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1 DIÓCEIS DE SANTA ROSA DE OSOS Vigilia de pentecostés- 2016 INTRODUCCIÓN Vigilia viene del verbo ‘velar’, ‘estar despierto’. Una vigilia es fundamentalmente una noche de vela, una noche de oración, de espera, de preparación de un acontecimiento significativo en la vida de la Iglesia Católica. Jesús mismo pasaba las noches en oración. En la Iglesia Católica hay tres vigilias fundamentales: La Vigilia Pascual, la de Navidad y la de Pentecostés. Lo fundamental de la Vigilia es escuchar la Palabra de Dios, la meditación y la oración durante un tiempo considerable. De esta manera el pueblo cristiano se prepara para celebrar acontecimientos de salvación. En la oración nos abrimos para acoger la acción de Dios y para disponernos a secundar lo que Dios nos pide. La vigilia de Pentecostés es culminación del tiempo pascual. Jesús resucitado deja su Espíritu y la Iglesia naciente inicia una nueva etapa continuando la obra evangelizadora emprendida por su Señor. Pentecostés es tiempo de plenitud, de tomar conciencia de lo que somos por la fuerza del Espíritu. En esta vigilia, María tiene también un sitio. Ella estaba allí, reunida con los Apóstoles asistiendo al nacimiento de la Iglesia. a) Lo que debe prepararse El templo se ambientará con sencillez y con dignidad. Se buscarán los cantos apropiados para los diversos momentos de la vigilia. Los demás cantos de la misa se hacen como de costumbre. Las vestiduras litúrgicas son de color rojo. Tras el saludo litúrgico se lee la ambientación tomada de la homilía del Papa Francisco en el Cenáculo de Jerusalén en 2014. Signos del Espíritu Santo para el primer momento: El Cirio Pascual apagado y en un lugar visible frente al presbiterio, un recipiente metálico en el que se pueda encender el fuego con facilidad. Para la aspersión se dispone del acetre y una fuente con agua para ser bendecida. Para el lucernario se pueden disponer también cerca al Cirio Pascual, siete candeleros para colocar allí los cirios que serán traídos por las personas indicadas en cada signo. Liturgia de la Palabra: seguimos las lecturas indicadas en el leccionario para la vigilia

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DIÓCEIS DE SANTA ROSA DE OSOS

Vigilia de pentecostés- 2016

INTRODUCCIÓN Vigilia viene del verbo ‘velar’, ‘estar despierto’. Una vigilia es fundamentalmente una noche de vela, una noche de oración, de espera, de preparación de un acontecimiento significativo en la vida de la Iglesia Católica. Jesús mismo pasaba las noches en oración. En la Iglesia Católica hay tres vigilias fundamentales: La Vigilia Pascual, la de Navidad y la de Pentecostés. Lo fundamental de la Vigilia es escuchar la Palabra de Dios, la meditación y la oración durante un tiempo considerable. De esta manera el pueblo cristiano se prepara para celebrar acontecimientos de salvación. En la oración nos abrimos para acoger la acción de Dios y para disponernos a secundar lo que Dios nos pide. La vigilia de Pentecostés es culminación del tiempo pascual. Jesús resucitado deja su Espíritu y la Iglesia naciente inicia una nueva etapa continuando la obra evangelizadora emprendida por su Señor. Pentecostés es tiempo de plenitud, de tomar conciencia de lo que somos por la fuerza del Espíritu. En esta vigilia, María tiene también un sitio. Ella estaba allí, reunida con los Apóstoles asistiendo al nacimiento de la Iglesia.

a) Lo que debe prepararse El templo se ambientará con sencillez y con dignidad. Se buscarán los cantos apropiados para los diversos momentos de la vigilia. Los demás cantos de la misa se hacen como de costumbre. Las vestiduras litúrgicas son de color rojo. Tras el saludo litúrgico se lee la ambientación tomada de la homilía del Papa Francisco en el Cenáculo de Jerusalén en 2014.

