Dinámicas reticulares del Islam europeo: musulmanes de...

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Dinámicas reticulares del Islam europeo: musulmanes de origen marroquí en España y Bélgica Bárbara Fernández García 1 Palabras clave: Islam, Europa, inmigración, transnacionalismo. Resumen: El estudio de las comunidades de musulmanes marroquíes o de origen marroquí asentados en España y Bélgica permite desgranar los rasgos característicos de las dinámicas reticulares del Islam europeo. De los movimientos migratorios surgen los espacios transnacionales, en los que las fronteras se diluyen favoreciendo un nuevo tipo de relaciones interpersonales. Los principales canales de comunicación y difusión de ideas se revelan como herramientas para la homogeneización de las comunidades transnacionales, como las musulmanas europeas. Todo ello, unido a las políticas nacionales y de los países de origen, modula en gran medida el comportamiento político y socio-económico de los europeos de confesión islámica y de los inmigrantes musulmanes asentados en Europa. Índice: 1. Introducción El Islam se alza como la segunda religión del Viejo Continente, pero antes que de Islam en Europa deberíamos hablar de Islam europeo, pues cada vez es menos una religión de inmigrantes y más de nacionales europeos. Si bien la llegada, desarrollo y expansión actual de la confesión mahometana en Europa ha sido una consecuencia directa de la inmigración laboral tras la II Guerra Mundial y más concretamente de la necesidad de algunos países europeos de importar mano de obra en la década de los sesenta y los setenta; el proyecto inicial con el que llegaban estos inmigrantes –empujados por una aspiración económica que les haría mejorar sus condiciones de vida en sus países de origen-, poco a poco dejaría paso a una nueva realidad, vivida en el país de acogida, en el que sus familiares también tienen cabida gracias a las políticas de reagrupación familiar. La crisis económica conllevó un cierre de fronteras y, para los inmigrantes procedentes de países árabes y/o musulmanes, la imposibilidad de retornar a Europa una vez en sus países de origen. La decisión de asentarse en territorio europeo hizo que se desarrollara toda una maquinaria asociativa conducente a reproducir, si no adaptar, la realidad cotidiana de los países de procedencia. Es así como el Islam comienza a hacerse visible 1 Licenciada en Periodismo y Diplomada en Estudios Avanzados en Relaciones Internacionales, Unión Europea y Globalización por la Universidad Complutense de Madrid, donde está realizando su tesis doctoral sobre el proceso de transculturación de las comunidades musulmanas en Europa. Especialista en temas como las relaciones culturales y religiosas (realizó estudios de postgrado en islamología en la Université Libre de Bruxelles), los procesos migratorios, integración y políticas sociales, ha escrito diferentes artículos sobre la materia en revistas científicas y de divulgación. En la actualidad es la Directora de la Fundación Cultura y Comunicación , en la que dirige, además, su semanario digital Panorámica Social y las secciones de solidaridad e internacional de su diario local rioja2.com. Bárbara Fernández García Fundación Cultura y Comunicación [email protected] / [email protected]

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Dinámicas reticulares del Islam europeo: musulmanes de origen marroquí en España y Bélgica

Bárbara Fernández García1

Palabras clave: Islam, Europa, inmigración, transnacionalismo. Resumen: El estudio de las comunidades de musulmanes marroquíes o de origen marroquí asentados en España y Bélgica permite desgranar los rasgos característicos de las dinámicas reticulares del Islam europeo. De los movimientos migratorios surgen los espacios transnacionales, en los que las fronteras se diluyen favoreciendo un nuevo tipo de relaciones interpersonales. Los principales canales de comunicación y difusión de ideas se revelan como herramientas para la homogeneización de las comunidades transnacionales, como las musulmanas europeas. Todo ello, unido a las políticas nacionales y de los países de origen, modula en gran medida el comportamiento político y socio-económico de los europeos de confesión islámica y de los inmigrantes musulmanes asentados en Europa.

Índice:

1. Introducción

El Islam se alza como la segunda religión del Viejo Continente, pero antes que de Islam en Europa deberíamos hablar de Islam europeo, pues cada vez es menos una religión de inmigrantes y más de nacionales europeos.

Si bien la llegada, desarrollo y expansión actual de la confesión mahometana en Europa ha sido una consecuencia directa de la inmigración laboral tras la II Guerra Mundial y más concretamente de la necesidad de algunos países europeos de importar mano de obra en la década de los sesenta y los setenta; el proyecto inicial con el que llegaban estos inmigrantes –empujados por una aspiración económica que les haría mejorar sus condiciones de vida en sus países de origen-, poco a poco dejaría paso a una nueva realidad, vivida en el país de acogida, en el que sus familiares también tienen cabida gracias a las políticas de reagrupación familiar.

La crisis económica conllevó un cierre de fronteras y, para los inmigrantes procedentes de países árabes y/o musulmanes, la imposibilidad de retornar a Europa una vez en sus países de origen. La decisión de asentarse en territorio europeo hizo que se desarrollara toda una maquinaria asociativa conducente a reproducir, si no adaptar, la realidad cotidiana de los países de procedencia. Es así como el Islam comienza a hacerse visible 1 Licenciada en Periodismo y Diplomada en Estudios Avanzados en Relaciones Internacionales, Unión Europea y Globalización por la Universidad Complutense de Madrid, donde está realizando su tesis doctoral sobre el proceso de transculturación de las comunidades musulmanas en Europa. Especialista en temas como las relaciones culturales y religiosas (realizó estudios de postgrado en islamología en la Université Libre de Bruxelles), los procesos migratorios, integración y políticas sociales, ha escrito diferentes artículos sobre la materia en revistas científicas y de divulgación.

En la actualidad es la Directora de la Fundación Cultura y Comunicación, en la que dirige, además, su semanario digital Panorámica Social y las secciones de solidaridad e internacional de su diario local rioja2.com.

Bárbara Fernández GarcíaFundación Cultura y Comunicación

[email protected] / [email protected]

en los espacios urbanos europeos y a difundirse siguiendo dinámicas reticulares: las agrupaciones cultural-religiosas, socio-asistenciales y políticas que crean redes locales, se enmarcan en otras transnacionales cuyos nexos de unión vienen de la mano de la experiencia migratoria vivida y de la religión.

Las segundas y terceras generaciones de inmigrantes recogen el legado del Islam en Europa cambiando estructuralmente el panorama sociodemográfico europeo. Nace una comunidad mucho más extensa, una umma europea, constituida por diferentes generaciones, individuos o micro-colectivos con distintos grados de observancia y participación, con disímil cultura e ideología.

Una comunidad, en definitiva, transnacional, ya que de ella participan individuos asentados en diferentes territorios nacionales (diferentes países). Una comunidad heterogénea conglomerada por referencias e intereses comunes –ya sean culturales, ideológicos, lingüísticos, religiosos o territoriales– con un sistema de conexión reticular, que se podría calificar de red transnacional.

Los musulmanes de Europa están vinculados a sus lugares de origen (países árabes y/o musulmanes en los que aún residen familiares) pero también a otros países en los que quizás se encuentren familiares o conocidos que, como ellos, han vivido su experiencia migratoria: desde la decisión de iniciar el viaje hacia el ‘paraíso del mundo desarrollado’ hasta la (des)integración en la sociedad de acogida, siempre bajo el telón del Islam. La ideología, nacionalidad o parentesco no hace sino reforzar los vínculos ya establecidos.

En el presente artículo pretendemos precisamente desarrollar las claves de las dinámicas reticulares que explican el aumento y continuidad de los inmigrantes musulmanes, promoviendo la doble participación en espacios paralelos y contribuyendo a la homogeneización de una comunidad en la que muchos de sus nuevos miembros han perdido las referencias de los que los precedieron. Una organización que, sin embargo, no ha de entenderse como limitada a la voluntad de preservar una tradición o pertenencia cultural, sino como una oportunidad de acceso a la modernidad y a la integración plena, manteniendo las señas de identidad propias.

La amplitud del tratamiento de las dinámicas internas del Islam europeo hace necesario el empleo de estudios de casos particulares, suficientemente extensos y representativos para que permitan su extrapolación a nivel europeo. En este sentido, nos centraremos en España, país de tradición musulmana y con nexos histórico-geográficos con el mundo arabo-musulmán; y Bélgica, cuya capital está considerada la más musulmana de la Unión Europea, a pesar de no haber tenido colonias ni mayor relación con el mundo árabe o islámico. Dado que en ambos países los marroquíes constituyen una comunidad inmigrante mayoritaria, nos centraremos precisamente en los musulmanes de origen marroquí asentados en ambos países.

