Dios tiene una familia - Conquista Cristiana · familia de Dios. Están constituidas por un padre...

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2 D D ios siempre ha querido tener una familia. Desde el principio de la historia bíblica encontramos este pensamiento inherente en la creación. Génesis es el término griego del primer libro de la Biblia y significa “origen” o “principio”. El libro “narra los orígenes del universo, del género humano y, en particular, del pueblo de Dios”. 1 Cuando hubo terminado la creación del universo y de la tierra, Dios hizo al hombre y a la mujer y los puso en un hogar (huerto) para que fueran una familia. Les dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:28). Dios había dado origen a su familia. La genealogía en Lucas 3:38 dice: “Adán, hijo de Dios”. Más allá del resultado de una familia natural en la procreación humana, la familia que Dios quería desde el principio era hijos e hijas hechos a su imagen y semejanza. Antes de que el pecado entrara en el huerto, la intención de Dios era tener hijos que se parecieran a él (Génesis 1:27). La Biblia es la historia de la familia de Dios. Es la característica predominante de la Biblia. La familia de Dios no existiría como un fin en sí misma; debía reflejar las virtudes y los propósitos del Padre, modelar la relación existente entre el Padre, el Espíritu Santo y el Hijo. La Biblia es la historia de la familia de Dios: es el tema central de la Biblia. En la secuencia del relato, el siguiente período después de la creación es el de los patriarcas. Patriarca significa “padre de familia, clan o tribu. Designa, en el Nuevo Testamento, a Abraham (Heb. 7.4), a los hijos de Jacob (Hch. 7.8-9) y al rey David (Hch. 2.29). Alude por lo general a los dirigentes del pueblo hebreo que precedieron a Moisés” (Ro 9.5; 11.28; 15.8). 2 En este período se establece la norma relacional que habría de regir en las familias de Israel. Esta norma que refleja la relación de autoridad entre Dios el Padre y su Hijo unigénito, Jesucristo. La autoridad no es sólo del Padre sino que se traslada también al Hijo unigénito, y era evidente en el ministerio de Jesús: la gente estaba admirada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad (Mateo 7:28, 29). Cuando Jesús terminó su ministerio en la tierra, dijo a sus discípulos: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). En la familia patriarcal, la autoridad del padre se traslada al primogénito, quien sucedía al padre como cabeza de la familia y recibía una doble porción de los bienes familiares respecto de los demás hermanos. Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Hebreos 2:11). Además de gobernar, la cabeza tenía funciones sacerdotales. El ejemplo más sobresaliente de este período es la maniobra de Jacob para quitarle a Esaú la primogenitura que este había despreciado. La familia está en el centro del propósito de Dios. Cuando la maldad Dios tiene una familia Dios tiene una familia Por Hugo M. Zelaya

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DDios siempre ha querido teneruna familia. Desde elprincipio de la historia

bíblica encontramos estepensamiento inherente en la creación.Génesis es el término griego delprimer libro de la Biblia y significa“origen” o “principio”. El libro“narra los orígenes del universo, delgénero humano y, en particular, delpueblo de Dios”.1

Cuando hubo terminado la creacióndel universo y de la tierra, Dios hizoal hombre y a la mujer y los puso enun hogar (huerto) para que fueranuna familia. Les dijo: “Fructificad ymultiplicaos; llenad la tierra y sometedla;ejerced potestad sobre los peces del mar,las aves de los cielos y todas las bestiasque se mueven sobre la tierra” (Génesis1:28). Dios había dado origen a sufamilia. La genealogía en Lucas 3:38dice: “Adán, hijo de Dios”.

Más allá del resultado de una familianatural en la procreación humana, lafamilia que Dios quería desde el

principio era hijos e hijas hechos a suimagen y semejanza. Antes de que elpecado entrara en el huerto, laintención de Dios era tener hijos quese parecieran a él (Génesis 1:27). LaBiblia es la historia de la familia deDios. Es la característicapredominante de la Biblia. La familiade Dios no existiría como un fin en símisma; debía reflejar las virtudes ylos propósitos del Padre, modelar larelación existente entre el Padre, elEspíritu Santo y el Hijo. La Biblia es la historia de la familiade Dios: es el tema central de laBiblia. En la secuencia del relato, elsiguiente período después de lacreación es el de los patriarcas.Patriarca significa “padre de familia,clan o tribu. Designa, en el NuevoTestamento, a Abraham (Heb. 7.4), alos hijos de Jacob (Hch. 7.8-9) y al reyDavid (Hch. 2.29). Alude por logeneral a los dirigentes del pueblohebreo que precedieron a Moisés”(Ro 9.5; 11.28; 15.8).2

En este período se establece la normarelacional que habría de regir en lasfamilias de Israel. Esta norma que

refleja la relación de autoridad entreDios el Padre y su Hijo unigénito,Jesucristo. La autoridad no es sólo delPadre sino que se traslada también alHijo unigénito, y era evidente en elministerio de Jesús: la gente estabaadmirada de su doctrina, porque lesenseñaba como quien tiene autoridad(Mateo 7:28, 29). Cuando Jesústerminó su ministerio en la tierra, dijoa sus discípulos: “Toda potestad me esdada en el cielo y en la tierra” (Mateo28:18).En la familia patriarcal, la autoridaddel padre se traslada al primogénito,quien sucedía al padre como cabezade la familia y recibía una dobleporción de los bienes familiaresrespecto de los demás hermanos.Jesús no se avergüenza de llamarnoshermanos (Hebreos 2:11). Además degobernar, la cabeza tenía funcionessacerdotales. El ejemplo mássobresaliente de este período es lamaniobra de Jacob para quitarle aEsaú la primogenitura que este habíadespreciado.La familia está en el centro delpropósito de Dios. Cuando la maldad

D i o s t i e n e u n a f a m i l i aD i o s t i e n e u n a f a m i l i a

Por Hugo M. Zelaya

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de los hombres colma la paciencia deDios y decide “borrarlos de la faz de latierra” (Génesis 6:7), Dios salva a Noéy a su familia. Cuando Moisés se presenta delantedel faraón para que deje ir a Israel,Dios lo llama su hijo: “Jehová ha dichoasí: Israel es mi hijo, mi primogénito. Yate he dicho que dejes ir a mi hijo, para queme sirva; pero si te niegas a dejarlo ir, yomataré a tu hijo, a tu primogénito”(Éxodo 4:22 y 23). Dios identifica aIsrael como su familia. Pero Israel no es fiel a Dios y nosatisface el deseo de su corazón detener una familia conforme a suimagen. Entonces él envía a su Hijo almundo para que comience de nuevo yproduzca una familia para Dios. Lanarrativa hace numerosas referenciasa la relación entre Jesús, el Hijo, yDios, su Padre. Cuando Jesús fuellevado delante del sumo sacerdotepara ser juzgado, este le conjura paraque diga si él es el Hijo de Dios.Cuando Jesús respondeafirmativamente, el sumo sacerdoterompe sus vestiduras y exclama: “¡Hablasfemado!” (Mateo 6:65). ¡Tan lejosestaba Israel de su propósitooriginal!

¿Pueblo o familia de Dios?Al pueblo de Dios se hace referenciaen las Escrituras como la familia deDios. Jesús es nuestro hermano mayor,el primogénito del Padre, peronosotros también somos sus hijosnacidos (engendrados) de Dios.Romanos 8:29 dice de Jesús y denosotros: “A los que antes conoció,también los predestinó para que fueranhechos conformes a la imagen de su Hijo,para que él sea el primogénito entremuchos hermanos”.Jesús vino a redimir más que unacreación, vino a redimir a la familia deDios. Israel le había dado la espalda aDios, se había revelado contra Dios demuchas maneras. A pesar de que Diosdemostró ser Padre para ellos, Israelnunca tuvo una relación cercana conél. Hubo individuos que conocieron aDios de manera muy íntima, pero elpueblo, en general, le tenía un miedo

malsano que lo hacía alejarse de él. Enel tiempo de los jueces, cuando pidenun rey, como tienen las otras naciones,Samuel se siente herido y defraudadopor Israel, pero Dios dice que no hanrechazado al profeta sino a Diosmismo (1 Samuel 6:7).Hay una gran diferencia entreconocerse como “pueblo de Dios” yconocerse como “familia de Dios”.Una es impersonal; la otra define larelación más cercana entre dos seresvivientes.La identificación de Jesús con Dios, suPadre, también nos identifica anosotros con él. Es muy importantesaber que Dios es nuestro Padre, másque saber que somos parte del pueblode Dios. El padre es quien daidentidad a sus hijos. En lo natural lasfamilias se conocen por sus padres. Enlo espiritual nos conocemos pornuestro Padre celestial.