Signos del Espíritu Santo para el primer momento: El Cirio Pascual apagado y en un lugar visible frente al presbiterio, un recipiente metálico en el que se pueda encender el fuego con facilidad. Para la aspersión se dispone del acetre y una fuente con agua para ser bendecida.

Para el lucernario se pueden disponer también cerca al Cirio Pascual, siete candeleros

para colocar allí los cirios que serán traídos por las personas indicadas en cada signo. Liturgia de la Palabra: seguimos las lecturas indicadas en el leccionario para la vigilia

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Liturgia de la Eucaristía: se puede hacer una presentación de ofrendas pero sin decir nada. Se usará para la misa la oración sobre las ofrendas, el Prefacio de la misa de la Vigilia de Pentecostés. La Plegaria Eucarística debe escogerse entre la I, II o III, advirtiendo los incisos propios de este día de Pentecostés. La oración post-comunión y la Bendición Final son también de la Vigilia de la Solemnidad de Pentecostés.

b) COMENTARIO INICIAL En el año jubilar de la misericordia, al finalizar el tiempo pascual y en la preparación del centenario de nuestra Diócesis, celebramos esta vigilia de Pentecostés para que todos los participantes recibamos el don del Espíritu Santo para renovemos nuestra vocación de discípulos de Jesús y nuestra fe en Él y la anunciemos a muchos para que vuelvan a creer. Como comunidad cristiana nos hemos congregado en el Cenáculo, como los discípulos y la Virgen María para recibir el don del Espíritu Santo. “En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su mismo Espíritu a los Apóstoles y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra (Sal. 104, 30). Aquí nació la Iglesia, y nació en salida. Desde aquí salió, con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos, y el Espíritu de amor en el corazón. La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí; el Espíritu Paráclito, es el consolador que le recuerda cada palabra, cada gesto de Jesús y su sentido. El Cenáculo, nos recuerda el nacimiento de la nueva familia, la Iglesia, constituida por Cristo resucitado. De aquí parte la Iglesia en salida, animada por el soplo del Espíritu. Recogida en oración con la Madre de Jesús, revive siempre la esperanza de una renovada efusión del Espíritu Santo”1. La vigilia la viviremos en cuatro momentos: primero, los signos del Espíritu Santo: fuego luz y agua, segundo, el lucernario, tercero, la liturgia de la Palabra y cuarto, la liturgia de la Eucaristía. CELEBRACIÓN DE LA VIGILIA DE PENTECOSTÉS

Se proponen varios cantos para iniciar Tras la procesión de entrada se venera el altar como de costumbre, usando el incienso.

PRIMER MOMENTO- signos del Espíritu Santo: fuego, luz y agua

a) fuego Se enciende el Cirio Pascual. El celebrante, tomando fuego del cirio Pascual, se acerca al recipiente metálico y enciende el fuego, diciendo:

1 Homilía en el Cenáculo en Jerusalén. Mayo 26 de 2014

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Oremos: Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz, santifica + este fuego nuevo y concédenos que, por esta celebración pascual, seamos de tal manera inflamados con los deseos celestiales, que podamos llegar con un corazón puro a la fiesta de la luz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor2.

b) Luz El celebrante ahora toma la luz, mientras que dice: Te rogamos, Señor, que esta luz encendida en honor de tu Nombre, al recordar la luz encendida en la Pascua, continúe ardiendo para disipar la oscuridad de esta noche y nos recuerde a Jesucristo, tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el género humano, y nos ha prometido el Espíritu Santo como luz que llena de vida al mundo3. Tomando la luz del fuego bendecido se encienden los cirios del altar. Luego la asamblea, recibe la luz mientras se presenta el video ‘fuego Santo ven’ que se encuentra en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=6XHX0n_sHnk&list=RD6XHX0n_sHnk Los fieles permanecen con el cirio encendido hasta después de la aspersión. Canto: esta es la luz de Cristo Esta es la luz de Cristo, la haremos brillar, esta es la luz de Cristo, la haremos brillar, esta es la luz de Cristo la haremos brillar; brillará, brillará, sin cesar. (Bis)