Son, por lo tanto, objeto de nuestro estudio los inmigrantes marroquíes de confesión islámica independientemente de la causa que les ha llevado a dicha inmigración, los nacionales belgas y españoles musulmanes cuyo padre y/o madre proceden de Marruecos o que hayan adquirido la nacionalidad belga al cabo de varios años de residencia en el país, así como las siguientes generaciones de inmigrantes islámicos en la que incluimos todos aquellos individuos que posean al menos un ancestro procedente

de Marruecos y que no pueden ser reducidos culturalmente al conjunto de la sociedad belga, española u occidental.

Llevaremos a cabo una aproximación teórica de los elementos y hechos visibles del Islam en ambos países, que hemos podido constatar por la práctica y estudio del espacio urbano (no debemos olvidar que el Islam europeo es ante todo un fenómeno de naturaleza urbana).

2. ISLAM EUROPEO

Algunos estudiosos, conscientes de que el Islam no es en Europa una cuestión de inmigrantes ni un hecho pasajero -que podría desaparecer cuando éstos regresen a sus países-, perciben rasgos característicos, no aplicables a otras sociedades ni otros tiempos, y se concentran en describir la segunda religión europea como algo exclusivo de la sociedad del Viejo Continente.

También hay quien apunta a un Islam mundializado2, donde el Estado islámico sería el epicentro. Tras el fracaso del Islam político, se puede entender un movimiento de reislamización y de reconstrucción de la identidad a partir del individuo, cuyo objetivo último es reconstituir una comunidad que ya no puede limitarse a un territorio determinado. Se trata de un individualismo y una desterritorialización que remiten a la globalización del Islam.

En cualquier caso, es un debate de plena actualidad y en el que no se debería perder de vista el hecho de que si bien la globalización puede tener un efecto homogeneizador también lo es que puede multiplicar las posibilidades de manifestación y expansión de las culturas, obligándolas a adaptarse a los diferentes espacios; provocar una reacción desde las culturas locales que no deja de tener, llegado el caso, una dimensión saludable; y propiciar fórmulas de criollización o hibridación de culturas3. Ello hace perfectamente compatible la idea de un Islam europeo dentro de un Islam global; y además remite al sentido más profundo de la integración: la transculturación, entendida ésta como el proceso por el que diferentes culturas ponen en común elementos esenciales de sus dimensiones racional e irracional, dando como resultado una nueva cultura que sustituye a la anterior.

1. Comunidad musulmana de origen marroquí en Europa: rasgos genéricos

1. Definición de la comunidad musulmana

La comunidad musulmana de Europa está compuesta por un conjunto de individuos de origen e ideología diversa que comparten una creencia religiosa común: el Islam. Se puede considerar como una minoría nacional dentro de cada Estado, como grupo social con rasgos delimitadores y una opinión pública particular.

En este sentido, hemos de subrayar que un grupo social se define ante todo por

2 ROY, Olivier: L’Islam mondialisé; ed. Seuil, Paris, 2004. 3 TAIBO, Carlos: Cien preguntas sobre el nuevo desorden; ed. Punto de lectura, Madrid, 2002. P.280.

la finalidad, intención y orientación de sus actos, por un proyecto común que une a todos sus miembros y que supone al mismo tiempo el capital comunitario y el aprendizaje colectivo-comunitario de la socialización4. De este modo, el capital comunitario de los musulmanes en Europa –a priori divididos étnica y socialmente– deriva del Islam y del logro de un espacio en el que vivir la religión siguiendo formando parte de la sociedad, haciendo compatible la experiencia religiosa mahometana con la cotidianeidad europea.

Quizás por ello convenga diferenciar -como hacíamos antes al tratar el Islam globalizado y el europeo-, entre la comunidad islámica local, la Umma que engloba todas las variaciones locales posibles (representada por los musulmanes residentes en un determinado territorio), y la umma global5, constituida por toda la comunidad de creyente (transnacional). Todo ello, sin perder de vista el hecho de que para ser miembro de la umma, basta con una mínima definición de pertenencia, ya que se reduce a la pronunciación de la profesión de fe6 o Shadada.

Y si bien en países islámicos, se nace musulmán en el sentido de que la religión sigue una estructura patrilineal por la que se es musulmán si el padre lo es; en Europa la integración en el Islam es una decisión personal y voluntaria.

2. Creencias comunes sobre el Islam

Formando ambos parte de la dimensión irracional del ser humano, por lo tanto la que requiere un mayor proceso de transformación, cultura y religión están generalmente entrelazados hasta tal punto que en el imaginario colectivo pocas veces se separa cultura y religión islámica. La intención del Islam de ordenar (regular) todos los aspectos de la vida cotidiana, podría estar detrás de tal confusión; aunque también actuaría el desconocimiento, que tantas veces aleja culturas que contienen los elementos necesarios para cohabitar pacíficamente.

La cultura árabe (pre-islámica) ha influido los valores islámicos universalmente reconocidos en el Corán. De hecho, el código de conducta islámico está fuertemente influenciado por la cultura árabe, razón por la cual recoge un número importante de valores pre-islámicos como la dignidad, nobleza, sentido del honor, hospitalidad, perseverancia, dominio de sí mismo, valor o lealtad. Aunque lo cierto es que, bajo el paraguas del Islam florece una gran diversidad de culturas.

La multiculturalidad no impide sin embargo que exista una serie de rasgos específicos del Islam, reconocidos e identificables en todos los lugares donde viven musulmanes. Es por ello pertinente hablar de una identidad musulmana con rasgos distintivos, incluso si en la práctica las diferencias son enormes7.

Así pues, las diferencias entre los inmigrantes islámicos en cuanto a origen

4 ALLIEVI, Stefano: Les convertis à l’Islam. Les nouveaux musulmans d’Europe; L’Harmattan; Paris, P. 280- 281.5 Ibid. P. 279 y ss.6 MARECHAL, B.: Appartenances et critiques en DASSETO, Felice; MARECHAL, Brigitte ; y NIELSEN, Jorgen : Convergences musulmanes. Aspects contemporains dans l’Europe élargie dans L’Harmattan ; Louvain-la-Neuve, 2001.P. 21. 7 PLATTI, Emilio: L’Islam parmi nous; Fidelité/Editions Racine, Bruselas, 2000. P. 15.

étnico, cultural y lingüístico así como en su actitud frente a la religión mahometana, no son un obstáculo a la hora de definir rasgos comunes que une a la gran mayoría de ellos8. Máxime en el caso de Europa donde a la religión compartida se une aspectos sociodemográficos como la cualificación educativo-profesional de los primo-migrantes o su estatus social.

La base del Islam es la fe en la existencia de Dios, creador de todos los seres animados y de todas las cosa,s y en su Unicidad (monoteísmo). Es una fe universal en el sentido de que incluye (concierne) a toda la humanidad desde Adán, excluyendo todo sistema de casta, clases, clanes, naciones o pertenencias políticas9. Los musulmanes consideran que su Dios es para todos y que a todos concierne.

El Corán es la buena nueva para los creyentes mahometanos, y una guía o manual de la vida. Los mandamientos coránicos los encontramos en la Sura (capítulo) XVII del Corán, entre los versículos 22 y 39:

2. (XVII, 22) No pongas junto a Allah a ningún otro dios […] 3. (XVII, 23) Tu Señor ha ordenado que sólo lo adoréis a Él y que hagáis el bien con los padres. Y si alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas “uff” ni los rechaces, sino que háblales con buenas palabras.4. (XVII, 24) Baja sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, al igual que ellos me criaron cuando era pequeño.5. (XVII, 26) Da a los parientes próximos lo que les corresponde, así como a los mendigos y al hijo del camino, pero no malgastes en derrochar.6. (XVII, 28) Y si tuvieras que apartarte de ellos para buscr una misericordia de tu Señor que esperas, háblales con palabras suaves.7. (XVII, 29) Y no tengas el puño cerrado asfixiándote, ni lo abras del todo […] 8. (XVII, 31) No matéis a vuestros hijos por temor a la miseria […]9. (XVII, 32) Y no os acerquéis a la fornicación […]10. (XVII, 33) Y no matéis a nadie que Allah haya hecho inviolable a menos que sea por vuestro derecho […]11. (XVII, 34) Y no os acerquéis a la riqueza del huérfano si no es con lo que más le beneficie, hasta que no haya alcanzado la pubertad. Y cumplid con los pactos […]12. (XVII, 35) Cumplid con las medidas cuando las deis y sed justos en el peso […]13. (XVII, 36) Y no persigas aquello de lo que no tienes conocimiento […]14. (XVII, 37) Y no camines por la tierra con arrogancia […]10

El Corán, que expresa los principios fundamentales de la vida moral (aunque con escasas prescripciones concretas), constituye junto con la Sunna11 –modo de vida del 8 MANCO, Ural : Reconnaissance et discrimination. Présence de l’Islam en Europe occidentale et en Amérique du Nord ; L’Harmattan, Paris, 2004. P. 18.9 PLATTI, E.: Op. Cit. P. 19-20.10 MERADA NAVIO, Abdel Ghani (traducc.): El Noble Corán y su traducción-comentario en lengua española; Complejo del Rey Fahd (ed.), Medina al – Munawwara (Reino de Arabia Saudita).11 Los fieles al modo de vida o Sunna del Profeta son llamados sunitas y constituyen más del 85% de los musulmanes

profeta Mahoma y modelo para todos los musulmanes- el código de vida de los musulmanes. El Corán y la Sunna transmiten la voluntad de Dios y la legislación islámica derivada se llama Sharia. Otras normas de vida en el Islam proceden del Hadît, que son las anécdotas de la vida del profeta transmitidos de generación en generación.