Parte del proceso de redención es larevelación del Padre por medio deJesús, su Hijo. Cuando Felipe le pideque les muestre al Padre, Jesúsrespondió: “El que me ha visto a mí havisto al Padre” (Juan 14:9). La razón porlo que esto es importante es porquetodos los atributos invisibles del Padrefueron hechos visibles en el SeñorJesucristo. Y ahora a nosotros noscorresponde reflejar los mismosatributos en nuestra vida, para que unmundo que no conoce a Dios, pueda,por lo menos imaginarse cómo es élviendo nuestra manera de ser. Cuandola familia de Dios da un buentestimonio con su vida, el mundo lonota y muchos querrán venir a él. Loopuesto es también verdad.

De manera que la redención es másque ser perdonados de nuestrospecados y librados del fuego eterno.Demuestra mucha ingenuidad pensarque Dios hizo toda la obra deredención sólo para nosotros. Nosufanamos de ser el objeto de laatención del Dios todopoderoso. Noshacemos nosotros el centro delpropósito de Dios, como si la venidade Jesús respondiera sólo a librarnosdel pecado.

La manera de pensar de muchoscristianos es semejante a la manera depensar de Israel. Cuando José estabavivo y gozaba del favor del rey, noleemos que el pueblo se acordara deDios y quisiera servirle; pero cuandoapareció otro rey que no conocía a José(Éxodo 1:8), los hizo sus esclavos y losoprimió, entonces claman a Jehovápara que los libere. Dios en sumisericordia responde a su clamor ylos saca de Egipto con mano poderosa(Éxodo 14:8). Tres días despuésmurmuraron contra Moisés porque lasaguas de Mara no se podían beber.Este patrón se repitió por 40 años y elpueblo de Dios nunca llegó a ser lafamilia de Dios. Israel reclamó losprivilegios de pueblo, pero no dehijos. Los otros pueblos temían a Diospor lo que había hecho en favor deIsrael, pero no por sus atributos,porque Israel, como nación, no losdemostró.Ser la familia de Dios no quiere decirque toda la actividad divina girealrededor de nosotros, si no de él.Tenemos que comenzar a reconocerque nuestro Padre es el centro de estafamilia y que es su voluntad y sudeseo lo que nosotros tenemos quecumplir, así como nuestro Señor lodemostró en su peregrinaje por latierra. Todo resultado benéfico quellegue es el efecto secundario denuestra obediencia. El efecto primarioes siempre en beneficio de Dios y élsiempre trata bien a su familia.

Cómo es la familia de DiosNuestras familias cristianas naturales,aunque imperfectas, representan a lafamilia de Dios. Están constituidas porun padre una madre, hijos e hijas.Cada uno tiene un papel que define,tanto sus privilegios yresponsabilidades, como las relacionesentre los miembros de la familia. Estasson relaciones comprometidas ymantienen la unidad de la familia.La Biblia considera a la familia laestructura básica en el reino de Dios,aunque esté compuesta porindividuos. El Salmo 68:6 dice queDios hace habitar a los solitarios en

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familias: El pueblo de Israel eranaturalmente, la familia de Jacob, quefue constituida en doce grupos,llamados tribus, cada una de lascuales llevaba el nombre de uno de loshijos de Jacob. Estos grupos estabancompuestos de casas paternas. Latierra fue repartida entre las docetribus.3

La característica principal de unafamilia es la relación entre losmiembros, quienes no hacen nada queno sea para el beneficio de toda lafamilia. El padre vela por lasnecesidades de todos. La madre tieneuna función de apoyo al padre y cuidade los hijos mientras aquel sale enbusca del sustento para la familia. Loshijos obedecen la voluntad del padre ycontribuyen, con su esfuerzo personal,en las tareas personales que han sidodiseñadas para que la vida familiarfuncione sin ningún obstáculo. Todolo que hace el padre es para el bien dela madre y de los hijos. Todo lo quehace la madre es para el bien delpadre y de los hijos. Todo lo quehacen los hijos es para el bien de loshermanos, del padre y de la madre.Este es también el espíritu de lafamilia de Dios. Nadie vive para sí,todos vivimos para Dios y paranuestra familia espiritual. La restauración de la familia de DiosEl principio que funciona en la familiade Dios es el de la “integridad internay la integración externa de lasestructuras”, enunciado por CharlesSimpson. Según este principio, elpropósito de Dios es la integración dela creación. Esta consiste en unacompleja interrelación deinnumerables estructuras. Elproblema es la desintegración de lasestructuras establecidas por Dios, porfalta de integridad, en dichasestructuras. El estado o condición delas estructuras en individuos, familias,escuelas, iglesias, gobiernos, etc. notienen todas sus partes o han sufridoalteraciones en su diseño original. ¿Cuál es, entonces, la solución a esteproblema? Primero, admitir que hayun problema y luego darnos a la tareade restaurar la integridad de la

creación. Esto se hace descubriendo yreconociendo las estructuras básicasque Dios ha ordenado; reintegrando yrenovando sus componentes, lo cualplantea un curso de acción, queimplica trabajar con la convicción deque las estructuras materiales, socialesy espirituales fueron creadas por Diosde forma armónica y que soninterdependientes. El principio de la integridad interna yla integración externa de lasestructuras continúa diciendo que “lasestructuras internamente saludables yseguras buscarán armonizar einterrelacionarse naturalmente con lasestructuras mayores, porque ningunaestructura está completa en sí misma(individuos saludables se relacionanen familias, las familias en iglesias, lasiglesias con la iglesia en general, y laiglesia en general con la iglesiauniversal y eterna). El hecho de que las estructuras nobusquen integrarse con las estructurasmayores indica una tendencia alaislamiento y, por consiguiente, revelauna condición enfermiza o unfuncionamiento defectuoso que seexpresa en el sectarismo, el temor, laduda, la culpa, el egoísmo, etc. (lascélulas cancerosas serían un ejemplobiológico). La unidad es el resultado de unainfraestructura saludable, no laeliminación de la infraestructura. Elestatismo o el socialismo han buscadola unidad sociológica a expensas delas infraestructuras existentes. Elresultado ha sido una unidadtemporal de coerción, no lainterdependencia saludable de losmódulos divinamente ordenados. Ninguna unidad divinamenteordenada puede ser abusada omanipulada en beneficio de otraunidad. Cada unidad es necesariapara la efectividad de todo el cuerposocial. La deferencia (respeto yconsideración) y el apoyo por parte decada unidad para las otras es clavepara la salud global.

Componentes de las estructurassaludables:

1. Una revelación de que cadaindividuo y cada módulo es productode la voluntad de Dios; la revelaciónse comprende personalmente porparte de los participantes y no seimpone por la estructura mayor. 2. Rectitud y equidad comofundamento para la interacción. 3. Coyunturas eficaces y funcionalesentre los varios miembros y módulosparticipantes. 4. Apreciación global en cada nivel.Es decir, la habilidad de losresponsables en cada nivel de captarla perspectiva de los que están sobreellos para que sus acciones serelacionen con el todo y nomeramente para beneficio de supropia esfera”.4

El concepto de la familia cristiana estotalmente extraño para nuestrasociedad moderna, donde elindividuo ocupa un lugar deindependencia prominente, “cada cualhace lo que bien le parece” (Jueces17:6), y la motivación de losindividuos es egoísta. Si este conceptofuera sólo de la sociedad secular, y laiglesia se rigiera por el principio de laintegridad interna e integraciónexterna, no tendríamos problemasdentro de la familia cristiana. Pero larealidad es que la influencia delmundo es cada día más fuerte dentrode la iglesia.Si bien es cierto que las iglesiascristianas están creciendoexponencialmente hasta tenernecesidad de inventar palabrasnuevas para describirlas (como megaiglesias), la verdad es que en lamayoría de los casos estáncompuestas de individuos aislados yno integrados en familias saludables.Y bien ha dicho alguien que la iglesianunca es más fuerte que las familias(no los individuos) que la integran.¿Cuál es el resultado evidente de esteinfluencia mundana en las familias dela iglesia? El mismo que en el mundo:materialismo, pérdida del sentidobíblico de paternidad, infidelidad delos cónyuges, un alto índice dedivorcio, hijos rebeldes y un cada día