Como el amor de Cristo, la haremos brillar, (3) brillará, brillará, sin cesar. (Bis)

Siendo misericordiosos, la haremos brillar, (3) brillará, brillará, sin cesar. (Bis)

Anunciando la fe, la haremos brillar, (3) brillará, brillará, sin cesar. (Bis)

Construyendo la paz, la haremos brillar (3) brillará, brillará, sin cesar. (Bis)

c) Agua: bendición, aspersión y acto penitencial El agua se encuentra al lado del Cirio Pascual, en una vasija digna. El Celebrante dice: En el principio el Espíritu de Dios se cernía sobra las aguas y de ellas, por la voz de Dios brotó la vida. Hoy, al celebrar esta solemne Vigilia en la espera de un renovado Pentecostés, pidamos que el agua que vamos a bendecir, nos renueve en la gracia del Señor y nos recuerde que, por el Bautismo fuimos purificados y santificados. El Celebrante bendice el agua, diciendo: Queridos hermanos: Invoquemos con humildad a nuestro Dios y Señor, para que bendiga esta agua con la cual seremos rociados en recuerdo de nuestro bautismo. Que él nos renueve a fin de permanecer fieles al Espíritu Santo que hemos

2 Misal Romano, Bendición del Fuego en la Noche Pascual. 3 Misal Romano, Pregón Pascual.

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recibido. Y después de una breve pausa de oración en silencio, con las manos extendidas, prosigue: Señor y Dios nuestro, acompaña con tu bondad a tu pueblo que en esta santísima noche permanece en vela. Al rememorar la obra admirable de la creación y el acontecimiento aún más admirable de la redención, te pedimos que bendigas esta agua. Ella fue creada por ti para dar fecundidad a la tierra y restaurar nuestros cuerpos con su frescura y pureza. Hiciste también del agua un instrumento de tu misericordia, cuando en el diluvio, purificaste la tierra y le diste a la humanidad una nueva oportunidad para vivir en tu amor, Por ella libraste a tu pueblo de la esclavitud y apagaste su sed en el desierto. Por ella, los profetas anunciaron la Nueva Alianza que habrías de realizar con los hombres4. Finalmente, por ella renovaste nuestra naturaleza pecadora con el baño de renacimiento espiritual al ser consagrada por Cristo en el río Jordán. Que ella, que broto del costado del redentor junto con la sangre, nos recuerde ahora nuestro bautismo, y renueve en nosotros la gracia de ser hijos de adopción nacidos a la fe por la muerte y resurrección de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Mientras se asperja el agua sobre los participantes, la asamblea canta con el video ‘hay una fuente en mí’, que se encuentra en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=ilwRMZnnsmY Canto: Renuévame señor Jesús ya no quiero ser igual, renuévame señor Jesús pon en mi tu corazón, porque todo lo que hay dentro de mi necesita ser cambiado señor, porque todo lo que hay dentro de mi corazón necesita más de ti. SEGUNDO MOMENTO: LUCERNARIO Los dones del espíritu santo y las obras de misericordia

Iniciemos este momento cantando con el video el ‘Espíritu de Dios está en este lugar’ que se encuentra en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=dAcmwQsHjl4

Procesión con las siete luces: Para este momento se disponen en la puerta de la Iglesia siete luces ya encendidas, luego las personas indicadas se acercan al altar llevando las luces, que se dispondrán delante del altar, no sobre él, luces que significan los dones del Espíritu Santo y las obras de misericordia. Durante esta procesión de luces la asamblea está en silencio, se puede poner música suave, mientras se acercan al altar, los participantes encienden también nuevamente sus cirios.