En el Islam hay cinco dominios codificados: “el dogma, el culto, la ética, el buen comportamiento y los actos jurídico-sociales”, y cinco subdivisiones o categorías en las órdenes o mandatos judiciales: la obligación (al-wâjib), la recomendación (al-mandûb), la prohibición (al-muharram), la reprobación (al-makrûb) y lo lícito (al-mubâh). Exteriormente, la fe del musulmán se manifiesta en los denominados “cinco pilares”: profesión de fe, oración, caridad obligatoria, ayuno y peregrinación.

Todos estos elementos forman parte de un Islam atemporal, y son, por lo tanto, válidos para todo periodo histórico desde su origen hasta hoy. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que cada época tiene unas características propias que puede integrar las ideologías anteriores, modificarlas o hacer aparecer otras nuevas. En este sentido, el Islam contemporáneo, del cual el Islam europeo12 es una de sus facetas, añade nuevos valores a los pre-existentes.

3. Formas de pertenencia a la comunidad

Como hemos dicho, el Islam está frecuentemente fusionado con la tradición cultural de cada país árabe islamizado. Ello es importante en el seno de la comunidad musulmana europea, donde el mayor número de fieles son inmigrantes u originarios de países terceros, por lo que tras sus pertenencias religiosas estarán las culturales, nacionales, tribales, familiares, etc.

Las pertenencias al Islam pueden ser de tipo jurídico-religioso, siguiendo a las grandes ramas del Islam (en particular, sunitas y chiítas), también pueden tener un trasfondo político, electoral o no, organizándose asociativamente. Los diferentes niveles de participación en las distintas agrupaciones pueden influir (que no determinar) en los grados de integración del individuo en la umma europea.

Referido a la práctica religiosa, encontramos dos niveles13: (1) el de los practicantes regulares, constituido por todos los musulmanes que asisten habitualmente a la mezquita sin cuestionarse las orientaciones teológicas, afiliaciones o tendencias políticas de los responsables de la mezquita; y (2) el de los practicantes ocasionales, compuesto de creyentes que interrumpen por un tiempo sus practicas religiosas. En cualquier caso, las prácticas de la vida religiosa islámica cubren la totalidad del espacio cotidiano, corresponde al

a nivel mundial. Son la mayoría de los que residen en Bélgica y en España.12 Diversos autores, principalmente ingleses, franceses y belgas, empiezan a hablar de “Islam europeo” para referirse a una religión integrada en Europa, que no es cuestión de inmigrantes sino de nacionales, que si en su origen procedían de países árabes y/o islámicos hoy ya son ciudadanos europeos. Así establecen una diferenciación entre “Islam en Europa” (periodo de inmigrantes no naturalizados) e “Islam de Europa” (a partir del momento en que personas de confesión musulmana tienen la nacionalidad del país europeo que les acoge o en el que residen). En este sentido se habla de Comunidad de musulmanes o umma europea, con valores nuevos y características diferentes a las de los musulmanes que viven en países islámicos. La comunidad musulmana de Bélgica, que es nuestro objeto de estudio, formaría parte de esta umma europea. De modo que las características generales que vemos en este capítulo son susceptibles de ser compartidas por toda la comunidad europea de musulmanes, y no exclusivas a los islámicos residentes en el Reino de Bélgica.13 REEBER, Michel: Petite sociologie de l’Islam en Editions Milan ; Francia, 2005. P. 29-30.

creyente determinar que si asimila una parte o la totalidad.

También ha lugar otra clasificación de las pertenencias al Islam, atendiendo al grado de integración de dichas observancias14: (1) integración simple, que no cubre más de siete dominios normativos (ayuno en Ramadán, prohibición de bebidas alcohólicas y carne de cerdo, celebración de las fiestas anuales, rituales de nacimiento y sepultura); (2) integración sostenida, que cubre los cinco pilares del Islam y las prescripciones del halâl y hâram15; (3) estricta observancia, que incluye a los espirituales o musulmanes que buscan la perfección espiritual y que viven el Islam en su integridad, y los fundamentalistas radicales o musulmanes que muestran públicamente una integridad para adquirir notoriedad y autoridad.

Junto a los diferentes grados de integración de los elementos normativos islámicos, se encuentran los niveles de acomodación a la sociedad no-musulmana en la que aspiran a integrarse. En este contexto, los niveles de pertenencias a la umma serían: (1) la pertenencia “en negativo”, definida por el rechazo proclamado de adhesión a la fe o la trasgresión de las prohibiciones; (2) la pertenencia cultural, caracterizada por una cierta indiferencia silenciosa, o más frecuentemente, por la afirmación del Islam como hecho cultural o de civilización, acompañado de rituales, celebración de grandes fiestas religiosas o prácticas ambivalentes en relación con las prescripciones islámicas. Es frecuente entre la segunda generación de inmigrantes musulmanes en Europa16.

Las pertenencias a la comunidad musulmana de Europa también pueden ser analizadas respecto a una doble categoría17: (1) étnico-cultural, formada por los musulmanes sociológicos (agnósticos, indiferentes o respetuosos), para quienes el Islam es ante todo un fenómeno cultural e integran en diferentes; (2) religiosa, constituida por los musulmanes religiosos (convertidos, prosélitos, militantes políticos) que afirman explícitamente su adhesión al Islam.

Las pertenencias al grupo o comunidad europea de origen marroquí, relacionadas con los diferentes grados de integración del Islam en la vida cotidiana (¿occidentalizada?) de dichos individuos y con el sentimiento de identidad nacional, admiten otra categorización en relación a:

1. La pertenencia en negativo (rechazo de la fe y de las prohibiciones religiosas) corresponde en su mayoría a aquellos individuos de origen musulmán que no se sienten ligados a su país de origen, ni muestran interés por mantener la cultura (islámica) de sus ancestros, antes bien prefieren una integración prácticamente total en la sociedad e identidad belga; o incluso en la identidad europea en

14 Ibídem. P. 70-71.15 Haräm hace referencia a lo prohibido según las sentencias o decisiones judiciales islámicas. Halal incluye todo lo permitido o lícito. Hay cinco grados o “estatutos” que califican cada acto humano según la ley religiosa: lo obligatorio (wadjib), lo recomendado (mandub), lo lícito (dja`iz), lo reprensible (maruh) y lo prohibido (haram). Estos conceptos, empleados en las decisiones judiciaes (hukum), describen el sentido de un juicio lógico aplicado a una cosa, de un estatuto susceptible de ser fijado para cualquier cosa o persona, y de una regla de la ley religiosa, gramatical o de otras ciencias. (Encyclopédie de l’Islam. Nouvelle édition; Paris G.P., Maisonneuve et Leyde E.J. Brill, Países Bajos, 1960. Tomo I. P. 265).16 DASSETTO, Felice (ed.): Facettes de l’Islam belge; Academia Bruylant, Lovaina-la-Nueva, 2003. P. 21.17 MARECHAL, B.: Appartenances et pratiques DASSETTO, F ; MARECHAL, B. y NIELSEN, J. (ed.): Op. Cit. P. 24-25.

sentido amplio. 2. La pertenencia cultural (indiferencia religiosa) responde a la afirmación del

Islam como hecho o pasado cultural, relacionado por lo tanto como rasgo característico de la cultura del país de origen; en este caso los individuos mantienen el interés por mantener algunos rasgos que consideran básicos de la identidad marroquí superponiéndolos o incluso adaptándolos a los de la sociedad propiamente belga.

3. La pertenencia religiosa, que incluye a los musulmanes más o menos practicantes con diferentes grados de integración: (a) integración simple (de ciertas obligaciones religiosas como el Ramadán, celebración de fiestas anuales, etc.); (b) integración sostenida (cubre los cinco pilares del Islam y las prescripciones religiosas); e integración total (estricto cumplimiento de las prescripciones religiosas). Podemos imaginar que cuanto mayor sea el índice de adhesión a la religión islámica, mayor lo será hacia el mundo arabo-musulmán, en el que se incluye el país de origen, o a nivel europeo hacia una comunidad islámica europea o incluso hacia una umma global.