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menos parecido al matrimoniodiseñado por Dios.¿Cuál es el deseo de Dios para sufamilia? Que seamos un modelodonde su paternidad sea exaltada, suHijo reverenciado y los miembros dela familia vivan para él y uno para elotro y no para sí mismos. Si ponemosatención, este fue el propósito para elcual vino y murió nuestro Señor.Hebreos 2:10 dice: “Convenía a aquelpor cuya causa existen todas las cosas ypor quien todas las cosas subsisten que,habiendo de llevar muchos hijos a lagloria, perfeccionara por medio de lasaflicciones al autor de la salvación deellos”. Jesús satisfizo el deseo de Dios.Hebreos 2:13, citando Isaías 8:17 y 18dice: “Aquí estoy yo con los hijos queDios me dio”. Como miembro de la familia de Dios,¿de qué manera responderá usted aeste reto de pertenecer a su familia?Creo que empezamospreguntándonos si en algo hemosdejado de cumplir el deseo de Dios ysi con eso hemos contristado alEspíritu de Dios. Seguimos luegodando una vuelta de 180 grados yhaciendo un compromiso de novolver a actuar de maneraindividualista y, más bien entrar enuna comunión desinteresada connuestra familia espiritual.Dios tiene una familia, que él nosayude a representarlo bien. ∆Notas1,3 Introducción al Génesis -Compubiblia de Sociedades BíblicasUnidas2 Diccionario - Compubiblia deSociedades Bíblicas Unidas4 Internal Integrity and ExternalIntegration of Structures - CharlesSimpson

Hugo M. Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de laFraternidad de Iglesias y Ministerios delPacto que da cobertura a varias iglesias enCosta Rica. Actualmente reside con suesposa y su hija, en Alajuela, Costa Rica.

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Próximos temas:La vida de fe (20-8-07)*

Buenas y malas elecciones (20-10-08)*Carácter vs intregridad (20-12-08)*

Enojo y odio (20-2-09)**fecha límite para enviar artículos

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MMuchas personas no conocendel todo a Dios. Otras creenque existe, pero no tienen

una relación personal con él. Muchoscristianos tiene un relación con Jesús,pero no se dan cuenta de que Dios essu Padre. El resultado es que sondespojados de la tremenda gracia desu paternidad en sus vidas. Jesús, elHijo, vino porque el Padre lo enviópara salvarnos. Jesús dijo a susdiscípulos que si conocían al Hijo deDios, conocían al Padre (vea Juan 14:1-11).Jesús vino a mostrarnos el amor y elcuidado del Padre, él nos enseñó adecirle Padre.Jesús oró: “¡Abba, Padre!” Abba es untérmino de afecto personal (veaMarcos 14:36). Los judíos serelacionaban con la ley, la religión, o

la tradición, pero Jesús nos invita arelacionarnos con Dios como nuestroPadre.Es vital conocer a Dios como nuestropadre porque esto cambia lanaturaleza de nuestra relación con él,de impersonal a personal. De tener aun Dios distante, a tenerlo cerca. Devernos no sólo como creyentes, sinotambién como sus hijos e hijas.

La paternidad natural La familia es una extensión de lapaternidad y recibe su nombre delPadre eterno. Efesios 3:14-15 nos diceque cada familia (patria) deriva sunombre del Padre. La familia naturalproviene de un padre natural dequien lleva su nombre; es la extensiónde la procreación, provisión yprotección de un padre. Muchos padres naturales no conocena Dios como el Padre celestial. Han

fallado como padres naturales, y elnombre “padre” ha perdido respeto.Para muchos hijos, “padre” es unapalabra que les causa dolor.Malaquías 4:5-6 nos dice que Diosenviaría a Elías para hacer volver elcorazón de los padres hacia los hijos yel corazón de los hijos hacia lospadres, no sea que castigue la tierracon maldición. Gracias a Dios que lamaldición ha sido eliminada pormedio de Cristo. El lugar para detenerlos males que nos atacan está en elcorazón del Padre.

La familia de Dios es una comunidad El Evangelio restaura nuestra relacióncon el Padre celestial y con lapaternidad natural. En el Salmo 78, elescritor dice a los padres quetransmitan a sus hijos la sabiduría y laverdad de generaciones anteriores. Elenemigo sabe que puede derrotar a lasgeneraciones si las logra separar de su

L a f a m i l i a d e D i o sL a f a m i l i a d e D i o s

Por Charles V. Simpson

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patrimonio. Por eso redobla suesfuerzo, en nuestros días para abriruna brecha entre padres e hijos. Lafamilia, a menudo, se ha convertidoen individuos dispersos que hanperdido la habilidad para adherirseuno a otro. Esta mentalidad de pocaadhesión o de poco compromiso,convierte a la sociedad en individuosmotivados por el interés propio. La forma de vincular a lasgeneraciones en seguridad ycontinuidad es relacionarlas con unPadre celestial amoroso y bondadosoel cual también nos vincula con susotros hijos espirituales en una familiaespiritual unida. En unidad unos conotros y a través de generaciones, élenvía sobre nosotros bendición y vidaeterna.La paternidad espiritual Debido a una perspectiva institucionaldel cristianismo, la familia espiritualha sido fracturada. Muchos cristianosnunca han sabido lo que es un padreespiritual o se han apartado de ellos.La manera de tratarnos el uno al otroha sido afectada, a menudo, por laausencia de los padres. Necesitamos acercarnos a nuestroPadre en los cielos y pedirle que sureino venga a nuestras vidas.Necesitamos honrar a nuestros padresnaturales y orar para que se vuelvan aDios y a sus hijos. Necesitamos orarpor la familia de Dios, por unapaternidad espiritual que, consinceridad, cuide a los hijos de Dios.

El peregrinaje de la familia de DiosLa vida relacional de la iglesia es unamanifestación de la familia de Dios; esuna peregrinación que hacemos juntosy que es conducida con propósito.Hace muchos años estaba en mioficina escuchando a un misioneromientras describía la costumbre deuna gran iglesia en Sur América quienme contaba cómo las familiasavanzaban desde sus casas al lugar dereunión en la ciudad: el padreempezaba en su casa dirigiendo a sufamilia en un tiempo de oración yadoración. Después, en cierto puntodel camino se unían a otras familias y

tenían otro tiempo de adoración yoración. Avanzaban, uniéndose aotros grupos más grandes que veníande muchas direcciones, convergiendo,finalmente, en el gran salón dereunión. Me asombró y me conmovióvisualizar esta jornada en mi mente.El éxodoCuando Israel salió de Egipto,comenzaron del mismo modo. Cadafamilia se reunió alrededor delcordero y participó de la comida de laPascua, vestidos para salir de viaje ala medianoche (vea Éxodo 12). Lasfamilias y los grupos de familiasconvergieron en tribus, para seguir aMoisés fuera de Egipto hacia la tierraprometida. Fue la siguientegeneración la que finalmente entró enCanaán, y todavía más tarde, sereunieron en Sión y la ciudad deDavid. Pero Israel siempre viajó enfamilias. Si alguien estaba solo, Dioslo hacía habitar en familia (vea Salmo68:6).El peregrinaje de JesúsCuando Jesús tenía 12 años, hizo superegrinación al templo como le eraordenado a todos los hombres judíos.Fue con su familia, caminaron haciaJerusalén, uniéndose a otras familias,hasta que grandes multitudes,viniendo de todas las direcciones,convergieron en Jerusalén. Lasreuniones en Jerusalén eran más quereuniones de individuos: eranreuniones de familias. En los 1500años desde el éxodo, Israel no habíaperdido su sentido de familia y laimportancia de la responsabilidadpatriarcal. Y hasta el día de hoy, eljudaísmo ortodoxo permanecepatriarcal y basado en familias. Ellostodavía “viajan” en familias.La pregunta para nosotros no es sóloadónde estamos yendo, sino tambiéncon quién estamos viajando. ¿Es lajornada sólo una búsqueda personal onecesitamos a la familia de Dios?

La familia de Dios camina juntaLa familia es más que personasviviendo en la misma casa. Haypersonas que viven en una casa dehuéspedes, pero esa no es una familia.

