    derrotero desarrollista, por varios aos no se repar en el uso ilimitado y finito de

    los bienes de la naturaleza; era descartada cualquier forma de contabilidad sobre

    ellos. Tras el reconocimiento de un lmite de convivencia equilibrada entre la

    naturaleza y los humanos surge el concepto de costo ambiental que vino a

    replantear el problema de la exclusin de esta variable terrenal en la ecuacin

    econmica. Con todo y estas consideraciones una constante en el recorrido de

    estas admisiones por la ciencia econmica tiene que ver con el valor de la

    circulacin y difusin del conocimiento entre la poblacin (Hayek von, 1945).

    Circunstancia que nos remite al mundo de la cultura. Precisamente es aqu donde

    revive un viejo dilema sobre el rol de la cultura en la conformacin de la riqueza

    cuyo paroxismo cuaj en la tesis de la contradiccin dialctica capital/trabajo y

    que se antepone a la inercia del modelo econmico vigente dominado por las

    finanzas con sus crisis globales cclicas que reclama innovaciones tericas.

    mailto:[email protected]:[email protected]

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    El trmino acuado sociedad del conocimiento revalora la dimensin cultural de la

    economa del siglo XXI. En el contexto de la digitalizacin alrededor de la gestin

    de los llamados inmateriales1 se dinamiza la estructura social.

    No es la simple capacidad de almacenar y recordar la informacin, de hacer

    clculos de aplicacin coyunturales, sino la capacidad de condensarla, de

    agregarla de una forma original e inteligente, en definitiva, de elevarla a smbolo

    (Moulier Boutang, 2012: 165) a partir de la contextualizacin de la creatividad.

    Ya a mediados del siglo pasado, producto de la reflexin cultural europea,

    Abraham Moles vaticina la llegada de las inmateriales mercancas de

    comunicacin que ms adelante los mass media habran de catapultar (Moles,

    1978: 71-75). De esta manera el mundo de las cosas y de los signos quedaba

    unido por el dinero integrando un valor fiduciario al terreno de la cultura.

    Anlogamente, el diseo como disciplina aglutina diversos saberes con las

    emociones. En efecto, a diferencia de la ciencia, la teora del diseo centra su

    objeto de estudio en el efecto antes que en la verdad (Bolz, 2006: 168). Con esta

    afirmacin, no necesariamente se niega la cualidad cientfica del diseo, al

    contrario se indica su naturaleza sinttica entre lo racional y lo esttico.2 Es decir,

    si el diseo produce formas significantes cosas ms signos en un mundo lleno

    de incertidumbre, gana confianza que tambin aceita las relaciones econmicas,

    luego entonces el diseo es un productor de sentido, principalmente econmico.

    Hasta aqu, queda revelada esta simbiosis semntica por la cual el diseo

    establece circuitos de valor fiduciario, que es la base para emprender los propios

    estudios disciplinarios en torno a la cultura.

    Por otra parte, el circuito cultural dinamizado y estandarizado por los ms media

    pone en relieve al valor simblico sobre los valores de uso y de cambio. En efecto,

    la disposicin del ciberespacio en la comunicacin social actual es muy distinta de

    lo que aconteca hace apenas algunas dcadas: los mass media eran

    hegemnicos y constituan el objeto de estudio de las ciencias sociales ramificado

    en los estudios de comunicacin. Esta inercia de visin disciplinaria qued

    1 Yann Moulier distingue los inmateriales 1 y 2. Uno es la informacin codificable; dos es la sntesis creativa.

    (Moulier Boutang, 2012: 164-167). 2 El diseo es un acto poitico: integra ciencia, tecnologa y arte (Dussel, 1977: 39-40).

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    asentada posteriormente en la departamentalizacin de las universidades

    generando comunidades epistmicas hermticas contrapuestas a la condicin

    interdisciplinaria reclamada en los estudios sociales emergentes. Asimismo, en la

    dcada de los aos setentas del siglo anterior, el diseo se pens como un

    instrumento de innovacin y desarrollo econmicos alternativos a la visin centro-

    periferia de un pas dependiente tecnolgica y econmicamente de sus similares

    desarrollados. Esta visin, dio pie al planteamiento del modelo general del proceso

    de diseo de la Universidad Autnoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco

    (Gutirrez, 1977).

