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III CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA TEORIA POLITICA 1. MODELOS DE INTEGRACI6N Y ORDEN Independientemente de los fundamentos teorico-ciendficos y me- tateoricos y de los cinco approaches, la investigacion se. ve influida por el concepto que esta eleve a categorfa central. Mas ello depende de a cwi! de los dos tipos fundamentales de modelos teoricos hay a que referir un planteamiento, a los modelos de orden 0 de sistema, o a los modelos de conflicto. Las teorfas de orden y de sistema, por regIa general, hacen hincapie en la existencia de un interes colectivo, y no pocas veces 10 derivan del concepto de bien comun (0 en poHtica exterior, del interes nacional). En cambio, los teoricos del conflicto acentuan la divergencia de intereses en la sociedad y entien- den la idea de consenso tan solo como encubrimiento de las relacio- nes facticas de poder. Los modelos de sistema consideran a menudo Ia desigualdad social como necesaria en sentido funcional para el sostenimiento de la sociedad. Los teoricos del conflicto (con excep- cion de algunas teorfas sobre elites) se situan conscientemente y con frecuencia de parte de la lucha contra las desigualdades sociales. En Ia antigua teorfa del Estado y el planteamiento instituciona- el concepto fundamental era el Estado sin mas. Para la teorfa 14

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III

CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA TEORIA POLITICA

1. MODELOS DE INTEGRACI6N Y ORDEN

Independientemente de los fundamentos teorico-ciendficos y me­tateoricos y de los cinco approaches, la investigacion se. ve influida por el concepto que esta eleve a categorfa central. Mas ello depende de a cwi! de los dos tipos fundamentales de modelos teoricos hay a que referir un planteamiento, a los modelos de orden 0 de sistema, o a los modelos de conflicto. Las teorfas de orden y de sistema, por regIa general, hacen hincapie en la existencia de un interes colectivo, y no pocas veces 10 derivan del concepto de bien comun (0 en poHtica exterior, del interes nacional). En cambio, los teoricos del conflicto acentuan la divergencia de intereses en la sociedad y entien­den la idea de consenso tan solo como encubrimiento de las relacio­nes facticas de poder. Los modelos de sistema consideran a menudo Ia desigualdad social como necesaria en sentido funcional para el sostenimiento de la sociedad. Los teoricos del conflicto (con excep­cion de algunas teorfas sobre elites) se situan conscientemente y con frecuencia de parte de la lucha contra las desigualdades sociales.

En Ia antigua teorfa del Estado y el planteamiento instituciona­list~, el concepto fundamental era el Estado sin mas. Para la teorfa

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mas intensamente sociologica y orientada a la ciencia de la conducta, el concepto fundamental era el poder; aS1, en Max WEBER. Ambos conceptos se inspiraban en un modelo del orden, que resulto dema­siado simple para alcanzar la creciente complejidad de la vida social y polftica, por 10 cua1 el concepto de sistema politico constituye hoy el concepto de ordenacion mas importante.

Durante 1a segunda mitad del siglo XIX se gestaron un numero variable de teorfas pollticas que rechazaban la imagen armonica de un modelo de orden, y que partfan de las contradicciones y conflictos sociales. Las teorfas sobre el orden raramente fueron tan rfgidas como para no poder acoger igualmente aspectos de conflicto: teorfas del Estado en forma de division de poderes, teorfas del poder en forma de lucha de grupos por un poder entendido mas 0 menos de modo sustantivo y teorfas de sistema al menos en forma de «ten­siones del sistema» y «alteraciones del equilibrio». No fueron pocos los que incluso dieron importancia central a los conceptos de con­flicto mas importantes (frecuentemente a grupos y elites y menos a las clases); sin embargo, 1a tendencia basica continuo siendo la busqueda de modelos de equilibrio. Frente a los modelos de conflicto que partfan de agregados parciales de la sociedad, muchos modelos de organizacion solamente se han podido hacer operativos mediante conceptos de ordenacion adicionales: El concepto de Estado mediante mecanismos equilibradores cons ti tucionales ; el de cultura poll tica, mediante «estilos» 0 «actitudes»; el de democracia, mediante con­ceptos subsidiarios como el de «consensus» e «igua1dad».

a) El Estado.