La familia es una vida orgánica quefluye; es vida en común, parentesco,orden común y propósito. Es unaunión de pacto que establece unfundamento seguro para laprocreación y apoyo mutuo. Es unaunidad que crece y camina junta.Satanás odia a la familia. La atacó enel paraíso terrenal y ha seguidohaciéndolo desde entonces. Élentiende que la fragmentación ladebilita y la hace vulnerable. Su planha sido siempre dividir y conquistar.Él pone en duda la palabra de Diosacerca de la familia, las diferencias delos sexos, el orden de Dios, y resalta elorgullo humano personal. Satanásataca la paternidad, corrompe lafemineidad y promueve la rebelión delos hijos. Divide a los padres yproduce hijos independientes, amenudo rebeldes. Él favorece elindividualismo.Nuestra sociedad se ha vueltoradicalmente individualizada y estoha afectado a la iglesia. Cada día máscristianos caminan solos. Comoconsecuencia, la sociedad hasustituido las relaciones conorganización, entretenimiento,programas, televisión y el internet.Muchas personas buscan eventos yacontecimientos o alguna otraexperiencia para llenar lasnecesidades que sólo se puedensatisfacer con relaciones orgánicasduraderas. Estas personas esperanque los cultos en la iglesia sean losque extiendan el reino de Dios pornosotros. Las reuniones engendranmás reuniones, pero las relacionesentre las personas engendran apersonas relacionadas. Las reunionespueden ser buenas, pero no puedenreemplazar la amistad.

La familia espiritual de JesúsLa familia natural es fundamentalpara la sociedad, pero Jesús hablótambién de la familia de Dios. EnMarcos capítulo 3, dice que en unaocasión la familia natural de Jesúspensó que él había perdido su corduracuando dijo:—“Tu madre y tus hermanos están afueray te buscan. Él les respondió diciendo:

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—¿Quiénes son mi madre y mishermanos?Y mirando a los que estaban sentadosalrededor de él, dijo:—Aquí están mi madre y mis hermanos,porque todo aquel que hace la voluntadde Dios, ese es mi hermano, mi hermanay mi madre”.¿Es cierto eso de que nosotros, quetenemos el compromiso deperegrinar juntos, somos su familia?¿Hay padres, madres, hermanas yhermanos en su familia? Sí los hay.¿Deberíamos esperar esa clase derelaciones en el cuerpo de Cristo? Sídeberíamos. Esa vida es orgánica,produce más vida y nutre y secimienta en un pacto.¿Podemos experimentar esa vida, demanera práctica, con desconocidos ograndes grupos de personas? No.¿Podemos experimentar eso conamigos espirituales íntimos, conquienes estamos unidos por un pacto?Sí, y debemos estarlo si hemos deperegrinar con seguridad. Jesúsencontró tales relaciones ycamaradería en su viaje y él es nuestromodelo.¿Debiéramos ser, personal yespiritualmente, procreadores y traerhijos e hijas a la vida del reino deCristo? La respuesta es un categórico¡Sí! Las reuniones de la iglesia y losprogramas son, ciertamente, útiles,pero la familia espiritual de Dios es elpatrón desde Adán hasta Abraham,desde Jacob hasta José, desde Moiséshasta el Mesías, desde los apóstoleshasta ahora.

La verdadera familia espiritual estábasada en nuestra relación con Cristoy con aquellos donde Cristo nos hapuesto. El cuerpo de Cristo es unarelación ordenada de soporte mutuo,entre integrantes diferentes sirviendoa una causa común. Es más que unareunión, un programa o unaorganización. Esos son andamios,pero el edificio son las personas:personas que están debidamenteunidas a Cristo y unos a otros. Sihemos de edificar iglesias verdaderas,debemos fortalecer a las personas.

El reino está integrado por la familiade Dios

El reino de Dios es el gobierno deDios, ambos representadosdirectamente por medio de Cristo, elrey, e indirectamente por medio de laautoridad delegada por él a loslíderes. El Señor da personas queintegran el cuerpo inmediato a esoslíderes, pues las personas lepertenecen a Dios. Los líderes vienena ser responsables de la calidad de larectitud relacional entre los que hansido puestos bajo su cuidado.La responsabilidad de los que estamosbajo este liderazgo, es honrarlos comoal Señor y seguirlos, en unidad, rumboa la tierra de promesa y al lugar dereinado con Cristo (vea Hebreos 13).Tanto los líderes como el resto de laspersonas son responsables de edificarfamilias espirituales para que seanevangelísticamente procreadoras y semantengan extendiendo sucamaradería, comunión y relación(vea 1ª Juan 1:3).

El mundo no anda buscando otraorganización: anda buscando amor ypropósito auténticos; anda buscando

amigos para la jornada de una vidaque tiene veinticuatro horas por día,siete días por semana.Desafortunadamente, es más fácilescondernos detrás de títulos,programas, frases trilladas y bancasde la iglesia. Este no era el método deJesús.El apóstol Pablo, un verdadero padreespiritual, dijo: “Sigamos lo quecontribuye a la paz y a la mutuaedificación. No destruyas la obra de Diospor causa de la comida” (Romanos14:19-20). La obra de Dios son laspersonas.Más de cuarenta y cinco años en elministerio me han enseñado que unopuede levantar instituciones sinedificar a las personas; que unopuede llenar edificios con personasvacías; pero también puede edificar alas personas sin construirinstituciones. Si Dios quiere,podemos hacer ambos, pero

debemos poner a las personasprimero, antes que las instituciones.¡Las personas crecen en familias, no enalmacenes!Una familia para la jornadaEspero haberle comunicado que lameta no es más de lo mismo: es ver ala iglesia restaurada en el ejemplo quetenemos en Cristo. ¿Cómorespondería usted si Jesús lepreguntara quién es su madre, sushermanos, sus hermanas o sus padresespirituales? ¿Cómo contestaría usted?¿Está usted en una jornada queconduce a Sión y a Jerusalén? De serasí, ¿con quiénes viaja usted?¡Recuerde que no se trata de un viajede dos semanas! Usted necesitará unafamilia espiritual, la familia de Diospara llegar a su destino. Por la gracia maravillosa de Diosespero encontrarle a usted y a sugrupo en Sión, junto al trono del hijode David. ∆

Charles V. Simpson es maestro con unministerio internacional y director de larevista One-to-One. Usado con permisode Charles Simpson Ministries

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“Someteos unos a otros en el temor de Dios.Las casadas estén sujetas Señor; porque elmarido es cabeza de la mujer, así comoCristo es cabeza de la iglesia, la cual es sucuerpo, y él es su salvador.Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo,así también las casadas lo estén a susmaridos en todo.Maridos, amad a vuestras mujeress, asícomo Cristo amó a la iglesia, y se entregó así mismo por ella, para santificarla,habiéndola purificado en el lavamiento delagua por la palabra, a fin de presentársela así mismo, una iglesia gloriosa, que notuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,sino que fuese santa y sin mancha.Así también los maridos deben amar a susmujeres como a sus mismos cuerpos. El queama a su mujer, a sí mismo se ama.Porque nadie aborreció jamás a su propiacarne, sino que la sustenta y la cuida, comotambiién Cristo a la iglesia, porque somosmiembros de su cuerpo, de su carne y de sushuesos.Por esto dejará el hombre a su padre y a sumadre, y se unirá a su mujer, y los dos seránuna sola carne.

Grande es este misterio; mas yo digo estorespecto de Cristo y de la iglesia.Por lo demás, cada uno de vosotros ametambién a su mujer como a sí mismo; y lamujer respete a su marido” (Ef. 5:21-33).

EEl modelo del matrimoniobíblico no se sustenta en lafelicidad, sino en el sacrificio,

en la entrega y en el servicio mutuos.Jesucristo nos muestra el modelo ensu relación con la iglesia.

Hace poco mi esposa y yo celebramos38 años de vida matrimonial. Estoequivale a casi catorce mil días, o sea,unas 333000 horas. Hagamos juntos las matemáticas yestablezcamos una relaciónporcentual, a fin de determinar si loque se considera importante a lo largode ese 100% de la vida, se refleja en eltiempo que le dedicamos.Permítame ser concreto: el total de mivida hasta hoy, se aproxima a las525600 horas. El 63% del 100% de mivida lo he pasado casado con miesposa. He aquí una relación deimportancia.