    Sin embargo, de manera contradictoria a ese esfuerzo educativo, el pas a partir

    de la crisis monetaria de los aos ochenta adopt un modelo de desarrollo

    econmico distinto basado en el libre comercio, pero conservando el sector

    energtico como monopolio exclusivo del Estado y supuesta palanca de

    industrializacin. Este camino lejos de haber propiciado una industria mexicana

    innovadora, al abrir la competencia frente al capital e inversin extranjeros, se

    inhibi su progreso. Entre otras consecuencias derivadas de tales medidas

    adoptadas, no existe una poltica industrial explcita ni una poltica cultural que

    incorporara la innovacin tecnolgica abiertamente, hay un crecimiento

    econmico con generacin de empleos deficiente y el sistema educativo mexicano

    enfrenta el reto de lograr una innovacin tecnolgica competitiva

    internacionalmente.

    Sobre este asunto educativo, como recin mencionamos, la necesidad de las

    disciplinas por defender sus cotos de conocimiento hizo del mtodo un rea de

    bsqueda y legitimacin entre los pares acadmicos lo cual, entre otras cosas,

    implica la elaboracin de un currculo basado en un mtodo selectivo de saberes

    especficos. Sin embargo, contrariamente a esta evolucin generalizada por

    compartimentar los saberes, en el caso de las universidades el diseo, por

    naturaleza propia, organiza el conocimiento de manera interdisciplinar.

    El diseo subraya su carcter prospectivo el proyecto que refleja una sntesis

    creativa a partir de informacin problematizada (Dussel, 1977). Pero adems, se

    trata de un proceso de planeacin y por tanto coincide con la economa respecto

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    al problema de la concentracin de decisiones. La organizacin, seguimiento y

    evaluacin de la informacin emanada del proyecto pone en un juego transversal,

    interactivo y dinmico a la comunicacin con el ambiente artificial y humano. Dira

    Norbert Bolz que el diseo son decisiones de formas de vida (Bolz, 2006: 164).

    Es precisamente este carcter interdisciplinar del diseo que esta ponencia

    pretende rescatar. El nfasis est puesto en la esfera particular de la cultura

    porque en ella la vida misma cobra forma y una de las lneas de investigacin

    pioneras del diseo es reparar en esas formas de vida, su evolucin y actuacin.

    En otras palabras, son las prcticas culturales emanadas de nuestra realidad

    sociocultural con las cuales podemos conocer e identificar reas de oportunidad

    con el fin de intervenirlas desde el diseo con decisiones econmica y socialmente

    acertadas.

    Ocio cotidiano

    Existe un mercado para las prcticas culturales que no entran necesariamente en

    las agendas tursticas ni en las culturales, como aquellos espectculos cotidianos

    cuyas citas o referencias continuas en los medios de comunicacin las desdibujan

    y las despojan de su historicidad o cuando menos las desvinculan de la identidad

    local por no estar reconocidas directamente con grupos o tradiciones tnicas

    arraigados.

    A diferencia de las ferias, los festivales, los carnavales y las muestras, existen

    otros espectculos que para su realizacin constituyen tambin carteles y

    temporadas, ya sean deportivos, musicales o teatrales; de carcter formal o no.