4 Misal Romano, Bendición del Agua

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Don de sabiduría para sufrir con paciencia los defectos del prójimo: Una pareja de adultos mayores trae la luz. Uno de ellos dice: Dios de amor, regálanos la Sabiduría tan necesaria en nuestra vida afectada por la necesidad, lo temores y el apego a las cosas materiales, la sabiduría vale más que todos los tesoros. Sabiduría para sufrir, llevando con paciencia las contrariedades de la vida. Te damos gracias Señor por la

sabiduría de nuestros hermanos mayores, que aprendamos de su paciencia y enseñanzas, para que nuestra vida forjada en la paciencia se convierta en construcción de paz y de alegría. Don de consejo para aconsejar al que lo necesita: tres catequistas traen la luz. Uno de ellos dice: Danos, Dios de amor, el don del consejo, así sabremos mostrar el camino del bien a nuestros hermanos, podremos mostrar el camino de la fe a todos y podremos aprender a dejarnos conducir por el camino del amor de Dios con el consejo oportuno que forma en el creyente un camino de verdad y de esperanza.

Don de ciencia para corregir al que se equivoca: tres jóvenes traen la luz. Uno de ellos dice: Danos, Dios de amor, el don de la Ciencia, que nos ayuda a descubrir tu bondad, lo que Tú quieres para tus hijos amados y para el mundo. Necesitamos conocerte más y más, descubrir los valores de la fe verdadera, en este tiempo de crisis espiritual, que sepamos guardar en el corazón tu Palabra que es luz para nuestros pasos, que muchos que están el error descubran tu verdad y que quienes están alejados de tu amor vuelvan a Ti.

Don de fortaleza para consolar al triste: tres personas de la Pastoral de la salud traen la luz. Uno de ellos dice: Danos, Dios de amor, tu misericordia y compasión nos impulsa para dar aliento y paz a muchos de nuestros hermanos que hoy sufren, heridos por la violencia, la indiferencia, el odio, la pobreza y la enfermedad; acercándonos a ellos con la fuerza de la caridad que es solidaridad y compañía, con la fuerza de la oración y la misericordia, su vida se restaura y cobra dignidad.

Don de entendimiento para enseñar al que no sabe tres jóvenes que estén recién confirmados traen la luz. Uno de ellos dice: Dios de amor, como discípulos de Jesucristo maestro te pedimos el don del entendimiento que nos ayude abrir los oídos y el corazón para escuchar y acoger tu Palabra, queremos aprender de Ti la pedagogía de la misericordia, de la compasión,. De la cercanía y de la sencillez, que atrae, que toca el corazón y despierta la fe, para que muchos alejados vuelvan a

creer en tí, reconstruyendo sus vidas y participando en la transformación de las instituciones y del mundo. Don de piedad para orar a Dios por los gozos y esperanzas de quienes vivimos en el mundo y por los difuntos que ya celebran la pascua en el cielo: integrantes de uno de los pequeños grupos de familia, traen la luz. Uno de ellos dice: Danos, Dios de amor, la piedad verdadera, que consiste en trabajar con empeño por la santidad personal y comunitaria que fortalece la familia, las instituciones y la Iglesia Católica; la piedad se concreta en la misericordia con nuestros hermanos. Hoy como miembros de los pequeños grupos de familia, te ofrecemos el don de la piedad, que ya estamos viviendo en esta experiencia de comunidad evangelizadora.

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Don de temor de Dios para respetar la vida y perdonar a quienes nos han ofendido. Tres servidores públicos, traen la luz. Uno de ellos dice: Danos, Dios de amor, la gracia de tu santo temor, que consiste en el amor a Tí, en el respeto por tu Palabra, en la voluntad para guardar los mandamientos y en el cuidado para ser fieles, solo así podremos respetar y cuidar la vida de cada ser humano en cualquier circunstancia, solo así llegamos a ser misericordiosos como nuestro Padre Dios,

perdonando las ofensas y practicando la paz en la vida cotidiana. ORACIÓN PROFUNDA PARA INVOCAR EL ESPÍRTU SANTO Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén. Terminada la oración al Espíritu Santo, se canta con el video “Espíritu de Dios llena mi vida”, el cual encontramos en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=yiiWl1-gBkU Canto: Espíritu de Dios Espíritu de Dios, llena mi vida, llena mi alma, llena mi ser. (Bis) Y lléname, lléname, con tu presencia, lléname, lléname, / con tu poder, lléname, lléname,/ con tu bondad. (Bis). Espíritu de Dios TERCER MOMENTO LITURGIA DE LA PALABRA