Supongamos que comer me hatomado 1 hora diaria, lo cualrepresenta 21900 horas; es decir, el4.2% de mi vida lo he gastadocomiendo. Esto es importante, peromenos que lo siguiente.Supongamos también que he dormido8 horas diarias, que equivale al 33%.Esto sí es de importancia.¿Qué respecto del trabajo? Pues bien,en mi caso particular he trabajado 8horas diarias, cinco días a la semana,durante unos 40 años, con unas dossemanas de vacaciones al año. Esdecir, 40 horas por semana, 50semanas al año durante 40 años. Todaesta operación suma 80000 horas detrabajo: apenas un 15.2% de toda mivida la he invertido en trabajo.Permítame hacerle unas preguntasconcretas: ¿Qué es lo que usted consideraimportante en su vida matrimonial?O, ¿qué es aquello que le irrita en sumatrimonio?

¿Diálogo? ¿Comer juntos? ¿Besitos?¿Caricias? ¿Sexo?Por favor: complete su lista y traduzcacada uno de estos elementos a los queusted les ha asignado relevancia en sumatrimonio, a términos relativos; esdecir, a matemáticas porcentuales. Yentonces, sólo entonces, podremosver, con lógica matemática, si lo queda origen a problemas en losmatrimonios actuales es,verdaderamente, tan importantedesde un punto de vista pragmático.

Mi esposa tiene una buena frase: “Hayque preocuparse por lo que esverdaderamente importante en la vida”.En seguida agrega: “No hay nadaverdaderamente importante en la vida”.Le invito a hacer un ejercicio conrapidez:¿Cuántos años de casado (a) tieneusted? ¿Qué es lo que usted ha consideradode importancia en su vidamatrimonial?¿Cuánto tiempo le dedica a eso

Por Marco Pérez

Una perspectiva bíblica delUna perspectiva bíblica del

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semanalmente?Suponiendo que usted no piensa igualque yo y considera importantecaminar juntos todos los días, 5 horaspor semana, 40 semanas al año,porque el resto está lloviendo; quetiene 15 años de casado y 40 años deedad: usted ha consideradoimportante para su matrimonio algoen lo que ha invertido sólo 0.85% desu vida.¿Sexo? Le permito todo el nivel deexageración y haga las matemáticaspara descubrir que aún los másexageradas no llegaron a una cuartaparte del 0.85% de las caminatas.Entonces, queridos amigos yhermanos, ¿por qué no descubrir loque verdaderamente es importante?Y, ¿por qué no remover, de nuestraforma de pensar, los estereotipos queestán conduciendo a tremendosdesaciertos matrimoniales en lasociedad nuestra, aún en aquellos quese consideran cristianos?

En lo fundamental, me opongofilosóficamente al Puma, José LuisRodríguez, a lo que, con música ymovimientos sensuales propagó enAmérica Latina, en su canto: “Tengoderecho a ser felíz”. Muchos son loshogares que han sufrido el embate deesta falacia. Muchas amas de casa, quedieron rienda suelta a la fantasía,principalmente por medio de lastelenovelas, llegaron a creer lasemejante mentira filosófica de quela razón para permanecer unidos enmatrimonio es la felicidad.Unos amigos muy queridos, genteresponsable y profesional, excelentespadres en un momento, miembrosactivos de una iglesia evangélica,terminaron en absoluto descalabromatrimonial. Nunca olvidaré a laseñora y madre de este hogar que, casimusicalmente, nos repetía una y otravez: “Tengo derecho a ser feliz; tengoderecho a ser feliz…”. Ambos se casaronen segundas nupcias después de unhorrendo divorcio; los niños,terminaron prácticamenteabandonados. Sus matrimoniosposteriores han sido horrorosos y loshijos, avergonzados de sus padres,

son expertos manipuladores pormedio de la culpabilidad que, aúnhoy, a edad adulta, descarganinmisericordemente sobre ambospadres.

El matrimonio, ¿cómo es que es? La gran mayoría de los matrimonioscomparecieron en un altar, ante unministro del evangelio, sacerdote opastor, delante de testigos, a fin deconsagrar delante de Dios, y a Dios,una relación que vendría a convertirseen un matrimonio mediante un pactosagrado. Pero su matrimonio es másque un pacto sagrado con otrapersona.Su matrimonio es una disciplinaespiritual diseñada para ayudarle austed a conocer a Dios de mejor y máscercana manera; a confiar en él aplenitud y a amarlo a élprofundamente.¿ Se habrá preguntado alguno si Diosdiseñó el matrimonio, no con laintención de que fuéramos felices sinode que nuestras vidas fuesensantificadas?Si habiendo hecho usted el ejerciciomatemático de la introducción, contoda integridad y honradez ha llegadoa considerar que lo verdaderamenteimportante para su matrimonio, tal vezno lo sea, por lo menosmatemáticamente, entoncespermítame presentarle un grandesafío:Su matrimonio es más un llamado a lasantidad, que un llamado a la felicidad.Me encantó una frase de Sócrates:“Con toda la razón, cásate. Si encuentrasuna buena esposa, serás feliz. Si tu esposano es buena, te harás filósofo”.W.H.Auden, un pensadorcontemporáneo, dijo:“Igual que todo aquello que no resulta dela emoción abrupta sino de la creación deltiempo y la voluntad, cualquier relaciónmatrimonial, ya sea feliz o infeliz, esinfinitamente más interesante, sinimportar cuán apasionante sea”.Cuando aprendemos que en el

matrimonio la santidad debe gobernar porencima de la felicidad, se hace posibleque todo reto, todo gozo, toda lucha ytoda celebración en el matrimonio,sirve para acercarnos más a Dios, y asícrecer en el desarrollo del caráctercristiano que habrá de ser manifiestoen nuestras vidas.Cuando, como cristianos, entendemosel matrimonio como un llamado a lasantidad por encima de la felicidad,podremos comprender que este puedeser el ministerio más duro que alguienpuede asumir.El estado del matrimonio es uno quedemanda mayor virtud y constanciaque cualquier otroHace poco, de regreso a casa,pasamos por la ciudad de Orotina.Allí paramos un momento en elmercado de las frutas. Un tramo mellamó la atención: había un panal conabejas laborando para producir dulcemiel. De seguro el vendedor adivinó lo quepasaba por mi mente en ese instante yextendió su brazo para poner en mimano un frasco con un trozo de panaly miel diciéndome: “Es de cedroamargo”.¿Ha probado usted el cedro amargoalguna vez? ¿Ha masticado pétalosde flor de cedro amargo, o mordidoun pedacito de corteza? Esverdaderamente amargo, pero la miel,¡ah, exquisita dulzura! ¿Se preguntará alguien como surgióese sabor a miel? Pues déjeme decirle:con mucho trabajo, esfuerzo,perseverancia y paciencia. Es decir,con una fórmula que se opone alconcepto simplista y barato de “Tengoderecho a ser feliz”.Las abejas defienden su labor hasta lamuerte y, en su instinto, saben que deaquel néctar pesado y amargo saldráuna miel de incomparable sabor.Ciertamente en todo matrimonio hayun néctar amargo, pero laparticipación de hombres y mujerescon visión del plan de Dios, hace quese pueda saborear, a la distancia, ladulzura de una miel sin igual.

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Indudablemente que el sabor amargono es lo único presente, pero parasaborear lo dulce, hay que apreciar loamargo. Eso demanda honestidad enla relación.Estamos en la obligación de valorarnuestras propias actitudesdesagradables, confrontar nuestroegoísmo y mirar nuestrosdescontentos para poder asíbeneficiarnos del matrimonio, pero enhonestidad. Debemos sacudirnos,también, de conceptos equivocadosque nos dicen que si oramos más, o siaplicamos este o aquel principio, lasdificultades del matrimoniodesaparecerán. Les puedo asegurarque no existen recetas de botica. Los pasos simples y ligeros sólo tienenuna aplicación superficial porque loprofundo demanda trabajo ycompromiso serio, no en busca de lafelicidad sino en busca de la santidad.En el pasaje del inicio leemos:“Maridos, amad a vuestras mujeres, asícomo Cristo amó a la iglesia, y se entregóa sí mismo por ella, para santificarla,habiéndola purificado en el lavamiento delagua por la palabra, a fin de presentárselaa sí mismo, una iglesia gloriosa, que notuviese mancha ni arruga ni cosasemejante, sino que fuese santa y sinmancha”.Un hombre me respondió a esto undía: “Ah, pero si usted conociera a miesposa, pensaría diferente”, y le dije:“No hace falta, ya lo conocí a usted yme imagino que debe ser muy duropara ella”. ¿Por qué nos cuesta tanto mirar haciaadentro? ¿Por qué, si nos vemos enun espejo, no reconocemos todo loque internamente clama, a voz encuello, para que haya un cambio haciala santidad?