2. Musulmanes de origen marroquí en Bélgica1. Perspectiva migratoria

La presencia de los musulmanes en el Reino de Bélgica se justifica con las migraciones de trabajadores del siglo XX. Bélgica, que nunca había colonizado un país de confesión islámica, firma en 1964 dos acuerdos de mano de obra: uno con Marruecos y el otro con Turquía, a los que seguirían los de Túnez (1969) y Argelia (1970). Estos inmigrantes pertenecerán a las clases sociales populares y obreras, una tendencia que aún hoy es posible percibir debido a la concentración de prácticamente la mitad de los musulmanes en las antiguas regiones mineras de Valonia (Sambre y Meuse) y de Flandes (provincia de Limburgo), así como en la ciudad portuaria de Amberes y en la industrial Gante. No obstante, la mayoría de la población originaria de países árabes y/o islámicos se concentra en la región de Bruselas-Capital, donde reside más de un tercio del total de la población musulmana en Bélgica y algo más del 16% de la población total de la región de Bruselas-Capital, lo que hace de Bruselas una de las ciudades más musulmanas de Occidente18.

El proceso de inmigración marroquí en Bélgica se puede dividir en cuatro etapas19:

1ª etapa (1964-1974) : se trata de la primera oleada del proceso migratorio, cuyos protagonistas son trabajadores, principalmente hombres.

2ª etapa (1974-1989) : se comienza a percibir las familias de inmigrantes en los espacios urbanos.

3ª etapa (1989-1995) : en este periodo emergen lo que podemos calificar de “identidades musulmanas”.

4ª etapa (desde 1995) : se trata éste de un periodo que llega hasta la actualidad cuyo rasgo sobresaliente es la emergencia de elites o líderes de la comunidad.

18 MANÇO, U. y KANMAZ, M: Belgique. Intégration des musulmans et reconnaissance du culte islamique : un essai de bilan en MANÇO, U : Reconnaissance et discrimination. Présence de l’islam en Europe occidentale et en Amérique du Nord ; L’Harmattan, París, 2004. P. 85 y ss.19 OUALI, Noura : Trajectoires et dynamiques migratoires des Marocains de Belgique; Academia Bruylant, Lovaina-la-Nueva, 2004. P. 23 y ss.

Siguiendo estrictamente criterios de nacionalidad, en el territorio belga los nacionales marroquíes o belgas de origen marroquí en 2008 son 80.588, según las estadísticas oficiales, de los cuales casi la mitad (49%) residentes en Bruselas. Por supuesto, son cifras que solo incluyen a extranjeros marroquíes y a nacionales que hayan conservado su nacionalidad original, ya que en Bélgica la posesión de la nacionalidad belga no implica la ‘suspensión’ de la nacionalidad de origen20. No contempla segundas y terceras generaciones cuyo cálculo es prácticamente imposible.

2. Nociones demográficas y geográficas

Si en un principio los flujos migratorios estaban constituidos por hombres en búsqueda de recursos económicos para garantizar la supervivencia y perpetuar las comunidades familiares que dejaban en sus localidades de origen (fundamentalmente zonas rurales), con la reagrupación familiar y la emigración de mujeres y niños se rompe con un orden social, considerado como justo e incuestionable. La migración femenina implicó nuevas formas, concepciones, estructuras y funcionamientos familiares.

El proceso de incorporación a la sociedad de acogida de las primeras familias es intenso y supone múltiples aprendizajes, descubrimientos de nuevos comportamientos socioculturales, y la improvisación familiar e individual sobre múltiples dimensiones de la vida privada y social. El proceso de socialización en el seno de la familia presenta nuevas formas: existe una reciprocidad entre padres e hijos, diferentes generaciones, que aprenden mutuamente sobre el funcionamiento de una sociedad que están descubriendo. Por no hablar de los nuevos vínculos que se establecen cuando los hijos son los únicos que conocen la lengua del país, debido a la escolarización, lo que llega a crear situaciones de dependencia inversa (los padres de los hijos). Ello conduce en ocasiones a percibir ciertas familias de inmigrantes como carentes de autoridad paterna y/o con dimisión parental, en referencia a los roles que en occidente atribuimos a los diferentes miembros y generaciones de la familia (abuelos, padres e hijos).

Las trayectorias escolares, profesionales y personales de las nuevas generaciones –hijos de inmigrantes – hacen que éstos se posicionen de un modo diferente en el modelo familiar que han conocido y en el que han vivido. Ciertos estudios sobre las construcciones de la identidad en las poblaciones de inmigrantes muestran el deseo de los jóvenes de desmarcarse de todo modelo, tanto en la sociedad de origen como en la de acogida, para adoptar un modo de ser padres (de construir la familia) inédito, las mujeres reclaman la ruptura radical con el antiguo modelo (que solo les atribuye la función de madres y esposas), los padres (fundamentalmente los hombres, los primo-migrantes) deseaban negociar una nueva función parental sin ruptura, sin tener claro el tipo de continuidad que deseaban para la transmisión familiar.

Geográficamente, la población de origen musulmán está equilibrada entre el Norte y Sur del país, si bien es cierto que en el Norte hay una mayoría de turcos y en el Sur

20 A partir de la segunda mitad de la década de los ochenta la mayor parte de la población inmigrante de origen árabe obtendrá la nacionalidad belga gracias a la flexibilidad del código de nacionalidad. En la década siguiente se encontrará una configuración demográfica completa: tercera edad que corresponde a la primera generación de inmigrantes, adultos activos de la segunda generación (escolarizados en Bélgica) y tercera generación en crecimiento continuo.

predominan los marroquíes, como en Bruselas-Capital, donde se concentran más de la mitad de la comunidad marroquí de Bélgica21. Las ciudades más pobladas de inmigrantes originarios de países árabes y/o islámicos son herederas de los flujos migratorios de mano de obra: las cuencas mineras de Lieja y Charleroi, en Valonia; las ciudades flamencas de Amberes y Limburgo, y Bruselas. Estas minorías nacionales se concentran generalmente en los barrios “étnicos” de las ciudades22, no siendo apropiado hablar de “barrios musulmanes”.

El conocimiento de la lengua del país de acogida, como regla general por parte de los inmigrantes, no es demasiado profundo. Ello varía en la segunda y tercera generación que en su mayoría habla la lengua local o materna peor que la lengua del país en el que han nacido. En el seno familiar es frecuente la utilización de varias lenguas, o al menos dos (la de la localidad de origen y la del país de acogida), el uso se pronuncia o reduce con las generaciones.

Las dificultades de inserción social y económica están muy presentes entre la población de (o de origen) inmigrante. Los hijos de inmigrantes presentan un índice de fracaso escolar alto, lo que conduce automáticamente a la formación profesional y/o a trabajos no cualificados o de baja calificación. Los estudios universitarios están lejos de estar al alcance de todos.

3. Rasgos identitarios: ¿nacionalidad o religión?

La identidad de la comunidad belga de origen marroquí estaba asociada en un principio a la nacionalidad. Muchos inmigrantes decidieron asentarse en Bélgica en la década de los setenta, momento de crisis económica en el estado belga, cierre de fronteras e incitación al retorno de los inmigrantes en paro. En Marruecos no había perspectivas socioeconómicas. Este contexto aceleró el proceso de “desacralización” de la nación y de la nacionalidad, conceptos estos dos constituyentes de las identidades construidas en la época de las luchas anticoloniales y de las independencias en el Magreb. En este periodo la adquisición de una nueva nacionalidad era considerada como un acto de traición23.

Los marroquíes de Bélgica comenzaron a reinterpretar la naturalización a la luz de los nuevos obstáculos socioeconómicos, permitiéndoles de este modo disociar identidad y nacionalidad. Desde entonces, los inmigrantes marroquíes y/o belgas de origen marroquí se inscriben dentro de las lógicas transfronterizas y desarrollan prácticas multiformes de ciudadanía transnacional, que se pueden traducir por la voluntad de participar, desde Bélgica, en las dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales de Marruecos24, a la vez que intervienen en las mismas dinámicas políticas, económicas

21 -BOUSSETTA, Hassan y MARECHAL, Brigitte : L’Islam et les musulmans en Belgique. Enjeux locaux & cadres de réflexion globaux. Note de synthèse ; Fondation Roi Baudouin, Bruselas, septiembre de 2003. P.10.22 La crisis de los setenta consolidó los barrios de inmigrantes en las ciudades. Los inmigrantes sufrieron, más que otras clases sociales, los problemas derivados del paro, de la inseguridad en el trabajo y la caída de salarios, lo que les impedía acceder a barrios más periféricos. La consolidación de estos barrios étnicos es paralela a su marginalización en el seno de la ciudad: en estos barrios las posibilidades de acceso al trabajo son muy limitadas, y si las hay son trabajos poco cualificados, irregulares e inestables (KESTELOOT, Christian; PELEMAN, Katleen et ROESEMS, Truus: Terres d’exil en Belgique en COENEN, Marie-Thérèse et LEWIN, Rosine (coord.): La Belgique et ses immigrés. Les politiques manquées; De Boeck Université, Bruselas, 1997. P. 37).23 OUALI, N.: Trajectoires et dynamiques…Op. Cit. P. 43.24 Ibídem.

y sociales de Bélgica. Si bien es cierto, que en los jóvenes de segunda generación de inmigrantes procedentes de Marruecos, el interés hacia la política marroquí es bastante escaso e intentan crear sus dinámicas propias en Bélgica, con formas culturales y asociativas originales.

