discurso político para analizar

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Mensaje de Eva Perón al pueblo de la Nación. (Bs. As, 31/08/ 1957) “Compañeros, quiero comunicar al Pueblo Argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa, que nunca olvidarán ni mis ojos ni mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el Movimiento Peronista por ningún otro puesto. Desde aquel momento, después de aquel diálogo entre mi corazón y mi pueblo, he meditado mucho en la soledad de mi conciencia y reflexionando fríamente he tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ya ante el Consejo Superior del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo el Gral. Perón. Ahora quiero que el Pueblo Argentino, conozca por mí misma las razones de mi renuncia indeclinable. En primer lugar y poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mi amor por la causa de Perón, de mi patria y de mi pueblo, declaro que esta determinación surge de lo más íntimo de mi conciencia y por ello es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva. Yo, que he vivido varios años, los mejores de mi vida, junto al Gral. Perón, mi maestro y amigo, he aprendido de él a pensar y a sentir y a querer, teniendo como únicos ideales la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación. La felicidad del pueblo, se concreta en el bienestar de trabajadores y en la dignificación de los humildes y en la grandeza de la patria que Perón nos ha dado y que todos debemos defender como la más justa, la más libre y la más soberana de la tierra. Yo invoco en este momento el recuerdo del 17 de octubre de 1945, porque en aquella fecha inolvidable me formulé yo misma y ante mi propia conciencia, un voto permanente y por eso me entregué entonces al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores Tenía una deuda casi infinita que saldar con ellos, que habían reconquistado a Perón para la patria y para mí. No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición. Una sola y gran ambición personal: que de mí se diga cuando se escriba este capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que Perón convertía en hermosas realidades y que a esta mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita. Nada más que eso Evita quería ser cuando me decidí a luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del Gral. Perón a todas partes. Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño Aceptar otra cosa, sería romper la línea de conducta que le impuse a mi corazón y darle la razón a los que no creyeron en la sinceridad de mis palabras, que ya no podrán decir jamás que todo lo hice guiada por mezquinas y egoístas ambiciones personales.

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Mensaje de Eva Perón al pueblo de la Nación. (Bs. As, 31/08/ 1957)

“Compañeros, quiero comunicar al Pueblo Argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa, que nunca olvidarán ni mis ojos ni mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el Movimiento Peronista por ningún otro puesto. Desde aquel momento, después de aquel diálogo entre mi corazón y mi pueblo, he meditado mucho en la soledad de mi conciencia y reflexionando fríamente he tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ya ante el Consejo Superior del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo el Gral. Perón.Ahora quiero que el Pueblo Argentino, conozca por mí misma las razones de mi renuncia indeclinable.En primer lugar y poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mi amor por la causa de Perón, de mi patria y de mi pueblo, declaro que esta determinación surge de lo más íntimo de mi conciencia y por ello es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva.Yo, que he vivido varios años, los mejores de mi vida, junto al Gral. Perón, mi maestro y amigo, he aprendido de él a pensar y a sentir y a querer, teniendo como únicos ideales la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación. La felicidad del pueblo, se concreta en el bienestar de trabajadores y en la dignificación de los humildes y en la grandeza de la patria que Perón nos ha dado y que todos debemos defender como la más justa, la más libre y la más soberana de la tierra.Yo invoco en este momento el recuerdo del 17 de octubre de 1945, porque en aquella fecha inolvidable me formulé yo misma y ante mi propia conciencia, un voto permanente y por eso me entregué entonces al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadoresTenía una deuda casi infinita que saldar con ellos, que habían reconquistado a Perón para la patria y para mí.No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición. Una sola y gran ambición personal: que de mí se diga cuando se escriba este capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que Perón convertía en hermosas realidades y que a esta mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita. Nada más que esoEvita quería ser cuando me decidí a luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del Gral. Perón a todas partes.Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariñoAceptar otra cosa, sería romper la línea de conducta que le impuse a mi corazón y darle la razón a los que no creyeron en la sinceridad de mis palabras, que ya no podrán decir jamás que todo lo hice guiada por mezquinas y egoístas ambiciones personales.Yo sé que cada uno de los descamisados que me quiere de verdad, ha de querer también que nadie tenga el derecho a descreer de mis palabras y ahora, después de esto, nadie que no sea una malvado podrá dudar de la honradez, de la lealtad y de la sinceridad de mi conducta.Estoy segura que el Pueblo Argentino y el Movimiento Peronista que me lleva en su corazón, que me quiere y que me comprende, acepta mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón. Por eso ella es inquebrantable, indeclinable y por eso me siento inmensamente feliz y a todos les dejo mi corazón.”