Dios diseñó el matrimonio paraconducirnos a la santidad, más que ala felicidad.Grandes personajes de la historiabíblica y de la historia de la iglesia notuvieron hogares o matrimoniosfelices. Estúdiese los casos deAbraham o Moisés. Échele una

miradita al matrimonio de Oseas y aalgunos otros más, entre ellos, elmismo caso de la Virgen María y José,que surge con un horrible estigma.Pero todos comprendieron el procesode la santificación y en eso,experimentaron el gozo del Señor.

Durante treinta y ocho años de vidamatrimonial no han sido los aciertosde mi esposa ni de este servidor, loque nos han dado felicidad. En lopersonal, si mi esposa cobrara lafactura de mis yerros, probablementeno estaría vivo. Nuestro matrimonioha sido sostenido por un compromisode amor y respeto mutuos y por unpacto tácito de honrar y glorificar aDios, por encima de nuestros deseos yagendas personales.

No se engañen, ¡no todo lo que brillaes oro! No todo lo que luce bien yalegre, lo es. Nosotros hemos vividoproblemas, hemos pasado angustias,hemos enfrentado indecifrablestentaciones; pero el compromisomutuo que un 25 de abril del año 1970adquirimos, lo hicimos delante deDios y a él hemos entregado nuestrasvidas, nuestro esfuerzo y nuestrasmotivaciones, para honrarlo y servirloy para proclamar, sin ambages, que elmatrimonio es un perfecto programa,para el hombre y la mujer, que emanadel corazón mismo de Dios.

Es Dios quien nos ha bendecido,material, física y familiarmente.Tenemos tres maravillosos hijos y susesposas, somos abuelos de nietospreciosos e inteligentes. Tenemosriqueza, pero más que material, la queestá en las vidas de hijos e hijasadoptivos alrededor del mundo, enquienes hemos procurado reproducirlo que Dios nos ha enseñado, para queno busquen una vida feliz al estiloHollywood sino, y en firmedeterminación, busquen la santidad:vidas rectas que manifiesten elcarácter de Cristo en cada uno.

La santidad: ¿ qué cosa es?• Es algo que expresa el deseo delcorazón de Dios para cada uno de sushijos (Rom 6:14).

• Es algo que nace en Dios mismo,por tanto, no lo podemos lograr connuestro esfuerzo (1ª Pedro 1:15-16).• Es algo que no es opcional (Hebreos12:14).• Es algo que descubrimos en Cristo,nuestro modelo de santidad (2ªCorintios 5:2).• Es algo que nos convoca a cambiarde reinos: de las tinieblas a su luzadmirable (Romanos 6:6-7).• Es algo por lo cual hay que luchar,(Romanos 7:21).• Es algo que requiere ayuda diariapara enfrentar la lucha (Rom 6:11).• Es algo que demanda vivir enobediencia y no en victoria (Romanos8:13).• Es algo que da muerte al pecado ennuestras vidas (Colosences 3:5).• Es algo que demanda disciplinapersonal (1ª Timoteo 4:7).• Es algo que toma lugar en nuestrocuerpo (1ª Corintios 9:27).• Es algo que fortalece nuestroespíritu (2ª Corintios 7:1).• Es algo que interviene en nuestravoluntad (Filipenses 2:13).• Es algo que requiere hábitos(Romanos 6:19).• Es algo que da sentido a nuestra fe(Hebreos 11:8).• Es algo en lo que hay que vivir enmedio de un mundo de maldad (Juan17:15).• Es algo que nos permiteexperimentar el gozo del Señor(Romanos 14:17). ∆

Marco Pérez es un conocido empresario ylíder evangélico. Preside la Asociación Portantorchas enCosta Rica, que dirige un Programa deEscuela Bíblica para estudiantesinternacionales. Está casado con Janet yreside, con su familia, en San José, CostaRica.

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LLa iglesia cristiana está llamada aser una sociedad de contraste,con una cultura y una forma de

ser totalmente diferentes respecto delo que impera fuera de ella. La iglesiaes el pueblo de Dios, el que él haestado llamando del mundo para quesea testigo suyo y le sirva en laextensión de su reino. La iglesia no está llamada solamente aproclamar el reino: su llamado implicaser una evidencia concreta y visible deese reino. Con ese propósito, el Señorle ha dado su razón de ser, su misióny su modo cotidiano de vida. Sin embargo, a lo largo de su historia,y en procura de cumplir su misión laiglesia cristiana se ha visto tentada aadoptar formas de funcionamiento yorganización que no correspondencon el modelo bíblico y, enconsecuencia, con la voluntad de Dios. Por dar unos pocos ejemplos,podemos mencionar la influencia deciertas concepciones políticasprovenientes del ámbito secular:actualmente es evidente, en muchoscasos, la influencia del modeloorganizativo y de funcionamiento delas grandes corporaciones comerciales. Dado que toda renovación espiritualgenuina significa, tanto para losindividuos, como para la iglesia comocomunidad de fe, una vuelta a lapalabra de Dios, resulta fundamentalcomprender la trascendencia bíblicade la figura de la iglesia como familiade Dios, con el fin de iluminar todameditación sincera respecto de la viday misión de la iglesia. La figura favorita de JesúsEl Señor Jesucristo apeló a la figura dela familia de Dios, ya presente en surevelación en el Antiguo Testamento,con tal intensidad y tanreiteradamente, que ha dado lugar aque algunos teólogos y estudiosos dela Palabra la consideren como “lafigura favorita de Jesús”.(1)

Los hijos de Abraham

Como antecedente tenemos que elpueblo de Israel se consideró a símismo, no sólo como una nación sinocomo miembros de una sola familia:los hijos o descendientes de Abraham. Para los seres humanos el sermiembros de una misma familiasignifica un vínculo aún másprofundo que el pertenecer a la mismaraza o nación. Dado que Abraham había sidodirectamente llamado por Dios parasalir, no sólo de entre los pueblospaganos de Ur de los caldeos, sinotambién de entre sus parientes y lafamilia de su padre (Génesis 12:1)para seguir al Señor, el serdescendiente de Abraham significabamucho más que un vínculo biológico;entrañaba , como consecuencia delllamado divino, una condiciónespiritual. Pero: ¿cuál es el factor determinantepara decir que alguien es o no hijo deAbraham? Porque entender este principio aclarala comprensión espiritual de lo quesignifica ser parte de la iglesia deCristo, la familia de Dios. Los judíos tenían en mente,básicamente, los lazos biológicoscuando reclamaron ante el Señor Jesússu condición de descendientes deAbraham. Pero el Señor Jesús los confrontó conuna lectura muy diferente de surealidad al presentarles una visiónespiritual de su situación. San Juan, 8: 25-39 dice: “Entonces ledecían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo:¿Qué os he estado diciendo desde elprincipio?Tengo mucho que decir y juzgar devosotros, pero el que me envió esveraz; y yo, las cosas que oí de él,éstas digo al mundo.No comprendieron que les hablabadel Padre.

Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis alHijo del Hombre, entonces sabréis queyo soy y que no hago nada por micuenta, sino que hablo estas cosascomo el Padre me enseñó.Y el que me envió está conmigo; nome ha dejado solo, porque yo siemprehago lo que le agrada.Al hablar estas cosas, muchoscreyeron en él.Entonces Jesús decía a los judíos quehabían creído en él: “Si vosotrospermanecéis en mi palabra,verdaderamente sois mis discípulos; yconoceréis la verdad, y la verdad os harálibres.Ellos le contestaron: Somos descendientesde Abraham y nunca hemos sido esclavosde nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?Jesús les respondió: En verdad, en verdados digo que todo el que comete pecado esesclavo del pecado; y el esclavo no quedaen la casa para siempre; el hijo sípermanece para siempre.Así que, si el Hijo os hace libres, seréisrealmente libres.Sé que sois descendientes de Abraham; ysin embargo, procuráis matarme porquemi palabra no tiene cabida en vosotros.Yo hablo lo que he visto con mi Padre;vosotros, entonces, hacéis también lo queoísteis de vuestro padre.Ellos le contestaron, y le dijeron: Abrahames nuestro padre. Jesús les dijo: Si soishijos de Abraham, haced las obras deAbraham” (Biblia de las Américas). De este pasaje podemos resaltar dosaspectos sobresalientes: 1) El Señor Jesús señala que laevidencia de su propia filiación comohijo de Dios reside en el hecho de quese comporta en total obediencia a suPadre.(“No hago nada por mi cuenta, sino quehablo estas cosas como el Padre meenseñó”, v. 28 y “yo siempre hago lo quele agrada v. 29”).2) En ese marco subraya el principio

E l c a r á c t e r d e l aE l c a r á c t e r d e l aPor Daniel Zuccherino

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de que para ser hijo de Abraham hayque comportarse como Abraham secomportó (v. 39).Si no se tiene un comportamiento, osea un carácter, con la marca delcarácter de Abraham, los lazosbiológicos no alcanzan, desde el puntode vista divino, para reclamar eseparentesco. Este principio fundamental nospermite entender espiritualmente elsignificado de ser parte de la familiade Dios: esta pertenencia no se fundani en una razón biológica ni en unarelación institucional sino en otrarazón profunda y concreta: elcompartir el mismo carácter. ¿Qué significa esto? Significa que losmiembros de la familia de Dios tienenen común la manera en que secomportan, que los discípulos de Jesúsno sólo creen intelectualmente susenseñanzas sino que, en el poder delEspíritu Santo, las encarnan en susvidas (Juan 8:31). La verdadera familia de DiosLa verdadera familia de Dios estáconstituida por la comunidad dediscípulos del Señor Jesús que hacenla voluntad del Padre y tienen comorasgo común y como condición depertenencia, un mismo modo de ser,un mismo carácter; el de Cristo. Comprender espiritualmente estaverdad resulta fundamental al llevar acabo nuestra misión como discípulosdel Señor Jesucristo. La iglesia, como familia de Dios, estállamada, en el cumplimiento de sumisión, a mostrar al mundo el carácterde Cristo. La palabra de Dios nos relata queciertos griegos se acercaron a Felipe yle rogaron diciendo: “Señor, queremosver a Jesús” (Juan 12:20-21).Hoy día, el clamor de todos aquellosque tienen necesidad espiritual siguesiendo el mismo: ¡quieren ver a Jesús!El mundo podrá ver a Cristo en lamedida en que nuestra vida y nuestro

servicio refleje el carácter de Jesús.Todos los cristianos somos llamados aservir al Señor y no hay aspecto másdeterminante para ese servicio quenuestro carácter.En la obra de Dios, el carácter dequien sirve al Señor es una cuestiónfundamental.La persona del obrero cristiano esmucho más importante que el trabajoque realiza o las capacidades con quecuenta. Mientras nosotros procuramosencontrar mejores métodos, Diosbusca las mejores personas.La obra del Espíritu Santo estádirigida a transformarnos, haciendode nosotros personas semejantes aCristo, lo cual constituye el rasgo deidentidad común de los miembros dela familia de Dios.El mundo debe ver la vida y la formade ser de Cristo en nosotros; de esemodo, podrán ver ejemplificado loque predicamos y nuestra vidarespaldará nuestras palabras.¿Qué es el carácter?El primer significado para el vocablo“carácter” que encontramos en eldiccionario es: “Señal o marca que seimprime, pinta o esculpe en algunacosa”. Algunas otras acepciones son:“Huella dejada en el modo de ser deuno por una experiencia,conocimiento, etc.”; “marca con que sedistingue a los animales de unrebaño”, “cualidades que moralmentediferencian de otro, a un conjunto depersonas o a todo un pueblo”; etc.Este último concepto nos resultaparticularmente aplicable al tema. Una marcaLas distintas definiciones paracarácter tienen una nota en común:esa marca, esa impronta, esaparticularidad que diferenciavisiblemente. La conducta delcristiano, como miembro de la familiade Dios, ineludiblemente debe tener lamarca de la vida y el carácter deCristo.

El apóstol Pablo exhorta a Timoteodiciéndole: “Ninguno tenga en poco tujuventud sino sé ejemplo de los creyentesen palabra, conducta amor, espíritu, fe ypureza”, (1ª Timoteo 4:12). Lo exhortaa ser ejemplo en su carácter, tanto ensus manifestaciones externas como enlas de lo más íntimo, en lo secreto delcorazón y del alma.La palabra que el apóstol emplea en eloriginal griego para “ejemplo” es“tupos”, la misma palabra que seusaba para la marca que, por ungolpe, quedaba estampada en unamoneda al acuñarla, marca que luegoresulta extremadamente difícil deeliminar.Muchas monedas antiguas ymodernas han tenido grabado unrostro (de emperadores en épocasantiguas y de próceres en monedasactuales) que las distingue.Al mirar al Señor Jesucristo podíaverse resplandecer la gloria de Dios,(2ª Corintios 4:6). Jesús afirmó quequien lo había visto a él, había visto alPadre (Juan 14:9).¿A quién pueden ver quienes nosrodean al mirar la “moneda” denuestra vida?¡Permitamos que la obra del EspírituSanto nos enseñe más y más aconducirnos como Cristo lo haría!Al reflejar cotidianamente su carácter,como sus discípulos y miembros de sufamilia, aún sin advertirlo, seremosejemplo, un ejemplo capaz de marcara miles de vidas, sobrenaturalmente,para bendición. Amén. ∆1 Conforme Driver , Juan “Imágenes deuna Iglesia en Misión”, Clara Semilla1998 pags.100 y sgtes.

Daniel Zuccherino, pastor ordenado de laIglesia Menonita Argentina, es pastor en laComunidad Cristiana en Buenos Aires.Director del Equipo Evangelístico "VidaNueva". [email protected]

f a m i l i a d e D i o sf a m i l i a d e D i o s

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UUna de las áreas en que el Señordesea manifestar su gloria es,indudablemente, en la

familia. La voluntad de Dios es quetengamos una familia bendecida. Lascartas pastorales a Timoteo y Titoenfatizan el deseo de Dios de que sussiervos manifiesten el carácter y elorden de Dios en sus familias. Muchosglorifican a Dios con sus ministeriospero no con sus familias. Necesitamossaber que, por más que prediquemosla Palabra de Dios a multitudes yseamos exitosos en el campoministerial, si nuestro matrimonio yfamilia no funcionan como Diosespera, habremos fracasado. No sepuede ser exitoso en el ministerio y unfracasado en la familia. La voluntadde Dios es que haya, en nuestrasvidas, un equilibrio familiar-ministerial. Repasemos uno de los requisitosfundamentales que Dios espera deaquellos que desean servirle. 1ªTimoteo 3:4-5 dice: “... que gobiernebien su casa... pues el que no sabegobernar su propia casa, ¿cómo cuidará dela iglesia de Dios?” ¿Por qué el EspírituSanto ha registrado estas palabrasdirigidas a los que están, o deseanestar, en el ministerio? El Señor lo hahecho para que manifestemos unequilibrio familiar-ministerial. 1ªTimoteo 3:4-5 dice lo siguiente, y voya parafrasearlo para una mejorcomprensión: “No puedo servir conmi ministerio eficientemente en lacasa (iglesia) de Dios, si primero nosirvo eficazmente en mi propia casa”. Esta es una verdad indiscutible:cuidar mi propia casa, para tenerautoridad y poder; luego, cuidar la

casa (iglesia) de Dios. Cuando esteorden se cumple, hay un verdaderoequilibrio, nuestra familia resultabendecida y nuestro ministerio se verárespaldado por la autoridad del Señor.Este principio bíblico es muy sencillo,no hace falta “espiritualizarlo” nihacer teología con él, sino practicarlo. Satanás, como nunca antes, estáatacando la unidad familiar. Él estáresquebrajando muchos hogares conel propósito de alterar el ordenestipulado por Dios, y los hogares delos que están sirviendo en elministerio no son la excepción, másbien son su blanco preferido. Satanássabe muy bien que si el hogar de unministro se resquebraja, no glorificaráal Señor; que si los roles bíblicos no sepractican, el mensaje del evangelioserá desacreditado, la Palabra de Diosmenospreciada y el siervo de Diosrechazado. La Biblia nos enseña a noignorar las maquinaciones de nuestroenemigo y a contrarrestar sus ataquescon la Palabra de Dios. Aquí lasolución es empezar a trabajar paragobernar bien nuestra casa, dandolugar, principalmente, al EspírituSanto para que cada integrantecumpla el rol estipulado por el Señor.Si deseamos que nuestro ministeriotenga peso y efectividad espiritual,necesitamos tener nuestra familia encondiciones. ¡Cuántas vecesdescuidamos nuestras familias portantas ocupaciones ministeriales!Necesitamos aprender a decir no amuchas actividades y dedicarle mástiempo a nuestras familias. Generalmente, en nuestro celo por laobra de Dios, aceptamos compromisosministeriales y, sin pensar,descuidamos el tiempo que necesitanuestra familia. De esa forma caemos