L. T. HOBHOUSE: The Metaphysical Theory of the State. Lon­dres, 1 1918, 5 1951. B. BOSANQUET: The Philosophical Theory of the State. Londres (1899), 1958. H. SPENCER: The Man Versus the State. Caldwell/Idaho, 1892, 7 1960. Th. WELDON: The State, en The Vocabulary of Politics) Harmondsworth, 1953, 1960, pags. 46 y ss . J. DABIN: Der Staat oder Untersuchungen uber das Politische. Neuwied/BerHn, 1964. W. MAGER: Zur Entstehung des modernen

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Staatsbegrif/s. Maguncia, 1968. H. QUARITSCH: Staat und Souverani­tat. Vol. I, Frankfurt/M., 1970. E. LANG: Zu einer kybernetischen Staatslehre. Munich, 1970. E. FORSTHOFF: Der Staat der Industrie- . gesellschaft. Munich, 1971. C. OFFE: Strukturprobleme des kapitalis­tisch en Staates. Frankfurt/M., 1972. C. V. BRAUNMVHL et all.: Pro­bleme einer materialistischen Staatstheorie. Frankfurt/M., 1973. K. H. RODER: Zur Krise der burgerlichen Staatslehre. Staat und Recht, 1973, pags. 798-805. B. GUGGENBERGER: Wem nutzt der Staat? Kritik der ne'omarxistischen Staatstheorie. Stuttgart, 1974.

La antigua historia del concepto (as!, en Ernst KANToROWICZ)( 1) generalmente ha referido la palabra «Estado» al concepto de status publicus y a las ideas sobre 10 publico. Recientes investigaciones [sobre todo la de Wolfgang MAGER (1968)] han demostrado que el concepto Estado se desenvolvi6 a partir de varias rakes, y que ante todo intervinieron en su aparici6n las experiencias de las comu­nas y sefiorfas italianas, as! como de las monarqu!as de Europa occi­dental. Primeramente surgi6 el concepto en la lengua italiana como 10 stato. Sobre la base de la clasificaci6n de las constituciones aristo­telico-tomista, en la que status equivaHa a forma, y species politicce se perfilaba como status de los prfncipes (status principis, status regalis) , el concepto Estado se desarro1l6 en el momento en que el soberano y el poder publico unido a su status se separaron el uno del otro, y el sistema poHtico se distingui6 del sistema social, as! como al separarse los diferentes roles de la personalidad del soberano. Esta diferenciaci6n conduda a la equiparaci6n terminol6gica de status, communitas y res publica, sin que por ello se pudieran iden­tificar estos antiguos conceptos con el moderno de Estado.

Estado y societas civilis comenzaron a separarse en su mutua evoluci6n ; se perdi6 la antigua unidad del concepto medieval de civitas sive societas civilis, y en el siglo XIX termino en la estricta separaci6n de Estado y Sociedad, en el government y la civil society.

(1 ) E. H. KANTOROWICZ : T he King's Two Bodies. Princeton, 1957, pagi­

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Mas tarde, en HEGEL, el Estado era destinado a servir de enlace entre las tendencias centrffugas de la sociedad. Este destacado papel fue precisamente atacado por MARX en su «Crftica a la filosoHa del Derecho de Hegel» (vid. pag. 72).

Sin embargo, la sociedad burguesa ha podido mantener unido al Estado despues de MARX, en tanto que Ia sociedad burguesa cuadraba con Ia fase de gestaci6n de las fuerzas productoras, es decir, mientras que se mantenfa Ia Iucha progresiva de Ia burguesfa con las fuerzas feudales. En el momento en que el proletariado como clase hist6rica entr6 de plano y discuda a Ia burguesfa el poder y las contradiccio­nes se agravaron, Ia sociedad burguesa ya no pudo mantener unido al Estado. Las crisis poHticas obligaron a Ia burguesfa a convertir al Estado, en contra de su propia doctrina liberal, en instrumento de integraci6n y a confiarse si era preciso a Ia dictadura: En aquel tiempo, al bonapartismo; en el siglo XX, al fascismo. Se consider6 al proletariado llamado a hacer saltar Ia superestructura muerta del Estado, que no era sostenida por una clase vigorosa.