El Islam puede constituir la base de una organización transnacional basada en una identidad y experiencia vital común: la de ser musulmán en Europa; pero la lealtad hacia el estado de procedencia y las identidades nacionales de los países de origen están cada vez menos presentes entre las nuevas generaciones, algunas de las cuales nunca han estado en el país de donde son originarios sus padres o lo han hecho solo durante el periodo vacacional, lo que les impide tener una imagen adecuada del país.

Los musulmanes procedentes de la inmigración25, en nuestro caso de Marruecos, pueden ver amenazada su identidad desde diferentes puntos de vista. Por un lado, se encuentran ante un doble sistema cultural (Islam – Occidente) que puede provocar incoherencias en su identidad propia. Por otro lado, la percepción de actitudes racistas y menospreciantes pueden dificultar su integración en la sociedad de la que forman parte, al no sentirse aceptados. Para estos jóvenes puede resultar importante que la sociedad de acogida les considere como pertenecientes a una cultura diferente, ya que su identidad está definida en parte por la distinción respecto del resto de la población belga26. Cuando el belga de origen marroquí observa o sufre el racismo o se siente menospreciado, puede reaccionar, según CAMILLERI27, de tres modos:

- “Asimilación al grupo beneficiado”: el desplazamiento de la identidad negativa hace que el joven se sienta más próximo de los autóctonos que del grupo despreciado (marroquíes inmigrantes).

- “Identidad – defensa”: el individuo constituye su identidad basándose en la diferencia, para protegerse del grupo que considera como despreciador, aunque puede atribuir una serie de elementos negativos a su país de origen. Se trata de una estrategia de defensa frente al agresor.

- “Identidad – polémica”: el individuo reafirma más o menos agresivamente su diferencia respecto del grupo despreciador. El individuo refuerza su imagen a partir de la diferencia respecto de la imagen desvalorizada que percibe del grupo racista.

La construcción de la identidad se desarrolla en un contexto determinado. Los jóvenes belgas de origen marroquí tienen un doble contexto social, por un lado el contexto familiar, donde reciben generalmente una educación tradicional islámica; y por otro lado, el contexto escolar y social en sentido más amplio con otro modelo cultural. El resultado de este hecho puede ser la adopción de identidades diversas e incluso contradictorias, que dificultan la integración de todos los elementos en un todo estructurado, coherente y que permita mantener una conciencia de unidad. Además hay

25 Nos referimos aquí a los jóvenes de segunda generación, nacidos y educados en Bélgica, cuyos padres son de nacionalidad marroquí (al menos uno de ellos). Como hemos visto, el proceso de inmigración de Marruecos hacia Bélgica comenzó a mediados de la década de los sesenta, por lo que actualmente encontramos tres generaciones: la primera compuesta de personas de edad avanzada, sus hijos que queremos englobar bajo la denominación de “jóvenes belgas de origen marroquí”, y menos numerosa una tercera generación cuyo análisis no es sencillo puesto que se trata de los nietos de los primo-migrantes de edad reducida (no suelen superar los quince años de edad) y su identidad y carácter personal aun no están perfectamente definidos.26 SANTY, Anne – Françoise: Identité de jeunes « Maghrébelges ». Quand l’intégration passe par la reconnaissance de sa culture d’origine. Academia - SYBIDI, Louvain-la-Neuve, 1995. P. 72.27 CALLIMERI, C. citado en SANTY, A-F.: Op. Cit. P. 80 – 83.

que añadir el hecho de que los padres inmigrantes no poseen normalmente la capacidad de transmitir a sus hijos, de modo coherente, los valores y tradiciones de la cultura de origen; y que los hijos (niños o adolescentes) no pueden tener una imagen coherente de la cultura de acogida, porque no siempre están en contacto con ella28 : se encierran en guetos que reproducen un modo de vida similar al del país de origen.

La transmisión de valores, ritos y símbolos religiosos de una generación a otra pierden gran parte de su eficacia al encontrarse descontextualizados. Las redes sociales en las que se integran los belgas de origen marroquí son insuficientes para crear un marco de referencia efectivo que refleje la pertenencia a la misma comunidad de origen de los padres, a la misma cultura. El Islam es tomado como parte fundamental de la identidad de los miembros de la segunda generación de inmigrantes marroquíes. El hecho de ser musulmán constituye una identidad parcial pero dominante: Islam se encuentra asociado a un pasado simbólico (Marruecos), formando parte del patrimonio cultural.

3. Musulmanes de origen marroquí en España

1. Perspectiva migratoria

Los ocho siglos (711-1492) de presencia árabo-musulmana en España dejaron su impronta en todas las artes y ciencias, incluido el lenguaje y la literatura; pero no fueron determinantes para la presencia actual del Islam en España. De hecho, desde la expulsión de los últimos musulmanes sometidos en tiempos de Felipe III hubo un vacío legal y oficial29 hasta 1967 en que se promulgó la Ley de Libertad Religiosa, y aparecieron las primeras asociaciones de índole religiosa-musulmana.

Sin embargo, España, país eminentemente emisor de migrantes, no cambiaría su situación hasta la llegada de la crisis del petróleo y la recesión económica de la década de los setenta que afectaría a la mayoría de los países europeos. El despegue español en el momento en que otros países cerraban sus fronteras conllevó el establecimiento de los primeros inmigrantes en las regiones más desarrolladas económicamente y con mayor necesidad de mano de obra, como Cataluña y más adelante Madrid.

La Ley de Extranjería de 1985, a la que siguió el primer proceso de regularización en España, modificaría definitivamente la evolución de los flujos migratorios hacia la península, pronunciada en los noventa hasta situar a España en el año 2000 en la cabeza europea de inmigración. Siempre fueron los marroquíes, por su proximidad geográfica e histórica, quienes constituían las comunidades de inmigrantes más numerosas. De hecho, la comunidad marroquí residente en España pasaría de 53.049 individuos en 1992 a 199.782 en 2000. En la actualidad (2009) existen 729.672 nacionales marroquíes con tarjeta de residencia en vigor. Se trata pues, con diferencia, de la comunidad de inmigrantes mayoritaria en el territorio español, representando aproximadamente el 16,2% del total de extranjeros. Nuevamente, hemos de señalar la imposibilidad de

28 SANTY, A-F: Op. Cit. P. 74 y ss.29 Las únicas excepciones proceden del Protectorado Norte de Marruecos y Tarfaya, Ifni y el Sáhara español; las ciudades de Ceuta y Melilla situadas en el norte africano; las tropas de Regulares durante la Guerra Civil, la Guardia Mora de Franco, el cuerpo diplomático de países musulmanes y algunos estudiantes originarios de países de dicha confesión. En cualquier caso: personal transeúnte (MANTECÓN, Joaquín: El status legal del Islam en España; Derecho y Religión; Vol. I, 2006. P.167)

determinar el número de musulmanes españoles de origen marroquí (segundas y terceras generaciones), ya que la nacionalidad se presenta como el principal elemento distintivo en las estadísticas poblacionales.

2. Nociones demográficas y geográficas

La población musulmana de España árabe o de origen árabe y/o islámico presenta una gran diversidad socio-económica, étnica, cultural e ideológica, siendo la minoría marroquí la que presenta una mayor diversidad en relación a la religión islámica: una parte importante de dicha minoría ha iniciado un proceso de individualización -que contrasta con la necesidad islámica de vivir la religión en comunidad-, y de secularización30.

Como inmigrantes y minoría social están especialmente expuestos a la exclusión: discriminación, escasa promoción profesional, insalubridad y precariedad de los trabajos no cualificados que ocupan así como las altos índices de paro muestran la vulnerabilidad de esta población al mercado de trabajo. En este sentido conviene hacer una distinción entre la primera generación de inmigrantes, realmente afectada y con dificultades para integrarse, y las generaciones sucesivas escolarizadas en España, con un nivel de promoción económico-profesional superior.