Procesión con la Palabra de Dios: Entonando el canto tu palabra me da vida…, se trae desde la puerta del templo, en procesión el libro de las Lecturas y se pone en el ambón para la proclamación de la Palabra de Dios. A continuación se proclaman las lecturas indicadas en el ordo para la vigilia.

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Comentario a las lecturas iniciales: Escuchemos con fe la Palabra de Dios y acojámosla en nuestros corazones con la asistencia del Espíritu Santo, el mismo que sopló en el alma de los profetas, de los israelitas y de los apóstoles. Pidamos que su fuego invada nuestros corazones y los transforme para que seamos misericordiosos para anunciar con alegría la Buena Nueva del Evangelio a quienes están sedientos del amor de Dios. Escucharemos en la Palabra que se va a proclamar, la experiencia de la torre de Babel en la que el pueblo perdió la comunicación con Dios y con los demás. Los salmos que se proclaman hoy nos llaman contar a todos los pueblos, las maravillas que ha hecho el Señor con sus hijos amados. Él Señor se abaja desde el cielo para mira a la tierra, alza de la basura al pobre y hace fecunda a la mujer estéril. El profeta Ezequiel nos recuerda que el espíritu de Dios se derrama sobre todo aquel que lo invoca, para infundir y renovar la vida de la humanidad y de la creación. Primera lectura del libro del Génesis 11, 1- 9 Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar los hombres de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos. Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento. Y dijeron: Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra. El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo. El señor concede el don del Espíritu a toda persona que crea el Él y podrá profetizar. El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra. Palabra de Dios. Salmo 112 R/: Alabado sea el nombre de Dios

¡Alaben!, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.

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El celebrante- Oremos: Dios de amor, que en esta noche nos concedes acoger tu Espíritu de amor, haz que la Iglesia extendida de uno a otro confín de la tierra, sea en medio del mundo dividido por odios y discordias, instrumento de tu paz y vínculo de amor para todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Segunda lectura del profeta Ezequiel 37, 1-14 En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y con su Espíritu el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: —Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos? Yo respondí: —Señor, tú lo sabes. Él me dijo: —Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchen la Palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre ustedes espíritu y vivirán. Pondré sobre ustedes tendones, haré crecer sobre ustedes carne, extenderé sobre ustedes piel, les infundiré espíritu y vivirán. Y sabrán que yo soy el Señor. Y profeticé como me había ordenado, y a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: —Conjura al espíritu, conjura, hombre mortal, y di al espíritu: Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan. Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable. Y me dijo: —Hombre mortal, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados. Por eso profetiza y diles: Así dice el Señor: Yo mismo abriré sus sepulcros, y los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y los traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra sus sepulcros y los saque de sus sepulcros, pueblo mío, sabrán que soy el Señor. Los infundiré mi espíritu y vivirán; los colocaré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago. Oráculo del Señor. Palabra de Dios. Salmo 95 R/: Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones.

Canten al Señor un cántico nuevo, canten al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre.

Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; digan a los pueblos: El Señor es rey.

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Delante del Señor que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

El celebrante- Oremos: Señor Dios, lleno de poder, que levantas al hombre caído y lo conservas en tu fidelidad; aumenta el número de los que serán renovados por tu gracia santificante y haz que tu Espíritu conduzca siempre a todos los bautizados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Tercera lectura Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5 Así dice el Señor: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán sus hijos e hijas, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones. También sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu aquel día. Haré prodigios en cielo y tierra: sangre, fuego, columnas de humo. El sol se entenebrecerá, la luna se pondrá como sangre, antes de que llegue el día el Señor, grande y terrible. Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán. Porque en el monte de Sión y en Jerusalén quedará un resto; como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que él llamó. Palabra de Dios. Salmo 146 R/: Alaben al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel; él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonen la acción de gracias al Señor, toquen la cítara para nuestro Dios, que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra.