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Lo que aprendimos y lo que enseñamos, Ernesto “Che” Guevara, 1 de enero de 1959

En el mes de diciembre, mes del Segundo Aniversario del desembarco del “Granma”, conviene dar una mirada retrospectiva a los años de lucha armada y a la larga lucha revolucionaria cuyo fermento inicial lo da el 10 de Marzo, con la asonada batistiana, y su campanazo primero el 26 de Julio en 1953, con la trágica batalla del Moncada. Largo ha sido el camino y lleno de penurias y contradicciones. Es que en el curso de todo proceso revolucionario, cuando este es dirigido honestamente y no frenado desde puestos de responsabilidad, hay una serie de interacciones recíprocas entre los dirigentes y la masa revolucionaria. El Movimiento 26 de Julio, ha sufrido también la acción de esta ley histórica. Del grupo de jóvenes entusiastas que asaltaron el Cuartel Moncada en la madrugada del 26 de Julio de 1953, a los actuales directores del movimiento, siendo muchos de ellos los mismos, hay un abismo. Los cinco años de lucha frontal, dos de los cuales son de una franca guerra, han moldeado el espíritu revolucionario de todos nosotros en los choques cotidianos con la realidad y con la sabiduría instintiva del pueblo. Efectivamente, nuestro contacto con las masas campesinas nos ha enseñado la gran injusticia que entraña el actual régimen de propiedad agraria, nos convencieron de la justicia de un cambio fundamental de ese régimen de propiedad; nos ilustraron en la práctica diaria sobre la capacidad de abnegación del campesinado cubano, sobre su nobleza y lealtad sin límites. Pero nosotros enseñamos también; enseñamos a perder el miedo a la represión enemiga, enseñamos la superioridad de las armas populares sobre el batallón mercenario, enseñamos, en fin, la nunca suficientemente repetida máxima popular: “la unión hace la fuerza”. Y el campesino alertado de su fuerza impuso al Movimiento, su vanguardia combativa, el planteamiento de reivindicaciones que fueron haciéndose más conscientemente audaces hasta plasmarse en la Ley n.° 3 de Reforma Agraria de la Sierra Maestra recientemente emitida. Esa Ley es hoy nuestro orgullo, nuestro pendón de combate, nuestra razón de ser como organización revolucionaria. Pero no siempre fueron así nuestras exposiciones sociales; cercados en nuestro reducto de la Sierra, sin conexiones vitales con la masa del pueblo, alguna vez creímos que podíamos imponer la razón de nuestras armas con más fuerza de convicción que la razón de nuestras ideas. Por eso tuvimos nuestro 9 de Abril, fecha de triste recordación que representa en lo social lo que la Alegría de Pío, nuestra única derrota en el campo bélico, significó en el desarrollo de la lucha armada. De la Alegría de Pío extrajimos la enseñanza revolucionaria necesaria para no perder una sola batalla más; del 9 de Abril hemos aprendido también que la estrategia de la lucha de masas responde a leyes definidas que no se pueden burlar ni torcer. La lección está claramente aprendida. Al trabajo de las masas campesinas, a las que hemos unido sin distinción de banderas en la lucha por la posesión de la tierra, agregamos hoy la exposición de reivindicaciones obreras que unen a la masa proletaria bajo una sola bandera de lucha, el Frente Obrero Nacional Unificado (F.O.N.U.), con una sola meta táctica cercana: la huelga general revolucionaria. No significa esto el uso de tácticas demagógicas como expresión de habilidad política; no investigamos el sentimiento de las masas como una simple curiosidad científica, respondemos a su llamado, porque nosotros, vanguardia combativa de los obreros y campesinos que derraman su sangre en las sierras y llanos de Cuba, no somos elementos aislados de la masa popular, somos parte misma del pueblo. Nuestra función directiva no nos aísla, nos obliga. Pero nuestra condición de Movimiento de todas las clases de Cuba, nos hace luchar también por los profesionales y comerciantes en pequeño que aspiran a vivir en un marco de leyes decorosas; por el industrial cubano, cuyo esfuerzo engrandece a la Nación creando fuentes de trabajo, por todo hombre de bien que quiere ver a Cuba sin su luto diario de estas jornadas de dolor. Hoy, más que nunca, el Movimiento 26 de Julio, ligado a los más altos intereses de la nación cubana, da su batalla, sin desplantes pero sin claudicaciones, por los obreros y campesinos, por los profesionales y pequeños comerciantes, por los industriales nacionales, por la democracia y la libertad, por el derecho de ser hijos libres de un pueblo libre porque el pan de cada día sea la medida exacta de nuestro esfuerzo cotidiano. En este segundo aniversario, cambiamos la formulación de nuestro juramento. Ya no seremos “libres o mártires”: seremos libres, libres por la acción de todo el pueblo de Cuba que está rompiendo cadena tras cadena con la sangre y el sufrimiento de sus mejores hijos.

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23/03/2012

Los jóvenes y la políticaPor María Celsa Rodríguez (*) 

Si bien la educación es la piedra fundamental que no solo transmite conocimientos sino también valores, marcando los caminos que lo formaran como el ciudadano responsable del mañana.

Esquematizando las coordenadas que guiarán los patrones de conducta del joven, tanto a nivel cultural, político, social y económico fomentando su desarrollo como sujeto de derecho y como persona de bien. 