Como en otros países europeos, la localización de las comunidades de inmigrantes es la memoria de los flujos migratorios económicos. Las ciudades, que finalmente es donde más presencia tiene el Islam, muestran al mismo tiempo las discriminaciones sociolaborales de la sociedad de acogida hacia los inmigrantes musulmanes y las dinámicas reticulares solidarias dentro de la comunidad musulmana a partir de asociaciones, mezquitas, centros islámicos, etc.

En marzo de 2009, los datos estadísticos oficiales revelaban que España cuenta con más de 900.000 individuos con nacionalidad procedente de países islámicos, situados geográficamente en la costa mediterránea. 729.672 son marroquíes y residen sobre todo en las comunidades autónomas de Cataluña (principalmente, Barcelona), Andalucía (Almería, Málaga y Granada), Madrid y Navarra. En cualquier caso, prefieren las grandes ciudades, y se concentran generalmente en los barrios étnicos31, no siendo apropiado hablar de “barrios musulmanes”.

3. Rasgos identitarios: ¿nacionalidad o religión?

La identidad de los españoles recoge la presencia de diferentes pueblos y culturas, entre los que se encuentra una parte importante de la cultura árabe que aún impregna la lengua, el espacio urbano, el imaginario colectivo. La escasa distancia entre Marruecos y España hace que ambos pueblos estén próximos dentro de la complejidad cultural que 30 MANÇO, U : Reconnaissance et discrimination. Présence de l’islam en Europe occidentale et en Amérique du Nord ; L’Harmattan, Paris, 2004. P. 89.31 Los inmigrantes sufren, más que otras clases sociales y especialmente en época de crisis, los problemas derivados del paro, de la inseguridad laboral y el descenso salarial, lo que les impedía acceder a barrios más periféricos. La consolidación de estos barrios étnicos es paralela a su marginalización en el seno de la ciudad: en estos barrios las posibilidades de acceso al trabajo son muy limitadas, y si las hay son trabajos poco cualificados, irregulares e inestables (KESTELOOT, Christian; PELEMAN, Katleen et ROESEMS, Truus: Terres d’exil en Belgique en COENEN, Marie-Thérèse y LEWIN, Rosine (coord.): La Belgique et ses immigrés. Les politiques manquées; De Boeck Université, Bruxelles, 1997. P. 37).

caracteriza a los dos países. Además comparten un imaginario y comportamiento social común a la región del Mediterráneo.

En este sentido los medios de comunicación también desempeñan una función fundamental, ya que muchas emisiones españolas pueden verse en Marruecos y viceversa: mediante satélite pueden ser vistas emisiones procedentes de la otra orilla del Mediterráneo y de otros países árabes. La historia común que han vivido ambos países, incluyendo la etapa del protectorado, se refleja también en emisiones especializadas y documentales histórico-culturales.

Quizás las mayores diferencias entre ambos países derivarían de la religión y de las prácticas confesionales que regirían todo el universo comportamental cotidiano. En Marruecos rigen los principios islámicos y en España la religión mayoritaria es el cristianismo, aunque el número de practicantes habituales es cada vez más reducido.

Sin embargo, en Europa, la nacionalidad no sirve como factor de identidad, tampoco sirven los criterios étnicos o la religión. Lo europeo no se asimila bien a una lengua, a una etnia o a un territorio; sino que procede de un conjunto diverso de creencias, de las cuales la judeocristiana es una entre otras, que han ido evolucionando más allá de las simples creencias religiosas.

La relación sagrada entre ser humano, mundo y creación se va reduciendo en el imaginario europeo; a la vez que las migraciones y conversiones hacen permanecer las minorías en territorio europeo, a las que los Estado procuran privilegios. Los Estados evolucionan hacia una laicidad que no distingue las personas por su origen étnico o religioso.

El binomio Islam – Occidente, nacionalidad-religión, al que hacíamos mención en el apartado 2.2.3., también tendría validez en el caso de los musulmanes residentes en España aunque si bien podría pensarse que la confrontación interna es más débil por la trayectoria histórica española, lo cierto es que la tardía inmigración en España hace que sean muy limitadas, no como en Bélgica, las terceras generaciones de primo-migrantes, por lo que la sociedad española es ahora cuando empieza a asimilar realmente la nueva situación migratoria. Y recientemente, la crisis ha hecho rebrotar un racismo latente en la sociedad que puede conseguir que hasta un nacional, independientemente de su confesión pero de origen marroquí, se sienta rechazado.

3. DINÁMICAS RETICULARES

Son las migraciones internacionales quienes han hecho emerger las denominadas “comunidades transnacionales”, entendidas como aquellas formadas por individuos o grupos de individuos, asentadas en diferentes sociedades nacionales, que comparten referencias e intereses comunes –territoriales, religiosos, lingüísticos – y utilizan redes transnacionales para consolidar la solidaridad más allá de las fronteras nacionales32.

Las dinámicas reticulares explican el aumento y continuidad de los movimientos migratorios, así como el desarrollo de vínculos y relaciones transnacionales con sus

32 KASTORYANO, Riva: Asentamiento, comunidades transnacionales y ciudadanía en Las migraciones internacionales 2000. Revista internacional de ciencias sociales núm. 165, UNESCO, septiembre de 2000. P. 58.

localidades o países de origen33. Es precisamente por ello que conviene exponer una panorámica migratoria general de Marruecos, por ser el origen de los individuos que constituyen el objeto del presente artículo, y de España y Bélgica, ambos países como miembros de la Unión Europea.

1. Inmigración regular

1. Política migratoria marroquí

Los principales actores en la política de migración marroquí son: el Ministerio delegado encargado de la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero34, la Fundación Hassan II para los marroquíes residentes en el extranjero35 y el Consejo Consultativo de los Derechos del Hombre36. También existen otros departamentos ministeriales u organismos que actúan indirectamente en materia de migración como son el Primer Ministro, la Fundación Mohamed V por la solidaridad, el Ministerio de trabajo, el Ministerio de justicia o el Ministerio de enseñanza superior.

Las líneas generales de la política de migración en Marruecos se enmarcan dentro de la política exterior: de este modo existe un Ministerio delegado encargado de la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cooperación marroquí37. No es aventurado apuntar que el Gobierno de Marruecos da prioridad a la emigración frente a la inmigración. También por el objeto de nuestro artículo, nosotros sólo nos referiremos a las políticas marroquíes para los emigrantes.

La política del Ministerio delegado encargado de la comunidad marroquí residente en el extranjero persigue una serie de objetivos en dos niveles diferentes:

• En los países de acogida, se pretende (1) consolidar los derechos de la comunidad marroquí residente en el extranjero y protegerla frente a la discriminación, racismo y violencia; (2) adoptar una aproximación global para modernizar la política de emigración mediante la sensibilización nacional de la comunidad marroquí e incitarla a asumir su resistencia ciudadana así como la adhesión a la vida política, sindical y asociativa; (3) fomentar la integración y la cohabitación en las sociedades de acogida preservando siempre la identidad marroquí en sus dimensiones musulmana, árabe y bereber; (4) organizar y encuadrar la comunidad marroquí como potencial apto a constituir un lobby influyente para desempeñar una función determinante a la hora de elegir entre las diferentes estrategias nacionales e internacionales; (5) movilizar a la comunidad en la defensa de las causas nacionales y crear las condiciones favorables para facilitar la participación de la comunidad en la vida pública; (6)

33 SÁNCHEZ MOLINA, Raúl: «Mandar a traer». Antropología, migraciones y transnacionalismo; Ed. Universitas, Madrid, 2005. P. 17.34La información sobre las principales líneas de actuación del Ministerio delegado encargado de la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero (Ministère Déléguée chargé de la Communauté Marocaine Résidant à l'Étranger) han sido tomadas del sitio web oficial: http://www.marocainsdumonde.gov.ma. 35 El sitio web oficial de la Fundación Hassan II para los marroquíes residentes en el extranjero (Fondation Hassan II pour les Marocains Résidant à l'Etranger) es: http://www.alwatan.ma.36 El sitio web oficial del Consejo Consultativo de los Derechos del Hombre (Conseil Consultatif des Droits de l’Homme) es: http://www.ccdh.org.ma. 37El sitio web oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cooperación marroquí (Ministère des Affaires Étrangères et de la Coopération) es: http://www.maec.gov.ma.

intensificar la cooperación con los países de acogida para establecer una política racional y una aproximación global a la inmigración legal; e (7) implicar a la comunidad marroquí en el proceso de toma de decisiones y en la gestión de sus cuestiones.

• A nivel nacional, se proyecta (1) mantener los esfuerzos desplegados para la mejora de las condiciones de acogida de la comunidad marroquí para la vuelta a su país; (2) promover y orientar las inversiones de los marroquíes emigrados para dinamizar el desarrollo económico durable; (3) transferir los conocimientos científicos y tecnológicos necesarios para el desarrollo de Marruecos; y (4) fomentar el turismo nacional destinado a la comunidad marroquí residente en el extranjero dedicándoles ofertas competitivas mediante métodos innovadores adaptados a las aspiraciones y ambiciones de los jóvenes emigrantes.