    Forman parte del disfrute, de la motivacin por el conocimiento (de algn tipo)

    especializado o no, producto de bsquedas o acercamientos especficos u

    ocasionales. La cuestin es que por su cotidianidad no se reconocen como parte

    del patrimonio o componente identitario del orgullo comunitario de un grupo

    humano, por lo que no se procura su conservacin en la medida en que no tiene

    reconocimiento histrico ni validez sociocultural particular. Quedan enmarcados y

    articulados en una red de espectculos internacionales cuyas variantes por pas

    parecen ser el fruto de la incorporacin de prcticas histricas especficas y por

    ello no plenamente locales; en todo caso, son parte de una gran oferta para el

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    ocio. Algo aparentemente banal porque al ser producto del hibridismo cultural

    quedaron absorbidas por el entretenimiento sin aparente reflexin. No ser acaso

    que la reflexin se halla alrededor de lo que apasiona a la gente? El futbol, las

    telenovelas, las producciones musicales, las pelculas, los espectculos circenses

    como las luchas o los bailongos tienen espacios exclusivos en los medios masivos

    de comunicacin donde se discute, arbitra y reflexionan estrategias particulares.

    Ms an, es comn escuchar conversaciones apasionadas sobre personajes y

    eventos de los contextos antes citados en el transporte pblico,

    peluqueras/salones de belleza, bares, calles y parques. Y es que el espectculo

    de acceso cotidiano trastoca el espacio de convivencia dando forma a nuestras

    expectativas e identidades colectivas.

    Valor cultural

    La oferta para el ocio recin referida queda intervenida por un cuestionamiento

    sobre su legitimidad cultural. Su incorporacin a los programas culturales es

    otorgada desde el seno institucional por los organismos internacionales y

    gobiernos federales y es mediada por consideraciones extremas: el exotismo,

    como las muestras extranjeras o el buen diseo; o bien, domsticas, como lo

    legtimamente mexicano que es consecuencia de una tradicin poltica del

    discurso nacionalista de mediados del siglo XX, cuyo tema central era el pueblo

    mexicano (Prez 2007: 518). ste fue concebido como el territorio de la humilde

    mayora de entonces que a su vez dio lugar a los estereotipos beneficiarios del

    Estado benefactor para diferenciarse de lo extrao, lo ajeno, exaltando aspectos

    de la cultura cuyas expresiones devinieron bienes culturales como la gastronoma,

    expresiones religiosas y tradiciones as como paisajes y monumentos. Lo dems

    ha quedado fuera de ese inventario.3 La pluralidad, por otro lado fue ignorada.

    Rubn Salazar asevera que es un error caracterizar a Mxico de esa manera pues

    aun cuando numricamente las expresiones plsticas pueden ser representativas

    3 Basta ver la produccin audiovisual, teatral, literaria y arquitectnica de la primera mitad del siglo XX:

    indgenas, campesinos, obreros, charros, adelitas en haciendas y ciudades en crecimiento que sirvi para homogenizar el imaginario colectivo en torno a lo propio, el raigambre.

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    dejan de serlo en la gran variacin de sus rasgos.4 Durante los primero 50 aos

    del siglo XX se privilegiaron discursos esencialistas desdibujando lo otro que

    tambin resulta propio y tiene fuerte raigambre; igualmente mestizo o hbrido que

    los anteriores.

    La tercera fase de la modernidad (Lipovetsky 2011), el periodo posterior a la

    dcada de 1960, forma parte de la evolucin del desarrollo econmico

    determinada por la incorporacin del valor simblico a los bienes (tangibles o no)

    de consumo y su correlato con la ganancia en la especulacin fiduciaria. En este

    escenario, Lipovetsky critica la oferta para el ocio y reclama al individuo que en su

    afn de satisfacer sus deseos de acceso al disfrute se transforma en un individuo

    dependiente: cuanto ms reclama la plena potestad sobre su vida, ms se

    despliegan formas de someterlo (Lipovetsky 2011: 51). Sin embargo, el

    sometimiento tambin puede ser entendido como un sntoma de la precariedad de

    un sistema econmico sumamente sofisticado; ms que una consecuencia

    negativa es una derivacin posible para mantener el flujo del capital y generar

    beneficio. Siguiendo an a Lipovetsky, su crtica promueve tipos de conciencia

    alternativos a la de la segunda fase de la modernidad sustentados por valores

    tales como el sacrificio y la virtud del trabajo arduo, particularmente cuando los

    trabajos bajo el esquema de la semana inglesa con sus respectivas prestaciones

    y garantas legales se desvanecen en las reformas constitucionales y en las leyes

    secundarias emprendidas a principios del siglo XXI por todo el orbe. Estas

    consideraciones permiten visualizar otros enfoques sobre la transformacin del

    Estado de bienestar al de competencia (Hisrch 2001); o bien, posnacionales

    (Appadurai 1999) (Guasch 2009).