Que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos, no estima los músculos del hombre: el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia.

El celebrante-Oremos: Dios todopoderoso y eterno, tú has querido prolongar la celebración del misterio pascual durante cincuenta días; has que los pueblos dispersos se congreguen y las diversas lenguas se unan en la proclamación de la gloria de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

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Himno del Gloria Ahora, con la Iglesia, iluminada por el Espíritu, ENTONEMOS este himno de alabanza Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. Oración colecta El celebrante: Oh Dios que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica, por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Se prosigue con las dos lecturas y el salmo indicados para la vigilia de Pentecostés y los demás aspectos de la liturgia.

Comentario a estas lecturas Nosotros como hijos de Dios poseemos las primicias del Espíritu Santo, quien nos enseña todo y nos defiende en las dificultades. Ya no estamos solos, el Espíritu de Jesús se derrama como un torrente de agua viva y actúa en todos los miembros de la comunidad cristiana para que proclamen con valor y alegría la Buena Nueva del Evangelio para que muchos conozcan, amen y sigan a Jesús. EPÍSTOLA Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 22-27 Hermanos sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, esperamos con perseverancia. Así también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Palabra de Dios

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Canto de aleluya Alelu, alelu, alelu, aleluya Gloria al Señor (bis) Gloria al Señor, aleluya. Gloria al Señor, aleluya. Gloria al Señor, aleluya. Gloria al Señor. PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 7, 37-39 El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba: El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí que beba. (Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.) Decía esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él. Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado. Palabra del Señor

PAUTAS PARA LA HOMILÍA

En Pentecostés la Iglesia recibe el don del Espíritu Santo Pentecostés es el gran acontecimiento que vivió la Iglesia naciente de Jesucristo, significa la manifestación plena del Espíritu Santo a los once discípulos y la Virgen María, cumpliéndose así la promesa que el Padre Dios hizo en Jesús a la Iglesia. Hoy celebramos un nuevo Pentecostés, nosotros discípulos de Jesús, los padres de familia y como dice el Papa Francisco “evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios”. (Exhortación Apostólica La Alegría de anuncio del Evangelio No. 259)

Dejarnos transformar por el Espíritu de Jesús Resucitado Debemos alegrarnos de este Don de Dios: la venida del Espíritu Santo, plenitud de la Pascua. El que ha sido lleno del Espíritu, ya desde el Bautismo, se compromete a vivir, como ha dicho Pablo, según el Espíritu y no según lo intereses mundanos. Muchos bautizados en la Iglesia, necesitan vivir un nuevo Pentecostés porque están encerrados en sí mismos, creen en Dios pero sin la Iglesia Católica, viven su fe de manera incoherente, sin compromiso, acomodados a las realidades del mundo, se dejan llevar por las influencias de la violencia, el pecado, los vicios, la corrupción y la injusticia. Jesús y la Iglesia necesitan discípulos misioneros que inicien nuevamente la vida cristiana, viviendo una experiencia de Cristo, experimentado la conversión y viviendo el crecimiento cristiano, mediante un proceso catequético, para madurar su fe.