EI Estado sera desrronado, al ser una categorfa hist6ricamente transitoria, como concepto central de la reflexi6n poHtica, y tras­puesto su razonamiento al proceso dialectico de las clases (vid. pagi­nas 315 y s.).

Pero Ia teorfa poHtica burguesa sigui6 partiendo del concepto de Estado como categorfa central, aunque en ella tambien existfan ten­dencias que Iuchaban contra el trend de poner la Teorfa poHtica al servicio de una metaHsica estatal.

A las teorfas liberal-burguesas que entendfan al Estado como marco formal unicamente, 0 como una de las asociaciones humanas posibles, perteneda la teorfa de las asociaciones de GIERKE, que concebfa al Estado s610 como una asociaci6n humana, si bien la mas potente, e intentaba proteger la autonomfa de las demas asociaciones frente a Ia extensi6n del poder Estado. En Inglaterra especialmente, esta teorfa cont6 con partidarios . Tambien rechazaron el concepto de Estado como concepto central, Ia teorfa de la evoluci6n from

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status to contracts de MAITLAND, y desde las ideas de FIGGIS hasta el socialismo gremialista y hasta LASKI.

Contra la mistica del Estado que pusieron de moda incluso en Inglaterra los hegelianos como BOSANQUET y GREEN, se alzaron teoricos liberales como Herbert SPENCER (1892) 0 L. T. HOBHOUSE (1918) atacando el mito del Estado. Para los filologoanalistas que atribuyen buena parte de todos los conflictos a la imprecision idio­matica, como Theodore T. WELDON (2), tambien figura el concepto Estado entre las confusiones del lenguaje mas desastrosas, que real­mente no se pueden definir.

TradicionaImente, al Estado se Ie ha definido por tres elemen­tos: Territorio, pueblo y poder estatales. Para poder negarIe a la Republica Democratica Alemana el caracter de Estado, en la Repu­blica Federal Alemana se ha pretendido afiadir, adem as , la legitima­cion como cuarto criterio, 10 cual apenas si se puede sostener, ya que en la mayorfa de los Estados en la Historia, una parte mayor 0 me­nor no ha considerado «legitimo» al sistema establecido.

c:Pueden estos tres criterios diferenciar entonces al Estado de otras asociaciones de forma inequivoca? Para poder hacerlo con seguridad, se han expuesto una serie de distinciones (3).

1) La condici6n de miembro del Estado es obligatoria. No puede uno darse de baja simplemente como de una Iglesia 0 una asociacion. Pero ya HOBBES expuso la posibilidad de la emigracion, y en nuestros dras se ha ofrecido el exodo masivo, y WELDON (4) afiade, ademas, la posibilidad del suicidio; pero ambas diHcilmente pueden valorarse como alternativa verdadera.

2) Por regIa general, unicamente se puede ser miembro de un Estado. Algunos parses son menos meticulosos en e.:: te sentido, y ante la integracion de federaciones sera posible cada vez mas la doble

(2) TH. WELDON: The Vocabulary of Politics. Harmondsworth, 1953, 1960, pags. 46 y sigs.

(3) efr.]. W. GARNER: Politicdl Science and Government. Nueva York, 1932, pags. 63 y sigs.; H. D. LASSWELL-A. KAPLAN: Power and Society. Nueva Haven, 1950, pag. 183.

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afiliacion; finalmente, hasta dejara de existir la ciudadanfa 0 nacio­nalidad en sentido estricto, ante los amplios derechos fundament ales relativos al derecho de libre circulacion de las personas y de su par­ticipacion.

3) El Estado esta limitado a un territorio determinado. Pero una serie de Estados ya no dominan la totalidad de su territorio, y penetran otras potencias. En cambio, las superpotencias ejercen controles indirectos y en ninguna parte se limitan a su territorio.