Entre las prioridades de la política de emigración marroquí encontramos (1) la defensa de la causa nacional y la integridad territorial; (2) la modernización de los sistemas de educación y aprendizaje de los niños de la comunidad marroquí residente en el extranjero; (3) la creación de espacios culturales multidisciplinares y polivalentes en las principales capitales extranjeras para organizar diversas actividades que aseguren el resplandor cultural de Marruecos en el extranjero, a la vez que se desarrollan buenas relaciones con la sociedad del país de acogida; (4) propagar los valores religiosos y cívicos basados en la tolerancia, el diálogo y la cohabitación en el seno de la comunidad marroquí en el extranjero; y (5) garantizar el derecho a la plena ciudadanía con la participación política de la comunidad marroquí residente en el extranjero.

Estas prioridades se ven completadas con otras a corto y medio plazo y en diferentes niveles (legislativo, diplomático, civil y económico). A modo de ejemplo podemos destacar la creación de un sitio en Internet dedicado a la comunidad marroquí en el extranjero que sirva como foro para intercambio de ideas y experiencias; y la elaboración de emisiones de radio y televisión destinadas a esta comunidad emigrante, a la vez que se lanzan campañas de información y sensibilización para jóvenes y menores sobre los peligros de la inmigración clandestina.

El Reino de Marruecos ha firmado una serie de acuerdos bilaterales para garantizar los intereses de los marroquíes residentes en el extranjero. Entre las convenciones más importantes se encuentran las de mano de obra y las de seguridad social.

Los acuerdos de mano de obra facilitan las actividades profesionales de los trabajadores inmigrantes. Las empresas transmiten sus ofertas de trabajo a las autoridades responsables, las cuales se encargan de realizar contratos individuales o colectivos. Las condiciones de trabajo y los derechos de los trabajadores están previamente establecidos. El trabajador inmigrante tiene la posibilidad de transferir una parte de su salario a su país de origen, pero se compromete a no participar en la vida política del país de acogida y a respetar sus tradiciones y costumbres38. Marruecos ha firmado acuerdos de mano de obra con Francia (junio de 1963), Alemania (mayo de 1963),

38 ELMADMAD, Khadija : Maroc : le cadre juridique et institutionnel relatif a la migration en La nouvelle loi marocaine relative à l’entrée et au séjour des étrangers au Maroc, incluido en FARGUES, Philippe : Migrations méditerranéens. Rapport 2005; EUI-RSCAS/CARIM Consortium, Florencia, 2005. P. 219. Es accesible en el sitio web del Consorcio Euro-Mediterráneo para la Investigación Aplicada sobre las Migraciones Internacionales (Consortium Euro-Méditerranéen pour la Recherche Appliquée sur les Migrations Internacionales, CARIM): http://www.carim.org.

Bélgica (febrero de 1964), Países Bajos (mayo 1969), Qatar (mayo de 1981), Irak (mayo de 1981), Emiratos Árabes Unidos ( diciembre de 1981), Jordania (abril de 1983), Libia (agosto de 1983) y España (febrero de 1996 y julio de 2001).

Los acuerdos bilaterales firmados por Marruecos y relativos a la seguridad social tienen como objetivo la mejora de la estancia de los marroquíes residentes en el extranjero y recíprocamente de los extranjeros residentes en Maruecos, a partir de una serie de servicios médicos garantizados. Marruecos ha llevado a cabo este tipo de acuerdos con Francia (julio de 1965), Bélgica (junio de 1968), Países Bajos (febrero de 1972), España (noviembre de 1979), Suecia (enero de 1980), Alemania (marzo de 1981), Dinamarca (abril de 1982), Rumania (julio de 1983), Italia (febrero de 1994) y Portugal (noviembre de 1998).

2. Políticas migratorias europeas

Tanto en Bélgica como en España las políticas de inmigración se regulan a nivel nacional. No obstante, dada la amplitud y repercusión que está teniendo el fenómeno migratorio dentro de Unión Europea, organización en la que se integran ambos, ha hecho que ésta decida comenzar a desarrollar una auténtica política común a todos los estados miembros.

La historia de la política común de inmigración remonta al Tratado de Maastricht de 1992, cuando fue presentada como un objetivo común para los Estados miembros y se enmarcó en el “Tercer Pilar”: Justicia y Asuntos de Interior. Posteriormente pasaría a integrar, a partir de Ámsterdam (1999), el denominado “espacio de libertad, de seguridad y de justicia”.

La política de inmigración común es multidisciplinar y en ella intervienen los índices de empleo, la cohesión social y la diversidad cultural, pero también el control de fronteras, el cumplimiento de la ley y la seguridad nacional. Además establece mecanismos a nivel comunitario para armonizar la legislación nacional relativa a la admisión y residencia de inmigrantes procedentes de países terceros, entre los que se encuentra la directiva sobre el derecho a la reunificación familiar (2003/86/CE) y la directiva referente al estatuto de los ciudadanos de terceros países residentes de larga duración (2003/109/CE). El Tratado por el que se establece una Constitución para Europa firmado el 29 de octubre de 2004 por los veinticinco países que entonces formaban parte de la UE, recoge los puntos claves para una política de inmigración común a todos los Estados miembros de la Unión y apunta a objetivos comunes cuyos mecanismos de acción deberían ser aún desarrollados. En cualquier caso, se trata de una política que favorece la inmigración legal y penaliza la irregular.

Las políticas de inmigración están acompañadas de medidas de integración, entendida esta última por el Consejo Europeo como el proceso continuo y bidireccional que implica tanto a los ciudadanos de terceros países con residencia legal como a la sociedad de acogida, incluye la política contra la discriminación y sus derivaciones y aplicaciones reales, supone el respeto por los valores básicos de la Unión Europea y los derechos humanos fundamentales, requiere unas capacidades básicas para la participación en la sociedad, se fundamenta en la interacción frecuente y el diálogo intercultural entre todos los miembros de la sociedad, en el marco de foros y actividades

comunes encaminados a mejorar la comprensión recíproca, y se extiende a una variedad de áreas políticas, incluidos el empleo y la educación39.

La estabilidad y la cohesión en nuestras sociedades se benefician de la integración acertada de ciudadanos de terceros países y sus descendientes en situación de residencia legal. Para lograr este objetivo resulta esencial desarrollar políticas eficaces y prevenir el aislamiento de ciertos grupos. Un planteamiento integral que implique a los interesados al nivel local, regional, nacional y de la UE resulta, por lo tanto, esencial40. La coordinación entre las políticas nacionales de integración y las iniciativas de la UE en el mismo ámbito se presentan como necesarias: deben establecerse unos principios de base comunes que sirvan de fundamento para un marco europeo coherente de integración.

2. Inmigración irregular

Si bien con la crisis económica global iniciada en 2008, los flujos migratorios hacia países europeos se han reducido por la falta de trabajo, también es cierto que en los puntos de entrada hacia la Unión Europea no ha cesado la llegada de inmigrantes irregulares y, en el caso de países musulmanes, principalmente por vía marítima y en muchos caso, de modo irregular. Estos principales puntos de entrada son: el estrecho de Gibraltar, las islas Canarias (Fuerteventura y Lanzarote) y la isla Lampedusa (Sicilia).

Los migrantes irregulares (también conocidos como inmigrantes indocumentados o incorrectamente: ilegales) son personas que ingresan en un país, por lo general en busca de empleo, sin los documentos y permisos necesarios. Gran parte del flujo de migración de mano de obra está constituida por este tipo de migrantes. En algunos casos, los países de inmigración consisten tácitamente este tipo de migración, ya que permite la movilización de mano de obra como respuesta a las demandas de los empresarios sin que ello conlleve costes sociales o medidas de protección de los inmigrantes41.

Los inmigrantes en situación ilegal pueden ser categorizados en función de la adquisición de la irregularidad: están los que han conseguido penetrar en el país receptor de modo ilegal y aquellos que han entrado legalmente pero que se quedan en el territorio más tiempo del establecido en su tarjeta de residencia o incluso los refugiados o demandantes de asilo, que una vez finalizado el periodo de tiempo o la situación acordada, están obligados a volver a su país de origen y no lo hacen.

Las políticas migratorias prestan cada vez más atención a los flujos migratorios irregulares, no sólo por su difícil control sino porque pueden llegar a constituir conflictos sociales derivados de su frustrada situación, en donde la violación de derechos humanos es frecuente (mafias, umbral de la pobreza en país de acogida, etc.)