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Si hemos tenido dudas sobre si es posible vivir según el querer de Dios en medio de este mundo materialista y consumista, que pone sus objetivos y la felicidad solo en el tener, sin esperanza y fe en Dios, razón de nuestra existencia, estamos llamados a renovar nuestra experiencia en el Espíritu Santo que como un torrente de agua vivía inunda nuestras vidas para renovarnos, para infundirnos sus dones, nuevas lenguas que significan el anuncio del Evangelio con alegría y desde el corazón, como la Buena Noticia que llega al corazón de muchos, para que vuelvan a creer y salten de alegría porque Dios sigue actuando hoy en nuestra historia. Hoy decimos con el apóstol San Pablo “El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos... vivificará también vuestros cuerpos mortales”. Ya sería un buen fruto de la experiencia de la Pascua si tomáramos más consciencia de que somos hijos en la familia de Dios, que cada día mantengamos una relación cercana con Nuestro Padre Dios, llamándolo Abbá, Papito. Hoy como los discípulos salimos llenos de alegría a anunciar con las palabras y nuestro testimonio de vida, la Buena Nueva del Evangelio para que muchos vuelvan a creer en Dios, cambiando de vida para que se transformen las familias, las instituciones y nuestra sociedad.

El Espíritu Santo sigue actuando hoy en nosotros En la oración colecta, al inicio de esta Eucaristía, le pedimos a Dios Padre que no dejara de realizar hoy, en el corazón de sus fieles, aquellas mismas maravillas que obró en los comienzos de la predicación evangélica. En efecto, lo que ha hecho el Espíritu en la historia, lo sigue haciendo hoy en el mundo, en la Iglesia y en cada uno de nosotros:

• El Espíritu Santo sigue siendo el alma de la Iglesia, llenándola de sus dones, así como lo hizo en la comunidad de Corinto, lo ha hecho en la Iglesia mediante el Concilio Vaticano II, el Jubileo de la Misericordia y en los cien años de vida y misión de nuestra amada Diócesis.

• Es él quien hace florecer tantas comunidades cristianas, nuevas parroquias, vocaciones sacerdotales, los pequeños grupos de familia.

• Es el Espíritu Santo el que llena de entusiasmo a los evangelizadores: catequistas, mensajeros, animadores de los sectores y de los pequeños grupos de familia

• Él es quién nos muestra los nuevos retos y conversiones que nos exige la Nueva Evangelización.

• Él es quien suscita y sostiene a tantos obispos, sacerdotes, religiosas y laicos que llenos

de ardor, sacrificio y amor por el Reino de Dios, ofrecen su vida para que Jesucristo sea conocido y amado por muchos, e incluso algunos son mártires, porque han sellado con su sangre derramada, la fidelidad a Jesús y a su reino.

• El espíritu Santo cuando es orado y vivido a plenitud, guía la Iglesia, a la familia y a las comunidades cristianas católicas hacia la verdad plena, a la fidelidad a Jesús para

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anunciarlo en todo momento, sin importar las leyes que quieren aprobar nuestros gobernantes en contra de la vida y la ley de Dios.

• El espíritu Santo nos ayuda a caminar hacia la santidad personal y comunitaria, como un modo de vivir según el querer de Dios en el mundo y nos ayuda a caminar hacia la salvación que nos asegura el encuentro con Dios.

Renovación de la fe que recibimos, celebramos, vivimos y anunciamos

En el día gozoso de Pentecostés, memoria de las maravillas que el Espíritu Divino realizó al inicio de la evangelización, don permanente que recibe cada bautizado y la Iglesia entera, renovemos nuestra fe y reavivemos la gracia recibida en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación.

Conversiones que nos exige Jesús El Celebrante ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Asamblea responde: Sí, renuncio El celebrante ¿Renuncian a todas las seducciones del mal Para que el pecado no los esclavice? El Celebrante ¿Renuncian a Satanás, autor y fuente de pecado?

Renovación de la fe: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica, confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados, Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. Todos levantando la mano derecha, en señal de compromiso decimos: Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos alegramos de profesar en Cristo Jesús. Amén.