4) Los Estados son intermediarios de una multiplicidad de inte­reses, y se dedican al fomento de intereses generales y no especiales. Tambien esto se puede cuestionar, incluso sin considerar los gobier­nos burgueses como marionetas del gran capital; los Estados sirven, no obstante, alianzas cambiantes e intereses dominantes, que con frecuencia pueden ser muy particulares (en Suiza, el Estado se obliga incluso constitucionalmente a fomentar la industria molinera y simi­lares intereses muy particularizados).

5) Ante las demas asociaciones, el Estado es una asociaci6n per­durable. En Alemania y Francia, por ejemplo, las asociaciones patro­nales y los sindicatos han tenido una existencia mas continuada que el sistema polftico; a1 respecto, solamente una doctrina ficticia sobre la sucesion y continuidad de los Estados puede hacer olvidarlo.

6) E1 Estado es una asociaci6n necesaria, los hombres no pue­den vivir fuera del Estado, mientras que SIlo pueden sin estar en otras asociaciones. En todas las epocas han existido individuos que les habrfa gustado vivir fuera del Estado, que establecieron colecti­vidades y comunas sin relacion con el Estado y que siempre fueron sometidas a la soberanfa estatal contra su voluntad. Amplios drculos aun creen actualmente en la posibilidad de una situacion aestatal, e incluso quien no considera los gobiernos imprescindibles podrfa concebir 1a autoridad con formas aestatales, por ejemplo, como atri­bucion funcional a fuentes de poder diferenciadas.

7) Segun 1a famosa definicion de Max WEBER, el Estado posee

(4) WELDON, vd. supra (nota 2), pag. 48.

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el monopolio de la /uerza fisica legitim a para la realizaci6n del orden. Esta definici6n se hace cada vez mas anticuada a la vista de la justi­ficaci6n del empleo de la · fuerza por parte de intereses oprimidos y que hasta ahora no han promovido conflictos, y por las transferen­cias fluid as entre poder estructural y contrapoder, que s6lo parcial­mente se producen ,por las vias de la coacci6n.

8) El Estado mantiene el control sobre todas las demas asocia­CIOnes y es soberano. Desde BODINO, efectivamente, se ha identi­ficado al Estado con la soberania. A la vista de c6mo socavan interiormente la soberania minorfas desidentes, que en todos los Estados se retraen 0 rebel an violentamente, y ante la erosi6n exte­rior por el poder de las superpotencias y por las renuncias de sobera­nia con la finalidad de una integraci6n supranacional, el criterio de la soherania result a cada vez menos uti! para distinguir al Estado de otras asociaciones.

Te6ricos del sistema como LUHMANN (5) consideran acertadamen­te, por tanto, al Estado como categorfa indeterminada y analltica­mente poco util. EI vado te6rico dejado por el concepto Estado pasa a ocuparlo el concepto de sistema politico. Los intentos por moder­nizar el concepto Estado, dandole una nueva intet:pretaci6n mediante conceptos ciberneticos aplicados a las ciencias sociales (LANG, 1970), no han pasado hasta hoy de constituir juegos termino16gicos.

EI concepto Estado, en el siglo xx se convertira en el concepto, clave de las teorfas politicas conservadoras. En 1a escuela de Carl SCHMITT, y sobre todo en la de Ernst FORSTHOFF y Werner WEBER, predomin6 la inclinaci6n a combatir la tendencia a la socializaci6n que rebaja al Estad a ser un socio menor de los poderosos intere­ses sociales, haciendolo incapaz de imponer a los distintos intereses sociales mantenerse en sus limites, estableciendo, si fuera preciso, de forma autoritaria el bien comun y el arreglo de los conflictos. Llama fuertemente la atenci6n el anhelo de un «Estado-integral»

(5 ) N. LUHMANN: Soziologie der Au/klarung. Colonia/Opladen, 1970, pagina 154.

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fuerte, que parece haberse perdido con el desenvolvimiento democra­tico-parIamentario de la fase republican a (6).