Pero también dirige los lineamientos que vislumbrarán en él un deseo de ser partícipe en la edificación de una sociedad más justa e igualitaria, donde los valores del respeto, la solidaridad y la búsqueda del bien común sea el medio inclusivo para la conformación de esa sociedad tolerante, abierta y democrática.

Siendo la educación el vehículo que le otorgará las herramientas más eficientes para la práctica y eficacia del manejo cívico y por ende será la participación política que fortalecerá su vida ciudadana. Ya que los jóvenes intervienen en la política incluyéndose con sus ideas, sintiéndose parte en un proyecto y militando con entusiasmo.

Ellos se politizan muchas veces siguiendo las ideologías de sus padres, escuchando las quejas al gobierno en las reuniones familiares y acentuando un interés por lo social y político, por influencias circunstanciadas de su misma historia personal, de sus carencias económicas o sus inquietudes democráticas. 

Otras veces son seducidos en los claustros universitarios donde alimentados por el saber y la riqueza de pensamientos más razonables y estudiados, los conducen a alinearse hacia intereses más poderosos.

Pero a veces se ven estimulados por las voces en alto de los movimientos sociales identificándose con ellos al sentir una estrecha relación "de pertenencia", en el cual se definen principios básicos demandando necesidades insatisfechas y carencias difíciles de subsanar solos. Conduciendo su necesidad individual hacia un compromiso colectivo para obtener soluciones conjuntas.

Para los jóvenes, la política tiene que ver con soluciones cotidianas, con los problemas que viven en su casa y lo que le pasa a la gente en la calle. El dinero que no les alcanza, el trabajo que falta, los paros docentes, la falta de medicamento, los hospitales colapsados. 

Que todo cada vez es más caro, el estudiar "¿para qué?”, la inseguridad en la calle, la corrupción, la ineficiencia de la justicia. Todo lo ven como una carencia de soluciones, donde la política es lenta e inepta para escuchar a la gente.

Porque los jóvenes tratan de buscar en la política aquello que los identifiquen con su forma de ver la realidad, con su lenguaje, con sus ideales, con lo que desean, con esa puesta en escena que los atraiga en cada expresión, en cada gesto reconocido, que no solo lo individualice sino también los identifique en la diversidad sin excepción.Tiene que haber una interconexión entre sus problemas y sus carencias personales con lo que ocurre en su barrio, en su comunidad. 

Donde armoniza con el grupo y busca desde su participación comunitaria compartir una causa que proyecta su ideal para hallar las respuestas a sus necesidades, transferidas desde un espacio que los nuclea, a la reconstrucción del bien común.

Según estudios sociológicos los jóvenes presentan -en su gran mayoría-una actitud de indiferencia hacia la política; son

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muy pocos los que ven en el mapa político un interés por la cosa pública. Los jóvenes buscan o proyectan una vida basada en logros personales, edificados sobre los afectos, la familia, el trabajo, la empresa, con el propósito de alcanzar sus sueños.

Ellos ven a la política "poco confiable" donde prima la corrupción, con individuos que buscan abrazar el poder para lograr beneficios personales y solucionar su futuro, el de sus hijos y parientes. Que hablan mucho pero que cumplen poco. Con negocios pocos claros con los que condimentan su propio bolsillo con el dinero de todos.

Si bien los tiempos de la política se mueven a un ritmo distinto al de los jóvenes, con lenguajes armados y con formalidades que ellos desconocen. Aunque también piensan que muchos políticos no están preparados para el cargo que tienen, no conjugan su manejo funcional a la altura de las circunstancias, y luego no son responsables, porque ignoran la magnitud de sus funciones y terminan haciendo mal las cosas o manejándose en la ineptitud, y corrompiéndose lentamente. 

Pero paradójicamente, luego ellos cuando son partícipes y convergen en la función pública, igual caen preso de esa tela araña de torpeza, soberbia y corrupción que antes tanto criticaron.

Los jóvenes se manejan en un ambiente de rebeldía constante, donde la imagen lo es todo. Buscan admirar a alguien, idolatrar y por desgracia el político no está a ese nivel de admiración. Porque sienten que los engañan, y terminan rompiéndose la comunicación con ellos. 

Porque son débiles en sus ideales y no responden con orgullo al valor del espíritu nacional, ya que traicionan al pueblo con sus aptitudes despreciativas.

Ven a los partidos políticos enquistados en el pasado, que son vetustos, cerrados y desean una renovación de sus bases, con una línea de dirección más abierta a las nuevas expectativas que ellos acarrean, con más comunicación sin tanto formalismos, pragmático y con los oídos puestos en la necesidad de la gente.

Ellos buscan la transformación social, más educación, más trabajo, más seguridad, más equidad, más inclusión igualitaria. Esas son las aspiraciones que los caracterizan en sus pretensiones. Se ven como actores protagonistas del presente en una formación activa con la sociedad a la que pertenecen. 

Sociedad que los tildan de inseguros, incompletos, inmaduros, que viven en su mundo, a espalda de los problemas de los adultos, sin darse cuenta que ellos también tienen sus propias motivaciones, sus propias inquietudes y arrastran sus propios problemas, simplemente que a veces no son escuchados.