El perfil de estos emigrantes ilegales suele estar constituido por varones jóvenes para quienes la huida y la búsqueda de fortuna en otro continente se presenta como única 39 Consejo de la Unión Europea: El Programa de La Haya: consolidación de la libertad, la seguridad y la justicia en la Unión Europea (16054/04). Bruselas, 13 de diciembre de 2004. P. 11.40 Ibídem. P. 10.41 CASTLES, Stephen: Migración internacional a comienzos del siglo XXI: tendencias y problemas mundiales en Revista internacional de ciencias sociales. Num.165, Septiembre 2000. P.18.P. 19

posibilidad de salir de la miseria en que se encuentran en su país de origen. La mayoría de ellos poseen una formación académica limitada o son analfabetos. No obstante, cada vez más, la presencia de la mujer (e incluso niños) aumenta, y en muchas ocasiones capturadas por las mafias de la prostitución.

Cuando llegan al receptor lejos de hacer realidad un sueño construido a veces durante años son víctimas de la marginación social, de la exclusión, de la explotación laboral e incluso del racismo, y viven situaciones de pobreza tales que pueden llevarles a la delincuencia, mafias o integración en algunas de las organizaciones extremistas de carácter islámico que operan en Europa.

3. Transnacionalismo

Entendemos el transnacionalismo como el proceso por el cual los migrantes, a través de sus actividades cotidianas y relaciones sociales, económicas y políticas crean campos socio-culturales que atraviesan las fronteras nacionales. Al vivir «aquí y allá» se convierten en transmigrantes y, por lo tanto, en ciudadanos protagonistas en la construcción de más de un estado-nación42.

Son, por lo tanto, las migraciones internacionales quienes hacen surgir las “comunidades transnacionales”, constituidas por individuos asentados en diferentes sociedades nacionales y que desarrollan unas dinámicas reticulares tales que fomentan el aumento y continuidad de los movimientos migratorios.

Dichas dinámicas reflejan la implantación de unas redes sociales basadas en el principio de reciprocidad: facilitan la incorporación y adaptación de los nuevos inmigrantes (procedentes de un mismo lugar de origen) a las sociedades de asentamiento y además vinculan el país de origen con el de residencia y promueven la participación en los dos espacios.

Emergen de este modo ámbitos sociales transnacionales, definidos como espacios desterritorializados. Las relaciones transnacionales tienen además consecuencias en los cambios de las estructuras familiares tradicionales. El proyecto migratorio suele implicar compromisos pre-migratorios, siendo el epicentro de esas dinámicas las familias transnacionales, definidas como aquellas que cuentan con unidades domésticas multilocales (sus miembros residen en al menos dos estados-nación).

En este sentido, conviene aclarar que las relaciones externas de las familias extensas (no limitadas al núcleo familiar básico, sino ampliadas) atienden a formas reticulares antes que de grupo organizado43 porque sólo algunos miembros y organizaciones mantienen relaciones directas, no todos comparten objetivos ni fronteras comunes.

Por su parte, la desterritorialización puede definirse como el fenómeno social desarrollado por grupos étnicos, movimientos sectarios y formaciones políticas que trascienden fronteras territoriales específicas, afectando a las tradicionales lealtades de estos grupos con respecto a los estados-nación y a las estrategias desarrolladas tanto por los estados emisores como receptores de inmigrantes para mantener estas

42 SANCHEZ MOLINA, R.: Op. cit. P. 43.43 BOTT, Elizabeth (1971) citada por SANCHEZ MOLINA, R.: Op. cit. P. 39.

lealtades. Surge también el concepto de estados-nación desterritorializados cuyos ciudadanos podrían vivir en cualquier parte del mundo y no vivir fuera del estado44.

Estas nuevas realidades son acordes a los nuevos tiempos: la globalización, entendida como el conjunto de procesos tecnológicos, económicos, sociales, políticos, militares, culturales y psicológicos que, cada vez con más frecuencia, superan las barreras nacionales y estatales, y generan dinámicas e interacciones nuevas a las que las concepciones y estructuras tradicionales de las relaciones internacionales no encuentran respuesta45, ha hecho posibles todos estos cambios derivados del desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Es más fácil aplicar el transnacionalismo a las comunidades musulmanas procedentes de Marruecos y asentadas en Bélgica antes que a las asentadas en España. Y ello precisamente porque aquellos asentados en el país del norte europeo poseen una mayor tradición migratoria, lo que ha permitido converger varias generaciones de inmigrantes marroquíes y de nacionales de origen inmigrante.

A las dinámicas reticulares relacionadas con la nacionalidad (país de origen) se unen aquellas centradas en la existencia de una religión común (conjunto de países musulmanes). Todas ellas han favorecido la incorporación sucesiva de nuevos primo-migrantes. De estos últimos, aquellos que decidieron asentarse crearon numerosas asociaciones de diferente índole (un movimiento asociativo que no ha cesado de crecer y que contempla participaciones políticas electorales y no electorales), mezquitas e incluso tiendas y circuitos de productos halal. El paisaje urbanístico ha ido transformándose conforme los fieles musulmanes tomaban la decisión de instalarse definitivamente en la sociedad de acogida.

También han desarrollado los musulmanes asentados en ambos países medios de comunicación propios: publicaciones escritas y cadenas radiofónicas. Además, los medios nacionales dedican periódicamente espacios para inmigrantes y otras minorías, incluso en las diferentes lenguas de los mismos. Pero el espacio por excelencia de difusión e intercambio de información lo constituye Internet.

La información que circula por la red lo hace con carácter descentralizado, abierto y no jerarquizado. Ofrece perspectivas para una democracia sin intermediarios, aunque cuenta con los problemas derivados de la inexistencia de fronteras y los escasos límites en la composición, envío y recepción de mensajes. Uno de estos inconvenientes sería la desconexión entre la opinión política y la realidad en la que ésta se plasma46.

4. CONCLUSIONES

En la era de la globalización -nacida esta de la revolución de las tecnologías de la información y de la comunicación-, las fronteras y las distancias pierden el valor que habían tenido antaño. Las migraciones internacionales ocupan un lugar preferencial en el proceso globalizador y a partir de las dinámicas reticulares constituidas por familias y comunidades transnacionales quedan estrechamente relacionados países de origen y 44 SANCHEZ MOLINA, R.: Op. cit. P. 42 y ss.45 SAHAGÚN, Felipe: De Gutenberg a Internet. La Sociedad Internacional de la Información; Estudios Internacionales de la Complutense; Madrid, 1998.P. 226.46 TAIBO, C: Op. cit. P. 287 – 288.

países de destino.

También son los movimientos migratorios, especialmente los procedentes de Marruecos y de carácter económico-laboral, quienes han introducido en España y Bélgica la religión islámica y fomentado la creación de una cada vez más extensa comunidad musulmana en territorio europeo.

Los musulmanes, lejos de constituir una comunidad homogénea, mantienen diferentes observancias y prácticas religiosas. Además segundas y terceras generaciones de inmigrantes (ya nacionales españoles o belgas, europeos) poseen rasgos específicos no identificables exactamente a los del país de origen, ni a los de los primo-migrantes ni a los de la sociedad de acogida. La cultura y religión particular de la primera generación (islámica) mantiene algunos de sus rasgos característicos aunque también se aprecia una evolución de los valores y de la estructura cultural básica de dicha comunidad.

Las dinámicas reticulares desarrolladas por estos flujos migratorios encuentran una doble fuente basada en criterios de nacionalidad y religiosos. Si bien los primeros contemplan las estructuras en red entre Marruecos y España o Bélgica, o bien entre Marruecos y la Unión Europea; los segundos son más extensos pudiendo llegar a contemplar toda la umma global, o, más fácilmente, sus variantes locales, como sería el Islam en Europa.

La comunidad islámica en Bélgica y España –como parte integrante de la comunidad musulmana europea- evoluciona rápidamente por la coexistencia de diferentes generaciones de inmigrantes, la regeneración de las mismas y la cada vez mayor integración o asimilación en la sociedad de acogida, que modifica el panorama mediático y urbanístico local, pero sobre todo, comienza a introducir cambios en la propia sociedad de acogida.

5. BIBLIOGRAFÍA

Los datos del presente capítulo proceden de sitios web oficiales de instituciones y organizaciones que ofrecen información actualizada y análisis sobre los actuales cambios sociodemográficos y movimientos de la población estudiada en el presente artículo: como el del Instituto Nacional de Estadística español (www.ine.es), el Ministerio de trabajo e inmigración español (www.mtas.es), el Servicio Público Federal de Economía- Dirección General de estadística e Información económica- Instituto de Estadística belga (www.statbel.fgov.be), el Servicio Público Federal de Empleo, Trabajo y Concertación Social (www.meta.fgov.be), el Ministerio Delegado encargado de la comunidad marroquí residente en el extranjero (www.marocainsdumonde.gov.ma), Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Cooperación (www.maec.gov.ma), la UE (www.europa.eu) o el Consejo de Europa (www.coe.int).

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