FORTSHOFF (1971, pag. 159) parece incluso lamentarse de que la legitimacion sociopoHtico-economica del moderno Estado provi­dente haya convertido en super£luas crecientemente las antiguas garantfas de estabilidad mediante la represion Hsica: «Tras acabar can el Estado, al perfil moral de la polida en la poHtica diaria se Ie hace diffcil ofrecer una buena imagen, y esto se admite.» FORTSHOFF silencia como puede la polida «crear una buena imagen» , pero se interpretan exageradamente sus palabras, sobre si val~ra

como «mejor imagen» una intervencion mas ruda en los con£lictos que surgen de la prevision existencial no a pesar de los exitos del Estado, sino en parte precisamente a causa de los mismos.

La cdtica de la izquierda y de la derecha al pluralismo demo­cratico de los Estados capitalistas coincide en un punto: Ambas se lament an de la incapacidad de los sistemas poHticos capitalistas para

. articular y representar 10 publico concretame'nte. Los conservadores, en oposicion a la nueva izquierda~ no obstante, se inclinan a recono­cer al Estado la representacion de 10 general. No pocas veces estos (en FORSTHOFF, express is verbis) se un en consciente 0 inconsciente­mente a la definicion de HEGEL en la filosoffa del Derecho (§ 258): «El Estado es la realidad de la voluntad sustancial, la cual ha e1evado su conciencia espedfica a generalidad, racional en sf y por s1.»

La antigua exaltacion del Estado en su forma tecnocratica encuen­tra facilmente en la concepcion del Estado de prevision existencial su conexion con las demandas populares, tal como las izquierdas las articulan, desde la asistencia psfquica a la proteccion del entorno. EI modelo opuesto, que considera la capacidad para articular intere­ses generales descuidados hasta ese momenta en una vanguardia de la futura sociedad, 0 sea en la intelectualidad revolucionaria 0 en los sindicatos, no parece menos elitista. Un desarrollo planificado basado

(6) Cfr. H. GREBING : Konservation gegen die Demokratie. Konservative Kritik an der Demokratie in der Bundesrepublik. Francfort/M., 1971, p ag. 428.

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en una comunicacion exenta de dominacion, y la mas amplia partici­pacion posible de todos los intereses y subsistemas organizados, diri­gido a la conciencia responsable de 10 publico concreto, constituye, sin embargo, un punta medio que hace anticuada la alternativa «Estado 0 Sociedad». El concepto de «sistema poHtico» sera mas eficaz en la busqueda de modelos con mayor participacion e incre­mento paralelo de la eficiencia (que hasta ahora se na ensalzado (como «eficacia estatal») (*).

Con tal afirmacion no se pretende «poner fuera de circulacion» al concepto «Estado» en modo alguno, como reza una crftica de la Republica Democratica Alemana (RODER, 1973, pag. 800). El con­cepto de Estado continua siendo relevante para la C1'ftica de la socie­dad burguesa, aunque no juegue ya el papel magico excesivo de los «realen Gesamtkapitalisten» * * que se Ie asigna en la teorfa del capi­talismo monopoHstico estatal, sino tan s6lo un papel empfricamente demostrable en las modernas teorfas del intervencionismo estatal (vid. OFFE, 1973).

b) El Poder.

B. DE ]OUVENEL: Du pouvoir. Ginebra, 1945. H. ]. MORGEN­THAU: Politics among Nations. Nueva York, 1948, 1953. H. D. LASSWELL-A. KAPLAN: Power and Society. New Haven, 1950. Ch. E. MERRIAM: Political Power, en A Study of Power, Glen­coe/Ill., 1950. R. A. DAHL: The Concept of Power. Behavioral

(*) No obstante, el concepto de Estado no ha quedado anticuado en todos los aspectos para la moderna investigacion en las ciencias sociales. El concepto «Estado» interesa hoy todavia, ante todo en su aspecto dinamico en el proceso de la nation building. Aqul el enfoque institucional se abandona por el enfoque teorico del comportamiento, y se plantea: ;, Como un Estado creado arbitraria­mente, el cual a menudo en los paises en desarrollo reproduce los absurdos Hmites del gobierno colonial, se convierte mediante procesos de integracion en nota apareda en la edicion de 1971, en lugar del actual, desde el punto seiialado una ' nacion que sostiene al Estado? (vid. pag. 414. [(N. del T. : EI texto de esta con asterisco hasta comenzar el apartado b).]

,(U ) N. T.-Los capitalistas. Sentido de ENGELS.