    Esta conciencia del valor cultural empuja a encontrar alternativas de accin para

    reconocer en lo intangible un valor para el intercambio econmico a partir de lo

    simblico: lo significativo, tanto en el proceso del hacer como en el objeto mismo.

    La lucha libre en Mxico nos presenta un buen ejemplo. Aunque no es

    considerado un bien cultural, no basta el reconocimiento institucional y oficial de

    4 Salazar Rubn. 1938. Ms calidad y menos cantidad exige el pblico en Cine. Mxico. Octubre. Citado en

    Monfort Op. Cit.

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    estas prcticas identitarias. Antes bien es, junto con el diseo, asumir estrategias

    de comunicacin que validen tales prcticas.

    Las prcticas y productos son propiedades explotables econmicamente. Esto lo

    observamos con detenimiento en la manera en que nuestras prcticas culturales

    ligadas al consumo se desenvuelven en el da a da. Es as cuando queremos

    asistir a la Arena Coliseo y pagamos por sentarnos en el nivel 1 $168.00 m.n. con

    el riesgo asumido de que nos caiga encima uno de los luchadores tras una de sus

    acrobacias practicadas y hasta podamos gritar desaforadamente las mentadas de

    madre sin esperar represalias.

    Intersecciones del diseo con la cultura

    La discusin en torno a la conceptualizacin y gestin de los bienes culturales es

    amplia e irresuelta an. Sin embargo podemos demarcar caractersticas de los

    llamados bienes culturas a fin de ponderar si las prcticas culturales cotidianas y

    los productos que de ellas derivan podran ser consideradas bienes para obtener

    usufructo de ellos. De tal suerte: a) Implica un derecho de propiedad vinculado a

    un grupo humano y como tal es susceptible de ser explotado econmicamente; b)

    el usufructo requiere de su proteccin, para ello es necesaria su validacin o

    certificacin otorgada por una institucin formal que funja como rbitro; c) la

    certificacin trae consigo la divulgacin de su relevancia y un ejercicio de

    concienciacin de la comunidad dndole carta de naturalizacin en las polticas

    culturales y en las agendas de turismo cultural; d) tales bienes son condensadores

    de la historia de un grupo humano; su valor radica en esa capacidad expresiva y;

    e) los bienes culturales, en tanto patrimonio de conservacin y preservacin han

    de mantenerse y protegerse, pero no impide su dinamizacin o eventual

    transformacin, pues ellos ya son productos de plasticidades y mezclas.

    En este sentido el diseo enfrenta un doble reto y beneficio: a) potenciar prcticas

    y productos culturales como bienes culturales persiguiendo su legitimizacin social

    como tales, an sin el requisito institucional formal interviniendo de forma explcita

    y estratgica en la gestin para el desarrollo local; b) hacer confluir en redes de

    colaboracin, a partir de la gestin de lo inmaterial en espacios de comunicacin

    propios del diseo, a pblicos heterogneos a fin de extender prcticas y

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    productos culturales como componente identitario de una localidad caracterizada,

    no por la geografa sino por las expectativas e intereses en torno al conocimiento y

    al disfrute de experiencias diversas.

    Inmaterial 1 vs inmaterial 2

    Siguiendo el tema de los inmateriales y la lucha libre, podemos decir que sta

    tiene un sustrato material y uno inmaterial, en tanto producto corresponde al

    inmaterial 1 (Moulier 20012: 164-169). Sin embargo esta prctica cultural se

    contextualiza en cada evento al ajustar cada performance y sus elementos de

    soporte segn la circunstancia; el luchador y quienes lo apoyan son

    transformadores de la prctica que una vez convertida en pasado se suman a la

    historia de la lucha libre transformndose a su vez en promesa de experiencia

    para el pblico, enfrentando el reto de desarrollar propuestas creativas e

    innovadoras que se renueven en cada ocasin. Se concepta como un inmaterial

    2. Para que ello sea posible hay que evidenciar estas relaciones para su adecuada

    gestin, poltica y consiguiente usufructo.