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ORACIÓN DE LOS FIELES Reunidos para celebrar la plenitud de la revelación del amor de Dios, en este día gozoso de Pentecostés presentamos nuestras necesidades diciendo: R/: Señor escúchanos e ilumínanos • Por la Iglesia, para que unida al Papa Francisco en la caridad, sea constructora de paz, ilumine al mundo lleno de sombras y oscuridad por medio de la alegría del anuncio de la fe, Roguemos al Señor. R. • Por nuestros pastores, para que imitando la mansedumbre y la bondad del Pastor de los pastores, hagan crecer en la esperanza a cuantos les han sido encomendados, y sufren a causa de la injusticia, la incomprensión y la indiferencia, Roguemos al Señor. R. • Por los sacerdotes y diáconos, para que, enriquecidos con la Prudencia, sigan sirviendo al Pueblo de Dios que se les ha confiado, y con la práctica de la misericordia logren hacer presente el rostro amoroso del Padre. Roguemos al Señor. R. • Por los que gobiernan las naciones para que movidos por la paciencia, sean servidores de la unidad y de la reconciliación, dejándose iluminar por el Espíritu Santo que los conduzca a la construcción de comunidad y ciudadanía más justas, Roguemos al Señor. R. • por todos los que estamos aquí, para que valorando la modestia y la castidad, trabajemos unidos en la construcción de tu Reino, anunciando la fe y la misericordia y logrando alentar a todos a vivir en el amor de Dios, roguemos al Señor. R. • Por nuestra Diócesis de Santa Rosa de Osos, que se aproxima a su celebración centenaria, para que siga siendo enriquecida de los dones y carismas del Espíritu, que han logrado fortalecerla anunciando la misericordia de Dios durante un siglo de existencia. El Celebrante: Acoge, Señor, nuestras súplicas confiadas y concédenos la alegría de servirte con limpio corazón, por Cristo, nuestro Señor. Canto de ofertorio: Te ofrecemos, Señor, este pan y este vino, te ofrecemos también el amor de nuestra vida. Te ofrecemos Señor la alegría de amar; Te ofrecemos, Señor, nuestra vida y nuestro amor. Te ofrecemos Señor, el amor y la esperanza, los dolores también de este pueblo que te busca. Te ofrecemos, Señor, el trabajo y la fatiga, nuestro pan, nuestra unión, nuestra sed de la justicia. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

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Colma, Señor estos dones con la bendición de tu espíritu, para que tu Iglesia, por el amor que le concedes, se esfuerce por llegar a ser en verdad sacramento de salvación para todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Canto: santo es el Señor Santo, santo, santo, santo, santo el Señor El cielo y la tierra están llenos de Ti. Hosanna, hosanna, hosanna los ángeles cantan Hosanna, hosanna, hosanna cantemos a Dios. Bendito es Cristo que viene en nombre del Señor. Hosanna. Canto cordero de Dios Oh cordero de Dios que te inmolaste por nuestros pecados, ten piedad de nosotros (Bis) Oh cordero de Dios que te inmolaste por nuestros pecados, danos la paz. Canto para la comunión Dios está aquí, que hermoso es, Él lo prometió donde hay dos o tres. Quédate Señor, quédate Señor Quédate Señor, en cada corazón. Quédate, Señor, quédate, Señor, Quédate, Señor, en mí, en mí, en mí. Oh Cristo mío, haz de mi alma un altar para adorarte con devoción, para beber el agua de la vida y así calmar mi pobre corazón. El Espíritu de Dios se mueve, se mueve, se mueve, el Espíritu de Dios se mueve dentro de mi corazón. Oh hermano, deja que se mueva, se mueva, se mueva, oh hermano, deja que se mueva, dentro de tu corazón. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Este don que hemos recibido, Señor, nos comunique sin cesar aquel fervor del Espíritu Santo que maravillosamente infundiste a los Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor Jesucristo. Canto de despedida María tú, intercesora, María tú nuestra Señora (Bis).

- Eres la gracia viva, Dios contigo, eres la elegida; y tu hijo Jesucristo, entre tu vientre te consagró Madre Universal.

- Santa, Santa María, Madre de Dios, Madre del hombre, envía tu fortaleza, ejemplo vivo, perseverancia en Jesús.

Agradecimientos al Departamento de liturgia del ESPEC, Delegación Diocesana de pastoral de multitudes y a la vicaría de pastoral.