en el desequilibrio y el diablo noslanza su golpe certero y destructor.Dios nos ha llamado a su equilibriopara tener una familia bendecida y serministros útiles en su obra.Necesitamos dar lugar al EspírituSanto para que nos ilumine y nosmuestre con claridad por qué hay, ennuestras vidas, desequilibrio. Una vezdetectado, será necesario realizarajustes en lo personal, familiar yministerial, a fin de encausarnos en lavoluntad de Dios. El Espíritu Santoestá hablando en este tiempo a loprofundo de nuestro corazón y nosexhorta, como siervos de Dios, a nodescuidarnos, a ser bíblicamenteequilibrados para tener una familiabendecida que respalde nuestra tareaministerial. Si lo hacemos, lo querealicemos tendrá el sello y laaprobación de Dios.

El Espíritu Santo y la vida familiar Cuando hablamos del Espíritu Santo ysu obrar, la mayoría de las veces, porno decir todas, lo asociamos a lo queél puede hacer en la iglesia.Predicamos y enseñamos sobre losdones del Espíritu, el fruto delEspíritu, cómo adorar en el Espíritu ytodo lo relacionado con su obrar; peroperdemos la perspectiva general deque, a Dios le interesa que supresencia sea real y activa, no sólo enla congregaciones, sino también ennuestros hogares.Debemos decir, con dolor, quemuchos en la iglesia son llenos delEspíritu, pero en su casa no. Situviéramos que analizar el poder deDios mirando la vida familiar dealgunos, llegaríamos a la conclusiónde que su poder no funciona debido ala falta de amor, armonía y felicidad.

E l d e s e q u i l i b r i o f a m i l i a rE l d e s e q u i l i b r i o f a m i l i a re n l a v i d a d e l m i n i s t r oe n l a v i d a d e l m i n i s t r o

Por Ritchie Pugliese

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En este tiempo el Señor estáderramando de su Santo Espíritu ypreparando a su iglesia para cosasgrandes antes de su venida, y elavivamiento debe empezar ennuestra vida de hogar, para llevarloluego a la vida de la iglesia. Enocasiones, perdemos de vista quién esel Espíritu Santo y el alcance de loque él quiere hacer. Lo vemos comoun poder o como un fluido especialque quiere bendecirnos y no como loque realmente es: una persona, Diosmismo, que no sólo quiere que ledemos lugar en las actividades de laiglesia, sino también en nuestrohogar. En Efesios 5:18 el mandato esvivir una vida llena del EspírituSanto, pero cuatro versículos despuéscomienza a hablar sobre la relaciónfamiliar, dando a entender la relaciónque existe entre el Espíritu Santo y supoderoso obrar en la familia.El diablo, por años, ha venidodestruyendo la vida familiar demuchos, pero está llegando el tiempoen que, como pueblo de Dios,comencemos a restaurar lo que laoruga, el revoltón, el saltón y lalangosta, todas ellas figuras del obrardel maligno, se comieron. Es tiempode que la renovación espiritualcomience por nuestra casa. Elenemigo sabe que si destruye a lafamilia destruye a la nación y a laiglesia. Hoy el Señor nos pregunta: “¿Quétienes en tu casa? ¿Que espíritu reinaen tu hogar?” En 2 Reyes 4:2-7 se relata el episodiodel profeta Eliseo y el aceite de laviuda: un hogar que estaba ennecesidad. Este pasaje tiene unaenseñanza profunda acerca de lo queDios quiere que haya en nuestra vidafamiliar. Esta mujer, viuda,desamparada y con pocos recursoseconómicos, fue en busca del profetapara pedirle ayuda. Es sorprendentelo que le responde el profeta: “¿Quétienes en tu casa?”. La mujer, atónita,pues esperaba otra respuesta, le dice:“…ninguna cosa, sólo una vasija deaceite”. Ella mencionó lo poco que

tenía sin darse cuenta de que ahíradicaba la clave para solucionar suproblema. En la Biblia, el aceite es una figuraque representa la presencia delEspíritu Santo. Del episodio de laviuda podemos aprender que, ennuestras necesidades, lo que debemossaber, primero, es qué tenemos encasa. El propósito de Dios es que ennuestro hogar haya, por sobre todaslas cosas, aceite; es decir, una unciónfresca del Espíritu Santo. Si tenemoseso, tenemos el éxito asegurado comole sucedió a la viuda. El relato sigueen el v.3: el profeta le ordena queconsiga vasijas vacías de sus vecinos,se encierre en su casa, con su hijo, yvierta en cada una de ellas el aceite.Aquí observamos un milagro de partede Dios de multiplicación del aceite;pero, lo que deseo enfatizar es que, siqueremos que haya aceite del Espírituen nuestra casa, debemos conseguirmás vasijas vacías. Esto significa crearel espacio necesario para que el aceitesea derramado, es decir, presentarnosvacíos ante el Señor. Note que cuandose acabaron las vasijas, se acabó elaceite (v.6).

Cuanto más vacíos denosotros nos presentemos alSeñor, él derramará más de

su aceite celestialMuchas veces en nuestro matrimonioy en nuestra vida familiar, llenamosnuestras “vasijas” de cosas triviales ysin importancia en vez de venirvacíos ante Dios y decirle: “Señor, mivasija está vacía y anhela ser llena detu aceite divino”. Si hacemos esto,sucederá como con las vasijas: ¡Diosllenará nuestras vidas y familias de suEspíritu y veremos su gloria! Sillenamos los espacios que Dios quierellenar de otras cosas, nos quedaremosvacíos y sin la hermosa presencia delSeñor. Cuanto más vacíos de nosotrosnos presentemos al Señor, élderramará más de su aceite celestial. El Señor te pregunta hoy: “¿Quétienes en tu casa?” Él está esperando

que nos vaciemos de toda cosa quefrene su fluir para llenarnos conaceite renovador del cielo yalcancemos así el éxito y la bendiciónfamiliar. ¿Estás dispuesto a crear losespacios necesarios para que en tuvida matrimonial suceda el milagrode multiplicación del aceite, es decir,una mayor presencia del Espíritu deDios? Hoy es el tiempo para queusted tome, por la fe, esta promesaque puede cambiar su vida familiar.Dios desea que cada una de suspromesas se cumpla en nuestrasvidas, pero debemos apropiarnos deellas con fe. A veces decimos: “Haytantas promesas, pero pareciera queen mi vida no se cumple ninguna,¿qué me esta pasando?” Déjemedecirle que una cosa es saber que soyheredero de las promesas de Dios yotra muy distinta es tomarlas, una auna, por la fe. Usted puede compraruna casa, es suya legalmente, perohasta que no se haya mudado yempiece a vivir en ella no lo será en lapráctica. Hoy es el tiempo para que deje laduda de lado y reciba, por la fe, loque Dios quiere hacer. Si cree, conseguridad verá la gloria de Dios. Hoyes el día para que se humille ante elSeñor y postrado ante él le diga:“Señor, vengo a tí vacío para que medes más de tu Espíritu”. Junto a suesposa, busque el rostro de Diospidiendo que en su casa haya aceitedel cielo. Es tiempo de que nuestrasfamilias den lugar a la presenciaactiva del Espíritu de Dios para que élse mueva con libertad y seamoscristianos llenos, en el hogar y en laiglesia. Cuando lo hagamosexperimentaremos un avivamientoreal. Levante hoy mismo su oración aDios y dígale: “Señor, llena tu casa (laiglesia) y también la mía… de tuEspíritu Santo”. ∆

Ritchie Pugliese es Ministro ordenado yLicenciado en Misionología. Desde 1977ha servido al Señor como pastor, maestroy escritor. Actualmente reside en Denton,Texas, con su familia.