    En este marco, el diseo ofrece el componente estratgico-prospectivo encarnado

    en comunicaciones visuales, objetuales o espaciales para generar efectos de

    identidad en el disfrute y prendamiento5 a partir del estudio de la subjetividad

    colectiva. Asimismo es un beneficio para los grupos gestores. Esto expresa una

    relacin de colaboracin entre diferentes agentes: luchadores, manager,

    entrenadores, diseadores y comunicadores, pblico, empresas y asociaciones.

    Este ambiente de colaboracin podra estar mediado por el diseo en tanto

    ofrezca canales eficientes de comunicacin en cualquiera de sus variantes

    para la recogida y circulacin de informacin, adems de su contextualizacin

    segn intereses y necesidades especficas. Ello implica que el diseo como

    servicio no consistira en un proyecto acabado sino en el trabajo continuado, junto

    con los dems agentes vinculados, de la gestin de la prctica cultural, dndole

    materialidad en cada evento.

    5 Trmino que designa un acto afectivamente significativo y cargado de sentido para el sujeto (Mandoki,

    2006: 91).

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    En este sentido dejara de ser tan relevante la obtencin del estatuto de bien

    cultural, pues habra ganado su legitimacin social como resultado de la

    concientizacin de la lucha libre en espacios y con grupos humanos especficos.

    Sealamiento relevante por encontrar en este mbito prcticas emergentes que

    parecen ir en paralelo con conceptos transversales vinculados al desarrollo como

    la equidad, la perspectiva de gnero o el acceso democratizado. Si bien este

    espectculo deportivo tiene suficiente aceptacin para ser muy rentable y estable,

    es necesario su reconocimiento como patrimonio identitario para ser incorporado

    en agendas, polticas y programas culturales y de desarrollo. Para qu? Para

    que opere como un producto que se proyecta en otras esferas ampliando y

    estabilizando una experiencia identitaria local haciendo participar a otras redes

    incipientes, fortalecindolas a partir de la promocin del flujo del conocimiento

    contextualizado y el dinero.

    De ah que la estabilizacin del imaginario de lo propio contemporneo en tanto

    expresa quienes somos en este momento de nuestra historia colectiva se

    convierta, desde esta ptica en un punto clave para su gestin desde el diseo.

    Conclusiones

    El diseo como colaborador en la gestin de la oferta y de la experiencia del

    espectculo no ha de responder, como a mediados de siglo pasado, a una

    identidad nacional monoltica sino al reconocimiento de lo heterogneo, a la

    hibridez de nuestras prcticas que son histricas y plsticas a la vez; las cuales

    dan cuenta de las transformaciones culturales condensadas y preservadas

    parcialmente en el espectculo popular que cada vez pierde lo estamental para

    convertirse en sensorialmente apetecible segn historias de vida y expectativas

    individuales.

    Para ello el diseo ha de aportar en la construccin de esa conciencia, ya sea a

    travs de la enseanza universitaria, incluyendo en los planes de estudio

    acercamientos culturales que orienten a la disciplina hacia una intervencin

    alternativa de la realidad mexicana distinta a la que en su momento plante el

    modelo UAM; o bien, en la prctica profesional, promoviendo la recurrencia y

    variacin de imaginarios colectivos hacia un cambio cultural en torno a la

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    calificacin y conceptuacin de espectculos populares y su correlacin con

    identidades colectivas ligadas a grupos identitarios, por ejemplo la experiencia

    chilanga o la lucha libre en los espacios donde se encunaron las leyendas del

    pancracio.6

    Referencias

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    6 En el argot de la lucha libre, el ring, el escenario.